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Farias, L. La Observación Como Herramienta de Conocimiento y de Intervención

Este capítulo introduce el tema de la observación como herramienta de conocimiento y de intervención. Explora las diferentes formas de observación y la importancia de entender la observación como una tarea intencionada, ilustrada, selectiva e interpretativa para que sea útil científicamente. También discute la necesidad de superar concepciones ingenuas sobre la observación.

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Farias, L. La Observación Como Herramienta de Conocimiento y de Intervención

Este capítulo introduce el tema de la observación como herramienta de conocimiento y de intervención. Explora las diferentes formas de observación y la importancia de entender la observación como una tarea intencionada, ilustrada, selectiva e interpretativa para que sea útil científicamente. También discute la necesidad de superar concepciones ingenuas sobre la observación.

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CAPÍTULO 1

La observación como herramienta de conocimiento y de intervención

Lourdes Farías

Introducción

Me propongo en este capítulo abrir una ventana para observar la observación, es decir
nuestro propio quehacer. Las ventanas se abren para ampliar el campo de observación, para
mirar a través, para mirar mejor y para dejar entrar aire fresco. Como docente e
investigadora, con años de experiencia, me he dado cuenta de las falencias que experimentan
los estudiantes en el aprendizaje de las técnicas de recolección de información, en general, y
en particular de la observación en sus distintas variantes. No pretendo citar definiciones ni
repetir lo que dicen muy bien los manuales de investigación cualitativa sino presentar
algunas reflexiones conceptuales que ayuden a los estudiantes a develar los mitos y las
naturalizaciones que escondemos en la práctica de observación que hacemos en todas
nuestras intervenciones pre profesionales, profesionales o de investigación.

Toda tarea que pretenda ser científica, en las Ciencias Sociales, debe implicar la utilización
de procedimientos operativos rigurosos, bien definidos susceptibles de ser transmisibles.
Para estudiar las técnicas de recolección de información es necesario conocer los métodos
que las utilizan, pero también tener idea de los fines y objetivos de las ciencias de las que
forman parte y del dominio en el cual se aplican los métodos.

Constato muchas veces la ignorancia que poseemos sobre la enorme complejidad que
suponen las prácticas de observación, reduciéndolas a una colocación pasiva del sujeto frente
al objeto. Esa creencia que puede resumirse en: Lo que veo, es y lo que es, es lo que registro.
Esto tiene que ver con una tendencia del mundo actual en plasmar los acontecimientos en
imágenes, es decir, una tendencia a visualizar nuestra existencia. Así las imágenes se
multiplican en nuestro entorno generando nuevas formas más variadas y más complejas de
mirar. Lo que también genera que cada vez sea mayor la distancia entre nuestra
experiencia visual y nuestra capacidad de hacer algo con todo eso que vemos
(Abramowski, 2010).

Nuestros saberes configuran nuestras miradas, por lo tanto, es posible que, ante una
experiencia visual nos encontremos viendo más allá de lo que sabemos o de lo que
esperábamos ver: una imagen puede cuestionar nuestros saberes y desestabilizarlos.
Por eso, es que la simple pregunta ¿Qué ves? puede inaugurar recorridos inesperados y
definir intervenciones.

Enseñar a observar no sólo implica formar sujetos que se desempeñen como espectadores
críticos sino a su vez, sujetos que se emocionen y conmuevan con lo que ven y puedan
transformar la realidad a partir de esto.
El tema es apasionante, pero a la vez, complejo y delicado. Están en juego la concepción y el
papel del sujeto, la concepción y el papel del conocimiento y la concepción y el papel de la
investigación. No es una empresa sencilla la que tenemos entre manos al lanzarnos a discutir
sobre la observación como herramienta de conocimiento y, precisamente, por eso pretendo
contribuir a desaprender una concepción y una práctica ingenua en su uso.

Vale destacar que la observación puede ser entendida por algunos como un método y para
otros como una técnica, como la definiré en este capítulo, como una técnica que tendrá una
organización y una coherencia dependiente del método y de los fines para los que se utiliza.

¿Qué es observar?

Todos sabemos, casi incuestionablemente, que la observación tiene su origen en el mundo


de la vida cotidiana. Sin haber recibido entrenamiento específico en algún campo
profesional o en algún campo del saber, cada uno a su manera hace observaciones en
diferentes dominios del mundo de la vida y, con base en ellas, construye conocimiento y
experiencia.

Las ciencias experimentales fueron las primeras en trasladar la observación a su ámbito de


investigación, imponiéndole una cierta disciplina. Según Guasch (2002), en el siglo XIX las
principales corrientes naturalistas buscaban describir los comportamientos de los seres vivos
en su medio natural a través de observaciones directas. Las ciencias naturales tomaron en
serio la observación como una base confiable para la formulación de leyes generales
suponiendo un acceso directo a algunas propiedades del mundo.

Su apropiación o traslación al campo de las ciencias sociales supuso importarla para


ingresarla en otro contexto; por eso es fundamental reconocer que al ser una práctica que ha
estado ligada a los avatares del paradigma positivista llega cargada de supuestos y prejuicios
que es necesario develar y someter a examen. Esto requiere una gran tarea por parte de
quienes enseñamos está técnica.

Por lo tanto, observar un determinado campo, una determinada situación o hecho, con
la pretensión de comprenderlo para luego intervenir, es embarcarse en una tarea de
investigación se tenga o no conciencia de ello.

Según Bunge, la observación en cuanto es un procedimiento científico se caracteriza por ser:

- Intencionada: porque coloca las metas y los objetivos que los seres humanos se
proponen en relación con los hechos, para someterlos a una perspectiva teleológica.
- Ilustrada: porque cualquier observación para ser tal está dentro de un cuerpo de
conocimientos que le permite ser tal; solo se observa desde una perspectiva teórica.
- Selectiva: porque necesitamos a cada paso discriminar aquello que nos interesa
conocer y separarlo del cúmulo de sensaciones que nos invade a cada momento.
- Interpretativa: en la medida en que tratamos de describir y de explicar aquello que
estamos observando. Al final de una observación científica nos dotamos de algún tipo
de explicación acerca de lo que hemos captado, al colocarlo en relación con otros
datos y con otros conocimientos previos. (Bunge, 2000: 81)

Para Fernández y Ballesteros, “observar supone una conducta deliberada del observador,
cuyos objetivos van en la línea de recoger datos en base a los cuales poder formular o
verificar hipótesis” (1980: 135).

Y en la misma línea Bassedas, Coll y otros manifiestan que:

[…] la observación perspicaz, rigurosa y sistemática es el instrumento indispensable para


comprender el comportamiento […]. La observación adquiere casi papel preponderante y los
problemas de qué observar y cómo observar se convierten en las cuestiones esenciales para
la producción de conocimiento. (Coll y otros, 1984: 20)

La observación científica puede clasificarse atendiendo a diversos criterios, pero estas


clasificaciones no son excluyentes, pueden combinarse en la práctica observacional dando
lugar a diferentes tipos de observación.

Las clasificaciones más utilizados por diferentes autores (Cf Anguera, 1982; Ruiz
Olabuénaga; 2003) son:

1- Según los niveles de sistematización o estandarización de la información:

a) Observación estandarizada o estructurada: es un método de investigación donde los


eventos son seleccionados, registrados y codificados en unidades significativas;

b) Observación no estandarizada o no estructurada: se caracteriza por la flexibilidad total,


guiada solamente por la formulación del problema a ser estudiado y algunas ideas generales
acerca de los aspectos de importancia probable, no hay definición previa de lo que se va a
observar. La sistematización de un proceso de observación no tiene que ser total o no existir,
ya que la sistematización de las observaciones es un continuo que admite diferentes grados.

2- Según las diferentes estrategias de observación o el papel del observador

a) Observación participante: es una estrategia de investigación en la que el observador tiene


un papel activo (Denzin, 1978). Consiste en investigar al mismo tiempo que se participa en
las actividades propias del grupo que se está investigando. En la observación participante se
entra en contacto con los sujetos a fin de conocer, lo mejor posible, su vida y actividades.

b) Observación no participante: en este caso el observador no es parte activa del grupo que
se está observando. Al igual que en el caso de la sistematización, la participación en un
proceso de observación no tiene por qué ser total o no existir, sino que la participación o no
participación son dos extremos de un continuo.

3- Según el lugar de ocurrencia de la observación:


a) Observación de campo: la observación se realiza en los lugares donde ocurren los hechos
o fenómenos investigados.

b) Observación de laboratorio: esta se entiende de dos maneras, o bien hace referencia a los
lugares pre-establecidos donde se realiza la observación, o bien a grupos humanos
determinados para observar sus comportamientos.

4- Según el número de observadores:

a) Observación individual: es realizada por un solo observador o investigador.

b) Observación colectiva: se realiza con más de un observador o investigador.

Todas estas formas de clasificar la observación son compatibles entre sí combinándose las
diferentes formas de observar entre ellas. Es decir que una observación estandarizada puede
realizarse de forma participante o no participante y a su vez esta misma puede hacerse en
campo o laboratorio y de forma colectiva o individual según sea más conveniente para el
objeto de la investigación. Esto no quiere decir que unos tipos se combinen más a menudo
con algunos debido a las características que comparten.

Diversos autores (Taylor y Bodgan, 1992; Radcliffe-Brown, 1975; Mead, 1983; Guasch,
1991; Garcia Clanclini, 1991, entre otros) coinciden en considerar a la observación como un
método de recogida de información que permite describir situaciones y/o contrastar hipótesis
pero para que esto suceda es necesario que la técnica en su planificación y desarrollo
responda a las siguientes preguntas:

1) ¿qué observar?

Esto hace referencia al objeto que se pretende estudiar: una persona, un grupo, una
institución, etc. en el caso de observar personas habrá que determinar que expresiones serán
objeto de la observación. Se trata de registrar de forma descriptiva la mayor parte de los
fenómenos que ocurren en un contexto natural y en amplias unidades de tiempo. Ya que el
que observar se puede referir a un periodo concreto de tiempo. Supongamos que quiero
observar la dinámica institucional de una escuela, y el primer acercamiento es al interior de
la escuela. Las preguntas que orientaran mi descripción pueden diferenciarse en:

a) Características del edificio escolar: ¿cómo son las instalaciones? ¿cuántos salones hay?
¿cómo es la infraestructura?¿cuántos baños hay?¿cuántos laboratorios?

b) Interior de la escuela: ¿Quiénes están en la escuela y en qué momentos? ¿cuáles son las
actividades que realizan los alumnos y los maestros?¿cuáles son algunas funciones del
director?¿hay padres presentes en algún momento?¿para qué van los padres?¿qué sucede en
la entrada y la salida de las clases?¿cómo se organizan los alumnos para entrar y salir?

2) ¿Cuándo y/o a quién observar?


Como el objetivo de toda técnica de investigación es de obtener pruebas significativas y
representativas es necesario definir cuestiones claves que son:

a) durante cuánto tiempo se va a prolongar la observación,

b) con qué frecuencia va a observarse,

c) en qué momentos se van a iniciar y terminar los períodos de observación y si éstos van a
ser constantes a lo largo de los períodos de observación o van a variar en cada unidad de la
observación,

d) si se van a utilizar intervalos de tiempo para la observación y el registro,

e) si se pretende tener constancia de lo que ocurre en distintas situaciones y

f) si se trata de observar a un sujeto o a varios.

Todas estas decisiones enumeradas anteriormente implican diferentes tipos de muestreo,


clasificables en muestreo de tiempo, muestreo de situaciones y/o muestreo de sujetos.

Toda observación debe contener en sus registros un copete que identifique fechas de la
observación y horarios en las que fue realizada.

3) ¿con qué observar?

Esto implica escoger los medios de observación, es decir instrumentos o técnicas de recogida
de información que en puntos sucesivos del trabajo aparecerán desarrolladas y, además, la
manera de cómo registrar los datos que irá implícita con la técnica elegida.

Como la observación no es una observación improvisada sino todo lo contrario,


completamente reflexionada y planificada e intencional, el observador deberá elegir la
técnica que mejor recoja los datos que pretende observar y el tipo de notas que utilizará
según la finalidad de la investigación. Lo que hay que tener en cuenta es que el registro tiene
que ser en el momento o lo antes posible, lo más cerca del acontecimiento que observe.

El tiempo que pasa puede hacer perder la vivacidad del detalle; nuevos acontecimientos se
superponen a los pasados borrando sus detalles. Lo ideal sería tomar apuntes mientras los
hechos mismos tienen lugar, pero la mayoría de las veces no es posible. Recomiendo que el
observador tenga siempre a disposición un cuaderno, sobre el cual ir lanzando breves
apuntes (por ejemplo, ausentándose un momento con alguna excusa), que desarrollará
después cuando sea más oportuno; o bien que tenga una grabadora portátil, para grabar sus
impresiones durante la observación, en este sentido los celulares ayudan mucho al registro
porque la mayoría de ellos permiten grabar.

En cualquier caso, todos los manuales de etnográfica aconsejan –es más, prescriben– que el
observador tenga un diario cotidiano de su actividad en el que ordenar el material recogido a
lo largo del día, redactar sus observaciones y recapitular la situación.
Con respecto a las notas no hay que olvidar:

a) Tratar de relacionar las notas con los temas principales de la investigación o la


intervención que va a realizar (esto quiere decir, entre otras cosas, que el observador debe
conocer muy bien para qué hace la observación).

b) Tomar notas lo más completas posible. Si ha tomado una versión resumida en el momento
de la observación, hará una versión extendida lo más pronto posible.

c) Anotar las palabras textualmente.

d) Poner fecha a cada observación y numerar las páginas.

e) Anotar, haciendo la distinción en la libreta o diario de campo, las interpretaciones o


explicaciones posibles que puedan ocurrírsele al observador en el momento de la
observación. Hay que aprender a distinguir lo que se a refiere una descripción propiamente
tal de un hecho de lo que es una interpretación/explicación de mi percepción.

4) ¿Dónde observar?

Es fundamental escoger el contexto observacional, es decir, el conjunto de condiciones


naturales, sociales, históricas y culturales en la que se situará el proceso de observación. “El
objeto prioritario del método observacional es el de recoger datos sobre la conducta en el
lugar habitual donde ésta ocurre” (Fernández y Ballesteros, 1985: 34).

Estas preguntas responden al interés científico de captar aspectos de la realidad dando lugar
a la obtención de un cuerpo de datos descriptivos: las propias palabras de las personas,
habladas o escritas y el desarrollo de los fenómenos recogidos a través de descripciones
detalladas de los sucesos observados por el investigador.

Más allá del rol del observador que se asuma, es necesario recordar que el investigador
siempre participa , aunque sea pasivamente, de la situación que está observando, es
decir, penetra en la experiencia de otros dentro de un grupo o institución analizando
sus propias reacciones, intenciones y motivos no solo el de los demás.

¿Para qué observamos en Ciencias Sociales?

En su tarea profesional los profesionales necesitan cada día más de la investigación como
instrumento ya que una práctica sin un apoyo técnico y metodológico sistemático está
destinada al fracaso. Por otra parte, una práctica sin una sistematización permanente y
científica no contribuye a generar conocimiento científico válido para la construcción de un
marco teórico para la profesión (Ander Egg, 2003).

La observación es la única técnica que permite estudiar una situación, grupo,


comunidad sin necesidad de hacer uso de la mediación lingüística. El observador que
está atento a las sugestiones no verbales y sabe interpretar su significado puede conseguir un
conocimiento mayor del sujeto de la investigación/intervención que aquellos que prestan
atención solo a lo verbal.

La observación permite aprender el lenguaje, las reglas, los modos de comportamiento


e incluso los valores y actitudes de los sujetos con los que interactuamos (Tamayo,
2004).

En ese sentido podemos identificar ventajas y desventajas:

Ventajas

1. Se observa de manera natural a los acontecimientos y a los sujetos con los que estamos
interviniendo. Esto nos permite, captar los hechos en el momento en que suceden y realizar
acciones de comparación entre lo que expresan verbalmente –los sujetos– y lo que hacen.
Por ejemplo, teniendo en cuenta las dificultades en la oralidad de muchos de los
beneficiarios y destinatarios de políticas sociales esto es clave para facilitar la interpretación.

2. Permite identificar, por medio de la descripción, la gran variedad y riqueza en los modos
de organización social, formal e informal, presentes en las instituciones y organizaciones
sociales donde los profesionales desarrollan sus actividades. Sobre todo, estos datos son
importantes cuando los mismos sujetos no quieren brindar información o la retacean por
diversas circunstancias (temores, desconfianza, sospechas, etc.)

3. Obtiene elementos significativos desde la perspectiva de los sujetos, especialmente


permite obtener información de aquellos aspectos de la conducta que suelen pasar
inadvertidos para el propio actor.

4. Representa un bajo costo monetario y material ya que no requiere de insumos específicos.

Desventajas

1. Puede existir una falta de dominio de las categorías o indicadores a observar. Sin una
preparación rigurosa del profesional es muy fácil caer en el sentido común o en las
prenociones acerca de acontecimientos y fenómenos que se observan (Bourdieu, 1979).

2. No todo es susceptible de ser observado, hay espacios de inserción laboral como, por
ejemplo, las unidades penitenciarias en donde el acceso es muy restringido lo que dificulta la
observación.

3. Se corre el riesgo de sesgar lo observado, por lo que se conoce como el efecto Rosenthal,
esto es que las expectativas del observador, su carácter, cultura, historia, influyan en lo
observado sin ningún tipo de control. Esto también lleva a que se realicen juicios erróneos al
no vincular de manera adecuada las categorías o indicadores con lo descripto.

Partiendo de las ventajas y desventajas para realizar la observación insisto que todo
investigador social cualquiera sea su disciplina debe centrarse en los objetivos propuestos
para no desviar su propósito.
Como toda técnica de recolección de información los datos recolectados son válidos en la
medida en que estén contextualizados en tiempo y espacio.

Posibles ejes para la observación

¿Qué voy a observar?

1- De la institución: su ubicación geográfica, la descripción del ambiente, la


accesibilidad y la organización interna.
2- Del equipo de trabajo: profesionales que la componen, las tareas de cada uno, las
reuniones de trabajo (reparto de tareas, roles, coordinación, funciones…)
3- Del profesional y su actuación:

a. En relación a los destinatarios/usuarios: qué tipo de relación establece, cómo es la


comunicación que establece, cómo resuelve situaciones de conflicto (llantos, gritos,
violencia) b. En relación al equipo y la institución: lugar en el equipo, toma de decisiones,
elaboración de proyectos, actuaciones conjuntas.

4- Del beneficiario/usuario: problemas y demandas que trae, actitud y comunicación con el


trabajador social.

Aprender a mirar

En el aprendizaje de la técnica hay que tener en cuenta que estamos viendo las cosas
desde cierta perspectiva y, por eso, filtramos la información visual al focalizar la
atención en ciertas cosas que nuestros conocimientos previos, muchas veces, orientan de
manera de condicionar lo que debemos ver allí.

Esto nos lleva a la pregunta en torno a la posibilidad de objetividad del conocimiento de los
fenómenos sociales que, a mi entender, en relación a la tarea de un observador se expresan
en la siguiente pregunta: ¿observar es conocer la realidad tal cuál es o construir
significados sobre ella?

Responder está pregunta implica situarnos en una dimensión histórica que nos ayude a
identificar los modos de entender el pensamiento científico que han sido dominantes en
nuestra formación profesional y los preceptos y prescripciones que de ellos deviene. Es
necesario tener en cuenta que tanto la ciencia como la cultura son procesos constructores y
construidos por procesos sociales. Los modos de comprensión que prevalecen a lo largo del
tiempo, como -por ejemplo- la idea de que la realidad es exterior al sujeto y que el científico
puede dar una visión neutral sobre ella, dependen de diferentes factores sociales,
económicos, políticos y no solamente del grado de validez con que hayan sido probados. Se
inscriben en un determinado paradigma que organiza los modos de pensar y sienta las
condiciones de su legitimidad.

Según Schnitman: Definiciones tradicionales como las de sujeto-objeto, las barreras


disciplinares entre las ciencias, la ciencia y la filosofía, no solo aluden a objetos que no
pueden ser estudiados sin la participación de los observadores/autores, sino que son
construcciones sociales llevadas a cabo por una comunidad científico cultural y por lo tanto,
pueden y deben ser interrogadas y eventualmente cuestionadas […] hay un conjunto de
factores culturales, menos visibles, pero no menos constitutivos de las indagaciones
científicas. (Schnitman, 1998: 67)

Pensar en el hecho mismo de la observación es pensar en las condiciones de su


producción. Es poder ejercer una crítica de los modos en que la realizamos sobre las
concepciones que sostienen su práctica. En este sentido, podemos afirmar que hay
concepciones que se enfrentan y organizan diferentes prácticas, es decir, operan en nuestro
quehacer cotidiano como profesionales.

Algunos pensadores pos-positivistas coinciden en que el conocimiento no puede ser ya


concebido como la imagen especular de la realidad, sino que el conocimiento expresa la
forma peculiar de la relación humano-mundo en un lenguaje simbólico producto de la vida
cultural y del intercambio con el medio ambiente. El observador es participe y creador del
conocimiento. Que nuestras ideas del mundo sean construcciones no quiere decir que el
universo sea un objeto mental sino que al conocer no podemos desconectar las categorías de
análisis de nuestra historia, de nuestras experiencias y sensaciones.

El observador da paso al sujeto, ya que en el ser humano la capacidad de observar como la


de pensar, sentir o actuar son inseparables y forman parte de un sistema multidimensional: el
sujeto complejo.

Lo que conocemos no es el mundo en sí, es el mundo con nuestro conocimiento. No


podemos separar el mundo que conocemos de nuestro conocimiento. Hay una adherencia
insuperable entre nuestro espíritu y el medio. Es evidente que el observador debe
observarse a sí mismo, observando a los otros.

Según Morín: El observador es él mismo una parte del todo, tiene un punto de vista parcial,
debe por lo tanto hacer un esfuerzo mental extraordinario para tratar de encontrar un meta-
punto de vista, esto es fundamental para evitar el relativismo o el etnocentrismo. Podemos
construir miradores y desde lo alto de los miradores podemos contemplar lo que ocurre. Es
el requisito absoluto que diferencia el modo de pensamiento simple que cree alcanzar lo
verdadero, que piensa que el conocimiento es reflejo, que no considera necesario conocerse
a sí mismo para conocer el objeto. El conocimiento complejo necesita la vuelta auto-
observable y autocrítica del observador sobre sí mismo. (Morín, 1996: 436)
La idea de un sujeto activo, creativo, capaz de usar su potencialidad en el acto de
conocimiento e indagación de la realidad, revaloriza a mi entender una perspectiva dialógica
que en la reflexión compartida, en la búsqueda de consenso actualiza la idea de que el saber
es siempre una producción colectiva y esto es fundamental para el científico social.
Construir con y para otros.

Por eso, el principal problema de la observación es el observador mismo, es decir, el


observador es a la vez la fuerza y su debilidad crucial; él debe comprender la información
obtenida de sus observaciones y luego hacer inferencias acerca del constructo. Por
ejemplo, si se observa a un niño empujando a otro en una escuela, el observador hará una
inferencia sobre el constructo agresión o conducta agresiva, o tal vez comportamiento hostil.
La debilidad básica de la técnica estriba en que hagamos inferencias incorrectas que definan
de manera más relativa o absoluta la vida de otros sujetos.

Es necesario reconocer que los observadores solo tenemos visiones fragmentadas de la


realidad, los sujetos no tienen verdades sino versiones construidas desde un particular
punto de vista o perspectiva. Para recorrer diferentes territorios debemos construir diferentes
tipos de mapas. Y para que los mapas representen, cada vez mejor, el territorio es preciso
reunir muchas versiones e irlas encajando como a las piezas de un rompecabezas o irlas
contrastando para que se corrijan entre sí y nos faciliten una mejor aproximación a los
hechos. Aunque parezca paradójico, “la objetividad nace de la confrontación de las
subjetividades” (Postic y De Ketele, 2005: 40). Esto es una tarea indispensable para los
trabajadores sociales, habituados a la tarea interdisciplinaria, pero que solo es posible
aprenderla en el tránsito por la formación cruzando las distintas miradas con sus compañeros
y pares.

En consecuencia, los que transitamos en el dominio de las ciencias sociales, debemos


cultivar otra manera de mirar para observar el mundo de la intersubjetividad. Ello significa,
ni más ni menos, estar dispuestos a emprender la difícil tarea de re-educar nuestra
mirada.

Hay que aprender a mirar con atención, esto significa concentrar -selectivamente- la
mirada sobre una sensación (hacer consciente la sensación) y, como ocurre en toda
selección, hay que dejar muchas cosas fuera del foco. Es el secreto para construir un
objeto de estudio.

Mirar con atención implica tomarse su tiempo para observar. El tiempo es una variable de
gran importancia. Una intervención de calidad se inscribe en una temporalidad de larga
duración. Todo lo contrario de una ojeada que es mirar a la ligera, y algo muy distinto a
mirar de reojo o con el rabo del ojo.
Conclusiones

La observación ocupa un lugar de privilegio en el abordaje investigativo o de intervención de


toda disciplina de intervención como los docentes, los psicólogos sociales, o los agentes de
un departamento de recursos humanos. Sola o asociada a otras técnicas de recolección la
observación permite un contacto directo, estrecho con el problema a estudiar lo que presenta
una serie de ventajas pero también de dificultades.

El observar científicamente requiere, por parte del investigador, saber investigar,


poder separar lo relevante de lo trivial, aprender a hacer anotaciones organizadas,
saber describir a los sujetos en su apariencia física, modismos, forma de hablar y
actuar. Los aspectos que diferencian a unos de otros, poder reconstruir diálogos,
palabras, gestos, testimonios; hacer una buena descripción local, el ambiente, el espacio
físico, etc.; poder hacer una descripción de los hechos que sucedieron, describir las
actividades y el comportamiento general de las personas y algo –que muchas veces es
olvidado– que nos atañe a nosotros los investigadores es la interpretación de nuestro
propio comportamiento. Deben registrarse las reflexiones acerca de lo que está
aprendiendo y aprehendiendo en el estudio, qué ideas nuevas le aparecen, qué relación existe
entre las partes; debe, también, registrar sus reflexiones metodológicas, es decir, los
procesos y estrategias metodológicas, las decisiones que tomó, los problemas con los que
se encontró y las soluciones que encontró.

Los problemas éticos y conflictos que se presentan, los cambios que se produjeron en sí
mismo, es decir, los cambios habidos en cuanto a sus conjeturas, preconceptos, etc.
Debe registrar también las expectativas, los aspectos que aparecen confusos, los
elementos que necesitan de mayor investigación. Necesita también poner sus sentidos en
la observación. Estos señalamientos no pretenden construirse con recetas sino ser guías para
la acción y a partir de esa observación profesionalizante intervenir para generar
transformaciones.
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