10 pasos para poner orden en tu casa y en tu vida
Lo notarás por fuera y por dentro: despídete del caos con el sistema de la
organizadora profesional María Gallay
por
Objetivo Bienestar
¿Te imaginas conseguir que el orden en casa se mantenga casi solo? Es iluso
y frustrante pensar que cada cosa puede estar siempre en su sitio –sobre todo
si hay niños de por medio–, pero existen diversos métodos, como el
ya fenómeno global de la nipona Marie Kondo, que prometen mantener la
armonía hogareña, reducir el estrés y optimizar el tiempo al máximo.
En España, la pionera en el terreno del orden doméstico es la organizadora
profesional María Gallay. El poder del orden: una terapia contra el
caos (Planeta) es un manual en el que recoge la sabiduría japonesa en materia
de organización, para crear un sistema funcional con el que acabar con el
desorden y la acumulación, ya vivas en pareja, con niños o en un minipiso de
soltera.
El poder del orden, paso a paso
A través de tests, el testimonio de la autora y casos reales, el libro desgrana un
método que puede realizarse según sean las necesidades de cada uno. Y
aunque el orden es subjetivo y hay quien es capaz de vivir sin reparos en el
mar de la desorganización, Gallay asegura que esto siempre implica “una
pérdida enorme de tiempo, de espacio, de esfuerzo y de dinero”.
1. Comienza por un objetivo razonable
Un armario, la estantería o los cajones del baño: elige un espacio o un lugar
pequeño para empezar a adecentar tu refugio particular, calcula el rato que
debes dedicarte a ello e intenta ordenarlo de una vez, sin que nada ni nadie te
interrumpa.
A la mayoría nos disgusta dedicar el tiempo libre a las tareas domésticas, así
que si te dispones a reorganizar tu vivienda, empieza por un objetivo que
sea relativamente fácil de acometer, hazlo descansada y evita pensar que te
estás perdiendo, por ejemplo, tu ritual vermutero del sábado –ten en cuenta
que el paso que estás dando te hará ganar mucho tiempo en el futuro–.
2. Saca todo lo que hay en tu armario, cajón, zapatero…
No dejes nada, pero que nada, nada, dentro. Necesitas ver todos los objetos
que habitan en tu casa para decidir qué quieres que siga en ella y qué
no. Deshacerte de lo superfluo, tal y como predican los adeptos al minimalismo,
es una herramienta para que tu morada sea lo más armoniosa posible.
3. Clasifica tus posesiones
Ahí va un ejemplo: coge toda tu ropa y separa las prendas según el
tipo. Coloca sobre la cama todas las camisetas de tirantes, la ropa interior o
cualquier otra prenda y apílalas. Haz lo mismo con todas tus posesiones, de
esta forma te resultará más sencillo encontrarlas.
4. Decide qué quieres y qué puede pasar al olvido
Una camiseta negra raída, revistas amontonadas y polvorientas o los cuatro
cargadores de móvil que acumulas en el cajón son objetos que deberían salir
de tu casa y liberar el espacio inútil que ahora ocupan.
Se trata de quedarte con lo que usas, lo que puedes amortizar o aquello que,
simplemente por tenerlo, te hace feliz. Con los objetos también se puede
practicar el noble arte del desapego y distinguir, como enseña la técnica
japonesa Dan-sha-ri, aquello importante de aquello superficial.
5. Elige un sitio cómodo, lógico y práctico
Ya has decidido con qué te quedas y con qué no. Ahora llega el momento de
escoger el sitio donde colocar cada cosa para que el orden se mantenga solo.
En primer lugar, prima la comodidad. Asegúrate de que, si usas mucho un
objeto, esté colocado en un lugar de fácil acceso. Ten en cuenta también que
se encuentre en un lugar lógico, es decir, que sea obvio que puedas localizarlo
allí. Y por último, opta por el pragmatismo: sitúalo en el lugar óptimo según la
periodicidad de uso.
6. Adapta el espacio a tus cosas
Es posible que para cumplir las reglas del punto anterior –"cómodo, lógico y
práctico"– tengas dificultades según cómo esté dispuesta tu casa. Si es
así, cuestiónate hacer cambios permanentes o hacerte con accesorios
que marquen la diferencia. Repasa los movimientos que haces para localizar
cada cosa: si son demasiados, quizás te convenga reformular algunos
espacios.
7. Anticípate al caos
Toma unos minutos para planificar si debes incorporar algún elemento para
prevenir el desorden. Un ejemplo de esto sería una papelera para deshacerte
del correo basura si recibes muchas cartas y propaganda, o, si tienes niños,
unos ganchos a su altura para que puedan colgar la mochila al llegar a casa.
8. Usa etiquetas
Al iniciarte en este sistema, y sobre todo si compartes tu casa, una buena
opción es etiquetar o colocar post-its orientativos para que todo el mundo
sepa dónde está ahora cada cosa.
9. Dona, regala o tira
Que el recibidor no se convierta en un punto limpio: una vez preparadas las
bolsas con el contenido que va a salir de casa, libérate de ellas reciclando,
entregándolas a entidades de caridad e incluso vendiendo objetos por internet.
10. Prémiate
Si has llegado hasta el final, enhorabuena. Has avanzado hacia una vida más
cómoda, menos estresante y elocuente. Tal cambio a mejor se merece un
reconocimiento, así que celebra la proeza de que cada cosa esté en su sitio
dándote el capricho que más te apetezca.
Se puede aprender a ser feliz. Combinar la vida laboral con la personal y
además sacar tiempo para ti misma puede parecer difícil, pero no es imposible.
En Objetivo Bienestar vas a encontrar las herramientas para saber parar y
darte un respiro.
Ansiedad, estrés, insomnio por nervios, poca autoestima… ¿te suena? No
podemos conseguir una vida perfecta, pero sí proporcionarte los consejos para
tener una actitud positiva y ser un poquito más feliz.
¿Conoces el mindfulness? Es la técnica de practicar el aquí y el ahora, muy
efectiva para aliviar el estrés y recuperar el bienestar interior. No es difícil, lo
puedes poner en práctica por las mañanas. También puedes empezar con la
meditación. Ayuda a relativizar problemas y olvidarte del pasado y concentrarte
en el futuro. Prueba a meditar andando, ¡es fácil!
Si tus problemas para conciliar el sueño son puntuales, prueba con alguna de
nuestras técnicas infalibles para quedarte dormida.
No descuides tu autoestima, evita las relaciones tóxicas que la pueden estar
minando. Quiérete y deja de lado los pensamientos negativos que te amargan
la vida. De verdad, hay muchos hábitos y manías que seguimos teniendo por
inercia que nos provocan infelicidad, ¡deja de hacerlos y serás más feliz!
Spring cleaning: 7 días para ordenar y ser más feliz
Siguiendo el ejemplo de quienes realizan la ‘limpieza de primavera’ y las
enseñanzas de Marie Kondo te proponemos una cura détox para hacer frente
al caos en una semana
por
Salomé García
¿Sabías que nuestros vecinos del norte de Europa practican la llamada
‘limpieza de primavera’ o spring cleaning? Es un día –o varios– donde se limpia
la casa a fondo y se ventila a conciencia tras varios meses sin apenas abrir las
ventanas por el frío. A los españoles, criados en una sociedad donde el hogar
se ha de mantener siempre como los chorros del oro por si viene visita y donde
se ventila a diario nos resulta una maniobra harto extraña.
Como con la limpieza primaveral se pone la casa patas arriba se aprovecha
para ordenar. Y para tirar lo que ya no se usa y que probablemente jamás
se vuelva a usar.
Los ingleses lo llaman decluttering, un término sin equivalencia en español y
que viene a significar algo así como ‘poner orden en el caos, eliminar lo
innecesario y quedarse con lo esencial’. La japonesa Marie Kondo, nueva gurú
del orden, reconoce que la primavera le insufla nuevas energías para meterle
mano a la casa. Y de ahí a todos los aspectos de la vida.
Toma nota. Tienes 7 días para estrenar vida.
Día 1. Cambio de armario
Empieza por lo más práctico: vacía completamente el ropero. Echa un vistazo a
la ropa más abrigada. ¿Qué está en buen estado y puedes guardar para la
temporada próxima? Nada de jerseys con bolitas, ni con enganchones. Tira lo
viejo. Sin piedad. También esas prendas que llevas años sin usar. No las
guardes para estar por casa. ‘Si no vale para salir a la calle, ¿por qué vas a
vestirte con ropa vieja en casa?’, se pregunta Kondo. Esto explica cómo esta
sargenta de hierro del orden es capaz de sacar entre 20 y 30 bolsas de
artículos inútiles de las casas de sus clientes.
Quédate con lo básico y que sabes que sí te vas a poner. Ahora ordena por
colores y nada de torres de esas que al coger una camiseta de abajo se
despanzurran las cinco de arriba. Enrolla las prendas y alinéalas para que sea
fácil extraerlas. “Es cuestión de ordenar todo, de una vez y hacer que ese
orden sea duradero”, sentencia.
Día 2. Hora del baño
No, no se trata de darte una ducha sino de organizar los potingues de belleza.
Ese spray para crear ondas surferas que te dejaba el pelo como sucio, ¿vas a
volver a usarlo alguna vez? ¿Y el gel fijador de cuando llevabas el pelo a
lo garçon crees que vas a usarlo ahora que llevas un long bob? ¿Y esa barra
de labios casi negra que solo usaste en Halloween? ¿El rizador barato y malo
que no tiras por si el bueno deja de funcionar?
La lista de frascos sin usar durante meses suele ser impresionante.
Mándalos al contenedor de los reciclados. Y lo mismo con los caducados. Si
no recuerdas cuándo lo abriste pero acumula polvo, tíralo. Si el precio está en
pesetas, también. De paso, aprovecha para limpiar las brochas de maquillaje y
los cepillos del pelo. Y para tirar esas toallas de color inexplicable. Aunque
sean de algodón egipcio, si el blanco tira a un gris-beige, tíralas.
Día 3. Revistas, libros y quincalla
En el cuarto de estar puedes encontrar cualquier cosa. ¿En la era de Internet
realmente vas a volver a consultar los apuntes de la facultad? ¿Merece la pena
acumular esa torre de revistas del corazón solo porque Busta y Paula aún
estaban juntos en la portada? Al contenedor de papel. ¿Torres de best sellers
que no caben en las estanterías y que presumiblemente no volverás a hojear?
Dónalos.
Una vez superes estas trabas te será más fácil deshacerse de objetos
pequeños dispersos por todo el cuarto de estar: souvenirs de París, bolígrafos,
calendarios con el teléfono de persianistas… “Solo existen dos razones para
no deshacerse de un objeto: un enganche con el pasado o miedo ante el
futuro”, sentencia Kondo. Ante la duda, tíralo. Elimina también los
duplicados. No necesitas siete cuadernos de notas. Con uno siempre a mano,
basta. ¿Y con los cargadores? Mientras no se invente uno universal habrá que
seguir almacenándolos, pero mejor si metes todos en una caja. Que sea mona,
que ordenar no está reñido con decorar. Haz lo mismo con pendrives, cables…
Día 4. La prueba de Masterchef
Echa un vistazo a la cocina. Hay especias que no pueden faltar en tu cocina,
pero esas que compraste en tus viajes por la India, Turquía o África, que pican
como el demonio y que solo has usado una vez, tíralas. También las que no
usas porque te desagrada su sabor y las que han perdido aroma. Haz lo mismo
con las conservas, con la nevera y con vasos, platos, tarteras y sartenes
deteriorados.
Adiós también a la cristalería ultra arañada por el lavavajillas. Hay al menos
una docena de comercios con menaje a precios razonables (Ikea, Zara Home,
Carrefour Home…) donde encontrarás artículos a estrenar para no sentir que
vives en una pensión. Y asúmelo: si nunca haces bizcochos, deshazte de los
moldes. Solo ocupan espacio y te recuerdan que nunca serás una abuelita con
olor a vainilla.
Día 5. Aligera el bolso
Es increíble la cantidad de artículos insospechados que una mujer puede
atesorar en tan poco espacio. Tickets de la compra de Navidad, mecheros de
cuando aún fumabas, una veintena de bolígrafos, pañuelos de papel sin bolsa,
siete tampones de los de ‘por si acaso me baja la regla que no me pille
desprevenida’…. Vacíalo de todo. Límpialo por dentro y por fuera. Si está viejo,
tíralo. Ahora vuelve a meter solo lo imprescindible para pasar unas horas
fuera de casa. Tus hombros lo agradecerán.
Día 6. Limpia el coche
El maletero y la guantera del vehículo no son una prolongación de tu bolso.
Revisa, limpia y tira resgurados de la gasolinera, del parquímetro y recibos del
seguro de hace diez años. En cambio ten a mano y en buen estado la
documentación del coche. Si llevas cds, confirma que cada disco está en su
caja. Aspira a conciencia las alfombrillas y entre los asientos, en especial, si
tienes niños. Descubrirás restos de patatas fritas y gusanitos listos para
someterse a la prueba del carbono 14.
Día 7. Limpieza digital.
Borra correos, whatsapps y mensajes antiguos. Acumularlos crea lo que el
experto en tecnologías de la información Enrique Dans llama ‘síndrome de
Diógenes digital’. Pero hay más. Plantéate si es necesario almacenar en discos
duros decenas de películas que has grabado de la tele y que necesitarías vivir
varias vidas para volver a ver. Tanta información puede que no ocupe metros
cuadrados de tu apartamento pero genera ansiedad. Y no está la vida como
para angustiarse porque no has visto todos los capítulos de Juego de Tronos.
SER FELIZ