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Instituto Ecuatoriano de Economía Política, Félix Iiménez,
Alberto Luque, Franklin Lápez Buenaño, José Moneada Sánchez,
Juan Luis Moreno- Villalaz, Zonia Palán T.,
Jeffrey Sachs y Felipe Larraín, Enrique Sierra y Oswaldo Padilla
DOLARIZACIÓN
Informe urgente
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Compilación y edición
Alberto Acosta
José E. [uncosa
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DOLARIZACIÓN
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Informe urgente
Alberto Acosta, Carlos Marx Carrasco, Ioyce de Ginatta,
Instituto Ecuatoriano de Economía Política, Félix liménez,
Alberto Luque, Franklin López Buenaño, José Moneada Sánchez,
Juan Luis Moreno- Villalaz, Zonia Palán T.,
Jeffrey Sachs y Felipe Larrain.Enrique Sierra y Oswaldo Padilla
Edición y compilación: Alberto Acosta y José E. [uncosa
la. Edición Ediciones ABYA-YALA
12 de Octubre 14-30 y Wilson
Casilla: 17-12-719
Teléfono: 562-633 1 506-247
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ISBN: 9978-04-571-6
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Impreso en Quito-Ecuador, 2000
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INDICE
PRESENTACIÓN
Hans-Ulrich Bünger y Juan Bottasso B. 5
1. LA TRAMPA DE LA DOLARIZACIÓN
Mitos y realidades para la reflexión
Alberto Acosta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2. DE CAVALLO A CAVALLO
Carlos Marx Carrasco. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
3. DOLARIZACIÓN: la bandera de lucha de la CAPIG
[oyce de Ginatta 61
4. DOLARIZACIÚN OFICIAL EN ECUADOR
Instituto Ecuatoriano de Economía Política 71
5. LA PROPUESTA DE DOLARIZACIÓN:
¿un paso atrás?
Félix [iménez" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
6. DOLARIZACIÓN: El Salto Al Vacío
Alber~Luque . 113
7. RÉPLICAS A LAS OBJECIONES
MÁS COMUNES A LA DOLARIZACIÚN
Franklin López Buenaño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
8. LA DOLARIZACIÚN: Ilusiones y realidades
José Moneada Sánchez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
9. LECCIONES DE LA EXPERIENCIA PANAMEÑA
Una económía dolarizada con integración financiera
]uanLuisMoreno-Villalaz 191
6 / INDICE
10. LA DOLARIZACIÓN EN EL ECUADOR
Zonia Palán T. 215
n, ¿POR QUÉ LA DOLARIZACIÓN ES MÁS UNA
CAMISA DE FUERZA QUE UNA SALVACIÓN?
Jeffrey Sachs y Felipe Larrain 229
12. ALTERNATIVAS DE DOLARIZACIÓN,
CONVERTIBILIDAD y POLÍTICAS MONETARIAS
EN EL MARCO ACTUAL DEL ECUADOR
Enrique Sierra C. y Oswaldo Padilla P. 243
12. ALTERNATIVAS DE
DOLARIZACIÓN, CONVERTIBILIDAD
y POLÍTICAS MONETARIAS EN EL
MARCO ACTUAL DEL ECUADOR
Enrique Sierra C. >1- y Oswaldo Padilla P. **
Introducción
Las transformaciones del régimen monetario -concretamente la
sustitución del actual por otro- cualesquiera que sean, implican un
reordenamiento importante en la creación del dinero yen la operación
de las corrientes monetarias y de capitales líquidos, con efectos trascen
dentes para el tipo de cambio, las tasas de interés, los precios, las ganan
cias o rentabilidades, los riesgos y para las regulaciones de los flujos de
liquidez por parte de la política económica y las autoridades moneta
rias (Junta del Banco Central).
Por lo señalado, se requieren condiciones especiales y un conjun
to de medidas para que el nuevo régimen monetario funcione adecua
damente, y para que se reduzcan al mínimo las perturbaciones que esa
clase de cambios produce en la economía real: en la producción de bie
nes y servicios, en la inversión o ampliación y modernización del apa
rato productivo, en el comercio o circulación de mercaderías, en el co
mercio externo de exportaciones e importaciones de bienes y servicios,
etc.; y, por otra parte, en las finanzas internacionales.
Valor y función de la moneda
Para mejor comprensión de las alternativas de modificación del
régimen monetario, conviene dilucidar ¿Qué le da valor a la moneda?
Otra pregunta pertinente es que si ¿la moneda es la que le da valor a la
* Investigador y analista económico-social. Experto de Naciones Unidas.
*" Economista especializado en econometria, planificación urbano regional y cálcu
lo actuarial. Profesor de la Universidad Central y confundador de la Escuela de
Economía de la Universidad de Cuenca
244 / Enrique Sierra - Oswaldo Padilla
economía nacional? O, ¿es la economía nacional la que le transmite valor
a la moneda?
Estas interrogantes se plantean con frecuencia en torno de la idea
que una moneda fuerte -como el dólar norteamericano, por ejemplo
es necesaria para que la economía también sea fuerte. Pero, una econo
mía fuerte, si bien depende en algún sentido de la adecuación yefica
cia con que funciona su régimen monetario, en lo sustantivo se funda
menta en la capacidad y potencialidad de producción del país; en su
productividad y eficiencia, y en la eficacia de su economía para operar
endógenamente y hacia el exterior.
Desde ese ángulo -de la producción, productividad, eficiencia y
eficacia- es la economía nacional la que le da valor a la moneda; y, no
a la inversa. Una economía débil en las variables indicadas tendrá una
moneda débil; y, una economía fuerte en las mismas variables, tendrá
una moneda también fuerte.
En esos términos, el régimen monetario y la moneda son básica
mente instrumentos que facilitan los procesos económicos; hacen via
ble las transacciones comerciales de la producción y de la transferencia
de patrimonio, permiten formar ahorro monetario; y, facilitan o hacen
posible las relaciones financieras y de actividades económicas y socia
les que se establecen entre la economía privada y la economía del sec
tor público. Además, como se ha dicho, el régimen monetario y la mo
neda son un vínculo necesario para que funcionen las relaciones co
merciales y financieras exógenas.
Requisitos de la moneda
El primer atributo esencial de una moneda es la confianza que el
público tenga en ella. Si carece de esa condición, la moneda nacional
pasa a ser sustituida por la de otros países o por otros medios de pagos,
como papeles fiduciarios o de crédito, con alteraciones trascendentales
en las actividades de la economía real.
Al respecto, la situación de los últimos tiempos del Ecuador ha si
do que los principales agentes económicos nacionales privados -em
presas y bancos- perdieron confianza en el sucre y pasaron a sustituir
lo, de facto, por el dólar, con lo que se originó una dolarización de he
cho, relativamente importante de las corrientes monetarias, que termi
nó erosionando la capacidad financiera y administrativa de la banca
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACION I 245
privada nacional, con su consiguiente crisis e incidencias desastrosas
para la economía nacional y familiar.
En 1990, el saldo de los depósitos bancarios -calificados de cuasi
dinero (M2)- registrado en sucres, excedía de 90%, y los mantenidos
en moneda extranjera (dólares) no alcanzaban a 10%. En 1998, en
cambio, los depósitos en moneda nacional bajaron a 56%, en tanto los
en moneda extranjera subieron a 44%. En el crédito bancario, la susti
tución fue mucho más intensa. En 1990, muy cerca del 100% del saldo
de los créditos de los bancos privados eran en moneda nacional; y una
fracción marginal, muy pequeña, se constituía de moneda extranjera;
pero, en 1998, se aproximó a 60% y la proporción en moneda nacional
bajó a menos de 40%.
En esas condiciones, cualquier variación del tipo de cambio (o
precio del dólar), produce efectos muy importantes, tanto en los depó
sitos como en los créditos y, por lo mismo, afecta a las empresas ya los
bancos. Este es el resultado que los agentes económicos importantes,
manejando cuantiosas sumas de dinero, no repararon mayormente en
las situaciones que se iban a presentar a futuro, y sustituyeron, de he
cho, el sucre por el dólar.
De acuerdo a esta distribución, la deuda interna (activos) acumu
lada por los bancos con sus clientes, al tipo de cambio promedio de
1998, ascendía a unos 3.220 millones de dólares, más otros 3.160 millo
nes de deuda externa del sector privado, totalizando este sector 6.380
millones de pasivos, la mayor parte a plazos cortos. Esa característica de
plazos, complicaba extraordinariamente el servicio -amortización e in
tereses- de la deuda privada en moneda extranjera. La externa, por
ejemplo, implicó en el año tomado de referencia (1998), un servicio
anual efectivo de 5.761 millones de dólares, necesarios para obtener
nuevos créditos por sobre 6.100 millones.
Estos movimientos privados de fondos en divisas superaron am
pliamente el valor de las exportaciones de bienes y servicios realizados
por los sectores privado y público, que en ese año -según cifras de la
balanza de pagos- se aproximó a 5.100 millones de dólares. Tan inten
so endeudamiento privado en moneda extranjera y el apremio de su
servicio, sumado el pago de la deuda pública, prioriza más la problemá
tica del endeudamiento que el del comercio exterior y de la producción
e inversión nacionales.
246 I Enrique Sierra· Oswaldo Padilla
Resulta así que el tipo de cambio o precio de las divisas extranje
ras, entre ellas el dólar, en vez de ser un instrumento útil - fundamen
tal como es para el comercio exterior (exportaciones e importaciones)
se transforma en un medio de efectos perversos hacia el interior de la
economía y también hacia el exterior, cuyos ajustes en su valor mone
tario (devaluación del tipo de cambio), provocan incrementos en las
cuentas en sucres de créditos y depósitos dolarizados.
La responsabilidad de las autoridades que dirigen la política mo
netaria y aplican el régimen monetario ante esta situación anómala, es
no haber tenido a tiempo la suficiente percepción de los problemas a
crearse y haber regulado o normado oportunamente la desviación mo
netaria hacia divisas extranjeras. Esta actitud, sin embargo, no sólo res
ponde a deficiencias técnicas sobre el particular; sino, a los intereses
poderosos que influyen en la política económica y en la operación del
régimen monetario, como el intrincado problema del endeudamiento
privado en dólares.
Otra singularidad de la moneda es su valor simbólico o emblemá
tico nacional. El hecho que cada país denomine una moneda de mane
ra distinta y que las políticas económicas y los gobiernos defiendan y
relieven su presencia en la economía nacional e internacional, se debe
a que la moneda de cada país es un símbolo emblemático de la sobera
nía nacional. La moneda de un país es una representación simbólica
muy similar al de la bandera y al himno nacional. Es un símbolo dis
tintivo de cada nación.
De ahí el interés tan acentuado de los países industrializados en
proteger y destacar sus monedas, trátese de la libra esterlina inglesa, del
franco francés, de la peseta española o del dólar americano.
Cuando una moneda nacional es de facto abandonada y sustitui
da por otra extranjera -situación muy rara en los países en desarrol1o-,
se genera una dependencia monetaria vital y de las políticas económi
cas de otros países; constituye una pérdida de soberanía y de autoesti
ma nacionales.
Base del régimen monetario
El fundamento operativo más esencial del régimen monetario es
el mantenimiento, por parte de los bancos centrales, de un monto signifi
cativo o importante de divisas extranjeras (dólares, básicamente en el ca
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACION I 247
so ecuatoriano), que es la base o soporte sobre el cual funciona la emi
sión monetaria hacia adentro del país y las operaciones de pagos y tran
sacciones de divisas hacia fuera.
Es responsabilidad prioritaria de la política monetaria mantener
un nivel apropiado de RMI; equivalente al valor de unos cuatro o más
meses de las importaciones de bienes y servicios realizadas en condicio
nes normales de la economía.
Cuando, por alguna circunstancia, se experimenta una caída de
las RMI, lo prioritario es volver a restituir su nivel y cuidar la utiliza
ción de las mismas. En el caso de la situación reciente del Ecuador, por
las circunstancias del descenso del precio del petróleo y de otras expor
taciones originadas por el fenómeno de El Niño, declinó, en cierta me
dida, el nivel apropiado de RMI; pero, se agregó a ello la decisión de la
política económica de apoyar a los bancos quebrados, haciendo uso de
estos recursos, lo que redujo extraordinariamente su saldo.
En diciembre de 1997, el monto neto de RMI del Banco Central,
fue de 2.093 millones de dólares, habiendo cerrado en diciembre de
1998 por debajo de 1.700 millones; y, situándose en diciembre de 1999,
en alrededor de 1.200 millones de dólares.
Las RMI de los bancos centrales se constituyen de activos y pasi
vos. Los Activos del Banco Central del Ecuador fueron en diciembre de
1997 de 2.246 millones de dólares, pero en diciembre de 1998, eran de
menos de 1.800 millones, y en 1999, inferiores a 1.400. Los Pasivos, por
su parte, son pequeños. En diciembre de 1997 sumaban solo 153 millo
nes; en diciembre del año siguiente no alcanzaban a 100 millones de
dólares y en 1999 redondearon 130 millones.
El problema fundamental de la situación crítica vivida desde
1998, es que se ha venido perdiendo continuamente reservas moneta
rias, agravado por la decisión de apoyar a los bancos quebrados, en cir
cunstancias que el precio del petróleo y el valor de otras exportaciones
no permitieron durante un lapso significativo niveles de RMI. Si 1999
no finalizó más afectado fue por la recuperación, extraordinaria, del
precio del petróleo en ese año, y la caída dramática de las importacio
nes a prácticamente la mitad de años precedentes, además de haberse
extendido la suspensión del servicio de la deuda, incorporando a ese es
tadio, el rescate de bonos Brady.
248 / Enrique Sierra - Oswaldo Padilla
Régimen de convertibilidad
Toda moneda es convertible o cambiable por otra moneda; este es
el principio fundamental de la llamada convertibilidad. En función de
esta, las monedas se clasifican en duras y blandas; las primeras son las
convertibles por cualquier moneda en cualquier país del mundo; cons
tituyen lo que auténticamente son las divisas.
Las monedas blandas son las de los países que no tienen condicio
nes para ser intercambiadas ampliamente por otras monedas fuera del
país, con excepción de las naciones vecinas o más próximas que man
tienen relaciones comerciales, especialmente mediante el intercambio
de frontera. No son divisas,
El sucre es una moneda blanda; pero, circula y se utiliza en países
próximos de América Latina, como Perú, Colombia y en menor medi
da en Chile y Venezuela. En crisis monetarias y cuando se toman medi
das como las recientes, de congelación de depósitos, los sucres que se
encuentran fuera del país se deprecian y fluyen rápidamente hacia el te
rritorio ecuatoriano. En parte, esas corrientes de dinero han contribui
do a salvar la situación de escasez de liquidez que provocó el congela
miento de los depósitos desde marzo de 1999, más el circulante relati
vamente que mantenía el público y las filtraciones de depósitos que
practicaron los bancos.
Las condiciones legales, administrativas y de la mera práctica mo
netaria y cambiaria -con sus diferentes tipos de entidades (bancos, ca
sas de cambio y otros) que operan en el mercado monetario y cambia
rio- constituyen, por un lado, la parte operativa del régimen de conver
tibilidad.
La convertibilidad de una moneda en otra se practica a base de un
precio, tasa o tipo de cambio; éste es, en verdad, la relación o equivalen
cia entre dos monedas de países distintos. Por ejemplo, la cantidad de
sucres que se paga por un dólar, o la cantidad de sucres que se paga por
un sol peruano o un peso colombiano. Esta relación de equivalencia
entre dos monedas constituye la paridad cambiaria.
Paridad y productividad
Las relaciones entre el valor de las monedas, por lo explicado an
teriormente, en el fondo, son relaciones entre las productividades de las
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACIÚN I 249
economías de los respectivos países a los que éstas pertenecen. Como se
explicó, el valor real implícito en cada moneda es determinado por la
economía real y sus atributos de producción y eficiencia. Estos concep
tos se traducen en la productividad de cada economía; es decir, en la
eficacia y rendimiento de los factores productivos.
De modo que una economía con alta productividad es fuerte con
una moneda también fuerte. Frente a una economía con baja produc
tividad, la moneda de la primera valdrá mucho más que la de esta últi
ma. Tal es el caso del dólar, la libra esterlina o el franco francés frente al
sucre. Según estas condiciones básicas y sustantivas de la convertibili
dad monetaria, cuando se trata de alterar o modificar su régimen, se
tiene que tomar muy en cuenta la condición real y básica de la econo
mía que es su productividad frente a la de otras economías y sus res
pectivas monedas.
En ese sentido, resulta muy ilustrativo observar los distintos indi
cadores económicos y financieros de los países, para verificar esta con
dición de mayor o menor productividad y sus efectos en la convertibi
lidad de las monedas. Influyen en esa condición el valor real del PIE per
cápita, la magnitud o tamaño del comercio exterior, de la inversión, el
desarrollo o expansión de los principales sectores productivos (agrope
cuario, manufacturero, minero), de las principales industrias o ramas
de la manufactura, la fuerza del crecimiento, la inflación y la magnitud
de reservas monetarias, entre otros.
En 1996, último año para el cual se dispone de información inter
nacional comparable por países, el PIE per cápita real de Estados Uni
dos- calculado en dólares de valor constante de 1990- llegó a 24.371
dólares anuales; en Argentina se situó en 5.402 dólares, en Ecuador
apenas alcanzó 1.262 dólares; y, Colombia y Perú tuvieron 1.418 y
2.021, respectivamente.
La productividad por ocupado, para los mismos países menciona
dos, fue del orden de 48.415 dólares anuales en USA, 8.913 en Argenti
na, 2.209 en Ecuador, 2.367 en Colombia y 3.498 dólares en Perú.
La dependencia de la economía ecuatoriana de las exportaciones,
como fuente generadora de divisas, es muy alta. En efecto, su relación
con el PIE en 1996 significó más del 33% Yen 1999 de 37%. En Esta
dos Unidos, en cambio, apenas representaban 8.2%, en Argentina 11%,
en Perú 14.5% y en Colombia casi 24%.
250 I Enrique Sierra - Oswaldo Padilla
El sector industrial, que indica el grado de modernización de una
economía, para el caso de Estados Unidos, en 1996 representó el 35%
del PIE; en Argentina el 26%, en Perú el 27%, y en Colombia y Ecua
dor alrededor del 17%.
La tecnificación observada mediante la relación entre la industria
metalmecánica y el total de la manufactura, mide la eficiencia económi
ca en términos de la globalidad actual. En Estados Unidos, este coefi
ciente fue del orden del 31%, en 1996; en Argentina se situó casi en 18%,
en Colombia 9%, en Ecuador menos de 8% y en Perú cerca de 7%.
En otro plano de datos, la inflación anual en 1998 fue muy baja en
Argentina, 0.7%; reducida en Estados Unidos y Perú, que alcanzaron
2.6 y 6 por ciento anual, respectivamente; moderada en Colombia, con
menos de 17% y fuerte en Ecuador, con 43.4% anual.
La tasa promedio anual de crecimiento de la economía medida a
través del aumento del PIE, para el período 1991-99 en Argentina y Pe
rú alcanzó el 4.7%; Colombia y Estados Unidos 2.5%, y Ecuador, me
nos de 2% promedio anual.
La ilustración de los indicadores relevantes de los cuatro países to
mados de referencia, evidencia que la falla conceptual -sin duda esen
cial- de los planteamientos de convertibilidad a tasa fija del sucre o de
sustitución por el dólar adelantados en Ecuador, es que carecen de
aprehensión y de meditación sobre el vínculo fundamental entre pro
ductividad y moneda.
Referencias para establecer la paridad
Cada país establece libremente el régimen de convertibilidad que
estima adecuado; el mismo que se informa al FMI. La condición de es
te régimen es que sea permanente; o sea, no se puede modificar con fre
cuencia, y cuando se suele introducir un cambio importante en él, de
be ser consultado al Fondo Monetario y contar con la aceptación del
mismo.
El tipo de cambio oficial de la moneda nacional-o paridad cam
biaria - se fija por parte del Banco Central, para lo cual debe adoptar
se un método o una referencia básica. Según el Fondo Monetario, las
paridades se rigen por las siguientes referencias y criterios:
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACIÚN I 251
Vinculadas a divisas internacionales o monedas duras. En esta con
dición, la moneda nacional siempre está relacionada con otras
monedas de un país o divisas de circulación internacional; por
ejemplo, el dólar o la libra esterlina o el marco alemán, o el euro
de la Unión Europea. También se puede tomar la opción de vin
cular la moneda nacional a un conjunto o canasta de divisas de
varios países (libra esterlina, más dólar, más franco suizo, etc.).
En ese caso, las paridades son de hecho fijas y el valor de cambio
de la moneda nacional queda sujeto a las variaciones experimen
tadas por las divisas a las que se vincula.
Paridad flexible. Significa que el país tiene opción de ajustar o mo
dificar el tipo de cambio oficial, si la divisa de referencia registra
alteraciones que le producen perturbaciones significativas.
Paridad más flexible. Implica un tipo de cambio oficial modifica
ble conforme a criterios de política económica interna. Constitu
ye un régimen cambiario de flotación, o de modificaciones fre
cuentes.
La flotación puede ser administrada por el Banco Central, con su
intervención en el mercado cambiario para ajustar u orientar la
tasa de cambio en uno u otra dirección. En este caso, se suele apli
car, como referencia, la nominada banda cambiaria. Esta es la de
terminación de un límite mínimo y otro máximo en que el Banco
Central estima conveniente que se modifique el tipo de cambio.
Otra clase de flotación es la independiente, en la que la oferta y de
manda de divisas extranjeras determinan libremente el valor del
tipo de cambio, el mismo que, de hecho, es aceptado y utilizado
también por el Banco Central.
En épocas pasadas, la paridad de las monedas se basaba en las vin
culaciones con divisas fuertes; actualmente este tipo de paridad es po
co frecuente en el mundo; sólo unos pocos países lo aplican, como Ar
gentina en América Latina.
Las paridades más frecuentes son las flexibles; pero mucha mayor
aplicación tienen las más ampliamente flexibles, que dan lugar a flota
ciones basadas en el funcionamiento del mercado cambiario y en par
ticipación del Banco Central, mediante ajustes introducidos por éste en
252 / Enrique Sierra - Oswaldo Padilla
función de criterios de política económica. La gran mayoría de países
del mundo ha adoptado este tipo de paridad.
Régimen cambiario ecuatoriano
Ecuador se inscribía en el régimen paritario de flotación adminis
trada, que en algunos períodos la aplicaba utilizando una banda cam
biaria, y en otros lo hacía más discrecionalmente. Esto implicaba que la
tasa de cambio se modificaba de acuerdo a la oferta y demanda de di
visas en las cuales intervenía el Banco Central, a veces comprando dó
lares en el mercado para hacer subir el tipo de cambio; y, en otras, ven
diendo, para impedir que subiera o para inducirlo a alguna reducción.
Este mismo régimen es aplicado en América Latina en Brasil, Cos
ta Rica, Colombia, Chile y otros países. Algunos de éstos recurren al uso
de bandas cambiarias y otros no.
Argentina, en cambio, tiene un régimen de convertibilidad del
primer tipo explicado antes, vinculado al dólar, con una paridad de
uno a uno; esto es, que una moneda argentina vale un dólar. Esta pari
dad ha sido establecida por Ley y no puede ser cambiada en tanto el
Congreso Nacional argentino no derogue o modifique la Ley que la es
tableció, tema que, dada la crisis a que ha llegado Argentina, está sien
do discutido.
El régimen argentino es de convertibilidad paritaria de uno a uno
con el d6lar. Esta precisión es necesaria señalarla, porque en la discusión
de las modificaciones de los regímenes de convertibilidad, se habla de
ésta sin precisar la paridad o valor del tipo de cambio a que se estable
cería.
El llamado proceso de dolarización a que se pretende llevar al ré
gimen monetario del Ecuador en el año 2000, se inicia con una prime
ra fase de convertibilidad fija, con un valor de 25 mil sucres por dólar,
en que quedaría establecido -o congelado- con la idea de no modifi
carlo más adelante.
La posibilidad de no alterar el valor nominal del cambio, está su
jeta a una cantidad de variables importantes, como el saldo de RMI del
Banco Central, aún cuando la idea primaria es que el instituto emisor
ponga a circular todas sus reservas disponibles, comprando los sucres
que están en el mercado, a la tasa de 25 mil sucres por dólar. Para em
pezar, no existen en el Banco Central, las RMI suficientes para adquirir
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACIÚN I 253
los sucres en circulación, por lo que se tendría que subir aquel tipo de
cambio -o sea devaluar-, con los efectos consiguientes.
Otros factores influyentes son los precios y volúmenes de las ex
portaciones, en particular el del petróleo, que llegó a niveles tan eleva
dos en 1999; el incremento de las importaciones que por su lado, des
cendió tanto en sus montos anuales, lo mismo que los pagos al exterior
por el servicio de la deuda, si sube la tasa de interés.
La operación de mantener el tipo de cambio fijo se apoya en un
mayor endeudamiento externo e incremento de inversiones, para lo
que la economía nacional, hoy por hoy, carece de atractivos. O sea, la
convertibilidad fija -primera fase de la dolarización-, es extraordina
riamente vulnerable en lo financiero; más lo es aún en lo económico
real, en que actúan de modo determinante las relaciones de producti
vidad comentadas.
Considerando la referencia del valor de las monedas con la pro
ductividad de sus países, cuando se establece una paridad de uno a uno
con el dólar o con otra divisa internacional-como es el caso argenti
no-, se está suponiendo que ambas productividades son iguales. Como
la productividad argentina es muy inferior -probablemente equivale a
la cuarta o a la quinta parte de la productividad americana- esa pari
dad resulta anómala en términos de la economía real, con la conse
cuencia que los precios internos del país con menor productividad se
elevan extraordinariamente y llegan a ser mayores a los precios del país
de la divisa tomada de referencia, como sucede en Argentina.
En la convertibilidad ecuatoriana, de 25 mil sucres por dólar, esa
exigencia de las productividades, se expresa en que el aumento anual de
la productividad ecuatoriana, se supone igual a la de la economía nor
teamericana -de tan elevados rendimientos anuales-; en la medida que
el incremento de la productividad del Ecuador se queda atrás de la es
tadounidense, se va erosionando el sustento de la convertibilidad a ta
sa fija, y vigorizándose los factores de crisis, como sucede en la econo
mía argentina.
En el régimen de convertibilidad más flexible -como el ecuatoria
no, antes del proyecto de dolarización-, la paridad o tipo de cambio
oficial se modificaba básicamente en función de: el nivel de RMI exis
tente y la inflación interna. Las relaciones lineales de esa forma son que
a más reservas, menores o nulas resultaban las posibilidades de deva
luación; a menos reservas, más ciertas y fuertes eran las devaluaciones.
254 / Enrique Sierra - Oswaldo Padilla
A más inflación interna, más devaluación; y, a menos inflación interna,
devaluaciones menos fuertes.
Las reservas, por su lado, dependen de los saldos del comercio ex
terior y del saldo en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Si este úl
timo es deficitario, hay que conseguir créditos externos para cubrirlo. Si
estos no se obtienen, hay que utilizar las RMI. De modo que, a menor
déficit de la balanza de pago, hay menos posibilidades de devaluación o
éstas son menos fuertes; pero, a mayor déficit de dicha balanza, mayor
es la posibilidad de devaluación y más intensa el alza del dólar.
Cambio del régimen de convertibilidad
Para que un sistema de convertibilidad con paridad fija funcione
bien, es necesario que no haya inflación interna, en circunstancias que
el origen de ésta en países en desarrollo, como Ecuador, tiene diferen
tes fuentes estructurales. Para que la inflación se anule, o sea cero, sería
necesario que durante un tiempo hubiera una gran depresión econó
mica y un equilibrio del presupuesto fiscal con mayor reducción del
gasto; ambas cosas muy difíciles.
Si la tasa de cambio es fija, como en la convertibilidad con pari
dad estable, y hay inflación interna, las exportaciones quedan en des
ventaja. También están en desventaja si se exporta a un país de tipo de
cambio ajustable. Por esto último, el régimen de convertibilidad con
paridad fija tendría que ser aplicado en todos los países en desarrollo
con las que el Ecuador mantiene relaciones comerciales. De no ser así,
se le produce la desventaja patética que hoy sufre Argentina frente a
Brasil.
Otra incidencia es que si el valor nominal del cambio es fijo y hay
inflación interna, quedan en ventaja las importaciones, con lo cual
pierde terreno la producción nacional. Como también pierden posibi
lidades las exportaciones, se crea una condición de depresión económi
ca profunda, con amplia desocupación, como sucede actualmente en
Argentina.
Con el tipo de cambio estable, sin embargo, se detiene el alza del
costo del pago de deudas; y, el incremento de la tasa de cambio deja de
ser un factor inflacionario. El costo de las deudas en dólares -como se
explicó antes- es una de las razones que inducen a pensar en la conver
tibilidad con paridad fija, sin considerar la situación de las exportacio
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACION I 255
nes, que es el sustento real y básico de la economía para crear reservas
y mantener una convertibilidad que genere menos problemas al fun
cionamiento económico y a la sociedad.
Dolarización
Antes se explicó el uso difundido que ha llegado a tener el dólar
en las transacciones internas (depósitos y créditos); ésta es una dolari
zación práctica o de hecho. Pero, la dolarización en términos del régi
men cambiarío tiene otras características esenciales.
El régimen cambiarío puede optar por sustituir o reemplazar la
moneda nacional por una divisa fuerte, como es el dólar norteamerica
no. Se trata, en esencia, de eliminar el sucre, y que el país no haga emi
siones de ningún tipo de moneda; que se use y circule en el país, a to
dos los fines comerciales y de contratos públicos y privados, el dólar
norteamericano.
Para ello, en primer lugar, hay que modificar las leyes; entre otras,
la propia Constitución, que establece al sucre como moneda nacional
(Art. 264). En segundo lugar, hay que tratar y convenir con los Estados
Unidos que admita que su moneda sustituya legalmente al sucre. La le
galidad de la moneda es trascendente tanto en contratos nacionales co
mo internacionales, por lo que no puede pensarse ni procederse ligera
mente en este aspecto. Transformaciones inconsultas, como las plan
teadas, solo perjudican al país, sin que le conceda ventaja alguna en sus
relaciones con otras naciones con las que se firman contratos.
Por otro lado, las potencias económicas no están dispuestas a re
lacionar su moneda legalmente con países en desarrollo. Las demás na
ciones, cualquiera que sea su situación, hasta ahora no han demostra
do estar inclinadas a abandonar su moneda; pues, como se dijo, es un
símbolo nacional.
Pero, el problema más complicado es el señalado tantas veces de
que la moneda con que un país trabaja representa la productividad de
su economía; de modo que, al sustituir el sucre por el dólar se está su
poniendo la absurda condición que la productividad ecuatoriana es
igual a la norteamericana y que crece al mismo ritmo de ésta.
El efecto inmediato de la dolarización es el alza de los precios, que
procuran situarse a la par o por encima de los de Norteamérica; pero,
no ocurre igual con los ingresos, lo que conlleva a un mayor empobre
256 / Enrique Sierra - Oswaldo Padilla
cimiento de la población. Las empresas y la clase empresarial también
se perjudican, en especial las empresas pequeñas y medianas de todos
los sectores productivos.
Para que este régimen monetario funcione, también se requeriría
que los demás países de América Latina hagan lo mismo, so pena que el
Ecuador quede aún más en desventaja en el comercio latinoamericano.
El país exporta un 25% de su valor a América Latina, fracción alta, que
queda sujeta a una severa contracción en la medida que los precios de
Ecuador pierden competitividad frente a las naciones que no dolarizan.
Cambio de moneda
Dado el incremento constante del alza del nivel de precios inter
nos, resulta congruente cambiar la moneda actual por otra que impli
que un valor nominal menor. Esta es una mera modificación de mone
da, como las muchas efectuadas en Europa, Asia y América Latina, que
no alteran en nada los regímenes monetario ni de convertibilidad.
Se trata que a la moneda actual se le pueden quitar, por ejemplo,
tres ceros; de modo que, una cifra en los sucres actuales de 5.000 uni
dades monetarias, se expresen en sólo 5 sucres nuevos.
Para ello se requeriría emitir nuevos billetes y monedas con nomi
naciones menores, y darle un tiempo a la población para que proceda
a canjear en los bancos yen el Banco Central, los billetes y monedas an
tiguas que posean por las nuevas emitidas.
Los precios y las cifras monetarias con esta medida, se expresan en
cantidades menores, lo que facilita las contabilidades, el manejo de las
cantidades de dinero, las cifras empleadas en los contratos, etc.; pero,
no altera absolutamente nada el valor real de la moneda ni el tipo de
cambio, ni las tendencias inflacionarias.
Sin embargo, esa modificación tiene la ventaja -además de las fa
cilidades señaladas- de disminuir y hasta anular la psicología inflacio
naria prevaleciente en los negocios y los escalamientos de los precios,
realizados cada vez en magnitudes mayores.
Actualmente nada sube un sucre ni cien sucres; sino, las alzas son
de un mil, cinco mil, 10 mil o más miles de sucres, según sea el valor de
los artículos. La psicología inflacionaria y este escalamiento de precios
aceleran cada vez más el proceso inflacionario. En el caso de la dolari
zación, por la psicología alcista existente en la población y en el comer
ALTERNATIVAS DE 7DOLARIZACIÚN I 257
cio, y en ausencia de moneda fraccionaria en dólares -si ella no se con
sigue-, los incrementos y otros ajustes de cifras monetarias son facti
bles que en la praxis sean redondeados en dólares al valor entero supe
rior, con incidencias inflacionarias.
Expectativas
Por el momento, la situación monetaria y financiera internacional
del Ecuador es tan compleja y vulnerable -básicamente por su pérdida
de RMI- que resulta inviable toda pretensión de conseguir mejoras en
la economía o en el financiamiento con el régimen de convertibilidad
con paridad constante o fija, así como también con la sustitución del
sucre por el dólar.
De aplicarse cualquiera de estos regímenes, se produciría un tras
torno profundo en la economía real-producción, exportaciones, inver
sión, etc.-; se transitaría por una fase inflacionaria muy intensa que de
jaría los precios y la tasa de interés muy elevados, en tanto que los sala
rios y otros ingresos se retrasarían, con el consecuente empobrecimien
to social.
Les acompañaría una depresión profunda, con la desocupación
consiguiente, sin que la política económica tenga posibilidades de tra
tar con flexibilidad algunos problemas o aspectos sociales y financieros,
todo lo cual se agravaría ante bajas del precio del petróleo y del valor
de las exportaciones.
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