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La Parabola Del Fariseo y El Publicano

La parábola compara a un fariseo orgulloso con un publicano humilde que oraban en el templo, mostrando que la humildad es más importante que la perfección exterior para acercarse a Dios.
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La Parabola Del Fariseo y El Publicano

La parábola compara a un fariseo orgulloso con un publicano humilde que oraban en el templo, mostrando que la humildad es más importante que la perfección exterior para acercarse a Dios.
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El fariseo y el

publicano
Es una de las parábolas de Jesús de Nazaret encontrada solamente en el
Evangelio de Lucas del Nuevo testamento.

El texto de la parábola, según aparece en la Biblia cristiana, es el siguiente:


A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al
templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: "Dios, te doy
gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la
semana, diezmo de todo lo que gano". Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a mí, pecador". Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque
cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido
Interpretación
Durante el primer siglo, los fariseos eran bien conocidos por su estricto seguimiento de la Ley de Moisés. El fariseo de
esta parábola fue más allá de lo requerido por las reglas religiosas, ayunando más de lo requerido y dando diezmo de
todo lo que ganaba. Seguro de su religiosidad, el fariseo no le pide nada a Dios y por ello nada recibe.
Por otro lado, los publicanos eran judíos despreciados por colaborar con el Imperio Romano. Eran llamados
cobradores de impuestos ya que por esta labor eran mejor conocidos. Sin embargo, la parábola no condena la
ocupación del publicano, sino que lo describe como alguien que "reconoce su estado de despreciable ante Dios y
confiesa su necesidad de reconciliación". Dirigiéndose a Dios en humildad, el publicano recibe la misericordia y la
reconciliación que buscaba.
Esta parábola, por lo tanto, muestra la importancia que posee la humildad y el arrepentimiento en contraste con la
soberbia. Constituye también una dura crítica al fariseísmo.

En el arte
La parábola ha sido representada en una variedad de obras religiosas, siendo
especialmente significativa en la iconografía de la Iglesia ortodoxa. Existen obras de
pintores tales como: James Tissot, John Everett Millais, Hans Holbein the Younger, y
Gustave Doré.
Conmemoración
En la Iglesia Ortodoxa, se lee la parábola como parte del período de preparación que conduce a la Gran Cuaresma,
pues muestra un ejemplo de humildad que debe ser practicado durante el periodo cuaresmal. El Domingo del
publicano y el fariseo da inicio a las tres semanas de la temporada precuaresmal y al primer uso del Triodion
litúrgico (aunque la semana que sigue a este domingo es libre de ayuno). Este domingo incluye un himno inspirado
en la parábola.
El pastor y predicador inglés John Bunyan escribió un libro sobre la parábola en 1685

La parábola nos brinda noticias sorprendentes para cada uno de nosotros. El


principio que Jesús enseña aquí en Lucas 18 es que la mejor postura de nuestro
corazón es la de humildad, no la de perfección. El camino a Dios no es de obras, sino
de gracia

Busca el secreto orgullo de saberse perfecto. No le mueve el amor de Dios, y no es


consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede nada.
El fariseo y el
publicano
Es una de las parábolas de Jesús de Nazaret encontrada solamente en el
Evangelio de Lucas del Nuevo testamento.

El texto de la parábola, según aparece en la Biblia cristiana, es el siguiente:


A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al
templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: "Dios, te doy
gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la
semana, diezmo de todo lo que gano". Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a mí, pecador". Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque
cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido
Interpretación
Durante el primer siglo, los fariseos eran bien conocidos por su estricto seguimiento de la Ley de Moisés. El fariseo de
esta parábola fue más allá de lo requerido por las reglas religiosas, ayunando más de lo requerido y dando diezmo de
todo lo que ganaba. Seguro de su religiosidad, el fariseo no le pide nada a Dios y por ello nada recibe.
Por otro lado, los publicanos eran judíos despreciados por colaborar con el Imperio Romano. Eran llamados
cobradores de impuestos ya que por esta labor eran mejor conocidos. Sin embargo, la parábola no condena la
ocupación del publicano, sino que lo describe como alguien que "reconoce su estado de despreciable ante Dios y
confiesa su necesidad de reconciliación". Dirigiéndose a Dios en humildad, el publicano recibe la misericordia y la
reconciliación que buscaba.
Esta parábola, por lo tanto, muestra la importancia que posee la humildad y el arrepentimiento en contraste con la
soberbia. Constituye también una dura crítica al fariseísmo.

La parábola nos brinda noticias sorprendentes para cada uno de nosotros. El


principio que Jesús enseña aquí en Lucas 18 es que la mejor postura de nuestro
corazón es la de humildad, no la de perfección. El camino a Dios no es de obras, sino
de gracia

Busca el secreto orgullo de saberse perfecto. No le mueve el amor de Dios, y no es


consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede nada.
Conmemoración
En la Iglesia Ortodoxa, se lee la parábola como parte del período de preparación que conduce a la Gran Cuaresma,
pues muestra un ejemplo de humildad que debe ser practicado durante el periodo cuaresmal. El Domingo del
publicano y el fariseo da inicio a las tres semanas de la temporada precuaresmal y al primer uso del Triodion
litúrgico (aunque la semana que sigue a este domingo es libre de ayuno). Este domingo incluye un himno inspirado
en la parábola.
El pastor y predicador inglés John Bunyan escribió un libro sobre la parábola en 1685

En el arte
La parábola ha sido representada en una variedad de obras religiosas, siendo
especialmente significativa en la iconografía de la Iglesia ortodoxa. Existen obras de
pintores tales como: James Tissot, John Everett Millais, Hans Holbein the Younger, y
Gustave Doré.

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