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Rebeliones Indígenas durante la República de Bolivia 1825-1952
UNIVERSIDAD PÚBLICA DE EL ALTO
Creada por Ley 2115 del 5 de septiembre de 2000, y Autónomo de Ley 2556 de 12 de
noviembre de 2003
CARRERA DE DERECHO
(Sede Académica Desconcentrada Viacha)
UNIVERSITARIO(S): Laura Mariana Chavez Limon
Maria Rene Zolano Barron
Luis David Charca Mamani
CARRERA: DERECHO
MATERIA: DERECHO AGRARIO Y SU
PROCEDIMIENTO
PARALELO: CUARTO“A”
DOCENTE: DRA. YOLANDA CALLISAYA NINA
LA PAZ - BOLIVIA
ABRIL 2024
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1. MARCO TEORICO
.Los apoderados generales 1880-1900
.Guerra del Aguaragüe (1899-1901)
.Los Caciques Apoderados, 1912-1952
. La propuesta de "Renovación" de Bolivia de Eduardo Leandro Nina Quispe
. La Guerra del Chaco y el movimiento indígena
. El Primer Congreso Indígena de 1938
. El Congreso Indigenista de 1945
. La Revolución Nacional de 1952
.Influencia en la Política.
2. CONCLUSIONES
3. ANEXOS
4. BIBLIOGRAFIA
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Introducción
Desde una perspectiva histórica y política, intentamos aproximamos al impacto que tuvo
la revolución de 1952 en los pueblos indígenas. Nuestro acercamiento enfatiza más las
experiencias aymara, quechua y uru, porque creemos conocerlas mejor.
Los 51 años de la revolución de 1952 han generado una historia oficial. Nuestra
intención es evaluar su impacto desde la vertiente de los pueblos indígenas y esto nos obliga a
plantearnos las siguientes preguntas:
La revolución del 9 de abril de 1952, ¿qué reivindicaciones indígenas ha cortado y,
consiguientemente, ¿qué nuevos valores ha alentado?
La reivindicación indígena "pre 52"
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1. MARCO TEORICO
1.1. Los Apoderados Generales, 1880-1900.
La Ley de Exvinculación de 1874 sancionaba la sustitución de la propiedad colectiva del
ayllu por la propiedad individual. En otras palabras, se declaraba legal mente la extinción del
ayllu y se pretendía parcelar su territorio, individualizando la propiedad comunal, mediante la
dotación de títulos individuales.
Para las poblaciones indígenas andinas fue un golpe duro, pues el Estado boliviano
pretendía destruir la sociedad ayllu mediante un decreto. Como consecuencia de la aplicación
de la citada ley, se desató el más importante proceso de expropiación de tierras indígenas de la
historia republicana, implementado a través de la Revisita General de tierras del año 1881
(Condarco Morales 1986).
Frente a esta política estatal anti-indígena, alrededor de 1880 se constituye un
movimiento indígena, denominado los Apoderados Generales, conformado por autoridades
originarias como Jilaqatas, Mama jilaqatas, Jilanqus, Mallkus, Mama mallkus, Kurakas, etc., de
los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba. Feliciano Espinosa y
Diego Cari Cari fueron sus primeros representantes. Las principales acciones de estos
Apoderados Generales fueron representar a las markas, ayllus y comunidades indígenas de los
cinco departamentos citados y oponerse a las pofíticas de expansión de la hacienda de los
sectores dominantes, utilizando la legislación de la época.
El resultado de esta masiva oposición y resistencia indígena fue, en primer lugar, la
suspensión de la Revisita General de tierras por parte del gobierno y, en segundo lugar, la
exención de las comunidades originarias de la Revisita. De ahí que las tierras de los ayllus y
comunidades originarias, que habían sido compradas de la Corona de España en la época
colonial mediante títulos de Composición y Venta, comenzaron a tener vigencia.
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Sin embargo, en la medida que el movimiento de los Apoderados Generales continuaba
en la lucha, fue logrando algunas reivindicaciones más inmediatas, pero también comenzó a
rebasar los marcos de la lucha legal, pasando a otra etapa más subversiva. En esta etapa se
configuró claramente el poder de los ayllus y comunidades, que comenzaron a plantear el
derecho a la autonomía. En este panorama de movilización indígena se ubica el desacato a las
autoridades superiores y subalternas, propugnado por los Apoderados Generales (Demelas
1984, Ticona 1989 y Condarco Morales 1986).
Aunque existen pocas investigaciones en profundidad sobre esta etapa de movilización
indígena, la formación del primer gobierno indígena en Peñas -departamento de Oruro-,
alrededor de 1900 a la cabeza de Juan Lero, no fue una casualidad de la participación aymara-
quechua en la guerra federal de 1899, sino una consecuencia de la fuerte convicción indígena
de buscar su autogobierno (Condarco Morales 1986).
1.2. Guerra del Aguaragüe en Bolivia (1899-1901)
Esta guerra se libró entre el gobierno boliviano y los pueblos indígenas guaraníes en el
departamento de Chuquisaca, en el sureste de Bolivia. Los guaraníes se levantaron en armas
contra la imposición de impuestos y la explotación de sus tierras por parte de colonos y
terratenientes. Aunque la guerra fue reprimida por el gobierno boliviano, dejó una marca
significativa en la historia de la resistencia indígena en Bolivia.
Estos son solo algunos ejemplos de las numerosas rebeliones y luchas que ocurrieron
en América Latina durante el período de la República, donde los pueblos indígenas lucharon
por sus derechos, tierras y autonomía frente a la opresión y la explotación.
En Bolivia, las rebeliones indígenas durante el período de la República fueron un
aspecto crucial de la historia del país. Algunas de las rebeliones más importantes incluyen:
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1.3. Los Caciques Apoderados, 1912-1952.
Después de la derrota del movimiento él los Apoderados Generales, primero a la
cabeza de Feliciano Espinoza y Diego Cari Cari, y luego de Pablo Zárate Willka, Juan Lero y
otros (1899-1900), alrededor de 1912 continúa el movimiento indígena aymara, quechua y uru
en su lucha. Ahora liderizados por una red denominada los Caciques Apoderados,
pertenecientes a los ayllus y comunidades de los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí,
Cochabamba y Chuquisaca, quienes emprendieron una prolongada lucha legal hasta 1952 en
demanda de la restitución de las tierras comunales, usurpadas por las haciendas.
Esta segunda etapa de lucha fue calificada de reivindicación por la "soberanía comunal"
y "por la ciudadanía" (Rivera 1989). Aparecen como figuras visibles de este movimiento Santos
Marka T'ula, Faustino Llanqui, Francisco Tangara, Mateo Alfaro, Dionicio Phaxsi Pati, Feliciano
Condori y muchos otros (Thoa 1984 y Choque y Ticona 1996).
Una de las estrategias de los Caciques Apoderados fue la recuperación de los títulos
coloniales de Composición y Venta otorgados por la Corona de España. Esta búsqueda llevó a
los Caciques Apoderados a una interpretación de la recuperación de las demarcaciones
originales de los ayllus y comunidades, lo que originó serios enfrentamientos con la casta
dominante.
Uno de los ejes del conflicto entre la sociedad indígena y la sociedad criolla-mestiza
dominante era el problema del territorio: no meramente como medio de producción, sino como
el territorio del ayllu y la comunidad considerado en su totalidad. Vale decir, desde el espacio
productivo y social, hasta los espacios sagrados de los uywiris (cerros tutelares), que
representan la relación de los ayllus y la comunidad con sus antepasados.
En la medida que los gobiernos liberales se fortalecían y se legitimaban los usurpadores
de tierras comunales, la red de Caciques Apoderados tuvo que diseñar otras estrategias en una
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lucha desigual en la que sin embargo estaba empeñada por la convicción de que los ayllus
eran los propietarios primigenios del territorio desde sus antepasados. (Thoa 1984 y Choque y
Ticona 1996).
1.4. La propuesta de "Renovación" de Bolivia de Eduardo Leandro Nina Quispe.
Eduardo Nina Quispe, aymara del ayllu Chivo de Taraco, fundó la Sociedad República
del Qullasuyu en 1930. Esta institución se constituyó en un centro generador de ideas, capaz
de luchar contra el sistema imperante.
Mientras, las autoridades educativas se esforzaban por establecer escuelas normales
rurales en los Andes, especialmente en Caquiaviri y Warisat'a de La Paz. A su vez, las iglesias
católica y evangélica pensaban en dar "algún oficio" y adoctrinamiento religioso a la población
originaria. Los propios indígenas, como Nina Quispe, pensaban -y actuaban según ello- que en
la "educación del indio" la enseñanza-aprendizaje tenía que coadyuvar a la defensa y
restitución de los territorios de los ayllus, amenazados y/o convertidos en haciendas. (Thoa
1984 y Choque y Ticona 1996).
El Centro Educativo Qullasuyu era una institución comunitaria de los ayllus y markas.
Su dinámica se había extendido a varios departamentos de la república, como Potosí, Oruro,
Cochabamba y Chuquisaca y, en la época de la guerra del Chaco (1932-1935), a Santa Cruz,
Beni y Tarija. Lo más llamativo de este Centro fue su constitución, conformada por todas las
autoridades originarias Jilacatas) y representantes de los distintos ayllus y comunidades.
Eduardo Nina Quispe, en una de sus publicaciones más importantes titulada, De Los
títulos de composición de La corona de Espaiia, plantea la propuesta de la "Renovación" de
Bolivia. Aquí queda claro que los territorios de los ayllus y comunidades, legalizados mediante
títulos coloniales, por haber sido adquiridos en oro y compensados con trabajos de mit'a en
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Potosí, otorgaban pleno derecho propietario a los ayllus y markas de la época. (Thoa 1984 y
Choque y Ticona 1996).
Este fue el argumento central del movimiento indígena de entonces para exigir al
gobierno la inmediata posesión (en algunos documentos aparece como deslinde) administrativa
en favor de los ayllus y comunidades, a pesar de que muchas de estas tierras estaban en
poder de los hacendados después de la Revisita de 1882.
En el documento citado, Eduardo Nina Quispe muestra que el movimiento indígena
tenía interés en la preservación no sólo del patrimonio territorial e histórico del ayllu y la marka
andina, sino de la totalidad del territorio nacional.
No cabe duda que Nina Quispe, a partir de su labor educativa y defensa del territorio de
los ayllus y markas, planteó la idea de la renovación o la re-fundación de Bolivia. Por eso decía:
"Todos los bolivianos obedecemos para conservar la libertad. Los idiomas aimará y
quechua, habla la raza indígena, el castellano, lo hablan las razas blanca y mestiza. Todos son
nuestros hermanos" (Nina Quispe 1932).
Queda claro que pensaba que Bolivia tendría un mejor destino si partía del
reconocimiento de los pueblos indígenas, pero también de los no indígenas. Esto es lo que hoy
se denomina la búsqueda de la convivencia intercultural (Mamani 1991).
1.5. La Guerra del Chaco y el movimiento indígena.
La guerra del Chaco contra el Paraguay (1932-35) trajo una serie de consecuencias
para los caciques apoderados. Las organizaciones indígenas fueron combatidas por el Estado,
en especial por la logia militar Legión Cívica, instancia especializada en la represión india.
(Nina Quispe 1932).
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Según testimonios orales recogidos, el panorama para los indígenas del país, en los
años de la guerra y posteriores a la misma, fueron muy difíciles. Por ejemplo, los
indígenas. muchos de ellos caciques apoderados, fueron objeto de constantes apresamientos y
enviados posteriormente al campo de batalla. En otros casos, se encarceló a connotados
líderes, como fue el caso de Eduardo Nina Quispe. Todos fueron tildados de "comunistas" o
"subversivos" y acusados de ''atentar" contra la seguridad del Estado, en plena confrontación
internacional. Esta coyuntura de guerra externa e interna obligó a los caciques apoderados a
una especie de "exilio interno", que supuso el retorno a sus lugares de origen u otras regiones
distantes. Esta "clandestinidad obligada" impuso a los líderes del movimiento, perder
gradualmente la vigencia del movimiento. Aquí se inicia el quiebre paulatino de la organización
de los caciques apoderados que, hasta entonces, había logrado frenar, en alguna medida, el
avance vertiginoso de las haciendas, alentado por políticas estatales y para-estatales (Arze
1987 y Choque y Ticona 1996).
1.6. El Primer Congreso Indígena de 1938.
Según la historia oral y la documentación de la época, el movimiento indígena,
principalmente de los caciques apoderados, trató de dar una respuesta a su difícil situación
organizativa, planteando la realización de un congreso de indígenas en 1938.
Pese a la euforia, crisis y cierta apertura social post guerra del chaco, el movimiento
indígena tuvo muchas dificultades para organizar el encuentro. La situación obligó a los
caciques apoderados a buscar aliados ocasionales, por ejemplo, algunos sectores progresistas
de la iglesia católica. Este hecho obligó a que el evento se denomine Congreso Eucarístico.
Lamentablemente, esta junta no llegó a tener mucho éxito, aunque quedan muchas
interrogantes por investigar, por ejemplo, el porqué del fracaso.
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Más adelante, la muerte de uno de los principales cabezas del movimiento indígena, el
cacique Santos MarkaT'ula, acaecida el 13 de noviembre de 1939(Thoa 1984), quiébrala idea
de la reorganización total. Sin embargo, alrededor de 1940, el brazo educativo de los caciques
apoderados, el Centro Educativo de Aborígenes 'Bartolomé de las Casas', a la cabeza de
Leandro Condori Chura (Condori y Ticona 1992 y Ticona 1999), logra reorganizar sus filas.
Pero tiene como contrapartida una serie de reacciones gamonales, como las de la provincia
Omasuyos y muchas otras provincias del interior del país.
1.7. El Congreso Indigenista de 1945.
La política estatal a mediados de los años cuarenta, en manos de militares y civiles que
vivieron la frustración de la guerra del Chaco, fue tratar de subsanar algunos problemas de los
indígenas. El acercamiento de este grupo de oficiales y civiles adoctrinas nacionalistas y de
izquierda posibilitó una lectura campesinistas del asunto indígena.
En ese marco, se realizó el congreso indigenista de 1945, promovido en gran medida
por el Estado, pero también apoyado por pequeñas fracciones indígenas. Aquí aparece una
nueva generación de indígenas, vinculados más a organizaciones políticas partidarias que a
sus ayllus y comunidades, como es el caso de Antonio Álvarez Mamani y otros (Ranaboldo
1987).
Lo más llamativo de las resoluciones del Congreso del 45 es la marcada tendencia
clasista y campesinista. Esto se explica porque el nuevo sector indígena pro-sindicato
campesino, estaba supeditado a posiciones externas, principalmente al partido político del
MNR, que leían la realidad rural desde la vertiente de h clase social, dejando de lado las viejas
reivindicaciones territoriales y de identidad cultural, planteadas por los caciques apoderados.
1.8. La Revolución Nacional de 1952.
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La insurrección armada del 9 de abril de 1952 es quizás uno de los acontecimientos
más importantes de toda la historia de Bolivia, porque dio inicio al resquebrajamiento del
periodo de exclusiones e inauguró la etapa de la democratización del país; pero a la vez,
permitió ciertas líneas de continuidad postcolonial, en especial para los pueblos originarios.
Según Zavaleta Mercado, para la revolución del 52 hubo necesidad de dos condiciones:
primero, la destrucción del aparato represivo del Estado oligárquico y, segundo, la participación
del pueblo: indígenas y campesinos, artesanos, sectores populares, estudiantes, quienes
alrededor de la combatividad de la clase obrera (indígena), configuraron el carácter de una
auténtica revolución democrático-burguesa. ( Zavaleta 1992: 67-68)
El "Estado del 52" es la constitución del estado burgués sin la burguesía y, a pesar de
esta paradoja, se distingue por iniciar la construcción de un nuevo Estado (Zavaleta 1992: 68-
69).
Pese a las reformas antinacionales, la Revolución de 1952 ocasionó importantes
cambios sociales, económicos y políticos en el país. Los aspectos más distintivos de este
proceso son:
a. En lo global, se intentó re fundar el Estado-nación, mestizo y homogéneo.
b. La reforma agraria de 1953 y los programas de "colonización" y la "marcha al
oriente", en el ámbito socioeconómico.
c. La multiplicación de escuelas rurales, en lo educativo.
d. El voto universal y la imposición nacional de los "sindicatos campesinos", en el
campo organizativo y político.
En la región occidental o andina del país, a partir de la revolución de 1952, los
indígenas excluidos y discriminados empezaron tibiamente a ser tomados en cuenta por el
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Estado, aunque bajo el denominativo de "campesinos", pero no se reconoció legal mente su
situación de pueblo indígena, mucho menos sus identidades culturales. Esta política de
discriminación recién se intentó resolver en la última década del siglo XX. (Zavaleta 1992: 68-
69).
1.9.Influencia en la Política.
Las rebeliones indígenas también tuvieron un impacto en la política nacional e
internacional. A medida que crecía la conciencia sobre las injusticias enfrentadas por los
pueblos indígenas, aumentaba la presión sobre los gobiernos para abordar estas cuestiones
tanto a nivel nacional como internacional.
En resumen, las rebeliones indígenas durante la República dejaron un legado duradero
de resistencia, conciencia étnica y lucha por los derechos que continúa siendo relevante en la
actualidad.
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2. CONCLUSIONES.
La revolución Nacional de 1952 no recogió la experiencia de lucha indígena anticolonial
y mucho menos sus reivindicaciones culturales y organizativas como pueblo. En este sentido,
la experiencia anti-hacen dataría, los anhelos autonomistas y la participación indígena en la
vida política del país pre 52, son considerados arcaicos y pre modernos.
El "Estado del 52" resquebraja la memoria anticolonial andino e insufla la idea de
"modernidad y progreso" a partir de instituciones como el "sindicalismo campesino".
Para el movimiento indígena andino, la revolución del 52 sólo trajo conquistas parciales.
Los nuevos movimientos sociales como el katarista e indianista de los años 70 han ampliado y
abierto nuevos horizontes sobre los pueblos indígenas.
El carácter inconcluso de la revolución del 52 creó una frustración indígena que hizo
resurgir el cuestionamiento al "Estado del 52". Las experiencias más recientes son los bloqueos
de caminos de caminos del año 2000 y la marcha por la Asamblea Constituyente de 2002.
La revolución del 52 generó un imaginario fetichizado sobre las tierras bajas, como que
son tierras vírgenes y con unos cuantos "salvajes" en extinción a los que hay-
En definitiva, el gran reto del "estado del 52" es resolver el reconocimiento real a los
pueblos indígenas, sea mediante formas de autonomía o una nueva forma de pacto social en la
vida política del país.
La sublevación de los indígenas conmociono a la sociedad del siglo XVII, quienes hasta
entonces habían visto a los indios como simples laboreros. Ahora aparecían como
protagonistas políticos, co0n un proyecto historio propio. Los líderes indígenas buscaban el
retorno a lo propio. Buscaban la autodeterminación.
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Las rebeliones fueron movimientos internacionales cuyos objetivos eran, derrocar el
colonialismo borbónico, buscando expulsar a las autoridades locales o regionales y a los
beneficiarios del sistema, tales como los propietarios de haciendas y obrajes, y abolir los
principales tributos coloniales tales como el reparto y la alcabala. Buscaban un cambio en el
ámbito, económico, político y jurídico.
Después de la sublevación de sus líderes, los indios de ayllu emplearon una multitud de
estrategias para defender su autonomía política y sus recursos económicos, incluyendo
alianzas, amenas de violencia, resistencia pasiva y procesos judiciales.
Las sentencias jurídicas a los líderes de las rebeliones indígenas, manifiesta la crueldad
del sistema penal de entonces, pero también refleja cómo se administraba la justicia colonial,
que tenía un tinte racista. Los indios terminaban, en la mayoría de los casos, sancionados con
la pena de muerte, mientras los blancos ni siquiera eran considerados como sancionables por
el sistema jurídico. Si los blancos denunciaban eras aceptados por el sistema judicial, pero si
los indios eran los que denunciaban, estos procesos se dilataban o desaparecían. Por eso, se
puede afirmar que los indígenas sufrieron desde el estado una violencia jurídica constante
Las rebeliones indígenas durante el período de la República fueron manifestaciones de
resistencia y lucha contra la opresión, la discriminación y la explotación que enfrentaban los
pueblos indígenas. Estas rebeliones jugaron un papel crucial en la lucha por la justicia social, la
igualdad y el reconocimiento de los derechos de los indígenas en la región.
A través de estas luchas, los pueblos indígenas demostraron su capacidad para
organizarse, resistir y defender sus derechos, dejando un legado de resistencia que ha
inspirado a generaciones posteriores. Si bien muchas de estas rebeliones no lograron sus
objetivos inmediatos, contribuyeron al reconocimiento gradual de los derechos indígenas y al
desarrollo de una mayor conciencia étnica y cultural en la República.
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En la actualidad, las demandas de los pueblos indígenas por tierras, autonomía, justicia
y respeto por sus derechos culturales continúan siendo relevantes y son parte integral de la
lucha por la construcción de sociedades más inclusivas, equitativas y democráticas en la
región.
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3. Anexos.
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4. Bibliografía.
http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0040-29152004000100002
https://www7.uc.cl/sw_educ/historia/america/html/3_2.html
https://bolivianembassy.ca/bolivia/historia/epoca-coloinal-la-independencia/
#:~:text=Entre%201779%20y%201781%20se,el%20desconocimiento%20de%20otros
%20derechos.
https://www.redalyc.org/journal/4980/498060395004/html/#:~:text=Entre%20los
%20levantamientos%20que%20se,en%20Texas%2C%20levantados%20en%201758.