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Vergara - Los Hechos Sociales Desde El Pensamiento de Emile Durkheim

El documento presenta los conceptos clave de Emile Durkheim sobre los hechos sociales, incluyendo que son externos e impuestos a los individuos, y existen independientemente de las acciones individuales. También explora las características de exterioridad, generalidad y coerción de los hechos sociales según Durkheim.
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Vergara - Los Hechos Sociales Desde El Pensamiento de Emile Durkheim

El documento presenta los conceptos clave de Emile Durkheim sobre los hechos sociales, incluyendo que son externos e impuestos a los individuos, y existen independientemente de las acciones individuales. También explora las características de exterioridad, generalidad y coerción de los hechos sociales según Durkheim.
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Lic.

en Relaciones del Trabajo


Asignatura Pensamiento Social y Político

LOS HECHOS SOCIALES DESDE EL PENSAMIENTO DE EMILE DURKHEIM


(selección de fragmentos de cátedra a cargo de Dra. Gabriela Vergara1)

En estas páginas encontrarás una selección de fragmentos textuales acerca de las


características de los hechos sociales desde la perspectiva de Emile Durkheim. Para
comenzar, una breve reseña biográfica2.

Reseña Biográfica

“Emile Durkheim nació el quince de abril de 1858 en


Épinal, Francia. Descendía de una larga estirpe de
rabinos y él mismo comenzó los estudios para
convertirse en rabino, pero cuando llegó a la
adolescencia rechazó su herencia y abrazó el
agnosticismo. Desde entonces, el interés que
mantuvo de por vida por la religión fue más
académico que teológico. Se sentía insatisfecho no
solo con su formación religiosa, sino también con la
educación general que había recibido y su hincapié
en la literatura y las materias estéticas. Ansiaba
aprender los métodos científicos y los principios
morales que guiaban la vida social. (...) Su anhelo de
ciencia aumentó tras un viaje a Alemania, donde se
encontró con la psicología científica, cuyo precursor
era Wilhelm Wundt. Durante los años
inmediatamente posteriores a su viaje a Alemania,
Durkheim publicó una abundante serie de trabajos
sobre sus experiencias en aquel país. Estas
Imagen tomada de: publicaciones le ayudaron a obtener en 1887 un
https://www.lifeder.com/emile- empleo en el departamento de Filosofía de la
durkheim/
Universidad de Burdeos. Así, Durkheim impartió el
primer curso de ciencia social en una universidad francesa. (...) En 1893 publicó su tesis
doctoral, escrita en francés, La división del trabajo social, y su tesis en latín sobre
Montesquieu. Su principal trabajo metodológico, Las reglas del metodo sociológico
[sobre el que se basa la presente selección de fragmentos] , apareció en 1895 seguido
(en 1897) por su aplicación empírica de esos métodos en el estudio de El suicidio. En 1896
ya era profesor de la Universidad de Burdeos con plena dedicación. En 1902 se incorporó

1Docente responsable de la materia “Pensamiento Social y Político” de las carreras de Lic. en Relaciones
de Trabajo y Lic. en Medios Digitales y Audiovisuales.
2 Nota: [...]= entre corchetes encontrarás comentarios de quien realizó la selección de fragmentos. (...)=

entre paréntesis significa que hay una parte del texto original que fue suprimida a los fines de esta
selección.

1
a La Sorbonne, Ia famosa universidad francesa. En 1906 se le nombró profesor de
ciencias de Ia educación, denominación que se modificaría en 1913 para pasar a Ilamarse
profesor de ciencias de Ia educacion y sociologia. En 1912 se publicó otra de sus más
famosas obras, Las formas elementales de la vida religiosa” (Ritzer, 1993, pp.211).

CONTENIDO
1. El hecho social como objeto de estudio de la sociología
2. La exterioridad y coerción
3. Otro tipo de hechos sociales: Las corrientes sociales
4. Los tipos de hechos sociales: materiales e inmateriales
5. Del estudio de la religión a las representaciones colectivas
5.1.- Algunos ejemplos de investigaciones actuales sobre representaciones
sociales
6. Bibliografía

1. El hecho social como objeto de estudio de la Sociología


“La orientación teórica de Emile Durkheim, a diferencia de la de muchos otros grandes
pensadores de la sociología, muestra muy pocas ambigüedades. Su mayor
preocupación fue la influencia de las grandes estructuras de Ia sociedad, y de la sociedad
misma, sobre los pensamientos y acciones de los individuos. Contribuyó enormemente
a la formación de la teoría estructural-funcional, que se centra en el análisis de la
estructura social y la cultura. (...)
El desarrollo y uso del concepto de hecho social constituye el núcleo de la sociología
de Durkheim.(...). En términos modernos, los hechos sociales son las estructuras
sociales, así como las normas y los valores culturales que son externos y coercitivos para
los actores. Así, [quienes leen esto], como estudiantes que son, están constreñidos por
estructuras sociales tales como la burocracia universitaria y los valores y normas de la
sociedad (...) Otros hechos sociales similares constriñen a las personas en todos los
ámbitos de la vida social.
Con el fin de lograr que la sociología se alejara de la filosofía y de darle una identidad
clara y particular, Durkheim afirmó que el objeto distintivo de la sociología debía ser el
estudio de los hechos sociales. El concepto de hecho social tenía varios componentes,
pero la idea de que los hechos sociales debían ser tratados como cosas era de crucial
importancia para distinguir la sociología de la filosofía. Como cosas, Ios hechos sociales
debían estudiarse empíricamente, no filosóficamente.
(...)Aunque tratar los hechos sociales como cosas contrarrestaba la amenaza que (al
menos para Durkheim) planteaba la filosofía, era solo parte de la respuesta al problema
de la amenaza planteada por la psicología. Como la sociología durkheimiana, la
psicología era ya una disciplina altamente empírica. Para distinguir la sociología de la

2
psicología, Durkheim afirmó que los hechos sociales eran externos y coercitivos para el
actor” (Ritzer, 1993 : 206-207).
“Antes de averiguar cuáI es el método que conviene al estudio de los hechos sociales,
importa saber cuáles son los, hechos a los que damos este nombre.
La pregunta es doblemente necesaria, porque se aplica este calificativo sin mucha
precisión. Se emplea de ordinario para designar más o menos a todos los fenómenos
que se desarrollan en el interior de la sociedad, siempre que presenten, con cierta
generalización, algún interés social. Pero en este sentido puede decirse que no hay
acontecimientos huma-nos que no puedan llamarse sociales. Cada individuo bebe,
duerme, come, razona y a la sociedad le intere-sa que dichas funciones se ejerzan en
forma regular. Por lo tanto, si esos hechos fueran sociales, la sociología no tendría objeto
propio y su campo se confundiría con el de la biología y la psicología.
Pero, en realidad, en todas las sociedades existe un grupo determinado de fenómenos
que se distinguen marcadamente de los que estudian las otras ciencias de la naturaleza.
Cuando desempeño mi tarea de hermano, esposo o ciudadano, cuando cumplo los
compromisos que he contraído, realizo deberes que están definidos, fuera de mí y de
mis actos, en el derecho y en las costumbres. Incluso cuando están de acuerdo con mis
sentimientos y siento interiormente su realidad, ésta no deja de ser objetiva; porque no
soy yo quien los ha creado, sino que los he recibido por medio de la educación. Por otra
parte, cuántas veces sucede que desconocemos los pormenores de las obligaciones que
nos incumben y que, para conocerlas, necesitamos consultar el Código y sus intérpretes
autoriza-dos. De igual manera, al nacer encontramos ya hechas todas las creencias y las
prácticas de la vida religiosa; si existían antes es que existen fuera de nosotros. El sistema
de signos que utilizo para expre-sar mi pensamiento, el sistema monetario que empleo
para pagar mis deudas, los instrumentos de crédito que utilizo en mis relaciones
comerciales, las prácticas seguidas en mi profesión, etc., etc., funcionan
independientemente del uso que hago de ellos. Si tomamos uno tras otro a todos los
miembros de las que se compone la sociedad, encontramos que lo que antecede puede
repetirse acerca de cada uno de ellos. He aquí modos de actuar, de pensar y de sentir
que presentan la propiedad notable de que existen fuera de las conciencias individuales”
(Durkheim, 2001, pp.38-39).

2. La exterioridad y coerción
“En la primera edición de RMS [Las Reglas del Método Sociológico], Durkheim definió
el hecho social en los siguientes términos:
“Es hecho social todo modo de hacer, fijo o no, que puede ejercer una coerción
exterior sobre el individuo; que es general en todo el ámbito de una sociedad dada
y que, al mismo tiempo, tiene una existencia propia, independiente de sus
manifestaciones individuales.” (RMS: 68).[cursivas del autor].

Revisemos brevemente los componentes básicos de esta definición, los mismos que han
sido objeto de abundantes análisis dentro de la literatura sociológica y que, de manera

3
convencional, han sido empleados para caracterizar al hecho social a partir de los
indicadores de exterioridad, generalidad, obligatoriedad e independencia.

- La “exterioridad” de lo social
Mediante el indicador de exterioridad, Durkheim pretende subrayar la dimensión
objetiva de lo social. A su juicio, los hechos sociales son objetivos en tanto constituyen
realidades con una existencia regular, no derivable de la constitución biológica o
psicológica de los individuos que intervienen en ellos. Al poseer un sustrato distinto del
individuo (en sentido biológico y psíquico elemental), lo social constituye una realidad
específica, instituida por mecanismos independientes de la conciencia y voluntad
individuales y, en este sentido, situados “fuera” de ellas (RMS:43, 56).
Frente a la arraigada tendencia a concebir el mundo social como una extensión de la
voluntad o racionalidad humanas, el criterio durkheimiano de exterioridad sitúa los
hechos sociales como realidades “preexistentes” al sujeto y, en este sentido, como
factores condicionantes de su conducta en sociedad.
Esta prioridad temporal confiere a los hechos sociales tanto una realidad objetiva
como un status de relativa superioridad con respecto al individuo. En este sentido, los
hechos sociales no resultan de una obra individual sino colectiva, presentándose ante el
sujeto como realidades objetivadas; modos de acción y pensamiento colectivamente
acuñados por las generaciones anteriores. Esta anterioridad (lógica y temporal) es
invocada por Durkheim como prueba de la exterioridad de lo social: si en sus
determinaciones fundamentales los hechos sociales anteceden al individuo, si no se
derivan de él y debe aprenderlos, esto significa que existen independientemente y, por
tanto, fuera de él. Planteada en estos términos, la definición durkheimiana del hecho
social fue objeto de numerosas objeciones dirigidas al escaso papel que otorgaba al
individuo, convertido, según sus críticos, en mero receptáculo de las disposiciones
sociales.” (Vázquez Gutiérrez, 2012, pp.332-333.)
“Estos tipos de conducta o del pensamiento no son sólo exteriores al individuo, sino
que están dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtud del cual se imponen
a él, lo quiera o no. Sin duda, cuando me conformo a él plenamente, esta coacción
no se siente o se siente poco, ya que es inútil Pero no deja de ser un carácter
intrínseco de esos hechos y la prueba estriba en que se afirma en cuanto yo trato de
resistir.
Si intento infringir las reglas del derecho, estas reaccionan contra mí de tal manera
que impiden mi acto si están a tiempo, o lo anulan y lo restablecen bajo su forma
normal si ya es irreparable; o me lo hacen expiar si ya no puede ser reparado de otra
manera. Se trata de máximas puramente morales. La conciencia pública reprime
todo acto que las ofende, mediante la vigilancia que ejerce sobre la conducta de los
ciudadanos y las penas o castigos especiales de las que dispone. En otros casos, la
coacción es menos violenta, pero no deja de existir. Si yo no me someto a las
convenciones del mundo, si al vestirme no tengo en cuenta los usos vigentes dentro
de mi país y de mi clase, la risa que provoco, el alejamiento en el que se me mantiene,
producen, aunque en forma más atenuada, los mismos efectos que un castigo
propiamente dicho. Además, la coacción, aunque sea indirecta, no es menos eficaz.

4
No estoy obligado a hablar francés con mis compatriotas ni a emplear la moneda
legal; pero es imposible no hacerlo. Si tra-tara de eludir esta necesidad, mi tentativa
fracasaría miserablemente. Si fuera industrial, nada me prohi-biría trabajar con
procedimientos y métodos del siglo pasado; pero me arruinaría indefectiblemente
(...)
He aquí, pues, un orden de hechos que presentan características muy especiales:
consisten en modos de actuar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y están
dotados de un poder de coacción en virtud del cual se imponen sobre él. Además,
no pueden con-fundirse con los fenómenos orgánicos, puesto que consisten en
representaciones y en actos; ni con los fenómenos psíquicos, los cuales sólo existen
dentro de la conciencia individual y por ella. Constituyen, pues, una nueva especie y
a ellos debe darse y reservarse el calificativo de sociales.” (Durkheim, 2001, pp.39-
41)
“Además, podemos confirmar mediante una experiencia característica, esta
definición del hecho social: basta observar la forma en que se educa a los niños.
Cuando se observan los hechos tal como son y como han sido siempre, salta a la
vista que toda educación consiste en un esfuerzo continuo por imponer al niño
formas de ver, de sentir y de actuar a las cuales no llegaría espontáneamente. Desde
los primeros momentos de su vida lo obligamos a comer, a beber, a dormir a horas
regulares, lo coaccionamos a la limpieza, la tranquilidad, la obediencia; más tarde, lo
obligamos a que aprenda a tener en cuenta al prójimo, a respetar los usos, las
conveniencias, le imponemos el trabajo, etc, etc. Si con el tiempo dejan de sentir esta
coacción, es porque poco a poco engendra hábitos, tendencias internas que la hacen
inúltil, pero que la sustituyen porque derivan de ella” (Durkheim, 2001, pp.43-44)
“Un hecho social se reconoce gracias al poder de coacción exterior que ejerce o que
es susceptible de ejercer sobre los individuos; y la presencia de dicho poder es
reconocida a su vez, bien por la existencia de alguna sanción determi-nada, o bien
por la resistencia que le lleva a oponerse a toda empresa individual que tienda a
violentarlo. Sin embargo, puede definir también por la difusión que presenta en el
interior del grupo, con tal que, de acuerdo con las observaciones que anteceden, se
tenga cuidado de añadir como segunda y esencial característica aquella que existe
independientemente de las formas individuales que adopta al difundirse. La coacción
es fácil de comprobar cuando se traduce en el exterior por alguna reacción directa
de la sociedad, como en el caso del derecho, la moral, las creencias, los usos, las
modas mismas. Pero cuando es sólo indirecta, como la que ejerce una organización
económica, no se deja percibir siempre con tanta claridad. Entonces puede ser más
fácil establecer la generalización combinada con la objetividad” (Durkheim, 2001,
pp.48).

“La noción durkheimiana de coerción alude a una caracterización de los hechos


sociales entendidos como modos de sentir, pensar y obrar que se nos imponen; a los
que no habríamos llegado siguiendo nuestras inclinaciones particulares. Este carácter de
obligatoriedad señala un elemento distintivo de lo social. Lejos de representar una mera
prolongación de la naturaleza individual, lo social implica una continua labor dirigida a
acotar dicha naturaleza. En este sentido, lo social no es una condición optativa, producto
de la rutina o la imitación, sino un marco de determinación que condiciona la práctica

5
del individuo en sociedad. Sentida vivamente o de manera atenuada, la capacidad
impositiva de lo social no deja de hacerse presente, particularmente en función de la
resistencia que ofrece a todo intento de modificación por parte de los sujetos,
considerados individualmente (RMS: 57-58). (...). Dicha resistencia puede asumir formas
diversas. Desde la censura moral o la sanción legal ante la transgresión, hasta la
presencia de elementos condicionantes, inherentes al medio social, que obligan al
individuo a actuar dentro de pautas claramente fijadas. En estas diversas formas de
constreñimiento se descarta toda referencia a la coerción física. Esto en un doble
sentido: a) el correspondiente a las fuerzas de la naturaleza; b) el que procede de la
imposición arbitraria (forzada) de un individuo sobre otros” (Vazquez Gutiérrez, 2012,
pp.334-335)
“Como hemos visto, los caracteres de exterioridad, generalidad e independencia que
el joven Durkheim resalta en RMS, así como la insistencia en tratar a los hechos sociales
como “cosas”, no tienen un contenido ontológico, sino epistemológico. En este sentido,
la búsqueda de objetividad que los indicadores de RMS reclaman, refieren a las
consideraciones epistemológicas planteadas para el adecuado tratamiento de una
realidad cuya naturaleza profunda se desconoce (... ) Los criterios de exterioridad,
generalidad e independencia tienen, pues, sólo un sentido epistemológico, en tanto
herramientas de la investigación. En cuanto tales, ellos son también, constructos de
orden social. El hecho social es entonces por entero una producción de sentido. La
dimensión material, en sentido ontológico, existe como soporte de los hechos
materiales; se halla presupuesto como condición de posibilidad, como vehículo del
símbolo y su representación, pero no como principio constitutivo; del mismo modo que
la individualidad biológica es soporte de la existencia del individuo socializado. Merced
a esta aclaración, no es sostenible ya una relación ontológica de exterioridad,
anterioridad o independencia entre individuo y sociedad; la sociedad se encuentra en
una misma relación de sentido (Vazquez Gutiérrez, 2012, pp., 346)

3. Otro tipo de hechos sociales: Las corrientes sociales


“Sin embargo, como los ejemplos que acabamos de citar (reglas jurídicas, morales,
dogmas religiosos, sistemas financieros, etcétera) consisten todos en creencias y
prácticas constituidas, de acuerdo con lo que antecede se podría creer que sólo hay
un hecho social donde existe una organización definida. Pero hay otros hechos que,
sin presentar estas formas cristalizadas, tienen la misma objetividad y el mismo
ascendiente sobre el individuo. Esto es lo que llamamos las corrientes sociales3. Así,
en una asamblea, los grandes movimientos de entusiasmo, de indignación, de piedad
que se producen, no tienen como lugar de origen ninguna conciencia particular. Nos
llegan a cada uno de nosotros desde fuera y son susceptibles de arrastrarnos a pesar
nuestro. (...)
Ahora bien, lo que decimos de estas explosiones transitorias se aplica también a los
movimientos de opinión más duraderos, que se producen sin cesar en torno nuestro,
bien en toda la extensión de la sociedad, bien en círculos más restringidos, en

3 Las cursivas son nuestras.

6
relación con materias religiosas, políticas, literarias, artísticas, etcétera” (Durkheim,
2001, pp.42-43).
“La costumbre colectiva no existe solamente en estado de inmanencia en los actos
sucesivos que determina, (...) se expresa de una vez por todas en una fórmula que
se repite de boca en boca, que se transmite por medio de la educación y que se fija
incluso por escrito. Estos son el origen y la naturaleza de las reglas jurídicas, morales,
de los aforismos y los dichos populares, de los artículos de fe en las que las sectas
religiosas o polÍticas condensan sus creencias, de los códigos de buen gusto que
establecen las escuelas literarias, etc (...) Así, existen ciertas corrientes de opinión
que nos empujan, con intención desigual según los tiempos y los países, una al
matrimonio, por ejemplo, otra al suicidlio o a una natalidad más o menos alta, etc.
Estos son sin duda hechos sociales. A primera vista, parecen inseparables de las
formas que adoptan en los casos particulares. Pero la estadística nos proporciona la
manera de aislarlos. Están en efecto representados, no sin exactitud, por la tasa de
natalidad, la tasa de matrimonios, la de los suicidios (...) ” (Durkheim, 2001, pp.45-
46).

4. Los tipos de hechos sociales: materiales e inmateriales


“Sabemos que un hecho social es una cosa y que es externo y coercitivo, pero ¿qué
más sabemos de un hecho social? En realidad, Durkheim distinguía entre dos grandes
tipos de hechos sociales: los materiales y los inmateriales. Los hechos sociales materiales
son los más claros de ambos tipos, porque son entidades reales y materiales, pero sólo
adquieren una importancia menor en Ia obra de Durkheim. Como él mismo señaló: «El
hecho social a veces se materializa y llega a convertirse en un elemento del mundo
exterior» (1897/ 1951: 313). La arquitectura y el derecho constituyen dos ejemplos de lo
que significan los hechos sociales materiales (...)
(...) el grueso de la obra de Durkheim, y el nudo de su sociología, es el estudio de los
hechos sociales inmateriales. Durkheim dijo: «No toda conciencia social alcanza... la
exteriorización y la materialización» (1897/1951: 315). Lo que para los sociólogos son hoy
en dia las normas y los valores, o en términos más generales, la cultura (véase Alexander,
1988), son ejemplos adecuados de lo que Durkheim quería decir con hechos sociales
inmateriales” (Ritzer, 1993, pp.208).
“Los hechos sociales desempeñan un papel central en la sociología de Emile
Durkheim. Una manera útil de extractar los hechos sociales más importantes de su obra,
y de analizar sus pensamientos sobre las relaciones entre estos fenómenos, es comenzar
con los esfuerzos de Durkheim por organizarlos en distintos niveles de la realidad social.
Durkheim comenzó por el nivel de los hechos sociales materiales, no porque fuera el
nivel más importante para él, sino porque sus elementos suelen tener prioridad causal
en su teorización, pues influyen en los hechos sociales inmateriales, la verdadera
preocupación de su obra (...).
Los principales niveles de la realidad social (Lukes, 1972: 9-10) en la obra de Durkheim
pueden describirse como sigue:
A. Hechos sociales materiales

7
1. Sociedad
2. Componentes estructurales de la sociedad (por ejemplo, la iglesia y el
estado)
3. Componentes morfológicos de la sociedad (por ejemplo, distribución
de Ia población, canales de comunicación y forma de las habitaciones)
B. Hechos sociales inmateriales
1. Moralidad
2. Conciencia colectiva
3. Representaciones colectivas
4. Corrientes sociales
Los niveles dentro de las dos categorías figuran en orden descendente en lo que se
refiere a generalidad.” (Ritzer, 1993, pp.209).
“Sin embargo, podríamos preguntarnos si esta definición es completa. En efecto, los
hechos que nos han proporcionado su base son siempre modos de hacer; son de
orden sociológico. Pero también hay modos de ser colectivos, es decir, hechos
sociales de orden anatómico o morfológico. La sociología no puede desinteresarse
de lo que concierne al sustrato de la vida colectiva. Sin embargo, el número y la
naturaleza de las partes elementales que componen a la sociedad, la manera en que
están dispuestas, el grado de coalescencia a que han llegado, la distribución de la
población sobre la superficie del territorio, el número y la naturaleza de las vías de
comunicación, la forma de las viviendas, etc., no pueden a primera vista relacionarse
con maneras de sentir o de pensar. Pero, en primer lugar, estos diversos fenómenos
presentan la misma característica que nos ha servido para definir a los demás. Estos
modos de ser se imponen al individuo como los modos de hacer de las que ya hemos
hablado. (...)
Si la población se aglomera en nuestras ciudades en vez de dispersarse por el campo,
es por- que existe una corriente de opinión, un empuje colectivo que impone a los
individuos dicha concentración. No podemos escoger la forma de nuestras viviendas
ni la de nuestra ropa (...). Las vías de comunicación determinan de forma imperiosa
el sentido en el cual se realizan las emigraciones interiores y los intercambios, e
incluso la intensidad de esos intercambios y de esas emigraciones (...)
Existe así toda una gama de matices que, sin solución de continuidad, relaciona los
hechos de estructura más caracterizados con esas corrientes libres de la vida social
que no están aún volcadas en ningún molde concreto. Y es porque no hay entre ellos
más que diferencias en el grado de consolidación que presentan. Unas y otras no son
más que vida más o menos cristalizada. Sin duda, quizá interese el nombre de
morfológicos para los hechos sociales que conciernen al sustrato social, pero a
condición de no perder de vista que son de igual naturaleza que los otros. Nuestra
definición abarcará, pues, todo lo definido si decimos: un hecho social es toda
manera de hacer, establecida o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una
coacción exterior; o también, el que es general en la extensión de una sociedad
determinada teniendo al mismo tiempo una existencia propia, independiente de sus
manifestaciones individuales (Durkheim, 2001, pp.49-52).

8
5. Del estudio de la religión a las representaciones colectivas
“... Durkheim aborda el estudio del totemismo, caracterizado en esta obra como “la
religión más primitiva y simple conocida en la actualidad” (FE4: 1). La elección del
totemismo como caso paradigmático de estudio no es casual; constituye un recurso
metodológico para el logro de un objetivo de mayor alcance: captar los elementos
constitutivos del hecho religioso. (...)
las representaciones de carácter religioso tienen un fundamento social y revisten
exteriormente los rasgos de generalidad y obligatoriedad propias de los hechos sociales,
según la caracterización realizada por nuestro autor en RMS (...)
Las representaciones producidas por la religión no son, pues, una mera invención,
poseen eficacia práctica. Independientemente del valor de verdad de la creencia, su
ejercicio tiene consecuencias prácticas. En este sentido profundo, la idea es constructora
de realidad. (...)
… las representaciones colectivas atribuyen con mucha frecuencia a las cosas de las
que se predican propiedades que en éstas no existen en forma ni grado alguno. Del
objeto más vulgar pueden hacer un ser muy sagrado y poderoso. Y con todo, aunque
ciertamente puramente ideales, los poderes que así le son conferidos actúan como si
fueran reales (...)
La autoridad moral del tótem no es más que la expresión simbólica del ascendente
que la colectividad ejerce sobre nosotros. La fuerza religiosa no es otra cosa que el
sentimiento de respeto que la colectividad inspira a sus miembros. El carácter sagrado
que se asigna a una cosa no procede de ella, es producido socialmente. Esta
característica permite entender por qué la religión constituye para Durkheim una
expresión originaria de lo social, a partir de la cual se instituyen creencias compartidas,
construyéndose un sentido colectivo de pertenencia (...)
Durkheim esboza indirectamente los componentes básicos de lo social, mismos que
pueden ser presentados sumariamente en la siguiente forma: a) Lo sagrado-social
representa una dimensión sobre-añadida a los objetos materiales que le sirven de
soporte, a través de los que puede externamente reconocerse, sin que su naturaleza
profunda quede reducida a ellos. b) Lo sagrado-social posee una naturaleza de orden
simbólico. Abarca una dimensión configurada en el orden de la representación. c) Lo
sagrado-social posee un poder de eficacia práctica. Las representaciones colectivas
construidas en el orden de la vida social tienen efectos materiales; las creencias pueden
ser, bajo ciertas condiciones, productoras de la realidad (Vázquez Gutiérrez, 2012,
pp.336-340)
“la perspectiva de Durkheim sobre lo social fue conformándose a partir de un proceso
caracterizado por momentos de continuidad y ruptura, a partir de los cuales nuestro
autor fue encaminándose progresivamente hacia el reconocimiento de una doble
dimensión de lo social. La admisión de esta “doble vida de lo social” permitiría identificar

4 Sigla del autor. Remite a la obra “Las formas elementales de la vida religiosa”.

9
su compleja realidad expresada, por un lado, a partir del reconocimiento de su
dimensión objetiva- material (realidad descrita por sus rasgos externos, parte
indiscutible del mundo positivo que sirve de soporte al mundo construido
simbólicamente). Por otro lado, a partir del reconocimiento de su dimensión profunda,
en tanto representación; realidad inscrita en un mundo de sentido. Sobre esta base, sería
posible pensar en lo social, tanto en su forma objetiva-externa, conforme a los criterios
de obligatoriedad, exterioridad, generalidad e independencia, (esto es, identificarla
mediante los criterios fijados en RMS para la definición del hecho social), como a partir
de su dimensión simbólica, en tanto realidad sobreañadida a las cosas, con eficacia
material”. (Vázquez Gutiérrez, 2012, pp.341)
“El año de 1897 juega un papel crucial para el desarrollo de la teoría social
durkheimiana. En particular, la publicación en ese año de El suicidio (Durkheim, 1998, en
adelante SU) representa un eslabón importante hacia la conformación de la nueva
concepción que Durkheim irá perfilando en su interpretación sobre la integración de las
sociedades modernas. (...) Tomamos para nuestro análisis dos referencias centrales
provenientes de SU:
a) La afirmación de que “la vida social está hecha por entero de representaciones.”
Afirmación hecha en esta obra (SU: 341) y repetida luego en el prefacio de la 2ª edición
de RMS (RMS: 35). A partir de ella se desprende toda una serie de desarrollos para el
concepto de “representaciones colectivas”, noción que asumirá un papel estratégico en
la interpretación de lo social como realidad simbólica, sobre-añadida a la realidad
b) La concepción de lo social como medio moral que regula e integra. (SU: 255)
(Vázquez Gutiérrez, 2012, pp.343)
“Aunque a Durkheim le resultó útil, la idea de la conciencia colectiva es sin duda vaga
y amorfa. El descontento de Durkheim con la vaguedad del concepto de conciencia
colectiva le indujo a abandonarlo progresivamente en sus últimas obras en favor de otro
concepto mucho más específico: las representaciones colectivas. Las representaciones
colectivas pueden considerarse estados específicos o substratos de la conciencia
colectiva (Lukes, 1972). Desde una perspectiva contemporánea, las representaciones
colectivas hacen referencia a las normas y valores de colectividades específicas como
la familia, la ocupación, el estado, y las instituciones educativas y religiosas. El concepto
de representaciones colectivas puede utilizarse de manera tanto general como
particular, pero lo más importante es que permitió a Durkheim conceptualizar los hechos
sociales inmateriales de un manera más específica que con la difusa noción de
conciencia colectiva. Ahora bien, a pesar de su mayor especificidad, las
representaciones colectivas no pueden reducirse al nivel de la conciencia individual.
«Las representaciones colectivas resultan del substrato de los individuos asociados...
pero poseen características sui generis» (Durkheim, citado en Lukes, 1972: 7). El término
latino sui generis significa «único». Cuando Durkheim utilizó este término para referirse
a la estructura de las representaciones colectivas, lo que en realidad quería decir era que
su carácter único no podía reducirse a la conciencia individual. Esto las sitúa firmemente
en el reino de los hechos sociales inmateriales. Trascienden al individuo debido a que su
existencia no depende de ningún individuo particular. Son también independientes de
los individuos en el sentido de que su duración en el tiempo es mayor que la duración

10
de la vida del individuo. Las representaciones colectivas constituyen el elemento central
del sistema de hechos sociales inmateriales de Durkheim” (Ritzer, 1993, pp.217-218).

5.1.- Algunos ejemplos de investigaciones actuales sobre representaciones sociales


● “El texto de Adriana Estrada, “Espejo de realidad e imaginario social: la
construcción de discursos audiovisuales afirmativos desde mujeres
campesinas”, expone una discusión epistemológica que concibe la construcción
de conocimiento a partir de una interlocución con los sujetos involucrados. Su
investigación se desarrolló en dos comunidades rurales del estado de Morelos,
Totolapan y Oacalco. Su metodología se centró en elementos audiovisuales, y
resulta estimulante pues considera el proceso de autorrepresentación dirigido a
deconstruir las formas institucionalizadas de representación de la realidad,
haciendo emerger rupturas con respecto a valores morales y prácticas cotidianas
que impone la dominación masculina y los órdenes sociales imperantes.
Demuestra el proceso de alteridad subalterna femenina rural, que por un lado no
reconoce las capacidades de conformarse como sujetos autónomos y por otro
las sobrevalora, descontextualizándolas de procesos más amplios que se
desarrollan en sus localidades, regiones o países”. Disponible en:
http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/crim-
unam/20170505041840/pdf_666.pdf
● “El último capítulo, “Representaciones sociales y desempleo: un estudio sobre las
contradicciones y especificidades del desempleo femenino”, escrito por Maider
Larrañaga, José F. Valencia y Pierre Vergés, ilustra una forma de investigar la
representación social de un objeto social que es ampliamente utilizada en este
campo de estudios. Con un diseño metodológico cuantitativo, basado en la teoría
del núcleo central y en una técnica de asociación de palabras y cuestionarios, los
autores reportan los principales hallazgos de su investigación sobre las similitudes
o diferencias en la representación social del desempleo masculino y el femenino”
Disponible en: https://docplayer.es/63892088-Representaciones-sociales-
teoria-e-investigacion.html

6. Bibliografía citada
Durkheim, E. (2001) Las reglas del método sociológico. México: FCE.
Ritzer, G. (1993) Teoría Sociológica clásica. Madrid: McGraw-Hill.
Vazquez Gutierrez, J.P. (2012) “La concepción del hecho social en Durkheim. De la
realidad material al mundo de las representaciones colectivas”. Política y Sociedad,
vol.49, núm2.pp331-351. Disponible en: https://core.ac.uk/download/pdf/38819738.pdf

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