1945 - Revista Del Museo Nacional #XIV
1945 - Revista Del Museo Nacional #XIV
Revista
f
,
del Museo Nacional
Lima-Perú
.
Director: Luis E. Valcárcel
TOMO XIV
--1945--
Lima
Imprenta del Ministerio de Edueaci6n
REVISTA
DEL MUSEO NACIONAL
Director: LUIS E. VALCARCEL
."j,
los Incas, a tenor de las referencias hechas por este cronista indio; en cu-
yas relaciones no sólo encontraremos el sobrado motivo de nuestro asom-
hro ante la admirable ádministración asistencial . de aquellos soberanos, sino
valiosas enseñanzas, muy dignas de "aprovecharse en todo tiempo.
Guamán Poma, comienza por reconocer en su Crónica, la existencia
en la época del imperio ' incaico, de grandes calamidades sociales (hambres
y pestes) como de la presencia de sujetos inhabilitados (tarados, enfer-
mos, huérfanos, viudas y ancianos), fenómenos sociales negativos que no
pudieron escapara la atención de uno de los más grandes y admirados im-
perios de la antigüedad americana. Y como si ello no fuera bastante, ya
con ser mucho, también fué preocupación de aquella dinastía, la ' asistencia
materno-paterno-infantil, en una forma muy adelantada para su tiempo.
Ya antes del período de los Incas, -que Guamán Poma considera di-
vidido en cuatro edades,- se registran diversas epidemias, siendo una
muy mortífera en la tercera edad de los indios purunruna (bárbaros, sal-
vajes) : "tanta zuma de inQs. pudia a,uer en el rreyno dizen Iq. una ues conu-
na pistelencia se murieron muy mucha gente y q.says meses comieron los
condores buytres aesta gente y no lo pudian acauar todos los buytres deste
rreyno q.aci lo cuenta" (foja 6r) .
Refiriéndose al reluado del Segundo Inca, Sinchi Roca, -en cuyo
tiempo hace t1acer a .T esucristo, -Guamán Poma, consigna la visita del
apóstol San Bartolomé (1), que con sus milagros aplaca algunas calami-
dades que azotaron al imperio por este tiempo: "anci auido otros muy mu-
chos milagros. y castigos en el tienpo del inga no se (escriue cino son los tes-
tigos la cayda de los ¡serros y penas derrumbadas y acise escriue toda la su-
ma por eso el castigo dedios le llama pachacuti, pacha: tierra y anci algu-
nos rreys fueron llamados pachacuti, y enta uida como emos bisto el reuen-
tar el bolean y llorar fuego de! ynfierno y arena solar una ciudad y ' su CQ-
marca y tanbien se dize milagro del temblor de la tierra y murir mucha gen-
ta y un religioso peior de la horden de santo domingo y I solarse la cordellera
de!a mar de mas de una legua y tornar otra legua la dha agua de la mar
CJ.. jamas ha hecho desde que dios mando y tanbien se dice el milagro de las
pistilencias que dios enbia de saranpion y birguelas y garrotillo y paperas y
conellos sean muertos muy mucha gente y tanbien se dize milagro; de la gran
cargason de nieue y granisos q. cayo del cielo lo q. cubrio todos los serros
de un estado de nieue en partes dos estados de nieue sobre la tierra y murir
mucha gente y ganados 'tanbien se dize milagro de dios el castigo y pestilen-
cia y los rratones en los llanos y de hazer muchicimo dano los paxaros en
las sementeras en toda la cordelle.ra de la mar de norte, como se mueren mu-
cha gente de hambre y pistilencia de mosquitos y de moscas y sancudos, pio-
jos, pulgas, pique, nihua tanbien es pistilencia castigo de dios e!arse el mays
y papas y caer granisos sobre la comida tanbien espistilencia q. enbia dios
a los malos cristianos arrobar hazienda de los pobres y quitalles sus muge-
res y a sus hijas y : seruirse deenas tanbien se dize milagro y piste-
lencia de q. como se despueblan y salirse ausentes los ynQs. de sus pueblos en
este rreyno tanbien es castigo dé dios murir muchos ynQs. minas de azogue
y de plata y otros mur irse azogado y estar muy malo padeciendo gran
trauajo cinco o seys anos u murirse y despues de muerto dexar ;a ,sus muge-
res y hijos guerfanos y pobres" (fojas 94 y 95) ·
Guamán atribuye al hijo del sexto Inca, Apocamac, el establecimien-
to del hábito ,del coqueo y al séptimo, Yahuarhuácac, la costumbre del ayu-
no y de las penitencias, para ahuyentar las epidemias: "apocamac ynga co-
menso a comer coca y la prendia en los andes y aci le enseno a otro ynQs.
enes te rryno" (foja 103); "yauaruacac ynga i el q. comenso a ayunar y pe-
nitencia por las pistelencias q. comenso primero y mando sacrificar hazien-
do ayunos y uigilias alos ydolos y hizo prociciones echando del pueblo a las
enfermedades .y pistelencias tirando con hondas de fuego por las ciudades
y uillas y pueblos deste rreyno" (foja IOS).
Refiere calamidades de hambre y epidemias en tiempo del noveno Inca,
Pachacútec, debidas a una gran sequía de lluvias: "en su tienpo deste dho.
ynga abia muy mucho mortanza de yndias y hambre y sed y pistilencia. y
castigo de dios q. no !louio ciete años otros dizen q. dies años y! habia ten-
pestades lomas tienpo era todo llorar y enterrar defuntos y aci este dho
ynga se llamo pachacuti ynga" (pág. I09).
En, otra parte de su obra (pág. 286), describe otras calamidades ocu-
rridas en la época incaica: "pistelencia que enbiaua dios en el tienpo de los
yngas y eneste tienpo tenbien enbia dios su castigo y en el tienpo de! ynga
llouio fuego y solo el pueblo de cacha del collau y llouer arena rreuenta:rl el
holean de putina y solar la ciudad de ariquipa con toda su comarca y ter-
mino pistelencia de saranpion y birguelas muy grandicimas en tienpo de
guayna-capac ynga se muria muy mucha gb1te y el ynga dizen quese auia
metido en una cueua depiedra demiedo de la pistilencia y de la muerte y alli
dentro sé murio-tenblor de tierra murir mucha gente con ello y entienpo del
6 R:vista del ;tl/fuseo Nacional: Tomo XIV.
J nga no llouer dies años en tiel1po de pachacut.j ynga delos ciete años de
hambre de exipto yeneste yienpo dizen que rreuental1a las piedras y como
:;e elan las comidas y caer grani:"os sobre las comidas y pistilencias deguza-
nos q' destruyen , la comida en las sementeras y dentro de casa polillari-
pistilencia de los rratones q' destruy toda la cordellera de los llanos y , pis-
telencia ,de los paxaros y de perdises de lós papagayos critos :chiuillos yI ~.
cielos uenados)' zorrilas y zorras' todaesta pistelencia auido ei1 , tienpo del
ynga". '' "
Describe otra epidenmia' en el reynado de Huayna'-Cápac, en la que
murió el propio monarca y su esposa Raua odIo coya: "y murioeil la ciu-
dad de tumi ele' pistilencia ele saranpion birgue!as" (fojas II4 'y 141).
En su Crónica, Guamán establece la existellcia de sujetos inhabilita-
dos, parcial o totalmente, para el trabajo, en los diferentes ' dibujos con
que la ilustrara y de los que nosotros copiamos algunos de ' los más ¡ntere-
8antes y en las diversas relaciones quc\hace en el curso de sus úarraciones
sobre ' el Perú de aquella época. Así, al referirse a las visitas practicadas
por los Incas, menciona en la cuarta, la calle "dolos enferni.osy liciados co-
jos y mancos y tollidos-upamudo, nausa-ciego, uncoc~et1fermo, uiúay
uncoc- (I) tullido, maql1in paquisca- (2) 111anco-hanca- coxa, estos se-
ruian de pasatienpo hablar y chocarrear como son enanos tinreuayaca (3)
rumo- (4) corcabaclo, -chictacinca- (S) estos cada uno les casaua ' con su
(ygual para multiplicar y seruian en todo 10 q, pudian enestos ynQs o yndas
tenian una horden muy buena del seruicio de dios y multiplico de jente
para hinchir la tierra de ' gente para la grandesa aumento y seruido de la
magd del ynga y prencipes duques condes marqueses deste ' l'reyno le' éau-
sauan al ciego con otra ciega alcojo con otra coja al muelo con otl'a 'rnuda
al enanOC0n enana al corcobado con corcobada, al narisencHdo con ótra
de naris hendida para el multiplico del mundo" (pág. 20J). En la visita a
las mu ieres, refiere también de las inválidas: "enesta calle de la quarta son lla-
lI1ados~nausa cuna-ciegas, han ca : coxas,-opa-mudas" uinay oncoc-tollidas, ti n-
re uayaca-enanas, como corcobaelas, chictacinca cacyanaris hendidas" , aestas el
ynga les casauan conosotros como ellos y. las demas que 'pudieran trauajár ha-
cian hilar y texer y sauian estas dhas )'ndias mil maneras de labores y texian
.,
(l). "Upa: mudo; ñausa: ciego; huancca: cojo; unkuy: enfermedad; huiñay: para
siempre.
(2). Maqui: mano; ' ppackiska: rota, quebrada.
(3). Ttinrihuayaca: : 'enano.
(4). Kcumu: corcoba, torcobado.
(5). Cchekta-Zencca: nariz hendida.
La Asistencia Social entre las Incas 7
chunbe y uincha y alas dema.s el ynga lo repartian para mansebas para q.pa-
riesen y multiplicasen aumentasen y ubiese aumento deelas porq. la tierra no
c:nedasen yermo solitario y snelen ser graneles texedoras de rropa y. cocineras y
chiche-as y chocarreras para entretenimiento del ynga y delos señores princi-
pales" (pág. 222) (1). En la visita a la segunda y tercera calles, se refiere a
los ancianos : "DE PURIC MACE-lO (2) biejos pasados deedad de sesenta a
líos y de setenta y ocho años que seruian en las chacras y ele traer lena y paxa
y linpiar casas ele! ynga, o ele algun sor y prencipa.l y seruian por camareros y
despenseros y porteros y quipocannyos. DEL TERZERO llamado ~ Rocto
Macho (;) biejo sordo eleedael de ochenta años hasta de cien años o de ciento
y cinCjuenta años estos dhos rroeto machos son biejos q.soio es para comer y
oormir los q.pueden hazen guasca y soga y frezadas tapa y ande guardar casas
delos pobres y criauanconejos y patos" (fojas 197-199). En la visita a las
mujeres, se refiere a las calles ele las ancianas. casi en la misma forma que a la
de los hombres : "EN ESTA CALLE dela segunda llamadas-payacona- bie-
oías deedael de cinquentaaños biejas que se ocupan a texer rropa gruesa de co-
r'1Unielad estas ell1as ynas entran a sereuir alaselhas mujeres prencipales y
ciruen ele porteras y despenseras y de camareras cocineras y mayordomas y
estas cin1en a las uirgenes agllacunas y de toelo lo quees mandado ensusu ofi-
cios y cargos oficios y son ;lamados mal118 y ande tener quipo y cuenta de todo
€;Ho estas dhas mugeres segunda calle fue llamada paya quiere dezir bieja que
se entiende bieja meelia mosa o biucla auncpea biuda nina o muger desbirgacla
(1). Estas referencias de Guamán Poma ele Ayala se encuentran ratificadas, ade-
más de la existencia de nombres propios de estos inhabilitados en las lenguas aborígenes,
en las magníficas representaciones de los huaccs antropomorfos que nos han legado los
antiguos peruanos, significando ciegos, mancos, cojos, con pié bot varo, enanos, .idiotas,
jibosos, lordósicos, etc . (como puede verse en los diferentes Museos yen las fotografías que
se ocupan de la cerámica peruana, especialmente las consignadas por el Dr. J. B . Lastres
en su obra "Representaciones patológicas en la cerámica peruana", Lima-1943) i en las
relaciones de los demás cronistas, como la del Padre Malina, de que en la gran fiesta de la
Citúa, "echaban a dos leguas del Cuzco, a todos los que tenían las oreja, quebradas i a to -
dos los corcobados que tenían alguna lesión en sus personas"; o la de Garcilaso ("Comen -
tarios Reales de los In cas") , de que "lo que sobraba de las tierras del Sol, se aplicaba a los
pobres, que eran los inútiles, cojos, mancos, ciegos, tullidos i otros semejantes;" o la de
lVlontesinos, de que "hubo una época feliz-allá muy lejos-en que el Imperio Peruano al-
canzó basta suerte de gloria; pero pe r turbaciones diversas hubieron de producir la caduci-
dad de su grandeza: en medio de aquel desquiciamiento, el pais se poblaba de laces i de
" niños contrahechos" (Citado por Arturo Capdevila, en su obra "Los I ncas", Buenos Ai-
res- 1937) .
(2) . Puric: andador o caminador; machu: vIeJo.
(3). Roktto: sordo; macho : viejo.
Revista del Museo Nacional: Tomo XIV.
le llamauan paya yquima uacllisca . (1) quiere deiir bieja y biuda y perdida no
tenia ya caso deelas entrauan ala quenta delas biudas pero jamás sea hallado
muger perdida ni se aya casadose perdida ni auerse hallado adultera ala don-
zela y al donsel quebrantado le rnatauan y le colgauan bibo por una pena aci
mismo el adultero y adultera es la justicia graue lo deese pecado traye españo-
les y anci estas dhas mugeres seruian en texer costales y otras cosas para los
prencipales y i,aqudian a las qumunidades y otras obligaciones de su pue-
blo no saliendo fuera deella y eran respetados como biejas honrradas y
tenian cargo clelas doncellas y aqudian en otras mitas y obligaciones lo que
lestaua mandado como muger pichera eneste rreyno. ENEST A CALLE
de la terzera llamado punoc-paya (2), bie jas que entiende solo dormir y co-
merdeedad de ochenta años las que pueden ande seruir de porteras y
acompanamiento y algunas que pueden ande texer costales y hilar cosa gruesa
10 que pueden y de guardar conejos y criar patos y criar perros y mirar las ca-
sas y ayudar acriar alas ninos" (foja 220) . .
Ante la existencia de tales calamidades (sequías, epidemias, etc.) y de su-
jetos inhabilitad03 (niños, ancianos, madres,lhuérfanos, viuda, enfermos, po-
bres, ciegos, mancos, cojos, contrahechos, etc.), la organización indiana pose-
yó medidas de previsión y de asistencia sociales, ciertamente muy sabias, pues
~jn rebajar el tenor moral de los necesitados, a los que procuró siempre darles
dguna utilidad, llegó a ser eficaz, acaso por la elementalidad de sus procedi-
mientos y por el rigor de su ejecución. Así, de antemano, nuestro cronista in-
clio, nos refiere el castigo:a que se hacía acreedor en la legislación de los incas,
el que maldecía a los pobres, cuando nos dice: "y ten mandamos que no bIas fe-
mie anenguna persona y al consejo y a prencipales ni ynQs. pobres ama naca-
conquicho pitapas ' (no maldecirás a nadie)': (foja 18S) . Luego nos habla de
procedimientos eli parte mágicos y en parte higiénicos para ahuyentar las (en-
fermedades, como el de la fiesta de la Luna o Coya Raymi, en setiembre, mes
en el q' "mando los yngas echar las enfermedades de los pueblos y .las pistelen-
cias detodo el n-eyno los hombres armados como ci fuera ala guerra apeleatj
tiran con hondas de fuego deziendo sali enfermedades y pistelencias deentre
1::1 gente y deste pueblo dejanos con una has alta y enesto rucian todas las casas
y calles lo n'iegan con agua y lo linpian esto se hazia en ~LOdo el rreyno y otras
muchas serimonias para echar taqui oncoc y sara oncuy pucyo oncuy pacha-
panta chirapa uncny pachamaca acapana ayapacha oncoycona (3) (foja 253).
(l).-Paya: abuela; hiqquini: rebanar o cortar con cuchillo la semilla de papas, ocas,
etc.; hu acllisca: lo dañado, perdido, corrompido.
(2).-Puñuy: el sueño; paya: abuela.
(3).-Onccuy: enfermedad.
La Asistencia Social entre los Incas 9
(1). Cultivos de los nobles, señores, jefes, beneficiados, mandones, jueces, no ticie-
ros i gen tes pobres.
(2). Morúa ("Historia de los Incas R eyes del P er ú"), citado por Valdizán (H isto-
ria de la Medicina Peruana-1944), refiere que "cuando acaeda helarse las semetenteras,
haber falta de comida por todo el reyno, el Inca/ordenaba que de sus propios depósitos se
repartiera cada año todo lo que había men es ter p ara el sustento, entre los pobres que te-
nían nec esidad i muchos hijos, i entre los viejos o viudas, o que pasaban neéesidad, en lo
cual tenían mucho cuidado, i encargaba a los gobernadores u orejones, tuvi esen cuen ta con
los huérfanos i niñ os p obres de darles de comer i todo lo necesario i de vestir; i todo lo que
más hubi ese menester; i los tratasen bien; i los hici ese criar; lo cual ellos had an i los ali -
m en ta ban de los d epósi tos r eales del Inca; para lo cual daba com isi ón b as tan te, para re-
partir t odo lo demás". "Pocos monarcas han tenido el sentido de la continuidad de las ge-
neraciones tan aguzado como los Incas: habitando un pais pobre, trataron d e asegurar el
porvenir de sus pueblos, perpetuamente amena zados en su existencia. Contrariamente a
los españoles, qu e mataban las bestias por placer i vaciab~n los depósitos de víveres sin ne-
cesidad; contrariamente a los Estados modern os qu e agotan sus riquezas naturales i soca-
van por sí mismos los fundamentos de su poder, los incas pensaron siempre en el ma ñana,
i, refrenando los apetitos inmediatos, con struian para la eternidad". (Lui s Baudin "El im-
perio socialista de los Incas"- 1943).
(3).-Padre, que hace justicia a los hombres.
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~e ¡fI ;;f.~~-;;~' '"? (1'~~~-;;;:r~·':;-;;-::~~~::.:-~..
•
(Foja 221) ~V ARTA CALLE ONCOC CV- (Foja 2UU) ~f/ ARTO CALLE VNCOC-Rf/ NA
MO estas enfermas estauan ajuntadas de estos dhos enfermos no tiene años por ser ajunta_
todas las edades y aci no se pone edad q. cir- do los que pueden cintir ande seruir alas pren-
uen alas caciques. (Una jorobada) cipales (Un cojo)
'"'"
La Asistencta Soctaí entre íos incas /3
Viene en seguida el reinado de los Incas a ,los que hace vivir nuestro cro-
nista por muchos años, algunos hasta doscientos, "porque tenian una horden y
regla de ueuir y criar sus hijos cuando muchacho no le dexauan comer cosa de
sebo ni cosa de miel ni agi ni sal ni uinagre ni lé .dexauan ueuer chicha ni dor-
mia con muger hasta tener cincuenta' años ni s~ sangraua y se purgaua cada
mes con tres pares de bilcatauri y otro tanto que q.pesase de macay tomaua
por la boca la mitad y la mitad se echaua: melecina conesto aumento salud y
uida y hasta treynta años: no tenia muger ni marido ni cargo y aci tenian mu-
cha fuerza" (foja II9) .
Desde luego son las mujeres de los Incas, las Coyas, las que ejercitaban
la caridad: la primera, la hermosa Mama Uaco, q' "hazia mucho bien a los po-
bres en la ciudad del cuzco y de todo su rreyno" (foja I2I) la cuarta, la bizarra
Chimbo Mamayachi, "que siempre hurtaua hazienda de su marido para dar a
las dhas biejas y biejos y a los pobres más sruia a los pobres q.no a los caua-
lleras" (foja I 27) la setima, la delicada Ipauaco Mama, "gran limosnera q. acu-
dia a los pobres" (foja I33) la octava, la humilde Mama Yunto, "muy amiga de
criar enanitas y corcobadillas yanustas y dejo su hazienda' a las dhas enanas y
corcobadillas por q.tenia boluntad y amor" (foja I35); la décima, la hacendo-
sa Mama Ocllo Coya, q' "ciempre tenia por camarera y donzella a ynas. biejas
de ochentaaños y por lacayo tenia biejos y entadas u casa q.lIaman mamaconas
y pachacas (I) todo era conuersar y comer y ueuer conellas y dejo su hazienda
para pobres biejos y biejas se lo repartio" (foja I39), y la onceava, la discreta
Raua Odio )Coya, "de mucha caridad con los pobres y alos yndios les hazia
mucha mrd.cada día daua de comer a ducientos pobres aumas a otros" (foja
I4 I ). . .1
Guamán Poma sintetiza la organización del I ncario en 'las Ordenanzas y'
Visitas de Túpac Yupanki, en las que se encuentran legisladas la previsión y
la asistencia sociales que ejercitaron los Incas. Así, para evitar la mendicidaq
el Inca había, dispuesto que "enlos pueblos ande comer en la plaza; publica caci-
ques prencipales ynQs. chicos y grandes para q.alleguen todos los pobres y guer-
fanos biudas enfermos biejos ciegos y tl!llidos pelegrinos caminates todos co-
man por la 'c aridad y deser ¡uso y costumbre desde primer gente y ley y buena
obra y misericordia de dios enes te rreyno" (foja I92) . 1 el mismo Inca "TE-
NIA UNA CASA Y SOLAR Y PATIO GRANDE adonde comunicaua to-
dos los enanos enanas-timi-corcobados y corcobadas-cumu-y naris hendidos y
boca hendidos-chictacinca-uaca-( 2) -y tenia una parroquia deellos y lo susten-
taua el ynga y tenia chacras en la ciudades el enano' casado conla enana el cor-
cobado casado con la corcobada el naris hendido casado con chictacinca para q.
multiplique aestos entienpo de gran fiesta 'y pascua le. rrepartia en la plas~ publi-
ca unos sestos grandicimos de coca 1,lamado cuancari (1)'" (foja. 337). En.la
iiesta de abril, Inca Raymi Quilla (2)", el ynga tenia muy .grande fiesta. ·conbi-
daua a los grandes señores y prencipales ya los demás mandones y alas ynQs. po-
bres y' se horadan las orejas eneste mes todos haua yncas como :yuga uacha .yngas
(3) conello tiene gran fiesta entre ellos y se conbidan uno~ con otros aci. como.
rrico como pobre (foja 243); no obstante, existieron mercados de comida .e n
las plazas reales adonde venden cato (4) (foja 339) ; y no fal,lé;l-J;'on hospederías
en el curso de los caminos reales,' donde "tenia puesto el ynga ?u,s guarnanies
(5) y tanbillos casas adonde se aposentaua" (foja 355). Según Guamán ".uista.
estas dhas. hordenansas el SVr . don franc Q. d~ toledo b.izoq:ey <:leestos rreynos
~ee~fermo estaley y hordenansas antiguas sacando deellasdelas l11ejores ·orde-
no y confirmo ,nro. sor. catolico rrey don fdi.pe. el segundo y parella n.'lanclü
que todos comiese~1 en la plasa publica y q.l)izieseq fiesta enella" (foja 193).'
La asistencia social entre los incas dejó d~ ser oprobi.osa, gracias al pre-
cepto general que los regía, de no aceptarse la desocupaciqn, siendo e'l trabajo,
en la calidad y medida de la capacidad de los inhabiljtados, aparte de produ~ti
va, altamente dignificador. Por eso, nos refiere Guamán Poma que a,. Jos. an-
cianos Puric Macho (6) que pasabal1 los cincuenta afias les "era. opligado .a
seuir en todo lo mandado aci como en casa de suprencipal. y . en las cementeras
v aestos les lla;naua pachaco. (7) labrador y destos yndQs pasa.c1os SeSé\,caua po.
~amare).'os les llamaba apuquna (8) Y aestos les saCéj.tla para r,nandones y des-
penseros surcoque y aestos( les sacaua para lacayos delos senores i pren,c ipaks
les llamaua quraca-catic (9) Y aestos les sacauan para escudero delas senor,a s
quraca-uarmi-tapusac (lO) ele manera estos dhos ynQs. semian en todo 10 quees
mandado enel dho pueblo aunq. sea fuera al dho caciqueprendpal o sus hijos
y mugeres en este rreyno" foja 197) ; y a los ancianos Rocto Macho (II), que
pasaban de los ,ochenta años, "los (lue pueden hazen guasca y soga y frezadas
tapa 'y ande guardar casas delos pobres y criauan conejos y patos; tenian ofi-
cios de asotar alos ninos y ninas y·dar buenos consejos y doctrina con la poca
:,ombra dana lus y claridad del seruicio de dios y predicaua bucnos ,~genplos
ótlli-qucacoc, alli-yachachic macho-yaya (1) qui ere decir q.da buen egenplo y
q.bien ensena biejo los q.pueden son porteros delas donzellas y birgenes y deJas
::-('noras prencipales aesto le dauan limosna todos los rricos y le hacia sus besti-
dos y todo su parcialidad le beneficia sus sementeras y le sirue todo el pueblo
éiestos dhos tales biejos y sus compadres uayno y sus camaradas socna le Re-
galua" (foja 199). En cuanto a las ancianas punoc-paya (2), de más de o-
chenta años, las que ptieden, -dice nuestro cronista, "ande seruir de portera y a
companamiento y algunas que pueden ande texer costales y hilar cosagruésa
lo que pueden y de guardar conejos y criar patos y criar perros y mirar las :::a-
~as y ayudar acriar alos ninos. aestas dhas biejas cada Sra. grande "i:enia dos o
tres deellas y las mayores tenian die s y beyme biejas para tnandar su casa y
guardar donzellas y las mejores, le oqupauan enla despensa y camarera y porte-
ra y de castigar alas ninas de casa con todo eso estas y otras tenian sus semen-
leras q.hacia minga q. le ayudauan abeneficiaIle y aci no tenian necesidad de
limosna las dhas biejas y guerfanos que no· pudian ,antes las dhas biejas danan
c1e comer y criauan alos ni nos guerfanos" ( foja 22 I ). Los niños también teníall
ciertas labores, de acuerdo con su edad: "de ninos deedad de cinco años o nueue
años-ninos q. juegan q. se dize pucllacoc-uamracona (3) estos seruian asus
madres y asus padres enlo que pudian y lleuauan muchos asotes y coscorrones '
scruian de hazer jugar alas crias que gateauan y alos questan en las cunas ele
lOenealle y ele mi ralle" (foja 209) ; las niñas de cinco a nueve años llamadas
"pucllacoc uarmi uamra (4) que quiere dezir' muchachas que anda jugando es-
tas dhas doncillitas seruian de paxe de coya o ele ntIsta o elelas senoras gran-
des o de' las uirgenes y de mama canas (5) y seruian asus madres y padres de
traer lena paxa estas elhas comiensan a trauajar hilar zeda dilicada y lo que pu-
elian y taraer decomer'yuyos ele la labranza y ayuelaua hazer chicha y seruia ele
criar alas menores y le trayya cargado alas ninos" (foja 230) ; las jóvenes ele 9
a 12 años llamadas "pauau palac (6) muchachas que coxen flores y coxian
tire, qu~uencha, enquena, lIachoc, paconca, pinau, siclIa, lIulIucha, morcoto, es-
(l) . -AlIin: bien, bueno; cunaqu: .consejo; yachachic: que .enseña; yaya: señor.
(2). - Paya: abuela; puñuy: el sueño .
(3).- Phucllacoc: que juega; nuarma: muchacho.
(4).- Pucllacoc: qu e juega; huarm i : mujer; huamra: muchacha .
(5).-Mamacuna: matronas o señoras de sangre noble i honradas.
(6).- Pauccar : cosa florida; pall ac: el. que coge del suelo, o cosecha o toma cual-
qUIer cosa a mano.
.18 Revista del Museo Nacional; 'Tomo XIV
cana, chullcotapallac, .( r ) . questas muchachas coxian flores para tinit lana para
cu~bis y rropas y otras cosas y cogian ycruas cle . comida. delas. susodhas pal~a
o,acalle y tenella enel deposito-cul1ca-" (foja 228) .. Los jóvene~ de"r 8 y 20 años
"seruian por mensages cachacona-uayna (2) del pueblo aotro pueblo y aotr~s
illgares mas sercano delos ualles y guarclauan ganados y acompanado de yn!}s
ele guerra y de graneles prenc:ipales y señ.o res capitanes y estos lleL!auan de co-
mer y seruian asus; prencipales y mandpncillos des u pueblo" (foja 203) ; las
teujeres de esta edad; "cl.llaman -allín-zumac cipascona (3) eran .d onzellas uir-
genes-purumtas que tenian de edad de treynta , y tres años. daqui sacauan para
uirgenes perpetuas parael sol y tenplos y luna ' y luzero y para el ynga y para
los dioses uaca-uilcacon~s (4) Y para los capac ,apoconas u cmaconas ynfan-
tes allicacconas camachicocconas y para ynQs uallentes uacamayocconas pircac
lucric-chicoc los rrepartian cin agrauiar a nadie niel clho ynga ni ~adie nunca
totpauan muger desu bol untad aunq. fuese el mismo ynga porlas penas y leyes
q.auia enaquél tienpo executado y sentenciado a muerte fi~a"( foja 224). En
.:uanto a :los lisiados, "cada uno los que podian trauajar y ayudar los q' teniart
ojos seruian de mirar los que tenian pies andauan los que tenian manos texian
y seruian de despensel:9s y quipocamayos (5) mayordomos" ( foja 20r ). Ade-
tilas, estos inhabilitados, disponían de terrenos cultiv~bles y d~ , ganadq, lq~
que les eran atendidos por los demás miembros de la cU11luuidad, como ,insis-
tent~mente hace notar nuestro, cronista: "le beneficiana , sus .sementeras y le
~'uardal1an sus carneros 'a estos pobres biejos y tullidos y ciegos mancos" ( foja
I 99) ; "y estos tenian sus . sem~nteras casas eredadas y ayuda de su seruicio"
(foja 20r) '( 6), "las mugeres e~l fermas ca j as y ciegas biudas corcobadas ena-
llas tenian tierras y sementeras y casas y pastos dedonde stlstentauan y co-
mian" (foja 222) .
En materia de asistencia ' mater;lo-paterno-infantil (7), tuvieron los In-
cas disposiciones ·muy atinadas, como puede verse en sus di ferentes Ordenan-,
zas y Visitas Generales al reyno. Así, en protección de la familia numerosa, ha~;
bia la siguiente meritor1~ prescr.ipción: "y ten mandamos q.el quien tubiere un
hijo fuese onrrado yupaychasca (8) y alos de dos hijos' que fuese hecho. mrd.
y alas tres :hijos quel diesen semen teras y pastos y tierras y 'alos de quatro hi-
jos fuesen rreseruados y alas de cinco hijos mando q. fuesen mandoncilIo
c!esus hijos pichica-camachicoc (T) Y alas de dieshijos q. fuesen sor. de mrd. y
alas de treynta o quarenta b cincuenta hijos que se poblasen adonde pidiesen en
pueblo y tierra ualdia y fuese sor enelIos" (fojas 188 y I89). A los niños de
,corta edad, se les prodigaba esmerados cuidados':' "los uaua quiraupicac (2)
ninos de teta rrecin paridos questan enla cuna de edad de un mes q.conbiene
que otro le cirua quiraupi uaua con que leade seruir su madre de fuersa no
otra persona es q.da la: leche a los dhos ninos" (foja 2I3) ; "los ninos de; teta-
lIullo-llocac-uamracona (3), q. comiensan a gatear q.son deedad de un año o
de dos años y de tres. años hasta que llegan de cinco años no es para nada cino
que le cirua otro y q.juegue con otro muchacho y q.Ie mire que no se cayga ni
se queme q.Ie guarde uien" (foja 211) ; "las ni nas queestan en las cunas q'uese
llama llullo uaua uarmi quiraupicac uauacona que son rrecin paridas, de un
mes y de 2 y 'de 31 y de 4 y de cinco meses q./ no tiene ayuda cino que le ci:"
ruasu madre y le ayude sus ermanillos u suagueléi o tia o algun pariente ser-
cano aesta nina" (foja 234) ; "las ninas de edad de un año y de dos años q.Ie lla-
mauan-llucac uarmi uaua (4) quiere dezir ninas q. gatean noes para nada cino
que le cirua otro cino q.Ie cirua su madre esta dhas ninas fueron rreseruadas
y q.Ie cirua: otro como es justo y'; notorio aunq.sea hijo de picherpy cies ni jo
de cauaJlero 'a deser seruido mas como 10 merese por la ley de dios enel mun-
do es criatura dedios y ci fuere guerfano sele deue mas y aci le fue rreseruada
esta dha ni na llocac uamra quiere dezir nina q.gatea desde q.salio del a uientre
de su madre fue rrepartida tierras y sementeras y le beneficiauan su parciali-
ciad todos sus compadres y comadres -uayno-socna y todos le mantenian y 10
l1Jirauan aunque tengan padre y nladre la gran misericordia que auia eneste
rreyno lo q~no antenido en toda castilla nilo tendran por ser tan ueIlaca gente
q.de pichero. se quiere ser Sor de pobre linagese quiere hazerse rrey no le
biniendo de derecho de linage ni de sangre ni cortesano eones tos pobres como '
seue enesta becita general deste Reyno" (foja 232). En defensa del niño estaba
(l) ......:.Respecto a estos cuidados, Garcil~so trae las siguientes citas: "La madre pro-
pia criabá a su hijo, no perniitiéndose darlo a criar ,por gran señora que fuese, sino era por
enfermedad; daban el pecho al niño solamente tres' veces al día, por la mañana, al mediodia
i por la tarde, i fuera,delSstas horas no les daban leche aunque llorasen, porque decían que
se habituaban a mam,ar tocio el día, i se criaban sucics cen v6mitos i cámarasi que cuando
hombres eran comilcnes i glotcnes; mientras criaban se abstenían del coito porque decían
que era' malo' para la leche i encanijaba a las criaturas. Luego que nacía la c,riatl1ra, la baña-
ban con agua frfá, i las 'm 'lis veces, puesta al sereno; i cuando la madre le hacía mucho rega-
lo, tomaba e'l,agua en, la boca i Idavaba todo el cuerpo, salvo la cabeza, particularmente la
mollera qUe nunca: le llegaba a, ella: decían que h<tcían esto para acostumbrarlos ' al fdo i al
trabajo, i también porque los miembros se fortaleciesen'~.
(2).-~'A los niños dem á.s de dos años,~refiere Garc.i laso,-Ies trasguilabal1 el ,primer
cabello (rutuchico) con que habían nacido, que hasta entonces no tocaban en él i les ponían
el nom bre propio que habían de tener. Para lo cual se juntaba toda la parentela, i elegían
uno de ellos para padrino del niño, el cual daba la primera tijerada al ahijado. En pos del
padrino iba cada 'lno por su grado de edad o dignidad a dar su tijerada, i habiéndole tras-
quilado le ponhn el nombre i le presentaban las dádivas que llevaban: unos ropas de vestir,
otros, ganados otros, armas de diversas maneras, otros les daban vasijas de oro o de plata
para beber . i éstos habían de ser de la estirpe real, ,que la gen te com ún no ,los podía tener
sino por privilegio". '
(3).-H uarachicu: ceremonia de poner zaragüelles; rutuchicuy : ceremonia de tras-
quilar el cabello. " ,
, (4) .-Huaccha: huérfano: ruram: cria'¡:; ñuñuchic : dar de m amar. (Todas las traduc-
cion es del presente trabajo han sido tomadas de la inserci6n de Posnanski en el Boletín de
la Sociedad Geográfica de La Paz).
, La Asistencia Social entre los Incas 21
iiamaua mamacona" (1) (foja 192) . Los huérfanos eran preferidos sobre los
demás niños en el reparto de los víveres y en el trabajo de sus sementeras;
cosa esta última que se hacía general para las viudas (2). Aun cuando la tie-
rra en' el tiempo de los Incas se dividía solamente en tres partes: una consa-
gTada a la ' Divinidad, ot1'a al Soberano 'y la última al pueblo;' los inválidos,
huérf~nos y ,viudas, poseyeron tarnbién su 'parte, 'c omo insistentemente se' con-
signa por todos los cronistas y descle luego 'por Guamán Pom.a en diferentes
pasajes de su Crónica ; parte que les era, destinada dé la sobraú:te del Inca o de
la cqmunidad, incluso en fecha determinada del 'a ño,ell ' el mes de jUlio" CHA-
CRA CONACUY (3) 'queneste mes bientauan las dhas senienteras y chaca-
ras y rrepartian ,alas pobres de lasdhas chacras q . sohraual~ las dhas ualdias y
rrealengas" (foja 149)· '
En ,el tiempo de los Inéas,no faltó tampoco la asisÚncia rvléd'ico-obsté-
tric,a, como,se desprende de la siguiente Ordenanz'a de' Túpac Yupanqui: "y ten
mandamos q.los barberos y seruxanos hambicamayOc, 'circac, quichicauan (4)
curan con yeruas aestos, dhos les' !Jamauan hanbicamayoc y alas dhas parteras
beatas comadres llamauan uauauachachi¿, uicza allichac hampicamayoc (5)
(foja 192); ampliada atinadamente por nuestro Cronista: "Los dhos ynQs
scrojanos barberos q' curan y sangran y conosen de las enfermedades y llagas
de las yeruas con q'se han de curar ':/ medecinas y purgas destos rreynos curan
bmbien como un dotar ... . . y dizen q'todas las enfermedades proseden de
GOS cosas q'tienenlos hombrescalos o frío- en cualquier enfermedacl y las dhas
mugeres beatas y comadres medicas q' c'u ran y ayudan a,bien parir a las mu-
geres prenac1as y algunas curan las desconcertadas las coyonturas y otras en-
fermedades aestos dhos yñs les ponen en ple)ito al corregidor o los propios yñs
les llaman hechiceros no 10 ciendo cino cristiano antes conbiene para, el serui-
cio de dios y de Su mag y bien de los pobres yñs para que cure asogado se le
(l).- Según citas de Luis Baudin ("'El Imperio Socialista de los Incas", ' Buenos
Aires-1943), la asistenci a de los huérfanos i viudas se realizaba de acuerdo a una regla-
mentaci6n apropiada; esto es, a los que verdaderamente lo necesitaban . "De los huérfanos
de poca edad se hace cargo el hermanO mayor, o, a falta de hermano, el pariente más pr6-
.J ximo (Herrera- Historia General); la viuda era confiada a los cuidados de su hijo, o, a fal-
ta de hijo, a .Jos de su cuñado (D~m i án de la Bandera-Relaci6n)".
(2).- Refiere Garólaso, "que un ' funcionario fué condenado a muerte por haber
hecho cultivar las tierras de 'un curaca antes que las de una viuda." (Cita de Baudin.)
, (3).- Chajra: sembradío; cconacuy: darse de gracia, don natural.
(4).- Hamppi: Medicina; Zircac: d que ~angra, xquirichicahuan, cirujano.
(5).- Huahua: criatura; Huachachic: que hace parir; huiza: vientre; ullichac: que
alivia.
22 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
cleue dar su mandamiento para curar y sangrar y que ese oficio d~ barbero se-
ruxano-el tauaco es panzona para calenturas y fria" (1).,
Según Guamán Poma, -dadas estas ordenanzas y costumbres del pueblo
inca, de ser atendidos por la colectividad, los ancianos, enfermos y tarados, in-
cluso disfrutar de propiedades, -la mendicidad (2), los nosocomios' y refugios
se hacían innecesarios: "a los biejos le dauan limosna todos los rricos y le ha-
LÍa sus bestidos y todo su parcialidad le beneficia sus sementeras y le cirue to-
do el pueblo aestos dhos tal~s biejos y sus conpadres uayho y sus camaradas
socna le Regálaw).l1 mas Regalo tenia uno destos yaci no conbenia tener hos-
1,ital pues q.1e beneficiaua sus ,sementeras y le guardauan sus carneros y aci n~
auia menester tener hospital en los pobres biejos y tullidos y ciegos mancos"
(foja 199 v); "le casauan al ciego con otra ciega al cojo con otra coja al mu-
do con otra muda al enano con enana al corcobadocon corcobada, , al naris
hendido con otra de naris hendida para el multiplico del mundo y estos tenian
sus sementeras casas eredadas y ayuda de su senlicio y aci no auia menester
hospital ni limosna. con esta horden santa y pulicia deste rreyno como ningun
H.eyno de la cristiandad ni yn fieles nolo atenido ni 10 puede tenella" (3) ( foja
201 ).
Finalmente, en la previsión social de los incas, no se olvidó tampoco del
obrero, pues aparte de haberse establecido el descanso obligatorio, "tres
días de fiesta en cada mes" y de haberse prohibido el trabajo en la búsqueda
del mercurio, "que dá temblores y. contracciones de nervios", la pesca de las
lJerlas y las labores en las plantaciones de coca.
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no beneficiando el, azogue (1), sea no mandando a los trabajos de las minas
sino a los castigados (2) por desobediencia a los padres, ancianos y mayoraz-
gas: "no cumpliendo por la primera fuese asotado por lasegunda fuese deste-
rrado a las minas· de plata o de oro" (foja 186). Guamán vá más lejos,
ynQs undia no entre mas hasta. q'seuaya·aci miismo ,al horno del azogue cada
hasta prescribir la manera de evitar el hidrargirismo: "QUE EN LAS DHAS
).1JNAS DE AZOGUE LOS .ynQs q'entrare al .socabon de cualquier mina un
y nose murira¡ tan presto nise acauara los ynQs"( foja 528). .
Tallo que sabernos a través de la obra de ·Guamán}Pomade 10 que fué la
élsistencia social entre los incas, en que por el cooperativismo, el trabajo obliga-
toi-io y la previsi.ón que fueron sus características, hicieron innecesaria la exis-
tencia de la mendicidad, de los hospitales, orfelinatos y asilos. Con mucha ra-
zón, Varallanos, al hacer el estudio exhaustivo .dela organización jurídica de
los antiguos peruanos 'en la obra de Guamán Poma, nos dice en su "Derecho
Inca": "Por este su seña socialista, el 'imperio de los' incas se adelantó, en mu-
chos siglos, a los Estados asiáticos y europeos contemporáneos a su historia;
y, aún más: en su función de asistencia sodal superó a muchos Estados moder-
nos de hoy".
Puno, 1945
(l).-"La explotaci6n del azogue fué prohibida por los Incas, extrayéndose de es-
tas vetas únicamente un polvo colorante que los indios llaman ichma; el nombre llimpi
que el padre Acosta da a éste, es de otro color purpúreo menos fino que el ichma y que ex-
traen de otros minerales. (Garcilaso de la Vega "Comen tarios Reales" I Parte pg. 300, ci t.
por Posnanski) .
(2).-Además de la prohibici6n, en tiempo de los incas, del trabajo en las minas de
mercurio, "que da temblores i contracciones de nervios" la había también para la pesca
d y perlas i el laboreo en las plantaciones de coca.' (Garcilaso).
Las curaCIones · por las fuerzas del espíritu
en la medicina aborigen
INTRODU CCION
monte la,s más avanzadas: la azteca, la maya, sus congéneres. Los conocimiontos
que tuvi;r~n los repr.es~z;¡! ~nt,<;s; del .arte <;le .curar, /Qeron ,escasos, predominan-
do la medicina mágica y "ateniéndos'e principalmente a "lo slo brenatural", en el
tratamiento de las enfermedades. De alH emana otro interesante aspecto de esta
medicina: pueblo primit ivo, ,medicina mágica, factor demoniaco en la génes,is de
la enfermedad y fact'or sob~enatural, para ayudar a dest'errar los males. De aquí
emerge este gran ' capítulo, el de las curacioné's por las fuerzas del espíritu, eternas
como la humanidad, procedimientos negados por unos y tratado fragmentaria-
men te por otro's .
Es verdad, que de las primeras civilizaciones del Perú, quedan rastros
indelebles. Y que esas civilizaciones, fueron adelantadas para su época, como lo
prueba el estudio 'etnol6gico comparativo. Testigos mudos de esos hechos, son los
monum eillos grandiosos', que revelan adelan to de la ingeniería. Es de admirar su
organizaci6n política; sus obras de texilería, que causan ahora admiraci6n por
el coloriJo inmutable que desafía al tiempo. Su estupenda cerámica. Su música
triste y meJanc61ica, de sutiles melodías, 'exponente de un estado de ánimo triste,
que ,hac a decir a Burga (1); que todo esto es fiel trasuntador, "de las múltiples
emoc,ion~s , del alma humana". Esta misma emoci6n llevada al terreno literario,
origina e:lsayos y. obras de reliev~: "fuerza en la épica, emoci6n en la lírica e in-
tensidad que llega a la grandeza en la dramática. Realidad y fantaslÍa, ingenuidad
l·
y sentimiento, notoria predisposici6n literaria y hasta cierto grado de buen gus-
to para p~ :- feccionar la forma: fi'naintenci6nj agudeza en el decir, lucimiento pa-
ra captar sensaciones y crear imágenes. , .. ". Tales las características literarias
y ,poéticas de la raza india, en' aquellas épocas de apogeo, cuando sus inspirados
haravecs', compusieron las inmortales estTofas del Ollanta y el Usca Paucar. Pe-
ro s,i ,esto ca·utiva desde el , punto ,de vista del arte, no es de extrañar que así su-
ceda, pues, como a,firman los a'nt:rop610gos, los primeros artistas que aparecieron
por el mundo; fueron los ya lejanos de la edad del R eno, muchos fiiles antes que
los' Caldeos y Egipcios.
Si este sentimiento artístico estuvo desarrollado, en forma relativa, no ca-
be suponet lo mismo en cuanto a las cie'nÓas, pues, como ésta's nacen de la, obser-
(1) .-LAVORERIA, " DANIELE.-EI arte de curar entre los antiguos peruanos. Anales
universitarios . Lima, 1901.
(2) .-FREUD, SIGMUND. - Totem y Tabu. Santiago - Chile, 1936.
30 Revista del Museo Nacional: Tomo Xiv
des de movimiento . .Es en una palabra el 'sistema animista, o lateoda de las f(!pre-
sentaciones d~1 alma . Y este animismo 'es un sistema intelectual, que permite
concebir al mundo como una totalidad,.
Hechiceria y magia, comparten en el sistein,a animista del primitivo, la
sujeci6n del espiritu de los hombres o de los animares. El arte de la ,hechicería,
tiene por ,supr~mo fín, apaciguar los espíritus, des_pojándolos de su poder y some-
tiéndolos a nueStra voluntad. La magia es , diferente, se vale de procedimientos
esp eciales, para someter a los fen6menos -de la naturaleza y: gobernarlos.
, La medicina de este periodo, fué completamente empírica,- basada entera-
mente en el sistema animista de la filosofía. y 'como el hechicero, c'arecí~ de fun-
ciones abstractas y discriminativas, hubo de valerse de las fuerzas ,espirituales,
para dominar la enfe rmedad o al espíritu maligno que', la ' erige'n-dr a. Este animis-
mo mágico, estuvo representado en un principio por la psicoterapia sugestivá.
Tanto el machi, como e! shaman, o e! jampecc, en la etapa de! pensamiento ali-
16gico o pre-16gico, como dice Mira y L6pez, ejercitaron una serie complicada de
"encantamientos", que ~o ~on sino 'otras tant'a s f~rm~s 'de sugesti6n . Y para con-
seguir su objeto, se valían del arte taumatúrgico¡ del empleo de amuletos, talis-
manes y cconopas, dotados de "fuerza curatí'va",; de las purificaciones, a y; unos y
penitencias; de las danzas rituales, el masare, la succi6n, etc; y los "poses/O s",
"hechi;ad~s'; y "embrujados,", que existieron entonces; fueron otros tantos en-
fer~os ' meni:ales, que necesitaron del arte deapJicar las f~erzas del espiritu, para
obt ~ qer su curaci6n .
HECHICEROS Y PSICOTE'RAPEUTAs.
Garcilaso cuenta que ~ ' Hubo hechiceras y hechiceros, y est'e oficio más
ordinario lo usaban los indios: muchos lo ejercitaban solamente para 1tratar con
el demonio"en , particular para ganar reputa·ci6n con la gente, dando y tomando
respuestas de las cosas po r venir, haciéndose grandes sacerdotes y 'sacerdoúsas"
(1 ). ;
E~tos hechiceros, o Ministros de, la idolatria como los llama Ari"iaga (2),
eran de muchas clases. Los q¡le mataban con hechizos, se les denominaba Umu 6
Laycca, y en algunos sectores, Chacha y Auquilla, que significa padre o viejo.
Los Huacapvillac, Q los que hadan h'a blara la huaca o adoratorio. Son lo's
que llevan las ofrendas y los sacrificios, los que ordenan los ayunos ,y la chicha
y los que mantienen siempre el culto de las huacas ..
Los MalquivUlac, o el que habla con los Malquis.
Los Ubiacvillac, que hablan con el rayo; y Punchaupvillac, o que hablan
con el Sol. Los SIue ayudan a estos hechiceros los llamaban Yanápac.
Los Macsa o Viha, curan con mil embustes y supersticiones, procediendo a
los sacrificios de la huaca y cconopa del particular que les hace la consulta,
Los Aucachic, . que en el Cuzco se les llamaba Ichuri o con feso r, siendo
ste oficio anexo al de VO!ac o al de Macsa. Esta confesi6n la, hacen siempre en '
~s fie ytas de las huacas, "y quando an .de yr camin'o largo. Y son · tan cui·dado-
oS en sU , oficio, que e topado yo algunos muchachos, que nunca se habian Con-
fesado con Sacerdotes alguno ,de nuestro Señor, y se habian confesado ya ·tres o
quatro veces, con estos ministros del demonio", añade ir6nicamente Arriag.a.
Los Asuac, que cuidan de la chicha para que esté lista a las oJrendas q:ue le
hacen a las huacas.
Los So~y~c ,sortilegos, p adivinos, que ejecutan su arte por medio ,de mon-
toncitos demaiz. Hacen,. , aJgu~os de ellos y van quitando d·e una y otra parte.
Según queden pares p nones, será la buena o mala s·u eTte. Hubo UnO que exhibi6
una bolsa con .muchas piedrezuelas y dijo que se llamaba Chunpjrum, y que la
habia: heredado de 'S \lS an tepasados para ejerc'er el arte de ad,ivinar,
Los Ripiac, son tilmbién adivinos y efectúan su arte valiéndose' de la ob-
servaci6n de los mollews de los brazos.
Los Pacharicuc o Pachacuc, adivinos por los pies de las arañas., que lla-
man Paccha u Oroso.
Los M6scoc, o adivinos por sueños, que valiéndose de ;ilguna prenda del
consultante, lo.s cabellos, la huarac a o el chumbi, los emplean como am.uletos y
Gon e1loss,e duermen. SegÓn lo que hayan ,soñado, en bien o en mal, responden a
lo consultado.
Los. Hacadcuc o Cuyrícuc, o los .que miran a los cuyes y abriéndolos con
la uíia, ,¡ ¡divinan lo que hay dentro d:e 'SlLcuerp,0.
Todo este arte primitivo de la hechiceda, lo ejecutaban tanto hombres,
como mujeres. Ayunaban 'durante el tiempo que ejercitaban su oficio, no tomien-
do sal" ni ajl" "'y mudan al hablar la voz; hablando mugeril y afectadamente" . He-
redan su arte por sucesi6n, e! .hijb de! padre; y si' no tienen uso de raz6n; lo hereda
e! pariente más cerCano. Otro procedimientb; ' es e! de la .elecci6n, "éligen' al que
h
juzgan que será más a prop6sito . A veces pasa que sobrevive algún indio herido
por un rayo, y éste, automáticamente quédacomo hec'hicero de' la huaca, por de-
berse a milagro el habe·r qued·a d·o co'n ·vida. La última mariera es por voluntad
propia; se vuelven adivinos, curanderos, para ganarh vida c6modamente: Antes
de entrar a ejercer este oficio, ayunan un mes; ' otros lo hacen seis y aÚn ·u n año,
no comiendo sal, ni ají, ni, teniehdorelaciones sexuales, ni' láváncÍ6se; ni ·peinán-
dose.
Hay muchos hechiceros que antes de serlo, han tenido· que sufrir de tras-
tornos h'erviosos, de ".frenesl", "Iocura" ·"malele coraz6n · (epilepsia)'·', porque en
esta forma, han adq:uirido poderes sobrenaturales, ·que les ponen en cOntacto con
laese·ncia misma de las huacas ·ú adoratorios., Veamos ,lo que ' dice Atriaga a este
respecto. "También suelen los ministros m 'ay·ores, quando ven algún indio o ih-
dia .que les da algún mal repenti 'n o, y se priva del juicio, y queda tomo locó; dc-
zir q·ue aquel accidente le sobrevienen ' porqU'e las Huacas quieren ·que sea 'su VI-
Ilac y Sacerdote y bolbiendo en si le hazen ayunar y aprenda e! oficio, fundádos
en que quando ellos hablan ·con las huacas,suelen privarse del juicio, opor efec-
tos del demonio que les entontece, hablando con ellos, o por la fuerza de la chicha
que beven ·quando quieren hablar con la huaca. En Huacho le di6 'a uno 'de estos
este phrenesí, y se fué por los campos como lace, y al cabo de och~ o diez dlas, le
hallaron sus parientes en un cerro, como fuera d·e sí, truxeronle al pueblo; y con
estos qued6 hecho Macsa y Huacapvíllac, y por esta raz6n a todos los ' queles da
mal de coraz6n (epilepsia), lüs tienen ya por escogidos para éstos ministros".
Todo esto nos lleva al convencimiento, de que los indios tomaban los sln-
tomas externos de la alienaci6n mental, como cosa sagrada, poseldo por los dio-
ses; y eran· precisamente estos enfermos, y los que sanaban de la enJermedad men-
tal, lo que los destinaban, por haber' pasado la prueba de fuego, al oficio de Hua-
capvillac. Pero eran, como hace suponer la cita, los menos, ya que hemos visto
en otro ,párrafo, de la manera sobrenatural como se hadan hechiceros. ·
Los ayunos prolongados, ocasi·onaban en estos hechiceros, los sin tomas
propios del éxtasis. De ahl que el mismo Arri ·a ga, nos. dice que estos sacerdotes
se "entontecen", hablando con las huacas y a veces "suelen privarse de! juicio"
Las Cur,uiones pcr fas fuerzás del E·sp{ritu. 3J
Consecuenci a de estos sÍn tom as, tan to de la prolongaci6n del ayuno riguro.s o, com o
del uso y abuso de los estupefaciente,s e ilusi6genos: chi,cha, coca, daturas, etc .
Deahí también, que la huaca, cosa sagrada a tabú, pudiera inco¡: porarse al .es - ·
píritu de los indios, constituyendo los "po.seídos por \<\s huacas", oi).u8c;:aneuro-
sis, de que después hablaremos.
Todos estos hechiceros o magos, han ejercido como dice Bilby, una su-
prema influencia psíquica; no siendo exagerado decir, que tienc l1 en su . m~no la
vida de cada hombre. Pero, principalmente son artistas que e'x plotan la gran d6-
sis de credulidad de la masa, usando de ciertos a~tificiospara cjcrcit;;r su arte .
Ignorantes y presuntuosos, se valen de esta misma cred~lidild y de la falta del es-
píritu de crítica del primitivo, haciendo creer a los enfermos, que están hechiza -
dos por sus enemigos y que ellos poseen "la contrayerb~, y cogiendo las primeras
que topan, las aplican, y hazen otros embute s. fip fundamento a fin de ganar pa-
ra paffar la vida ... . " (1).
Los pontífices y hechiceros, Ccamascas o soncoyoc, jampecc o hampica-
mayoc, ejercitaron el arte terapéutico valiéndos,e de la fuerza "divina" de su sa- ·
cerdocio, y de la creencia resignada de los enfermos. Comenzaremos por exami-
nar este psicoterapeuta intuitivo, que es el curandero indio. ' El origen de su 'arte,
como nemas visto, nace en forma 'sobrenatúral: se les apa~ece "entre sueños" .
Este don es propio para ejercitar la psicoterapia. Su arte nace pues, empírica -
mente, como por obra de encantamiento; y no tiene ese amplio y profu~do ' conc
cimi.ento humano, propio del psicoterapeuta moderno. Polo de Onde&ardo di -
ce: "También hay indios que curan enfermedades, as si hombres como ' mugeres,
que se llaman Ccasmaseas o Soncoyoc y no hazen cura que no proceda s::1clificio
y suertes, y dizen estos que entre sueñ,o s se les di6 el oficio de curar apareciendc-
seles alguna persona que se dolía de su necesidad, y que les di6 tal poder. Yassi
siempre que curan hazen sacrificio a esta perscna que dizcn se les paresci6 (ntle
sueños y que les enseñ6 el modo de curar y los instrumentos dello".
Malina, por su parte, agrega (2): "Auia otros llamados Ccamascas, los qua -
les decian que aquella gracia y uirtud que tenían los vncs laauian recibido dd
trueno, diciendo que quando algun rayo caya y quedaba alguno atemorizado,
despues de vuelto en si decía que el trueno hauia mostrado aquel arte, ora fuese
de curar con yeruas, ora fuese de dar sus respuestas en las cosas que se les pre-
guntauan. Y assi mismo quando alguno se escapaua de algun rio o peligro . grande
se les parecia el demonio; y los que queria que CUTase con. yeruas se les mos-
traua, de a :donde ha procedido a auer muchos indios grandes heruolarios" .
Estos "grandes herbolarios", de Molina, como los 'a n tes en 'u merados, son
curanderos que han heredado su arte en la forma s'obrenatural expuesta; y lo
mismo pasa c on las mujeres queejerdan el arte de la obstetricia. Y 'si tal era el
origen, iguales scrhn las practicas que emplearfat'i en la cura66n ·de los enfer-
mos. Conocimientos rudimentarios, trasmitidos de generaci6n a generaci6n, qui-
zá si con un ri~o especial, cual conviene a una practica "divina"; y que cada cual
des arrollaba, ·conforme sus cualidades personales. Por 'eso decimos que . este psi-
coterapeuta indio, intuitivo y fantástico, poseia · en .grado sumo .el entusiasmo
y la fe en la eficacia de sus medios cur~tivos, en especial de los in'natos de psico-
terapeu tao Este entusiasmo es desde IU .e go irreflexivo, pues que él se. "cree u·n gi.do'
dep'o deres más ' o menos má'gi;c'o s" (1), y no derfvados del .conocimiento de · lo·s
innúmeros recursos con que cuenta la ·especialidad psiquiátrica y "la grandeza
de .la actuaci6n: cu>an·do es llevada con .plena responsabilidad". Asi suponemos
que procedi6 este psicoterapeuta innato, con una personalidad seguramente su-
perior el promedio. de sus contemporáneos ,. y con una "siinpatia social" grande,
preparadora de la gran ; acci6n cur.ativa, 'por psicoterapia sugestiva princip:almente.
Un buen psicoterap 'e uta, para Prinzhorn" debe poseer los siguientes atri-
butos. Amplio con9cimiento hUmanal fácil obJetiv.aci6n, innata capacidad de
conducci6n. A esta~ cOl\diciones añade Mira y . L6pezj ·el mim€tisITIo ' caritcte~016':
gico, o sea la agilidad m~n ~aí 'Y dotes histri6nicos, 'o sea la capacidad .de presen-
ta'l'se ante el enfermo, con el ' traje que mejor. cua'dre a la cura. Entusiasmo y fe
en su obrapsicoterápica. Estas dos últimas cualidades las poseen nuestros, cuntn-
d eros indios, desde los primitivos hechiceros, hasta los actuale~' Collag.ualas .. As-
pecto sui~g;neris de su indumentaria, tal como I~ he~?s dibujado, .tomá:nd¿lo, de
la obra de Guamán Poma de Ayala, estos pondfices, .que se cre'~n ungidos de po-
deres mágicos, que se destacan de la masa, po~ ser 'los más hábil~s. Este quisoig-
notum imponderable e inanalizable, cpmo dice Mira, constituye por si todo e!
poder curativo; y él mismo está penetrado. de su influencia s\)gestiva, ya que estos
poderes lo ha heredado del trueno o de la divinidad.
MEDICINA MAGICA
:' ;
(1).- GUAMAN POMA DE AYALA, FELIP·É.-Nueva Cor6nica y Buen Gobierno (Codéx
i/luslré) . Paris, 1936.
Las Curaciones por las fuerzas del Espíritu . 37
ría Freud, a la influencia mágica. Y los , sac ,erdott'~ que se someten a ' estos ayu-
nos riguorosos, están más en aptitud ·de ,ponerse en contacto con la divinidad,
para ofrecerle, regalos, ,sacr,ificios) y aplacar su cólera y ',e nojo ,
de ,las huacas, cconopas y .huancanqúis, grad~s más o menos equivalen tes respec-
tiv;amen te a lo.s feti'ches, amuletos y talismanes; aunque con la diferencia, de que
la cconopa está. absorvida por las huacas, y que éstas no son iguale'sa los feti-
ches, sino que los sobrepasa. El fetichismo se encontrarla e~ el término medio,
entre la huaca y la cconopa; el amuleto, entre la cconopa y el huacanqui o talis-
mán. Pero esta linea precisa de distinci6n, no existe. Las huacas predominan, los
amuletos ·languidecen y lostalism a'nes subsisten".
Pero la huaca, como afirma Garcilaso, tenia muchos significados. La usa-
ban para denominar cosas feas y monstruosas, como a las culebras grandes, "a
la mujer que para dos de un v'ientre, 'a la madre y a los mellizos daba'n este nom-
bre por la 'extrañesa del parto. Y al dios Pachacamac le adoraban men talmen te
por haberles ayudado en sus trabajos; y asi, lúego que habian subido la cuesta
de la apacheta; se descargaban, y aliai1do los ojos al cielo, y bajánd·olos al suelo,
y haciendo las mismas · osten taciones de adoraci6n, p'ara nombrar a Pacha,camac,
rep·etian · dos, ·-tI'e·s veces el dativo apacheta, y en ofrenda se tiraban de las cejas
y que arranc.asen algún pelo o no, lo soplaban hacia el cielo y echaban l"ayerba
llamada .cuca que llevab'a en la boca, que ellos tanto precian, como dici~n-do que
leofredan lo más preciado que llevab·an; y a mas no poder, ni tener otra cosa
meJor, .ofreciart algún palillo · o algunas pajuelas, si las ,hallaban por alH cérca,
y no las hallan,do, ofrecian un guijarro donde no lo habia, echaban .u n puñado de
tierra; 'y destas ofrendas ·hab.ia grandes mon tones en -las ' cumbres de "las cuestas ..
ñUYj los Chachascuna,o árboles grandes y junto a ellos, una huaca. Le hacían sa-
crificios a estos espiritus, para que el Inca no tuviese ira. El Soncco-nanay, o
dolor de la huaca, que mitigaban haciéndole sacrificios para la salud del Inca.
El Sapi-Pachan, fuente donde el Inca se bañaba, para conservar su salud y
fuerzas, etc.
Los presagios es otra forma creyente del hombre primitivo, como dicen
. Spencer, Frazer y otros soci610gos. Tenian tal predisposici6n los indios a creer
en lo sobrenatural, que cuenta Garcilaso que Viracocha mand6 'hacer ' en el pue-
blo de Cacha, ciudad a 16 leguas del Cuzco, un templo en "honor y ' reverencia
de la fantasma", o sea en honor de un de's aparecidoj yen el templo mand6 cons-
truir un tabernáculo, "donde tenian puesta laimágen de I'a fantasma'" . Este era
un hombre de "buena estatura, con una barba larga, de más de un palmo, los
vestidos largos y anchos como "t únic·a o sotana . ... tenia un extraño animal de
figura no conocida con garras de le6n .. ,. y porque los oficiales por 'no-haber visto
la figura ni su retrato, no atinaban a esculpirla, como .les deela el Inca, se ' puso
el mismo muchas veces en el hábito y figura que dijo 'haberla visto. Y no con-
sinti6 que otro alguno se pusiese ert ella porque no se pareciese desacata'r y menos-
preciar la imágen de su dios Viracocha; permitiendo que le presentase otro que
r
el mismo rey , . .. " . agrega el cronista, que la estatua, semejaba a las i'mágenes
d e nuestros bienav'enturados ap6stoles ....
¿Qué motivo, se pregun ta Garálaso, tuvo el Inca Viracocha, y con "qué
prop6sito mand6 construir aquel templo en Cacha, y no en Chita, donde la fan-
tasma se le apareci6? Parece, dice de "creer que tuvo alguna causa oculta"'.
El que muchas veces se pusiese Viracocha, "en el hábito y figura :que dijo
haberla visto" a la fantasma; pudiera ,hacer pensar, qu'e el Inca tuVo primero
una alucinaci6n especular, y que la "fantasma", no sea sino el "doble", de su' pro-
pia imagen o lo que es lo mismo, el Inca . Seria pues un fen6meno de aut6pscopia,
o de alucinaci6n deuterosc6pica, o percepci6n sin objeto. Esta imágen especular,
nó es solamen te la objetivaci6n de un sueño, una perturbaci6n de la cenestesia,
sino un fen6meno mucho más 'complejo. Probablemente Viracocha, tuvo, hablan- ,
do psicol6gicamente, la impresi6n de ver su propio cuerpo, hasta el puntó de man-
dar hacer un templo en su honor. Según Sollier, este fen6meno de autopscopia
que ,tuvo Viracocha, debe ser considerado como una perturbaci6n de la cenestesia,
una verdader.l scnsaci6n objetivada sea bajo la forma visual ccmbinada a la for-
ma cenestésica, sea bajo 'la forma cenestésica sola. A la base de estos fen6menos
psico-fisioI6gicos, está el hábito de contemplarse demasiado, una tendencia a la
introspecci6n muy m.arcada, el tedio, que nos hace replegarnos en nosotros mis-
mos y. permite la disoluci6n de la personalidad física . (1).
~ ; .!
· Lis CuraCiones por las fuerzas del Espíritu. 13
· ¡Así, ' e! amok, o frenesí de los hombres, en trelos malayos; la histeria ártica en tre los esqui-
males; las "epidemias psíqúicas", o epidemias de pcsesión, que han existido en todos los
tiempos y que se agrupan en tre las manifestaciones de la histeria. El complejo de! miedo,
· expresado en . algunas culturas por la creencia en los hechizos, está bien comprobad¿. Estos
enfermos, tendrían hablando psicoanaHtit'amente, un sentimiento de culpabilidad, de ha-
· berdesobedecidd una orden o haber trasgredido un rito, una superstición, o haber come-
o tido tabú .
Este sen timien to de culpabilidad, ·10 encontramos cuando el indio supersticioso,
cree haber infringido el rito empeñado a la huaca. Ya hemos visto anteriormente, como
ciertos Sacerdotes, que ayunaban 'demacsiado para servir a la huaca, solían privarse de!
juicio, "o podas efectos de! demonio que les en ton tece, hablando con ellos, o por la fuerza
de la chicha que beben, cuando quiereri hablar con la huaca .... " Y que para algunos, la
alienación men tal era cosa sagrada, siendo los que 'curaban de ella, destin ado al oficio de
cuidadores del adoratorio.
Mas, .las huacas, como lugares sagrados de adoración y sacrificio, estaban dotadas
.para la mentalidad del primitivo, de volición y de apetitos. Y, ya entrada la Conquista,
cuenta MolÍna, .como no recibían el culto y ritual de! Incario, "andaban por e! aire, secas
y muertas de hambre, porque los indios no ¡es sacrificaban ya, ni derramaban chicha.
Pero Ia huaca; ldoló, fetiche, también cuando estaban disgustadas ' podían incorporarse
en e! cuerpo de! indígena, "y los hacían hablar". Así encontramos los indios poseídos por
las huacas de que nos habla Malina, especie de Neurosis colectiva, de histeria por suges-
tión. "y así fué que hubo muchos indios que temblaban y se revolcaban por e! suelo; y
otros tiraban de pedradas como endemoniados, haciendo visajes y luego reposaban; y lle-
ga'ban a él con temor, y le decían que había y sentía; y respondía que la huaca fulana se
le había ' en trado en e! cuerpo; y luego lo ·tomaban en brazos y lo llevaban a un lugar dis-
pu tado, y allí le hacían un aposen to con paja y man tas, Y luego le embijaban; y los indios
le en traban a adorar, con carneros, molle, chicha, llipta, mullu, ' ,. y bailaban y bebían
invocando a la huaca que aquel represen taba- y decía tenía en e! cuerpo y velando de
noche sin dormir, , " Estos tales endemoniados pedían en los pueblos si había algunas
reliquias' de las huacas quemadas, y como trajese algún pedazo de piedra de ellas, se cu-
brían la cabeza delante del pueblo con una manta. "luego daban voces invocando a la '
huaca. , .. " , Sigue Malina diciendo que en otras provincias hubo la misma forma de apos-
tasía", , . .' "uno's bailaban, dando a entender tenían la huaca en el cuerpo; otros tembla-
ban 'por el mismo respeto, dando a en tender la tenían también; otros se encerraban en sus
casas y daban ataridos; otros se despedazaban y se mataban y otros se echaban a los rios,
ofreciéndose a las huacas",
¿Qué significa, hablando en términos médicos, esta curiosa dolencia celectiva que
atacaba a los in'dios supersticiosos?, Ellos sienten el temor de lo sobrenatural, de la divini-
dad enojada o irritada, por la falta de los ritos habituales o' por haber incurrido en falta
con ella, Se sien ten poseídos por la huaca, temblando, haciendo visajes y con torsiones,
I
' Revi.<la del Museo Nacional: T(;mo XIV
despeda~ándose, etc. Es pues, una neurosis colectiva, una Huaca-neurosis, como le llama-
.mOSj nueva prueba de la fragilidad del sistema nervioso del indio primitivo, de su psiquis-
mo, fren te a los traumas morales que derivan del no cumplimien to de sus ri tos.
Esta Huaca-neurosis, o histeria colectiva, tiene que ver con las epidemias de posesos
que por la misma época existian en la Vieja Europa. Antiguamente, en la Edad Media,
existían los exorcismos público~, acompañados de grandes o pequeños ataques de histeria.
Se hablaba entonces de demonopatia histérica, en que jugaba rol principal, la sugesti6n
y la auto-sugesti6n. Y se cuenta como que San Ignacio de Loyola curaba a estos posesos,
y ,de c6mo Rubens inmortaliz6 este 'poder de sugesti6n del magnifico san to (I).
En el fondo, estos posesos y poseidos, son sujetos que padecen de histeria, o mejor,
demonopatia histérica, creyéndose que el diablo habitaba el cuerpo, desencadenando la
gran neurosis. Igual caso que en las Huaca-neurosis,-que acabamos de describir, en que 'los
indios supersticiosos, creian que el ¡dolo o huaca, se habla posesionado del sujeto, desenca-
denando la neurosis.
Si, revisamos la ' li teratura médica de la Edad Média, encon tramos esas dánzas in-
coercibles, la saltoman¡a o locura saltatoria, en que centenas de miles de personas, eran
tO,m adas por esta especie de epidemia nerviosa, producto de la sugesti6n. Estos salt6ma-
nos formaban grupos organizados, no como los flagelan tes, sino unidos por la simpatia mor-
bosa. La danza duraba hasta el agotamien to, tomando ya un aspecto alegre, ya uno melan-
c6lico. 'En otros casos, comoentre ,los italianos, tomaba un tipo frenético, no perdiendo el
lado estético.
T~mbién entra aqu¡ el diagn6stico de histeria. E,s ta gran neurosis fué muy frecuen-
te en la Edad Méd.ia, pues era la época social, propicia a maravilla, para el desarrollo de
sus variados s¡ntomas. Es esta atm6sfera de movimiento, la qúe adoran los histéricos. La
sugesti bilidad y la auto-sugesti bilidad, es:la caracteristica de estos casos, encon trándose
a menuJo fen6menos de desdoblamien to de la personalidad.
(1).- SZUMO\\ SKI, W.-Névroses el psychosesau Moyen age el au debut des Temps
Modernes. Le Courrier d'Epidaure. Paris, 1937.
(2). - FRAZER, SIR ,GEORGE .- -La rama Dorada. México, 1943.
Las Curaciones por ¡as fuerzás del Espír:itu. 15
tilizar las huertas, alrededor de los caza- cabezas victoricscs, para llamar las almas de
los enemigos muertos, en el entierro del reyezuelo, en disfraces diab6iicos,etcó
La danza para e! primitivo, es una manera artística de conjurar al demonio y librar
al enfermo de sus ' males. El mismo Frazer describe en una forma pintoresca los efectos de
la danza para curar a los enfermos. Cuando un cingalés está peligrosamente enfermo y los
ffsicos no pueden hacer nada, llaman a un bailarin diab61ico, el cual, haciendo ofrendas y
bailando con el disfráz apropiado de ellos, conjura a los demonios causantes ' de la enfer-
medad, para que uno tras otro salgan del cuerpo ·del enfermo y entren en e! suyo. Habién -
do conseg,uido extraerlos en esta' forma mágica, e! habilidoso bailarin se tumba en un fé-
retro, simulándose muerto. Asi es llevado a las afueras de la poblaci6n, a u'n descampado.
Pron to vuelve a la vida y con más presteza para reclamar su haber.
Mas, algunos enfermos son obligados a danzar, teniendo esta danza un sentido má-
gico; y existiendo además la creencia de que por el sudor puedan salir los espir¡ tus malig-
nos que se habían apoderado del enfermo. " ";
Las danzas en -medicina son de tres formas. 'L a del hechicero, para procurar la cu-
raci6n de! en"ferino; ' las ejecutadas por e! mismo enfermo y laS" da'rrzaspreven tivas, para
ahuyen tar la enfermedad o evi tarla. "Las ' danzas propias 'de! hechicero no se óbs'ervan'
en la medicina incaica. ,L os sacerdotes o hechiceros, no eran ' como losshamanes; en la '
ri tual de las curaciones mágicas, no estaba involucrada la danza. Sin embargo, algunos
brujos las utilizan.
Entre las ejecutadas por el propio enfermo, está la Taqui oncco, o enfermedad de
baile, que más adelante describiremos, y que la hemos etiquetado como una histeria co-
lectiva o la antigua demonopada histérica.
Yen tre las danzas profilácticas, debemos citar aquellas llamadas alaui citua faqui,
o danza que se hada en el desarrollo dda fiesta del Caya Raymi. Bebian, holgábanse y
hadan el taqui, "con unas camisetas coloradas hasta los piés y unas diademas, llamadas
Pilcocasa, y tañian cañutos de caña (unidos) chicos y grandes, haciendo con ellos una mú-
sica llamada tica-"-tica" (Molina) . Este baile lo ejecutaban en la plaza mayor de! Cuzco;
deJan te de las momia's de los antepasados y los idolos que represen taban al, Hacedor, el
Sol, al Inca' y a todo su cortejo imperial. Esta fiesta de la Citua, como veremos después era
de la gran purificaci6n de las enfermedades o de profilaxia colectiva.
La Taqui oncco o Ccara oncco, o enfermedad de baile, es una curiosa enfermedad
nerviosa india, sobre la que es necesario insistir. Polo de Ondegardo (1), nos dice 'que exis-
tía entre los indios, la Taqui oncco, "En algunas partes les da una enfermedad que llaman
Taqúi oncco o Ccara oncco, para cuya cura llaman a los hechiceros o van a ellos y hacen
mil supersticiones y hechicerias donde también hay idola tria y confesarse con los hechice- '
ros y otras ceremonias diferen tes".
(1) .- ONDEGARDO, POLO DE.- Instrucción contra las ceremonias que usan -los m-
dios al tiempo de su infidelidad. Rev. Hist. del PerlÍ. Lima, 1906.
16 Revísfa del Museo Nacional: Tomo 'XIV '
Cada -clase social y cada secci6n del territorio, ten'ian su form¡i de baile. Garcilaso
nos dice que los Incas tenían "un baile grave y honesto,siri brincos, ni s.altos, ni otras mu-
danza s, como los demás hac::ían". Malina, nos habla de ,que "Abra .diez años, pe,co más o
menos, que hubo Una yrronia entre estos indios desta tierra y era que hacían una .manera
de canto, el que llamauan taqui hongoy". .
Hoy mismo pervive la da'nza como "una sublimaci6n de las actitudesy los hechos
ordi~arios, ella refleja a la sociedad en sus distin tos mamen to~ de su proceso hist6rico ., . , , " .
(1). Así, la danza ir6nica del Cujchu, que representa al paludis:mo costeño, enfermedad
que lleva a la sierra el licenciado del ejército. A su lado,el médico con bigotito cha.plines-
ca y elsoldadi to con su descomun~l jeringa.
Estas "danzas de curaci6n", han sido utilizadas igualmen te por lQs americanos de! .
norte, shamanes, siberianos, habitantes de la isla Nauru. El sacerdote médico, indica una
piedra hacia la cual la enfermedad ha sido dirigida., Esta piedra es llevada y destruída co-
mo el objeto causan te de la enfermedad. (2) .
. ¿No sería, nos pregun tamos, la taqui onccoy · de que nos hablan los cronistas; pare-
cida a estas danzas de curaci6n' de la medicina mágica? La tienen, pero aún más se, as'e-
mejan con las epidemias de taran tismo, afecci6n nerviosa histérica, iniciada con letargo y'
depresi6n, que existi6 en la . Edad Media y que se curaba.. l11 ediante la violencia del baile.
Locura de da~za, corea menor y mayor, saltomanía, tarantismo, frenesí, 'son otras tantas '
formas de la danza-enfe~medad en la~ di~ersas épocas. . '
La taqui oncco o Ccara oncco, o enfermedad de baile en tre los indies, fué pues de
esta fo·r.ma de epidemias, y por tanto una 'especie de demonopatía .histérica.
,Freud dice, que lo' primero que se nos presenta es el espíritu delenfer~o, y este pri-
mer encuentro, entre médico y enfermo; es'decisivoen muchos casos'y es fundamental-'
mente psicoterápico: Y los hechiceros de! incanato,' múltiples como helllosvisto, ejeI:cita~
ron este factor psicoterápico en gran escala, .:en forma ·em.pírica des.de luego, como 1'0 ha-
rán en el curso de los siglos los curandero.s de todas las épocas. • ,, : ,
La confesi6n para el indiÓ' evauna ,insti·tu<i:i6n religiosa <;le alto valer. El indio' cre-
yen te y supersticioso, se confesaba para ditninar'los pecados .cometidos y reprimidos."Gar.
cilaso decía que la "confesi6n vocal era para limpiarse de los delitos'' ' .. Polo de Ondegardo, '
añadía, que tenían la confesi6n auricular, y para lo cual, "tenlan conJesores diputados:
mayores y menores, llam.ados Ichuris (ichuricc)o confesores an ti guas" .
(1).- VERGER, PIERRE.-Fieslas en' el Cuzco y en los Andes. Buenos l1ires, 1945.
(2).- DANZEL, TH. W.-Magie el science secré/e. Paris, 1939.
Las Curaciones por las juerz,as del Espfrítu. 47
En la mentalidad prelógica, las grandes catástrofes, las heiadas, las , sequías, las
pestes, son resultados de los pecados cometidos. Estos, acumulándose, llegan a constituir
un veneno mental, que se almacena en el , sub~onciente. Por eso, hay que derivarlos voc'al-
mente en la ~onfesión. Pero ésta era ritual; y no sela puede, comparar, ' como acertada_
mente sostiene Pérez Palma (1), con su símil de la práctica del catolicismo. Es un rito,
una purificación del alma, un medio de aplacar la cólera del tate m, un, procedimiento de
psi~oca tharsis empírico. Por eso, la voz ichuri, viene de ichu, paj.a, porque el penitrn te,
luegó de purificarse en presencia dellaycca o hechicero, escupIendo sobre manojos de paja,
que luego quemaba, para así destruir el pecado por medio del fuego. Otras veces se ec'haba~
su'ertes con ,manojos del mismo ich'~, separándolos en dos partes y sacando de cada ma-
nojo, el ichu éfe'uno en uno" hasta que quedaran pares o nones. Así también se sabía si h~
bía confesado verdad o men tira el peni ten te.
Los indios, dice VillagóÍnez, se confiesan duran te el ayuno, porque así se encuen tran
al estado de pureza" listos para hacer el re~uen to de sus culpas. Lo hacen con cierta cere-
mohia. Acúsanse de adulterios, de hurtar, maltratar a sus semejantes o no haber acudido'
a las huacas a hacerse' los respectivos sac~ificios. Mas, luego les hacen a estas ' diversas
ofrendas . Ponen sobre una piedra llana, los p'o'lvos de las ofrendas, ' '''y hazen 'que
los sople y con una piedrezuela que llaman Pasca" que quiere decir ,perdón, que la lle~a
el indio, D la tiene el que' confiesa~ le refriega la cabeza con maíz bla~co molido y con un
agua le lavan la cabeza en algún arroyo o dende se juntan los rios que llaman Tincuna".
Lapeni tencia que ímpo~en los ichuris, son los ayunos an tes mericionados': no co-
mer' ají, ni sal, nidorrhir'con mujeres. "Usan también el confesarse' cuando 'e stán enfermos, '
añade Villagómez, con los mismos hechíceros. ' . ,"; y ' creen que enferman pcn¡ u~ están
enojados los Malquis y las huacas. Llegamos así al intere's ante p~nto de la medicina ~á
gica in'c aic'a ,el referente a la enfermedad, producto del enojo del diosy ~I método em~íii
ca de la: confesión o para emplear el lenguaje psitoana¡¡tica)i~ p~icotharsis.
Acabamos de ver, que , Pelo de Ondegardo nos rel<lta'; 'C~,~?,P~,~ ~, ~~r~'rse d,e l~ ~aqu,i
oncco, enfermedad de baile, o histeria celectiva, usaban de la confesión "con'los hechiceros
• • 1'. • ! '
Y otras ceremonias diferen tes", Y que Mólina, el cuzqueño, dice que para curarse los indios
de esta dolencÍa colectiva, el hechicer¿ indicaba al en fe~mo, . ~cnfesara sus '~e~~d~s,
. l. , "
;;sin
.,
'
dejar de encubrir ninguno, y a ésto llaman ,hichuco", o método 'catártico. ',' , ,
Cuando el Inca enfermaba, practicaban la Confesión comoc~,remonia religiosa de
carácter oficial, la cual se hacía a la orilla del río o en lugares especiales lla'mados '''Cayán''._
Después de confesar sus pecados y durante la 'ceremonia, mantenían cori los dedos de la
mano derecha, una espina,cuya pun ta llevaba un anillo o bol; tá coloreada, la que en trega-
ban ,al ichur,i después de terminada la confesión. El confesor les exhort<,tba a no caer nueva-
. '
ro el hijo que el padre. Ya éstos tales, quando después de auerse confessadO.hazfan los Jau-
.
datorios llamados Opacuna, les auia de azotar con ciertas H,ortigas algún indio monstruoso
como corcobado y con trahecho de su nacimien to .... "
Las huacas tenian sus sacerdotes y sus hechiceros. Y 'en ellas, como' en todo lugar
sagrado o adoratorio, soHan confesarse. Esta confesi6n, como instituci6n imperii¡], h na-
dan aquí an te los hechiceros, y no an te los ichuri o itsuri, como era de regla. Esta confesi6n
era pública, "y para saber si habia confesado la verdad, e! hechicero echaba suertes, y en
ellas, por arte de! demonio, vela quien había confesado mentira; sobre lo cual se hadan
grandes castigos, y desde que alguno tenia graves pecados, que por ellos mereciese la muer-
te, coechaba al hechicero, y confesábase en secreto con él. Los Incas y gentes del Cuzco
siempre hadan sus confesiones secretas, y por la mayor parte se confesaban con los indios
de Huaro, hechiceros que para ello dedicado tenian. Acusabánse en sus confesiones de ,no
Las Curaciones por las Fuerzas de! Espí~¡tu. 49
haber reverenciado al Sol, Luna y hu:::.cas, de no haber guardado y celebrado de todo co-
razón las fiestas de los rai mes .... de la fornicación .... de matar y hurtar .... de la mur-
muración .. ..
Vemos pue's, por esta larga expcsición, que la catharsis, era un métcdo empleado,
bien que empíricamente a pesar de que Valdizán (1), apenas si le da impcrtancia en la te -
rapéu tica, li mi tándese a anotar algunes datos en este sen tido, sin in terpretarl cs. Sclamen -
te, en s~ Ji bro sobre Medicina popular, inciden talmcn te habla ' de la sugesti6n como mé-
todo empleado empíricamen te por les curanderes.
Todo este conjun to de prácticas y ceremonias, dándole el carácter de fuerza reli-
giosa, indican al mismo tiempo una influ encia mágica para alejar el. mal y también las en -
fermedades. Pueden ser resumidas así: confesión, abstinenci a s alimenticias y sexuale~, la-
vatorio~, (laudatorios), bañes, etc. Esta confesión sacramen tal, represe-n ta para Freud y
Jung (2), el método psicoanalítico primitivo. Represe-nta este acto, "una relaci6n causal,
irracional, psíquica. Desde que la humanidad tuvo la idea del pecado, brotó 16gicamen te
la contraparte, lo oC,u lto, lo reprimido. Y esto reprimido, acumulado en la subcenciencia
en mayor o menor porcentaje, constitu ye para los psico anali stas, un "veneno psíquico",
veneno que muchas veces es destructo r. Son las culpas que alejan a sus peseedore~, de la
comunidad en que viven. Y así se forman los complejos, que SOn corr.o di ce Jung, "una
psique pequeña y obturada, que como ha demostrado la inexperi encia, desarrclla una pe-
culiar actividad imaginativa o fantástica". Esta fantasí a, es cua'idad inherente al ~. :ma,
desbordándose en los sueñ os . Por eso el indio supersticieso, estará a S 2 lt ~do ccnstan temen -
te por "presagios" y "avisos", de las alm as de los indics muertes. O la aparici6n de "hn -
tasmas", .c omo en el reinado de Yahuar Huaccac, anunciando el fin de la ¿ir,astÍa irr;¡: c-
rial.
La psicocatharsis empírica, fué pues empleada larga manu per les hechiceros del
incanato, tanto' para censervar la salud del alma, como método curativo de alma y cu erpo,
y su más alto exponente secial, fué preci samente la ccnfc sién dd ir,di e.
La Citua o Coya Raymi, era la gran fiesta que se realizaba en el Cuzco, para ahu -
ye ntar las enfermedades. Una especie de profilaxia colectiva, acompañada de ritos y cere-
monias propias a los pueblos id61atras y supersticiosos:
(1) Por este párrafo, se ve que tenían los Incas idea de la mayor frecuencia de las enfer-
medades en tiempo de cambios de estaci6n y atmosféricos. Tenían noci6n del ticrapua primi-
VO, o sea la idea del contagio.
(2) Los indios tenían intuici6n empírica de la Astrología médica, que reinaba omnipo-
tente en la Edad Media. Las relaciones entre el macrocosmos y el microcosmos, crearon esta
astrológía y el medici astrologici.
(3) Es pues la Citua lafiesta de la SALUD 'o de purificaci6n de males sobre todo psíqui-
cos,ya que no intervenían en ella los deformes y jorobados, etc. (La salud en quechua se llama
A/lin causay).
(4) Los dioses incanos, bajo la forma de amuletos, presidían las ceremonias propias
de ella.
L'2s Curaciones por las Fuerzas del Esptritu. 5i
"y así con este acuerdo, habiendo primero echado del Cuzco, a dos le-
guas de él a todos los forasteros que no eran naturales, y a todos los que te-
nían las orejas quebradas y a todos los corcobados, y a los que tenían alguna
lesi6n Y defecto en sus personas, diciendo que no se hallasen en aquellas fiestas,
porque por sus culpas eran así hechos, y qUé hombres desdichados no era justo se hallasen
allí, porque no estorbasen con su desdicha alguna buena dicha; echaban también los pe-
rros de! pueblo porque no aullasen. Y lu ego las dichas gen tes que a pun to de guerra esta-
ban, salían a la plaza del Cuzco, las cuales venían dando voces diciendo: "¡Las enfermedades,
desastres, desdichas y peligros salid de esta ti erra!". Y en la plaza en medio de ella a donde
estaba e! utcu (agujero) de oro que era a manera de pila, a donde echaban e! sacrificio de
la chicha; cuando venían hallaban que estaban a punto de guerra cuatrocientos indies al-
rededor de la dicha pila, vueltos los cien el rostro a Collasuyo, que está al n acim ien to del
Sol, y otros ciento vueltos los rostros al poniente, que es el camino de Chinchaysuyo, y
otros cien to el rostro al Seten tri6n, que es el camino de An tisuyo, y cien to los rostros al
Mediodía y tenían todos los géneros de armas que ellos usaban. Al tiempo que llegaban los
que venían del templo del Sol, todos alzaban grandes voces diciendo: "Vaya el mal fue-
ra!". Y salían todos cuatro escuadrones, cada uno, para el lugar que estaba dedicado, sa-
liendo los que estaban para Collasuyo, con gran Ímpetu hasta la angostura de Acoyapon-
go, que será dos pequeñas leguas del Cuzco; e iban dando voces diciendo: "salga el mal-
fuera", elevaban estas voces las gen tes de Hurin Cuzco, y allí las en tregaban a los miti-
maes de Huayparga, que ellos las entregaban a los mitimaes de Antuhuaylla, y los mi ti-
. maes de' An tahuaylla las entregaban a los mi timaes de Huayrapacha, y ellos la Ilev<:-
ban hasta el río Quiquijana, y allí se bañaban ellos y las armas que llevaban (1). En esta
manera se acababa por esta parte. Eran estos indios que llevaban estas veces h acia Cc -
llasuyo, los que salían del Cuzco de la generaci6n de Uscamayta ayllo, Apumayta ayllo,
HuamÍn ayllo, Su tic, Maras ayllo y Cuicuisa ayllo.
"Los que salían hacia el Ponien te que es Chinchaysu te, salían dando las mismas
voces, y éstos eran de la ,generaci6n Capac ayllo, Atun ayllc, Vicaquirao ayl!o, Chavite
Cuzco ayllo y Arayraca ayllo, y otros de Uro. Y éstos llevaban las voces hasta Salpina, que
será del Cuzco poco más de una legua; y éstos las entregaban a los mitimaes de Jaquija-
huana, y ellos las entregaban a los mitimaes de Tilca, que es encima de Marcahuasi, casi
diez leguas del Cuzco; éstos las llevaban al río ApurÍmac, y allí las echaban, bañándose y
lavando las lanzas y armas.
"Los que llevaban las voces a la parte de An tisuyo, eran de las generaciones siguien -
tes: Cuzco Panaca ayllo, Ancaylli ayllo, Saño ayllo, y éstos las llevaban a Chit a, que es
legua y media del Cuzco, y las entregaban a los miti maes de Pisa, que son los de la Coy a
(1 ).- /Junque el baño no era muy usado entre los Incas,.!o s laudatorios rituales, sí. Eran
practicados por el Inca y la nobleza.
l~evista def Museo '¡Vacionai: Tomo XII/.
' y Paulo, y éstos las llevaban al do Pisa, y alli las echaban y (se) bañahan y bañaban sus
armas.
"Los que iban a la parte de Contisuyo eran de las generaciones siguientes: Yauri-
panaca ayllo, China panaca ayllo, Masca panaca ayllo y Quesco ayllo; y éstos los allegaban
a ChuricaJla, que es a dos leguas de! Cuzco, y allí las entregaban a los mitimaes de Yauris~'
qui que será tres leguas del Cuzco, y alií las entregaban a los de Tantar, que es cuatro le-
guas del Cuzco; y aquellos las llevaban al rio de Cusibarnba, que es donde los frailes de la
Merced tienen una viña, que es siete leguas del Cuzco; y allí se bañaban y lavaban las ar-
mas. Y (de) esta manera hacían esta ceremonia para echar las enfermedades del Cuzco. La
raz6n por qué en estos ríos se lavaban era porque son ríos caudalosos, y que entienden van
a dar a la mar, y para que ellos llevasen las enfermedades. Y cuando empezaba la vecería
en el Cuzco, salían todas las gen tes de les si ties grandes como pequeñcs a sus puertas,
dando voces, sacudiendo las mantas y llicllas, diciendo: "¡Vaya el mal fuera! ¡Oh que fies-
ta tan deseada ha sido ésta para nosotros! ¡Oh Hacedor de las cesas, déjanos llegar a otro
año para que veamos otra fi esta como ésta!" (1).
"Yen aquella todos bailaban, y también e! Inca; y al amanecer, entre dos luces, to-
,dos iban a las fuentes y ríos a lavarse, diciendo que'saliesen las enfermedades de ellos; y
acabados de lavar tomaban unos hachones de paja grandes, a manera de bclas muy grandes
atados con unas cuerdas, los cuales encendían y andaban jugando con ellos (2), dándose
unos a otros. Llamaban a estas bolas de paja muru pancucu; acabado lo cual se venían a
sus casas, y para entonces t enían aparejada una mazamorra de maíz mal molido que lla-
maban sancu (3); y de ella tomaban en los rostros, poniéndola también en los umbrales de
las puertas, yen la parte dende tenían las comidas y ropas; ya las fuentes llevaban e! di-
cho sanco y echaban dentro, diciendo que no estuviesen enfermes, y no entrasen las enfer-
medades en aquella casa; y también enviaban este sanco a sus parientes y amigos para el
mismo efecto; ya los cuerpos de los muertos calentaban (sic) cen elle, porque gozasen de
la dicha fiest,,".
"Y luego comían y bebían las mejores comidas que tenían, con mucho regocijo, por-
que para este día cada uno, por pobre que fuese, tenía buscado, para comer y beber; porque
decían que (en) este día (quien) no se holgase y comiese y bebiese, que en todo el año había
de ser y estar de maja ventura y trabajo. En este tiempo no reñían los unos con les otres
(1) Imploraban al Hacedor, al dios Viracocha, para que llegaran al otro año sanos y
salvos. Representa pues Vil'ticccha el dios de la Salud. 't) ,
(2) El agua en los laudatorios y elfuego con las bolas de paja o muru pancucu, repre-
sentaban los dos elementos de pU1-iJicaci6n de las enfern;edades.
(3) Este sanco, que era una masa de maíz cocido, bollo, era s 610 lo que se permitía comer,
a cubierto de impure'Zas, la que estaban sometidos a 1'iguroso ayuno y purificaci6n de cuerpo y
alma.
Las Curacjones por las Fuerzas del Espíritu. 53
ni decían palabras de enojo, ni se pedían los unos a los otros lo que se debian, porque de-
cían que en todo el año tendrian pendencia y trabaj::Js, si de aquel día comenzaban".
"Así mismo en la dicha noche sacaban las estatuas del Sol, Hacedor y Trueno, y los
sacerdotes de cada una de las estatuas las calen taban con el sanco dicho; y a la mañana
las llevaban a presentar al templo del Hacedor y Sol y Trueno las mejores comidas que pe-
dían haber, y más bien aderezadas; las cuales recibían los sacerdotes de las dichas huacas y
las que·maban . Y así mismo sacaban los cuerpos de los señores y señ oras muertos que es-
taban embalsamados, los cuales sacaban las personas de su linaje que a cargo les tenían.
y aquella noche los lavaban en sus baños, que cuando estaba vivo cada uno tenía, y vuel-
tos a sus casas los calen taban con sanco (la mazamorra dicha); y luego les ponían delan te
las comidas que cuando ellos eran vivos con más gusto comían y usaban las cuales les po-
nían muy bien aderezadas como cuando vivos estaban; y luego las personas que tenían
a cargo los dichos muertos las quemaban".
"Los que tenían a cargo la huaca llamada Hu anacauri, que es una peña grande fi-
gura de hombre (1), los criados de la dicha huaca juntamente con el sacerdote de ella, la-
vaban la dicha huaca, y la calentaban con el sanco; y el I nca, señor principal, desde que se
acababa de lavar, y su mujer p,incipal se ponían en su aposen to, y les ponían en las cabezas
d:: ellos el dicho sanco. Después de haberlos calentado con él, les ponían en las cabezas unas
plumas de Un pájaro que se llama pileo, que son de color de t ornasol ; y lo mismo hacían
con la figura del Hacedélr y a los que a cargo les tenían, y llamaban a esta ceremonia pil-
coyaco. y luego como a las ocho o nueve del día, el Inca Señ or principal con su mujer y
gente cortesana de su Concejo que en su casa tenían, salían a la plaza principal del Cuzco,
lo más ricamen te aderezados que podían; traían así mismo a la plaza, a esta hora, la imagen
del Sol llamada Apupunchao (Gran señor del día y del Sol), que erala principal que ellos
tenían en su templo, acompañada de todos los sacerdotes del Sol, jun tamen te con las dos
imágenes, sus mujeres llamadas inca ocllo y palla celia. Salia también la mujer llamada
coya pacsa, la cual estaba sacrificada (destinada) por mujer del sol, y ésta era hermana
o hija del que gobernaba. Y traí an al dicho Sol sus sacerdotes y le ponían en su asien to
que estaba en la pla.i1:a dedicado para él; y así mismo los sacerdotes del Hacedor sacaban
su figura a la plaza, donde la ponían en su lugar; también sacaban los sacerdotes del Tru e-
no, llamado chuqui illa, su figura, la cual ponían en su lugar en la plaza".
(1) LDs objetos s"~gr"7d]s, CJm? l:;¡s h;¡acas, en esp:cial ltl muy importante de Huana -
cauri, se hacían representar en ltl ceremmia, bajD la figura de hom7r.? (labrada en una peña
grande) . Pero la central era el Hacedo r o Viracocha, al cual le dedicaban el primer sacrificio
y lo adoraban, lo mismo que al Sol, al Trueno y al Inca. Daban gracias al Hacedor, por haber-
los conservado sin enfermedades. Representa pues Viracocha , al dios incano de la salud del
cuerpo y del alma.
51- Revista dé! Museo Nacional: Tomo XIV
"Tenian sus escaños de oro; traian delante sus yauris, que eran hechos, a manera
de cetros de oro; y los sacerdotes de las dichas huacas venhn con los más ricos vestidos
que haber podian para aquella fiesta. Sacaban asimismo los que tenian a su 'cargo la huaca
de Huanacauri, su figura y la ponian en la plaza, en el lugar que para ello tenian. Dicen
que la huaca del Hacedor jamás dieron mujer propia, porque dicen que no queda el Hacedor
mujeres, diciendo que todo era suyo, púes él lo habla creado; y asi en todos sus sacrificios
el primero que hadan era el Hacedor".
"Yasi mismo sacaban, al mismo tiempo, todos los cuerpos de los señores y señoras
que embalsamados tenian muy ricamen te aderezados; los cuales cuerpos traian los des-
cedien tes de su linaje, que a cargo los tenian, y los ponian en la plaza en sus asien tos de
oro, por su orden como si estuvieran vivos. Ya esta hora salia toda la gen te del Cuzco por
sus ayllos y parcialidades, los cuales venian lo más ricamente aderezados que podian; y
llegados, mochaban (veneraban) al Hacedor, al Sol y al Inca Señor; y luego se asen taban
en sus asientos, cada uno conforme a la calidad que tenian divididos: los anancuzcos a su
parte, y los hurincuzcos a la suya. Yen este dia en tendian un soln comer y beber y holgar-
se, y hadan el taqui (canci6n, canto), llamado alaui citua taqui con unas camisetas colora-
das hasta los pies y unas diademas en las cabezas, llamados pi leo casa, y tañian con unos
cañutos de caña (unidos) chicos y grandes haciendo con ellos una música llamada tica-ti-
ca" .
"Daban en aquel dia gracias al Hacedor por haberlos dejado llegar a aquella fiesta;
y que los llegase a otro año, sin enfermedades; y lo mismo al Sol y al Trueno. Venia el Inca
cm ellos; tenia el Sal delante de si un vaso de oro grande, en que echaba el Inca chicha,
y de alH el sacerdote se la tomaba y la echaba en el utcu (agujero) que, como dicho es, era
a manera de pila de piedra, forrada en oro, la cual tenia un agujero, hecho de ta'l manera
que lle:saba a un albañal el caño que iba por debajo de tierra, hasta las casas del Sol, del
Trueno, y del Hacedor. Los sacerdotes de ellos venian unos con otros; y los cuerpos em- '
balsamados, los de An ancuzco con los de Hurincuzco; y asi consumian y gastaban aquel
dia en lo susodicho, y venida la tarde, llevaban el Sol y las demás huacas a sus templos, y
los cuerpos embalsamados a sus casas, los que a cargo los tenian; y e! II;¡ca y las demás gen-
tes se iban a sus posadas".
"Y otro dia sigui en te, por la misma orden saHan a la misma plaza, y puestas por
su orden las huacas, y el Inca y demás' gen te traian a la plaza grandisima can tidad de ga-
nado de todo género, de todas las cuatro partes llamadas Collasuyo, Chinchaysuyo, Anti-
suyo y Con 'i suyo. Era tan ta la can tidad del dicho ganado, que a lo que dicen lo que esta
declaraci6n hicieron, eran más de cien mil cabezas; el cual ganado habla de ser limpio,
sin fealdad alguna, ni mancha y lanudo, que jamás hubiese sido trasquilado; y luego el
sacerdote de! Sol apartaba cuatro carneros los más limpios y los sacrificaba de esta ma-
nera: uno al Hacedol', otro al Trueno, otro al Sol y otro a Huanac~uri; y cuando queda
hacer el dicho sacrificio tenia en unos plaLs grandes de oro el sanco puesto; y con la san-
gre de aquellos carneros qUe sacrificaban, asperjaba el dicho sanco, Eran los carneros bJan-
Las Curaciones por las Fuerzas del Espíritu . 55
cos y lanudos llamados cuyllo; y estos platos con el dicho sanco estaban delante del esca-
ño del Sol; y el sacerdote mayor decía a altas voces, que todos lo podian oir: "Mira como
coméis este sanco, porque el que lo comiere en pecado y con dos volun tades y dos corazones,
el Sol nuestro Padre, lo verá y lo castigará (1), y será por grandes trabajes vuestros; y el
que con voluntad entera lo comiese, el Hacedor, el Sol y el Trueno os lo gratificarán; yos
darán hijos y felices ·años, y que tengáis mucha comida y todo lo demás necesario con pros-
peridad " .
"Y asi se levantaban a tomarlo, haciendo primero un solemne juramento antes
de tomar el yaguar sanco (sanco en sangren tado o sanco con sangre), en el cual prometian
de no ser jamás malos en cosa alguna, ni murmurar de! Hacedor, ni del Sol, ni del True-
no; ni de ser traidor a su Señor el Inca principal, so pena de que aquello fuese para su con -
denaci6n y trabajo. Y el sacerdote del Sol tomaba del plato lo que le pareda, con tres de-
dos, y se lo meda en la boca y se volvia a su asien too Y por esta orden y con esta manera
de juramento, levantaban las parcialidades, y asi se lo daban a todos hasta las criaturas.
y guardaban el dicho yahuar sanco para los que estaban ausentes, y enviaban a los en-
fermos que estaban en sus camas; porque se tenia por muy desdichado al que en este dia
no alcanzaba a recibir el yaguar sanco. Hadan éstos con tanta cuenta, que no se habia
de caer migaja en el suelo; porque tenian por gran pecado que se cayese fste" .
"Cuando mataban estos carneros, arriba dichos, sacaban" los bofes, los cuales so-
plaban e hinchaban; e hinchados veían los sacerdotes en ciertas señales que en ellos veian,
según decían, si habian de ser pr6speras todas las cosas en aquel año o no. Luego quema-
ban delan te del Hacedor, del Sol, y del Trueno los bofes; y los cuerpos de los carneros re-
partían como cosa sagrada, muy poquito a cada uno; y todo el demás ganado se repartia
a todala gente del Cuzco para que comiese. Y como iban entrando en la plazales, iban arran -
cando cada uno un pedazo de la lana, con la cual sacrificaban al Sol; y los sacerdotes, cuan -
do repartían el ganado, iban haciendo las oraciones siguientes:
(1). - El sanco (alimento), está purificado, y más aún el yaguar sanco, por eso el que le
come en pecado, recibirá grandes trabajos de parte del Hacedor (totem). Lo toman todos con
grandes ceremonias para purificarse de las enfermedades (profilaxia) y lo envían a lo que están
enfermos, para que sanen, ya que que se tenía en "gran desdicha no recibir el yaguar sanco".
56 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV,
tl m.1j~r; dici::ndo ésto los hiciste y los formaste y diste ser. A éstos que hiciste, guárda-
bs; que vivan sanos y salvos, sin peligro, viviendo en paz. A donde estás, en lo alto de! cie-
lo, o abajo en los truenos, o en los nublados de las tempestades, 6yeme, resp6ndeme y con-
cede conmigo, y dadnos perpetua vida; para siempre tenednos de tu mano; y esta ofrenda
rccí bela a do quiera que estuvieres, ¡Oh, Hacedor".
En elta primera oraci6n a Viracocha, supremo Hacedor de los Indios, invocan a él,
parodiando al génesis, pidiéndole que vivan con salud, después de haberles dado la vida y
e! sexo.
"O ~ ra oraci6n para que multipliquen las gentes. (Viracocha apocochan ticsi vira-
c::Jchan hu alp :ty huana viracochan tocap:) acnupo viracocharuna yachachuchum huar-
m:ty acha chuchun mirachun lIacta pacha casilla quispilla cachun camascayqui tahua cay-
cha yatali imay Pachacamac haycay Pachacamac).
"D~claraci6n de esta oraci6n, ¡Oh Hacedor que haces maravillas y cosas nunca vi-
ta:mis eric ordioso Hacedor,grande, sin medida multipliquen las gentes, y haya criaturas.;
y los pueblos y tierras estén sin peligros; y éstos a quienes diste ser, guárdalos, y ten los
de tu mano, para sécula sin fin",
"A todas las huacas.-(Cailla viracochan ticsi viracochan hapacochan hualpai
Imana virac echan chanca viracochan acsa viracochan atun viracochan caylla viracochan
tacancuna aynichic hunichic llaura runa yachacuc capac hahuaypi hucupi purispapa)
"Declaraci6n.-Hacedor que estáis en el cabo del mundo (Chanca Huiracochan)
que es una huaca que está én Chiquichaca, a donde estaba Manco Inca. Atun Huiracccha"
que es la Huaca Urc os ; en ésta estaba un águila y un alc6n de bulto de piedra, a la puer-
ta de la huaca; y den tro estaba un bulto de hombre, con una camiseta blanca hasta los pies,
y los cabellos hasta la cintura; y les bultos del águila y (el) halc6n, cada dia a medio dia,
como si estuvieran vivos; y les camayéc decían que porque tenia hambre Uiracccha, pia-
ban, y les llevaban las comidas y las quemaban. Dicen que eran hij cs y herman os de este
Urcos Uiracocha. Apoticci Uiraccchan está en Amaybamba, detrás de Tambo; Urusayua
Uiracocha, en e! mismo pueblo. Chuquichanca Huiracochan es en Huaypar. Vosotres al
Hacedor que está en los fines del mundo, que ha de conceder que las gen tes y tierras siem-
pre sean pr6speras ora sean dado con el Hacedor den tro o Juera del cielo".
Otra Oraci6n.-"0 viracochan cusi ussa pochay lIipo virac ccha yurunacay amay-
dacay miruna yanachuac chaquisa runayquí camascayqui churascayqui casi quispi
llaca h1Uchun huarmay huanchurin huanchin canta amagua quinta huanya yaychichu
unay hu asa causachun mana allcas pamana pitispa mi cúmuchun upia muchun.
"D~c1araci6n.-0h', Hacedor, dichosisimo, ven turosisimo Haced or! que has mise-
ricordia y te apiadas de los hombres, cata aqui tus hombres y criados pobres malanvetura-
dos, q~le tu hiciste y diste ser; apiádate de ellos que vivan sanos y salvos con sus hij os y
descendien tes, andandó por camino derecho, sin pensar en malas cosas. Vivan largos ti em-
pos'; no mueran en su juventud} coman y vivan en paz.
Las Curaciones por las Fuerzas del Espiritu . 57
"Oh Tierra Madre, a tu hijo el Inca tenIa encima de ti, · quieto y pacÍfico.
"Oraci6n para todos los Incas.-A punchao Inca inti yayay Cuzco tambo cachun
aticoclla sacoc cachun ñispa churac camac muchascay quicusi quispo pchun amatisca
amalla sasca cachundo aticucpacllas capac camascayqui churascayqui.
"Declaraci6n.-Oh! Sol, padre mío, que dijiste haya cuzcos y tambos; sean venée-
dores y despojadores estos tus hijos de todas las gentes; ad6rote para que sean dichosos, v
así mismo estos Incas tus hijos, no sean vencidos ni despojados, sino siempre vencedores,
pues para esto los hiciste.
"Oraci6n a todas las hu acas. O pachacsulla Viracocha·n ocuchulla Viracochachan
huacavilca cachun nispacamancatu napa hu aypihuana tayna . aBasto allun to Viracochaya
hurin¡:jacha ananpacha cachun nispa nicocupa chapiscupa omacta chura chatnguay huy-
nihuay quispi casica musac Viracochaya micuy niocmin cacyoc zarayoc Ilamayoc imayna
yochay caymayoc amaca chariguay cuchuyma mana aycay mara chiqui manta catuiman
manta nacasca huatusca amusca manta".
"De :laraci6n.-Oh, padres huacas y huillcas, antepa~ados, abuelos y padres nues-
tros, Atun apahualpi huanatayna, Apo allasto alIento, acercad al Hacedor a vuestros hi-
jos y a vuestros pequeñi tos, y a vuestra flor; y a vuestros hijos dadles ser para que sean
dichosos con el Hacedor, como vosotros lo s6is.
"Y así repartido el dicho ganado, mataban en gran cantidad, para comer en aquel
día: y luego entraban en la plaza grandísima cantidad de chicha, la cual estaba echa de
muy atd." y en las bodegas que tenían para ello dedicadas; la cual se hacía de maíz blanco
cogido e:1 el valle de! Cuzco. Era e! dicho ganado que para esta fiesta se traía del ganado
del Hacedor, del Sol y de! Trueno, que por todas las provincias de! Perú repartido tenían;
y acabad') de comer, con mucho regocijo, hacÍan sus taquis, y venían por la 6rden que el
día pasado; y esto duraba cuatro días. El primer día de esta fiesta, llamada Citua, era cuan-
do comían e! sanco dicho, yaguarsanco; el segundo día dedicaban al Hacedor, Sol y True-
no, haciéndo por él sacrificios y la oraci6n, que arriba está dicha por el Inca. El cuarto día
para la Luna y la Tierra, haciéndoles sus sacrificios y oraciones acostumbradas.
"Y otro día siguiente entraban por la mañana, todas las naciones que el Inca ha-
bía sujetado, las cuales venían con sus huacas y vestiduras a uso de sus tierras, las más ricas
que podían haber. Y traían sus huacas en andas los sacerdotes que a cargo las tenían; y lle-
gando a la plaza, como iban entrando por sus partidas de los cuatro suyos dichos, iban ha-
ciéndo reverencias al Hacedor, al Sol, al Trueno y a Huanacauri, huaca de los Incas; y
luego e! Inca que a la saz6n estaba ya en plaza; y así se iban poniendo por sus lugares, que
ya dedicados tenían; porque para darles más lugar los indios de Hanan Cuzco y Hurin
Cuzco se hacían entre ambas parcialidades una, y así dejaban desembarazada la plaza.
Y, puestos todos en sus lugares, salía e! sacerdote mayor de! Sol, así a poner, por la 6r-
den dicha gran cantidad de sanco, asperjándolo con sangre; se empezaban a levantar por
su 6rden los caciques, haciéndo la oraci6n siguiente al Hacedor.
Las Curaciones por las Fuerzas del Esperitu. 59
"A ticci Viracochan caylla Viracochan tocapo acnupo Viracochan camac churac
caricachU!1 huarmicachun nispa JIu tac rurac camascayqui chorascayqui casilla quispilla
causa musay maypin canqui ahuapichu ocupichu llauto pichu oyariguay agniguay ini-
guay imay Pachacamac causachi huay marcalliguay atalliguay caycoscay tarichasqui-
hay may picas papas Viracochaya.
"Declaración. - Oh! Hacedor que estás en los fines del mundo, sin igual, que dis-
te ser y valor a los hombres y dijiste: sea este hombre; y a las mujeres, sea esta mujer, di-
ciendo estos, los hiciste y los formaste y diste ser, guárdalos, y vivan sanos · y salvos sin
peligro, viviendo en paz. A dónde estais, en lo alto del cielo o abajo, o en las nubes, o en
los nublados de la tempestad, oidnos y respondednos, y conceded con nosotrGS, y dadnos
perpetua vida; para siempre tenednos de tu mano y esta ofrenda recibid a doquiera que
estuvieres,' Oh Hacedor.
"Y luego el sacerdote del Sol, habiéndoles tomado juramento, de la manera ya dicha,
y ellos habiendo ya hecho e! voto, les daban el yaguarsanco por la órden dicha. Acabado
lo cual comian de la carne de los carneros que se hablan sacrificado al Hacedor, al Sol, y
al Trueno; y gastaban este día cada nación, en hacer el taqui, canto y baile, que cada uno
de ellos, antes que del Inca fuesen sujetos, hacían en sus tierras. Entraban este dia a la di-
cha fiesta todas las gen tes que por defectos de sus personas, habian ~chado del Cuzco, los
cuales volvian a hallarse en la dicha fiesta. Y esta fiesta duraba dos días, al cabo de los cua-
les, sobre tarde, quemaban en sacrificio un carnero y grandisima can tidad de ropa de to-
dos colore·s ; y asi los que habian de volver a sus tierras, pedían licencia al Hacedor, al Sol,
al Trueno y el Inca; los cuales se la concedian, con tal que dejasen en el Cuzco las huacas
que este año presente habian traido, y llevasen y volviesen a sus tierras las que el año pa-
sado, en esta fiesta habian dejado; y en recompensa de! trabajo que habian tenido en venir
de tan lejas par·tes, les daban oro y plata, y ropa, mujeres y criados; y a tos señores prin-
cipales, licencia para que anduviesen en andas; y a las huacas les daban chácaras con sus
tierras y criados, para que las sirviesen; y las comidas que cogiesen las quemaban, e hi-
ciesen sus sacrificios, y asi volvian todos a sus tierras."
"Fué.el inventor de esta fiesta Inca Yupanqui, para que se hiciese por la órden di-
cha; porque no obstante que de antes la hacían, desde que hubo Incas no la hacían por es
ta órden. Y lo que restaba del mes lo gastaban en lo que les parecía y coilvenia. Asi mismo
en todas las cabezas de provincias hacían la dicha fiesta o pascua llamada Citua todos los
Incas gobernadores y los de su generación d6nde quiera que se hallaban; y por el dicho tiem-
po, aunque en la solemnidad y sacrificio seran mucho menos; pero no porque dej asen de
hacer ninguna de las ceremonias."
Garcilaso recuerda haber visto en su niñéz, parte de ésta fiesta. "Vi salir el primer
Inca de la plaza, no de la fortaleza que ya estaba desierta, si no de una de las ca~as de los
Incas que está en la falda del mismo Ccolcampata; vi correr los cuatro indios con sus lan-
zas; vi sacudir la ropa a toda la demás gen te común y hacer los ademanes. Viles comer
el pan llamado Cancu. Vi los hachos llamados Pamcuncu. No vi la fiesta que con ellos hi -
60 Revista del Museo Nacional: Tomo XlV.
cieron de noche, porque fué a deshora, y yo estaba ya dormido: acuérdome que otro dia
vi un Pamcuncu en el arroyo que corre por medio de la pi aza: estaba jun to a las casas de
mis condisdpulos en gramática Juan de Cellorico: acuérdome que huian de él los mucha-
chos indios que pasaban por la calle: yo no hui porque no sabia la causa, que si me la di-
jeran también huyera, que era niño . . . . . . Aquel hacl~o echaron den tro de la ciudad
donde digo; porque ya no se hada la fiesta con la solemnidad, observancia y veneraci6n
que en tiempos de sus reyes. No se hada por desterrar los males que ya se iban desenga-
ñándo, sin6 en recordaci6n de los tiempos pasados, porque todavia vivian muchos viejos
antiguos en su gentilidad que no se habian bautizado".
La purificaci6n del alma y cuerpo para el primitivo, consiste en el traspaso de! de-
monio al ag ·.la, fu ego. Por el agua, los laudatorios, no como higiene sino como objetivo
mágico de eliminaci6n: ya en todo el cuerpo o armacuy; o ya en e! do, como pasaba en la
Citúa. Por e! fuego, se derivaban los pecados: ya en el ichu o paja, ya en las flores o yer-
bas, sobr<: las que se escupia o ya con los grandes hachones, los pancum~u. Ye! traslado
del malo otros objetos por medios mágicos, como por las prácticas de brujeria. Con las
ceremonias' del ' Ichuri o paj ear y del Pampachay o allan ar, quedaban los cuerpos limpios
de las impurezas o pecados; igual en el pro cedimien to del Huyhuachi, de uyhua, animal
doméstico; o de los pases del cuy. O en el del ichuric, con una cuen tecilla de muyu, o con-
cha dé caracol metida en 'una espina, la cual se ajustaba hasta quebrarse. "As; se quiebran
tus desdichas y pecad os", cuen ta Arriaga. Asi se purificaban de los pecados y de las enfer-
medades su resultante, desalojando las impurezas ya local, .ya . colectivamente, como en
la fiesta antedicha de Citúa o Onccoy-Mitta.
Las Curaciones por las Fuerzas del Espírítu. 61
Luego e! tabú, alojado en el cuerpo (demonio, impureza, etc), era desalojado por el
agua, e! fuego, la plegaria colectiva, para la purificación de alma y cu erpo, siendo pues
una fiesta de la salud en general, de la higiene física y men tal.
Valdizán (1), que tanto hurgó ene! pasado médico, apenas si concede rol secun-
dario a la acción psicot~rápica. Dice que en el tratamiento de la alienación mental, em-
plearon algunos recursos terapéuticos, los mismos que se indicaban en otras enfermeda-
des: tales la balneación (?), la sangría, la trepanación O), "pero es evidente que siempre
la m8,YO!" energía terapéutica fué confiada a la acción considerada bienhechora de los he-
chicero.$. Y que éstos, en el ejercicio de su misión, no limi't aron sus prácticas a la acción
taumatúrgica, y recurrieron a las virtudes terapéu ticas de algunos vegetales cuya acción
sobre el sistema nervioso no les era desconocida".
Lavorería, an tes citado, no se 'refiere a la psicoterapia, aunque colcca a la inedicina
incaica, en el rol de las medicinas primitivas, pues dice que los indios "no alcanzaron sino
muy poco o nada y se atenían a ·lo sobrenatural, en el tratamiento de ellas procedían más
racionalmente, porque tenían un caudal de ccnccimientos prácticos .... "
Olano (2), es sin duda quien primero trata con amplitud y con criterio médico, de
los procedimientos curativos por las fuerzas del espíritu. En especial señala la psicoterapia,
annque sin mencionar el término. Su contribución es valiosa, pues el autor domina el idio-
ma incaico y conoce muchas de las prácticas primitivas de curación que usaban los indios.
El jampecc es para él, el médica incaico, e! cual orientaba sus métodos terapéuticos, "ba-
sándose real o aparentemente,. en conocimientos de anatomía comparada?" ..
Mas, si se quiere eSCon trar datos aunque vagos sobre este procedimieto,
habrá que remon tarse a las leyendas indicas. Cuen t'a Avila (3), que Tam tañanca,
Duran te el mismo período de la Conquista, en que chocaron las dos civilizac iones,
la aborígen y la europea, encon tramos datos referen tes a estas curaciones "maravillosas",
que no son sino otras tantas curaciones por psicoterapia. El intrépido Alvar Núñez Cabeza
de Vaca (1), nos cuen ta de ciertas curaciones practicadas por él y por los curanderos indios .
"Otro día de mañana vinieron allí muchos indios y traían cinco enfermos que estaban tU-
llidos y muy malos y venían en busca de Castillo, que los curase, y cada uno de los enfer-
mos ofreci6 sus arcos y flechas y él los rescebi6, y a puesta del sol, los san tigu6 y encomen-
d6 a Dios Nuestro Señor, y todos les suplicamos con la mejor manera que podiamos les
enviase salud, pues él veía que no había otro remedio para aquella gen te nos ayudase,
y saliésemos de tan miserable vida, y él lo hizo tan misericordiosamen te, que venida la ma-
ñana, todos amanecieron tan buenos y sanos y se fueron tan recios, como si nunca hubieran
tenido mal alguno". Igualmen te, el mismo Cabeza de Vaca, nos relata casos de curaciones
maravillosas, para las que usaba una serie de sortilegios externos, llegando incluso a curar,
a uno "que ya se le tenía por muerto!". Es indudable, como explica Granada (2), que na
es posible extrañarse de estas curaciones milagrosas dado el gran factor supersticioso exis-
.tente y la autoridad sugestiva de ciertos personajes extraños a los indios.
En la leyenda incana, se anuncian los seres sobrenaturales, los dioses y ,pon tíiices,
dotado de poderes sobrenaturales, "en cuyo poder y mano están todas las cosas.
A Imaymana Viracocha, que baj6 del cielo, y que en Pucará, cerca de! Cuzco, fué envia-
do por e! supremo hacedor", mostrando a las gentes las que eran buenas medicinas" ..
las yerbas que podían curar y las que podían matar .. , ." dice Malina.
Los curanderos primeros, han sido diestros 'en el manejo de las poderosas fuerzas
del espíritu . Y para ello, se rodearon del artificioconvenien te, que constituye d arte de
la taumaturgia. Y ninguno como el Shaman, en e! extremo norte del con tinen te, para haber
llevado a lo espectacular este arte supremo, y haber recurrido a la ayuda que le prestan
los ademanes, la música ritual, los pases, los ayunos, el éxtasis, etc. Levy-Bruhl ha dicho
de éste arte psicoterápico, . . .. las operaciones preliminares duran muchas horas o to-
da una noche: ayunos, in toxicaciones, trajes especiales, ornamentos mágicos, encan ta-
mien tos, danzas agotadoras, transpiraci6n excesiva, hasta el pun to de perder el eonoci-
mien to, o ponerse fuera de sí, realizándose en tonces lo que se llamaría un desdoblamien to
de la personalidad. El se ha hecho insensible a todo lo que le rodea, pero por el contrario,
se siente transportado al mundo de las realidades in tangibles e invisibles, al mundo de los
espíritus, o por lo menos entra en comunicación con ellos. En este momento, el diagnósti-
co se hace por in tuición y por consecuencia sin error posible segú~ su men talidad; el pa-
cien te y los su yos creerán ciegamen te" (1).
El curandero extrae luego los cuerpos extraños, el quid maligno. Scn los sobado-
res. y succionadores que eliminan el espíritu de participación de la medicina mágica; y ya
también, administrando yerbas, por creer que estas tengan determinados espíri tus.
Estas curaciones "milagrcsas", que en realidad lo son por' psicoterapia sugestiva
directa o indirecta, perviven actualmen te. De allí la importancia' del estudio del folklore
entre nuestros indígenas.
Me vaya referir a un caso descrito por Kuczinsky Godard (2), al estüdiar al indio
de la altiplanicie del Ti ticaca (Ichupampa). Se tt~taba de un arriero quefué víctima de una
"locura furiosa" y que curó por medio del siguien te prccedimicn too Después de llaber re-
currido a diversos procedimien tos médicos, sin obtener mejoría, fué visto p'or un indio de
Cqueros, al "paco" Nolasco. Este practicó el "cocatahuicchuy''', o' 1'0 que es lo mismo, la
lectura de las hojas de coca valiéndose de una ceremonia ritual. El diagnóstico del curan-
ro fué "Almanchocasca" o "Manchariscca" o sea "alejamiento del alma por susto", quizá
una psicosis funcional. Como los familiares dei arriero no creyeran en las afirn~aciones del
"paco", este recurrió a la comprobación de su diagnóstico, practicando el procedimien to
del "Cutischisca", haciendo hervir orina podrida con colpa. Cuando esta mezcla estuvo
en ebullición, el mago vió a través de las burbujas producidas por el hervor, las escenas que
habían ~~ti~ado la locura del paciente. Ascendían a 18 años atrás y relató que en cierta
ocasión de regreso de los valles de Asunción, al subir la cuesta de Trece cruces; en com-
pañía de su padre político y de dos hombres más, fueron sorprendidos pcr 'u n rayo. Murie-
ron el padre y un acompañante. Al practicar el "Cutichisca", recurrió a la ayuda de los
"auquis" o almas de los cerros y de los "apus", espíritus de los nevados o totems. Estos
afirmaron que el enfermo sanaría, ~'ordenando a los familiares del paciente, se encontraran
. por la noche a la orilla del río. Allí, el paco, a horas avanzadas de la noche, comenzó de
"rodillas", la fren te pegada al suelo, jun to a la ropa del enfermo, a conjurar lós espíri tuS
malhechores, pronunciando en quechua la siguien te oración psicoterápica: "Apullay! Au-
quillay. Ccantahuacyacuyqui, tucuy conccoyhuan, huahua masiitan animunta p'pahua-
chisccacu, chaita cutischisun. Caic'a pagayquipas untasc'ca. ¡Auquiil~y! ¡Mamapacha!
Cu tichirnuy huahuayqui ta tillayshan huaccayashan; pan ttapan tata puriscan,' cu tiya-
pushunchay animan maiman llucsiscanman ta".
Que traduciéndolo, significa: "Mi Dios Todepoderoso, mi Dios Tutelar, a tí te in-
voco con todo mi corazón para hacer volver el alma de mi semejante que se ha separado. lV
A1uí está tu ofrenda, todo completo. Dios todopoderoso, Madre tierra, haz volver por
piedad a tu hijo el alma que está alejada, que rehusa volver y que está enloque-
cida, andando extraviada., ¡Que regre,e a su sitio!".
Luego el paco hizo ofrenda de coca y alcohol a los auquis. La ceremonia se repitió
tres veces. Después de cada sesión, se recogía la ropa del enfermo y se la \levaba dende él
estaba. Después de lo cual quedó sano .
Esto es algo parecido a la curación del susto y de la misma Manchariscca, pues como
hemos dicho, el hombre primi tivo es extremadamen te sensi ble a las sugestiones insisten tes.
Olano describe al Ccayapuy. para curar la Manchariscca, procedimiento análogo al descrito
más arriba, en que el mago o ·curandero se vale de frases en que induce a los espíritus malos
a abandonar su víctima y a restablecer la normalidad psíquica.
Los chupadores o hechiceros, ejercitan también la psicoterapia sugestiva indirecta.
Villagómez los llama Caachus o Runapmicuc y practicaban la succión valiéndose de prác-
ticas taumatúrgicas. Veámos como los describe: "El maestro va aque\la noche a la casa que
la parece acompañado de uno, o dos de sus discípulos, y quedándose ellos a la puerta, en-
tran, esparciendo unos polvos de huesos de muerto que ellos tienen para éste efecto confec-
cionados y preparados con otras no se que cosas y palabras, y con ellas adormecen a todos
los de la casa, de tal suerte, que ni persona, ni animal de toda la casa, se menea, ni lo sien-
te; y así llega a la persona que quiere matar, y con la uña le saca un poquito de·la sangre
de cualquiera parte del cuerpo, y le chupa por allí la que puede. Y así \laman también a és-
tos tales brujos en su lengua, chupadores. Esto que así han chupado lo echan en la palma
de la mano, o en un mate, y lo llevan a donde se hace la junta, y ellos dicen que multiplica
el demonio aquella sangre, o se la convierte en sangre y la cuecen en aquella jun ta y la co-
men, y el efecto es que la persona que había chupado se muere dentro de dos o tres días",
Este pasaje se refiere más a los envenenadores y a la práctica del envenenamiento.
En tre las prácticas ,curativas y adivinatorias, colocaremos la Milluj aña o Ccolpasc-
ca, empleada en Cuzco y Puno. Se acuesta al enfermo sobre un poncho al cual cuatro indi-
viduos imprimen fuertes sacudidas. Friccionan al enfermo con millu o ccolpa (sulfato de
alumina natural). Es con el objeto de absorver la enfermedad y quitar la fiebre. Respira
el enfermo sobre la ccolpa, a fín de que éste se lleve la enfermedad . Luego se echa dicha ccc1-
pa, a fín de que ésta se \leve la enfermedad. Luego se echa dicha ccolpa, en un vaso con
orina humana podrida y se agita con un palo. El ~randero analiza los caracteres de la
espuma y según sean éstos, hace pronósticos sobre la enfermedad y hasta pretende des-
cubrir al machuscca o genio maléfico, orígen de muchas dolencias. Y así invoca su espíritu,
..'
pronunciando en quechua 10 siguiente: "Hamui hampic cuticheckhuyapayahuaico", o sea:
"Ven a curar y devolver compadeciéndote de nosotros".
El susto, tan conocido en nuestra medicina popular, es un conjun to de trastornos
psíquicos, en cuya base hay como dice el vulgo, una " ausencia prolongada del espíritu del
enfermo"; y le tratan con procedimien tos mágicos, como son la limpia del cuy, el baño de
tierra, la limpia con yerbas.
66 N.evisfa del Mus eo N acional: tomo XI TI
lIay, rosas y él inismo se las coloca en la boca. Mastica algunas hojas de coca y pone sus
manos sobre los hombros del enfermo, como quién practip los "pases", diciéndole suave-
mente al oído las . siguientes frases:
o lo que es lo mismo. "A que vás a ésa mansión oscura, de dónde' no llega el sol,
donde no existe el agua! Regrésate! No te asustes ! Tus padres sienten pena".
La invocación del espíritu del enfermo por esta oración psicoterápica, es decisiva.
No se u tiliza el sueño hipnótico. El enfermo es sugestionado yen plena vigilia va a benefi-
ciarse de esta curación psíquica.
Si como sostiene Freud, lo primero que se nos presenta es el espíritu del enfermo,
lógicamen te habrá mayores facilidades para ejercer la acción psicoterápica y aún más en
el caso de la mentalidad primitiva, que como acabamos de ver, es sensible a los variados
procedimien tos de sugestión. En las edades .prelógicas o in tuitivas de la humanidad, es Cuan-
do se desarrollan conflictos como el de conservación y actividades captativas, así como
e! impulso sexual. Predomina el psíquismo in conscien te sobre el con cien te. La sugestión
directa la vemos muchas ,veces. En la palabra suasoria del hampicamayoc, del hechi-
cer.o, sin in termedio de medicamen tos o de amuletos, ha precedido a la acción psicoterápi-
ca, una fuerte elaboración in tr a- psíquica en el enfermo. La fuerza persuasiva del hechi -
cero y la receptividad curativa del enfermo, hacen que sea rápido el resultado : lacuración.
I todo ocurre en la medicina incaica, de domin io mágico a preparar esta re cepti:ridad, des_o
de el temor, la espectativa, los ritos, etc, a los que se añade, en forma incontrovertible, la
infalibilidad del arte sugestionador de! curandero, que no admite fracasos. Muchas vece~,
añade, como hemos visto, para producir eJecto sugestivo, una oración psicoterápica, co-
mo las descri tas por Olano. El Ccayápuy es pues una sugestión directa, en que el curande.- ,
ro, hablando en frases cariñosas: "N o te asustes", "Ven a curar y devolver, compadecién-
do't e de nosotros", etc, que forman un ligamen afectivo, en que el médico logra la tfansfe-
z-; ceneia afectiva, como se practica en el método clásico de Cloué .
. A pesar de que las fuerzas sugestivas, hayan sido consideradas por mucho tiempo
como algo misterioso, el proceso de sugestión obedece a cánones ,cien tíficos bien definidos.
De! sugestionador, pasa al sujeto sugestionable, una idea, una in tención y ésta toma po-
sesión del último, entrando a la categoría de "creencia o con¡tción decidida'" (Mira). Más,
en ausencia del sugestionador, se obtiene el mismo resultado, o sea la acción sugestiona- o
Revista dei Museo NaCional· Tomo XIV.
te. Basta la presencia de seres inanimados, revestidos de una "fuerza mágica especial",
como pasa con los amuletos, cconopas, talismanes, etc; ya sea ' la acci6n directa del su-
gestionador, o la indirecta de un objeto cualquiera, que represente una creencia o una idea,
coloca al sujeto sugestionable en "un estadio emocional que le prive del con trol critico y
1.0 coloque en condiciones de pasividad au tomática", o sea de obediencia an te los estímulos
~y- directivas que se le impriman. Estas dos grandes fuerzas mágicas, se encuentran repre-
sentadas en ' la medicina aborigen. El' sugestionador o jampecc, dotado de cualidades de
mando ilimi tadas y el sugestionable, el ind!gena, fervoroso creyen te, presto a la susti tu-
ci6n de su yo, a la entrega de su voluntad. 'De otro lado, la mentalidad primitiva, como 10
afirman los psic610gos, es de tipo "antropom6rfico, intuitivc-imaginativo, rica en viven-
,cias difusas y evanescen tes, más sen tidas que pensadas", por tan to más propensa al efecto
sugestivo, a volverse confiados, sentirse alegres, en suma para hacer desaparecer la "fa-
chada sintomática", más o menos compleja que componen los s!ntomas funcionales.
y esto no pasa s610 en las men talidades primi tivas. También sucede en muchas
colectividades. La existencia de sujetos con "un a insuficien te sin tesis de su individuali-
dad", con tendencias con trapuestas y casi equipoten tes. Muchos de ellos pertencen a la
gran variedad de personalidades psicopáticas, personalidades histéricas, inestables, hi-
pertí~icos o incontin~ntes emocionales. S610 as! explicamos muchos casos de curaciones
por sugesti6n, de que nos hablan los cronistas de la Conquista y aÚn los mismos escri ta-
res médicos, como Olano. As! nos explicamos igualmen te, el alivio del alma supersticio-
sa del 'i ndio en el proceso de la confesi6n durante la salud o en la enfermedad.
Las dos formas de psicoterapia sugestiva, la hipn6tica y la vigil, se practicaban por
los curanderos indios. 'Más frecuen te ésta 'úl tima. Pero, ' sea la sugesti6n directa o la indi-
recta, represen ta un procedimien to en éste caso, primitivo, de compenetraci6n , an!mica,
en que se ponen en juego mecanismos psicobiol6gicos, ~ecanismos, que como dice Then6n,
muchas veces ignora el que los practica y se vale únicamente de su habilidad, de su arte,
o mejor del conocimien to in tui ti va de la psicolog!a de sus pacien tes. "La sugesti6n experi-
men tal, como dice Hesnard, es una acci6n in terps!quica que une generalmen te dos indi-
viduos a menudo igu~lmen te ignoran tes de su inconscien te: el sugestion ador y el suges-
tionado".
¿Existi6 la hipn6sis como método terapéu tico en tre los indios? Seguramen te que
s!, pero no como el arte cien tífico que es en la actualidad, sin6 como un medio emp!rico.
Una ci ta muy a prop6si to del Padre Cabo, nos ilustra en éste sen tido. Dice as!: "Para las
enfermedades muy graves que con las medicinas y curas no sanaban, hadan los hechice-
ros meter al enfermo en un aposen to secreto, que primero preparaban de ésta manera: ~
limpiándoio muy bien, y para purificarlo, tomaban en las manos, ma!z negro y tra!anlo
refregando con él las paredes y el suelo, soplando a todas partes mien tras ésto hadan, y
luego quemaban el ma!z en el mismo aposento, y tomando luego ma!z blanco, hadan lo
mismo y después asperjaban todo el aposento con agua revuelta en harina de malz, de ésta
suerte lo purificaban. Limpio, pues y purificado as! echaban al enfermo de espaldas en
Las Curaciones por las Fuerzas del Espíritu. 69
m edio de él, estando p¡'esente el Inca, si era mujer o hijo el enfermo y luego, por ilusión
y embustes del D~m()nio, era el enfermo arrebatado de un pesado sueño y éxtasis, y los hechi -
ceros hadan apariencia de que lo abrían por medio del cuerpo con unas n avajas de piedras
cristalinas y que le sacaban de! vien tre culebras, sapos y otras bascosidades, quemando
en el fuego que allí tenían todo lo que sacaban; y dedan que de esta suerte limpiaban lo
interior del enfermo haciéndo en esto muchas supersticiones .. .. " . Esta "ilusión y embus-
tes del Demonio", en que el enfermo era "arrebatado de un pesado sueño" y éxtasis, no
es otro, nos imaginamos , que el sueño hipnótico y los artificios de que se valían los curan-
deros indios para procurarlo, como el aposen to secreto, limpiado y purificado y "asperj a-
do" con maíz. Colocado el enfermo en acti tud de reposo, en decúbito dorsal y luego los
hechiceros hadan sus pases inágicos para extraer de su cuerpo e! quid maligno, causan te
de la enfermedad. ¿N o indica este párrafo, una brillan te descripción de una curación por
psicoterapia hipnótica? Aquí el represen tan te del arte de curar, rodeado de toda su fuer-
za sugestiva, procura el sueño hipnótico y cura la enfermedad ¿Es ésta orgánica? ¿Es fun -
cional? ¿Es una psiconeurosis? Seguramente que lo es. A éste hechicero lo llama Guamán
Poma, hechicero de sueño, y lo represen ta admirablemen te es su valiosa obra inconográfi-
ca.
Entre los esquimales, las prácticas .adivinatorias están
.
rservadas para el hombre-
médico, el angekok. Este se pone en estado de trance o sueño hipnótico, de éxtasis. Levy-
Bruhl, dice que en tre los shamanes, existe una clarividencia inmediata e in tui tiva a este
estado hipnótico: conocen quién ha hecho un robo, quién ha cometido un aten tado social
etc.
Olano, afirma que el hipnotismo empírico existía en tre los indios. Así en su obra
ya ci tada, relata lo siguien te: Era costumbre en Huancavelica, hacer que los pueblos de
Pallcca y Succobamba, vay an cuadrillas de bailarines o pallas, entre los que iban unos
indios vestidos de colores, que eran conocidos con el nombre d e ininchicc, quienes. dan -
zaban al son de una harpa, cu yas melodías acompañaban haciendo vibrar un as grandes
tijeras que llevaban en la diestra. Estos danzantes, interrumpiendo e! curso del baile, se -
atravesaban las narices, la lengua o los labios, con gruesas agujas llamadas de arriero, sin
manifestar el menor dolor; y agr ega Olano, "me aseguran que muchos de ellos se in trodu-
dan las agujas en los músculos del antebrazo o del vientre, en la garganta, sin acusar do-
lor, ni sufrir hemorragia. El vulgo que presenciaba esas manipulaciones creía que eran mis-
teriosas y que ésos hombres estaban en relación con los demonios, que los ci taban en las
!f cuevas solitarias, al márgen de los rios, en noches lóbregas, donde recibían sus enseñan -
zas y aceptaban sus preceptos como era vivir de una alimen tación esencialmen te
frugal. Las fan tasía popular admi tía esta explicación como dogma de fé. Yo he re-
cibido, afirma Olano, esas impresiones directamen te de las comparsas de indios que acom-
pañaban a esos danzantes, a quienes seguía yo también por las calles de Huancavelica jun-
to con los muchachos de mi época". Estos indios, insen sibles al dolor, piensa Olano que
estaban auto-sugestionados.
70 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV,
Conclusiones:
1.---'La medicina incaica, fué del 6rden de la medicina mágica, con todas las prácticas y
rituales de la medicina de los pueblos primitivos;
2.-El sacerdote, pondfice o curandero, ejerci6 su arte terapéutico, principalmente de
índole sugestivo;
3. -El indio enfermo, fué extremadamen te' sensible a las influencia~ psicol6gicas y psico-
teráplcas;
4.-La medicina mágica entre los ind'ios, fué un conjunto de prácticas: ayunos, peniten-
cias, purificaciones, masaje, succi6n, magia externa, para extraer el quid maligno;
5.-La idolatrla fué el sistema creyente. Adoraban las huacas, los sepulcros, los cerros,
nevados; las cconopas, amuletos, etc.
6 .~La taqui oncco o Ccara oncco, como las huaca-neurosis, son otras tantas formas
de histeria col,.ectiva entre los indios; y la danza es una forma de' apartar el espíritu
del mal causante de la enfermedad;
7 .-La purificaci6n o profilaxia colectiva de las enfermedades, toma su expresi6n máxima
en la fiesta de la Citúa o Coy a Raimy.
8. -La con fesi6n prac tic ada por los ichuris, represen ta un a especie de psicoanálisis empí-
rico, o mejor dicho el empleo de! método catártico;
9. -La hin6psis, CO¡';'lO método curativo, ha existido aunque en pequeña escal a; y
1O.-La psicoterapia sugestiva, directa o indirecta, fué e! método de elecci611, que aun ·
que en forma empírica, la emplearon los hechiceros del incanato.
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La All tropología en el Perú. Rev. del Museo N ac. Lima, 1938; Algo de etnología médica
en la obra de Guamán Poma de Ayala. Actas, Academia Ciencias Ex. Fis. y N at, de Li-
ma, 1939; La sangría. Rev. del Museo Nac. T. VI, N° 2, Lima, 1937; Las causas de las
enfermedades nerviosas en el antiguo perú. Rev. del Museo Nac, T. VI. Lima, 1937; La
medecine indigene n Perou. La Presse medicale Paris, 22 juillet, 1939; Obesidad en la pre-
historia peruana. Actas Academia Gencia Ex, Fis y Nat. de Lima, 1938; La medicina en ~
la obra de Guamán Poma de Ayala. Lima, 1941; La obra hist6rica de Hermilio Val di-
zán. Lima, 1941; Representaciones patol6gicas en la cerámica peruana. Lima 1943; Me-
dicinaaborigen peruana. Supplemen ts of the Bulletin of the History of medicine. Balti-
more, The Johns Hopkins Press, 1944; Perpectiva.s de la historia de la medicina en el Pe-
rú, La Réf. Méd. dic. 1943; Garcilaso y la meelicina. Anales de la Soco Pero ele Hist. de la
Med. Vol. VII, Lima, 1945.
Las Curaciones por las fuerzas del Espíritu . 71
J. M. B. FARFAN.
ABREVIACIONES
¡Ah, Señor del génesis! ¡Señor presente! ¡Señor del ser y de lo bello! Crea ste dicien-
do: "¡Sea hombre, sea mujer!" Lo que creaste, lo que estableciste vivan en paz y salvaci6n.
¿D6nde estás? ¿Estás afuera? ¿Estás adentro? ¿En la nube? ¿En la sombra? ¡Oidme! De-
cidme: "¡Heme aquH" poderoso Pachakamaq! incomparable Pachakamaq! ¡Alúmbrame!
¡Tenme en tus brazos! ¡Levantadme! ¡Y dondequiera estés, recibidme ésta vida, oh, Señor"!
"¡ Señor! ¡ Apaqochan (?)! ¡Señor maravilloso! ¡Señor mi sericordioso! ¡Señor sin me-
dida y grande! ¡Los hombres se multipliquen! ¡Las gentes se multipliquen! ¡Se multipliquen
los pueblos, la tierra! ¡Haya paz y salud! ¡Guardad a tus criaturas! ¡Levantáos poderoso
Pachakamaq, incomparable .Pachakamaq!"
Las Curaciones por las Fuerzas del Espíritu . 73
4.-0RACION.- "O, Wiraqochan! Kusi sapa chay llipi (?) Wiraqochaya! Runa kay amayda
(?)! Kaymi runa, yana wakchayki, sarunayki, kamasqayki, churasqayki! ¡Qasi, qespilla
kamuchun, warmayv.:an, churinwan ñanta, ama wakninta wanyayaychiychu! ¡Unay wata
kausachun, mana allqaspa, mana ppitispa; mikhumuchun, upyamuchun!"
"¡Oh, Señor! ¡Señor de toda ven tura plena!-¡Este (es) tu hombre, este (es) tu po-
bre de tus plantas, que creaste, que estableciste! ¡Que estén en paz y salud, con sus hijos
y decendientes por el camino, sin extraviarse, y no hagas pensar mal! ¡Que vivan largos
años, sin errar, sin morir; que coman y beban!".
"¡Oh, Señor! ¡ Señor de! génesis! ¡ Creador que estableciste diciendo: "¡ Comed,be-
bed acá abajo en la tierra!" a los que estableciste y creaste! ¡Que se multipliquen su man-
tenimiento: la papa, e! maíz y que haya toda clase de alimentos, para que lo que ordenas-
te y creaste no sufran (mas) crezcan. Sin he!ada y sin granizo , guardadlos en paz!"
"¡Oh, Señor! ¡Haya día, haya noche!" dijiste. "¡Amanezca! ¡Esclarezca!" dijiste.
¡De día a tu hijo hazle caminar pacíficamente, saludablemente, al hombre que hiciste pa-
ra que esté con luz, Señor!
- ¡En paz y en salud, en su día a hombre y gente que apacientas, dadles· luz lunar,
alúmbrales sin enfermarles, sin hacerles doler, guardándoles pacíficos y salvos!"
"¡ A, Señor! ¡ Señor del génesis! ¡ Piadoso Señor! ¡ Gran Señor! ¡Señor juez (1)! "Sea
poderoso! ¡ Sea lnka!" diciendo, 10 que estableciste para mí, lo que creaste Inka para mí,
guardádmelo pacifico y salvo! ¡ Sus criados y vas allos sepan! ¡ Sobre el hombre enem igo al-
cancen vi ctoria, poderoso Pachakamaq, incomparable Pach akamaq, sin hacer faltar a sm
hijos ni a sus descendientes, guárdalos así en paz, oh Señor!"
"¡Oh, Señor! ¡Piadoso Señor! ¡Muy mucho, salvos, para el poderoso Inka, para tu
hijo, para tu criado a los que ordenaste los guardes ! ¡Prosperen, mientras sea él, la tierra,
la chacra, el hom bre, la llama, el mantenimiento! ¡El Inka pJde roso que creaste, oh, Señor,
dile "¡Heme aquí! ¡Hete aquí!" ¡Tenle en tus brazos, prospérale, poderoso Pachakam aq!"
"¡ Madre tierra~en paz ,y salvo a tu Inka poderoso, a tu hijo, ténlo en tu brazo y pros-
péra1.e!"
lO.- ORACION POR TODOS LOS INKAS.- "A, ppunchau Inka! Inti yayay!"
"Qosqo tampu, kachun! Atikoqlla, sayakoqlla kachun!" ñispa, churaq, kamaq mucchas-
qayki; kusi, qespi kachun! Ama atisq;, ama llasasqa kachunchu atikoqpaqllas qhapaq ka-
masqayki, churasqayki!"
"¡Ah, Inka del día! ¡Mi padre Sol! ¡Que dijiste: "¡Haya manSlOn del Cusco! Sea
vencedor 'y permaneciente!" y establecedor, creador, te adoraré; tengan alegría y salud!
¡Que no sean vencidos ,ni abrumados, empero vencedores los que cre.aste y estableciste!'"
"¡Oh, Señor único de la tierra! ¡Señor único de las profundidades! "¡Haya santuarios
y antepasados!" diciendo, creaste los grandes antiguos mayores (?) tayna aIlasto allonto
(?) oh, Señor! ' ''¡Haya (santuario?) tierra-abajo, cielo-arriba!" dijiste. 'Establezca dentro-
tierra cabeza mayor. Dime "¡Si!" Dime"! Heme aquí!" ¡Que esté satvo y en paz, Señor,
con manténimiento, con labradores, con maíz, ,con llamas, con todos los conocimientos !
¡No nos sueltes a todas y varias clases de desgracias, de (a) todas ellas, de la maldición,
de la servidumbre y del encantamiento!"
"¡ Ah, Señor del génesis! ¡Oh, Señor presente! ¡Señor del ser y de lo bello! ¡ Creador
y establecedor! Hiciste diciendo: "¡Haya hombre! ¡Haya ¡nujer!" ¡Los que creaste, los que
estableciste que vivan en paz y salud! zD6nde estás? ¿Afuera? ¿Aden tro? ¿En la sombra?
¡Oidme! Decidme: "¡Aquí estoy!" poderoso Pachakamaq! ¡Hacedme vivir; tomadme en
tus brazos y recibidme esta ofrenda donde quiera que estés, oh Señor!"
"¡Oh, Señor! Dijiste: "¡Haya día! ¡Haya noche! Dijiste: "¡Amanezca! ¡Esclarezca!"
Tu hijo el día al amanecer ande en salud. ¡Alúmbrale al hombre que hiciste, para tí da su
luz la luna, para tí, oh, Señor! En paz y salud (sea) el día! ¡Al inka, al hombre y a tus sier-
vos la luna dé su luz! ¡Alúmbrales! ¡Sin hacerles enfermar y doler guardadlos en paz y sa-
lud!"
11
Hazlo regresar a tu hijo! Está vagando y llorando sin cesar. Anda de tropiezo en
tropiezo. ¡Que regrese esa ánima de donde ha salido!"
Armakuy, vr. (armakuy) bañarse.
Apupunchao, s. (Apu- Ppunchau) Señor- Día, una imagen del sol.
AJuac, s. (aswaq) el que elabora la chicha.
Aucachic, J. (auqacheq) enemistador, guerrero.
Auquilla, J. (aukillu) abuelo, viejo.
Cacha, s. (Kacha) santuario en la actual Provincia de Sicuani .
Cama- ccari, J. (Kama-qhari) planta (?) que produce locura.
Ccamasccas, pp. (kamasqa) creado, destinado.
Cañihua, J. (qañiwa).
Capac Raymi Camayquilla, J. (qhapaq- raymi, kamaykilla: gran fiesta, mes del comIen-
zo). Fiesta de diciembre 22- enero 22.
Cayan, va. (qqayan) llama él; sugestionar.
Cellorico, s. (Sillu- Riku) antroponimia.
Citua o Coya Raymi, s. (sitwa: fiesta de agosto 22-setiembre 22; fiesta expiatoria; qoya-
raymi: fiesta de la reina). Se celebraba ésta fiesta de setiembre 22 - octubre 22. Tie-
ne otro nombres: yapaquiz, capacsiquiz, cituayquiz (yapaqes, qhapaqsiqqes, sitwa-
qes).
Coca, J. (kuca) Erithroxylon coca.
Ccolcampa/a, s. (Qolqan-Pata) Altura de Montón de Piedras; toponimia, Cusco.
Collas, s. (Qolla) región del Titicaca.
Ccolaguala, s. (qollawala) curanderos ambulantes aymaras.
Colpa, s. (qollpa) salitre.
Collasuyo, Chinchaysuyo; Antisuyo, ContiJuyo, J. (Chinchay-suyu, Qolla-suyu, Anti-suyu,
Qonti- suyu) nombre d~ las cuatro regiones del Imperio de los Inkas correspondien-
tes a N ., S., E. y O.
Cconopa, s. (qonupa) ídolos : son de diversas clases- de piedra en forma de maíz, de vidrio,
de árbol, de maiz, de papa, de semilla, de pedazos de tiesto, figuras de llama, de
plantas.
Ccoricancha, s. (Qori- Kancha) Cercado de Oro; Templo del Sol.
Coya Pacsa, s. (Qoya Phaqsa) escogida mujer del Sol.
Cusibamba, s. (Kusi- pampa) toponimia, Paruro.
CUlischisca, pp. (kutichisqa) devuelto a sí mismo del susto.
CuyIJu, s. (qoyllu) blanca lana.
Cuyricuc, s. (qowi-rikoq) adivinador por el cuye.
Cuzco Panaca AyIJo, Anca_viii Ayllo, Saño dyllo, s. (Qosqo Panaka Ayllu, Ankaylli AyÜu,
Sañu Ayllu) generaciones.
Chacha, s. (aym). varón, marido; abuelo.
Chachascuna, J. (sacchakuna) árboles.
78 Reuista del Museo Naciona/: Tomo XI V
tiduras, y ornam entos de_mantillas de cumbi muy curi osas .... los más eran cle
piedras de diyersas figuras y no muy gralldes .... Porque es cosa cierta y_ averigua-
da, que éstas figuras y pied ras son imágenes, y representaciones de algun os cerros,
de montes, y arroyos, o de sus progeni tores, y antepasados, y que lo invocan-y"a-clo-
ran como a sus hazederos, y de qUién esperan todo su bien y felicidad;'. Arr. p. 5-6.
(1). : __: !; ,
. .. -
ofrece ofrendas.
Huahui//ay, so. (wawillay) una fl or.
Huanacaul'i, S. (Wana-Kauri) tO¡Jonimia.
Huanarpu, S. (wanarpu) Orthopterygium Huancui .
Huanca_y, S. (wankay) pedr6n. ., .0_,
Huancaquil/i, S. (Wankay-Killa) entonadorcs-de la luna; los que rogaban a la luna.
Hual'aca, S. (warakka) honda.
Huat'Í, s. (wari) aborigen.
Huaru, S . mont6n de piedra.
Huayparga, S. (Wayparqa) toponimia.
Huay/acuri, -s: · (Waytakuri) antropon'imia.
CONCLUSION. *
PRUEBAS DEL ARTE PERUANO QUE TESTIMONIAN LAS
TREPANACIONES CRANEANAS
An tes de abordar este problema, creemos necesario hacer algunas referencias ligeras
a la Cerámica de la Antigua Capital del Imperio Incaico.
El doctor Luis A. Pardo, dice en "Hacia una nueva c1asificaci6n de la cerámica
Cuzqueña del Antiguo Perú" .... "El arte Incaico, especialmente en lo que se relaciona
con la Cerámica, tiene caracteres inconfundibles que lo distinguen de sus similares tanto
de la Costa como del Chimú y Nazca, como de otros cen tros arqueol6gicos del resto del
país" .... "En nuestro concepto, el arybalo incaico, no es sino la estilizaci6n de la persona
humana, y más concretamente de la mujer indígena".
Luego en "Clasificaci6n de la cerámica cuzqueña", encontramos los siguientes da-
tos:
l°.-Que la ceramograffa incaica es simple y llana, sobria en la disposici6n de los
colores y dibujos, ámplia proporci6n en las formas, s(ncilla en el modelado.
2°.-Los elementos decorativos de la cerámica Tahuantinsuyana, explotan en pri-
mer término los elemen tos geométricos (lineas, cruces, triángulos, cuadrados, rombos, etc .)
3°.-La decoraci6n fitom6rfica sigue luego en importancia, con la (stilizaci6n del
helecho "de modo sobrio e impecable"; luego las flores del Cantu, ñujchu, los frutos del
ají y el cactus.
4°.-En 6rden de importancia sigue la representaci6n zoom6rfica con representa-
ciones de la llama, el puma, la alpaca, patos, culebras, lagartijas, mariposas, suches, mos-
cas y mosquitos.
cido varias fot ograHas de objetos de cerámica, procedentes de los Valles del Norte del Pe-
rú, ' en los 'q ue se hallan representadás diversos procesos: parálisis facial, uta, ampu taci6n
de brazo, ceguera.
Todo esto nos demuestra de manera inéontrovertible, que no en todo el Antiguo
Perú, se a~ostúmbr6 la representaci6n de estados patol6gicos o de procesos quirúrgicos
o médicos, en la cerámica.
6°.-Qüe fué en las~egiones de la costa y regi6n Norte del An tiguo Perú, en los que
la repre~e :1taci6n cerámica con motivos médico-quirúrgicos alcanz6 su más alta expre
si6n.
7°.-Qüe, por el c6~trario,' en otras regiones del Antiguo Perú, y particularmente
en el Cuzco, cuna de la Civilizaci6n Inc aica, esta práctica no existia; y que si bien se cul-
tiv6 la representaci6n antropom6dica en la cerámica cuzqueña, ella estaba más bien orien-
tada hácia la representaci6n de estados sociales (personajes, guerreros, amautas, etc.) o de
estados de ánimo individual.
Estas diferen tes consideraciones, que mamen táneamen te nos han apartado del pro-
blema por resolver, nos explican un primer hecho, cual es el que no nos sorpren!ie la care'ncia
de represe~taciones 'cerámicas del Inca'n ato, en lo que respecta a la práctica de las trepa-
nacion~~ craneanas, sin que ello pueda constituir en ningún mome~to un argumento de va-
lor para negar su emple~ por los antiguos cirujanos del ' Iñcanato.
En la metalurgia de la zona del. Cuzco, tampoco hemos podido encontrar algo que
recuerde siquiera aproximada~ente la~ pr~cticas quirúrgicas en generala las trepanaciones
craneanas en , particular. Los úniccs ejemplares que hemos podido constatar en el Museo de
la Secci6n de Arqueología de la Universidad, se refieren a ídolos de plata, en Jos que se
ha, representadQ individuos jorobados.
El doctor Bello" , refiriéndose a este asun to, dice textualmen te. , .. " menos fácil de
explicar es la falta· ,de representaciones cerámicas de la trepanaci6n precolonial. Se sabe .
que, los huacos, como vulgarmente se designan l~s centaros y otras, va~ijas de barro cocido
extraldas de las tumbas indlgenas, unidas a telas, armas, etc., de la misma precedencia,
so n una de las partes más valiosas de sus reliquias, el archivo hist6rico y cultural del Perú
Antiguo".
Continúa el profesor Bello, para referirse a "un hallazgo feliz del doctor Morales Ma
cedo, que viene a llenar este vado. . .. aún cuando la interpretaci6n que de él se hace sea
enteramente exacta, queda siempre como un hecho aislado", dentro de la representaci6n
de las trepanacion6s.oraneanasfle n el Antiguo, Arte Peruano.
Este ejemplar de ' ceramká, que corresponde a uno de los espedmenes excepcionales
de los que se habría representado la práctica de las trepanacicnes craneanas, fué preseritadO
por eldóctor' Moral¿s "M'a2~do al 'U Congreso Ci(ntifico Par:r.rr.ericrno del año 1915.
Con respecto ,!."l,¡l ..li!,bor del doctor Morales Macedo, el profesor Eduardo Bello se
expresa ' en los siguientes términos:
La trepanación incana en la región del .Cuzco 85
A su vez, el doctor Eduardo B::Iio, con referencia a éste ejemplar de cerámica, que
se ha queridó interpretar ca m:) una ~anifestaci6n del antiguo arte peruano en que se ha
representado la práctica de las trepanaciones craneanas, dice:" " "El huaco es bastante
sugeren te, La cogido en la mano de la figura principal aparece con vértice an terior salien te
y borde inferior curviHneo; y semeja bastanteen su for'ma general al 'rumi, instrumento
que sirvi6 como sabemos a los antiguos peruanos para trepanar; nos llama sin embargo
la atenci6n que la cabeza figure sola y ha se 'hay'a diseñado siquiera una 'parte del cuerpo",
El profesor Bello, se extrañ'a además de que la expresi6n de la cab eza en referencia, no está
de acuerdo cori la míinica del sufrimiento ' que debla corresponderle; pues la c'a ra aparece
"con facciones inertes como las de un cadáver", Contin'ú a luego manifestando, , " "No
nos parece detalle de valor, para sostener la hip8tesis de que es un instrumen to lo que el
supuestO operador lleva empuñado en la mano, la presencia de abundantes cabellos a am-
bos lados de la cabeza, pués en muchos ejemplares nada dudosos que ' hemos visto, en ce-
rámica y en telas, de cabezas llevadas en la mano, como trofeos o símbolos, se diseñan és-
tas suspendidas por un mech6n cen tral más o menos deformado en el artefacto, quedan-
do el resto de los cabellos flotan tes a ambos lados; coma el Silvador del doctor Morales
Macedo"
, Para' concluir, dice:, , , , , ', "Subsiste pues en nuestro espíritu la duda, y creemos
que mie~tras otros ejemplares devueltos por las antiguas tumbas no vengan a reforzar
las sugerencias del interesante especimen hallado por el doctor Morales Macedo, subsis-
tirá el desacu erdo sobre la verdadera in terpretaci6n de éste, hasta hoy, el único en su es-
pecie",
1 o,~EI profesor Tello en "El uso de las cabezas humanas artificialmente momifi-
cadas y su representaci6n en el antiguo Arte peruano", se refiere a ,"abundantes citas de
escritores ehistoriadores antiguos que señalan la práctica entre los indígenas de toda Sud
América, de hacer trofeos y amuletos con fragmentos humanos tomados de sus enemigos,
entre ellos cabezas completas",
3°.- Lo cunas:) y de gran valor por confirmar los datos bibliográficos que prece-
den, es la presencia de represeiltaci6n de cabezas humanas separadas de sus troncos en
cerámica, en telas y otros objetos, sacadas de las huacas peruanas.
Estas diversas consideraciones nos permiten comprender de manera inequívoca
la represen taci6n en e! antiguo Arte Peruano', ya sea en los ceramios o en arte, textil, de
.... las cabezas-trofeos .
Ahora bien, si existen diversidad de especímenes, en. los que de manera' indiscuti-
ble se ha representado esta práctica, ¿porqué interpretar de manera muy disünta en e! ca-
so de! "silvador" presen tado por Morales Macedo '? .
Continuando con este problema de la carencia casi absoluta de representaciones
de la cirujía craneal en cerámica, e! profesor Eduardo Bello, dice:. , .. "Nos par,ece acep-
table admitir que el Modus faciendi quirúrgico, fué desconocido de los alfareros,. porque
los médicos de la época trepanaban fuei'a de! alcance visual de los profanos, cosa muy pro-
bable; o bien que alguna ley o superstici6n impedía reproducir en cán taras, telas u obj'etos
de arte, esa elevada práctica curativa. Estas concepciones, en nuestro juicio, nos parecen
mas en armonía con e! esclarecimiento de la verdad sobre la -falta de representaciones en
el atiguo Arte Peruano, de las intervenciones sobre el cráneo.
En lo que respecta al área de la antigua capital incaica, mayormente no nos sor-
prende, conforme dijimos ya, esta falta dé representaci6n de las trepanacio~es cranea-
nas; pues si los procesos médicos n'o fueron reproducidos en la Antigua Capital Incaica,
dentro de sus manifestaciones de arte, apesar de que los individuos portadores de 'afeccio-
nes médicas están siempre más al alcance de los profanos, "nada tiene de particular que
los procesos quirúrgicos y las diferen tes in tervenciones, no hayan tenido su represen taci6n
en la regi6n del Cuzco, ya sea en cerámica, metalurgia o arte textil; pues los procesos eseri--
cialmente quirúrgicos son siempre menos abordables ' a la curiosidad de los profanos en
cuestiones médicas; esto desde luego sin tener en cuen ta otro hecho, cual 'es de que "al-
guna ley o superstici6n impedía la reproducci6n" sea de los procesos pato16giéos' de orden
médico o las in tervenci'ones quirúrgicas; cuesti6n también aceptable de modo gen.'eral pa-
ra la antigua Capital de los Incas; 'y referible solo a I'a representaci6n de hechos quirúrgi-
cos para otras zonas del Antiguo Perú.
Otra observaci6n muy atinada del doctor Bello, es aquella en la cual refuta la afir-
maci6n de Morales Macedo, quien al tratar de la falta de representa~íones en e! arte perua~
no de las intervenciones sobre e! craneo, opina de "que la trepanaci6n se us6 poco en la Cos~
ta, donde la cerámica obtuvo notable adelanto y que esta práctica tuvo' su' apogeo antes
de! desarrollo de las artes". El profesor Bello refuta esta opini6n basándose ~n el hecho,
de que se han encontrado cráneos trepanados "en casi todos los estratos culturales de! 'Pe-
rú Antiguo y aún la tradici6n de la época colonial, según la cual parece positivo qué los
indios, después de la conquista española, reservadamente ' siguieron horadando el cráneo
Como medio terapéutico". Otro argumento en contra, lo constituye el hecho de que la enor-
me colecci6n de cráneos trepanados, recogidos por el doctor Tello, proceden 'en su mayoría.
88 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
traído de las proximidades de la Huaca del Sol y propiedad de! doctor H. Ortiz Silva.
El doctor Lizardo Vélez L6pez al describir este especímen manifiesta que se trata
de un "grupo plástico. antropom6rfico" en el que se han representado dos individuos: uno,
el enfermo, colocado en decúbito ventral con la cabeza levantada en ángulo recto sobre
e! raquis, los brazos cruzados sobre el pecho y recostado sobre una almohadilla que le sir-
ve de sostén. El segundo personaje, el operador, se encuentra a la izquierda del anterior y
sostiene con la mano izquierda la cabeza de! paciente, mientras que con la derecha "ar-
mado de un objeto puntiagudo de forma triangular (quizás un cuchillo de obsidiana)",
realiza incisiones verticales que se aprecian en el ceramio y que son en nÚmero de tres.
En la represen taci6n del pacien te, de acuerdo al doc tor V élez L6pez, no existe ninguna ex-
presi6n dc!orosa; mien tras que en la cara del operador puede apreciarse "la- mayor preo-
cupaci6n por e! acto operatorio que realiza".
Conforme manifiesta e! distinguido investigador, este fragmento no tiene nada de
concluyente con respecto al trépano. Pues, mientras algunos observadores que han estudia-
do e! ceramio, opinan que puede tratarse de una intervenci6n sobre el cráneo, dice "cabe
también suponer, que pudiera tratarse de la abertura de algún proceso infectivo o flemoso
del Cuero cabelludo". De igual modo que si e! ceramio presentado por e! doctor Morales
Macedo, puede tal vez, realmente representar que se trata de un sujeto que opera con un
tumi, sobre la cabeza, ello no es suficien te para aceptar que dicho instrumen to pudo em-
plearse para e! verdadero tiempo operatorio de la trepanaci6n, esto es para la apertura
de! cráneo; sino que, bien pudo solo representarse el primer tiempo quirúrgico de dicha
in tervenci6n, cual es s610 la secci6n de los planos superficiales, o también la in tervenci6n
por un proceso análogo de un abseso del cuero cabelludo.
El profesor Vélez L6pez se refiere luego a un ejemplar de cerámica Andina, pro -
cedente de la regi6n de Recuay y perteneciente a su colecci6n, que de manera irrefutable
demuestra la práctica de las trepanaciones craneanas. Se trata de un cántaro antropomor-
fo, de gollete, cuyas tres cuartas par tes ántero-inferiores se hallan cubiertas con una am-
plia túnica o Cuhsma, con ornamentaciones geométricas. En la parte que representa el
pecho de! personaje se aprecia "una pequeña figulina que representa e! cuerpo de una cria-
tura estilizada" y cada una de cuyas manos sostiene a su vez "otra figulina o criatura -es-
tilizada". El gollete (porci6n superior del huaco), representa la cabeza de! personaje prin-
cipal, y ostenta los restos"de una facies monstruosa, a no dudarlo un enfermo, que ha pa-
decido seguramente de un morbo roedor" en e! que hay destrucci6n de los tej idos blandos
y de las porciones 6seas de la regi6n malar, maxilar superior, maxilar inferior.
- "
" Con respecto a este ejemplar, el doctor Vélez L6pez, dice: .. . . "La nitidéz que tiene
la cavidad y los bordes que la circunscriben, nos hace suponer que el enfermo, esculturado
en este ceramio, fué posiblemente sometido a un tratamiento de cirujía plástica, restitu-
yéndole así, de la mejor manera, lo que fué cara, dentro de los límites del ment6n, el fron -
tal y los temporales, en cuya regi6n se ven lateralmente, las orejas sanas y perforadas. Por
la túnica del personaje, el profesor Vblez L6pez cree que se trata de un individuo de cierta
90 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
represen taci6n social, y se refiere luego a los esfuerzos que realiz6 pai"a obtener su curaci6n
recurriendo para ello "a todos los medios posibles a su alcance (flsicos, psíquicos y religio-
sos), apelando hasta a la oferta de holocaustos a los dioses o a los t6temes, con el supre-
mo de los sacrificios -sacrificios humanos- si se tiene en cuenta los tres cuerpecitos de
niños estilizados".
Luego viene la parte más interesante de la descripci6n del doctor Vélez L6pez, y
comienza manifestando que "sin conseguir la salud apesar de todo, con compromiso qui-
zás del sistema nervioso central y periférico, el sujeto se vi6 obligado a recurrir al trépa-
no, como medio curativo supremo, procedimiento quirúrgico admirablemente representa-
do en la regi6n occipital del cráneo an tropormorfo que estudiamos" .
. Describe así, una abertura cuadrilátera en la regi6n occipitai y manifiesta ql~e pa-
ra "cubrir la abertura 6sea se han situado unos pequeños ejes cilindro-c6nicos perpendi-
culares, en número de ocho, implantados en la parte superior e inferior de la h~rida 6sea
(probablemente las espinas de alguna cactácea) por debajo de la piel y cuyos extremos
agudos se tocan en la parte media de la abertura, formando así un grillage o red que im-
pidiese la hernia de la sustancia encefálica. Por encima de todo esto, ya en la piel, en la
capa que debe representar el cuero cabelludo, se han implantado tres puntos de sutura,.it
distancia, que ayudarán eficazmente a la más pronta cicatrizaci6n de la abertura tera-
péutica".
El orificio de este ceramio, sería según el doctor Vélez L6pez, en todo semejante "a
los ,postigos que se han encontrado en las exhumaciones de Los cementerios de Yauyos y
Huarochirí y descritos por Tello y Muñiz". "
Termina manifestando "los puntos de sutura que se exteriorizan en la alfarerÍa
nos dan noci6n verdadera de los avances quirúrgicos entre los peruanos prehist6ricos, su-
tura de la que, en los cráneos trepanados, hasta hoy descritos, no se ha encontrado vesti-
gio alguno".
Por último, con referencia, a "ciertas elevaciones de color negro y 'blanco", que se
observan de trecho en trecho en la cabeza de este personaje, el profesor L6pez opina sea
la repre:sen taci6n de las circunvolucion"es encefálicas del operado.
Concluye el citado investigador, en el sentido de que:-El cántaro de Recuay es
un ejemplar demostrativo irrecusable de la práctica de la craniotomía terapéutica en el
Perú Primitivo.
Esta interesante descripci6n, plantea indudablemente algunas inc6gnitas en nuestro
concepto.
El profesor Vélez L6pez es un convencido de Io-s adelan tos médico-quirúrgicos de
aquella época, pues no acepta el empirismo en estas prácticas del Antiguo Perú, nos de-
muestra los progresos con el empleo de su turas quirúrgicas, nos plan tea la posi bilidad de
la cirujia estética, y técnicas que reemplazasen a la cranioplastía, Si se aceptan desde lue-
go todos estos hechos, que nos demuestran el indiscutible grado de adelanto a que llegaron
los antiguos aborígenes peruanos, en materia médico-quirúrgica, no podemos nosotros
La trepanación macana en la región del Cuzco. 91
explicarnos · la relación que podría existir, den tro de este progreso cien tifico, de un proce -
so corrosivo de la cara, probablemente una leishmaniosis, con una intervención sobre el
cráneo.
Otro hecho es el referente a la interpretación de las "elevaciones alargadas de color
blanco y negro" en la cabeza del sujeto operado. Indiscutiblemente se trata por la descrip-
ción dada del cera mio de una representación esencialmente realista y lo más aproximada
a la verdad; pues las lesiones destructivas; una "hendedura horizontal que representa la
faringe"; la representación de "los globos oculares seguramente enfúmos" ya que están
representados por dos esferas totalmente blancas; "dos perforaciones separadas por un ta-
bique vertical, posibles vestigios del aparato olfativo", etc. etc. indican indiscutiblemente
que el ceramista trató de representar con el mayor verismo posible, no sólo el conjunto,
sino diversos detalles, capaces de dar la impresión inconfundible de lo que deseaba expre-
sar con su arte.
Siendo así, porqué en tonces, y cómo explicarnos la represen tación tan distan te de
la verdad, en lo que se refiere a las circunvoluciones encefálicas?
Esta especie de pequeños islotes de dos· colores, son realmente represen taciones de
las circunvoluciones cerebrales? Porqué, por \o. menos, no SCln todas del mismo color si se
hubiera deseado representar tal cosa? Cómo explicarse esta representación por medio de
porciones individualizadas.?
De otra parte, por laque puede apreciarse en las ilustraciones de su trabajo, el orifi -
cio de trepanación se halla si tuado en la porción inferior del occipi tal (comprometiendo
por lo menos una parte de la región cerebelosa del occipital), zona ésta de localización muy
poco frecuente de las trepanaciones, y que, personalmente - por lo menos- no la .hemos
constatado en ningún especÍmen .
. Tales son, algunas de las incógnitas frente a este ejemplar de cerámica, indudable-
mente muy interesante, y descrito por el doctor Lizardo Vélez López.
Como dice Pardal: . ... "acerca del objeto de la trepanación en los pueblos primi-
tivos, no tenemos más testimonio que los cráneos trepanados. El motivo determinan te
solo puede inferirse".
Con referencia al primer ejemplar de cráneo trepanado peruano, el observado por
Squier; ya Nott se había pronunciado en el sentido de que el motivo de la intervención
sobre el cráneo "hubiera sido una herida punzante del cráneo".
Se plantea así, por primera vez, en lo que respecta a las intervenciones en el Inca-
nato, el objetivo. ter.apéutico.
El profesor Lorena, refiriéndose a las trepanaciones hechas por los incanos atribu-
ye "las aberturas craneanas a desprendimien tos de secuestros después de un traumatismo
92 Revista dd Museo Nacional: Tomo XIV
IO.-Fin religioso, y manifiesta que "en ninguna de las prácticas religiosas conser-
vadas por la tradici6n, existen huellas de haber existido esta especie de sacrificio para ha-
cerse agradable a la divinidad; y que los fragmentos de cráneo o redondelas extraídas de
las trepanaciones no demuestran haber sido destinadas a ' amuletos". Estos hechos demos-
trarán que no fué una finalidad de 6rden religioso, la que motiv6 las in tervenciones sobre
el cráneo.
2°.-Fin penal: considera el profesor Escome! que tampoco existe tradici6n alguna
que revele ni siquiera remotamente "que los incas inflingieron una operaci6n tan delicada
y larga, para castigar a ciertos culpables, toda vez que es más sencillo pensar en cualquier
otra pena corporal, que en la trepanaci6n craneana, como medio de castigar la delincuen-
cia",
3°.-Fin terapéutico: recuerda que la mayoria de los investigadores sostiencn que
los incas empleaban las trepa " aciones "como un sistema quirúrgico, destinado a un fin hu-
manitario, o sea a aliviar el dolor de los pacientes por la decompresi6n".
tas rereferencias textuales se ve que Pardal acepta el criterio terapéutico, tanto médico
como quirúrgico, en las in tervenciones sobre el cráneo.
Emile Guiard, al referirse al objeto de las trepanaciones prehist6ricas corpienza por
manifestar que las hip6tesis más variadas se han emitido con respecto a las trepanaciones
neolíticas y dejando de lado las trepanaciones p6stumas, divide las hip6tesis sobre el ob-
jeto de las trepanaciones, en tres grupos o categorías:
a).-Hip6tesis que le atribuyen un carácter místico (supersticioso o religioso).
b).- Hip6tesis que hacen intervenir un carácter terapéutico.
c).- Hip6tesis que les asignan los dos caracteres a la vez.
Es Mortillet, quien admi te que la trepanaci6n "debe ser considerada sobre todo co-
mo un acto de consagraci6n. Los pacientes que sobrevivían, se convertían en seres
privilegiados y superiores".
Según Nadillac, constituía en los tiempos Neolíticos "una práctica religiosa,
una iniciaci6n, podía ser también el precepto de ~na práctica · establecida. El iniciado
poseía una virtud y un rango que hacían de él, después de la muerte, un ser superior".
Lecene opina que las trepanaciones no cumplían una indicaci6n quirúrgica, sino
que simplemen te tenían por objeto realizar "una de esas mutilaciones sangran tes que ellos
consideraban como necesarias en ciertas circunstancias de su vida social : iniciaci6n reli-
giosa, operaci6n mágica, deseo de hacer penetrar en un individuo o de extraerle la sustan-
cia inmaterial que caracterizabajustamente esa fuerza mágica cuyo rol es capital en to-
das las representaciones colectivas humanas."
Concluye en el sentido de que toda "in terpretaci6n médico-quirúrgica propiamen-
te dicha, debe ser hoy día considerada como un error de método, y desechada como in -
sostenible".
Guiard, refuta l as conclusiones de Lecene, manifestando que no sabe a qué tribus
australianas se refiere este último autor, para establecer sus conclusiones, puesto que la
práctica de las trepanaciones es desconocida en Australia, y que probablemen te se trata
de las tribus oceánicas; pero que en Oceanía, "jamás se han señalado tales mutilaciones
sangrantes" y que de otra parte jamás ha oído hablar de la trepanaci6n ritual en el Perú.
El profesor Broca, "teniendo en cuen ta la men talidad primitiva" plan te6 de que
las trepanaciones se debieron haber empleado en sus principios, en los efectos de convul-
siones, con el fin de dar salida a los espíritus malignos, y que por extensi6n, una vez co-
nocida su técnica se emple6 para tratar las fracturas de! cráneo.
Este autor manifestaba textualmente: ... . "la epilep~ ia y las convulsioNes de to-
do tipo, han tenido siempre e! privilegio de provocar el espan to y de hacer nacer la idea de
la posesi6n". La intervenci6n de un agente sobrenatural, haría aparecer en los sujetos con-
Ía trepanación incana en la regi6n dei Cuzco. 95
HIPOTESIS SOBRE
.
EL OBJETO. TERAPEUTICO DE CARACTER MISTICO DE
LAS TREPANACIONES
dades convulsivas, su intervenci6n feliz pudo revestir un carac ter religioso. La epilepsia
por su an tigüedad constituye un mal divino: divinus morbus (Pla ton); deifica lues (Apu
lée); morbus hercúles (Arist6teles)". Se ve, planteada as; la concepci6n que hacía ,de la tre -
panaci6n craneana una operaci6n ritual, basándose solamente en el caracter divino de ia
epilipsia.
A su vez Pruniéres, pélls6 que la trepanaci6n se emple6 duran te los primeros periodos
de su prác tica, como tratamiento de los traumatismos craneanos y para remediar las con -
secuencias de las fracturas del cráneo; siendo ya posteriormente, debido al hecho de la
constataci6n de s;ntomas análogos, que constituy6 un modo de tratamiento de las enfer,
medades convulsivas. Se desprende asi, primero una finalidad terapéutica de orden qui-
rúrgico, y luego una finalidad terapéutica de natu raleza \ médica.
"Yo me atreveria, dice Prunniéres, a pronunciar el nombre de cirujia de la época
neoHtica y yo la pronunciada también si se t ratara de la época paleolitica; porque la ci -
rujia, arte manual, es tan antigua como el Mundo. El hombre ha podido, en to:io tiempo,
aliviarse de ciertas dolencias exteriores. En tedas partes y siempre bajo la influencia del
dolor y de la experiencia adquirida, su inteligencia le demostr6 la necesidad de retirar una
espina o una flecha introducida en sus carnes, de contener una hemorragia, etc.'''. , .. Lue-
go, refiriéndose a las fracturas del cráneo, manifiesta que en tre los acciden tes que pueden
"sobrevenir es cierto que los más frecuentes son las convulsiones apileptiformes, la epi-
lepsia traumática, que curan a menudo con la extracci6n de las esquirlas".
Ahora bien, con tinúa el autor francés manifestando "que si las convulsiones epilép-
ticas y las crisis de epilepsia, consecutivas a un accidente traumático han sido curadas por
la extracci6n de las esquirlas de una herida craneana tal ha podido ser el punto de parti-
da de la práctica quirúrgica adoptada por los neoliticos. Como la epilepsia traumática tie -
ne caracteres comunes con la epilepsia esencial y las convulsiones de la primera infancia",
éstas manifestaciones pudieron haber sido tratadas por una terapéutica semejante.
En resumen según las ideas de Prunniéres "es probable de que las creencias misti -
cas o religiosas, pudieron haber rodeado a esta operaci6n, pero mientras que su importan -
cia seria causal para las trepanaciones p6stumas, no seria más que secundaria para las
trepanaciones sobre el vivo".
Relativamente, pocos autores han sido los defensores de que la práctica de las tre-
panaciones craneanas, debia ser considerada como una operaci6n quirúrgica, hecha con
una finalidad esencialmen te terapéu tica. Es asi c6mo Hansen, opone a la idea de una causa
terapéu tica que conduce a la trepanaci6n.
La trepanacÍ6n tncana en la regi6n del Cuzco. 97
fracturas a nivel del cráneo. Un cráneo peruano de Patallacta, citado por Mac Curdy, lle-
va al nivel de la zona de fractura dos trepanaciones, a algunos cendmetros una de otra.
Wolfel en el año 1925 "nos da la prueba evidente del concepto terapéutico, para la
trepanaci6n, en los traumatismos craneanos; pues cortstat6 la relaci6n estrecha mtre el
territorio de extensi6n en que se emple6 la honda, en América del Sur, y el de la trepana-
ci6n", ' Dice de otra parte , , , , "La trepanaci6n es ciertamente un método indicado para el
tratamiento de fen6menos ,m 6rbidos bien determinados; como medio de tratamiento de
las fracturas del cráneo, ~e muestra t~~ eficaz, que nosotros debemos admirar el arte qui-
rú~gico de los primitivos". , , ,
, El profesor Escamel, al est~diar este problema, se pronuntia con las siguientes
palabras:, . " "Creemos que los cirujanos del Imperio Peruano, habian observado casos
de fracturas cranea~as con encajamieto de los huesos. Este encajamiento habia prcducido
dolores intensos que se disiparon ante un he:ho natural y 16gi:o, nada extraordinario, cual
es el levantamiento de los huesos hundidos, al desdoblar lo abollado".
La supresi6n de dolores, de fen6menos paraHücs o epilépticos a consecuencia del
levan tamien to de las ta bIas 6seas hundida!;, indujo a deducir hechos análogos para sin tomas
semejan tes. Cuando sin fracturas del cráneo, se observaban dolores muy fuertes de cabe-
za, ten6menos paraliticas, o ataques de ,epilepsia, nada mas 16gico que pensar que si una
presi6n del cráneo,. en las ,fracturas, ocasion6 estos sin tomas, otra presi6n debia originar
las presen tes, y si una decompresi6n en los primeros trajo la curaci6n, una disminuci6n de
la tensi6n cerebral deberia ,curar estos últimos.
Realizada primero la trepanaci6n en el cadáver y perfeccionados losinstrumen tos
de ,ac,c i6n, fue aplicada al vivo y seguramen te con resultados excelen tes, pues no de otra
manera se explica la profusi6n con que ha sido hecha la craniectomia, en especial en la re-
gi6n Sur del Perú.
Dom'i nik J. Wolfel, ' hace constar "que interrogando a los trepanadores actuales de
pueblos primitivos, no ha' obtenido ningún indicio de motivo mágico en la práctica de la
t~epanaci6n" y es un fervcroso d,e fensor del concepto terapéutico de las trepanaciones
craneanas en tre los an tiguos americanos.
Según este mismo autor, la práctica de las trepanaciones debe considerars'e también
como un fen6meno etnolpgico "encuadrándolo asi en el cuadro morfol6gico de los tipos
de cultura". Este autor, asi como Parry, vinculan el problema de la trepanaci6n ameri-
cana al de la antigua Oceania y Polinesia, encontrando una identidad de técnica y motivo
operatorio, ligados al uso en ambas ¡'egiones, de la honda y la clava- o maza estrellada, co-
mo armas de, combate.
Estos hechos, las referencias de distinguidos investigadores nacio'n ales' que se es-
forzaron po¡. inteipr~tar la finalidad de las trepanaciones en el Anti"guo Perú, entre ellos
Tello, Escamel, Bello, IV¡-~ñiz; y nuestras aun escasas observ'a ciones personales nos permi-
ten concluir: ' '
La trepanacítn íncana en la regi6n del Cuzco. 99
Que la práctica de las trepanaciones en el An tiguo Perú tenía una finalidad esen-
cialmente terapéutica; abarcando tanto la terapéutica de orden médico, como las indica- .
ciones terapéuticas de naturaleza esencialmente quirúrgica. ,
Dentro del concepto terapéutico, que fué la guía en I~s operac'oncs sebre el, cráneo,;
p~r los antiguos cirujanos precolombinos, se hallan comprendidas las Icsicms de .orígen .
".
sifilítico, considenidas por el profesor Tello, como uno de los motivos de ,las trepan:!ciones.
En su interesante trabajo "Antigüedad de la sífilis en el Perú, el doctor Tello re-
produce algunos especÍmenes de su colecci6n de cráneos, en los que se aprecian diversas
lesiones de esta etiología (Exostosis-osteomielitis gómosas, osteopcriostitis gomosa di-
fusa, lesiones corrosivas, lesiones gomosas circunscritas); alguna~ de las cuales fueron la
indicaci6n operatoria para las trepanaciones en el Antiguo Perú'.
pr6tesis o~lusiva, ya se trate de momias que han sido estudiadas o de restos 6seos craneá-
nos, que pudieran presentar sus obturadores de poro, de calabaza, o láminas metálicas.
Cabe suponer desde luego, que los obturadores sea de cucurbitáceas o de poro, han podido
desaparecer por el transcurso de los años y los fen6menos de putrefacci6n y desintegra-
ci6n total, que como en toda materia orgánica en malas condiciones de conservaci6n pudo
haberse operado también.
Tenemos sin embargo el hecho de las citas del profesor Lorena y del profesor Bello,
quienes encontraron las pruebas objetivas de esta práctica en cráneos del Antiguo Perú.
S610 referencias han llegado hasta nosotros del empleo de cráneos trepanados y que lleva-
ban obturadores metálicos de oro, encontrados en la regi6n del CUZCOj pero nuestras in-
dag~ciones frente a las personas poseedoras de estos valiosos documentos, nos llevaron al
convencimiento de que fueron vendidos.
En lo que respecta a nuestra colaboraci6n personal, frente a este problema, vamos a
indicar únicamen te dos observaciones llevadas a cabo en momias del An tiguo Perú, cuya
procedencia concreta no nos ha sido posible establecer de manera ca teg6rica, pero que con
toda seguridad proceden del área cuzqueña.
La primera 9bservaci6n se refiere al estudio de una momia del Museo de Antropolo-
gía de la Universidad del Cuzco, cuya descripci6n detallada en lo que respecta a la trepa-
naci6n que presentaba dicho especimen ya fué dada a conocer por nosotros en nuestra
colaboraci6n al VIn Congreso Cientlfico Panamericano de Washington, y que ligeramente
hemos recordado también en el presente trabajo, al ocuparnos del empleo de las suturas
quir6rgicas en el Incanato.
Esta momia presenta un orificio depánico, realizado en vivo, con signos de larga
supervivencia, y localizada en la regi6n parietal izquierda. A nivel de dicho orificio de tre-
panaci6n pudimos constatar la íntima adherencia entre los planos superficiales (del exo-
cráneo) y la duramadre subyacente. Podemos asegurar que en este caso no existe pr6tesis
oclusiváj ya sea obturador metálico, ni obturadores de origen vegetal (poro-calabaza).
La segunda observaci6n la realizamos en una momia del Museo de la Secci6n de
Arqueología de la Universidad del Cuzco.
Se trata de \lna cabeza de momia, cuyo examen exterior nos permiti6 apreciar la
existencia de una zona de depresi6n en la regi6n lateral izquierda del cráneo. Circunscri-
bimos por medio del b1~turf toda la zona deprimida, aislándola del resto de los planos su-
perficiales. La zona así circ~nscrita y delimitada por nosotros correspondi6 justamente a
los bordes de un amplio orificio, situado en la regi6n fronto-parieto-temporal izquierdo.
Luego liberamos con relativa facilidad todo el contorno del orificio, y constatamos tam-
bién en este caso Una adherencia íntima de la duramadre subyacente, con los planos su-
-t
perficiales a ni·ve! de toda la soluci6n de continuidad. Tratamos de retirar esta especie de
obturador y la duramadre fué arrastrada simultáneamente. El decolamiento de la dura-
madre nos permiti6 en último término la extracci6n de toda esta zona que actuaba como
obturador del orificio. Comprobamos así, que se trataba de un orif.icio de trepanaci6n rea-
"
La trepanaci6n mcana en la regi6n del Cuz;o. 101
lizado en vivo, con signos de regeneraci6n eviden te y larga supervivencia, con un bisel de
desigual anchura en la superficie y que compromete a la vez parte del frontal, de! parietal,
del temporal y porci6n superior del ala mayor del esfenoides, del lado izquierdo (regi6n
del peri6n). En este caso hicimos la extracci6n de todos los elemen tos anat6micos, situa-
d"os en la zona de trepanaci6n: planos superficiales o exocraneanos y duramadre subyacen-
te, en un s610 block.
Constatamos en este caso, los dós hechos siguientes:
a).-La resecci6n quirúrgica de una gran parte del músculo temporal del lado iz-
quierdo, en toda su porci6n superior.
b).-La integridad completa de la duramadre, a nivel del orificio de trepanaci6n
craneána,
A continuaci6n procedimos a medir, comparadamen te los siguien tes elemen tos:
Cráneo del Museo de An tropología Cr. del M. de Arqueología
Espesor de la duramadre" ... 2110mm. ..... , .. ' .. , .. , . . , .. ' .. , .. , .. ' .. lllOmm.
Espesor de los planos a nivel de lo que Espesor de los planos a nivel de lo que co-
correspondía al orificio de trepanaci6n rrespondía al orificio de trepanaci6n (En
(sin cuero cabelludo) este caso con cuero cabelludo)
.. , .. , . . ' .. ' .. ' . . ... . ... ' ..... 1mm4110 ... . .... , . ..... . .. ... .. .... . .. 8110 mm
Esta simple medici6n, nos permite constatar un hecho curioso, cual es el de que en
el primer especimen, procedente del Museo de Antropología, yen el cual se 'liber6 los pla -
nos superficiales por medio de d isecci6n, se obtiene un espesor mucho mayor (1 mm. 4110),
que aquel que obtuvimos en el especímen procedente del Museo de Arqueología, en e! cual
e! cuero cabelludo se extrajo como un s610 block, con los demás planos subyacen tes (8110
mm.)
Si suponemos que la suma de los planos superficiales y la duramadre, al estado
de momificaci6n tienen aproximadamente un espesor de 8110 de mm (caso de! Museo de
Arqueología), c6mo interpretar que en el otro caso, en el que se ha descargado el espesor
de los planos superficiales, se obtenga 1 mm. 4 110 de mm: ?
Indudablemente en lo primero que habría que pensar, es en que la disecci6n que
practicamos en el especímen del Museo de Antropología no se lleg6 a separar todos los pIa -
nos superficiales. De ser esto así, sería probablemen te cuesti6n de 1 o 2 décimos de milí-
metro, que habría que restar del espesor total obtenido; pero de todos modos subsiste la
ventaja en el primer especímen, a pesar de que en el segundo caso (del Museo de Ar-
queología), el espesor se ha medido teniendo en cuenta el grosor de los planos superficiales.
Cabría entonces la posibilidad de la interposici6n, para el caso del especímen del Museo de
An tropología, de otros tejidos, ya sea aponeur6ticos o musculares, en tre los planos super-
ficiales y la duramadre, que tendrían por finalidad reforzar los tejidos a nivel del orificio
de trepanaci6n, y constituir algo así como un intento de injerto de tejidos: Desgraciada-
mente y muy a pesar nuestro, no nos ha sido posible completar estas observaciones, con
exámenes microsc6picos que " hubieran dado muchil luz en la solUción de este problema;
'102 Revista del Museo Nacional: Tomo XI V
De otra parte, según las observaciones de Villaret, más del 26% de h ~ridos del crá-
neo han presentado complicaciones, sobre todo de orden epiléptico, a consecuencia de la
prótesis. Este mismo autor señala e! hecho de que las prótesis metálicas son mucho más
peligrosas que los ingertos óseos o cartilaginosos.
Estas observaciones han permitido a diversos autores contemporáneos, a concluir
en el sentido de que: la craneoplastía no debe ser practicada "en las pérdidas de sustancia
ósea de la región parietal, zona motriz extremadamen te sensible y que por el eón trario,
pueden ser hechas sin peligro, pero únicamente con finalidad estética y protectora, a nivel
de la región fron tal.
Ahora bien, la ausencia de los obturadores entre los cráneos trepanados de! lnca -
nato, no podría tener una explicación lógica dentro de estos conocimientos 'de la cirujía
contemporánea y basados en la observación de los cirujanos incanos, consecutiva a la apli-
cación de la prótesis en las heridas del cráneo? '
Nada se opon e, en nuestro concepto, a pensar que los cirujanos Incanos 'constata-
ron un cie~to número de complicaci~nes "sobre todo de órden epiléptico", p'a rticular-
mente después de las prótesis metálicas "la peligrosa", en aq'u ellos sujetos trepanados y
a los que luego se colocaba tma prótesis oclusiva de material extraño; observación
trasmitida luego de generación en generación y que 'dió como resultado final el que dentro
de las prácticas quirúrgicas del Incan ato, se desechara la craneoplastía, por lo menos
de manera constan te y que sus indicaciones se hubieran restringido sólo a aigunos ca-
sos; conservándose su empleo, por ejemplo para las trepañaciones de la reglón frontal,
en hts que la craneoplastía "puede ser hecha sin peligro':, como és e! caso de la momia
portadora de una trepanación y con un obturador metálico (lámina de oro), en con trada
en las excavaciones realizadas en Paracas por e! profesor Julio C. Tello y citada en "An-
tiguo Perú" del distinguido investigador peruano . '
La posibilidad de estas complicaciones, unidas al espíritu profundamen te obser-
va,d or de los cirujanos Incanos, nos explicaría así, desde un punto de vista científico y acep-
table a la luz de los conocimien tos modern os de la cirujía del cráneo, el porqué de la ca-
rencia de los obturadores entre los cráneos trepanados que en gran número se han encon-
trado en el An tiguo Perú, y vendrían a explicarnos también las observacion es personalf s
realizadas por nosotros en dos momias: una de la Sección de An tropología y otra del Mu-
seo de Arqueología de la Universidad de! Cuzco, y en las cu¡tles pudimos constatar la exis-
cia de trepanaciones indiscutibles, hechas en sujetos vivos y con signos de larga supervi-
vencia, sin obturadores a ,nivel del orificio de trepanación.
Es 1:1n hecho ya aceptado por diversos in vestigadores tan to nacioriales como extran-
jeros, el formidable éxito obtenido por los cirujanos Incanos, y como dice Emile Guiard, a l
ocuparse de la trepana<;:ión entre 10$ NeQ!iticos, , ; , ; "El· hecho que sorprende a La mayo r
104 La Revista del Museo Nacional: Tomo XI f/
De otra parte, los hallazgos de cráneos trepanados del Antiguo Perú, rara vez de -
muestran trazas de procesos supurativos, consecuencia de procesos infecciosos sobreagre-
g.adosj esta rareza, como dice Guiard "testimonia las reacciones de defensa de un organis-
mo que lucha con· éxito contra la infección".
Den tro de nuestra colección de cráneos trepanados del An tiguo Perú . (región de
Calca), sólo excepcionalmente en un especimen, nos ha. sido posible constatar la existencia
106 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
de p equeños osteofftos que atestiguan la infecci6n más o menos larga, sobre los bordes
de la herida craneana.
2°.-Los conocimientos médico-quirúrgicos de la época y la habilidad de los ope-
radores del An tiguo Perú:
Como fundamentos para certificar la habilidad de los cirujanos incanos y sus cono-
cimientos médico-quirúrgicos, hemos ya hecho referencia a diversos factores en las pá-
ginas que preceden: unos con respecto a los conocimien tos anat6micos en vista del vocabu-
lario quechua, todavía subs:stente entre los actuales aborígenes; otros en los que hemos
consignado transcripciones de his toriadores en las que se hallan descritas ciertas prácticas
médicas o el considerable adelanto que en materia médica se había alcanzado antes de la
Conquista Española.
De otra parte, hemos citado casos representados en la Cerám;ca del Antiguo Perú
que sirven d:! testimonio a ciertas prácticas quirúrgicas de aquella épocaj nos hemos re-
ferido a las opiniones muy autorizadas de profesores peruanos, particularmente a las de
los doctores Tello y Escamel, quienes con gran visi6n científica establecieron una serie de
hechos indiscutibles de los progresos médico-quirúrgicos del incanatoj hemos citado
casos que nos dan la idea de sus conocimientos en pediatríaj de sus prácticas en urología
y por último hemos citado nuestras observaciones personales, basadas en el examen de
algunos cráneos trepanados en con trados por nosotros en la regi6n de Calca (descritos
detalladamente y fotografiados en el trabajo que presentamos al VIII Congreso Científi-
co Panam~ricano de Washington), así como los datos relativos a la supervivencia de los
operados.
El rápido examen de estos hechos nos permitirá demostrar que la Cirugía del Crá-
neo, esto es, la práctica de las trepanaciones craneanas en el caso particular que tratamos
no ha constituído un hecho aislado dentro de las prácticas científicas del Incanato, sino
que como diversos problemas ya de orden esencialmente médico o quirúrgico fué ventajo-
samen te abordado y resuelto con éxito satisfactorio.
Con estos antecedentes, basados en hechos reales y en las pruebas objetivas de nu-
merosos cráneos con trepanación y con pruebas indiscutibles de larga supervivencia, no
podemos creer como el doctor Laborería, cuando al referirse a las trepanaciones en el An-
.' tiguo Perú, se expresaba en los siguientes conceptos: .... "fué siempre una operación em-
pírica", afirmando de otra parte "la ignorancia casi completa de los operadores aborígenes
en fisiología y patología". No podemos tampoco juzgar como el doctor Eduardo Bello,
cuando dice: .... "La operación fué ejecutada empíricamente" .... "Nada hay que
justifique que conocieron la anatomía y la fisiología; .sus trepanaciones prueban que
los senos venosos y la anatomía craneana les eran indiferentes".
En nuestro concepto, si un cirujano, como los del Antiguo Perú, aborda en sus in-
tervenciones, zonas de peligro, y ellas van seguidas de pruebas indiscutibles de superviven-
cia y éxito terapéutico, demuestran las condiciones excepcionales de quienes las ejecutaron;
y la. in tervenciQn en las proximidades o en zonas donde se encuen tran gruesos vasos, no
constituyen en ningún caso una prueba de su incapacidad o desconocimiento, sino que, muy
por el contrario, ello permite establecer su audacia quirúrgica, la precisión de sus conoci-
mien tos y su sólida experiencia. Estos conceptos han sido ya sostenidos por connotados
investigadores nacionales, como el profesor Teno, quién a este respecto dice textualmen-
te: .. .. "La trepanación aborígen dió tan buenos resultados o superiores a las técnicas mo-
dernas", y el profesor Escomel, que en tre otras cosas, opina:. . . . "Los peruanos del Im-
perio de los Incas poseían vastOS conocimien tos médicos y quirúrgicos" .... "los inca nos
practicaban la craniectomía científica".
Muy lejos también y erróneas las interpretaciones de Mac-Gee, cuando al ocupar-
se de la práctica de las trepanaciones en el antiguo Perú, manifiesta: .... "Los operadores
fueron inexpertos en la manualidad, ignorantes en anatomía y fisiología, torpes en e! diag-
nóstico e inconcien tes de las operaciones que practicaban"; pues no encon tramos la me-
nor razón para ello, y la acometividad de un cirujano que aborda zonas peligrosas, cuan-
do estas in tervenciones se hallan respaldadas por la supervivencia de un elevado porcen-
taje de sus operados, no puede considerarse jamás desde el punto de vista científico y ba-
jo una interpretación serena, como falta de conocimientos, de técnica o de manualidad.
Tampoco los consideramos a los antiguos cirujanos de! Incanato, conforme lo ha-
cia el profesor Lorena, como a "individuos tímidos y recelosos, sin la acometividad indis-
pensable para emprender tarea tan grave como perforar e! cráneo de un vivo". Concep-
to,que, posteriormente, rectifica, al aceptar la trepanación craneana y considerar "que los
incas poseyeron dos procedimientos para abrir la bóveda craneana".
En e! trabajo de Rivero y Diego de Tschudi, del año 1851 y titulado "Antiguedades
Peruanas", encontramos algunas referencias muy ajenas a la verdad, en el Capítulo: La
Cultura Científica bajo la dinastía de los Incas.
En este trabajo se consigna literalmente que: .. .. "La cirujía operatoria era com-
pletamente desconocida a los facultativos peruanos" y que las heridas y contusiones, en
una palabra "toda lesión externa", la curaban con bálsamos y hojas medicinales, sin la
108 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
menor noci6n de la amputaci6n de los miembros, ni del empleo de las suturas o el cono-
cimiento de "tantas otras operaciones quirúrgicas practicadas en Europa".
Las numerosas referencias en lo que respecta a las prácticas médicas de¡ Antiguo
Perú, las citas de numerosos cronistas, la represen taci6n cerámica, la opini6n de distin-
guidos investigadores contemporáneos tanto nacionales como extranjeros, que expresa-
ron su admiraci6n por la consolidaci6n de muchos espedmenes con fracturas 6seas; los ca-
sos evidentes del empleo de las suturas (observaciones realizadas por nosotros, descripcio-
nes de muñones amputados con lfneas de sutura), y por último el gran éxito obtenido por
los Cirujanos del Antiguo Perú, en materia de Cirujía Craneana, respaldados por el for-
midable éxito terapéutico obtenido, creemos que, con las pocas observaciones p ~rsonales
que-nos ha sido posible realizar en el presente trabajo, sean capaces de llevar al convenci-
miento de que la cultura científica en el Incanato había alcanzado un alto sitial de progre-
so, particularmente en lo referente a las prácticas qtiirúrgicas sobre el cráneo; progreso
científico que, guardaría así, paralelismo con otras manifestaciones de la vida del Inca-
nato, como son el arte textil, el teñido, alfarería, la arquitectura, sistemas de irrigaci6n,
etc., que sorprenden y admiran por el esplendor y el grado de adelanto alcanzado.
Es así como, los cráneos «epanados del Antiguo Perú, demuestran al juicio desa-
pasionado de los investigadores, la perfecci6n de las prácticas quirúrgicas de los antiguos
cirujanos, de la misma manera que, como dicen Rivero y Tschudi, .. .. "Felizmente las rui-
nas de los monumentos, cuyos maravillosos recuerdos deslumbran la prosaica imagina-
ci6n de los autores, probarán a los siglos remotos la veracidad de los historiadores anti-
guos, y m0strarán la nulidad orgullosa de ciertos fil6sofos, que juzgaron la verdad al nivel
de sus especulaciones err6neas".
Todas aquellas trepanaciones, situadas por ejemplo a cualquier nivel de la sutura
sagital y localizadas por consiguiente en el asiento de los grandes troncos venosos (seno
longitudinal superior); cuando son seguidas de la supervivencia implican un conocimien-
to preciso de localizaci6n de estos elementos anat6micos, los riesgos operatorios y las po-
sibilidades de respetarlos, cuando no existía una indicaci6n; s6lo qu eremos recordotr a este
respecto, un especÍmen de nuestra colecci6n en el que el borde superior de una trepana-
ci6n que asienta en la regi6n parietal izquierda, corre paralela a la sutura inter-parietal
en alguna extensi6n; es decir respetando la peligrosa zona de vecindad, que probabl eme1:-
te no hubo necesidad de interesarla en la operaci6n.
El conocimiento de las zonas de vecindad ha sido ya referido por nosotros el descri-
bir anteriormente el espedmen N°. 1 \44 de nuestra colecci6n, en el que deliberadamente
se modific6 la curva del orificio de trepanaci6n, por una línea horizontal, para no compro-
meter los senos frontales; por lo tanto, en este caso concre'to es una localizaci6n anat6-
mica de vecindad lo que gui6 la técnica quirúrgica del operador.
El elevado porcentaje de supervivencias de los operados ' del cráneo que, 16gicamen - .
te implicaría de una parte la frecuencia de los traumatismos craneános; frecuencia de le-
siones que a su vez estarían vinculadas con las armas de combate, esencialmente vulne-
..
rabIes y los comba tes de la época, para su debida interpretaci6n merecen tener en cuenta
otras posibilidades, entre ellas:
1°.- La posibilidad de la ebullici6n de sus instrumentos; desde luego en ningún mo -
mento con el criterio actual de la destrucci6n de los gérmenes pat6genos y la esterilizaci6n
actual, sino tal vez imbuÍdos de ideas místicas o supersticiosas y en la creencia de que el
vapor de agua que se desprendía, por ejemplo, llegaba a los dioses tutelares para que el
enfermo recibiese la influencia vivificante de su padre el Sol, o era el cirujano quien re-
cibía los beneficios por acci6n divina, .para una acertada intervenci6n. Es decir : el punto de
partida fué indiscutiblemente falso, la concepci6n nada l6gica o real, pero por muy alejada
que estuviese de las concepciones actuales y de la verdad científica, el resultado final fué
el mismo.
2°.- Que el tratamiento primitivo de una herida del cráneo, decide en gran parte la
evoluci6n ulterior de las lesiones traumáticas.
3°.- Conocimiento de que la perforaci6n de la dura madre es peligrosa, ya que ello
"transforma una herida simple y benigna, en una herida cráneo-encefálica de pron6stico
más sombrío."
4°. - Conocimiento de que cuando la duramadre está intacta, ella debe ser respeta-
da, ya que su integridad constituye un elemento importante de benignidad inmediata .
So.-Poseyeron nociones tal vez sobre la conveniencia o inconveniencia de los dre-
najes, después de las intervenciones quirúrgicas.
6°.- Tal vez si la observaci6n y la experiencia les había enseñado que cuando la
intervenci6n era completa y precoz, y que no existen signos de complicaci6n infeccicsa,
toda herida del cráneo debía ser saturada .
Estos diversos conceptos de orden médico-quirúrgico, probablemente fueron am-
pliamen te conocidos por los ciruj anos Incanos, a través de la experiencia trasmitida de
generaci6n en generaci6n; pues s610 así cabe comprender el gran éxito terapéutico y que la
mortalidad de las heridas- del cráneo no fuera considerable. Examinemos ligeramente la
mortalidad de estas heridas, dentro de los conocimientos actuales:
1°.-Las heridas del cráneo, con fractura, pero sin abertura de la duramadre, tie-
nen una mortalidad del 9% .
2°.- Las fracturas con hundimiento, y pequeña abertura de la duramadre, dan una
mortalidad del 11 % .
3°.- Las . fracturas con hundimiento y penetraci6n de esquirlas en la ·s ustancia ce-
rebral, dan un 24% de mortalidad.
Tenemos en ton ces así, entre estas tres clases de lesiones, una mortalidad del 44%,
sin considerar las que corresponden a heridas más graves (fracturas con estallido, contu-
siones del cerebro, destrucciones de la masa cerebral, etc.).
4°.-Si consideramos además que las lesiones de la duramadre se hallan en un 85%
de las heridas craneanas de guerra; nos encontramos frente a factores que en conjunto
implicarían un elevado porcentaj e de mortalidad. Estando pues el porcentaje de morta-
¡jr) Revista del Museo Nacional: Tomo Xi V
lidaden el Antiguo Perú, muy por debajo de lo que cabria esperar frente a los traumatis-
mos del cráneo, debemos pensar evidentemente que la técnica quirúrgica en el 1ncanato,
se realizó por hábiles y experimentados operadores y que poseían conocimientos indiscu-
tibles de anatomla cra~eana.
Sabemos de otra parte, dentro de los conceptos actuales médico-quirúrgiccs, que
el pronóstico de las heridas del cráneo, ya sombrias en el momen to de producirse, pueden
aún agravarse con la aparición de posib!es complicacion es: unas precoces, generalmen te
de orden infeccioso; y otras tardias, que obedecen casi siempre a lesiones anatómi.
caso Unicamente diremos algunas palabras con referencia a las primeras, entre las que
podemos mencionar las siguientes:
l°.-Meningo-"encefalitis agudas, cuya mortalidad producida éI1 su mayoria en
los primeros dias de la trepanación, alcanza un 77%; y un 33% en los dias siguien tes. Pro-
cesos que se consideran de curación excepcicnal, "siendo únicamente el tratamiento profi-
" láctico el que puede evitarlas", de acuerdo a Massonet (Cirujia de Guerra).
Ahora bien, si el gran po·rcen taje de trepanados por los an tiguos cirujanos del 1n-
canato, demuestra la supervivencia a largo plazo, es lógico pensar en la escasisima pro-
porci6n en que pudo producirse esta temida complicación, y cómo expiícarse sino fu era por
la habilidad de los operadores, basada en conocimie~ tos exactos, y en los cuidados pre
)' pos t-opera torios?
2°.-La hernia cerebral. Sabemos que en la mayoda de los casos ella es la consecuen-
cia de una meningo-encefalitis localizada y que existen dos variedades cHnicas:
a).-Una de pronóstico grave, que conduce al esfacelo determinante de hemorra-
gias graves o de accidentes meningo-encefaHticos agudos que acaban con el paciente a
corto plazo.
b).-La otra, determinada por lesiones circunscritas y de pronóstico relativamen-
te benigno, pero que puede adquirir la anterior modalidad. Son los tipos de hernia cere-
bral debidos a infecciones localizadas.
" La larga supervivencia y el gran porcentaje de éxitos en los operados del 1ncanato,
estada también en con tra de la frecuencia de estas complicaciones. En este mismo grupo
debemos considerar las hernias cerebrales llamadas 'por Lerich "hernias m(cán;cas", "que
se presentan precozmente a consecuencia de una trepanación insuficiente". El tratamien- "
to en estos casos "es la trepanación amplia, agrandando la brecha ósea hasta encontrar
tejido cerebral y meninges sanos". Tal vez si el hecho de esta observación, condujo a los
antiguos cirujanos incanos a practicar en muchos cases amplias trepanac!ones (verdade-
ras craniectomias); o bien a intentar trepanaciones que podiamos llamarlas complemen ta-
rias"(de las que existen varios ejemplares citados en la literatura antropológ:ca) y que po-
seemos también en nuestra colección (espedmen 1180) en el que se p.u ede apreciar dos in-
tervencionesquirúrgicas, realizadas en tiempos diferentes sobre el mis"mo sujeto, yen las
que la segunda trepanación fué realizada ampliando el orificio que "se obtuvo en la pri-
La trepanación incana En la regi6n del Cuzco. ili
mera, y dando el aspecto de orificios de amplios festones, constituidos por segmen tos de
circulo más o menos amplios.
3°.-Los abstsos cerebrales, originados por la presencia de cuerpos extraños o como
consecuencia de una meningoencefalítis localizada, probablemente condujeron al dre-
naje quirúrgico, disminuyendo también con esta práctica la mortalidad en tre los antiguos
operados del cráneo.
Tal a grandes rasgos el estudio de las complicaciones a las in tervenciones sobre el
cráneo; hemos dejado desde luego, de considerar otr~s como la epilepsia traumática, ge-
neralizada o jacksoniana y las complicaciones tardias o secuelas.
Como conclusi6n de estas observaciones, dentro del concepto actual de les conoci-
mientos médico- quirúrgicos, debemos pensar que los antiguos cirujanos del Incanato
tanían probablemente la noci6n equivalente al actual concepto quirúrgico de "que el tra-
tamien to inicial de una herida de! cráneo decide en gran parte la evoluci6n ulterior de las
lesiones traumáticas", y segundo, de que "cuando la duramadre está intacta, ella debe
ser respetada, ya que su integridad constituye un elemen to importan te de benignidad in-
mediata" .
Debemos indicar de otra parte, que probablemen te no en todo's los casos, los ciru-
janos incanos respetaron siempre la duramadre; puesto que al aceptar este concepto de
manera absoluta, cabría la posibilidad de complicaciones que hubieran disminuido el éxi-
to terapéutico, y habrían reducido el porcen taje de supervivencias. Pues sabemos, den tro
de la cirujía actual del cráneo, que existen casos en los cuales está también indicada la aber-
tura de la duramadre y constituida por aquellas lesiones del cráneo, en las "que la dura-
madre está negrusca, abombada, tensa y sin expansi6n o latido alguno; cuando: hace her-
nia a través de la brecha 6sea; o e! herido, presenta signos de excitaci6n o de parálisis", ca-
sos en los que además de! foco hemorrágico, existe sie'm pre un foco de contusi6n cerebral.
De otra parte, aquellos otros casos en los que "la duramadre está azulada, violácea, con un
piqueteado hemorrágico, trasmitiendo débilmente los latidos del cerebro", en los que hay
que pensar en un derrame sub-dural más o menos abundante. Ya sabemos de otra parte,
que la existencia de d~rrames intra- durales juegan un rol importante como factores epi-
lépticos, ligados a la transformaci6n cica tricial de los hematomas. Estas consideraciones
han permitido establecer a numerosos cirujanos contemporáneos "que la abertura de las
meninges, ~n un medio aséptico, no presen ta gravedad y que debe ser hecha en todos los
casos en que el examen local permite pensar que existe un derrame sub-dural o un foco de
con tusi6n cerebral".
A este respecto debemos recordar por último, que Lerich,en el Congreso de Cirujía
de Strasburgo, opinaba en e! sentido de que "La epilepsia jacksoniana tiene como raz6n
anat6mica fundamen talla ,?rganizaci6n fibrosa de un foco de con tusi6n cerebral. La evua-
cuaci6n precoz de los hematomas y de los focos de contusi6n cerebral, seguidas de sutura
inmediata constituyen el mejor mEdio para prevenir la organizaci6n de las cicatrices neu-
roI6gicas". El distinguido cirujano francés concluía con las siguien tes frases: . . .. "En un
112 R evista del Museo Nacional: Tomo XIP
traumatismo del cráneo, el peligro no está en la abertura de las meninges, sino en el foco
de contusi6n cerebral".
Cabe suponer pues, en vista de estas considera"ciones, que existiendo indicaciones
para la abertura de la duramadre, en las intervenciones sobre el cráneo, según la naturale-
za de las lesiones, no serian también estos conceptos del dominio de los cirujanos Incanos?
Con respecto al tratamiento de las heridas del cráneo, debemos hacer refe~encia
igualmente a un artículo del profesor doctor Bastos, titulado "Tratamiento de las heri-
das del cráneo por armas de fuego".
Una primera aclaraci6n es necesaria, ya que en el artículo del profesor Bastos, se
refiere concretamen te a heridas por armas de fuego, mien tras que en el trabajo presen te,
se trata de heridas también del cráneo, pero en las que e! mecanismo de fractura es dife-
rente, traumatismos por acci6n de armas contundentes que actuaban sobre el cráneo (ma-
canas, piedras lanzadas con hondas, etc.) con mayor o menor violencia,"determinando di-
versos tipos de fracturas desde las más simples, hasta las más graves. Indiscutiblemente,
la fuerza de expansi6n de los proy'e ctiles, la naturaleza misma de ciertos tipos de fractura
son peculiares a las heridas por armas de fuego, pero consideramos de in terés la: conducta
terapéutica a seguir, establecida por el profesor Bastos, ya que muchos, o por lo menos "
algunos de sus conceptos, debieron ser probablemente del conocimiento de los antiguos "
cirujanos incanos, por la observaci6n del gran número de heridos confiados a su cuidado.
El profesor Bastos, comienza manifestando que "no parece que las heridas de guerra
de! cráneo, tan complejas y de variedad tan desemejan te, deban ser tratadas con un cri-
terio standard", pero que la práctica ha ido imponiendo este criterio sistemático,
en el sen tido de que más que en cualquier otro tipo de heridas "las cráneo-encefálicas
deben tratarse todas mediante una táctica operatoria siempre idéntica a sí misma y en
todas, desde las más benignas, está indicado dicho tratamiento quirúrgico como norma
de vanguardia ineludible".
Creemos que esto explique, en parte, la gran frecuencia de los operados del cráneo
en el An tiguo Perú j es decir una concepci6n muy adelan tada a su época, pero que pudo
haber sido la que motiv6 la inusitada frecuencia de las trepanaciones sobre e! cráneo.
Cómo explicar la gran supervivencia y "el formidable éxito obtenido" en las inter -
venciones sobre el cráneo, por los cirujanos del Antiguo Perú, sin algo que sea el equiva -
len te de las concepciones de la Cirujh eon temporánea?
La operación precoz es pues la que ,permite "salvar las vidas de todos los heridos
del cráneo que no presentan lesiones incompatibles de por sí con la vida". En las heridas
cráneo-encefálicas, como dice el profesor Bastos , "no hay que esperar que con la opera -
ción va a poder repararse nada. No hay que pensar tampoco en remediar con ella una even-
tual compresión del encéfalo y ni siquiera la hemorragia en el foco, es aquí accesible a la
cura operatoria" .... "Aquí sólo se trata-y es bastante- de evitar que queden en el fo-
co tejidos muertos o cuerpos extraños capaces de dar pábulo, más adelante, a la infección
que en este género de heridas, equivale casi fatalmente a la muerte".
Es decir que el objeto exclusivo de la operación (l1 las heridas del cráneo es la pro-
filaxis de la meningo-encefalitis precoz o de los abscesos cerebrales tardíos, complicacio -
nes siempre temibles.
En su interesante trabajo, el doctor Bastos, se refiere al cierre de la herida y mani-
fiesta que debe ella limitarse a la su tura de la piel y dice textualmen te:, , , . "La su tura
cuiebdosa de la piel no sólo es la condición esencial para una curación por primera inten -
ción, sino que representa en nuestro sentir, el modo mejor de evitar las complicaciones
ininediatas de la lesión del cráneo. Cuando estas heridas se dejan abiertas o semi-abier-
tas, es casi seguro que vayan seguidas de hernia cerebral en el periodo precoz y de esteitis
y fístulas en el periodo tardío de su evolución" . . .. "Por esta razón concdemos tan ta
importancia a la oclusión hermética del foco lesional y en consecuencia, nJ empleamos
en tales heridas ninguna clase de drenaje. Solam~nte en las que sangran de fondo muy
abundan temen te, colocamos unas crines, en el pun to más declive ' ,' . , y no nos descuida-
mos de retirarlos lo antes posible" .
Al presentar este trabajo, que no lo consideramos, desde luego, como la última pa-
labra sobre la Cirujia del Cráneo en e! Incanato, puesto que si bien hay hechos ya perfec-
tamente establecidos y comprobados, otros requieren tedavk despejar ciertas inc6gnitasj
no hemos llevado otro interés que e! de tratar de juzgar sin apasionamiento alguno, uno
de los problemas más intensamente discutidos del An tiguo Perú.
En nuestra condici6n de cuzqueños, y de otra parte, con la responsabilidad de la Cá-
tedra que se nes confi6 en la ilustre Universidad del Cuzco, no podiamos permanecer in-
diferentes frente a uno de los problemas que atañen directamente al adelanto ciendfico del
Incana to j los hallazgos de numeroses cránecs trepanados que realizamos en zonas que
corresponden a la Antigua Capital del Tahuantinsuyo, cuna de una de las más grandes ci-
vilizaciones de América, nos han dado la oportunidad de agregar algunas observaciones
personales a las ya valiosas de distinguidos investigadores que se ocuparon de este pro-
blema .
Para concluir, s6lo queremos dejar constancia de que nuestras opiniones, en muchos
C~1S0S contrarias a las que emitieron algunos de los investigadores que con anterioridad
se ocuparon de las trepanaciones craneanas en el Antiguo Perú, no tienen otra finalidad
que aportar nuevos datos para e! esclarecimiento de la verdad.
Nuestros conceptos, respaldados por nuestras observa'ciones personales, a la vez
que plantear las inc6gnitas que aún esperan su soluci6n, han sido emitidos sin la
menor intenci6n de restar méritos, o desconociendo la imp'o rtante labor, que tras pa-
cien te y constan te esfuerzo supieron alcanzar connotados hombres de ciencia, den tro de
las investigaciones cien dficas y en la in terpretaci6n de los diferen tes problemas relaciona-
dos con la Cirujia del Cráneo en el An tiguo Perú.
La trepanací6n inca na en la regí6n del Cuzco.
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Los sufijos en la Toponimia
CARLOS AUZA ARCE .
(1) La voz culi, usada por los cunas de Panamá, según Lothrop, para designar el oro,
no es corrupción de c01'i, quechua; sino la arctÍica de este idioma . En Chachapoyas los ape-
llidos Culqui y Lm'i así se escriben y se pronuncian.
126 Revista del Museo Nacional: Tomo ' XI f/
QUECHUA
(9).- La terminaci6n as, es, is, os, us, ash, esh, ish, osh, ush.
(13).-La terminaci6n pon, provincialismo del Norte, den tro del qu ec hua.
(14).- La terminaci6n day, provincialismo del Norte, influ enci ada la terminaci6n por el
mochica, den tro del qu ec hua .
(15).- La terminaci6n den, provin ciali smo del N orte, influenciada la terminaci6n por
el moc hica, dentro del qu echua.
(16) . -La terminaci6n pite, provin cialismo del Norte, dentro del quechu a.
(17).- La terminaci6n chal, provinciali smo del Norte, cl en tro del quechua.
(18).- Latermin aci6n capuc, yapuc) provincialismo del Norte, influ enciada la termina-
ci6n por el mochica, den tro del qu echua.
(l9).- La terminación peque, quepe, tepac, provincialismo del Nort e, influenciada la ter-
minación por el mochica, dentro del quechua.
(25) .-La terminación gasta, provincialismo de Argentina, den tro del quechua.
Para Lafone Quevedo el término gasta es kakano y significa pueblo; sin embargo
va siempre asociado a radicales quechuas (1), y, en la provincia de Huarochiri aparece
el pueblo de Casta. Tampoco podria circunscribirse a interpretarlo como pueblo, sino
que hay que darle mayor extensi6n: zona, regi6n.
Kalingasta: Zona pedregosa; Sanogasta:: Zona que 110 tiene agua corriente sino
ocasional; C611agasta: Zona de pastos o pajonal; Guañagasta: Zona seca.
En cuan to a los terminados en wil, de Argen tina, queda todavb por resolverse,
puesto que en el caso de Pucawil, a las claras manifiesta que quiere decir Lugar colora-
do, en quechua.
(l8).- La terminación na
AYMARA
EL PANORAMA MOCHICA
.
- .';:
. formas de cortejar
Sipas - T arina o CIertas
a la mUjer quechua
J. M. B. FARFAN
El titulo que encabeza el presente escrito ha sido recogido por Arriaga en su libro
"La Extirpaci6n de la Idolatria en el Perú". (1) Es una palabra compuesta: SIPAS, jo-
ven casadera y TARI, encontrar; -na, es un sufijo nominativo- objeto, medio, instru-
mento . SIPAS- TARINA significada: "medio de encontrar una joven casadera", o, lo
que es lo mismo, manera de enamorar la mujer para casarse.
Al estudiar las culturas antiguas del Perú se descubre que, el hombre, las más de
las veces, ha buscado a la mujer por medios indirectos. Por este motivo hay una serie de
ritos y prácticas. Arriaga nos cuenta que el enamorado estaba obligado a justificar su ga-
lanteo: " ... si tal, o tal mujer les quiere bien quando tapa con alguna piedra grande, o peñas-
co hendido> tirar una piedra a encaxalla en la hendidura, otras veces en lugar de piedra
tiran al agujero, o hendidura del peñasco unas varillas muy derechas, que llaman Hua-
chi, hasta que de tantas que tiran aciertan una, entonces llaman a la donzella, que preten -
dan para que vea como les ha cavido en suerte". (2) Este sistema de sipas- tarina tenia
tanta fuerza que no habia brma de negarse de parte de la mujer.
La versi6n que antecede tiene su reverso: la> mujer puede someterse a [as pruebas,
ceremonias y prácticas, pero es élla quién al fin decide de su porvenir. Asi parece en la re-
laci6n que Antonio de la Calancha nos presenta: (3) " ... pretendi6 casarseco ella otro ca-
zique convezino su yo, a quien ella desdeñ6, corrido de la repulsa le izo querra, i no pudien -
do susten tar la defensa, dijo ella, que si la subia agua encañada al jardin de su fortaleza,
se casada co él; subi6la, cosa casi imposible, púdolo el amor, casáronse, i cuando ella vi-
do la ocasi6n lo mat6".
El anter ior argumento se repite en Piki-Llaqta (Cusco). (4) La leyenda nos trae
la historia de los amores de Sumaq- Ttika. Esta es una beldad singular. Su nombre
NO Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
vuela por las provincias del Imp erio. /.luki-Ttitu, curuca de /.lnti-Pampa cau tiva su co-
raz6n. Empero /.ltoq-Rimachi, un qolla arrogan te desea imponerse. Sumaq ofrece escoger
para su fu turo al que dotare de agua a su pueblo Piki-Llaqta. /.luki es el afortun ado.
No es el capricho, la pasi6n ciega y la fuerza [¡sica las que priman en sipas-tarina
antigua: es la comuni6n de afectos mutuos. El clásico amor de al/antay y Kusi-ff:'pyllur
nos ilustra ampliamente este acerto. Ollantay, hombre del llano, elevado por sus proezas
militares a los primeros rangos del Imperio, conCJuista lo "imposible"-el coraz6n "divi-
no" de la princesa, joya que es taba negada al hombre del pueblo. "Razones tiene el co-
raz6n que la cabeza ignora".
En los siguientes párrafos traemos una serie de apuntes actuales sobre esta expe-
riencia social de sipas-tarina. Estos apun tes sen observaciones in sittu, referencias de tes-
tigos oculares y prácticas seculares que con tinuan realizándose en diverses lugares del Pe-
rú. Induda1:l emen te que hay innumerables formas de sipas-Iarina en el Perú: en todas
ellas hay muchos datos valiosos que nos servirán para reconstruir las práctica~ y costum-
bres sociales de nuestro pueblo privilegiado en tradiciones de valor hist6rico y social.
En Pillpinto, Cusca, ocurre que los habitantes de este pueblo son casi totalmente
descendien tes de peninsulares. En tre ellos se practica la siguien te costumbre en el proceso
de conseguirse una moza pillpinteña que generalmente es garrida y lista. Cuando los pa-
dres de una muchacha y de un joven qu'ieren que contraigan matrimonio sus hijos, encie-
rran a éstos en una habitaci6n por tres noches seguidas. Si duran te estos dfas no se han
persuadido de sus amores, cada uno va por su camino. Si el hombre o la mujer s610 tienen
deseos en la uni6n, se hacen cerrar lo mismo por los tres dfas y noches . Se cree que este
tiempo es generalmen te suficien te para "en tenderse". Pocas veces falJa este recurso ama-
torio. Los pillpin teños son bastan te proHficos, activos y andariegos.
l
Sipas-Tarina o ciertas jermas de cortejar a la mujer quechua . 141
En Huancave!ica, después del casamien to, el primer día la pareja no prueba licor
con el fin de que el porvenir que les espera no sea empañado por desdichas. Durante la
comida se sirven de un solo plato. En el puñuchiy les llevan a la habitaci6n especialmen te
.'
N-2 Z<evisfa del Museo Nacíonal: Tomo XI!!
preparada, alumbrándoles con la paja. Los padres, de&pués de bendecirles, los encierran
asegurándoles con candado. En seguida, los asi stél1tes de la ceremcnia, se sueltan el ca-
bello y con la paja encendida pretenden quemarse los pies. Estas ceremonias llaman quesa-
nakuy y qaspanakuy. (lO) El acto de la quema signiiica ahuyél1tar enfermedades de la
vida futura del nuevo matrimonio. A las cinco de la mañana despiertan a la pareja. La es- ',;
posa flamante recibe el encargo de la madrina para que prepare el almuerzo; su esposo, a
su vez, recibe también el encargo del padrino para que vayá a labrar la chacra. Este servi-
cio dura ocho dlas. La pareja es iniciada asl en la vida marital.
M ien tras se desarrollaban estas escenas, el obispo era invitado galan támen te a una
pachamanca.
•
NOTAS
(1) "Es muy ordinario especialmente en los hombres con semejante afecto, o para ha~
zer prueva, si tal, o tal mujer les quiere bien, quando topan alguna piedra grande, o p~ñasco
hendido tirar una piedra u encaxalla en la hendidura, otras vezes en lugar de piedra tiran al
agujero, o hendidura del peñasco unas varillas muy derechas, que llaman Huachi, hasta que
de tantas que tiran, aciertan una, entonces llaman a la donzella, que pretenden para que vea
como les Iza ca vida en suerte. Y tienen tan grande abuso y engaño en esto, que jamás se niega
la mujer por quien se ha hecho esta ceremonia, la cual llaman Caca hua~hi, que quiere dezir
peí'íasco flechado, y si lo encaxan es señal de que la persona de quien hazian el juicio, les quie-
o ren bien, y si no, n6 y quien ve esto, y no sabe esta superstici6n, entenderán que lo hazen sin
malicia, y es la que tengo dicho, y llaman esta pmeva, Sipastarina, como quien dixese p ara •
Sipas- Tarina o ciertas formas de cortejar a la mujer quechua. 143
tapar con muger". -P. 'Joseph de Arriaga, "La Extirpación de la Idolatría en el Perú"-
Colección de Libros y Documentos Referentes a la Historia de! Perú.- Tomo 1.-2" Se-
rie,.- Lima-MCMXX.
(2) Ibid.
(3) "Garcilaso Inga en e! libro sexto de sus Comentarios reales, primera parte, capí-
tulo treynta y dos dice, que e! Inga Pachacutec siendo vivo . ... En memoria de esta conquis-
ta (Topa Yupanqui), quefué la q mas le costó al Inga, i le añadió mas onra, izo en Paramuca
una fortaleza que está en Paramunca, sobre aquel cerro, de quien acaba de hablar, Garcilaso, .
es asentada opinión entre los Indios, que fué uno como palacio que hizo con aquellas pintu-
ras que muestra e! Cazique de aquellos valles, para una ija que dejó ermossisima, pretendió
casarse ca ella otro cazique convezino suyo, a quien ella desdeñó, corrido de la repulsa le izo
guerra, y no pudiendo sustentar la defensa, dijo ella, que si la subía agua encañada al jardin
de su fortaleza, se casaria ca él ;subióla, cosa casi imposible, pudolo el amor, casáronse, y cuan-
do ella vida la ocasión, lo mató". Antonio de la Calancha.-"Chronica Jyforalizada del Orden
de San Agustín en el Perú.- Tomo I, Libro 11. Cap. XII, pág. 412.- Barce!ona-1639.
(4) Pedro de Cieza de León- "La Crónica General del Perú ".-Lima. MCMXXlf/.-
Tomo l . p. 285.- La Leyenda de Sumaq-Ttika ha sido recogida en un drama por el señor
Nicanor 'Jara, obra que no se ha publicado; pero que se ha representado en e! Cusca.
(5) Pan ti, Compositae.
(6) Pukuchu, es liria bolsa de coca hecha de! cuero de pacocha tierna.
(7) Picchar es palabra quechua pikchay castellanizada que significa mascar coca.
(8) Chuwa, nombre de plato.
(9) Puñuchiy, verbo, hacer dormir.
(10) Qesanay, qaspanakuy, desgreñar y quemarse en el dialecto de Huaneavelica.
La chicha en el distrito de San Sebastián
JORGE C. MUELLE.
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116 Revista del Museo Nacional: Tomo XI/?
men tar; se acostumbra en Paruro, de nde se la t om a mezclada con chicha ordinaria: "Se
ec ha molle a la chicha rpara que esté fuerte", dicen. L a ch icha de maní se ve en el Cuzco en
algunas casas Y menasterios; es más común en Quill abamba, donde asimismo hacen una
de cacao. En cambi o, el pueblo, tanto en el Cuzc o cemo en San Sebastián, tema una chi-
cha de apariencia lechosa llamada tekhte, que se prepara con maíz blanco, al que se agrega
un poco de quínoa, para conseguir espuma, y azúcar. La frutillada tiene gran aceptaci6n
en el Cuzco tanto como en San Sebastián, pero es una bebida relativamente cara puesto
que la fragaria viene de "los valles", de Urubamba, principalmente; como es natural, no
se toma sino en la estaci6n de frutillas (diciembre-enero): se lava, exprime en un lin6n
y al zumo se agrega aguardiente, vino o cerveza, azúcar al gusto, y se deja una o dos horas
al sol; para que "no hinche la barriga", "no duela la cabeza", etc ., se agrega anís, canela,
hin oj o, toronjil o mejorana, o todo esto junto. Algun as fam ilias saben preparar chicha de
membrillos y, en San Sebastián, comienzan a preparar una chicha de zanahcrias: la tajan,
muelen, hierven, mezclan con afrecho de trigo, cuelan y dej an fermen taro Se dice que al-
gunos hacen chich a de cebada, y que esto es COmún en Quiquijana.
La operaci6n preliminar en la elaboraci6n de chicha de jora es preparar lo que lla-
m an el guiñapo , o sea moler medianamente la jora. En la ciudad del Cuzco se vende güi-
ñapa molido (el temor a las adulteraciones hace r ara la compra) y hay también molinos
adonde se puede llevar cualquier can tidad de grano, que será tratado pcr 50 cts. un quin-
tal y medio, o de 10 a 15 cts. la arroba, mientras que por una molienda de harina de maíz
o trigo cobran 30 cts. la arroba. Hay un molino en Limaj -Pampa Chico, otro en la calle
Matará, uno en l\1eloj, otros en Belén, Nueva Alta, Santa Catalina Anch~, Cruz Verde,
y algunos más por allí: es tos molinos tienen muelas de piedra. En la calle Fhteres ha y uno
de acero que es rara vez utilizado para güiñap o, pues dicen que la chicha pr,p3rada con
el que muele tiene "dejo", esto es, resabio a fierro.
El empleo de las palabrasjora y guiñap o es sin6nimo eri l a ;egi6n . Jora es la palabra
que podríamos considerar erudita, aunqu e en casi teda el Perú, y ya en Sicu aní, ti en e un
empleo popul ar. Guiñapo viene de wiñay (crecer) y se refiere al brote del maíz en germi-
naci6n. Guiñapería es el término que indica el s iti ~ donde se hace jora. La terminaci6n
-pe1"Ía no es quechua, por supuesto. Otro término híbrido es guiñap (ro, y se t oma como
in sulto.
Puede adquirirse guiñapo sin moler a 25 cts. la libra (4 lbs. por un sol) . H ace cua-
tro años, vendían un "armú" (almud), unas seis libras, por 15 cts., dice un informante-
En las casas particulares, se prepara jora cada vez que se in ten ta elaborar chicha; en las
guiñaperías, todo el año. Para este prcp6sito hay kcchas o pozas en los patios, a la intem-
perie, aunque en San Sebastián utilizan frecuentemente ollas. Estas pozas son de piedras
uni das con cal y arena; comienza a emplearse t ambién el cemento. Tienen una pendien-
t lf ligera y un agujero, para el desagüe . Son de plan ta cuadrada y van en número varia-
ble de dos a seis, agrupándose de manera que se economice los murillos que las consti tu-
yen: la disposici6n común es un gran cuadrilátero cortado por tabiques en cruz. Cada po-
1?evísta del Museo Nacional: Tomo XlV
za contiene por lo I'egull\r \\na ' (aneg,a de', maiz, y mide por lado alrededot' de un metro,. La
raz6n. de que haya v~ril\s kQ.~ha,1 es su (l;~1pleo rotativo con el prop6si to de tener jora en
días consecutivos, J:lri,iH!\Q/ en ,ina' de éstas kochas se hace remojar el maíz durante una
noche y un día, Lo~ ~r¡¡no,s s.~ I,il,léhan, entences se escurre, cperacién que se llama tc/¡ú -
mayo Después, se d\strihu,yen ,1 o.ttas pocillas, las cUllles deben de estar muy bien lavadas
a fin de prevenir q,ue \~I ~ü\,¡:\a~~ Sil malogre j del acomodar los granos extendiéndoles en el
fondo de las kochas, Pata l,o ,cua,l Se \ltiliza s610 las manos, se dice mástlny (ex tender). Em-
plean también las pall\~rl\~ JuisPPljo. (arañar). En seguida viene ppámpay o tápay (tapar),
que consiste en 'c~bl'ir este l1\a,íz oon ie/m "nuevo" o con espata de m aíz, bien e.mpapados
en agua corrien te y S\lj.et<;>s co\,\ I?ie~.rl\s para que el víen to no los lleve. La experiencia les
ha demostrado que de ' u.ti.lizatA6.s o rn,á,s veces la misma paja puede resultar que el grflno
comience a puddrsej lo.s sebastial,1o~ \lI,1i~amen ~e se refieren al mal sabor que adquiriría
la chicha, sin embargo d.1Y lo cual, I?oí 6.<iQnomía, suelen lavar y emplear el ic11í ya usado,
pero siempre encim¡¡ de o.tro que ' (l.~ lo. hayll. sido. Se deja el maÍz así cubierto por espacio
de ocho días ~n tiel'(l.{?o ordin.ario, y por quince en époC'~ de heladas (mayo-agosto) j du-
rante ese tiempo se Ptacticí\t(f¡aklbcl~~_v., consistente en regar o rociar con agua, por las
noches, Q de día si esti nublad,o, estl\ j'ora en preparaci6n, levantando, enrollando la pa-
ja para eso-es lo que s~ con~,id.e!~a mej,0r rie~e-o simplemente por encima de ella, En
verano se roda cada tres , díaSj 0(l. . in\,ier~,
' \' uno sí y otro n6.
'EI maíz para hacer gll'iñapQ I\u.!=.d.~ ser cualquier maíz, aunque no es p rá'ctico des-
perdiciar' el que puede eml?learse en ll'\ej,oí forma . J:lor lo general, se t oma el amarillo (kel-
yo-sara) de 2a., pues d ' de ]". si~ve Pl\r~ mutl{. Un refin amien to hace preferi!' el de la. así
como una variedad rojo ciruela c\enori:\i~la<:la chaminko que dará color a una chicha espe-
cial. Repetimos ql,le, usualmente, es elll'\aíz que nopuedeutilizarse de otro modo e1 'que
·
se ei est!l1a '-
a gUl11apo . é,.
consumo; de chicha se n tc ésita un es SI. 8. de jora, este último cálculo parace más acer-
tado. Hay que advertir que no todos ponen la mis,l1'm,cantidad de güiñapo. · La dicha, la
muele ~n "in::lio" en una hora u hora y media por 30 ó ;¡'O'cts. más un plato de . picante y su
chicha, lo que equivale a una merienda, por lo generalr' por esta cantidad trabajan todo el
día, lavando canastas, etc., etc.
A (!SOs S ó 9 s11es de jora se le agrega Si· 1.20 de harina de trigo, que compran a medio
l a chúa, medida del tamaño d e un platil'o de té (30 cts. la lb.). La mezcla se hace en seco
y en un balde o algo sem ej an te: se le agrega una can tidad de agua calien te. Toda esta
operación se ll am a peqas ka (p eqa, color blanco ' pálido). También puede hacerse una
segunda molienda con agua y agregando entonces la harina : es propiamente el péqe.l'; la
primera oper<lción,. en seco, es el amsi. ·
En vasijas oe barro o en un'a lata de gasolina) hacen hervir esta preparación y van re-
moviéndola con un palo. Por su ~uesto, ~~ necesita tres o cuatro tandas para hacer hervir
toda la citada cantidad de jora.
El preparado así hervido \r acíase en una canasta con ichu, la isanka, que hace de
coladera y está colocada sobre dos clwkanas o pales encima de la b~ca de un hraki. El
caldo sin fermentar todavía es el uppi; en otras partes, pero no en San Sebastián, se lla-
ma tempo (timpuy hervir) . Se saca la coladera y se echa al hraki una cantidad de borra
(sedimento espeso de la chicha de varios d ías) que miden en un caporal (1 ) a sus dcs ter-
cios o menos si es fuerte la hez. Entonces se tapa el hraki con una manta de algodón, aun-
q ue se prefiere algo más grueso, como una frazada, a fin de mantener,. temperatura propi -
eia al fermen too Esta práctica está prohibida por medida higiénica en el Cuzco donde de
tiempo en tiempo el "Registro" (Inspección Mu~icipal) revisa las chicherías, pero con-
t inúa en San Sebastián.
Durante una noche, el uppi fermenta. Al día siguiente, se vuelve a hacer herv ir
el hanchi (afrecho o guiñapo de una pasada) para obtener el seqe (líquido d~ segunda pa-
sada), el cuál se agrega a la primera chicha, que para mediodía está a punto de tomarse
y se pone por lo tanto a la venta después de despumarse algo. Poco antes de esto, se echa
, una libra de azúcar por hraki. El residuo final o afrecho de segunda pasada, es el Slltuchi, .
q ue se vende para las gallinas, los chanchos, cobayos, etc.; no se lo vend ¿n sino a lo~ pa-
rroquianos asiduos a la chichería, por cmtavc's o por hranti. Afirman que en la actuali -
dad sacan hasta más de un sol por la canasta.
E s creencia general que los objetos que han intervenido en la elaboración de la
chic h a no deben salir de la cocina o cuarto·donde ésta se ha preparado porque les da "ai -
I
(1) E l caporal co ntiene un litro y medio, o 1! JCo menos, y es el recipiente usual para
tomar la chicha; es de vid,'io translúcido crLn.?r.'o y los hay de ban'o vidriado qUé reprodu-
cú i la f orma trc n ~o-cónica de los de f ábrica. B _r a. (J. 1;"; arcaísmo castellano que ya no se usa
en otras partes del país. (
150 Revista del MUJeo Nacional: Tomo XIV
re" y se descompone la chicha; alguién explic6 que es para no llamar la atenci6n de! qhae-
kas ka, espíritu que malogra la chicha: a fin de evitarlo, se pone un cuchillo sobre la man-
ta que cubre el /¡raki, o dos esc obas en cruz. También con fines mágicos suelen colocar al
cos tado de! hraki un winko (vasij a de lagena) pero nadie ha podido explicarnos por qué.
Cuando la chicha se ha logrado mal, hay que conjurar al qhaekaska lavando el hraki al
sol con maitcha (Senecio pseudolifes, Griseb) y mal'qo (Ambl'qsia p el'uuiana, Willd), y de-
j <Índolo calen tar boca abajo.
Sucede con frecuencia en el Cuzco que un negociante que desea apoderarse de una
chichería in triga para que el propietario desaloj e a un inquilino; subirle los arrendamien-
tos es el principal recurso. Entonces el inquilino sali ente se venga del entrante haciéndole
una bruj ería que le es tropeará el negocio: enti erra pequeños t ac hos con chicha a la entra-
da de I a tienda.
La chicha qu e se vende en las calles del Cuzco paga un impuesto muni cip al de 10
cts. por chomba. La hechicerí a, aludid a por lo común en quechua, aklw-wasi, paga una
licencia por el local. En San Sebastián no se paga impuesto.
La chicha "cuzqueña" se vende en San Sebastián en algunas chicherlas que están
en la carretera, a 10 cts. una cantidad equivalente a medio litro, "con su picante". La
chicha "sebastiana", llamada también kaima y aisay-akha-porque se vende por áisa-
va sin pican te. El aisa de chicha cuesta medio-en otros lugares ya no es posible comprar
chichacon esa cantidad-y es un litro. Algunos viejos recuerdan con pesar que antes un
ak/¡a-.(lisa con tenía cuatro ji tras, y costaba lo mismo. El akha-aisa es una j arri ta ven truda
con un asa. En la pre-Colonia, el asa se prolongaba encorvándose por encima de la boca,
previniendo así que los dedos que la cogían se mojasen al sumergir el recipiente en el con-
tenido del hraki.
El picante má s frecuente en San Sebastián, como "aum ento" de la chicha, es e!
nabus-lwwcha: nabos, papas fritas con cebolla, y un poquito de habas verd es. Tambié :~
se prepara uno con /yiptcha (plantas tiernas de quínoa) cuyas hojas se sancochan y expri-
m en, y otro en forma semejante con klzattaqo (Amarantlzus hybridus, L.), planta que
crece en los maizales.
E l akllfl-was i suele tener una mesa y algunas bancas, o silletas, aunque es más
fr ecuen te que haya s610 poyos en un.ángulo del cuarto que hace d e tabern a. En otro án-
gu la está el Izraki de chicha que atiende la prop ietaria del establecimien to o AIll se reú-
nen a diario algunas personas, y esporádicamente t odo habitante ele San Sebastián. No
hay asunto júdicial o comercial que se ajuste fu era de ella, y si para l as grandes cele-
braci ones los fes tejantes preparan su propia chicha, para las pequeñas recurren a su
compra. Las ' 3 pm. es la hora de tomar.
Claro que no hay frases 'de ritual para demandar chicha, aunque se repite bastan-
te "¿Tienes chicha?" (Ak//ayki kanclm?) y "Trae chicha" (AkIlata apámuy). L os brin-
dis son tanto más frecuentes cuanto más trato ti enen los bebedores con la ciudad: "Sa/tÍ!"
se la f6rmula corri en te j se repite, asimismo, "Con u sté", en castellano o sus equivalei1 tes
La ~hicha en el distrito de San Sebastián. /5/
No se hace muqu, (chicha iuerte que se prepara en Puno h acien do m ascar la jau
por las muchachas que no hQn gustado aún coca), t ampoco la sutrt)'-akha (chicha ente-
rrada por varios días) de otros lugares.
En las iestividades particulares o comunales, se alterna chicna con C'trago",
.bebidas. espirituosas, t odas de preparación de fábri ca y elementos de intro-
ducción europea. El aguardiente de uva casi no lo beb en, y el corriente es de cañll,
que se vende adu lte rado a 5 cts . copita de unos 50 gr. y 70 u 80 e ts. botella; para el aro-
ma suelen agregarle cáscara de naranja o cosa por el estilo y lo llaman en tonces "compu es-
to" o wáspa}. Un,i mezcl a mitad y mitad ele agua y alcohol de 40° es lo general, aunque se
vende m ,ls desnaturalizado : verdad que el indio se avergüenza d e ser un kol}a-ca/iazo , es- .
to es, de emborracharse con alc ohol b arato.
La actitud de los ebrios-como en todo ebrio- es impertinen te, pero puede clasifi-
carse en quejumbrosa y en agres iva . Las mujeres tanto como los hombres, lloran y desa-
hogan resen timien tos an te sus con fiden tes : quizá por eso ll aman al aguardien te waqa.ycho -
lo (que hace llorar al cholo). Lo frecuente es que las fi estas termin en a capazos,.por qu e
el alcohol los vuelve "muy hombres", y los in su ltos y los golpes parecen constitu ir cere-
monia obligada de toda dive rsión. Es usual que haya un muchacho "de servicio" con la
misión' de dirimir laspelc as y h acer tomar a todos por igual; él mi ~l1lo no behe; en retri-
bución, otro dla lo agas aj an: es él tia chis ka (hacerlo sen tar).
Pacarectambo
Apu n tes de viaj e.
Jorge C. M UELLE
(1) "Pacarilla.... que es de adonde ellos dizen que decienden" . lirriaga: Extirpa-
ción de la Idolatda en el Perú, cap. 11.
(2)/''Paka1'iy: El prÍllcipio, el comienzo, la invenci6n, la inclinaci6n. Pakaric: el
qUe amanece, el que nace". Gon záles Holguín: Diccionario.
(3) lisí como "se denomina Tampu Machay. a otra cueva pr6xima, al Cuzco". (Sobre
el Origen del Cuzco, Rev. del M. N., /9,39).
Pacarectambo 155
(1) Dadas a conocer por Bingham: Na!' Geo. Mag., abril, 1913, p. 115. Dos fotos de
ia misma puerta, p ero de una dice "cerca de Pacaritambo" y de la otra "Pacaritambo"; en
el texto , para referirse al mismo lugar usa el nombre "Mau Ca I1a cta ".
156 Revista dc( M.úseo Naciona l: Tomo XIP
En vatias partes, especialmente en las altás y laterales, del penon hay l11urillos de
piedras rectangulares almohadillas, en hileras semihnrizonta les: estos murillos son una
especie de retoque alas concavidades naturales de la roca y de ellos hay muchos ya derrum-
bados, yesos escalones labrados en varias partes de aquella---por lo IlH;nos algunos,- no
son sino bases prepll'radas para soportarlos. En' esta- manera, lo que se puede ver en diver-
sas construcciones incáú:as, era costumbre formar cámaras y pasajes, (fig. 4) aprovechan-
do partes de los roquedos. Podemos notar eso en Macchu- ·Picch·u y, particularmente, en
. Qcnqo. Como Qenqo, PU),l1a- Orqo tiene c~lIla li.llos serpentean tes en su superficie, y caver-
lIas con "altares" en su in terior. Además, es curioso que la roca de ambos lugares sea de
la misma clase. Esto es debido quizás a que tales formaciones se prestan a esconder caver-
nas y al mismo tiempo a modelar re.1ieves caprichosos que con poCil imaginaci6n pueden
ser interpretados como for;nas animales. Ambas cosas están en relaci6n con las ideas re-
ligiosas de les incas, que concebían a sus pri meros' <In tepasados como surgidos de las en-
trañas de la tierra, y a las ¡lya o piedras que in sinú'an formas animales, como dotadas de
un poder fecundan te. Lugares como esos eran convertidos en santuarios y 1I10c/¡aderos, se
construía templos en ellos y, aprovechando la s cuevas subterr\lIleas, se los transformaba
en oráculos a los que los cre)' cntes iban a consultar en alta voz, (1) cosa que muchos pue-
blos serranos practican todavía en determinados lu gares "encantados", con la ayuda de un
brujo. .
Como dijimos, el nombre Puma- Orqo se debe evidentemente a las escu lturas; no
habitan pumas el lugar, aunque el "m¡lchu" (el.abuelo), con~o los ~aturales lo llaman
éon respeto, suele ,hace r espor~dicas incursiones.
Los nombres de los accidentes. topogrMicos parecen modernos: frente a Puma-
01'([0, del otro lado del Tandarmayo, una falda se llama Atoj-\-Iua~hana; al norte está el
cerro de Huayna - Moqo: al noroeste, una explanada natural lleva el nombre de Lloqué-
yoc; al suroeste, un cerrito que tiene una cruz en· su cumbre es conocido como lchu-Moqo;
al sur, 'otro es denominado Cuchillo- Moqo; la cumbre n'lás elevada visible desde Puma-
Orqo, hacia el este, es el Apu Lereguyo.
El significado de la palabra lIoqo es agujero, cueva o caverna y se extiende también
a vcntana. Bingham, siguiendo a los cronistas, conocía estas acepciones de la palabra, aun-
qüe se aferrase a su parcial interpretaci6n de las Tres Ventanas. En Puma-Orqo hay pre -
cisalnen te tres cuevas, formadas en parte par derrumbes que a mon tonaron gr'lndes blo -
ques; las numeraremos en orden de tamaño. La primera, al oeste, consiste en una gran
abertura que ti ~nc 6 m. de la rgo por m{IS de 4 m. de altura, y una profundidad asi mismo
d.e 4 m. que son suiicientes apara alojar provisionalmente \1nos cuantos vacunos y sus pas-
(1) Cieza. - -"Hablan con el demonio en sus ortÍculos y lemplos . . .. IC/lían con ellos
SIUcoloqu ¡os . .. . J' el demo.n io respondía con voccs roncas y temerosa s" (atemorizadO/·as).
Crónica del Perll, /, cap. LXXXII/.
l
Pacauctambo
t9 res cuande, sorprtndidos por un chaparrón, busquen inmediato refugio, cosa que ha.
sl,lced,i~lo con frecuencia, al juzgar por las hueHas de fogones y los excrementos' de los ani-
males. La segunda caverna, orientada al, norte, casi tan grande como la primera, tiene dos,
"alt ~~es" o grandes poyos tallados en la, piedra (figs. 13 y 14). La tercera, (íig. 12) eS' mu-
cho rn~s ~ equeña, está alIado este y se comuni<;a con una de las otras por un agujero' (t"ig.
11 ) qqiz ~ s agrandado recien temen te. Todas ~iení!n tierra quemada en el relleno de la super-
fi~ie y la~ b.óvédas ahum:ld(ls por rtcitntes icga~as; sus bocas están cubiertas por plantas
s i l\,es~rfs , putacllallcu pr;ncipalmente; "ves n.Qcwrn ~ suelen guarecen'e en ell,as . .
tlay ví\rias cavernas en teda esta región" gradas a la naturaeza de la roca que afio-
ra del suel9. Así, en Phulyumpampa se ve algunas d,es¡;le el camino. Pero todo parece con el
firmar que Pv.m,.-·Orqo es el lugar que s~ menciona en la leyenda . Pacaréctambo estaba a "
seis legua,s del Cuzco según Sarmiento, y a cinco según Cabello de Balboa, y esa es apr¿-
ximadamente I,a d \stancia que se recorre a c?baIlo del Cuzco a Mollebamba.
El actual Pacarectambo é~tá más lejos, a u.nos 7 km . al sur de Mollebamba; tiene
igles ia y párrc co r~~idente. Estuvimos allí el dí.a 12, el Sr. Llanos, Inspector de Monumen -
tos Arqu.eo\ógicos, y el suscrito . Las parcialidades del distrito, que es el p.rimero ele Paru-
ro, son siete : la m~sl<la. C<.lpital, Mollebarnba, Cüypa, Ppirca, tluarobamba, Na,yhua y Mis-
cabamba.
Las casas del l;'ueblo se desllzan hacia el lecn,o del Apurímac, río al que los indios
llaman Vi!cama,yo; tódas s\>n techa,d as de ichu, con la únic;:a, excepc ión de la iglesia (fig .
15) . .
Ni el cura ni t;! goberOador pudieron señalarnps r",inas impOl;tan tes en las vecin -
dades, pero la zona merece ser C;:\lidadosamen te explorada: frente a ll\ población se levan tan,
a la izquierda, el cerro Qer~ro, ;. a la derecha, el Qhorokkalya; ambos tienen restos arqueo-
lógicos.
Este pueblo es vel\ero dí! ttad icicnes: mientras almorzábanws e su (!asa, el tenien -
te gobernador, Sr. Lucas Yá(iq Vezo, nos repi~e urfa versiól,l popular :' "El tchawicho era
el jefe nombrado por el ~nca, y en los días de l.a Conquista, cU!,lndonadie sabía en' el lugar
la llegada de l~s españo.les, él reunió a los habitantes y le" ioform6 q\l~ había entrado a
estas tierras gente enemiga que (Ilontaba animales que comían oro; eS(ls Dombres habían
matado al. empera,dor. Entonces todos visteron luto".
Las costumbres, en general, por su aislamiento, conservan un carácter más ver -
nacular. Las celebraciones principales que acompañan a las fiestas del carnaval son la mar -
ca dd ganado y los, matrimonios.
El carnaval, que festejan los mozos solteros, consiste en bailes al son de tambor y
pinkuylyo, flauta vertical q\l~ aquí tiene cinco agujeros labrados en una, caña de 80 cm. de
largo. El baile de esta ocas-ión es el chucal'a-qayhui (domar la yegua), za~ateos de parejas
que cogidas de las dos mano,$ giran sorpresivamente sobre los pie.s sin soltárselas; para
coi1trolarse mutuamente los movim\eptos, juntan las cabezas frente cop frente., También
forma parte de los j '!egos el arrojarse fruta verde t perseguirse unos a otras con ramos de
158 Revista de! Museo Naciollal: Tomo Xl V
ortiga, pues es época de desyerba: esto es pretexto para manoseos poco san tos y llegan a
sofaldarse para azotar en más sensibl~s partes. Los mayores se en tregan a la bebida: ca-
ñazo y, principalmen te, chicha. Esta ha sido preparada la víspera en bLlenas cantidades ;
los ritos de su fermentaci6n son un carb6n encendido que se suelta adentro de los rec i-
pientes que la contienen, y un látigo que se coloca sobre la bcc a de éstos a fín de alejar al
q/Jayqasqa, ese mal espíritu que avinagra la bebida.
La fiesta del ganado comprende el recuento y la marca de las crías. Las ovejeras
llevan sus cuentas anotadas en quipus; todos los interesados adornan con flores a sus ani-
males y, después de invocar a los auquis de los cerros vecinos y soplarles coc a, le derraman
la primera copa y proceden a señalar los lanares cortándoles marcas en las orejas a la vez
que anuncian: "Este para mi ahijado: éste otro para Fulano; aquél, para l\IIengano .. .. " .
Algo de esto vemos en la hacienda Ayusbamba, adonde fui mas el mismo día 12 por
la tarde . Su propietario, el Sr. Eleades Yábar Matto, que nos aloj6 gentilmente, comple-
ta la informaci6n.
El matrimonio se celebra por varios días recorriendo con música y baile los caminos
de ca serío en caserío. El primer día es de los padrinos; el segundo, del novio. Al tercero se
hace el q/¡achuFí-atti: la recién casada escapa de la fiesta, en casa de su flamante marido,
y regresa a la de sus padres, donde se ha levan tado una "horca".En tonces la familia y ami-
gos de aquél deben ir a buscarla. La gente de la novia captura a quien vaya a reclamarla
y, amarrándolo por la cintura con un lazo, 10 suspenden y desc ienden sucesivas veces; en
10 alto del palo que sirve para eso, se cuelga pan, pedazos de carne y una botella de aguar-
diente que el prisionero trata 'de coger en beneficio suyo. Esto se rep ite con dos o tres que
vengan, los cuales divierten a un grupo de circunstantes que ríe con sus desordenados mo-
vimientos y c6micos gritos: "¡Ay! Por este pedazo de carne estoy aquí. ¡Ay! Por esta bo-
tella estoy así. , , ." Mientras todos es tán distraídos con esto, otro enviado del novio se
en trevista con la recién casada para entregarle o fingir en tregarle una misiva, papeli to
que se supone escrito-es lo general que los novios no sepan leer-con una súplica de re-
greso; también le dice de palabra que el novio está muy triste, que no puede vivir sin ella
y que le ruega vuelva. Al fin, la novia accede y teda la concurrencia, jalando a la novia
con cin tas de colores, se dirige a la casa del novio, que espera con un banquete. Eso es una
manera de demostrar que la novia no ha sido impuesta al hombre. Les invitados traen
algunos objetos que han sustraído de la casa de los padres de la novia, para formar el ajuar
de la nueva familia. Por la noche, mientras dura el jolgorio, le cantan a la novia canciones
que dicen más .0 menos: "Vamos, palomita: vas a aprender a vivir por tí sola; vas a mo-
ler wiFíapo de cebada ... . y si el marido te pega, aguanta, no más". Al cuarto día es el
waw{¡-tusuc/¡i: hacen un muñeco de pan el cual llevan bailando, le nombran padrino y lo
bautizan en mofa, para lo que alguien debe hacer de cura. "Cmindo tus padres pel een,
no vayas a llorar, criatura", le recomi endan. Por la noche, el padrino de los j6venes recibe
y guarda el dinero que los parientes y amigos quieran dar a éstos en ayni "para su capital".
No hay donaci6n de tierras.
Pacarectambo 15~
Ayusbamba está a una buena legua de Pacaritambo y en sus tierras no s610 abun -
dan los yacimientos arqueol6gicos sino que se halla f6siles de grandes mamíferos, huesos
de! gigante Goliat, como dicen los peones de la hacienda; en la quebrada de Paracalla, (1)
que la Expedición de 1912 visitó, recogimos sin gran trabajo la uña petrificada de un ca-
ballo extin to o
El Sr. Hemando Y ábar Ma tto nos lleva a los sitios que tienen fragmentos de cerá-
mica antigua. El río Apurímac corre en esta región encajonado entre altos cerros que for-
man depresiones y repliegues profundos. En los lomos de algunos de éstos peñones cabal-
gaban antiguamente aldeas construídas de mampostería ordinaria y puede verse todavía
las ruinas de sus cercas y casas; todavía retoñan los viejos chachacomos que le daban som-
bra, y todavía vestigios domésticos, como fragmentos de recipientes de barro y batanes
de piedra son visibles en la superficie; así, uno de éstos nos sirve para sentarnos a descan-
sar en Cayasani. De este lugar, escarpado sobre un precipicio, recogemos muestras de ce-
rámica; lo mismo hacemos en otros que le son vecinos, Muyu-Orqo y Sara-Kanka. Por
los fragmentos recogidos en estos sitios, no podemos determinar la existencia en ellos de
cerámica Cuzco Imperial, pero en cambio sí la del tipo Cuzco Provins:ial o Kilke, en la
terminología de Rowe. (2) Sólo excavaciones y un examen metódico del material así ob-
tenido podrían determinar superposición, o coetaneidad, y caracterlsticas locales del esti-
lo; es seguro que se encontrarán variantes. Pero, asimismo, es evidente que los fragmentos
que recogimos tienen que ser clasificados como pertenecientes a este estilo: la forma de
la pequeña doble oreja horizontal al borde de lospucos, la profundidad de éstos, el engobe
blanco y la decoraci6n pin tada en pardo y rojo, muchas veces en la típica cruzada rejilla,
al interior de las tazas, y otras claras características, están representados en ellos. Un espé-
cimen que deja pocas dudas, es un fragmen to de cuchillo semilunar de piedra con filo en
la curva interior, que recogimos, de idéntico tipo de los que se encuentra en los yacimientos
arqueológicos Kilke en el mismo Cuzco. Las variantes más distintas que se apartan de lo
conocido son un pulido acabado, colorido más brillante y mayor repertorio de colores que
constatamos en algunos fragmentos, desgraciadamente muy pequeños. Otra variante im-
portantísima es la impresión de tejido de canaster"Ía que se ve en dos fragmentos, unb de
Muyu-Orqo y el otro de Mauca-Llacta. En el fragmento de Muyu-Orqo está perfectamen-
te visible, en e! exterior de la base del ceramio, la técnica espiral (coiled) de la canastería.
(fig. 18). Esto sugiere que se ha utilizado como molde parcial, o como tiyana, un cestillo.
También podría ser un paso para la interpretaci6n del dibujo plectomorfo, pintado a ve-
(1) Para- Calla (Para, lluvia; Pharaq, que vuela con ruido: Kkalya, un loro pequeño,
con mancha roja en la cabeza). La región ha sido azotada repetidas veces por plagas de loros
y langostas.
(~). - Rowe, J ohn H.- An In troduction to the Archaeology of Cuzco. Peab. Mus.
Papo vol. XXVII n. 2, págs. 60, 61.
160 Revista del !fuseo Nacional:' Tomo XIl/
ces s610 como una cruz, en la base de los ceramios Kilke, cosa que no se hada tanto con
prop6sitos decorativos, puesto que la base no es visible cuando sobre ella reposa el reci-
pie'nte, sino m'ás bien como rutinario vestigio en su fabricaci6n.
De Miiuca..:Uacta ' (Mauca-Pacarectambo) (1) obtuvimos también fragmen-
tos de ceramios de un estilo raFa incasicoide (fig. 17), Corresponden a reci-
pientes medianos, jarros de paredes ' inclinadas al in,terior, con un labio muy
do~laclo hacia fuera y asas en el tercio, superior, hechas por sin\ple agregaci6n de pegotes
de arc illa cuando el material estaba fresco; no tienen pin tura ni engobe, aunque las paredes
son delgadas y toda la factum "revela maestría. La pasta tiene cal como desgrasan te, cosa,
que también 'es <;>bservable á 'simple vista en otros fragmentos de estilo ' Inca Ultimo que se
encuentra en los mismos yacimientos . Estos fragmentos se recogen del suelo de sitios cul-
tivados, en las partes más a ltas de las ruinas; podrían ser Inca utilitarios, pues el gálibo
de algunos no es completamente desconocido, pero también podrÍ~n ser formas embrio-
narias: de todos modos, constitu ye n una variante nueva . Por lo d e más, el tipo que abunda
en la superficie de las ruinas de Mauca-Pac a rectambo es definidament~ Inca J mperial
o Ultimo. Pero es revelador hallar esos fragm en tO& incasicoides as'ociados ' con Inca Impe -
rial aquí y con Inca Provincial en Muyu- Orqo.
En tierras de la hacienda Ayusbamba hay un lugar cuya etimología nos atrajo,
Ayapata (/lya, muerto; pala, explanada ): está sobre Huaro- Hromba, fr ente al cerro Hua -
t6n, que se yergue al otro lado del río. Consta tamos que hay, efectivam ente, restos óseos
allí aunque en muy mal estado de conservación debido a 'la hUIl:ledad del terreno. Este es
el único sitio 'en la hacienda 'en que n~sotros encontra IW)S alfareríll Inca Imperial. En el
mismo lugar hay , frágmentos cerámicos de una variedad de Cuzco Provincial. Es un buen
h.l~llr pa :'a in ten tar e'studios estra tigráficos. '
En el punto señalado en el Cuzco como el de la fundación de la ciudad, Canchón de
San to Domingo, se ha encontrado por Rowe cerámica de estilo Provi-ncial; su conexlon
~on los de esta región puede revestir gran importancia para poner en cl,a ro ~, proble ma del
C\lzcp.
El sentido de la le yenda de Pacarectambo puede ser revelado por la arqueología.
Conw ha escrito el Dr. Valcárcel, "Los Ayar y, por consiguien te, los gru¡:¡os que represen-
t~n proceden de una zona quechua :,la del ApurÍnlac". (Sobre elOrígen del CIIZCO).
\,.a informaci6n que la gente de Ayusbamba nos da sobre los pueblos de la 'otra ban-
da, r\lcuyachi, Huátac, Coyaban~ba, Cajapucará, Colquemarca y Capacmarca, es q\le '
son ladrones, asesinos y que "tienen cuevas".
Cuzco, 1945.
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Fig. l.- Vista de Mollebamba desde Puma Orqo. El camino que sube zigzagueandQ
va a Phulyu11!pampa. Las ruinas de Mauca-Pacarectambo estarían a la derecha de la Joto.
en la prolongación de la falda del frente.
Fig. 2.- Reverso de una de las dos puertas incásicas en las ruinas de Mauca- Pacarec-
tambo. La otra está r;on sus sillares en malas condiciones.
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Fig. 3.-Puma-Orqo; el río, que corre a la izquierda de la fotografía , pasa por el lado este del penón.
Fig. 4.- Pasaje tallado en Puma-Orqo; aprovechando una gl"Íe/a na/lIt'al en la roca. Una de las ertvel'nas eslá de! otro lado de
este paso.
Pacarec!ambo
Fig. 5.- Puma-Orqo; vista desde una de las casas del Villorrio .
Fig. 6.- Una de las grandes cavernas de Puma- Orqo.
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Pacar-ectambo
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Fig, 7,- Dial del intihuatana de Puma-Orqo, Para tomar la fotografía hubo de arran_
carse la maleza que lo cubría.
Fig. 8.- Escalonados tallados en la parte alta del peñón de Puma- Orqo. Los contra-
pasos tienen una altura que permite utilizarlos cómodamente como asi"entos.
Pacarectambo
Fig. 9.- Parte superior de Puma-Orqo. Laf/echa en el ángulo superior derecho señala.
los dos "pumas" yacentes: .
Fig. IO.- Detalle-de una:de las esculturas q/le representan felinos. De la parte corres-
pondiente a la cabeza- que falta - desciende un canalillo cincelad:; en la piedra.
L
Pacarectambo
Fig. ll.-Agujero en e!jondo de la 3a . caverna, que la comunica con una de las otras.
Fig. 12.-:Descenso a la caverna más pequeña de Puma-Orqo.
Pacarectambo
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Fig. I5.-EI pueblo actual de Pacarectambo. El cerro en segundo término es e! f¿ueruro. Alfando se ve entre la bruma las laderas
de! otro lado de! /lpurímac.
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Acaba de llegar a Lima este libro hermoso que el arqueólogo americanista Suizo H_
Leicht publicó en 1944. Sobre magnifico papel, nltidamente impreso, con más de trescien_
tas hermosas ilustraciones en negro, es una obra de innegable valor y por su contenido,
novedosa y sugestiva. Es el mejor paneglrico que se ha escrito sobre la magn ificencia del
arte del antiguo Perú y las civilizaciones pretéritas . En el prólogo el autor mismo declara
q ue se propone exponer la historia y la cultura de los Chimus, preferen temen te, bajo un
punto de vista unitario y en consideración a la historia general de la humanidad.
Conocedor profundo de la historia de la civilización llamada occiden tal, que se ha
atribuido la prerrogativa de ser la única que represen ta el verdadero progreso y la evolu-
ción de los hombres, se empeña en suprimir este aspecto ominoso y despreciativo de lo exó-
t ico, que aún los benevolen tes americanlstas a veces han impreso a la civilización precolom_
b ina, y asignar a la historia del Perú antiguo el lugar que le corresponde den tro de la his_
toria universal, a mérito de sus insuperables productos artlsticos que Leicht equipara a
[os de Grecia. Con mucha oportunidad compara conceptos mágicos, religiosos y sociales
-con los de Europa y Asia, subrayando el acento netamente humano.
Para los lectores de lengua alemana no habrá logrado su fin completo, pues sostiene-
el concepto "indianisch", concepto sancionado por la inercia intelectual y la indiferencia.
nuestra. La extensa literatura sobre los pieles rojas en alemán, ha degradado el califica_
tivo de "indianisch" que además es voz genérica para todo el continente. Es preciso que-
el empleo de la expresión "Civilización Peruana" se generalice den tro de la literatura ar-
queológica, as; como el de "La Civilización Mejicana" .
Escrita en estilo expresionista "Arte y Civilización Indiana" es, en largo trecho, una.
v erdadera metaHsica de la civilización antigua de la costa peruana, que ofrece al lector
culto horas de fruición, mien tras que para el arqueólogo profesional no aporta nuevo mate-
rial de investigación, por el contrario provocará entre los americanistas vehementes con-o
troversias y será la piedra de escándalo para los filólogos que se en teren de sus etimologias.
de voces quechuas y mochicas; aún los no entendidos en la materia se reirán cuando lean
que "inga" es la palabra griega de mujer "gyna", que ni siquiera es gyna en griego sino
x:vne, o que la componente "vira" en Viracocha es lo mismo que vir en latín o wirhs en le-.
tón . Sólo la fé imperturbable del autor en la unidad del género humano y en el lenguaje:
único en su primitividad, mitiga éstas fallas que rebajan en algo la importancia del libro.
J82 Revista del Museo Nacional: Tomo X¡P
Parece que Leicht no estuvo en el Perú, sino no afirmada que hay ferrocarril de
Lima a Pativilca, ni escribiria "sobre las cumbres nevadas descansa un cielo pálido, plomi-
zo; ningún soplo de aire disipa las nubes sentadas sobre el mar," o "entre las dunas de la
'cos ta se descubre riachuelos miser'a bles cuyos hilos de agua se pierden en la arena muchas
-veces". Confiesa que se ha imbuído, fuera de sus es tudios en los museos de Paris, en ampH-
~,
:sima lectura de fuentes (presenta un índice de 220 autores que ha consultado; extraño es
-que falten e! DI". Valcárce! y Brunning, que son indispensables cuando se pretende ha-
blar de los Chimus); defiende con calor a ' los cronistas "en los que se deberia confiar más
,de lo que se acostumbra, por haber sido gente preparada y que sobre todo vivían en la
época de renacimiento, es decir, en el siglo de la curiosidad".
Leicht dice que Chimú es e! nombre genérico de gobernantes como lo es Inca para
el altiplano. Niega la clasificación de épocas que han hecho los arqueólogos y que fundán-
dose en hallazgos hayan establecido falsam ente estilos, sin autorización lógica.
Sostiene que mucho antes de Jesucristo hubo una civilización primitiva de los ca-
zadores y pescadores venidos de! Asia por el estrecho de Behring, que esta civilización no
fué continuada por los Chimus que emigraron desde e! Norte en el siglo d os y tres de nues-
tra era y que entró por la costa. La fr ecuencia co n que se desentierra timones comprueba
que la navegac ión estaba sumamente desarrollada. Acepta la leyenda de Naymlep como
' hecho histórico y opina que la estela verde que trajo fué trasladada por el último de su es-
-tirpe a Chavín y es probablemente e! Monolito de Raimondi. "Nadie notó este hecho has-
ta ahora, porque el libro de Balboa que se refiere a esta ley enda es de tan dificil acceso en
New York."
Los chimus absorbieron a la antigua población que hablaba el idioma "La Pesca-
dora", y llegaron a tener un territorio situado entre 8 paralel os y de 50 a 100 kms. de an-
-eho.
El autor rechaza la subdivisión americana en Early y Late Chimu porqué la con-
tinuidad no fué completamente interrumpida por la influencia de Tiahuanacu, pero el
florecimien to del Imperio caía en tre 1000 y 1400.
rrados por la erupción de Ajusco 2000 A. J. y que son parecidos a los encon trados en el Perú.
Muy curioso es lo que sostiene Leicht con respecto al Mochic que considera com-
plétamen te extinguido, ignorando que W. Leh;nann ha encon trado hace 18 años cerca de
ochocientas palabras entre los ancianos de Chepén, Monsefú, Eten, Nepeña; cita una serie
de palabras del idioma mochic cuyo parecido con tén'ninos en alemán, francés, ruso, etc.,
le sugiere hasta el mismo significado: jungeis con junge, jein-men tir con jeindre en fran-
•
L
Bibliografía 183
cés, moin-yo-con mein y moi de! alemán y fra?cés, etc., para no citar otras absurdida _
des como: Llama, es e! animal que vive en los mon tes; como Dai Lama, el sacerdote de las
alturas en la India. Tampoco convence cuando trata de deducir e! sello de! culto de etimo-
logías linguísticas: la compon~nte Lap en Naymlap-también contenida en Lambaye-
que-le parece provenir de la inversi6n de consonantes de! término "pal" que inden tifi-
ca con "poi" de otros idiomas; por consiguien te un indicio de religi6n de astros, como Hua-
ca con su raíz "hua" igual a " yo oriundo de" anuncia e! culto de los antepasados, ambos
ejes de las creencias y mitologías.
En cambio es muy acertada la exposici6n amplia de la forma de la ag ricultura y de
sus productos, entre los Chimus, que pinta como típicamente braquicéfalos aunque no opi-
na que la for~aci6n de! cráne~ ni e! color debería ser un factor decisivo de clasificar de
los hombres; en esta otasi6n aclara también que la traducci6n rojo- rot-pie!rrojo - no
.es propio, pues los cronistas hablan de colorado tan solo para distinguir e! cu tis del color
blanco.
Muy completa es también la descripci6n de la pesca, del modo de alimentarse y ves-
tirse, y el modo de . conducirse en la intimidad de la casa.
Sostiene que el perro fué traído por los inmigrantes desde e! Norte y Centro Amé-
rica, en sus tres especies: perro lobo, el bulldog y e! tej6n; mi en tras que el llama es abo-
rígen en el Perú y e! "leusimo y ce!anismo" comprueban que ha sido animal doméstico
en las alturas, pues en la costa pereda cuando se le bajaba .
Atribuye al llama una importancia "étnica" muy notable : por ser animal tan gran-
de, su sacrificio pudo satisfacer a la divinidad y no se requería al hombre como holocausto
~ruento, de tanto uso en México .
Profundas son la disquisiciones metafísicas sobre la re!igi6n y el mito de los chimus
apesar de que su imaginaci6n le lleve talvés más lejos de lo que la ciencia americanista
puede comprobar hasta ahora (repite también el error de Tasman defendiendo en "Hombres.
.sin Dios" de que ni las lenguas más rudimentarias de las tribus amerlcanas tienen expre-
si6n alguna de la que se pueda inferir e! menor rasgo de una idea religiosa, sino s610 el de.
-demonio).
Expone como el hombre en general a través de! miedo, misterio, admiraci6n y gra-
titud, llega al concepto de religi6n y aplica su teoría a los chimus: al con templar el cielo se.
fijaron en los beneficios de "la Luna que ilumina la noche, refresca e! ambien te, influye so-
bre el mar y la mujer"; por eso el culto a la luna es e! más an tiguo, pues tarde descubrieron
.que la luz del día proviene de! sol. Allá arriba, en las estrellas, buscaron también el orígen
del hombre, dos son los padres de los nobles y dos de los plebeyos; el año comienza con la
.aparici6n en el horizonte de las cabrillas, llamadas "Fur", Las Tres Marías, llamadas.
"Pata", son el malvado vigilado por dos buenas estrellas, mandadas por la luna y entre-
gadas a cuatro c6ndores para que las devorasen.
Los sacerdotes pusieron luego las creencias en sistema, agregando los animales con
fines totemísticos; así surgi6 e! culto al perro que es el fiel compañero de! hombre y se diri-
ge en las noches a la luna en sus largos gemidos.
J81 Revista del Museo Nacional: Tomo XI V
Hace un paralelo con la veneraci6n <ie! can de Potoyanes en California, que se sien ten
,descendien tes de! perro; por eso en sus bailes se agregan un rabo artificial como se ve en
mUchos vasos de Nazca, La figura transportada en 1i tera, tan frecuen te en cerámica de
.chimu, sentada sobre una pirámide y cargada por perros, es la luna, siend Cl e! disco peque-
:ño que le acompaña Venus.
Al perro se agrega la misteriosa culebra que se mueve sin piernas (hace aquí alusi6n
a la cülebra biblica y al Hade griego); presenta la culebra pluma, que se levanta hacia el
firmamento como dualidad divina y diosa de fertilidad (los términ ós con que pretende
aclarar el símbolo de culebra son oscuros y la exposici6n es muy torcida).
La antara es para Leicht simbolo de nacer y morir. En las pirámides, cerámica y
'piedras 'extraordinarias se veneraba los huacos o Pong como los llamaron los chimus; los
. .ángeles de guarda eran los Huauques, a los huacos caseros llamaron con opas ; y las momias
que fueron cuidadas en cuartos mortuorios ricamente adornados con plumas y tejidos que
·contenian los datos memorables de la vida de! difunto.
El alma o "iJla", lo briJlante, abandon6 el cuerpo al morir pero sigue vagando por
la tierra.
En cuanto a la organizaci6n social, Leicht dice que los chimus tenian el sistema de
.ayllu desde tiempos inmemorables, por lo mismo rechaza la afirmaci6n de los españoles
que "ignoraban semejante organizaci6n entre los germanos" cuando afirmaron que los
lncas los habian instituido para informarse más facilmente s)bre sus súbditos.
Las indicaciones de Garcilaso con respecto a la propiedad parecen falsas al autor
pues el "Moya" o el terreno alrededor de las viviendas jamás pertenecía a la comunidad
sino a la familia; t:tmpoco hubo la insti tuci6n de jueces en tre ellos, los ju icios eran su ma-
rios y las penas bastan te severas; arrojarse desde las peñas era una especie de Harakiri
para los nobles sacerdotes delincuentes.
En el capitulo el "Arte Indiano" que es el más valioso y en el que e! cri terio de Leich t
·es poco objetable, su en tusiasmo por aquella maravillosa civilizaci6n es desbordan te: "en
el arte chimú, el genio humano ha creado formas que perdurarán a través de los tiempos;
las cabezas retratos de los ' chimus están entre los monumentos más nobles de la huma-
nidad; los chimus son los griegos del nuevo mundo; en su arte hay tranquilidad y armonía
de las formas". Apoya su opini6n encomiasta en la admiraci6n de Durero expresada en Bru-
selas cuando los españoles trajeron objetos del nuevo mundo y sobre todo en el juicio di-
tirámbico de John Loyd Stephense; por supuesto se indigna ante la blasfemia de los que
calificaron de primitivo o demoniaco e! arte antiguo de América.
Describe muy bien las caracteristicas de los tres estilos de Chimú; sorprende su afir-
maci6n que por el contacto con otros pueblos resultaron dos estilos provinciales, uno bajo
el nombre de infeliz de CHAVIN y el otJ"O de Recuay y Huarás; "estos SOl1 los puentes
hacia una civilizaci6n más primitiva del otro lado de los Andes".
"Lo que distingue todas las manifestaciones del arte americano es la estrecha co-
nexi6n entre materia y forma, concepto completamente extraño para el artista europeo ."
Bibliografía 185
"Siendo toda obra de arte un fen6m:':!1 0 de forma es como tal atemporal y no re-
clama explicaci6n en el sentido de su aplicaci6n o destino : las piezas de cerámica son do -
,cumentos de su historia de evoluci6n expresiva, unas habrán acompañado a los muertos,
·como en Grecia y Egipto, otras servían a usos ceremoniales y muchas han habido en cierto
modo independientes de toda final idad ulterior."
En cuanto a la técnica sostiene que se fabricaba los objetos de cerámica por e! pro -
-cedimien to de abombamien to espiral; rollos de arcilla mojada se puso uno encima de! otro,
luego se los alisaba desde ambas caras ; también se empleaban m ::>ldes de arcilla y madera,
-cuños y calibradores.
Algunos cántaros tienen aberturas sumamente estrechas. El autor trata de conven-
·cer al lector que en ellos se ha conservado e! agua sagrada delan te de los huacos y conopas ;
:pues defiende con calor el culto del agua en tre los chimús.
Como en otras partes la arquitectura se ha hermanado a la cerámica y ha creado
estupendas construcciones como lo atestiguan las magn Íficas pirámides : "no han sido edi-
ficios sino verdaderos monumen tos, por la sencillez de sus líneas y superficies, no son cir-
-cunscripciones de un espacio sino expresiones de una idea. Ellas, las carreteras y los cana-
les de irrigaci6n can tarán eternamen te la gloria de los ingen ieros an tiguos."
"La ornamen taci6n no concuerda con el plano de construcci6n; cada parte del edi-
ficio es considerada en su marco dentro elel cual, líneas y formas se mezclan y se repiten
-con el mismo leitmotiv; he aquÍ una propiedad del alma amer icana que se repite tam -
hién en su habla: la repetici6n no es mecánica o a lgo fú til, sino consecuencia de una fuerza
vi tal de gozar de nuevo lo pensado y concep.tuado."
.
-~ '
En el arte de tejer los _;¡tiguos chimús no -cono cían lo imposible. Hoy día no hay
.siquiera un procedimien to en el arte de tejer y de teñir que los chimús no hay an emplea-
.do; aún el con temp lador de gusto más exigen te queda sorprendido al examinar la técnica
y e! gusto de fabricación de telas: unas v eces se trata del tejido directo, otras de bordado
sobre el t ej ido que está tan bien ejecutado que es deficilísimo distinguirlo . En lo que se
diferencia el tejid o peruano del de ·los de:11ás pueblos es en la aplicación amplia de la cos-
tura.
186 Revista del Museo Nacional: Tomo XIV
I
I Titulo de honor constituyen también los hermosos trabajos de pluma. Igualmente
estupendos son los trabajos en metal y la escultura moderna.
I La multitud de instrumentos de música: quenas y flautas, trompetas de metal y
de arcilla, campanillas, tambores y tamborines son indicios de un extenso culto de la músi-
ca. Lamen tablemen te no se tiene el menor conocimien to de qué clase de música ha sido ,.
estando la música de los indios hoy mismo-apesar de haber penetrado la música europea
tan distinta.
Todo el territorio de la costa se subdivide en doce regiones más o menos influencia--
das por el Gran Chimú. Dedica palabras elogiosas a la facilidad que hoy dla existe para
conocerlas sea en aeroplano o en las magnificas carreteras.
En cada región expone las propiedades especiales de la cerámica encon trada, los cen-
tros de civilización, de gobierno o de culto. En medio de los espléndidos cuadros que pre-
sen ta de sumo in terés para e! profano, hay poco original de aportes arque : > lógicos nuevos.
En la región ecuatorial se ocupa de! palacio de Tumbes y de la cerámica influenciada po r
·chimus; esta última presenta rara vez la figura humana, infinidad de formas de .frutas, etc,
los tubos alargados y afeados.
En la región de! Norte habla de las pirámides y dedica vanas páginas a Paca t -
mánu en el Jequetepeque donde afirma se puede distinguir hasta seten ta pirámides desd e
·el aeroplano. Llama la atención sobre la forma de enterrar a las muertos allí: son protegidos
·con carrizo para que no lleguen a entrar en c::>n tacto con la tierra y todos dirigen la vista
hacia el Norte, lo que es para Leicht una prueba del culto a la luna, pues si hubieran teni -
do e! culto al sol habrían sido orientados hacia el Este. Intercala aquí una exposición so-
bre las ceremonias mortuorias y las costumbres consiguien tes de en terrar los cadáveres .
En la región "corazón de Chimú" se ha producido la espléndida mercadería de que se
ha hablado anteriormente. Aquí agrega Leicht "que e! artista ha puesto tantos signos má -
gicos en sus figuras como le era posible para obtener la máxima fuerza de conseguir e! cum -
plimiento de sus deseos." En esto consiste el encanto especial del estilo primitivo del Chi-
mú que lleva el entronque entre e! realismo y la abstracción lo más lejos, estando las ex-
presiones ideográficas por lo mismo mu y superiores a la escritura pictórica de Centro Amé-
rica. Las figuras que aparecen a los modernos como represen taciones de pensam ien to abs-
tracto o de seres de fábula, no son trasladadas por el artista al mundo de a !lende; viven
por el contrario en un mundo sumamente real. Las piezas de cerámica han dado al valle
·de Chicama su fama mundial. Las cabezas espléndidas apesar de su naturalismo de re-
trato, no deben intepretarse como Íconos plásticos de muertos, sino como verdaderos hua-
·cos que reproducen héroes de a yllu o jefes de familia; por eso su frecuencia e identid ad.
En descripción clásica de Chan-Chanch an ("culebra" para Leicht, en lugar de sol
-sol de otros autores, confirmado p or el testimonio de los viejos conocedores de Móchic)
es notable la observación: "no se ha dado suficien te importancia de la dependencia del
agua en esa región desértica, sino se hubiera visto, hace tiempo, que alIado del cu Ita a las
estrellas, luna, hubo otro de! agua; el peje chico encontrado en la hu aca de Toledo es
prueba de este culto." La finalidad de las cuatro pirámides sobresalientes ha sido esta segun
Leicht: La Huaca de Obispo es para ceremonias culturales, la huaca de Toledo, un mau-
soleo pnra los nobles, la huaca La R csa, un palacio real, mientras q'u e la cuarta Huaca
de La M; ~ a está tan destruÍda que es imposible fijar su destino . (La enorme can tidad de
mercadería que se encontró allí, hace algunos años y los usos sagrados la señalan también
como templo. W .)
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700 --
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800
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19J
Notas necrológicas
Honor a su memona.
J. C. M.
países y a todas las épocas. No ya preocupado por los timbres de la propia familia o la.
propia naci6n, sino por el pasado, cualquiera que fuese, vivi6 recogiendo datos sobre la
época del descubrimiento de América (The Spanish Main, New York, 1935), sobre la épo--
ca colonial española (Fall of the Inca Empire and the Sp anish Rule in Peru: 1530-1780,
N. Y. 1932), sobre los normandos en América (Ne wpol't To wer, New York, 1942) sobre-
las civilizaciones precolomb:nas (Ancient Civilization of the And:s, New Yo~k, 1931) To-
do dato hist6rico o arqueoi6gico le interes6: sabia de las técnicas de investigaci6n en el
campo, que aprendi6 de sus maestros Hooton, Tozzer, Dixon y especialmente de Ellwood
Erdis, bajo cuya direcci6n trabaj6 en el Cuzco; de las de laboratorio, que aprendi6 prin-.
cipalmen te con Pu tnam, y buena prueba de las cuales son sus trabajos de tecnología tex-
til, sOCre material peruano; de los de biblioteca, en las que una búsqueda constante de
documen tos lo en treten ía placen teramen te.
Lo conocimos en New Haven-él vivfa en la ciudad vecina de Pomfret-en 1941, .
Y su cariño y en tusiasmo por las personas y cosas del Perú no había decaído en lo más mí-
nimo. La memoria de su última visita (1933- 34) estaba aún fresca; su condecoraci6n de
Oficial de la Orden de El Sol del Perú era algo que apreciaba agradecido. Nos parece oír-
aún su voz, aguda pero caluros'a, que tremolaba emocionada an te la idea de un viaje más
al Perú, que no pudo hacer sino en alas elel deseo y, sobre todo, del recuerdo.
J. C. M.
Tuvo Riva-Agüero, íntegras, las condiciones morales e intelectuales del gran his-
toriador. Altísima honestidad, auténtico afán de hallar la verdad y valor para decirla,
16gica incontrovertible, prodigiosa memoria e inmenso poder de asociaci6n, firme intui-
ci6n del documen to seguro, hondo conocimien to de las disciplinas conexas a la H istoria-
-en especial, Lingüística y Arqueología- , amplia visi6n filos6iica y, por último, estilo li-
terario evocativo y brillante, original y majestuoso. Si, por efecto de su vida dispersa
en muchas ,actividades simultáneas, no llegó a escribir, completa y ordenada, una histo-
Tia general de nuestra patria, en cambio, "reuniendo los fragmentos de esos ensayos en
que el historiador fil6sofo y generalizador que hubo en Riva-Agüero juzg6 los diversos
períodos hist6ricos dentro del criterio de unidad que informa toda su obra, se podrá ha-
·cer una historia del Perú, como la que se ha hecho en España con los fragmen tos de l'"le-
néndez Pelayo, en que se recoja unida por la firme coherencia de su espíritu, su lección
de conjun to sobre nuestro pasado."
Mencionamos en seguida los principales trabajos históricos de Riva-Agüero:
Carácter de la Literatura de! Perú Independiente (1905), primera revisión cabal de
uno de los períodos más interesantes de las letr<\S peruanas.
La Historia en e! Perú (1910), el más juicioso análisis de los historiadores nacidos en
el país, y también, a propósito de las obras de ellos, de varios fundamentales y discutidos
-problemas como la Confederación Perú-Boliviana, la Guerra con Chile, etc .
Elogio del Inca Garcilaso (1916), en que perfecciona con singular belleza literaria
-el capítulo respectivo de la obra anterior.
El Perú !zistórico y artíStico. Influencia y descendencia de los montañeses el; ;1 (1921),
-preciosa contribución al estudio de la historia de las bellas artes durante el Virreinato.
El primer Alcalde de Lima Nicolás de Ribera e! Viejo y su posteridad (1935).
Más de treinta de los diversos opúsculos y discursos insertos en los dos tom::Js que
intituló Por la Verdad, la Tradición y la Patria (1 , 1937 Y JI, 1938) son estudios históricos
sobre los más variados aspectos de nuestro pretérito republicano, virreinal y prehispáni-
·co. Destacan por su extensión e importancia El Perú de 1549 a 1561, Raza y lengua proba-
bles de la civilización de Tíahuanaco, La música en el Perú, La pintura en el Perú, I V cen-
ienario del Cuzco español, Lima española, Algunas r41exiones sobre la (poca española en
el Perú, Arte peruano colonial, El Padre Diego de Hojeda, El Derecho en el PerlÍ, y su polé-
mica histórica sobre el Inca Garcilaso con D. Manuel González de la Rosa.
Civilización Peruana-Epoca pI?hispánica (1937), magnífica investigación, densa
·de profundas y originales conclusiones sobre la historia de los Incas, particularmente.
Ha dejado además una cantidad muy considerable de artículos sobre historia y
bibJi ografía histórica en diarios y revistas del país y el extranjero. Casi todos sus ml;-
ellOS inéditos de sobresaliente interés versan también sobre la Historia del Perú.
P. M. B. M.
ra e! que estaba nombrado desde 1941, y que habla dejado temp ora lmente para hacerse
cargo del de · Agregado Cultural de la E.mb. de EE.. UU. AA. en el Perú, que desempeñ6
de 1943 a 1944.
Cump1i6 su educaci6n en e! Noble and Greencugh School de Boston, en la Phillip
Academy de Andover y en la Universidad de Harvard. Su fecunda y larga carrera COmo
an trop610go, en el campo de la Arqueologla, comienza p Jr 1919, formando parte de expe-
diciones de Investigaci6n en Maine, Nueva México, Arizona, y finalmente en México,
en donde realiz6 la mayor parte de sus trabaj os, de los que nos present6 una sin tesis en
"<, . ¡
su "Azteca of Mexico" (1941). Su trabajo nos es poco conocido pero consideramos jus- '1"'
GABRIEL ESCOBAH .
Revista del Museo Nacional
INDICE DEL TOMO XIV (1945)
Pgs-
LASTRES, Juan B . -Las curaciones por las fuerzas del espíritu en la medicina
aborígen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Notas Necrológicas .... . . .. .... . .. .. . .... . .. .. ... .... . . ....... .. ...... .. . . .. 191
WAGNER, José.- Indianische Kunst und Kultur p:Jr Herrmann Leicht (1944).
Resumen y Exposición Crítica... . ... . .... . ...... .. . ... . 181
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