CAMPAÑA DEL DESIERTO
En el año 1826 el gobierno de Bernardino Rivadavia contrata al oficial prusiano
Federico Rauch para matar indios y limpiar la Pampa bonaerense de los Ranqueles.
Rauch convencido de su misión, se adelanta a sus tropas blandiendo la espada:
“hoy, 18 de enero de 1826, para ahorrar balas,
degollamos a 27 Ranqueles”
En el combate de las Vizcachera un indio joven de pelo largo al que llaman arbolito lo
espera en una hondonada, el militar europeo va solo adelantado y a toda velocidad
cuando su corcel es boleado. Federico Rauch el hombre responsable de exterminar
indios Ranqueles a lo largo de dos años cae, arbolito, que busca vengar a tantos, le
corta la cabeza.
Del Virreinato a Rivadavia (1776 - 1827)
Hace aproximadamente 30.000 años, tribus provenientes de Asia y Oceanía
comenzaron a ocupar el territorio americano desde el Estrecho de Bering hasta Tierra
del Fuego. El tiempo y la geografía configuraron diversos pueblos con diferentes
culturas y modos de vida. Los Wichís, los Araucanos, los Pampas, los Tehuelches,
subsistieron gracias a la casa. la pesca y la recolección de frutos. Otros como los
Incas llegaron a construir ciudades imponentes y lograron afianzar un extenso Imperio
que abarcaba los actuales territorios de Perú, Bolivia y el norte de Argentina y Chile.
Se calcula que la población total hasta la llegada de los españoles en el siglo XV era
de 2 millones de habitantes originarios.
En España funcionaba una rígida sociedad feudal, quienes no poseían bienes y
riquezas difícilmente podían cambiar su situación social, por eso América representó
para muchos campesinos, labradores y nobles empobrecidos la posibilidad de cambiar
su condición social, obtener tierras, riquezas, títulos y fama, derechos y honores
reservados hasta entonces solo a la nobleza.
Desde la llegada de Don Pedro de Mendoza al Río de la Plata, la política adoptada fue
la de las hostilidades con los habitantes originarios, la apropiación de sus tierras y su
posterior dominación por medio de la fuerza y la religión.
Las líneas divisorias entre los asentamientos españoles e indígenas fueron durante
largo tiempo fluctuantes y reñidas, la creación del Virreinato del Río de la Plata y la
consecuente presencia de un poder político y militar fuerte, permitieron establecer una
línea de fronteras medianamente alejadas de los centros urbanos.
Campaña del Desierto 1
De esta manera los territorios que quedaron fuera de esta línea pasaron a formar parte
del denominado desierto con la intención de evocar un lugar despoblado aun cuando
esos territorios continuaban habitados por las comunidades aborígenes. Muchos
fueron los que pensaron que esos grupos y su forma de vida no pertenecían a la
civilización sino a la barbarie, el indio era el bárbaro, el salvaje al que había que
domesticar o exterminar.
La revolución de mayo trajo aparejado una política conciliatoria e integradora. En
octubre de 1810 el secretario de guerra y gobierno Mariano Moreno encomendó al
Coronel Pedro Andrés García una expedición pacífica diplomática y comercial hacia
las Pampas. García elevó un informe a la junta en el que decía que el indio, a pesar de
su barbarie, podía ser reducido y asimilado a la civilización, además propuso fortificar
una frontera desde el Río Colorado, al sur de Mendoza, para establecerse en Salinas
Grandes, Guaminí y Sierra de la Ventana.
Cuando el coronel Feliciano Chiclana visitó a los Ranqueles en Leuvucó, en 1819,
pactó con ellos una alianza contra los españoles.
En Buenos Aires, el saladero industria dedicada a la elaboración de tasajo, carne seca
conservada en sal, creció notablemente y dio origen al grupo de los saladeristas
Rioplatenses, que ejerció enormemente influencia en la dirección política del naciente
país. Para ello era necesario además del ganado contar con la sal traída de Salinas
Grandes o de la costa patagónica, todos territorios pertenecientes a distintas tribus.
Así las estancias cercanas a la ciudad avanzaron sobre territorio indígena y ocuparon
los campos donde estos se abastecían de ganado salvaje.
Al poco tiempo de asumir la gobernación de Buenos Aires, Martín Rodríguez, delegó
prácticamente el gobierno a su ministro Bernardino Rivadavia y se lanzó a una
campaña al Desierto:
“La experiencia de todo lo hecho nos enseña el modo de manejarse con
estos hombres, ella nos guía al convencimiento de que la guerra con ellos
debe llevarse al exterminio. En la guerra se presenta el único remedio bajo
el principio de desechar toda la idea de urbanidad y considerarlos como
enemigos que es preciso destruir y exterminar”
Con el objetivo de avanzar hacia los Ríos Colorado y Negro, el gobernador Martín
Rodríguez estableció fortines en Areco, Navarro, Monte, Chascomús y Ranchos y
también levantó un poblado en Tandil:
“Fue errado y muy dañoso el sistema de conquistar a los indios salvajes a la
bayoneta y de hacerlos entrar en las privaciones de la sociedad sin haberles
formado necesidades e inspirándole el gusto de nuestras comodidades”
Campaña del Desierto 2
El ascenso de Rivadavia en 1826 significo para los Pampas la perdida de una gran
cantidad de territorio.
Todas las tierras públicas de la provincia quedaron hipotecadas como garantía del
empréstito tomado con la casa bancaria Bering Brothers de Londres, Rivadavia decidió
entonces aplicar el sistema de la Ley de Enfiteusis por el cual los productores rurales
podían ocupar y hacer producir las tierras públicas no como propietarios sino como
arrendatarios.
La ley promulgada en julio de 1826 los establecía sin lugar a dudas:
“quedan especialmente hipotecados al pago del capital e intereses de la
deuda nacional las tierras y demás bienes inmuebles de propiedad
pública, cuya enajenación se prohíbe en toda la nación, en vez de
fraccionar la tierra y entregarla en lotes a pequeños y medianos
productores para que la trabajaran, la enfiteusis Rivadaviana entregó
miles y miles de hectáreas a quienes ya eran grandes propietarios”
Como la ley no establecía límites, ni exigía la introducción de ganado ni la población
de los campos, permitía el subarriendo y la transmisión de derechos prestándose para
todo tipo de especulaciones con la tierra pública, 8.600.000 hectáreas pasaron a
manos de 538 propietarios privados.
Para controlar las fronteras y garantizar la tranquilidad de estos propietarios Rivadavia
contrató al mercenario prusiano Federico Rauch, que recibió el grado de Coronel del
ejército nacional. Su estrategia consistía en atacar por sorpresa y asesinar
indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños. El Coronel Rauch escribiría:
“Hoy 18 de enero de 1826, para ahorrar balas, degollamos a 27 Ranqueles”
Pronto le llegaría su turno al espanto del desierto, el 28 de marzo de 1829, en el
combate de las Vizcacheras, Rauch fue derrotado y degollado por el ranquel Arbolito.
Al momento de morir Rauch, los 30,000 km cuadrados de Pampas que poseía Buenos
Aires se habían transformado por el avance del ejército en más de 100.000, una
ciudad en la provincia de Buenos Aires aún hoy lleva su nombre.
Los Dos Gobiernos de Rosas y La Campaña del Desierto (1829 - 1852)
“hacendados vosotros sabéis que la campaña y la frontera se
encuentran hoy enteramente libres de los indios enemigos, que
aterrados por los repetidos golpes de muerte que han sufrido en sus
mismos hogares y tolderías se han refugiado al otro lado delo negro de
patagones y a las faldas de las cordilleras de los Andes. Un esfuerzo
más y quedarán libres para siempre nuestras dilatadas campañas y
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habremos establecido la base de todos los cálculos de nuestra riqueza
pública y acabado la empresa que ha burlado por más de dos siglos el
valor y la constancia de nuestros mayores”
Entre 1833 y 1834 Rosas emprendió su campaña al Desierto financiada tanto por la
provincia como por los estancieros bonaerenses. La expedición contó con el apoyo de
los gobiernos de San Luis, Córdoba, San Juan y Mendoza.
Se le encargó a Facundo Quiroga comandar una ofensiva conjunta contra el indio.
Organizados en tres divisiones, la última dirigida por el mismo Rosas, penetraron en
territorio indígena llegando a los ríos Colorado y Negro y ocupando Choele Choel.
Durante la campaña Rosas combinó la conciliación con el sometimiento, pactó con los
Pampas y se enfrentó con los Ranqueles y la confederación liderada por Calfucurá, se
ganaron 2900 leguas cuadradas de tierras y la línea defensiva pasó por Bahía Blanca,
Médano Redondo y Carmen de Patagones.
Según un informe que Rosas presentó al gobierno de Buenos Aires, el saldo de la
operación militar: fue 3.200 indios muertos, 1.200 prisioneros, 1.000 cautivos blancos
rescatados.
Por aquellos años de guerra civiles, Unitarios y Federales, estuvieron de acuerdo en la
necesidad de exterminar al habitante originario y quedarse con sus tierras. Poco antes
de escribir el Facundo y mucho antes de ser presidente, Sarmiento declaraba:
“no debieran nuestros escritores insistir sobre la crueldad de los
españoles para con los salvajes de América, ahora como entonces
nuestros enemigos de raza, de color, de tendencias, de civilización,
quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por
quienes sentimos, sin poderlo remediar, una invencible repugnancia, no
son más que unos indios asquerosos a quienes habríamos hecho colgar y
mandaríamos a colgar ahora si reapareciesen en una guerra”
Alsina y Avellaneda (1852 - 1874)
Durante la última mitad del siglo XIX, Argentina se insertó en el mercado internacional
como productora y exportadora de productos primarios, Inglaterra, la principal
compradora de estos productos, necesitaba materia prima para su industria textil y
realizaba los primeros intentos de enfriado de carnes, en poco tiempo darían paso al
frigorífico.
Esto despertó gran interés por la Patagonia, considerada una fuente proveedora de
lana y carne ovina productos de exportación, generadores de divisas. De esta manera
se hizo necesaria la expansión de la frontera, como decía un funcionario de la época:
Campaña del Desierto 4
reemplazar a los indios por ovejas.
Se comenzó a pensar en poblar la región para asegurar la soberanía Argentina en
esas tierras y abrir una vía de comunicación hacia el océano Pacífico para obstruir las
ambiciones chilenas sobre el estrecho de Magallanes.
En 1874 asumió la presidencia Nicolás Avellaneda y poco tiempo después promovió la
ley de inmigración y colonización. La ley fomentaba la inmigración mediante oficinas
de propaganda en las principales ciudades europeas, donde se entregaba folletería
informativa que prometía pasaje gratis, tierra en propiedad y trabajo. Pero al llegar la
oleada inmigratoria mayoría de las tierras estaban repartidas entre los grandes
terratenientes, la nacionalización del territorio resultaba imprescindible, el gobierno le
encargó al ministro de guerra Adolfo Alsina un plan para terminar definitivamente con
el problema del indio y del desierto y correr nuevamente la línea de frontera.
Este emprendimiento intentó alcanzar el Río Negro y lograr la paz con las
comunidades indígenas.
La falta de planificación y la incapacidad del gobierno de elaborar tratados que
respetaran mínimamente los intereses indígenas llevaron a varios caciques a
organizar una gran invasión.
Alsina organizó la contraofensiva en 1876, como resultado de la campaña se
construyeron pueblos como Carhue, Guaminí, Púan, Trenque Lauquen, Italo y
construyo una zanja de 374 km, de unos 3 metros de ancho y dos de profundidad,
entre Carhue y Laguna del Monte, conocida como la Zanja de Alsina, que tenía como
fin evitar el robo de animales.
La política desarrollada por Alsina le había permitido al estado ganar unos 56.000 km
cuadrados, extender la red telegráfica, la fundación de cinco pueblos y la apertura de
caminos. Alsina muere y en su reemplazo es designado Julio Argentino Roca.
Campaña del Desierto (1878 - 1879)
“sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para
siempre, esta nacionalidad Argentina que tiene que formarse como las
pirámides de Egipto y el poder de los imperios, a costa de sangre y el
sudor de muchas generaciones”
En 1878 el Congreso Nacional sancionó una ley por la que se destinaba 1.600.000
pesos para el traslado de la frontera a los Río Negro y Neuquén. La suma millonaria se
obtendría a través del producido de las tierras públicas nacionales que se
conquistaran, casi 400 personas se quedaron con más de 8 millones de hectáreas de
las mejores tierras del mundo.
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El nuevo ministro de guerra aplicó un plan de aniquilamiento de las comunidades
indígenas a través de una guerra ofensiva y sistemática.
El plan se realizó en dos etapas:
una ofensiva general sobre el territorio comprendido entre el sur de la provincia de
Buenos Aires y el Río Negro, y
una marcha coordinada de varias divisiones para confluir en la cercanía de la
actual ciudad de San Carlos de Bariloche.
Julio Argentino Roca modernizó las tropas e incrementó la construcción de líneas
telegráficas. Los batallones comenzaron a utilizar nuevos armamentos como los fusiles
Remington con un alcance de 1.000 metros y la ventaja de disparo sin humo de
pólvora que les permitía pasar inadvertidos.
En julio de 1878 el plan estaba en marcha y el ejército de Roca lograba sus primeros
triunfos con la captura de prisioneros y el rescate de cautivos. Cuando finalmente
Roca emprendió su campaña, el indio estaba ya muy lejos de ser un enemigo
formidable:
“en la superficie de 15.000 leguas que se trata de conquistar comprendidas
entre los límites del Río Negro, Los Andes y la actual línea de fronteras la
población indígena que lo ocupa puede estimarse en 20.000 almas.
Tenemos 6.000 soldados armados con los últimos inventos modernos de la
guerra para oponer a los 2.000 indios que no tienen otra defensa que la
dispersión, ni otras armas que la lanza primitiva”
Los indios que no caían por los fusiles, eran alcanzados por enfermedades traídas por
sus enemigos.
Cuando la financiación estuvo aprobada y el negocio armado Roca preparó sus
fuerzas para la ofensiva final, la expedición partió entre marzo y abril de 1.879. Los
6.000 soldados fueron distribuidos en cuatro divisiones que partieron de distintos
puntos para rastrillar la Pampa.
Dos de las columnas estarían bajo las órdenes del propio Roca y del Coronel
Napoleón Uriburu, que atacarían desde la Cordillera para converger en Choele Choel.
Las columnas centrales al mando de los coroneles Nicolás Levalle y Eduardo Racedo,
entrarían por la Pampa central para ocupar la zona de Traru Lauquen, todo salió según
el plan.
Con el acompañamiento de la armada que con el buque El Triunfo, a las órdenes de
Martín Guerrico navegó por el Río Negro.
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Roca demoró la llegada de las tropas a Choel Choel para arribar a la margen izquierda
del Río Negro el 25 de mayo de 1879.
Tras la celebración de la victoria, aquel día de la patria, Roca encaró el último tramo de
la campaña.
El el 11 de junio las tropas llegaron a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén.
Pocos días después el conquistador ministro debió regresar a Buenos Aires para
garantizar el abastecimiento de sus tropas y para estar presente en el lanzamiento de
su candidatura a presidente de la república por el partido autonomista nacional.
El saldo de la campaña fue de miles de indios muertos, 14.000 reducidos a la
servidumbre y la ocupación de 15.000 leguas cuadradas que se destinarían
teóricamente a la agricultura y la ganadería.
Las enfermedades contraídas por el contacto con los blancos, la pobreza y el hambre,
aceleraron la mortandad de los indígenas patagónicos sobrevivientes. Los vencidos
debieron caminar encadenados 1.400 km hacia los puertos de Bahía Blanca y Carmen
de Patagones. De allí partieron en una larga y penosa travesía hacia el puerto de
Buenos Aires desde donde fueron trasladados a la isla Martín García.
En la isla fueron embarcados nuevamente y depositados en el hotel de Inmigrantes
donde la clase dirigente de la época se dispuso a repartirse el botín.
Cuenta el diario El Nacional, del 31 de diciembre de 1.878, los miércoles y los viernes
se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad por medio de la
sociedad de beneficencia. La desesperación y el llanto no cesan se les quita a las
madres sus hijos para en su presencia regalarlos a pesar de los gritos, los alaridos y
las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias, en aquel
marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre
aprieta contra su seno al hijo de sus entrañas, el padre se cruza por delante para
defender a su familia.
de todo me acuso padre, pero juro ante Dios que no tengo una sola
muerte inútil sobre la conciencia.
La absolución:
“Ego te absolvo in nomine Patris, et Filii et Spiritus Sancti, amen”
La jerarquía católica expresó oficialmente su beneplácito por la conquista a través de
Monseñor Fagnano:
“Dios en su infinita misericordia ha proporcionado a estos indios un
medio eficacísimo para redimirse de la barbarie y salvar sus almas, el
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trabajo y sobre todo la religión que la saca del embrutecimiento en
que se encontraban”
Algunas tribus con sus capitanejos y caciques que lograron escapar, continuaron
resistiendo por medio de escaramuzas en las fronteras, pero fueron finalmente
reducidos por la fuerza o por el pacto recibiendo un total de 24 leguas en zonas
estériles y aisladas.
La conquista del desierto cumplió con dos objetivos fundamentales para la Elite
gobernante:
afianzar la burguesía, y
consolidar el poder militar.
Además, sirvió para que entre 1.876 y 1.903, un lapso de 27 años, el estado regalase
o vendiese casi 42 millones de hectáreas a 1.800 terratenientes vinculados
estrechamente por lazos económicos y familiares a los diferentes gobiernos que se
sucedieron en aquel periodo, 67 propietarios pasaron a ser dueños de 6 millones de
hectáreas.
Entre ellos se destacaron 24 familias patricias que recibieron parcelas que oscilaban
entre las 200.000 hectáreas de los Luro, a las 2.500.000 obtenidas por los Martínez de
Hoz.
Para 1.920, solamente 50 familias eran propietarias de más de 4 millones de
hectáreas en la provincia de Buenos Aires.
Estas tierras fiscales, que según marcaba la ley de inmigración, debían ser destinadas
al establecimiento de colonos y pequeños propietarios llegados de Europa fueron
distribuidas entre una minoría de familias vinculadas al poder que pagaron por ellas
sumas irrisorias.
Algunos pequeños propietarios se dedicaron a la explotación ovina y poblaron el
desierto con ovejas, otros dejaron centenares de miles de hectáreas sin explotar y sin
poblar especulando con la suba del precio de la tierra, aún hoy el territorio de la
Patagonia tiene un porcentaje de medio habitante por kilómetro cuadrado.
Muchos descendientes de los pueblos originarios de esas tierras aún viven ignorados,
imaginados como en aquellos días de la conquista cuando fueron brutalmente
masacrados o condenados a sobrevivir aislados en pequeñas comunidades luchando
porque concluya el tiempo de dominación sistemática ejercida por el hombre blanco.
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RESUMEN:
‘Orígenes y Culturas Preexistentes en América”
- Hace aproximadamente 30.000 años, tribus provenientes de Asia y Oceanía
ocuparon el territorio americano, configurando diversos pueblos con diferentes
culturas y modos de vida.
- Algunas tribus subsistieron gracias a la caza, la pesca y la recolección de
frutos, mientras que otras, como los incas, construyeron ciudades imponentes y
formaron un extenso Imperio.
- La población originaria de América antes de la llegada de los españoles en el
siglo XV se estima en 2 millones de habitantes.
- La llegada de los españoles trajo consigo una política de hostilidades hacia
los pueblos indígenas, con la intención de apropiarse de sus tierras y
dominarlos por la fuerza y la religión.
“La Política de Exterminio y Dominación”
- La Revolución de Mayo marcó una política conciliatoria e integradora hacia
los indígenas, pero pronto se adoptó nuevamente una postura de hostilidad y
dominación.
- Se establecieron líneas de frontera y se consideró a los territorios fuera de
estas líneas como el “desierto”, habitado por grupos vistos como bárbaros y
salvajes.
- Se contrataron mercenarios como Federico R. para llevar a cabo campañas
de exterminio indiscriminado de indígenas.
- Durante décadas, se emprendieron campañas militares para avanzar sobre
los territorios indígenas y consolidar el dominio de la élite gobernante.
“La Inmigración y la Explotación Territorial”
- Se promovió la inmigración europea con la promesa de tierras, pero la
mayoría de estas estaban en manos de grandes terratenientes.
- Se implementaron leyes que facilitaron la concentración de tierras en manos
de unos pocos, en lugar de distribuirlas entre pequeños productores como se
prometió.
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- La expansión territorial se realizó a través de campañas militares que llevaron
al aniquilamiento y desplazamiento de comunidades indígenas.
- Las tierras públicas fueron regaladas o vendidas a terratenientes vinculados al
poder, consolidando el control de la élite sobre vastas extensiones de territorio.
“Consecuencias y Resistencia Indígena”
- La conquista del desierto cumplió los objetivos de consolidar el poder de la
élite gobernante y afianzar la burguesía.
- Muchos indígenas fueron masacrados, reducidos a la servidumbre o
desplazados de sus tierras.
- A pesar de la resistencia y la lucha de algunos líderes indígenas, la
dominación sistemática del hombre blanco continuó durante décadas.
- Actualmente, el territorio de la Patagonia sigue siendo escasamente poblado,
y muchos descendientes de pueblos originarios viven marginados y luchando
por el reconocimiento y la justicia histórica.
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