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SENTENCIA DEL 30 DE ABRIL DE 2021, NÚM.

94

Sentencia impugnada: Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación de Santo Domingo, del 1o de
noviembre de 2018.

Materia: Penal.

Recurrentes: Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez.

Abogadas: Licdas. Nelsa Almánzar y Teodora Henríquez Salazar.

DIOS, PATRIA Y LIBERTAD


República Dominicana
En nombre de la República, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, regularmente constituida
por los jueces Francisco Antonio Jerez Mena, presidente; Fran Euclides Soto Sánchez, María G. Garabito
Ramírez y Francisco Antonio Ortega Polanco, miembros; asistidos del secretario general, en la ciudad de
Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, hoy 30 de abril de 2021, años 178° de la Independencia y
158° de la Restauración, dicta en audiencia pública virtual, como Corte de Casación, la siguiente sentencia:
Sobre los recursos de casación interpuestos por: 1) Luisito Núñez de la Cruz, dominicano, mayor de
edad, no porta cédula de identidad, domiciliado y residente en la calle 23, núm. 18, Villa Liberación,
municipio Santo Domingo Este, provincia Santo Domingo; y b) Santo Amaro Vásquez, dominicano, mayor
de edad, titular de la cédula de identidad y electoral núm. 223-0026869-9, domiciliado y residente en la
calle María Trinidad Sánchez, núm. 70, Cachón de la Rubia, municipio Santo Domingo Este, provincia Santo
Domingo, imputados y civilmente demandados, contra la sentencia penal núm. 1418-2018-SSEN-00328,
dictada por la Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de
Santo Domingo el 1 de noviembre de 2018, cuyo dispositivo se copia más adelante.
Oído al juez presidente dejar abierta la presente audiencia para el debate de los recursos de casación y
ordenar al alguacil el llamado de las partes.
En la audiencia arriba indicada compareció el representante del Ministerio Público, el cual concluyó de
la manera siguiente:
Oído al Lcdo. Andrés Chalas, quien actúa en nombre y representación del Ministerio Público, expresar
a la corte lo siguiente: Primero: Rechazar los recursos de casación interpuestos por Luisito Núñez de la Cruz
y Santo Amaro Vásquez, contra la sentencia núm. 1418-2018-SSEN-00328, dictada por la Primera Sala de
la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de Santo Domingo, en fecha 1 de
noviembre de 2018, por no verificarse los vicios denunciados por los recurrentes, al no configurarse
quebrantamiento de la garantía de motivación; dejando el aspecto civil de la sentencia a la soberana
apreciación de la Honorable Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia; Segundo: Declarar la
impugnación libre de costas en atención al principio 5 de la Ley 277-04.
Visto el escrito motivado mediante el cual Luisito Núñez de la Cruz, a través de la Lcda. Nelsa Almánzar,
defensora pública, interpone recurso de casación, depositado en la secretaría de la Corte a qua el 10 de
junio de 2019.
Visto el escrito motivado mediante el cual Santo Amaro Vásquez, a través de la Lcda. Teodora
Henríquez Salazar, defensora pública, interpone recurso de casación, depositado en la secretaría de la
Corte a quael 11 de junio de 2019.
Visto la resolución núm. 001-022-2020-SRES-00281, de fecha 6 de febrero de 2020, dictada por esta
Segunda Sala, fueron declarados admisibles en cuanto a la forma los recursos de casación interpuestos por
Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez, y fijó audiencia para el 5 de mayo 2020, siendo
posteriormente fijada para el 8 de diciembre de 2020, mediante auto núm. 001-022-2020-SAUT-00506, de
fecha 23 de noviembre de 2020, dictado por el magistrado presidente de esta Segunda Sala; fecha para la
cual las partes fueron convocadas para la celebración de audiencia pública virtual, según lo establecido en
la Resolución núm. 007-2020 del 2 de junio de 2020, dictada por el Consejo del Poder Judicial; donde las
partes reunidas a través de la plataforma de Microsoft Teams, procedieron a exponer sus conclusiones,
siendo diferido el fallo para ser pronunciado dentro del plazo de los treinta (30) días establecidos por el
Código Procesal Penal, produciéndose la lectura el día indicado en el encabezado de esta sentencia por
razones atendibles.
Visto la Ley núm. 25 de 1991, modificada por las Leyes números 156 de 1997 y 242 de 2011.
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia después de haber deliberado y, visto la Constitución
de la República; los Tratados Internacionales de Derechos Humanos de los cuales la República Dominicana
es signataria; las decisiones dictadas en materia constitucional; las sentencias de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos; los artículos 70, 393, 394, 399, 400, 418, 419, 425, 426 y 427 del Código Procesal
Penal, modificado por la Ley núm. 10-15 del 10 de febrero de 2015; 265, 266, 379 y 382 del Código Penal
Dominicano y 39 párrafo III de la Ley 36.
La presente sentencia fue votada en primer término por el magistrado Francisco Antonio Jerez Mena,a
cuyo voto se adhirieron los magistrados Fran Euclides Soto Sánchez, María G. Garabito Ramírez y Francisco
Antonio Ortega Polanco.
1. En la decisión impugnada y en los documentos que en ella se refieren son hechos constantes los
siguientes:
a) en fecha 7 de abril de 2014, el Ministerio Público presentó escrito de acusación y solicitud de
apertura a juicio, en contra de la parte imputada Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez y/o Santo
Amaro Vásquez alias Chimbada, por presunta violación a las disposiciones de los artículos 265, 266, 309,
310, 379,382, 384, 385 y 386 del Código Penal Dominicano, 39 y 40 de la Ley 36 sobre Comercio, Porte y
Tenencia de Armas; en perjuicio de Esmeraldo García Medina, Víctor Arias Mateo y Víctor Manuel Arias
Alcántara.
b) que siendo apoderado de la acusación formal el Cuarto Juzgado de la Instrucción de la provincia de
Santo Domingo, este en fecha (l) de septiembre del año dos mil quince (2015), dictó el auto de apertura a
juicio número 398-2015, conforme al cual envía por ante el tribunal de juicio al imputado Luisito Núñez de
la Cruz y Santo Amaro Vásquez.
c) que para la celebración del juicio fue apoderado el Segundo Tribunal Colegiado de la Cámara Penal
del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Santo Domingo, que resolvió el fondo del asunto
mediante sentencia penal núm. 54804-2017-SSEN-00360 el 24 de mayo de 2017, cuya parte dispositiva
copiada textualmente, establece lo siguiente:
PRIMERO: Se rechaza la solicitud incoada por la barra de la defensa de los procesados Luisito Núñez de
la Cruz y Santo Amaro Vásquez, sobre la extinción de la acción penal, por no haber transcurrido el tiempo
máximo del proceso; SEGUNDO: Se declara culpable al ciudadano Luisito Núñez de la Cruz, dominicano,
mayor de edad, no porta cédula de identidad y electoral, domiciliado en la calle 23, número 22, Villa
Liberación, municipio Santo Domingo Este, provincia de Santo Domingo, quien actualmente se encuentra
en prisión en la Penitenciaría Nacional de la Victoria; de los crímenes de asociación de malhechores, robo
agravado y porte ilegal de armas; en perjuicio de los señores Esmeraldo García Medina y Víctor Arias
Mateo, en violación a las disposiciones contenidas en los artículos 265, 266, 379 y 382 del Código Penal
Dominicano, así como el articulo 39 párrafo III de la Ley 36; en consecuencia se le condena a cumplir la
pena de quince (15) años de reclusión mayor en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, declarando de
oficio las costas penales del proceso; TERCERO: Se declara culpable al ciudadano Santo Amaro Vásquez,
dominicano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad y electoral número 223-0026869-9,
domiciliado en la calle María Trinidad Sánchez, número 20, Cachón de la Rubia, municipio Santo Domingo
Este, provincia de Santo Domingo, quien actualmente se encuentra en prisión en la Penitenciaría Nacional
de la Victoria; del crimen de asociación de malhechores, robo con violencia, en perjuicio de los señores
Esmeraldo García Medina y Víctor Arias Mateo, en violación a las disposiciones contenidas de los artículos
265, 266, 379 y 382 del Código Penal Dominicano; en consecuencia se le condena a cumplir la pena de
quince (15) años de reclusión mayor en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, declarando de oficio las
costas penales del proceso; CUARTO: Ordena notificar la presente decisión al Juez de la Ejecución de la
Pena, para los fines correspondientes; QUINTO: Se admite la querella con constitución en actor civil
interpuesta por los señores Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara, en contra de los
imputados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez y/o Santo Amaro Vásquez, por haber sido interpuesta
de conformidad con la ley; en consecuencia se condena a los imputados Luisito Núñez de la Cruz y Santo
Vásquez y/o Santo Amaro Vásquez, a pagarles una indemnización de seiscientos mil pesos
(RD$600,000.00), como justa reparación por los daños morales y materiales ocasionados por los
imputados con su hecho personal que constituyó una falta penal y civil, de la cual este tribunal los ha
encontrado responsables y pasibles de acordar una reparación civil en su favor y provecho; SEXTO: Se
condenan a los imputados, Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez y/o Santo Amaro Vásquez, al pago de
las costas civiles del proceso, ordenando su distracción a favor y provecho del Lcdo. Ambiorix Arnó
Contreras, abogado concluyente, quien afirma haberlas avanzado en su totalidad y haber tenido ganancia
de causa; SÉPTIMO: Se rechazan las conclusiones de la barra de la defensa técnica, por improcedentes,
mal fundadas y carentes de base legal; OCTAVO: Se fija la lectura íntegra de la presente sentencia para el
día catorce (14) del mes de junio del dos mil diecisiete (2017); a las nueve (9:00 a.m.) horas de la mañana;
vale notificación para las partes presentes y representadas.
d) que disconformes con esta decisión los imputados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez,
interpusieron formal recurso de apelación, siendo apoderada la Primera Sala de la Cámara Penal de la
Corte de Apelación del Departamento Judicial de Santo Domingo el 1 de noviembre de 2018, objetos del
presente recurso de casación, cuyo dispositivo copiado textualmente, dispone lo siguiente:
PRIMERO: Rechaza los recursos de apelación interpuestos por: a) El imputado Luisito Núñez de la Cruz,
a través de su representante legal, Lcda. Nelsa Teresa Almánzar, incoado en fecha once (11) de septiembre
del año dos mil diecisiete (2017); y b) El imputado Santo Amaro Vásquez, a través de su representante
legal, Lcda. Teodora Henríquez Salazar, incoado en fecha doce (12) de septiembre del año dos mil diecisiete
(2017), ambos sustentados en audiencia por la Lcda. Rosa Elena Morales, defensora pública, en contra de
la sentencia penal núm. 54804-2017-SSEN-00360, de fecha veinticuatro (24) de mayo del año dos mil
diecisiete (2017), dictada por el Segundo Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de Primera
Instancia del Distrito Judicial de Santo Domingo; SEGUNDO: Confirma en todas sus partes la sentencia
recurrida, por ser justa y fundamentada en derecho, tal y como se ha establecido en el cuerpo motivado de
la presente decisión; TERCERO: Exime a los imputados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez, del
pago de las costas penales del proceso, por los motivos expuestos en el cuerpo de la presente decisión;
CUARTO: Ordena a la secretaria de esta Corte, realizar las notificaciones correspondientes a las partes,
quienes quedaron citadas mediante decisión dada en la audiencia de fecha nueve (9) de octubre del año
dos mil dieciocho (2018), e indica que la presente sentencia está lista para su entrega a las partes
comparecientes.
2. El recurrente Luisito Núñez de la Cruz propone contra la sentencia impugnada los siguientes medios
de casación:
Primer Medio: Inobservancia de disposiciones constitucionales -artículos 68, 69 y 74.4 de la
Constitución- y legales -Artículos 24 y 25 del Código Procesal Penal, por ser la sentencia manifiestamente
infundada y carecer de una motivación adecuada y suficiente en relación al primer medio denunciado a la
corte de apelación (Art. 426.3); Segundo Medio: Inobservancia de disposiciones constitucionales -artículos
68, 69 y 74.4 de la constitución- y legales -artículos 24 y 25, del Código Procesal Penal; - por ser la
sentencia manifiestamente infundada y carecer de una motivación adecuada y suficiente en relación al
segundo medio, denunciado a la corte de apelación, (artículo 426.3.); Tercer Medio: Inobservancia de
disposiciones constitucionales -artículos 68, 69 y 74.4 de la Constitución- y legales -artículos 24 y 25, del
Código Procesal Penal; - por ser la sentencia manifiestamente infundada y carecer de una motivación
adecuada y suficiente, y no estatuir con relación al tercer medio propuesto (artículo 426.3.).
3.En el desarrollo de sus medios el recurrente alega, en síntesis, que:
En cuanto al primer medio:“Resulta que con relación al testimonio de Esmeraldo García Medina, que
Luisito tenía el arma, sin embargo, al imputado lo policía le realizaron un disparo y el mismo estaba
ingresado en el Hospital Darío Contreras, ver página 14, numeral 19 de la sentencia recurrida. Resulta que
con relación al testimonio de Esmeraldo García y Víctor Manuel Arias Medina, los juzgadores indicaron los
siguientes; Que además este testigo nos merece entero crédito, por ser coherente y circunscribirse dentro
de la realidad fáctica de la acusación, sin argumentar los honorables jueces de la corte cual fue esa
declaración de los testigos que le merece entero crédito, ver página 19, numeral 19 de la sentencia
recurrida. Resulta que los jueces de la corte con relación al primer motivo, “establece en la página 14,
numeral 19 de la sentencia recurrida, que los jueces de primer valoraron la declaración de los testigos,
fueron clara, precisa y coherente, ver página 14, numeral 19 sentencia recurrida. Resulta que los jueces de
la corte establecen en la página de 6, numeral 6, estableciendo que la condena ha sido basada en los
relatos coherente, lógicos, y fundamentados en otras pruebas, sin existir pruebas científicas, solo se han
basado en el testimonio de la víctima. En cuanto al testimonio del señor, Esmeraldo García Medina,
establece en la página 6 de 33, del tribunal a quo, dándole aquiescencia la corte, en cuanto a la prueba
testimonial de la sentencia como víctima y testigo lo que me llama la atención de la víctima es que ella
dice estaba de servicio en la policía, me encontraba en la escuela de Japón, siendo como las 2:00 de la
mañana, yo Salí hacer una ronda cuando voy entrando a una de las aulas donde nosotros descansamos,
inmediatamente se presentaron dos personas, una de ella me dio un disparo, y otra persona cogió la
pistola ya que el cuerpo me quedo acalambrado, yo no los había visto antes a esas personas, luego lo vi en
el furgón, esa pistola la recuperamos en otro caso en flagrante, sin embargo la víctima dice que lo vio y el
imputado no fue detenido en flagrante delito, sin embargo al momento que supuestamente arrestan al
imputado fue herido por arma de fuego en pierna derecha, justificando el abuso de poder por parte de la
policía nacional, de manera pues que la víctima no señala alguna característica particular de la persona
que le sustraje el arma y le dio un tiro, es muy cuesta arriba que la víctima señale esos fueron las persona
que me robaron, es obvio esa respuesta por parte de la víctima realizar un señalamiento en audiencia solo
son esos dos imputado que está acusada y que la fiscalía le imputa la acusación, además no se presentó
prueba científica como una acta de inspección de la escena del robo, donde se haga constar la recolección
de evidencia como es toma de muestra dactilares, los supuestos objetos sustraído a la víctima, no fue
recuperado por vía del imputado, los policías que investigaron la denuncia no se presentaron a audiencia,
además no presento el ministerio público otro medio de prueba diferente que pudiera corroborar dicho
testimonio, máxime aun cuando el hecho ocurre en hora de la madrugada, la víctima establece que estaba
acalambrado, no fue presentado un testigo que estableciera que el hecho ocurrió, así como lo dice la
víctima, por lo que, es deber del Ministerio Público como órgano persecutor e investigativo presentar los
medios de prueba suficiente que sirvan de soporte a la acusación que pretende probar. Resulta que con
relación a la contradicción de las declaraciones de los testigos los jueces solo establecen que los mismo
fueron coherente, sin embargo, no dieron ninguna motivación en base a la versión de la testigo víctima ver
página 14, numeral 19 de la sentencia recurrida. Resulta que también el tribunal de segundo grado
desconoce o no aprecia conforme a las reglas de la lógica, la máxima de la experiencia y los conocimientos
científicos las declaraciones de los supra citados testimonios pues de haberlo hechos habría dictado
sentencia probatoria a favor del procesado en virtud de insuficiencia probatoria. En cuanto al segundo
medio:“La Corte a qua incurrió en el pronunciamiento de una sentencia manifiestamente infundada, en
relación a la motivación de la pena: planteado en el recurso de apelación de sentencia, con relación al
motivo de “Violación de la ley por Inobservancia de los artículos 40.16 de la Constitución; 172 y 339 del
Código Procesal Penal Dominicano. Resulta que en la página 15, numeral 22, los jueces de la primera sala
de la corte de apelación establecen “la magnitud del daño causado y se enmarca dentro de la escala
legales establecida. Resulta que los jueces de la primera sala establecen “que la pena que se le impone a
los imputados es tomando en cuenta el grado de participación del imputado en estos hechos, y la
proporcionalidad de la pena a imponer. Ver página 15, numeral 21 de la sentencia recurrida. Resulta que
los jueces de la corte señalan “que la sanción impuesta a los procesados es conforme a los hechos
probados, la magnitud del daño causado y se enmarca dentro de la escala legalmente establecida, ver
página 15, numeral 22 de la sentencia recurrida. Resulta que los jueces de la Primera Sala de la Cámara
Penal de la Corte de Apelación de la provincia de Santo Domingo, ha incurrido en falta de motivación al
rechazar el medio propuesto por la defensa, sin establecer de manera lógica, las elementos de pruebas
vinculante para confirmarle la condena al imputado, como es una larga condena de quince (15) años de
prisión no valoró lo establecido en el artículo 338 del Código Procesal Penal Dominicano, toda vez que,
para emitir una sentencia condenatoria los jueces deben tomar en consideración que la prueba aportada
sea suficiente para establecer con certeza la responsabilidad penal del imputado. En ese mismo sentido,
nuestro Código Procesal Penal en su artículo 339 contiene un catálogo de condiciones que el juzgador, al
momento de imponer una sanción deberá de tomar en consideración, las cuales van encaminada a que
esta cumpla con el fin constitucionalmente establecido. Esta norma es de vital importancia sobre todo en
aquellos casos en los casos en los cuales la sanción a imponer por la comisión del delito imputado no es
fija, sino que establece un mínimo y un máximo como ocurre en el caso del tipo penal de homicidio
voluntario cuya sanción es la reclusión menor, la cual conlleva privación de libertad de 5 a 20 años. Es
evidente que el tribunal de segundo incurre en una violación de la ley por inobservar lo dispuesto por los
artículos 40.16 CRD, 172 y 339 CPP, al momento de motivar lo relativo a lo que es la determinación de
pena, en primer orden porque no tomó en consideración ninguno de los criterios allí establecidos por el
legislador violando con esto la ley. Asimismo, el fallo del tribunal también es contrario al contenido y
alcance del artículo 25 del CPP que consagra el principio de interpretación conforme al cual las normas
procesales que coarten la libertad se interpretan restrictivamente, de ahí que los criterios para la
determinación de la pena deben ser aplicados taxativamente, lo cual implica que no puede el Juez utilizar
otros como sustento de la sanción, máxime cuando esta resulta ser la pena máxima de una escala
sancionatoria. Por otro lado, lo realizado por el tribunal a-quo transgrede un principio básico del Estado
democrático como lo es el principio de separación de los poderes, esto al utilizar como criterio de
determinación de la pena aspectos de carácter doctrinales que no dan cuentan del contenido de ninguno
de los criterios fijados al artículo 339 del CPP con lo cual está asumiendo una facultad que es exclusiva del
legislador, en este caso, la facultad de modificar las leyes. En ese sentido, en la sentencia de marras el
tribunal a quo incurre en el vicio de la errónea aplicación de las normas antes citadas, toda vez que para
imponer la pena al imputado el tribunal no toma en consideración ninguna de las circunstancias previstas
por el citado artículo, procediendo imponerle una pena de 15 años de Reclusión resultando la pena
impuesta desproporcionada, y más aún cuando el tribunal debió tomar en cuenta los siguientes aspectos
al momento de fijar la pena: a) El grado de escolaridad del imputado, sus composiciones familiares,
socioeconómicas, las condiciones de oportunidades del imputado en la sociedad. b) Las condiciones
carcelarias de nuestro país, y más aún del recinto penitenciario en donde el ciudadano Luisito Núñez de la
Cruz, se encuentra, que es la Cárcel de la Penitenciaria Nacional de la Victoria, en donde cada día es más
difícil subsistir no solamente por las carencias de alimentación, higiene y segregación por tipo penal, sino
también, por el peligro que corre su vida, por las continuas reyertas que se suscitan en ese medio de
violencia; c) Que el ciudadano Luisito Núñez De La Cruz es la primera vez que es sometido a la acción de la
justicia”. En cuanto al tercer medio:“La Corte a qua incurrió en el pronunciamiento de una sentencia
manifiestamente infundada, por falta de estatuir en relación al Tercer Medio propuesto en nuestro Recurso
de Apelación de sentencia, que establecimos que el Segundo Tribunal Colegiado del Departamento Judicial
de la Provincia de Santo Domingo, incurrió en falta de motivación en la fundamentación de la sentencia
con relación a la sentencia y la calificación jurídica de robo, al momento de condenar a nuestro
representado. Para fundamentar dichos medios recursivos establecimos, entre otras cosas que el tribunal
de juicio para retener la responsabilidad penal del ciudadano Miguel Ángel comisión, en calidad de autor,
del crimen de robo con violencia, asociación de malhechores, lo hizo únicamente sobre la base de las
declaraciones ofrecidas por los señores testigos el día de la audiencia de fondo, y de pruebas
documentales no vinculantes. Resulta que la Corte al ir enunciado los medios recursivos, planteado por el
recurrente, procede a no estatuir sobre ciertos puntos que la parte que el recurrente denuncio en su escrito
de apelación contra la sentencia de primer grado, como podemos ver en la página 15 hasta la 18 en cual el
tribunal de Alzada, incurrió en falta de motivación en la fundamentación de la sentencia con relación a la
calificación jurídica de robo, al momento de condenar a nuestro representado; Sin embargo, como esta
honorable Segunda Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, podrá apreciar la Corte no dio respuesta a
las denuncias allí formuladas, lo cual no le permite al hoy recurrente saber cuál fue la posición asumida
por dicha corporación de jueces en relación a lo allí denunciado, situación está que se traduce en una clara
falta de estatuir; y para que esta Honorable Suprema Corte de justicia pueda ir de forma sucinta
analizando de forma más eficiente lo planteado por la defensa y cuáles son las pretensiones de esta al
invocar este medio, a saber: Resulta que el Segundo Tribunal Colegiado del Departamento Judicial de la
Provincia de Santo Domingo, incurrió en falta de motivación en la fundamentación de la sentencia con
relación a los hechos, al momento de condenar a nuestro representado, además el imputado no fue
detenido en flagrante delito, de manera pues mi representado no había una cintila de pruebas directa que
vincularan al mismo con los hechos descrito por el acusador ver página 8 de 33, párrafo tercero.- Resulta
con relación a los diferentes tipos penales que el tribunal le retuvo falta penal y civil a mi representado, en
la misma solo trascriben los artículos ante mencionado, con relación al robo, el ministerio público, ni la
parte querellante no han presentado prueba científica, prueba esta que certifica que el hecho ocurrió,
además ninguno de los testigos han señalado a mi representado mediante un acta de reconocimiento de
persona. En el caso de la sentencia objeto del presente recurso, el tribunal incumple con esta sagrada
garantía en distintos momentos del fallo; motivar la sentencia es un deber inexcusable del órgano
jurisdiccional; es por esto que cuando se omiten las razones que la sustentan, o cuando son insuficiente los
motivos que se ofrecen es vulnerado el debido proceso. El tribunal no debe arrimar los razonamientos de
manera abstracta, sino que debe fundamentar tanto en hechos como en derecho la parte dispositiva, y
valorar de manera debida las pruebas aportadas.
4. El recurrente Santo Amaro Vásquez propone contra la sentencia impugnada los siguientes medios de
casación:
Primer Medio: Sentencia manifiestamente infundada por violación al principio de presunción de
inocencia; Segundo Medio: sentencia manifiestamente infundada en cuanto a la motivación de la
sentencia; Tercer Medio: Sentencia contradictoria con una sentencia anterior del mismo tribunal (426.2 del
Código Procesal Penal).
5.En el desarrollo de sus medios el recurrente alega, en síntesis, que:
En cuanto al primer medio:“Durante el conocimiento de la audiencia de fondo del proceso seguido en
contra del ciudadano Santo Amparo Vásquez, se produjeron pruebas que no pudieron romper con el
estado de inocencia que reviste al mismo, pues las mismas no alcanzaron el estándar de la prueba; que es
aquel que se materializa cuando la prueba muestra la culpabilidad más allá de toda duda razonable. La
defensa técnica del recurrente interpuso el recurso de apelación fundamentado en los siguientes motivos;
Primero: La inobservancia o errónea aplicación de una norma jurídica (sana critica que instituye el sistema
de valorización de los medios de pruebas, arts. 172, 333 CPP). Falta de motivación de la sentencia,
respecto de los medios de pruebas, así como también el artículo 14, sobre presunción de inocencia, art. 25
CPP. Sobre la duda razonable. El tribunal de marras al momento de ponderar los motivos del recurso
resolvió, no acoger ninguno de los motivos formulados por la defensa técnica. Es importante señalar que
nuestro ordenamiento procesal penal, ha establecido de forma clara cuales son los parámetros por los que
se deben regir los tribunales penales al momento de valorar las pruebas; que han sido producidas en un
juicio de fondo, para los cuales están previsto en los artículos 172 y 333 del Código Procesal Penal. Que
consagran que la misma deben regirse bajo las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicos. Al utilizar uno de estos lineamientos la sentencia del tribunal de primera
instancia hubiese sido la absolución del recurrente, en vista de que del juicio se extrajo que el Ministerio
Público formuló su acusación en contra del señor Santo Amparo Vásquez, por un hecho donde se
presentaron una prueba testimonial, que son las declaraciones de la víctima. La corte de apelación al
momento de analizar los motivos denunciados por la defensa establece que contrario a lo que la defensa
ha establecido respecto del motivo consignado en el recurso de apelación, entiende que los juzgadores del
juicio de fondo realizan una correlación de los hechos de manera correcta, es decir sobre los hechos y
circunstancia de manera adecuada a la valoración de los medios de pruebas”. En cuanto al segundo medio:
“En el mismo orden de idea presentamos el incidente sobre la extinción del proceso conforme al artículo
148 del Código Procesal Penal, por haber vencido ventajosamente vencido el plazo, cuestión que la corte
trata de justificar hasta lo no traslado como causa de retardo realizado por el imputado; pareciera ser que
los imputados privados de libertad se gobiernan para decir hoy no voy a juicio, mañana sí; de manera que
entendemos que estuviéramos haciendo una involución en cuanto al desarrollo y conocimiento de la
norma así como también al momento de aplicarla para decidir sobre los que se le ha sometido al
escrutinio del juzgador. También el motivo de falta de motivación que va aunado al motivo de errónea
aplicación de una norma jurídica, respecto de la pena, en el sentido que sí los medios de pruebas no son
valorados conforme a los estándares de valoración del sistema de justicia, como consecuencia directa
carece de motivación al imponer una pena excesiva y la norma abre un abanico en escalafón de pena”. En
cuanto al tercer medio:“Decimos que la sentencia es contradictoria con un fallo anterior emitido por la
Corte de Apelación. Si bien es cierto que la sentencia que le damos de soporte para demostrar el vicio
denunciado no es de la Primera Sala, pero es de la corte de apelación de este Departamento, puesto de
que al momento de dictar dicha sentencia la corte no estaba dividida, pero podrán observar que la juez
que motivo la sentencia marcada con el núm. 1418-2017-SSEN-00189, de fecha 19-09- 2017, de los
imputados Harold Manuel Almonte y Melvin Fernández Muñoz, es una de los jueces que conformaron la
Primera Sala de la Cámara Penal para decidir el caso en cuestión objeto del recurso. Sin embargo, a
unanimidad procedieron a rechazar el recurso por entender que la pena era excesivamente, tomando en
cuenta las causales del artículo 339 del Código Procesal Penal, por tanto y en cuanto el tribunal de la
jurisdicción del juicio Inobservó. Ahora bien, podríamos decir que la corte ha obrado de manera correcta
en cuanto a acoger el recurso y reducirla la pena a Siete (7) años. Ver sentencia de anexa. Hacemos
referencia a la sentencia en cuestión, por entender que la sentencia objeto del recurso de casación es
contradictoria, toda vez de que los juzgadores deben ser cónsono en sus daciones y que, si en algún
momento cambia de criterio, pues debe de ser bien fundamentado en derecho. En el mismo orden de idea
verificamos que en el caso en donde la corte redujo la pena de 15 a 7 años, lo hizo basado en la aplicación
del 339 del Código Procesal Penal, en ese sentido nos preguntamos: ¿Cuál es la particularidad de este
proceso? ¿Por qué la Corte no falló en iguales condiciones que el caso de referencia? Y podría seguir
cuestionado, pero lo vamos a dejar con esas dos preguntas nada más. De igual modo al momento de
motivar sobre la determinación de la pena, se limita a establecer que de forma clara el Primer Tribunal
Colegiado se ajusta a los parámetros del artículo 339, ignorando que no basta con que el tribunal
mencione cuales de los numerales del artículo 339 toma en cuenta, que en ese caso los ha mencionado
todos, sino que debe explicar los fundamentos que lo llevan a valorar cada uno con respecto de la persona
del imputado y de los hechos que le hace merecer la imposición de la sanción que determina para el casi
en concreto.
6. En relación con los alegatos expuestos por el recurrente Luisito Núñez de la Cruz la Corte de
Apelación, para fallar en la forma en que lo hizo, reflexionó en el sentido de que:
Respecto a la valoración de la prueba testimonial:Verifica este órgano jurisdiccional, de la sentencia
recurrida, tal y como señalamos en otra parte de la presente decisión, los testigos deponentes en juicio,
Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara, señalaron de manera clara, precisa y coherente
a los encausados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez, como las personas que los
interceptaron, despojando al primero de su arma de reglamento y luego interceptaron al señor Víctor
Manuel Arias Alcántara, y le quitaron el dinero que traía, individualizándolo de manera clara y directa
como autor de los mismos y su participación, narrando el señor Esmeraldo García Medina que Luisito
tenía el arma de fuego y le dio un disparo, y el testigo Víctor Manuel Arias Alcántara, estableció que los
reconoció porque los había visto con anterioridad a los hechos, y que para el tribunal a-quo merecieron
entera credibilidad probatoria, porque robustecieron el contenido de las actuaciones llevadas a cabo
desde el inicio del proceso y corroboraron las pruebas periciales y documentales levantadas en la especie,
más aún, cuando según el contenido del acta de registro de personas realizada a este imputado, y
ponderada por el tribunal a-quo, le fue ocupada el arma de fuego tipo pistola marca Colt, calibre 45 mm,
número 70BS94634, con su cargador, sustraída a la víctima Esmeraldo García Medina, ofreciendo dichos
testigos, de acuerdo a las motivaciones realizadas por el tribunal a-quo, datos certeros, creíbles, puntuales
y suficientes para vincular a los encartados y destruir su presunción de inocencia, declarando sin ningún
tipo de dubitación que fueron estos los responsables de los hechos, por ser testigos oculares y víctimas
directas del proceso; en esa virtud, esta instancia de apelación rechaza el referido medio. En cuanto a la
calificación jurídica de los hechos y la motivación de la pena impuesta: Esta sala de la Corte, al examinar la
sentencia impugnada, ha podido comprobar que para los Jueces a-quo, imponer la pena a los encartados
Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez, consideraron lo siguiente: Que en cuanto a la pena a
imponer a los justiciables Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez o Santo Amparo Vásquez, fue tomando
en cuenta conforme con los hechos puesto a su cargo, probados y conforme a la norma jurídica en contra
de los procesados, ya que la parte acusadora ha aportado elementos de pruebas suficientes capaces de
destruir la presunción de inocencia que les asiste a los encartados, y en tal virtud, procede condenarlos,
por los crímenes de asociación de malhechores y robo con violencia, previstos y sancionados en los
artículos 265, 266, 379 y 382 del Código Penal Dominicano, al procesado Santo Vásquez o Santo Amparo
Vásquez y al procesado Luisito Núñez de la Cruz, por los crímenes de asociación de malhechores, robo con
violencia y porte ilegal de armas, previstos y sancionados en los artículos 265, 266, 379 y 382 del Código
Penal Dominicano, 39 Párrafo III de la Ley 36-65, ambos en perjuicio de Esmeraldo García Medina y Víctor
Manuel Arias Alcántara, por lo que esto se verá reflejado en el dispositivo de esta sentencia; que la pena a
imponer a los imputados es en calidad de autores de los hechos, y en base a su accionar individual en los
hechos por lo que se les ha retenido la responsabilidad penal, como se verá en el considerando que
sigue...en este caso en particular, el Tribunal ha tomado en cuenta la gravedad del daño causado,
estableciendo una pena acorde con el tipo del hecho probado, la participación del imputado, la cual se
verá más adelante en la parte dispositiva de esta sentencia; tomando en consideración el grado de
participación del imputado en estos hechos, y la proporcionalidad de la pena a imponer. Por lo que, la
pena que se le impone a los imputados es tomando en cuenta el grado de participación que tuvo cada uno
en los hechos. Acotando que, en la presente, el tribunal le impone quince (15) años de reclusión mayor a
ambos imputados, dado que ambos fueron los agentes que materializaron los hechos con arma de fuego,
realizando la sustracción de las pertenencias de las víctimas Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel
Arias Alcántara, en calidad de autores de los hechos; esto, en virtud de la proporcionalidad que debe
mediar entre la comisión de los hechos, el accionar de los imputados y el daño ocasionado”. (ver páginas
24 y 25 de la sentencia recurrida). Entiende esta alzada, que la sanción impuesta a los procesados Luisito
Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vásquez, es conforme a los hechos probados, la magnitud del daño
causado y se enmarca dentro de la escala legalmente establecida, es decir, en cuanto al imputado Luisito
Núñez de la Cruz, de violación a los artículos 265, 266, 379 y 382 del Código Penal y 39-III de la Ley 36, y
respecto al procesado Santo Amaro Vásquez, de violación a los artículos 265, 266, 379 y 382 del Código
Penal, señalando además el tribunal a quo, cuáles elementos de los establecidos en el artículo 339 del
Código Procesal Penal observó para la determinación de la misma, como la gravedad del daño causado,
participación de los imputados en los hechos y proporcionalidad de la pena; máxime, cuando ha
establecido nuestro más alto tribunal, que: “los criterios para la aplicación de la pena establecidos en el
artículo 339 del CPP, no son limitativos en su contenido y el tribunal no está obligado a explicar
detalladamente por qué no le impuso la pena mínima u otra pena . (SCJ, Cámara Penal, sentencia No. 90,
de fecha 22 de junio del 2015); asimismo, ha señalado dicho órgano jurisdiccional, mediante sentencia de
fecha 16 de septiembre del año 2005: “que es potestad soberana de todo juzgador, de imponer, dentro de
los límites de la ley, las condignas sanciones que a su entender amerite el hecho delictivo que haya sido
debidamente probado en los tribunales del orden judicial, en consecuencia, esta Corte desestima el vicio
alegado.
7. En relación con los alegatos expuestos por Santo Amaro Vásquez la Corte de Apelación, para fallar en
la forma en que lo hizo, reflexionó en el sentido de que:
En cuanto a la determinación de culpabilidad del imputado y la destrucción de la presunción de
inocencia: Del examen de la sentencia impugnada, esta sala de la Corte verifica, que respecto a las
declaraciones de los testigos-víctimas, señores Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara,
estableció: “Que en cuanto al elemento probatorio testimonial a careo contentivo de las declaraciones del
señor Esmeraldo García Medina; quien es víctima y testigo directo del caso, toda vez que fue la persona
que fue interceptada por las partes imputadas Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez o Santo Amaro
Vásquez; este tribunal pudo establecer que dichas declaraciones son claras, precisas y coherentes al
señalar el lugar, tiempo, modo y espacio en que sucedieron los hechos que nos ocupan, lo propio que en
cuanto a la individualización de los procesados, sindicando el testigo la participación directa que tuvieron
cada uno de los imputados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez o Santo Amaro Vásquez en los
hechos; indicando que estando el de servicio en la Escuela República de Japón, se había dirigido al área de
descanso, lugar en el que fue interceptado por los procesados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez o
Santo Amaro Vásquez, el testigo en todo momento señala al Justiciable Luisito Núñez de la Cruz, como la
persona que portaba el arma de fuego y quien sin mediar palabras le infirió un disparo, y al procesado
Santo Vásquez o Santo Amaro Vásquez, como la persona que procedió a despojarlo de su arma de
reglamento; agrega el testigo que pudo recuperar su arma de fuego tras estos ser detenidos en flagrante
delito por otro hecho en el cual habían realizado el mismo modo operandi, a saber, habían herido a otra
persona para asaltarlo, indicando que esa persona se encuentra presente en el día de hoy, refiriéndose al
testigo Víctor Manuel Arias Alcántara; por lo que, siendo este testigo la persona ideal para reconocer a los
procesados por ser una de las víctimas directas de los hechos e individualizarlos en cuanto a la comisión
de los mismos, como así lo ha hecho, consideran estos juzgadores que existe vinculación directa de los
imputados en los hechos puestos a su cargo, corroborando así la prueba documental aportada por el
órgano acusador”, (ver página 13 de la sentencia recurrida). 13. Y sobre las declaraciones del testigo Víctor
Manuel Arias Alcántara, el tribunal a-quo, determinó: ‘’Que del mismo modo depone el testigo Víctor
Manuel Arias Alcántara, en ese entonces menor de edad de iniciales V.M.A.; quien también es víctima y
testigo directo del caso, toda vez que fue la otra persona que fue interceptada por las partes imputadas
Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez y/o Santo Amaro Vásquez; este tribunal pudo establecer que
dichas declaraciones son claras, precisas y coherentes al señalar el lugar, tiempo, modo y espacio en que
sucedieron los hechos que nos ocupan, lo propio que en cuanto a la individualización de los procesados,
sindicando el testigo la participación directa que tuvieron cada uno de los imputados Luisito Núñez de la
Cruz y Santo Vásquez y/o Santo Amaro Vásquez en los hechos; refiere el testigo que estando de camino a
su residencia se encontró con los procesados Luisito Núñez de la Cruz y Santo Vásquez y/o Santo Amaro
Vásquez, quienes estaban parados en un lugar un poco oscuro, asustándose él y pretendiendo correr, pero
uno de los imputados le manifestó con un arma en mano cuidado si te embala, acto seguido le dispara,
sustrayéndole estos el dinero que él portaba ese día. Enfatiza el testigo que aun cuando los procesados
estaban parados en un lugar un poco oscuro, este los pudo ver cuando había intentado huir que se
movieron, estando alumbrados por la claridad de una lámpara de un poster de luz de la calle, además
refiere que había visto a los procesados con anterioridad a los hechos, siendo por esto que pudo
reconocerlos, que en ese lugar y momento sólo vio a los dos imputados, a quienes pudo reconocer porque
les pudo ver el rostro producto de la de la lámpara antes indicada. Que este testimonio al igual que el
testigo anterior el tribunal lo considera ideal para reconocer a los procesados por ser una de las víctimas
directas de los hechos e individualizarlos en cuanto a la comisión de los mismos, como así lo ha hecho,
consideran estos juzgadores que existe vinculación directa de los imputados en los hechos puestos a su
cargo, corroborado así por el testimonio del testigo Esmeraldo García Medina, así como también con las
pruebas documentales aportada por el órgano acusador”, (ver página 14 de la sentencia impugnada). 14.
De lo cual advierte esta alzada, que el tribunal a-quo otorgó entero crédito a las declaraciones de los
testigos Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara, por ser claras, precisas y coherentes al
señalar el lugar, tiempo, modo y espacio en que sucedieron los hechos e individualizaron a los procesados
en la comisión de los hechos, estableciendo el primero, que fue interceptado por los imputados estando
de servicio en la escuela República de Japón cuando se dirigía al área de descanso, que el justiciable
Luisito Núñez de la Cruz, portaba el arma de fuego y que sin mediar palabras le infirió un disparo, y que el
procesado Santo Vásquez o Santo Amaro Vásquez, procedió a despojarlo de su arma de reglamento; que
pudo recuperar su arma de fuego tras estos ser detenidos en flagrante. En cuanto a la solicitud de
extinción: Sin embargo, entiende esta alzada, tal y como ha dicho de manera constante nuestro más alto
tribunal, que la aplicación del texto legal del artículo 148 del Código Procesal Penal no es absoluta e
ineludible y una interpretación lógica, sistemática y abierta de dicho texto deja claramente abierta la
posibilidad de extensión del plazo para la duración del proceso, no pudiendo computarse sin antes
examinar previamente el discurrir del proceso para verificar el comportamiento del imputado, advirtiendo
esta alzada de la glosa procesal del expediente, que las suspensiones de las audiencias celebradas en el
caso ocurrente, algunas fueron promovidas por los imputados y su defensa técnica, y las demás solicitadas
por las demás partes, estos no hicieron oposición, tales como: En la fase de instrucción: en fecha
1/7/2014, se suspendió a los fines de traslado del imputado Luisito Núñez y citar a las víctimas: en fecha
16/9/2014, a los fines de traslado de los imputados; en fecha 9/12/2014, a los fines de traslado de los
imputados y estuviera presente el abogado de los querellantes; en fecha 18/2/2015, a los fines de que el
imputado Luisito Núñez estuviera representado por un defensor público; en fecha 27/4/2015, se
suspendió a los fines de reponerle los plazos a las defensas técnicas de los imputados; en fecha
25/6/2015, se suspendió a los fines de intimar al alcaide para que estableciera las razones del no traslado
de los imputados; en fecha 16/7/2015, se suspendió a los fines de que la defensa técnica del procesado
Santo Amaro Vásquez, estuviera presente. En juicio de fondo: en fecha 12/1/2017, se suspendió a los fines
de conducir los testigos a descaro; en fecha 20/4/17, a los fines de traslado de los imputados; en fecha
4/5/17, a los fines de traslado de los imputados y conducir testigos del Ministerio Público; en fecha
11/5/2017, a los fines de que las víctimas estuvieran representadas por su abogado y para que la
defensoría técnica de los imputados estuviera presente; De lo cual, advierte esta Corte, que las
suspensiones de las audiencias celebradas respecto al presente caso, algunas fueron generadas por los
imputados y sus defensas técnicas, y a las demás, estos no hicieron oposición, pedimentos, que aunque
fueron de derecho y fueron acogidos a los fines de garantizar las prerrogativas acordadas a las partes por
nuestra normativa procesal penal, impidieron una solución rápida del caso, aparte de la solicitudes de
cese de medida de prisión preventiva promovida por uno de los imputados, lo cual, contribuyó en el
retardo en el conocimiento del proceso, más aún, cuando esta sala considera que es el imputado y su
abogado, principalmente, que deben velar porque el proceso se conozca dentro un plazo prudente y
razonable y evitar la dilación del mismo, sobre todo, cuando sobre los mismos pesa la medida de coerción
de prisión preventiva para que se resuelva de forma definitiva sobre la acusación que recae sobre estos y
hacer todas las diligencias pertinentes para que el proceso se conozca, ya que, la ley pone en sus manos
los mecanismos que puede utilizar a tales fines, lo que no ocurrió en la especie, y esa inercia de su parte
se traduce, a entender de esta sala, en tácticas dilatorias tendentes a que transcurra el plazo para luego
solicitar la extinción por vencimiento del plazo máximo que estable la normativa procesal penal, como de
hecho lo hizo, en ese sentido, mal podría el mismo beneficiarse de esta figura jurídica, cuando también
contribuyó con el retardo del proceso y cuando mediante reiteradas sentencias ha dicho nuestro más alto
tribunal, que: “la extinción de la acción penal por haber transcurrido el tiempo máximo de duración del
proceso se impone sólo cuando la actividad procesal ha discurrido sin el planteamiento por parte del
imputado de incidentes y pedimentos que tiendan a dilatar el desenvolvimiento normal de las fases
preparatorias o de juicio, correspondiendo en cada caso al tribunal apoderado evaluar, en consecuencia, la
actuación de las partes”, en consecuencia, esta sala rechaza la petición de extinción de la acción penal por
vencimiento del plazo máximo de duración del proceso solicitada por el imputado Santo Amaro Vásquez,
por las razones antes expuestas.
8. El recurrente Luisito Núñez de la Cruz, imputa, en síntesis, a la decisión impugnada, una alegada
deficiencia de motivos en cuanto a la ponderación de los medios del recurso de apelación, así como en la
valoración de las pruebas, especialmente las testimoniales, insuficiencia de motivos en cuanto a los
criterios para la determinación de la pena impuesta con relación a la calificación jurídica de los hechos, así
como una alegada deficiencia de motivos.
9. De los motivos expuestos por la Corte a qua en su sentencia respecto a la valoración de la prueba
testimonial que ha sido transcrita en parte anterior de la presente decisión, esta alzada ha podido
comprobar, contrario al alegato del recurrente, que luego de hacer un análisis minucioso del recurso de
apelación del que fue apoderada, la Corte a qua procedió a dar respuesta a los medios planteados por el
recurrente en su escrito de apelación, tal y como se puede apreciar en los motivos dados por la Corte a
qua para rechazar el medio sobre la supuesta: “Errónea aplicación de la norma en lo referente a lo
establecido por los artículos 25, 172, 333 del Código Procesal Penal y los artículos 265, 266, 385-1-3 del
Código Penal (artículo 417, numeral 4 del Código Procesal Penal)”, de donde, según se advierte, la
responsabilidad penal de los imputados quedó claramente probada con las declaraciones de los testigos-
víctimas, procediendo a confirmar el fallo atacado, luego de comprobar que el tribunal de juicio había
realizado una correcta valoración de los testimonios prestados por las víctimas.
10. Es importante destacar que la prueba por excelencia en el juicio oral es la testimonial; esa prueba
es fundamental en el mismo, puede ser ofrecida por una persona que ha percibido cosas por medio de sus
sentidos con relación al caso concreto que se ventila en un tribunal; puede ser ofrecida por la propia
víctima o por el imputado, pues en el sistema adoptado en el Código Procesal Penal de tipo acusatorio,
que es el sistema de libre valoración probatoria,todo es testimonio, desde luego, queda en el juez o los
jueces pasar por el tamiz de la sana crítica y del correcto pensamiento humano las declaraciones vertidas
por el testigo en el juicio para determinar a cuál le ofrece mayor credibilidad, certidumbre y verosimilitud,
para escoger de ese coctel probatorio por cuál de esos testimonios se decanta y fundar en él su decisión.
11. En lo que respecta a lo alegado por el recurrente sobre las declaraciones de las víctimas-testigos, es
preciso señalar que acorde con los criterios doctrinarios, la validez como medio de prueba de las
declaraciones de la víctima está supeditada a ciertos requerimientos, como son: la ausencia de
incredulidad subjetiva, la persistencia incriminatoria, la inexistencia de móviles espurios, así como la
verosimilitud del testimonio, aspectos que fueron evaluados por el a quo al momento de ponderar las
declaraciones de los testigos Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara; cabe agregar, que
para lo que aquí nos interesa, no existe inconveniente alguno en que un hecho se tenga por acreditado
con apoyo exclusivo en la versión de la víctima, siempre y cuando cumpla con los parámetros indicados
más arriba, y además, que esa versión sea razonable, tal y como ocurrió en la especie, máxime cuando al
imputado le fue ocupada el arma sustraída a Esmeraldo García Medina.
12. Sobre la base del fundamento expuesto en los motivos que anteceden, esta Segunda Sala ha
podido comprobar que la decisión impugnada está correctamente motivada en ese aspecto, y en la misma
se exponen las razones que tuvo el tribunal de segundo grado para decidir en la forma en que lo hizo,
haciendo su propio análisis del recurso de apelación, lo que le permite a esta alzada constatar que en el
caso se realizó una correcta aplicación de la ley y el derecho, dando motivos suficientes y coherentes, tal y
como se advierte en el fallo impugnado, de donde se comprueba que la sentencia recurrida contiene una
correcta fundamentación de lo decidido en la misma, por lo que procede rechazar el alegato analizado.
13. Con relación a la deficiencia de motivos en cuanto a la calificación jurídica y la pena impuesta, esta
alzada, luego del análisis a la decisión impugnada, ha podido contactar que la Corte a qua para confirmar
la decisión de primer grado, luego de transcribir y ponderar los motivos externados por el tribunal de
juicio determinó que la sanción impuesta se encuentra acorde con los ilícitos penales atribuidos a los
imputados, estableciendo el tribunal de juicio que:
Que, una vez establecidos los hechos cometidos por los imputados Luisito Núñez de la Cruz y Santo
Vásquez o Santo Amaro Vásquez, procede realizar la subsunción de los mismos en un tipo penal. En el caso
que nos ocupa, los hechos probados encajan dentro de los tipos penales previstos y sancionados por los
artículos 266, 379 y 382 del Código Penal Dominicano, así como el artículo 39 párrafo III de la Ley 36,
Sobre Comercio, Porte y Tenencia de Armas, en cuanto al procesado Luisito Núñez de la Cruz y los artículos
265, 266, 379 y 382 del Código Penal Dominicano, en cuanto al procesado Santo Vásquez o Santo Amaro
Vásquez, por lo que en la aplicación de los mismos, se les impondrá una sanción que se reflejará en el
dispositivo de la sentencia… Que la sanción a imponer por el tribunal es una cuestión de hechos que
escapa al control de la Corte de Casación siempre que esté ajustada al derecho, y toda vez que haya sido
determinada e impuesta tomando en consideración las prescripciones del artículo 339 del Código Procesal
Penal, las cuales, a entender de este tribunal colegiado, no son limitativas en su contenido; por lo que en
este caso en particular el Tribunal ha tomado en cuenta la gravedad del daño causado, estableciendo una
pena acorde con el tipo del hecho probado, la participación del imputado, la cual se verá más adelante en
la parte dispositiva de esta sentencia; tomando en consideración el grado de participación del imputado
en estos ilícitos, y la proporcionalidad de la pena a imponer. Por lo que, la pena que se le impone a los
imputados es tomando en cuenta el grado de participación que tuvo cada uno en los hechos. Acotando
que, en la presente, el tribunal le impone quince (15) años de reclusión mayor a ambos imputados, dado
que ambos fueron los agentes que materializaron los hechos con arma de fuego, realizando la sustracción
de las pertenencias de las víctimas Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara, en calidad
de autores de los hechos; esto, en virtud de la proporcionalidad que debe mediar entre la comisión de los
hechos, el accionar de los imputados y el daño ocasionado.
14. Para lo que aquí importa y a los fines de comprobar la denuncia de falta de motivación manifestada
por el recurrente, es preciso dejar establecido que por motivación hay que entender aquella en la que el
tribunal expresa de manera clara y ordenada las cuestiones de hecho y derecho que sirvieron de soporte a
su sentencia, o en otros términos, en la que los jueces explican las razones jurídicamente válidas o idóneas
para justificar su decisión, ya que de lo contrario su fallo se convertiría en un acto arbitrario.
15. En interés de confirmar la denuncia del recurrente con respecto a la valoración probatoria, es
conveniente recordar que el artículo 172 de la normativa procesal penal vigente, dispone lo siguiente: “El
juez o tribunal valora cada uno de los elementos de prueba, conforme a las reglas de la lógica, los
conocimientos científicos y las máximas de experiencia y está en la obligación de explicar las razones por
las cuales se les otorga determinado valor, con base a la apreciación conjunta y armónica de toda la
prueba”.
16. En cuanto a las pruebas testimoniales valoradas por el juez de la inmediación, es necesario
recordar que esta Sala de la Corte de Casación ha fijado de manera constante el criterio que ratifica en
esta oportunidad, que el juez que pone en estado dinámico el principio de inmediación es soberano para
otorgar el valor que estime pertinente a los elementos de prueba que le son sometidos a su consideración
y análisis, siempre y cuando no incurra en desnaturalización de los hechos.
17. Para examinar los vicios denunciados por el recurrente en cuanto a la calificación jurídica dada a los
hechos, esta Segunda Sala procedió a examinar las piezas que conforman el caso, verificando que tanto el
acta de acusación como el auto de apertura a juicio contienen una relación precisa de los hechos por los
cuales fueron señalados los recurrentes como posibles autores de haber realizado robo con violencia en
contra Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara hechos que al ser presentados por ante
el tribunal de juicio y luego de haber sido valorado el fardo probatorio presentado por la parte acusadora
a los fines de probar la acusación contra los imputados, se subsumen dentro de los tipos penales por el
cual resultaron responsables los imputados recurrentes [robo con violencia y uno de ellos con uso de
arma], donde, según se destila de los hechos que fueron probados por ante el tribunal de juicio, el
recurrente fue la persona que le infirió al señor Esmeraldo García Medina una herida de arma de fuego
para sustraerle la suya, según consta de las declaraciones de la misma víctima.
18. De lo expuesto en la sentencia impugnada se infiere que, la Corte a qua actuó conforme al derecho
al desestimar el medio del recurso de apelación, ya que según se observa, de las declaraciones de los
testigos a cargo, señores Esmeraldo García Medina y Víctor Manuel Arias Alcántara, ofrecidas por ante el
tribunal de primer grado, no fue advertido por esta Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia
contradicción ni ningún tipo de animadversión en contra del imputado, comprobándose con sus
declaraciones, los elementos constitutivos del tipo penal endilgado, y de lo cual no quedó ningún tipo de
duda sobre la calificación jurídica dada a los hechos por el tribunal de juicio y confirmada por la Corte a
quo, por lo que no existe ningún tipo de duda sobre la participación del imputado en los hechos que le
fueron probados y, consecuentemente, por los que resultó condenado conjuntamente con el otro
imputado.
19. Según se advierte, los jueces valoraron las pruebas con absoluta objetividad, observando las reglas
de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia, lo que les permitió comprobar la
certeza y credibilidad de los testimonios ofrecidos en el juicio oral por los testigos a cargo, los cuales,
unidos a los demás medios de pruebas resultaron suficientes para emitir sentencia condenatoria contra el
recurrente Luisito Núñez de la Cruz en el crimen de robo con violencia .
20. En cuanto a la sanción impuesta, es bueno recordar que es una cuestión de hecho que escapa a la
censura casacional, siempre que se ampare en el principio de legalidad, como ocurre en la especie, al
quedar probada y fuera de toda duda razonable la responsabilidad del imputado en el crimen de robo
agravado, hecho que se castiga con la pena de cinco a veinte años de reclusión mayor conforme lo previsto
en el artículo 382 del Código Penal Dominicano.
21. En ese contexto es menester destacar que la fijación de la pena es un acto discrecional del juez del
fondo, y podría ser objeto de impugnación cuando se trate de una aplicación indebida de la ley, cuando la
motivación es contradictoria o cuando no hayan sido examinados los criterios establecidos en el artículo
339 de la normativa procesal penal, lo cual no ocurre en el caso, en razón de que la pena de quince (15)
años impuesta se encuentra dentro del marco legal establecido por la norma, y donde además se advierte
que el tribunal de mérito, luego de analizar los criterios establecidos en el artículo 339 de la normativa
procesa penal, procedió a imponer la pena arriba indicada al imputado recurrente, tomando en cuenta los
numerales 1 y 7 del indicado artículo, lo cual no implica, contrario a lo establecido por la parte recurrente,
que el hecho de que no hayan sido tomados en cuenta los numerales 2, 3, 4, 5 y 6, las instancias
anteriores hayan actuado contrario a la norma, máxime cuando ha establecido de forma reiterada esta
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, en relación a la motivación en base al contenido del artículo
339 del Código Procesal Penal, que se tratan de parámetros orientadores a considerar por el juzgador a la
hora de imponer una sanción, tal y como ocurrió en la especie, donde el tribunal de mérito al momento
de imponer la pena al imputado-recurrente procedió, luego de examinar los criterios establecidos en el
indicado artículo a tomar en cuenta la gravedad del daño causado, estableciendo una pena acorde con el
tipo del hecho probado, tomando en consideración el grado de participación del imputado en estos,
actuando conforme al derecho en razón de que dichos criterios no son imposiciones taxativas de carácter
obligatorio que coarten la función jurisdiccional del juzgador; por lo que procede desestimar la queja del
recurrente, máxime cuando dichos criterios no son limitativos en su contenido y el tribunal no está
obligado a explicar detalladamente por qué no acogió tal o cual criterio, o por qué no le impuso la pena
mínima u otra pena.
22. Atendiendo a las anteriores consideraciones, del examen de la sentencia impugnada y a la luz de
los vicios alegados, esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia ha podido comprobar que, en el
caso, la sentencia impugnada está suficientemente motivada en hecho y derecho, así como también en
cuanto a la pena impuesta por la Corte a qua, tal y como se ha comprobado más arriba, no advirtiendo
esta Segunda Sala la alegada violación “al sagrado derecho de la defensa, y al principio de interpretación
de la norma”, como erróneamente denuncia el recurrente; por lo que esta Alzada llega a la conclusión de
que el acto jurisdiccional impugnado cumple palmariamente con los patrones motivacionales que se
derivan del artículo 24 del Código Procesal Penal.
23. El recurrente Santo Amaro Vásquez, en el desarrollo de sus medios, imputa a la decisión
impugnada, en síntesis, que la sentencia es manifiestamente ilógica porque no se pudo destruir la
presunción de inocencia del imputado, ya que sólo se dictó sentencia condenatoria en su contra por las
declaraciones de las víctimas-testigos, que existe deficiencia de motivos en cuanto a la solicitud de
extinción de la acción penal que le fue planteada a la corte, ya que esta pretende adjudicar
responsabilidad en contra del imputado por la falta de traslado al tribunal y por último que el tribunal a
quo dictó una sentencia contradictoria con un fallo anterior de esa misma corte.
24. Efectivamente y en cuanto a la determinación de la culpabilidad del imputado y con ello la
destrucción de presunción de inocencia de que estaba investido, de los motivos externados por la Corte a
qua, se colige que las víctimas testigos identificaron sin ninguna duda al imputado como una de las
personas que les despojó de sus pertenencias haciendo uso de violencia,declaraciones que fueron
ponderadas por el tribunal de juicio, otorgándoles entera credibilidad por cumplir con los parámetros
establecidos por la jurisprudencia para ello, y fundamentado en los motivos externados por esta Sala en
los acápites 4.2 a 4.5 de esta decisión en cuanto a la valoración de la prueba testimonial en el presente
proceso, como fundamentación del rechazo de este mismo alegato planteado por el recurrente Luisito
Núñez de la Cruz, por lo que procede hacer mutatis mutandi y rechazar el alegato que se analiza por
carecer de fundamento.
25. En cuanto a la falta de fundamentación de la sentencia por entender el recurrente que la Corte a
qua al responder la solicitud de extinción del proceso por duración máxima del proceso le adjudicó como
faltas a este su ausencia en las audiencias por no ser trasladado a los tribunales, sin embargo, si bien es
cierto que esa alzada hace uso de esos traslados, lo hace como parte de la relación de eventos procesales
ocurridos durante el conocimiento del presente proceso.
26. En esas atenciones, es preciso indicar, además, que en cuanto a la extinción del proceso por
vencimiento máximo del plazo, el Tribunal Constitucional sobre este tema tan controvertido en doctrina
como en la jurisprudencia, ya se ha referido a los distintos aspectos a tomar en cuenta al momento de
ponderar la extinción de un proceso por el vencimiento del plazo máximo de duración del proceso, así se
observa que mediante la sentencia núm. TC/0394/18, de fecha 11 de octubre de 2018, fijó unos
parámetros razonables que justifican la dilación de un proceso, sobre todo, en el complejo mundo
procesal como el nuestro, donde la enmarañada estructura del sistema judicial impiden por multiplicidad
de acciones y vías recursivas que se producen en sede judicial, así como en otros estamentos no
jurisdiccionales concluir un caso en el tiempo previsto en la norma de referencia, más aún cuando son
casos envueltos en las telarañas de las complejidades del sistema, como bien lo señala el Tribunal
Constitucional al establecer que: “existe una dilación justificada a cargo de los jueces y representantes del
Ministerio Público cuando la demora judicial se da por una circunstancia ajena a ellos, producida por el
cúmulo de trabajo, por la complejidad misma del caso o por la existencia de un problema estructural
dentro del sistema judicial. En relación con ello la Corte Constitucional de Colombia ha indicado en su
Sentencia T-230/13 que: La jurisprudencia ha señalado que, atendiendo la realidad del país, en la gran
mayoría de casos el incumplimiento de los términos procesales no es imputable al actuar de los
funcionarios judiciales. Así, por ejemplo, existen procesos en los cuales su complejidad requiere de un
mayor tiempo del establecido en las normas y en la Constitución para su estudio, para valorar pruebas o
para analizar la normatividad existente. Por ello, la jurisprudencia ha destacado que cuando la tardanza no
es imputable al actuar del juez o cuando existe una justificación que explique el retardo, no se entienden
vulnerados los derechos al debido proceso y al acceso a la administración de justicia”.
27. En ese sentido, contrario a lo que alega el recurrente, en el primer medio de su recurso de
casación, se impone señalar, además, que si bien es cierto que desde el conocimiento de la medida de
coerción impuesta al imputado recurrente el 23 del mes de noviembre del año 2013, hasta el
conocimiento del recurso de apelación, el 9 de octubre de 2018, han transcurrido aproximadamente 5
años, 1 mes, no es menos cierto que, ha sido verificada la complejidad del caso, y que según se advierte
de la glosa procesal, se realizaron pedimentos distintos, tendentes a garantizar el derecho de defensa de la
recurrente, lo que provocó que el tránsito procesal de este proceso, se extendiera de una u otra manera;
por lo que, al observarse que las dilaciones en este caso se encuentran justificadas, procede rechazar el
medio invocado por improcedente e infundado.
28. Sobre la alegada contradicción de la decisión impugnada con la Sentencia núm. 1418-2017-SSEN-
00189, de fecha 19-09- 2017, de los imputados Harold Manuel Almonte y Melvin Fernández Muñoz,
dictada por la Cámara Penal de la Corte de Apelación de ese mismo departamento judicial, el recurrente, a
pesar de indicar en su recurso que “ver sentencia anexa”, no procedió a depositarla.
29. En estas condiciones, el recurrente no ha aportado el sustento de su medio recursivo, no pudiendo
ser tomados como buenos y válidos sus planteamientos de que la Corte a qua ha pronunciado un fallo
contradictorio con uno anterior de ese mismo tribunal, por encontrarse esta Segunda Sala imposibilitada
de verificar lo aducido, a fin de esta sala poder cotejar si se produjo o no una contradicción de sentencia,
por lo que procede desestimar este alegato.
30. Por disposición del artículo 246 del Código Procesal Penal, “Imposición. Toda decisión que pone fin
a la persecución penal, la archiva, o resuelve alguna cuestión incidental, se pronuncia sobre las costas
procesales. Las costas son impuestas a la parte vencida, salvo que el tribunal halle razones suficientes para
eximirla total o parcialmente”; en virtud de la última parte del texto que acaba de transcribirse procede
eximir a los imputados recurrentes, Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro Vázquez del pago de las costas
del procedimiento, por estar asistidos de defensores públicos, razón suficiente para determinar que no
tienen recursos para el pago de estas.
31. Los artículos 437 y 438 del Código Procesal Penal, modificados por la Ley núm. 10-15, mandan que
copia de la presente decisión debe ser remitida, por la secretaría de esta Alzada, al Juez de la Ejecución de
la Pena del Departamento Judicial correspondiente, para los fines de ley.
Por los motivos de hecho y de derecho anteriormente expuestos, la Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia,

FALLA:
Primero: Rechaza los recursos de casación interpuestos por Luisito Núñez de la Cruz y Santo Amaro
Vásquez, contra la sentencia penal núm. 1418-2018-SSEN-00328, dictada por la Primera Sala de la Cámara
Penal de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de Santo Domingo el 1 de noviembre de 2018,
cuyo fallo se encuentra en parte anterior de esta decisión.
Segundo: Exime a los recurrentes del pago de las costas del procedimiento, por los motivos
anteriormente expuestos.
Tercero: Ordena al secretario general de la Suprema Corte de Justicia la notificación de la decisión a las
partes del proceso y al Juez de la Ejecución de la Pena del Departamento Judicial de Santo Domingo.
Firmado: Francisco Antonio Jerez Mena, Fran Euclides Soto Sánchez, María G. Garabito Ramírez y
Francisco Antonio Ortega Polanco.
César José García Lucas, secretario general de la Suprema Corte de Justicia, CERTIFICO, que la
sentencia que antecede fue dada y firmada por los jueces que figuran en ella, en la fecha arriba indicada.
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