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Hobsbawm, E. La Era Del Imperio 1875-1914. Cap. 6

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Eruc HOBSBAWM

f LAERA
DEL IMPERIO,
1875-1914

CRÍTICA
GRUPO EDITORIAL PLANETA
BUENOS AIRES
LAS NACIONES Y EL NACIONALISMO 153.

más) sustituyó ·a las composiciones rivales para convertirse en el himno na-


cional alemán. El término nacionalismo, aunque originalmente designaba tan
sólo una versión reaccionaria del fenómeno, demostró ser más adecuado que
la torpe expresión principio de nacionalidad, que había formado parte del
vocab1,1lario de la política europea desde 1830, y, por tanto, se aplicó a todos
los movimient~s para los cuales la «Causa nacional» era primordial en la po-
lítica: es decir, para todos aquellos que exigían el derecho de autodetermina-
ción, en último extremo, el derecho de formar un estado independiente. Tan-
6. BANDERAS AL VIENTO: to el número de esos movimientos -o cuando menos el de los líderes que
LAS NACIONES Y EL l""'Tn,.,.T
afirmaban hablar en su nombre- como su significado político se incremen-
taron enorrhemente en el período -que estudiamos.
La base del «nacionali-smo» de todo tipo era)a misma: la voluntad de la
«Scappa, che arriva la patria» (Huye, que viene la patria.)
gente de identificarse emocionalmente con «SU» nación y de movilizarse po-
líticamente como checos, alemanes, italianos o cualquier otra cosa, voluntad
Una campesina italiana a su hijo i que podía ser explotada políticamente. La democratización de la política, y
en especial las elecciones, ofrecieron amplias oportunidades para movilizar-
Su lenguaje se ha hecho complejo, porque ahora leen. Lee_~ los. Cuando los estados actuaban así hablaban de «patriotismo» y la esencia
libros 9 de cualquier forma aprenden a leer en los libros ... La
palabr"& y el idioma del lenguaje literario sirven y la pronuncia~
del nacionalismo original «de derechas» que apareció en los estados-nación
ción que sugiere su ortografía tiende a prevalecer sobre el uso ya existentes, era reclamar el monopolio del patriotismo para la extrema de-
local. recha política y, en consecuencia, calificar a todos los demás grupos de trai-
dores. Ese fenómeno era nuevo, ya que durante la mayor parte del siglo XIX
H. G. WELLS, 19012 el nacionalismo se había identificado con los movimientos liberales y radi-
El nacionalismo ... ataca la democracia, destruye el anticleri-_
cales y con la tradición de la Revolución francesa. Pero, por lo demás, el na-
calismo, combate el socialismo y mina el pacifismo, el humanita- cionalismo no se identificaba necesariamente con ninguna formación del es-
rismo y el internacionalismo ... Declara abolido el programa det, pectro político. Entre los movimientos nacionales que no tenían todavía su
liberalismo. propio estado había unos que se identificaban con la derecha o con la iz-
quierda, mientras que otros eran indiferentes a ambas. Por otra parte, como
ALFREDO Rocco, 1914 J
ya hemos indicado, había movimientos, y no eran de los menos importantes,
que movilizaban a hombres y mujeres sobre una base nacional, pero, por así
decirlo, de forma accidental porque su primera preocupación era la liberación
social. Si es cierto que en este período la identificación nacional era, o llegó
a ser, un factor importante en la política de los estados, es totalmente erróneo
Si el surgimiento de los partidos obreros fue una consecuencia importan_- considerar que la causa nacional era incompatible con cualquier otra. Natu-
te de la política de democratización, también lo fue la aparición del naciona- ralmente, los políticos nacionalistas y sus adversarios afirmaban que la cau-
lismo en la política. No era en sí mismo un fenómeno nuevo (véase La era sa nacional excluía a todas las demás, de la misma forma que cuando uno lle-
de la revolución y La era del capital). Sin embargo, en el período 1.880- va un sombrero excluye la posibilidad de llevar otro al mismo tiempo. Per9
1914 el nacionalismo protagonizó un extraordinario ,salto hacia adelante, como lo demuestra la experiencia histórica, eso no era así. En el período que
transformándose su contenido ideológico y político. El mismo léxico revela estamos estudiando, era perfectamente posible ser, al mismo tiempo, un re-
la importancia ·de esos años. En efecto, el término nacion~lismo se util~zó por volucionario marxista con conciencia de clase y un patriota irlandés, como
primera vez en las postrimerías del siglo XIX para definir. grupos de ideólo- James Connolly, que sería ejecutado en 1916 por encabezar la Insurrección
gos de derecha, en Francia e Italia, a quienes gustab~ a~1tar la bandera na- de Pascua en Dublín.
cional contra los extranjeros, los liberales y los socialistas y que se mos- Ahora bien, dado que, en los países donde se había impuesto la política
traban partidarios de la expansión agr~si:a de su propio ~~tado, rasgo q~ue de masas, los partidos tenían que competir por el mismo conjunto de segui-
había de ser característico de esos mov1m1entos. Fue tamb1en en este pena- dores y partidarios, éstos se veían obligados a realizar elecciones excluyen-
do cuando la canción Deutschland Über Alles (Alemania sobre todos los de- tes entre sí.
LA ERA DEL IMPERIO, 1875-1914 LAS NACIONES Y EL NACIÓNAL!SMO 155
154
Los nuevos movimientos obreros, que apelaban a sus seguidores pot~n­ nes» (por ejemplo, Francia, el Reino Unido o los nuevos estados de Alema-
ciales sobre la base de la identificación de clase, no tardaron en cornprerider .) nia e Italia) y otros que, aunque basados en algún otro principio político, se
ese hecho, dado que se vieron compitiendo, como ocurrió muchas veces en consideraba que representaban al cuerpo central de sus habitantes sobre unas
territorios multinacionales, contra Otros partidos que pedían al proletariadCtY basys que podían considerarse. de algún mÜdo como nacion3.Ies (este era el
a los socialistas potenciales que les apoyaran en tanto que checos, polacos caso de los zares, que gozaban de la lealtad del gran pueblo ruso en tanto que
o eslovenos. De ahí su preocupación por la «cuestión nacional» desde el mo- gobernantes rusos y ortodoxos). Con la excepción del imperio de los Habs-
mento en que se convirtieron en movimientos de masas. El Pecho de que burgo y, tal vez, del imperio Otomano, las numerosas nacionalidades existen-
prácticamente todos los teóricos marxistas· importantes, desde Kautsky·y tes .en los estados constituidos no planteaban un grave problema político, so-
Rosa Luxemburg, pasando por los austromarxistas, hasta Lenin Y el joven bre todo una vez que se produjo la creación de un estado, tanto en Alemani·a
Stalin, participaran en los apasionados debates que se desarrol_laron sobre como én Italia. Ciertamente, no hay que olvidar a los polacos, divididos en-
este tema en el período que estudiamos, indica la urgencia Y la importan~ia tre Rusia, Alemania y Austria, pero que nunca perdían de vista el restableci-
miento de una Polonia independiente. No hay que olvidar tampoco, en el
del problema. 4
Allí donde la identificación nacional se convirtió en una fuerza política, Reino Unido, a los irlandeses. Había también diversos núcleos de nacionali-
constituyó, por tanto, una especie de sustrato general de_ la pol~tica. Esto hace dades que, por una u otra razón, se encontraban fuera de las fronteras del es-
extraordinariamente difícil definir sus múltiples expresiones, incluso cuando tado-nación a la que habían preferido pertenecer, aunque sólo algunas de
afirffiaban ser específicamente nacionalistas o patrióticas. Como veremos, en ellas planteaban problemas políticos; por ejemplo los habitantes de Alsacia-
el período que estudia!llos, la identificaci_ón nacional ~}canz~ una difusión Lorena, anexionada por Alemania en 1871. (Niza y Saboya, entregadas a
mucho mayor y se intehsificó la importancia de la cuestlon nacional en lapo- Francia en 1860 por lo que iba a ser el estado italiano, no mostraban signos
lítica. Sin embargo 1nás trascendencia tuvieron los importantes cambios que importantes de descontento.)
experimentó el nacionalismo político, preñados de profundas consecuencias Sin duda alguna, el número de movimientos nacionalistas se incrementó
considerablemente en Europa a partir de 1870, aunque lo cierto es que en
para la marcha del siglo xx. . .
Hay que mencionar cuatro aspectos. de e_se cambio. Co_m~ ya hemos v1S- Europa se crearon muchos menos estados nacionales nuevos durante los cua-
to, el primero fue la aparición del nactonahsmo y el patriotismo como una renta años anteriores al estallido de la primera_guerra mundial que en los
ideología de la que se adueñó la derecha política. Ese pro~eso alcanzaría s.u cuarenta años que precedieron a la formación _del imperio alemán, y aquellos
máxima expresión en el período de entreguerras, en el fascismo, cuyos ante-: que se. crearon no tenían g~an importancia: Bulgaria (1878), Noruega (1907),
pasados ideológicos hay que encontrar aquí. El segundo. d~ esos asp~ctos es Albania (1913). *_Había ahora «movimientos nacionales» no sólo entre aque-
el principio, totalmente ajeno a la fase .liberal de los movim~:ntos nacionales, llos pueblos cons~derados hasta entonces como «no históricos» (es decir, que
de que la autodeterminación nacional, 1ncluyendo la formac1on de estad~s so- nunca habían tenido un estado, una clase dirigente y una elite cultural inde-
beranos independientes, podía ser una aspiración no sólo de algunas naciones pendientes), como fineses y eslovacos, sino también entre pueblos en los
susceptibles de demostrar una viabilidad económica, política y c~ltural, sino que nadie había pensado hasta entonces, con excepción de los entusiastas del
de todos los grupos que afirmaran ser una «nación». La di_ferenc1a entre los folclore, como los estonios y macedonios. También en el seno de otros esta-
viejos y los nuevos supuestos queda ilustrada por la qu~ existe ent:e la~ d9Cf! dos-nación establecidos mucho tiempo antes, las poblaciones regionales co-
amplias entidades que constituían «l.a Eu~opa de l~s nac~o~es», segun G1u~ep­ menzaron a movilizarse políticamente como «naciones», esto ocurrió en Ga-
pe Mazzini, el gran profeta del nacionalismo dec1monon1_c?, en.1857 (vease les, donde en la década de 1890 se organizó un movimiento de la Joven
La era del capital, capítulo 5, 1), y los 26 estados -27 s1 incluimos a Irlan- Gales bajo el liderazgo de un abogado local, David Lloyd George, que daría
da- que surgieron como consecuencia del principio. de autod~terminación. mucho que hablar en el futuro, y de España, donde se formó un Partido Na-
nacional enunciado por el presidente Wilson al finalizar la pnmera guerra cionalista Vasco en 1894. Aproximadamente en esos mismos años Theodór
mundial. El tercer aspecto era la tendencia creciente a considerar que «la auto- Herzl inició el movimiento sionista entre los judíos, para los que hasta en-
determinación nacional» no podía ser satisfecha por ninguna forma de autono- tonces había sido desconocido y carente de sentido el tipo de nacionalismo
mía que no fuera la independencia total. Durante ~asi todo_ el si~~o XI~, la que ese movimiento representaba.
mayor parte de las peticiones de autonomía no ~enian es~ d1mens~~n. Fin~l­
mente, hay que mencionar la novedosa tendencia a definir la nac1on en ter- * Los estados establecidos o reconocidos internacionalmente en 1830-1871 incluían a
mines étnicos y, especialmente, lingüísticos. Alemania, I!~lia, Bélgica,.?recia, Serbia y Rumanía. El llamado <<compromiso» de 1867 signi-
Antes de mediados del decenio de 1870 había estados, sobre todo en_ la ficaba tamb1en la concesion de una amplia autonomía a Hungría por parte del ímperio de los
porción occidental de Europa, que se consideraban representantes de «nac10- Habsburgo.
156 LA ERA DEL IMPERiO, !875-1914 LAS NACIONES Y EL NAC,!ONALISMO 157
Muchos de esos movimientos no tenían todavía gran apoyo entre aque- te la ide,ntificación de las m~&as ~ ~n pueblo con su colectividad. La lengua
llos en cuyo nombre decían hablar, aunque la emigración masiva aportaba a no era un campo de batalla ideologico para aquellos que simplemente la ha-
muchos de los miembros de las comunidades atrasadas el poderoso incenti. blaban, aunque sólo fuera porque- era prácticamente imposible ejercer el con-
vo de la nostalgia para identificarse con lo que habían dejado atrás y abríá.· trol .~obre la lengua que las madres. utilizabari para hablar coñ sus hijos, los
sus mentes a las nuevas ideas políticas. De todas maneras, adquirió mayor mandos. con sus esposas y los vecinos entre sí. La lengua que hablaban Ja
fuerza la identificación de las masas con la «nación» y el problema polítich mayor parte de losjud~os, ~l yiddish'. no. tenía ninguna dimensión ideológica
del nacionalismo comenzó a ser más difícil de afrontar tanto para los estados hasta que la adopto la 1zqu1~rda no s1on1sta y a la mayoría de los judíos que
como para sus adversarios no nacionalistas. Probablemente, la mayor parte hablaba~ esa .lengua no les· tmpQrtaba que muchas autoridades (incluyendo a
de los observadores del escenario europeo desde· comienzos de la década ·ct'(! las del IT~p~no de Jos Habsburgo) se negaran incluso a aceptarla como una
1870 pensaban que, tras el período de la unificación de Italia y Alemania y lengua distinta. Fueron muchos millones los que decidieron convertirse en
el compromiso austrohúngaro, el «principio de nacionalidad» sería menos ex~ miemb~os de la nación norteamericana, que, sin duda, no tenía una base ét-
plosivo que antes. Incluso las autoridades austríacas, cuando se les pidió qlle- nica única, Y aprendieron inglés impulsados por la necesidad y Ja conveniencia
incluyeran en el censo una pregunta sobre la lengua (medida recomendada sin que en sus esfuerzos por hablar la lengua intervinieran las ideas del alm~
por el Congreso Internacional de Estadística de 1873), no se negaron a há:.. nacional o la continuidad nacional. El nacionalismo linguístico fue una crea-
cedo, aunque no mostraron gran entusiasmo al respecto. No obstante, penSa:..: - ción de aquellos que escribían y leían la lengua y no de quienes la hablaban.
ban que había que dejar pasar el tiempo necesario para que se enfriaran los·-- Las «lenguas nacionales», en las que descubrían el carácter fundamental de
ánimos nacionalistas dy los diez años anteriores. Consideraban que eso ya sus naciones.' eran, muy frecuentemente, una creación artificial, pues habían
habría ocurrido para el 1momento de realizar el nuevo censo de 1880. Difícil~­ d~ ~er ~~mp1ladas, est~ndariz~das, ?omogeneizadas y modernizadas para su
mente podrían haberse equivocado de forma más espectacular. 5 utthzac1on contemporanea y hterana, a partir del rompecabezas de los dia-
Ahora bien, lo que resultó importante a largo plaio no fue tanto el gfado - lectos locales o regionales que constituían las lenguas no literarias tal como
de apoyo que concitó la causa nacional entre este o aquel pueblo como la eran hablabas. Las grandes lenguas nacionales escritas de los estados-nación
transformación de la definición y el programa del nacionalismo. En la actua:~ o de _l~s culturas cultivadas ha~ían pasado esa fase de compilación y «co-
lidad estamos tan acostumbrados a una definición étnico-lingüística de la:S--'" ~ec:1on» mu.cho antes: el aleman y el ruso en el siglo xv111, el francés y el
naciones, que olvidamos que, en esencia, esa definición se inventó a finalés: ingles en el siglo xvn, el castellano y el italiano incluso antes. Para Ja mayor
del siglo XIX. Sin entrar a analizar en profundidad esta cuestión, baste recor~­ pai;e de las lenguas de los g~pos lingüísticos reducidos, el siglo XIX fue el
dar que los ideólogos del movimiento irlandés no comenzaron a vincular la penado de las grandes «autondades», que fijaron el vocabulario y el uso «Co-
causa de la nación irlandesa con la defensa del gaélico hasta poco tiempó rrecto» de su idioma. En el caso de algunas otras lenguas -----el catalán, el vas-
después de la fundación de la Liga Gaélica en 1893; que fue en ese mistnO co, la.s leng~as de los países bálticos-, ese proceso se produjo en torno al
período cuando los vascos situaron su lengua en la base de sus reivindica-_ cambio de siglo.
ciones nacionales (como un factor distinto y que nada tenía que ver con- sus~_ . Las lenguas escritas están estrechamente -aunque no necesariamente-
fueros -privilegios institucionales- históricos); que los apasionados deba:.. ~1~culadas co.~ los te~torios e instituciones. El nacionalismo, que se convir-
tes sobre si el macedonio es más parecido al búlgaro que al serbocroataJue~_,_, tto en la vers1on habitual de la ideología y el programa nacionales, era fun-
ron los últimos argumentos utilizados para decidir a cuál de esos dos pueblos damentalmentte territorial, pues su modelo básico era el estado territorial de
debían unirse. En cuanto a los judíos sionistas, fueron aún más lejos al ideri~; la Revolución francesa. Una vez más, el sionismo constituye el ejemplo ex-
tificar a la nación judía con el hebreo, una lengua que los judíos no habían' tremo, porque era un proyecto que no tenía precedente en -ni conexión
utilizado para la vida cotidiana desde los días del cautiverio de Babilonia, si orgán~:a co.n- la tra.dici~n qu_e había dado al pueblo judío su permanencia,
es que la habían utilizado alguna vez. Acababa de ser inventada (en 1880) cohes1on e indestructible identidad durante varios milenios. El sionismo exi::.
como una lengua de uso cotidiano --diferente de la len'gua sagrada o ritual,- g_ía ~a adquisición~ un territorio (habitado por otro pueblo)-para Herzl ni
º de una lingua franca culta- por un hombre que comenzó el proceso de: s1q~1er~ era nec~sano que ese territorio tuviera conexión histórica alguna con
dotarla de un vocabulario adecuado, inventando un término hebreo para «na..: lo~ JU?tos-, as1 como una lengua que no habían hablado desde hacía varios
cionalismo», y esa lengua se aprendía más como un signo de compromisO mtlen1os.
sionista que como medio de comunicación. La identificación d~ las naciones con un territorio exclusivo ·provocó ta-
No significa esto que hasta entonces la lengua no hubiera sido un aspee~.: l~s pro?lemas en amplias zonas del mundo afectadas por la emigración ma-
to importante en la cuestión nacional. Era un criterio de nacionalidad entre< siva e incluso~ en aquell~s. ?tras que ?º conocieron el fenómeno migratorio,
muchos otros; y, en general, cuanto menos destacado ese criterio, más fuer~' que se elaboro una defin1c1on alternativa de nacionalidad, muy en especial en
158 LA ERA DEL IMPERIO, 1875-1914 LAS NACIONES Y EL NACIONALISMO 159

el imperio de.Jos Habsburgo y entre los judíos de la diáspora. El nacionali~~:,'.ji:~·; sudski .tenía razón. El estado no sólo creaba la nación, sirio que necesitaba
mo era considerado aquí como un fenómeno inherente no a un fragmento)··:"···· .)crear la nación. Los gobiernos llegaban ahora directamente a cada ciudadano
concreto del mapa en el que se asentaba un núcleo determinado de poblaciótí:l de sus territorios en la vida cotidiana, a tr,avés de agentes modestos pero
sino a los miembros de aquellos colectivos de hombres Y mujeres que S'~~·" ~·"" omoipresentes1 desde los carter.os y policías hasta los maestros y, en muchos
consideraban como pertenecientes a una nacionalidad, con independencia deh:;.¿;) países, .los em~leados del ferrocarril., Podían exigi_r, el comprom!so personal
lugar donde vivían. En su calidad de tales, gozarían de «autonomía culturat))';';···<:.': activo de los ciudadanos varones, mas tarde tamb1en de las mujeres, con el
Los defensores de las teorías geográfica y humana de «la naci_ón» se enzar~.(·.: estado: de hecho, su «patriotiSmo». En ese período cada vez más democráti-
zaron en agrias disputas, sobre todo en el ·seno del movimiento socialiSt3:.C co, Ja autoridad no podía confiar ya en que los distintos órdenes sociales se
internacional y, también, en el caso de los judíos, entre sionistas y bundistas~:,·· sometieran espontáneamente a sus superiores en la escala social en la forma
Ninguna de las dos teorías era totalmente satisfactoria, si bien la humana era;_ tradicional, ni tampoco en la religión tradicional como garantía eficaz de obe-
más inofensiva. Desde luego, esa teoría no llevó a sus defensores a crear pfi:,i: diencia social, y necesitaba unir a los súbditos del estado contra la subver-
mero un territorio para luego obligar a sus habitantes a adoptar la fonna n'a""; sión y la disidencia. «La nación» era la nueva religión cívica de los estados.
cional adecuada; es decir, como afirmaba Pilsudski, líder de la nueva Polo:~· Constituía un nexo que unía a todos los ciudadanos con el estado, una forma
nia independiente después de 1918: «Es el estado el que hace la nación y no de conseguir que el estado-nación llegara directamente a cada ciudadano, y era
la nación al estado». 6 al mismo tiempo un contrapeso frente a todos aquellos que apelaban a otras
Desde el punto de vista sociológico, tenía razón, sin duda. No es que lealtades por encima de la lealtad del estado: a la religión, a la nacionalidad
hombres y mujeres -con la excepción de algunos pueblos nómadas o de la 0 a un elemento étnico no identificado con el estado, tal vez sobre todo a la
diáspora- no estuvielan profundamente enraizados en un lugar al que lla~: clase. En los estados constitucionales, cuanto más intensa fue la participación
ruaban «patria», sobre todo teniendo en cuenta que durante la mayor parte de de las masas en la política a través de las elecciones, más posibilidades exis-
la historia la gran mayoría de la población pertenecía al sector con raíces más tían de que esas voces fueran escuchadas.
profundas de toda la humanidad, aquellos que vivían de la agricultura. Pefo: Además, incluso los estados no constitucionales comenzaron a compren-
ese «territorio patrio» en nada se parecía al territorio de la nación moderna: der la fuerza política que residía en la posibilidad de apelar a sus súbditos so-
La «patria» era el centro de una comunidad «real» de seres humanos con fe-;'·'·' bre la base de la nacionalidad (una especie de llamamiento democrático sin
laciones sociales reales entre sí, no la comunidad imaginaria que crea un cier<- los peligros de la democracia), así como sob_re la base de su obligación de
to tipo de vínculo entre miembros de una población de decenas -en la-ác..,_<. : · obedecer a las autoridades sancionadas por Dios. En la década de 1880 el zar
tualidad incluso de centenares- de millones. El mismo vocabulario de 7:· de Rusia, enfrentado con las agitaciones revolucionarias, comenzó a aplicar la
muestra este hecho. En español, el término patria no fue sinónimo de Espa-· política que le había sido sugerida en vano a su abuelo en el decenio de 1830,
ña hasta finales del siglo XIX. En el siglo XVIII sólo significaba el lugar o al~:"- - de basar- su gobierno no sólo en los principios de la autocracia y la ortodo-
dea donde nacía una persona. 7 Paese en italiano («país») y pueblo en espa..; xia, sino también en la nacionalidad: es decir, en apelar a los rusos en tanto
ñol significan tanto aldea como el tenitorio nacional de sus habitantes.*' El que rusos. 8 Desde luego, en cierto sentido, prácticamente todos los monarcas
nacionalismo y el estado aplicaron lós conceptos asociados de familia, veci- . del siglo XIX se vieron obligados a utilizar un disfraz nacional, pues casi nin-
no y suelo patrio a unos territorios y poblaciones de un tamaño y escala.ta:::..": guno de ellos era nativo del país que gobernaba. Los príncipes y princesas,
les que convirtieron a esos conceptos en simples metáforas. alemanes en su mayoría, que se convirtieron en monarcas o en monarcas
Pero naturalmente, con el declive de las comunidades reales a las que·és~· consortes de Inglaterra, Grecia, Rumanía, Rusia, Bulgaria o cualquier otro
taba acostumbrada la gente -aldea y familia, parroquia y barrio, gremiá~ país, pagaron tributo al priricipio de nacionalidad convirtiéndose en británi-
confraternidad y muchas otras-, declive que se produjo porque ya no abar- cos (como la reina Victoria) o griegos (como Otto de Baviera) o aprendien-
caban, como en otro tiempo, la mayor parte de los acontecimientos de la vida do otra lengua que hablaban con acento extranjero, y ello aunque tenían mu-
y de la gente, sus miembros sintieron la necesidad de algo que ocupara su lu-· cho más en común con los otros miembros del sindicato internacional de
gar. La comunidad imaginaria de «la nación» podía llenar ese vac~u. ., príncipes -o más bien diríamos familia, ya que todos ellos estaban empa-
Se vio vinculada, inevitablemnte, a ese fenómeno característico del si- rentados- que con sus propios súbditos.
glo XIX que es el «estado-nación». En efecto, en el terreno de la política, Pil~ Lo que hacía que el nacionalismo de estado fuera aún más fundamental
era que la economía de una era tecnológica y la naturaleza de su administra-
ción pública y privada exigía una educación elemental de masas, o cuando
* La fuerza del serial alemán de televisión Heinw.t reside precisamente en que une la ex.~_·
periencia de los personajes de la «pequeña patria» -la montaña Hunsrück- con su experien~ menos que estuvieran alfabetizadas. El siglo XIX fue el período en que se
cia de la «gran patria», Alemania. eclipsó la comunicación oral cuando se amplió la distancia existente entre la
160 LA ERA DEL IMPERlO. 1875-1914 LAS NACIONES Y EL NAGIONALISMO 161

autoridad y los súbditos y cuando la emigración masiva separó incluso a. las dos filos. Si es verdad que movilizaba a una parte de la p~blación, alienaba
madres y a los hijos, a los novios y a las novias a varios días de viaje de dis- -...a otra, a aquellos que no pertenecían, o no querían pertenecer, a la nación
tancia. Desde el punto de vista del estado, la escuela presentaba otra ventaJa. identificada con el estado. En re.Sumen, contribuyó a definir las nacionalida-
fundamental: podía enseñar a los Iliños a ser buenos súbditos Y ciudadanos. des ~xcluidas de la nacionalidad oficial separando a aquellas comunidades
Hasta el triunfo de la televisión, ningún medio de propaganda podía campa~ que, por la razón que fuera, oponían resistencia a la lengua y la ideología
rarse en eficacia con las aulas. oficiales.
Podemos afirmar, pues, que desde el punto de vista de la.educación, el
período 1870-1914 fue por encima de todo la era de la escuela primaria en
la mayor parte de los países europeos. El número de maest:os se incr~mentó II
notablemente incluso en aquellos países que ya estaban bien escolanzados.
Se triplicó en Suecia y aumentó casi otro tanto en Noru,ega. Al mismo tie¡ft:.. Pero ¿pür qué se resistían algunos, cuando muchos otros no lo hacían?
po, otros países relativamente atrasados avanzaron. El nu1n~ro de ~umnos de Después de todo, los campesinos -y todavía más sus hijos- podían obte-
escuelas primarias se duplicó en los Países Bajos; en el_ R~ino Un1do_(que no· ner importantes ventajas si se convertían en 'franceses, y lo mismo se puede
tenía sistema educativo público antes de 1870) se tnphcó Y en Finlandiá decir de todos ~quellos que adquirían una lengua importante de cultura y
aumentó en trece veces. Incluso en los Balcanes, con un alto índice de anal- progreso profesional además de su propio dialecto o su lengua vernácula.
fabetismo, el número de niños de las escuelas elementales se cuadruplicó, En 1910, el 70 por 100 de los inmigrantes alemanes en Estados Unidos, que
mientras que el de maestros se triplicaba. Pero un sistema educativo nacio- desde 1900 llegaron allí con un promedio de 41 dólares en el bolsillo,9 eran
nal, es decir, organiz6do y supervisado por el estado, exigía una leng9a ya ciudadanos norteamericanos que hablaban inglés, aunque desde Juego no
nacional de instrucción. Así, la educación se unió a los tribunales de justicia tenían intención alguna de dejar de hablar el alemán y de sentirse alemanes. 10
y a la burocracia (véase La era del capit~l, ca~ítulo 5) como fuerza que hizO- (En realidad, muy pocos estados intentaron realmente interrumpir la vida pri-
de la lengua el requisito principal de nac1onal1dad. vada de las lenguas y culturas minoritarias, siempre que éstas no desafiaran
Así pues, los estados crearon, con celo y rapidez extraor~inarios, ~n~cio~--: _ la supremacía pública del estado-nación oficial.) Muchas veces, se daba el
nes», es decir, patriotismo nacional y, al menos, para determinados objetivos, cas~ de que la lengua no oficial.º?, podía competir eficazmente con la lengua
ciudadanos homogeneizados desde el púnto de vista lingüístico y adminis:.._- oficial, excepto en temas de rehg1on, poesía y sentimiento comunitario o fa-
trativo. La República francesa convirtió a los campesinos en franceses.- Er: miliar. Por muy extraño ciue nos pueda resultar en la actualidad, había apa-
reino de Italia, siguiendo el lema de D' Azeglio (véase La era del capital, ca- sionados nacionalistas galeses que aceptaban que su lengua celta ocupara un
pítulo 5, 11) desplegó todos sus esfuerzos, que se sald~r_on c?~ éxito rel~tivo, papel sec~ndario en la centuria del progreso y algunos que incluso aceptaban
para «hacer italianos» a través de la escu~la y el serv1ci.o ~rulttar, de_spu~s d~ la eutanasia natural de su lengua.* Eran muchos los que decidían emigrar no
«haber hecho Italia». En los Estados Unidos, el conocimiento del ingles se de_ un ~erritorio a º!ro, sino de una a otra clase, trayecto que podía implicar
convirtió en requisito para obtener la ciudadanía norteamericana y, desd~:':·· muy bren un cambio de nación o, como mínimo, un cambio de lengua. La
finales del decenio de 1880, se comenzó a introducir un auténtico culto en la Eur~pa central se llenó de nacionalistas alemanes con nombres eslavos y de
nueva religión cívica -la única permitida en una Constitución agnóstica:..'.:~2~-­ magiares cuyos nombres eran traducción literal del alemán o adaptaciones
en forma de un ritual diario de homenaje a la bandera en todas las escuelas de nombres eslovacos. La nación estadounidense y la lengua inglesa no
norteamericanas. Por su parte, el estado húngaro intentó por todos los medioS fueron las únicas que, en la era del liberalismo y la movilidad hicieron una
convertir en magiares a sus habitantes multinacionales y el estado ~s.o tratQ~--.-· invitación más o menos pública de adhesión. Eran muchos 1ds que se sen-
de conseguir la rusificación de sus nacionalidades menores, es decir, 1nt~n_t6, tí~n felices de aceptar es~s invitaciones, tanto más cuanto que no se les exi-
otorgar al ruso el monopolio de la ed~cación. Allí do~de ~1- factor multtn~~ - g1~ q~: rechazaran .su ongen. Durante la mayor parte del siglo x1x; la «asi~
cional estaba suficientemente reconocido como para permitir que la educ_a· mrlac1on» no fue n.1 mucho menos un término negativo, era lo que muchos
ción elemental, e incluso secundaria, se realizara en otra lengua vernácul:a esperaban conseguir, sobre todo aquellos que aspiraban a integrarse en las
(como en el imperio de los Habsburgo), la len~ua estatal go~aba_de una ve~:; clases medias.
taja decisiva en los niveles más elevados del sistema. De ah1 la importancia, .una .razón inequívoca que indujo a determinados miembros de algunas
para aquellas nacionalidades que no estaban encarnadas ~n un estado, de--_I~-.: nac1onahdades a negarse a «asimilarse» era que no se les permitía convertir-
lucha por conseguir su propia universidad, como en Bohemia, Gales o Fland~_;_._:
En cuanto al nacionalismo de estado, real o (como en el caso de los mo_~-.'. * De hecho, el término lo utilizó un testigo galés ame el comité parlamentario de J847
narcas) inventado por cuestión de conveniencia, era un arma estratégica·d~-: sobre la educación en Gales.
LAS NACIONES Y EL NACIÜNAUSMO 163
LA ERA DEL IMPERIO. 1875-19!4
162
sistematizad_o contra «los ~slavos, mediterráneos y semitaS» en los Estados
se en miembros de pleno derecho de la nación oficial. El caso extremo es el :
.)Unidos se dio entre los,.nattvos bla?cos, en especial entre las clases media y
de \as elites nativas en las colonias europeas, educadas en la lengua y la cuí~
alta pr?tes.tant~s Y an~l~fonas, que inventarop incluso en este_período su pro-
tura de los países colonialistas para que pudieran administrar las coloniaS·é.fi{;.
pio ,mito heroico natlv1sta del cowboy anglosajón (y afortunadamente no
beneficio de los europeos, pero que desde luego no eran tratadas como igua><
agremüido) de los grandes espacios abiertos, tan diferentes de los peligrosos
les. Antes o después tenía que estallar un conflicto en esos lugares, sobre to~cj>,'.>:
hormigueros de_las grandes ciudades cada vez más pobladas.*
si tenemos en cuenta que la educación occidental les proveía de una lengUi,·:>-)
D~ hech.o, para esta burguesía el aflujo de extranjeros pobres dramatiza-
específica para articular sus reivindicaciones. ¿Por qué tendrían que celebrat\'.:.:'.
ba y .s,imbohzaba los prob~emas planteados por el proletariado urbano en ex-
los indonesios el centenario de la liberación de los Países Bajos de las rnano·S - '
pans1on, Y en ellos se conjugaban las características de los «bárbaros» inter-
de Napoleón?, escribía un intelectual indonesio en 1913 (en holandés). Si éf
nos y ,.exte~os, que amenazaban con acabar con la civilización tal como la
hubiera sido neerlandés, «no realizarla una· celebración de independencia-el)'._ ..._.,
.cono.c1a~ la~ ~entes respetables (véase supra, p. 43). También dramatizaban,
un país en el que se ha arrebatado a su pueblo la intlependencia». • • • , -..-'/~_::_:·;-:
11

en ?1ngun sitio como en los Estados Unidos, la aparente incapacidad de la


Los pueblos coloniales eran un caso extremo, pues desde el pnnc1p10 e~:.·:
sociedad para hacer frente a los problemas de un cambio precipitado y el im-
taba claro que, dado el racismo de la sociedad burguesa, la asimilación nÓ
perdona.bl.e pe~ado de las nuevas masas de no aceptar la posición superior
habría de convertir a las gentes de piel oscura en ingleses, belgas u holande,-(:--:-:·
de las v~ejaS ehtes. Fue en Boston, centro de la burguesía tradicional blanca,
ses «reales», por mucho que tuvieran tanto dinero-, sangre noble y tantas'cii~S::_~
angl?SªJ?na Y prot~stan~~' educada y rica, donde se fundó Ja Liga para la
lidades para los deportes como la nobleza europea, como ocurría en el caso-_·_
restnccion
. d de . en 1893. Desde el punto de vista polít'co
¡ la ¡em1grac1on ¡
1 , a xe
_
de muchos rajás indiQs educados en Inglaterra. Pero incluso en los territorios-·-_
no f obia . e as c ases medias fue, casi con toda seguridad, más eficaz que la
habitados por blancó's, se daba una flagrante contradicción entre la oferta· d~:·
xe?ofob1a de la clase obre~a, que era un reflejo de las fricciones culturales
asimilación sin límites para todo aquel que demostrara su disposición Y·__s~~
existentes ~ntre sectores proximos y del temor a la competencia por el pues-
pacidad para integrarse en el estad?-nación y el ~e~hazo de algunos grupó~_->
to de t;abajo por parte de ~na mano de obra que cobraba bajos salarios. Eso
en la práctica. Esto resultaba especialmente dramatico para aquellos que:h~~-\_\:
fue as1 excepto en un sentido. Fue la presión de la clase obrera la que,e d
bían supuesto hasta entonces, con argutnentos plausibles, que no existíart)t:~5::.. : '! .
hhec o, exc ¡uyo a. os extranjeros
.. de los mercados de trabaJ·o , pues en el caso
mites a lo que podía conseguir la asimilación: los judíos de clase media?~~::-.
. e ~s ~mpresanos e1 incentivo para importar mano de obra barata era casi
di
cidentalizados y cultivados. Esta es la razón por la que el caso Dreyfus-_-é,_n, ·
lfr~s1sttble. En los ~~sos en que el elemento extranjero quedó totalmente ex-
Francia, que no fue otra cosa sino el sacrificio de un oficial francés pors~(
cluido, como ocurr10 con I:as pro?ibic.iones planteadas a los inmigrantes que
judío, produjo una reacción de horror tan intensa, no. sólo entre los jud_ío};._,
no fueran. de raza blanca en California y Australia, y que se impusieron en
sino también entre todos los liberales, y desembocó directamente en la a:pa·~
los .decenios. de 1880 y 1890, esas medidas no provocaron enfrentamientos
rición del sionismo, nacionalismo judío basado en un estado territorial: .....,.__.,__
n~ci~nales n1 locales, lo cual, naturalmente, sí podía acontecer cuando se dis-
Los cincuenta años anteriores a 1914 fueron un período típico de xen'ó~
cnm1naba a un _g~po ya asentado, caso de los africanos en la Suráfrica blan-
fobia y, por tanto, de reacción nacionalista ante ella porque -incluso-deja{i~·_: __- '
ca o de los catohcos en el norte de Irlanda. Sin embargo, la xenofobia de la
do al margen el colonialismo global- fue una era de movilidad y migraci~~.
clase obrera :aramente.fue muy eficaz antes de 1914. Considerando el fenó-
masivas y, sobre todo durante los decenios de .la depresión, de tensiones-_.-s~:-'~·~,
me~o en conju~to, ~o cierto es que la mayor oleada migratoria que se ha pro-
ciales abiertas u ocultas. Por poner un solo ejemplo, en 1914 unos 3,6_~~t:.
ducido en la h1stona provocó escasas agitaciones contra la inmigración de
llones (o casi el 15 por 100 de la población) había abandonado para siem'pf.~:
mano de obra e~tranjera i~cluso en los Estados Unidos, y en mucho casos,
el territorio de Polonia, sin contar otro medio millón de emigrantes estaci~:.:
como en Argentina y Br.as1l, ~o s~ produjo agitación alguna.
nales anuales."- La consecuente xenofobia no procedió únicamente desde-aba~:
De todas formas, quie_ne~ inmigraban a países extranjeros sentían que sé
jo. Sus manifestaciones más inesperadas, qu~ r~flejaban la crisis del libe~~~-·::
. despert~ban en ellos sentimientos nacionalistas, tuvieran que sufrir 0 no la
lismo burgués, procedieron de las clases med1a.s instaladas, que, de hecho,.-P,~-­ 1
xenofobia loc,al. Los polacos y eslovacos tornaron conciencia de su condición
era probable que llegaran nunca a conocer el upo de personas que se ase~~~::
de tales no solo porque una vez que abandonaban sus aldeas natales no po-
ron en el Lower East Side de Nueva York o que vivían en las barracas de19~.
recolectores de Sajonia. Max Weber, gloria de la intelectualidad burg_ue~!.
alemana sin prejuicios, engendró un sentimiento tan intenso en contra d~---1~~­ * Lo.s tres mi~mbros de la elite nororiental responsables fundamentalmente de este mito
polacos (de cuya importación masiva de mano de obra b~ata acusaba".?~, (que, por cierto, cr~o el pueblo fundamentalmente responsable de la cultura y vocabulario de Jos
rrectamente a los terratenientes alemanes), que en el decenio de 1890 en,_1:f~ :u;;os •. los mexicanos) fueron Owen Wister (autor de El virginiano, 1902), el pintor Frede-
a formar parte de la ultranacionalista Liga Pangermana. El prejuicio raci~I
13 emmgton (1861-1909) y el que luego sería presidente, Theodore Roosevelt.1-1
LAS NACIONES. Y EL N:A..CIONALISMO 165
LA ERA DEL IMPERIO, 1875-1914
164
blos ue no necesitaban ninguna definición, y , estado que uniera a _checos y eslovacos (Checoslovaquia), lo hizo en Pitts-
<lían considerarse ya comd pule qu~ se incorporaban les imponían una nue-
0
..) burgh, porque era en Pensilvania y no en EsloVaquia donde había que buscar
• l porque los esta os a os h b' . • la base de masas de un nacionalismo eslovaco organizado.- En cuanto a los
no so o · , l ficando a aque11 os que hasta entonces se a 1an constde""- ~~~
va defin1c1on, e asi . 1 . 1 so nati'vos de Luca o Salema, como «ita"' atrasados pueblos de las montañas de los Cárpatos, conocidos en Austria
·¡ pohtanos o 1nc u
rada s1c1 1anos o na E d Unidos. Necesitaban su comunidad para como.rutenos, que también se integrarían en Checoslovaquia entre 1918
lianas» a su llegada a los, n st~d~:n esperar ayuda aquellos inmigrantes que y 1945, su naci_onalismo sólC? encontraba expresión organizada entre los emi-
encontrar ayuda .. l.?e qui~id~ nueva extraña y desconocida, excepto de los grantes de los Estados Unidos.
comenzaban a v1v1r una ntes del v:eJO país? (Incluso aquellos que e~igra:. Es posible_que la ayuda y la protección de los emigrantes contribuyera al
parientes Y am1.í!:os, de gedentro del mismo país solían mantenerse unidos.) de·sarrollo del naeionalismo en sus naciones, pero no basta para expliCarlo.
ban de una reg1on a otra d u lengua sobre todo en el caso de la mu- Ahora bien, en la medida en que descansaba en una nostalgia ambigua de los
¿Quién podía incluso co_mpre~ e~ ~ía más d'ifícil superar el monolingüismo? viejos hábitos que los emigrantes habían dejado tras de sí, tenía algo en co-
jer, cuya act!v1dad domestica de. aan de ser simplemente un contingente de mún con una fuerza que, sin duda, estimulaba el nacionalismo, sobre todo en
¿Quién pod1a conseguir ~ue e1ar comunidad excepto alguna institución las naciones_ más pequeñas. Esa fuerza era el neotradicionalismo, una reac-
extran1eros p~ra converurs:e e:n ~::ría universal, en la práctica era nacional, ción defensiva o conse~vadora frente a la perturbación del viejo orden social
como su Iglesia, que, aunq d' d 1 mismo entorno que las congregaciones por Ja epidemia en aumento de la modernidad, el capitalismo, las ciudades
porque sus sacerdotes proce ian e tenían que hablarles en eslovaco, no im.. y .la industria, sin olvidar el socialismo proletario, que era su consecuencia
de fieles y los sacerdotes eslovacos l braban la misa? Así, «la nacionalidad>5 lógica.
porta cuál. ~uera la lepgua e:lq~: ~~l~ciones personaies más que en una co: El elemento tradicionalista es evidente en el apoyo que la Iglesia católi-
se conv1rtio en un teJi~o re . el solo hecho de que al encontrarse: ca prestó a movimientos tales como el nacionalismo vasco y flamenco y a
munidad simplemente imagin~na, Pº{enía una conexión personal potenci'ftl otros muchos nacionalismos de pueblos pequeños que eran rechazados, casi
alejados de la patna, cada es aveno b • por definición, por el nacionalismo libei'al como incapaces de constituir es-
• ando se encentra an.
con los <lemas es1ovenos cu d alguna fonna a esas poblaciones en las tados-nación viables. Los ideólogos de derecha, cuyo número se incrementó,
Además, s1 había que organizar e b había que hacerlo de manera que tendieron también a promocionar el regionalismo cultural de raíces tradicio-
n que se encentra an, . "'""
nuevas saciedad es e C h s vi'sto los mov1m1entos obreros y~ nales, como el félibrige provenzal. De hecho, los antepasados ideológicos de
. cación orno emo · • . -
pennitiese 1a comuni ·. - ban incluso como en otro tiempo 1os la inayor parte de los movimientos separatistas-regionalistas de la Europa oc-
. t nacionalistas y sana '
socialistas eran in er l . lo 3 ¡ IV) en un futuro en que to- cidental de finales del siglo xx (bretones, galeses, occitanos, etc.) se hallan
• La del cap1ta cap11u ' • •
liberales (vease era : todavía sobrevive en algunos grupos en la derecha intelectual de los años anteriores a 1914. Por otra parte, entre
dos hablarían una sola lengua, suen~ q~e ky mantenía todavía en 1908, llega"- esos pueblos pequeños, por lo general ni la burguesía ni el nuevo proletariado
reduc1dos de esperantistas. Comdo Jau s 1·unto de la humanidad culta se fu: se- interesaban por el mininacionalismo. En Gales, el desarrollo del movi-
d' en que to o e con ,
ría finalmente un ta ltdad 1s Pero, entretanto, ten1an que:c~ miento obrero socavó el nacionalismo de la Joven Gales, que había amena-
sionaría en una sola lengua y n~c1~nabel· los sindicatos de las fábricas de i zado con apoderarse del Partido Liberal. En cuanto a la nueva burguesía in-
afrontar el problema de la torre e ar ~ los llamamientos de huelg.a~e~~ ' ,dustrial, lo lógico era que prefiriera el mercado de una gran nación o del
Hungría podrían verse obhgadosda rea tzn descubrir que las organizaciones mundo a la limitación de un pequeño país o región. Ni en la Polonia rusa ni
t 16 No tar aron e ,~~~
cuatro lenguas d isttn as. f cionaban bien a menos que sus en el País Vasco, dos regiones con un exagerado desarrollo industrial dentro
fonnadas por nacionah?ad~s mEa~ª:U~~i~~entos internacionales de las g~n§' de estados más amplios, mostraron interés los capitalistas· nativos por la cau-
miembros ya fuera~ b1ltngues. mb1naciones de unidades nacionales o hn- sa nacional, y la burguesía de Gante, claramente francófila, era una provocv,-
tes trabajadoras ten1an que serdco 1 artido que se convirtió, de hecho~ Y!J c,ión pennanente para los nacionalistas flamencos. Aunque esa falta de interés
guísticas. En los Estados Un1 dos e p l de los demócratas, se desarrolló ne:: Il() era universal, era lo bastante fuerte como para llevar a ROsa Luxemburg
rtido de masas de los trabaja ores, e ;;'1: ásuponer erróneamente que no existía una base burguesa en el nacionalismo
pa coalición «étnica». , ·ct '¡
cesariamente C:ºr:1º una 1 v1m1entos m1gratonos y más rapt o e~ polaco.
Cuanto mas intensos eran os ~o . e enfrentaba a unas masas (l~ Pero, lo que aún era más frustrante para los nacionalistas tradicionalistas,
desarrollo de las ciudades y la in lus:i:e ci:ara que surgiera una conciencia Ia>más tradicional de todas las clases, el campesinado, mostró también esca-
desarraigados con otras, m~yor erapa a n muchos casos el exilio fu s,~ interés por el nacionalismo. Los campesinos de lengua vasca manifestaron
d arraigados or eso, e .
nacional entre esos es b . , . d los nuevos movimientos nac10 muy poco entusiasmo por el Partido Nacionalista Vasco, fundado en 1894
lugar fundamental de incu Mac1on kefi mó el acuerdo para la creación pitra defender todo lo ancestral frente a la incursión de los españoles y de los
Cuando el futuro presidente asary lf
166 LA ERA DEL lMPER!O. !875-1914 LAS NACIONES Y EL NA'CIONALISMO 167.

trabajadores ateos. Como casi todos los movim~entos de esas c~racterístic. bJemente o, corito en el País Vasco, en que el uso de la lengua vasca estaba
era una institución fundamentalmente urbana e integrada por miembros d~ ;; '.desapareciendo prácticamente en las ciudades de más rápido crecimiento. 18
clase media y media baja. 11 • , • ·
Sólo Ja presión política podía conseguir para esas lenguas «no competitivas»
De hecho, el progreso del nacionahsmo en el penodo que an~hzamos :fu.#~, [~0~:·: un ·lugar comb medio de educación o de comunicación pública no escrita.
en gran medida un fenómeno protag~ni~ado por esas capa~ n:ed1as de la so~ii: :!f'' sólo eso y nada más que eso convirtió a Bélgica en un país oficialmente bi-
ciedad. Así pues, está perfect~mente JUSt1fi.cado. que los soc1al:stas con~emp~;;;, ift lingüe ( i 870) y_ al flamenco i:;:n una asignatura abligatoria en las escuelas se-
ráneos adjudicaran a ese fenomeno el calificativo de «pequenoburgues»;- ~i, :ét cundarias de Flandes (sólo en 1883). Pero una vez que la lengua no oficial
relación con esas capas sociales contribuye a explicar las tres característic#''.~:r:':'.'-"-~:-.' había alcanzacl.o esa posíción ·oficial, automáticamente consiguió una im-
nuevas que ya hemos señalado: la militancia lingüística, l~ exi~encia .de _esta;~i¡~~:":¡ ·portante circunscripció~ política formada por personas cultas de lengua ·ver-
dos independientes en lugar de otras fonnas· de auto~~m1a mas restnng1da;:·~'Si~~:.; nácula. En~re los 4,8 millones de alumnos de las escuelas primaria y secun-
su identificación con la derecha y la ultraderecha poht1cas. .· <'.<-'~'-.~-- daria de Austria en 1912 existían muchos más nacionalistas potenciales y
Para las clases medias bajas que trataban de elevarse desde un entorn:Q.C:::;~('' reales que entre los 2,2 millones de 1874, sin mencionar los aproximada-
popular, la carrera y la lengua vernácula estaban inseparable~ent~.. unidru-6{·;-;;;···· mente 100.000 nuevos profesores dedicados ahora a instruirles en las dife-
Desde el momento en que la sociedad descansaba en la alfabet1.zac1on masi_:"<<·!>:> rentes lenguas enfrentadas.
va, era indispensable que una lengua hab~ada lleg~ra a .ser oficial -u~ m~:;~~·~:~­ Con todo, en las sociédades multilingües, aquellos que eran educados en
dio para la burocracia y la enseñanza- s1 ~e q~,ena evttar que esa ~oc~eda4:¡~:;:;:; la lengua vernácula y que podían utilizar esa educación para realizar un pro-
se hundiera en el subrµundo de una comun1cac1on puramente oral d1gn1fica~:,.:::.; greso profesional se sentían, sin embargo, inferiores y desheredados. En efec-
da ocasionalmente coh el estatus de una exposición en un museo de folcl~i><: to, si en la práctica se encontraban en una posición ventajosa para competir
re. La educación de masas, es decir, primaria, era el eje fundamental, P.u.es_.--;,: por los puestos de trabajo de menos importancia, porque tenían muchas más
sólo era posible realizarla en una lengua que pudiera ente~der el. grueso de.1~;:;:~~. probabilidades de ser bilingües que Jos snobs de la lengua de elite, podían
población.* La educación en una lengua totalmente extranJe~a, viva o rnuemtf.;· considerarse, no sin razón, en desventaja a la hora de optar a los puestos más
sólo es posible para una minoría select~ y muchas v~~es ex1gua.q~e pose~:·~~:~:..;:, importantes. Esto explica la presión para extender la enseñanza vernácula de
tiempo, el dinero y el esfuerzo necesanos ~ara adqu1nr un dom1n1? sufic1en::::::::_. la educación primaria a la secundaria y, finalmente, a la cima del sistema
te de esa lengua. Una vez más, la burocracia era un elemento crucial, porqu~.:-.... educativo, la universidad vernácula. Tanto en Gales como en Flandes la de-
decidía el estatus oficial de una lengua, y porque e~ la mayo.r parte de_:los::'·:·'·'.- manda de una universida4 vernácula fue exclusivamente política (y muy
países ofrecía el mayor número de puestos de t~abaJO que ex1g1an un nivel_ intensa) por esa razón. De hecho, en Gales la universidad nacional creada
cultural. De aquí las innumerables luchas mezquinas q~~ perturbaban lapo_': en 1893, fue durante un tiempo la primera y única institución nacion~l de un
lítica del imperio de los Habsburgo desde 1890 en relac1on con la le?gua. q~~-~:::~ pueblo cuyo pequeño país no tenía existencia administrativa o de otro tipo
se debía utilizar para los rótulos de las calles en las zonas ~e nac1onahdad separada de Inglaterra. Aquellos cuya primera lengua era una lengua ver-
m~xta y sobre cuestiones tales como la nacionalidad de los Jefes de correo~_~::-:· nácula no oficial habían de verse apartados, casi con toda seguridad, de las
o los jefes de estaciones. , . ___ . ; parcelas más elevadas de la cultura y de los asuntos privados y públicos, a no
Pero sólo el poder político podía transtormar el estatus de las lenguas':"'-- ser en tanto que hablantes- de la lengua oficial y superior en que tales asun-
º dialectos menores (que, como todo el mundo sabe, s?n lenguas .que n,9, tos eran conducidos. En resumen, el mismo hecho de que nuevos sectores de
poseen un ejército ni una fuerza de policía). E~to explica las pr:s1ones :~ las clases medias bajas e incluso de la clase media hubieran sido educados
contrapresiones en \a elaboración de los complejos censos del ~enodo (por en esloveno o en flamenco hacía destacar el hecho de que los puestos más
!
ejemplo, los de Bélgica y Austria en 91 O), d~, los que depend1a el estatu_~ elevados quedaban en manos de los que hablaban todavía francés o alemán
político de una u otra lengua. Esto exphca tamb1en, al menos en parte, la.mo:_; aunque no se preocuparan de aprender la lengua secundaria. -'
vilización política de los nacionalistas a causa de 1~ I_en~~a en el. r_nomento en Se hacía necesaria una mayor presión política para superar esa dificultad.
que, corno en Bélgica, el número de flamencos b1hngues erecto muy nOtft:,.;--. De ?echo, lo·que se necesitaba era poder político. Para expresarlo con toda
clandad, había ~u~ obligar a la gente a utilizar la lengua vernácula para to-
* La prohibíción de utilizar el galés o alguna_ lengu_a o dialecto local en I_a clas~; que dejó·.:; _ ; das aquellas actividades en las que normalmente habrían preferido utilizar
huellas tan traumáticas en los recuerdos de los erudito:-. e intelectuales !?cales, se deb10 _noª.°-~ª-­ otr_a len.?ua. Hungría insistía en el uso del magiar en la escuela, aunque cual-
especie de pretensión totalitaria del estado-nación dominante, sino casi con toda segundad a!~ qu1~r ~ungaro educado, entonces como ahora, sabía perfectamente que el co-
convicción sincera de que sólo era posible una educación adec,uada ~n la_le~gua del esta~o. Y:~e.
que la persona que fuera monol_ingüe inev~tablemente se vena en mfenondad de cond1c1ones noc1m1ento de al menos una de las lenguas utilizadas internacionalmente era
como ciudadano en sus perspecttvas profes10nales. fundamental para ocupar cualquier puesto, excepto los más bajos, en la SC'-
168 LA ERA DEL IMPERIO, 1875-!914 LAS NACIONES Y EL N;\CJÓNAUSMO 169
ciedad húngara. La imposición, o la presión del gobierno, equivalente a .una Para el líder socialista alemán Bebel, el antisemitismo 'era «el socialismo
imposición, fue el procedimiento para convertir al magiar en una lengua lite- -,) de Jos idiotas». Pero lo que sorprende en el desarrollo -del antisemitismo po-
raria que pudiera ser utilizada para todos los aspectos necesarios de una So- lítico a finales de la centuria no es tanto la e~uación <<judío= capitalista», que
ciedad 1noderna en su propio territorio, aunque nadie pudiera entender una no era inverosímil en extensas ,zonas de la Europa centroorieÓtal, sino su aso-
palabra de ella fuera de ese tenitorio. El poder político por sí sólo --en· úlfr.. ciación con el nacionalismo de derechas. Esto era consecuencia no sólo de
mo extremo el poder del estado- podía ser suficiente para alcanzar ese.re- Ja aparición de_ movimientos socialistas que combatían sistemáticarñente la
sultado. Los nacionalistas, en especial aquellos cuyas perspectivas de vida-y xenofobia latente o abierta dé sus seguidores, de forma que en esos sectores
de carrera estaban vinculadas a su lengua, no iban a plantear si existían otras el rechazo de los extranjeros y de los judíos tendía a ser mucho más vergon-
formas para conseguir que las lenguas se desarrollaran y florecieran. zoso qu~ en el ~asado. Esto significó una clara orientación de la ideología
En este contexto, el nacionalismo lingüístico tenía una tendencia intrín:,. nacionahst~ hacia la d_erecha en los estados más importantes, especialmente
seca a la secesión. Y, a la inversa, la reivindicación de un territorio estatal in- en el decenio de 1890, cuando vemos, por ejemplo, cómo las antiguas orga-
dependiente parecía cada vez más inseparable de la lengua; vemos, así, que nizaciones de: masa del nacionalismo alemán, las Turner (asociaciones gim-
en el decenio de 1890 la defensa oficial del gaélico penetra en el nacionalfs- násticas), derivaron del liberalismo heredado de la revolución de 1848 hacia
mo irlandés, aunque -o tal vez por ello- la mayor parte de los irlandeses. una postura agresiva, militarista y antisemítica. Fue a raíz de que los estan-
se sentían plenamente satisfechos hablando sólo inglés. Por su parte, el sio- dartes del patriotismo pasaran a ser propiedad de la derecha política cuando
nismo inventó el hebreo como lengua cotidiana, porque ninguna otra lengua la izquierda encontró problemas para adaptarlos, incluso allí donde el patrio-
de los judíos ies comprometía en la construcción de un estado territorial. Hay tismo estaba tan firmemente identificado con la revolución y la causa del
cabida para una serie" de reflexiones interesantes sobre el diferente destino ; pueblo como en el caso de la bandera tricolor francesa. Agitar el nombre y
que conocieron los esfuerzos políticos de ingeniería lingüística, pues alguno.s la bandera nacionales les parecía un riesgo de contaminación de la ultrade-
de ellos se saldarían con el fracaso (como la reconversión de los irlande- recha. Tendría que llegar la era hitleriana para que la izquierda francesa re-
ses al gaélico) o con un fracaso a medias (como la construcción de un norue~. cuperara por completo el patriotismo jacobino.
go más noruego: nynorsk), mientras que otros intentos acabarían triunfando.. El patriotismo se decantó hacia la derecha política, no sólo porque su
Sin embargo, hasta 1914 por lo general faltó el necesario poder del estado. anterior sostén ideológico, el liberalismo burgués, se batía en retirada, sino
En 1916 no eran más de 16.000 los hablantes habituales del hebreo. también. porq~e la situació~ inte_macional que aparentemente había permitido
Pero el nacionalismo estaba unido de otra forma a las capas medias de la que el hberahsmo y el nacionalismo fueran compatibles ya no era Ja misma.
población, lo que impulsó a ambos hacia la derecha política. La xenofobia se Hasta la década de 1870 -tal vez incluso hasta el Congreso de Berlín de
daba fácilmente entre los comerciantes, los artesanos independientes y algu- 1878- podía afirmarse que la victoria de un estado-nación no significaba
nos campesinos amenazados por el progreso de la economía industrial, sobre necesariamente la derrota de otro. De hecho, el mapa de Europa se había trans-
todo, una vez más, durante los dificiles años de la depresión. El extranjero formado mediante la creación de dos grandes estados-nación (Alemania e Ita-
simbolizaba la perturbación de los viejos hábitos y el sistema capitalista·que ~ia) y .la formación de. otros. más reducidos en los Balcanes, sin que se produ-
los perturbaba. Así, el virulento antisemitismo político que hemos visto que se jera ninguna guerra ni se dislocase el sistema internacional de estados. Hasta
difundió por el mundo occidental a partir de 1880 poco tenía que ver--con< la gran depresión, el librecambio, que tal vez beneficiaba al Reino Unido más
el número real de judíos contra quienes iba dirigido: era tan eficaz en Fran- que a otros países, interesaba a todos. Pero Ja situación varió a partir de 1870,
cia, donde había 60.000 judíos en una población de 40 millones, como en Ycuando el estallido de un conflicto global comenzó a ser considerado de
Alemania, donde su número ascendía a medio millón en una población de nuevo co1no una posibilidad real, aunque no inevitable, comenzó a ganar
65 millones, o en Viena, donde constituían el 15 por 100 de la población to~ terreno el nacionalismo que veía a las otras naciones como una amenaza.
tal. (No era un factor político en Budapest, donde formaban la cuarta part~: ~se nacionali~~o eng~ndró .los movimientos de la derecha política qúe
de la población.) Ese antisemitismo iba dirigido hacia los banqueros, empre.- surgieron. d~ la cns1~ del hberahsmo y, al mismo tiempo, fue reforzado por
sarios y otros a quienes se identificaba con la destrucción que el capitalismo esos mov1m1entos. Ciertamente, aquellos hombres que fueron los primeros en
causaba en los «hombres pequeños». La caricatura típica del capitalista,d~~ autotitularse «nacionalistas» se vieron muchas veces impulsados a la acción
rante la belle époque no era únicamente la de un hombre gordo con sombre_:.. por la experiencia de la derrota de sus estados en la guerra. Tal es el_caso de
ro de copa y fumando un puro, sino que además tenía una nariz judía, por'" Maurice Barres (1862-1923) y Paul DerouJede (1846-1914) tras la victoria
que los sectores económicos en los que destacaban los judíos competían con alemana sobre Francia en 1870-1871, y de Enrico Corradini (1865-1931) tras
los pequeños tenderos y porque otorgaban o negaban créditos a los granjeros la d~rr~ta de Italia, aún más estrepitosa, a manos de Etiopía en 1896. Y los
y a los pequeños artesanos. movimientos que fundaron, que hicieron que el término nacionalismo se in-
170 LA ERA DEL IMPERIO. 1875-1914 LAS NACIONES Y EL N~CIONAUSMO 17!

corporara a los diccionarios de carácter general, fueron creados deliberad~~ 0


disminuía de· acuerdo cop la m~rcha del desempleo. Pero la curva de re-
mente «Como reacción contra la democracia entonces en el gobierno», es de.;., ..) clutamiento entre los jóvenes de clase media baja y entre los administrativos
cir, contra la política parlamentaria. l'J Los movimientos franceses de este reflejaba .claramente el atractivo de la propaganda patriótica. En cierto senti-
siguieron siendo marginales, caso de la Action Franyaise (fundada en do, el patriotismo de uniform~ podía aportar una recompensa social. En Ale-
que se perdió en un monarquismo irrelevante desde el punto de vista políti-, manü1 permitía conseguir la condición potencial de oficial de la reserva para
co y en una prosa injuriosa. Por su parte, los movimientos nacionalistas ita~ aquellos much_achos que habían seguido la educación secundaria hasta los
lianas se fusionaron con el fascismo después de la primera guerra mundial,, t 6 años, incluso aunque no· continuaran sus estudios. En el Reino Unido,
Eran exponentes característicos de un nuevo tipo de movimientos po,lítico,s como la guerra iba a poner de relieve, incluso los empleados y vendedores al
basados en el chovinismo, la xenofobia y, cada vez más, en la Ió<:ahzac:ióri :''"< servicio de la riac_ión podían llegar a ser oficiales y -en la tenninología bru-
de la expansión nacional, la conquista y la guerra. talmente sincera de las clases altas británicas- «caballeros temporales».
Un nacionalismo de esas característica~ era el vehículo perfecto para
expresar los resentimientos colectivos de aquella gente que no podía explicar
con precisión su descontento. Los culpables de ese descontento eran lo's· IIl
extranjeros. El caso Dreyfus dio al antisemitismo francés unos ribetes espe..,
ciales, no sólo porque el acusado era judío (¿qué se Je había perdido a un Pero el nacionalismo del período 1870-1914 no puede ser reducido a la
tranjero en el generalato francés?), sino también porque su supuesto crimen· condición de una ideología que atraía a las frustradas clases medias o a los
era el de espionaje en favor de Alemania. Por otra parte, a los «buenos» ale- antepasados antiliberales (y antisocialistas) del fascismo. En efecto, es indu-
manes se les helaba la ¿angre ante la idea de que su país estaba siendo «ro- dable que en este período los gobiernos, partidos o movimientos que estaban
deado» sistemáticamente por la alianza de sus enemigos, como sus líderes IeS: en condiciones de hacer un llamamiento nacional gozaban de una-posición
recordaban con frecuencia. Mientras tanto, los ingleses se disponían a cele..: ventajosa, mientras que los que no gozaban de esa posibilidad estaban en si-
brar el estallido de la guerra mundial (como otros pueblos beligerantes) me~: tuación de desventaja. Es innegable que el estallido de la guerra en 1914 pro-
diante una explosión de histeria antiextranjera que aconsejó sustituir el nom: dujo accesos genuinos, aunque a veces efímeros, de patriotismo de masas en
bre alemán de la dinastía real por el apellido anglosajón de «Windsor». Sin los principales países beligerantes. Y en los estados multinacionales, los mo-
duda, todo ciudadano nativo, con la excepción de una minoría de socialistas vimientos obreros organizados sobre una base estatal lucharon y perdieron la
internacionalistas, de algunos intelectuales, hombres de negocios cosmopoli-: batalla contra la disgregación en movimientos separados basados en cada una
tas y de los miembros del club internacional de aristócratas, sintieron hasta de las nacionalidades de los trabajadores. El movimiento obrero y socialista
cierto punto el atractivo del chovinismo. Sin duda, casi todo el mundo, in- del imperio de los Habsburgo se escindió, pues, antes de que lo hiciera el
cluso muchos socialistas e intelectuales, estaban tan profundamente imbuidos_ mismo imperio.
del racismo esencial de la civilización decimonónica (véase La era del capi- De todas formas, existe una diferencia fundamental entre el nacionalismo
tal, capítulo 14, II, e infra, pp. 262-263), que eran también vulnerables, de como ideología de movimientos nacionalistas y de unos gobiernos deseosos
forma indirecta, a las tentaciones que 'derivan del hecho de considerar que la: de agitar la bandera nacional, y el llamamiento más amplio de la nacionali-
clase o el pueblo al que uno pertenece tiene una superioridad natural intrín.:::, _ dad. Los primeros sólo tenían en cuenta la creación o el engrandecimiento de
seca sobre los demás. El imperialismo no podía sino reforzar esas tentacio:- «la nación». Su programa era resistir, expulsar, derrotar, conquistar, someter
nes entre los tniembros de los estados imperialistas. Pero, desde luego, los. o eliminar «al extranjero». Todo lo demás carecía de importancia. Era sufi-
que respondieron con mayor fuerza a los sonidos de las trompetas naciona- ciente con afirmar el carácter irlandés, alemán o croata de los irlandeses, ale-
listas pertenecían al espectro que iba desde las clases altas de la sociedad a manes o croatas en su propio estado independiente, que les perteneciera úni-
los campesinos y proletarios en el escalón más bajo. camente a ellos, anunciar su futuro glorioso y hacer todo tipo d~ sacrifieios
Para ese conjunto de capas medias, el nacionalismo tenía también .un para conseguirlo.
atractivo más amplio y menos instrumental. Les proporcionaba una identidad. En la práctica, fue esto lo que limitó su influencia a un conjunto de ideó-
colectiva como «defensores auténticos» de la nación que les eludía como logos y militantes apasionados, a una informe clase media que buscaba co-
clase, o como aspirantes a alcanzar el estatus burgués que tanto codiciaban .. hesión y autojustificación, a unos grupos (una vez más, fundamentalmente
El patriotismo compensaba la inferioridad social. Así, en el Reino Unido; entre los «hombres pequeños») que pudieran descargar todos su descontento
donde no existía el servicio militar obligatorio, la curva de reclutamiento sobre los malhadados extranjeros ... y, por supuesto, a unos gobiernos que
voluntario de los soldados de clase trabajadora en la guerra imperialista'. recibieron de buen grado una ideología que decía a los ciudadanos que el pa-
surafricana ( 1899-1902) refleja simplemente la situación económica. Crecía triotismo era suficiente.
172 LA ERA DEL IMPERIO, 1875-1914 LAS NACIONES Y EL NAf=IÓNALISMO 173

Pero para la mayor parte de la gente, el nacionalismo por sí solo no baS- mezcl~ de ultranacionalismo antisemítico y de vaga demagogia social popu-
taba. Paradójicamente, esto se aprecia con toda claridad en los movimientos J lista en la Alemania posterior a la primera guerra mundial: Adolf Hitler.
de nacionalidades que no habían alcanzado todavía la autodeterminación. En De toqas fonnas, el nacionalismo se hizo popular fundamentalmente cuan-
el período que estudiamos, los movimientos nacionales que consiguieron un do se ingirió como un cóctel. .Su atractivo 'no consistía en Su propio sabor,
auténtico apoyo de masas -y, desde luego, no todos los movimientos que lo sin~ en su combinación con otro u otros ingredientes; que, se esperaba, cal-
buscaron lo consiguieron- fueron prácticamente siempre los que conjuga- maría la sed material y espiritual de sus consumidores. Pero este nacionalis-
ron la apelación a la nacionalidad y la lengua con algún otro interés podero- mo, a pesar de-ser bastante auténtico, no era tan militante ni tan sólido, y
so o fuerza movilizadora, antigua o moderna. Una de esas fuerzas moviliza- ciertamente no era tan reaccionario, como la derecha patriotera hubiera que-
doras era la religión. Sin la Iglesia católica, los movimientos flamenco y vas- rido que fuera.·
co habrían carecido de significación política, y nadie pone en duda que el ca- El imperio de los Habsburgo, que a no tardar se desintegraría como con-
tolicismo dio consistencia e implantación entre las masas al nacionalismo de secuencia de las difereTites presiones nacionales, ilustra, paradójicamente, las
irlandeses y polacos, gobernados por unas autoridades cuya confesión reli- limitaciones del nacionalismo. En efecto, aunque en los primeros años del
giosa era distinta. De hecho, durante este período el nacionalismo de los fe- decenio de 1900 la mayor parte de la población era perfectamente consciente
nianos irlandeses que originalmente era un movimiento secular y anticlerical de pertenecer a una nacionalidad concreta, eran pocos los que comprendían
dirigido a los irlandeses sin atender a su condición religiosa, llegó a ser una que eso era incompatible .con el apoyo a la monarquía de los Habsburgo. Ni
fuerza política importante precisamente cuando permitió que el nacionalismo siquiera tras el estallido de la guerra pasó a ser la independencia nacional un
irlandés se identificara con el irlandés católico. tema de primera importancia, y una hostilidad abierta frente al estado sólo se
Como ya hemos sugerido -y esto es aún más sorprendente-, hubo par- apreciaba en cuatro de las naciones de los Habsburgo, tres de las cuales po-
tidos cuyo objetivo original y fundamental era la liberación internacional so- dían identificarse con estados nacionales situados más allá de sus fronteras
cial y clasista, que se convirtió también en vehículo de la liberación nacio- (italianos, serbios, rumanos y checos). La mayor parte de las nacionalidades
nal. El restablecimiento de la independencia de Polonia se consiguió no bajo no mostraban deseos visibles de salir de lo que los fanáticos de las clases
el liderazgo de ninguno de los numerosos partidos cuyo único objetivo era la medias y medias bajas llamaban «la presión de los pueblos». Y cuando, en
independencia, sino bajo la dirección del Partido Socialista Polaco de la Se~ el curso de la guerra, se intensificaron realmente el descontento y los sen-
gunda Internacional. El mismo modelo aparece en el nacionalismo armenio timientos revolucionarios, se manifestaron fundamentalmente no en movi-
y, sin duda, también en el nacionalismo tenitorial judío. No hay que atribuir mientos de independencia nacional, sino de revolución social. 2º
la aparición de Israel a Herzl ni a Weizmann, sino al sionismo obrero de ins- En cuanto a los beligerantes occidentales, en el curso de la guerra el sen-
piración rusa. Si algunos de esos partidos fueron justamente criticados en el timiento antibelicista y el descontento social se impusieron cada vez más so-
seno del socialismo internacional por situar el nacionalismo muy por delante bre el patriotismo de los ejércitos, aunque sin llegar a destruirlo. El extraor-
de la liberación social, no puede decirse lo mismo de otros partidos socialis- dinario impacto internacional de las revoluciones rusas de 1917 sólo puede
tas, o incluso marxistas, que para su sorpresa se vieron representando a na:-. comprenderse si tenemos en cuenta que quienes en 1914 habían ido a la
ciones concretas: el Partido Socialista ·Finlandés, los mencheviques en Geor- guerra de buen grado, incluso con entusiasmo, lo habían hecho llevados de
gia, el Bund judío en amplias· zonas del este de Europa y, de hecho, inclu.sQ.,,. la idea de patriotismo que no podía quedar limitado a consignas nacionalis-
los bolcheviques en Letonia, que eran declaradamente anti11acionalistas. A la tas, pues incluía una idea de lo que les era debido a los ciudadanos. Esos
inversa, también los movimientos nacionalistas comprendieron que era nece~ ejércitos no habían ido a la guerra llevados del gusto de la lucha, de la vio-
sario, si no elaborar un programa social específico, cuando menos interesar- lencia y del heroísmo, ni para llevar adelante el egoísmo nacional y el ex-
se por las cuestiones económicas y sociales. No ha de sorprender que fuera pansionismo del nacionalismo de la derecha. Y menos aún puede afirmarse
en la industrializada Bohemia, desgarrada entre checos y alemanes, atraídos. que les impulsara la hostilidad hacia el liberalismo y la democracia.
amb~s por los movimientos obreros,* donde surgieron movimientos que se Bien al contrario. La propaganda interna de todos los beligerantes pone
autodenominaban «socialistas nacionales». Los socialistas nacionales checos de relieve, en 1914, que el punto en el que había que hacer hincapié no era
llegaron a ser el partido más representativo de la Checoslovaquia indep_en-:- la gloria y la conquista, sino el de que «nosotros» éramos las víctimas de una
diente y de sus filas procedió su último presidente (BeneS). Los nacionalso~ agresión o de una política de agresión, y que «ellos» representaban una ame-
cialistas alemanes inspiraron a un joven austríaco que adoptó su nombre Y su naza mortal para los valores de la libertad y la civilización que «nosotros»
encarnábamos. Más aún, era imposible movilizar a los hombres y mujeres
* Los socialdemócratas obtuvieron el 38 por 100 de los votos checos en la primera eieC- para la guerra a menos que sintieran que .la guerra era algo más que un sim-
ción democrática (1907) y se convirtieron en el partido mayoritario. ple combate armado; que en cierto sentido el mundo sería mejor porque
174 LA ERA DEL IMPERIO. 1875-1914

«nuestra» victoria y «nuestro» país sería --en palabras de Lloyd George~


«Una tierra adecuada para que en ella pudieran vivir los héroes». Los
biernos británico y francés afirmaban, pues, defender la democracia Ja u· ..•.,Cü.
bertad frente al poder monárquico, el militarismo y la barbarie («los huno,:»);
mientras que el gobierno alemán decía defender los valores del orden, la lei> ,,;;;;
y la cultura frente a la autocracia y la barbarie rusa. Las perspectivas de con:.:
quista y de engrandecimiento imperialista podían proclamarse en las
coloniales, pero no en los grandes conflictos, aunque de hecho esos tenias
ocuparan entre bambalinas a los ministros de Asuntos Exteriores. 7. QUIÉN ES QUIÉN
Las masas de soldados alemanes, franceses y británicos que acudieron
la guerra en 1914 lo hicieron no como guerreros o aventureros, sino en·su cá~
O LAS INCERTIDUMBRES
lidad de ciudadanos y civiles. Pero ese mismo hecho demuestra la necesidad DE LA BURGUESÍA
de patriotismo para los gobiernos que actúan en las sociedades dem<>er·ática1;,
y también su fuerza. En efecto, sólo el sentimiento de que la causa del º'" .... 1
tado era también la suya propia pudo movilizar a las masas; y en 1914, IOS' En el sentido más amplio posible ... el yo del hombre es la
británicos, franceses y alemanes tenían ese sentimiento. De esta forma-Se suma total de lo que puede llamar suyo, no sólo su cuerpo y sus
movilizaron, hasta que tres años de masacres sin precedentes y el ejemplo dé poderes físicos, sino sus ropas y su casa, su esposa y sus hijos,
la revolución en Rusia sirvieron para que comprendieran que se habían equi.:: sus antepasados y amigos, su reputación y sus obras, sus tierras y
caballos y sus yates y sus cuentas bancarias.
vocado. ·
W!LL!AM JAMES 1

Con entusiasmo extraordinario ... comienzan a comprar .


Se lanzan a ello como uno se lanza a una carrera; como clase ha-
blan, sueñan y piensan en sus posesiones.
H. G. WELLS, 1909 2

El College ha sido fundado por el consejo de la mujer del


fundador ... para permitir la mejor educación de la mujer de las
clases alta y media alta.
De la Foundation Deed of Holloway College, 1883

Centraremos ahora nuestra atención en aquellos para quienes la democra-


tización parecía ser una amenaza. En el siglo de la burguesía triu.nfante, Jos
miembros de las exitosas clases medias se sentían seguros de su civilización,
confiados y ,sin dificultades económicas, aunque sólo muy al final de la cen-
turia se sintieron confortables desde el punto de vista físico. Hasta entonces
habían vivido bien, rodeados de una profusión de objetos sólidos decorados,
revestidos con grandes cantidades de tejidos, capacitados para conseguir lo
que consideraban adecuado para personas de su condición e inadecuado para
los de posición inferior, y consumiendo comida y bebida en cantidades im-
portantes, e incluso excesivas. La comida y la bebida, al menos en algunos

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