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Evans-Pritchard. Las Teorias de La Religion Primitiva

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Al antroptiogo, en cuanto tal, no le canciarne la verdad 0 fa'sedad del pensamiento religioso. Las creencias son para élhechos socioligicos, no teolégicos. Su problema 2s cien- tfico, no metafisico. Desde Hobbes hasta nuestros dias son muchos los aulores que se han enttegado a la tarea de en- tender las cteencias y practicas religiosas de los pueblos pri- mitivos y a dar razon de elfas. Sin embargo, aquallos cuyas teorfas sobre ta religién primitiva han sido mas iaftuyentes nunca $e acercaron a un pueblo primitive: hacian antropo- logia de salén. Los trabajos de campo realizados en nuestra época han permilide comprobar no pocos errores en las afi maciones formuladas antafo. Evans-Pritehard, con sus tra- bajos sobre los nuer, contribuyd no poco a que pasara de moda cierto tipo de investigacién. (Citemos también la obra de Mary Douglas Pureza y peligro. Un andlisis de tos con- ceptos de contaminacién y tabi, editada por Siglo XXI, ca presentativa de esa misma linea.) En Las leorias de la rell- gion primitiva, el autor discute las teorias propagadas sobre el tema: sefiala las dificultades y problemas que planted el estudio de las religiones y critica las posiciones intelectua- lista, emocionalistas y socioldgicas de algunos tedricos. €. E. Evans-Pritchard ha sido profesor de Antropotogia So- cial en fa Universidad de Oxford desde 1946. Ha publicado numerosos trabajos sobre pueblos affica- nas, principalmente sobre los Nuer y los Azande. Del mismo autor, en Siglo Xt de Espana Editores, Ensayos de Antio- pologia Social ISON 86-325-016-0 NM LAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA por E. BE. EvaNs-PritcH arp ssaorer Soler Secor, Abad ce 1957 fe leyong xl siglo veintiuno editores, sa siglo veintiuno de Spaiia editores, sa siglo veintiuno argentina editores, sa siglo. veintiuno de colombia, Itda Primera edicién en castellano, noviembre de 1973 Segunda edici6n en castellano, noviembre de 1976 Tercera edieign en castellano, diciembre de 1979 Cuarta edicién en castellano, octubre de 1984 Quinta edicién en castellano, diciembre de 1988 Sexta edicién en castellano, octubre de 1989 Séptima edicion en castellano, octubre de 1990 Oclava edicign en castellano, octubre de 1991 © StGLO Xx1 DE ESPANA EDITORES, S.A. Calle Plaza, 5. 28043 Madrid Primera edicién en inglés, Oxford University Press, 1965, Titulo original: Theories of primitive religion © Oxford University Press DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY Impreso y hecho en Espaiia Printed and made in Spain ISBN: 84-323-0114-0 Depésito legal: M. 33.306-1991 Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Poligono Igersa Parucuellos de Jarama (Madrid) INDICE NOTA PRELIMINAR .. 1. Intropucci6n .. Tl. Las TEORIAS PsIcoLdaicas ... IIL. Las TEORIAS socroLocrcas ... IV. Léw-Brune V. Conclusion BYBLIOGRAFIA «..-ss.ssse000000 it 41 83 129 161 195 NOTA PRELIMINAR Cuatro de estas conferencias (Sir D, Owen Evans Lectures) se pronunciaron en el Universi- ty College de Gales, en Aberystwyth, durante la primavera de 1962. Las presento aqui préctica- mente tal como las escribi con ese objeto, si bien algin parrafo no lleg6 a leerse para no emplear més tiempo del que se me habia con- cedido. La conferencia que lleva aqui el mime- ro IV se escribidé por las mismas fechas, pero no la pronuncié porque sélo se me habia pe- dido que diera cuatro. Se advertiré que se trata de conférencias, esto es, que no estan destinadas a la lectura tanto como al ofdo, y asimismo que se dirigen aun ptblico muy culto pero que, no obstante, no es especialista en antropologia. De haber. me dirigido a colegas mios 0, incluso, a estu- diantes de antropologta, me hubiera expresa- do de un modo algo distinto, aunque el fondo hubiera sido el mismo. Mis comentarios sobre Tylor y Frazer, Lévy- Bruhl y Pareto espigan abundantemente de va- rios articulos publicados hace muchos afios en el Bulletin of the Faculty of Arts de la Egyp- tian University (EI Cairo), cuya cétedra de so- ciologia ocupaba yo; dichos articulos han ve- nido circulando desde entonces en tiradas a multicopista por los departamentos de Antro- ° 10 ‘BB EVANS-PRITCHARD pologia Social y aqui recojo lo esencial de los mismos, Agradezco las criticas y consejos del doctor R, G, Lienhardt, el Dr. J. H. M. Beattie, el Dr. R. Needham, el Dr, B,R. Wilson y el sefior M.D. McLeod, EE. E-P. I. INTRODUCCION Estas conferencias tratan de la forma en que distintos autores que pueden considerarse antropélogos, o que en cualquier caso han es- crito sobre cuestiones de antropologfa, han in- tentado entender las creencias y prdcticas reli- giosas de los pueblos primitives y dar razén de elas, He de dejar sentado desde el princi- pio que me’ voy a ocupar sobre todo de tas teorias sobte las religiones de los pueblos pri- mitivos. Las cuestiones de tipo mas general que la religién: suscita ‘exceden de los limites que he puesto a mi trabajo. Por consiguiente, me voy a atener a las obras que, a’ grandes rasgos, pueden considerarse antropolégicas, y més atin, fundamentalmente a las britanicas. Ya se habr4 advertido que aqui no nos intere: san tanto las religiones primitivas como las distintas teorfas que se han formulado con la pretensién de ofrecer una explicacién de ellas. Si me preguntaran qué interés pueden tener para nosotros las religiones de los pueblos sim- ples, contestatla cn primes lugar auc alguns de los m4s importantes Mlosofos que han tra- tado de politica, de la sociedad o de la moral, desde Hobbes, Locke'y-Rousseau hasta Her- bert Spencer, Durkheim y Bergson, han consi- derado que la vida primitiva tiene considera ble relevancia de cara a la comprensién. de:la i R 5, B. EVANS PRITCHARD vida social en general; y subrayaria ademas que los hombres que mas han contribuido en nuestra civilizacién a cambiar el conjunto del clima del pensamiento durante el siglo pasa- do, los grandes forjadores de mitos: Darwin, Marx-Engels, Freud y Frazer (y quizds debiera afiadir a Comte), mostraron todos un gran in- terés por los pueblos primitivos y utilizaron cuanto se sabia sobre ellos en sus esfuerzos por convencernos de que, aunque lo que habia sido un consuelo y un incentivo en el pasado podia dejar de serlo, no estaba perdido todo; visto bajo las perspectivas de La historia el es- fuerzo resulté provechoso. En_segundo lugar, contestaria que las reli- es primitivas son especies del género re- ligién y que todo aquel que tenga algin inte- rés por la religién debe reconocer que un estu- dio de las ideas y practicas religiosas de los pueblos primitivos, que son de una gran va- riedad, puede ayudarnos a obtener ciertas con- clusiones sobre la naturaleza de Ja religién en general y por tanto también sobre las Hama- das grandes religiones o religiones histéricas y positivas o religiones de revelacién, incluyen- do la nuestra. A diferencia de estas grandes re- ligiones, que estan genéticamente emparenta- das —judafsmo, cristianismo ¢ islamismo, o hinduismo, budismo y jainismo— las religio- nes primitivas, al darse en partes del mundo aisladas y muy separadas unas de otras, ape- nas pueden deberse 2 otra cosa que a procesos independientes sin relaciones histéricas entre ello aumenta el valor que los datos de las mismas tienen en todo andlisis comparativo que se proponga determinar las caracteristicas, LAS THORIAS DE TA RELIGION PRIMITIVA B esenciales de los fenémenos religiosos y for- mular enunciados generales validos y signifi- cativos sobre éstos, Por supuesto, sé de sobra que los tedlogos, Jos historiadores clasicos, los semitistas y otros especialistas en religion suelen prescindir de las religiones primitivas, considerdndolas de poca importancia, pero me consuela pensar que hace menos de cien afios Max Miller batallaba contra las mismas fuerzas inmovilistas y sa- tisfechas para que reconocieran la impor- tancia que tienen las-lenguas y religiones de China e India para la comprensién del lengua- je y la religion en general, en una batalla que a decir verdad no est atin ganada (¢d6nde es- tén los departamentos de lingiifstica compara- da y de religion comparada en este pafs?), pero en la cual se han efectuado ciertos progre- sos, En realidad podria ir mas lejos y decir que, para comprender plenamente la naturale- za de la religion revelada, tenemos que com- prender la naturaleza de la llamada religion natural, puesto que nada podria revelarse so- bre algo si los hombres no tuvieran previamen- te una idea de ese algo, Quiz4s debiéramos decir, més bien, que la dicotomia entre religion natural y revelada es falsa y redunda en con- fusién, pues cabe afirmar que, en cierto modo, todas las religiones son religiones de revela- ign: el mundo que les rodea, junto con su ra z6n, han revelado a los hombres en todas par- tes algo sobre lo divino y sobre su naturaleza y destino propios. Podemos reflexionar en las palabras de San Agustin: «Lo que ahora se lla- ma religién eristiana ha existido entre los an- tiguos, y no faltaba desde el comienzo de la “ BB HVANSPRITCHARD raza humana, antes de que Cristo se hiciera carne: a partir de entonces la verdadera reli- gidn, que ya existia, comenzé a recibir el nom- bre de cristianismos!. No dudo en reivindicar, ademas, que, aun- que los especialistas en las grandes religiones nos miren a veces por encima del hombro a nosotros los antropélogos, y a nuestras religio- nes primitivas —no tenemos textos—, somos nosotros, mas que cualesquicra otros, quienes hemos recopilado el amplio material sobre cuyo estudio se ha fundado, por inseguramente que sea, la ciencia de Ia religién comparada; por muy inadecuadas que sean laé teorias an- tropoldgicas basadas en dicho material, pue- den servir y a veces han servido a Ios clasicis- tas, semitistas ¢ indocuropeistas, e incluso a los egiptélogos, para la interpretacién de sus textos. Examinaremos algunas de esas teorias en el curso de estas conferencias; me limito, pues, a decir aqui que pienso en las repercu- siones que los escritos de Tylor y Frazer, en Gran Bretafia, y los de Durkheim, Hubert y Mauss y Lévy-Bruhl en Francia, han tenido en el Ambito de muchas disciplinas eruditas. Hoy tal vez no nos resulten aceptables, pero en sit momento han desempefiado un papel impor- tante en la historia del pensamiento. No es facil definir lo que entendemos por re- ligion a los efectos de estas conferencias. Si hubieran de centrarse en las creencias y las précticas, podriamos aceptar inicialmente la definicién minima de religién que da Sir Ed- ward Tylor (aunque no carece de implicacio- 1S. Agustin, Con, T 1. Ciao en FM. Muller, Selected Essays on Langues, iytnology and Religion, Ua8l, T, 5. 14S TEORIAS DE LA RELIGION PRIATTIVA 15 nes enojosas): la creencia en seres espiritua- les. Pero, dado que atienden preferentemente a las teorfas sobre la religin primitiva, carez- co de libertad para preferir una definicién a otra, pues he de examinar cierto nimero de hipétesis que van mas alld de 1a definicién minima de Tylor. Para algunos ei hecho reli- gioso abatca temas como los de la magia, el totemismo, el tabit e incluso la brujerfa, es de- ir, todo aquello que puede englobarse bajo Ia expresi6n «mentalidad primitiva» 0 que resul- ta irracional o supersticioso. En particular ten- dré que referirme a menudo a la magia, dado que varios autores influyentes no diferencian magia y religion, y hablan de lo mAgico-religio- so, 0 bien consideran que una y otra estan ge- néticamente emparentadas en un desarrollo evolucionista; hay adernds otros que, si bien las distinguen, dan un tipo de explicacién similar a ambas. Los especialistas de las épocas victoriana y eduardina estaban enormemente interesados por la religin de los pueblos primitives, en gran parte, supongo, porque se encontraban ante una crisis de la suya; sobre este tema se ha escrito un gran mimero de libros y articu- los. Por supuesto, si me refiriera 2 todos estos autores estas conferencias quedarian reducidas aun recitado de nombres y t{tulos. La alter- nativa que voy a adoptar consistiré en selec- clonar a los autores que han tenido una in- fluencia mayor o que representan mds carac- teristicamente un modo u otro de analizar los hechos, y en examinar sus teorfas en cuanto representativas de variantes del pensamiento antropolégico. Lo que, siguiendo este procedi- 16 BB EVANSPRITCHARD miento, se pueda perder en puntualidad de andlisis quedaré compensado por una mayor claridad. Puede resultar util clasificar las teorias so- bre la religion primitiva en psicolégicas y so- ciolégicas, dividiendo ademés las psicologicas —y aqui empleo los términos de Wilhelm Schmidt— en intelectualistas y emocionalis- tas. Esta clasificacién, que concuerda también a grandes rasgos con el orden de su sucesion histérica nos va a servir a los efectos de la exposicién, aunque muchos autores se sittan entre uno y otro apartado y otros entran en més de uno. Quizé parezca que trato a estas teorfas con severidad y animo negativo. Creo, sin embargo, que no se considerara cxcesiva mi rigidez al ver lo inadecuado, e incluso cémico, que es gran parte de lo que se ha escrito para expl car el fenémeno religioso. Los legos en la ma- teria pueden no estar al tanto de que la mayor parte de lo escrito en el pasado sobre animis- mo, totemismo, magia, etc., y de lo que, muy probablemente, atin se repite a la ligera en ‘scolleges» y universidades, se ha demostrado que es erréneo o al menos dudoso. Por esta raz6n, mi tarea ha de ser mas critica que cons- tructiva, a fin de mostrar por qué unas teorias, aceptadas en otra época son hoy insostenibles y debieron, o deben, rechazarse total o parcial- mente, Si puedo convencerles a ustedes de que atin hay muchas cosas que siguen inciertas y oscuras, mi labor no habra sido vana. Pues en- tonces no se engafiardn creyendo que tenemos, respucstas definitivas a las cuestiones que sc nos plantean, TAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA nv Lo cierto es que, mirando hacia atrés, a ve- ces resulta diffcil comprender eémo se han po- dido llegar a proponer muchas de las teorias, det hombre primitivo y del origen y desarrollo de la religion. Desde luego no es justo que hoy sepamos, gracias a la investigacién moderna, Jo que aquellos autores no pudieron saber en- tonces. Pero, aun contando con la clase de d: tos que manejaban, es sorprendente que esci bieran tantas cosas que parecen contrarias a la razén. Con todo, aquellos hombres eran es- pecialistas muy eruditos y competentes. Para comprender unas interpretaciones y explica- ciones que ahora parecen evidentemente de- fectuosas, tendrfamos que escribir un tratado sobre el ambiente intelectual de Ia época, so- bre las circunstancias intelectuales que limi- taban su pensamiento, curiosa mezcla de po- sitivismo, evolucionismo y residuos de cierta religiosidad sentimental. Ya examinaremos al- gunas de estas teorias en conferencias poste- riores, pero me gustarfa aqui y ahora remitirme aun focus classicus: la en tiempos tan lefda e influyente Introduction to the History of Re- ligiun, de F. B. Jevons, entonces (1896) profe- sor de filosofia en la Universidad de Durham. Para él la religién procedia por evolucién uni- forme del totemismo —pues consideraba al animismo «més una teoria filos6fica primitiva que una forma de creencia religiosa» W—, para Hegar al politeismo y al monoteismo. No me Propongo examinar ni desenmarafiar sus te0- rias, Me limito a citar el libro por ser el me- jor ejemplar que conozco de lo erréneas que 1B. R, fevons, Av introduction ta the History of Religion, 2096, Péging 266. 8 BE EVANS PRITCHARD pueden ser las teorias sobre las religiones pri- mitivas, pues, a mi juicio, bien puede decirse que en todo él no hay ni una afirmacién gene- ral o teGrica respecto de aquéllas que hoy se tenga en pie. Se trata de una coleccién de re- construcciones absurdas, hipdtesis y conjetu- ras insostenibles, especulaciones, suposiciones y sobreentendidos desenfrenados, analogias inadecuadas, errores de comprensién e inter- pretacién y, especialmente en lo relativo al to- temismo, puros desatinos. Si algunas de las teorias que expongo pare- cen ingenuas, yo pediria que se tuvieran en cuenta varios hechos. La antropologia acaba- ba de nacer —apenas puede ahora considerdr- sela adulta, Hasta hace poco ha sido terreno abonado para las incursiones de los hombres de letras, y ha tenido un tono especulativo y filosé- fico mds bien pasado de moda. Si se puede decir que la psicologia dio los primeros pasos hacia la autonomia cientifica cn torno a 1860 y que no se libré de las trabas de su pasado filoséfico hasta cuarenta o cincuenta afios mas tarde, la antropologia social, que dio sus. pri- meros pasos hacia la misma’ época, se ha des- embarazado de cargas similares mucho mas recientemente. Es muy notable el hecho de que ninguno de los antropélogos cuyas teorias sobre la religion primitiva han sido més influyentes se haya acercado nunca a un pueblo primitivo. Es algo as{ como si un quimico nunca hubiese conside- rado necesario entrar en un laboratorio. En consecuencia, para su informacién tenian que confiar en aquello que les contaban los explo radores, misioneros, funcionarios y comercian- Las TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA » tes enropeos. Ahora bien, quicro que conste que tales testimonios son enormemente sospe- chosos. No digo que fueran inventados, aun- que a veces si lo eran, ¢ incluso viajeros fa- mosos como Livingstone, Schweinfurth y Pal- grave mostraban propensién a los mayores descuidos. Pero gran parte de ellos eran falsos, casi todos indignos de confianza y, para las pautas actuales de la investigacién profesional, descuidados, superficiales, sin perspectiva y sin contexto; en cierto sentido esto es aplicable incluso a los primeros antropélogos profesio- nales. Afirmo con toda conciencia que no sé pueden aceptar sin més las primeras descrip- ciones de las ideas y comportamiento de los pueblos menos complejos, ni mucho menos las interpretaciones que se dan de ellos, y que es preciso un examen critico de sus fueates y pruebas concluyentes que las corroboren, ai tes de admitirlas, Cualquiera que haya realizado una investiga- . Gién entre pueblos primitivos visitados ante- riormente por exploradores y personas simila- res puede atestiguar que sus informes son con excesiva frecuencia indignos de confianza, in- cluso en materias que se pueden apreciar por mera observacién, mientras que en otro tipo de materias menos visibles sus relatos pueden ser completamente falsos. Doy un solo ejem- plo, de una religion con-la que estoy famiiari zado, Resulta extrafio, vistas las publicaciones y extensas monografias recientes sobre los nilé- tleos del Norte, leer que en 1866 el Famoso ex- plorador Sir Samuel Baker se refirié a ellos : ante Ja Sociedad Etnoldgica de Londres en los 20 B. E EVANS PRITCHARD siguientes términos: «Sin excepcidén, no creen en un Ser Supreme, ni tienen ninguna forma de culto 0 idolatria; ia oscuridad de sus men- tes ni siquiera recibe Ia luz de un rayo de su- persticién, Tienen la mente tan estancada co- mo la ciénaga que forma su pequefio mundo”. Ya en 1871 pudo demostrar Sir Edward Tylor, con los datos de entonces, que tal cosa no po- dfa ser cierta‘, Los informes sobre las creen- cias religiosas de un pueblo se deben tratar siempre con la maxima prudencia, pues tratan de algo que ni el europco ni cl nativo pueden observar directamente: de concepciones, imé- genes y palabras cuya comprensién requiere conocer hondamente la lengua de un pueblo y también todo el sistema de ideas del que for- ma parte cada creencia determinada, pues pueden carecer de sentido si se separan de la serie de creencias y practicas a las que perte- necen, Pocas veces se puede decir que el obser- vador, ademas de cumplir estos requisitos, tenga unos habitos mentales cientfficos. Es cierto que algunos misioneros eran hombres instruidos y habfan aprendido correctamente Jas lenguas nativas, pero hablar una lengua co- rrectamente es algo distinto de comprenderla, como he observado a menudo en conversacio- nes de europeos con africanos y Arabes. Ello es una nueva causa de errores, un nuevo peli- gro. Tanto los nativos como los misioneros uti- lizan las mismas palabras, pero las connota- ciones son diferentes, llevan distintas cargas de significado. Para cualquiera que no haya reali- > S.'N. Maker, «The Races of the ile atins, Trateoctions of the Enenaiogieal Society of London, ne. (U6), 2 «VE. B. Tylor, Primitive Culture, 39 ed. (11), f, A284, 2 LAS TRORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA zado un estudio intenso de las instituciones, usos y costumbres de los nativos en el propio medio de éstos (es decir, muy al margen de los puestos administrativos y comerciales y de las misiones) lo mas que puede surgir es una espe- cie de dialecto intermedio con ef cual es posible comunicarse sobre materias de interés y expe- riencias comunes, Nos basta tomar como ejem- plo el uso de una palabra nativa para designar a nuestro «Dios». El sentido de la palabra para el bablante nativo sélo puede tener una coinci- dencia minima, y en tm contexto muy restrin- gido, con el concepto que el misionero tenga de Dios. El difunto profesor Hocart menciona un ejemplo real de tales errores en Tas Fiji: Cuando el misionero da a Dios el nombre de Ndina, piensa que no existe ningun otro Dios, El nativo en tiende que El es el unico dios eficaz y de confianza; Jos otros pueden ser efieaces a veces, pero no hay que contar con ellos. Esto no es més que un ejempl eémo el maestro puede querer decir una cosa ¥ sus discipuios comprender otra. Por lo general, ambas artes contintan igtorando felizmente su error. Lo cual no tiene remedio, salvo que el misionero adquie- ra un conocimiento completo de las creencias y cos- tumbres nativas’. Ademis, los informes utilizados por los es- pecialistas para ilustrar sus teorfas son, no sélo muy inadecuados —en lo que se refiere principalmente al tema de estas conferencias—, sino también muy selectivos, A los viajeros les gusta transcribir aquello que més les ha im- presionado por curios, rudo o sensacional. La magia, los ritos’ religiosos barbaros, las creencias supersticiosas adquirieron prioridad 2 ALM. Hocart, «Manas, Man, 1914, 48, tT 2 8 E SVAN rRITCsTARD sobre las empiricas, cotidianas, monétonas ru- © tinas que comprenden el noventa por ciento de la vida del hombre primitivo y constituyen su principal interés y ocupacién: su caza, pesca y recoleccién de raices y frutos, su cultivo y _ pastoreo, su vivienda, la forma de sus uten- | silios y armas y en general su ocupacién en 2 Jos asuntos diarios, sean domésticos o publi- cos. No se concedié a todo esto el margen que ‘ocupa, tanto en tiempo como en importancia, en las vidas de aquellos cuyas costumbres se estaban describiendo. En consecuencia, al pres- tar una atencién excesiva a lo que consideraban supersticiones curiosas, a lo oculto y misterio- 80, los observadores tendfan a pintar un cuadro en el cual lo mistico (en el sentido que da Lévy- Brubl a dicho término) ocupaba en el lienzo una parte mucho mayor de la que tenia en la vida de los pueblos primitivos, de tal forma que lo empirico, lo ordinario, lo de sentido co- min, el mundo de cada dfa sélo parecia tener una importancia secundaria; se presenté a unos nativos infantiles obviamente necesitados de administracién paternal y celo misionero, espe- cialmente cuando habia ‘en sus ritos una bien acogida pizca de obscenidad. En aquel tiempo los especialistas comenza- ron a trabajar con fragmentos de informacion que recogian accidentalmente y de todo el mundo, y montaban con ellos libros de titulos tan pintorescos como La Rama Dorada y La Rosa Mistica. Estos libros presentaban’ una imagen hibrida, mejor dicho, una caricatura, de fa mentalidad primitiva: supersticiosa, pue- rile incapaz de un pesamiento critico o per- severante. Los ejemplos de este procedimiento AAS THORGAS DE LA RELIGION PREMITIVA B de promiscua utilizacién de los datos se pue- den espigar en cualquier autor de la época. Por ejemplo, éste: Los amaxosa beben la hiel de un buey para volverse fieros. Los célebres mantuana bebian la hiel de trein- 1g jefes, creyendo que aquello les haria fuertes. Mu. chés pueblos, como los yoruba, por ejemplo, creen que ela sangre es la vida». Los de Nueva Caledonia se gomen a los enemigos muertos para adquirir valor y fuerza, En Timorlaut se come la carne de un enemigo rmuerto para curar la impotencia. Las gentes de Hal mahera beben Ta sangre de los enemigos muertos para hacerse valientes. En Amboina, los guerreros beben la sangre de los enemigos a los que han dado muerte para adquirir su valor. Las gentes de las Célebes be- ben fa sangre de los 5 para hacerse fuertes. Los natives de las Dieri y las tribus vecinas son ca- Paces de comerse a un hombre y beberse su sangre ‘con el fin de adquirir su fuerza; con su grasa se frota alos enfermos*. ¥ asf se contintia volumen tras volumen, Este procedimiento qued6 perfectamente sa- tirizado por Malinowski, al que debemos con- ceder el mérito de haber logrado, a través del ridiculo y del ejemplo, que se pasara de moda tanto el tipo de investigaciones que anterior- mente se habjan realizado entre los pueblos simples como el uso que los especialistas ha- bian hecho de ellas. Se quejaban de «las ‘ar- gas letanias de frases ensartadas, que nos ha- cen a los antropélogos sentirnos idiotas y al salvaje lo presentan ridiculo», tales como: «Entre los brobdignacianos, cuando un hombre se encuientra con su suegra cada uno insulta al otro y ambos se retiran con un ojo amora- tado»; «cuando un brodiago se encuentra a un oso polar echa a correr, y a veces el oso le + ALE, Crawley, The Mystic Rose, ed. de 1927 (revisada y apie ‘4s por Theodore Besterma), u BB. BVANSPRITCHARD siguex; xen la Vieja Caledonia, cuando un nati- vo encuentra casualmente una botella de whis- ky aun lado del camino, se la bebe de un trago, después de Jo cual procede inmediatamente a buscar otras’. ‘Hemos observado que la seleccién realizada a nivel de la pura observacién ya habla produ- cido una alteracién inicial de los hechos. El método de compilacién a base de tijeras y en- grudo que utilizaban los especialistas de pol- trona en sus casas producia atin mayores al- ieraciones. En conjunto, no tienen el menor sentido de la critica histérica, de las reglas que un historiador aplica al valorar sus testimo- nios documentales. Asi, si los observadores de los pueblos primitives crearon una impresién falsa al dar una preeminencia excesiva a la mistica en las vidas de éstos, tal cosa quedaba resaltada cuando se trataba mediante unos li- bros de anécdotas a los que se dignificaba con Ja expresion «método comparado». Consistia, por lo que se refiere a nuestro tema, en elegir de entre los informes de primera mano sobre | los pueblos primitives, y, por las buenas 0 por { las malas, de todo e! mundo, y, sacando los he- chos de sus propios contextos, atender sola- mente a lo extraio, sobrenatural, mistico y su- persticioso —Ildmeselo como se quicra— para juntar los fragmentos en un monstruoso mo- saico que se suponfa retrato de la mente del hombre primitivo. Asi, pues, se presenté al hombre primitivo, especialmente en los prime- ros libros de Lévy-Bruhl, como totalmente irra- cional (en el sentido habitual del término), 2 a, Malinowski na ‘i. ime ond Custom in Sasage Society. 196, pe AS THORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA B como babitante de un misterioso mundo de dudas y miedos, presa del terror de lo sobre- natural y ocupado incesantemente en luchar contra él. Creo que cualquier antropdlogo ac- tual coincidirfa conmigo en que este cuadro no se parece en nada al original. De hecho, e] nombre de «método compara- dor no es nada adecuado para estas activida- des. Habia en ellas bien poca comparacién, si por comparacién entendemos la analitica. Se limitaban a poner juntas las cosas que pa- recian tener algo en comtn. En realidad, po- demos decir que ello permitfa a los autores es- tablecer clasificaciones preliminares en las que se podian colocar numerosas observaciones ba- jo un nimero limitado de ribricas, introdu- ciendo de este modo una especie de orden; en este sentido tenfa algin valor. Pero era un mé- todo mis ilustrativo que comparativo, casi lo que los psicélogos acostumbraban a Ilamar el «método anecdéticos. Se reunia un gran mir mero de ejemplos mezciados para ilustrar al- guna idea general y para apoyar la tesis del autor sobre dicha idea, No se intentaba expe- rimentar teorfas mediante ejemplos no escogi- dos ad hoc. Las precauciones mas elementales se despreciaban mientras se lanzaba tosca con- jetura tras tosca conjetura (bajo el nombre de hipétesis). Se ignoraban las reglas més simples de la’ Iégica inductiva {métedos de correlacién, diferencia y variaciones concomi- tantes), Asf, por dar un solo ejemplo, si Dios es, como Freud pretende, una proyeccién de Ja imagen paterna idealizada y sublimada, en- tonces evidentemente hay que demostrar que Jas concepciones sobre las deidades varian se- 6 E, BL EVANS. PRITCHARD gin el distinto lugar que el padre ocupa en la familia en los diferentes tipos de sociedad. Entonces, una vez mas, los ejemplos negativos, ‘si es que de alguna forma se tenian en cuenta, Jo que era poco frecuente, quedaban descar- tados a titulo de desarrollos tardios, decaden- cia, supervivencias 0 con ayuda de cualquier ‘otro truco evolucionista, Las primeras teorias antropolégicas, coma se veré en mi proxima conferencia, no sdlo pretendfan explicar la re- ligién primitiva por sus orlgenes psicolégi- cos, Sino que también intentaban colocarla en una gradacién evolucic fa o entre los esta: dios del desarrollo social. Se construia deduc- tivamente una cadena de desarrollo légico. A; falta de informaciones histdricas, no se podia decir con conviccién que en cada’ caso particu: lar el desarrollo histérico correspondiera al paradigma légico —en realidad, a mediados del siglo pasado tuvo lugar una contienda entre. los que estaban a favor de la teoria de la pro- gresién y aquellos que defendian la de la degradacién: los primeros sostenian que las sociedades primitivas estaban en un estado de temprano y progresivo desarrollo hacia la ci- vilizacién, por retrasado que fuera, y los se- gundos que en otra época habian tenido una civilizacién més alta y que estaban en regre- sién respecto a ella. El debate versd especial- mente sobre la religién; los de un partido man- tenian que las, a su juicio, ideas teolégicas ele- vadas de los pueblos primitivos eran un primer vislumbre de verdad que acabaria por condu- cir a mayores cosas: y los del otro, que aque- Mas creencias eran una reliquia de un cstadio anterior y més civilizado. Herbert Spencer te- a Las THORIAS DB LA RELIGION PRIMITIVA nfa un criterio abierto a este respecto', pero Jos demds antropélogos, salvo Andrew Lang y, hasta cierto punto, Max Miiller, asf como los sociélogos, fueron progresionistas. Al carecer de pruebas histéricas para mostrar las fases a través de las cuales han pasado de hecho las sociedades elementales, presumian que segufan un orden ascendente y, muy a menudo, inva- riable, Todo lo que se requeria era encontrar un ejemplo en alguna parte, en cualquier par- te, que correspondiese mas 0 menos a uno u otro estadio de un desarrollo légico e insertar- Jo como ilustracién 0, segin tales autores pa- recen considerarlo, como demostracién de la validez histérica de uno u otro esquema de la progresién unilineal. Si me estuviera diri- giendo a un puiblico compuesto exclusivamente de antropdlogos, incluso la alusién a semejante procedimiento del pasado podria considerarse lanzada a moro muerto. €reo que las dificutades fueron aumentan- do, y creciendo con ello la consiguiente desfi- guracién, al inventarse términos especiales para ‘ describir las religiones primitivas, con lo que [se insinuaba que Ia mentalidad del primi- tivo era tan diferente de la nuestra que sus ideas no podfan expresarse con nuestros voca- : bularios y categorias. La religién primitiva era «animismo», «preanimismos, «fetichismo» y jsosas por cl estilo, También se tomaban en :préstamo términos de las lenguas nativas, co- :Mo si no se pudiera encontrar en nuestra pro- Pia lengua ninguno que se pareciera a lo que + Spencer, The Principles of Soctology, 182, 1, 106 8 EB, EVANS PRITCHARD tenfa que describirse, términos como los de tabit (de Polinesia), mana (de Melanesia), t6- tem (de los indios de América del Norte) y ba- raka (de los arabes del norte de Africa). No estoy negando que existieran grandes dificul- tades seménticas para la traduccién. Ya son considerables, por ejemplo, entre el francés y el inglés; pero cuando hay que traducir algu- na lengua primitiva a la nuestra propia son y por motivos obvios, mucho mayores. De he- cho es el mayor problema con el que nos he} mos enfrentado en la materia que estamos| tratando, por lo que deseo se me permita in} sistir un poco més en ello. Si un etnégrafo di} ce que en la lengua de un pueblo centroafrica| no la palabra ango significa perro, puede estar en lo cierto, pero de este modo sélo ha expre: sado el significado de ango en un grado muy limitado, porque lo que significa para los naq tivos que utilizan tal palabra es diferente 4 To que «perro» significa para un inglés. El sig: nificado que los perros tienen para ellos —ca zan con ellos, se los comen, etc.— no es el que| tiene para nosotros. {Cudnto mayor no sera la. alteracién cuando topemos con términos que tienen una referencia metafisica! Se puede, y asi se ha hecho, utilizar palabras nativas y cles: pués mostrar su significado utilizéndotas en Contextos y situaciones diversas. Pero eviden- temente este recurso es limitado. Reducido al absurdo, equivaldria a escribir un informe so- bre un pueblo en su lengua vernécula, Las otras posibilidades son peligrosas. Cabe divul gar un término tomado de una lengua verndcu- LAS TEORIAS DB LA RELIGION PRIMITIVA 2» la primitiva, tal como tétem, con vistas a uti- lizarlo para describir fenémenos de otros pue- blos parecidos a aquel al que dicho término se refiere en su lugar de origen; pero ello puede dar lugar a una enorme confusién, porque las semejanzas pueden ser superficiales y el fend. meno en cuestién tan distinto que el término pierda todo su significado, lo cual, como mos- tré Goldenweiser, ha sido el destino de la pa Jabra totem *. . Resalto esta cuestién porque tiene cierta im- portancia para la comprensién de las teorias sobre la religién primitiva. Se puede encontrar desde Juego alguna palabra 6 expresién de nues- tra propia lengua que traduzca un concepto na- tive. Podemos traducir con palabras como «dios, «espiritus, «alma» o eespectro», pera entonces debemos preguntarnos tanto lo que la palabra que hemos traducido asi significa para los nativos como lo que la palabra por la que es traducida significa para el traductor y sus lectores. Tenemos que establecer un sig- nificado dobie; el mejor de los casos, los significados de las dos palabras Ilegaran a co- ‘mesponderse parcialmente. s dificultades semanticas son siemy enormes y sélo se pueden superar parcialmen te El problema que presentan también se pue- > considerar a la inversa, en el intento de los misioneros de traducir la Biblia a las lenguas Rativas. Ya fue bastante enojoso tener que ex- Presar en latin los conceptos metafisicos grie- 80s, y, como sabemos, este traslado de concep- + A A. Goldenuetser, Beriy Cvtzction, {amide au ntaulo form and Content ia Teceremes ence Vatopetogin, se, 33 MID) ee dane 0 BB, EVANSPRITCHARD tos de una lengua a otra acarred errores. Des- pués la Biblia fue traducida a otras diversas Jenguas europeas (inglés, francés, alemén, ita- liano, etc.), y be descubierto lo esclarecedor que resulta tomar algin fragmento de ella, un salmo, y ver como estas lenguas fo han im. pregnado con sus caracteristicas particulares.. Los que conozcan el hebreo o cualquier otra, Iengua semitica pueden acabar el juego tradus ciendo las diferentes versiones al idioma en| cuestién y viendo después a qué se parecen, El caso de las lenguas primitivas es mucho més desesperado. He lefdo algo sobre las difi, cultades de Ios misioneros que querfan tradu- cir a fa lengua de los esquimales !a palabra acordero», como en la frase sapacienta mis} corderos». Por supuesto, se puede traducir firiéndola a animales con que los esquimales: se hallen familiarizados, diciendo, por ejem: plo, «apacienta mis focas», pero en tal caso sustituye lo que representa un cordero pai un pastor hebreo por lo que una foca impli para un esquimal. ¢Cémo se puede transmitir el sentido de la afirmacién segin la cual los caballos egipcios «son carne y no espiritu» a] As TEORIAS DE LA RELIGISN PRIMITIVA au de exegesis ha suscitado la explicacién de eros, agape, caritas! Después de eso se deben encon- trar equivalentes en hotentote y, si no los hay, proceder lo mejor que se pueda. :Y cuando se traduce a una lengua emerindia «En el prin- cipio era el Verbo»? Incluso en su forma ingle- sa cl sentido sdlo se puede expresar mediante una disquisicion teolégica. Los misioneros han luchado duramente y con gran sinceridad para vencer estas dificultades, pero, segiin mi expe- tiencia, gran parte de lo que ensefian a los na- tivos es completamente ininteligible para aque- los entre los que levan a cabo su obra; creo que muchos estarén dispuestos a reconocerlo, La solucién que se suele adoptar es la de trans. formar la mentalidad de los nifios nativos en una mentalidad eurapes, pero esto sélo spa ‘nte es una solucién. Ahora, una vez que confio en haber llamado la atencién sobre sie Problema misional, debo dejarlo de lado, por- que estas conferencias no tratan de misiolo- gia, campo de investigacion fascinante, por eerie. que desgraciadamente apenas se ha cul- Tampoco voy a proseguir examinando el gente que no ha visto nunca un caballo ni nada!problema, mas general, de la traduceién, por- parecido y que, ademés, puede carecer de concepto que corresponda a la concepcién; hebrea de espfritu? Son ejemplos triviales. ¢Puedo dar dos més complicados? ¢Cémo tray ducir al hotentote «Aunque yo hablo con las, Jenguas de los hombres y de los angeles y no} tengo caridad...»? En primer lugar, hay que dé terminar lo que el parrafo significa para los oventes de San Pablo y, aparte de elas lenguas’ de tos hombres y de lov angeles», jqué cantidad primitiva, un; que no puede tratarse brevemente. Todos co- ‘nocemos el dicho «traduttore, traditores, Ha- igo mencién del tema en mi conferencia de in- ‘troduccién en parte porque dehemos recordar, al valorar las teorias sobre la religion primiti- , lo que las palabras utilizadas en eilas sig- ificaban para los especialistas que las usaba ‘Si, por un lado, se trata de comprender las in- erpretacfones que hicieron de Ia mentalidad por olro hay que conocer sus pro- 2 B. E BVANSYRITCH pias mentalidades, més 0 menos sus puntos de Fira, para penetrar en su forma de ver las cosas, vinculada a su clase, sexo y época. Por! cuanto hace a la religién, todos ellos tenfan, {que yo sepa, un transfondo religioso de una ul ira clase, Por mencionar algunos nombres que posiblemente les digan algo: Tylor tenial educacién cudquera; Frazer, presbiteriana; May rett, de la Iglesia de Inglaterra, y Malinowski catélica; mientras que ‘Durkheim, Lévy-Bruhl} y Freud tenian un transfondo judio; pero, con tina o dos excepciones, cualquiera que fuera Su forrwacién, Ins personas cuyos escritos 1u- vieron mayor influencia eran, en la epoca enj que escribieron, agnésticos 0 ateos. La relit gin primitiva no era diferente en cuanto a vay lidez de cualquier otra creencia religiosa: era’ una ilusién. Propiamente no se preguntaron, diferencia de Bergson, cémno es posible qi ‘soreencias y practicas que son cualquier co: menos racionales pudieran ser aceptadas, an- tes y ahora, por seres racionales» ®. Era més bien que en sus opiniones estaban implicitas| Jas conviceiones optimistas de los filésofos rad cionalistas del siglo xvi sein los cuales lal gente era estiipida y mala sélo porque tentaj cacién de tal Halas instituciones, y tenia malas institucionesfcién en ‘crminos peel cxpres6 esta explica- solo porque era ignorante y supersticiosa, y era\EI propésito de los autore: e obre _sociolégicos, jgnorante y supersticiosa porque habja sido ex-mitivas fue el de explicar a é igiones pri- Hlotada en nombre de la religién por sacerdo-nes, con lo cual Tee irc Gata POF sus orige- prtacutes y avariciosos y por las clases Ca-cuenta, evidentemente, de ioc saree ee rentes de principios morales que los mante-Jes de todas y cada un: “te Ik Fasgos csencia- see ico aus hemos de damos cuenta decluyendo a las suverinres Beste ones cal era Ja intencién de muchos de estos es" iperiores. Explicita o impli- LAs TEOREAS De LA RELIGION PRIMITIVA 3 pecialistas si queremos comprender sus trucciones tedricas. En las religiones primitives buscaron, y encontraron, un arma mortal, se. gin pensaban, contra el cristianismo. Si se po. dia presentar a la religion primitiva como una aberracién intelectual, como un espejismo fruto de la tensién afectiva, o por su funcion social, quedaba implicita que las grandes reli. giones se podian poner en duda y tratar del mismo modo. Esta intencién apenas se disi- mula en algunos casos, como los de Frazer, King y Clodd, por ejemplo. No pongo en duda su siniceridad, y, como he indicado en otro Iu. gar", tienen todas sis simpatfas, aunque no mi aprobacién. Sin embargo, que estuvieran equivocados 0 no no viene al caso; el hecho es que el apasionado racionalismo de In épos colorea sus manifestaciones acerca de las reli. siones primitives y ha dado a sus esrits, tal omo las leemos hoy, un toque de afectacién te Pp de encontrar © irritante o rid{culo. ext3 “eencia religiosa era algo absurdo para . antropélogos, y lo es también para gran arte de los antropélogos de ayer y de hoy "ero parecta que habfa que dar alguna expli- 2 sReligion and the bt ku ter Soe of ty nt, et arn, Mir, 0 sa 1954, p. 1B8- (Enaayes de Antopotela Sec Sif KAT Eaton eee 1B EVANS-PRITCHARD citamente, la interpretacién dada a le raison de los primitivos se suponia valida pi ion origenes de todo Jo que se Slamaba reigiin ® y, en consecuencia, de la : seas gue Japlicabe a cistinismo que 3e ‘ i, ni a id de ésta. Asi, como expone . eis teoricos que piensan gue eb ealto aes an tepasados es Ta clave de todas jas creancis, considerarén que Yahvé procede de un espirt de una especie de dios! tiche agregado a una piedra —quizés une an- tigua estela sepulcral de jeque del desier*o! Los fanaticos de la tesis del totemismo caer das sus convicciones u ian ave lp fo del culto a Ia naturaleza insistiré en te TAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA B su argumentacién quedaba implicito el supues- to de que lo mas simple en estructura ha de ser lo que produzca, mediante evolucién, las formas comparativamente mds desarrolladas. Esta ambigtiedad en el concepto de origen ha causado muchas confusiones en Ia antropolo- gia. No hablaré més de ello por esta vez, pero volveré sobre éste y otros temas gencrales apuntados aqui con igual brevedad, en mi wl- tima conferencia, porque entonces ya habré tenido ocasién de presentar algunos ejemplos de teorfas antropolégicas sobre ta religion. Sin embargo, podemos sefalar aqu{ que, si Jos autores cuyos escritos vamos a examinar hubieran estudiado con alguna profundidad, : Pongamos, la teologia, la historia, la exégesis, et é tormenta, el true el pensamiento apologético y simbélico y el vinculacion de Yates cos la ritual del eristianism, hubiozan estado en ene- no y el fuego " eguntarnos por jores condiciones para dar cuenta de las ideas En realidad, bien Podees remente ‘a estuq Y prdcticas religiosas primitivas. Pero no cra qué no se dedicaron Prete raie enya historia§ frecuente que aquellos especialistas, que se diar las grandes religion a mas que de asf erigian a si mismos en autoridades en materia teolo zia y ritos se sabia mucho Tie Ao gst dq de religion primitiva, mostrasen en sus inter- religiones de los Primi ic. es posible que Pretaciones un conocimiento algo mas que su- Jo mejor a lo peor _ cido. perficial de las religiones histéricas y' de lo hasta cierto punto, prescindieran de 188 BA Gu6 cree el practicante corriente de las mis, des religiones para evitar controverste 7 fagmas, del significado que tiene. para él lo que caltades en las circunstancias wn (ani oa y de lo que siente cuando lo hace. das entonces imprrr ir el origen de la relil Lo que he dicho no implica que los antropé- porque querian des Maron que lo encontralogos deban tener una religién propia: que Bin, su ese ac muténticamente primitivasiquede claro desde ahora. an gue algunos de ellos hayan declarado 4 A un antropdlogo, en cuanto tal, no le con unasrigens no entendian lo primero & kierne la verdad © falsedad del pensamiento Eempo sino lo més simple en estructura, “eligioso, Segiin yo lo entiendo, no tiene posi- itidad de saber si lox seres espirituales de las 4 1a Andrew Lang, The Making of Religion, 188, p24 1B B, EVANS- PRITCHARD religiones primitives o de, cualquisr, o> tie. religions cualquier tipo de existencias Y. Por Zonsiguiente, no puede tomar en consideracion t problema, Las creencias Son Pare €\ hechos Sr Roldgicos, no teoldgicos, y,lo dnico ave Te in- soi nrersgu velacién con cada una de las cee tevencias y con fos demés hechos sociolégicos. 36 AS -TEORIAS DB A RELIGION PRIMITIVA ” de un determinado punto de vi dem terns pt ve pores os ormente contienen la oportuns critica, Sendo wale! pl de Sloss gu convensa ea el, que no debe suponerse que los eee eee de afirmacién general sobre eotar equi sociales y que las otras deben equivocadas si ésta os acertada. A priori no bay motivo por el cual estas orias que in. nos de copecae religién primitiva en térmi- Te sespectvamcne Ty cmocién y funciéa so- , fas c so creo gue fase Se pre een sungue 90 terpretacién ® difere Se puede efectuar una in- tapas iferentes niveles, Asimismo, no fds que muchos tratadistas de temas antropolog ferentes del arse ie mas Sxpticactones di rcos, adoptaron una posicién teolégica, Tied no sean todas correctas ment el mismo nivel, que fuera negativa ¢ implicita, sintieron a digan entre si, dado que ientras ‘no se contra- a8" equeria una explicacin del fenémene car diferentes rasgos de un mismn puede expli- Feet primitivo en términos causales, (7355 En cuanto a los hechon, Sn abe ee ligioso pritiNentender, tos limites lites de 0 due todas fas ‘eens tae eae encuen- tema. nar no pasan d - amos a exami- Después me aventuraré a hacer un rePaso como hen ado teaser incluso que, tal y neral de las teorias antropoldgicas sobre la bles, porque contienen idas, resultan inacepta- Tigion, Permitaseme decir que he leido los Tdinsuficiencias légicas contradieciones y otras Ketone voy 2 eriticar, pues con excesiva Ft la, no se peed ence porta: tal y como es: pre cla se encuentran estudiosos que accep lo falsas, 0 bien, por ultimo, y elle verdaderas Te ejue otros han escrito sobre To que ha 0 HE casoy porque fee pricey eee ite to un autor en vez de leer al propio autor (pot validan, pruebas etnogréficas las Gjemplo, los libros de Lévy-Bru Ten numero Una tiltim: . Ciemprgsiones han sido falseados burdamént = molesta Mae actualmente a muchos Se personas que, estoy semuro, 09 los Wnbtarimitivos © iudigeras, y ain mache eho nce Bor, Persons pian hecho con esmero). Al gs tes lame salvajes sy ain mucho més que lefdo 0 no Jo to encontraremos que 2 mensdado a utilizar tes Mesignaciones de los autores S autores me sera innecesario mostrar Tas insuficienci#bre los que hi s ablo, que esc: 7 scribieron en cl vi cl vie ses cientifico, no metafisico ni on- Jo que se suele deno- —un_ estudio! Su probk tolégico. Enaplea el métod: mina ahora fenomenolégico * comparado de creencias y Titos, tivos al dios, el sacramento ¥ tivot germinar su sentido y significado social, 1 walider de Ja creencia pertenece al ambito} 2 To que podemos Hamar, a grandes ress filosofia de la religion. Precisamente “0 8 BE. BVANS- PRITCHARD goroso lenguaje de una época en la que apenas se podia ofender a las poblaciones de las cua- les se hablaba, los buenos tiempos de la pros- peridad y el progreso victoriano y, se puede aiadir, de la afectacion: de nuestro pesado esplendor. Pero uso tales palabras en lo que Weber Mama un sentido «libre de valoracio- | nes», y son etimolégicamente inobjetables. En cualquier caso, ef uso de la palabra «primiti- vo» para describir a aquellos pueblos que vi- ven en sociedades reducidas, con un material cultural simple y sin literatura, esté asentado con demasiada solidez como para poder elimi- narse. Tal cosa es lamentable, porque ninguna palabra ha causado mayor confusién en los escritos antropolégicos, como se vera, porque puede tener un sentido légico y otro cronolé- gico y a veces no han distinguido entre ambos ni siquiera los buenos especialistas. ‘Ya es suficiente para una nota introducto- ria, necesaria antes de embarcarnos en nues} tro viaje al océano del pensamiento pasado, Como sucede con todas y cada una de las cien, cias, encontraremos en mas de una isla las tumbas de marineros naufragos, pero, cuando! nos volvamos a contemplar en su conjunto lal historia del pensamiento humano, veremos} que no debemos desesperarnos por Jo poco! que sabemos atin de Ja naturaleza de la religién: primitiva, ni, a decir verdad, de la religién en’ general, y porque tengamos que rechazar, como’ simples conjeturas, como meramente plausi’ bles, las teorias que han pretendido explicarla: Por ef contratio, debemos tener valor y prose: guir nuesties estudios con el espiritu del mari: 41S TEORIAS DE LA RELIGION PREMTTIVA nero muerto de aquel eriega. 2 epigrama de la Antologia Un arora 4 igre iadeiea, tera en eta cout, Hahn hermits aq zee pentinoy sorted el temporal. ‘equ nos Tl. LAS TEORIAS PSICOLOGICAS La teoria del Presidente de Brosses', con- temporaneo y corresponsal de Voltaire, segin fa cual la religién tenia su origen en el feti- chismo, fue aceptada hasta mediados del siglo pasado. La tesis, adoptada por Comte?, consis- tia en que el fetichismo, culto que, segén los marineros portugueses, prestaban los negros de la costa de Africa occidental a cosas inani- madas o a animales, evolucionaba hacia el po- litetsmo, y éste, hacia el monotefsmo. Fue sus. tituida por otras teorias, expresadas en térmi- nos intelectualistas y sometidas a la influencia de la psicologia asociacionista de la época, que podemos ilamar la teoria del espectro y la teo- ria del espiritu; ambas daban por sentado que el hombre primitive es esencialmente racio- nal, aunque sus intentos para explicar los fe- némenos desconcertantes sean toscos ¢ ildgi- cos. Pero antes que estas teorias Hegaran a acep- tarse generalmente debian disputarse el terre- no con otras de la escuela del mito natural, en batalla tanto mas acre cuanto que unas y otras compartian criterios intelectualistas. 3 Ch. R. de Brosses, Du Culte dex dieus fétiches ou paraltte de ancigne religon de FEyote oes fa relglon actuelle dete Mir ¥ Comte, Cours de philosophie poritive, ef. de 1906, leccio- pes SEH a 2 ‘eB BVANSPRIICHARD QB yas THORIAS DE LA RELIGION PRINITIVA B Examino et primer plicacién miticonatus gen dea ree sgién, porque fue la primera roe tein cn m eeteorias animistas ai dejar la mio Togia de fa naturaleza, al menos en ¢s1r pals login fer predicamento e importancia # Ei ‘ce necuela del mito natural era predomuye temente una escuela alemana Y 5 cups sobre | terie. de Tas religiones indoeuropeas! SY is era que los dioses de Ja Antigiieda 3 Po a eacién los dioses de cualat Bnei ele ‘ficados: el sol, ka luna, as, 2a. personificntacion primavera, 108 ios Vio! fertoa ete, El representante més destara’ ci lentos, Sicia fue Max Miller (hijo del posts 1 Max Miiller no deseaba que se interpretara su ost eo Wilhelm Milller), especialista ateméa® postura en el sentido de que Ja religién comen- Miverito a la rama mito-solar de la Steuca (aby 16 cum los hombres dsficaron los grandes aistintas ramas tuvieron bastantes disputas en objetos naturales, sino en el de que éstos les tre si), que pasd gran. parte de su vida en a transmitieron la sensacién de lo infinito, para ure 3, ae Phar profesor y_ fellows del, AO cl cual ademés, sirvieron de ¢ to infin fords, College. Fue un linguista de fapacto ae a te ae og dio Souivletamente excepeional, uno, de farprnc}| oop de la fedta y del mundo cliico,sunque pales especialistas en ‘sanscrito de su época, Y} traté de interpretar algunos waterigles rete. Pn general, una persona de era erudii J rentes a primitvosy sn dda materises refe snuy injostamente desacreditada. Tic cstaba dis, explicariones tuviergn una valider genera Duesto a ir tan lejos como algunos Geiss co fens ra. qu slo pla pensar en lh Fegas alemanes mas extremistas, ne tanto por, to una vez surgida la idea del mismo, ‘median. (que fuera peligroso sex agnéstico S0 amto ra. fo ma vez sured ides les solo se po. que a epoca como por convicciGn, dado que dion tomar de aquello que parecin miajestuoso era un luterano piadoso ¥ ‘sentimental. Pero en el mundo. conocido, tal como los cuerpos fe acercé bastante a la postura de aquéllos ¥; celestes, o mejor, los atributos de éstos, Pero se Aoerena. ¥ mit yueltas en sus muchos libros estos atributos perdian entonces su sentido me- para esquivarla, dio a su pensamiento un oe taforico originario’ y adquirian autonomia al Part a weces ambiguo ¥ oscuro, Fm sts OP personificarse en deidades de derecho propio. ida, tal como yo Ia entiendo, los bombres siempre han tenido una intuicién de lo divino, fa idea de lo infinito palabra con la que de- ‘a Dios—, que deriva de sus experiencias sensoriales; por tanto, no debemos buscar su fuente en la revelacién primitiva ni en un ins- tinto o capacidad religiosos, como muchos en- tonces hacian. Todo conocimiento humano lle- gaa través de los sentidos, produciendo el del facto la mas viva impresién de realidad, y en ellos se basa todo raciccinio, lo que también sucede con la religién: nihil in fide quod non ante fuerit in sensu. Ahora bien, las cosas que son intangibles, como el sol y el cielo, dieron a los hombres la idea de lo infinito y también proporcionaron la materia prima de los dioses. a LBL EVANS PRITCHARD Los nomina se convirtieron en wring: Asi les Lafigiones, al menos 1as de esta clase, podian venejerse como «enfermedad det Tenguaiee, Nea peto desafortunada que Gelarar posteriormente pero que nunca quedé completamente esclarecida. Gostuvo que, en consecuencia, la investigacion fEiloldpica y etimoldgica era el tinico medio por el que podriamos descubrir el significado de ja religion del hombre primitive, porque sta: Bas a ella se recupera el sentide original de jos nombres de los i que sobre ellos se han dicho. Asi Apolo amaba ry de él y fue convertida en. a Dafne; Dafne hu sat sta leyenda carece de sentido hasta tata reahemos que Apolo era en st ong” 20 deidad solar ¥ Dafne, la denominacion griega, deltag ecto del laurel, ere el nombre del alba, det ares tce el sentido originario del mito: el sol da caza al alba. Milles trat6 de forma similar la creencia en el alma humana y ra de espiritu. en su figut Cuando los hombres deseaban formular una distincién entre el cuerpo Miiller traté de yy algo que sentian en ellos ademés del cuerpo, ‘el nombre que les + venia a las mientes era el del aliento, algo in: vere al y evidentemente relacionado com lat Vida. Por ello la palabra Ywesar el principio de Ja vida, ¥ desmues el al- apsyches pas6 a eX! rg ja mente, el ego. Después de la muetis, ta. Muique iba al Hades, el lugar de To invisible. Pera que habia. quedado establecida de est Pam en el lenguaje y en el pensamiento Ta Grosteion entre cuerpo » esprit 1p filosofia’ cree a trabajar sobre clio y sureicre” comands piritualistas y materialistas; todo | Las TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 6 para volver a reunir lo que el lenguaje individualizado, Ast, el Jenguaje cjerce wae rania sobre el pensamiento y el pensamiento esté siempre forcejeando con él, aunque en yano, De forma similar, la palabra que desig- naba al espectro significaba en su origen alien- toy la que desiguaba a los fantasmas (de los sate) significaba sombra, Eran al princi- io palabras figurativas que acababan por con- No cabe la menor duda de que Miller demis partidarios de la ritologia natural te varon sus teorias hasta el absurdo; pretendia Miller que el sitio de Troya no fue mas que tun mito solar, y, puestos a reducir este tipo de interpretaciones a Ja farsa, creo que alguien escribié un panfleto preguntindose si el pro- pio Max Miller no era un mito solar, Dejando aparte los errores do eradicién clasica, que ahora sabemos han sido numerosos, es eviden- te que, por ingeniosas que resultaran las expli caciones de este tipo, no estaban, porque no se podfa, apoyadas convincentemente en testimo- ios histéricos adecuados y que sélo podian ser, como mucho, conjeturas eruditas. No ne- cesito recordar [as imputaciones efectuadas a mitologistas de fa naturaleza por sus con- temporéneos, porque, aunque Max Miller, su Principal representante, ejercié entonces cier- i influncia sobre el pensamiento antropolé- tho, éta no fue duradera y Miiller vivié hasta yer au deserédito. Spencer y Tylor, ef dltimo fuer mente apoyado en este punto por su dis- cipulo Andrew Lang, fueron contrarios 2 Tas eorias del mity natural, y tuvievon éxito cuan, iio. 4° propusicron otros criterios.

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