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Clase 4.

MINISTERIO DE JESÚS
Maestra: Rosmeri de Reyes – 11 de agosto 2021
Tema: JUAN EL BAUTISTA Y SU RELACIÓN
CON EL MINISTERIO DE JESUS.
UNIDAD I: LA FORMACIÓN
DE JESÚS EN LA LEY DE DIOS
CLASE 4:
JUAN EL BAUTISTA Y SU
RELACIÓN CON EL
MINISTERIO DE JESUS
Para conocer a la persona de Juan el
Bautista, es necesario tomar en
cuenta las siguientes fuentes:
a) Los cuatro Evangelios;
b) El testimonio del historiador judío,
Flavio Josefo, en sus obras:
Antigüedades Judías y Guerras Judías.
Los estudios citados ubican el
nacimiento de Juan Bautista en
torno a la fecha de Jesús, es decir,
entre los años 4-5 a.C. Según la
tradición, el lugar de nacimiento es
Ain Karem, un pequeño pueblo
situado a unos 8 kilómetros al
suroeste de Jerusalén.
El evangelio de Lucas presenta la
importante cifra de seis escenas sobre él:
a. Las expectativas de su familia antes del
nacimiento (Lucas 1: 5-23),
b. Su concepción milagrosa (Lucas 1: 24-
25),
c. La presencia de María en la casa de
Zacarías y Elisabet cercano al parto del
nacimiento de Juan (Lucas 1: 39-56),
d. Los sucesos en torno a su
nacimiento (Lucas 1:57-58),
e. La celebración del rito de la
circuncisión (Lucas 1: 59-79),
f. Algunos pocos datos sobre su
adolescencia (Lucas 1: 80).
Datos importantes en la vida de Juan:
1. Zacarías, padre de Juan el Bautista,
recibe el anuncio del nacimiento de su
hijo, mientras presta un servicio en el
Templo de Jerusalén como sacerdote,
en un contexto de oración. Para Lucas
el Templo es un escenario central en
su obra.
2. A Juan el Bautista se le prohíbe
desde niño beber vino (Lucas 1: 15 y 7:
33). Tendría el voto nazareo (Números
6: 1-20).
3. Juan vive desde pequeño en el
desierto (Lucas 1: 80) es una
proyección hacia atrás, de lo que
contará después: de adulto Juan vivió
en el desierto (Lucas 3: 2-6)
¿Quiénes fueron sus padres?
Zacarías y Elisabet (Lucas 1: 5-75)
Zacarías era sacerdote, miembro
del grupo de Abías. Junto a su
esposa Elisabet, vivían una vida
recta e intachable delante de Dios;
obedecían todos los mandamientos
del Señor.
Ambos eran descendiente
de Aarón. Pero no tenían
hijos, porque Elisabet era
estéril; y los dos eran de
edad avanzada.
Sucedió que estando Zacarías
ejerciendo su ministerio, cumpliendo
su oficio como sacerdote en el templo,
y le tocó quemar incienso, el más
honroso de todos los servicios, y que
se hacía una vez por la mañana y otra
por la tarde, pero no por el mismo
sacerdote.
Entonces se le
apareció un ángel
del Señor -
Le dijo: "Tu mujer Elisabet te engendrará
un hijo", indica el objeto especial de sus
oraciones. Pero el ángel no solo le anuncia
que tendrán un hijo varón, sino que le dice
hasta el nombre, "Le llamarás Juan".
significa "regalado", u "otorgado por la
gracia de Dios". El nombre era muy
apropiado, pues el niño fue un regalo de
Dios.
Pues será grande a los ojos del
Señor - La grandeza de Juan
consistía en su privilegio de
anunciar la inminente venida del
Mesías, y el celo, el denuedo y
elocuencia con que predicaba. Juan
iba a ser "grande a los ojos del
Señor“.
Su trabajo sería "hacer volver " a Dios
a los hijos de Israel, porque sus
pecados los habían separado de Dios
(YHWH); y por el arrepentimiento y la
obediencia pudieron regresar a él. Juan
enseñó a los judíos y los persuadió a la
conversión. En un sentido peculiar,
YHWH era el Dios de Israel.
Y él mismo irá delante de su
presencia - La tarea de Juan iba a ser
ir delante de Jesús como un heraldo
que anuncia la llegada del rey. El
Cristo-Mesías por el que todo el
pueblo oraba, pronto iba a llegar, y
este niño iba a adelantarse a su
venida solo por un poco de tiempo.
Estas palabras se refieren a Malaquías
4:5-6. "El espíritu y el poder de Elías"
se refieren al celo y la energía del
espíritu de Elías, para inculcar los
principios universales de la paz,
procurando que el pueblo estuviera
bien dispuesto para recibir al Mesías.
Cabe notar las características en las
que se parecían Juan y Elías.
Lc. 1:16-17. Con el poder y el espíritu de
Elías, Juan iba a "hacer volver el corazón
de los padres hacia los hijos", lo cual
concuerda con la profecía de Malaquías
4:5-6). Para lograr esto Juan los motivaría a
la oración y la piedad, para que pusieran
atención a la salvación de sus hijos. Su
trabajo también haría volver "a los
desobedientes a la sensatez de los justos"
VIDA ADULTA Y PÚBLICA DE JUAN EL
BAUTISTA
Juan toma la opción por el desierto, la
práctica del bautismo y su invitación a
la conversión a los judíos; la relación
con Jesús en su condición de
“precursor” del Mesías. De acuerdo
con esto, Juan el Bautista fue un
profeta que anunciaba y denunciaba.
Jesús llegó a decir de él: “Les digo:
Entre los nacidos de mujer no hay
ninguno mayor que Juan” (Lucas 7:28.
Mt.11:13-14) Juan convirtió el desierto
en un lugar de predicación y
conversión, allí llegaban gentes de
todas partes para escuchar su mensaje,
confesar sus pecados y cambiar de vida.
La predicación de Juan el Bautista
La manera como Juan predicaba se
fundamentaba en cuatro criterios
esbozados por Moisés:

a) Les hacía ver los errores de su


vida pasada;
b) Los invitaba a arrepentirse y
cambiar de vida;
c) Les advertía de un castigo divino
que caería sobre quienes no se
convirtieran;
d) Les anunciaba la llegada de alguien,
detrás de él, que vendría para hacer
cumplir la Palabra de Dios.
El Bautismo en Juan El Bautista
Juan, había ideado un rito nuevo para
invitar a la gente a convertirse: la
sumergía en las aguas del Jordán, le
echaba agua en la cabeza y luego la
hacía salir. Era una práctica insólita,
nunca antes vista ni realizada por nadie,
que pasó a llamarse “bautismo”.
En el antiguo Oriente, las abluciones (es
decir, las ceremonias de purificación
con agua) eran comunes y frecuentes.
Se practicaban en Babilonia, Persia,
Egipto y muchos otros pueblos, porque
para estas culturas, el agua tenía la
propiedad de purificar a las personas,
limpiarlas y comunicarles vida nueva.
También los judíos practicaban abluciones.
Según la Biblia, Moisés había ordenado
lavarse las manos, los pies y el cuerpo,
como una manera de renovarse. Y cuanto
más hundidos se hallaban los israelitas en
algún pecado o en una culpa, más
multiplicaban las purificaciones buscando
limpiarse de su maldad.
En medio de esta situación apareció Juan
el Bautista ofreciendo su bautismo. Sin
embargo, su propuesta era original. En
primer lugar, mientras en los demás casos
cada uno se bañaba a sí mismo, en el de
Juan era él quien sumergía a la gente en el
agua. Hasta su aparición, no se conoce
caso alguno, ni en el judaísmo ni en ningún
ambiente religioso, de alguien que haya
bautizado a otra persona.
El bautismo de Juan implicaba un proceso en
cuatro etapas:
A. Arrepentirse interiormente de los pecados
(Mt 3, 2);
B. Confesar públicamente esos pecados (Mc 1,
5);
C. Dejarse sumergir por Juan en el río Jordán
(Mc 1, 8);
D. Volver a casa para vivir de manera nueva,
haciendo obras buenas que pudieran notar los
demás (Mt 3,8).
JUAN BAUTISTA Y SU RELACIÓN CON
JESÚS
Se tiene en cuenta que después de Jesús,
una de las figuras más importantes del
Nuevo Testamento es sin duda, Juan el
Bautista. Jesús lo reconoció cuando dijo;
“Les aseguro que no hay, entre los nacidos
de mujer, nadie más grande que Juan el
Bautista” (Mt 11:11).
Pero toda su grandeza y su renombre
le vienen porque, según los Evangelios,
fue quien preparó el terreno para que
Jesús pudiera aparecer y presentarse
en público. De hecho, según los
Evangelios el Bautista salió a predicar
con el fin de facilitarle el camino a
Jesús.
Juan les hablaba de la necesidad
urgente de convertirse, porque el
Reino de Dios estaba a las puertas. Les
pedía un cambio por dentro y por
fuera. Por dentro: debían modificar el
pensamiento y convertir su corazón a
Dios. Por fuera: debían cambiar la
conducta y hacer buenas obras para
que todos lo notaran (Mt 3, 7-10).
Juan Bautista, con humildad, reconoce
no ser el encargado de inaugurar ese
Reino de Dios por él anunciado. No era
el Mesías, el enviado celestial que iba a
instaurar la nueva era en el mundo.
Según Juan había otro “más Fuerte”, el
cual vendría después de él, y con quien
comenzarían los últimos tiempos de la
historia.
MUERTE DE JUAN EL BAUTISTA
Juan fue preso por Herodes Antipas
hijo de Herodes el grande y llevado a
la prisión de Maqueronte la cual fue
construida sobre la cumbre de una
montaña que se eleva 700 m cerca de
la costa del Mar Muerto.
La muerte de Juan el Bautista, ocurrida en
el transcurso de una trágica fiesta de
cumpleaños, es una de las muertes más
conocidas de la historia.
Como la cabeza de Juan fue pedida al
Herodes Antipas por una bailarina
(Salomé) a consejo de su madre
(Herodías), así termina la vida de aquel
que nació con una sola meta en su vida,
preparar el camino del Mesías.
GRACIAS POR SU ATENCIÓN,
BENDICIONES.

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