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NOTAS SOBRE

LENGUAJE CLARO
Como explican Martín Böhmer y Sandra Fisher Martins, la escritura jurídica –producida,
entre otros, por defensores, fiscales y jueces– presenta diferentes problemas que la ha-
cen difícil de comprender. Esta limitación no solo la tienen las personas que no estudia-
ron derecho: muchos textos jurídicos son confusos, incluso, para los/as abogados/as.
Esta forma de expresar lo jurídico ha sido caracterizada como ampulosa, pesada, ininte-
ligible (De Miguel, 2000), opaca, carente de naturalidad y oscurantista (Alcaraz, Hughes
y Gómez, 2014). Al respecto, Montolío y López Samaniego (2008) explican que:

[e]sta sintaxis artificiosa, que cada vez se aleja más de la lengua estándar
empleada por los ciudadanos, se caracteriza por recurrentes errores de nor-
mativa, a los que hay que sumar los siguientes rasgos: (i) el predominio de
estructuras impersonales y pasivas, que refuerzan la distancia jerárquica
que existe entre los interlocutores; (ii) la construcción de períodos oracio-
nales excesivamente dilatados (Campos, 2007); y, como consecuencia de lo
anterior, (iii) la abundancia de oraciones subordinadas, encadenadas me-
diante numerosos incisos, cláusulas absolutas y gerundios, que permiten
condensar grandes cantidades de información en una misma proposición
(Alcaraz & Hugues, 2002). Todo ello conlleva a menudo ambigüedades sin-
tácticas y rupturas de la estructura de la oración… (p. 36).

Desde hace ya cinco décadas existe un movimiento cada vez más importante e influ-
yente que plantea la necesidad abandonar este tipo de escritura. Esta tendencia co-
menzó a gestarse en Gran Bretaña y Estados Unidos en la década de 1970 con la Plain
English Campaign, orientada a mejorar el inglés que se utilizaba en el discurso burocrá-
tico y jurídico y garantizar el derecho de los ciudadanos a comprender lo que decían
determinados documentos cuyo contenido los afectaba de manera directa (Montolío y
López Samaniego, 2008).

Un abogado o una abogada tiene muchísimas razones para escribir con un lenguaje sen-
cillo. Ya vimos que es importante para que sus asistidos/as comprendan lo que plan-
tea; esto es fundamental. Sin embargo, hay más. Los/as profesionales del derecho de-
ben poder comunicarse con el resto de las partes de un proceso judicial de manera
eficaz. Si su tarea es persuadir a un auditorio específico (en general, a un tribunal), es
evidente que sus mensajes sólo serán aceptados si son comprendidos. Escribir en un
lenguaje sencillo aumenta las chances de que esto suceda (Ward, 2020). Más allá de
esto, Carretero González et al. (2019, p. 11) explican que escribir con un lenguaje claro
tiene otras virtudes:

● Seguridad frente a ambigüedad. Hay seguridad en la comprensión cuando no se


abre la posibilidad de interpretar el texto de diferentes formas.

● Localización de la información. En un enunciado claro debe poder identificarse


con claridad el mensaje, y dentro de él, la idea principal de la secundaria.
● Reducción de tiempo y costes evitando conflictos. Si el mensaje es claro, no ne-
cesita dedicar otros recursos a volver a explicar lo que no se entiende.

● Reducción de la discrecionalidad, relacionada con la transparencia y el funcio-


namiento del sistema democrático.

● Generación de confianza. Lo que no entendemos nos produce desconfianza; en-


tender provoca el efecto contrario.

En definitiva, la comunicación –en particular, la comunicación estatal– debe transmitir


un mensaje de forma fácil, directa, transparente, simple, eficaz e incluir toda la infor-
mación relevante. A ese efecto, es muy importante tener en cuenta el público al que
nos dirigimos (Montolío & Tascón, 2017). Concretamente, para cumplir con esa finalidad
en la escritura jurídica se debe comenzar por cumplir algunas reglas básicas. En este
sentido, Carretero González, Pérez, Lanne-Lenne & De los Reyes (2019, pp. 12-13) su-
gieren:

● Piensen que es lo que quieren decir y planifiquen cómo hacerlo.

● Adecuen el lenguaje que emplean al destinatario y utilicen palabras de uso co-


rriente.

● Al estructurar las oraciones, este orden nunca falla: sujeto, verbo y predicado.

● Redacten oraciones y párrafos de extensión breve. Máximos propuestos: entre


2 y 3 líneas en una oración. Entre 12-15 líneas en un párrafo.

● Eviten la profusión de oraciones subordinadas. La concisión y la precisión son


claves para que tu texto sea claro.

● Limiten el uso de abreviaturas a contextos muy determinados.

● Cuiden el modo en que utilizan los signos de puntuación, pues son esenciales
para comprender el sentido de lo que escriben.

● Utilicen la voz activa, y en general, las formas verbales apropiadas para cada tipo
de escrito.

● Una imagen (casi siempre) vale más que 1000 palabras. Empleen gráficos, dibu-
jos o fotografías para ilustrar su mensaje.

● Eviten los arcaísmos.

Muchos de estos lineamientos aparecen desarrollados y ejemplificados en la GUÍA DE


LENGUAJE CLARO ELABORADA POR SAIJ. Les recomendamos la lectura de este docu-
mento antes de continuar con el curso; es muy probable que les sea de utilidad para
todos los ejercicios que hagamos en el curso.
A lo largo de este curso vamos a desarrollar muchos de los temas
que introducimos en este documento. Dado que nos interesa incidir
sobre la práctica de la defensa pública, buscamos reflexionar sobre
el modo en que se expresan estos problemas en sentencias judicia-
les y en presentaciones de la defensa. Igualmente, les proponemos
ejercitar su propia escritura.

Por el momento, queremos que tengan presente que:

• La escritura jurídica (jerga judicial) es muy problemática si la


evaluamos en función de estándares de lenguaje claro.

• La utilización de esta jerga judicial afecta el derecho a acceder


a la justicia de las personas que representan y son cuestiona-
bles en términos de transparencia. Además, reduce las posibi-
lidades de sus planteos persuadan a un tribunal.

• Pueden evitar muchas de estas dificultades si siguen unas po-


cas reglas muy simples.
BIBLIOGRAFÍA

Alcaraz, E., & Hughes, B. (2002). El español jurídico. Barcelona: Ariel.

Carretero González, C., Pérez, J., Lanne-Lenne, L., & De los Reyes, G. (2019). Lenguaje
Claro. Comprender y hacernos entender. Instituto Lectura Fácil- Clarity.

De Miguel, E. El texto jurídico-administrativo. Análisis de una orden ministerial. Círculo de


Lingüística Aplicada la Comunicación (CLAC), 4, 2000.

Montolío, E., & López Samaniego, A. (2008). La escritura en el quehacer judicial: Estado
de la cuestión y presentación de la propuesta aplicada en la Escuela Judicial de España. Re-
vista signos, 41(66), 33-64.

Montolío, E., & Tascón, M. (2017). Comunicación clara. Prodigioso volcán.

Ward, R. P. (2020). The Science behind Plain Language. The Scribes J. Leg. Writing, 19, 181.

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