VIDA Y PROCESO DE
DUELO
¿Es bueno hablar de la muerte de un ser
querido?
.
Está bien ser positivos, pero la muerte, al menos en nuestra cultura,
duele.
Es fundamental expresar las emociones que no nos producen placer,
estas son la rabia, el dolor, la culpa, la tristeza, la soledad.
Así liberamos a la mente y al cuerpo de contenerlas sin expresarlas. Para
superar una emoción, debemos darnos el derecho a reconocerla,
nombrarla, sentirla y vivirla.
Solo de este modo pasará. Busca un lugar y un momento para recordar
al fallecido, para sentir su falta, para llorar su ausencia. Duele, pero
sana...
¿Qué es el duelo?
• Es la adaptación emocional a la pérdida del ser querido, la
intensidad y las características varían en función de:
•
1. el grado de vinculación emocional,
2. la situación en la que se produce la muerte ,
3. y los rasgos de personalidad del doliente.
Fases del duelo:
estas fases no van siempre en el mismo
orden, ni tienen por qué aparecer todas.
NEGACIÓN
• Es muy habitual y se produce inmediatamente después de la pérdida.
La persona puede sentirse en estado de shock o embotamiento
emocional o cognitivo. No sabemos qué pensar, qué sentir, qué
hacer.
• A veces, la fase de la negación puede aparecer negando o
minimizando la importancia de la pérdida.
• Es normal porque nos ayuda a reducir la ansiedad del momento. El
problema está si nos quedamos bloqueados en esta etapa,
ignorando la muerte del ser querido.
IRA
• La negación va cediendo y nos vamos permitiendo sentir impotencia
por no haber podido evitar su muerte, a la vez que frustración por
ello y aparece el enfado, la ira.
• Aquí buscamos un culpable, otras personas, o incluso nos culpamos a
nosotros mismos por no haber hecho nada para evitarlo.
NEGOCIACIÓN
• Intentamos que nuestro contexto, nuestra vida, nuestro estado
emocional se mantenga igual que antes de su muerte, pero vamos
viendo que esto no es posible.
• Pero, al igual que las etapas anteriores, nos ayuda a reducir el dolor
del momento.
•
DEPRESIÓN
• Empezamos a asumir la realidad de la pérdida y esto nos hace
sentirnos tristes y sin esperanza .
• Podemos, en esta etapa, querer estar solos, no tener ganas de hacer
nada.
• Puede hacer que, durante un tiempo, la vida pierda sentido y sentir
una crisis existencial.
• Estos sentimientos de tristeza son sanos y normales, ya que también
nos llevan a la realidad de que nosotros también algún día
moriremos.
ACEPTACIÓN
• Llega un estado de calma al comprender que la muerte y otras
pérdidas son fenómenos naturales de la vida.
¿Es bueno hablar de la muerte de un ser
querido?
.
Está bien ser positivos, pero la muerte, al menos en nuestra cultura,
duele.
Es fundamental expresar las emociones que no nos producen placer,
estas son la rabia, el dolor, la culpa, la tristeza, la soledad.
Así liberamos a la mente y al cuerpo de contenerlas sin expresarlas. Para
superar una emoción, debemos darnos el derecho a reconocerla,
nombrarla, sentirla y vivirla.
Solo de este modo pasará. Busca un lugar y un momento para recordar
al fallecido, para sentir su falta, para llorar su ausencia. Duele, pero
sana...
El péndulo
• Bien es cierto que hay que expresar las emociones negativas, pero
debemos seguir viviendo la vida.
• Es por ello que debemos hacer el ejercicio del péndulo, donde se
pasa de un estado de tristeza a otro de vitalidad.
• Ni debemos quedarnos en un extremo ni en el contrario. Hay que
llorar la muerte pero también seguir disfrutando (como mejor se
pueda en los primeros momentos) de las cosas buenas.
• Muchas personas sienten que no tienen derecho a sentir emociones
como la alegría o el alivio, pero si surgen, hay que experimentarlas.
•
El Homenaje y los apoyos
• Rendir un culto a los fallecidos ayuda a mentalizarse que lo ocurrido
es un hecho. Es por ello que, en las grandes catástrofes, por
ejemplo, vemos cómo se hacen homenajes a nivel social.
• Lo mismo ocurre en los entierros o los velatorios, son lugares que nos
ayudan a asumir lo ocurrido.
• También se puede hacer un homenaje más privado, en la soledad,
pero recordemos que, aunque nos apetece estar solos, la gente de
confianza es una ayuda para seguir adelante.
•
Hacer una narrativa coherente de lo ocurrido
• El cerebro humano necesita entender y lo hace a través de las
historias, las metáforas y los cuentos.
• Es por ello que para poder superar lo ocurrido debemos darle un
sentido y crear una historia coherente. Hablar de ello, buscar
explicaciones, juntar los hechos, formular una narrativa que junte
pasado, hechos traumáticos, hechos felices y futuro, ayuda a
superar lo ocurrido. Incluso se puede escribir en forma de pequeña
novela.
• La clave es no solo recordar lo negativo, sino toda la historia, con los
buenos recuerdos y los malos, para no idealizar al fallecido ni
quedarse con el momento de su muerte (o del entierro, velatorio,
etc.).
Adaptarse a la vida
• Asumir que la otra persona se ha ido incluye asumir que hay roles que
ya nadie hará o que deben ser asumidos por otras personas, que
nuestras vidas van a cambiar porque alguien tiene que hacer lo que
el fallecido realizaba. También hay que asumir cambios internos,
crecimientos y pérdidas, duelos de expectativas futuras y recuerdos
pasados.
El adiós no es el olvido
• Hay que despedirse del fallecido, pero no olvidándole, sino
recolocándole en nuestra vida de alguna manera. Debemos
encontrar formas para llevar dentro de nosotros a la persona que se
ha ido al mismo tiempo que seguimos viviendo y avanzando.
• El recuerdo puede producir nostalgia, pero cada persona que pasa por
nuestra vida nos deja una señal, una enseñanza. Darse cuenta de
ello ayuda a respetar su vida, su muerte y su recuerdo.
•
TIPOS DE PÉRDIDAS
• Pérdidas relacionales: Tienen que ver con las pérdidas de personas. Es
decir, separaciones, divorcio, muerte de seres queridos, etc.
• Pérdidas de capacidades: Ocurre cuando un individuo pierde capacidades
físicas y/o mentales. Por ejemplo, por una amputación de un miembro.
• Pérdidas materiales: Se da ante las pérdidas de objetos, posesiones y, en
definitiva, pérdidas materiales.
• Pérdidas evolutivas: Son los cambios de las etapas de la vida: vejez,
jubilación, etc. No todo el mundo encaja igual esta situación.
• No todas las pérdidas generan duelo, sin embargo, dependiendo de los
recursos u otras variables psicológicas (como la autoestima o falta de
habilidades sociales) de de cada uno, las pérdidas pueden provocar
malestar y sufrimiento durante más o menos tiempo.
•
Tipos de Duelo
Duelo Anticipado
• El duelo anticipado es aquel que se da antes de que la muerte haya
ocurrido. Es habitual cuando se diagnostica una enfermedad que no
tiene cura. El proceso de duelo es el habitual, lo que la persona
experimenta diversos sentimientos y emociones anticipatorios que
le prepararán emocional e intelectualmente para la inevitable
pérdida.
•
Duelo Traumático
• Se producen de manera sorpresiva, inesperada.
• Accidentes de tráfico, infartos, catástrofes naturales, atentados etc.
• La persona doliente no está preparada para asumir tanto dolor de
manera repentina, por lo que corre el riesgo de sufrir estrés
postraumático.
• re experimentación de lo ocurrido, pesadillas, evitación de los
estímulos que recuerden al suceso, estados disociativos, ataques de
ansiedad, insomnio, hipervigilancia… Cuando hay este tipo de
sintomatología, el duelo se complica y puede estancarse en alguna
de sus fases
Duelo Crónico
• El duelo crónico es un duelo sin resolver, que no finaliza con el paso
del tiempo y que dura años. También se denomina duelo patológico
o duelo complicado.
• El duelo patológico puede darse cuando la persona es incapaz de
dejar de revivir de forma detallada y vívida los sucesos relacionados
con la muerte, y todo lo que le ocurre le recuerda esa experiencia.
•
Duelo Retardado
• Es similar al duelo normal, con la diferencia a que su inicio se da al
cabo de un tiempo, también recibe el nombre de duelo congelado.
Suele aparecer en personas que controlan sus emociones en exceso
y se muestran aparentemente fuertes. Por ejemplo, una persona
que tiene hijos y debe mostrarse entera.
• El duelo retardado suele darse cuando la persona que lo sufre, en un
primer momento, debe hacerse cargo de muchas cosas que
requieren su atención inmediata, como por ejemplo el cuidado de
una familia.
•
Duelo Inhibido
• El duelo inhibido se produce cuando hay una dificultad en la
expresión de los sentimientos, por lo que la persona evita el dolor
de la pérdida. Suele venir asociado a quejas somáticas, dolores
físicos. Las limitaciones de la personalidad del individuo le impiden
llorar o expresar el dolor por la pérdido.
•
Duelo distorsionado
• El duelo distorsionado se manifiesta como una fuerte reacción
desproporcionada a la situación actual
• Suele ocurrir cuando la persona ya ha experimentado un duelo previo
y se encuentra ante una nueva situación de duelo.
• Por ejemplo, puede haber experimentado la muerte de un padre, y al
morirse un tío, revive también la muerte de su padre, lo que le lleva
a una situación mucho más intensa, dolorosa e incapacitante.
•
Duelo desautorizado
• Este tipo de duelo ocurre cuando el entorno que rodea a la persona
no acepta el duelo de ésta. Por ejemplo, cuando transcurrido un
tiempo largo la familia le reprocha a la persona que siga en duelo.
Ésta reprime los sentimientos de cara a la familia, pero internamente
no lo ha superado.
• Muchas veces, este tipo de duelo se da cuando la persona que murió o
se marchó para siempre llevaba asociado un estigma y se encontraba
excluida, al menos para el entorno cercano de la persona que lo sufre
(por ejemplo, su familia). Expresar duelo puede llegar a ser un acto
simbólico que subvierta ciertas ideas políticas y sociales. Por ejemplo,
si la persona ausente era la pareja homosexual de alguien y la familia
no aprueba este tipo de relaciones.
•
Superar el Dolor
• Una vez superado el periodo de duelo, seguir con la vida sin culpas ni remordimientos: tú, que
sigues viviendo, aprovecha para mejorar cosas, disfruta de lo que tienes, intenta no agobiarte
tanto y sobre todo haz que las cosas que consideras importantes simplemente ocurran, porque
no sabes el tiempo que te queda para hacerlo” lo importante no es la muerte sino que estas
personas han vivido y hemos tenido la suerte de conocerlas.
• Quiero decir, que si se permite sentirse bien, parece que está faltando al respeto al fallecido.
• lo que hicimos en vida es lo que importa, le hemos llorado y seguimos recordándole, pero nos
merecemos tener nuevas ilusiones y nuevos proyectos.
• Si algo nos enseña la muerte es que seguimos vivos y tenemos que disfrutar por ello. Todos nos
vamos a morir, esto no es lo importante, lo que verdaderamente importa es que la persona
fallecida ha vivido y nos ha transmitido y aportado muchas cosas. Esto es lo que tenemos que
recordar de ella y qué mejor que hacerle homenajes en los que las personas que le querían se
reúnan y hablen de él/ella, que cuenten anécdotas, que brinden por él/ella y expresar
públicamente la gratitud por todo aquello que ha merecido la pena cuando estábamos juntos.
•