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Maestro Contra Amateur - Euwe y Meiden - Versión RYJ

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AJEDREZ

Maestro contra
«amateur»

Esta obra es la primera que pu­


blicamos y le ofrecemos, amigo lec­
tor, del que fue gran campeón del
mundo Max Euwe; en ella vierte
toda su experiencia para ayudarle a
mejorar su juego.
De carácter eminentemente prác­
tico y escrita en un lenguaje asequi­
ble a cualquier tipo de lector, esta
obra está divida en tres partes bási­
cas: Introducción, que ofrece al
amante del ajedrez todos los cono­
cimientos acerca de los jugadores,
los términos usados y la aplicación
de los principios del ajedrez a las
partidas maestro-amateur, así como
el aprendizaje mediante el estudio
de dichas partidas. Forma de utili­
zar este libro, que pone al estudioso
en disposición de sacar el máximo
partido del libro, «;xponiendo, final­
mente, los símbolos usados después
de ciertas jugadas. Partidas, lógica­
mente, la parte más extensa de la
obra, en que se estudian veinticinco
partidas de diferentes estilos (aper­
tura irregular de peón de rey, esco­
cesa, de los cuatro caballos, Pon­
z i a n i , semiitaliana, etc.; giuoco
piano, gambito danés, defensa Phi­
lidor, fianchetto doble ...) entre un

maestro y un amateur, teniendo en


cada caso el amateur una aprecia­
ble experiencia en ajedrez.
El mejor camino que puede se­
guir un amateur para aprender a
AJEDREZ

MAESTRO CONTRA
«AMA TEUR»
Colección HERAKLES

Biblioteca Enciclopédica de los Deportes

AJEDREZ
MAESTRO CONTRA «AMATEUR»

Por Max Euwe y Walter Melden.

Revisión de la edición española a cargo de


Lorenzo Ponce Sala.

EDITORIAL HISPANO EUROPEA, S. A.


BARCELONA (ESPAÑA)
.E8418
1985x Título de la edición original: Ches.a Master
vs. Ches.a Amateur.

Traducida por Enrique Belza Valls.

Es propiedad, 1985
© Max Euwe y Walter Melden.

Edición original publicada en EE.UU. por


David McKay Company, lnc. Nueva York.

Editorial Hispano Europea, S. A. Bori y


Fontestá, 6-8. 08021 Barcelona (España).

Reservados todos los derechos. Queda


prohibido reproducir, almacenar en siste­
mas de recuperación de la información y
transmitir parte alguna de esta publica­
ción, cualquiera que sea el medio em­
pleado �lectrónico, mecánico, fotoco­
pia, grabación, etc.-, sin el permiso pre­
vio de los titulares de los derechos de pro­
piedad in telectual.

Depósito Legal: B. 15559-1985.

ISBN: 84-255--0700-6.

l.'.lPRESO EN ESPAÑA PRINTED IN SPAIN

LIMPERGRAF, S. A. - Calle del Río, 17 (Nave 3)- Ripollet (Barcelona)


Prefacio

Cuando un maestro j uega con un amateur debe enfren­


tarse normalmente con un gran número de jugadas i n ferio­
res y errores de tipo disti nto a los que hallaría jugando con
otro maestro. Estas jugadas de inferior calidad y otros erro­
res son precisamente los que cometen continuamente los afi­
cionados cuando j uegan con otros aficionados.
¿ Qué mejor cami no puede seguir un amateur para apren­
der a aprovecharse del flojo j uego de su contrincante, tam·
bién amateur, que e l de estudiar cómo trataría u n maestro
tal posición ? Si las brillan tes partidas de Paul Morphy fren­
te a los maestros del siglo XIX parecen mucho más instructi­
vas para la mayor parte de los aficionados contemporáneos
que las sutiles victorias de los grandes maestros del s iglo xx
frente a otros grandes maestros es precisamente porque las
victorias de Morphy sobre oponentes más débiles constituyen
un notable ejemplo de cómo sacar el máximo partido de los
graves errores del contrario.
Este libro consta de vei nticinco partidas entre un maes­
tro y un amateur, pero teniendo en cada caso e l amateur
una apreciable experiencia en ajedrez. Algunos de ellos rea­
lizan jugadas características de aficionados que no se halla­
rían j amás en partidas entre maestros, otros son j ugadores
natos sin muchos conocimie ntos teóricos, pero con buen ojo
para las oportunidades tácticas, otros han estudiado en li­
bros, pero s i n llegar a captar la verdadera esencia de la na­
turaleza de la lucha en ajedrez, y aun otros son j ugadores
ligeramente por debajo de maestros, que han estudiado aje-
6 AJEDREZ

drez y conocen una gran cantidad de técnicas, pero que fa­


llan en la apreciación de todas las impl icaciones estratégicas
de una posición dada.
E l criterio seguido e n la elección de las partidas no ha
sido el de presentar una lucha entre maes tro y amateur, sino
el de que u no de los oponentes, actuando como maestro,
mues t re de una forma convincen te l a forma de aprovechar
los errores típicos del o t ro, que actúa como amateur.
Este trabajo no se limita a enseñar cómo se reconoce v
aprovecha un juego débi l : a lo l a rgo de sus comentarios
penetra e n la verriadera naturaleza del ajedrez y di scute, a
medida que se van presentando, los distintos aspectos del
juego.
Introducción

A. LOS JUGADORES

l. Clasificación de los jugadores

E n t re los j ugadores de ajedrez pueden encont rarse des·


de los muy fuertes hasta los muy flojos: desde aquellos cuyos
errores son apenas percept ibles hasta los que pierden p iezas
frecuentemente.
En casi todas partes, los jugadores se clasifican según su
eficacia en: grandes maestros, maestros y amateurs. En los
E E . U U . a los amateurs que participan en torneos se les caJifi.
ca de expertos o j ugadores A, B, C o D. En otros lugares se
contemplan los maestros regionales, nacionales, internacin·
nales y grandes maest ros.

2. Rasgos de un maestro

Un maes tro está plenamente versado en las técnicas del


manejo de cada una de las fases del j uego : apertura, medio
y final. Considera la partida en conj unto, constituyendo cada
jugada parte de un cierto concepto táctico o estratégico.
Sabe apreciar sutilmente las posibilidades de cualquier si­
tuación. Puede analizar cuidadosamente y p rever exactamen­
te las consecuencias de tal o cual j ugada. Comprende los prin­
cipios básicos implicados en las distintas posiciones. Su jue­
go táctico es cuidadoso y comete menos errores y menos
8 AJEDREZ

serios que los de otros jugadores. Conoce gran número de


partidas de tiempos pasados y está bien informado de las
líneas seguidas en los torneos del presente.

3. Características de un amateur

El amateur no ha l legado a dominar completamente las


técnicas de un j uego correcto. Es p roclive a l error. Ent iende
é1 j uego con menos profundidad que el maes t ro. Su percep­
ción respecto al ajedrez es menos sensitiva; es menos p re­
c i so; no prevé tan b ien las consecuencias de sus j ugadas, y
su capacidad de análisis es más l i mitada. El amateur t iene
un desconocimiento relati\·o o total de las grandes partidas
de otros t iempos así como de las partidas en los torneos
actuales.

4. Clasificación de los amateurs

La variedad de amateurs y sus t i pos son tan numerosos


que resisten a cualquier intento de clasificación . Algunos son
tan expertos que se aproximan a los maestros, mientras que
otros son tan flojos que p ierden con pocas j ugadas. Algunos
planean su j uego cuidadosamen te, m ientras que otros j uegan
j ugada por j ugada sin ningún concepto de relación entre
ellas. Hay amateurs con mucha visión de las oportunidades
tácticas, pero que no tienen noción de un planteamiento es­
tratégico o posicional. También los hay que a través de un
estudio en libros de ajedrez o de las partida s entre maestros
han adquirido cierto sen t ido para una buena posición, pero
su tendencia a jugar según las reglas anula en ellos el arte
de sacar el mejor part ido de una posición táctica. Existen
otros que aún desconociendo las apert uras que figuran en
los libros t ienen un sentido i n t u i t ivo sobre lo que con s t i t uye
una buena posición. Por úl timo los hay que han aprendido
en los l i bros docenas de variantes, pero no tienen idea de
porqué estas variantes son mejores, n i de lo que tienen que
hacer con su posición en e l j uego medio una vez han l legado
al final de las aperturas del l ibro.
INTRODUCCIÓN 9

S. Maestro frente a maestro

Normalmente, cuando juegan entre sí dos maestros, las


jugadas de apertura se suceden según la teoría sobre el aje­
drez y ocasionalmente con alguna i nnovación cuidadosamen·
te preparada por parte de u no de e l los. Normalmente, los
maestros l legan a las medianías del juego aproximadamente
igualados. A partir de aquí, aun cuando los jugadores actúan
por sí m ismos, no es frecuente que se p resenten errores tác­
t i cos, es decir, que no se da el caso de perder u na p i eza o
un peón por descuido, ni que se deteriore una posición como
consecuencia de un juego tácticamente defectuoso. La ma­
yor parte de parti das s e desarrollan según u nas líneas es­
tratégicas sólidas, si bien a veces se dan posiciones extrañas
resultantes de la apertura, y en estos casos dominan los
factores tácticos.
Con ambos jugadores alerta, ambos muy atentos a las
posibi lidades del juego, y sin cometer ningún error notorio,
el maestro analiza a fondo la posición de su oponente para
descubrir donde pueda haber algún punto débil susceptible
de ser aprovechado en beneficio p ropio. Si no existe tal pun­
to, intentará jugar de forma que fuerce a su contrario a de­
bilitar de una forma u otra su situación. Pero ocurre fre­
cuentemente que el juego de las blancas queda contrarres­
tado por el juego igualmente fuerte de las negras, y la par­
tida se convierte en una verdadera lucha, por pa rte de cada
uno de los jugadores, a fin de conseguir algún tipo de ven­
taja. En m uchas ocasiones, las oportunidades se mantienen
igualadas terminando l a partida e n tablas. Algunas veces,
cuando dominan las consideraciones posicionales, uno de los
maestros consigue alguna pequeña ventaja que va acrecen·
tándola gradualmente hasta finalmente ganar l a partida. Pero
frecuentemente se p resentan grandes complicaciones y no
aparecen tales acrecentamientos de ventaja. Las amenazas
y contra-amenazas tienen un impacto i n mediato en e l curso
del juego, y aparentemente, el riesgo varía de u na a o t ra
jugada. En este caso, el ganador será el que tenga una per·
cepción más p rofunda de las posibilidades tácticas de las
posiciones i nvolucradas, y pueda prever con mayor antici­
pación.
10 AJEDREZ

6. Amateur contra amateur

Las partidas entre amateurs frecuentemente quedan afec­


tadas por cierto número de jugadas ineficaces, por errores
evidentes, o por ambos. Tales jugadas pueden ser de natura­
leza estratégica o táctica. Estos errores y j ugadas dan al opo­
nente una maravillosa oportunidad de hacerse con alguna
suerte de ventaja, a veces pequeña y a veces grande. Sin
embargo, muchas veces el amateur no se da cuenta de que
su con trario ha realizado una jugada que le coloca a él en
mejor situación, y por !anto no saca de ello el mayor p rove­
cho posible, sino que por el contrario, a su vez realiza u n
mal movimiento o i ncurre e n un error. E n estas condiciones
lo que sucede es que la balanza cambia de inclinación nume­
rosas veces durante la partida, incl uso ent re una jugada y la
siguien te. Por ejemplo, en u n momento dado e l jugador
amateur A goza de una ventaja que no sabe aprovechar, por
lo que debido a una j ugada inadecuada, la ventaja pasa a
tenerla el j ugador B, pero bien pronto el deficiente juego de
este último la restituye a A que incluso puede hacerse con la
victoria.

7. Maestro frente a amateur

Cuando juega un maestro contra un amateur, se encuen­


tra enfrentado un jugador que apenas comete errores n i
incurre en jugadas ineficaces y que conoce a fondo e l aje­
drez, con otro que sí comete errores y jugadas i neficaces
y que conoce el ajedrez sólo hasta cierto límite. En estas
part idas la técnica del maes t ro consiste en observar y sacar
la máxima ventaja posible de todos los fallos del amateur.
Debido a la tendencia del amateur de cometer no uno,
sino muchos errores a lo largo de la partida, la victoria del
maestro resulta mucho más fácil . La comisión de errores es
un mal progresivo. Son mucho peores y más fáciles de ex­
plotar tres errores en u na partida que tres veces un error.
Cada vez que el amateur realiza una jugada ineficaz el maes­
t ro contesta con una j ugada consistente. Cada j ugada débil
sucesiva del amateur perm ite al maestro acrecen t ar su ven­
taja. Cuando los errores son graves y las j ugadas ineficaces
numerosas, la ven taja del maestro pronto se hace abruma­
dora , recibiendo el amateur una severa derrota.
INTRODUCC!Ó:>; 11

8. La mejor jugada

Los amateurs que juegan entre sí realizan a veces una


j ugada agresiva que saben (o que quizá no saben) que sólo
será eficaz s i el oponente no acierta su réplica. Dicho de
otra forma: para obtener una gran ventaj a se exponen con­
fiando e n la i neptitud del contrario y e n su i ncapacidad de
análisis de la situación .
Esto no constituye u n ajedrez ortodoxo. Un maest ro n o
debe caer nunca en e s t e tipo de j uego aun cuando sabe que
es poco probable que su oponente a mateur encuentre una
buena respuesta a su j ugada agresiva, pero teóricamen te in­
ferior. Por el contrario, debe buscar siempre la respuesta
más enérgica teóricamente, independientemente de que su
contrario sea otro maes t ro o sea el más flojo de los ama­
teurs. Ocasionalmente, un maestro puede jugar u na respues­
ta algo floj a , pero nunca da una réplica defectuosa o dudosa
simplemente para vencer rápidamente a su adversario, apro­
vechándose de su poca experiencia. En partidas simultáneas
se da frecuentemente el caso en que el maes t ro medita l í­
neas estratégicas profundas para cont rarrestar j ugadas que
el amateur ha realizado después de un análisis táctico muy
superficial, si es que ha hecho alguno.
Existen dos razones por las cuales el maestro opta por la
mejor réplica en una posición dada. E n primer lugar, si el
contrario descubre e l mej or camino frente al movimiento
dudoso del maest ro, éste puede encontrarse e n u na si tuación
de desventaj a que incluso represente la pérdida de la parti­
da; y en segundo lugar, si posteriormente se examina y ana­
liza la marcha de la partida, podrá ser cuestionado y critica­
do el defectuoso j uego del maestro.

9. Estilos de juego

No todos los maes tros tienen el mismo estilo de juego.


Unos son agresivos, jugando al ataque, mientras que otros
prefieren montar una posición defensiva fuerte. Algunos
muestran p referencia hacia un ajedrez combinativo rápido, y
otros hacia un desarrollo posicional más lento. El estilo de
juego depende en cierto modo del temperamento del j ugador.
Existen muchas situaciones que pueden ser t ratadas de
distintas formas, según sean las preferencias del jugador,
12 AJEDREZ

pero existen otras que requieren cierto t ipo de juego, y cual­


quier desviación respecto a é l puede conducir a una posición
inferior.
Se puede decir que existe un tipo de j uego de maestro y
otro tipo de amateur. Por ej emplo: hace unos años que se
mostró determinada posición a un cierto n úmero de maes­
tros y a otros tantos amateurs. Resulta significativo que to­
dos los maestros coincid ieron en cierta « mej or línea» m ien­
t ras que los amateurs recomendaron, también unán imemen­
te, otra línea.

10. Clasificación de los amateurs

Si bien es d i fícil clasificar a los amateurs según grupos


rígidos e invariables, a efectos de estudio los podemos s i ­
tuar en tres grandes categorías.
a) Los principiantes cuyo j uego se caracteriza por una
falta casi de p ropósi to, la pérdida de piezas y peones por
descu ido, y la pron ta renuncia de toda iniciativa al princi p io
de la partida.
b) Los jugadores de café, esto es, los j ugadores que sin
conocimientos adquiri dos en los libros se desvían de la teo­
ría en las aperturas, e ignoran más o menos las suti lezas del
ajedrez e n la m itad y el final de las partidas. No obstante,
estos j ugadores de c afé gozan frecuentemente de u na buena
habilidad táctica debido a su gran experiencia.
e) Los jugadores de libro ( los que han estudiado libros
de ajedrez ) . Sus aperturas son relat ivamente correctas, pero
su percepción en un hábil análisis estratégico y táctico es a
veces limitada en el j uego medio y en los finales. Estos j uga­
dores pueden a su vez subd ivid irse en aquellos que a pesar
de sus estudios en los libros tienen aún un j uego más bien
flojo, y aquellos otros que no sólo conocen la teoría, sino
que mantienen un juego enérgico en el juego medio y al
final .de la p artida; resumiendo, los que están en camino de
convert irse e n maestros.

1 1. Maestro contra principiante

Puesto que el j uego de los principiantes se caracteriza


por la falta de obj etivo, por la pérd i d a de piezas, por no
INTRODUCCIÓN 13

responder a una pres1on con .una contrapresión, y por gran


cantidad de j ugadas inútil es de varios< tipos,: el mae$tro pue7
de llegar a tener. 1,ma gran ventaja desde muy: pronto;· la par­
tida puede ,concluir en pocas jugadas. Por o tra· p<;1r:te, el
juego de los principiantes consiste muchas, veces �n jugadas
defensivas, especialmente de los ·peones; lo cual no contri­
buye_ a l levar al principiante· a l a victoria, pero dificulta u n
pronto .ataque d e l contrario.· A.\'.eces, e l principiante .realiza
jugadas ins·e nsatas. que a su ,vez impiden al maestro tomar
UIJa· .decis.ión rápida; aun. estando ,en · una posición. f avorable.
r• - . r- --

-
- ,_

� 2. Ma(!stro contra: el:jugador de café

:-Este j ugador se cai:acteriza m4s por u na s�rit; de jugadas


i!leüc�ces que por errores manifiestqs. Su jµego resulta in­
teresante porque se aparta ,de la teoría rel ativamen te pront9,
dando réplicas plausibles que con un juego apropiado pue­
den ser explotadas con el mayor provecho.
En �este :tipo .de partidas; generalmente ·el maestro va' acu­
mulando una serie de pequeñas ventajas aprovechando la
debilidad de su adversario. Algunas de estas.. ventajas .son tan
ligeras que resul tan inapreciables para un ojo no entrenado,
pero a. lo largo de las sucesivas jugadas ·débiles de éste, l a
ventaj a del' maestro .va. creciendo y crecien. d o basta hacerse
irresistible. Sin embargo, el maestro debe vigilar cuidadosa­
men te las especialidades del j ugador de café y .su destreza
táctica,, pues a la larga; la táctica cuenta más que la estra­
tegia • .

1 3, Maestro contra jugador. de. libro


. '

El juego de este amateur es norn;ialmente teóricamente


correcto durante todo e l períqc;lo de apertura, siendo en el
juego medio donde empieza a ir, maL Frecuentemente fallan
a l buscar l a estra tegia correcta y taml:>ién muy frecuentemen­
te. carecen de toda-,estrategia, s iguiendo simplemente l a par­
tic;la .de ,j�gada a jugada ..�simismo, .. su análisis no _es cuida:
doso y se. meten el. l os mismo� ,.en: dificultades debidas a su
táctica_ i n correcta. , . . . .
Frente a estos jugadores, .el maestro consigue su primera
ventaja en el juego medio. Tan pronto observa un_ movimien-
14 AJEDREZ

to dudoso fija su a tención en él, y gradual mente la posición


del amateur se irá debilitando.
Natu ralmente existe cierto número de amateurs muy fuer­
tes, que no sólo j uegan aperturas teóricamente correctas,
sino que tienen un conocimiento profundo del j uego medio
que manejan con una corrección remarcable. Frente a estos
j ugadores el maestro depende, para vencer, de muy pequeñas
ventajas de su parte. Es también frente a estos j ugadores
que muchas veces el maest ro hace tablas, o incluso pierde,
e n unas partidas s imultáneas, dada la diferencia de t iempo
disponible para el análisis por parte suya y de su contrario.
La diferencia entre estos j ugadores y los maest ros reside
e n que su conocimiento y comprensión de las distintas posi­
ciones es menos profundo, y en que en general desarrollan
un j uego táctico menos eficaz. Sin embargo, no siempre pue·
de el maest ro sacar ventaja de esa táctica débil , especialmen­
te si el amateur consigue mantener fija su posición.

B. ALGUNOS TÉRMINOS USADOS EN AJEDREZ

1 4. Teoría del Ajedrez

Después de haberse estado j ugando al aj edrez según las


reglas corrientes, se descubrió que ciertas secuencias en las
j ugadas de apertura eran más eficaces que otras. Estas se­
cuencias fueron empleadas una y otra vez, y eventualmente
recibieron u n nombre. Al i r t ranscurriendo el t iempo, las
líneas de apertura que fueron consiguiendo más éxitos se
fueron empleando frecuentemente en los torneos. Los maes­
tros fueron apreciando las debilidades y las virtudes de estas
aperturas, esforzándose en mejorar las secuencias más enér­
gicas y en hallar la forma de destruir las más débiles. Parte
de estos análisis se fueron haciendo durante la participación
en torneos, y otra parte mediante experiencias teóricas. Este
proceso se ha ido desarrollando desde p ri ncipios del si­
glo xvr, pero especialmente desde 1850.
Algunas aperturas, tales como la Española, el Gambito de
dama y la Defensa Siciliana han sido mucho más estudiadas
que ot ras porque se han mostrado más eficaces en partidas
de torneos. Algunas han estado en boga durante ciertos pe­
ríodos en la historia del ajedrez, mien t ras que otras lo han
estado en otro período.
l1'TRODl.:CCIÓN 15

Las inves tigaciones respecto a las aperturas han propor­


cionado una vasta acumulación de conocimientos relativos a
lo que puede suceder en una posición de apertura dada y
una comprensión cada vez mayor de las posibilidades en e l
tablero. Las líneas más eficaces de cada apertura (es decir,
las recomendadas por los maestros actuales para conseguir
igualdad o ventaja durante la apertura) forman la « teoría» .
E n discusiones sobre ajedrez s e oyen frecuentemente los tér­
minos « la teoría recomendada » o bien <da jugada teóri­
ca es . . . ».
Esta teoría no es estática; cada año se descubre cierto
número de nuevas líneas, y en cada década se desechan a l­
gunas de las anteriores por parecer menos eficaces.

15. Ajedrez en libros

En todos los lugares en los que corrientemente se j uega


al ajedrez existen libros de aperturas y finales de partidas
mostrando las líneas que han tenido más éxito e n torneos :
es decir, las aperturas y finales en los que se basa la teoría
creada.
Los maestros siguen en general estas líneas porque com­
prenden que son las mejores y conocen los inconvenientes
de otras alternativas. Los amateurs, en general, las siguen
porque « están en e l libro» y porque tienen la impresión de
que siguiendo e l l ibro no se encontrarán con dificu l tades. De
hecho, los principiantes piensan que un juego eficaz depende
de u n conocimiento rutinario de las variantes del libro.
Jugar según el l ibro no asegura una victoria automática.
Es conveniente que e l amateur conozca las aperturas y fi.
nales clásicos, pero es desatinado aprendérselos de memoria
sin estudiar las razones de las j ugadas. Los j ugadores que
estudian los l ibros sin comprender sus ideas básicas corren
e l riesgo de j ugar mecánicamente. Una vez alcanzado el final
del análisis del libro, se encuentran frecuentemente comple­
tamente aturdidos, incapaces de seguir eficazmente, porque
no captan exactamente por qué la posición al final del aná­
lisis de la apertura es posi tiva o no, ya que no han aprendido
a analizar por sí mismos.
Resulta muy interesante el j uego entre u n conocedor de
los libros y uno que los desconozca. Si e l primero sabe cómo
sacar provecho de las variantes del libro, puede ganar pronto
16 AJEDREZ

ventaja en la fase de apertura, pero si su conocimiento del


libro es superficial puede no ganar ninguna.

1 6. «Reglas» del ajedrez

Durante el ú ltimo siglo y medio se han realizado muchos


estudios y especulaciones sobre la forma de ganar una par·
tida de ajedrez. Se ha determinado que ciertos tipos de mo·
vimientos y posiciones son ventajosos, mientras que otros
son perj udiciales. Se ha visto que unas piezas son más fuer·
tes que otras, habiéndose observado que ciertas piezas tienen
más fuerza en algunas posiciones que en otras. A t ravés de
su experiencia, los maest ros han formulado cierto número de
principios o preceptos de buen juego, conocidos genérica­
mente como « reglas» del ajedrez. Esto es especialmente cier·
to para algunos maes t ros que han escrito manuales de aje­
drez, tales como Tarrasch y Emanuel Lasker. No se trata de
unas reglas a las que los j ugadores deben oficialmente ate­
nerse, sino más bien a una recopilación de principios gene­
rales que han demostrado su eficacia.
Pero en aj edrez, las reglas no son absolutas: no actúan
durante el 100 % del tiem po.
Muchas partidas se han perdido por no haber seguido las
reglas, pero muchas otras se han perdido también, o se han
prolongado in necesariamente, precisamente por haberlas se·
guido a ciegas. Una y otra vez, e l jugador amateur pierde Ja
ocasión de realizar J a verdaderamente mejor j ugada por sen­
t irse i mpulsado a segu i r alguna regla que ha aprendido, en
lugar de realizar una hábil j ugada apropiada a l a s ituación.
Para e l amateur, el mejor proceder es generalmente e l de
i r siguiendo las reglas, salvo que se dé alguna circunstancia
especial o exista una razón poderosa para hacer otra cosa.
Pero cuando se da uno de estos casos, el jugador n o debe
dudar en romper la regla si un análisis de Ja si tuación Jo
justifica.

17. Análisis

El análisis es el proceso de estudio de una pos1c10n pre·


viendo toda posibili dad razonable, observando cuáles son la!:>
continuaciones posibles y sus valores relativos. El análisis,
INTRODUCCIÓN 17

que es la base de toda buena partida, se realiza normalmente


antes de cualquier nueva jugada . En ciertas posiciones, cuan­
do una serie de jugadas resul ta forzada, el análisis nos puede
dar un pronóstico ajustado de lo que ocurrirá en las próxi­
mas j ugadas.
Se está haciendo un análisis cuando un amateur observa
la posición y dice, acertada o erróneamente: «Si yo hago ta­
les y tales j ugadas lo que sucederá es . . . » o bien cuando un
crítico de ajedrez escribe: «Naturalmente, no 10 C x P,
sino . . ».
.

Uno de los aspectos más fascinantes del ajedrez es e l


hecho de q u e en muchas ocasiones, distintos j ugadores ( y
especialmente los mirones) aportan i deas diferentes que com­
portan una serie de jugadas vari adas.
Conociendo el maestro más a fondo el ajedrez que el
amateur, el análisis de una misma posición puede ser muy
distinto si está realizado por uno o por otro, aunque por otra
parte existen posiciones para las cuales ambos análisis de­
berán ser esencialmente iguales.
Es muy i mportante para el amateur, en primer l ugar no
realizar ninguna jugada sin analizar previamente, y e n se­
gundo lugar ir mejorando su habilidad analítica .

1 8. Estrategia

La estrategia es el proceso de planeamiento de la partida.


Consiste en definir el objetivo que se pretende y e n concebir
los medios de l legar a él. U n plan estratégico puede abarcar
l a partida entera, o limi tarse a afianzar un punto específico
en una fase del j uego. U n juego estratégico puede consistir
en i n tentar conseguir una buena posición propia o en forzar
al contrario hacia una posición mala. Las j ugadas estratégi­
cas son posicionales: cont ribuyen a establecer una situación
tal , desde l a que poder jugar obteniendo ventaja, o deb il itar
la posición del contrario para poder aprovechar su debi lidad.
En la estrategia se comprenden planes para conseguir varias
ventajas posicionales: superioridad en material, formación
ventajosa de peones, empleo adecuado de los dos alfiles, re­
tención del alfil bueno y eliminación del malo, apertura de
líneas, control de las mismas, preponderancia en el control
de espacio, dominar e l centro, conseguir mayoría en peones
y su empleo, ganar preponderancia e n tiempo o desarrollo,
18 AJEDREZ

debilitar de varias formas al contrario, fijar la dirección en


que se deberá realizar el ataque, etc.
Hay partidas en las que los conceptos es tratégicos son
bien claros, mientras que e n otras, o e n parte de ellas, re­
sulta difícil encontra r y definir un obj etivo estratégico.
Es especialmente e n l a estrategia donde el maest ro sobre­
sale. Mientras la posición se mantiene estable, piensa en tér­
minos es t ratégicos. Normalmente se fija un obje tivo y for­
mula un plan para alcanzarlo. Los amateurs muchas veces
juegan sin estrategia alguna, esto es, que van j ugando jugada
tras j ugada sin obj etivo definido.

1 9. Táctica

La táctica es el j uego práctico jugada a jugada que sigue


cuando una p ieza del bando opuesto entra e n contacto con
cualquiera otra o amenaza hacerlo. La táctica supone cálcu­
lo. Las j ugadas tácticas son aquellas que toman e n conside­
ración l a respuesta i nmediata del contrario cuando las piezas
de ambos campos se enfrentan o pueden razonablemente en­
frentarse.
El concepto de táctica i ncluye también e l detalle de las
j ugadas a través de las cuales se lleva a término la estrategia.
Se pueden diferenciar dos formas de táctica, constituyendo
la primera los cálculos enfocados a l a realización de algún
concepto est ratégico. En estos casos deben calcularse única­
mente las respuestas relacionadas de u na u o t ra forma con
la s ituación estratégica. En la segunda forma i ntervienen to­
das las posiciones combinativas de las que hay que conside­
rar las respuestas y en las que la táctica j uega u n papel de­
cisivo.
Existe cierto número de motivos tácticos que hacen i n dis­
pensable un análisis cuidadoso: la amenaza, pieza clavada,
j aque a l a descubierta, doble jaque, doble a taque, el sacrifi­
cio, pieza sobrecargada, ataque indirecto, ahogo, etc. Todos
estos térmi nos serán expl icados cuando aparezcan por pri­
mera vez e n las partidas maestro-amateur.
Por lo que a la táctica se refiere, el maestro ve más y
más amplias posibilidades y previene más lejos y más exac­
tamente que el amateur. Aprecia más fácilmente las conse­
cuencias de una s ituación, y sus j uicios sobre el valor de las
distintas l íneas es más certero.
I'.'IITRODUCCIÓN 19

20. Estrategia frente a táctica

Una s ituación es estratégica mientras la posición se man·


tiene estable y' Jos j ugadores están i nteresados en objetivos
generales a alcanzar en una fase de la partida. Se convierte
en táctica tan pronto las p iezas de ambos bandos entran e n
contacto entre sí o amenazan hacerlo, d e forma q u e será ne­
cesario calcular exactamente lo que puede suceder después
de una o varias jugadas y valorar las consecuencias de ellas.
Siempre que una situación pase a ser táctica deberá nece­
sariamente predominar sobre la estrategia, y resolver l a si­
tuación siempre que se presente. Dicho de otra form a : cuan­
do la situación es táctica, el jugador prudente no debe
ignorar este hecho y segui r pensando sólo e n el aspecto es­
tratégico.
U n error estratégico probablemente tendrá como conse­
\.:Uencia la pérdida lenta y gradual de terreno, de movilidad
o de alguna otra ventaj a potencial , mientras que un error
táctico supone muchas veces la pérdida i nmediata de u n
peón, d e una pieza, e incluso d e l a partida.
Los conceptos estratégico y táctico son distintos: sus do­
minios están al mismo tiempo distantes e ín timamente rela­
cionados. U n j ugador con buen sentido estratégico puede i r
dirigiéndose hacia un determinado obje tivo mientras su opo­
nente táctico no tiene idea de lo que está tramando. U n ju­
gador con conocimiento táctico puede ser capaz, merced a
su habilidad para analizar las consecuencias de las jugadas,
e.le a lcanzar una posición favorabl e sin tener conocimientos
perfectos sobre l a estrategia. Es precisamente e l j ugador
táctico el que realiza movimientos sagaces que amenazan ani­
quilar al contrario.
El j ugador cuya principal preocupación es la estrategia
realizará e l j uego l l amado posicional, m ient ras que e l p reo­
cupado principalmente por la táctica hará el llamado com­
binativo.

21. La combinación

Por combinación entendemos una alianza entre estrategia


y táctica, pero especialmente esta ú ltima. La combinación re­
presenta un pequeño fragmento de la partida durante el que
se persigue cierto resultado forzado. La secuencia de jugadas
20 AJEDREZ

forma una cadena lógica que no puede ser dividida. Vistas de


una en una es tas j ugadas, puede parecer que carecen de ob­
jeto o incluso que constituyen un error; sin embargo, entre
todas forman un magnífico conj unto. Después de una serie
de j ugadas incomprensibles por sí mismas, surge repentina­
mente la solución, y su real obj etivo aparece claro a la luz.
De todo ello se deduce que el fin debe estar bien concebido
desde la p rimera j ugada de la combinación . . .
Cualquier combinación examinada cuidadosamente consta
de tres partes : (a) planteamiento de la idea de la combina­
ción; ( b) cálculo de la:> jugadas de la combinación, y (c)
evaluación de los resultados.
Las combinaciones no son casuales. Normalmente surgen
de una debilidad en la posición del adversario, y casi siem-
pre suponen u n sacrificio de alguna índole. ., .

Durante la mayor parte del siglo xrx se consideró la com­


binación como lo esencial en el ajedrez, y frecuentemente
hicieron de la búsqueda de combinaciones la base ·principal
de su j uego. Pero el juego combinativo requiere i maginación
y pericia calculativa, y entraña riesgos. Por tanto, actualmen­
t e muchos jugadores prefieren el j uego posicional más' re-
·

posado.
Naturalmente, el maestro ve más posibilidades combina­
tivas que el amateur y analiza estas situaciones más profun­
damente. Debido a la flojedad de posición del amateur, se
presentan frecuentes oportunidades para el juego combina­
tivo. A veces estas combinaciones surgen súbitamente de una
posición aparentemente reposada.
·

C. APLICAClóN DE LOS PRINCIPIOS DEL AJEDREZ


A LAS PARTIDAS MAESTRO-AMATEUR ,

22. Naturaleza de la lucha en el ajedrez

Una partida de ajedrez es esencialmen te una lucha entre


dos rivales, blancas y negras, para su supremacía en el ta­
blero. En el comienzo, las blancas tienen u na pequeña ven,
taj a sobre las negras por el hecho de hacer la primera ju­
gada. En la fase inicial del j uego, que constituye la apertura,
las blancas in tentan mantener y, s i es posible, acrecentar esa
ligera ventaj a. Las negras t ratan de superar su ligera desven­
taja consiguiendo por lo menos una igualada. Cuando j uegan
11\TRODt:CCIÓ� 21

maestro y amateur, s i e l primero tiene las blancas, e l segundo


pocas veces consigue la igualdad, pero si las negras están
en poder del maest ro pron to convert irá l a pequeña desven­
taj a en una ven taja apreciable.

23. Igualdad

La igualdad supon e : igualdad de material , desarrollo sen­


siblemente igual, igua l con trol sobre las casi llas ( especial­
mente sobre las del centro) , aproximadamente l a misma i n i­
ciatirn y ocasión de ataque. Entre dos j ugadores de aproxi­
madament e la m isma talla, este es tado de equi librio se
man t iene a Yeces durante toda la partida, acabando en tablas.
Entre un maest ro y un amateur normalmente esta igualdad
no se mantiene.

24. Presión

El j uego de ajedrez se desarrolla s ituando piezas en e l


campo libre. Cada pieza ejerce cierta fuerza, l lamada pre­
sión, sobre las casillas que podría ocupar o en las que podría
capturar otra pieza cont raria. Por ejemplo, la torre eje rce
presión a lo largo de filas y col umnas, el alfil a lo largo de
las diagonales, el caballo sobre las casillas a que podría i r
( ocho si e l caballo está en el cen tro d e l tablero) . Al contrario
que las demás piezas, el peón ej erce presión sólo diagonal­
mente sobre el cuadro en el que podría cap turar.
El concepto de presión es de gran importancia e n el aje­
drez, ya que l a suma de todas las presiones ejercidas cons­
tituye la fuerza del j ugador en un momento dado.
La p resión t iene un significado especial en las partidas
maestro-amateur, ya que frecuen temente e l primero ejerce
mucha más fuerza y por tanto mantiene la i n iciativa, ataca
y a Yeces paraliza al con trario.

25. Neutralización

Puede combatirse la pres10n con una con trapresión, es


decir, que cuando un bando ejerce p resión sobre una casilla
importante el otro bando puede hacer presión también sobre
22 AJEDREZ

la misma. Hace r frente a una presión con una contrapresión


puede denominarse « neutralización », que puede llevarse a
cabo si tuando una pieza dirigida hacia una casilla an tes do­
minada por el con t rario o fijando o cambiando la pieza con­
traria que ejerce presión sobre un determinado cuadro. La
neutral ización evita que el oponente consiga ventaja y con­
t ribuye a mantener un equil ibrio de fuerza.
En las partidas maes tro-amateur el principiante muchas
veces descuida la neutralización, con lo que pierde toda i n i­
ciat iva pasando muy pronto a la defensiva. Los j ugadores de
café neu t ralizan esporádicamente, y los de libro Jo hacen re­
gularmente, por Jo menos durante la apertura.

26. Acumulación de poder y de fuerza

Cuando un j ugador falla en la neut ralización, el otro casi


siempre puede hacerse con una considerable acumulación de
poder, ejerciendo u na gran presión sobre la posición del pri­
mero. En tales casos, el jugador que ejerce la presión puede
muchas veces sae rificar una pieza, e i ncluso más, al objeto
de hacer accesible la posición y llevar todas sus fuerzas
hacia las posiciones con trarias. Esto se traduce en un ataque
hacia el rey enemigo, con todos los recursos, en el que el
jugador con más fuerza puede hundir a su contrario debido
a la mayor act ividad de sus propias piezas.

27. Dominio del espacio

Se consigue un dominio del espacio situando las propias


piezas y peones en lugares eficaces, como por ejemplo : peo­
nes en el cent ro del tablero, a l files sobre diagonales no obs­
truidas por los propios peones, caballos en casillas fuertes
en .e) centro del tablero, etc. Tiene especial importancia el
dominio de las casillas de un determinado color cuando el
oponente ha cambiado el al[i) correspondiente a dichas ca­
sillas.
Frecuentemente el maestro adquiere tal superioridad en
el dominio del espacio que virtualmente paraliza a su opo­
nen te amateur. Al anal izar las posiciones en que existe esta
casi paralización, se observa que el maestro ha conseguido un
INTRODUCCIÓN 23

dominio abrumador debido a la falt a de neutralización por


parte del amateur.

28. Dominio del centro

Por « Centro» entendemos las cuatro casillas en el verda­


dero centro del tablero, es decir las 4R, 40, SR y SD. Los
buenos j ugadores admiten que e l que domina estas casillas
tiene muchas más posibilidades de mantener su posición que
e l que no las domina. El dominio del centro puede conseguir­
se ocupando esas casillas con peones u otras piezas o ejer­
ciendo sobre ellas presión desde lejos.
Hemos mencionado l a neutralización como una forma de
a ligerar la presión del contrario sobre ciertas cas illas. La
neutralización del cent ro puede l levarse a cabo de varias for­
mas, pero principalmente por cambio de peones. En varias
partidas veremos cómo las negras neutralizan e l dominio de
las blancas sobre el centro disminuyendo e i ncluso aniquilan­
do l a estructura de los peones blancos en e l centro.

29. Iniciativa

Una de las ventajas temporales intangibles más valiosas


e n u na partida de ajedrez la constituye l a i niciativa, que
l leva consigo la facu l tad de hostigar a l enemigo y hacerle ju­
gar a nuestro son.
El j ugador diestro que tiene l a iniciativa trata de retener­
la y de atar a su oponente de tal forma que no pueda devol·
ver golpe por golpe.
Cuando el jugador que tiene la iniciativa la abandona de
forma que la cede en cierta medida a su oponen te, le ha dado
a éste una cont ra-oportunidad.
Naturalmente, e l j ugador con i n iciativa t rata de dar a su
rival las menos contra-oportunidades posibles.

30. El ataque

lntimamente relacionado con la iniciativa encontramos e l


ataque, q u e consiste en si tuar l a s piezas propias frente a l a s
d e l adversario d e t a l forma que e s t e último se vea forzado
24 AJEOREZ

a defenderse. El ataque es ventajoso en cuanto obl iga al


contrario a j ugar a la defensiva en lugar de realizar j ugadas
cons tructivas para sus planes.
Jugar a l a taque sólo está justificado s i se puede demos­
trar que l a posición tiene ciertas características como sería,
por ejemplo, una acumulación de fuerza en e l lado de rey,
una debilidad en la posición del rey enemigo, la oportunidad
de l levar varias p iezas hacia el frente. Pero s i no existe nin­
guna de estas características hay que tratar de conseguirlas
en lugar de a tacar i nmediatamente.
Para j ugar al ataque hay que calcular cuidadosamente pa­
ra asegurarse de que tal a taque es suficiente para l legar a
mate del adversario o para ganar material. Frecuen temente,
el oponente trata de reducir e l ataque mediante un cambio,
y si el atacante no ha planeado correctamente, puede encon­
trar que s e desvanece su ataque y él m ismo queda en des­
ventaja ya sea posicional o de material, o cuando menos, ha­
biendo desaparecido varias p iezas del tablero, puede esperar
como máximo hacer tablas.
Cuando u n j ugador posee suficiente ventaja para j ugar
al ataque está obligado a atacar. Si no ataca e n esas circuns­
tancias puede no prese n társele otra vez la oportunidad de
aprovechar su ventaja. Esto lo ha resaltado e l doctor Ema­
nuel Lasker e n su Manual of Chess.

31. Líneas abiertas y semiabiertas

Son líneas abiertas las filas o diagonales completamente


l ibres de peones. Son de i mportancia primordial para e l que
l leva ventaja, ya que le permiten poner sus piezas e n j uego
muy rápidamente. El oponente tratará de neutralizar el jue­
go a l o largo de fi las y diagonales s ituando piezas propias
e n las mismas l íneas.
Normalmente se emplean las torres en las columnas y los
alfiles en las d iagonales.
Las líneas semiabiertas son aquel las que están libres de
peones propios, pero bloqueadas por peones contrarios. El
juego e n las líneas semiabiertas es de naturaleza estratégica,
y bien disti nto del juego e n líneas abiertas.
INTRODUCCIÓN 25

32. Las líneas horizontales

Aparte de las líneas verticales y en diagonal existen tam­


bién las horizontales, llamadas filas. Es i mportante, sobre
todo para las torres, disponer de líneas horizontales para
pasar de uno a otro lado. Una fila facilita movilidad y da ma­
yor flexibilidad para los proyectos estratégicos.
Existen dos filas especiales: la 7.ª y la 8.'. La 8.• entra en
juego s i el rey enemigo, después de haber enrocado, n o tiene
ninguna casilla de escape, y además dicha línea no está pro­
tegida o lo está apenas por las piezas contrarias. En estos
casos, entre las posibil idades exi s tentes está la de dar mate
en la 8.ª fila. A veces, basadas en este concepto se dan atrac­
tivas combinaciones.
La fi la 7.• puede tener implicaciones tanto tácticas como
estratégica s : táctica en el sentido de que dos piezas mayores
maniobrando por esta fila pueden fácilmente crear una po­
s ición de mate, y estratégica en cuanto la torre puede a tacar
los peones enemigos lateralmente o desde detrás. En estos
casos los peones son más vulnerables que desde un a taque
frontal. Por este motivo la penetración en la 7.' fila juega
un papel muy i m portante sobre todo en los finales.

33. Superioridad de peones

El reparto de peones puede ser distinto en ambos lados


del tablero, y en consecuencia uno de los bandos puede te­
ner superioridad e n el flanco de dama y el otro en el de rey.
Esta característica no sólo influye sobre la estra tegia sino
que puede imponerla a ambos bandos.
La superioridad en el lado de rey puede usarse frecuente­
men te como una poderosa arma de ataque, y en el flanco
de dama puede ser productivo para un peón pasado.
No es infrecuente que uno de los bandos tenga superiori­
dad en el centro, lo que representa cierta preponderancia en
el espacio y mayor posibil idad de desplazar piezas de u n lado
a otro ya que el cen tro es un puente de comunicación entre
ambos flancos. El avance de los peones centrales puede ser
muy agresivo, ya que ello aumenta Ja preponderancia en e l
espacio y e n l a s posibilidades resultantes. Por otra parte,
este avance a veces permite al contrario apoderarse de una
buena casilla entre los peones adelantados.
26 AJEDREZ

34. Ventajas

Ciertas situaciones sobre el tablero son más favorables


que el promedio y son éstas precisamente las que const i tu­
yen ven tajas.
H ay muchas clases de ven tajas: material ( más peones o
pieza s ) , mej or desarrollo, gran movilidad, más dominio del
espacio, una sólida formación de peones, una posición se­
gura del rey, la iniciativa , el ataque, etc.
Algunas de estas ventajas, tales como l a posesión de más
material, son relat ivamente permanentes, mien t ra s que otras,
tales como el desarrollo y l a movilidad son relativamente
temporales.
Es muy p rudente convertir una ventaja temporal en per­
manente. Por ejemplo, una ventaja en e l desarrollo puede
emplearse para ganar una pieza .

35. Pequeñas y grandes ventajas

Algunas ven tajas son t an leves que se consideran pequeñas,


mient ras que ot ras más i mportantes se califican de grandes.
Es posible establecer en líneas generales una escala de ven·
taj as, pero siempre será solamente aproximada, ya que el
peso de cada una de ellas depende m ayormente de las cir·
cuns tancias especiales.
Se considera n pequeñas ventajas l a ganancia de un tiem·
po, l a presión sobre un peón enemigo débil, la disponibilidad
de u na columna abierta o de un buen alfil. E ntre las grandes
ven tajas figura un peón pasado adelantado, l a debilidad en
l a posición del rey cont rario, p reponderancia de p iezas ata­
cantes y l a ventaj a de material.
A lo largo de l a partida el jugador t rata de i r acumulando
pequeñas ventaj as e irlas i ncrementando para estar e n con­
diciones de alcanzar ventajas mayores, lo que debe hacerse
con precaución. Como ya se apuntó en el apartado 30 no se
debe ir a por una gran ven taja sin tener razones para ello,
razones que deben surgir de las características favorables de
la posición. Si se busca una gran ventaj a sin tener una buena
razón, se expone a no conseguir su obj e tivo y aún a terminar
con desven taj a . Por otra parte, si resulta i ndicado el j uego
para consegu ir una gran ventaja debe irse a por ello o correr
el riesgo de perder las pequeñas.
I!'<TRODUCCIÓ!'< 27

36. La función de las v en taj as y de las debilidades

Una partida de ajedrez normalmente se gana a través de


i r obteniendo y acrecentando ventaj as propias y de crear y
explotar debi lidades contrarias. Esto es cierto en todo tipo
de partidas, pero especialmente en las de maestro-amateur,
e n las que el maest ro, que apenas hace movimientos inefica­
ces, explota el j uego de su contrincante plagado de jugadas
inseguras y de errores.

D. APRENDIZAJE MEDIANTE EL ESTUDIO


DE PARTIDAS MAESTRO-AMATEUR

37. Ventajas del estudio de partidas maestro-amateur

La mayor parte de jugadores de ajedrez en todo el mundo


son amateurs que normalmente juegan contra otros ama­
teurs. Por tanto, se ven enfrentados con las j ugadas y los
errores propios de éstos. Hemos visto ya que las partidas se
ganan a través de l a explotación de estas jugadas y errores.
Así pues, e l p roblema básico reside e n conocer: (a) ¿ qué
t ipo de jugadas son débiles? y ( b) ¿cuál es la mejor forma
de aprovecharse de un determinado t i po de j ugada o d e
error?
Evidentemente, el j ugador con los conocimientos, habili­
dad y experiencia del maestro es e l que m ej o r puede señalar
el camino para explorar los errores y ambigüedades.
Por tanto, un medio muy efectivo para mostra r a l ama­
teur la forma de mejorar su juego frente a o t ros amateurs
puede ser l a de comentar detalladamente partidas maestro­
amateur, haciendo resaltar : ( a ) la forma de reconocer los
errores y movimientos flojos típicos de un amateur y (b) l a
forma de explotar tales j ugadas y errores en provecho propio.

38. La organización de este libro

Este libro consta de veinticinco partidas j ugadas entre


maestro y amateur. Algunos de los amateurs son de habili­
dad media, otros son jugadores de café f�ertes; otros, j ugado­
res «de libro» que conocen las l íneas de apertura, pero que
28 AJEDREZ

no necesariamente comprenden sus implicaciones, y aún hay


otros que están en camino de llegar a ser maestros .
Cada partida i lustra sobre ciertos aspectos del aj edrez.
En la i n t roducción se citan los puntos importan tes discutidos
a lo largo de la partida haciendo hincapié sobre uno o dos
de los aspectos más i m portantes ejemplarizados en la par­
tida.
Los comentarios que acompañan a las j ugadas expresan
los distintos térm i nos y conceptos del ajedrez cuando apare­
cen por pri mera vez. Se i ntenta mostrar cuáles son las con·
sideraciones estratégicas y tácticas que motivan las jugadas
del maestro y se indica por qué las j ugadas del amateur son
correctas o incorrectas.
La mayoría de las partidas tienen la apertura del peón
de rey, ya que el amateur menos experimentado tiende a pre­
ferirla. Después de explicar la intención de la apertura hemos
intentado i ndicar la forma de sacar el máximo provecho po­
sible en cada momento del j uego.
Algunas de las partidas i lustran sobre la forma de tra­
tar las j ugadas favoritas del amateur, tal corno . . . P3TR en
s ituaciones en que es innecesario, y como PSAD en el gambi­
to de dama rehusado. En otras se va viendo como el amateur
va perdiendo poco a poco, ya sea por un error decisivo o por
una serie de jugadas ineficaces.
La suma total de comentarios puede proporcionar al lec­
tor un conj unto de líneas de guía y de actitudes que si las
aplica a su p ropio j uego puede estimular su habi lidad para
comprender lo que debe hacer para tener éxito en la partida.
E n los comentarios se discute y analiza cualquier varian­
te del texto que consti tuya una razonable posibilidad táctica
interesante, de forma que el lector pueda apreciar sus méri­
tos al compararla con las jugadas del texto y formarse una
i dea de lo que podría suceder si se hubiese j ugado esa alter­
nativa.
Ocasionalmente se presenta un análisis largo y exhaustivo
de todas las variantes posibles de una posición dada, con el
fin de facilitar al estudioso una figura completa de lo que
podría haber sucedido en un momento crítico de la partida
y darle la oportunidad de mejorar su espíritu analítico al
proporcionarle un modelo con el que comparar su propio
análisis.
A los j ugadores con poca experiencia, estas variantes pue­
den crear confusión e incluso resul ta r a veces u n estorbo
INTRODUCCIÓN 29

más que una ayuda, y por tanto se recomienda que sólo las
utilicen aquel los j ugadores que sientan l a necesidad de ex­
plorarlas. Al principio del estudio sobre una partida dada,
e l lector puede limitarse a considerar las j ugadas realmente
hechas y sus correspondientes comentarios, dejando para
sucesivos repasos el estudio de cuantas variantes sean nece­
sarias para cumplir su objetivo. Para estudiar las variantes
complicadas sin perturbar las posiciones de la partida mis­
ma se puede utilizar además del tablero principal otro de los
llamados de bolsillo.
Forma de uti lizar
este libro

El perfeccionamiento en ajedrez p roviene parcialmente


de una mejor comprensión de cuanto fortalece una posición,
y en parte por ir adquiriendo experiencia en el análisis. Am­
bos se adquieren más eficazmente a t ravés de los libros cuan­
do se participa activamente en la partida en estudio. Al tra­
baja r sobre las partidas que contiene este l ibro resultará
interesante y provechoso intentar prever las j ugadas del
maest ro y desarrollar la continuación de alguna de las va­
riantes, antes de leer el análisis dado.
El comentario de cada partida consta de: u n examen de
los motivos de cualquier j ugada significativa en l a partida
real ; ideas generales respecto a la apertura empleada; ex­
plicación de los conceptos importantes en todos los aspectos
del ajedrez a medida que aparecen en las posiciones del j ue­
go; y frecuentemente, un detallado análisis de l as variantes
tácticas que se podrían haber j ugado en distintos momento�
de la partida.
Sugerimos que en una primera lectura se estudien única­
mente las j ugadas reales j unto con sus razones. En sucesi­
vas lecturas se puede p rofundizar en aquellas variantes que
interesen.

S1MBOLOS USADOS DESPU�S DE CIERTAS JUGADAS

Los símbolos siguientes se encuentran después de ciertas


j ugadas. Su significado es :
32 AJEDREZ

Símbolo Significado

+ jaque
buena jugada
!! excelente j ugada
( ?) j ugada dudosa
? mala jugada
?? muy mala jugada
a. p . ( tomar) al paso
(D) un peón llegado a su octava fila se hace dama
Partida 1
• Combatir un ataque prematuro mediante
jugadas de desarrollo.
• La jugada de neutralización.
• Jugando con tiempo.
• Sacrificio p a ra abrir líneas y poner piezas
en si tuación activa.
• Ataque contra el e n roque al flanco d e n:y
• Ataque por jaque a la descubierta.

¿ Ha j ugado usted alguna vez con un contrario que lo haya


es tado atacando violentamente j ugada t ras jugada y se ha
visto obligado a defenderse constantemente de sus amenazas
hasta tal punto que parece ser que no tiene posibilidad algu­
na de realizar nada constructivo con su propia posición?
¿ Cómo a frontaría un maestro juego tan incisivo?
La partida que comentamos a continuación muestra cómo
el maest ro afronta cada una de las sucesivas amenazas del
amateur. No sólo se defiende de los agresivos ataques de su
ambicioso rival sino que gradualmente va construyendo su
propia posición desde la que su ataque será preponderante.
En esta partida veremos un ataque p rematuro y mal con­
cebido, otro ataque bien concebido y ejecutado y una posible,
aunque inadecuada, defensa en posición desesperada.

APERTURA I RREGULAR DE PEóN DE REY

Amate11r Maestro

1 P4R P4R
2 DST
34 AJEDREZ

Jugada de ataque favorita del principiante.


Ésta e s una de las formas más rudas y directas de iniciar
un ataque cont ra el rey negro, haciendo presión sobre l a ca­
silla 2AR relativamente desprotegida, y amenazando al mis­
mo tiempo la captura del P R negro. Teniendo en cuent a que
las blancas no tienen todavía superioridad y que las negras
tampoco tienen n inguna desventaja real, esta jugada es ob­
j c table por lo menos e n dos puntos:

(a) En general es p ru dente completar e l propio de­


sarrollo an tes de i ntentar i niciar un ataque. Hay circuns­
tancias e n que un pronto ataque no es prematuro y está
bien justificado, pero no es éste e l caso.
( b) Como norma no es bueno sacar la dama dema­
siado al inicio de la partida, ya que es muy vulnerable
y cuando es atacada por piezas inferiores debe despla­
zarse perdiendo tiempos y retrasando el desarrollo.

2 C3AD

Las negras protegen el PR amenazado con una simple j u­


gada de desarrollo. También podrían haber protegido ese
mismo peón con l a j ugada 2 . . . P3D que es ligeramente i n fe­
rior a C3AD por cuanto e l peón en 3 D encierra a l alfi l de rey
negro.

3 A4A

Continuando su ataque relámpago las b lancas amenazan


ahora 4 D X P mate. N o resulta d i fícil para un j ugador expe-
PARTIDA 1 35

rimentado refutar este a taque, pero para ello las negras no


pueden j ugar de cualquier forma.
Las negras tienen por lo menos cuatro formas de esqui­
var e l ataque: veamos los méritos de cada una de ellas.

( a ) 3 . . . C3T? E l caballo protege al PAR, pero que­


da situado en un lado del tablero en el que su radio de
influencia queda muy l i mitado: además, después de 4
P3D las blancas amenazan 5 A x C P x A 6 D X P mate.
(b) 3 . . . D2R. La dama protege a l PAR, pero blo­
quea la salida del AR negro y no cont ribuye al dominio
de la casilla 4 D lo que podría ser deseabl e s i las negras
quisieran jugar . . . P4D más tarde.
( c ) 3 . . . D3A. Desde este cuadro l a dama protege e l
PAR y queda e n una situación desde l a que puede ej er ­
cer presión encaminada hacia l a posición de las blan­
cas. Tiene el inconveniente de sustraer al caballo l a ca­
silla 3AR desde la que dicho caballo es más eficaz, y de
no ejercer p resión sobre la columna de la dama . · Ade­
más las blancas podrán p ronto j ugar ASCR y expulsar
a la dama de su posición.
( d) 3 . . . P3CR. Esto obliga a la dama b lanca a per­
der tiempo ret i rándose, manteniendo además la casilla
3AR libre para el cabal lo. Tiene e l inconveniente de de­
bilitar ligeramente el flanco de rey negro.

Las negras pueden elegir i ndistintamente entre 3 . . . D3A


y 3 . . . P3CR, por lo qu·.! juegan esta última.

3 P3CR
4 D3A

Otra vez las blancas amenazan 5 D X P mate, pero han per­


dido tiempo j ugando por segunda vez la dama.

4 C3A

Con una j ugada las negras cubren la casilla atacada y de­


sarrollan su importante CR a su casilla más eficaz.

5 D3CD

Jugando la dama por tercera vez y perdiendo otro t iempo


las b !ancas amenazan ahora 6 A X P + .
36 AJEDREZ

s D2R

Las negras protegen su 2AR con su dama. El hecho de blo­


quear la diagonal en que se encuentra el AR no es significa­
tivo ya que es más certero que el AR pase a 2C para p roteger
las casillas 3AR y 3TR que de otra forma quedarían debi l i­
tadas.
Ahora las negras amenazan terminar con el ataque blanco
mediante 6 . . . C4TD forzando el cambio del alfil b lanco. Asi­
mismo amenazan 6 . . . C X P.

6 C3AR

Deseosas de proseguir su ataque contra 2AR de las ne­


gras mediante 7 ese. las blancas no ven o no hacen caso de
las amenazas negras. Aun cuando es dudoso que l as blanca-;
se den cuenta de que están dando un peón para acelerar su
desarrollo, teniendo en cuenta que hasta aquí sus j ugadas
han sido p recisamente lo contrario, en estas circu nstancias
es l a mejor l ínea para proseguir.

6 C4TD

Con t rariamente a la norma general que dice que durante


la apertura l as piezas deben jugarse una sola vez, las negras
juegan su CD u na segunda \'eZ, puesto que las reglas genera­
les deben ser ignoradas cuando se dan ci rcunstancias especia­
les, y en este caso la j ugada 6 . . . C4TD de las negras tiene
un dobl e obj etivo: ( a ) cambia un caballo por un alfil, lo que
es u na pequeña \'entaja; ( b ) termina con e l ataque b lanco,
que es siempre molesto porque hay que tenerlo siempre en
cuenta y puede hacerse peligroso. Una j ugada que en torpece
o anula un ataque se conoce como jugada ne11tralizadora ( Véa­
se el apartado 25 de la i n t roducción).
La j ugada 6 . . . C X P perturbaría el desarrollo armónico de
las negras, pero merece ser investigada. Se puede jugar, pero
después de 6 . . . C X P 7 0-0, y las blancas pueden molestar
a las negras a lo largo de l a columna del R. Capturar e l PR
blanco ha costado a las negras dos tiempos, puesto que el
caba llo pronto será expulsado hacia atrás por la torre b lan­
ca, ¿ es mucho precio? La partida podría continuar: ( a ) 7 . . .
A2C 8 T I R C4A 9 D3T 0-0 10 P4D ! con ventaja para las blan­
cas ; ( b) 7 . . . C4TD 8 D3R C x A 9 D x C recuperando e l peón
l',\ RT I OA 37

(9 j uega C 1 0 D X PR o bien 9
. . . . . .D3R 10 P3D o también
10 CSC). A la vista de estas l íneas es prudente que las negras
se consoliden primero alejando el AR y desarrollándose para
luego t ratar de obtener ventaja de material.

7 D3A CxA
8 DXC P3D

Las negras protegen su PAD mediante una j ugada que


abre una diagonal eficaz para su AD.
Hasta este punto, las blancas han desarrollado dos pie­
zas y un peón, pero no hay cooperación alguna entre ellas,
y sus piezas del lado de dama están funestamente sin desarro­
l lar. Es evidente que no han ganado nada con su violento
ataque. Las negras han desarrollado dos piezas y tres peones
y han abierto dos d iagonales importantes : están considera­
blemente por delante de las blancas.

9 P3TR?

Ahora las blancas realizan una j ugada defensiva de peón


para i mpedir que las negras j ueguen . ASC. E s to resulta im­
. .

prudente por varios motivos. En primer lugar, esta jugada


debilita el flanco de rey como veremos más adelante. Siem­
pre que se j uegan los peones del flanco de rey, la posición
del m ismo rey se hace muy débil s i hay que enrocar por di­
cho lado; en segundo lugar, l a jugada . . ASC n o constituye
.

una amenaza particularmente inquietante ya que no puede


converti rse en clavada, y en tercer lugar, las blancas, más
38 AJEDREZ

retrasadas en su desarrollo, debieran pensar en ir sacando


piezas haciendo jugadas tales como 9 C3A o bien 9 P3D.

9 A3R

Las negras desarrollan con tiempo, es decir, que fuer­


zan a las blancas a j ugar su dama haciéndole perder una
jugada más.

10 D4C

Puesto que las blancas deben proteger su PR, esta j uga­


da que amenaza al PCD es tan buena como cualquier otra .
Los principiantes, q u e sienten una satisfacción especial
haciendo jaque, pueden p referir la jugada 10 DSC + , a lo que
las negras responderían con 10 . . P3A anulando el j aque y
.

protegiendo su PCD const ruyendo al m ismo t iempo su cen­


tro y obligando a las blancas a j ugar su dama una vez más.

10 0-0-0

Las negras, que son muy sensibles a la economía de mo­


vimientos, protegen su PCD atacado y si túan su torre hacia
el centro e n un solo golpe. Si las piezas blancas estuvieran
desarrolladas podría ser peligroso para las negras e n rocar
por el flanco de dama, ya que sus propias piezas están con­
centradas en el otro lado y quedaría el rey vulnerable, pero
con sólo la dama en el flanco de dama del tablero deberá
transcurrir cierto t iempo antes de que las blancas estén en
condiciones de lanzar un ataque. No obstante, las posibili­
dades laten tes de un ataque blanco con t ra el rey existen,
siendo de importancia que las negras mantengan ocupadas a
las b lancas de tal forma que no tengan tiempo de introducir
en el juego sus piezas aún no desarrolladas.

11 D4T

Ahora las blancas juegan nuevamente su dama para a t a­


car el PTD negro, perdiendo un tiempo más, ya que en gene­
ral después del enroque 0-0-0 se jugará Rl C con el fin de
acortar l a línea del enroque. Habría sido preferible para las
blancas j ugar 1 1 C3A o incluso 1 1 P3D. Las negras pueden
proteger fácilmente su PTD jugando
PARTIDA 1 39

11 RIC

U na j ugada tal como 1 1 . . . P3TD no tiene objeto: sirve


únicamente para debil i tar e l flanco de dama negra y pro­
porcionar un obje tivo para un ataque.

12 0-0 ( ? )

Las blancas l levan su rey a un flanco deb i l i tado. Mejor hu­


biera sido 12 C3A o 1 2 P3D.
Se ha llegado a una posición clásica de juego medio : las
blancas han enrocado por el lado de rey y las negras por el
<le dama. En esta si tuación es normal que las blancas piensen
en un ataque por e l flanco de dama y las negras por el de
rey. En esta posición las negras están más inclinadas a pen­
sar en el a taque porque: (a) sus piezas están concentradas
en el lado de rey; ( b ) las piezas blancas están rela t ivamente
poco desplegadas; y (c) el flanco de rey blanco está debi l i·
tado por el P3TR. Las negras se dan cuen ta de que si no em­
prenden una acción positi va las blancas desarrollarán sus
piezas e iniciarán su ataque.
Frecuentemente se realizan los ataques contra una posi­
ción débil del adversario. En este caso, e l punto débil de
las blancas es su flanco de rey y su falta de desarrollo: con­
cretamente la debi lidad reside en el P3TR que deja la posi­
ción blanca mucho más vulnerable que si el peón se hubiera
quedado en 2TR. Pronto tendremos oportunidad de ver el
papel que hace ese peón ante el ataque negro.
La técnica de l levar a cabo un ataque al rey enrocado, con­
siste en abrir líneas y en s ituar piezas en casillas próximas
40 AJEDREZ

y e n terri torio enemigo. Por tanto, las negras inician su ata­


que con

12 C4T

Esta j ugada permite a las negras abrir columnas median­


te . . . P4AR, y posiblemen te situar su caballo en SAR desde
donde es una con stante molestia y amenaza para las blancas.

13 C3A

Finalmente las blancas desarrollan esta importante pieza,


y si las negras les dan tiempo podrán iniciar más tarde ac­
ciones tal corno ese.

13 P4AR

De acuerdo con el plan negro de abrir columnas para


el ataque. No debe temer la j ugada blanca eseD que se pue­
de repeler fácilmen te con . . . P3TD.

14 P x P?

Abriéndole al con trario la columna eR. Hubieran hecho


mejor las blancas respondiendo 1 4 P3D para hacer p resión
sobre la diagonal dominada por su AD. En tal caso las ne­
gras podrían haber contestado con . . . PSA, . . . P4eR, . . . PSeR
sacando ventaja de la debilidad blanca e n su 3TR. Obsérvese
que las negras no hubieran abierto la columna AR mediante
P X P ya que dicha columna no es tan importante.

14 PxP

Y a que las negras pueden elegir entre abrir la columna


eR o la AR, naturalmente abren la primera de ellas. El ata­
que a través de la columna eR es fuerte debido a: (a) las
negras pueden doblar la dama y las torres a lo largo de esta
columna; (b) el peón CR blanco está protegido únicamente
por el rey blanco y (c) con lo j ugado, los peones negros PR
y PAR ejercen una fuerte p resión en terri torio enemigo y evi­
tan que las piezas blancas entren.
Si las negras tuvieran la columna AR abierta a su dispo­
sición enco n t rarían al PAR blanco protegido por el rey y
PARTIDA 1 41

por l a T R . N o hay grandes posibilidades de atacar por esa


columna pero si las negras se vieran obligadas a hacerlo pro­
bablemente j ugarían . . . T lAR; . . . C5A seguido de . . . C X PC
o C x PI + .

15 C5CD?

Una j ugada de princ1p1ante que amenaza ganar un peón


mediante 16 D x P+ o bien 1 6 C x PI, amenaza que s e puede
parar fácilmente con ganancia de tiempo, s i bien es cierto
que con la j ugada 1 5 . . . P3TD la posición del peón negro se
debilitaría algo.
Las blancas podrían haber j ugado 15 D4T tratando de
neutralizar el ataque negro del flanco de rey mediante u n
cambio d e damas (en general u n excelente recurso) , pero en·
tonces las negras hubieran continuado 1 5 . . . D l R protegiendo
su CR, manteniendo Ja protección de su ID y preparando . . .
A2R .

15 P3TD
16 C3T?

Otra j ugada típica de principiante. El caballo blanco tuvo


que retirarse con pérdida de tiempo, pero las b lancas no
quieren admitir que su j ugada fue errónea, y s itúan su ca·
bailo en la casilla menos eficaz 3ID desde la que su radio de
influencia es muy limitado. Desde 3AD el caballo domina la
casilla 5D de gran importancia en lo que sigue.
Si las blancas hubieran j ugado 1 6 C3A y por tanto vuelto
el caballo a 3AD, la posición sería aproximadamente la que
era antes de 15 C5CD, pero tocando ahora j ugar a las negras
que hubieran cont inuado 16 . . T I C, amenazando 17 . . . C5A
.

con ataque doble. Después de 1 7 P3D, dominando J a casilla


5A, las cosas ya no hubieran sido tan sencillas. Las negras
irían aumentando gradualmente la presión mediante jugadas
tales como 1 7 . . . D2C 18 C l R A2R, y por ejemplo, 19 R2I
P5A 20 C4R AST. Una lucha feroz de cuyo resultado n o cabe
la menor duda.
Después de l a mala j ugada ( 1 6 C3T ?) las cosas siguen fá­
ciles para las negras. La gran diferencia estriba en que las
negras tienen la casilla 4 D para su alfil, lo que constituye
un considerable extra.
42 AJEDREZ

16 CSA

No hay que sorprenderse de que las negras tengan ahora


en esta posición dos líneas ganadoras. 16 . . . T l C también
gana convincentemente. Por ej emplo:

( a ) 1 7 P3D ( pa ra impedir 1 7 . . . CSA) 1 7 . . . A4D !


(a 1 ) 1 8 C l R ( o 1 8 C4T) 1 8 . . . A X PC 1 9 C x A D2C
y gana.
(a 2) 18 R2T A x e 19 P x A D2C y gana.
(a 3) 18 cualquier otra jugada A X C.
( b ) 17 D4T D l R.
(b 1 ) 18 C l R A2R 1 9 D4CD CSA 2 0 R2T D4T ame­
nazando 2 1 . . . T x P + etc.
( b 2 ) 18 P3D A2R 19 ASC ( 1 9 D4CD A4D ) 19 . . . A x A
20 C x A D3C y gana.
( c) 17 C I R CSA 18 R2T DST (amenazando 19 . . .
T x P + ) 1 9 T l CR D x PA, etc.

Igualmente, por transposición de las jugadas 1 6 . . . CSA


1 7 C l R T I C 18 R2T DST y gana.

17 P3D

Finalmen te las blancas abren la diagonal para ejercer


presión en su casilla 4AR y amenazar con elimi nar el caballo
negro, lo que reduciría seriamente su ataque.
Pero las negras tienen tantas piezas más en el radio de
ataque y tantas líneas abiertas más a su disposición que
puede disponerse ahora a iniciar su ataque a fondo con to­
dos los medios mediante un sacrificio. Tales ataques a fondo
son posibles únicamente cuando exis ten piezas y líneas abier­
tas y cuando el adversario no puede aportar fuerzas que
puedan obligar al atacante a cambiar piezas.
No obstante, aun cuando se disponga de l íneas abiertas
y de piezas , no e s juicioso el sacrificio como principio gene­
ral . Deben calcularse anticipadamente las variantes y sus
consecuencias.

17 CxP+
18 PxC

Como compensación de este caballo sacrificado, las ne-


PARTIDA 1 43

gras han abierto completamente Ja columna CR, y deben


quedar ahora capaces de dar mate o de retener suficiente
material ; de no ser así estarían perdidas.

18 TlC+

También sería posible 1 8 . . . A4D.

19 R2T

Después de 19 R I T A4D es i rresistible, y después de 1 9


ASC, o de 1 9 CSC, 1 9 . . . P3T recupera l a p ieza con u n peón
más y una posición dominante.
Ahora las negras dominan Ja columna CR, pero las blan­
cas pueden neutralizar fácilmente este dominio mediante
20 T I CR. Por tanto, las negras deben hallar una j ugada que
obligue a las b lancas a j ugar otra cosa que T l CR.

19 ... A4D

El CR blanco no puede protegerse, por tanto debe mo­


verse:

( a ) Después de 20 C l C o C2D, 20 . . . T7C + es i rresistible;


(b) después de 20 CSC viene simplemente 20 . . . P3T; ( c)
después de 20 C4T sigue sencillamente 20 . . . PSA o el mag­
n ífico sacrificio 20 . . . D x C (véase más adelante) , o final­
mente 20 . . . A3A 21 D4AD P4D; (d) después de 20 ASC A x C !
2 1 A x D T7C + 22 R I T A x A y gana; esta s i tuación de j aque
a l a descubierta es el tema del final de l a presente partida;
(e) después de 20 T I C R T x T 21 C X T D2C 22 P3A A2R se­
guido de 23 . . . T I C es irresistible. Sin embargo, las blancas
tienen una defensa temporal. Juegan

20 CI R

protegiendo la casi lla vulnerable 2CR.

20 D2C

Para evitar que las blancas j ueguen 2 1 T I CR o que cie­


rren Ja diagonal mediante 21 P3A para seguidamente 2 1 . . .
D6C + 2 2 R I T D x PT mate.
44 AJEDREZ

21 A3R

Para proteger el PAR y despej ar l a primera fila. Si


en lugar de esto las blancas jugasen 21 D4T las negras ten
drían dos caminos:

(a) 2 1 . . . D7C + inmediatamente ( véase la continua­


ción de la partida) recupera l a pieza y deja a las negras
con un peón más. Esto es un pago muy mediocre para
el fuerte ataque negro. Mucho mejor e s :
( b ) 2 1 . . . A 2 R 22 D 3 C D 2 A 2 3 D3R D 3 C 24 D 3 C D4T
25 D3R PSA 26 D2D D3C etc.

21 A2R

Jugada preparatoria que impide que la dama blanca pase


a 4TR y despeja la primera fila para el movimiento de las
torres negras.
E l sacrificio de l a dama 2 1 . . . D7C + tambit!n puede ser
\•álido, pero no tan eficazmente como luego : 22 C X D T X C +
23 R I T TSC + ( o toma previamente todos los peones de la
séptima fila) 24 D4R ! .

22 P4AD

Las blancas no sabiendo que más hacer realizan una ju­


gada que simplemente desplaza al AD negro a una casilla
desde la que a taca la dama blanca y excluye completamente
a su dama del flanco de rey. De todas formas, no había nada
mejor a hacer, y el ataque no queda a l terado. U na ventaja
PARTIDA 45

del j uego seguido es que después de un posible . . . D7C + ;


C X D T X C + ; R l T, las negras no t ienen j aque a la descu­
bierta con que �apturar la dama blanca.

22 A3AD
23 D3C

Con el fuerte dominio de la columna CR y de la diago­


nal larga, las negras están d ispuestas para un segundo y más
costoso sacrificio.

23 D7C+
24 CxD TxC+
25 RlT TxP+

Cualquier otra j ugada razonable permitiría a las blancas


cerrar la diagonal mediante P3A. Ahora sigue una serie de
jaques a la descubierta en los que l a torre se desplaza hacia
adelante y hacia a trás .

26 RlC T7C +
27 RlT

Llegados a este punto, 27 . . . T x P + (o cualquier otra


jugada de la torre a lo largo de la 7.ª fila) parece buena, pero
exis ten algunas sutilezas. A veces una posición aparentemen­
te desesperada ofrece finalmente una ocasión de lucha e in­
cluso de escapada. Existe la posibilidad de interponer una
pieza para dar al rey una casilla en l a que refugiarse. Las
blancas que en este momento llevan ventaja de l a dama de-
46 AJEDREZ

ben ofrecer su torre, disponiendo para sí su casilla I AR . Así,


después de 27 . . . T X P+ 28 T3A! pospone el mate, continuan­
do 28 . . . A x T + 29 R l C T I C + , y si:

( a ) 30 RIA A7R + y ( 1 ) 31 R2A AST mate ! ! ( 2) 3 1


R l R AST + 3 2 A2A T8CR mate ; pero
( b ) 30 ASC! T x A + 31 R I A y las negras ya no tie­
nen mate directo. No obstante, después de 3 1 . . . T x D
32 P X T las negras disponen de suficiente material para
vencer.

Esto demuestra que :

(a) En este caso especial 27 . . . T7R + o 27 . . .


T7D + o 27 . . . T7AD + no serían buenas: por ejemplo,
27 . . . T7R + 28 T3A ! A x T + 29 R l C T I C + 30 RIA y el
resultado es dudoso. Al precio de « tan sólo » una torre
el rey blanco ha conservado su l ibertad de movimiento,
mientras las negras han sacrificado una dama para co­
locar al rey blanco en esta situación.
(b) E n genera l , no hay que desesperar demasiado
pronto. Sacrificando una torre y un alfil las blancas han
esquivado el male y salvo el hecho de que las negras es­
taban en condiciones de ganar suficiente material, estos
sacri ficios pudieran haber sido una refutación a la com­
binación.

Por tanto, las negras replican

27 ... TDIC

y no queda n i ngún escape. Las negras amenazan 28 . . . T7AR


mate y las blancas sólo pueden retrasar el male entregando
su alfil en SCR y su torre e n 3A.

28 ASC TxA+
29 R2T T7C +
30 RlT T7AR + mate
Partida 2
• Dominio del centro: método directo.
• La amenaza.
• La teoría.
• Mayoría de peones flexibles en el centro.
• El análisis.
• Las piezas sueltas.
• El pseudosacrificio.
• Buscando ocasión de ataque.

¿ Qué hace un maestro para ganar una partida de ajedrez?


En general , en cada j ugada trata de sacar el máximo parti­
do posible de la si tuación existente, teniendo en cuenta su
plan de conj unto (estrategia) y l as exigencias especiales del
momento ( táctica ) , pero esto significa muchas cosas, depen­
dientes de la naturaleza de cada posición.
Examinemos lo que hace en esta partida.

(a) Mediante su sexta j ugada consigue l a igualdad, es


decir que t iene aproximadamente el mi smo dominio sobre
los cuadros centrales y el mismo número de piezas desa·
rrolladas que su contrincante.
( b ) Después de cada jugada de las blancas exami na cuí
dadosamente la s i tuación para ver s i su contrario está ame­
nazando algo, cuáles son sus propias posibi l i dades y cuáles
serían las posib i lidades del adversario si él, con las negras,
realizase cierta j ugada. E ste proceso, conocido como análisis
táctico, e s de gran importancia e n el aj edrez. Comprende no
48 AJEDREZ

sólo la habi lidad de saber ver lo que pasaría al efectuar


cierta jugada, sino también el poder de valorar con preci­
sión la posición resul tante de ello.
( c ) E n cada nueva fase de la part ida concibe un p lan
estratégico para alcanzar su objetivo.
(d) Es extremadamente sensi ble a la fuerza de una ame­
naza : siempre que sea posible realiza una j ugada vinculada
a una amenaza, de forma que obligue al con trario a seguir
su ri tmo en Jugar de dejarle realizar nada por sí mismo.
(e) Conoce bien Ja importancia de mantener J a i n iciativa
y de sacar las máximas ventajas de cualquier posibilidad de
ataque.
( f ) Tiene una visión rápida para las combinaciones que
puedan suponer un sacrificio provechoso.

APERTURA ESCOCESA

Amateur Maestro

1 P4R

En un momento de Ja historia del ajedrez, Jos buenos


jugadores empezaron a darse cuenta de que para un j uego
eficaz :
( a ) l as piezas deben desarrollarse Jo más rápidamente
posible;
( b ) deben abrirse líneas para facilitar ese desarrollo;
(c) el jugador que domina Jos cuatro cuadros centrales
tiene Ja mayor posib ilidad de éxito. ( Véase apartado 28 de
Ja i n t roducción.)
Durante muchos siglos la jugada inicial l P4R ha sido
con mucho Ja más popular. Abre dos diagonales, ocupa Ja
casi lla central 4R protegiendo las casillas S D y SAR de las
l:Jlancas, en el sentido de que las piezas negras no las pueden
0cupar sin correr el riesgo de ser capturadas.
Las j ugadas de principiantes 1 P4TR y 1 P4TD son verda­
deramente malas porque no cumplen n inguno de los obje­
tivos arriba reseñados.

P4R
PARTIDA 2 49

Primera j ugada negra, que es buena por las mismas ra­


zones por las que lo fue para las b lancas.

2 C3AR

Entre las muchas j ugadas posibles no hay ninguna más


eficaz en este punto que 2 C3AR. Las blancas desarrollan
una importante pieza situándola en una casilla desde l a que
ejerce el mayor dominio posible. Ejerce presión apuntando
hacia las casillas centrales S R y 4 D de las blancas ( véase
apartado 24 de la i n t roducción ) . Este caballo amenaza to­
mar el peón de rey negro, obligando a las negras a hacer
algo frente a esto.
E n general, en las aperturas PR es preferible j ugar e l C R
antes que el A R , particularmente porque e l caballo puede
pasar inmediatamente a su natural casilla 3AR, mientras que
las blancas todavía no saben si les convendrá l levar su alfil
a 4AD o a 5 CD, y también porque en esta s ituación el caba­
l lo puede desarrollarse a tacando a l peón negro, mientras
que de j ugar e l alfil no se ataca directamente nada. Normal­
mente, una j ugada que amenace a una pieza o peón enemi­
go y l e obligue a tomar medidas defensivas es más aguda
que l a que simplemente desarrolla una pieza.
Una jugada que obligue al contrario a ejecutar una ac­
ción para impedi r la pérdida de un peón, de una pieza, o
cualqu ier otra desventaja constituye una amenaza, lo que
consti tuye una de las armas más importantes en el ajedrez.
Su efecto es e l de l imitar las posibles réplicas eficaces del
enemigo. En las partidas sigu ientes veremos una y otra vez
la fuerza de la amenaza. Por otro lado, la amenaza represen­
ta también una ventaja para el oponente, pues le facilita la
elección de réplica, ya que tiene menos j ugadas entre las
que elegir. Con l a amenaza, a veces se fuerza a l contrario
a que realice una buena j ugada.

2 C3AD

Réplica excelente ya que al mismo tiempo que protege


al peón atacado desarrolla una pieza i mportante a su casilla
natural, y contribuye al dominio del centro ejerciendo pre­
sión sobre los cuadros 4R y S D de las negras.
Las negras también habrían podido j ugar :
50 AJEDREZ

( a ) Defensa Philidor, 2 . . . P3D, lo que es menos ac­


tivo, porque i nmoviliza el AR negro, pero no es menos
satisfactoria. ( Véase partida 1 1 .)
( b ) Puede responder cont raatacando, 2 . . . C3AR,
lo que conduce a la Defensa Petroff.
( c ) Frecuen temente los principiantes j uegan 2 . . .
A3D? l o que es verdaderamente malo. P rotege a l P R
negro, pero bloquea todo desarro l lo en e l cent ro, lo
que impide que las negras j ueguen su PD y abran su
cen tro, cosa indispensable si quieren llevar su juego ac­
tivamente. Si las negras hubieran j ugado 2 . . . A3D el
j uego podría con t inuar: 3 A4A C3AR 4 C3A C3A 5 0-0
0-0 6 P3D y las negras deberán perder una j ugada o un
tiempo tanto si 6 . . . A2R o s i 6 . . . A4A, para alcanzar
una posición desde la que poder desarrollar su PD.
Pero s i 6 . . . P3CD 7 ASCR A2C ( sería más natural 7 . . .
A2R) 8 CSD A2R ( p rácticamente forzado) 9 C x A +
D X C 1 0 C4T CSD ( J O . . . P3T R ? 1 1 C6C ! ) 1 1 P4A con
enérgico ataque.

3 P4D

Esta con ti nuación, l lamada apertura Escocesa, es un in­


tento de las b lancas de aumentar su dominio sobre los cua­
tro cuadros centrales. Las b lancas tienen ligeramente mejor
ocasión de hacer esto que las negras, ya que tienen la pri­
mera j ugada .
E n las aperturas de PR, que conducen a un juego abier­
to, existen dos caminos para intentar hacerse con el mayor
control del centro.

(a) E l método directo, como aquí, en que las b lancas


ocupan inmediatamente el centro obligando a las negras a
actuar;
(b) el método indirecto, con una j ugada tal como 3 ASCO
e n donde las blancas ejerciendo presión sobre una p ieza ne­
gra ( en este caso su CD) y amenazando eliminarla, ganan
cierto contro l sobre el centro (véase la apertura Española,
Partida 1 2 ).

La teoría de las aperturas ( véase apartado 1 4 de la I n­


t roducció n ) enseña que el método directo generalmente per­
mite a las negras igualar en poco tiempo, y por tanto en las
PARTIDA 2 51

partidas de torneos son mucho más corrientes los métodos


indirectos.
En esta posición las blancas amenazan capturar u n peón
mediant� P x P, y las negras deben decidir s i toman el peón
blanco (3 . . . P X P) o bien protegerse con una j ugada tal
como 3 . . . P3D o 3 . . . P3A. Se puede demostrar ( Partida 1 8 )
que s i las negras i ntentan proteger s u peón incurren e n cier­
ta desventaja. Por tanto, la única jugada que lleva a u na
igualdad es 3 . . . P X P. Ciertamente ésta no es precisamente
una j ugada de de sarrollo y parece una pérdida de tiempo
aunque en realidad no lo es, ya que a su vez las blancas
eventualmente deberán también perder un t i empo para tomar
el peón negro.

3 PXP
4 CxP C3A

Las negras sitúan su CR en su casilla natural y amenazan


5 . . . C X P. Obsérvese cómo continúa la lucha por el control
del centro y el papel que juegan las amenazas por ambos la­
dos. Las blancas podrían proteger su peón con 5 C3AD lle­
gando a la posición alcanzada en la Partida 5 después de la
j ugada S . En lugar de ello j uegan.

5 cxc

¿ Por qué cambian las blancas s u caballo desarrollado del


centro por el caballo negro?
Desean j ugar A3D con lo que se protege su PR y sitúa al
AR en posición activa, ya que después de PSR dominará una
diagonal muy i mportante para el ataque. Pero no puede ha­
'
cer tal cosa en seguida sin perder el caballo, por lo que pri­
meramente hace el cambio de caballos con el contrario. Esta
j ugada da un peón doblado a las negras, lo que es u na ligera
desven taja, pero que en compensación refuerza su centro.
¿ Jugarán ahora las negras 5 . . . PD x C o 5 . . PC x C? S i j ue­
.

gan . . . PD X C se encon trarán con una desventaja doble. En


primer lugar, la conti nuación deberá ser 6 D X D + R X D per­
diendo las negras su facultad de enrocar, y en segundo lu­
gar l a formación de peones resultante es desfavorable para
las negras, ya que las blancas gozarían de una mayoría de
peones flexibles en el flanco �e rey que podría resultar e n
un peón pasado después de l o s cambios, mientras q u e l a s
52 AJEDREZ

negras tendrían una mayoría e.le peones flexibles en el flanco


de dama, que e n general no es aprovechable n i desemboca en
un peón pasado.
Una norma aproximada relativa a los peones doblados
dice que si hay dos peones seguidos en la misma columna
aunque separados de otro peón, no tiene im portancia el peón
doblado, pero tan pronto se esté en una columna en la que
el contrario no tenga ningún peón, s í es i m portante el peón
doblado cuando es cuestión de forzar un peón pasado. Ello
es lógico y está confirmado por l a práctica.
Existe además una diferencia entre peones doblados ais·
lados ( por ej emplo, peones situados e n 2TD-2AD-3AD) y
peones doblados uni dos ( p . ej . en 2AD-3AD-4D o bien
2CD-3CD-2AD ). Evidentemente la desventaja de los uni­
dos es menor que la de los aislados.
E n consecuencia, las negras responden.

s PC x C

Las negras tienen ahora un peón doblado unido, pero en


compensación ti e nen semiabierta la columna CD, lo que es
una ventaj a , además de que esta formación perm ite a las
negras reforzar su centro mediante . . . P4D. Aun cuando los
peones doblados entrañan debilidad no siempre consti tuyen
un riesgo, y en algunos casos tienen alguna ventaja compen­
sadora .
Ahora las blancas pueden tener la tentación d e atacar con
6 PSR, pero hacer esto no teniendo piezas desarrolladas pa­
rece sospechoso. De todas formas, el valor de cada jugada
debe decidirse mediante un análisis ( apartado 17 de la I n­
troducción). Veamos lo que sucedería aquí: Después de 6
PSR D2R 7 D2R C4D, las blancas no sacan mucho de su
avanzado peón de rey ya que las negras pueden l iquidarlo
en cualquier momento con . . . P3D. Ambas damas bloquean
el desarrollo de sus respectivos AR, pero l a dama negra está
mejor si tuada ya que puede jugar . . . DSC + . Obsérvese que
una cuestión muy i mportante e n el análisis del ajedrez re­
side en la habi lidad de valorar cuidadosamente las posicio­
nes resultantes de las j ugadas que figuran en él. Aquello que
un j ugador mediocre considera una ventaja puede ser to­
mado como desventaja por un jugador más diestro y vice­
versa.
PARTIDA 2 53

E n lugar de ello las blancas vuelven a su objetivo i nicial


y j uegan

6 A3D P4D

Esta j ugada iguala a ambas partes, es decir, que las


negras han conseguido aproximadamente el mismo control
sobre los cuadros centrales, y puesto que las negras están
amenazando captura r un peón con 7 P X P , las blancas de­
. . .

ben decidir después de un a nálisis si cambian, p rotegen o


avanzan. Examinemos los varios caminos.

( a ) 7 P X P P X P conduce a u na igualdad : los peo­


nes negros del flanco de dama se desdoblan y se desco­
nectan ( 2TD-2AD--4 D ) . Las negras tienen un peón
en el cent ro y las blancas no; a partir de aquí se podría
continuar 8 0-0 A2R 9 e3A 0-0 10 ASeR P3A o A3R;
( b ) 7 e3A ASeD 8 P x P que lleva a igualar y cons­
t i tuye la principal continuación de la apertura E sco­
cesa ;
( c) 7 e2D A3D es buena para las negras, pues les
da una posición activa;
( d) 7 PSR sería p rematuro porque 7 ese 8 D2R
. . .

A4AD 9 O·O DST 1 0 P3TR P4TR da a las negras un enérgi­


co a taque, amenazando también 1 1 D6e con una reso·
. . .

lución inmediata. La súbita explosión de fuerzas p ro­


viene de la pérdida de tiempo de las blancas al j ugar
7 PS R s i tuando el caba llo negro en posición de ataque
junto con el hecho de que las blancas no tienen defensa
en el ala de rey ya que su eR fue cambiado.
54 AJEDREZ

Pero el amateur elige una j ugada peculiar que de todas


formas n o es mala.

7 D2R

Amenazando 8 P X P + esperando inducir a las negras a


jugar 7 . A2R o
. . 7 . . A3 R para después de cualquiera de
.

éstas, jugar 8 PSR CSC 9 P3TR y las negras no tienen tiempo


de desarrollar un ataque como hicieron en la variante ( d)
anterior.

7 PxP

Prácticamente forzado ante l a amenaza de 8 PSR.


Las blancas deben ahora estudiar las consecuencias de la
obvia j ugada 8 A x P C x A 9 D x C + .

( a ) 9 . . D2R 1 0 D x D + A x D. y mientra s las ne­


.

gras tienen un peón doblado aislado, lo que es un pun­


to débil , t iene los dos alfiles y la columna CD semiabier­
ta lo que parece que es compensación suficiente.
(b) 9 A2R 1 0 D x P + A2D 1 1 D3AR 0-0 1 2 0-0 T I C,
. . .

con lo que como compensación del peón sacrificado tie­


ne oportunidades de ataque con sus dos alfiles y su
torre, por ejemplo . . . T-3C-3CR seguido de . . . A3AD y
las blancas se encont rarán en apuros.

Vistas estas perspect i vas las blancas buscan otro cam ino
y j uegan

8 C2D

Las blancas esperan poder recuperar su peón en su 4R


con el caballo, aumentando sus posibilidades de desarrollar
un juego elegante, dej ando a las negras sin compensación
de su peón doblado.

8 ASCO

Pero las negras destruyen las esperanzas de las blancas


clavando el caballo y amenazando mantener su peón extra.
Por ejemplo, después de 9 0-0 A X C 10 A X A 0-0 las b lancas
PARTIDA 2 55

no pueden recuperar su peón, pues después de 1 1 A X P? ven­


dría 1 1 . . . C x A 12 D x C D X A.

9 AxP

Forzado, ya que 9 P3AD podría contestarse con 9 . . . D x A.


Si ahora las negras responden 9 . . . C X A entonces segmra
1 O D X C + que simplemente daría a las blancas un tiempo
extra, ya que las negras pueden optar entre retirar su alfil
a 2R o j ugar 10 . . D2R 1 1 D x D + A x D, y las blancas ha­
.

brían ganado un tiempo respecto a la variante ( a ) dada des­


pués de 7 . . P x P. Por tanto
.

9 ... 0-0

El enroque moviliza la TR negra permitiéndole pasar a


la columna de rey. Además, las negras están amenazando
10 . . C x A, e tc.
.

Si ahora las blancas j uegan 10 A x PA pueden surgir do<;


cont inuaciones i n teresantes:

(a) 10 . . . T I C, haciendo pres1on indirecta sobre e l


peón CD blanco de forma que 1 1 0-0 A X C 1 2 A X A, bue­
na o mala, eliminaría la protección del PCD blanco,
dando a las negras la recuperación de su peón.
(b) 1 0 . . . A2D y

( 1 ) 1 1 A X A D X A 1 2 0-0 TR l R 1 3 030 D x D 1 4 P x D
TD l D, y las negras recuperan su peón con una ligera
ventaja para sí.
( 2 ) 1 1 A x T T l R 1 2 A3A
(a) 1 2 . . . T x D + ? 13 A X T puede no ser aconseja­
ble ya que las blancas tienen ahora dos torres y un
peón por una dama y s i continúan por este camino se
van s ituando cada vez mejor. Después de 13 . . . D2R
las blancas deben j ugar 1 4 R I A, y n o queda una con­
tinuación directamente agresiva para las negras. Estas
consideraciones inducen a las negras a buscar otra for­
ma de ganar Ja dama que no puede escapar. Tanto ( b )
como (c) dan buenas oportunidades a l a s negras.
( b ) 12 . . . A5C 13 P3A Tx o+ 14 R x T D2R + con
ventaja para las negras.
(c) 12 . . . A4C 13 D x T + ( ahora forzado) 13 . . .
S6 AJEDREZ

D x D + 14 R l D 020 IS P3A ese, lo que proporciona


buenas oportunidades a las negras.

Al objeto de eliminar la clavada de su caballo, las b lancas


j uegan

10 P3AD

Lo que permite a las negras si tuar su alfil en u na exce­


lente diagonal.

10 A3D

Temporalmente las blancas ganan un peón al mismo t iem­


po que a tacan la TD negra.

11 A x PA TIC

E n la partida, ahora las blancas enrocan y es compren­


sible que deseen llevar su rey a posición más segura tan
pronto sea posible, aun cuando sea a expensas de perder su
peón de ventaja . En cuanto a s i esto es necesario ya es otra
cuestión. Las b lancas podrían haber j ugado 1 2 e3A, y así las
negras no podrían haber recuperado forzosamente su peón.
En tal caso habría sido muy difícil por ambas partes valo­
ra r sus posibilidades. En el análisis se encuentran a veces
observaciones tales com o : « E l peón extra de las b lancas que­
da compensado por la mayor actividad de las piezas negras».
¿ Qué quiere decir exactamente esto? ¿Quiere decir que des­
pués de u na buena jugada por cada parte el resultado sería
alcanzar u na igualdad o alguna ven taja para las negras? No
quiere decir ninguna de las dos cosas : simplemente indica
que no puede decirse nada respecto al resultado de la lucha.
Las posibilidades de las negras se basan en la mayor activi­
dad de sus piezas; quizá pueda resultar un ataque decisivo.
Las posibili dades de las blancas se apoyan en su ventaja ma­
terial de un peón, que a l a larga puede l levar a un mejor fi­
nal o a darle ocasión de devolver el peón en condiciones que
les sean favorables. Tenemos aquí un ejemplo en el que la
i maginación y destreza tienen más valor que el conocimiento
de las reglas estratégicas. Damos seguidamente dos posibles
continuaciones, sin entrar en análisis excesivamente largos,
a manera de ejemplos sobre las posibilidades.
PART I DA 2 S7

Después de 1 2 e3A la si tuación es j uzgada de distinta


forma por jugadores de distintos estilos y conceptos.

( a ) 12 e3A T3e 13 ASeD P3A 14 A4A T I R lS A3R


ese 16 0-0 P4AD 1 7 T D I D D2A 18 P3TR e x A 19 P x e
ASA 20 P 4 R T3e.
(b) 12 e3A T3e 13 ASeD ASeR 1 4 A3R P4A l S 0-0-0
A x e ( I S . . . D2A 1 6 A4AD TR l e 1 7 P3eD) 1 6 P x e D2A
17 A4AD TR l e 18 P3e e2D.

En ambas líneas es s implemente cuestión de ¿ qué pesa


más ?, ¿el peón extra de las blancas o la posibilidad de atacar
de las negras?
Volvamos ahora a la partida tal como se j ugó:

12 0-0

El AR blanco es ahora una pieza suelta, es decir, que no


está protegida por n i nguna otra pieza blanca. Las piezas suel­
tas son frecuentemente objeto de combinaciones basadas en
un ataque doble, es decir, en una jugada que ataca simul tá·
neamente la pieza suelta y alguna otra, ya que frecuentemen·
te no se pueden proteger ambas al mismo tiempo. Las negras
hacen un pseudosacrificio para recuperar su peón, enten­
diendo por falso o pseudosacrificio aquel en que la pieza sa­
crificada será compensada i nmediatamente a través de una
combinación

12 A x P+

Si en lugar de esto, 1 2 . . . ne 1 3 A3A A3T las blancas


podrían eludir perder la calidad mediante 14 P4A.

13 RXA D3D +

Si las negras hubiesen i ntentado ir hacia el mate me·


diante 1 3 . . . ese + 14 R l e DST, habrían fallado a causa de
I S e3A.

14 RlC DxA

¿ Qué han Ct)nseguido las negra s ? Igual número de peones


y al files en color opuesto, lo que es característico para ta-
58 AJEDREZ

bias, pero las negras aún tienen posibili dades de ataque en


vista del PTR blanco perdido y el hecho de que la TD y el
alfil negros di sponen de líneas abiertas mientras que las
piezas blancas no sólo no están desarrolladas, sino que no
lo pueden estar rápi damente.

15 D3A

Ésta es una j ugada activa ya que obliga a actuar a la da­


ma negra. Una j ugada sin interés tal como 1 5 C3A sería un
grave error, ya que podría ser contestada activamente por
15 . A3T ganando la calidad.
. .

15 ... D3T

Las negras no tienen ningún deseo de cambiar las damas,


después de lo cual su ataque desaparecería. Juega a su 3TD
en parte porque es una casilla segura, y e n parte porque en
ese cuadro está en la misma diagonal que la TR blanca, lo que
puede ser signi ficativo más adelante.

16 C4R

Para intentar completar su desarrollo. Es de notar que


ésta es la única casi l la útil a la que puede ir el caballo. Si
1 6 C3C? T x C !

16 ... cxc

Las negras cambian caballos para evitar l a pérdida d e un


tiempo y para despeja r su tercera fila para un ataque.
PARTIDA 2 59

17 DxC

E l cambi o · de caballos si túa a las blancas u n paso más


próximo a tablas, pero las negras aún tienen posibilidades
de ataque. Ha de estar muy consciente de la importancia que
tiene el disponer de esas posibilidades y muy atento para
descubrir dónde están. Al valorar sus posibilidades de ata­
que deberá i dear una situación de ataque ideal, tal como su
TD en 3CR y su alfil en 2CD apuntando ambos hacia el 2CR
blanco.
Llegados a este punto, u n amateur podría j ugar 1 7 . A2C. .

desarrollando su alfil, pero entonces las negras no tendrían


material suficiente para el ataque. En primer lugar debe
desarrollarse la torre para colaborar en el ataque. Así pues,

17 T3C!
18 P3CD?

Una j ugada típica de amateur cuyo objeto es el de poder


desarrollar el alfil blanco. Pero esto es de poco alcance ya
que las negras pueden ganar un peón mediante 18 . T X P. .

1 9 P X T D X T. Obsérvese la importancia que tiene el anali­


zar cuidadosamente cada posición.
Mejor hubiera sido 18 A3R con lo que también perdería
el peón CD, pero disminuiría las ocasiones de a taque de las
negras.
Pero en lugar de emplear tiempo para capturar el PCD
blanco, las negras desarrollan su alfil y establecen la base
para su subsiguiente ataque.

18 A2C
19 D4AR
60 AJEDREZ

El bando atacado debe intentar disminuir el ataque me­


diante cambios.
Después de 19 D4A D las blancas hubieran podido aún in­
tentar escapar con la pérdida de un peón : 19 . . . D X D 20
P X D A3T y las negras se ven obligadas a j ugar un difícil fi­
nal de torres y de alfiles de distinto color, si bien tienen bue­
nas probabilidades de ganar. Por ejemplo: 19 . . . D X D 20
P X D T3C ( no 20 . . . T3AD ya que después de 21 P5A no po­
drá capturar el peón pues entonces pierde la calidad des­
pués de 22 A3T) 21 P3A T l R 22 T I C A3T 23 T4C P4T, para
proporcionar una casilla de escape al rey, y las negras dictan
el curso de los acontecimientos. Están amenazando ( a ) P-5T-
6T, ( b ) T3AD ganando un peón, ( c ) T7R seguido de T ( 3 ) 3 R.
También es posible después de 1 9 D4AD j ugar 1 9 . . . D4T con­
tinuando el ataque con 20 . . . T3C.
Después de la j ugada realmente hecha, 19 D4AR, las ne­
gras tienen una combinación basada en la movilidad de su
TD y en el hecho de que la dama negra está dirigida directa­
mente hacia la TR blanca.

19 ... AxP

Las blancas perderían ahora la calidad, y más después de


20 R x A T3C + 2 1 R2T D x T.

20 TlR T3C
21 P4A

Para cerrar l íneas, pero no se puede evitar el mate o una


pérdida de material muy seria. Las negras hacen uso ahora
del j aque a la descubierta poniendo su alfil en un cuadro
desde el que con una j ugada tiene la posibilidad de dominar
la casilla lAR de las blancas.

21 ASR +
22 Abandonan

Porque después de ( a ) 22 R I A A6D + ; y después de ( b )


22 R 2 T T7C + 23 R 3 T D3R + 2 4 R4T P4C + , etc.
Esta partida enseña lo que se puede hacer cuando uno
de los bandos no tiene prácticamente piezas en el flanco de
rey mientras que el otro t iene todas sus piezas di spuestas
para la acción y dispone de líneas abiertas en las que pueda
j ugar.
Partida 3

• Desarrol l o prematuro de la dama.


• E l peón en punta.
• Oposición a un a t aque al rey enrocado, por
parte de l a dama enemiga en su 3CR y e l
alfil en su 6TR.
• Actuación cuando se tiene más dom i n io en
desarrollo y mayor dom i n io d e e spac i o .

• Una simpl ificación \'encedora.


• Peligros de rechazar un ataque con un con­
t raa ta que .

• Líneas abi�rtas.
• Moth·os combinath·os : jugando con tiempo;
la combinación promociona ! ; la j ugada in·
termedia.
• Buscando j aq ue continuo.

Una de las act i\"i dades más espectaculares en una partida


de ajedrez es el ataque. Un ataque puede ser de\'ast ador; de
hecho puede conducir a una muerte rápida del desgraciado
oponen te que no es capaz de rechazarlo. Satisface tanto u n
ataque, que para algunos amateurs consti tuye la esencia del
juego, como decía uno de e llos al aconsejar a otro más inge·
nuo « Ataca, siempre ataca ».
Pero e l ajed rez no es tan senci llo: no siempre Jos ataques
son conven ientes. Un ataque puede incluso Yo!verse cont ra
el atacante si ha sido pobremente concebido. Un j ugador
sólido no i nicia un ataque hasta tanto las condiciones estén
62 AJ EDREZ

maduras, si bien a lo largo de la partida puede hacer algunas


jugadas atacantes con el fin de obligar al contrario a j ugar
según su ritmo.
Un a taque a fondo debe iniciarse ú nicamente cuando el
atacante tiene superioridad en algún aspecto y cuando por
tanto el contrincante t iene alguna debilidad o está en infe­
rioridad en algún sentido. Cuando se da esta si tuación, el
j ugador con superioridad debe buscar las deb i l idades del
otro, y una vez las haya hallado estudiar los medios para sa­
car provecho de ellas. No hay debilidad más explotable que
la del ala de rey que ampara al mismo rey. Si el ala de rey
contraria está desprotegida, o si uno o más de sus peones ha
abandonado su casilla de origen, y si el atacante t iene más
movil i dad, más líneas abiertas, mayor dominio de espacio,
podrá muchas veces penetrar en la estructura de peones ene­
migos de ese lado y hundi rla antes de que puedan llegar fuer­
zas en su defensa.
Por otra parte hay j ugadores que tratan desde muy al
principio de la partida de apabullar a su oponente e n unas
pocas j ugadas rápidas con u n ataque a base de todos los re·
cursos y realizado muy frecuen temente a base de una comb i
nación d e dama y alfi les. Generalmente esos ataques relám­
pago se basan en alguna variante del mate del pasto r : 1
P4R P4R 2 A4A C3AD ( por ejemplo) 3 DST (o 3 D3A) 3 . . .
P3D ? ? 4 D X P mate. Estos ataques pueden ser fatales s i no
se combaten apropiadamente, pero quedan sólo en una pér·
dida de tiempo por parte del atacante violento s i el defensor
se p rotege adecuadamente mediante j ugadas de desarrollo.
Cuando a resultas de un ataque bien concebido la posición
parece ser desesperada, aun debe e l defensor buscar una sa­
lida. Tal vez puede hallar una pequeña variante que no con­
duzca d i rectamente a mate, o tal vez el defensor puede crear
complicaciones a su oponente mediante un sacrificio inespe­
rado que puede trastornar algunos planes bien dispuestos,
basados en el supuesto de que el defensor seguirá una línea
obvia; tal vez el a tacante se ha extendido demasiado y ha sa­
cri ficado demasiado material para un ataque que no puede
mantener.
PARTIDA 3 63

GIUOCO PIANO (JUEGO LENTO )

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 A4A

En la partida 2 las blancas responden directamente al


control negro sobre los cuadros centrales mediante 3 P4D.
E n esta partida , la jugada 3 A4A sitúa el AR blanco e n un
cuadro desde el que más adelante podrá amenazar sobre el
2AR del negro, pero no hace nada para responder a la ocu­
pación negra del cen tro. Por tanto, 3 A4A no es tan eficaz
como 3 ASC, que amenaza 4 A X C seguido de 5 C X P ( véanse
en la part ida 1 2 los comentarios que siguen a la tercera ju­
gada blanca ) .
Si bien 3 A 4 A i mpide a l a s negras jugar . . . P 4 D e n este
momento, e n general . . . P4D es malo para las negras en las
primeras fases de las aperturas de PR. Abre excesivamente
las posiciones negras y frecuentemente les obliga a perder
tiempo después de j ugadas tales como P X P D D X P; C3AD,
ahuyentando a la dama.

3 A4A

Las negras responden en igual forma, y la posición resul­


tante se denomina «Giuoco Piano» que significa «j uego len­
to». Es lento sólo en ciertas variantes caracterizadas por las
posteriores j ugadas P3D, C3A y enroque en ambos lados, de­
nominándose en este caso « Giuoco Pianissimo». Lo jugado
( véase Partida 25 ) es mucho mejor que 3 . . . P3TR( ? ) ( ver
Partida 1 0) pero con un sentido menos activo que 3 . . . C3A
que ataca el centro blanco y conduce a la defensa de los dos
cabal los.

4 P3A

Con esta continuación el j uego ya no es en absoluto lento.


Por el contrario, se hace más impetuoso que muchos j uegos
abiertos.
Las blancas anuncian su intención de organizar u n cen­
tro fuerte ganando simul táneamente un tiempo mediante 5
64 AJEDREZ

P4D P x P 6 P X P obligando al alfil negro a moverse. Sin


embargo, si las negras aciertan con la réplica oportuna, las
blancas sólo pueden alcanzar su obj eto a cost a de u n peón.
Normalmente l a partida con tinúa: 4 . . . C3A 5 P4D P X P 6
P X P A5C + resul tando el ataque Moller, que es la variante
más violenta, después de 7 C3A C X PR 8 0-0 A X C 9 P5D sur­
giendo complicaciones totalmente imprevisibles.

4 D3A?

A fin de evitar que las blancas j ueguen 5 P4D, las negras


:iñaden una nueva presión sobre la casilla 50 que queda ahora
guardada por cuatro piezas. Pero no se impide que las b lan­
.::a s j ueguen P4D.
En general , durante la apertura no debe desarrollarse la
dama ya que es demasiado vulnerable al a taque. La cont inua
ción de esta partida demos trará lo peligroso que puede re­
sultar un desarrollo prematuro de la dama.
Las negras podríar: haber j ugado 4 . . . D2R para dar so­
porte a su PR, manteniendo así el centro después de 5 P4D
A3C. Pero la respuesta más común es 4 . . . C3A contraatacan­
do ( ver Partida 25).

5 P4D

De cualquier modo, las blancas j uegan 5 P4D lo que puede


hacer en esta posición particular porque después de 5 . . .

P X P puede continuar con 6 PS R a tacando la dama negra


y des t ruyendo la posición negra an tes de capturar su peón.

5 PXP

Conforme, pero no forzoso. Relativamente mejor sería


5 . . . A3C, que permite a las negras mantener su centro, por
ejemplo: 6 0-0 ya que 6 P x P C x P no conduce a nada para
las blancas. No obstante, en este punto la dama negra está
mejor en su 2R que en 3AR por dos mot ivos : (a) la dama
en su 3AR ocupa la posición normal del CR negro; ( b ) en
3AR la dama está expuesta al a taque A5CR, que en ciertas
ci rcunstancias puede ser muy inoportuno para las negras.
Siguiendo la part ida, las blancas podrían jugar 6 0-0 pues
si 6 . . P X P 7 C X P las blanc<is están ampliamente campen-
.
PARTIDA 3 65

sadas del peón sacrificado por un mejor desarrollo y por la


amenaza de CSD.
Pero después de 6 0-0 se considera preferible devolver el
peón por 6 . . . P6D pues en tal caso las blancas sólo tienen
su PR en el centro y no el PO.
Las blancas eligen una refutación más directa mediante
una jugada que les proporcione un peón en punta, es decir,
un peón defendido en la quinta fila, en el centro del terri to­
rio enemigo.

6 PSR

Parece que las negras puedan tomar el PR, pero después


de 6 . . . C X P, las blancas ganarían una pieza mediante 7 D2R
P3D 8 P x P.
Las negras podrían responder 6 . . . D2R y las blancas res­
ponderían 7 P x P y si i . . . C x PD ? 8 C x C D x P + 9 C2R
perdiendo las negras un caballo.
Pero las negras no quieren admitir su error al haber ju­
gado 4 . . . D3A, por lo que en lugar de jugar 6 . . . D2R jue­
gan la aparentemente agresiva

6 D3C

Esta jugada parece buena ya que ataca al PCR blanco.


Sería natural que ahora las blancas temiesen las consecuen­
cias de 7 . . D x P y por tanto enrocasen. Pero el maest ro,
.

comprendiendo la verdadera naturaleza de la situación re­


fuerza su centro con

7 PxP
66 AJEDREZ

Las blancas no deben temer 7 . . D X P , pues después de


.

8 T I C ASC + 9 C3A D6T 1 0 Ax P+ las negras no pueden res­


ponder l O . . R X A debido a 1 1 CSC + . Por tanto, las blancas
.

han recuperado su peón con neta superioridad.

7 ASC +

Con esto se gana t iempo, pues si 7 . A3C, posiblemente


. .

8 0-0 seguido de 9 PSD con superioridad en el centro. Pero Jo


jugado permite aún a las blancas responder con una jugada
de desarrollo.

8 C3A P3D

En buena est rategia, las negras deben atacar al peón blan­


co en punta, e s decir, al peón avanzado y protegido PR, tan
pronto como les sea posible. Por ejemplo, después de 8 . . .

CR2R 9 PSD sería muy molesto, y 8 . D X P no sería mejor


. .

ahora que una j ugada antes, debido a 9 T l CR.


Tal como va la partida, las blancas pueden ahora, o una
j ugada después, amenazar con ganar el AR negro mediante
9 PSD el caballo negro se ret i ra 10 D4T + . Ciertamente las
negras pueden y deben evitar esto mediante 9 . A X C. . .

9 o.o Axe

A la misma pos1c1on se podría haber l legado después de


9 . . . P x P 10 PSD A x e.

10 PxA

La desventaja posicional de las negras proviene del he·


cho de que las blancas tienen mejor desarrollo, el centro y los
dos alfiles, y en que el rey negro debe man tenerse aún en
el centro. Esto podría no ser desastroso si las negras conti ·
nuasen :

( a ) 10 . . . ASC 1 1 P X P P x P 1 2 PSD C4R 1 3 C x C


P x C ( 1 3 . . . A x D ?) 1 4 ASC + , y las blancas han desbara­
tado el enroque negro.
(b) 1 0 . CR2R 1 1 P x p Px p 12 PSD C I D 13 ASC + .
. .

E n ambos casos las blancas llevan considerable ven­


taja , impidiendo el enroque negro con 1 3 ASC + .
PARTIDA 3 67

Pero las negras responden

10 ... PxP ( ?)

Esto abre el j uego y da a las blancas las ventaja adicional


de tener la columna de rey para su torre, y después de la
jugada siguiente de las negras, la posición debe estallar, ya
que las blancas tienen material más activo a su disposición
inmediata.

11 PSD

Tal vez las negras no consideran este recurso táctico. E l


CD negro debe retirarse o ser tomado, y las blancas recupe­
rarán en su momento su peón mediante C X P y en vista del
carácter abierto de la posición y su avance en desarrollo, las
ocasiones de las blancas para llegar a una resolución rápida
c;on considerables.

11 A6T?

Un último intento, amenazando m ate. La casa ya está


ardiendo y él a tiza el fuego, pero no e n s u provecho.
La única esperanza sería 1 1 . . . CD2R después de lo cual
12 C x P es muy fuerte : 12 . . . D4A 1 3 T l R C3 ÁR 14 P6D y
gana, ya que amenaza doblemente 1 5 A X P + y 1 5 C x P.

12 C4T

Réplica normal en tal posición: el caballo defiende y ata­


ca simul táneamente.
68 AJEDREZ

Tres piezas negras pueden ser capturadas y las negras se


ven precisadas a hacer j ugadas artificiosas para evitar la pér­
dida directa de material.

12 DSR

Atacando a l AR y al caballo simultáneamente, al m ismo


tiempo que retrasa el ataque en 2CR blanco.
Después de analizar la si tuación, las b lancas encuentran
una simplificación ganadora. Tomarán dos piezas negras,
permi tiendo a las negras tomar dos blancas, pero la posición
resu ltante le proporciona una decisi\'a iniciativa. El análisis
demuestra que las negras no t ienen más opción que aceptar
o caer en dificul tades igualmente serias.

13 PxC DXA

S i 1 3 . . . D x C 1 4 P x A D x A 1 5 D7D + , y e n esta variante


la dama negra no protege su casilla 2 R en comparación con
el j uego real.
Si las negras i ntentan 13 . . . T l D las blancas protegerán
su alfil con 14 D 2 R o con la aun más enérgica 14 D4T .

14 PXA

Y s i las negras contestaran ahora 1 4 . . . D x P( 3A) perde­


rían una pieza por u n peón, pero evi tarían el ataque previs­
to, lo que les permitiría prolongar el j uego.

14 DxC

Las b lancas t ienen ahora una aplastante ventaja en vista


de sus l íneas abiertas y la expuesta posición del rey negro.
Todas las jugadas siguientes de las negras son forzadas.

15 D7D + RIA
16 A3T + C2R
17 PxP TIR
PARTIDA 3 69

si 1 7 . . . T I CD 1 8 DSA + seguido de mate.

18 D X T+

Una combinación que da dos torres a las blancas

18 RxD
19 P8C ( D ) + R2D
20 TD I D +

Podría parecer lógico juga r 20 D X T. La j ugada hecha es


una j ugada i ntermedia, es decir, una jugada que fuerza, he·
cha entre las j ugadas lógicas de una secuencia. En este caso,
con esta jugada i ntermedia se hace salir más a l rey negro a
terreno descubierto v se sitúa la torre blanca dominando la
columna de dama.

20 R3R

¿ Deben tomar ahora las blancas la torre negra ? ¿O deben


inten tar un mate directo? Su ventaja es tan aplastante que
pueden segui r por cualquiera de los caminos. Después de,
por ej emplo, 2 1 D X PA P-lA 22 NAR! es inevitable el mate
en pocas jugadas. E l maestro, en lugar de buscar una victo·
ria directa se conforma con consegui r una aplastante supe·
rioridad de material, y por tanto conti núa.

21 DxT D X PT
70 AJEDREZ

Algunas veces, cuando u no de los bandos tiene u na s itua·


ción muy dominante, el otro bando puede consegu i r tablas
median te j aque conti nuo. Las negras ame nazan ahora un
jaque cont i nuo mediante 22 . DSC + 23 R I T D6A + 24 R I C
. .

DSC + , etc. Pero las blancas l o evitan con

22 P3A Abandonan

Las negras no t ienen ninguna iniciat iva ni posibil idad. No


hay razones para continuar la partida teniendo dos torres
menos.
Partida 4
• Control del centro: método i n d irecto .
• Rompiendo la simetría en las aperturas de
los Cuatro Caballos.
• Formas de perder tiempo: ( a ) haciendo una
j ugada que obligue al contrario a hacer al­
go que de todas formas hubiera hecho; ( b )
si tuando una pieza en un cuadro en e l que
puede ser a t acada.
• Cambio para eliminar del tablero una pieza
fuerte.
• La eficacia del caballo en su SAR.
• El sacrificio.

Una de las j ugadas más espectaculares en ajedrez l a


const ituyen l o s sacri ficios. l n t imamente relacionados c o n l as
combinaciones y a taques suponen una fascinación no iguala­
da para l os j ugadores, porque manifiestan la superioridad
en tiempo, en movilidad y en dominio de espacio sobre el
material y desemboca en alguna clase de ventaja para quien
l o realiza. Aun más espectacular es e l sacrificio dobl e en e l
que se ofrecen dos p iezas a cambio de una ventaj a a ú n mayor.
Los sacrificios no se pueden hacer al azar. Debe existir
algún tipo de superioridad o ventaja para el bando que lo
ofrece, además de alguna flaqueza por parte con traria. Por
ejemplo, en esta partida y en la posición alcanzada después
de la j ugada 15 de las b lancas, las negras tienen u na supe­
rioridad decisiva en cuanto a movilidad y dominio del espa-
72 ,\J ED R EZ

cio mientras que las blancas están situadas de tal forma


que no pueden acudir en defensa de su rey.
Antes de hacer el sacri ficio es, na turalmente, muy impor­
tante que el j ugador consi dere las varias posibilidades de
con t i nuar el ataque en forma convincente. Si el oponente
halla una forma de escape, el que ha realizado el sacrificio
se puede encontrar con la pieza sacrificada de menos sin nin­
guna compensación en otros aspectos. Es aún más verdad si
en el curso de la combinación pierde la iniciativa, es decir,
la facultad de plantear amenazas.

APERTURA DE LOS CUATRO CABALLOS:


VARIANTE 4 ASC

Amateur Maestro

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 C3A

O tra forma de llegar a esta pos1c10n.


Una buena j ugada que desarrolla una nueva p i eza hacia
el punto central. Ciertamente, esta jugada de momento no
amenaza nada, pero el mero desarrollo de una pieza hacia
el centro es el principio de una concentración de poder que
a la larga puede ser t anto o más eficaz que una amenaza
directa. Con tal j ugada, se tarda un poco más en alcanzar la
iniciativa, pero es no menos eficaz a la larga, con la ventaja
de que las blancas no arriesgan nada.

3 C3A

La salida de los cuatro cabal los da a ambos bandos una es­


tructura sólida aunque algo i nimaginativa. Las negras se ven
casi obligadas a segu i r el m ismo estilo pasivo que las blan­
cas. Para ellas esto no es un inconveniente ya que habitual­
mente el papel de las negras es observar las j ugadas de las
blancas no tomando la i niciat iva hasta tanto la posición lo
perm i ta.
PARTIDA 4 73

En la apertura de los cuatro caballos u no de los problemas


del segundo jugador es ver cómo tomar l a i n iciativa e n una
posición casi simétrica. Esto resulta especialmente i mpor­
tante si el j ugador de las negras es notablemente más fuerte
que e l de las blancas. Para este fin existen en cada momento
de l a apertura formas de evi tar l a simetría absoluta. Aquí
sería también posible 3 . . . ASC, pero no proporciona a las
negras mayores posibil idades.
Las blancas deben elegir ahora entre t res variantes de l a
apertura d e los cuatro caballos.

(a) La versión escocesa, 4 P4D a tacando d irecta­


mente el centro, como en la Partida 2 ( la Partida 5
ofrece un ej emplo de esta versión) .
(b) La versión i tal iana 4 A4A que puede conducir a
una variante del Giuoco Piano ( Partidas 3 y 2 5 ) , fre­
cuentemente p referida por los amateurs, sin darse cuen­
ta que puede conducir a una situación que suponga
un pseudo-sacrificio 4 . . . C X P! y e l juego puede con­
tinuar :
( b l ) 5 A x P + R x A 6 C x C y de momento parece que
las blancas l l evan ven taj a con dos cabal los bien situa­
.dos próximos al rey negro cuya posición es comprome­
tida, pero seguidamente 6 . . P4D 7 CDS C + R I C 8 P4D
.

P3TR 9 C3T A x e 1 0 P x A P x P con ventaja para las


negras a pesar de la pérdida del derecho a enrocar, de­
bido a su mayor mo\· ilidad y a las posibilidades de ac­
ción directa hacia el rey blanco.
(b 2 ) 5 e x e P4D.
1) 6 A3D P x C 7 A x P A3D 8 P4D P x P 9 A x e +
74 AJ EDREZ

P x A 10 D x P aconsejado por la teoría, da posibi lidades


a las negras debido a los dos a l files y l a mayor libertad
de j ugadas., y esto es cuanto se necesita cuando se jue­
ga con las negras en una apertura de cua t ro caballos.
Ciertamente las negras se quedan con u n doble peón
aislado, pero la mayor movi lidad de sus piezas supone
suficiente compensación. Como norma, esto conduce a
un a taque con t ra el rey con todas sus consecuencias.
Por otro lado, si las blancas tienen éxito en l a defensa
de sus posiciones, el doble peón aislado puede contar
en con t ra de las negras al final de la partida, al igual
que en la Partida 1 5 . Pero en esta variante deben con·
s iderarse las suertes igualadas.
2) 6 ASC P x C 7 C x P D4D 8 A x e + P x A 9 P4D
P4AD y nuevamente las negras tienen l a ventaja de los
dos a l fi les.
3 ) 6 A X P D X A 7 P3D A S C R y l a s negras tienen u n
juego excelente.
(e) La versión española 4 ASC que es l a desarrollada
e n esta partida.

4 ASC

Las blancas p resionan sobre el CD negro e indirectamen·


te sobre e l centro, pues en ciertas circunstancias amenazan
5 A X C seguido de 6 C X P. Por ejemplo: 4 . . . P3TD 5 A X C
PD x A 6 C x P y la continuación 6 . . C x P 7 C x C DSD 8
.

0-0 es dudosa para las negras, pues su dama debe tomar


uno de los caballos blancos, y después de 9 T l R queda en
línea vertical con la torre b lanca y con su propio rey.
Actualmente se considera la versión española como la
continuación más enérgica de los cuatro caballos porque
mantiene la tensión, lo que está de acuerdo con e l concepto
actual de apertura apropiada, y además porque no simpli­
fica como hace la continuación escocesa, ni permite pseu
do-sacrificios como la i taliana.

4 ASC

Las negras hacen las mismas j ugadas que las blancas y


por los m ismos mot ivos, lo que conduce a prosegu i r en po­
siciones simétricas. Si las negras insisten en mantener l a si­
metría cabe esperar que puedan eventualmente encontrarse
PARTIDA 4 75

e n serios apuros ya que las blancas juegan primero , y si las


negras pueden hacer algo, las blancas podrían haberlo hecho
antes e n esta .formación simé t rica. E s por tanto algo sor­
prendente que esta simet ría lleve a u na igualdad en casi
todas sus variantes, pero es así.
Llegados a este punto las negras podrían haber roto la
simetría con la variante de Rubinstein : 4 . . . CSD y las blan­
cas pueden escoger entre : (a) una variante prácticamente
forzada a tablas después de 5 C x C P x C 6 PSR P x C 7 P x C
D X P ( 7 . . . P X P + ? gana u n peón, pero es demasiado arries­
gado: 8 A X P ( 20) D X P 9 0-0 y el avance en desarrollo b lan­
co es a rrollador puesto que el rey negro está aún en el
centro) 8 PD X P que se puede considera r tablas después de
8 . . D4R + o ( b ) 5 C x P D2R 6 P4A C x A 7 c x c P3D 8
.

C3AR D x P + 9 R2A CSC + 10 R3C ( más seguro es R l C )


1 0 . . . D3C 1 1 C4T D4T 1 2 C x PA + ( mejor sería 1 2 P3TR) 1 2 . . .
R l D 1 3 C X T P4CR y las negras tienen u n ataque decisivo,
o (c) 5 0-0, lo más seguro, pero muy improbable que las
bla ncas puedan sacar alguna ventaj a.

5 0-0 0-0
6 P3D

Para crear una posición sólida.


Las negras pueden romper la simetría con 6 . . A X C .

7 P x A P4D 8 P x P D x P 9 P4A D3D 1 0 A x e P x A 1 1 A2C


posición fuertemente favorable para las blancas. Ciertamen­
te, la posición de sus peones es mejor, ya que tiene n peó­
nes doblados unidos mientras que las negras tiene n peones
doblados aislados, pero después de 1 1 . . . PSR la s i tuación
está casi igualada.

6 P3D
7 ASC

Ahora las negras t ienen que hacer algo para romper l a


simet ría, pues d e l o contra rio se encontra rán e n apuros. Por
ejemplo, continuar la simetría con 7 . . . ASC ? se considera
inferior aunque no es fácil demostrarlo: 8 CSD CSD 9 C x A
C X A 1 O CSD CSD 1 1 D2D con ventaja para las blancas debido
a su iniciativa que conduce a una situación táctica en la que
tienen superioridad. Una variante : 1 1 . . . A x e 1 2 A x e P X A
( 1 2 . . . D2D conduce a mate : 1 3 C7 R + R I T 1 4 A x P + R x A
76 A J EDREZ

15 D5C + R I T 1 6 D6A mate) 13 D6T C7 R + 14 R I T A x P +


1 5 R x P CSA + 1 6 R l T C3C 1 7 P4AR P x P 1 8 T x P y ya no
hay defensa después de 19 C x PAR ( 1 8 . . . P4AR 19 P X P) .
Las negras podrían formar una posición defensiva sólida
mediante 7 . . . A x C 8 P x A D2R 9 T l R C l D 10 P4D C3R y
vuelven a igualarse las posibilidades. En lugar de esto las
negras rompen l a simetría.

7 C2R

Las blancas tienen la posibilidad de doblar el PAR negro


mediante 8 A X C. Sin embargo, esto n o les daría ni nguna
ventaja ya que las negras pueden conseguir compensaciones
a l o largo de la columna CR: por ejemplo, 8 . . . P X A 9 C4TR
C3 C y las blancas no tienen ataque: 10 DST A X C 1 1 P X A
R I T 1 2 C5A T l C R 1 3 C6T T2C y no está claro cuál de los
dos bandos tiene mejores posibili dades .
En cualquier caso, 8 A x C hubiera dado a las blancas
mej or juego que lo que jugó, y l o mismo hubiera sucedido
con 8 C4TR que habría tenido la Yentaja de abrir una dia­
gonal para l a dama y hubiese posibil itado la agresiva jugada
liberatoria P4AR.

8 P3TD

Un error de amateur muy instructivo, ya que las b lancas


pierden un tiempo. Constituye un error por dos motivos : en
primer lugar las blancas no debieran haber hecho esa jugada
para forzar a las negras al cambio, que de todas formas lo
podría hacer en muchas variantes, pero también porque su
PARTIDA 4 77

AR no es muy act ivo en el flanco de dama, mientras que su


CD puede ser mu_y útil en el centro y porque después de
8 . . . A X C 9 P X A las negras pueden y deben responder 9 . . .
C3C evi tando e l doblado d e sus peones.

8 Axe

Las negras eliminan u n caballo que podría ser u n factor


importante en futuras combi naciones, y al mismo tiempo,
como ya se ha dicho antes , gana un tiempo para evitar el
doblado de su p ropio peón de AR, doblando el PAD blanco.

9 PXA C3C

Ahora que el cabal lo negro está en 3CR, las blancas no


pueden mantener la clavada retirándose a su 4TR después
de . . . P3TR, y las negras pueden forzar el cambio de alfil
por caballo o hacer perder tiempo por desplazamiento por
la diagonal larga.

10 D2R ( ? )

Mala situación para la dama que eventualmente puede


ser a tacada por el caballo negro desde su casilla SAR como
sucede en las j ugadas 1 2 y 13 de las negras. Mejor sería o
bien 1 0 D2D para despejar la primera fila o 1 0 C4T atacando
al caballo negro. Por ejemplo, 1 0 . . . P3TR 1 1 C x C P X C y
después de 1 2 A2D las negras aún tienen buenas ocasiones
ya que pueden sacar ventaja de su columna abierta AR. Su
mejor j ugada es ahora 12 . . . C4T o después de 1 2 A4T P4CR.

10 P3TR

Para desbloquear y preparar la ida de su CD a la casilla


dominante SAR.
Las blancas p refieren perder un tiempo antes que permi­
tir el desarrollo de la dama negra, por lo que en lugar de
aceptar el cambio, j uegan

11 A3R

Después de 1 1 A X C D X C se llega even tualmente a casi


78 AJEDREZ

la misma posición que después de la jugada negra 14 en la


partida.
Las negras tienen ahora la posibi l idad de atacar al AD
blanco mediante 1 1 . . . ese. pero es más importante para
ellas l levar e l cabal lo a su SAR. Además, si 1 1 . . . ese, las
blancas no necesitan reti rar su AD, sino que pueden j ugar
12 A4AD ya que 1 2 . . . e x A P x e mejora la posición de las
blancas abriendo la columna AR.

11 C4T

Para lle\'ar con tiempo el caballo a su SAR.


Puesto que el caballo negro en 4TR no está ahora pro­
tegido, las blancas deben considerar la conocida maniobra
para ganar un peón median te 12 e X P seguido de 13 D X e.
Esto habría sido posible si la dama blanca se hubiera m an­
tenido en I D , pero puesto que en 2R puede ser atacada por
u n caballo negro desde su SAR, 1 2 e x P ? gana una pieza
para las negras después de 12 e(4)SA 13 A x e e x A 1 4 l a
dama j uega seguido d e 1 4 . . . P x e.

12 P4D

Para aumentar el dominio sobre el centro, presionar so­


bre el PR negro y enlazar el AR b lanco con su dama.
Las negras sitúan ahora u n caballo e n su SAR e n donde
tiene mucha fuerza y desde donde desempeñará un papel en
el ataque contra e l rey blanco.

12 C ( 4 )5A
13 Axe

Las blancas cambian, e n parte porque s u A D no e s muy


activo, y en parte para e l iminar por lo menos uno de los
cabal los negros, ya que el que está en 3e podría jugar un
papel importante en el ataque. Además, de haber respondido
13 D2D las negras hubiesen mejorado clespués de 13 . . . AS e
o de 1 3 . . . D3A.

13 CxA
14 D2D ( ? )

Un poco mejor hubiera sido 1 4 D3R porque tal como \'e-


PARTIDA 4 79

remos, el caballo blanco necesita protección en alguna de


las variantes. Pero esto no es un error decisivo.

14 D3A

Protegiendo su PR que l as blancas atacan doblemente y


haciendo posible 1 5 . . D3C desde donde amenaza simul tá-
.

neamente mate y 1 6 . . . D X PR.

15 RlT

Sería necesario 15 ClR para p roteger su PCR. Lo jugado


permite el sacrificio de un caballo.
Las negras podrían ganar temporalmente un peón me­
diante 15 . D3C 16 T R l C D x PR 17 TD l R D4D 1 8 P4A D3R
. .

1 9 P X P pero ahora súbitamente las b lancas tienen la i nicia­


tiva. Por tanto, el sacrificio elegido es mucho mejor.

15 C x P!

Este sacrificio es posible debido a que : ( a ) el flanco de


rey de las blancas está mal defendido; ( b ) las negras domi­
nan una mayor parte de terri torio con su dama y su AD;
(c) el sacrificio despoja al rey de la protección del peón;
( d ) las piezas blancas no están en disposición de acudir en
ayuda de su rey.

16 RxC

Relativamente mejor hubiera sido 1 6 A2R pero las negras


80 .\JEUREZ

t ienen un peón de más y además, durante el ataque se de­


bilita nuevamente el flanco de rey de las blancas.
Debido a la rela tiva desprotección del caba llo blanco, las
negras pueden ofrecer el pseudo-sacrificio de su alfil.

16 ... A6T + !

Si 1 7 R x A D x C + 1 8 R4T P4C + , y las blancas deben sa­


crificar su dama para escapar del mate.

17 R3C

Para proteger su caballo.

17 AxT

Las negras recuperan la calidad que es sólo una parte


del m a terial sacrificado, y prepara la siguiente comb inación
consistente en l a acción de su dama y su PAR para forzar
a las blancas. Obsérvese que las negras deben j ugar 1 7 . .

A X T antes d e en trar e n l a nueva acción combinativa, ya


que con 17 . . D3C + las negras pierden inmediatamente su
.

al fil por 1 8 R x A.

18 TxA

Debido a l a expuesta pos 1c10n del rey blanco, 1 8 A X A


no hubiera cambiado sustancialmente la situación.

18 D3C +
19 R3T
PARTIDA 4 81

A pesar d e i a expuesta posición de s u rey, 1 9 R4T hubie­


ra dificul tado las cosas para las negras. Si luego 19 . . . D x P +
20 R3C D3C+ 2 1 R4T ( s i 2 1 R3T P4AR como e n la partida)
21 . . . D7C 22 D3R P4C + 23 C x P ( forzado) P x C + 24 D x P +
D x D + 25 R x D R2C o R2T y las negras tienen sólo la
ventaj a de la calidad.

19 P4AR

Amenazando mate en SC. Si 20 P x P D x P + ganando e l


caballo.

20 TlCR D4T +

Si ahora 2 1 C4T P4CR 22 T3C D X C + 23 R2C PSA 24


T3A D S C + y las negras ganan la torre.

21 R2C DS C +
22 RIA DxC

Las negras tienen ahora la calidad y un peón de más y


están dest inadas a ganar. Pero el amateur cree ver una for­
ma de ganar o de llegar a tablas mediante p rocedimientos
violentos.

23 DxP

S i por ej emplo, 23 . . . T2A 24 T x P + T X T 25 A4A + T2A


26 D6C + R I T, y por fin las blancas consiguen tablas.
Pero las negras guardan una dolorosa sorpresa para las
82 A J E UREZ

blancas, basada en e l hecho de que la dama blanca quedará


hipotecada una vez desaparezca su torre.

23 D8D +
24 R2C DxT+
25 Abandonan

Pues después d e 2 5 R X D P x D las negras tienen una su­


perioridad material aplastante.
Las blancas han perdido debido a una serie de j ugadas
i neficace s : ( a ) evidente pérdida de tiempo en distintos mo­
men tos : 8 P3TD, 10 D2R que da ocasión a las negras para
concentrar su dama, caballo y alfil frente al rey b lanco. Con
14 D2D ha dejado de proteger su caballo en 3AR que es v i tal,
y e n 15 R l T descuida el sacrificio negro.
Partida 5
• Presión sobre columnas semiabiertas con da-
ma y torre.
• Ventaja material frente a ventaja posicional
.

• Jaego pasivo.
• El peón en punta.
• Paralización completa de la posición del con
trario.
• Amenaza temática continuada .

• Hacer las jugadas de acuerdo con las ca·


racteristicas de la posición.

Una acumulación de ventajas, por parte del bando gana­


dor combinada con una serie de jugadas ineficaces por parte
del perdedor se traduce en un reforzamiento gradual de las
posiciones del primero y el correspondiente deterioro del se­
gundo. En el ajedrez, las ventajas y desven tajas crecen geo­
métricamente, es decir, que dos ventajas son mejores que
dos veces una ven taja, y dos debilidade s son mucho más
serias que dos veces una sola.
Observemos en la partida que sigue como esto es bien
cierto. Como consecuencia de alguna maniobra algo inferior
e n la apertura por parte de las negras, las blancas van ga­
nanao sucesivamente mayor dominio del centro, consiguen
presionar a lo largo de la columna de dama, si túan un peón
avanzado en territorio enemigo y desarrollan tina amenaza
temática seria que prácticamente paral iza todas las fuerzas
negras. Las negras responden con un juego más bien pasivo,
84 AJEDREZ

cometen un grave desatino posicional que permite a las


blancas aumentar aún más su ventaja, y finalmente pierden
una pieza e n su mal concebido esfuerzo para ganar u n peón.
No obstante, a pesar de sus malas jugadas, las negras po­
d rían haber evi tado lo peor. A partir de cierto punto de l a
partida, si hubiesen observado cuidadosamente, podrían ha­
ber encontrado una salida con sólo una pequeña desventaj a.
Si hubiesen aprovechado las oportunidades de cada momen­
to no sería cierto que la pequeña ventaja de las blancas les
hubiera bastado para vencer.
El j ugador en si tuación i n ferior muchas veces tiene re­
cursos tácticos que podrían salvarl e si supiese encontrarlos.

APERTURA DE LOS CUATRO CABALLOS:


VARIANTE 4 P4D

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 C3A C3A
4 P4D

E n lugar de l levar pres1on indirecta sobre el centro me­


diante 4 ASC como en l a Partida 4, las blancas ocupan di­
rectamente el centro amenazando 5 P X P como e n l a aper­
tura escocesa descrita en la Partida 2, l o que se conoce como
variante escocesa de los Cuatro Cabal los. Esta variante es
tan buena como las otras de los Cuatro Caballos ( véase e l
comentario d e la Partida 4 después d e l a tercera j ugada ne­
gra). Da a las blancas una pequeña ventaja sin ningún riesgo.
Al igual que en la apertura escocesa, las negras deben
cambiar ahora peones o incurrir en alguna desventaja. Por
otra parte, puesto que las blancas deben perder tiempo para
retomar, este cambio no supone una pérdida de tiempo
para las negras.

4 PxP
S CxP

La réplica estratégica correcta sería 5 . . ASC p resionan­


.

do sobre el cen tro bl anco y amenazando 6 . C X P con ti·


. .
PARTIDA 5 85

nuando el j uego 6 C X C ( p rácticamente forzado, ya que las


blancas deben proteger su PR por A3D) 6 . . . P C X P 7 A3D
P4D alcanzando las negras igualdad en e l centro. Según la
teoría, después de 8 P X P P X P 9 0-0 0-0 1 O ASCR P3A las
oportuni dades son las mismas ( ver apartado 14 de la intro­
ducción) .

s A4A ( ? )

E s ta jugada parece perfectamente lógica ya que no sólo


desarrolla e l a l fi l de rey negro a un buen cuadro sino que
además ataca un- caballo blanco por segunda vez amenazando
tomarlo. Esta j ugada que no se encuentra e n partidas entre
maest ros, es una de las favoritas de los amateurs.
La cuestión e s que las blancas pueden contestar al ata­
que negro con un con t raataque que obliga a las negras a sim­
plificar e n e l cent ro de tal forma que aumenta la superiori­
dad en espacio de las blancas. Por tanto, l a j ugada 5 . . . A4A
·

debe considerarse más bien como algo i n ferior.

6 A3R

Respuesta adecuada a la jugada de las negras. Las b lan­


cas protegen su cabal lo amenazando con una j ugada de de­
sarrollo.
S i las negras están dispuestas a perder u n tiempo, una
posible conti nuación sería 6 . . . A3C pero después de 7 C X C
PC x P ( 7 . . PD x C 8 D x D + R x D 9 ASCR es favorable a
.

las blancas) 8 PSR podría inquietar a las negras.

6 Axe

o bien 6 . . . C x C.

7 AXA CxA

Si las negras no capturan, las blancas, que tienen dos


alfi les y el juego desembarazado, jugarían 8 A3R.

8 DXC

Ahora quedan evidentes las consecuencias de la superfi­


cial jugada 5 . A4A de las negras. Las blancas tienen un
. .
86 AJEDREZ

desarrollo algo superior, ejercen un poco más de p resión


sobre el centro y dominan cuatro filas comparado con las
tres que dominan las negras.
Puesto que l a j ugada blanca PSR podría ser molesta, las
negras j uegan

8 P3D

La j ugada 9. A4A es ahora posible, pero entonces, des­


pués de 9 . . 0-0 1 0 0-0 A3R, las negras pueden simplificar, lo
.

que representa, como siempre, buena ocasión para igualar.


Defi n i tivamente más positivo es

9 0-0-0

E n esta posición es preferible el enroque por el lado de


dama con Jo que Ja TO pasa inmediatamente a ser activa con
fuerte presión en J a col umna de dama.
Las blancas amenazan ahora, mediante 10 PSR, desplazar
e l rey negro a una mala posición aumentando al mismo t iem­
p o su dominio espacial y en consecuencia atacar por el ala
de rey. Pero las negras no tienen forma de evitar esto, y por
tanto juegan

9 0-0

Si en Jugar de esto 9 . . 02R 1 0 ASC + es delicado para


.

las negras: ( a) 10 . . . P3A 1 1 A2 R y el PO negro e s débil; ( b)


10 . . . A20 1 1 A x A + O x A 12 PSR ! .
PARTIDA 5 87

10 PSR

Las negras han enrocado, pero su siguiente p roblema es


el de desarrollar las restantes piezas. Las b lancas dominan
mucho espacio y ejercen presión a lo largo de la columna de
dama.
Si las negras j ugasen ahora 10 . . . ese podrían sali rse con
sólo una ligera desventaja posicional, ya que estarían pre­
sionando sobre e l 2AR b lanco : (a) 1 1 P x P D x P 1 2 D x D
P x D 1 3 T2D; ( b ) 1 1 P4A A3R y ( 1 ) 1 2 P x P P x P 1 3 D x P e7A
14 D X D TD X D 15 T x T T x T o bien (2) 12 P3TR e3T y (a) 1 3
P x P e4A o ( b ) 1 3 P4eR que puede ser más fuerte que ( a )
a u n cuando l a s consecuencias d e 1 3 P4eR P4AR 1 4 P X PD
P x Pe no están claras , y las de 1 3 P4eR P4AR 1 4 P x P (al
paso ) D X P 15 D X D P X D tampoco lo están. Pero las negras
juegan pasivamente.

10 CIR
11 P4A

Para conservar un peón e n su S R y por consiguiente man­


tener el caballo negro clavado pues s i después de un cam­
bio de peones las blancas deben retornar con su dama, e l
caballo negro podría volver a s u 3AR.
También serían buenas, jugadas tales como 1 1 A3D y 1 1
A4A.

11 A2D

Una jugada de desarrollo que más tarde permi tirá al al­


fil i r a su 3AD.
Una j ugada tal como 1 1 . . . ASe que obligaría a las blan­
cas a j ugar 1 2 T2D e incitaría a 1 3 P3TR encaj a bien en el
esquema de ataque b lanco.

12 A3D

Amenazando ganar un peón con 13 D4R. El mejor camino


para las negras probablemente sería 1 2 . . . P X P después de
lo cual las blancas pueden elegir entre dos conti nuaciones,
dándoles ambas una l igera ventaja posteriormente.

(a) 13 D x A ( o 1 3 A x P + ) D X D 14 A x P + R x A
88 AJ EUHEZ

15 T X D P X P 16 C5D y las b lancas no sólo recuperan


su peón sino que a la larga aún pueden ganar otro .
(b) 1 3 P x P D4C + 1 4 R I C A 3 A 1 5 P4TR (o 1 5 C4R
o 1 5 A4R) 1 5 . . . D2R 16 C5D etc.

Pero las negras tratan de resolver el problema del peón


blanco pasado de una forma forzada cayendo directamente
en u na posición confusa.

12 ... P3AR??

Las blancas podrían ahora ganar un peón mediante 1 3


D4R P4AR 1 4 D X PC, pero prefiriendo una ventaja posicional
más valiosa j uegan

13 A4A +

Lo que les p roporciona un poderoso peón pasado en


su 6R.

13 RlT
14 P6R · A3A
15 TRlR

Amenazando al m ismo tiempo ganar mediante P7R.

15 D2R

Forzado.

16 P5A
PARTIDA 5 89

No sólo para p roteger su peón pasado, s ino también para


impedir que las negras j ueguen . . . P4A lo que les permit i ría
desarrollar su caballo a 3AR. Una de las desventajas más
serias de las negras es que su caballo no sólo está mal si­
tuado sino que no tiene posibilidad de ir a o t ra parte. De
hecho, la posición de las negras está tan paralizada que no
pueden hacer n inguna jugada i ntencionada con n inguna pie­
za. Se ha llegado a esto debido especialmente a 12 . . . P3AR?.
La única forma que tienen las negras para ofrecer alguna
resistencia sería 16 . . . P3CR que liberaría la casilla 2CR para
su caballo y en caso de emergencia para su dama. Luego,
después de 17 P X P P X P 1 8 T3D amenazando llevar tanto
su dama como su TD a la columna de torre de rey, la posi­
ción de las negras queda seriamente a menazada, pero debe
hacer algo. Por ejemplo:

(a) 18 . . . T I C ( 1 8 . . . C2C? 19 T3T + R l C 20 D4T


C4T 21 P4CR ! ) 19 T3T + R2C 20 D4T R I A 2 1 D6T + T2C
22 T3C ganando un peón y la partida.
(b) 1 8 . . . R2C ( es mejor, porque posibilita a las
negras rechazar el ataque blanco a la columna de torre
j ugando . . . TI T) 19 T3C ( atacando a l punto más débi l
d e las negras; 1 9 T3T podría haberse respondido con
1 9 . . . T l T) 1 9 . . . T I T ( 1 9 . . . T l C R 20 A3D es también
desesperado para las negras).
20 T X P + R X T 2 1 D4C + y
(b 1 ) 21 R2T 22 A3 D + seguido de mate.
( b 2) 2 1 . . . R3T 22 T3R.

Pero el amateur no se da cuenta de la importancia que


t iene el disponer de cierta movilidad para sus piezas, y jus­
tamente teme por la debilidad de la posición de su rey. Ade­
más, ve una posibilidad de ganar un peón, por lo que j uega

16 A x P?

No es recomendable abrir una columna de ataque para


el contrario sólo para gana r un simple peón, pero puesto que
parece ser la ún ica j ugada plausible no se puede reprochar
demasiado a las negras el elegirla. No obstante, con esto las
blancas ganan por lo menos una pieza y en consecuencia l a
partida.
90 AJEDREZ

17 ASD!

E l objeto de. esta j ugada es para poder eventualmente lle­


var el caballo blanco a S D después de lo cual la dama negra
está perdida. Obsérvese la aplastante potencia del caballo
blanco en su SD, lo que es el factor temático en esta línea.
Una vez el cabal lo queda ahí si tuado es más fuerte que la
dama negra, y ello perm i t i ría a las blancas realizar la ex­
traña j ugada 1 7 DSD en lugar de 17 ASD pues de producirse
el sacrificio de dama igualmente se podría situar el caballo
blanco en S D con todas sus amenazas.
Después de.. la jugada 17 ASD hecha, las negras no pueden
replicar 17 . . . A x A ? debido a que 18 C x A D I D 1 9 P7R y las
negras tendrían que perder su dama para escapar del mate.
Si i n tenta con traatacar con 17 . . . P4A, entonces 18 D4CR
ganando el a lfil negro o conduciendo a 18 . . . A x A 19 C x A
D I D 20 P7R, etc.
Por tamo, las negras se ven obligadas a jugar

17 A6T

La obvia j ugada blanca 1 8 A X P sería ahora seguida de


1 8 . . . P4A 1 9 DSD (o 1 9 D4R A x P 20 D x A D x A) y las negras
despejan su s i tuación a expensas de un solo peón. No obstan­
te debe observarse que después de 18 A X P P4A 19 A X T P X D
20 CSD lleva también a una gran ventaja a pesar del sacrifi­
cio de la dama, ya que las blancas a su vez capturan mate­
rial suficiente a cambio de ella.

18 D3D!

En una sola j ugada las blancas atacan al alfil negro, p ro­


tegen su propio PAR y el iminan la posi b i lidad de un poten­
cial ataque negro . . . P4A.
Si ahora las negras contraatacan con 1 8 . . . P3A entonces
19 D X A no pudiendo las negras replicar 19 . . . P X A debido
a 20 C x P, etc.

18 ASC

Atacando la TD blanca, pero . . .

19 A x P!
PARTIDA 5 91

Amenazando 20 A X T dejando libre e l cuadro S D d e las


blancas para l a j ugada mortal CS D ! , de forma que las negras
no pueden responder 1 9 . A X T.
. .

19 P4A

Para dar a la dama negra algún lugar donde alojarse, ya


que se halla en peligro mortal. Pero las negras no pueden
liberar la dama y salvar la torre al mismo tiempo.

20 AXT

No sólo ganando la torre sino amenazando también 2 1


eso después de lo que las negras sólo tendrían posibilida d
de jugar 2 1 D l D.
. . .

20 C2A

Esto evita que las blancas j ueguen CSD, pero les permite
un cambio efectivo d e alfiles.

21 A3A AXA
22 DxA J\bandonan

Las blancas l levan ventaja de una torre, lo que de por sí


e s decisivo, pero además abren columnas para el ataque y to­
das sus piezas están activas, mientras que las negras están
pasivas y no tienen oportunidad alguna.
Partida 6

• Jugando de acuerdo con el espíritu de la


apertura .
• Motivos para cambiar: ( a ) ta­
para evitar
blas con al files de d i s t into para
color; ( b )
eliminar del tablero piezas bien situadas.
• Empico de la jugada desesperada para al-
canzar una ventaja posicional.
• I mpidiendo que el adversario se enroque.
• Sacrificio de la calidad para atacar.
• La combinación final exacta.

« Cuando no sepa qué hacer, j uegue un peón » es un falso


precepto con frecuencia i nvocado i noportunamente por Jos
amateurs.
Uno de los problemas en e l ajedrez es saber lo que hay
que hacer en una posición relativamente calma, en la que no
hay necesidad de u n profundo análisis táctico y en la que
no existen amenazas ni tensiones, y cuando el j ugador no se
ve forzado a seguir una determinada línea.
Un maestro siempre tiene un motivo para sus j ugadas, y
aún en situaciones tranquilas cada una de ellas t iene un fin
definido. Ya se trate de cambiar o no cambiar, desarrollar
o no desarrollar determ inada pieza, u ocupar en ese momen­
to una columna abierta, debe considerarse cuidadosamente
en relación con la s ituación i nmediata y con los requerimien­
tos est ratégicos de la posición.
También las j ugadas de los amatcurs experimentados t ic-
94 AJEDREZ

nen un obje tivo, especialmente en si tuaciones forzadas. Pero


en posiciones reposadas el amateur tiende a j ugar mecánica­
mente de acuerdo con p rincipios generales tales como « Tome
la columna abierta » en lugar de hacerlo en respuesta a las
necesidades precisas de la s ituación.
Algunas veces el resultado de estos j uegos al azar no son
demasiado desastrosos. Pero s i todas las jugadas de uno de
los jugadores tienen su objet ivo mientras que las de su con­
trincante son de rutina, e l p rimero de ellos saldrá ventajoso.
Obsérvese que en la siguiente partida todas las j ugadas
de las negras tienen su razón de ser, y nótese que ello re­
dunda en superioridad y eventualmente da la victoria al
maest ro.

APERTURA PONZIANI

Amateur Maestro

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 P3A

La apertura Ponziani -que es otra forma de preparar el


dominio del centro- preparando 4 P4D, y después de 4 . . .
P x P 5 P x P, el centro queda ocupado por u n P R y u n PO
blancos.
La i dea general detrás de 3 P3A es buena, pero la jugada
t iene tres desventajas:

(a) Desarrolla u n peón e n Jugar de una pieza, re­


trasando el desarrollo blanco.
( b ) Sitúa u n peón e n 3AD blanco, que e s e l cuadro
natural al que desarrollar el CD.
( c ) Crea temporalmente un hueco e n su 30. Por
otra parte, la j ugada es ventajosa e n cuanto abre una
segunda diagonal para la dama, y tal como veremos en
los comentarios, después ele la 4." j ugada blanca e l em­
pleo de tal diagonal puede ser engañoso e n manos de
jugadores experimen tados.

3 P4D
PARTIDA 6 95

Puesto que las blancas, al j ugar 3 P3A, han abandonado l a


i niciativa, l a toman ahora l a s negras a l m ismo tiempo que
abren su juego.
Normalmente en las aperturas de P R las negras n o pueden
alcanzar p ronto . . . P4D eficazmente, porque después de P X P
D X P las b lancas pueden desplazar la dama negra ganando
u n t iempo a l j ugar C3AD. En esta partida, por el cont ra rio,
las negras pueden j ugar 3 . . . P4D con éxito, ya que después
de 4 P X P D X P las blancas disponen de la continuación
5 C3A. Compárese esto con la situación e n el contragambito
de cent ro : 1 P4R P4D 2 P X P D X P 3 C3AD en que l a dama
negra t iene que j ugar c.:on pérdida de t iempo (compárese l a
Partida 1 5 , j ugadas 2 y 3).
A l si tuar su PD e n contacto con el P R blanco, es decir,
amenazando su cap tura , las negras han creado una s ituación
táctica que las blancas deberán tratar de alguna forma s i pre­
tenden conservar la igual dad.
Puesto que ahora las negras dominan el centro y amena­
zan 4 . . . P X P, las blancas deben buscar alguna j ugada que
suponga una amenaza táctica, y j uegan la mejor continuación
e n este caso.

4 D4T

Amenazando 5 C X P, esta réplica const ituye la justifica­


ción táctica de la Apertura Ponziani y conduce a muchas va­
riantes comp licadas. La a l ternativa 4 A5C l leva en muchas
varian tes al mismo tipo de j uego. También es más seguro
para las negras 4 . . . P3A 5 D4T C2R.
Después de .+ P3D P X P o 4 P3D C3A las negras también
96 AJEDREZ

l legan por lo menos a igualar y e n todo caso a ser mano, es


decir, a jugar como si fuesen b lancas.

4 P3A

Es la continuación más sólida, aún en cont ra de todos


los principios, porque impide a las negras desarrollar su ca­
ballo a 3AR, que es su cuadro n atural .
Las negras se han visto obligadas a proteger su PR, que
es lo que han hecho con 4 . . . P3A, o a j ugar 4 . . . P X P ( evi­
dente, pero no lo mejor) , o bien sacrificar un peón en be­
neficio de un desarrollo rápido mediante 4 . . . A2D o 4 . . .
C3A, conduciendo ambas a una si tuación táctica complicada
en l a que las blancas tienden a conseguir u n buen juego.

5 ASC

Las blancas se desarrollan con la amenaza de 6 A X C +


P X A 7 D X P + . Puesto que la dama negra debe proteger s u
P D , l a s réplicas de l a s negras s o n l i m itadas.

5 C2R

Las blancas, cuyos dinámicos 4 D4T y 5 ASC le compro­


meten a seguir atacando, deberían j ugar ahora 6 P X P para
estar en condiciones de continuar con 7 P4D después de 6 . . .
D X P, siendo e ntonces una posible continuación: 7 . . A2D .

8 0-0 P x P 9 P x P C4R! 10 A x A + D x A con un juego igua­


lado. Con 6 P4D perderían un peón después de 6 . . . P X PR.
E n lugar de esto, juegan

6 P3D

Una j ugada estática más o menos incon si s tente con el


estilo de las dos j ugadas an teriores.
Ahora las negras se proponen terminar con la presión
b lanca sobre su CD, pero p reviamen te deben proteger su TD
con su dama, de modo que

6 ASC

No sólo protege su TO sino que también amenaza con


doblar peones en el a la de rey.
PARTIDA 6 97

Ya que el a l fil negro no está ahora protegido, las blancas


podrían i n tentar beneficia rse de ello mediante 7 P X P , pero
en tonces 7 . . . A X C 8 P X A D X P y la posición resul tante es
favorable a las negras ya que los peones blancos PAR están
doblados y amenazados.

7 CD2D P3TD

Obsérvese como las negras aprovechan esta jugada para


completar su desarrollo. Las blancas deberán tomar ahora
el caballo, y después de 8 A x C + C x A, entra en juego el AR
negro.

s Axe+ CxA

Nuevamente, s i las b lancas t ratan ahora de capitalizar la


s ituación del alfil de dama negro no protegido mediante
9 P x P entonces 9 . A x C 1 0 C x A D x P y las negras tienen
. .

mejor si tuación por e l PD blanco retrasado en una columna


abierta.

9 D3C

Una nueva complicación . Las blancas amenazan simul tá­


neamente a los PCD y PD negros, respon diendo l as negras con
un a taque a l cabal lo b l anco.

9 PxP

Una al ternativa podría haber sido 9 . . . A3R y si 1 0 D X PC


C4T y la dama queda a t rapada.
Si después de lo jugado 1 O P X P las negras pueden res­
ponder 10 . . . P4CD y quedan un poco mejor, considerando
que ahora tienen los dos a l fi les y mayor movil idad. O po­
drían también responder con l a enérgica jugada 10 . . . D l A
seguida d e . . . A 3 R y . . . A4AD.
Las blancas eligen la peligrosa j ugada

10 DXP

Las bl ancas amenazan 1 1 D x C + , de forma que s i 1 0 . . .


P x C 1 1 D x C + A2D ( forzado ) 1 2 D X P( 3AR), ganan un peón
y quedan en posición sa tisfactoria. Pero si 1 O . . . A2D 1 1
98 AJEDREZ

C X P( 4R) y las blancas tendrían también un peón más. Por


tanto, ya que las negras deben en cualquier caso perder su ca·
bailo a cambio del caballo blanco, realizan una jugada que
haga estragos en las posiciones del con trario. La pérdida de
una pieza que de todas formas se perdería ( normalmente por
cambio con otra), de tal forma que se saque alguna ventaja
s e conoce como una jugada desesperada. Las negras j uegan

10 ... CSC!

¡ Una auténtica jugada de maestro! Las negras ofrecen


su CD de tal forma que si las blancas lo toman se rompe la
posición de sus peones, pero no t ienen más remedio que
tomarlo, ya que las negras están amenazando a la vez 1 1 . . .

C7A + y 1 1 C x PD + .
. . .

11 PxC PxC

y las blancas quedan con dos desventajas posicionales: ( a)


el peón de dama aislado y (b) la formación con peón dobla­
do en el ala de dama P( 2TD)-2C-4C.

12 D6A +

Mediante esta j ugada intermedia, las blancas fuerzan al


alfil negro a i n terponerse, lo que hace posible evitar una
ruptura posterior de la posición de sus peones.
Ta mbién sería posible 1 2 C x P T l C D 13 D x PT A x P + ;
las blancas todavía tienen un peón más, pero las negras no
tienen nada que temer ya que sus piezas son mucho más acti·
PARTIDA 6 99

vas que las de su contrario y fácilmente recuperarán su peón.

12 ... A2D

Lo preferible para las blancas sería ahora 1 3 D X P(3A)


AX P, y ambos bandos tienen igual número de peones y
aproximadamente iguales debilidades, salvo que después de
1 4 0-0 0-0, es d ifícil mantener el PD b lanco por la posibili­
dad de . . . A4C y las negras quedan con la mejor parte. Pero
las blancas j ugaron

13 D4R

Con esta j ugada las blancas esperan impedir el enroque


negro después de 13 . . . P X P 14 D X PC y el alfil de rey negro
queda sujeto a l a p rotección de su PCR. Este e s un caso de
j uicio errado que conduce a dificultades para el amateur,
mayores que las que hubiese tenido jugando la j ugada na­
tural 13 D X P(3A) después de lo que podría haber seguido
1 3 . . . A x P 14 0-0 0-0 con una ligera ventaja para las negras.
Por otra parte, s i las blancas en lugar de enrocar se man­
tuviesen intentando evitar el enroque negro mediante 1 4
D5D, éstas j ugarían 1 4 . . . A4C ! . Tanto s i l a s blancas cambian
o no cambian damas les e s imposible defender su PD. Por
ejemplo, 15 D6R+ D2R 16 D3C T I D o 15 D3C D X P y las
blancas n o pueden capturar el AR negro por l a amenaza de
mate e n 7R.

13 PXP
14 D x PC

Ahora el AR negro queda sujeto a la protección de su PCR


no pudiendo por tanto capturar el PCD impunemente.

14 . . . A4C

Comenzando el ataque negro sobre el PD blanco, pero


éstas esperan compensarlo median te un ataque por el que
el enroque negro deberá demorarse algún tiempo.

15 0-0

Enrocar por el lado <le rey faltando el peón propio PCR


1 00 AJEDREZ

e n general representa un peligro, pero de momento las ne­


gras no tienen piezas disponibles, especialmente torres, para
aprovecharlo.
En cualquier caso, las blancas no pueden evitar la pér­
dida de un peón, ya que I S C4A sería contestado por IS . . .
A X P+ .

15 A X PD

Si ahora 1 6 D6A + , las blancas impiden permanentemente


el enroque negro, y puesto que ellas sí han enrocado, com­
pensan hasta cierto pun to, pero no suficien temente, su peón
de menos. Sin embargo, después de I 6 . . . R2A las blancas no
tendrían ya continuación efectiva, así pues, j uegan

16 TlR

Salvando la calidad y situando la torre e n la columna de


rey, lo que en vista de la posición del rey negro en e l centro
puede ser importante.

16 f l CD

Las negras sacan la torre de la diagonal larga a la que


e s tá apun tando la dama blanca, posibili tando . . D2D en caso
.

de que D6A + . Al mismo tiempo ataca P4C u na segunda vez.

17 P3TD D2D

Esta j ugada evita que las blancas j ueguen D6A + y pro­


tege el PCR negro l iberando al AR para poder jugar.

18 C4R

Frustrando el plan negro de sacar su AR. Si I 8 . . . A3D


I 9 C x A + P X C 20 T I D A3C 2 1 DSD y en vista del hecho de
que hay alfiles de color opuesto, de que las negras aún no
han enrocado, y de la debilidad de sus peones, las blancas
tienen buena posibilidad de hacer tablas.

18 Axe

Para evitar alfiles de color opuesto a fin de poder de-


PARTID.-\ 6 101

sarrollar s u AR y también porque a s í elimina una pieza b lan­


ca bien s i tuada, además de que teniendo u n peón de ventaj a,
podrá s imple y eventualmente vencer con ese peón de más.

19 D XA

Después de 1 9 T x A DBD + 20 D l A D x D + la partida debe


ser para las negras, que t ienen un peón más y a lfiles del
m ismo color.

19 ... A3D

Para permitir el enroque y p roteger la dama de un ataque.

20 D4AD

Atacando el PTD negro e impidiendo una vez más el en­


roque negro.

20 ... T4C

Las blancas debieran ahora j ugar 2 1 A3R, desarrollando


su alfil y activando sus torres, poniéndose las cosas difíciles
para las negras. Pero en este caso, las negras podrían jugar
21 . . . R2R para desarrollar su T R y lenta, pero seguramente,
l ibrarse de l a presión ejercida por las piezas blancas.
Juegan

21 A4AR?

La idea es cont inuar con 22 A3C y 23 P4A, pero con lo


j ugado se permite a las negras dar un giro decisivo.
102 AJEDREZ

21 DSC+
22 RlT RIA

Deshaciendo la clavada de forma que e l alfil b lanco que­


da amenazado.

23 D6A

Planeando 24 D B T + seguido de 25 D X T, única forma de


no perder material. Pero las b lancas no pueden evitar per­
der la partida.

23 DxA

Las negras sacrifican l a calidad porque las blancas nece·


s itarán dos j ugadas para capturar la torre negra y reactivar
s u dama y porque estando todas las piezas blancas relativa­
mente i nactivas, las negras disponen de iniciativa suficiente
para iniciar u n ataque a fondo para dar mate.

24 D8T + R2A
25 DXT PSR

Para despejar su 4." fila para su torre amenazando mate.

26 DXP

Evitando e l mate, pero no por mucho tiempo. La dama


blanca será forzada a una columna abierta en donde las ne­
gras la podrán atacar.

26 D6A +
27 RlC T4TR

Para forzar la dama blanca a j ugar 28 D X PR en donde


puede quedar más tarde en línea recta con su rey, y para
hacer más presión sobre la columna TR.
PARTIDA 6 I 03

Después de 27 . . . T4C + 28 R I A no hay mate directo. Na­


turalmente, 27 . . . T4C + 28 R I A T7C 29 D4T A x PT también
vence fácilmente.

28 D x PR

única j ugada. Las negras desean que l a dama blanca esté


en su cuadro 4R.

28 T4C+
29 RIA D6T+
30 R2R T4R

Culminación de l a combinación i niciada en l a j ugada 23


de l as negras.

31 Abandonan
Partida 7
• El gambito.
• Pieza suelta.
• Sacrificio de alfil en 7AR.
• Jugada intermedia para obtener una ven­
taja.
• Evitando simplificación para retener el ata­
que.
• Poniendo una pieza en un cuadro fuerte.
• Dos caballos en el centro del campo ene-
migo.
• Atacando una pieza «sin retirada».
• Cambiando para ganar una casilla deseada.
• Empleo de las líneas abiertas.
• El jaque doble.

No hay arma más eficaz en aj edrez que la amenaza, con


la que se l i mi tan las posibilidades del contrario y se le fuerza
a jugar sobre ciertas líneas, por lo que deberá considerar
las consecuencias de la amenaza y responder adecuadamente.
Hay distintas clases de amenazas, algunas evidentes y
otras más sutiles. Entre ellas están el jaque doble y el j aque
a la descubierta.

La amenaza es eficaz en todas las partidas, pero especial­


mente en caso de posiciones abiertas e n las que existan lí­
neas de ataque a disposición del j ugador mejor situado, o
cuando el rey cont rario no está bien resguardado detrás de
lo<; peones de la segunda fila.
1 06 A J EDREZ

El gambito Danés que sigue, pone de manifiesto e l poder


de la amenaza, así como la fortaleza de dos caballos prote­
gidos mutuamente y capaces de hacer amenazas.
Si usted desea mejorar en e l ajedrez, deberá hacer un
esfuerzo para apreciar a la vista las j ugadas que entrañen
amenaza.

EL GAMBITO DANJ:.S

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 P4D

En esta partida, así como en la Escocesa ( Partida 2 ) y e11


l a variante escocesa de los cuatro caballos ( Partida 5 ) Ja,,
blancas i ntentan ocupar directamente e l centro para conse·
guir superioridad ahí. Pero como ya se ha visto en la Par­
tida 2, el método directo de ocupar el centro no conduce a
un éxi to duradero, sino más bien, y como mucho, a una
igualdad.

2 PxP

A l igual que en otras aperturas en las que las blancas ata­


can al peón negro 4R mediante P4D, se puede demostrar que
si las negras no cambian los peones centrales, las blanca5
adquieren siempre alguna ventaj a .
Si ahora 3 D X P , las negras pueden ganar un tiempo con
3 . . . C3AD 4 D 3 R que es la principal variante de la Partida
del Centro. Las negras pueden conseguir fácilmente la igual­
dad, y la apertura no proporciona a las blancas oportunida­
des especiales.
Con 3 C3AR C3AD tenemos la apertura escocesa ( Parti­
da 2 ) o si después de 3 C3AR las negras inten tan mantener
su peón en S D mediante 3 . . . P4AD l legamos a una variante
de la defensa Philidor ( Partida 1 1 ) .
E n l a presente partida las blancas no están i n teresadas en
ocupar e l centro, sino más bien en lograr un desarrollo rá­
pido que espera conseguir con el sacrificio de un peón. Esta
entrega de un peón para mayor desarrollo se conoce como
PARTIDA 7 1 07

gambito, cuyo concepto se explica detalladamente en las Par­


tidas 1 7, 1 8 y 24. Por tanto:

3 P3AD

Las negras podrían ahora responder 3 . . . P4D pues si 4


P x P(SD) D X P, las b lancas no pueden expulsar l a dama
enemiga con 5 C3AD; es necesario seguir 5 P X P C3AR 6
C3AD ASCD con j uego igualado.
Las negras también podrían haber contestado 3 . . . P6D,
devolviendo a las blancas un peón s ituado en la posición no
natural 3AD. Ya hemos visto esta técnica a l comentar el 5.0
movimiento negro de l a Partida 3.
Pero en lugar de ello las negras j uegan para ganar ma­
terial.

3 PXP

E n este punto, a veces las blancas j uegan 4 A4AD sacri­


ficando u n segundo peón para un mayor desarrollo. Entonces
el j uego seguiría 4 . . . P X P 5 A X P y las negras tienen que
devolver un peón mediante 5 . . .P4D a fin de evi tar una ini­
ciativa demasiado enérgica por parte de los dos alfiles
blancos.

4 CXP

Y en compensación a su peón sacrificado las b lancas tie­


nen ahora u n juego libre abierto.
E n s ituaciones como l a presente en que las blancas deben
compensar su peón de menos atacando, es prudente por par­
te de las negras mantener cerrada l a posición con una j ugada
tal como . . . P3D, pero aquí las negras j uegan para un rápido
desarrollo.

4 A4A

En esta posición el alfil negro queda s i n protección lo que


da a las blancas algunas oportunidades como veremos.

5 A4AD

Ahora las blancas tratan de recuperar su peón mediante


108 AJEDREZ

6 A x P + R x A 7 DSD + o bien DST + . Las negras podrían res­


ponder por tanto 5 . P3D, a lo que las blancas podrían con­
. .

tinuar 6 D3C después de lo cual las negras tend rían d i ficul ta­
des para proteger su PAR :

( a ) 6 . . . D2R 7 CSD D X P + 8 R I A con gran peligro


para las negras. Por ejemplo: 8 R2D 9 A3R A x A 1 0
. . .

T l R, etc. Más consistente e s 7 D2D, pero esto emba-


. . .

raza el desarrol lo negro, lo que ciertamente equivale al


peón del gambito.
(b) 6 . . . D3A 7 C3A (7 CSD D x P+ 8 R l D ASC +
e s pel igroso para las blancas. ¿ Por qué deben cometer
un suicidio? 7 P3A (para evi tar que el caballo vaya
. . .

a SD) 8 ASCR D3C 9 P4TR y otra vez las negras están


en gran aprieto.
(c) 6 . . D2D (es lo más sólido, pero ahora la dama
.

negra obstaculiza e l desarrollo como en ( a ) , pero con


un tiempo menos para las blancas) 7 C3A C3AD ( con
vistas a j ugar . . . C4T) 8 A3D C3A 9 ASCR y las blancas
obtienen compensación por el peón sacrificado.

s ... C2R?

Las negras desean desarrollarse, pero temen 5 . C3AR


. .

6 PSR ( pues 6 D2R 7 C3A P3D 8 0-0 P x P 9 C x P es pro­


. . .

metedor para las blancas).

6 A x P+
PARTIDA 7 1 09

Un sacrificio normal en esta posición, basado en e l hecho


de que las negras t ienen un alfil suelto en 4AD.
6 DST no es tan fuerte como parece. Las negras res t ituyen
su peón mediante 6 . P4D enrocando tan pronto les sea
. .

posible. Por ejemplo, 7 C X P 0-0.

6 RXA
7 DST+ C3C

O bien, 7 P3C 8 D X A P3D 9 D3R y las blancas han re­


. . .

cuperado también su peón, pero las negras han perdido igual­


mente el derecho de enrocar.
Ahora las blancas podrían recuperar inmediatamente s u
alfil, pero en l ugar d e e l l o hacen u n a j ugada intermedia para
obl iga r a l rey negro a retroceder, evitando así que l a torre
pueda desarrollarse a su R.

8 DSD + RIR
9 DXA P3D
10 DSTR DST

Ciertamente las negras celebrarían cambiar damas, redu­


ciendo así al mínimo su desventaj a ; después del cambio de
damas, l a desventajosa posición del rey negro no e s muy
importante.
Para conservar el cuadro 3AR para su CR y porque la
torre negra podría atacar a la dama si estuviera allá, las
blancas j uegan.

11 D2R

Podrían haber j ugado 1 1 D 1 D, pero l a dama es más ac­


tiva desde 2R.

11 C3A

Aun cuando ésta es una jugada de desarrollo, probable­


mente hubiera sido mejor 1 1 . P3A para evitar que el ca­
. .

ballo blanco pase a su SD. La posición negra parece mejor


de lo que es. La dama negra se verá obligada a retroceder
con el tie mpo y entonces las blancas emprenderán un ataque
directo. Recuérdese que las negras ya no pueden enrocar.
1 10 AJEDREZ

12 e3A D2R

Ya que 13 CSD ataca a la dama, 1 2 . . . D l D hubiera aho­


rrado un tiempo. Ciertamente, las blancas podrían continuar
con 13 ASC, pero en la disposición actual es importante que
el cuadro SCR de l as blancas quede disponible para su ca­
ballo.

13 eso D2D
14 ese

Una importante amenaza, como pronto veremos.

14 CD4R

Las negras debieron j ugar 1 4 . . C l D para impedir la


.

siguiente jugada. De todas formas, después de l S DST la po­


sición sería favorable a las blancas. Por ejemplo, lS . . . P3A
1 6 C x PT P x C ( 1 6 . . D2AR 1 7 C7A + D x C 1 8 D x C + D2A
.

19 D x D + R x D 20 CSC + da a las blancas un peón de más ¡


17 D x C + D2A' 1 8 D x D + C x D 1 9 es e C x C 20 A x e P x P
2 1 T l D y las blancas p ronto ganarán un peón, pero la p re ·
sencia de al files de color opuesto da a las negras alguna po­
sibilidad de hacer tablas.

15 e6R

Una jugada sorprenden te . Las negras no pueden capturar


el caba llo porque s i 1 6 C x P + las blancas capturarían la
dama. Dos caballos en territorio enemigo pueden ser dcvas-
PARTIDA 7 111

tadores sobre todo si, como en el caso actual, se defienden


indirectamente el uno al otro.
Ahora las blancas amenazan C(6) X PA + dejando a las ne­
gras indefensas. Las negras encuentran la forma de oponer a
las blancas los máximos problemas posibles, pero ya es de­
masiado tarde para hacer nada efectivo.

15 P3A
16 C ( 5 )7A + R2R

Mientras sea posible, las negras intentan mantener los ca­


ballos b lancos dependientes cada uno del otro. Por ejemplo:
si 16 .. . R2A las negras perderían la calidad mediante 1 7
ese + seguido de 1 8 e x T.

17 ASC + R2A

Ahora las cosas parecen difíciles para las b lancas, pues


s i 18 e x T D x e, y las blancas quedan expuestas a perder sus
dos caballos por una torre.

18 P4A!

¡ Un golpe terrorífico! El caballo negro no t iene a donde


ir, por l o que las negras i n tentan contraatacar.

18 P3TR

Pero esto simplemente favorece a las b lancas que necesi­


tan su cuadro SeR desde e l que dar j aque con su caballo y
luego capturar la TD negra. Además, la maniobra permite a
las blancas elimina r del tablero la pieza negra más eficaz.
19 PxC PxA
20 CxP+

Las b lancas han estado esperando todo e l tiempo una j u­


gada que les permitiese sacar su caballo de su cuadro 6R
haciendo j aque al mismo tiempo.

20 RlC

Ahora l a s blancas podrían ganar p o r lo menos la calidad


mediante 21 C x T. pero entonces, después de 21 e x P las
. . .
1 12 AJ EDREZ

negras tienen un baluarte más bien sólido que no puede ser


tomado fácilmente. Por ello el maestro elige otro camino
dirigido directamente hacia el rey negro.

21 D4A +

Si ahora 2 1 . . . R I A, en tonces 22 0-0 + lo que es desastroso


para las negras.

21 P4D
22 PXP Px P

Después de 22 D X C ? 23 P6D + .
No obstante, las negras podrían j ugar 2 2 . . . C X P 23
P x P + C x D 24 P x D A x P 25 C x T, pero esto, naturalmente,
no satisface a las negras ya · que no se puede bloquear el
caballo blanco, por lo que las blancas tendrían u na torre de
ventaja .

23 CxP

Las blancas abrigan l a idea de ganar la torre para tener


una actuación más d i recta.

23 ... CxP

No hay nada mejor a hacer, y se ataca a l a dama blanca.

24 C6A +
PARTIDA 7 1 13

Los j aques dobles tienen más fuerza que los normales,


pues e l rey debe afrontar dos j aques simultáneos y por tanto
tiene que j ugar

24 RIA
25 C x D+ Abandonan

Con 25 A x e 26 DSA + R I C 27 DSD + ( 27 D x C T l R


. . .

también gana) 2 7 R I A 2 8 0-0 + pierde e l caballo, como en


. . .

cualquier caso. Con su p leno desarrollo las blancas no sólo


tienen una ventaja apla!"tante en cuanto a material sino tam­
bién toda suerte de l íneas abiertas para un ataque muy
fuerte.
Partida 8
• El problema del desarrollo del AD negro
en la apertura Caro-Kann.
• Tomando la iniciativa cuando se va delan­
te en tiempo.
• Juego reposado conduciendo posiblemente
a tablas frente a un juego activo más ex·
puesto, conduciendo a una posible victoria.
• Avance de peones frente a un ala de rey
debilitada.
• Peones triples.
• Jugada intercalada desesperada.

• Finales con alfiles de distinto color.


• Cambio de piezas para reducir el ataque y
reforzar las ocasiones de resistencia.

En el ajedrez la i niciativa constituye siempre una ven­


taj a muy apreciable. En qué momento tiene un j ugador l a
obligación de tomarla, cuánto puede arriesgar para hacerse
con ella, y en qué ci rcunstancias debe eludir el cambio de
piezas importantes con el fin de mantenerla, son p roblemas
que trataremos en esta partida.
Especialmente e n las p ri meras fases del j uego, si el con­
trario ha perdido tiempo con j ugadas s i n importancia de
forma que se halla retrasado en el desarrollo, norma lmente
convendrá buscar la forma de hacerse con la i niciativa aun
a riesgo de i ncurrir en alguna forma de desventaja , tal como
1 16 ,\J E D R EZ

un peón a islado e i ncluso la perdida de un peón. Es muy


i mportante tomar la in iciativa en este momento no sólo por­
que ello es posible, s i no también porque es la mejor forma
de sacar provecho de un desarrollo más temprano.
Particularmente hacia las ú l timas fases de la partida, el
oponente puede tratar de cortar la in iciativa del otro por
medio del cambio de alguna pieza importante con el fin de
aumentar s us propias posibil idades de resistencia. E n estos
casos hay que tratar de hallar una jugada que al mismo
tiempo que impida el cambio, s i túe la pieza amenazada por
el cambio en una posición desde la que pueda ayudar muy
activamente a un ataque de amenazas.
En la partida que sigue se verán t res tipos de circunstan ·
cías que imponen la i niciativa.
(a) Después de 6 P3TR las negras t ienen dos piezas de­
sarrolladas por una de las blanca s : por tanto, t ienen la obli­
gación estratégica de tomar la i n iciat iva aunque con ello
quede un peón a islado.
( b) Después de 1 1 C3A las negras tienen que elegir en­
tre u na j ugada atrevida que les proporcione un juego activo
a expensas de una posición desfavorable del peón del ala
de rey, o una j ugada más pasiva que les dé una formación
de peones más sólida, pero con menos ocasiones de ataque.
E n este caso, lo que hay que hacer depende del estilo que
uno prefiera y de la valía de ambos jugadores.
( c ) Después de 26 D2AR las negras pueden hacer una
j ugada que permita al cont rario cambiar damas y reforzar
sus posibil idades de resistencia, y otra que ayude al a taque
mediante una amenaza difícil de evitar. Aquí, la habil idad
para esquivar el cambio de piezas y para hacer el mejor uso
de la i n iciativa para continuar el ataque es principalísimo.

DEFENSA CARO-KANN

Amateur Maestro

1 P4R P3AD

Lo que const ituye la Defensa Caro-Kann .


Para tener un pun to en el centro, 1 . . . P3AD es una p re­
paración para 2 . . . P4D. Esta defensa es una de las más
seguras frente a 1 P4R.
PARTIDA 8 1 17

Hemos indicado a nteriormente que la apertura consti tuye


un duelo para el dominio del centro. Si las blancas j uegan
1 P4R, las negras tienen la opción de presionar sobre el cua­
dro 4D de las blancas mediante 1 . . . P4R (lo que l leva a cual­
quiera de las múltiples aperturas) o 1 . .. P4AD ( Siciliana)
o sobre el cuadro 4 R de las blancas mediante ( a) 1 . . . P3R
y 2 . . P4D ( Francesa) o ( b ) 1 . . P3AD y 2 . . P4D ( Caro-Kann)
. . .

o (c) 1 . . . C3AR ( Alekhine) o (d) l . . . P4D inmediatamente


( contraj uego central).
Las dos defensas más i mportantes presionando sobre el
cuadro 4 R de las blancas son la Francesa y la Caro-Kann. La
ven taja de ésta sobre l a primera es que después de 1 . . .

P3AD y 2 . . P4D, e l alfil d e dama negro n o queda cerrado,


.

mientras que después de l . . . P3R e n l a Francesa, se pre­


senta a menudo el problema de activar este alfil. Pero la
Caro-Kann tiene el i nconveniente de que la casilla 3AD de
las negras n o queda d isponible para su caballo de dama.

2 P4D P4D

Con esta j ugada las negras hacen p resión apuntando hacia


el peón de rey blanco. Las blancas tienen ahora tres caminos
a su disposición :

( a ) 3 C3AD, la variante principal y más lógica de


Caro-Kann. Aun cuando no se alcanza a reducir la mo­
vilidad de las piezas enemigas, lo que en muchas aper­
turas es la consecuencia natural de un buen control
del centro, las blancas conservan dicho cent ro.
( b ) 3 PSR. Esta variante tiene el inconveniente, en
comparación con la Defensa Francesa, que faculta a las
negras a llevar su AD a 4AR sin n i nguna dificultad. E n
la práctica esta variante n o h a tenido mucho éxito.
(c) 3 P x P. Variante de cambio, que despeja l a ca­
silla para poder desarrollar el CD negro. Las posibi l i­
dades están equilibradas.

3 PxP PxP

La variante de cambio en e l caso de Caro-Kann no se


presta a tablas tanto como e n la Defensa Francesa ( 1 P4R
P3R 2 P4D P4D 3 P X P P X P) pues en aquélla se rompe la
s i metría , lo que inmediatamente indica la estrategia a seguir.
1 18 A J EDREZ

Las posibilidades blancas tienden a residir en el ala de rey y


las negras en el ala de dama, ya que la col umna semiabierta
de rey da a las blancas mayor movilidad en esta zon a , mien­
t ras que la columna semiabierta de dama Ja da a las negras
en este lado. Por tanto, frecuentemente las blancas atacarán
por el lado de rey y las negras por el de dama. El ataque
se l leva a cabo normal mente con Jos peones para abrir com­
pletamente las columnas semiabiertas.

4 A3D

Una j ugada sencilla, pero sólida que si túa al AR en una


diagonal eficaz evitando que las negras desarrollen su alfil
a su 4AR.
La j ugada 4 P4AD que l leva a J a varian te Panov se em­
plea a veces aquí. Da al j uego un aspecto mucho más amplio
que Ja jugada realizada. Por ejemplo: 4 . . C3AR 5 C3AD
.

C3A 6 ASC P X P 7 PSD con una cont i nuación no muy clara.


E n muchos aspectos, J a variante Panov da más oportunida ·
des a las blancas, pero existen maniobras defensivas satis·
factorías.

4 C3AD
S P3AD

Aun cuando esto representa una pérdida rela tiva de tiem·


po, de todas formas se tendría que hacer esta j ugada más
pronto o más tarde.
No sólo se protege el PD sino que al mismo t iempo evita
que las negras j ueguen CSC. Aun cuando se i mpide que e l
caballo blanco pase a su 3 A , e n esta apertura e l C D blanco
no es muy eficaz en esa casilla.
Las blancas no protegen su P D con 5 C3AR pues enton·
ces las negras podrían contestar 5 . . ASC, y en esta apertura,
.

uno de los objetivos del sis tema blanco es evitar el desarrollo


t.lel alfil negro.

5 C3A

Jugada de desarrollo que permitiría a las negras seguir


con . . . ASC. Una de las ideas temáticas de la variante
Caro-Kann es el desarrollo del AD negro.
PARTIDA 8 1 19

6 P3TR

Continúa la lucha por el desarrollo del alfil negro. Las


blancas j uegan para evitar que las negras lleven su alfi l a
su SCR. Es dudoso que valga a las blancas un tiempo para
impedir esto. H ubieran hecho mejor j ugando 6 C2R.
Con 3 P x P, 5 P3AD y 6 P3TR las b lancas han perdido tal
número de tiempos que las negras pueden y deben afrontar
el riesgo de tomar la i niciativa.

6 P4R

Esta j ugada t iene la ven taja de abrir una d iagonal para


el AR negro sin cerrarla para el AD, aunque incurrirá en el
inconvenien te de un peón aislado.
Muchos j ugadores tenderían a jugar 6 . . . P3R que es una
especie de resignación estratégica que lleva a un j uego me-·
nos activo para las negras, ya que con esta variante no se
puede sacar el AD. Esta jugada es aceptable , pero indica que
las blancas han ganado la batalla estratégica. El juego po­
dría continuar: 7 C3A A3D 8 0-0 0-0 9 T l R seguido de CSR ó
ASC. En la posición resultante las blancas tienen líneas abier ·
tas en el ala de rey con alguna presión sobre la posición ne­
gra y las negras tienen la posibi lidad de un a taque de las
minorías por el lado de dama ( . . . P3TD, . . . 4CD-5C) pero las
oportunidades blancas son mejores.

7 PxP CxP

Las negras tienen ahora el inconveniente d e u n peón a is-


1 20 AJEDREZ

lado, pero tienen la ven 1aja de un mejor desarrollo y más do­


minio de espacio.

8 ASC +

Las blancas no desean renunciar a los dos alfiles, por lo


que juegan uno de ellos con tiempo, es decir que fuerzan a
las negras a perder un tiempo para salir del j aque.
Si las blancas hubiesen deseado tablas, hubieran hecho
mejor jugando 8 D2R después de lo cual 8 . . D2R viene for­
.

zado, y las blancas hubiesen podido segui r 9 ASC + debiendo


responder las negras 9 . . . C3A. Las blancas cambiarían da­
mas y quedaría ya bien poco j uego en la partida.
Según u na norma empírica , los caballos deben sali r an­
tes que los alfiles. Las j ugadas 8 y 9 de las blancas están en
franca contradicción, lo que da a las negras la oportunidad
de varias posibilidades tácticas. ·
El AR blanco e s tá desprotegido en SCD y por tanto es vul­
nerable. Tan pronto las negras hayan salido del jaque podrán
j ugar . . . D3C l o que les dará ocasión para combinaciones.
Hubiera sido mejor 8 C3A que hubiera permitido a l as
blancas bloquear el avance del PD aislado negro.

8 C3A

La alternativa 8 . . A2D nos l levaría a 9 A X A + D X A 1 0


.

C3A C x C + 1 1 D x C A 2 R 1 2 0-0 que facilitaría el juego de


las blancas y dejaría a las negras con un peón aislado del
que no tiene compensación alguna: una pequeña desve n taja.

9 ASC

Nuevamente hubiera sido mejor 9 C3A ya que hubiese


abierto camino para el enroque blanco, pudiendo luego las
blancas jugar ASC más tarde cuando este a l fil estuviera
protegido por el caballo en 3AR.
Después de lo j ugado, las blancas se han quedado con dos
alfiles desprotegidos io que nos llevaría a combinaciones.

9 A4AD

El primer giro táctico. Ahora las negras amenazan 1 0 . . .


A x P + 1 1 R x A y luego 1 1 . . . CSR + ó 1 1 . . . D3C + . Obsér-
PARTIDA 8 121

vese que esta combinación no s e evita con 1 0 C3AR y a que


el C R negro podrá entonces cap turar el alfi l . Además, las
negras amenazan también 1 0 . . . D3C.

10 D2R +

Para detener las amenazas, pero todo eso avanza el desa­


rrollo de las negras.

10 A3R
11 C3A

Llegados a este punto, las negras podrían haber jugado


1 1 . . 0-0 y la partida hubiera podido seguir 1 2 0-0 A2R 1 3
.

CD2D D3C, l o que no conduce a tablas, pero las negras no


pueden intentar mucho. No obstante, se hubiera podido tener
una l ínea más prometedora y activa con 1 1 . . . P3TR 12 A4TR
P4C seguido de . . . D3C y . . . 0-0-0. Pero las negras juegan
algo aún más enérgico si bien algo discutible.

11 ... D3C

Es ta j ugada es discutible en el sen t i do de que permite a


las blancas mutilar el ala del rey negra mediante 1 2 A X CR
P X A. Pero si un maestro tiene elección en tre un juego re­
gular reposado, en el que es más bien fácil que el contrario
encuentre las jugadas correctas, con lo que son muy proba­
bles las tablas, o un planteamiento que pueda convertir la
partida en una l n cha en la que factores opuestos t ienen u n
papel importante, normalmente el maestro op tará p o r l a lí-
122 AJEDREZ

nea más activa aun cuando no esté seguro de que obj etiva­
mente hablando este último sistema supondrá mejor j uego.
El maestro confía en su fuerza y en sus recursos: al amateur
le cuesta más d ar con los mO\'imientos adecuados.
Después de 12 A x eR P x A, el j uego podría seguir: 13 0-0
0-0-0 1 4 eD2D TR l e 1 5 R l T e4R y las negras quedan en muy
buena posición con cierto número de recursos, mientras que
las posibilidades de las blancas son muy limi tadas. Si la par­
tida prosigue ( a ) 16 e x e P x e ha quedado resuelto el pro­
blema de los peones negros, pero si continúa ( b ) 1 6 e3e?
e x e 17 P x e las blancas pierden u n peón mediante A x PT.
Obsérvese que la dama blanca está limi tada a proteger su AR.
Por tanto, las bla ncas deberán j ugar algo como (c) 16 P4TD
P3TD 1 7 A3D e X A 1 8 D X e A X PA, y las negras han ganado
un peón, o bien ( d) 16 P4eD A3D, pudiendo p robablemente
j ugar luego las negras . . e-3e-5A. Esto hace pensar que las
.

blancas en lugar de j ugar 13 0-0 debieran antes haber jugado


13 A x e + P X A 14 0-0 0-0-0, pero e n tal caso las blancas ha­
brían entregado un alfil activo, y habrían mejorado la posi­
ción de los peones negros (cuya posición era mala por el
peón doblado aislado) y tienen varias posibilidades tales co­
mo ( a ) doblar las torres en su columna eR, ( b ) . . A3D se­
.

guido de . . . D2A o ( c ) . D-2A-2D, atacando al PTR.


. .

12 0-0

Es to detiene la amenaza de 1 2 . . . A X P + , pero las blancas


hubieran debido aceptar el reto y j ugar 1 2 A x e.

12 ... CSR!

De esta forma las negras evitan debilitar la pos1c1on de


sus peones amenazando además 13 . . . e6e ganando la cali·
dad.

13 A4TR

Peor sería 1 3 A3R porque 1 3 . . . A X A 1 4 A X e + ( forzado


ya que [ a ] 14 D X A pierde una pieza por des protección del
AR blanco, y [ b ] 14 P x A pierde la calidad después de 14 . . .
e6e) 1 4 . . . P x A 1 5 D x A D x P 1 6 eD2D D x PA.

13 ... P3TR
PARTIDA 8 1 23

Amenazando ganar u na pieza mediante 1 4 . . . P4C 15 A3C


C x A, siendo esto un ej emplo de la fortaleza de la posición
negra. Las blancas se ven forzadas a perder otra j ugada.

14 RlT P4C

E n vista de la vulnerabilidad del flanco blanco de rey


es apropiado para las negras forzar la apertura de líneas,
tanto más cuanto que le pueden hacer ganar u n t iempo.

15 A3C

En esta posición descabellada las negras no han enro­


cado todavía. Por el momento están i nteresadas e n el ala
blanca de rey. Si empleara n tiempo para enrocar, tal vez l as
blancas podrían hacer algo para proteger esa ala.

15 PSC

Cont inúan las negras con su plan de desmantelar com·


ple tamente la posición de los peones blancos en el lado del
rey. Más tarde tendrán ocasión de reforzar su a taque.

16 PxP

L a jugada 1 6 C2T costaría u n peón, pero ciertamente 1 6


C l C merece ser tomada e n consideración. Sería i nsuficiente
para continuar después de 16 . . . 0-0-0 con 17 P4TR cerrando
la posición para 17 . . . C x A + 18 P x C C2R 19 P4C? A3D 20
R2T C4A ganando un peón.

16 CxA+
17 PxC

Las blancas acaban teniendo peones triples, u n inconve·


niente posicional muy serio, especialmente por tener poca
movi lidad y por ser atacados más fácilmente. Pero por otro
lado, las blancas tienen de momento un peón más.

17 0-0-0
18 CD2D

Desarrollo por fin , quizá no demasiado tarde.


1 24 AJEDREZ

18 ... TD IC

Las negras podrían haber j ugado 18 .. A x P, pero los


.

peones blancos no se escaparán, y 1 8 T x P puede ser más


. . .

eficaz.

19 C3C

A fin de colocar su CD en 4 D . El lugar i deal para u n ca­


ballo es frente a un peón enemigo a islado. Pero esta j ugada
da a las negras la oportunidad de situar su alfil en un cua­
dro i deal para participar en el ataque contra el rey b lanco

19 A3D
20 CD4D

Lugar adecuado para d caballo. Dificulta l igeramente el


desarrollo de las piezas negras tal \·ez disminuyendo su mo­
vilidad.

20 ... A X P( SC)

Las negras recuperan su peón tratando ahora de ganar el


segundo PCR.

21 D2AR

Esta plausible j ugada da a las negras una nueva oportu­


nidad para combinaciones simples. Mejor hubiera sido jugar
PARTIDA 8 1 25

primero 2 1 A x C para impedir la combinación que sigue, ba­


sada en la vulnerabil i dad del a l fil blanco.

21 Axe

Para ganar u n peón y despejar la columna CR. Si ahora


22 D x A (o P x A ) C x C, porque así el alfil queda cogido.
Si 22 A X C A x P + , se conservan las damas e n el tablero y
las negras continúan el ataque con uno o dos peones más.

22 cxc

Las blancas esperan que e l hecho d e que ambas damas


estén sobre la m isma d iagonal facilitará su defensa. Las ne­
gras podrían ahora contestar 22 . . . P X C 23 D X D y ( a ) 23 . . .
P X D 2 4 A6T + y las blancas tendrían u n j uego mediano, o
( b) 23 . . . A x P + 24 R x A T x P + 25 R2A P x D 26 A X P y
nuevamente las blancas no están tan mal como en la partida
real, por las respuestas negras.

22 A x P+

Esta jugada desesperada conduce a la ganancia de u n se­


gundo peón y las blancas quedan en s i tuación sin esperanza.
Obsérvese que aun cuando las negras podrían perder su AD
por cambio e n cualquier forma, se las arreglan para per­
derlo en l a forma más beneficiosa para ellas, es decir, ganan­
do un peón y dejando cada vez más abierta la posición del rey
blanco.

23 DxA

Más fuerte que 23 R X A que sería seguida de 23 . . TX P+


.

24 R l T T6T + y gana.

23 PxC
24 A3D TxP
25 ASA+

Siempre que sea posible, conviene hacer u na j ugada in­


termedia para reforzar la propia posición.

25 RlC
26 D2AR
126 AJEDREZ

En este punto el cambio de damas daría a las b lancas


oportunidad para prolongar considerablemente su resisten­
cia. Ya que los alfi les de color opuesto constituyen un factor
neutralizante poderoso. Por ejemplo : 26 . . . TR l C 27 D x D +
P x D 28 T l CR T x T + 29 T x T T x T + 30 R x T A4R ( para
paralizar los peones del ala de dama) 3 1 R2A R2A 32 R3R
R3D 33 P4T (esperando conseguir alguna oportunidad en el
lado de dama) 33 . . . P4T 34 R3D P4A, etc. y j ugando con cui­
dado podrán ganar las negras por su notable preponderancia
e n peones.
Este cambio de damas no sign ifica para las blancas una
simplificación con vistas a las tablas, pero reduce la furia
del ataque y refuerza las posibilidades de resistencia.

26 ... DlD!

Ahora las negras amenazan ganar l a dama blanca median­


te 2 7 . . . DST + 28 D2T T8C + , etc.
S i 27 D2T TRlC, amenazando 28 . . . TSC + , que gana tanto
con ( a ) 29 D X T DST + , como con ( b) 29 T X T A X D. Si las
blancas replican 28 DST las negras salen ganando forzando
el cambio dl! damas : 28 . . . D4C 29 D x D T( l ) X D 30 T2A
T.ff + 3 1 T2T T x A.

27 D4D

Para detener el mate en el 4TR blanco

27 TIUC
PARTIDA 8 1 27

Amenazando 28 . . . T( l )SC! y si ( a) 29 A x T DST + , o si ( b )


29 D x T T x D 30 A x T DST + .

28 T2A D4C!

También pueden ganar las negras con 28 . . . T( 6 )5C, ya que


así despeja la diagonal de forma que su alfil queda apuntan­
do a su 7TR. Pero 2 8 . . . T( l )SC no gana, ya que la diagonal
del alfil queda bloqueada y 29 A X T DST + 30 T2T.
Con la j ugada realizada las negras amenazan mate tanto
con 29 . . . T8C + como con 29 . . . D4T + .

29 T2T DxA
30 Abandonan
Parti da 9
• Manteniendo o aliviando la tensión en el
centro.
• Resulta do negati\'o de resistirse pertinaz .
mente a abandonar una batalla perdida.
• Moti\'os para cambiar damas.
• Presión a lo largo de una columna abierta
por ataque indirecto.
• Penetración en la 7.ª fila.
• Cooperación entre torres y alfiles in\'asores.

En ciertas aperturas bien conocidas existen formas que


casi nunca se encuent ran en partidas e n t re maestros, pero
que parecen lógicas y eficaces a los amateurs, no siendo raro
que las empleen. Es muy frecuente que la inexperiencia del
ad\'ersario con tra el que se siguen esas l íneas no le permita
comprender los i nconvenientes de l a jugada n o convencional,
y no acertando con el mejor j uego permite que su adversario
saque mucho más partido del que sacaría frente a uno que
entendiera la situación y supiera cómo con t ra r restarla.
Una de las líneas no ortodoxas más frecuen temente segui­
das por los amateurs de cierto nivel en el gamb i to de dama
rehusado es : 1 P4D P4D 2 P4AD P3R 3 PSAD. A pesar de que
3 PSAD a simple vista le parece fuerte al amateu r , en reali­
dad es estratégicamente malo por varias razones. El proble­
ma es cómo responder a 3 PSAD de forma que se explote al
máximo el error estra tégico de las b lancas.
La partida que sigue es un excelente ejemplo e n t res pun-
1 30 A J E D REZ

tos : Primero, cómo un error estratégico de las blancas puede


dar a las negras un poderoso centro; luego, cómo el intento
de las blancas de mantener su peón avanzado mal situado me­
d iante j ugadas de apoyo, se traduce en una pérdida de dos
peones; y finalmente, cómo el j ugador en el centro y con
más material aprovecha sus varias ventaj as para vencer rá­
pidamente.

GAMBITO DE DAMA REHUSADO 3 PSA?

Amateur Maestro

1 P4D P4D
2 P4AD

El Gambito de Dama es un sistema de j uego muy popular


e n torneos. E n las partidas 1 6, 19 y 20 veremos otras va­
riantes.

2 P3R

En este momen to existe en el centro un estado de ten­


sión. El concepto de tensión en el centro es fundamental en
el ajedrez; t ra taremos de aclararlo.
En la apertura de la partida ambos bandos tienden a de­
sarrollar sus piezas y conseguir dominio en el centro. Este
dominio se puede lograr dirigiendo piezas y peones hacia el
cen tro, proceso denominado centralización, o si tuando peo·
nes en las casillas 4R y 4D. Como consecuencia de esta estra­
tegia se crea una s ituación análoga a la del j uego de la cuer­
da, que recibe el nombre de tensión. Por ejemplo, en la si­
tuación actual vemos que el cuadro negro 4D es u n cuadro
discutido : las blancas atacan y las negras defienden. Es na·
tura) que ahora las blancas traten de reforzar la tensión
mediante 3 C3AD, y que las negras por su parte defienda n el
punto mediante 3 . . . C3AR. En la línea clásica, las blancas
con tinúa n 4 ASC atacando indirectamente el cuadro 4D ne­
gro. La tensión o lucha para la posesión del centro que se
ha ido formando, se deberá moderar en algún momento del
j uego. Por ejemplo, si cualquier bando j uega P X P o si las
blancas j uegan PSAD, como sucede e n esta partida, se rompe
la tensión. Se puede decir que en general la disminución de
PARTIDA 9 131

tensión favorece e l j uego del adversario, y únicamente debe


hacerse si es necesario, o s i se t iene una razón especial. Si se
puede forzar a l contrario para que dism inuya la tensión, se
puede considerar como un pequeño éxito.

3 PSA?

Movimiento típico de principiante, j ugado frecuentemen­


te por los ama teurs con l a idea equivocada de que empujan­
do hacia el campo enemigo se l e impide su desarrollo. E s ta
jugada es mala por varias razones.

( a ) Las blancas han aflojado l a tensión e n e l centro,


lo que facilita las cosas a las negras.
(b) Se refuerza la influencia negra e n el centro, ya
que ahora puede jugar . . . P4R sin dar un peón como
debiera en el contragambito Albín ( l P4D P4D 2 P4AD
P4R 3 P x P . . . ) Nuestra partida puede continuar 3 . . .
P4R 4 P X P A x P . E n general, 3 PSA e s desventajoso ya
que faci lita que las negras contrapresionen . . . P4R.
(c) Las blancas no pueden mantener presión algu­
n a con su peón avanzado, porque se verán obligadas a
cambiar su PAD tan pronto las negras j ueguen . . . P3CD.
( d ) Las blancas han perdido tiempo al mover dos
veces la misma pieza en la apertura, lo que en general
no es bueno, salvo que con ello se pretenda algún obje­
tivo especial. Es difícil contar tiempos e n este caso,
pero después de 3 . . . P3CD 4 P X P PT X P :
( 1 ) las negras van avanzadas un t iempo ya que su
AR está l ib re ;
1 32 AJEDREZ

( 2 ) gana otro tiempo porque su TD tiene una co­


lumna abierta ( pero ésta no es u na forma corriente de
contar) .

Una de las formas de sacar ven taja de la jugada blan­


ca 3 PSA? sería ocupando el centro con 3 . . . P4 R. Es cierto
que con ello las negras pierden un tiempo, pero por otro
lado amenazan 4 . . . P X P y si 5 D X P C3AD, y las blancas
tendrán dificul tades en defender su peón arnnzado PAD. Cap­
turando el PR negro mediante 4 P X P se respondería venta­
josamente con 4 . . A X P. Por tanto las blancas no tienen me­
.

jor jugada que 4 P3R, jugando e ntonces las negras 4 . . . C2D,


etcétera. En esta posición las negr::is están un poco mejor, ya
que ahora atacan el cuadro 4D blanco. Las negras han creado
tensión mien tras que las b lancas desempeñan un papel más
o menos defensivo. Además, las negras tienen más terreno
que las blancas en el lado de rey. Una de las consecuencias
i nmediatas de esta s i tuación es que J a posible jugada blanca
C3AR puede contestarse con . . . PSR aumentando aún más
la ventaja de espacio de las negras.
Pero las negras tienen una réplica aún más eficaz que 3
P4R, y juegan

3 P3CD

Esta j ugada tiene un carácter forzante ya que amenaza un


peón con 4 . . . P x P , que en el peor de los casos dará a las
negras superioridad de peones en el centro.
La relativamente mejor línea para las blancas ( con la
que no pierden material pero sí dominio en el centro) es
4 P X P PT x P , después de lo cual las negras tienen abierta la
columna TD y pueden continuar 5 . . P4AD construyendo así
.

un centro fuerte.
Pero nuestro amateur cree que puede conservar su peón
protegiéndolo por segunda \'ez, por lo que j uega

4 P4CD?

Aun cuando esto es un intento natural , no deja de ser un


segundo error que puede costar un peón . Existen posiciones
en las que las blancas pueden emprender PSAD seguido de
P4CD, pero generalmente no tan al principio d e la partida.
PARTIDA 9 1 33

4 P4TD!

Lo que es una refutación. Obsérvese.

( a ) 5 P x PC A X P + 6 A2D A x A + 7 C x A P x P y las
negras quedan con un peón más.
( b) 5 P x PT P x PA también gana un peón, porque
el peón blanco e n ST no puede defenderse: por ejemplo
6 A2D C3AD.
( c ) 5 P3TD y también ahora las negras ganarán un
peón, esta vez por 5 . . . P X PC debido a que l a TD blan­
ca no está protegida. Si el AD ya estuviera e n 2CD la
situación sería bien d iferente. En ese caso 4 . . . P4TD
no ganaría un peón por la réplica 5 P3TD, y las negras
i ntentarían el ataque a l centro b lanco mediante . . . P4R
en su momento oportuno.

Es interesante observar que aparte de esta refutación po­


>icional, las negras t ienen otra forma más táctica de destruir
e l débil intento de las b lancas de mantener su peón avan­
zado 4 P4CD: 4 . . . P x P 5 PC X P A X P ? ! 6 P X A D3A ganando
la torre. No obstante, las blancas tienen algún contrajuego
7 A2D ! D X T 8 A3A D X P 9 A X P y muchas cosas podrían su­
ceder.

S D4T +

Este intento de salvar el peón empeora las cosas.

s i\20
1 34 AJEDREZ

¿ Qué deben hacer ahora las blancas? Si 6 PSC P x P ga­


nando un peón, o si 6 D3C PT x P y (a) 7 D x PC P x P 8 P x P
C3TD, ganando un peón, o ( b ) 7 P x P P4AD ( mejor que 7 . . .
P X P que dejaría a las negras con u n peón doblado a islado)
8 P x P A x P, seguido de 9 . . . D x P.
Por lo que las blancas responden

6 D3T

manteniendo la presión sobre la columna TD.


Aun cuando las negras no pueden j ugar 6 . . PT X P , tie­
.

nen un excelente cami no que les p roporcionará por lo menos


dos peones .

6 C3AD

Ahora las negras tienen su torre defendida y a menazan


ganar un peón y consegui r una ventaja posicional mediante
7 . . . PT x P. ¿ Qué pueden hacer las blancas ?
7 PA x P está fuera de lugar por 7 A x P + ganando l a
dama.
Si 7 P X PT C X PD, amenazando 8 C7 A + . Si 8 D3AD
P X PA, y las negras t ienen un cent ro fuerte mientras que el
peón doblado de las blancas no puede contarse como más
de uno.
E n consecuencia las blancas j uegan

7 P3R

Con esto las blancas finalmente han p rotegido uno de sus


puntos vu l nerables, el P4D.

7 C x PC

Amenazando ganar la dama con 8 . . C7A + .


.

Las negras también podrían haber ganado dos peones con


7 . . . P X PC seguido de 8 . . . P X PA, pero la continuación ele­
gida parece más eficaz porque ahora las piezas negras pue­
den desarrollarse más activamente.

8 D3A PxP

Ganando el PAD puesto que l a dama blanca no está e n


condiciones de defenderlo.
PARTIDA 9 135

9 PxP D3A

Se fuerza el cambio de damas y l uego la captura del PAD


blanco, ya que la amenaza de . . . C7A + subsiste después del
cambio de damas.
Si hay que cambiar o no es una cues tión que se presenta
frecuentemente en las partidas de ajedrez. La decisión de­
pende de la relat iva actividad de ambas damas. En genera l ,
el j ugador atacante evitará e l cambio y el defensor l o pro­
curará a fin de facili tar su defensa, pero esto no es aplicable
e n l a presente partida. Asimismo, el jugador con ventaja de
material probablemente deseará el cambio de damas ya que
se dificulta la obtención de la iniciativa por parte del j ugador
con menos material si a éste l e falta dicha p ieza.
En l a posición que tenemos, la dama blanca no es menos
activa que la negra. Las negras tienen ventaja material, y
la dama blanca está protegiendo su cuadro 2AD. Por tanto
las negras están in teresadas en eliminar esa fuerte pieza.
Además, e l cambio supone el desarroll o del caballo de rey
negro.

10 DxD

1 0 A2C? sería u n error, pues a 1 0 . . . D x D + seguiría 1 1


C xD C7A + .

10 CxD
11 C3TD

deteniendo la amenaza de . . . C7A + .

11 AXP
Uó AJEDREZ

¡ Vaya cas tigo! La aparentemente i nocen te j ugada del peón


( 3 PSA) ha sido castigada de la forma más brutal. Las ne­
gras tienen dos peones de ventaja y un enorme avance en
desarrollo.

12 A2C TICD

Esta j ugada muestra la utilización de la columna abierta


y el ataque i ndirecto al AD blanco mediante 13 . . . C7A + o
bien 1 3 . . . C6D + .

13 Axe

Las blancas hacen doblar un peón a las negras, pero en


esta posición u n peón doblado no es un inconveniente serio
para las negra s : queda más que compensado por la apertura
de la columna CR. Además, no se trata de un peón doblado
aislado.
E l cambio 13 A X C no es forzado. Las blancas podrían
haber jugado 13 A4D después de lo cual las negras hubieran
continuado 1 3 . . . A3D amenazando 14 . . . P4R y el a l fi l blanco
se hubiera visto en dificultades.
Si las blancas hubieran hecho simplemen te u na j ugada
de desarrollo tal como 13 C3A , las negras hubieran acrecen­
tado su ventaja con 13 . . . C7A + 14 C x C T x A 15 0-0-0 T x P.

13 PxA
14 C3A TIC

Jugada con la que se ve que una columna abierta puede


util izarse para inmovilizar las piezas enemigas. La presión
de la torre negra sobre l a columna impide de momento el de­
sarrollo del a l fi l de rey b lanco.

15 C4D

Tal vez las blancas esperan conseguir alguna revancha


a tacando e l PAD negro mediante 16 CR5C.
Una j ugada l igeramente mejor hubiera sido 1 5 P3C a fin
de estar eventualmente en condiciones de desarrol lar el alfil
y la torre de rey. Es cierto que esta jugada crea huecos, pero
en u na sit uación comprometida el j ugador debe escoger el
más leve de en tre los varios males.
PARTIDA 9 1 37

15 ... P4R

Las negras establecen su sólido centro sólo después de


haberse asegurado que tal jugada no hace asequible a las
blancas ningún nuevo cuadro. Las blancas no pueden i r a SA,
y 16 eRse no vale mucho: 16 . . . A x e 17 A x A + T x A ! 1 8
e x r e1A + 1 9 R2R e x r 2 0 r x e P3A ! , y luego ( a ) 2 1 e3A
T x P, o ( b) 2 1 e7A + R2D 22 e6T A3D, y el caballo queda blo­
queado.

16 CR2A

¿ Qué más puede hacer? Si 1 6 e3A, retrocede con pérdida


de tiempo. Si 16 e3e A3D amenazando (a) 1 7 . . . e x P se­
guido de 18 . . . T x e ganando un peón; ( b ) 17 . . . PST despla­
zando nuevamente el caballo, y si las blancas responden a
1 6 . . . A3D con 17 e x P?, entonces 1 7 . . . T l TD y las negras ga­
nan una pieza completa por su peón.

16 ... AST!

Atacando nuevamente al caballo, no pudiendo las b l ancas


responder 1 7 e X e? porque le costaría una pieza después de
1 7 . . . A x e + atacando simultáneamente al caballo y al rey.

17 R2D

l i 0-0-0? pierde i nmediatamente, mediante 17 . . . e x P +


1 8 R2D A x C( T3 ) 1 9 C x A A X T.
17 T I A también puede contestarse con 1 7 . . . e X P pero
138 AJEDREZ

aún es más sencillo 17 . C x C + 1 8 C x C T7C 19 R2D y me­


. .

diante una transposición de j ugadas se gana l a partida.

17 cxc
18 cxc T7C

Las negras se apoderan de la 7.' fila con una amenaza. Las


blancas deberán inmovilizar sus piezas en defensa del caballo
clavado.

19 TIA

S i 19 A3D, e n tonces 19 . . . PS R 20 R I A P x A 2 1 R x T P x C
con un peón pasado muy fuerte y ventaja material decisiva
para las negras.

19 ASC +
20 RlD

Si 20 R3D, entonces 20 A4C mate.

20 T x PT

Ahora las b lancas no pueden evitar 2 1 . A6T atacando


. .

la torre defensora, p rivando a l caballo de su necesaria de­


fensa.

21 A3D
PARTIDA 9 139

Réplica evidente, pero e l alfil no se puede mantener por


sí mismo e n este cuadro.

21 PSR
22 A2R A6A
23 Abandonan

Las blancas están completamente atadas : no se pueden


mover. Las negras pueden continuar . . . R2R, . . . T I C y . .
.

TR7C ganando todo e l tablero.


Cualquiera otra maniobra razonable de las negras resol­
vería igualmente l a partida : por ej emplo, . . P4AD y . . PSD
. .

o . T x P.
. .
Partida 1O
• Desventajas de un . . . P3TR prematuro.
• Cómo jugar cuando se tiene ventaja de
tiempo.
• Mantenimiento de la iniciativa mediante una
jugada preventiva.
• Ataque contra rey no enrocado.
• Conservación del ataque.

Una de las jugadas favoritas de los amateurs menos ex­


pértos que j uegan con las negras es la j ugada defensiva . . .

P3TR excesivamente pronto. Esta j ugada defensiva perju­


dica a las negras en dos formas distintas: ( 1 ) debilita la es­
tructura de peones en el lado de rey, y ( 2 ) pierde para él un
tiempo y permite a las blancas un desarrollo superior.
El problema de las blancas es ahora capitalizar este ligero
avance en el desarrollo.
Uno de los medios más eficaces de que disponen las blan­
cas es el de aumentar su margen de desarrollo aún más a
expensas de un peón. Mientras las negras p ierden otra ju­
gada en capturar el peón ofrecido, las blancas desarrollan
una pieza más. A partir oc aquí las blancas deben intentar
combinar sus j ugadas de desarrollo con amenazas, molestan­
do a las negras cuanto les sea posible, de forma que éstas ten­
gan que hacer j ugadas defensivas en lugar de desarrollar sus
piezas.
En esta partida, una vez es tán en juego todas las piezas
blancas se eliminan la mayor parte de las negras mediante
142 A J E D REZ

una serie de cambios es tudiados, para luego, empicando al


máximo sus piezas supcr\'ivicn tcs, que son activas, hunde a l
vul nerable rey enemigo antes de q u e las negras puedan hacer
por sí mismas algo eficaz.

APERTURA SEMI ITALIANA

Maestro Amateur

l P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 A4A P3TR( ? )

Esta e s una j ugada preferida por los amateurs inexpertos.


Teme un futuro ataque por parte del AD b lanco ( por ejem­
plo ASCR) o del CR ( CSCR) y, antes de que se pueda mover
el alfil blanco j uega a prevención 3 . . . P3TR. E n ciertas po­
siciones esta j ugada es ocasionalmente necesaria, pero en l a
posición actual n o sólo n o lo e s , sino que pierde u n tiempo
precioso, que s i túa a las negras con una jugada por debajo
de las blancas en un tipo de apertura en el que los tiempos
tienen gran importancia. En lugar de chocar rápidamente con
el enemigo movilizando fuerzas armadas (es decir, sacando
sus piezas) Jo único que hacen las negras es perder tiempo y
fuerza, y sin darse cuenta aún debilitar sus defensas.
Las negras hubieran hecho mejor contestando al dominio
b lanco del cen t ro con una j ugada tal como 3 . . . A4A ( Partida
2 5 ) o como 3 . . . C3A amenazando al PR blanco, tras Jo cual
PARTIDA 1 0 143

l a s blancas deberían hacer algo para combatir e s t e ataque


a su peón. Con l o j ugado no hay ataque directo alguno y la·;
blancas pueden j ugar a voluntad.
Por tanto, las blancas toman una postura agresiva para
dominar completamente el cent ro al j ugar

4 P4D

Las blancas t ienen ahora, además de la ventaja inicial de


jugar primero, la de haber ganado u n t i empo debido a l a
inefect iva j ugada uegra 3 . . . P3TR. Teniendo una ventaja d e
d o s t iempos, deciden i r a posiciones abiertas, ya que e n esta
forma el valor del t iempo es mayor.

4 PXP

Las negras deben capturar, como podremos ver por u n


análisis de las principales alternativas d e rép lica 4 . P3D:
. .

5 P x P P x P 6 D x D + y ( a ) 6 . . . R x D 7 A X P, etc., o ( b ) 6 . . .
C X D 7 C X P . Las blancas podrían actuar aún más enérgica­
mente j ugando 6 A X P + R x A 7 C x P + y las negras están e n
un gran aprieto p o r ( a ) 7 . . C x C ? 8 D x D o (b) 7 . . . R2R
.

8 C6C + o (c) 7 . . . R l R 8 DST + R2R 9 C6C + . Después de (d)


7 . R3A l a continuación n o es tan clara. Esto n o significa
. .

que el sacrificio fuera i ncorrecto, ya que después de 8 C3D


las blancas t ienen dos peones por u na p ieza y l a situación
del rey negro es mala. Por otra parte, l a ganancia segura de
un peón, como e n las otras variantes, puede ser preferible.

5 P3A

Las blancas ofrecen dar un peón a cambio de un más rápi­


do desarrollo. En posiciones abiertas, como es el caso actual,
el desarrollo es de cap ital importancia y frecuentemente me­
rece ta pena un peón o dos para conseguirlo. Las blancas no
sólo amenazan formar un cent ro ideal con 6 Px P sino que
abren un camino para su dama que podrá pasar a 3CD.
Las blancas podrían haber respondido tamb ién con 5 C X P
después de lo cual la partida podría haber continuado 5 . . .

P3D 6 0-0 C3A y ciertamente las b lancas t ienen u n buen juego.


No se puede establecer objetivamente cuál de los dos mé­
todos (5 P3A o 5 C X P) es mejor, pero con e l sacrificio de un
144 AJEDREZ

peón las b lancas pueden poner de manifiesto la fu til idad de


la jugada negra . . . P3TR.
Sin embargo, s i las negras pueden ganar el peón extra y
luego aguantar la s ituación, este peón de más puede con tar
al final. Por tanto, las blancas deberán actuar muy cuidado­
samen te para apro\'echar lo mejor posible su mayor desarrQ­
llo antes de que las negras puedan consolidarse y valorar su
peón extra.

s PXP

Las negras aceptan el peón. No pueden hacer mucho más.


Si i n tentan proseguir su desarrollo con 5 . . . C3A l a partida
sigue 6 PSR P4D ( 6 . . . CSR 7 ASD C4A 8 P x P conduce a un
juego abrumador por parte de las blancas) 7 ASCD CS R 8
C x P A2D 9 P6R ! P x P 1 0 DST + y debido a la m al a j ugada
negra 3 . . . P3TR éstas pierden ahora su derecho a en rocar
y su rey se encuentra en posición muy comprometida.

6 CxP

Compárese el desarrollo de ambos ban dos. Las b lancas


tf�nen tres piezas desarrolladas y un peón en su 4R m ientras
que las negras t ienen una sola pieza desarrollada y un peón
en su 3TR. El AD blanco está libre , y el AD negro no. La dama
blanca puede pasar a su 3C. Al final , las blancas están a de­
lantadas e n por lo menos tres tiempos, según sea e l método
empleado para contar los tiempos.

6 P3D
PARTID.\ 10 1 45

Si las negra� i ntentan sacar su CR (6 . . . C3A) se encon­


t rarán con dificultades después de 7 P5R.
Y si responden 6 . . . ASC tendremos u n j uego de la m isma
naturaleza que fa Partida 18 con la s iguiente diferencia : en
aquella partida el CR negro está en 3AR; aquí el PTR está
en 3TR, lo que ciertamente resulta en desventaja para las
negras al hacer comparación. Después de 7 0-0 A X C 8 P X A
P3D las blancas pueden prepararse para un eventual P5R
mediante 9 T I R pudiendo continuar el j uego 9 . . . CR2R
10 A3T 0-0 1 1 PSR P X P 12 C X P y las negras no pueden evitar
la pérdida de la cal idad. Por ej emplo, 12 . . . C x C 1 3 T x C
D x D + 1 4 T x D C3A 1 5 TR l R A5C 1 6 P3A. S i 1 1 . . . P4D
12 A5C y las blancas tienen también u n buen j uego y mu­
chas posibi l idades de recuperar su peón y más. Por ejemplo,
12 . . . A3R 13 A x CD P x A 14 C4D y

( a) 1 4 . . . T I R 1 5 A x C y 1 6 C x P no conduciendo
más que a una igualdad. Pero l as blancas deben juga r
1 5 P4AR manteniendo la presión v preparando un ata­
que por el lado de rey. Las blanca s han sacri ficado tem­
poralmente un peón , y por eso t ienen una posición fuer­
te. Podrán recuperar este peón en cualquier momento,
pero no deben hacerlo demasiado pronto.
(b) 14 . . . A2D I S P6R P x P 16 C x PR A x C 17 T x A
T2A 1 8 D2R C4A 1 9 T x PA y las blancas t ienen l a mejor
posición.

7 D3C

Las blancas atacan doblemente al PAR negro ej erciendo


p resión hacia el PCD negro, lo que temporalmente inmovi­
liza para su defensa al AD negro. En general, un ataque rá­
pido no es muy prudente, pero en este caso las blancas de­
sean apro\'echar su mayor desarrollo.
También las blancas hubieran podido j uga r 7 PSR des­
pués de lo cual la part ida podría haber continuado en las
líneas reseñadas bajo la 4.• j ugada negra.
Después de 7 D3C las neg1 as tienen la posibilidad de 7
. . . C4T como en la Partida 8 (\ ·éanse los comen tarios des­
pués de las j ugadas s .• y 6.' negras), pero aquí, si t ratan las
negras de simpli ficar inmediatamente y j uegan 7 . . C4TD l a
.

partida seguirá 8 A x P + R2 R y ( a ) 9 DSD P 3 A 1 0 D S T C3A


1 1 D6C o l i geramente mej or, ( b ) 9 D4T R X A 10 D x C. En
1 46 AJEDREZ

cualquier caso, las blancas habrían recuperado su peón , que­


dando el rey negro en posición poco segura. Por ello las ne­
gras j uegan

7 D2R

Las negras protegen doblemente su PAR, pero 7 . . 020 .

habría dado la m isma protección, pero más eficazmente, ya


que en tonces podrían buscar las negras la simplificación . . .
C4TD ya que e l jaque 8 D4T no sería posible. Además, las
blancas no dispondrían de la j u gada a tacante 8 CSD. Des­
pués de 7 . . . 020 la part ida pod ría segu i r 8 ASCO P3T 9
A X C D X A, y las blancas habrían organizado una buena base
para un posterior ataque mediante 0-0, A3R, T D l A y CSD.

8 CSD

Es i m portante conservar la i n iciativa en j uegos abiertos


en los que un bando lleva \'entaja de u no o más tiempos.
Por tanto, las blancas abandonan su P R y amenazan l a dama
negra.
Cuando u n jugador tiene juego abierto y l leva ventaja de
tiempo, generalmente puede atacar incluso si no todas sus
piezas están desarrolladas.

8 D2D

Las negras no contestan con el cont raataque 8 . . . D X P +


porque después de 9 R I D las blancas amenazan 1 0 T l R ga­
nando la dama, y 10 C x P + ganando la torre. Si las negras
tratan de e\'itar estas a menazas con 9 . . R l D las blancas no
.

harán nada de particular, simplemente reforzarán su posi­


ción mediante JO T l R D4A 1 1 A2D (evitando . . . C4T) y las
negras quedan s i n saber qué hacer. Las b lancas t ienen todas
sus piezas desarrolladas, y las negras práct icamente n inguna.
Las blancas pueden hacer varias cosas , tales como C3R o
C4A y A x P, pero el juego no es fácil . Las b lancas deben ju­
gar con mucho cuidado para conservar su superioridad.

9 AZD

Anulando a las negras la jugada simplificat iva . . . C4TD.


Esta j ugada preven tiva forma parte i m portante del problema
PARTIDA 1 0 1 47

de cómo conservar la iniciativa. No hay que dudar en em­


plearlo a pesar de que cuesta un tiempo y parece que rebaje
la fuerza de la i niciativa.
También podrían las blancas haber jugado 9 ASCD, pero
lo j ugado tiene más valor, porque desarrolla u na nueva pie­
za, evita el cambio A x C ( que hubiese sido necesario después
de 9 . . P3T) y abre el cuadro I AD para l a torre y mantiene
.

l a batería D ( 3 C D )-A(4AD).

9 A2R

Para preparar el desarrollo del caballo de rey negro que


no puede j ugarse fáci lmente, ya que después de 9 . . . C3AR
1 0 C X C + P X C, l a formación de los peones negros está se­
riamente dañada y las posibilidades de enroque se han re­
ducido.

10 0-0 C3A

Las negras desarrollan ahora sus piezas normalmente,


pero su 3 . . . P3TR les ha costado tiempo y aún están retra­
sadas en cuanto a su desarrollo.

11 A3A!

Amenazando nuevamen te doblar peones negros mediante


12 c x c + A x e 13 A x A P x A .

En s ituaciones en que uno de los j ugadores es tá sometido


:i un violento ataque, deberá tratar de simplificar cambiando

piezas, pero aquí las negras n o pueden simplificar por cam-


1 48 AJEDREZ

bio de caballos debido a 1 1 . . . C x C 12 P x C C I D 13 A x P


T l CR 1 4 A4D D6T 1 5 P3C )' la ventaja es para las b lancas
ya que han recuperado su peón y e l rey negro queda muy
expuesto en el centro . Además la presión negra contra el
lado de rey blanco es temporal ya que no se puede i ncre­
mentar fác ilmente.

11 CxP

Perdidos por poco, perdidos por mucho. Esto l leva rápi­


damente hacia una catástrofe ya que Ja posición se \'a ha­
ciendo cada ,·ez más abierta. En conj unto, probablemente
la mej or j ugada negra en este punto sería enrocar a pesar
de l a posibil idad de que las blancas mutilen su flanco de rey
después de 1 1 . . . 0-0 C x C + , etc.

12 TRlR

En seguida las blancas se apoderan de l a columna abier­


ta, la que seguramente les proporcionará alguna forma de
ataque contra el rey negro no e n rocado.
Si por el contrario las b lancas hubieran j ugado 12 A X P,
entonces 1 2 . . . T I C daría a las negras nuevas posibilidades,
por ejemplo, 13 A x P ? D6T. Compárese esta situación con Jos
comentarios después de la 1 1 ." j ugada b lanca y obsérvese
cuanto mejor están ahora las negras puesto que su CR par­
ticipa en el ataque.

12 CxA
13 C x A!

El caballo negro en 3AD blanco puede esperar. En primer


Jugar, las blancas emprenden contra Ja posición del rey
negrn.

13 cxc
14 A x P+

El primer .resu l tado concreto de Ja estrategia blanca. Las


negras deben renunciar al enroque, y esto i ndudablemente
es e l precio del peón pasado que aún conservan.
PARTIDA 1 0 149

14 ... RIA

14 RID y el rey negro es taría aún peor. Las blancas


. . .

juegan simplemente 15 P x C amenazando el decisivo golpe


1 6 CSR y si 16 . P x C 17 TD l D .
. .

IS PxC P4D

Las negras deben bloquear la comunicación entre la dama


blanca y el alfil tan pronto sea posible, an tes de que las blan­
cas refuercen su posición mediante j ugadas tales como C4D
amenazando C6R + .

16 CSR D3D
17 TDI D

Siempre el mismo principio: ir sacando nuevas fuerzas


1 50 AJEDREZ

si se t iene u n mayor desarrollo. Compárense las Partidas


14 y 24.
Aquí las blancas a tacan el P D negro con la torre recién
movilizada, además de constituir una amenaza latente hacia
la dama negra. Siempre que el rey o l a dama estén en la
misma línea que una torre o alfil enemigos hay u n peligro
laten te aun cuando exista alguna pieza o peón i nterpuesto.

17 P3A
18 P4AD

No sólo para dirigir un nuevo a taque contra el PD negro


sino también para abrir una fila que perm i ta a Ja dama
blanca pasar al otro lado del tablero. Las línea s abiertas
son una ventaja para el bando que ataca.

18 A4A

Obsérvese que 1 8 . . P X P? pierde i nmediatamente des­


.

pués de 1 9 T x D P x D 20 TSD mate.

19 PXP CxP
20 Axe PxA
21 TxP

Las blancas han recuperado su peón y quedan muy bien.


Mantienen su ataque, mientras que las negras están aún lu­
chando por su desarrollo.

21 D3AR
22 T7D
PARTIDA 10 151

Amenazando 23 T7A + seguido d e u n pronto mate.


La posesión por parte de una torre de la 7 fila es siempre
.•

muy fuerte, y aquí lo es especialmente por el ataque triple


sobre el cuadro negro 2AR.

22 ... A3R

S i 22 . . . A x T ? 23 C x A + , ganando l a dama.
Las blancas tienen ahora la iniciath·a y ciertamente un
j uego mucho mejor aún cuando las piezas estén igualadas.
Pero estas posiciones plantean a menudo el problema de
cómo mantener la iniciativa, o de cómo convertir la ventaja
de t iempos en una ventaja de fuerza, e incluso cómo dar mate
con el número de piezas desarrolladas disponibles.
E n esta posición, si las negras pudieran cambiar ciertas
piezas o s i pudiesen i n t roduc i r sus torres en el j uego, podrían
dar la vuelta a la partida. De todas formas, esto sería d i fícil
debido a la posición vulnerable de su rey. No obstante, las
blancas deben analizar cuidadosamente la cuestión buscando
j ugadas eficaces, por lo que siguen

23 C6C +

Con esta jugada, las blancas obligan al cambio de su caba­


llo por el alfil negro, es decir, eliminando la pieza defensiva
más importante de las negras. Obsérvese que las negras de­
ben capturar.

23 DxC
24 TXA
1 52 AJEDREZ

No 24 D X A ?. Después del cambio de damas, las blancas


tienen sólo u na ligera ven taja. Sin este cambio, las blancas
vencen i nmediatamente como veremos a continuación.

24 TlR

Un ú l timo i ntento. L a s negras esperan poder obtener el


mate mediante 25 T X D ? TSR mate.
No pueden hacer nada mejor, ya que 24 . . D4C 2 5 T S R +
.

l l eva a 2 5 . R x T 26 D7A m a t e ; y 24 . . . D 4 A 25 T( 6)7R no


. .

es mejor.

25 D4C +

Este j aque i n termedio protege el cuadro I R blanco, dando


j aque y forzando a las negras a jugar su rey, y permite a las
blancas capturar la dama enemiga en la j ugada siguiente.

25 Abandonan

Pues 25 . . . R l C ( forzado) 26 T x D, etc.


Partida 11
• Defensa Philidor.
• Abandono del cent ro.
• Tiempo frente a material.
• Ataque combinado AR + CR contra el PAR
enemigo.
• Exprimiendo Ja \'entaja.
• Cambio para eiiminar una pieza bien si ·
tuada.

La gran cont ribución de Morphy al ajedrez es su estrategia


y su técnica en el manejo del j uego abierto. Exami nando sus
técnicas en j uego abierto, se pueden resum ir sus métodos de
l a s igu iente forma : Obtener \'entaja en el desarrollo; abrir
el j uego, sacrificando peones o incluso p iezas s i es necesario;
apabullar al contrario con todas las piezas disponibles antes
de que él pueda igualar o contrapegar.
En esta partida el amateur comete el error de p rocurar
una superioridad mat erial a expensas del desarrollo. Gana
primero un peón, luego otro. Esto le da al maest ro un gran
margen en e l desarrollo. Pero esta ventaj a temporal en t iem­
po y espacio debe ser empleada inmediatamente o de lo con­
trario desaparecerá. El maestro debe elegir en primer l ugar
las cas i l las más propicias a donde l l c\'ar sus piezas; l uego debe
decidir cómo manejarlas para llegar al mate o para hacerse
con una superioridad material : es una cuestión de táctica.
En la solución del p roblema táctico surgen toda clase de
factores. El m0t odo perfec to sería calcular todas las posibili-
1 54 AJEDREZ

dades, pero esto en general no es practicable, de forma que el


maest ro examinará una o dos jugadas de las diferen tes l íneas
y valorará l a posición final de cada una de estas variantes.
La base de tales valoraciones puede ser disti n ta. E n u nos ca­
sos, la base puede relacionarse simplemente con el material,
en otras con el hecho de que el rey enemigo esté somet i do a
un buen número de piezas atacantes, y en un tercer caso a
una combinación de los anteriores, etc. A partir de estas valo­
raciones el maest ro juzga la s ituación, elige la línea más fa­
vorable y decide la forma de aumentar sus ventajas.

DEFENSA PHILIDOR

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 C3AR P3D

Defensa Philidor.
Las negras construyen un muro defensivo sólido, l o que
es una ventaja, pero cierra el paso a su AR l o que es un pe­
queño inconveniente y lo lleva a un j uego más bien pasivo y
defensivo e n lugar de p rocurar un eventual . . . P4D que le daría
un j uego más activo.

3 P4D

Las blancas abren su j uego inmed iatamente, amenazando


ganar un peón mediante 4 P x P P x P 5 D x D + R X D 6 C x P.
Las negras tienen ahora varias opciones: pueden j ugar

(a) 3 . . . C3AD pudiendo continuar el j uego: 4 ASCD


A2D 5 C3A C3A l l egando a la llamada Defensa S teinitz
de l a apert ura Española.
( b ) 3 . . . C2D ( para man tener el P R central) 4 A4AD
P3AD (variante Hanham) 5 0-0 A2R 6 C3A C3A, y aunque
la posición negra está ligeramente a tada es muy sólida.
( c) El cont raataque 3 . . . C3AR 4 P x P C x P 5 CD2D
C X C 6 A X C y las blancas quedan un poco mejor.

Pero en lugar de ello juegan


PARTIDA 1 1 1 55

3 PxP

E s ta jugada e s l igeramente inferior a las de las alternativas


a nteriores porque es una forma de abandonar el centro, es
decir, conformándose con un peón en la tercera fila cuando
el con t ra rio t iene uno en la cuarta.
E l juego podría ahora continuar

(a) 4 C x P C3AR 5 C3A A2D 6 A4AD y las blancas


t ienen mayor l ibertad, lo que e n general es vál ido para
todas las \'ariantes de 2 . . . P3D.
(b) 4 D X P C3AD 5 A5CD (de esta forma las blancas
no pierden u n t iempo y la dama permanece en su buena
posición central) 5 . . . A2D 6 A X C A X A 7 C3A C3A 8 A5C
A2R 9 0-0-0.

Pero las blancas deciden perder un peón en compensación


de un t iempo extra, y j uegan

4 A4AD

Las negras no tienen piezas desarrolladas y bien podrían


con tinuar 4 . . . C3AR o 4 . . . C3AD, pero obsesionados por la
idea de conservar l a ventaja del peón recién capturado j uegan

4 P4AD?

Si las negras pudiesen mantener esta pos ición podría valer


la pena j ugar para ello, pero no pueden sostenerla y además,
no t ienen piezas desarrolladas, por lo que la superioridad blan-
156 AJEUREZ

ca tanto en desarrollo como en dominio de casillas es consi­


derable. Pero por o tra parte, las negras han conser\'ado su
peón extra .

5 P3A

Para debilitar los peones negros, las blancas atacan su for­


mación amenazando 6 P X P y 7 C X P. Si las negras juegan
algo como 5 C3AD , en tonces 6 P X P y cualquier camino que
. . .

tomen las negras terminarán con una mala formación de peo­


nes y con el m ismo número de éstos, y por tanto j uegan lo que
dadas las circunstancias es quizá lo menos malo.

5 Px P

Las blancas pueden ahora lograr un buen j uego mediante


6 C x P y las negras quedarían con el PD retrasado y u n hueco
e n su 4D a cambio de un peón extra . Los maestros con prefe­
rencia por el ajedrez posicional podrían muy bien segui r
e s t a línea. Pero las blancas optan p o r dej ar para más tarde
la lucha entre el t iempo y el material ( \'éase apartado 9 de
la i n t roducción) .

6 0-0 P X P?

Las negras hubieran hecho mejor no aceptando el peón


adicional y haber comenzado su desarrol lo con 6 . C3AD.. .

7 AXP C3AR?

Puesto que las blancas podrían aprovecharse de la posición


después de esta j ugada, tal vez, fuera mejor para las negras
jugar pri mero 7 . C3AD que constituiría una excel ente pre·
. .

p:uación para eventualmente defender el punto débil 2AR ya


que un posterior CSC se pod ría responder con . . . C4R p rote­
giendo el cua d ro 2AR negro y atacando a l m i s mo tiempo el
AR blanco.
Las bl ancas ya han enrocado, t ienen desarrol ladas tres pie­
zas menores con tra una de las negras y tienen si tuado u n peón
en 4R frente a la deficiente formación de peones negros
P4AD-P3 D. Con esta ven taja abrumadora e n cuanto a desa rro­
llo y a dominio del espacio, las blancas pueden esperar conse­
��uir algo más q ue una igualdad : es decir, que deben t ratar de
f',\ R T i lH 1 1 1 57

aumentar su \'entaja. Si fallan en sacar el mejor partido po­


sible de su momentáneo a\'ance en t iempo, hay u na posibi l i­
dad de que las negras puedan igualarle en desa rrollo, rete­
niendo simul táneamente la \'entaja de dos peones. Por todo
ello las blancas j u egan

s ese

Las blancas amenazan la captura del PAR negro. E s te ata­


que combinado de AR y CR contra el peón AR negro se da
frecuentemente en parti das de amateurs : también la e mplean
a veces los maest ros en la defensa de dos caballos. En esta po­
sición no es fácil la defensa. Cualquier répl ica obliga a las ne­
gras a ceder uno de sus peones.

8 A3R

Si 8 . P4D 9 P X P abre pel igrosamente la columna de rey :


. .

por ejemplo, 9 P3TR ? 1 0 T l R + A2R 1 1 P6D, etc. (o 1 1


. . .

C X P).

9 AXA

Las blancas cambian s u alfil en lugar de s u caballo porque


e n esta situación e l caballo \'ale más que el alfi l , ya que puede
hacer amenazas y j aques molestos.

9 PxA
10 PSR
1 58 AJEDREZ

Con la intención de responder a 10 . . . P X P mediante 1 1


D X D + seguido d e 1 2 C7A + ganando l a torre.
Es i mportan te ver cómo y por qué explota ahora el maes­
tro su ventaj a . Pudo haber j ugado 10 C X P 020 1 1 CSCR, pero
lo jugado abre e l juego, lo que hace más palpable l a ventaja
en desarrollo de las blancas.

10 ... CR2D

1 0 . . . C4D perdería una pieza después de 1 1 C x PR.

11 C x PR

E l caballo blanco ocupa ahora una posición verdaderamen­


te dominante en terri torio negro.

11 D3C

Las negras deciden contraatacar. De hecho, no tienen mu­


cha opción. Sería natural ahuyentar el caballo blanco median­
t e 1 1 . . . D2R, pero en tonces 1 2 C7A + ganaría l a torre.
Las b lancas t ienen ahora una posición p redominante, y sin
embargo u n amateur puede no saber qué hacer con ella.
¿ Cómo proseguir el ataque, protegiendo a l mismo tiempo e l
a lfil blanco amenazado? Parte de la c lave reside en e l hecho
de que si las negras captura n al alfil b lanco, éstas pueden ga­
nar la TD negra.

12 C3A
PARTIDA 1 1 1 59

Continúa la lucha del tiempo contra el material. Si ahora


1 2 . . . D x A 1 3 C7A + R I D 1 4 CD5D C x P 1 5 C x T C3T 1 6 T I C
seguido d e 1 7 T X P libera n do el caballo d e forma que las blan­
cas mantienen su ventaja material, teniendo además posibi ·

lidades de ataque.

12 C3T

Las negras deciden primero protegerse de la j ugada blanca


C7A + aunque esto sitúa su propio caballo en u n cuadro m á s
b i e n i nefectivo. Tiene poca i nfluencia en el centro .

13 TIC CxP

Las negras están una \'ez más i nteresadas en ganar mate­


rial, pero esta vez correctamente, pues m i en t ra s gana material
elimina el P R blanco que es un arma peligrosa.

14 CSD

Las blancas llevan su caballo a este cuadro centra l eficaz,


desde donde ataca l a dama negra.

14 ... D3A

Aquí surge de nue\·o la pregun ta: dada su fuerte posición


¿ cómo pueden continuar las blancas para sacar el máximo
provecho posible?

is Axe
1 60 AJEDREZ

Las blancas van al cambio para elim inar una pieza negra
bien si tuada y para aprovechar mejor sus líneas para colocar
·
más piezas en posiciones dominantes.

15 PxA
16 DST+ P3e
17 D X PR

A menazando 1 8 D x T.
Con todas las columnas centrales abiertas y con tres piezas
blancas dirigidas como pistolas contra el rey negro, las negras
es tán desahuciadas.

17 TteR

En esta posición, las blancas tienen tal fuerza que pueden


ganar la partida por diversos caminos. Por ej emplo, 18 C4D +
gana la dama y fuerza a las negras a abandonar. Pero esta
partida fue j ugada e n u n exhibic ión de s i m u l táneas, y el
maes tro, sabedor d e la tendencia de algunos amateurs de se­
guir j ugando aún con desigualdades m a ni fiestas, decide dar
mate, y por tanto j uega.

18 e6A + R2A

O 18 . . . R2R 1 9 T D I D ( a menazando 20 CSC + , e t c . ) y ( a )


1 9 . . . D x C 20 T 7 D mate , o (b) 1 9 . . . A 3 T 2 0 CSC + R I A 2 1
C(6) X P m a te.

19 ese + R2e
20 esT +

El mate está a la \'i sta. También es posible 20 C4C + D3A


21 D x D m a te.

20 R3T
21 e7A mate
Partida 12
• La apertura española.
• Mot ivos para cambiar.
• Reduciendo el ataque por neutra l i zación.
• Presión central med iante un peón.
• Cortando la comunicación en tre los l ados.
• Explotando el lado débil.
• Ataque al rey con todos los recursos.

Las variantes corrientes de las aperturas no son las ú nicas


correctas, pues interviene un factor de moda. Si una aper­
tura se emplea con frecuencia en torneos, se convierte en
obj eto de análisis teóricos y en consecuencia muchos jugado­
res hacen uso de ella. Esto no quiere decir que las formas
raramente empleadas sean necesariamente inferiores. Los
campeones mundiales tales como Steinitz, Lasker y Alekhine
de vez en cuando han salido con aperturas ''erdaderamente
sólidas que nadie conocía por ser empleadas muy raramente.
En esta partida las negras, en manos de u n j ugador de
café, escogen una defensa raramente empleada de la apertura
Española. Teórica mente no es la línea más e ficaz de esa aper­
tura y ciertamente no . se llegará con ella a u n j uego i rresisti­
ble, pero es un camino sólido y el maestro no podrá des­
bordarlo con unas pocas j ugadas. Por el contrario, al princi­
pio del j uego medio no parece haber nada mal con la posición
del amateur.
Pero es p recisamente aquí donde el maes t ro demuestra su
habilidad, primero c reando y luego explotando una debilidad.
1 62 AJ EDREZ

Hace una j ugada sutil que parece rara a unos ojos desentre­
nados, pero que conduce a la división del sistema de defensa
negro en dos partes con la comunicación entre ambas inte­
rrumpida y difícil de establecer. La cuestión es triba en que
si la comunicación entre los flancos de dama y de rey es tal
que el contrario no puede llevar fácil y rápidamente sus
piezas de uno a otro lado, puede ocurrir y ocurre, que en un
momento u o t ro tenga m inoría de fuerza e n u na parte i m ­
portante d e l tablero.
Esto es lo que sucede e n esta partida. Las negras, por falta
de comunicación no pueden defender su ala de dama. Habien­
do creado esta s ituación de debilidad, e l m aest ro p rocede a
explotarla d iestramente.

APERTURA ESPAÑOLA

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 ASC

La apertura E spañola que p roporciona a las blancas más


posibilidades que mucha s otras.
Con 3 ASC las blancas ejercen presión indirecta sobre la
posición negra, pues mediante A x C a menazan ganar a la l a r­
ga el P R negro. Esto no se puede hacer inmediatamente pues ­
to que 4 A x e PD x A 5 C x P ? se contestaría con 5 . . . DSD o
bien 5 . . . D4C, llevando cualquiera de las dos a recuperar e l
peón, y da a las negras cuando menos u n a posición t ranquila.
Pero las negras no pueden descuidar la posibilidad de la j u­
gada blanca A X C en circunstancias más favorables, como ve­
remos seguidamente en dos ejemplos en los que p rimero pro­
tegen su P R de forma que las negras n o puedan recuperar
el suyo con la dama después de la j ugada blanca C X PR.

( a ) 3 . . . C3A 4 P3D amenazando 5 A X C PD X P 6 C x P


y las negras no pueden recuperar su peón con 6 . DSD.
. .

(b) 3 . . . P3TD 4 A4T C3A 5 0-0 A2R 6 TlR y nue­


vamente las blancas amenazan _ j ugar A X C con ventaja,
como por ejemplo, 6 . 0-0 7 A x e P D x A 8 C x P y las
. .

blancas ganan un peón.


PARTIDA 1 2 1 63

3 CR2R

La idea que p reside esta j ugada es la de reforzar el CD


de tal forma que en caso de Ax C las negras puedan rep l i­
car . . . C X A p rotegiendo su PR.
La j ugada teóricamente más eficaz es aquí 3 . . . P3TD
Puesto que e l jugador de café en este torneo de s imul táneas
no h izo esta j ugada, no nos ocuparemos más en este momen­
to de l a teoría de l a apertura.

4 0-0

Las blancas enrocan ahora con el fin de ganar completa


libertad para toda clase de acciones en e l centro.

4 ... P3D

Una j ugada defensiva eficaz, que t iene nuevamen t e el in­


convenien te de restar movilidad ( Partida 1 1 ). Esta j ugada es
más o menos consecuencia del juego negro anterior.

5 P4D

Las b lancas t ratan nuevamente de abrir el j uego amena­


zando con ganar un peón mediante 6 P X P. Asimismo, 6 PSD
podría ser molesto para las negras.

5 i\2D

Las negras tienen ahora un j uego defensivo apretado pero


sólido.

6 C3A

Una s i mple j ugada de desarrollo.

6 P3A

Esta j ugada parece de amateur, pero en múl tiples varian­


tes de la apertura Española es l a forma correcta de reforzar
el centro.
E s u na j ugada que l a puede hacer igualmente un amateur
que un campeón mundial. E n una partida Lasker-Steinitz j u·
1 64 AJEDREZ

gada en Moscú en 1 896, las blancas j ugaron 6 ASC ( en lugar


de 6 C3A) y las negras consiguieron un j uego rea l mente bue­
no contestando 6 . . . P3A, ganando un tiempo.
Las blancas, que ahora dominan mejor el centro y por
tanto gozan de una ligera ventaj a, i ntentan aprovechar la si­
tuación mediante

7 PXP

Las blancas cambian ahora a fin de tener más libertad


de acción mientras exista la tensión 4D frente SR ( véase Par­
tida 9, 3 .ª j ugada negra) las blancas deben considerar, des·
pués de su P x P , las posibilidades . . . PD x P, . . . PA x P y . .
.

C X P. Este cambio les libera e n adelante de l a necesidad de


tener esto en cuenta.
Si las negras pueden conseguir . . . C3C, . . . A2R y . . . 0-0,
su posición sería excelente, si bien const reñida. Alekhine
t iene una clara p referencia hacia tales posiciones.
Obsérvese que 7 A4AD para evitar e l enroque negro, que
es buena estra tégicamente, es pobre tácticamente, pues las
negras pueden responder 7 . . C4T.
.

7 CxP

Las al ternativas 7 PDX P y 7 .. . P R X P son igualmente


buenas.

8 cxc

Esta vez las blancas cambian para despejar la d iagonal


1 D-STR para su dama.
PARTIDA 12 1 65

8 A X A + no sería bueno puesto que el AR blanco está


mej or situado que e l AD negro. La situación da al j ugador
de las negras la oportunidad de cambiar alfiles, es cierto,
pero el cambio se haría en condiciones menos favorables
para el mismo. Véase ( b ) después de la 8 .3 j ugada negra.

8 PA x C

Esto abre sospechosamente el flanco de rey.

( a) 8 . . . PD X C 9 A4A y las negras t ienen mayores


problemas. La formación P2AD-P3D-P4R es más natural
que P3AR-P4R.
(b) 8 . . . A x A podría ser contestada por 9 C7A! (de
todas formas tiene que perder el caballo) ; 9 . . . R X C
1 0 C X A y las blancas consiguen desplazar el rey ne­
gro, o bien 9 . . . D2D ? 1 0 C x P + P x C 1 1 DST + seguido
de 12 D X A y las bl ancas han ganado un peón.

9 A4AD

Las blancas s i t úan su alfil en la importante diagonal que


ha sido abierta. Dada la posición res t ri c tiva de las negras y
las líneas abiertas de las blancas, algo tiene la posición de
éstas.

9 DlA

Las negras planean neutra l izar el dominio blanco en la


peligrosa diagonal mediante . . . A3 R : una excelente idea.
1 66 AJEDREZ

10 D3A

Desarrollando la dama y amenazando 1 1 D7 A + .


f a digno de consideración : 1 0 DST + P3C 1 1 D3A A3R 1 2
D6A, pero entonces 1 2 . . . A X A 1 3 D x T A X T igua lando.

10 ... A3R

Ciertamente es la única forma de parar el ataque blanco.

11 AXA

Las a l ternat i vas 1 1 A2R o 1 1 A3C perderían u n tiempo


para las blancas y dejarían al a l fil negro en un lugar que n o
es i n ferior al del a l f i l blanco.

11 DxA

Ahora cabe pregun tarse: « Pues to que las negras han lo­
grado cortar el ataque blanco por medio de la neutral ización.
¿ Qué tienen las blancas? ¿ Dónde está su \'entaj a ? » .
En realidad, l a s blancas tienen poco m á s que la igualdad:
concre tamente, una \'entaja en desarrollo y un alfi l con l i­
geramente mayor movi lidad. El hecho de que la i n feriori dad
negra sea tan reducida es debida a las siguien tes condicio­
nes : (a) las negras se han forjado una posición defensiva
sólida; ( b ) han podido neutra l izar el ataque blanco y ( c) en
realidad las negras no tienen flojedad de peones.
E n estas condiciones n i aun u n maestro puede sacar ven­
taja sobre un j ugador de café. Hasta cierto punto, debe es-_
perar una j ugada débil o u n error.

12 CSD
PARTIDA 1 2 1 67

¿ Por qué j uegan las blancas el cabal lo que ya está desa­


rrollado, siendo así que su AD y su TD no lo están ? Desean
forzar el siguiente cambio, después de lo cual e l PD blanco
presionará sobre la posición negra dividiendo su campo en
dos partes, e ntre las que será difícil l a comunicación. Ade­
más, el cuadro blanco 4R quedará libre para una pieza.

12 cxc

P rácticamente forzado. Después de 1 2 . . . 0-0-0 1 3 A5C T l R


1 4 D3CD ( amenazando 1 5 C6C + ganando l a dama) 1 4 . . . C x C
1 5 P X C y con ello . . . C X C es forzado de cualquier forma.

13 PxC

E n este momento l a pos1c1on e s l igeramente favorable a


las blancas, pues las negras tienen un flanco de rey abierto
y e l de dama vulnerable, lo que constituye una debilidad po­
tencial. Como ya hemos dicho, la comunicación entre las alas
de rey y de dama está dificultada por este peón. Sin embar­
go, no debe j ugar un papel demasiado grande porque qu�dan
en el tablero demasiadas pocas piezas.

13 ... D3C?

¡ Error decisivo!
Las negras debieran haber j ugado 13 . . . D2D y el juego
hubiera podido seguir 14 D4R A2R ( mejor que 14 . . 0-0-0 1 5
.

A3R y las blancas podrían i n tentar e l i nicio de u n ataque con­


t ra el rey negro, motivado por la presión del PD blanco, para
1 68 AJEDREZ

lo cual no faltan ocasiones) 15 A2D 0-0 16 TD l R D4A, y las


blancas sólo están un poco mejor: ( tiene u n buen alfil y
ocupan su cuadro 4R) 1 7 D X D T x D 18 T4R TD l AR 1 9 P3AR.
La torre blanca puede i r a cualquiera de los lados del table­
ro, lo que tampoco significa mucho, dado el poco m a terial
que queda.

14 D3CD

Protegiendo su PAD y a tacando el PCD negro. Esto obliga


a las negras a realizar algunas j ugadas desventajosas.

14 P3C

Como consecuencia de esta j ugada la posición de los peo­


nes negros es des\'entajosa, por abrir diagonales para las
blancas.
Estudiaremos las a lternativas :

( a ) 1 4 . . . 0-0-0 1 5 A3R R l C 1 6 D4T P3TD 1 7 P4CD


con un fuerte a taque, o 16 . . . P3C 17 D6T segu ida de
18 P4TD ( 1 7 . . . D x P empeora las cosas ) .
( b ) 1 4 . . . T l CD 1 5 D4T + y 1 6 D x P.

Ahora que las negras se han deb i l i t ado, las b lancas tie­
nen el derecho de jugar para aumentar su ventaj a. Empie·
zan destrozando la posición del rey negro y las posibil i dades
de enroque.

15 DSC + R2A

Las negras piensan en 1 6 D7D + A2R 1 7 D x PA T R I AD


con pleno desarrollo.
Si 1 5 . . . R2R que es u na j ugada mala porque bloquea e l
alfil, 1 6 D 6 A , e t c .

16 P4AR

Las blancas hacen en primer lugar esta j ugada abriendo


líneas para el ataque, a fin de preparar D7D + .

16 PX P
PARTIDA 1 2 169

Las alternativas son igualmente malas.

(a) 16 . . . R l C ? 17 P x P P x P 18 P6D amenazando


DSD + o D4A + o D3C + .
( b ) 1 6 . . . D x P ? 1 7 D7D + A2R 1 8 P x P + R l C 1 9
D6R mate.
( c) 16 . . . PSR 17 PSA D3A 18 D4A D2R 1 9 A3 R después
de lo cual n o ha mejorado el desarrollo negro y las blan­
cas pueden preparar el golpe decisivo a su placer, por
ejemplo, T4A, T D J AR, P6A.

17 D7D +

Las blancas hacen esta jugada intermedia para inmovili­


zar al alfil negro.

17 RlC

Con 17 . . . A2R pierde el alfil después de 18 T X P + .

18 TXP P3TR

En vista de la posición i nmóvil del rey negro, es prudente


darle un cuadro de fuga. Por ejemplo, si 18 . . . D X P? 19 D6R
mate.

19 A2D

Para i ncrementar la presión sob re el cuadro 2CR me­


diante A3A.
1 70 VEDREZ

19 D x P?

¡ No vayas a la caza de un peón mientras arde tu casa!


Mejor hubiera sido 19 R2T después de lo cual las blancas
. . .

continuarían el ataque mediante 20 TD I AR .

20 A3A

Está aumentando la presión.

20 D3C
21 TDIAR

Las blancas ahora amenazan 22 T4CR y la dama deberá


abandonar la protección de su 2CR. Por otra parte, 2 1 T4CR
puede ser neutral izada mediante 21 D2A. . . .

21 R2T

Las negras descuidan la amenaza, pero de todas formas


no hay nada mejor.

22 T4CR DIR

Esperando neutralizar mediante un cambio de damas. Pe­


ro la presión blanca es demasiado aplastante.

23 D X P+

23 T X P + sería t a mbién suficiente.

23 AxD
24 T X A mate
Partida 13
• Naturaleza del juego por los flancos ( fian­
chetto).
• Importancia de que las negras tengan in­
fluencia en el centro cuando se juega el
fianchetto.
• El ataque por el flanco ( P-4TR-STR) con­
tra el fianchetto.
• Destrucción de una posición debilitada de
peón mediante sacrificio.

El desarrollo de los PC de ambos lados a su tercer cua


dro es el comienzo de una maniobra de desarrollo por los
flancos denominada « fianchetto». Normalmente la casilla 2C
la ocupa el alfil que ejerce gran presión a lo largo de toda la
diagonal, particularmente en los cuadros cent rales que for­
man parte de d icha diagonal.
En los alrededores de 1 940 los maestros de ajedrez con­
sideraron esto insuficiente para conseguir una igual dad, sal­
vo que el j ugador negro tome previamente precauciones para
evitar que las blancas obtengan plena superioridad en el
centro.
El p roced imiento de jugar un fianche tto, entonces ensa­
yado fue por ejemplo: 1 P4D C3AR ( impidiendo 2 P4R) 2
P4AD y segu idamente 2 . . . P3CR o por el otro lado, 1 P4D
C3AR 2 C3AR P3CD.
El j ugador negro temía 1 P4D C3AR 2 P4AD P3CD ?, por
motivo de 3 C3AD A2C 4 P3A seguido de 5 P4R.
1 72 AJEDREZ

Por otra parte, las negras no tem ían 1 P4D C3AR 2 P4A D
P3CR 3 C3AD A2C 4 P4R porque estaban convencidas de que
podrían obtener compensaciones en el centro mediante 4 . . .
P3D y luego con . . . P4AD o . . . P4R.
La pos i b il idad para decid i r cuándo el cen t ro del contrario
debe consi derarse inexpugnable y cuándo no es tan sólido
que no pueda ser destruido o neutral izado es, para los maes­
tros, una cuestión de experiencia en partidas. E l maestro de­
duce, de sus propias partidas y d e las de otros maestros,
que a \'eces se puede perm i t i r al cont rario u n cent ro fuerte,
pero en otros casos no. últ imamente, algunos j ugadores rela­
t ivamen te desconoc idos han j ugado de esta forma sin tomar
primero l a precaución de evitar que las b lancas tomen pose­
sión completa del centro, y sorprendentemente el enemigo
b lanco no pudo rehusar su j uego de forma convincente.
Actual mente, la s i t uación no está clara. Parece que las
negras pueden jugar e l « fianchetto» i nmediatamente, pero
han de estar seguras de que en el momento y forma oportu­
nos tendrán contrajuego en el cent ro.
En las dos partidas siguientes, e l ama teur, con las ne­
gras, j uega inmediatamente el « fianche tto», pero en la Par­
tida 1 3 lo hace al azar, sin i ntentar ejercer n i nguna i nfluen­
cia en el centro, mientras que e n la 14 s í l o intenta.
Un principio enunciado por Steinitz d ice que u na vez el
centro ha quedado estabilizado y seguro, un jugador puede
i niciar con seguridad y provecho u n ataque de flanco. El
« fianchet to», con su salida P3C es particularmente vulnera­
b l e ante un ataque por parte de su oponente P-4T-ST. Este
ataque es más enérgico cuando e l bando atacante está m ás
avanzado en desarrollo, pues entonces e l j ugador puede lan­
zar cuanto tiene con tra los puntos debilitados por su a ta­
que de flanco.

FIANCHETTO DOBLE

Maestro Amateur

1 P4D P3CD
2 P4R

Cuando las negras j uegan inmediatamente u n « fianchet to»,


es normal que las b l ancas tomen posesión completa del ceo-
PARTIDA 1 3 1 73

t ro ocupándolo con dos peones centrales, el de rey y el de


dama.

2 A2C

Las blancas están ahora obligadas a proteger su P R ame­


nazado, de forma que j uegan

3 C2D

Compárese esta forma de proteger e l P4R con la dada por


3 C3AD. Con lo j ugado ( a) el PAD conserva la libertad de
movimiento; ( b) el CD no puede ser clavado por . . . ASCD;
(c) estando en 2D el CD puede esperar i ntervenir, en su mo­
mento, en un a taque por el flanco de rey; con el caballo en
3AD se tienen menos oportunidades; ( d) pero estando e n 2D
el CD bloquea temporalmente l a dama y e l AD; (e) el PD
blanco ha quedado de momento no defendido; y (f) el CD
blanco no ejerce pre sión sobre e l cuadro cent ra l SD.
E l desarrollo del C D a 2D se encuentra en diversas apcr·
turas tales como en el sistema Colle de l a apertura de PD,
y en la variante Tarrasch de la Defensa Francesa.
Las blancas podrían haber defendido también su PR me­
d iaflte 3 A3D pero según un p recepto de Lasker es preferible
sacar los caballos antes que los alfiles, estando justificado
esto por e l hecho de que el mejor cuadro para e l alfil depen­
de mucho de cuál sea l a formación enemiga en el centro,
por lo que hay que esperar con e l alfil que e l contrario « en­
señe sus cartas » es decir, su formación en e l cent ro.

3 P3C( ? )
174 AJEDREZ

Un « fianchetto» al azar, sin razón especial. Las negras lo


j uegan sin ningún plan preconcebido; s implemente d ice :
« Bien, j ugaremos también por el otro lado » .
Los amateurs, especial mente los q u e n o h a n estudiado par­
tidas de maestros, u tilizan frecuentemente este « fianchetto»
doble, e n l a creencia de que los alfiles ejercen una tremen­
da presión sobre sus diagonales. Sí la hacen, pero hay que
tener e n cuenta que el alfil queda obstaculizado por los peo­
nes blancos en e l centro y que sólo podrá ejercer plenamente
su función s i los peones negros son capaces de abrir huecos
en el centro blanco o de neu tralizarlo. Por ejemplo, si en u n
momento dado l a s negras j uegan . . . P4AD seguido de . . .
PA X PD, este cambio mejora considerablemente e l alcance
del AR.
Por tanto, l a jugada 3 . . . P3C debe ser consi derada como
un ligero error, ya que dej a demasiada l ibertad a las blancas
en el centro. E n lugar de esto, las negras hubieran podido
jugar 3 . . . P4AD si mplemente para ejercer un poco de presión
en e l cen t ro. Si después de esto, 4 PSD P3R, etc.

4 CR3A A2C
S P3A

Esta j ugada no es necesaria en este momento, pero es


perfectamente buena. Tiene los siguientes objetivos: (a) re­
fuerza el P4D; ( b ) forma un baluarte de protección en l a
diagonal del AR negro después de e l i m i nado e l PD blanco;
(c) abre una diagonal para la dama blanca permi t iéndole pa­
sar a 2AD o 3CD; ( d ) da al AR, que se desarrollará a 4AD, la
posibilidad de que s i su actividad en ese cuadro se ve obs­
taculizada de una u otra forma puede pasar a 2AD a través
de 3CD o 3D, evitando por un lado quedar cogido (como
puede suceder en muchas variantes de l a apertura española)
y protegiendo por otro lado al P R blanco de su 2AD.
Las blancas podrían haber jugado, igualmente bien, pri­
mero 5 A4A y después P3A.
Las blancas tienen ahora un centro fuerte : las negras
sólo tienen sus dos alfiles desarrollados en los flancos, y ven
que 5 . C3AR podría ser contestado con PSR. Parece nece­
. .

sario tener alguna i n fluencia en el centro, por lo que juegan

s P3D
PARTIDA 1 3 1 75

Este tipo de j ugada, cuyo obje to es el de evi tar que el


cont rario avance sus peones e n e l centro sin peones prepa­
rando al m i smo tiempo un contraavance . . . P4AD o . P4R es
. .

una forma corriente de afron tar esta suerte de si tuación,


no sólo e n aperturas en las que las negras j uegan e l « fian­
chet to» inmediatamente, sino también en ciertas otras aper­
turas en las que las negras permiten deliberadamente que las
blancas formen u n cen tro de peones de tal forma que puedan
luego destruirlo. E s to se encuentra, ent re otras, en la Defensa
Alekhine.
E n esta partida en particular, l a jugada 5 . . P3D desem­
.

boca en la formación de peones negros, 2TD-3eD·2AD-3D que


crea huecos e n su posición. Esta formación es en genera l
mala, aun cuando de momento las blancas no pueden bene­
ficiarse de ello, pero después del cambio de los alfi les b lan­
cos en ambos lados, los huecos creados pueden constituir u n
i nconveniente serio.

6 A4A

Esta es la casilla en la que desarrollar el alfil, en primer


lugar porque p resiona apun tando al relat i vamen te débil peón
negro e n su 2AR, y en segundo Jugar porque el AR b lanco
restaría pasivo en 2R y relativamente i nactivo en 3 0 debido
a la formación de peones negros en el flanco de rey.
Además, en caso de que las negras decidan j ugar . . . P4R
las blancas conservan una diagonal para su alfi l .

6 P3R

Las negras neu tralizan la actividad blanca en la diagonal,


de la forma más senci lla, s i bien creando nuevos h uecos en
su formación de peones del lado de rey 2TR-3eR-2AR-3R.
Obsérvense las complicaciones después de 6 . . . e2D 7
A x P + R x A 8 ese + R l R 9 e6R D l A 1 0 e x A + R2A. La
prudencia de permitir esta combi nación es dudosa: 1 1 esr
P x e 1 2 D x P + . Queda evidente la vulnerabilidad de la po­
s ición del rey negro como consecuencia del fianchetto».
«

Obsérvese también que a 6 . . . eR3A puede oponerse 7 PSR.


Si 6 . . . P4R, las blancas continúan su ataque con 7 P4TR
como realmente se j ugó, y el hecho de que la d iagonal 4AD-
7 AR quede abierta para el alfil blanco representa ciertamente
un refuerzo del ataque blanco.
1 76 AJEDREZ

Una ojeada al tablero muestra que ahora las blancas do­


minan com pletamente e l centro, si tuación que no pueden
a l terar las negras con unas pocas j ugadas más. Por tanto, las
blancas están ahora en condiciones de emprender u n ataque
por el flanco. Los a taques por los flancos forman una parte
importan te de la est rategia del ajed rez, pero deben empren­
derse sólo cuando el centro esté estabil izado.

7 P4TR

Uno de los más populares ataques con tra el flanco, ba­


sado e n l a vulnerabi l i dad de la posición de los peones ne­
gros en el lado de rey. Este tipo d e ataque es ciertamente
más fuerte si las negras ya han enrocado, pero aún en este
caso resulta efec t i vo, tanto más cuanto las negras no res­
ponden con . . . P4TR.
Jugando 7 P4TR las blancas desean que las negras deci­
dan s i permiten o no permi ten PSTR. E l desarrollo de las
fuerzas blancas dependerá de esta decisión y será bien dis­
tinto en uno que en o t ro caso.
Si las negras afrontan e l ataque con 7 . . . P4TR, esto re­
presenta una futura debi l i tación del flanco de rey negro, tan­
to de su P3CR como del cuadro 4CR tal como veremos segui­
damente. Aún así, 7 . . P4TR sería lo menos malo para las
.

negras.
Otro planteamiento más simple habría sido en este mo­
mento 7 0-0 8 TI R 9 C I A , etc.

7 P4D

Para hacer retroceder a l alfil blanco. Ahora, o en el si-


PA R T I D A 13 1 77

guiente movimiento sería mejor 7 . . . P4TR ya que evita l a


j ugada blanca PST.

8 A3D

Obsérvese que en general 8 A3D es mejor que 8 P X P, ya


que si las blancas capturan, el cent ro queda igualado, m ien­
tras que si capturan las negras, las blancas man tienen su
superioridad en el centro por 8 . P x P 9 C x P. Hemos visto
. .

ya que conviene mantener l a tensión e n el centro tanto como


sea posible si se tiene ahí mayor influencia de espacio.

8 C3AR

Las negras hacen esta j ugada, que permi t i rá 9 PSR, por­


que su caballo podrá i r a S R . La mejor j ugada sería aún 8. . .

P4TR.
8 . . P X P 9 C X P daría a las blancas la posibil i dad de
.

cont inuar con 10 ASCR sacando ventaja de los huecos e n la


posición negra.

9 PSR CSR
10 D2A

La p resión adicional de una tercera p ieza fuerza a las ne­


gras a ir a una simplificación que supone la l iquidación del
cuadro 4R blanco.

10 cxc
1 78 AJEDREZ

Si 10 . . . P4AR 1 1 P x P a . p. C x P. segu ido de 12 PST o


CSR o incluso A x P + .

11 Axe

Llegados a este punto ya es dt:masiado tarde para las


negras in tentar evitar la amenaza blanca 12 PST mediante 1 1
. . . P4T R, pues en tonces 1 2 A x P P X A 1 3 D x P + R I A 1 4 CSC
D2R ( 1 4 . . . D I R 15 C x P + ) lS C x P + R l C 1 6 T3T D2A 1 7
D x D + R x D 1 8 C x P y las blancas tienen por su pieza cuatro
peones, más la calidad que vendrá. Con esta variante puede
verse lo que representa la debilidad en 3 CR.
Por tanto, j uega

11 C2D

Y ahora viene la j ugada crucial de la estra tegia blanca,


largamente esperada.

12 PST!

Las negras están ahora en una situación del icada por:

(a) 12 . . . C l A 13 P6T ganando el alfil.


(b) 12 . . . D2R 13 P6T A l AR 14 ASCR P3A IS P x P
C x P 1 6 A X P + P X A 1 7 D X P + , etc., recuperando la
pieza con un par de peones.
(c) 12 . . . 0-0 y las negras enrocan en una l luvia de
peones : 13 P x P PT x P 1 4 A x P P x A I S D x P y e l ata­
que b lanco es decisi vo : ( 1 ) IS . . . D2R 1 6 CSC o ( 2) IS . . .
D l R 1 6 D7T + .
PARTIDA 1 3 179

Ahora aparece clara l a importancia del a taque blanco a l


flanco mediante P-4TR-5TR. S e amenaza 1 3 P x P después de
lo cual el PCR negro queda defendido solamente una vez,
quedando l uego abierto a un a taque con sacrificio median­
te A x P.
Si el peón negro estuviera en 2TR, el PCR quedaría p ro­
tegido por sus PA y PT y no se l levaría a cabo el a taque A x P.
No se puede sacrificar una pieza ante un peón doblemente
defendido.

12 P4AD

Puesto que las negras no disponen de jugadas defensivas


deben buscar el contraataque.

13 ASCR

Aportando más fuerza, de tal manera que las negras de­


ban mover su dama sacándola del peligro, an tes de que
pueda prosegui r su contraataque. Las blancas también po­
drían haber j ugado in mediatamen t e 1 3 P X PC. Lo jugado es
s i mplemente una transposición de j ugadas.

13 D2A

13 P3A cuesta uno o más peones: ( a) 1 4 P R X P A x P


1 5 A X A y 1 6 P x PC ; o también ( b ) 1 4 A x PC + P X A 1 5
D x P + R I A 1 6 P6T A x P ( forzado) 1 7 A X A + T x A ( fo rzado,
pues 1 7 . . . R2R 18 D7C + ) 18 D x T + y mate e n pocas jugadas.

14 P x PC PT x P

Después d e 1 4 . . . PAR X P seguma una pequeña combina­


ción típica: 1 5 T x P T X T 16 A x P + recuperando la torre con
dos peones extra.

15 TXT+ AXT

Detengámonos a exa m i nar esta posición. Podemos obser­


var que aunque el material es el m i smo : ( a) todas las pie­
zas negras son i neficaces; (b) la formación de peones negros
en el ala de rey es débi l , por cuanto el PCR está ddendido
por sólo u n peón; (c) el AD b lanco domina los c u a d ros n e -
1 80 AJEDREZ

gros de una d i agonal i m portante con lo que i m pide l a fuga


del rey negro; ( d ) la dama y el AR blancos están sobre la
misma diagonal dispuestos para la acción; (e) a consecuencia
del fianche tto del AD negro, su PR se podría debilitar ( como
veremos luego).
¿ Cómo han podido las blancas acumular tanta potencia y
paralizar a las negras tan eficazment e ? En primer lugar, el
fianchetto negro en el lado de dama ha hecho perder a
éstas dos j ugadas, y en segundo l ugar ha perm i t i do que las
blancas debilitasen e l flanco negro de rey mediante P-4TR­
STR.
La acumulación de poder blanco es considerable, pero
esta ventaja podría desaparecer si se permi tiera que las ne­
gras l e igualasen en desarrollo a través de una serie de cam­
bios para llegar a un final . Teniendo en cuenta todos estos
elementos, en el conj unto deberá figura r u n sacrificio.

16 A X P!

Las negras no pueden aceptar el sacrificio, pues 1 6


P x A 1 7 D x P + R I A 1 8 A6T + R2R 1 9 D7T + ganando e l al­
fil . Por tanto, j uegan

16 Px P

Mejor hubiera sido 1 6 . . .C l A con tinuando las blancas 1 7


AST P x P 1 8 D4T + A3A 1 9 D x PD y ( 1 ) las blancas tienen u n
peón a salvo m á s , (2) l a s negras n o podrán enrocar, ( 3 ) pero
no hay a taque a mate.

17 AXP+
PARTIDA 1 3 181

¿ Captura ? ¡ Debe hacerlo!

17 ... RxA

La fortaleza d e la pos1c10n blanca radica e n e l hecho de


que sus tres piezas -dama, caballo y alfil- t ienen gran moví·
Iidad, y que su PSR en punta de lanza, ejerce una poderosa
i nfluencia restrictiva en lo que pueden hacer las negras, por
lo que d rey negro está al descampado, sin que n inguna de
sus p iezas pueda hacer nada por él. Esta si tuación es el re­
sultado de la acumulación de fuerza por parte de las blancas.
E l PSR, en punta de lanza, es muy poderoso en estas cir­
cunstancias, ya que i m pide la huida del rey negro. Este PR
no podría vivir mucho tiem po en condiciones normales
-está atacado t res veces y defendido sólo una vez-, pero
aquí las circunstancias no son normales.

18 D7T + A2e
19 A6T TteR

La única jugada.
Las blancas tienen una pieza menos, pero todas las que
le quedan están en acción salvo l a torre, mien tras que las
piezas negras son pasivas.

20 ese + R2R
)

Forzado, porque si 20 . . . R I A 2 1 C x P + ganando la dama


¡ Lást i m a ! Ya que el AD se llevó hacia el flanco, el PR negro
no queda protegido y deberá ser defendido.
1 82 AJEDREZ

21 AXA

Ahora el alfil protege el valioso P R blanco e n punta, ame·


nazando el doble j aque mortal 22 A6A + , e tc.
Obsérvese que una j ugada tal como 21 D X T llevaría a 2 1
. . . D X P R + 2 2 R I A A X A , y queda muy dudosa una ganancia
de las blancas.

21 TXA
22 DxT+

Las blancas t ienen l a calidad y , cosa muy importante e n el


ataque, la i n iciativa. El rey negro sin protección no t iene de­
fensa ante el ataque combinado de dama y cabal lo.

22 RlR

Forzado, puesto q u e l a s blancas amenazan C x P .

23 D7A + RlD
24 C x P+ RIA
25 D8R+

Las blancas prefieren d a r mate q u e ganar i nmediatamente


la dama.

25 DlD
26 D x D mate
Partida 14

• Neutralización del centro.


• Forzando al contrario a que realice jugadas
ineficaces.
• Avance en desarrollo.
• Planteamiento estratégico por fases.
• Empleo de una concentración de fuerzas.
• Mantenimiento del ataque.
• «Jaque escalonado».

No existe en ajedrez problema más vital que el de sacar


part ido de una posición d e apertura aproximadamen te igua­
lada. ¿ Cuál será el proceso adecuado? Con frecuencia los a ma­
teurs van simplemente j ugando a la espera de que el contra­
rio cometa un error que él pueda capi talizar. La i dea es sana
-es también lo que hacen los maest ros-, pero con varias d i­
ferencias fundamentales. Ante todo, el maestro es mucho más
rápido e n la detección de un error, aunque sea pequeño, y
además es mucho más hábil en sacar ventaja de ello. Además,
a medida que la partida progresa, el maes tro va planeando su

estra tegia para acomodarla a las posiciones continuament�


cambiantes.
L'1 mayor parte de las partidas pasan por una serie de fases
estratégicas, cada u na de las cuales surge como consecuencia
de la fase an terior. E n cada fase, el jugador puede persegu i r
un obj etivo distinto, y u n a vez l o consigue pasa a l a fase si­
guiente.
Esta parti da cons t i tuye un maravilloso ejemplo de cómo
1 84 AJEDREZ

sacar ganancia a través de un planteamiento estratégico en


una serie de fases sucesivas de la partida. Las negras j uegan
un fianchetto en el lado de rey, sin olvidar la necesidad de
consegui r alguna influencia en el centro, pero escogen un mal
camino. Su error es casi inapreciable, pero debido a él, las
blancas ganan en desarrollo, y a través de una serie de etapas
sucesivas con d i feren tes est rategias se van dirigiendo hacia
la victoria. Las fases estra tégicas son tan definidas que se
pueden describir por j ugadas.

( a ) Jugadas 5-9. Las blancas ganan t iempos y obli­


gan a las negras a debili tar su posición.
( b ) Jugadas 1 0- 1 1 . Las blancas organizan su ataque
al peón de dama negro.
( c) Jugada 1 2 . Las blancas completan la acumula­
ción d e poder con tra e l PR negro.
( d ) Jugadas 1 3- 1 5 . Las blancas emprenden un ataque
con sacrificio contra el PR negro.
( e) Jugadas 1 6-23 . Las bl ancas l iquidan la situación
de tal forma que sale con cuatro peones más la inicia­
tiva, en compensación de su pieza sacrificada.
(f) Jugadas 24-27. Después de una serie de j aques
que i mpiden a las negras el desarrollo de sus piezas ,
las blancas sitúan a s u dama en posi ción más favorable.
(g) Jugadas 28-3 1 . Después de una serie de manio­
bras con el caballo, las blancas ganan el a l fil negro.
( h ) Jugadas 32-3 3 . Con igualdad de piezas y una
aplastante mayoría de peones, las blancas fuerzan el
cambio d e damas.

FIANCHETTO POR LADO DE REY

Maest ro Amateur

P4D P3CR

Con esta jugada las negras inician con un fianchetto por


e l lado del rey.
E n general el fianchetto por el lado de rey es más prome­
tedor que por el lado de dama, porque l a j ugada auxi l iar . . .
P4AD se puede jugar e n conj unción con el fianchetto del lado
de rey, mientras que la j ugada auxiliar que se haría en con -
PARTIDA 1 4 1 85

j unción con el fianche tto del lado de dama es mucho menos


plausible, ya que consti tuye una seria d ebilidad.

2 P4R A2C
3 C3AR

Esta es sencillamente una j ugada de desarrollo, pero do­


m i na cuadros cent rales importantes.
Las blancas no han jugado 3 C3AD porque desean conser·
var la posibilidad de jugar P3AD.
No j uegan 3 A3R porque las negras podrían responder 3
. . . P4AD 4 P3AD D3C, con algunas cont raposibil i dades, por
ej emplo 5 D2D P3D 6 C3A C3AR y las blancas se encuentran
con varias dificul tades -la protección de su P4R en evita­
ción de . . . CSCR con el cambio de su A D que ha entrado en
j uego demasiado pronto- quedando las blancas algo a la de­
fensiva.
Por contraposibil idades entendemos el dar al contrario la
oportunidad de tomar la iniciativa. Cada u no elige la l ínea
que dé al contrario las menos ocasiones posibles de entra r
e n actividad. Compárese la variante anterior 3 A3R con la
partida m isma, en la que las negras no consiguen tal opor­
tunidad.

3 P3D

Como ya se i ndicó después de la S .• jugada negra de la


Partida 1 3 , es i mportante para las negras tener cierta influen­
cia en el centro, con objeto de estar preparados para una
contraacción e n un momento dado.
1 86 AJEDREZ

Obsérvese que en esta partida . . . P3D se realiza dos juga·


das antes que en la Partida 1 3 , y ello sin formar huecos en la
posición negra .
Si en lugar de 3 . . . P3D las negras intentara n ahora sacar
su caballo, perderían t iempo. Tal j ugada demuestra el peligro
de no tener peones en el centro. Por ejem plo, 3 . . . C3AR
4 PSR o 3 . . . C3AD 4 PSD. Llegados a este pun to es imposible
que las negras puedan mantener sus caballos en el cen t ro.
Si después de 3 . . . P3D el j uego continuara 4 P4AD C3AR
5 C3A se tendría una defensa i ndia de rey normal . Pero las
blancas juegan

4 A4AD

Las blancas p rosiguen su desarrollo en forma lógica, sa·


cando piezas y dominando al mismo tiempo el centro, pero
sin molestarse demasiado en evitar que las negras vayan
construyendo su centro.
De acuerdo con los principios generales del juego de fian·
chetto de rey, las negras deberían intentar ahora meter un
pie en el cen tro, ya sea mediante . . . P4R o bien . . . P4AD.
Pero desafortunadamente ninguna de estas dos j ugadas es
satisfactoria en este momento.

(a) 4 . . . P4AD tiene sus inconven ientes como vere·


mos en esta partida.
( b ) Después de 4 . . . P4R? 5 P X P P x P 6 A x P +
R2R las blancas han ganado un peón y han quebrantado
la posición negra. Si las negras trataran de preparar . . .
P4R mediante 4 . . . C2D, en tonces 5 A x P + R x A 6
ese + y vence como sigue : ( 1 ) 6 . . . R l R 7 e 6R y gana
la dama, ( 2 ) 6 . . . R I A 7 e6 R + gana la dama, ( 3 ) 6 . . .
R3A 7 D3A mate.

Vistas es tas dos varian tes es evidente que las negras no


pueden ganar dominio sobre el centro n i conseguir contra·
posibilidades con . . . P4R.
Pero las negras deben buscar de alguna manera posibili·
dades en el cen tro. Lo mejor que pueden hacer es, o bien
4 . . . P3AD o bien 4 . . . P3R seguido de 5 . . P4 D para neutra·
.

!izar el efecto del AR blanco.


El proceso de neu t ralización signi fica normal mente que se
:ilcanza una igualdad en el cen t ro y que se ha remediado la
PARTIDA 14 1 87

infe rioridad en el dominio del espacio. Es por ello que las


blancas i nten tarán evitar el cambio d e peones en la eventua­
lidad de que aparezca algún peón negro e n su cuarta fi la
horizon tal.
Vamos a seguir las j ugadas del proceso de neutralización,
4 . . . P3R 5 0-0 P4D.

( a ) 6 P X P P X P 7 A3C y e n este momento queda


neutral izado el cen t ro, pero las blancas han ganado un
tiempo y disponen de posibi lidades para explotar la co·
lumna de rey abierta.
( b) 6 A3D que puede ser aún más eficaz: 6 . . P X P
.

7 A X P C3AR 8 A3D 0-0 9 ASCR no quedando neutral izado


e l cen tro, mien tras que las blancas mantienen alguna
superioridad de espacio, ya que tienen u n peón e n su
4.ª fila mientras que las negras lo tienen en su 3.".

4 P4AD ?

¡ Ya está el error! Las negras tratan de neu tral izar el cen·


t ro de otra forma, pero ésta tampoco es sat is factoria. Aquí las
blancas juegan mejor que las negras estratégicamente y no
tácticamente como en e l caso de 4 . . . P4R y 4 . . . C2D.

5 PxP

¡ Un a importante decisión estratégica! Las blancas ceden


<!! cent ro para acelerar el desarrollo de sus piezas.
Después de considerar las principales réplicas negras (5 . . .
188 AJEDREZ

P X P y 5 . . . D4T + ) las blancas deciden que sacarán el mejor


partido cualquiera que sea l a elegida.
Además, las al ternat i vas no son muy prometoras para las
blancas. Después de 5 P3A las negras neutra lizarán a la larga:
5 . . . P X P 6 P X P P3R seguido, por ejemplo, por 7 C3A C2R
8 0-0 P4D, y después de (a) 9 A3D P X P, las blancas tienen un
PD aislado; ( b) 9 P X P P X P y ambos bandos tienen un peón
de dama aislado, por lo que las blancas tienen más motivos
para ir al cambio con 5 P X P a fin de evi tar quedarse con el
peón aislado.

s D4T+

Si las negras hubieran respondido 5 . . . P X P? e ntonces


6 A X P + ganando la dama. Esto sería un rechazo táctico de
4 . . . P4AD. Sin embargo, las negras planean recuperar su peón
haciendo j aque a l rey blanco y tomando nuevamente su cua­
d ro 4AD. Esta es la razón del alineamiento táctico de las
negras.

6 P3A

Como norma general es preferible hacer una j ugada que


desa rroll e alguna pieza, que j ugar un peón, pero en este caso
específico el peón abre l a diagonal para l a dama b l anca y
próximamente veremos lo que eso represen ta. Los princi­
pios generales pueden ignorarse cuando haya razones para
ello.

6 D X P ( 4A )

Ahora l a s negras h a n logrado s u obj etivo , que era la eli­


minac10n de uno de los peones cen t rales blancos, pero en
cambio, las blancas t ienen una ventaja aún más i mportante
de val'or inmediat o : el avance en desarrollo. Veamos cómo lo
emplea.
Las negras podrían haber respondido 6 . . . P X P , pero des­
pués de 7 0-0 obsérvese el desarrollo negro y la falta de coo­
peración de sus piezas. Su dama está completamente fuera
de j uego.

7 D3C
PARTIDA 1 4 1 89

Primera consecuencia de Ja decisión estra tégica tomada


con 5 P X P. E s una j ugada con amenaza. Defiende el AR
blanco y obliga a las negras a defender su PAR de forma
que las bla ncas pueden ganar un t iempo extra con 8 A3R.

7 P3R

Es la única respues ta, que tiene el incon\'eniente de des­


p roteger el PD negro. La verdadera esencia del juego posi­
cional estriba en hacer una jugada que fuerce al cont rario a
replicar con una j ugada que lo debil ite. Además vuelven a ha­
ber huecos en la posición negra. Compárese con Ja Par­
t i da 1 3.

8 A3R

Segundo paso en J a est rategia bl anca. Esta jugada n o sólo


desarrolla el AD blanco a un cuadro desde el que domina dos
diagonales i mportantes, s i no que además, al obligar a las ne­
gras a mover su dama, ganan un t iempo para las blancas.

8 D2A
9 C3T

Jugada agresiva que p rosigue el ataque. E s te es el tercer


paso en l a estrategia blanca.
Normalmente los caballos deben desarrollarse hacia el
cent ro desde donde dominan mayor número de casillas. Sin
embargo, aquí está justificado su desarrollo hacia el flanco
ya que amenaza LO CSCD con \'arias posibil i dades de a taque.
Si las negras responden a 9 C3T con 9 . . P3TD , las bla ncas
.

bloquearían completamente el ala de dama negra mediante


10 A6C por Jo que las negras j uegan

9 A2D

Hasta ahora la estra tegia blanca ha consi s t ido en ganar


tic:mpo y obligar a las negras a deb i l i tar su posición. Ahora
la partida entra en una nueva fase en la que la estrategia
consistirá en explotar los pun tos débiles recién creados (el
PD negro).
Es i mportante aquí considerar el orden de las j ugadas.
Por ejemplo, 10 0-0-0 parece muy sólido, más sólido que lo
1 90 AJ EDREZ

real mente j ugado en la part ida, pero después de 10 . . . C3AR


1 1 A4A C x P 12 T R l R C4A resulta d i fícil hallar una continua­
ción agresi\"a. Por e l lo, las blancas j uegan

10 A4A

Esta j ugada es contraria a la norma de no j ugar dos \"eces


la misma pieza durante la apertura, pero aquí este procedi­
miento queda j u s t i ficado porque las blancas están siguiendo
un plan as tutamente pensado : a tacar al débil P D negro. La
dama negra está ahora sobre la misma diagonal que un alfil
contrario, cosa que siempre presagia peligro aun cuando la
dama esté separada del alfil enemigo por peones o piezas de
cualquier color.

10 C2R

Ahora 10 . . C3AR podría inducir a la enérgica répl ica 1 1


.

P S R P X P 1 2 AD X P. Además 1 0 . . N R no es posible debido


.

a l l AxP+.

11 0-0-0 ClA

E l caballo ha llegado a tiempo de defender su PD atacado


pero las piezas negras no se desarrollan.

12 C4D

O t ro detalle táctico de la estrategia general. Ahora las blan ·


cas amenazan ( a ) 1 3 CRSC ganando el PD y ( b) 1 3 C x P, un
sacri fic i o con objeto de at acar al rey negro no enrocado.
PARTIDA I 4 I91

Obsérvese que e n lugar d e j ugar inmediatamente 1 2 ese,


las blancas adelantan primero su CR para poder responder
a . . . A x e con e x A, es decir, manteniendo la amenaza contra
el PD negro. El j ugador a tacante n o debe dar al defensor la
oportunidad de cambiar piezas atacantes i mportantes.
Si ahora las negras juegan:

( a ) 1 2 . . . A x C, entonces 13 T x A P4R? 14 A x P +
R I A 1 5 A6T + etc., dando a las blancas un peón y el ata·
que. Aun cuando 13 . . . P4R no era necesario inmediata­
mente, parecía peligroso a las blancas y por tanto debe
ser considerado. Si1� . . . P4R las negras han cambiado
su alfil fuerte por nada.
( b ) 1 2 . . . 0-0 1 3 CRSC A x e 1 4 e x A ganando por lo
menos un peón.
- (c) I2 . . . P4R 13 A x P + R I A ( 1 3 . . . R2R 14 ASC + )
I 4 e6R + A x e I S D x A ( amenazando mate) I S . . . D x A
I 6 D x e + con ventaja de material para las b lancas.

Por todo ello, las negras deciden evitar las amenazas a su


PD, pero esto es aún peor que las anteriores alternativas.

12 ... P3TD

Detengámonos para examinar esta posición. Las blancas


tienen seis piezas desarrolladas activamen te, y las negras
como máximo tres. Las blancas dominan completamente el
centro y las negras sólo una diagonal larga. Las blancas han
enrocado dando ::ictividad a su TO mientras que las negras
no han enrocado aún y sus torres y caballos quedan en su
1 92 AJEDREZ

primera lila. El rey negro todavía está en el centro. Después


de tan sólo doce j ugadas las piezas blancas están a tacando
d i rectamente a los peones PD y PR negros e indirectamente
�11 rey y dama negros detrás de ellos.
La es tra tegia blanca ha derivado en una t remenda con­
centración de fuerzas. Sus piezas han entrado en el corazón
de la posición negra. Con tal conce n t ración de poder, debe
exist i r alguna combinación para las blancas.
El hecho de que las blancas puedan decid i r l a partida
med iante un sacrificio no es una cuestión acciden tal. Siempre
que exista una d i ferencia de desarrollo entre ambos bandos
el que t iene el mayor desarrollo debe buscar una combina­
ción, especia lmente cuando el rey enemigo no ha enrocado
aún. En tales posiciones es indicado el proceso de intentar
sacrificar material a fin de abrir la posición y exponer el rey
enem igo al a taque directo de las piezas propias.
Aun contando con tanta mayoría como tienen las blancas
en esta posición, es di fíci l encon trar una victoria forzada.
Las bl ancas deben j ugar muy cuidadosa y exactamente. Esto
hace tan d i fícil y a l mi smo tiempo tan a t ractivo al juego del
ajed rez.
Pero, o bien se hace sacrificio y por necesidad se encuen­
tran las jugadas correctas para ir siguiendo, o bien se des­
perdicia la ocasión que no se volverá a presentar.

13 A x PR

1 3 C X PR sería i noportuno, porque después de 1 3 . . . P X C


1 4 A X PR las negras no necesitan recapturar su 3R.

13 PxA
14 CxP AxC

¿ Qué m ás se puede hacer?, el cabal l o blanco es taba ame­


nazando a la dama y al a l fi l simultáneamente

15 DxA+ RIA

o bien : ( a ) 15 . . . D2R 1 6 D x C + . etc., ( b ) 15 . . . R l D 16 T x P + !


C x T 1 7 A5C + , etc., (e) 1 5 . . . C2R 1 6 C4A! R I A ( de otra forma
C x P + etc.) 1 7 C x P.

16 TxP
PARTIDA 1 4 1 93

16 A x P + renunciaría al a taque, si bien conservando aún


tres peones por la pieza, y con buenas oportunidades.

16 ... C3A

Pues si 16 . . . C x T 1 7 A x C + ganando la dama.

17 TRlD

Obsérvese que las blancas no pueden mover su TD de


donde está por . . . D X A + . Pero ahora podría j ugar 1 8 A3C
con amenazas.
Las blancas deben considerar 17 P3CR ( defendiendo al
alfil y amenazando 1 8 T7D) , pero a ello se podría responder
17 . . . C I D ! 1 8 DSD C2R.

17 D2R
18 T x C!

O tras jugadas son menos convincentes -suponen un cam­


bio de damas y conducen a un final en el que las blancas
tienen tres peones por una pieza, con lo que se puede vencer,
pero sin ser totalmente cierto.

18 PxT
19 D x PA

Las blancas t ienen ahora cuatro peones más y la iniciativa


como compensación por su torre temporalmente sacrificada.
Sin d isponer de la i niciativa, aun cuatro peones n o serían
1 94 AJEDREZ

suficientes, pues la práctica ha demost rado que si las negras


hubieran logrado cambiar damas hubieran tenido el mejor
final.

19 D3A

¿ Qué más? Si 1 9 . . . D2T 20 TBD + y ganan.

20 DxT DxA+
21 Rle D2AD

2 1 . . . R2A no es mejor para las negras: 22 T7D + C2R


(22 . . . R3R? 23 DSD + o 22 . . . R3A 23 D x P + seguido de
24 T X A) 23 DSD + y ganan.
Las blancas aventajan ahora en cuatro peones y un quinto
para tomar, además de la iniciativa, como compensación de
su alfil. Veamos cómo se emplean.

22 D xP R2R

Para permitir a su torre en trar en juego y para evitar


23 D6R seguido de 24 T7 D. Las blancas finalmente ponen su
caballo en j uego y con t iempo.

23 ese D3e

Considerando el gran número de peones pasados que tie­


nen las blancas , un cambio no es muy indicado para las
negras, pero así y todo es lo mejor, ya que su rey está muy
poco seguro mientras la dama blanca esté sobre el tablero.
PARTIDA 1 4 195

Si ahora l a s blancas cambiaran 24 D x D C x D . podrían


ganar con 25 P3CD seguido del avance de peones e n e l flanco
de dama ( 26 P4TD etc.) . Pero puesto que la victoria les será
más fácil conservando la dama, eluden el cambio. Con su
jugada siguiente se acerca la dama a una posición más favo­
rable, con una serie de jaques continuos. Esta técnica es
frecuente en los problemas.

24 D3T + R3R

Después de 24 . . . R3A la continuación es d i fícil , pero 2 5


PSR + atrae al rey a campo abierto. Después de 25 . . . R x P
26 P4AD ! , amenazando por ejemplo 27 D3A + .

25 D3C + R2R

Después de 25 R3A tendríamos el m ismo tipo de conti·


nuación que en la nota a nterior.

26 D4C+ R3R

S i . . . 26 R2A 27 T 7 D +

27 D4A + R2R
28 C7A

Amenazando ganar la dama mediante 29 CSD + .

28 TlD
29 TxT

Para ganar e l alfil. O habría podido ganar l a calidad con


29 eso + T x c 30 T x T.

29 RxT
30 C6R + R2D
31 CxA D X P( 2A )

E l único intento d e perturbar la tranqui lidad d e l rey


blanco.

32 D4D +
1 96 AJEDREZ

Forzando el cambio de damas. Las blancas podrían haber


j ugado por ejemplo 32 D6R + , pero e n esta situación en que
l a abundancia de peones blancos es aplastante, y las b lancas
han recuperado su pieza, el camino más sencillo es cambiar
damas y avanzar los peones.

32 DxD
33 PxD R2R

ú l t ima esperanza negra de ganar el caballo mediante . .


R2A.

34 PSD

Para perm i t i r el escape del caballo por 6R.

34 Abandonan
Partida 15
• Gambito del centro.
• Acumulación de tiempos y por tanto de po­
tencia.
• Juego contra peones doblados aislados.
• Análisis y explotación de debilidades múl·
t ip l es .
• Final caballo contra alfil.
• La movilidad del alfil obstruida por peones
doblados.
En una posición dada, la valoración de la fuerza relativa
de ambos bandos en sus distintos aspectos puede ser sólo
aproximada. Incluso puede serlo e l comparar l a fuerza del
material contando las piezas. Pero contar los tiempos, como
se hace para medir el desarrollo, es una forma de medición
muy tosca que puede variar entre muy valiosa e inútil.
En muchas de las partidas anteriores se ha resaltado l a
importanc ia de un adelanto de tiempo, sin embargo, un t iem·
po no es una cantidad absoluta, sino que t iene distintos va­
lores.

( a ) En pos1c10nes turbulentas puede ser decisivo.


( b ) E n posiciones abiertas, e n general vale l a pena.
( c) En posiciones cerradas no representa mucho.
( d ) E n posiciones muy cerradas n o vale nada.
( e ) En los finales puede representar l a diferencia
entre ganar y perder en uno u otro sent i do ( es deci r,
que u n tiempo puede también perder la partida) .
1 98 AJEDREZ

En la presente partida e l tiempo figura de una forma muy


peculiar, porque el alfil b lanco precisa de dos j ugadas para
pasar a sus cuadros más eficaces. Decimos que las blancas
ganan dos t iempos porque por dos veces en la apertura un
caballo se desplaza a tacando a la dama negra. Pero s i exami­
namos la posición después de la 1 0.• j ugada negra parece
que los dos tiempos consisten en el movimiento de los alfi­
les a su 2R y 2D. Es tas j ugadas de los al files ¿ son medios
movi mien tos o no son siquiera movimien tos? Los alfi l es blan­
cos precisan hacer u na jugada más para si tuarse e n su ca­
silla más e fectiva (en este caso SCR y SCD) . Si como en la
presente partida se juega primeramente A2R y más tarde el
mismo alfil se pasa a SCD, ¿ podemos decir que cuenta como
u na sola j ugad a ? A veces sí, y a veces no.
Estas j ugadas tienen dos aspec tos: ( a ) generalmente, al
iniciarse la partida no se puede saber cuál será el mejor
cuadro para el alfil, lo que depende del curso de l a m i sma.
Por tanto A2R es una especie de j ugada de espera. Pero, (b)
A2R es una j ugada de desarrollo, aun cuando el alfil no de­
sempeñe n i nguna función en 2 R , porque con esta j ugada se
posibi l i ta el enroque y el desarrol lo de l a TR. Todo ello lo
i remos encontrando en l a partida .
Resumiendo la cuest ión de los tiempos en la partida :

( a ) La dama negra sale muy pronto.


( b) E s to da a las blancas l a oportunidad de desarro­
l larse ganando un t iempo ( C3AD, C3AR, T l R) .
( c ) Por otra parte, las amenazas negras con s u da­
ma fuerzan a las blancas a un « semidesarrollo» ( A2 R ,
A2D ) .
( d ) E l balance f i n a l , s i n embargo, es de una l i gera
ventaja para las blancas que gradualmente i rá aumen­
tando has ta ser una ven taja importante.

Este proceso es característ ico en ajedrez : u na ventaja se


i ncrementa si se hace buen uso de ella. E n esta partida ASCR
y ASCO l levan a una simplificación y a u n final en el que las
negras tienen un par de peones doblados a islados.
PARTIDA 1 5 1 99

EL GAMBITO DEL CENTRO

Maestro Amateur

1 P4R P4D

No con te n tas con j ugar lentamente hacia u n a igualdad,


las negras contestan inmediatamente a l a posición del cen·
tro por las blancas y abren una columna para el desarrollo
de sus piezas. Esta apertura , el Gambito del Cen tro, es teó­
ricamente más floj a que la Defensa Siciliana o Ja Francesa,
porque después de 2 P X P D X P 3 C3AD las b lancas ganan u n
tiem po i m portante para e l desarrollo en u na apertura en l a
que un tiempo extra cuenta. También h a y q u e considerar e l
hecho de q u e t a n t o en Ja Siciliana como en la Francesa Ja
construcción del cen tro es de carácter d i s t i n to para las blan­
cas que para las negras, Jo que significa que cada uno de los
bandos tiene sus oportunidades específicas. Contrariamente,
en el Con tragambito ucl Cen t ro la situación es equivalente;
desaparecen el PR blanco y e l PD negro, lo que quiere decir
que di fíci lmen te las negras puedan tener oportunidades que
no las tengan aún más las blancas. El único factor favora­
b le a las negras en esta apertura es una circunstancia tácti­
ca : la dama negra podría ser peligrosa, pero sólo si las b lan­
cas se descuidan.

2 PxP

Normalmente aquí las blancas cambian, porque como ve·


remos adelante más bien adquieren con ello una ligera ven
taja cualquiera que sea la respuesta negra.
Si en lugar de cam biar con t i nuase 2 PSR las blancas per­
derían un t iempo en Jugar de ganarlo, y después de 2 . . . A4A
� P4D P3R las negras tienen una especie de Defensa France­
sa en la que el AD está mej o r si tuado de lo que corrientemen­
te está. Continuando con . . . P4A y . . . C3AD las negras t i enen
un maravilloso j uego.
2 P4D conduce al Gambito B lackmar, que es dudoso pero
l leno de posibi l i dades. Más frecuentemente se llega a l Gam­
bito Blackmar mediante 1 P4D P4D 2 P4R.

2 DxP
200 AJEDREZ

Ésta sería una j ugada excelente si la dama se pudiese man­


tener por sí misma en el cen t ro del tablero, pero es dema­
s iado vulnerable. a un ataque. Se perderá tiempo apartándo­
la del peligro, t iempo durante el que las blancas i rán desa­
rrollando sus piezas.
También se ha empleado aquí la l ínea Escandinava 2 . . .
C3AR, l o que e s un poco mejor, y con l o que las blancas tam·
bién salen algo mejor que las negras después de 3 P4D C X P .
Llegados a este punto las blancas pueden hacer perder u n
tiempo a l a s negras además de ganar un excelente cen t ro
para sí mismas mediante 4 P4AD C3C 5 C3AD o con t i nuar.do
4 C3AR ASC 5 A2R P3R 6 0-0 reservando P4AD para más
tarde. Si de todas formas, después de 2 . . . C3AR las blancas
j uegan 3 P4AD tratan do de retener e l peón del gambito, en­
tonces 3 . . . P3A 4 P X P C X P dando a las negras mejor desa­
rrollo, Ju que puede compensar el peón extra de las b lancas.
Finalmente, después de 3 P4AD P3AD las blancas pueden
segui r con 4 P4D alcanzando la variante Panov del Caro-Kann
después de 4 . . . P X P 5 C3AD. A esta posición se l lega nor­
mal mente por la s iguien te vía : 1 P4R P3AD 2 P4D P4D 3 P X P
P X P 4 P4AD C3.AR 5 C3AD.

3 C3AD

Las blancas ganan un tiempo obligando a j ugar la dama


negra.

3 D4TD

Llevándola a la diagonal en l ínea con el rey blanco, las


negras esperan poder ejercer alguna presión, aun cuando de
momento esa diagonal está completamente cerrada. 3 . . . D l D
hubiera sido más pasivo. Aquí las negras se limitan a apartar
la dama s i n ninguna compensación por e l t iempo perdido.

4 P4D

Ahora las blancas abren su centro a expensas de dar a


las negras un poco más de presión sobre la diagonal.

4 P4R

Con el fin de equilib rar el centro. A t revido pero dudoso.


PARTIDA 15 20 1

Hace perder un tiempo más a las negras. Más sólido hubiera


s ido 4 . . . C3AR 5 C3A ASC 6 P3TR A x e 7 O x A P3A 8 A2D
C020 9 0-0-0 P3R 10 A4AO 02A y las blancas es tán un poco
mejor, por tener un j uego más libre.

5 PXP

U n poco más i n cisivo que 5 C3A que también podrían ha·


ber j ugado las blancas y después de l o cual la partida hubiera
continuado: 5 . . ASCO 6 A20 ASC 7 A2R y luego de 7 . . C3AO
. .

8 P3TO las negras deben simpl ificar y las blancas conservan


su ventaja.

5 ... D x P+

Con es to se pierde otro t iempo, pero las negras no tienen


apenas nada mejor.
Podrían i ntentar un ataque prematuro 5 . . ASCO, y según
.

l a teoría 6 A20 C3AD 7 P3TD CSD ( mejor jugada sería 7 . . .


O X P + y las negras estarían igual de mal que en J a partida)
y las blancas no pueden capturar el alfi l : 8 P X A ? D X T 9
O x O + C x P + , etc. Sin embargo las blancas podrían segu i r
8 CR2R c o n un j uego excelente manteniendo su peón extra .

6 A2R

Esta j ugada es mejor que 6 A3 R ya que entonces, después


de 6 . . ASCO 7 CR2R las blancas no ganan su segundo tiem­
.

po con CR3A.
Naturalmente, las blancas no ofrecen el cambio de damas
con 6 D2R. Motivos : (a) e n posiciones sin las damas e n ac-
202 A J EDREZ

c10n, general mente un tiempo no quiere dec i r mucho, pues


después de 6 . . O X O + 7 A X D la posición es aproximada­
.

mente i gual ; ( b ) Las blancas no quieren cambiar su dama


« buena » por la negra que está en si tuación expuesta.

6 ASCO
7 A2D C3AR

Después de 7 . . ASCR 8 CSC A X A + 9 D x A amenazan


.

las blancas 1 0 C x P + D x C 1 1 A X A ganando un peón. Las


negras han de s i m p l i ficar: 9 A X A 10 D x A D x D + 1 1 C x D
. . .

C3TD 1 2 0-0-0 y al igual que en l a partida, las blancas están


adelan tadas u nos cuantos t iempos, l o que no tiene impor­
tancia aquí, i n depen dient emente del cambio de damas, debi­
do a la agresiva posición de las piezas blancas.

8 C3A

Desarrollándose y ganando otro tiempo.

8 D2R
9 0-0 0-0

Véase la pos 1c10n. Las blancas están avanzadas en tiem­


pos, pero tales t iempos no i mpresionan mucho. Por un lado,
los alfiles blancos están en 2 0 y 2R y deberán perder u n
tiempo cada u n o para entrar e n acción. pero por otro lado
ese avance de tiempo blanco tiene algu na signi ficación como
ya veremos. Una de las razones es el hecho de que la dama
negra con t i núa vul nerable e n su 2R.
PARTIDA 15 203

10 T1R

Las blancas ocupan la columna abierta, amenazando por


consiguiente con ganar o t ro tiempo al mover su AR. Ahora
las negras no se pueden sentir seguras m ientras su dama esté
d i rectamen t e en línea con la torre blanca.

10 C3A

La posición de las blancas es algo mejor. Su TR está me­


jor situada y su AD está algo desarrollado por lo que buscan
un plan y deciden llevar su AD a SeR clavando e l caballo
negro, y luego mover eSD con la i ntención de dispersar los
peones del flanco de rey negro.

11 P3TD

Antes de j ugar ASeR las blancas mueven 1 1 P3TD a fin


de no verse obstacul izadas con un peón dob lado después de
. . . A x e . Pero deben pensar en los aspectos tácticos de esta
j ugada, que puede conducir a posiciones desde las que no
sea posible l levar a cabo la estrategia que se había decidido.
Si las negras responden 1 1 . . . A X e las b lancas contestarán
1 2 A x A que es también favorable para ellas, que quedan con
los dos al files y un j uego l ibre. Si entonces las negras tratan
de eliminar los dos al files median te 12 . . . eSR las blancas no
podrán e\'itar el cambio de uno de ellos . No obstante, las
blancas conservan en este caso una ventaja con 13 ASe e X A
1 4 T x D e x D l S A x e e x Pe 1 6 ASD. Ahora las blancas a me­
nazan ese y T X PAD. Las negras están sentenciadas a perder
su peón extra e incluso les será di fícil evitar la pérdida de
un segundo peón : (a) 16 . . . eST ret irando su caballo cuanto
antes, 17 ese gana dos peones quedándose las b lancas con
por lo menos uno pasado, ( b ) 16 . . . P3AD 1 7 A3C A3 R! des­
pejando el juego al coste de su peón extra, 1 8 T X Pe esA J 9
e4D y · tal vez las blancas ganarán otro peón, pero las negras
t ienen posibilidades de tablas.
La plausible j ugada 1 1 ASeD (en lugar de lo jugado en
l a partida) sería replicada con 1 1 . . . D4A amenazando ganar
una pieza median te 12 . . . A x e v- 13 . . . D X A( S e ). Las b lancas
podrían proseguir: (a) 12 A3R D4T 1 3 A x e A x e 1 4 P x A
P x A y las blancas no t ienen nada, o bien (b) 1 2 A x e D x A
1 3 esR D3T con igualdad de oportunidades.
204 AJEDREZ

11 A3D
12 ASCR

Realizando su plan , las blancas amenazan ahora median­


te 13 CSD d i rigir un segundo ataque contra el caballo clava­
do, forzando por tanto el debili tamiento del ala negra de
rey. Esta amenaza es de lo más serio, ya que se d i rige contra
la dama al mismo t iempo que ejerce presión doble sobre el
caballo.
E l ataque al C3AR clavado po r CSD aparece en una posi­
ción normal a la que el defensor debe atender cuidadosamen­
te. Las consecuencias de un ataque de esta índole son fre­
cuentemente catastróficas después de unas pocas j ugadas.
Esta posición se da también en algunas \'ariantes de la Par·
tida 1 7 .
Obsérvese que las blancas no j uegan su AR pues con ello
se conseguiría simplemente que l a dama negra pasase a un
cuadro menos expuesto, si bien en la con tinuación esto no sig­
n i fica mucha diferencia .

12 DlD

La dama negra se repliega a su puesto. Las negras tienen


que rechazar la a menaza blanca. Si ahora 1 3 CSD (o 1 3 C4R
que lleva a l m ismo s i t i o ) las negras pueden desclavar con 1 3
. . . A2R q ue es l a forma normal . E n esta posición e n particu­
lar, después de 1 3 eso las negras t ienen una respuesta aún
más fuerte : 1 3 . . . A x P + 14 R x A D x C I S A x C D x D 1 6
T O X O P X A y las negras t ienen u n peón extra.

13 ASC

Puede \'erse que esta pos1cwn no puede ser valorada ex­


clusivamente contando t iempos. Las b lancas no están tan ade­
lantadas en tiempos como después de 10 . . . C3A, pero sus al­
íiles están ahora mejor si tuados.
Las bl ancas han abierto su columna de rey y disponen de
la ligera amenaza 14 A X CD dando a las negras un peón do­
blado aislado y adquiriendo para sí un mayor control sobre
sus cuad ros 40 y SR. Otro acierto de Ja jugada blanca se ve
claro después de 13 . . . A2 0 ? a lo que pueden responder 1 4
CSO A2R I S A x CO A x A 1 6 C x A + ganando una pieza ya
PARTIDA 1 5 205

que el cambio 15 A X CD priva al A R negro de su doble pro­


tección.
Examinemos las futuras amenazas blancas preguntándo­
nos qué es lo que harían si pudiesen mover una vez m á s :
1 4 A x CD P X A ( el peón doblado n o importa mucho mientras
las negras tengan los dos alfiles como compensación, salvo
que las blancas puedan tomar ventaja i nmediatamente) 1 5
C4R A2R ( forzado) 1 6 D x D y ( a) 1 6 . . . T x D 1 7 C x C + A X C
( 1 7 . . . P x C 1 8 T X A P x A 1 9 C x P) 1 8 A X A P x A 1 9 TD l D ,
dos peones doblados s i n compensación o bien : ( b ) 1 6 . . . A x D
1 7 C x C + A x C ( 1 7 . . . P x C ? 1 8 A6T) 1 8 A x A P x A que es
casi lo mismo. La cues tión es que u no de los alfiles negros
desaparece, después de lo cual el peón doblado aislado ya
cuenta cont ra las negras.

13 A2R

Desclavando y simplificando.
Después de u na jugada tal como 1 3 . . A5CR las blancas
.

continúan 14 A X CD como se indicó anteriormente.

14 A x CD

Las blancas cambian con objeto de dej ar a las negras con


un peón aislado. En las Partidas 1 7 y 1 8 el bando a tacante no
teme al aislamiento de sus peones, ya que conserva el ataque.
En esta partida las negras no tienen posibilidad de atacar, y
además, debido al cambio quedan con peones doblados ais­
lados, desventaja mucho más seria que cuando se trata de un
peón aislado. La desventaja surge de la próxima jugada de
ataque blanco, que conduce pronto al cambio de uno d e los
alfi les negros.

14 PXA

1 4 . . . D x D? perdería una pieza después de 1 5 TD x D


P X A 1 6 T X A. Si al hacer un cambio u no de los j ugadores
desea i ntercalar otro cambio será prudente analizar cuida­
dosamente las consecuencias.

15 CSR
206 AJEDREZ

Continuación lógica. Las blancas toman posesión de la ca­


silla conquistada SR y explotan los peones doblados aislados.

15 A2C

(a) 1 5 . . . A2D pierde una pieza después de 1 6 A X C A X A


1 7 C x A o después de 1 6 C x A ; ( b ) 1 5 . . . D x D 1 6 TD x D
pierde un peón después d e 1 6 . . . A2C 1 7 C x PAD puesto que
el AR está desprotegido. Resulta muy graci osa la conti nua­
ción 17 . . . A X P siendo el alfil lo que l lamamos « desespera·
do ». ( La cosa es que después del obvio 18 P x A A x C. las
negras no habrían perdi do un peón.) 18 CST ! A x PCD 1 9
C4T ! Mírense los caballos ! Las negras deberán perder uno
u otro a l fi l .

16 C7D

Un in teresante pseudo-sacrificio mediante el que las blan­


cas consiguen doblar también el PAR. Obsérvese que las
j ugadas negras son forzadas, mientras que las blancas ame­
nazan ganar l a calidad con 1 7 C x T. Por tan to:

( a) 1 6 . . . C x C 1 7 A x A D I A 1 8 A x T gana la calidad
(b) 16 . . . D x C 17 D x D C X D 1 8 T x A ( C juega ) 1 9
T x P gana u n peón.
( c) 16 . . . TI R, que es lo j ugado en la pa rtida, con­
duce a l aislam iento de un segundo par de peones.

16 TIR
11 Axe AxA
PARTIDA 15 207

Si en lugar de esto, 17 . . . P x A 18 D4C + RIT 19 TDID con


un enérgico ataque blanco.

18 T X T+ DxT
19 C x A+ PxC

Las negras tienen ahora dos pares de peones aislados lo


que consti tuye una flojedad muy seria. Veamos cómo proce­
den las blancas para aprovecharse de esta situación.
Frecuen temente estas posiciones se pueden ganar en el
ataque porque el ala de rey negra está seriamente malpara­
da, y el alfil negro no tiene mucho alcance. Por ejemplo, des·
pués de 20 D3A D3 R? 21 C4R las negras están prácticamente
perdidas : 2 1 . . . R2C 22 CSA DIA 23 T I D seguido de 24 T4D
o T70 y ganan inmediatamente. Pero las negras juegan 20 . . .
04R! inmovil izando temporalmente e l caballo blanco, des­
pués de lo cual las cosas no se presentan tan fáciles : las
piezas negras empiezan a jugar.
Es por esto que las blancas deciden explotar la flojedad
negra en el final.

20 D4D

Esta jugada sitúa a la dama en pos1c1on de ataque, pre­


para el desarrollo de la torre, amenaza D X P y prepara C4R
que ataca al PAR negro una segunda vez amenazando tam­
bién al mismo tiempo CSA.

20 D4R
21 TlD
208 AJEDREZ

Ahora ya están en juego todas las piezas b lancas.


2 1 D X D hubiera fortalecido la posición de los peones ne­
gros.

21 TlR

Amenazando 2 2 . . . D8R + seguido d e mate.

22 D x D!

Y ahora las blancas sí juegan lo que una jugada antes


hubiera favorecido a las negras, pero desafortunadamente
para éstas la j ugada natural 22 . P X D desdoblando los peo­
. .

nes del ala de rey no funciona: 23 T7D T l AD 24 C4R con toda


suerte de amenazas; por ejemplo, ( a ) 25 CSA, del icado para
las negras; ( b ) 25 C6A + R2C 26 C4C ganando un peón ; ( c) 25
CSC ganando un peón. Por tanto, las negras deben tomar con
su torre con lo que se mantiene doblado el peón.

22 ... TxD

¿ Qué estra tegia seguirán ahora las blancas ?


La s negras tienen tres puntos débiles: ( a ) los peones ( dos
pares de peones doblados aislados, (b) el alfil está mal si­
tuado con posibilidades de ser atrapado, ( c) el rey (por una
parte está restringido, y por otra no está protegido por sus
peones ) .
Cada uno de estos puntos débiles es debido a los peones
doblados y aislados . Si el peón negro en 3AD estuviera en
3CD y el de 3AR lo estuviera en 3CR las negras estarían muy
PARTIDA 15 209

bien, incluso mejor que las bl ancas, ya que en general un


alfil activo es superior a un caballo.
¿ Qué plan pueden concebir las blancas dada estas f lojeda­
des? No siempre es posible trazar un único esquema ganador.
Las jugadas dependen muchas veces de las posibilidades de­
fensivas del contrario. Aquí la victoria deberá basarse en las
oportunidades que surjan de cada posición sub siguiente, pe­
ro en la estrategia deberán f igurar todas las debil idades ne­
gras.
Las blancas ven tres posibilidades: ( a) las dif icultades en
que se encontrará el alf i l negro después de C5AD combinado
con varios movimientos de peones (en la continuación se po­
drá ver lo que esto representa; ( b) la posibilidad de ganar
peones negros, pues todos ellos son muy vulnerables, aunque
si sale la torre blanca, la negra puede hacer lo m ismo, lo que
representaría que las b l ancas cambiarían sus peones ef icaces
por los ineficaces negros; ( c ) la posibili dad de intentar un
mate directo.
Es comprensible que las blancas no se conf inen a sí m is­
mas en un esquema único: simplemente esperarán su opor ·
tunidad.

23 P3T

proporcionando a su rey un escape : ahora las b lancas ame­


nazan 24 T7D.

23 T2R

Hay que considerar 23 . . . R I A 24 T7D T2R, pero de hecho,


después del cambio de torres, el caballo tendría aún más
fuerza frente al alfil de la que tiene ahora.

24 C4T!

Amenazando capturar el alf i l mediante 25 C5A A l A o A I T


2 6 TSD + , u n tipo de posición bien conocido.

24 A3T
25 P3CD

para coartar al alfil. Las blancas amenazan 26 P4AD que ce­


rraría al alfil pudiendo l levar a su captura.
210 AJEDREZ

25 i\7R

para escapar del encierro.

26 T2D

26 T 1 R parece más ef icaz ya que clava al alfil y amenaza


capt urarlo mediante 27 C3A. No obstante, las negras prote­
gen su torre con 26 . . . RIA retirando luego el alfil. Sin em­
bargo, después del cam b io de torre s l legamos al mismo tipo
de si tuación que después de 23 . . . R lA favorable a las blan­
cas.
Pero la partida parece dar más de sí.

26 R2C

Para sali rse del campo de jaque de la torre y proteger su


peón en 3AR.

27 P3AR

Para perm i tir al rey entrar en lucha y limitar el alfil aún


más. Un mo\'i miento más ( P4AD) y el alfil estarí a completa­
mente perdido después de R2A.

27 A4C
28 CSA

Tratando de ganar el al fil mediante P 4AD o P4TD. El ca­


ballo ha quedado si tuado enfr ente de los peones ai slados y
no puede ser ex pulsado de ah í si no es por alguna pieza.
PARTIDA 15 211

28 T4R

Las negras expu lsan al caba llo blanco para salvar su pro­
pio alfil.

29 C7D

El caballo se rn, pero ganando un tiempo.

29 f8R +

La torre atacada también se retira, pero ganando a su Yez


un tiempo.

30 R2A TSA +

Ganando u n tiempo.
El hecho de que la torre negra pueda apartarse del caba­
llo blanco haciendo j aque, quiere decir simplemente que las
negras no han perd ido nada (es decir, que no han perdido
un tiempo) por la jugada del e blanco con tiempo.

31 R3C

A hora las blancas amenazan nuevamente CSA y ganar el


alfil mediante P4AD o P4TD.

31 A3T
32 CSA

Una vez más el cabal lo, desde su fuerte posición, limita


al alfil.

32 Al A
33 R4A

El rey le quita al alfil negro su cuadro 4AR amenazando


34 TSD A3R 35 C X A+ P X A 36 T7D +, etc., ganando por lo
menos un peón. Además, el rey blanco coopera en el ataque
contra el rey negro que p róximamente seguirá.

33 T8R
212 AJEDREZ

para rechazar 34 T8D A3R 35 C X A + mediante 35 . . . T X C.

34 C4R

A fin de trasladar el caballo al flanco de rey para atacar,


tal como veremos.

34 A3R
35 C3C

de acuerdo con el plan.

35 T8TD( ?)

Una j ugada de amateur. Las blancas pueden soportar la


pérdida de este peón porque están atacando a mate. Mejor
sería 35 . . . T4R después de lo que las blancas conti nuarían
su ataque con 36 T8D.

36 CST + R3C
37 P4CR TxP
38 T8D

sacando ventaja d e l a mala posición del rey negro.

38 T7T

Si 38 . . . P3TR 39 T8C + R2T 40 C X P mate, y si 38 . . . P4AR


39 T 8 C + R3T 40 C6A nmcnazando 41 P5C mate imparable.
PARTIDA 15 213

39 T8C + R3T
40 CxP .\bandonan

Las blancas amenazan 4 1 PSC mate.


En general, en un final de caballo cont ra alfil, la superio­
ridad de uno o de otro depe nde de la estructura de peones ,
donde el al fil pue de se r «bueno» o «malo» . Además, avanzan­
do el caballo sólo a cortos pasos, es mej or para él que ha­
yan peones en un sólo flanco, mie ntras que si existen en am­
bo s lados parece ser más favorable para el alfil.
Pero esta norma no es apl icable aq uí, e n que el caballo ac­
t úa en ambas alas. La caracte ríst ica especial de este final e s
que el alfil no e ncue ntra u n cuadro bue no en todo e l table ro ,
y está conti nuamente desplazado por las piezas blancas, to­
rre, caballo y peone s. Esto es una consecuencia directa de
los peones doblados.
Partida 16

• Teoría del gambito de dama aceptado.


• Te ntativas para conservar el peón de gam­
bito en el gamb ito de dama aceptado.
• Jugada libe radora . . . P4AD en el gamb ito
de dama ac eptado.
• Acum ulación de potenc ia.
• Ataque contra el rey no enrocado.
• Estrate gia pla neando el mate .
• Fuerza y debilidad de l a dam a sola contra
torre y piezas menores.

Una de las posiciones características en ajedrez es aquella


en que e l j ugador atacante tiene tal ven taj a decisiva, que el
m�¡ te parece inmi nente, si b ien no se manifiesta claro a sim­
ple vista. En tales posiciones es de gran ayuda una imagina­
ción ajedrecista bien desarrollada.
El atacante puede muchas veces mirar por delante de la
posición i nmediata diciéndose « P odría dar mate si . . . ». Una
vez determinado este «Si . . . » los medios para llegar a ello
frecuen temen te se sugieren por sí mismos. A veces se pue­
de l legar a es ta posición «Si » me diante un simple sacrifi­
. . .

cio, mientras que otras veces los movim ientos que conducen
a tal pos ición pueden convertirse en una amenaza que fuer­
ce al contrario a hacer más j ugadas debili tantes. Y aún en
otrc. s casos pueden verse en lontananza varias aproximacio­
nes a mate, y las amenazas comb inadas de estos varios «casi­
mate» pueden ser tan graves que pronto hundan al desgra­
ciado oponen te.
216 AJEDREZ

GAMBITO DE DAMA ACEPTADO

Amateur Maestro

1 P4D P4D
2 P4AD PxP

E l gambito d e dama aceptado.


La aceptación del gambi to representa el cambio de u n
peón central por uno latera l . Esto, p o r s í mismo, no es reco­
mendable, pero hay otros aspectos del gambito de dama acep­
tado que mot ivan la estrategia segui da por las negras, como
se explicará seguidamente y a lo largo de la part ida.
Comparado con las distintas líneas del Gambi to de Dama
rehusado, el aceptado t iene la ventaj a de que el desarrollo del
alfil de dama negro no es ningún problema. Pero por otra
parte, t iene el i nconveniente de dejar el centro, siquiera tem­
poralmente, en manos de las b lancas.
En general, las negras consiguen con el Gambito de Dama
acep tado un juego l ibre, si logran neutral izar la superioridad
blanca en el centro, superioridad que se la han dado las mis­
mas negras al cambiar un peón centra l por u no lateral. La
j ugada neu t ralizante es . . . P4AD j ugada en el momento opor­
tuno. S i n este movimiento, las blancas tendrían un cen tro
ideal ( P4D-P4R ) del que puede resultar un a taque al flanco
de rey (jugadas como P-4R-5R, véase Partida 19) y las negras
quedarían en una posición muy sujeta.
El Gam b i to de Dama no es un gambito en el propio sen­
tido de la palabra; es deci r, las blancas no sacrifican un peón
a perpe tuidad a cambio de una ventaja en desarrollo, ya que
siempre lo pueden recuperar. Compárese con las Partidas 1 7
y 1 8 e n las que e l bando que ofrece e l gambito cede s u pe� n
defi n i tivamente.
Puesto que muchos amateurs juegan 2 . . .P x P con la es­
peranza de co nservar el peón de gambito extra, no estará
fuera de lugar comentar los distin tos i n tentos de conservar
d icho peón, a través de las siguientes jugadas.

3 C3AR

Esta jugada desarrolla una pieza i mportante al cuadro


idóneo, impidiendo el movimiento negro . . . P4R. en señando
PARTIDA 16 217

la teoría que después d e 3 C3AR l a s negras no podrán con­


servar el peón extra.
Más directo para la ganancia inmediata del peón de gam­
bito sería 3 P3R, pero a esto se podría responder 3 . . . P4R
4 A X P (4 P x P D x D + 5 R x D C3AD 6 P4A P3A 7 P x P C x P
8 A X P y si bien las blancas tienen un peón extra , esta línea
ciertamente no les es favorable por 8 . . . CSR o 8 . . . ASC +
seguido de 9 . . 0-0-0 y las negras tienen un avance considera­
.

ble en desarrollo) 4 . . . P X P 5 P X P y el peón aislado blanco


queda compensado con un mayor dominio de espacio. Pero
también en esta posiciór. las negras t ienen posibilidades ade­
cuadas para activar sus p iezas.
Después de 3 . . . P3R un amateur con las negras, descono·
cedor de los recursos de 3 . . . P4R, opta a menudo para m an-
tener su peón mediante 3 . . . P4CD? Puesto que esta jugada
es muy corriente en el j uego amateur, veamos sus posibles
continuaciones :

(a) 4 P4TD P3AD (4 . . . P3TD 5 P x P y las negras no


pueden recuperar) 5 P X P P X P 6 D3A! y las negras pier­
den su tor re, o si se interpone n , su caballo o su alfil .
(b) 4 P4TD A2D 5 P x P A X P.
( 1 ) 6 C3TD recuperando el peón con ventaja posi­
cional.
(2) 6 P3CD recuperando el peón con un excelente
centro.

Algunas veces después de 1 P4D P4D 2 P4AD P X P 3 P3R


el jugador inexperto de las negras trata de mantener el peón
con 3 . . . A3R lo que es muy malo estratégicamente porque
bloquea el desarrollo negro en el centro. Las blancas pueden
recuperar inmediatamente su peón mediante 4 C3TD, o sim­
plemente completar su desarrollo y conseguir una ventaja
enorme comparativamente a la posición negra, que seguirá
cerrada mien tras el alfil en 3R obstruya su desarrollo.

3 C3AR

Simplemente una jugada de desarrollo. Si ahora las ne­


gras juegan el movimiento neutralizante 3 . . . P4AD. las b lan­
cas pueden seguir simp lemente con 4 P3R o bien 4 PSD y sus
peones centrales actúan como una fuerza restrictiva de los
218 AJEDREZ

movi mien tos negros, planteándoles algunos problemas en su


busca de ig ualdad.
Si las negras intentan mantener el peón de gambi to me­
dia n te 3 . . . P4CD las blancas lo recuperan con 4 P4TD P3AD
5 P3R segu ido de: (a) 5 . . . A2C 6 P x P P x P 7 P3CD!, la forma
clásica de reg ana r el peó n de gambito, o (b) 5 . . . D3C 6 C5R
(amenazando 7 PT X P P X P 8 D3A con la doble amenaza de
9 D x P+ y D X T) 6 . . . A2C (o 6 . . . C3A) 7 P3CD! ( nuevamen­
te esta jugada eficaz) 7 . . P X PC 8 D X P con la doble amena­
.

za de D x P + y P x P.

4 P3R P3R

Nuevamente un simple movim iento para abrir lí neas. Las


negras encierran su AD , pero planean un « fianchetto» con él
para más adelante. En este punto 4 . . P4AD podría ser con­
.

testado con 5 A X P P X P 6 P X P y como compensación de


su peón aislado las blancas tienen un desarrollo más libre,
a l igual que en la variante similar antes mencionada.

5 AxP P4A

Esta es la jugada clave en el Gambito de Dama aceptado,


cuyos objeti\'os son abrir el juego negro, neutralizar el cen­
tn.> de las blancas, y dar libertad de movimiento a las piezas
negras. Sin esta jugada las negras tendrían un juego cerrado,
y las blancas podrían manejarse a voluntad y salir de la aper­
t ura con un de sarrollo superior, sobre todo si hubiesen podi
do real izar el movi mien to P4R, lo que en general supone el
PARTIDA 16 219

triunfo d e l a s blancas y relegar las negras a u n j uego defen ­


sivo en una posición apretada.

6 C3A

llevando el CD a su casilla natural, lo que parece suficiente


mente lógico, pero que sin embargo, en esta \'ariante y en
este momento, está plagado de ciertos peligros. En primer
lugar, retrasa el enroque blanco, y como se verá en la parti­
:la, el ir retrasando demasiado el enroque supone no l legar
a realizarlo jamás . En segundo lugar, si las negras logran a
través de . . . P3TD situar su PCD en su 4 .º cuadro, podrá
continuar . . . PSCD en el momento adecuado, expulsando el CD
blanco. Así pues, en su momento el caballo ya no estaría a
salvo en su 3AD y la protección de la casilla b l anca 4R con
este caballo resulta dudosa.
Hay que recordar sin embargo que posponer el desarrollo
del CD es válido sólo en este caso especial del Gambito de
Dama aceptado, pero no en general.

6 P3TD

La primera de una serie de dos j ugadas dirigi das a hacer


retroceder al alfil con el fin de abrir el ala de dama negra
para el desarrol lo de su AD a 2C amenazando . . . PSC, es decir,
atacando el caballo de dama b l anco.
En lugar de es to las negras podrían haber jugado 6 . . .
P X P , y a l igual que en una línea análoga j ugada antes, des­
pués de 7 P X P las bbncas tendrían mayor desarrollo y mo­
v ilidad para compensar su peón aislado. Ciertamente, la ven­
taja blanca es por naturaleza temporal, mient ras que la ne·
gra es permanen t e mientras el peón b lanco siga aislado. Pero
·: n posiciones de esta í ndole las blancas no tiene n dificultad
en forza r un cambio de peones con PSD, con lo cual conserva
cierta ·superioridad en espacio liquidando su único punto
débil.
S i las bl ancas responden a 6 . . . P x P con 7 C x P y las
negras in tentan dominar inmediatamente el centro con 7 . . .
P4R, entonces 8 CDSC que supone amenazas tales como 9
D x D + seguido de 10 A X P, y si las negras cambian damas,
la amenaza blanca C7A+ es molesta . Por tan to, después de 7
C x P continuarían 7 . . . P3TD preparando . . . P4CD y . . . P4R.
220 AJEDREZ

7 A2D(?)

Una jugada de amateu r cuyo objeto es simplemente sacar


el alfil, sin contar con los requerimientos estratégicos de la
posición, con el inconveniente adicional de privar al PD
de uno de sus defensores. De todas f ormas, la j ugada no es
del todo mala. En muchas varian tes , entre ellas la de esta
partida, las bl ancas pueden in troducir su AD en juego a tra­
vés de 3AD. Este movimiento de paso deja libre para la TD
el cuadro !AD, lo que puede representar algo.
7 0-0 es la j ugada lógica, o tambié n podrían jugar las blan­
cas 7 P4TD impidiendo a las negras llevar a cabo sus manio­
bras en el lado de dama.
Si las blancas hubieran in tentado domi nar i nmediatamen·
te el centro mediante 7 P4R las negras responderían 7 . . .
P4CD siguiendo luego 8 A3D ( 9 A3C pierde u n peón después
de 8 . . . PSC) 8 . Px P 9 Cx PD y 9 . . . A2C ó 9 . . . P4R (9 . . .
. .

DxC ? ? 1 0 Ax P+ ganando l a dama negra ) y l a posición blan­


ca ciertamente no es mejor que la negra.

7 P4CD

Las negras continúan con su plan. El p roblema de su AD


está resuelto. Su amenaza de PSC supone que existe una pre­
sión indirecta en el centro.

8 A3D CD2D

De forma que el caballo puede a la larga pasar a su 4AD


rara atacar al alfil blanco. Normalmente es muy importante
PARTIDA 16 22 1

para las negras capturar con el caballo después de la jugada


blanca Px P .
E n e s t a variante, el C D negro está mejor e n su 2D dej ando
para el AD la diagonal abierta. E sto puede también ser im­
portante para evitar la jugada b lanca PSD, que en muchas
ocasiones es pel igrosa para las negras.
En esta posic ii:m especial en la que las blancas han j uga
do la defectuosa jugada 7 A2D dejando sin protección su alfil
en 3D, también hubiera sido bueno 8 . . C3A por cuanto las
.

blancas se verían prácticamente obligadas a jugar 9 C2R pa­


ra evitar la pérdida de un peón. Sin emb argo, la última ju­
gada no causa mucho perjuicio a las b l ancas.
La posición actual podría surgir de la Defensa Meran del
Gambi to de Dama rehusado, después de las jugadas siguien­
tes: 1 P4D P4D 2 P4AD P3AD 3 C3AD C3A 4 P3R P3R 5 C3A
CD2D 6 A3D P X P 7 A X P P4CD 8 A3D P3TD 9 A2D ? P4A. Se
em plea una j ugada más en la Defensa Meran para llegar a la
misma posición , debido a que en esta variante las blancas
pierden un tiempo con A3D seguido de A X P, y las negras lo
pierden con . . . P3AD seguido de P4AD.
9 C4R(?)

Este movi miento tiene la ventaja para las blancas de de­


jar espacio para el AD blanco en 3AD, pero tiene el inconve­
niente de perder un tiempo para camb iar su caballo por el
negro. Sería p referi ble enrocar ahora, con tinuando luego con
jugadas tales como D2R y P X P seguido de P4R. Con prefe­
rencia, los amateurs retardan demasiado el enroque. Según
un pri ncipio práctico, primero enróquese y luego piénsese
en el ataque o en la estrategia.
La jugada 9 C4R evidencia que las b l ancas no tienen nin­
gu na estrategia defi nida ni ningún plan en idea, navegando
en la v orágine de la partida media, jugando de uno a otro
movi miento sin idea de la dirección que debería tomar.
Ciertamente, las blancas tienen más piezas desarrolladas
que las negras, pero hay que considerar cómo están desarro·
li adas.
9 AZC

Las negras llev an a cabo su plan estratégico del « fian­


chetto» de AD ganando un tiempo, ya que ahora amenazan
capturar el caballo b lanco en 4R.
222 AJEDREZ

10 cxc+

S i las bla ncas no cambi an, pierden un tiempo. Por ejem­


plo: 10 D2A PjA! 1 1 Cx C + CxC 12 A2R y las blancas se han
visto obligadas a reti rar el alfil, dejando que las negras do­
minen con toda potencia su cuadro jR.
Es ci erto que después de que las negras captu ren, la-;
b lancas tendrán tantas piezas desarrolladas como ellas, pero
d alfil negro del "íianchetto» es mucho más íuerte que el AD
bla nco pobremente desarrollado.

10 DxC

Amenazando con mutilar la estructura de peones bl ancos


mediante 12 . . . A x e 13 D x A D x D 14 P x D P x P 1 5 P x P
para l legar, bajo ciertas circunstancias a . . . P4R con mayor
dominio del cen tro.
También sería bueno 1 0 . . C X C añadiendo presión so­
.

bre el cuadro b lanco 4R, y evi tando que las blancas j ueguen
P4R. Pero Jo jugado tiene la \'entaja adicional de evitar Ja ju­
gada blanca P X P, pues en tonces se podría respon der. . .
D x PCD.

11 A2R

Para evitar que las negras consigan el cambio descri to a


conti nuación de Ja 1 0.ª jugada negra , pero las blancas pier­
den un t iempo.

11 A3D

Conti nuando el desarrollo y comenzando una acu mulac10n


de poder: los a l files en 2CD y 3D.
Se podría considerar 1 1 . . . P X P 12 P X P A3D, pero en tal
caso el AD blanco t iene a su di sposición la diagonal 2D-SCR.

12 PXP

Este cambio tiene la ventaja de perm i t i r a las blancas l le·


var su AD a una diagonal mejor, pero t iene el inconveniente
de s i tuar al caballo negro en un cuadro i deal.

12 CxP
13 A3A
PARTIDA 16 223

El alfil está mejor aquí que en 2D, pero sin estar del to­
do bien si tuado ya que las negras pueden disponer de juga­
das tales como . . . C5R, . . . P4R e incluso en ciertas circuns­
tancias . . . P5C

13 D2R

La dama se retrae temporalmente para volver a salir con


más fuerza en el momento oportuno, al mismo t iempo que
protege su alfil en 3D.
Ahora las negras tienen el mejor juego : sus piezas son
más activas. Compárese la posición relat iva de los al files y
caballos blancos y negros.
Seguidame nte las blancas deberían j ugar 14 0-0 y, si es
posible, sim plificar con 15 A5R con el fin de cambiar alfiles
y con ello reducir la concentración de poder negra. A su vez
14 A5R costaría un peón después de 1 4 . . . A x A 15 C x A
A x P por si 1 6 T I CR A5R 1 7 T x P A3C.
Obsérvese que 1 4 A X PCR no se ría ef icaz después de 1 4
. . . T I CR 1 5 A3A ( 1 5 ASR A x A seguido d e 1 6 . . . T x P ) 1 5 . . .
T x P (compárese esto con la combinación anterior) . Ambos
bandos pierden su PCR, pero las negras terminan con su to­
rre en su 7CR, que es una excelente posición de ataque.

14 D4D?

No comprendiendo las exigencias de la posición, las b lan­


cas intentan una mayor concentración de poder por sí m i smas.
Su dama no está segura ahí, pronto será expulsada a otro
cuadro donde tampoco estará a salvo. Las posibilidades de
ataque blanco son nulas: una dama y un alfil es demasiado
poco. Tal vez las blancas esperaban 14 . . . 0-0??.

14 P3A
15 TlD

La presión blanca sobre la columna de dama es ilusoria.


Fuerza a las negras a jugar 15 . . . Tl D, que de todas formas
lo hubieran jugado. Mejor se ría 15 0-0 Tl D 16 D4TR CSR 1 7
Al R que n o sitúa a las blancas en una maravi l losa posición,
pero es que no quedan demasiado bien en ningún caso.

15 TID
224 AJEDREZ

16 P3CD

Para dejar sitio a su AD en caso de un posible . . . CSR


( o . . . CST), pero esto n o funciona.
Examinemos la posición un poco más detalladamen te. E l
pun to a tener en cuen ta e s l a amenaza in directa n egra con­
tra la dama blanca por parte de su TD. Esto represen ta que
las blancas no pueden enrocar por . . . Ax P + . Por otra parte,
las negras n o pueden mover su AR de cualquier forma en un
ataque con tra la dama blanca, debido a la simplificación
blanca D X T + . Por ejemplo, después de 16 P3CD 16 . . . A4R
sería malo: 17 DxT + DxD 1 8 TxD + RxT 19 CxA etc. ,

Aún cuando la dama blanca está en algún peligro, no exis­


te una amenaza directa; no obstan te, las b lancas deben jugar
con gran cautela y tomar en cuen ta, por ej emplo, la jugada
negra . . . A2A en defensa de su TD y en ataque a la dama
blanca. No obstan te, después de 1 6 AST (en lugar de 16 P3CD)
las blancas no deben temer 16 . . . A2A ya que aún pueden
con t inuar con 1 7 DxT + AxD 1 8 TxA + alcanzando las blan­
cas un fin al aproximadamente igualado.
Esto quiere deci r que después de 16 AST las negras ha·
b rían con tinuado 16 . . . T2D protegiendo su torre una vez
más con e l caballo, de forma que ahora amenazarían con
mover su AR a cualquier si tio.

16 0-0

Amenazan do 17 . . . A4R.
No es con vin cen te 1 6 . . CSR 17 ASID A2A 1 8 DxT + con
.

la misma combinación de an tes .


PARTIDA 16 225

17 D4CR

1 7 D4TR hubiera si tuado a la dama en una posición tal


vez menos expuesta, y hubiera sido l igeram ente mejor. Ya
veremos por qué la dama está más expuesta en 4CR.
Las negras, buscando una estrategia apropiada a una po­
sición en la que tienen una considerable acumulación de
fuerza y ejercen p resión sobre muchos puntos del tablero
observan dos inferioridades en la posición b lanca: ( a) su
rey no enrocado, (b) su alfil suelto en 3AD. Por tanto, apro­
vechan la oportun idad de expulsar al alfil ( y entonces atacar
al rey no enrocado) jugando.

17 CSR
18 A2C

Las b lancas demoran el enroque en sus j ugadas 7.• y 1 4.",


quizá porque temían un ataque. Estratégicamente esto fue
malo, porque después de la próxima jugada negra ya no po­
drán enrocar.
Después de 1 8 A2 D C x A 19 C x C ASC se l lega a la m isma
situación: las b lancas no pueden enrocar.
Tampoco pueden las b lancas sostener la diagonal con 1 8
AST, pues 1 8 . . . ASC + 1 9 A x A D x A + pierde u na pieza des­
pués de 20 T2D o C2D de form a que 20 RI A pierde el enroque
como en la cont inuación de la partida.

18 ASC+

Para impedir el enroque blanco, lo que constituye una


importante ayuda para el plan negro. El catastrófico resul-
226 AJEDREZ

tado de la imposibilidad de enrocar las blancas, pron to se


hará evidente.

19 RIA

Forzado, ya que las negras dom i nan su casi lla 7D con de­
masiadas piezas para que las blancas puedan in terponerse
con éxi to.

19 T xT+

Las negras elim inan l a activa torre blanca e introducen


la suya propia TR en el juego, ganando un tiempo en unas
pocas jugadas. Por el contrario, la TR blanca permanece al
margen del juego.

20 AxT TID

La torre que resta se si túa en la vital columna de dama


amenazando al alfil blanco.
A partir de aquí , un golpe sucede a otro. Todas las p ie­
zas negras cooperan consti tuyendo una concentración máxi­
ma de fuerza. Por el cont rario, las piezas blancas tienen m uy
poca act i\'idad y no hay cooperación alguna entre la torre y
la dama.

21 R2R

Jugada relativamente buena en una mala posición . Ahora


existe alguna esperanza de que la torre blanca pueda en trar
en el juego.
Si 2 1 C4D? la torre blanca permanece bloqueada, el ca­
ballo blanco puede ser expulsado y las negras tomar pose­
sión de su cuadro 70 : 21 . . . P4A (para in tentar privar al AR
blanco de la protección de su dama) y

( a ) 22 D2R P4R 23 C x PA ? [mejor 23 C3A, véase


( d ) ] 23 . . . D2D! atacando al caballo y al alfil ganando
una pieza.
(b) 22 D3T P4R 23 C x PA T x A + 24 R2R T7D +.
ganando una pieza.
( c) 22 D3A? C7D + ganando la dama.
( d) 22 DST P3C 23 D2R P4R.
PARTIDA 16 227

( 1) 24 C3A C7D+ y ( a) 25 C x C T x C ganando una


pieza; ( b) 25 R I C C x C + 26 P x C T7D ganando igual­
mente una pieza.
( 2) 24 C2A T7D ganando la dama ( 25 D3A T x P +
etc.) .

Después d e 2 1 A2A o 2 1 A2R las negras penetran e n la


7.ª fila mediante 21 . . . C7D + , es decir : 21 A2R C7D + 22
RI C C x C 23 AxC P4A 24 D3T T7D.
Todas estas variantes demuestran por qué 21 R2R �s for­
zada.

21 P4A

Para desplazar la dama blanca, reduciendo sus posibili­


dades de intervenir en subsiguientes jugadas.

22 DST P3C
23 D3T

Si las b lanca s inten tasen 23 D4T con el fin de reducir e l


ataque mediante cambios, las negras replicarían 23 . . . T7D +
con toda suerte de amenazas que fuerzan una decisión di­
recta, no pudiendo las blancas contestar 24 C X T sin perder
su dama.

23 D3D

Las negras amenazan 24 . . . D6D mate, obteniendo mien­


tras tanto el dom inio completo de la columna de dama y de
su cuadro 7D.

24 A2A

Si 24 C4D P4R; si 24 C5R ( para evitar 24 . . . D6D mate)


24 . . . D7D + .

24 D7D + !

Este sacrificio provechoso de dama es el resul tado de la


acumulación de poder. El objetivo negro es doble: ( a) hacer
retroceder al rey a su p rimera fi la inmovilizando nuevamen­
te su torre, y (b) tomar posesión de su propia fila 7 . • .
228 AJEDREZ

25 CxD T x C+
26 RIA

Si 26 R3A Tx P mate; si 26 R l R Tx A + ganando por lo


menos dos piezas.

26 T x P+
27 RIC TxA
28 D4T

Las blan cas preparan un con t raataque, puesto que no


pueden salrn r su otro alfil. Por ejemplo, 28 A4D T8A mate.

28 TxA
29 DSD+ AIA

El resultado material de l a combin ación negra es favora­


ble a e l las: tres piezas y un peón a cambio de la dama.
PARTIDA 16 229

Además, las negras disponen de un ataque formidable. Ahora


amenazan 30 . . . TBC + seguido de mate. ¿ Qué pueden hacer
las blancas en contra de ello?

(a) 30 R I A T8C + ganando la torre blanca restante.


( b) 30 DI D C6A 3 1 D3D TBC + 32 R2A CSR + ga­
nando la torre.

Las blancas no pueden retener su primera fila, por lo que


juegan

30 P4TR

Esto es un poco mejor que 30 P3TR porque deja el cua­


d ro 3TR a disposición del rey blanco.

30 C6C

Las negras ahora amenazan 3 1 . . . T x P mate.


Si 3 1 R2T? T x P + 32 R3T CxT etc., por lo que las b lan­
cas juegan

31 T2T

El análisis de la pos1 c10n en este punto de la partida es


más bien enredado y difícil de seguir. Lo incluimos aquí
para dar al lector una idea de lo extenso de un análisis com·
pleto de una posición ajedrecista complicada, y a manera
::le ej emplo de la riqueza de posibilidades y los sorprenden­
tes giros que existen en tal posición, así como de los mé-
230 AJEDREZ

todos que pueden emplearse en el a nálisis de ciertos tipos


de si tuaciones.
El lector no debe preocuparse si no capta a la pr imera
los det alles del siguiente análisis, pero puede simplemente
jugar unas pocas veces sobre las var iantes, para saborear
la gra n var iedad de giros que se producen. Los que lo deseen
pueden explotar el análisis más profundamente en sucesivas
lecturas.
Las negras han cedido su dama a cambio de tres piezas
y un peón . Tienen dom inio com pleto sobre su 7.• fila y sobre
la diagonal larga. Además tiene com pletamente inmovilizada
a la torre b lanca que debe permanecer en su 2TR debido al
ataque negro sobre e l PC R blanco. Sólo puede juga r la dama
blanca, pero ésta es una pieza poderosa , especialmente por­
que puede dar jaque y atacar otras piezas simultáneamente.
Esto hace que el problema sea mucho más dificultoso de lo
que parece a simple vista.
Sin embargo, en los casos en que el rey enemigo está seria­
mente r es tringido, un jugador puede pensar en dar un ma te
no muy l ejano o en gana r considerable ma teria l .
Muchas veces en posiciones como la presente no hay pers­
pect ivas de mate a bsol uto, pero sí, «Si» la posición fuera
ligeramente dist i nta. Cuando un jugador está próximo a dar
mate, este condicional «Si» puede ser una buena orientac ión
de cómo proceder, y deberá hacer todo lo que pueda pa ra
l legar a e l lo. Veamos cómo se puede aplicar lo dicho a la
si tuación actual.
Las negras se aperciben de que pueden dar mate, no de
una form a sola, sino de t res, «Si...»

Mate A: Si no hubiera un peón blanco en el 3R


blanco y si el AR negro no estuviera clava do, las negras
podrían jugar . . . A4A mate.
Mate B: Si el caballo negro estuvier a protegido, po­
dr ían dar m ate en dos jugadas m ediante 3 1 . . . TBC+
32 R2A T8A m ate.
Mate C: Si la tor re blanca juega, las negras tienen
mate en una jugada mediante . . . TxPC.

Las negra s también consideran 3 1 . . . CSR amenazando


mate en una jugada, pero lo rechaza n , ya que después de 32
RIA no hay cont inuación posit iva; simplemente el rey blanco
t iene m á s libert ad que antes. Así pues, vuelven sobre la s
PARTIDA 16 231

l íneas d e los Mates A, B y C comentados a ntes, razonando


de la siguiente forma: Yo podría jugar 3 1 . . . PSA amenazan­
do m ate en dos jugadas ( Mate B) . Esto prácticamente fuer­
za 32 P X P pues si 32 D I D ASR amenazando 33 . . . TSC ga­
nando la dam a .
Si ahora juego 32 . . . R2C amenazando 33 . . . A 4 A ( Mate A )
la respuesta blanca sería 33 04 0 + capturándome la torre,
pero esto sería seguido de 33 . . . R3T 34 D x T A4A + 35 D2A
A X D + ganando la dama por el alfil. Pero el final de alfi l
y caballo frente a la torre puede traer dificultades. Veamos
si no hay a lgo mejor. El problema principal en este momen­
to es ver cómo m ovi lizar el AR.
¿ Existe alguna form a en que yo pueda desclavar mi alfil
sin mover el rey? Podría j ugar 31 . . . T7 A para segu i r des­
pués con . T I A expulsando a la dama y por tanto descla­
. .

\"ando el alfil. La amenaza d i recta sería aquí 32 . . . PSA 33


P x P T I A seguido de 34 . . . A4A + ( 34 040 ? C7R + ) o bien
34 . . . A4A ganando la dama en cualquier caso. Después de
31 . . . T7A la retirada blanca 32 D I O no es eficaz teniendo en
cuenta los ataques del caballo a rey y dama tanto ahora
como en lo que sigue. Por ejem plo, 32 . . . I SA ! 33 DxT
C7R + .
La ún ica defensa blanca contra 31 .. . T7A parece ser 32
P4C protegiendo su casilla SAO, pero tiene el i nconYeniente
de liberar el cuadro SAO negro para mi AD y después de
32 . . . A4D protegiendo mi PR y entrando mi AD en ac t iYidad,
debe habe r algo en esta posición. En vista del muy poco
e spacio de que dispone el rey blanco no puede quedarse
solo frente al ataque com binado de todas las piezas negras.

31 T7AD!

Y ahora las blancas t ienen opción a \"arias réplicas:

( a ) 32 ose ( atacando simultáneamente el cabal lo


y el alfil de dama negros) 32 . . . PSA! 33 P X P ( 33 D X P?
C7R + , otra Yez un ataque simultáneo a rey y dama)
33 . . . TI A y las blancas no pueden detener 34 . . A4 A
.

mate, sin haber cedido la dam a .


(b) 32 D I D ISA 33 D x T C7 R + ganando nue\·amcn·
te la dama con el ataque doble a R y D.
( c) 32 070 A4D 33 DSD PS A 34 P X P R2C (des­
pués de un jaque por parte de la dama blanca el rey
232 AJEDREZ

negro pasará a 3T en donde no le pueden dar más jaque


y por tanto las blancas no pueden evitar . . . A4A mate) .
( d ) 32 PST (o 32 P3T ) 32 . . . P S A 3 3 P x P y l a s ne­
gras llevan a cabo la amenaza T I A , seguido de . . . A4A
mate (Mate A ) .
( e ) 32 P 4 C A4D empleando l a s negras una rn ri ante
del Mate B. 33 . . . TBA + 34 R2A CSR+ y ( 1) 3S R3A
TBA + 36 R2R ASA mate, o ( 2) 3S R2R ASA + 36 R3A
T8A mate. Por tanto, 33 P4R ( después de cualquier
otra jugada, l as negras l levan a cabo su amenaza ) 33
. . . PSA! y ahora las negras pueden realizar el Mate B
empezando 34 . . . TBA+ que siempre es eficaz aun des­
pués de 34 T3T (34 . . . TBA + 3S R2T T8T mate).

Hasta aquí parece que el plan negro tiene éxito. No obs­


tante las blancas encuent ran una jugada que crea un pro­
b lema completamente nuevo, jugando

32 D8R

Esto es en ci erto modo una mejora de la línea (c) 32


D7D. Hay que observar que si ahora el rey negro trata de
escapar 32 . . . R2C desclavando al al fi l, las blancas pueden
simplemente jugar 33 D x PR puesto que las negras no tie­
nen ahora ningún movi miento amenazante. Esto puede dar
la idea de repasar el orden de las jugadas, jugando p rimero
3 1 . . . PSA, forzando 32 P x P y luego 32 . . . T7A. Pero enton­
ces la variante (e) ya no es válida: 33 P4C! y debido a l a
variación d e ci rcunstancias, el rey blanco tiene ahora su cua­
dro 3R como escape, y la decisión no es evidente. Estam os
pues enfrentados con un problema en teramente nuevo. Pues­
to que no nos podemos exponer a perder nuestro PR por los
múlti ples jaques involucrados, no tenemos prácticamente
nada mejor que 32 . . . A4D.

32 A4D

E l desbloqueo del al fil se puede lograr únicamente ju­


gando el rey en una de las jugadas siguientes. De momen to,
las blancas tienen un pequeño respiro puesto que no deben
tener un movimiento amenazante en una jugada, y por
tanto pueden intentar (y prácticamente no tienen otra op­
ción) movilizar su torre.
PARTIDA 16 233

33 PST

No 33 P4R después de lo cual 33 . . . P5A seguido de 34 . . .


T BA + y Mate B .
3 3 DBC e s fácilmen te refutado por 3 3 . . . P5A 34 P X P
( forzado, pues si 34 D X P?? C7R+ gan an do la dama ) 34 . . .
R2C 3 5 D5R + R2A ! seguido d e Mate A.

33 PxP

Aquí n o h a lugar a 3 3 . . . PSA 3 4 P X PA desclavan do e l


alfil median te 3 4 . . . R2C porque 35 P6T + .
Ahora las n egras tratan de proteger el caballo median­
te . . . PST y si T x P, en ton ces . . . T x P mate.

34 D8D!

Jugada ún ica, pero fuerte, que ataca y defiende, amena­


zan do 35 D5 C + 36 D x C y paran do . . . P5T .

34 PSA!

35 DSC +

Si 35 P X P R2A ( amen azando 36 . . . A4A mate) 36 D7D +


R3C 3 7 DBR + ( 37 PSA + R3T! ) 3 7 . . . R2C ( un zig-zag pecu-
liar; es muy in structivo obser var cómo las n egran van es·
capando de los jaques blancos) 38 D7D + R3T! y no hay
más jaques, por lo que . . . A4A decide (39 T x P + C x T cuesta
demasiado material).

35 A2C
36 DSD +

Si 36 D x PA C7R + .
S i 36 P X P ? TBA + 3 7 R2A CS R + , gan an do l a dama con el
ataque doble a rey y dama.

36 R2A
37 D7D+ R3C
38 DSR + R3T!

Las n egras se refugian n uevamen te en un cuadro desde


234 AJEDREZ

el que no pueden recibir jaque, y ahora los tres mates co­


men tados antes siguen siendo válidos.
Las blancas pueden escoger:

Mate A: 39 P x P ASO mate.


Mate B : 39 D7A TSA + 40 R2A TSA mate.
Mate C : 39 T3T T X PC mate.

Sólo hay una for ma de retrasar el mate

39 TxP+ CxT

La posición ya no tiene dificultad n i e s instructiva, sólo


en tretenida.

40 Abandonan

La partida podría haber terminado: 40 D7A T x P + 4 I


R I A C6C + 4 2 R I R A6AD + 43 R I D A6A + 44 R I A A7C + 45
RIC ASR mate.
Partida 17
• Naturaleza de l gamb ito.
• Ideas tras el gamb ito.
• El b lanco del ataque.
• C reación de una posición infer ior para un
f uturo ataque.
• Potencia de un at aque directo contra el rey
por parte de la dama y las torres.
• Valoración aproximada de peones dob lados .

El gambito e s , en general, l a cesión d e un peón o d e una


pieza a cambio de un t iempo extra que pueda ser utilizado
para conseguir mayor desarrollo de piezas o a veces una su­
perioridad de peones en el centro. Un gambito real enfoca
el j uego en una dirección com pletamente n ueva, ya que i n­
tervienen dos unidades totalmente distintas: tiempo contra
material. No se puede decir nunca cuál de los dos es supe·
rior, ya que es prácticam ente imposible comparar dos en­
tidades de tan distinta naturaleza; únicamente se puede es·
pecular sobre cuál es mejor en una posición o variante dada.
Adem ás, existe una gran distancia entre la teoría y la prác­
tica. Aun cuando un gambito no sea teóricamente correcto,
en la práctica resulta bien eficaz debido a dos factores im·
portantes : (a) la labor del defensor es en general más difi­
cultosa que la del atacante, y (b) el jugador que acepta el
gambito se ve acosado por un problema psicológico: ha ga­
nado m« terial, lo que le hace pensar que tiene la obligación
moral de jugar para ganar. La práctica demuestra la impar-
236 AJEDREZ

tancia que tiene también este segundo factor. Conviene se­


ñalar que el defensor del gambito no debiera mirar tan
a l to, dándose por satisfecho con alguna simplificación e
igual dad, pues sólo de esta forma puede librarse de las ma­
las consecuencias de la desventaja psicológica incurrida al
aceptar el gambito.
Una vez el jugador del gambito ha alcanzado el máximo
d esarrollo, debe convertir esta ven taja en alguna clase de
ataque en el momento oportuno, ya que la superioridad en
desarrollo es por su propia naturaleza puramen te tempora l ,
y el bando contrario puede igualarla si se le d a tiempo.
El éxito de un ataque se basa en general en las flojedades
en la posición contraria. Si el oponen te no tiene ningún
punto débil y por tanto no hay blanco para el ataque, la
única forma de proceder es la de mantener el equilibrio,
seguir man iobrando, crear p roblemas al enemigo y vigilar la
oportunidad de conseguir alguna ventaja.
Por consiguiente, el problema del bando que ofrece el
gambito es el de buscar un blanco a l que atacar para em­
pica r eficazmente el mayor desarrollo, mientras que el papel
del defensor es j ugar de tal forma que no exista n i ngún
blanco y a la larga sacarle provecho a su ventaja numérica.

CONTRAGAMBITO DEL CENTRO

Amateur Maestro

1 P4R P4D

Para las líneas generales de esta apertura véase la Par­


tida IS.

2 PxP P3AD

Las negras dan un peón a las blancas para acelerar el


desarrollo: a esto se le denomina gambi to.
Debe distinguirse entre un gambito tal como el de dama
( véanse Partidas 9, 1 6, 1 9 y 20) en el que las negras pueden
aceptar, pero no pueden mantener el peón extra, y el Gambi­
to del cen t ro y el Gambito Gü ring en el cual el bando contra
el que se j uega el gambito puede aceptar y mantener este
peón extra.
PARTIDA 17 237

3 PXP

Las blan cas aceptan el peón que se les ofrece y comien za


la batalla en t re material y tiempo.
Las blancas no e s taban obligadas a aceptar el gambito:
;:JO drían haber j ugado 3 P4D y después de 3 . . . P X P llega­
mos a la varian te de cambio de Caro-Kann , o bien , después
de 3 P4AD P x P 4 P4D ten dremos por t ransposición la va­
r ian te Panov del Caro-Kann (véase Partida 1 5 , 2.º movimien­
to n egro).

3 CxP

En lug a r de esto las n egras podrían haber ofrecido un


segun do peón (3 . . . P4R 4 P x P A x P) . En este caso, puesto
que el material sacrificado sería mayor, también lo debería
ser proporcional men te el avance en desarrollo.
Si después de 3 . . . C X P las blancas quieren j ugar un
j uego sólido en el que el adelan to en tiempo de las n egras
les aproveche al mín imo, deberán responder 4 P3D que les
proporciona un a posición sólida desde la que comenzar el
desarrollo de sus piezas. Es cierto que esta jugada en cierra
di AR, pero en este caso las b lan cas j uegan a l a defen siva,
y e l ce rco tiene la ven taj a de que todas las piezas están a
mano. También debe considerarse 4 P3CR, con lo que el
juego podría con tinuar 4 . . . C3A 5 A2C ASC 6 P3AR con lo
que las n egras tienen aún algun a compen sación.

4 ASC

Las blan cas clavan el caballo n egro, amen azando aislar


los peones n egros del ala de dama median te 5 A X C. Si las
n egras quieren , pueden evitar el aislamien to de sus peon es
respon diendo 4 . . . D3C atacando al alfil blan co. Un amateur
podría también jugar 4 . . . A2D con lo que también se evita
el aislamiento de peones. Pero esta jugada estaría comple­
tamen t e fuera del espíritu del gambito que las n egras han
elegido: 4 . . . D3C amenaza y obliga a las bl an cas a actuar,
mien tras que 4 . . . A2D no lo hace. Después de 4 . A2D. .

las blancas no pensarían en cambiar piezas.


Si las negras han jugado el gambito ha sido para con se­
guir un desarrollo rápido en un t ipo de juego en el que e l
238 AJEDREZ

inconveniente posicional de los peones aislados apenas


cuenta.

4 P4R

Las negras no se impresionan con la amenaza blanca de


aislar sus peones del ala de dama: están más interesadas en
conseguir un juego activo, a f i n de utilizar las posibilidades
que les da el peón sacri ficado. En otras palabras, el peón
sacrif icado les ha proporcionado un tiempo de más, que es
el que deben emplear para el subsiguiente desarrollo si
pre tenden retener esa ventaj a de tiempo.

s A x e+

En esta si tuación las blancas hubieran podido j ugar 5


P3D o C3AD o C2R. Pero se verían prácticamente forzadas
a jugar Ax C tan pronto enrocasen las negras, ya que en­
tonces el alfil b lanco se convertiría en objeto de ataque me­
diante movimientos tales como . . . CSD. Por tanto, ya hacen
ahora el cambio, lo que también está bien.

s PxA

Como compensac1on del peón sacrificado las negras tie­


nen ahora los dos alfiles, dos columnas abiertas y diagona­
les también abiertas.
El PR negro limita el desarrollo libre de las blancas; si
:i hora és tas hacen la jugada normal 6 C3AR este caballo
puede verse obl igado a mover mediante 6 . . . PSR, por lo
PARTIDA 17 239

que deciden controlar su cuadro 4R primeramente con C3AD


y luego P3D si es necesario.

6 C3AD C3AR

Las negras contrapresionan el cuadro 4R de las blancas.


Por tanto estas últimas consideran necesario defender ese
cuadro una vez más y j uegan

7 P3D

En este punto las b lancas podrían tomar en consideración


7 D3A atacando al débil PAD negro : es cuestión de cómo s e
desee seguir. H a n ganado material y pueden intentar ganar
más. En este caso, las negras podrían responder 7 . . A2D
.

o 7 . D2A y posteriormente . . . ASCR, ganando un tiempo


. .

al a tacar la dama blanca obligándola a moverse.

7 ASCD

Neutralizando nuevamente la p resión blanca sobre su ca­


silla 4R. Si por ejemplo, ahora 8 C3A, se podrá jugar 8 . . .

PS R 9 P x P A x e + 10 P x A D x D + 1 1 R x D C x P y las
negras consiguen un buen j uego, como por ejemplo, 12 T l R
A4A 1 3 C4D 0-0-0!.

8 A2D

Desclavando el caballo y recuperando la pres1on sobre


su 4R. Otra posibilidad sería 8 CR2R después de lo cual
8 . . PSR no significaría mucho : 9 PX P D X D+ 10 RX D
.

protegiendo el peón de rey.

8 0-0

La s ne gras no tomarían e n cuenta 8 . . . A x C en este


momento, po rque no desean cambiar su buen alfil aun
cuando pudieran avanzar su PR después del cambio. El avan­
ce sólo t iene significación cuando ataca.

9 C3A?

Este movimiento es de suma importancia para la conti-


240 AJEDREZ

nuac1on de la partida, pues proporciona a las negras un ob­


jeti\·o a atacar, com pen sándole el peón sacrificado. Hasta
ahora sólo han tenido una sombra de compensación: los dos
alfi les y un tiempo.
Después de 9 CR2R las negras no hubieran tenido muchas
oportuni dades. Si l a partida hubiera l legado al final tal vez
habrían pod ido conseguir tablas a pesar de tener un peón
menos, pero habrían tenido que l uchar para l legar como
máximo a ello.
Ciertamente las negras tienen movilidad para sus piezas,
pero ¿cómo se puede hacer u so de ella? Un ejemplo: 9 C R2R
ASC 10 P3A A3R 1 1 0-0 D3C + 12 R l T T D l D 1 3 C4T D2C
14 A X A D X A 1 5 P3CD y las negras no tienen más ocasiones
de ataque.
La dificultad esencial para las negras en este tipo de po­
sición reside en el hecho de que cada cambio mejora el j ue­
go de las blancas y disminuye las posibilidades de que las
negras saquen ventaja de su movilidad.
En una partida de ajed rez hay dos caminos a seguir : ( 1 )
con jugadas normales, e s decir, lógicas, y (2) con j ugadas
�xt raordi narias tales como sacrificios de peones o de piezas,
o l levando a cabo man iobras artificiosas ilógicas.
Hasta la jugada 9, la posición de las b lancas no tiene
puntos débiles que permitan a las negras emprender un ata­
que directo. El cam ino normal es demasiado lento, y el ex­
traordinario no es posible aquí. Si uno juega un gambito,
en muchos casos podrá conseguir u n j uego p rometedor a
base de jugadas normales lógicas; en este caso las negras no
pueden. Esto quiere dec i r que después de todo, el gambi to
de las negras no tiene mucho valor.
PARTIDA 17 24 1

Después de 9 C3A? más tarde e l CR blanco quedará cla­


vado mediante . . . ASCR lo que casi siempre debilita la po­
sición del rey blanco si le falta el a lfil de rey. Si este alfil
estuviera aún en el tablero, las blancas no tendrían por qw!
temer este debil itamiento. Hasta ahora las negras se han
limitado a mover piezas; a partir de ahora su plan estraté­
gico aparece claro.

9 TlR

Amenazando 10 . . . PSR las negras inducen a las blancas


3 que enroquen por el lado de rey. Sólo después de este
enroque la jugada . . . ASC tendrá suficiente fuerza. Antes de
él, no significa mucho.
Un 9 . . . ASC inmediato no tiene un significado particular.
Luego viene 10 P3TR A4TR ( 1 0 . . . A x e no logra nada, sen­
cillamente cede dos alfiles) 1 1 C4R C X C 12 P x C A X C 1 3
P X A, y s i bien las negras han conseguido debilitar e l ala
de rey blanca, no supone un gran incom:eniente para éstas,
ya que todavía pueden enrocar por e l lado de dama. En
muchas posiciones análogas, después de 1 0 P3TR A4TR, las
blancas pueden proseguir el ataque contra el alfil negro me­
diante 1 1 P4CR, pero en este caso es juicioso por su parte
demorar este a taque una o dos jugadas, ya que lleva a l alfil
al cuadro 3C desde el que domina un cuadro vital para la
lucha, que es su SR.
Por otro lado, un inmediato 9 . . . PSR 1 0 P x P A x C 1 1
A X A C X P no es demasiado ilógico, ya que las negras están
jugando para un ataque con iniciativa, y en muchos caso!>
;:: ! empuje PSR la da. No obstante, se deben analizar los de­
talles tácticos y valorar la posición resultante de la conti­
nuación. Después de 12 D x D T X D 13 A4D ASC 14 0-0-0 y las
negras continúan con un peón menos sin nada que presenta r
para el ataque. Ciertamente han tenido éxito dando a las
blancas un peón doblado aislado en el ala de rey después
de 14 . . . A x C , pero esto no representa mucho en esta si­
tuación.
Según valoración aproximada de los peones doblados, si
están en el flanco en que están en superioridad de peones
son perj udiciales, porque d isminuyen las posibilidades de
conseguir un peón pasado, mien tras que si están en el lado
minoritario o de igualdad no suponen mucho. Pero esto es
únicamente el aspecto de los peones doblados en relación
242 AJEDREZ

a la posibilidad de conseguir un peón pasado. Otro aspecto


es la vu lnerabilidad de los peones doblados aislados.

10 0-0

Las blancas han enrocado por el lado de rey y ahora las


negras estarán en condiciones de atacar. Veamos si había
algo mejor.
10 D2 R no parece muy fiable ya que rey y dama blancos
están ambos sobre un¡i columna dominada por la torre ne­
gra. Sin embargo, no sería fácil explotar la situación : por
ejemplo, 10 . . . A X C ( preparación necesaria para la jugada
siguiente) 1 1 A X A PSR parece i rresistible. Entonces

( a ) 1 2 P x P ? T x P gana la dama, como era de espe­


rar después de una continuación tan tonta.
( b ) 1 2 A x e P x C 13 A x D T x D + 14 R I A T x PAD
y las negras sacan, con mucho, el mejor partido.
( c ) 1 2 CS R ! (la jugada correcta) 1 2 . . . P x P 13 D x P
D X D 1 4 P X D. Esta si tuación parece desesperada para
las b lancas y así mismo cuando las negras continúan
14 . . . C2D ( o 14 . . . CSC con la intención en ambos casos
de seguir con 15 . . . P3A después de 15 P4D), las blan­
cas responden con 15 0-0 ! .
( 1 ) 1 5 . . . C X C 1 6 T R l R y l a s blancas recuperan s u
pieza después d e lo cual ciertamente no podrían perder.
( 2 ) 15 . . . T x C ! 1 6 A X T C x A 17 TRl R P3A 1 8
P4D C3C 1 9 TSR + R2A 20 TD l R A2C entablándose um
dura lucha de torre y peón contra alfil y caballo, con
aproximadamente las mismas posibilidades.

Con lo que subsiste el problema de cuál sería aquí la


mejor jugada: 10 D2R o 10 0-0.

10 ... ASC

La clavada.
Las blancas han quedado clavadas y no se podrán liberar
de la clavada sin incurrir en algún otro inconveniente para
sí mismas. Finalmente tienen ahora las negras alguna com­
pensación por su peón de gambito sacrificado: falta ver si
será suficiente.
PARTIDA 17 243

11 TlR

No es mal movimiento teniendo en cuenta el papel im·


portante que desempeña en esta part ida el cuadro 4R de
las blancas. Esta j ugada se ha hecho con la intención de
preparar C4R.
1 1 P3TD no entra aquí en consideración. El alfil en SCD
no está tan bien si tuado que precise ahuyentarlo. Las ne­
gras celebra rían tal jugada a fin de llevar su a l fil a lA ga·
nando un tiempo.
La j ugada i 1 P3TR tiene doble filo. Después de 1 1 . . .
A4TR no ha mejorado en nada l a posición blanca. S i éstas
realmente desean desclavar su pieza, deben continuar 1 2
P4C c o n lo q u e debilitan su a l a de rey y el conocido sacrifi­
cio negro 12 . . . C X P 13 P X C A X P puede ser muy arriesga­
do para ellas.

11 T3R

Pronto o tarde el lado blanco de rey quedará debilitado


por un peón doblado, o un peón avanzado o cualquier cosa
de es t a naturaleza. La torre queda en disposición de atacar
a lo largo de la tercera fila, lo que en la mayoría de los ca­

sos es sumamente efectivo. Por ejemplo, después de 1 2


P3TR A4TR 1 3 P4C C x P 1 4 P X C A x P, l a torre está lista
para actuar reforzando el ataque con . . . T3C o . T3A.
. .

12 C4R

Correcto. Por medio de un cambio de piezas las blancas


esperan eliminar las amenazas negras para luego atacar los
244 AJEDREZ

peones aislados y hacer sentir la fuerza de su propio peón


extra .

12 cxc

Las negras ven que forzando pueden debilitar e l ala de


rey blanca y con ello por lo menos igualar.

13 TxC

E s réplica correcta. Después de 1 3 A X A.

( a) 13 . . . C4C ! y las blancas no pueden evitar el


doblado de sus peones, lo que entraña consecuencias
muy graves. U na torre y una dama contra un flanco de
rey débil pueden a veces decidir la partida en unas
pocas jugadas ( véanse las conclusiones de esta par­
tida) .
(b) 1 3 . . . e x P 1 4 R x C D3C + , seguido de 1 5 . . .
D X A , recuperando las negras el peón.

Es de notar que s i se hace una jugada ineficaz surgen


en seguida algunas combinaciones. El carácter del gambito es
tal, que si el contrario falla en hacer el movimiento correcto
aparecen combinaciones, pero si logra encont ra r siempre la
jugada oportuna. muchos gambitos fallarán.

13 Axe

Las negras actúan ahora de la forma más sencilla. Median­


te los cambios dejan un peón blanco doblado y aislado al
mismo tiempo que abren la columna CR para atacar. De no
haber realizado esto, se hubieran quedado sin nada.

14 PxA

Forzado, ya que 1 4 D x A costaría una pieza.

14 Ax A

Si el alfil negro se retira, el alfil blanco no es más déb i l


en la defensa q u e el negro en e l ataque.
PARTIDA 17 245

15 DXA

Ahora l a única posibilidad de vencer que tienen las ne·


gras es atacando, porque tienen u n peón menos y sólo que­
dan piezas mayores, de forma que no es fácil que se den
sorpresas en el campo abierto : es decir, que faltando las
piezas menores no se puede contar con ataques dobles, cla­
vados, e tc.
Atacar supone llevar tantas piezas como sea posible al
campo de batalla hasta abrumar al rey enemigo.

15 ... P4AR

Primero las negras tra tan de reducir la potencia defen·


siva de las blancas ahuyentando la torre, planeando conti·
nuar con . . . PSA apartando las p iezas blancas de la defensa.

16 T2R?

Esto es fatal: (a) porque permite a la dama negra entrar


directamente al ataque a través de STR, es decir, sin pre­
paración alguna, ( b ) porque más tarde privará al rey fugiti­
\"O del muy importante cuadro de fuga 2R.

La j ugada correcta será 1 6 T4AD. Ahora, cuidando el jue­


go, las blancas no pueden perder, ya que precisamente este
tiempo les da tiempo para organizar su defensa, es decir,
p roteger los vi tales 2TR, 3AR y 2CR; 16 . . . PSA 17 R l T DST
1 8 T l CR y si (a) 18 . . . D6T 19 D2R ( para proteger 3AR) 19 .
. .

T3T 20 T2C quedando las blancas protegidas e n s u lado de


rey o (b) 18 . . . T l AR 1 9 D2R T4A 20 D4R D x PA acabando
246 AJEDREZ

en tablas : ( 2 1 D x T D x PA + , etc., o 21 T x P T4T ! 22 T8A +


R2A 23 T7A + R3A! ) .

16 ... DST!

Las negras amenazan ganar de la siguiente forma:


17 . . . ne + (a) R I A R6T + . seguido de mate; ( b ) 18 R l T
D6T 1 9 T l eR D x PA + seguido d e mate. En estas variantes
se evidencia que las blancas no pueden proteger al m ismo
tiempo su 3AR y su 2eR.

17 P4AR

Después de 1 7 TRI R las negras ganarían con 1 7 . . . D6T!


( amenazando 18 . . . n e + ) 18 R l T ne o nr.

17 ... DSC +

Ganan por fuerza, pues 1 8 R l T D6A + lleva a mate.

18 RIA T3C
19 TRl R .

para facilitar la fuga de su rey.

19 PxP
20 Abandonan

Puesto que no hay defensa adecuada frente a 20 . . . P6A,


ya que el rey blanco queda atrapado. Después de 20 P3AR
las negras ganan con 20 . . . D6T + y 21 . . . T7e + .
U n gambito: (a) hace que su juego sea más fácil que el de
su contrario, y (b) tiene el riesgo de que si el contrario
acierta a resolver todos los problemas, queda en clara ven­
taj a.
En esta partida las blancas no resuelven todos los pro­
blemas ( por ej . 9 e3A) lo que da a las negras cierto asidero
en la posición ( su AD en SeR) que en cualquier circunstan­
cia debe conducir a una debilitación en la posición del rey
blanco. Ahora, para las negras sólo es cuestión de vencer o
hacer tablas : tres piezas mayores contra tres piezas mayores.
Si tuadas en la posición defensiva correcta, pueden mantener
el equilibrio. En la partida, la torre en 2R arruina el sistema
defensivo blanco.
Partida 18
• Juego escocés.
• Mermando fuerza mediante cambios.
• La búsqueda de posibilidades de ataque.
• Análisis de líneas tácticas.
• Sacando provecho de las flaquezas ene­
migas.
• Alfil fuerte irradiando su potencia al cora·
zón de las posiciones contrarias .
.

Una de las tareas más arduas para el j ugador de ajedrez


es la de encontrar la l ínea más favorable en una posición
relacionada con problemas tácticos. Llegar a ello requiere:
( 1 ) imaginación para descubrir las varias líneas posibles, ( 2 )
capacidad para analizar un suficiente número d e j ugadas e n
cada u n a de esas líneas, y ( 3 ) j uicio para valorar cuidadosa­
mente los resultados de cada línea posible.
E n esta partida, el j ugador del gambito acierta a cons­
truir u n ataque fuerte sacrificando dos peones. Su contrario
está dispuesto a devolver los peones con vistas a una sim­
plificación y a fin de reducir la potencia de ataque del j uga­
dor del gambito, pero escoge una variante táctica inferior,
de manera que cuando se restablece la igualdad en material
se queda con una debilidad seria, con una posición del rey
comprometida. Su rey ya no está seguro en el centro; no
puede enrocar por el lado de rey, y con el enroque largo se
mete en serias debilidades. Llegado a este punto, falla nue­
vamente al tratar de encontrar la mejor defensa ; a part ir
248 AJEDREZ

de aquí el j ugador del gambito saca el max1mo partido po­


sible de las flaquezas que él mismo ha p rovocado en la posi­
ción enemiga.

GAMBITO GóRING ( J UEGO ESCOCES )

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 P4D

Gambi to escocés.
Las blancas ocupan inmediatamente el centro y abren el
juego. Después de 3 . . . P X P 4 C X P las negras no tienen im­
pedimento para consegui r la igualdad después de unas cuan­
tas j ugadas. De ahí que el j uego escocés no se da en torneos
tan frecuentemente como ciertas otras aperturas en las que
las negras tienen más d ificultades para igualar.

3 Px P

Aun cuando las negras pierden un tiempo en la captura,


no constituye realmente una pérdida, pues a su vez las blan­
cas deberán perder otro para recuperar.
Si las negras no recuperan ahora, no podrán igualar tan
fácilmente. Veamos algunas de las alternativas, a fin de for­
marnos una mejor idea del problema de igualar, como se
hace en la teoría de las aperturas.

( a ) 3 . . . P3D 4 P X P pierde un peón o el privilegio


de enrocar después de 4 . . . P x P o 4 . . . C x P. También
pueden jugar las blancas 4 ASCD con alguna p resión so­
bre las posiciones negras.
(b) 3 . . . P3A? supone un debilitamiento del ala de
rey negra. Después de 4 A4AD las negras no pueden
enrocar. Por otra parte, 4 P X P no es decisivo por cuan­
to: ( 1 ) 4 . . . P X P y las blancas no han conseguido mu­
cho, pero (2) 4 . . . C x P ? 5 C x C P x C 6 DST + gana i n­
mediatamente.
( c) 3 . . . C3A 4 P x P C x P( S R ) 5 A4AD amenazando
6 DSD con un buen j uego para las blancas.
PARTIDA 18 249

( d ) 3 . . . D2R tiene el inconveniente de bloquear el


AR negro.

Después de 3 . . . P X P las blancas normalmente continúan :

( a ) E l juego escocés: 4 C x P C3A ( atacando e l cen­


tro y preparando . . . P4D ) 5 C3AD ( protegiendo su PR)
5 . ASC ( reatacando el PR) 6 Cx C ( prácticamente for­
. .

zado) 6 . . . P C x C 7 A3D P4D y las negras han consegui­


do igualar.
( b ) El gambi to escocés, en el que se cede tempo­
ralmente el peón para tener un desarrollo más rápido :
4 A4AD C3A 5 0-0.

En esta partida el maestro opta deliberadamente por una


continuación no del todo ortodoxa.

4 P3A

El Gambito Gi::i r ing, que a pesar de no ser totalmente or­


todoxo, conduce a un j uego complicado e i nteresante.

4 PxP

Las negras aceptan el peón del gambito: l o podrían haber


rehusado con 4 . . . P4D lo que no es del todo malo. Por ejem­
plo, 5 P X P( SD) D X P 6 P X P ASCR, etc. O podrían haber
rehusado el peón con 4 . . . P6D que hubiera impedido que las
blancas organizasen el centro ideal mediante P x P, i mpi­
diendo por tanto su dominio en el centro. Esta última va­
riante engloba un principio importante: Cuando uno debe,
o quiere, perder u n peón, de todas formas es rentable per­
derlo de tal forma que al capturarlo su oponente tenga al­
g1ma desventaja posicional.

S CxP ASC

Jugada atrevida que abre para las negras posibilidades


de contraatacar, pero que envuelve ciertos riesgos. Compá­
rese con la Partida 1 0.
La alternativa 5 . . . P3D es una continuación más sosegada.
Las negras tra�:m de formar una posición sólida y si consi­
guen resistir el ataque blanco, su peón extra debe j ugar su
250 AJEDREZ

papel en el final. Pero las b lancas pueden complicar las co­


sas, por ejemplo con : 6 A4A A3R 7 A X A P x A 8 D3C D l A
9 CSCR C I D 1 0 0-0 A2 R 1 1 P4A y puede pasar cualquier cosa.

6 A4AD

El cuadro oportuno para el AR blanco. Se amenazan ju­


gadas tales como D3C.

6 P3D

Para dominar su casilla 4R y abrir una diagonal para su


AD. Las negras temen la jugada blanca PSR.
Si las negras hubieran jugado 6 . C3A, la continuación
. .

7 PSR habría sido muy enérgica: 7 . . P4D 8 A3C CSR 9 0-0


.

A x C 10 P X A con complicaciones verdaderamente dificulto­


sas. El amateur haría mejor evitando líneas que entrañen
tales problemas, excesivamente complicados.

7 0-0

7 Axe

Por medio de los cambios, las negras se ponen en camino


de reducir el avance en desarrollo que han conseguido las
blancas en compensación de su peón de gambito. Aquí el cam­
bio está especialmente justificado, puesto que al no estar ya
clavado el CD blanco, las negras tienen que contar con CSD.
Si por ejemplo las negras hubiesen replicado 7 . . . C3A, en-
PARTIDA 18 25 1

tonces 8 CSD ! las hubiera puesto en apuros, ya que 8 . . . C X C


les costaría una pieza después de 9 P x C C2R 1 0 D 4T + .
S i e n lugar de esto, las negras hubiesen jugado 7 . . ASC
.

clavando el CR blanco, ahora que las blancas han enrocado


la partida podría haber continuado : 8 D3C D2D 9 CSD A4TD
10 D x P amenazando 1 1 ASCD. Por tanto las negras juegan
1 0 . T I C y luego 1 1 D6T A x C 1 2 P x A con igualdad de peo­
. .

nes y de oportunidades.
Aprovechamos aquí la ocasión de dar un ejemplo de una
combinación amateur clásica basada en el sacrificio insen­
sato del AR blanco en su 7 AR después de 7 . . ASC 8 A X P + ?
.

R X A 9 CSC + y' parece que las blancas van a recuperar su


pieza más un peón. mediante 10 D x A, pero las negras jue­
gan 9 . . . D x C ! y ganan una pieza después de 10 A X D A X D
1 1 TD x A.

8 PxA

Las blancas tienen ahora un peón aislado, l o que e n estas


circunstancias no representa mucho. Las blancas tienen u n
peón menos y deben hallar alguna compensación d e e llo. El
peón aislado queda compensado por e l hecho de que las b lan­
cas tienen ahora los dos alfiles contra alfil y caballo y además
tienen líneas abiertas para sus alfiles y torres. Mas importan­
tes son aquí las posibilidades de ataque blanco que la espe­
cial disposición posicional, tal como la estructura de peones.
Si tuviera lugar una liquidación general, el factor posicional
volvería a contar. Pero las blancas lo basan todo en vencer
por ataques, y si éstos fallan, se encontrarán en desventaja,
con o sin peones aislados.

8 C3A
9 PSR

Para abrir el juego y tratar de hallar alguna compensa­


ción en posibilidades de ataque por el peón sacrificado. Con
esta jugada las blancas ceden un segundo peón.
Las sosegadas continuaciones 9 T l R y 9 ASCR ( que se
pueden jugar, a pesar de que el rey todavía no ha enrocado:
compárese la Partida 1 7) no son malas tampoco pero quizá
son menos directas. 9 A3T ASC pa rece inferior y las blancas
no tienen una cont inuación prometedora de este ataque.
252 AJEDREZ

9 PxP

9 C x P seguiría con 1 0 C x C P x C 1 1 D3C 0-0 1 2 A3T


ganando el cambio como compensación de los dos peones
blancos perdidos, lo que en muchos casos es un negocio du­
doso, pero que aquí parece garantizar por lo menos tablas.

10 ese

Las blancas infringen el princ1p10 general de jugar cada


pieza una sola vez hasta que las demás estén desarrolladas,
pero nuevamente aquí hay circunstancias especiales que jus­
tifican esa j ugada. Al llevar su caballo a SC las blancas ame­
nazan 1 1 C x PA ganando la torre. El hecho de no ser fácil
para las negras detener esta amenaza j ustifica la violación del
citado principio. Si las negras j uegan 1 0 . . . 0-0, entonces 1 1
A3T gana la cal idad, lo que no quiere decir que las blancas
tengan ganada la partida, pues las negras tendrían dos peo­
nes como compensación, pero en cualquier caso la partida
entraría en u na nueva fase con todas sus posibilidades y
oportunidades.

10 A3R

Antes de perder la calidad las negras prefieren entregar


su peón extra y permitir a las blancas aislar el PR. La idea
es acelerar el desarrollo al precio de uno o dos de los peones
de gambi to.
Después de 1 0 . . . D X D 1 1 A x P + R I A 1 2 T x D, las blan­
cas siguen con un peón menos, pero amenazan 13 A3T + C2R
PARTIDA 18 253

1 4 T8D + , C l R 15 T x C mate. Después de 12 . . . P3CR 13 A3T +


R2C las blancas tienen buenas oportuni dades después de 1 4
A3C a pesar d e que las damas n o están ya en el tablero. Con
amenazas tales como 15 C7A o 15 C6R + ( dependiendo del
contrajuego negro) ciertamente las blancas tienen posibilida­
des de compensar el peón.
Con esta jugada, sin embargo, las negras ofrecen la devo­
lución de los peones de gambito esperando eliminar así las
piezas blancas más peligrosas, llegando así a un final en el
que ciertamente no llevan la peor parte. Estas son las tác­
ticas apropiadas cuando se juega el lado defensivo del gam·
bito, como se ha hecho notar ya en las primeras jugadas de
la partida. Por ejemplo: 1 1 A x A P x A 12 C x PR D x D 1 3
T X D R2A 1 4 C X PA T D 1 D y las negras quedan bien. Los
peones están igualados, pero ha desaparecido uno de los al­
files blancos, y ahora los peones aislados podrían contar a
favor de las negras.

11 CxA

Las posibilidades tácticas especiales favorecen a 1 1 C X A


sobre 1 1 A X A. No es posible una generalización e n una posi­
ción táctica como ésta.
Si ahora 1 1 . . . D X D 12 C x PA + R2D 13 T x D + R X C 1 4
A X P e l final e s algo mejor para las blancas, y a que han
conservado sus dos al files. Ciertamente, la posición del PAD
blanco es floja, pero en esta variante las blancas tienen ple­
na compensación, ya que el PR negro también está aislado.
Por tanto, las negras j uegan.

11 PxC

Si ahora las blancas hacen la obvia jugada 1 2 A X P el j ue·


go podría seguir 1 2 . . . D X D 1 3 T X D R2R 1 4 A3C TR l D y la-;
blancas se encon trarían en una posición simpli ficada con un
peón menos. Deben buscar por tanto una réplica más enér­
gica. Pensando en ello j uegan

12 D3C

Con este movimiento las blancas atacan al PCD y amena­


zan A X P con mayor fuerza, ya que no existe la posibilidad
para las negras de cambiar damas y puesto que el bando
254 AJEDREZ

que tiene menos material no debiera cambiarlas. La jugada


blanca 12 D3C es tan enérgica que las negras deben analizar
cuidadosamente todas las posibilidades. Su réplica aquí re·
vela el giro que toma el j uego.

12 ... C4TD?

Las negras protegen su PCD esperando reducir el ataque


blanco mediante una serie de cambios, pero han menospre·
ciado el hecho de que aún después de la simplificación, l a
iniciativa b lanca s e conserva fuerte.
Después de 1 2 . . 0-0 13 A x P + R l T 14 D x P D3D 15 A3C
.

T D l C 16 D6T parece que las negras se pueden mantener. Esta


línea es mejor para las negras que la jugada en la partida;
sus piezas están más centralizadas y ofrecen mayor coopera­
ción, pero las b l ancas t ienen los dos alfiles y amenazan A3T.
Pero las negras tienen algo aún mejor. Después de 12 . . .
C4D 1 3 D X P C4T 14 A5C + R2A 1 5 D6T P4A 1 6 A3T D3C las
negras l levan la mejor parte, ya que los caballos negros que­
dan b ien situados y los alfiles b lancos no disponen de líneas.
Tarrasch dij o : «Un alfil es más fuerte que un caballo sólo
cuando pueda moverse por líneas abiertas».
De todo ello concluimos que en este momento 1 2 . . . C4D
sería la continuación más enérgica, y aquí es donde el ama­
teur cometió el p rimer error. Esto es lo más notable, ya que
l a posición es tan complicada.

13 DSC + P3A
14 D x PR CxA
15 D x P+ D2R
16 D x CD
PARTIDA 18 255

Así pues, al final de la liquidación provocada por las ne­


gras ambos bandos están igualados en piezas, y el peón ais­
lado blanco, una debilidad, está compensado por líneas abier­
tas para el ataque, por el hecho de que las blancas tienen un
alfil y las negras u n caballo y por el hecho de que las negras
no pueden enrocar por el lado de rey. Ciertamente las blan­
cas llevan la mejor parte.

16 0-0-0

Aun cuando el flanco de dama negro no es un lugar extre­


madamente seguro para el rey negro, considerando las líneas
abiertas de que disponen las blancas tampoco está este rey
seguro en el centro. Las negras no t ienen alternativa. El en­
roque es forzado en vista del ataque T l R, que vendrá a la
larga.

17 A4A

La idea que se esconde en esta j ugada es la de i nutilizar


para el rey negro su cuadro l CD. Pueden surgir combinado·
nes sorprendentes como veremos más tarde.
El rey negro está i n seguro.

17 C4D

Las negras siguen esperando reducir mediante cambios el


ataque blanco. La idea es correcta, pero su ejecución imper­
fecta.
A pesar de su posición central, el caballo negr:o no con­
sigue eliminar el alfil blanco. Para forzar el cambio de pie-
256 AJEDREZ

zas hubiera sido correcto 1 7 . . . DSR y después de 1 8 D X D


( forzado) C X D 1 9 ASR y las b lancas están l igeramente me­
jor debido a la . posición centralizada de su alfi l , reforzable
por el peón en 4AR, y la posición insegura del rey negro, que
ciertamente no cuenta mucho después del cambio de damas.
Estos dos factores compensan sobradamente el inconvenien·
te del peón aislado.

18 A3C

E l alfil es tan fuerte en 3CR como en 4AR.

18 P4TR

Un i ntento de desplazar el alfi l , cosa que se consigue fá­


cilmente. Hubiese sido preferible l l evar presión hacia el cen­
tro mediante una jugada tal como 1 8 . . . T R l R seguida posi­
b lemente por 1 9 . . . DSR.

19 P3TR

Para tener ún refugio desde el cual el alfil pueda conti­


nuar dominan do la diagonal.

19 P4CR

Las negras desean explotar la debi lidad del PTR, pero las
blancas tienen varias posibilidades de ataque que es p reciso
combatir. Lo j ugado es un ataque débil y en cierto sentido
injustificado. Hubiera sido preferible 19 . . . T R l R, jugada
PARTIDA 18 257

centralizadora. Pero de cualquier forma las blancas pueden


atacar. Después de jugadas tales como D4TD, las negras no
pueden proteger su PTD mediante . . . R l C por Jo que deberán
hacerlo con . . . P3TD. Puede apreciarse la enorme fuerza del
alfil blanco a lo largo de la diagonal.

20 TRlR

Desarrollo con tiempo.


Con el mayor dominio de espacio por parte de las blancas
y las l íneas abiertas a su disposición, la posición de las ne­
gras ya es bien precaria. Aun cuando todavía no hay nada
defí nido, las blancas pueden considerar seguro que aparece­
rán líneas prometedoras más adelante, y las negras deben
proceder muy cautelosamente. Por ejemplo:

( a) 20 . . . D2D 2 1 TD I C TRl R 22 T R l D ! T3R 23 D6T!


P x D ? 24 T8C mate.
( b ) 2 0 . . . D2AR 2 1 D4TD P3T ( forzado) 2 2 TD I C y :
( 1 ) 2 2 . . . C x P ? 2 3 D x PA + P x D 24 TSC + R2D 25 T7C +
R I A 26 T x D T2D 27 T x T R x T 28 A5R, etc., (2) 22 . . .
TRI R ! , e s l a mejor continuación, y ahora e l sacrificio
de la dama conduce únicamente a tablas; 23 D x P +
P X D 24 TSC + R2D 2 5 T7C + R l A 2 6 TSC + , etc. Pero
las b lancas no necesitan tablas, pueden jugar por ejem­
plo 23 A5R y conservar la i niciativa.

20 ... D6T?

Un error en una situación muy d ifícil. La dama no debe­


ría dejar indefensa su posición de rey. En general no se debe
ir a la caza de peones en situaciones críticas en las que el
contrario tiene el ataque.

21 D4R

Gana. La amenaza es 22 D5A + T2D 23 D5R con la doble


amenaza de 24 D8C mate y D x T + .

21 D x PA

Las negras sitúan su dama y una torre sobre la m isma


258 AJEDREZ

diagonal : un motivo combinacional explotable con un alfil.


Veamos algunas alternativas posibles :

(a) 2 1 . . . T R I R ? 22 DSA+ T2D 23 T x T mate.


( b) 21 . . . D l A 22 DSR y la penetración de la dama
en 8C es catastrófica.
( c ) 2 1 . . . C2A 22 DSA + R I C (22 . . . T2D? 23 A x e
R X A 24 DSR+ gana l a torre de rey) 23 D7A T l AD 24
T7R D4T 25 T l D TRIAR 26 A x C + gana por ( l ) 26 . . .
T X A 2 7 D x T + , o bien ( 2 ) 2 6 . . . R l T 27 A x D .
( d ) 2 1 . . . C3A 22 DSR gana (22 . . . C2D 23 D7A mate;
22 . . . D3D 23 D X D gana la torre) .

22 DSA +

Obliga a las negras a i nterponer su torre de dama, y por


tanto la torre de rey queda sin protección.
Si previamente se hiciese 22 ASR se llegaría al mismo re·
sultado con 22 . . . DSC 23 DSA + T2D 24 A X T.
Nótese que más del 80 por ciento de todas estas posibili·
dades dependen de la magnífica posición del alfil b lanco que
domina cuadro s como los BCD, 1AD y SR.

22 T2D

única jugada posible.

23 ASR

Ganando la torre.

23 Abandonan

En este gambito las blancas tuvieron posibilidades de ata­


que desde el mismo principio, y las negran han tenido que
optar entre un cierto número de defensas posibles. Esto les
ha dificultado su propia defensa.
Contemplando tanto la forma de defenderse frente al
gambi to, como el factor psicológico mencionado en la i n·
traducción de la Partida 1 7 , las negras han procedido apro­
piadamente en esta partida. Continuamente han i n tentado
devolver su peón de gambito extra, esperando el arreglo al
final de la partida. No acertó del todo: hubiera podido ser,
PARTIDA 18 259

pero continuamente ha tenido que solventar dificultades de


posiciones en que el material estaba igualado, pero con u n
alfil blanco mejor colocado. Después de que l a s negras per­
dieron la oportunidad de forzar el cambio de damas, las
blancas han podido mantener su ataque, que se ha compro­
bado imparable, gracias a l a buena s ituación de su alfil.
Partida 19

• Variante Marshall del gambito de dama


rehusado.
• Abandono del centro sin compensación.
• Ataque con todas las piezas contra le po·
sición del rey enrocado.
• El sacrificio clásico Ax PTR +.

Uno de los tipos de ajedrez más brillantes es aquel en


que uno de los j ugadores sorprende a su oponente, atacando
con todos los recursos contra el relativamente indefenso rey
enrocado. Llevando una pieza tras otra a cargar sobre esa
zona del tablero, supera a su enemigo antes de que éste lle·
gue a tener una oportu nidad de hacer algo al respecto.
De todos los ataques combinacionales contra el rey enro­
cado ninguno es más fácil de realizar que el bien conocido
de alfil en su 7TR. Este ataque, bueno tanto para las blan­
cas como para las negras, puede emprenderse siempre que
sobre el tablero se dé la siguiente s i tuación :

(a) El atacante debe tener su CR y D en posición


de actuar, y su AR en la diagonal apropiada para un
sacrificio inmediato en 7TR.
( b ) Este CR debe ser capaz de mantenerse por sí
sólo en su SCR sin peligro de ser cambiado.
(c) Normalmente un peón en punta en el cuadro
SR del atacante resulta útil tanto para evitar que el rey
enemigo se fugue, como para impedir que piezas con­
trarias ocupen su 3AR.
262 AJEDREZ

( d) Las piezas del defensor deben estar suficiente­


mente alejadas del flanco de rey para que no puedan
dar una ayuda efectiva en el momento oportuno.
( e ) E l rey del defensor n o debe tener a su disposi­
ción suficientes cuadros l ibres para poder escaparse.

El ataque comienza con A X PTR + . Tanto si el defensor


acepta como si rehúsa el sac rificio, se encontrará con difi­
cultades. Pero para tener éxito, el atacante deberá con tinuar
p recisamente con las jugadas correctas: si el ige bien, ven­
cerá o quedará con superioridad material . Si no acierta con
la continuación correcta podrá encontrarse con una pieza de
menos y el ataque disipado, en cual caso puede salir de­
rrotado.

GAMBITO DE DAMA REHUSADO. VARIANTE MARSHALL

Maestro Amateur

1 P4D P4D
2 P4AD

Gambi to de dama visto ya en las partidas 9 y 1 6 .

2 C3AR ( ? )

Uno d e los errores posicionales preferidos por los ama­


teurs. Aparentemente éste es un movimiento de desarrollo
que protege adecuadamente el PD negro. En realidad, des-
PARTIDA 19 263

pués de 3 P X P las negras se ven precisadas a ceder el cen­


tro por nada; es decir, sin asegurar ninguna oportunidad
para contraatacar el centro blanco.
Ciertamente, alguna vez entre muchas, se encuentra la ju­
gada 2 . . . C3AR en partidas entre maestros. Por ejemplo,
el gran maestro americano Marshall la ha empleado a veces
con éxito. Hay que diferenciar esta jugada entre: ( a) un mo­
vimiento jugado por un amateur sin darse cuenta de que ha
cometido un error estratégico dando a las blancas la ocasión
de construirse un centro fuerte, y (b) una jugada empleada
muy poco por un maestro, como un reto, con la intención de
tentar a las blancas a que jueguen prematuramente 4 P4R.
En este último caso se puede hablar de consideraciones tác­
ticas.

3 PxP

Justificación de las blancas : « Si 3 . . . D X P , yo responde­


ré 4 C3AD ( comparar con la Partida 1 5 ) y la dama negra se
verá forzada a jugar otra vez, ganando yo así un tiempo per·
mitiéndome amenazar con tomar posesión del centro median­
te 5 P4R. S i 3 . . . C x P. entonces será posible P4R muy pronto

3 CxP

Ahora las negras ocupan temporalmente e l centro, pero


no pueden seguir ahí ya que se le puede hacer retirar con
P4R. Pero jugar inmediatamente 4 P4R sería prematuro: las
negras responderían 4 . . . C3AR y entonces :

( a ) 5 C3AD P4R! , y las negras t ienen contraposibi­


lidades por :
( 1 ) 6 P x P D x D + 7 R x D CSC, recuperando el PR,
pues las blancas deben protegerse frente la amenaza 8
. . . C x P + : 8 R l R C x PR 9 P4A C3C, y aun cuando las
blancas ocupan el centro su rey no puede enrocar, sien·
do vulnerable al ataque en esta posición abierta.
(2) 6 PSD A4AD y las negras tienen un desarrollo
satisfactorio estando adelantadas un tiempo.

(b) 5 A3D es mejor que 5 C3AD, pero aquí las ne­


�ras también tendrán ocasiones para atacar el centro
blanco: 5 . . . C3A ( las negras no pueden jugar 5 . . . D X P
264 AJEDREZ

debido a 6 ASC + , ganando la dama), y: ( 1 ) 6 C3AR


ASC, ( 2 ) 6 C2R P4R, ( 3 ) 6 PSD C4R 7 A2A P3R.

4 C3AR

Esta simple jugada impide que las negras jueguen . . .


P4R de momento, al mismo tiempo que conserva para las
blancas la posibil idad de jugar P4R para sí mismas.

4 P3R

Las negras podrían haber contestado 4 . . . A4A a fin de


evi tar P4R b lanco y situar piezas centrales en el tablero. En­
tonces las blancas podrían responder 5 CD2D con la enérgi­
ca amenaza de 6 P4R! Después de 5 . . . C3AR 6 D3C D I A 7
P3C P3R 8 A2C las blancas amenazan 9 C4T seguido de A X P
con mejor j uego puesto que tienen mayor espacio y domi­
nan más cuadros centrales.

5 P4R

Ahora las blancas ocupan completamente el centro, obli­


gando a las negras a retirarse.

5 C3AR

Inferior a 5 . . . C3C, porque después de 5 . . . C3AR el ca­


ballo queda expuesto al avance PSR.

6 C3A

Obsérvese la excelente posición de que disfrutan las blan­


cas : ocupación del centro, movilidad, mejor desarrollo, etc.

6 ASC

Para neutralizar el control blanco sobre su cuadro 4R. El


c l avado del CD blanco no es muy eficaz, puesto que pronto
o tarde el rey blanco enrocará. Puesto que el cambio . . . A X C
sólo refuerza el centro blanco y deja a éstas con los dos al­
files, se puede decir que en general esta clavada es eficaz
únicamente si las negras consiguen una próspera presión
contra los cuadros centrales 4D o SR.
PARTIDA 19 265

Quizás hubiera sido mejor 6 . . . P4A atacando el centro en


forma más eficaz. En este caso las blancas tienen las posibi­
lidades de: (a) 7 PSD, ( b ) 7 PSR, o ( c) una jugada tal como
7 A3D (7 . . . P x P 8 C x P D x C ?? 9 ASC + y la dama negra
está perdida).

7 A3D

Con esta sola j ugada el alfil de rey blanco queda situado


en su más poderosa d iago'nal, el ala de rey queda despejada
para el enroque y el PR protegido.

7 ... CD2D

Una jugada floja que hace bien poco frente a la aplastan·


te superioridad blanca en el centro. Pero l a situación es ver­
daderamente dificultosa. Con las siguientes variantes se pone
en evidencia que el centro blanco es tan fuerte que incluso
los ataques directos no lo destruyen y de cuya potencia esta
partida es un ejemplo.

( a ) 7 . . . P4A 8 0-0 P x P 9 C x P 0-0 (9 . . . D x C 1 0


ASC + ganando la dama negra) 1 0 PSR con ataque enérgi­
co de las blancas (además 10 . . . D X P? 1 1 A X P + gana
la dama) .
( b ) 7 . . . C3A 8 0-0 0-0 ( 8 . . . C x PD? 9 C x C D x C? ?
1 0 ASC + ganando la dama) 9 PSR como en la partida.

Debe considerarse este tipo de ataque como consecuen­


cia directa del fuerte centro blanco: PSR ahuyenta a la única
pieza defensiva negra.

8 0-0 0-0?

¡ Esto es fatal! En este punto la pos1c1on negra está a


propósito para ser explotada. Nunca debieron haber enroca­
do las negras mientras las blancas tengan tal concentración
de fuerza contra el flanco de rey y la posibilidad de e liminar
el C(3AR) defensivo avanzando su peón de rey.
Examinemos la situación. La dama blanca está en su ca­
silla original dispuesta a trasladarse a STR; su CR está en
3AR preparado para pasar a SC; el AR está en su 3D dispues­
to a ser sacrificado en 7TR; el AD defiende el cuadro SCR
266 AJEDREZ

desde su base, y el PR está en condiciones de pasar a SR, ex­


pulsando el caballo negro de su 3AR. Una vez fuera este ca­
ballo, el flanco de rey negro queda vacío de piezas defensivas
y por tanto a propósito para ser atacado.
Este tipo de posición muchas veces se traduce en varian­
tes del Gambito de Dama Rehusado, de la Defensa Francesa
v de algunas otras aperturas. Siempre que el flanco de rey
carezca de defensores, el ataque que s igue está en el ambiente.
Las negras deberían haber jugado 8 . . P4A con objeto di!
.

romper el centro blanco. Después de 9 PSR C4D 10 C x C P x C


1 1 CSC! las blancas tienen también gran superioridad, con
amenazas tales como 1 2 D3A. Si 1 1 . . . P3TR, las blancas pue­
den responder 1 2 DST y entonces :

(a) 1 2 . . . D2R 1 3 C x P 0-0 ( 13 . . . D x C? 1 4 A6C) 1 4


D6C, etc.
(b) 12 . . . P3CR 13 A x P P X A 14 D x P + seguido de
mate.
( c) 12 . . . 0-0 13 P6R C3A 1 4 P x P+ R l T 1 5 D6C
D2R 16 C7T ! .

9 PSR
PARTIDA 19 267

Jugada clave.

9 C4D

Y ahora todo está dispuesto para un ataque con todos los


elementos.

10 A x P+

El conocido sacrificio de alfil en 7TR.


Es la primera jugada de una combinación que conduce,
ya sea a mate, o a un ataque aplastante que culmina en más
que igualdad para las blancas.
Pero las bl ancas han de jugar con cautela, calculando b i en
las jugadas. Una vez se ha sacrificado una pieza, eso supone
todo o nada. Salvo que las blancas puedan mover sus piezas
y hundir a las negras, se pueden encontrar lejos del deseado
mate y con una pieza menos.

10 RxA

Las negras, no dándose cuenta de que están en peligro


mortal de un ataque relámpago, aceptan el obsequio. Creen
erróneamente que una pieza extra puede asegurarles a la larga
la victoria. Las piezas cuentan únicamente si están activas; en
esta si tuación especial, pocas de las negras pueden actuar,
y ninguna de ellas en el acto, debido a los jaques blancos.
Aun cuando las negras hubieran renunciado al alfi l ofre­
cido, el ataque blanco también habría tenido éxito como ve­
remos más adelante.

11 CSCR +

Preparando 1 2 DST y matc:o en pocas jugadas. Obsérvese


que el CR blanco está de fendido por su AD.
En los ataques con todos los recursos que supongan el sa­
crificio de una pieza, el atacante deberá procurar jugadas
que limiten las casillas accesibles al rey enemigo. Aquí el PSR
avanzado le impide el acceso a su 3AR, y el caballo blanco
domina las casillas 2TR y 2AR negras.

11 RIC
268 AJEDREZ

Si 1 1 . . . R3e 1 2 D3D + P4A 1 3 e x P ( obl igando a la dama


negra a moverse ) 1 3 . . . D2R ( después de 13 . . . D 1 R la res­
puesta 14 e x e es también decisiva) 14 e x e (obligando
nuevamen le a la dama negra a moverse ) 14 . . . D X e 1 5 e4A +
·(ganando la dama) .

12 CxC

Si 1 2 DST inmediatamente, las negras podrían devolver


su pieza extra y detener temporal mente el ataque de las
blancas : 12 . . . eR3A (o 12 . eD3A) 13 P x e e x P, y las ne­
. .

gras si túan su caballo en su 3AR terminando de momento el


ataque blanco.

12 PxC
13 DST TlR

La única j ugada .
Las siguientes jugadas forzadas demuestran cómo siste­
mát icamente las blancas van tomando cuadros al rey negro
hasta hacer ine\·i table el mate. Nótese que todas las jugadas
negras son forzadas : no dispone de tiempo para acercar n i n­
guna pieza defensora.

14 D xP+ RlT
15 DST + RlC
16 D7T + RIA
17 D8T + R2R
18 D x P mate

Hay dos factores importantes en este mate : ( a ) el jaque


cont inuo no da ocasión a las negras para movil izar sus p ie­
zas, ( b ) el PSR y el ese blancos evitan efect irnmen te que el
rey negro escape del mate.

Las negras no aceptan el alfil ofrecido

Vamos a ver a con tinuación lo que podría haber sucedi­


do si las negras no hubieran aceptado el sacrificio del alfil.
Las variantes que siguen a con tinuación dan una buena idea
de las numerosas posibilidades que nacen de estas posicio­
nes atacantes. Las blancas tienen dos continuaciones verda­
deramente enérgicas, que llamaremos A y B .
PARTIDA 19 269

10 ... RlT

Continuación A

11 A2A

Las blancas retiran su alfil dejando abiertas todas las


posibil idades y, entre otras cosas, evitando 1 1 C X C pues
. . .

en tal caso 12 P x C A x P ? 13 D3D! ganando una pieza, ya que


amenaza simultáneamente dar mate o capturar el alfil negro.

Continuación A 1

11 P4AD

Por fin las negras hacen esta importante j ugada (véanse


los comentarios después del 6.0 movimiento negro), pero es
más importante asegurar el ala de rey mediante 1 1 . . . P3CR
(véase A-2) aún cuando esta última no sea todavía suficiente.
Ahora ya sólo es cuestión de tiempo lo que se pueda ir re­
trasando la derrota.

12 ASC

Para alejar la dama del ala de rey. La cuestión es que


las negras no pueden ya responder 12 . . . P3A que podría ser
combatido con 13 D3D y mate en pocas j ugadas.
12 CSCR también es ganadora: 12 . . . P3CR 13 C x C P x C
1 4 C x P + T x C 1 5 P6R.
270 AJEDREZ

12 D2A

1 2 . . . 04T ? pierde una pieza : 1 3 C x C P x C 1 4 P3TO y el


alfil no tiene escape.
1 2 . . . O l R 1 3 030 P3CR 14 A6T gana ( 14 . . . T l CR 15 C x C
P x c 1 6 ese y 1 1 D3T.

13 CxC

Cambiando piezas , las b lancas eliminan u n caballo bien


situado a cambio de un caballo que de momento n o partici­
p a en la lucha.

13 PxC

Uno de los problemas básicos en situaciones de este tipo


es el de dej ar cuadros l ibres, de forma que las piezas clave
puedan salir y hacer su labor. Por tanto, las b lancas juegan

14 A7R TlR

Ciertamente hubiera sido mejor abandonar la idea de ha·


cer el cambio. Tal vez la relativamente mejor l ínea ( aunque
sin esperanzas, con la calidad y un peón menos) hubiera sido
14 . . . R I C lS CSC P3CR. Otras jugadas además de ser in­
feriores, cuestan más material. Por ej emplo: 14 . .. P X P?
IS A X A o bien 14 . . . C x P I S C x C ! O x A 16 OST + y mate
a la siguiente.

is ese P3CR

Si I S . . . T x A 1 6 OST + R l C 17 07T + R I A 1 8 08T mate.

16 D4C

Otra vez mate en tres jugadas, y<: que j ugadas como 1 6


C X P amenazando la dama a la descubierta, fallan.

16 RIC

1 6 . . . R2C pierde también después de 1 7 C6R + ! P x C


1 8 O X PC + seguido de mate.
PARTIDA 19 27 1

17 D4T ClA

¿ Qué más?

18 A6A

seguido de mate.

Continuación A 2

Partiendo del diagrama inmediato anterior:

11 A2A P3CR
12 D2D

Forzando la penetración en las posiciones del ala de rey


negras.

12 TIR

Para dar cabida al caballo.

13 D6T + RlC
14 A5C A2R
15 cxc

Para continuar 1 5 . . . P x C 16 P6R ! .

15 PxC
16 P6R

Para socavar el peón CR negro.

16 CIA
17 P x P+ RxP
18 A x P+

Las blancas sacri fican momentáneamente e l alfil con el


fin de ir l levando al rey negro a terreno abierto.

18 CxA
19 D7T + R3R
272 AJEDREZ

20 D x C+ R2D
21 CSR mate

Continuación B

Véase el diagrama inmediato anterior.

11 CSCR

Llevando el caballo a la refriega y amenazando 12 DST,


Jo que también es muy enérgico.

11 P3CR

La única jugada, pues 1 1 . . . CD3A perdería una pieza;


1 1 . . . P3AR lleva a 12 DST P x C 13 A6C + seguido de mate,

12 D4C

Continuación B 1

12 R2C
13 D4T TlT

A simple vista parece que las negras han podido prote­


gerse adecuadamente. Pero a base de amenazas, las b lancas
'Jueden abrir líneas y hacer sentir la superioridad de sus
·iezas activas.
PARTIDA 19 273

14 CxP+ PxC
15 D6T + R2A
16 D x P+

y el j uego sigue:

(a) 16 . . . R2R 17 D7C + R I R 18 A6C mate.


(b) 16 . . . R I A 17 A6T + R2R 18 D7C seguido de
mate.

Continuación B 2

Véase la anterior figura :

12 D2R
13 D4T

y ganan, como se deduce de las siguientes posibilidades:

(a) 1 3 . . . R2C 1 4 C X P + seguido de la ganancia de


la dama o de un próximo mate. Si 1 4 . . . D x C 15
D6T + RIT 16 A x P+ RlC 17 D7T mate.
(b) 13 . . . P4AR 1 4 c x c P x C 15 A x P + RlC 1 6
P6R C3A y las negras deben sacrificar l a torre y la dama
para esquivar el mate.
(c) 13 . . . P3AR 14 A x P + R l C 15 A7T + R2C 1 6
CR4R y gana mediante D6T + o A6T + .

Estas combinaciones son muy instructivas porque la po­


sición negra es tan mala, que las blancas tienen muchas po­
sibilidades, existiendo sólo unas pocas variantes con juga­
das casi forzadas.
El estudioso debe i ntentar seguir las combinaciones si­
guiendo primero los movimientos en el tablero, y repitiendo
luego sin mover las piezas. Esta práctica estimula la fa­
cultad combinativa.
Part ida 20
• Explotando una desviación respecto a la
teoría.
• Ganando preponderancia de espacio.
• Quebrantamiento de las normas, con un ob­
jetivo.
• La insegura posición central del rey.
• Sacando ventaja de una preponderancia
temporal de piezas en una zona determi­
nada.
• Ataque concentrado sobre un punto débil.

Existe una norma en ajedrez que dice: « Mueve una pie­


za solamente una vez durante la apertura » y otra que añade:
«No emprendas el ataque ni n inguna otra acción hasta tanto
el desarrollo no esté completo». Son unos excelentes precep­
tos generales, ya que muchas partidas se han perdido porque
los jugadores no han tenido suficientes piezas en acción e n
el momento oportuno.
Son naturalmente generalidades apl icables principalmen­
te a posiciones estratégicas. únicamen te tales posiciones lle­
van por sí m ismas a un seguimiento más o menos au tomá­
tico de las reglas. Existen también otras posiciones en las
que estas normas deben quebrantarse para obtener un jue­
go más enérgico. Un maestro no puede seguir ciegamente
unos preceptos establecidos para principiantes, sino que
debe valorar cada posición de acuerdo con sus méritos.
Posicionalmente se pueden ignorar las reglas del desa-
276 AJEDREZ

rrollo cuando el plan estratégico requiere otras acciones. Por


ejemplo, en una si tuación en que el desarrollo es incompleto
se puede considerar obvio el desarrollo del CD aun es tando
todavía en I CD. En esta si tuación puede haber una razón
imperativa para mover por segunda vez u na p ieza ya desa­
rrollada, con el fin de dominar alguna casilla vital o para
evitar que lo haga el contrario.
La regla de « p rimero desarrollar» también puede que·
brantarse cuando el contrario ha hecho una j ugada i neficaz
o i ncurre en un error del que se pueda sacar ventaja i nme­
diata. En tales casos se debe enfocar el j uego completo ha­
cia el punto del error, mejor que hacia un desarrollo estra­
tégico como es lo normal.
Si la situación táctica está bien definida, es fácil ver si
se debe p rescindir de la regla del desarrollo, pero puede
ser mucho más difícil esta apreciación cuando es necesario
definir exactamente la inferioridad del oponente y estudiar
la forma de aprovecharla.
En esta partida las b l ancas no completan su desarrollo en
la forma habitual, s ino que de vez en cuando hacen una
sagaz salida. Las consecuencias de este manejo bien dirigido
de la posición, son de que bien p ronto todo el tablero estará
ardiendo y el j ugador negro se ve enfrentado con problemas
tácticos bien difíciles.

GAMBITO DE DAMA REHUSADO. VARIANTE MARSHALL

Maestro Amateur

1 P4D P4D
2 P4AD C3AR?

Esta jugada, que hemos visto ya en la partida anterior,


es algo d iscutible, porque permite a las b lancas construirse
un centro sólido que las negras no pueden debilitar fácil­
mente. Por otra parte, no debemos olvidar que un maestro
de la fuerza de Marshall frecuentemente lo utilizaba y que
con él ganó una vez a Reti y otra a Nimzovich.
Para más comentarios sobre esta j ugada véase · la Parti­
da 1 9.

3 PxP
PARTIDA 20 277

Las blancas deben cambiar inmediatamente para sacar


ventaja de la l igera desviación negra respecto a la teoría. De
otra forma las negras podrían proteger su peón del centro
en la siguiente j ugada 3 P3R o bien 3 . P3A.
. .

3 CxP
4 C3AR

Las blancas hacen esta j ugada para evitar . . . P4R, que


jugado i nmediatamente proporcionaría a las negras algunas
oportunidades, como se ha visto en la Partida 19.

4 P3R
S P4R C3C

Mejor que 5 . C3AR en donde el caballo queda expues­


. .

to al avance PSR ( véase nuevamente la Partida 1 9 ) .

6 A3D

Aun cuando puede parecer más natural jugar 6 C3AD


primero, ya que no hay duda de que éste es el mejor cuadro
para el CD, las blancas juegan ahora su alfil de rey porque
después de 6 C3AD P4AD no podrían jugar 7 P X P sin dar
a las negras la oportunidad de cambiar damas disminuyendo
con ello la ventaja que tienen.

6 P4AD

Esta jugada obedece a varias razones: (a) las piezas ne­


gras están amontonadas y segui rán así hasta que se abran
calles para ellas; esta jugada abre el juego negro, es decir,
consti tuye un movimiento l iberatorio sin el que el j uego se­
guiría cerrado, ( b ) las negras quieren atacar, neutralizando
con ello la eficaz disposición del centro blanco, tan pronto
como les sea posible.

7 PXP

Las blancas capturan con el fin de conservar e l dominio


sobre el cuadro SR. Por ej emplo, después de 7 0-0 P X P 8
C X P !as negras jugarían : . . . P4R.
Las negras realmente no amenazan Ja ganancia. de un
278 AJEDREZ

peón. Después de 7 . . P X P 8 C X P D X C ? ( lo correcto es


.

8 . P4R) 9 ASC + , y las negras pierden su dama.


. .

7 AxP

En este momento, la única ventaja que tienen las blancas


es la de tener un peón en su 4R mientras que las negras
lo tienen en su 3R. Si las negras pudieran jugar . . . P4 R las
blancas no tendrían ven taja alguna.
Es muy interesante observar cómo el maestro saca el
mejor partido de su escasa ventaja durante lo que resta de
Ja partida.

8 0-0

Aquí el amateur podría hacer ia plausible jugada de de­


sarrollo 8 C3A. Por el contrario, el maestro considera posibi­
lidades tales como 8 . . P4R 9 C x P A x P+ 10 R x A DSD + .
.

Una de las grandes diferencias entre el a mateur adelantado


y el maestro es que este último ve más, considera más.

8 D2A

Este amateur, que comprende Ja naturaleza de Ja ventaja


blanca, prepara para 9 . . . P4R con igualdad completa. Por
este motivo, lo jugado es mejor que 8 . 0-0 que es una ju­
. .

gada de desarrollo sin obj eto específico, m ien tras que Jo


jugado es un movimiento estratégico d irigido a un objetivo.

9 PSR!
PARTIDA 20 279

Absolutamente necesario para evitar que las negras libe­


ren su juego con . . . P4R. Lo jugado tiene el i nconveniente
de que da a las negras libre acceso a su casilla 4D, pero esto
no tiene mucho peso, y por otra parce tiene la ventaja de
despejar la diagonal para el AR.
Un i ntento amateur para desarrollar piezas puede esperar
una jugada tal como 9 C3A y considerar lo jugado como una
pérdida de tiempo, pero en realidad esto t iene la ventaja de
obstaculizar el desarrollo negro dificultándole l levar piezas
al ala de rey.

9 C3A

Las negras atacan las avanzadas blancas y si éstas tratan


de defenderse con 10 A4A las negras pueden jugar 10 . . .
C4D tras l o cual las piezas menores negras desarrollan una
actividad razonable.
El avance del PR blanco ha abierto la diagonal, dando a
las blancas mayor movilidad y dominio sobre mayor espa·
cio, pero tiene el i nconveniente de poner en manos de las
negras e l cuadro 4D como ya se ha indicado.

10 C3A!

Llevando el caballo a su cuadro natura l , ejerciendo pre­


sión sobre SD en donde las negras pueden desear colocar
su caballo.
También son posibles jugadas tales como 10 D2R o 10
T l R, pero podrían dar a las negras ciertas oportunidades
como por ejemplo, 1 0 T I R CSC 1 1 A4R A2D 1 2 P3TD C(5 )4D
1 3 P4CD A2R 1 4 A2C A3AD, y las negras tienen cierto con­
trapeso. Lo jugado es más sagaz y controla el cuadro funda­
mental. Conduce el juego a un ámbito de gambito, lo que
es muy favorable para las blancas en vista de su mayor de­
sarrollo.

10 CxP

Consideremos distintas alternativas:

(a) 10 . . . 0-0 invitaría a 1 1 A x P + cuyas consecuen­


cias ya hemos visto en la Partida 1 9.
280 AJEDREZ

( b) 10 . . . A2D y las blancas podrían continuar: 1 1


A4AR preparando un asalto como CSCD C6D + .
( c } 1 0 . . . C4D 1 1 C x C P x C, facil itaría las cosas a
las blancas debido al peón negro aislado, pudiendo las
blancas hacer jugadas tales como T l R y sacar ventaja
de la preponderancia de peones en el lado de rey

11 A4AR

Las blancas tienen ahora un peón menos, pero en com­


pensación han clavado el caballo negro y ganado un tiempo.
Lo más serio es la clavada, porque las negras no pueden
responder 1 1 . . . A3D ( 1 2 CSCD) para deshacerla. Por otra
parte, las negras tienen, y deben u t ilizar, el recurso de cap­
turar haciendo jaque, por lo que juegan

11 c x c+

Forzado, pues si 1 1 . . . A3D? 1 2 CSCD D l D (o D2D o D3A)


13 C x A + y si 13 . . . D x C 14 A x C; si 1 1 . . . P3A 12 C x C
P x C 1 3 DST + .

12 DXC D2R

Obsérvese la posición. Todas las fuerzas blancas están en


juego y les toca mover a ellas; las negras aún no han enro­
cado, y su desarrollo es sólo parcial. A cambio de un peón,
las b lancas tienen tres tiempos. La mayor parte de las pie­
zas blancas están muy bien situadas, muy amenazantes. Sin
embargo, no es muy fácil saca r ventaja de esta s i tuación.
PARTIDA 20 28 1

Por ejemplo, si las blancas juegan 1 3 ese ( planeando 1 4


e7A + ) l a s negras pueden responder 1 3 . . . e 4 D y l a s cosas no
son fáciles.
·

13 C4R

Nuevamente el maestro juega una pieza ya desarrollada


en lugar de hacer una j ugada de desarrollo tal como 1 3
T D l A o 1 3 TRlD. Esto lo hace porque e s importante expul­
sar el alfil de la diagonal 2R-6T. Una vez el alfil haya aban­
donado la diagonal, una de las piezas blancas podrá pene­
trar en 6D. Por ejemplo, 13 . . . 0-0 14 TD l A ASe 15 P3TD
y las negras sólo pueden evitar u na catástrofe directa me­
diante 15 . . . P4A, pero después de 16 P x A P x e 17 D X ·P , las
negras están ya desahuciadas, pues las blancas están amena­
zando cosas como D X P + o T7A.

13 ... C4D

También las negras llevan su caballo a un cuadro central


prominente amenazando neutralizar con 14 . . . e x A.

14 TDI A

Tratando nuevamente d e eliminar el AR negro.


Ciertamente, las negras pueden cam biar ahora su caballo
por el alfil blanco, pero después de 14 . . . C X A, 15 D X e no
ha resucito el problema de su alfil atacado. Otra vez, 15 . . .
ASC puede contestarse con 1 6 P3TD, y s i e l alfil deja l a dia­
gonal, seguirá 17 e6D + . Por otra parte, la jugada interca­
lada 16 . . . P4R permitiría 1 7 D3e atacando al PeR negro.

14 P3CD

Da una segunda p rotección al a l fil, abriendo Ja diagonal


para el desarrollo de su alfil de dama.
Si las negras in tentan neu tralizar a base de cambio, la
posición blanca es tan fuerte que puede abrumarlas. Por
ej emplo, 1 4 . . . e x A 15 D x e ASe 16 T7AD ( aún más enérgi­
co que 1 6 P3TD) 16 . . . A2D 17 ASe T l D 1 8 T l D y ganan,
pues están amenazando 19 T X A.

15 T X A!
282 AJEDREZ

La fase previa de la partida está centrada alrededor de la


i dea de las blancas de obtener el cuadro 60, y ahora lo con­
siguen mediante un sacrificio.
Si ahora 1 5 . . . P x T i 6 A6D debe vencer. Por ejemplo,
16 . . . D2D (o . . D2C) 17 A x P amenazando 1 8 A5C ( 1 8 . . .
.

D x A ? 1 9 C6D + ) y 1 8 C6D + . Compárese e l concepto de 1 5


T x A con el superficial 1 5 C x A j ugando para e l peón ais­
lado. En este caso las blancas, que tienen un peón menos,
abandonan su ataque para sólo una pequeña compensación
posicional.

15 CxA

Las negras deben cambiar e l peligroso alfil para impedir


la incipiente línea 16 A6D.

16 TXA+

Este jaque intercalado permite a las blancas ganar una


pieza menor por la calidad.

16 TXT
17 ASC +

Otro jaque in termedio destinado a acosar el rey negro no


enrocado. Nótese lo movilidad que han adquirido las piezas
blancas a través de la serie de cambios.

17 RIA
18 DxC
PARTIDA 20 283

Las blancas salen de la refriega habiendo cambiado una


torre por dos piezas menores y un peón, ventaja material
no muy grande, pero que en vista del mal desarrollo negro
( su torre de rey prisionera) y a su mal s i tuado rey, la pre­
ponderancia de las blancas es decisiva.

18 P4R

Esto da a las blancas la oportunidad de abrir l a columna


AR para su torre y concentrar sus fuerzas atacantes hacia
el importante PAR. Mej or hubiera sido 18 . . . P3TR puesto
que no crea nuevas debil idades negras y abre l a posibil idad
de movil izar la inactiva torre mediante . . . R- 1 C-2T. Cierta­
mente, esta maniobra completa emplea tres movimientos, y
mientras tanto las blancas pueden mejorar su posición con
jugadas tales como P3TR con obj eto de disponer de un es­
cape, cosa siempre importante cuando existen piezas mayo­
res en el tablero, y como T l R o T l D seguido de una partici­
pación más activa de la torre.
Si las negras inten taran tomar la i niciativa mediante
18 . . . DSC las blancas continuarían con 19 A7D y 20 A x P.

19 DSA T2A
20 P4A!

Otra vez muy fuerte. Las blancas deben con tinuar con
jugadas enérgicas para adelantar el juego antes de que las
negras puedan introducir en el juego su torre i nmovilizada,
pues si logran conseguirlo, la ventaj a blanca será muy poca.
284 AJEDREZ

20 PxP

Forzado: con otra jugada e l peón de rey estaría perdido.

21 D X PA

Ahora las blancas amenazan 22 C6D seguido de 23 C X P


D x C 24 D x T.

21 P4TR

Las negras evitan hábilmente la anterior amenaza, pues


si 22 C6D T3T, 23 C x P T3AR, o 23 CSA D4A + .

22 A4A ! !

L a única jugada para u n a victoria rápida.


22 . . . T3T no funciona más por 23 A X P, no se puede in ter·
poner teniendo en cuent a C x T. Por ej emplo, 23 . . . D x A 24
D x T(7A).
Si 22 . . . T x A 23 DBC + D l R 24 D x D + R x D 25 C6D + .
Si 22 . . . P4CR 23 C x P D4A + 24 T2A! D x A 25 D x T !
D X D 26 C6R + ganando nuevamente una pieza más.

22 RIC

única jugada.

23 C6D

Para ganar el PAR.

23 T3T
24 A x P+ RIT
25 C4R

Para evitar 25 . . . T3AR.

25 TIA

Con la idea de continuar con 26 . . . TIA i nmovilizando una


importante pieza blanca. E l hecho de que el caballo blanco
debe quedarse en su puesto para evitar . . . T3AR representa
PARTIDA 20 28 S

una merma considerable en las posibilidades y movilidad


de éstas.

26 ASD

Es importante tener protegido el caballo. Después de 26


A3 e T I R puede resultar engorroso, s iendo contestado 27
ese por 27 . . T3A. .

Obsérvese que el cambio de piezas mayores facilita el


juego de las negras, si bien a la larga éstas perderán de to­
das formas.

26 .. TlR

26 . . T I D se contestaría con 27 OSA.


.

27 P4TR

Proporcionando al rey b lanco un escape además de faci­


l i tar una avanzada fuerte para su caballo en se.

27 D4R?

Pierde en seguida, pero de todas maneras las negras no


disponen de buenas jugadas en ningún lugar.

28 DxD TxD
29 T8A+ R2T
30 ese + R3e
31 A4R + Abandonan

Debieron renunciar a la calidad y quedarse con una pieza


de menos.
Partida 21
• Teoría de la Defensa Francesa.
• El buen y el mal alfil.
• La cadena de peones.
• El cuadro fuerte.
• Caballo bien situado contra el mal alfil.
• Planeamiento para el final .

En esta partida encontramos por primera vez un elemen­


to más refinado del juego est ratégico: el cuadro fuerte en el
centro del tablero.
No todos los cuadros del tablero tienen el m ismo valor :
los cent rales son más valiosos que los l a terales, y son par­
ticularmente idóneos para estacionar piezas en ellos, ya que
una pieza en un cuadro central irradia presión hacia todos
los cuadros a los que en un momento dado pueda moverse.
El cabal lo es particularmente potente en el centro del ta­
blero ya que de por sí su alcance no es muy l argo. Situado
en su cuadro 40, por ej emplo, el caballo ejerce presión
sobre los cuadros enemigos 4CO, 3AO , 3R y 4AR.
Un caballo en su 40 o 4R puede tener mucha fuerza,
pero si su contrario consigue rechazarlo con un peón, su
posición temporalmente buena no representa gran cosa. E n
determi nados casos, n o obstante, los peones enemigos han
avanzado o han sido cambiados de tal forma que ya no
tienen posibili dad de expulsar una pieza contraria de u n de­
terminado cuad ro, cuadro que se convierte en fuerte para
aquel bando que pueda colocar una pieza en él. Tener un
288 AJEDREZ

caballo en un cuadro central fuerte es de gran valor estra­


tégico.
Una pregunta que frecuentemente se hacen los j ugadores
de ajedrez es: ¿ Cuál es más fuerte, el caballo o el alfil? La
fuerza de estas dos piezas es relativa, no absoluta. En el
caso de Jos cabal los depende de donde estén situados y de
si se pueden mantener en esa posición. E n el caso de los
alfiles depende de si está sobre una diagonal por la que se
pueda mover libremente, en cual caso se le denomina u n
buen alfil o sobre una diagonal obstruida por sus propios
peones en cual caso se denomina mal alfil.
Esta partida constituye un ejemplo de Ja fuerza de u n
caballo bien situado en oposición a Ja ineficacia d e u n mal
alfi l .

DEFENSA FRANCESA. VARIANTE CLASICA

Maestro Amateur

1 P4R P3R

P3R es el principio de una apertura denominada De­


fensa Francesa; un juego cerrado, es decir, aquel en el que
las columnas generalmente permanecen cerradas, permitien­
do a las negras construirse una sól ida posición en el centro,
en comparación con el más rápido desarrollo y mayor movi­
l idad de las partidas abiertas empezando 1 P4R P4 R. Con la
Defensa Francesa las negras necesitan más tiempo para po­
ner sus piezas en j uego, pues están bloqueadas por la sólida
formación de peones.

2 P4D

Las b lancas toman inmediatamente posesión del centro.

2 P4D

Las negras contestan al intento blanco de dominar el


centro, y amenazan 3 . . . P X P, obligando a las blancas a hacer
algo respecto a la si tuación.

3 C3AD
PARTIDA 21 289

Otra jugada para dominar el centro. Su CD ejerce ahora


presión sobre sus SD y 4R. Se mantiene la tensión en el
centro. Llegados .a este punto las b lancas t ienen otras varias
posibi lidades.

(a) Variante de cambio.


Se podría haber terminado la pres1on jugando 3
P X P, lo que se conoce como variante de cambio. Des­
pués de la respuesta negra 3 . . . P X P el juego queda
igualado porque hay una sola columna abierta para
ambos jugadores. Una consecuencia lógica de que haya
una sola columna abierta para los dos, es que las to­
rres y damas se cambiarán a lo largo de esa columna.
Pero si dicha columna queda en posesión de uno de los
dos bandos, el otro se podrá encontrar con dificu l tades.

( b) Variante N imzovich.
Las blancas también podrían haber anulado la ten­
sión jugando 3 PSR lo que altera completamente la po­
sesión y los objetivos posicionales. Con esta variante
nos encontramos en presencia de u na cadena de peo­
nes : los 4D y SR de las blancas frente a los 4D y 3R de
las negras. El 4D es la base de la cadena b lanca y el
3R lo es de la negra. La cabeza de la cadena b lanca
es SR y la de la negra es su 4D. Cuando se t rata con
cadenas de peones, la estrategia principal es a tacar la
base de la cadena de peones del contrario. En esta
posición las negras intentarán . . . P4AD, y las blancas
P4AR-SAR. La estrategia secundaria es atacar la cabe­
za de dicha cadena como veremos luego en esta misma
partida.

( c) Variante Tarrasch.
Las blancas pueden man tener la tensión y defender
su PR mediante 3 C2D. Comparado con lo jugado, tiene
el inconveniente de no ejercer p resión alguna sobre el
cuadro SD blanco, pero en cambio tiene las siguientes
ven tajas: (a) El CD no puede ser clavado por el alfil
negro ya que 3 . . . ASC sería completamente i nútil en
vista de 4 P3AD, ( b ) estando en 2D el CD no encierra al
PAD que las blancas podrían querer jugar a 3A más
tarde, especialmente si las negras juegan . . . P4AD.
290 AJEDREZ

3 C3AR

Al j ugar 3 C3AR y dominando sus 4D y S R las negras


protegen el cen tro e incidentalmente amenazan con ganar
un peón mediante . . . C x P o . . . P X P.
También pudieran las negras jugar 3 . . . ASC, la variante
Winawer, que es probablemente más segura. En esta varian­
te las negras protegen sus cuadros centrales clavando el
CD blanco ( véase Partida 22).

4 ASCR

Mediante esta c lavada las blancas amenazan, bajo ciertas


condiciones 5 PSR neutralizando también la presión negra en
el centro.
Si en este punto las blancas pudieran forzar a las negras
a ceder el centro mediante . . . P X P lograrían superioridad

de espacio, ya que tendrían su peón en la cuarta fila mien­


tras que las negras tendrían el suyo en la tercera.
Al l legar aquí, a veces los amateurs j uegan el plausible
movimiento 4 A3D. El análisis que sigue demuestra que tal
jugada proporciona a las negras oportunidades en el cen­
tro después de la réplica 4 . . . P4A.

( a ) 5 P x PA P x PR 6 C x P c x c 7 A x e D x D + 8
R x D A x P.
(b) 5 PSR P x P 6 P x C P x C.
(c) 5 P x PD C x P 6 c x c D x C.
(d) 5 C3A P x ,PD 6 C x P(4 ) P4R seguido de 7 . . . PSD.
Después de 4 PSR CR2D se llega a la formación P4D-
PSR t ípica en muchas variantes de la Defensa Francesa.
Luego las blancas deberán intentar defender alguno o
los dos peones en 40 y en SR, j ugando 5 P4A o 5 CD2R
(preparando 6 P3AD ).

4 A2R

A su vez las negras desclavan, amenazando nuevamente


la ganancia de un peón.
Al l legar aquí es también muy aplicable la variante McCut·
cheon 4 . . . ASC. Después de 5 PSR P3TR ( j ugada normal
forzada en esta posició n ) : (a) 6 P x C P x A 7 P x P T l C 8 DST
D3A no resulta peligroso para las negras, ( b) 6 A2D A X C 7
PARTIDA 21 29 1

P x A CSR 8 D4C P3CR es muy incisivo, con oportunidades por


ambas partes.

S PSR

Las negras amenazaban . . . P x P o . . . C x P. Aquí, S A3D


es inadecuado como veremos luego. Las b lancas no tienen
ninguna defensa posterior buena, frente a la presión negra
sobre su centro. Por tanto, deciden cambiar su AD por el AR
negro, lo que tendrá lugar en la próxima jugada. Como pron­
to expondremos detalladamente, el AD blanco, que está sobre
el mismo color que sus peones cen trales , recibe el nombre
de « mal alfil», mientras que el AR negro que está sobre co­
lor opuesto que sus peones centrales se conoce como « buen
alfil».
Existen, además de la jugada S PSR, otras dos j ugadas
razonables, la segunda de las cuales es empleada a veces
por los amateurs que frecuentemente no distinguen por qué
una variante es superior a otra. El examen de estas dos va­
riantes y una comparación entre las posiciones resultantes de
ellas y de la línea principal, sería · i lus trativo .

( a) s A x e.
S A x C A x A 6 PSR A2R facilita un poco las cosas
para las negras, que tienen los dos alfiles. Esto supone
que ha conservado sus dos alfi les, m ientras que las
blancas tienen, o bien un alfil y un caballo ( como en
esta variante) o dos caballos. Tener los dos alfi les cuan­
do el contrario tiene un alfil y un caballo o dos caballos
se considera ventajoso. La partida podría proseguir: 7
D4C 0-0 8 A3D P4AR 9 P X P( a. p . ) A X P con considera­
bles oportunidades para las negras. Obsérvese que la
con tinuación J O DST, aparentemente de igual fuerza, l le­
va a la pérdida de un peón por parte de las blancas, ya
que después de JO . . . P3 CR! ( 1 ) el sacrificio 1 1 A X P
P X A 1 2 D X P + A2C es estéril puesto que las b lancas
no tienen continuación, m ientras que las negras t ienen
un principio de desarrollo además de amenazar 13 . . .
D3A, ( 2 ) la dama blanca no se puede retirar sin perder
su PD, como por ejemplo: 1 1 D2R A X P o bien 1 1 D4C
P4R y las negras dominan el centro, cosa muy impor­
tante.
( b) S A3D.
292 AJEDREZ

Aparentemente S A3D parece una jugada lógica de


desarrollo, llevando hacia el ataque, pero hay que pre­
ver lo que sucede después de S . P X P:
. .

( 1 ) 6 e X P e X e 7 A X A D X A 8 A X e DSe + ganan­
do un peón.
( 2 ) 6 A x P e x A 7 A x A D x A 8 e x e ose+ ganan­
do un peón.
( 3 ) 6 A x e A x A 7 e x P A x P ganando un peón .

A ú n S . . . e X P 6 A X A e X e 7 D4e R X A e s favorable a
las negras: 8 ose + R2D.

5 CR2D
6 AXA

Las b lancas cambian aquí su relativamente mal alfil por­


que no tienen nada mejor que hacer: si lo tuvieran no ha­
brían cambiado. Por ejemplo, después de intercalar las juga­
das 6 P4TR P3TR, las b lancas no hubieran cambiado, sino
que por el contrario habrían j ugado 7 A3R! ya que ahora el
a lfil tiene una función significativa debido a la floj a juga­
da negra . . . P3TR. El alfil blanco en su SCR es sólo rela­
tivamente malo, porque su d iagonal 1 A D-6TR no está obs­
truida con peones blancos.
Después de 6 P4TR, ataque Alekhine-Chatard, las blan­
cas i n ician otro tipo de juego que se t ratará en la Partida 23.

6 DXA

Las blancas tienen ahora: ( a ) u n buen alfil e n contra de


un mal alfil negro no desarrollado, y ( b ) más espacio. Por
PARTIDA 21 293

otra parte, las negras tienen la posibilidad de atacar la base


de la cadena de peones blancos mediante . . . P4AD, mucho
más fácilmente de lo que tienen las blancas para atacar la
base de la cadena de peones negros mediante P-4A-SA.
Examinemos la s ituación de los alfiles blanco y negro. E l
alfil blanco puede moverse libremente. ya que no está obs­
taculizado por sus p ropios peones, mientras que el alfil negro
no sólo no e�tá desarrollado sino que su posible desarrollo
está seriamente limitado por sus propios peones. Por tanto
al alfil blanco se le denomina el buen alfil, y al negro el mal
alfil.
E n la apertura y en el juego medio son esencialmente los
cuadros centrales los que hacen bueno o malo a un alfil. Si
desde la posición inicial las blancas han ju�ado P4D, P3R y
A2D este alfil es « malo» porque ha quedado cerrado. Si en
lugar de esto se ha j ugado A4AR antes de P3R el alfil sigue
siendo « malo» , porque si las negras atacan el flanco de dama
blanco, el alfil en su 4AR no podrá acudir en defensa de di­
cho flanco. En general, los peones bloqueados no se pueden
mover, determinando en gran medida si un alfil es bueno o
malo. A veces un movimiento de peón convierte a u n alfil
bueno en malo y viceversa. E n el final de la partida son los
peones bloqueados y su posición lo que determina el valor
del alfi l .

7 D2D

Esta jugada por sí misma no tiene ningún significado p ro­


fundo oculto, sino que es esencialmente parte de un sistema.
Las blancas no pueden conservar completo su centro después
de jugar las negras . . . P4AD. Por tanto, deberán proteger
su peón de rey con P4AR y pronto o tarde deberán cambiar
su peón de dama jugando P x P después de . . . P4AD. 7 D2D
prepara 0-0-0 y p rotege el cuadro 4AR b lanco. Este cuadro
(o el peón que próximamente pasará a él) necesitará p rotec·
ción si las negras juegan . . . P3AR a lo que las blancas debe­
rán responder con P x P y las negras a· su vez con . . . D X P.
O tras jugadas tales como 7 A3D permiten a las negras
arruinar completamente el centro blanco mediante . . . P4AD
y . . . P3AR.
Examinemos algunas de las al ternativas corrientes a 7
D2D.
294 AJEDREZ

(a) 7 P4A.
Esta jugada es aproximadamente tan fuerte como 7
D2D. La coAtinuación usual es 7 . . . O·O 8 C3A P4A 9 P X P
C x PA 10 A3D P4AR 1 1 P x P a. p. D x P 1 2 P3CR C3A 1 3
0-0 ejerciendo p resión sobre l a s posiciones negras, m ien­
tras éstas no puedan jugar. . P4R.
.

( b ) 1 ese.
Esto es quizás un ataque pre maturo que no t iene
mucha fuerza. Las negras responden 7 . . . C3C seguido
de 8 . . . P3TD haciendo re troceder el cabal lo. Las b lan·
cas deben intentar uno de sus objetivos, concretamen­
te, el fortalecimiento de su centro ( después de . . . P4AD),
mediante P3AD. En esta partida ello no es posible por­
que el CD está en 3AD y las blancas deben ceder el cen­
tro con P x P, que en este caso no es muy malo. Véase
también el comentario bajo la 7.• jugada negra de esta
misma partida.

( c ) 7 D4C.
Esta jugada que parece agresiva y que se encuentra
en muchas variantes de la Defensa Francesa, no tiene
aquí valor ninguno. Obl iga a las negras a enrocar, lo
que de todas formas hubiesen hecho. Después de 7 . . .

0-0 8 A3D las negras podrían continuar indistin tamente


con 8 . . . P4AD o 8 . . . P4AR.

7 0-0

Es instructivo observar que si las negras hubiesen jugado


7 . . . P4AD aquí, hubieran debilitado su cuadro 3D pudien­
do resultar peligroso 8 CSC ! , ya que 8 . . . C3C podría contes­
tarse ahora con 9 C6D + .

8 P4A

El objeto de esta jugada es el de reforzar el PR blanco


s i tuado en SR. En muchas de las variantes de la Defensa
Francesa sucede en un momento u otro . . P3AR; P X P D X P
.

tras lo cual puede resultar de importancia para las blancas


tener defendido el cuadro SR. Después de algunas prepara­
ciones, las blancas podrían man tener retrasado el peón de rey
negro en 3R. Si las blancas consiguen impedir . . P4R ( des-
.
PARTIDA 21 29S

pués de . . . P3AR; P x P D X P) el PR negro continúa retrasado.


Las blancas pueden impedir . . . P4R de dos formas distin tas :
(a) presión sobre SR; ( b ) presión sobre SO, es decir, PO negro,
de forma que . . . P4R se responda con C x PD.

8 ... P4AD

En la Defensa Francesa, la estrategia principal negra es


atacar la base de la cadena de peones blancos en 40, y en ton­
ces, después de haber elim inado el PO blanco, sigue frecuen­
temente la segunda, atacando la cabeza de la cadena con . . .
P3AR.
La posible jugada blanca 9 CSCD no es ahora tan peligro­
sa como hubiera sido una jugada antes, puesto que ahora el
rey negro está a salvo, enrocado. Por ejemplo, 9 CSCD C3AD
10 P3A P3A y el cuadro 60 blanco ya está minado. Después
de 1 1 P x PAR C x PA, las blancas no han conseguido nada,
pero tampoco es bueno 1 1 C6D porque 1 1 . . . P X PD 12 P x PD
P x P 1 3 PA x P ? DST + seguido de 1 4 . . . D x PD. Si en lugar
de 13 PA X P se juega 13 PD X P aún el sacrificio 13 . . . CD X P
podría ser válido: 14 P x C C x PR l S C x A TD x C, y las ne­
gras tienen un magnífico juego. Todo su ejército está movi­
lizado; ¡ véanse las torres !
¿ Cómo han adquirido súbi tam ente las negras tal vivaci­
dad a pesar del hecho de que su apertura, la Defensa Fran­
ce.,,<i , es de carácter más bien reposado?
Hay que verlo de la siguiente forma : la actitud negra
supone al principio cierta pasividad en el centro, pero tan
pronto han podido desarrollar un número suficiente de pie­
zas, intentan obtener la iniciativa. Esta estrategia será más
eficaz si las blancas descuidan su desarrollo, como es éste el
caso después de 9 CSCD. Recuérdese la regla de no mover
dos veces la misma pieza durante la apertura, y aunque es
cierto que esta regla no es aplicable en todos los casos, puede
ser una ayuda, como en esta si tuación lo es.
La variante siguiente es un ejemplo de las oportunidades
que pueden tener las negras después de 9 CSCD.
9 . . . P3TD ( aú n más fuerte que 9 . . . C3AD ya que 10 C7A
no conduce a nada después de 10 . . . T2T) 10 C6D P X P 1 1
C3A ( 1 1 C x A T x A 1 2 C3A C3AD lleva aproximadamente,
a lo mismo, mientras que 1 1 D X P C3AD pierde algunos tiem­
pos para las blancas) 1 1 . . . C3AD 12 C x PD CR X PR! ganando
un peón : 13 P x C DST + y 14 . . . D x C.
296 AJEDREZ

9 C3A

Después del cambio de peones cent tales, ya sea por P X P


o por . . . P X P, es importante para las blancas tener contro­
lado su cuadro fuerte 4D. Un cuadro fuerte, como ya se ha
indicado, es un cuadro que no puede ser dominado por peo­
nes enemigos. El CR blanco asume también control sobre
el cuadro SR blanco, lo que puede ser importante para man­
tener retrasado el PR negro en caso de que . . . P3AR; P X P
D X P ( como ya mencionado). Toda la última parte de esta
partida gira alrededor de la idea de eficacia del cuadro fuer­
te 4D.

9 C3AD
10 P3CR

La i dea de 1 0 P3CR es continuar con A2C ( o A3T), P x PAR


( después de . . . P3AR) y 0-0-0 ( j ugada Rubinstein ) con el fin
de ejercer presión sobre el centro negro.
Si en l ugar de todo ello las blancas hubiesen jugado i n ·
mediatamente 1 0 0-0-0 l a s negras podrían jugar 1 0 . . . PSA,
seguido de 1 1 . . T l C , 12 . . . P4CD y 1 3 . . . PSCD con un ataque
.

enérgico.

10 P x P?

Las negras capturaron a fin de abrir la columna AD to­


mando posesión de ella, pero al hacer eso, cedieron a las
blancas la posesión de su cuadro fuerte 4D. Ahora las blan­
cas dominan totalmente su 4D, es decir, ningún peón negro
PARTIDA 21 297

puede amenazar su dominio, debiendo hacerlo a lguna pieza


negra, lo que quiere decir que a la larga las blancas podrán
siempre ocupar dicho cuadro. Puesto que 4D no está n i pue­
de estar amenazado por un peón, podemos calificarlo de
fuerte para las blancas. Una pieza situada en tal cuadro es
como un cañón situado en un emplazamiento oculto. Puede
disparar, pero no puede ser atacado.
Ciertamente, 10 . . . P3A (es trategia negra secundaria) re­
sulta aquí más fuerte. Obliga a las blancas a l iquidar com­
pletamente su centro, pero después de 1 1 P R X P C x PA 1 2
P x P D x P 1 3 0-0-0, los peones centrales negros pueden de­
bilitarse. Las b lancas tienen todas sus piezas a su disposición
y pueden continuar con jugadas tales como A3T y TR l R.
Veamos a continuación cómo emplean las blancas su cua­
dro fuerte 4D.
11 exP exc
12 Dxe D4A

Esto es congruente con el juego previo de las negras. Nó­


tese que 1 2 . . . P3A es mucho más débi l ahora que dos juga­
das an tes, y representaría una pérdida de tiempo: 12 . . . C3C
deja a la dama blanca en una posición potente.
Las negras no pueden hacer mucho con la columna semi­
abierta AD, mientras que por el contrario, las blancas pueden
hacer p leno uso de su cuadro fuerte 4D situando un caballo
en él, impidiendo así muchos cuadros para el mal a lfil negro.
13 DXD exD
14 ese

N o para llevar e l caballo a 6D blanco como s e podría pen­


sar, en donde podría ser fácilmente cambiado, y su posición
minada por . . . P3A, sino más bien para l levarlo a 4D que es
el cuadro i deal para un caballo. En 4D también puede ser
cambiado el caballo, pero entonces el rey blanco · debería di­
rigirse hacia ese cuadro y convertirse en el factor decisivo
en las simplificaciones que puedan seguir, es decir, las que
conduzcan a un final de peones.

14 P3eD

Las negras, suponiendo que las blancas planean jugar 1 5


C6D desean responder con . . . C2C y . . . C X C.
298 AJEDREZ

15 0-0-0

Simplemente una jugada de desarrollo. Si las blancas hu­


biesen jugado 1 5 C4D inmediatamente, las negras posible­
men te podrían i n tentar intercambiar su mal a lfil mediante
. . . A3T y convertir su SR en cuadro fuerte para su propio
caballo. Con lo. j ugado, se evi ta de momento . . A3T con
.

16 C7A ! .

15 C5R

Ahora las negras han ocupado su cuadro fuerte, perc• aquí


esto no es muy importante, ya que las blancas pueden de
todas formas cambiar este caballo por el alfil b lanco. Sin
embargo, la amenaza negra . . . C7A puede preocupar a las
blancas.
Las negras habrían podido considerar jugar 15 . . P3TD
.

pero esto es malo porque le quita a su propio alfil el cua­


dro 3TD.

16 TIC P3TD

Mejor hubiese sido 1 6 . A2D con lo que se habría ganado


. .

un tiempo al atacar al caballo b lanco. Es cierto que el alfil


no es muy activo en su 2D, pero t ampoco es muy eficaz en 2C.
La jugada de la partida también debilita 3CD y empeora
e l AD negro, ya que hay más peones en su color.
PARTIDA 21 299

17 C4D

El caballo se asienta ahora en su cuadro fuerte, desde don­


de despliega gran potencia. Domina muchos cuadros impor­
tantes en las posiciones enemigas : los cuadros SCD, 6AD, 6R
y SAR de las blancas. Puede soportar un posterior ataque
con P4CR y PSAR. Además, el caballo protege su PAD, lo que
resulta i mportan te en caso de que las torres negras i nicien
un ataque a lo largo de la columna AD.

17 A2C

Las negras están jugando según los princ1p10s generales


en lugar de hacerlo según una posición específica. Frecuente­
mente el alfil es fuerte en 2C por lo que las negras han ju­
gado 1 7 . A2C. En este momen to el caballo b lanco bloquea
. .

el avance del PD negro, y por tanto el alfil negro no tiene n i n­


gún porvenir en 2CD mientras el caballo b lanco se mantenga
en su puesto en 4D.
Las negras podrían haber jugado 1 7 . . . A2D y 1 8 . . . P3A
apuntando hacia la formación de los peones enemigos.

18 A3D

Las blancas juegan para cambiar su alfil por el caballo


o para desplazar a éste. Después del cambio, las blancas tie­
nen un poderoso caballo contra un mal alfil. Asimismo, des­
pués del cambio las blancas pueden mantener su caballo en
4D, si es necesario mediante P3A. Otra cuestión es que si des­
pués de A X C P X A las blancas podrían sacar de su caballo
tantas ventajas como sacaron en la partida.

18 C7A

Hubiese sido mejor intentar 1 8 . . C4A. Después de que


.

las negras cambien su caballo, la ventaja blanca es evidente.

19 T2D CxA+
20 TXC
300 AJEDREZ

También hubiera sido bueno 20 P X C. El posible ataque


negro a lo largo de la columna AD no significa mucho, ya
que las blancas pueden oponer sus p ropias torres, pero p ro­
bablemente 20 T X C es mejor, debido a las posibil idades en
la tercera fila. Ahora la situación es clara. El caballo blanco
está en el cuadro fuerte y se puede mantener en él todo lo
que resta de la partida. No hay en el tablero fuerza suficien­
te para expulsarlo.
Un caballo fijo es la base ideal para un plan, porque se
puede confiar en él ya que siempre estará en su lugar; no se
le puede echar. La cuestión estriba en cómo sacar ventaja de
·
él y en cómo i ntroducirlo en los planes estratégicos.
' Hemos visto ya que el caballo (a) puede actuar en el flan­
co de rey; (b) puede hacerlo en el flanco de dama; ( c) de­
fiende su PAD de tal forma que las negras no pueden hacer
ningún daño doblando sus torres en la columna AD.
Especialmente esta ú l tima consideración nos permite p ro­
ceder pausadamente, sin prisas importunas y sin ser pertur­
bados por el contraj uego enemigo. Esto es muy importante
en general, y especialmente aquí, puesto que u n estudio cui­
dadoso de la situación nos hará ver que los planes blancos
no se pueden llevar a cabo de una vez, lo que pronto se pon­
drá en evidencia.
De momento vamos a considerar d0co planes:

Plan A, por el flanco de rey.

La jugada clave es PSAR. ¿ Cómo se puede realizar?


y ¿cuál es su objeto? Se ataca al PR negro, y en ciertas
circunstancias permite con éxito llevar el PA a 6A. En la
PARTIDA 21 30 1

mayor parte de las pos1c10nes las negras deberían cap­


turar el PA con su PR ( PR x PA ), y si entonces las blan­
cas pueden responder PCR X PA estarán en condiciones
de abrir la columna CR y de impulsar su PR a 6R. Bajo
ciertas circunstancias este plan parece prometedor, pe­
ro no es necesariamente decisivo. Así pues, las blancas
deben p reparar la jugada PSAR muy cuidadosamente y
llevar a cabo su avance únicamente si se puede demos­
trar que es decisivo, ya que de no serlo, puede resultar
un PR débil.

Plan B, por el flanco de dama:

Si jugaran las blancas podrían ganar con 2 1 T3CD


P4CD 22 P4TD, etc. Pero las negras pueden parar la
amenaza fácilmente, y entonces ya no hay forma de de­
sarrollar un ataque contra el ala de dama.
Por tanto, las oportunidades de l as blancas vienen
de otro lado: el cambio de las cuatro torres seguido de
una lucha entre un poderoso caballo y un limitado alfil
( caballo contra mal alfil). Las blancas tienen toda suer­
te de oportunidades pero únicamente tendrán segura la
victoria si su rey puede introducirse en la posición ene­
miga. lntentémoslo: 20 . . . TRIA (es lo jugado en la par­
tida) 21 T3C P4CD ( forzada esta jugada, las blancas
han conseguido crear huecos en la posición negra por
lo que más tarde podrá penetrar su rey) 22 T I D (22
P4TD? TSA!) 22 . . . TSA 23 P3TD ( las blancas no de­
sean PSCD) 23 . . . TDIAD 24 TR3D R I A 25 R2D R2R 26
TD3A R2D 27 P3C T x T 28 T x T T x T 29 R x T R2A 30
R4C R3C ( el rey negro ha llegado justo a tiempo para
imped i r la entrada del rey blanco). Las blancas pueden
aún intentar toda clase de maniobras, pero la victoria
es dudosa; han simplificado dem asiado p ronto.

Todo esto indica que ni una acción d irecta por el ala de


rey ( plan A ) n i por el ala de dama ( plan B) garantizan el
éxito. Las blancas deben mantenerse aten tas a ambas posibi­
lidades y tomar una opción definida a tenor del contrajuego
negro.

20 TRIA
21 R2D
302 AJEDREZ

Siguiendo el plan B. Esta jugada es necesaria para el cam­


bio general en el 3AD blanco.

21 RIA

para contrarrestar e l p l a n B .

22 P4CR

Esta jugada es válida para ambos planes.


Para el plan A. Se prepara mejor P5A. La posibilidad de
jugar ahora T3T aporta medios adicionales para el ataque.
Para el plan B. Se prepara TR3CR para ser seguido de un
cambio general en el 3AD blanco. Además T3TR puede for­
zar el rey negro a retroceder a l CR y favorecer con ello el
éxito de un cambio general.

22 T2A( ? )

Jugada inocua. Sería preferible 2 2 . . . R2R.

23 T3TR

Es una jugada muy importante : (a) 23 . . . R l C favorece­


ría ahora al plan B; ( b ) 23 . . . P3T favorecería al plan A.
Permitiría a las blancas aún ir directamente al plan A: 23 . . .
P3T 24 P5A ! y ( 1 ) 24 . . . T l R 25 P6A! P x P 26 P x P P4R 27
T x PT, etc.; ( 2 ) 24 . . . P x P 25 P x P T l R 26 P6A P3C 27 T x PT,
etc., sin la menor duda; (3) 24 . . . R2R 25 P5C con inesperadas
complicaciones que conducen finalmente a convincentes ven­
taj as para las blancas.
Por otra parte, después de 23 . . . R l C , el avance 24 P5A
no decide. 24 . . . P X P ( igualmente se podría haber elegido
24 . . . T l R) 25 P x P T l R 26 P6A P3C sin nada definido.
23 RlC

Mejor que lo jugado hubiera sido 23 . . . T5A, pues des­


pués de 24 P3A el plan B quedaría eliminado de la cuestión,
lo que significa que las blancas deberían confiar completa­
mente en el plan A, con sus oportunidades, pero sin nada
cierto.
Hemos visto ya que la floja jugada negra 23 . . . P3T hubie­
se permi tido abrirse camino mediante P5A.
PARTIDA 2I 303

24 T ( 1 C ) 3C

No cediendo las posibilidades por el ala de rey, al mismo


tiempo que se prepara el posterior cambio general (plan B ) .

24 ... P3C?

Esta nueva jugada debilitante posibilita la i nmediata apli­


cación del plan A.
Veamos qué hubiera sucedido después de la preferible ju­
gada 24 . . . T5A 25 T3D! T D I AD 26 P3C T(5)2A 27 T5T ! ( plan
A. Un cambio general mediante T3AD no significaría mucho,
ya que el rey no puede penetrar: el PCD negro está toda­
vía en su 3C, pero hubiera habido posibilidades. Por tanto,
el plan A es mejor y decide el camino a seguir) , 27 . . . P3T
( s i no, las blancas ganan con 28 T( 3 )3T y 29 P5C ) 28 T( 3 )3T
RIA (las blancas amenazan P5C) . 29 P5A! P x P 30 P x P T l R
3 1 P6A y ganan. Mejor para las negras e s 2 9 . . . R2R, pero
entonces 30 P5C conduce a la larga a la victoria. Nuevamente
decide el plan A.
Suponiendo 24 . . . TDIAD toma ahora la delantera el plan
B , lo que demuestra el valor estra tégico del caballo.
25 T3CD P4CD 26 P3TD T5A 27 T(3C)3D ( la otra torre
debe inmovilizar al rey negro en su I CR) 27 . . . P3T 28 P3C
T(5 )2A 29 T3AD R I A 30 T X T T X T 3 1 T3AD T x T 32
R x T R2R 33 R4C R2 D 34 R5T ( también es bueno 34 R5A)
34 . . . R2A 35 P4C A I A 36 C3C R2C 37 C5A + R2T 38 P3A con
tres variantes.
304 AJEDREZ

( a ) 38 . . . P4C 39 P x P P x P 40 e3e A2e 41 e4D A l T


4 2 e3A PSD( ! ) 4 3 e x PD A4D 4 4 e2A A6A 4 5 e3R A7R
46 P4TD y ganan.
( b ) 38 . . . A2e 39 PSA A l A (39 . . . P x P ? 40 P x P y 4 1
P6R) 40 P x P P x P ( 40 . . . A x P 4 1 e x PT A x P 42 e7A )
41 P4TR P3e 42 PSe P4T 43 e3D seguido de 44 e4A.
( c ) 38 . . . P3e 39 P3T A2e ( 39 . . . P4T 40 P x P P x P
4 1 P4TR) 40 e7D A l A 4 1 e6A R2e gana un peón de cual­
quier forma, 42 ese P4T 43 P x P P x P 44 P4TR. En un
final de caballo contra mal alfil, el Zugzwang * ( des­
pués de la jugada 39 de las blancas) es de lo más im­
portante.

Observemos finalmente que el cambio de todas las torres


debe tomarse en consideración sólo después de que la forma­
ción negra en el flanco de dama se haya debil i tado por . . .
P4eD. La jugada 2 6 b lanca es necesaria para impedir . . . PSe
después de . . TSAD.
.

Volviendo a la penúltima figura:

25 T6T R2C

El PTR estaba en peligro.

26 T ( 3 ) 3TR TlT
27 PSA!

* Zugz:wang: V o z de origen alemán que se aplica cuando Ja suce­


sión de jugadas de uno de Jos jugadores obliga al otro a realizar ju­
gadas forzadas que le son desfavorables. (N. del T.)
PARTIDA 21 305

Plan A por fin ! .

27 AIA

Otras posibilidades son: 27 . . . PR x P 28 P x P y ( a ) 28


P X P 29 e x P + R l e 30 T x Pe, etc. ( b) 28 . . . A l A 29 P6A +
Rl e 30 T3AD, etc. Prácticamente las blancas tienen una torre
más, como en la partida.

28 P6A + RIC
29 P3C

Igualmente bueno hupbiera sido 29 T3AD, pero las blancas


tienen otro plan, que es de jugar e3A-ese y no desean ser
molestadas por . . . TSA.

29 A2C
30 C3A Abandonan

La partida podría haber continuado : 30 . . . PSD ( sin espe­


ranzas) 3 1 ese ( sin embargo) 3 1 . . . T4A 32 T x P T x T 33 T x T
T x PR 34 ne+ R I A 35 T x P + R l R 36 T7R + R I A 37 e7T +
R l e 38 P7A + y mate a la siguiente.
Partida 22

• Variante Winawer de la defensa francesa.


• El terrible autoclavado.
• La necesidad de eliminar una debilidad tan
pronto sea posible.
• Ataque con fuerzas superiores contra el rey
enrocado.
• Arrastrando al rey no protegido hacia la
red de mate.

En aj edrez, como en la guerra, es posible llevar la batalla


a dos frentes dividiendo las propias fuerzas en dos ejércitos
separados. En las partidas en que la lucha se desarrolla en
más de un frente es necesario sopesar continuamente los
factores en cada uno de ellos y calcular sutilmente su valor
relativo para ver si vale la pena seguir luchando en ambos.
La descentralización puede tener ventajas, pero no debe du­
rar demasiado tiempo. Los dos cuerpos distintos deben man­
tener puntos de contacto de forma que puedan reunirse en
cualquier momento. Si un jugador dej a pasar el momento
oportuno para reunir sus ejércitos y mantiene sus fuerzas
divididas en dos p artes separadas, llegará un momento en
que el oponente podrá atacar con éxito uno de los dos cuer­
pos, de por sí debil itado por la ausencia de parte del total
de fuerzas.
En ajedrez, los cuerpos separados se forman algunas ve­
ces dividiendo el conj unto en la pieza más valiosa ( la dama)
por un lado, y todas las demás por el otro. Duran te un cierto
308 AJEDREZ

tiempo la dama puede aventurarse por sí misma, pero siem­


pre l lega a tiempo cuando es prudente retroceder hacia el
:resto de las fuerzas para restablecer la cooperación entre las
piezas , cooperación que naturalmente se ha resentido duran·
te la acción aislada.
E n esta partida, la dama blanca se mantiene separada del
resto de sus piezas, nunca volviéndose a reuni r con ellas. La
tarea de las negras viene facil itada por: ( a ) el desastroso
« clavado» que las blancas se i mponen a sí mismas y (b) por
el hecho de que las blancas no ponen a tiempo su rey a salvo.
Con las fuerzas blancas paralizadas por el autoclavado y de­
bilitadas por la ausencia de la dama, y su rey todavía en el
cent ro de un tablero relativamente abierto, las negras tienen
Ja máxima oportunidad de lanzarse a un ataque enérgico.

DEFENSA FRANCESA. VARIANTE WINAWER

Amateur Maestro

1 P4R P3R
2 P4D P4D

Nuevamente la Defensa Francesa. Véanse en la Partida 2 1


las ideas básicas d e esta apertura.

3 C3AD ASC

Variante Winawer. Las negras clavan el CD blanco amena·


zando 4 . . . P X P lo que obliga a las blancas a tomar u na de­
cisión inmediata respecto a lo que debe hacer en el centro.
En esta variante, las negras planean romper el centro
blanco y ganar la i niciativa a expensas de u na posición rota
de pepnes en su ala de rey. Esta defensa da a las negras u na
iniciativa ligeramente mayor que la que dan otras variantes
de la Francesa. Botvinnik la ha jugado frecuentemente.
E n lugar de lo j ugado, las negras podrían haber respondi­
do 3 . . . C3AR manteniendo la tensión y perm itiendo a las
blancas neutralizar el cen tro mediante 4 ASC. Ésta es la l ínea
clásica, vista detal ladamente en la Partida 2 1 .
La variante Winawer soslaya ciertos problemas inherentes
PARTIDA 22 309

a la defensa clásica y elimina la posibilidad de que las blan­


cas juegan el ataque Alekhine-Chatard ( véase Partida 23 ).

4 P3TD

Las blancas _ponen inmediatamente la cuestión en el alfil


negro. Como veremos, esto permitirá a las negras ganar un
peón aunque sólo tempora lmente.
Además de lo jugado, las blancas disponen de las siguien ·
tes alternativa s : ( a) 4 PSR (la más frecuentemente emplea­
da); ( b ) 4 P x P; ( c ) 4 A3D; (d) 4 C2R; ( e ) 4 D4C.

4 Axe+

Las negras cambian s u alfil por un caballo, l o que es una


µequeña desventaja, pero en compensación dobla los peones
blancos, lo que es una ligera ventaja.
Si 4 . . . A4T 5 P4CD A3C y la clavada negra en la tercera
j ugada no ha significado nada, por 6 PSR o C3A, quedando
las negras cerradas, completamente inaptas para hacer su j u·
gada l iberatoria . . . P4AD.

5 PxA PXP

Gana también temporalmente un peón, pero no l o puede


conservar.

6 D4C

Un ataque de la dama blanca al PCR muy temprano en


la partida constituye un tema corriente en las variantes de
la defensa Francesa en las que el AR negro ha abandonado
su casilla original.
Aquí las b lancas atacan simultáneamente al PCR negro y
al PR(S) .

6 C3AR

Las negras tienen opción entre defender su PCR mediante


6 . . D3A, o su peón central mediante 6 . . C3AR, y optan por
. .

esto ú ltimo, que al m ismo t iempo desarrolla una pieza i m­


portante y fuerza a la dama blanca a moverse.
310 AJEDREZ

7 D x PC

En comperrsación de una pos1e10n de peones rota en el


ala de rey, las negras obtienen una columna semiabierta a lo
largo de la que en ciertas circunstancias podrán atacar. Tam­
bién tiene importancia la ausencia temporal de la dama blan­
ca de su flanco de dama que está flojo.

7 TIC

No solamente obligan las negras a que la dama se mueva


una vez más, sino que ejercen presión sobre el PCR blanco,
inmovilizando temporalmente el AR blanco.

8 D6T P4A

Llegados a este punto, las negras realizan la j ugada te·


mática de la Defensa Francesa, tratando de romper el cen tro
blanco y tal vez atacar al rey no enrocado. Además, la j uga­
da realizada abre la diagonal para que su dama pueda ir a
3CD o a 4TD desde donde puede hacer mucho daño al ala
de dama b lanca. Mediante esta j ugada las negras han segui­
do la norma que dice «Toma la iniciativa donde el oponente
esté débil » . Es de observar que las negras no necesitan pro­
teger su cuadro 4AD, pues si l as blancas j uegan 9 P X P las
desventajas de sus triples peones aislados anulan la ventaja
de tener un peón extra.
El peón negro en su SR tiene también una influencia res­
trictiva sobre los movimientos blancos , i mpidiendo las j uga­
das naturales A3D y C3A.
PARTIDA 22 31 1

9 C2R!

Las blancas aceleran el desarrollo de su caballo al 2R en


donde añade protección a sus PD y PAD. Además entran aho­
ra en j uego movimientos tales como C4A y C3C
Si las blancas hubieran j ugado 9 P X P para ganar un peón,
simplemente hubieran facilitado a las negras más libertad
de acción, y su peón extra, al ser uno de los triplicados, no
significa nada. Si hubieran jugado 9 ASC + , entonces 9 . . .
A2D 1 0 A x A + CD x A, lo que simplemente ayuda a l desarro:
llo negro y cambia el buen alfil blanco por el mal alfi l negro.
De haber j ugado 9 ASCR la amenaza cont ra el caballo negro
hubiera podido detenerse con 9 . . . T3C 10 D4T CD2D.

C3A

Las negras responden con más presión sobre el 4D blanco.


Esto es mucho mejor que 9 . . . CD2D 10 C3C ! T3C 1 1 D3R
C4D 12 D X P C X P y las blancas quedan en mejor posición
( partida Alekhine-Euwe en 1935). E l material está igualado,
pero las b lancas tienen los dos alfiles y la posibilidad de en­
rocar pronto, m ientras que la torre negra es vulnerable en
su 3CR.

10 A2C?

Una clásica j ugada amateur. Las blancas intentan con ello


dar más protección a su 4D. Es una j ugada mala, porque el
alfil queda expuesto en su 2CD y porque las blancas pierden
la posibilidad de j ugar más tarde ASCR.
No obstante, 10 ASC T3C 1 1 D4T P x P también es bueno
para las negras. Si 1 2 C4A D4T y si 12 A x e D x A 13 D X D
T x D 1 4 P x P A2D.
La teoría 1 O P X P da aproximadamente iguales oportunida­
des, ya que las b lancas t ienen un peón más y los dos alfiles,
para compensar su t riple peón.

10 ... D3C

Atacando al AD b lanco no defendido, al mismo tiempo que


ejerce presión sobre el cuadro 4D blanco.

11 TlCD
312 AJEDREZ

Las btancas protegen su alfil por un autoclavado. La ame­


naza de la torre contra la dama a lo largo de la columna es
ilusoria, ya que la propia torre no está protegida y el alfil
blanco no se atreve a moverse.
1 1 D X C D X A gana por lo menos un peón para las negras.
Mejor hubiera sido 1 1 D l A.

11 T3C
12 D4T?

Esto no resuelve el clavado del alfil: las blancas deberían


haber j ugado 12 D l A para deshacerlo.

12 PxP

· Median te este cambio, las negras retienen l a iniciativa, lo


que tiene su importancia. Además, después de la réplica 1 3
P X P el caballo b lanco queda limitado a la defensa de s u P4D
'
que las negras podrían tomar inmediatamente si el caballo
abandonase su posición. Si las negras no cambian en este mo­
mento, fas b lancas podrían j ugar 1 3 P X P desclavando su alfil
y liberalizando su juego después de 1 3 . . . D X P.

13 PxP

Después de 1 3 C X P A2D las negras tienen una ventaja con·


siderable en vista del naufragio de la estructura de peones
blancos en el lado de dama.

13 A2D
PARTIDA 22" 313

Aun cuando e l alfil negro no puede i r muy lejos, s u mo­


vimiento despeja el camino para el desarrollo de su TD negra
y se sitúa el alfil en una diagonal desde la que podrá ser
útil más tarde.

14 C4A

Si las b lancas han hecho esta jugada sólo para amenazar


la torre negra, está!'I pensando demasiado en el material; no
se debe j ugar a ganar material mientras la propia casa está
ardiendo. Pero si la han hecho para desarrollar el ala de rey,
entonces el movimiento es bueno.
Momentáneamente las blancas están en u na posición de­
licada porque en su lado de rey tanto el AR como la TR es­
tán fuera de juego, y en el lado de dama la TD y el AD
están limitados. No se puede jugar una partida con sólo la
mitad de l as piezas. Por tanto, las ne�as están en una situa­
ción favorable.

14 ... C x PD !

Amenazando resquebrajar la posición mediante 1 5 . . .


C X P + . Considerando e l escaso desarrollo blanco n o sor­
prende que las negras puedan disponer de esta atrevida
jugada.

15 C x T??

E l amateur sabe que normalmente Ja torre es más valio­


sa que el caballo, y por tanto realiza este cambio como cosa
314 AJEDREZ

evidente, esperando por este medio igualar de alguna forma


la situación. En este punto las blancas precisan ( a ) desarro­
llar piezas, (b) desclavar el alfil activando con ello dos o
más piezas, el alfil y la torre.
Las blancas tenían dos jugadas mejores :
15 A4A, preparando el enroque y desclavando así el AD.
1 5 A X C, sacrificando la calidad, pero resolviendo el pro­
b lema del clavado con una jugada.
En cualquier caso, la situación es más bien algo comple­
ja aunque naturalmente favorable a las negras. Seguiremos
una línea de cada una de las dos j ugadas citadas para ejem­
plo de cómo podría haber proseguido la partida:

(a) 1 5 A4A. Hay que tener en cuenta que tan pron·


to las blancas enroquen, logran amenazar a las negras
en varias formas simul táneamente. En primer lugar
ahora pueden jugar C X T seguido de D X C. Esto signi­
fica que las negras deben hacer algo para mejorar su
posición en el flanco de rey. Podrían jugar 15 . . . C4A
1 6 D3T T3T 1 7 D3AD P6R! y ahora, después de 1 8 0-0
las negras ganan l impiamen te: 1 8 . . P X P + y ( 1 ) 1 9
.

T X P D x T + 2 0 R x D C5 R + , l o que s e t raduce en ven­


taj a material de las negras, o bien (2) 19 R l T C5R ame­
nazando mate en 6C. Pero si las negras contestaran
15 . C x P + ? estarían j ugando a favor de las blancas,
. .

pues con 16 R2D quedan relacionadas sus torres, pu­


d iendo moverse libremente su AD.
( b ) 1 5 A x C D x T + 1 6 R2D : las blancas han renun­
ciado a la calidad, pero ahora disponen de amenazas
tales como C x T y A x C. O tra vez las negras deben ac­
tuar positivamente: 1 6 . . . P6R + ! ( dejando lugar para
el caballo) 1 7 A X PR (otras formas de recuperar no son
mejores) 17 . . . C5R + 1 8 R2R D x P + 19 R3A C4C + 20
R3C C6A + ! 2 1 R x C A3A + , etc.

Volvamos ahora a nuestra partida:

15 C x P+

No para ganar un peón , sino para sacar el rey a campo


abierto en donde podrá ser rodeado por las fuerzas negras
y capturado.
PARTIDA 22 315

16 RlD

16 R2R podría ser con trarrestado por 1 6 . . . A4C + no me­


jorando la situación de las b l ancas.

16 D3D +

Las negras se pueden permitir sacrificar material para


l levar el rey blanco hacia la red de mate. Además, puesto que
las piezas blancas están o bien confinadas, o bien lejos del
campo de batalla, no importa que las negras sacrifiquen más
que una torre.

17 RxC

Si 1 7 R l A T I A y e l jaque a la descubierta es mortal . Por


ej emplo:

(a) 18 CSR ( para interponerse si es posible) 1 8


C6R + 1 9 C4A 080 mate.
( b ) 1 8 D x C eso + 1 9 R2D C6A + 2 0 R3 R D7D + 2 1
R x P A3A mate.
( c) 1 8 ASR C6R + 19 R2C T7A + 20 R3C (20 R l T
D X P mate) 20 . . . D3C + seguido d e mate

17 AST+

Con tinúa el mo\·imiento envolvente. Debido al escaso de­


sarrollo de las b lancas, carecen de fuerza para in terponerse.
316 AJEDREZ

En general, el rey solo es impotente frente a dos piezas


mayores y una menor.

18 R3A TIA +
19 A4A

Es la única j ugada , pero el alfil interpuesto queda cla­


vado y sólo representa una parte de su potencia normal.

19 D6D +
20 R4C DxA+
21 RST D4C mate
Partida 23

• Ataque Alekhine-Chatard en la defensa fran­


cesa.
• Jugando de acuerdo con los requerimientos
estratégicos de l a apertura.
• Llevando presión al centro.
• Abriendo brecha por el centro.
• Esquema completo de variantes en una po­
sición complicada.

El éxito de ciertas aperturas depende de la cuantía con


que los j ugadores aplican las ideas fundamentales en que se
basa dicha apertura. En la variante Alekhine-Chatard de la
Defensa Francesa, las negras procuran formar un fuerte cen­
tro de peones, impidiendo que las blancas tomen ventaja de
la superioridad en espacio que siempre obtienen en esta aper­
tura. Avanzando sus peones centrales frente a su oponente,
las negras consiguen a veces reducir dicha superioridad en
espacio del contrario.
Esta partida constituye un ejemplo de lo que puede su­
ceder cuando uno de los jugadores ignora la idea básica que
hay detrás de la apertura que se está j ugando. El amateur,
que l leva las negras, j uega mecánicamente, sin comprender
los requerimientos estratégicos de la posición. Las blancas
logran neutralizar en primer lugar el centro negro y cons­
truir después una concentración extraordinaria de fuerza
contra el mismo.
La partida es un ej emplo brillante de cómo organizar la
n resión dirigiendo todas las piezas posibles hacia u n punte
318 AJEDREZ

dado, de tal forma que una vez lanzado el ataque el contrario


no pueda defenderse de la avalancha de fuerzas que le caen
encima. No tienen escape.

DEFENSA FRANCESA. VARIANTE ALEKHINE-CHATARD

Maestro Amateur

1 P4R P3R
2 P4D P4D
3 C3AD C3AR
4 ASC A2R

La clásica l ínea de la Defensa Francesa tratada en la Par·


tida 2 1 .
Durante muchos años se ha considerado que l a jugada
lógica aquí era 4 . . A2R, pero debidu a la variante Alekhine­
.

Chatard no se considera ya tan seguro como antes. Éste es


uno de los mot ivos de la popularidad alcanzada por 3 . ASC
. .

de la variante Winawer vista en la Partida 22.

5 PSR CR2D
6 P4TR

Ataque Alekhine-Chatard, en el que las blancas ofrecen un


peón con el fin de abrir la columna TR para un enérgico ata­
que en el que la torre de rey blanca desempeñará un papel
activo.
Si ahora las negras aceptan el peón, las blancas dispon·
drán de la columna semiabierta TR y las negras no tienen
PARTIDA 23 319

oportunidad de hacer contraj uego, l o que normalmente es


efectivo en la Defensa Francesa.
La aceptación por las negras del sacrificio del peón es tan
eficaz para las blancas, que raramente se ve en las partida�
de maestros. La partida puede continuar 6 . . . A x A 7 P x A
D X P 8 C3T ( desarrollando con ganancia de tiempo y dejan­
do abierta la diagonal 1 D-5TR para la dama b lanca) 8 . . .
D2R 9 C4A y ahora las blancas tienen suficien temente com­
pensado el sacrificio del peón con la columna abierta TR, su
tiempo ganado y su mayor movilidad. Y puede proseguir el
j uego 9 . . . P3TD ( para evitar C5C) 10 D4C (un ataque contra
el ala de rey no enrocado) 10 . . . P3CR 1 1 0-0-0 P4AD 1 2
D3C ( las blancas desean el sacrificio C R X PD, pero esto pue­
de ser combatido con 1 2 . . . P X C 1 3 C X P C3C atacando la
dama blanca ) 1 2 . . . C3C 13 P x P ( 1 3 CR x PD también iría
bien aquí, pero lo j ugado es más fuerte ya que abre la co­
lumna de dama para la torre blanca) 1 3 . . . D X P 14 A3D
( amenazando 15 A x PC PA x A 16 C x PC) 14 . . . D I A 1 5 A4R
y después de 1 5 . . . P X A 1 6 C X PR( 4) el ataque blanco es
abrumador, y si las negras no toman el alfil las blancas sa�
crifican en su 5D.
Esto no es más que un ejemplo sin mucha fuerza decisi­
va. Es difícil mostrar toda la potencia de la posición b lanca
con un breve examen, pero con mejor j uego las blancas con­
siguen tanta actividad para sus piezas que el ataque se hace
irresistible.

6 ... P3AR

Es muy difícil para las negras hallar aquí una jugada su­
ficiente para igualar. Durante mucho tiempo lo jugado en
esta partida fue considerado tan eficaz que se estimaba
como la refutación de l a variante Alekhine-Chatard de la
Defensa Francesa, pero esto ya no es así en la actualidad.
Existen cinco continuaciones corrientes para las negras, que
citaremos en orden de su fuerza relativa. Si designamos
como 50 la plena igualdad, el número entre paréntesis que
figura después de la j ugada indica la proporción en que es
conseguida la igualdad de acuerdo con la teoría actual : ( a )
6 . . . P4AD ( 4 8 ) ; (b) 6 . . . P3TD (para evitar 7 C5C) (40) ; ( c )
6 . . . P3TR (35) ; (d) 6 . . . P3AR (35) ; ( e ) 6 . . . 0-0 (35) .

7 DST +
320 AJEDREZ

Esta enérgica jugada de ataque es la que casi rebate la


variante 6 . . . P3AR.
Durante mucho tiempo fue costumbre continuar 7 A3D,
pero 7 . P X A 8 D5T + R I A 9 T3T P3CR! 10 A x P R2C pa­
. .

rece que da a las negras una posición defendible.

7 RIA

En l a Defensa Francesa frecuentemente las negras renun­


cian al privilegio del enroque como compensación para una
mayoría en el centro. Es por ello que en esta partida las
blancas tratan de neutralizar esa mayoría en el centro i m­
pidiendo que las negras tomen ventaja de ella. Si las blancas
consiguen neutra lizar la mayoría en el centro, l l evan la me­
jor parte ya que el rey negro está mal si tuado.
Si las negras hubiesen replicado 7 . . P3CR, entonces 8
.

P X P ! (esta sorprendente jugada no ha sido conocida hasta


alrededor de 1 950) 8 . . . P x D 9 P x A, que conduce a una
clara superioridad blanca, ya que después de 9 . . . D X P 10
A X D R X A las negras tienen peones de torre déb i les m ien­
tras las blancas tienen el buen alfil. Las blancas podrían
ganar directa mente un peón con : 1 1 CR2R C3AR 12 C3C
T I C 13 A2R seguido de 14 RlA y 1 5 C X PT.

8 PxP

Tan pronto como las blancas han conseguido evitar que


el rey enemigo enroque , su interés debe ser el de buscar u n
j uego abierto, lo que supone en primer lugar que desaparez­
ca el centro de peones.

8 CxP

Estratégicamente sería ideal para las negras consolidar


su centro mediante 8 . P X P, pero tácticamente esto no es
. .

bueno, pues entonces 9 A6T + R I C 10 D4C + y ganan.


8 . . A X P aún es peor pues no entraña ninguna amenaza
.

efectiva, y el caballo negro bloquea el desarrollo de sus pro­


pias piezas. Después de 9 0-0-0 las blancas tienen mayores
ven tajas que en la partida.

9 D2R!
PARTIDA 23 32 1

También es corriente j ugar aquí 9 D3A, pero lo j ugado


es tal vez a lgo mejor, ya que desde el cuadro 2R la dama
ejerce presión sobre el cen tro negro. Además, desde aquí se
opone más eficazmente a que las negras consigan su obje­
tivo de tomar ventaja de su mayoría en el centro. Si las
negras pueden conseguir . . . P4R su posición será excelente;
si no lo consiguen, su peón en 3R constituye un punto débil
y no queda compensada la inferior posición de su rey.
Aun cuando de acuerdo con los fines estratégicos de la
posición la jugada 9 D2R parece rara, porque impide el de·
sarrollo del AR b lanco a lo largo de su diagonal natural,
dicho alfil podrá pasar a 3TR desde donde aportará nueva
presión en 6R.

9 ... P4A

Si las blancas ahora respondiesen 1 0 P X P las negras po­


d rían a la larga j ugar . . . P4R consiguiendo un centro fuerte.
Las negras amenazan 10 . . P X P, lo que a su vez podría dar­
les la posibilidad de j ugar . . . P4R.

10 C3A

Protegiendo su PD y dominando los importantes cuadros


centrales 4D y SR.

10 ... C3A

La contrarréplica negra domina los mismos cuadros. Des­


pués de 10 . . . P x P 1 1 C x P el PR negro quedaría atacado.
322 AJEDREZ

11 0-0-0

Con es ta jugada el rey blanco queda en pos1c1on más


resguardada al mismo tiempo que la torre pasa a una co­
lumna cen tral desde la que defiende al PD b lanco a fin d�
conservar el centro.
Las negras t ienen ahora los triunfos (el centro ) en la
mano, pero un triunfo no vale nada hasta tanto no se haga
uso de él. La forma en que las negras deberían emplear su
centro sería tratando de avanzar su PR sin desventajas para
sí mismas. Si lo logran, conseguirán oportunidades de con­
traatacar. En este momento se hace necesario el cambio ge­
neral en el 5D negro. Después de 1 1 . . . P X P 1 2 CR X P C X C
1 3 T x C D3D, y las negras pueden aspirar a . . . P4R, e n cual
caso obtendrían un espléndido j uego. Esto es particularmen­
te cierto, porque después de 14 T l D las negras podrían me­
jorar su posición mediante 14 . . . P3TR ( 1 5 A x C A x A 1 6
C4R? D5A + ). D e todas formas, esta última variante d a la
solución para las blancas. Debieran j ugar 14 T2D y en tal
caso 14 . . . P3TR no resulta, porque 15 A x C A X A 16 C4R
debiendo j ugar las negras 16 . . . D2R o bien 1 6 . . . A X P + 1 7
R x A D5C + 1 8 R I A D x C 1 9 D X D P x D 20 TSD + y las ne­
gras pierden una torre. En pocas palabras, con 1 1 . . . P X P,
etcétera las negras tendrían alguna esperanza de poder em­
plear sus triunfos centrales alguna vez: su PR no está per­
manentemente inmovilizado siguiendo esta l ínea, como lo es­
tá en la partida.

11 P3CD?
PARTIDA 23 323

Llegados a este punto, las negras deberían haber jugado


1 1 . . . P x P o l l . . . C x P.
Pero las negras, no dándose cuenta de los requerimientos
estratégicos de la posición y no viendo que su verdadera
fuerza está en sus peones centrales hace una jugada de ru­
tina con la idea de simplemente desarrollar su alfil a 2C
o bien jugar. . . A3TD después de . . . P4TD cambiando alfi les.
E n la Defensa Francesa, después de haber jugado . . .
P3AR frecuentemente e l PR queda debilitado. E l fianchet to
por el lado de dama resulta tanto más inútil ya que el AD
se necesita para defender su PR.
1 1 . . . D3C también puede ser consi derado. E n este caso,
las blancas continúan 1 2 P X P D X P (si 1 2 . . . A X P 13 C4T) .
1 3 CSC seguido de 1 4 C7A o 1 4 CD4D.

12 P3CR

Las blancas, aprovechando la venta ja que les supone el


débil PR negro, abren el camino para que su AR vaya a 3TR
atacándolo a su \'eZ. Esto es la consecuencia lógica de la ju­
gada blanca 9 D2R. Ahora las negras deben hacer frente al
ataque sin otras oportunidades de contraatacar.

12 R2A

Con obj eto de proteger doblemente su PR y permitir tras·


ladar la torre a I R .

13 A3T

Mediante este ataque al PR negro las b lancas i nmovilizan


el AD negro y preparan para T R I R que sería una tercera
pieza del ataque contra el PR negro.

13 P3TR

Con esta j ugada las negras esperan forzar cambios, con


lo qti e se cortará la p resión blanca y las fuerzas atacantes.
Otro procedimiento podría haber sido el fortalecimiento
del punto débil mediante 1 3 . . . T I R. En este caso, las b lan­
cas continúan el cerco con 14 TR l R, sobre lo que 14 . . . A l A
fal l a frente a 15 CSR + C x C 1 6 P x C P3TR 1 7 P x C P x A
1 8 DST + y 1 4 . . . D2D también fal la por 1 5 CSR + C x C 1 6
P x C C l C 1 7 C x P y ganan.
324 AJEDREZ

14 TRlR

Las b lancas no hacen caso de la amenaza negra a su alfil,


sino que intensifican su presión sobre el PR negro y a lo
largo de toda la columna de rey. E l sacrificio es correcto,
porque las b lancas ganan dos peones a cambio de la p ieza,
además del ataque directo al rey, ya que todas sus piezas
están activas.

14 PxA

S i e n lugar d e esto las negras hubieran protegido su PR


mediante 1 4 . . . D2D, entonces 15 D5C amenazando tanto 1 6
A x P + como 1 6 D x C ! ( 1 6 . D x D 1 7 C5R + ) ganando.
. .

15 A x P+ RIA

Si 15 . . . A X A 16 D x A + R I A 17 D x CD ! y las blancas
recuperan el material con un peón de beneficio y una po­
sición de ataque espléndida.

16 C x PC

Con amenazas tales como 1 7 C7A o 1 7 A X A seguido de 1 8


C6R + . L a posición negra es vacilante. Esto e s e l resultado
de la situación desventajosa del rey negro y del descuido de
las negras en alcanzar ventaja de su superioridad numérica
en el centro.

16 CxP

E s l a umca jugada. No hay defensa frente a todas las


amenazas, por lo que las negras realizan esta jugada que es
a la vez defensiva y agresiva.

17 TXC

Las blancas no necesi tan esta torre para su ataque y por


tanto pueden soportar el sacrificio de la calidad para con­
tinuar el ataque por la línea más directa

17 PxT
18 AXA
PARTIDA 23 325

Amenazando 19 C6R + ganando la dama. Obsérvese una


vez más el tremendo papel que en ajedrez juegan las ame­
nazas.

18 DlR

Las negras no pueden tomar e l alfil b lanco con la dama,


debido a 19 D X A+ etc. n i con la torre por 19 C6R + .

19 CXP

Amenazando 20 C X A.
19 C6R + seguido de 20 C7AD ganando la calidad, parece
claro a simple vista, pero no conduce a nada. Considérese
la secuencia 19 C6R + R l C 20 C7A D X A 21 C x T D x C 22
D X A y el ataque blanco desaparece. Mientras se ataca, es
i mperativo mantener el a taque y no meterse en una serie
de cambios, con los que desaparecen del tablero tantas pie­
zas que l lega a no ser posible una decisión bien definida.

19 ASC!

19 C x C ? no progresa debido a 20 D3A + y si 20 . . .


C3A 2 1 D x T o si 20 . . . R l C 2 1 A6R + .
E n muchas variantes, e l poderoso caballo e n SCR encie­
rra al rey, como por ejemplo, 1 9 . . . T X A 20 C x A T I CD
(prácticamen te forzado) 2 1 D4A y las blancas amenazan ga­
nar la dama negra mediante 22 C6R + , ya que la dama tiene
que estar atenta al mate en 2AR y por tanto no puede apar­
tarse del peligro.
En la partida, las negras buscan cambiar las damas al
precio de material , pero aún conservando la ventaja de la
calidad por algunos peones. Con esto esperan suavizar el
ataque. Por ej emplo 20 C x A D x D 21 T x D T x A, y las blan­
cas tienen una ligeramente mejor posición: 22 C6R + segui­
do de 23 C x PD.

20 C6R +

Para evitar e l cambio de damas y p roseguir e l ataque. No


se debe nunca cambiar las damas durante el ataque, salvo
que con ello se vea muy clara la victoria o que no haya nada
más a hacer.
326 AJEDREZ

Obsérvese esta maravillosa posición. Casi todas las piezas


blancas están amenazadas, lo que supone calcular y conside­
rar muy afinadamente todas las pos ibilidades : el más peque­
ño error puede ser fatal.

20 R2A
21 cxc

Para las b lancas no supone nada 2 1 C x A T x A.


Las compl icaciones que ahora siguen tienen varias impli­
caciones. El j ugador debe tener siempre en cuenta: (a) las
relaciones materiales que pueden no tener tanta importancia
durante la acción, pero que decide después de ella; ( b) pie­
zas amenazadas que pueden ser capturadas (es buena cosa
que pueda ser capturada sólo una p ieza cada vez, y esto ex­
plica por qué las blancas, en las circunstancias dadas, se pue­
den permitir el l uj o de tener tantas piezas amenazadas) ; ( c )
l a si tuación es muy fugaz. Con cada j ugada, tanto l a s b lan­
cas como las negras, pueden dar la vuelta completa a la ba­
lanza. La batalla se está desarrollando en el filo de una na ­
vaja.
Conclusión : Las blancas tienen una posición ganadora aun
cuando la defensa negra sea perfecta ( véase un análisis de­
tallado de posibilidades en las páginas siguientes) . La par­
tida que estamos viendo tomó el camino 2 1 . . . D x A, etc. E l
novato puede preguntarse cómo es posible para el maestro
anal izar tal multitud de variantes. En realidad, no anal iza
todas las l íneas. Observa unas pocas compl icaciones, y con
ello conoce cuál debe ser la continuación ganadora: es cues-
PARTIDA 23 327

tión de intuición. E l novato en ajedrez debe examinar cui­


dadosa y repetidamente todas estas posibilidades, mejorando
con ello su capacidad para hacer combinaciones. Al princi­
pio sólo será capaz de seguir las variantes haciendo mate­
rialmente los movimien tos en el tablero, pero a la larga
deberá intentar seguirlas sin mover en absoluto las piezas.

21 D xA
22 ese + R xe

Ya hemos visto que otras jugadas tales como 22 . . . R I A y


22 R3C conducen a la derrota.

23 D3A + R3C

No 23 . . . D4A? teniendo en cuenta que 24 T6R mate.

24 D7A + R3T
25 PST!

Esto es aún más fuerte que 25 T6R + que prolongaría la


partida después de 25 D X T.

25 Abandonan

Pues si las negras jugasen 25 . . . D3A, que es su umca de­


fensa, entonces 26 T6R + D x T 27 C x D seguido de mate.
t...I
Ahora damos una idea casi completa de las posibi lidades: N
00

21 22 23 24 2S 26 27

(a) ... Rxe DSR + R2A D x P mate


R3e D x P + seguido de DSe mate
R2R e X Pe + ganando la dama

(b) ... Pxe D4e amenazando D7e mate

T,IeR DST + ne D7T + seguido de mate


R2R e7A+ ganando la dama

T2T ese + Pxe DSA + gana Ja dama

Ole ese + Pxe A6R + gana la dama (ventaja material + ataque )

R3e e7A+ R2T ASA + , etc.


Rxe A6R + gana la dama

R2e e7T + ? R3T! sin ninguna combinación de mate


A6R DIAR e7A + R2T ASA mat e
DteD e7T + Rxe ASA + etc.
R3T e x P etc.

DIR e7A+ R2T ASA mate


R IA P3AD
Y en la an terior posición las blancas tienen dos peones
por l a calidad más el ataque y las posibilidades de
ganar más material. Una variante: 26 . . . T l e R 27 D x P
A4A ( 27 . . . A2R 28 e6D ) 28 D x P D2R 30 DSA.

21 22 23 24 25 26 27

(c) . . . D x A ese + RIA D3A Pxe D '>< P + seguido de mate


AxT eso + RIR D7A + RID D 7 R mate
(único)
R3e PST + R3T e7A mate
R x e (4) DSR + D4A P4A + gana la dama
R3T D4R seguido de D6e mate
Rxe D3A + D4A T6R mate
R3e D7A + R3T PST D3A e6R etc.

(d) ... AxT eXD con gran ventaja material y ataque a mate

t..>
N

Partida 24
• La teoría del gambito de rey aceptado.
• Sacrificio de una pieza para llevar al rey
negro a una posición pel i grosa.
• Apertura de l íneas y situación de piezas e n
e sc en a.

• Ataque concent rado con todos los recursos


frente a un desarrollo inferior.

Existen gambitos y gambi tos. En algunos de el los se debe


j ugar muy cuidadosa mente para hacer que el tiempo gana·
do compense el material sacrificado; en otros, cuando se ha
sacri ficado mucho, se pueden casi descuidar los flancos para
aplastar al contrario antes de que pueda respirar. Estas dos
formas de entrada se aplican no sólo a gambitos distintos
sino también a diferentes variantes del mismo gambito.
En el gambito de rey, que es el rey de los gambitos, exis­
ten varian tes tales como las de Kieseritsky o el Gambito Phi­
lidor que den tro de ciertos lími tes tienen una naturaleza po­
sicional . Por otro lado, las varian tes más antiguas del gam­
bi to de rey tales como la Al lgaier o el Gambito Muzio son
al tamente combinacionales y generalmente conducen a las
más raras posiciones abiertas existentes, en las que única­
mente un aven turero despreocupado puede sentirse ambien­
tado. Estas variantes se caracterizan no sólo por la oferta
de un peón a cambio de un tiempo, sino también por el sa­
crificio de una pieza en un momento muy precoz de la par­
tida. Este sacrificio de una pieza está destinado a l levar e l
332 AJEDREZ

rey negro a campo abierto, pudiendo las blancas obtener


ventaja de la posición resul tante, sólo si consiguen abrir el
máximo número de líneas pos ibles, cualquiera que sea su
coste.
El gambi to de rey que \'eremos a continuación constituye
un excelente ejemplo de este proceder. Es típico de estos ca­
sos el que las blancas o bien ganan rápidamente, o ya no
ganarán jamás.

GAMBITO DE REY ACEPTADO. GAMBITO ALLGAIER

Maestro Amateur

1 P4R P4R
2 P4AR

Gambito de Rey. Como ya se expuso detall adamente en


l a Partida 17, el gambi to consiste en el ofrecimiento de un
peón a l enemigo, a cambio de un desarrollo más rápido.
Con 2 P4AR las blancas esperan abrir su columna AR
mediante un cambio de peones. Una vez abierta esta columna
existen grandes posibilidades de desarrollar u n enérgico a ta­
que al 2AR negro. Imaginemos la columna AR abierta con
el AR blanco en 4AD, el CR en SR o en SCR, la dama en 3AR
y la TR en 1 AR, y podremos ver l as posibilidades de un
ataque blanco. Con una resistencia normal por parte del con­
trario, las b lancas no podrán nunca alcanzar dicha posición
comp letamente, pero deberán intentarlo.
Si las negras aceptan el gambito con 2 . . . P X P las blancas
tenctrán también la posibilidad de conseguir un centro fuerte
mediante jugadas tales como P4D .

2 PxP

Las negras aceptan e l peón y ahora l as blancas tienen un


claro plan para abrir la columna AR, ya sea recapturando el
peón negro o por algún otro procedimiento. Momentánea­
mente las negras tienen un peón más y, tal como veremos,
no es fáci l para las blancas su recuperación. Pero por otra
parte, l as negras han cambiado su peón central por uno la­
teral, perdiendo el control sobre su SD y dando a las blancas
la posibil idad de ocupar el centro.
PARTIDA 24 333

Las negras pueden rehusar el gambito simplemente ju­


gando 2 . . . A4A, o j ugando el interesante contragambito
Falkbeer 2 . . . P4D cuya continuación usual es 3 P X PD PSR,
e n cuyo momento y como compensación al peón cedido, las
negras tienen estas compensaciones : (a) las blancas no han
conseguido abrir la columna AR como pretendían; (b) el PR
negro se ha convertido en una fuerza opresiva que impedirá
el desarrollo normal de l as b lancas.

3 C3AR

El caballo de rey pasa ahora a su cuadro natura l ; esto


elimina la posibilidad de que las negras j ueguen 3 . . . DST +
que en ciertos casos podría ser recomendable. Por ej emplo,
3 C3AD? DST + 4 R2R quedando el rey blanco muy expuesto,
además de i mpedir el desarrollo de las piezas b lancas.
3 A4A DST + , j ugado frecuentemente durante el siglo XIX,
conduce a ataques y contraataques violentos, por ejemplo:
4 R I A P4CR 5 P4D A2C 6 C3AD C2R 7 P3CR ! P x P 8 R2C!
amenazando ganar la dama negra mediante 9 P X P.

3 P4CR

Una continuación ochocentista popular, con tres objeti­


vos : (a) protege el peón de gambito extra; (b) in tenta impe­
dir la apertura de la columna AR por parte de las b lancas;
(c) amenaza . . PSCR seguido de . DST + en cuyo punto e l
. . .

jaque d e la dama tiene más fuerza que e n otras variantes.

4 P4TR
334 AJEDREZ

Las b lancas rechazan inmediatamente el i n tento negro de


proteger el PAR. Esta jugada tiene consecuencias a largo al­
cance, como veremos en la partida misma.
La con tinuación 4 A4A PSC 5 0-0 P x C se denomina Gam­
bito Muzio. Las blancas sacrifican una pieza a cambio de un
ataque muy enérgico por la columna AR. Por tanto, y puesto
que 4 A4A les da tiempo para consolidarse, las negras no
responden 4 . . . PSC, sino 4 . . . A2C, lo llamado Philidor-Hans­
tein, t ras lo cual el ataque por el flanco con el PTR b lanco
(5 P4TR) queda inutilizado por la réplica negra 5 . P3TR.
. .

4 ... PSe

Puesto que las negras no pueden mantener su peón en su


4CR, lo adelan tan a su SCR atacando al caballo b lanco.
Veamos lo que sucedería si las negras inten taran mante­
ner su peón en 4CR : ( a ) si 4 . . . P3TR 5 P X P v las negras
no pueden recuperarlo sin perder su torre; (b) la jugada
4 . . . P3AR es una j ugada floja que puede ser combatida por
diferentes vías. Consi deremos las posibili dades de ataque a
lo largo de las diagonales 1 D-STR-SR. Lo más convincente es
5 C x P P x C 6 DST + R2R 7 D x PC + R I R ( 7 . C3A? 8 PSR)
. .

8 DST + R2R 9 DSR + seguido de 1 O D X T. Obsérvese en esta


variante como las blancas maniobran su dama hasta que
puede capturar la torre negra sin que las negras puedan ini­
ciar un con traataque j ugando . . . D2R.

s ese

Esto nos l leva al gambito Allgaier. Las blancas atacan al


PAR negro amenazando atacarlo doblemen te por 6 A4A. Sólo
PARTIDA 24 335

existe un inconveniente: el caballo blanco no tiene ningún


refugio, y si las negras lo atacan, las blancas se verán forza­
das a sacrificarlo.
5 CSR conduce al gambito Kieseritsky que es menos
arriesgado que el anterior. También pueden las blancas ju­
gar 5 A4A P X C 6 D X P, lo que no es muy prometedor.

5 P3TR

Las negras atacan inmediatamente al caballo no permi­


tiendo que se desarrolle la amenaza de asalto blanco.

6 CxP

Este sacrificio es congruente con la estrategia total del


gambi to de rey, pues haciendo salir al rey negro, las blancas
aumentan la ut ilidad que para sí mismas tiene la columna
AR. Bajo un punto de vista teórico es difícil juzgar si las
posibili dades de ataque valen una pieza entera. Pero en la
p ráctica el sacrificio está justificado, porque generalmente
el defensor tiene un papel más difícil que j ugar que el
agresor.

6 RxC

Las negras ahora han ganado una p ieza entera, pero su


rey es mucho más vulnerable.

7 C3A

Esta jugada introduce una nueva pieza en la lid, pieza que


336 AJEDREZ

las blancas necesitan para conducir el ataque. En posiciones


semejantes a éstas, cuando el agresor ha sacrificado una pie­
za a cambio del ataque, debe introducir en e l j uego sus res­
tan tes piezas tan pronto como pued a. Para conseguir el éxito
es necesaria la cooperación de cada una de las piezas blancas.
En esta posición, 7 D X P es inferior, porque ayuda a l de­
sarrollo negro después de 7 C3AR 8 D X PA A3D y el ata­
. . .

que pasa a mano de las negras. Las blancas deben evitar


movimientos que permi tan a las negras desarrollarse con
ganancia de tiempo, es decir, obl igando a moverse l a dama
blanca. 7 D X P sería muy buena j ugada si las blancas pu­
dieran atacar con la dama sola, pero no pueden hacerlo.
An teriormente se empleaba 7 A4A + , pero después de 7
. P4D 8 A X P + R2C, las negras tienen reforzadas sus posi­
. .

ciones al precio de un peón, especialmente porque después


de 7 . . P4D su PCR queda defendido por su AD. Además, la
.

posibilidad de las negras de j ugar. . . C3AR y atacar al alfil


blanco en su SD les aporta nuevas oportunidades para conso­
lidar su posición.
De todas las jugadas posibles, parece ser que la 7 C3A es
la que ofrece el mejor desarrollo a las blancas y l as míni mas
posibi l idades a las negras de consol idar su posición a expen­
sas del contrario.

7 P4D

Las negras ofrecen un peón a fin de ganar un tiempo para


la defensa. Es decir, j uega 7 . . . P4D para proteger su peón
en SCR y posibilitar el desarrollo de su alfil de dama.
Hubiese sido preferible la agresiva j ugada 7 . . . P6A, ya
que después de 8 P X P A2R las blancas no pueden defender
su PTR, lo que significa que las negras conseguirán oportuni·
dades.

8 P4D

Las blancas abren l íneas para su propio desarrollo, a me­


nazando abrir la columna AR mediante A x P i mp idiendo a las
negras j ugar 8 . . PSD.
.

8 C3AR
PARTIDA 24 337

Las negras l levan su CR a su cuadro natural; protege su


PD y ejerce presión en el centro.
8 . . . P X P perdería un tiempo para las negras, y la ganan­
cia del PR blanco no tiene importancia para ellas. No per­
judica la posición blanca, sino que por el contrario les abre
la diagonal 4AD-7AR.

9 AxP

Ahora las blancas abren l a columna AR. Estando el rey


negro en esta columna abierta, pronto se iniciará un violen­
to ataque.

9 P3A?

Las negras hacen esta j ugada porque vagamente intuyen


Ja necesidad de reforzar su peón central , pero con ello pier­
den un tiempo, en una posición en Ja que menos pueden per­
der tiempos porque cada movimiento cuenta. Aquí las negras
deberían haber desarrollado una pieza. Tanto 9 . . A3R como
.

9 . . . ASC hubieran s ido más fuertes. En ambos casos las


blancas hubieran seguido con Ja misma estrategia que están
empleando en esta partida, es decir: A2R seguido de 0-0 para
abrir un ataque directo contra el rey negro.
Examinemos algo más estrechamente esta posición, para
mostrar: ( a) lo que representa un tiempo en una posición
abierta como la actual; ( b ) lo enérgico que realmente es el
ataque blanco.

( a) 9 . . A3R 10 D3D? C3A 1 1 0-0-0 P x P 12 C x P


.

C X C 1 3 D X C D4D y las negras han rechazado el ataque


338 AJEDREZ

blanco. Las blancas pueden hacer mej or: 10 A2R C3A 1 1


0-0 R2C 1 2 P5R C5 R 1 3 A x PC C x C 1 4 P x C 020 y las
negras se pueden mantener, o bien 12 P x P ! ( mej or que
1 2 P5R) 12 . . . CR x P 13 c x c o x c 14 P4A ! ; O x P + 1 5
D X D C X D 1 6 A5R + y no parece que las b lancas es tén
tan mal.
(b) 9 . . . A5C 1 0 A2R A x C + 1 1 P x A C3A ( para de·
fender el importante cuadro 4 R ) 1 2 0-0 R2C ( las b lancas
amenazaban 1 3 P5 R ) 13 P4A ! ( para llevar a cabo PSD
ganando con ello el control sobre SR) 13 . . . C x PR 1 4
P X P C6A ( después d e 1 4 . . . D X P T 1 5 P X C P6C 1 6
ASR + R3C 1 7 AST + , ganan). ( Lo mismo después de
14 . . . D x PD 15 P4A seguido por 16 P5D) 15 P x C ! ! ( abru­
mador) C x D 1 6 A5R + R3C 1 7 A3D + R4T 1 8 P x P ! A3R
1 8 P x P ! A3R (si 1 8 . . ., A x P 19 T5A + D4C [ s i 19 . . . ,
R X P ? 2 0 P3C + R6T 2 1 A I A+ A7C 2 2 A x A mate] 20
P x D C6R 21 T7A y la posición de las blancas es supe­
rior, pero todavía tienen que luchar para ganar).

10 A2R

Planeando l levar su TR a sostener la columna abierta AR


a través del enroque.

10 ASC

Clavando el caballo b lanco, las negras esperan poder ali­


viar la presión en el centro, y cambiando su alfil por el ca­
ballo b lanco reducir el nú mero de piezas en el tablero. Las
negras razonan que si consiguen cambiar p ieza por p ieza
terminarán con ventaj a, puesto que tienen un caballo más.
Naturalmente, las blancas tienen mejor desarrollo como com­
pensación por su caballo perdido. Pero deben actuar rápida­
men te, pues de Jo con trario las negras harán sentir su supe­
rioridad numérica.

11 0-0

Ahora las bl ancas han conseguido su obje tivo estratégico :


el dominio completo de Ja columna AR. El enroque si túa a Ja
PARTIDA 24 339

torre blanca en línea directa con el rey contrario, lo que en­


traña un elemen to peligroso para las negras aun cuando su
caballo esté entre su rey y la torre blanca. Ahora las b lancas
disponen de dos amenazas directas : 12 PSR y 12 ASR.

11 RlR

Comprendiendo la peligrosidad de la pos1c1on de su rey,


las negras lo mueven a una columna relativamente más segu­
ra, pero con ello pierden un tiempo más. Les hubiera sido
mejor j ugar 1 1 . . . A X C antes, ya que 12 ASR no representa
mucho después de 12 . . . CD2D.

12 PSR

Con objeto de ganar el PCR negro después de moverse el


caballo negro, y para aportar más piezas al j uego.

12 Axe

Las negras ahora cambian para reducir e l número de pie­


zas y el pel igro de un ataque. Pero tales jugadas no con tri­
buyen nada en la defensa o el desarrollo negros. Puesto quP
las blancas no se ven forzadas a tomar el alfil negro, hubiera
sido mejor 1 2 . . . CSR aunque resulta inútil a la larga.

13 PXC
340 AJEDREZ

13 ... ASC

Las negras, que están j ugando según los principios gene­


rales en lugar de guiarse por los requerimientos de la posi­
ción específica, están muy satisfechas de haber salvado sus
dos alfiles, pero éstos no influyen para nada en la posición
actual.
Si las negras hubieran jugado 13 . . . A X Pe, 1 4 Tl e nos
habría llevado aproximadamente al mismo tipo de partida,
pero en tal caso 14 A x Pe hubiera sido más enérgico y ha­
bría podido l levar a un ataque aplastante después de 1 4
A x T 1 5 A x A D X A 1 6 D2R + y mate en pocas jugadas .

14 A x PC

Ab riendo más líneas y sacando más piezas, las blancas el i­


minan los últimos obstáculos para su a taque. La amenaza es
1 5 A5T + R I A 16 D l A seguido de 1 7 A X PT + .

14 C2D

Después de 14 . . . A X A 1 5 D x A 020, las blancas ganan


con 16 P7A + seguido de: ( a) 16 . . . R I A 1 7 A x P + T x A l S
ose + , o ( b ) 1 6 . . . R2R 1 7 DSe T x D l S P X T(D), o ( e ) 1 6
. . . R l D 1 7 ose + , cte., o ( d ) 1 6 . . . D x P 1 7 OSA + R2R l S D x T
o bien I S TD I R + .
PARTIDA 24 341

15 A5T +

Las blancas tienen ahora ventaja con las líneas abiertas :


están a su disposición, pero no a la de las negras. Esto es de­
bido a que las blancas han desarrollado sus p iezas mientras
que las negras no lo han hecho. Las líneas abiertas favorecen
al bando que conduce el ataque.

15 R IA
16 D4C

Amenazando mate. Las negras no pueden jugar 1 6 . . T l CR


.

a causa de 1 7 A x P + .

16 ... CxP

La columna A R está totalmente abierta.

17 D6C

Amenazando nuevamente mate.

17 A3R

o bien 1 7 . . . D2R 1 8 ASR.


342 AJEDREZ

18 A6D +

Aquí 1 8 ASR A2R 1 9 T x C + A x T 20 T l AR también l le\"a


a la victoria, pero lo jugado en la partida es más elegante.

18 Abandonan

Porque 1 8 . . . A x A 1 9 T x C + R2R 20 D7C + y mate a la


siguiente.
Part ida 25
• Teoría del «giuoco piano» ( j uego len to).
• Rompiendo el cent ro mediante una jugada
l iberatoria.
• Sacrificio de peones para mayor desarrollo.
• I mpo rtancia de realizar j ugadas activas me·
jor que indiferentes.
• El pseudosacri fido.
• J uego contra el rey en e l cen tro del tablero
abierto.
• Final torre + peón con t ra torre + peón.
• Pérdida de un tiempo en el final de la par­
tida .

Cuando un jugador disfruta de mayor movilidad debe ha­


cer uso de ella cuanto antes, o la puede perder. Frecuente·
mente, lo mejor que se puede hacer con la movi lidad es
em plearla para desplazar las piezas enemigas a posiciones
menos fayorab les, creándoles así problemas.
¿ Cómo se deberá actuar contra un rey en el centro abier­
to del tablero cuando sólo se dispone de torres y de piezas
menores ? En tales circu nstancias es de importancia p rimor­
dial darse cuenta de que la ventaja de tener posibilidades de
ataque contra el rey enemigo con tales piezas es de carácter
más bien pasajero, pudiendo desaparecer repentinamente. Pa­
radójicamente, tan pronto como se cambien las torres y las
piezas menores y el rey en el centro no deba temer u n ata­
que, instan táneamente su posición pasa a ser mejor que la
344 AJEDREZ

del rey enemigo resguardado en pos1c10n segura en su pri­


mera fila. En tales casos fácilmente una ventaja puede con­
vert irse en desventaja y viceversa.
En esta partida las negras encontraron las jugadas más
enérgicas con tra el rey blanco en el cen tro del tablero abier­
to. Finalmente ganan un peón, pero aún así, el ganar la parti­
da no resulta u na tarea fácil . Las negras deben maniobrar
muy cuidadosamente, haciendo uso de toda clase de su ti lezas
como wgzwang perdiendo una jugada y di ficul tando al rey
enemigo la aproximación excesiva a sus peones, a fin de l o­
grar la victoria final.

GIUOCO PIANO

Amateur Maestro

1 P4R P4R
2 C3AR C3AD
3 A4A

Situado en su 4AD este a l fil colabora en el dominio del


centro, ejerciendo presión sobre dos i mportantes diagona­
les, apuntando hacia el 2AR negro. Sin embargo, 3 A5C tiene
más posibilidades latentes, porque ejerce mayor p resión en
el centro limitando el e fecto del CD negro que quedará cla­
vado tan pronto se mueva el peón de dama negro (véase Par­
tida 1 2 ).

3 A4A

Este es el Giuoco Piano o Apertura I taliana, una de las


más antiguas en la historia del aj edrez. Esta apertura se ca­
racteriza por un desarrollo rápido de las piezas, como ya se
comentó en la Partida 3.
Estacionado en su 4AD también el alfil negro ejerce pre­
sión sobre dos diagonales importantes, colabora en el control
del cen t ro y apunta hacia 2AR blanco. Sin embargo, 3 . . . C3A
es quizá más eficaz, porque además de ejercer presión sobre
los cuadros centrales ataca al PR blanco obligando a tomar
medidas para defenderlo.

4 P3A
PARTIDA 25 345

Las blancas preparan la ocupac10n del centro mediante


5 P4D. Si consiguen el control del centro pueden paralizar
las acciones de su contrario en gran medida.
Si las blancas jugasen inmediatamente 4 P4D perderían
un peón, ya que su 4D quedaría defendido por dos piezas ( e l
caballo d e rey y la dama) m ientras que las negras atacarían
ese mismo cuadro con tres piezas (CD, AR y PR). Para ocu­
par un cuadro, éste debe estar defendido por lo menos por
tantas piezas o peones cuantas sean las piezas atacantes.
De hecho, 4 P4D P x P 5 0-0 es una variante famosa del
Giuoco Piano conocida como ataque Max Lange, en la que
las blancas sacrifican un peón para mayor fuerza en el
ataque.

4 C3A

Atacando el PR blanco, la jugada 4 . . . C3A va dirigida con­


tra la idea blanca de dominar completamente el centro. Si
en lugar de ello las negras hubieran jugado el movimiento
pasivo 4 . . . P3D, entonces las blancas podrían conseguir ese
completo dominio de la siguiente forma: 5 P4D P X P (5 . . .
A3C 6 P x P gana u n peón) 6 P x P, controlando total mente el
centro.

5 P4D

Las blancas han completado su pos1c10n para controlar el


centro. Atacando al alfil negro y obligando así al contrario
a realizar alguna acción, ganan un tiempo.

5 PXP
346 AJEDREZ

Forzado. Si en lugar de esto las negras se ret iraran ( 5 . . .


A3C ) las blancas aumentarían su dominio del centro med ian­
te 6 P X P y si (l . . . CR X P 7 DSD, amenazando tanto 8 D X PA
mate, como 8 D x C ganando así el caballo.
En aperturas en las que ambos bandos están tratando de
ocupar el centro con peones, es muy i mportante determinar
cuándo se pueden mantener los peones conservando la ten­
sión, y cuándo deberán cambiarse para evitar que el contra­
rio adquiera un dominio abrumador. E.ste es uno de los pro­
blemas más importantes en la teoría de las aperturas de aje­
drez individuales. El significado de este comentario se verá
más claro después de la 8 . ' j ugada negra.

6 PxP ASC +

Al hacer jaque, las negras obligan a las b lancas a actuar,


ganando con ello tiempo en su intento de destru i r el centro
blanco, como veremos seguidamente. Las negras deben t raba­
jar contra el plan blanco de construirse un cent ro ideal si
quieren sobrevivir.
Supongamos que las negras hayan jugado 6 . . . A3C. Las
blancas tienen ahora un centro sólido que pueden empl ear
de la s iguiente forma : 7 PSD.

(a) 7 . . . C4TD? 8 A3D amenazando 9 P4CD.


( b ) 7 . . . e 1 eo 8 PSR.
( 1 ) 8 . . . e t c ? 9 0-0 P3D 10 T l R P x P 1 1 e x P e2R
12 e x P R x C 13 P6D + .
( 2 ) 8 . . . ese 9 0-0 P3D 1 0 P6R P x P 1 1 P x P P3A
( p reparando . . . P4D) 12 ese amenazando a la vez 1 3
D x e y 1 3 e7A.

7 A2D

Las blancas podrían haber jugado 7 e3A a lo que respon­


derían las negras con 7 . . . eR X P t ras lo cual el centro blanco
queda destrozado y sus planes estra tégicos contrarrest ados,
debiendo buscar en lugar de ellos unos objetivos tácticos
E s ta es la varian te Moller, verdaderamente muy complicada
y no dcfinidamente favorable a uno u otro lado.

7 AxA+
PARTIDA 25 347

Actual mente los j ugadores real izan esta j ugada automáti­


camente. Pero en la historia del ajedrez hav que anal izar v
evaluar otras alternativas plausibles. Por tañ to, también hay·
que considerar 7 . . . C x PR, lo que contribuye a destrozar el
centro b lanco. Entonces la partida debería continuar: 8 Ax A
C x A 9 A x P + R x A 10 D3C + P4D 1 1 C5R + R I A 1 2 D x C +
D2R, y las blancas han recuperado su peón con l igera venta­
ja. Pero tampoco e:i e s te caso el centro blanco juega n ingún
papel.

8 CD x A P4D

Esta es la jugada que rompe el centro blanco: las blan­


cas deberán cambiar peones (véase el comentario después de
la 5 ." j ugada negra ) con lo que de un centro antes potente
sólo queda un peón aislado. Esto no quiere decir, sin embar­
go, que las blancas l levan la peor parte. Su PD queda aisla­
do, ciertamente, pero por otra parte sus piezas tienen plena
actividad, y está demostrado que en muchas ocasiones las
oportunidades blancas no son despreciables.
8 . P4D no sólo rompe el centro blanco sino que al mis­
. .

mo tiempo abre el centro negro de tal forma que sus piezas


tienen campo para su desarrollo: para ellas se trata de una
jugada liberatoria.

9 PXP

Pues 9 P5R P X A 1 0 P X C D X PA e s muy satisfactorio para


las negras.
348 AJEDREZ

9 CR x P
10 D3C

Es la jugada más act iva. En frenta a las negras con un


problema y es más enérgica que J O 0-0.

10 0-0

Sorprendentemente esto no consti tuye el sacrificio de una


pieza, pero sí de un peón como \'eremos en un momento.
Normalmente aquí se j uega J O . . . CD2R 1 1 0-0 0-0 con ligera
ventaja para las blancas.
Si las negras jugaran 10 . . . C4T? con la intención de ami­
norar e l ataque mediante cambio, 1 1 04T + P3A 12 A3D y el
CD negro está mal sit uado, especial mente en vista de la ame­
naza P4CD.

11 Axe

Si las blancas hubieran enrocado en este punto, las negras


habrían jugado 1 1 . . . C4T y después de cambiar su caballo
por el alfil b lanco habrían tenido una partida \'erdaderamen­
te prometedora. En tal caso, la debil idad del peón aislado no
quedaría compensada por la mayor actividad de l as demás
piezas blancas.
Mien tras la dama blanca esté en su 3CD, el alfil blanco en
su 4AD y el caballo negro en su 3AD las negras podrán siem­
pre tratar de j ugar . . . C4TD con el fin de cambiar alfil por
caballo y cortar el ataque blanco . Las b lancas deben vigilar
esta posibi l i dad ( compárense las Partidas 8, 10 y 1 8 ).

11 C4T!

Esta es la j ugada c lave de la pequeña combinación negra.


Después de moverse la dama blanca, las negras capturan el
alfil y tienen u n buen juego, debido a l a presión que ejercen
contra el peón blanco aislado, sin ni nguna compensación por
parte del contrario.

12 A x P+

Práct icamente forzado. 12 DSC P3AD no mejora las cosas.


PARTIDA 25 349

Con cualquier otro movimiento de la dama las negras res-


ponderían 1 2 D X A quedando en muy buena posición.

12 TxA
13 D3A T2R + !

Esta jugada es instructiva en varias formas.


Una j ugada i ndiferente tal como I3 . . . C3A permite enro­
car a las blancas y deja a las negras con un peón de menos
sin compensación alguna.
I3 . . . T2R + es bueno, en primer lugar porque fuerza a las
blancas a actuar y en segundo lugar porque las obliga a ac­
tuar en su propio detrimento. Como se irá viendo a lo largo
de la partida, la estrategia negra se basa enteramente en Ja
des favorable posición del rey blanco, Ja que por ser de natu­
raleza sólo transitoria debe ser explotada i nmediatamente.

14 CSR

Si 14 R I D o R I A , las blancas conservan su peón, pero


entran en dificultades de naturaleza no temporal. Por ejem­
plo: si I4 R I D el rey queda expuesto; si I4 R I A Ja torre de
rey queda fuera del juego.

14 C3A

Amenazando I 5 . . . C x P. Ahora las blancas pierden su


peón pero tienen todo el juego.
Las b lancas desean enrocar. Si lo hacen, ¿ qué podrán ha­
cer las negras y cómo quedan las blancas?
350 AJEDREZ

Después de 15 0-0 C x P 16 T R l R, las negras no t ienen ven­


taja después de 1 5 0-0 D X P? y las blancas aún pueden ganar
con 16 C x C D x D 17 C x T + . De todas formas, las blancas
eligen otro camino también satisfactorio.

15 CD3A CxP

Un pse11dosacrificio. Las negras recuperarán i nmediata­


mente su pieza.

16 D x C?

Mucho mejor es la jugada i n termedia 1 6 D4A + . 1 6 . . .


A3R? 1 7 D X C pierde una pieza para las negras, y 1 6 . . . R l T
1 7 0-0-0 n o hubiera sido mucho mejor para ellas y a que están
forzadas a responder 16 . . . C3R, y ciertamente las b lancas
no llevan la peor parte.

16 DXD
17 CxD T x C+

Ahora el rey debe perder su derecho a enrocar, lo que e n


general n o e s mucho inconven iente después d e l cambio d e da­
mas, y aún menos hacia el final de Ja partida. Es de notar
en esta partida el hecho de que con las damas cambiadas y
muchas piezas mayores eliminadas el rey blanco sigue tenien­
do muchas dificultades en el medio del tablero.

18 R2D

Naturalmente es de gran importancia conectar entre sí


las torres, y de momento no se ve que el rey corra mucho
riesgo en la columna de dama. 1 8 R I A no es mejor. Con mejor
j uego después de lo j ugado, las blancas hubieran podido con­
seguir tablas.

18 P4A

Esta es la con tin uación lógica. Las negras deben sacar


\·en taja de a l guna forma de la posición abierta del rey b lan­
co, ahora en a c t i vi d a d , pues de lo contrario éste puede mos-
PARTIDA 25 351

trar mucha potencia hacia e l final d e l a partida. Una jugada


menos i ncisiva, tal como 18 . . . A2D permitiría a las blancas
introducir sus torres en el juego.

19 C2A

Las blancas evitan 1 9 C3A porque perm1 t m a a las negras


ganar un tiempo in troduciendo su segunda torre en el juego
de la siguiente forma : 19 . . . T4D + 20 R3A A5C y si las blan­
cas no quieren que las negras le doblen sus peones con . . .
A X C deberán mover su cabal lo, dando oportunidad a que di­
chas negras jueguen . . . TD l D, amenazando . . . T6D + con toda
clase de perspec tivas.

19 A3R

Para ejercer alguna presión sobre el PTD blanco.

20 C3R

Las blancas razonan así: 20 C3R parece ser la mejor ju­


gada por quedar el caballo tan bien si tuado y ejercer control
sobre tan tos cuadros centrales.
Pero esto es más aparente que rea l .
Si e n esta posición l a s blancas hubieran jugado 2 0 TRI R
hubieran reducido a proporciones microscópicas la ventaja
posicional negra. Después de 20 . . . T X T 21 C x T, las negra!>
aún tienen una ' ip:cra ventaja, porque tienen mayoría de peo­
nes en el flanco de dama y un buen alfil. Pero en vista del
352 AJ EDREZ

escaso material, resulta dudoso que esto pueda desembocar


en una victoria.

20 TlAR

La energía de esta j ugada se hace evidente en la sigu iente


con tinuación : 21 P3A? perdiendo una pieza después de 21 . . .
T l D + 2 2 R2R ASA + 23 R2A T7D + 24 R l R T7R + ganando el
caballo.

21 TRIAR

Forzado. Las negras han jugado de forma tal que las dos
torres blancas han quedado limitadas a la defensa de los
peones, y naturalmente éste no es el procedimiento más efi­
caz de utilizar las propias torres.

21 A2D

Amenazando ganar un peón con 22 . . . A4C obligando a


moverse la torre.

22 P3A

22 C4A ? pierde un peón de una forma notabl e : 22 . . . T4C,


y no se puede defender el PCR salvo que las blancas prefie­
ran perder su PAR: 23 P3CR A6T, obligando nuevamente a
mover la TR. Si 23 C3R A4C.

22 A4C
23 TRI R

Deben defender s u caballo debido a l a amenaza . . T l D +


.

perdiéndose e l caballo.

23 TID+
24 R2A A6D +
25 R3A A3C

El alfil se retira, tratando de ganar una pieza mediante


T6D + .

26 C4C
PARTIDA 25 353

Si 26 TD ! D , indis tintamente 26 . . . T x T 27 T x T T x C + ,
o bien 26 . . . T X C + e n seguida.
Las negras han de j ugar ahora con mucho tiento o las
blancas lograrán igualar.

( a ) Si 26 . . . T x T 27 T x T T6D + continuando como


en la partida.
(b) Si 26 . . . T( 4 )4D 27 CS R y a las negras no les que­
dan muchas oportunidades. Por ejemplo, 27 . . . T7D 28
C x A P x C 29 T8R + l levando hacia la igualdad.

26 T6D +

Las negras siguen haciendo j aque a fin de retener la inicia·


tiva.

27 R4A TXT
28 TxT T7D

El resultado final de estas m aniobras es el de que las ne


gras adquieran el dominio sobre la 7.' fila, que es una fila
muy importante, especialmente en el final, porque una torre
en ella amenaza horizontalmente a los peones que en esta di·
rección son incapaces de defenderse por sí mismos.

29 T7R

Las b lancas adoptan la misma estrategia, pero una jugada


más tarde; y un tiempo tiene su importancia.
354 AJEDREZ

29 ... T x PCD
30 RXP P3C +

Ganando nuevamente un tiempo. El peón se libera del ata­


que de la torre, haciendo jaque.

31 R6A T x PT

Finalmente las negras han ganado un peón, pero en vista


de la posición más bien activa de las dos piezas blancas, aún
les quedan algunas dificultades que salvar.

32 CSR RIA
33 CXA+

Aquí la alternativa sería : 33 T7C A l R + 34 R6D P4CD, y no


parece probable que las blancas puedan detener a la larga
los peones negros pasados.

33 PxC
34 T7C P4CR

para evi tar el bloqueo del rey mediante P-4C-SC.

35 R6D RlC
36 R6R R2T
37 R7A

Amenazando 38 R8A ganando un peón. Por tanto, las ne­


gras se ven obligadas a simplificar. Pero de hecho, la si tua-
PARTIDA 1:5 355

ción es favorable para simplificar, ya que el rey blanco está


lejos de su base y en particular no está capacitado para pro­
teger sus peones del ala de rey.
Por lo que s e refiere al cambio de la última pieza ( en este
caso una torre) l legando a un final de peones puro, es cues­
tión de juzgar qué es lo que podrá dar dicho final, lo que
salvo casos especiales no es demasiada dificultad. En el 90
por ciento de los finales de peones, el peón de más es el que
decide. No obstante, si la simplificación supone cambiar uno
o más peones por otros, resulta difícil dar normas generales.
En finales de torre, el bando más fuerte deberá cambiar peo­
nes si está seguro de mejorar con ello su s i tuación. En caso
de duda, no deberá cambiar.

37 TxP
38 TXP T7AR
39 T7C

Pero no 39 T3T teniendo en cuenta 39 . . . P5C.

39 T X PA +
40 R6R T3A +

Jugada clásica en finales de torre. La torre protege a su


peón más vulnerable, vedando al enemigo una cierta zona del
tablero.

41 RSR PSC
42 T7T

Una especie de wgzwang recíproco. Cualquier jugador que


356 AJEDREZ

mueva debilita su pos1c10n. Las negras deben proteger sus


PCD y PCR(2C), mientras que las blancas deben mantener su
presión sobre ellos.
Si las negras j uegan ahora 42 . . . R3T con el fin de seguir
más tarde con . . . P3C para aliviar la presión después de ha­
ber eliminado su torre, las blancas j ugarían 43 T7C y el
zugzwa11g negro se completaría : (a) 43 . . . R3C 44 R4R ! ; ( b )
4 3 . . . la torre s e mueve en s u 3 .ª fila 4 4 R4A ; ( c ) 43 . . . la torre
se mueve en la columna AR 44 T X P + .
Por esto las negras j uegan primero.

42 ... R3C!

y sólo después de

43 T7C

continúan con

43 R3T!

Notemos que las negras pueden alcanzar esta pos1c10n


sólo pasando de 2T a 3T en dos j ugadas, es decir, por vía 3C.
Ahora el zugz1Fang blanco es completo. Las blancas deben ali­
gerar la presión: (a) 44 TBC R4C; (b) la torre se mueve en
la 7.ª fila T7A; (c) 44 R4R P3C. Esta es la cla\'e y explica la
diferencia entre 43 . . . R3C y 43 . . . R3T.

44 R4R

Si 44 T7T T7A 45 T6T T x P 46 T x P + R4C; si 44 TBC R4C


45 T7C P3C.

44 P3C
45 RSR R4C

Las negras han avanzado algo, lo que les perm i te ceder su

PCD a cambio del PT blanco.

46 R4R T7A

Esta simpli ficación es la forma más rápida de ganar.


PARTIDA 25 357

47 TxP T7R +

Una sutileza táct ica muy i mportante: desplazar primero


al rey. Cuanto más apartado esté el rey blanco de sus peones,
tanto será mejor para las negras.

48 R3D TXP

E n general este final está ya ganado, pero las negras de­


ben j ugar con exact i tud, y en lo que s igue podremos ver que
las negras siempre i mpiden que el rey blanco se aproxime
demasiado. Mientras las negras consigan mantener al rey
blanco lejos de sus peones, la partida deberá ser ganada.

49 R3R T7T
50 TlC R5T
51 TlT+ R6C

En tales posiciones el rey debe situarse en frente de sus


peones.

52 TlC + R6T

Después de 52 . T7C 53 T1 TR las negras deben hacer otro


. .

movimiento con su torre a fin de permitir que el rey avan­


ce y ampare a sus peones de caballo.

53 TlT+ T7T
54 TlT P6C
358 AJEDREZ

55 T8T T7AR
56 T8T+ R7C
Abandonan

Una posible continuación que muestra cómo las negras


pueden ganar muy fácilmente sería la siguiente : 57 TSCR
T3A 58 T7C T3R+ 59 R4A R7A 60 T7TD P7C 61 T2T + T7R,
etcétera.
Indice de aperturas

Apertura de los cuatro caballos:


- Variante 4 ASC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ........ 71
- Variante 4 P4D . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..... . .. 83
Apertura escocesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... .. .. 47
Apertura española: 1 P4R P4R, 2 C3AR C3AD, 3 A5C
C R2 R . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ........ 161
Apertura irregular de peón de rey: 1 P4R P4R, 2 D5T ..... .. 33
Apertura Ponziani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ........ 93

Contragambito del centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

Defensa Caro-Kann: 3 P x P PxP ............ . . . ... . .... . .. 1 15


Defensa francesa:
Variante Alekhine-Chatard . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
- Variante clásica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287
- Variante Wi nawer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307
Defensa Phi l i dor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 53

Fianchetto:
Doble . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
- Por lado de rey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 93

Gambito del centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 97


Gambito de dama: 1 P4D P4D, 2 P4AD
Aceptado: 2 P x P . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
- Rehusado: 2 P3 R , 3 PSA? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 29
- Variante Marsha l l : 2 C3AR (?), 3 Px P C x P, 4 C3AR
P3R, 5 P4R . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
360 AJEDREZ

- - 5 C3AR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 1
- - 5 C3C . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
Gambito danés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 05
Gambito Goring Uuego escocés) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Gambito de rey aceptado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 1
Giuoco piano: l P4R P4R, 2 C3AR C3AD, 3 A4A
3 P3TR(?) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
3 A4A, 4 P3A D3A? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
3 A4A, 4 P3A C3A, 5P4D P x P, 6 P x P A5C + , 7 A2D . . . . . . . 343
Indice

Prefacio . . . ... .. .. . .. ................................... 5

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

A. Los jugadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1. C l asificación de los jugadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
2. Rasgos d e u n maestro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
3. Características de un amateur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
4. Clasificación d e los a mateurs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
S. Maestro frente a maestro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
6. Amateur contra amateur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
7. Maestro frente a a mateur .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
8. L a mejor jugada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
9. Esti los d e juego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1 0. C l asificación de los amateurs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1 1. Maestro contra principiante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1 2. Maestro contra el jugador de café . . . . . . . . . . . . . . . . 13
13. Maestro contra jugador de l ibro . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

B. Algunos términos usados en ajedrez . . .... . . . . . . . .... . . 14


1 4 . Teoría del ajedrez . . . . . . . . . . . . . ....... . ...... ... 14
1 5 . Ajedrez e n l ibros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 15
1 6 . Reglas del ajedrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 16
1 7. Anál i s is . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. 16
1 8. Estrategia . .. . . .. . ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. 17
1 9. Táctica .. . . . ... .. . ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . 18
20. Estrategia frente a táctica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . 19
21. La combinación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 19
362 AJEDREZ

C. Apl icación de los principios del ajedrez a las partidas


maestro-a mateur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... ........ 20
2 2 . Nat uraleza de l a lucha e n e l ajedrez . . . .. .... .. .. . 20
2 3 . Igualdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 21
2 4 . Presión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . .. . 21
2 5 . Neutra l ización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .... .... . . 21
2 6 . Acumulación de poder y de fuer.la . . . . . .. .. . . . .. . 22
2 7 . Dominio del espacio . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . .. . .. 22
2 8 . Dominio d e l centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . .... .. .. .. . 23
2 9 . Iniciat iva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ....... ..... 23
30. El ataque . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .... . . . . . .. . 23
3 1 . Líneas abiertas y semiabiertas . . . . . . . .. . . . . .. .. .. 24
3 2 . Las líneas horizonta les . . . . . . . . . . . . . . ..... . ...... 25
3 3 . Superioridad d e peones . . . . . . . . . . . . . ...... . ..... 25
34. Ventajas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
35. Pequeñas y grandes ventajas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
36. L a función de l a s ventajas y d e l a s debil idades . . . . 27

D. Aprendizaje mediante el estudio d e partidas maest ro-


ama teur . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
3 7 . Ventajas d e l estudio d e partidas maestro-amateur 27
3 8 . L a organización d e este l ibro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

Forma de utilizar este libro .......................... 31

S í m bolos usados después de ciertas jugadas . .......... 31

PARTIDAS

1 . Apertura irregular de peón de rey ( 1 P4R P4R 2 DST) . . . 33

2 . Apertura escocesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

3 . Giuoco piano (juego lento) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

4. Apertura de los cuatro caballos: variante 4 ASC . . . . . . . . 71

S . Apertura de los cuatro caballos: variante 4 P4D . . . . . . . . 83

6. Apertura Ponziani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

7. El gambito danés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 05
�DICE 363

8 . Defensa Caro-Kann 1 15

9. Gambito de dama rehusado (3 P5A?) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 29

1 0 . Apertura semiitaliana ............................... 141

1 1 . Defensa Philidor .................................... 153

1 2. Apertura española . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161

1 3. Fianchetto doble . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

14. Fianchetto po r lado de rey ........................... 183

1 5 . El gambito del centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , . 1 97

1 6 . Gambito de dama aceptado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215

1 7 . Contragamblto del centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

1 8 . Gambito Góring (juego escocés ) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247

1 9. Gambito de dama rehusado. Variante Marshall 26 1

20. Gambito de dama rehusado. Variante Marshall 275

2 1 . Defensa francesa. Varlante clásica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287

22. Defensa francesa. Variante Winawer ................. 307

23. Defensa francesa. Variante Alekhine-Chatard ......... 317

24. Gambito de rey aceptado. Gambito Allgaier . . . . . . . . . . . 331

2 5 . Giuoco piano ....................................... 343

Indice de aperturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 359


aprovecharse del flojo juego de un
contrincante es estudiar la forma en
que un maestro trataría tal posi­
ción.
Por otro lado, cuando un maestro
juega con un amateur debe enfren­
tarse normalmente con un gran nú­
mero de jugadas inferiores y errores
de tipo distinto a los que hallaría
jugando con otro maestro. Estos
errores y jugadas de inferior cali­
dad son los que continuamente co­
meten los aficionados cuando jue­
gan entre ellos y que el estudio de­
tenido de este libro les ayudará a
superar en poco tiempo.
Para un mejor sentido práctico de
esta obra, las partidas desarrolladas
por los autores han sido jugadas
con amateurs de caracerísticas muy
variadas: algunos de ellos realizan
jugadas típicamente . de aficionados
que jamás se hallarían en partidas
entre maestros; otros son jugadores
natos, pero con escasos conocimien­
tos teóricos y con buen ojo para
aprovecharse de las oportunidades
tácticas; otros han estudiado en li­
bros, pero sin llegar a captar la ver­
dadera esencia de la naturaleza de
la lucha en ajedrez ; otros son juga­
dores ligeramente por debajo del
nivel del maestro, que han estu­
diado ajedrez y conocen una gran
cantidad de técnicas, pero que fa­
llan en la apreciación de todas las
impl icaciones estratégicas de una
posición dada.
Como se deduce de todo lo dicho,
es ésta una obra de gran utilidad
para el aficionado a este apasio­
nante deporte cerebra l y no menos
práctica para el que por su expe­
riencia se considera maestro.

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