Gonzalo Sanabria Anzola.
La inquebrantable fe de Noé.
Estudio bíblico.
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DEL PASTOR GONZALO SANABRIA.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser
reproducida, almacenada o transmitida sin autorización expresa del autor. Las
citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia Versión Reina-Valera de 1960.
Contenido
1)La fe del padre de Noé.
2)Por la fe, Noé camino con Dios.
3)La fe de Noé en tiempos de extrema maldad.
4)Noé ganó a su familia.
La inquebrantable fe de Noé.
Introducción: Hoy día, nuestra fe en Dios enfrenta grandes desafíos, y muchas
veces es cuestionada y menospreciada de diversas maneras. Son tiempos
finales, enseñó Jesús, y por tanto, debemos afirmar nuestra fe y esperanza en
Dios. El Maestro respecto a los tiempos finales, dijo: “Será como en los días
de Noé”.
En el capítulo once de la Epístola a los Hebreos, se destaca la fe de aquellos
que lograron grandes cosas para Dios. De Noé se nos dice que: “Por su fe y
con temor preparó el arca, por esa fe condenó al mundo, y por la fe fue
heredero de la justicia”, Hebreos 11:7.
Entonces, por la fe Noé construyó un gran proyecto: el arca; y por esa fe
alcanzó poderosas bendiciones; por la fe fue librado del juicio, del diluvio; es
la fe que también necesitamos hoy.
1) La fe del padre de Noé.
Génesis 5:28-31 “Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo,
y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del
trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.
Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años,
y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta
y siete años; y murió”.
El padre de Noé se llamó: Lamec, hijo de Matusalén. Este nombre “Lamec”
significa: Vigoroso, poderoso. Al tener en cuenta su fe en el Creador, podemos
decir que su fortaleza y vigor venían de aquel en quien creía. Precisamente, la
Biblia nos dice que el Señor es nuestra fuerza y fortaleza.
Debemos hacer diferencia con el Lamec de Génesis capítulo 4:19-24,
descendiente de Caín, pues éste fue un hombre polígamo, violento, asesino y
rebelde a Dios, al igual que su descendencia.
Al considerar el nombre que le puso Lamec a su hijo (Noé), podemos decir
que él tenía conocimiento de Dios y del juicio que había venido sobre la tierra
por el pecado de Adán y Eva. Además, tenía esperanza de cambio y libertad,
por eso el nombre “Noé” significa: alivio, consuelo, reposo.
De alguna manera, Lamec pudo ver y creer que aquel hijo sería el instrumento
de Dios para una obra poderosa en la humanidad de aquel tiempo. Como los
padres de Moisés, Amram y Jocabed, quienes vieron en su bebé un gran
propósito de Dios, y creyeron que sería el instrumento del Señor para liberar
al pueblo cautivo en Egipto.
Como ellos, debemos ser conscientes de que nuestros hijos no sólo son
simiente para Dios, sino que serán poderosos instrumentos en las manos del
Señor.
La Escritura nos dice, que Lamec vivió setecientos setenta y siete años (777).
Recordemos que en la Biblia los números también tienen un significado
especial, un mensaje entre líneas.
De modo que en la Escritura, el número seis (6) indica o representa el número
de hombre (autosuficiencia, imperfección); y el 666 es el número de la bestia
o anticristo, indica rebelión, oposición a Dios, aquello que es contrario al
diseño divino.
El número siete (7) es un número que indica lo completo, lo total, lo perfecto;
indica una obra o poder de Dios. El hecho de que aquí aparezca el 777 nos
habla de un testimonio de Dios, Lamec vivió para el Señor, y creyó que
aunque la tierra estaba bajo maldición por el pecado de Adán, vendría un día
cuando aquella maldición sería quitada y se establecería el gobierno perfecto
de Dios.
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2) Por la fe, Noé camino con Dios.
Génesis 6:8-9 “8. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. 9. Estas son
las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto n sus generaciones;
con Dios caminó Noé”.
Versículo 8: En primer lugar, la Biblia destaca los ojos de Dios que buscan el
corazón recto delante de él, y cuando lo halla, derrama su gracia sobre aquella
persona. Aquí la palabra “gracia” se traduce del término hebreo “jen”, que
además quiere decir: alcanzar misericordia, conceder, favorecer.
En este caso, la gracia la podemos ver en varios aspectos de la vida de Noé.
Aunque era mucha la maldad y la violencia, Noé nunca fue víctima de los
hombres malvados, eso es protección de Dios.
Noé fue elegido por el Señor para ser salvado del juicio que venía, el diluvio.
Así como la gracia de Dios en Cristo, es la que nos libra del juicio eterno que
ha de venir, por eso el Señor dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente”, Juan 11:25-26.
La gracia de Dios no fue sólo sobre él, su familia también fue alcanzada y
librada del juicio (el diluvio).
La gracia de Dios sobre él lo llevó a recibir del Señor un poderoso proyecto:
Construir el arca. Era sin duda, algo muy grande, cuya altura era de 15 metros,
su longitud de 155 metros, y el ancho era de 26 metros. Pero, recordemos que
la gracia de Dios estaba con él y pudo cumplir con la voluntad del Señor.
Versículo 9: La Biblia nos dice, la clase persona que era Noé, un hombre
justo y perfecto. Desde el idioma hebreo estas palabras también significan:
recto, piadoso, integro.
Nos dice además el versículo nueve: “Con Dios caminó Noé”, la palabra
“caminó” se traduce del hebreo “jalak”, que además significa: Comportarse.
Morir. Entonces, caminar con Dios es un estilo de vida en el que estamos
dispuestos a morir a nosotros mismos para hacer la voluntad del Señor; pues,
es allí donde reamente está la vida.
Es interesante, que Noé fue hijo de Lamec (temeroso de Dios y piadoso),
Lamec fue hijo de Matusalén, y éste fue hijo de Enoc, el hombre que fue
llevado por Dios al cielo, y Enoc también caminó con el Señor. Podemos ver
una genética piadosa y temerosa de Dios. Excelente herencia que le debemos
dejar a nuestros hijos, nietos, bisnietos y demás generaciones.
3) La fe de Noé en tiempos de extrema maldad.
Génesis 6:5, 11-12 “5. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha
en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era
de continuo solamente el mal.
11. Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de
violencia. 12. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque
toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”.
La Escritura misma nos muestra la condición de la humanidad en tiempos de
Noé. La Biblia nos dice literalmente: La maldad era mucha, el pensamiento de
los hombres era sólo el mal, la tierra se corrompió y estaba llena de
violencia.
Al considerar los términos hebreos bíblicos utilizados aquí, y que califican
aquella condición, podemos decir que la humanidad de aquel tiempo sólo tenía
tendencias hacia la maldad, sus inclinaciones eran perversas, sus principios se
habían corrompido en extremo, y la tierra había llegado al colmo de la
crueldad, de la rapiña y del robo.
Era Noé, el contraste, la diferencia; él era en aquellos tiempos un hombre
recto, piadoso, temeroso de Dios; mientras que sus contemporáneos eran todo
lo contrario, y más bien hacían burla de Dios y sus palabras.
Nos dice la Biblia en 2 Pedro 2:5 que Dios “guardó a Noé, pregonero de
justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los
impíos”.
Lo que nos enseña, que aunque los tiempos sean difíciles y la maldad se
multiplique, es posible vivir para Dios y agradar su corazón; el Señor nos
guardará (palabra que aquí significa: custodiar, hacer guardia, vigilar).
Noé fue pregonero, es decir, uno que anuncia y proclama un mensaje, fue un
predicador de justicia; es decir, el juicio vendría por el pecado, pero todo el
aquel se arrepintiese sería salvado. Nadie le prestó atención, solo su familia
creyó en su mensaje.
Como consecuencia, la extrema maldad hizo que el juicio de Dios no se
hiciera esperar y vino sobre ellos el diluvio, del cual, sólo la familia de Noé
que estaba en el arca, se salvó.
Debemos recordar, que el Señor Jesús respecto a los tiempos finales dijo:
“Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del
Hombre” Lucas 17:26. Vendrán tiempos difíciles, porque son días finales;
pero, como Dios guardó a Noé nos librará a nosotros también.
4) Noé ganó a su familia.
Génesis 7:1, 7 “1. Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca:
porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. 7. Y por causa de
las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las
mujeres de sus hijos”.
Lo más grande que hizo Noé en su vida no fue el arca, pesar de su gran
tamaño, sino el haber vivido para hacer la voluntad del Señor, y el haberse
ganado a su familia para Dios en medio de aquellos difíciles tiempos.
Esto nos recuerda, la importancia de orar y no desmayar en el clamor por
nuestra familia; para que así, como la familia de Noé fue salvada, también
nuestra familia lo sea. Estoy seguro, que mientras Noé y su familia entraban al
arca, recibían críticas y burlas de las demás personas que no creían.
Soportar todo eso, requiere un carácter firme y una fe con poderosas raíces en
la palabra de Dios. De allí, tan importante no sólo orar, sino enseñar la
Escritura a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Debemos transmitir la palabra de
Dios a nuestras generaciones.
En el versículo número siete de este capítulo, se nos añade un detalle valioso:
“Noé entró al arca con su mujer, con sus hijos y con las mujeres de sus hijos”.
Las mujeres de sus hijos, eran hijas de los contemporáneos de Noé, de los
hombres impíos de aquella época; pero, que habían decidido creer en el Dios
que Noé predicaba.
Ellas también creyeron en el juicio del diluvio como consecuencia del pecado
de sus contemporáneos y familiares; ellas se apartaron de ese estilo de vida, y
por eso fueron libradas del juicio, porque todo aquel que cree será salvo.
Seguramente, el reino de las tinieblas estaba feliz por aquel juicio, casi toda la
raza humana sería extinguida; pero, en realidad este juicio traía un nuevo
tiempo, un renacimiento, y la simiente de la cual vendría el Salvador, había
sido conservada y librada del intento satánico por destruirla.
Así que, aunque el diablo elabora sus maquinaciones, intenta una y otra vez
destruir los planes de Dios, los propósitos del Señor siempre prevalecerán; y
de aquella única familia Dios pobló de nuevo la tierra.
Creemos y confiamos, en que nuestras familias no serán sólo salvadas, sino
que serán poderosos instrumentos de Dios para llevar su mensaje por las
naciones de la tierra.
Conclusión: No podemos abandonar nuestra fe y certeza en Dios, más bien
debemos alimentarla, porque son tiempos difíciles. Nuestro buen Dios es
nuestro escudo y protección, con fe y valor debemos ser pregoneros de
justicia, llevar el mensaje de Cristo, y con amor, oración y buen testimonio
debemos alcanzar a nuestra familia para Dios. No estamos solos en ese
propósito, pues Dios nos ayuda. La voluntad del Señor es que ninguno se
pierda.
Esperamos que este libro haya sido de tu agrado.
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