Efectos de las guerras sobre el medio
ambiente
Creado el
22 de abril de 2022
Modificado el
29 de Abril de 2024
Les explicamos los posibles efectos de los conflictos
armados en los animales, las plantas, el agua, el aire o
el suelo.
Índice
El sufrimiento de los animales durante las guerras
El impacto de los conflictos armados en los suelos y la
vegetación
La destrucción de humedales y otros efectos
medioambientales
El sufrimiento de los animales durante las guerras
“Las guerras son terribles para los animales, al igual que lo son para
los humanos”, afirma John Kinder, profesor asociado de Historia en la
Universidad Estatal de Oklahoma. El experto, que está escribiendo un
libro sobre los efectos de la Segunda Guerra Mundial en los animales de
zoológicos, cuenta que una cantidad incalculable de animales mueren
en los conflictos armados: “Son atropellados por tanques,
chamuscados por bombas incendiarias, aplastados bajo edificios
derrumbados, disparados para servir de alimento u obligados a
abandonar sus hogares para después morir de hambre o por las
condiciones climáticas en los nuevos destinos”.
Los animales criados junto a los humanos (las mascotas o los que viven
en granjas y zoológicos) “son especialmente vulnerables”. De hecho,
según subraya el experto, los perros y los gatos suelen estar entre las
primeras víctimas animales de la guerra.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, al menos 400.000
perros y gatos fueron sacrificados en Gran Bretaña, según el libro La
gran masacre de gatos y perros: la verdadera historia de la desconocida
tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Hilda Kean, historiadora
británica experta en historia pública y cultural de los animales y autora
del libro, considera que sus dueños tomaron la decisión ante el miedo a
un bombardeo nazi inminente y el deseo de hacer algo para prepararse
para la guerra.
Pero en este conflicto bélico, tal y como señala Kinder,
también murieron “millones de caballos, vacas, cerdos, pollos,
peces y otras criaturas que fueron sacrificadas para alimentar a los
combatientes hambrientos”.
Una revisión publicada en la revista científica Frontiers in Ecology and
the Environment indica que las guerras afectan a la supervivencia de
algunos animales en determinados lugares y, en ocasiones,
incluso amenazan a especies enteras.
Otro estudio publicado en la revista científica Nature concluye que los
conflictos armados en África pueden tener un gran impacto en los
grandes mamíferos herbívoros. Sin embargo, según subrayan los
autores, el colapso total de estas poblaciones es poco frecuente, “lo que
indica que la fauna devastada por la guerra a menudo puede
recuperarse”.
El impacto de los conflictos armados en los suelos
y la vegetación
Más allá de los animales, algunos conflictos armados también tienen un
importante impacto ambiental en los suelos y la vegetación. “Más de
un siglo después, todavía se pueden ver los contornos de las
trincheras de la Primera Guerra Mundial en el paisaje francés”, afirma
Kinder. También son visibles, en ciudades como Praga, “los cráteres de
bombas, 80 años después de la Segunda Guerra Mundial”.
El experto subraya que “los ejércitos modernos contaminan, dejan
productos químicos tóxicos a su paso y, en el caso de los tanques,
literalmente aplastan a múltiples seres vivos (tanto a animales como a
plantas)”.
Tanques abandonados en Afganistán
Para el profesor, lo más preocupante en este momento es la presencia
de tropas rusas en la zona de exclusión de Chernóbil: “No solo han
estado cavando zanjas y descubriendo suelo radiactivo, sino que han
introducido en el área otras amenazas como los incendios forestales y,
potencialmente, minas terrestres”.
“Las guerras pueden tener un impacto directo en el medio ambiente,
como ocurrió con las armas nucleares en la Segunda Guerra Mundial
o el agente naranja en Vietnam”, cuenta Edwin A. Martini, profesor
asociado de historia en la Universidad de Western Michigan y autor del
libro Agente naranja: historia, ciencia y la política de la incertidumbre.
Durante la guerra de Vietnam, los militares estadounidenses usaron 80
millones de litros de este herbicida, que contenía una dioxina altamente
tóxica, en la selva donde se escondían los comunistas y en sus cultivos,
según un estudio publicado en la revista Open Journal of Soil Science.
Alejandra Paola Matus, científica ambiental especializada en
sustentabilidad y cambio climático, señala que, al hacerlo, “generó un
ecocidio eliminando los bosques y los campos agrícolas, privando de
alimento a las personas y contaminando el agua, el aire y los suelos”.
También hay que tener en cuenta que “los barcos militares, los aviones y
los camiones no sólo llevan municiones”, tal y como subraya Matus:
“Muchos de los cargamentos transportan plantas no nativas que son
invasoras y desplazan a las especies locales”. En teoría, esto ocurrió
con algunos hongos que fueron introducidos accidentalmente en Europa
durante la Segunda Guerra Mundial.
La destrucción de humedales y otros efectos
medioambientales
Entre los impactos ambientales que provocan los conflictos armados,
Kinder también menciona la destrucción de humedales y la posibilidad
de exacerbar las condiciones de sequía.
Los humedales se encuentran entre los ecosistemas más valiosos del
mundo porque juegan un papel fundamental en el almacenamiento de
carbono, la conservación de la biodiversidad, la producción de peces o la
purificación del agua, según un estudio publicado en la revista PLoS
Biology.
Los investigadores señalan que la mitad de los humedales existentes a
principios del siglo XX han sido destruidos por las actividades
humanas y que, una vez dañados, pueden tardar décadas en
restaurarse.
Además, el Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente (CEOBS, por
sus siglas en inglés) señala que algunos conflictos armados requieren y
consumen grandes cantidades de combustible, lo que genera
emisiones masivas de dióxido de carbono y contribuye al cambio
climático.
También se pueden producir incidentes de contaminación graves
“cuando las instalaciones industriales, petroleras o energéticas son
atacadas deliberadamente, dañadas o interrumpidas”. “En algunos
casos, los ataques deliberados a instalaciones petroleras o industriales
se utilizan como arma de guerra, para contaminar grandes áreas y
sembrar el terror”, señalan desde el organismo.
“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV
Salud con contenido editorial de Maldita.es