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Antologia Esceula La Linea Cuentos Catos y Rondas

ANTOLOGIA

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Autor:

Charles Perrault

Había una vez una dulce niña que quería


mucho a su madre y a su abuela. Les
ayudaba en todo lo que podía y como era tan
buena el día de su cumpleaños su abuela le
regaló una caperuza roja. Como le gustaba
tanto e iba con ella a todas partes, pronto
todos empezaron a llamarla Caperucita roja.

Un día la abuela de Caperucita, que vivía en el bosque, enfermó y la madre de


Caperucita le pidió que le llevara una cesta con una torta y un tarro de mantequilla.
Caperucita aceptó encantada.

- Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque.


- ¡Sí mamá!

La niña caminaba tranquilamente por el bosque cuando el lobo la vio y se acercó a


ella.

- ¿Dónde vas Caperucita?


- A casa de mi abuelita a llevarle esta cesta con una torta y mantequilla.
- Yo también quería ir a verla…. así que, ¿por qué no hacemos una carrera? Tú ve por
ese camino de aquí que yo iré por este otro.
- ¡Vale!

El lobo mandó a Caperucita por el camino más largo y llegó antes que ella a casa de
la abuelita. De modo que se hizo pasar por la pequeña y llamó a la puerta. Aunque lo
que no sabía es que un cazador lo había visto llegar.

- ¿Quién es?, contestó la abuelita


- Soy yo, Caperucita - dijo el lobo
- Que bien hija mía. Pasa, pasa

El lobo entró, se abalanzó sobre la abuelita y se la comió de un bocado. Se puso su


camisón y se metió en la cama a esperar a que llegara Caperucita.

La pequeña se entretuvo en el bosque cogiendo avellanas y flores y por eso tardó en


llegar un poco más. Al llegar llamó a la puerta.

- ¿Quién es?, contestó el lobo tratando de afinar su voz


- Soy yo, Caperucita. Te traigo una torta y un tarrito de mantequilla.
- Qué bien hija mía. Pasa, pasa
Cuando Caperucita entró encontró
diferente a la abuelita, aunque no
supo bien porqué.

- ¡Abuelita, qué ojos más grandes


tienes!
- Sí, son para verte mejor hija mía
- ¡Abuelita, qué orejas tan grandes
tienes!
- Claro, son para oírte mejor…
- Pero abuelita, ¡qué dientes más
grandes tienes!
- ¡¡Son para comerte mejor!!

En cuanto dijo esto el lobo se lanzó


sobre Caperucita y se la comió
también. Su estómago estaba tan lleno que el lobo se quedó dormido.

En ese momento el cazador que lo había visto entrar en la casa de la abuelita


comenzó a preocuparse. Había pasado mucho rato y tratándose de un lobo…¡Dios
sabía que podía haber pasado! De modo que entró dentro de la casa. Cuando llegó allí
y vio al lobo con la panza hinchada se imaginó lo ocurrido, así que cogió su cuchillo y
abrió la tripa del animal para sacar a Caperucita y su abuelita.

- Hay que darle un buen castigo a este lobo, pensó el cazador.

De modo que le llenó la tripa de piedras y se la volvió a coser. Cuando el lobo


despertó de su siesta tenía mucha sed y al acercarse al río, ¡zas! se cayó dentro y se
ahogó.

Cuento de Ricitos de Oro


Érase una vez una familia de osos que
vivían en una linda casita en el bosque.
Papá Oso era muy grande, Mamá Osa
era de tamaño mediano y Osito era
pequeño.
Una mañana, Mamá Osa sirvió la más
deliciosa avena para el desayuno, pero
como estaba demasiado caliente para
comer, los tres osos decidieron ir de
paseo por el bosque mientras se
enfriaba. Al cabo de unos minutos, una
niña llamada Ricitos de Oro llegó a la casa de los osos y tocó la puerta. Al no encontrar
respuesta, abrió la puerta y entró en la casa sin permiso.
En la cocina había una mesa con tres tazas de avena: una grande, una mediana y una
pequeña. Ricitos de Oro tenía un gran apetito y la avena se veía deliciosa. Primero, probó la
avena de la taza grande, pero la avena estaba muy fría y no le gustó. Luego, probó la avena
de la taza mediana, pero la avena estaba muy caliente y tampoco le gustó. Por último, probó
la avena de la taza pequeña y esta vez la avena no estaba ni fría ni caliente, ¡estaba perfecta!
La avena estaba tan deliciosa que se la comió toda sin dejar ni un poquito.
Después de comer el desayuno de los osos, Ricitos de Oro fue a la sala. En la sala había tres
sillas: una grande, una mediana y una pequeña. Primero, se sentó en la silla grande, pero la
silla era muy alta y no le gustó. Luego, se sentó en la silla mediana, pero la silla era muy
ancha y tampoco le gustó. Fue entonces que encontró la silla pequeña y se sentó en ella,
pero la silla era frágil y se rompió bajo su peso.
Buscando un lugar para descansar, Ricitos de Oro subió las escaleras, al final del pasillo
había un cuarto con tres camas: una grande, una mediana y una pequeña. Primero, se subió
a la cama grande, pero estaba demasiado dura y no le gustó. Después, se subió a la cama
mediana, pero estaba demasiado blanda y tampoco le gustó. Entonces, se acostó en la cama
pequeña, la cama no estaba ni demasiado dura ni demasiado blanda. De hecho, ¡se sentía
perfecta! Ricitos de Oro se quedó profundamente dormida.
Al poco tiempo, los tres osos regresaron del paseo por el bosque. Papá Oso notó
inmediatamente que la puerta se encontraba abierta:
—Alguien ha entrado a nuestra casa sin permiso, se sentó en mi silla y probó mi avena —dijo
Papá Oso con una gran voz de enfado.
—Alguien se ha sentado en mi silla y probó mi avena —dijo Mamá Osa con una voz medio
enojada.
Entonces, dijo Osito con su pequeña
voz:
—Alguien se comió toda mi avena y
rompió mi silla.
Los tres osos subieron la escalera. Al entrar en la habitación, Papá Oso dijo:
—¡Alguien se ha acostado en mi cama!
Y Mamá Osa exclamó:
—¡Alguien se ha acostado en mi cama también!
Y Osito dijo:
—¡Alguien está durmiendo en mi cama! —y se puso a llorar desconsoladamente.
El llanto de Osito despertó a Ricitos de Oro, que muy asustada saltó de la cama y corrió
escaleras abajo hasta llegar al bosque para jamás regresar a la casa de los osos.

Cuento de la cenicienta
Érase una vez una hermosa joven que vivía
con su madrastra y dos hermanastras que la
obligaban a hacer todo el trabajo de la casa.
La pobre joven tenía que cocinar, limpiar y
también lavarles la ropa.
Cansada de trabajar, la joven se quedó
dormida cerca a la chimenea y cuando se
levantó con la cara sucia por las cenizas, sus
hermanastras se rieron sin parar y desde
entonces comenzaron a llamarla Cenicienta.
Un día llegó a la casa una invitación del rey a
un baile para celebrar el cumpleaños del
príncipe. Todas las jóvenes del reino fueron invitadas y Cenicienta estaba muy feliz. Sin
embargo, cuando llegó el día de la fiesta, su madrastra y hermanastras le dijeron:
—Cenicienta, tú no irás, te quedarás en casa limpiando y preparando la cena para cuando
regresemos.
Las tres mujeres salieron hacia el palacio, burlándose de Cenicienta.
Cenicienta corrió al jardín y se sentó
en un banco a llorar. Ella deseaba
con todo su corazón poder ir al baile.
De repente, apareció su hada
madrina y le dijo:
—No llores Cenicienta, tú has sido
muy buena y mereces ir al baile.
Agitando su varita mágica, el hada
madrina transformó una calabaza en
un coche, tres ratones de campo en hermosos caballos, y a un perro viejo en un cochero.
¡Cenicienta no podía creer lo que veía!

— ¡Muchas gracias! —exclamó Cenicienta.


—Espera, no he terminado todavía —respondió el hada madrina con una sonrisa.
Con el último movimiento de su varita mágica, transformó a Cenicienta. Le dio un vestido y un
par de zapatillas de cristal, y le dijo:
—Ahora podrás ir al baile, sólo recuerda que debes regresar antes de la medianoche ya que a
esa hora se terminará la magia.
Cenicienta agradeció nuevamente al hada madrina y muy feliz se dirigió al palacio. Cuando
entró, los asistentes, incluyendo sus hermanastras, no podían parar de preguntarse quién
podría ser esa hermosa princesa.
El príncipe, tan intrigado como los demás, la invitó a bailar. Después de bailar toda la noche,
descubrió que Cenicienta no sólo era la joven más hermosa del reino, sino también la más
amable y sincera que él jamás había conocido.
De repente, las campanadas del reloj se hicieron escuchar, era la medianoche. Cenicienta se
estaba divirtiendo tanto que casi olvida las palabras del hada madrina.
—¡Oh, no!, debo irme— le dijo al príncipe mientras corría fuera del salón de baile. Ella salió
tan de prisa que perdió una de sus zapatillas de cristal en la escalinata.
Decidido a encontrar a la hermosa joven, el príncipe tomó la zapatilla y visitó todas las casas
del reino.
Cuando el príncipe llegó a casa de Cenicienta, sus dos hermanas y hasta la madrastra
intentaron sin suerte probarse el zapato de cristal. Él se encontraba a punto de marcharse
cuando escuchó una voz:
—¿Puedo probarme la zapatilla? —dijo Cenicienta.
La joven se probó la zapatilla y le quedó perfecta. El príncipe sabía que esta era la hermosa
joven que estaba buscando. Fue así como Cenicienta y el príncipe se casaron y vivieron
felices para siempr

Cuento de Blanca nieves y los siete


enanitos
Érase una vez una joven y bella princesa
llamada Blancanieves que vivía en un
reino muy lejano con su padre y madrastra.
Su madrastra, la reina, era también muy hermosa, pero arrogante y orgullosa. Se pasaba todo
el día contemplándose frente al espejo. El espejo era mágico y cuando se paraba frente a él,
le preguntaba:
—Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa del reino?
Entonces el espejo respondía:
— Tú eres la más hermosa de todas las mujeres.
La reina quedaba satisfecha, pues sabía que su espejo siempre decía la verdad. Sin
embargo, con el pasar de los años, la belleza y bondad de Blancanieves se hacían más
evidentes. Por todas sus buenas cualidades, superaba mucho la belleza física de la reina. Y
llegó al fin un día en que la reina preguntó de nuevo:
—Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa del reino?
El espejo contestó:
—Blancanieves, a quien su bondad la hace ser aún más bella que tú.
La reina se llenó de ira y ordenó la presencia del cazador y le dijo:
—Llévate a la joven princesa al bosque y asegúrate de que las bestias salvajes se encarguen
de ella.
Con engaños, el cazador llevó a Blancanieves al bosque, pero cuando estaba a punto de
cumplir las órdenes de la reina, se apiadó de la bella joven y dijo:
—Corre, vete lejos, pobre muchacha. Busca un lugar seguro donde vivir.
Encontrándose sola en el gran bosque,
Blancanieves corrió tan lejos como pudo
hasta la llegada del anochecer. Entonces
divisó una pequeña cabaña y entró en
ella para dormir. Todo lo que había en la
cabaña era pequeño. Había una mesa
con un mantel blanco y siete platos
pequeños, y con cada plato una
cucharita. También, había siete pequeños
cuchillos y tenedores, y siete jarritas
llenas de agua. Contra la pared se
hallaban siete pequeñas camas, una
junto a la otra, cubiertas con colchas tan blancas como la nieve.
Blancanieves estaba tan hambrienta y sedienta que comió un poquito de vegetales y pan de
cada platito y bebió una gota de cada jarrita. Luego, quiso acostarse en una de las camas,
pero ninguna era de su medida, hasta que finalmente pudo acomodarse en la séptima.
Cuando ya había oscurecido, regresaron los dueños de la cabaña. Eran siete enanos que
cavaban y extraían oro y piedras preciosas en las montañas. Ellos encendieron sus siete
linternas, y observaron que alguien había estado en la cabaña, pues las cosas no se
encontraban en el mismo lugar.
El primero dijo: —¿Quién se ha sentado en mi silla?
El segundo dijo: —¿Quién comió de mi plato?
El tercero dijo: —¿Quién mordió parte de mi pan?
El cuarto dijo: —¿Quién tomó parte de mis vegetales?
El quinto dijo: —¿Quién usó mi tenedor?
El sexto dijo: —¿Quién usó mi cuchillo?
El séptimo dijo: —¿Quién bebió de mi jarra?
Entonces el primero observó una arruga en su cama y dijo: —Alguien se ha metido en mi
cama.
Y los demás fueron a revisar sus camas, diciendo: —Alguien ha estado en nuestras camas
también.
Pero cuando el séptimo miró su cama, encontró a Blancanieves durmiendo plácidamente y
llamó a los demás:
—¡Oh, cielos! —susurraron—. Qué encantadora muchacha
Cuando llegó el amanecer, Blancanieves se despertó muy asustada al ver a los siete enanos
parados frente a ella. Pero los enanos eran muy amistosos y le preguntaron su nombre.
—Mi nombre es Blancanieves —respondió—, y les contó todo acerca de su malvada
madrastra.
Los enanos dijeron:
—Si puedes limpiar nuestra casa, cocinar, tender las camas, lavar, coser y tejer, puedes
quedarte todo el tiempo que quieras—. Blancanieves aceptó feliz y se quedó con ellos.
Pasó el tiempo y un día, la reina decidió consultar a su espejo y descubrió que la princesa
vivía en el bosque. Furiosa, envenenó una manzana y tomó la apariencia de una anciana.
— Un bocado de esta manzana hará que Blancanieves duerma para siempre — dijo la
malvada reina.
Al día siguiente, los enanos se marcharon a trabajar y Blancanieves se quedó sola.
Poco después, la reina disfrazada de anciana se acercó a la ventana de la cocina. La princesa
le ofreció un vaso de agua.
—Eres muy bondadosa —dijo la anciana—. Toma esta manzana como gesto de
agradecimiento.
En el momento en que Blancanieves mordió la manzana, cayó desplomada. Los enanos,
alertados por los animales del bosque, llegaron a la cabaña mientras la reina huía. Con gran
tristeza, colocaron a Blancanieves en una urna de cristal. Todos tenían la esperanza de que la
hermosa joven despertase un día.
Y el día llegó cuando un apuesto príncipe que cruzaba el bosque en su caballo, vio a la
hermosa joven en la urna de cristal y maravillado por su belleza, le dio un beso en la mejilla, la
joven despertó al haberse roto el hechizo. Blancanieves y el príncipe se casaron y vivieron
felices para siempre.

El patito feo
En la granja había un gran alboroto: los polluelos
de Mamá Pata estaban rompiendo el cascarón.

Uno a uno, comenzaron a salir. Mamá Pata


estaba tan emocionada con sus adorables
patitos que no notó que uno de sus huevos, el
más grande de todos, permanecía intacto.
A las pocas horas, el último huevo comenzó a
romperse. Mamá Pata, todos los polluelos y los animales de la granja, se encontraban a la
expectativa de conocer al pequeño que tardaba en nacer. De repente, del cascarón salió un
patito muy alegre. Cuando todos lo vieron se quedaron sorprendidos, este patito no era
pequeño ni amarillo y tampoco estaba cubierto de suaves plumas. Este patito era grande, gris
y en vez del esperado graznido, cada vez que hablaba sonaba como una corneta vieja.
Aunque nadie dijo nada, todos pensaron lo
mismo: “Este patito es demasiado feo”.
Pasaron los días y todos los animales de la
granja se burlaban de él. El patito feo se
sintió muy triste y una noche escapó de la
granja para buscar un nuevo hogar.
El patito feo recorrió la profundidad del
bosque y cuando estaba a punto de darse
por vencido, encontró el hogar de una
humilde anciana que vivía con una gata y
una gallina. El patito se quedó con ellos
durante un tiempo, pero como no estaba
contento, pronto se fue.
Al llegar el invierno, el pobre patito feo casi se congela. Afortunadamente, un campesino lo
llevó a su casa a vivir con su esposa e hijos. Pero el patito estaba aterrado de los niños,
quienes gritaban y brincaban todo el tiempo y nuevamente escapó, pasando el invierno en un
estanque pantanoso.
Finalmente, llegó la primavera. El patito feo vio a una familia de cisnes nadando en el
estanque y quiso acercárseles. Pero recordó cómo todos se burlaban de él y agachó la
cabeza avergonzado. Cuando miró su reflejo en el agua se quedó asombrado. Él no era un
patito feo, sino un apuesto y joven cisne. Ahora sabía por qué se veía tan diferente a sus
hermanos y hermanas. ¡Ellos eran patitos, pero él era un cisne! Feliz, nadó hacia su familia.

RONDAS
Las letras de arroz con leche

Arroz con leche,


me quiero casar
con una señorita de la
capital.
Que sepa coser, que sepa
bordar,
que sepa abrir la puerta para ir
a jugar.
Con esta sí, con esta no,
con esta señorita me caso yo.
Yo soy la viudita del barrio del Rey,
me quiero casar y no sé con quién.
Con esta sí, con esta no, con esta señorita me caso yo.

EL PATIO DE MI CASA
es particular.
Cuando llueve se moja
como los demás.

Agáchate,
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
no saben bailar.

Chocolate, molinillo
corre corre, que te pillo
A estirar, a estirar
que el demonio va a pasar.

El patio de mi casa
es particular.
Cuando llueve se moja
como los demás.

Agáchate,
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
no saben bailar.

hocolate, molinillo
corre corre, que te pillo
A estirar, a estirar
que el demonio va a pasar.

Hache, I jota, ka
ele, elle, eme, a,
que si tú no me quieres
otro amante me querrá.

Hache, I jota, ka
ele, elle, eme, o,
que si tú no me quieres
otro amante tendré yo.

PIN PON ES UN MUÑECO,

muy guapo y de cartón, de


cartón,

se lava la carita

con agua y con jabón, con


jabón.

Se desenreda el pelo,

con peine de marfil, de marfil,

y aunque se da tirones
no grita y dice ¡uy!, dice ¡uy!

Pin Pon toma su sopa

y no ensucia el delantal

pues come con cuidado

como un buen colegial

Apenas las estrellas

comienzan a salir, a salir,

Pin pon se va a la cama

se acuesta y a dormir, a dormir.

Y aunque hagan mucho ruido

con el despertador

Pin Pon no hace caso

y no vuelve a despertar

Pin Pon dame la mano

con un fuerte apretón

que quiero ser tu amigo

Pin Pon, Pin Pon, Pin Pon

Iba un pollito para la escuela


Canción infantil
Iba un pollito para la escuela
Con sus calzones muy remendados.
Iba diciendo viva el maestro,
Viva la escuela y viva yo.
Un pato blanco muy orgulloso
Al ver al pollo soltó la risa,
¡Cuac, cuac, cuac, cuac, cuac,
Cuac, cuac, cuac, cuac, cuac,
Cuac, cuac, cuac, cuac, cuac, cuac, cuac!
-¿De qué te ríes? le dijo el pollo.
-De tus calzones muy remendados.
-Pues mis calzones son muy bonitos
Porque son hechos por mi mamá!

A LA VÍBORA DE LA MAR

A la víbora de la mar,
de la mar,
por aquí pueden pasar;
los de adelante corren
mucho,
los de atrás se quedarán,
tras, tras…

Una mexicana
que fruta vendía,
ciruela, chabacano,
melón o sandía,
día, día,
será la vieja
del otro día.
Campanita de oro,
déjame pasar,
con todos mis hijos,
menos el de atrás,
tras, tras…

Verbena, verbena,
jardán de matatena,
verbena, verbena,
la fruta está muy buena.

CANTOS

ARRURRÚ MI NIÑO

Arrurrú mi niño, arrurrú mi sol, arrurrú


pedazo de mi corazón.

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Este niño lindo se quiere dormir y el
pícaro sueño no quiere venir, este niño
lindo que nació de noche, quiere que lo
lleven a pasear en coche. Este niño lindo
ya quiere dormir, háganle la cuna de rosa
y jazmín.

Arrurrú mi niño, arrurrú mi sol, duérmete pedazo de mi corazón.

2. Tengo una muñeca vestida de azul

Tengo una muñeca vestida de azul, con su camisita y


su canesú.

La saqué a paseo y se me constipó, la tengo en la


cama con mucho dolor.

Esta mañanita me dijo el doctor, que le de jarabe con


un tenedor.
Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis, y ocho
veinticuatro, y ocho treinta y dos.

Ánimas benditas me arrodillo yo. Tengo una muñeca vestida de azul, zapatitos blancos y
gorro de tul.

La llevé a paseo y se me constipó, la tengo en la cama con un gran dolor.

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis, y ocho
veinticuatro, y ocho treinta y dos.

Estas son las cuentas que he sacado yo.

3. Que llueva, que llueva

Que llueva, que llueva. La virgen


de la cueva. Que llueva, que
llueva. La virgen de la cueva.
Los pajaritos cantan, la luna se
levanta.

Que llueva, que llueva. La virgen


de la cueva. Que llueva, que
llueva. La virgen de la cueva.
Los pajaritos cantan, la luna se
levanta.

¡Que sí, que no, que caiga un chaparrón!

¡Que sí, que no, le canta el labrador!

(Se repiten las dos estrofas)

4. Sol Solecito
Sol Solecito caliéntame un poquito por hoy por mañana por toda la semana. Luna Lunera,
cascabelera 5 pollitos y una ternera. Caracol, caracol, a la una sale el sol.

Sale Pinocho tocando el tambor con una cuchara y un tenedor. Sol Solecito caliéntame un
poquito por hoy por mañana por toda la semana. Luna Lunera, cascabelera 5 pollitos y una
ternera. Caracol, caracol, a la una sale el sol.

Sale Pinocho tocando el tambor con una cuchara y un tenedor.

5. Aserrín Aserrán

Aserrín aserrán los maderos de San Juan, piden pan no les dan, piden queso y les dan
huesos, piden vino y si les dan, se marean y se van.

Aserrín aserrán los maderos de San Juan, piden pan no les dan, piden queso y les dan
huesos, piden vino y si les dan, se marean y se van

ADIVINANZAS
1. Habla y no tiene boca, oye y no
tiene oído, es chiquito y hace
ruido, muchas veces se
equivoca.
Respuesta: El teléfono

2. Tengo agujas y no sé coser, tengo


números y no sé leer.

Respuesta: El reloj.
3. Es una planta con una flor, que gira y
gira buscando el sol.

Respuesta: El girasol.

4. Es pequeño como una pera, pero


alumbra la casa entera.

Respuesta: El foco.

5. Es larga y de lana, y cuando hace frío se la


pone mi hermana. ¿Quién soy?
Respuesta: La bufanda.

POEMAS

Libertad
Mi patria hoy se viste de gala
hay fiesta y algarabía
recordando cómo un gran día
su libertad recobró Guatemala.

Mujeres y hombres valientes


lograron esta gran hazaña
y con emoción ferviente
nos libraron de los lazos de España.

Firmaron tan ansiada Independencia


celebrando con cohetes y marimba
y hoy con la misma vehemencia
festejamos esta fecha tan querida.

¡Libertad! exclamamos con fervor


¡Libertad! bella patria tan amada
¡Libertad! hoy cantamos con amor
¡Libertad para ti mi Guatemala!

A mi patria querida
Es mi bella Guatemala
tierra de hermosas mujeres
cerros, cumbres y montañas
y de hombres muy valientes.

Bendita tierra de Dios


es Guatemala querida
que recibe con amor
a todo el que la visita.

Su cielo blanco y azul


el color de mi bandera
que ondea con plenitud
orgullosa de esta tierra.

Verdes sus bellas montañas


como el hermoso quetzal
que vuela con libertad
en mi linda Guatemala.

Tierra hermosa sin igual


de majestuosos volcanes
lagos, ríos, bellos mares,
es un paraíso ideal.

Es orgullo haber nacido


en esta Tierra bendita
y con gran amor te brindo
mis versos patria querida.

LOS CUATRO PUEBLOS


Ser de Guatemala no es cualquier cosa
nuestra bella tierra es sensacional,
país multiétnico es mi tierra hermosa,
país multilingüe y pluricultural.

Las cuatro culturas que alegres habitan


en este grandioso país sin igual,
garífunas, mayas, ladinos y xincas
hacen de esta tierra, lugar especial.

Nuestros pueblos mayas, gran diversidad


hermosas costumbres, cultura envidiable;
sus artesanías, trajes sin igual
hacen de esta tierra musa incomparable.
El pueblo garífuna y su música punta,
ritmo contagioso de esta hermosa etnia,
propios y extranjeros con gusto disfrutan
yuca y tapado, delicias de esta tierra.

Un grupo importante aunque muy pequeño


es el pueblo xinca, cultura que encierra
costumbres e idioma que han ido perdiendo
muy pocos conservan su “lengua materna”.

Y el pueblo Ladino un grupo mayor


sector importante de la población
raíces hispanas, idioma español
con nuestras costumbres, nuestra tradición.

Por eso mi patria es muy visitada


pues todos disfrutan del gran esplendor
de los cuatro pueblos de mi Guatemala
que hacen de esta tierra un paraje de Dios.

MIS SÍMBOLOS
PATRIOS
Los guatemaltecos con orgullo ostentan
los símbolos patrios que nos representan
baluartes grandiosos que por dentro encierran
parte de la historia de esta hermosa tierra.

En las verapaces crece sin igual


nuestra Monja Blanca, la orquídea más bella
que fue designada La Flor Nacional
símbolo de paz y de gran pureza.

Entre las montañas con gran libertad


vuela con orgullo el hermoso Quetzal
“Pájaro Serpiente” Ave Nacional
con su pecho rojo y plumaje especial.
Su escudo de armas representa honor,
ramas de laurel simbolizan gloria
y en el pergamino escrita con amor
la fecha gloriosa de la Independencia.

La hermosa bandera con su azul y blanco


colores del cielo y mares que nos bañan;
la Ceiba Pentandra “El Árbol Sagrado”
Símbolo de fuerza de mi Guatemala.

Nuestro gran Tecún, Héroe Nacional


que murió luchando por mi patria bella,
la hermosa Marimba, música especial
instrumento autóctono de amor y nobleza.

En el mundo existen muy hermosos cantos


pero nuestro Himno sin duda el más bello,
por eso hoy me inspiro en los Símbolos Patrios

es un privilegio ser guatemalteco.

LA INDEPENDENCIA
15 de Septiembre, hoy conmemoramos
magna Independencia de mi Guatemala
con cohetes y bombas todos celebramos
habernos librado de lazos de España.

Con gran colorido se ven en las calles


alegres desfiles, hay gozo y hay fiesta,
y en cada escuela y en muchos hogares,
ondea orgullosa la hermosa bandera.

Cantos, poesías, bailes, oratoria


todo dedicado a mi bella patria
porque celebramos una gran victoria:
¡Es la Independencia de mi Guatemala

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