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Índice
&mémoires
33 INTRODUCCIÓN
SCARLETT O’PHELAN GODOY & GEORGES LOMNÉ
11
actes
BRIAN HAMNETT
El virrey Abascal y sus cinco homólogos novohispanos,
1806-1816: un estudio comparativo 19
LIZARDO SEINER LIZÁRRGA
8QDUHEHOLyQDODGHULYDÀVXUDV\UHSUHVLyQUHDOLVWDHQ7DFQD
1811 53
JEFFREY KLAIBER S. J.
El clero ilustrado en tiempo de Abascal 75
PAUL RIZO PATRÓN BOYLAN
El Regimiento de la Concordia Española del Perú 89
SCARLETT O’PHELAN GODOY
Abascal y el fantasma de las conspiraciones 121
ELIZABETH HERNÁNDEZ GARCÍA
Autonomía y monarquismo en un espacio regional: Piura en la
consideración de Fernando de Abascal 147
CRISTIÁN GUERRERO LIRA
Acción contrarrevolucionaria de Abascal en Chile 169
MARÍA XIMENA URBINA CARRASCO
La situación de Chiloé durante las guerras de independencia 187
ROSSANA BARRAGÁN ROMANO
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enemigo en Charcas en 1809-1810 227
FABIO WASSERMAN
Entre dos fuegos: la política de Castelli en el Alto Perú 271
GENEVIÈVE VERDO
Guerra y soberanía: el noroeste del Río de la Plata durante
la revolución de independencia (1810-1820) 303
BEATRIZ BRAGONI
Identidades patriótricas en disputa: el Río de la Plata en
revolución 335
GABRIEL DI MEGLIO
Vaivenes políticos y participación popular en tierras
rioplatenses durante la década de Abascal, 1806-1816 365
JOËLLE CHASSIN
Guerra de información y guerra de propaganda entre
Lima y Buenos Aires (1808-1812) 389
JAIRO GUTIÉRREZ RAMOS
Disidencia y lealtad en la Nueva Granada en tiempos del
virrey Abascal: la provincia de Pasto, «un istmo entre
GRVPDUHVGHLQVXUJHQWHVª
MARCELA ECHEVERRI
Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán 449
JAIME E. RODRÍGUEZ O.
El virrey Abascal y el reino de Quito 469
CHRISTIANA BORCHART DE MORENO
3DOR\]DQDKRULD/DSROtWLFDGH7RULELR0RQWHVSUHVLGHQWH
de la Audiencia de Quito 503
GEORGES LOMNÉ
El informe de Ramón Nuñez del Arco (Quito, 1813):
XQDIiQGHSDFLÀFDFLyQDEVROXWD
SOBRE LOS AUTORES 571
Introducción
Introducción
Scarlett O’Phelan Godoy
Georges Lomné
La presente publicación tiene como objetivo brindar al público una serie de
reflexiones y propuestas novedosas sobre la actuación del virrey Abascal frente
a la fase inicial de las Independencias en la región andina. El libro se basa en
las ponencias presentadas en el congreso internacional Abascal y la Contra-
independencia de América del Sur, que se llevó a cabo del 1 al 3 de junio de
2011 en el auditorio de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica
del Perú y en el auditorio de la Alianza Francesa de Miraflores, en Lima. El
evento, convocado y coordinado por Scarlett O’Phelan Godoy, (Escuela de
Posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Perú, PUCP) y Georges
Lomné (Instituto Francés de Estudios Andinos, IFEA) contó con el auspicio
de la Embajada de España, la Cooperación Regional Francesa para los Países
Andinos, el CNRS de Francia, el Instituto de Altos Estudios para América
Latina (IHEAL) de París y la Alianza Francesa de Lima.
La reciente entrada de América Latina a la «era historiográfica» hace que
la coyuntura del Bicentenario sea propicia para repensar el proceso de las
independencias y sus particularidades, en lugar de conmemorarlas bajo un 11
Scarlett O’Phelan Godoy, Georges Lomné
solo color interpretativo. Y en este contexto es válida la pregunta, ¿hay
acaso algo más relevante que interesarse por la voz de los vencidos, es
decir, la de los realistas? El tema va despertando cada día más interés y
fue notorio que Izaskun Álvarez Cuartero y Julio Sánchez Gómez, ambos
de la Universidad de Salamanca, hubieran organizado en abril de 2009
su octavo Congreso Internacional sobre «Visiones y Revisiones de las
Independencias» acerca de un tema específico: «Realismo y Pensamiento
Conservador: ¿Una identificación equivocada?». Ese mismo año, en Lima,
organizamos el presente evento con el fin de analizar la actuación del virrey
Fernando de Abascal y Sousa (1806-1816), a quien John Lynch describe
como «el hombre fuerte del Imperio» y a quien Brian Hamnett identifica
como la autoridad que tuvo que encarar la insurrección «en dos frentes»
y encabezó la contrarrevolución desde el Perú, en la etapa temprana de la
Independencia, la fase de las juntas de gobierno.
Desde el Perú, y a iniciativa de Abascal, salieron a combatir regimientos
estacionados en Cuzco y Arequipa a la junta paceña de 1809 y al movimiento
subversivo que estalló en el virreinato del Río de la Plata en 1810. También
fue Abascal quien se encargó de remitir armas y bastimentos para replegar a
los rebeldes de Montevideo y Chile y llegó a reducir a la junta de gobierno
de Quito y reincorporó Charcas al virreinato peruano. El marcado realismo
del virrey, y su intolerancia e implacabilidad frente a los focos subversivos
que prendieron en la América del Sur, trascendieron largamente las fronteras
del virreinato peruano; las cuales, durante su gobierno, se ensancharon,
recuperándose el puerto de Guayaquil, el Alto Perú y parte de la capitanía
general de Chile. Inclusive en la Nueva Granada, provincias que enfrentaron
a las huestes rebeldes, como Pasto y Popayán, buscaron la protección del
virrey del Perú.
Este libro presenta un estudio sobre la política de Contra-Independencia que
llevó a cabo Abascal, sobre cómo afectaron sus medidas y sus acciones a los
espacios de la América del Sur que estaban envueltos en la lucha por las
autonomías regionales, primero, y por la emancipación de España, después.
Se muestra también que la presencia de Abascal impidió que el Perú pudiera
completar antes su independencia, convirtiéndose Lima, bajo su mandato, en
el bastión realista por excelencia. En este sentido, el autor que con antelación
ha abordado y publicado sobre el tema, es Brian Hamnett (Universidad de
Essex), cuyo trabajo se complementa con el estudio realizado recientemente
12 por Víctor Peralta Ruíz, sobre la política y cultura bajo el gobierno de Abascal.
Introducción
De entrada, el notable historiador británico permite apreciar al virrey
comparándolo con los cinco homólogos novohispanos que tuvo entre
1806 y 1816. Conviene señalar que el ilustre asturiano llegó al Perú a los
63 años con gran experiencia militar: había luchado contra los turcos en
Argel y contra las tropas de la Convención en Roussillon. También la tenía
en materia administrativa por haber sido Gobernador de Santiago de Cuba y
Comandante General de la provincia de Guadalajara. Pero lo más resaltante,
quizás, es considerar el conocimiento que adquirió del Alto Perú al desplazarse
por tierra desde Buenos Aires a Lima. A su llegada, el virrey supo armonizar sus
relaciones con la élite local y se empeñó en conciliar el reformismo ilustrado
con la necesidad de combatir el espíritu independentista. Por lo tanto, es
procedente afirmar que el «marqués de la Concordia» fue encarnación de un
personaje de mayores dimensiones que sus homólogos novohispanos: asentó
un poder duradero y fue artífice de un proyecto geopolítico: devolver al Perú
su verdadera dimensión territorial frente a las pretensiones de Buenos Aires.
Un interrogante queda pendiente, ¿por qué en 1816 relevó Fernando VII a
los dos virreyes que habían logrado apagar el fuego revolucionario: Calleja en
México y Abascal en el Perú?
Lizardo Seiner Lizárraga (Universidad de Lima), se detiene precisamente en
analizar el primer conato rebelde en territorio peruano en tiempos de Abascal:
el grito de Tacna, en junio de 1811, cuyo bicentenario determinó la fecha de
realización de este Congreso. El autor recalca la carencia de fuentes acerca del
acontecimiento antes de describir lo que, a sus ojos, no fue ni una revolución,
ni una revuelta indígena, sino una insurrección de cuatro días (del 20 al 23
de junio) vinculada con la supuesta llegada de las tropas de Castelli desde
el Alto Perú; lo cual demuestra la activa conexión entre Tacna y Charcas.
Las razones del desmoronamiento del movimiento serían fundamentalmente
tres: un malentendido entre sus jefes, problemas de salud del principal líder,
Francisco Antonio de Zela, y la falta de apoyo de las tropas de Castelli, que
no pudieron llegar a tiempo por haber sido derrotadas por Goyeneche, en
Guaqui, el mismo 20 de junio. El ensayo de Jeffrey Klaiber (PUCP), esboza,
luego, un perfil de la participación del clero en las guerras de independencia,
señalando los fuertes contrastes que podían apreciarse en esa época: en
el Perú, de 3 000 clérigos, apenas 390 se habrían declarado a favor de la
insurgencia. Es probable que la influencia del Real Convictorio de San Carlos
jugara un rol determinante en ello. Se puede observar que en Chile también
se trató de una minoría, compuesta por lo general de clérigos procedentes de 13
Scarlett O’Phelan Godoy, Georges Lomné
la aristocracia. En el Ecuador, el contraste fue rotundo entre Quito —donde
destacó un clero mayormente independentista— y las ciudades de provincia,
fieles a la Corona. La participación del clero mexicano sigue dando lugar a
interpretaciones muy diversas, pero los últimos trabajos le han adjudicado
una importancia menor a la que se le había atribuido, acercándola a la de su
homólogo peruano. El padre Klaiber concluye con el planteamiento de una
serie de interrogantes. La principal, hasta el día de hoy, gira en torno al papel
cumplido por los clérigos criollos: ¿habrían luchado por la independencia
como patriotas o como sacerdotes?
Los siguientes capítulos del libro están dedicados al análisis de la actuación
política y militar de Abascal dividiendo el espacio del virreinato por zonas
geográficas. Tres ponencias son consagradas al Perú: Paul Rizo Patrón (PUCP)
señala el rol simbólico que tuvo en Lima el «Regimiento de la Concordia
del Perú». Destaca el carácter profundamente endogámico de este cuerpo
de 1 200 hombres que agrupaba a toda la nobleza limeña y, al final, su
ineficiencia militar. Por su parte, Scarlett O’Phelan Godoy (PUCP), a partir
de documentación procedente del archivo Abascal del Archivo General de
Indias, se centra en el estudio de las conspiraciones limeñas contra el poder
real. Sin aminorar el papel de las auténticas conspiraciones, muestra cómo
el virrey se sirvió de este tipo de acusaciones para eliminar a varios de sus
adversarios políticos y a los individuos que él consideraba que no estaban
libres de sospecha; generándose un ambiente de temor, que permitió a Abascal
actuar con una flagrante arbitrariedad. El artículo de Elizabeth Hernández
García (Universidad de Piura) se pregunta el motivo de la consistente fidelidad
de Piura al Rey, cuando en realidad hubiera podido seguir el ejemplo quiteño,
por su cercanía física a esta audiencia insurgente. Sus conclusiones apuntan
hacia la lógica de una ciudad fundamentalmente regida por intereses locales,
que hasta el año 1814 no había desarrollado un espíritu autonomista, época
en la que por primera vez inquietaría al virrey.
El libro también aborda las relaciones de Abascal con la capitanía general
de Chile. Cristián Guerrero Lira (Universidad de Chile) muestra la vital
importancia que el flujo comercial entre El Callao y Valparaíso tuvo para el
virrey. El Perú se nutría del trigo chileno, mientras que Chile compraba sus
mercancías a los negociantes limeños. Por otra parte, Chile constituía una
base territorial estratégica y una reserva demográfica esencial para atacar al Río
de la Plata. Ello explicaría la moderada pacificación de Osorio. Acto seguido,
14 María Ximena Urbina Carrasco (Universidad Católica de Valparaíso) diserta
Introducción
acerca de la singular fidelidad al rey que hubo en el archipiélago de Chiloé.
Es sabido que los chilotes atacaron a los patriotas chilenos entre 1811 y 1818,
para luego oponerles resistencia hasta 1826. En resumidas cuentas, Chiloé
fue una base esencial para Abascal, un reducto inexpugnable de donde salían
tropas y corsarios del Rey. Por ende, ¡el virrey quiso incluso que un batallón
de Chilotes conformara su guardia personal!
El siguiente espacio geográfico que se aborda es el caso de Bolivia. Rossana
Barragán (Archivo de La Paz) introduce el tema del Alto Perú, preguntándose
acerca de «la construcción política del enemigo» durante los acontecimientos
de 1809. El vínculo existente entre los acontecimientos de Chuquisaca
(mayo) y La Paz (julio) no planteaba duda alguna en la época, hecho que
podría explicar la violencia de la represión destinada a «evitar el cáncer
político». El registro del miedo fue entonces esencial en La Paz y da a entender
que las autoridades calificaron al movimiento de independentista con
sobrada rapidez, desvirtuando en gran parte su naturaleza. A continuación,
Fabio Wasserman (Instituto Ravignani, UBA-CONICET) ahonda en el
significado de la gesta militar de Castelli desde Buenos Aires hasta el Alto
Perú. Su ataque habría respondido a varios imperativos: romper con la Junta
de Buenos Aires que le había sido gradualmente desfavorable y afirmar
un proyecto neo-Inca contenido en la proclama trilingüe de Tiahuanaco
(castellano, quechua y aymara) del 25 de mayo de 1811. De no haber sido
derrotado en Guaqui, el 20 de junio siguiente, Castelli probablemente
hubiera ganado su extraordinaria apuesta.
El espacio relativo al virreinato de Buenos Aires es cubierto por Geneviève
Verdo (Universidad de París-I) quien demuestra cómo en el noroeste del
Río de la Plata, el baluarte formado por Mendoza, Tucumán y Salta, pudo
consolidar cierta cohesión, gracias a la guerra desplegada entre 1810 y 1815
contra el ejército realista del Alto Perú. Fue así como la guerra tuvo efectos
políticos en dicha región y sustituyó a la representación política confiscada por
Buenos Aires. Inclusive, logró sentar las bases de un aparato administrativo
y Tucumán pudo figurar como la gran rival de los porteños. El éxito de la
invasión del Perú por vía marítima, planeada por San Martín, frenó el auge
autonomista de esta ciudad y de sus aliados. Más adelante, Beatriz Bragoni
(Universidad de Cuyo, Mendoza) se interesa por el dilema entre autonomía
e independencia en la región de la Gobernación Intendencia de Córdoba
del Tucumán. Subraya el carácter marcadamente antiespañol del patriotismo
de las provincias del interior y destaca la importancia del factor económico, 15
Scarlett O’Phelan Godoy, Georges Lomné
así como la larga duración de las peticiones de autonomía. Gabriel di
Meglio (Instituto Ravignani, UBA-CONICET) aborda más bien la «agenda
popular» de la independencia y la reivindicación de la plebe por la igualdad,
en diversas comarcas del Río de la Plata. Estudia las formas y los lugares de
la movilización plebeya y destaca su carácter profundamente novedoso. Joëlle
Chassin (Universidad de París-III) completa este panorama transandino con
una reflexión sobre la «guerra de la información» entre Buenos Aires y Lima
de 1808 a 1812.
Las cinco últimos textos versan sobre la actuación de Abascal frente a las
provincias del virreinato de la Nueva Granada. Jairo Gutiérrez Ramos
(Universidad Industrial de Santander, UIS, Bucaramanga), esboza la dinámica
del movimiento independentista en la actual Colombia antes de tratar más
específicamente acerca de las regiones fidelistas de Riohacha/Santa Marta y
Pasto. Destaca asimismo que la partida de Abascal del Perú, en 1816, coincide
con el retorno de la monarquía en el conjunto del territorio colombiano.
Marcela Echeverri (Yale University) hace énfasis en la «historia propia» del
fidelismo en la región de Popayán. Muestra cómo el gobernador de dicha
región, Miguel Tacón, pidió auxilio al virrey Abascal para proteger las minas
de oro de la codicia de los patriotas y decretó reivindicaciones como la libertad
de los esclavos, en nombre del Rey. La disminución del tributo por Tacón, en
aplicación de la constitución gaditana, fue bien acogida por indios deseosos
de mejorar su condición material, pero rechazada por sus propios caciques y
los cabildos urbanos. En resumidas cuentas, la política de Abascal favoreció la
constitución de un bloque realista en la región y Tacón consiguió el apoyo de
esclavos e indios por razones ajenas a un supuesto conservadurismo religioso.
El bando realista aparece así en toda su complejidad y dinámica. Seguidamente,
Jaime Rodríguez (Universidad de California) evoca los lineamientos de la
política de Abascal frente a la insurrección quiteña. Destaca el interés del
virrey del Perú hacia Guayaquil que, en rigor, pertenecía a su virreinato desde
1803 y hace hincapié en el papel del gobernador y presidente de la Audiencia
de Quito, Toribio Montes, como una figura más importante a nivel local, que
incluso el propio virrey. Este tema también es relevante en la comunicación
de Christiana Borchart de Moreno, quien resalta en su estudio los contrastes
de una pacificación colocada entre «el palo y la zanahoria». Finalmente,
Georges Lomné (IFEA) se centra en el análisis del «Expediente de Núñez
del Arco» (1813) para tratar de identificar dos ritmos de pacificación en la
16 ciudad, uno de corte absolutista y otro de corte agustino. Este segundo estilo,
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Introducción
que le mereció a Montes que el cabildo de Quito solicitara al rey el título
de «Marqués de la Conciliación» para su persona, tenía mayor afinidad con
la Concordia propuesta por Abascal en su tentativa por rescatar algo de la
Ilustración en medio de la cruenta contienda.
Esperamos habernos librado de los a priori interpretativos que suelen
acarrear las historias patrias con respecto a quienes lucharon en contra de
la Independencia de América. La complejidad del sentimiento de fidelidad
hacia el Rey y la imperante geopolítica de un enfrentamiento que se desarrolló
a escala continental, están aquí restituidas. Otros trabajos completarán este
primer alcance.
La realización del congreso y la publicación del presente libro han contado,
desde un inicio, con el generoso respaldo de autoridades e instituciones
que se comprometieron con este proyecto, a quienes queremos expresar
nuestra gratitud. En primer lugar, cabe destacar el apoyo incondicional
del rector de la PUCP, Marcial Rubio Correa, y también el de Marcial
Blondet, a la sazón decano de la Escuela de Posgrado, quienes junto con el
IFEA brindaron un invalorable apoyo financiero, logístico y moral. Miguel
Giusti, jefe del Departamento de Letras y Ciencias Humanas de la PUCP,
nos cedió amablemente el Auditorio de Humanidades para nuestras sesiones
del congreso. Agradecemos también a Patricia Arévalo, directora del Fondo
Editorial de la PUCP, y a Gérard Borras, actual director del IFEA, por haber
autorizado la pronta edición de este libro. No hemos de concluir sin dar las
gracias a Anne-Marie Brougère, directora de ediciones del IFEA, que gestionó
los mínimos detalles de la coedición, y a Vanessa Ponce de León (IFEA) que
levantó el texto con gran profesionalismo y paciencia.
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