6/1/2014 Tito Ortega
Sardis: La Iglesia que se Muere
(Serie en Apocalipsis #6)
Audio del Sermón
Apocalipsis 3.1–6 (RVR60)
1Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las
siete estrellas, dice esto:
Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. 2Sé vigilante,
y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas
delante de Dios. 3Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y
arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora
vendré sobre ti. 4Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus
vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5El que
venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida,
y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 6El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Sardis: La iglesia que se muere (3.1–6)
Sardis era una iglesia con obras, pero con poca vida. Una vez había tenido una
reputación de estar viva, pero ahora estaba muerta. ¡Qué descripción más gráfica de
algunos ministerios históricos de hoy! G. Campbell Morgan lo llamó «reputación sin
realidad».
Cristo advierte a los santos que: (1) Sean vigilantes, estén alerta; (2) afirmen lo poco
que tienen; (3) recuerden la Palabra que han recibido y oído; (4) perseveren y se
preparen para cuando Él venga.
El versículo 5 ha molestado a mucha gente, porque parece sugerir que los nombres
de los cristianos infieles serán borrados del libro de la vida. El «libro de la vida»
contiene los nombres de todos los que han nacido. Los nombres de los que rechazan
a Cristo son borrados del libro porque están muertos. Los nombres de los verdaderos
creyentes están anotados en el Libro de la Vida del Cordero (13.8; 21.27). Aquellos
cuyos nombres no están anotados en este último libro de la vida irán al infierno
(20.15). El nombre de una persona puede constar en la lista de una iglesia, sin que esa
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persona sea salva. ¡Qué sorpresas habrán cuando «se abran los libros»! (20.12). Las
iglesias de hoy pueden tener nombres «vivos» y sin embargo estar muertas.1
A Sardis (3:1–6)
3:1 Sardis significa los que escapan, o renovación. El Señor se manifiesta como El
que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas. Es en el poder del Espíritu
Santo que controla a las iglesias y a sus mensajeros. Sardis era una iglesia de
profesión sin vida. Tenía reputación como asamblea cristiana, pero en su mayoría
participaban de una rutina formal y fría. No rebosaba con vida espiritual. No
destellaba con lo sobrenatural.
3:2–3 El Señor la llama a un celo renovado y a un nuevo esfuerzo por consolidar lo
poco que quedaba para Él, porque incluso aquello mostraba señales de morir. El
pueblo había comenzado frecuentemente proyectos para Dios, pero nunca los había
llevado a buen fin. Cristo los advierte que sigan guardando aquel sagrado depósito
de verdad y que se arrepientan de su falta de vida. Si no despertaban, Él vendría de
manera inesperada y actuaría en juicio contra ellos.
3:4 Había un remanente incluso en Sardis que no habían perdido su testimonio
cristiano. Estos creyentes que no habían manchado sus vestiduras con el mundo
andarían con Cristo en vestiduras blancas.
3:5 Eran los vencedores, cuyos actos de justicia los señalaban como verdaderos
creyentes. Sus vestiduras blancas hablan de la justicia de sus vidas. Por cuanto eran
manifiestamente verdaderos cristianos, sus nombres no iban a ser borrados del libro
de la vida.
Algunos piensan que el libro de la vida contiene los nombres de todos los que han
recibido vida física. Según este punto de vista, los que muestran por sus vidas que
verdaderamente han nacido de nuevo no serán borrados del libro, mientras que, por
implicación, todos los otros lo serán. Otros ven el libro como un registro de esos que
tienen vida espiritual. Se les promete que sus nombres no serán borrados, es decir,
que nunca perderán su salvación. Según este punto de vista, el hecho de que algunos
nombres no sean borrados no demanda que lo sean los de otros.
Debido a la consistente enseñanza de las Escrituras de que la salvación es por la
gracia, no por las obras, y debido a las claras declaraciones de que el verdadero
creyente tiene una seguridad eterna (Juan 3:16; 5:24; 10:27–29), el versículo 5 no
puede implicar la posibilidad de que un hijo de Dios jamás se pierda.
Nuestro Señor añade la promesa de que Él confesará los nombres de los
vencedores ante Su Padre y los ángeles del cielo.
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Wiersbe, Warren W. Bosquejos expositivos de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento. electronic ed.
Nashville: Editorial Caribe, 1995. Print.
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3:6 De nuevo se llama a los hombres a que presten atención a esta solemne
advertencia en contra de tener una profesión de religión sin jamás haber nacido de
nuevo.
La asamblea en Sardis es a menudo considerada como la imagen del periodo
posterior a la Reforma, cuando la iglesia se hizo formal, ritualista, mundana y política.
Las iglesias estatales protestantes en Europa y en las colonias americanas fueron
líderes en esta tendencia.2
Sardis (3:1–6)
La Iglesia reformada (1500–1700 d.C.)
En el siglo VI, Sardis llegó a ser una de las ciudades más importantes y prósperas
que había en el mundo antiguo. Era la capital del reino de Lidia. El nombre actual de
esta ciudad, antes rica y orgullosa, es Sart. Su lugar se halla desolado por completo
actualmente.
“Sardis” significa “remanente” o “piedra preciosa” o “cosas que quedan de
antes”. El sardio, sardónice o sardónica, un bello tipo de ágata, lleva el mismo nombre.
En la iglesia de Sardis, la mayoría de los miembros estaban entregados
completamente a las prácticas paganas. Tenían nombre de vivos, pero en realidad
estaban muertos. Unos pocos de ellos, sin embargo, permanecían fieles al Señor y a
su Palabra. Mientras que por una parte tenemos en Sardis un nueve principio, por ser
éste el período en el cual se dejó atrás la historia asociada con Jezabel, por la otra, las
fuerzas de la Reforma no duraron lo suficiente como para evitar la caída en un frío
formalismo religioso. Satanás detuvo la Reforma a medio camino, y la Iglesia nunca
se ha recuperado. Hoy, en muchos lugares, la Iglesia es ortodoxa, pero legalista, y
lleva una ortodoxia muerta y estéril. Es como un cuerpo bien vestido, pero carente de
vida.3
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(5) La carta a Sardis, 3:1–6: Lo serio de la mortalidad espiritual. Este hecho es
motivo para una severa amenaza de juicio inesperado, por cuanto el caso de esta
iglesia era de muerte espiritual por su apatía. La quinta introducción del mensaje
profético tiene que ver con la iglesia de Sardis.
a. La ciudad de Sardis, 3:1a. Hay que recordar que se está siguiendo una ruta que
era el patrón de entrega del correo de aquel entonces. Desde Tiatira, el mensajero
recorrería aprox. 48 km en dirección sur y sudeste para llegar a Sardis. El texto dice:
Escribe al ángel de la iglesia en Sardis (v. 1a). Geográficamente, Sardis está localizada al
2
MacDonald, William. Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento. Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE, 2004. Print.
3
Lockyer, Herbert. Apocalipsis: el drama de los siglos. Deerfield, FL: Editorial Vida, 1982. Print.
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oeste de la antigua provincia romana de Asia. Fue establecida en la llanura del río
Hermo, en el valle del Pactolo Al norte, se halla la cordillera de la montaña Tmolus. Es
sobre una de las mesetas donde se fundó la Sardis original. Por cuanto el lugar era
estrecho para la expansión de la ciudad, otro sector de la misma abarcó las faldas de
la meseta. De ahí que el nombre Sardis (Sardeis4554) sea una palabra en plural, ya que
realmente denominaba dos ciudades: la que estaba en la meseta y la que se expandió
por el valle debajo de la meseta. Esta ciudad era servida por cinco carreteras
romanas. Históricamente, Sardis fue la capital de la antigua Lidia. Por lo tanto, la
historia de la ciudad, como de la región, está íntimamente entrelazada. Esta era una
ciudad comercial, industrialmente rica y militarmente estratégica. Además, llegó a ser
la ciudad persa más importante de Asia menor. Un ramal de la carretera comunicaba
a Sardis con Éfeso. En 334 a. de J.C. la ciudad capituló ante Alejandro Magno (356–323
a. de J.C.), quien dejó establecida ahí una guarnición en la acrópolis. Sardis estuvo
bajo la administración de los seléucidas. Posteriormente, fue cedida a los romanos en
189 a. de J.C. y puesta bajo el dominio de Pérgamo hasta 133 a. de J.C. Bajo los
romanos, Sardis se convirtió en el centro de un distrito judicial que comprendía una
gran cantidad de ciudades de Lidia. En el año 17 d. de J.C. hubo un terremoto que
destruyó completamente a Sardis. Tiberio, emperador romano (14–37 d. de J.C.),
agilizó su reedificación librándola de pago de impuestos durante cinco años y
proporcionándole una cuantiosa cantidad de su tesoro personal. De nuevo surgió
esta ciudad pero con una doble característica no loable. Sardis era una ciudad rica y, a
la vez, degenerada. Comercialmente, ya se ha mencionado que Sardis era una ciudad
rica. A través de estudios arqueológicos se ha comprobado la existencia de joyas que
indican cuánto era su fortuna. La riqueza de la ciudad del período persa se pudiera
estimar en cierto modo por estas joyas halladas en tumbas del cementerio del
Pactolo. Para el momento del surgimiento y expansión del imperio persa, Sardis era la
ciudad más grande de toda la región. También su fama se basaba en la industria textil
de la lana. Llegó a considerarse la primera en descubrir el arte del teñido de la lana.
En cuanto a lo religioso, a Sardis no se le concedió que fuese erigido el templo de
Tiberio, pero sí llegó a tener otros templos. El más importante fue el de Cibeles. El
culto imperial no representó una seria amenaza para los cristianos de Sardis.
No se sabe nada en cuanto al origen de la iglesia en Sardis. Summers menciona
que la ciudad vivía orgullosamente de su pasado. Los habitantes de Sardis eran
arrogantes, excesivamente confiados en sí mismos y requerían la amonestación
divina. La condición de la ciudad se manifestaba a la vez en la iglesia de la localidad.
En cuanto a la identificación del Señor, el texto dice: El que tiene los siete Espíritus
de Dios (v. 1a). En primer lugar, el Señor Jesucristo se presenta con un atributo
empleado al principio del libro (1:4). Cristo le habla a la iglesia de Sardis como
portador del poder absoluto vivificador. Esta es la única esperanza que tenía esta
iglesia que, como dice más adelante, estaba muerta aunque presumía estar viva. Los
siete Espíritus, que de acuerdo con 1:4 están delante del trono el Dios eterno, están al
mismo tiempo en poder de Cristo. Se observa una vez más cómo en Apocalipsis se
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iguala la persona de Jesucristo el Hijo con la persona de Dios Padre. Juan es repetitivo
con algunas de las imágenes. Los siete Espíritus de Dios representan el Espíritu Santo
quien fue enviado en su plenitud a las siete iglesias. El comentarista Beasley-Murray
indica que el judaísmo de entonces le atribuía al Espíritu Santo funciones principales
que eran la inspiración del mensaje profético (v. 6) y la vivificación de los muertos (v.
1). Se puede decir que en cada una de las iglesias la presencia del Espíritu Santo es a la
vez completa y plena. “Los espíritus significan, entonces, la universalidad de la
presencia del Espíritu Santo” (Barclay).
En segundo lugar, la otra frase identifica al Señor Jesucristo como el que tiene en
su poder las siete estrellas (v. 1a). Esto recuerda lo dicho anteriormente en la carta a
Éfeso (2:1). Jesucristo es tanto el Señor que juzga como el que sustenta a las iglesias.
Esto debe ser un constante recordatorio de que él es el dueño y juez como el
Salvador y cuidador de las iglesias. Por lo tanto, los miembros de las iglesias tienen
que servirle y obedecerle con toda integridad.
b. La condenación: Se la condena por carecer de vida espiritual, 3:1b, 2. Después
de identificarse plenamente, el Señor Jesucristo comunica su mensaje de acuerdo
con su conocimiento de esta iglesia: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que
vives, pero estás muerto (v. 1b). El conocimiento que Jesús tiene de la iglesia de Sardis
muestra la verdadera condición de esta congregación. Solo Cristo puede ver lo
íntimo. Esta congregación tenía reputación y era conocida por sus obras. La
apariencia podía engañar a la opinión pública pero no al Señor Jesucristo. Cualquiera
que observara a esta congregación podría ver señales de que era una comunidad
cristiana próspera: tienes nombre de que vives. El Señor, sin embargo, no permite
interferencia a su agudo conocimiento y procede a pronunciar una severa
reprimenda: pero estás muerto. El texto original marca lo severo de la censura divina.
La condenación de la iglesia de Sardis es más severa que la de las otras seis iglesias.
La sentencia pero estás muerto presenta la relación que, en muchas partes, el NT
establece entre el pecado y la muerte.
En la parábola del hijo pródigo, al regresar a casa, el padre comentó: “Porque este
mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado” (Lucas
15:24). Pablo, por su parte, declara que los creyentes en Cristo de la iglesia en Roma
se deben distinguir de los incrédulos: “… sino más bien presentaos a Dios como vivos
de entre los muertos” (Romanos 6:13). En el caso de los efesios, les refería que antes
de su conversión a Cristo, ellos estaban “muertos en vuestros delitos y pecados”
(Efesios 2:1, 5). Pablo escribe a Timoteo e indica esta condición de muerte en vida:
“…pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta” (1 Timoteo 5:6). De
manera que, ciertamente, “el pecado es una especie de muerte” (Barclay).4
4
Cevallos, Juan Carlos. Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 24: 1, 2 y 3 Juan, Apocalipsis. El Paso,
TX: Editorial Mundo Hispano, 2009. Print.
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La peligrosa condición de la iglesia en Sardis se muestra bajo dos acciones
negativas. La primera: Sé vigilante y refuerza las cosas que quedan y están a punto de
morir (v. 2a). Esta exhortación era muy pertinente para la iglesia en Sardis por la
necrópolis que quedaba a unos 11 km de la ciudad y que testificaba la realidad de la
muerte en la historia de esta comunidad. En dos oportunidades la fuerte ciudadela,
aparentemente imbatible, había caído en las manos enemigas por la descuidada
vigilancia de los defensores. Haciendo un resumen de esta historia, se tiene lo
siguiente: Sardis aparentaba ser una ciudad inconquistable, ubicada en la cima de una
escarpada y muy bien protegida elevación. Por considerarse tan bien asegurada es
que ocurrió su repetida caída en manos enemigas. La primera vez fue tomada en 549
a. de J.C. por Ciro II el Grande (556–530 a. de J. C.). Los soldados del ejército persa
sorprendieron al rey Creso de Sardis, quien reposaba tranquilamente en su palacio.
Su confianza provenía de los fracasados intentos de antiguos enemigos de conquistar
su ciudad inexpugnable. Herodoto (484–420 a. de J.C.) en Historia 1.84 cuenta cómo
fue la toma de Sardis por los persas.
Después de estar la ciudad sitiada durante 14 días, Ciro hizo del conocimiento de
todo su ejército que el que lograse escalar la escarpada elevación sería premiado
inmensamente. Hieroeades, un soldado de Mardis, se dedicó a observar con mucha
atención las defensas de la ciudad. Ocurrió que Hieroeades vio a un soldado lidio
bajar por ese paraje a recoger su casco que se le había caído y que fácilmente volvió a
subir a su lugar. Al día siguiente de esto, Hieroeades guió a un grupo de soldados por
la grieta en forma sigilosa. Al llegar a la cima, el contingente de asalto sorprendió a
los soldados lidios que dormían plácidamente y se apoderaron fácilmente de la plaza.
Creso fue apresado y la ciudad fue saqueada. Todo esto sucedió por no estar
vigilantes.
Esta iglesia se había dejado engañar. El imperativo: Sé vigilante es un llamamiento
a revertir de modo radical su anterior actitud. Esta iglesia tenía que estar alerta en
cuanto a la seriedad de su estado calamitoso aunque no totalmente irremediable. Se
tienen que dar unos pasos serios para remediar la situación: refuerza las cosas que
quedan y están a punto de morir. Personas y cosas se pueden rescatar si se toman
acciones decisivas, rápidas y a tiempo. Si no, la muerte será el resultado. Esta
exhortación sugiere que la iglesia no estaba totalmente carente de esperanza. Existía
aún la posibilidad de levantarse de su letargo espiritual y ser reavivada. Ahora, si no
ocurriera dicho avivamiento, esta congregación también moriría espiritualmente.
La segunda condición de peligro de la iglesia estriba en que Jesús dice: porque no
he hallado que tus obras hayan sido acabadas delante de Dios (v. 2b). Significa que esta
congregación se caracterizaba por una mediocre condición espiritual. Sus obras eran
alabadas por los humanos, pero no por el Señor Jesucristo. Las obras formales y
externas sin la influencia del Espíritu Santo no tienen la vida verdadera. Delante de
Dios, las obras o actuaciones de esta iglesia son evaluadas como imperfectas,
incompletas o inadecuadas. Esto es un claro ejemplo de lo que hoy día se pudiera
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referir como un cristianismo meramente nominal. Se observan obras externas,
vistosas y espléndidas, pero delante de Dios representan un absoluto fracaso.
c. El llamamiento al arrepentimiento por su insensibilidad o a cambiar
radicalmente delante de Dios, 3:3. Juan apela a la memoria de la iglesia para que
recuerde lo que ha obtenido del Señor y lo que debe proceder a hacer. El texto dice:
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído. Esta iglesia había recibido
efectivamente la tradición apostólica en relación con el evangelio de Jesucristo y
había oído probablemente las enseñanzas de los apóstoles y profetas que les habían
sido anunciadas en un principio. El texto continúa: Guárdalo y arrepiéntete. Guárdalo
tiene el significado de que se conserven en un sentido completo o de que se
mantengan firmes en su dedicación primitiva a Dios. El arrepentimiento era la única
salida de la indiferencia en la que se hallaban y el único modo de evitar la ciertísima y
segura condenación.
Con el recuerdo histórico de lo sucedido con los guardias dormidos que fueron
sorprendidos en la noche, el Señor Jesús hace la siguiente advertencia: Si no eres
vigilante, vendré como ladrón; nunca sabrás a qué hora vendré a ti. Indudablemente
que aquí está en mente la figura del ladrón en la noche. En el NT, dicha figura sirve
para expresar de modo dramático lo sorpresivo de la segunda venida del Señor
Jesucristo (vea Mateo 24:43, 44; Lucas 12:39, 40; 1 Tesalonicenses 5:2–4; 2 Pedro 3:10)
En este caso, sin embargo, la venida es condicional, algo parecido a las advertencias a
la iglesia de Éfeso (2:5) y a la de Pérgamo (2:16), ya que su cumplimiento depende de
la respuesta obediente de los amonestados. La segunda venida del Señor Jesucristo
no dependerá del arrepentimiento o no de las iglesias de Sardis, Éfeso o Pérgamo.
Por tanto, la advertencia aquí se debe entender como una visita histórica que el
Señor Jesucristo hará a estas iglesias para ejercer sobre ellas su juicio divino.
d. El elogio o reconocimiento: Se elogia la resistencia a la inmoralidad, 3:4.
Aunque una mayoría de los miembros de la iglesia de Sardis había caído en
desobediencia al Señor, una minoría se había conservado fiel: Sin embargo, tienes
unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestidos Han manchado
traduce moluno3435, que se usaba particularmente para indicar impureza sexual o, en
el caso de Apocalipsis, la idolatría (vea 14:4; 1 Corintios 8:7; 2 Corintios 7:1; 11:2; Judas
23). El estar manchado aquí simboliza contaminarse con la vida pagana, lo que resulta
en perder la pureza de la relación con Cristo. Al referirse a los vestidos manchados se
relaciona con la famosa industria textil de Sardis. Los que manchaban sus vestidos
eran quitados de la lista pública de la ciudadanía.
Estos pocos fieles que no mancharon sus vidas conformándose y rindiéndose
como lo hicieron los demás reciben una promesa del Señor: Andarán conmigo en
vestiduras blancas, porque son dignas. Hay que notar que este es el único caso donde
el Señor Todopoderoso menciona la promesa antes de la fórmula del vencedor que
se menciona en el siguiente versículo. El “andar con Cristo” simboliza la salvación y el
compañerismo con él. Las vestiduras blancas simbolizan la justicia, la victoria y la
gloria de Dios. El color blanco se atribuye a Cristo (1:14), a sus ángeles (15:6) y a sus
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elegidos (19:14). En el caso de Sardis, ciudad reconocida por sus tintoreros, la figura
de las vestiduras blancas comunicaba con gran impacto y marcada belleza la
bendición de los fieles de estar por la eternidad en compañía de su Señor y Salvador
Todopoderoso. Este versículo muestra, además, que no todos los cristianos fieles
fueron mártires; sin embargo, al igual que los que experimentaron el martirio, ellos
también son “dignos”.
e. La bendición prometida: Recibir nuevas vestiduras, un nuevo nombre y una
confesión eterna, 3:5, 6. Al vencedor se le hace una promesa triple que también se
relaciona con la vestidura blanca (v. 5). Las tres promesas significan en esencia la
misma cosa, a saber, la vida eterna. (1) De esta manera, el que venza será vestido con
vestidura blanca (v. 5a). Al igual que los creyentes fieles que recibirán del Señor
Jesucristo las vestiduras blancas, el que sea vencedor de la suciedad de la sociedad
pagana será vestido con vestidura blanca. Las vestiduras blancas se mencionan siete
veces en Apocalipsis, sin establecer ningún patrón particular (3:18; 4:4; 6:11; 7:9, 13;
19:14). Por lo tanto, se puede entender que la vestidura blanca prometida al vencedor
aquí representa un atuendo apropiado para el estado celestial.
(2) Y nunca borraré su nombre del libro de la vida (v. 5b). La pura relación con
Cristo el Señor queda garantizada eternamente. En las ciudades de la antigüedad, los
nombres de los ciudadanos quedaban registrados en un libro hasta su muerte; luego,
sus nombres eran borrados o quitados del libro de los vivientes. Esta misma idea está
presente en el AT (vea Éxodo 32:32, 33; Salmo 69:28; Isaías 4:3); la idea de estar
registrado en el libro de Dios de los vivientes o de los justos posteriormente llegó a
significar el pertenecer al reino eterno de Dios el poseer la vida eterna (Daniel 12:1;
Lucas 10:20; Filipenses 4:3; Hebreos 12:23; Apocalipsis 13:8; 17:8; 20:15; 21:27). Algunos
temen que el texto abre la posibilidad de que una persona pierda su salvación. Según
los principios de interpretación bíblica es impropio basar doctrinas únicamente en
parábolas o imágenes apocalípticas. Es mejor permitir que el texto, aun con toda su
dificultad, presente su propia figura. Con la enfática doble negación el texto afirma
que Dios nunca borrará el nombre del creyente fiel del libro de la vida.
(3) Y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles (v. 5c).
Finalmente, el Señor Jesucristo promete al vencedor que confesará o reconocerá su
nombre delante de su Padre y de sus ángeles, a saber, el tribunal divino. Esta frase sin
duda es una réplica de lo que Jesús menciona en los Evangelios (Mateo 10:32; Lucas
12:8). La fidelidad en las pruebas de hoy será recompensada más allá de toda medida
en la vida por venir. El creyente tiene que confesar, es decir, testificar fielmente de
Cristo, para que sea reconocido igualmente en la presencia de Dios y de los ángeles.
En resumen, la esencia de esta promesa triple es que a los mártires se les asegura
vida eterna, sin tener que experimentar el juicio final.
De nuevo está la exhortación: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias (v. 6). Se recuerda que el énfasis sobre oír más que en leer indica que el
mensaje de Apocalipsis era leído en el culto público. El Espíritu que habla a las iglesias
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es probablemente el espíritu profético enviado por el Señor para guiar a sus
seguidores fieles.5
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Cevallos, Juan Carlos. Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 24: 1, 2 y 3 Juan, Apocalipsis. El Paso,
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