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1 Lirio Perfumado de La Divina Voluntad

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Lirios Perfumados a

San José

1. Lirio perfumado de la
Divina Voluntad
Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

1. El anuncio del ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu Santo.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y de


María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en vuestro
santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

2. La búsqueda de posada en Belén.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y


de María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en
vuestro santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

3. El nacimiento del Niño Jesús en Belén.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y de


María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en vuestro
santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

4. La presentación del Niño Jesús en el templo ofreciendo un par de tórtolas o dos


palomas.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y de


María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en vuestro
santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

5. La huída a Egipto con Jesús y con María.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y de


María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en vuestro
santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

6. El regreso de la Sagrada Familia a Nazareth.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y


de María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en
vuestro santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

7. La pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y


de María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en
vuestro santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Coronilla a San José
Contemplad los 8 misterio:

8. La gloriosa muerte de San José en brazos de Jesús y de María.

Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y de


María.
R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en vuestro
santo corazón.

En vez de gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.


Letanías a San José
Letanías a San José
Letanías a San José
San José dice:
Hijos míos: os llamo a que volquéis vuestra mirada hacia mí, os llamo a que
escuchéis mi voz, voz que ha de retumbar en vuestro corazón; voz que ha de
deteneros, hoy día miércoles, día dedicado a mi culto y veneración, día en que
derramo muchísimas bendiciones a mis devotos; almas que creen en el poder que
Dios me ha otorgado, almas que tienen la certeza plena de mi protección e
intercesión; almas que perciben mi fragancia, aroma suave de lirio fresco; lirio que
floreció en aquella vara seca, vara que fue entregada por los sacerdotes en mis
manos, vara que fue la señal del cielo para mi desposorio con la Santísima Virgen
María porque en ella nació el más esbelto de los lirios perfumados.

Lirios cultivados en el cielo para este majestuoso momento; momento que me


llevaba a descubrir un plan de amor, plan que había sido trazado en mi vida desde
mucho antes de mi nacimiento, plan que hacía de mí el padre adoptivo del salvador
el custodio y protector de los Corazones Unidos y Traspasados de Jesús y de María.
Plan que cambiaría el rumbo de mi vida, vida que era transformada y renovada según
los designios de Dios. Vida que tomaría un nuevo curso, una dirección diferente; vida
que haría historia, vida que dejaría huella en mi generación y en las generaciones
futuras.deseos de Dios; lirio que depurará vuestras flaquezas haciéndoos fuertes; lirio
que llevaréis en vuestras manos el día que seáis llamados; lirio de la Divina Voluntad
que os llevará a la meta, a la consecución del premio prometido. Así es pues, hijos
míos, morid a vosotros mismos para que reine mi Dios Jesús en vosotros como reinó
en mi santo corazón.
No puse obstáculos a los designios de Dios; me entregué en sus Venerables Manos
para que obrase en mí; para que me moldease como arcilla blanda, para que me
enrutase en sus caminos; caminos estrechos, caminos angostos; caminos que exigían
de mí, excesiva confianza y santo abandono para hacer en todo su Divina Voluntad;
camino que me exigía renuncias, cambios en mi vida; caminos que obraban prodigios
en mi corazón para salvaguardar al Niño Jesús y para proteger a la elegida de Dios, a
la siempre bienaventurada Virgen María.
Hoy, hijo mío, que habéis abierto vuestro corazón para recibir mis gracias, no dudéis
en acudir a mí; siempre estaré presto en ayudaros; os protegeré de igual forma como
lo hice con el Niño Jesús y con mi castísima esposa; os defenderé contra todo peligro,
contra toda asechanza del mal; basta que os acerquéis más a mí, que no me tengáis
tan distante de vuestra vida, que no me sintáis como a un extraño. Sabes alma mía:
vuestra indiferencia me hiere, me lastima.

Abrid vuestras manos y recibid el lirio perfumado de la Divina Voluntad; oledlo y


aspirad su suave perfume, perfume que renovará vuestro corazón, perfume que os
mostrará vuestro camino, camino guiado por una nueva luz, camino promisorio,
esperanzador; camino que os lleva a actuar movido por el Santo Querer de Dios;
camino que dará beneplácito a su Sacratísimo Corazón; Corazón sumamente bueno,
Corazón con muchísimos espacios porque muy pocas almas hacen su Divina Voluntad;
muy pocas almas renuncian a sus sueños, a sus metas, con tal de agradar a Cristo.
Siembro en vuestro corazón, éste, mi lirio perfumado; lirio que ciñó en mi cabeza una
corona de gloria, lirio que adornó y embelleció mi alma; lirio que me llevó al desvelo,
a la preocupación porque temía ofender a Dios,temía no agradarle; temía que algo le
sucediera a lo más amado, a lo más querido de su purísimo corazón; lirio que me dio
un puesto de gloria porque supe vencer obstáculos, superar pruebas; lirio que
fundirá vuestro interés con los deseos de Dios; lirio que depurará vuestras flaquezas
haciéndoos fuertes; lirio que llevaréis en vuestras manos el día que seáis llamados;
lirio de la Divina Voluntad que os llevará a la meta, a la consecución del premio
prometido.

Así es pues, hijos míos, morid a vosotros mismos para que reine mi Dios Jesús en
vosotros como reinó en mi santo corazón.
El alma dice:
Amantísimo San José: infinitas gracias os doy por haberme llamado, por haber
pronunciado mi nombre en vuestros dulces labios.

Heme aquí, para que transverberéis mi corazón con fuego de Amor Santo y Divino que
arde en vuestro cándido corazón. Heme aquí, para recibir vuestras gracias; gracias que
concedéis muy generosamente a cada uno de vuestros devotos. Gracias que harán mi
corazón semejante al vuestro. Gracias que me llevarán a suspirar de amor por vos.
Gracias que inflamarán todo mi ser de vuestra celestial presencia. Gracias que harán de
mí, un ser renovado, transformado, cambiado. Gracias que harán que piense, aún, más
en vos porque os aparté de mi vida.

Pocas veces he acudido a vuestra paternal protección siendo vuestro corazón vaso
purísimo de virtud, recinto de santidad, ya que fuisteis el único hombre de la tierra digno
para ser el padre adoptivo del Salvador.
Padre que le cuidó como si fuese su propio hijo. Padre que le cantó canciones de cuna y le
estrechó entre sus brazos para que se durmiera. Padre demasiadamente celoso en el
cumplimiento de la Ley. Padre que vio crecer: en edad y en sabiduría al Hijo de Dios. Padre
que quedaba estupefacto ante sus palabras. Padre que le amaba como a su hijo y le
adoraba como a su Dios. Padre que compartió treinta años de su vida con el Mesías, Dios
esperado.

Padre que elevó su espíritu al cielo con una sonrisa, con su corazón rebosado, plenificado
porque supo cumplir con su misión, ya que le protegió del frío, del calor, le defendió del
sanguinario Herodes, hombre cruel que quería acabar con su vida, hombre poseído por el
deseo de poder, hombre que no medía consecuencias en la vileza y bajeza de sus actos.
Amantísimo San José: heme aquí anhelante en entrar a vuestro taller, en ceñirme vuestro
delantal y en trabajar por la salvación de mi alma, alma que ha de ser transformada
porque estáis aquí para renovar mi corazón, estáis aquí para mostrarme un nuevo camino,
un horizonte diferente, una senda impregnada de vuestro suave aroma; aroma que me
purifica y libera, aroma que me lleva a pediros perdón por teneros tan ausente de mí,
aroma que eclipsa mi corazón en un bello idilio de amor hacia vos, aroma que hace
susurrar mis labios con vuestro dulce nombre, nombre que quema mi corazón por dentro,
nombre que ansío por descubrir, en permanecer a vuestro lado.

¿Qué me ha de suceder si os tengo a mi lado? ¡Nada! Absolutamente nada porque sois mi


guardián, mi vigía, mi protector, mi centinela. Nada, absolutamente nada porque cuidaréis de mí
con el mismo esmero como cuidasteis al Niño Jesús y a vuestra Virginal Esposa, María. Nada,
absolutamente nada porque sois terror de los demonios.

Amantísimo San José: gracias infinitas os doy por el lirio perfumado que habéis puesto en mis
manos; lirio perfumado de la Divina Voluntad; lirio que cambiará el transcurso de mi vida; lirio
que me desarraigará de mis gustos, de mis apetencias; lirio que cortará con todo egoísmo, con
cualquier fijación; lirio que aromatizará mi corazón de vuestra santidad, de vuestros férreos
deseos de agradar siempre a Dios; lirio que me conllevará a planear: no según mis intereses, sino
según al Santo Querer de Dios; lirio que hará que mire hacia el cielo anheloso de estar a vuestro
lado por toda la eternidad; lirio que incita mi alma a hablar de vos, a extender esta santa
devoción por toda la tierra; lirio que acelera el palpitar de mi corazón en imitaros en vuestra
loable virtud, a actuar siempre movido bajo el Querer de Dios, haciendo en todo su Divina
Voluntad.
Oración final

¡Oh!, San José: cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el
Trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos.
¡Oh!, San José: asistidme con vuestra poderosa intercesión, conseguidme de
vuestro Divino Hijo nuestro Señor todas la bendiciones particulares que
necesito a fin de que habiendo conseguido aquí en la tierra la ayuda de
vuestro poder celestial pueda ofrecer mi gratitud y homenaje al padre más
amoroso.

Amén

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