ASI ES COMO DIOS TE VE
LA TRANSFORMACI�N M�STICA QUE FLUYE DE LA MENTE DE DIOS
la transformaci�n m�stica que os lleva desde sentiros como una des-empoderada gota
de espuma en el filo de la ola, hasta la sensaci�n de libertad y de vida empoderada
que fluye de la Mente de Dios a trav�s
Y una vez m�s, saludos a vosotros mis queridos y santos amigos. Una vez m�s llego
aqu� con un gran gozo para estar con vosotros de esta manera.
2. Vengo con vosotros mis amigos, con una gran alegr�a, para estar aqu� en esta
hora. Y camino con vosotros con gran alegr�a por el camino que hab�is elegido.
Pues, en Verdad, no hay ning�n momento en que yo no est� con vosotros. No hay lugar
al que pod�is ir donde no pod�is descubrir mi presencia.
3. Solo la realidad puede ser verdadera. Y la realidad es simple: Solo existe la
simplicidad del Amor. Y desde ese oc�ano nacen una multitud de formas, de mundos,
de creaciones, de entre las cuales sois una. Y como olas que surgen del mar, esas
creaciones siguen eternamente enlazadas a su Creador.
4. Sois una ola surgiendo del Oc�ano Infinito del Amor, que es la presencia de
Dios. Yo soy una ola que ha surgido del oc�ano de la Santa Mente de mi Padre. Y
aunque dos olas parezcan separadas por eso que es llamado �tiempo� �incluso por dos
mil de vuestros a�os�, sin embargo, en Verdad, cuando son vistas desde una
perspectiva mucho m�s amplia, esas olas han surgido simult�neamente de la
superficie del Oc�ano.
5. Surgen exactamente con el mismo prop�sito: Expresar la simplicidad, y la
inocencia, y la belleza, la creatividad, la verdad y la realidad del Oc�ano Mismo.
6. Y las olas se deleitan al expresar lo que parece ser una individualidad �nica.
Y, no obstante, portan el car�cter com�n de estar hechas de la misma sustancia y de
estar en realidad gobernadas por las mismas Leyes de la Creaci�n.
7. Pues ellas no conocen el momento de su surgimiento, ya que solo la ignota
Profundidad del Oc�ano puede saber el momento en el que elige hacer brotar y crear
la expresi�n de la ola. El poder no visto, sino oculto en la Profundidad del
Oc�ano, se levanta para conformar esa ola, y la mantiene a trav�s de la duraci�n de
su expresi�n. Y desde la Profundidad de ese Oc�ano es desde donde se decide cu�ndo
esa ola retornar� al mar. �Significar� esto que desaparece? Solo desde cierta
perspectiva. Mas, en realidad, la propia sustancia que se hizo manifiesta no ha
conocido realmente ni el nacimiento ni la muerte, sino solo la expresi�n.
8. �Qu� sucede entonces si fueras a considerarte a ti mismo como una ola que surge
de la Santa Mente de Dios, nacida del infinito deseo de Dios de expandirse a S�
Mismo, para expresar la infinita naturaleza del Amor y la creatividad? �Qu� ocurre
si comienzas a constatar que todo lo que has llamado �t� mismo� es el efecto del
Amor, y que t� no eres quien se provoca a s� mismo su surgimiento? Y, no obstante,
en tanto que has surgido de ese Oc�ano de Amor, �no estar� la ola hecha de la misma
sustancia que el mismo mar? �No te ha sido dada una libertad infinita y perfecta?
Pues de la misma manera en la que tu Padre te percibe, te ha sido dada la libertad
de percibirte a ti mismo y a todas las dem�s olas que pudieras sentir, e incluso al
Mismo Oc�ano... de la manera en que elijas percibirlos.
9. La meta de una espiritualidad genuina es entonces la de realinear la cualidad de
vuestra percepci�n, de reflejar, de resonar con, de estar en perfecto alineamiento
con la percepci�n de vuestro Creador; de ver con los ojos de Dios.
10. Queridos amigos, en Verdad, en vuestro ser, segu�s siendo tal y como fuisteis
creados. Y en todos y cada uno de los momentos est�is empleando literalmente ese
poder que se encuentra en el calmado fondo del Oc�ano del Amor de Dios, que dio
surgimiento a vuestra creaci�n y existencia mismas, para percibir tal y como lo
dese�is hacer.
11. Por tanto, en esta hora nos referiremos a la naturaleza misma del deseo: A lo
que significa, a lo que supone, a c�mo crea sus efectos, a su poder y a su valor,
al prop�sito y al sentido del deseo, y a c�mo comenzar a tratar con esa energ�a
(que a veces, como ya sab�is, se siente como toda una manada de miles de caballos
salvajes, cada uno queriendo ir en su propia direcci�n) para hacer que el mism�simo
Poder del Deseo se ponga bajo tu direcci�n consciente y deliberada... para que
realmente puedas crear como el Padre te cre� �con un perfecto, deliberado e
infinito Amor; con perfecta e infinita y deliberada libertad; con perfecta,
infinita y deliberada alegr�a... con perfecta, perfecta, libertad�.
12. �Deseo! Cuando caminaba por vuestro planeta como un hombre me enfrent� a muchas
opiniones diferentes sobre la naturaleza de la creaci�n, de la humanidad, de la
consciencia... aunque esta �ltima palabra a�n no estaba en ese momento �eso que
llam�is consciencia o autoidentidad�. Al igual que ahora vosotros os encontr�is con
muchas escuelas de pensamiento, yo tambi�n. Y, al mismo tiempo que esto puede
parecer que conduce a una gran confusi�n, como si uno debiera elegir en un
abigarrado buf�, realmente sirve de una manera no muy diferente a como sirve la
arena que est� dentro de una ostra de la cual se extraer� una perla. Hace que
rasques dentro.
13. Debes encontrar tu propio camino hacia tu propia verdad. Porque ante todos y
cada uno de vosotros yace vuestro propio camino, y un portal, un ojo de aguja... a
trav�s del cual solo vosotros pod�is entrar.
14. Por tanto, en cierto sentido, est�s aparentemente solo. Debes tomar la decisi�n
de desear, por encima de todo, despertar al perfecto recuerdo de tu uni�n con Dios
�igual que una ola puede finalmente decidir que no ha sido concebida para tenerle
miedo a ser una ola, sino para reclamar verdaderamente su individuaci�n, para
reclamar su ser �nico, y para vivir eso plenamente�.
15. Y para, en esa plenitud, decidir descubrir una manera de discernir su uni�n
infinita con el mismo oc�ano, para as�, de cierta manera, romper con esa
autoidentificaci�n miope que hace que ella se vea a s� misma como un peque�o pedazo
de ola que, surgida en un lugar o un tiempo determinados, solo dura un segundo y
desaparece; y para encontrar entonces una manera de trascender esa limitaci�n y ser
reidentificada con la consciencia de que t� eres Uno con la Profundidad del Mar
�con el vivo discernimiento de esa Unidad�. Y todo ello para que pod�is operar no
ya desde el nivel superficial de discernimiento, que podr�a ser considerado como la
espuma en la punta de la ola (lo que llam�is mente consciente o egoica), sino para
que se�is informados en todo lo que habl�is, hac�is, en todo lo que cre�is y en
todo lo que percib�s... por aquello que yace en la mism�sima Infinita Profundidad
del Propio Oc�ano.
16. Imag�nate entonces extrayendo de un manantial, dentro de ti, que no parece
tener fondo ni bordes, y a trav�s del cual algo brota desde lugares ignotos, y en
los que tu atenci�n literal consciente, tu discernimiento consciente, parece estar
coloreado con una Radiante Luz que te deja literalmente con el sentimiento de que
no eres el cuerpo-mente ni la historia personal con la cual te has identificado
hasta ahora, sino que todas esas cosas son solo temporales, o son solo efectos
transitorios y muy impersonales de un cierto nivel de deseo, en tu alma, que es una
y la misma cosa que el Amor de Dios expres�ndose a S� Mismo, y sin otro motivo que
el hecho de que el Amor no puede hacer otra cosa que extenderse.
17. Imag�nate trascendiendo tu miedo a tu propia supervivencia porque, a medida que
consideras tu cuerpo-mente, ahora ves que ya no est�s identificado como tal cuerpo-
mente; pues esas cosas en realidad ahora se han convertido en instrumentos para ser
utilizados por el Amor que yace en la Mente de Dios; y, entonces, t� vives, aunque
no ya como t� mismo, sino como el Cristo que mora en tanto que t�. Esta es una
experiencia muy real, que se puede
vivir. Es decir, no es solo filosof�a, no es solo un concepto y nunca puede ser un
dogma.
18. Se da pues una especie de traducci�n m�stica en la profundidad del alma, una
traducci�n que es, en Verdad, meramente un desplazamiento del lugar donde percibes
que est� el sentido y la fuente para tu identidad. Y esa energ�a, la energ�a que se
requiere para trasladarte desde la miope autocontracci�n en la que te has
identificado con las peque�as gotas de espuma que salen de la punta de la ola,
vapuleado por un poder que parece estar fuera de ti, hacia una sensaci�n de
identificaci�n con la Silenciosa Profundidad del Oc�ano que est� presente por todas
partes y que parece no conocer comienzo ni fin... la mism�sima energ�a que te
llevar� desde la punta de la ola a la Profundidad del Oc�ano... que es la energ�a
del deseo.
19. Porque te digo con claridad que si el Padre no hubiera deseado extender Amor,
t� nunca hubieras podido surgir a la existencia. Tu propio sentido de
discernimiento del yo es el resultado, es el efecto, del Amor... un amor que es el
mism�simo Amor que ha concebido el sol y la luna, y todas las estrellas y cada
dimensi�n de la Creaci�n.
20. Ese mismo Amor, que dese� la extensi�n para ese Amor, es la propia Fuente de la
cual t� has nacido. El modo en que ahora te reconoces a ti mismo, ese ser, es el
efecto del deseo de Dios de extender Amor.
21. Por lo tanto, cuando alg�n d�a de estos alguien te pregunte �oh, �qui�n eres?�,
por favor, no les digas un nombre. No digas,
Bien, s�, nac� en una cierta localidad de cierta parte del planeta.
No les digas que eres un Dem�crata o un Republicano, o comunista, ateo o cat�lico.
Diles la Verdad,
�Qui�n soy? Soy la extensi�n del Amor en la forma. Nunca he nacido
y nunca probar� la muerte. Soy infinito y eterno. Resplandezco como lo hace un haz
de luz solar. Soy el efecto del Amor de Dios. Y estoy ante ti para amarte.
22. Ahora bien, �esto har� que se levanten algunas cejas! Y tambi�n transformar� tu
mundo. Porque es el momento de dejar de buscar a Cristo fuera y comenzar a
decidirse a asumir la responsabilidad de ser Cristo encarnado. �El deseo lo es
todo!
23. Date un momento justo ahora. Permite que el cuerpo se relaje e imagina que
pudieras pasar de ser el actor en la obra de tu vida a ser el director y el
productor. Y te sientas en tu laboratorio, tu estudio, y te ves editando la
historia de tu vida. Est�s mirando todos tus peque�os clips de pel�cula. Ves el
momento en que naciste, luego el tiempo en que ibas a tu escuela infantil, luego
el d�a en el que te enamoraste o en el que decidiste ir al cine por primera vez, o
cuando ibas a la escuela superior, o cuando trabajabas, o cuando tuviste un trabajo
y otro y otro m�s, o el momento en que cambiaste de localidad f�sica. Y mira bien a
ver si no es verdad que en cada acci�n que hayas realizado alguna vez, en cada
decisi�n que hayas tomado alguna vez, y tras intentar analizarlas todas por igual,
�no subyace siempre la energ�a del deseo?
24. Pues en Verdad ni siquiera te levantas del sill�n para ir a la despensa si no
tienes el deseo de comer. Hay algo que te llama hacia un campo de acci�n, a una
expresi�n de acci�n. Eso es el deseo. Nadie entra en una relaci�n �ntima sin la
energ�a del deseo. Pues... acaso dos personas se han mirado alguna vez y se han
dicho,
No siento ning�n deseo en absoluto, pero vamos a casarnos, tener hijos y fundar una
familia.
25. �Deseo! El deseo es esa energ�a que hace que todas las olas de creaci�n nazcan
de la profundidad del oc�ano mismo. Y no obstante, �qui�n de entre vosotros no se
ha sentido en conflicto con el deseo? �A qui�n no se le ha ense�ado que el deseo es
el mal? �A qui�n no se le ha dicho que, si quiere ser alguien grande, no desee? �A
qui�n no se le ha ense�ado que el deseo de cierto confort material es, de cierta
forma, un obst�culo en el camino espiritual? Mira bien en tu alma a ver si esto no
es cierto. �Acaso no le has temido a veces al brote del deseo en ti? Pues bien, al
mirar hacia vuestro plano veo que hay muchos que se han visto paralizados de miedo
por tan solo desear tomarse un tarro de helado. Tanto miedo ten�an que, si ced�an
ante ese deseo, entonces algo en el helado les provocaba una hinchaz�n en el cuerpo
y una parada cerebral; �mmm! �mmm!
26. Y, para quienes de entre vosotros se encuentren en una relaci�n �ntima �lo que
llam�is matrimonio, o un compromiso de alg�n tipo (parece haber muchos niveles de
compromiso en vuestro mundo, cada cual con su propia definici�n)�: �cu�ntos no
hab�is tenido la creencia, ense�ada por el mundo, de que si sent�s una cierta
energ�a de deseo brotando desde vuestro interior al mirar a alguien que no sea
vuestro compa�ero, entonces hab�is pecado de cierta manera contra Dios? Entonces,
�cu�ntos de entre vosotros no conoc�is la experiencia de intentar gobernar diez mil
caballos, estando completamente seguros de que, si ced�ais en sentir deseo,
entonces todos se desbocar�an... y que as� fracasar�a el intento de mantener la
vida estructurada, r�gida y predecible �lo que expresas diciendo que �todo se fue
al carajo��? �Mmm!
27. Y no obstante, �existir�as si Dios hubiera temido el deseo de crear y de
extender amor para formarte, d�ndote al mismo tiempo una infinita libertad de
elecci�n? Sin deseo, mira a tu alrededor.. no solo no ver�as nada, sino que no
habr�a nada con lo que poder ver. Todo es efecto del deseo.
28. Entonces comienza a entender que el deseo no es malo. No es algo a ser temido,
sino a ser dominado. El dominio, la maestr�a, no es control. Porque el control, la
necesidad de control, es un efecto de la energ�a del miedo, y no del Amor. La
maestr�a del deseo llega cuando reconoces que est�s a salvo al sentir cualquier
tipo de onda de deseo que pueda atravesar tu consciencia, porque t� decides si
actuar�s a partir de ella o no �decides si la llevar�s al campo de la
manifestaci�n�.
29. El poder de elecci�n es lo �nico que nunca te puede ser quitado. Ya lo has
dominado perfectamente, porque nada de lo que hayas experimentado alguna vez ha
llegado hasta ti sin tu decisi�n de permitir que entre en el campo de la
manifestaci�n.
30. Comienza entonces a sentir que el deseo es algo que brota de esa profundidad
m�s all� de ti mismo, y que puede ser contemplado con perfecta inocencia y con el
asombro de un ni�o; y que ese mismo acto de cambiar de actitud, de permitir y darle
la bienvenida al deseo, no es algo que te vaya a desviar del camino del despertar,
sino que de hecho te llevar� de forma vertical, por as� decirlo, hacia el Coraz�n
de Dios.
31. Pues si alguna vez vas a crear tal y como Dios crea, necesitar�s sanar tus
percepciones conflictivas sobre el deseo. Necesitar�s trascender esa energ�a de
miedo.
32. Hay muchos que me invocan y rezan. No hay ni un solo momento, en vuestro marco
temporal, en el que no haya muchas personas, en vuestro plano, en alg�n lado del
planeta, que me est�n rezando y que quieran llenar sus corazones de Cristo. Y, no
obstante, al mismo tiempo est�n muertos de miedo ante una energ�a que necesita
moverse, porque han sido ense�ados a temer, a suprimir, el deseo.
33. El deseo es como el L�quido de la Vida que se mueve a trav�s del tallo de la
rosa y que permite que los p�talos resplandezcan con un glorioso color. Y cuando
bloqueas el flujo del deseo los p�talos no pueden ser nutridos. Y la muerte
comienza a darse �muerte del coraz�n, del alma... en la cualidad de lo sin vida�.
34. Si caminaras por una de las calles de vuestras ciudades mirando realmente a los
ojos de cada persona que te encontraras (y todo el mundo que escucha estas palabras
ha tenido esta experiencia), �no reconocer�as que la muerte parece haber anidado ya
en las mentes de muchos que viven � muerte de los
sue�os, de la esperanza, muerte de la val�a, del esp�ritu de juego, del verdadero
poder... muerte de la uni�n con su Fuente y Creador�?
35. La sanaci�n requiere estar dispuesto a sentir deseo, a verlo como bueno, a
verlo como santo. �Significar� esto que si sientes un deseo, ya nunca va a verse
desfigurado por los patrones egoicos de tu mente? Desde luego que no. Siempre
existe la posibilidad de que el deseo sea desfigurado para satisfacer las
necesidades de la mente egoica en ti. Pero ten por seguro que, si lo hace,
entonces, �qui�n lo hizo? �T�! Siempre, en tu interior, ya reconoces que el deseo
es bueno, pero lo suprimes. Siempre, cuando el deseo surge, esas veces en que has
permitido que se desfigure y que sirva a las metas del ego, ten por seguro que
sab�as perfectamente bien lo que estabas haciendo, y que eras t� el que tomaba las
decisiones.
36. Has aprendido, por tanto, a temerle al deseo, pues este miedo es el efecto de
temerte a ti mismo. Y esto es lo que te paraliza. Esto es lo que corta el flujo
creativo. Esto es lo que conduce a todo eso que tu mundo reconoce como una multitud
de malestares psicol�gicos �una indisposici�n a confiar en el propio yo, una
indisposici�n a amarse a s� mismo, la creencia de que el deseo que corre por tu ser
es algo malo y oscuro�. Si pudieras arrojar todo deseo fuera de tu ser, entonces,
podr�as mantenerte con el control y le gustar�as a todo el mundo, ya que te habr�as
adaptado a la peque�ez y a la inferioridad que tan adoradas son en la consciencia
humana.
37. Escucha bien, ahora, el siguiente axioma que nos gustar�a darte,
La �nica relaci�n que tiene alg�n valor en realidad es tu relaci�n con Dios, tu
Fuente creativa, la profundidad del oc�ano.
38. Y r�pidamente la mente dir�,
�Y qu� pasa con mi compa�ero, con mis padres, con mis hijos, con el presidente de
los Estados Unidos, con el jefe de la oficina de correos?
�Mmm! Como ejemplos se te ocurrir�n un mill�n de relaciones que seguramente tengan
una gran importancia. Mas la �nica que tiene valor es tu relaci�n con Dios. Porque
cuando ella est� alineada, todas tus creaciones, todas tus elecciones en tus
relaciones y tus elecciones sobre c�mo vas a ser en ellas... todo eso... fluir� sin
esfuerzo desde ese alineamiento.
39. Por tanto, busca primero el Reino, y todas esas cosas te vendr�n por a�adidura.
No intentes crear una rosa empezando por los p�talos, sino que nutre las ra�ces, y
la flor tendr� que florecer.
40. Para estar en una relaci�n correcta con tu Creador, es absolutamente necesario
corregir tu percepci�n y tu relaci�n con la energ�a del deseo. Y eso co-
mienza al dejar que se vaya el juicio que has hecho de �l, en cualquiera de sus
formas. Porque, de nuevo, solo puedes estar en Amor o en miedo. Solo puedes estar
en inocencia o en juicio.
41. El amor y la inocencia son del Reino. El miedo y el juicio son de la ilusi�n.
42. Aprende entonces, mediante una simple pr�ctica, a interrumpir los patrones que
has aprendido de este mundo ilusorio, de tal modo que sueltes tu juicio contra la
energ�a del deseo. Esto ser� diferente para cada uno de vosotros dependiendo de
d�nde comience cada cual. Pero para darte un ejercicio muy simple, cuando te
levantas por la ma�ana y has plantado tus pies firmemente sobre el suelo, date un
respiro y preg�ntate esta cuesti�n,
�Qu� quiero ahora mismo?
En ese mismo momento la mente dir�,
Bien, estoy demasiado ocupado para saber lo que quiero, tengo que ir a trabajar.
Tengo que servir a alguien m�s. Estoy aqu� para satisfacer al mundo. No tengo
tiempo para preguntarme lo que quiero.
43. Recuerda que lo que decretas, es, y todo pensamiento que tengas en la mente se
ver� reflejado en la naturaleza de tu experiencia.
44. As� es que date un respiro y pregunta,
�Qu� quiero?
Y entonces simplemente date un minuto para observar lo que sea que aparezca en la
mente, o incluso lo que se siente en el cuerpo. �Oh! �Dios me libre!
�Quiz� quieras tener sexo! �Oh! �Entonces sabr�s ya con toda seguridad que no eres
un ser �espiritual�! Puedes querer darte una ducha caliente. Puedes querer un vaso
de zumo o de agua. Puedes querer cantar, estirarte o respirar. Puedes querer
girarte y mirar a tu amante o compa�ero que a�n duerme en la cama. O puedes querer
levantarte y deslizarte hacia la habitaci�n de los ni�os para mirar c�mo duermen.
Puedes querer sentarte y leer el peri�dico. Pero la cuesti�n aqu� est� en darse
cuenta de que, al preguntar una cuesti�n as�, hay algo que responder� en ti. Y
cuando llegue esa respuesta, date cuenta de que viene con un sentimiento asociado,
con una cualidad que hace que tus c�lulas canten, aunque solo sea un poquito. Esa
es la energ�a, el elixir de la Vida, llamado deseo.
45. En este �nico minuto, no necesitas ponerte a actuar, sino simplemente observa,
Ah, �qu� quiero? Darme una ducha caliente.
El sentimiento del pensamiento, o el pensamiento que emite el sentimiento en el
cuerpo, �quiero darme una ducha caliente�, es transportado por el elixir del deseo.
Y el deseo viene de una profundidad de tu ser que, de nuevo te
digo, descansa justo al lado del Rostro de Dios. �Y no ser�a el caso que, si
siguieras ese deseo que brota de tu coraz�n, sinti�ndolo, acogi�ndolo, podr�as
aprender y descubrir qu� es lo que el Oc�ano desea expresar a trav�s de la ola que
t� eres? Y si juzgas el deseo, �no podr�as estar cortando as� el flujo creativo que
la Mente de Dios desea expresar?
46. Desde luego que ese es el problema. Has anudado la manguera con un nudo hecho
de juicios conflictivos. Y la idea, ahora, es comenzar �de una manera simple� a
darte permiso para sentir deseo, a permitirlo incluso en las c�lulas de tu cuerpo,
a observarlo, notarlo, a reunirse con �l.
47. He aqu� algo que es muy com�n en tu mundo (s� honesto contigo mismo):
�Cu�ntas veces has sentido el deseo de ser rico? Se supone que esto no es algo de
lo que se hable mucho o que se haga muy p�blico,
T�o, �esta ma�ana me despert� imaginando que ten�a tantas monedas de oro que pod�a
comprar todo el planeta! �Oh! �El dinero es la ra�z de todo mal�. No puedo pensar
as�. Bien, mejor me mantendr� ocupado e ir� a la oficina a trabajar, aunque
secretamente pienso en mi interior resentido que en realidad ah� no me pagan todo
lo que mi alma se merece. Pero har� como si todo fuera bien. Oh, �dinero? No. Estoy
muy bien. Realmente tengo lo suficiente, y... no, no, realmente estoy muy bien.
Y entonces, cuando vuelves a casa, conduciendo, y un Mercedes Benz te adelanta
r�pidamente, no puedes dejar de pensar,
Dios, desear�a poder tener uno de esos. Oh, �Dios! No puedo pensar eso, as� que
conducir� mi viejo Volkswagen por esta carretera, pues estoy siendo una persona muy
buena y muy espiritual.
48. Sed honestos con vosotros mismos: �Cu�ntas veces hab�is sentido brotar de
vuestro interior el deseo de ser ricos? �Qu� hay que os haya provocado tenerle
miedo a ese deseo? �Qu� ha hecho que anudarais la manguera de tal modo que
tratarais de bloquearla para que ese deseo no llegara a la manifestaci�n?
49. Quiz�s, cuando eras un ni�o, fuiste a una catedral y all� hab�a alguien con un
largo vestido, subido a una plataforma. Y all�, como todo parec�a ser tan hermoso,
�l seguramente deb�a estar hablando con mucha autoridad. Y como esta catedral est�
repleta de todo un conjunto de peque�as mentes que viven todas en su propio nivel
de miedo, cuando esa voz habl� y dijo, �el dinero es la ra�z de todo mal�,
pensaste,
Oh, bien, esa es la verdad. Oh, s�. Esa es la verdad. Oh s�, Oh, Dios, mejor
temerle al dinero. �Mmm!
50. Os digo, solo ten�is una Autoridad, y nunca est� en ninguna oficina o iglesia,
organizaci�n o individuo. �Tu Autoridad es la Voz que habla por Dios y
que mora en tu coraz�n y en tu mente! Dios no est� limitado y no requiere que sus
Criaturas lo est�n. Porque si quisieras recibir todo lo que Dios te quiere dar,
entonces decidir�as levantarte y ser la ola m�s grande que puedas ser. Porque solo
haciendo eso honras a tu Creador.
51. As� es que podr�as decir que Dios es como un jardinero sabio que constantemente
trata de hacer crecer bellas rosas. Sabe exactamente cu�nto abono poner en el
suelo. Sabe c�mo hacer para que esos nutrientes suban desde el suelo por las ra�ces
hasta el coraz�n del tallo de la flor, para imprimirle un color radiante de tal
modo que todo el mundo que mire se vea tocado por el misterio de la belleza. Y Dios
se sorprende,
Bien, es interesante. Esas rosas que he creado parecen tener mente propia. A medida
que el elixir que intento darles sube por los tallos, ellas se atan a s� mismas con
peque�os nudos, y solo les llega un poco de ese elixir; as� que los p�talos nunca
florecen plenamente.
52. �Has tenido alguna vez la sensaci�n de que est�s poniendo m�s energ�a en
permanecer contra�do que en permitir la expansi�n?
53. El deseo es creaci�n. Por tanto, lo que deseas es de la mayor importancia. Si
quieres tomar ese peque�o ejercicio que te hemos dado y comenzar a ponerlo en
pr�ctica, de una manera muy simple, y de una manera calmada, comenzar�s a ponerte
en contacto de nuevo con la inocencia y la belleza del movimiento del deseo. Puedes
deleitarte en �l. Cuando tengas un pensamiento sexual, un deseo sexual, �por qu� no
simplemente estar con �l? �Por qu� no notar lo que provoca que suceda en el cuerpo?
�C�mo cambia tu respiraci�n?
�Va el coraz�n m�s r�pido? S� honesto contigo mismo, �no esboza una sonrisa en tu
cara? �Qu� pasa si decides acoger honestamente ese efecto como algo perfectamente
inocente y hermoso? �C�mo podr�a cambiar tu d�a si no reprimieras el discernimiento
del deseo sexual? Notar�s que no estamos diciendo que debas ir por la calle
agarr�ndote a todo cuerpo que pase cerca de ti. Decimos que te permitas el abrazo
viviente de la energ�a que precisamente est� movi�ndose por todo tu ser.
54. �Por qu� es importante esto? Si has decidido que hay ciertas energ�as que son
demon�acas, malas, que tienen el poder de desviarte de tu uni�n con Dios, entonces
ya has decidido que hay algo que est� m�s all� del alcance de tu poder. Y eso es lo
que te des-empodera. Y as�, tomas una energ�a inocente y la conviertes en un
monstruo que debe ser temido a cualquier precio.
55. Mas os aseguro que la transformaci�n m�stica que os lleva desde sentiros como
una des-empoderada gota de espuma en el filo de la ola, hasta la sensaci�n de
libertad y de vida empoderada que fluye de la Mente de Dios a trav�s
de vosotros... y para expresar solo bellas creaciones llenas de majestad, de poder
y de milagros... lo que te lleva de A a B... es estar dispuesto a cambiar de
actitud para observar las mism�simas energ�as que se mueven a trav�s de la mente y
del cuerpo, y no para temerlas, sino para contemplarlas con inocencia y maravilla.
56. Esta es la fuente de todos los mitos que han sido narrados en todas las
culturas: El caballero que somete al drag�n, besando a la bestia salvaje en la
mejilla, convirti�ndola as� en un amoroso, amoroso compa�ero.
57. Vuestros monstruos son lo que tem�is y reprim�s debido a los juicios que hab�is
aprendido en el mundo. Y el mundo es solo la negaci�n o rechazo del Reino. Es justo
lo opuesto a la Verdad.
58. As�, ves, si est�s sentado en una de tus catedrales y todo el mundo est�
diciendo,
Oh, claro, la sexualidad, �algo muy malo! Te alejar� de Dios.
Entonces de inmediato debes darte cuenta de que si todos aqu� le temen a la
sexualidad, en realidad debe ser Divina, y as�,
Quiz�s har�a bien en acogerla, amarla, dominarla, y no temerla.
59. Si alguien te dice,
El dinero es la ra�z de todo mal,
y luego extiende la mano y dice,
�Podr�as por favor hacer una donaci�n a nuestra organizaci�n?
�no es esto acaso una expresi�n de conflicto? Y no obstante, tal conflicto inunda
las religiones y los dogmas de vuestro mundo,
No desees el dinero. No desees riqueza. Por otra parte, para mantener esta emisora
de radio necesitamos realmente que hagas una donaci�n.
60. �Qu� est�n tratando de ense�arte? �Qu� est�n negando?
Sexo y dinero. Cosas muy b�sicas, �no? Representan energ�as que fluyen desde la
Mente de Dios, que quieren expresarse con alegr�a y poder ilimitados, y que no
est�n dispuestas a conformarse con limitaciones de ning�n tipo.
61. Cuando la Tierra fue concebida por la Santa Mente de Dios y tom� su propia
forma y se convirti� en una entidad igual que t�, Dios no dijo,
Bien, este es un planeta muy bello, pero solo puedo tener un sistema solar, solo
uno, justo a la medida de esta Tierra.
No, sino que, m�s bien, desde el gozo, Dios permiti� que se dieran m�s y m�s
sistemas solares, el nacimiento de miles de soles a cada instante... como campos en
los que esas bellas joyas que son los planetas pudieran girar. �Eso
es verdadera creaci�n! �Y qu� cualidad de sistema solar habr�s decidido permitir t�
que exista, para que el planeta de tu propio discernimiento pueda girar, vivir y
expresarse?
62. �Ah, deseo! El deseo lo es todo. Y de nuevo, el simple ejercicio que te hemos
dado comenzar� a liberar los bloqueos internos, y redescubrir�s la inocencia del
deseo. Y entonces, puedes comenzar a desarrollarte en �l, a tomarte unos breves
instantes para aprender a vivir deliberadamente.
63. �Qu� quiero realmente?
64. Porque, ves, como tu mente brilla como un rayo de luz solar desde la Mente de
Dios, cuando uses tu consciencia para relajarte en la inocencia de la cuesti�n,
��qu� es lo que realmente quiero?�, ��qu� hay en mi coraz�n que sigue llam�ndome,
que me sigue impulsando?�, te llegar�n im�genes, sentimientos. Y os digo que estos
ser�n expresiones �y hablaremos con los s�mbolos que entend�is en vuestro mundo�...
expresiones de lo que Dios quiere traer a trav�s de ti,
Oh, cada vez que miro en mi coraz�n, y cada vez que me permito sentirlo, lo que
realmente quiero es... rodear a la gente con mis brazos. Quiero permitir que la
gente sepa lo mucho que les amo.
65. �Por qu� temer tal deseo?
Es tan abrumador... No s� c�mo ser�a aceptado.
�A qui�n le importa si ser�s aceptado? Lo que importa es c�mo te aceptas t� a ti
mismo.
66. �Qu� pasa si sintiendo ese deseo comienzan a llegarte nuevas im�genes? Y
entonces, repentinamente te das cuenta de que... �lo que quiero hacer es unirme al
Cuerpo de Paz�, por ejemplo. Quiz� sea el caso de que la aut�ntica v�a, la manera a
trav�s de la cual aprendes a recibir el gran gozo de permitir que tu Amor vaya al
mundo, es justo esa decisi�n de ir y colocarte en un sistema solar donde puedas
girar con tu propio planeta y apuntarte a esa organizaci�n. Pero, si le temes al
deseo, �c�mo vas a poder alguna vez reconocer esas cosas?
Oh, �cuando me pongo en contacto con mi coraz�n y cuando me permito a m� mismo
sentir...!
67. �Qu� sucede al hacerte esa pregunta?
Quiero tener tanta riqueza... �Oh! Y veo el pensamiento que dice que: �oh, �no! La
riqueza es mala�. Pero lo que quiero hacer es... quiero ser capaz de llegar a cada
ni�o hambriento del planeta y alimentarlo. Por eso quiero ser rico.
68. �No podr�a ser que el deseo de alimentar al mundo fuera el deseo de Dios de
expresarse a trav�s de ti para utilizarte de tal manera que se efect�e una
transformaci�n en tu planeta? �Puedes ver que al bloquear el sentimiento del deseo
podr�as estar precisamente bloque�ndote a ti mismo el poder escuchar aquello por lo
que has implorado una y otra vez?
69. Padre, rev�lame Tu prop�sito para m�.
Sientes el deseo y dices,
�Vaya! Pero primero... Padre... lo siento... antes tengo que librarme de este
deseo.
70. El deseo en el coraz�n es donde descubrir�s la l�nea telef�nica que te enlaza
con la Voluntad de Dios que querr�a ser expresada a trav�s de ti. Y si no conf�as
en el deseo est�s literalmente diciendo que has decidido no confiar en tu Creador.
Mmm... cosa esta que es digna de ser recapacitada. Sanando el conflicto en torno al
deseo, ahora que sabes lo que verdaderamente es, aprendes a ser paciente contigo
mismo.
71. Y ahora vamos con algo que nos sirve a modo de segundo ejercicio; y sugerimos
que crees una estructura en la cual esto pueda ser practicado y que se ajuste a tu
propia vida. De nuevo, al principio no te llevar� m�s de cinco, diez o quince
minutos, y quiz� tres o cuatro veces por semana. Finalmente lo har�s todo el
tiempo, porque estar�s creando deliberadamente. Durante solo diez o quince minutos
aparta tu mundo. Recuerda que no necesitas hacer nada y que por lo tanto el mundo
puede esperar.
72. Relaja el cuerpo y cierra los ojos. Y puede resultar de gran beneficio permitir
que la respiraci�n se haga muy profunda y r�tmica; relaja el sistema nervioso y
seduce al controlador en tu mente, a ese cr�tico que decide qu� pensamientos est�n
bien y cu�les no. Por cierto, que el cr�tico nunca es algo que t� hayas creado. Es
algo que permites que viva en tu mente y que fue fabricado por un conjunto de otras
mentes temerosas, padres y profesores.
73. A medida que relajas el cuerpo y la mente, preg�ntate,
�Qu� es lo que quiero realmente?
Y observa las im�genes que surjan, sin juicio. Observa los sentimientos en el
cuerpo, y permite que esto dure solo un minuto o dos. Entonces detente, abre los
ojos, y escribe todo lo que puedas recordar. . Vi la imagen de tener cuarenta y
siete compa�eros sexuales. Vi una imagen de monedas doradas cayendo sobre m� de
modo que tuve que abrir un paraguas por encima de mi cabeza. Vi enormes frascos de
helado. Me vi a m� mismo en un barco en el oc�ano.
Lo que sea que aparezca, escr�belo.
Noto que mi est�mago se tensa.
Pensaba que me iba a hacer pis en los pantalones.
Lo que sea, escr�belo.
74. Entonces, toma una profunda respiraci�n, rel�jate de nuevo, y repite el
proceso. Coloca la mano de modo que descanse sobre el coraz�n. Respira hacia dentro
de �l unas pocas veces, y entonces pregunta,
�Qu� deseo realmente?
Y de nuevo permite que el proceso se d� como sea que surja. Hazlo durante un
periodo de diez o quince minutos, de manera que lo repitas al menos seis o siete
veces, escribiendo.
75. Toma ese trozo de papel, que quiz�s forme parte de un �diario�, como podr�as
llamarlo... y gu�rdalo hasta el siguiente periodo de ejercicio; y entonces, repite
el proceso de nuevo. Y cuando lo hayas hecho siete veces, cuando tengas las siete
hojas de papel de cada proceso, entonces y solo entonces, comienza a mirar atr�s, a
todas las cosas que surgieron. Y preg�ntate,
�Qu� parece estar repiti�ndose?
Puedes quiz� notar que,
Bueno, tres veces quise una enorme tarrina de helado, pero entonces ese deseo
parec�a difuminarse. Dos veces tuve el deseo de tener cuarenta y siete amantes,
pero ahora me doy cuenta de que en realidad solo quiero uno.
76. Sea lo que sea, observa el patr�n, percibe el hilo que parece atravesar de
arriba a abajo los periodos de ejercicio. Entonces, imagina que ese hilo es ese
enlace energ�tico que se anuda por un lado al pedazo de espuma en el filo de la
ola, y que por el otro est� anclado en la Profundidad del Oc�ano.
77. Y entonces considera que quiz�s, si te permitieras moverte por ese hilo, si
comenzaras a poner tu energ�a ah�, si comenzaras a aclarar los obst�culos en tu
consciencia que bloquean que ese deseo pueda ser vivido coherentemente, haciendo
eso... podr�as llevarte a ti mismo desde la gota de espuma en el filo de la ola
hasta el Coraz�n de Dios. Y que, a lo largo del camino, todo lo que no fuera Amor
llegar�a hasta ti para que pudieras soltarlo. Y que, durante el proceso, podr�as
pasar a trav�s de una metamorfosis que culminar�a en ser la encarnaci�n viva del
Poder de Cristo �para que tu alma pueda constatar y actualizar esa realizaci�n que
siempre ha buscado�. �Mmm! Esto es algo como para tragar bien saliva.
78. Pues ves, la raz�n de que te hayas decidido astutamente a enga�arte a ti mismo
para poder bloquear la energ�a del deseo, es que el alma sabe que, si siguieras ese
hilo con un compromiso total e incondicional, se ver�a embar-
cada en el camino del que habl�bamos en una hora anterior, el camino puesto ante ti
por Dios, que sabe c�mo llevarte a casa.
79. Y si llegaras al hogar, significar�a que tendr�as que dejar de ser un buscador.
Y tendr�as que convertirte en alguien que ha sido encontrado. Y tendr�as que
levantarte por encima de la masa. Tendr�as que abandonar toda tu identificaci�n con
la peque�ez. Tendr�as que abandonar la necesidad de que los dem�s te aprueben.
Abandonar�as el nido de la locura. Habr�as resurgido y ocupado tu verdadero lugar a
la diestra de Dios. �No es ese el temor m�s profundo que tienes... el de realmente
ser la Verdad de quien t� eres: Cristo Encarnado?
80. Ahora bien, el deseo puede ser muy divertido. Idealmente, una vez que hayas
practicado esto por tu cuenta, pide a tu compa�ero o a un amigo cercano (incluso
puedes querer ense�arles estas cosas que lees o escuchas en esta V�a), p�dele... si
estar�a dispuesto a embarcarse en este proceso contigo, de tal modo que, quiz�s una
vez por semana, puedas sentarte con �l y decir,
�Qu� encontraste esta semana? Bien, �aqu� va...!
Se llama desnudarse ante a un amigo. Se llama hacerse vulnerable con otro,
encontrar a otro ni�o para jugar en el Reino, de tal modo que puedas salir al patio
de recreo fuera del mundo adulto que dice,
El deseo es malo. Chicos... tened cuidado.
81. Y comienzas a contemplar lo que es verdadero y real desde un lugar de
inocencia. Y comienzas a crear por ti mismo un grupo de apoyo. Y ese grupo quiz�s
pueda crecer hasta tres o cuatro amigos � o incluso diez o veinte� en el cual todos
est�n comprometidos a ponerse en contacto con lo que realmente est� en ellos,
entendiendo el principio de que el deseo es el hilo que enlaza tu alma con el
Coraz�n de Dios. Y Dios solo quiere extender, a trav�s de ti, aquello que expresa
Amor en el mundo. Esto es lo que se llama Creaci�n.
82. Quiz�s es un proyecto que vale la pena. Pues cuando no te posicionas en la
actitud de permitir la acogida del deseo, solo queda otra alternativa: Vivir en
modo de mera supervivencia. Y cuando eliges la energ�a de la mera supervivencia el
mundo es tu amo. Ante �l te ver�s obligado a inclinarte una y otra vez, y otra y
otra... �vida tras vida, tras vida! Ser�s un esclavo de la locura que parece
gobernar este mundo. Y nunca conocer�s la paz. Y nunca conocer�s la dicha. Y nunca
vendr�s al hogar. �As� de simple! Porque no fuiste creado para marchitarte y
morirte en la vid. Fuiste hecho para producir buen fruto en cantidad.
83. Permite que las ra�ces sean regadas por el deseo, por encima de todas las
cosas, para as� convertirte en la realizaci�n de lo que Dios ten�a en Mente
cuando �l respir� en ti el Aliento de la Vida. Y permite que ese Aliento sea
recibido a cada momento. Llegar�s a comprobar que la �nica cuesti�n � la �nica� por
la que necesitas preocuparte es esta,
�Qu� cantidad de Dios estoy dispuesto a recibir y a permitir que sea expresado a
trav�s de m�?
84. Esto se llama separar el grano de la paja. La paja son los pensamientos del
mundo que te hacen creer en la peque�ez. Y eso solo puede derivar en tu sufrimiento
perpetuo. El grano es el alimento que da Vida, porque est� lleno del Amor de Dios.
85. Entonces, no le temas al deseo, sino que desea abrazar el deseo. T�calo,
si�ntelo, con�celo, danza con �l, canta con �l, m�ralo con inocencia. Si�ntelo
plenamente. Y entonces aprende a discernir, con los m�todos que te hemos dado, lo
que verdaderamente es el deseo: Ese hilo que est� atravesando con su brillo todos
tus d�as. Y entonces decide permitir que ese deseo informe tus elecciones, para que
as� puedas crear una vida que sirva a la realizaci�n de ese hilo de deseo.
86. Ves, yo tuve que hacer lo mismo. Pues comenc� a notar que hab�a un hilo de
deseo en mi coraz�n que trataba de crear alguna forma de demostraci�n que fuera tan
abrumadora que, a cualquiera que pusiera su atenci�n en ella se le recordara que
hay algo mucho m�s grande en la vida que vivir para sobrevivir, y sobrevivir solo
para vivir.
87. E incluso cuando yo era joven comenc� a tener atisbos �que al principio solo
eran moment�neos�. Algo me estaba impeliendo, me impulsaba. Mas, seg�n aprend�a a
confiar en el deseo, las im�genes se volv�an m�s y m�s claras. Y me ve�a a m� mismo
en colinas, rodeado de multitudes. Y me maravillaba por las palabras que sal�an de
mi boca en esos momentos de revelaci�n, cuando era todav�a solo un adolescente. Vi
atisbos e im�genes de ser amado por millones. Vi im�genes y cosas que no pod�a ni
comprender porque eran literalmente im�genes de lo que ahora estoy haciendo. Y,
�c�mo habr�a podido yo, un adolescente viviendo en la Judea de hace dos mil a�os,
hallar la manera de comprender el uso de las tecnolog�as de vuestro mundo moderno,
con las cuales comunicar Amor? No ten�a sentido para m�. Pero aun as�, decid�
confiar en ello.
88. Una parte de ese hilo fue el reconocimiento de que la muerte no es real. Y as�,
por lo tanto, deb�a ser capaz de crear una demostraci�n que lo probara.
89. Ahora, piensa en ello por un momento. Si ese pensamiento fuera a nacer en ti y
si intentaras compartirlo con el mundo, �no te llamar�an loco al osar pen-
sar un pensamiento tan disonante con respecto a todo lo que el mundo cree? Mas,
como yo segu� el hilo del deseo, comenc� a darme cuenta de que segu�a habl�ndome a
m�, d�a tras d�a, y semana tras semana. Y quer�a crecer; quer�a ser nutrido.
90. As� es que finalmente decid�,
Voy a permitir que ese hilo sea nutrido.
Y voy a descubrir ad�nde me lleva y de qu� trata todo esto.
91. Y adonde me llev� fue a la maestr�a de la vida y la muerte, al dominio de la
sanaci�n, de la consciencia. Me llev� al dominio de m� mismo. Me llev� al hogar, a
mi propio Ser Cr�stico.
92. Y como segu� ese hilo, hoy puedo hablar contigo. Muchos de vosotros apreci�is
lo que he hecho porque me veis como un portavoz de la Verdad.
93. �No ha llegado el momento de que vosotros sig�is vuestros propios hilos y os
convirt�is, igualmente, en portavoces de la realidad? Porque as� como t� has sido
enviado hacia m�, habr� muchos enviados a ti a medida que pasas de ser un buscador
a ser un �encontrador�. Pues al ocupar tu lugar correcto, te conviertes en un
veh�culo a trav�s del cual la Voz que habla por Dios toca creativamente las vidas
de una innumerable cantidad de personas con las que puede que t� jam�s tengas un
encuentro f�sico.
94. Fuiste concebido para ser grande. Fuiste concebido para la grandeza, para
brillar con tal Luz en este mundo que el mundo recuerde que la Luz es la verdad, y
la oscuridad es ilusi�n.
95. S�, por tanto, aquello que eres. Y t� eres la Luz del mundo. Y me deleitar� al
marchar contigo. Porque si puedo unirme a este, mi querido hermano, para crear esta
comunicaci�n, tambi�n puedo unirme con quienquiera que elija marchar hacia su
propio ser cr�stico. Y el hilo a seguir es el hilo del deseo.
96. Por tanto, comienza a mirar hacia la energ�a del deseo en ti �a separar el
grano de la paja� mediante el aprendizaje de, primero, sentirlo solo un minuto, sin
juzgarlo..., y luego profundizando en ese proceso. Y te aseguro que llegar� un
punto en el que con cada respiraci�n que tengas entrar�s en contacto con la energ�a
del deseo. Y esa es la �nica Voz a la que dar�s autoridad.
97. Y no ser�s capaz de seguirle el ritmo a la amorosa creaci�n que quiere
expresarse a trav�s de ti. Y te maravillar�s con los amigos que llegar�n a tu vida,
o con los cambios en tu sistema solar, donde gira vuestro planeta. Te maravillar�s
y te preguntar�s c�mo puede estar pasando todo esto. Y finalmente descubrir�s que
no eres el fabricante y el ejecutor de tu vida, sino que Dios quiere guiar y hacer
Vida a trav�s de ti.
98. Y entonces conocer�s la Verdad que te hace libre,
Por m� mismo, no hago nada. Pero mi Padre, a trav�s de m�, hace todas las cosas, y
es muy bueno.
99. Mantente por tanto en paz. Y desea a gusto. Porque cuando sientes deseo est�s
regando tus ra�ces con la energ�a de la misma Vida. �Conf�a en ello!
�Abr�zalo! Y permite que los p�talos de la rosa florezcan en tu Santo Ser.
100. Os amamos, y estamos con vosotros. Si solo pudierais ver cu�nta ayuda
iluminada os rodea en cualquier momento, nunca volver�ais a permitir que el miedo a
perderos en vuestro deseo saliera victorioso en vuestra mente. Y caminar�ais con
audacia. Y a cambio, todas las cosas se transformar�an en nuevas.
�Cu�nto Amor de Dios est�is dispuestos a recibir?
Y con esto, cerramos diciendo,
Am�n.