UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLARA
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CICLO PEDAGÓGICO
ASIGNATURA: Sistema Educativo y Curriculum
Trabajo Práctico: “Conformación del sistema educativo argentino”
Alumnos: Alberola, Silvina; Vives Nicolás
Trabajo Práctico N° 1: “Conformación del sistema educativo argentino hasta 1955.
1) Para lograr su consolidación, como Estado moderno y organizar los cambios en el
poder, Argentina tuvo la necesidad de utilizar al sistema educativo como herramienta
de legitimación, la misma jugó un papel central en su conformación. A través de la
educación se transmitieron los principios, valores y reglas del nuevo orden que fueron
naturalizados e internalizados y contribuyeron a la definición de “ciudadano civilizado”
cumpliendo su propósito legitimador.
2) El normalismo como política curricular surge en la Argentina en la etapa de
modernización estatal, colmada de convulsiones políticas y crisis económicas. El
imaginario de este momento histórico es, sin lugar a dudas, la “idea de progreso”. La
implementación del normalismo, como proyecto pedagógico, representó una estrategia
para la instauración de un nuevo orden social, los maestros y las maestras normales
fueron los instrumentos ideológicos a través de los cuales el Estado nacional instalaría
y naturalizaría un orden político conservador. En palabras de los autores: “Así la
política educativa estatal decide como orientar y decidir acerca del destino del sistema
escolar, de sus instituciones de enseñanza, y de lo que se enseña en las escuelas:
decisiones sobre el curriculum, la estructura administrativa, el financiamiento, etc.” (Del
Regno y Diaz, pág. 9). El discurso normalista compitió con otros discursos que
pretendían ejercer su influencia en el ámbito educativo, como el eclesiástico que
históricamente estuvo asociado a la educación y presentaba ciertos intereses en
conservar sus vinculaciones. Otros discursos, fueron los anarquistas y socialistas que
comenzaban a difundir los trabajadores inmigrantes que llegaban a Argentina, los
mismos promovían la percepción del sujeto en términos clasistas. Demás está decir
que, dentro de la tradición normalista, también surgieron disidencias que provocaron
tensiones por los sentidos de la enseñanza y las concepciones del sujeto y de la
educación como práctica, los normalistas ortodoxos imaginaron una escuela con
barreras ideológicas, mientras los normalistas democráticos pensaron una escuela
para todos, vinculada con el Estado y la sociedad.
3) El 14 de marzo de 1863 fue fundado el primer colegio nacional, en Buenos Aires. El
mismo contaba con una enseñanza científica preparatoria. En él, se enseñaban “las
Letras y Humanidades, las Ciencias Morales y las Ciencias Físicas y Exactas” (Ruiz,
2017, pág. 93). La finalidad era ampliar la propuesta educativa a las provincias, y se
otorgaron becas a los alumnos. Por lo tanto, seguía siendo una educación secundaria
destinada a “representantes” mientras que la primaria seguía siendo para
“representados”. En 1865, se defendió la escuela secundaria como preparatoria para
todas las actividades de la vida. Entre la década del 60’ y 70’, se adhieren trayectorias
comerciales y carreras especiales, contaban con una duración de 3 a 4 años, con el
mismo plan de estudios que los colegios secundarios, pero como se ve, con menos
duración. En 1891 se fundó durante la presidencia de Pellegrini la primera escuela
nacional de comercio. El plan de estudios de 1884, se vio modificado debido a la
exigencia de los anteriores, se podía ver, un contenido muy amplio en donde la
inteligencia del alumno no podía soportar la carga, por lo tanto se hacía
contraproducente. Entonces el plan de ese año (1884), manteniendo la “escuela única”
optó por modificar el último año, incluyendo asignaturas que se condijeran con las
carreras universitarias. En el año 1897, el ministro Bermejo, implementó un modelo en
donde los últimos dos años del plan, estaban dirigidos a las necesidades regionales de
producción. Dos años más tarde, el ministro Magnasco, reestructuraba el sistema
educativo, incorporando materias prácticas y un ciclo de educación especial de tres
años, “diferenciado según preparara para ingresar en las facultades de derecho, letras,
medicina, veterinaria, ciencias o artes”. (Ruiz, 2017, pág. 103). A comienzos del nuevo
siglos, en 1912, se estableció un nuevo plan en donde se dejaba de darle foco a las
orientaciones de profesiones determinadas, y volvía a su concepción inicial, la de
brindar conocimientos necesarios para la vida social. En 1905 también se dispusieron
otros planes de estudio, a saber. El de perito mercantil (con cuatro años de duración,
el de dependiente idóneo de comercio (con 3 años de duración), y el de contador
público (que contaba con una duración de tres años) (Ruiz, 2017, pág. 128). En 1917
Hipólito Yrigoyen, suprimió la escuela media fundada un año antes y definió a la
escuela secundaria como ampliatoria de la primaria y necesaria para la vida en
comunidad e individual. Este plan tuvo el nombre de “Plan Garro”. Este plan tuvo
“vigencia” hasta el 1941, que se creó el Plan Rothe, en donde se articulaba la
enseñanza normal con el bachillerato a partir de un ciclo común para evitar que los
alumnos deban elegir de antemano un tipo de orientación en particular. Parece que la
escasez de una ley que rigiera para todas las modalidades, tiene concordancia con la
pluralidad de visiones sobre la educación a lo largo de la corta historia de Argentina, y
también de la pluralidad de interés políticos “detrás de bambalinas”. No parece
casualidad que, en general, los diversos proyectos educativos correspondían a los
intereses de quienes lo dirigían, o por lo menos era contrario a su partido político
opositor. También en mi opinión personal, se puede admirar que las necesidades de
las provincias fueron (y todavía son) muy heterogéneas, por lo tanto se puede
establecer un mismo currículo educativo pero parece que haya posibilidad de una
regulación única, por lo menos en Argentina.
4) En primer lugar, cabe destacar que el proceso “expansión para la educación del
trabajo”, durante el periodo entreguerra (1918 – 1939), comienza a desarrollarse
prolongadamente en nuestro país la educación técnica del sistema escolar. A partir de
1935, se ve marcado un gran auge del despertar cultural argentino, ya que el Estado
nacional creó las primeras escuelas técnicas de oficio con cuatro especialidades:
electricidad - herrería - carpintería - construcciones. En el año 1944, la enseñanza
técnica se vio reflejada solo en un 16% de los estudiantes, cifras todavía bajas para
una población que se venía triplicando desde 1900. A la par, se comenzaron a
popularizar la radio, los automóviles, los electrodomésticos (como la licuadora, la
plancha o la aspiradora), y estos avances requirieron de una mano de obra, de los
saberes técnicos. Durante este mismo año, se creó la comisión nacional de
aprendizaje y orientación profesional, y a la par de esta medida, se requirieron las
construcciones de escuelas-fábrica. Accedían a estas, aprendices de entre 13 y 18
años, para aprender distintas tareas fabriles; de forma gratuita (incluido el almuerzo,
uniforme y herramientas). A partir de 1946, el justicialismo generó mejoras en las
condiciones laborales, a la par del reconocimiento de los derechos de los trabajadores.
El fomento a la industria nacional, trajo aparejada la generación de nuevas fuentes de
trabajo, lo que hizo necesaria la formación de personal, para resolver una gran
variedad de tareas. Por otro lado, el primer Plan Quinquenal (1947-1952) del gobierno
del presidente Perón, el cual busca promover la industria argentina, cuyo crecimiento
había comenzado en la década anterior con la necesidad de sustituir importaciones. El
objetivo de este primer plan, era sentar las bases para hacer posible el desarrollo de la
industria pesada y favorecer el crecimiento del mercado interno. La idea central era
instaurar un Estado interventor. En cuanto a la educación, el lema de Perón era “los
únicos privilegiados son los niños”. Por esto se democratizó la educación, brindando
acceso a la misma a miles de niños que estaban excluidos y se reconoció la pobreza
infantil como problema. Esto fue posible a través de la idea de justicia social, y los
niños se convirtieron, además, en sujetos de educación política, merced al
adoctrinamiento político y moral que recibían en las escuelas. En consonancia con las
acciones de reordenamiento estatal, en 1948 los organismos del área educativa fueron
reestructurados. El Departamento de Instrucción Pública del Ministerio de Justicia e
Instrucción Pública de la Nación pasó a denominarse Secretaría de Educación de la
Nación. Jorge Pedro Arizaga fue nombrado titular de la flamante subsecretaría de
educación. Según este, en la escuela debía ampliar sus funciones para convertirse en
“[...] un elemento del Estado en la protección del niño en todas sus actividades y en
todas sus necesidades” (Arizaga, 1947: 43), fomentar el desarrollo de sus intereses y
actitudes, el desenvolvimiento integral de su personalidad y el trabajo tanto intelectual
como manual. El maestro debía convertirse en un profesional de la enseñanza con
preparación técnico-pedagógica amplia y un conocimiento integral del niño, del
ambiente geográfico y del sector social al que pertenecía, garantizar la expansión de la
escuela a la vida social y cultural de la comunidad y poseer conocimientos, habilidades
y valores vinculados con la cultura general (Arizaga, 1947). En 1953, se inauguró en
Argentina la Universidad Obrera nacional, con distintas sedes en Buenos Aires, Santa
Fe, Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y Bahía Blanca. El objetivo, era integrar al
sistema educativo a los sectores excluidos, junto con las necesidades de la industria
nacional. El acceso de las clases trabajadores a la universidad, fue para muchos, una
huella fundamental que el peronismo imprimió a la cultura argentina. Citando a Perón
“de manera que tanto el pobre como el rico podía ir”.
Bibliografía
- Del Regno y Díaz: Módulo UTN, Pág. 9 a 13.
- Tiramonti. G. “La escuela de la modernidad a la globalización”. En FLACSO
Virtual- Maestría en Gestión Educativa.
- Arata, N. y Mariño, M. (2016). El oficio de enseñar. En La Educación en la
Argentina. Pág.121 a 140. Buenos Aires, Noveduc.
-Arata y Mariño Lección 9 “Libros y mamelucos y alpargatas: la educación en
los años peronistas”. Págs. 195- 216.