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Osteomielitis, Tratamiento Antibiótico

Tratamiento antibiotico para osteomielitis .

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Melissa Becerra
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Tratamiento antibiotico para osteomielitis .

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DOI: https://doi.org/10.56712/latam.v5i4.

2334

Tratamiento de la osteomielitis: Artículo de revisión


Osteomyelitis treatment: Review article

Darwin Antonio Maldonado Maldonado


[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-2768-9560
Universidad de las Américas
Quito – Ecuador

Mirkka Poleth Terán Urgilés


[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-8799-1008
Universidad Central del Ecuador
Quito – Ecuador

Angélica Paola Urquizo Buenaño


[email protected]
https://orcid.org/0009-0007-1485-0224
Universidad Nacional de Chimborazo
Quito – Ecuador

Hugo Gonzalo Martínez Quinapanta


[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-4639-7969
Escuela Superior Politécnica de Chimborazo
Quito – Ecuador

María Eugenia Martínez Quinapanta


[email protected]
https://orcid.org/0009-0002-1689-0231
Universidad Nacional de Chimborazo
Quito – Ecuador

Pablo Bruno Minda Espín


[email protected]
https://orcid.org/0009-0007-0931-6916
Universidad Central del Ecuador
Quito – Ecuador

Karina Alicia Casa Mendoza


[email protected]
https://orcid.org/0009-0006-7789-6898
Universidad Central del Ecuador
Quito – Ecuador

Artículo recibido: 24 de junio de 2024. Aceptado para publicación: 08 de julio de 2024.


Conflictos de Interés: Ninguno que declarar.

Resumen
La osteomielitis es una infección ósea que se presenta sobre todo en niños y en la tercera edad. El
diagnóstico y el tratamiento temprano es fundamental para evitar complicaciones severas. La
antibioticoterapia es la base del tratamiento, la cual debe ser instaurada con los resultados de los
cultivos, sin embargo, existe una falta de estandarización entre el tratamiento vía oral y parenteral. El
objetivo principal fue revisar el progreso del tratamiento antibiótico, entre otras técnicas para la
osteomielitis aguda y crónica. En enero a mayo del 2024 se realizó una revisión sobre el tratamiento

LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.


ISSN en línea: 2789-3855, julio, 2024, Volumen V, Número 4 p 1308.
de la osteomielitis, la búsqueda se hizo en las bases de datos de PubMed, ELSEVIER y Google
Académico. Se incluyeron 20 estudios y se recopiló la información más importante sobre los
tratamientos de la osteomielitis aguda y crónica. La osteomielitis es una infección ósea, difícil de
diagnosticar y de tratar. El tratamiento antibiótico es la base del tratamiento, la cual debe instaurarse
con los resultados de los cultivos.
Palabras clave: osteomielitis aguda, osteomielitis crónica, tratamiento antibiótico

Abstract
Osteomyelitis is a bone infection that occurs mainly in children and the elderly. Early diagnosis and
treatment is essential to avoid severe complications. Antibiotic therapy is the basis of treatment, which
must be established with the results of the cultures; however, there is a lack of standardization
between oral and parenteral treatment. The main objective was to review the progress of antibiotic
treatment, among other techniques for acute and chronic osteomyelitis. From January to May 2024, a
review on the treatment of osteomyelitis was carried out; the search was carried out in the PubMed,
ELSEVIER and Google Scholar databases. Twenty studies were included and the most important
information on acute and chronic osteomyelitis treatments was collected. Osteomyelitis is a bone
infection that is difficult to diagnose and treat. Antibiotic treatment is the basis of treatment, which
must be established with the results of the cultures.
Keywords: acute osteomyelitis, chronic osteomyelitis, antibiotic treatment

Todo el contenido de LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades,


publicados en este sitio está disponibles bajo Licencia Creative Commons .

Cómo citar: Maldonado Maldonado, D. A., Terán Urgilés, M. P., Urquizo Buenaño, A. P., Martínez
Quinapanta, H. G., Martínez Quinapanta, M. E., Minda Espín, P. B., & Casa Mendoza, K. A. (2024).
Tratamiento de la osteomielitis: Artículo de revisión. LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias
Sociales y Humanidades 5 (4), 1308 – 1320. https://doi.org/10.56712/latam.v5i4.2334

LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.


ISSN en línea: 2789-3855, julio, 2024, Volumen V, Número 4 p 1309.
INTRODUCCIÓN

La osteomielitis es una infección ósea causada por diversos motivos como trauma, cirugía previa,
enfermedades sistémicas o infecciones adyacentes, puede afectar a personas de cualquier edad, pero
con mayor tendencia en niños y en la tercera edad. La incidencia varía según la población estudiada,
con tasas más altas en pacientes con trastornos inmunosupresores, diabetes o enfermedades
crónicas. Los huesos largos, como el fémur y la tibia, son los sitios más comunes de infección.

Puede presentarse de forma aguda o crónica y su diagnóstico temprano es fundamental para evitar
complicaciones graves. Las bacterias son los agentes causales más frecuentes de la osteomielitis,
siendo Staphylococcus aureus el patógeno más común. La infección puede ocurrir por vía hematógena,
extensión directa desde tejidos blandos o injerto óseo, o por inoculación directa durante un
traumatismo. La respuesta inmunológica del huésped y la virulencia del agente causal desempeñan un
papel crucial en el desarrollo y progresión de la enfermedad.

El tratamiento puede incluir el uso de antibióticos, procedimientos quirúrgicos y terapias de


reconstrucción ósea, dependiendo de la gravedad y extensión de la infección. La osteomielitis tiende a
tener un impacto en la calidad de vida de los pacientes, por lo cual se requiere un enfoque
interdisciplinario para un mejor manejo.

METODOLOGÍA

En enero a mayo del 2024 realizamos una revisión sobre las investigaciones recientes respecto al
tratamiento de la osteomielitis, la búsqueda se realizó en las bases de datos de PubMed, ELSEVIER y
Google Académico de los últimos 5 años, en su mayoría trabajos a partir del año 2020. Se identificaron
inicialmente 60 estudios de importancia relacionados con el tratamiento de la osteomielitis, de los
cuales se incluyeron 20 estudios publicados entre 2019 y 2024 que cumplían con los criterios de
inclusión, básicamente que sean basados en tratamiento antibiótico vía oral y parenteral,
desbridamiento y diferentes técnicas quirúrgicas de reconstrucción ósea. Se excluyeron los estudios
que no cumplieron con los criterios anteriores y se recopiló la información más importante para los
diferentes tratamientos de la osteomielitis aguda y crónica.

Osteomielitis

La osteomielitis es una enfermedad inflamatoria de los huesos secundaria a una infección y puede
presentarse de forma aguda o crónica, su ubicación más habitual son los huesos de las extremidades
y columna vertebral. Por lo general ocurre posterior a una infección bacteriana o fúngica que invade el
tejido óseo a través del torrente sanguíneo después de una cirugía u otro traumatismo grave (una
herida abierta origina alrededor del 80% de los casos) que no se realizó con los estándares correctos.
La osteomielitis postraumática es la complicación de una fractura expuesta y la forma más común de
infección en los huesos.

Esta enfermedad afecta a cualquier grupo etéreo, sin embargo, los niños tienen mayor probabilidad de
contraerla. La incidencia global de osteomielitis oscila entre 2,4 por cada 100.000 personas, aumenta
con el envejecimiento a 6,5 por cada 100.000 en personas de 50 a 70 años y en pacientes diabéticos
La incidencia en los niños es de 43 a 80 casos por cada 100.000.

Para su diagnóstico se utilizan exámenes de laboratorio y de imagen, de los cuales, las biopsias y los
cultivos son concluyentes. La radiografía es una de las más utilizadas, pese a que su sensibilidad en
las primeras semanas es baja, sin embargo, la resonancia magnética (RNM) con o sin contraste tiene
mayor sensibilidad en la detección de tejido óseo necrótico.

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ISSN en línea: 2789-3855, julio, 2024, Volumen V, Número 4 p 1310.
La osteomielitis aguda (OA) se caracteriza por el dolor, calor local, limitación funcional, fiebre y edema
en el sitio afectado. No existe la necrosis ósea, ya que esta se desarrolla días o semanas después de
la infección inicial. La osteomielitis crónica (OC) es consecuencia de una osteomielitis no
diagnosticada o tratada de manera oportuna y se presenta después de meses o años de infección
persistente, se caracteriza por la presencia de hueso necrótico y tractos fistulosos de piel a hueso. Por
otro lado, carece de los síntomas, signos y cambios serológicos clásicos, por lo cual es más
dependiente de una biopsia y de exámenes de imagen. Esta OC conduce a una osteomielitis recurrente
causando atrofia muscular, fracturas patológicas y deformidad por contractura de la extremidad,
obligando a una mayor necesidad de reconstrucción quirúrgica ósea y de partes blandas, haciendo que
la curación sea más complicada y aumentando la carga financiera. Incluso puede terminar en
amputaciones, dando mayor discapacidad y disminuyendo la calidad de vida. Por todo lo mencionado,
el diagnóstico temprano es la clave para un tratamiento exitoso.

La clasificación de la osteomielitis es por el mecanismo de infección en hematógena (consecuencia


de una infección del torrente sanguíneo) y no hematógena (inoculación directa, ya sea durante una
cirugía, traumatismo o por diseminación desde infecciones de tejidos blandos).

El tratamiento principal se basa en la antibioticoterapia, el cual se elige dependiendo de los cultivos y


las características del paciente. La resistencia bacteriana a los antibióticos sigue siendo un desafío en
el tratamiento, hasta el 50% de los casos de osteomielitis por S. aureus son causados por cepas de S.
aureus resistentes a la meticilina (SARM).

Etiología

La mayoría de osteomielitis son monomicrobianos, sin embargo, las infecciones polimicrobianas


representan un subconjunto importante. El Staphylococcus aureus sensible a la meticilina,
estafilococos coagulasa negativos como Staphylococcus epidermidis y Staphylococcus lugdunensis,
son responsables de hasta dos tercios de todas las infecciones esqueléticas, de los cuales, el S. aureus
es el principal causante de osteomielitis. La Pseudomonas aeruginosa, Enterococcus spp,
Acinetobacter baumannii, S. aureus resistente a la meticilina (SARM) y Escherichia coli son los
causantes principales nosocomiales. La osteomielitis hematógena (OH) generalmente es
monomicrobiana, producida por bacilos gramnegativos aeróbicos, P. aeruginosa o Serratia
marcescens en consumidores de drogas inyectables. La osteomielitis vertebral es el tipo más común
de osteomielitis hematógena, y es polimicrobiana en el 5% al 10%.

La osteomielitis no hematógena (ONH) puede ser polimicrobiana, es causada mayormente por el S.


aureus o por estafilococos coagulasa negativos, aerobios y anaerobios gramnegativos. En infecciones
polimicrobianas del pie diabético y las úlceras de decúbito pueden incluir Streptococcus y
Enterococcus. Existe patógenos menos comunes que se asocian a inmunodepresión (Aspergillus,
Mycobacterium tuberculosis, Candida), anemia de células falciformes (Salmonella), infección por VIH
(Bartonella henselae) y tuberculosis (M. tuberculosis).

Características clínicas

La presentación clínica varía ya que los síntomas son inespecíficos, sin embargo, los signos y síntomas
más comunes incluyen dolor, edema, eritema, debilidad de las extremidades, disestesias, dolor
radicular, alteraciones de la marcha.

La OA puede generar síntomas inmediatos, incluso en días, donde es probable que se asocie con la
fiebre. La OC raramente da síntomas sistémicos, se caracteriza por la presencia de trayectos fistulosos
desde la piel al hueso, lo que es un indicativo diagnóstico. Las úlceras de larga duración que no
cicatrizan y las fracturas que no osifican pueden estar asociadas con la OC.

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Los pacientes con neuropatía diabética pie diabético), fumadores, enfermedad vascular periférica,
úlceras de decúbito que no cicatrizan aumentan el riesgo de desarrollar inflamación ósea y posterior
osteomielitis secundaria.

La OH a menudo se presenta de manera similar a la ONH. La forma más común de OH es la vertebral,


esta se caracteriza por dolor de espalda o cuello y sensibilidad muscular, a veces fiebre. La OH también
puede presentarse en los huesos esternoclavicular, pélvico y largos. En los niños prepúberes, es en las
metáfisis de los huesos largos adyacentes a las placas de crecimiento, con mayor frecuencia en la tibia
y el fémur.

Diagnóstico

Para sospechar una osteomielitis se debe tener en cuenta el dolor musculoesquelético progresivo,
fiebre, malestar, letargo e irritabilidad, sobre todo con comorbilidades como diabetes mellitus mal
controlada (más común), neuropatía, enfermedades cardiovasculares, enfermedad vascular periférica,
artritis reumatoidea, cáncer, heridas crónicas o ulceradas, antecedentes de traumatismo reciente o
fractura, desnutrición, VIH, SIDA, cirrosis, enfermedad renal crónica, anemia de células falciformes,
antecedentes de implante de material ortopédico, fumar, consumir alcohol o usar de drogas
intravenosas. Al examen físico se puede encontrar eritema, infección de tejidos blandos, sensibilidad
ósea, derrame articular, disminución del rango de movimiento o un hueso expuesto. La prueba de
sonda a hueso (sondear la úlcera con una sonda de metal estéril, si la sonda toca el hueso, es positiva)
es útil para descartar osteomielitis del pie diabético. Sin embargo, pese a todo lo descrito, es difícil
llegar al diagnóstico existen varias pruebas de laboratorio y de imagen que ayudan a llegar al
diagnóstico.

El diagnóstico diferencial incluye infección de tejidos blandos, gota, artropatía de Charcot, fracturas,
neoplasia maligna, bursitis, osteonecrosis, crisis de dolor vasooclusivo falciforme y síndrome SAPHO
(sinovitis, acné, pustulosis, hiperostosis y osteítis).

Las pruebas de laboratorio e imágenes se describen en la tabla 1. El examen confirmatorio es un cultivo


positivo de la biopsia de la estructura ósea afectada, por lo cual se considera el gold estándar para el
diagnóstico, esto puede fallar debido a la formación de biopelícula, dando falsos positivos de hasta el
40%.

Tabla 1

Hallazgos sugestivos de osteomielitis

Signos clínicos Exámenes de laboratorio Exámenes de imagen


Herida crónica que recubre el PCR > 7,9 mg/dl (S: 49%, E: Si demuestran infección de
material quirúrgico, lesión 80%) tejidos blandos contiguos o
traumática o fractura VSG > 60mm/hora (S:74%, destrucción ósea.
Hueso expuesto E:56%), muy improbable con
Tracto sinusal persistente VSG <30mm/hora.
Tejido necrótico que recubre el Procalcitonina
hueso Leucocitosis
Hemocultivos positivos
Trombocitosis
IL 6, IL 10, FNTα aumentados
PCR: Proteína C reactiva; VSG: velocidad de sedimentación globular; S: sensibilidad; E:
especificidad. IL: interleucina; FNTα: factor de necrosis tumoral alfa

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Pruebas de laboratorio: las pruebas iniciales deben incluir un hemograma completo, velocidad de
sedimentación globular (VCG), proteína C reactiva (PCR), dos series de hemocultivos, panel metabólico
básico y urocultivo. La leucocitosis es característico en la OA, pero puede estar ausente en la OC. La
trombocitosis puede predecir positivamente la osteomielitis en pacientes con úlceras crónicas en las
piernas. Los hemocultivos positivos más la evidencia radiográfica de osteomielitis pueden prevenir la
realización de una biopsia ósea más invasiva. Mientras que, si el hemocultivo es negativo y las
imágenes indican osteomielitis, debe realizarse una biopsia lo más pronto posible.

Los estudios de imagen desempeñan un papel fundamental en el diagnóstico de la osteomielitis. Estos


estudios permiten identificar la extensión del proceso infeccioso, guiar la toma de muestras para
cultivo y evaluar la respuesta al tratamiento.

Radiografía simple (Rx): es una prueba de primera línea, aunque los hallazgos pueden ser inespecíficos
en las primeras etapas de la enfermedad. Los cambios radiográficos se evidencian luego de la
destrucción del 50 al 75% de la matriz ósea e incluyen hinchazón de los tejidos blandos, osteopenia,
pérdida cortical, destrucción ósea y reacción perióstica.

Resonancia magnética (RNM): Es el estudio de elección para la detección temprana de la osteomielitis,


ya que presenta una alta sensibilidad y especificidad. No se requieren medios de contraste y evita la
exposición a la radiación.

Otros exámenes de imagen: la tomografía por emisión de positrones y la tomografía computarizada


por emisión de fotón único son confiables. Si la RNM está contraindicada, una gammagrafía con
leucocitos marcados, una tomografía computarizada (TC), o una gammagrafía con coloides de azufre
pueden sustituirla; sin embargo, puede existir falsos positivos. La ecografía puede mostrar cambios
inflamatorios en el periostio, sobre todo en niños.

Tabla 2

Estudios de imagen diagnósticos para osteomielitis

Examen de imagen Sensibilidad Especificidad Comentario


(%) (%)
Radiografía simple 14 – 54 68 – 70 Imagen inicial preferida; útil para
(vistas descartar otras patologías óseas.
anteroposterior,
lateral y oblicua)
Resonancia 78 – 90 60 – 90 Distingue entre infección de tejidos
magnética blandos y óseos, determinar el alcance
de la infección; Menos útil en áreas con
material de osteosíntesis debido a la
distorsión de la imagen.
Tomografía 67 50 Se prefiere contrastada para ayudar con
computarizada la evaluación de los tejidos blandos, se
usa si la resonancia está contraindicada.
Ultrasonografía No aplica No aplica No evalúa el hueso, pero es útil para
identificar cambios en los tejidos
blandos circundantes o guiar la
aspiración con aguja. Se usa si la
resonancia está contraindicada.
Gammagrafía ósea 82 25 Baja especificidad, especialmente si el
con tecnecio-99 paciente ha tenido un trauma o cirugía
reciente, útil para diferenciar la
osteomielitis de la celulitis. Se usa si la
resonancia está contraindicada.

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Gammagrafía de 61 – 84 60 – 68 La combinación con gammagrafía ósea
leucocitos con tecnecio-99 puede aumentar la
especificidad. Se usa si la resonancia
está contraindicada.
Tomografía de 96 91 Caro y con una disponibilidad limitada.
emisión de Se usa si la resonancia está
positrones contraindicada.
PCR: Proteína C reactiva; VSG: velocidad de sedimentación globular

Clasificación

Con frecuencia se utilizan dos tipos de clasificaciones (Waldvogel y el Cierny-Mader), sin embargo, no
son universalmente reconocidas. El grado de daño tisular se relaciona con el estadio de la enfermedad.

Clasificación de Waldvogel: La clasifica según su tiempo de evolución en aguda o crónica,


posteriormente se realiza la clasificación en función del origen de la infección.

Clasificación de Cierny-Mader: Utiliza cuatro componentes para determinar una categorización, el


estado del paciente (condición fisiológica), el deterioro funcional provocado por la enfermedad, el lugar
de afectación (ubicación anatómica) y el grado de necrosis ósea. Los tipos anatómicos son: medular
(etapa 1), superficial (etapa 2), localizado (etapa 3) y difuso (etapa 4). La condición fisiológica del
paciente se clasifica en: tipo A (respuesta inmune normal y sistema vascular sano), tipo B
(inmunodepresión local) o tipo C (no candidato a cirugía), en este último el tratamiento va causar más
daño que el proceso de la enfermedad en sí, por lo que el enfoque es paliativo. No hay una
diferenciación entre infección aguda y crónica. Como resultado de esta estadificación, existen 12
sistemas de estadificación clínica que sirven para decidir un desbridamiento, manejo del espacio
muerto y antibioticoterapia.

Según la gravedad de la osteomielitis, puede ser aguda o crónica. La OA se presenta sin deterioro óseo
días o semanas después de la infección inicial, con síntomas que incluyen dolor, fiebre y edema en el
sitio afectado. La OC se caracteriza por presentarse como hueso necrótico y conductos fistulosos que
conectan la piel con el hueso.

Por el mecanismo de producción se diferencia la osteomielitis hematógena y no hematógena. La


osteomielitis hematógena (OH) es producida por gérmenes que ingresan al hueso como resultado de
una infección del torrente sanguíneo. Los grupos vulnerables con mayor probabilidad de desarrollarla
son niños, adultos mayores e inmunodeprimidos. La osteomielitis vertebral es el tipo más prevalente
de OH, se caracteriza por dolor en la espalda o el cuello, dolores musculares y, ocasionalmente fiebre.
Los huesos más comunes para desarrollar OH incluyen: huesos largos, pélvico, esternoclavicular y en
los niños prepúberes la metáfisis de los huesos largos, cerca de las placas de crecimiento (tibia y el
fémur comúnmente), esto es debido a que estos extremos son más vascularizados por estar en
desarrollo. La osteomielitis no hematógena (ONH) es generada por la inoculación directa durante la
cirugía, después de un traumatismo o como resultado de la propagación de infecciones de los tejidos
blandos o de las articulaciones cercanas.

La osteítis crónica no bacteriana (OCNB), también conocida como osteomielitis crónica multifocal
recurrente, es una enfermedad autoinflamatoria que se caracteriza por tener brotes de inflamación
ósea en ausencia de aislamiento microbiológico. Los niños y adolescentes son los más afectados y
cursa con fracturas patológicas, dolor óseo y edema localizado, rara vez rubor y calor cutáneo o
manifestaciones cutáneas relacionadas (pustulosis palmoplantar, psoriasis y acné). Esta afección
responde bien a los antiinflamatorios no esteroidales, de no hacerlo se utilizan corticoides,
bloqueadores de citocinas o bifosfonatos.

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Tratamiento

El tratamiento de la osteomielitis incluye antibióticos, intervención quirúrgica y entre otras,


dependiendo de los factores clínicos. La estadificación es decisiva para la toma de decisiones
quirúrgicas, limitando la necesidad de amputación.

Antibiótico (ATB): Es la base del tratamiento, la elección del ATB debe ser específica, adaptada a cada
paciente y tomando en cuenta los resultados de los cultivos. En pacientes hospitalizados con riesgo
de SARM o con necesidad de intervención urgente (sepsis grave, extensión epidural o afectación
neurológica), se recomienda instaurar antibióticos empíricos, caso contrario, se debe retrasar la terapia
antibiótica hasta disponer de cultivos (1). Si el paciente está hemodinámicamente estable y no se
encuentran resultados microbiológicos o de imágenes sugestivas, tenga en cuenta otros diagnósticos
y repita las imágenes en 1 a 3 semanas si el malestar persiste (2). El tratamiento promedio dura unas
cuatro semanas en niños y en los adultos entre seis a ocho semanas, pero no se han estudiado bien
las comparaciones de la duración del tratamiento (1,2).

Añadir rifampicina a otros ATB puede mejorar las tasas de curación, sobre todo en infecciones
periprotésicas o en implantes espinales. En adultos hospitalizados la terapia antibiótica parenteral
seguida de terapia oral parece ser tan efectiva como la terapia parenteral a largo plazo, ya que la
evidencia sugiere que la terapia oral tiene tasas de curación similares, con menores riesgos y costos
en comparación con los ATB parenterales. El mejor tipo, método de administración y duración de
antibiótico aún es debatible, y el aumento de patógenos resistentes a múltiples fármacos genera
dificultades terapéuticas.

Tabla 3

Terapia antibiótica inicial para adultos con osteomielitis

Microorganismo Esquema preferido Esquema alternativo


Staphylococcus Nafcilina u oxacilina 1 a 2 g IV cada Ceftriaxona 2 g IV cada 24 horas
aureus sensible a la 4 horas Vancomicina 1 g IV cada 12 horas
meticilina Cefazolina 1 a 1,5 g IV cada 6 horas
Staphylococcus Vancomicina 15 a 20 mg/kg por Daptomicina 6 mg/kg IV cada 24
aureus resistente a dosis IV cada 8 a 12 horas horas
la meticilina Alérgicos a la vancomicina: Linezolid 600 mg IV o VO cada 12
Linezolid 600 mg IV cada 12 horas o horas
Rifampicina 600 mg al día Clindamicina 600 mg IV o VO cada 8
horas
Trimetoprim/sulfametoxazol 3,5 a 4,0
mg/kg por dosis o 2 comprimidos de
doble concentración (para
un adulto de 80 kg [176 lb]) IV o VO
cada 8 a 12 horas
Anaerobios Clindamicina 600 mg IV cada 6 Cefotetan 2 g IV cada 12 horas
horas Metronidazol 500 mg IV cada 6 horas
Ticarcilina/clavulanato 3,1 g IV cada
4 horas
Cutibacterium Penicilina G 2 a 4 millones de Ceftriaxona 2 g IV cada 24 horas
acnes unidades IV cada 4 horas
Enterobacterias Ticarcilina/clavulanato 3,1 g IV cada Ceftriaxona 2 g IV cada 24 horas
(Escherichia coli), 4 horas
resistente a las Piperacilina/tazobactam 3,375 g IV
quinolonas cada 6 horas

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Enterobacterias Fluoroquinolona: ciprofloxacina, 400 Ceftriaxona 2 g IV cada 24 horas
sensibles a las mg IV cada 8 a 12 horas Ciprofloxacina 750 mg VO cada 12
quinolonas horas
Levofloxacina 750 mg VO cada
24 horas
Pseudomona Cefepima 2 g IV cada 8 a 12 horas + Imipenem/cilastatina 1 g IV cada
Aeruginosa ciprofloxacina 400 mg IV cada 8 a 8 horas + aminoglucósido
12 horas
Piperacilina/tazobactam 3,375 g IV
cada 6 horas + ciprofloxacina 400
mg IV cada 12 horas
Especies de Penicilina G 2 a 4 millones de Ceftriaxona 2 g IV cada 24 horas
Streptococcus unidades IV cada 4 horas Clindamicina 600 mg IV cada 6 horas
IV: Intravenoso; VO: Vía oral

Oxígeno hiperbárico: Se lo realiza colocando al paciente en una cámara para una o varias personas
donde está expuesto a una presión atmosférica más alta mientras respira solo 100% de oxígeno, el
objetivo es conseguir mayor destrucción oxidativa de leucocitos, osteogénesis, angiogénesis y
actividad antibiótica sinérgica. Está indicado en osteomielitis refractaria persistente, ya que genera
tasas de remisión del 81% al 85% a los dos o tres años. Es una opción a considerar antes de intentar
tratamientos quirúrgicos más extensos, sumado al tratamiento antibiótico dirigido con un cultivo previo
ofrece buenos panoramas.

Esta terapia se administra una vez al día, de cinco a siete días a la semana, durante 90 a 120 minutos,
a una presión absoluta de 2,0 a 3,0 atmósferas, que de ofrecer una mejoría clínica se mantendrá
durante cuatro a seis semanas, ya que se necesitan entre 20 y 40 sesiones para producir beneficios
terapéuticos duraderos. El neumotórax es una complicación rara, mientras que el tratamiento previo
con bleomicina es una contraindicación absoluta.

Desbridamiento: El desbridamiento óseo quirúrgico más el drenaje de cualquier absceso de tejido


blando, eliminación del tejido necrótico, tractos sinusales y de la materia extraña o de material
protésico o implantes, se lo realiza con el fin que haya un impedimento para la reproducción de
microorganismos. El tratamiento quirúrgico representa uno de los pilares más importantes en el control
de la osteomielitis, este debe ser realizado mediante disección suave hasta alcanzar el foco, con
estricto apego a los planos, de lo contrario, se eleva el riesgo de contaminar las partes vecinas,
esparciendo la infección.

La retirada de los tejidos desvitalizados que actúan como un foco bacteriano primario es una premisa
indiscutible. Realizar un desbridamiento adecuado conlleva menor duración del tratamiento
antimicrobiano y tasas menores de recurrencia de la enfermedad. La extensión del desbridamiento es
inversamente proporcional a la respuesta a la infección. Lamentablemente, la osteomielitis adquiere
frecuentemente el carácter de infección crónica con una mayor resistencia a los antibióticos y una
mayor formación de biofilm. Al terminar el desbridamiento se puede añadir esponjas de colágeno
cargadas con ATB, con el fin de mejorar el resultado.

No existe una recomendación específica sobre qué casos requieren desbridamiento, sin embargo, se
enfoca como parte del tratamiento inicial en presencia de material ortopédico subyacente y hueso
necrótico. La colocación de drenajes continuos a presión negativa al terminar el desbridamiento
promueve la cicatrización. El desbridamiento quirúrgico más la terapia antibiótica disminuye la
estancia hospitalaria y reduce los costos médicos. Todo esto brinda un mejor control de las infecciones
y previene las complicaciones de la terapia antibiótica sistémica a largo plazo.

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Reparación ósea y de tejidos blandos

Tras superar el cuadro infeccioso se debe poner énfasis en la reparación ósea y de tejidos blandos,
actualmente los principales métodos se basan en injertos óseos libres autólogos o alogénicos, de los
cuales el autólogo es más fácil conseguir, tiene alta inductividad, buena conductividad, sin riesgo de
propagación de enfermedades infecciosas causadas por el rechazo inmunológico. Otro método se
basa en el autotransplante de hueso que se divide en trasplante con suministro de sangre
(revascularización y cicatrización más rápidas, pero con condiciones quirúrgicas más estrictas) y sin
suministro de sangre. Ciertos autores describen que los injertos óseos simples tienen un ciclo de
curación largo y mayor absorción, lo que afecta el resultado del procedimiento, por lo que han
propuesto el uso de hueso esponjoso autólogo combinado con plasma rico en plaquetas o células
madre de la médula ósea, los cuales mejoran las tasas de curación ósea.

Cuando existen pérdidas óseas grandes se puede utilizar técnicas como la de Ilizarov o de injerto de
peroné libre vascularizado, que en comparación con la técnica anterior tiene mayores requisitos y la
capacidad de microcirugía del cirujano. También se creó la técnica de Orthofix LRS (Sistema de
Reconstrucción de Miembros), el cual utiliza un fijador externo monorraíl en lugar de un anular, es más
sencilla, menor impacto negativo en la calidad de vida y tiene una alta satisfacción del paciente.

La técnica de Masquelet se basa en la creación de una pseudomembrana capaz de inducir


regeneración ósea, consta de 2 etapas, en la primera se utiliza cemento óseo para rellenar el faltante
óseo que induzca la formación de la pseudomembrana, a las 6 a 8 semanas se realiza la segunda
etapa, la misma que consiste en rellenar con hueso esponjoso autólogo. De quedar tejidos óseos o
blandos expuestos, esto requiere un transporte temprano de colgajos de piel u otros métodos que
solucionen los defectos de cobertura.

DISCUSIÓN

La osteomielitis es una enfermedad inflamatoria de los huesos secundaria a una infección y puede
presentarse de forma aguda o crónica y es causada principalmente por el S. aureus. Por lo general se
produce posterior a una infección bacteriana que invade el tejido óseo a través del torrente sanguíneo.
La osteomielitis postraumática es la más común, siendo una complicación de una fractura expuesta.
La osteomielitis hematógena es producida por bacilos gramnegativos aeróbicos o P. aeruginosa,
dentro de esta, la osteomielitis vertebral es el tipo más común.

Los síntomas son inespecíficos e incluyen: dolor, fiebre, edema, eritema, debilidad de las extremidades,
disestesias, dolor radicular y alteraciones de la marcha. Estos síntomas sobre todo en la etapa aguda,
ya que en la crónica raramente da síntomas sistémicos, pero hay la presencia de trayectos fistulosos
desde la piel al hueso. Tener en cuenta que la osteomielitis es más frecuente o se complica
mayormente en presencia de comorbilidades como la diabetes mellitus mal controlada que es la más
común, neuropatía, enfermedades cardiovasculares, enfermedad vascular periférica, artritis
reumatoidea, cáncer, entre otras ya descritas.

Las pruebas de laboratorio y de imágenes son fundamentales para el diagnóstico, sin embargo, el
examen confirmatorio es un cultivo más biopsia que demuestra la positividad de un patógeno. La
radiografía es un examen de primera línea, demostrando cambios radiográficos de destrucción ósea
entre el 50 al 75%. La resonancia magnética tiene una sensibilidad y especificidad muy alta, además
que no requiere medios de contraste. Una vez confirmado el diagnóstico se sugiere clasificarla
mediante Waldvogel o el Cierny-Mader, aunque no son universalmente reconocidas, nos dan un
panorama claro respecto al tratamiento. La osteítis crónica no bacteriana es una enfermedad
autoinflamatoria caracterizada por tener brotes de inflamación ósea en ausencia de aislamiento

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microbiológico, los niños y adolescentes son los más afectados y cursan con fracturas patológicas,
dolor óseo y edema localizado.

El tratamiento incluye antibióticos, intervención quirúrgica, entre otras. Esto va depender de la


estadificación. La base del tratamiento es la antibióticoterapia, la cual debe ser individualizada e
iniciada una vez obtenidos los resultados de los cultivos. En casos especiales como pacientes
hospitalizados con riesgo de SARM o con necesidad de intervención urgente, se recomienda iniciar
antibióticos empíricos. El tiempo de duración es de aproximadamente cuatro semanas en niños y seis
a ocho semanas en adultos.

Se ha demostrado que la terapia antibiótica parenteral seguida de terapia oral parece ser tan efectiva
como la terapia parenteral a largo plazo. La terapia oral tiene tasas de curación similares, con menores
riesgos y costos. Sin embargo, el mejor método de administración y duración del antibiótico aún es
debatible, esto se dificulta por el aumento de resistencia bacteriana.

El oxígeno hiperbárico trata de conseguir mayor destrucción oxidativa de leucocitos, osteogénesis,


angiogénesis, además de lograr una actividad antibiótica sinérgica y está indicado en osteomielitis
refractaria persistente. Dentro de la parte quirúrgica tenemos al desbridamiento óseo más la
eliminación del tejido necrótico, tractos sinusales y del material protésico o implantes. Por último, de
superar el cuadro infeccioso se debe poner énfasis en la reparación ósea y de tejidos blandos, esto
mediante la utilización de técnicas de reconstrucción ósea como: técnica de Masquelet, técnica de
Ilizarov, injerto de peroné libre vascularizado, técnica de Orthofix LRS.

CONCLUSIONES

La osteomielitis es una enfermedad con varios mecanismos de infección y que de cierta manera es
difícil de diagnosticar y de tratar, por lo cual es de mucha importancia la realización de exámenes de
laboratorio y de imagen para llegar a un diagnóstico oportuno. El tratamiento antibiótico es la base del
tratamiento, esta debe instaurarse con los resultados de cultivos. La terapia antibiótica empírica sólo
será administrada en casos puntuales.

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