Osteomielitis, Tratamiento Antibiótico
Osteomielitis, Tratamiento Antibiótico
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Resumen
La osteomielitis es una infección ósea que se presenta sobre todo en niños y en la tercera edad. El
diagnóstico y el tratamiento temprano es fundamental para evitar complicaciones severas. La
antibioticoterapia es la base del tratamiento, la cual debe ser instaurada con los resultados de los
cultivos, sin embargo, existe una falta de estandarización entre el tratamiento vía oral y parenteral. El
objetivo principal fue revisar el progreso del tratamiento antibiótico, entre otras técnicas para la
osteomielitis aguda y crónica. En enero a mayo del 2024 se realizó una revisión sobre el tratamiento
Abstract
Osteomyelitis is a bone infection that occurs mainly in children and the elderly. Early diagnosis and
treatment is essential to avoid severe complications. Antibiotic therapy is the basis of treatment, which
must be established with the results of the cultures; however, there is a lack of standardization
between oral and parenteral treatment. The main objective was to review the progress of antibiotic
treatment, among other techniques for acute and chronic osteomyelitis. From January to May 2024, a
review on the treatment of osteomyelitis was carried out; the search was carried out in the PubMed,
ELSEVIER and Google Scholar databases. Twenty studies were included and the most important
information on acute and chronic osteomyelitis treatments was collected. Osteomyelitis is a bone
infection that is difficult to diagnose and treat. Antibiotic treatment is the basis of treatment, which
must be established with the results of the cultures.
Keywords: acute osteomyelitis, chronic osteomyelitis, antibiotic treatment
Cómo citar: Maldonado Maldonado, D. A., Terán Urgilés, M. P., Urquizo Buenaño, A. P., Martínez
Quinapanta, H. G., Martínez Quinapanta, M. E., Minda Espín, P. B., & Casa Mendoza, K. A. (2024).
Tratamiento de la osteomielitis: Artículo de revisión. LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias
Sociales y Humanidades 5 (4), 1308 – 1320. https://doi.org/10.56712/latam.v5i4.2334
La osteomielitis es una infección ósea causada por diversos motivos como trauma, cirugía previa,
enfermedades sistémicas o infecciones adyacentes, puede afectar a personas de cualquier edad, pero
con mayor tendencia en niños y en la tercera edad. La incidencia varía según la población estudiada,
con tasas más altas en pacientes con trastornos inmunosupresores, diabetes o enfermedades
crónicas. Los huesos largos, como el fémur y la tibia, son los sitios más comunes de infección.
Puede presentarse de forma aguda o crónica y su diagnóstico temprano es fundamental para evitar
complicaciones graves. Las bacterias son los agentes causales más frecuentes de la osteomielitis,
siendo Staphylococcus aureus el patógeno más común. La infección puede ocurrir por vía hematógena,
extensión directa desde tejidos blandos o injerto óseo, o por inoculación directa durante un
traumatismo. La respuesta inmunológica del huésped y la virulencia del agente causal desempeñan un
papel crucial en el desarrollo y progresión de la enfermedad.
METODOLOGÍA
En enero a mayo del 2024 realizamos una revisión sobre las investigaciones recientes respecto al
tratamiento de la osteomielitis, la búsqueda se realizó en las bases de datos de PubMed, ELSEVIER y
Google Académico de los últimos 5 años, en su mayoría trabajos a partir del año 2020. Se identificaron
inicialmente 60 estudios de importancia relacionados con el tratamiento de la osteomielitis, de los
cuales se incluyeron 20 estudios publicados entre 2019 y 2024 que cumplían con los criterios de
inclusión, básicamente que sean basados en tratamiento antibiótico vía oral y parenteral,
desbridamiento y diferentes técnicas quirúrgicas de reconstrucción ósea. Se excluyeron los estudios
que no cumplieron con los criterios anteriores y se recopiló la información más importante para los
diferentes tratamientos de la osteomielitis aguda y crónica.
Osteomielitis
La osteomielitis es una enfermedad inflamatoria de los huesos secundaria a una infección y puede
presentarse de forma aguda o crónica, su ubicación más habitual son los huesos de las extremidades
y columna vertebral. Por lo general ocurre posterior a una infección bacteriana o fúngica que invade el
tejido óseo a través del torrente sanguíneo después de una cirugía u otro traumatismo grave (una
herida abierta origina alrededor del 80% de los casos) que no se realizó con los estándares correctos.
La osteomielitis postraumática es la complicación de una fractura expuesta y la forma más común de
infección en los huesos.
Esta enfermedad afecta a cualquier grupo etéreo, sin embargo, los niños tienen mayor probabilidad de
contraerla. La incidencia global de osteomielitis oscila entre 2,4 por cada 100.000 personas, aumenta
con el envejecimiento a 6,5 por cada 100.000 en personas de 50 a 70 años y en pacientes diabéticos
La incidencia en los niños es de 43 a 80 casos por cada 100.000.
Para su diagnóstico se utilizan exámenes de laboratorio y de imagen, de los cuales, las biopsias y los
cultivos son concluyentes. La radiografía es una de las más utilizadas, pese a que su sensibilidad en
las primeras semanas es baja, sin embargo, la resonancia magnética (RNM) con o sin contraste tiene
mayor sensibilidad en la detección de tejido óseo necrótico.
Etiología
Características clínicas
La presentación clínica varía ya que los síntomas son inespecíficos, sin embargo, los signos y síntomas
más comunes incluyen dolor, edema, eritema, debilidad de las extremidades, disestesias, dolor
radicular, alteraciones de la marcha.
La OA puede generar síntomas inmediatos, incluso en días, donde es probable que se asocie con la
fiebre. La OC raramente da síntomas sistémicos, se caracteriza por la presencia de trayectos fistulosos
desde la piel al hueso, lo que es un indicativo diagnóstico. Las úlceras de larga duración que no
cicatrizan y las fracturas que no osifican pueden estar asociadas con la OC.
Diagnóstico
Para sospechar una osteomielitis se debe tener en cuenta el dolor musculoesquelético progresivo,
fiebre, malestar, letargo e irritabilidad, sobre todo con comorbilidades como diabetes mellitus mal
controlada (más común), neuropatía, enfermedades cardiovasculares, enfermedad vascular periférica,
artritis reumatoidea, cáncer, heridas crónicas o ulceradas, antecedentes de traumatismo reciente o
fractura, desnutrición, VIH, SIDA, cirrosis, enfermedad renal crónica, anemia de células falciformes,
antecedentes de implante de material ortopédico, fumar, consumir alcohol o usar de drogas
intravenosas. Al examen físico se puede encontrar eritema, infección de tejidos blandos, sensibilidad
ósea, derrame articular, disminución del rango de movimiento o un hueso expuesto. La prueba de
sonda a hueso (sondear la úlcera con una sonda de metal estéril, si la sonda toca el hueso, es positiva)
es útil para descartar osteomielitis del pie diabético. Sin embargo, pese a todo lo descrito, es difícil
llegar al diagnóstico existen varias pruebas de laboratorio y de imagen que ayudan a llegar al
diagnóstico.
El diagnóstico diferencial incluye infección de tejidos blandos, gota, artropatía de Charcot, fracturas,
neoplasia maligna, bursitis, osteonecrosis, crisis de dolor vasooclusivo falciforme y síndrome SAPHO
(sinovitis, acné, pustulosis, hiperostosis y osteítis).
Tabla 1
Radiografía simple (Rx): es una prueba de primera línea, aunque los hallazgos pueden ser inespecíficos
en las primeras etapas de la enfermedad. Los cambios radiográficos se evidencian luego de la
destrucción del 50 al 75% de la matriz ósea e incluyen hinchazón de los tejidos blandos, osteopenia,
pérdida cortical, destrucción ósea y reacción perióstica.
Tabla 2
Clasificación
Con frecuencia se utilizan dos tipos de clasificaciones (Waldvogel y el Cierny-Mader), sin embargo, no
son universalmente reconocidas. El grado de daño tisular se relaciona con el estadio de la enfermedad.
Según la gravedad de la osteomielitis, puede ser aguda o crónica. La OA se presenta sin deterioro óseo
días o semanas después de la infección inicial, con síntomas que incluyen dolor, fiebre y edema en el
sitio afectado. La OC se caracteriza por presentarse como hueso necrótico y conductos fistulosos que
conectan la piel con el hueso.
La osteítis crónica no bacteriana (OCNB), también conocida como osteomielitis crónica multifocal
recurrente, es una enfermedad autoinflamatoria que se caracteriza por tener brotes de inflamación
ósea en ausencia de aislamiento microbiológico. Los niños y adolescentes son los más afectados y
cursa con fracturas patológicas, dolor óseo y edema localizado, rara vez rubor y calor cutáneo o
manifestaciones cutáneas relacionadas (pustulosis palmoplantar, psoriasis y acné). Esta afección
responde bien a los antiinflamatorios no esteroidales, de no hacerlo se utilizan corticoides,
bloqueadores de citocinas o bifosfonatos.
Antibiótico (ATB): Es la base del tratamiento, la elección del ATB debe ser específica, adaptada a cada
paciente y tomando en cuenta los resultados de los cultivos. En pacientes hospitalizados con riesgo
de SARM o con necesidad de intervención urgente (sepsis grave, extensión epidural o afectación
neurológica), se recomienda instaurar antibióticos empíricos, caso contrario, se debe retrasar la terapia
antibiótica hasta disponer de cultivos (1). Si el paciente está hemodinámicamente estable y no se
encuentran resultados microbiológicos o de imágenes sugestivas, tenga en cuenta otros diagnósticos
y repita las imágenes en 1 a 3 semanas si el malestar persiste (2). El tratamiento promedio dura unas
cuatro semanas en niños y en los adultos entre seis a ocho semanas, pero no se han estudiado bien
las comparaciones de la duración del tratamiento (1,2).
Añadir rifampicina a otros ATB puede mejorar las tasas de curación, sobre todo en infecciones
periprotésicas o en implantes espinales. En adultos hospitalizados la terapia antibiótica parenteral
seguida de terapia oral parece ser tan efectiva como la terapia parenteral a largo plazo, ya que la
evidencia sugiere que la terapia oral tiene tasas de curación similares, con menores riesgos y costos
en comparación con los ATB parenterales. El mejor tipo, método de administración y duración de
antibiótico aún es debatible, y el aumento de patógenos resistentes a múltiples fármacos genera
dificultades terapéuticas.
Tabla 3
Oxígeno hiperbárico: Se lo realiza colocando al paciente en una cámara para una o varias personas
donde está expuesto a una presión atmosférica más alta mientras respira solo 100% de oxígeno, el
objetivo es conseguir mayor destrucción oxidativa de leucocitos, osteogénesis, angiogénesis y
actividad antibiótica sinérgica. Está indicado en osteomielitis refractaria persistente, ya que genera
tasas de remisión del 81% al 85% a los dos o tres años. Es una opción a considerar antes de intentar
tratamientos quirúrgicos más extensos, sumado al tratamiento antibiótico dirigido con un cultivo previo
ofrece buenos panoramas.
Esta terapia se administra una vez al día, de cinco a siete días a la semana, durante 90 a 120 minutos,
a una presión absoluta de 2,0 a 3,0 atmósferas, que de ofrecer una mejoría clínica se mantendrá
durante cuatro a seis semanas, ya que se necesitan entre 20 y 40 sesiones para producir beneficios
terapéuticos duraderos. El neumotórax es una complicación rara, mientras que el tratamiento previo
con bleomicina es una contraindicación absoluta.
La retirada de los tejidos desvitalizados que actúan como un foco bacteriano primario es una premisa
indiscutible. Realizar un desbridamiento adecuado conlleva menor duración del tratamiento
antimicrobiano y tasas menores de recurrencia de la enfermedad. La extensión del desbridamiento es
inversamente proporcional a la respuesta a la infección. Lamentablemente, la osteomielitis adquiere
frecuentemente el carácter de infección crónica con una mayor resistencia a los antibióticos y una
mayor formación de biofilm. Al terminar el desbridamiento se puede añadir esponjas de colágeno
cargadas con ATB, con el fin de mejorar el resultado.
No existe una recomendación específica sobre qué casos requieren desbridamiento, sin embargo, se
enfoca como parte del tratamiento inicial en presencia de material ortopédico subyacente y hueso
necrótico. La colocación de drenajes continuos a presión negativa al terminar el desbridamiento
promueve la cicatrización. El desbridamiento quirúrgico más la terapia antibiótica disminuye la
estancia hospitalaria y reduce los costos médicos. Todo esto brinda un mejor control de las infecciones
y previene las complicaciones de la terapia antibiótica sistémica a largo plazo.
Tras superar el cuadro infeccioso se debe poner énfasis en la reparación ósea y de tejidos blandos,
actualmente los principales métodos se basan en injertos óseos libres autólogos o alogénicos, de los
cuales el autólogo es más fácil conseguir, tiene alta inductividad, buena conductividad, sin riesgo de
propagación de enfermedades infecciosas causadas por el rechazo inmunológico. Otro método se
basa en el autotransplante de hueso que se divide en trasplante con suministro de sangre
(revascularización y cicatrización más rápidas, pero con condiciones quirúrgicas más estrictas) y sin
suministro de sangre. Ciertos autores describen que los injertos óseos simples tienen un ciclo de
curación largo y mayor absorción, lo que afecta el resultado del procedimiento, por lo que han
propuesto el uso de hueso esponjoso autólogo combinado con plasma rico en plaquetas o células
madre de la médula ósea, los cuales mejoran las tasas de curación ósea.
Cuando existen pérdidas óseas grandes se puede utilizar técnicas como la de Ilizarov o de injerto de
peroné libre vascularizado, que en comparación con la técnica anterior tiene mayores requisitos y la
capacidad de microcirugía del cirujano. También se creó la técnica de Orthofix LRS (Sistema de
Reconstrucción de Miembros), el cual utiliza un fijador externo monorraíl en lugar de un anular, es más
sencilla, menor impacto negativo en la calidad de vida y tiene una alta satisfacción del paciente.
DISCUSIÓN
La osteomielitis es una enfermedad inflamatoria de los huesos secundaria a una infección y puede
presentarse de forma aguda o crónica y es causada principalmente por el S. aureus. Por lo general se
produce posterior a una infección bacteriana que invade el tejido óseo a través del torrente sanguíneo.
La osteomielitis postraumática es la más común, siendo una complicación de una fractura expuesta.
La osteomielitis hematógena es producida por bacilos gramnegativos aeróbicos o P. aeruginosa,
dentro de esta, la osteomielitis vertebral es el tipo más común.
Los síntomas son inespecíficos e incluyen: dolor, fiebre, edema, eritema, debilidad de las extremidades,
disestesias, dolor radicular y alteraciones de la marcha. Estos síntomas sobre todo en la etapa aguda,
ya que en la crónica raramente da síntomas sistémicos, pero hay la presencia de trayectos fistulosos
desde la piel al hueso. Tener en cuenta que la osteomielitis es más frecuente o se complica
mayormente en presencia de comorbilidades como la diabetes mellitus mal controlada que es la más
común, neuropatía, enfermedades cardiovasculares, enfermedad vascular periférica, artritis
reumatoidea, cáncer, entre otras ya descritas.
Las pruebas de laboratorio y de imágenes son fundamentales para el diagnóstico, sin embargo, el
examen confirmatorio es un cultivo más biopsia que demuestra la positividad de un patógeno. La
radiografía es un examen de primera línea, demostrando cambios radiográficos de destrucción ósea
entre el 50 al 75%. La resonancia magnética tiene una sensibilidad y especificidad muy alta, además
que no requiere medios de contraste. Una vez confirmado el diagnóstico se sugiere clasificarla
mediante Waldvogel o el Cierny-Mader, aunque no son universalmente reconocidas, nos dan un
panorama claro respecto al tratamiento. La osteítis crónica no bacteriana es una enfermedad
autoinflamatoria caracterizada por tener brotes de inflamación ósea en ausencia de aislamiento
Se ha demostrado que la terapia antibiótica parenteral seguida de terapia oral parece ser tan efectiva
como la terapia parenteral a largo plazo. La terapia oral tiene tasas de curación similares, con menores
riesgos y costos. Sin embargo, el mejor método de administración y duración del antibiótico aún es
debatible, esto se dificulta por el aumento de resistencia bacteriana.
CONCLUSIONES
La osteomielitis es una enfermedad con varios mecanismos de infección y que de cierta manera es
difícil de diagnosticar y de tratar, por lo cual es de mucha importancia la realización de exámenes de
laboratorio y de imagen para llegar a un diagnóstico oportuno. El tratamiento antibiótico es la base del
tratamiento, esta debe instaurarse con los resultados de cultivos. La terapia antibiótica empírica sólo
será administrada en casos puntuales.
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