La Importancia de Nuestras Palabras
Leer: 2 Timoteo 2:11-21
Introducción
En el pasaje que leímos, es interesante cuantas veces los versículos se refieren a lo que decimos.
V 17 – Palabras que carcomerán como gangrena – Éstas son palabras que niegan la sana
doctrina que hemos aprendido. El ejemplo dado aquí es de dos personas que desviaron de la
verdad, enseñando sus opiniones como doctrina.
V 16 – Vanas palabrerías – Pienso de palabras que pueden ser verdaderas, pero no edifican al
cuerpo de Cristo porque no hay manera de aplicar lo que se enseña. Me acuerdo una vez en
México que alguien predicó un mensaje sobre los siete tipos de bautismo en la Biblia o algo así.
No digo que es malo predicar tal mensaje, pero no hubo una aplicación al fin del mensaje. 1
Timoteo 1:7 nos dice que los que usan tales palabras quieren “ser doctores de la ley, sin
entender ni lo que hablan ni lo que afirman.” También Jesús nos advirtió de usar “vanas
repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.”
V 16 – Profanas palabrerías – En el Nuevo Testamento, la palabra “profana” o una forma de ella,
se encuentra cuatro veces en I y 2 Timoteo. En 1 Timoteo 1:9 se describe una persona que
siempre quiere ensuciar o contaminar lo que es santo. 1 Timoteo 4:7 habla de deshacer fábulas
profanas. Estas fábulas son mitos que dominan y confunden las mentes y conducta de los
hombres. (Tal vez di algo de Facebook aquí.) 1 Timoteo 6:20 nos advierte a evitar las mismas
profanas palabrerías que se mencionan en el versículo 16.
V 14 – Aquí encontramos palabras de contienda que no aprovechan para nada, sino que es para
perdición de los oyentes. Por eso la Biblia nos dice en Proverbios 17:14: “El que comienza la
discordia es como quien suelta las aguas; Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.”
V 11 – El último tipo de palabra en este pasaje se encuentra en el versículo 11. La frase, “palabra
fiel” se refiere a los dichos, refranes, o frases que se usan para que recordemos principios
bíblicos. Algunos eruditos piensan que los versículos 11 al 13 forman parte de un himno
conocido en aquel tiempo.
Nuestras palabras pueden ser muy poderosas. Pueden negar, dañar, ensuciar, contaminar, o edificar. Es
muy importante, pues, que seamos llenos con el Espíritu Santo y controlados por Él para que usemos
nuestras palabra para el bien. Necesitamos la sabiduría que es de lo alto como dice Santiago 3:17.
(Léalo) De hecho, Santiago capítulo tres dice mucho en cuanto a nuestras palabras, o la lengua. Vamos a
pasar el resto de nuestro tiempo allí.
El Poder de la Lengua – vs. 1-8
La mayoría de la gente quiere ser escuchada. Y ¿Qué mejor manera de ser escuchada si no es por ser
maestro del evangelio? Pero Dios nos advierte en el versículo uno de ser un maestro. ¿Por qué? Porque
los maestros recibirán mayor condenación. Sabemos que todos nosotros somos responsables ante Dios
por cada pensamiento, palabra, acción, actitud, y motivación. Pero el maestro que enseña la Palabra de
Dios tiene que ser aun más cuidadoso con su lengua. No debemos ser apresurados en ponernos en la
posición en la que se utiliza la lengua constantemente.
Controlar la Lengua Es Controlar al Hombre – v. 2
Ilustrado por el caballo – v. 3
Ilustrado por la nave – v. 4
Ilustrado por el fuego del bosque – v. 5
Lecciones aprendidas de las ilustraciones – vs. 6-8
o Grandes cosas vienen de un pequeño miembro de nuestro cuerpo
o Un pequeño miembro puede cambiar mucho – es poderoso
o Nuestras palabras pueden edificar o destruir
o La naturaleza humana en sí misma no puede cambiar la lengua
La Hipocresía de la Lengua – vs. 9-18
Puede bendecir o maldecir – vs. 9 y 10ª
La hipocresía no debe existir en el creyente – vs 10b-12
Esto no quiere decir que todos los que tienen inconsistencias en sus vidas no son cristianos. En
su lugar, significa que esas inconsistencias se deben quitar porque no son parte del estilo de vida
cristiano. – v. 13
Cuando el hablar no es correcto, puede indicar un problema con el corazón – v. 14-16
Se necesita la sabiduría de Dios para controlar la lengua – v. 17-18
Conclusión
Nuestro hablar y el tipo de sabiduría que gobiernan nuestras vidas muestran el estado de nuestros
corazones.