100% encontró este documento útil (1 voto)
1K vistas4 páginas

El Gran Tesoro de La Naturaleza

Plan lector
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
100% encontró este documento útil (1 voto)
1K vistas4 páginas

El Gran Tesoro de La Naturaleza

Plan lector
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

El gran tesoro de la naturaleza

Cuando sus queridos mamá y papá viajan, Ania y Kin se quedan en la casa de su abuelo
Tawa, un sabio chamán de la Amazonia. Ellos adoran el jardín de su abuelo, un lugar muy
diferente de la agitada ciudad que los rodea.
Un día Tawa regaba su jardín cuando de repente escuchó: – ¡Wak, wak! –
¡Es el momento, es el momento!– Era su viejo amigo Ararú, un colorido guacamayo.
¡Ania, Kin, vengan rápido! ¡Es el momento!
Ania abrazó fuerte a su abuelo y le preguntó con gran emoción.
– ¿Abu, iremos hoy a buscar EL GRAN TESORO DE LA NATURALEZA?
¡Sí! –respondió Tawa –El tesoro está escondido por allá, en el corazón de la selva ¡Para
encontrarlo tendrán que cruzar desiertos, escalar montañas, navegar ríos y mares!
– ¡Yeee! –gritaron Ania y Kin – ¡Será una gran aventura!
–Yo llevaré a Lata-Data, mi robot computadora hecho de material reciclado –anunció Kin
– ¡Él nos ayudará a PENSAR cómo llegar al tesoro!
–Y yo a Lucina, la más sensible de las flores... ¡Ella nos ayudará a SENTIR cómo llegar al
tesoro! –agregó Ania.
– ¡Recuerden que la naturaleza, que está ARRIBA, ABAJO, a nuestro ALREDEDOR y en
nuestro INTERIOR, también los ayudará a encontrarlo –dijo Tawa.
¡Y así empezó LA GRAN AVENTURA!
Saltaron a la caja de arena donde se subieron a un jeep de juguete para cruzar el desierto.
– ¡Oh, no! ¡No se mueve! –dijo Ania.
– ¡Tengo una idea! –dijo Kin –¡Usaremos la energía del sol!
¡Y clic! Conectó a Lata-Data como una batería solar al jeep, y así cruzaron el desierto.
Luego se toparon con unas rocas y empezaron a escalar. –¡Están muy empinadas! –
exclamó Kin.
– ¡Sí podemos! –respondió Ania. Y en ese momento vio una bella mariposa que les dijo: –
Soy Bea, yo podría ayudarlos, pero estoy agotada de volar y volar.
– Lucina le ofreció un poco de su néctar, que dio a Bea la fuerza que necesitaba.
–Gracias –dijo Bea. –¡ Ahora los podré llevar volando sobre las montañas!
Y así llegaron a una acequia, donde vieron a dos hormiguitas que remaban en un ¡Kayak
hecho de una hoja!
¡Eeeesa gente! Yo soy Curhui, la más fuerte de todas las hormigas.
–Y yo Huinsi –dijo con calma la delgada hormiga –súbanse y en equipo remaremos por
este río.
¡Yeee! –gritaron todos – ¡JUNTOS PODEMOS!
La acequia desembocó en una poza donde había un velero de juguete. – ¡Naveguemos en
él! –exclamó Kin. Desde arriba el viento sopló y le dio energía al bote para avanzar.
Mirando abajo vieron un adorable pececito que les dijo – ¡Glup, Glup, mi nombre es Glup!
Síganme y los guiaré por este inmenso mar.
¡Oh, no! Glup quedó atrapado dentro de una bolsa de plástico –dijo Ania.
Ania y Kin lo liberaron y sacaron la bolsa del agua para que no ocasione más daño.
Finalmente, llegaron a un bosquecito y Ania exclamó maravillada – ¡Estamos en la
Amazonía! Había todo tipo de plantas y animales: aves, monitos y hasta un jaguar… ¡y un
caimán!
Y de repente escucharon – ¡Wak, wak!
Siguieron a Ararú, que los llevó hasta un árbol.
– ¡Miren arriba! –dijo Bea – ¡Es el momento, es el momento!
¡Miren abajo… y alrededor! –dijeron las hormigas – ¡Es el momento, es el momento!
– ¡Miren adentro! –dijo Lucina – ¡Es el momento, es el momento!
– ¿Adentro? –se preguntaron Ania y Kin.
Acercaron sus oídos al árbol y escucharon latidos en su interior.
¡Wow! ¿Podrá el gran tesoro de la naturaleza estar dentro de este árbol? –se preguntaron.
En ese momento el árbol se sacudió, y abrió sus grandes ojos color cielo. – ¡Qué felicidad!
–dijo sonriente –Mi nombre es Meshi y los he estado esperando por mucho tiempo.
¿Eres tú el gran tesoro de la naturaleza? –preguntó Kin. –Tal vez –respondió Meshi –Es una
larga historia, una historia tan vieja como yo.
Hace muchos años esto era un GRAN BOSQUE…
El aire era limpio y fresco y la música de la naturaleza se oía todo el día.
Mi misión era producir todo tipo de semillas que mis amigos los animales, el viento y el
agua llevaban por todo el mundo, permitiendo que nuevas plantas crezcan y nuestro
planeta se mantenga lleno de vida.
Pero las cosas han cambiado. Las ciudades se expandieron, los bosques se redujeron y las
personas se han desconectado de la naturaleza.
Puede que yo ya no sea el tesoro que buscan, ya que al estar separada de mis amigos he
dejado de producir semillas para el mundo.
Ania y Kin sintieron la tristeza de Meshi, la abrazaron fuertemente y dijeron: – ¡Tú
siempre serás el gran tesoro de la naturaleza y nosotros con todas las niñas y niños te
ayudaremos!
Meshi sintió tanto AMOR y ESPERANZA que volvió a producir cientos de semillas.
En ese momento apareció Tawa, que exclamó –Mis pequeños aventureros… ¡Lo lograron!
Y así Ania y Kin descubrieron que el gran tesoro de la naturaleza, no solo eran Meshi y las
semillas, sino también el AMOR y la FUERZA que llevamos dentro para hacer la diferencia
en nuestro mundo.
Para ayudar a Ania y Kin a cumplir su misión, Tawa les entregó un espacio en su jardín.
Ahí, junto a sus amigos, les enseñó a CRIAR y CUIDAR las plantas, los animales, el suelo, el
agua y el aire, para que LA NATURALEZA, ELLOS Y NOSOTROS vivamos mejor y en
armonía.
Y llamaron a ese lugar tan especial TiNi: ¡Tierra de niñas, niños y jóvenes!
Recuerden semillitas de Meshi, que la NATURALEZA es todo lo que existe menos lo
artificial. Los seres humanos somos parte de ella y las mariposas que sentimos en nuestra
barriga también.
La naturaleza es feliz cuando crecemos junto a ella porque así la querremos y
protegeremos. Al hacerlo también nos cuidaremos y con la TiNi lo lograremos.
¡TE NECESITAMOS!
La Madre Tierra es feliz cuando...

...Las niñas y niños crecen junto a ella.

También podría gustarte