Fallo Cámara Federal Mar Del Plata Cammesa
Fallo Cámara Federal Mar Del Plata Cammesa
VISTOS:
Estos autos caratulados: “INC. APELACION en autos COOPERATIVA
ELÉCTRICA DE VIVIENDA Y OTROS SERVICIOS DE VILLA GESELL c/
PODER EJECUTIVO NACIONAL – SECRETARÍA DE ENERGÍA s/ AMPARO
LEY 16.986”, Expediente FMP 12002/2021/2/2/16; “INC. APELACION en autos
COOPERATIVA ELÉCTRICA DE VIVIENDA Y OTROS SERVICIOS DE VILLA
GESELL c/ PODER EJECUTIVO NACIONAL – SECRETARÍA DE ENERGÍA s/
AMPARO LEY 16.986”, Expediente FMP 12002/2021/2/2/5; “INC. APELACION
en autos COOPERATIVA ELÉCTRICA DE VIVIENDA Y OTROS SERVICIOS
DE VILLA GESELL c/ PODER EJECUTIVO NACIONAL – SECRETARÍA DE
ENERGÍA s/ AMPARO LEY 16.986”, Expediente FMP 12002/2021/2/2/6; e
“INC. APELACION en autos COOPERATIVA ELÉCTRICA DE VIVIENDA Y
OTROS SERVICIOS DE VILLA GESELL c/ PODER EJECUTIVO NACIONAL –
SECRETARÍA DE ENERGÍA s/ AMPARO LEY 16.986”, Expediente FMP 12002
/2021/2/2/14; provenientes del Juzgado Federal de Dolores, Secretaría Civil.
Y CONSIDERANDO:
I.- Que llegan estos autos a la Alzada en virtud de recursos de apelación
dirigidos contra las resoluciones que declaran el proceso como “colectivo” (del 4
/9/23) e incorporan al mismo a la Cooperativa de Obras, Servicios Públicos y
Servicios Sociales Limitada de Tres Arroyos –CELTA- (del 27/3/24), a la
Cooperativa Eléctrica Mariano Moreno Limitada (del 16/4/24), a la Cooperativa
Limitada de Provisión de Servicios Públicos y Vivienda de Puerto Madryn (del 16
/4/24), a la Cooperativa Eléctrica Limitada de Azul (del 30/4/24), y a la
Cooperativa de Electricidad, Obras, Crédito y Servicios Públicos de Las Flores
(del 29/5/24), y extienden a dichas entidades los efectos de las resoluciones ya
dictadas en autos (medidas cautelares y sentencia definitiva), ordenando
consecuentemente a CAMMESA y a la Secretaría de Energía de la Nación el
cumplimiento de las mismas.
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Los recursos son presentados por CAMMESA y por el Estado Nacional, y
contestados por las cooperativas interesadas, así como por la accionante
(CEVIGE).
Luego de analizadas las actuaciones, se advierte que las providencias
que incorporan a las cooperativas al proceso y que por ende extienden el
alcance de sus resoluciones hacia aquéllas, son consecuencia de la
declaración del proceso como “colectivo”; y que los recursos
mencionados están íntimamente relacionados entre sí.
Por ello, estimamos conveniente analizar a continuación
conjuntamente tales recursos, obrantes en los cuatro incidentes
mencionados en el encabezamiento de la presente, a fin de resolverlos con
coherencia y practicidad.
Asimismo, y en honor a la brevedad, citaremos sólo algunos de los
agravios vertidos, evitando reiteraciones innecesarias, y privilegiando los
contenidos que resulten determinantes y esenciales para resolver las cuestiones
litigiosas.
II.- Que, aclarado lo anterior, pasamos a referir algunos de los agravios
que sustentan los recursos antedichos.
Afirma CAMMESA que las resoluciones cuestionadas le causan un
gravamen irreparable, por lesionar gravemente su facultad de actuar como
mandataria, interviniendo en los procesos de emisión de facturas, liquidaciones
y cobranzas por cuenta y orden de los agentes del MEM.
Solicita que se deje sin efecto y se declare la nulidad de la Resolución de
Proceso Colectivo y de las Resoluciones de Admisión, por haber sido dictadas
en manifiesta violación de la normativa que regula los procesos colectivos y de
la garantía constitucional del derecho de defensa en juicio, que incluye el
derecho a ser oído antes del dictado de la sentencia que restringe sus derechos,
con costas.
Asimismo, justifica la legitimación de CAMMESA para ser parte de este
proceso. Al respecto señala que al diseñar el marco regulatorio de energía
eléctrica se previó que la comercialización de la energía en el Mercado Eléctrico
Mayorista (MEM) se desarrolle bajo un mercado único. Y como consecuencia de
este mercado mayorista, el sistema de cobranzas se encuentra centralizado en
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incluyó en la clase a varias cooperativas, motivo por el cual apela y pide la
nulidad de la Resolución de Proceso Colectivo y de las Resoluciones de
Admisión, en tanto forman parte de una cadena de actos procesales
manifiestamente contrarios a derecho, arbitrarios y nulos que afectan los
derechos de CAMMESA. Agrega que fue de tal modo que su mandante tomó
conocimiento de que con posterioridad a la concesión del recurso extraordinario
federal contra la sentencia definitiva dictada en el proceso de amparo individual
iniciado por la Cooperativa de Villa Gesell, esa Cooperativa inició un proceso de
ejecución de sentencia y, en el marco de tal proceso de ejecución, el a quo
resolvió transformar el amparo individual en un proceso colectivo, sin garantizar
el derecho del Estado Nacional demandado ni mucho menos de CAMMESA a
ser oídos de modo previo al dictado de tan relevante resolución. Y su mandante
también tomó conocimiento que, una vez transformado el amparo individual con
sentencia definitiva en proceso colectivo, el a quo resolvió tener por parte a
CELTA, y luego a CEYS, SERVICOOP y CEAL, y hacerles extensiva, no sólo la
sentencia definitiva dictada en el amparo individual sino también la cautelar
dictada durante la tramitación del amparo individual, sin garantizar el derecho ni
del Estado Nacional ni de CAMMESA a ser oídos previo al dictado de la
resolución. Así, en la actualidad, existe un proceso colectivo del que CAMMESA
no participó en ningún momento, llevado a cabo entre terceros, en el que se han
tomado decisiones que pretenden limitar las facultades de CAMMESA de
perseguir administrativa y/o judicialmente el cobro de las deudas y facturas
corrientes por la compra de energía para poder cancelar las liquidaciones de los
agentes acreedores del MEM, entre los que se encuentran los Generadores de
energía eléctrica y los prestadores del servicio público de transporte de energía
eléctrica, esto es, terceras personas a este juicio, e imponer incluso medidas
cautelares en relación con procesos judiciales en trámite ante la competencia de
otros jueces. Todo ello en franca transgresión de la garantía constitucional del
debido proceso que incluye el derecho a ser oído antes del dictado de la
resolución que restringe sus derechos (artículo 18 de la Constitución Nacional).
Enfatiza que, al dictar esa resolución, el a quo también requirió -previo a
todo trámite- al Registro Público de Procesos Colectivos que informe sobre la
existencia de un proceso colectivo en trámite ya inscripto que guarde sustancial
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Estado Nacional contra la sentencia definitiva, el a quo resolvió transformar
irregularmente el amparo individual en un proceso colectivo con la sola finalidad
de hacer extensivos los efectos de la medida cautelar a fin de que las
cooperativas no abonen sus deudas ni la facturación corriente.
Por otro lado, afirma que la interpretación formulada por el Sr. Juez de
Grado del Reglamento de Procesos Colectivos es manifiestamente sesgada y
contraria a derecho, produciendo en el caso una gravísima afectación del debido
proceso y el derecho de defensa de la demandada y de su mandante.
Manifiesta que el último párrafo del punto III del Reglamento otorga al
Juez la facultad de dar a una demanda el trámite de proceso colectivo, aun
cuando la demanda no hubiera sido promovida en tal carácter, pero de modo
alguno habilita al Juez a calificar un proceso como proceso colectivo con
posterioridad al traslado de demanda, y mucho menos después de haberse
dictado la sentencia definitiva en una acción que tramitó como amparo individual
y encontrándose pendiente de resolución el recurso extraordinario interpuesto
contra la sentencia definitiva.
Por su parte, en relación al carácter constitutivo de la inscripción del
proceso en el Registro de Procesos Colectivos, refiere que hasta que el proceso
no está inscripto no tiene estado público y no hay forma de que los involucrados
en la clase hipotéticamente afectada y los sujetos pasivos de la acción que
excedan al demandado individualmente puedan tener conocimiento de que sus
derechos están en juego y, al menos a través de la ficción jurídica de la
publicidad en el registro, tengan un resguardo mínimo de sus derechos al debido
proceso y defensa. En el presente afirma que no sólo la causa no está
registrada en el Registro de Procesos Colectivos por lo que no puede ser
considerada un proceso colectivo aún, sino que es además imposible que lo
pueda ser, en atención a que se trata de un juicio que tiene sentencia de
primera y segunda instancia tramitadas como un amparo individual regulado por
la Ley 16.986. Y que luego de emitida sentencia de cámara, no puede
transformarse ya en proceso colectivo, violentando, manifiestamente, lo
dispuesto por la Acordada 12/16 de la CSJN, pero mucho más grave aún, las
garantías de debido proceso y defensa de la demandada en dichos autos, parte
que se vería ante un cambio de naturaleza del proceso luego de haber ejercido
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intervención voluntaria (art. 90 CPCCN). Lo dicho es relevante, toda vez que
el art. 94 del CPCCN hace referencia a momentos procesales que ya sucedieron
en autos (oposición de excepciones, contestación de demanda), por lo cual -si
nos encontráramos en su marco- la intervención de CAMMESA sería a todas
luces extemporánea.
Aclarado ello, es conveniente recordar que el citado art. 90 establece:
“Intervención voluntaria. Podrá intervenir en un juicio pendiente en calidad de
parte, cualquiera fuere la etapa o la instancia en que éste se encontrare, quien:
1. Acredite sumariamente que la sentencia pudiere afectar su interés propio. 2.
Según las normas del derecho sustancial, hubiese estado legitimado para
demandar o ser demandado en el juicio”.
Cabe consignar que la terminología de la citada norma requiere que
se trate de un proceso “pendiente”, pero -por otro lado- determina que la
intervención es factible “cualquiera fuere la etapa o la instancia en que
éste se encontrare”. Lo dicho nos permite reflexionar acerca de cuál es la
solución justa en el caso concreto que nos ocupa.
En efecto, es cierto que la propia naturaleza de la institución y sus fines,
requieren que no estemos ante un caso sentenciado, pues -precisamente- el
objetivo de la figura es posibilitar la intervención procesal de quien pudiera ver
afectados sus derechos por el alcance de la sentencia a dictarse. Y también es
cierto que -en atención a la excepcionalidad de la intervención de terceros- se
ha decidido que es improcedente la intervención de terceros en procesos de
Amparo (Cám Fed. La Plata, sala III, 29/4/97, LL 1997-C-339), en juicios
ejecutivos (CNCiv, Sala F, 2/12/96, LL 1998-A-476), en procesos de ejecución e
incidentes (CNCiv, Sala C, 20/10/88, LL 1989-B-488).
Sin embargo, las peculiaridades que ofrece este caso concreto nos
permite analizar la cuestión desde otra óptica.
Nos encontramos con un proceso principal en el cual se ha dictado
sentencia definitiva (aún no firme) sin que se haya propiciado la
intervención de CAMMESA, por lo cual dicha sociedad no actuó en calidad
de parte ni en ninguna otra. Sin embargo, luego del dictado de dicha
sentencia, el a quo ha resuelto modificar la naturaleza del proceso
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En síntesis, en atención a las particulares circunstancias que rodean
este caso, estimamos prudente permitir la intervención de CAMMESA en
autos, teniéndolo por legitimado.
VI.- Que la cuestión principal a dilucidar es saber si la decisión del a quo,
mediante la cual transformó un proceso individual en colectivo, es
pertinente; sobre todo teniendo en cuenta el estado de avance en el que se
encontraban las actuaciones cuando lo hizo.
Recordemos previamente que nuestra CSJN, en el precedente “Halabi”
(del 24/2/2009), diferenció los derechos subjetivos individuales, los derechos de
incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos (como es el caso del
ambiente), y los derechos de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneos, que la Constitución Nacional admite en el segundo
párrafo del art. 43.
La misma clasificación tripartita de derechos siguió este Tribunal en los
autos “CLINICA Y MATERNIDAD PRIVADA MARIA AUXILIADORA S.A. c/
Estado Nacional y otros s/ Amparo – Ley 16.986 s/ Incidente de Apelación de
Medida Cautelar”, Expediente FMP 12741/2016/1, resolución de fecha 20 de
diciembre de 2017, a la que nos remitimos para mayor erudición.
El caso de autos fue encuadrado por el Juez de Grado como un supuesto
de ejercicio de derechos de incidencia colectiva que tiene por objeto intereses
individuales homogéneos (resolución del 4/9/23).
Por lo dicho, la cuestión debe analizarse bajo el prisma de los procesos
colectivos referentes a intereses individuales homogéneos (Punto II, apartado
2 del Anexo de la Acordada CSJN 12/2016 que reglamenta la actuación en
procesos colectivos), y a la luz de lo dispuesto en la parte final del punto III del
Anexo a la Acordada CSJN 12/2016, que determina, en su parte pertinente:
“(…) Aun cuando la demanda no sea promovida con carácter de colectiva, si el
magistrado entiende que se trata de un supuesto comprendido en la acordada 32
/2014 deberá proceder en la forma establecida en el presente punto”.
Como tiene dicho nuestro Máximo Tribunal -en correspondencia con lo
dispuesto en la Acordada mencionada- cuando se trata de derechos subjetivos
individuales “la admisión de las acciones colectivas requiere, por parte de los
magistrados, la verificación de una causa fáctica común; una pretensión
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entidades cooperativas, y se ordenó la extensión de los alcances de las
resoluciones ya dictadas (incluso de la sentencia definitiva no firme y de las
medidas cautelares decretadas) a dichas entidades.
Como derivación lógica, los efectos de tales medidas afectan a otros
procesos donde las citadas cooperativas se encontraban litigando acerca del
fondo del asunto; y también a entidades (como CAMMESA) destinadas a
cumplir con medidas cautelares decretadas en un pleito en el cual no
intervinieron con anterioridad. Si bien es cierto que las medidas cautelares,
por regla, se decretan “inaudita parte”, ello sucede en procesos incipientes, en
los cuales los afectados por la medida cautelar podrán luego discutir el fondo del
asunto hasta arribar a una sentencia; pero la situación atravesada en estas
actuaciones es muy diferente, ya que dichos afectados -al enterarse de la
cautelar- se encuentran con un proceso en el que ya se ha llegado a dictar una
sentencia definitiva en primera instancia y que -luego de recorrer la segunda
instancia- se encuentra radicado en la CSJN.
En base a ello, y sobre todo teniendo en cuenta que están en juego el
derecho de defensa en juicio y la garantía del debido proceso (art. 18 CN), es
necesario evaluar si la decisión de convertir este pleito en colectivo ha sido
acertada y oportuna.
Advertimos que el a quo, en su resolución del 4/9/23 mediante la cual
declara la presente causa como colectiva, hace un especial análisis acerca de
la “Oportunidad procesal de la solicitud”.
En efecto, luego de dicho título, refiere que en el punto III del Reglamento
de Actuación en Procesos Colectivos se establece que el magistrado puede
convertir en colectiva una causa aunque no haya sido iniciada con ese carácter;
y que en el punto XI de dicho Reglamento se determina que el juez -por los
efectos expansivos de la sentencia en este tipo de procesos- debe adoptar
con celeridad todas las medidas que fueren necesarias para ordenar el
procedimiento.
Ante esto último, nuestra interpretación de la situación es inversa a la que
parece guiar al magistrado de grado. Ello, porque mientras él sostiene su
decisión en los deberes que el juez tiene en un proceso colectivo -debido a los
efectos expansivos de la sentencia en este tipo de procesos- nosotros
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efectuó las informaciones correspondientes; en junio de 2022 se dictó sentencia
de primera instancia, en la que se justificó el pronunciamiento y se ordenó
culminar con el procedimiento determinado en la Reglamentación de Actuación
en Procesos Colectivos; y en julio de 2022 (estando el expediente en la Alzada)
se ordenó el cabal cumplimiento de lo establecido en las Acordadas 32/2014 y
12/2016. Por otra parte, no se constató la afectación de intereses de ningún
sujeto ajeno al proceso, e incluso la Cámara referida expresó que -en los
procesos colectivos- “(…) se reconoce la necesidad de arbitrar los recaudos
necesarios para una adecuada notificación y publicidad. La primera estaría
destinada a todas aquellas personas que pudieran tener un interés en el
resultado del litigio, de manera de asegurarles tanto la alternativa de optar
por quedar afuera del pleito como la de comparecer en él como parte o
contraparte (…)” (el resaltado nos pertenece). En cambio, en nuestro caso, no
se advirtió nada acerca del hipotético carácter colectivo del proceso, ello se hizo
cuando ya se habían dictado sentencias definitivas de primera y segunda
instancia y con el expediente radicado en la CSJN debido a un recurso
extraordinario; y se afectaron intereses de personas ajenas al proceso hasta su
presentación espontánea.
Es evidente que la expansión de los efectos de las medidas cautelares
decretadas, y de la sentencia, alcanzan los intereses de CAMMESA, sujeto
obligado a cumplir con medidas determinadas en un juicio sin ningún tipo de
intervención de su parte.
Se trata de un tema de gran relevancia, ya que está en juego el derecho
de defensa en juicio, como ya se señaló. Por ello, la cuestión fue abordada por
la doctrina, con meridiana claridad. Así, se ha expresado que, en los procesos
colectivos, es primordial “El deber de determinar de manera temprana el tipo de
conflicto y las reglas de juego, permitiendo a las partes (y/o demás interesados)
saber si el proceso tramitará en clave individual o colectiva. Para ello resultan
determinantes las actuales prescripciones contenidas en los artículos III, IV, V,
VI, VII y VIII del reglamento aprobado por Acordada Nº 12/2016. Su símil Nº 31
/14 había impuesto ya una (especie de) certificación de la acción donde se
escrutan las recaudos de admisibilidad de estas acciones. Actualmente, como
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previno y el alcance de su recurribilidad (artículos IV y VII). Asimismo, parte de
esta determinación temprana también consiste en fijar o readecuar bajo qué
reglas de conocimiento se llevará adelante la discusión. Esto cobra relevancia,
ante la ausencia de reglamentación adecuada y porque, más allá de que el
reconocimiento de los derechos de incidencia colectiva aparezca asociado a la
garantía de amparo del 43 de la CN, ello no implica que la vía para tramitar ese
tipo de conflictos sea (simplemente) ésta. Por el contrario, en general, este tipo
de conflictos deberá darse en el marco de un proceso amplio. La vía del amparo
sólo será admisible cuando se acrediten las condiciones estatuidas para su
admisión. No obstante ello, cualquiera sea el carril por la cual se desarrolle,
deberán observarse las condiciones o garantías colectivas de procesamiento”
(el resaltado nos pertenece) (Sucunza, Matías A., “El derecho
constitucional-convencional al debido proceso colectivo: conceptualización e
interpelaciones en pos de su efectividad”, en Revista de Derecho Público, Santa
Fe, Rubinzal Culzoni, 2016-I, pp. 105-163).
En el citado caso “Kersich”, en la misma línea de pensamiento, nuestro
máximo Tribunal expresó que “El proceso judicial no puede ser ‘un juego de
sorpresas’ que desconoce el principio cardinal de buena fe que debe imperar en
las relaciones jurídicas (Fallos: 331:2202)”.
Si bien la normativa aplicable a los procesos colectivos (emanada, por el
momento, de la CSJN) no determina expresamente que no debe convertirse en
“colectivo” un proceso “individual” luego del dictado de la sentencia definitiva (y
expandir los efectos de sus resoluciones ya dictadas a sujetos que no
intervinieron en el pleito directamente o mediante representación), de muchos
de sus postulados puede inferirse tal premisa.
En efecto, ya en el Considerando 1º de la Acordada nº 32/2014 nuestro
máximo Tribunal ponderó expresamente a la seguridad jurídica ante los efectos
expansivos de la sentencia definitiva en este tipo de procesos, a fin de tutelar
apropiadamente los derechos de todas las personas que no han tenido
participación en el proceso. Asimismo, de la lectura del Anexo a la citada
Acordada, se deduce que el dictado de la sentencia es posterior a la inscripción
del proceso como colectivo (en especial, de su art. 6). Del mismo modo, el punto
III del Reglamento de Actuación en Procesos Colectivos (citado por el a quo
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corresponde revocar la decisión del juez de grado, que declaró “colectivo”
al presente proceso.
Como corolario de ello, también deben revocarse todas las
resoluciones tomadas en consecuencia, ya sean incorporando en el
presente juicio a Cooperativas y demás entidades que no formaron parte
inicialmente del proceso, o extendiendo los efectos de las resoluciones
tomadas hacia sujetos que no integraron la litis oportunamente, u
ordenando medidas destinadas a otros procesos judiciales independientes.
VII.- Que, en cuanto a la imposición de costas de Alzada, en atención a la
originalidad y singularidad del tema planteado, y debido a que todas las partes
pudieron creerse con derecho a realizar sus planteos con éxito, deberán
imponerse en el orden causado (art. 68 2do párrafo CPCCN, art. 17 Ley 16.986).
RESUELVE:
I.- Revocar la resolución que convierte el proceso como “colectivo”,
y –por ende- todas las resoluciones tomadas en consecuencia, ya sean
incorporando en el presente juicio a Cooperativas y demás entidades que no
formaron parte inicialmente del proceso, o extendiendo los efectos de las
resoluciones tomadas hacia sujetos que no integraron la litis oportunamente, u
ordenando medidas destinadas a otros procesos judiciales independientes.
II.- Imponer las costas de Alzada en el orden causado.
REGÍSTRESE, NOTIFÍQUESE, DEVUÉLVASE.
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