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Regimen Juridico de Los Precios Percibidos Por La Explotacion de Obras Publicas Addy Mazz

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REGIMEN JURIDICO DE LOS PRECIOS PERCIBIDOS POR LA EXPLOTACION DE OBRAS PUBLICAS EJECUTADAS POR LA MODALIDAD DE CONCESION por la Dra. Addy Mazz 1) Planteo. La utilizacién cada vez mayor del sistema de concesién para la realiza- cién de obras publica, plantea la necesidad de definir con claridad el régimen aplicable a la suma de dinero que deberén pagar los particulares por el uso de la obra. EI tema puede llegar a ser especialmente sensible por cuanto supone la explotacién, por un particular, de una obra que es publica, lo que impondré la necesidad de conciliar los diversos objetivos del concedente y concesiona- rio. Los empresarios atenderén al fin primordial que inspira la actividad econémica de los particulares: el espfritu de lucro; y el Estado debera velar por el interés general de que no se perturbe el uso del bien publico mas allé de lo necesario para asegurar a los particulares el recupero de la inversion y un lucro razonable. El imperativo seré, entonces, definir con claridad el régimen juridico aplicable a la suma a percibir por los explota- dores de la obra, lo que supondré analizar temas previos, a saber: definir el instituto en el ‘marco de las formas de realizacién de la obra publica; determinar si ésta sigue siendo publica; explicar la incidencia en el tema de la circunstancia de que la obra sea de uso piblico. En relacién al ingreso en s{ mismo, se analizaré su naturaleza juridica, Y, finalmente su régimen juridico. 517 2) Régimen de concesién de obra publica La construccién de obra piiblica por la modalidad de concesién, supone que un particular realiza la obra y, para que recupere su inversion, se le otorga su explotacién por un plazo determinado. Sayagués Laso (1) la define como “el acto por el cual la administracién comete a una persona la construccién de una obra publica y la faculta temporalmente para cobrar determinadas sumas a quienes la utilicen, como io de financiar el costo de aquélla”. Este autor distingue los elementos que son esenciales en la definicién: a) la construccién de una obra publica, b) la financiacién a cargo de los usuarios mediante el pago de una suma, denominada corrientemente “peaje”. Marienhoff (2) define el instituto como “un contrato -de derecho piblico, desde Iuego- entre el estado y un tercero (administrado, generalmente) donde éste se obliga a realizar una obra (trabajo publico) cuyo pago no le serd efectuado directamente por el Estado, sino por ciertos administrados”. El régimen crea vinculos juridicos entre la Administracién y el concesiona- rio, “extendiéndose a ciertos administrados, quienes, en determinadas for- mas, deben pagarle al concesionario el precio de la obra, por lo cual consi- dera la “concesién de obra publica” como un contrato administrativo que surte efectos con relacién a terceros. “Con acierto se dijo que es el modo de remuneracién Jo que distingue el contrato de obra publica de la concesién de obra publica”, y que ésta “no es otra cosa que un contrato de obra publica donde el empresario es remune- rado en una forma particular; como ya lo expresé, estas formas particula- res de remunerar al concesionario son dos: el pago y la contribucién de mejoras”. (3) Osvaldo Méximo Bezzi (4) define también este contrato por la modali- dad de pago del precio, eitando en este sentido a Gaseén y Marin “La concesién leva en s{ una intervencién directa del particular concesionario en la realizaci6n del servicio, en la explotacién de la obra publica”. Insiste en que se trata de un contrato complejo, que.se integra con dos situaciones diferenciadas: la construccién de la obra publica y la entrega -concesién- para su explotacién, por plazo determinado, al constructor o a quienes hayan asumido la financiacién de su costo”. En nuestro derecho, el sistema fue instituido por el dec. ley 15.687, de 28 de setiembre de 1984. Su art. 1 se afilia a la descripcién ya vista del sistema; expresando “El Poder Ejecutivo podré otorgar concesiones para la construccién, conserva- ci6n y explotacién de obras publicas a personas fisicas y juridicas, privadas © piblicas, a sociedades de economia mixta, habilitando al concesionario a percibir tarifas de los usuarios de la obra, de conformidad con las disposi- ciones de la presente ley”. La norma no recepciona el concepto de concesién de obra publica como sistema de ejecucién por delegacién transestructural postulada por Barra (5). Este autor la define como el sistema de ejecucién indirecta de una obra 578 publica a través del cual el concesionario o delegado recibe del concedente 0 delegante el ejercicio de la competencia administrativa de contratar con un tercero constructor la realizacién de esa obra publica y, por s{ mismo o por un tercero, efectuar las operaciones necesarias para el buen manteni- miento y explotacién de la misma, quedado el pago de todas las inversiones requeridas para la construccién, mantenimiento y explotacién, también delegado en el concesionario, quien recibe, asimismo, el cometido de perci- bir los ingresos para la explotacién de la obra, para destinarlos a amortizar la inversion hecha y a satisfacer su beneficio empresario, que puede o no ser participado con el delegante. En esta concepcién, el comitente de la obra contimia siendo la Adminis- tracién Publica y el delegado no es mas que el constructor de aquélla, que sélo recibe la transferencia de la potestad publica de recaudar los fondos necesarios requeridos para la inversién en la construceién y para solventar su propio beneficio empresario. Este seria el vinico supuesto de delegacién porque las restantes prerrogativas publicas quedan en cabeza de la autori- dad administrativa competente en cada caso. Canasi (6) participa de la concepcién de la concesién como delegacién. 8) Naturaleza de la obra realizada por el régimen de concesién. EI tema radica en determinar si la obra es 0 no, de cardcter ptiblico Sayagués Laso (7) define la obra publica como “todo trabajo de labor de construccién, modificacién, reparacién o mantenimiento de un bien inmue- ble, realizada por una entidad estatal o por su cuenta, en cumplimiento de sus fines propios”, y agrega “También son obras publicas las que realizan los concesionarios, porque actuan por cuenta del ente puiblico concedente” Marienhoff (8) considera que, independientemente del sistema de finan- ciacién de la obra, sea peaje o contribucién de mejoras, el “dominio” de la obra construida es siempre del Estado, sin perjuicio del derecho de quien la construyé, a percibir un precio. Barra (9) en su especial tesis de la concesin-delegacién, sefiala que no pueden existir dudas en cuanto a que la titularidad de la obra es del concedente, desde el momento mismo en que se inicia su ejecucién. Al respecto, expresa: “Es asi entonces que el Estado (La Administracién Publi- ca) titular de la obra publica construida bajo el régimen de la concesién, mantiene sobre el bien, sobre las condiciones de su uso, la totalidad de sus, perrogativas, pudiendo disponer por encima del contrato de concesién, es decir sin importar disposiciones en contrario que en éste pudiesen estar contenidas, distintas regulaciones para el uso de las obras. En el caso, horarios de utilizacién, tipos de veh{culos, direccién del transito, accesos, penalidades por infracciones de policfa distintas a las aplicables para otras vias de transito y, fundamentalmente, el valor de la tasa de peaje, y hasta Ia gratitud del uso de la obra’. “E] usuario, a su vez, tendré frente a la Administracién, directamente a través de la figura del delegado concesionario, todas las garantias que el ordenamiento administrativo -y en general todo el orden juridico- con su 579 vértice constitucional, le confieren en orden a evitar, por ejemplo, un trato discriminatorio en cuanto al uso de esa obra publica”. El cardcter de ptiblica de la obra es, por tanto, innegable, y como tal, la Administracién conserva la policfa de la misma y a ella le corresponde la fijacién de los precios por su uso. Estos principios son recogidos en el derecho nacional. El decreto ley 15.637 de 28 de setiembre de 1984, en su art. 1 define la obra como “publica”, y el art. 3 que establece las bases a las cuales se ajustaré la concesién, prevé que ella estard sujeta, en todos los casos, al contralor y fiscalizacién de la Autoridad Concedente. El concesionario “debera cumplir y hacer cumplir las normas y reglamentaciones sobre conservacién, uso y policia de las obras concedidas, en la forma que establezcan las disposicio- nes aplicables”. Esto la ubica, claramente, en la calidad de publica, a la obra, lo que se reafirma por el mecanismo de fijacién del precio establecido en el mismo art. 3 c): “La fijacién de las tarifas quedaré reservada exclusi- vamente a la Autoridad concedente, que podré hacerlo por iniciativa propia a propuesta del concesionario si ésta se considerara fundada”. Esta potestad de la Administracién, concedida por ley, debe ser preser- vada por sobre todas las cosas, ya que constituye uno de los instrumentos fandamentales para lograr el equilibrio a que nos referfamos en el punto 1. De la efectividad de la norma en su aplicacién practica depende el control que el Estado mantenga sobre la obra, lo que permitira evitar los abusos que se puedan dar en la fijacién de los precios. Y ello debe ser asi porque se est pagando por el uso de una obra publica. La Constitucién de la Republica, en su art. 51, ya prevefa un régimen similar para las tarifas de los servicios piblicos, estableciendo que el Esta- do o los gobiernos Departamentales, condicionarén a su homologacién, el establecimiento y vigencia de las tarifas de servicios publicos a cargo de empresas concesionarias”. 4) La obra publica como bien de uso publico Estas obras integran los bienes nacionales de uso publico 0 bienes publi- cos del Estado, que, de acuerdo al articulo 477 del Cédigo Civil uruguayo, son “los bienes de propiedad nacional cuyo uso pertenece a todos los habi- tantes del Estado”. E] articulo 478 los enumera, incluyendo en el numeral 1 “los caminos piblicos” y en el 6, “los puentes, canales, y demas obras publicas construidas y conservadas a expensas de la Nacién (articulos 1 y 4, ley de julio de 1889)”. El articulo 479 del mismo Cédigo Civil establece; “El uso y goce que para el trénsito, riego, navegacién y cualesquiera otros objetos licitos, co- rresponden a los particulares en las calles, plazas, puentes y caminos pt- blicos, en el mar y sus riberas, en los rios y arroyos, y generalmente en todos los bienes nacionales de uso puiblico, estardn sujetos a las disposicio- nes de este Cédigo y leyes especiales”, 580 Esta libertad de trénsito recogida en el Cédigo Civil se enmarca en los derechos fundamentales consagrados en la Constitucién, por lo cual su limitacién debe ser establecida por ley. Por ello, la doctrina nacional ha sostenido que la creacién de puestos de aje, como limitacién a la libertad de circular, es materia reservada a la ley. El uso de las vias de comunicacién es de principio, y sélo puede ser limitado, como todos los derechos individuales, por leyes fundadas en razo- nes de interés general, de acuerdo a lo previsto en el articulo 7 de la Constitucién de la Republica. En este sentido, expresa Valdés Costa (10): “La ley aparece como nece- saria para la determinacién de los casos en que la obra estard sujeta al pago de una contraprestacién, pues debe admitirse ue, por regla general, ese pago constituye una limitacién indirecta de la libertad de circulacién: el derecho al uso de las vias de comunicaciones es de principio, -pero no elemento esencial- y como todos los derechos, limitable por ley fundada en razones de interés general, principio que, ademas del apoyo que pueda encontrar en los textos constitucionales, est4 en armonfa con la tradicién politica, social y econémica del Estado Moderno”. “De esta manera también se evita el riesgo de que la Administracién a titulo de peaje-precio para financiar la construccién de una obra exigiera un peaje impuesto por el sélo hecho de circular por una via natural 0 por una obra ya financiada con anterioridad o por otros medios”. En nuestro derecho, la ley N° 13.297, de 3 de noviembre de 1964 esta- blecié los puestos en los que se cobrard peaje, las tarifas y las exenciones A posteriori, la ley 13.637, de 21 de diciembre de 1967, artfculo 218, faculté al Poder Ejecutivo “por decreto fundado”, a establecer nuevos pues- tos de peaje ademas de los de la ley 13.637, “dando cuenta, en cada caso, a la Asamblea General”. Esto consistié en una delegacién de competencias del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo, acotada por la dada cuenta a la Asamblea General, que el Prof. Valdés Costa consideré inconstitucional (11), en posicidn que com- partimos. Si se considera el establecimiento de puestos de peaje, limitacion a la libertad de circular, es obvio que sdlo puede establecerse por ley y, por tanto, debe concluirse que no pueden instituirse por el acto que adjudica una obra en concesién y su correspondiente contrato. La facultad de cobrar por el uso de la obra, consagrada en la ley de concesién de obra publica, no significa que se pueda limitar los derechos individuales, en este caso, el de circulacién, Habilita a que se explote la obra a cambio de un precio pero si, por el tipo de obra, ello supone la limitacién de dichos derechos, requerira otra norma legal que lo habilite. 5) Naturaleza jurfdica del peaje. En general, se denomina “peaje” la suma que se cobra por el uso de una obra publica, y en particular, Ia cantidad que percibe el concesionario por 581 el uso de la obra, pero la doctrina esta dividida respecto a su naturaleza juridica, Para un sector, el peaje es siempre un precio, como lo entiende Valdés Costa: “desde el punto de vista juridico, las cantidades que pagan los particulares por la utilizacién de las obras de vialidad e hidrografia, destinadas a la construccién, conservacién y mejoramiento de éstas, no tienen naturaleza tributaria, constituyendo ia remuneracién de los servi- cios recibidos por los usuarios” (12). Buchanan se plantea el tema de los gastos estatales o locales en carretera y sefiala que el punto de vista tradi- cional sobre la utilizacién de los caminos publicos “libres” cambié con la revolucién de la automocién en el siglo XX, posteriormente a la Primera Guerra Mundial. Considera que las carreteras “en los tiempos modernos pueden ser clasificadas con mds propiedad como servicios ptblicos “Aunque su desarrollo contintie siendo responsabilidad directa de las unidades gubernamentales, parece claro que puede emplearse algin méto- do de cobrar un precio por estos servicios directamente a los usuarios”. De acuerdo a esto, distingue los gravdmenes impuestos a los propietarios 0 conductores de vehiculos a motor, que asimila a precios indirectos, de los precios directos, establecidos a través de peajes. Se inclina por esta tltima financiacién expresando que el método de fijar precios directos producirfa un uso més eficiente del bien. “Con el método directo de fijacién de precios s6lo se cobrarfa a aquellos que utilizan las nuevas facilidades”. Otro grupo de autores, fundamentalmente, los argentinos, sostienen que el peaje es siempre un tributo, y algunos, como Guiliani Fonrouge, lo consideran contribucién, en tanto otros como Barra lo definen como tasa. Para Giuliani, el concepto de “contribucin especial” incluye “los grava- menes de peaje por utilizacién de vias de comunicacién (caminos, puentes, tineles, canales). Para Barra (15) “El peaje no es el precio de Ja utilizacién de la obra, se encuentre ésta concedida o no. Es una tasa o contribucién especial, segun la interpretacién que quiera darsela desde el punto de vista tributario, pero que, en cualquier caso, tiene como destino preciso el integrar (exclusi- vamente o no) los fondos destinados a solventar ya sea la construccién de Ja obra y/o sus gastos de conservacién y uso”. En nuestra concepci6n, ya enunciada en el “Curso... (16) el peaje tiene cardcter de precio cuando el particular utiliza una obra publica efectuando una eleccién libre, vale decir, puede optar entre usar esa via u otra. La figura del ingreso voluntario se desdibuja cuando no existe opcidn y en consecuencia, desaparece el elemento voluntad en el uso de la obra, y, también, en el pago de dicha suma. Hipétesis en la cual existiria peaje- tributo, contribucidn especial. Tributo: porque la fuente de la obligacion ya ho es él acuerdo de voluntadee, sino (a ley, y contribucidn porque en. al hecho generador se ubicarfa el beneficio por el uso de una obra publica, En este andlisis consideraremos la hipdtesis de peaje-precio. 682 6) Concepto de precio financiero. La clasificacién jurfdica de los recursos del estado se efecttia en base a la fuente de la obligacién, y, cuando ésta radica en el acuerdo de volunta- des, estamos, entre otros recursos, frente al precio. Cémo se caracteriza el precio financiero?. Sefiala Valdés Costa (17) que “frecuentemente se reserva el nombre de precios para las contraprestaciones que realizan los particulares con refe- rencia a los bienes privados o fiscales del estado, de acuerdo con la clasifi- cacién que de los bienes hace el art. 477 del Cédigo Civil”. Y, acota “si esta dispuesto a pagar una contraprestacién en dinero por el uso 0 goce de ese bien, lo que paga el usuario tiene la misma naturaleza juridica ya se trate de un bien fiscal o de uso publico”. “Si el particular paga una contraprestacién es exclusivamente porque recibe una ventaja que estima equivalente a aquella desde el punto de vista econémico”. Se podria decir, a lo sumo, con Pugliese, que la naturale- za del bien acentuia el cardcter publico de la relacién, condiciondndola, pero nunca alterando la naturaleza de la contraprestacién a cargo del particu- lar, transfiriéndola de la categoria precio a la de tributo”. De los pasajes citados surge que el precio financiero tiene su fuente en el acuerdo de voluntades, y su causa en la ventaja 0 provecho que se obtiene por el uso de un bien publico. Concordante con esta posicién, Valdés Costa agrega que “desde el punto de vista juridico las cantidades que pagan los particulares por la utilizacién de las obras de Vialidad e Hidrografia, destinadas a la construccién, con- servacién y mejoramiento de éstas, no tienen naturaleza tributaria, consti- tuyendo la remuneracién de los servicios econémicos recibidos por los usua- ios. En consecuencia, deben ser clasificados como precios en sentido gené- Tico”, Y, lo que es muy importante para dilucidar el punto que nos ocupa: “atendiendo a la trascendencia social y econdmica de la utiliza- cién de esos bienes, es aconsejable que la Constitucién a la ley regulen en cierto grado en qué casos y en qué medida la adminis- tracién podré reclamar una remuneracién”. (Subrayado nuestro) Por tanto, el precio financiero constituye un devengo contraprestativo por un servicio 0 e uso de un bien del Estado. Su fijacién no es materia de reserva de ley pero, por tratarse de bienes cuyo uso es ptiblico, de todos los ciudadanos, se admite que la Constitucién o la ley regulen ciertos aspectos de] mismo, como pueden ser las exoneraciones. En la hip6tesis de concesin de obra, el destinatario del precio no es el Estado sino el concesionario, y cabe plantearse si esa circunstancia puede considerarse un elemento que le quite, al peaje, el cardeter de precio finan- ciero, transformandolo en un precio privado. Adelantamos, desde ya, nues- tra opinién negativa al res 7) Si el precio que se paga por el uso de una obra publica al concesionario es precio financiero. Con respecto al precio financiero la doctrina en el pats (Valdés Costa, Peirano Facio, Shaw, Faget) es consteste en afirmar que no tiene diferen- cia de sustancia con el precio privado, se regula por las mismas normas que éste, con algunas particularidades juridieas derivadas del érgano que Io fija, y que hacen al principio de la especialidad de las personas publicas, amén de algunas particularidades econémicas derivadas de los fines del Estado, y que inciden en la relacién precio-costo-lucro. Por lo tanto, la naturaleza jurfdica del precio financiero y del precio privado es la misma, la diferencia radica en que la contraprestacién la realiza, en el primer caso, el Estado, y en segundo, los particulares. En la hipétesis de concesién, la obra es publica pero el precio se destina al conce- sionario y el tema consiste en determinar si el devengo mantiene las carac- teristicas de precio financiero. Al respecto, debe sefialarse que la obra por cuyo uso se paga, es, como ued6 claro en el numeral 3, una obra publica. La circunstancia de que el destinatario del mismo, en la concesion, sea el particular, deriva de la modalidad de pago de esta forma de ejecucién de obra publica, en la cual, por prevision legal, el concesionario podré explotar la obra y cobrar por esa circunstancia, el precio. Pero es obvio que el devengo no registra diferencias con el que percibe el propio Estado cuando cobra peaje. Mas atin, el cardcter de la obra, que es, en ambas hipétesis, publica, requiere que el precio tenga las mismas caracteristicas. Y que ‘siempre que exista una regulacién juridica legal para el precio que cobra la Administracién, ésta se mantenga y rija en su totalidad cuando el precio lo percibe el concesionario. El Cédigo Tributario, en la misma posicién que sustentamos, define a los precios en el art. 10'como “las prestaciones pecuniarias en cardcter de contraprestacién por el consumo o uso de bienes y servicios de naturaleza econémica o de cualquier otro cardcter, proporcionados por el Estado, ya sea en régimen de libre concurrencia 0 de monopolio, directamente, en sociedades de economia mixta o en concesién”. Como vemos, es precio financiero la contraprestacién por el uso de bienes proporcionados por el Estado aun cuando se realice en régimen de concesién, vale decir, que el que cobre el precio sea el concesionario. Al existir identidad de naturaleza juridica entre el peaie cobrado por el poate y el percibido por el concesionario, les es aplicable el mismo régimen juridico. Si se trata de una obra publica ya construida, en la cual, por disposicién de una norma legal, existen puestos de peaje, y se cobra éste, la regulacién puede establecer exoneraciones al peaje referido, rebajas, etc. y el tema que se plantea es si este marco legal debe ser respetado por la concesién, si obliga al concedente y concesionario, o, si, por el contrario, el precio que cobra este ultimo, puede ser regulado con ‘total prescindencia del anterior marco legal. 684 El tema se resuelve aplicando el principio de jerarqu{a de las normas. En los dos casos estamos frente a un precio financiero, tesis que el Cédigo Tributario recepciona con claridad. Tratandose de ingresos de igual naturaleza, deben regularse por las mismas normas, y, en consecuencia, el acto y el contrato de adjudicacién de la concesién, deben respetar el marco legal pre-existente, La concesién, como modalidad de ejecucién de obra publica, se verifica a través de un procedimiento que se inicia con la elabo- racién de un Pliego de condiciones para la realizacién del llamado, el que se aprueba por decreto. La adjudicacién de la concesi6n se verifica por un acto administrativo. El contrato regula las obligaciones y derechos de concedente y concesionario. El iter registra como vemos, actos del inferior jerarquia en relacién a la ley, a saber, el decreto que aprueba el Pliego y el acto administrativo que adjudiea. Estos deben adecuarse a las disposiciones legales. El Pliego al establecer las condiciones del llamado, y del precio a fijar por el uso de la obra, debe respetar los preceptos legales que existan en relacién al mismo. Por ejemplo, si existen exoneraciones al peaje establecidas por ley, el Plie- go, debe recogerla. Y, si nolo hace en forma expresa, debe entenderse que jos mismos igualmente rigen, ya que el concedente y concesionario no pueden alegar desconocimiento, por el principio de que la ignorancia de la ley no sirve de excusa, Ademés, estando la propia Administracién sometida a la ley, puede conceder la expiotacién de una obra publica, pero en condi- ciones similares a las que ella misma podria hacerlo. El Poder Ejecutivo, no puede conceder a una empresa, la explotacién de una obra en condiciones diferentes y mas ventajosas a las que ella misma podria hacerlo dentro del marco jurfdico vigente. De otra forma, el Poder Ejecutivo podria obviar la normativa legal mediante el instituto de la concesién de obra. El Poder Ejecutivo concede lo que puede, no mds, con los Ifmites que le fija el ordenamiento juridico. Si el peaje en las rutas nacionales, preexistente al otorgado por concesién a particulares tenfa exoneraciones, éstas siguen vigentes; no puede ser derogadas por un acto administrativo de concesion. La ley autoriza a cobrar tarifas por el uso de una via publica, pero los principios constitucionales siguen rigiendo y los actos concretos de adjudi- caci6n, en el marco del decreto-ley 15.637 deben ajustarse a las disposicio- nes constitucionales y legales vigentes. Sayagués Laso, tratando el tema de la concesién de servicios ptiblicos, asi lo reconoce: “La circunstancia de que explote el servicio en base a la concesi6n otorgada por una entidad publica, no excluye el juego normal de la competencia legislativa... Pero aun cuando sea el mismo ente puiblico, el poder de dictar tales leyes no puede confundirse con los poderes que ejerce como administracién concedente”, _En el derecho positive uruguayo, si un acto de adjudicacién de conce- sién habilita a cobrar precios por ef uso de obras publicas, debe tener en cuenta que la ley N° 13,297, de 3 de noviembre de 1964 establece determi- nada regulacién, coneretamente, exoneraciones, que deberdn ser respeta- das por la concesién. 8) Los vinculos jurfdicos en un contrato de concesién de obra. En el régimen de concesién de obra se crean diversos vinculos juridicos por un lado el Estado y la empresa concesionaria, entre los cuales se pacta ‘una determinada ecuacién econémica. A cambio de la construccién de la obra, el Estado otorga su explotacién por un periodo determinado y puede otorgar otros beneficios. Si la obra no se construye, ser4 el Estado, no el usuario, quien deberd reclamar a la empresa. Entre el concesionario y el usuario se plantea otra relacién: el usuario paga por el uso de la obra, no por la construccién, y ese pago no puede regirse por normas diferentes a las que regulan el’ pago por el uso del mismo bien al Estado, porque el bien mantiene su cardcter de publico. CONCLUSIONES 1. El peaje es el precio que se paga por el uso de un bien ptiblico. 2. Por tratarse de la utilizacién de bienes de uso piblico, la ley puede establecer determinadas exoneraciones. 3. Puede cobrarlo el Estado empresas concesionarias; en las dos hip6- tesis tiene la misma naturaleza, es precio financiero, conforme al art. 10 del Cédigo Tributario. 4, La naturaleza de precio financiero se recepciona en el decreto ley 15.637 que dispone su fijacién por la Administracién. 5. Las normas legales vigentes en relacién a los peajes, son aplicables a los cobrados por las empresas concesionarias de obras ptblicas. 6. El establecimiento de puestos de peaje, en tanto afecta la libertad de circulacién consagrada en la Constitucién, es de reserva legal, no siendo suficiente las previsiones de la ley de concesién de obra, que sélo habilitan el cobro por los particulares. 7. En virtud del régimen de concesién de obra publica no pueden crear- se islas dentro del ordenamiento juridico en las que los particulares no reconozean los Iimites legales y constitucionales. 8, La Administracién, al dictar los actos de concesién de obra publica, como en todo su obrar, esta limitada por las normas legales y constitucio- nales. En el caso conereto: concede Ia ejecucién de una obra y habilita su explotacién pero limitada por el ordenamiento juridico en su globalidad. 9, Las exoneraciones de la ley 13.297 y modificativas rigen para los precios que puedan percibir las empresas concesionarias de obras de ese tipo. 586 NOTAS » Sayamnte Laso (Tratado de Derecho Administrativo, T. II, pg. 119). 4ta. Edicién -Puesta al dfa por el Dr. Daniel H. Martins - Facultad de Derecho y Ciencias Sociales -Fundacién de Cultura Universita- ria 2) Marienhoff (Tratado de Derecho Administrativo, Abeledo-Perrot-Bue- nos Aires, T. III, pg. 528) 3 Marienhoff -Obra cit. pg. 4) Bezzi, Osvaldo Maximo, “El contrato de obra ptiblica” pg. 383, Abe- ledo-Perrot-Buenos Aires 5) Barra, Rodolfo Carlos “Contrato de obra publica”, T. 1, pg. 305 y sigts. 6) Canasi “Derecho Administrativo” Vol. II, Parte Especial, De Palma 1984, pg. 681 y sigts. 7) Sayagués Laso -Obra cit. Tomo II, pg. 87 8) Marienhoff -Obra cit, pg. 533 9) Barra, Obra cit, pg. 290 y 344 10) Valdés Costa, Ramén, “Curso de Derecho Tributario”, Tomo I, Mon- tevideo, 1970, pg. 191 11) Valdés Costa, Ramén, Obra cit., pg. 194 12) Valdés Costa, Ramén, Obra cit., pg. 190 13) Buchanan James M. y Marilyn R. Flowers, “Introduccién a la Cien- cia de la Hacienda Publica”, Editorial de Derecho Financiero, pg. 499 y sigts. 14) Giuliani Fonrouge, “Derecho Financiero”, Volumen 1, 3era. edicién, actualizada y ampliada, Depalma, pg. 268 15) Barra, Obra cit, pg 16) Mazz, Addy, “Curso de Derecho Financiero y Finanzas”, F.C.U., afio 1991,'Tomo 1, Volumen I, pg. 94 17) Valdés Costa, Ramén, “Curso de Derecho Tributario”, Tomo I, pg. 177 18) Sayagués Laso, Obra cit., pg. 50 587 ° 129 TOMO XxXil NUMERO 129 DOCTRINA Cdor. Juan P. Arocena: Anticip»s 1 proveedores en moneda extranjera en el LR.1.C. (pag. 517 Dr. Andrés Blanco: La exportaviou ‘eos en el Impuesto al . Valor Agregado (pag. 529). Dra. Addy Mazz: Régimen juridico de los precios percibidos por la explotacién de obras ptblicas ejecutadas por la modalidad deconcesién (pag. 577). JURISPRUDENCIA (pag. 589). LEGISLACION (pag. 599). INFORMACION (pag. 603).

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