La teoría del amor de Sternberg
Una de las teorías más conocidas del amor es la teoría triangular de
Sternberg. Robert Sternberg, es un psicólogo estadounidense,
profesor de la Universidad de Yale, ampliamente reconocido por sus
investigaciones. No solo se ha interesado por el amor, sino que la
inteligencia o la creatividad también han sido objetos de interés en
sus investigaciones realizadas en el ámbito de la Psicología Cognitiva
y de las emociones. En especial, sus aportaciones en el ámbito del
estudio de la inteligencia son muy conocidas.
1. Cariño
El cariño hace referencia a la amistad verdadera. Solo hay intimidad,
pero no existe pasión ni compromiso. Los miembros de la relación se
sienten cercanos y confían el uno con el otro, pero no hay deseo de
tener relaciones íntimas ni compromiso como pareja.
2. Encaprichamiento
En esta forma de amar hay mucha pasión, no obstante, no hay ni
intimidad ni compromiso, lo que convierte este tipo de relaciones en
superficiales. Sería una especie de romance pero que termina pronto
o el principio de una relación, en la que existe mucho deseo por tener
relaciones íntimas pero no hay suficiente confianza ni compromiso.
3. Amor vacío
El amor vacío se caracteriza por un elevado compromiso, sin pasión ni
intimidad. Esto es habitual en las relaciones interesadas o en las de
larga duración, cuando no existe ni confianza ni relaciones íntimas,
pero sí que existe compromiso por estar juntos.
4. Amor romántico
El amor romántico es una forma de amar en la que los miembros de
la relación sienten atracción y excitación, y, además, tienen confianza
y cercanía. El amor romántico ha inspirado miles de novelas y
películas, es el amor que sienten Romeo y Julieta. Si esta etapa
continúa con grandes experiencias juntos, podría acabar provocando
el compromiso.
5. Amor sociable
Suele ocurrir en relaciones duraderas. Existe intimidad y compromiso,
pero no pasión. Es el tipo de amor que puede manifestarse cuando la
pareja carece de deseo y excitación hacia la otra persona, pero la
convivencia, los hijos y las experiencias juntos les mantienen unidos.
Esta relación puede parecer satisfactoria para los miembros y durar
mucho tiempo.
6. Amor fatuo
En el amor fatuo predomina la pasión y el compromiso, pero no existe
intimidad. El amor fatuo puede producirse porque los miembros de la
pareja quieren estar juntos, pues existe el deseo y la excitación de
vivir experiencias íntimas, sin embargo, no tienen muchas cosas en
común.
7. Amor consumado
Este es el amor completo. Está formado por los tres elementos de la
teoría piramidal de Sternberg. El amor consumado es el principal
arquetipo amatorio, es el amor ideal y también recibe el nombre de
amor maduro.
El amor sólo puede darse en la libertad, no es posesión, no es pasión,
es un proceso de dos personas que se rebela contra lo biológico y lo
cultural, es la expresión irreverente del pequeño cosmos que los
amantes construyen para existir a pesar del caos inherente al amor, a
pesar de estar rodeados de un orden agobiante, absurdo, impropio,
creado por los sistemas sociales. El amor nos libera inclusive de
nosotros mismos, porque obliga a la entrega total, al desgarramiento
salvaje del alma impropia para que el otro pueda vislumbrar nuestra
esencia.
El amor como sentimiento no solamente puede ser el nombre del
deseo, sino de la pena y la angustia. Pena cuando confundimos el
deseo con la protección, angustia: cuando lo asociamos con la
carencia afectiva infantil. En ambos casos el producto de la relación
será una patología relacional, puede terminar en violencia o
dependencia.
En definitiva, el amor no es un sentimiento, es una palabra huraña
que no da cuenta de lo que implica la construcción rebelde de la
pareja. La corrección lingüística sería: cuando decimos “te amo”
queremos decir “existes”. Y como se ve, no estamos nombrando una
emoción, nombramos un proceso relacional complejo: despojarnos de
las mentiras aprendidas como verdades para poder ser delante de
quien nos ama, entregarnos a la posibilidad de existir y de
construirnos a partir de nuestras posibilidades, teniendo como testigo
a alguien que hace lo mismo.
Amar no es hacer feliz al otro, amar no es poseerlo, tampoco
apasionarnos por la eternidad, amar es construir un espacio para
atestiguar la existencia ajena. Estar para que el amado pueda ser. Es
un proceso de constante reconocimiento que nos obliga a
abandonarnos para esforzarnos en el conocimiento del otro, a la par
que construimos metas conjuntas nos dejamos ser.