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Destino - Mikonos - Erina Alcala

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DESTINO: MIKONOS

Erina Alcalá
Copyright © 2021 Erina Alcalá
Todos los derechos reservados.
Las personas más importantes, no se buscan,
La vida te las presenta.
CAPÍTULO UNO

La enemistad entre los armadores griegos Demetrius Xenakis y Corban


Theodorakis, había sido latente desde que eran jóvenes.
Sus padres como sus abuelos, habían sido armadores griegos, ricos y
poderosos, y habían ido heredando la fortuna y el trabajo de ellos.
Pero entre Demetrius y Corban, buenos amigos, antes y conocidos, de la
misma edad, se fueron a la universidad de Harvard dónde los padres los
enviaron a estudiar Ingeniería de diseño naval, para seguir la tradición en las
empresas que ambos tenían.
No hubo roce entre ellos, una buena amistad, hasta que llegó a la universidad,
Alicia Calix, hija de otro armador griego y una chica americana.
Alicia era una chica pequeña y preciosa, con el pelo claro y los ojos verdes
bonitos. Y ambos se enamoraron de ella.
Alicia estudiaba medicina, ginecología, pero al ser griega, los conoció a
ambos y se hicieron amigos.
Y los dos se enamoraron de ella. Pero Alicia se enamoró de Demetrius. Y ahí
empezó la enemistad de Corban contra ellos. No soportaba que Alicia se
hubiese enamorado de su amigo y no de él y eso lo tuvo clavado toda la vida,
hasta el punto de enemistarse con Demetrius y odiarla a ella y seguir
queriéndola muy a su pesar.

Así que la enemistad de ambos armadores, venía desde que Corban


Theodorakis, se había enamorado de la mujer de Demetrius y se habían
casado al terminar la universidad, Ahí ya sí que empezó la guerra entre
ambos.
Ambos ambiciosos, se convirtieron en los armadores más poderosos de
Grecia. Ya les venía de familia, de generación en generación.
Sin embargo, Corban, que se casó años después con una ginecóloga de
prestigio y mantuvieron un matrimonio de cara a la galería porque nunca dejó
de amar a Alicia, hacía unos años se había quedado viudo, se le había agriado
últimamente el carácter.
Corban, tuvo una hija preciosa, su hija Ava, que no quería saber nada de
navieras ni de nada que tuviera que ver con los barcos, quiso ser médica
ginecóloga como su madre.

Sus padres, cuando la madre de Ava aún vivía, viajaban constantemente a


Marbella igual que Demetrius Xenakis a comprar barcos, yates, navieras
enteras y mandar construirlos.
Cuando la hija de Corban, Ava, viajo con ellos por primera vez a Marbella, le
encantó España y quiso quedarse a estudiar allí medicina.
Se trasladó a Sevilla donde estaban los mejores hospitales para hacer las
prácticas tras la carrera y su padre, que no le negaba nada y menos desde que
murió su mujer, le pagó todos los estudios, en un buen piso.

Allí en Sevilla, en la facultad de medicina, Ava, hizo tres amigas, Macarena,


Rocío y Amanda. Las cuatro eran inseparables, aunque no tenían ni de lejos,
el nivel adquisitivo de Ava ni mucho menos, aunque Ava era una chica
sencilla y nunca hizo alardes del dinero de su padre, era generosa, y las
invitaba en vacaciones a la casa de Marbella, la mejor mansión que su padre
tenía en la playa de Marbella, pero nunca iban, no se podían permitir las
sevillanas ir a un lugar como ese, ni invitadas de todo. Eran estudiantes y
trabajaban en verano en cafeterías o bares para tener dinero durante el curso.
Pero Ava dijo que cuando acabaran la carrera tenían que ir y pasarían un
verano, al menos un mes, en un apartamento las cuatro, si no querían ir a su
casa.

Esos años de estudios lo pasaron bien. Salían por Sevilla los fines de semana,
iban unas a casa de otras, conocieron a chicos, y eran inseparables.
Macarena, Macu, era una loca. Era muy guapa con el pelo rubio, la más alta,
con unos ojos verdes preciosos. Era la que más ligaba. Extrovertida y
divertida, no tenía pelos en la lengua. Cómo no, vivía en la Macarena y
muchas de las veces si conocían a chicos era por ella.
Rocío también era alta, no tanto como Macu, pero era graciosa, con el pelo
por los hombros, de pelo castaño y ojos marrones. Era divertida, pero no tan
extrovertida y loca como Macu. Y Vivía en el Tardón, un barrio de Triana.
Amanda, la que más lejos del centro vivía, en Sevilla Este, era la más joven
de todas, casi tres años menos que el resto, pero se hizo amiga de Ava por
casualidad un día en la Biblioteca. Se parecía mucho a Ava, con el pelo largo
ondulado moreno, bajita, y con los ojos color miel. La llamaban las mellis.
El tiempo pasó y cuando cada una hizo su especialidad, excepto Amanda que
quiso ser médica de medicina general, y empezó a trabajar en un hospital del
Aljarafe, el Nisa. Sus compañeras siguieron un año más haciendo un máster,
ya que habían terminado la especialidad y Amanda, al ser más joven y no
hacerla terminó un año antes que ellas. Pero seguían saliendo los fines de
semana al menos un día o de compras por los centros comerciales, a bailar,
salir…

Y por fin, llegó ese verano planeado que tenían que pasar juntas, al menos un
mes en Marbella para celebrar el fin de sus estudios, antes de buscar trabajo.
Amanda pidió vacaciones en el hospital ese mes de Agosto que decidieron y
las tres sevillanas tomaron entusiasmadas el AVE rumbo a Málaga, allí, las
esperaba Ava en un descapotable rojo que su padre le había regalado por
terminar sus estudios, para llevarlas a un apartamento cerca de la casa de su
padre.
-¡Hola, chicas! ¡Por fin habéis venido!
-¡Hola! -dijeron todas contentas.
-¡Menudo carro! -dijo Macu.
-Venga vamos a meter las maletas, si caben, alguna irá atrás con dos de
vosotras. Y ya estaba Macu delante.
-¡Qué cara! -dijo Rocío y Macu iba encantada.
El coche empezó a rodar de Málaga a Marbella.
-¡Vamos Marbella! Aquí estamos a pasarlo bien, -gritaba Macarena y era la
más alocada y la más alta.
-Nos lo vamos a pasar genial este mes -decía Ava.
-Vamos Ava, ya tenías ganas de que viniéramos y aquí estamos por fin. -Dijo
Rocío.
-Pues nada, bikini, playa copas y chicos.
-Aunque Amanda ya tiene suerte, trabaja, nosotras tendremos que buscar
después.
-El resto tendremos que buscar, sí -decían.
-Os será fácil, -dijo Amanda, que era la más tímida.
-Primero deshacemos el equipaje y vamos de tapas. Estoy muerta de hambre.
-Mañana de compras por la mañana, una tostadita y de compras -dijo Ava.
-Claro, como tú tienes tarjeta platino -decía Macu, riendo.
-Os invito.
-No queremos -dijo Amanda que no quería aprovecharse de ella por tener
dinero.
-Mi padre es armador, tiene dinero y puedo invitar a mis amigas cuando
quiera.
-Ya pagas el apartamento.
-Venga, no seáis tontas, vosotros haríais lo mismo.
-Sí, la verdad -dijeron.
-Pues ya está, además daremos una vuelta un día en uno de los yates de mi
padre.

Cuando llegaron al apartamento caro y precioso, era una casa para ellas solas,
en primera línea de playa, con cuatro dormitorios. Uno para cada una con sus
baños privados.
-Pero estás loca mujer…esto es maravilloso, decía Macu recorriendo la casa
como loca. Tenemos baños privados.
-Claro, que lo es, quería lo mejor. Nos lo merecemos.
-En el centro y en primera línea de playa.
-¡Dios mío qué bonito! -decía Rocío al entrar.
-Elegid habitación, esta es la mía, las otras para vosotros.
-Si son iguales todas -dijo Amanda.
-Sí, además todas dan a la playa. ¿No es fantástico?
-Tiene dos plantas…- dijo Amanda.
-Lo que te digo, ¡Estás loca!
-Venga vamos, que tenemos palanes este mes.
Estaban todas revolucionadas.
Amanda, era la más pequeña de todas, en estatura y en edad. Tenía 24 años,
las demás casi 27 años y habían terminado la especialidad. Macu era pediatra.
Ava era ginecóloga, como su madre lo fue en vida.
Rocío traumatóloga.
Y médico de familia, Amanda.
Pero se llevaban muy bien.

Por su parte Demetrius Xenakis, solo tuvo un hijo, Darius, ya de 30 años,


había estudiado finanzas e ingeniería de diseño naval, en la Universidad de
Harvard, con máster incluido. Y en cuanto acabó, empezó a trabajar en la
naviera Xenakis con su padre. Llevaba ya unos seis años trabajando y se hizo
cargo del departamento financiero y de diseño.
Era alto, casi 1,88, moreno de pelo negro, y unos ojos verdes claros
matadores que los había heredado de su madre que tenía ascendencia
americana.
Se había convertido en un hombre con responsabilidades, tenía un carácter de
los mil demonios y algunas veces cuando entraba en la oficina ya sabía que
día esperaba, según cómo entrara.
Cuando viajaba a la oficina de Marbella respiraban los de la oficina griega.
Se había comprado un ático en Atenas, y una isla pequeñita que le regaló su
padre, ,más bien una cola de una isla, con una gran casa para él y una playa
solitaria. Era una isla pequeñita justo al lado de la isla de Delos, a dos
kilómetros, unida a la isla de Mikonos, aunque parecía una pequeña isla
aparte. Quince minutos en coche a Mikonos, por una carretera particular,
donde iban a hacer la compra cuando iba a descansar. Y al otro lado la isla de
Delos.

En Marbella se quedaba en la parte alta de la oficina donde tenía un ático no


tan ostento como el de Atenas, un avión privado y su yate Basil.
Era un hombre poderoso a su edad, poder que le dio su padre junto con la
enemistad hacía su enemigo Corban.
Darius sabía la historia de su padre, y su madre con Corban. Su padre se lo
había contado porque él le preguntó acerca de su enemistad con él, pero si su
madre había elegido a su padre, ¡Qué tontería enemistarse por ello!
Además, él vio a sus padres siempre junto y muy enamorados.

En una de las fiestas que se dio en uno de los yates de otro armador griego en
Marbella, ese verano en que las chicas estaban viviendo su verano feliz,
Darius, como siempre llevaba una modelo de su brazo a la fiesta en el yate.
No le faltaban las mujeres bellas, bellísimas sin nada que hacer salvo estar
bellas. La dejó y fue a por una copa, y al cogerla sintió a su madre, al otro
lado de la pared del barco.
-No por favor Corban, déjame.
-Sé que me amas desde siempre.
-Te equivocas, amo a Dimitrius, aún no lo has entendido, ¡Que me sueltes! -y
sus súplicas no se oían con la música, pero su hijo sí que las oyó.
Y Darius se iba poniendo nervioso.
-Me gustan tus pechos -decía Dimitrius.
Le estaba toqueteando a su madre que no podía defenderse… Se asomó a la
parte trasera y la tenía contra la pared del yate tocando sus pechos y
metiéndole la mano por el vestido para tocar…
Era vomitivo. Lo iba a matar. Era su madre y se llevó un buen puñetazo de
Darius.
-Te voy a matar si vuelves a tocarla.
Y sacó a su madre de allí.
-¡Ay, hijo déjalo!
-Lo voy a matar.
-No le digas nada a tu padre por favor, hijo.
-Mamá, tienes que estar más atenta, no quedarte sola, es una serpiente, pero
me la va a pagar.
-Darius, te conozco, no digas ni hagas nada de lo que te puedas arrepentir, no
ha pasado nada.
-Mamá, te estaba tocando.
-Pero me defendía.
-¡Joder mamá!
-Prométemelo.
-Te lo prometo, no le diré nada a papá.
Pero iba a gestar su propia venganza. Un puñetazo para él no era suficiente,
porque estaban en una fiesta y no quería estropearla, el anfitrión, era amigo
de su padre, pero sabía cómo iba a vengarse. Dónde más le dolía.
-¡Hola, mi amor! -¿Dónde te has metido? -le dijo la chica.
-Perdona, ahora vengo.
-Y llamó a dos de sus hombres.
-Dígame señor Xenakis.
-Quiero saber dónde está la hija de Corban. Cuando lo sepáis, avisadme. Y
cuando lo sepáis antes de avisadme preparáis el avión, avisa a la azafata y a
los pilotos, nos vamos a Atenas y de allí quiero mi yate listo a la isla. Con
ella. Una maleta en el jet.
-Sí señor, pero con ella, ¿Cómo?
-Con ella, como sea. ¿No lo has entendido? Nos la llevamos.
-¿La raptamos?
-Exacto, una venda en los ojos, entendido y otra en la boca.
-Pero señor…
-No hay peros.
-¡Está bien!
-Nada a mis padres, ni una palabra. Yo les diré que tengo que irme esta
noche.
-Está bien señor.
-La maleta, que no se olvide.
-Sí señor.
-A la una en el avión.

-Papá -se acercó a su padre reunido con otros armadores, con una copa en la
mano.
-Dime hijo.
-Tengo que salir esta noche para Atenas. Ya he dispuesto el avión privado, si
no necesitas se viene de vuelta, -y su madre lo miró.
-Mama ten cuidado -le dijo mientras la abrazaba.
-Hijo, ¿Qué vas a hacer? Te conozco.
-No te acerques a él y no te retires de papá, tengo una reunión importante en
Atenas, no voy a hacer nada.
-Tengo que salir esta noche papá. -Le dijo a su padre.
-Bueno hijo, ahora no lo necesito, nos quedaremos al menos dos semanas
más.
-Bien, tú me avisas y te lo mando.
-Ten cuidado hijo.
-Lo tendré papá.

Y de ahí, se despidió de la belleza que lo acompañaba y que se quedó


compungida hipócritamente.
Todas querían a ese hombre, pero Darius no estaba por la labor que casarse,
al menos de momento y menos con una mujer de ese tipo. Cuando se casara,
debía tenerlo todo, además de la belleza, inteligencia y dinero. Y eso era tan
difícil… Porque él era un tipo exigente.

Las chicas estaban en una discoteca de Marbella, era el primer fin de semana
que habían llegado y Ava las llevó a una de esas de pasta donde había chicos
de gimnasio y hombres con traje y dinero.
Cuando se cansaron de bailar, Ava, le dijo a Amanda, que estaba a su lado:
-Acompáñame al baño Amanda.
-Vamos, yo también quiero ir, mientras Macu y Rocío se quedaron en el
asiento que habían cogido y se tomaban una copa descansando de bailar.
Amanda entro al baño y salió primero, se miró al espejo salir, pues solo
estaban las dos solas.
-Se me ha ido la barra de labios. Le dijo a Ava mientras se lavaba las manos,
que aún seguía dentro del wáter.
-Deberías usar lápiz, el lápiz no se va, se queda fijo -le decía Ava, te voy a
regalar uno rosa como te gustan.
-Siempre estás regalando Ava, deberías dejar de hacerlo.
- Pero ya verás es bueno porque no es cremoso y se queda fijado, por más que
comas y bebas, no se va.
En ese momento se abrió el baño y Ava seguía hablando desde dentro.
-Ya verás, es una marca cara, pero es super duradera, te dura toda la noche y
si es para el trabajo, igual…
Y Amanda no le contestó.
-¿Amanda?
-¿Amanda estás ahí?
Y salió deprisa
-Amanda… ¡Pues no se ha ido la tía!

Pero al llegar con sus amigas no estaba tampoco.


-¿Que no está? -dijo Macu.
-Estaba hablando con ella en el baño. Yo estaba dentro y ella fuera,
pintándose los labios.
-¿No se habrá ido con algún chico?
-Ella no es de esas, nos lo diría -Dijo Rocío y recorrieron la discoteca.
-¡Dios mío alguien entro al baño! La puerta se abrió- decía Ava angustiada.
-Vamos a ver de nuevo, tranquilas -dijo Macu.
-Pero allí no había ni rastro de Amanda.
-¿Será posible que se haya ido sin decirme nada?, si estábamos hablando
desde el baño.
-Bueno vamos a esperar al menos una hora, si no aparece vamos a la casa, si
no está allí a la policía.
-Ha de pasar al menos 48 horas, o 24, no sé, eso nos van a decir.
-Estoy preocupada -dijo Ava.
-Vamos, quizá esté por ahí fuera -dijo Macu casi sin creerlo.
-Estoy acojonada, -añadió Rocío. -¿Y si le ha pasado algo?
-¡Que le va a pasar mujer! esto está lleno de gente, alguien habría visto algo.
-¿Y si le han echado algo en la bebida? Burundanga y se la han llevado.
-Pero si está vacía -dijo Ava.
-Y hace una hora que no bebemos otra cosa.
-¡Joder! llámala al móvil Macu -dijo Ava.
Pero el teléfono estaba desconectado.
-Está desconectado.
-Hagamos eso, esperamos una hora y vayamos a casa, a lo mejor se sintió
mal, ella no suele beber.
-¿Sin decirme que se iba? Si estaba hablando bien, de lápiz de labios.
-Bueno, calmémonos, vayamos a casa en una hora, y luego a la policía si no
está allí.

Amanda fue sacada a hombros de la discoteca por la puerta de atrás. Mientras


hablaba con Ava, le pusieron una cinta en la boca y una venda en los ojos,
dos armarios empotrados de tíos.
La metieron en un coche mientras ella pataleaba y daba golpes a oscuras
contra el cristal tintado de una ventanilla, sabía que iba en un coche y lloraba,
¿Quiénes eran y qué iban a hacerle?
No debía haber ido a Marbella.
En ese momento pensaba en sus padres más que en su vida, en su hermano
menor, en que iba a morir con 24 años.
-¡Cállate ya, nadie te va a oír!
-Aummm, aummm -pataleaba…
-Si no te estás quieta, te ataremos de pies y manos, ¿quieres eso?, le decían en
un acento extranjero que ella pensó, que la iban a llevar para prostituirla,
había oído tantas cosas que pensó que se trataba de trata de blancas.
Su cuerpo empezó a temblar y más cuando, tras media hora de viaje, el coche
paró y oyó el ruido del motor de un avión.
¡Dios mío pensó, ¿Dónde me llevan?, y supo que iba a ser una prostituta toda
su vida, eso era, no podía ser otra cosa, pero si era así, debería haber más
chicas, o ella veía muchas películas, algunas de ese tipo, había oído.
Los armarios empotrados la pararon del coche, junto con su bolso y la
cogieron cada uno de un brazo.
-Sube los escalones.
Pero ella se resistía y casi la llevan en volandas.
Atravesaron un pasillo y Amanda sabía que la llevaban a la parte trasera de
un avión pequeño, que era eso, un avión privado…
La dejaron en una especie de habitación, y le pareció que cerraban una puerta
y se bajaban unas cortinas.
CAPÍTULO DOS

Allí había alguien que ella no veía y se quitó la cinta de la boca.


Tosió y casi no podía respirar.
Iba a quitarse la venda de los ojos.
-No. Ni lo pienses Ava -y supo que se habían confundido.
La voz de ese hombre era joven, ¿Qué querían de ella?
-Ava…
-No soy Ava.
-¡Déjate de tonterías Avita! Ahora vas a pagarme lo que tu padre quería
hacerle esta noche a mi madre. Y el avión rugió los motores y el la sentó en
una cama junto a él y le puso un cinturón y el otro, se oyeron los clics sujetar
su cuerpo.
-¿Quién eres y dónde me llevas? -temblaba ella.
-Seguro que sabes quién soy, no te hagas la tonta. Lo pasaremos bien.
-Pero creo que se ha equivocado con mi amiga, yo me llamo Amanda, Ava es
amiga mía.
-Sigue por ese camino. Muy graciosa, pero esta noche no te salvará nadie.
-Pero yo soy amiga de Ava, soy de Sevilla, mis padres viven allí, he venido
con Ava y otras amigas a Marbella. Me llamo Amanda.
-Deja ya de hablar.
-Estoy nerviosa.
-No me extraña.
-¿Sabes Avita? Tu padre me tiene harto, cada vez que lo veo intenta tocar a
mi madre y esta noche lo ha hecho de nuevo descaradamente.
-Mi padre, no es…
-He visto como tocaba el pecho de mi madre y metía las manos bajo su
vestido y tu padre es grande y mi madre indefensa y débil.
-Pero de verdad…
-Igual que nosotros, pero yo sí que terminaré el trabajo que tu padre ha
empezado, en cuanto remontemos el vuelo.
-¿Eso qué quiere decir?
-Tienes un buen acento.
-Si es que no soy Ava, por Dios.
Y él reía.
Tenía una risa bonita, pero ¿Quién era ese hombre?
-¿Cuántos años tienes?
-30, no te preocupes, soy joven, tú tienes 27.
-No, tengo 24, soy más joven que mis amigas.
-Vamos, me encanta el vestido negro que traes, cremallera de arriba abajo…
-Por favor no me haga nada, no soy Ava, soy Amanda, ¿Cuántas veces tengo
que decírselo?- y se inclinó hacía él, para pegarle.
-Ey, menuda gata, me gustan las gatas que se defienden, si te gusta jugar,
jugaremos.
-Por Dios ¡Déjeme y lléveme a Marbella!
-Vendrás de vuelta, por tu cuenta en cuanto termine el trabajo.
-Por Dios, créame.
-Sí, -y desabrochó los cinturones.
Y ella pidió socorro.
-En el avión solo van mis hombres, una azafata, el piloto y el copiloto y
nosotros solitos y no se oye nada desde dentro, está insonorizado, incluso
puedes gemir.
-Por dios, no puedo, no puedo…
Y sintió que se levantaba ese hombre.

-¿Qué hace?
-Desvestirme primero.
-No haga eso.
-¿Ah no?, y a ¿Qué hemos venido guapa? Seguro que esto no se lo vas a
contar a tu padre. Si te quedas embarazada, tendrás que abortar o cuidar sola
a tu hijo. Estaría bueno, eso.
-Pero ¿Qué dice? ¿Está loco?
-Sí, te toca -y le bajó de un tirón la cremallera del vestido.
-Ummm me encanta ese cuerpecito, siempre elijo mujeres grandes, pero estás
bien.
Y ella intentaba taparse.
Y me gusta tu ropa interior y de un tirón le arrancó el tanga y lo tiró a un
lado.
Y ella por más que trataba taparse por todos lados, no podía,
Y sintió romperle el sujetador por delante con algo parecido a una navaja
pequeña.
-No me haga nada, por favor.
-No, si te va a gustar.
Y ella se quedó quieta y la oyó llorar.
-No te va a servir de nada, conozco los llantos de las mujeres y tú tienes
mucha vida hecha ya.
Y abrió sus pechos, hermosos duros con grandes pezones y se puso duro.
Mordió sus pezones y la beso en la boca. Amanda se resistió, pero Darius
entró en ella y recorrió la boca de esa mujer que sabía a piña dulce.
Siguió con sus pechos y la cogió por las caderas para entrar en ella mientras
el cuerpo de esa mujer temblaba y eso no era lo que él esperaba. Pero entró
en ella desnudo y avanzó por su espacio oscuro hasta encontrar una barrera
que no esperaba y le extrañó y la atravesó de un empujón. Amanda, soltó un
gemido de dolor.
Se pasará, esto es mejor de lo que pensaba. Se quedó quieto un momento y le
dijo: Abre las piernas.
-No.
-Abre las piernas Ava y rodéame con ellas. Mientras seguía mordiendo y
lamiendo sus pezones y ella hizo por miedo lo que le dijo y la penetró hasta
el fondo. Debía tener un sexo grande porque rozaba las paredes de su sexo, y
se movió en ella y ella sin querer, gemir, gimió, a pesar de lo que le estaba
pasando, era delicado y sintió bajar de su cuerpo un calor fuerte, ardiendo
como ascuas encendidas y tuvo un orgasmo que jamás había sentido y Darius
se derramó en ella.
Eso no es lo que quería Darius.
Se levantó de ella deprisa y maldijo.
-¡Maldita sea! Había sido lo mejor que le había pasado, y eso, no era lo que
quería. ¡Joder!
Ella se quitó en ese momento la venda e intentó abrir bien los ojos para
mirarlo mientas te tapaba con el vestido.
Cuando pudo mirar, lo que vio fue un poco de sangre en la sábana.
-Hay un poco de sangre, lo siento.
Y él la miró…
-No eres Ava.
Y ella le dio un bofetón que lo dejó tieso.
Le temblaba la mano.
-Te lo he dicho maldito cabrón, no soy Ava, soy su amiga Amanda, Amanda
Castillo y soy de Sevilla, me has violado…
-No te he violado, has tenido un orgasmo.
-Pero era virgen, me has secuestrado, mis amigas estarán preocupadas,
habrán ido a la policía.
-¿Que eres?
-Soy médica como ellas, pero soy la más joven y trabajo en Sevilla, estamos
de vacaciones. Si querías vengarte de mi amiga por lo de su padre…
malnacido.
-¡Joder, joder! -se echaba las manos en la cara Darius.
-¡Maldita sea! -y se vistió.
-Hay sangre…
-No importa.
-A mí sí, -y ella se vistió.
-Me has roto la ropa interior.
-Seguro que tienes más.
Y lo miró.
-Nunca había visto un hombre tan guapo y alto, con esos ojos. A ella no le
hubiese importado dejar de ser virgen con un tipo como ese, pero no de esa
manera.
-¿Quién eres?
-No tienes por qué saberlo de momento, y no se lo dirás a tu amiga ni a nadie
o lo lamentarás.
-¿Me estás amenazando?
-¿Tu qué crees?
Y ella se echó a llorar.
-Vamos a volver y tomarás un taxi a casa, te has ido con un chico y fin,
¿entendido?
-Sí.
-Esto ha sido solo un error.
-¡Maldito seas! ¡Maldito seas! -y quería pegarle y él la abrazó y la besó de
nuevo.
-Debo reconocer que me gustas.
-Vete a la mierda cabrón. No quiero verte en mi vida.

Salió de la cabina mientras ella se quedaba allí sentada y vestida en la cama y


él dio alguna orden.
-Vamos de vuelta, ya sabes.
Y ella se mantuvo en silencio todo el poco vuelo de vuelta.
Y al igual que se alzó el vuelo, bajo a tierra y la acompañaron los dos
hombres altos en el coche hasta la discoteca donde la secuestraron. Tomo un
taxi y se fue a casa.
Cuando llegó, sus amigas estaban allí desesperadas.
-¡Dios mío! Amanda hija, vaya susto que nos has dado, ya íbamos a ir a la
policía.
-No hace falta, estuve hablando con un chico. No pasa nada.
-Pues nos lo dices, se enfadó Ava, por Dios mujer, estábamos hablando en el
baño.
-Sí, pero entro y me llamó. Se me olvidó, de verdad.
-Bueno al menos estás sana y salva.
-Venga, olvidemos esto -dijo Macu.
-Y tienes apagado el móvil -añadió Rocío.
-Se me ha acabado la batería
-Por favor, chicas venga, nos olvidamos y seamos coherentes, que nadie se
pierda y avisémonos a partir de ahora ¿vale?
-Vale dijeron todas.
-No vamos a pasar sustos, nos avisamos unas a otras y ya está.
-De acuerdo.
-Vamos que hemos venido a pasarlo bien.
-Bueno, no os preocupéis por mí, perdonadme, lo siento -dijo Amanda con
lágrimas en los ojos.
-No llores venga -la abrazó Ava.
-Siento haberos preocupado. Voy a darme una ducha. Y a dormir.
Y se metió en su baño bajo el agua caliente a pesar de ser verano, estuvo
media hora limpiándose. Y llorando. No podía contarles lo que había pasado,
ni se lo diría.
Estaba dolorida y humillada porque había tenido un orgasmo, no quería ver
más a ese hombre por la vergüenza que sentía, tampoco iba a buscarla . Era
tan soberbio que, a pesar de haberse equivocado, no le había pedido perdón,
ni se había disculpado.
Rogaba a dios no haberse quedado embarazada,
Tenía que haber tomado ya pastillas, pero había decidirlo tomarlas después el
verano.
¡Joder qué mala suerte! pero al menos no se lo había hecho a su amiga por
venganza y ya después del error no creo que se atreviera. Olvidaría lo
sucedido y ya está.

Y se sentía una desgraciada porque a pesar de bañarse media hora, aún sentía
el olor de hombre y le había gustado. Se sentía tan culpable por ello… ¿Por
qué tenía que pasarle eso a ella? Había abierto las piernas y gemido y tenido
un orgasmo…

Ese mes lo pasaron bien, pero Amanda ya no fue la misma, aunque disimuló
todo lo que pudo y volvieron a Sevilla las tres y Ava se quedó en Marbella.
Ahora tocaba buscar trabajo. Ella ya tenía.
Ya quedarían más veces.
Pero si podía evitar Marbella, la evitaría. Ya no lo vio más ni quería. Lo
odiaba y lo deseaba al mismo tiempo en cuanto lo vio. Era un hombre de
revista que cualquier mujer pagaría por él, pero ella quería matarlo. Le había
dejado una huella imborrable.
Esa misma noche del avión, del gran error de su vida, Darius que nunca se
equivocaba, pensó en Amanda, joder, la bronca que les pego a sus hombres,
pero se parecían bastante, no de cerca, pero evidentemente se confundieron.
-Quiero al menos un informe completo de Amanda Castillo, médica de
medicina general de Sevilla.
-¿Con esos datos?
-Sí, con esos datos, es amiga de Ava, la hija de Corban Theodorakis.
-¿Para cuándo?
-Para lo antes posible.
-¡Está bien, jefe!

A los dos días tenía en su mesa de Marbella un informe completo de Amanda


Castillo. Había tenido un par de reuniones esa mañana, bastante intensas, y
tuvo que decirle a su padre que la reunión de Atenas se había disuelto y tuvo
que dar la vuelta como explicación, la noche equivocada.
Se quedó tranquilo, y se dio la vuelta mirando al mar, se levantó y pensó en
ella, apenas habían pasado unos días de eso. Iba a evitar salir con chicas, no
estaba ahora para ello.
Iba esperar a ver qué sucedía con Amanda. Si se quedaba embarazada. No le
había preguntado si tomaba pastillas. Lo más probable es que siendo médica
las tomara.
Y si tenía novio ¡Maldita sea!...

Sacó el sobre marrón y se sentó en el sillón, se dio la vuelta mirando al mar,


llamó a su secretaria.
-Dígame señor XenaKis.
-Un café, por favor, Rosa.
-Ahora mismo se lo hago.
Y se lo puso en la mesa con una servilleta como siempre.
-¿Algo más?
-Nada, media hora sin llamadas ni interrupciones, luego te llamo, coge y
anota, ya llamaré yo después, no estoy disponible.
-Entendido.
Y le cerró la puerta.
El informe era corto, no más de dos hojas.
-¡Qué poca vida!
INFORME DE AMANDA CASTILLO
HERNÁNDEZ
Edad 24 años.
Coche Ford K+ blanco.
Familia;
-padre Francisco Castillo, conductor del metro de Sevilla.
-madre: Dolores Hernández, limpia en casas, en varias, durante la
semana de lunes a jueves, el viernes no tiene.
-hermano, estudia ingeniería industrial, en la universidad de Sevilla,
tercer curso.
Y Amanda Castillo. 24 años, médica de medicina general, terminó el año
pasado y trabaja en el hospital Nisa del Aljarafe. Contrato por un año,
lleva nueve meses. Pidió las vacaciones por adelantado. En Marbella un
mes con sus amigas Macarena, Rocío y Ava, hija de Corban.
-Pasaron un mes en un apartamento.
Su familia vive en Sevilla, en Sevilla este, dirección…
No se le conocen novios, solo sus amigas.
En el instituto, tuvo un novio, 3 meses, la dejó por otra, en la
universidad, conoció a las chicas anteriores y sale poco, intenta hacer
turnos.
No hay más que contar, no tiene novio ni chicos a la vista, sale los fines
de semana con una vecina y amiga del barrio de toda la vida. Baile,
copas, compras, o con Rocío y Macarena.
No hay nada extraño, una familia normal de clase media baja. Una chica
sencilla y trabajadora.
Tienen piso pagado, de 90 metros. Tres dormitorios.
Numero de móvil XXX XX XX XX
Adjunto fotos de toda la familia y de ella .
Videos y demás.
Eso es todo.
¡Vaya una chica decente! bien lo sabía él, que no podía dejar de pensar en
ella y eso no le había pasado nunca. Era un machista sí, solo había estado con
él y le había gustado más de lo debido.
Hizo una llamada.
-Cada mes, sobre todo quiero saber si está embarazada.
-Sí señor. Me voy a Sevilla.
-Sí. Ya sabes.
Y siguió trabajando.
La semana siguiente viajaba a Atenas y estaría allí casi dos meses.

A los dos meses de trabajo intensivo volvió a Marbella. Había pedido dos
barcos y se los habían terminado de diseñar, para darles el visto bueno y los
astilleros empezaran a construirlo.
En esos dos meses estuvo recluido incluso, pasó un fin de semana en su casa
de la isla de Mikonos. Y pensó en Amanda. No sabía por qué razón, no podía
quitársela de la cabeza.
Pobre chica, había sido un rudo y se había equivocado de verdad, y mira que
ella se lo decía. Tenía su dirección y el número de su móvil, sabía todo de
ella incluso lo que hacía en esos meses. Todas las semanas le mandaban un
informe de lo que hacía.
Iba a estar al menos tres semanas en Marbella y seguía recibiendo
información de ella.
Hasta que una tarde, antes de salir del despacho lo llamaron al móvil.
-Jefe…
-Dime.
-Cita con el ginecólogo.
-¿Cómo?
-Que ha pedido cita con un ginecólogo de su hospital, del hospital en el que
trabaja.
-¿Para cuándo?
-El viernes a las cuatro, cuando sale del trabajo.
-Ya sabes.
-Sí señor.

-Y a las cinco del viernes, le tembló la mano cuando su hombre de confianza


en Sevilla, lo llamó
-¿Qué? ¿Hay novedades?
-Está embarazada.
-¿Cómo?
-Que está embarazada de dos meses más o menos.
-Vale. Voy para allá, resérvame en el centro un hotel.
Llamó a casa para que le prepararan una maleta para el fin de semana, iba
para Sevilla en AVE, llegaría antes.
-Alquílame un coche en el ave, le dijo a su hombre. Y me esperas, ya te diré
la hora de llegada. En la estación saco el billete.
-¡Está bien señor!
A las nueve estaba en Sevilla.
Llegó al hotel se dio una ducha y se puso unos vaqueros y un jersey fino azul
claro, era octubre y no hacía demasiado calor.
Había tomado algo en al ave y reservado un restaurante en el barrio de Santa
Cruz.
Llamó a su hombre a la puerta de al lado.
-¿Sabes dónde está ahora?
-Por la ubicación de su móvil en este bar.
-¡Está bien! Vamos.
-Toma, las llaves del coche, pon el navegador y me dejas, luego aparcas.
-Al lado del rio, al principio de la avenida de la constitución, hay un parquin.
-Pues en ese.
-¿Aparco dentro del parquin?
-Sí, y te quedas fuera hasta que te llame.
-Como diga.

-Entró al bar, y estaba tomando unas tapas con una amiga y otro chico.
Cuando Amanda lo vio pararse en su mesa y lo miró, casi se desmaya. Estaba
guapísimo, una barba de dos días y alto como él solo, se puso nerviosa y tiró
la cerveza sin alcohol que se estaba tomando.
-¡Hola Amanda!
-¡Hola!
Sus amigos se quedaron mirándose.
-¿Vamos a dar un paseo?
-Estoy comiendo.
-Comeremos más tarde, tenemos que hablar.
-Su amiga se quedó de piedra y el novio de su amiga.
Rebosaba elegancia y el reloj de oro de la muñeca, el perfume y todo él
vistiese con lo que se vistiese, de esmoquin, de traje o con unos simples
vaqueros desgastados.
-Vamos ve Amanda, Carlos me lleva a casa. No te preocupes.
-Yo la llevaré a la suya -les dijo a sus amigos.
Y ella calló por no decir nada más, ya se lo diría fuera.
-Nosotros pagamos no te preocupes.
-Encantado.
-¡Adiós! – Ya les diría Amanda de quién se trataba.
-¿Qué haces aquí maldito? Te dije que no quería verte más en la vida.
-He venido por ti, tienes algo que me pertenece.
-No te pertenece nada mío, que lo sepas. Si no se ni tu nombre.
-Demos un paseo. Darius, Darius Xenakis.
-¿Qué nombre es ese?
-Griego.
-¿Eres griego?
-Soy griego, hijo de un armador griego y muy rico.
-Me importa una mierda el dinero que tengas.
-Esa boca…
-¿Esa boca? Me pones de los nervios, no te denuncié por mi amiga Ava -y él
ignoró el comentario.
-¿Cómo estás?
-Ahora mismo enfadada.
-Ya lo sé, después vamos a comer algo al barrio de Santa Cruz, he reservado.
-¿Que has hecho qué?
-Reservado para cenar los dos.
-Pero ¿Cómo sabías dónde estaba?
Y la miró -y ella alzó la cabeza.
-¿Me estás vigilando?
-Sí, lo reconozco.
-¿Por qué?
-Porque estás embarazada.
-¿Cómo lo sabes? No he visto ningún armario empotrado tras de mí.
-Éste es normal.
-¡Maldito seas!
-¿Es cierto?
-Sí, lo es, no voy a poder esconderlo. Es cierto, por tu culpa estoy
embarazada a los 24 años y ahora no sé cómo decírselo a mis padres, son
gente normal y yo era una chica buena y quiero matarte.
-¿No vas a abortar?
-Eso nunca lo haría. Tendré a mi hijo, al final cuando mis padres lo vean, lo
querrán que es lo que les pasa a todos, se enfadan al principio, pero luego…
-No tiene por qué pasar eso.
-Eso qué.
-Es mi hijo también.
-No es nada tuyo. Lo que hiciste no te lo voy a perdonar, me violaste, le dijo
despacio empinándose.
-Es una forma de decirlo.
-Sí, claro, me secuestraste, me violaste.
-No fue una violación al uso, fui delicado.
-Ni me lo recuerdes.
-¿El orgasmo que tuviste tampoco?
¿Cómo sabía él que había?… ¡Maldito!
-Si hubiese sido una violación no hubieses disfrutado.
Y le dio un codazo.
-¡Ay, joder Amanda!
-Te haría cosas peores.
-Y yo a ti. ¡Estás preciosa! ¿Sabes que no he tenido sexo desde entonces?
-Y a mi qué, yo tampoco.
-Ni se te ocurra.
-¿Qué dices?, tendré sexo con quien quiera.
-Embarazada de mi hijo, no, y casada menos.
-¿Casada?
-Por supuesto, nos vamos a casar y te vendrás a Grecia conmigo y mi hijo.
-¡Estás loco! ¿Crees que me voy a ir a un país en el que no entiendo una
papa?
-Te pondré un traductor, hablarás griego a la perfección antes de que nazca el
niño.
-Pero tú no estás bien de la cabeza, soy médico, me gusta mi ciudad, mi
trabajo, mis amigas. Cuando nazca mi hijo y pase la maternidad, quiero
trabajar.
-Te pondré una clínica en la isla. Podrás tener más médicos si quieres.
-Pero ¿Quién eres tú? si ni te conozco, como voy a casarme contigo…
-Ya te lo he dicho, voy a ser tu marido.
-Tengo hambre.
-Vamos a comer.
Y mientras le servían miró el móvil y él a ella.
-Eres tú…
-Sí, ¿estás buscándome?
-Pues claro que sí, tú me vigilas, quiero saber quién eres. No puedo casarme
contigo.
-¿Por mi dinero?
-No, no solo por tu dinero, por todas las mujeres que tienes, que nada tienen
que ver conmigo. Y además ¿Crees que tus padres van a querer a una
pobretona como yo?
-De mis padres me ocupo yo. Es cosa mía. Y no me acostaré con ninguna, ni
habrá nadie salvo tú, claro que, si no quieres, tendremos que hacer vidas
separadas, pero no lo permitiré.
-Que no que…
-Si nos casamos. Quiero fidelidad.
Y esa fue la primera vez que ella se rio con ganas.
-¿Que tú me pides fidelidad con este tipo de chicas?
-Tendrás ropa, tenemos tres casas, un yate y un avión privado, dónde nos
conocimos.
-Me voy a marear de verdad.
-Te voy a decir una cosa para que te quede clara, Amanda. No hablo en
broma, tengo mucho que hacer y no he venido a Sevilla a perder el tiempo, si
no te casas conmigo mi hijo o hija se vendrán conmigo.
-No me lo vas a quitar.
-Prueba.
-¿Serias capaz?
Y la miró duro a los ojos.
-Serías capaz…
-Por supuesto.
-¿Y a que has venido?
-A conocer a tus padres, a decirles que estas embarazada, que nos conocimos
en Marbella quien soy y que nos casamos y te vienes conmigo.
-Ahora sí que me va a dar algo y a mi madre un infarto.
-A tus padres les gustaré.
-Eres una serpiente.
-Sí, pero seguro que vas a ser muy feliz, con lo que tengo y con mi cuerpo.
-Vanidoso arrogante…
-Bueno a mí, me encanta el tuyo.
-Seguro, y voy y me lo creo.
-El lunes te das de baja en el hospital.
-Tengo 15 días para avisar, no puedo irme, así como así.
-Pues trabajas los 15 días y te despides, tengo que ir a Atenas, pero te
mandaré una organizadora de bodas, nos casamos en Sevilla.
-Al menos me dejas eso, casarme en mi ciudad. ¡Qué bueno eres!
-Deja la ironía. ¿Qué me dices?
-Tantas cosas, que no me quiero irritar por mi bebé.
-Nuestro bebé. Vamos Amanda, te daré una vida buena, te encantará Grecia y
cuando vengamos si no estás muy embarazada, vendrás a ver a tus padres, te
puedes quedar con ellos el tiempo que quieras. Nuestro bebé tendrá de todo, y
te seré fiel, pero si quieres llevamos vidas separadas. ¿No puedes intentarlo?
-No sé, no nos conocemos, es una vida distinta para mí.
-Lo será también cuando tengas al bebé. Tienes un padre para tu bebe y os
protegeré.
-No necesito protección.
-¡Está bien!, sé que eres independiente.
-¡Madre mía! eres un hombre loco y me das miedo.
-Vamos estás viendo quién soy, así que vamos a tu casa y hablamos con tus
padres. Me quedo hasta el domingo aquí y podemos hablar de todo, te
enseñaré mis casas y podemos decidir todo, hasta la boda cómo la quieres.
-Si hago esto, lo hago por mi hijo, para que tenga un padre.
-Lo sé, pero no es cualquier padre, es el suyo.
-Pero no esperes que me acueste contigo. Ni tampoco quiero verte en las
revistas con ese tipo de mujeres.
-Pues tienes que decir sobre eso.
-Prefiero fidelidad.
-En algo al menos nos hemos puesto de acuerdo.
-Pero si te veo con alguna de esas mujeres…
-Puede que me veas porque las conozco, pero jamás me acostaré con ellas si
te tengo a ti.
-Eso no te lo creo.
-Haré que lo creas. Venga termina de comer. Te llevo a casa.
-A mi padre le va a dar un infarto, te aviso, cuando le cuentes todo eso…
-Confía en mí mujer.
-Confío en tu labia y tu poder de seducción, nada más.
-De momento me basta.
Llamó al chofer y se montaron en el coche a casa de Amanda.
-Tienes chofer…
-Algunas veces, bueno, la mayoría. -y se reía.
Pagó la cena y se fueron en coche a Sevilla Este.
-Vas temblando.
-Sí.
-Eso me recuerda a…
-Nada, te callas -y Darius se rio. Le encantaba Amanda. Ahora estaba
enfadada con él, pero estaba seguro de que serían felices.
-Me hace ilusión tener un hijo.
Y ella lo miró para matarlo.

Cuando ella abrió la puerta, sus padres, estaban sentados en el sofá y su


hermano estaba fuera, había salido.
-Mamá, Papá. ¿Podemos pasar?
-¿Traes a alguien?
-Si.
-¿Un hombre?
-Sí,
-Hija, pasa.
-Tenemos que hablar.
-Déjame a mí -le dijo él como un hombre de mundo.
Su padre se levantó del sofá al ver a ese hombre tan grande y elegante a pesar
de todo.
Y su madre puso los ojos en blanco y abrió la boca, su hija no llegaba a los
hombros.
-Mama, papá, os presento a Darius, es hijo de un armador griego que conocí
en Marbella cuando me fui de vacaciones con las niñas.
-¡Hija por Dios! Encantada, le dio dos besos la madre y el padre le estrechó la
mano.
-¿En serio eres griego?
-Si señora.
-Se te nota poco el acento.
-Hablo bien castellano.
-Siéntate, venga, ¿Queréis algo?
-No mamá, acabamos de cenar.
-¿Un café?
-No, mamá.
-Bueno dime que pasa, si has traído a Darius a casa…
-Si me permite-dijo Darius.
-Pues claro dijo el padre quitando la televisión.
-Conocí a su hija en Marbella cuando fue de vacaciones y me enamoré de ella
-y Amanda lo miró, ¡Qué embustero! – pensó.
-¿En serio un hombre de su posición se ha enamorado de mi hija?
-Sí, su hija es preciosa y encantadora, trabajadora y a mí no me importa que
no tenga dinero, lo tengo yo por los dos.
-¡Eso está bien! -dijo el padre.
-El caso es que tenemos un problema.
-¿Qué problema?
-Amanda está embarazada de dos meses, poco más, aunque nos protegimos,
la naturaleza…
-Amanda hija…
-Lo siento mamá, no pensaba…
-¿Y qué vais a hacer? -se puso alerta el padre que era más práctico como
Darius.
-Casarnos. -Dijo Darius y pareció que el padre respiró.
-Tengo que irme el domingo a Marbella y el lunes a Atenas, y le explicó al
padre de Amanda por encima su situación financiera, las casas, el yate…
Y el padre cada vez abría más los ojos.
-Tengo que avisar a mis padres, nos casaremos aquí. Amanda quiere que la
boda sea en Sevilla.
-Sí, -dijo ella. Ya que él lo decía todo.-Me encantaría.
-Va a dejar el hospital como es normal en 15 días y vendrá una organizadora
de bodas cuando acabe. Nos casaremos a primeros de diciembre.
-Entre todos organizarán la boda. Yo la pagaré. De eso no se preocupen.
Vendré dentro de un mes para ver cómo va todo, tengo que ir a Londres y a
Paris.
-Pero muchacho viajas mucho, hombre.
-Sí, ahora su hija vendrá conmigo hasta que esté más avanzada, tengo un
avión privado,
Y una casa en una playa, los invitaremos alguna vez. Cuando tenga el bebé, y
pase la maternidad le pondré una clínica que llevara ella en la isla de
Mikonos , ya veremos. Con al menos unos seis médicos o siete… Haremos
planes para ello, hay que buscar un local
-¡Dios mí hija!, pero vivirás lejos…
-Vendremos a menudo, tengo mucho trabajo en Marbella. Cuando vengamos,
traerá al pequeño y pueden quedarse con ustedes unos días.
-Bueno, eso está bien.
-Vamos a ser abuelos, por Dios y te vas a casar e irte lejos en menos de dos
meses.
-Cuidaré bien de ella, no le faltará de nada, tiene casas donde puede vivir,
ayudantes…
-Hija te vas a casar con un hombre muy rico.
-Sí, pero no lo conocí rico, no lo sabía.
-¿Lo quieres?
Y lo miró y él la miro a ella.
-Sí papa, lo amo.
-¿Y tú a mi hija?
-La amo, es la mujer de mi vida, y vamos a tener un bebe, me enamoré de ella
nada más verla. Su hija es una mujer especial. Si nos dan su
consentimiento…
-Si os amáis, claro.
-Pero la boda va a ser rápida, mi gente es rápida.
-Por supuesto-dijo el padre.
-Bueno no les quiero quitar más tiempo, después de charlar del trabajo de los
padres y se hacía tarde.
-Mañana vengo a por ella por la mañana pasaremos el día fuera si no le
importa, el domingo me voy después de comer, así podemos pasar el fin de
semana juntos para hablar de todo.
-Pues claro.
-La próxima vez que venga, comeremos juntos todos, les invito.
-¡Ay, hijo no hace falta!, puedo hacer yo la comida.
-No se preocupe.
-Bueno, buenas noches.
Y ella lo acompañó a la puerta.
-Buenas noche preciosa, ¿Ves? no ha sido tan duro.
-Eres un embustero de primera clase.
-No, de eso nada, y la cogió por la cintura, la abrazó y le dio un beso en los
labios.
-Buenas noches bonita. Vengo a las diez, para desayunar.
-¡Está bien!

Mientras Darius, ese tipo tan bueno y sexy, padre se su bebé entraba en el
ascensor, no podía creerse lo que había pasado esa tarde como un torbellino.
Ya su vida cambió con él aquella noche, lo que nunca pensó es que estuviera
vigilándola, a ella que no era nadie, solo una chica embarazada por error,
porque por alguna razón que no llegaba entender, quería vengarse del padre
de Ava a través de ella.
Ahora podría ser Ava la que estuviera en su lugar, y ambas situaciones le
angustiaban.
Era el tipo más mentiroso y embustero que había conocido. Su actuación era
de Goya, no más bien de Oscar, pero sabía que le importaba su hijo, no ella,
pero que no estaba dispuesto a dejar un hijo perdido y abandonado por ahí, y
eso al menos era perdonable.
Pero ella… su vida iba a cambiar de rumbo, a un país desconocido, a un
idioma que no sabía, a sus padres que querrían lo mejor para su único hijo.
Una chica rica y guapa, alta y bella, no una médica de familia embarazada ya
de dos meses.
La verían como que había querido cazar a su hijo de la manera más antigua
que la humanidad conocía. Pero había sido él y como decía en cierto modo la
violó porque ella lo sujetó entre sus piernas y disfrutó y tuvo un orgasmo con
él sin resistirse en cuanto le puso las manos encima, ¡Qué vergüenza sentía
aún!
Pero cuando le vio la cara y el cuerpo, ese dios griego perfecto por todo el
cuerpo, excepto en su vanidad y su mandonería, se vino abajo.
Cuando el ginecólogo le dijo que iba a ser madre, ella ya lo sabía, no le había
venido la regla, tuvo miedo, por sus padres, por su vida que iba a cambiar, lo
que no sabía era cuánto.
Tenía tanta pena cundo lo supieran sus padres.
Y aparece Darius, como por arte de magia a solucionarle los problemas y a
crearle otros que cambiarían su vida.
Ese hombre no la quería y le pedía fidelidad. ¿Había nacido ayer? ¿Iba a
creerse a pesar de lo ingenua y tonta que era a veces que le iba a ser fiel
después de lo que vio en el móvil?
Mujeres despampanantes, tiesas como estatuas, largas piernas, bocas y tetas
de silicona…
Se sentía una hormiga, tenía ganas de llorar y ganas a la vez de que todo
cuanto le había dicho fuese cierto, porque sus padres no se merecían esa gran
mentira.
Tuvo que decirles que lo amaba y ese gran embustero, le dijo que era la
mujer de su vida, en cuanto la vio. Y le hizo el amor con los ojos vendados.
¡Maldito traidor! ¡Qué bueno estaba! Prefería fidelidad a que se fuera con
otras, porque si se iba al menos sería discreto, peor eso al convertía en una
cornuda de tres pares de narices.
Parecía muy seguro y no lo conocía y le daba un poco de miedo. Solo tuvo
sexo una vez y él se arrepintió. Seguro porque no le gusto o era virgen y no
se lo esperaba, o por error más bien.
Pobre Ava si le hubiese hecho algo, se hubiesen matado entre todos y ella no
quería saber nada de negocios siquiera.
Era buena y generosa y no se merecía eso.
Y ella tampoco y allí estaba, en el quicio de su puerta.
Y entró. Ya todo estaba hecho y dicho. Darius mandaba, que Dios la
protegiera,
CAPÍTULO TRES

Amanda entró de nuevo al salón. Sus padres estaban hablando.


-Hija, ¿estás segura de todo esto?
-Mamá, claro que sí. ¿No os gusta?
-Al contrario, nos encanta, además de tan guapo y elegante, es educado y se
preocupa por ti. Si te va a poner una clínica para que la lleves tú.
-Lo sé, y si te vamos a ver bastante.
-A mí, me ha gustado mucho ese muchacho. Se ve que es un gran trabajador
y nunca pensé que un hombre rico estuviese detrás de mi hija. Y además se
preocupa por el bebé, cosa que no nos has dicho.
-Me enteré hoy, esta tarde. Y él quiso venir para que cuando os lo dijera no
pasara un mal rato.
-Por eso me gusta ese muchacho.
-Si fuese joven también me gustaría.
-Mamá.
-¿Qué pasa hija tonta no eres? es guapo, bueno y rico.
-Lo sé.
-¿Entonces?
-Entonces lo quiero. Y quería que os gustase.
-Nos gusta.
-No quería una boda grande, pero es tan tozudo…
-Bueno, déjalo, tendrás la boda de tu vida.
-¡Ay, Dios!, una boda y un bebé.
-Sí, lo siento.
-Déjate de tonterías. Quiero ser abuelo y tiene a sus padres y como dice el
refrán viene con un pan debajo del brazo.
-O dos panes.
-¡Estoy cansada!
-Venga acuéstate, que mañana viene a por ti.
-Buenas noches, papá y lo besó y a su madre también.
-Venga no te preocupes tanto por todo, si te va a ayudar. Hasta una
organizadora de bodas, para que ni te canses.
-Sí, buenas noches.

Y se puso el pijama y se acostó.


Le sonó un mensaje.
Era el, ¡Qué pesado era!
-¡Hola guapa! ¿Estás ya acostada?
-Sí, mentiroso.
-Vamos mi niña, era inevitable, encima que lo hago por ti…
-Sí, mira lo que has hecho por mí.
-¿Convertirte en una mujer rica?
-Sabes que eso…
-Sí, ya sé que no te importa el dinero, por eso me gustas más. Cuando te
presente a mis padres les encantarás, sobre todo a mi madre.
-¿Tú crees?
-Apostaría a que sí.
-Venga descansa guapa, mañana voy a las diez a por ti. Tenemos que hacer
una compra.
-¿Una sola?
-Mañana solo una. ¡Que descanses!
-¡Hasta mañana!

A la mañana siguiente, ella se puso unas medias unas botas bajas y un vestido
con algo de vuelo y Rebequita a juego fina, se dejó el pelo suelto y se
maquilló y perfumó. Miró el perfume. Seguro que podría comprarse uno más
caro, dentro de poco, pero ese le gustaba.
A las diez en punto estaba en su puerta, cogió el bolso.
Y él entró cuando le abrió la puerta para saludar a sus padres.
-Venimos después de la cena.
-Bueno, no os preocupéis, tenéis que hablar muchas cosas.
-¡Hasta luego!
-¡Adiós, mamá!
El padre había salido a dar un paseo y el hermano estaba aún dormido.
-No he conocido a tu hermano.
-Si tienes suerte, los fines de semana sale, y viene tarde.
-¿Dónde vamos?
Y él la cogió de la mano y la apretó para que no se soltara, la conocía. En el
ascensor, la acercó a su cuerpo y la besó.
-¿Cres que esto es un juego?-Le dijo ella.
-En absoluto, todo es de verdad.
-Me cansas.
-Te cansaré, eso ni lo dudes.
-¿Dónde vamos?
-A la avenida de ayer a tomar un buen desayuno para mi bebé -dijo Darius.
-Me gusta la avenida de la Constitución.
Y se montaron en el coche.
El chofer los dejó por allí.
-Daremos un paseo luego y vamos a hacer la compra, después tengo que ir al
hotel a hacer un par de llamadas, si no te importa, y salimos a comer, tapas,
¿quieres?
-Sí, me gusta la idea.
-Pues venga.
-Se pegaron un buen desayuno, tostada con jamón y tomate, y él tomó dos
cafés, ella descafeinado.
Dieron un paseo hasta que él paró en una joyería.
-Darius…
-¿Qué? necesitas un anillo de compromiso que te guste. No puedo estar
cambiando anillos y me gusta que tú lo elijas.
-¿Es necesario?
-Por supuesto, entonces ¿Cómo vas a estar prometida? Elegiremos también
las alianzas y ya tenemos eso hecho.
-Después de media hora, estaba cansada de probarse anillos y alianzas, pero
ella quería uno no demasiado grande y eligió uno bonito con un brillante
blanco.
-Tienes buen gusto.
-¿Por qué?
-Es el más caro.
-Entonces quiero el otro.
-No seas tonta, ese y estas alianzas -le dijo a la dependienta, -¿te gustan
estas?
-Sí, en oro blanco no demasiado anchas.
-Pues estas.
Les guardó todo y el pagó con su tarjeta.
-No quiso ni saber lo que había pagado.
-¿Cuánto te han costado?
-No hablamos de dinero, eso se lo dejo a mi contable.
-Eres tan tonto…
Y él la miró riéndose.
-Anda vamos al hotel que se me hace tarde.
Llegaron al Alfonso XIII.
-Nunca he visto este hotel por dentro -dijo ella-Bueno ni por dentro ni por
fuera, ¡Qué jardines más bonitos!
Y llegaron a la habitación.
Ella miró la habitación.
Y se quedó con la boca abierta.
-Puedes sentarte en la terraza mientras hago las llamadas.
-Vale, pero miró toda la habitación, hasta el baño, luego se sentó en la terraza
y estuvo tranquila mirando el jardín de vez en cuando se tocaba el vientre y
Darirus, la miraba, aunque hablaba por teléfono.
Después de media hora, acabó y se acercó a ella.
-¿Te gustan los jardines?
-Sí, me encantan.
-Tenemos unos preciosos en la isla. Te encantarán, en el ático, pues macetas.
Ven dentro.
Y entró y Darius cerró el balcón y encendió la luz.
-¿Por qué haces eso?
-Porque no quiero que nadie nos oiga.
-¿Oiga qué?
-Lo que vamos a hacer.
-Darius, no voy a acostarme contigo.
-Sí preciosa que lo harás -y la cogió en brazos y la tumbó en la cama.
-Se tumbó de lado cerca de ella.
-Vamos mírame.
Y ella se puso de lado mirándolo. – Dios mío qué hombre más guapo,
pensaba ella.
-¿No te gusto solo un poquito?
-Estaría tonta si no me gustases -y él se rio.
-La abrazo y la arrimó a su cuerpo.
-¿Qué te parece si empezamos como debe ser?
Y ella empezó a temblar.
-Vamos guapa no tiembles. -Y la besó y ella se abrazó a su cuello y se dejó
llevar por los besos de ese hombre, su cuerpo y ese perfume que llevaba, y,
sobre todo, ese cuerpo que tenía, era una mujer débil, sin justificación, pero si
iba a ser su marido…

Le quitó el vestido, las medias y la ropa interior.


Y besó su vientre y sus pechos y ella se sintió mojada, metió su boca entre su
sexo y la lamió y la chupó hasta arrancarle gemidos de placer y un orgasmo
que la dejaba temblando.
La miró.
-¡Qué guapa te pones bonita! -y Amanda respiraba agitada.
Se desvistió y le cogió la mano a Amanda y la llevó a su miembro duro para
ella.
Le temblaba la mano.
Puedes tocarme, ahora seré tuyo.
Y ella lo acarició y él gimió, y supo que lo sintió sin querer la primera vez en
el avión privado, era lo mismo que iba a sentir esa y el resto de las veces con
ella.
Entró en su cuerpo, lento y despacio y Amanda abrió las piernas como
cuando Darius se lo dijo la primera vez, y lo abrazó en su cuerpo pequeño y
él la embestía y gemía.
-¡Joder pequeña! me estrangulas, soy un hombre que aguanta, pero contigo
no puedo hacerlo si me haces eso, pero ella ya estaba a punto y le dijo:
-Sigue, ¡Oh, Dios! sigue y él quiso hacerla feliz y se corrió en ella, hasta
quedarse los dos saciados de placer.
-¡Joder! Amanda, tan pequeña…
Y ella se pegó a su cuerpo y lo abrazó, y él le apretó el trasero para pegarla a
su cuerpo.
-Me da vergüenza…-Dijo Amanda.
-¿Por qué?
-Porque no sé demasiado de sexo.
-Eso es precisamente lo que me atrae de ti, porque voy a enseñarte lo que sé,
y haremos lo que queramos a ese nivel. Así que quítate la vergüenza, eres
mía y eres preciosa, y mira cómo me pones de nuevo.
Y lo tocó y estaba tieso como un junco y sonrió. Si era capaz de hacerle eso a
un hombre como Darius o es que era muy sexual y ella se sentía poderosa, o
era por ella, ingenua, debería pensar lo primero, pero mientras fuera suyo iba
a hacerlo feliz en ese sentido, la competencia con las otras mujeres era dura.
Y bajó a su sexo por primera vez.
-Nena qué…
-Shhh…
-¡Joder pequeña! y ella lo metió en su boca y ese hombre gimió por ella y se
estiró por ella y cogía su cabeza para que le hiciera el amor de esa manera
que supo que le encantaba a Darius, y ella lamía la longitud de su sexo duro
como piedra, y lo chupaba y lo movía con sus manos de viento hasta que
explotó como un huracán ardiente.
Y Darius se deshizo en espasmos.
-¡Dios nena! estás loca. No eres una ingenua. ¿Lo has hecho más veces?
-¿El qué?
-Esto que acabas de hacerme.
-¿A quién, si no te conozco a ningún hombre más que a ti?
-Lo haces demasiado bien.
-¡Qué tonto eres!
-No, tonto no, celoso.
-Que no se lo he hecho a nadie. Y voy a limpiarte, espera, entró al baño y lo
limpió.
-Dime de verdad, que no has hecho nada con nadie.
-Un beso solo en el instituto.
Y la abrazó fuerte.
-Solo quiero que seas mía. Prométeme que no habrá otro.
-Te lo prometo, ¿Por qué esos celos?, no podría ya acostarme con otro, a no
ser que me pongas los cuernos y nos separemos.
-No vamos a separarnos. Cuando me caso es para toda la vida.
-¡Mira que eres radical!
-Sí, soy radical, celoso y machista, lo mío es mío.
-Creo que voy a tener también esos pensamientos y si te veo con otra,
matarte.
-¿De qué forma?
-Como la de antes.
-Irónica…tienes que confiar, Darius.
-Sí, pero te voy a ser sincero.
-Venga, le decía ella tocándolo en el pelo. Con tantas mentiras que has
contado en las últimas 24 horas…
-Calla tonta. Esto es nuestro.
-No me gusta que tontees con nadie.
-Nunca he tonteado con nadie si te refieres a ligotear, delante de ti o detrás.
Pero sí podré hablar y reírme, supongo.
-Eso es diferente.
-Pues espero que veas la diferencia, bobo.
-¿Te gusto entonces un poco más?
-Me gustas mucho más y él tocaba su pelo y lo echaba atrás y la besaba.
Y ella aprendía a besar con sus besos. Se la subió encima de su cuerpo y la
penetró de nuevo.

Y allí se quedó ella, encima de su cuerpo.


-Voy a necesitar una siesta, ahora tengo sueño con el pequeño.
-¿Vomitas?
-No ni mareos, pero sueño, un montón.
-¿Quieres que pidamos la comida aquí y duermes y salimos de tapas para
cenar?
-Sí, si quieres…
-Quiero. Pues pido y dormimos un rato, yo también estoy muerto por un
pequeña Amanda que me deja seco.
Y ella se reía.
Pero antes sacó el anillo y se lo puso.
-¿Te casarás conmigo guapa? -y ella miró el anillo y casi se emocionó.
-Vamos, no te emociones.
-Sí, me casaré contigo y que Dios me perdone, porque estoy loca y espero no
arrepentirme de esta locura tuya y cabezonería.
-No te arrepentirás. Te lo prometo.
-¡Es tan bonito!
-Es precioso.

Después pidieron la comida en la habitación y se quedaron dormidos, la


abrazó por sus pechos y la pegó a su cuerpo detrás de ella y estuvieron
durmiendo hasta las cuatro y media de la tarde.
-Nena.
-Ummm y levantó su pierna y la penetró por detrás.
-¡Ah, Dios loco!, ¡Ah, Dios Darius!
-Es una buena forma de despertarnos y no dejó de moverse hasta dejar su
escarcha blanca en su verde primavera y le tocaba los pezones y su sexo y
ella no puedo hacer nada, su cuerpo le respondía siempre.
Y eso es lo que a él le encantaba, que le respondiera. Era tan o más sexual
que él.

Esa tarde, ella empezó a ir en busca suya, a besarlo y a tocarlo y a jugar con
él.
Pidieron un café y se sentaron en la terraza hasta la cena.
-Venga nos vamos a cenar fuera nena, hay que pasear y salir.
-Me quiero quedar contigo esta noche.-Le dijo mimosa.
-Nada me gustaría más, pero vamos a hacer bien las cosas cielo. Eres una
mimosa.
-Sí -y lo besaba en el cuello
-No me hagas eso o no salimos.
-Bueno.
-¡Anda! -y le dio en el trasero.
Estuvieron tomando tapas y hablando de la boda.
-Le dices lo que te gusta a la organizadora, iréis a compraros con ella los
trajes de tus padres, tu hermano y tu vestido. Amanda quiero un vestido
bonito, te conozco e irás al más barato. Nos casamos una vez y tiene que ser
espectacular.
-Para presumir…
-No, pero lo quiero yo. Hazlo por mí.
-Lo haré. Y a tus padres. La boda que has soñado, haz la lista de invitados
que yo le daré los míos. Ella buscará el hotel. Quizá este, ¿Te gusta?
-Es precioso sí.
-Bueno, intentaremos casarnos en la Catedral.
-¿Sabes cuántos años hay que esperar para casarse allí?
-Dos meses. Nos casaremos en la catedral.
-¡Ay cómo me pones!
-¿Cómo? ¿Caliente? ¿Cachonda?
-Pero qué bruto eres…
-Mojada, y ella le dio en el brazo.
Y él la besó.
-Come.
-Si como.

Después de un paseo, la llevó a casa, saludó a sus padres y estuvo un ratito


con ellos.
Quedó la siguiente mañana en ir a por ella, porque a las tres tomaba el ave a
Málaga.
Y el domingo después de desayunar, se fueron al hotel directamente, se
deseaban.
-Nena eres adictiva, y eso que no te gustaba.
-Sí me gustabas, pero lo que me hiciste, el miedo que pasé.
-Pero si tuviste un buen orgasmo tonta.
-No voy a perdonártelo.
-No, tendré que hacer que consigas otro para que lo olvides.
Y así pasaron hasta las una, que la dejó en su puerta, la abrazó y ella se quedó
triste y vacía. Con solo dos días, tantas emociones juntas…
-Te llamo todos los días.
-Vale.

Y la llamaba, todas las noches.


Dijo en el hospital que se iba y trabajó esos quince días, mientras Darius
estaba en Atenas y no dejaba de llamarla todas las noches.
Cuando dejó el trabajo con pena, al día siguiente la llamó una organizadora
de bodas sevillana, llamada Amalia.
-Entonces quedamos mañana en tu casa a las once -le dijo.
-Me parece bien.
-Pues nos vemos, anoto la dirección y tengo tu teléfono.
-Si me ves cargada de catálogos. No te asustes… me llevo a mi ayudante. Si
te cansas tenemos más días.
-Estupendo.

Y en cuatro días dejaron todo listo, solo faltaba la ropa y además quería que
se comprara ropa nueva y exquisita, así que tenía un par de días de compras y
otro de vestido de novia.
La organizadora, se llevó un día a los padres y al hermano y se trajeron su
ropa.
Había alquilado el hotel para la boda, el Alfonso XIII, una sala preciosa y la
recepción para los canapés, el menú exquisito, había mandado las
invitaciones y conseguido la Catedral. Y un hotel casi completo para los
invitados de fuera.

Estaba cansada, tenía tres maletas de ropa, de bolsos, de zapatos de diseño


super caros todo y ropa interior que no sabía cuándo iba a usar, todo de
invierno. Bisutería y algunas joyas que había elegido Darius desde Atenas.
-Darius dice que en primavera ya irás a por la de otra temporada.
-Este hombre se ha vuelto loco.
-Te traigo un regalo.
-¿Otro?
-Sí, un bolso entero de cremas, maquillajes y bolsas para que las metas como
quieras.
-¡Dios mío está loco!
-Perfumes, geles, champús, todo de marca.
-¿Cómo vamos a llevar esto a Marbella?
-El chofer lo llevará después de la boda, en cada casa tienes, no te preocupes
de nada. Nos queda tu vestido, vamos mañana vengo a por ti, la catedral te va
a maravillar.
Se compró el vestido más caro y precioso de la tienda, recién llegado de
Paris. Que le quedaba como un guante, con pedrería en el pecho y ella quiso
una mantilla sevillana. Todo maravilloso.
-Bueno, hemos terminado, -dijo Amalia, todos los encargos están. Vendo dos
días antes de la boda.
-¡Ah! tienes ropa en Marbella, en Atenas y en la isla. Creo que te lo he dicho.
-¿Cómo?
-Órdenes de Darius, y un coche para ti.
-Este hombre…
-Pues no has visto las habitaciones del bebé, todas idénticas, falta la ropa, son
en blanco.
-Me va a matar.
-Mujer quiere ahorrarte trabajo y que estés tranquila.
-Pero me gustaría elegir yo algo.
-Te deja la ropita.
-Bueno, algo es algo.
Y esa noche le dijo que iba a matarlo cuando la llamó por teléfono.
-A besos, espero.
-Darius estás muy loco, no quiero saber lo que te has gastado.
-Cuando nos casemos tendrás una vida para ti, del resto me he ocupado
siempre.
-No llegaré a vieja, me cansas.
-Te daré energía en cuanto te pille, nena.
-Ya pronto nos vemos, mis padres están deseando concerté. Así que te
vendrás unos días a descansar a la playa antes de casarnos.
-¿Sí?
-Sí, te mandaré el billete del ave y un chofer en la puerta a casa.
-Sí señor.
-Déjate de tonterías preciosa, quiero que seas feliz.
-Pues deja de comprar cosas.

El fin de semana que Darius llegó de Sevilla, reunió a sus padres.


-¿Qué pasa hijo?- su madre temblaba porque creía que había hecho algo a
Corban por lo que vio en la fiesta.
-Voy a casarme en diciembre.
-¿Qué? dijeron ellos.
-Que voy a casarme con una amiga de la hija de Corban.
-Pero no tendrá que ver…- dijo el padre.
-Nada que ver, tiene 24 años, es médico de familia, es sevillana y es ésta.
-¡Ah qué guapa! se parece a Ava.
Y su madre lo miró.
-¿Cómo la conociste?
-En una discoteca.
-Tu no vas a esos sitios.
-Fue una noche cuando volví de Atenas, cuando se suspendió el vuelo. Y fui
a tomar una copa, no me apetecía ir a casa.
-¿Y cómo son sus padres?
Y se lo dijo.
-Pero hijo, no son de nuestra clase -le dijo el padre.
-Yo tampoco lo era, al menos por parte de mi madre-dijo la madre.
-Tienes razón, mi amor como siempre.
-Pues ya lo sabes, tu hijo sigue tus pasos.
-Si es buena chica…
-Es buena, chiquita.
-Como tú madre.
-Me gusta.
-Es encantadora, buena, trabajadora y esto entre nosotros -dijo Darius.
-¿Qué?
-Solo ha sido mía
-¿Con 24 años? era…
-Sí, y se guarda el secreto y no quiero que sea de nadie más.
-¡Dios mío, hijo!
-La organizadora va a preparar la boda en quince días, me vais anotando en
una lista los invitados, para reservar hotel para ellos, los míos y vuestros.
Será en Sevilla, en la Catedral el 5 de diciembre.
-¿Estás seguro?
-Segurísimo y hay más.
-¿Más? Me va a dar algo,-dijo la madre.
-Vamos a tener un peque.
-¿Que vas a ser padre antes de casarte?
-No después, pero está embarazada desde agosto.
-¡Por Dios!
-En cuanto venga de Atenas y todo esté listo, la traeré unos días para que
descanse antes de la boda, así que vosotros preparad ropa y los invitados y la
conoceréis.
-Eso lo hago yo, dijo la madre, voy a ser abuela.
-Y yo abuelo, ¿se sabe qué va a ser?
-Aún no, es pronto quizá para la boda lo sepamos.
-Yo quiero una niña, dijo la madre.
-Un chico para llevar los negocios.
-¡Qué práctico eres!
-Una niña sería preciosa, luego puedes tener otro.
-Mejor el niño primero y luego la niña.
-Bueno, dejad eso ¿Qué me decís?
-Que tienes 30 años y que tú eliges. Y que te queremos ver feliz y si esa chica
te hace feliz, debes cuidarla como yo a tu madre. Y nada de chicas de las
tuyas.
-Lo sé. Eso se acabó. Y no importa que no tenga dinero. Yo lo tengo.
-A mí,- dijo la madre, que te quiera y tú a ella.
-Le pondré una clínica después de la maternidad en Mikonos.
-Me parece bien.
-Quiere trabajar.
-Buena chica.
-Os quiero, que los sepáis.
-Y nosotros a ti, estoy deseando conocerla.
-Y yo también quiero ver a mi nuera.
-Hijo, -dijo la madre.
-¿Si mamá?
-Quiero hablar contigo a solas- y Darius ya sabía que iba a decirle.
-¿De qué?
-Vaya secretitos- dijo el padre.
-Esto es entre mi hijo y yo.
-Está bien os dejo solos.
Y cuando el padre salió…
-Darius ¿Qué hiciste? te dije que no hicieras nada.
-Mamá, no hice nada.
-¿Me tomas por tonta? Se parece a Ava y está embrazada de dos meses, justo
cuando la fiesta.
-¡Está bien! no puedo ocultarte nada a ti. Sí que hice.
-¿Violaste a esa chica para vengarte?
-No fue exactamente así.
-No te reconozco. No te he criado en esos principios.
-Escucha mamá. Sí era mi intención vengarme de esa manera.
-¿En el avión camino de Atenas?
-¡Joder mamá, qué buena memoria tienes!
-Pues empieza a contarme.
-Si, quería vengarme de Corban donde más le duele, porque a mí me dueles
tú que eres mi madre y a él su hija. Y mandé a mis hombres. Si se quedaba
embarazada mejor.
-Hijo mío, pero…
-Pero se equivocaron, iba con los ojos tapados.
-¿La violaste?
-No exactamente.
-Eso qué quiere decir…
-Que sí, le hice el amor, delicadamente, en cuanto entré en ella. Me he
acostado con muchas mujeres, pero era distinta, es distinta y era virgen y eso
me chocó, Ava tiene 27 años, no podía ser. La chica me decía que era amiga
suya, que se llamaba Amanda y estaba en Marbella de vacaciones con tres
amigas, entre ellas Ava, que estudiaron en Sevilla medicina.
-Y no la creíste.
-No, hasta que terminé, fue algo que nunca había sentido con nadie madre,
¡joder! Estaba tan vulnerable, pero no fue una violación, ella se aferró a mí y
tuvo un orgasmo.
-¡Por dios no me cuentes eso!
-Si quieres saberlo todo…
-¿Tuvo un orgasmo sin verte?
-Sí…
-¡Dios mío!
-Y cuando la vi… supe que era ella.
-¿Quién?
-La mujer de mi vida, era mía solo, y me gustaba y había sentido cosas que
nunca sentí haciendo el amor, no fue sexo.
-Siento decirte que me alegro.
-Y yo también.
-Lo siento mamá perdóname.
-Y ahora está embarazada.
-Sí, eso es.
-Si le haces daño te mataré, aunque seas mi hijo.
-¿Pero no me has oído? Me encanta. Estoy loco por ella. ¡Es tan bonita y
generosa! Aparte de ya sabes… pasional erótica. No me importa que no sea
de nuestra clase o no tenga dinero.
Y-a está bien. Al menos todo ha salido bien al final. Pero te lo advierto, no se
lo diré a tu padre porque te mataría, pero si la haces infeliz, te mataré yo.
-Mamá confía en mí.
-Siempre te he querido.
-Y no quiero que eso cambie.
Y abrazó a su madre.
-Dime que me perdonas.
-Te perdono, y te perdono porque ese error puede ser tu felicidad.
-Lo es, voy a ser padre y a tener una mujer maravillosa.
-Estás loco hijo.
-Sí.
-Anda. Que tu padre debe estar nervioso ya.
-¡Te quiero mamá!
-Tú y tus impulsos…
- Lo siento, sí que fue un impulso del que no iba a arrepentirme y mírame,
incluso el error no hace que me arrepienta.
-Espero que sea una buena chica y te perdone, porque yo no lo haría y eres mi
hijo.
-Deséame suerte, mamá, para una vez que encuentro a una chica decente y
buena como queréis…
-Es verdad yo siempre he querido verte con una buena chica no esas modelos
que alquilas o te persiguen por tu dinero para vivir a todo lujo, quiero verte
con una chica trabajadora, sencilla, una mujer fuerte y buena madre.
-Es ella mamá, es Amanda, la he encontrado como encontraste tú a papá.
Confía en mí. Ya verás que te va a gustar y la vais a querer y además va a
tener a mi primer hijo. Y es la primera vez en mi vida que estoy ilusionado y
no sé si enamorado, porque no dejo de pensar en ella. Ha ocupado mi vida.
-Eso es amor hijo. Jamás pensé que te ibas a enamorar y me alegro tanto. Y
prefiero una chica sencilla y trabajadora para ti. No te veo con otro tipo de
mujer. El físico da igual.
-Pero es que es guapa.
-Mejor para ti.
-Dios mamá voy a casarme y a ser padre por un error. Se lo contare a mis
hijos como anécdota cuando sean mayores.
-Va a ser gracioso, no le digas que querías violarla porque van a pesar de ti
que eres un monstruo.
-No, les diré que me gusto y la rapté en el jet y me la llevé.
-¡Ay, hijo! soy feliz por ti. Y lo que ibas a hacer era por mí, menos mal que
todo ha salido bien, si no me sentiría culpable yo.
-Todo ha salido bien mamá.
-Sí hijo. Tu padre…
CAPÍTULO CUATRO

Iba sola, por fin, en el AVE a Málaga, la noche anterior había quedado con
Rocío y Macu, e hicieron una video llamada a Ava y les contó todo.
Estuvieron tomando una copa, y se quedaron de piedra.
Ava conocía a Darius.
-Pero ¿Es Darius Xenakis?
-El mismo.
-Pero ¿Cuándo lo conociste?
-Ese día de la discoteca que me perdí. Me acosté con él y estoy embarazada.
-¡Madre mía!
-Los Xenakis son duros en los negocios y sus padres tienen enemistad con los
míos.
-¿En serio?
-Sí, pero él no tiene nada que ver.
Y les contó todo lo que había pasado en ese casi mes que no se vieron.
-Es dulce y me trata muy bien. Es muy sexual.
-Alaaaaaa ¡Qué suerte la tonta! tienes tres casas y joder…
-Ya podéis prepararos para la boda, tened las invitaciones y a ti Ava, te la
daré en Marbella. Voy a ir 10 días antes de la boda.
-¡Dios qué ilusión! iremos, por supuesto que sí.

El tren avanzaba, allí en Málaga la esperaría un chofer para llevarla a


Marbella porque Darius tenía una reunión y luego iba a ver un yate y hasta la
noche no iba a ir a casa, pero ella llegaría al medio día.
-Ten cuidado hija -le dijo la madre.
-Mamá, pero si me espera un chofer y me lleva otro al ave.
-Eres como una princesa.
-Necesito descansar de tanto ajetreo y Darius es un exagerado.
-Es verdad, cuando vengas, ya estará todo listo, dos días y te casas.
-Sí, ya vendremos todos, Darius quiere que me relaje en la playa y vea la
casa.
-Y es lo mejor, te compras unas novelas o revistas y te paseas.
-¿Se me nota ya la barriga?
-Nada, y como te casas el cinco de diciembre no se te notará nada.
-Bueno, dadme un beso.
Y se despidió de ellos por diez días.
Dormitaba en el AVE, no quiso ver la película quería pensar. Pensar en todo
lo que le había pasado esos meses y en cómo afrontar la vida que le venía, su
hijo, Darius, un país distinto, tendría que aprender griego y Darius dijo que
también inglés.
Au que sabía algo, nada para defenderse con soltura y a eso y a descansar
hasta que tuviese el bebé.
A ella le pareció bien, aprendería dos idiomas, al menos no estaría ociosa,
tendría tiempo de pasear y quería ver Atenas y la isla, para decidir dónde
quedarse, aunque pasara temporadas en un lugar o en otro. Una isla sería
maravillosa, pasear por la playa y descansar.

Cuando llegó a Málaga, la recogieron y en menos de una hora estaba en


Marbella. Un edificio en segunda línea de playa, precioso. El chofer le dio la
llave.
La chica ya se ha ido, tiene comida y de todo en la nevera. Es el ático, le dejo
las maletas en el ascensor.
-Gracias.
Y cuando llegó al ático, solo había una puerta en esa planta, no podía ser más
que la del ático.
Abrió con dos cerraduras y entró.
¡Es una pasada! -Dijo mirando a todos lados.
Si alguna vez había visto algo lujoso, eso era el ático.
Un gran salón, un gran despacho y una cocina al salón para bailar.
Un aseo al lado del despacho. La sala de estudio y lectura y televisión era
maravillosa, un cuarto de lavado y limpieza enorme.
Y tres dormitorios, completos con unos vestidores de exposición. Uno de los
cuartos estaba lleno de muebles infantiles preciosos, todos puestos de
maravilla.
Entró al dormitorio principal, con dos baños, dos vestidores y una cama para
dormir cuatro.
Ese hombre era exagerado.
Miro su baño vació y deshizo las maletas, en el vestidor tenía ropa y zapatos
y de todo y en el baño excepto cremas y maquillaje, igual.
Colocó todo y miró bolsos conjuntados con zapatos, vestidos de noche y de
cóctel.
¡Dios mío! dónde me he metido, si yo voy con unos vaqueros y unas
zapatillas.
No si también hay vaqueros.
Se puso un chándal de marca que encontró y unos calcetines gorditos, para
estar cómoda, una vez que se dio una buena ducha.
Ya probaría esa bañera.
Y abrió la puerta de la terraza.
-¡Por Dios!- exclamó
Tenía una piscina y un jacuzzy en el ático, lleno de plantas, una mesa y sillas
para cenar y un par de balancines, un pequeño cuarto con la llave puesta,
abrió. Tenía toallas y albornoces de playa, chanclas y bolsos de playa y
bikinis bañadores para ella, para él.
-¿Con quién se iba a casar?
Dejó la puerta entreabierta después de mirar el mar de frente. Hacía fresco y
dejó entornado un poco el salón.
Miró la nevera y el horno y tomó un trozo de pollo asado, patatas, las calentó
y una ensalada. Un plátano, se lavó los dientes y se tumbó en el sofá en el que
se perdía.
Y se quedó dormida, en penumbra.
Estaba tan cansada, de esos días, que durmió más de la cuenta.
Cuando se despertó, se puso unas zapatillas y se fue a dar un paseo por la
playa, se paró a tomar un descafeinado y luego volvió, había poca gente,
algunos extranjeros, chicos corriendo y algunas chicas, otros con sus perros y
ella andando.
Y cuando empezó a anochecer, se fue al ático. Darius aún no había llegado,
pero ella iba a darse un baño de espuma en esa bañera. La llenó y puso
música bajita y lenta.
Se desnudó y cerró los ojos, había dejado una gran toalla a su lado para salir,
y un pijama fino, no hacía frio allí.

Cuando estaba con los ojos cerrados sintió unos brazos bordear los suyos y
pegó un respingo.
-Darius, en una de estas, me matas y no tendremos al bebé
-Perdona nena, estas tan relajada, y empezó a desnudarse.
Fue a su baño y cogió una toalla.
Hacía tiempo que ni lo veía desnudo y ese sí era un Dios griego.
-¿Qué haces?
-Meterme contigo, para eso la pedí grande.
-Estás loco…
-Échate hacia adelante, anda.
Y ella lo hizo, se colocó tras ella y ella se echó en su pecho.
-Llevas moño.
-Si, me lavé el pelo cuando vine, me duche y no quiero mojármelo de nuevo.
-Me gusta suelto.
-Cuando salga -y la abrazó y tocó sus pezones.
-Ummm, te echaba de menos, preciosa.
-¿Mucho trabajo?
-Cuándo ¿antes o ahora?
Amanda se rio echó la cabeza atrás para que la besara. Y él lo hizo, luego
bajó su mano a su sexo.
Y ella se movió un poco. Sentía su pene duro tras ella.
Y a él tocándola hasta que ella subía a las alturas y bajó de golpe.
Le tocaba los pezones y le besaba el cuello.
-¡Ah, Dios Darius!
-Date la vuelta nena.
Y ella se puso encima de él y Darius entró en ella, cerrando los ojos.
-Dios, te he echado de menos tanto…
El agua se movía con sus movimientos al unísono y le dijo:
-Nena date prisa o me corro- enseguida y ella aceleró el ritmo.
-¡Malvada! -y sintió el orgasmo de ella resbalar por su miembro y se corrió
con ella.
La abrazó de nuevo y la besó hasta que no podía respirar.
-¡Dios! ¡Qué guapa estás!
-Sí, cuando me veas gorda dejaré de gustarte.
-Me gustarás más porque ahí estará mi hijo.
-O hija, ¿es que quieres un hijo?
-La familia está dividida.
-Y tú ¿Qué quieres?
-Me da lo mismo nena, vamos a tener más, seguidos.
-¿Seguidos?
-Sí, al menos otro más y cortamos. Así luego no se llevarán mucho y
disfrutaremos de la vida.
-Pero si disfrutamos. Menudo ático te gastas.
-El de Atenas es maravilloso. Y la casa de la isla. Esa es la que te gustará,
conociéndote…
-Lo he pensado, puedo tener allí la casa, e ir cuando quiera y estés en Atenas.
Así puedo dar paseos por la playa y no te dejaré solo, lo peor que llevaré es
cuando estés aquí. No me fio.
-Me da lo mismo, cuando vaya ya nos apañaremos. Nada de celos, te he
prometido fidelidad.
-Pero si tienes que ir y venir mucho, cuando vengas a Atenas , me voy al
ático.
-Sí, te necesito por las noches.
-¿Solo por las noches?
-A todas horas.
-Vamos a salir o nos quedaremos hechos una pasa.
Y salió ella primero y luego él, la secó eróticamente.
-No me hagas eso que verás.
Y cuando se agachó a ponerse las zapatillas se sujetó a la bañera.
-¡Sujétate!
-Darius…
-Ummm y entró en ella desde atrás.
-¡Oh, Dios nena!, sujetándola por las caderas, ¡Oh, Dios nena! y seguía
embistiéndola, pegando su sexo al trasero de ella chocando y sintiendo
cuanto tenía que sentir y más hasta derramarse en ella. La abrazó y la cogió
en brazos y abrió la cama.
-Se tumbó a su lado.
-Pequeña. ¿Estás bien?
-Mejor que bien, porque eres demasiado sexual.
-Tienes orgasmos siempre.
-Sí, no puedo resistir ese cuerpo de modelo que tienes.
Y Darius se reía.
-¡Qué tonta eres!
-Me estoy volviendo tan celosa como tú.
-Pues eso no es bueno. Porque vamos a estar siempre enfadados y no es lo
que pretendo.
Y ella lo abrazó.
-Es que estás tan bueno…
-Y tú boba. Me muero ahí dentro, me rozas y me pones cachondo.
-Eso está bien.
-Claro que está bien.
-Tener un hombre como tú…
-Soy un hombre muy normal, es más, caigo mal a la gente con la que discuto
por razones laborales.
-¿Y eso?
-Dicen que soy duro en las negociaciones e implacable.
-No te conocen como yo, ¿lo eres?
-Sí, un poco, pero si no lo fuese, no ganaría.
-¿Y para que tienes que trabajar tanto y tener tanto dinero?
-No es por el dinero, y lo sabes.
-El poder -dijo ella.
-En parte, y el trabajo, cuando gano o hago algo importante, no es el dinero,
que también es parte del conglomerado, es la satisfacción. Como tú cuando
consigues que tus enfermos dejen de estarlo y recuperen .
-Sí, es algo parecido a la felicidad.
-Sí, eso es.
-¿Y si te hago esto también será algo aparecido a la felicidad? -y ella bajó a
su pene.
-¡Joder nena! Hablamos de cosas importantes.
-Esto es importante.
-Si me haces eso será algo parecido a tocar el cielo, sabes que me gusta.
-Lo sé, sé que te gusta, te voy conociendo y se lo hizo, lo que le gustaba hasta
que explotó sin remedio.
-Pequeña, ¡déjame ya mujer!
Y ella se reía,
-¿Tienes hambre?
-Sí, casi no he comido.
-Vamos a cenar venga. Que recuperes fuerzas. Griego.

Los siguientes días transcurrieron de igual forma, Darius se iba al trabajo y


ella se paseaba por la playa, leía descansaba y un día quedó con Ava por la
mañana en el centro comercial. Se compraron cuatro caprichos, porque Ava
no iba a ningún lado si no se compraba algo. Amanda, le dio la invitación de
la boda y se sentaron a comer al medio día. En una hamburguesería.
-Creo que pediré solo la ensalada.
-Tienes que cuidarte, yo también pediré la ensalada para que no pases
envidia.
-Entonces tu padre conoce a los padres de Darius.
-Sí, es una historia que viene desde la madre de Darius, mi padre y su padre,
cuando estaban en la universidad, y es una pena, aunque mi padre quiso a su
manera a mi madre, ella siempre supo que mi padre estuvo y sigue estando
enamorado de la madre de Darius. Hemos tenido charlas, hasta hubo un
tiempo en que le echaba la culpa de que mi madre muriera, pero quiero a mi
padre.
-Mujer, no tiene nada que ver una cosa con otra.
-Pues sigue estando enamorado de ella.
-Y la madre de Darius bebe los vientos aún por su marido, ya los verás. Me
da pena que mi padre que no haya encontrado una mujer como Alicia, pero,
desde entonces y Demetrius no le robó nada, no lo entiende, no entiende que
ella no lo eligió a él, y desde entonces están enemistados.
-¡Qué pena! ¿Y Darius, cómo es?
-Cotilla ¿Qué quieres saber?
-El tema mujeres, ese me preocupa.
-El tema mujeres, es el tema de las modelos, nunca lo he visto solo sin una
mujer modelo sin nada que decir o diciendo, inteligentes y jóvenes, bien
vestidas, si le ha tenido que comprar ropa para que lo acompañara, lo ha
hecho. Siempre se la manda una amiga suya Raquel, tiene una agencia de
modelos, él no tiene tiempo de buscarse a nadie por su cuenta.
-¿No?
-La llama, le dice que le mande una de esta forma, y a lo mejor le han durado
unos días, una fiesta, una noche.
-¿Se acuesta con ellas?
-Mujer no estoy, pero supongo que necesitaría sexo, ahora te tiene a ti.
-Sí, estoy muy satisfecha. Me pide fidelidad, a mí.
-¿Por qué te sorprendes?, eres guapa, eres inteligente y lista, trabajadora, ese
tipo de mujeres no lo ha conocido a no ser en Harvard.
-Pero es que soy…
-Yo también soy… ¿Y qué?, no te subestimes porque seas bajita o no tengas
dinero, tienes que hacerlo feliz, ser feliz tú y tu bebé, y tu familia y luchar si
alguna lagartona te lo quiere quitar.
-Estoy ahora. Es mío sí, ¿Sabes que era virgen cuando lo hicimos?
-¿En serio Amanda?
-Sí, nunca dije nada, me daba vergüenza.
-Madre de Dios, si fuiste virgen con un griego, eres suya para siempre.
Suelen ser machistas, pero no te fíes y confía en él.
-A ver cómo hago eso.
-Bueno, hay revistas, en las que puedes verlo cuando no esté contigo.
-Ve a todas las fiestas con él cuando te vayas y ven con él siempre que
puedas.
-Cuando tenga el pequeño ya no podré venir tanto.
-No te preocupes. Venga, vamos a comer. Es un buen chico, además trabaja
mucho y que no me oiga mi padre o me matará.
-Sí, -y ella se reía.
-¿Has conocido a sus padres?
-Cenamos con ellos este fin de semana.
-Les vas a gustar, Alicia es una mujer delicada, también pequeña y no venía
de una familia de clase rica. Solo obtuvo una beca para ir a Harvard, pero sus
padres eran de clase media. Y fíjate.
-¡Es tan guapo!
-¡Sí que es guapo!
-Bueno ¿Y tú qué?
-Tengo un trabajo.
-¿En serio?
-En cinco días en el hospital, claro que con ayuda de mi padre. Pero es tan
bueno que no he podido decir que no.
-Me alegro, Macu y Rocío están intentando entrar en los de Sevilla o clínicas,
tenían entrevistas ya.
-A ver si hay suerte.
-Cuando tomaron café se fueron con sus bolsas a casa. Y se despidieron hasta
la boda.
-Llegó temprano a casa y allí estaba en el despacho Darius.
-Y se acercó al despacho.
-¡Hola, cielo!
-¿Has estado de compras?
-Sí un regalo.
-¿De quién?
-Ya estás celoso.
-No he sabido nada en todo el día de ti -y ella miró el móvil y tenía cuatro
llamadas perdidas.
-¡Ay perdona! lo tenía en el bolso y estuve con Ava en el centro comercial,
ya sabes el ruido que hay.
-¿En serio?
-¡Qué tonto! -y le retiró la silla y se sentó encima de él y lo besó.
-Te dije que quedaba hoy con ella para darle la invitación.
-Sí, me lo dijiste.
-Pues hemos pasado todo el día juntas, ¿Sabes que empieza a trabajar en el
hospital en cinco días?
-Me alegro por ella, su padre no estará contento.
-Pues le ha echado una mano.
-Se va a quedar con las ganas de que su hija lleve su empresa. A lo mejor se
casa con un armador y ya no hay problemas.
-Seguro que hará algo de eso, ese cabrón…
-Vamos Darius, dame un besito, estoy cansada.
-¿Has comido?
-Sí ¿y tú?
-También, y he tomado café y te he echado de menos. ¿Quieres ver qué me
ha comprado esa loca?
-A ver -y sacó ropa interior.
-¡Qué sugerente!
-¿Verdad? Y nos ha comprado esto para el bebé.
-Es una loca, es tan buena amiga…
-Bueno, si estás así enfadado me voy a la ducha. En cualquier caso, me
ducho. ¿Por qué te enfadas?
-No estoy enfadado, estaba preocupado.
-Pues ya estoy en casa.
-Eso me gusta.
-¡Qué tonto eres!
-Sí, ¿Eh?
-Sí mucho.
-Vamos a la ducha.
-Yo iba.
-Voy contigo, así luego cenamos.
-Será cuando me tumbe un rato, tengo los pies…
-Y la cogió en brazos y ella se reía. -Y lo besaba.
-Eres una mujer mala que me hace sufrir.
-Sí, pobrecito sufridor. -Y lo besaba.
Y en la ducha la cogió, y les hizo el amor a horcajadas.
-Ay! ¡Qué cansadita estoy!, dijo después de quedarse con el cuerpo relajado.
Cuando se puso el pijama:
-¿Ya te vas a poner el pijama?
-Son las siete, está oscureciendo, no pienso salir y voy a tumbarme ahora
mismo en el sofá.
-Te dejo, que tengo que terminar un par de informes.
-Vale, dame un abracito y él besó su vientre como siempre hacía y la abrazó.
-Anda descansa, que me tienes contento -le dijo bromeando.
-Di que no, y no nos casamos.
-Sí que te casarás, y la besó en los labios, eres mía y ya está todo listo.
-Sí, y tú mío.
-Eso está mejor, anda descansa,

Y se quedó dormida, él la miraba a veces y sacudía la cabeza, ese embarazo


le daba más sueño que un lirón, pero estaba tan guapa…
Se había asustado cuando la llamo tantas veces y no le contestaba y se dijo
que si no volvía en una hora mandaría a sus hombres a buscarla.
Los días pasaban y allí estaba vistiéndose para ir a conocer a sus padres.
Se había duchado, esta vez sola por una vez, y llevaba la ropa interior puesta,
estaba maquillada y se daría un retoque y el perfume.
Darius, entró en su vestidor, y ella detrás de él en ropa interior ¿qué me
pongo?, largo, corto, por las rodillas color, ¿dónde vamos?
-A un restaurante normal.
-Vale un vestido por las rodillas no muy escandaloso.
-Estarás guapa con lo que te pongas.
Y eligió un vestido rosa palo con zapatos y bolsos a juego un par de tonos
más oscuros, y la chaquetita a juego. El vestido, era precioso, con cuello a la
caja, y plisado desde la cintura. Así no se le notaría el poco vientre que ya iba
apareciendo.

Cuando habló con Ava, le dijo que fuese al hospital y pidiese cita antes de
irse, que cuando estuviese en Sevilla tendría dos días y así, si iba, podía saber
qué era, ya casi estaba de cuatro meses.
Pero se lo iba a reservar a Darius como regalo de bodas. Iba a ir el martes.
Se peinó y se puso unas horquillas preciosas para despejar la cara y se echó el
perfume, cambió todo al bolso nuevo y ya estaba.
Darius llevaba un traje de chaqueta gris y camisa blanca.
-¡Qué guapo!
-Tú sí que estás guapa, nena.
-¿Estoy bien?
-Perfecta.
-Ya veremos, me he puesto los tacones más altos, pero estoy acostumbrada,
me gustan los tacones, al final del embarazo, creo que tendré que cambiarlos.
-Se cambian.

Cuando llegaron al restaurante, Darius les presentó a Amanda a sus padres.


-¡Hola, cariño! -dijo la madre -estábamos deseando conocerte -¡Qué guapa!
-Gracias, señora.
-Por favor, Alicia y Demetrius, si somos familia, eres la mujer de mi hijo.
-Ya no queda nada.
Y el padre Darius le dio un abrazo.
-Se ve que mi hijo sabe elegir bien como su padre.
-Gracias. -Rio ella.
-Venga, tenemos la mesa reservada, Amanda tiene mucho que contarnos.
Y les contó todo, acerca de sus estudios, de su familia de sus amistades y de
cómo conoció a su hijo en la discoteca con las chicas y cómo él la encontró
después.
-Me vigila.
-Así es, como su padre, pero es por seguridad.
-Creo que es un poco celoso.
-Eso también, tienes que soportar ese aspecto de los Xenakis. -Y a Amanda le
cayó muy bien la madre de Darius.
-Bueno estoy deseando saber qué vamos a tener, si niño o niña.
-Ellos quieren niño.
-En cambio, a mí me gustaría una niña, de todas formas, lo que venga lo
querremos. Es nuestro primer nieto. Y estoy deseando ver a mi hijo casarse,
nunca pensé verlo antes de los 40, o eso decía él y fíjate, a los 30.
-Mamá, la culpa es de ella, me gustó tanto…
-Sí, así es el amor, nunca se sabe.
Amanda pensó en el amor, nunca habían hablado de amor, era demasiado
pronto. Apenas se conocían y llevaban poco viviendo juntos.
La cena transcurrió mejor de lo que ella esperaba, la aceptaron en la familia y
su madre hacía planes con ella para ir a comprar ropita cuando supieran el
sexo y llegara la hora.
-Si quieres claro…
-Por supuesto, necesitare ayuda. -Dijo ella. Aunque no necesitara a nadie, no
le iba a quitar la ilusión ni a ella ni a su madre que ya le tenía en una cajita
algunas prendas que iba comprando cuando veía algo que le gustaba, en
blanco, amarillo, estampaditos.
Estaban locos con el bebé.
Al final de la noche la abrazaron.
-Espero que mi hijo te haga feliz y tú a él Amanda, nos gusta que formes
parte de la familia.
-Gracias, eso espero yo también. Lo intentaremos.
-¿Qué te han parecido? -le pregunto después Darius.
-Encantadores, me gustan, no son arrogantes como tú -bromeó ella.
Y él la apretó a su cuerpo porque sabía que lo decía en broma.
-Son…, me gustan, tu madre es una mujer especial, y tu padre es gracioso.
-Sí, es irónico y está loco por mi madre desde que la conoció.
-Pues espero que tú lo estés de mí.
-Hasta ahora estoy loco.
-Espero que no te canses de mí.
-Dudo que lo haga, se cuidar a mi familia.
-Y ahora soy tu familia y el bebé.
-Tengo ganas de saber si tiene los ojos color miel como su madre o verdes
como los míos.
-Moreno de pelo será y se parecerá a ti, tienes los rasgos más definidos.
-Si es rubio no es mío.
-Desde luego -rio Amanda. -¡Qué tonto eres!, sabes que solo me he acostado
conmigo, me has vigilado maldito.
-Lo sé. ¿Estás candada?
-No.
-¿Quieres que demos un paseo antes de ir a casa?
-¿Por la playa?
-No, por el paseo.
-Vale.
Y dieron un paseo, había gente y se sentaron en una terraza a tomar un café,
luego se fueron a casa.
Había sido una noche agitada, pero el miedo que tenía desapareció en cuanto
los conoció.

El martes de la última semana que iba a pasar allí, se acercó al hospital donde
Ava encontró trabajo, y supo qué iba a tener y nadie iba a saberlo salvo ella.
Y Ava, pero Ava debería tener la boca cerrada.
Cuando Darius, vino por la noche, iba a meterse en la bañera.
-¡Hola guapa! ¿Qué haces?
-Voy a meterme en la bañera, a relajarme un poco.
-Voy contigo, te vas a acostumbrar, loca si me esperas.
-Sí, -y se reía.
-Cuando estaban dentro, él le dijo: ¿Has ido al hospital?
-Sí, vigilante.
-¿Te encontrabas mala?
-No, he ido a ver el trabajo de Ava, solo eso.
-Me he preocupado.
-Pues haberme llamado, me invitó a ver su espacio de trabajo y me di una
vuelta. Para no estar en casa y en la playa todos los días. Tiene un gran
despacho.
-Es buena, se lo merece.
-¿Cómo estás hoy?
-Muy bien. tuve que venirme pronto tenía que trabajar y me di una vuelta por
Marbella.
-Luego vine a casa, comí y mi siesta, mi paseíto por la playa y ahora estaba
esperándote para meternos en la bañera.
-Sí, se está bien aquí.
-Vamos, no seas tonto, estás deseando.
-¿Deseando qué?
-¿Tócame!
-¿Tú crees?
-Lo creo.
Y la beso en el cuello.
-¿Me necesitas?
-Te necesito sí -y él metió la mano en su sexo y ella gimió como sabía, antes
de cenar lo hicieron de nuevo en la cama.
-Luego, ella satisfecha, se tumbó en el sofá y él terminó un papeleo en el
despacho e hizo unas llamadas.
Cenaron y se abrazó a él.
-¿Me querrás algún día Darius?
-Quiero decir ¿nos enamoraremos?
-Me encantas, estoy loco por ti, dejemos el tiempo que diga lo que tenga que
decir.
-Si, pero me gustas tanto…
-Y tú a mi pequeña, y espero que sí, enamorarme de ti locamente.
Y ella se quedó satisfecha de la respuesta.
Abrazada a él, se quedó dormida.
CAPÍTULO CINCO

Cuando llegó a Sevilla, la dejó en su casa y él se fue al hotel. Los invitados


iban llegando y alojándose en los hoteles reservados para el evento, la
organizadora y su acompañante iban distribuyéndolos.
Amanda, llamó a Amalia.
-¿Cómo vas guapa?
-Ya ves, bien.
-¿Estás en casa?
-Sí llegué hace una hora, pero necesito ayuda.
-Estoy hasta las trancas Amanda, dime.
-Necesito un camarero de un hotel de cinco estrellas o restaurante.
-¿Para qué?
-Para que se traiga los platos, cubiertos y todo lo necesario para darme una
clase.
-Eso está hecho, en una hora, lo tienes en casa con su maletín.
-Gracias Amalia.
-Venga, te dejo, que estoy con tus invitados.

Y en una hora se había duchado y tenía preparada la mesa del comedor de su


madre.
-Hija ¿pero eso es necesario?
-No, para vosotros, pero no quiero ir a una fiesta o a mi propia boda de cinco
tenedores y no saber cuál coger.
-Bueno, no está mal aprender cosas nuevas de los ricachones. -Y Amanda se
reía.
-Eso son tonterías, un tenedor, una cuchara y el cuchillo, decía el padre -y
ella se reía.

El camarero, estuvo con ella dos horas, aprendió todo lo importante, cómo
poner una mesa, manteles, que poner, colocar los cubiertos y cogerlos y
cuando aprendió todo, le dejó los apuntes.
-Bueno, me los leo ahora para darle un repaso, gracias.
-De nada.
-¡Madre mía! ¡Qué lio? ¿Te has enterado de algo?
-Sí, mamá. Voy a repasar, seguro que Darius me llama para cenar, nos queda
otro día y nos casamos el sábado por la tarde.
-¿Te quedas en el hotel esta noche?
-Quizá, te lo digo luego, pero mañana no, dormiré en casa.
-Sí, que al medio día después de comer viene todo el mundo. A pintarte, el
peluquero y todo.
-Sí, lo sé.
Y efectivamente Darius fue a por ella que metió en el bolso ropa interior y el
pijama.
Pasaron la noche juntos.
Y después de pedir la cena en el hotel porque él tenía un trabajo por terminar
y tener el día siguiente para él solo. Ella repasó lo de los cubiertos, se duchó
y se puso el pijama.
Cuando se acostaron, después de hacer el amor.
-¡Qué poco nos queda, nena!
-¿Te arrepientes?
-Ni por un segundo ¿Estás tranquila?
-Sí, lo estoy, bueno, un poquillo nerviosa.
-Todo saldrá bien, ya verás. Serás la novia más guapa del mundo. No te
asustes, habrá periodistas y fotógrafos.
-¿En serio?
-Sí, griegos y españoles.
-¡Madre mía!
-Tú, como si nada. ¿Dónde quieres ir de luna de miel?
-No hemos sacado pasaje a ningún lado.
-No lo necesito, tengo mi propio avión.
-Claro se me iba a olvidar. Quiero ir a la isla y a la casa.
-¿Sí?
-Sí. También quiero ver Santorini.
-Pues vamos primero a Atenas, a la casa, la ves, estamos dos días y luego
vamos a Santorini, a Mikonos y a nuestra casa.
-¿Puedo estar diez días cielo? Tengo que ir a Nueva York después.
-¿A Nueva York?
-Sí. ¿Quieres venir conmigo?
-Está demasiado lejos y ya no debería viajar tanto en avión.
-Es cierto.
-Por el niño.
-¿Por el niño?
-Sí, eso te digo, es un niño.
-¿Es un niño?, se reincorporó él.
-Sí, es mi regalo de boda.
-¿Cómo lo sabes?
-¿Recuerdas cuando fui al hospital en Marbella a ver a Ava?
-No fuiste a verla.
-Si, fui a verla, pero también a ver qué era y cómo estaba.
-Y no me has dicho nada desde entonces.
-No, quería que fuese mi regalo de boda, lo siento por tu madre.
-Nena, eres una mujer fantástica. Mi niño…
-Sí tu niño, y ya se me va notando y me dijo que me cuidara mucho, que
procurara no hacer viajes en avión a partir del quinto mes. Me gustaría ir a
Nueva York contigo, pero no quiero arriesgarme.
-Te llevaré cuando tengamos al niño y a más sitios. Y estoy muy cansada,
necesito descansar. Me quedaré en la casa de la isla si te vas.
-Muy bien, tú mira, y lo que más te guste, ¿vale?
-Vale. Luego empezaré con las clases de idiomas cuando pasen las
Navidades.
-Si quieres, nena.
-Quiero. Son dos horas o tres al día. Nada más. Y me servirá cuando monte la
clínica o encuentre trabajo.
-Eres preciosa ¿lo sabes?
-Pues claro -Y se reía.
-Pero tú eres más interesante, e inteligente.
-Venga mi niña, vamos a dormir.
-Ummm… ¡Qué bien hueles siempre! Me gusta ese perfume de hombre que
te pones.
-Tú, hueles bien sin perfume.
Y ella se abrazó a él y se quedó dormida.
Por la mañana, ya tarde, salieron a desayunar y la dejó en su casa.
-Pequeña nos vemos mañana, tenemos una boda.
-Lo sé -le dijo abrazándolo.
-La llamó por la noche.
-Sí, y la abrazó y besó profundamente.
-Hasta mañana guapa, a las cinco en la catedral.

La catedral preciosamente decorada con flores, estaba llena. Darius esperaba


a la novia en el altar nervioso, y él raramente se ponía nervioso o pocas veces
lo hacía. Y por fin, como algo mágico en esa catedral preciosa, apareció la
novia del brazo de su padre por la puerta principal.
Estaba preciosa. Todo el conjunto parecía algo celestial. El silencio, las
miradas. Amanda iba temblando y el pasillo se le hizo largo, largo, hasta que
llegó al lado de Darius, que le dijo que estaba preciosa.
Darius estaba guapísimo con su esmoquin negro y la misa empezó a
celebrarse, tuvo música clásica en los descansos de Bach, y cuando por fin le
puso la alianza, supo que estaban unidos para siempre.
La besó y firmaron en la sacristía.
Se hicieron fotos en la iglesia y mientras los invitados fueron en autobuses a
tomar unos canapés al hotel, ellos fueron a hacerse fotos la plaza de España y
al parque de María Luisa. Como era típico.
Cuando llegaron a la recepción, departieron unos canapés con los invitados y
entraron al salón a comer. Cada invitado tenía su asiento. Y sus amigas
fueron a saludarla y se hizo fotos con ellas.
-¡Que guapa Amanda por Dios¡, ¡Qué bonita vida!
-A todo el mundo le gustó la boda, el vestido… la comida y al final el baile
hasta la madrugada.
Ella en el baile tiró el ramo y fue a dar a Ava, que estuvo encantada de
recogerlo.
Cuando por fin todo terminó subieron a la suite y la organizadora y sus
ayudantes y camareros se quedaron recogiéndolo todo.
-¿Les has pagado?
-¿A quién?
-A todo el mundo
-¡Qué rápido eres!
-No te preocupes, todo está ya pagado.
-Más lo voy a ser porque estás tan bonita…
-¿Cómo se van los invitados?
-Algunos en sus aviones privados, los griegos, el resto en el ave, o en coche.
-¿Y nosotros?
-Nosotros nos vamos por la tarde a Grecia desde el aeropuerto.
-¿De Sevilla?
-Sí, así podemos descansar y viajar de noche. No te preocupes cielo.
-No me dejas hacer nada.
-Lo del avión no.
-Ya, pero si crees que vas a dar tu todas las órdenes…
-¡Ven aquí ¿Vamos a discutir nuestra noche de bodas?
-No, para nada guapo, pero te aviso.
-Avísame -y la beso cogiéndola por la cintura. Ven que te pueda quitar todo
eso que llevas.
Y se quitó la mantilla y las horquillas que la sujetaban le pelo que cayó por la
espalda y él le quito cada botoncito del vestido.
-Esto es erótico nena, cada botón me va poniendo -y ella se reía.
-Se quitó los zapatos.
-¡Ay que cansada!, Necesito una ducha.

Y se quedó en ropa interior.


-¡Joder que ropa para una novia!
-La que me dijo la organizadora.
-Dile que no le diré nada, sobre eso.
-Faltaría más, la pobre.
-Ven peleona. Ya se te nota al niño.
-Sí, va creciendo.
Él se desvistió y colgó la ropa en una percha al igual que la suya para que se
las guardaran y llevársela al ático de Grecia. Y al tinte y guardarla.
Tenía allí ropa para ponérsela al día siguiente.
Se recogió el pelo. Y se metió en la ducha.
-Espérame y me doy otra.
Y le quitó despacio la ropa interior.
-Me encantas desnuda.
-Y tú a mí también.
-Cuando terminaron, se secaron y se tumbaron en la cama.
-¿Quieres un poquito de champagne? Para brindar señora Xenakis. Y una
fresa, la ha dejado.
-Sí, pero poco ya hoy he comido.
-¿Que has comido?
-Canapés que es lo que más me gusta y la tarta.
-Lo que pasa es que como hemos estado por ahí departiendo con la gente…
-Espera y abrió la botella y le echó dos deditos a ella y una copa a él y puso
en el cuenco de fresas en medio de la cama.
-¿No es demasiado grande la cama esta?
-Luego te acerco, es una suite mujer.
-Nunca he estado en ninguna, pero es preciosa y enorme.
-Y brindaron.
-Por una vida feliz a mi lado, -dijo Darius.
-Por una vida feliz al mío. -Y él sonrió. Amanda era discreta, pero tenía su
carácter y le gustaba, no se dejaba amilanar, pero ahora lo que le gustaba de
ella era otra cosa.
Y recogió las copas, el cuadro lo retiró y se puso encima de ella
-¿Qué quieres?
-¡Qué tonta eres!
Y ella lo abrazó y lo besó.
-Jamás pensé casarme tan pronto, con una boda de princesa y con un príncipe
-Pues ya ves, yo tampoco con una princesilla por error.
-Te ha salido caro el error.
-Me ha salido perfecto.
-Espero que no te arrepientas -y entró en ella.
-¡Ay, Dios!
-Tú crees que voy a arrepentirme.
-Creo que no, Darius, ¡Ay, Dios! y él la penetraba lento besándola y
acariciando su cuerpo, entrando y saliendo de su cuerpo, hasta hacerle tener
esa noche dos orgasmos seguidos y ella se quedó de piedra.
-Esperaba esta noche, sabía que lo eras.
-¡Que malvado eres!
-Ese es mi regalo de bodas.
-Pues como no me dejes respirar…
La dejó respirar unas cuantas veces, hasta que casi eran las seis de la mañana
e iba a amanecer pronto. Se quedaron dormidos y abrazados hasta las doce de
la mañana.
Se dieron una ducha y volvieron a hacer el amor bajo el agua.
-Nene o salimos a desayunar o lo pedimos.
-Que nos lo traigan, luego damos un paseo.
-Bien.
Y desayunaron en la habitación.
Se vistieron y salieron a dar un paseo, por el rio, abrigados, ya iba haciendo
algo de frio.
A la vuelta, la habitación había sido recogida y guardado en una maleta los
trajes y en otra, ropa.
-¿Quieres que nos vayamos ya?
-¿Ya?
-Vamos a despedir a tus padres y tomamos unas tapas, un café y nos vamos,
así no llegamos demasiado tarde.
-Me parece bien.
Y se despidieron de sus padres que hicieron alabanzas de la boda y que su
madre lloró por que se iba.
-Mamá, vendré pronto o si no puedo venir, Darius os llevará cuando el niño
nazca o antes.
-Cuídate mi hija.
-Lo haré, soy médica mamá.
-Lo sé, pero eres nuestra niña.
Y abrazó a su hermano, estudia pequeño.
Y a su padre la abrazó, emocionada y su padre se emocionó también.
-Cuida de mi hija.
-Lo haré, no se preocupe.
Y a la vuelta, tomaron unas tapas y fueron a la habitación. Se refrescaron y
lavaron los dientes y ella se retocó la pintura y bajaron al coche que ya tenía
las maletas listas y se fueron directos al aeropuerto.
-Allí estaba el avión Xenakis.
Entraron y se sentaron en los amplios sillones.
-Si quieres dormirte un rato…
-Ahora no, luego.
-¡Está bien! cielo.
-Vamos a casa, y ella echó la cabeza en su hombro.
-Cuánto tardamos.
-En el jet, menos de nueve horas.
-¿Todo eso?
-Sí, pequeña, son las cinco, pues a las tres estaremos en casa o antes.
-La verás mejor mañana. Si te duermes luego, se te hará más corto.
-Desde luego tendré que echarme una siesta, estoy molida de ayer.

A la hora de estar volando, ella se hizo en la cama donde hizo el mayor por
primera vez.
Y él se fue con ella.
-Aquí dejé de ser virgen, violador.
Y él se reía.
-Fue una aventura bonita.
-Claro con los ojos cerrados ¿y si hubieses sido gordo feo o viejo?
-Pero no lo soy, gracias a Dios que no, probamos de nuevo.
-¡Estás loco!, de eso nada y cerró y volvieron a hacer el amor. Y cuando
terminaron…
-Para compensarte.
-Bobo.
Y se quedó dormida unas buenas horas.
Él se levantó y la dejó dormir, y se puso a trabajar, tenía una venta de yates
en unas semanas, en cuando terminara su luna de miel, pero trabajaría a ratos.
A las diez y media pareció Amanda.
-Vaya, la señora tenía sueño.
-Sí, pero tengo más hambre.
-Siéntate, nada, recojo esto y le dijo a la azafata que nos ponga la cena.
-Cuando acabaron, ella se quedó a su lado y él siguió trabajando y ella vio
una película.
-Ya estaba cansada. Eran más de las doce de la noche.
-¿Quieres echarte una horita y te aviso?
-Sí, necesito poner los pies rectos.
-Venga vete allí y luego te aviso.
-Y media hora antes, mientras ya bajaba el avión y se veían las luces de la
ciudad, la llamó y se pusieron los cinturones de seguridad, hasta que el avión
tocó tierra.
Y uno de los coches atravesó la ciudad.
-¡Qué silencio!
-Es lunes, preciosa y son las dos de la mañana.
En lo que le pareció el centro el coche aparcó y el chofer les dejó las maletas
en el ascensor.
-Vamos a tu nueva casa.
-Quiero ver la cama, estoy con tanto sueño, no sé por qué… Me ha venido el
cansancio de golpe.
-Cuando entró en ese ático, era maravilloso, mucho más grande que el de
Marbella y era una pasada, todo lujo y con cuatro dormitorios y un despacho,
una sala, salón…
-Lo puedo ver mañana exagerado.
-Venga vete a la cama. Esta noche, no haremos nada.
-Por la mañana cielo.
Y se quitó la ropa, se metió desnuda en la cama y se quedó frita hasta las
once de la mañana siguiente.
Se levantó como una rosa, se dio una ducha y se puso un conjunto de
pantalón y jersey largo.
-¿Te has levantado pequeño? -y lo abrazó por detrás en el despacho metiendo
su mano en el chándal de él y tocándolo.
-Loca estate quieta, que termino unos informes -reía él. Si estás hecha una
lirona.
-Necesitaba dormir. Me has hecho trabajar mucho y embarazada, y la sentía
entre sus piernas.
-¿Quieres desayunar?
-Sí, venga, nos han dejado desayuno, luego damos una vuelta por la ciudad.
-¿En coche?
-En coche y andando, te voy a enseñar tu coche para cuando ni este y el mío
en el que iremos a ver el Partenón
-¿Sí?
-Sí.
-Quiero ir a verlo desde luego.
-Pues venga, me pongo unas zapatillas.
-Cógete un chaquetón, hace fresco.
-Desayunaron y ella miró todo el ático.
-¿No eres un poco exagerado para elegir casas?
-¿No te gusta?
-Me encanta, es parecida a la de Marbella con vistas distintas, pero más
grande, tiene una habitación más.
-Sí y si quieres te meto un despacho en el mío, hay espacio.
-De momento no lo necesito, voy a disfrutar a mi pequeño que aún no le
hemos puesto nombre.
-Tenemos que pensar en ello.
-¿Te gustaría como tú?
-Sí, pero podemos ver otros nombres griegos…, Claus…
-No que parece Santa Claus, ese no me gusta.
Y él se reía.
-A ver, te digo…
-Cristopher…
-Cristopher, me gusta ese.
-Así se llamaba mi abuelo, mi padre se alegraría.
-Pues ese.
-Cristopher, es bonito.
-Nos quedamos con ese
-Sí, ese es.
Y la besó.
Pondremos su nombre en la habitación y cuando pasen estas semanas se lo
decimos a los abuelos.
-Sí.

Se quedaron cuatro días y ella vio todo, se lo enseñó Darius.


Todo le encantaba, esa ciudad antigua y él, le iba explicando todo.
Después, fueron en el yate a Santorini y se quedaron en una casita porque ella
quiso quedarse allí unos días y ver la isla.
Y bajaba y subía escaleras azules y blancas, le encantaba la playita y cuando
la vio cansada, le dijo que se iban a la isla Mikonos.
-¿Está muy lejos?
-En menos de una hora estamos allí, pero donde vamos es a una isla pequeña
que está pegada a Mikonos, como una carretera, como si fuese independiente,
se llama Delos, y es la nuestra,
-¿Pero hay que ir en barco a Mikonos?
-No, por carretera.
-Debería ser la misma
-Sí, pero es tan pequeña que solo es nuestra, es como un trozo de la isla.
-¡Qué bonita! además tenemos nuestro embarcadero sin tener que pasar por
Mikonos, si quieres verla hay dos coches en el garaje.
-Vale.
Cuando ella vio la casa y la playa con su embarcadero…Supo que esa sí era
su casa, blanca y azul imitando las casas de las islas preciosas de alrededor.
Allí vivían en una casita al lado un matrimonio que cuidaba la casa, Calix y
su mujer Agnes. Se los presentó.
-Bienvenida, señora Xenakis
-Gracias, Amanda pueden llamarme y miraron a Darius.
-Como ella quiera.
-¡Está bien!
-Ven te enseño la casa por fuera, llévate la ropa Calix.
-¡Está bien señor!
-Yo la coloco -dijo Agnes.
-La cena ya está lista, cuando quieran.
Tenía un gran jardín y un patio de flores de mil colores que a ella le encantó,
rincones con sillones y balancines una piscina preciosa con tumbonas y otra
climatizada, allí podría hacer ejercicio ahora, con cuartos para utensilios de la
piscina y otro para vestirse y con toallas o albornoces.
Cuando Darius tenía una casa, era enorme. No escatimaba en detalles.
Después de ver el enorme patio y jardines, entró en la casa de dos plantas.
Abajo la gran cocina, dos despachos, eso sí le había puesto, un salón enorme
y una salita que daba al mar como los despachos, aseo, y arriba cuatro
dormitorios dos daban al mar los suyos como siempre con dos baños y
vestidores, el del pequeño al lado y dos que daban al jardín.
-Todo enorme.
-Eres un exagerado.
-Todo tiene tu ropa y la mía. Falta la del pequeño. Iremos a ver la isla de
Mikonos y miraremos un profesor para el mes que viene empiece.
-Está decorado de Navidad…
-Sí, la pasamos aquí los dos este año.
-Me encanta la casa.
-Es lo que más te gusta, lo sabía.
-Sí, cuando te vayas a Nueva York me quedo aquí y cuando te vayas a
Marbella también, cuando vengas a Atenas me voy contigo o si te vienes…
-Ya cuando el niño nazca, veremos lo que puedo acompañarte, depende del
tiempo que estés.
-Sí preciosa.
En la isla pasaron unos días maravillosos estaba encantada con los jardines y
la playa privada su coche que condujo ella a la isla grande, encontraron aun
intérprete y traductor bueno y encargaron hora y media para cada idioma, y
ella se compró ya sus libros recomendados, y folios y libretas
-Sí hay de todo.
-Pero me gustan las mías.
Él le dio una tarjeta que ella no quería.
-Vamos nena, coge la tarjeta, y compra lo que quieras, la comida y todo no
debe preocuparte, es para tus gastos, ropa o la ropa del bebé que te guste, el
resto todo está pagado, es solo para ti, gasolina, si tomas algo si sales.
-Tengo dinero del que gane en el hospital.
-Pues lo guardas.
-Está bien.
-Te lo voy mirando y la llenó a final de cada mes.
-Si no pienso gastar casi nada.
-Si te gusta algo de comer, se lo pides Agnes.
-Vale.
-No quiero que te vayas un mes a Nueva York.
-Se te pasará enseguida y cuando vuelva, estarás gordita, quizá pase una
semana por Marbella antes de volver.
-No me dejes solita tanto tiempo, te echo de menos.
-Cielo, esa esa será nuestra vida y tienes que acostumbrarte.
-Lo sé. Me voy a poner a estudiar como loca y me dar paseos por la playa, iré
los fines de semana a Mikonos y poco más que mis jardines.
-En este cajón tiene llaves de todo, no quiero que te quedes tarde en la isla, ya
tienes metidos los teléfonos de mis hombres y de Calix y Agnes.
-Sí.
-Mañana me voy, guapa.
-Pues vamos a llamar a decirles qué es y el nombre del bebé.
Y en Navidad, el niño tuvo su regalo en el árbol, más de uno, ropita, el
nombre para su habitación que se encargó Calix de ponerlo y Calix y Agnes
también tuvieron como todos los regalos.
-Ella ropa y un collar con pendientes y una sortija.
-Pero si no quiero joyas.
-Debes tener tus joyas.
-Si tengo 24 años…
-Así tendrás más cuando tengas 50.
-¡Qué tonto eres!
Y todos se volvieron locos, la madre de Darius se quedó con ganas de una
niña.
-La próxima será niña, dijo la madre y Amanda se reía.
-A ver si nace este…
-Esa noche hicieron el amor como siempre, más de una y dos veces y ella se
sentía triste. -Vamos cariño, si solo es un mes.
¿Te parece poco? Y luego seguro que te quedas dos semanas en Marbella.
-Sí, hablarás inglés cuando venga.
-No creo, pero cuídate, no me seas infiel.
-Voy a trabajar y tú, te digo igual.
-¿Con quién?
-Hay muchos turistas y hablas con todo el mundo ten cuidado, cielo.

Cuando se despertó por la mañana, Darius se había ido.


-Le dejó una nota en la almohada.
-Cuídate mi niña, y cuida a nuestro niño. Te llamo todas las noches ya sabes
por las mañanas desde Nueva York para ti. Ten cuidado, te echaré de menos,
gordita.

Y a ella le cayeron unas lágrimas.


Esa Navidad fue bonita, los dos solos en su casa, porque ella eso lo
consideraba ya su casa.
Se quedó vacía unos días, pero paseo, descansó y a veces iba a los jardines
con Calix que le explicaba qué era cada tipo de plantas.
Otras, fue a Mikonos y comía allí, se lo decía a Agnes y volvía a casa y el
quince de enero empezaba sus clases, en su despacho. Primero griego hora y
media y media de descanso y otra hora y media de inglés.
-Más ejercicios que hacía por la tarde, de lunes a viernes.
Y tenía tiempo de todo, de echar una siesta, descansar, dar un par de paseos,
bañarse en la piscina cubierta, y sus paseos por el jardín.
Estudiaba un par de horas por la tarde, e iba avanzando mucho, los fines de
semana se iba a la isla.
Darius, la llamaba todas las mañanas y ella llamaba a sus padres a sus
amigas, al menos una vez a la semana, le mandaba fotos de cómo estaba y de
la casa.
A Darius le mandaba también fotos de la barriga que le había salido en tan
poco tiempo.
Tenía en la isla un pequeño hospitalito con ginecóloga a la que ella iba todos
los meses o cuando se lo decía. Y se hacia su reconocimiento.
Lo echaba tanto de menos por las noches y en los ratos de paseo que se dio
cuenta de que se había enamorado de ese hombre sin remedio. No sólo por el
sexo que era más que bueno y lo deseaba por las noches, sino por la forma en
que la trataba, como a una reina, siempre pendiente de lo que le faltaba, de si
se encontraba bien, de cómo le iban las clases.
Y ella decía que muy bien, y le soltaba algunas palabras y él se reía.

Darius también la echaba de menos. Contaba los días y trabajaba muchas


horas para volver lo antes posible, pero todo llevaba su curso. Las reuniones
estaban programadas y por más que quisiera, no podía avanzar lo que quería.
Tenía que acostumbrarse y eso que en las reuniones no faltaban mujeres que
lo miraban de esa forma que él conocía bien cuando ellas querían sexo, pero
él eludía esas miradas. No quería a nadie salvo a su pequeña y a su hijo.
Algunas eran tan directas, que él tuvo que ser directo también, les dijo no,
enseñándole la alianza, pero eso no les importaba, pero a él sí.
CAPÍTULO SEIS

Los días pasaban y el mes. Y ella ya sabía que estaba en Marbella y le había
dicho que se fuese a Atenas con ella al menos dos semanas que tenía allí
trabajo.
Y cómo no, iba a preparar, sus cosas, ni maleta necesitaba porque tenía doble
de ropa y todo en casa.
Así que le dieron ejercicios para esas dos semanas, para no perder el hilo de
los idiomas. Y, sobre todo, le mandarían de la academia de Atenas otros dos
profesores para seguir con las clases.

Cuando por fin estaba en Atenas, y entró por la puerta, ella se puso nerviosa y
se fue hacía él que lo amaba y lo echaba tanto de menos y se abrazaron y ella
se emocionó.
-¡Ey pequeña!, te he echado tanto de menos…
-Y yo.
-¡Mira cómo estás!...
-Gorda.
-Bonita. Dios mío ¿Cómo ha crecido en un mes y medio?
-Ya estoy de más de seis meses, ¿Cómo quieres que esté?
-¡Ah! Dios, en casa por fin.
-¿Estás cansado?
-¿Depende para qué?
-He estado sin sexo casi dos meses.
-Mes y medio.
-Eso es mucho nena.
-Todo tiene solución.
-Una ducha antes.
-Te acompaño, deberías para lo que tengo que hacerte. Y entró con él riendo.
-Cuando están en la cama…
-Qué barriga más bonita y la toco. Y sintió una patada.
-Pero este niño, me ha dado una patada…
-Para que te portes bien con su madre.
-Si me porto -y se reían.
-Va a ser futbolista.
-Se va moviendo, lleva este mes dando y dando, sobre todo por las noches, se
mueve que no veas, no me deja apenas dormir.
-Es un ser nocturno.
-¿Cómo te ha ido?
-Trabajo, trabajo y cansado.
-¿Y chicas?
-Algunas se me han…
-Mentiroso.
-De verdad, he tenido que decir que no, que estoy casado.
-¿De verdad?
-De verdad, pequeña ingenua.
-Es que estás muy bueno.
-¿Y tú qué has hecho? -y ella le contó que había ido a la isla, sus clases, que
ya sabía muchas cosas y sus paseos por la playa y los jardines, le encantaba la
casa, y utilizaba la piscina cubierta.
-Eso está bien.
-¿Cuánto estaremos en Atenas?
-Dos semanas, espero terminar el trabajo, luego nos vamos una semana a la
isla y tendré que ir a Marbella de nuevo.
-¿Otra vez?
-Sí, quince días y ya me quedo aquí al menos tres meses.
-¡Menos mal!
-Porque tengo que diseñar un barco y un yate de lujo.
-Menos mal que estarás aquí para el parto.
-Por supuesto que sí.

Y por supuesto que estuvo cuando nació su hijo Cristopher, hasta sus padres
y la madre de Amanda, que fue de gran ayuda.
-¡Dios mío nena! ¿Qué pequeño y que bonito, es mi hijo!
-Sí, se te parece, te lo dije.
-De verdad.
-Es igual que mi hijo cuando nació, idéntico.
-Es tan bonito…, -decía la madre de Amanda…
Se quedaron un mes con ella y el avión se las llevó a Marbella y a la madre
de Amanda le sacaron un billete en AVE a Sevilla.
Cuando llegó, llevaba miles de fotos y se las enseñaba a las vecinas.
Amanda, les mandó a sus amigas fotos de su pequeño. Y estas le enviaron
regalos.
-Al bebé.
Darius se quedó un par de meses, pero consiguió un par de barcos más.
-Pero cariño, si aún no has terminado los otros.
-¿Te quedas en la casita o en Atenas?
-Me llevas a la casita, está bien, nos llevamos una chica para el niño la
contratamos en Mikonos, tienes a Agnes y si quieres puedes seguir dando
clases.
-Sí, quiero acabar de aprender, he dejado dos meses sin hacer nada.
-¿Qué piensas hacer con el pequeño? Cuando pase la maternidad…
-Puedo quedarme un año con él.
-Pues claro boba, me quedaría más tranquilo si tú estás pendiente.
-Es que es tan pequeño, que si empiezo a trabajar no voy a disfrutar de los
meses de playa y de él.
-¡Que madre eres! Sabes que no necesitas trabajar.
-Trabajaré, pero me daré un año, así termino los idiomas.
-Estoy de acuerdo contigo.
Y cuando Darius se fue a Marbella, la llevó a la isla, siguió sus clases de
idiomas y contrataron a Desa, una mujer de 35 años para cuidar al pequeño,
era de la misma edad que Agnes y siempre estaba pendiente del pequeño
Cristopher.
Él, cuando venía, iba a la isla, y allí trabajaba, y hacían el amor, a veces si
diseñaba tenía que quedarse e ir a Atenas y se quedaba días, pero ella
permanecía en la isla. Para no estar con el niño de un lado a otro.
Darius estaba loco con su pequeño y en verano, invitaron a sus padres, y a su
hermano, Darius los trajo en el jet, y se quedaron quince días.
El padre estaba encantado con la casa de la playa. Y su hermano se iba en su
coche a Mikonos.
-Ten cuidado.
-Que sí, hermana, no ligues demasiado.
Y su madre y ella bajaban con su padre a la playa o su padre se daba un paseo
por los jardines y ayudaba a Calix del que se hizo amigo, aunque no se
entendían.
Se le hicieron corto los días que pasaron sus padres, mientras él no estaba,
después pasaron una semana los padres de Darius.
Y ella oyó una conversación entre ambos.
-Se pondrá hecho un loco, ya conoces.
-Que le hayan adjudicado a él la flota, es porque mi hijo vale.
Pero él creía que era la suya, es una cantidad de dinero enorme y no creo que
se quede tranquilo, me da miedo Demetrius.
-No va a hacer nada, unas veces se gana y otras se pierde.
-Pues tengo miedo de mi hijo.
-Ese hombre siempre estuvo enamorado de ti, pero no tiene nada que ver con
Darius.
Y ella supo que hablaban de Corban, el padre de Ava.
-¿Está en peligro?
-No te preocupes Amanda, hija eso son cosas del trabajo.
-¡A ver mi niño chiquito! -decía Alicia.
-Era septiembre y el pequeño tenía ya cuatro meses. Y le encantaba estar al
aire libre, crecía a pasos agigantados y cuando sus padres se fueron vino él.
-No puedo quedarme mucho pequeña, he conseguido una flota de barcos.
-Lo dijo tu padre, pero no quiero que te pase nada.
-¿Qué me va a pasar, cielo? Voy a trabajar y trabajar. Y estaré contigo e iré a
Atenas y a veces a Marbella, pero no ahora hasta que tenga los bocetos de los
diseños.
-Está bien, al menos estás conmigo.

Y en noviembre, una de las veces que vino de Atenas, y que hasta pasadas las
Navidades no iba a ir a Marbella, porque su grupo de diseñadores trabajaba
en la flota de 15 barcos para acelerar el trabajo, ella le dijo:
-Cielo, dime:
-Tengo que hablar contigo.
-Quería trabajar después de Navidades.
-¿Pero sigues estudiando los idiomas?
-Ya sé hablar inglés y griego casi del todo, me queda un par de meses o eso
me ha dicho el profesor, es más difícil, e inglés es que ya sabía algo.
-Vamos a hablar en griego a partir de ya, para el pequeño también.
-¡Ay! No voy a poder…
-Sí podrás, ya verás, yo te ayudo.
-Hablaremos en los tres idiomas.
-¡Estás loco! ¿Y ahora más?
-¿Ahora por qué?
-Porque estoy de nuevo embarazada y Cristopher solo tiene siete meses. Y
estoy de dos.
-¿Que estás embarazada de nuevo?
-Sí, por tu culpa.
-Por mi culpa pequeña, ven aquí.
-Otra vez barrigona y con otro niño.
-Pero cielo es lo mejor luego, dentro de un par de años, serás una mama joven
y una médica más joven aún.
-¿Tú crees?
-Pues claro, Dios mío ¿De cuánto estás?
-De dos meses, cuando Cristo tenía cinco meses, estamos locos…
-Si, me encanta, se van a llevar casi año y medio.
-¿Lo ves? dos niños chicos, locos de remate.
-Bueno, si tenemos que meter una mujer, más la metemos. Tú tranquila cielo.
-Nacerá en pleno mes de agosto.
-Cuando pasen las Navidades ponemos una habitación para el bebé aquí y en
Atenas.
-Para él o ella y ya no quiero más niños.
-O para ella, una niña como quiere mi madre.
-¡Ay Darius! -se quejaba ella abrazándolo.
-Pero mujer tranquila y contenta, tienes a tu hombre que ha conseguido una
flota de 15 barcos.
-Pero estoy preocupada, con una conversación de tus padres, sobre el padre
de Ava, Corban.
-Bueno fue uno de los armadores que pujó por ellas, como otros, no fuimos
los únicos, esto funciona así,
-Pero te tiene manía.
-No, solo está enamorado de mi madre, lo sé, desde que estuvieron en la
universidad.
-Lo sé.
-¿Lo sabes?
-Sí, me lo contó Ava.
-Pues ya sabes la historia, pero no tienes que preocuparte de nada.
-Está bien, quiero que nos salga todo bien y cuando este cumpla un año
tendré… ya no lo sé.
-Casi 27 años y montarás tu clínica.
-Los dejaré en una guardería a los dos. Es mejor que socialicen con otros
niños, cerca del trabajo.
-Pero tendremos una chica que los lleve y se haga cargo de sus cosas para que
tú descanses
-Sí, me vendría bien, así les dedicaré le tiempo libre.
-Cómo no, me has engañado.
-Yo no te he engañado preciosa, te mimo, te soy fiel estoy siempre que puedo
con vosotros y gano para mi familia y no puedo pasar sin ti, lo sabes.
-Si, y se abrazaba -y seguían haciendo el amor cada día que se acostaban por
la noche. Siempre que estaba él con ella no podrá quitarle las manos de
encima.
-Sí estoy loco por ti. Pequeña. Te tengo como a una reina.
-Es verdad, no sé de qué me quejo.
Y lo abrazaba.
-¿No eres feliz?
-Soy muy feliz, ¿Cómo no voy a serlo? no por toda la ayuda y dinero que
sabes que me compro poco, sino porque me has dado un hijo precioso y eres
un marido maravilloso.
-Entonces disfruta de lo que tienes.
-Lo haré, es que estoy algo vulnerable con el nuevo embarazo tan pronto…
-Vamos mejor hacer la familia, seremos padres jóvenes, ya verás.
-Sí, si lo pienso así…

Y pasaron las Navidades, y el mes de febrero ella tenía que ir al ginecólogo,


pero Darius se iba a Marbella, estaba de cuatro meses y podía enterarse de
qué era lo que iba a tener. No había querido ir antes, solo se hizo la prueba de
farmacia, era médica y lo sabía con seguridad, pero quería verlo.
-Esa mañana se despidió de Darius que iba a Marbella quince días.
-Ven pronto.
-Voy a presentar los diseños, si hay algo que cambiar tendré que quedarme y
hacer cambios. Espero volver pronto preciosa, y la cogía y la abrazaba, a su
niño, y besó la barriga de Amanda.
-En cuanto sepas qué hay me lo dices.
-Vale, te lo diré.
-Quiero saberlo para empezar a arreglar todo.
Ella se quedó de piedra cuando supo que iba a tener mellizos, se había visto
demasiada barriga y no sabía si llorar o reír, o suicidarse.
Iba a ser una madre toda su vida.
-Vamos no te preocupes Amanda, Darius estará contentísimo y sus padres
que no tienen sino uno, imagina. Además, tienes niño y niña.
-¿De los dos sexos?
-Sí, exacto, quizá des a luz antes de agosto, en julio a finales cuídate mucho,
toma estas vitaminas mujer.
-¡Está bien!
¿Cómo le decía a Darius que iban a tener dos niños? pero de momento, las
casas tenían cuatro dormitorios, uno para cada uno, pero metería a los
mellizos en la misma, hasta que fuesen más grandes y esa mañana se tomó al
salir de la clínica un buen desayuno.
Hablaba tres idiomas y, por el contrario, en vez de estar de bajona, se hizo
fuerte. Y compró todo lo necesario para dos mellizos en una habitación, la
misma tiene que estar en Atenas.
Compró doble todo, llamó a la casa de Atenas y dijo que quitaran una
habitación que al lado de la de Cristopher que iban llevarle muebles para los
nuevos niños, pero era una sorpresa, donarían la habitación y se quedarían
con la de invitados para la chica, al lado de los peques.
-Está bien señora Xenakis.
-De la casa sacaron también la habitación que se la llevó Calix a la suya, que
era nueva.
-¡Dios mío Amanda!, -le dijo Agnes, -cuando lo sepa el señorito se va a caer
para atrás.
-Tendrá que conseguir un mapa de flotas de barcos cada dos años -y Agnes se
reía.
-¿Está bien?
-Perfectamente, hablo tres idiomas ya.
-Habla muy bien el griego ya.
-Sí, ¿verdad?
-Sí.
-Pues nada, mañana nos traen los muebles.
-Cuando me llame, le diré que aún no se ha visto bien, que se lleve la
sorpresa dentro de dos semanas, si llega a Atenas antes se la llevará.
Y efectivamente la llamó por la noche.
-Tendremos que esperar un mes más, no estaba bien posicionado para
saberlo.
-¡Maldita sea! yo quería saberlo ya.
-No seas impulsivo cielo, ¿Cuándo vuelves?
-La semana que viene. Paso por la oficina y me voy a casa. No llegaré ni a la
casa. Cojo el barco y estoy allí contigo esa noche.
-Tengo ganas de que vengas, guapo y verte.
-Ya queda poco. Estás bien acompañada.
-Sí, eso sí, entre Desa, Agnes, el pequeño, Calix y el de dentro…
-No me necesitas.
-Claro que te necesito, no seas tonto.
-¿Qué has comprado?
-Las cosas del bebé para Atenas y para la casa.
-¡Está bien!
-¡Como me controlas!
-Por si te vas…
-¿Embrazada con un hijo y me voy a ir con otro? ¿Quién va a quererme
cielo?
-¡Que boba eres!
-Tengo que dejarte, tengo una reunión.
-Besitos.

Corban Theodorakis aún no había asimilado haber perdido esa flota de barcos
por el hijo de Alicia Xenakis, ese niñato, le había quitado a él, que era un
trabajador de hace años la flota, y no dejaba de darle vueltas.
No podía asimilarlo y estaba rabioso. Todo, Todo se lo quitaban.
Tiene todo, el padre tiene a su madre, el amor de mi vida, porque era mía, y
él tiene un hijo y una mujer, amiga de mi hija y me la van a pagar todos
juntos.
Y se iba envenenando cada día.
Y trazó un plan.
Iba a sufrir Alicia lo que él había sufrido, si no quiso ser suya y darle un hijo
le iba a quitar el suyo.
Y sabía cómo y cuándo. Y Allí iba a morirse solo.

El día que Darius volvía a la isla en su yate Basil, lo interceptaron dos yates y
le hicieron parar.
Sus hombres intentaron sacar sus armas, pero Darius dijo que se quedaran
quietos.
Sin embargo, les entraron en el barco y mataron a golpes a sus hombres, sin
el poder verlo ni evitarlo, porque le pusieron una especie de saco en la cabeza
y lo sacaron y se lo llevaron en otro yate. No tuvo miedo a morir, pero sí al
dolor de Amanda y a sus hijos solos sin padre,
Oyó una explosión cerca de la costa y sabía que habían estallado su yate
cerca de su casa, en la costa, al otro lado de la playa.
Amanda y los que estaban en la casa sintieron el golpe y las llamas ardiendo.
Calix llamó a la policía de Mikonos, era de noche y aparecieron al momento,
y habían visto la explosión, ambulancia y demás.
A ella le dio un vuelco el corazón, y empezó a llorar.
-Vamos Amanda, no te preocupes.
-Ha muerto, decía, se me ha muerto, y tuvieron que asistirlas las ambulancias
mientras Desa y Agnes se hacían cargo de Amanda.
Entraron los buzos por el jardín y estuvieron horas hasta el amanecer.
Ella tomaba una tila en el jardín, con una manta por encima, no quiso irse a
dormir.
El policía que llevaba el caso, se acercó a ella, Agnes, les dio un café a todos.
Lo siento, el yate se ve que viró y se estrelló en la costa, solo hemos
encontrado los restos, mañana se quitarán, dos hombres muertos, le haremos
la autopsia.
-Saltaron al agua y Darius también.
-Ni rastro de más cadáveres.
-Pero venía en el yate, me llamó.
-Pues no hay nada, los buzos rastrearán la pequeña costa y trabajarán otro
grupo, se quitarán los restos y veremos.
-Pero ya han pasado horas…
-Lo siento señora, si no está en la costa…dudo que haya sobrevivido.
-Se llamó a sus padres que en dos días estaban con ella, llorando como ella.
-Y voy a tener otros dos hijos.
-¿Que vas a tener?
-Mellizos.
-¡Dios mío! hija, mi niña y niños, mi hijo.
-Vamos Alicia, no creo que su hijo haya muerto, siento que está vivo en
algún lugar, pero a medida que pasaban los días, recibieron la autopsia de los
hombres de Darius, y al final declararon el siniestro como un accidente.
Aunque sus hombres recorrieron la isla de Delos de cabo a rabo, varias veces,
cada mes que pasaba. Hasta dejarlo definitivamente.
Pero ni rastro de Darius.
Y se quedó sola.
Su madre y sus suegros estuvieron un mes con ella.
Pero se fueron, el padre iba a hacerse cargo de todo y a nombrar director al
subdirector de Darius, Thomas. Había que terminar el trabajo.
Ella no quería irse de la isla por si aparecía, le dijeron que se fuera a Marbella
con ellos, por no quiso ni hacer funeral, sus padres lo hicieron en Atenas,
pero ella no fue.
No quería, se negaba, sabía que algún día volvería a casa.
Y la miraban con pena.
Pero al contrario de rendirse, después de llorar meses, y quedarse en cama o
en el jardín mientras Desa cuidaba a Cristo, su hijo, ella lo miraba y no
dejaba de llorar. Al contrario, de eso un día, se levantó de su estado medio
comatoso y…
Se hizo fuerte.
Tuvo una cita con el abogado y el notario. Y supo qué le había dejado Darius,
era una barbaridad tan grande que habló con el subdirector, fue a Atenas y le
dijo que comprara un yate de nombre Basil.
-Tenemos uno.
-Pues ese debe llevar ese nombre. Me sirve, quiero Thomas, que me pongas
al día de qué se está haciendo, me das tu móvil y estamos en contacto, voy a
tener a los hijos de Darius y voy a estudiar ingeniería de diseño naval, aquí en
Atenas.
-Pero eso son cuatro años.
-Sí. Me haré cargo de la empresa y serás mi mano derecha, me enseñarás
todo, Thomas. Thomas era americano de Nueva York, y era la mano derecha
de Darius, hablaban en inglés.
-Aunque estudie, me pedirás opinión.
-Pero si va a dar a luz pronto…
-Sí, y en cuanto me recupere, me apunto este curso en la universidad.
-Como tú digas jefa.
-¡Está bien! me vendré a Atenas, y en vacaciones me voy a la casita. Luego
en cuanto me recupere, estudiaré aquí. nos venimos y pasaré al menos un día
a la semana o unas horas para ver cómo va todo. Todos tenemos que
sacrificar algo, incluso mis hijos.

Y tuvo a sus hijos con gran dolor, sus padres y suegros volvieron, dio a luz en
Atenas, y cuando volvió a casa todo lo tenía listo, dos chicas para los niños y
la casa, y ella se fue recuperando, y se apuntó a la universidad, nada tenía que
ver con lo que a ella le gustaba o pensó alguna vez estudiar, pero iba a llevar
los negocios como que se llamaba Amanda.
El padre de Darius se echó las manos a la cabeza, pero supo que era una
mujer fuerte que no se hundiría. Que lucharía por sus hijos y por la empresa
que su marido había ampliado desde que su padre le había dejado el mando.
Su cuerpo no se había encontrado y aún tenía esperanzas de que algo distinto
le hubiese pasado. O eso quería creer. Le interesaba tener la esperanza de que
estuviera vivo para ella misma seguir viviendo.
Lo que iba a hacer lo haría por él, para que estuviera orgulloso de ella.

Así, se apuntó a la universidad. Esa carrera le costaba. Iba con Thomas a las
negociaciones. En verano y las vacaciones, las pasaba con sus hijos en la isla
y el tiempo que podía dedicarles porque estudiaba y estaba en contacto con
Thomas.
Y había conseguido terminar el primer año de universidad.
Thomas le dijo que era una mujer dura y fuerte, que Darius si viviese estaría
orgulloso de ella.
La chica, se quedó en la casa con los niños y la que limpiaba, tuvo más horas
y se iba ya a su casa, pues los chicos los tres, Cristopher entró a la guardería,
Darius, como su padre, y su melliza, Alicia también con un año y medio
menos que su hermano mayor.

Trabajaba como una mona, pero no le faltaban energías y ese verano


descansó en la casita con los pequeños en la paya.
Siempre pensaba en Darius, no había un día que se emocionara por las
noches cuando acostaba a sus hijos y lo echaba de menos en esa cama tan
grande y vacía, la forma en que la trataba, le hacía el amor, su piel su olor que
lo tenía metido dentro y no se iba, todo.
Era difícil pensar que había muerto cuando no habían encontrado el cadáver.
Eso lo discutía con el padre de Darius, pues su madre tuvo una gran
depresión, depresión que curaron sus nietos.
-Su suegro, le decía que no podía pensar después de esos años que pudiese
estar vivo. Y ella le decía que cabía la posibilidad de que estuviese vivo si
había sido secuestrado por Corban, por rabia, rencor, odio, pero no podía
demostrar nada.
-No creo que se atreva a tanto, porque lo mataría con mis propias manos -
decía el padre.
-Sé que está vivo, en algún sitio, en alguna isla, no lo sé, pero mi corazón me
dice que debo tener esperanza.
-Hija, pero si estás haciendo lo que no ha hecho nadie por la empresa, eres
una buena mujer, eres fuerte, tus hijos, la carrera, los viajes la empresa,
trabajas demasiado.
-No quiero pensar, el trabajo me lo quita todo.
-Pero tiene un límite el cuerpo.
-Hago ejercicio, nado.
-Eso no es suficiente.
-¡Ay suegro!¿Cuánto lo echo de menos! Era el mejor padre y se ha ido sin
conocer a dos de sus hijos.
-Vamos Amanda hija, debes ser fuerte como él haría, no flaquees, yo ya
tengo una edad y tienes que aguantar al menos hasta que Cristopher o Darius
o Alicia tomen las riendas de la empresa, los enseñas y te dedicas a
descansar, te lo digo en serio, ¡Ojalá no me muera y llegue a verlos!
-No diga tonterías, claro que verá a sus nietos crecer y tomar las riendas de
este negocio que montó su padre, no lo dejaré caer.
-Eres igual de implacable que mi hijo, cuando te veo negociando y pujando,
lo veo a él y parecías una mujer débil.
-Pues ya ve, las circunstancias. No me queda más remedio.
-Siempre se abrazaban.
-Para Demetrius, su nuera era su hija, la que no tuvo, la única familia junto
con sus nietos, que tenían. Y la admiraba, admiraba su fuerza y valentía y su
tesón.
Podía morirse tranquilo, que su nuera no iba a parar hasta que sus hijos
llevasen la empresa que había creado y que su hijo había ampliado con su
trabajo.
Era la poca alegría que le quedaba después de perder a su único hijo.
A Darius lo habían metido en un zulo de dos metros por dos metros de ancho,
y apenas podía ponerse en pie, era como un pozo ancho. Solo tenía unas rejas
arriba por las que se asomaba, pero solo veía hierba. Una vez al día le traían
la comida.
Conforme pasaba el tiempo, sabía que eso lo habían preparado con tiempo y
que era Corban, no había duda, el cabrón.
A veces flaqueaba y pensaba en su familia, sus padres, Amanda y sus hijos,
uno que ni sabía que era y ni lo conocía, su empresa, ¡Maldito cabrón! -
gritaba.
Pedía socorro hasta quedarse ronco.
-No te esfuerces, nadie va a oírte en esta parte de la isla, estás solo. Nadie
viene aquí.- le decía uno de los dos guardaespaldas de Corban que iban en un
pequeño yate y mientras uno se quedaba en el barco, el otro le llevaba una
garrafa de agua y comida una vez al día.
Y era verdad, oía irse un yate a toda pastilla hasta el día siguiente.
Solo tenía un viejo colchón una especie de wáter, un espejo viejo para que se
viera y una garrafa de agua para beber y el baño, con lo cual no podía sino
lavarse una vez a la semana con una toalla vieja.
El pelo le había crecido ese último año. Parecía haber pasado un año, toda
una vida arrebatada. Había perdido peso. Estaba débil, asaba frio en invierno
y calor sofocante en verano, así conocía las estaciones. Solo veía un trozo de
cielo redondo y cuando llovía, tenía que pegarse a la pared y, aun así, se
mojaba.
La suerte que tenía Darius, era su cuerpo. Era un tío fuerte y alto, pero ya
flaqueaba, intentaba andar y hacer ejercicio en ese pequeño espacio para no
desfallecer.
Lloraba porque no podría ver a sus hijos, creía que allí moriría, pero a la vez
hacía ejercicio y hablaba solo.
Sin duda alguna pensó en quién podría haberle hecho eso y siempre le salía el
nombre de Corban. Podía haberlo matado y hubiese sido mejor para todos,
eso era un infierno.
Y estaría en ese infierno hasta morir, lo sabía de sobra. Iba a morir solo. Eso
pretendía ese cabrón
¿O qué? ¿Qué pretendía ese loco?, recordó las islas que podía tener, pero no
tenía islas ¿Y si estaba en la suya?, al otro lado de la isla, cerca de casa, allí
nunca iban, era un páramo abandonado, sería muy cruel, pero no podía salir
ni tenía ni una maldita piedra con la que dar a los barrotes de arriba.
-Solo sabía cuándo era de día o de noche.

Y así pasó el tiempo, se volvía loco y para no hacerlo diseñaba en su cabeza


yates y hablaba con Amanda, lloraba muchas noches, porque la amaba y
nunca se lo dijo. Y pidió perdón por querer haberle hecho algo a Ava. Quizá
Dios lo estaba castigando por ello.
No sabía el tiempo que pasaba allí, pero empezó a hacer rayas con las uñas en
la pared a modo de el conde de Monte Cristo, rayitas por semanas, pero ya
llevaba mucho tiempo allí, daba igual, no tenía nada que hacer, la barba le
crecía, intentaba estar aseado, pero no tenía ropa, la lavaba con una poca de
agua y la ponía a secar en el mismo lavabo sucio.

Cuatro años después, llegó el día de la graduación de Amanda, habían pasado


cuatro años, cuatro largos años, y tuvo que hacerse a la idea de que Darius
estaba muerto, no volvería, pero no quería a nadie. Era feliz con sus hijos y
su trabajo.
Y no fue porque no recibía ofertas amorosas, que las recibía. Se había
convertido en una mujer elegante y solo quería hacer su trabajo y ya sabía
más de la cuenta, gracias a Thomas y a todos los ayudantes que tenía en las
empresas.
Sus hijos tenían cinco años Cristo, y cuatro los mellizos Alicia y Darius y
estaban en el colegio.
Ella era ahora la que viajaba a Marbella y a veces se llevaba a los peques para
ver a sus padres en Sevilla. A sus suegros si estaban allí.
Sus amigas se habían casado y ella había asistido a las bodas sola y a veces
tragándose esa tristeza suya de no tener a su hombre.
Luego, después de las bodas de las que se alegraba por ellas que eran como
hermanas, lloraba a solas hasta caer rendida de sueño y cansancio. Seguía
amando a Darius como si lo tuviera en su vida y así era muy difícil que le
gustara otro hombre o mirarlo siquiera.

Uno de los días en que había conseguido un par de barcos de guerra, y había
quedado por la noche a cenar con Ava.
-Amiga, ¡cuanto lo siento!
-Ava, dime cielo, he pensado mucho, siento que Darius no está muerto a
pesar de los años.
-Pero Amanda, no ha podido sobrevivir a eso. Han pasado cuatro años.
-Siento decirte esto, pero pensé en tu padre.
-¿En mi padre?
-Sí. Y por si le había hecho algo.
-Perdona Amanda, pero no creo que mi padre llegue a hacer una cosa así y
menos durante cuatro años.
-Vale, pues supongamos que no, si tú tuvieras encerrado a tu enemigo,
¿Dónde lo harías?
-Cerca de su casa para que sufriera.
-Eso sería muy cruel.
-Sí, por eso. Pero no pienses en eso. Darius está muerto.
-Sí, para mi desgracia.
-Y te has hecho con su empresa y has superado el trabajo con tesón y
esfuerzo, si te viera…
-¡Ojalá me viera!
Cuando volvió a Atenas, dejó allí a los niños, se quedó con lo que le había
dicho Ava.
Y fue a la casa.
-Thomas, ocúpate de empezar el diseño voy unos días a la isla. Llevaba
metido en la cabeza lo que le había dicho Ava.
-¿Sin los niños?
-Sin ellos, quiero ir sola a comprobar una cosa.
Cuando llegó a la isla, siempre desde casa había ido hacía Mikonos, pero
nunca a la otra parte desgarbada y con yerbajos, como un páramo desierto.
-Calix -le dijo Amanda.
-Dígame señora.
-Acompáñame.
-¿Dónde vamos?
-Vamos a ir andando por ese lado de la isla.
-Pero ahí no hay nada, está baldío.
-Sí, pero vamos a ir, ¿Cuánto crees que habrá de terreno?
-Dos kilómetros, nada más en redondo.
-Bien, llama a unos cuantos hombres.
-¿Para qué?
-Para comprobar que Darius no está allí -y Calix la miró como estuviese loca.
-Pero señora, hace ya más de cuatro años que…
-Haz lo que te digo, Calix, estoy nerviosa.

Y fueron seis hombres, ella y Calix.


-Cada palmo de terreno, quiero recorrer hasta la playa, que no quede ni uno,
daremos tres vueltas si es necesario. Llamándolo, -eran ordenes de Amanda.
-Darius…
-Darius…
Y cerca de la costa, a los diez minutos, oyeron una voz débil.
-¿Darius?
Y todos corrieron hacía la voz.
-Señora, aquí hay un zulo.
-¡Maldito hijo de puta de Corban! me las va a pagar.
-¿Darius estás ahí? -Dijo asomándose al hueco abarrotado.
-Amanda…
-Si cielo, estoy aquí -dijo llorando.
Y llamaron a la policía, a los bomberos, una ambulancia y tuvieron que
romper los barrotes de esa cárcel donde su marido estuvo casi cinco años.
-¡Maldita sea! las veces que había estado en la isla y ella no fue por allí ni
dando un paseo, ni se le había ocurrido, se sentía culpable y Calix la cogió a
punto de darle un ataque de pánico y de ansiedad.
Por fin los bomberos pudieron sacarlo, entrando uno a por él y atándolo por
la cintura.
-¡Quiero que echen tierra y cierren esto! -dijo Amanda con rabia llorando.
-Si señora -dijo Calix.
Darius se abrazó a ella, débil.
-Deje señora, lo vamos a llevar al hospital. No hay tiempo que perder.
Y se fueron. Hazte cargo de eso Calix.
-¡Dios mío!, ¿Cómo sabía?…
-Te lo contaré, por teléfono luego. Calix, díselo a Agnes.

Darius solo decía:


-Te amo, te amo, nunca te lo dije, te amo, mi niña. Y lloraba y ella con él. No
era ni por asomo el cuerpo del hombre que había conocido.
-Yo también cariño, no ha habido nadie más que tú.
Le pusieron tubos, estaba deshidratado al máximo ya y entró a hospital por
urgencias y le hicieron un reconocimiento de todo. Tenía una pulmonía, que
pudo salvarse, del frio bajo la tierra.
Ella no se separó de su lado ni sus padres que acudieron nada más enterarse,
hasta Thomas, ella iba a la empresa cuando sus padres se quedaban, a ver a
los pequeños y a trabajar en los buques.
Luego se iba con él.
-Nena, no me dejes solo.
-Es por los niños, tengo que verlos, la casa, y están tus padres, mimoso, yo
me quedo por la noche.
-No hace falta.
-Me quedo dormida en este sofá.
-No te preocupes.
-Sé quién ha sido.
-Y yo también, pero eso ya lo está solucionando la policía, no te preocupes.
Lo visitó la policía, lo interrogaron,
Y ella por fin lo veía limpio como antes, estaba mucho más delgado, pero iba
recuperando algo de fuerza.
-Tengo que hacer ejercicio.
-Lo harás, como todas las mañanas y tienes la piscina y la playa. Y tendrás
que descansar cielo.
-¿Cuánto estaré aquí?
-Un mes más, tienes una pequeña pulmonía, pero se está curando bien.
-¿Y los niños? -dijo emocionado.
-Tenemos tres.
-¿Tres?
-Si, tuve mellizos, Cristopher, Darius y Alicia.
-Mellizos, uno de cada…
-Sí, eres potente y certero -y le hacía reír.
Y la empresa la llevamos Thomas y yo, tu padre hace lo que puede allí en
Marbella, pero he nombrado un director bueno, mi hermano.
-¿Tu hermano?
-Sí, le hice cambiar de carrera, y se lo ha tomado en serio. Tu padre ayuda,
pero mi hermano Sergio, lleva todo perfectamente. Se ha comprado una casa
el tío y vive con una chica. Pilar, ingeniera también. Viajo yo a todos lados.
Como tú lo hacías.
-¿Y aquí?
-Aquí Thomas y yo.
-¿Tú? ¡Eres médica!
-Sí, pero en vez de hundirme, hice ingeniería de diseño naval.
-Pero tú eres médica, mujer.
-Pues ahora soy eso, directora, llevo lo que tú llevabas, soy la jefa en vez de
ponerme a llorar me puse a estudiar y Thomas es mi mano derecha como fue
la tuya. Y he conseguido contratos incluso estudiando y ya no me vas a echar
de allí. Me gusta.
-¿Me quitas el puesto?
-No, pero trabajaré contigo. Y tendremos que enseñarte, los últimos
programas y diseños nuevos.
-¡Joder nena! Pero ¿quién eres?
-Una mujer fuerte, no iba a dejar caer a la empresa y darle la satisfacción a
ese cabrón de Corban de que nuestras empresas, se hundieran, porque creo
que es el culpable de lo que te ha hecho.
-¿Tú crees?
-Estoy segura, -y le contó la conversación con Ava en Marbella.
-Por eso me vine lo antes posible, tenía una intuición. Recorrí la parte de la
isla donde estabas, siempre estuviste tan cerca que no se me ocurrió ir allí
nunca. Y me siento tan culpable. Lo siento mi amor.
-Te amo nena. No pasa nada. No podrías saber eso. Lo importante es que
estamos juntos.
-Sí, cuando te den el alta, nos iremos un mes a la isla con los niños, les dan
las vacaciones y te pondrás fuerte de nuevo. Los conocerás. Luego si quieres
y yo quiero, te quedas con ellos todas las vacaciones. Está Desa para ayudar y
Agnes. Y cuando estés bien, vuelves al trabajo y ellos al cole. Te necesitan y
tú a ellos. Descansar más, te vendrá bien. Yo me vengo a Atenas y vengo a
veros cuando pueda. Tenemos dos buques para diseñar.
Y él la abrazaba.
-Lo que has hecho por mí es…
-Quererte.
-¿No ha habido ningún hombre? Podías haberlo tenido, Amanda, todo el
mundo me daba por muerto.
-Ninguno, tengo a tus hijos y no quiero otro. Siempre tuve el presentimiento
de que estabas vivo, además he estudiado y trabajado, los niños, los viajes…
-Te amo tanto, he llorado tantas noches por ti y por los niños…
-Por Dios Darius no me digas eso, eres un hombre fuerte, duro.
-No sé si seré el mismo.
-Lo serás, tenemos mucho trabajo, y espera a ver a los críos y verás lo que
son, nos cansarán.
-Solo tengo gansas de hacerte el amor. Has cambiado, estás elegante, una
mujer preciosa, me encantas de todas las maneras.
-Hemos perdido el ritmo y quiero que te recuperes.
-Es como montar en bici. Me correré en seguida.
-¡Tonto!
-Es que te deseo tanto…
-Yo a ti también. Imagina cinco años…
-Te voy a hacer el amor toda una noche entera.
-Será cuando el cuerpo te deje.
-Me dejará, sabes que de eso no me canso nunca.
-Cúrate, antes de nada, ahora estás en casa, descanso paseítos, piscina y
buena comida de Agnes.
-Si vieras al pobre Calix cuando te vio allí metido, hasta lloró, lloramos
todos.
-¡Joder! he perdido más de cuatro años de mi vida.
-Espero que ese cabrón, aunque sea el padre de mi amiga, pierda 20 y ya no
salga de la cárcel. Ava no quiere la empresa y para su desgracia la
compraremos.
-Eres dura.
-Sí, me he vuelto dura.
-Te dejaré al mando.
-¡Ay, mi amor!…
-El amor de mi vida, solo mía.
-¿Sabes qué he pensado?
-¿Qué habrá pensado esa cabecita preciosa?
-La parte de la isla, esa llena de yerbajos.
-Sí. ¿Qué pasa? no me la recuerdes.
-Quiero arreglarla, es nuestra y sería un parque precioso y un mirador.
-¿Quieres hacer eso?
-Quiero hacerlo si me lo permites.
-Pero si haces lo que te da la gana…
-Ya lo tengo diseñado, además seguro, por si llevamos a los niños.
-Eres la mujer más loca…
-Pero lo bonito que va a quedar, ya verás. Espera, -y sacó la Tablet.
-A ver qué has pensado.
-Mira qué bonito puede quedar, sin arquitecto ni nada, yo sola. Llamamos a
un constructor y punto.
-Me encanta -¿Dónde estuve?
-Aquí, pero lo mandé cerrar.
-Es precioso, así que hazlo si te gusta.
-¿Y el precio?
-El precio no me importa, los niños se lo pasaran bien. Y podemos pasear por
allí y nos sentaremos en los bancos a ver las olas romper. Esa aparte es más
escarpada. No es como nuestra playa. Que es arenosa y no hay apenas oleaje.
-Hazla.
-Gracias mi amor, llamaré a Thomas y que empiece el constructor.
Contrataremos un hombre unas horas para limpiarlo y regar las flores. La
islita va a quedar preciosa.
-Te quiero.
-Y yo a ti, enano.
-Ha sido tan duro…
-No lo pienses, ya ha pasado todo. Ahora estás con nosotros y no dejaremos
que te pase nada.
-Te necesito nena
-Y yo a ti, tanto… se han casado todas mis amigas y cuando iba sola a las
bodas, te echaba tanto de menos…
-No llores cielo.
CAPÍTULO SIETE

Pasó un mes en el hospital, los padres se turnaban para dormir por la noche.
Por fin la pulmonía que no era demasiado grave remitió y se curó bien de
ella.
Había perdido peso y masa muscular y a ella le daba pena verlo tan delgado y
no quería más que comiera.
-Vamos cielo, tienes que comer.
-Pareces mi madre.
-Espero que esta semana te hagan las pruebas y te manden a casa, el yate está
listo.
-¿Tenemos otro yate?
-Basil, como el primero.
-Eres tremenda…
-Sí, pero vamos a descansar, les dan las vacaciones a los pequeños y tus
padres deben irse a Marbella. Mi hermano está solo, aunque se defiende bien.
Está que se sale de ser director tan joven, con ese sueldo, pero es bueno. Te lo
agradece.
-Debe agradecértelo a ti que lo enchufaste.
-¡Que tonto! tuvo que cambiar de carrera, aunque le convalidaron muchas
asignaturas y aprender intensivamente con tu padre, y tu padre ya está
cansado el pobre, han sufrido mucho, pero me alegro, ¿a quién le iba a dar un
puesto de confianza mejor que a mi hermano?
-Eso es verdad. Hiciste bien, pero has cambiado la vida de todo el mundo
hasta la tuya.
-No me importa, y menos ahora, que estás tú.
-Ya me haré cargo y descansarás tú.
-Primero te toca a ti, quiero verte tan bueno como te conocí. De la manera
que te conocí- Y se reían.
-Pues me queda gimnasia para rato y fuerzas que no tengo.
-Las recuperarás.
-Y quiero ver a los peques, Dios, no puedo creerlo.
-Ya les he hablado de ti, saben que te perdiste y te hemos encontrado, están
deseando ir a la isla contigo y cuidarte.
Y Darius, se emocionó,
-No los he conocido de pequeños. Ese cabrón me ha quitado el poder estar
día a día con mis hijos.
-Pero si son pequeños, cielo. No te preocupes, he hecho todo lo posible
porque sean felices, tus padres, los míos, mi hermano, todo el mundo, Desa,
Agnes y Calix.
-Sí, pero sabes a qué me refiero.
-Lo sé, venga descansa y no te preocupes tanto. Tienes toda la vida para
conocerlos.

Al día siguiente lo bajaron a hacerle pruebas casi todo el día.


Ella vino casi de noche, pues iba a quedarse con él.
-¡Joder nena! estoy molido y solo me han hecho pruebas. Ahí están los
resultados.
Y ella cogió los exámenes.
-Está todo perfecto.
-Sí, mi médica ingeniera.
Y ella se reía.
-Me dan el alta, mañana.
-Pues daré la orden de que se lleven a los pequeños y preparen las maletas, de
aquí nos vamos a la isla.
E hizo unas llamadas para que prepararan las maletas y tuvieran listos a los
niños para ir al yate.

Y al día siguiente él salió del hospital, y en uno de los coches de sus


hombres, que le dijo que se alegraba de verlo y se saludaron, se fueron
directos al yate.
Le habían preparado un asiento especial para descansar.
Cuando llegó, ya estaban allí los pequeños.
-Mamá… todos a la vez, y cuando vieron a su padre.
-¿Es papá?
-Sí, niños es vuestro padre Darius.
-Como yo- dijo el pequeño.
-Sí, como tú, te puse el nombre de tu padre. Venga, saludadlo, ha estado
mucho tiempo fuera y no os conoce ya.
Y de momento estaban abrazándolo y besándolo y contándole cosas del
colegio, de sus camas, de todo.
-No lo canséis mucho que acaba de salir del hospital.
-No me cansan mujer, me divierto.
-Alicia es preciosa mi niña y Darius e igual que yo y que Cristo
-Sí, los tres se parecen tanto a ti…
-¡Dios qué me he perdido!
-Shh, ni se te ocurra delante de ellos.
-Está bien, se secó una lágrima.
-Papá ¿estás llorando?-Le dijo Alicia que lo pillaba todo al vuelo.
-No cielo, el viento me da en la cara.
-Papá ¿dónde has estado?
-En un cuarto.
-¿Te daban de comer?
-Sí, claro, como a vosotros.
-Nos vamos a divertir en la playa decía Cristo. Soy el mayor papá.
-Lo sé mi hijo, eres el más alto.
-Nosotros somos mellizos.
-Lo sé también.
-Pero Darius, se pone un poco tonto conmigo -dijo Alicia.
-¿Por qué cariño?
-Porque soy chica.
-Las mujeres de mi familia son las más guapas e inteligentes del mundo.
-¿A que sí? Y se puso contenta.
-Mamá lo es.
-Tu madre es tan especial, que por eso me casé con ella.
-Yo quiero casarme con un hombre especial.
-Esperemos que lo encuentres.
-Ahora soy pequeña.
-Pues claro, primero tienes que crecer y estudiar.
Y no paraban de hacerle preguntas.
Nunca había saboreado tanto la familia como ahora.
Ahora cosas a las que no les daba antes importancia, eran una bendición
tenerlas y le parecían maravillosas e importantes.
Miraba a Amanda y se entendían como siempre.
-Hasta con los peques has hecho un buen trabajo.
-Gracias mi amor -y lo besaba.
-Te amo guapa.
-Y yo a ti. No pensé verte más.
-Bueno dejamos eso o lloraremos delante de los peques, estoy vulnerable -
decía Darius.
-Está bien. Toma, este móvil, es nuevo, está configurado con lo que tenías,
pero es más nuevo, si hay algo que no sepas, me lo preguntas.
-Lo veremos juntos.
-Sí, pero no eres tonto, por muchos años que hayan pasado, no han cambiado
tanto.
-¿Que miras?
-Las cuentas. Amanda…
-Dime cielo…
-¿Has conseguido todo esto?
-Han pasado cinco años y hemos conseguido trabajo y por eso compraremos
la empresa de Corban a Ava.
-¿Quieres hacer eso?
-Primero saldrá el juicio, esperaremos un año, luego ya veremos. Si no la
quiere, que nos la venda.
Pero Corban tuvo un infarto días antes del juicio y murió repentinamente.

Ellos ya estaban en la playa y cuando Calix le llevó el periódico, y se


enteraron de la noticia.
Y llamó a Ava.
-Ava, soy Amanda.
-¿Qué pasa cariño?
-Lo siento mucho, de verdad, a pesar de lo que le hizo a Darius. Somos
amigas.
-Yo también, estoy avergonzada.
-No lo estés, tú no tuviste nada que ver, al contrario, cuando me dijiste lo de
la misma isla lo encontré, te debo eso, encontrarlo. Y Darius no tiene nada en
contra tuya.
Y Ava lloró.
-¿Quieres que vaya?
-No, quédate con Darius y los niños, os hace falta descansar.
-Cuando pase el mes, iré a verte.
-Vale, te quiero.
-Lo siento de veras. Yo también te quiero.

-¡Maldito! encima no va a pagar nada… -Decía Darius cuando acabó de


hablar Amanda con Ava.
-Vamos Darius, ha muerto, ese pago ya es suficiente.
-Sí, lo sé.
-Olvidemos todo.
-Cuando pase un mes, iré a proponerle la venta de la empresa.
-¿Cuánto le podemos ofrecer? no va a quererla seguro, si la quiere pues nada.

Y Darius dijo una cantidad, habló con Thomas y el hermano de Amanda con
quien estaba en contacto y se propuso un precio.
-Vamos deja ya eso, estás de vacaciones.
-Sí, malvada…
Ella no quiso hacer el amor hasta la semana porque para colmo tenía la regla.
-Tengo mala suerte hasta para eso, pequeña.
-Solo es menos de una semana y te va a venir bien descansar.
Pero cuando se le fue la regla, e hicieron el amor por primera vez después de
cinco años, él le dijo que la amaba y como dijo, no aguantó nada.
-Por Dios. Espero que no sea así esto siempre.
Y ella se reía.
-Ríete, cuando sea un eyaculador precoz…
-Me buscaré uno de verdad.
-Ni lo intentes, vamos.
Pero la segunda vez, tuvo un orgasmo como siempre lo había tenido con él.
-¡Ah, Dios nena joder! Eso es la vida.
Y estuvo toda la noche haciéndole el amor.
-Para ya exagerado, que cuando los peques se levanten verás…
-Que se los lleve Desa.
-Se lo diré. pero están tan tontos contigo…
-Que me dejen descansar con mi mujer.
-Bobo…

Y su vida volvió a ser más feliz de lo que era antes, aprendió a apreciar la
vida, las pequeñas cosas en las que antes ni siquiera había reparado.
Tenía una rutina de ejercicios y nadar temprano, hacerle el amor, jugar con
los niños, comer, pasear por la playa, empezó a correr, y en ese mes lo paso
mejor que nunca con todos.
-Cielo tengo que ir a Atenas. -Le dijo ella.
-Deja que ya estoy bien, me voy yo.
-No, acordamos que te quedarías con ellos todas las vacaciones.
-Preciosa…
-He dicho que te quedas con ellos.
-Pero es otro mes…
-Por eso, quiero tu cuerpo perfecto.
-¿Y dónde vas?
-A Atenas y a Marbella, te aviso, quiero ver a Ava a ver si oteo algo en el
horizonte, veo a tus padres, me voy un par de días a Sevilla, veo a los míos y
a las chicas.
-No te vayas de fiesta.
-Anda que no…
-Cariño.
-Pero si vamos de chicas.
-Estoy celoso.
-Vaya, cinco años y no he mirado a ninguno y voy a mirar ahora a alguien.
¡Ay, Dios! además tengo que ver con mi hermano un grupo de yates para
unos jeques.
Y Thomas, se queda aquí puedes hablar con él, pero solo media hora cuando
estén los chicos con Desa.
-¡Está bien!
-Y ahora no podré hacerte el amor.
-Así es nuestro trabajo, cielo.
-Esas son mis palabras.
-Te quiero tonto, más que a nadie, mimoso.
-¿Más que a los niños?
-Es distinto.
-Lo sabía.
-Eres un mimoso de cuidado, ¿Dónde está mi hombre fuerte?
-Esta noche se despedirá de ti.
Y se despidió tanto que ella fue dormitando en el yate tras despedirse de los
niños y decirles que tuviesen cuidado en la playa.
-Por Dios Darius…
-Vete tranquila – le dijo a Desa.
-Sí señora, se preocupa demasiado.
-Vamos Amanda, vete ya -le decía Agnes, -esta mujer siempre igual, -y
Darius se reía porque sabía que había estado siempre preocupada por ellos.
Y miró el yate hasta desaparecer.
Le dejaba un vacío en el alma, pero tenía que terminar de reponerse y
disfrutar de sus chicos, ella sabía qué hacer, lo había hecho durante cinco
años. confiaba en ella. Era una mujer tan especial que tenía miedo de perderla
o que mirara a otro, en eso siempre había sido celoso.
De Atenas, Amanda, se fue a los cuatro días a Sevilla en el jet, prefirió ir
primero a casa y ver a sus padres, a las chicas, le mandaba fotos y él se reía.
Salieron una noche de chicas por Sevilla como locas, y lo pasaron como
siempre. Llamaron a Ava que se unió a ellas, querían que dejara de pensar en
su padre.
Así que tomó el AVE y se fue con ellas.
A la vuelta, se fue con Amanda en el jet a Málaga.
Y allí le preguntó:
-¿Qué vas a hacer con la empresa de tu padre?
-No sé Amanda, no sé llevar una empresa así, el director la lleva por inercia,
pero yo estoy en mi clínica y con mi marido en casa. Y el director me pasa
las finanzas y no sé nada, si están bien o mal, me tengo que fiar.
-¿Y no has pensado venderla?
-¿Quién va a comprar ese conglomerado de empresas?
-Yo te la compró, si quieres, así tienes el dinero y te quitas las
preocupaciones o que te estafen ahora que no está tu padre.
-¿En serio te interesa?
-Sí, por un precio justo y dejo a la gente que tienes trabajando, claro que
tendré que revisarlos a todos y ver qué están haciendo y al director, haré una
auditoría, pero si son fieles los dejo.
-Es para penarlo.
-Toma, -y le anotó una cantidad.
-¿Tanto dinero?
- Creo que tienen ese valor. Que la vean tus abogados y me lo dices.
-¿Pero tienes ese dinero?
-Pues sí, te lo daría en efectivo, y de todas formas aumentaré los ingresos.
-Es una pasada Amanda, con ese dinero viviré el resto de mi vida.
-Aunque tu padre hiciera lo que le hizo a Darius, seguro que querría que
vivieras bien. Es un precio justo, ni más ni menos. Mis abogados han hecho
un estudio, que los tuyos lo hagan también.
-Estupendo, lo estudio y hablamos.
-Vale.
-Voy a quedarme quince días en Marbella, si necesitas más tiempo me
llamas, estaré en Atenas.
-Espero que me lo digan antes de que te vayas, así que tendréis que venir los
dos a firmar.
-Eso sí, pero al menos lo estudias.
-Gracias Amanda, la verdad es que estaba preocupada por este tema y me fio
de ti.
-De nada, sé que no te gusta la empresa, pero nosotros queremos ampliar la
nuestra ahora que Darius ha vuelto.
-Si la vendo, a nadie mejor que a vosotros, os lo debo.
-No nos debes nada, tú véndela si quieres y ya está. Te quedas tranquila.

Y dos días antes de irse de Marbella, la llamó Ava por la noche.


-Dime Ava, me voy pasado mañana.
-Por eso te llamo, te la vendo por ese precio, sin regatear, me han dicho que
es un buen precio. Están preparando los abogados toda la documentación.
-Pues la prepararán los nuestros y en un mes podemos venir y firmamos.
-Perfeto, tú me avisas y que mis abogados de Marbella echen un vistazo final,
firmamos y te pasamos el dinero.
-Gracias.
-En eso quedamos.
-Un beso cielo.
-Otro para ti cariño, ya me avisas.

Y habló con su hermano, Sergio.


-Dime hermana…
-Ha dicho Ava que sí, sin regatear el precio. Te llamará cuando sus abogados
tengan todo listo, mandas a los nuestros y si está todo bien, venimos a la
firma Darius y yo.
-Madre mía hermana y ¿Quién va a llevar eso?
-Darius y yo, entrevistaremos a todos los hombres que trabajan y nos
quedaremos con todos o algunos, ya veremos, si los detectives pueden ir
mirando a cada uno…
-Los pongo mañana a trabajar.
-Estupendo.
-No quiero topos.
-Perfecto, pero tiene más de…
-Los que sean, mete a 10 detectives que sean buenos y rápidos.
-Lo haré.
-Ya me vas contando. Mañana no puedo verte, me voy a saludar al director
de Corban y para casa.
-Ten cuidado.
-Me tienes al tanto.
-Por supuesto, soy un hombre importante.
-Te quiero hermano.
-¿Cómo andan los viejos?
-Tan contentos de que te haya dado trabajo, eres un figurín.
-¡Qué tonta!
-Hasta que venga, haz eso.
-Lo haré, siempre lo hago jefa.
-Estoy orgullo de ti, hermanito
-Pues anda que yo de ti. Jefa,
-Tonto, adiós, besos.

Y volvió a Atenas. Darius la echaba mucho de menos, pero tenía unos días en
Atenas con Thomas. Los llamaba a diario y se volvían todos locos queriendo
contar sus batallitas con su padre.
-Que cuándo iba a la isla, que su papá quería verla… Cosas que él le decía.
-Voy a pasar una semana más de vacaciones con vosotros, en tres días estoy
allí, luego nos venimos a Atenas, se acabaron las vacaciones peques, hay que
comprar los libros nuevos.
-Y ropa. -decía Alicia que le encantaba.
-También, vamos de compras y comemos hamburguesas.
-Exacto.
-Papá también viene.
-Este año no se lo pierde, vamos todos a por ropa.

Y a los tres días llegó a la isla más guapa que nunca para Darius.
-¡Ah, Dios! nena, no puedo dejar que te vayas y me dejes solito tanto tiempo.
-Tienes que recuperarte mi amor.
-Dame mi besito, anda.
Y la cogió en alto, mientras los niños chillaban y la besó llegó a su sexo.
-Que se van a dar cuenta.
-No, son peques.
-Que se los lleve Desa a dar un paseo.
-Espera que los salude y les de sus regalos, que pareces un niño.
Y estuvo con ellos en la merienda.
-Desa dales un paseo, voy a darme una ducha y a descansar un rato. Ten
cuidado, que hagan luego deberes si les queda.
-Un tema.
-Mejor.
-Sí, señora.
Y subieron a la parte alta, la desnudó y él también y se metió en la ducha,
como siempre la sujetaba o por detrás o la subía a su cuerpo hasta penetrarla
hondo y profundo gimiendo como loco y derramarse en ella.
Amanda respiraba agitada…
-¡Qué buena bienvenida! Voy a tener que irme más a menudo.
-De eso nada, no iras sin mí a ningún lado, se acabaron las vacaciones.
-Ahora que vengo una semana.
-Pues esta semana, ¿Cómo me ves?
-Fuerte, la verdad es que has cogido peso y músculo. El cuerpo que tenías,
casi. Y no me importa, es porque quiero que estés fuerte después de lo que
pasaste que no quiero ni imaginar.
-Ya lo estoy, no pienses en ello.
-Se nota, me has dejado muerta cielo. ¿Qué tal los niños?
-Lo hemos pasado de maravilla, jamás en mi vida pensé tener tantos hijos y
tantas vacaciones.
-Te hacía falta. No eran vacaciones era una recuperación.
-Sí son, me rio con ellos, tienen preguntas de mayores.
-Son listos como su padre.
-De verdad nena, en cuanto te haga más veces el amor, te diré algo serio.
Y ella se reía.
Y cuando acabó rendido…
-Necesito trabajar.
-¿Ahora mismo?
-No, ahora mismo no malvada.
-Que nos vamos al trabajo la semana que viene. Vamos un día con los chicos
a por ropa y a por los libros y demás. Ese día es nuestro con ellos y el lunes
empezamos. Tienes cosas que aprender cosas que te has perdido, avances
nuevos…
-¡Ay, mi amor! ¡Qué mal lo he pasado allí!
-¿Quieres ir al psicólogo?
-No, de momento no.
-Bueno, pero si lo necesitas…
-Si lo necesito, no dudes que iré a uno.
-¿De verdad?
-De verdad.
-Pues venga, levántate que nos llega la hora de la cena, vago.
-Vago, con lo que te he trabajado...
-Pues come que no hemos terminado. Aún.
-Vaya mujer, vienes fuerte.
-Vengo que te quiero matar a polvos.
-Pero ¿qué vocabulario es ese? mujer de Dios -y se reía.
-Ese es deseo. Porque me tienes loca.
-¿Ah sí?
-Te he sido fiel y ahora que has vuelto… Tengo que recuperar tantas cosas…
CAPÍTULO OCHO

Y ese fin de semana se fueron a Atenas, al colegio, al centro comercial, los


niños estaban locos con sus padres por comprar todo lo del colegio, ropa y
comer hamburguesas.
-Cielo esto es de locos.
-Es lo que hago a primeros de curso y cuando estoy con ellos los fines de
semana, vamos a comer un día al centro y al cine. Y vendrás con nosotros y
otra cosa. Tomaremos vacaciones el año que viene los dos juntos, solos. Y
luego con ellos. Trabajamos mucho, pero nos debemos nuestras vacaciones.
-Ummm…
-Ni Ummm ni ammm, vamos todos los años, se trabaja todo el año, pero si
los trabajadores tienen vacaciones, nosotros, aunque menos también, nosotros
y luego con los peques y no siempre a la isla.
-Te has vuelto una jefa mandona.
-Pues sí, y tienes que obedecerme.
-¿En qué?
-En todo-y lo tocaba.
-¡Joder Amanda, has cambiado…
-Espero que para mejor.
-Me pones cachondo, nena.
-Han sido muchos años sin sexo.
-Pero no tienes vergüenza.
-No, ¿te importa?
-Me encanta.
-Espera, me llaman.
-Sí, Sergio. -Y puso el altavoz.
-¡Hola, cielo! No, no importa, pero es sábado ¿Qué haces trabajando?
-Tengo una jefa exigente -y Darius se reía.
-Y una hermana que te quiere.
-También.
-A ver por partes.
-Están los contratos de compra hechos, los han revisado los abogados de las
dos partes.
-Perfecto.
-En cuanto a los investigadores hay que despedir a 10 personas.
-¿Y eso?
-Diez, entre ellos el director.
-¿Sí?
-Sí, eran mano derecha de Corban y sabían todo de Darius y callaron.
-Pues nada, los despedimos.
-Ha sido un trabajo arduo, pero tendremos que buscar un director para
Marbella, mi suegro ya se va a jubilar.
-Mi subdirector, hermana, Ya busco otro. Y el resto es fácil.
-Y ¿a quién pones de subdirector?
-A mi novia.
-Vaya todo queda en familia.
-Es ingeniera de diseño industrial, pero dispuesta a dar un curso de diseño
naval intensivo.
-Pues nada, confío en ti. El resto, trabajadores, es fácil.
-El subdirector de Corban está limpio.
-Perfecto, si tú lo dices así se hará, que siga siendo subdirector. Vamos la
semana que viene a firmar.
-Sí, el miércoles es la firma y el pago, con todos los abogados en la sala de la
empresa, tu suegro estará y ya me pongo con los despidos y cambios, para
eso no te necesito.
-Veremos la empresa, hay que contratar logos, y poner los nombres de la
nuestra Xenakis
-Esto está ya pensado, y casi contratado.
-Muy bien por eso te contraté. Y una fiesta al finalizar todo el fin de semana
en uno de los yates.
-¿Quieres eso?
-Sí, me gustaría estrenar uno de los nuevos vestidos largos. Y será para
Darius también, por su vuelta.
-Bueno nos vemos el miércoles y me encargaré de eso para el sábado por la
noche.
-Sí, te quiero.
-Y yo.
-Dale saludos a Darius.
-Dáselos tú, está aquí conmigo.
-¡Hola Darius!
-Hola Sergio, gracias por todo, nos vemos y hablamos.
-Seguro que sí. Me alegro de que estés vivo y con mi hermana.
-Gracias.
-Adiós besos a mis sobrinos.
-Es bueno tu hermano ¿eh?
-No lo sabes tú bien, tu padre está satisfecho.
-Nena ¿no nos equivocaremos en comprar esa empresa? Es bien grande.
-No. Tenemos dinero para ello y para otra, y así abarcaremos más trabajos.
-¡Madre mía qué mujer!…
-Y los niños ¿con quién se quedan?
-Con Desa y la chica. Desa se queda a dormir con ellos cuando voy de viaje,
y la chica de la casa, la tengo contratada más horas para ayudar.
-Perfecto.
-¿Vamos solitos?
-Sí, solitos.
-Tengo ganas de ver el ático de Marbella.
-Está reformado
-¿Como este?
-Pues claro, tenemos niños.
-Ah, me he perdido tantas cosas…
-Que recuperarás, así que ponte las pilas el lunes con Thomas, te dejaré con
él, lunes y martes, que te explique las novedades que le dé tiempo, mientras
voy a los astilleros.
-¿A qué?
-A ver cómo van los barcos, te traigo otros.
-Vale.
Su mujer le había quietado el trabajo.
Y se lo dijo al acostarse.
-Me has quitado mi trabajo, mi empresa.
-Pero si te he comprado otra y se montaba encima de él cogía su pene y lo
metía en su interior, no seas tonto, ya estarás dando órdenes en una semana,
me imagino, pero te obedeceré como una gatita
-Sí, gemía Darius.
-Sí.
-Y me harás…
-Lo que te gusta.
-Cuando terminemos este.
-Te amo cielo.
Y él avivó el viento y se corrieron juntos.
Cuando descansaron…
-¿Cómo te ha ido hoy cielo con Thomas?
-Como tú dices, hay novedades, pero les voy cogiendo el tranquillo fácil.
-Verás no es que todo haya cambiado tanto, pero algunas novedades hay, le
dije a Thomas que hiciera una lista y te las explicase.
Y me las está explicando.
-¿Y qué tal?
-Soy un hombre inteligente, ¿Qué te crees?
-Me creo que eres mi hombre, inteligente, listo y trabajador.
-Sí, voy a trabajar por aquí abajo.
-¡Ay Darius!, ¡Qué tonto!
-¿Sí? no me digas…

El miedo que pudo tener Darius se le fue quitando cuando Thomas le explicó
todo y le enseñaba los nuevos diseños de los últimos cinco años y él cogía al
vuelo las novedades.
Y por la tarde fue solo a los astilleros y estuvo saludando a la gente.
Y viendo cómo iba todo.
-Cielo…
-Dime nena…
-¿Por dónde andas?
-En los astilleros.
-Mañana salimos temprano, ya he dado órdenes para salir.
-Ya voy, quería verlos.
-Venga, que vamos a cenar.
-Estoy en una hora.
-Está bien, no quieras aprenderlo todo en un par de días.
-Ya lo sé todo.
-¡Qué hombre!
-Ya voy nena.
Se despidió de todos y al día siguiente salieron para Marbella.
El miércoles estuvieron firmando, a él le encantó la reforma del ático y
cuando acabaron con las firmas se fueron con su hermano, la novia y ellos a
comer. Esperaban también a los padres de Darius.
-Te llevas las escrituras.
-Sí, te quedas tú con una copia -le decía al hermano.
-Ya Darius que le eche también un vistazo, que no las ha visto.
-Ha sido un buen precio el que hemos pagado por sus empresas.
-Sí, ella no iba a discutirlo.
-Eres buena negociando- dijo Sergio.
-Tu hermana es buena en todo.
Y se rieron.
-Muy graciosos.
-¿Estás bien Darius? -le preguntó Sergio.
-Muy bien, al menos físicamente me estoy recuperando bien y con los niños
he tenido terapia suficiente.
-¡Están preciosos!
-Sí de verdad que sí, parecen mayores por las preguntas que hacen.
-Nos casamos Pilar y yo el año que viene.
-¿En serio?- Dijo encantada Amanda.
Y Pilar, la novia de Sergio les enseñó el anillo.
-¡Cuánto me alegro Pilar! ya sabes que te quiero mucho y que seas parte de la
familia es estupendo.
-Y yo, y gracias por el trabajo.
-Serás tan buena como lo es mi hermano, mis suegros los jubilo ya este año.
Darius ve pensando una cantidad para que vivan bien todos los años.
-¿Por qué?
-Porque te deja las empresas y eso me dijo, que les diéramos una cantidad
para vivir y ellos tienen la casa de Marbella y la de Atenas.
-¡Joder! estás más enterada que yo, y son mis padres.
-Por eso quiero que estos días hables con ellos, mira, ahí vienen ya, podemos
llamar al camarero.
Y se besaron.
-¿Hemos tardado mucho?
-Nada, ya podemos llamar al camarero.
-¿Le has dicho eso a Darius? -le dijo el padre sentándose al lado de su hijo.
-Acabo de decírselo.
-Pero papá, ¿Te retiras?
-Sí, os dejamos la empresa, más firmas la semana que viene, ahora tenéis dos
empresas, mucho trabajo, pero sé que sacaréis esto adelante.
-¿Y quieres solo un dinero todos los meses o todos los años?
-En Navidad. ¿Qué mejor momento! -y se rieron todos.
-Está bien, ponlo tú.
-Doscientos mil euros.
-Eso es poco papá, si vais a viajar…
-Con eso tenemos, tenemos unos ahorros y queremos viajar, sí, eso es, y
descansar.
-Bueno, pero si te falta…
-Les daremos 300 dijo Amanda.
Y Darius se la quedó mirando.
-Es la jefa… Papá nos ha quitado todo.
Y se reían.
-Más quisiera una nuera que me quitara todo, tengo unos nietos estupendos,
encontró a mi hijo, lo quiere ha aumentado la empresa, y te hace feliz, ha
doblado el capital en cinco años y ha comprado la empresa de mi enemigo.
Eso no es quitar, es ser un as de los negocios.
-Bueno, sin usted…
-Te quiero nuera.
-Y yo a usted.
Y Darius no daba crédito.
-Has enamorado a mi padre.
-Sí señorito, y además con mejor talante que tú, que parecías enfadado
cuando entrabas en la oficina y todo el mundo temblaba, sin embargo, entra
mi nuera y todo son caras alegres.
-¡No me lo puedo creer!
-Créelo y aprende de ella.
-Lo intentaré.
Bueno vamos a pedir un buen vino.

Y estuvieron comiendo
-Tenemos fiesta el sábado.
-¿Sí?- dijo la madre.
-Sí para celebrar lo de la empresa, lo de la vuelta de su hijo y que se
despiden.
-Ya papá… Con lo joven que eres.
-Nos vamos el lunes a Nueva York.
-¿Quieres el avión?
-No, vamos en primera. Me apetece.
-¡Joder! Bueno
-Ya hemos mandado las invitaciones.
-Unas 80 personas- dijo Sergio.
-Sí, los más conocidos .
-Perdonad. -Le sonó el teléfono a Amanda.
-¿Sí?, hola Ava.
-Sí, todo bien, estamos comiendo con mi familia, ¿te has quedado satisfecha?
-Mucho. ¿Tomamos algo el sábado?
-Tengo una fiesta, pero podemos tomar un café por la tarde.
-¿En la de siempre?
-Sí. Me viene bien.
-¿A ¿las cinco
-Sí que luego me dé tiempo a arreglarme para la fiesta es a las diez.
-Te dará.
-¿Hasta cuándo te quedas?
-Nos quedamos una semana, tenemos que ver tu empresa, la nuestra y Darius
quiere dar órdenes ya. Además, sus padres le dejan la empresa, más firmas.
Dice que le he quitado el puesto, -y se rieron.
-Vale cariño. Hasta el sábado, un beso.
-¿Ava? -le dijo Darius.
-Sí quiere tomar un café el sábado a las cinco.
-Pero es el día de la fiesta.
-Sí, pero hasta las diez no voy a tomar café, hombre.
-¿Dónde es?
-En el café Marbella, donde siempre lo tomamos.
-Está celoso suegro. Debe tener todo controlado.
-Mi hijo siempre estará celoso de ti.
Y se reían.
-Muy graciosos.
Y ella lo besaba

El jueves y viernes y sábado, Darius fue a las empresas, ella ya las había visto
y se quedó con su hermano en la oficina.
-¿Lo dejas solo?
-Sí, déjalo solo que mande. -Y se reía, -es su empresa.
-Se ha picado.
-Un poco, pero se lo toma bien, poco a poco lo iré dejando a él.

El sábado fue a comprarse un vestido y unos tacones para la fiesta, tenía


ganas de estrenar algo que le gustara a Darius.
Un vestido largo, con copas sin sujetador, no se iba a poner ropa interior ese
día.
Bolso y tacones y pasó por la peluquería, láser, y se arregló maños y pies.
Comió fuera.
-¿Cielo dónde andas?
-Comprándome un vestido y viendo a mi amante.
-Amanda, no bromees.
- Me has dejado sola muchos años, a alguien tenía que buscarme.
-¿Eres muy tonta, lo sabes? Quieres darme celos.
-¿Y da resultado?
-Sí que lo da sabes cómo soy.
-¡Qué bobo! Estoy de compras.
-¿Todas esas horas?
-Y en la pelu, láser, Ummm…
-¡Qué tonta!
Y he comido. Paso por casa, dejo las bolsas y voy a tomar café con Ava.
-Me dejas solo todo el sábado.
-Estaré contigo esta noche.
-Está bien.
-Sé buena.
Así que pasó por casa.
-¿Puedes estirarme la ropa, esto me voy a poner? -dándole un beso.
-¿Y la ropa interior?
-Tengo -mintió ella. Luego me la pongo.
-Me voy, dame un besito.

Pero Darius tenía otros planes. Y le iba a gustar realizarlos.


Llamo al piloto y preparó el jet, a las seis.
Y a sus hombres.
-Lleva un vestido de flores por la rodilla, con un poco de vuelo, tirantes y
botones delanteros.
-No nos vamos a equivocar esta vez, jefe.
-Os mato si lo hacéis.
-La conocemos, esta vez no nos vamos a equivocar.

Mientras tomaban el café, estuvieron charlando de sus maridos de los


celosillo que era Darius, pero era un buen padre, y estaba más mimoso desde
que le pasó eso.
-Cuídalo, mujer. Espera, voy al baño.
-Te espero.
Y cuando volvió no estaba Amanda.
Miro y esperó y sonrió.
-Lo mismo de la otra vez, se la ha llevado.
Pagó los cafés y se fue.

-¿Pero estáis locos? Y le pusieron una cinta en la boca.


-Como sea Darius os despido ummm…
Y llevaba los ojos vendados, aun así, tuvo mucho miedo. Habían firmado una
empresa y despedido a gente del padre de Corban.
-Por Dios, dejadme salir de aquí.
En media hora, llegaron y ella notó el sonido de los motores, si era Darius lo
iba a matar y si no era iba a morir y ahora de verdad.
La metieron como la otra vez, era su jet, su olor lo conocía, ¡Maldito Darius!
¡Qué tonto era!
Entró al cuarto y oyó caer la cortina y cerrar la puerta.
Darius ¡Qué tonto eres!
Y se quitó la cinta de la boca.
-Tenemos una fiesta.
Iba a quitarse la de los ojos y sintió…
-Shhhh.
Tuvo miedo de que no fuera, pero todo era como la vez anterior, se oyó el
rugir de los motores, caer los cinturones y emprender el vuelo.
Cuando estaba en lo alto se soltaron los cinturones.
-¿Qué haces?
Y se oyó ropa caer…
-Por Dios Darius…
Y le abrió los botones de todo el vestido, le arrancó el tanga y le cortó el
sujetador y supo que era él.

Y se quitó la venda.
-¿Eres bobo?
-Sí, pero abre las piernas cielo.
-¿Tomas pastillas?
-Por supuesto, bobo, lo sabes.
-Mejor y se abrió para su hombre en las alturas.
Y gimieron y se amaron hasta rodar agua de sus sexos.
-¡Ah, nena! este secuestro no tiene equivocación posible.
-¡Ay, Dios! estás loco.
-Tenía ganas de hacer eso.
-Sabes que tenemos una fiesta y tengo que vestirme.
-Has venido vestido.
-He traído tu ropa, cielo.
Pero ella le hizo antes lo que a él tanto le gustaba.
-¡Ah, nena! así no llegamos…
-Di que den la vuelta ya.
-No puedo en estas condiciones -y ella las dio.
Y lo chupó y lamió hasta que explotó de placer.
-¡Joder Amanda! estamos locos.
-Has sido tú.
-Porque me pones tanto…
-Anda déjame que me dé una ducha rápida.
-Te he traído todo, y el maquillaje también.
Y el perfume, pero se me ha olvidado la ropa interior.
-¡Qué maldito eres! no pensaba ponérmela esta noche.
-Lo sé, por eso no la he traído.
-¡Qué bien me conoces!
-Ahora estaré pensando toda la noche que no llevas nada debajo.
-Bueno, mejor para ti cuando lleguemos a casa.
-O antes…
-En la fiesta no, ¿eh?
-No, en la fiesta no.
Pero en la fiesta la empujó en uno de los camarotes y la subió a su sexo. Se
abrió la cremallera y la penetró, hasta que ella se corrió como una loca.
-Eres un empotrador.
-Sí, me gusta. Ya ti.
-Loco venga, vamos a salir
Fueron unas niches locas las que pasaron en Marbella y él se puso al día en
los negocios, era inteligente. Siempre lo había sido.

Volvieron a Atenas y ella le daba su puesto hasta ocuparlo del todo en unos
meses. Y volvió a ser el mismo que era antes, duro implacable y fuerte en los
negocios.
La Navidad las pasaron en la isla con los niños, sus padres las pasaron en
Nueva York.

Y el tiempo fue pasando, los años, el siguiente, se casó su hermano y


asistieron todos a la boda.
Y los siguientes fueron sacando adelante las empresas. Trabajaban mucho,
codo con codo.
Un día le preguntó si ya no quería la clínica.
-No, para nada, ¿estás loco? ¿más cosas?… me gusta estar contigo, volar
contigo, hacer el amor en pleno vuelo. Nuestros niños y nuestra isla con ese
parque tan precioso. Además, no necesitas secretaria, te ayudo, estaría muy
celosa.
Y se echó encima de él.
-Lo que digo, loca.
-Por ti mi amor.
CAPÍTULO NUEVE

Diez años después…

La casa de la isla, era un hervidero de gente y de niños, algunos ya


adolescentes.
Amanda había conseguido, llevar ese verano a sus tres amigas, sus maridos,
su hermano y Pilar y sus sobrinos y los chicos que tenían a pasar diez días,
porque unos trabajaban y no se podían quedar más tiempo.

Habían mantenido contacto durante esos diez años y estaban sentados en el


jardín, tomando tapas alrededor de una gran mesa los diez y tenía una para
los niños.
Amanda era tan feliz teniendo a todos allí, iban a la playa, a la piscina, se
quedaban por la noche charlando cuando los chicos se acostaban, paseaban
por ese jardín maravilloso y los chicos eran amigos todos.
Olga estaba casada con Javier un arquitecto sevillano, irónico y simpático y
muy alto. Tenían dos niños, una hija Olga de diez años y Jorge de siete.
Rocío se había casado con un médico. Ambos trabajaban en el Nisa, donde
empezó Amanda. Era un hombre muy atractivo, extrovertido y bromista.
Tenían un hijo de doce años, Rubén.
Ava, se había casado con un ginecólogo, tenían montada en Marbella una
clínica privada y cara. Tenían dos niñas, Irene y Gina. De 9 y 8 años,
preciosas y pequeñas.
Y su hermano Sergio, y Pilar, con dos gemelos de 8 años.
Y una locura de chavales correteando por ahí.

A Darius también le hizo ilusión.


-Ahora sí que tenemos la casa llena, nena.
-Y de gritos.
-Me encanta, cuando estaba solo en el hoyo…
-¿Aún te vas a ¿acordar?
-Sí, ojalá hubiese tenido a toda esta gente que son nuestros amigos, más bien
tuyos.
-Son todos nuestros, no seas tonto.
-Estoy feliz
-Se acabará pronto.
-¿Nos vamos este año a París?
-Prefiero ver la aurora boreal.
-En Noruega.
-Islandia. Oro año vamos a ver los piases vikingos.
-Es el país más caro.
-Y más bonito.
-Bueno, la niña a Islandia y luego con los peques.
-Esos ya tienen suficientes vacaciones con los amigos. Hay que trabajar.
-Y quiero descansar contigo.
-Lo que tú digas, pequeña.

Cuando una noche se quedaron las chicas solas…


-¿Cómo os va? -Preguntó Amanda.
-¿En tema laboral o con los maridos?
-En tema laboral todas bien, ¿no?
-Sí- Dijo Rocío.
-¿Algún problema a la vista con los chicos?
-No.
-No, -dijeron todas.
-¿No creéis que hemos tenido mucha suerte en ese sentido?
-Mucha dijo -Olga
-Mi hombre es un gran hombre
-Y que lo digas -dijo Ava.
-Y se rieron
-Hija mira que Darius es alto pero el tuyo se lleva la palma.
-Hace ya años que nos conocemos
-20 ¿Quién iba a decírnoslo?
-20 años, Por Dios…
-No quiero ni mirarme al espejo. -Dijo Rocío y Pilar se reía
-Pero si estamos estupendas de cuarentonas.
-Aún recuerdo cuando estábamos en la universidad- añoraba Amanda.
-Quién me lo iba a decir…
-Y a mí que me secuestrara Darius.
Se rieron, -Eso estuvo muy bien.
-Y le estuvo muy bien, lo amo.
-¡Ay el amor!
-Espero que nos duren, con tantas separaciones que hay…
-Hemos tenido mucha suerte.
-Creo que sí, en la vida y en el amor.
Me alegro tanto de que estéis aquí… mañana vamos a dar una vuelta en el
yate, y comemos en la isla de Delos y pasado mañana vamos a Santorini, es
preciosa.
-Sí, a mí, me encantaría verla -Dijo Pilar.
-Pasamos allí el día y volvemos.
-Las islas son maravillosas, hay tantas…

Pasaron unos días estupendos y cuando se fueron se quedaron, vacíos y


sordos.
-Mama- dijo la melliza Alicia.
-Dime hija…
-¡Qué silencio!
-Es verdad.
-No querían que se fueran, lo hemos pasado tan bien…
-Sí que lo hemos pasado bien. Dentro de otros pocos años los invitamos de
nuevo, a lo mejor os podéis casar con alguno.
-¡Mamá!
-Ay qué niña…
-Sois ya grandes.
-Sí, entramos en el instituto.
-Sí cariño, me hacéis vieja.
-Mamá tu eres guapa y joven.
-Nos vamos pasado mañana tu padre y yo, os vais a Atenas y ya sabéis.
-Que sí., como siempre.
-Vale, necesitamos tu padre y yo unas vacaciones a solas.
-Como todos los años, ¡Qué cara!
-Pero si vosotros también vais a sitios.
-Te quiero mamá.
-Y yo a vosotros.
-Anda ven Cristopher. No te creas mayor, te quiero mucho.
-Y yo a ti mamá.
-También Darius, sois mis tres hijos, preciosos.

Días después estaban en Islandia, relajados, y ella quiso aventura también,


reservaron un hotel frente a la playa y recordaron toda su historia, como
hacían todos los años, y no se cansaban, añadían el último año a su historia.
-¿Has llamado a los niños?
-Ya no son niños.
-Se hacen mayores y nos hacen mayores.
-Y eso te asusta.
-No. Hemos vivido muchas cosas, lo peor los años que perdí sin ti y sin los
chicos.
-Pero ya volviste a ser el jefe, el hombre que me violó.
-Mentirosilla.
-Me violaste bobo.
-Te gustó, tuviste un orgasmo y lo recuerdo como si fuese ayer.
-¡Qué tonto!, te quiero tanto…
-Y yo a ti.
-¿Te has arrepentido alguna vez de casarte conmigo?, ese embustero que
entró en tu casa…
-No, -y se reía.
-Ummm…
-Tenía mucho miedo, eso sí, mucho, mi vida cambiaba y daba un giro radical,
no te conocía, no sabía cómo sería nuestra vida.
-Pero jamás me arrepentiré de eso, de ti, de tus tres hijos.
-Tendremos que llevamos a la isla a mis padres.
-Lo sé. son muy mayores ya.
-Allí estarán bien y cuando vayamos los veremos.
-No quiero que estén en Atenas ni Marbella, van a vender los pisos.
-Mejor, así nos quedamos más tranquilos.
-¿Y los tuyos?
-Nos los traemos también, al fin y al cabo, los chicos no quieren venir ya
mucho, tienen a sus amigos en Atenas, pueden venir ver a los abuelos.
-Preparamos todo y que se vengan.
-Mi hermano, quiere que se vayan a Marbella, pero creo que esto les gustará
más y estarán acompañados con tus padres.
-Supongo que sí, eres una mujer especial, ¿lo sabes?
-Sí, y espero que tú también lo sepas.
-Desde que te vi en el avión entre en tu cuerpo virgen, lo supe.
-Mira Darius una aurora boreal. Piensa un deseo, pero no lo digas.
-Está bien.

Y al año siguiente tenían a los padres viviendo en la isla, están encantados los
cuatro y al menos no se aburrían, daban paseos por la playa, iban al médico
todos los meses, paseaban por los jardines , charlaban y eran felices allí
cuando iban sus nietos o sus hijos y estaban con ellos.
-Hemos ocupado tu casa, hijo.
Es vuestra casa, de todos, además estamos de acá para allá y nos gusta venir y
encontrarnos.
Os queremos, y esta casa es demasiado grande, hay espacio para todos.
CAPÍTUO DIEZ

Habían pasado otro diez años y sus padres habían muerto los cuatro. Habían
hecho en el jardín de la isla un pequeño cementerio, y allí habían dejado sus
cenizas con sus nombres.

Ahora cuando iban , la casa estaba vacía.


Sus hijos, los tres trabajaban en la empresa, después de pasar por Harvard,
allí se encontraron con los hijos de las amigas de Amanda,
E iban en el jet privado nuevo que se habían comprado. Era ya el cuarto que
tenían.
Estaban orgullosos de ellos y el padre quiso enseñarles a los tres como si
fuese un profesor y ella se reía.
Pero sus hijos eran inteligentes y había empresas suficientes para todos desde
que Thomas se había jubilado.
-¿Qué estás pensando? -Le dijo Darius mirándola y supo qué quería.
Soltó el informe y metió a Amanda en el dormitorio del jet.
-¿Qué bien me conoces!
-Desde siempre, desde la primera vez.
-Mucho tardas en desnudarte.
-¡Qué boba!
-Te amo mi amor.
-Y yo a ti.
ACERCA DE LA AUTORA

Erina Alcalá, es poeta y novelista, nacida en Higuera de Calatrava, Jaén,


Andalucía, España. Ha impartido talleres culturales en el Ayuntamiento de
Camas, Sevilla. Ha ganado varios premios de poesía, entre ellos uno
Internacional de Mujeres, y ahora escribe novelas románticas de corte erótico.
También colabora con Romantic Ediciones en las que encontrarás parte de
sus novelas. También publica en Amazon en solitario con bastante acierto
entre sus lectores.
Entre sus obras, por orden de publicación encontrarás:

1 Una boda con un Ranchero


(Romantic Ediciones) (Serie ranchos romántico- erótica)
2 Un amor para olvidar
(Romantic Ediciones) (Serie romántico- erótica)
3 Cuando el pasado vuelve
(Romantic Ediciones) (Serie romántico- erótica)
4 Un vaquero de Texas
(Romantic Ediciones) (Serie ranchos romántico-erótica)
5 Tapas en Nueva York
(Romantic Ediciones) (Serie romántico-erótica)
6 Otoño sobre la arena
(Romantic Ediciones) (Serie romántico-erótica)
7 Tu rancho por mi olvido
(Romantic ediciones) (Serie ranchos romántico-erótica)
8 Una noche con un Cowboy
(Serie ranchos romántico-erótica)
9 Pasión y fuego
(Serie romántico-erótica)
10 El amor viste bata blanca
(Serie romántico-erótica)
11 Teniente Coronel
(Serie romántico-erótica)
12 La equivocación
(Serie ranchos romántico-erótica)
13 El otro vaquero
(Serie ranchos romántico-erótica)
14 El escocés
(Serie romántico-erótica)
15 El amor no es como lo pintan
(Serie romántico-erótica)
16 La lluvia en Sevilla es una maravilla
(Serie romántico-erótica)
17 Tres veces sin ti
(Saga Ditton, serie romántico-erótica I)
18 Consentida y Caprichosa
(Saga Ditton, serie romántico-erótica II)
19 Solo Falta Jim
(Saga Ditton, sería romántico-erótica III)
20 Trilogía Ditton
(Saga Ditton completa, serie romántico-erótica)
21 La chica de Ayer
(Serie ranchos romántico-erótica)
22 Escala en tus besos
(Serie romántico- erótica)
23 No tengo tiempo para esto
(Serie romántico-erótica)
24 ¿Quién es el padre?
(Serie ranchos romántico-erótica)
25 y tú, ¿Qué quieres?
(Serie romántico-erótica)
26 Segunda Oportunidad
(Serie romántico-erótica)
27 Te juro que no lo he hecho a propósito
(Serie romántico-erótica)
28 Los caminos de Adela
(Serie romántico-erótica)
29 Ojos de Gata
(Serie romántico-erótica)
30 Lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas
(Serie romántico-erótica)
31 Un Sheriff de Alabama
(Romantic Ediciones) (Serie ranchos romántico-erótica)
32 El número 19
(Serie romántico-erótica)
33 La vida de Eva
(Serie romántico-erótica)
34 El Lobo de Manhattan
(Serie romántico-erótica)
35 El hombre que más amo
(Serie romántico-erótica)
36 ¿Estás loca?
(Serie romántico-erótica)
37 Los hijos de Mónica Amder. Cuatrilogía
(Serie romántico-erótica)
38 Un grave error
(Serie romántico-erótica)
39 Natalie no perdona
(Serie romántico-erótica)
40 Yo soy la dueña
(Serie romántico-erótica)
41 Corazón coraza
(Serie romántico-erótica)
42 Esposa a la fuerza
(Serie romántico-erótica)
43 Una visita inesperada.
(Serie romántico-erótica)
44 Bea da una última oportunidad.
(Serie romántico-erótica)
45 Brenda se lo piensa
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46 Trilogía. Amores en Randolph
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47 Un policía de virginia
(Serie romántico-erótica)
48 Un marido peligroso
(Serie romántico-erótica)
49 Un vaquero tatuado
(Serie romántico-erótica)
50 Ingenua secretaria
(Serie romántico-erótica)
51 Tu nombre en los olivos
(Serie romántico -erótica)
52 Amores Cruzados
(Serie romántico-erótica)
53 Un vaquero difícil
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54 TRILOGIA: LAS HERMANAS TORRES. ALICIA
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55 TRILOGÍA: LAS HERMANAS TORRES. JUDIT
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56 TRILOGÍA: LAS HERMANAS TORRES. ELSA
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57 TRILOGÍA COMPLETA: LAS HERMANAS TORRES
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58 A mi secretaria la conozco
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59 Mil citas por Navidad
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60 Me case con tu padre
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61 Silbando al viento
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62 Colgada en Nueva York
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63 Un rancho por un dólar
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64 Volveré a por mi hijo
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65 Contigo a Melbourne
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66 Un Hombre oscuro
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67 Un sueño desnudo y azul

68 Mi rancho será tuyo (Romantic Ediciones)


(Serie ranchos, Romántico-erótica)

69 Destino: Mikonos
(Serie Romántico-Erótica)

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