0% encontró este documento útil (0 votos)
53 vistas8 páginas

Masonería - Concepto y Origen - Ideología - Posición de La Iglesia CdE

Cargado por

Carlos Torres
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
53 vistas8 páginas

Masonería - Concepto y Origen - Ideología - Posición de La Iglesia CdE

Cargado por

Carlos Torres
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 8

1

Masonería
I. Concepto y origen
“Asociación secreta de personas que profesan ciertos principios de fraternidad mutua, usan
emblemas y signos especiales y se agrupan en entidades llamadas logias”1. Se trata de cofradías
esotéricas de naturaleza pseudoespiritual y pseudoreligiosa2. “Esotérico” (griego: esōterikós)
quiere decir “oculto”, “reservado”, de difícil acceso (o acceso restringido). Aplicado a la
Masonería quiere decir que la “doctrina” se comunica solamente a un limitado grupo de iniciados.
El esoterismo se opone a “lo exotérico”, es decir, a aquello que se manifiesta públicamente3.
Desde el punto de vista histórico, la Masonería, comunidad de albañiles o constructores libres, se
remonta a James Anderson, Inglaterra, el cual entre 1717 a 1723 escribe su “Constitution of de
free Masons”. Mediante esta obra recibe su estructura jurídica. No obstante, los masones
pretenden remontarse en la remota antigüedad, por ejemplo a Hirám de Tiro, al que se atribuye
la construcción del Templo de Salomón (en Jerusalén). Según Alberto Bárcena, la masonería no
es tan antigua ni de origen tan glorioso como pretenden sus adeptos. Nació, concretamente, el 24
de junio de 1717 en una taberna londinense, llamada “La Oca y el Grillo”, situada junto a la
Catedral de San Pablo, entonces en construcción. Era el resultado de la unión de cuatro logias o
sociedades secretas operativas contra la dinastía de los Estuardo y así se dio origen a la Gran
Logia de Londres, más tarde Gran Logia de Inglaterra donde se dio origen a todas las obediencias
masónicas4.

II. Doctrina masónica


Denominamos “doctrina” al conjunto de estrategias, principios, ideas que la masonería ha
sistematizado con el fin de crear una base teórica y tácticas propagandísticas con el fin de captar
adeptos en gran parte de la esfera de la sociedad. Digo “gran parte” porque hay sectores, los
vulnerables (campesinos, marginales, obreros, etc) que no son invitados para integrar su
asociación.

2.1. Estrategias
Iniciamos con las “estrategias”. De ordinario, la masonería se vale de los siguientes recursos:
2.1.1. Propaganda masónica: Se trata de su auto presentación, es decir, así como quieren ser
percibidos por la sociedad, como una entidad basada en la fraternidad y en los valores morales.
En efecto, la Masonería plantea su autodefensa mostrándose como una institución filantrópica y
caritativa, filosófica y progresista, empeñados en la búsqueda de la verdad y el combate contra la
superstición. Afirman que no hay oposición entre Masonería e Iglesia y que promueven la
tolerancia y el respeto a las convicciones religiosas y políticas de los otros; sostienen que
promueven la autonomía de la persona humana, el amor a la familia, la fidelidad a la patria y la
obediencia a la ley; que ella considera a todos los hombres hermanos, libres e iguales, cualquiera
que sea su raza, nacionalidad o religión; que sus leyes, constituciones y reglamentos prohíben
expresamente hablar o discutir sobre política o religión. Esta propaganda se denomina también
“frontispicio” o “fachada”, lo que se percibe desde fuera.
2.1.2. La realidad: En la práctica, la Masonería prohíbe profesar ideologías contrarias a los
principios masónicos5. Por eso, el Gran Maestro General de la Orden tiene facultades para

1
Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), 735.
2
Una religión, básicamente, tiene tres elementos fundamentales: Doctrina, liturgia y moral. La Masonería adopta
estos tres aspectos. Cuenta con un sistema ideológico, tiene sus rituales y observan una conducta en consonancia
con sus principios.
3
Cf. B. KLOPPENBURG, O.F.M, “Las sectas en América Latina”, 159 y ss.
4
Cf. A. BÁRCENA, Iglesia y Masonería. Las dos ciudades, editorial San Román, Madrid 2016, 18.
5
Cf. Constitución del Gran Oriente del Brasil, Artículo 1, párrafo 1, letra e.
2

suspender, con motivos fundados, a los masones que admiten ideologías o doctrinas distintas a
los principios de la Masonería. Así también, puede determinar la eliminación del infractor de los
poderes competentes6. En consecuencia, hay principios masónicos que deben ser respetados y
permanecer intactos, bajo la conminación de las más graves penalidades. La Confederación de
los Supremos Consejos tiene entre sus objetivos el de mantener los principios y la doctrina de la
Orden en toda su pureza, propagar, defender, respetar y hacer respetar los mismos en todo tiempo
y en cualquier lugar.

2.1.3. El secreto masónico: Al contrario de la Iglesia Católica —cuya liturgia y enseñanzas son
públicas: Biblia, catecismo, dogmas, etc—, la Masonería posee misterios y grandes misterios,
secretos y grandes secretos, “dogmas” y principios que, de ninguna manera y bajo la conminación
de los más graves castigos, pueden ser revelados. Es el esoterismo masónico7. Los diversos
grados masónicos juran no revelar cualquiera de los secretos masónicos, nada imprimir ni
publicar, trazar, grabar o divulgar so pena de las más graves sanciones.

2.1.4. Se impide el diálogo: El secretismo masónico hace imposible el diálogo con la Iglesia y
con otras instituciones porque la persona individual del masón no puede ser fuente de información
y conocimiento sobre la Masonería. Con términos figurativos, el Masón siempre es un “ciudadano
encapuchado”, impedido de manifestarse con sinceridad sobre el aspecto esotérico de su
institución. Incluso los grados inferiores de la Masonería ignoran los asuntos tratados en los
grados superiores y no pueden asistir a las reuniones de las categorías superiores a la suya. Por
ejemplo, los masones grado 33 (Grandes Inspectores Generales) no admiten en sus reuniones al
Gran Inquisidor Inspector Comendador (grado 31). Y los del Grado 33 no pueden conocer los
“misterios” tratados por los Supremos Consejos de los Soberanos Grandes Comendadores
reunidos en Congresos internacionales cada cinco años.

2.2. Ideología masónica8


El vocablo “ideología”—conjunto de ideas que caracterizan una corriente de pensamiento9— lo
considero aquí en oposición al sistema doctrinal de la fe cristiana al que denomino “Evangelio”,
en el sentido de que la ideología se circunscribe a una visión fragmentaria y defectuosa de la
realidad humana mientras el Evangelio no solo busca la promoción integral y el bien del ser
humano sino también su destino trascendente y su salvación definitiva.
La ideología masónica plantea sus “dogmas” (en el sentido de incuestionables), o “principios”, a
partir de los pequeños y grandes misterios formulados en las documentaciones oficiales de esta
secta: Las constituciones, los Reglamentos Generales, las Leyes Penales, los Códigos Procesales,
los Estatutos de las Logias, los Rituales de cada grado con sus respectivos Catecismos, las
deliberaciones y Resoluciones de sus reuniones y congresos, corno las Declaraciones de
principios de tales encuentros. Una ley no surge de la nada como un hongo; siempre hay una
visión de hombre, de ser humano, en la base (una antropología).
El ideario masónico que, a continuación, presentaré es la de los masones reconocidos como
Regulares por la Gran Logia de Inglaterra (se prescinde, pues, de la ideología más radicalizada
de los masones orientados por el Gran Oriente de Francia).

6
Cf. Constitución del Gran Oriente del Brasil, Artículo 32, numeral 13.
7
Respecto al “secretismo” masónico, de la calificación “secreta” se pasó a “discreta” y, ahora, últimamente, a
“abierta” a la sociedad. ¿Esto implica que publicaran sus catecismos, sus rituales, la ideología o fines de los primeros
y últimos grados? ¿Qué significa abierta a la sociedad?
8
Los aspectos concernientes a la “ideología masónica” fueron recabadas de la obras de B. KLOPPENBURG, O.F.M,
“Las sectas en América Latina”; A. Bárcena, Iglesia y Masonería; Apuntes de Mons. Ignacio Gogorza y del P. Carlos
Heyn Schupp.
9
Cf. DRAE, 844.
3

2.2.1. Doctrina sobre “la Fuerza Superior”: Este “principio” es el más importante de todos
porque condiciona la visión antropológica y la concepción de toda la realidad. Los masones
admiten el principio de la existencia de una “Fuerza Superior”, reconocida bajo el nombre de
“Gran Arquitecto del Universo” (GAU). Para los masones, la idea de “Dios” de las distintas
religiones son meras “opiniones”, preparatorias para llegar al concepto del GAU. Al ascender a
los diversos grados, el masón deberá ir “ampliando” su concepto de Dios, modificación que
resultará como consecuencia de los “estudios masónicos”. En consecuencia, la idea del Dios
bíblico (Yahwéh, Elohîm, Adonay, etc) sería una mera opinión, una incipiente configuración
proporcionada por la “fe” o “creencia” de cada denominación religiosa. Por tanto, los masones
pretenden una “evolución” del concepto de Dios conforme avanzan en los grados superiores.
Lo que se puede deducir de las enseñanzas masónicas, respecto al Gran Arquitecto del Universo,
son cuatro creencias fundamentales: Reviven las antiguas ideas paganas del deísmo, del
sincretismo, del panteísmo y del gnosticismo. Algunas de estas ideas sobre Dios intentaron
sobreponerse en la Iglesia primitiva y, en algunos casos, dieron pie a Concilios y
pronunciamientos magisteriales. Se trata de una amalgama de opiniones o corrientes de
pensamientos sobre el “Ser supremo”10. En realidad son presunciones o figuraciones de la
divinidad. Es algo que, al principio, puede parecer como una “religión a la Carta”; sin embargo,
hay un proceso de “inducción” (por no decir “manipulación”) con el fin de rechazar el Dios
bíblico y configurarse una idea amorfa de una Fuerza Superior inservible.
Deísmo: Supone un “dios no revelado”; fruto de la especulación o el raciocinio; algo semejante
al “motor inmóvil que mueve sin ser movido” de los filósofos griegos, como la idea de
Aristóteles. Es un dios vago, indefinido, impersonal, una fuerza constructora (de ahí
“arquitecto”), y evolutiva. “Se reconoce un dios como autor de la naturaleza, pero sin admitir
revelación ni culto externo”11. Se opone a teísmo, es decir, a la visión de Dios desde una
perspectiva de revelación positiva.
Sincretismo: Sistema filosófico o religioso que trata de conciliar credos, doctrinas y cultos
diferentes12. Se trata de mezclar enseñanzas diversas, a veces incluso opuestas e incompatibles
unas con las otras. El sincretismo masónico originario se ha interpretado, en ocasiones, como una
fórmula de compromiso adquirida al pertenecer los fundadores de la Masonería a diferentes
confesiones reformadas; pero lo cierto es que la cuestión va mucho más allá. Las Constituciones
de Anderson no constituyen una simple herejía sino postulados que se basan en una mentira
diseñada y elaborada conscientemente13.
Panteísmo: Es un sistema religioso o filosófico de “quienes creen que la totalidad del universo es
el único Dios”14. Todo es dios; todo lo que denominamos “creación” sería la misma divinidad.
Gnosticismo: Es una corriente o doctrina filosófica y religiosa de los primeros siglos de la Iglesia
que mezcla creencias cristianas, judías y orientales y que se dividió en varias sectas y pretendía
tener un conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas divinas15. Mediante la gnosis, el maestro
va suministrando al iniciado un supuesto conocimiento salvífico hasta convertirlo en su propio
redentor (“redentor de sí mismo”) y elevándolo sobre los demás. “Profanos” llama la Masonería
a los no iniciados en sus misterios. Los iniciados, en cambio, mediante un proceso que avanza de
grado en grado llega a convertirse en un “ser perfecto”, independiente de cualquier dios/Dios. Es
la “piedra cúbica” (expresión masónica) que al final del proceso iniciático, grado a grado, se va

10
Cf. A. BÁRCENA, Iglesia y Masonería, 23.
11
Cf. DRAE, 500.
12
Cf. DRAE, 1405.
13
Cf. A. BÁRCENA, Iglesia y Masonería, 27.
14
Cf. DRAE, 1132.
15
Cf. DRAE, 773.
4

puliendo hasta la perfección16. Evidentemente, se trata de un concepto de mentalidad greco-


helenística, muy distinto del concepto de “perfección” en las Sagradas Escrituras17.
La gnosis masónica es antropocéntrica; exalta al hombre como clave de todos los misterios,
haciéndolo creerse autosuficiente, portador de fuerzas y capacidades que no había soñado en su
vida de “profano”. El ex presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero decía: “En la medida
en que he ido evolucionando y madurando, creo que la religión más auténtica es el hombre. Es el
ser humano el que merece adoración, es el vértice claro del mundo tal como se nos ha mostrado,
tal como lo hemos llegado a comprender”18.
Los masones no pueden fomentar la existencia de un Dios teista (revelado), en el marco del
concepto de las religiones positivas (judaísmo, cristianismo, islamismo), porque en este caso
tendrían que mostrarse partidarios de una u otra creencia religiosa, y una opción como esta se
opondría al principio de máxima libertad consignada en sus estatutos. Por eso, el Gran Arquitecto
del Universo es un concepto vago e impreciso en el que caben percepciones de la divinidad como
Júpiter, Yahwéh, Baal, Marduk, una fuerza energética o eólica.

2.2.2. El principio de “libre pensamiento”: Es sagrado e inviolable, en todo ser humano, el


derecho de pensar libremente. Se defiende una libertad total, un derecho universal, absoluto,
ilimitado de creer lo que se quiera y como se quiera o también de no creer nada, derecho declarado
anterior y superior a todas las creencias religiosas.
Sustentar lo contrario sería, según la terminología masónica, “tiranía”, “prejuicio”,
“superstición”, “opresión”, “injusticia”, “dictadura”. Sin embargo, esta “libre pensamiento” es la
base de la “dictadura del relativismo” (Benedicto XVI). Se puede creer en cualquier corriente de
doctrina porque, en el fondo, todo depende de la elaboración del hombre, cúspide de todo. Es una
libertad autoreferenciada que no mira la libertad del otro, del semejante. La masonería se jacta de
luchar permanente para hacer primar lo que ellos denominan “libre pensamiento”. El problema
de base consiste en el concepto de “libertad” entendido como “libre albedrío” (idea pagana de
“libertad”) y no como la “libertad cristiana” o “libertad de los hijos de Dios”, a la luz, sobre todo,
de la Carta a los Gálatas.

2.2.3. El principio de la “tolerancia”: La Masonería afirma el principio de “tolerancia mutua”,


para que sean respetadas las convicciones, la dignidad y la autonomía del individuo como
personalidad humana. Afirman estar contra los “dogmas”, de no exigir “servilismo espiritual”, y
de conceder a sus miembros amplio derecho de pensar, de discutir libremente. Afirman que las
“concepciones metafísicas” son del dominio exclusivo de la apreciación individual de sus
miembros y no admiten afirmaciones que no puedan ser debatidas racionalmente. Sin embargo,
lo único que no se permite es discutir los principios y dogmas masónicos. Dogmatizan el no
aceptar dogmas. El único dogma admitido es la propia ideología. Un ejemplo claro de la
contradictio in se.

2.2.4. El principio de la “autonomía de la razón”: La Masonería —según sus postulados— no


reconoce más verdades que las basadas “en la razón” y en la “ciencia”; y sostienen que combate,
sirviéndose solamente de los resultados obtenidos por la ciencia, las supersticiones y los
prejuicios sobre los cuales basan las iglesias su autoridad. El hombre debe dirigir sus actos y
orientar su vida exclusivamente de acuerdo con su propia razón y conciencia. El origen de las
ideas del “bien” o del “mal”, o de la “justicia” no busca ni en pretendidas revelaciones divinas ni
16
Cf. A. BÁRCENA, Iglesia y Masonería, 27.
17
Mientras la masonería pregona la “autoredención” o “autoperfección” según una lógica de las “virtudes”, la fe
cristiana plantea una perfección en correspondencia con el Padre-Dios mediante la práctica de la justicia
misericordiosa. En la fe cristiana es Dios el que nos justifica mediante la muerte y resurrección de Cristo. No existe
una “autosalvación” (herejía del pelagianismo que tiene aspectos concomitantes con el fariseísmo judío).
18
Cf. A. BÁRCENA, Iglesia y Masonería, 31.
5

en concepciones “metafísicas”. No reconocen otro guía que la razón ni los límites del
pensamiento humano. Por tanto, se trata simplemente de la ideología del “racionalismo”.
En consecuencia, no cabe en su concepción la fe basada en la revelación positiva. Habría que
preguntarse qué entiende por “ciencia” y por “metafísica” y cómo pueden formular normas de
tipo dogmático (que los masones no pueden discutir) cuando sostienen que todo debe someterse
a la razón. Su concepto de ciencia, en realidad, es ideológico o “cientificista” que lo formulan
solamente como oposición a lo no racional como si la razón no tuviera límites y pudiera conocerlo
todo (“gnosticismo”).

2.2.5. El principio de la “libertad de culto”: Según la Masonería, lo que atañe al culto debe ser
regulado por el individuo quien debe establecer sus relaciones con el Ser Supremo. Es un simple
corolario de los principios anteriores. Si no existe una religión verdadera u única, pues entonces,
cada uno según sus creencias (creer lo que se quiera, adorar lo que se prefiera, incluido el
satanismo o luciferismo).

2.2.6. Principio de la “libertad de conciencia”: La Masonería afirma oponerse a cualquier


coacción o influjo externo, sea de orden físico, sea de orden moral, en el sentido de dirigir u
orientar el pensamiento del individuo. Todo atentado contra este “derecho natural” debe ser
denunciado como “fanatismo”, “violencia” e “injusticia”. Se trata de un principio que cuestiona
la misma existencia de la Masonería porque cuenta con reglas, código penal, rituales, etc. con
una clara inducción y orientación de la conciencia de sus iniciados.

2.2.7. El principio de “indiferentismo religioso”: La Masonería sostiene que el individuo


humano debe mantenerse rigurosamente neutral sin hostilizar ni favorecer ninguna religión
determinada. Como el principio anterior, se trata de una falsedad en cuanto que toleran, como
“igualmente buenas” — para los “iniciados”— todas las religiones. Este principio implica que
Jesucristo, para la Masonería, es un simple referente religioso; y no es “La Palabra hecha carne”
(cf. Jn 1,1.14). Da lo mismo, y en el mismo nivel, Buda, Confucio, Lao Tse, Mahoma, Moisés y
Jesucristo. En último análisis, piensan que las religiones son invenciones humanas y todos los
fundadores son simplemente hombres. El concepto de “trascendencia” se esfuma de su ideología.

2.2.8. El principio del “Estado neutro”: Según la Masonería, la sociedad y principalmente el


Estado debe mantenerse oficialmente indiferente y neutro ante cualquier religión concreta. Es la
tesis del “agnosticismo moral y religioso” del Estado y de sus leyes. Requieren que el Estado sea
neutro para regirse por los principios masónicos con su “dictadura del relativismo”. Los “poderes
públicos” no pueden guiarse por orientaciones divinas o principios religiosos; solo por los
postulados masónicos. Por eso, el “laicismo” (sobre todo el “extremo”) necesariamente es
anticlerical.
La lucha de la Masonería consiste en la separación total de Iglesia y Estado (por ejemplo,
México). En definitiva, pretenden la instauración de “Estados o dictaduras masónicas” (El plan
2030, en este sentido, tiene sesgos de una dictadura global porque no dejan libres a las naciones
y culturas sino los pretende homologar a todos). Imagínense un Congreso manejado de masones
aprobando leyes funcionales a sus ideologías; una Corte infectada por el lobby masónico… ¿qué
garantía de justicia se puede tener cuando se disputa con un “hermano” masón de un juez
“masón”?

2.2.9. El principio de la “enseñanza laica”: La enseñanza pública, dada y mantenida por el


Estado —para la Masonería— debe ser absolutamente laica o neutra en materia religiosa. Fue la
lucha en todos los países latinoamericanos desde el siglo pasado. Siempre reclamaron los
masones escuelas públicas sin religión. Ni religión, ni Dios, ni mucho menos representantes de
Dios con el fin de fomentar el agnosticismo y el ateísmo, aun cuando proclaman la existencia de
6

un inoperante, impersonal y vago Gran Arquitecto del Universo. Incluso a las Escuelas y Colegios
católicos quieren imponer sus respectivas ideológicas.

2.2.10. El principio de la “moral independiente”: Para los masones, la moral no debe estar
ligada a ninguna creencia religiosa ni basarse en pretendidas revelaciones divinas. Plantean, en
cambio, una “moral civil” hecha a la medida del hombre (antropocentrismo) según el principio:
“el hombre es la medida de todas las cosas” (“moral autoreferenciada). En los niveles más altos,
en realidad, se llega a la amoralidad.

2.2.11. El principio de la “religión natural”: La Masonería sostiene que la religión oficial y


pública debe mantenerse en los límites de la religión natural indicados por las verdades básicas,
pacíficamente aceptadas y comunes a todas las religiones: es el naturalismo filosófico.

III. La posición de la Iglesia Católica ante la Masonería


La posición de la Iglesia Católica en relación con la Masonería se basa en los principios de la
revelación bíblica y en el Magisterio pontificio de los Romanos Pontífices que se exponen a
continuación:

3.1. Documentos pontificios19


En forma oficial y documentada, la posición de la Iglesia Católica arranca con el Papa Clemente
XII, el 28 de abril de 1738 y se extiende hasta nuestros tiempos. Los documentos, exclusivamente
pontificios, son los siguientes:
1. Encíclica “In Eminenti” del Papa Clemente XII del 28 de abril de 1738.
2. Encíclica “Providas” del Papa Benedicto XIV, del 18 de mayo de 1751.
3. Encíclica “Eclesiam” del Papa Pio VII, del 13 de setiembre de 1821.
4. Constitución Apostólica “Quo Graviora” del Papa León XII, 13 de marzo de 1826.
5. Encíclica “Traditi” del Papa Pio VIII, del 24 de mayo de 1829.
6. Encíclica “Qui Pluribus” del Papa Pio IX, del 9 de noviembre de 1846.
7. Alocución consistorial “Quibus Quantisque…” del Papa Pio IX, del 9 de noviembre de 1846
y una alocución dirigida el 7 de diciembre de 1847.
8. Encíclica “Humanun Genus” del Papa León XIII, del 20 de abril de 1884.
9. Encíclica “Inimica Vis” del Papa León XIII, del 8 de diciembre de 1892.
10. Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe sobre la Masonería
presentada por el Card. Joseph Ratzinger y firmada por S.S. San Juan Pablo II; Código de
Derecho Canónico, 25-26 de enero de 1983 (canon 1917).

3.2. Iglesia y Masonería:


3.2.1. Todos los documentos pontificios —arriba especificados— condenan la Masonería y
declaran la incompatibilidad entre la ideología masónica y la fe cristiana presentada por la Iglesia
Católica.
3.2.2. El documento más completo y estructurado es la Encíclica “Humanun Genus” del Papa
León XIII (20 de abril de 1884) en cuanto que aborda la problemática de la Masonería con una
“posición de la Iglesia”; un “juicio fundamental sobre la Masonería”; “naturaleza y métodos”;
los “errores metafísicos”; “moral cívica”; “familia y educación”; “doctrina política”; el “mal
radical de la Masonería”; “ambiciones masónicas” y “remedios” contra la Masonería.
3.2.3. El último documento firmado por el entonces Prefecto de la fe (Card. Joseph Ratzinger,
luego Benedicto XVI) y el Papa Juan Pablo II manifiesta que “se mantiene… inmutable el juicio

19
Todos los documentos, citados a continuación, se pueden encontrar en la página web de la Santa Sede
(www.vatican.va).
7

negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, ya que sus principios han sido
considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por ello la adscripción a las
mismas permanece prohibida. Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas están en
estado de pecado grave y no pueden acceder a la Santa Comunión” (26 de febrero de 1986). Este
documento pontificio se basa en las conclusiones de la “Comisión mixta” (encuentro entre
católicos y masones, en Alemania entre 1974 y 1980) por encargo de la Conferencia Episcopal
Alemana. Solo se ha estudiado los postulados de los tres primeros grados de la Masonería y ha
constatado que existen contrastes fundamentales e insuperables porque, en su esencia, la
Masonería no ha cambiado.
En efecto, la pertenencia a la Masonería pone en duda los fundamentos de la existencia de Cristo.
El examen minucioso de los rituales masónicos y de las afirmaciones fundamentales, como
también la constatación objetiva de que hoy no ha sufrido ningún cambio la Masonería, lleva a
esta conclusión obvia: No es compatible la pertenencia a la Iglesia Católica y al mismo tiempo
a la Masonería. El documento del Episcopado alemán, que es bastante largo, indica nueve
razones que comprueban la anunciada incompatibilidad:
1) El relativismo y el subjetivismo son convicciones fundamentales en las actitudes masónicas.
2) El concepto masónico de verdad niega rotundamente la posibilidad de un conocimiento
objetivo de la verdad.

3) El concepto masónico de religión adolece de “relativismo”: todas las religiones serian ensayos
para expresar la verdad sobre Dios.
4) El concepto masónico del Gran Arquitecto del Universo es deísta, un Dios que no sería un ser
personal, sino más bien neutral, un algo.
5) El concepto masónico de Dios no admite la posibilidad de una verdadera revelación o
automanifestación de Dios.
6) El concepto masónico de tolerancia no se relaciona solamente con las personas sino también
con las ideas, aunque sean contradictorias.
7) Los rituales masónicos dan la impresión de ser pero no son Sacramentos.
8) El concepto masónico sobre el hombre perfecto: lo que vale no es la gracia, sino la virtud, y
está en un sentido de autorredención, que no deja lugar para la doctrina cristiana sobre la
justificación.
9) La espiritualidad masónica pide de sus adeptos una total y exclusiva pertenencia, dedicación
y entrega, que ya no deja lugar para las exigencias espirituales de la Iglesia.
La Declaración termina con esta importante observación: “Por más trascendental que sea la
distinción entre una Masonería amiga de la Iglesia, otra neutral y otra enemiga de la Iglesia,
para nuestro objetivo semejante distinción podría insinuar que para los católicos sería
incompatible solamente la Masonería enemiga de la Iglesia, cuando en realidad el estudio se
hizo precisamente con la Masonería amiga de la Iglesia; y en ésta se constataron dificultades
insuperables”.

3.2.4. El Código de Derecho Canónico: Tras la revisión de su texto, el C.I.C. promulgado por
Juan Pablo II el 25 de enero de 1.983, en su Canon 1.374, que corresponde al canon 2.355 del
Código de 1817, señala: “Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe
ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con
entredicho”. Para evitar confusiones, el 26 de noviembre de 1983, un día antes de la entrada en
vigor de esa nueva ley eclesiástica, fue publicada una declaración de la Congregación para la
Doctrina de la Fe firmada por el Cardenal Ratzinger. Allí se señala que el criterio de la Iglesia no
ha variado. Se omite la nominación expresa de la Masonería por incluirla, junto a otras
8

asociaciones, en el supuesto general que aparece más amplio, dando cabida a cualquier otra que
efectivamente pretenda conspirar contra la Iglesia.

3.2.4. El Papa Francisco y la Masonería: El Papa Francisco, hasta ahora, no ha publicado un


documento oficial sobre la Masonería; pero su posición es clara porque sostiene —en línea con
la tradición de la Iglesia— que la Masonería es inconciliable con la fe cristiana. En este sentido,
el diario “Il Messaggero” informó que el Papa Francisco rechazó la designación como embajador
ante la Santa Sede al diplomático libanés Johnny Ibrahím porque estaba afiliado a la masonería.
El mismo Santo Padre informó del caso al Primer Ministro libanés Saad Hariri en un encuentro
privado en febrero de 202020.
Según Sandro Magister, experto vaticanista, crítico del Papa Francisco, colaborador de la Revista
italiana “L’Espresso” afirmó en su artículo que el Papa Bergoglio “es profundamente hostil a la
Masonería”. Es “su Bestia negra” —afirma— “desde que vivía en la Argentina”. “No tolera que
la Masonería se infiltre en la Iglesia”. Las veces que opinó en público sobre la Masonería tuvo
afirmaciones despectivas al respecto: El 28 de julio de 2013, a su regreso del Brasil, se refirió a
la Masonería como un “lobby” y la comparó con el “lobby político”, el “lobby de los avaros” y
el “lobby gay”. Dos años después, en Turín, Italia, dijo: “En esta tierra, a fines del siglo XIX,
estaba la Masonería en pleno, incluso la Iglesia no podía hacer nada; estaban los anticlericales,
también los satanistas. Era uno de los momentos más difíciles y uno de los lugares más feos de
la historia de Italia…”21.

En conclusión: Los principios masónicos siguen siendo incompatibles con la doctrina de la


Iglesia. En consecuencia, los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas (en cuanto que han
cometido el delito de la “apostasía”) no pueden acceder a la Santa Comunión. Las autoridades
eclesiásticas locales no tienen competencia para pronunciarse respecto a la naturaleza de las
asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más
arriba en razón de que se trata de una facultad reservada al Santo Padre22.

20
Cf. Clarin.com/mundo/24-10-2017.
21
Cf. Blog de Sandro Magister en infovaticana, 4 de mayo de 2017.
22
Cf. Cong. para la Doctrina de la fe. Declaración sobre la masonería/vatican.va/roman curia/conagregations.

También podría gustarte