Resumen Social Vol II y Emp III y IV - Rocío - 241015 - 081609
Resumen Social Vol II y Emp III y IV - Rocío - 241015 - 081609
La agresión se ha convertido en parte integral de nuestra vida, siendo una parte real e importante
de la condición humana, que se ha convertido en uno de los problemas más graves a los que se
enfrenta hoy la sociedad, ya que supone una amenaza para los sentimientos de seguridad y
confianza, socava las relaciones sanas entre las personas y provocan un sufrimiento considerable y
pérdidas innecesarias a la población de muchos países.
⪧ Una comprensión más profunda de un aspecto conductual del ser humano absolutamente normal.
⪧ Los determinantes más importantes de la agresión son, generalmente, de carácter social. La agresión
surge principalmente de las palabras, los actos, la presencia e incluso la apariencia de otras personas.
Esto no quiere decir que no intervengan otros factores no sociales, sino que, por definición, el comportamiento
humano agresivo se produce en contextos de interacción social.
1. Definición de agresión
¿Propinar un puñetazo en el rostro es equivalente a proferir una amenaza? ¿es agresión aislar a un trabajador del
resto del departamento y dejarlo sin trabajo? ¿cómo interpretamos un comentario de contenido sexual subido de
tono y que no es deseado?
Los investigadores se han encontrado con dificultades para ponerse de acuerdo sobre cómo describir la agresión
y explicar sus componentes. Todas ellas convergen en una serie de características. Desde la perspectiva
psicosocial, la agresión se define como un comportamiento que se lleva a cabo intencionadamente con el
objetivo de causar daño a otra persona que está motivada para evitar ese daño.
Desde la Psicología Social, la violencia se considera como un subconjunto de la agresión. La violencia sería más
específica, ya que aludiría exclusivamente a conductas agresivas extremas, caracterizadas como destructivas y
perversas que causan un daño físico severo.
La violencia:
⪧ No tiene justificación.
⪧ Atenta a la integridad del ser humano, tanto física como psicológicamente.
⪧ Es ilegítima, porque es desaprobada socialmente.
⪧ Es ilegal, ya que está sancionada.
⪧ La AGRESIÓN HOSTIL: también llamada agresión reactiva, afectiva, impulsiva o caliente. Siempre se
produce en respuesta a un acontecimiento frustrante, como puede ser una amenaza o provocación. Suele
ser impulsiva, irreflexiva, o de confusión de pensamiento, está cargada emocionalmente por la ira y
caracterizada por la pérdida de control, siendo su objetivo último hacer daño a alguien (eliminar el
estímulo provocador).
⪧ La AGRESIÓN INSTRUMENTAL: también llamada agresión proactiva o fría. Suele ser planificada,
reflexiva, no emocional. Se concibe como un medio o herramienta premeditada para resolver problemas
o para obtener una variedad de objetos distintos al de dañar a la víctima. Tiene propósito y está orientada
a un objetivo, por lo que no requiere ni provocación ni ira.
En la vida real, está visión dicotómica puede resultar simplista, ya que es difícil clasificar un determinado
comportamiento agresivo como puramente hostil o instrumental. Diversos autores señalan que los enfoques
dicotómicos tradicionales se quedan cortos a la hora de clasificar la agresión porque no incluyen muchas
conductas agresivas que suelen obedecer a más de un motivo.
Para Allen y Craig (2017), existen dos formas de abordar este tema:
1. Distinguir entre objetivos próximos y últimos. El objetivo próximo debe ser hacer daño a otro, pero el
objetivo último puede ser de naturaleza hostil (desear solo hacer daño a otra persona), o de naturaleza
instrumental (agredir solo para robar dinero) o una mezcla de ambas (agredir a otro porque te desagrada
y quieres quitarle su dinero).
2. Adoptar un enfoque dimensional. Cualquier acto agresivo se podría clasificar en cuatro dimensiones
continuas:
a. El grado de hostilidad.
b. El grado de automatismo de la conducta.
c. El grado en que el objetivo final sea dañar a la víctima o que el agresor consiga su meta.
d. El grado en que se consideren las consecuencias de la acción agresiva.
Utilizan la observación en contextos naturales para examinar la relación entre determinados antecedentes y las
respuestas agresivas posteriores. El propio investigador introduce la manipulación de una o más variables
(antecedentes) para evaluar su impacto en el comportamiento, produciéndose esta manipulación en una
situación natural (vida real).
Uno de los problemas más importantes a la hora de diseñar estos experimentos es la dificultad de manipular la
variable independiente (causa) sin quebrantar los principios éticos de la investigación con seres humanos. Las
herramientas disponibles en estos experimentos son limitadas, porque se tiene que conciliar el rigor
experimental y la viabilidad ética.
Estos experimentos implican normalmente una situación artificial que permite a los participantes comportarse
de una forma en la que creen que van a dañar a otra persona (ficticia o cómplice del experimentador).
Críticas: han sido criticadas por ser distintas de las situaciones del mundo real y estar sujetas a sesgos como el
deseo de agradar (o desagradar) al experimentador. Aún así, los experimentos de laboratorio, bien diseñados,
superan estos problemas mediante cuidadosas historias y guiones, siendo por tanto experimentos de vital
importancia para poner a prueba hipótesis de causa-efecto y confirmar el vínculo conceptual entre las variables
instigadoras, el comportamiento agresivo y sus consecuencias.
LOS AUTOINFORMES
Se pide a los participantes que manifiesten sus patrones generales de comportamiento o la frecuencia con la que
los han elicitado en el pasado. Se suelen medir diferencias individuales en agresividad y hostilidad o tipos
diferentes de agresión.
Esta nueva medida es útil para proporcionar información temporal sobre el comportamiento agresivo de un
individuo, así como sobre la dinámica de la situación, sobre la reciprocidad entre provocación y agresión.
Se caracterizan por medir las variables clave en múltiples momentos. Pueden captar el desarrollo y la
modificación de los patrones de conducta agresiva en general y, de forma más específica (entorno familiar,
escolar, medios de comunicación…). Permiten extraer alguna inferencia causal debido a la imposibilidad lógica de
que una variable que se introduzca posteriormente afecte a un comportamiento que se haya medido en un
momento anterior.
LA METODOLOGÍA OBSERVACIONAL
Investigación que se realiza en una situación natural, sin que los participantes se percaten de que su conducta
está siendo observada y registrada. En este caso, el investigador no interfiere en la situación en sí, de forma que
no manipula ninguna variable.
Para el investigador lo fundamental es saber cuándo y dónde muestrear el comportamiento y cómo definir las
unidades básicas de análisis. Una vez elegido el contexto, se registra el flujo natural del comportamiento, se
desglosa en unidades de análisis más detalladas y se asignan estos comportamientos a las unidades de análisis.
La ventaja de esta metodología es que se evita el problema de la reactividad (tendencia de las personas a cambiar
sus pautas habituales de comportamiento porque saben que están siendo investigadas).
Esto tiene también sus limitaciones éticas, ya que los participantes no tienen la opción de abandonar el estudio
cuando quieran. Además, las observaciones de la conducta agresiva pueden ser algo subjetivas.
Thomas Hobbes, en su obra clásica “Leviatán” (1651) opinaba que los seres humanos, en nuestro estado natural,
somos brutos y que solo imponiendo la ley y el orden de la sociedad podemos frenar lo que para Hobbes era un
instinto natural hacia la agresión.
Jean-Jacques Rousseau (1762) sugería con el concepto de noble salvaje que los
seres humanos, en nuestro estado natural, somos criaturas apacibles y que es una
sociedad restrictiva la que nos obliga a volvernos hostiles y agresivos.
Sigmund Freud desarrolló la visión más pesimista de Hobbes. Freud consideraba que la agresividad no era más
que una reacción ante la frustración de la satisfacción de la libido. Más tarde conceptualizó el comportamiento
agresivo como la expresión de un instinto genéticamente arraigado. Propuso que el comportamiento estaba
impulsado por dos fuerzas básicas: el instinto de vida (Eros), que impulsa la búsqueda del placer y el instinto de
muerte (Tanatos), que impulsa a la destrucción.
Para Freud, los dos instintos eran una fuente de conflicto intrapsíquico que el individuo resolvía comportándose
o de forma destructiva hacia los demás (agresión, violencia, hostilidad) o hacia sí mismo (autoagresión). Por tanto,
para evitar su autodestrucción, el ser humano debía dirigir su agresividad permanentemente hacia el exterior.
Freud consideraba que las pulsiones agresivas debían expresarse, encontrar una salida para resolver el conflicto
intrapsíquico (si se reprimían, podían producir un incremento de las tensiones).
Konrad Lorenz (1966), etólogo influenciado por Freud, sugirió que la agresividad surge principalmente de un
instinto de lucha heredado que garantiza que solo los machos más fuertes consigan pareja y transmitan sus
gentes a la siguiente generación.
La Psicología Social Evolutiva mantiene que la agresión es adaptativa porque debe estar vinculada a vivir lo
suficiente para procrear.
Puntos débiles/crítica: la frustración no es el único instigador necesario del comportamiento agresivo. Los actos
de agresión instrumental no implican, necesariamente, una frustración (atracar un banco) y siguen siendo un
acto agresivo. La frustración no tiene por qué desencadenar, inevitablemente una respuesta agresiva.
a) El desencadenante de la conducta agresiva no es la frustración en sí, sino el estado afectivo negativo que
provoca la frustración.
b) Existen otras muchas fuentes potenciales de suscitar un estado afectivo negativo además de la
frustración.
c) El estado afectivo negativo no conduce automática y necesariamente a la agresión.
La reformulación de Berkowitz (1989) de la teoría de Dollard et al. (1939) da paso al desarrollo del modelo
neoasociacionista cognitivo.
Bandura, 1983.
Para Bandura, el aprendizaje se define como una modificación en el comportamiento que se produce a través de
la experiencia, en el que intervienen dos mecanismos:
a) El aprendizaje observacional, que implica ver cómo se recompensa o castiga a otros por su
comportamiento agresivo.
b) El aprendizaje a través del refuerzo, lo que significa que el comportamiento agresivo se ve recompensado
por el éxito o inhibido por las consecuencias negativas.
Bandura denomina a este tipo de recompensas refuerzos vicarios, porque no las recibe directamente el
observador.
Los factores situacionales y personales conducen a la agresión a través de su impacto en tres procesos básicos:
1. Afecto: pueden influir en el estado de ánimo y en las emociones, así como generar emociones y sentimientos
negativos, relacionados con la agresión.
2. Cognición: pueden fomentar pensamientos (cogniciones) hostiles. Ciertas variables de entrada pueden
hacer que los pensamientos agresivos sean crónicamente accesibles en forma de guiones y sesgos de
atribución hostiles. Estos pensamientos se pueden activar mediante el priming.
3. Activación (nivel de excitación): las variables de entrada pueden influir en la excitación (física y
psicológica) aumentándola o disminuyéndola.
Fase 3: resultados
En esta fase se realiza el proceso de toma de decisión: si la persona va a responder agresivamente o no. Se
produce de dos formas:
Anderson y Bushman (2002) indican que todos los episodios violentos están relacionados, influyendo el
resultado de cada episodio agresivo en las variables de entrada, por lo que, cuando se vuelve a producir un
episodio similar, se repite el mismo patrón conductual.
4. Antecedentes de la agresión
Los investigadores los han clasificado en dos: variables internas (relacionadas con el trasfondo biológico y
personal del individuo) y variables situaciones (las cuales pueden instigar e interferir en la manifestación del
comportamiento agresivo).
La aproximación biológica asume no solo que el comportamiento es hereditario, sino que está controlado por
procesos químicos en el cerebro y el organismo en general. Las hormonas más relacionadas con la agresividad
son el cortisol y la testosterona.
Duke et al. (2013) sugieren que para explicar el vínculo entre serotonina y conducta agresiva sería necesario
abordar qué efecto tienen otros factores como la personalidad o el entorno social.
Diferentes estudios han demostrado que las personas que beben alcohol en cantidad suficiente
para estar legalmente ebrias tienden a responder de forma más violenta a las provocaciones que
quienes han ingerido poco o nada de alcohol. El alcohol ejerce un complejo impacto que tiende a
desinhibir los impulsos agresivos.
El alcohol causaría miopía sobre los procesos atencionales, provocando que solo se atienda a las señales
sobresalientes (provocadoras) del entorno, lo que incrementaría la probabilidad de una respuesta agresiva.
Se ha comprobado que las personas predispuestas a comportarse de forma agresiva tienen más probabilidades
de ser agresivas cuando están bajo los efectos del alcohol. Cuando las personas tienen la expectativa de que el
alcohol libera sus impulsos agresivos, se vuelven más agresivos.
El comportamiento agresivo alcanza su punto álgido en los primeros años de vida y va disminuyendo durante la
adolescencia y la edad adulta. Las variables de personalidad se conceptualizan como rasgos relativamente
estables a lo largo del tiempo, que pueden ayudar a explicar por qué no todas las personas se comportan igual de
agresivamente en la misma situación.
Se ha puesto de manifiesto la compleja relación que existe entre el nivel de autoestima (alta vs. baja) y conducta
agresiva. Los sentimientos de inferioridad (baja autoestima) predisponen a elicitar comportamientos agresivos,
mientras que otros estudios han revelado que la violencia es el resultado de una amenaza a una visión muy
positiva del yo (alta autoestima).
Dos líneas de investigación para explicar las diferencias de género en la conducta agresiva:
a. La teoría evolutiva o sociobiológica hace hincapié en el valor adaptativo de la conducta agresiva para
asegurar el éxito reproductivo.
Psicología Social II 11 R.A.R. Vienés
b. La teoría del rol social propone que las diferencias entre hombres y mujeres en el comportamiento
agresivo son producto de los roles de género.
El desencadenante más importante de la agresión es la provocación por parte de otra persona, no siendo
necesario provocar directamente al agresor. De hecho, ni siquiera es necesario que las provocaciones sean reales.
1. ANIMALIZADA: las personas son equiparadas a otros animales, negandoles capacidades como la
racionalidad, la sensibilidad moral¸ el refinamiento y/o la madurez.
2. MECANICISTA: los seres humanos son equiparados a maquinas u objetos, negandoles la calidez, la
emocionalidad y la individualidad.
En las ultimas decadas, la investigacion en este campo ha mostrado que la deshumanizacion conduce al
incremento de conductas de dano y a la justificacion del uso de medidas violentas. Se ha encontrado que a
aquellos a los que se percibe de forma deshumanizada se les considera menos merecedores de proteccion frente
al dano.
La inclusion social y la pertenencia son necesidades humanas fundamentales. Por tanto, cuando las personas se
sienten excluidas, suelen estar motivadas para buscar la aceptacion o pueden tambien elicitar conductas hostiles
hacia quienes las rechazan. Una experiencia continua de exclusion social se acumula a lo largo del tiempo. Muchos
de los tiroteos en escuelas los han cometido personas que habían sufrido continuos episodios de acoso en la escuela,
en el entorno familiar o en el laboral.
Los elementos del entorno que consideramos aversivos o estresantes tienden a aumentar la probabilidad de
agresión. Las variables mejor estudiadas incluyen experiencias que causan dolor físico, las temperaturas
elevadas, el hacinamiento y los ruidos fuertes.
⪧ El HAMBRE, es otro malestar físico que también puede influir en la elicitación de una conducta agresiva.
El acoso en el entorno laboral y escolar es una forma de agresión interpersonal en la que un individuo agrede
intencional y repetidamente a otro que no se puede defender. Tiene dos rasgos distintivos:
Si solo se produce un comportamiento agresivo no se podría considerar bullying. El acoso laboral y escolar con
frecuencia implican la participación (activa o pasiva) de otros integrantes del grupo, como los espectadores
silenciosos, que observan la agresión y la toleran.
En los últimos años, una forma de acoso que ha aumentado rápidamente en ambos contextos es el ciberacoso o
ciberbullying. Este se lleva a cabo a través de la tecnología y su objetivo es infligir daño, de forma repetida, a una
víctima a través de mensajes amenazantes, de subir comentarios vejatorios a las plataformas de internet o de
circular fotos degradantes con el objetivo de humillar a la víctima. Varios estudios indican que la prevalencia del
bullying tradicional es del 33% y la del ciberbullying del 15%.
⪧ Factores personales de los agresores: los agresores muestran una alta estabilidad de la conducta agresiva.
Se caracterizan por una baja autoestima, una falta de habilidades sociales y la exteriorización de
rivalidades y competencia.
⪧ Factores personales de las víctimas: suelen ser alumnos/as rechazados en su clase y/o percibidos como
diferentes. Suelen mostrarse más temerosas, inseguras, calladas y cautelosas.
⪧ Factores situacionales: tanto las víctimas como los agresores experimentan a menudo estrés de rol en
forma de exigencias y expectativas poco claras o contradictorias.
Los contenidos mediáticos violentos, además, incrementan la disposición a seguir siendo consumidores de
violencia mediática.
Estos resultados apoyan la existencia de un círculo vicioso entre la violencia mediática y la agresión.
Los estímulos mediáticos violentos no afectan por igual a todas las personas, existen diferencias individuales.
El efecto de la exposición a corto plazo a la violencia mediática también depende de si los consumidores la usan
de forma habitual o no.
Bartholow et al. (2005) demostraron que, después de jugar a un videojuego violento durante 20
minutos, los participantes que jugaban repetidamente con este tipo de videojuegos eran más agresivos,
puntuaban más alto en el rasgo de hostilidad y, además, mostraban menos empatía que los que no jugaban
habitualmente con ellos.
Los modelos que aparecen en la violencia mediática (series, videojuegos) son una poderosa fuente de aprendizaje
por observación. Se les presenta como poderosos e invencibles.
Otro efecto de la exposición repetida a estímulos mediáticos violentos es la desinhibición. En muchas ocasiones,
los contenidos mediáticos violentos presentan la agresión sin mostrar el sufrimiento de la víctima.
La exposición repetida a contenidos mediáticos violentos, durante la infancia, se relacionaba con creencias
normativas sobre la agresión en la edad adulta. Además, estas creencias mediaban la relación entre la exposición
a la violencia mediática durante la infancia y el comportamiento agresivo en la edad adulta. Presentar la agresión
como un hecho justificado se relaciona con una mayor hostilidad y agresividad un año después.
La exposición repetida a estímulos mediáticos violentos puede tener un efecto duradero sobre la conducta
agresiva a través de un proceso de desensibilización o reducción de sensibilización a la violencia.
Los estímulos violentos pierden su capacidad de provocar emociones fuertes tras una exposición repetida. El
mecanismo subyacente es la habituación.
La probabilidad de que se den todos estos requisitos es relativamente baja, por lo que el castigo, como estrategia
de control de la agresión, se limitaría a nivel individual.
Crítica: las respuestas punitivas, especialmente en el caso de los castigos verbales y corporales, pueden instigar
por sí mismas la agresión al funcionar como señales o normas agresivas, o reforzar los guiones agresivos al
presentar el comportamiento agresivo como una forma aceptable de regular el conflicto interpersonal e
intergrupal.
⪧ Los basados en los principios de la terapia cognitivo-conductual: Las personas aprenden a identificar
los estímulos que les provocan ira, se les enseña a reducir su ira ayudándoles a reinterpretar la situación
mediate técnicas de relajación o estrategias cognitivas.
⪧ Estrategia de la inducción de la atención plena: diseñada para enseñar a centrar la atención, no juzgar
y aceptar a los demás.
⪧ El reemplazo de la agresión: combina el entrenamiento en habilidades sociales para manejar los
conflictos interpersonales juntamente con la promoción del razonamiento moral.
o Ventaja: pueden reducir la predisposición a la conducta agresiva a largo plazo.
o Inconvenientes/críticas: solo funcionan con personas que son conscientes de que su
comportamiento agresivo es el resultado de un fracaso en el control de sus impulsos agresivos y
que, además, están motivadas a cambiar el manejo inadecuado de estos impulsos.
⪧ Provocación de estados afectivos y cogniciones que sean incompatibles con la ira. Esta estrategia
también es eficaz si se induce un estado afectivo negativo (a través del asco). Una alta sensibilidad al asco
se relaciona con un comportamiento menos agresivo, con menos agresiones físicas y verbales hacia un
extraño y con una menor inclinación a participar en actos de violencia contra la pareja.
La evidencia empírica parece respaldar que inducir estados afectivos (positivos y negativos) y cognitivos
incompatibles con la experiencia de la ira puede ser una estrategia eficaz.
El modo en que nos vemos y nos presentamos ante los demás depende fundamentalmente de factores sociales.
Construimos el conocimiento sobre nosotros mismos comparándonos con los demás.
Las identidades sociales son las que impulsan, junto con otros factores, las acciones y
movimientos colectivos que hacen girar la rueda de la historia.
La característica central radica en la reflexividad, descrita como la capacidad de las personas para verse a sí
mismas desde un punto de vista externo, como un objeto que puede ser categorizado, evaluado y manipulado. La
posibilidad del yo de reflexionar sobre sí mismo da origen a muchas de las características del ser humano, como
la capacidad de preocuparnos por el futuro, de hacer planes o de recapacitar sobre el pasado.
El AUTOCONCEPTO consiste en uno de los productos de la reflexividad del yo. Se define como el conjunto de
creencias que una persona tiene acerca de sí misma.
La IDENTIDAD puede verse como una herramienta mediante la cual los individuos o los grupos se categorizan
a sí mismos y se presentan al mundo. Engloba categorías que las personas o grupos utilizan para explicar
quiénes son (y no son) y dónde se sitúan en relación con otros.
La mayoría de los psicólogos sí está de acuerdo en que el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos es
extenso y aglutina numerosas dimensiones y facetas. Diferentes visiones:
Cuanto mayor sea la cantidad de aspectos (autoesquemas) que utilizamos para organizar la información sobre
nosotros mismos, mayor será la complejidad de nuestro autoconcepto. Esta complejidad tiene una función
amortiguadora frente a los acontecimientos frustrantes o estresantes porque nos permite refugiarnos en
aquellos aspectos de nuestro autoconcepto que no se hayan visto afectados negativamente por las
circunstancias.
Estas creencias pueden tener una enorme influencia en nuestra motivación y en nuestro comportamiento.
Desde la infancia, los estereotipos de género van moldeando implícitamente el autoconcepto de las mujeres,
quienes acaban interiorizando la idea de que son menos competentes o de que tienen menos interés en las
matemáticas y la tecnología que los hombres.
Dado que el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos es tan extenso, resulta imposible tener activas
en la memoria de trabajo simultáneamente todas las creencias que componen nuestro autoconcepto.
Cuando hemos conseguido un logro importante o cuando alguien nos alaba, es agradable tomar conciencia de
uno mismo. Sin embargo, cuando hemos tratado mal a alguien o hemos fallado en una tarea importante, no
resultará placentero reflexionar sobre nosotros mismos, de modo que buscaremos formas de evitar la
autoconciencia.
Una manera sencilla de “escapar de nosotros mismos” es ver la televisión, pero también hay
alternativas más perjudiciales como el consumo de alcohol y drogas, los atracones de comida o el
suicidio.
Carver y Scheier (1981) realizaron una distinción entre la autoconciencia privada y la autoconciencia
pública:
⪧ AUTOCONCIENCIA PRIVADA: se produce cuando pensamos sobre los aspectos íntimos y personales
de nuestro autoconcepto. Nos impulsa a comportarnos de manera coherente con nuestros principios y
normas personales.
⪧ AUTOCONCIENCIA PÚBLICA: ocurre cuando reflexionamos sobre los aspectos públicos de nuestro
autoconcepto y sobre cómo nos perciben y juzgan los demás. Nos lleva a adherirnos a las normas
sociales, pero no necesariamente porque las compartamos internamente, sino por miedo a ser
valorados negativamente. Este tipo de autoconciencia nos motiva para presentarnos de manera positiva
ante otros y no siempre como realmente somos o nos comportamos en privado.
La autoconciencia resulta esencial para adquirir y actualizar el conocimiento sobre uno mismo.
3. Autoconocimiento
3.1. Vías de autoconocimiento
La INTROSPECCIÓN consiste en mirar hacia nuestro interior y examinar nuestros pensamientos y
sentimientos privados. La introspección no es perfecta.
Esta teoría sostiene que utilizamos nuestro comportamiento como pista informativa para adquirir
autoconocimiento cuando este se realiza sin presiones externas y cuando no estamos seguros de nuestras
motivaciones, sentimientos y/o pensamientos.
Psicología Social II 4 R.A.R. Vienés
Además de construir autoconocimiento a partir de nuestras acciones pasadas, también podemos
hacerlo imaginando cómo nos comportaríamos en una situación determinada.
La COMPARACIÓN SOCIAL. La teoría de la comparación social de Festinger (1954) sostiene que las personas
sentimos la necesidad de valuar nuestras actitudes y habilidades y que, en ausencia de estándares objetivos, las
comparamos con las actitudes y habilidades de otros.
Las personas tenderemos a compararnos con quienes tengan actitudes similares a las nuestras para efectuar
una evaluación precisa.
En el caso de las habilidades también deberíamos compararnos con quienes tienen un perfil similar a nosotros:
⪧ Comparación social ascendente: si lo que queremos en mejorar nuestro rendimiento, nos tendremos
que comparar con quienes tienen más habilidades que nosotros para así averiguar a qué nivel podemos
aspirar. Este tipo de comparación puede hacernos sentir inferiores.
⪧ Comparación social descendente: si lo que queremos es sentirnos bien con nosotros mismos, nos
compararemos con personas que tienen menos habilidades que nosotros.
De acuerdo con la teoría de la unicidad (Snyder y Fromkin, 1977, 1980) las percepciones de similitud o
disimilitud extremas con respecto a los demás resultan psicológicamente desagradables. El deseo de ser único y
diferenciar de otros puede llevar a las personas a adoptar actitudes y realizar conductas alejadas del consenso
mayoritario.
También realizamos comparaciones temporales con nosotros mismos, comparando cómo somos ahora con
cómo éramos en el pasado. Estas comparaciones pueden ser descendente so ascendentes dependiendo de si
consideramos que antes éramos peores o mejores.
Varias teorías:
⪧ Cooley acuña el término “yo espejo” para recoger la idea de que la imagen que nos formamos de
nosotros mismos es un reflejo de cómo nos ven los demás. En nuestras interacciones con los
demás percibimos que en su mente existe una imagen de nuestras características,
comportamientos y deseos y, basándonos en los juicios de los demás, vamos (re) construyendo
⪧ Shrauger y Schoeneman (1979) cuestionaron la hipótesis del “yo espejo”. Sus resultados sugieren que
las personas no nos vemos tal y como nos ven los demás, sino como creemos que nos ven. Diversas
investigaciones posteriores confirman esta hipótesis.
⪧ La autoevaluación.
⪧ El autoensalzamiento.
⪧ La autoverificación.
Psicología Social II 6 R.A.R. Vienés
La AUTOEVALUACIÓN
Está relacionada con la necesidad de precisión. Las personas deseamos conocer cómo somos
de manera precisa y objetiva para saber cómo desenvolvernos en situaciones específicas.
El AUTOENSALZAMIENTO
Las personas muestran una preferencia generalizada por las evaluaciones positivas. La motivación de
autoensalzamiento consiste en exaltar los aspectos positivos de nuestro autoconcepto. Para ello, buscamos
selectivamente información positiva o la interpretamos de modo que podamos desarrollar y/o mantener una
autoimagen favorable que sea creíble.
Además del autoensalzamiento, también tenemos una motivación de autoprotección, que nos llevaría a
minimizar los aspectos negativos de nuestro autoconcepto.
Los mecanismos implicados en el autoensalzamiento operan de manera rutinaria, mientras que los
autoprotectores se activan solo ante situaciones amenazantes para nuestro autoconcepto.
La mayoría de las personas exageran sus fortalezas y atenúan sus debilidades. La investigación ha seguido dos
líneas:
La teoría de la autoverificación (Swann, 1983, 2012) sostiene que a las personas nos gusta que los demás
nos vean tal y como nosotras mismas nos vemos y por ello nos esforzamos por verificar activamente nuestro
autoconcepto, incluso los aspectos negativos.
De acuerdo con esta teoría, las creencias que tenemos sobre nosotors mismos nos sirven de guía de
comportamiento, nos ayudan a hacer predicciones sobre el mundo y nos permiten mantener una sensación de
control, coherencia y continuidad.
La falta de verificación cuestiona elementos centrales de nuestro sistema de conocimiento y pone en riesgo
nuestra capacidad para controlar y predecir el entorno.
⪧ Crear entornos sociales que faciliten la autoverificación: rodeándonos de gente que nos vea como nos
vemos a nosotros mismos o bien comunicando a los demás nuestro autoconcepto mediante señas claras
de identidad y comportamientos consistentes con la imagen que tenemos de nosotros.
En el caso de los grupos, la autoverificación intensifica los sentimientos de conexión entre sus miembros y
reduce el miedo a expresar las propias opiniones, lo que en última instancia mejora el desempeño y aumenta la
creatividad.
Aunque los efectos de la autoverificación suelen ser positivos para la mayoría de la gente, ésta
también presenta un lado oscuro que afecta principalmente a quienes han desarrollado un
autoconcepto negativo sin tener razones objetivas para ello. Los esfuerzos de autoverificación de
las personas que se perciben a sí mismas de manera negativa pueden hacer que graviten
alrededor de amistades y parejas abusadoras, que refuercen sus creencias erróneas al recordarles
continuamente sus supuestas carencias y debilidades.
La autoestima es subjetiva, de modo que no necesariamente guarda relación con las características y las
habilidades reales.
La autoestima varía con el desarrollo vital, mostrando un patrón en forma de U invertida (alcanzando su punto
máximo en la edad adulta y declinando en la vejez). Los cambios de autoestima suelen ser más acusados en
ciertos períodos del desarrollo en los que se producen eventos vitales transformadores (edad adulta joven y
adolescencia tardía. La autoestima también puede fluctuar temporalmente.
1. La competencia autoatribuida: definida como la sensación global de ser capaz y efectivo y de ejercer
control sobre el entorno. La acumulación de experiencias que nos hacen sentir competentes sería una
fuente importante de autoestima.
2. La valoración social: La percepción de que los demás nos aceptan y nos apoyan tiene un efecto positivo
sobre nuestra autoestima. La inclusión social tiene una importancia evolutiva fundamental, puesto que
facilita la supervivencia y la reproducción.
Algunos investigadores defienden que la autoestima alta tiene efectos positivos sobre las relaciones de amistad
o románticas, el rendimiento académico y laboral o la salud física y mental.
Las personas con alta autoestima mostrarían más facilidad para hacer amigos, tendrían relaciones románticas
más satisfactorias, rendirían mejor académica y laboralmente, presentarían hábitos de vida más saludables y
padecerían menos problemas de depresión y ansiedad. Estas personas poseerían una serie de características
beneficiosas, como mayor resiliencia frente al fracaso y estabilidad emocional, menos susceptibilidad a la
persuasión y una orientación al autoensalzamiento.
⪧ Visión crítica
Baumeister et al. (2003) y Baumeister y Vohs (2018) concluyen que la autoestima tiene sólo dos beneficios:
1. Aumenta la iniciativa personal: la autoestima elevada proporciona a las personas confianza en sus
opiniones y en su capacidad para lograr sus metas, de modo que las personas con alta autoestima
resultan menos influenciables y muestran una mayor perseverancia frente al fracaso.
2. Nos hace sentir bien.
Estos autores explican que existe abudante evidencia empírica sobre la relación entre la autoestima y diversos
resultados deseables en múltiples ámbitos. El problema es que esa evidencia es fundamentalmente
correlacional.
A nivel societal, la obsesión por el fomento de la autoestima podría acarrear consecuencias desastrosas.
De acuerdo con Sutton y Douglas (2019) existen diversos motivos para la autopresentación:
Jones y Pittman (1982) describen cinco estrategias de autopresentación en función de los motivos que se
activen:
1. La autopromoción: dirigir la atención de los demás a nuestros logros para convencerlos de que somos
competentes.
2. La ejemplificación: mostrar conducta irreprochable para que los demás nos vean como moralmente
respetables.
3. El congraciamiento: realizar favores o halagar a los demás para ganarnos su simpatía.
4. La intimidación: mostrar a los demás nuestro poder o capacidad para castigarlos (generar miedo).
5. La súplica: presentar nuestras debilidades para conseguir ayuda o compasión.
A esta taxonomía se han ido añadiendo otras como la petición de disculpas, la elaboración de excusas
y justificaciones, la “auto-incapacitación” (crear obstáculos para éxito con el fin de evitar que quienes
nos observan atribuyan nuestro potencial fracaso a causas personales) o el “saco de arena” (crear en
los demás bajas expectativas sobre nuestro desempeño, para lo cual podemos hacer una
demostración fingida de incapacidad).
En vez de interpretar las estrategias de autopresentación como intentos de engaño o manipulación, conviene
verlas como herramientas que facilitan la interacción social y la vida en grupo. Si imagináramos por un
momento cómo sería la vida en una comunidad en la que la gente se guiara solo por sus propios deseos, sin
6. La identidad social
6.1. Teoría de la identidad social
La teoría de la identidad social es una teoría sobre las relaciones intergrupales y el cambio social. Su objetivo es
explicar el comportamiento intergrupal y parte de la idea de que para entender el comportamiento intergrupal
es preciso considerar la manera en que los individuos se definen a sí mismos y a los demás.
Los resultados de varias investigaciones mostraron que la mera categorización dentro de un grupo resultaba
suficiente para que se produjera una acentuación perceptiva de las cualidades positivas del endogrupo y de las
cualidades negativas del exogrupo, así como favoritismo endogrupal.
Tajfel creía que los participantes se habían identificado con su grupo recién creado.
La identificación con el grupo sería el factor que determina la existencia del grupo
en un sentido psicológico y que lleva a los participantes a mostrar favoritismo
endogrupal.
Este autor sostenía que las interacciones humanas varían a lo largo de un conjunto bipolar delimitado por dos
extremos: el interpersonal y el intergrupal.
⪧ En las interacciones puramente interpersonales los implicados se relacionan entre sí como individuos
particulares, sin conciencia de las categorías sociales. La conducta de los individuos está determinada
por la identidad personal, por el conjunto de actitudes, recuerdos, emociones y comportamientos que
nos definen como personas únicas.
⪧ En las interacciones intergrupales las personas actúan como representantes de sus grupos. El
comportamiento depende de la identidad social, que comprende el conocimiento sobre nosotros
mismos derivado de las categorías sociales a las que pertenecemos, así como por las consecuencias
emocionales y el significado valorativo de esas pertenencias.
Esta teoría propone que, cuando nos categorizamos como miembros de un grupo, realizamos comparaciones
entre nuestro grupo y otros grupos. El resultado de esa comparación determinará si la pertenencia a ese grupo
nos proporciona una identidad social positiva o una negativa. La identidad social será positiva si creemos
que el endogrupo no solo es diferente al exogrupo, sino que también es mejor.
De acuerdo con la teoría de la identidad social, las personas están motivadas para conseguir o mantener una
identidad social positiva, ya que esa identidad social afecta a la autoestima. Esta teoría combina elementos
cognitivos (categorización y comparación social), motivacionales (motivación para alcanzar una identidad
1. Nivel de la identidad personal: uno se define como individuo único y se diferencia de otros
realizando comparaciones interpersonales. Se produce un proceso de personalización.
2. Nivel de identidad social: uno se define como miembro de un grupo en oposición a otros grupos. Tiene
lugar un proceso de despersonalización. Los individuos se atribuyen a sí mismos y a los
demás los atributos, actitudes, emociones y comportamientos típicos y definitorios del grupo
(se estereotipan a sí mismos). Quienes se ajustan más al prototipo grupal serían los mejor
valorados.
3. Nivel de identidad humana: nos definimos como seres humanos diferentes de otras especies.
1. Principio del Yo personal-agente: las personas fusionadas con un grupo mantienen activadas
simultáneamente su identidad personal y su identidad social, de modo que las acciones que realizan por
el grupo no solo reflejan características grupales, sino que se ven imbuidas también de agencia
personal. Las personas fusionadas se sienten responsables de los resultados del grupo y se creen
capaces de controlarlos en la misma medida en que pueden controlar sus resultados personales.
2. Principio de sinergia de la identidad: las personas fusionadas con un grupo combinan
sinérgicamente los dos tipos de identidades (identidad personal y social) para motivar el
comportamiento progrupal.
3. Principio de los lazos relacionales: las personas fusionadas con un grupo reconocen y valoran no sólo
el ajuste de sus miembros al prototipo grupal, sino también las características idiosincráticas de cada
uno.
4. Principio de irrevocabilidad: las personas tienen a permanecer fusionadas. La extrema devoción al
grupo que muestran las personas fusionadas impide que puedan cultivar relaciones con otros grupos.
El prejuicio se trata de una actitud hostil o desconfiada hacia una persona que pertenece a un grupo, simplemente
debido a su pertenencia d icho grupo.
En el prejuicio se dan la mano procesos psicológicos (intervienen procesos cognitivos como la categorización y
afectivos como las propias emociones que suscita el prejuicio), procesos grupales (el prejuicio tiene un carácter
compartido y su objeto son los miembros de otro grupo) y procesos societales (ya que se ven afectados por las leyes
y normas predominantes en un determinado contexto social.
1. El prejuicio era una característica individual y casi patológica, que tenían algunos individuos con
personalidad autoritaria.
2. El prejuicio se consideraba un proceso normal relacionado con sesgos en el procesamiento de la
información social.
3. El prejuicio había adoptado nuevas formas más sutiles y disimuladas que era necesario abordar de
manera distinta.
La concepción del prejuicio como una actitud propuesta por Allport (1954) permite incorporar al estudio del
prejuicio la amplia experiencia teórica y empírica de la Psicología Social, permitiendo relacionar el prejuicio con
dos fenómenos relacionados: los estereotipos y la discriminación.
El componente cognitivo de la actitud prejuiciosa estaría constituido por los estereotipos o creencias negativas
preconcebidas acerca de un determinado grupo. El prejuicio propiamente dicho sería la parte afectiva de la
actitud y la discriminación la conductual.
Adorno et al. (1950) trataron de responder a la pregunta ¿existe algún tipo de personalidad prejuiciosa o
autoritaria capaz de realizar actos dañinos contra personas de grupos minoritarios?
Surge la escala F, que mide las tendencias antidemocráticas o de potencialidad hacia el fascismo. Consta de 30
ítems y está compuesta por 9 dimensiones (convencionalismo, sumisión autoritaria, preocupación por
cuestiones relacionadas con el dominio…). Todas estas cuestiones constituirían el llamado síndrome de la
personalidad autoritaria.
Esta investigación ha sido criticada en diversos aspectos (uso de instrumentos poco científicos, etc.).
Este autor diseña una escala denominada Right-Wing Authoritarianism (RWA) para medir lo que él llama
“autoritarismo de derechas”. Este autor atribuye este tipo de autoritarismo al aprendizaje social y reduce el
síndrome autoritario a tres dimensiones:
a) Agresión autoritaria: intención de dañar física o psicológicamente a otra persona o grupo bajo la
creencia de que tal agresión cuenta con el apoyo de la autoridad o es necesaria para protegerla.
b) Sumisión autoritaria: aprobación general de lo que dicen y hacen quienes están en una posición de
autoridad.
c) Convencionalismo: fuerte aceptación y adherencia a las tradiciones y normas sociales.
Estos autores retoman los tres componentes del autoritarismo identificados por Altemeyer (agresión
autoritaria, sumisión autoritaria y convencionalismo) considerándolos como tres dimensiones independientes
que reflejan distintas estrategias para satisfacer la motivación por mantener la seguridad colectiva y el orden
social. Desde esta perspectiva el autoritarismo tendría un componente situacional.
El modelo tripartito enfatiza que las actitudes autoritarias surgirían ante situaciones de amenaza social o
inseguridad general.
Esta teoría mantiene que los grupos dominantes promueven una ideología que justifica su dominación y que
suele ser aceptada por todos los grupos, dominantes y no dominantes.
La escala de orientación hacia la dominación social (SDO) permite medir las diferencias individuales en esta
variable.
Las correlaciones entre el autoritarismo de derechas (RWA) y la orientación hacia la dominancia social (SDO) no
son demasiado elevadas.
El ser humano es egoísta por naturaleza y trata de obtener las mayores recompensas posibles para él o para su
grupo. Cuando dos o más grupos tienen metas incompatibles, es muy probable que se produzca conflicto entre
ellos y que dicho conflicto aumente el prejuicio y la discriminación hacia os miembros de los otros grupos
implicados.
1Apartado muy resumido ya que pertenece a la parte I de esta asignatura. Para más información consultar apuntes/libro
del primer semestre.
Psicología Social II 3 R.A.R. Vienés
1.3.2. El prejuicio desde las teorías de la identidad social y de la categorización del Yo
La teoría de la identidad social (TIS) de Tajfel y Turner (1979) se ha convertido en una de las principales teorías
de la Psicología Social para explicar las relaciones intergrupales y otros muchos procesos que suceden dentro del
grupo. Esta teoría fue formulada inicialmente para interpretar los resultados inesperados del denominado
paradigma del grupo mínimo.
a) Todas las personas tratamos de alcanzar y mantener una identidad social positiva.
b) Dicha identidad se adquiere cuando realizamos comparaciones favorables entre nuestro propio grupo y
otros grupos.
Para conseguir esta comparación favorable, las personas tienden a favorecer a su grupo (favoritismo endogrupal),
siendo esto el origen del prejuicio y la discriminación: favorecer al propio grupo para conseguir o mantener una
identidad social positiva.
Todavía es objeto de estudio el entender hasta qué punto favorecer al propio grupo implica necesariamente la
denigración o valoración negativa del otro grupo.
Propuesta por Turner (1990) a partir de la TIS, esta teoría propone que una persona puede categorizarse,
dependiendo del contexto del grupo, como persona individual o como miembro de un grupo. El categorizarse
como miembro de un grupo tiene efectos psicológicos importantes:
⪧ Se acentúa la percepción de la semejanza con otros miembros de nuestro grupo y de las diferencias con
el exogrupo.
⪧ Se produce un favoritismo endogrupal.
⪧ Se produce un proceso de despersonalización.
Este enfoque surge a partir de la crítica que realiza Smith (1993) a la concepción del prejuicio como una actitud.
Para este autor, concebir el prejuicio como una actitud impide captar la especificidad emocional y situacional de
este fenómeno.
La especificidad emocional se refiere al hecho de que el prejuicio hacia otros grupos no permanece
constante en todas las situaciones o contextos, sino que varía según las circunstancias. Smith
propone concebir el prejuicio como una emoción social basándose en la teoría de la categorización
del yo (TCY).
En la actualidad existe un racismo moderno, el cual (en EEUU) basa el rechazo hacia los afroamericanos en una
serie de creencias que nada tienen que ver con cuestiones raciales. El racista moderno experimenta una
Formulada por Gaertner y Dovidio (1986) considera que el racismo aversivo opera de manera sutil e indirecta.
El racismo aversivo surge cuando se produce un conflicto entre los valores igualitarios de una persona y los
sentimientos negativos que le despiertan los miembros de una determinada etnia o grupo social.
El racismo aversivo caracteriza, en mayor medida, a las personas con valores igualitarios que a
aquellas que no los tienen. Si los valores igualitarios no son importantes para la persona, no se
producirá el conflicto entre estos y los sentimientos negativos hacia los otros grupos.
El racismo aversivo no es intencionado. El racista aversivo no siente odio, sino que sus sentimientos son más
bien de incomodidad, inquietud, disgusto y miedo. Este tipo de racismo es muy perjudicial para el grupo que lo
sufre, siendo además muy difícil de combatir.
Una de las formas más habituales de medir el prejuicio es a través de cuestionarios, aunque muchos autores creen
que estas medidas no consiguen, debido a la deseabilidad social, captar la auténtica opinión existente. Sin
embargo, Gaertner y Dovidio (1986) consideran que es muy difícil desarrollar cuestionarios efectivos que
permitan medir el racismo aversivo.
El denominado paradigma de la falsa conexión constituye un intento de paliar los efectos de la deseabilidad
social, conectando a los participantes a una “máquina de la verdad” que supuestamente puede medir sus
verdaderas actitudes a partir de las reacciones fisiológicas.
El metaanálisis realizado por Roese y Jamieson (1993) demuestra que lo deseable es no pasar por mentiroso,
por lo que el prejuicio manifiesto aumenta.
Bogart y Dunn (2019) definen ableism como los estereotipos, el prejuicio, la discriminación y la opresión social
hacia las personas con discapacidad.
2.3. El sexismo
LA TEORÍA DEL SEXISMO AMBIVALENTE (Glick y Fiske, 1996, 2001)
Estos autores consideran que el sexismo es diferente de otros tipos de prejuicio porque no
existe ningún otro grupo social que esté tan íntimamente relacionado como los hombres y las
mujeres.
⪧ El sexismo hostil: incluiría sentimientos y creencias hostiles sobre las mujeres (las mujeres son menos
competentes y por tanto no deben interferir en los dominios tradicionalmente masculinos).
Aunque ambos tipos de sexismo son radicalmente distintos, se manifiestan simultáneamente para mantener el
estatus masculino en el que las mujeres ocupan desproporcionadamente posiciones de menor estatus y prestigio.
Estas dos formas de sexismo se articulan en tres componentes (hablamos siempre de creencias):
1. Patriarcado:
o Paternalismo dominante (hostil): creencia de que los hombres deberían tener más poder que las
mujeres, unido al temor de que lo usurpen.
o Paternalismo protector (benévolo): los hombres deben proteger y mantener a las mujeres de las que
dependen, tanto en el ámbito público como en el privado (hombres rescatan y hombres proveen de
recursos).
2. Diferenciación de género
o Competitiva (hostil): las mujeres son inferiores a los hombres en ámbitos relacionados con la
competencia (hombres son mejores líderes).
o Complementaria (benévola): las mujeres son el mejor sexo, pero solo en lo que se refiere a los roles
de género femeninos asociados a un estatus inferior. Las mujeres son “maravillosas” porque su rol de
género complementa al masculino.
3. Heterosexualidad
o Hostilidad (hostil): las mujeres utilizan el deseo sexual y el atractivo para manipular y controlar a los
hombres, lo que alimenta la hostilidad y el resentimiento hacia las mujeres.
o Intimidad (benévola): las relaciones románticas heterosexuales son esenciales para la verdadera
felicidad de ambos sexos.
El sexismo ambivalente hacia los hombres también está integrado por dos subdimensiones:
⪧ El sexismo hostil: derivado del resentimiento de las mujeres por el mayor poder y estatus que se otorga
a los hombres.
⪧ El sexismo benevolente: evaluaría positivamente las relaciones de poder y los roles tradicionales de
género. Las actitudes benévolas hacia los hombres se basarían en la creencia de que las mujeres son más
débiles y que, por tanto, los necesitan.
El peligro que encierran estas actitudes benevolentes es que las mujeres pueden llegar a autopercibirse como
menos ambiciosas, inteligentes y competentes.
Estas dos formas de sexismo se articulan de nuevo en tres componentes (hablamos siempre de creencias):
1. Patriarcado:
o Resentimiento paternalista (hostil): integraría sentimientos de ira y aversión hacia el grupo
dominante debido al resentimiento por el poder que los hombres tienen sobre las mujeres.
o Maternalismo (benévolo): ambos sexos se necesitan mutuamente, pero en un sentido tradicional. Se
manifiesta a través de tendencias protectoras hacia los hombres, pero con un aire de superioridad y
Psicología Social II 9 R.A.R. Vienés
condescendencia similares a las del paternalismo (las mujeres son mejores en las tareas del hogar,
etc.).
2. Diferenciación de género
o Compensatoria (hostil): las mujeres atribuirían a los hombres algunas características negativas o los
considerarían inferiores en algunos aspectos para compensar los estereotipos negativos que se
adscriben a las mujeres como grupo (los hombres actúan como bebés cuando están enfermos).
o Complementaria (benévola): caracterizaría a los hombres como protectores y proveedores de
recursos, que asumirían más riesgos que las mujeres (los hombres están más dispuestos a ponerse en
peligro para proteger a los demás).
3. Heterosexualidad
o Hostilidad (hostil): resentimiento por la agresividad sexual y el control de los hombres sobre las
mujeres en las relaciones románticas (hombres acosan sexualmente a mujeres).
o Intimidad (benévola): creencia de que para que una mujer sea feliz necesita a un hombre.
En cuanto generalizamos, tratamos a las personas mayores, al envejecimiento y a la vez de forma estereotipada.
Esta construcción se denomina edadismo.
Iversen et al. (2009) llevaron a cabo una descripción exhaustiva del edadismo, abarcando tres conceptos
dimensionales:
El edadismo puede ser sistemático o casual y dirigirse tanto a individuos como a grupos. Puede ser consciente
(explícito) o inconsciente (implícito), directo (políticamente incorrecto) o indirecto (sutil).
Se han desarrollado diferentes teorías psicosociales que arrojan luz sobre las raíces y la dinámica del edadismo,
categorizándose (estas teorías) en tres niveles: nivel micro (individuo), nivel meso (organizaciones y otras
entidades sociales) y nivel macro (sociedad y cultura en su conjunto).
Cuando perciben que son aprobados socialmente por comportarse según las prescripciones de este sistema de
creencias, se perciben como seres humanos significativos en un mundo que tiene sentido, incrementando su
autoestima.
Greenberg et al. (1986) proponen (respecto a la ineludibilidad de la muerte) que las personas mayores
se convierten en un recordatorio constante de que seguimos estando destinados, sin excepción, a
envejecer y morir.
El envejecimiento también se asocia a un deterioro progresivo del cuerpo físico (las personas mayores se
perciben además como menos atractivas físicamente). La gente asocia a los adultos mayores con características
y capacidades que se desvanecen con la edad.
Esta perspectiva surigiere que la exposición a estereotipos negativos sobre el envejecimiento conduce no solo a
que los interioricemos, sino también a que los asumamos durante la vejez, a menudo de forma implícita e
inconsciente. La aceptación se convierte en una profecía autocumplida. Diversos estudios demuestran que la
exposición a estereotipos negativos afecta negativamente a la capacidad cognitiva, pudiendo provocar respuestas
de estrés adicionales.
El edadismo es omnipresente en todos los ámbitos sociales del mundo desarrollado. Para comprender el
edadismo en el mundo laboral, los estudios apuntan a diferentes tipos de discriminación por motivos de la
edad:
1. Aquellos comportamientos que se producen en estricta relación con la situación laboral del trabajador,
donde la edad puede ser decisiva (selección de personal, despido, etc.).
2. Prácticas que tienen lugar dentro del entorno laboral, como cobrar menos que los trabajadores más
jóvenes, ser excluidos de las promociones internas, etc.
El edadismo institucional se refiere a las acciones negativas inherentes al funcionamiento de cualquiera de las
instituciones de la sociedad, incluidas las empresas públicas y privadas, las escuelas, los hospitales o la policía.
Esta teoría sugiere que el estatus de las personas mayores se ha ido reduciendo progresivamente, debido a la
transformación de la sociedad agraria tradicional en una sociedad moderna, urbanizada e industrializada. Se han
producido tres (cuatro) grandes cambios:
1. Los avances médicos: han producido un incremento de la esperanza de vida, por lo que la vejez ya no es
una excepción. Se asocia a morbilidad, fragilidad y discapacidad.
2. Los avances tecnológicos: el nivel educativo de las personas jóvenes es mayor, por lo que se tiende a
despreciar el conocimiento acumulado por las personas mayores.
3. El aumento de la secularización y del individualismo: reducción de los lazos familiares, perdiendo las
personas mayores el estatus de “anciano sabio”
Esta teoría ha sido muy criticada por emplear definiciones imprecisas sobre el estatus social.
1. Existencia de apoyo social e institucional: es importante que el contacto intergrupal se apoye desde
las instituciones (para poder sancionar o recompensar). Si se promulgan leyes que dificulten la expresión
del prejuicio, es probable que las actitudes prejuiciosas disminuyan.
2. Potencial de relación: la frecuencia y la duración del contacto, así como la proximidad entre los grupos
ha de ser lo suficientemente intensas y cercanas para que se desarrollen relaciones positivas entre los
miembros de ambos grupos.
3. Igualdad de estatus los miembros de ambos grupos han de tener un estatus similar.
4. Cooperación: deben estar implicados en una tarea que requiera la coordinación de todos si desean
desempeñarla con éxito.
La pregunta actual sería: ¿cómo funciona el contacto en situaciones muy estructuradas y en las que la evitación del
exogrupo es limitada, por no decir imposible?
Una serie de estudios realizados en Reino Unido (Dixon et al., 2005) ofreció una respuesta a esta cuestión. Se
evaluó:
Los resultados demostraron que los reclusos blancos que puntuaban alto en SDO mostraban menos actitudes
negativas hacia los reclusos negros cuando el contacto había sido frecuente y de calidad y percibían apoyo
institucional para el contacto.
Postula que el mero hecho de conocer que un miembro de nuestro grupo mantiene una relación estrecha con un
miembro de un exogrupo puede contribuir a la mejora de las actitudes intergrupales.
La mera simulación mental de una interacción social con un miembro (o varios) de un exogrupo forjaría un guion
mental del contacto, que se traduciría en percepciones más favorables y en una mayor intención de interaccionar
con ese exogrupo en el futuro.
3.2. Estrategias de reducción del prejuicio basadas en procesos cognitivos: la modificación de las
categorías
La cuestión que hay que abordar es cómo se puede estructurar el contacto para que se modifiquen las categorías
en las que el grupo mayoritario clasifica a los miembros de un grupo estigmatizado.
La lógica es que, si la categorización maximiza no solo las diferencias entre ambos grupos,
sino también el favoritismo endogrupal, cualquier mecanismo que disminuya o elimine la
fuerza de la categorización en esa situación de contacto promoverá un cambio de actitudes
que puede generalizarse a todo el exogrupo.
1. La descategorización, basada en los supuestos implícitos de la hipótesis del contacto. Sugiere que
las interacciones intergrupales deben promover oportunidades para que los miembros de uno y otro
grupo se conozcan como personas individuales y no como miembros de sus respectivos grupos.
2. La categorización cruzada. Las personas pueden clasificarse como miembros de varias categorías.
Esta situación implica que pueden producir límites convergentes donde es probable que aumente la
discriminación. El problema de semejante entrecruzamiento (y diferenciación) de categorías es que
promueve la comparación social y las percepciones de conflicto de intereses en términos de suma
cero. La categorización cruzada ofrece una solución proponiendo que deben destacarse las categorías
de pertenencia que tienen en común los miembros de dos grupos opuestos.
De esta forma, si aumentásemos la similitud intergrupal (todos somos médicos, o todas somos mujeres,
o todos somos hombres) se reduciría la diferenciación entre las categorías, reduciendo el sesgo
intergrupal.
3. La recategorización no está diseñada para reducir o eliminar la categorización, sino más bien para
estructurar una definición de categoría grupal que incluya a las subcategorías en conflicto en un nivel
superior.
El modelo de la identidad de grupo común (Gaertner y Dovidio, 2000) se basa en los fundamentos teóricos de la
teoría de la identidad social (TIS) y la teoría de la categorización del yo (TCY). Este modelo no se opone a la
hipótesis del contacto, sino que sigue las líneas esbozadas en él para explicar cómo el contacto intergrupal opera
psicológicamente para reducir los prejuicios y mejorar las relaciones intergrupales.
Psicología Social II 15 R.A.R. Vienés
A partir de la recategorización, este modelo sugiere que, si inducimos a los miembros de diferentes grupos a
imaginar que forman parte de un único grupo, las actitudes de los miembros de uno y otro grupo se volverán más
positivas a través de un conjunto de procesos cognitivos y motivacionales.
Este modelo ha recibido numerosas críticas, entre ellas que manipular la creación de una identidad grupal común
en el contexto de los experimentos de laboratorio es relativamente fácil, no siéndolo en la vida real.
3.3. Estrategias de reducción del prejuicio basadas en procesos afectivos: la toma de perspectiva
y la empatía hacia los miembros de los grupos estigmatizados.
La literatura sugiere que establecer una conexión emocional con un miembro del exogrupo y/o experimentar el
mundo desde su punto de vista contribuye en gran medida a fomentar actitudes positivas.
Batson et al. (1997) aplican esta idea al ámbito de las relaciones intergrupales desarrollando el modelo de las
tres etapas de los efectos de la empatía sobre las actitudes, sugiriendo el siguiente proceso:
Los resultados indican que la empatía mejora las actitudes globales hacia dichos grupos,
independientemente del género del perceptor o de si el exogrupo es responsable o no de su
situación, o que la empatía y la toma de perspectiva se consideran, con frecuencia
precursores de la cercanía y la intimidad con el exogrupo.
Se ha demostrado también que la inducción de empatía hacia una persona drogodependiente provoca una
asignación mayor de fondos a una supuesta petición de ayuda dirigida a la prevención de la drogadicción.
La empatía puede reducir las actitudes prejuiciosas hacia el exogrupo, incluso a través del contacto imaginado.
Los grupos son algo más que la mera suma de sus miembros.
Para Turner (1982), un grupo sería un conjunto de dos o más individuos que
comparten una identificación social común entre ellos o que se perciben a sí mismos como miembros de la misma
categoría social.
Moreland (2010) sostiene que las díadas no son grupos porque se crean y disuelven más rápidamente, no
permiten la emergencia de ciertos procesos grupales e incluyen otros que no aparecen normalmente en los
grupos.
Williams (2010) considera que las díadas sí pueden ser grupos, aunque admite que existen algunas diferencias
entre los grupos de dos personas y los de tres o más.
Los psicólogos sociales sí se han puesto de acuerdo en que una agrupación cualquiera de personas no es un grupo.
La perspectiva tradicional sostiene la base psicológica primaria es la atracción interpersonal. Sin embargo, el
enfoque de la identidad social sostiene que la formación de un grupo no requiere del desarrollo de atracción
interpersonal entre sus miembros, sino que basta simplemente con la categorización social. Este enfoque se
encentra en la atracción hacia la categoría o atracción despersonalizada. La valoración positiva de los miembros
del grupo dependería del grado en que encarnen las cualidades prototípicas del grupo.
Prentice et al. (1994) distinguen dos tipos de grupos: los basados en lazos comunes y los basados en la
identidad.
2. Influencia social
Nuestra visión del mundo y nuestros comportamientos y sentimientos dependen de la influencia que el grupo
ejerce sobre nosotros. Deutsch y Gerad (1955) distinguían entre dos tipos de influencia: la informativa y la
normativa, distinción que hoy en día sigue vigente.
La influencia normativa ocurre cuando nos ajustamos a las expectativas de los demás con el objetivo
de obtener su aceptación. Estudios demuestran que las personas ocultan su postura en presencia de
una mayoría que expresa unánimemente una opinión distinta. Este tipo de influencia puede motivar
un cambio de opinión en el ámbito público, pero no necesariamente en el privado.
Serge Moscovici fue uno de los primeros en señalar que las minorías no siempre aceptan pasivamente la opinión
mayoritaria, sino que incluso pueden influir sobre ella.
Las minorías cuentan con la ventaja de que su posición resulta chocante. Si finalmente la postura mayoritaria se
juzga como incorrecta, podría producirse un cambio en la actitud privada, aunque no necesariamente en la
postura que los individuos muestran.
Paradójicamente, la influencia minoritaria tiende a motivar una conversión privada, pero no conformidad pública
inmediata, mientras que la mayoritaria suele suscitar conformidad pública, pero no conversión privada.
El factor clave que determina la capacidad de influir sobre la mayoría y producir cambios significativos es la
consistencia que muestra la minoría tanto entre las posturas individuales de sus miembros como en la postura
grupal a lo largo del tiempo.
A menudo, los grupos y las sociedades van modificando sus normas en la dirección marcada por la minoría sin
que se reconozca explícitamente su participación en ese cambio.
La influencia de las minorías disidentes cumple una función esencial dentro de los grupos puesto que reduce la
autocomplacencia y promueve el análisis crítico de las normas, acciones y decisiones grupales, lo que puede
favorecer el progreso colectivo.
3. Desviación y disentimiento
Desviación: violación de las normas del grupo.
Disentimiento: expresión de desacuerdo sobre las normas del grupo, sus acciones o decisiones.
1. El desapego, la deslealtad o la falta de respeto por el grupo. Se da en personas poco identificadas con su
grupo (inconformidad pasiva).
2. La lealtad y la preocupación por el grupo. Se da en miembros muy identificados, quienes entran en
conflicto entre sus propios criterios personales y las normas del grupo. Esta desviación constructiva no
tiene como objetivo dañar al grupo, sino corregir su rumbo para garantizar su continuidad.
3. La rebelión moral. Se considera “rebeldes morales” a las personas que se resisten a obedecer o a
permanecer en silencio ante situaciones problemáticas aun cuando sufran el rechazo de quienes no se
rebelarían en la misma situación.
1. El bloqueo de la producción: los integrantes del grupo deben esperar su turno para expresar sus
propuestas, lo que obstaculiza la producción y articulación de ideas.
2. La aprensión a la evaluación: hace que las personas se autocensuren y no expresen abiertamente sus
ideas.
3. La holgazanería social: lleva a algunos miembros a dejar la generación de ideas o soluciones en manos de
los demás.
De acuerdo con el esquema de las decisiones sociales (Davis, 1973), las reglas que a menudo utilizan los grupos
para tomar una decisión son las siguientes:
Investigaciones posteriores descubrieron que el cambio hacia el riesgo no era consistente. Moscovici y Zavalloni
(1969) resolvieron estas discrepancias al demostrar que el cambio hacia el riesgo y el cambio hacia la prudencia
formaban parte de un fenómeno al que denominaron polarización grupal.
Lo que hacía la discusión grupal era extremar las actitudes en el sentido ya predominante
antes de que esta tuviera lugar. Por tanto, cuando la mayoría de los participantes tenía
actitudes positivas hacia un objeto, la discusión grupal polarizaba esas actitudes en sentido
positivo.
Una de las ventajas de los grupos es que sus miembros pueden compartir conocimientos personales con los
demás y así obtener una visión más rica y profunda del tema en cuestión. La investigación apunta a que los
integrantes del grupo se centran en la información que todos comparten y no ponen en común la información
distintiva que cada uno posee. Esta tendencia a hablar fundamentalmente sobre la información compartida se
acentúa cuanto mayor es el tamaño del grupo.
5. Liderazgo
Proceso de influencia social mediante el que un individuo recluta y moviliza la ayuda de otros para la consecución
de un objetivo colectivo.
El liderazgo consiste en moldear las creencias y motivaciones de los miembros del grupo para conseguir no su
obediencia, sino su compromiso voluntario con la consecución de las metas colectivas.
En conclusión, el estilo de liderazgo democrático parece ser superior a los otros dos, en tanto que promueve una
mayor productividad del grupo y una mayor satisfacción.
En los años setenta aparecen nuevas teorías sobre el liderazgo entre las que destaca la TEORÍA DEL LIDERAZGO
TRANSFORMACIONAL Y TRANSACCIONAL.
El liderazgo transaccional se corresponde con la visión tradicional, en la que los líderes motivan a los seguidores
intercambiando recompensar por rendimiento. Sin embargo, los líderes transformacionales son una fuente de
identificación, inspiración y estimulación intelectual.
Desde este enfoque se concibe el liderazgo como la capacidad para crear, representar e impulsar esta identidad
social compartida. Los líderes efectivos serían emprendedores y promotores de la identidad social, lo que
implica aclarar cuáles son los límites del grupo y cuáles son sus valores fundamentales, normas e ideales,
promover sus intereses, contribuir a la consecución de las metas colectivas y hacer que el grupo sea relevante no
solo para sus miembros, sino también para quienes no forman parte de él.
Ambas teorías/enfoques parten de la premisa de que las relaciones intergrupales no pueden explicarse
atendiendo únicamente a las características de las personas o los grupos implicados, sino que el contexto social
más amplio que envuelve a ambos grupos contribuye de manera crucial a moldear las relaciones entre ellos.
Esses et al. (1998) sostienen que la competencia percibida por los recursos desencadenará a su vez intentos de
eliminar la fuente de competencia, empleando tres estrategias distintas:
1. Menoscabar la imagen del otro grupo: los miembros del endogrupo pueden cuestionar las
características y valores de los miembros del grupo competidor, expresar actitudes negativas hacia ellos,
hacer atribuciones desfavorables, discriminarlos abiertamente u oponerse a las medidas diseñadas para
aumentar su competitividad (hombres sexistas recurren a estereotipos de género).
2. Aumentar la competitividad real o percibida del propio grupo: mejorando las habilidades de sus
miembros en el dominio relevante para la consecución de los recursos de interés (capacitación laboral).
3. Disminuir el acceso del exogrupo a los recursos (impidiendo la entrada de las personas inmigrantes al
territorio nacional o negándoles el ejercicio de sus derechos).
El supuesto de que la competición por recursos escasos es la condición necesaria para la emergencia del conflicto
intergrupal se ha visto cuestionado. El conflicto puede surgir incluso cuando no hay interdependencia negativa
entre las metas que persiguen los dos grupos.
La categorización induce una necesidad de distintividad positiva, que es competitiva en sí misma, pero no
necesariamente hostil. La mera categorización no desencadenará hostilidad intergrupal si las normas grupales
promueven la cooperación con el exogrupo.
1. Una primera parte de carácter psicológico, la cual describe los procesos cognitivos que subyacen a la
definición de la identidad social y la motivación para lograr una identidad social positiva. Los estudios
realizados con el paradigma del grupo mínimo sugieren que la mera categorización arbitraria hace que
los participantes incluyan al grupo en su autoconcepto, se identifiquen con él y muestren favoritismo
endogrupal.
2. La segunda parte tiene una naturaleza socioestructural y explica las diferentes estrategias que pueden
emplear las personas para evitar una identidad social negativa dependiendo de cómo sean sus creencias
sobre la estructura social, creencias que no necesariamente se ajustan a la realidad de las relaciones entre
grupos.
La mayoría de las sociedades se estructuran de forma jerárquica, de modo que las relaciones
de poder y estatus entre los grupos tienden a ser asimétricas. Quienes pertenecen a grupos
de bajo estatus tienen que lidiar con una identidad social negativa.
La teoría de la identidad social establece que las personas que pertenecen a grupos de bajo
estatus pueden optar por una o varias de las siguientes estrategias:
⪧ Movilidad individual: abandonar el grupo que proporciona la identidad social negativa. Determinados
grupos (raciales) presentan barreras infranqueables. Una forma más sutil consiste en ocultar las
características que denotan la pertenencia grupal.
⪧ Creatividad social: buscar nuevas dimensiones de comparación en las que el endogrupo supere al
exogrupo. También se puede redefinir el valor asociado a las características del grupo inicialmente
percibidas como negativas, de modo que estas pasen a evaluarse positivamente.
⪧ Competición social: comprende un amplio abanico de acciones colectivas dirigidas a cuestionar y/o
subvertir directamente la supremacía del grupo de alto estatus (protestas, boicots, huelgas).
Las estrategias de creatividad social y competición social se agrupan dentro de la categoría de cambio social. La
diferencia es que la creatividad social no plantea un conflicto directo con el exogrupo de alto estatus y su
capacidad para incitar cambios estructurales es cuestionable.
La competición social estimula el conflicto directo. La acción colectiva competitiva del grupo subordinado puede
encontrar una fuerte resistencia en el grupo dominante y desatar incluso una represión violenta. La competición
social es la estrategia con mayor capacidad para cuestionar el status quo e impulsar una verdadera
transformación social.
La movilidad individual inhibe el conflicto intergrupal porque no impugna la posición dominante, pero
precisamente por ello no contribuye en absoluto a mejorar la situación de desventaja del grupo de bajo estatus.
La elección de una estrategia u otra está condicionada por la percepción sobre la permeabilidad de los límites
grupales:
En la vida real, el germen de los conflictos a menudo reside tanto en la competición por recursos
económicos como en disputas identitarias, de modo que la integración de ambas perspectivas nos
puede ofrecer una visión más completa de la realidad.
Estos autores señalan que el odio intergrupal o el racismo son herramientas que los líderes de los grupos
movilizan deliberadamente para conseguir ciertos fines.
Este modelo postula una secuencia de cinco fases en el desarrollo del odio colectivo:
⪧ FASE 1: Identificación con el endogrupo: tiene lugar la construcción de un grupo cohesivo (la
identificación con el grupo hace que los miembros se ajusten a sus normas, asimilen sus creencias,
desarrollen lazos de confianza y solidaridad con los demás miembros, etc.).
⪧ FASE 2: Exclusión: se excluso a colectivos específicos del endogrupo.
⪧ FASE 3 Amenaza: se presenta al exogrupo como una amenaza a la identidad del grupo o a su existencia.
La amenaza puede referirse a aspectos simbólicos, pero se trata de una percepción construida y no de un
peligro objetivo. La transmisión mediante propaganda de una imagen deshumanizada del exogrupo juega
un papel fundamental. Una vez construida la imagen del exogrupo como amenazante e inhumano, su
destrucción puede concebirse como un acto de autodefensa.
⪧ FASE 4: Virtud: se representa al endogrupo como (el único) moral y virtuoso. Cuando la atribución de
extrema virtud al endogrupo se combina con la creencia de que el exogrupo es malvado, la consecuencia
es el aumento de odio hacia el contrario.
⪧ FASE 5: Celebración: se glorifica la aniquilación del exogrupo como si fuera un acto de defensa de la
virtud y un deber moral para los miembros del endogrupo.
Es la concatenación de las cinco fases y no la aparición de cada proceso por separado, la que resulta explosiva y
ominosa.
El enfoque hegemónico, centrado en la armonía intergrupal, asume que la reducción del prejuicio intergrupal
reducirá el conflicto y allanará el camino para la justicia social y la igualdad.
El enfoque de la acción colectiva, centrado en el grupo desfavorecido, el cual apuesta por instigar la participación
de sus miembros en acciones colectivas dirigidas a lograr un cambio estructural.
Un metaanálisis de 515 estudios reveló una correlación negativa entre contacto intergrupal y prejuicio
consistente con la hipótesis de que el contacto reduce el prejuicio.
Otro metaanálisis posterior mostró que el contacto reduce el prejuicio porque disminuye la ansiedad que
experimentan las personas ante los encuentros intergrupales y aumenta la empatía hacia los miembros del
exogrupo y también porque mejora el conocimiento sobre el otro grupo.
Un metaanálisis más reciente de Paluck et al. (2019) confirma que el contacto reduce el prejuicio, aunque el
tamaño del efecto varía sustancialmente dependiendo del tipo de grupos implicados. En sentido negativo, estos
autores advierten que muchas de las investigaciones sobre contacto presentan limitaciones metodológicas
importantes, como la ausencia de grupos de control, un muestreo inadecuado, la asignación no aleatoria de los
participantes y la falta de medidas de prejuicio previas al contacto.
En contextos altamente segregados, las barreras físicas o psicológicas hacen imposible el contacto cara a cara
(*ejemplo del tema 10 sobre ciudadanos greco-chipriotas y turco-chipriotas).
Cuando el contacto directo no es recomendable, se pueden aplicar estrategias de contacto indirecto para
mejorar las relaciones intergrupales. Este contacto indirecto comprende un amplio abanico de estrategias:
⪧ Hipótesis del contacto extendido: el hecho de saber que los miembros del endogrupo tienen amigos en
el exogrupo mejora las actitudes intergrupales. En contextos segregados en los que hay poco contacto
directo entre el endogrupo y el exogrupo, hay poco contacto extendido.
⪧ El contacto imaginado: consiste en simular mentalmente una interacción positiva.
⪧ El contacto electrónico: los miembros del endogrupo y del exogrupo pueden reunirse en un chat virtual.
Se trata de una interacción estructurada en la que se intentan reproducir las condiciones óptimas de
Allport emparejando a los participantes en variables sociodemográficas, poniéndoles una tarea
colaborativa e involucrando a una persona de autoridad para facilitar la interacción.
White et al. (2021) señalan que el contacto indirecto comparte con el directo algunos de los mecanismos
mediadores, como los cambios en el afecto, pero lo distintivo es su potencial para modificar la percepción de las
normas endo y exogrupales.
Esta estrategia es efectiva, pero no siempre posible. Se pueden despertar sentimientos de amenaza que
impiden el desarrollo de una identidad endogrupal común. El desarrollo de una identidad endogrupal
común no implica necesariamente abdicar de la identidad grupal original, sino que se apuesta por
fomentar una identidad dual. Esta identidad dual promueve relaciones intergrupales más armoniosas y
justas.
En el lado negativo, algunos autores sostienen que el multiculturalismo puede reforzar los estereotipos sobre el
grupo minoritario, fomentar la preferencia por los miembros que se ajustan a los estereotipos de ese grupo en
detrimento de quienes no lo hacen y generar en los miembros del grupo favorecido una ilusión de justicia e
igualdad.
Dixon et al. (2017) señalan que la mayor parte de la población en las sociedades occidentales alberga valores
igualitarios, pero al mismo tiempo muestra en mayor o menos medida resistencia ante políticas efectivas de
justicia social.
Las relaciones amistosas y la visión positiva sobre el grupo dominante pueden reducir la percepción de injusticia
entre los miembros de grupos desfavorecidos y su indignación ante un sistema que los perjudica.
Un metaanálisis que incluye las respuestas de 12.997 personas de 69 países distintos revela que el contacto
intergrupal armonioso se asocia negativamente con el apoyo y la participación en acciones colectivas dirigidas a
la igualdad entre los miembros de los grupos desfavorecidos. El contacto intergrupal positivo ejerce un efecto
ambivalente sobre el cambio social.
Psicología Social II 15 Wuolah: rocioar1994
Estas estrategias clásicas de reducción del prejuicio pueden activar reacciones defensivas entre las personas más
prejuiciosas del grupo dominante, las cuáles se oponen al cambio social y prefieren mantener el status quo que
les favorece.
Las estrategias basadas en el multiculturalismo intensifican las actitudes negativas hacia los inmigrantes en
personas con un elevado autoritarismo de derechas.
Dovidio et al. (2016) apuestan por fomentar simultáneamente la reflexión sobre los aspectos comunes que unen
a los grupos enfrentados y conciencia crítica sobre las diferencias estructurales que los separan.
La literatura sobre acción colectiva no persigue la armonía intergrupal, sino la estimulación del conflicto
intergrupal como vía para denunciar y corregir la desigualdad y la injusticia del sistema.
PERCEPCIÓN DE INJUSTICIA: la percepción de que el sistema y/o las relaciones intergrupales son injustas es
uno de los factores que más motivan a las personas para emprender acciones colectivas. Es la experiencia
subjetiva de injusticia la que estimula la movilización. Se introduce así el concepto de privación relativa, que hace
referencia a la percepción subjetiva de que uno mismo o el propio grupo se ven privados inmerecidamente de
los beneficios que otros disfrutan.
Determinados factores ideológicos como la tendencia a justificar el sistema pueden reducir la percepción de
injusticia. Cuando se detectan desigualdades, las personas con mayor motivación para creer que el sistema es
justo tienden a elaborar racionalizaciones.
Estos autores denominaron identidad politizada a esta definición de uno mismo como miembro de un grupo
implicado conscientemente en una lucha para promover el cambio social.
EFICACIA COLECTIVA: cuando las personas creen que la movilización no producirá los cambios deseados, será
poco probable que participen en acciones colectivas. La experiencia subjetiva de eficacia colectiva otorga a los
miembros del grupo fuertes sensaciones de poder y de capacidad para transformar la situación que aumentan la
probabilidad de implicarse en acciones colectivas. Quiénes más se identifican con el grupo pueden considerar
como un éxito lo que los poco identificados ven como un fracaso.
MORALIDAD: se trata de actitudes que las personas consideran que están basadas en la distinción
fundamental entre el bien y el mal. Las convicciones morales son relativamente independientes de
la autoridad y resistentes a la influencia social, de modo que pueden impulsar acciones que vulneran
la legalidad y/o chocan con la posición mayoritaria.
EMOCIONES: la teoría de la emoción intergrupal sostiene que, en aquellas situaciones en que las personas se
autocategorizan como miembros de un grupo y se identifican con él, los eventos relacionados con el grupo se
vuelven personalmente relevantes y despiertan emociones y tendencias de acción asociadas. Estas emociones
derivadas de la autocategorización y la identificación con el grupo se denominan emociones basadas en el grupo
y pueden tener como objeto al endogrupo y sus miembros o al exogrupo y sus miembros.
NECESIDADES INDIVIDUALES: las personas realizan un cálculo de costes (pérdida de tiempo o dinero) y
recompensas personales (disfrutar con los amigos, ganancias materiales, etc.) a la hora de decidir si intervienen
en acciones colectivas. La búsqueda de trascendencia o inmortalidad simbólica (ser un héroe) es uno de los
factores que estimulan el activismo.
MODELO DE ACCIÓN COLECTIVA BASADO EN LA IDENTIDAD SOCIAL (Van Zomeren et. al, 2008)
Estos autores integran la percepción de eficacia grupal, la injusticia percibida y la identidad social. El modelo
SIMCA otorga una importancia capital a la identidad social.
Quiénes se identifican fuertemente con su grupo tienden a percibir como más injusta su situación y a sentirse
más eficaces colectivamente para cambiarla, lo que a su vez incrementa su implicación en acciones colectivas.
Recientemente, Agostini y van Zomeren (2021) han desarrollado el modelo bicameral de la acción colectiva.
Este modelo propone que la moralidad y la identificación son las dos principales vías hacia la acción colectiva.
La moralidad, como la identidad, sirve para unir a los miembros del grupo en un todo cohesivo y también para
obligarlos a actuar concertadamente.
Este modelo bicameral ha recibido respaldo empírico en un metaanálisis que incluye 403 muestras distintas y
un total de 123.707 participantes. El metaanálisis sugiere que las cuatro motivaciones podrían predecir también
la participación de miembros del grupo favorecido en acciones colectivas solidarias con el grupo desfavorecido.
La investigación en acción colectiva todavía tiene grandes desafíos por delante. Por un lado, es preciso
profundizar en la psicología de los aliados y quizá desarrollar modelos teóricos específicos o adaptar los
existentes. Por otro lado, apenas se ha estudiado la acción colectiva contra el cambio social.
Entendemos persuasión como cualquier cambio que ocurre en las actitudes de las personas a consecuencia de la
exposición a una comunicación diseñada y ejecutada intencionalmente con ese fin.
Perloff (2020) resume en una serie de puntos los principales cambios que distinguen y caracterizan el escenario
actual de la persuasión frente a épocas anteriores:
1. Cantidad ingente de mensajes: estamos expuestos a una enorme sobrecarga de mensajes persuasivos.
2. Alta velocidad de transmisión y brevedad: los mensajes persuasivos son mucho más rápidos y breves.
3. Papel creciente de instituciones y organizaciones.
4. Uso de formas más sutiles de persuasión: el contenido actual no es tan directo y obvio.
5. Múltiples canales: que están relacionados entre sí.
6. Mayor tendencia al consumo de mensajes que confirman y refuerzan las creencias previas del
receptor.
Carl Hovland publicó su libro Comunicación y persuasión, el cual generó un gran impacto al investigar (junto a
su equipo) cuáles son los factores más importantes en la eficacia de la comunicación persuasiva.
⪧ La fuente (quién).
⪧ La comunicación o mensaje (qué).
⪧ La audiencia o el blanco de influencia (a quién).
⪧ El cambio de actitudes (el efecto).
⪧ Captación de la atención.
⪧ Comprensión del mensaje.
Psicología Social II 1 Wuolah: rocioar1994
⪧ Aceptación.
Estos tres factores podrían conllevar un cambio en las actitudes en forma de la modificación de una opinión o
una percepción, afecto o comportamiento.
Este modelo resultó muy influyente a pesar de sus limitaciones, como su carácter secuencial. Se puede
comprender y aceptar un mensaje y no producirse persuasión, y lo contrario, puede darse modificación en las
actitudes sin que previamente se haya aprendido la información que transmite el mensaje. La aportación sigue
de forma estricta el esquema estímulo-respuesta y otorga un papel pasivo al receptor, cuando las evidencias
empíricas demuestran que idéntico mensaje o emisor pueden producir reacciones dispares en unas personas y
otras.
1.2. La fuente
Destacan dos componentes:
⪧ Credibilidad: las personas que son percibidas como creíbles o fiables suelen lograr más influencia.
o Las fuentes que son valoradas como expertas en un tema tienen más influencia en persuadir a
alguien cuando el argumento que presentan es fuerte. Sin embargo, si una fuente con alta
credibilidad plantea argumentos débiles que generan pensamientos desfavorables, se verá
sometida a un mayor escrutinio.
o En cuanto a la sinceridad, si el comunicador reconoce errores o apoya posturas contrarias a sus
intereses, puede ganar credibilidad.
⪧ Atractivo: en general, las fuentes que nos parecen físicamente atractivas o agradables tienden a generar
más persuasión.
1.3. El mensaje
Un mensaje se compone de un objeto de actitud y la expresión de una posición a favor o en contra de este
sustentada en argumentos.
Es frecuente que los anuncios publicitarios desencadenen emociones positivas mediante la música, el uso de
determinados colores o del humor, enfatizando en paralelo aspectos funcionales como la buena relación calidad-
precio del producto.
Las personas que extienden bulos se sirven del sesgo de negatividad descrito en su propio provecho.
Otra faceta estudiada de la dimensión emocional del mensaje es el miedo. La apelación al miedo es muy utilizada
en políticas de salud pública, y se define como un mensaje persuasivo que produce dicho estado en la audiencia al
sugerir la culminación de una amenaza importante y muy significativa, seguida por una serie de recomendaciones
cuyo cumplimiento hará desaparecer la amenaza.
Los individuos con alta necesidad de cognición muestran una marcada inclinación hacia la actividad intelectual,
lo que los impulsa a buscar y analizar información con detenimiento. Son más tolerantes frente a la discrepancia
y son percibidas por sus compañeros de discusión como persuasores más efectivos.
Deben ser preeminentemente persuadidos con argumentos sólidos (vs. débiles) y desarrollan actitudes más
fuertes y resistentes al cambio.
Los individuos con alta necesidad de consistencia enfatizan la coherencia personal y son más susceptibles a
experimentar disonancia cognitiva, mientras que los individuos con baja necesidad de consistencia gustan em
mayor medida del cambio y cierta imprevisibilidad.
Estos factores pueden ser de utilidad para hacer coincidir el contenido de los mensajes con el perfil del receptor.
En el campo del consumo se han evaluado otras variables como la dimensión de personalidad extraversión-
introversión.
El comportamiento de los usuarios en redes sociales deja multitud de rastros de información sobre sus actitudes,
lo que puede entrañar grandes riesgos sin una regulación estricta sobre su uso.
Son tres los factores contextuales que han demostrado tener mayor impacto en la modificación de actitudes:
Trabajos más recientes apuntan a la mayor eficacia de los intentos persuasivos que se llevan a cabo cara a cara.
La presencia de un rostro humano en un canal mediado tecnológicamente no resulta tan persuasiva como el
contacto físico cara a cara.
En el caso del uso de mensajes, el uso de emoticonos puede aportar más cercanía y calidad a la
comunicación.
⪧ Elaboración alude al grado en que una persona reflexiona acerca de los argumentos de un mensaje.
⪧ Probabilidad señala la posibilidad de que lo procese de forma profunda o superficial en función de
diferentes factores relacionados con el mensaje, el emisor y el receptor.
El modelo asume que la elaboración varía en intensidad y se ubica a lo largo de un continuo, con un extremo
caracterizado por una considerable reflexión y otro con una actividad cognitiva relativamente reducida.
Este modelo postula que las comunicaciones pueden seguir dos caminos diferentes:
⪧ La ruta central
⪧ La ruta periférica
La RUTA PERIFÉRICA difiere por completo, cuantitativa y cualitativamente, de la central. Las personas procesan
el contenido del mensaje de una manera muy superficial y se centran en señales simples para decidir si aceptar
o rechazar la posición que defiende. Factores como el atractivo del comunicador o su labia, escucharle en un
entorno que nos resulta agradable o simplemente una música pegadiza de fondo son elementos periféricos
determinantes en la persuasión. Cuando las personas procesan periféricamente, inevitablemente confían en
atajos mentales o heurísticos sociales para tomar decisiones.
Este modelo sostiene que existen dos factores que determinan la probabilidad de que una persona piense sobre
un mensaje persuasivo:
⪧ La motivación para su procesamiento, que implica sentir un fuerte deseo de dedicar el esfuerzo mental
necesario para analizar detenidamente toda la información que se encuentra en el mensaje.
⪧ La capacidad para procesar el mensaje, que significa disponer de las competencias necesarias y tener
oportunidad para pensar sobre el mensaje.
Estas son las variables más significativas que influyen positivamente sobre el nivel de motivación:
⪧ Relevancia personal: las personas se implican más en el análisis del mensaje si consideran que el tema
posee consecuencias importantes para sus propias vidas en términos de magnitud y duración en el
tiempo (si se espera la llegada de un bebé, leeremos información al respecto y hablaremos sobre ello con
personas en situaciones similares).
⪧ Responsabilidad personal: estaremos más motivados si somos personalmente responsables de analizar
y transmitir los argumentos que se expongan (acudimos a una reunión como representante de un grupo
de personas).
⪧ Necesidad de cognición: las personas con alta necesidad de cognición presentan una mayor motivación
para procesar los mensajes por la ruta central.
⪧ Mensajes de diferentes fuentes con diferentes argumentos sobre misma temática: en situaciones de
máxima importancia, mayor atención y motivación.
⪧ Percepción de inconsistencia entre nuestras actitudes y el mensaje: si nos exponemos a un mensaje
que cortocircuita nuestras creencias previas, cabe la posibilidad de que dediquemos un esfuerzo extra a
pensar al respecto.
Briñol et al., (2007) diferencian tres factores generales que afectan a la capacidad de los receptores para
procesar el mensaje:
⪧ Conocimiento sobre el tema (accesibilidad). Cuanto mayor es el conocimiento previo, más aumenta su
capacidad para procesar y analizar la información.
⪧ Factores distractores: la presencia de estímulos ambientales estresantes, las distracciones visuales o
disponer de poco tiempo mermarán la capacidad del receptor para procesar un mensaje.
⪧ Repetición del contenido del mensaje: su repetición incrementa las oportunidades del receptor para
pensar sobre la información.
Uno de los aspectos más interesantes del modelo es que una variable puede adoptar diferentes roles en función
del contexto.
Robert Cialdini (2009, 2021) concluye que las tácticas que se usan habitualmente remiten a siete principios
subyacentes de influencia social: reciprocidad, simpatía, autoridad, escasez, coherencia, validación social y unidad.
Aunque la respuesta a una petición pueda variar en función del contexto social, es plausible que sentirse obligado
a corresponder cuando recibimos un regalo, valorar los artículos escasos o el deseo de decir sí a las personas que
nos gustan pueden ser estrategias exitosas en términos evolutivos.
El funcionamiento de los mecanismos de influencia puede explicarse por la tendencia humana a reaccionar de
forma automática ante determinados factores desencadenantes cognitivamente valiosos, pero puede volvernos
vulnerables a la comisión de errores o intentos manipulatorios.
3.1. Reciprocidad
Según esta regla debemos tratar de corresponder a lo que otra persona nos proporcione, o en otras palabras: hoy
por ti, mañana por mí.
La aplicación de la norma de reciprocidad suele estar detrás de casos de corrupción y delitos de cuello blanco. Es
frecuente igualmente el uso de la reciprocidad en cualquier negociación interpersonal e intergrupal donde
mediante sucesivas concesiones mutuas se intenta llegar a un punto mínimo de acuerdo que satisfaga a cada una
de las partes.
Esta técnica, muy utilizada en la venta de productos de gran consumo, consiste en ofrecer un producto a un cliente
a un precio concreto y, tras darle un breve momento para reflexionar, el agente de influencia lo vuelve más
atractivo realizando un descuento sobre el precio inicial o añadiendo un extra.
El metaanálisis de Lee et al., (2019) confirma que se trata de un método eficaz, si bien funciona mejor en
productos con un precio de venta relativamente bajo. Otro factor que maximiza las tasas de aceptación es que el
vendedor añada una explicación o justificación de la bajada de precio.
Esta técnica postula que las personas aceptarán más fácilmente una solicitud que supone un esfuerzo
relativamente pequeño una vez que hayan rechazado un requerimiento mucho mayor.
Hay algunos elementos relevantes para asegurar el buen funcionamiento de esta técnica:
⪧ La persona que realiza la segunda petición debe ser la misma que realizó la primera, ya que en caso
contrario no se experimentaría la presión por corresponder.
⪧ El intervalo entre la primera y la segunda petición debe ser breve, formulándose idealmente una detrás
de la otra.
⪧ El regalo o favor debe ser lo más personalizado posible, teniendo en cuenta las preferencias actitudinales
y valores del receptor.
⪧ El grado de realismo de la primera petición: debe ser costosa, pero no disparatada o descabellada.
3.2. Simpatía
Es fácil que nos resulten más persuasivas aquellas personas que nos resultan simpáticas o agradables. Sin
embargo, ¿qué factores incrementan el atractivo de una fuente de influencia?
⪧ El atractivo físico: el atractivo físico crea un efecto halo, que facilita la asignación de rasgos como la
inteligencia, amabilidad o la honradez, llegando a esta conclusión sin ni siquiera ser conscientes. La
utilización de personas atractivas es un recurso explotado hasta la saciedad dentro del campo del
marketing.
⪧ La semejanza: aquellas personas con actitudes afines a las nuestras o que pertenecen al mismo grupo
social, suelen caernos bien. Escuchar que alguien nos dice “en eso coincidimos” o “a mí también me encantó
esa serie” establece un hilo de conexión entre las dos partes.
⪧ Los elogios o cumplidos: crean un estado emocional receptivo en el que los recibe y son otra forma en la
que podemos ver funcionar el principio de simpatía.
⪧ La familiaridad: nos tiende a gustar la gente que vemos con frecuencia o que ya conocemos.
3.3. Autoridad
⪧ Reicher et al. (2012) afirman que las condiciones experimentales diseñadas por Milgram favorecen la
identificación compartida con el experimentador y la comunidad científica que representa, ejerciendo
este un papel de líder. Según esta interpretación, los participantes que llegan hasta el final aplicando los
máximos castigos realmente están comprometidos y creen en las metas del experimento.
⪧ Cialdini (2022) defiende que la deferencia irreflexiva hacia las autoridades como forma de atajo en la
toma de decisiones es un mecanismo aprendido durante el proceso de socialización que refuerza las
respuestas que implican conformidad hacia estas figuras.
En nuestra sociedad, la aquiescencia con una fuente de autoridad puede adoptar distintas formas:
⪧ La primera y más obvia es la coerción percibida por su capacidad de aplicar consecuencias de distinto
tipo sobre nuestro comportamiento.
⪧ La influencia que poseen sobre nosotros las personas expertas.
⪧ La posesión de objetos como determinados teléfonos móviles, relojes o bolsos cuyo disfrute se vincula de
forma simbólica con riqueza y poder (y autoridad), por lo que si el agente los muestra, puede ganar
capacidad persuasiva ante terceros.
Psicología Social II 12 Wuolah: rocioar1994
3.4. Escasez
Las personas preferimos los objetos escasos a los abundantes, atribuyendo más valor a las oportunidades que
son menos accesibles para nosotros.
Este fenómeno puede observarse con claridad en las campañas de marketing, donde se maneja la escasez de dos
formas diferentes: manipulando, bien la cantidad del producto, bien el tiempo que tenemos para hacernos con él.
La escasez en la cantidad también puede ser impuesta por parte del que vende el objeto, fabricando “series
limitadas”, anunciando una “venta privada exclusiva” o similares.
⪧ La reactancia: la disponibilidad limitada puede asociarse con sentimientos de pérdida y, según la teoría
de la reactancia (Brehm, 1966) respondemos con resistencia y rechazo ante situaciones donde
percibimos que nuestra libertad se reduce.
⪧ El deseo de sentirse único: aquello que es difícil de obtener se vuelve altamente atractivo por resultar
útil para lograr sentirnos distintos. Resulta especialmente eficaz en productos o experiencias de tipo
hedónico.
3.5. Coherencia
El deseo de ser y parecer coherente es común a la mayoría de la gente y se trata de una predisposición que resulta
muy útil. Por el contrario, ser coherente se suele vincular con capacidad de autocontrol y disciplina y también
con honradez y racionalidad.
Las tácticas derivadas de este principio buscan que la persona blanco de influencia asuma un compromiso inicial
y, de esta forma, realizar una solicitud posterior coherente con dicho compromiso.
Se trata de una técnica de persuasión que se basa en la idea de que, si una persona acepta una pequeña solicitud
inicial, es más probable que esté dispuesta a aceptar una solicitud más grande.
Metaanálisis posteriores han confirmado este efecto: cuando la conformidad con la solicitud inicial se percibe
como un indicativo del autoconcepto o autoimagen, es más fácil que se cumpla con el segundo requerimiento.
Debido a que aceptamos un compromiso inicial por resultarnos fácil, accesible o ventajoso, si posteriormente el
agente de influencia cambia las condiciones por algo que resulta menos deseable, muy probablemente sigamos
siendo coherentes con la primera decisión.
Consiste en solicitar una pequeña contribución económica, casi insignificante, pero que sería suficiente para el
logro de un objetivo mayor que es coherente con valores de solidaridad y justicia social.
⪧ Las personas que aportan cantidades económicas parecen impulsadas fundamentalmente por el deseo
de evitar sentirse mal consigo mismas.
⪧ El grado en que percibimos una verdadera necesidad por parte de quien nos solicita la ayuda.
⪧ En situaciones de incertidumbre o ambiguas, donde nos fijamos en las acciones de los demás.
⪧ Al observar que muchos están realizando un comportamiento dado.
⪧ Si la fuente de influencia con la que nos comparamos es percibida como semejante a nosotros (valores,
actitudes o rasgos personales).
⪧ La norma descriptiva: relacionada con lo que hace o dice la mayoría y que determina cómo se actúa o
cómo es normal actuar.
Las normas descriptivas poseen un mayor efecto sobre el comportamiento que las prescriptivas, especialmente
cuando se trata de reducir la expresión de comportamientos desaprobados socialmente.
Un aspecto que se ha incorporado recientemente al estudio de las normas sociales es su carácter dinámico. Las
normas sociales dinámicas han recibido atención en comportamientos como la reducción del consumo de carne
o el vegetarianismo, aunque aún no se dispone de evidencias concluyentes de su efecto persuasivo.
3.7. Unidad
El último principio postura que hacer referencia a una identidad compartida puede influir acentuadamente sobre
el comportamiento. Experimentar la sensación de un nosotros favorecería la aceptación de peticiones.
El principio de unidad está íntimamente relacionado con el de simpatía y especialmente con el de validación
social, ya que lo que hacen o aprueban aquellos con los que nos identificamos resulta especialmente persuasivo
debido al vínculo emocional que mantenemos con el grupo.
⪧ Considerar por qué y cómo las personas resisten los esfuerzos persuasivos, junto con los factores que
podrían disminuir esta resistencia.
⪧ Estudiar la forma de incrementar la resistencia cognitiva a la persuasión ante intentos malintencionados
o tóxicos.
1. Motivos de precisión: dar únicamente como válidas informaciones basadas en argumentos fuertes. En
estas situaciones tenderemos a descartar mensajes persuasivos que no aporten información de carácter
fáctico, ya que se enfatiza la búsqueda de precisión.
2. Motivos defensivos: es probable que surjan nuevos pensamientos resistentes de carácter defensivo para
sortear la amenaza (en realidad no como tanto embutido o sólo pruebo el jamón del bueno). Es esperable
una mayor resistencia si el intento persuasivo contradice creencias vinculadas con aspectos centrales de
la identidad o los valores personales.
3. Motivos sociales: se incluyen tanto conformidad como reactancia. Aunque los argumentos de la fuente
de influencia nos estén pareciendo persuasivos, podemos desviar nuestra atención o generar
pensamientos contraargumentativos desde el mismo momento que categoricemos a esa persona como
miembro del exogrupo. En cuanto a la reactancia, la sospecha de un intento de persuasión deliberado por
parte de otros o la percepción de que un mensaje restringe nuestra libertad pueden llevarnos a defender
la actitud contraria.
Según Albarracín y Karan (2022) la resistencia puede involucrar respuestas específicas a lo largo del proceso
de persuasión. La primera fase de la resistencia a un mensaje persuasivo implica la recuperación de las actitudes
previas. Tendemos a recuperar la información que es consistente con nuestras actitudes, la cual confiere una
protección más robusta si esta actitud es fuerte y accesible. Solemos preferir exponernos a información
congruente con nuestras creencias (exposición selectiva).
Podemos también defendernos derogando la fuente o el contenido del mensaje. La última respuesta es la
contraargumentación, lo que implica la evaluación crítica y posible refutación de argumentos.
Con desinformación nos referimos a información falsa o errónea intencionalmente extendida con el objetivo de
dañar o engañar, remarcando su carácter de difusión deliberada.
En cuanto a los factores de carácter social y afectivo podemos identificar los siguientes:
⪧ Claves relacionadas con la fuente: las personas confiamos más en las fuentes que se perciben como
atractivas, ostentan poder y se identifican con el grupo de pertenencia.
⪧ Apelación a las emociones: el contenido engañoso que se propaga rápidamente en internet a menudo se
tiñe de lenguaje marcadamente emocional, logrando desviar la atención de las personas y reduciendo la
probabilidad de que procesen señales determinantes como la credibilidad de la fuente.
⪧ Visión del mundo: solemos confiar más cuando leemos mensajes engañosos en cuentas que consideramos
afines ideológicamente.
Esta técnica tiene como fundamente la teoría de la inoculación, que postula que inocular a las personas con una
forma debilitada de los argumentos persuasivos (maliciosos) puede generar inmunidad o defensa cuando se
enfrenten a ellos.
Un primer metaanálisis muestra que la inoculación es el método más prometedor para hacer frente a las
creencias conspirativas.
Su objetivo es contrarrestar el bulo una vez que ha logrado alcanzar una difusión significativa. Se han
determinado cuatro factores importantes en la desacreditación de la información falsa:
- Proporcionar una refutación basada en hechos que incluya una explicación alternativa y detallada al
relato del bulo, no simplemente argumentar que se trata de información falsa.
- La información de carácter erróneo debe presentarse al comienzo del mensaje refutatorio, pero siempre
precedida por una advertencia.
- Es importante acompañar la corrección de normas sociales pertinentes tanto descriptivas como de
carácter prescriptivo. El principio de autoridad en forma de consenso de expertos también contribuye al
carácter persuasivo de la refutación.
- El uso de un lenguaje sencillo y mostrar información gráfica fácilmente comprensible pueden facilitar
que el receptor revise sus creencias erróneas. En conversaciones directas cara a cara se debe optar por
un tipo de comunicación empática, orientada a la escucha activa.
La corrección de la desinformación debe repetirse en el tiempo para que esta sea más accesible cognitivamente.
La Psicología Social otorga a los factores situacionales una gran importancia, pero ésta no se limita a un simple
análisis de los estímulos externos. La influencia de los factores situacionales depende de cómo las personas
perciben y evalúan las situaciones, lo cual está condicionado por procesos psicosociales.
Las conductas sociales de las personas no ocurren en un vacío, sino en un contexto situacional
particular con una historia cultural. Es probable que algunos contextos evoquen respuestas
similares en todos los individuos independientemente de la cultura a la que pertenecen, pero
también es probable que se evoquen acciones que reflejen diferencias culturales.
1. La cultura como valor societal central: los valores compartidos por los grupos sociales juegan un papel
fundamental en el funcionamiento cognitivo, emocional y social.
2. La cultura como contexto: la cultura es un proceso de interacción entre el organismo humano y el
contexto.
3. Las teorías culturales de adaptación a sociedades estratificadas: los factores se definen dentro de los
contextos cultural e histórico en los que se desarrolla el individuo
4. La cultura como relaciones intergrupales: estudio de procesos como la categorización social,
distintividad grupal, identidad social y sesgos endogrupales.
5. La cultura como herramienta adaptativa universal: teorías ecoculturales (perspectivas ecológica y
cultural).
6. La cultura como capital: perspectiva de poder y análisis del cambio cultural, concediendo un papel
destacado al individuo.
7. La cultura como negociación de fronteras: personas son agentes activos que pueden negociar las
fronteras culturales existentes.
- La cultura es COMPARTIDA: se considera cultural una conducta que, aunque no sea practicada por todas
las personas, es juzgada y compartida como apropiada por una mayoría social.
- La cultura es DINÁMICA Y CONTRADICTORIA: es un sistema en tensión donde existen normas
contradictorias.
- La cultura es NORMATIVA: los valores culturales definen lo deseable y aceptable socialmente. Estos
valores son generalmente sistemas de creencias compartidos.
- La cultura SE TRANSMITE: de generación en generación.
Psicología Social II 1 Wuolah: rocioar1994
- La cultura es una ABSTRACCIÓN DE CONDUCTAS Y CREENCIAS INDIVIDUALES.
- La cultura NO COINCIDE con los rasgos físicos, la etnia, la nación, el continente, el lenguaje ni con las
buenas maneras de comportarse.
- La cultura como CREATIVIDAD para crear y recrear significados.
1) La cultura surge de la interacción adaptativa entre los seres humanos y los ambientes físicos y sociales
en los que viven.
2) La cultura consiste en elementos compartidos.
3) La cultura es transmitida a otros, ya sea de padres a hijos, entre iguales o por parte de instituciones
sociales.
Así, la equivalencia de las medidas puede mejorarse a través de diseños que reduzcan o eliminen las variaciones
en el estilo de respuesta.
2. Definiciones de cultura
Kroeber y Kluckhohn (1952): la cultura consiste en patrones, explícitos o implícitos, de y para la conducta
adquiridos y transmitidos mediante símbolos, constituyendo el logro distintivo de los grupos humanos, incluyendo
su representación en artefactos; el núcleo esencial de la cultura consiste en ideas tradicionales –es decir, derivadas
y seleccionadas históricamente– y en sus valores.
- DESCRIPTIVAS: intentan describir todos los aspectos de la vida humana que ilustran la idea de cultura.
- GENÉTICAS: resaltan el origen de la propia cultura como algo adaptativo al hábitat de las personas.
Segall (1984) matiza que existe el peligro de excluir fenómenos importantes. En su definición se incluyen los
modos de pensar, de actuar, de relacionarse con otros y con el mundo exterior. La cultura es así un puente que
nos comunica con el pasado, pero también una guía hacia el futuro.
Geertz (1988) define al ser humano como “un animal suspendido en una telaraña de significados”,
siendo “la cultura esas telarañas”. El análisis de la cultura ha de hacerse a base de interpretaciones
de la descripción de los significados.
Smith y Bond (1998) definen la cultura como un “sistema relativamente organizado de significados compartidos”.
No todos los integrantes de una cultura tienen la misma visión del mundo, la cual se va construyendo durante el
proceso de socialización a través de la comunicación, integrando aspectos de los grupos de referencia y
aspiración, de las características individuales, introduciendo las personas también a través del proceso de
comunicación cambios sobre los factores de influencia.
La cultura NO MATERIAL/SUBJETIVA: guarda relación con el mundo intangible (ideas, valores, percepciones del
mundo…) que crean los miembros de una sociedad.
Michael Harris Bond (2005) plantea que psicológicamente la cultura es “un sistema compartido de creencias (lo
que es verdad), de valores (lo que es importante), de expectativas, especialmente sobre los guiones conductuales y
su significado (lo que está implícito; comprometiendo una acción dada). Este sistema está desarrollado para
satisfacer las necesidades básicas de subsistencia, apreciación social y el ejercicio de las propias habilidades, todo
ello en un nicho geográfico particular. Este sistema compartido refuerza la comunicación de significados, así como
una coordinación de acciones entre los miembros de una cultura, reduciéndose la incertidumbre y la ansiedad, ya
que consigue que la conducta de sus miembros resulte predecible, entendible, aceptable y valiosa”.
Alan Page Fiske (2002) afirma que la cultura es “lo que socialmente se transmite” o lo que socialmente se
construye, es la constelación de prácticas, competencias, ideas, esquemas, símbolos, valores, normas,
instituciones, metas, reglas constitutivas, artefactos y las modificaciones en el ambiente físico.
Fernández y Basabe (2007) amplían el concepto indicando que es un conjunto de conocimiento denotativo
(qué es o creencias) y connotativo (qué debería de ser o actitudes, normas y valores) y pragmático.
Levy y Shiraev (2017) postulan que la cultura es uno de los factores que más influencia tiene sobre la conducta
a través del intercambio de valores y normas sociales por parte de un elevado número de personas. Las normas
tienen un carácter prescriptivo (definen el deber ser) de obligado cumplimiento mientras que los valores tienen
un carácter más de guía u orientación.
Oyserman (2017) explica cómo la cultura organiza la experiencia a través de tres mecanismos:
Gaviria y Fernández (2019) definen la cultura como “el patrón de prácticas y significados subjetivos compartidos
por un grupo humano durante generaciones”.
Geert Hofstede (1984) define la cultura como “la programación colectiva de la mente que distingue los miembros
de un grupo humano o categoría de personas de aquellos otros. La cultura podría definirse como el agregado
interactivo de características comunes que influyen en las respuestas de un grupo humano a su ambiente. La cultura
determina la identificación de un grupo humano del mismo modo que la personalidad determina la identidad de un
individuo.
La cultura no sólo está presente en la mente, sino que también está en las situaciones, componiéndose no solo de
creencias comunes, sino también de costumbres, rituales y escenarios de conducta institucionalizados. Si bien la
cultura influye en nuestras acciones y cogniciones, ayuda a la vez a formar nuestra personalidad, eso que
llamamos naturaleza humana.
La cultura es una expresión de las diferencias en valores sociales, que serán inculcados en la socialización,
teniendo una naturaleza dinámica. No todos los patrones de conducta regulares que son visibles en una sociedad
son el producto de elecciones valorativas de las personas de esa cultura.
La cultura emerge de la interacción social, siendo un producto de adaptaciones a condiciones pasadas que se
enfrenta continuamente a los desafíos del presente. Oyserman (2015) plantea que la cultura no está escrita en
piedra y cambia a veces más de lo que podemos darnos cuenta.
Inkeless y Levinson (1969) señalan una serie de problemas que son básicos en cualquier cultura:
Las dimensiones también estarían relacionadas con varios de los motivos sociales universales propuestos por
Susan Fiske (2019).
Elaboró sus primeras cuatro dimensiones a partir de un estudio llevado a cabo en las delegaciones de la IBM en
72 países. Su análisis se centró en las respuestas de los empleados de cada país a preguntas sobre las metas que
más valoraban en el trabajo.
1. DISTANCIA JERÁRQUICA: grado en que los miembros menos poderosos de las instituciones y
organizaciones aceptan y esperan que el poder y los recursos se distribuyan de manera desigual. Las
culturas con alta distancia valoran la jerarquía social y el respeto hacia la autoridad mientras que las
culturas con baja distancia no aceptan que el poder esté distribuido de manera desigual.
2. INDIVIDUALISMO-COLECTIVISMO: este autor define el individualismo como “la independencia
emocional de grupos, organizaciones y otros colectivos”. El individualismo representa a las sociedades en
las que los vínculos entre las personas son laxos. Las culturas colectivistas están integradas en grupos
cohesionados y extensos.
3. MASCULINIDAD-FEMINIDAD: guarda relación con la distribución de los roles entre hombres y mujeres
e ilustran el impacto cultural de este reparto, ya que los roles cambian completamente de una cultura a
otra. Las culturas femeninas enfatizan la armonía interpersonal y las relaciones, mientras que las
masculinas se caracterizan por la competitividad, ambición y asertividad.
4. EVITACIÓN DE LA INCERTIDUMBRE: indica en qué medida una cultura programa a sus miembros a
sentirse cómodos o incómodos ante situaciones no estructuradas o acontecimientos desconocidos.
Psicología Social II 6 Wuolah: rocioar1994
5. ORIENTACIÓN TEMPORAL: importancia que se otorga en la vida al tiempo. La orientación a largo plazo
se vincula con los valores de ahorro y perseverancia, mientras que los asociados a corto plazo son cumplir
con las obligaciones sociales y salvar la cara.
6. INDULGENCIA-RESTRICCIÓN: se define como “el grado en que se intenta controlar los deseos e
impulsos”. Explica la visión de la vida optimista y positiva (indulgente) o pesimista y negativa
(restrictiva). Se valora la tendencia a disfrutar de la vida o a refrenarse ante los impulsos.
Chaverri Chaves y Fernández (2022), en una revisión teórica reciente, indican que en las culturas colectivistas
y verticales se muestran mayores niveles de desigualdad socioeconómica, lo que puede estar relacionado con el
conformismo social, la tolerancia a la injusticia y la obediencia a la autoridad.
La conceptualización de Schwartz parte del supuesto de que los valores son representaciones cognitivas de tres
grandes tipos de exigencias universales:
Tales exigencias son transformadas en metas que encuentran su expresión social como valores culturales que
pueden ser transmitidos a los miembros de la sociedad:
Uno de los argumentos que plantea Inglehart es que las sociedades industriales avanzadas se caracterizan por
el predominio de valores postmaterialistas (bienestar subjetivo, no dar importancia al trabajo duro, valorar la
El cambio social está estrechamente vinculado al nivel de desarrollo socioeconómico y al bienestar social de las
sociedades postmodernas. Igualmente hay un efecto de cohorte, de manera que las personas de mayor edad
comparten en mayor medida valores materialistas que los jóvenes.
Kraus (2015) constata que cuando hay más seguridad existencia, las personas crecen con una mayor orientación
hacia los valores postmaterialistas porque esta seguridad existencial se lo permite.
Publicó un polémico libro titulado “La violencia virtuosa: dañando y matando para crear, sostener, finalizar y
honrar relaciones sociales”, en el cual se propone demostrar la hipótesis de que cuando las personas dañan o
matan a alguien, lo hacen porque creen que deberían hacerlo, sienten que es moralmente correcto o hasta
obligatorio ser violentos.
Estos cuatro elementos tienen en común el hecho de que todos ellos muestran consideraciones relativas a la
justicia o injusticia de cierto desenlace. Así, nuestro sentido de justicia se sirve de una multiplicidad de criterios
para determinar si un desenlace ha sido justo o no. Por tanto, en función del contexto cultural se hará más saliente
uno u otro.
Los dos primeros elementos (compartir comunal y jerarquía de autoridad) guardarían relación con las
dimensiones de individualismo-colectivismo y distancia jerárquica. La equidad guarda relación con la igualdad en
las relaciones, tiene lugar cuando cada persona contribuye por igual en una interacción social. La importancia de
medir todo por su valor material se vincularía más con la instrumentalidad. Los elementos de igualdad y
proporcionalidad se relacionarían con la feminidad y la masculinidad.
- El YO INDEPENDIENTE es una entidad autónoma con límites claros entre uno mismo y los demás. Los
atributos internos, como pensamientos, sentimientos y habilidades, son estables y en gran medida no se
ven afectados por el contexto social. El comportamiento está gobernado y constituido de acuerdo a las
características internas y disposicionales de cada uno.
- El YO INTERDEPENDIENTE tiene límites flexibles y difusos entre uno mismo y los demás. Está ligado a
las relaciones y es muy sensible al contexto social. Los demás son vistos como parte del yo y el yo es visto
como parte de otras personas. No hay yo sin el colectivo.
En los últimos años se ha constatado que el paralelismo que establecieron Markus y Kitayama entre el yo
independiente e interdependiente y el individualismo occidental y colectivismo oriental no siempre se soporta
empíricamente. Así, el metaanálisis de Oyserman, Coon y Kemmelmeier (2002) confirmó que, si bien los
individualistas puntuaban bajo en el constructo que evaluaba el deber hacia el endogrupo; cuando se les aplicaba
la escala de autoconcepto que incluía ítems sobre las relaciones con diferentes personas, los resultados
mostraban otra perspectiva: los individualistas tenían una mayor necesidad de mantener relaciones con otras
personas y de adquirir nuevos amigos. Esto indicaría que los individualistas tienen un autoconcepto con una
matiz relacional, sobre todos los individualistas horizontales que viven en sociedades con baja distancia
jerárquica.
Vignoles et al. (2014) señalan la necesidad de considerar el autoconcepto teniendo en cuenta un mayor número
de componentes y por ello incluyen en su definición una concepción multidimensional. En concreto han creado
una escala de siete factores que trata de contrastar:
Los resultados apoyan la idea de que el sentido de obligación y el deber hacia el endogrupo son elementos clave
del yo interdependiente de los colectivistas y de que ser voluntariamente interdependiente es congruente con
los valores individualistas. El hecho de que la interdependencia esté tan presente en contextos de baja distancia
jerárquica, donde las relaciones entre las personas son más igualitarias, pone en evidencia la necesidad señalada
de ir más allá del individualismo-colectivismo cultural y tener en cuentra otro tipo de valores con el fin de explicar
y matiazar las diferencias culturales del yo.
5. Cultura y comunicación
La cultura es comunicación y la comunicación es cultura
William B. Gudykunst y Kim (2003) destacan cinco principios básicos en la definición de comunicación:
- La comunicación verbal es una actividad simbólica con significados construidos socialmente. Los
significados son compartidos, el consenso es mayor que la particularidad, pero no la anula. La
especificidad no significa arbitrariedad.
- La comunicación es un proceso que incluye la transmisión e interpretación del mensaje. La
transmisión e interpretación puede diferir entre emisor y receptor. Se trata de un proceso dinámico, lo
que va a suponer aciertos y errores en la interpretación.
- La comunicación puede darse con diferentes niveles de conciencia. Es posible que el receptor
descodifique mensajes que no han sido enviados de manera voluntaria.
- Los participantes hacen predicciones sobre los resultados que van a producir sus mensajes, por lo que
eligen las estrategias de transmisión de significados.
- Toda comunicación contiene una dimensión que incluye el significado concreto del mensaje y otra
social. En la primera incluiríamos lo que decimos y en la segunda la forma de decirlo. Ambas dimensiones
son interdependientes, de manera que el contenido influye en la estrategia elegida.
- ALTO CONTEXTO (implícita): la mayor parte de la información está en el contexto físico o bien
interiorizada en la persona, mientras que hay muy poca en la parte codificada, explícita y transmitida del
mensaje (los silencios en una conversación, cuyo significado dependerá del contexto cultural y de la
información que tenga el receptor).
Psicología Social II 14 Wuolah: rocioar1994
- BAJO CONTEXTO (explícita): la mayor parte de la información se vuelca en el código explícito, de modo
que el receptor no tenga dudas del significado del mensaje (el lenguaje técnico de cualquier ciencia).
Las culturas de estilo comunicativo implícito suelen ser sociedades en las que la comunicación no verbal cobra
una especial importancia.
En las culturas de bajo contexto o estilo comunicativo explícito (como la norteamericana) la comunicación verbal
es más importante, ya que se valoran sobre todo la lógica y el razonamiento verbal.
Las formas de comunicación explícita son más propias del individualismo cultural y de las personas que se
caracterizan por poseer un yo independiente
La comunicación implícita es utilizada más por personas de culturas colectivistas, orientadas al grupo y con un
autoconcepto interdependiente igualitario.
Psicología Social II 15 Wuolah: rocioar1994
Las culturas individualistas se caracterizan por una comunicación directa, focalizada, sucinta y explícita. Lo
importante del mensaje es el contenido, lo que se dice y las afirmaciones que contiene. Se pretende convencer a
los oyentes por medio de la razón y por la argumentación, siendo el mensaje la parte más importante del proceso
comunicativo.
Las culturas colectivistas y de alto contexto son definidas por una comunicación indirecta, general, elaborada e
implícita. Se incluye el intercambio emocional. El estar juntos y el placer de la comunicación es igual de
importante (el proceso). Las afirmaciones que se hacen son relativas.
La posición de los países nos revela que las diferencias culturales son de grado y no absolutas, es decir, dependen
del grupo de comparación (los latinoamericanos se sienten más colectivistas que los españoles, pero a su vez, los
españoles son más colectivistas que muchos europeos).
… culturas colectivistas: estas personas funcionan de manera más grupal, valoran más las reuniones, el pasar
tiempo juntos. Acéptelo y sea respetuoso, manifieste más muestras de respeto hacia los padres. Es importante
mantener la imagen social.
… culturas femeninas: se valora más la armonía y la expresión del afecto. Sea simpático y aproxímese más a las
personas. El tocarle o tener una distancia física menor no significa una intención de ligue. Estas culturas valoran
el trato más gentil y suave. Evite gritar o discutir fuertemente.
… culturas masculinas: no se potencia la expresión explícita de emociones ni se permite ser blando. Se valora
más el logro y la orientación a la tarea. No insinúe, exprese sus ideas y sea más directo y explique lo que quiere
decir. Cumpla objetivos y evite hablar mucho.
… culturas con alta distancia jerárquica: respete los títulos y el estatus. No exprese abiertamente sus
emociones y pensamientos cuando sean conflictivos. No realice una crítica a una persona con más estatus.
Exprese demandas y orientaciones afectivas ambiguas y sutiles.
… culturas con alta evitación a la incertidumbre: se valora la información clara y detallada sobre los planes,
procesos y expectativas. Es necesario ser paciente y respetar el ritmo.
… culturas con orientación temporal a corto plazo: se otorga más importancia al presente y la satisfacción
inmediata. Es fundamental ser directo y claro en las comunicaciones y ser puntual y respetuoso con el tiempo.
… culturas indulgentes: se valora la amistad y la interacción social. Es esencial ser flexible y tener una mente
abierta. Es importante celebrar los logros y las buenas noticias. Muestre alegría.
7. Consideraciones finales
La diversidad cultural puede generar malentendidos y conflictos, así como transformaciones en la cultura
receptora. Es fundamental comprender las fuentes del choque cultural y explorar las diferencias culturales para
entender las conductas sociales. En sociedades multiculturales, es necesario ser consciente de cómo la cultura
influye en el comportamiento y mediar en las diferencias interculturales.
Los valores pueden cambiar al cambiar el contexto cultural, como cuando los inmigrantes adoptan valores
individualistas al establecerse en Europa. Aunque el colectivismo por parentesco pueda disminuir, otros valores
colectivistas como la lealtad al grupo pueden persistir.
Es esencial relativizar las diferencias culturales para centrarse en la comprensión mutua y buscar metas comunes
para mejorar la convivencia intercultural y evitar la exclusión social en la sociedad globalizada. El desafío radica
Estos autores encontraron que los seres humanos tenemos una tendencia espontánea a formar relaciones
sociales1. Encontraron también que es normal que las personas nos resistamos a la ruptura de las relaciones
incluso cuando su mantenimiento es irracional o supone grandes costes para nosotros.
Sobre los efectos que genera la necesidad de pertenencia, los autores advirtieron que esta motivación afecta a la
cognición de las personas, moldeando nuestra forma de percibir e interpretar la realidad. También tiene
consecuencias sobre la experiencia emocional: sentirse aceptado se relaciona con distintas emociones positivas,
mientras que ser excluido está asociado a emociones negativas, por lo que las emociones pueden ayudar a regular
el comportamiento con el objetivo de mantener las relaciones sociales, tal como plantea LA TEORÍA DEL
SOCIÓMETRO.
1 Un ejemplo claro de esto es el paradigma del grupo mínimo, explicado con detalle en el capítulo 11.
Psicología Social II 1 Wuolah: rocioar1994
La privación de vínculos sociales correlaciona con problemas de salud física, mental (como ansiedad y depresión)
y de comportamiento problemático.
- La SACIACIÓN explica que las personan necesiten sólo un número limitado de vínculos sociales, y más
allá de esa cantidad, la adición de nuevas relaciones va teniendo menos peso en su bienestar.
- La SUSTITUCIÓN implica que un vínculo social roto puede ser hasta cierto punto sustituido por otro que
aporte algunos de los efectos positivos que tenía el anterior.
Baumeister y Leary trataron de probar que la necesidad de pertenencia es una necesidad humana fundamental
revisando si se cumplían los criterios de innatismo y universalidad. Encontraron que la creación de vínculos
sociales beneficiaba en las actividades relacionadas con la supervivencia como la obtención y competición por
recursos limitados.
Susan T. Fiske (2002, 2010) definió los motivos sociales universales como los procesos psicológicos subyacentes
que impulsaban el comportamiento, pensamiento y emoción de las personas en situaciones interpersonales.
Determinó cinco motivos:
1. PERTENENCIA: las personas se encuentran adecuadas para vivir con otros y el entorno de adaptación
más relevante son las relaciones sociales.
2. COMPRENSIÓN: gracias a los significados compartidos con los demás podemos saber cómo actuar en
situaciones de las que no tenemos experiencia directa.
3. CONTROL: lo que hacemos tiene relación con lo que conseguimos. Las personas necesitamos sentir que
somos eficaces.
4. POTENCIACIÓN PERSONAL: se puede conseguir a través de ser valorado por tu grupo y, a su vez, la
autoestima también es indicador de nuestra buena o mala actuación social.
Psicología Social II 2 Wuolah: rocioar1994
5. CONFIANZA: tenemos la motivación de ver el mundo social como bondadoso. Esto nos permite confiar
en la información que nos ofrecen.
El concepto de EXCLUSIÓN no tiene como requisito la percepción de devaluación relacional. Ser excluido implica
experimentar una disociación conductual, de tal manera que la persona o grupo que te excluye te aparta de él, de
sus planes, de sus ideas o proyectos.
Sin embargo, SENTIRSE RECHAZADO no tiene por qué involucrar un elemento de separación, sino que
simplemente requiere la sensación de que otra persona o grupo no te valora de la manera que tú esperabas. Así,
pueden darse casos de rechazo sin exclusión (alguien a quien admiras habla mal de ti) y de exclusión sin rechazo
(ser echado del transporte público por ir lleno).
Cuando se combinan las dos, hablamos de OSTRACISMO, un tipo de rechazo (y, por lo tanto, requiere devaluación
relacional) en el que la persona que rechaza se desliga de la persona rechazada.
La ESTIGMATIZACIÓN es un tipo de rechazo que implica una devaluación relacional a nivel de grupo. Ocurre
cuando existe un acuerdo grupal implícito o explícito sobre que las relaciones con miembros de un determinado
grupo, que comparten ciertas características, no son deseables o valoradas.
Este tipo de rechazo incluiría el motivado por razones de género, raza, orientación sexual, diversidad funcional,
enfermedad, creencias religiosas o cuerpos no normativos.
Leary consideró que la sensación negativa experimentada al ser rechazado era lo que en inglés se conoce como
hurt feelings (sentimientos heridos), explicándolos como aquello que se siente al percibir una devaluación
relacional. Las investigaciones que utilizan este concepto lo han definido más por lo que no es que por lo que es:
los hurt feelings no son un conjunto de emociones negativas.
Se propone como alternativa un tipo de emociones dependientes del yo, del autoconocimiento y las
autorrepresentaciones de cada persona: las emociones autoconscientes. Estas aparecen frecuentemente en
situaciones de devaluación, destacando la humillación, la vergüenza y la culpa. Así, la respuesta emocional ante
Roy F. Baumeister y sus colaboradores proponen que el rechazo social no genera una respuesta emocional
negativa ni positiva, sino más bien un estado de neutralidad afectiva que denominaban entumecimiento
emocional.
Se ha encontrado evidencia que relaciona el rechazo social con las respuestas de agresión. En casos extremos en
los que domina la emoción de humillación, puede llegar a vincularse con conductas tan destructivas como
ataques terroristas o tiroteos escolares. Se ha asociado también a conductas autodestructivas como el suicidio,
que tiene que ver con sensaciones de impotencia e indefensión.
Las personas rechazadas eran capaces de actuar de manera prosocial tras sentirse excluidas, emitiendo
conductas orientadas a recuperar la relación con los otros. Esto ocurre especialmente en personas con gran
interés en mantener la relación o la dinámica que tenían. Las personas rechazadas son más perceptivas a señales
de aceptación social como sonrisas e incluso son más propensas a imitar el comportamiento de los individuos
con los que interactúan.
Otra respuesta ante el rechazo es la evitación. Este tipo de respuesta se ha relacionado especialmente con el
deseo de la víctima de estar sola o realizar las siguientes tareas sin compañeros tras sufrir un episodio de rechazo.
Una posible explicación es la búsqueda de distanciamiento de la fuente de malestar para intentar reducir más
rápidamente el afecto negativo experimentado. El despliegue más exagerado de la conducta de evitación es la
ausencia de respuesta, achacada a la sensación de impotencia o indefensión, definida como la sensación de que
uno carece de las habilidades necesarias para responder a un problema. Esta incapacidad está especialmente
relacionada con la emoción de humillación.
Los psicólogos elaboraron un modelo multimotivacional que integra las posibles reacciones conductuales tras el
rechazo social y los factores de los que depende que la persona rechazada actúe de una u otra manera.
- Respuestas prosociales o reparadoras: la víctima del rechazo busca volver a ser aceptada.
- Respuestas de huida o evitación: la víctima trata de escapar de la situación de rechazo. Puede
manifestarse en forma de huida o esquivando el contacto.
- Respuestas antisociales o agresivas: la víctima confronta al perpetrador del rechazo pidiendo
explicaciones o expresando su percepción del evento. También puede agredir física o verbalmente al
perpetrador del rechazo.
Estos dos autores consideran que el hecho de que la persona rechazada responda de una u otra manera
dependerá de la forma en la que interprete el evento, según la evaluación que haga la víctima de seis aspectos:
- Costes percibidos del rechazo: intentará recuperar la relación cuando la víctima considere que ha
invertido mucho tiempo y esfuerzo en la relación o que esta pérdida puede tener grandes repercusiones
negativas en distintos ámbitos de su vida.
- Posibilidad de relaciones alternativas: cuando la víctima dispone de vínculos alternativos tenderá a
responder de forma evitativa.
- Expectativas de reparación de la relación: si ve posible aumentar de nuevo el valor relacional, será más
probable que reaccione de forma prosocial. Si considera que el vínculo se ha roto, la evitación o la
confrontación serán las respuestas más probables.
- Alto valor de la relación: cuanto más importante sea para la víctima su vínculo, más probable será que
la respuesta que emita sea prosocial.
- Cronicidad o generalidad del rechazo: si la víctima ha experimentado situaciones repetidas de rechazo
es más probable que evite esos contextos.
- Injusticia percibida: si la víctima considera que no merecía el trato que se le ha dado es más probable
que la respuesta sea agresiva.
Baumeister concluye que las investigaciones sobre el tema encuentran que el rechazo no produce un estado
emocional negativo especialmente fuerte en quien lo sufre.
… las reacciones emocionales de los participantes rechazados no diferían de las de los participantes aceptados. Un
metaanálisis de Blackhart y colaboradores (2009) confirmó que las personas rechazas en general se sienten peor
que las aceptadas e incluso un poco peor que los participantes en condiciones de control neutral. Aun así, el nivel
absoluto de emoción no es negativo y el estado emocional medio en condiciones de rechazo experimental estaba en el
nivel neutral o ligeramente en el lado positivo. En lugar de un estado emocional acentuado, las personas parecen
experimentar un entumecimiento emocional a raíz del rechazo social.
Aunque la mayoría de los estudios muestran que el rechazo causa emociones negativas, algunos experimentos parecen
mostrar que el rechazo puede causar “entumecimiento emocional” en su lugar (…). Esta manipulación estarás-sólo-en-
la-vida plantea la posibilidad de que los participantes se encontrarán sin relaciones sociales en un momento del tiempo
futuro, pero no rechaza a los participantes ni les hace creer que actualmente tengan un bajo valor relacional.
Baumeister defiende que el rechazo, más que despertar fuertes emociones negativas en las víctimas, provoca en
ellas una especie de insensibilidad o entumecimiento emocional, resultando así la HIPÓTESIS DEL
ENTUMECIMIENTO. Leary defiende que el rechazo provoca una fuerte reacción emocional negativa en quien lo
experimenta, denominándose a su propuesta HIPÓTESIS DEL MALESTAR EMOCIONAL.
¿Cómo es posible que ambos autores se basen en los mismos datos para defender posturas contrarias?
La respuesta está relacionada con una interpretación de tipo metodológico que Baumeister hace de
los resultados obtenidos en los trabajos de investigación en referencia a las emociones negativas.
Los resultados recogidos en el metaanálisis de Blackhart et al. (2009) muestran claramente que el rechazo
social evoca emociones negativas, estando ambos autores de acuerdo en esta conclusión. Sin embargo,
Baumeister y sus colaboradores optan por analizar los resultados de la investigación en términos absolutos,
frente a una interpretación de los resultados relativa. Si comparamos el nivel de emociona negativa reportado
por los participantes en las condiciones de rechazo social con el nivel de emociones positivas expresado por esos
mismos participantes en esas mismas condiciones de rechazo (términos absolutos) observamos que la resta de
la intensidad de las emociones positivas menos la de las negativas da un resultado ligeramente positivo o
próximo a cero.
Además de las críticas planteadas en el cuadro de la página siguiente, también se han recibido otras críticas
relacionadas con la metodología, en concreto con el tipo de paradigma experimental que se ha empleado en la
mayoría de los estudios realizados por el grupo de Baumeister.
La hipótesis del entumecimiento supone un importante desafío para la teoría del sociómetro de Leary, ya que, si
la persona rechazada no reacciona emocionalmente de forma negativa, sería lógico pensar que su autoestima
tampoco fuera especialmente sensible al rechazo social. Los resultados del metaanálisis de Blackhart et al.
(2009) muestran que las personas rechazadas no reportan menores niveles de autoestima estado con respecto
a las condiciones control. Sí hallan incrementos significativos en autoestima en las condiciones de inclusión social
respecto a las condiciones de rechazo y control, que se deben al efecto positivo en la autoestima que tiene la
inclusión. Se observan asimismo diferencias significativas en autoestima estado entre los participantes de la
condición de inclusión y la de rechazo, pero también se atribuyen al fuerte efecto positivo que la inclusión tiene
en esta misma medida dependiente.
Estos autores proponen una posible explicación a estos hallazgos que sería compatible con la teoría del
sociómetro: por un lado, el hecho de que en las condiciones experimentales de inclusión sí se observe un cambio
al alza de la autoestima, sería conciliable con las premisas de la teoría del sociómetro, ya que demuestra que la
autoestima sí es sensible a la inclusión. Por otro lado, el hecho de que no se observe el cambio a negativo en las
condiciones experimentales de rechazo se podría explicar porque las personas desarrollamos un sistema efectivo
de defensa de nuestra autoestima.
Los primeros estudios realizados en esta dirección están confirmado que el marco teórico de la humillación es
clave para comprender la respuesta emocional al rechazo social.
- Agresividad, mayor tendencia a actuar de forma violenta y menor propensión a llevar a cabo
comportamientos prosociales, como cooperar o prestar ayuda a los demás.
- Déficit cognitivo, que se refleja en mayores dificultades para realizar tareas que implican razonamiento
lógico.
Psicología Social II 7 Wuolah: rocioar1994
- Dificultades para concentrar la atención.
- Menor tolerancia a la frustración.
- Pasividad y letargo, haciendo que la persona rechazada muestre menos iniciativa o energía.
- Percepción distorsionada del paso del tiempo, que para la persona afectada pasa más lentamente.
- Énfasis en el presente, dificultades para mirar hacia el futuro.
- Tendencia a evitar la reflexión sobre uno mismo y sobre sus circunstancias vitales.
- Tendencia a conductas autodestructivas, que se refleja en incrementos de comportamientos
contraproducentes como asumir riesgos innecesarios o tomar decisiones poco saludables.
Baumeister et al. tratan además de dar una explicación a la aparición de estos efectos negativos, concentrándose
en las consecuencias que tiene la exclusión en los procesos básicos del yo. Esta propuesta contrasta con otras
explicaciones que han sido dadas tradicionalmente.
Lejos de compartir esta hipótesis, el equipo de Baumeister propone que el proceso clave para explicar la relación
entre el rechazo social y sus consecuencias hay que buscarlo en el efecto negativo que la exclusión tiene en los
procesos básicos del yo. Se centran en la relación entre la exclusión y la capacidad autorreguladora.
- El autoconcepto. Serían las creencias que tengo sobre mí mismo, lo que conozco sobre mí o el
autoconocimiento. Se refiere al conocimiento que voy acumulando sobre mí mismo (el yo conocido).
- El yo autorregulador, referido al yo que ejecuta y actúa.
Estos tres procesos son, en el fondo, distintas expresiones de un único fenómeno: el yo. Estas tres perspectivas
están intrínsecamente relacionadas y constituyen el núcleo esencial de lo que somos como individuos. Si uno de
ellos se ve interferido, es muy probable que los otros se vean afectados.
Estos autores han definido la autorregulación como la capacidad efectiva de alterar nuestro comportamiento
para adaptarlo a los estándares definidos externamente, siendo así la responsable de que las personas nos
El objetivo principal de esta investigación era estudiar la relación entre la amenaza a la pertenencia y el
pensamiento inteligente.
La hipótesis era comprobar si percibirnos excluidos socialmente provocaría una disminución en la capacidad
cognitiva. Los autores querían investigar por qué la amenaza a la pertenencia entorpecía la capacidad cognitiva.
Diseño y procedimiento
Los autores manipularon el rechazo social de forma controlada, utilizando el procedimiento estarás-solo-en-la-
vida. Mediante este procedimiento los investigadores conseguían evocar durante unos minutos en los
participantes el sentimiento de rechazo social para después analizar las consecuencias.
Así, la manipulación del grado de rechazo social constituía la variable independiente. Se escogió un grupo de 40
voluntarios, los cuales pensaban que estaban colaborando en un estudio sobre la relación entre la personalidad
y el rendimiento. El experimento estaba cuidadosamente diseñado para que el tiempo durante el cual los
participantes permanecían en el engaño fuese muy breve. Por razones éticas, solo se investigaron los efectos
inmediatos a muy corto plazo de la exclusión.
Medidas dependientes
La principal medida fue un test de inteligencia que los participantes realizaban justo después de pasar la
manipulación experimental. Los investigadores podían comprobar hasta qué punto la amenaza a la pertenencia
interfiere en la capacidad cognitiva. Mediante la introducción de un tiempo límite (6 minutos) se obtenía un
indicador extra: el número total de preguntas que se intentaban responder (intentos). Adicionalmente, se tomaba
Resultados
Las personas en el grupo “amenaza a la pertenencia” obtuvieron (de media) un peor resultado en el test de
inteligencia que las personas del grupo “pertenencia” y control. La diferencia de medias entre el grupo “amenaza”
y los otros dos resultó ser estadísticamente significativa.
En cambio, la diferencia en los resultados del test entre los participantes del grupo control y los del de
“pertenencia” no era estadísticamente significativa.
Los autores pensaron que el mediador principal sería el malestar emocional. Creían que verse excluido
socialmente nos haría sentir tristes y abatidos, lo cual conllevaría, a su vez, a un peor rendimiento cognitivo. Esta
idea pronto perdió fuerza. Se observó que los participantes en la condición “amenaza” a la pertenencia intentaban
responder a un número significativamente menor de preguntas que los participantes en la condición
“pertenencia” y control.
Es interesante resaltar que, en lo referente al número de errores cometidos, no había diferencias entre las
condiciones “amenaza” a la pertenencia y control. Podemos concluir que la clave para explicar los peores
resultados en el test de inteligencia está en que las personas que sentían amenazada su pertenencia respondían
menos preguntas, y no tanto en que cometieran más fallos. Este resultado puso a los investigadores sobre la pista
de que el mediador clave podría estar relacionado con la capacidad autorreguladora.
Los resultados sugieren que el rechazo social afecta negativamente al yo, ya que, cuando sentimos que los otros
nos rechazan, el hecho de mirar en nuestro interior y reflexionar sobre nuestro propio yo nos resulta molesto y
amenazante; por lo que tendemos a evitarlo. Sin autoconsciencia, no se puede producir la autorregulación, dando
lugar así a los efectos negativos de la exclusión encontrados en esta línea de trabajo.
Experimento 1
Tenía como objetivo replicar los resultados del experimento 1, pero con distinto método y medidas dependientes.
Procedimiento: para la manipulación del rechazo se utilizó un procedimiento de generación de rechazo explícito
conocido como nadie-te-ha-elegido.
Inmediatamente después de recibir la información sobre la aceptación o rechazo, se pedía a los participantes que
rellenaran un cuestionario sobre su estado de ánimo. En este caso, los participantes pasaban solos a una sala
donde se les explicaba que se iba a llevar a cabo una prueba comercial sobre unas galletas. Permanecían solos en
la sala durante diez minutos con un recipiente lleno de galletas de chocolate, y se les pedía que comieran tantas
galletas como fuera necesario para evaluar su sabor, rellenando un formulario evaluando las características de
las galletas. El objetivo de esta tarea era cuantificar el número que se ingería.
Hipótesis: comer galletas es una conducta que tendemos a controlar. Si el rechazo interfiere en la capacidad
autorreguladora del yo, era de esperar que los participantes en la condición “excluido” comiesen un mayor
número de galletas.
Los resultados de ambos grupos se diferenciaban también en el estado de ánimo, que era significativamente más
positivo en las personas aceptadas que en las rechazadas. Las rechazadas, más que indicar une estado de ánimo
negativo, respondían en el punto medio de la escala. Más importante fue descubrir que el estado de ánimo no
mediaba significativamente en el efecto que el rechazo producía en la ingesta de galletas.
Experimento 3
En este caso tomaba cono medida dependiente la perseverancia en el intento de completar rompecabezas que en
realidad no tenían solución.
La hipótesis era que las personas excluidas perseverarían menos en la tarea del rompecabezas que las no
excluidas.
Experimento 4
Tomaba como medida dependiente otra tarea para la que la autorregulación es fundamental: la capacidad de
concentración en una tarea cognitiva que precisa un esfuerzo para focalizar la atención. Se trataba de una tarea
de escucha dicotómica (a través de auriculares, escuchando simultáneamente una información a la que tenían
que prestar atención y otra que tenían que obviar).
Explicando el proceso
Una de ellas involucra a la autoconsciencia, la capacidad que tenemos las personas para reflexionar y pensar
sobre nosotras mismas. Dicha capacidad tiene como finalidad precisamente la autorregulación, ya que implica
una comparación del estado actual del yo con el yo-ideal o con lo que otros esperan de nosotros.
El hecho de ser rechazado por los demás es algo que puede provocar que la autoconsciencia sea una experiencia
desagradable y que tratemos de evitar cuando nos sentimos excluidos. Pensar sobre nosotros mismos nos puede
resultado muy desagradable cuando las circunstancias amenazan a nuestro yo.
La hipótesis que se propone para explicar los efectos de la exclusión descritos es que, cuando una persona es
rechazada o excluida por los otros, evitará el proceso de reflexionar y concentrarse en su yo. Al no haber
autoconsciencia, fallará la autorregulación.
Para poner a prueba esta hipótesis los investigadores diseñaron un nuevo experimento, similar al número cuatro,
utilizando como medida dependiente de la autorregulación la tarea de escucha dicotómica y como procedimiento
para manipular la exclusión estarás-solo-en-la-vida.
Introdujeron una segunda variable independiente que actuaría como variable moderadora: el nivel de
autoconsciencia. Para manipular esta variable, después de que los participantes recibieran el feedback sobre la
personalidad, se les sentaba solos en una sala donde realizaban la tarea de escucha dicotómica.
La hipótesis: el efecto negativo que la exclusión provoca en la ejecución de la tarea de escucha dicotómica se
anulará cuando se eleve la autoconsciencia.
A modo de síntesis, las investigaciones del equipo de Baumeister han encontrado que las personas rechazadas
experimentan consecuencias psicológicas negativas relacionadas con la disminución de la capacidad de
autorregulación, la cual, a su vez, se ve afectada por la tendencia de las víctimas de rechazo a evitar la
autoconsciencia. Ambos procesos, la autorregulación y la autoconsciencia, forman parte de ese concepto más
amplio que hemos denominado el yo.
- El uso del paradigma estarás-solo-en-la-vida no genera una sensación inmediata de rechazo, sino que
augura a la víctima que la exclusión ocurrirá en un futuro.
- Un tamaño muestral no suficientemente algo.
- Sesgos de publicación (sólo se publican los resultados que mantienen la hipótesis del estudio, pero no los
que la rechazan).
- Insuficiencias del diseño para poder constatar mediación.
Se entiende por DILEMA SOCIAL una situación en la que los intereses personales y los de otro individuo, grupo
o comunidad entran en conflicto, generando tensiones y dificultades para tomar decisiones. Son situaciones en
las que simultáneamente existe divergencia y convergencia de intereses. La divergencia viene dada porque cada
uno puede beneficiarse personalmente perjudicando a los demás. La convergencia se produce porque, a la larga,
la cooperación es más beneficiosa para todos.
Los problemas medioambientales relacionados con el cambio climático plantean un conflicto entre los intereses
individuales a corto plazo y el bien común de la humanidad a largo plazo. Las razones que llevan a dar prioridad
a los beneficios inmediatos tanto personales como de otros muy cercanos son fáciles de comprender.
No obstante, si estos comportamientos se generalizan, todos acabarán perdiendo. Apostar por los intereses
individuales resulta razonable, pero cuando son muchos los que optan por priorizar los propios intereses, las
consecuencias para el conjunto son dramáticas y, con frecuencia, irreversibles.
Las crisis globales constituyen desafíos de gran complejidad y, aunque comparten ciertas características, hay
ciertos aspectos que las diferencian, como su origen, urgencia, nivel de concreción y reversibilidad (Van Lange
y Rand, 2022).
Una cuestión relevante que comparten se refiere a la gestión del tiempo presente y futuro. Las sociedades
occidentales pueden fomentar la toma de decisiones impulsiva y el enfoque en soluciones a corto plazo. Abordar
de esta forma el problema, fomenta la falta de compromiso a largo plazo y la tendencia a buscar soluciones
rápidas y superficiales hace que no se consideren los factores subyacentes que contribuyen al problema. Esta
tendencia a la inmediatez puede propiciar la competencia y el egoísmo.
Este dilema está relacionado con la holgazanería social, la cual puede llegar a ser legítima para los que deciden
no aportar.
Psicología Social II 2 Wuolah: rocioar1994
2.2. Recursos comunes
Los recursos comunes son aquellos utilizados y compartidos por muchas personas como el agua, el aire, la pesca,
los bosques… Estos recursos no son inagotables y se utilizan de manera inadecuada o se sobreexplotan debido a
la falta de incentivos individuales para protegerlos. Este comportamiento puede conducir a la tragedia de los
comunes, en la que las personas o grupos toman decisiones en su propio interés a corto plazo que conducen a un
resultado negativo para la sociedad en su conjunto.
Posibles soluciones: establecer acuerdos entre los usuarios para regular el acceso y el uso del recurso renovable,
la adopción de normas y la aplicación de sanciones a los que no cumplan con las reglas y arriesguen el recurso,
entre otras.
Este enfoque sugiere que los seres humanos tienen una tendencia innata a cooperar debido a la selección natural
en la evolución humana. Sin embargo, la cooperación también puede ser vulnerable a la explotación y al engaño
por parte de los individuos que buscan maximizar su propia aptitud a expensas de los demás.
- La selección por parentesco sugiere que es más probable que las personas ayuden a aquellos con quienes
comparten un vínculo genético, especialmente en decisiones importantes.
- El altruismo recíproco defiende que el comportamiento cooperativo de las personas está fuertemente
influenciado por el comportamiento de la otra persona (se espera que la otra persona coopere y no
compita).
- La teoría de la reciprocidad indirecta asume que las personas responden a la información relevante para
la reputación de los otros como cooperadores (o no cooperativos) comportándose cooperativamente (vs.
competitivamente). Esta teoría constata que las personas favorecen una reputación cooperativa. En
ausencia de posibilidades de reciprocidad directa, las personas responden a la información sobre la
reputación con respuestas más beneficiosas para otras con los que habían cooperado en el pasado. La
cooperación puede desarrollarse y mantenerse cuando se dispone de información sobre la reputación de
los otros.
- La teoría de la señalización costosa está estrechamente relacionada con la reciprocidad indirecta y
supone que los seres humanos (y otras especies) pueden participar en actividades costosas para señalar
rasgos que a menudo son deseados por otras personas.
Un individuo puede estar motivado a maximizar la ganancia del otro en lugar de buscar únicamente la propia. La
interdependencia puede ayudar a predecir la situaciones y los incentivos individuales que influyen en la
cooperación (vs. competición) y en la toma de decisiones.
Es importante poner en relación la interdependencia con los dilemas sociales que afectan simultáneamente a
distintos colectivos. Esta situación crea un DILEMA SOCIAL MULTINIVEL, denominado también dilema social en
capas.
4.1. La confianza
La CONFIANZA es la creencia de que una persona o grupo actuará de manera justa en una situación dada, incluso
aunque esto signifique un coste personal. La falta de confianza puede llevar a la tragedia de los comunes. La
confianza es un estado psicológico que comprende la intención de aceptar la vulnerabilidad basada en las
expectativas positivas de las intenciones o el comportamiento de otro. La confianza produce vulnerabilidad.
Estudios sobre la confianza muestran que las personas con un alto nivel de confianza disposicional eran más
propensas a aumentar la cooperación en respuesta a la intención declarada de un socio de cooperar.
La investigación sugiere que las personas que no confían mucho en los demás no son necesariamente no
cooperativas en un sentido motivacional. Son simplemente propensas a creer que los demás no cooperará y que
el miedo socava su propia consideración. Cuando se les da la oportunidad de contribuir a un sistema sancionador
que castiga a los que no cooperan, los de baja confianza en realidad son bastante cooperativos.
La confianza es más importante cuando las personas carecen de información sobre las intenciones o el
comportamiento de otras personas, o cuando se enfrentan a una situación de incertidumbre. Tazelaar et al.
(2004) encontraron que los niveles de cooperación son mucho más bajos cuando las personas se enfrentan a un
dilema social con ruido (cuando existe un factor fuera de control que hace que el socio coopere o no). Este efecto
es más pronunciado en las personas con poca confianza en comparación con las que muestran mayor nivel de
confianza.
La confianza es más importante cuando existe un alto grado de conflicto entre los resultados propios y ajenos.
Los resultados del metaanálisis confirmaron que la relación positiva entre confianza y cooperación es más fuerte
cuando hay un mayor grado de conflicto, en comparación con un menor grado de conflicto. En concreto, se
constata que el grado de conflicto modera la relación entre confianza y cooperación.
Desde la perspectiva de la interdependencia se sugiere que el grado de conflicto de intereses en una situación es
esencial para comprender como funciona la confianza y su relación con el propio comportamiento cooperativo
en función de la interacción. La confianza puede ser sensible a las señales de posibles interacciones futuras.
El estilo de pensamiento puede variar en función de la tarea o situación y puede influir en la probabilidad que las
personas atribuyen a una situación o hecho, en la familiaridad percibida en los hechos, en la influencia que tienen
los valores personales, en la toma de decisiones, en la implementación de planes, en el tipo de concepto que las
personas utilizan para formar sus intenciones conductuales y en las actitudes deseadas.
Las personas con un estilo de pensamiento concreto pueden ser muy eficaces en la identificación de detalles y
en la solución de problemas específicos a corto plazo. Pueden tener dificultades para comprender la imagen
completa y para abordar dilemas sociales más descontextualizados.
Las personas con un estilo de pensamiento abstracto se centran más en la meta y construyen representaciones
abstractas.
DISTANCIA TEMPORAL: las consecuencias que aparecerán en el futuro se asocian con mucha más
incertidumbre que los resultados del aquí y ahora. En relación con los resultados inmediatos, los que sucedan en
el futuro son más inciertos. La incertidumbre respecto a los resultados en el futuro a menudo se asocia con una
disminución en la eficacia conductual percibida. La falta de eficacia percibida es un impedimento clave para la
cooperación, pero también a veces se emplea esta percepción de ineficacia como una excusa interesada para
justificar la falta de cooperación.
DISTANCIA SOCIAL: el colectivo que se ve afectado por el comportamiento presente es una entidad abstracta,
como un continente o el mundo o la tierra. Un hallazgo sólido es que las díadas son más cooperativas que los
grupos de tres o más miembros. Un resultado con menos consistencia se refiere a que las personas cooperan
menos a medida que los grupos aumentan de tamaño, pero esta curva parece aplanarse rápidamente, más allá
de un tamaño de cinco miembros en el grupo. Una forma de lograr que la cooperación se mantenga
independientemente del tamaño del grupo es hacer que el comportamiento cooperativo sea observable por el
resto de los miembros del grupo.
El acceso a grupos más allá del propio y las interacciones con ellos pueden hacer que los individuos establezcan
límites de grupo más amplios, así como mejorar la cooperación global.
Estas diferencias tienen un impacto en la forma en que se abordan las crisis globales. Respecto a la dimensión de
orientación temporal, esta se refiere a la forma en que una sociedad valora el pasado, el presente y el futuro.
Fons Trompenaars realizó un estudio sobre dilemas de elección a empleados de multinacionales en más de 50
países, identificando siete dimensiones culturales que influyen en la manera en que las personas toman
decisiones y resuelven muchos dilemas. El MODELO DE TROMPENNARS se basa en cómo los seres humanos se
relacionan entre sí (5 primeras dimensiones), el tiempo y el medio ambiente.
Las primeras dimensiones tratan sobre la relación entre las personas: universalismo vs. particularismo;
individualismo vs. comunitarismo; neutralidad vs. emocionalidad; especificidad vs. difusión; logro vs.
adscripción.
La sexta dimensión explora la percepción del tiempo y se divide en dos categorías: culturas secuenciales (el
tiempo es lineal) y culturas sincrónicas (el tiempo es más como un círculo, en el que pasado y presente se unifican
con las acciones futuras).
La séptima y última dimensión examina la relación con el entorno ambiente a través del control interno vs.
externo.
En culturas de control interno, las personas ven la naturaleza como un mecanismo complejo e inmenso que puede
ser controlado si se tiene la experiencia necesaria. En culturas de control externo, las personas tienen una
perspectiva orgánica de la naturaleza. Se trata de una visión holística en la que el ser humano es solamente una
fuerza más de la naturaleza y, consecuentemente, vive en armonía con los otros y con su ambiente.
Por ejemplo, desconocen el impacto de sus comportamientos o desconocen las conductas concretas eficaces y
creen que, en general, las personas no van a cooperar. Esta información clarifica el problema y neutraliza las
falsas creencias o mitos acerca del comportamiento no colaborativo de los otros.
Apelar a las normas sociales de cooperación. Por ejemplo, en la comunidad de vecinos se puede informar del
éxito del cumplimiento de las normas de reciclado de los residuos, del grado en que se ha reducido el gasto
energético, etc.
También se pueden difundir mensajes del tipo «podemos trabajar juntos para combatir problemas globales». Esta
estrategia visibiliza que el comportamiento de las personas del entorno ya actúan para reducir su daño ambiental
(norma subjetiva), aumenta la percepción de control y de eficacia de la conducta
Facilitar herramientas y pautas concretas de actuación. Proporcionar aplicaciones que informen del
consumo instantáneo. Por ejemplo, un termostato donde figuren los grados y el gasto energético o económico
(factura instantánea) que conlleva tener determinada temperatura en el hogar.
Estas estrategias pueden ser herramientas útiles para ayudar a las personas a tomar decisiones más informadas
sobre su conducta real, aumentar la percepción de control y de eficacia.
Activación de la empatía hacia la naturaleza. Transmitir que tanto el ser humano, como toda forma de vida y
todo lo que le rodea forman una unidad inseparable. La eficacia de esta estrategia se debe a que activa la empatía
hacia la naturaleza de forma que vemos los elementos de la naturaleza (p. ej., los animales y los bosques) como
entidades significativas o partes de uno mismo.
Resaltar el principio de no dañar a la naturaleza. Destacar ejemplos concretos en los que se enfatice que el
daño a la naturaleza ya se ha producido y ya se puede observar (por ej. ver los glaciares derritiéndose). Hacer
visible que muchas acciones que ya son dañinas aquí y ahora, tendrán efectos aún más graves en el largo plazo
(p.ej., pérdida de biodiversidad, desaparición de los glaciares).
Enfatizar el valor de la naturaleza. El bienestar de la naturaleza es un fin en sí mismo. Esta medida puede
promover acciones para proteger el medio ambiente, como no comprar madera que provoque el agotamiento de
la biodiversidad o actuar para disuadir a las industrias y a los gobiernos de participar en actividades que
degraden los bosques, como es la tala indiscriminada.
Aumentar la proximidad con los miembros de otros grupos, más allá de la propia cultura. Esto se puede
conseguir, por ejemplo, viendo películas o programas de televisión de otros países o conectándose con personas
que viven en otras partes del mundo. También se puede animar a los niños en la escuela o en casa a ver
documentales sobre otras culturas o simplemente a hablar sobre el cambio climático desde una perspectiva
internacional.
Promover identidades colectivas, universales. Una identidad que trascienda las fronteras de los intereses
interpersonales, grupales y nacionales, activando el altruismo recíproco. Por ejemplo, proporcionar reputación
por competir en acciones proambientales. Premiar a los líderes que construyen redes de cooperación a gran
escala (a nivel internacional, global). Hacer un ranking de aquellos colectivos, grupos o naciones que desarrollan
políticas de cambio climático
En general, para promover comportamientos sostenibles es esencial proporcionar información real que
desmonte las falsas creencias y el efecto de los sesgos cognitivos que alientan la desconfianza y llevan a la
pasividad ante el problema.
Conviene recordar que la gestión de las crisis globales requiere que las instituciones y gobiernos desarrollen
políticas públicas eficaces dirigidas a promover de forma global los comportamientos deseados. Van der Linder
et al. (2015) proponen las siguientes orientaciones en el diseño y desarrollo de las campañas de persuasión y
concienciación:
PUNTOS DÉBILES:
1. F. no es única causa de A.
2. F. no tiene porque desencadenar en A.
3. La F. es subjetiva
REFORMULACIÓN DE Agresión es fruto de frustración previa pero no es la única respuesta
MILLER posible
REFORMULACIÓN El desencadenante no es la frustración, si no el estado afectivo
BERKOWITZ negativo provocado. El cual puede provenir de otras fuentes. Los
mecanismos afectivos y cognitivos pueden impedir la agresión
MODELO Procesamiento de la información. Agresividad como resultado de
NEOASOCIACIONISTA afecto negativo.
COGNITIVO Para eliminar estimulación desagradable y para infligir daño. Agresión
(BERKOWITZ) hostil, no instrumental.
PROCESO:
• Acontecimientos
• Estado negativo
• evaluación automática (ira o miedo rudimentario)
• valoración elaborada y estado emocional más consolidado
• agresión:
o intensidad de actividad interna
o blanco disponible
o grado de autocontrol
TEORÍA APRENDIZAJE Aprendizaje observacional y través del refuerzo. Influye si los modelos
SOCIAL - BANDURA son atractivos. La probabilidad de que observador agreda depende de
las consecuencias observadas y como de autocapaz se vea para llevar
a cabo agresión. Paradigma del muñeco bobo
EL MODELO GENERAL Explica conducta agresiva a corto y largo plazo a través de procesos
DE AGRESIÓN MGA – cognitivos, sociales, biológicos y ambientales, incluyendo también
Anderson y Bushman procesos cognitivos automáticos y controlados.
PROCESO:
1. Inputs: situacionales y personales, sesgo atributivo hotil o
habilidades
2. Rutas o estados internos: los inputs impactan en afecto,
cognición (guiones accesibles, priming) o activación
fisiológica o psicológica
3. Resultados: valoración inmediata y reevaluación
Todos los episodios violentos están relacionados
TEORÍA EVOLUTIVA O Asegurar reproducción:
SOCIOBIOLÓGICA • Agresión directa, hombres. Demostrar estatus y poder
• Agresión indirecta, mujeres. Intimidar rivales
TEORÍA ROL SOCIAL Diferencias de género producto de los roles.
• Rol masculino, dominación, agresión
• Rol femenino crianza y empatía
Ante provocación y en anonimato las diferencias se reducen
CAPÍTULO 9: AUTOCONCEPTO
OWENS Y SAMBLANET El YO es sistema organizado e interactivo de penamientos,
sentimientos, identidades y motivos que nace de la
autorreflexividad y el lenguaje, las personas se atribuyen a sí
mismas y caracterizan a seres humanos específicos.
LEARY Y TANGNEY YO:
• Procesos atencionales
• Procesos cognitivos:
o Autoconcepto: creencias sobre uno mismo
o Identidad: como nos presentamos, nos
categorizamos
• Procesos ejecutivos
o Autorregulación
TEORÍA • Autoconcepto real
AUTODISCREPANCIA • Autoconcepto ideal
HIGGINS • Autoconcepto responsable
TEORÍA Construimos nuestro autoconcepto observando nuestro
AUTOCONCEPTO BEM comportamiento.
Simulamos mentalmente eventos futuro
COMPARACIÓN SOCIAL Evaluamos nuestras actitudes comparándonos con otros.
DE FESTINGER Comparaciones ascendentes para mejorar
Comparaciones descendentes para sentirnos bien
MODELO Las comparaciones con personas cercanas son más significativas y
MANTENIMIENTO DE pueden ser más o menos gratificantes depende del resultado
AUTOEVALUACIÓN -
TESSER
TEORÍA DE LA La similitud o diferencia extrema con los demás nos resulta
UNICIDAD – SNYDER Y desagradable
FROMKIN
TEORÍA Nos gusta que nos vean como nos vemos a nosotros para validar
AUTOVERIFICACIÓN - nuestro autoconcepto incluso en los aspectos negativos. Nuestras
SWANN creencias actúan como guía de comportamiento. Para lograr esta
coherencia se usan estrategias de creación de entornos sociales
verificadores (interacción selectiva, mostrar señas y símbolos
identitarios y elicitar información autoverificadora) y procesamiento
sesgado de información (atención selectiva, recuerdo selectivo e
interpretación selectiva)
TEORÍA SOCIÓMETRO Las personas interesadas en mantener autoestima porque se
LEARY relaciona con inclusión en relaciones sociales y grupos.
Deteeción rehazo > autoestima resentida > emociones negativas >
cambio comportamiento
PERSPECTIVA CRÍTICA Solo ven dos beneficios: aumenta iniciativa y nos sentimos bien. La
ALTA AUTOESTIMA – relación entre alta autoestima y estos beneficios puede ser
BAUMEISTER Y VOHS correlacional y no causal
TEORÍA IDENTIDAD Foco en procesos INTERGRUPALES
SOCIAL – TAJFEL Y
TURNER Como las personas se definen a si mismas en el contexto de grupos
sociales. Las personas tienen una identidad social derivada de su
pertenencia a grupos y categoría sociales.