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ACTIVIDAD 3

INTEGRANTES: YULIANA ARABEY

LAURA ROJAS

BRENDA RIBERA

MATERIA: PSICOANÁLISIS I

CARRERA: PSICOLOGÍA

DOCENTE: RAUL ERNESTO ARANCIBIA

SANTA CRUZ- BOLIVIA


1. Tesis centrales del primer ensayo de Freud sobre las “perversiones”

En el primer ensayo de Freud sobre las “perversiones”, titulado “Tres ensayos sobre la
teoría de la sexualidad”, se exponen varias tesis centrales que abordan la sexualidad y sus
diversas manifestaciones. Algunas de las más relevantes son:

La sexualidad infantil: Freud argumenta que la sexualidad no comienza en la


pubertad, sino que tiene un desarrollo desde la infancia, con diferentes etapas (oral,
anal, fálica) que son cruciales para la formación de la identidad sexual.

Polimorfismo perverso: Propone que todos los seres humanos nacen con una
disposición a experimentar placer de diversas maneras, lo que él llama
“polimorfismo perverso”. Esto significa que el deseo sexual puede manifestarse en
múltiples formas y no está restringido a las prácticas sexuales consideradas
normativas.

Desviaciones sexuales: Freud clasifica las perversiones como desviaciones de la


sexualidad “normal”. Sin embargo, también sugiere que estas desviaciones son parte
del espectro de la experiencia humana y no necesariamente patológicas.

La función del objeto: Freud enfatiza que el objeto del deseo puede ser flexible y no
necesariamente tiene que ser una persona. Esto incluye fetichismos y otras formas
de satisfacción sexual que pueden sustituir al objeto sexual convencional.

Represión y cultura:Freud vincula las perversiones con la represión de los deseos


sexuales en contextos culturales, sugiriendo que las normas sociales influyen en
cómo se expresan y se reprimen estos deseos.

2. Características de la sexualidad infantil según Freud

La sexualidad infantil es un proceso que se desarrolla gradual y paulatinamente y no tiene


las características que le damos los adultos.
Al hablar de sexualidad infantil se pretende reconocer la existencia, en esta etapa de la vida,
de excitaciones o necesidades genitales precoces, así como también la intervención de otras
zonas corporales (zonas erógenas) que buscan el placer (por ejemplo la succión del pulgar)
independientemente del ejercicio de una función biológica (la nutrición). Es por esto que el
psicoanálisis habla de sexualidad oral, anal, fálica, genital.

Es importante tener presente que la sexualidad infantil se diferencia de la sexualidad


adolescente y el adulto en que la primera tiene múltiples metas sexuales y zonas erógenas
que le sirven de soporte, sin que se instaure en modo alguno la primacía de una de ellas o
una elección de objeto, mientras que la sexualidad adolescente y adulta se organiza bajo la
primacía genital.
Todo ser humano pasa por las diferentes fases del desarrollo de la sexualidad, por lo que en
la edad adulta se encuentran conductas que son vestigios y evidencias del paso por cada una
de éstas.

A continuación pasaremos a explicar brevemente cada una de ellas.

Fase oral

Esta es la primera fase de la evolución de la libido que va de los 0 a los 2 años de edad.

Esta fase se puede dividir en dos:


En la primera, el niño(a) pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. Los períodos de
atención consciente quedan limitados a experiencias de nutrición como hambre, lactancia,
saciedad, ruidos internos. Cuando no se satisface alguna necesidad surgen emociones
desagradables, lo que provoca las primeras experiencias de ansiedad en el bebé. Ansiedad
por la falta de provisiones vitales.
En esta fase el placer sexual está ligado predominantemente a la excitación de la cavidad
bucal y de los labios, que acompaña a la alimentación.

Al nacer el niño(a) es privado de la simbiosis que mantenía con el cuerpo de su madre, esto
hace que se ponga en funcionamiento la capacidad y la intención del pecho, de la madre y
de la sociedad de alimentarlo. En esta fase el niño(a) vive y ama a través de la boca y la
madre lo transmite por medio de los senos.

De esta coordinación entre madre e hijo(a) resulta una alta recompensa en términos de
placer libidinal. A través de la boca y el pezón se genera una atmósfera de calor y
mutualidad que ambos, madre e hijo(a), disfrutan plenamente y responden con la relajación.

El modo de acercamiento o de relación con el otro es la incorporación, pues el recién


"nacido" depende de la entrega de sustancias directamente en la boca.

Al inicio, la pulsión sexual se satisface por medio de una función vital, la alimentación,
pero posteriormente adquiere autonomía y a través del chupeteo se satisface en forma auto
erótica.

Entonces en esta etapa la fuente de satisfacción es la zona oral, el objeto de satisfacción se


encuentra en estrecha relación con el de la alimentación, el fin u objetivo de esta fase es la
incorporación.

En la segunda parte de esta fase "... la capacidad para asumir una actitud más activa y
dirigida, y el placer derivado de ella, se desarrollan y maduran (en el niño). Aparecen los
dientes, y con ellos el placer inherente a morder cosas duras, que no ceden a la presión, en
morder objetos blandos y en destrozar otros con los dientes..."

Para Freud en esta primera fase la libido está vinculada con la necesidad de mantenerse
vivo mediante la succión de líquidos y la masticación de sólidos. Pero no solo la ingestión
de alimentos satisface la necesidad de respirar y crecer por medio de la absorción. Estas
formas de erotismo oral permiten el desarrollo de formas de relación social: la capacidad de
obtener y tomar. Estas son formas de autoconservación necesaria para el ser humano en esta
etapa de la vida.

Fase anal

La fase anal es la segunda fase de la evolución de la libido y puede situarse de los 2 a los 4
años de edad.

En esta fase la libido se organiza al alrededor de la zona erógena anal, el objeto de


satisfacción está ligado con la función de defecación (expulsión – retención) y al valor
simbólicos de las heces.

Para el niño(a) eliminar orines o heces es algo normal, natural y placentero, lo considera
incluso como una especie de "regalo" que dan al adulto, esto porque para él (ella) es como
desprenderse de parte de su cuerpo y entregarlo a mamá y a papá. Para el niño(a), las heces
representan su creación y le agrada su olor, textura y color.

El niño(a) debe aprender a cooperar con una persona más poderosa lo que provoca
experiencia nuevas de satisfacción y ansiedad. La satisfacción viene de cumplir los deseo
de sus padres, avisar y controlar. La ansiedad proviene de la vergüenza y la desaprobación
de los demás.

La función autoconservadora del erotismo anal está dada por el proceso de evacuación de
los intestinos y la vejiga y por el placer que provoca el haberlo hecho bien. Este sentimiento
de bienestar compensa, al inicio de esta fase, los frecuentes malestar y tensiones padecidos
por el niño(a), mientras sus intestinos aprenden a realizar su función diaria.

Esta fase se inicia, porque en el niño(a) aparecen excrementos mejor formados, el sistema
muscular, se ha desarrollado y el medio social le demanda control de sus evacuaciones,
introduciéndose así la dimensión de que él o ella pueden descargar voluntariamente y que
tienen la capacidad de alternar a voluntad los actos de retener y expulsar.

El niño(a) obedece en esta fase a impulso contradictorios que van a caracterizar su forma de
comportarse y de relacionarse con los demás. Estos son la retención y la eliminación. Su
aparición va a alternarse. El desarrollo del sistema muscular le da mayor poder al niño(a)
sobre el medio ambiente que le rodea, pues adquiere la capacidad para alcanzar y asir, para
arrojar y empujar, para apropiarse de cosas y para mantenerlas a cierta distancia. Esta etapa
se caracteriza por la lucha del niño(a) por su autonomía, empieza a ver el mundo como yo –
tú, mí, mío. Es un niño(a) fácil de convencer si él (ella) ha decidido hacer lo que se espera
de él (ella), pero es difícil de encontrar la forma de que desee precisamente eso. El niño(a)
al mismo tiempo quiere acercarse y soltarse, acumular y descartar, aferrarse y arrojar. Por lo
tanto, las relaciones sociales están marcadas por la antítesis soltar – aferrarse.

Estas dos primeras fases de la sexualidad infantil se centran en el autoerotismo, en las fases
siguientes aparece ya un objeto sexual externo al individuo. Para Freud el acceso al objeto
libidinal se da en forma sucesiva que va desde el autoerotismo, el narcisismo, la elección
homosexual y la elección heterosexual.
Fase fálica

Es la "fase de organización infantil de la libido que sigue a las fases oral y anal y se
caracteriza por una unificación de las pulsiones parciales bajo la primacía de los órganos
genitales, pero a diferencia de la organización genital puberal, el niño o la niña no
reconocen en esta fase más que un solo órgano genitales, el masculino, y la oposición de los
sexos equivale a la oposición fálico – castrado..."

En esta fase es vivido el Complejo de Edipo, más o menos entre los 3 y 5 años de edad, su
declinación señala el inicio del período la latencia. Este Complejo desempeña un papel
fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo sexual.

El Complejo de Edipo es el "conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que el niño


experimenta respecto a sus padres. En su forma llamada positiva, el complejo se presenta
como en la histórica de Edipo Rey: deseo de muerte del rival que es el personaje del mismo
sexo opuesto. En su forma negativa, se presenta a la inversa: amor hacia el progenitor del
sexo y odio y celos hacia el progenitor del sexo opuesto. De hecho estas dos formas se
encuentran, en diferentes grados, en la forma llamada completa del complejo de Edipo".
El niño se enamora de su madre y abriga deseos de muerte hacia el padre a quien ve como
rival y teme ser castigado con la castración por querer que éste desaparezca. La niña se
enamora del padre y quiere que la madre se valla y se considera castigada por no poseer
pene. Ambos desean excluir a todos los demás de la relación que tienen con el padre que es
objeto de su amor.

Estos deseos de muerte o desaparición del padre del sexo opuesto provocan un profundo
sentimiento de culpa. Culpa por haber cometido un crimen que no ocurrió y que
biológicamente es imposible de realizar. Esta culpa inconsciente y la prohibición del
incesto hacen que el individuo desplace su iniciativa y curiosidad hacia ideales deseables y
metas prácticas e inmediatas, hacia la realización de cosas. Así se olvida el Complejo de
Edipo y el niño(a) entra en la latencia.

El individuo experimenta una reviviscencia del Complejo de Edipo durante la pubertad y es


superado, con mayor o menor éxito con la elección de un objeto sexual.

Freud le asigna al Complejo de Edipo tres funciones fundamentales que son:

La elección del objeto de amor, la cual está condicionada, después de la


pubertad, por la libido depositada en el objeto y las identificaciones realizadas
durante el Complejo de Edipo y las prohibición del incesto.
El acceso a la genitalidad que es dada por la resolución del Complejo de Edipo a
través de la identificación.

Efectos sobre la estructuración de la personalidad.

Freud considera que en esta fase hay una organización muy parecida a la del adulto, por lo
que la ubica como genital. El niño(a) elige un objeto sexual externo y dirige hacia este
objeto sus tendencias sexuales. Lo que la diferencia de la organización sexual madura es
que sólo reconoce como órgano genital el masculino.

A esta edad los niños(as) inician una actividad masturbatoria. Pasan mucho rato tocando sus
genitales, no solo por el placer que les proporciona, sino porque lo han descubierto y
quieren explorarlo y conocerlo.

Otra de las características importantes de esta etapa es el descubrimiento de que existen


diferencias sexuales entre las personas y que el niño(a) pertenece a un sexo determinado.
Este descubrimiento pudo haberse gestado en la relación que el niño(a) tenía con sus padres
y se profundiza ahora que se relaciona más con niños(as) de diferentes sexos y de su misma
edad.
A esta edad, la sexualidad infantil hace referencia a cómo descubren su pertenencia a
determinado sexo, cómo adquieren características, conductas y comportamientos que son
distintivos de su sexo y de cómo reaccionan ante las sensaciones de placer que brotan de su
cuerpo.

El niño(a) descubre que pertenece a un sexo porque ha logrado un dominio suficiente sobre
su cuerpo, que le permite explorar aspectos de la vida que involucran a los otros, ya no se le
limita sólo a él. Además, porque la utilización del lenguaje le permite preguntar, observar y
pensar. El lenguaje le permite un diálogo interno que le lleva a investigar y explorar.

Por otro lado, el desarrollo de su inteligencia le posibilita hacer comparaciones entre las
cosas y clasificarlas. Puede diferenciar entre un genital y otro y agrupar en una misma
categoría a todos los que tienen pene y diferenciarlos de los que tienen vagina. Empieza a
clasificar a hombres y mujeres y él (ella) se incluye en uno u otro por comparación. El
descubrimiento del sexo lleva al niño(a) a explorar y conocer más. Esto lo hace mediante
dos formas:

1. PREGUNTAR: El niño(a) pregunta porque desea conocer más. Esto puede causar
ansiedad en los padres. De las respuestas que los adultos le den al niño(a) depende
que éste se forme una idea correcta o incorrecta de la sexualidad.

Los niños(as) buscan respuestas que no sean complicadas, solo un poco de


información, pues volverán sobre el tema una y otra vez.

MANIPULAR: Es en esta etapa cuando el niño(a) empieza a tocar sus genitales


por el placer que resulta de esto y con una forma de conocer más. Esta idea de que
el niño(a) se masturba puede causar sensaciones incómodas en algunos adultos.

En esta edad, el niño también puede dar muestra de exhibicionismo (exhibición de los
genitales), de voyerismo (mirar los genitales de otros) y de una curiosidad persistente por la
anatomía de los individuos del sexo opuesto o del mismo. Estas conductas son normales y
no tienen la connotaciones que le da el adulto.

Al descubrir el niño(a) que pertenece a un sexo determinado, empieza a imitar al progenitor


de su mismo sexo. El niño se fija en el modelo masculino que tiene más próximo, el padre
y la niña en el femenino, la madre. Ellos quieren parecerse a sus papás.

Esta capacidad para imitar es adquirida por el niño y la niña no solo porque descubren que
pertenecen a un sexo sino porque es una forma de acceder al padre del sexo opuesto. En su
elaboración del Complejo de Edipo el niño y la niña "se dan cuenta" de que pareciéndoseles
al padre del mismo sexo pueden lograr que el padre del sexo opuesto se "enamore" de él o
ella. Cuando aparece la prohibición del incesto en la relación padre – hija o madre – hijo y
la castración como castigo, el (la) reprime su deseo que el progenitor, para ya las
características culturales y comportamentales que caracterizan a cada sexo han sido
adquiridas por el infante a través de la imitación.

Entonces, el niño(a) aprende a comportarse según su sexo, porque la imitación le permite


entender esas conductas. El (ella) necesitan imitar las actividades que realizan los padres
porque debe probar los diferentes comportamientos para aprender normas de conducta
adecuados para su sexo.

Por esta razón no es necesario forzar a los niños (as) a que aprendan a ser hombres o
mujeres. Ellos mismos, en su proceso de imitación irán aprendiendo a hacerlo sin necesidad
de exigencias o imposiciones innecesarias. Lo importante es que los modelos por imitar
sean lo suficientemente adecuados.
Como en las etapas anteriores, la genital también agrega una modalidad de relación social
que es la conquista. El niño(a) aprende a conquistar, a competir, a insistir para alcanzar una
meta y esto le produce placer.

Período de latencia

Este período se ubica entre la fase fálica y la fase genital, se inicia más o menos entre los 5
y 6 años de edad. Es un considerado como una etapa en la que se detiene la evolución de la
sexualidad, ya que hay una disminución de las actividades sexuales, se desexualizan las
relaciones de objeto y de los sentimientos (predomina la ternura sobre los deseos sexuales),
aparecen sentimientos como pudor y asco y aspiraciones morales y estéticas, se intensifica
la represión, lo que provoca una amnesia al inicio del período, se transforma la libido hacia
los objetos en identificación con los padres y se dirige la energía sexual hacia otras
actividades no sexuales como el estudio, el deporte, etc.

Esta canalización de la energía sexual le permite adquirir nuevos conocimientos y


habilidades.

A pesar de que hay una disminución de la actividad sexual siempre los(as) niños(as) hablan
de tener novio o novia y expresan sus preferencias al respecto.

Este período se inicia con la declinación del Complejo de Edipo.

Fase genital

Es la cuarta fase del desarrollo, que se caracteriza por la organización de la libido alrededor
de las zonas genitales. Se compone de dos tiempos, separados por el período de latencia:
uno la fase fálica (u organización genital infantil) y el segundo, la organización genital
propiamente dicha, que inicia en la pubertad.

Con la organización genital, la modalidades de satisfacción libidinales de las fases


anteriores se unifican y jerarquizan definitivamente, en los órganos genitales y el placer
inherente a las zonas erógenas pregenitales se vuelven preliminar al orgasmo. Esta
integración de las tres fases pregenitales llega a tal punto que después de la pubertad
permite la reconciliación de:

El orgasmo genital y las necesidades sexuales extragenitales.

El amor y la sexualidad.

De los patrones sexuales, los procreadores y los productivos (sublimación).

Nos vamos a centrar en el segundo tiempo de la fase genital, principalmente en lo que se


refiere a la sexualidad del adolescente. En esta fase se elabora la identidad sexual del
individuo.
La identidad sexual se refiere a la diferenciación y ubicación sexual que cada uno de
nosotros hace según seamos hombre o mujer. Durante la adolescencia se configuran los
sentimientos que el y la joven tienen en relación con el sexo al que pertenecen. Se van a
ensayar una serie de conductas tanto hacia el mismo sexo como hacia el sexo opuesto.

“La identidad sexual es producto de un largo proceso de elaboración que se produce desde
la niñez. En este período influyen cuáles han sido las relaciones con los padres del mismo
sexo, cuál ha sido la interacción de la pareja parental, cuáles normas culturales le tocó vivir,
que se aprobó o desaprobó en los comportamientos del niño”.

En la adolescencia temprana los contactos son predominantes con jóvenes del mismo sexo
como una forma de reafirmar su identidad. Forman grupos del mismo sexo que les permite
compartir vivencias, ensayar y comentar conductas en relación con el sexo opuesto y
calmar sus temores e inseguridades en relación con estos contactos. Algunas conductas
presentadas por los adolescentes en esta etapa pueden aparecer de corte homosexual, pero
en realidad no lo son.

Las relaciones amorosas se inician con interés en el sexo opuesto, que será seguido por un
interés inconsciente o consiente de serle atractivo(a) a éste. “Posteriormente el adolescente
se enamora, primero de personas mayores a ellos y no disponibles…” Estos amores no
accesibles le brindan al joven la seguridad de que podrá explorar en la fantasía todo lo que
desee y sin que deba enfrentarse a la persona amada en la realidad… Si los adultos se
encargan de hacer que estos objetos amados se tornen accesibles, pueden ocurrir una serie
de importantes problemas psicológicos.”.

Al llegar al adolescencia media, el y la joven comienzan a sentirse más confortables con


personas del sexo opuesto y de su edad. Aquí las relaciones amorosas son, por lo general,
de corta duración y es el inicio de la exploración sexual. Con el tiempo el y la adolescente
se liga a una persona específica en relaciones más duraderas, donde aparece una mayor
preocupación por los sentimientos y deseos del otro, así como por una relación sexual
genital.

Como parte de la sexualidad adolescente la masturbación es una actividad normal, que es


practicada sobre todo por los varones. Esta preponderancia en los varones se debe a que,
tanto hombre como mujeres, aprenden una respuesta diferente hacia sus impulsos sexuales
impuesta por la cultura, donde la mujer debe guardar sus genitales puros e intactos,
mientras que el hombre debe ser experimentado en lo sexual.

3. Diferencias del complejo de Edipo en el niño y en la niña

Estas serian las diferencias que hay:

Atracción y Rivalidad
- Niño: El niño experimenta una atracción hacia la madre y ve al padre como un
rival. Esta rivalidad genera un conflicto interno que puede manifestarse en
comportamientos competitivos.

- Niña: La niña, por su parte, desarrolla una atracción hacia el padre y siente celos
de la madre. Este conflicto puede resultar en una lucha por la atención y el afecto
del padre.

Proceso de Identificación

- Niño: La resolución del complejo de Edipo en el niño se produce a través de la


identificación con la figura paterna. Esto implica la internalización de valores
masculinos y normas sociales asociadas a la masculinidad.

- Niña: En el caso de la niña, la identificación es más compleja. Aunque busca


identificarse con la madre, también puede desear emular al padre. Este proceso
puede llevar a una ambivalencia en su sentido de identidad.

Resolución del Complejo

- Niño: La resolución se manifiesta en la aceptación de la autoridad del padre y la


adopción de roles masculinos. Este proceso solidifica la identidad masculina del
niño y su lugar en la estructura familiar.

- Niña: La resolución en la niña puede incluir la aceptación de su feminidad, pero a


menudo está marcada por la competencia con la madre y la búsqueda de aprobación
tanto del padre como de la madre.

Influencia Cultural y Social


- Niño: Las normas culturales pueden reforzar la competitividad y agresividad del
niño hacia el padre, promoviendo una visión de la masculinidad que valora la
dominancia.

- Niña: La cultura influye en cómo la niña maneja su rivalidad. La presión social


puede intensificar la competencia con la madre y moldear su percepción de la
feminidad y la maternidad.

4. A partir de la película “Her” de Spike Jonze, el ensayo sobre: “La comedia de los sexos”
de Fabián Naparstek y los apuntes de clases, analice y explique los siguientes tópicos:

La Pulsión
La pulsión, en términos psicoanalíticos, puede entenderse como una fuerza interna que
motiva el comportamiento humano hacia la satisfacción de deseos y necesidades. En "Her",
la pulsión de Theodore se presenta como una búsqueda de conexión emocional y afectiva,
que se ha visto frustrada por sus experiencias previas y su vida solitaria. A medida que se
involucra con Samantha, el sistema operativo, se manifiestan sus deseos más profundos de
intimidad y comprensión.

La pulsión puede ser de naturaleza sexual, pero en el caso de Theodore, también se vincula
con la necesidad de ser escuchado y comprendido. Su relación con Samantha se convierte
en una forma de satisfacer estas pulsiones, aunque de manera inusitada, ya que es una
interacción con una entidad virtual.

Fantasía Psíquica

La fantasía psíquica, por otro lado, actúa como un mecanismo de defensa y un medio a
través del cual las pulsiones pueden ser representadas y exploradas. En el contexto de
"Her", Theodore crea una fantasía alrededor de su relación con Samantha, proyectando en
ella sus anhelos y deseos. Esta fantasía le permite experimentar una conexión que en la
realidad le resulta esquiva.

En "La comedia de los sexos", Naparstek aborda cómo las fantasías sexuales y relacionales
pueden actuar como vehículos para la expresión de pulsiones que, de otro modo, podrían
ser reprimidas. La fantasía ofrece un espacio donde se pueden explorar escenarios que
trascienden las limitaciones de la realidad. Theodore, al interactuar con Samantha, está
esencialmente materializando una fantasía que refleja su deseo de amor y comprensión,
aunque se enfrenta a la paradoja de que esta relación nunca podrá ser completamente
satisfactoria debido a su naturaleza no humana.

La relación entre pulsión y fantasía se hace evidente en cómo Theodore usa su conexión
con Samantha para explorar su propia identidad emocional. La fantasía de una relación
idealizada le permite experimentar una satisfacción momentánea de sus pulsiones. Sin
embargo, también revela las limitaciones de la fantasía, ya que la realidad de su situación
genera conflictos internos. La evolución de su relación pone de manifiesto la tensión entre
el deseo de conexión humana auténtica y la facilidad de una relación con un ente artificial.

Además, Naparstek sugiere que las fantasías pueden servir para desviar la atención de la
insatisfacción y la incomodidad en las relaciones reales. En el caso de Theodore, su fantasía
sobre Samantha lo aleja de enfrentar su soledad y sus heridas emocionales. La pulsión hacia
la conexión se encuentra mediada por la fantasía, pero esta última también puede resultar
en una forma de evasión de la realidad.

Las tres formas “masculinas” de enfrentarse al misterio de lo femenino.

La Idealización
En “Her”, Theodore idealiza a Samantha, el sistema operativo con el que se relaciona.
Inicialmente, su conexión es intensa y casi perfecta, ya que Samantha encarna todas las
cualidades que Theodore desea en una pareja: comprensión, apoyo emocional y una
conexión intelectual. Esta idealización permite a Theodore proyectar sus anhelos y fantasías
sobre Samantha, convirtiéndola en un objeto de deseo inalcanzable. Sin embargo, esta
forma de enfrentarse al misterio femenino tiene sus limitaciones, ya que impide a Theodore
reconocer la complejidad y la individualidad de Samantha como entidad autónoma. La
idealización puede resultar en una relación superficial, ya que ignora la realidad del ser con
el que se está interactuando.

La Dominación

Aunque menos evidente en la película, la forma de dominación también puede ser


identificada en la dinámica de algunas relaciones. En el contexto de “La comedia de los
sexos”, Naparstek discute cómo algunos hombres intentan establecer control sobre lo
femenino mediante comportamientos autoritarios o posesivos. En la película, aunque
Theodore no muestra una dominación activa, su relación con Samantha se basa en una
estructura de poder desigual. Ella, como inteligencia artificial, está diseñada para satisfacer
sus necesidades, lo que puede llevar a una forma sutil de dominación. Esta dinámica es
problemática, ya que refuerza estereotipos de género que perpetúan la idea de que las
mujeres deben estar al servicio de los deseos masculinos, limitando su autonomía.

La Comprensión

La tercera forma es la búsqueda de comprensión. A medida que avanza la película,


Theodore empieza a percibir la complejidad de Samantha como un ser consciente. A través
de sus conversaciones, Theodore intenta entender sus deseos, emociones y experiencias.
Esta forma de enfrentar el misterio femenino es más saludable y enriquecedora, ya que
fomenta la empatía y la conexión genuina. Theodore, al esforzarse por comprender a
Samantha, se enfrenta a sus propios miedos y vulnerabilidades, lo que lo lleva a un
crecimiento personal. Esta búsqueda de comprensión refleja una relación más equilibrada y
auténtica, donde ambos personajes pueden explorar su identidad y emociones sin las
limitaciones de la idealización o la dominación.

Las tres salidas “femeninas” frente al complejo de castración (según Freud).

La Negación

La primera salida implica la negación de la castración, donde la mujer rechaza la idea de


que haya una falta o privación. En "Her", Samantha, aunque es una inteligencia artificial,
representa una forma de negación al ser diseñada para satisfacer las necesidades de
Theodore. Ella, como entidad, no enfrenta la castración de la manera tradicional, ya que no
tiene un cuerpo físico que limite su existencia.

Esta negación puede reflejarse en mujeres que, en sus relaciones, evitan confrontar la
realidad de su propia feminidad y el impacto de la castración. En lugar de aceptar la
realidad de la falta, pueden buscar maneras de sobre compensar, como enfatizar su
independencia o capacidad profesional, evitando el duelo por lo que les falta en términos de
poder o reconocimiento.

La Sublimación

La sublimación es una forma más constructiva de enfrentarse al complejo de castración,


donde las mujeres transforman sus deseos y frustraciones en actividades creativas o
profesionales. En "Her", la evolución de Theodore y Samantha hacia una relación más
compleja puede interpretarse como una forma de sublimación, ya que ambos personajes
desarrollan una conexión emocional profunda que trasciende lo físico.

Las mujeres pueden canalizar sus sentimientos de pérdida o privación hacia la creatividad,
el arte o la carrera profesional, convirtiendo la angustia en logros. Esta salida permite una
expresión positiva de sus emociones, ayudando a construir una identidad que no esté
definida únicamente por su relación con los hombres.

La Aceptación y la Búsqueda de Identidad

La aceptación implica reconocer la realidad de la castración y encontrar formas de


integrarla en su identidad. Esto puede llevar a una búsqueda de identidad que no dependa
de la relación con un hombre. En "Her", Samantha finalmente toma decisiones que reflejan
una aceptación de su propia existencia como entidad independiente. Ella busca su propia
evolución y autenticidad, lo que refleja una forma de aceptar su "feminidad" en un contexto
que desafía las normas tradicionales.

Las mujeres que aceptan la castración pueden buscar construir su identidad en función de
sus propias experiencias, deseos y aspiraciones, en lugar de basarse únicamente en el
reconocimiento masculino. Esta salida promueve una relación más equilibrada con lo
femenino y permite a las mujeres encontrar poder y satisfacción en su individualidad.

A partir de lo analizado previamente ¿Cómo se puede explicar el “desencuentro” en las


relaciones de pareja?

En la actualidad se manifiesta a través de expectativas poco realistas, una comunicación


superficial mediada por la tecnología y la idealización de las parejas. Estos factores
contribuyen a una desconexión emocional que puede dificultar el desarrollo de vínculos
auténticos. Para contrarrestar estos problemas, yo creo que es fundamental que las parejas
prioricen la comunicación sincera y busquen espacios para la conexión emocional
profunda. Solo así podrán construir relaciones más satisfactorias y resistentes a las
desilusiones generadas atraves de una pantalla.

5. Planteamientos freudianos sobre el sueño de la “bella carnicera”


Freud interpreta este sueño como una manifestación de deseos reprimidos. La figura de la
carnicera simboliza lo sensual y lo primitivo, evocando tanto deseo como miedo. Freud
sostiene que los sueños permiten explorar conflictos internos y deseos ocultos, y el sueño
de la bella carnicera puede reflejar una lucha entre lo instintivo y las normas sociales.

Bibliografía

Erikson, Erik. Infancia y Sociedad. 12° ed. Ediciones Hormé. Buenos Aires, 1993.

Fader, Raquel y Pacheco, Gilda. Así Construimos nuestra Vidas: una investigación sobre
sexualidad infantil. Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la
Salud, San José, Costa Rica, 1994.

Laplanche, Jean y Jean – Bertrand Pontalis. Diccionario de Psicoanálisis. 2° ed. Editorial


Labor, S.A., Colombia, 1994.

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