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REVISTA DE HUMANIDADES / VOLUMEN 11 /2005/ PP. 71-82
CARMEN ARRlAGADA: MUJER DE DOS
MUNDOS
CAMBIOS y PERMANENCIAS EN EL MUNDO FEMENINO DE lA
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIx CHILENO
JAVlERA ERRÁZURIZ T.
UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO
Resumen
El presente trabajo indaga en las continuidades y cambios del mundo feme-
nino de la primera mitad del siglo XIX chileno, a través de las cartas que
Carmen Arraigada le escribió a Mauricio Rugendas, pintor alemán que visi-
tó nuestro país y con el cual tuvo gran cercanía.
De su epistolario se pueden deducir nociones que Carmen terna respecto de
la política, la mujer, la maternidad. Esta mujer, de educación ilustrada pero
cuya vida se desarrolló en el campo, nos permite apreciar las tensiones entre
modernización y tradición, tan vigentes en los inicios del Chile republicano.
La voz de Carmen Arraigada es una de las pocas voces femeninas que exis-
ten en estos años, lo que nos permite encontrar destellos, fragmentos del
pensar femenino de la época.
Abstract
This paper studies the continuities and changes within the Chilean feminine
world during the first half ofthe 19th Century through the figure ofCarmen
Arriagada, who became friends and corresponded reguIarly with Mauricio
Rugendas, the German painter who visited the country portraying members
of the elite and irnmortalizing Chilean nature and images of popular culture.
Carmen was an enlightened woman who nonetheless had to live in the
countryside. Her letters reflect Carmen's ideas about politics, women,
maternity and others, and show the tensions between modernization and
tradition, current to the beginnings of the republic in Chile.
Methodologically this essay is situated within gender history, which rela-
tes women with social and political history. Arriagada's is one ofthe few
feminine voices of the time, allowing us to hear fragments of femenine
thought ofthe time.
72 JAVIERA ERRÁZURIZ
Planteamiento del problema
En el marco de los estudios de género, donde se busca relacionar a la mujer con la
historia social, es interesante observar las variaciones y las permanencias que se
producen en todo proceso histórico. En el siglo XIX chileno hay una fuerte corrien-
te transformadora, donde todo pareciera ser cambio, desde la organización política
hasta las costumbres sociales, entonces, son justamente las pervivencias las que
permiten hacer los contrastes necesarios.
Dentro de la historia de la mujer en Chile, el siglo XIX surge como una primera
etapa de transformación, impulso inicial para la lucha por la reivindicación femeni-
na que se llevará a cabo en el siglo XX. Sin embargo, el poner excesivo acento en
los cambios, nos impide ver que el proceso de aparición de la mujer en la esfera
pública fue gradual y dificil. Entenderemos esfera pública como el "espacio en el
que las personas hacen uso público de su razón".'
En general, los procesos de acceso a la vida pública de las minorías son graduales,
no hay hitos que marquen cambios o rupturas definitivas, por eso es posible obser-
var dos tiempos en la historia de las mujeres: la larga duración y la corta duración.
"Enprimer lugar, esta historia Ila de las mujeres} se inscribe decididamente en la
larga duración: de la Antigiiedad a nuestros días. En una historia que a menudo se
considera inmóvil y que ofrece resistencias que, a veces, parecen in variantes '~2
Claramente, la aparición de la mujer en la esfera pública supone un tiempo largo,
pero también es necesario ver cómo esta larga duración toma cuerpo o influye en la
vida de mujeres concretas. En ellas es posible observar la evolución y las perma-
nencias, las continuidades y discontinuidades de los procesos históricos. Estas
pervivencias se pueden encontrar en distintos ámbitos, político, jurídico, económi-
co, cultural. Las permanencias culturales suelen ser las más profundas, ya que en
ellas reside todo el peso de la conciencia colectiva de la sociedad. Por eso, este
trabajo analizará el juego entre continuidades y cambios, para poder matizar el pro-
ceso de surgimiento de la figura femenina durante el siglo XIX chileno.
A través de las cartas de Carmen Arriagada a Juan Mauricio Rugendas es posible
observar la tensión que se produce entre ideas ilustradas (más modernas o novedosas)
y tradicionales. Nacida en Chillán, Carmen Arriagada tuvo acceso a una educación
privilegiada en Santiago, donde vivió durante los años de las guerras de Independen-
cia. Luego se casó con un militar alemán, Eduardo Gutike, y se fue a vivir al campo,
primero a Linares y luego a Ta1ca.Encerrada en el mundo rural, Carmen conoció al
pintor Mauricio Rugendas, de quien se hará muy cercana y con quien mantendrá una
abundante correspondencia. Sus cartas reflejan la ansiedad y el aburrimiento, produc-
to de una vida que no cumplía con las expectativas que ella se había creado.
Roger Chartier, Espacio público, crítica y desacra/ización en el siglo XVIII, Gedisa editorial, Barcelona,
1995, p. 33.
Georges Duby y Michelle Perro!. Historia de las mujeres en Occidente. P. 13
'.:'-~ .'
" .~.
Cannen Arriagada: mujer de dos mundos 73
De esta forma, en la brecha existente entre las expectativas que tenía y la vida que
llevaba, es posible observar cómo la mentalidad femenina se iba desarrollando más
rápido que la sociedad, y las mujeres tenían poquísimos espacios para manifestar su
incipiente aparición --o deseo de aparición- en la esfera pública.'
En las cartas de Carmen Arriagada podemos ver que ella se interesa mucho por la
situación política del país, sobre la cual tenía una opinión concreta y personal. ¿Ex-
puso estas opiniones en público, en algún diario o libro? No, pero eso no quiere
decir que no las tuviera. Si buscamos las voces de mujeres donde no están, conclui-
remos que las mujeres no tuvieron historia. Si las buscamos donde sí están, podre-
mos relacionarlas con los grandes procesos sociales que se viven en Chile en el
siglo XIX. De esta forma, quizás no serán protagonistas pero sí actoras, con voz y
opinión propias que vienen a enriquecer el panorama histórico general.
Carmen Arriagada ha aparecido en la historiografia nacional como la enamorada
del pintor Rugendas. La angustia, el amor imposible y el romanticismo son los
temas que generalmente acompañan a esta figura, pese a esto, sus múltiples cartas
contituyen una fuente riquísima de voz femenina, como hay pocas en el siglo XIX
chileno. Este trabajo intenta estudiar la voz de Carmen Arriagada, no como mujer
enamorada de un notable, sino como mujer cuya vida es un ejemplo de las tensiones
de continuidad y cambio, a principios del siglo XIX.
Carmen Arriagada, mujer de dos mundos
En su libro "Tres ensayos sobre la mujer chilena", Teresa Pereira hace una clara
distinción entre la primera y la segunda mitad del siglo XIX para el mundo urbano,
sin embargo, no la hace para el mundo rural debido a que en éste el cambio opera
muy lentamente.
'lVo hemos considerado necesario dividir, para los efectos de nuestro estudio, el
mundo rural en dos épocas como hemos hecho con el mundo urbano, debido a
que constituye una constante dentro de la historia de Chile, durante el siglo.A:ZY.
En tfécto, su evolución se produjo hasta 1900 en forma tan paulatina, que no es
posible señalar hitos que marquen claramente diversas etapas de esta evolución.
Esto se debió principalmente al aislamiento ya la insuficiencia de los medios de
comunicación '~4
A partir de esta premisa, es posible ver a Carmen Arriagada como una mujer de dos
mundos, el urbano, ilustrado y afrancesado de su educación, y el rural, tradicional y
solitario de su vida en Linares y Ta1ca.Esta participación en dos mundos nos permi-
te observar cómo van cambiando ciertas costumbres en la sociedad chilena. Por
Hay que tener en cuenta que Carmen Arriagada fue una mujer de elite, con una educación privilegiada y que,
a principios del siglo XIX, su pensamiento era más bien original.
Teresa Pereira y otras. Tres ensayos sobre la mujer chilena. Ed. Universitaria, Santiago, 1978. P. 108.
74 JAVIERA ERRÁZURIZ
cierto que Carmen Arriagada es una mujer dentro de muchas, pero es interesante
como ejemplo.
Carmen nació en Chillán en 1808, hija de un destacado militar criollo que luchó por
la Independencia de Chile, junto a O 'Higgins. A los 17 años se casó con Eduardo
Gutike, militar alemán que peleó en el bando patriota. En 1830, Gutike dejó el
Ejército y se dedicó a administrar algunos bienes heredados del padre de Carmen en
Linares. En 1835 recibieron la visita de Juan Mauricio Rugendas, pintor alemán.
Carmen se hizo muy amiga de él, y a partir de esa visita nació la relación epistolar
y posteriormente la relación amorosa entre ambos. En 1836, producto de un revés
económico, el matrimonio decidió irse a Ta1ca. Allí tendrá un pequeño circulo de
amigos "con los cuales podrá intercambiar sus puntos de vista sobre asuntos que
para una mzijer de su época no eran bien vistos '~5
Carmen Arriagada recibió una educación privilegiada para su época. Manejaba co-
nocimientos de francés, inglés, y se esforzaba por aprender alemán. Tenía un inte-
rés muy profundo por la lectura, cosa que se demuestra a lo largo de todas sus cartas
a Rugendas. Comenta con gran soltura "sólo Keratri he principiado, que agrada-
ble lectura! también he visto algo de Dn (sic) Juan, pero la focilidad de Julia en
i'?llamarse por un boy (sic) me desagrada, Byron hace casi burlescas sus escenas.
Hayen "Child Harold" algunos pasa/es que son más de mi gusto que los que he
visto en Dn Juan '~6
Es importante destacar que Carmen usa su correspondencia con Rugendas como
una forma de mantenerse al día en las lecturas. Él le presta libros, le recomienda
lecturas, y ella le pide que le mande algunas cosas que son imposibles de encontrar
en Ta1ca. Esta imposibilidad de satisfacer sus deseos intelectuales debe haber sido
muy frustrante para Carmen, especialmente si pensamos que tampoco tenía con
quién compartir sus inquietudes: su circulo de amigos era pequeño y provinciano, y
su marido era un ex militar y agricultor desafortunado. Esta situación contribuyó a
que Carmen se manifestara constantemente aburrida de su vida, y en sus cartas se
aprecia un dejo de amargura por ciertas expectativas no cumplidas. "Pero, me dirá
Vd, ¿y qué hace Vd de las horas que no duerme? Jó no hago nada de ellas, por
ellas, como no son pasadas con gusto consumen mi vida sin acabaria/".'
Aquí vemos a una mujer que sufre de aburrimiento, y que resiente su actual situa-
ción, un incumplido futuro que parecía promisorio. Sin embargo, Carmen se refu-
Gutiérrez, Francisco y Jury García. "El entorno social de Carmen Arriagada. Talca 1830-1880", en Muje-
res ausentes, miradas presentes. Peña, Patricia y Zamorano, Paulina (Cornp.), IV Jornadas de Investiga-
ción en Historia de la mujer. Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, LOM edicio-
nes, 2000. P. 15l.
Carmen Arriagada, carta de 1936. En Oscar Pinochet de la Barra. Cartas de una mujer apasionada_ Ed.
Universitaria, Santiago, 1989. P. 35 (en adelante, año de la carta y página correspondiente).
Carta 1836. P. 44.
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Carmen Arriagada: mujer de dos mundos 75
gia en su correspondencia con Rugendas, que llega a ser su más cercano contacto
con el mundo ilustrado. Así, podemos ver cómo esta mujer, recluida en su casa,
intenta participar de un mundo más amplio que el que a ella le ha tocado vivir. Es
este intento de "emancipación" de su aburrimiento lo que nos habla de sus expecta-
tivas no cumplidas y de su condición de mujer de dos mundos.
En este contexto, sus cartas pasan a tener una importancia capital en su vida, siendo
una de las pocas vías que la comunican con el "mundo de la ciudad". En todas ellas,
se aprecian referencias al correo, que llegó o no llegó, a la dificultad de las comuni-
caciones y al envío de cartas por mano. "Casi no existe carta de Carmen Arriagada
a Rugendas durante los años 1936-1942 -excepto las muy breves- que no haga
alguna rf!forencia a que el correo no llegó, o se atrasó; a las dificultades para que
la carta -burlando a Gutike- llegara hasta sus manos". 8
De esta forma, las cartas aparecen como una preocupación cotidiana, más que como
una irrupción en la rutina. Carmen ordena su vida en tomo a las cartas: escribe en la
mañana o cuando tiene tiempo (pese a que se queja de aburrimiento, al parecer su
vida era bastante ocupada), interrumpe las cartas y luego las retorna, y es necesario
destacar la frecuencia de éstas, pese a las dificultades del correo y los transportes.
La escritura es su vía de escape, su contacto con el mundo ilustrado y su forma de
alimentación intelectual. Incluso, cuando Rugendas piensa dejar el país, Carmen se
queja del gran vacío que dejará en su vida la falta de correspondencia.
"Vd es nuestro mefor amigo, y también había yo adquirido la costumbre de man-
dar y recibir cartas; esta necesidad que he sentido siempre de comunicar mis ideas
a una persona que me entendiese, quedaba gratamente satisfecha con la
correspodencia de mi amable e instruido amigo, pero ahora me veo en la precisión
de renunciar a ese ptacer/??
La escritura es también una forma de contravenir el orden social impuesto: ella, una
mujer casada, le escribe constantemente a otro hombre, con el cual pareciera tener
más intimidad que con su propio marido. Esta transgresión de las normas sociales
no es tema para Carmen, quien justifica su relación epistolar con el hastío de su
vida en provincia.
Es interesante también destacar que en sus cartas hace muy pocas alusiones a su papel
de esposa o dueña de casa (salvo cuando tiene problemas con sus empleados), sino
que más bien habla sobre su vida intelectual, sus lecturas, problemas de política y su
aburrimiento. Vemos que ella misma se autorrepresenta como una mujer alejada del
modelo típico, pese a que el medio en el que vive se lo impone fuertemente.
Cristián Gazmuri. Carmen Arriagada. romanticismo. angustia y correspondencia. En Revista Historia nr. 23.
año 1988. P. 60.
Carta 1837. P. 117.
76 JAVlERA ERRÁZURIZ
Desde niña, Carmen estuvo involucrada en el mundo político. Su padre luchó en la
guerra de Independencia, fue gobernador de Chillán, redactó junto a otros la Cons-
titución de 1822 y fue amigo de Bernardo O' Higgins. Esto hizo que Carmen sintie-
ra un profundo interés por la vida política, pese a que estaba conciente de que no era
un ámbito de acción femenino. "Qué mal diserto yo en política! bien se ve que es
una cuestión que no debemos tratar las muferes ': 10 Por eso, se cuidaba mucho de
dar sus opiniones y lo hacía sólo en tertulias con sus amigos de confianza y en sus
cartas a Rugendas. Aquí se aprecia la contradicción que vive esta mujer; por un lado
tiene opiniones políticas muy definidas y las expresa en su correspondencia con el
pintor, sin embargo asegura que la política no es cuestión de mujeres y evita dar sus
opiniones en público. Carmen es consciente de lo que ocurre en el país y se interesa
por ello, pero no cree que sea un tema de mujeres. En esta contradicción podemos
observar el cambio histórico que se está produciendo en el mundo femenino pero que
en Carmen (y en la mayoria de las mujeres de esta época) aún no llega a completarse.
El conocimiento que Carmen tenía de política era bastante amplio, tanto a nivel
nacional como internacional. Comenta sobre la situación mexicana hacia 1939: 'No
quiero entrar en materias políticas; me repugnan tanta miseria y tanta injusticia
me irrita. Pero por México estoy afligida y encantada al mismo tiempo. ¡Cuánto
quiero a Santa Ana! 11 ¡Cuánto siento su muerte! Qjalá que les den una buena
lección a los.franceses ': 12 Sin embargo, los comentarios sobre política que hace en
sus cartas siempre son pesimistas, como si el hastío y vacío de su vida se debiera a
la mala conducción del gobierno. "Ahora, por lo que se refiere a sociedad, Dios
mío, qué pueblo! Si Vd. no habla de política tendrá Vd. que hablar de trigos y
precios de trigos. Los hombres aquí hablan de que saldrá Bulnes? Saldrá Pinto?
Saldrá Tocomal? y que no debe salir aquél porque oprimirá elpaís, el otro porque
lo oprimirá también, y Pinto debe salir por sus talentos, capacidades, etc."
En sus cartas, Carmen Arriagada menciona muy poco la religión, sin embargo está
conciente de la importancia de ésta en el mundo rural: "Jó soy, como Vd. puede
suponer/o, Católica Apostólica Romana; mas, libre de todas aquellas ideas supersti-
ciosas y fonáhcas, que confieso son necesarias para lajélicidad en el círculo de vida
en que me veoprecisada a pasar mis días ': 14 Pese a la poca importancia que le da,
Carmen confiesa que va a misa porque es una obligación social, y cuando tuvo una
fuerte discusión con su marido por celos que éste le tenía a Rugendas, ella le propuso
que la llevara a un convento. Claramente lo dijo producto del enojo y la discusión, sin
embargo, no es menor el hecho de que, para escapar de un matrimonio desafortunado
y de la sospecha del marido, en 1837 todavía se recurra al convento.
10
Gutiérrez, Francisco y Jury García. op, cit. P. 153.
11
Antonio López de Santa Ana, caudillo mexicano que se opuso a la invasión francesa en su país para implan-
tar una monarquía.
12
Carta 1839. P. 19l.
13
Carta 1841. P. 309.
14
Carta 1836. P. 37.
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CarmenArriagada: mujer de dos mundos 77
Otro tema que Carmen menciona muy poco es el de la maternidad. No se sabe si no
pudo o no quiso tener hijos, sin embargo en carta a Rugendas del 4 de marzo de
1836 dice: "Siento un vacío en mi alma, mi vida meparece inútil, me aflige más que
nunca la idea de verme soia/, desconozco el amor materno, pero siento que hubiera
Sidoftlicísima siendo madrer 15 Es importante destacar que hacia 1836 Carmen
Arriagada tenía sólo 28 años, plena edad fértil de la mujer. En sus cartas habla sobre
múltilples problemas de salud, aunque nunca se refiere específicamente a alguna
dificultad de este tipo. En todo caso, Carmen se refiere a los hijos como una forma
de distraer su soledad, tal como extraña a sus amigos o a las posibilidades culturales
de Santiago y Valparaíso. De cierta forma, las cartas que se envía con Rugendas
pasan a ser sus hijos, por el tiempo y la dedicación que pone en ellas.
En una carta del 30 de marzo de 1939, Carmen se refiere a la visita de la viuda de un
comandante, que tenía cuatro hijos. La visita causó una revolución en la casa de los
Gutike, y Carmen comenta: 'Me reía de lo extraño del modo con que se me quitaba
el sueño, a mí, cuyo matrimonio no ha bendecido el cielo, y daba mil gracias a Dios
de mi liif{:cundidad, gracias a Dios que en.fin en mi cama puedo estar tranquila,
que el lloro de un hijo no me despierta a máspenas, a más deseos, gracias a Dios!! ': 16
Esto es interesante que ya en las sociedades tradicionales, como la chilena de princi-
pios del siglo XIX, una de las funciones principales de las mujeres era la materni-
dad. Claramente, no todas las mujeres tenían hijos, sin embargo este era un tema
importante dentro de la vida de una mujer. A lo largo de sus cartas, vemos cómo
Carmen le cuenta a Rugendas cosas muy personales, sus aspiraciones incumplidas,
su aburrimiento de la vida, su mala situación económica y su dificil matrimonio. El
que hable tan poco sobre los hijos, y que incluso llegue a dar gracias a Dios por no
haberlos tenido, no deja de ser significativo.
Esta liberación de Carmen de los roles propios de la mujer de principios del siglo XIX
nos habla de una mujer con aspiraciones distintas a las tradicionales. "La mufer foe
durante el siglo AZY en Chile el centro del hogar. En la época se consideraba que la
más importante de las actividades quepodía desarrollar era, precisamente, el CUida-
do de los hijos y los quehaceres domésticos ': 17 A lo largo de sus cartas queda claro
que ella no tenía interés en dedicarse a estas actividades. Pese a vivir en una sociedad
rural, tradicional con fuertes pervivencias coloniales, Carmen de cierta forma se libe-
ra (en estos aspectos) de las funciones que la sociedad otorga a las mujeres, y, produc-
to de su educación, canaliza esa energía hacia otros intereses, como la lectura.
15
Carta 1836. P. 32.
is
Carta 1839. P. 19B.
17
Teresa Pereira. op. cit. P.89.
78 JAVIERA ERRÁZURIZ
Cannen Arriagada y SU visión de la mujer
En este tema, Carmen Arriagada muestra de mejor forma su condición de personaje
de cambio de época. Sin nunca llegar a expresar una opinión acabada y conciente
sobre la mujer, de sus cartas se pueden extraer ciertos elementos, frases, ideas que
ayudan a construir la noción que Carmen tenía de sus congéneres y del género
masculino.
Es importante destacar que ella se sabe una mujer diferente", ilustrada y con más
educación que el promedio de las mujeres chilenas. Esto mismo le hace dificil ha-
cer amigas mujeres, y a través de sus cartas pareciera que le interesa más cultivar la
amistad masculina. Existe en ella un sentido de excepcionalidad frustrado que in-
tenta compensar con sus lecturas y correspondencias.
"Con que el Almirante me alaba; Dios se lo recompense por elplacer que con esto
te ha dado! por lo demás tú y todos conocemos que es entusiasmo, más que reali-
dad; que no poseo sino una pequeña parte de lo que él me atribuye y que quizás
sólo comparándome con el común de mis paisanas, que por indolencia no apren-
den nada, puede encontrarme algo que haga mi conversación tolerable': 19
Respecto de la educación de la mujer, Carmen es bastante crítica de lo que se les
enseña, y culpa de ello tanto a los hombres como a las mujeres. Incluso, llega a criti-
car a las autoridades de no querer beneficios para las mujeres al negarse a darles una
mejor educación. Según ella, ésta era necesaria porque: "Ia ml{jer, aun más que el
hombre, necesita de una educación esmerada para que sepa conducir las indicacio-
nes y el alma de sus o/os y porque cuando lleguen a desaparecer los atractivos de la
belleza pueda ofrecer a su esposo una sociedad agradable '?O Pese a lo conservador
que esto nos pueda parecer hoy, vemos que para la época, era una opinión novedosa,
especialmente proveniente de una mujer: no sólo cultivar las labores típicamente fe-
meninas, sino también ciertas capacidades intelectuales que le permitan a la mujer
establecerse en un nivel de sociedad con el marido, es decir, ambos como iguales.
A pesar de ser bastante critica con el género femenino (no se cultivan, no leen, no se
educan) lo es más con el masculino. En varias de sus cartas anota observaciones
sobre la dominación y limitación a la que están sometidas las mujeres y sobre la
supuesta naturaleza débil que aqueja al sexo femenino. "Pero no quiero hablar
sobre esto; hasta que nos veamos discutiremos si Vd es de la opinión delfilósofo, y
si no convendremos en que es una lástima que limiten tanto a un sexo que posee,
como el otro, talento, ingenio y más finura y sensibilidad':21
18
Pese a que la vida que lleva no le permite expresar esas diferencia todo lo que ella quisiera, e incluso
podríamos aventurarnos a pensar que esa imposibilidad de realizar sus ideales la alentaba a parecer más
liberal de lo que verdaderamente era, paradoja entre el discurso y los hechos.
19
Carta 1837. P. 72.
20
Gutiérrez, Francisco y Jury Garcia. op. cit. P. 155.
21
Carta 1836. P. 50.
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'Cannen Arriacada: mujer de dos mundos 79
En tono de ironía, escribe a Rugendas desde el balneario de Constitución: "Casi he
olvidado decir a Vd el tiempo que pienso estar aqui Vd sabe que las mrgeres no
tenemos voluntad propia, y por consiguiente nopuedo yo fijar el tiempo de miparti-
da '~22 Al hablar de no tener voluntad propia, Carmen hace alusión a la dicotomía
entre hombre-cultura y mujer-naturaleza, Esta distinción supone que el hombre es la
razón, el conductor, el administrador, 'mientras que la mujer, más cercana a las funcio-
nes biológicas, específicamente a la reproducción, debe ser controlada por la razón.
En ese contexto, la mujer necesita que el hombre-cultura decida por ella, porque no
tiene la capacidad para hacerlo. Carmen se refiere en esta carta a que su marido tiene
que decidir cuándo volverán a Talea, y en su cita se puede observar, además de la
ironía, un dejo de resignación: esta será una constante en la personalidad de Carmen,
pese a su carácter apasionado y al sentido de excepcionalidad que tiene sobre sí mis-
ma, finalmente se resigna a lo que le toca vivir. Incluso cuando Rugendas le proponga
matrimonio a Clara Álvarez Condarco, Carmen expresará su dolor y desengaño pero
se resignará y seguirá escribiéndole, ahora como su "amiga y hermana".
Carmen manifiesta su repudio a la representación de la mujer-naturaleza, más pro-
clive a caer en el pecado, incapaz de dominar sus impulsos y regida por la emotivi-
dad. En reiteradas ocasiones se expresa contra la idea masculina de que las mujeres
no son capaces de tener un sentido moral alto y caen ante cualquier tentación. Car-
men expresa esta idea especialmente dentro del ámbito político, donde no partici-
pan las mujeres y donde ella pareciera considerar que se dan las mayores faltas a la
moral. Respecto del nombramiento de José Barros Borgoño para negociar un trata-
do de paz con España comenta:
"Sólo observo que tanta prostitución hay en los hombres como puede haberla en
las mrgeres. Aquellos dicen que no hay virtud de mtijer que resista a las tentaciones
y al oro. Yahora, señores hombres, que un empleo, que un sueldo algo crecido ha
hecho olvidar sus deberes, traicionar sus juramentos a uno de los principales de
entre vosotros, ¿qué diréis? ¿Diréis todavía que sólo el sexo débil es débil?, ¿que
sólo a una mrger se puede ver prostituirse? No lo diréis. ¡Vergüenza para voso-
tros/ '~23 Duras palabras emite Carmen Arriagada hacia el género masculino y hacia
la actividad política, criticando abiertamente a los políticos de corrupto s y desafian-
do la representación de mujer-naturaleza que es la base de la exclusión femenina de
la esfera política.
Es interesante también observar las opiniones que tiene Carmen Arriagada sobre
mujeres destacadas de su época. Tiene muy buena opinión sobre Mercedes Marín,
pese a que no comparte su admiración por Portales. La elogia y la considera la musa
chilena:
22
Carta 1838. P. 123.
23
Carta 1838. P. 175.
80 JAVlERA ERRÁZURIZ
"Mis expresiones a M MarÍn. Sur poesías son bonitas. La Elegía a Portales aun-
que fi¡lso el carácter que le da, es linda; sus sonetos a excepción de losfinales me
gustan '?4 "Qué quiere Vd que le diga sobre M MaTÍn? No sabe Vd que aunque
no soy capaz de conocer su talento lo aprecio y me inspira el respeto que debe
como el primer talento femenino en todo Chile, y sobresaliente a muchos hom-
bres?':25
La destaca como un talento femenino, sabiendo que se trata de una excepción en su
época, sin embargo, frente a los temas que trata la poetisa, Carmen se muestra mu-
cho más conservadora.
'¿·No encuentra Vd en nuestra musa chilena unpoco de exageración y exaltación?
Por t:jemplo, aquel appél a las tropas perseguidoras a que exterminen a los fogiti-
vos, aquel desear que si se escapan de la espada sean confondidos y aniquilados
por los remordimientos, no me parecen sentimientos de una mujer, y aquel/Porta-
les} ¿ponerlo casi igual a Dios? ': 26
¿A qué se refiere con que no son "sentimientos de una mujer"? Probablemente a
que son sentimientos violentos (exterminen a los fugitivos). Es interesante observar
ciertas estructuras tradicionales en el pensamiento de Carmen: pese a que admira a
Mercedes Marín y a que reniega de la idea de mujer-naturaleza, los sentimientos
violentos o exaltados no le parecen femeninos, pese a que ella es una persona muy
apasionada, y lo demuestra en sus cartas de amor a Rugendas. Quizás, la exaltación
que deplora en Mercedes Marin es porque tiene relación con temas políticos, y en
este aspecto, Carmen es conservadora respecto del rol de la mujer.
Conclusión
A través de la correspondencia que mantuvo durante casi quince años con el pintor
Rugendas, Carmen Arriagada describió su vida, sus aspiraciones frustradas, sus
ideas respecto de muchos temas. Este conjunto de fuentes es de gran valor para el
estudio de la mujer durante el siglo XIX.
"El epistolario ftmenino es la.fUente directa que tenemos para estudiar a la mzijer.
En él encontramos sus preocupaciones más constantes, sur emociones más Íntimas
y toda su personalidad volcada de un modo mucho más fiel que en las leyes sobre
materias femeninas, la ficción literaria o, aun, la instrucción religiosa, ámbitos
todos ellos de normal fi¡ctura masculina "27.
24
Carta 1838. P. 166.
Carta 1838. P. 172.
26
Carta 1837. P. 96.
27
Sergio Vergara. Cartas de mujeres en Chile, 1630-1885. Ed. Andrés Bello, Santiago, 1987. P. XVIII.
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Cannen Arriagada: mujer de dos mundos 81
Durante el siglo XIX, la mujer apenas tenía participación en el ámbito público, por
10 tanto casi toda la información disponible para su estudio está mediatizada a tra-
vés de la mirada masculina o institucional (de la Iglesia, por ejemplo). La riqueza
de las cartas reside en que nos presentan voces femeninas directas, no mediatizadas,
10 que nos hace posible formamos una opinión mucho más certera del pensamiento
femenino de la época, y además nos permite individualizar este pensamiento. Las
mujeres no son una masa compacta que piensa igual, sino que son personalidades
individuales, con características e ideas propias.
En sus cartas, Carmen Arriagada va dibujando su personalidad y en ella podemos
ver cómo opera el cambio de época. Carmen claramente no es una mujer tradicio-
nal, su opinión sobre los hijos, los quehaceres de la casa, la educación femenina 10
demuestran, pero tampoco es una mujer ilustrada, liberal como algunas de la segun-
da mitad del siglo XIX, su pensamiento sobre la mujer y la política es más bien
tradicional.
Es necesario recordar que Carmen Arriagada vivió su juventud en la primera mitad
del siglo XIX, accedió a una educación privilegiada y muy completa para su época
y fue parte de la sociedad santiaguina, hasta que se casó y se fue a vivir a provincia.
La mala situación económica y el aburrimiento de su vida en el mundo rural son
fundamentales para entender su hastío de la vida y su refugio en la corresponden-
cia. ¿Cómo habría sido su vida si no hubiera vivido en Talca? Imposible saberlo.
Es posible ver en ella un sentido de excepcionalidad, se sabía una mujer distinta y
10 expresaba. Quizás producto de su mismo encierro, no temía enfrentar al mundo
desde un rol femenino distinto del estereotipado. Quizás el hastío que sentía y que
refleja en sus cartas le dio un espacio para liberarse del rol tradicional impuesto a
las mujeres (su relación con la maternidad, por ejemplo, o con los quehaceres do-
mésticos), y le abrió las puertas para explorar nuevos campos de acción. Con todo,
ese mismo entorno social rural refuerza en Carmen ciertas pervivencias tradiciona-
les, que también se ven reflejadas en sus cartas.
De esta forma, la tensión que podemos ver en ella entre las permanencias y los
cambios nos hablan del difícil ascenso de la mujer a la esfera pública. En el siglo
XIX, cuando se dan grandes corrientes transformadoras, la mujer no fue una excep-
ción, sin embargo, el cambio no fue radical ni mucho menos fácil. Carmen Arriagada
es un ejemplo de ello.
82 JAVIERA ERRÁZURIZ
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