Paul Virilio
Un paisaje de
acontecimientos
MARIANO A. COLALONGO
FILOSOFO
PAIDÓS
Buenos Aires - Barcelona - México
Advertencia de paso
Para Dios, la Historia es un paisaje de acontecimmientos.
Para él nada sucede verdaderamente pues todo es copre-
sente.
Desde el hecho más pequeño hasta el mayor acon-
tecimiento histórico, "nada es extraordinario a sus ojos"!
Dificilmente imaginable, esta región transhistórica se
extiende de era a era, de la Eternidad a la Eternidad.
Aquí -ipero dónde, en realidad?- se suceden las gene-
raciones desde el origen de los tiempos, en su movili-
dad permanente,2 destacándose sobre el horizonte de
un presente eterno.
Cómo lograr aprehender esa perspectiva intemporal
donde coexisten el antes y el después, sino como si fue-
ra un filme? Pero un filme cuyo plano-secuencia man-
tuviera constantemente el origen y el fin...
Paisaje del Tiempo en el que los acontecimientos
ocupan de pronto el lugar del relieve, de la vegetación,
1. "Eclesiastés", 39-12.27. La Biblia.
2. Herman Melville, "Cántico", en Poemas de guerra.
11
P'aul V'irilio
cn el que el pasado y el futuro surgieran de .
un mismo
movimiento en evidencia de su
la
Sno
simultaneidad..
donde nada ocurre y, Sin embargo, nada se regi
iamás, la ausencia de duracion del perpetuo oreca. detier
ue viene a circunscribir el ciclo de la Presente
sente
repeticiones.
Historiade
y sus
Pero de qué relieve se trata, si la larga cadena
hechos y acontecimientos históricos se parece. de
para
Dios, a los movimientos teluricos y a los deslizamientos
de tierra?
:Relieve de la verdad, más habitualmente de la cruel.
dad de una época, siluetas encajonadas de la vida co-
tidiana, matorrales de hábitos y banalidades rutina
rias, selvas primarias de la noche de los tiempos o
claridades desprendidas del progreso?
Tantos interrogantes mudos que dan sentidobv
orientación a la profundidad del tiempo de nuestra
historia, al punto que la "negatividad" se ha convertido
actualmente en una amenaza en vias de generalización.
Historia general o Historia de los acontecimientos? Esa
separación académica se ha vuelto ya no sólo ambigua
sino también ilusoria. Aun cuando no es equivalente en
nada, la escala de valores de los hechos no puede ya
conformarse con discriminar lo "general" de lo "par-
ticular" ni lo "global" de lo "local".
Puesto que el tiempo mundial y universal está pron-
del
to areemplazar mañana la importancia histórica
tiempo de las antiguas localidades, la urgencia nos
convoca a reformar la dimensión "entera" de la histor
general para dar lugar a aquella "fraccionaria", la det
isión.
acontecimiento, restringido pero situado con precis
inadvertidas
Esta es una de las consecuencias directas e de
histórico"
de la superación de ese "materialismo
inquie
siniestra memoria -de no ser así, habrá que
12
Advertencia de paso
130r las recientes declaraciones de un talentoso autor
ioven, segun las Cuales TStamos obligados a transmitir
lo que sabemos, Cs nuestro legado, pero contamos com la
impoteciu de aqueilos que vienen después. Es por eso que
creo que no solo hay que guardar la memoria, sino
también la posibilidad del olvido". Y concluir: "La hu-
manidad expulsara de su historia al siglo XX, el más
infame y el más asesino de todos; habrá que olvidarlo".3
Un paisaje no tiene un sentido obligado, un punto
de vista privilegiado; se orienta solamente por el de-
rrotero de los caminantes, pero en el ensayo que sigue
no son los grandes acontecimientos los que forman la
trama del paisaje del tiempo sino la masa de incidentes,
los pequeños hechos inadvertidos y voluntariamente
omitidos.
el paisaje es el pasaje: el accidente de transfe-
Aquí,
rencia del presente al pasado más reciente, un pasado
de diez a doce años donde todo ha basculado en una
ruptura de la continuidad que destruye la antigua
concordancia de los tiempos: este CRONOEJE que daba
todavía ayer su sentido a la historia.
Desde ahora no hay más relieve que el acontecimiento,
al punto de que el horizonte temporal se establece sólo
los hechos
por la línea de la cresta de las anécdotas y
menores de un presente sin futuro, cuyo único herede-
ro parece ser la ciencia estadística...
Tendencia por tendencia, observemos ahora el re-
troceso a punto de ocurrir ante nuestros ojos: al miedo
al futuro viene a sucederle el miedo al pasado, como si
este último, lejos de desaparecer, de desvanecerse de-
. Erri de Luca: Libération, 30 de mayo de 1996.
13
Paul V'irilio
Siguiera entorpeciéndolo, Deor
trás del presente,
contaminándolo en secreto.
Fenómeno aterrador análogo a los remordimie
se vuelve
entonces "culpable" n o es
entos,
aquello que ya la
persona en tanto tal, el individuo aislado, sino la socie
contexto
inmediato.
y su
Así, vivimos ya la coexistencia de un paSado no solamen.
ente
obstáculos al
presente sino omnipresente y que pone fu-
turo; una coexistencia que nada tiene de pacifica pues I
la
disuasión atómica se ha terminadoy proliferan a su puous-
to las amenazas de todo tipo...
De hecho, cuando se supera un obstáculo, un límite
infranqueable, el choque en retroceso provoca un con-
tragolpe. Es una evidencia de lo que acaba de ocurrir
la bistoria acaba de chocar contra el muro del tiempo, de ese
"tiempo real" que corresponde a una constante cos-
mológica: la de la velocidad en el vacío.
Travelling hacia atrás, el retroceso de la bistoria immplica
la retirada de los logros, la retirada del
progreso.
De repente, todo ha pasado: los ideales
éticos y
políticos, la perennidad de las sociedades y la estabilidad
de la unidad de
población demográfica.
Para poder observar este brusco
deshilacharse del
tiempo muerto, donde se acelera como nunca no
la historia sino su sólo
realidad, hay que optar, por lo tanto,
por el "punto de vista de
evitar la miopía
Sirio", apartarse, alejarse, para
Existe ademáscontemporánea
de
la era mediática.
-escribe Walter
dro de Klee
que se llama Benjamin- un cua-
ángel que parece tener el Angelus Novus: representa un
donde
permanece inmóvil.
propósito de alejarse del lugar
Sus ojos
mente
redondos, su boca está
son
desmesurada-
gadas. Tal es el aspecto abierta, sus alas desple
el
ángel de la Historia.que debe
Tiene elnecesariamente tener
rostro vuelto hacia
e
14
Advertencia de paso
pasado. Allí donde se nos presenta una cadena de acon
tecimientos, él no ve más que una sola y única catástrofe,
que no cesa de acumular ruinas y que las lanza a sus
Pies." 4
Esta visión teológica no es hoy la del ángel de la
Historia; puede ser la de cualquiera.
Hace tiempo, la aceleración de la realidad del tiempo
provoca la repulsión del ser aquí presente. A semejanza
del escalofrío que produce la retirada del cuerpo, la
desaparición de la esperanza en el provenir produce la
regresión del espíritu, el resentimiento permanente.
La obra que sigue se dedica a este cambio de pers-
pectiva. Obra a mitad de camino entre el ensayo y el
relato, en el que se suceden, en el curso de apenas una
docena de años, una serie de acontecimientos atípicos
cuyo alcance escapa tanto a los pensadores como a los
historiadores del momento.
P.V.
4. Walter Benjamin, Poésie et révolution, págs. 281-282.
15