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T3.1. Historia de La Estética. La Antigüedad

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Estética del Diseño Industrial I

TEMA III. HISTORIA DE LA ESTÉTICA


1. El origen de las ideas estéticas en la Antigua Grecia

1.1. El concepto de arte (téchne) en la Antigua Grecia

El arte es «una manera específica de institucionalización de las manifestaciones estéticas,


con diversas variantes y oscilaciones en las distintas épocas de una tradición. El arte es una
convención cultural» (José Jiménez, Teoría del arte).

«Arte (téchne) era un término que se aplicaba en la antigua Grecia a todo tipo de
producción que se hiciera con destreza, es decir, que se realizara de acuerdo con unos
principios y reglas establecidas» (Tatarkiewicz, Historia de seis ideas).

«Y supongo que el arte plástico está lleno de tales cualidades [«la armonía, la gracia y el
ritmo»], y también esas otras artes semejantes, el tejido, el bordado, la arquitectura y el
diseño de otras cosas útiles…»,(Platón, República).

«los griegos consideraron el arte de acuerdo con la actividad del artista, no según el
espectador o las experiencias del oyente» (Tatarkiewicz, Historia de seis ideas).

En el mundo antiguo se abre una «separación del producto artístico de la personalidad del
artista, esto es, honrando a la obra mientras que al mismo tiempo desprecia al artista»
(Hauser, Historia social de la literatura y el arte).

«Una destreza se basa en el conocimiento de unas reglas, y por tanto no existía ningún tipo
de arte sin reglas, sin preceptos» (Tatarkiewicz, Historia de seis ideas).

«El arte no es un trabajo irracional» (Platón, Gorgias).

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1.2. La mímesis en la estética griega

«Pues la mímesis es una cierta producción, si bien de imágenes, decíamos, y no de cosas


individualizadas» (Platón, Sofista).

«Entonces, el arte del pintor, ¿se dirige a la realidad como es, para imitarla, o a la
apariencia, como se ve? […] Es una imitación de una apariencia […] Entonces, el arte
imitativo debe estar muy lejos de la verdad» (Platón, República).

«La pintura y todas las artes imitativas están distantes de la realidad, y el elemento de
nuestra naturaleza que es accesible al arte […] está igualmente lejos de la sabiduría»
(Platón, República).

«Imitar es natural al hombre desde niño (y se distingue de los demás animales en que es el
más capaz de imitar y el que por medio de imitaciones crea sus primeras nociones), con lo
que todos los hombres se complacen en las imitaciones» (Aristóteles, Poética).

«El arte imita la naturaleza o presenta aquello que la naturaleza no puede hacer»
(Aristóteles, Física).

«El poeta es un imitador igual que el pintor o cualquier otro productor de semejanzas»
(Aristóteles, Poética).

«La imitación satisface igualmente en las artes de la pintura, escultura y poesía»


(Aristóteles, Retórica).

«celebraron un concurso para determinar quién de los dos era el artista más grande.
Cuando Zeuxis desveló su pintura de uvas, aparecían tan exquisitas y tentadoras que los
pájaros bajaron volando del cielo e intentaron picotearlas. Zeuxis le pidió entonces a
Parrasio que corriera la cortina de su pintura, tan sólo para que entonces Parrasio revelara
que la cortina en sí era una pintura. Zeuxis se vio obligado a conceder la victoria a su
oponente. Se rumoreaba que Zeuxis había dicho: «Yo he engañado a los pájaros, pero
Parrasio me ha engañado a mí»» (Plinio el Viejo, Historia Natural, XXXV).

«Al mundo antiguo no sólo le es extraña la idea del genio en sentido moderno, sino que,
además, sus poetas y artistas no tienen en sí nada de ‘genial’. Los elementos racionales y
técnicos del arte pesan en ellos más que los elementos irracionales y de inspiración»
(Hauser, Historia social de la literatura y el arte).

«Todo artista debería borrar las huellas personales que pudiese haber dejado en una obra
de arte» (Aristóteles, Poética, 1460).

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1.3. La Belleza: la Gran Teoría

«El principio […] fue el de la imposición del límite (peras) a lo ilimitado (apeiron) para
producir lo limitado (peperasmenon). Esta es la fórmula general pitagórica para la
formación del mundo y de todo lo que contiene, e iba de par con el corolario moral y
estético de que lo limitado era bueno y lo ilimitado malo, de suerte que la imposición del
límite y la formación de un kosmos, que ellos decían advertir en el mundo como un todo,
era la prueba de la bondad y la belleza del mundo y un ejemplo que debían seguir los
hombres» (Guthrie, Los filósofos griegos).

«Armonía, proporción y número constituyen la base objetiva de la belleza. ‘El orden y la


proporción’, decían, ‘son bellos y útiles, mientras que el desorden y la falta de proporción
son feos e inútiles» (Tatarkiewicz, Historia de seis ideas).

«Es que, en efecto, existe una belleza por la que todas las cosas son bellas» (Platón, Hipias
Mayor).

«Las cosas hermosas son difíciles» (Platón, Hipias Mayor).

«Al apetito que, sin control de lo racional, domina ese estado de ánimo que tiende hacia lo
recto, y es impulsado ciegamente hacia el goce de la belleza y, poderosamente fortalecido
por otros apetitos con él emparentados, es arrastrado hacia el esplender de los cuerpos, y
llega a conseguir la victoria en este empeño, tomando el nombre de esa fuerza que le
impulsa, se le llama Amor» (Platón, Fedro).

«Intenta ahora prestarme la máxima atención posible. En efecto, quien hasta aquí haya sido
instruido en las cosas del amor, tras haber contemplado las cosas bellas en ordenada y
correcta sucesión, descubrirá de repente, llegando ya al término de su iniciación amorosa,
algo maravillosamente bello por naturaleza, a saber, aquello mismo, Sócrates, por lo que
precisamente se hicieron todos los esfuerzos anteriores, que, en primer lugar, existe
siempre y ni nace ni perece, ni crece ni decrece; en segundo lugar, no es bello en un
aspecto y feo en otro, ni unas veces bello y otras no, ni bello respecto a una cosa y feo
respecto a otra, ni aquí bello y allí feo, como si fuera para unos bello y para otros feo. Ni
tampoco se le aparecerá esta belleza bajo la forma de un rostro ni de unas manos ni de
cualquier otra cosa de las que participa un cuerpo, ni como razonamiento, ni como una
ciencia, […] sino la belleza en sí, que es siempre consigo misma específicamente única,
mientras que todas las otras cosas participan de ella de una manera tal que el nacimiento y
muerte de éstas no le causa ni aumento ni disminución, ni le ocurre absolutamente nada.
Por consiguiente, cuando alguien asciende a partir de las cosas de este mundo mediante el
recto amor de los jóvenes y empieza a divisar aquella belleza, puede decirse que toca casi el
fin. Pues ésta es justamente el recto método de acercarse a las cosas del amor o de ser

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conducido por otro: empezando por las cosas bellas de aquí [de este mundo] y sirviéndose
de ellas como de peldaños ir ascendiendo continuamente, sobre la base de aquella belleza,
de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las bellas
normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos, y partiendo
de éstos terminar en aquel conocimiento que es conocimiento no de otra cosa sino de
aquella belleza absoluta, para que conozca al fin lo que es la Belleza en sí. En este periodo
de la vida, querido Sócrates, más que en ningún otro, le merece la pena al hombre vivir:
cuando contempla la Belleza en sí. Si alguna vez llegas a verla, te parecerá que no es
comparable ni con el oro ni con los vestidos, ni con los jóvenes y adolescentes bellos, ante
cuya presencia ahora te quedas extasiado y estás dispuesto, tanto tú como otros muchos,
con tal de poder ver al amado y estar siempre con él, a no comer ni beber, si fuera posible,
sino únicamente a contemplarlo y estar en su compañía. ¿Qué debemos imaginar, pues, si
le fuera posible a alguno ver la belleza en sí, pura, limpia, sin mezcla y no infectada de
carnes humanas, ni de colores ni, en suma, de otras muchas fruslerías mortales, y pudiera
contemplar la divina Belleza en sí, específicamente única? ¿Acaso crees que es vana la vida
de un hombre que mira en esa dirección, que contempla esa belleza con lo que es
necesario contemplarla y vive en su compañía? ¿O no crees que sólo entonces, cuando vea
la belleza con lo que es visible, le será posible engendrar, no ya imágenes de virtud, al no
estar en contacto con una imagen, sino virtudes verdaderas, ya que está en contacto con la
verdad?» (Platón, Fedro).

«Más bien debemos buscar otra clase de artistas, que por su naturaleza virtuosa adivinen la
verdadera naturaleza de la belleza y la gracia, de modo que nuestros jóvenes, residiendo en
una región saludable, puedan aprovechar que les llegue a los ojos y oídos una brisa, por
decirlo así, desde las obras de arte, trayéndoles salud de lugares propicios, y llevándolos
desde la niñez suavemente a la compañía y armonía con la belleza de lo racional…» (Platón,
República).

«Es bello lo que place por medio de la vista y el oído» (Aristóteles, Tópica, VI).

«La razón de ese placer es que aprender es muy agradable para todos […] Gusta ver las
imágenes porque se aprende viéndolas, y se deduce lo que representa cada cosa […] Si no
se ha visto antes lo imitado, la obra gusta, no como imitación, sino por la ejecución, el color
u otra cosa semejante» (Aristóteles, Poética).

«Aristóteles aceptó esta misma idea, afirmando que ‘la belleza consiste en una magnitud y
disposición ordenadas’, y que las principales formas de la belleza son ‘el orden, la
proporción y la precisión» (Tatarkiewicz, Historia de seis ideas).

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Estética del Diseño Industrial I

1.4. Antropocentrismo, naturalismo e idealismo en el arte griego.

José Jiménez subraya en el arte griego «la exaltación del cuerpo, del vigor, de la belleza y la
perfección corporal, tan característica de la mente griega y […] de la formación del individuo
[…] acabarían teniendo un reflejo importante, […] en las imágenes de la pintura y la
escultura» (José Jiménez, Teoría del arte).

«Tal como sucedía en la literatura y la filosofía, la centralidad existencial del hombre hizo
que artesanos y artistas -conceptos indiferenciados al principio- concentraran sus esfuerzos
en la vitalidad física. A diferencia de otros sistemas míticoreligiosos, la concepción homérica
y olímpica […] no preveía una vida de ultratumba y circunscribía la acción del hombre a su
paso por la tierra. La ausencia de un espiritualismo trascendente daba una primacía
absoluta a la dimensión sensitiva del ser humano […]. Esta concepción del mundo
necesariamente tenía que […] impregnar de antropomorfismo todos los órdenes de la
existencia, incluida la esfera de los dioses.
Los efectos en la representación artística eran inmediatos: el mundo de lo divino tomaba
formas y móviles humanos: la exteriorización de lo que llamamos mundo interior -
emociones, sentimientos, ideas- se tradujo mediante el lenguaje corporal; la conducta y el
temperamento tendieron a concretarse a través del movimiento y la dinamicidad de las
formas. Estos factores reúnen las claves del realismo figurativo helénico: exactitud
anatómica, expresividad individualizada y dinamismo» (Argullol, Tres miradas sobre el arte).

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Cerámica

-Estilo geométrico (siglos IX y VII aC)

Dypilon (S.VIII-VII).

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-Estilo melanográfico; figuras negras sobre fondo rojo (siglo VI aC):

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-Estilo eritográfico; figuras rojas sobre fondo negro (siglo VI-I aC).

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Escultura

Periodo Arcaico

La dama de Auxerre (korai). Asklepeión de Paros (kouroi).

Periodo Clásico

«Las obras de arte de los artesanos empiezan a ser requeridas masivamente para ilustrar los
grandes conjuntos monumentales en construcción. El artesano, cada vez más solicitado, va
abriendo paso a la figura del artista; es decir, se muestra cada vez más celoso en demostrar
su lenguaje personal y más riguroso en defender su libertad expresiva. A la realización de
exvotos y estatuas aisladas, […] le sucede la realización de obras que, al ser
mayoritariamente destinadas a embellecer los templos y otros edificios, y por tanto a
someterse al juicio público, deben explicitar la capacidad de cada uno de sus autores. Las
precedentes connotaciones del trabajo artístico […] son sustituidas por una causalidad
eminentemente estética que otorga un primer plano a la creatividad y al gusto. Esta
afirmación paulatina de la dimensión estética del arte redundó en un continuo esfuerzo
para obtener una mejora técnica y una mayor individualización expresiva. Gracias ello el

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Estética del Diseño Industrial I

antropomorfismo propio de la figuración arcaica revierte en formas más naturalistas, más


libres y más dinámicas» (Argullol, Tres miradas sobre el arte).

«El siglo V a. de. C. es más bien una de estas épocas en la historia del arte en que maduran
las más importantes y fecundas conquistas naturalistas. En realidad, no sólo el primer
clasicismo de Olimpia y el arte de Mirón, sino el siglo entero, si exceptuamos algunas breves
pausas, está dominado por un continuo progreso naturalista. El clasicismo griego se
distingue de los estilos clásicos de él derivados precisamente en que en él la tendencia a ser
fiel a la naturaleza es casi tan fuerte como el afán de medida y orden»,(Hauser, Historia
social de la literatura y el arte, I).

«En la Atenas clásica, la posición económica de pintores y escultores apenas sufrió


modificación alguna desde la época heroica y homérica, a pesar de la inaudita significación
que las obras de arte tenían para la ciudad victoriosa y deseosa de exhibir orgullosamente
su poder. El arte sigue siendo considerado como pura habilidad manual, y el artista, como
vulgar artesano que nada tiene que ver con los valores intelectuales superiores, con la
ciencia y la cultura. El artista plástico sigue estando mal pagado, carece de sede fija y lleva la
vida libre de los nómadas; en la mayoría de los casos se mantiene extranjero y sin derechos
en la ciudad que le da trabajo» (Hauser, Historia social de la literatura y el arte, I).

«A medida que el siglo se acerca a su fin, los elementos naturalistas, individualistas,


subjetivistas y emocionales del arte van ganando en extensión e importancia. En esta
evolución, se pasa de lo típico a lo característico;…»,(Hauser, Historia social de la literatura y
el arte, I).

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Apolo en el templo de Zeus, Olimpia.

El Auriga de Delfos.

Trono Ludovisi: nacimiento de Atenea.

Templo de Egina: guerreros caídos.

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«Mirón es el gran liberador del movimiento en el transcurso del arte griego» (Argullol, Tres
miradas sobre el arte).

Los esfuerzos de Mirón se concentran ya en la descripción de la vitalidad y la


espontaneidad. La representación del movimiento, del esfuerzo súbito, de la postura
cargada de dinamismo, merece toda su atención. Mirón busca retener la fugitividad del
movimiento, la impresión del momento que pasa. En su Discóbolo elige para la
representación el momento más fugaz, más tenso, más agudo…»,(Hauser, Historia social de
la literatura y el arte, I).

Mirón, Discóbolo.

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Policleto, El Doríforo. Policleto, Amazona (Éfeso).

Fidias. Relieves del Partenón.

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«El resultado, tal como ofrecen las figuras del Partenón, implica armonía y universalidad,
solemnidad y dinamismo, vigor y sensualidad, monumentalidad colectiva y expresión
individual, heroísmo épico y cotidianeidad» (Argullol, Tres miradas sobre el arte).

Praxíteles, Afrodita de Cnido. Praxíteles, Hermes con Dionisos niño.

Sobre Praxíteles: «Su espiritualidad se expresa en todo su continente; sus nervios vibran
bajo su epidermis. […] Todo su ser está cargado de dinamismo, lleno de fuerza y
movimiento latente. Estas esculturas […] subrayan lo incompleto y momentáneo de cada
aspecto y fuerzan al espectador a cambiar constantemente de punto de vista y a dar
continuamente la vuelta a toda la figura, […] Ahora, por fin, se libera el arte de los últimos
lazos del geometrismo; ahora desaparecen las últimas huellas de la frontalidad» (Hauser,
Historia social de la literatura y el arte, I).

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1.5. Tránsito de un sentido ritual y religioso a un sentido autónomo de la imagen

«La pintura y la escultura ya no se verán únicamente en la perspectiva de sus funciones


simbólicas, de evocación, como soportes de los rituales, las ceremonias o los juegos,
sino en la perspectiva de su valor específicamente formal, en tanto que formas
plásticas. Es el nacimiento de la imagen, la emancipación de la forma plástica»
(Jiménez, Teoría del arte).

«la representación sensible pasó de estar insertada en un contexto eminentemente


simbólico y ceremonial a adquirir un valor por sí misma. Esto es, una autonomía
formal» (Jiménez, Teoría del arte).

«su verdadero fin y sentido es reproducir con la mayor perfección posible el cuerpo
humano, interpretar su belleza, comprender su figura sensible, libre de toda relación
mágica y simbólica» (Hauser, Historia social de la literatura y el arte, I).

«la figuración humana del dios conduce, en Grecia, al paso del símbolo a la imagen»
(Vernant, Los orígenes del pensamiento griego).

«La téchne se pone al servicio del simulacro, la apariencia, la imagen» (Jiménez, Teoría
del arte).

Con el periodo clásico, «el mundo griego ha entrado definitivamente en el reino de la


imagen, en el aprecio y la valoración pública, civil, de la forma en tanto que forma. […]
Poco a poco, la valoración autónoma de la forma, así como la constitución positiva de la
imagen, del simulacro, en confluencia con la reflexión filosófica, irán dando lugar a la
aparición de las tres grandes categorías estéticas […] armonía, simetría y belleza»
(Jiménez, Teoría del arte).

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