San Juan Damasceno sobre las Sagradas Im�genes
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T�tulo: San Juan Damasceno sobre las Sagradas Im�genes. Seguido de Tres sermones
sobre la Asunci�n
Autor: Juan de Damasco
Fecha de publicaci�n: 9 de septiembre de 2015 [Libro electr�nico n.� 49917]
Idioma: ingl�s
Codificaci�n del juego de caracteres: UTF-8
*** INICIO DE ESTE PROYECTO GUTENBERG EBOOK SAN JUAN DAMASCINO SOBRE LAS IM�GENES
SANTAS ***
Producida por Andrew Dunning.
Creado a partir de escaneos realizados por la Universidad de Toronto, disponible a
trav�s de Internet Archive.
Nota del transcriptor
Se han realizado modificaciones menores en la puntuaci�n y la ortograf�a.
SAN JUAN DAMASCINO
Imprim�tur
Cardenal Herbert Vaughan
Arzobispo de Westminster
El 12 de agosto de 1898
SAN JUAN DAMASCINO
EN
IM�GENES SANTAS
SEGUIDO POR
TRES SERMONES SOBRE LA ASUNCI�N
TRADUCIDO DEL GRIEGO ORIGINAL
POR
MAR�A H. ALIADOS
Londres
TOM�S BAKER
1 PLAZA SOHO, W.
1898
PREFACIO DEL TRADUCTOR
Un tratado sobre Im�genes no estar� fuera de lugar en un p�blico que confunde la
creaci�n de im�genes con la creaci�n de �dolos. Un gran cristiano del siglo VIII se
vio llamado a enfrentarse a un iconoclasta imperial. Habr�a permanecido en silencio
de buena gana, pero no quiso enterrar su talento de elocuencia. Lo present� y fue
testigo de las ense�anzas de la Iglesia en un lenguaje que las "escenas
emocionantes" en las iglesias anglicanas hacen evidente de la manera m�s
contundente. Nuestros destructores de im�genes ingleses est�n en el campo de Le�n
el Isauriano, quien en el siglo VIII libr� la guerra contra las im�genes sagradas,
con el pretexto plausible de que le quitaban el honor a Dios. El s�ptimo Concilio
General conden� su asalto y determin� los diferentes tipos de culto, utilizando los
t�rminos griegos de latreia y douleia. El palad�n especial de las Sagradas Im�genes
es San Juan Damasceno,publicado por primera vez en ingl�s. Cada art�culo del credo
tiene su defensor especial. San Juan Damasceno proclama la comuni�n de los santos y
el honor de Dios a trav�s de sus siervos elegidos y favorecidos. Ninguna parte de
la fe cat�lica es palabra vana, ni los verdaderos hijos de la Iglesia pueden decir
con los labios lo que no guardan en el coraz�n. Creo en la Comuni�n de los Santos
sigue a Creo en Dios, de modo que los enemigos de los Santos son enemigos de Dios.
�sta es la doctrina que san Juan Damasceno remonta a los tiempos eternos antes de
que existiera el tiempo, en la divina ????? del Padre en la Persona del Hijo. Dios,
el Hijo, es Imagen por esencia, y luego se convierte en imagen o forma visible en
el tiempo, vestido de carne y sangre, mostr�ndonos con su propio ejemplo que
nuestra adoraci�n a Dios es a trav�s de cosas corp�reas.
�Cu�les son las consecuencias de rechazar las im�genes divinamente designadas? Duda
desesperada y desgarradora causada por el uso indebidoexaltaci�n de la humanidad:
es decir, culto a las criaturas, en lugar de a lo divino. Estamos constituidos de
tal manera que debemos tener im�genes: nuestras mentes no pueden alcanzar el trono
de Dios sin la ayuda de las cosas corporales. El agnosticismo lo ha dicho. No
podemos amar lo que no conocemos, �y no es Dios incognoscible? Los vacilantes
formularios lo dicen cuando se�alan como ignominiosa la materia que Dios ha
glorificado. Y los formularios vacilantes conducen a almas vacilantes y a la
proclamaci�n del extra�o recurso de que la verdad religiosa no tiene importancia
mientras los hombres lleven una buena vida.
Los sermones sobre la Asunci�n fueron predicados por el santo alrededor del a�o 727
d.C. Seg�n Alban Butler, ten�a razones especiales para honrar a la Madre de Dios.
Por su intercesi�n recuper� el uso de su fuerte mano derecha. Fue una demostraci�n
pr�ctica de la ense�anza cat�lica: Llegamos a Dios con mayor seguridad a trav�s de
aquellos que m�s lo aman, y as� la frase protestante, que expresa un pensamiento
puramente cat�lico "directo a Dios", se ejemplifica en la Comuni�n de los Santos.
El lenguaje de San Juan sobre la Te?t??? sorprender� a quienes estigmatizan el amor
por ella como una "corrupci�n romana". la coronaci�nEl triunfo de la Asunci�n sigue
justamente a la maternidad divina. Su cuerpo era todo puro, porque su alma toda
santa (pa?a??a) hizo de �l el lugar de descanso de nuestro Se�or. La Madre est� tan
identificada con el Hijo que su vida forma parte de la de �l. La tumba no es para
ella y, por tanto, el escritor del siglo VIII da pleno testimonio de la tradici�n
cat�lica.
Todos los creyentes coinciden en desear llegar a Dios; La cuesti�n es de detalle.
�Cu�l es el camino m�s corto? San Juan Damasceno habla con la Iglesia cuando dice
que es mediante la glorificaci�n de la materia en la Persona del Verbo eterno. O le
damos a la materia el lugar que le corresponde, o le quitamos la materia que el
Se�or mismo ha exaltado, y ya no seremos seres compuestos, sino esp�ritus que se
sienten inc�modos en el mundo material. Si quitamos el ej�rcito del Rey, le
quitaremos la corona al Rey mismo. Olviden a Su Madre, y con Ella el v�nculo que
une la tierra y el cielo. Entonces podemos volver a ser paganos, andando a tientas
en busca del Dios desconocido, y nuestro �ltimo estado ser� m�s espantoso que el
paganismo de anta�o, antes de que apareciera la luz para iluminar los lugares
oscuros de la tierra.
CONTENIDO
PARTE I. APOLOG�A DE SAN JUAN DAMASCINO CONTRA LOS QUE DENUNCIAN LAS SANTAS
IM�GENES1
PARTE II. LO MISMO55
PARTE III. LO MISMO87
SERM�N I. SOBRE LA ASUNCI�N147
SERM�N II. LO MISMO171
SERM�N III. LO MISMO201
PARTE I. APOLOG�A DE SAN JUAN DAMASCINO CONTRA LOS QUE DENUNCIAN LAS SANTAS
IM�GENES.
Con la convicci�n siempre presente de mi propia indignidad, deb� haber guardado
silencio y confesado mis defectos ante Dios, pero todo es bueno en su momento. Veo
la Iglesia que Dios fund� sobre los Ap�stoles y Profetas, siendo su piedra angular
Cristo su Hijo, arrojada sobre un mar embravecido, azotada por olas impetuosas,
sacudida y perturbada por los ataques de los esp�ritus malignos. Veo desgarros en
el manto sin costuras de Cristo, que los hombres imp�os han querido separar, y su
cuerpo cortado en pedazos, es decir, la palabra de Dios y la antigua tradici�n de
la Iglesia. Por lo tanto, he juzgado irrazonable guardar silencio y callarme,
teniendo presente la advertencia de las Escrituras: "Si te retraes, mi alma no se
deleitar� en ti" y "Si vesSi viene la espada y no avisas a tu hermano, demandar� su
sangre de tu mano.' Entonces el miedo me oblig� a hablar; la verdad era m�s fuerte
que la majestad de los reyes. 'Te di testimonio delante de los reyes', o� decir al
rey David , 'y no me avergonc�'. No, me sent� m�s incitado a hablar. El mando del
Rey es todopoderoso sobre sus s�bditos. Porque hasta ahora se han encontrado pocos
hombres que, aunque reconocieran que el poder del rey terrenal ven�a de arriba,
hayan resistido sus demandas ilegales.
En primer lugar, tomando como una especie de pilar o fundamento la ense�anza de la
Iglesia, que es nuestra salvaci�n, he abierto su significado, dando, por as�
decirlo, las riendas a un corcel bien enjaezado. 2 Porque considero una gran
calamidad que la Iglesia, adornada con sus grandes privilegios y los m�s santos
ejemplos de santos en el pasado, regrese a los primeros rudimentos y tema donde no
hay miedo. Es desastroso suponer que la Iglesia no conoce a Dios tal como es, que
degenera en idolatr�a, porque si declina la perfecci�nen un solo �pice, es como una
marca duradera en un rostro atractivo, destruyendo con su fealdad la belleza del
conjunto. Una cosa peque�a no es peque�a cuando conduce a algo grande, ni tampoco
es insignificante abandonar la antigua tradici�n de la Iglesia sostenida por
nuestros antepasados, cuya conducta debemos observar y cuya fe debemos imitar.
En primer lugar, antes de hablaros, suplico a Dios todopoderoso, a quien todo est�
abierto, que conoce mi peque�a capacidad y mi verdadera intenci�n, que bendiga las
palabras de mi boca y me permita frenar mi mente. y dir�gelo hacia �l, para caminar
en Su presencia con rectitud, sin declinar la diestra plausible ni conocer la
izquierda. Luego pido a todo el pueblo de Dios, los elegidos de su real sacerdocio,
con el santo pastor del reba�o ortodoxo de Cristo, que representa en su propia
persona el sacerdocio de Cristo, que reciban con bondad mi tratado. No deben
insistir en mi indignidad ni buscar la elocuencia, porque soy demasiado consciente
de mis defectos. Deben considerar los pensamientos mismos. El reino de los cielos
no est� en palabras sino en hechos. La conquista no es mi objetivo. ILevanten una
mano que est� luchando por la verdad, una mano dispuesta bajo la gu�a divina.
Confiando, entonces, en la verdad sustancial como mi auxiliar, entrar� en mi tema.
He prestado atenci�n a las palabras de la Verdad misma: "El Se�or tu Dios es uno".
Y 'Temer�s al Se�or tu Dios, y a �l s�lo servir�s, y no tendr�s dioses extra�os'.
Nuevamente, 'No te har�s escultura, ni semejanza de cosa alguna que est� arriba en
el cielo, ni abajo en la tierra'; y 'Sean avergonzados todos los que adoran las
tallas'. Nuevamente: "Los dioses que no hicieron el cielo ni la tierra, perezcan".
As� habl� Dios desde antiguo a los patriarcas por medio de los profetas, y
finalmente por medio de su Hijo unig�nito, por cuyo motivo hizo los siglos. �l
dice: 'Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, �nico Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien t� enviaste'. Creo en un Dios, fuente de todas las cosas, sin
principio, increado, inmortal, eterno, incomprensible, incorp�reo, invisible,3 sin
forma. Yo creo en uno supersustancialsiendo, una Deidad divina en tres entidades,
el Padre, el Hijo y el Esp�ritu Santo, y lo adoro solo con el culto de latreia.
Adoro un Dios, una Deidad pero tres Personas, Dios Padre, Dios Hijo hecho carne y
Dios Esp�ritu Santo, un solo Dios. No adoro la creaci�n m�s que al Creador, pero
adoro a la criatura creada tal como soy, adoptando la creaci�n libre y
espont�neamente para que �l eleve nuestra naturaleza y nos haga part�cipes de su
naturaleza divina. Junto a mi Se�or y Rey lo adoro vestido de carne, no como si
fuera un vestido o constituyera una cuarta persona de la Trinidad, Dios no lo
quiera. Esa carne es divina y perdura despu�s de su asunci�n. La naturaleza humana
no se perdi� en la Divinidad, sino que as� como el Verbo hecho carne sigui� siendo
el Verbo, as� la carne se convirti� en el Verbo permaneciendo carne,
convirti�ndose, m�s bien, en uno con el Verbo mediante la uni�n (?a?' ?p?stas??).
Por eso me atrevo a dibujar una imagen del Dios invisible, no como invisible, sino
como hecho visible por nosotros a trav�s de carne y sangre. No dibujo una imagen de
la Divinidad inmortal. Pinto la carne visible de Dios, porque es imposible
representarla.un esp�ritu (????), cu�nto m�s Dios que da aliento al esp�ritu.
Ahora los adversarios dicen: Los mandamientos de Dios a Mois�s el legislador
fueron: 'A Jehov� tu Dios adorar�s, y a �l solo adorar�s, y no te har�s ninguna
escultura que est� arriba en el cielo ni en la tierra. bajo.'
Se equivocan verdaderamente al no conocer las Escrituras, porque la letra mata
mientras el esp�ritu vivifica, al no encontrar en la letra el significado oculto.
Podr�a decirles a estas personas, con justicia: El que os ense�� esto, os ense�ar�
lo siguiente. Escuchemos la interpretaci�n del legislador en Deuteronomio: 'Y
Jehov� os habl� desde en medio del fuego. O�ste la voz de Sus palabras, pero no
viste ninguna forma en absoluto.' Y poco despu�s: 'Guardad vuestras almas con
cuidado. No visteis ninguna figura el d�a que Jehov� Dios os habl� en Horeb de en
medio del fuego, no sea que, enga�ados, os hag�is una figura tallada, o imagen de
var�n y de hembra, figura de cualquier bestia que sobre la tierra, o de las aves
que vuelan bajo el cielo.' Y nuevamente: "No sea que, alzando tus ojos acielo, ves
el sol y la luna, y todas las estrellas del cielo, y, enga�ado por el error, los
adoras y sirves.'
Ya ves, lo �nico que se debe buscar es no adorar una cosa creada m�s que al
Creador, ni dar adoraci�n a la treia excepto a �l solo. Por consiguiente, por
adoraci�n entiende siempre el culto de la latreia. Porque, nuevamente, dice: 'No
tendr�s otros dioses fuera de M�'. No te har�s escultura, ni figura alguna. No los
adorar�s ni los servir�s, porque yo soy el Se�or tu Dios.' Y otra vez: 'Derribad
sus altares y derribad sus estatuas; quemad sus arboledas con fuego y destrozad sus
�dolos. Porque no adorar�s a un dios extra�o. Y un poco m�s adelante: "No te har�s
dioses de metal".
Ves que �l proh�be la creaci�n de im�genes debido a la idolatr�a, y que es
imposible hacer una imagen del Dios inconmensurable, incircunscrito e invisible. No
hab�is visto su semejanza, dice la Escritura, y �ste fue el testimonio de San Pablo
estando en medio del Are�pago: 'Siendo, pues,descendiente de Dios, no debemos
suponer que la divinidad es semejante al oro, a la plata o a la piedra, tallada por
arte o artificio del hombre.'
Estos mandatos fueron dados a los jud�os debido a su propensi�n a la idolatr�a.
Ahora, por el contrario, ya no estamos a la cabeza. Hablando teol�gicamente, nos es
dado evitar errores supersticiosos, estar con Dios en el conocimiento de la verdad,
adorar s�lo a Dios, disfrutar de la plenitud de Su conocimiento. Hemos pasado la
etapa de la infancia y hemos alcanzado la perfecci�n de la virilidad. Recibimos
nuestro h�bito mental de Dios y sabemos qu� puede ser representado y qu� no. La
Escritura dice: "No hab�is visto su semejanza". �Qu� sabidur�a en el legislador!
�C�mo representar lo invisible? �C�mo imaginar lo inconcebible? �C�mo dar expresi�n
a lo ilimitado, lo inconmensurable, lo invisible? �C�mo dar forma a la inmensidad?
�C�mo pintar la inmortalidad? �C�mo localizar el misterio? Es claro que cuando
contemplas a Dios, que es esp�ritu puro, haci�ndote hombre por ti, podr�s
revestirlo de forma humana. Cuando el Invisible se haga visible para la carne,
entonces podr�is dibujar una semejanza de Suforma. Cuando Aquel que es un esp�ritu
puro, sin forma ni l�mite, inconmensurable en la inmensidad de su propia
naturaleza, existiendo como Dios, toma sobre s� la forma de un siervo en sustancia
y estatura, y un cuerpo de carne, entonces podr�s sacar Su semejanza, y mostr�rsela
a todo aquel que est� dispuesto a contemplarla. Representa su inefable
condescendencia, su nacimiento virginal, su bautismo en el Jord�n, su
transfiguraci�n en Tabor, sus todopoderosos sufrimientos, su muerte y sus milagros,
las pruebas de su divinidad, las obras que realiz� en la carne mediante el poder
divino, su Cruz salvadora, su sepulcro, resurrecci�n y ascensi�n al cielo. Dale
toda la resistencia del grabado y del color. No tengas miedo ni ansiedad; La
adoraci�n no es toda del mismo tipo. Abraham ador� a los hijos de Emmor, hombres
imp�os que ignoraban a Dios, cuando compr� la doble cueva para tumba.4 Adoraba, no
adoraba. Josu� y Daniel adoraron a un �ngel de Dios; no lo adoraban. Una cosa es el
culto a la latreia, y el culto al m�ritootro. Ahora, como estamos hablando de
im�genes y adoraci�n, analicemos el significado exacto de cada una. Una imagen es
una semejanza del original con cierta diferencia, pues no es una reproducci�n
exacta del original. As�, el Hijo es la Imagen viva, sustancial, inmutable del Dios
invisible, que lleva en S� mismo al Padre total, siendo en todo igual a �l,
diferenci�ndose s�lo en ser engendrado por el Padre, que es el Engendrador; el Hijo
es engendrado. El Padre no procede del Hijo, sino el Hijo del Padre. Es por el
Hijo, aunque no despu�s de �l, que �l es lo que es, el Padre que genera. Tambi�n en
Dios hay representaciones e im�genes de sus actos futuros, es decir, de su consejo
desde toda la eternidad, que es siempre inmutable. Lo que es divino es inmutable;
no hay cambio en �l, ni sombra de cambio. El Beato Dionisio (el Cartujo), que ha
hecho de las cosas divinas en presencia de Dios su estudio, dice que estas
representaciones e im�genes est�n marcadas de antemano. En Sus consejos, Dios ha
anotado y establecido todo lo que har�a, los acontecimientos futuros inmutables
antes de que sucedieran. De la misma manera, un hombre que deseabaconstruir una
casa, primero har�a y pensar�a en un plan. Nuevamente, las cosas visibles son
im�genes de cosas invisibles e intangibles, sobre las cuales arrojan una luz tenue.
La Sagrada Escritura reviste de figura a Dios y a los �ngeles, y el mismo santo
var�n (el Beato Denis) explica por qu�. Cuando las cosas sensibles reproducen
suficientemente lo que est� m�s all� de los sentidos y dan forma a lo intangible,
un medio se considerar�a imperfecto seg�n nuestro est�ndar, si no representara
plenamente la visi�n material o si requiriera un esfuerzo mental. Por lo tanto, si
la Sagrada Escritura, al satisfacer nuestras necesidades, poni�ndonos siempre ante
nosotros lo intangible, lo reviste de carne, �no hace una imagen de lo que as� est�
investido de nuestra naturaleza y llevado al nivel de nuestros deseos, sin embargo?
�invisible? De este modo se produce en el cerebro una cierta concepci�n a trav�s de
los sentidos, que antes no exist�a, y se transmite a la facultad judicial, y se
a�ade al almac�n mental. Gregorio, que es tan elocuente acerca de Dios, dice que la
mente que se propone ir m�s all� de las cosas corporales, es incapaz de hacerlo.
Porque las cosas invisibles de Dios desde la creaci�n del mundo se hacen visibles
mediante im�genes. Vemos im�genes encreaci�n que nos recuerdan d�bilmente a Dios,
como cuando, por ejemplo, hablamos de la santa y adorable Trinidad, representada
por el sol, o la luz, o los rayos ardientes, o por una fuente que corre, o un r�o
lleno, o por la mente. , el habla, o el esp�ritu dentro de nosotros, o por un
rosal, o una flor que brota, o una dulce fragancia.
Una vez m�s, una imagen expresa algo en el futuro, eclipsando m�sticamente lo que
est� por suceder. Por ejemplo, el arca representa la imagen de Nuestra Se�ora,
Madre de Dios, 5 al igual que el bast�n y la tinaja de barro. La serpiente nos trae
ante nosotros a Aquel que venci� en la Cruz la mordedura de la serpiente original;
el mar, el agua y la nube la gracia del bautismo.
Adem�s, las cosas que han sucedido se expresan mediante im�genes para recordar una
maravilla, un honor, un deshonor, un bien o un mal, para ayudar a los que lo
contemplan en tiempos posteriores a evitar los males e imitar el bien. Es de dos
clases: la imagen escrita en los libros, como cuando Dios hizo inscribir la ley en
tablas, y cuando orden� que se registraran las vidas de los hombres santos y se
conservaran en la memoria memoriales sensibles;como, por ejemplo, la vasija de
barro y el bast�n en el arca. Por eso ahora conservamos por escrito las im�genes y
las buenas acciones del pasado. Por lo tanto, o eliminamos las im�genes por
completo y no estamos en armon�a con Dios, quien hizo estas regulaciones, o las
recibimos con el lenguaje y la manera que les conviene. Hablando de la manera,
entremos en la cuesti�n de la adoraci�n.
La adoraci�n es s�mbolo de veneraci�n y de honor. Entendamos que existen diferentes
grados de adoraci�n. En primer lugar, el culto de la latreia, que mostramos a Dios,
el �nico por naturaleza digno de adoraci�n. Entonces, por amor de Dios, que es
devoto por naturaleza, honramos a sus santos y siervos, como adoraron Josu� y
Daniel al �ngel, y David a sus lugares santos, cuando dice: Vayamos al lugar donde
estuvieron sus pies. .' Adem�s, en sus tabern�culos, como cuando todo el pueblo de
Israel adoraba en la tienda, y permanec�an alrededor del templo en Jerusal�n,
fijando sus ojos en �l por todos lados, y adorando desde aquel d�a hasta hoy, o en
los gobernantes establecidos por �l. , mientras Jacob rend�a homenaje a Esa�, su
hermano mayor, y a Fara�n, elgobernante divinamente establecido. Jos� fue adorado
por sus hermanos. Soy consciente de que la adoraci�n se basaba en el honor, como en
el caso de Abraham y los hijos de Emmor. Entonces, o suprime la adoraci�n o
rec�bela por completo seg�n su justa medida.
Cont�stame esta pregunta. �Existe un solo Dios? Respondes: 'S�, s�lo hay un
Legislador'. �Por qu�, entonces, ordena cosas contrarias? Los querubines no est�n
fuera de la creaci�n; �Por qu�, entonces, permite que querubines tallados por la
mano del hombre eclipsen el propiciatorio? �No es evidente que, como es imposible
hacer una imagen de Dios, que es incircunscrito e impasible, o de uno semejante a
Dios, la creaci�n no debe ser adorada como Dios? �l permite que se haga la imagen
de los querubines que est�n circunscritos, 6 y postrados en adoraci�n ante el trono
divino, y as� postrados para cubrir el propiciatorio. Era apropiado que la imagen
de los coros celestiales eclipsara los misterios divinos. �Dir�a usted que el arca,
el cayado y el propiciatorio no fueron hechos? Son�No son producidos por la mano
del hombre? �No se deben a lo que llam�is materia despreciable? �Qu� era el
tabern�culo mismo? �No era una imagen? �No era un tipo y una figura? De ah� las
palabras del santo Ap�stol acerca de la observancia de la ley, "que sirven a
ejemplo y sombra de las cosas celestiales". Como se le respondi� a Mois�s, cuando
deb�a terminar el tabern�culo: 'Mira' (dice), 'haz todas las cosas seg�n el modelo
que te fue mostrado en el Monte'. Pero la ley no era una imagen. Cubri� la imagen.
En palabras del mismo Ap�stol, la ley contiene la sombra de los bienes venideros,
no la imagen de esas cosas. Porque si la ley prohibiera las im�genes y, sin
embargo, fuera ella misma una precursora de las im�genes, �qu� dir�amos? Si el
tabern�culo fuera una figura, y el tipo de un tipo, �Por qu� la ley no proh�be la
creaci�n de im�genes? Pero esto no es as� en lo m�s m�nimo. Hay un momento para
todo.
En la antig�edad, el Dios incorp�reo e incircunscrito nunca fue representado. Pero
ahora, cuando veo a Dios vestido de carne y conversando con los hombres, hago una
imagen del Dios que veo. No adoro la materia, yoadorad al Dios de la materia, que
por m� se hizo materia y se dign� habitar en la materia, que obr� mi salvaci�n por
medio de la materia. No dejar� de honrar esa materia que obra mi salvaci�n. Lo
venero, aunque no como a Dios. �C�mo podr�a Dios nacer de cosas sin vida? Y si el
cuerpo de Dios es Dios por uni�n (?a?' ?p?stas??), es inmutable. La naturaleza de
Dios sigue siendo la misma que antes, la carne creada en el tiempo es vivificada
por un alma l�gica y razonadora. Honro toda materia adem�s y la venero. A trav�s de
�l, lleno, por as� decirlo, de un poder y una gracia divinos, ha llegado a m� mi
salvaci�n. �No era materia el madero tres veces feliz y tres veces bendito de la
Cruz? �No era materia el sagrado y santo monte del Calvario? �Qu� pasa con la roca
que da vida, el Santo Sepulcro, la fuente de nuestra resurrecci�n? �No fue
cuesti�n? �No es materia el libro sant�simo de los Evangelios? �No es materia la
mesa bendita que nos da el Pan de Vida? �No son el oro y la plata la materia con
que se hacen las cruces, los altares y los c�lices? Y antes de todas estas cosas,
�no es materia el cuerpo y la sangre de nuestro Se�or? O acabar con la veneraci�ny
el culto debido a todas estas cosas, o someterse a la tradici�n de la Iglesia en el
culto de las im�genes, honrando a Dios y a sus amigos, y siguiendo en esto la
gracia del Esp�ritu Santo. No despreci�is la materia, porque no es despreciable.
Nada es lo que Dios ha hecho. �sta es la herej�a maniquea. S�lo es despreciable lo
que no viene de Dios, sino que es nuestra propia invenci�n, la elecci�n espont�nea
de la voluntad de ignorar la ley natural, es decir, el pecado. Por tanto, si
deshonr�is y abandon�is las im�genes, porque son producidas por la materia,
considerad lo que dice la Escritura: Y habl� Jehov� a Mois�s, diciendo: He aqu�, he
llamado por nombre Beseleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Jud�. Y lo he
llenado del esp�ritu de Dios, de sabidur�a, de entendimiento y de conocimiento en
toda obra. Idear cualquier cosa que pueda ser hecha artificialmente de oro, plata,
bronce, m�rmol, piedras preciosas y diversas maderas. Y le he dado por compa�ero a
Ooliab, hijo de Achisamec, de la tribu de Dan. Y he puesto sabidur�a en el coraz�n
de todo hombre h�bil, para que haga todo lo que te he mandado.'Y de nuevo: 'Mois�s
dijo a toda la asamblea de los hijos de Israel: Esta es la palabra que el Se�or ha
mandado, diciendo: Apartad con vosotros las primicias para el Se�or. Todo el que
est� dispuesto y tenga coraz�n dispuesto, ofrezca al Se�or oro, plata, bronce,
violeta, p�rpura y escarlata dos veces te�ida, y lino fino, pelo de cabra y pieles
de carnero te�idas de rojo y violeta. , pieles de colores, madera de selim y aceite
para mantener las luces y hacer ung�entos, e incienso muy dulce, piedras de �nice y
piedras preciosas para adornar el efod y el racional. Cualquiera de vosotros que
sea sabio, venga y haga lo que el Se�or ha mandado.' Veo aqu� la glorificaci�n de
la materia que t� haces ignominiosa. �Qu� hay m�s insignificante que el pelo de
cabra o los colores? �No son los colores escarlata, p�rpura y jacinto? Ahora,
Considera la obra del hombre convirti�ndose en semejanza de los querubines. �C�mo,
entonces, se puede hacer de la ley un pretexto para renunciar a lo que ordena? Si
lo invocas contra im�genes, debes guardar el s�bado y practicar la circuncisi�n. Es
cierto que 'si observ�is la ley, Cristo no os aprovechar�'. T� que est�s
justificado en la ley, t�Est�n ca�dos en desgracia.' El Israel de la antig�edad no
ve�a a Dios, pero nosotros vemos la gloria del Se�or cara a cara.
Lo proclamamos tambi�n por todos nuestros sentidos, y santificamos el sentido m�s
noble, que es el de la vista. La imagen es un memorial, exactamente lo que son las
palabras para un o�do que escucha. Lo que es un libro para el alfabetizado, eso es
una imagen para el analfabeto. La imagen habla a la vista como las palabras al
o�do; nos trae comprensi�n. Por eso Dios orden� que el arca fuera hecha de madera
imperecedera, y que fuera dorada por fuera y por dentro, y que se pusieran en ella
las tablas, y el cayado y la urna de oro que conten�a el man�, para recuerdo del
pasado y tipo de el futuro. �Qui�n puede decir que no eran im�genes y heraldos
lejanos? Y no colgaban de las paredes del tabern�culo; pero a la vista de todo el
pueblo que miraba hacia ellos, fueron presentados para el culto y adoraci�n de
Dios, quien se sirvi� de ellos. Es evidente que no fueron adorados por s� mismos,
sino que a trav�s de ellos el pueblo fue guiado a recordar las se�ales pasadas y a
adorar al Dios de las maravillas. Eran im�genes para servir de recuerdos, no
divinos, sino que conduc�an a cosas divinas por poder divino.
Y Dios orden� que se sacaran doce piedras del Jord�n, y especific� por qu�. Porque
dice: "Cuando tu hijo te pregunte el significado de estas piedras, dile c�mo sali�
el agua del Jord�n por orden divina, y c�mo se salv� el arca y todo el pueblo".
�C�mo, entonces, no grabaremos en imagen los dolores y maravillas salvadoras de
Cristo nuestro Se�or, de modo que cuando mi hijo me pregunte: '�Qu� es esto?' Puedo
decir que Dios el Verbo se hizo hombre, y que por �l no s�lo Israel pas� por el
Jord�n, sino que toda la raza humana obtuvo su felicidad original. Por medio de �l
la naturaleza humana se elev� desde las profundidades m�s bajas de la tierra m�s
alto que los cielos, y en Su Persona se sent� en el trono que Su Padre le hab�a
preparado.
Pero el adversario dice: 'Haz una imagen de Cristo o de su madre que lo dio a luz
(t?? ?e?t????), y que eso sea suficiente'. �Oh qu� locura es �sta! Como t� mismo lo
demuestras, est�s absolutamente en contra de los santos. Porque si hac�is una
imagen de Cristo y no de los santos, es evidente que no repudi�is las im�genes,
sino el honor de los santos. En verdad hac�is estatuas de Cristo como de alguien
glorificado, mientrasRechaza a los santos como indignos de honor y llama mentira a
la verdad. "Vivo yo", dice el Se�or, "y glorificar� a los que me glorifican". Y el
divino Ap�stol: por tanto ya no es un siervo, sino un hijo. 'Y si es hijo, tambi�n
heredero por Dios.' Nuevamente: 'Si padecemos con �l, para que tambi�n nosotros
seamos glorificados': no ??est�is haciendo guerra contra las im�genes, sino contra
los santos. San Juan, que repos� sobre su pecho, dice que seremos semejantes a �l:
as� como el hombre por el contacto con el fuego se convierte en fuego, no por
naturaleza, sino por el contacto, el ardor y la participaci�n, as� es, entiendo. ,
con la carne del Hijo de Dios Crucificado. Esa carne, por participaci�n a trav�s de
la uni�n (???' ?p?stas??) con la naturaleza divina, era inmutablemente Dios, no en
virtud de la gracia de Dios como era el caso de cada uno de los profetas, sino por
la presencia de la Fuente misma. Dios, dice la Escritura, estuvo en la sinagoga de
los dioses, de modo que tambi�n los santos son dioses. Santo Gregorio entiende que
las palabras "Dios est� en medio de los dioses" significan que �l discrimina sus
diversos m�ritos. Los santos en vida fueron llenos del Esp�ritu Santo, y cuando
sonya no, su gracia permanece con sus esp�ritus y con sus cuerpos en sus tumbas, y
tambi�n con sus semejanzas y santas im�genes, no por naturaleza, sino por gracia y
poder divino.
Dios encarg� a David que le construyera un templo por medio de su hijo y que
preparara un lugar de descanso. Salom�n, al construir el templo, hizo los
querubines, como dice el libro de los Reyes. Y rode� de oro los querubines, y todas
las paredes en c�rculo, e hizo tallar los querubines, y las palmas por dentro y por
fuera, en c�rculo, no por los lados, obs�rvese. Y hab�a toros, leones y granadas.
�No es m�s apropiado decorar todas las paredes de la casa del Se�or con formas e
im�genes santas que con animales y plantas? �D�nde est� la ley que declara "no
har�s ninguna imagen tallada"? Pero Salom�n, recibiendo el don de la sabidur�a,
imaginando el cielo, hizo querubines y figuras de toros y leones, lo cual la ley
prohib�a. Ahora bien, si hacemos una estatua de Cristo y semejanzas de los santos,
�No aumenta el hecho de que est�n llenos del Esp�ritu Santo la piedad de nuestro
homenaje? Como entonces el pueblo y el templo eran purificados en sangre y en
holocaustos, as� ahora la Sangrede Cristo dando testimonio bajo Poncio Pilato, y
siendo �l mismo las primicias de los m�rtires, la Iglesia est� edificada sobre la
sangre de los santos. Entonces los signos y formas de animales sin vida figuraron
en el tabern�culo humano, los mismos m�rtires a quienes estaban preparando para la
morada de Dios.
Representamos a Cristo como nuestro Rey y Se�or, y no lo privamos de Su ej�rcito.
Los santos constituyen el ej�rcito del Se�or. Que el rey terrenal despida a su
ej�rcito antes de que entregue a su Rey y Se�or. Que se quite la p�rpura antes de
quitarle el honor a sus hombres m�s valientes que han conquistado sus pasiones.
Porque si los santos son herederos de Dios y coherederos de Cristo, tambi�n ser�n
participantes de la gloria divina de la soberan�a. Si los amigos de Dios han tenido
parte en los sufrimientos de Cristo, �c�mo no recibir�n una parte de su gloria
incluso en la tierra? "No os llamo siervos", dice nuestro Se�or, "vosotros sois mis
amigos". �Deber�amos entonces privarlos del honor que les otorga la Iglesia? �Qu�
audacia! �Qu� audacia mental para luchar contra Dios y sus mandamientos! Vosotros,
que rehus�is adorar im�genes, no adorar�as al Hijo deDios, la Imagen Viva del Dios
invisible y Su forma inmutable. Adoro la imagen de Cristo como Dios Encarnado; la
de Nuestra Se�ora (t?? ?e?t????), Madre de todos nosotros, como Madre del Hijo de
Dios; la de los santos como amigos de Dios. Han resistido el pecado hasta la sangre
y han seguido a Cristo al derramar su sangre por Aquel que derram� la suya por
ellos. Dejo constancia de las excelencias y los sufrimientos de quienes han seguido
sus huellas, para que yo pueda santificarme y arder en el celo de la imitaci�n. San
Basilio dice: "Honrar la imagen conduce al prototipo". Si levant�is iglesias a los
santos de Dios, levantad tambi�n sus trofeos. El templo de la antig�edad no fue
construido en nombre de ning�n hombre. La muerte de los justos era motivo de
l�grimas, no de banquete. El hombre que tocaba un cad�ver era considerado inmundo,
incluso si el cad�ver fuera el mismo Mois�s. Pero ahora la memoria de los santos se
guarda con regocijo. Se llor� el cad�ver de Jacob, mientras que hay alegr�a por la
muerte de Esteban. Por lo tanto, o renunciad a las conmemoraciones solemnes de los
santos, que no son conformes a la ley antigua, o aceptad im�genes que sonTambi�n en
contra, como usted dice. Pero es imposible no seguir regocij�ndose por el recuerdo
de los santos. Los Santos Ap�stoles y los Padres est�n de acuerdo en recomendarlos.
Desde que Dios el Verbo se hizo carne, �l es como nosotros en todo menos en el
pecado, y en nuestra naturaleza, sin confusi�n. �l ha deificado nuestra carne para
siempre, y de hecho estamos santificados por Su Divinidad y la uni�n de Su carne
con ella. Y desde el momento en que Dios, el Hijo de Dios, impasible a causa de su
divinidad, quiso sufrir voluntariamente, borr� nuestra deuda, pagando tambi�n por
nosotros un �ntegro y noble rescate. Somos verdaderamente libres por la sagrada
sangre del Hijo que suplica por nosotros ante el Padre. Y ciertamente somos
liberados de la corrupci�n desde que �l descendi� a los infiernos a las almas all�
detenidas durante siglos y dio a los cautivos la libertad, la vista a los ciegos,7
Resucit� en la plenitud de su poder, guardando la carne de inmortalidad que hab�a
tomado para nosotros. Y como hemos nacido de nuevo del agua y del Esp�ritu, somos
verdaderamente hijos y herederos de Dios. Por eso San Pablo llama a los
fielessanto; por eso no nos entristecemos sino que nos regocijamos por la muerte de
los santos. Entonces ya no estamos bajo la gracia, siendo justificados por la fe y
conociendo al �nico Dios verdadero. El hombre justo no est� sujeto a la ley. No
estamos sujetos a la letra de la ley, ni servimos como ni�os, sino que, cuando
llegamos al estado perfecto del hombre, somos alimentados con alimentos s�lidos, no
con alimentos que conduzcan a la idolatr�a. La ley es buena como una luz que brilla
en un lugar oscuro hasta que raya el d�a. Vuestros corazones ya han sido
iluminados, el agua viva del conocimiento de Dios ha corrido sobre los tempestuosos
mares del paganismo, y todos podremos conocer a Dios. La vieja creaci�n pas� y
todas las cosas est�n renovadas. El santo ap�stol Pablo dijo a San Pedro, el jefe
de los Ap�stoles: 8'Si t�, siendo jud�o, vives como pagano y no como jud�o, �c�mo
persuadir�s a los paganos a hacer lo que hacen los jud�os?' Y a los g�latas: 'Dar�
testimonio a todo circuncidado de que es saludable cumplir toda la ley'.
Antiguamente los que no conoc�an a Dios adoraban a dioses falsos. Pero ahora,
conociendo a Dios, o m�s bien siendo conocidos por �l, �c�mo podemos�Volver a los
rudimentos desnudos y desnudos? He contemplado la forma humana de Dios y mi alma ha
sido salvada. Contemplo la imagen de Dios, como lo hizo Jacob, aunque de manera
diferente. Jacob son� la nota del futuro, viendo con vista inmaterial, mientras la
imagen de Aquel que es visible para la carne est� grabada a fuego en mi alma. La
sombra, el sudario y las reliquias de los ap�stoles curaban las enfermedades y
hac�an huir a los demonios. �C�mo, entonces, no ser�n glorificadas la sombra y las
estatuas de los santos? O eliminas el culto a toda materia o no eres un innovador.
No turb�is los l�mites de los siglos, establecidos por vuestros padres.
No s�lo por escrito nos han legado la tradici�n de la Iglesia, sino tambi�n con
ciertos ejemplos no escritos. En el libro vig�simo s�ptimo de su obra, en treinta
cap�tulos dirigidos a Anfiloquio sobre el Esp�ritu Santo, San Basilio dice: 'En las
preciadas ense�anzas y dogmas de la Iglesia, algunas cosas las conservamos mediante
documentos escritos; otros los hemos recibido en misterio de la tradici�n
apost�lica.' Ambos son de igual valor para el crecimiento del alma. Esto nadie lo
cuestionar� quien haya considerado aunque sea un poco la disciplina.de la Iglesia.
Porque si descuidamos las costumbres no escritas, por no tener mucho peso,
sepultamos en el olvido los hechos m�s pertinentes relacionados con el Evangelio.
�stas son las palabras del gran Basilio. �C�mo conocemos el Lugar Santo del
Calvario, o el Santo Sepulcro? �No se basa en una tradici�n transmitida de padres a
hijos? Est� escrito que nuestro Se�or fue crucificado en el Calvario y sepultado en
un sepulcro que Jos� excav� en la roca; pero es la tradici�n no escrita la que
identifica estos lugares y hace m�s cosas del mismo tipo. �De d�nde vienen las tres
inmersiones en el bautismo, la oraci�n con el rostro vuelto hacia el este y la
tradici�n de los misterios? 9Por eso dice San Pablo: Por tanto, hermanos, estad
firmes y guardad las tradiciones que hab�is aprendido ya sea de palabra o de
nuestra ep�stola. Entonces, puesto que en la Iglesia se han transmitido tantas
cosas y se observan hasta el d�a de hoy, �por qu� menospreciar las im�genes?
Si se presentan ciertas pr�cticas, no inculpan nuestra adoraci�n de im�genes, sino
la adoraci�n de paganos que las convierten en �dolos. Debido a que los paganos
hacen tonter�as, estoNo hay raz�n para objetar nuestra piadosa pr�ctica. Si los
mismos magos y hechiceros usan la s�plica, tambi�n lo hace la Iglesia con los
catec�menos; los primeros invocan a los demonios, pero la Iglesia invoca a Dios
contra los demonios. Los paganos han levantado im�genes de los demonios, a quienes
llaman dioses. Ahora los hemos elevado al �nico Dios Encarnado, a Sus servidores y
amigos, que son a prueba de las huestes diab�licas.
Si, de nuevo, objetas que el gran Epifanio rechaz� completamente las im�genes,
dir�a en primer lugar que la obra en cuesti�n es ficticia y no aut�ntica. Lleva el
nombre de alguien que no lo escribi�, como se hac�a com�nmente. En segundo lugar,
sabemos que el bienaventurado Atanasio se opon�a a que los cuerpos de los santos
fueran colocados en arcas, y que prefer�a su entierro en la tierra, deseando
despreciar la extra�a costumbre de los egipcios, que no enterraban a sus muertos
bajo tierra, sino que col�quelos sobre camas y sof�s. As�, suponiendo que realmente
escribiera esta obra, el gran Epifanio, queriendo corregir algo del mismo tipo,
orden� que no se utilizaran im�genes. La prueba de que no se opon�a a las im�genes
se encuentra en supropia iglesia, que hasta el d�a de hoy se adorna con im�genes.
En tercer lugar, la excepci�n no es ley para la Iglesia, ni una golondrina hace
verano, como le parece al te�logo Gregorio y a la verdad. Ni una sola expresi�n
puede trastocar la tradici�n de toda la Iglesia que est� difundida por todo el
mundo.
Acepta, por tanto, las ense�anzas de las Escrituras y de los escritores
espirituales. Si la Escritura llama plata y oro a los �dolos de los paganos y obras
de mano de hombre, no proh�be la adoraci�n de cosas inanimadas o de obra de hombre,
sino la adoraci�n de los demonios.
Hemos visto que los profetas adoraban a los �ngeles, a los hombres, a los reyes, a
los imp�os y hasta a un bast�n. David dice: 'Y vosotros ador�is el estrado de sus
pies'. Isa�as, hablando en nombre de Dios, dice: "Los cielos son mi trono, y la
tierra el estrado de mis pies". Ahora bien, es evidente para todos que los cielos y
la tierra son cosas creadas. Tambi�n Mois�s y Aar�n con todo el pueblo adoraron la
obra de las manos. San Pablo, el saltamontes dorado 10 de la Iglesia, dice en su
Ep�stola a los Hebreos: "Pero habiendo venido Cristo, sumo sacerdote del buencosas
por venir, por un tabern�culo m�s grande y m�s perfecto, no hecho a mano,' es
decir, 'no es de esta creaci�n'. Y, nuevamente, 'Porque Jes�s no entr� en el Lugar
Sant�simo hecho por manos de los verdaderos; sino al cielo mismo. As�, las antiguas
cosas santas, el tabern�culo y todo lo que hab�a en �l, fueron hechas por manos, y
nadie niega que eran adoradas.
Testimonio Aut�ntico de los Padres Antiguos a favor de las Im�genes.
San Denis el Areopagita. De su carta al obispo Tito.
En lugar de atribuir la concepci�n com�n a las im�genes, deber�amos considerar lo
que simbolizan, y no despreciar la marca y el car�cter divinos que representan,
como im�genes sensibles de visiones misteriosas y celestiales.
Comentario. �N�tese que nos advierte que no despreciemos las im�genes sagradas.
Lo mismo, 'Sobre los nombres de Dios'.
Nosotros hemos seguido la misma l�nea. Por un lado, mediante el lenguaje velado de
las Escrituras y la ayuda de la tradici�n oral, las cosas intelectuales se
entienden a trav�s de las sensibles, y lascosas por encima de la naturaleza por las
cosas que son. Se dan formas a lo intangible y sin forma, y ??la perfecci�n
inmaterial se reviste y se multiplica en una variedad de s�mbolos diferentes.
Comentario. �Si es una buena obra revestir con figura y forma, seg�n nuestra norma,
lo que es informe, informe y sin consistencia, �c�mo no haremos para nosotros
mismos im�genes del mismo modo de las cosas percibidas a trav�s de la forma y la
figura? para que podamos tenerlos en cuenta y sentirnos impulsados ??a imitar lo
que representan.
Lo mismo, sobre la 'Jerarqu�a Eclesi�stica'.
Ahora bien, si las sustancias (??s?a?) y los �rdenes superiores a nosotros, de los
que ya hemos hecho reverente menci�n, no tienen cuerpo, su jerarqu�a es intelectual
y est� por encima de los sentidos.
Mediante la variedad de s�mbolos sensibles suministramos el orden visible, que es
seg�n nuestra propia medida. Esos s�mbolos sensibles nos llevan naturalmente a la
concepci�n intelectual, a Dios y Sus atributos divinos. Las mentes espirituales
forman sus propias concepciones espirituales, pero las im�genes sensibles nos
conducen a la visi�n divina.
Comentario. �Si, entonces, es racional que seamos conducidos a la visi�n divina por
im�genes sensibles, y si la Divina Providencia misericordiosamente viste de forma e
imagen lo que carece de ellas para nuestro beneficio, �qu� hay de indecoroso en
imaginar, seg�n nuestra capacidad? , �Aquel que bondadosamente se disfraz� para
nosotros en figura y figura?
Nos ha llegado una tradici�n de que Angaros, rey de Edesa, se sinti� atra�do
vehementemente por el amor divino al o�r hablar de nuestro Se�or, 11 y que envi�
enviados para pedir su semejanza. Si se negaban, se les ordenaba que pintaran una
imagen. Entonces se dice que �l, que es omnisciente y todopoderoso, tom� una tira
de tela y la apret� contra Su rostro, para dejar Su imagen sobre la tela, que
conserva hasta el d�a de hoy.
Serm�n de San Basilio sobre el m�rtir San Barlam, que comienza: "En primer lugar,
la muerte de los santos".
Lev�ntense, renombrados pintores de haza�as valientes, que exponen con su arte una
d�bil imagen del General. Mi elogio al vencedor coronado de laurel es d�bil
comparado con los colores de tucepillar. Dejar� de escribir sobre las excelencias
del m�rtir que hab�is coronado. Me regocijo por la victoria obtenida hoy por tu
fuerza. Contemplo la mano extendida hacia las llamas, m�s poderosamente tratada por
ti. Veo la lucha m�s claramente representada en tu estatua. Deja que los demonios
se enfurezcan incluso ahora, vencidos por las excelencias de m�rtir que revelas.
Que la mano poderosa se extienda nuevamente hacia la victoria. Que aparezca en
cuadro Cristo nuestro Se�or, Juez supremo de las guerras. A �l sea la gloria por
los siglos de los siglos. Am�n.
Del mismo, desde los Treinta Cap�tulos hasta Anfiloquio, sobre el Esp�ritu
Santo.�Cap. xviii.
La imagen del rey tambi�n se llama rey, y en consecuencia no hay dos reyes. Ni se
divide el poder ni se distribuye la gloria. As� como el poder que reina sobre
nosotros es uno, as� nuestro homenaje es uno, no muchos, y el honor dado a la
imagen se remonta al original. Lo que la imagen es en un caso como representaci�n,
que el Hijo es por su humanidad, y como en semejanza art�stica.es seg�n la forma,
as� en la naturaleza divina e inconmensurable (?s????t??) la uni�n se efect�a en la
Divinidad interior.
Comentario.�Si la imagen del rey es el rey, la imagen de Cristo es Cristo, y la
imagen de un santo el santo, y si no se divide el poder ni se distribuye la gloria,
honrar la imagen se convierte en honrar a quien se presenta en imagen. . Los
demonios han temido a los santos y han huido de su sombra. La sombra es una imagen,
y yo hago una imagen para asustar a los demonios. Si dec�s que a Dios s�lo le
conviene el culto intelectual, quitad todas las cosas corporales, la luz y el
perfume, la oraci�n misma a trav�s de la voz f�sica, los misterios muy divinos que
se ofrecen a trav�s de la materia, el pan y el vino, el aceite del crisma, el
signo. de la Cruz, porque todo esto es materia. Quitad la Cruz, la esponja de la
Crucifixi�n y la lanza que atraves� el costado vivificante. O renuncias a honrar
estas cosas como imposibles, o no rechazas la veneraci�n de im�genes. La materia
est� dotada de un poder divino a trav�s de la oraci�n dirigida a aquellos que est�n
representados en im�genes. El morado por s� solo es simple, al igual que la seda, y
la capa que est� hecha deambos. Pero si el rey se lo pone, el manto recibe honor
del honor debido a quien lo lleva. Lo mismo ocurre con la materia. Por s� solo no
tiene importancia, pero si el presentado en imagen est� lleno de gracia, los
hombres se vuelven part�cipes de su gracia seg�n su fe. Los ap�stoles conocieron a
nuestro Se�or con los ojos corporales; otros conocieron a los ap�stoles, otros a
los m�rtires. Yo tambi�n deseo verlos en esp�ritu y en carne, y poseer un remedio
salvador, ya que soy un ser compuesto. Veo con mis ojos y venero lo que representa
lo que honro, aunque no lo adoro como a Dios. Ahora bien, tal vez t� seas superior
a m� y te exaltes por encima de las cosas corporales, y como no eres de carne,
menosprecias lo visible, pero como soy humano y estoy revestido de un cuerpo, deseo
ver y estar corporalmente con los santos. Condesciende a mi humilde deseo de que
est�s seguro en tus alturas. Dios acepta mi anhelo por �l y por Sus santos. Porque
se alegra de las alabanzas de su siervo, seg�n dice el gran san Basilio en su
paneg�rico de los cuarenta m�rtires. Escuche las palabras que pronunci� en honor
del m�rtir San Gordion.
Del Serm�n de San Basilio sobre San Gordion.
El mero recuerdo de las obras justas es fuente de gozo espiritual para el mundo
entero; las personas se sienten movidas a imitar la santidad que escuchan. La vida
de los hombres santos es como una luz que ilumina el camino para quienes quieren
verla. Y nuevamente, cuando contamos la historia de vidas santas, glorificamos en
primer lugar al Se�or de esos siervos, y alabamos a los siervos por su testimonio,
que conocemos. Alegramos al mundo con el buen informe.
Comentario. �La memoria de los santos es, pues, como veis, gloria a Dios, alabanza
de los santos, gozo y salvaci�n para el mundo entero. �Por qu� entonces lo
destruir�as? Esta memoria se mantiene mediante la predicaci�n y las im�genes, dice
el mismo gran San Basilio.
Lo mismo sobre el m�rtir San Gordion.
As� como el ardor surge naturalmente del fuego y la fragancia del dulce ung�ento,
as� el bien debe surgir de las acciones santas. Porque no es poca cosa representar
los acontecimientos pasados ??seg�n la vida. �Es un vago recuerdo de las luchas del
hombre?que ha llegado hasta nosotros, y �no concuerda el cuadro del pintor con
nuestro conflicto actual? Ahora bien, como los pintores dibujan im�genes a partir
de im�genes, frecuentemente se apartan del original tanto como la imagen misma,
y ??como no hemos visto lo que representan, no es poco el temor de que podamos
da�ar la verdad.
Lo mismo, al final.
El sol nos llena de perpetuo asombro, aunque siempre delante de nosotros, por eso
el recuerdo de este hombre est� siempre fresco.
Comentario. �Es evidente que est� fresco a trav�s del serm�n y la imagen.
Testimonio del mismo, de su Serm�n sobre los Cuarenta M�rtires.
�Puede el amante de los m�rtires tener demasiado recuerdo de ellos? Porque el honor
concedido a los justos, a nuestros semejantes, es testimonio de la bondad de
nuestro Se�or com�n.
Y otra vez:-
Reconoce de coraz�n la bienaventuranza del m�rtir, para que seas m�rtir en la
voluntad; as�, sin perseguidor, ni fuego, ni golpes, hallados dignos de la misma
recompensa.
Comentario. ��C�mo, entonces, me disuadir�as de honrar a los santos y tener envidia
de mi salvaci�n? Escuchemos lo que dice un poco m�s adelante para demostrar que
uni� el arte del pintor a la oratoria.
San Basilio.
Mira, entonces, que al presentarlos ante nosotros en representaci�n, los hacemos
�tiles para los vivos, exhibi�ndonos su santidad a todos nosotros como en una
imagen.
Comentario. ��Entiendes que tanto la imagen como el serm�n ense�an una misma
lecci�n? �l dice: "Mostr�moslos en un serm�n como en una imagen". Y nuevamente:
escritores y pintores se�alan las luchas de la guerra; los primeros con el arte del
estilo, los segundos con su pincel, y cada uno de ellos induce a muchos a ser
valientes. Lo que un relato hablado presenta al o�do, una imagen muda lo retrata
para imitarlo.
Comentario. �Qu� mejor prueba tenemos de que las im�genes son los libros de los
analfabetos, los heraldos que siempre hablan de honrar a los santos, ense�ar a
quienes los contemplan sin palabras y santificar el espect�culo. No tengo muchos
libros ni tiempo para estudiar, y voyEntr� en una iglesia, refugio com�n de las
almas, con la mente cansada de pensamientos contradictorios. Veo ante m� un hermoso
cuadro y la vista me refresca y me induce a glorificar a Dios. Me maravillo de la
resistencia del m�rtir, de su recompensa, y encendido de celo ardiente, me postro
para adorar a Dios por medio de su m�rtir y recibir la gracia de la salvaci�n. �No
hab�is o�do al mismo santo padre en su homil�a al comienzo de los Salmos, decir que
el Esp�ritu Santo, sabiendo que el g�nero humano era obstinado y dif�cil de
dirigir, mezcl� miel con el canto de los salmos? �Qu� dices a esto? �No debo
perpetuar el testimonio del m�rtir tanto con la palabra como con el pincel? �No
abrazar� con mis ojos aquello que es maravilla para los �ngeles y para el mundo
entero, formidable para el diablo, terror para los demonios, como dice el mismo
gran Padre? De nuevo, Hacia el final de su homil�a sobre los cuarenta m�rtires,
exclama: '�Oh banda santa! �Oh sagrada fraternidad! �Oh ej�rcito invencible!
�Protectores del g�nero humano, consuelo de los atribulados, esperanza de vuestros
peticionarios, poderosos intercesores, luz del mundo, florecimiento intelectual y
material de las Iglesias! la tierra tieneNo os escond� de la vista, el cielo os ha
recibido. Que se te abran sus puertas. El espect�culo es digno de �ngeles y
patriarcas, profetas y justos.'
Comentario. ��C�mo no desear� ver lo que desean los �ngeles? El hermano de san
Basilio, que es uno con �l en pensamiento, san Gregorio de Nisa, comparte sus
sentimientos.
San Gregorio de Nisa, de la "Estructura del Hombre".
Suplementario. �As� como en la moda humana los creadores de im�genes de los
poderosos captan el car�cter de la forma y exponen la dignidad real con las
insignias de la p�rpura, y su obra se llama imagen o rey, as� ocurre con la
naturaleza humana. Como fue creado para gobernar sobre otras creaciones, fue hecho
como un tipo o imagen animada, participando del original en dignidad y nombre.
Lo mismo, Cap�tulo Quinto.
La belleza divina no se manifiesta ni en la forma ni en la hermosura del dise�o o
del color, sino que se contempla en una dicha muda, seg�n su virtud. Tambi�n lo
hacen los pintorestrasladar las formas humanas al lienzo a trav�s de determinados
colores, aportando al cuadro tintes adecuados y armoniosos, de modo que transfiera
la belleza del original a la semejanza.
Comentario. �Ves que la belleza divina no se expresa en forma o figura, y por esta
raz�n no puede transmitirse mediante una imagen (??? e??????eta?): es la forma
humana la que el pincel del artista transfiere al lienzo. Por tanto, si el Hijo de
Dios se hizo hombre, tomando forma de siervo y manifest�ndose en naturaleza de
hombre, var�n perfecto, �por qu� no habr�a de hacerse su imagen? Si en el lenguaje
com�n la imagen del rey se llama rey, y el honor que se le rinde redunda en el
original, como dice san Basilio, �por qu� la imagen no debe ser honrada y adorada,
no como Dios, sino como imagen de �Dios encarnado?
Lo mismo, de su Serm�n en Constantinopla sobre la Deidad del Hijo y del Esp�ritu, y
sobre Abraham.
Entonces el padre procede a atar a su hijo. A menudo he visto pinturas de esta
conmovedora escena y no pod�a mirarla con los ojos secos, ya que el arte la expresa
tan v�vidamente. isaac mienteante el altar, con las piernas atadas y las manos
atadas a la espalda. El padre, acerc�ndose a la v�ctima, le sujeta el pelo con la
mano izquierda, se inclina sobre el rostro tan lastimosamente vuelto hacia �l y
sostiene en la mano derecha la espada, lista para atacar. Ya la punta de la espada
est� sobre el cuerpo cuando se oye la voz divina que proh�be la consumaci�n.
Le�n, duod�cimo obispo de Neapolis en Chipre. De su libro contra los jud�os, sobre
la Adoraci�n de la Cruz, y las Estatuas de los Santos, y sobre las Reliquias.
Si t�, oh jud�o, me reprochas diciendo que adoro el madero de la Cruz como a Dios,
�por qu� no reprochas a Jacob, que ador� en la punta de su bast�n (?p? t? ????? t??
??�d??)? Ahora es evidente que no adoraba la madera. Lo mismo ocurre con nosotros;
estamos adorando a Cristo a trav�s de la Cruz, no al madero de la Cruz.
Comentario. �Si adoramos la Cruz, sea de la madera que sea, �c�mo no adoraremos la
imagen del Crucificado?
Del mismo.
Abraham ador� a los hombres imp�os que le vendieron la cueva y dobl� su rodilla
hasta el suelo, pero no los ador� como a dioses. Jacob alab� a Fara�n, un id�latra
imp�o, pero no como a Dios, y se postr� a los pies de Esa�, pero no lo ador� como a
Dios. Y nuevamente, �C�mo nos ordena Dios que adoremos a la tierra y a las
monta�as? 'Exaltad al Se�or vuestro Dios y adoradle sobre su santo monte, y adorad
el estrado de sus pies', es decir, la tierra. Porque el cielo es mi trono, dice, y
la tierra el estrado de mis pies. �C�mo fue que Mois�s ador� a Jothor, un id�latra,
y a Daniel, Nabucodonosor? �C�mo pod�is reprocharme que honro a los que honran a
Dios y le muestran servicio? Decidme, �no es mejor adorar a los santos que
arrojarles piedras como lo hac�is? �No es correcto adorarlos en lugar de atacarlos?
�Y arrojar al cieno a tus bienhechores? Si amaras a Dios, estar�as dispuesto a
honrar tambi�n a sus siervos. Y si los huesos de los justos son inmundos, �por qu�
fueron los huesos de Jacob y�Jos� trajo con todo honor desde Egipto? �C�mo fue que
un muerto resucit� al tocar los huesos de Eliseo? Si Dios hace maravillas a trav�s
de los huesos, es evidente que puede hacerlas mediante im�genes, y piedras, y
muchas otras cosas, como en el caso de Eliseo, que dio su bast�n a su siervo,
dici�ndole: "Con esto ve y lev�ntate de el muerto el hijo de la Sunamita.' Con su
vara Mois�s castig� a Fara�n, separ� las aguas, golpe� la roca y sac� el arroyo. Y
Salom�n dijo: 'Bendita la madera por la cual viene la justicia'. Eliseo sac� hierro
del Jord�n con un trozo de madera. Y adem�s, el madero es el madero de vida, y el
madero de Sabec, es decir, de remisi�n. Mois�s humill� a la serpiente con un palo y
salv� al pueblo. La vara floreciente en el tabern�culo confirm� el sacerdocio de
Aar�n. Quiz�s, oh jud�o, Me dir�s que Dios prescribi� a Mois�s de antemano todas
las cosas del testimonio en el tabern�culo. Ahora bien, os digo que Salom�n hizo en
el templo gran variedad de cosas talladas y escult�ricas, que Dios no le hab�a
ordenado hacer. Tampoco el tabern�culo del testimonio conten�aellos, ni el templo
que Dios mostr� a Ezequiel, ni Salom�n fue culpable de esto. �l hab�a hecho hacer
estas im�genes esculpidas para la gloria de Dios como lo hacemos nosotros. Tambi�n
vosotros ten�as en el Antiguo Testamento muchas y variadas im�genes y signos para
recordar a Dios, si no los hubieras perdido por ingratitud. Por ejemplo, la vara de
Mois�s, las tablas de la ley, la zarza ardiente, la roca que da agua, el arca que
contiene el man�, el altar incendiado desde arriba (p??e??e??), la l�mina que lleva
el nombre divino, el efod. , el tabern�culo eclipsado por Dios. Si hubieras
preparado todas estas cosas de d�a y de noche, diciendo: Gloria a ti, oh Dios
Todopoderoso, que has hecho maravillas en Israel con todas estas cosas; si por
todas estas ordenanzas de la ley, cumplidas desde la antig�edad, os hubierais
postrado de rodillas para adorar a Dios,
Y m�s adelante:�
El que ama verdaderamente a un amigo o al rey, y especialmente a su benefactor, si
ve al hijo de ese benefactor, o a su personal, o su silla, osu corona, o su casa, o
su siervo, los sostiene firmemente en su abrazo, y si honra a su bienhechor, el
rey, cu�nto m�s a Dios. Nuevamente lo repito, ojal� hubierais hecho im�genes
conforme a la ley de Mois�s y de los profetas, y que d�a tras d�a hubierais adorado
al Dios de las im�genes. Entonces, siempre que veas a cristianos adorando la Cruz,
debes saber que est�n adorando a Cristo crucificado, no al simple madero. 13Si en
verdad honraran la madera como si fuera madera, estar�an obligados a adorar a los
�rboles de cualquier especie, como t�, oh Israel, los adorabas antiguamente,
diciendo al �rbol y a la piedra: "T� eres mi Dios, y me trajiste". adelante.' No
hablamos de esta manera ni a la Cruz ni a las representaciones de los santos. No
son nuestros dioses, sino libros que est�n abiertos y son venerados en las iglesias
para recordarnos a Dios y llevarnos a adorarlo. El que honra al m�rtirhonra a Dios,
de quien el m�rtir dio testimonio. El que adora al ap�stol de Cristo, adora al que
envi� al ap�stol. Quien cae a los pies de la Madre de Cristo ciertamente honra a su
Hijo. No hay m�s Dios que uno, el conocido y adorado en la Trinidad.
Comentario. ��Qui�n es el fiel int�rprete del bienaventurado Epifanio: Leoncio,
cuyas ense�anzas adornaban la isla de Chipre, o aquellos que hablaban seg�n sus
propias presunciones? Escuche el testimonio de Severiano, obispo de Gabali.
Severiano, obispo de Gabali, sobre la dedicaci�n de la cruz.
�C�mo fue que la imagen del enemigo dio vida a nuestros progenitores? �
�C�mo fue que la imagen de la serpiente obr� salvaci�n para el pueblo en apuros?
�No habr�a sido m�s razonable decir: 'Si alguno de vosotros es mordido, mire al
cielo, a Dios, y ser� salvo, o mire hacia el tabern�culo de Dios'? Pasando por alto
esto, erigi� �nicamente la imagen de la Cruz. �Por qu� Mois�s hizo esto, qui�ndijo
al pueblo: 'No te har�s escultura, ni semejanza de lo que est� arriba en el cielo,
ni abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra'? Sin
embargo, �por qu� hablo con gente indigna? Dime, devoto siervo de Dios, �har�s lo
que est� prohibido y despreciar�s lo que te dicen que hagas? El que dijo: "No te
har�s escultura", conden� al becerro de oro, y t� haces una serpiente de bronce, y
esto no en secreto, sino muy abiertamente, para que sea conocido por todos. Mois�s
responde: Establec� ese mandamiento para erradicar la impiedad y retirar al pueblo
de toda apostas�a e idolatr�a; ahora hago que la serpiente sea arrojada con un buen
prop�sito: como figura de la verdad. Y as� como he levantado un tabern�culo, y todo
lo que hay en �l, y querubines, la semejanza de los poderes invisibles, sobre el
lugar sant�simo, como signo y figura del futuro, as� he levantado una serpiente
para la salvaci�n del pueblo, para que sirva como preliminar a la imagen de la
Cruz, y la redenci�n contenida en �l. Como confirmaci�n de esto, escuche al Se�or
decir: 'Como Mois�s exalt� la serpiente en el desierto, as�Deb�is exaltar al Hijo
del Hombre, para que todo aquel que cree en �l no se pierda, sino que tenga vida
eterna.'
Comentario. �N�tese que Su mandamiento de no hacer ninguna cosa tallada fue dado
para alejar al pueblo de la idolatr�a, a la que eran propensos, y que la serpiente
de bronce era una imagen del sufrimiento de nuestro Se�or.
Escuchen lo que voy a decir como prueba de que las im�genes no son un invento
nuevo. Es una pr�ctica antigua bien conocida por los mejores y m�s destacados
padres. Elladios, disc�pulo del bienaventurado Basilio y su sucesor, dice en su
Vida de Basilio que el santo estaba de pie junto a la imagen de Nuestra Se�ora, en
la que tambi�n estaba pintada la imagen de Mercurio, el renombrado m�rtir. Estaba
junto a ella pidiendo la expulsi�n del imp�o ap�stata Juli�n, y recibi� esta
revelaci�n de la estatua. Vio al m�rtir desaparecer por un tiempo y luego
reaparecer, empu�ando una lanza ensangrentada.
Tomado palabra por palabra de la Vida de San Juan Cris�stomo.
El Beato Juan amaba sobremanera las ep�stolas de San Pablo. � Ten�a una imagen
delap�stol en un lugar donde sol�a retirarse de vez en cuando a causa de su
debilidad f�sica, porque superaba a la naturaleza en vigilias y vigilias. Mientras
le�a las ep�stolas de San Pablo, ten�a la imagen ante s� y le hablaba al ap�stol
como si hubiera estado presente, alabandole y dirigiendo todos sus pensamientos
hacia �l. �
Cuando Proclo termin� de hablar, mirando fijamente la imagen del ap�stol y
reconociendo el parecido del hombre que hab�a visto, saludando a Juan, dijo
se�alando la imagen: 'Perd�name, padre; El hombre que vi hablando contigo se parece
mucho a esta estatua. De hecho, deber�a decir que �l es el mismo.
En la vida de Santa Eupraxia se nos cuenta que su Superiora le mostr� la semejanza
de nuestro Se�or.
Leemos en la vida de Santa Mar�a de Egipto que or� ante la estatua de Nuestra
Se�ora y suplic� su intercesi�n, obteniendo as� permiso para entrar en la Iglesia.
14
En todo el conjunto pasado de sacerdotes y reyes cristianos, sabios y piadosos,
destacados por su ense�anza y su ejemplo, en tantos concilios de padres santos e
inspirados, �c�mo es posible que nadie hayase�al� estas cosas? No estamos
defendiendo una nueva fe. La ley saldr� de Si�n, dijo prof�ticamente el Esp�ritu
Santo, y la palabra del Se�or de Jerusal�n. No defendemos una cosa en un momento y
otra en otro, ni que la fe se convierta en el hazmerre�r de los de afuera. No
permitiremos que las �rdenes del rey anulen la tradici�n transmitida por los
padres. No corresponde a los reyes piadosos trastornar las fronteras eclesi�sticas.
�stas no son formas patr�sticas. Las cosas hechas por la fuerza son imposiciones y
no conllevan persuasi�n. Una prueba de ello la dio el II Concilio de �feso, cuando
un decreto, que nunca ha sido reconocido como v�lido, fue aplicado por mano del
emperador y el bienaventurado Flaviano fue ejecutado. Los concilios no son de
reyes, como dice el Se�or: 'Dondequiera que uno o dos se re�nan en mi nombre, all�
estoy en medio de ellos.' Cristo no dio a los reyes el poder de atar y desatar,
sino a los ap�stoles y a sus sucesores, pastores y maestros. "Si un �ngel os
ense�ara un evangelio diferente al que hab�is recibido", dice san Pablo, pero
guardaremos silencio sobre lo que sigue, con la esperanza desu conversi�n. Y si
encontramos que se ignora la advertencia, cosa que Dios pueda evitar, agregaremos
el resto. Esperemos que no sea necesario.
Si alguien entrara en una casa y viera en las paredes una pintura con la historia
de Mois�s y Aar�n, tal vez podr�a preguntar acerca de las personas que caminan
sobre el mar como si fuera tierra seca. '�Qui�nes son?' �l pide. �Qu� dir�as? '�No
son ellos los hijos de Israel?' '�Qui�n divide el mar con su vara?' �No dir�as
'Mois�s'? As�, si un hombre hace una imagen de Cristo crucificado y te preguntan
qui�n es, respondes: "Es Cristo nuestro Se�or, que se encarn� por nosotros". S�, oh
Se�or, adoramos todo lo que Te pertenece, y tomamos en nuestro coraz�n Tu
Divinidad, Tu poder y bondad, Tu misericordia para con nosotros, Tu condescendencia
y Tu Encarnaci�n. Y as� como los hombres temen tocar el hierro candente, no por el
hierro sino por el calor, as� nosotros adoramos tu carne, no por la naturaleza de
la carne, sino por la Deidad unida a esa carne seg�n la sustancia. Adoramos tus
sufrimientos. �Qui�n ha conocido alguna vez que se venera la muerte o se venera el
sufrimiento? Sin embargo, nosotrosadorar verdaderamente la muerte f�sica de nuestro
Dios y sus sufrimientos salvadores. Adoramos tu imagen y todo lo que es tuyo; Tus
siervos, Tus amigos y, sobre todo, Tu Madre, la Madre de Dios.
Suplicamos, por tanto, al pueblo de Dios, al reba�o fiel, que se aferre a las
tradiciones eclesi�sticas. La eliminaci�n gradual de lo que nos ha sido legado
estar�a socavando las primeras piedras y en poco tiempo derribar�a toda la
estructura. Que seamos firmes, inquebrantables, inamovibles, fundados sobre la Roca
s�lida que es Cristo, a quien sea alabanza, gloria y adoraci�n, con el Padre y el
Esp�ritu Santo, ahora y por siempre. Am�n.
PARTE II.
AnheloSu indulgencia, mis lectores (d?sp?ta? �??), y les pido que reciban la
verdadera declaraci�n de quien es un siervo in�til, el m�s peque�o de todos, en la
Iglesia de Dios. No me ha movido a hablar motivos de vanagloria, Dios es mi
testigo, sino por celo de la verdad. S�lo en esto est� mi esperanza de salvaci�n, y
con ella conf�o y oro para salir al encuentro de Cristo nuestro Se�or, pidi�ndole
que sea expiaci�n de mis pecados. El hombre que recibi� cinco talentos de su se�or,
trajo otros cinco que hab�a ganado, y el que ten�a dos, otros dos. El hombre que
recibi� uno y lo enterr�, lo devolvi� sin inter�s y, siendo declarado siervo
malvado, fue desterrado a las tinieblas exteriores. Para que yo no sufra de la
misma manera, obedezco los mandamientos de Dios, y con el talento de la elocuencia,
que es su don, pongo delante de los sabios entre vosotros una mesa del tesoro, para
quepara que cuando el Se�or venga me encuentre rico en almas, un siervo fiel, a
quien llevar a ese inefable gozo suyo que es mi deseo. Dame o�dos atentos y
corazones dispuestos. Recibe mi tratado y reflexiona bien sobre la fuerza de los
argumentos. Esta es la segunda parte de mi trabajo sobre im�genes. Algunos hijos de
la Iglesia me han instado a hacerlo porque la primera parte no fue suficientemente
clara para todos. Sed indulgentes conmigo por este motivo, por mi obediencia.
La serpiente malvada de la antig�edad, amados, me refiero al diablo, suele hacer la
guerra de muchas maneras contra el hombre, que est� hecho a imagen de Dios, y obrar
su destrucci�n mediante la oposici�n. Desde el principio inspir� al hombre la
esperanza y el deseo de convertirse en dios, y a trav�s de ese deseo arrastr� al
hombre a compartir la muerte de la creaci�n bruta. Tambi�n ha seducido al hombre
con placeres vergonzosos y brutales. Qu� contraste entre convertirse en dios y
sentir una lujuria brutal. Y nuevamente, llev� al hombre a la infidelidad, como
dice el real (?e?pat??) David: 'El necio dijo en su coraz�n que no hay Dios'. Unas
veces ha llevado al hombre a adorar demasiados dioses, otras ni siquierael Dios
verdadero, a veces los demonios, y otra vez, los cielos y la tierra, el sol y la
luna y las estrellas, y el resto de la creaci�n, las fieras y los reptiles. Es tan
malo negar el debido honor a quien lo merece, como darlo a quien no lo merece.
Adem�s, ha ense�ado a algunos a llamar malo al dios increado, y ha enga�ado a otros
haci�ndoles reconocer a Dios, que es bueno por naturaleza, como autor del mal. A
algunos los ha enga�ado con la idea err�nea de que la Divinidad tiene una sola
naturaleza y una sola sustancia; a algunos los ha inducido a honrar tres
naturalezas y tres sustancias; alguna sustancia en nuestro Se�or Jesucristo, la
Segunda Persona de la Sant�sima Trinidad; unas dos naturalezas y dos sustancias.
Pero la verdad, tomando un camino intermedio, barre estos conceptos err�neos y nos
ense�a a reconocer un Dios, una naturaleza en tres personas (?p?st?ses?), el Padre,
el Hijo y el Esp�ritu Santo. El mal no es un ser, 15 sino un accidente, una
determinada concepci�n, palabra o acci�n contraria a la ley de Dios, tomandosu
origen en esta concepci�n, discurso o hacer, y terminando con �l. La verdad
proclama tambi�n que en Cristo, segunda persona de la Sant�sima Trinidad, hay dos
naturalezas y una sola persona. Ahora bien, el diablo, enemigo de la verdad y de la
salvaci�n del hombre, al sugerir que se hagan y adoren como dioses im�genes de
hombres corruptibles, de aves, de bestias y de reptiles, a menudo ha extraviado no
s�lo a los paganos sino tambi�n a los hijos de Israel. En estos d�as est� ansioso
de perturbar la paz de la Iglesia de Cristo a trav�s de lenguas falsas y
mentirosas, usando palabras divinas a favor del mal, y esforz�ndose por disfrazar
sus malas intenciones y alejando a los inestables de las costumbres verdaderas y
patr�sticas. Algunos se han levantado y han dicho que estaba mal representar y
exponer p�blicamente a la adoraci�n las llagas salvadoras de Cristo, y los combates
de los santos contra el diablo. �Qui�n con conocimiento de las cosas divinas y
sentido espiritual no percibe en esto un enga�o del diablo? No quiere que se
conozca su verg�enza y que se publique la gloria de Dios y de sus santos.
Si hici�ramos una imagen del Dios invisible,en verdad deber�amos actuar mal. Porque
es imposible hacer una estatua de alguien que no tiene cuerpo, es invisible,
ilimitado y informe. Adem�s, si hici�ramos estatuas de hombres y los tuvi�ramos por
dioses, ador�ndolos como tales, ser�amos sumamente imp�os. Pero nosotros no hacemos
ninguna de las dos cosas. Porque al hacer la imagen de Dios, que se encarn� y se
hizo visible en la tierra, un hombre entre los hombres a trav�s de su
indescriptible bondad, tomando sobre s� forma y forma y carne, no nos dejamos
enga�ar. Anhelamos ver c�mo era �l. Como dice el divino ap�stol: Vemos ahora en un
espejo, en oscuridad. La imagen tambi�n es un cristal oscuro, seg�n la densidad de
nuestros cuerpos. La mente, en medio de muchos esfuerzos, no puede deshacerse de
las cosas corporales. �Qu� verg�enza, diablo malvado, por negarnos la visi�n de la
semejanza de nuestro Se�or y nuestra santificaci�n a trav�s de ella! No quieres que
contemplemos Sus sufrimientos salvadores ni que nos sorprendamos de Su
condescendencia, ni que contemplemos Sus milagros ni alabemos Su omnipotencia. Les
guardas rencor a los santos por el honor que Dios les da. No quieres que veamos su
gloria registrada, ni permitir que seamos imitadores de su fortaleza y fe. Nosotros
noobedece tus sugerencias, demonio malvado y odiador de los hombres. Escuchenme,
pueblos de todas las naciones, hombres, mujeres y ni�os, todos los que llev�is el
nombre cristiano: si alguno os predica algo contrario a lo que la Iglesia cat�lica
ha recibido de los santos ap�stoles y padres y concilios, y ha mantenido hasta el
d�a de hoy, no le hag�is caso. No reciban el consejo de la serpiente, como lo hizo
Eva, para quien fue muerte. Si un �ngel o un emperador os ense�a algo contrario a
lo que hab�is recibido, cerrad los o�dos. Me he abstenido hasta ahora de decir,
como dijo el santo ap�stol: "Sea anatema", con la esperanza de enmienda.
Pero dicen los que no entran en la mente de la Escritura: Dios dijo, por medio del
legislador Mois�s: 'No te har�s semejanza de nada que est� arriba en el cielo, ni
abajo en la tierra'; y a trav�s del profeta David: 'Sean avergonzados todos los que
adoran las esculturas y se glor�an en sus �dolos', y muchos pasajes similares. Todo
lo que han citado de la Sagrada Escritura y de los Padres tiene la misma intenci�n.
Ahora bien, �qu� diremos a estas cosas? �Qu� sino lo que Dios habl� a los jud�os:
'Escudri�ad las Escrituras'?
Es bueno examinar las Escrituras, pero deja que tu mente sea iluminada por la
b�squeda. Es imposible, amados, que Dios no hable la verdad. Hay un Dios, un solo
Legislador de la antigua y nueva dispensaci�n, que habl� en tiempos antiguos de
muchas maneras a los patriarcas por medio de los profetas, y en estos �ltimos
tiempos por medio de su Hijo unig�nito. Aplica tu mente con discernimiento. No soy
yo quien habla. El Esp�ritu Santo declar� por el santo ap�stol San Pablo que Dios
habl� en la antig�edad de muchas maneras diferentes a los patriarcas a trav�s de
los profetas. Tenga en cuenta que de muchas maneras diferentes.Un m�dico h�bil no
prescribe siempre a todos por igual, sino a cada uno seg�n su estado, teniendo en
cuenta el clima y el malestar, la estaci�n y la edad, dando un remedio al ni�o y
otro al adulto, seg�n su edad; una cosa para un paciente d�bil, otra para un
fuerte; y a cada enfermo lo adecuado a su estado y enfermedad: una cosa en verano,
otra en invierno, otra en primavera u oto�o,y en cada lugar seg�n sus
requerimientos. As� tambi�n prescrib�a el buen M�dico de las almas a los que a�n
eran ni�os y propensos a la enfermedad de la idolatr�a, teniendo por dioses los
�dolos y ador�ndolos como tales, descuidando el culto a Dios y prefiriendo la
criatura a su gloria. . Les orden� que no hicieran esto.
Es imposible hacer una imagen de Dios, que es esp�ritu puro, invisible, ilimitado,
sin forma ni circunscripci�n. �C�mo podemos hacer una imagen de lo invisible?
'Ning�n hombre ha visto a Dios jam�s; el Hijo unig�nito que est� en el seno del
Padre, �l le ha declarado.' Y nuevamente: 'Nadie ver� Mi rostro y vivir�, dice el
Se�or'.
Que adoraban �dolos no hay duda de lo que dice la Escritura acerca de la salida de
los hijos de Israel, cuando Mois�s subi� al monte Sina� y persever� en oraci�n a
Dios. Mientras recib�an la ley, el pueblo ingrato se levant� contra Aar�n, el
sacerdote de Dios, diciendo: 'Haznos dioses que vayan delante de nosotros. Porque a
Mois�s no sabemos lo que le ha acontecido. Entonces, cuando ellosHab�an examinado
los adornos de sus mujeres y los hab�an reunido, comieron y bebieron, y se
emborracharon de vino y de locura, y comenzaron a divertirse, diciendo en su
necedad: "Estos son tus dioses, oh Israel". �Ves que hicieron dioses de �dolos que
eran demonios, y que adoraron a la criatura en lugar del Creador? Como dice el
santo ap�stol: 'Cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen
de hombre corruptible, de aves, de cuadr�pedos y de reptiles, y sirvieron a la
criatura m�s que al Creador. ' Por esta raz�n Dios les prohibi� hacer cualquier
imagen tallada, como dice Mois�s en Deuteronomio: 'Y Jehov� os habl� desde en medio
del fuego; O�ste la voz de Sus palabras, pero no viste ninguna forma en absoluto.'
Y un poco m�s adelante: 'Guardad, pues, vuestras almas cuidadosamente; No visteis
figura alguna el d�a que Jehov� Dios os habl� en Horeb, de en medio del fuego, no
sea que, enga�ados, os hag�is figura tallada o imagen de var�n o de hembra, figura
de cualquier bestia que sobre la tierra, o de las aves que vuelan bajo el cielo.'
Ynuevamente: 'No sea que, alzando tus ojos al cielo, veas el sol y la luna y todas
las estrellas del cielo, y, enga�ado por el error, los adores y sirvas'. Ver�s, el
�nico objetivo a la vista es que la criatura no debe ser adorada en lugar del
Creador, y que la adoraci�n de la latreia debe darse �nicamente a Dios. As�, en
todos los casos, cuando habla de adoraci�n, se refiere a latreia. Nuevamente: 'No
tendr�s dioses extra�os delante de mis ojos; No te har�s escultura ni semejanza
alguna. Nuevamente: "No te har�s dioses de metal". Ves que �l proh�be la creaci�n
de im�genes a causa de la idolatr�a, y que es imposible hacer una imagen de Dios,
que es Esp�ritu, invisible e incircunscrito. 'No hab�is visto su semejanza', dice;
y San Pablo, de pie en medio del Are�pago, dice:
Escuche nuevamente que es as�. No te har�s ninguna cosa de bronce ni ninguna
semejanza. Estas cosas, dice, hicieronPor mandato de Dios, a la entrada del
tabern�culo, un tapiz de violeta, p�rpura, escarlata y lino fino torcido, y
querubines tejidos. E hicieron tambi�n el propiciatorio, es decir, el or�culo de
oro puro, y los dos querubines. �Qu� dir�s a esto, oh Mois�s? T� dices: No te har�s
ninguna talla ni semejanza alguna, y t� mismo har�s querubines de obra tejida, y
dos querubines de oro puro. Escuche la respuesta del siervo de Dios, Mois�s:
'Pueblo ciego y necio, fijaos en la fuerza de lo que se dice y guardad vuestras
almas con atenci�n. Dije que no hab�is visto ninguna figura el d�a que el Se�or os
habl� en el monte Horeb, en medio del fuego, para que no pequ�is contra la ley y os
hag�is una imagen de bronce; no har�is ninguna imagen ni dioses del metal. Nunca
dije que no har�as la imagen de querubines en adoraci�n ante el propiciatorio. Lo
que dije fue: No te har�s dioses de metal, ni te har�s ninguna semejanza como de
Dios, ni adorar�s a la criatura en lugar del Creador, ni criatura alguna como a
Dios, ni tendr�sServ� a la criatura m�s que al Creador.'
Observe c�mo el objeto de las Escrituras se vuelve claro para quienes realmente lo
investigan. Deb�is saber, amados, que en todo negocio se distingue la verdad y la
mentira, y el objeto del que lo hace, sea bueno o malo. En el evangelio encontramos
todo lo bueno y lo malo. Dios, los �ngeles, el hombre, los cielos, la tierra, el
agua y el fuego y el aire, el sol y la luna y las estrellas, la luz y las
tinieblas, Satan�s y los demonios, la serpiente y los escorpiones, la muerte y el
infierno, las virtudes y los vicios. Y debido a que todo lo que se dice acerca de
ellas es verdad, y el objeto a la vista es la gloria de Dios y los santos a quienes
�l ha honrado, nuestra salvaci�n y la verg�enza del diablo, adoramos, abrazamos y
amamos estas declaraciones, y las recibimos con todo nuestro coraz�n como lo
hacemos con toda la antigua y nueva dispensaci�n, y todo el testimonio hablado de
los santos padres. Ahora, rechazamos el mal, Escritos abominables de paganos y
maniqueos, y de todos los dem�s herejes, que contienen necedades y mentiras,
promueven la ventaja de Satan�s y sus demonios y les dan placer, aunque contienen
el nombre de Dios. As� que con respectoa las im�genes debemos manifestar la verdad,
y tener en cuenta la intenci�n de quienes las realizan. Si es realmente para la
gloria de Dios y de sus santos promover el bien, evitar el mal y salvar almas,
debemos recibirlos, honrarlos y adorarlos como im�genes, recuerdos, semejanzas y
libros de analfabetos. Debemos amarlos y abrazarlos con la mano y el coraz�n como
recordatorios del Dios encarnado, o de Su Madre, o de los santos, los participantes
de los sufrimientos y la gloria de Cristo, los conquistadores y derrocadores de
Satan�s y el fraude diab�lico. Si alguien se atreviera a hacer una imagen de Dios
Todopoderoso, que es Esp�ritu puro, invisible, incircunscrito, lo rechazamos como
una falsedad. Si alguno hace im�genes para honra y adoraci�n del diablo y sus
�ngeles, las aborrecemos y las entregamos a las llamas. O si alguno da honores
divinos a estatuas de hombres, de aves, de reptiles o de cualquier otra cosa
creada, lo anatematizamos. As� como nuestros antepasados ??en la fe derribaron los
templos de los demonios y erigieron en el mismo lugar iglesias dedicadas a los
santos a quienes honramos, as� derribaron las estatuas de los demonios y erigieron
en su lugar lasim�genes de Cristo, de su santa Madre y de los santos. Incluso en la
antigua dispensaci�n, Israel no levant� templos para los seres humanos ni mantuvo
sagrada la memoria del hombre. En aquel tiempo la raza de Ad�n estaba bajo
maldici�n, y la muerte era una pena, por lo tanto, un duelo. Un cad�ver era
considerado inmundo y el hombre que lo tocaba, contaminado. Pero como la Divinidad
ha tomado para s� nuestra naturaleza, �sta ha sido glorificada como un remedio
vivificante y eficaz, y ha sido transformada en inmortalidad. As�, la muerte de los
santos es una alegr�a, y se les levantan iglesias y se erigen sus im�genes. Estad
seguros de que cualquiera que quiera derribar una imagen erigida por puro celo para
la gloria y memoria perdurable de Cristo, o de su santa Madre, o de cualquiera de
los santos, para avergonzar al diablo y a sus sat�lites, cualquiera, Yo digo,
negarse a honrar y adorar esta imagen como sagrada (no debe ser adorada como a
Dios) es enemigo de Cristo, de su bendita Madre y de los santos, y es abogado del
diablo y su banda, mostrando dolor por su conducta que los santos sean honrados y
glorificados, y el diablo avergonzado. La imagen es un himno de alabanza, una
manifestaci�n, unamuestra duradera de aquellos que han luchado y vencido, y de los
demonios humillados y puestos en fuga.
Los reyes no tienen vocaci�n para dictar leyes en la Iglesia. �Qu� dice el santo
ap�stol? 'Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente ap�stoles, luego profetas,
lo tercero doctores y pastores' para la preparaci�n de la Iglesia. No dice "reyes".
Y nuevamente: 'Obedeced a vuestros prelados y estad sujetos a ellos'. Porque velan
como para dar cuenta de vuestras almas.' Nuevamente: 'Acordaos de vuestros prelados
que os han hablado la palabra de Dios, cuya fe sigue, considerando el fin de
vuestra conversaci�n'. No os han hablado la palabra reyes, sino ap�stoles y
profetas, pastores y doctores. Cuando Dios le estaba hablando a David acerca de
construirle una casa, le dijo: 'No me construir�s casa, porque eres un hombre de
sangre'. "Pagad, pues, a todos los hombres lo que les corresponde", exclam� San
Pablo; 'tributo a quien se debe tributo, costumbre a quien costumbre, temor a quien
teme, honor a quien honor.' La prosperidad pol�tica es asunto del rey:16 la
organizaci�n eclesi�sticapertenece a pastores y m�dicos, y quit�rselo de las manos
es cometer un acto de robo. Sa�l rasg� el manto de Samuel, �y cu�l fue la
consecuencia? Dios le quit� su realeza y se la dio al manso David. Jezabel
persigui� a El�as, los cerdos y los perros lamieron su sangre, y en ella se ba�aron
rameras. Herodes sac� a Juan y fue consumido por los gusanos. Y ahora el santo
Germ�n, que brilla con la palabra y el ejemplo, ha sido castigado y convertido en
exiliado, y muchos m�s obispos y padres, cuyos nombres desconocemos. �No es esto
una persecuci�n? Cuando los fariseos y los sabios rodearon a nuestro Se�or,
aparentemente para escuchar sus ense�anzas, y cuando le preguntaron si era l�cito
pagar tributo al C�sar, �l les respondi�: "Traedme una moneda". Y cuando la
trajeron, dijo: '�De qui�n es esta imagen?' A su respuesta: "Del C�sar", dijo: 'Dad
al C�sar lo que es del C�sar y a Dios lo que es de Dios.' Te obedecemos, oh Rey, en
las cosas de nuestra vida diaria, en los tributos, impuestos y pagos que te
corresponden; pero en el gobierno eclesi�stico tenemos nuestros pastores,
predicadores de la palabra y exponentes de la ley eclesi�stica.No cambiamos los
l�mites marcados por nuestros padres: mantenemos la tradici�n que hemos recibido.
Si empezamos a imponer la ley a la Iglesia, incluso en lo m�s m�nimo, todo el
edificio se derrumbar� en poco tiempo.
Miras la materia con desprecio y la llamas despreciable. Esto es lo que hicieron
los maniqueos, pero la Sagrada Escritura lo declara bueno; porque dice: 'Y vio Dios
todo lo que hab�a hecho, y era muy bueno'. Yo digo que la materia es creaci�n de
Dios y algo bueno. Ahora bien, si dices que es malo, o dices que no viene de Dios,
o lo haces causa del mal. Escuchen las palabras de la Escritura acerca de la
materia que desprecian: 'Y Mois�s dijo a toda la asamblea de los hijos de Israel:
Esta es la palabra que el Se�or ha mandado, diciendo: Apartad con vosotros las
primicias para el Se�or; Todo el que est� dispuesto y tenga coraz�n dispuesto,
ofr�zcalo al Se�or: oro, plata, bronce, violeta, p�rpura, escarlata dos veces
te�ida, lino fino, pelo de cabra y pieles de carnero te�idas de rojo y violeta. y
pieles de colores, madera de selim y aceite para mantener las luces,piedras y
piedras preciosas para el adorno del efod y del racional: El que de vosotros sea
sabio, venga y haga lo que Jehov� ha mandado: el tabern�culo,' etc.
He aqu�, pues, que la materia es honrada y vosotros la deshonr�is. �Qu� hay m�s
insignificante que el pelo de cabra, o los colores, y no son los colores violeta,
p�rpura y escarlata? Y la figura de los querubines es obra de mano de hombre, y el
tabern�culo mismo, desde el principio hasta el fin, era una imagen. 'Mira', dijo
Dios a Mois�s, 'y hazlo seg�n el modelo que te fue mostrado en el Monte', y fue
adorado por el pueblo de Israel en c�rculo. Y en cuanto a los querubines, �no
estaban a la vista del pueblo? �Y el pueblo no mir� y ador� el arca, las l�mparas,
la mesa, la urna de oro y el cayado? No importa lo que adoro; es el Se�or de la
materia, convirti�ndose en materia por mi causa, haciendo Su morada en la materia y
obrando mi salvaci�n a trav�s de la materia. Porque el Verbo se hizo carne y habit�
entre nosotros. Es evidente para todos que la carne es materia y que es creada.
Reverencio y honro la materia, y adoro aquello que ha producido mi salvaci�n.
Ih�nrenlo, no como Dios, sino como un canal de fuerza y ??gracia divinas. �No era
materia el madero tres veces bendito de la Cruz? �Y el sagrado y santo monte del
Calvario? �No fue el santo sepulcro materia, la piedra vivificante, la fuente de
nuestra resurrecci�n? �No era materia el libro de los Evangelios y la mesa santa
que nos da el pan de vida? �No son el oro y la plata la materia de que se hacen las
cruces, las im�genes sagradas y los c�lices? Y sobre todo, �no est� compuesto de
materia el Cuerpo y la Sangre del Se�or? O rechazas el honor y el culto de todas
estas cosas, o te conformas con la tradici�n eclesi�stica, santificando el culto de
las im�genes en el nombre de Dios y de los amigos de Dios, y obedeciendo as� a la
gracia del Esp�ritu Divino. Si por causa de la ley dej�is las im�genes, tambi�n
deb�is guardar el s�bado y circuncidaros. porque estos son severamente inculcados
por �l. Deb�is observar toda la ley y no celebrar la Pascua del Se�or fuera de
Jerusal�n. Pero deb�is saber que si observ�is la ley, Cristo de nada os
aprovechar�. Se te ordena casarte con la esposa de tu hermano, y as� llevar su
nombre, y no cantar el c�ntico del Se�or en tierra extra�a. �Basta de esto!Los que
han sido justificados por la ley han ca�do de la gracia.
Presentemos a Cristo, nuestro Rey y Se�or, sin privarlo de su ej�rcito. Los santos
son su ej�rcito. Que el rey terrenal se despoje de su ej�rcito y luego de su propia
dignidad. Que se quite la p�rpura y la diadema antes de quitar el honor a sus
hombres m�s valientes que han conquistado sus pasiones. 17Porque si los amigos de
Cristo son herederos de Dios y coherederos de Cristo, y han de ser participantes de
la gloria y el reino divinos, �acaso no se les debe a ellos incluso la gloria
terrenal? No os llamo siervos, dice nuestro Se�or; ustedes son mis amigos. �Les
negaremos entonces el honor que la Iglesia les otorga? Eres un hombre audaz y
emprendedor para luchar contra Dios y sus ordenanzas. Si no ador�is im�genes, no
ador�is al Hijo de Dios, que es la imagen viva del Dios invisible y la figura
inmutable de Su sustancia. El templo que Salom�n construy� fue consagrado con
sangre de animales, ydecorado con im�genes de leones, bueyes, palmeras y granados.
Ahora bien, la Iglesia est� consagrada por la sangre de Cristo y de sus santos, y
est� adornada con la imagen de Cristo y de sus santos. O elimina por completo el
culto a las im�genes, o no seas un innovador y no traspases los antiguos l�mites
que tus padres establecieron. No hablo de l�mites anteriores a la encarnaci�n de
Cristo nuestro Se�or, sino desde su venida. Dios les habl� despreciando las
tradiciones de la ley antigua, diciendo: 'Tambi�n les di estatutos que no eran
buenos', a causa de su dureza de coraz�n. En consecuencia, con el cambio del
sacerdocio tambi�n se cambi� la ley de necesidad.
Los testigos oculares y ministros de la palabra transmitieron la ense�anza de la
Iglesia, no s�lo por escrito, sino tambi�n por tradici�n no escrita. �De d�nde
viene nuestro conocimiento del lugar sagrado, del Monte Calvario, del Santo
Sepulcro? �No nos ha sido transmitido de padres a hijos? Est� escrito que nuestro
Se�or fue crucificado en el Calvario y sepultado en la tumba que Jos� excav� en la
roca, pero es una tradici�n no escrita la que nos ense�a que estamos adorando.los
lugares correctos, y muchas otras cosas del mismo tipo. �Por qu� creemos en tres
bautismos, es decir, en tres inmersiones? �Por qu� adoramos la Cruz? �No es por
tradici�n? Por eso dice el santo ap�stol: 'Hermanos, estad firmes; y conservad las
tradiciones que hab�is aprendido, ya sea de palabra o de nuestra ep�stola.' Por
tanto, siendo muchas las cosas transmitidas a la Iglesia por tradici�n no escrita y
mantenidas hasta el d�a de hoy, �por qu� hablas desde�osamente de las im�genes? Los
maniqueos siguieron un evangelio seg�n Tom�s, y vosotros seguir�is el de Le�n. No
admito la acci�n tir�nica de un emperador al dominar a la Iglesia. El emperador no
ha recibido el poder de atar y desatar. S� del emperador Valente, cristiano de
nombre, que persigui� la verdadera fe, Zen�n y Anastasio, Heraclio y Constantino de
Sicilia, y Bardaniskus, llamado Felipe (F???pp????). No debo dejarme convencer de
que la Iglesia est� ordenada por edictos imperiales, sino por tradiciones
patr�sticas, escritas y no escritas. As� como el Evangelio escrito ha sido
predicado en todo el mundo, tambi�n ha sido una tradici�n no escrita en todo el
mundo representar enimagen de Cristo, Dios encarnado, y los santos, para adorar la
Cruz, y orar hacia oriente.
Las costumbres que presentas no incriminan nuestro culto a las im�genes, sino el de
los paganos que hacen �dolos de ellas. La pr�ctica piadosa de la Iglesia no debe
rechazarse debido al abuso pagano. Los hechiceros y magos exorcizan; la Iglesia
exorciza a los catec�menos. Los primeros invocan a los demonios, la Iglesia invoca
a Dios contra los demonios. Los paganos sacrificaban a los demonios; Israel ofreci�
a Dios tanto holocaustos como v�ctimas. Tambi�n la Iglesia ofrece un sacrificio
incruento a Dios. Los paganos erigieron im�genes de demonios, e Israel hizo de
ellos �dolos con las palabras: "Estos son tus dioses, oh Israel, que te sacaron de
Egipto". Ahora hemos erigido im�genes del Dios verdadero encarnado, de Sus siervos
y amigos, que han hecho huir a las huestes demon�acas. Si a esto dec�s que el
bienaventurado Epifanio rechaz� claramente nuestro uso de im�genes, debes saber que
la obra en cuesti�n es espuria y escrita por otra persona en nombre de Epifanio,
como suele suceder. Un padre no pelea con sus propios hijos. Todos se han
convertido en participantes del �nico Esp�ritu.La Iglesia es testigo de esto
adornando im�genes, hasta que algunos hombres se levantaron contra ella y
perturbaron la paz del redil de Cristo, poniendo delante del pueblo de Dios comida
envenenada.
Si venero y adoro, como instrumentos de salvaci�n, la Cruz, la lanza, la ca�a y la
esponja, con las cuales los jud�os (?e??t????) despreciaron y mataron a mi Se�or,
�no adorar� tambi�n las im�genes que los cristianos hacen con un �Buena intenci�n
para la gloria y memoria de Cristo? Si adoro la imagen de la Cruz, cualquiera que
sea la madera que sea, �no adorar� la imagen que me muestra al Crucificado y mi
salvaci�n por la Cruz? �Oh inhumanidad del hombre! Es evidente que no adoro la
materia, porque si la Cruz, si es de madera, se cayera en pedazos, los echar�a al
fuego, y lo mismo con las im�genes.
Recibe el testimonio unido de las Escrituras y de los padres para mostrarte que las
im�genes y su adoraci�n no son una invenci�n nueva, sino la antigua tradici�n de la
Iglesia. En el santo Evangelio de San Mateo nuestro Se�or llam� bienaventurados a
sus disc�pulos, y con ellos a todos los que siguieron su ejemplo y caminaron tras
sus huellas.en estas palabras: 'Bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y
vuestros o�dos, porque oyen'. Porque de cierto os digo que muchos profetas y justos
han deseado ver lo que vosotros veis, y no lo han visto, y o�r lo que vosotros o�s,
y no lo han o�do.' Tambi�n deseamos ver todo lo que podamos. 'Vemos ahora en un
espejo, en oscuridad' y en imagen, y somos benditos. Dios mismo primero hizo una
imagen y mostr� im�genes. Porque �l hizo al primer hombre a su imagen. Y Abraham,
Mois�s, Isa�as y todos los profetas vieron im�genes de Dios, no la sustancia de
Dios. La zarza ardiente era una imagen de la Madre de Dios, y cuando Mois�s estaba
a punto de acercarse a ella, Dios dijo: 'Qu�tate el calzado de tus pies, porque el
lugar donde est�s, tierra santa es'. Ahora bien, si el lugar donde Mois�s vio una
imagen de Nuestra Se�ora era santo, �Cu�nto m�s la imagen misma? Y no s�lo es
santo, sino que me atrevo a decir que es el lugar sant�simo (????? ???a). Cuando
los fariseos preguntaron a nuestro Se�or por qu� Mois�s hab�a permitido una carta
de divorcio, �l respondi�: 'A causa de la dureza de vuestro coraz�n, Mois�s os
permiti� divorciaros de vuestra mujer, pero en elAl principio no fue as�. Y os digo
que Mois�s, por la dureza de coraz�n de los hijos de Israel, y conociendo su
propensi�n a la idolatr�a, les prohibi� hacer im�genes. No estamos en el mismo
caso. Hemos puesto una base firme sobre la roca de la fe, enriqueci�ndonos con la
luz de la amistad de Dios.
Escuchen las palabras de nuestro Se�or: 'Necios y ciegos, cualquiera que jura por
el templo, jura por �l y por el que en �l habita; y el que jura por el cielo, jura
por el trono de Dios y por el que est� sentado en �l.' Y el que jura por una
imagen, jura por aquel a quien representa. Est� suficientemente probado que el
tabern�culo, y el velo, el arca y la mesa, y todo lo que hab�a dentro del
tabern�culo, eran im�genes y tipos, y obras de mano de hombre, que eran adorados
por todo Israel, y tambi�n que los querubines en Las tallas fueron hechas por orden
de Dios. Porque Dios dijo a Mois�s: "Mira que hagas todas las cosas seg�n el modelo
que te ha sido mostrado en el monte". Escuche tambi�n el testimonio del ap�stol de
que Israel adoraba im�genes y obras de manos del hombre en obediencia a Dios: "Si,
pues, estuviera en la tierra,no ser�a sacerdote; viendo que habr�a otros para
ofrecer dones seg�n la ley, que sirven a ejemplo y sombra de las cosas celestiales,
como le fue respondido a Mois�s, cuando iba a terminar el tabern�culo: Mira (dice)
que hagas todas las cosas. conforme al modelo que te fue mostrado en el monte. Pero
ahora ha obtenido un mejor ministerio, por cuanto tambi�n es mediador de un mejor
testamento, basado en mejores promesas. Porque si el primero hubiera sido perfecto,
no se deber�a haber buscado lugar para el segundo. Por reprenderlos, dice: "He aqu�
que viene el d�a, dice el Se�or, y perfeccionar� para la casa de Israel y para la
casa de Jud� un Nuevo Testamento; no conforme al Testamento que hice para sus
padres, el d�a que los tom� de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto.' Y un
poco m�s adelante: 'Ahora, al decir lo nuevo, ha hecho viejo lo primero. Y lo que
decae y envejece, est� cerca de su fin. Porque all� se hizo el primer tabern�culo,
donde estaban los candeleros, la mesa y la distribuci�n de los panes, quese llama
el Santo. Y despu�s del segundo velo, el tabern�culo, que se llama Lugar Sant�simo;
ten�a un incensario de oro, y el arca del testamento cubierta toda de oro, en la
cual estaba una vasija de oro que conten�a el man�, y la vara de Aar�n que hab�a
florecido, y las tablas del testamento. Y sobre �l estaban los querubines de
gloria, cubriendo el propiciatorio.' Y nuevamente: 'Porque Jes�s no entr� en el
Lugar Sant�simo hecho de manos, modelo de la verdad; sino al cielo mismo. Y
nuevamente: 'Porque la ley tiene la sombra de los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas'.
Ves que la ley y todo lo que ella orden� y todo nuestro culto consiste en la
consagraci�n de lo hecho por las manos, conduci�ndonos a trav�s de la materia hasta
el Dios invisible. Ahora bien, la ley y todas sus ordenanzas eran un presagio de la
imagen futura, es decir, de nuestro culto. Y nuestra adoraci�n es imagen de la
recompensa eterna. En cuanto a la cosa misma, la Jerusal�n celestial, es invisible
e inmaterial, como dice el mismo divino ap�stol: "No tenemos aqu� una ciudad
permanente, sino que buscamos la de arriba, la Jerusal�n celestial,del cual Dios es
Se�or y Arquitecto.' Todas las ordenanzas de la ley y de nuestra adoraci�n han sido
dirigidas a esa ciudad celestial. A Dios sea alabado por siempre. Am�n.
Testimonio de padres antiguos y eruditos sobre las im�genes. 18
San Juan Cris�stomo. De su 'Comentario a la par�bola del sembrador'.
Si despreci�is el manto real, �no despreci�is al rey mismo? �No ves que si
desprecias la imagen del rey, desprecias el original? �No sab�is que si un hombre
muestra desprecio por una imagen de madera o una estatua de metal, no se le juzga
como si se hubiera desahogado en materia sin vida, sino como que muestra desprecio
hacia el rey? La deshonra mostrada a una imagen del rey es la deshonra mostrada al
rey.
Lo mismo, de su Serm�n a San Melecio, obispo de Antioqu�a, y del celo de sus
oyentes, comenzando: "Poniendo sus ojos por todas partes en este santo reba�o".
Lo que ocurri� fue muy edificante ysiempre debemos tener presente este consuelo y
tener ante nuestros ojos a este santo, cuyo nombre fue invocado contra toda mala
pasi�n y argumento enga�oso. Hasta tal punto fue as� que las calles, el mercado,
los campos, cada rinc�n y rinc�n resonaban con su nombre. No s�lo hab�is anhelado
invocarlo, sino contemplar su forma corporal. Como ocurre con su nombre, tambi�n
ocurre con su imagen. Muchas personas lo han puesto en sus anillos, copas, copas y
en las paredes de sus dormitorios, no s�lo para escuchar su historia sino tambi�n
para contemplar su semejanza f�sica y tener un doble consuelo en su p�rdida. 19
San M�ximo, Fil�sofo y Confesor. De sus 'Hechos' y los del obispo Teodosio.
Y despu�s de esto todos se levantaron con l�grimas de devoci�n, y arrodill�ndose,
oraron. Y todos besaron los santos Evangelios, y la sagrada Cruz, y la imagen de
nuestro Se�or y Salvador Jesucristo, y de Nuestra Se�ora, su Madre Inmaculada (pa?
a??a? ?e?t????), poniendo sus manos en ella en confirmaci�n de lo dicho.
Beato Anastasio, arzobispo de Te�polis, en s�bado, a Sime�n, obispo de Bostris.
As� como en ausencia del rey se honra su imagen en lugar de �l mismo, en su
presencia ser�a indecoroso dejar el original para la imagen. Esto no quiere decir
que lo que se pasa por alto en su presencia deba ser deshonrado. � As� como el
hombre que falta el respeto a la imagen del rey es castigado como si se la hubiera
mostrado al rey con un acto real, aunque la imagen est� compuesta simplemente de
madera y pintura moldeadas juntas, as� el que muestra falta de respeto a la imagen
de un hombre Lo significa para el original de la imagen.
PARTE III. 20
Cada uno debe reconocer que un hombre que intenta deshonrar una imagen que ha sido
erigida para la gloria y memoria de Cristo, de su santa Madre, o de uno de sus
santos, es enemigo de Cristo, de su santa Madre y de la santos. Tambi�n est�
dise�ado para avergonzar al diablo y su tripulaci�n, por amor y celo por Dios. El
hombre que se niega a dar a esta imagen el honor debido, aunque no divino, es un
defensor del diablo y su hueste demon�aca, mostrando con su acto dolor que Dios y
los santos son honrados y glorificados, y el diablo avergonzado. La imagen es un
c�ntico y manifestaci�n y monumento a la memoria de quienes han luchado
valientemente y obtenido la victoria para verg�enza y confusi�n de los vencidos. A
menudo he visto amantes contemplando al amado.su prenda, y abraz�ndola con ojos y
boca como si fuera �l mismo. Debemos dar lo que le corresponde a cada hombre. San
Pablo dice: "Honra a quien honra: al rey como superior, o a los gobernadores
enviados por �l", a cada uno seg�n la medida de su dignidad.
�D�nde se encuentra en el Antiguo Testamento o en el Evangelio la Trinidad, o la
consustancialidad, o una Deidad, o tres personas, 21 o la �nica sustancia de
Cristo, o sus dos naturalezas, expresadas en tantas palabras? A�n as�, como est�n
contenidos en lo que las Escrituras hacendicen, y definidos por los santos padres,
los recibimos y anatematizamos a los que no lo hacen. Os pruebo que en la ley
antigua Dios mand� que se hicieran im�genes, en primer lugar el tabern�culo y todo
lo que hay en �l. Luego en el evangelio, el mismo Se�or dijo a los que, tent�ndolo,
le preguntaban si era l�cito dar tributo al C�sar: "Traedme una moneda", y le
mostraron un denario. Y les pregunt� de qui�n era la imagen, y le dijeron: Del
C�sar; y dijo: 'Dad al C�sar lo que es del C�sar, ya Dios lo que es de Dios'. Como
la moneda tiene la imagen de C�sar, es suya,y deber�as d�rselo a C�sar. Entonces la
imagen tiene la semejanza de Cristo, y deb�is d�rsela a �l, porque es suya.
Nuestro Se�or llam� bienaventurados a sus disc�pulos, diciendo: Muchos reyes y
profetas han deseado ver lo que veis, y no lo han visto, y o�r lo que o�s, y no lo
han o�do. Bienaventurados vuestros ojos que ven y vuestros o�dos que oyen.' Los
ap�stoles vieron a Cristo con los ojos corporales, sus sufrimientos y maravillas, y
escucharon sus palabras. Nosotros tambi�n deseamos ver, o�r y ser bendecidos. Lo
vieron cara a cara, tal como estaba presente en el cuerpo. Ahora bien, como �l no
est� presente en el cuerpo para nosotros, escuchamos sus palabras en los libros y
somos santificados en esp�ritu por el o�r, y somos benditos y adoramos, honrando
los libros que nos hablan de sus palabras. As�, a trav�s de la representaci�n de
im�genes, contemplamos Su forma corporal, Sus milagros y Sus sufrimientos, y somos
santificados y saciados, regocijados y bendecidos. Adoramos con reverencia Su forma
corporal y, al contemplarla, nos formamos alguna noci�n de Su gloria divina. Porque
como estamos compuestos dealma y cuerpo, y nuestra alma no est� sola, sino que est�
como envuelta por un velo, es imposible que lleguemos a concepciones intelectuales
sin las cosas corp�reas. As� como escuchamos con nuestros o�dos corporales las
palabras f�sicas y entendemos las cosas espirituales, as�, a trav�s de la visi�n
corporal, llegamos a lo espiritual. Por esta raz�n Cristo tom� cuerpo y alma, como
el hombre tiene ambos. Y asimismo el bautismo es doble, de agua y de esp�ritu.
Tambi�n lo son la comuni�n, la oraci�n y la salmodia; todo tiene un doble
significado, uno corp�reo y otro espiritual. As� de nuevo, con luces e incienso. El
diablo ha tolerado todas estas cosas, levantando una tormenta s�lo contra las
im�genes. Su gran celos hacia ellos se puede aprender por lo que relata San
Sofronio, Patriarca de Jerusal�n, en su "Jard�n Espiritual". ' El abad Teodoro
�liotes habl� de un santo ermita�o en el Monte de los Olivos, que estaba muy
preocupado por el demonio de la fornicaci�n. Un d�a en que se sinti� muy tentado,
el anciano comenz� a quejarse amargamente. '�Cu�ndo me dejar�s en paz?' le dijo al
diablo: '�ap�rtate de m�! t� y yo hemos envejecido juntos. Se le apareci� el diablo
y le dijo:"J�rame que guardar�s para ti lo que voy a decirte y no te molestar�
m�s". Y el viejo lo jur�. Entonces el diablo le dijo: 'No adores esta imagen, y no
te acosar�'. La imagen en cuesti�n representaba a Nuestra Se�ora, la santa Madre de
Dios, llevando en sus brazos a nuestro Se�or Jesucristo. Ves lo que en realidad
odian los que proh�ben el culto a las im�genes y de qui�n son instrumentos. El
demonio de la fornicaci�n se esforz� por impedir el culto a la imagen de Nuestra
Se�ora en lugar de tentar al anciano a la impureza. Sab�a que el mal anterior era
mayor que la fornicaci�n.
Como estamos tratando de las im�genes y su culto, extraigamos el significado con
mayor precisi�n y digamos en primer lugar qu� es una imagen; (2) Por qu� se hizo la
imagen; (3) Cu�ntos tipos de im�genes hay; (4) Qu� puede expresarse mediante una
imagen y qu� no; (5) Qui�n hizo las im�genes por primera vez. Nuevamente, en cuanto
a la adoraci�n: (1) �Qu� es la adoraci�n? (2) Cu�ntos tipos de adoraci�n hay; (3)
�Cu�les son las cosas que se adoran en las Escrituras? (4) Que toda adoraci�n es
para Dios, quien es venerable por naturaleza; (5) Ese honormostrado a la imagen se
le da al original.
Punto 1.� �Qu� es una Imagen?
Una imagen es una semejanza y representaci�n de alguien, que contiene en s� misma a
la persona que es representada. La imagen no suele ser una reproducci�n exacta del
original. La imagen es una cosa, la persona representaba otra; generalmente se
percibe una diferencia, porque el tema de cada uno es el mismo. Por ejemplo, la
imagen de un hombre puede dar su forma corporal, pero no sus poderes mentales. No
tiene vida, ni habla ni siente ni se mueve. Un hijo que es la imagen natural de su
padre es algo diferente de �l, porque es un hijo, no un padre.
Punto 2.� Con qu� finalidad se hace la Imagen.
Cada imagen es una revelaci�n y representaci�n de algo escondido. Por ejemplo, el
hombre no tiene un conocimiento claro de lo invisible, estando el esp�ritu velado
al cuerpo, ni de las cosas futuras, ni de las cosas apartadas y distantes, porque
est� circunscrito por el lugar y el tiempo.La imagen fue ideada para mayor
conocimiento, y para la manifestaci�n y divulgaci�n de las cosas secretas, como
puro beneficio y ayuda a la salvaci�n, para que mostrando las cosas y haci�ndolas
conocer, lleguemos a las ocultas, deseemos y emulemos lo que est� oculto. bien,
evitad y odiad el mal.
Punto 3.� Cu�ntas clases de Im�genes hay.
Las im�genes son de varios tipos. Primero est� la imagen natural. En todo la
concepci�n natural debe ser la primera, luego llegamos a la instituci�n seg�n la
imitaci�n. El Hijo es la primera imagen natural e inmutable del Dios invisible, el
Padre, que muestra al Padre en s� mismo. "Porque ning�n hombre ha visto a Dios".
Nuevamente: "No es que nadie haya visto al Padre". El ap�stol dice que el Hijo es
imagen del Padre, 'el cual es imagen del Dios invisible', y para los hebreos, 'el
cual es el resplandor de su gloria y la figura de su sustancia'. En el Evangelio de
San Juan encontramos que �l muestra al Padre en s� mismo. Cuando Felipe le dijo:
"Mu�stranos al Padre y nos basta",Nuestro Se�or respondi�: '�Tanto tiempo hace que
estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ve, ve al Padre.' Porque
el Hijo es imagen natural del Padre, inmutable, semejante en todo al Padre, excepto
en que es engendrado y no es el Padre. El Padre engendra, siendo inengendrado. El
Hijo es engendrado y no es el Padre, y el Esp�ritu Santo es imagen del Hijo. Porque
nadie puede decir Se�or Jes�s, sino en el Esp�ritu Santo. Por el Esp�ritu Santo
conocemos a Cristo, el Hijo de Dios y de Dios, y en el Hijo miramos al Padre.
Porque en las cosas concebidas por naturaleza, 22el lenguaje es el int�rprete y el
esp�ritu es el int�rprete del lenguaje. El Esp�ritu Santo es la imagen perfecta e
inmutable del Hijo, diferenci�ndose s�lo en Su procesi�n. El Hijo es engendrado,
pero no procede. Y el hijo de cualquier padre es su imagen natural. As�, lo natural
es el primer tipo de imagen.
El segundo tipo de imagen es la presciencia que hay en la mente de Dios acerca de
eventos futuros, su consejo eterno e inmutable. Dios es inmutable y su consejosin
principio, y como ha sido determinado desde toda la eternidad, se lleva a cabo en
el tiempo predeterminado por �l. Las im�genes y figuras de lo que �l ha de hacer en
el futuro, la determinaci�n distinta de cada una, son llamadas predeterminaciones
por santo Dionisio. En Sus consejos, las cosas predeterminadas por �l fueron
caracterizadas, representadas y fijadas inmutablemente antes de que ocurrieran.
El tercer tipo de imagen es la que por imitaci�n (?at? �?�?s??) hizo Dios, es
decir, el hombre. �C�mo puede lo creado ser de la misma naturaleza que lo increado,
sino por imitaci�n? As� como la mente, el Padre, el Verbo, el Hijo y el Esp�ritu
Santo son un solo Dios, as� la mente, la palabra y el esp�ritu son un solo hombre,
seg�n la voluntad y el gobierno soberano de Dios.
Porque Dios dice: 'Hagamos al hombre conforme a nuestra imagen y semejanza', y
a�ade, 'y se�oree en los peces del mar y en las aves del cielo, y en toda la
tierra, y se�oree sobre ella. .'
La cuarta clase de im�genes son las figuras y tipos establecidos por la Escritura
de las cosas invisibles e inmateriales en forma corporal, para una comprensi�n m�s
clara de Dios y de los �ngeles,por nuestra incapacidad de percibir las cosas
inmateriales a menos que nos vistamos de una forma material anal�gica, como dice
Dionisio Areopagita, un hombre experto en las cosas divinas. Cualquiera dir�a que
nuestra incapacidad para alcanzar la contemplaci�n de las cosas intelectuales y
nuestra necesidad de medios familiares y afines hacen necesario que las cosas
inmateriales est�n revestidas de forma y figura. Entonces, si la Sagrada Escritura
se adapta a nosotros para tratar de elevarnos por encima de los sentidos, �no hace
im�genes de lo que reviste en nuestro propio medio y pone a nuestro alcance lo que
deseamos pero no podemos ver? El espiritual 23El escritor Gregory dice que la mente
que se esfuerza por desterrar las im�genes corporales se reduce a la incapacidad.
Pero desde la creaci�n del mundo las cosas invisibles de Dios se aclaran mediante
la creaci�n visible. Vemos im�genes en las cosas creadas, que nos recuerdan
levemente las se�ales divinas. Por ejemplo, el sol, la luz y el brillo, las aguas
corrientes de una fuente perenne, nuestra propia mente, lenguaje y esp�ritu, la
dulce fragancia de un rosal en flor, son im�genes de la Sant�sima y Eterna
Trinidad.
El quinto tipo de im�genes es la t�pica del futuro, como la zarza y ??el vell�n, la
vara y la urna, que presagian a la Virgen Madre de Dios, y la serpiente que cura
mediante la Cruz a los mordidos por la serpiente antigua. As�, nuevamente, el mar,
el agua y la nube presagian la gracia del bautismo.
El sexto tipo de imagen es para recordar acontecimientos pasados, de un milagro o
una buena acci�n, para honor, gloria y recuerdo permanente de los m�s virtuosos, o
para verg�enza y terror de los malvados, en beneficio de las generaciones
venideras. que la contemplamos, para que evitemos el mal y hagamos el bien. Esta
imagen es de dos clases, ya sea a trav�s de la palabra escrita en libros, porque la
palabra representa la cosa, como cuando Dios orden� que la ley se escribiera en
tablas y se registraran las vidas de los hombres temerosos de Dios, o a trav�s de
una imagen visible. objeto, como cuando orden� que se colocaran la urna y la vara
en el arca para una memoria duradera, y que se grabaran los nombres de las tribus
en las piedras del humeral. Y tambi�n orden� que se tomaran las doce piedras del
Jord�n como se�al sagrada. Consideremos el prodigio, el mayor que ocurri�el pueblo
fiel, la toma del arca y la divisi�n de las aguas. As� que ahora ponemos im�genes
de hombres valientes como ejemplo y como recuerdo para nosotros mismos. Por lo
tanto, o rechazad todas las im�genes y opon�is a Aquel que orden� estas cosas, o
recibid a todos y cada uno con el saludo y los modales adecuados.
Cap�tulo Cuarto. Qu� es una Imagen, qu� no es; y c�mo debe exponerse cada Imagen.
Los cuerpos, al tener forma, figura y color, pueden representarse adecuadamente en
im�genes. Ahora bien, si no se puede atribuir nada f�sico o material a un �ngel, a
un esp�ritu y a un diablo, se los puede representar y circunscribir seg�n su propia
naturaleza. Al ser seres intelectuales, se cree que est�n presentes y energizados
en lugares que conocemos intelectualmente. Est�n representados materialmente como
Mois�s hizo una imagen de los querubines que eran contemplados por los dignos de
honor, ofreci�ndoles la imagen material una visi�n inmaterial e intelectual. S�lo
la naturaleza divina es incircunscrita e incapaz de ser representada en forma o
forma, e incomprensible.
Si la Sagrada Escritura reviste a Dios de figuras aparentemente materiales, e
incluso visibles, siguen siendo inmateriales. Fueron vistos por los profetas y por
aquellos a quienes fueron revelados, no con ojos corporales sino intelectuales. No
todos los vieron. En una palabra, se puede decir que podemos crear im�genes de
todas las formas que vemos. Los aprehendemos como si fueran vistos. Si a veces
entendemos los tipos por el razonamiento, y tambi�n por lo que vemos, y as�
llegamos a su comprensi�n, as� tambi�n con cada sentido, por lo que hemos olido, o
gustado, o tocado, llegamos a la aprehensi�n llevando nuestra raz�n. para influir
en nuestra experiencia.
Sabemos que es imposible mirar a Dios, o a un esp�ritu, o a un demonio, tal como
son. Se los ve en cierta forma, la divina providencia vistiendo en tipo y figura lo
que no tiene sustancia ni ser material, para nuestra instrucci�n y conocimiento m�s
�ntimo, para que no tengamos demasiada ignorancia de Dios y del mundo de los
esp�ritus. Porque Dios es Esp�ritu puro por su naturaleza. El �ngel, el alma y el
demonio, comparados con Dios, el �nico incomparable, son cuerpos; pero comparado
con el materialcuerpos, no tienen cuerpo. Por lo tanto, Dios, no deseando que
ignor�ramos los esp�ritus, los visti� de tipo y figura, y de im�genes afines a
nuestra naturaleza, formas materiales visibles a la mente en la visi�n mental. A
estos les pusimos forma y forma, porque �c�mo fueron representados y descritos los
querubines en imagen? Pero la Escritura ofrece formas e im�genes incluso de Dios.
Qui�n hizo por primera vez una imagen.
En el principio Dios engendr� a su Hijo unig�nito, su palabra, imagen viva de s�
mismo, imagen natural e inmutable de su eternidad. Y �l hizo al hombre a Su imagen
y semejanza. Y Ad�n vio a Dios y oy� el sonido de sus pies mientras caminaba al
anochecer, y se escondi� en el para�so. Y Jacob vio y luch� con Dios. Es evidente
que Dios se le apareci� en forma de hombre. Y lo vio Mois�s, e Isa�as vio como la
espalda de un hombre, y como un hombre sentado en un trono. Y Daniel vio la
semejanza de un hombre, y como el Hijo del Hombre, que ven�a al Anciano de d�as.
Nadie vio la naturaleza de Dios, sino el tipo e imagen de lo que hab�a de ser. Por
el Hijo y la Palabra deEl Dios invisible deb�a hacerse hombre en verdad, para
unirse a nuestra naturaleza y ser visto en la tierra. Ahora bien, todos los que
contemplaban el tipo y la imagen del futuro, lo adoraban, como dice San Pablo en su
ep�stola a los Hebreos: "Todos �stos murieron seg�n la fe, sin haber recibido las
promesas, sino mir�ndolas de lejos y salud�ndolas". .' �No har� una imagen de Aquel
que tom� la naturaleza de carne por m�? �No le reverenciar� y adorar� mediante el
honor y la adoraci�n de su imagen? Abraham no vio la naturaleza de Dios, porque
ning�n hombre vio jam�s a Dios, sino la imagen de Dios, y postr�ndose ador�. Josu�
vio la imagen de un �ngel, no tal como es, porque un �ngel no es visible a los ojos
del cuerpo, y postr�ndose ador�, y tambi�n Daniel. Sin embargo, un �ngel es una
criatura, un siervo y un ministro de Dios, no Dios. Y ador� al �ngel no como a
Dios, sino como al esp�ritu ministrador de Dios. �Y no har� im�genes de los amigos
de Cristo? �Y no los adorar� como im�genes de los amigos de Dios, no como dioses?
Ni Josu� ni Daniel adoraron a los �ngeles que ve�an como dioses. Tampoco adoro la
imagen como a Dios, sino porla imagen de los santos tambi�n, muestro mi adoraci�n a
Dios, porque honro a sus amigos, y les hago reverencia. Dios no se uni� a la
naturaleza angelical, sino a la humana. No se hizo �ngel: se hizo hombre en
naturaleza y en verdad. De hecho, es la simiente de Abraham la que �l abraza, no la
del �ngel.
El Hijo de Dios en persona no tom� la naturaleza de los �ngeles: tom� la naturaleza
de hombre. Los �ngeles no participaban de la naturaleza divina, sino de la obra y
de la gracia. Ahora bien, los hombres s� participan y se vuelven part�cipes de la
naturaleza divina cuando reciben el santo Cuerpo de Cristo y beben Su Sangre.
Porque �l est� unido en persona a la Divinidad, 24 y dos naturalezas en el Cuerpo
de Cristo que compartimos est�n unidas indisolublemente en persona, y participamos
de las dos naturalezas, la del cuerpo corporal y la de la Divinidad en esp�ritu, o,
m�s bien, de cada uno en ambos. Estamos hechos uno, no en persona, porque primero
tenemos una persona y luego somosunidos mezclando el cuerpo y la sangre. �C�mo no
somos mayores que los �ngeles, si por la fidelidad a los mandamientos guardamos
esta perfecta uni�n? Nuestra naturaleza en s� misma est� muy alejada de los
�ngeles, a causa de la muerte y la pesadez del cuerpo, pero por la bondad de Dios y
su uni�n con �l se ha vuelto superior a los �ngeles. Porque los �ngeles permanecen
junto a esa naturaleza con temor y temblor, como, en la persona de Cristo, se
sienta sobre un trono de gloria, y permanecer�n temblando ante el juicio. Seg�n las
Escrituras no son participantes de la gloria divina. Porque todos son esp�ritus
ministradores, enviados a ministrar a causa de los que han de ser herederos de la
salvaci�n, no para que reine juntos, ni para que juntos sean glorificados, ni para
que se sienten a la mesa del Padre. Los Santos, al contrario, son hijos de Dios,
hijos del reino, herederos de Dios y coherederos de Cristo. Por tanto, honro a los
santos y glorifico a los siervos y amigos y coherederos de Cristo: siervos por
naturaleza, amigos por elecci�n: amigos y coherederos por la gracia divina, como
dijo nuestro Se�or hablando al Padre.
Como estamos hablando de im�genes, hablemos tambi�n de adoraci�n, y en primer lugar
determinemos qu� es.
Sobre la adoraci�n. �Qu� es la adoraci�n?
La adoraci�n es una muestra de sujeci�n, es decir, de sumisi�n y humillaci�n. Hay
muchos tipos de adoraci�n.
Sobre las clases de Adoraci�n.
La primera es el culto de la latreia, que damos a Dios, el �nico adorable por
naturaleza, y este culto se manifiesta de varias maneras, y la primera en el culto
de los siervos. Todas las cosas creadas le adoran como sirvientes de su amo. Todo
te sirve, dice el salmo. Algunos sirven de buena gana, otros de mala gana; algunos
con pleno conocimiento, de buena gana, como en el caso de los devotos, otros
sabiendo, pero no queriendo, contra su voluntad, como la del diablo. Otros, sin
conocer al Dios verdadero, adoran a pesar de s� mismos a Aquel a quien no conocen.
El segundo tipo es el culto de admiraci�n y deseo que damos a Dios a causa de Su
gloria esencial. S�lo es digno de alabanza aquel que de nadie la recibe, siendo �l
mismo causa de toda gloria y de todo bien,�l es luz, dulzura incomprensible,
perfecci�n incomparable e inconmensurable, un oc�ano de bondad, sabidur�a y poder
ilimitados, el �nico que es digno de s� mismo de suscitar admiraci�n, ser adorado,
glorificado y deseado.
El tercer tipo de adoraci�n es la de acci�n de gracias por los bienes que hemos
recibido. Debemos agradecer a Dios por todas las cosas creadas y mostrarle
adoraci�n perpetua, ya que de �l y por �l toda la creaci�n toma su ser y subsiste.
�l da abundantemente sus dones a todos y sin que se lo pidan. Quiere que todos se
salven y participen de su bondad. �l es paciente con nosotros los pecadores. �l
permite que su sol brille sobre justos e injustos, y que su lluvia caiga sobre
malos y buenos por igual. Y siendo Hijo de Dios, se hizo uno de nosotros por
nosotros, y nos hizo part�cipes de su naturaleza divina, para que seamos semejantes
a �l, como dice San Juan en su ep�stola cat�lica.
El cuarto tipo lo sugiere la necesidad y la esperanza de obtener beneficios.
Reconociendo que sin �l no podemos hacer ni poseer nada bueno, lo adoramos,
pidi�ndole que nos satisfaga.nuestras necesidades y deseos, para que seamos
preservados del mal y lleguemos al bien.
El quinto tipo es el culto de contrici�n y confesi�n. Como pecadores adoramos a
Dios y nos postramos ante �l, necesitando su perd�n, ya que nos convertimos en
siervos. Esto sucede de tres maneras. Un hombre puede arrepentirse por amor, o por
temor a perder los beneficios de Dios, o por temor al castigo. El primero est�
motivado por la bondad y el deseo de Dios mismo y la condici�n de hijo: el segundo
es interesado, el tercero es servil.
Qu� encontramos adorado en las Escrituras y de cu�ntas maneras mostramos adoraci�n
a las criaturas.
Primero, aquellos lugares en los que Dios, el �nico santo, ha reposado, y su reposo
en los santos, como en la santa Madre de Dios y en todos los santos. Estos son
aquellos que son hechos semejantes a Dios en la medida de lo posible, por su propia
voluntad, por la morada de Dios y por su gracia permanente. En verdad se les llama
dioses, no por naturaleza, sino por participaci�n; As� como el hierro candente se
llama fuego, no por naturaleza, sino por su participaci�n en la acci�n del fuego.
�l dice:'Sed santos porque yo soy santo'. Lo primero es la libre elecci�n de la
voluntad. Luego, en el caso de una buena elecci�n, Dios la ayuda y la confirma.
"Har� mi morada en ellos", dice. 'Somos templos de Dios, y el Esp�ritu de Dios
habita en nosotros.' Adem�s, les dio poder sobre los esp�ritus inmundos, para
expulsarlos y sanar toda clase de enfermedades y toda clase de dolencias. Y de
nuevo: 'Lo que yo hago, vosotros lo har�is, y cosas mayores'. Nuevamente: 'Vivo
Yo', dice Dios, 'al que me glorifique, yo le glorificar�'. Nuevamente: si sufrimos
con �l, para que tambi�n seamos glorificados con �l. Y 'Dios estuvo' en la sinagoga
de los dioses; en medio de ello se�ala a los dioses. As�, pues, como son
verdaderamente dioses, no por naturaleza, sino como participantes de la naturaleza
de Dios, as� tambi�n deben ser adorados, no como adoradores por s� mismos,es
adorable por naturaleza. De la misma manera, el hierro cuando se enciende no es por
naturaleza caliente y arde al tacto, sino que es el fuego el que lo hace. Son
adorados como exaltados por Dios, como a trav�s de �l inspirando temor a sus
enemigos y convirti�ndose en benefactores de los fieles. Es amorde Dios que les da
libre acceso a �l, no como dioses o benefactores por naturaleza, sino como
servidores y ministros de Dios. Los adoramos, entonces, como se honra al rey
mediante el honor otorgado a un siervo amado. Se le honra como ministro al servicio
de su amo: como un amigo valioso, no como rey. Las oraciones de aquellos que se
acercan con fe son escuchadas, ya sea por la intercesi�n del siervo ante el rey, o
por la aceptaci�n por parte del rey del honor y la fe mostrados por el peticionario
del siervo, porque fue en su nombre que se hizo la petici�n. As�, los que se
acercaban a trav�s de los ap�stoles obten�an sus curas. As� la sombra, los sudarios
y los cinturones de los ap�stoles obraban curaciones. Aquellos que perversa y
profanamente desean que sean adorados como dioses son ellos mismos condenables y
merecen el fuego eterno. Y aquellos que en el falso orgullo de sus corazones
desde�an adorar a los siervos de Dios son condenados por impiedad hacia Dios. Lo
atestiguan los ni�os que se burlaban y re�an para despreciar a Eliseo, en la medida
en que fueron devorados por los osos.
En segundo lugar, adoramos a las criaturas honrandoaquellos lugares o personas a
quienes Dios ha asociado con la obra de nuestra salvaci�n, ya sea antes de la
venida de nuestro Se�or o desde la dispensaci�n de Su encarnaci�n. Por ejemplo,
venero el monte Sina�, Nazaret, el establo de Bel�n y la cueva, el monte sagrado
del G�lgota, el madero de la Cruz, los clavos, la esponja y la ca�a, la lanza
sagrada y salvadora, el vestido y la t�nica, el los lienzos, los pa�ales, el santo
sepulcro, la fuente de nuestra resurrecci�n, el sepulcro, el monte santo de Si�n,
el monte de los Olivos, el estanque de Betsaida, el huerto sagrado de Getseman� y
todos los lugares similares. Los aprecio a ellos y a cada santo templo de Dios, y
todo lo relacionado con el nombre de Dios, no por s� mismos, sino porque muestran
el poder divino, y a trav�s de ellos y en ellos agrad� a Dios realizar nuestra
salvaci�n. Venero y adoro a los �ngeles y a los hombres, y a toda la materia
participando del poder divino y ministrando a nuestra salvaci�n a trav�s de �l. No
adoro a los jud�os. No son part�cipes del poder divino ni han contribuido a mi
salvaci�n. Crucificaron a mi Dios, el Rey deGloria, movida m�s bien por la envidia
y el odio contra Dios su Benefactor. 'Se�or, he amado la hermosura de tu casa',
dice David, 'adoraremos en el lugar donde estuvieron sus pies. Y adorar en Su santo
monte.' La Santa Madre de Dios es la santa monta�a viviente de Dios. Los ap�stoles
son las monta�as de ense�anza de Dios. 'Los montes saltaban como carneros, y los
collados como corderos del reba�o.'
La tercera clase de culto se dirige a los objetos dedicados a Dios, como, por
ejemplo, los santos Evangelios y otros libros sagrados. Fueron escritos para
nuestra instrucci�n de los que vivimos en estos �ltimos d�as. Los vasos sagrados,
nuevamente, c�lices, incensarios, candelabros y altares (t??pe?a?) pertenecen a
esta categor�a. Es evidente que a todos se les debe respeto. Considere c�mo
Baltasar hizo que el pueblo usara los vasos sagrados y c�mo Dios le quit� su reino.
El cuarto tipo de adoraci�n es la de las im�genes vistas por los profetas. Vieron a
Dios en visi�n sensible e im�genes de cosas futuras, como la vara de Aar�n, la
figura de la virginidad de Nuestra Se�ora, la urna y la mesa. Y Jacob ador�en la
punta (?p? t? ?????) de su vara. �l era un tipo de nuestro Se�or. Las im�genes de
acontecimientos pasados ??evocan su recuerdo. El tabern�culo era una imagen del
mundo entero. "Mira", dijo Dios a Mois�s, "el tipo que te fue mostrado en el monte,
y los querubines de oro, obra de escultores, y los querubines dentro del velo de
obra tejida". As� adoramos la sagrada figura de la Cruz, semejanza de los rasgos
corporales de nuestro Dios, semejanza de la que lo llev�, y todo lo que le
pertenece.
La quinta manera es adorarnos unos a otros como teniendo sobre nosotros la marca de
Dios y siendo hechos a su imagen, humill�ndonos mutuamente y cumpliendo as� la ley
de la caridad.
La sexta manera es la adoraci�n de aquellos que est�n en el poder y tienen
autoridad. 'Dad a todos los hombres lo que les corresponde', dice el ap�stol; "Dar
honor a quien se merece". Esto lo hizo Jacob al adorar a Esa� como a su hermano
mayor, y a Fara�n, el gobernante establecido por Dios.
En s�ptimo lugar, el culto de los siervos hacia sus amos y benefactores, y de los
peticionarios hacia quienes les conceden sus favores, como en el caso de Abraham
cuandocompr� la cueva doble a los hijos de Emmor.
No hace falta decir que el miedo, el deseo y el honor son muestras de adoraci�n,
como tambi�n la sumisi�n y la humillaci�n. Nadie debe ser adorado como Dios excepto
el �nico Dios verdadero. Todo lo que se debe a todos los dem�s es por el amor de
Dios.
Veis qu� gran fuerza y ??celo divino se da a quienes veneran las im�genes de los
santos con fe y conciencia limpia. Por lo tanto, hermanos, afirm�monos sobre la
roca de la fe y sobre la tradici�n de la Iglesia, sin eliminar las fronteras
establecidas por nuestros santos padres de anta�o, ni escuchar a aquellos que
introducir�an innovaciones y destruir�an la econom�a de la santa Iglesia Cat�lica y
Apost�lica de Dios. Si alg�n hombre se sale con la suya, en poco tiempo toda la
organizaci�n de la Iglesia quedar� reducida a la nada. Hermanos y amados hijos de
la Iglesia, no avergonc�is a vuestra madre, no la despedaz�is. Recibe su ense�anza
a trav�s de m�. Escuche lo que Dios dice de ella: "T� eres toda hermosa, oh amada
m�a, y no hay mancha en ti". Adoremos y adoremos a nuestrosDios y Creador es el
�nico digno de adoraci�n por naturaleza, y adoremos a la santa Madre de Dios, no
como Dios, sino como Madre de Dios seg�n la carne. Adoremos tambi�n a los santos,
como amigos elegidos de Dios y como poseedores de acceso a �l. Si los hombres
adoran a reyes corruptos, muchas veces malos e imp�os, y a los que gobiernan o
delegan en su nombre, como dice el santo ap�stol: "Sed sujetos a los pr�ncipes y
potestades", y tambi�n: "Dad a todos lo que les corresponde, a un honor, a otro
temor', y nuestro Se�or, 'Dad al C�sar lo que es del C�sar, y a Dios lo que es de
Dios', �cu�nto m�s debemos adorar al Rey de Reyes? S�lo �l es Dios por naturaleza;
y debemos adorar a Sus siervos y amigos que reinan sobre sus pasiones y son
gobernantes constituidos de toda la tierra. "Los har�s pr�ncipes sobre toda la
tierra", dice David. Reciben poder contra los demonios y contra las enfermedades, y
con Cristo reinan sobre un reino incorruptible e inmutable. S�lo su sombra ha
generado enfermedades y demonios. �No deber�amos considerar una sombra como algo
m�s ligero y d�bil que una imagen? Sin embargo, es un verdadero esbozo de
laoriginal. Hermanos, el cristiano es fe. 25 El que camina por fe gana muchas
cosas. El que duda, por el contrario, es como una ola del mar desgarrada y
sacudida; no aprovecha nada. Todos los santos agradaron a Dios por la fe. Recibamos
entonces la ense�anza de la Iglesia con sencillez de coraz�n y sin
cuestionamientos. Dios hizo al hombre cuerdo y sano. Era el hombre el que ten�a
demasiada curiosidad. No busquemos aprender una nueva fe, destructiva de la antigua
tradici�n, dice San Pablo: "Si alguno ense�a un Evangelio diferente del que le han
ense�ado, sea anatema". Por tanto, adoramos im�genes, y no es un culto a la
materia, sino a aquellos a quienes la materia representa. El honor dado a la imagen
se refiere al original, como bien dice san Basilio.
Y que Cristo os llene del gozo de su resurrecci�n, sant�simo reba�o de Cristo,
pueblo cristiano, linaje escogido, cuerpo de la Iglesia, y os haga dignos de
caminar tras las huellas de los santos, de los pastores y maestros de la Iglesia. ,
llev�ndote a disfrutar de Su gloria en el resplandor de los santos. Que ganes Su
gloria por la eternidad, con elPadre increado, a quien sea la alabanza por los
siglos. Am�n.
Hablando de la distinci�n entre im�genes e �dolos, y definiendo qu� son las
im�genes, es hora de dar las pruebas en cuesti�n, seg�n nuestra promesa. 26
Testimonio de los Padres antiguos y eruditos sobre las im�genes.
San Denis, obispo de Atenas, de su carta a san Juan ap�stol y evangelista.
De hecho, las im�genes sensibles muestran cosas invisibles.
Lo mismo, de su Homil�a sobre la Jerarqu�a Eclesi�stica.
Las sustancias y �rdenes a los que ya hemos aludido con reverencia, son esp�ritus,
y se exponen en orden espiritual e inmaterial. Podemos verlo cuando lo bajamos
anuestro medio, simbolizado en diversas formas, por el cual somos conducidos a la
contemplaci�n mental de Dios y la bondad divina. Los esp�ritus piensan en �l como
esp�ritus seg�n su naturaleza, pero nosotros somos conducidos, en la medida de lo
posible, por im�genes sensibles a la contemplaci�n divina.
Comentario. �Entonces, si somos conducidos por medio de im�genes sensibles a la
contemplaci�n divina, �qu� indecoroso hay en hacer una imagen de Aquel que fue
visto en la forma, h�bito y naturaleza del hombre para nuestro bien?
San Basilio, de su Homil�a sobre los cuarenta m�rtires.
Los acontecimientos de la guerra suelen proporcionar materia tanto a los oradores
como a los pintores. Los oradores los describen con un lenguaje entusiasta, los
pintores los representan en sus lienzos y ambos han llevado a muchos a realizar
actos de fortaleza. Lo que las palabras son para el o�do, lo que la imagen
silenciosa se�ala para la imitaci�n.
Lo mismo, sobre los Treinta Cap�tulos sobre el Esp�ritu Santo a Anfiloquio,
Respuesta 18.
La imagen del rey tambi�n se llama rey, y no hay dos reyes. Ni poderest� rota, ni
la gloria est� dividida. As� como estamos gobernados por un gobierno y una
autoridad, nuestro homenaje es uno, no muchos. De esta manera el honor otorgado a
la imagen se refiere al original. Lo que la imagen representa por imitaci�n en la
tierra, que el Hijo est� por naturaleza en el Cielo.
Comentario. �As�, pues, como quien no honra al Hijo no honra al Padre que lo envi�,
como dice nuestro Se�or, as� quien no honra la imagen, no honra el original.
Todav�a alguien dice: "No podemos negarnos a honrar la imagen de Cristo, pero no
queremos a los santos". �Qu� locura! Escuchen lo que nuestro Se�or dice a sus
disc�pulos: 'El que a vosotros recibe, a m� me recibe', de modo que el que no honra
a los santos, tampoco honra a Cristo.
San Juan Cris�stomo, de su 'Comentario a la Ep�stola a los Hebreos'.
�C�mo puede lo que precede ser imagen de lo que sigue, como, por ejemplo,
Melquisedec de Cristo? De la misma manera que un boceto ser�a un esquema de la
imagen. Por eso a la ley antigua se la llama sombra, y a la nueva, la verdad y el
porvenir, certezas. De este modoMelquisedec, que representa la ley, es un presagio
del cuadro. La nueva dispensaci�n es la verdad; el cuadro completamente completado
muestra la eternidad. Podr�amos llamar a la antigua dispensaci�n un tipo de tipo, y
a la nueva, un tipo de las cosas mismas.
De la Historia espiritual de Teodoro, obispo de Ciro. De la "Vida de San Sim�n
Estilita".
Es superfluo hablar de Italia. Dicen que este hombre lleg� a ser tan conocido en la
gran ciudad de Roma, que se le erigieron peque�as estatuas en todos los p�rticos de
los talleres, como cierta protecci�n para ellos y garant�a de seguridad.
San Basilio, de su 'Comentario sobre Isa�as'.
Cuando el diablo vio al hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, como no pod�a
luchar contra Dios, descarg� su maldad en la imagen de Dios. De la misma manera un
hombre enojado podr�a apedrear la imagen del Rey, porque no puede apedrear al Rey,
golpeando la madera que lleva su imagen.
Comentario. �As�, todo hombre que honra la imagen debe necesariamente honrar el
original.
Lo mismo.
As� como se considera que el hombre que muestra desprecio por la imagen real la
muestra ante el Rey mismo, as� tambi�n es convicto de pecado quien muestra
desprecio por el hombre hecho a imagen de una imagen.
San Atanasio, de los Cien Cap�tulos dirigidos a Ant�oco, el Prefecto, seg�n
Pregunta y Respuesta.�Cap. xxxviii.
Respuesta. �Nosotros, que somos fieles, no adoramos im�genes como a dioses, como lo
hac�an los paganos, Dios no lo quiera, sino que marcamos solo nuestro amoroso deseo
de ver el rostro de la persona representada en imagen. Por eso, cuando se borra,
solemos arrojar la imagen al fuego como si fuera le�a. Jacob, cuando estaba a punto
de morir, ador� en la punta del bast�n de Jos�, no honrando al bast�n sino a su
due�o. De la misma manera saludamos las im�genes como deber�amos abrazar a nuestros
hijos y padres para expresar nuestro afecto. As� tambi�n los jud�os adoraban las
tablas de la ley y los dos querubines de oro tallados, noporque no honraba al oro
ni a la piedra por s� mismo, sino al Se�or que hab�a ordenado que se hicieran.
San Juan Cris�stomo, sobre el "Salmo tercero, sobre David y Absal�n".
Los reyes presentan trofeos victoriosos a sus generales conquistadores; los
gobernantes erigen orgullosos monumentos a sus aurigas y los hombres valientes, y
con el epitafio como corona, utilizan la materia para su triunfo. Otros, adem�s,
escriben en libros las alabanzas de los vencedores, queriendo mostrar que su propio
don para alabar es mayor que el de los elogiados. Y oradores y pintores, escultores
y pueblos, gobernantes y ciudades y lugares aclaman a los victoriosos. Nadie jam�s
hizo im�genes del desertor o del cobarde.
San Cirilo de Alejandr�a, de su "Discurso al emperador Teodosio".
Si las im�genes representan los originales, deber�an suscitar la misma reverencia.
Lo mismo, de sus 'Tesoros'.
Las im�genes son siempre la semejanza de sus originales.
Lo mismo, de su Poema, sobre la 'Revelaci�n de Cristo manifestada a trav�s de toda
la Ense�anza de Mois�s'. Sobre Abraham y Melquisedec.'�Cap. vi.
Las im�genes deben realizarse seg�n sus originales.
San Gregorio Nacianceno, de Su Serm�n sobre el 'Hijo', ii.
Una imagen es esencialmente una representaci�n de su original.
San Cris�stomo, de su Tercer 'Comentario a los Colosenses'.
La imagen de lo invisible, si tambi�n fuera invisible, dejar�a de ser imagen. Una
imagen, en cuanto imagen, debe ser conservada inviolablemente por nosotros, debido
a la semejanza que representa.
Lo mismo, de su 'Comentario sobre los Hebreos'�Cap. xvii.
As� como en las im�genes la imagen presenta la forma de un hombre, aunque no su
fuerza, as� el original y la semejanza tienen mucho en com�n, porque la semejanza
es el hombre.
Eusebio Pamphilius, del Quinto Libro de sus Pruebas del Evangelio, sobre "Dios se
apareci� a Abraham junto al roble de Mambre".
Por lo tanto, incluso ahora los habitantes aprecian el lugar donde se le
aparecieron visiones a Abraham, como divinamente consagrado. A�n se puede ver el
�rbol de trementina, y los que recibieron la hospitalidad de Abraham est�n
pintados, uno a cada lado, y el extranjero de mayor dignidad en el medio. Ser�a una
imagen de nuestro Se�or y Salvador, a quien incluso los hombres rudos reverencian,
en cuyas divinas palabras creen. Fue �l quien, a trav�s de Abraham, sembr� las
semillas de la piedad en los hombres. Con semejanza y h�bito de hombre com�n se
present� a Abraham, 27 y le dio el conocimiento de su Padre.
Juan de Antioqu�a, tambi�n llamado Malala, de su Cronograf�a sobre la 'Mujer con
flujo de sangre, que erigi� un monumento a Cristo'.
Desde entonces Juan el Bautista se hizo conocido de los hombres, y Herodes,
toparcha de losRegi�n de Traconitis, lo decapitaron en la ciudad de Sebaste, el
octavo d�a de las calendas de junio, siendo c�nsules Flaco y Rufino. El rey
Herodes, hijo de Felipe, afligido por este acontecimiento, abandon� Judea. Una
mujer rica, de nombre Berenice, que tambi�n viv�a en Paneada, lo busc� deseando,
como hab�a sido curada por Jes�s, erigirle un monumento. No atrevi�ndose a hacerlo
sin el consentimiento del rey, present� una petici�n al rey Herodes, pidiendo que
se le permitiera erigir en esa ciudad un monumento de oro a nuestro Se�or. La
petici�n dec�a as�:
Al augusto Herodes, toparcha, legislador de jud�os y griegos, rey de Traconitis,
petici�n suplicante de Berenice, habitante de Paneada. Est�s coronado de justicia y
misericordia y de todas las dem�s virtudes. Sabiendo esto y con muchas esperanzas
de �xito, le escribo. Si lees mi comienzo, pronto recibir�s instrucciones sobre los
hechos. Desde ni�o sufr� flujo de sangre y gast� mi tiempo y mis bienes en los
m�dicos y no me cur�. Al o�r hablar de Cristo, el hacedor de milagros, c�mo
resucit� a los muertos, expuls� demonios y cur� a los enfermos con una sola
palabra, tambi�n acud� a �l paraDios. Y acerc�ndome a la multitud que lo rodeaba,
temiendo que me hiciera retroceder enojado a causa de mi queja, y que yo la
sintiera m�s, me dije: "Si tan solo pudiera tocar el borde de su manto, ser�a
curado.' Apenas lo toqu�, la hemorragia ces� y me cur� en el acto. Y �l, como si
hubiera le�do el deseo de mi coraz�n, dijo en voz alta: "�Qui�n me ha tocado?" �El
poder ha salido de M�!' Y yo, p�lida y temblorosa, pensando en librarme m�s pronto
de mi enfermedad, me postr� a sus pies, ba�ando la tierra con mis l�grimas, y
confes� mi acci�n. �l en su bondad compadeci�ndome, me asegur� mi curaci�n,
diciendo: 'Ten buen coraz�n, hija, tu fe te ha sanado. �Ve en paz!' Concede ahora,
augusto gobernante, mi justa petici�n. Al recibir el rey Herodes esta petici�n,
qued� asombrado y asombrado por la curaci�n, respondi�: 'La curaci�n realizada para
ti, oh mujer, merece un monumento espl�ndido. Entonces ve y levanta cualquier
monumento que quieras para �l, en alabanza del Sanador.' E inmediatamente Berenice,
la antigua enferma, levant� en medio de su propia ciudad de Paneada un monumento de
bronce,adornado con oro y plata. A�n se encuentra en pie en la ciudad de Paneada.
No hace mucho fue sacado del lugar donde se encontraba hasta el centro de la
ciudad, y puesto en una casa de oraci�n. Uno de ellos, Batho, un jud�o converso, lo
encontr� mencionado en un libro que conten�a un relato de todos los que hab�an
reinado en Judea.
De la 'Historia eclesi�stica de S�crates', Libro I. Cap. xviii., sobre el emperador
Constantino.
Despu�s de esto, el emperador Constantino, muy celoso de la religi�n cristiana,
destruy� las observancias paganas y prohibi� los combates singulares, mientras
erig�a sus im�genes en los templos.
Stephen Bostrenus, contra los jud�os.�Cap. IV.
Hemos hecho im�genes de los santos en memoria de Abraham, Isaac, Jacob, Mois�s,
El�as y Zacar�as, y de otros profetas y santos m�rtires que dieron su vida por �l.
Todo aquel que mire sus im�genes podr� as� recordarlas y glorificar a Aquel que las
glorifica.
Lo mismo.
En cuanto a las im�genes, confiemos en que toda obra realizada en el nombre de Dios
es buena y santa. Ahora bien, en cuanto a los �dolos y las estatuas, cuidado, que
todos son malos, tanto las cosas como sus autores. Una cosa es la imagen de un
santo profeta, y otra muy distinta una estatua o figura tallada de Saturno o Venus,
del sol o de la luna. Como el hombre fue hecho a imagen de Dios, es adorado; pero
la serpiente, como imagen del diablo, es inmunda y execrable. Dime, oh jud�o, si
rechazas la obra del hombre, �qu� queda en la tierra para ser adorado que no sea
obra de su mano? �No eran hechos a mano el arca, el altar, el propiciatorio y los
querubines, la urna de oro que conten�a el man�, la mesa y el tabern�culo interior?
�Y todo lo que Dios mand� poner en el Lugar Sant�simo? �No eran los querubines
im�genes de �ngeles hechos por manos? �Los llamas �dolos? �Qu� le dices a Mois�s
que los adoraba y a Israel? La adoraci�n es un s�mbolo de honor, y nosotros, los
pecadores, adoramos a Dios y lo glorificamos mediante el culto divino de latreia
que se le debe, y temblamos ante �l como nuestro.Creador. Adoramos a los �ngeles y
siervos de Dios por �l, como criaturas y siervos de Dios. Una imagen es un nombre y
semejanza de aquel a quien representa. As�, tanto al escribir como al grabar,
tenemos siempre presente los sufrimientos de nuestro Se�or y de los santos profetas
en la ley antigua y en la nueva.
San Leoncio de N�poles, en Chipre, contra los jud�os�Libro v.
Entra, pues, de todo coraz�n en nuestra apolog�a de la realizaci�n de im�genes
sagradas, para que se cierre la boca de los necios que hablan de injusticia. Esta
tradici�n proviene de la ley antigua, no de nosotros. Escuche el mandato de Dios a
Mois�s de que hiciera dos querubines labrados en metal para eclipsar el
propiciatorio. Y nuevamente, Dios le mostr� el templo a Ezequiel, con sus rostros
tallados de leones, formas de palmeras y hombres desde el piso hasta el techo. La
orden es realmente impresionante. Dios, que ordena a Israel que no haga ninguna
talla, semejanza o imagen de nada en el cielo o en la tierra, tambi�n ordena a
Mois�s que haga querubines tallados. Dios muestra el templo aEzequiel, lleno de
im�genes y figuras esculpidas de leones, palmeras y hombres. Y Salom�n, conforme a
la ley, llen� el templo de figuras de metal de bueyes, palmeras y hombres, y Dios
no se lo reproch�. Ahora bien, si quer�is reprocharme las im�genes, conden�is a
Dios, que orden� que se hicieran estas cosas para que nos recordaran a s� mismo.
Lo mismo, del Libro 3.
Una vez m�s, los ateos se burlan de nosotros con respecto a la Santa Cruz y la
adoraci�n de im�genes divinas, llam�ndonos id�latras y adoradores de dioses de
madera. Ahora bien, si soy adorador de la madera, como dices, soy adorador de
muchos, y si es as�, deber�a jurar por muchos y decir: "Por los dioses", tal como
t� ante la vista de un becerro. dijo: "�stos son tus dioses, oh Israel". No se
podr�a sostener que labios cristianos hubieran usado la expresi�n, pero la sinagoga
ad�ltera e incr�dula suele arrojar infamia sobre la omnisapiente Iglesia de Cristo.
Lo mismo.
No adoramos como dioses a las figuras yim�genes de los santos. Porque si adoramos
como a Dios la simple madera de la imagen, tambi�n debemos adorar toda la madera, y
no, como sucede a menudo, cuando la forma se debilita, arrojar la imagen al fuego.
Y adem�s, mientras la madera permanezca en forma de cruz, la adoro por causa de
Cristo que fue crucificado sobre ella. Cuando cae en pedazos, los tiro al fuego.
As� como el hombre que recibe las �rdenes selladas del rey y abraza el sello,
considera honorables el polvo, el papel y la cera en su referencia al servicio del
rey, as� nosotros los cristianos, al adorar la Cruz, no adoramos la madera por
mismo, pero viendo en �l la impresi�n, el sello y la figura del mismo Cristo,
crucificado a trav�s de �l y sobre �l, nos postramos y adoramos.
Lo mismo.
Por este motivo represento a Cristo y sus sufrimientos en iglesias, casas, lugares
p�blicos, e im�genes, en ropas, almacenes y en todo lugar disponible, para que
siempre delante de m� pueda llevarlos en memoria duradera. y no olvid�is, como
est�is, de mi Se�or Dios. Al adorar el libro delley, no est�s adorando el pergamino
o el color, sino las palabras de Dios contenidas en �l. As� adoro la imagen de
Cristo, ni madera ni colorante para s� mismos. Adorando una figura inanimada de
Cristo a trav�s de la Cruz, me parece poseer y adorar a Cristo. Jacob recibi� de
sus hermanos que lo hab�an vendido el manto de muchos colores de Jos�, y lo
acariciaba con l�grimas mientras lo contemplaba. No llor� sobre el manto, sino que
lo consider� una manera de mostrar su amor por Jos� y de abrazarlo. As� nosotros,
los cristianos, abrazamos con nuestros labios la imagen de Cristo, o de los
ap�stoles, o de los m�rtires, mientras que en esp�ritu consideramos que estamos
abrazando a Cristo mismo o a su m�rtir. Como he dicho muchas veces, siempre se debe
considerar el fin perseguido en todo saludo y adoraci�n. Si me reprendes porque
adoro el madero de la Cruz, �Por qu� no reprendes a Jacob por adorar en la punta
del bast�n de Jos�? (ep? t? a???? t?? ??�d??). Es evidente que no fue el madero el
que honr� con su adoraci�n, sino a Jos�, como adoramos a Cristo a trav�s de la
Cruz. Abraham ador� a hombres imp�os que le vendieron la cueva y se
inclinaronrodilla en tierra, pero no los ador� como a dioses. Y nuevamente, Jacob
magnific� siete veces al imp�o Fara�n y al id�latra Esa�, pero no como Dios.
�Cu�ntas salutaciones y adoraciones he puesto ante vosotros, tanto naturales como
b�blicas, que no deben ser condenadas, y tan pronto como veis a alguien adorando la
imagen de Cristo o de Su Madre Inmaculada (pa?a??a?) o de un santo, os enoj�is y
blasfemar y llamarme id�latra. �No te da verg�enza verme como lo haces d�a tras d�a
derribando los templos de los �dolos en todo el mundo y levantando iglesias hasta
convertirlas en m�rtires? Si adoro �dolos, �por qu� honro a los m�rtires, a sus
destructores? Si glorifico la madera, como t� dices, �por qu� honro a los santos
que han derribado las estatuas de madera de los demonios? Si glorifico las piedras,
�C�mo puedo glorificar a los ap�stoles que quebraron los �dolos de piedra? Si honro
las im�genes de dioses falsos, �c�mo puedo alabar, glorificar y celebrar la fiesta
de los tres ni�os en Babilonia que no adoraron la estatua de oro? �Cu�n insensatos
se equivocan y cu�n ciegos son! �Qu� desverg�enza la tuya, oh jud�o! �Qu� impiedad!
Pecas en verdad contra elverdad. Lev�ntate, oh Dios, y justifica tu causa. J�zganos
y justif�canos de las personas, no de todas las personas, sino de las personas
insensatas y hostiles que constantemente te provocan.
Lo mismo.
Si, como he dicho muchas veces, adorara la madera y la piedra como a Dios, tambi�n
yo deber�a decir a cada uno: "T� me has engendrado". Si adoro las im�genes de los
santos, o mejor dicho de los santos, y adoro y reverencia los combates de los
santos m�rtires, �c�mo podr�is llamar a estos �dolos, hombres insensatos? Porque
los �dolos son semejanzas de dioses falsos y ad�lteros, homicidas y lujuriosos, no
de profetas ni de ap�stoles. Escuche mientras tomo un ejemplo revelador y muy
verdadero de im�genes cristianas y paganas. Los caldeos en Babilonia ten�an toda
clase de instrumentos musicales para el culto de los �dolos que eran demonios, y
los hijos de Israel hab�an tra�do de Jerusal�n instrumentos musicales, que colgaban
de los sauces, y instrumentos de la�des, instrumentos de cuerda y flautas. dieron
su m�sica, �stas para la gloria de Dios, los dem�s al servicio de los demonios. As�
tambi�n debes mirar im�genes y�dolos de paganos y cristianos. Los �dolos paganos
eran para gloria y recuerdo del diablo; Las im�genes cristianas son para la gloria
de Cristo y de sus ap�stoles, m�rtires y santos.
Lo mismo.
Cuando, pues, ve�is a un cristiano adorando la Cruz, sabed que su adoraci�n no est�
dada al madero, sino a Cristo Crucificado. Tambi�n podr�amos adorar toda la madera,
como Israel ador� los bosques y los �rboles, diciendo: "T� eres mi Dios, y t� me
has sacado". No es as� con nosotros. Mantenemos en las iglesias y en nuestras casas
un recuerdo y una representaci�n de los sufrimientos de nuestro Se�or y de aquellos
que lucharon por �l, haciendo todo por amor de nuestro Se�or.
Una vez m�s. Dime, oh jud�o, �qu� ley autoriz� a Mois�s a adorar a Jethor, su
cu�ado e id�latra? �O Jacob para adorar a Fara�n, y Abraham, hijos de Emmor? Eran
s�lo hombres y profetas. Una vez m�s, Daniel ador� al imp�o Nabucodonosor. Porque
si as� lo hicieron por causa de la vida en este mundo, �por qu� reproch�is�A m� por
adorar la santa memoria de los santos, ya sea en libros o en im�genes, sus combates
y sufrimientos, que son para m� una fuente diaria de bien y me ayudar�n a una vida
duradera y eterna?
San Atanasio contra los arrianos.�Libro iii.
Siendo el Hijo de la misma sustancia que el Padre, puede decir con justicia que
tiene lo que tiene el Padre. Por lo tanto, era conveniente y adecuado que despu�s
de las palabras "Yo y el Padre uno somos", a�adiera: "para que sep�is que yo estoy
en el Padre y el Padre en m�". �l ya hab�a dicho lo mismo. 'El que me ve, ve al
Padre'. Hay una y la misma mente en estos tres dichos. Saber que el Padre y el Hijo
son uno es saber que �l est� en el Padre y el Padre en el Hijo. La Deidad del Hijo
es la Deidad del Padre. El hombre que recibe esto entiende 'que el que ve al Hijo,
ve al Padre'. Porque la Deidad del Padre se ve en el Hijo. Esto ser� m�s f�cil de
entender con el ejemplo de la imagen del rey que muestramanifestando su forma y
semejanza. El rey es la semejanza de su imagen. La semejanza del rey est� impresa
indeleblemente en la imagen, de modo que cualquiera que mire la imagen ve al rey, y
nuevamente, cualquiera que mire al rey reconoce que la imagen es su semejanza. Al
ser una imagen indeleble, la imagen podr�a responder a un hombre que expresara el
deseo de ver al rey despu�s de contemplarla, diciendo: "El rey y yo somos uno". Yo
estoy en �l y �l est� en m�. Lo que ves en m� lo ves en �l, y el hombre que lo mira
mira lo mismo en m�.' El que adora la imagen adora al rey en ella. La imagen es su
forma y semejanza.
Lo mismo a Ant�oco el Gobernante.
�Qu� dicen a estas cosas nuestros adversarios, los que sostienen que no debemos
adorar las efigies de los santos que se conservan entre nosotros para recordarlos?
San Ambrosio de Mil�n, al emperador Graciano sobre la encarnaci�n de Dios Verbo.
Dios antes de que la carne fuera hecha, y Dios en elcarne. Existe el temor de que,
abstrayendo de Cristo el doble principio de acci�n y sabidur�a, glorifiquemos a un
Cristo mutilado. Ahora bien, �es posible dividir a Cristo mientras adoramos Su
Divinidad y Su carne? �Lo dividimos cuando adoramos a la vez la imagen de Dios y la
Cruz? Dios no lo quiera.
San Cirilo de Jerusal�n, duod�cima Instrucci�n.
Si busca la causa de la presencia de Cristo, regrese al primer cap�tulo de las
Escrituras. Dios hizo el mundo en seis d�as, pero el mundo fue hecho para el
hombre. El sol m�s brillante y lleno de luz fue hecho para el hombre. Y todos los
seres vivos fueron creados para nuestro servicio, los �rboles y las flores para
nuestro disfrute. Todas las cosas creadas eran hermosas, pero s�lo el hombre era
imagen de Dios. El sol surgi� s�lo por orden: el hombre fue moldeado por la Mano
Divina. 'Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza'. Se honra la imagen de
madera de un rey terrenal, �cu�nto m�s la imagen racional de Dios?
San Juan Cris�stomo, sobre los Macabeos.
Las efigies reales se muestran no s�lo enoro y plata, y los materiales m�s
costosos, sino la forma real misma, incluso sobre el cobre. La diferencia de
materia no afecta la dignidad del car�cter impresionado, ni un material m�s vil
disminuye el honor de lo grande. La figura real es siempre una consagraci�n; no
disminuido por la materia, exalta la materia.
Lo mismo, contra Juli�n el Ap�stata.�Libro 1.
�Qu� quiere este nuevo Nabucodonosor? No se ha mostrado m�s bondadoso con nosotros
que el antiguo Nabucodonosor, cuyo horno todav�a nos atraviesa, aunque hemos
escapado de sus llamas. �No muestran los santuarios de los santos en las iglesias,
que invitan a la adoraci�n de los fieles, la destrucci�n del cuerpo? 28
Lo mismo, en la Piscina.
As� como cuando la efigie y la imagen reales son enviadas o llevadas a la ciudad,
los gobernantes y el pueblo salen a recibirlas con respeto y reverencia, no
honrando el recept�culo de madera, ni la representaci�n de cera, sino la persona
del rey; lo mismo ocurre con las cosas creadas.
Severiano de los Gabali, en la Cruz.
Cuarta Homil�a.�'Mois�s golpe� la roca dos veces.' �Por qu� dos veces? Si estaba
obedeciendo los mandamientos de Dios, �qu� necesidad hab�a de atacar por segunda
vez? De no ser as�, ni dos, ni diez, ni cien golpes habr�an desbloqueado la
naturaleza: si fuera simplemente obra de Dios sin el misterio de la Cruz, un golpe,
un movimiento de cabeza o una palabra habr�an sido suficientes. Pero se supone que
es una imagen de la Cruz. Mois�s, dice la Escritura, golpe� una y otra vez, con la
se�al de la cruz, no por necesidad real, para que la naturaleza inanimada pudiera
reverenciar el s�mbolo. Si en ausencia del rey su imagen ocupa su lugar, los
gobernantes adoran y se celebran festivales, y los pr�ncipes salen a recibirla, y
la gente se postra, no mirando el material, sino la figura del rey mostrada en
representaci�n no visto en la naturaleza,
Jer�nimo, Sacerdote de Jerusal�n, sobre la Sant�sima Trinidad.
Como la Escritura en ninguna parte te ordena adorar la Cruz, �qu� te hace adorarla?
Cu�ntanoslo, jud�os y paganos, y todos los que preguntan.
Respuesta. �Por esta raz�n, oh lentos y necios de coraz�n, Dios permiti� que el
pueblo que lo reverenciaba adorara lo que hab�a en la tierra, obra del hombre, para
que no pudieran reprochar a los cristianos la cruz y el culto de im�genes. Ahora
bien, as� como los jud�os adoraban el arca del pacto, los dos querubines tallados
en oro y las dos tablas de Mois�s, aunque en ninguna parte hay una orden de Dios
para adorarlos o reverenciarlos, lo mismo ocurre con los cristianos. No veneramos
la Cruz como a Dios; a trav�s de �l mostramos lo que realmente sentimos por el
Crucificado.
Sime�n del monte Taumasto en im�genes.
Posiblemente un incr�dulo contencioso sostendr� que quienes adoramos im�genes en
nuestras iglesias estamos condenados por orar a �dolos sin vida. Lejossea ??de
nuestra parte hacer esto. La fe 29 hace cristianos, y Dios, que no puede enga�ar,
hace milagros. No nos contentamos con simplemente colorear. Con la imagen material
ante nuestros ojos vemos al Dios invisible a trav�s de la representaci�n visible y
lo glorificamos como si estuviera presente, no como un Dios sin realidad, sino como
Dios que es la esencia del ser. Tampoco los santos a quienes glorificamos son
ficticios. Est�n en el ser y viven con Dios; y siendo santo su esp�ritu, ayudan,
por el poder de Dios, a quienes merecen y necesitan su ayuda.
Atanasio, arzobispo de Antioqu�a, a Sime�n, obispo de Bostri, en s�bado.
As� como en ausencia del rey se adora su imagen, en su presencia es extravagante
dejar el original para rendir homenaje a la imagen. Se desprecia porque est�
presente el original por cuyo motivo se honra, pero ello no es motivo para
deshonrarla. Creo que ocurre lo mismo con la sombra o la letra de la ley. el
ap�stollo llama figura. En la medida en que la gracia anticip� el reino de la
verdad, los santos eran tipos que contemplaban la verdad como en un espejo. Cuando
las promesas se cumplieron, ya no era deseable vivir seg�n tipos ni seguirlos. En
presencia de la realizaci�n, el tipo se desvanece en la insignificancia. Aun as�,
no deshonraron ni se burlaron de los tipos; los honraron y juzgaron a los que los
trataban con injuria imp�a y merecedores de muerte y severo castigo.
Lo mismo.�3ra Homil�a.
Un hombre adora la imagen del rey por el honor que se le debe al rey, siendo la
imagen en s� mera cera y pintura.
San Atanasio del Monte Sina� sobre el nuevo s�bado y sobre Santo Tom�s Ap�stol.
Aquellos que vieron a Cristo en la carne lo consideraron un profeta. Nosotros, que
no lo hemos visto, lo hemos confesado desde nuestra ni�ez como el mismo Dios grande
y omnipotente, Creador de la eternidad y esplendor del Padre. Escuchamos con fe su
evangelio, como si vi�ramos al mismo Cristo hablando.Y al recibir el tesoro puro de
su cuerpo, creemos que Cristo mismo est� actuando en nosotros. Y si vemos s�lo la
imagen de Su forma divina, como si nos mirara desde el cielo, nos postramos y
adoramos. Grande es ahora la fe de Cristo.
De la Vida del abad Daniel, sobre Eulogio el Cantero.
Entonces se fue abatido, y se arroj� ante una imagen de Nuestra Se�ora, y gritando
dijo: 'Se�or, perm�teme pagar lo que le promet� a este hombre'.
De la vida de Santa Mar�a de Egipto.
Mientras lloraba, levant� los ojos y vi la imagen de Nuestra Se�ora, y le dije:
'Oh Virgen, Madre de Dios (?e?t??e d?sp???a), que diste a luz a Dios Verbo, s� que
no es ni apropiado ni decoroso que alguien tan contaminado y tan cubierto de culpa
como yo mire tu imagen, oh siempre. Virgen. Conviene que tu pureza me odie y me
rechace. Sin embargo, como Aquel que naci� de ti se hizo hombre con el prop�sito de
llamar a los pecadores al arrepentimiento,ay�dame, porque no tengo otro socorro.
D�jame encontrar tambi�n una entrada. No me niegues la vista del madero sobre el
cual padeci� seg�n la carne Dios Verbo, tu Hijo, que derram� su preciosa sangre por
m�. Conc�deme, oh Reina, que pueda ser admitido a adorar la sagrada Cruz, y te
prometer� como garant�a al Dios que t� engendraste, que me mantendr� siempre
inmaculado. Cuando vea la Cruz de tu Hijo, renunciar� inmediatamente al mundo y a
las cosas del mundo, y en seguida te seguir� a donde t� me lleves.'
Dicho esto, tomando como convicci�n la se�al de la fe, animado por la clemencia de
Nuestra Se�ora, sal� del lugar donde hab�a hecho mi petici�n y volv� de nuevo para
reunirme con los que entraban en el edificio. Nadie me hizo a un lado y nadie me
impidi� entrar a la iglesia. Entonces me invadi� el horror, el miedo y un temblor
en todos mis miembros. Tir�ndome al suelo y adorando aquel piso santo, sal� y me
dirig� hacia ella que hab�a prometido ser mi seguridad. Cuando llegu� al lugar
donde se hab�a firmado el acuerdo, me arrodill� ante el siempreSant�sima Virgen,
Madre de Dios, y se dirigi� a ella con estas palabras:
'Oh Reina amorosa (f????a?e d?sp???a), me has mostrado tu bondad; no despreciaste
la petici�n de mi indignidad. He visto gloria que los pecadores no ven. Alabado sea
Dios, que a trav�s de ti recibe el arrepentimiento de los pecadores.'
San Metodio, obispo de los Patari (pata???), sobre la Resurrecci�n.
Las im�genes de los reyes terrenales, incluso si no est�n hechas del oro y la plata
m�s finos, exigen inmediatamente honor de todos. Como los hombres no honran la
materia, no eligen lo m�s precioso de lo menos precioso; honran la imagen, ya sea
de masilla o de cobre. Quien se burle de cualquiera de los dos, ya sea que muestre
desprecio por la imagen de yeso o de oro, ser� considerado por mostrar desprecio a
su se�or y rey. Hacemos im�genes de oro de Sus �ngeles, principados o potestades,
para Su honor y gloria.
SERM�N I. SOBRE LA ASUNCI�N (dormir).
La memoria de los justos se realiza con alegr�a, dijo Salom�n, el m�s sabio de los
hombres; porque preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos, seg�n el
rey 30 David. Si, pues, la memoria de todos los justos es motivo de regocijo,
�qui�n no alabar� la justicia en su fuente y la santidad en su tesoro? No es una
mera alabanza; es alabar con la intenci�n de ganar la gloria eterna. La morada de
Dios no necesita nuestra alabanza, esa ciudad de Dios, acerca de la cual se
hablaron grandes cosas, como santa. 31 David lo aborda con estas palabras: "Cosas
gloriosas se dicen de ti, ciudad de Dios". �Qu� clase de ciudad elegiremos para el
Dios invisible e incircunscrito, que tiene todas las cosas en su mano, sino�esa
ciudad que es la �nica que est� por encima de la naturaleza, dando cobijo sin
circunscripci�n 32 a la supersustancial Palabra de Dios? Dios mismo ha hablado de
esa ciudad cosas gloriosas. Porque �qu� hay m�s exaltado que ser receptor del
consejo de Dios, que es desde toda la eternidad?
Ni la lengua humana ni la mente angelical pueden alabar dignamente a aquella por
quien nos es concedido mirar con claridad la gloria del Se�or. �Entonces que?
�Estaremos en silencio por miedo a nuestra insuficiencia? Ciertamente no. �Seremos
invasores m�s all� de nuestras propias fronteras y manejaremos libremente misterios
inefables, despoj�ndonos de toda restricci�n? De ninguna manera. Mezclando, m�s
bien, el miedo con el deseo, y teji�ndolos en una sola corona, con mano reverente y
alma anhelante, mostremos las pobres primicias de nuestra inteligencia, en gratitud
a nuestra Reina y Madre, la benefactora de toda la creaci�n, como un pago de
nuestra deuda. Se cuenta una historia de unos campesinos que estaban arando la
tierra cuando pas� por casualidad un rey, con el esplendor de sus vestiduras reales
y su corona, y rodeado de innumerables portadores de regalos, de pie en
c�rculo.Como no hab�a ning�n regalo que ofrecer en ese momento, uno de ellos estaba
recogiendo agua en sus manos, ya que cerca hab�a un copioso arroyo. Con esto
prepar� un regalo para el rey, quien se dirigi� a �l con estas palabras: "�Qu� es
esto, muchacho?" Y �l respondi� con audacia: 'Hice lo mejor que ten�a, pensando que
era mejor mostrar mi buena voluntad que no ofrecer nada. No necesitas nuestros
regalos, ni deseas nada de nosotros salvo nuestra buena voluntad. La necesidad est�
de nuestro lado y la recompensa est� en el hecho. S� que la gloria a menudo llega a
los agradecidos.
El rey, asombrado, elogi� la inteligencia del ni�o, reconoci� amablemente su
disposici�n y le hizo muchos regalos a cambio. Ahora bien, si aquel orgulloso
monarca recompens� tan generosamente las buenas intenciones, �no aceptar� Nuestra
Se�ora (? ??t?? ??a?? d?sp???a), la Madre de Dios, nuestra buena voluntad, sin
juzgarnos por lo que realizamos? Nuestra Se�ora es la Madre de Dios, la �nica buena
e infinita en su condescendencia, que prefiri� las dos blancas a muchos dones
espl�ndidos. Ella, en efecto, nos recibir� a nosotros, que estamos pagando nuestra
deuda, y nos har� una recompensa desproporcionada con lo que ofrecemos. Dado que la
oraci�n es absolutamentenecesario para nuestras necesidades, dirijamos nuestra
atenci�n hacia �l.
�Qu� diremos, oh Reina? �Qu� palabras usaremos? �Qu� alabanza derramaremos sobre tu
cabeza sagrada y glorificada, dadora de buenos dones y de riquezas, orgullo del
g�nero humano, gloria de toda la creaci�n, por quien es verdaderamente bendecida!
Aquel a quien la naturaleza no conten�a en el principio, naci� de ti. El Invisible
es contemplado cara a cara. Oh Palabra de Dios, abre mis lentos labios y dale a sus
expresiones Tu m�s rica bendici�n; Infl�manos con la gracia de tu Esp�ritu, por
medio del cual los pescadores se convirtieron en oradores y los hombres ignorantes
hablaron sabidur�a sobrenatural, para que nuestras d�biles voces contribuyan a las
alabanzas de tu amada Madre, aunque la grandeza sea ensalzada por la miseria. Ella,
la elegida de un linaje antiguo, por consejo predeterminado y benepl�cito de Dios
Padre, que te hab�a engendrado en la eternidad inmaterialmente,
El nacimiento de aquella cuyo Ni�o fue maravilloso,estaba por encima de la
naturaleza y del entendimiento, y era salvaci�n para el mundo; su muerte fue
gloriosa y verdaderamente una fiesta sagrada. El Padre la predestin�, los profetas
la predijeron por el Esp�ritu Santo. Su poder santificador la cubri� con su sombra,
la limpi� , la santific� y, por as� decirlo, la predestin�. Entonces T�, Verbo del
Padre, que no habitas en un lugar, 34invitaste a la humildad de nuestra naturaleza
a unirse a la inconmensurable grandeza de Tu inescrutable Divinidad. T�, que
tomaste carne de la Sant�sima Virgen, vivificada por un alma razonadora, habiendo
habitado primero en su vientre inmaculado e inmaculado, cre�ndote a ti mismo y
haci�ndola existir en ti, te hiciste hombre perfecto, sin dejar de ser Dios
perfecto, igual a tu Padre, pero tomando sobre ti nuestra debilidad mediante una
bondad inefable. Por ella eres un Cristo, un Se�or, un Hijo de Dios y hombre al
mismo tiempo, Dios perfecto y hombre perfecto, todo Dios y todo hombre, una
sustancia (?p?stas??) de dos naturalezas perfectas, la Deidad y la humanidad. Y en
dos naturalezas perfectas, la divina y la humana, Dios no es Dios puro,ni el hombre
s�lo hombre, sino el Hijo de Dios y el Dios Encarnado son uno y el mismo Dios y
hombre sin confusi�n ni divisi�n, uniendo en S� Mismo sustancialmente los atributos
de ambas naturalezas. Por lo tanto, �l es al mismo tiempo increado y creado, mortal
e inmortal, visible e invisible, est� en un lugar y no est� en un lugar. Tiene una
voluntad divina y una voluntad humana, una acci�n divina y una humana tambi�n, dos
poderes de elecci�n (??te???s?a) divino y humano. Muestra maravillas divinas y
afectos humanos, quiero decir naturales y puros. T� has asumido, Se�or, por tu gran
misericordia, el estado de Ad�n como era antes de la ca�da, cuerpo, alma y mente, y
todo lo que implican f�sicamente, para darme una salvaci�n perfecta. Es cierto que
lo que no se asumi� no se cur�. 35Convirti�ndote as� en mediador entre Dios y los
hombres, destruiste la enemistad y condujiste de regreso a tu Padre a los que lo
hab�an abandonado, a los errantes a su hogar y a los que estaban en tinieblas a la
luz. Trajiste perd�n a los contritos y cambiaste la mortalidad en inmortalidad. T�
libraste al mundo de la aberraci�n demuchos dioses, y has hecho a los hombres hijos
de Dios, part�cipes de tu divina gloria. T� elevaste al g�nero humano, que estaba
condenado al infierno, por encima de todo poder y majestad, y en tu persona est�
sentado en el trono eterno del Rey. �Qui�n fue el instrumento de estos infinitos
beneficios que exceden toda mente y comprensi�n, sino la Madre siempre Virgen que
te pari�?
Date cuenta, amados en el Se�or, de la gracia de hoy y de su maravillosa
solemnidad. Sus misterios no son terribles ni inspiran asombro. Bienaventurados los
que tienen ojos para ver. Bienaventurados los que ven con ojos espirituales. Esta
noche brilla como el d�a. �Cu�ntos �ngeles aclaman la muerte de la Madre
vivificante! C�mo la elocuencia de los ap�stoles bendice la partida de este cuerpo
que fue recept�culo de Dios. C�mo recibe su alma santa el Verbo de Dios, que se
dign� en su misericordia convertirse en su Hijo, ministrando con sus divinas manos
a este ser inmaculado y divino, 36 como su madre. �Oh, maravilloso Legislador,
cumpliendo la ley que �l mismo hab�a establecido, sin estar obligado por ella,
porque fue �l quien orden� a los ni�os mostrar reverencia asus padres. "Honra a tu
padre y a tu madre", dice. La verdad de esto es evidente para todos, recordando
incluso vagamente las palabras de la Sagrada Escritura. Si seg�n ella las almas de
los justos est�n en manos de Dios, cu�nto m�s su alma est� en manos de su Hijo y de
su Dios. Esto es indiscutible. Consideremos qui�n es ella y de d�nde vino, c�mo
ella, el mayor y m�s querido de todos los dones de Dios, fue dada a este mundo.
Examinemos cu�l fue su vida y los misterios en los que particip�. Los paganos, al
utilizar las oraciones f�nebres, presentaban con mucho cuidado todo lo que pudiera
convertirse en alabanza del difunto y, al mismo tiempo, alentar a los vivos a la
virtud, recurriendo generalmente a f�bulas y ficci�n, al no tener hechos en los que
basarse. �C�mo entonces no mereceremos el desprecio si sepultamos en silencio lo
m�s verdadero y sagrado, �Y de hecho la fuente de alabanza y salvaci�n para todos?
�No recibiremos el mismo castigo que el hombre que ocult� el talento de su amo?
Adaptemos nuestro tema a las necesidades de quienes escuchan, como el alimento se
adapta al cuerpo.
Joaqu�n y Ana eran los padres de Mar�a. Joaqu�n mantuvo una estricta vigilanciasus
pensamientos como pastor de su reba�o, teni�ndolos enteramente bajo su control.
Porque el Se�or Dios lo gui� como a oveja, y no le falt� nada de lo mejor. Cuando
digo mejor, nadie piense que me refiero a lo que es com�nmente aceptable para la
multitud, aquello en lo que se fijan las mentes codiciosas, los placeres de la vida
que no pueden durar ni mejorar a sus poseedores, ni conferir fuerza real. Siguen el
curso descendente de la vida humana y cesan todos en un momento, incluso si antes
abundaban. Lejos est� de nosotros apreciar estas cosas, ni �sta es la porci�n de
los que temen a Dios. Pero los bienes que son deseables para los que poseen la
verdadera ciencia, que deleitan a Dios y fruct�feros para quienes los poseen, es
decir, las virtudes, que dan fruto a su tiempo, es decir, en la eternidad,
recompensar� con la vida eterna a quienes hayan trabajado dignamente y hayan
perseverado en su adquisici�n en la medida de lo posible. El trabajo va delante, la
felicidad eterna sigue. Joachim siempre pastore� sus pensamientos. En lugar de
pastos, habitando en la contemplaci�n de las palabras de la Sagrada Escritura,
regocijados en las aguas reparadoras de la gracia divina,apartado de la necedad,
camin� por el camino de la justicia. Y Ana, cuyo nombre significa gracia, no fue
menos compa�era en su vida que una esposa, bendecida con todos los buenos dones,
aunque afligida por una raz�n m�stica por la esterilidad. En verdad, la gracia
qued� est�ril, al no poder producir frutos en las almas de los hombres. Por tanto,
los hombres declinaron del bien y degeneraron; no hab�a nadie con entendimiento ni
quien buscara a Dios. Entonces su divina bondad, apiad�ndose de la obra de sus
manos y queriendo salvarla, puso fin a aquella esterilidad m�stica, quiero decir la
de la santa (?e?f?????), Ana, y dio a luz un ni�o, cuyo igual hab�a Nunca ha sido
creado y nunca podr� serlo. El fin de la esterilidad demostr� claramente que
cesar�a la esterilidad del mundo y que el tronco marchito ser�a coronado de vida
vigorosa y m�stica.
Por eso se anuncia la Madre de nuestro Se�or. Un �ngel predice su nacimiento.
Conven�a que tambi�n en esto se destacara por encima de todas las dem�s a Ella, que
hab�a de ser Madre humana del �nico Dios vivo y verdadero. Luego fue ofrecida en el
lugar santo de Dios.templo, y permaneci� all�, dando a todos un gran ejemplo de
celo y santidad, apartado de la sociedad fr�vola. Sin embargo, cuando alcanz� la
mayor�a de edad y la ley exig�a que abandonara el templo, los sacerdotes la
confiaron a Jos�, su esposo, como guardi�n de su virginidad, fiel observador de la
ley desde su juventud. Mar�a, la santa y sin mancha (p???�?�??), fue a Jos�,
content�ndose con los asuntos de su casa y sin saber nada m�s all� de sus cuatro
paredes.
En la plenitud de los tiempos, como dice el divino ap�stol, el �ngel Gabriel fue
enviado a esta verdadera hija de Dios, y la salud� con las palabras: 'Ave, llena
eres de gracia, el Se�or es contigo'. Hermoso es el saludo del �ngel a aquella que
es m�s grande que un �ngel. �l es el portador de alegr�a para el mundo entero. Ella
se turb� por sus palabras, ya que no estaba acostumbrada a hablar con hombres,
porque hab�a decidido mantener su virginidad inmaculada. Se pregunt� cu�l podr�a
ser ese saludo. Entonces el �ngel le dijo: 'No temas, Mar�a. Has encontrado gracia
ante Dios.' En efecto, ella, que era digna de la gracia, la hab�a encontrado. Ella
encontr�gracia que hab�a hecho las obras de la gracia y hab�a cosechado su
plenitud. Ella encontr� la gracia que produjo la fuente de la gracia y fue una rica
cosecha de gracia. Encontr� un abismo de gracia que manten�a incontaminada su doble
virginidad, su alma virginal no menos inmaculada que su cuerpo; de ah� su perfecta
virginidad. "Dar�s a luz un Hijo", dijo, "y llamar�s su nombre Jes�s" (Jes�s se
interpreta como Salvador). '�l salvar� a su pueblo de sus pecados'. �Qu� respondi�
ella, que es la verdadera sabidur�a? Ella no imita a nuestra primera madre Eva,
sino que mejora su imprudencia y, llamando a la naturaleza para que la sostenga,
responde as� al �ngel: "�C�mo ser� esto, si no conozco hombre?" Lo que dices es
imposible, porque va m�s all� de las leyes naturales establecidas por el Creador.
No ser� llamada segunda Eva y desobedecer� la voluntad de mi Dios. Si no hablas
cosas imp�as, explica el misterio diciendo c�mo debe realizarse.' Entonces el
mensajero de la verdad le respondi�: 'El Esp�ritu Santo vendr� a ti, y el poder del
Alt�simo te cubrir� con su sombra. Por tanto, el que te nacer�, ser� llamado Hijo
de Dios.' Lo que est� predicho esno subordinado a las leyes de la naturaleza.
Porque Dios, el Creador de la naturaleza, puede alterar sus leyes. Y ella,
escuchando con santa reverencia aquel sagrado nombre que siempre hab�a deseado,
manifest� su obediencia con palabras llenas de humildad y alegr�a: 'He aqu� la
esclava del Se�or. H�gase en m� seg�n tu palabra.'
'Oh profundidad de las riquezas, de la sabidur�a y del conocimiento de Dios',
exclamar� en las palabras del ap�stol. 'Cu�n incomprensibles son sus juicios y cu�n
inescrutables sus caminos'. �Oh bondad inagotable de Dios! �Oh bondad ilimitada! El
que llam� a lo que no era y llen� los cielos y la tierra, cuyo trono es el cielo y
cuyo estrado es la tierra, una morada espaciosa, hizo el vientre de su propia
sierva, y en �l se cumple el misterio de los misterios. (t? p??t?? ?a???? ?a???
te??? ?p?te?e? �?st?????). Siendo Dios, se hace hombre y nace maravillosamente sin
menoscabo de la virginidad de su Madre. Y es levantado como un ni�o en brazos
terrenales, quien es el resplandor de la gloria eterna, la forma de la sustancia
del Padre, por la palabra de cuya boca existen todas las cosas creadas. �Oh
maravilla verdaderamente divina! Oh misterio�trascendiendo toda naturaleza y
comprensi�n! �Oh maravillosa virginidad! �Qu�, oh Santa Madre y Virgen, se cumple
en ti este gran misterio? Bendita t� entre las mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre. Bendito eres t� de generaci�n en generaci�n, t� que eres el �nico digno de
ser bendito. He aqu�, todas las generaciones te llamar�n bienaventurada como t� has
dicho. Te vieron las hijas de Jerusal�n, es decir, de la Iglesia. Te han bendecido
las reinas, es decir, los esp�ritus de los justos, y te alabar�n por los siglos. T�
eres el trono real que rodean los �ngeles, viendo en �l a su Rey y Se�or. Eres un
Ed�n espiritual, m�s santo y divino que el Ed�n antiguo. Ese Ed�n fue la morada del
Ad�n mortal, mientras que el Se�or vino del cielo para habitar en ti. El arca te
prefigur� a ti, que guardaste la semilla del nuevo mundo. T� trajiste a Cristo, la
salvaci�n del mundo, que destruy� el pecado y sus olas furiosas. La zarza ardiente
era tu figura, las tablas de la ley y el arca del testamento. La urna y el
candelabro de oro, la mesa y la vara florida de Aar�n eran tipos importantes de ti.
De ti surgi�el esplendor de la Deidad, la Palabra eterna del Padre, el Man�
dulc�simo y celestial, el Nombre sagrado sobre todo nombre, la Luz que fue desde el
principio. El celestial Pan de Vida, el Fruto sin semilla, tom� carne de ti. �No te
prefigur� esa llama con su fuego ardiente una imagen del fuego divino dentro de ti?
Y la tienda de Abraham te se�alaba muy claramente. Por la Palabra de Dios que
habita en ti, la naturaleza humana produjo de tu vientre pur�simo el pan hecho de
ceniza, sus primicias, primicias amasadas en pan y cocidas por el fuego divino,
convirti�ndose en su persona divina, y en su verdadera sustancia de cuerpo vivo
vivificado por un alma razonadora e inteligente. 37Casi me hab�a olvidado de la
escalera de Jacob. �No es evidente para todos que te prefiguraba, y no es f�cil
reconocer el tipo? As� como Jacob vio la escalera que un�a el cielo y la tierra, y
por ella los �ngeles que bajaban y sub�an, y al Dios verdaderamente fuerte e
invulnerable.luchando m�sticamente consigo mismo, as� te colocas entre nosotros y
te conviertes en la escalera de la relaci�n de Dios con nosotros, de Aquel que tom�
sobre s� nuestra debilidad, uni�ndonos a s� mismo y permitiendo al hombre ver a
Dios. Has unido lo que estaba separado. Por eso los �ngeles descendieron a �l,
ministrandole como su Dios y Se�or, y los hombres, adoptando la vida de los
�ngeles, son llevados al cielo.
�C�mo entender� la predicci�n de los profetas? �No te las remitir�, ya que podemos
probar que son ciertas? �Qu� es el vell�n de David que recibe al Hijo de Dios
Todopoderoso, coeterno y coigual a su Padre, como lluvia que cae sobre la tierra?
�No te representa en tu brillante resplandor? �Qui�n es la virgen predicha por
Isa�as que concebir� y dar� a luz un Hijo, Dios siempre presente con nosotros, es
decir, que habiendo nacido hombre seguir� siendo Dios? �Cu�l es el monte de Daniel
del que surgi� Cristo, la Piedra Angular, no hecho por mano de hombre? �No eres t�,
que concibes sin var�n y permaneces virgen? Que el inspirado Ezequiel salga y nos
muestre la puerta cerrada, sellada por el Se�or, y que no cede, seg�n
suprofec�a�que se�ale su cumplimiento en ti. El Se�or de todos vino a ti, y al
encarnarse no abri� la puerta de tu virginidad. El sello permanece intacto. Los
profetas, pues, te predicen. �ngeles y ap�stoles te ministran, oh Madre de Dios,
siempre Virgen, y Juan el ap�stol virgen. �ngeles y esp�ritus de los justos,
patriarcas y profetas te rodean hoy en tu partida hacia tu Hijo. Los Ap�stoles
velaron sobre las innumerables huestes de justos que fueron reunidos de todos los
rincones de la tierra por los mandatos divinos, como una nube alrededor de la
divina y viva Jerusal�n, cantando himnos de alabanza a ti, el autor del cuerpo
vivificante de nuestro Se�or. .
�C�mo pasa la fuente de la vida de la muerte a la vida? �C�mo puede obedecer la ley
de la naturaleza quien, al concebir, sobrepasa los l�mites de la naturaleza? �C�mo
se somete su cuerpo inmaculado a la muerte? Para revestirse de la inmortalidad,
primero debe despojarse de la mortalidad, ya que el Se�or de la naturaleza no
rechaz� la pena de muerte. Ella muere seg�n la carne, con la muerte destruye la
muerte y mediante la corrupci�n adquiere la incorrupci�n (f????t?? ?f?a?s?a? ?a???
eta?), y hace de su muerte la fuente de la resurrecci�n. �Oh c�mo recibe Dios
Todopoderoso con sus propias manos la santa alma incorp�rea de la Madre de nuestro
Se�or! Verdaderamente honra a ella, a quien siendo su sierva por naturaleza, hizo
su Madre, en su inescrutable abismo de misericordia, cuando se encarn� en la verdad
misma. Bien podemos creer que los coros angelicales esperaban recibir tu alma
partida. �Oh, qu� partida tan bendita esta ida a Dios tuya! Si Dios se lo concede a
todos Sus siervos, y sabemos que lo hace, qu� inmensa diferencia hay entre Sus
siervos y Su Madre. �C�mo llamaremos entonces a este misterio tuyo? �Muerte? Tu
alma bendita se separa naturalmente de tu cuerpo dichoso e inmaculado, y el cuerpo
es entregado a la tumba, pero no perdura en la muerte ni es presa de la corrupci�n.
El cuerpo de ella, cuya virginidad permaneci� sin mancha en el parto, fue
preservada en su incorrupci�n y fue llevada a un lugar mejor y m�s divino, donde no
hay muerte, sino vida eterna. As� como el glorioso sol puede quedar moment�neamente
oculto por la opaca luna, as� se muestra inm�vil aunque cubierto, y sus rayos
iluminan la oscuridad.ya que la luz pertenece a su esencia. Tiene en s� mismo una
fuente perpetua de luz, o m�s bien es la fuente de luz tal como Dios la cre�. As�
eres t� la fuente perenne de la luz verdadera, el tesoro de la vida misma, la
riqueza de la gracia, la causa y medio de todos nuestros bienes. Y si por un tiempo
est�s escondido por la muerte del cuerpo, sin hablar, eres nuestra luz, ambros�a
vivificante, felicidad verdadera, mar de gracia, fuente de curaci�n y de bendici�n
perpetua. Eres como �rbol fruct�fero en el bosque, y tu fruto es dulce en la boca
de los fieles. Por lo tanto, no llamar� muerte a tu sagrada transformaci�n, sino
descanso o regreso a casa, y es m�s verdaderamente un regreso a casa. Dejando de
lado las cosas corporales, habitas en un estado m�s feliz.
�ngeles con arc�ngeles te sostienen. Los esp�ritus impuros temblaron ante tu
partida. El aire eleva un himno de alabanza a tu paso, y la atm�sfera se purifica.
El cielo recibe tu alma con alegr�a. Las potencias celestiales te saludan con
c�nticos sagrados y con gozosas alabanzas, diciendo: "�Qui�n es esta pur�sima
criatura que asciende, resplandeciente como la aurora, hermosa como la luna,
conspicua como el cielo?".�sol? �Qu� dulce y hermosa eres t�, el lirio del campo,
la rosa entre los espinos; Por eso te amaron las doncellas. Nos sentimos atra�dos
por el olor de tus ung�entos. El Rey te introdujo en su c�mara. All� las potestades
te protegen, los principados te alaban, los tronos te proclaman, los querubines
callan de alegr�a y los serafines magnifican a la verdadera Madre por naturaleza y
por gracia de su mismo Se�or. No fuiste llevado al cielo como El�as, ni penetraste
hasta el tercer cielo con Pablo, sino que llegaste al trono real mismo de tu Hijo,
vi�ndolo con tus propios ojos, permaneciendo junto a �l con gozo y familiaridad
indescriptible. �Oh alegr�a de los �ngeles y de todos los poderes celestiales,
dulzura de los patriarcas y de los justos, perpetua exultaci�n de los profetas, que
alegras al mundo y santificas todas las cosas, refrigerio de los cansados, consuelo
de los afligidos,
�Oh maravilla que supera a la naturaleza y crea maravilla! La muerte, que
antiguamente era temida y odiada, es motivo de alabanza y bendici�n. De edadfue
presagio de pena, abatimiento, l�grimas y tristeza, y ahora se muestra como causa
de alegr�a y regocijo. En el caso de todos los siervos de Dios, cuya muerte es
ensalzada, se supone que Su benepl�cito se deriva de su santo fin y, por lo tanto,
su muerte es bendita. Los muestra perfectos, bienaventurados e inamovibles en la
bondad, como dice el proverbio: "A nadie alabemos antes de su muerte". Esto, sin
embargo, no te lo aplicamos a ti. Tu bienaventuranza no fue la muerte, ni morir fue
tu perfecci�n, ni tampoco tu partida te ayud� a la seguridad. T� eres el principio,
el medio y el fin de todos los bienes que trascienden la mente, porque tu Hijo en
Su concepci�n y morada divina en ti se convierte en nuestra seguridad segura y
verdadera. As� fueron verdaderas tus palabras: desde el momento de su concepci�n,
no desde tu muerte, dijiste que todas las generaciones te llamar�an bienaventurada.
Fuiste t� quien quebr� la fuerza de la muerte, pagando su pena y haci�ndola
misericordiosa. Por eso, cuando tu cuerpo santo y sin pecado fue llevado al
sepulcro, los coros de �ngeles lo llevaron, y estaban por todos lados, sin dejar
nada sin hacer para el honor de la Madre de nuestro Se�or, mientras los ap�stoles y
toda la asamblea de la Iglesia irrump�an enc�ntico prof�tico, diciendo: 'Seremos
hartos de los bienes de tu casa, santo es tu templo, maravilloso en justicia'. Y
nuevamente: 'El Alt�simo ha santificado Su tabern�culo. El monte de Dios es un
monte f�rtil, el monte en el que a Dios le agrad� habitar.' El grupo apost�lico
alzando sobre sus hombros la verdadera arca del Se�or Dios, como los sacerdotes de
la antig�edad el arca t�pica, y colocando tu cuerpo en el sepulcro, hizo de �l,
como si fuera otro Jord�n, el camino a la verdadera tierra del evangelio, la
Jerusal�n celestial, madre de todos los fieles, siendo Dios su Se�or y arquitecto.
Tu alma no descendi� al Limbo, ni tu carne vio corrupci�n. Tu cuerpo puro e
inmaculado no qued� en la tierra, sino que la morada de la Reina, de la verdadera
Madre de Dios, qued� fijada s�lo en el reino celestial.
�C�mo recibi� el cielo a aquella que es m�s grande que el cielo? �C�mo descendi� a
la tumba ella, que hab�a recibido a Dios? Esto realmente sucedi� y ella fue
retenida junto a la tumba. No fue en t�rminos corporales que super� el cielo. �C�mo
puede compararse un cuerpo que mide tres codos y que continuamente pierde carne con
las dimensiones del cielo? fue m�s bienpor gracia super� toda altura y profundidad,
porque lo divino es incomparable. Oh cuerpo sagrado y maravilloso, santo y
venerable, ministrado ahora por �ngeles, presentes en humilde reverencia. Los
demonios tiemblan: los hombres se acercan con fe, honr�ndola y ador�ndola,
salud�ndola con ojos y labios, y atrayendo sobre s� abundantes bendiciones. As�
como un rico aroma rociado sobre ropa o lugares, deja su fragancia incluso despu�s
de haber sido retirado, as� ahora ese cuerpo santo, inmaculado y divino, lleno de
fragancia celestial, la rica fuente de gracia, es puesto en la tumba que puede ser
trasladado a un lugar m�s elevado y mejor. Tampoco dej� la tumba vac�a; su cuerpo
le impart�a una fragancia divina, fuente de curaci�n y de todo bien para quienes se
acercan a �l con fe.
Nosotros tambi�n nos acercamos a ti hoy, oh Reina; y repito, oh Reina, oh Virgen
Madre de Dios, sosteniendo nuestras almas con nuestra confianza en ti, como con un
fuerte ancla. Elevando a ti la mente, el alma y el cuerpo y todos nosotros,
regocij�ndonos en los salmos, los himnos y los c�nticos espirituales, alcanzamos
por medio de ti a Aquel que est� m�s all� de nuestro alcance a causa de Su
Majestad. Si, como nos ense�� el Verbo divino hecho carne,El honor mostrado a los
sirvientes es el honor mostrado a nuestro Se�or com�n, �c�mo puede ser
menospreciado el honor mostrado a ti, Su Madre? �C�mo no es lo m�s deseable? �No
eres honrado como el mism�simo aliento de vida? As� mostraremos mejor nuestro
servicio a nuestro Se�or mismo. �Qu� le digo a nuestro Se�or? Es suficiente que
aquellos que piensan en Ti recuerden el recuerdo de Tu don m�s precioso como causa
de nuestro gozo duradero. �C�mo nos llena de alegr�a! C�mo se enriquece la mente
que habita en este santo tesoro de tu gracia.
Esta es nuestra ofrenda de agradecimiento hacia ti, las primicias de nuestros
discursos, el mejor homenaje de mi pobre mente, mientras estoy movido por tu deseo
y lleno de mi propia miseria. Pero recibe con gracia mi deseo, sabiendo que excede
mi poder. Cu�danos, oh Reina, morada de nuestro Se�or. Dirige y gobierna todos
nuestros caminos como quieras. S�lvanos de nuestros pecados. Cond�cenos al puerto
tranquilo de la voluntad divina. Haznos dignos de la felicidad futura a trav�s de
la dulce y presencial visi�n del Verbo hecho carne por ti. Con �l, la gloria, la
alabanza, el poder y la majestad sean al Padre y al Esp�ritu santo y vivificante,
ahora y por siempre. Am�n.
SERM�N II. SOBRE LA ASUNCI�N (dormir).
No existe nadie que sea capaz de alabar dignamente la santa muerte de la Madre de
Dios, aunque tenga mil lenguas y mil bocas. No, si todas las lenguas m�s elocuentes
pudieran unirse, sus alabanzas no ser�an suficientes. Ella es mayor que toda
alabanza. Sin embargo, puesto que Dios se complace en los esfuerzos de un celo
amoroso, y la Madre de Dios en lo que respecta al servicio de su Hijo, permitidme
volver ahora a sus alabanzas. Esto es en obediencia a vuestras �rdenes,
excelent�simos pastores, tan queridos por Dios, e invocamos al Verbo hecho carne
por ella para que venga en nuestro auxilio. �l da palabra a toda boca que se abre
para �l. �l es su �nico placer y adorno. Sabemos que celebrando sus alabanzas
saldamos nuestra deuda,y que al hacerlo volvemos a ser deudores, de modo que la
deuda comienza siempre de nuevo. Conviene que exaltemos a Aquella que est� por
encima de todas las cosas creadas, gobern�ndolas como Madre del Dios que es su
Creador, Se�or y Maestro. Tened paciencia conmigo los que pend�is de las palabras
divinas y recib�d mi buena voluntad. Fortalece mi deseo y ten paciencia con la
debilidad de mis palabras. Es como si un hombre trajera una violeta de p�rpura real
fuera de temporada, o una rosa fragante con capullos de diferentes tonos, o alg�n
rico fruto del oto�o a un poderoso potentado que ha sido divinamente designado para
gobernar a los hombres. Todos los d�as se sienta a una mesa repleta de todos los
platos imaginables en los perfumados patios de su palacio. No se fija tanto en la
peque�ez de la ofrenda, ni en su novedad, sino que admira la buena intenci�n, y con
raz�n. Esto lo recompensar�a con abundantes regalos y favores. Entonces nosotros,
en nuestro invierno de pobreza,38 trae guirnaldas a nuestra Reina,y prepara una
flor de oratoria para la fiesta de alabanza. Rompemos el deseo p�treo de nuestra
mente con hierro, presionando, por as� decirlo, las uvas verdes. Y que recibas cada
vez con m�s favor las palabras que llegan a tus o�dos atentos y atentos.
�Qu� ofreceremos a la Madre del Verbo sino nuestras palabras? Lo semejante se
regocija en lo semejante y en lo que ama. As� pues, tomando la iniciativa y
soltando las riendas de mi discurso, puedo enviarlo como un corcel preparado para
la carrera. Pero T�, oh Palabra de Dios, s� mi ayuda y auxiliar, y habla sabidur�a
a mi falta de sabidur�a. Por Tu palabra aclara mi camino y dirige mi curso seg�n Tu
buena voluntad, que es el fin de toda sabidur�a y discernimiento.
Hoy la Sant�sima Virgen de las V�rgenes es presentada en el templo celestial. La
virginidad en ella era tan fuerte que era un fuego consumidor. Se pierde en todos
los casos al dar a luz. Pero ella es siempre virgen, antes del acontecimiento, en
el nacimiento mismo y despu�s. Hoy, el arca sagrada y viva del Dios vivo, que
concibi� a su Creador mismo, toma su morada en el templo de Dios, no hecho por
manos. david, ellaantepasado, 39se regocija. �ngeles y arc�ngeles se alegran, las
potestades se alegran, los principados y las dominaciones, las virtudes y los
tronos se alegran: los querubines y los serafines engrandecen a Dios. Una de sus
alabanzas no es la menor: referir la alabanza a la Madre de la gloria. Hoy la santa
paloma, alma pura e inocente, santificada por el Esp�ritu Santo, despoj�ndose del
arca de su cuerpo, recept�culo vivificante de Nuestro Se�or, encontr� descanso
hasta las plantas de sus pies, emprendiendo su vuelo hacia el mundo espiritual y
morando con seguridad en el pa�s sin pecado de arriba. Hoy el Ed�n del nuevo Ad�n
recibe el verdadero para�so, en el que se perdona el pecado y crece el �rbol de la
vida y se cubre nuestra desnudez. Porque ya no estamos desnudos ni descubiertos, ni
somos incapaces de soportar el esplendor de la semejanza divina. Fortalecidos con
la abundante gracia del Esp�ritu, ya no traicionaremos nuestra desnudez con las
palabras: 'Me he quitado el manto, �c�mo me lo pondr�?' La serpiente, por cuya
enga�osa promesa fuimos comparados con bestias brutas, no entr� en este para�so.
�l, el Hijo unig�nito de Dios, Dios mismo, de la misma sustancia que el Padre, tom�
sunaturaleza humana de la Virgen pura. Habiendo sido constituido hombre, hizo
inmortal la mortalidad y se visti� como hombre. Dejando a un lado la corrupci�n,
recibi� la incorruptibilidad de la Deidad.
Hoy la Virgen sin mancha, intacta de los afectos terrenales y toda celestial en sus
pensamientos, no se disolvi� en la tierra, sino que, entrando verdaderamente en el
cielo, habita en los tabern�culos celestiales. �Qui�n se equivocar�a al llamarla
cielo, a menos que dijera verdaderamente que ella es m�s grande que el cielo en
dignidad superior? El Se�or y Creador del cielo, el Arquitecto de todas las cosas
debajo y arriba de la tierra, de la creaci�n, visible e invisible, que no est�
circunscrito por el lugar (si lo que rodea las cosas se llama correctamente lugar),
se cre� a s� mismo, sin colaboraci�n humana. operaci�n, un Ni�o en ella. �l hizo de
ella un rico tesoro de Su omnipresente y �nica Divinidad no circunscrita,
subsistiendo enteramente en ella sin pasi�n, permaneciendo �ntegro en Su
universalidad y �l mismo incircunscrito. Hoy el tesoro vivificante y el abismo de
la caridad (no s� c�mo confiar en mis labios para hablar de ello) est� escondido en
la muerte inmortal. ella lo cumplesin temor, que concibi� al destructor de la
muerte, si es que podemos llamar con el nombre de muerte su partida santa y
vivificante. �C�mo podr�a ella, que trajo la vida a todos, estar bajo el dominio de
la muerte? Pero ella obedece la ley de su propio Hijo y hereda este castigo como
hija del primer Ad�n, ya que su Hijo, que es la vida, no lo rechaz�. Como Madre del
Dios vivo, pasa por la muerte hacia �l. Porque si Dios dijo: "A menos que el primer
hombre extendiera su mano para tomar y gustar del �rbol de la vida, vivir� para
siempre", �c�mo podr� ella, que recibi� la Vida misma, sin principio ni fin, ni
vicisitudes finitas, no vivir para siempre.
En la antig�edad, el Se�or Dios expuls� del jard�n del Ed�n a nuestros primeros
padres despu�s de su desobediencia, cuando hab�an embotado los ojos de su coraz�n
por su pecado, y debilitado el discernimiento de su mente, y hab�an ca�do en una
apat�a parecida a la muerte. Pero, ahora, �no recibir� el para�so a aquella que
rompi� las ataduras de toda pasi�n, sembr� la semilla de la obediencia a Dios y
Padre, y fue principio de vida para todo el g�nero humano? �No le abrir� el cielo
sus puertas con alegr�a? S�, efectivamente. Eva escuch� a la serpiente, adoptadaSu
sugerencia, fue atrapada por la tentaci�n de un placer falso y enga�oso, y fue
condenada al dolor y la tristeza, y a tener hijos en el sufrimiento. Con Ad�n
recibi� la sentencia de muerte y fue colocada en los recovecos del Limbo. �C�mo
puede la muerte reclamar como presa a este verdaderamente bendito, que escuch� con
humildad la palabra de Dios, y fue lleno del Esp�ritu, concibiendo el don del Padre
por medio del arc�ngel, llevando sin concupiscencia ni cooperaci�n del hombre la
Persona de la Divinidad? Verbo, que todo lo llena, d�ndole a luz sin dolores de
parto, estando enteramente unido a Dios? �C�mo podr�a el Limbo abrirle sus puertas?
�C�mo podr�a la corrupci�n afectar el cuerpo dador de vida? Estas son cosas
bastante ajenas al alma y al cuerpo de la Madre de Dios. La muerte tembl� ante
ella. Al acercarse a su Hijo, la muerte hab�a aprendido experiencia de sus
sufrimientos, y se hab�a vuelto m�s sabio. El l�gubre descenso a los infiernos no
era para ella, sino un paso gozoso, f�cil y dulce al cielo. Si, como dice Cristo,
la Vida y la Verdad: 'Donde yo est�, all� tambi�n est� mi ministro', �cu�nto m�s no
estar� con �l su madre? Ella lo dio a luz sin dolor, y su muerte tambi�n fue
indolora.La muerte de los pecadores es terrible, porque en ella es sacrificado el
pecado, causa de la muerte. �Qu� diremos de ella sino que es principio de vida
perpetua? Preciosa es en verdad la muerte de Sus santos para el Se�or Dios de los
poderes. M�s que preciosa es la partida de la Madre de Dios. Alegraos ahora los
cielos y los �ngeles; que la tierra y los hombres se llenen de alegr�a. Deja que el
aire resuene con canciones y c�nticos, y la noche oscura apague su oscuridad y
emule el brillo del d�a a trav�s de las estrellas centelleantes. La ciudad viviente
del Se�or Dios es asumida desde el templo de Dios, la Si�n visible, y los reyes
llevan su don m�s precioso, su madre, a la Jerusal�n celestial, es decir, los
ap�stoles constituidos por Cristo pr�ncipes sobre todos los tierra, acompa�ad a la
siempre virginal Madre de Dios.
No me parece superfluo traer a colaci�n e insistir en los tipos pasados ??de esta
santa, la Madre de Dios. Estos tipos anunciaron sucintamente al Divino Ni�o que
hemos recibido. Miro a Su Madre como la santa de los santos, la m�s santa de todas,
la fragante urna para el man�, o mejor dicho, para hablar m�s verdaderamente, la
fuente que brota en eldivina y famosa ciudad de David, en Si�n la gloriosa; en �l
se cumple la ley y se retrata la ley espiritual. En Si�n, Cristo Legislador consum�
la pascua t�pica, y Dios, Autor de la antigua y de la nueva dispensaci�n, nos dio
la verdadera pascua. En �l el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo,
inici� a sus disc�pulos en su fiesta m�stica, y se entreg� a s� mismo inmolado como
v�ctima y la uva prensada en la vid verdadera. En Si�n, Cristo es visto por sus
ap�stoles, resucitado de entre los muertos, y se le dice a Tom�s, y por Tom�s al
mundo, que �l es Se�or y Dios, teniendo en s� mismo dos naturalezas despu�s de su
resurrecci�n, y por consiguiente dos operaciones, voluntades independientes,
duradero para todas las edades. Si�n es la corona de las iglesias, el lugar de
descanso de los disc�pulos. En �l el eco del Esp�ritu Santo, el don de lenguas, Su
ardiente descenso se transmite a los ap�stoles. En �l San Juan, tomando a la Madre
de Dios, ministraba sus necesidades. Si�n es la madre de las iglesias en todo el
mundo, que ofreci� un lugar de descanso a la Madre de Dios despu�s de la
resurrecci�n de su Hijo de entre los muertos. En �l, por �ltimo, la Sant�sima
Virgen estaba tendida sobre una peque�a camilla.
Cuando llegu� a este punto de mi discurso, me vi obligado a dar rienda suelta a mis
propios sentimientos y, ardiendo de amoroso deseo, a derramar l�grimas reverentes
pero alegres, abrazando, por as� decirlo, el lecho tan feliz, bendito y maravilloso
que Recibi� el tabern�culo vivificante y se regocij� en el contacto de la santidad.
Me pareci� tomar en mis brazos aquel cuerpo santo y sagrado, digno de Dios, y
pegando mis ojos, labios y frente, cabeza y mejillas a los de ella, sent� como si
ella realmente estuviera all�, aunque no pod�a verla. con mis ojos lo que deseaba.
�C�mo, entonces, fue asumida a las cortes celestiales? De este modo. �Cu�les fueron
entonces los honores que le confiri� Dios que nos manda honrar a nuestros padres?
La nube que envolvi� a Jerusal�n como con una red, por mandato divino, reuni� a las
�guilas desde los confines de la tierra, los que est�n repartidos por el mundo,
pescando hombres en las diversas y numerosas lenguas del esp�ritu. Por la red de la
palabra est�n salvando a los hombres del abismo de la duda y conduci�ndolos a la
mesa espiritual y celestial del banquete sagrado y m�stico, las bodas perfectas del
Divino Esposo,que el Padre celebra con su Hijo, que es igual a �l y de la misma
naturaleza. 'Donde est� el esp�ritu', dice Cristo la Verdad, 'all� se juntar�n las
�guilas'. Si ya hemos hablado de la segunda venida grande y espl�ndida de Aquel que
habl� estas palabras, no estar� de m�s aqu� a modo de condimento.
Entonces estaban all� testigos oculares y ministros de la palabra, ministrando
debidamente a su Madre y recibiendo de ella una rica herencia, por as� decirlo, y
una medida plena de alabanza. �Acaso alguien puede dudar de que ella sea la fuente
de bendici�n y de todo bien? All� tambi�n estaban sus seguidores y sucesores,
uni�ndose a su ministerio y a sus alabanzas. Un trabajo com�n produce frutos
comunes. All� estaba un grupo escogido de Jerusal�n. Era apropiado que los
principales hombres y profetas de la antigua ley, aquellos que hab�an predicho a
Dios el nacimiento salvador de ella en el tiempo, estuvieran all� como guardia de
honor. Tampoco fallaron los coros angelicales. Aquellos que obedecieron al rey de
todo coraz�n (?ata ???�??), y en consecuencia fueron honrados por estar cerca de
�l, ten�an el derechoservir de guardaespaldas de Su Madre, seg�n la carne, la
verdaderamente bienaventurada y bienaventurada, superando a todas las generaciones
y a toda la creaci�n. Estaban con ella todos aquellos que son el brillo y el
resplandor del esp�ritu, con los ojos espirituales fijos en ella con reverencia,
temor y puro deseo.
Escuchamos palabras divinas e inspiradas y c�nticos espirituales propios de la hora
de la despedida. Por eso era apropiado alabar su bondad ilimitada, su grandeza
inconmensurable, su omnipotencia, la generosidad que sobrepasa toda medida en su
trato con nosotros, las riquezas desbordantes de su misericordia, el abismo de su
ternura; c�mo, dejando de lado su grandeza, descendi� a nuestra peque�ez con la
cooperaci�n del Padre y del Esp�ritu Santo. Una vez m�s, el Supersustancial es
creado supersustancialmente en el �tero virginal. Siendo Dios se hizo hombre, y
seg�n esta uni�n permanece Dios perfecto y hombre perfecto, sin renunciar a la
sustancia de su divinidad ni dejar de ser de la misma carne y sangre que nosotros.
�l, que llena todas las cosas y gobierna el universo con una sola palabra,
estableci� Su morada en un lugar estrecho, y el cuerpo material deeste bendito
recibi� el fuego ardiente de la Divinidad, y como oro genuino permaneci� intacto.
Esto ha sucedido porque Dios lo quiso, ya que su benepl�cito hace posibles cosas
que sin �l no podr�an suceder. Luego sigui� una lucha de alabanzas, no como si cada
uno tratara de superar al otro, porque esto es vanagloria y est� lejos de agradar a
Dios, sino como si no dejaran nada sin hacer para la gloria de Dios y el honor de
la Madre de Dios.
Entonces Ad�n y Eva, nuestros primeros padres, abrieron sus labios para exclamar:
'�Bendita hija nuestra, que has quitado el castigo de nuestra desobediencia! T�, al
heredar de nosotros un cuerpo mortal, nos has ganado la inmortalidad. T�,
quit�ndonos tu ser, nos has devuelto el ser en gracia. Has vencido el dolor y has
aflojado las ataduras de la muerte. Nos has restaurado a nuestro estado anterior.
Hab�amos cerrado la puerta del para�so; encontraste la entrada al �rbol de la vida.
Por nosotros surgi� el dolor del bien; por ti el bien del dolor. �C�mo puedes t�,
que eres todo hermoso, saborear la muerte? T� eres la puerta de la vida y la
escalera al cielo. La muerte esconvertirse en el paso a la inmortalidad. �Oh,
verdaderamente bendito! �Qui�n que no sea el Verbo podr�a haber soportado lo que t�
has soportado?' 40
Toda la congregaci�n de los santos exclam�: 'Has cumplido nuestras predicciones. T�
has comprado para nosotros nuestro gozo presente. Por ti hemos roto las cadenas de
la muerte. Ven a nosotros, recept�culo divino y vivificante. Ven, deseo nuestro, t�
que nos has ganado nuestro deseo.'
Y los santos presentes a�adieron sus palabras no menos ardientes: "Permaneced con
nosotros, nuestro consuelo, nuestra �nica alegr�a en este mundo". Oh Madre, no nos
dejes hu�rfanos que hemos sufrido por causa de tu Hijo. Que te tengamos como
refugio y refrigerio en nuestros trabajos y cansancios. Puedes quedarte si as� lo
deseas, as� como puedes partir de aqu�. Si t� te vas, oh morada de Dios, d�janos ir
tambi�n nosotros, si somos tuyos por tu Hijo. T� eres nuestro �nico consuelo en la
tierra. Vivimos mientras t� vives, y es una dicha morir contigo. �Por qu� hablamos
de muerte? La muerte es vida para ti, y mejor que la vida,
incomparablementesuperando esta vida. �C�mo es nuestra vida... la vida, si estamos
privados de ti?
Es posible que los ap�stoles y toda la asamblea de la Iglesia dirigieran algunas de
estas palabras a la Sant�sima Virgen. Cuando vieron a la Madre de Dios cerca de su
fin y anhel�ndolo, fueron movidos por la gracia divina a cantar himnos de
despedida, y envueltos en la carne, suspiraron para acompa�ar a la Madre de Dios
moribunda, y anticiparon la muerte con intensidad de voluntad. . Cuando todos
hubieron satisfecho su deber de amorosa reverencia y le hubieron tejido una rica
corona de himnos, pronunciaron sobre ella una bendici�n de despedida, como un
tesoro dado por Dios, y las �ltimas palabras. Creo que estos eran significativos de
la fugacidad de esta vida y de su conducci�n hacia los misterios ocultos de los
bienes futuros.
Esto, me parece, es lo que hicieron de inmediato y por unanimidad. El Rey estaba
all� para recibir con abrazo divino 41 el alma santa, inmaculada e inmaculada de Su
Madre en su regreso a casa. Y ella, como bien podemos conjeturar, dijo: 'En tus
manos, oh Hijo m�o, encomiendo mi esp�ritu. Recibe mi alma queridaa Ti, que
guardaste sin mancha. Te entrego mi cuerpo a Ti, no a la tierra. Guarda lo que T�
quisiste habitar y conservar en la virginidad. Ll�vame hacia Ti, para que
dondequiera que est�s T�, fruto de mi vientre, all� tambi�n est� yo. Soy impulsado
hacia Ti que descendiste a m�. S� el consuelo de mis hijos m�s queridos, a quienes
te dignaste llamar hermanos tuyos, cuando mi muerte los deje en soledad. Bend�celos
de nuevo a trav�s de mis manos.' Luego, extendiendo las manos, como podemos creer,
bendijo a todos los presentes, y luego escuch� las palabras: 'Ven, mi querida
Madre, a tu descanso. Lev�ntate y ven, muy querida entre las mujeres, el invierno
ya pas�, el tiempo de la cosecha est� cerca. 42Eres hermosa, amada m�a, y no hay
mancha en ti. Tu fragancia es m�s dulce que todos los ung�entos.' Con estas
palabras en su o�do, aquella santa entreg� su esp�ritu en manos de su Hijo.
�Lo que sucede? La naturaleza, supongo, se conmueve hasta lo m�s profundo, se oyen
sonidos y voces extra�os y los himnos hinchados de los �ngeles.que la preceden, la
acompa�an y la siguen. Algunos constituyen la guardia de honor de esa alma
inmaculada e inmaculada (pa?a???) en su camino al cielo hasta que la reina llegue
al trono divino. Otros, rodeando el cuerpo sagrado y divino, proclaman en armon�a
angelical a la Madre de Dios. �Qu� pasa con aquellos que velan por el cuerpo
sant�simo e inmaculado (pa?a???)? Con amorosa reverencia y l�grimas de gozo se
reunieron alrededor del bendito y divino tabern�culo, abrazando a cada miembro y
llenos de santidad y acci�n de gracias. Luego se curaban las enfermedades y los
demonios eran puestos en fuga y desterrados a las regiones de oscuridad. El aire,
la atm�sfera y los cielos fueron santificados por su paso por ellos, la tierra por
el entierro de su cuerpo. Tampoco se priv� al agua de una bendici�n. La lavaron con
agua pura. No la limpi�, sino que ella misma fue santificada. Entonces los sordos
oyeron, los cojos recuperaron la vista y los cojos recuperaron la vista. Los
pecadores que se acercaban con fe anulaban la escritura contra ellos. Luego se
envuelve el santo cuerpo en una s�bana blanca como la nieve y la reina es
nuevamente acostada en su cama. Entoncessiguen luces e incienso e himnos, y �ngeles
cantando como corresponde a la solemnidad; ap�stoles y patriarcas aclam�ndola con
c�nticos inspirados.
Cuando el Arca de Dios, que part�a del monte Si�n hacia la patria celestial, fue
llevada sobre los hombros de los Ap�stoles, fue colocada en el camino en el
sepulcro. Primero fue llevada por la ciudad, como una novia deslumbrante con
resplandor espiritual, y luego llevada al lugar sagrado de Getseman�, los �ngeles
cubri�ndola con sus alas, yendo delante, acompa��ndola y sigui�ndola, junto con
toda la asamblea de la Iglesia. . El rey Salom�n oblig� a todos los ancianos de
Israel en Sion a llevar el arca del pacto del Se�or desde la ciudad de David, es
decir, Si�n, para descansar en el templo del Se�or que �l hab�a construido, y los
sacerdotes tomaron el arca. y el tabern�culo del testimonio, y los sacerdotes y
levitas lo levantaron. Y el rey y todo el pueblo sacrificaron innumerables bueyes y
ovejas delante del arca. Y los sacerdotes llevaron el arca del testimonio de Dios a
su lugar, al Lugar Sant�simo, bajo las alas de los querubines. Lo mismo ocurre
ahora con elmorada de la verdadera arca, ya no del testimonio, sino de la sustancia
misma de Dios la Palabra. El nuevo Salom�n, Pr�ncipe de paz, Creador de todas las
cosas en los cielos y en la tierra, reuni� hoy a los partidarios de la nueva
alianza, es decir, los Ap�stoles, con todo el pueblo de los santos en Jerusal�n,
trajo en su alma por medio de �ngeles al verdadero Lugar Sant�simo, bajo las alas
de los cuatro seres vivientes, y la puso en Su trono dentro del velo, donde el
mismo Cristo la hab�a precedido. Su cuerpo mientras tanto es llevado por las manos
de los Ap�stoles, cubri�ndola el Rey de Reyes con el esplendor de su Divinidad
invisible, precedi�ndola toda la asamblea de los santos, con canto sagrado y
sacrificio de alabanza hasta que a trav�s del sepulcro fue colocada en las delicias
del Ed�n, los tabern�culos celestiales.
Quiz�s tambi�n hab�a jud�os all�, si es que se encontraba alguno, no demasiado
reprobado. No estar� de m�s mencionar aqu� algo que muchos afirman. Se dice que
cuando los que llevaban el cuerpo bendito de la Madre de Dios llegaron a la bajada
de las monta�as opuestas, cierto jud�o, esclavo depecado, y comprometido por su
necedad, imit� al siervo de Caif�s, quien golpe� el divino Rostro de Cristo nuestro
Se�or y Maestro, y se hizo instrumento del diablo. Lleno de perversa pasi�n y
malicia, se abalanz� sobre el divino tabern�culo, al que los �ngeles se acercaban
con miedo, y imp�amente arrastr� el f�retro con ambas manos hasta el suelo. Esto
fue motivado por la envidia del archienemigo, pero sus esfuerzos fueron en vano y
obtuvo un severo y apropiado recordatorio de su acto. Se dice que perdi� el uso de
las manos con las que hab�a perpetrado su maldad, hasta que la fe lo impuls� al
arrepentimiento. Los porteadores estaban cerca. El desdichado puso sus manos sobre
el tabern�culo maravilloso y vivificante, y nuevamente quedaron sanas. Las
circunstancias le hab�an hecho sabio, como suele ocurrir. Pero volvamos a nuestro
tema.
Luego llegaron al sagrado Getseman�, y una vez m�s hubo abrazos y oraciones y
paneg�ricos, himnos y l�grimas, derramados por corazones afligidos y amorosos.
Mezclaban un torrente de llanto y sudor. 43 Y as� la inmaculada (pa??????)El cuerpo
fue puesto en la tumba. Luego fue asumido despu�s de tres d�as a las mansiones
celestiales. El seno de la tierra no era un recept�culo adecuado para la morada del
Se�or, la fuente viva de agua purificadora, el grano del pan celestial, la vid
sagrada del vino divino, la rama de olivo siempre verde y fruct�fera de la
misericordia de Dios. Y as� como el cuerpo sant�simo del Hijo de Dios, que le fue
quitado, resucit� de entre los muertos al tercer d�a, se sigui� que ella fuera
arrebatada del sepulcro, que la Madre se uniera a su Hijo; y as� como �l hab�a
descendido a ella, ella deber�a ser elevada a �l, a la morada m�s perfecta, el
cielo mismo. Era necesario que ella, que hab�a acogido a Dios Verbo en su propio
seno, habitara los tabern�culos de su Hijo. Y como nuestro Se�or dijo que le
correspond�a ocuparse de los negocios de su Padre, as� conven�a a su madre habitar
en los atrios de su Hijo, en la casa del Se�or, y en los atrios de la casa de
nuestro Dios. Si todos los que se regocijan habitan en �l, �d�nde debe morar la
causa misma del gozo? Era apropiado que el cuerpo de ella, que conserv� su
virginidad inmaculada en su maternidad,debe mantenerse alejado de la corrupci�n
incluso despu�s de la muerte. Ella, que amamant� de su pecho a su Creador cuando
era ni�o, ten�a derecho a estar en los tabern�culos divinos. El lugar de la novia a
quien el Padre hab�a desposado era en las cortes celestiales. Conven�a que ella,
que vio morir a su Hijo en la cruz y recibi� en su coraz�n la espada del dolor que
no hab�a sentido en el parto, lo contemplara sentado junto al Padre. La Madre de
Dios ten�a derecho a la posesi�n de su Hijo, y como esclava y Madre de Dios al
culto de toda la creaci�n. La herencia de los padres pasa siempre a los hijos.
Ahora bien, como dijo un sabio, las fuentes de las aguas sagradas est�n arriba. El
Hijo hizo que toda la creaci�n sirviera a su Madre.
Celebremos, pues, tambi�n hoy fiesta solemne para honrar la gozosa partida de la
Madre de Dios, no con flautas ni coribantes, ni con las org�as de Cibeles, madre de
los falsos dioses, como dicen, de quien los necios hablan como de madre fecunda. de
ni�os, y la verdad como ninguna madre. Estos son demonios e imaginaciones falsas.
Usurpan lo que por naturaleza no pueden imponer a la locura humana. �C�mo puede
qu�?�Es incorp�reo llevar la vida matrimonial? 44 �C�mo puede ser dios aquel que,
no existiendo antes, s�lo est� presente despu�s del nacimiento? Que los demonios no
ten�an cuerpo es evidente para todos, incluso para aquellos intelectualmente
ciegos. Homero da testimonio en alguna parte de la condici�n de los dioses que
honra:
No comen cebada ni beben vino rubicundo,
Por eso no tienen sangre y se les llama inmortales.
No comen pan, dice, ni beben vino ardiente. Por esta raz�n son an�micos, es decir,
sin sangre, y se les llama inmortales. �l verdadera y apropiadamente dice: "son
llamados". Se les llama inmortales. No son como se llaman. Murieron la muerte de la
maldad. Ahora adoramos a Dios, no a Dios comenzando Su ser, sino a quien siempre
fue y est� por encima de toda causa y argumento o mente o naturaleza creada.
Honramos y reverenciamos a la Madre de Dios, sin atribuirle la generaci�n eterna de
Su Divinidad. Para la generaci�n de Dios el Verbo no estaba en el tiempo, y era
coeterno con el Padre. Reconocemos una segunda generaci�n en Su encarnaci�n
espont�nea, y vemos y conocemos la causa de esto. �lquien es sin principio y sin
cuerpo, se encarna por nosotros como uno de nosotros mismos. Y tomando carne de
esta Virgen sagrada, nace sin hombre, quedando �l mismo Dios perfecto, y haci�ndose
hombre perfecto, Dios perfecto en su carne y Hombre perfecto en su divinidad. As�,
reconociendo en esta Virgen a la Madre de Dios, celebramos su sue�o, no
proclam�ndola como Dios -lejos de nosotros estas f�bulas paganas-, ya que estamos
anunciando su muerte, sino reconoci�ndola como Madre del Dios Encarnado.
Oh pueblo de Cristo, aclam�mosla hoy con un canto sagrado, reconozcamos nuestra
buena fortuna y proclam�mosla. Honr�mosla en vigilia nocturna; Deleit�monos en su
pureza de alma y de cuerpo, porque ella junto a Dios supera a todos en pureza. Es
natural que cosas similares se glor�en unas en otras. Mostremos nuestro amor por
ella con compasi�n y bondad hacia los pobres. Porque si la misericordia es el mejor
culto a Dios, �qui�n se negar� a mostrar la misma devoci�n a su Madre? Ella nos
abri� el abismo indescriptible del amor de Dios por nosotros. A trav�s de ella se
destruye la antigua enemistad contra el Creador. A trav�s de ella nuestrala
reconciliaci�n con �l se fortalece, la paz y la gracia nos son dadas, los hombres
son compa�eros de los �ngeles, y nosotros, que est�bamos en deshonra, somos hechos
hijos de Dios. De ella hemos arrancado el fruto de la vida. De ella hemos recibido
la semilla de la inmortalidad. Ella es el canal de todos nuestros productos. En
ella Dios era hombre y el hombre era Dios. �Qu� es m�s maravilloso o m�s bendito?
Me acerco al tema con miedo y temblor. Con Mar�a, la profetisa, oh almas j�venes,
hagamos sonar nuestros instrumentos musicales, mortificando a nuestros miembros en
la tierra, porque esto es m�sica espiritual. Que nuestras almas se regocijen en el
Arca de Dios, y los muros de Jeric� ceder�n, es decir, las fortalezas del enemigo.
Bailemos en esp�ritu con David; Hoy el Arca de Dios est� en reposo. Con Gabriel, el
gran arc�ngel, exclamemos: 'Salve, llena eres de gracia, el Se�or es contigo.
Granizo, oc�ano inagotable de gracia. Salve, �nico refugio en el dolor. Salve, cura
de corazones. Salve, por quien se expulsa la muerte y se instala la vida.'
Y a ti te hablar� como si estuvieras vivo, el m�s sagrado de los sepulcros, despu�s
del sepulcro vivificante de nuestro Se�or, que es la fuente de la
resurrecci�n.�D�nde est� el oro puro que os confiaron las manos apost�licas? �D�nde
est� el tesoro inagotable? �D�nde est� el precioso recept�culo de Dios? �D�nde est�
la mesa del sal�n? �D�nde est� el nuevo libro en el que est� escrita sin manos la
incomprensible Palabra de Dios? �D�nde est� el abismo de la gracia y el oc�ano de
la curaci�n? �D�nde est� la fuente vivificante? �D�nde est� el dulce y amado cuerpo
de la Madre de Dios?
�Por qu� 45 busc�is en el sepulcro a uno que ha sido asumido a las cortes
celestiales? �Por qu� me haces responsable de no quedarme con ella? Yo era incapaz
de ir en contra de los mandatos divinos. Aquel sagrado y santo cuerpo, dejando
atr�s el sudario, me llen� de dulce fragancia, me santific� con su contacto, y
cumpli� el designio divino, y fue entonces asumido, escoltado por �ngeles y
arc�ngeles y todas las potencias celestiales. Ahora los �ngeles me rodean y la
gracia divina abunda en m�. Soy el m�dico de los enfermos. Soy fuente perpetua de
salud y terror de los demonios. Soy una ciudad de refugio para fugitivos. Ac�rcate
con fe y recibir�s un mar de gracias. Venid, vosotros de fe d�bil. todos ustedeslos
que tienen sed, vengan a las aguas en obediencia a los mandamientos de Isa�as, y
ustedes que no tienen dinero, vengan y compren gratis. A todos llamo con la
invitaci�n del Evangelio. Aquel que anhela la curaci�n corporal o espiritual, el
perd�n de los pecados, la liberaci�n de las desgracias, la posesi�n del cielo, que
se acerque a m� con fe y obtenga de all� una fuerte y rica corriente de gracia. As�
como la acci�n de una misma agua act�a de manera diferente sobre la tierra, el aire
y el sol, seg�n la naturaleza de cada uno, produciendo vino en la vid y aceite en
el olivo, as� una y misma gracia beneficia a cada uno. persona seg�n sus
necesidades. No poseo la gracia por mi propia cuenta. Sepulcro entregado a la
corrupci�n, objeto de dolor y abatimiento, recibo un ung�ento precioso, y quedo
impregnado de �l, y esta dulce fragancia altera mi condici�n mientras dura.
Realmente, las gracias divinas fluyen donde quieren. He abrigado la fuente de la
alegr�a, y me he enriquecido en su fuente perenne.46
�Qu� responderemos a la tumba? En verdad tienes una gracia rica y duradera, pero el
poder divino no est� restringido por el lugar, ni tampoco la Madre.de la obra de
Dios. Si se limitara �nicamente a la tumba, pocos ser�an los m�s ricos. Ahora se
distribuye gratuitamente en todas partes del mundo. Hagamos entonces que nuestra
memoria sirva de almac�n de la Madre de Dios. �C�mo ser� esto? Ella es virgen y
amante de la virginidad. Ella es pura y amante de la pureza. Si purificamos nuestra
mente con el cuerpo, poseeremos su gracia. Ella evita toda impureza y pasiones
impuras. Siente horror por la intemperancia y un odio especial por la fornicaci�n.
Ella se aparta de sus atractivos como de la progenie de las serpientes... Considera
todo pecado como algo que causa muerte, y se regocija en todo bien. Los contrarios
se curan con los contrarios. Se deleita en el ayuno y la continencia y los c�nticos
espirituales, en la pureza, la virginidad y la sabidur�a. Con ellos ella siempre
est� en paz y los lleva en su coraz�n. Ella abraza la paz y un esp�ritu manso y
amor, misericordia y humildad como a sus hijos. En una palabra, se lamenta de cada
pecado y se alegra de todo bien como si fuera suyo. Si nos alejamos de nuestros
pecados anteriores con toda seriedad y amamos la bondad con todo nuestro coraz�n y
la convertimos en nuestra compa�era constante, ella visitar� frecuentemente a sus
siervos, trayendo todas las bendiciones.con ella, Cristo su Hijo, Rey y Se�or que
reina en nuestros corazones. A �l sea la gloria, la alabanza, la honra, el poder y
la magnificencia, con el Padre eterno y el Esp�ritu Santo, ahora y por siempre.
SERM�N III. SOBRE LA ASUNCI�N (dormir).
Los amantes suelen hablar de lo que aman y dejar fluir su fantas�a d�a y noche. Por
tanto, que nadie me culpe si agrego un tercer homenaje a la Madre de Dios, en su
partida triunfal. No la aprovecho yo, sino yo y vosotros que est�is aqu� presentes,
poniendo ante vosotros un condimento y refrigerio espiritual acorde con esta noche
santa. Como ven, sufrimos escasez de alimentos. Por eso estoy improvisando una
comida que, si no es muy costosa ni digna de la ocasi�n, ciertamente ser�
suficiente para calmar el hambre. Ella no necesita nuestros elogios. Somos nosotros
los que necesitamos su gloria. �C�mo puede realmente glorificarse la gloria o
iluminarse la fuente de luz? Al hacerlo, estamos tejiendo una corona para nosotros
mismos. 'Vivo', dice el Se�or, 'y glorificar� a los que me glorifican'.El vino es
verdaderamente agradable para beber y el pan para comer. Uno alegra, el otro
fortalece el coraz�n del hombre. �Pero qu� hay m�s dulce que la Madre de mi Dios?
Ella ha tomado cautiva mi mente y ha mantenido mi lengua en cautiverio. Pienso en
ella d�a y noche. Ella, la Madre del Verbo, suministra mis palabras. El fruto de la
esterilidad hace fruct�feras las mentes est�riles. Celebramos hoy la fiesta de su
bendito y divino tr�nsito desde este mundo. Subamos entonces a la monta�a m�stica,
donde, m�s all� del alcance de las cosas mundanas, atravesando la oscuridad de la
tormenta, estemos en la luz divina y podamos alabar al poder Todopoderoso. �C�mo
�l, que habita en el esplendor de su gloria, desciende al vientre de la Virgen sin
salir del seno del Padre? �C�mo es concebido en la carne, y sufre espont�neamente y
sufre hasta la muerte? en ese cuerpo material, ganando la inmortalidad a trav�s de
la corruptibilidad? (f???? ?t?s?�e??? t? ?f?a?t??). Y nuevamente, ascendiendo al
Padre, atrajo a su Madre, seg�n la carne, hacia su propio Padre, asumiendo en la
patria celestial a la que era el cielo en la tierra.
Hoy la escalera viviente, a trav�s de la cual elEl Alt�simo descendi� y fue visto
en la tierra, y convers� con los hombres, fue asumido al cielo por la muerte. Hoy
la mesa celestial, ella, que conten�a el pan de vida, el fuego de la Deidad, sin
conocer hombre, fue asunta de la tierra al cielo, y las puertas del cielo se
abrieron de par en par para recibir la puerta de Dios del Oriente. Hoy la ciudad
viva de Dios es trasladada de la Jerusal�n terrenal a la celestial, y ella, que
concibi� a su Hijo primog�nito y �nico, primog�nito de toda la creaci�n, unig�nito
del Padre, reposa en la Iglesia de los primog�nitos: la verdadera y viva Arca del
Se�or es llevada a la paz de su Hijo. Las puertas del cielo se abren para recibir
el recept�culo de Dios, quien, dando a luz el �rbol de la vida, destruy� la
desobediencia de Eva y la pena de muerte de Ad�n. Y Cristo, causa de toda vida,
recibe el espejo elegido, la monta�a de donde la piedra sin manos llen� toda la
tierra. Ella, que realiz� la divina Encarnaci�n del Verbo, reposa en su sepulcro
glorioso como en una c�mara nupcial, de donde pasa a las celestiales novias, para
participar del reino de su Hijo y Dios, dejando su sepulcro como lugar de
descanso.para los que est�n en la tierra. �Es realmente su tumba un lugar de
descanso? S�, m�s famoso que cualquier otro, no brillando con oro, ni plata, ni
piedras preciosas, ni cubierto con adornos de seda, oro o p�rpura, sino con el
resplandor divino del Esp�ritu Santo. El estado angelical no es para los amantes de
este mundo, pero la vida maravillosa de los bienaventurados es para los siervos del
Esp�ritu, y pasar a Dios es mejor y m�s dulce que cualquier otra vida. Esta tumba
es m�s hermosa que el Ed�n. Y para que no hable del enga�o del enemigo, en uno; de
sus, por as� decirlo, inteligentes consejos, de su envidia y codicia, de la
debilidad y flexibilidad de Eva, del cebo, seguro y tentador, que la enga�� a ella
y a su marido, su desobediencia, el exilio y la muerte, por no hablar de estas
cosas tan Para no convertir nuestra fiesta en tristeza, estoLa tumba entreg� el
cuerpo mortal que conten�a al pa�s celestial. Eva se convirti� en la madre de la
familia humana, y no es un hombre hecho a imagen divina, convencido por su
condenaci�n; 'Tierra eres, y a la tierra volver�s'. Esta tumba es m�s preciosa que
el tabern�culo de la antig�edad, ya que recibe el recept�culo real y vivificante
del Se�or, la mesa celestial, nolos panes de la proposici�n, sino del cielo, no del
fuego material, sino de aquella que conten�a el fuego puro de la Deidad. Esta tumba
es m�s santa que el arca de Mois�s, bendecida no con tipos y sombras, sino con la
verdad misma. Mostraba la urna pura y dorada, que conten�a el man� celestial, la
tabla viviente, que recib�a la Palabra Encarnada de Dios por la impresi�n del
Esp�ritu Santo, el incensario de oro de la palabra supersustancial. Mostr� a quien
concibi� el fuego divino que embalsamaba toda la creaci�n.
Que los demonios huyan, y los tres veces miserables nestorianos perecer�n como los
egipcios de anta�o, y su gobernante Fara�n, el m�s joven, un cruel devastador.
Fueron tragados por el abismo de la blasfemia. Nosotros, los que nos salvamos con
los pies secos, atravesando las aguas amargas de la impiedad, elevemos la voz a la
Madre de Dios en su partida. Que Mar�a, personificaci�n de la Iglesia, encabece el
canto gozoso. Que salgan las doncellas de la Jerusal�n espiritual en coros de
canto. Los reyes y jueces, con los gobernantes, los j�venes y las v�rgenes, j�venes
y viejos, proclamen a la Madre de Dios, y todos los pueblos y naciones en sus
diferentes modos y lenguas, canten un c�ntico nuevo. Deja que el aire resuene con
alabanza yinstrumento, y el sol alegran este d�a de salvaci�n. Alegraos, cielos, y
que de las nubes llueva justicia. Alegraos, oh divinos ap�stoles, elegidos del
reba�o de Dios, que parec�is alcanzar las m�s altas visiones, como alt�simas cimas
de monta�as. Y vosotros, ovejas de Dios, y su pueblo santo, el reba�o de la
Iglesia, que mir�is hacia las altas monta�as de la perfecci�n, estad tristes,
porque la fuente de la vida, la Madre de Dios, ha muerto. Era necesario que lo que
estaba hecho de tierra regresara a la tierra y as� fuera asumido al cielo. Era
apropiado que la morada terrenal fuera desechada, como se purifica el oro, para que
la carne en la muerte pudiera volverse pura e inmortal, y resurgir de la tumba con
resplandeciente inmortalidad.
Hoy comienza su segunda vida a trav�s de Aquel que fue la causa de su primer ser.
Ella dio el principio, es decir, la vida del cuerpo, a Aquel que no tuvo principio
en el tiempo, aunque el Padre era la causa de su divina existencia. Al�grate, santo
y divino Monte Si�n, en el que reposa el monte divino viviente, el nuevo Betel, con
su gracia, la naturaleza humana unida a la Divinidad. De ti su Hijo ascendi� al
cielo comode las aceitunas. Que se prepare la nube que abraza al mundo y que los
vientos re�nan a los ap�stoles al monte Si�n desde los confines de la tierra.
�Qui�nes son estos que se elevan como nubes y �guilas hacia la causa de toda
resurrecci�n, ministrando a la Madre de Dios? �Qui�n es aquella que se levanta
resplandeciente, toda pura y luminosa como el sol? Que le canten las liras
espirituales, las lenguas apost�licas. Que los te�logos graves alcen sus voces en
alabanza, Hieroteo, el vaso de elecci�n, en quien habita el Esp�ritu Santo,
conociendo y ense�ando las cosas divinas mediante la morada divina. Que sea
envuelto fuera del cuerpo y se una voluntariamente al himno gozoso. Todas las
naciones aplaudan y alaben a la Madre de Dios. Dejemos que los �ngeles ministren su
cuerpo. Seguid a vuestra Reina, oh hijas de Jerusal�n, y, junto con sus v�rgenes en
el esp�ritu, ac�rcate a tu Esposo para sentarte a su diestra. Apres�rate, Se�or, a
darle a tu Madre la acogida que le corresponde. Extiende Tus divinas manos. Recibe
el alma de tu Madre en las manos del Padre a quien encomendaste tu esp�ritu en la
Cruz. Dile dulces palabras:'Ven, amado m�o, cuya pureza es m�s deslumbrante que el
sol, t� me diste lo tuyo, recibe ahora lo que es m�o. Ven, Madre m�a, a tu Hijo,
reina con Aquel que fue pobre contigo.' Vete, oh Reina, vete, no como lo hizo
Mois�s que subi� a morir. Muere mejor para poder ascender. Entrega tu alma en manos
de tu Hijo. Devuelve tierra a la tierra, no ser� obst�culo. Alzad vuestros ojos, oh
pueblo de Dios. Vea en Sion el Arca del Se�or Dios de los poderes, y a los
ap�stoles de pie junto a ella, enterrando el cuerpo vivificante que recibi� a
nuestro Se�or. �ngeles invisibles est�n por todas partes en humilde reverencia
rindiendo homenaje a la Madre de su Se�or. All� est� el Se�or mismo, que est�
presente en todas partes y llenando todas las cosas, el Ser universal, no en un
lugar. �l es el Autor y Creador de todas las cosas. He aqu� la Virgen, la hija de
Ad�n y Madre de Dios; a trav�s de Ad�n ella entrega su cuerpo a la tierra, su alma
a su Hijo arriba en los atrios celestiales. Sea santificada la ciudad santa y
regoc�jese en la alabanza eterna. Que los �ngeles precedan el paso del tabern�culo
divino y preparen el sepulcro. Deja elel resplandor del esp�ritu lo adorna. Que se
prepare un ung�ento dulce y se derrame sobre el cuerpo puro e inmaculado. Que una
clara corriente de gracia fluya desde la gracia en su fuente. Que la tierra sea
santificada por el contacto con ese cuerpo. Que el aire se regocije con la
Asunci�n. Deja que la suave brisa lleve gracia. Que toda la naturaleza celebre la
fiesta de la Madre de la Asunci�n de Dios. Que las bandas juveniles aplaudan y las
lenguas elocuentes la aclamen, y los corazones sabios reflexionen sobre la
maravilla, los sacerdotes canosos por la edad se fortalezcan ante la vista. Que
toda la creaci�n imite al cielo, aun as� no se alcanzar�a la verdadera medida del
regocijo.
Ven, partamos con ella. Venid, descendamos a ese sepulcro con todo el deseo de
nuestro coraz�n. Acerqu�monos a ese lecho tan sagrado y cantemos las dulces
palabras: 'Salve, llena eres de gracia, el Se�or est� contigo. Salve, predestinada
Madre de Dios. Salve, escogida en el designio de Dios desde toda la eternidad,
sagrada esperanza de la tierra, morada del fuego divino, delicia sant�sima del
Esp�ritu, fuente de agua viva, para�so del �rbol de la vida, sarmiento divino,
produciendo n�ctar y ambros�a que sustentan el alma. R�o lleno de gracias
espirituales, tierra f�rtil delpastos divinos, rosa de la pureza, con dulce
fragancia de gracia, lirio del manto real, Madre pura del Cordero de Dios que quita
los pecados del mundo, prenda de nuestra redenci�n, esclava y Madre, superando las
potencias ang�licas.' Venid, pong�monos alrededor de esa tumba pura y atraigamos la
gracia a nuestros corazones. Levantemos el cuerpo siempre virginal con brazos
espirituales, y vayamos con ella al sepulcro para morir con ella. Renunciemos a
nuestras pasiones, y vivamos con ella en pureza, escuchando los divinos c�nticos de
los �ngeles en las cortes celestiales. Entremos en adoraci�n y conozcamos el
misterio maravilloso por el cual ella es elevada al cielo, para estar con su Hijo,
por encima de todos los coros ang�licos. Nadie se interpone entre Hijo y Madre.
Este, oh Madre de Dios, es mi tercer serm�n sobre tu partida, en humilde reverencia
a la Sant�sima Trinidad a quien ministraste, la bondad del Padre, el poder del
Esp�ritu, recibir la Palabra Increada, la Omnipotente Sabidur�a y Poder de Dios.
Acepta, pues, mi buena voluntad, que es mayor que mi capacidad, y danos la
salvaci�n. Sana nuestras pasiones, cura nuestras enfermedades, ay�danos a salir de
nuestras dificultades, haz que nuestras vidas sean pac�ficas, env�anosnosotros la
iluminaci�n del Esp�ritu. Infl�manos con el deseo de tu Hijo. Haznos agradables a
�l, para que disfrutemos de la felicidad con �l, vi�ndote resplandeciente con la
gloria de tu Hijo, regocij�ndote para siempre, celebrando fiesta en la Iglesia con
los que dignamente celebran a Aquel que obr� nuestra salvaci�n por ti, Cristo el
Hijo de Dios. y nuestro Dios. A �l sea la gloria y la majestad, con el Padre
increado y el Esp�ritu sant�simo y vivificante, ahora y por siempre, por los siglos
interminables de la eternidad. Am�n.
�NDICE
Abraham e hijos de Emmor, 9 ; imagen de Dios, 123 . Ad�n y Eva dirigi�ndose a
Nuestra Se�ora, 183 .
Ambrosio de Mil�n, San, sobre la Encarnaci�n, 136 .
Anfiloquio, dirigido por San Basilio, 34 .
Angarus, rey de Edesa, 33 a�os .
Naturaleza angelical no tomada por Dios, 102 .
Anne, St, su nombre, 156 .
Arca de Dios, la verdadera, 168 , 188 ; en reposo, 195 .
Asunci�n de Nuestra Se�ora, 202 , 207 , 209 , 210 .
Atanasio, arzobispo de Antioqu�a, 141 .
Atanasio, San, su testimonio, 120 .
San Agust�n, sobre la Ciudad de Dios, 57
Babilonia, tres ni�os, 132 .
Baltasar, impiety of, 110.
Basilio, San, sobre la Tradici�n, 28 ; en San Gordion, 37 ; sobre cuarenta
m�rtires, 117 .
Berenice of Paneada, 124.
Cuerpo de Cristo en la Sagrada Eucarist�a, 102 .
Serpiente de Bronce, imagen de la Cruz, 50 .
Entierro de Nuestra Se�ora, 190 , 191 , 208 .
Zarza ardiente, imagen de Nuestra Se�ora, 79 .
Querubines, imagen de, 14 .
Cris�stomo, San Juan, su testimonio, 83 , 118 , 121 ; sobre los Macabeos, 137 ; a
Juli�n el Ap�stata, 138 .
Iglesia asaltada por enemigos, 1 .
Constantino, celo por las im�genes, 126 .
Cruz, veneraci�n de, 78 , 130 , 134 .
Cirilo de Alejandr�a, St, 121 .
Cirilo de Jerusal�n, 137 ; a Juli�n el Ap�stata, 138 .
Daniel y David, adoraci�n de, 13 .
Denis el Areopagita, 10 ; en im�genes, 31 , 96 .
Denis, San, de Atenas, 116 .
Deuteronomio, testimonio de, 6 , 63 .
Cosas divinas revestidas de forma, 99 .
Egipcios, su entierro, 29 .
El�as llevado al cielo, 166 .
Eliseo, hacedor de milagros, 45 a�os .
San Epifanio, sobre las im�genes, 29 , 77 .
Eupraxia, calle, 51 .
Ezequiel, su visi�n, 46 , 128 , 162 .
Cuarenta m�rtires, 38 , 40 , 117 .
Francisco de Sales, San, en la Cruz, 47 .
San Gabriel, enviado a Mar�a, 157 .
Divinidad, no representada, 5 , 8 , 9 , 14 , 15 , 62 , 67 , 98 . Gregorio
Nacianceno, St, 122 .
Gregorio de Nisa, St, 41 .
Lugares santos, 109 ; cosas, 110 .
Homero, sobre los dioses, 193 .
Idolatr�a de los israelitas, 80 .
Adoraci�n de �dolos de los paganos, 77 .
Im�genes, deshonra mostrada, 68 , 85 ; adoraci�n de, 74 , 75 , 89 ; definici�n de,
92 ; clases, 93 , 94 , 95 , 97 , 106 , 133 ; de los santos, un culto fruct�fero,
112 .
Cosas invisibles a trav�s de visibles, 11 .
Isa�as, su visi�n de Dios, 100 ; virgen predicha por, 162 .
Jacob, su adoraci�n, 9 , 13 , 131 ; t�pico, 27 ; recibir el manto de Jos�, 132 ;
escalera de, 161 .
Jud�os, su propensi�n a la idolatr�a, 8 .
Jezabel, castigo de, 70 .
Joaqu�n, calle, 154 .
Jordania, piedras de, 20 , 97 .
Jos�, adorado por los hermanos, 14 .
Josu�, ador� a un �ngel, 101 .
Imagen del Rey, valor de 136 ; Reyes, no legisladores en la Iglesia, 52 , 69 , 76 .
Latreia, adoraci�n de, 7 ; dado solo a Dios, 64 , 104 , 107 .
Ley, imagen del futuro, 82 , 140 ; observancias de, 18 ; im�genes de, 46 , 49 ,
81 , 88 ; reemplazado por la gracia, 73 .
Le�n de Ne�polis, en la Cruz, 43 .
Materia no despreciable, 17 , 71 , 72 ; consagrado, 127 .
Mar�a de Egipto, San, orando a Nuestra Se�ora, 51 , 143 , 145 .
M�ximo, San, su testimonio, 84 .
Metodio, San, sobre las im�genes, 145 .
Mois�s, testimonio de, 53 , 60 , 65 ; adora a Jethor, 134 .
Madre de Dios, 12 ; im�genes de, 97 ; adoraci�n de, 54 , 91 ; muerte de, 164 ,
186 ; su Asunci�n, 166 , 167 , 173 , 176 ; la ciudad de Dios, 148 ; sus elogios,
150 ; su nacimiento, 150 ; su presentaci�n, 156 ; Su Excelencia, 158 ; su
virginidad, 159 , 173 ; un Ed�n espiritual, 160 ; su intercesi�n, qu�, 169 ; el
nuevo Ed�n, 174 ; cielo, 175; su muerte, indolora, 177 ; testigos presenciales de,
181 ; santo de los santos, 178 ; su derecho al culto de todos, 192 ; novias
celestiales de, 203 ; fuente de vida, 206 .
El nacimiento humano de Nuestro Se�or, 194 .
Castigados perseguidores de santos, 70 .
Pedro, San, jefe de los ap�stoles, 26 .
Fara�n adorado por Jacob, 9 .
Santos, por qu� honrados, 21 , 23 , 24 ; su sombra, 113 ; nuestra adoraci�n de, 108
.
Escritura, verdadera interpretaci�n de, 66 .
Severiano, en la Cruz, 139 .
Sim�n Estilita, San, venerado en Roma, 119 .
Si�n, qu�, 179
Salom�n y el templo, 22 , 45 , 129 .
Concepciones espirituales a trav�s de cosas corporales, 90 .
Tumba de Nuestra Se�ora, 196 , 197 , 205 , 210 ; m�s justo que el Ed�n, 204 .
Tradici�n, antigua, 114 ; no escrito, 75 .
Tipos, honorables, 142 .
Adoraci�n, falsa, 56 , 57 , 58 ; tipos de, 104 , 105 , 106 , 108 , 111 .
[1]
?e?p?t??, no se traduce f�cilmente en ingl�s.
[2]
Y �ste, como un hipop�tamo feliz, salt� desde el punto de partida.
[3]
absoluto, es decir, no en su lugar.
[4]
pero no en el extremo de la varilla.
[5]
La santa virgen y la theotokos.
[6]
Referencia a la cuesti�n tratada por Santo Tom�s despu�s de San Juan Damasceno:
utrum angelus sit in loco.
[7]
dijiste los poderosos.
[8]
la audiencia suprema de los ap�stoles.
[9]
los santos misterios: la Misa.
[10]
cigarra.
[11]
Escucho el amor ardiente del Se�or hacia Dios.
[12]
Un breve pasaje de San Juan Cris�stomo, que sigue, se omite debido a una nota del
editor: este pasaje no se me ocurri� en la Ep�stola a los Hebreos de Cris�stomo.
[13]
Comparar-
No es ni piedra ni madera
Que el cat�lico adora;
Pero es el Rey quien muri� en la cruz.
De Son Sang la croix honore.
� Vida de San Francisco de Sales, por M. Hamond.
[14]
Aqu� se suprime un testimonio citado de Sofronio.
[15]
V�ase San Agust�n, sobre el estado de Dios: Nadie, pues, busque la causa eficiente
de una mala voluntad; porque no es eficiente, sino deficiente, porque no es esa
eficiencia sino fracaso (xii. c. vii).
[16]
�La euforia pol�tica es de reyes? y la situaci�n eclesi�stica, de pastores y
maestros. Este es un ataque depredador.
[17]
que el rey terrenal se despoje de su ej�rcito �ntimo, y luego �l mismo rey y se�or.
Dejo a un lado la al�rgica y la dupla, y luego separo el respeto de los que son
excelentes contra el tirano, y reinan en las pasiones.
[18]
Las primeras citas son s�lo repeticiones y, en consecuencia, se omiten.
[19]
Dos ligeras omisiones, a saber, San Cris�stomo y San Ambrosio.
[20]
Una repetici�n hasta ? (?), donde comienza la traducci�n.
[21]
tres subestaciones.
[22]
tener sentido.
[23]
de teoremas.
[24]
porque la divinidad est� unida en la existencia, y dos naturalezas en el cuerpo de
Cristo del que participamos, est�n unidas en la existencia inseparablemente, y
nosotros participamos de ambas naturalezas, del cuerpo f�sicamente, de la divinidad
espiritualmente; no por ser identificados, porque primero existimos y luego estamos
unidos, pero por la uni�n de cuerpo y sangre.
[25]
Hermanos, el cristiano es un creyente.
[26]
Algunos testimonios han sido suprimidos por ser inadecuados o irrelevantes, a
saber:
San Basilio en San Barlaam (en orden) 2.
San Gregorio de Nisa. Sobre Isaac y Abraham (5) Repetici�n.
Severiano en la Cruz (7) Repetici�n.
De la vida de San Cris�stomo (8) Repetici�n.
Eusebio sobre la mujer con flujo de sangre (22).
Eusebio sobre Constantino (23).
San Gregorio Nacianceno, de su Discurso al Ap�stol Juli�n (2 l�neas) (24).
San Cris�stomo, Comentario sobre Job (25).
San Cris�stomo sobre Constantino, cuatro citas (26).
Teodoreto de Siro sobre Ezequiel (27).
De los Hechos de San Pl�cido (28).
Historia eclesi�stica de Teodoreto (35).
San Atanasio del Monte Sina� (36).
Arcadio, Mons. de Chipre, sobre Sime�n el Taumaturgo (37).
San Cris�stomo, Homil�a (38).
Teodoreto, Historia eclesi�stica: seis citas breves (39).
San Cris�stomo sobre san Flaviano y homil�a (40).
San Basilio sobre los cuarenta m�rtires, Repetici�n (41).
San Gregorio Nacianceno, del Cantar de los Cantares (42).
San Cris�stomo, Comentario sobre San Pablo (43).
Del Sexto Consejo General (44).
San Clemente, Stromata (45).
San Teodoro, obispo de Pent�polis (46).
San Basilio a San Flaviano (51).
San Gregorio Nacianceno sobre el bautismo (52).
San Isidoro Di�cono, Cronograf�a (57).
Del Quinto Consejo General (62).
Teodoro, Historia eclesi�stica (63).
Abad M�ximo Repetici�n (64).
San Sofronio, Hechos de SS. Ciro y Juan (65).
De la vida de santa Eupraxia (69).
Sobre el Quinto Consejo General (70).
[27]
Antepasado amante de Dios.
[28]
Ni siquiera los anatemas de los santos en las iglesias fueron escritos para el
culto de los fieles, indicando el l�bulo del cuerpo.
[29]
porque las cosas de los cristianos son fieles, y nuestro falso dios activa los
poderes.
[30]
padrino
[31]
t�o.
[32]
indescriptiblemente.
[33]
ser purificado y santificado.
[34]
residente sin excepci�n.
[35]
De hecho, para los inaceptablemente incurables.
[36]
...a la Virgen Mar�a y su divinidad.
[37]
Porque por la palabra de Dios en tu est�mago proteges la naturaleza humana del pan
secreto, de tu propia sangre pura que trajiste, mataste y cociste bajo el fuego
divino, etc.
[38]
as� tambi�n nosotros, en el invierno de los que traen las flores del rey, y arman
el discurso elocuente a las contiendas de los jueces, y el deseo de la mente con la
piedra de hierro, o como la hora brillante que oprime la mente m�tica, esp�ritu
oscuro Indira y cosecha de discurso a los fil�logos a ti y gente amigable, m�s o
menos nos hemos demostrado a nosotros mismos.
[39]
padrino
[40]
Bendito seas en verdad, bendito seas. As�, si el paciente es informado de esto,
act�a de forma sospechosa.
[41]
T�as y t�os de Hersi. Oscuro cuando se aplica a nuestro Se�or.
[42]
Ha llegado el momento del corte.
[43]
Y cuando ven sudor y l�grimas, les corren por la cara.
[44]
yevv? y?? �c�mo de la combinaci�n lo incorp�reo? y c�mo se mezcla.
[45]
La supuesta respuesta de la tumba.
[46]
Se omiti� un p�rrafo no aut�ntico.
*** FIN DE ESTE PROYECTO GUTENBERG EBOOK SAN JUAN DAMASCINO SOBRE LAS IM�GENES
SANTAS ***
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que puede hacer con este trabajo. Las leyes de derechos de autor en la mayor�a de
los pa�ses est�n en constante estado de cambio. Si se encuentra fuera de los
Estados Unidos, consulte las leyes de su pa�s adem�s de los t�rminos de este
acuerdo antes de descargar, copiar, mostrar, realizar, distribuir o crear trabajos
derivados basados ??en este trabajo o cualquier otro trabajo del Proyecto
Gutenberg�. La Fundaci�n no hace ninguna declaraci�n sobre el estado de los
derechos de autor de ninguna obra en ning�n pa�s fuera de los Estados Unidos.
1.E. A menos que haya eliminado todas las referencias al Proyecto Gutenberg:
1.E.1. La siguiente oraci�n, con enlaces activos u otro acceso inmediato a la
Licencia completa del Proyecto Gutenberg� debe aparecer de manera destacada siempre
que cualquier copia de un trabajo del Proyecto Gutenberg� (cualquier trabajo en el
que aparezca la frase �Proyecto Gutenberg�, o con el cual el se accede a, muestra,
realiza, visualiza, copia o distribuye la frase �Proyecto Gutenberg�:
Este libro electr�nico es para uso de cualquier persona en cualquier lugar de los
Estados Unidos y en la mayor parte del resto del mundo, sin costo alguno y casi sin
restricciones de ning�n tipo. Puede copiarlo, regalarlo o reutilizarlo seg�n los
t�rminos de la Licencia del Proyecto Gutenberg incluida con este libro electr�nico
o en l�nea en http://www.gutenberg.org . Si no se encuentra en los Estados Unidos,
deber� verificar las leyes del pa�s donde se encuentra antes de utilizar este libro
electr�nico.
1.E.2. Si un trabajo electr�nico individual del Proyecto Gutenberg� se deriva de
textos no protegidos por la ley de derechos de autor de EE. UU. (no contiene un
aviso que indique que se public� con permiso del titular de los derechos de autor),
el trabajo se puede copiar y distribuir a cualquier persona en los Estados Unidos.
sin pagar ninguna tarifa o cargo. Si est� redistribuyendo o proporcionando acceso a
una obra con la frase "Proyecto Gutenberg" asociada o que aparece en la obra, debe
cumplir con los requisitos de los p�rrafos 1.E.1 a 1.E.7 u obtener permiso para la
uso de la obra y la marca registrada Proyecto Gutenberg� seg�n lo establecido en
los p�rrafos 1.E.8 o 1.E.9.
1.E.3. Si un trabajo electr�nico individual del Proyecto Gutenberg� se publica con
el permiso del titular de los derechos de autor, su uso y distribuci�n deben
cumplir con los p�rrafos 1.E.1 a 1.E.7 y cualquier t�rmino adicional impuesto por
el titular de los derechos de autor. Se vincular�n t�rminos adicionales a la
licencia del Proyecto Gutenberg� para todos los trabajos publicados con el permiso
del titular de los derechos de autor que se encuentra al comienzo de este trabajo.
1.E.4. No desvincule, separe ni elimine los t�rminos completos de la licencia del
Proyecto Gutenberg� de este trabajo, ni ning�n archivo que contenga una parte de
este trabajo o cualquier otro trabajo asociado con el Proyecto Gutenberg�.
1.E.5. No copie, muestre, ejecute, distribuya o redistribuya este trabajo
electr�nico, o cualquier parte de este trabajo electr�nico, sin mostrar de manera
destacada la oraci�n establecida en el p�rrafo 1.E.1 con enlaces activos o acceso
inmediato a los t�rminos completos del Proyecto. Licencia Gutenberg�.
1.E.6. Puede convertir y distribuir este trabajo en cualquier formato binario,
comprimido, marcado, no propietario o propietario, incluido cualquier formato de
procesamiento de textos o hipertexto. Sin embargo, si proporciona acceso o
distribuye copias de un trabajo del Proyecto Gutenberg� en un formato que no sea
�Plain Vanilla ASCII� u otro formato utilizado en la versi�n oficial publicada en
el sitio web oficial del Proyecto Gutenberg� (http://www . gutenberg.org ), debe,
sin costo, tarifa o gasto adicional para el usuario, proporcionar una copia, un
medio para exportar una copia o un medio para obtener una copia a pedido, de la
obra en su original �Plain Vanilla�. ASCII� u otra forma. Cualquier formato
alternativo debe incluir la licencia completa del Proyecto Gutenberg� como se
especifica en el p�rrafo 1.E.1.
1.E.7. No cobre una tarifa por acceder, ver, exhibir, ejecutar, copiar o distribuir
cualquier obra del Proyecto Gutenberg� a menos que cumpla con el p�rrafo 1.E.8 o
1.E.9.
1.E.8. Puede cobrar una tarifa razonable por las copias, el acceso o la
distribuci�n de los trabajos electr�nicos del Proyecto Gutenberg�, siempre que
Usted paga una tarifa de regal�as del 20% de las ganancias brutas que obtiene del
uso de las obras del Proyecto Gutenberg� calculadas utilizando el m�todo que ya
utiliza para calcular sus impuestos aplicables. La tarifa se debe al propietario de
la marca registrada Proyecto Gutenberg�, pero �l ha aceptado donar regal�as seg�n
este p�rrafo a la Fundaci�n del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg. Los pagos
de regal�as deben pagarse dentro de los 60 d�as siguientes a cada fecha en la que
prepare (o est� legalmente obligado a preparar) sus declaraciones de impuestos
peri�dicas. Los pagos de regal�as deben marcarse claramente como tales y enviarse a
la Fundaci�n del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg a la direcci�n
especificada en la Secci�n 4, �Informaci�n sobre donaciones a la Fundaci�n del
Archivo Literario del Proyecto Gutenberg�.
Usted proporciona un reembolso completo de cualquier dinero pagado por un usuario
que le notifica por escrito (o por correo electr�nico) dentro de los 30 d�as
posteriores a la recepci�n que no est� de acuerdo con los t�rminos de la licencia
completa del Proyecto Gutenberg�. Debe exigir a dicho usuario que devuelva o
destruya todas las copias de las obras que posee en un medio f�sico e interrumpa
todo uso y acceso a otras copias de las obras del Proyecto Gutenberg�.
Usted proporciona, de acuerdo con el p�rrafo 1.F.3, un reembolso completo de
cualquier dinero pagado por una obra o una copia de reemplazo, si se descubre un
defecto en la obra electr�nica y se le informa dentro de los 90 d�as posteriores a
la recepci�n de la obra.
Usted cumple con todos los dem�s t�rminos de este acuerdo para la distribuci�n
gratuita de las obras del Proyecto Gutenberg�.
1.E.9. Si desea cobrar una tarifa o distribuir una obra electr�nica o un grupo de
obras del Proyecto Gutenberg� en t�rminos diferentes a los establecidos en este
acuerdo, debe obtener permiso por escrito tanto de la Fundaci�n del Archivo
Literario del Proyecto Gutenberg como de The Project Gutenberg Trademark LLC. ,
propietario de la marca comercial Project Gutenberg�. Comun�quese con la Fundaci�n
como se establece en la Secci�n 3 a continuaci�n.
1.F.
1.F.1. Los voluntarios y empleados del Proyecto Gutenberg dedican un esfuerzo
considerable a identificar, realizar investigaciones sobre derechos de autor,
transcribir y corregir trabajos no protegidos por la ley de derechos de autor de
EE. UU. al crear la colecci�n del Proyecto Gutenberg�. A pesar de estos esfuerzos,
las obras electr�nicas del Proyecto Gutenberg� y el medio en el que pueden
almacenarse pueden contener "defectos", como, entre otros, datos incompletos,
inexactos o corruptos, errores de transcripci�n, derechos de autor u otra propiedad
intelectual. infracci�n, un disco u otro medio defectuoso o da�ado, un virus
inform�tico o c�digos inform�ticos que da�en o no puedan ser le�dos por su equipo.
1.F.2. GARANT�A LIMITADA, RENUNCIA DE DA�OS: excepto el �Derecho de reemplazo o
reembolso� descrito en el p�rrafo 1.F.3, la Fundaci�n del Archivo Literario del
Proyecto Gutenberg, el propietario de la marca comercial del Proyecto Gutenberg� y
cualquier otra parte que distribuya el Proyecto Gutenberg. � trabajo electr�nico
bajo este acuerdo, renunciamos a toda responsabilidad hacia usted por da�os, costos
y gastos, incluidos los honorarios legales. USTED ACEPTA QUE NO TIENE RECURSOS POR
NEGLIGENCIA, RESPONSABILIDAD ESTRICTA, INCUMPLIMIENTO DE GARANT�A O INCUMPLIMIENTO
DE CONTRATO EXCEPTO LOS ESTIPULADOS EN EL P�RRAFO 1.F.3. USTED ACEPTA QUE LA
FUNDACI�N, EL PROPIETARIO DE LA MARCA REGISTRADA Y CUALQUIER DISTRIBUIDOR BAJO ESTE
ACUERDO NO SER�N RESPONSABLES ANTE USTED POR DA�OS REALES, DIRECTOS, INDIRECTOS,
CONSECUENCIALES, PUNITIVOS O INCIDENTALES AUNQUE USTED AVISE LA POSIBILIDAD DE
DICHOS DA�OS.
1.F.3. DERECHO LIMITADO DE REEMPLAZO O REEMBOLSO: si descubre un defecto en este
trabajo electr�nico dentro de los 90 d�as posteriores a su recepci�n, puede recibir
un reembolso del dinero (si corresponde) que pag� por �l enviando una explicaci�n
por escrito a la persona que recibi� el trabajo de. Si recibi� la obra en soporte
f�sico, deber� devolver el soporte con su explicaci�n por escrito. La persona o
entidad que le proporcion� el trabajo defectuoso puede optar por proporcionarle una
copia de reemplazo en lugar de un reembolso. Si recibi� el trabajo
electr�nicamente, la persona o entidad que se lo proporcione puede optar por
brindarle una segunda oportunidad de recibir el trabajo electr�nicamente en lugar
de un reembolso. Si la segunda copia tambi�n est� defectuosa, podr� exigir un
reembolso por escrito sin m�s oportunidades de solucionar el problema.
1.F.4. Excepto por el derecho limitado de reemplazo o reembolso establecido en el
p�rrafo 1.F.3, este trabajo se le proporciona "TAL CUAL", SIN NINGUNA OTRA GARANT�A
DE NING�N TIPO, EXPRESA O IMPL�CITA, INCLUYENDO PERO NO LIMITADO A GARANT�AS DE
COMERCIABILIDAD O IDONEIDAD PARA CUALQUIER FINALIDAD.
1.F.5. Algunos estados no permiten renuncias de ciertas garant�as impl�citas o la
exclusi�n o limitaci�n de ciertos tipos de da�os. Si cualquier exenci�n de
responsabilidad o limitaci�n establecida en este acuerdo viola la ley del estado
aplicable a este acuerdo, el acuerdo se interpretar� para hacer la m�xima exenci�n
de responsabilidad o limitaci�n permitida por la ley estatal aplicable. La
invalidez o inaplicabilidad de cualquier disposici�n de este acuerdo no anular� las
disposiciones restantes.
1.F.6. INDEMNIZACI�N: Usted acepta indemnizar y eximir a la Fundaci�n, al
propietario de la marca registrada, a cualquier agente o empleado de la Fundaci�n,
a cualquier persona que proporcione copias de los trabajos electr�nicos del
Proyecto Gutenberg� de conformidad con este acuerdo y a cualquier voluntario
asociado con la producci�n, promoci�n y distribuci�n de trabajos electr�nicos del
Proyecto Gutenberg�, exentos de toda responsabilidad, costos y gastos, incluidos
los honorarios legales, que surjan directa o indirectamente de cualquiera de los
siguientes actos que usted haga o cause que ocurra: (a) distribuci�n de este o
cualquier trabajo del Proyecto Gutenberg�, (b) alteraci�n, modificaci�n o adiciones
o eliminaciones de cualquier trabajo del Proyecto Gutenberg�, y (c) cualquier
Defecto que usted cause.
Secci�n 2. Informaci�n sobre la Misi�n del Proyecto Gutenberg�
Project Gutenberg� es sin�nimo de distribuci�n gratuita de obras electr�nicas en
formatos legibles por la m�s amplia variedad de computadoras, incluidas
computadoras obsoletas, antiguas, de mediana edad y nuevas. Existe gracias a los
esfuerzos de cientos de voluntarios y donaciones de personas de todos los �mbitos
de la vida.
Los voluntarios y el apoyo financiero para brindarles la asistencia que necesitan
son fundamentales para alcanzar los objetivos del Proyecto Gutenberg� y garantizar
que la colecci�n del Proyecto Gutenberg� permanezca disponible gratuitamente para
las generaciones venideras. En 2001, se cre� la Fundaci�n Archivo Literario del
Proyecto Gutenberg para proporcionar un futuro seguro y permanente al Proyecto
Gutenberg� y a las generaciones futuras. Para obtener m�s informaci�n sobre la
Fundaci�n del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg y c�mo sus esfuerzos y
donaciones pueden ayudar, consulte las Secciones 3 y 4 y la p�gina web de la
Fundaci�n en http://www.pglaf.org .
Secci�n 3. Informaci�n sobre la Fundaci�n Archivo Literario Proyecto Gutenberg
La Fundaci�n del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg es una corporaci�n
educativa sin fines de lucro 501(c)(3) organizada seg�n las leyes del estado de
Mississippi y con estatus de exenci�n de impuestos por parte del Servicio de
Impuestos Internos. El EIN o n�mero de identificaci�n fiscal federal de la
Fundaci�n es 64-6221541. Su carta 501(c)(3) est� publicada en
http://www.gutenberg.org/fundraising/pglaf . Las contribuciones a la Fundaci�n del
Archivo Literario del Proyecto Gutenberg son deducibles de impuestos en la medida
en que lo permitan las leyes federales de EE. UU. y las leyes de su estado.
La oficina principal de la Fundaci�n est� en Fairbanks, Alaska, con la direcci�n
postal: PO Box 750175, Fairbanks, AK 99775, pero sus voluntarios y empleados se
encuentran dispersos en numerosos lugares. Su oficina comercial est� ubicada en 809
North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, correo electr�nico
[email protected] . Los enlaces de contacto por correo electr�nico y la
informaci�n de contacto actualizada se pueden encontrar en el sitio web y la p�gina
oficial de la Fundaci�n en http://www.pglaf.org
Para informaci�n de contacto adicional:
Dr. Gregory B. Newby
Director ejecutivo y director
[email protected]Secci�n 4. Informaci�n sobre Donaciones a la Fundaci�n Archivo Literario Proyecto
Gutenberg
El Proyecto Gutenberg� depende y no puede sobrevivir sin un amplio apoyo p�blico y
donaciones para llevar a cabo su misi�n de aumentar el n�mero de obras de dominio
p�blico y con licencia que pueden distribuirse gratuitamente en un formato legible
por m�quina accesible mediante la m�s amplia gama de equipos, incluidos los
obsoletos. Muchas donaciones peque�as ($1 a $5,000) son particularmente importantes
para mantener el estado de exenci�n de impuestos ante el IRS.
La Fundaci�n se compromete a cumplir con las leyes que regulan las organizaciones
ben�ficas y las donaciones ben�ficas en los 50 estados de los Estados Unidos. Los
requisitos de cumplimiento no son uniformes y se necesita un esfuerzo considerable,
mucho papeleo y muchas tarifas para cumplir y mantenerse al d�a con estos
requisitos. No solicitamos donaciones en lugares donde no hayamos recibido
confirmaci�n escrita de cumplimiento. Para ENVIAR DONACIONES o determinar el estado
de cumplimiento de cualquier estado en particular, visite
http://www.gutenberg.org/fundraising/donate
Si bien no podemos solicitar ni solicitamos contribuciones de estados donde no
hemos cumplido con los requisitos de solicitud, no conocemos ninguna prohibici�n
contra la aceptaci�n de donaciones no solicitadas de donantes en dichos estados que
se acercan a nosotros con ofertas para donar.
Se aceptan con gratitud las donaciones internacionales, pero no podemos hacer
ninguna declaraci�n sobre el tratamiento fiscal de las donaciones recibidas desde
fuera de los Estados Unidos. Las leyes estadounidenses por s� solas inundan a
nuestro reducido personal.
Consulte las p�ginas web del Proyecto Gutenberg para conocer los m�todos y
direcciones de donaci�n actuales. Se aceptan donaciones de otras formas, incluidos
cheques, pagos en l�nea y donaciones con tarjeta de cr�dito. Para donar, visite:
http://www.gutenberg.org/fundraising/donate
Secci�n 5. Informaci�n general sobre las obras electr�nicas del Proyecto
Gutenberg�.
El profesor Michael S. Hart es el creador del concepto del Proyecto Gutenberg� de
una biblioteca de obras electr�nicas que se puede compartir libremente con
cualquier persona. Durante treinta a�os, produjo y distribuy� libros electr�nicos
del Proyecto Gutenberg� con s�lo una red flexible de apoyo voluntario.
Los libros electr�nicos del Proyecto Gutenberg� a menudo se crean a partir de
varias ediciones impresas, y se confirma que todas ellas no est�n protegidas por
derechos de autor en los EE. UU. a menos que se incluya un aviso de derechos de
autor. Por lo tanto, no necesariamente mantenemos los libros electr�nicos de
acuerdo con ninguna edici�n en papel en particular.
Cada libro electr�nico se encuentra en un subdirectorio del mismo n�mero que el
n�mero del libro electr�nico, a menudo en varios formatos, incluido ASCII simple,
comprimido (en zip), HTML y otros.
Las ediciones corregidas de nuestros libros electr�nicos reemplazan el archivo
antiguo y adoptan el nombre de archivo y el n�mero de texto electr�nico antiguos.
El viejo archivo reemplazado est� renombrado. Las versiones basadas en fuentes
independientes se tratan como libros electr�nicos nuevos que reciben nuevos nombres
de archivo y n�meros de texto electr�nico.
La mayor�a de las personas comienzan en nuestro sitio web, que tiene la funci�n
principal de b�squeda de PG:
http://www.gutenberg.org
Este sitio web incluye informaci�n sobre el Proyecto Gutenberg�, incluido c�mo
hacer donaciones a la Fundaci�n del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg, c�mo
ayudar a producir nuestros nuevos libros electr�nicos y c�mo suscribirse a nuestro
bolet�n informativo por correo electr�nico para recibir informaci�n sobre nuevos
libros electr�nicos.