0% encontró este documento útil (0 votos)
15 vistas31 páginas

Intelectual Popular - Eduard E Moreno

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
15 vistas31 páginas

Intelectual Popular - Eduard E Moreno

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 31

santiago, chile | núcleo de historia social popular

año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707

reflexiones

El intelectual-popular como articulador


de resistencias y espacios de sociabilidad:
Dos estudios de caso en las primeras déca-
das del siglo XX entre Colombia y Brasil
The popular-intellectual as an articulator of resistance and spaces of
sociability: Two case studies in the first decades of the 20th century be-
tween Colombia and Brazil

Eduard Esteban Moreno Trujillo


Doctor en Historia
Pontifica Universidade Catolica
de Rio Grande do Sul (Brasil)
Profesor Asistente
Facultad de Ciencias Sociales
Pontificia Universidad Javeriana
[email protected]
0000-0003-4835-1865
232 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

Resumen: El objetivo de este artículo es considerar el uso de la no-


ción de intelectual-popular como una posibilidad para deconstruir la
noción clásica del intelectual, a partir de su relación con los sectores
subalternos, las ideas de izquierda y los espacios de sociabilidad y
resistencias populares en las primeras décadas del siglo XX. Las hi-
pótesis se desdoblan en dos perspectivas. Por un lado, desde un lugar
“más” teórico se asume que la noción de intelectual-popular permite
evidenciar la complejidad y riqueza de la relación entre los movili-
zadores de ideas y el mundo popular propiamente dicho. Por otro
lado, en una perspectiva más histórica, se asume que los intelectua-
les-populares de comienzos de siglo XX, quienes hicieron circular las
ideas socialistas y comunistas en el continente, no lo hicieron desde
la “razón de partido”, sino desde un uso particular y pragmático de las
mismas. Para el estudio histórico tomaremos los casos de Raúl Eduar-
do Mahecha de Colombia y Abílio de Nequete de Brasil.
Palabras claves: Intelectual-Popular; Ideas de Izquierda; Sectores Po-
pulares; Raúl Eduardo Mahecha; Abílio de Nequete.

Abstract: The objective of this article is to consider the use of the


notion of popular-intellectual as a possibility to deconstruct the clas-
sical notion of the intellectual, based on its relationship with subal-
tern sectors, left-wing ideas and spaces for sociability and popular
resistance in the first decades of the 20th century. The hypotheses un-
fold in two perspectives. On the one hand, from a “more” theoretical
place, it is assumed that the notion of intelectual-popular makes it
possible to demonstrate the complexity and richness of the relations-
hip between the mobilizers of ideas and the popular world itself. On
the other hand, from a more historical perspective, it is assumed that
the popular-intellectuals at the beginning of the 20th century, who
circulated socialist and communist ideas on the continent, did not
do so for “party reasons”, but from a more particular and pragmatic
perspective. For the historical study we will take the cases of Raúl
Eduardo Mahecha from Colombia and Abílio de Nequete from Brazil.
Keywords: Intellectual-Popular; Left Ideas; Popular Sectors; Raúl
Eduardo Mahecha; Abílio de Nequete.

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 233

Introducción

El objetivo de este artículo es considerar el uso de la noción de intelectual-po-


pular como una posibilidad para deconstruir la noción clásica del intelectual, a
partir de su relación con los sectores subalternos, las ideas de izquierda y los
espacios de sociabilidad y resistencias populares. En términos temporales, el es-
tudio se centra en las primeras décadas del siglo XX, periodo en el que planteo
la emergencia de la figura del intelectual-popular, a partir de múltiples factores,
como fueron: la relativa industrialización de las ciudades; la emergencia de los
sectores obreros; la aparición de la “cuestión social” y la circulación de las ideas
socialistas y comunistas, entre otros.
En este caso abordaré la trayectoria de dos intelectuales-populares. El colom-
biano Raúl Eduardo Mahecha (El Guamo, 13 de octubre de 1884 - Bogotá,17 de ju-
lio de 1940) y el brasilero Abílio de Nequete (Fiha, Líbano, 1888 - Porto Alegre, 7 de
agosto de 1960). En el marco de un ejercicio comparativo, tensionar la trayectoria
de estos sujetos me permitirá reconocer las complejidades que encerró el papel
de los intelectuales y líderes populares en el contexto de apropiación de las ideas
de izquierda, en un devenir histórico de constante cambio social.
Propongo, entonces, dos hipótesis de trabajo que se desdoblan en dos pers-
pectivas. Por un lado, desde un lugar “más” teórico asumo que la noción de inte-
lectual-popular permite evidenciar la complejidad y riqueza de la relación entre
los movilizadores de ideas y el mundo popular propiamente dicho. Todo esto
marcado por un contexto en el que se está gestando la cultura popular moder-
na a partir de la relación entre la cultura de izquierda y la cotidianidad de las
luchas enmarcada en la emergencia de la cuestión social. Lo que expresa esta
hipótesis es una relación repleta de tensiones, pero también de pragmaticidad
revolucionaria. Por otro lado, en una perspectiva más histórica, asumo que los
intelectuales-populares de comienzos de siglo XX, quienes pusieron a circular
las ideas socialistas y comunistas en el continente, no lo hicieron desde la ra-
zón determinada por la disciplina partidaria, sino desde un uso particular de lo
pragmático que les permitió acercar las ideas socialistas y comunistas al seno de
las creencias populares, generando un sincretismo valioso para el campo de la
izquierda en la región.
Desarrollaré este artículo en dos partes. Inicialmente, quiero presentar al-
gunas ideas sobre la noción de intelectual-popular a partir de la formulación de
una serie de cuestionamientos de orden teórico. En un segundo momento me
centraré en el material empírico y expondré las trayectorias de vida de los inte-

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
234 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

lectuales-populares propuestos1, en el marco de sus espacios de socialización,


fijándome especialmente en los modos en que estos sujetos circularon a través
de estos espacios y los fueron configurando.

Intelectuales - populares: una apuesta en borrador.

Podríamos empezar este apartado formulando la pregunta que ha marcado el


devenir de la historia intelectual en el último siglo: ¿que es el intelectual?2 ¿Qué
es ese monstruo difícil de clasificar? Una esfinge siempre cambiante, un sujeto
historizado, poseído por el espíritu de las épocas en que vivió. Y ahí, en medio
de esa pregunta podemos retornar a las definiciones que hace más de un siglo
nos dieron Julien Benda ([1951] 2008) y Antonio Gramsci (1967). Definiciones por
lo demás dicotómicas. En Benda, el intelectual es un clérigo que posee una con-
dición especial por su saber. Es un sujeto otro. Diferente a la sociedad en la que
se encuentra, y que tiene la capacidad de ser el faro moral y racional de aquella.
No es un sujeto corruptible en las banalidades de la política, de ahí la queja de
Benda por la progresiva caída en la política de los intelectuales en las primeras
décadas del siglo XX. Frente a esta idea de un ethos especial del intelectual, se
levanta la noción gramsciana del intelectual orgánico. Una noción que asume la
intelectualidad como una función social. El intelectual orgánico cumple un rol
que le fija la sociedad y el bloque histórico al cual pertenece. Es un trabajador
de la cultura encargado de homogeneizar la clase a la que dice representar y que
además lo formó.

1 El material empírico con el que trabajaré en este artículo fue resultado de una investigación
mucho más amplia sobre las distintas formas de apropiación de las ideas de izquierda en Améri-
ca Latina en las primeras décadas del siglo XX. Cf. Moreno, E (2017). CONTEXTOS DISTANTES,
IDEAS COMPARTIDAS: Una historia comparada sobre la apropiación de la ideas de izquierda (Colombia y
Brasil: 1886-1930). Tesis doctoral. Pontificia Universidad Católica de Rio grande do Sul. También se
pueden ver algunos materiales en: Moreno, E. (2021). Do río Magdalena ao rio de la Plata: Dois casos de
circulação e recepção de ideias da esquerda nas primeiras décadas do século XX. Estudos Ibero-Americanos,
47(1), e 35173. https://doi.org/10.15448/1980-864X.2021.1.35173
2 En este apartado me centraré en una reflexión teórica sobre la figura del intelectual, toman-
do como referentes principales autores europeos ya clásicos. Sin embargo, es importante resaltar
el lugar que en la actualidad juega América Latina en las discusiones sobre la figura del intelectual
y la Historia Intelectual en general. Basta con citar los trabajos ya clásicos de Carlos Altamirano
(2007; 2013) y el grupo de la Revista Prismas, así como los desdoblamientos en las discusiones sobre
la historia conceptual y la historia de las ideas políticas (Palti, 2023a; 2023b; 2022). Para este trabajo
en particular son importantes las ideas desarrolladas por Horacio Tarcus (2013; 2015; 2020), especí-
ficamente en sus trabajos sobre las formas de recepción de las ideas marxistas en Argentina.

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 235

Estas definiciones nos llevan a pensar el intelectual como un sujeto cohe-


rente, ya sea en la soledad de su pensamiento especial, al modo del clérigo de
Benda, o en la unión orgánica con un sector determinado de la sociedad, como lo
presenta Gramsci. No obstante, el intelectual monstruo aparece en el constante
equilibrio que tiene que hacer entre la soledad y el alineamiento, así lo recuerda
Said (2007). Muchas veces la incoherencia lo constituye. Entonces, solo podemos
acceder al intelectual a través de los límites que los atraviesan, de las elecciones
que toma, de los lugares silenciosos desde los cuales decide nombrar la realidad.
Y en medio de todo esto, el azar, las fuerzas que se ponen en juego para dar forma
al mundo en el que fue arrojado.
No obstante, aquí retorna la pregunta con toda su fuerza ¿qué es un intelec-
tual? Debemos buscarlo en medio de las capas que lo cubren. El intelectual es
un movilizador de ideas, un productor y reproductor de discursos que potencian
las acciones de los otros, y sus mismas tomas de posición. Asumido así, como
un monstruo de mil caras, el intelectual-popular apareció en el encuentro de
aquellas ideas que revelaban la explotación de los sectores subalternos, con las
experiencias de resistencias que se agenciaron en el cotidiano. En medio de este
ejercicio de mutua afectación, surgió un grupo de individuos que dialécticamen-
te se constituyó en la intelectualidad popular de la izquierda en Brasil y Colom-
bia de los primeros años del siglo XX. La constitución dialéctica hace referencia a
la conformación recíproca que se dio entre la configuración de un nuevo campo
político (el de la izquierda), con la consolidación de unos sujetos que empezaron
a ser visibles organizadores de dicho campo.
Los intelectuales-populares abordados en este texto se constituyeron a partir
de su relación con lo popular. De esta forma, y siguiendo al filósofo francés Alain
Badiou, lo popular define a las “historias en las cuales está en juego […] la eman-
cipación” (Badiou 2014,10). Así, el adjetivo “popular” politiza el sustantivo “pue-
blo”. Esta politización pasó por las intencionalidades emancipatorias de aquellos
que se adscribieron como parte del adjetivo. El adjetivo “popular” definió una
“identidad” que se opuso al poder. Además, en lo popular existe una necesidad
que radica en “el debilitamiento del Estado”, entendido como el sostenedor del
status quo.
Los intelectuales-populares desplegaron todas sus actividades organizativas
al interior de ese sector social que Bourdieu calificó como el de los excluidos.
Pero, además, su actuación estuvo precedida o motivada por lo que Badiou llama
intencionalidades emancipatorias. Los intelectuales se insertaron en los sectores

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
236 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

populares,3 o surgieron dentro de ellos, con la intencionalidad clara y consciente


de buscar su emancipación de las elites políticas y económicas.
No obstante, y esto es una constante, los intelectuales no pueden ser asumi-
dos como parte orgánica de los sectores populares, ya que si bien se entregaron a
la lucha popular, en muchas ocasiones sintieron una profunda tensión entre su
origen de clase o sus perspectivas de fe –como veremos más adelante–, con las
particularidades de una cultura popular en formación, que generó diversos meca-
nismos de evasión del poder que, en muchas ocasiones, reñían con la disciplina
propia de un partido político, o del ejercicio de reflexión teórica. Pero también,
y más importante, la organicidad se rompió por la forma como estos intelec-
tuales asumieron su papel frente a las masas. Por ejemplo, en los dos casos que
presentaré, los intelectuales se reconocieron, desde una perspectiva mesiánica
y quizás paternalista, como redentores de la clase oprimida. Y en su posición de
líderes del movimiento, hicieron circular las ideas desde un lugar epistémico
que los marcaba como educadores, como aquellos que debían mostrar el cami-
no. Si bien, esto no fue una excepcionalidad en la campo de la izquierda de las
primeras décadas del siglo XX, considero que estos intelectuales no pueden ser
definidos como orgánicos, al modo gramsciano, en tanto que su praxis no dio
coherencia “completa” a la clase excluida como forjadora en un principio contra-
hegemónico. Si volvemos sobre las múltiples definiciones de Gramsci en torno
a la figura del intelectual, podemos trazar algunas diferencias. De acuerdo con el
italiano, la función del intelectual es brindar coherencia al bloque histórico. En
ese sentido,
[s]i las relaciones entre intelectuales y pueblo [...], son dadas por una
adhesión orgánica en la cual el sentimiento-pasión deviene comprensión
y, por lo tanto, saber (no mecánicamente, sino de manera viviente), sólo
entonces la relación es de representación y se produce intercambio de ele-
mentos individuales entre [...] dirigentes y dirigidos; sólo entonces se rea-
liza la vida de conjunto, la única que es fuerza social. Se crea un bloque
histórico (Gramsci, 1950, p.124).

3 Por otro lado, lo popular remite a lo excluido y a lo colectivo. Acudiendo a Bourdieu, se


puede sostener que lo popular –en el plano del lenguaje, por ejemplo-, “solo se define de manera
relacional, como un conjunto de lo que se ve excluido […] de lo legítimo”. De esta manera, además de
ser el lugar de lo socialmente excluido por la elite, lo popular es un “concepto de extensión variable
[…] que debe su virtud política al hecho de que es posible ampliar sus referente a discreción hasta lle-
gar a incluir en él […]” a campesinos, ejecutivos medios y pequeños empresarios o, por el contrario,
restringirlos exclusivamente a los obreros industriales […]”. Es decir que lo popular posee un sentido
de colectivo singular que lo determina (Bourdieu 2014, 22-23).

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 237

Sin embargo, con el material empírico que disponemos, puedo sostener que
hubo momentos coyunturales en que los intelectuales-populares negaron a los
sectores subalternos su papel revolucionario, o no se asumieron como intelec-
tuales políticos y líderes de las luchas revolucionarias agenciadas por los secto-
res subalternos. En estos periodos coyunturales fue imposible llegar al momento
de la organicidad. Y aquí, entonces, aparece una idea de transición intelectual
que creo es importante. No se puede sostener la afirmación que niega de tajo la
emergencia de estos sujetos como líderes e intelectuales orgánicos, pero tam-
poco podemos decir que emergieron como intelectuales orgánicos en el marco
de un bloque histórico determinado y que esto definió su trayectoria. Lo que
encontramos, es un desplazamiento continuo de su figura entre la aceptación y
la negación de su papel al interior del movimiento revolucionario. Una fragmen-
tación constante que los llevó a proponer apuestas teóricas y posturas prácticas
que respondieron a la emergencia de coyunturas convulsivas, pero que se aleja-
ron de la homogeneidad cultural de los sectores subalternos. En medio de este
movimiento oscilatorio, propongo la noción de intelectual-popular como una
red de intenciones. Una etapa de oscilación entre la consolidación de una cultu-
ra de izquierda definida por la lucha, y un proceso de autoconocimiento que no
les permitió identificarse del todo con los sectores subalternos.
Por otro lado, la relación de estos sujetos con las ideas de izquierda fue en
sí misma compleja. Los intelectuales-populares aparecen como movilizadores
de ideas, pero no propiamente como articuladores coherentes de las mismas
—si acaso podemos hablar de coherencia en las ideas. En esta figura se puede
encontrar lo que he llamado un proceso dialéctico de apropiación. Ellos encar-
naron una experiencia de vida que nos permite, como investigadores, rastrear las
múltiples formas en que las ideas de izquierda fueron apropiadas en la región.
La apropiación está marcada por un proceso complejo que va de la recepción
a la práctica, pasando por la interpretación y la circulación. En este proceso,
los intelectuales-populares cumplieron papeles específicos en cada uno de los
momentos del proceso de apropiación (Moreno, 2017). En la trayectoria de los
intelectuales-populares de las primeras décadas del siglo XX podemos reconocer,
inicialmente, un movimiento constante que hizo posible que, a partir del contac-
to con otros espacios políticos, pudieran conocer y hacer circular las ideas a las
que se entregaron. Pero también, vemos en ellos la intención de promover esce-
narios de interpretación de la ideas desde proyectos editoriales que fortalecieron
la cultura política de la izquierda naciente. Y, finalmente, encontramos un con-
junto de prácticas revolucionarios que intentaron poner en la escena las ideas
políticas que defendían. En este sentido, en la trayectoria de intelectuales-po-
pulares como Abílio de Nequete y Raúl Eduardo Mahecha, sobresale su función
en la circulación de las ideas, y la construcción de diálogo con diversos sectores

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
238 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

nacionales e internacionales tanto del campo de la izquierda política, como de


los sectores subalternos.4 Sin embargo, para reafirmar la idea que quiero sostener
a partir del uso de las fuentes, la característica principal del intelectual-popular
es su perspectiva paternalista y mesiánica, que en algún punto los llevó a alejarse
de estos sectores, en el caso de Nequete, o a afirmar un entramado entre fe y re-
volución que los alejó de la reflexión teórica de la izquierda del momento, como
en el caso de Mahecha.
El intelectual-popular que se configuró al interior de las luchas de los sec-
tores subalternos de la sociedad pasó por un proceso de constitución en el que
confluyeron: 1] Sus relaciones con lo popular, mediadas por el sentimiento eman-
cipatorio y de rebeldía primitiva que lograron encauzar y organizar. 2] Su com-
promiso como intelectuales adscritos a lo popular, pero claramente diferentes a
dichos sectores de la sociedad. 3] Las particularidades de las relaciones con las
masas, determinadas por una relación ambigua de amor, odio y direccionamien-
to moral.
Así, el intelectual-popular es una red de intenciones, de ideas, de movimien-
tos y de prácticas que emergen en la cotidianidad con el fin de interpelar al
poder. De ahí que, la noción misma de intelectual-popular sea una noción abier-
ta, múltiple, pero condicionada a un compromiso político y emancipatorio con
los sectores que históricamente hemos de definir cómo populares. Caen, enton-
ces, en la indefinición, pero también en la urgencia de la lucha y sus múltiples
devenires. La noción se va construyendo a partir de la deconstrucción de una
idea sustancial del intelectual como un sujeto especial. Esta noción nos permite
romper con las falsas oposiciones que ha estructurado la razón occidental, para
comprender mejor el lugar de unos sujetos que respondieron a las condiciones
objetivas que encontraron en sus contextos.
En esta misma línea, se fueron estructurando los espacios de sociabilidad po-
pular como escenarios flexibles, atravesados por las fronteras, por los límites de
la indefinición ideológica. Los intelectuales-populares, como veremos, jugaron
con su propia movilidad. Fueron hasta las fronteras, las traspasaron, entablaron
diálogos, volvieron. Los ritmos de apropiación de las resistencias estuvieron de-

4 Los “momentos” que planteo en el proceso de apropiación de las ideas de izquierda, no son
secuenciales. Ni tampoco pretendo describir una vía “correcta” para la apropiación. Lo que podemos
encontrar en dicho proceso es un cruce constante de acciones que fueron definiendo el campo de la
izquierda, a partir de las particularidades contextuales y la complejidad inherente de las capas in-
telectuales. En ese mismo sentido, si bien en Abílio de Nequete y en Raul Eduardo Mahecha resaltó
su capacidad para hacer circular las ideas a partir de su movilidad y capacidad de diálogo, en ellos
también encontramos ejercicios de interpretación, en torno a proyecto editoriales, y prácticas polí-
ticas a partir de ejercicios de organización sindical.

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 239

terminados por su capacidad para moverse en escenarios ajenos, pero que pro-
gresivamente hicieron suyos, con el diálogo y las lecturas.

Trayectorias, circulación de las ideas y configuración de resistencias.

Como lo he venido sosteniendo, la marca distintiva de la trayectoria de los


intelectuales-populares que proponemos en este estudio fue su movilidad. La
movilidad individual debe ser concebida como uno de los componentes de una
amplia trama de relaciones y grupos, a partir de la cual los intelectuales-popula-
res fueron constituyendo su camino. En el caso de Abílio de Nequete, su movili-
dad le permitió articular un prematuro grupo de recepción de las ideas de matriz
comunista. Por otro lado, la movilidad de Raul Eduardo Mahecha visibilizó las
realidades de los trabajadores de los enclaves norteamericanos en Colombia e
hizo posible la circulación de las ideas de izquierda entre ellos, tejiendo nuevas
redes de solidaridad.

3.1 contextos

Antes de abordar cada uno de los casos, es pertinente exponer de manera ge-
neral las particularidades de los contextos de Brasil y Colombia durante los años
de actuación de los dos intelectuales-populares. Entendiendo que un elemento
central del argumento que pretendo desarrollar se articula a partir de la relación
entre los sujetos y las ideas, está contextualización parte del lugar de las ideas y
su devenir en ciertas condiciones sociales, políticas y económicas. Así, las ideas
no son meras quimeras incorpóreas de los sujetos. Las ideas se sitúan en espa-
cios concretos que las modelan y permiten su encarnación —consciente o in-
conscientemente—, hasta incrustarse en los límites de la razón colectiva de una
determinada sociedad. Las ideas de izquierda, evidentemente, no huyen a esta
realidad. Ellas se constituyeron y circularon en unos espacios que les ofrecieron
unas características específicas de locomoción. El desarrollo precario del sistema
capitalista periférico en América Latina articuló las condiciones de apropiación
de las ideas de izquierda que, a su vez, permitieron la gestación de movimientos,
grupos, organizaciones y partidos políticos que representaron y defendieron a
la clase obrera y a los sectores populares, en su condición de explotados. Con-
dicionando así la emergencia de los intelectuales-populares. En otras palabras,
paulatinamente, al interior de un malformado y precoz sistema capitalista, se
configuró un campo de la izquierda, con sus propios intereses y sus propias re-
glas de juego. Brasil y Colombia, dos contextos regionales poco comparados por
su “distancia”, no fueron ajenos a este proceso.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
240 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

Los intelectuales-populares aparecieron en contextos en los que la clase


obrera y los sectores subalternos de la población llegaron a un cierto nivel de
proximidad comunitaria, que les permitió reconocerse y solidarizarse con otros.
Tanto en Brasil como en Colombia, la configuración de ese contexto se presentó
de diferentes maneras y ritmos. Aunque las ideas que circularon en torno a la
lucha y la unión fueron esencialmente las mismas, sus apropiaciones divergie-
ron en su forma y extensión. El cuadro estructural, compuesto por las formas
económicas, políticas, sociales y culturales que cada país desarrolló durante las
primeras décadas del siglo XX, produjo que el poder y alcance de las ideas perfila-
ran diversos mecanismos de recepción, interpretación y práctica de las mismas.
El mundo obrero se organizó con el avance de las transformaciones capita-
listas en el interior de sociedades predominantemente agrarias, en las que las
prácticas e instituciones políticas se modelaron con el fin de naturalizar la visión
de una oligarquía que creía encarnar el espíritu de la nación. Durante las dos
últimas décadas del siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX, Brasil y
Colombia atravesaron, cada uno a su modo, por un periodo que determinó la na-
turalización de ejercicios políticos en los que “la doctrina de los chefes naturais”
fue la regla general.
Entre 1889 y 1930 Brasil estableció una “República oligárquica” caracterizada
por la hegemonía de una clase social de grandes señores de la tierra, conocidos
como coroneles5, fuertemente influenciados por un “liberalismo elitista” (Faus-
to, 1989, p. 8). Después del 15 de Noviembre de 1889, con la caída del Imperio, y
pasado el corto periodo denominado “encilhamento” (1889-1891), en el que se in-
centivo la industrialización, la República encarnó un “misto de nepotismo, com-
padrio e, ao mesmo tempo, furor republicano [que substituiu] o antigo sistema

5 Un epifenómeno de este sistema, en el que se enmarcaron las relaciones de poder oligárquico, fue el
coronelismo. Como resultado de las relaciones de poder en las que se combinaron intereses económicos espe-
cíficos con las intenciones de consolidar la República a partir de la articulación de los niveles local, regional y
nacional, el coronelismo representó un esquema de acción política que, siguiendo al profesor José Murilho de
Carvalho (1997), puede ser definido como “um sistema político, uma complexa rede de relações que vai desde o
coronel até o presidente da República, envolvendo compromissos recíprocos”. Sistema que, además, pretendía
adaptar el poder privado de una elite local, que controlaba el poder económico y social, a un régimen político
de extensa base representativa (Queiroz, 1989, p. 157). Aunque no se puede sostener que haya existido un tipo
único de Coronel en todo el territorio brasilero, en sus rasgos generales este individuo de la elite encarnó, a
partir de la proclamación de la República, lo que fuera el “mandonismo local” de periodos anteriores. Así, el
coronelismo representó un tipo de relaciones de poder excluyente, que se cimentó en antiguas relaciones de
parentela en las que el Coronel, como punto de referencia de la estructura social rural, se aseguraba la lealtad
de su parentela de nivel económico inferior, por medio de favores políticos y/o económicos. Progresivamente,
como explica Isaura Pereira De Queiroz, a partir de la reciprocidad de dones y contra-dones dentro de la pa-
rentela, la causa de un jefe se constituía en la causa de los mandados, estableciendo así, una solidaridad mutua
entre los coroneles y sus bases sociales inferiores (Queiroz, 1989, p. 163).

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 241

do patronato imperial” (Cardoso, 1989, p. 39). Este “nuevo orden” privilegió un


“federalismo desigual” en el que convergieron diferentes intereses económicos,
siendo el de los grandes exportadores de café el más fuerte. Esta relación entre
intereses económicos y prácticas políticas particulares, permitió la consolida-
ción de una “pax oligárquica” mediada por las relaciones de amor y odio entre
los Estados más poderosos de la época: São Paulo y Minas Gerais. La política del
“café-com-leite”, como fue llamado este concubinato de las elites estaduales cafe-
teras, direccionó, para bien o para mal, el accionar económico de Brasil durante
las primeras décadas del siglo XX.
En términos ideológicos el sueño de la República emergió en el horizonte de
tres corrientes de pensamiento arraigadas en la élite y las clases medias brasile-
ras. Por un lado, estaba el liberalismo a la americana representado por los pro-
pietarios rurales, principalmente los paulistas, para los cuales la república ideal
era sin duda el modelo americano, en la cual se abogaba por una “definición
individualista del pacto social”. De acuerdo con el profesor José Murilho de Car-
valho, la versión del liberalismo, al finalizar el siglo XIX en Brasil, fue un pastiche
de darwinismo social absorbido por intermedio de las lecturas de Spencer he-
chas por la elite local (Carvalho, 2001, p.24). Otra corriente, representada por un
segmento urbano de pequeños propietarios, profesionales liberales, escritores
y estudiantes, abogaba por un jacobinismo a la francesa en la que los discursos
románticos de la Revolución Francesa sobre libertad, igualdad y participación
política jugaban un papel fundamental (Carvalho, 2001, p.26). Sin embargo, en las
palabras del intelectual Lêoncio Basbaum, en su Historia Sincera de la República,
este grupo “girava em torno de palavras e frases [retóricas], sonhavam com uma
república democrática teórica que lhes parecia ser o governo ideal de um povo
livre e feliz”, pero en realidad, a la hora de la verdad, no sabrían qué hacer con
el poder (Basbaum, 1976, p.36). El tercer grupo en disputar el sentido ideológico
de la República fueron los positivistas. Este grupo, al que se sentían atraídos los
estudiantes, profesores y militares, condenaba la Monarquía en nombre del pro-
greso, además de pretender constituir una dictadura republicana y un ejecutivo
fuerte sobre la base de la ciencia (Carvalho, 2001, p.27). Con todo, al iniciar el
siglo XX el poder de la República quedó en las manos de los liberales a la ameri-
cana o, como los llamó Basbaum, los republicanos objetivistas, quienes “sabiam
realmente o que iriam fazer com [o poder]” (Basbaum, 1976, p.38).
El sistema en torno al cual circuló el poder en Brasil al comenzar el siglo XX,
y que descansó en la hegemonía de la oligarquía exportadora de café, empezó a
dar muestras de cansancio durante la República Velha. Debido a que fue un siste-
ma heredado de las lógicas sociopolíticas de la colonia y el imperio, su línea de

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
242 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

progreso durante la República descendió a medida que las relaciones capitalistas


se acentuaron con más fuerza, y la nueva sociedad de masas hacia su aparición.
Con la aparición de la ciudad industrial, el crecimiento de la fuerza de traba-
jo asalariada, y la clara separación entre la élite y los sectores populares que se
presentó en las ciudades, las solidaridades que el coronel construyó con su clien-
tela se resquebrajaron progresivamente. De esta manera, siguiendo la propuesta
de Queiroz, la “solidaridad vertical” del coronelismo le dio paso a una “solida-
ridad horizontal” en la que cada grupo social se solidarizó con sus semejantes,
hasta entrar en pugna abierta con otros grupos sociales “superiores” o “inferio-
res” (Queiroz, 1989, p. 182). Así, se puede decir que la naciente ciudad y los nuevos
ritmos que impuso, permitieron el crecimiento de solidaridades que organizaron
las formas de circulación del poder en el bloque hegemónico de la época.
Si bien, entre 1889 y 1930 Brasil se sumergió en una República Oligárquica en
la que una élite económica intentó transformar su ideal particular de Nación en
un ideal colectivo, esta práctica hegemónica no se distanció de las realidades de
las naciones vecinas. Colombia, durante el mismo periodo, fue escenario de una
República Conservadora en la que el poder de un sector de la elite gobernante se
sustentó en la “coacción electoral” y la influencia del clero para limitar el voto
de una supuesta oposición política (Carbó, 2002, p. 33). El periodo político que va
de 1886 a 1930 fue “bautizado”, por la historiografía colombiana, como “la hege-
monía conservadora”. Pero sería errado ver en esta coherencia nominal una “pax
oligárquica” al estilo brasilero. Por lo contrario, este periodo encarnó un proceso
político fragmentado, cargado de sectarismo e intolerancia partidista.
En 1886, el periodo se inauguró con una coalición de facciones afines entre
el Partido Liberal y el Partido Conservador, que tuvo como objetivo la procla-
mación de una nueva constitución política que pusiera fin a un periodo de fe-
deralismo radical. Con el lema “Regeneración o catástrofe” el político liberal del
ala independiente Rafael Núñez, con el apoyo del conservadurismo, asumió la
presidencia de la república en 1884 e inició un proceso de regeneración que pau-
latinamente terminó siendo netamente conservador. La constitución del 1886,
promulgada por su gobierno, se caracterizó por amparar un rígido centralismo
que defendía el autoritarismo presidencial y limitaba los derechos individuales,
además de implantar un sistema electoral destinado a conservar el poder en ma-
nos de una restringida clase dirigente (Melo, 1996, p. 53). Bajo esta perspectiva,
una consecuencia directa de este proceso de centralización, y siguiendo al pro-
fesor Jorge Orlando Melo, fue la ampliación de los conflictos bélicos al ámbito
nacional. En otras palabras, la violencia se estableció como el mecanismo de
control predilecto en el escenario político nacional. En términos económicos la
Regeneración criticó la tradición política del libre cambio y, a través del manejo

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 243

fiscal, activó una política proteccionista de la manufactura nacional, lo que im-


pulsó precariamente el mercado interno (Melo, 1996, p. 53).
Uno de los aspectos más significativos de este proceso fue el “nuevo” acuerdo
al que llegaron los dirigentes del Estado con la Iglesia. Con la firma del Concor-
dato (1887), en donde se le entregó el poder educativo y cultural a la Iglesia, el
país ingresó en una era que coronó, a partir de la lucha política de las diversas
facciones de la élite, a la violencia y al sectarismo como elemento constitutivo
del proceso político colombiano. La iglesia se convirtió en un poder central en la
política y la vida social del país bajo este contexto6.
En términos ideológicos la Regeneración, y enseguida la hegemonía conser-
vadora, constituyeron un sistema social basado en una “ideología religiosa, en la
exclusión de los contrarios políticos y en la persecución de todo lo que pudiera
ser visto como protesta social” (Aguilera, Vega, 1998, p. 151). En otras palabras, el
espíritu de la época, comandado por la elite en el poder, representó la antítesis
del espíritu de modernidad que conocía el mundo. Desconociendo el papel mo-
dernizador que desempeñaron el utilitarismo, el positivismo, el romanticismo y
el socialismo como ejes de la modernidad, la principal obsesión de los letrados
dirigentes de la época fue la de preparar buenos cristianos. La idea de buen cris-
tiano se opuso a la de ciudadano como entidad rectora del Estado. Así, entre las
exigencias hechas por algunos sectores de la élite para establecer un ambiente
que garantizara las condiciones de la modernización capitalista, y las demandas
clericales y conservadoras por restablecer el modelo de sociedad colonial, el
país, progresivamente, ingreso en una etapa contradictoria de modernización
sin modernidad.7
En medio de este complejo panorama político, social y económico, tanto en
Brasil como en Colombia, emergió la clase obrera y se acrecentaron las luchas
y resistencias de los sectores populares frente a los mecanismos de explotación
que traían consigo los procesos de industrialización. Y fue en este contexto en
el que apareció la figura del intelectual-popular, como punto de anclaje entre las
ideas de izquierda que llegaban de otros espacios políticos, con la cotidianidad
de los trabajadores y los sectores excluidos política y socialmente.
Así, la emergencia de los intelectuales-populares se dio en el encuentro con
un orden epistémico que, como vimos, privilegió el control moral, político y eco-

6 De acuerdo con los profesores Vega y Aguilera, “La Iglesia como institución llegó incluso a disponer
el tipo de estética que podría circular en el país [durante la época], fomento la presentación de obras de teatro
de tipo religioso y prohibió obras clásicas de teatro universal por considerarlas sacrílegas y atentatorias contra
las buenas costumbres y la moral cristiana” (Aguilera, Vega, 1998. p. 156).
7 Sobre esta idea ver: Vega, 2002; Urrego, 2002.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
244 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

nómico de las elites sobre los sectores subalternos. En ese orden, sujetos como
Abílio de Nequete y Raul Eduardo Mahecha, hicieron posible, a partir de su mo-
vilidad, la circulación de las ideas que transgredian el orden existente.

3.2 El caso de Abílio de Nequete8

Como efecto inmediato de la Revolución Rusa, el 1 de noviembre de 1918 fue


fundada, en los fondos de una casa ubicada en la Rua Conde de Porto Alegre en
el número 55, la União Maximalista de Porto Alegre. Inspirados en la figura de
Lenin y los “maximalistas”, se reunieron el sirio libanes Abílio de Nequete, y los
brasileros Otávio Hengist y Francisco Merino, con el fin de crear una organiza-
ción que luchará por la revolución social y la concientización de la clase obrera.
Utilizando como metáfora el padecimiento de la cólera, que por esos días
atacaba a Porto Alegre, además de las afugias que la Primera Guerra mundial
infringía a la población, la recién creada União Maximalista escribió con tono
de angustia, que apelaba a “aqueles famintos, descalçados, cobertos de andrajos,
habitantes de choupanas, sem ar, sem higiene, sem conforto de espécie alguma
[…]” (Manifesto da União Maximalista aos operários. “Do canhão a peste- Até que
os operários tenham consciência de si próprios...”, 01 de noviembre de 1918, p.1),
para que, tomando conciencia de su condición, se apropiaran de los frutos de su
trabajo. “Operários [escribieron] invadíeis essas casas arejadas e habitai-as sem
discussão, porque foram construídas por vossas próprias mãos”. El llamado rom-
pió los límites que predicaba el reformismo, e impulsado por la “ola roja” que
abatía al mundo gritaba:
Operários! mais um impulso e a burguesia do mundo cairá. Tende em
mira o impulso `maximalista´ bastando ali a vontade dos operários e solda-
dos, para pôr em terra não só a secular tirania dos Romanovs como também
a seu satélite a democracia kerenskiana [...] (Manifesto da União Maximalis-

8 “Em 15 de fevereiro de 1888 nasceu Abílio de Nequete, na aldeia de Fih-el-Khoura, no norte do


Líbano, com o nome de Obdo Nakat, no seio de uma família cristã ortodoxa. Perdeu a mãe muito cedo e aos
dois anos seu pai, Miguel Nakat, imigrou para o Brasil, ficando o jovem Obdo com uma irmã mais velha, que
também imigraram alguns anos depois. Aos 14 anos, em 1903, sem notícias do pai, ele decidiu viajar a fim de
encontrá-lo, embarcando em um navio cargueiro em direção às terras brasileiras. Chegando à cidade de Rio
Grande, Nequete tomou contato com a comunidade árabe do lugar e, com as informações que obteve, se diri-
giu para São Feliciano (atual cidade de Dom Feliciano), distrito de Encruzilhada do Sul. Neste local, Abílio de
Nequete se tornou mascate, trabalhando junto a seu pai, mas a relação que tinha com ele parece ter sido muito
conflituosa, até mesmo politicamente, já que Miguel era federalista e Abílio aderiu ao Partido Republicano. Em
1907 ou 1908 (quando ele tinha 19 ou 20 anos), Abílio mudou- se para Porto Alegre, onde aprendeu o ofício e
começou a exercer a profissão de barbeiro” (Bartz, 2008. p. 159).

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 245

ta aos operários. “Do canhão a peste- Até que os operários tenham consciên-
cia de si próprios...”, 01 de noviembre de 1918, p.1).

Como espacio de recepción de las ideas, el grupo de la União Maximalista,


reunido en torno a la figura de Abílio de Nequete, debe ser ubicado en el con-
texto brasilero de la década, en la que la reflexión teórica, especialmente en el
campo de la izquierda, surgía necesariamente de las emergencias que acarreaban
las luchas obreras. No obstante, la localización geográfica del grupo, y su pos-
terior desenvolvimiento, hicieron de este escenario un lugar importante de ser
estudiado como centro de recepción de ideas de izquierda, en una vertiente más
acabada, que llegaron desde los países del cono sur. Pero, ¿qué características
tenía la União, y qué papel desempeñó la figura de Nequete en la circulación de
las ideas?
Según Octavio Brandão, la União Maximalista de Porto Alegre no pasó de
ser una “seita dos três oprimidos”, Abílio de Nequete un “fanfarrão e charlatão”
(Brandão, 1978, p. 243). Sin embargo, este pequeño grupo, tan insignificante para
Brandão, fue un promotor crucial en la recepción de ideas de izquierda, centra-
das en la organización y elevación cultural de los sectores populares. Ideas que
hicieron posible la posterior fundación del Partido Comunista de Brasil.
Aunque el itinerario de Abílio de Nequete debe ser ubicado en el contexto
brasilero de la década del diez, en la que la reflexión teórica, especialmente en el
campo de la izquierda, surgía necesariamente de las emergencias que acarreaban
las luchas obreras, la localización geográfica de Nequete y su posterior desenvol-
vimiento le permitieron articular un centro de recepción de ideas de izquierda
en su vertiente comunista más definida, que llegaron desde los países del cono
sur.
En su calidad de líder de la União Maximalista Nequete entró en contacto
con el recién creado Partido Comunista de Uruguay (PCU) y con la Agencia de
Propaganda para América del Sur de la Tercera Internacional. Estos contactos le
valieron ser el representante de dichos estamentos durante la fundación del Par-
tido Comunista Brasilero (PCB).
Además del evidente contacto con organizaciones internacionales, en nom-
bre de la União Maximalista, Nequete escribió a algunos periódicos extranjeros
solicitando literatura de izquierda, especialmente marxista (Rosito, 1972. p,4).
Este pedido partió de dos motivaciones concretas: Primero, las lecturas reali-
zadas por Nequete y su percepción del mundo, sumergida en una combinación
entre espiritismo y crítica social, lo estimulaban a adquirir lecturas que abrieran
su horizonte de sentido, a partir del trinomio fe-organización-revolución. La se-

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
246 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

gunda motivación obedeció a la forma como leyó los problemas de la coyuntura


política y social desde la cual se acercó a las luchas populares. Para Nequete, era
necesario crear procesos de formación en las masas populares, que les permitiera
superar su condición de explotados. Vemos aquí dos características del intelec-
tual-popular: su condición de articulador de redes de sociabilidad que hicieron
posible la circulación de las ideas. Y su intención alfabetizadora frente a los sec-
tores populares. En este último aspecto, Nequete se preocupó por la búsqueda
de alguna literatura que le permitiera a las masas alcanzar cierto grado de auto-
nomía en sus luchas. Para alcanzar dicho objetivo se propuso la creación de una
biblioteca con libros que, a criterio del sirio-libanes, permitieran la formación de
una consciencia más sistematizada (Rosito 1972, p. 7). De este modo, los espacios
de sociabilidad política estuvieron marcados por una profunda preocupación
por la educación de los sectores populares. Se asume que la racionalización de
estos sectores los llevaría a la toma de conciencia necesaria para llevar a cabo la
revolución.
El primer viaje de Nequete fue a la pequeña ciudad de Río Grande, al sur del
Estado. En esta ciudad-puerto Nequete procuró las direcciones de organizacio-
nes internacionales con el fin de solicitar ayuda intelectual. En este viaje el in-
telectual-popular pudo acceder a publicaciones locales antiguas como Echo Ope-
rário, y Democracia Social de la ciudad vecina de Pelotas. A partir de su búsqueda,
Nequete encontró las direcciones del Partido Comunista de Argentina (PCA), de
donde le enviaron algunos números del semanario La Internacional y Documen-
tos del Progreso. La Internacional apareció en 1917 como órgano de difusión del
ala revolucionaria del Partido Socialista de Argentina (posteriormente PCA). En
Documentos del Progreso Nequete encontró diversas traducciones de libros y fo-
lletos de los dirigentes bolcheviques como “Lenin, Gorki, Trotsky, Lunatcharsky,
Rosa Luxemburgur, John Reed, etc” (Kohan, 2000, p. 40). Evidentemente, en estas
publicaciones Nequete halló referencias claves sobre el marxismo y la Revolu-
ción Rusa.
Progresivamente, Nequete y su grupo fueron configurando un espacio de re-
cepción de las ideas de izquierda, especialmente del marxismo, y vio necesaria la
configuración de un grupo de vanguardia desde el cual pudieran entrar en con-
tacto con organizaciones internacionales. Ya en 1921 Nequete era lector asiduo de
diversos periódicos socialistas y comunistas del Río de la Plata, y en ese mismo
año, tras la lectura del periódico del Partido Socialistas de Uruguay (PSU) Justicia,
Nequete vio la posibilidad de ampliar sus redes y diálogos hasta el centro del
comunismo mundial.
En todo este proceso las lecturas perfilaron los modos de operar. De acuerdo
con las memorias de Nequete, durante el viaje que hizo a las ciudades de Río

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 247

Grande y Pelotas, encontró “o primeiro livro de Trotski” (Rosito, 1972, p.11). Aun-
que en sus memorias Nequete no hace referencia al título del texto de Trotski
que cayó en sus manos y con el cual descubrió que el nombre de Marx era mal
citado en algunos círculos de la izquierda portoalegrence9. Siguiendo al historia-
dor brasilero Edgard Carone, se podría afirmar que el libro de Trotski al que hace
referencia Nequete es El triunfo del Bolchevismo editado en 1919. Otro texto que,
de acuerdo con Lenin Nequete hijo mayor de Abílio, influyó en la actividad del
líder de la União Maximalista, fue el libro de Lenin El Estado y la revolución10.
Este libro, probablemente, le ofreció a Abílio un amplio panorama de las discu-
siones teóricas en torno al papel del Estado en el proceso revolucionario, además
de incentivar sus deseos de transformación radical.
Abílio de Nequete se sustrae, por lo menos a la vista del historiador, a la típi-
ca figura del líder revolucionario rodeado de personas, compartiendo sus ideas
con los sectores obreros entre risas y camaradería. De hecho, la imagen que se
presenta es la de un intelectual autodidacta, hasta retraído, que vio en la lectura
el camino personal para mejorar progresivamente su propia forma de compren-
der el mundo. De este modo, la ruta que siguieron sus lecturas lo llevaron a con-
vertirse al espiritismo y posteriormente a abrazar las ideas de izquierda (Bartz,
2008, p. 161).
Cuando Abílio se asentó en 1907 o 1908 en Porto Alegre se acercó a la nueva
realidad vivida por los trabajadores de una manera enriquecedora. Aprendiendo
el oficio de barbero, abrió un local en el “Quarto Distrito”, que por entonces era
el núcleo industrial de la ciudad, y en donde, además de estar las viviendas de
los trabajadores, se encontraba la sede de los principales sindicatos (Bartz, 2008,
p. 159). En la cotidianidad de la barbería se discutían los problemas del día a día
que aquejan a los trabajadores del sector. Progresivamente, el lugar de encuentro
y diálogo de unos pocos sujetos abiertos a la lectura y al liderazgo de la masa
trabajadora, delimitó el espacio como un lugar de convergencia de las ideas, y al
intelectual-popular como la metáfora viva de una red compleja de circulación e
interpretación de las ideas.

9 Esta afirmación parte de una referencia confusa, ya que no es explícita si las “malas citas” estaban
en los círculos, especialmente anarquistas, de Porto Alegre o en el libro que Nequete leyera de Trotski –lo que
sería poco probable. La cita completa que Nequete hace en sus memorias es la siguiente: “… ‘Eis porque me
presentearam com R. Grande e Pelotas’ Ao ler o libro de Trotski o nome de Marx era mal citado. Amadiçoou
os anarquistas. Voltou transformado”. Sílvia Regina Petersen, “Anotaciones das ‘Memórias de Abílio de Ne-
quete”’. Dactilografiado. (Porto alegre, s/d) 3.
10 “O estado e a Revolução de Lênin foi seu livro de cabeceira”. Ver: Entrevista realizada a Lenin de
Nequete, hijo de Abílio, el 30 de enero de 1997, p. 3. Entrevista realizada por Silvia Petersen, y me fue facilitada
por Frederico Duarte Bartz.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
248 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

Con la efervescencia de las agitaciones mundiales y locales, Abílio se convir-


tió en un militante de izquierda desde el diálogo que le permitió su oficio. Para
1917 la Primera Guerra Mundial empezó a influir sobre el movimiento obrero, y
la Revolución Rusa apareció en el horizonte como un rayo de esperanza. Debido
a su origen de cristiano ortodoxo, Abílio siempre había sentido una afinidad
especial hacia el pueblo ruso; pero cuando los bolcheviques vencieron en la re-
volución, él pasó a admirar profundamente a la Rusia de los Soviets (Bartz, 2008,
p. 162).
En ese mismo año (1917) se desató una paralización sin precedentes entre los
obreros de Porto Alegre. Debido al aumento del costo de vida, la disminución de
los salarios y la escasez de la oferta de trabajo, las organizaciones obreras pen-
saron en la implantación de la huelga general (Petersen, 2001, p. 328). En una re-
unión entre las principales organizaciones obreras se tomó la decisión de crear,
durante la huelga general, la “Liga de Defensa Popular” como órgano director
de las huelga, y que tenía por objetivo “dar os passos necessários para melhorar
as condições de vida das classes operárias” (Correio do Povo, 31 de julio de 1917.
Apud. Petersem, 2001, p. 329). Dentro de los integrantes de esta liga se encontraba
Abílio de Nequete.
Al finalizar la huelga general de 1917 la liga a la que pertenecía Nequete per-
dió fuerza, pero con la revolución Rusa en auge, el intelectual-popular concibió
la creación de la União Maximalista y el estudio de las ideas revolucionarias.
Como ya lo dije, entre 1918 y 1919 Abílio empezó el contacto con el exterior, con el
objeto de formar una clase obrera consciente. Además de fortalecer los contactos
con grupos de izquierda del centro del país, en 1919 Nequete encomendaba pa-
quetes de periódicos que circulaban en lugares como Río de Janeiro y São Paulo,
para repartirlos entre los trabajadores de Porto Alegre (Bartz, 2008, p. 7).
Las ideas que fueron llegando desde el sur del continente, a partir de sus
contactos, permitieron la constitución de una red que transgredió las fronteras
que separaban al movimiento local con las fuerzas de la izquierda internacio-
nal. Para Nequete las ideas eran un factor importante para la organización, de
ahí que, en algún momento de su vida, al referirse a la esclavitud, sostuviera:
“detesto a escravidão. Mas uma delas respeito: a que subjuga o homem ao ideal”
(Nequete, 2008, p. 42). Nequete asumió las ideas como elementos performativos
para la constitución de las luchas populares. De ahí que se pueda asumir que la
recepción en torno a la figura de Nequete estuviera determinada por la adopción
de las ideas de arriba hacia abajo.

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 249

Entre 1922 —año de la fundación del PCB— y 1924 se gestó una transforma-
ción en Abílio de Nequete11. Durante estos años el intelectual-popular se alejó
progresivamente de las ideas del partido, y se sumergió en su rígido carácter que
“não admitía mentiras ou farsas” (Rosito, 1972, p. 13). En medio de tensas relacio-
nes con los comunistas de Río, Nequete empezó a tener problemas con lo que
él llamó “[...] o anarcosindicalismo de que estavam impregnados seus camaradas
do Rio”(Rosito, 1972, p. 12) . Tras regresar a Porto Alegre, luego de la fundación del
PCB, la distancia entre sus intereses personales y las prácticas de sus compañeros
militantes se hizo más grande. Al final, al enterarse de la derrota electoral de los
trabajadores británicos y del descalabro de la II y la III internacional, Nequete
entró en el terreno de la frustración y la desconfianza sobre el papel de los traba-
jadores en la construcción de un nuevo mundo.
El 11 de noviembre de 1924, conversando con un viejo camarada que preten-
día proyectar una nueva organización, Nequete encontró la idea que le permiti-
ría reformular todo su posicionamiento político y teórico. La idea consistía en
la unión de los técnicos y los obreros en un partido político. Sin embargo, según
Nequete:
A junção de technicos e trabalhadores num partido político era im-
possível: os primeiros, minoria culta, com valor igual de votação, seriam es-
magados pelo número; os segundos, maioria inculta, desconfiada e de fácil
intriga, repetiria o que fez comigo. Teve de forçar o tema sob outro aspecto:
Teve de foçar o tema sob outro aspecto: “os technicos como partido políti-
co. Não foi preciso mais nada. Estava achada a solução” (Rosito, 1972, p. 15).

De este modo se fue gestando la idea de la tecnocracia, y en los años siguien-


tes Nequete se entregó a su reflexión y exposición metódica. La tecnocracia pue-
de ser considerada como una doctrina construida a partir de una peculiar inter-
pretación de las ideas de izquierda. De hecho, creo que las interpretaciones de
Nequete son el ejemplo claro de la relación —existente, pero en algunos casos

11 Al iniciar el año de 1922 Nequete recibió un telegrama urgente de Uruguay en el que se le in-
dicaba que debía ir a la capital charrúa para tratar asuntos urgentes. En Uruguay se puso en contacto
con los editorialistas del periódico Justicia, quienes le informaron que un delegado ruso quería entrar
en contacto con los líderes del movimiento obrero brasilero, con el fin de incentivar la creación de
un Partido Comunista en Brasil. El encuentro entre el delegado ruso y Nequete se realizó. En dicho
encuentro se acordó que Nequete viajaría a Río de Janeiro para convocar un congreso, junto con
los demás grupos comunistas del país, para fundar el Partido Comunista. Después de su estancia en
Uruguay, en donde pudo adquirir algunas publicaciones y conocer de cerca el movimiento socialista
uruguayo, Nequete retornó a Porto Alegre desde donde escribió a Astrojildo Pereira y a Everardo
Días, informándoles que pronto viajaría a la ciudad de Río. Además, les envió un número del perió-
dico Justicia en el que se informaba sobre la realización del IV Congreso de la Internacional.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
250 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

más velada— entre las experiencias personales del sujeto intelectual, y las ideas
que pudo leer en el escenario en el que se desenvolvió.
Las interpretaciones de Nequete sobre las ideas de izquierda pasaron por un
distanciamiento, mediado por su condición de “hombre culto” —hay que recor-
dar que él se asumió como una minoría culta al interior del movimiento obre-
ro—, y una fuerte carga espiritual, si se quiere religiosa, que lo llevó a adscribirse
al Evidentismo. Así, con la tecnocracia como partido político y el evidentismo
como lógica espiritual de comprensión del mundo, Nequete constituyó una apro-
piación de las ideas de izquierda que rompió la lógica de las lecturas recurrentes
que se hicieron al interior de un campo que se encontraba en constitución.
En 1926 Nequete publicó el texto Technocracia O V Estado en el cual presentó
por primera vez sus ideas sobre la tecnocracia. De entrada llama la atención las
explicaciones que ofreció el intelectual sirio-libanes en el prefacio de su obra.
En un intento por racionalizar su cambio de posición y reinterpretación de las
ideas, Nequete sostuvo que “O pensador não pode ser dogmático. Seu dever é
acompanhar o progresso, porque só este é que tem a palavra” (Nequete, 1926, p. 3).
Así, el intelectual-popular pretendió presentar una superación positiva de las
ideas que, a primera vista, fue audaz. Si su alejamiento se basó en la superación
de las ideas de izquierda, específicamente de las ideas comunistas, que durante
este periodo se asumieron como novedosas, habría que decir que Nequete pre-
tendió ser un visionario que puso sus intereses en el “progreso”. De esta manera
sostuvo que “O queimar incenso aos ideais sobrepujados pelo progresso, não pas-
sa de idiotice [...] o pensador deve sempre estar em condições de aceitar as novas
idéias e não esperar que por ellas seja esmagado” (Nequete, 1926, p. 4).
Nequete asumió dos posicionamientos cruciales para su proceso de interpre-
tación de las ideas y la puesta en circulación de las mismas. Primero, se presentó
como un pensador, como un trabajador de las ideas que tenía, como tal, un papel
decisivo en la historia de los sujetos. Segundo, asumió que su deber estaba sujeto
al devenir evolutivo de la historia, que lo empujaba a la verdad de los hechos y
su fuerza demostrativa. De ahí que su conversión de la mirada no fuera más que
la evolución lógica de un hombre que posee “o factor” para guiar a la humanidad.
La idea de la tecnocracia se basó en una concepción de la historia que, al
modo del marxismo vulgar, asumió el devenir de la humanidad en el marco de
un fatalismo histórico que llevaría al hombre a una sociedad perfecta. Dentro
de esta visión teleológica del destino, Nequete presentó la historia como la su-
cesión contínua e inevitable de cinco Estados, siendo el V Estado el ápice de la
perfección social al mando de los técnicos. De este modo, para Nequete “o estu-

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 251

do do passado é a chave que abre o presente, assim como este e aquele abrem o
futuro”(Nequete, 1926, p. 6).

3.3 El caso de Raul Eduardo Mahecha

De la misma forma como lo hiciera la movilidad de Nequete, articulando las


ideas que llegaban del Río de la Plata y las del centro de Brasil, en Colombia las
ideas fueron recibidas y circularon bajo el ritmo impuesto por el Rio Magdalena,
por el cual se desplazaron intelectuales-populares como Raúl Eduardo Mahe-
cha12.
Más que la movilidad de un único sujeto receptor, en Colombia las ideas
fueron y vinieron bajo la forma de una “red” de intelectuales que, a partir de
sus desplazamientos, logró articular una imagen de lo popular como escenario
de resistencia política, superando la complejidad topográfica que presentaba la
geografía nacional.
La figura de Raúl Eduardo Mahecha siguió una trayectoria que puso en ten-
sión el papel del líder popular y, en algún momento determinado, la imagen
del intelectual de izquierda. Si bien, aquí no me interesa trazar una distinción
entre el líder y el intelectual, es importante resaltar que el mismo Mahecha no
se asumió como un intelectual. Más que como un intelectual, Mahecha se auto-
percibio como un líder espiritual de la revolución. Un sujeto listo para la acción
redentora de los sectores subalternos. Sin embargo, en sus largos viajes por las
entrañas de los centros obreros de las empresas norteamericanas ubicadas en el
norte del país nunca dejó de cargar su imprenta portátil, así como los periódicos
de otras regiones, con los cuales organizó a los sectores populares. De este modo,
se trazó una tensión entre lo popular y lo intelectual o letrado que marcó la con-
figuración de los espacios de recepción y circulación de las ideas de izquierda,
en el seno de los sectores populares, privilegiando un catecismo moral sobre las
masas.
En septiembre de 1922, Raul Eduardo Maehcha llegó a un pequeño poblado
de Santander dominado por la empresa petrolera estadounidense Tropical Oil
Company (Troco). Rápidamente Mahecha puso en funcionamiento su imprenta
portátil y creó el periódico Vanguardia Obrera. El objetivo de la publicación fue

12 Hay que advertir que la movilidad de los líderes populares de Colombia no fue un fenómeno aislado.
Por el contrario, la movilidad de los principales líderes de izquierda fue un fenómeno generalizado y cargado
de una suerte de misticismo y paternalismo político. La idea de los líderes populares en Colombia, durante las
primeras décadas del siglo XX, era llevar la palabra hasta los sectores populares, vistos como pobres, ignoran-
tes e indefensos. De este modo, la movilidad de Mahecha se centró en la puesta en circulación de un discurso
libertario y evangelizador, en el cual él era el motor organizativo y defensor de los intereses populares.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
252 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

convertirse en un espacio de denuncia de los atropellos a que eran sometidos los


trabajadores de la petrolera Norteamericana, además de configurar un discurso
antiimperialista que uniera a los trabajadores (Vega, 2002). A partir de la circula-
ción de Vanguardia Obrera, así como de otros periódicos como El Luchador, pro-
veniente de Medellín, Mahecha articuló la lucha de los trabajadores del enclave
internacional. Unos meses después, tras los constantes encuentros y diálogos
con los trabajadores de la zona, la oficina del intelectual-popular sirvió como
sede temporal de la recién creada Unión Obrera, órgano que se convertiría en un
activo sindicato obrero13.
Para el año en que Mahecha llegó al poblado de Barrancabermeja (1922), su
experiencia en las luchas populares era importante. Ya había caminado por todo
el país cultivando sus ideas a la luz de un profundo sentimiento antiimperialista
que se originó, posiblemente, desde su lucha en las filas del ejército por el resca-
te de la soberanía nacional tras la separación del canal de Panamá en 1903 (Yunis
y Hernández 1986, p. 11). Posteriormente pasó por Medellín y contribuyó a la fun-
dación de la Sociedad Luchadores y de su periódico El Luchador (El Luchador. 18
de noviembre de 1919). Estuvo en el centro obrero de Girardot, subió por el Rio
Magdalena, participó en las luchas de los enclaves petroleros y en la zona bana-
nera, salió de Barranquilla para Panamá, hasta terminar en Montevideo, Buenos
Aires, España y la Unión Soviética.
Así como la figura de Abílio de Nequete en Brasil, Raúl Eduardo Mahecha
puede ser asumido como uno de los medios por el cual las ideas de izquierda
lograron llegar a los diferentes centros obreros que se constituyeron en torno
al Rio Magdalena en Colombia. Dadas las condiciones geográficas y sociales del
país las lógicas de recepción de las ideas estuvieron supeditadas a la circulación
de un grupo de individuos que constituyeron una verdadera comunidad de in-
terpretación de las ideas de izquierda que pudieron conocer a través de viajes,
lecturas y conversaciones con el exterior.
A pesar de la escasez y disparidad de fuentes, en la retórica de Mahecha se
pueden encontrar dos motivaciones que privilegió y alimentó a lo largo de su
trayectoria como intelectual-popular: la democracia y la lucha contra el impe-
rialismo. La lucha por estas ideas fue representada en el marco de una cons-
tante acción en el que se privilegió la descripción de la realidad y el lenguaje
profético, con el objetivo consciente de compaginar estas ideas con las creen-
cias populares. Mahecha siempre comprendió que para acercarse a los sectores
populares debía seducirlos con aquello en lo que creían, en este caso fueron la
religión y la fe.

13 Cf: Vega (2002); Yunis y Hernández (1986); Archila (1991)

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 253

Sobre las interpretaciones de las ideas hechas por Mahecha se puede decir
que, además de haber sido influenciadas por los escenarios en los cuales actuó
(es decir en las zonas de influencia del Rio Magdalena, entre los trabajadores de
las bananeras o con los trabajadores de las petroleras), estas también estuvieron
influenciadas por sus experiencias organizativas, haciendo evidentes dos perio-
dos. En el primero, que podemos llamar formativo, se encuentran sus publicacio-
nes de 1918 a 1919 en periódicos como El Luchador de Medellín y El Baluarte de
Girardot. En el segundo periodo, que llamaré de consolidación y organización,
se encuentran sus publicaciones en periódicos como El Germinal y Vanguardia
Obrera. En términos generales Mahecha agenció una retórica que dio cuenta de
una interpretación mediada por la mezcla entre el liberalismo radical heredado
de la Revolución Francesa, con las ideas socialistas que pudo encontrar en las
obras de Zola, Ferri, Lombroso, De Amicis, Tolstoi, Anatole France, etc (El Lucha-
dor, 01 de julio de 1919, p. 1). Sobre esta relación, el mismo Mahecha describió las
razones por las cuales el territorio colombiano fue proclive al recibimiento de
dichas ideas:
En este girón de tierra colombiana todo es favorable para su desarrollo
e incremento, ya por la forma de nuestro gobierno, ya por hallarse en un
continente de reciente vida que no lleva a cuestas los seculares prejuicios
de milenarias dinastías, en que el servilismo de los súbditos se confundía
con el respeto y la obediencia, ya porque al abrir los ojos a la libertad lo
hicimos al calor de las ideas de la revolución francesa, al son del inmortal
himno de la Marsellesa, que lo es no sólo de la heróica Francia sino de la
Libertad y el Derecho, porque así lo han consagrado los pueblos libres del
Orbe ( El Baluarte, 19 de septiembre de 1918, p.1).

De este modo, la interpretación que hizo el líder colombiano de la idea de


libertad asumió la forma de una libertad basada en la ciudadanía y en la cons-
trucción de Patria. Así, la defensa de la Patria de las garras del imperialismo nor-
teamericano, haría libres e iguales a los hombres. Y en su constitución retórica,
la libertad fue presentada como una luz que iluminaba la oscura realidad de los
oprimidos. “No más esclavitud!”, decía Mahecha, “libertad es lo que ansiamos. Li-
bertad que ilumina, que da fuerzas, que ennoblece, que nos hace hombres ¡Igua-
les todos! ¡Todos libres!” (El Luchador, 21 de agosto de 1919, p. 1).
En Mahecha se hizo evidente, a diferencia de las formas de recepción agen-
ciadas por Nequete, una singular relación entre las ideas que venían de “afuera”
con la idiosincrasia de los trabajadores a los cuales se dirigía. El intelectual-popu-
lar colombiano desarrolló una capacidad especial para articular sus lecturas con
aquello que cotidianamente afectaba a los trabajadores de los enclaves impe-

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
254 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

rialistas. A partir de la utilización de un lenguaje cristiano y profético, Mahecha


hizo circular ideas que se acercaban a la cosmovisión de los sectores populares a
los cuales se dirigía (Vega 2002, p. 95). Mahecha comprendió que la única forma
de acceder a las gentes populares era llegar a ellos con su propio vocabulario y
respetando sus creencias y religiosidad.
En una semblanza de la figura de Mahecha, éste era presentado como un
sujeto “ordinario” que agradaba al pueblo llano, un fantaseador y un bravo gue-
rrero. Alejándose de la imagen idílica del intelectual rodeado de libros, este Ma-
hecha parecía más un articulador de masas y un guerrillero romántico.
Mahecha frisaba en los cuarenta años, tenía buena estatura, piel bron-
ceada y modales de cierta ordinariez que agradaba al pueblo llano. Su cul-
tura general era menos que mediana, pero hablaba con gran facilidad y
escribía asimismo con extraordinaria soltura. Sus discursos revelaban poca
información social contemporánea, ausencia casi de todo conocimiento
sobre la Revolución Soviética, pero en cambio rico arsenal en su memoria
de grandes y pequeños episodios de las luchas populares en Colombia, y
borrascosa argumentación patriótica contra las poderosas compañías im-
perialistas y su política colonizadora (Torres 1972, p. 84).

Es evidente la contradicción de su figura. Escribía y hablaba al pueblo con


gran facilidad, pero sus conocimientos sobre la Revolución Soviética, o asuntos
de la sociedad contemporánea eran escasos. De este modo, la imagen de Ma-
hecha como líder popular sobrepasó su trabajo como intelectual. Pero, ¿es por
esto menos importante su figura como intelectual receptor de ideas? Bajo esta
tensión se configuró un intelectual-popular para el cual la idea era la acción mis-
ma sobre las masas. Así, en la misma semblanza, la imagen de Mahecha termina
envuelta en un efecto popular que lo asemeja a la imagen de bandolero social
desarrollada por Hobsbawm.14 Un hombre que el pueblo admiraba y seguía como
el líder de la liberación social.
[…] Hombre audaz, malicioso, con mucho don de gentes. En Girardot,
al subir al champán, lucía ya su atuendo del río: sombrero ancho, camisa
y pantalón de caqui, zapatos “guayos” y al cinto un revólver de largo cali-
bre que ocultaba al abordar en caseríos mayores. Mahecha sabía remar y
cocinar, y en estas ocupaciones se turnaba con el boga. En “asambleas es-

14 De acuerdo con Hobsbawm: “Lo esencial de los bandoleros sociales es que son campesinos fuera de la
ley, a los que el señor y el estado consideran criminales, pero que permanecen dentro de la sociedad campesina
y son considerados por su gente como héroes, paladines, vengadores, luchadores por la justicia, a veces incluso
líderes de la liberación, y en cualquier caso como personas a las que admirar, ayudar y apoyar” (Hobsbawm
2003, 33).

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 255

peciales” con los jefes de algunos puertos, luego de oírse a Maria Cano […],
hablaba el caudillo con tono familiar. Por estas conversaciones se percibía
en Mahecha, sobre todo, el clásico guerrillero nuestro: sincero, guapo pero
bastante fantaseador! (Torres, 1972, pp. 84-85).

Finalmente, más allá de lo que se pueda decir de las ideas que circularon en
escenarios tan complejos como los enclaves dominados por empresas nortea-
mericanas, lo que demuestra la historia es que la figura del Mahecha intelectual
y líder popular permitió la circulación de ideas de izquierda que tuvieron como
objetivo la organización de los sectores populares y su reconocimiento como
sujetos explotados a partir de la exacerbación del antimperialismo, utilizando su
idiosincrasia cultural como mecanismo de apropiación.
Las fuentes no nos permiten ir más allá, pero queda claro que Mahecha agen-
ció una serie de interpretaciones de las ideas de izquierda que fue determinante
para comprender la manera como estas fueron apropiadas en el país. Reivindi-
cándose como un soldado que se construyó más en la lucha cotidiana que en las
lecturas eruditas, la figura de Mahecha encarnó una interpretación que pasó por
la urgencia de la acción que lo llevó de ser un ferviente “católico, apostólico y
romano”, hasta un “socialista a secas”15.
Pero, veamos cómo construyó Mahecha su defensa de la democracia, siem-
pre como imaginario de libertad popular, y la forma en que utilizó una prosa
religiosa, dotando su discurso de una potencia mística:
La democracia en su fiel interpretación y sana práctica, no debe inspirar
temores ni recelos a las Sociedades, sino cuando aquella se invoca por los
falsos apóstoles, por aquellas que profanan su santo nombre para ver de
saciar apetitos mezquinos y bajas pasiones. Y es entonces cuando el pueblo,
lleno de santa indignación y a usanza del Predicador de Galilea, debiera
castigar, lanzar de su seno a quienes así trafican, quienes así postergan los
principios más altamente humanos.

Los triunfos del pueblo, que lo son de las democracia no deben apro-
vechar a intrigantes y charlatanes cuya fuerza y méritos son la audacia al
servilismo y la intriga, porque el pueblo debe ser representado por hombres
sanos, de corazón bien puesto y que tengan por lema: honradez, equidad y
rectitud (El Baluarte, 19 de diciembre de.1918, p.1).

15 Discurso pronunciado en una de las sesiones del Congreso de Montevideo. Mayo de 1929. Citado en
Meschkat Y Rojas, (2009).

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
256 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

Del mismo modo, la interpretación que hizo de la idea de unión, por ejem-
plo, durante este periodo, estuvo determinada por la radicalidad de la demo-
cracia. Así, en los llamados que hizo a los obreros de Girardot en 1918 Mahecha
argumento que lo único que los haría fuertes era la unión:
Hagámonos fuertes por la unión y ayudemos al soplo renovador de la
Democracia al amparo de la fraternidad organizada. Secundemos ese vigo-
roso aliento, esa agitación socialista, aun cuando ello sea en débil grado,
por la constitución de Sociedades Obreras […] ( El Baluarte, 19 de diciembre
de.1918, p.1).

Mahecha agenció mecanismos retóricos que debían servir para la acción. Avi-
vando la pasión, y utilizando metáforas sencillas, el líder marcó el camino para el
atrevimiento de los sectores populares. Así como lo hiciera “Danton y sus compa-
ñeros, […] nuestro atrevimiento”, decía, “[…] derrocaron el imperio de los AMOS y
esparcirá en el ambiente la semilla de la igualdad! La fraternidad! Y la libertad!”
(El Luchador.11 de julio de 1919, p.1).
Arraigando la libertad en una suerte de Democracia Republicana, para Ma-
hecha la consolidación de un sentido de Patria entre los sectores populares era
fundamental para su lucha. En este punto, la noción de Patria entró en tensión
con el nacionalismo que el intelectual quería constituir a partir de la exacerba-
ción del sentimiento antiimperialista. Si bien, la patria ideal se sustraía a la re-
pública ideal que era “la República Universal”, el tratamiento de lo nacional y de
lo internacional debió pasar, inicialmente, por el reconocimiento de los sectores
populares como explotados, y su pertenencia a una nación explotada. Es decir,
que la interpretación de las ideas que hizo Mahecha pasó por una lógica del re-
conocimiento de una condición de doble explotación.
Al leer los textos de Mahecha se puede llegar a pensar que había un alto gra-
do de desconocimiento de lo que pasaba en Europa con los acontecimientos de
la Revolución Rusa, debido a la escasa referencia que hizo de ella. No obstante,
en la introducción de uno de sus artículos de 1919, por ejemplo, el intelectual-po-
pular describió que “el hálito de un viento renovador y revelador de ideas y de-
rechos ha penetrado hasta nuestras sociedades. Desde el confín de Europa ha
venido infundiendo calor en los corazones […]”(El Luchador.11 de julio de 1919,
p.1). Es evidente que Mahecha tenía algún conocimiento de lo que pasaba en
Europa, la pregunta es: ¿Por qué no utilizó este conocimiento como muestra del
paso avasallador de las ideas socialistas, como sí lo hicieron otros líderes de la
región para motivar a sus lectores? Si bien, la respuesta puede remitirse al poco
conocimiento de los hechos que se tenían en el país, aquí quiero entender esta
“escasa referencia”a la Revolución Rusa como una estrategia argumentativa que

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 257

obedeció a la realidad del contexto vivido, y que privilegió una idea más arraiga-
da en Mahecha como lo fue el antimperialismo.
En cierto sentido Mahecha privilegió, debido a la relación de sumisión que
mantenía Colombia frente a Estados Unidos, la constitución de un enemigo co-
mún para las clases trabajadoras, y de este modo hacer más sencilla su organi-
zación. De ahí que, en las interpretaciones de las ideas que hiciera Mahecha
se pusiera de manifiesto la constitución de la conciencia popular a partir de
la descripción de la realidad de explotación vivida y la defensa de la identidad
nacional. Para lograr esto el intelectual-popular comprendió que las referencias
abundantes de complejas teorías y lejanos acontecimientos no tenían sentido en
un contexto que se movía más por las pasiones y la fe. En este sentido escribió
que:
Asistimos, presenciamos tras las charcas de sangre, tras el hierro, el fue-
go, la metralla y la devastación al bello espectáculo de una aurora de reden-
ción, porque la humanidad no da un paso sin el tributo de los sacrificios,
desde Horeb hasta el Calvario, de éste hasta la guerra santa o las Cruzadas,
de ésta hasta la Reforma, de ésta hasta la revolución francesa y de ésta a la
hecatombe de los cuatro años.

Las revoluciones son el crisol de la especie humana. ¡Beditas sean ellas!


Tierra que se remueve, tierra cuyas entrañas rompe el hierro del arado, se
fecundiza. Por eso que la historia marque cada avance de la humanidad
con torrentes de sangre e Innúmeras vidas. Jesús de Nazaret, el divino in-
novador, el primer socialista, revolucionó el mundo expirando en un patí-
bulo; Lutero, Calvino, Voltaire, Gambetta, Robespierre, Marat, Danton, son
símbolos de revolución a cuyos encendidos verbos debe la humanidad un
avance, una etapa en el camino de los Derechos y las libertades. ( El Baluar-
te, 19 de diciembre de.1918, p.1).

Todo esto para reafirmar que el filtro religioso por el cual pasaron las ideas
de Mahecha obedecieron a una estrategia que tuvo por objeto acercarse a la fe
popular, lo que también lo llevó a armar su Utillaje Mental con una prosa cargada
de metáfora e ingenio.

Lo intelectual y lo popular: las tensiones

Para finalizar quiero revisar rápidamente la manera como estos dos intelec-
tuales-populares, en el marco de la configuración de espacios de socialización a
partir de su propia movilidad, constituyeron su relación con los sectores popu-
lares. La marca de este proceso fue la pretendida superioridad de nuestros dos

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
258 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

intelectuales sobre lo popular. De este modo, lo popular hizo posible su accionar


y definición como intelectuales, pero también trazó el límite de su autoidentifi-
cación. Sin embargo, en sus trayectorias podemos encontrar dos formas distintas
en las que estas tensiones se desdoblaron. Digamos que lo que encontramos en
ellos es un compromiso, pero también una desconfianza frente a lo popular.
En el caso de Nequete el alejamiento de lo popular fue radical. Su relación
con la “teoría” y sus lecturas lo llevaron a plantear una nueva mirada del proceso
revolucionario. Se alejó de la supuesta falta de rigurosidad de los anarcosindi-
calistas de Río de Janeiro, y posteriormente criticó la agencia de la clase obrera
como clase revolucionaria. Esto lo llevó a plantear un camino revolucionario
que reñía con las prácticas revolucionarias del comunismo, planteando una mi-
rada compleja del hombre y de la sociedad. En una mezcla entre positivismo,
religiosidad y marxismo, Nequete se apartó del intelectual orgánico y apostó por
una lectura pragmática de la revolución.
En el caso de Raul Eduardo Mahecha, la pretensión de superioridad despertó
un espíritu de paternalismo a partir del cual este se sentía como el salvador de
los sectores populares.
[…] mi misión es la de abogar por los desheredados y en esta labor seré
apóstol fiel a la causa sacra que para mis ideales estoy defendiendo. Dios
es verdad y mi suerte siempre a (sic) estado en sus manos […]; sólo sé que
hay miles de corazones infelices que están conmigo y que bendicen mi ca-
rrera […] Te besa y abraza tu hijo que odia a la burguesía sin corazón que ha
hecho de la casa del proletariado un serrallo de su vicio y una masión (sic)
de explotación. Mi venganza será como el brazo de Dios sobre el pueblo de
Israel.16

En su figura de intelectual no primaron las ideas retóricas y la razón teórica,


aunque las conociera. En su discurso sobresale la pasión, el ejemplo y el catecis-
mo. Siempre presentó las ideas revolucionarias a partir de la descripción de la
realidad y el lenguaje profético, con el objetivo consciente de compaginar estas
ideas con las creencias populares. Mahecha siempre comprendió que para acer-
carse a los sectores populares debía seducirlos con aquello en lo que creían, en
este caso la religión y la fe. Esta intencionalidad advierte una desconfianza fren-
te a los sectores populares en tanto que se asumió su incapacidad para compren-

16 Carta de Raúl Eduardo Mehecha a su madre Manuela Caycedo. 2 de abril de 1928. Archivo General
de la Nación, Fondo Ministerio de Gobierno, sección Primera, Tomo 982, folio 249. Apud: VEGA, 2002, t4., p. 461.

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 259

der las ideas sin un halo religioso y profético. De ahí se desprende la angustia de
los intelectuales-populares por catequizar sobre los sectores subalternos.
De este modo, en los intelectuales-populares, emplazados en una campo
que un campo político repleto de incoherencias, no encontramos una organici-
dad que complejiza su relación con un bloque histórico determinado, sino que,
como lo sostuve hipotéticamente, hay un ir y venir de los reconocimientos. Hay
una trama de identidades que les permitieron dirigir a los sectores subalternos,
trazar el camino, pero asumiendo diferentes. Quizás asumiendo superiores. Pero
no debemos dejarnos llevar por la contradicción. Esa no es particular y momen-
tánea. La contradicción que constituye al intelectual-popular como un sujeto
complejo, que se mueve en diversos mundos, sin olvidarse de su subjetividad, es
una característica histórica.
Esta subjetividad que marca el límite de la “entrega” orgánica, es la misma
que hizo posible que estos intelectuales-populares hicieran uso de la imagina-
ción para “adaptar” un lenguaje político y teórico a un orden pragmático que
exige la lucha inmediata por los derechos de los sectores subalternos. Y es desde
esta imaginación, desde la cual se fue construyendo una cultura de izquierda en
la región.

Bibliografía

Aguilera, Mario & VEGA, Renán. Ideal Democrático y Revuelta Popular. Bogotá: CEREC. 1998.

Altamirano, Carlos. (2007) Intelectuales. Notas de investigación. Buenos Aires, Grupo Edito-
rial Norma,

Altamirano, Carlos. (2013) Intelectuales: nacimiento y peripecia de un nombre. En: Nueva So-
ciedad N.º 245, mayo-junio de 2013, ISSN: 0251-3552

Archila, M.(1991). Cultura e identidad Obrera en Colombia. Bogotá: Cinep.

Badiou, A.(2014) ¿Qué es un pueblo?. Buenos Aires: Eterna Cadencia.

Bartz, F. (2008). Abílio De Nequete (1888-1960): os múltiplos caminhos de uma militância ope-
rária. Pp: 157–173. En Historia Social, Nº 14/15. Campinas – SP.

Basbaum, L. (1976) História Sincera da República de 1889 a 1930. São Paulo: Alfa-Omega.

Benda, J. (2008) La Traición De Los Intelectuales. Barcelona: Galaxia Gutenberg.

Bourdieu, P. (2014) ¿Dijo usted “popular”?. Pp: 21-46. En: Badiou, A, et, al. ¿Qué es un pueblo?.
Buenos Aires: Eterna Cadencia.

Brandão, O. (1978). Combates y Batalhas: memorias. Vol. 1, São Paulo: Alfa-Omega.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707
260 El intelectual-popular como articulador de resistencias y espacios de sociabili-

Carbó, E. (2002) Los límites del poder: elecciones bajo la hegemonía conservadora, 1886-1930.
En Boletín Cultural y Bibliográfico. Vol: 39 Nº 60.Bogotá.

Cardoso, F. (1989). Dos governos militares a Prudente – Campos Sales. En FAUSTO, B. (Dir).
(1989). História da Civilização Brasileira. III. O Brasil Republicano 1. Estrutura De Poder
Economia (1889-1930). Rio de Janeiro: Editora Bertrand Brasil S.A.

Carvalho, J. (2001) A formação das Almas no imaginário da República no Brasil. São Paulo:
Companhia das letras.

Fausto, B. (1986). Trabalho Urbano e conflito social. São Paulo: Difel.

Gramsci, A. (1950). El Materialismo Histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Buenos Aires:


Ed. Nueva Visión.

Gramsci, A. (1967). La formación de los intelectuales. México: Grijalbo, 1967

Kohan, N. (2000). De Ingenieros al Che Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamerica-


no. Buenos Aires: Editorial Biblos.

Melo, J. (1996). La República Conservadora. Pp.43-95. En Colombia Hoy. Bogotá: Presidencia


de la República.

Meschkat, K y Rojas, J. (Comp). (2009). LIQUIDANDO EL PASADO. La izquierda colombiana en


los archivos de la Unión Soviética. Bogotá: Taurus.

Moreno, E. (2017). CONTEXTOS DISTANTES, IDEAS COMPARTIDAS: Una historia comparada


sobre la apropiación de la ideas de izquierda (Colombia y Brasil: 1886-1930). Tesis doctoral.
Pontificia Universidad Católica de Rio grande do Sul.

Moreno, E. (2021). Do rio Magdalena ao rio de la Plata: Dois casos de circulação e recepção de
ideias da esquerda nas primeiras décadas do século XX. Estudos Ibero-Americanos, 47(1),
e35173. https://doi.org/10.15448/1980-864X.2021.1.35173

Nequete, E. (2008) Herança da Luta de ABÍLIO DE NEQUETE. Porto Alegre: Martins Livrei-
ro-Editor.

Palti, Elías. (2022). Editorial. «Problemas de historia político-intelectual latinoamericana:


Democracia, Nación, Representación. América Latina, siglos XIX y XX». En: Historia y
Memoria, ISSN-e 2027-5137, Nº. 24.

Palti, Elías. (2023a) Anacronismo conceptual: el pecado del historiador intelectual En: Artcul-
tura: Revista de Historia, Cultura e Arte, ISSN-e 2178-3845, ISSN 1516-8603, Vol. 25, Nº. 46.

Palti, Elías. (2023b) Arqueología del saber e historia intelectual: Más allá del estructuralismo
y la fenomenología. En; Revista de Historia de América, ISSN-e 2663-371X, ISSN 0034-8325,
Nº. 166.

Petersen, S.(2001). “Que a união operária seja nossa patria!” História das lutas dos operários
gaúchos para construir suas organizações. Porto Alegre: Ed.Universidade/UFRGS.

REVUELTAS | Revista chilena de historia social popular


Eduard Esteban Moreno Trujillo 261

Queiroz, I. (1989) “O Coronelismo numa Interpretação Sociológica”. Pp. 153- 192. En Fausto,
B. (Dir). (1989). História da Civilização Brasileira. III. O Brasil Republicano 1. Estrutura De
Poder Economia (1889-1930). Rio de Janeiro: Editora Bertrand Brasil S.A.

Rosito, R. (1972). O pensamento político de Abílio de Nequete. Porto Alegre: PUCRS, (Monogra-
fia para a Cadeira de Política do Curso de Bacharelado em Ciências Sociais).

Said, E. (2007). Representaciones del Intelectual. Bogotá: Debate.

Tarcus, Horacio. (2013). Marx en la argentina sus primeros lectores obreros, intelectuales y cien-
tíficos. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Tarcus, Horacio. (2015) Una invitación a la historia intelectual. Palabras de apertura del II
Congreso de Historia Intelectual de América Latina. En: Revista Pléyade, ISSN 0718-655X,
ISSN-e 0719-3696, Nº. 15.

Tarcus, Horacio. (2020) Las revistas culturales latinoamericanas. Giro material, tramas inte-
lectuales y redes revisteriles. Buenos Aires: Tren en movimiento.

Torres, I.(1972). María Cano. Mujer Rebelde. Bogotá: La Rosca..

Urrego, M.(2002). Intelectuales, Estado y Nación en Colombia. De la guerra de los mil días a la
constitución de 1991. Bogotá: Siglo del Hombre Editores-Universidad Central-DIUC.

Vega, Renán.(2002.) Gente muy Rebelde, 4 Vol. Bogotá: Editorial Pensamiento Crítico.

Yunis,J y Hernández, C. (1986). Barrancabermeja Nacimiento de la Clase Obrera. Bogotá: Tres


culturas editores.

Fuente primaria

El Baluarte. 1918

El Luchador. 1919

Technocracia O V Estado. (1926) Porto Alegre: Globo.

Manifesto da União Maximalista aos operários. (1918) Porto Alegre.

santiago, chile | núcleo de historia social popular


año 05 | número 09 | julio 2024 | issn 2452-5707

También podría gustarte