BELLOC Napoleon La Batalla de Friedland
BELLOC Napoleon La Batalla de Friedland
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que pudiera suceder lo peor: que la iniciativa se le escapara Bennigsen había dejado una retaguardia para contener la
de las manos y pasara a las del general ruso. Pero incluso ersecusión, y el 3 de febrero no hubo por lo tanto más
en el primer momento de sorpresa tuvo Napoleón más ra- p ue cañoneo. Había llegado el frío pero hacía un tiempo
pidez de imaginación y de movimientos que ninguno de ¿laro y hermos~ y, aunque había nevado, los caminos es-
los que podían atacarle, Bernadotte logró contener a tiempo taban duros bajo la helada. Bennigsen se retiró a Eylau.
el golpe y rechazó a los rusos hacia Mohrungen; y mientras Su retaguardia siguió defendiendo Lansberg el día 7, pero,
Bennigsen quedaba así demasiado adelantado, Napoleón tra- ese mismo día 7 de febrero, recibió a las dos de la tarde
zó un plan para atrapado. El plan habría dado resultados, orden de retirarse. La caballeria de Murat estaba cerca
de no haber sido por un extraño accidente. de Eylau, y también el cuerpo de Soult había llegado al
El primero de febrero, dentro de la semana del primer frente.
movimiento de Bennígsen, Napoleón estaba frente a Wíllen- Aquel 7 de febrero las fuerzas francesas seguían estando
berg. A todas las unidades se les exigió un secreto y un malamente dispersas, y fué esa dispersión lo que originó la
silencio absolutos. El ala izquierda francesa, mandada por arriesgada batalla.
Bernadotte al norte, recibió órdenes estrictas de no esta- Como he dicho, Soult taba bien al norte, frente a la
blecer combate, y, en caso de que la vanguardia de caba- línea rusa situada delante Eylau. Con él estaba la caba-
llería rusa -los cosacos- atacara, de retirarse como si lo llería de Murat. Pero Davout se encontraba al sur, es decir,
rehuyera. Sobre todo, los jefes franceses no debían arriesgar a la derecha, a un día de marcha. Bemadotte, como con-
el perder un solo prisionero que pudiera informar al ene- secuencia de la falta de COmunicaciones, si bien para en-
migo. La intención del Emperador era ponerse lo más rápi- tonces habían establecido contacto con él, estaba a más de
damente posible detrás de Bennigsen, cortarle la retirada cincuenta millas de distancia. Ney estaba a treinta y seis
y acorralado. Por eso debía Bemadotte no sólo no atacar, horas de camino al norte, es decir, a la izquierda, y la
sino atraer a los rusos mediante una retirada. Si el golpe noche de aquel 7 no había llegado más que hasta Orschen.
hubiera tenido éxito, el resultado habría sido algo parecido Davout recibió orden de acercarse a toda velocidad, pero
a Jena y más preciso, porque allí no había ninguna Auers- aun así no podía llegar hasta el mediodía del 8. A Ney
tadt. El enemigo habría quedado rodeado. se le ordenó que hiciera todos los esfuerzos posibles para
Pero aquel mismo 1 de febrero, al escribir Napoleón a
Q
cortar el paso de Lestocq e impedir que el prusiano y
Bemadotte (no en clave, sino en un mensaje abierto) no sus 14.000 hombres, cuyo número se había quizá reducido
sólo le dió instrucciones de actuar así y de atraerse al enemi- un poco, ayudaran al enemigo. Lo antes que podía llegar era
go impidiéndole la retirada mientras el propio Napoleón lo para el oscurecer del día siguiente.
rodeaba, sino que creyó oportuno explicarle detalladamente La oportunidad le pareció a Bennigsen casi una certi-
el plan para que el mariscal lo comprendiera bien. Exce- dumbre de victoria. El número de franceses que tenía en-
lente, pero el correo cayó prisionero; y (extraña falla) no fr~nte (y el Emperador estaba con ellos) no llegaba a la
fué enviado un segundo correo para asegurar la comunicación. mitad de los rusos. La artillería rusa -150 piezas de doce
Los resultados fueron dos. El primero, que Bemadotte libras, 250 más ligeras y las 60 de las baterías montadas-
no tenía idea de lo que debía hacer, ni de cómo iba a conte- era inmensamente superior. Para el final de aquel día 7
ner a Bennigsen. El segundo, que Bennigsen sabía ya que, de febrero de 1807, la desproporción había disminuido, era
por poco que se retrasara, tendría a los franceses detrás un, poco más que de seis a ocho. Había llegado la Guardia,
y se vería copado, por lo que se desplazó inmediatamente. allí estaba el primer cuerpo de ejército de Augereau, además
Dos días después, cuando las fuerzas de Napoleón estaban de Soult y de Murat; pero Davout con sus 15.000 hombres
en Allenstein y hubieran debido encontrarse detrás de Ben- estaba lejos, y Ney a varias millas de distancia.
nígsen, vieron que el general ruso se les había escapado Antes del atardecer los franceses habían entrado en Eylau,
y lo tenían enfrente con rumbo hacia el norte y hacia el este. tomándola desesperadamente a la bayoneta. Sus campamen-
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tos se alargaban más de una milla en el sur. Inmediata- abierta entre él y el cuerpo de la derecha había sido con-
mente detrás de su línea, en una pequeña elevación, estaba fusamente llenada con unidades mal formadas y enviadas
el cementerio, donde acamparon Napole6n y la Guardia. Así apresuradamente para contener, el avance ruso, la línea fran-
pasaron la larga noche septentrional. No hacía tanto frío, cesa iba retrocediendo y parecIa que acabaría por romperse.
pero el cielo gris estaba cada vez más bajo. Hasta el alba En ese momento fué. cuando los presentes en aquel terri-
DO se oyeron ruidos. ble campo de batalla VIeron una de esas cosas que, si bien
A la primera luz, la masa de cañones rusos, las b~terías no producen un efecto permanente en la historia, dejan un
emplazadas a unos cientos de yardas al este de la CIUdad, recuerdo memorable en quien las ha visto. Murat, formando
comenzaron el bombardeo. Empezaba entonces la luch.a con una sola columna con toda la caballería disponible, cargó
el factor tiempo. Bennigsen no podía menos, que confiar en para aliviar la presión que sufrían Augereau y la linea fran-
que, con su considerable superioridad en numero de hom- cesa. La caballería fué adquiriendo velocidad a través de
bres y su gran superioridad en artillería, podía terminar las lagunas heladas y hundiéndose en la nieve blanca (c6mo
el asunto antes de que a Napoleón le. ll~garan refuerzos. debía apelmazarse en los cascos de los caballos) y, vocife-
Davout no podía llegar antes del mediodía. Napoleón l~ rando en el avance, penetró en la formación rusa, atravesó
envió a él y a Ney mensajes. urgentes en que les ,de~Ia la primera línea y la segunda y llegó hasta la tercera, donde
que todo dependía de su velOCIdad; Entretanto adopto dis- se detuvo, volvió riendas y se abrió paso hacia atrás per-
posiciones para resistir como podía aquellas fuerzas su- seguida a sablazos después de que la cabeza de la columna
periores. , había visto la boca de los cañones. Pero su propósito había
.A media mañana quedó entablado el combate después del quedado cumplido, con un coste tan tremendo, cuando re-
cañoneo. Pero se inició en condiciones que hacían imposible gresó a sus propias lineas. La desordenada infantería fran-
la maniobra. Un furioso viento este llevaba por delante una cesa se había reorganizado.
nevada tan copiosa que los hombres pelearon como en Era poco después de las diez cuando la peor presi6n
una niebla, y, en la confusión y mientras rusos y franceses contra la línea francesa, que casi había cedido, se vió alivia-
combatían a la bayoneta en las callejuelas de Eylau, fuera da. En seguida se notó que la vanguardia de Davout llegaba
de la ciudad, a derecha e izquierda, las densas masas de por la derecha a través de la nieve. Los recién llegados ata-
las columnas rusas destruían la resistencia francesa. caron a los rusos por el flanco. La linea rusa retrocedió
En la nevada y en la consiguiente confusión se abri6 una y, aunque Davout no entró de lleno en combate hasta las
brecha entre Augereau y Sto Hilaire que mandaba un poco dos de la tarde, Bennigsen comprendió que la situación
más al sur, y por la brecha se col6 parte de la caballería era ya la inversa, pero sigui6 defendiendo tenazmente su
rusa, que se dirigió al galope hacia el cementerio. En un nueva línea convexa y resistiendo, pues sabía que pronto
momento en que cesó la nevada pareció que iban a apode- declinaría el breve día y que la noche le traería alivio.
rarse de la persona del Emperador. Bessíéres, jefe de la No había oscurecido todavía, quedaba en realidad más
-Cuardia, dió órdenes inmediatas a sus jinetes mientras los de una hora de luz, cuando Lestocq, marchando audaz-
hombres gritaban: ¡Salvad al Emperador! Pero Napoleón mente en sentido perpendicular a la cabeza de la columna
juzgó bien que los jinetes enemigos no podían hacer más, que lo perseguía, eludió a Ney y llegó con sus prusíanos
y, con un gesto, mandó adelante unas cuantas unidades -no mucho menos numerosos que los franceses mandados
de la Guardia, y los primeros disparos expulsaron del cemen- por Davout- al campo de batalla. La llegada de los hom-
terio a la caballería rusa. A Napoleón se le oy6 murmurar: bres ~e refresco que se mezclaron a las cansadas tropas de
., ¡Qué audacia!" Benmgsen, que durante seis horas habían peleado en la
Entretanto, bajo la nevada, el primer cuerpo de Augerea~ nieve, hizo retroceder durante un momento a la linea fran-
:iba siendo destruido. El propio Augereau estaba herido, caSI cesa en el lugar en que había atacado.
la mitad de sus hombres habían caído, y aunque la brecha Iba cayendo la noche, y la batalla estaba terminada. Cuan-
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1 b más de una milla en el sur. Inmediata- abierta entre él y el cuerpo de la derecha había sido con-
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había visto la boca de los cañones. Pero su propósito había
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A media mañana quedó entablado el combate espues. e quedado cumplido, con un coste tan tremendo, cuando re-
cañoneo. Pero se inició en condiciones que hacían imposible gresó a sus propias líneas. La desordenada infantería fran-
la maniobra. Un furioso viento este llevaba por delante una cesa se había reorganizado.
nevada tan copiosa que los hombres pelearon como en Era poco después de las diez cuando la peor presión
una niebla, y, en la confusión y mientras rusos y franceses contra la línea francesa, que casi había cedido, se vió alivia-
combatían a la bayoneta en las callejuelas de Eylau, fuera da. En seguida se notó que la vanguardia de Davout llegaba
de la ciudad, a derecha e izquierda, las densas masas de por la derecha a través de la nieve. Los recién llegados ata-
las columnas rusas destruían la resistencia francesa. caron a los rusos por el flanco. La línea rusa retrocedi6
En la nevada y en la consiguiente confusión se abrió una y, aunque Davout no entró de lleno en combate hasta las
brecha entre Augereau y Sto Hilaire que mandaba un poco dos de la tarde, Bennígsen comprendió que la situación
más al sur, y por la brecha se coló parte de la caballería era ya la inversa, pero siguió defendiendo tenazmente su
rusa, que se dirigió al galope hacia ~l ceme~terio. En un nueva línea convexa y resistiendo, pues sabía que pronto
momento en que cesó la nevada pareció que Iban a apode- declinaría el breve día y que la noche le traería alivio.
rarse de la persona del Emperador. B~~sieres, j~fe de la No había oscurecido todavía, quedaba en realidad más
-Guardia dió órdenes inmediatas a sus Jmetes mientras los de una hora de luz, cuando Lestocq, marchando audaz-
hombre; gritaban: ¡Salvad al Emperador! ~ero Napole?n mente en sentido perpendicular a la cabeza de la columna
juzgó bien que los jinetes enemigos no podían hace~ mas, que lo perseguía, eludió a Ney y llegó con sus prusianos
y, con un gesto, mandó adelante unas cuantas unidades -no mucho menos numerosos que los franceses mandados
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terio a la caballería rusa. A Napoleón se le oyó murmurar: Bres ~e refresco que se mezclaron a las cansadas tropas de
·'¡Qué audacia!" .enmgsen, que durante seis horas habían peleado en la
Entretanto, bajo la nevada, el primer cuerpo de Augerea~ meve, hizo retroceder durante un momento a la línea fran-
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do nnoc h eCI . d fr li porvenir de una Europa unida proviniera de Napoleón como
lumnas de Ney apareci? .por la izquíer a. ancesa Yhóger:- de una aurora.
mente detrás de las pOSIcIonesrusas, Benmgsen se ec atr s
Veremos, no. obstante, que Friedland, como todo lo de
abandonó el campo. la guerra, fué un accidente. Cierto que el genio utiliza los
y Así terminó Eylau, la más abominable matanza que se
grandes a~cidentes y ~ue la voluntad del hombre los moldea
había visto desde Malplaquet. Algunos calculaban en doce
para sus fines, pero: sin embargo, Friedland no pudo haber
mil y otros en veinte mil los cadáveres que al dia siguiente se ocurrido sin un accidente,
destacaban sobre la resplandeciente blancura de la nieve
en un terreno de dos millas cuadradas; a ello se unían casi en
Como he dicho, desp~és d~l espantoso encuentro de Eylau
una mitad los caballos muertos, y muchos cañones destroza-
no, h~bo pers~cucIón .. S, hubiera sido posible perseguir, si el
dos - todos los restos que había dejado la hoguera. Tar- ejerCIto frances hu~)!.~ra avanzado hacia Tapau, se habría
daron dos días en enterrar muertos, y después de los dos llegado a una decisión estratégica, pero no avanzó hacia
días se seguían oyendo gritos de heridos rusos que pedían Tapau porque no pudo. Había quedado paralizado.
socorro y eran trasladados en camillas -cuando se les podía Murat siguió, es cierto, a Bennigsen casi hasta Konígsberg
encontrar- por partidas que llevando coñac y pan recorrían per? .~quello no fué más que un paseo. El Gran Ejércit~
el campo. recibió orden de retroceder. Para la segunda mitad del mes
Napoleón, a quien la persecusión después de Jena le ha- es decir, entre el 16 Y el 25 de febrero, estaba descansando
bía dado tan buenos resultados, no pudo perseguir esa vez. detrás de una línea de ríos, el Passarge a la izquierda o
Ney que contempló el campo al que había llegado después norte hacia el Báltico, el Alle en el centro y el Ormalew
de ~oncluida la batalla, al ver la blanca extensión salpi- en el extremo sur o derecha, donde la línea se prolongaba
cada de oscuros cadáveres de hombres y de caballos y de res- casi hasta el Narew. El frente oriental efectivo del Gran
tos de cañones, exclamó: "[Qué destrozos, y sin resultado!" Ejércit~ quedaba así dislocado y extendido a lo largo de
Podría decirse que Eylau fué un empate, otro Pultusk, 150 millas en un orden que permitía el aprovisionamiento
pero en una escala mayor y más sangrienta. Podría decirse y la reorganización en espera de lo que pudiera venir.
que no sólo fué un emp,ate, sino .algo mucho m~ grave Los rusos iniciaron un ataque contra Ostrolenka, pero acabó
en la historia de Napoleon: su prImer fracaso seno. Por- en nada. Los dos adversarios siguieron mirándose mientras
que si se intenta destruir al enemigo y se tiene a mano los alargaban los días, mientras se fundía la nieve (que impedía
medios para destruirlo, se fracasa si el enemigo escapa. Se moverse) y mientras los árboles echaban hojas.
fracasa especialmente si sus pérdidas no son mayores que Napoleón había fijado su fecha para reanudar el avance.
las del atacante; y, salvo los abandonados cañones rusos, las ~~~uenta .~il tropas frescas llegaron para cubrir bajas, re-
pérdidas en aquella espantosa matanza fueron iguales, y cíbíó también refuerzos de artillería y hasta refundió cañones
las' artillerías no disminuyeron gravemente la notable supe- cap~r.ados a los rusos, para adaptarlos al calibre de sus
rioridad de los rusos en esa arma. mun~clOnes.Un mes antes de la fecha que fijara para avanzar,
Sin embargo, ¿quién se acuerda de Eylau? ¿Y quién no ~e~mó la organización del ejército alojado en cuarteles de
recuerda Friedland? Cuando pregunto: ¿quién se acuerda invierno. Las tropas hacían constantes ejercicios, todo em-
de Eylau?, quiero decir: ¿quién piensa en Eylau como en pezaba a despertar a lo largo de la línea detrás de la cual
uno de los momentos críticos, como en una de las grandes estaba Napoleón con su Guardia en el castillo de Finkelstein
fechas? Nadie. Friedland, sucesora de Eylau, resultó ser En conjunto, aquella línea tenía listos para concentrarse e~
precisamente eso, resultó ser un monumento en el napoleóníco
fl punto donde fuera necesario, 158.000 hombres. De ellos
remoldeo de Europa. Porque el fruto de Friedland fué Tilsit,
bos'd20.000 jinetes de Murat estaban perfectamente distri~
Y el fruto de Tilsit fué un estado de Europa que pudo U! os,