UNIVERSIDAD INTERAMERICANA DE PUERTO RICO
RECINTO METRO
PROGRAMA DE DOCTORADO EN FILOSOFÍA (PhD) EN TEOLOGÍA
ANALISIS TEMÁTICO: BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Y SU LUCHA CONTRA EL
SOMETIMIENTO DEL PUEBLO INDÍGENA
EN CUMPLIMENTO PARCIAL DEL CURSO
THEO-7016, EVANGELIZACIÓN EN EL CARIBE
PROFESOR ÁNGEL VÉLEZ OYOLA, PhD.
POR: ELIEZER E. BURGOS ROSADO
SAN JUAN, PUERTO RICO
SEPTIEMBRE DE 2023
1. INTRODUCCIÓN
Es muy difícil negar, por más que lo hayan intentado, el hecho de que el proceso de
cristianización del Nuevo Mundo fue uno atropellado y plagado más bien de conquista terrenal.
Sin embargo, debemos destacar la importancia de Bartolomé de Las Casas en la lucha contra el
sometimiento del pueblo indígena. A través de más de cinco siglos, su figura ha estado rodeada
de polémica. Por un lado, para algunos sectores es visto como el gran promotor de los derechos
humanos. Por otro lado, para otros sectores ha sido gran agitador de masas, cuya personalidad
obsesiva-compulsiva y cuyos escritos panfletarios contribuyeron a la “leyenda negra” contra
España.
A nuestro juicio, los señalamientos del segundo sector resultan injustos. En este análisis
temático, procuramos resaltar algunos aspectos relevantes de la vida y la obra de Bartolomé de
Las Casas. A modo de inicio, podemos adelantar algunos puntos clave que resaltan su relevancia.
En primer lugar, fue un gran defensor de los derechos humanos. Fue uno de los primeros en alzar
la voz en un contexto en el que los indígenas eran considerados subhumanos por muchos
colonizadores. De hecho, su insistencia en la humanidad de los indígenas y su derecho a la
dignidad sentaron las bases para futuros movimientos de derechos humanos. En segundo lugar,
fue propulsor de legislación protectora. Influyó directamente en la promulgación de las Leyes de
Burgos en 1512 y las Leyes Nuevas en 1542 por parte de la corona española. Aunque no fueron
perfectas, representaron un avance significativo en la protección de los derechos de los
indígenas.
1
En tercer lugar, Bartolomé de Las Casas fue creador de conciencia pública. A través de
sus escritos, expuso al público europeo las atrocidades que se estaban cometiendo en las
colonias. Esto contribuyó a despertar la conciencia sobre los abusos y la explotación, generando
un debate sobre la ética de la colonización. Finalmente, su obra dejó un legado inspirador. A
pesar de las limitaciones de su tiempo, Las Casas dejó un legado que sigue inspirando a
defensores de los derechos humanos y la justicia social en todo el mundo. Su valiente lucha por
los indígenas allanó el camino para futuros movimientos que buscan la igualdad y la justicia.
Bartolomé de Las Casas desempeñó un papel fundamental en la lucha contra el sometimiento del
pueblo indígena en un momento en que tales conceptos eran a menudo ignorados o despreciados.
Su influencia y su compromiso con la causa indígena marcaron un punto de partida importante
en la historia de los derechos humanos y la justicia en América.
2. DESARROLLO
Para conocer su contribución a la lucha contra el sometimiento de los indígenas, merece
antes conocer quién era Bartolomé de Las Casas. Nacido en Sevilla, España, para el año 1484.
Fue en su ciudad natal, donde cursó estudios de latín y humanidades. A la edad de nueve años, el
31 de marzo de 1493, fue testigo del regreso a Sevilla de Colón, quien venía del descubrimiento
de América con indígenas, loros y papagayos. Meses más tarde, su padre y su tío embarcaron en
el segundo viaje de Colón. Para el año 1494, su padre regresa con un indio taíno esclavo, que
estuvo con Bartolomé hasta el año 1500 cuando, por orden de Isabel la Católica, fue devuelto a
América, junto con los otros indios traídos a España.
2
En el año1502, Bartolomé de Las Casas embarcó hacia la isla conocida como La
Española, en la flota del nuevo gobernador Nicolás de Ovando. Una vez allí, fue colono, minero
y encomendero. Bajo las órdenes del gobernador Nicolás de Ovando y del capitán Diego
Velázquez, toma parte en las luchas contra los indios en Xaraguá, recibiendo como recompensa
un indio de esclavo. También lucha contra los indios en Higüey, recibiendo entonces un grupo de
indios en encomienda, con los que instala una labranza cerca del poblado de Concepción de la
Vega.1
En 1506, regresó a Sevilla y continuó viaje a Roma, acompañando a Bartolomé Colón,
para visitar al Papa. Su regreso a España fue en compañía del rey Fernando el Católico. Para el
año 1508 vuelve a La Española, donde el almirante Diego Colón le concede una encomienda en
La Concepción. En 1510, llegan los primeros frailes a la isla y en 1511 presenció el conflicto de
los conquistadores con los frailes dominicos, principalmente iniciado por el afamado sermón de
fray Antón de Montesinos, denunciando el trato inhumano que se estaba dando a los esclavos
indígenas. De hecho, a juicio del propio Las Casas, dicho sermón dejó atónito a todo el auditorio
y a algunos algo compungidos, no obstante, ninguno fue convertido por el mismo.2
A pesar de que existe debate sobre la fecha de ordenación como sacerdote, Emilio García
García privilegia la versión de que Las Casas fue ordenado en 1512 muy probablemente por el
obispo de Puerto Rico, Alonso Manso. 3 De hecho, ese mismo año vendió la hacienda que tenía
en La Española y se unió como capellán de los conquistadores, a la conquista de Cuba, donde
1
Emilio García García, «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos», en Los Derechos Humanos en
su origen: La República Dominicana y Antón de Montesinos, ed. M. Maceiras y L. Méndez (Salamanca, España:
Editorial San Esteban, 2011), 2.
2
Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias III, vol. 5, Obras Completas (Madrid, España: Alianza,
1994), 1761-62.
3
García García, «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos», 3-4.
3
recibió una buena encomienda, la cual administra junto a Pedro de Rentería hasta el año 1514.
Hasta esta fecha Bartolomé de las Casas fue pues, colono, minero, encomendero, además de
clérigo. Ahora bien, cuando Las Casas se proponía a emprender ese viaje, se confesó con un
dominico, quien le negó la absolución por tener indios de encomienda. Es aquí, entonces, donde
comienza a tomar forma lo que se convertiría posteriormente en su lucha contra el sometimiento
del pueblo indígena.
Es aproximadamente a mediados del año 1514, cuando Fray Bartolomé de Las Casas
toma conciencia de las condiciones inhumanas en que han sometido a los indios y comienza por
señalar como radicalmente injusta la institución de la encomienda. De hecho, ahora habrá de
considerar a los indios como los únicos y legítimos dueños de las tierras en el Nuevo Mundo. Su
nueva manera de ver la situación, lo llevó a comprender la injusticia que cometía con sus indios,
a quienes entregó al gobernador Velázquez el 15 de agosto de 1514. Fue entonces, cuando dio su
célebre predicación en la iglesia de Sancti Spiritus, comprometiéndose públicamente a cambiar
su vida y dedicarla a la defensa de los indios. Posteriormente, se encaminó a Baracoa, para
abandonar definitivamente Cuba en julio de 1515. Los historiadores llaman a ésta su “primera
conversión”, ocurrida a sus treinta años de edad y se trata de su conversión profética, camino que
recorrerá sin desviarse desde 1514 hasta 1566.4
Bartolomé de Las Casas decidió trasladarse hasta Sevilla, con la intención de
entrevistarse con el rey Fernando el Católico para ponerle al tanto de los continuos abusos y
atropellos que se están cometiendo con los indios. A pesar de que fue recibido inmediatamente,
4
Enrique Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina: Medio milenio de coloniaje y liberación (1492-
1992), Sexta Ed. (Madrid, España: Mundo Negro, 1992), 92; García García, «Bartolomé de Las Casas y los
derechos humanos», 4.
4
el rey estaba moribundo. Junto a fray Antón de Montesinos Bartolomé piensa viajar a Flandes,
donde estaba Carlos V. Sin embargo, el Cardenal Cisneros se compromete a dar cumplimento a
sus peticiones y trasmitir las quejas. Es entonces, en el año 1516, que surge el “Plan para la
reformación de las Indias”, mediante el cual Cisneros comisiona a un grupo de frailes jerónimos
para investigar las denuncias y nombra a Bartolomé de Las Casas como “Clérigo procurador de
los indios”.5 Ante tal encomienda, junto al grupo de padres jerónimos, regresan a América, pero
con el tiempo comenzó a vivir situaciones conflictivas con los frailes jerónimos, a quienes
considera incapaces de resolver los problemas. Esto lo llevó de regreso a España y en 1520
consigue una capitulación para llevar a cabo una colonización pacífica en la costa de lo que hoy
se conoce como Venezuela. Su intención era establecer a labradores y granjeros, propiciando un
acercamiento pacífico a los indios, quienes conservarían plenamente su libertad y se les
evangelizaría sin violencia. En 1521, su plan fracasó ya que los indios acaban con la mayoría de
los campesinos y tiene la necesidad de reemprender viaje a Santo Domingo.
Para el año 1522, Las Casas decide ingresar en la Orden de Predicadores, en el convento
de la Villa de Santo Domingo. En esta “segunda conversión”, pasó de “sacerdote diocesano,
dueño de propiedades, a dominico despojado de toda propiedad, sometido a sus superiores, y
dedicado a la evangelización”.6 Allí, a pesar de que ya era sacerdote y contaba 37 años de edad,
se le exigió más de tres años de estudio en la Orden. Durante ese periodo fue profundizando en la
doctrina teológica, filosófica y jurídica de Santo Tomás, Cardenal Cayetano, Francisco de
Vitoria, entre otros muchos autores. Aquí surge una de sus grandes obras: De unico vocationis
5
Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina: Medio milenio de coloniaje y liberación (1492-1992) ,
92.
6
García García, «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos», 5.
5
modo omnium gentium ad veram religionem, argumentando que la conversión de los indios al
evangelio debe lograrse solamente mediante la persuasión y nunca por la violencia. Esta es su
obra más teórica, teológica, jurídica y de extraordinaria relevancia práctica. Plantea que lo que
justifica la presencia de España en las Indias, solamente es la salvación del indio mediante la
evangelización. Sin embargo, dicha encomienda lleva realmente a la esclavitud, una inmoralidad
colectiva y máxima injusticia. Además, Las Casas plantea una defensa apasionada de la
racionalidad del indio, sujeto de derechos naturales, libertad y propiedad. Sólo hay un camino
establecido por Dios para que los hombres reciban la religión verdadera: “la persuasión del
entendimiento por medio de razones y la invitación de la voluntad”.7
En 1526, Bartolomé de las casas recibe una empresa esforzada y también honorífica,
mediante la cual habrá de fundar y regentar un nuevo convento en Puerto Plata. Es nombrado
prior y reelegido en 1530 y 1531, periodo durante el cual comienza a escribir la Historia de las
Indias y pasa un tiempo tranquilo dedicado al estudio, antes de volver implicarse en la misión de
denunciar los pecados e injusticias de los encomenderos y defender los derechos de los indios.
Los colonos consiguen su traslado a Santo Domingo, luego de escribirle al rey dándole cuenta
del desasosiego y escándalo que, según ellos, Las Casas había sembrado en la villa.
Finalizando el año 1534, Fray Bartolomé de Las Casas y otros dominicos comienzan un
viajan al Perú para trabajar en defensa de los indios y fortalecer también las actividades de su
orden. No obstante, algunas dificultades les impiden llegar a su destino quedando primeramente
en Nicaragua, luego Guatemala y posteriormente en México. Fue en Guatemala donde intenta
7
Bartolomé de Las Casas, De unico vocationis modo, vol. 2, Obras Completas (Madrid, España: Alianza,
1992), 17.
6
con más éxito su plan de evangelización y colonización pacífica. En Vera Paz pone a prueba el
proyecto trazado en su obra De unico vocationis modo, encaminando la conversión de los
indígenas a la verdadera religión únicamente mediante el diálogo y la persuasión, gestión para lo
cual se prohibía la entrada a cualquier español.8
Su incesante lucha en favor de los indios, lo llevó a viajar nuevamente a España durante
el año 1540, convencido de que debía trasladar su lucha a la corte española. Fue en 1542 cuando
Carlos V convoca a los mejores teólogos y se celebran las Juntas de Valladolid, lo que resultó en
la promulgación de las Nuevas Leyes de Indias. En las mismas, se prohibía la esclavitud de los
indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y pasaran directamente bajo
la protección de la corona. También se disponía que durante todas las nuevas exploraciones y
conquistas de tierras debían estar presentes religiosos, para asegurar la forma pacífica de diálogo
y persuasión para la conversión al cristianismo.9 Las Casas reconoce avances en las Nuevas
Leyes de Indias y las ve como buen comienzo, sin embargo, tampoco se cumplieron. Esto lo
lleva a escribir durante ese mismo año la Brevísima relación de la destrucción de las Indias,
donde argumentó sus demandas en pro de los indios, denunciando con crudeza y sin ambages las
atrocidades cometidas por los conquistadores. De hecho, los anti-lascasianos han querido ver en
este escrito el origen de la “leyenda negra” contra España.
En 1543 es nombrado obispo de Chiapas, y aunque originalmente habría declinado el
nombramiento, sus compañeros de Orden le convencen de la bondad de tal honor para defender
con mayor fuerza la causa indígena. Ya consagrado obispo en el convento de San Pablo de
8
García García, «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos», 6.
9
Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina: Medio milenio de coloniaje y liberación (1492-1992) ,
96.
7
Sevilla, se embarcó en julio de 1544 con rumbo a La Española y luego a Chiapas junto con 46
dominicos. En Chiapas se encuentra con una situación muy problemática, ya que los españoles
encomenderos se oponen al cumplimiento de las Leyes Nuevas ya que les privan de tantos
privilegios y ven en el nuevo obispo el principal un enemigo por hacer valer las mismas.
Bartolomé de Las Casas intenta fundar un convento dominico, sin embargo, la oposición fue tal
que hasta intentaron asesinarlo. Redactó, entonces, los doce puntos de su Confesionario y
dispuso que nadie podrá absolver de los pecados a quienes tuvieran indios esclavos. Además,
excomulgó a los encomenderos y se enfrentó con la feligresía y los mismos clérigos.10
En 1545 Bartolomé de Las Casas se reunió en Guatemala con Marroquín y Valdivieso, en
la famosa Junta de Gracias a Dios, durante la cual el episcopado centroamericano adoptó
muchas medidas en defensa del indio. Su insistente postura llegó a irritar tanto al vecindario
hispánico que el 15 de diciembre de 1545 proyectaron detenerlo en Guatemala, huyendo a
Chiapa, donde sólo permaneció dos o tres meses y expulsado por su grey hispana se encaminó a
México, a la Junta de obispos en la protección del indio. Derrotado por la clase encomendera,
Las Casas parte hacia España sin regresar nuevamente a su diócesis, a la que renuncia en 1550. 11
A través de toda su lucha, llama la atención que Las Casas nunca patrocinó la retirada de
la corona castellana del Nuevo Mundo. En su lugar, defendía una visión tutelar del imperio
español, la cual debiera de resultar en “beneficios temporales y espirituales para los nativos del
Nuevo Mundo.12 De hecho, en 1552 redactó un tratado titulado Treinta posiciones muy jurídicas,
10
García García, «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos», 7.
11
Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina: Medio milenio de coloniaje y liberación (1492-1992),
98.
12
Luis N. Rivera Pagán, Historia de la Conquista de América: Evangelización y Violencia, Segunda Ed,
Colección Historia (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2021), 98.
8
el cual somete ante el Consejo de las Indias y donde intentaba conciliar el dominio ibérico sobre
las naciones indígenas con el respeto a los derechos y soberanía de éstas. 13 En toda su lucha, Las
Casas procura conciliar la autoridad espiritual del Sumo Pontífice con el dominio temporal de los
reyes españoles y con la conservación de los señoríos indígenas. Dicha gestión, requirió varias
estrategias. Primeramente, una reinterpretación de las bulas alejandrinas a la manera de un
mandato bienhechor, evangelizador y educativo. En segunda instancia, restringir dramáticamente
la codicia y la avaricia de los europeos. Ambas estrategias, requerirían que las autoridades
eclesiásticas y estatales aprobasen legislación rigurosa que brinde protección de los nativos y que
ofrezca herramientas de castigo contra sus explotadores. Finalmente, sería clave para el éxito de
la conservación de los señoríos indígenas, que a los pueblos indígenas se loes predicarse las
bondades del cristianismo y las virtudes del dominio español, sin que medie fuerza militar. 14
Hablar de esta lucha por los indígenas, no puede pasar por alto el famoso el debate entre
Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. Democrates alter, escrito de Sepúlveda,
sostenía la inferioridad de los indios y o conveniente que resulta su sometimiento ante sus
conquistadores. Las Casas contraataca e hizo todo a su alcance ante el Consejo de las Indias y el
Consejo de Castilla quienes lograron impedir su publicación. No obstante, un resumen del
mismo fue titulado como Apología y logra su publicación en Roma. El Consejo citó a Sepúlveda
y Las Casas para que expusieran sus tesis, Luego de sus exposiciones, de manera individual y sin
la presencia del otro, Domingo de Soto fue el encargado de resumir la argumentación de
ambos.15
13
Rivera Pagán, 100.
14
Rivera Pagán, 101.
15
Alfonso Maestre Sánchez, «“Todas las gentes del mundo son hombres”: el gran debate entre Fray
Bartolomé de Las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573)», Anales del Seminario de Historia
de la Filosofía 21 (2004): 113-14.
9
La disputa central era si es lícito hacer guerra a aquellos indios antes que se les predique
la Fe para sujetarlos al imperio y que después de dominados puedan ser enseñados por la
doctrina evangélica. Sepúlveda iría en defensa de la respuesta afirmativa, aseverando que la
guerra no es sólo lícita y justa, sino también conveniente. Sostiene su posición mediante cuatro
razones: la gravedad de los delitos que cometen los indios, especialmente la idolatría y los
pecados contra natura; la naturaleza servil y bárbara; los sacrificios de hombres y la barbarie; la
predicación del Evangelio sería más cómoda y eficaz una vez se les haya sometido. Por su parte,
Las Casas defendía la racionalidad, libertad y dignidad del indio, así como el carácter
radicalmente injusto y tirano de la conquista. Afirmaba que el único título para la intervención en
el Nuevo Mundo es la donación pontificia y el mandamiento de Cristo de “id y predicar el
Evangelio a todas las gentes” y la predicación “no in armis”, sino en paz y mediante la
persuasión. La disputa terminó sin un claro vencedor, por consiguiente, la Junta no llegó a emitir
el informe final y la conquista siguió adelante.16
Es menester resaltar la duodécima réplica de fray Bartolomé, durante dicho debate, en la
cual recalca como factor condicionante a la hegemonía imperial el libre consentimiento de las
naciones indígenas. No obstante, insiste en que luego de su conversión y bautismo (asuntos para
él prioritarios), los indios deberían reconocer la soberanía temporal de la corona española, pero
debe lograrse sin violencia. Aseguraba, entonces, que los indígenas estarían en pecado si no
reconocen la soberanía española. Sin embargo, si se les hacía guerra para someterlos, el pecado
del estado español sería mayor.17
16
García García, «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos», 8-9; Maestre Sánchez, «“Todas las
gentes del mundo son hombres”: el gran debate entre Fray Bartolomé de Las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de
Sepúlveda (1490-1573)», 113-33.
17
Rivera Pagán, Historia de la Conquista de América: Evangelización y Violencia, 102-3.
10
Bartolomé de Las Casas dedicó su vida y su obra a la defensa de los derechos del ser
humano. En pleno siglo XVI imaginó y deseó fervientemente para el Nuevo Mundo otros
caminos, visualizando los peligros y desgracias, que traerían el no cambiar de rumbo. La
vehemencia de Fray Bartolomé de las Casas en Valladolid mientras defendía a los indios
americanos fortaleció a todos aquellos que, en su tiempo y en adelante, trabajan con la creencia
de que “todas las gentes del mundo son hombres”. No hay seres humanos que sean bestias, ni
esclavos por naturaleza. Tampoco se trata de personas con un entendimiento limitado o estático,
sino seres humanos que son capaces de llegar a ser cristianos y quienes tienen pleno derecho a
gozar de sus bienes, su libertad política y su dignidad humana. 18 Su lucha sentó las bases para
comprender que los pueblos indígenas podrían ser incorporados a la civilización española y
cristiana, sin la necesidad de ser esclavizados o destruidos.
Sin dudas la obra escrita de Las Casas en favor de los indios expresaba un alto grado de
exaltación de la realeza, pensamiento característico del pensamiento estándar medieval, en el que
“los reyes han sido puestos por providencia divina para el bien común del reino”. Sin embargo,
su autoridad no es arbitraria, sino que proviene del pueblo y ha de ejercerse para el bien común.
Dicho pensamiento concibe al rey como un rector o administrador de los ‘asuntos públicos’, o
sea que los miembros del reino no son súbditos del rey, sino de la ley.
Ahora bien, ante la disyuntiva del problema de ‘salvar’ a los indios de la explotación de
los conquistadores, Las Casas no adopta una simple actitud piadosa, sino que establece una larga
lista de ‘obligaciones reales’. Estas implican obligaciones positivas para el monarca, al tiempo
18
Maestre Sánchez, «“Todas las gentes del mundo son hombres”: el gran debate entre Fray Bartolomé de
Las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573)», 132-33.
11
que representa algunas limitaciones en cuanto al ejercicio de la autoridad del rey. No obstante,
las obligaciones espirituales del rey son todavía más pesadas ya que ha de asegurar que la fe se
difunda por métodos suaves y cristianos. Las leyes deben ser conformes a la fe cristiana,
arrancando los hábitos bárbaros e irracionales y asegurando su libertad contra la opresión de los
conquistadores. En cuanto a las limitaciones de la autoridad del rey, Las Casas enseña que la
autoridad jurisdiccional del monarca es la mayor del reino, pero no es arbitraria ni ilimitada. 19
Resulta interesante que Bartolomé de Las Casas escribiera en su testamento, como signo
de una fidelidad inconmovible a la lucha por la liberación, las siguientes palabras: “Por la
bondad y misericordia de Dios, que tuvo a bien elegirme por su ministerio sin yo merecerlo, para
procurar y cuidar por aquellas universas gentes de las que llamamos Indias...sobre los daños,
males y agravios nunca otros tales vistos ni oídos, que de nosotros los españoles han recibido
contra toda razón e justicia...El obispo fray Bartolomé de las Casas”.20
3. CONCLUSIONES
La historia de Bartolomé de Las Casas, con sus luces y sombras, es un testimonio
poderoso de la lucha por la justicia y los derechos humanos en un momento crucial de la historia
de América. Las Casas se convirtió en uno de los defensores más apasionados de los derechos de
los pueblos indígenas en el Nuevo Mundo durante el siglo XVI. Su vida y su obra están
intrínsecamente ligadas a la denuncia del sometimiento y el abuso sufrido por los indígenas a
manos de los colonizadores españoles.
19
Maestre Sánchez, 103-4.
20
Citado por Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina: Medio milenio de coloniaje y liberación
(1492-1992), 98.
12
No existe manera de negar que, durante sus primeros años en América, Fray Bartolomé
de Las Casas participó en la empresa colonial, mayormente en la isla de La Española, siendo
parte de quienes se dedicaron a la explotación de los indígenas. Sin embargo, es meritorio
resaltar que su visión comenzó a cambiar radicalmente cuando presenció las atrocidades
cometidas por los colonizadores contra los nativos. Este evento marcó un punto de inflexión en
su vida y lo llevó a dedicarse al sacerdocio, buscando redimirse por su participación anterior en
la conquista.
Sin dudas, uno de los hitos más significativos en la lucha de Las Casas contra el
sometimiento de los indígenas fue su famoso sermón en 1514, en el que abogó por la humanidad
de los indígenas y su derecho a ser tratados con justicia y dignidad. Su mensaje resonó y llamó la
atención de la corona española, lo que llevó a la promulgación de las Leyes de Burgos y las
Leyes Nuevas, que intentaron limitar los abusos contra los indígenas y proteger sus derechos.
Las Casas también es conocido por su obra literaria, especialmente "Brevísima relación
de la destrucción de las Indias", donde denunció de manera vehemente las atrocidades cometidas
por los colonizadores en nombre de la expansión española y abogó por la abolición de la
encomienda, un sistema de trabajo forzado que oprimía a los indígenas. Pero su incansable lucha
no se limitó solo a las palabras. Bartolomé de Las Casas dedicó gran parte de su vida a viajar por
Europa, buscando apoyo para su causa.
A pesar de las limitaciones y desafíos de su época, Las Casas dejó un legado perdurable
en la lucha por los derechos humanos y la justicia social. Su trabajo contribuyó al nacimiento de
la idea de que todos los seres humanos, independientemente de su origen étnico o cultural, tienen
13
derechos inalienables que deben ser respetados. Bartolomé de Las Casas es recordado como un
valiente defensor de los pueblos indígenas y un precursor de los movimientos modernos por los
derechos humanos.
La historia de Bartolomé de Las Casas como defensor de los derechos de los pueblos
indígenas en el Nuevo Mundo adquiere aún más profundidad cuando consideramos que su figura
debe entenderse en un contexto más amplio de la lucha por el poder y la influencia en la América
colonial. Sin embargo, a pesar de sus nobles intenciones y su conversión al sacerdocio, no estaba
completamente libre de las tensiones políticas y económicas de su tiempo. De hecho, Las Casas
continuó defendiendo la importancia de la mano de obra indígena en las colonias, aunque
insistiera en que esta mano de obra debía ser tratada con dignidad y justicia. Esta ambivalencia
refleja la complejidad de la posición de Las Casas en un entorno colonial dominado por la
explotación económica.
Cabe notar que la defensa de Las Casas hacia la humanidad de los indígenas y su derecho
a la libertad no siempre se tradujo en resultados prácticos. A pesar de sus esfuerzos, los abusos a
menudo continuaron y las Leyes de Burgos y las Leyes Nuevas, aunque significativas, no
lograron detener por completo la opresión de los indígenas. Esta realidad plantea preguntas sobre
la eficacia de las reformas propuestas por Las Casas y sobre las limitaciones de su influencia en
un sistema colonial arraigado en la explotación.
Sin embargo, es importante destacar que, el legado de Las Casas sigue siendo valioso. Su
obra literaria, indudablemente contribuyó a crear conciencia sobre los abusos coloniales y sentó
las bases para futuras reformas. Además, su incansable lucha por los derechos humanos en un
14
contexto desafiante sigue siendo un ejemplo de valentía y compromiso con la justicia. Bartolomé
de Las Casas y su lucha contra el sometimiento del pueblo indígena nos ofrece una perspectiva
un tanto distinta a la historia que se enseña en nuestro sistema escolar. Ver toda su historia y
contexto sociopolítico y socioreligioso nos ofrece un panorama más amplio de la conquista,
disfrazada de evangelización. Si bien surgen preguntas sobre la efectividad de sus esfuerzos y las
complejidades de su posición, su legado como defensor de los derechos humanos sigue siendo
una inspiración para quienes buscamos la justicia y la igualdad en el mundo de hoy.
15
BIBLIOGRAFÍA
Casas, Bartolomé de Las. De unico vocationis modo. Vol. 2. Obras Completas. Madrid, España:
Alianza, 1992.
———. Historia de las Indias III. Vol. 5. Obras Completas. Madrid, España: Alianza, 1994.
Dussel, Enrique. Historia de la Iglesia en América Latina: Medio milenio de coloniaje y
liberación (1492-1992). Sexta Ed. Madrid, España: Mundo Negro, 1992.
García García, Emilio. «Bartolomé de Las Casas y los derechos humanos». En Los Derechos
Humanos en su origen: La República Dominicana y Antón de Montesinos, editado por M.
Maceiras y L. Méndez, 81-114. Salamanca, España: Editorial San Esteban, 2011.
Maestre Sánchez, Alfonso. «“Todas las gentes del mundo son hombres”: el gran debate entre
Fray Bartolomé de Las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573)».
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 21 (2004).
Rivera Pagán, Luis N. Historia de la Conquista de América: Evangelización y Violencia.
Segunda Ed. Colección Historia. Barcelona, España: Editorial CLIE, 2021.
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