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LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)
1.- LOS REYES CATÓLICOS: LA UNIÓN DINÁSTICA DE CASTILLA Y ARAGÓN
El matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469 unió las dos principales Coronas de la península,
formando la Monarquía Hispánica. Esta unión fue dinástica, lo que significó que cada reino mantuvo sus propias leyes e
instituciones. Castilla era más grande, con mayor población, economía en crecimiento e instituciones más homogéneas,
mientras que Aragón tenía una estructura política basada en pactos con la nobleza.
La reorganización del Estado
Los Reyes Católicos impusieron una monarquía autoritaria en España, superando la monarquía feudal medieval. Los
monarcas adquirieron mayor poder sobre la nobleza, unificaron el territorio, formaron un ejército permanente y
reorganizaron la administración. En política exterior, establecieron alianzas matrimoniales con otras monarquías
europeas para consolidar la paz. Las principales instituciones fueron:
• Consejo Real: el Consejo Real de Castilla, órgano supremo de gobierno y justicia compuesto por expertos en
leyes, y el Consejo de Aragón. Además,
• Secretarios: personas de confianza de los reyes que hacían de enlace con los consejos
• Cortes y Virreyes: Las Cortes castellanas pasaron a ser asambleas que juraban lealtad al trono y aprobaban
ayudas para los reyes. Isabel y Fernando, sin embargo, respetaron los privilegios de Valencia, Aragón y Cataluña,
designando virreyes para representarlos en estos territorios.
En el ámbito judicial se organizó un sistema de tres niveles: local (con corregidores en los municipios), superior (con
Chancillerías como las de Valladolid y Granada), y Consejo Real (con potestad sobre el resto de los tribunales). Para el
control de Castilla, crearon la Santa Hermandad, que mantenía el orden frente a los poderes señoriales.
La política religiosa
Los Reyes Católicos promovieron el catolicismo y persiguieron otras religiones, especialmente a judíos y musulmanes.
Para ello, reforzaron el Tribunal de la Santa Inquisición, persiguiendo a los conversos sospechosos de mantener sus
creencias. En 1492 expulsaron a los judíos que no se convirtieron, marcando el fin de este grupo en España. La conquista
de Granada fue vista como una guerra contra los “infieles”; inicialmente, se permitió a los musulmanes conservar su
religión, pero en 1499 el cardenal Cisneros impulsó bautismos obligatorios, y en 1502, los mudéjares debieron convertirse
o exiliarse, después de 1518, se les prohibió su lengua y cultura.
La conquista de Granada y la incorporación de Navarra
La Guerra de Granada (1481-1492) se desarrolló en tres fases:
1. Conquista y defensa de Alhama (1481-1484), facilitada por conflictos internos del reino nazarí;
2. Toma de Málaga (1485-1487);
3. Rendición de Granada (1488-1492), muchas ciudades se rindieron sin resistencia, excepto Baza. Finalmente, el 2
de enero de 1492, Boabdil, el último rey nazarí, permitió la entrada de tropas castellanas en la Alhambra.
En 1512, Fernando el Católico invadió Navarra, que desde el siglo XIII era independiente, para evitar un control francés en
el sur de los Pirineos, y en 1515 el territorio se incorporó a Castilla, aunque conservó su autonomía.
2.- EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA: CONQUISTA Y COLONIZACIÓN
Los inicios de las exploraciones atlánticas
Las exploraciones atlánticas del siglo XV, que culminaron en el descubrimiento de América y la primera vuelta al mundo,
fueron resultado de varios factores importantes: la caída de Constantinopla (1453) en manos de los turcos, que bloqueó
las rutas mediterráneas; el crecimiento poblacional y económico de Europa; el deseo de expansión territorial de las
monarquías; avances científicos como la brújula; y la mejora de embarcaciones como las carabelas.
Las relaciones entre Castilla y Portugal
Portugal y Castilla fueron pioneros en las exploraciones atlánticas, pero Portugal, con su escuela náutica de Sagres, iba
más avanzado y exploraba la costa africana hacia la India (alcanzando el cabo de Buena Esperanza en 1487). Castilla, en
cambio, se centró en la conquista de las islas Canarias, conforme al Tratado de Alcaçovas-Toledo, que Portugal le impuso
tras apoyar al bando perdedor en la guerra sucesoria castellana. Portugal rechazó el proyecto de Cristóbal Colón de llegar
a las Indias por el oeste, pues prefería seguir explorando la ruta africana.
El “descubrimiento” de América
Comenzó cuando Cristóbal Colón presentó su proyecto a los RR.CC., quienes, tras conquistar Granada, decidieron
apoyarlo por el potencial comercial que ofrecía. Firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, donde Colón fue nombrado
almirante y virrey de las nuevas tierras.
Colón zarpó el 3 de agosto de 1492 desde Palos de la Frontera con tres naves y unos 100 hombres. Alcanzó América el 12
de octubre, llegando a la isla de Guanahaní (San Salvador). Después de explorar varias islas del Caribe, estableció el
primer asentamiento español en La Española. Realizó cuatro viajes hasta 1504, siempre en el Caribe, sin darse cuenta de
haber descubierto un continente nuevo.
Tras el primer viaje, los Reyes Católicos obtuvieron del papa Alejandro VI la Bula Inter Caetera, que otorgó a Castilla el
dominio de las tierras descubiertas. Esto generó tensiones con Portugal, llevando al Tratado de Tordesillas en 1494, que
dividió el océano Atlántico entre ambas coronas.
Conquista y colonización de América
La conquista y colonización de América por los españoles (siglos XVI-XVII) se dividió en tres etapas:
• Conquistas antillanas (1502-1519): Iniciaron en La Española, Cuba y las Antillas, expandiéndose al continente
con la fundación de Panamá en 1519.
• Conquistas continentales (1519-1549): Se destacaron la conquista del Imperio azteca en México por Hernán
Cortés (1519-1521) y del Imperio inca en Perú por Francisco Pizarro (1531-1535). La población indígena fue
explotada como mano de obra en minas de plata, como Zacatecas y Potosí.
• Conquistas interiores (1550-siglo XVIII): Incluyeron regiones como Nuevo México, Florida, Texas, California, el
río Orinoco y el interior de Argentina.
Las tierras conquistadas se unieron a la Corona de Castilla, que gestionó la colonización con la Casa de Contratación y
el Consejo de Indias (1524). Se estableció una organización institucional similar a la de Castilla, con municipios y
virreinatos. Se crearon dos virreinatos principales: Nueva España y Perú, con gobernaciones y capitanías generales.
La legislación específica, como las Leyes de Indias, se implementó para organizar estos territorios. Las Leyes de Burgos
(1512) buscaban proteger a los indígenas y regular su trabajo mediante el sistema de encomienda, donde los indígenas
eran asignados a colonizadores. Sin embargo, hubo críticas a esta explotación, especialmente de figuras como Bartolomé
de las Casas, lo que llevó a la aprobación de las Leyes Nuevas (1542), que eliminaron las encomiendas e introdujeron
reformas.
Aspectos económicos de la conquista y colonización de América
Generaron importantes ingresos para Castilla y la Corona. Los colonizadores recibieron tierras y grupos de indígenas
mediante el sistema de encomienda. Las minas, de propiedad real, fueron explotadas por particulares que utilizaron la
mita, un sistema de trabajo forzado indígena que violaba las Leyes Nuevas.
Se inició un comercio con América, que enviaba metales preciosos y productos agrícolas a España. El puerto de Sevilla
obtuvo el monopolio del comercio americano, siendo el único punto de salida y llegada de barcos. En 1503, la Corona
estableció la Casa de Contratación en Sevilla para controlar el tráfico de personas y mercancías y recaudar tributos.
3.- LA MONARQUÍA HISPÁNICA BAJO EL REINADO DE LOS AUSTRIAS MAYORES (SIGLO XVI)
Con la llegada de Carlos I, se inició la dinastía de los Habsburgo, unificando por primera vez los tronos de Castilla, Aragón
y Navarra bajo un solo monarca. Su sucesor, Felipe II, también reinó en Portugal, creando un verdadero Imperio que
abarcaba Europa, América, África y Asia. Esto provocó numerosos conflictos y guerras con Francia, Inglaterra, príncipes
alemanes y el Imperio turco. Sin embargo, desde el siglo XVI hasta mediados del XVII, España pasó de ser la principal
potencia mundial, a perder casi todo su poder tras la Paz de los Pirineos de 1659, en el contexto de la Guerra de los Treinta
Años contra Francia.
3.1.- La monarquía universal cristiana de Carlos V (1416-1556)
Carlos I heredó grandes posesiones de sus abuelos maternos: el reino de Castilla, Navarra, territorios en el norte de África
y las tierras americanas de Isabel; y la Corona de Aragón, Mallorca, Cerdeña, Sicilia y Nápoles de Fernando. También unió
los territorios de su familia paterna, Países Bajos, Luxemburgo, Franco Condado y Austria. En 1519, fue coronado
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V.
A pesar de la tendencia en Europa hacia la reafirmación de las monarquías nacionales, Carlos I mantuvo la idea de una
unidad cristiana bajo un único poder, lo que le causó conflictos con los países protestantes, Francia y el Imperio turco.
Su llegada a la corte castellana en 1517, acompañada de extranjeros, generó malestar y llevó a un aumento en la
demanda de fondos para sus gastos como emperador, lo que provocó revueltas internas como las de los Comuneros de
Castilla y las Germanías de Valencia y Mallorca.
Los conflictos internos durante el reinado de Carlos I
Durante el reinado de Carlos I, se produjeron importantes conflictos internos. La revuelta de los Comuneros, liderada por
artesanos, comerciantes y baja nobleza, buscaba eliminar a los consejeros extranjeros y aumentar la representación en
las Cortes. Las demandas fueron planteadas en la Junta Santa de Ávila en julio de 1520, pero ante la negativa de la corona,
estalló la guerra, que terminó en la derrota de los Comuneros el 23 de abril de 1521 en Villalar, donde sus líderes fueron
ajusticiados, lo que consolidó el absolutismo monárquico y fortaleció a la nobleza.
Las Germanías valencianas fueron protestas de artesanos contra el dominio noble y mercantil, pidiendo una
democratización de los cargos municipales y protección contra abusos. Carlos I se alineó con la nobleza, resultando en
la derrota de los agermanados en 1521. Las Germanías mallorquinas, influenciadas por las valencianas, sufrieron una
represión mayor.
Los conflictos exteriores durante el reinado de Carlos V
La política exterior de Carlos V se centró en la expansión por el Mediterráneo y el Atlántico, así como en su aspiración a
ser emperador frente a rivales como Francisco I de Francia y Federico I de Sajonia. Los principales conflictos que enfrentó
fueron:
• Guerras con Francia por el control de Italia: Estas luchas incluyeron cuatro guerras, destacando la victoria en
la batalla de Pavía (1525), donde fue capturado el rey Francisco I, y el saqueo de Roma en 1527 por los tercios
españoles, dado que el Papa era pro-francés.
• Conflictos con el Imperio Otomano: Carlos V luchó por el control del Mediterráneo, logrando una victoria en
Túnez (1535) pero fracasando en Argel (1541).
• Guerras de religión en Alemania: Aunque triunfó en la batalla de Mühlberg (1547) contra los príncipes alemanes
protestantes, tuvo que firmar la Paz de Augsburgo (1555), que reconocía su derecho a elegir la fe.
Carlos I abdicó en 1556, cediendo sus dominios a su hijo Felipe y el título de emperador a su hermano Fernando. Se retiró
al monasterio de Yuste, donde falleció en 1558.
3.2.- La monarquía hispánica de Felipe II (1556-1598)
Durante el reinado de Felipe II (1556-1598), la política interior se centró en fortalecer la unidad religiosa y política desde
la nueva capital, Madrid, con un gabinete mayormente castellano. Su reinado estuvo marcado por la expansión territorial,
posicionando a la Monarquía Hispánica como el primer imperio mundial, incorporando el ducado de Milán, Inglaterra e
Irlanda (durante su matrimonio con María I Tudor), y el reino de Portugal y sus colonias.
El conflicto interno más destacado fue la revuelta de los moriscos en Granada (Guerra de las Alpujarras, 1568-1570),
motivada por la prohibición de prácticas musulmanas, resultando en la deportación de los moriscos por Castilla. La
cuestión de su expulsión surgió en 1582, aunque no se concretó hasta 1609 bajo Felipe III.
La política exterior se financió con el oro y la plata de las Indias, aunque los altos gastos militares dejaron a Felipe II con
una pesada deuda. Las principales acciones incluyeron:
• Guerra contra los turcos: Felipe II formó la Liga Santa y obtuvo una victoria en la batalla de Lepanto (1571) bajo
el mando de Juan de Austria.
• Guerra en Flandes: Este conflicto duró 80 años (1568-1648) y comenzó con la represión de los calvinistas. Se
dividió en las Provincias Católicas Unidas del Sur y las Provincias Unidas del Norte.
• Guerra contra Inglaterra: Tras la muerte de María Tudor, Felipe II se enfrentó a Isabel I, quien apoyaba a los
protestantes en Flandes. Intentó invadir Inglaterra con la Armada Invencible resultó en un desastre en 1588.
• Anexión de Portugal: Al morir el rey de Portugal sin descendencia, Felipe II, con derechos sucesorios, utilizó la
diplomacia y la guerra para acceder al trono, afirmando que sus asuntos fueran tratados por portugueses.
Aspectos económicos y culturales del siglo XVI
El siglo XVI fue un período de expansión económica en España, impulsado por el crecimiento de la población. Hubo un
auge en la agricultura, con un incremento constante de la producción, principalmente debido a la ampliación de las
tierras cultivadas, más que a un aumento en la productividad. La ganadería también creció, aunque la Mesta vio disminuir
sus efectivos. La llegada de metales preciosos de América provocó una mayor circulación monetaria, resultando en la
“Revolución de los Precios,” que generó inflación y redujo la competitividad de los productos españoles, afectando
negativamente a la industria emergente.
Culturalmente, el pensamiento humanista y el antropocentrismo marcaron el siglo, desplazando el enfoque teocéntrico
de la Edad Media. En la segunda mitad del siglo, la Contrarreforma influyó en autores como Fray Luis de León, Santa
Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. También brillaron figuras literarias como Garcilaso de la Vega y Lope de Vega, así
como escultores como Berruguete y pintores como El Greco.
4.- LA MONARQUÍA HISPÁNICA BAJO EL REINADO DE LOS AUSTRIAS MENORES (SIGLO XVII)
El siglo XVII marcó un período de profundos cambios para la Monarquía Hispánica, caracterizado por la pérdida de su
hegemonía en Europa. Este tiempo estuvo marcado por una crisis demográfica y una notable decadencia en los ámbitos
económico, político, militar y científico.
A pesar de estas dificultades, fue un siglo de gran esplendor cultural. La literatura castellana floreció con poetas como
Góngora, Lope de Vega y Quevedo, novelistas como Cervantes y Mateo Alemán, y dramaturgos como Tirso de Molina y
Calderón de la Barca. En el ámbito de la pintura, el Barroco destacó a figuras como Velázquez, Murillo, y Zurbarán. La
escultura tuvo exponentes como Gregorio Fernández y Juan de Mena. Además, la arquitectura del siglo XVII vio el
desarrollo de importantes obras, como las plazas mayores de Madrid y Salamanca, la fachada del Obradoiro en la
catedral de Santiago de Compostela, y el palacio de San Telmo en Sevilla.
La crisis del Imperio en el siglo XVII: fue un período de crisis para el Imperio español, caracterizado por:
• Crisis demográfica: La población disminuyó debido a la emigración a América, guerras continuas, la expulsión
de los moriscos y epidemias.
• Decadencia económica: La agricultura sufrió, con más tierras abandonadas por el hambre y las guerras. La
ganadería disminuyó por la falta de pastos. La industria y el comercio enfrentaron crisis, mientras que los
impuestos aumentaban y el poder adquisitivo de la población caía. Los gastos del Estado y el despilfarro de la
Corte llevaron a la bancarrota, coincidiendo con la reducción de metales preciosos provenientes de América.
• Decadencia política: Los reyes delegaron el gobierno en validos o privados, que a menudo actuaron en su propio
beneficio, aumentando la corrupción y la ineficacia administrativa.
• Crisis del pensamiento científico: La Contrarreforma generó un ambiente de cerrazón dogmática que afectó
negativamente el desarrollo científico.
4.1.- El reinado de Felipe III (1598-1621)
Durante el reinado de Felipe III (1598-1621), la Hacienda española enfrentó una grave crisis, lo que llevó al rey a adoptar
una política exterior pacifista, incluyendo una tregua con los Países Bajos que reconocía la independencia de las
Provincias Unidas.
En el ámbito interno, se decretó la expulsión de los moriscos en 1609, obligando a 300,000 personas a abandonar la
península, lo que causó grandes pérdidas en las regiones de Aragón y Valencia. Felipe III delegó el gobierno en el Duque
de Lerma, quien fue acusado de corrupción en 1618, lo que resultó en su destitución. Fue reemplazado por el Duque de
Uceda, que mantuvo una política continuista sin implementar las reformas prometidas.
4.2.- El reinado de Felipe IV (1621-1665)
Durante el reinado de Felipe IV (1621-1665), la crisis en España se intensificó, especialmente bajo la influencia del Conde
Duque de Olivares, su valido. Olivares intentó implementar reformas para unificar los distintos reinos bajo un solo Estado
con leyes e instituciones castellanas, lo que generó resistencia entre la nobleza, el clero y las regiones periféricas. Su plan
de la Unión de Armas, que exigía igualar el aporte de recursos y hombres de cada territorio para financiar la guerra en
Europa, desató levantamientos en Cataluña y Portugal, que se declaró independiente en 1640.
La guerra con Francia también reanudó tensiones; la negativa de Cataluña a contribuir con tropas llevó a la revuelta
campesina conocida como el "Corpus de Sangre" en 1640. En Andalucía, el Duque de Medina Sidonia intentó un
levantamiento por la independencia andaluza, pero fue desposeído por conspiración.
En el ámbito exterior, España participó en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), enfrentándose a los Habsburgo y a
los países protestantes. Aunque hubo victorias iniciales, el ejército hispano sufrió una derrota decisiva en Rocroi en 1643.
Finalmente, España tuvo que firmar la paz de Westfalia en 1648, reconociendo la independencia de las Provincias Unidas
del Norte (actuales Países Bajos), y continuó en guerra con Francia hasta 1659, cuando la Paz de los Pirineos marcó un
golpe devastador para el poderío hispano.
4.3.- Carlos II (1665-1700) y el problema sucesorio
Carlos II (1665-1700) fue incapaz de gobernar debido a su minoría de edad, lo que llevó a su madre, Mariana de Austria,
a asumir la regencia hasta 1675. Durante su reinado, el poder real recayó en figuras como Juan José de Austria y el
Duque de Medinaceli.
El país enfrentó una crisis en 1680, provocada por desastres naturales y conflictos en Cataluña y Valencia. En política
exterior, se firmaron el Tratado de Lisboa (1668), que reconocía la independencia de Portugal, y la Paz de Nimega (1678),
que cedió el Franco Condado a Francia.
La falta de descendencia de Carlos II intensificó la lucha por la sucesión. Eligió a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV,
como heredero, lo que generó tensiones en Europa y llevó a la guerra de Sucesión española, ya que otros apoyaban al
archiduque Carlos de Austria.