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Trabacad Derecho Internacional Ambiental - Hubert Hennry Pardo Diaz 2017115304

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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TRABAJO ACADÉMICO

LOS DAÑOS GRAVES AL MEDIO AMBIENTE COMO CRIMEN

INTERNACIONAL

DOCENTE : Dr. SONIA IRIS SALVADOR LUDENA

ASIGNATURA : DERECHO INTERNACIONAL AMBIENTAL.

ALUMNO : HUBERT HENNRY PARDO DÍAZ

CÓDIGO : 2017115304

CICLO : XII

SECCIÓN : 06

FILIAL : JAÉN

2023
1
DEDICATORIA

Este trabajo va dedicado a nuestras familias,

quienes nos alientan siempre a seguir adelante

y no desmayar en nuestra lucha constante de

lograr nuestros objetivos trazados.

2
AGRADECIMIENTO

Agradecemos a nuestros docentes, quienes

desde que iniciamos en el estudio de esta

hermosa carrera nos vienen impartiendo sus

conocimientos y brindan ejemplos de

superación y amor por la carrera de Derecho,

gracias a ellos por su disponibilidad y

dedicación

3
ÍNDICE

Resumen………………………………………………………………………… 05

Introducción……………………………………………………………………… 06

Los Daños Graves Al Medio Ambiente Como Crimen Internacional……… 08

Antecedentes……………………………………………………………………. 08

El Delito Ecológico Internacional………………………………………………. 09

Normas Convencionales Y Otros Instrumentos Internacionales…………… 11

El daño ambiental como objetivo militar……………………………………. 11

Responsabilidad Penal Internacional de las Empresas…………………... 13

Normativa Contra Delitos Ambientales En El Perú…………………………… 19

Conclusiones……………………………………………………………………... 21

Recomendaciones……………………………………………………………….. 21

Referencias Bibliográficas, Hemerográficas, Electrónicas…………………... 22

4
RESUMEN

En el presente trabajo abordaremos Los Daños Graves Al Medio Ambiente Como

Crimen Internacional abordando primero los antecedentes internacionales qué

aunque no han logrado establecer o reconocer a los delitos o crímenes contra el

medio ambiente dentro del derecho Penal Internacional sirven como base para

ayudar a aplicar sanciones siguiendo la costumbre internacional como prueba de una

práctica generalmente aceptada como derecho”, según la importancia de los

principios fundamentales.

Como también veremos algunos daños ocasionados al medio ambiente en la

prácticas bélicas o acciones de empresas internacionales que afectan al medio

ambiente en determinadas regiones y como se trata de establecer las

responsabilidades según el daño ocasionado.

Finalmente veremos las normativas vigentes en nuestro país, las mismas que buscan

proteger nuestro ecosistema el mismo que es reconocido internacionalmente gracias

a que contamos una rica biodiversidad que debe ser protegida no solo por nuestro

país sino por la comunidad internacional, como también brindaremos algunas

conclusiones y recomendaciones desde nuestro punto de vista según la información

recopilada en el presente trabajo.

5
INTRODUCCIÓN

El medio ambiente a través del tiempo ha sido afectado de diversas formas en

beneficio del hombre, esta afectación aumentó desde la revolución industrial, esto ha

conllevado a que en los últimos años diversos organismos internacionales busquen

la protección de los recursos naturales aún existentes y fomentar la aplicación de

sanciones a quienes atenten contra el medio ambiente y su conservación.

Es así que debemos entender que el cuidado del medio ambiente no es una moda

sino una tarea real que involucra a toda la humanidad, pues en el mundo vivimos más

de 7.900.000.000 de personas; habiéndonos dado cuenta hace un tiempo la

importancia del cambio climático, la sobreexplotación pesquera, el efecto

invernadero, los residuos tóxicos, la contaminación, el crecimiento sostenible, el

deshielo de los polos, la multitud de especies en peligro por la pérdida de sus hábitats,

la conservación de los bosques, el uso de energías renovables, etc, y que se debe

poner sanciones fuertes y firmes para que quien atente contra nuestro ambiente

pague las consecuencias de ello en el grado del daño.

Esta preocupación o toma de conciencia social en la realidad no se traduce en la

práctica y sigue la contaminación del medio ambiente a gran escala, y solo un

pequeño grupo o sector ha tomado real conciencia del problema y vienen promueven

a través de programas o campañas concientizar de la importancia del cuidado medio

ambiente; esta falta de conciencia en la mayor parte de la población mundial se

complica cuando el daño trasciende fronteras y el resultado se podría extender

ilimitadamente; es en este caso que el presente trabajo buscaremos analizar la las

6
regulaciones existentes a los delitos relacionados contra el medio ambiente con

carácter internacional y los daños que estos causan.

7
LOS DAÑOS GRAVES AL MEDIO AMBIENTE COMO CRIMEN INTERNACIONAL

ANTECEDENTES:

Los Crímenes o Delitos Ecológicos no fueron considerados en la creación de la

Comisión de Derecho Internacional por parte de la ONU de dio origen a la Corte Penal

Internacional que entró en vigencia en el año 2002, perdiendo la ocasión de regular

estos tipos de crímenes – daños graves al medio ambiente, causados

deliberadamente o por negligencia culpable – los mismos que figuraban en el

borrador del Código De Crímenes Contra La Paz Y La Seguridad De La

Humanidad en su Art. 26 de este Código; aprobado por la Comisión de Derecho

Internacional, en primera lectura, pero que se suprimió en la segunda razón por lo

cual la Corte no está facultada para juzgar ninguno de delito relacionado con el medio

ambiente.

Igual situación sucedió con otro proyecto de la Comisión de Derecho Internacional

objeto de atención por la Comisión al tratar la “Responsabilidad del Estado por hechos

internacionalmente ilícitos” que fue adoptado por la CDI el 9 de agosto de 2001 y,

más tarde, por la Asamblea General de la ONU el 28 de enero de 2002 durante el 56º

periodo de sesiones, este proyecto debatió incluir el “famoso” apartado d) del párrafo

3 del Art. 19 que consideraba crimen internacional “la existencia de una violación

grave y en gran escala de una obligación internacional de importancia esencial para

la salvaguardia y la protección del medio humano, como las que prohíben la

contaminación masiva de la atmósfera o de los mares”, pero tampoco logró prosperar.

La única referencia a los daños ambientales quedó limitada al artículo 20 del Código

de 1996 sobre crímenes de guerra. De manera similar, el Estatuto de Roma adoptó

8
un enfoque semejante para la competencia ratione materiae de la CPI, que activa su

jurisdicción para daños ambientales únicamente en su modalidad de crímenes de

guerra, según lo establecido en su artículo 8.

EL DELITO ECOLÓGICO INTERNACIONAL:

Acorde con lo establecido en el artículo 5 del Estatuto, la competencia de la Corte

Penal Internacional se limita a los crímenes más graves de trascendencia para la

comunidad internacional en su conjunto, los cuales han sido reconocidos como los

siguientes: el crimen de genocidio (artículo 6), los crímenes de lesa humanidad

(artículo 7), los crímenes de guerra (artículo 8), y por último, el crimen de agresión

(artículo 5), para el cual las Partes estipularon que la Corte ejercería competencia

respecto del mismo una vez que se hubiese aprobado su definición y las condiciones

para ejercer la competencia respectiva.

Sin embargo, ha surgido el debate ante la comunidad internacional ante la necesidad

de incluir un nuevo crimen internacional encaminado a garantizar la protección del

medio ambiente. Consolidando un panel de expertos independientes conformado por

12 juristas, quienes ha publicado el Primer Informe sobre la definición de ecocidio, a

fin de tipificarlo como crimen internacional en el Estatuto de Roma: “A los efectos del

presente Estatuto, se entenderá por ecocidio cualquier acto ilícito o arbitrario

perpetrado a sabiendas de que existen grandes probabilidades de que cause daños

graves que sean extensos o duraderos al medio ambiente”. Siendo reconocida la

importancia por la comunidad internacional la protección del medio ambiente como

una problemática internacional, así como la lucha contra el cambio climático como

una prioridad global contemplada en la Agenda 2030, que conlleva la necesidad de

9
tomar medidas urgentes para contrarrestar los efectos adversos del cambio climático

que se constituye como una amenaza para el bienestar de la humanidad y que pone

en riesgo su sostenibilidad a largo plazo.

En estas circunstancias, careciendo de convenciones internacionales que establecen

reglas expresamente reconocidas por los Estados, en caso de producirse un delito

medioambiental internacional, como lo estable la Corte Internacional de Justicia la

controversia se someterá a: “La costumbre internacional como prueba de una práctica

generalmente aceptada como derecho”, según la importancia de los principios

fundamentales pudiendo establecerse los siguientes:

 Derecho soberano de los Estados de aprovechar sus recursos según sus

propias políticas ambientales y de desarrollo.

 Prevención y responsabilidad de velar porque las actividades realizadas dentro

de su jurisdicción –o bajo su control– no causen daños al medio ambiente de

otros Estados.

 Participación: Toda persona debe tener acceso adecuado a la información que

dispongan las autoridades públicas sobre el medio ambiente.

 Responsabilidad e indemnización a las víctimas de la contaminación y de otros

daños causados al medio ambiente.

 Precaución: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza

científica absoluta no debe utilizarse como razón para postergar la adopción de

medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del

medio ambiente.

10
 Evaluación del impacto ambiental de cualquier actividad propuesta que,

probablemente, haya de producir un impacto negativo considerable en el medio

ambiente.

Estos principios se relacionan también con otros que se deben tener en cuenta y

aplicar como: la buena vecindad, la cooperación internacional, el desarrollo sostenible

o los de cautela y “quien contamina, paga”, que guían en la Unión Europea el sexto

programa de acción en materia de medio ambiente.

En todo caso, como establece el principio 13º de la Declaración de Río: “Los Estados

deberán cooperar de manera (…) más decidida en la elaboración de nuevas leyes

internacionales sobre responsabilidad e indemnización por los efectos adversos de

los daños ambientales causados por las actividades realizadas dentro de su

jurisdicción”.

NORMAS CONVENCIONALES Y OTROS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES:

El daño ambiental como objetivo militar.-

Debe tenerse presente que la expresión “objetivo militar” se refiere a la materia o

asunto sobre el que se dispara un arma, es decir personas y bienes (abarcando

asentamientos individuales y colectivos) sobre los que el Derecho internacional

autoriza dirigir las hostilidades.

El Convenio sobre las Leyes y Costumbres de la Guerra Terrestre (Segunda

Convención de La Haya, 29 de julio de 1899 en su Art. 55 del Convenio pone

11
límites a las facultades del Estado ocupante de un territorio, imponiéndole al que

actúe como administrador y usufructuario de montes y explotaciones agrícolas

según las reglas del usufructo, quedando vedado así cualquier daño deliberado a

esos bienes.

En similar sentido el Convenio de Ginebra Relativo a la Protección de Personas

Civiles en Tiempo de Guerra (12 de agosto de 1949), en el Art. 53 dispone que

está prohibido a la Potencia ocupante destruir bienes individuales o colectivos

privados o públicos (entre ellos, debemos considerar que están incluidos los

elementos del entorno humano) salvo cuando tal destrucción la hicieren necesaria

las operaciones bélicas.

Tratándose de bienes protegidos por el Convenio, de conformidad a lo establecido

en el Art. 147, la violación al Art. 53, efectuada adrede o de forma no justificada

por necesidades militares, ejecutada en gran escala, constituirá “infracción grave”,

dando lugar al ejercicio de la jurisdicción penal internacional.

En la actualidad la Norma 45 de la bases de datos de derecho internacional

humanitario (DIH) de la Corte Internacional de la Cruz Roja (CICR) establece:

Daños graves al medio ambiente natural: Queda prohibido el empleo de métodos

o medios de guerra concebidos para causar, o de los cuales quepa prever que

causen, daños extensos, duraderos y graves al medio ambiente natural. La

destrucción del medio ambiente natural no puede usarse como arma.

12
La práctica de los Estados establece esta regla como una norma de derecho

internacional humanitario aplicable en los conflictos armados internacionales y,

posiblemente, también en los no internacionales. Al parecer, los Estados Unidos

son un “objetor persistente” de la primera parte de esta norma. Además, los

Estados Unidos, Francia y el Reino Unido son objetores persistentes por lo que

respecta a la aplicación de la primera parte de esta norma al empleo de armas

nucleares.

Existen numerosos casos en la práctica de los Estados en que se prohíbe la

destrucción deliberada del medio ambiente natural como arma. La Convención

sobre la modificación ambiental prohíbe la modificación deliberada del medio

ambiente para infligir daños extensos, duraderos o graves como medio para causar

destrucción, daños o perjuicios a otro Estado Parte

Responsabilidad Penal Internacional de las Empresas.-

Tras la Segunda Guerra Mundial se exploró y debatió por primera vez la

delincuencia empresarial en virtud del derecho penal internacional, creando un

precedente importante en la responsabilidad penal internacional de las empresas.

El Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Núremberg le concedía

competencias para declarar que un grupo u organización era una organización

criminal, no obstante, solo las personas físicas pertenecientes a dicha organización

podían ser enjuiciadas y sentenciadas (artículo 9 y 10). Sin embargo, según lo

establecido en Núremberg, una de las máximas del derecho penal internacional

contemporáneo es el reconocimiento de que los crímenes internacionales son

cometidos por personas físicas, no por entidades abstractas sin voluntad. Este

13
principio ha sido adoptado en los principales instrumentos del derecho penal

internacional, como los estatutos de los tribunales penales internacionales ad

hoc12 y de la CPI, por lo que las personas jurídicas no activan las competencias

de estos tribunales internacionales. No obstante, en el contexto del sistema-

mundo capitalista, este principio se ve desfasado y resulta ineficiente frente

a los diversos casos en los que se alega que las empresas son cómplices de

la comisión de graves atrocidades (IGLESIAS MÁRQUEZ, 2018) y, sobre todo,

frente al posible reconocimiento de un crimen ambiental en virtud del derecho

penal internacional, ya que, como se ha señalado anteriormente, los graves y

extensos daños ambientales suelen estar asociados al desarrollo de actividades

empresariales.

El Derecho penal internacional contemporáneo no aborda la responsabilidad

penal directa de las empresas a pesar de que sus actividades estén

asociadas a conductas delictivas graves, como asesinatos, explotación

sexual, esclavitud, tortura o desplazamientos forzados, que pueden dar lugar

a crímenes reconocidos en el Estatuto de Roma (PÉREZ-LEÓN ACEVEDO,

2017). No obstante, que en el contexto actual no se pueda enjuiciar directamente

a las empresas por su participación en la comisión de crímenes internacionales,

no significa que las atrocidades que se cometen en el marco de sus actividades

deban quedar impunes. Las personas físicas con capacidad de control y de

dirección en el seno de las empresas son sujetos capaces de activar la jurisdicción

de los tribunales penales internacionales.

14
Finalmente, no se debe obviar que, en el derecho internacional, un número

considerable de instrumentos internacionales y regionales, tanto de soft law como

de hard law, reconocen el papel del derecho penal para asegurar la rendición de

cuentas de las personas jurídicas por graves violaciones de derechos humanos y

daños ambientales. La evolución del régimen legal internacional ha definido y

delineado una serie de conductas ilícitas que suelen ser cometidas en el marco de

las actividades de las personas jurídicas.

En materia de medio ambiente algunos tratados internacionales en el marco de las

Naciones Unidas también alientan a los Estados a recurrir al derecho penal para

criminalizar determinadas conductas. Así, el Convenio de Basilea sobre el Control

de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y Otros Desechos

y su Eliminación, de 1988, dispone que los Estados Parte deben considerar el

tráfico ilícito de desechos peligrosos y otros desechos como un hecho delictivo (art.

4.3).

La mayoría de instrumentos internacionales, dada la falta de consenso entre

los Estados sobre el reconocimiento de la responsabilidad penal de las

personas jurídicas, recurren a disposiciones flexibles que permiten elegir el

tipo de responsabilidad para las personas jurídicas, según los principios

jurídicos de cada Estado (ENGELHART, 2014). La fórmula discrecional

permite que un Estado que no reconozca la responsabilidad penal de las

personas jurídicas en su ordenamiento jurídico interno pueda ser parte de

los tratados, y cumplir con sus obligaciones mediante medidas civiles o

administrativas (MACRORY; WOODS, 2006) que sean efectivas,

15
proporcionadas, disuasorias y aplicables a las personas jurídicas (HAIGH,

2008). Por ello, no se contempla la obligación absoluta de establecer la

responsabilidad penal, si ello es incompatible con los principios jurídicos de un

Estado.

Lo anterior ha servido para impulsar una política criminal que ha conducido a que

algunos Estados incorporen normas sustantivas que reconocen la responsabilidad

penal de las personas jurídicas. Así, si bien la responsabilidad penal de las

empresas aún no es aceptada universalmente, es cierto que cada vez son

más los Estados que reconocen la responsabilidad penal de las personas

jurídicas como responsables directos o como cómplices de actos ilícitos

(IGLESIAS MÁRQUEZ, 2018, p. 141-146).

En Europa, las disposiciones sobre la responsabilidad jurídica de las personas

jurídicas de la Directiva 2008/99/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,

relativa a la Protección del Medio Ambiente mediante el Derecho Penal parecen

haber tenido un impacto relevante en los ordenamientos jurídicos de los Estados

miembros de la Unión Europea (UE). Estas disposiciones impulsaron la

introducción de la responsabilidad de las personas jurídicas por la comisión de

delitos contra el medio ambiente, aunque no siempre se prevean sanciones

penales. Así, existe un consenso entre los Estados de la UE sobre la

responsabilidad de las empresas por los ilícitos penales que afectan gravemente

al medio ambiente.

16
En la misma línea, otros avances alcanzados a nivel internacional que plantean

una mayor intervención del derecho penal nacional e internacional frente a la

participación de las empresas en la comisión de crímenes internacionales y graves

daños ambientales son: el Proyecto de principios de protección del medio

ambiente en relación con los conflictos armados, aprobado provisionalmente

por la Comisión de Derecho Internacional en el 71er período de sesiones y el

Borrador del tratado sobre empresas y derechos humanos, negociado en el

seno de Consejo de Derechos Humanos.

El principio 11 del Proyecto de principios señala que los Estados deben adoptar

medidas legislativas y de otra índole destinadas a velar por que las corporaciones

y otras empresas que operen en su territorio o desde él puedan ser consideradas

responsables de los daños que hayan causado al medio ambiente, también en

relación con la salud humana, en una zona de conflicto armado o en una situación

posterior a un conflicto armado.18

Por su parte, el artículo 10.8 del Borrador Cero del tratado sobre empresas y

derechos humanos, publicado en julio de 2018 por el Presidente-Relator del Grupo

de Trabajo Intergubernamental encargado de la elaboración del instrumento,

estipulaba que los Estados partes dispondrán medidas, con arreglo a su derecho

interno, para establecer la responsabilidad penal de todas las personas con

actividades empresariales de carácter transnacional que cometan de forma

intencionada, ya sea directamente o a través de intermediarios, violaciones de los

derechos humanos que constituyan un delito penal, como crímenes reconocidos

por el derecho internacional, los instrumentos internacionales de derechos

17
humanos o la legislación nacional. Esta disposición fue considerada como un

paso hacia adelante en la responsabilidad de las empresas por abusos de

derechos humanos que debe mantenerse hasta el final, a pesar de que está

formulada de manera flexible y que requiere de mayor precisión para

alcanzar los objetivos del tratado (LÓPEZ HURTADO, 2018) y, sobre todo, para

evitar confusiones, ya que en principio la disposición de este artículo parece

imponer la obligación a los Estados de adoptar medidas, con arreglo a su derecho

interno, para establecer la responsabilidad penal de todas las personas con

actividades empresariales de carácter transnacional. No obstante, el artículo 10.12

del Borrador Cero introducía una vía de escape, ya que indicaba que en caso de

que, según el ordenamiento jurídico de un Estado parte, la responsabilidad penal

no sea aplicable a las personas jurídicas, ese Estado velará por que estas estén

sujetas a sanciones eficaces, proporcionadas y disuasorias de carácter no penal

(IGLESIAS MÁRQUEZ, 2019).

El artículo 6 de la versión revisada del Borrador del tratado, publicado en julio de

2019, dispone que los Estados Parte deben establecer la responsabilidad jurídica

de las empresas, según los principios de su derecho interno, por la comisión de

algunos de los crímenes internacionales contemplados en el Estatuto de Roma.20

Uno de los avances más significativos del artículo 6 es que contiene una lista de

once delitos reconocidos por el derecho internacional, incluidos los crímenes del

Estatuto de Roma, que darán lugar a la responsabilidad -penal, civil o

administrativa- de las empresas por actos que constituyen un intento, participación

o complicidad en los ilícitos contemplados para el futuro instrumento. Aunque la

falta de referencia a los crímenes ambientales es una omisión importante teniendo

18
en cuenta que este tipo de conductas se comente por lo general en el marco de

las actividades empresariales, esta lista de delitos fortalece el texto del tratado, ya

que lo dota de una mayor seguridad jurídica. A su vez, contribuye a que los Estados

que ya reconocen la responsabilidad penal de las empresas incluyan nuevos tipos

penales a sus catálogos de delitos atribuibles a estas entidades. A pesar del gran

avance que representa esta nueva disposición del artículo 6, aún se mantiene la

potestad discrecional de los Estados de elegir el tipo de responsabilidad según los

principios de su derecho interno (IGLESIAS MÁRQUEZ, 2019).

Los desarrollos alcanzados, tanto nivel nacional como internacional, en relación

con la responsabilidad penal de las personas jurídicas, justifican una posible

extensión de las competencias ratione personae de la CPI para conocer no solo

casos de graves daños ambientales, sino también de las atrocidades cometidas

en el marco de sus operaciones. En este sentido, a día de hoy, el debate en el

derecho penal internacional debe ir más allá de la posible inclusión (o no) de la

responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Estatuto de Roma y avanzar

en cuestiones como los estándares subjetivos, los criterios de atribución y el diseño

de sanciones adecuadas para las personas jurídicas con un efecto disuasorio

efectivo y que hagan justicia a las posibles víctimas (KAEB, 2016).

NORMATIVA CONTRA DELITOS AMBIENTALES EN EL PERÚ:

La impunidad para los que cometen delitos contra el ambiente y los recursos

naturales llegó a su fin con la Ley 292633 que modifica el Título XIII del Código Penal

peruano, que sanciona con penas mucho más duras los delitos ambientales. Un

ejemplo de la aplicación de la modificatoria del Código Penal han sido las multas a

19
Pluspetrol en torno a las declaratorias de emergencia ambiental en cuencas de

Loreto, y la pena privativa de la libertad de 4 años sentenciada a tres pescadores que

usaron dinamita para extraer 200 kilos de especies marinas en el ámbito de la

Reserva Nacional Paracas, importante reserva marino costera del país.

Precedentes como este dan cuenta de la efectividad de esta modificatoria, un logro

del Ministerio del Ambiente, capacitado para ejercer adecuadamente las funciones

de fiscalización y control del cumplimiento de esta norma, ya que cuenta con jueces

ambientales y especialistas del Ministerio Público en todo el país. Estos pueden

imponer penas privativas de la libertad de tres años como mínimo y diez años como

máximo, dependiendo de la gravedad del delito.

Algunos de los delitos ambientales considerados en el Código Penal son: delitos de

contaminación del ambiente; el incumplimiento de las normas relacionadas al manejo

de residuos sólidos; el tráfico ilegal de residuos peligrosos; el tráfico ilegal de especies

de flora y fauna silvestre protegida, de especies acuáticas, depredación de flora y

fauna silvestre; el tráfico ilegal de recursos genéticos; delitos contra bosques o

formaciones boscosas; el uso indebido de tierras agrícolas; la alteración del ambiente

o paisaje; entre otros de vital importancia para la defensa de un ambiente sano y

seguro para los peruanos.

20
CONCLUSIONES:

Aunque un sector de la población mundial ha tomado conciencia del grave daño que

se viene causando al medio ambiente y que urge la necesidad que estos delitos o

crímenes sean reconocidos dentro del Derecho Penal Internacional, esto aún no es

posible hasta la Agenda programada para el año 2030, mientras tanto ante algún

crimen ambiental se seguirá recurriendo a la costumbre internacional como prueba

de una práctica generalmente aceptada como derecho, según la importancia de los

principios fundamentales.

RECOMENDACIONES:

Desde mi punto de vista, según la recopilación de informes, trabajos y artículos

obtenidos para el presente trabajo, es recomendable que nuestro país que cuenta

con una biodiversidad única sea uno de impulsores en el reconocimiento del ecocidio,

como también busque sanciones duras y ejemplares para empresas internacionales

que atenten contra nuestro medio ambiente y/o ecosistema tal como lo sucedido con

el derramamiento de petróleo en nuestras costas peruanas.

21
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS, HEMEROGRÁFICAS, ELECTRÓNICAS:

 ¿Existe El Crimen Ecológico Internacional? – C. Pérez -

https://huespedes.cica.es/gimadus/19/03_carlos_perez_vaquero.html

 La Corte Penal Internacional y la Protección del Medio Ambiente Frente a las

Actividades Empresariales – D. Iglesias –

https://www.scielo.br/j/seq/a/WgwnXfpZwThRpnkKyhKDwBp/

 Ecocidio: ¿nuevo crimen internacional? – 2021 –

https://medioambiente.uexternado.edu.co/ecocidio-nuevo-crimen-internacional/

 Delitos Ambientales – https://www.minam.gob.pe/legislaciones/delitos-

ambientales/#:~:text=La%20impunidad%20para%20los%20que,m%C3%A1s%20

duras%20los%20delitos%20ambientales.

 Norma 45 Daños graves al medio ambiente natural – https://ihl-

databases.icrc.org/es/customary-

ihl/v1/rule45#:~:text=Internacional%20define%20este%20crimen%20como,de%2

0conjunto%20que%20se%20prevea%E2%80%9D.

22

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