Las diferentes formas de hacer historia
Por Carlos Frías
Diferentes formas de hacer historia: El papel del historiador en la
interpretación del pasado
La historiografía, como disciplina que estudia y escribe sobre la historia, ha
experimentado múltiples cambios a lo largo del tiempo, a medida que pasan los años se
diferencia cada vez más de su versión anterior. Ha cambiado, desde la visión tradicional
de la historia centrada en los grandes eventos políticos y de guerras, hasta las más
recientes aproximaciones que buscan comprender la historia desde un punto social,
cultural y cotidiano, los historiadores han tomado diferentes enfoques para intentar
comprender el pasado o más bien, lo que paso en eso tiempos . En este ensayo,
exploraremos cómo ha cambiado la forma de hacer historia y cuál es el rol del historiador
en la interpretación de los acontecimientos, basándonos en las perspectivas desarrolladas
en "Formas de Hacer Historia".
La Nueva Historia y su ruptura con el paradigma tradicional
El surgimiento de la Nueva Historia fue un acontecimiento que marcó la
historiografía contemporánea. Este punto de vista, impulsada por historiadores como
Lucien Febvre y Marc Bloch en el marco de la Escuela de los Annales, se propuso romper
con lo tradicional de la historia, que hasta entonces había estado dominado por el análisis
de grandes figuras y eventos políticos. Según Peter Burke, el enfoque tradicional
consideraba que la política y los grandes hombres eran los protagonistas de la historia, lo
que limitaba la comprensión de los procesos sociales más extensos, pero, la Nueva
Historia se interesa por una visión "total" de los acontecimientos, integrando aspectos
sociales, económicos, culturales e incluso medioambientales. Esta nueva perspectiva es
una reacción a la rigidez del "rankeanismo", o sea el historiador alemán Leopold von
Ranke, cuyo método se centraba en una historia política y diplomática objetiva, basada
en documentos oficiales. En este contexto, el historiador contemporáneo se convierte en
un intérprete más complejo, capaz de analizar fenómenos que trascienden los hechos
aislados y abarcan munchos factores conectados entre sí.
El historiador como intérprete de estructuras y procesos
Uno de los primeros aportes a la Nueva Historia es su énfasis en las estructuras
sociales y culturales por encima de los acontecimientos. Este enfoque estructuralista,
promovido por Fernand Braudel, introduce la noción de la "larga duración", que estudia
los cambios profundos y graduales en las sociedades a lo largo del tiempo, ignorando en
muchos casos los eventos más inmediatos o superficiales, considerados "historia
acontecimental"
El historiador, bajo este enfoque, deja de ser simplemente un narrador de hechos
para convertirse en un intérprete de procesos más amplios, como las transformaciones
económicas, demográficas y culturales. Braudel señalaba que los grandes eventos
políticos son como "la espuma sobre las olas", mientras que lo verdaderamente importante
son las corrientes profundas que moldean el devenir histórico. En esta línea, el historiador
debe utilizar diversas fuentes, desde documentos hasta registros orales y visuales, para
reconstruir un pasado que refleje las complejas dinámicas de la sociedad. Pero es
importante tomar en cuenta que esta complejidad de pensamiento puede dar lugar a
diversos fallos y es que se puede caer en el error de la subjetividad de manera que cada
persona puede ver un punto de vista de la historia diferente al de los demás creando así
diferentes versiones de un mismo hecho lo cual en cierto no está del todo mal pero puede
desligarse del hecho real
La historia desde abajo: nuevas voces en la historiografía
Otro enfoque relevante que ha transformado el quehacer historiográfico es la
historia desde abajo, una corriente que pone el foco en las experiencias y perspectivas de
las personas comunes y corrientes, en lugar de centrarse exclusivamente en las élites y
figuras destacadas. Este enfoque, impulsado por historiadores como Jim Sharpe y Joan
Scott, ha abierto nuevas puertas para estudiar aspectos como la cultura popular, las
mentalidades colectivas y la historia de las mujeres, temas que tradicionalmente habían
sido marginados. Lo cual es cierto punto también presenta un tipo de ventaja, pero
también da un lugar a dudas, y es que la historia que se transmite de boca en boca por lo
general se le puede añadir o quitar componentes por lo que al final, puede ser que la
historia real y la historia contada no sean la misma
El papel del historiador en este contexto es dar voz a quienes históricamente han
sido invisibilizados. A través del análisis de fuentes no convencionales, como los registros
judiciales, las tradiciones orales o incluso los objetos cotidianos, el historiador puede
reconstruir las experiencias de las clases populares y comprender cómo los grandes
procesos históricos afectaron a quienes no tuvieron un rol protagónico en los eventos
políticos o militares. Esta democratización de la historia, sin embargo, plantea también
desafíos y como se mencionó anteriormente puede ser que las fuentes disponibles a
menudo sean fragmentarias o incompletas
Desafíos en la interpretación del pasado
Uno de los grandes retos que enfrenta el historiador contemporáneo es el de la
subjetividad en la interpretación de los hechos históricos. Si bien el objetivo del
historiador rankeano era alcanzar una visión objetiva y "científica" de la historia, la Nueva
Historia ha revelado que es imposible desligar completamente al historiador de su propio
contexto y perspectiva. Las fuentes históricas no son neutrales, y su interpretación está
influenciada por las teorías y presuposiciones del historiador
En este sentido, el historiador moderno debe ser consciente de las limitaciones
inherentes a su labor. Como señala Burke, la historia no es una simple acumulación de
hechos, sino un proceso interpretativo en el que el pasado se reconstruye a través de los
lentes del presente. Esto significa que la historia es siempre una construcción cultural y
que cada generación reinterpreta el pasado de acuerdo con sus propias necesidades y
preocupaciones
Conclusión
Las diferentes formas de hacer historia han ampliado el campo de acción del
historiador, quien ya no se limita a narrar los grandes eventos políticos y acontecimientos
de guerra Y acontecimientos de guerra, sino que se involucra en la interpretación de
estructuras, procesos y culturas. El historiador contemporáneo es, ante todo, un intérprete,
capaz de analizar los diversos puntos del pasado y de construir un relato que integre las
experiencias de todas las clases sociales, géneros y culturas. En este proceso, la
subjetividad del historiador no es un defecto, sino una condición inevitable que, bien
gestionada, enriquece la comprensión del pasado. Por último, el reto de la historiografía
moderna es equilibrar la variedad de puntos y perspectivas para ofrecer una visión más
completa de tu historia y la mía.
Fuente bibliográfica:
Louis (S.F) Formas de hacer Historia, Versión española. Alianza Editorial