Ortega y Gasset - El Hombre y La Gente
Ortega y Gasset - El Hombre y La Gente
En su estudio Historia como sistema (publicado inicialmente por la Oxford Univer NOTA PRELIMINAR Press sity en 1935), y en reiteradas ocasiones posteriores, ven a anunciando Ortega la aparici n suyo que, bajo el t tulo de El hombre y la gente, albergar a su doctrina de un libro sociol gica. Aparte de sus cursos universitarios -especialmente, un reducido semin Estructura ario sobre de la vida hist rica y social-, fue en una conferencia dada en Valladolid tcon ese en 1934, cuando, por primera vez, expuso p blicamente su idea de los USOS com tulo y realidad constitutiva del hecho social. Conferencia cuyo texto, hasta ahora in dit o como ap ndice III a esta nueva edici n de El hombre y la gente, en la que el texto s o, incluyo ocuparon lacotejado blica de Ortega: entre susel tema fue uno de los borradores y En fechas labor p a las antes mencionadas, revisado yulterioresconforme a los originales. papeles han aparecido que m s e ha de sus copias actuaciones en Buenos Aires, Madrid, Alemania -Munich y Hamburgo- y Suiza siempre bajo ese mismo t tulo. Y la muerte le sorprendi cuando laboraba en la prepa , del texto, ya en forma de libro, con vistas a su versi n y edici n simult nea en Alema raci n Holanda y Estados U nidos. Se trata, pues, de la nica entre sus obras p stumas en l nia, En l tener en cuenta sus conserva el texto que previsiones. podidohe a queneas generales, Ortegapropias correcciones y prepar para el curso profesado en Instituto de Humanidades, en Madrid y 1949-50, introduciendo cierto n mero de enmi el anexiones, pero sin ultimar el trabajo ni llegar al desarrollo de la totalidad d endas y previsto, que abarcaba no doce sino veinte lecciones y reproduzco como ap ndice II el ndice Antepongo al libro, a modo de introducci n, el texto de un folleto dirigido a los . al curso sobre El hombre y la gente, dado en Buenos Aires, pues la novedad y compl asistentes de los ejidad asuntos integrados en el hecho social, sumada a la enga osa facilidad frecu forma de exposici n usada por Ortega, aconseja hacerse bien cargo de las precision ente en la ah se es que dan en abreviatura, antes de engolfarse en las varias y actual simas cuestion Pues, una vez m s, ginasobra de Ortega no limita su aspiraci n a situarse en los ana abordan en es que se estas p esta magistrales. de los queles creadores de filosof a, sino a servir a los habitantes del siglo XX para lu cr ticos los char con sucesos de nuestro tiempo, y ello mediante el m ximo se or o que el hombre pued lograr sobre su destino hist rico: mediante la reflexi n cr tica y la lucidez de la te e a su inacabamiento, las cuestiones fundamentales se hallan tratadas en este volu or a. Pese ciertamente, men, el cual,sit a el urgente y avasallador problema que hoy plantean los temas so en ungicos de esclarecedor radicalismo no alcanzado por ninguna otra filosof a. PAULINO GARAGORRI ciol nivel
Al reanudar ahora [INTRODUCCION]l las Lecciones sobre el hombre y la gente, dadas la primavera pas se hace imprescindible tener claro y presente lo que en aqu llas se logr . A fin de ada, las cuatro descargar lecciones que el ciclo de este a o comporta del resumen inevitable en q conceptos obtenidos y aclarados en la serie anterior renovasen su presencia en l ue los que van a los a mente deescucharme, y poder desde luego proceder a nuevos temas de mi doctrina sociol gica,de introducci n, reproduzcoconcentrar enque el p ginas lo m sen la Argenti 1 [A titulo he cre do que fuera bueno las p ginas estas autor public inexcusable. en forma de folleto, para uso de los asistentes al segundo ciclo de su curso sob na, en el oto o de 1939 y Part hombre y la gente.] re El de afirmar que buena parte de las angustias hist ricas actuales procede de la claridad falta de sobre problemas que s lo la sociolog a puede aclarar, y que esta falta de c la conciencia del hombre medio se origina, a su vez, en el estado deplorable de laridad en sociol gica. La insuficiencia del doctrinal sociol gico que hoy est a disposici n de qu la teor a busque, con buena fe, orientarse sobre lo que es la pol tica, el Estado, el derech ien colectividad y su relaci n con el individuo, la naci n, la revoluci n, la guerra, la j o, la soci logos mismosde que manalizado suficientemente en serio, radicalmente, que los decir, las cosas usticia, etc. es no han s se habla desde hace cuarenta a os-, estriba en esto es la ra z, , yendo alos fen menos sociales elementales. De aqu que todo ese repertorio de concep Se sea impreciso y contradictorio. toshace urgente poner, de verdad, en claro lo que es sociedad, sin lo cual ningu nociones na de lasantedichas puede poseer clara sustancia. Pero no es posible obtener una luminosa, evidente de lo que es sociedad si previamente no se est en claro sobre visi n s ntomas, es decir, sobre cu les son los hechos sociales en que la sociedad se manif sus Peroconsiste.dicho quela forzosidad de precisar elpeculiar. generalacaecersocial. que y en iestano est De aqu lo social sea una realidad car cter Podr a de lo que fuese combinaci n o resultado de otras realidades, como los cuerpos no son en realidad m s q s lo una consecuencias pr cticamenteym stas de tomos.siglocomo se ha cre do casi siempre -ycre combinaciones de mol culas ue s graves en el Si, XVIII-, la sociedad es s lo una con de los individuos que, en virtud de una voluntad deliberada, se re nen en sociedad; aci n tanto, si la sociedad no es m s que una asociaci n, la sociedad no tiene propia y aut nt por realidad y no hace falta una sociolog a. Bastar con estudiar al individuo. Ahora bi ica cuesti en, la n de si algo es o no, propia y ltimamente, realidad s lo puede resolverse con medios radicales del an41isis y la t cnica filos ficos. Se trata, pues, de averiguar loS repertorio de las realidades aut nticas -esto es, de cuanto no es ya reductible a si en el Para eso hay realidad-tenemos que partir de la a eso que vagamente en que todas las dem s, de alguna otra algo que correspondarealidad fundamental llamamos hechos sociales. otro uno umodo, tienen que aparecer. Esa realidad fundamental es nuestra vida, la de cada cual,quien tiene que analizar si en el mbito que constituye su vida aparece cual y es En elalgo distinto de vida -prescindiendo del problema trascendente que es Dios- h como rea lo social de nuestra e irreductible a todo lo dem s. minerales, vegetales, animales y los otros hombres, realidades irreductibles ent allamos re s y, por tanto, aut nticas. Lo social nos aparece adscrito s lo a los hombres. Se habla tambi n sociedades animales -la colmena, el hormiguero, la termitera, el reba o-, pero sin de mentrar en s consideraciones basta la de que el hombre, como realidad, no ha podido ser red realidad animal para que no podamos, por lo pronto al menos, considerar como sin n ucido a la palabra ima la sociedad cuando hablamos de sociedad humana y de sociedad animal. Por tanto: 1. Lo social consiste en acciones o comportamientos humanos; es un hecho de la v humana. Pero la vida humana es siempre la de cada cual, es la vida individual o ida consiste en personal y que el yo que cada cual es se encuentra teniendo que existir en una que solemos llamar circunstancia lo mundo- sin seguridad de existir en el instante inmediato, ten siempre iendo que estar haciendo algo -material o mentalmente- para asegurar esa exist encia. El
conjunto de esos haceres, acciones o comportamientos es nuestra vida. S lo es, pue en sentido s, humano estricto y primario lo que hago yo por m mismo y en vista de mis propi lo que es igual, que el hecho humano es un hecho siempre personal. Esto quiere d os fines, o a) que ecir: s lo es propiamente humano en m lo que pienso, quiero, siento y ejecuto con cuerpo siendo yo el sujeto creador de ello, o lo que a m mismo, como tal m mismo, mi b) por tanto, s lo es humano mi pensar si pienso algo por mi propia cuenta, percat n le pasa; de lo dome que significa. S lo es humano lo que al hacerlo lo hago porque tiene para m u c) sentido, es decir, lo que entiendo; n en toda acci n humana hay, pues, un sujeto de quien emana y que, por lo mismo, d) responsable de de lo es consecuenciaella; anterior es que mi humana vida, que me pone en relaci n dire cuanto cta conme rodea -minerales, vegetales, animales, los otros hombres-, es, por ese Mi dolor de muelas s lo a m me puede doler. El pensamiento que de verdad pienso -y ncia, soledad. repito mec nicamente por haberlo o do- tengo que pens rmelo yo solo o yo en mi soledad no s lo Mas . el hecho social no es un comportamiento de nuestra vida humana como soledad, que aparece en tanto en cuanto estamos en relaci n con otros hombres. No es, pues, sino 2. Lo en sentido estricto y la vida humana, humanasocial un hecho, no de prima- no; es sino algo que surge en la humana co vida Por convivencia entendemos la relaci n o trato entre dos vidas individuales. Lo qu nvivencia. padres e hijos, amantes, amigos, por ejemplo, son formas del convivir. En ellas e llamamos siempre se tratade que un individuo, como tal -por tanto, un sujeto creador y responsabl acciones, e de sus que hace lo que hace porque tiene para l sentido y lo entiende-, act a so individuo bre otro que tiene los mismos caracteres. El padre, como individuo determina- d convivencia no son, pues,otro s mismos hechos sociales. Forman lon. Los hechoslla dirige a se o que es,su hijo, que es por individuo determinado y nico tambi que debiera de Pero anal o comunicaci nseriemundo de relaciones interindividuales. compa marse a cese toda otra -un de hechos humanos, como el saludo, como la acci n del vigilante que nos impide en cierto momento atravesar la calle. En ellos, la acci n mano, la acto de cortar nuestro paso el vigilante- no la hace el hombre porque s -dar el ocurrido e le hayaa l, ni espont neamente, es decir, siendo l responsable de ella, ni va diri hombre por gida a otroser tal individuo determinado. Hace el hombre eso sin su original vol menudo contra su voluntad. Adem s -en el caso del saludo est bien claro-, lo que ha untad ya dar la cemos, mano, no lo entendemos, no tiene sentido para nosotros, no sabemos por qu no otra es eso ycosa lo que hay que hacer cuando encontramos un conocido. Estas acciones pues, su origen en nosotros: somos de ellas meros ejecutores, como el gram fono ca no tienen, disco, es el sujeto originario de quien esas acciones provienen? Por qu las hacemos, y nta su como el aut mata practica sus movimientos mec nicos. Qui n que a no las hacemos ni por nuestra invenci n ni con nuestra espont nea voluntad? Damo mano s la al encontrar a un conocido porque eso es lo que se hace. El vigilante detie paso, no porque a l se le haya ocurrido ni por cuenta suya, sino porque est mandad ne nuestro Pero . o as qui n es el sujeto originario y responsable de lo que se hace? La gente, los d He s, , la colectividad, la sociedad lado humanas, pues consisten todos, pues, acciones que son por un-es decir: nadie determinado. en comportamie em aqu intelectuales o de conducta espec ficamente humanos, y que, por otro lado, ni se o ntos la persona riginan en o individuo ni ste los quiere ni es responsable de ellos, y con frecue Aquellas siquiera acciones nuestras que tienen estos caracteres negativos y que ejecutamo ncia ni los entiende. de cuenta s aun sujeto impersonal, indeterminable, que es todos y es nadie, y al que llamamos gente, la colectividad, la sociedad: son los hechos propiamente sociales, irredu la humana ala vida ctiblesindividual. Estos hechos aparecen en el mbito de la convivencia, pero no s Lo que pensamos o decimos porque se dice, lo que hacemos porque se hace, suele l de simple on hechos convivencia. Los uso.hechos sociales constitutivos son usos. lamarse
Los usos son formas de comportamiento humano que el individuo adopta y cumple po de una rque manera u otra, en una u otra medida, no tiene remedio. Le son impuestos p contorno de convivencia: por que se va a por la gente, por... la sociedad. or sula doctrina sociol gica los dem s,exponer en estas lecciones basta con que Para usos, si ciertos se quiere los casos extremos del uso, se caractericen por estos rasgos: 1. Son acciones que ejecutamos en virtud de una presi n social. Esta presi n consist anticipaci n, por nuestra parte, de las represalias morales o f sicas que nuestro cont e en la a ejercer orno va contra nosotros si no nos comportamos as . Los usos son imposiciones mec n 2. Son icas. acciones cuyo preciso contenido, esto es, lo que en ellas hacemos, nos es 3. Los encontramos usos son irracionales. que son a la vez presiones, fuera de ininteligible. Los como formas de conducta, persona y de toda otra persona, porque act an sobre el pr jimo lo mismo que sobre no nuestra Durkheim, Los usos hacia 1890, entrevi los rasgos o impersonales. sotros. son realidades extraindividuales 1 y 3 como constitutivos del hecho socia ni logr l, pero acabar de verlos bien ni empez siquiera a pensarlos. Baste decir que no s lo el rasgo 2, sino que crey todo lo contrario, a saber: que el hecho social era el no vio racional, porque verdaderamente emanaba de una supuesta y m stica conciencia social o alma colectiva. Adem s, no advirti que consiste en usos ni lo que es el uso. Ahora bien, la irracio la nota decisiva. Cuando se la ha entendido bien se cae en la cuenta de que los nalidad es caracteres otros dos -ser presi n sobre el individuo y ser exterior a ste o extraindividuales coincidenlo el vocablo con lo que Durkheim percibi . De todas suertes, sea dicho - casi s en homenaje, fue usos nos m s cerca hacomo autde una intuici nacertera de la sociedad en su Al seguir los l quien comportamos estado matas, vivimos cuenta del hecho social. colectividad. Pero sta no es algo humano ni sobrehumano, sino que act a exclusivame o mediante el puro mecanismo de los usos, de los cuales nadie es sujeto creador re nte consciente. sponsable y Y como la vida social o colectiva consiste en los usos, esa vida no es es algo intermedio entre la naturaleza y el hombre, es una casi-naturaleza, y, c humana, naturaleza, irracional, mec nica y brutal. No hay un alma colectiva. La sociedad, la omo la colectividad es la gran desalmada -ya que es lo humano naturalizado, mecanizado mineralizado. Por eso est justifica- do que a la sociedad se la llame mundo social. y como La sociedad, sin embargo, al ser elemento es una no en que quina de se encuentra. en efecto, tanto humanidad comomecanismo, inhuma-formidable mla personahacer hom No es, LosSon producen comportamiento estas permiten prever la conducta de los indi bres. pautas del en el individuoque nostres principales categor as de efectos: 1. usos que no viduos conocemos y que, por tanto, no son para nosotros tales determinados indiv relaci La iduos. n interindividual s lo es posible con el individuo a quien individualmente co esto es, nocemos, con el pr jimo (= pr ximo). Los usos nos permiten la casi-convivencia con e 2. Al imponerconpresi n uno. desconocido, a el extra cierto repertorio de acciones -de ideas, de normas, de l obligan al individuo a vivir a la altura de los tiempos e inyectan en l, quiera o t cnicasacumulada en el pasado. Gracias a la sociedad el hombre es progreso e historia. no, la herencia 3. Al automatizar atesora el La sociedadpasado.una gran parte de la conducta de la persona y darle resuelto e de casi todo l programa lo que tiene que hacer, permiten a aqu lla que concentre su vida pers creadora y verdaderamente humana en ciertas direcciones, lo que de otro modo ser a onal, individuo imposible. La sociedad sit a al hombre en cierta franqu a frente al porven al permite ir y le crear lo nuevo, racional y m s perfecto. I.ENSIMISMAMIENTO Y ALTERACION1
Se trata de lo siguiente: Hablan los hombres de hoy, a toda hora, de la ley y de Estado, de la l derecho, delnaci n y de lo internacional, de la opini n p blica y del poder p blico, d pol e latica buena y de la mala, del pacifismo y del belicismo, de la patria y de la h justicia injusticia social, de colectivismo y capitalismo, de socializaci n y de umanidad,ede autoritarismo,de individuo y colectividad, etc., etc. Y no solamente hablan en liberalismo, de la tertulia, en el caf , en la taberna, sino que, adem s de hablar, discuten. Y no s l el peri dico, en sino que combaten por las cosas que esos vocablos designan. Y en el combate acon o discuten, los que tecehombres llegan a matarse los unos a los otros, a centenares, a miles, a mill inocencia a una que en lo que acabo de decir hay alusi n particular a ning n puebl ones. Ser suponer determinado. Ser a una inocencia, porque tal suposici n equivaldr a a creer que esas f o truculentas quedan confinadas en territorios especiales del planeta; cuando son, aenas fensmeno universal y de extensi n progresiva, del cual ser n muy pocos los pueblos eur m bien, un y americanos que logren quedar por completo exentos. Sin duda, la feroz contiend opeos a ser en s grave m unos que en otros y puede que alguno cuente con la genial serenidad nec reducir al esaria param nimo el estrago. Porque ste, cierta- mente, no es inevitable, pero s es dif cil de evitar. Muy dif cil, porque para su evitaci n tendr an que juntarse en colabo muy raci ntexto de estacalidadn, rango diversos, magn ficas virtudes primera de las pr muchos factores de lecci y en su mayor parte, corresponde a la junto a humildes 1 [El precauciones. 1939, y en publicada en en ofesadasfue Buenos Aires,el libro titulado Ensimismamiento y alteraci n. Meditaci n Unala tesas precauciones, humilde Argentina, Buenos Aires, 1939.] -repito-, pero imprescindible, si se quiere qu de de cnica, Espasa-Calpe atraviese indemne estos tiempos atroces, consiste en lograr que un n mero suficien e un pueblo personas en l, se den bien cuenta de hasta qu punto todas esas ideas -llam moslas as te de esas ideas en torno a las cuales se habla, se combate, se discute y se trucida s , todas Se habla, superlativamente esas cuestiones, pero lo que sobre ellas se dice car confusas yse habla on grotescamente de todas vagas. claridad ece de lam nima, sin la cual la operaci n de hablar resulta nociva. Porque hablar tr algunas consecuencias y como de los susodichos temas se ha dado en hablar mucho ae siempre hace a -desde os, casi no se habla ni se deja hablar de otra cosa-, las consecuencias de habladur as son, evidentemente, tiempo estas las desdichas mayores delgraves. es la aguda incongruencia entre la impor Una de que al tancia presente tienen todas esas cuestiones y la tosquedad y confusi n de los con N tese sobre las mismas que esos vocablos representan. ceptos que todas esas ideas -ley, derecho, estado, internacionalidad, colectividad autoridad, libertad, justicia social, etc.-, cuando no lo ostentan ya en su expr , esi n, implican ingrediente esencial, la idea de lo social, de sociedad. Si sta siempre, como su todas esas palabras no significan lo que pretenden y son meros aspavientos. Ahor no est clara, confes a bien;moslo o no, todos, en nuestro fondo insobornable, tenemos la conciencia de sobre esas no poseer cuestiones sino nociones vagarosas, imprecisas, necias o turbias. Pue desgracia, la tosquedad y confusi n respecto a materia tal no existe s lo en el vulg s, por tambi n o, sino en los hombres de ciencia, hasta el punto de que no es posible dirigir al ninguna publicaci n donde pueda, de verdad, rectificar y pulir sus conceptos socio profano hacia Nogicos. os,nunca la sorpresa te ida de verg enza y tema, acud llenosentilusi n, desp l olvidar muchos a consciente de mi ignorancia sobre este de esc ndalo que de cuando, hace todas las legadas velas de la esperanza, a los libros de sociolog a, y me encontr con una c incre osa ble, a saber: que los libros de sociolog a no nos dicen nada claro sobre qu es sobre qude qu sociedad. M s lo social,es laes la sociedad,asinono s lo no logran darnos una noci n precisasus qu es lo social, n: que, al leer esos libros, descubrimos que de se ores -los autores soci logos- ni siquiera han intentado un poco en serio ponerse ellos mismos sobre los en claro fen menos elementales en que el hecho social consiste. Inclusive, en tra bajos que
por su t tulo parecen enunciar que van a ocuparse a fondo del asunto, vemos luego eluden que lo -dir amos- concienzudamente. Pasan sobre estos fen menos -repito, preliminare inexcusables- como sobre ascuas, y, salvo alguna excepci n, aun ella sumamente par s e Yo nocomo lesconcretos demostrarenvidiable audacia aintento tal consumir a mucho t terriblementeclaro est ,de la humana convivencia. Durkheim-, cial puedo, vemos lanzarse con ahora esto, porque opinar sobre los temas m s del escaso que me parece ser un colmo. Comte steme hacer esta simple gica suman iempo sticaque tenemoslasnuestra disposici n. Binicia la ciencia sociol observaci n Primero: Las obras en a cuales Augusto estad valor de m s de cinco mil p ginas con letra bien apretada. Pues bien: entre todas el por encontraremos l neas bastantes para llenar una p gina que se ocupen de decirnos lo q las no Segundo: El libro en que esta ciencia Augusto Comte entiende por sociedad. o pseudociencia celebra su primer triunfo ue horizonte sobre el intelectual -los Principios de sociolog a, de Spencer, publicados entre no contar menos de 2.500 p ginas. No creo que llegan a cincuenta las l neas dedicadas 1876 y 1896preguntarse el autor qu cosa sean esas extra as realidades, las sociedades, de que a En fin, hacese ocupa.os ha aparecido el libro de Bergson -por lo dem s encantador- t publicaci la obesa n pocos a Las dos itulado fuentes de la moral y la religi n. Bajo este t tulo hidr ulico, que por s mismo un paisaje, se esconde un tratado de sociolog a de 350 p ginas, donde no hay una sol es ya que neaautor nos diga formalmente qu son esas sociedades sobre las cuales especul a l el en de su lectura, eso s , como de una selva, cubiertos de hormigas y envueltos en el a. Salimos estremecido de las abejas, porque el autor todo lo que hace para esclarecernos s vuelo realidadextra a sociedades humanas es referirnos al hormiguero ya la colmena, a obre la de las sociedades animales, de las cuales -por supuesto- sabemos menos que de la nuestr las presuntas No a. es esto decir, ni mucho menos, que en estas obras, como en algunas otras, fal entrevisiones, a veces geniales, de ciertos problemas sociol gicos. Pero, carecien ten evidencia en lo elemental, esos aciertos que- dan secretos y herm ticos, inasequib do de lector normal. Para aprovecharlos, tendr amos que hacer lo que sus autores no hici les para el denodadamente, sin excusa,esosprecisarnospreliminares y elementales, esforzarnosPorq intentar traer bien a luz en fen menos qu es lo social, qu es la sociedad. eron: autores ue sus no lo hicieron, llegan como ciegos geniales a palpar ciertas realidades -yo dir a, a ellas-; pero no logran verlas, y mucho menos esclarec rnoslas. De mod tropezar con nuestro trato con buen hombre? -pregunta logo del ciego con el tullido: o que anda usted,ellos viene a ser el di el ciego al tullido-. Y el tullido respond -C mo Si esto -Como ciego: pasa con los maestros del pensamiento sociol gico, mal puede extra arnos que e al usted ve, amigo... gentes en la plaza p blica vociferen en torno a estas cuestiones. Cuando los hombr las tienen es no nada claro que decir sobre una cosa, en vez de callarse suelen hacer lo c en superlativo, ontrario: dicen esto es, gritan. y el grito es el pre mbulo sonoro de la agresi n, d de la matanza. Dove si grida non vera scienza -dec a Leonardo-. Donde se grita no el combate, He buen conocimiento. hayaqu c mo la ineptitud de la sociolog a, llenando las cabezas de ideas confusas, ha llegado a convertirse en una de las plagas de nuestro tiempo. La sociolog a, en ef ecto,altura de los tiempos; y por eso los tiempos, mal sostenidos en su altitud, a la no est Si esto se precipitan.as , no les parece a ustedes que ser a una de las mejores maneras de no pe caen y es por rdercompleto el tiempo durante estos ratos que vamos a pasar juntos, dedicarnos un poco qu a aclararnoses lo social, qu es la sociedad? Muchos saben muy poco o no saben nada asunto. Yo, por mi parte, no estoy seguro de que no me acontezca lo mismo. Por qu del juntar nuestras ignorancias? Por qu no formar una sociedad an nima, con un buen capi no ignorancia, y lanzarnos ala empresa, sin pedanter a o con la menor dosis de ella p tal de con vivo af osible, peron de ver claro, con alegr a intelectual -una virtud que empezaba a perde rse en
Europa-, con esa alegr a que suscita en nosotros la esperanza de que s bitamente vam Partamos, pues, una vez llenarnos de los pueblos s, a busca horas -y me refiero a antes de estallar os amuy pocosevidencias?m queen estas de ideas claras. Es decir, de verdades. es Son torva, que extra amente nace como no queriendo acabar de nacer-; son muy pocos -di ta guerra tan pueblos go-los que en el ltimo tiempo gozaban ya de la tranquilidad de horizonte que per escoger de verdad, recogerse en la reflexi n. Casi todo el mundo est alterado, y en mite alteraci n el hombre pierde su atributo m s esencial: la posibilidad de meditar, de la dentro de recogerse s mismo para ponerse consigo mismo de acuerdo y precisarse qu es lo que que de verdad estima y lo que de verdad detesta. La alteraci n le obnubila, le cie cree; lo Enactuar mec nicamente en unque latico sonambulismo. a le obliga ga,ninguna parte advertimos fren posibilidad de meditar es, en efecto, el atri del esencial butohombre mejor que en el Jard n Zool gico, delante de la jaula de nuestros primos, monos. El p jaro y el crust ceo son formas de vida demasiado distantes de la nuestra los que, al confrontarnos con ellos, percibamos otra cosa que diferencias gruesas, a para vagas de puro excesivas. Pero el simio se parece tanto a nosotros, que Dos invit bstractas, parang n, permanecer diferencias m s concretas y mpasivamente la escena simiesc a asabemosael Si afinar descubrir un rato quietos contemplando s f rtiles. pronto destacar en ella, como espont neamente, un rasgo que llega a nosotros como u a, de luz. n rayo Y es aquel estar las diablescas bestezuelas constantemente alerta, en pe inquietud, mirando, oyendo todas las se ales que les llegan de su derredor, atenta rpetua descanso al contorno, como temiendo que de l llegue siempre un peligro al que es s sin responder forzoso autom ticamente con la fuga o con el mordisco, en mec nico disparo de un r muscular. La bestia, en efecto, vive en perpetuo miedo del mundo, ya la vez, en eflejo apetito perpetuode las cosas que en l hay y que en l aparecen, un apetito indomable que se tambi n sin freno ni inhibici n posibles, lo mismo que el pavor. En uno y otro caso dispara objetos son los y acaecimientos del contorno quienes gobiernan la vida del animal, le tr como le marioneta. El no rige su existencia, no vive desde s mismo, sino que est aen yuna llevan atento siemprea lo que pasa fuera de l, a lo otro que l. Nuestro vocablo otro no es sino alter. Decir, pues, que el animal no vive desde s mismo sino desde lo otro, tra do el latino tiranizado y llevado ypor lo otro, equivale a decir que el animal vive siempre alterado, en Contemplando este destino de inquietud sin descanso, llega un momento en que nos vida es que su ajenado,constitutiva alteraci n. formalmente cuenta de ello, la diferencia m s sustantiva entre el hombre ydarnos decimos: qu trabajo! Con lo cual enunciamos con plena ingenuidad, sin el anim esa expresi al. Porque n dice que sentimos una extra a fatiga, una fatiga gratuita, suscitada p anticipo imaginario de que tuvi semos que vivir como ellos, perpetua- mente acosad or el simple contorno os por ely en tensa atenci n hacia l. Pues qu , por ventura el hombre no se halla, lo que el mismo animal, prisionero del mundo, cercado de cosas que le espantan, de cosas encantan, y obligado de por vida, inexorablemente, quiera o no, a ocuparse de el que le Pero con esta las? Sin duda.diferencia esencial: que el hombre puede, de cuando en cuando, sus ocupaci n pender su directa con las cosas, desasirse de su derredor, desentenderse de l, y so su facultad de atender a una torsi n radical -incomprensible zool gicamente-, volver metiendo decirlo se, por as , de espaldas al mundo y meterse dentro de s , atender a su propia intimi Con palabras, que de puro haber sido usadas, como viejas monedas, no logran ya d que es igual, ocuparse de s mismo y no de lo otro, de las cosas. dad o, lo con vigor ecirnos lo que pretenden, solemos llamar a esa operaci n: pensar, meditar. Pero expresiones ocultan lo que hay de m s sorprendente en ese hecho: el poder que el h estas tiene ombre de retirarse virtual y provisoriamente del mundo, y meterse dentro de s , o espl con vocablo, que s lo existe en nuestro idioma: que el hombre puede ensimisma dichondidoun N tese rse. que esta maravillosa facultad que el hombre tiene de libertarse transitoria ser esclavizado por las cosas, implica dos poderes muy distintos: uno, el poder mente de desatender m s el mundo en torno sin riesgo fatal; otro, el tener donde meterse, o menos tiempo cuando estar,salido virtualmente del mundo. Baudelaire expresa esta facultad con donde se ha rom ntico y
amanerado dandysmo, cuando al preguntarle alguien d nde preferir a vivir, l respondi : E cualquier parte, con tal que sea fuera del mundo! Pero el mundo es la total exter absoluto fuera, que no consiente ning n fuera m s all de l. El nico fuera de ese fuera ioridad, el cabe que es, precisamente, un dentro, un intus, la intimidad del hombre, su s mismo, Porque las principalmente extravagant constituidoideas poseen la por ideas. sima condici n de que no est n en ning n sitio de que est mundo, que est n fuera de todos los lugares; aunque simb licamente las alojemos en n l cabeza, uestra como los griegos de Hornero las alojaban en el coraz n, y los prehom ricos l situaban en el diafragma o en el h gado. Todos estos cambios de domicilio simb lico as hacemos padecer a las ideas coinciden siempre en colocarlas en una v scera; esto e que entra una s, en a, esto es, en lo m s interior del cuerpo, bien que el dentro del cuerpo es si dentro meramente relativo. De esa manera damos una expresi n materializada -ya que empre un podamos otra- a nuestra sospecha de que las ideas no est n en ning n sitio del espac no pura exterioridad; sino de que constituyen, frente al mundo exterior, otro mundo io, que es He aqumundo: nuestro mundo interior. en elno por qu el animal tiene que estar siempre atento a lo que pasa fuera de l, a que est Porque, torno. cosas las enaunque stas menguasen sus peligros y sus incitaciones, el animal tiene qu siendo regido por ellas, por lo de fuera, por lo otro que l; porque no puede mete e seguir s , dentro de tiene un s n. No un chez soi, donde Por eso, y reposar rseanimal es pura alteracimismo, puede ensimismarse.recogerse cuando las.cosas dej El ya que no amenazarle o acariciarle; cuando le permiten una vacaci n; en suma, cuando deja de an de ymoverle manejarle lo otro que l, el pobre animal tiene que dejar virtualmente de existi duerme. De se r, esto es:aqu la enorme capacidad de somnolencia que manifiesta el animal, la mo infrahumana, que contin a en parte en el hombre primitivo y, opuestamente, el inso dorra creciente del hombre civilizado, la casi permanente vigilia -a veces, terrible, mnio aqueja a los hombres de intensa vida interior. No hace muchos a os, mi grande amig indomable- que -una de las o Scheler mentes m s f rtiles de nuestro tiempo, que viv a en incesante irradiaci n de Pero biende no poder-y con esto topamos por vez primera algo que reiteradamente se muri entendido dormir. ideas-, aparec va a rsenos en casi todos los rincones y los recodos de este curso, si bien cada estratos m s hondos y en virtud de razones m s precisas y eficaces, las que ahora do vez en ni lo uno y no son ni lo otro-; bien entendido, que esas dos cosas, el poder que el hombr sustraerse e tiene de al mundo y el poder ensimismarse, no son dones hechos al hombre. Me i subrayar mporta esto para aquellos que se ocupan de filosof a: no son dones hechos al hom que eso, si el hombre goza de ese privilegio de liberarse transitoriamente bre.sea sustantivo ha sido regalado al hombre. Todo tiene que hac rselo l.de la Por Nada poder entrar s cosas, y y descansar en s mismo, es porque con su esfuerzo, su trabajo y sus logrado ideas hareobrar sobre las cosas, transformarlas y crear en su derredor un margen siempre limitado, pero siempre o casi siempre en aumento. Esta creaci n espec ficame de seguridad humana es la t cnica. Gracias a ella, y en la medida de su progreso, el hombre pue nte ensimismarse. Pero tambi n viceversa, el hombre es t cnico, es capaz de modificar su de contorno en el sentido de su conveniencia, porque aprovech todo respiro que las c dejaban osas le para ensimismarse, para entrar dentro de s y forjarse ideas sobre ese mun esas cosas do, sobre y su relaci n con ellas, para fraguarse un plan de ataque a las circuns suma, para tancias, enconstruirse un mundo interior. De este mundo interior emerge y vuelve Perode fuera. calidad de protagonista, vuelve con un s mismo que antes no ten a -c al vuelve en plan on sude campa a-, no para dejarse dominar por las cosas, sino para gobernarlas l, p imponerles su voluntad y su designio, para realizar en ese mundo de fuera sus id ara modelar el eas, para planeta seg n las preferencias de su intimidad. Lejos de perder su prop io s mismo en esta vuelta al mundo, por el contrario, lleva su s mismo a lo otro, lo proyect seen rgica, sobre las cosas, es decir, hace que lo otro -el mundo- se vaya convi a orialmente a poco poco rtiendoen l mismo. El hombre humaniza al mundo, le inyecta, lo impregna de su pro sustancia ideal y cabe imaginar que, un d a de entre los d as, all en los fondos del pia tiempo,
llegue a estar ese terrible mundo exterior tan saturado de hombre, que puedan nu descendientes caminar por l como mentalmente caminamos hoy por nuestra intimidad estros imaginar que el mundo, sin dejar de serlo, llegue a convertirse en algo as como u -cabe materializada, y como en La tempestad de Shakespeare, las r fagas del viento sople n alma 1 empujadas que esto sea duende de seguridad n No digo por Ariel, elseguro -tallas Ideas1.la tiene s lo el progresista y yo no Ni se presuma,spor lo queir es posible. soy idealista. Ni progresista ni ideali viendo-, pero soy progresista, digo se eso dicho, que como dejo progresorevel idealismodel nombre de g libo tan lindo y noble- son dos de mis be sta! Al y s, la idea -ese ellas, tal vez, los veo en stias negras, porquedos mayores pecados de los ltimos doscientos a os, las dos form irresponsabilidad. Pero dejemos este tema para tratarlo a su saz n y vayamos ahora as m ximas de Me parece adelante. quenuestro camino gentilmente al presente podemos representarnos, siquiera sea en vago esquemati condensado, que trayectoria humana mirada bajo este ngulo. Hagde todoen un texto cu l smo, ha sido la nos sirva a la par como resumen y recordatorio moslo lo anteri Se or.halla el hombre, no menos que el animal, consignado al mundo, a las cosas en circunstancia. En un principio, su existencia no difiere apenas de la existencia torno, a la tambi gica:vive gobernado por el contorno, inserto entre las cosas del mundo como un zool n l ellas. a de Sin embargo, apenas los seres en torno le dejan un respiro, el hombre, ha esfuerzo ciendo ungigantesco, logra un instante de concentraci n, se mete dentro de s , es de mantiene a duras penas su atenci n fija en las ideas que brotan dentro de l, ideas cir, suscitado que han las cosas, y que se refieren al comportamiento de stas, a lo que luego a llamar elva de las cosas. Se trata, por lo pronto, de una idea tosqu sima sobre el fil sofo ser pero que el mundo,permite esbozar un primer plan de defensa, una conducta preconcebida. M cosas las as, nien torno le permiten vacar mucho tiempo a esa concentraci n, ni aunque ellas consintieran seria capaz este hombre primigenio de prolongar m s de unos segundos lo minutos esa torsi n atencional, esa fijaci n en los impalpables fantasmas que son la o Esa atenci s ideas. n hacia dentro, que es el ensimismamiento, es el hecho m s antinatural, m s ultrabiol gico. El hombre ha tardado miles y miles de a os en educar un poco -nada m s un poco- su capacidad de concentraci n. Lo que le es natural es dispersarse, distr que El padre Schevesta, explorador fuera, como aerse hacia el mono en la selvayymisionero, que haZoo. el primer etn grafo especi en la jaula del sido en el estudio de los pigmeos, probablemente la variedad de hombre m s antigua que alizado conoce, ya la que ha ido a buscar en las selvas tropicales m s rec nditas -el padre se que ignora Schevesta, por completo la doctrina ahora expuesta por m y se limita a describir dice en su lo que ve, ltima obra, de 1932, sobre los enanos del Congo1: Les falta por complet poder o el de concentrarse. Est n siempre absorbidos por las impresiones exteriores, cu mutaci n les Sentarles en el en s mismos, lo que es a para n inexcusable para todo ya continua impide recogersebanco de una escuela ser condiciestos hombrecillos un aprendizaje. insoportable. De modo que la labor del misionero y del maestro se hace sumamente tormento Pero,cil.instant neo y tosco, ese primitivo ensimismamiento va a separar radicalm 1. Bambuti, die des Congo dif aun vida humana de la vida animal. Porque ahora el hombre, este hombre primigenio va ente la sumergirse de nuevo entre las cosas del mundo, resisti ndolas, sin entregarse del a Lleva ellas. todo aun plan contra ellas, un proyecto de trato con ellas, de manipulaci n de sus produce que m nima transformaci n en su derredor, la suficiente para que le opriman formas una menos y, un poco en consecuencia, le permitan m s frecuentes y holgados ensimismamientos.. Son,as sucesivamente. momentos diferentes que c clicamente se repiten a lo largo de la h . y pues, tres humana istoriaen formas cada vez m s complejas y densas: 1., el hombre se siente perdido, en ufrago n las cosas; es la alteraci n. 2., el hombre, con un en rgico esfuerzo, se retira a su intimidad
para formarse ideas sobre las cosas y su posible dominaci n; es el ensimismamiento contemplativa que dec an los romanos, el theoretik s b os de los griegos, la theor a. 3. , la vita hombre , el vuelve a sumergirse en el mundo para actuar en l conforme aun plan preconc Segla acci n, la vidahablarse la praxis.sino en la medida en que va a estar regida p es n esto, no puede activa, de acci n ebidos; una or previa contemplaci n; y viceversa, el ensimismamiento no es sino un proyectar la acci n del hombre es, pues, primariamente, acci n. No vivimos para pensar, sin El destino futura. rev o als: pensamos para lograr pervivir. Este es un punto capital en que, a mi juicio oponerse , urge radicalmente a toda la tradici n filos fica y resolverse a negar que el pen en cualquier sentido suficiente del vocablo, haya sido dado al hombre de una vez samiento, siempre, de suerte que lo encuentra, sin m s, a su disposici n, como una facultad o para perfecta, potencia pronta a ser usada y puesta en ejercicio, como fue dado al p jaro el vue Si estan. nataci pez la lo y al pertinaz doctrina fuese v lida resultar a que, como el pez puede -desde lueg pudo el hombre -desde luego y sin m s- pensar. Noci n tal nos ciega deplorablemente o- nadar, percibir el dramatismo peculiar, el dramatismo nico que constituye la condici n mis para hombre. ma del Porque si por un momento, para entender- nos en este instante, admitimos tradicional de que sea el pensamiento la caracter stica del hombre -recuerden el h la idea animal ombre, racional-, 4e suerte que ser hombre equivaliese -(como nuestro genial pad pretend a- a re Descartes ser cosa pensante, tendr amos que el hombre, al estar dotado de una vez siempre de pensamiento, al poseerlo con la seguridad que se posee una cualidad c para inalienable, onstitutiva eestar a seguro de ser hombre como el pez est seguro -en efecto- de ser Ahora bien; ste es un error formidable y fatal. El hombre no est nunca seguro de q pez. poder ejercitar el pensamiento, se entiende, de una manera adecuada; y s lo si es ue va a pensamiento. adecuada, es O dicho en giro m s vulgar: el hombre no est nunca seguro de que va a lo cierto, estar en de que va a acertar. Lo cual significa nada menos que esta cosa treme diferencia nda: que, ade todas las dem s entidades del universo- el hombre no est , no puede nu seguro de nca estar que es, en efecto, hombre, como el tigre est seguro de ser tigre y el p Lejos de pez. ez de serhaber sido regalado al hombre el pensamiento, la verdad es -una verdad ahora que yono puedo razonar suficientemente, sino s lo enunciarla-, la verdad es que se haciendo, fabricando poco a poco merced a una disciplina, a un cultivo o cultura lo ha ido esfuerzo , a un milenario de muchos milenios, sin haber a n logrado -ni mucho menos- term elaboraci inar esa n. No s lo no fue dado el pensamiento, desde luego, al hombre, sino que, a estas un a alturas de la historia, s lo ha logrado forjarse una d bil porci n y una tosca f que, en el orma de lo sentido ingenuo y normal del vocablo, solemos entender por tal. y aun ya lograda,na fuer de cualidad adquirida y no constitutiva, est siempre en riesgo esa porci en grandes dosis se ha perdido, muchas veces de hecho, en el pasado y hoy estamo de perderse y perderla otra s apunto de vez. Hasta ese grado, a diferencia de los dem s seres del universo, e es nunca seguramente hombre, sino que ser hombre significa, precisamente, estar l hombre no apunto siemprede no serlo, ser viviente problema, absoluta y azarosa aventura o, como y ser, por esencia, drama! Porque s lo hay drama cuando no se sabe lo que va a pasar o suelo decir, cada instante es puro peligro y tr mulo riesgo. Mientras el tigre no puede dejar d , sino que puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse. No s lo e ser tigre, no problem tico y contingente que le pase esto o lo otro, como a los dem s animales, si es hombre le no que al pasa a veces nada menos que no ser hombre. Y esto es verdad, no s lo en y en g nero, sino que vale referirlo a nuestra individualidad. Cada uno de nosotro abstracto s est siempre en peligro de no ser el s mismo, nico e intransferible que es. La mayor pa hombres traiciona de continuo a ese s mismo que est esperando ser, y para decir to rte de los verdad, da la es nuestra individualidad personal un personaje que no se realiza nunca utop a incitante, una leyenda secreta que cada, cual guarda en lo m s hondo de su pe del todo, una comprende; muy bien que P ndaro resumiera su heroica tica en: ...... .. ...., llega cho. Se el ser eres a que
La condici n del hombre es, pues, incertidumbre sustancial. Por eso est tan bien aq mote, uel gr cilmente amanerado, de un se or borgo n del siglo xv: Rien ne m'est sur que la chose incertaine.nS lo meque en pocas generaciones.nos parezca m s logrado y consolidado puede desaparecer sea firme.inseguroqueincierto.llamamos civilizaci n t No hay adquisici humana es seguro lo Aun lo e Eso que esas odas comodidades f sicas y morales, todos esos descansos, todos esos cobijos, toda virtudes s esas y disciplinas habitualizadas ya, con que solemos contar y que en efecto un repertorio o sistema de seguridades que el hombre se fabric como una balsa, en constituyen naufragio inicial que es siempre el vivir-, todas esas seguridades son seguridad el que en un dos es inseguras por tres, al menor descuido, escapan de entre las manos de los hom desvanecen bres y se como fantasmas. La historia nos cuenta de innumerables retrocesos, de decadencias y degeneraciones. Pero no est dicho que no sean posibles retrocesos m radicales que todos los conocidos, incluso el m s radical de todos: la total volat ucho m s hombre como hombre y su taciturno reingreso en la escala animal, en la plena y d ilizaci n del alteraci efinitivan. La suerte de la cultura, el destino del hombre, depende de que en el f nuestro ondo de ser mantengamos siempre vivaz esta dram tica conciencia y, como un contrap murmurante en nuestras entra as, sintamos bien que s lo nos es segura la inseguridad unto No . escasa porci n de las angustias que retuercen hoy las almas de Occidente provie que durante la pasada centuria -y acaso por vez primera en la historia- el hombr ne de creerse a e lleg seguro. Porque la verdad es que seguro, seguro, s lo ha conseguido sentirse el creerseutico monsieur Homais, producto neto del progresismo! La idea progresist y farmac consiste en afirmar no s lo que la humanidad -un ente abstracto, irresponsa- inexi a por entonces stente que se invent - progresa, lo cual es cierto, sino que, adem esaprogresa n rad necesariamente. Idea tal cloroformiz al europeo y al americano p ra s, sensaci riesgo ical deque es sustancia del hombre. Porque si la humanidad progresa inevitableme decirse que nte, quiere podemos abandonar todo alerta, despreocuparnos, irresponsabilizamos, decimos en Espa a, tumbarnos a la bartola y dejar que ella, la humanidad, nos llev o como inevitablemente a la perfecci n y a la delicia. La historia humana queda, as , deshu e todo de esadadramatismo y reducida aun tranquilo viaje tur stico organizado por cualquier Cook de agencia rango trascendente. Marchando as , segura, hacia su plenitud, la civilizac vamos embarcados ser a como la nave de los feacios de que habla Romero, la cual, s i n en que 1 piloto, navegaba una de al razones por seguridad dije inHe aqu derecha laspuerto. Esta las cualeses lo que no soy progresista. He aqu por estamos pagando ahora1. mqu con frecuencia, laen , prefiero renovar emoci n que me causaron en la mocedad aquellas palabras de He Filosof comienzo de su gel, al a de la Historia: Cuando contemplamos el pasado, esto es, la Historia -dice Aprovechemos, de paso, esta coyuntura para desde esta visi n percibir lo que hay d s lo primero que -,lo... ruinas. vemos es notable cursiler a, en el e frivolidad, y hasta de imperativo famoso de Nietzsche: Vivid en peligro. Que, por de Nietzsche, es tampoco lo dem s, no sino la exasperaci n de un viejo mote del Renacimiento italiano, el risolutamente. Porque Jivere famoso lema de Aretinono dice: Jivid alerta, lo cual, estaria bien; sino: Jivid Nietzsche, en peligro.aYpesar revelagenialidad, ignoraba que la sustancia misma de nuestra esto de su que resulta un poco afectado y superfetatorio proponernos como algo nuevo, a adido y o vida es peligro y que, por tanto, Idea, por lo dem lo coleccionemos.s, t pica riginal que lo busquemos y de la poca que se llam fin de siecle; poca que quedar en la hacia 1900- como aquella en que el hombre se ha sentido m s seguro y, a la par, co istoria -culmin plastrones y-con sus sus mujeres fatales, su pretensi n de perversidad y su culto mo la poca levitas, barres ano por excelencia. En toda poca hay siempre ciertas ideas que yo llamar a id poca cursi del Yo- como la enuncian y proclaman precisamente porque se sabe que no tendr n lugar; que no se l eas fishing, ideas que se juego y folie a modo de as piensa sino-como hace a os gustaban tanto en Inglaterra los cuentos de lobos, p orque Inglaterra es unel s donde en 1668 se caz pa ltimo lobo y carece, por tanto, de la experiencia aut ntica no tiene experiencia fuerte de la inseguridad -como aqu lla-, se jugaba a la vida del lobo. En una poca que Vaya esto peligrosa.dicho a cuenta de que el pensamiento no es un don del hombre, sino adq laboriosa, precaria y vol til. me parezca un tanto rid cula definici n la que Linneo y Pensando as se comprender que uisici n siglo XVIII daban del hombre, como horno sapiens. Porque si entendemos esta expr el esi n de
buena fe s lo puede significamos que el hombre, en efecto, sabe, es decir, que sab que necesita saber. Ahora bien; nada m s lejos de la realidad. Jam s el hombre ha sa e todo lo que lo bidonecesitaba saber. Pues si entendemos horno sapiens en el sentido de que el h algunas cosas, muy pocas, pero ignora el resto, como ese resto es enorme, parece ombre sabe r a m s definirlo como horno insciens, insipiens, como hombre ignorante. Y de c oportuno fu semos no ierto, siahora tan ala carrera podr amos ver la cordura con que Plat n define al hombr precisamente por su ignorancia. Esta es, en efecto, privilegio del hombre. Ni Di e, ignoran bestia os ni la-aqu l, porque posee todo el saber, y sta, porque no lo ha menester. Conste que el , pues,hombre no ejercita su pensamiento porque se lo encuentra como un regalo, no teniendo sino porque m s remedio que vivir sumergido en el mundo y bracear entre las cosas, obligado a organizar sus actividades ps quicas, no muy diferentes de las del antro se ve El hombre, forma en por tanto, m s es por lo que es, por lo que poide,de pensamiento -que quelo que no hace el animal. tiene, escapa de la escala por logica hace, por su conducta. De aqu que tenga que estar siempre vigil ndose as zool que Esto es mismo. algo de lo que yo quer a insinuar en la frase -que no parece sino una fras cual nonvivimos para pensar sino que pensamos para lograr subsistir o pervivir. e- seg la V ase catribuir al hombre el pensamiento como una cualidad ing nita -que, al pront eso de mo un homenaje o, parece y hasta una adulaci n a su especie-, es, en rigor, una injusticia. Por don ni tal obsequio, sino que es una penosa fabricaci n y una conquista, y como to que no hay tal enunciado anterior,homenaje al sobre el mujer- siempre inestable y huidiza. mi Era conquista -seaesta advertenciasea de unapensamiento parayayudar aclaridad acci n. da necesariapaso,una ciudad,cual el hombre es primariaconfundamentalmenteesta ver Rindamos, de de seg n el primer hombre que pens total comprender Vimos que cual no acci n ni fue Fichte, andar a golpes con el cosas genial. dad, el fue Kant no es cualquiersino Augusto Comte, lasdementeen torno, o con los hombres: eso es lo infrahumano, eso es alteraci n. La acci n es actuar sobre el cont otros las de ornocosas materiales o de los otros hombres conforme aun plan preconcebido en un contemplaci n o pensamiento. No hay, pues, acci n aut ntica si no hay pensamiento, y n a previa aut ntico pensamiento, si ste no va debidamente referido a la acci n, y virilizado po o hay Pero esa con sta.-que es la efectiva- entre acci n y contemplaci n ha sido desconocid relaci r su n relaci n pertinazmente. Cuando los griegos descubrieron que el hombre pensaba, que exist a a universo esa extra a realidad que es el pensamiento (hasta entonces los hombres no en el pensado, o como el bourgeois gentilhomme, lo hab an hecho sin saberlo), sintieron hab an entusiasmo por las gracias de las ideas, que atribuyeron a la inteligencia -el l g tal supremo en os-el rangoel orbe. En comparaci n con ello, todo lo dem s les pareci cosa subalterna menospreciable. Y como tendemos a proyectar en Dios cuanto nos parece ptimo, lleg y griegos aron loscon Arist teles a sostener que Dios no ten a otra ocupaci n que pensar. Y ni s pensar iquieraen las cosas: esto se les antojaba un como envilecimiento de la operaci n i No; seg n Arist teles, Dios no hace otra cosa que pensar en el pensar -lo cual es co ntelectual. Dios en un nvertir a intelectual, m s precisamente, en un modesto profesor de filosof a. Pero que, para ellos, era esto lo m s sublime que hab a en el mundo y que un ser puede ha repito eso Por cer.cre an que el destino del hombre no era otro que ejercitar su intelecto, que e hab a venido es lo que se meditar o, en nuestra terminolog a, para ensimismarse. l hombre tal al mundo paraha llamado intelectualismo, la idolatr a de la inteligen Doctrina el pensamiento de su encaje, de su funci n en la econom a general de la vida humana. cia, que a sla si el hombre pensase porque s , y no porque, quiera o no, tiene que hacerlo para s Como entre las cosas! Como si el pensamiento pudiese despertar y funcionar por sus pro ostener- se resortes, como si empezase y acabase en s mismo, y no -lo que es verdad- engendra pios acci n la do por y teniendo en ella sus ra ces y su t rmino! Innumerables cosas del m s alto rango debemos a los griegos, pero tambi n les debemos cadenas. El hombre de Occidente vi en non, ve a escasa medida, esclavizado por preferencias que tuvieron los hombres de Gr cuales, operando en el subsuelo de nuestra cultura, nos desv an desde hace ocho si ecia, las nuestra glos de propia y aut ntica vocaci n occidental. La m s pesada de esas cadenas es el
intelectualismo e importa mucho que en esta hora en que es preciso rectificar la nuevos iniciar -en suma, acertar-, importa mucho deshacerse resueltamente de esa ruta, caminos actitud que ha sido llevada al extremo en estas dos ltimaspor fin, de cultura, se Bajo el nombre primero de raison, luego de ilustraci n, y, centurias. arcaica mejecut la tergiversaci n de los t rminos y la m s indiscreta divinizaci n de la intelige s radical En la ncia. mayor parte de casi todos los pensadores de la poca, sobre todo en los alem ejemplo, anes, poren los que fueron mis maestros al comienzo del siglo, vino la cultura, pensamiento, a ocupar el puesto vacante de un dios en fuga. Toda mi obra, desde el balbuceos, ha sus primeros sido una lucha contra esta actitud, que hace muchos a os llam beater a cultura. Beater a de la cultura, porque en ella se nos presentaba la cultura, el p de la como algo que ensamiento, se justifica a s mismo, es decir, que no necesitaba justificaci n, si valioso por no que es su propia esencia, cuales- quiera sean su concreta ocupaci n y su cont vida humana enido. La deb a ponerse al servicio de la cultura porque s lo as se cargaba de sust estimable. Seg n lo cual, ella, la vida humana, nuestra pura existencia, ser a por s ancia Esta balad y sinmanera de poner al rev s la relaci n efectiva entre vida y cultura, entre acci n cosa aprecio. contemplaci n, ocasion que en los ltimos cien a os -por lo tanto, hasta hace bien poco y suscitase una superproducci n de ideas, de libros y obras de arte, una verdadera i - se cultural. Se ha ca do en lo que por broma -porque desconfi de los ismos- podr amos nflaci n llamar capitalismo de la cultura, aspecto moderno del bizantinismo. Se ha producid producir, en vez de atender al consumo, a las ideas necesarias que el hombre de o por puede absorber. hoy necesita y Y, como en el capitalismo acontece, se satur el mercado y ha sobr crisis. No evenido la se me dir que la mayor parte de 108 cambios grandes acontecidos en el l tiempo timo nos tomaron de sorpresa. Desde hace veinte a os los anuncio y los denuncio. referirme sino al tema estricto que ahora glosamos, v ase mi ensayo titulado, form Para no 1.[Incluido en el libro de la colecci n El Arquero, titulado Apuntes sobre el pens program ticamente, Reforma de la inteligencia1. al y Pero lo completas, tomo IV.] amiento,mysen Obras esa aberraci n intelectualista que significa la beater a de la cu grave en es eso, ltura nosino que consiste en presentar al hombre la cultura, el ensimismamiento, pensamiento, como una gracia o joya que ste debe a adir a su vida, por tanto, como el se halla algo que por lo pronto fuera de ella, como si existiese un vivir sin cultura y s fuese posible vivir in pensar, como si sin ensimismarse. Con lo cual se colocaba a los hombres -com escaparate o ante el de una joyer a- en la opci n de adquirir la cultura o prescindir de ella. est , ante parejo dilema, a lo largo de estos a os que estamos viviendo, los hombres Y, claro vacilado, sino que han resuelto ensayar a fondo esto ltimo e intentan rehuir todo no han ensimismamiento y entregarse a la plena alteraci n. Por eso en Europa hay s lo alter aberraci n opuesta: la voluntarista,aque se exonera de lancontemplaci n,yha sucedido la A la aberraci n intelectualista que aciones. sla la contemplaci de la acci n diviniza l pura. Esta es una manera de interpretar err neamente la tesis anterior: que el hom a acci n primaria bre es y fundamentalmente acci n. Sin duda, toda idea es susceptible -aun la m s v de dica- interpretada; sin duda, toda idea es peligrosa: esto es forzoso recon er ser mal formalmente y de una vez para siempre, a salvo de agregar que esa periculosidad, ocerlo riesgo latente, no es exclusivo de las ideas sino que va anejo a todo, absolutam que ese que todo, lo enteel hombre hace. Por eso he dicho que la sustancia del hombre no es otra cosa Camina el hombre siempre entre precipicios, y, quiera o no, su m s aut ntica obligac que peligro. i n es el equilibrio. Como otras veces aconteci en el pasado conocido, vuelven ahora -y me refiero a es guardar a os, tos casi a lo que va del siglo-, vuelven ahora los pueblos a sumergirse en la al mismo que Lo en Roma! ComenzlaEuropa dejel exceso, el lujopor lasplacer, como Roma por lo n. pas teraci que Ferrero ha llamado luxuria, ndose atropellar de el comodidades. sobrevenido el atropellamiento por el dolor y por el espanto. Como en Roma, las Luego ha luchas
sociales y las guerras consiguientes llenaron las almas de estupor. Y el estupor m xima de , la formaalteraci n, el estupor, cuando persiste, se convierte en estupidez. Ha lla atenci mado lan a algunos que desde hace tiempo, con reiteraci n de leit-motiv, en mis escr refiero itos me al hecho, no suficientemente conocido, de que el mundo antiguo, ya en ti Cicer n, empo de comenz a volverse est pido. Se ha dicho que su maestro Posidonio fue el ltimo hombre de aquella civilizaci n capaz de ponerse delante de las cosas y pensar efec en ellas. tivamente Se perdi -como amenaza perderse en Europa, si no se pone remedio- la ca de ensimismarse, de recogernos con serenidad en nuestro fondo insobornable. Se h pacidad de accilo Los demagogos, empresarios de la alteraci n, que ya han hecho morir a var abla s n. civilizaciones, hostigan a los hombres para que no reflexionen, procuran mantene ias hacinados en muchedumbres para que no puedan re- construir su persona donde nicam rlos se reconstruye, que es en la soledad. Denigran el servicio a la verdad, y nos pr ente lugar en su oponenmitos. Y con todo ello, logran que los hombres se apasionen, y entre fervo se y horrores respongan fuera de s . Claro est , como el hombre es el animal que ha logrado meters de s , cuando el hombre se pone fuera de s es que aspira a descender, y recae en la e dentro animalidad. Tal es la escena, siempre id ntica, de las pocas en que se diviniza la El espacion. puebla de cr menes. Pierde valor, pierde precio la vida de los hombr pura acci se practican es y se todas las formas de la violencia y del despojo. Sobre todo, del despoj siempre que o. Por eso, se observe que asciende sobre el horizonte y llega al predominio la puro hombre figura del de acci n, lo primero que uno debe hacer es abrocharse. Quien quiera a de verdad, prender, los efectos que el despojo causa en una gran civilizaci n, puede verlo libro de alto en el primer bordo que sobre el .Imperio Romano se ha escrito -hasta ahora, no sab a- mos loa sido-. Me refiero al libro del gran ruso Rostovzeff, profesor desde h que ste hab Dislocada en estala purade su nHistoria social y econ contemplaci n, con de insensat ensimismamiento,rica, tituladonormal coyuntura consla micaencadenamiento el a os en Norteam ace muchos forma acci permite y suscita lo un del Imperio Romano. que ecesmejor deber amos llamar desencadenamiento. As vemos hoy que una actitud absurda justifica el advenimiento de otra actitud antag nica, pero tampoco razonable; por suficientemente razonable, y as sucesivamente. Pues las cosas de la pol tica han ll lo menos, Occidente egado en al extremo que, de puro haber perdido todo el mundo la raz n, resulta qu teni ndola e acaban todos. S lo que, entonces, la raz n que cada uno tiene no es la suya, sino Estando as otro ha perdido. la que el las cosas, parece cuerdo que all donde las circunstancias dejen un resp d bil que iro, por ste sea, intentemos romper ese c rculo m gico de la alteraci n, que nos precipi insensatez en insensatez; parece cuerdo que nos digamos -como, despu s de todo, no ta de decimos muchas veces en nuestra vida m s vulgar siempre que nos atropella el conto s nos quelleva este imperativo? Sencillamente, el de invitarnos a suspender un Qu rno,sentimos perdidos en un torbellino de problemas-, que nos digamos: Calma!mo sentido acci mentonla que amenaza con enajenarnos y con hacernos perder la cabeza; suspender un m la acci omento n, para recogernos dentro de nosotros mismos, pasar revista a nuestras ide circunstancia as sobre la y forjar un plan estrat gico. ni ninguna insolencia si al llegar No juzgo, pues, que sea ninguna extravagancia que gozasa n de serenidad en su horizonte pienso que la obra m s f rtil que pueda hace aun pa s mismo y para los dem s humanos no es contribuir a la alteraci n del mundo, y menos r para alterarse l m s de lo debido, a cuenta de alteraciones ajenas, sino aprovechar su a a n situaci n fortunada para hacer lo que los otros no pueden ahora: ensimismarse un poco. Si ah ora, all posible, no se crea un tesoro de nuevos proyectos humanos -esto es, de donde es podemos confiar en el futuro. La mitad de las tristes cosas que hoy pasan, pasan ideas-, poco proyectos faltaron, como anunci que pasar an, all en 1922, en el pr logo de mi libro E porque esos Sin a invertebrada.estrat gica as mismo, sin pensamiento alerta, la vida humana es imposi spa retirada Recu ble. rdese todo lo que el hombre debe a ciertos grandes ensimismamientos! No es un que azartodos los grandes fundadores de religiones antepusieran a su apostolado famo Budha se retira al monte; Mahoma se retira a su tienda, y aun dentro de su tiend sos retiros. a se retira de
ella, envolvi ndose la cabeza en su albornoz; por encima de todos, Jes s se aparta c d as al logrado reducir aun sistema tan exacto y simple los innumerables fen menos uarenta desierto. Qu no debemos a Newton? Pues cuando alguien, maravillado de que hubiese fde la le preguntaba c mo hab a logrado hacerlo, ste respond a ingenuamente: Nocte diequ sica, incubando, d ndole vueltas d a y noche, palabras tras de las cuales entrevemos vastos e Hay hoy una ensimismamientos. abism ticos gran cosa en el mundo que est moribunda, y es la verdad. Sin cierto m y de tranquilidad, la verdad sucumbe. He aqu c mo ahora rizamos el rizo iniciado con argen palabras nuestras del comienzo, para dar plenamente sentido a las cuales he dicho cuanto Por ello, he dicho. frente a las incitaciones para la alteraci n que hoy nos llegan de los c cardinales y uatro puntos de todos los recodos de la existencia, he cre do que deb a anteponer al curso el esbozo de esta doctrina del ensimismamiento, bien que hecho a la carrer presente demorarme a a, sin podergusto en ninguna de sus partes y aun dejando t citas no pocas, pues ni por ejemplo, he podido indicar que el ensimismamiento, como todo lo humano, es s siquiera, quiero exuado,decir que hay un ensimismamiento masculino y otro ensimismamiento femenin Como o. no puedeel hombre ser, ya que la mujer no es s distinto queselmisma. los ver Occidente. El occidental se ensimisma en claridad de mismo, sino Parejamente, menos de oriental se ensimisma de modo la mente. Recu rdense de hombre Europa que Yo aus oscuro hacia Geschlecht Das bekenne Dunkel demlo claro aspiran. Ich de ydem mich zulinaje de esos Goethe:loAm rica significan strebt. sosme confieso del ins Helleel ensayo de vivir sobre ideas claras, no sobre mitos. ahora han faltado esas ideas claras, el europeo se siente perdido y desmoralizad Porque elegantemente, es en cuanto un ej rcito maquiavelismo-, desarticulado dice, Maquiavelo -queque cosa muy distinta del se desmoraliza yMaquiavelo nos se desparr o. hay unalo ama, s salvaci n: Ritornare al segno, volver a la bandera, recogerse bajo su ondeo reagrupar bajo el signo las huestes dispersas. Europa y Am rica tienen tambi n que r y al segno itornare de las ideas claras. Las nuevas generaciones, que gustan del cuerpo lim neto, tienen que pio y del acto integrarse en la idea clara, de aristas rigorosas, la que no es linf tica, la que es necesaria para vivir. Volvamos -repito- de los mitos a las id superflua ni distintas, como hace tres siglos las llam con solemnidad program tica la mente m s ac eas claras y que ha erada habido en Occidente: Renato Descartes; aquel caballero franc s que ech a anda tan buen paso, dec a P guy. Bien s que Descartes y su racionalismo son pret rito perfect r con pero o, el hombre no es nada positivo si no es continuidad. Para superar el pasado perder el no es precisocontacto con l; por el contrario, sentirlo bien bajo nuestras plantas p De la inmensasobre al. temas que ser forzoso aclarar si se ambiciona una nueva aur hemos subido mara de orque nos yo he ora, elegido uno que me parece urgente: qu es lo social, qu es la sociedad -un tema se quiere, bastante humilde, desde luego, poco lucido y, lo que es peor, de sobr , si a dif cil. Pero el tema es urgente. El constituye la ra z de esos conceptos -Estado, naci n, ley, li autoridad, colectividad, justicia, etc.- que hoy ponen en frenes a los mortales. bertad, ese tema, todas Sin luz sobre esas palabras representan s lo mitos. Vamos a retirarnos de todo e .la gente hasta un estrato donde los mitos no llegan y empiezan las evidencias. se hablar de luz vamos buscar. No se espere, por supuesto, cosa mayor. Doy lo que tengo; qu Un poco deaesa II. LA VIDAhacer m s hagan su m s, como yo hago mi menos. capaces e otros de PERSONAL
accidental. El hombrevez has, el hombre se veces ya lo largo de la historia -m nia n Se trata de que, una se m perdido muchas ha perdido. Porque no es cosa nueva s constitutivo del hombre, a diferencia de todos los dem s seres, ser capaz de perde , es perderse rse, de en la selva del existir, dentro de s mismo, y, gracias a esa atroz sensa perdimiento, reobrar en rgicamente para volver a encontrarse. La capacidad y desaz n ci n de sentirse perdidomovilizados pordestino y sude hallarprivilegio. Partamos, pues, es su tr gico el intento ilustre en forma irrecusable, plena de denominacihechos la de llamarlos en sentidostica que fen menosuna realidadEstaotra evidente, n y decisiva -la a hallar que mente sima que de fisonom detan caracterunestricto no nos parezca adecua- dafen me rigoros tipo de hechos es sociales. o operaci n definitiva y resolutoriamente, sin duda alguna ni posible error, diferente y, po no irreductible a cualquier otro tipo de hechos que puedan darse- tiene que consist r tanto, retrocedamos aun orden de realidad ltima, a un orden o rea de realidad que, por se ir en que radical, no deje por debajo de s ninguna otra, antes bien, por ser la b sica tengan r sta Estaaparecer sobre ella todas estrictas. que realidad radical en cuya las dem contemplaci n tenemos que fundar y asegurar por fuerza Siempre que todo nuestro conocimiento de algo, es nuestra vida,hagavidaalguna especi ltimamente digo vida humana, sea lo que fuere, a no ser que la yo humana. salvedad, ha de evitarse pensar en la vida de otro, y cada cual debe referirse a al tratar depropia y sta presente. Vida humana como realidad radical es s lo la de cad la suya hacerse s cual, es a lo mi vida. Para comodidades de lenguaje la llamar a veces nuestra vida, pero ha de entenderse siempre que con esta expresi n me refiero a la vida de cada cual y no a otros ni la de losa una supuesta vida plural y com n. Lo que llamamos vida de los otros, la d amigo, la de la amada, es ya algo que aparece en el escenario que es mi vida, la el y, por tanto, supone sta. La vida de otro, aun del que nos sea m s pr ximo e ntimo, es de cada cual para m mero espect culo, como el rbol, la roca, la nube viajera. La veo pero no la s ya decir, oy, es no la vivo. Si al otro le duelen las muelas me es patente su fisonom a, la m sculos sus figura decontra dos, es espect culo, en suma, de alguien aquejado por el dolor, pero s de muelas u dolor no me duele a m y, por tanto, lo que de l tengo no se parece nada a lo q incuestionable. Hablandopresunci elmdolor de muelas deldolor. Eles o, en cambio, es cuando me duelen a m ue tengo n, hip tesis.oEnrigorosamente, nunca podemos estarjimo m de que al am suposici rigor, n a, es un presunto pr seguros ltimamente una nos presenta igo que se como doliente de las muelas le duelan en efecto. De su dolor tenemo s patentes lo ciertas se ales externas que no son dolor, sino concentraci n de m sculos, vaguedad mirada, la mano en la mejilla -ese gesto tan incongruente con lo que le origina, de sino que parece de muelas fuese un p jaro y; que ponemos la mano sobre el para q pues no el dolor nos escape. El dolor ajeno no es realidad radical, sino que es realidad en un se ue no se secundario, ntido; ya derivativo y problem tico; lo que, de, l tenemos con radical, realidad aspecto,su apariencia, su espect culo, se ales. Esto es lo nico que; de l nos es, en es s lo su patente efecto, e, incuestionable. Pero la relaci n entre una se al y lo se alado, entre una a 1o que en pariencia ysta .aparece o lo que aparenta, entre un, aspecto y la cosa manifiesta en l es siempre ltimamente cuestionable, y equivoca. Hay quien nos finge perfectam o espectada toda ente la mise en sc ne del dolor de muelas sin padecerlo, para justificar fines pri veremos c vados. Ya mo, en cambio, la vida de, cada cual no tolera ficciones porque al fingi nosotros a rnos algomismos sabemos, claro est : que: fingimos y nuestra ntima ficci n no logra n constituirse plenamente sino que en; el fondo notamos su inautentic dad, no conseg unca enga uimosarnos del todo, y le vemos la trampa. Esta genuinidad, inexorable ya s misma e indubitable; incuestionable de nuestra vida, repito, la de cada cual, es la, pri vidente mera raz n queotra. Alrealidad radical. radical no significo que, sea la nica ni: Pero hay esta me hace, denominarla; llamarla realidad que sea la; siquiera, m s elevada, respetable, o sublime, o suprema, sino simplemente que es aqu , radical- de todas las dem s en el sentido de que stas, sean las que fueren, tie la ra z -de nen, para
sernos realidad, que hacerse de alg n modo presentes o al menos, anunciarse, en lo estremecidos de, nuestra propia vida. Es, pues, esta rea1idad radical, -mi .vida s mbitos ego sta tan - tan poco nada solipsista que es., por esencia el rea o escenario" ofrecido: y abie que toda rto para otra realidad de el1a se manifieste y celebre su Pentecost s. Dios mismo, Dios, sernosque arregl rselas para denunciarnos su existencia y por eso fulmina en para tiene poneSina , seen una retama a1 borde del, camino y azota a los cambistas en el at el a arder De aqu que ning sobre el G lgotas de tres palos, comoestofragatas. templo, rio del y navega n conocimiento de algo es suficiente las es-, suficientemente profu radical, si no comienza por descubrir y precisar el lugar y modo, dentro del orb ndo, nuestra e que esvida, donde ese algo hace su .aparici n; asoma, brota y surge en suma, exi eso Porque ste.significa propiamente existir -vocablo, presumo originariamente de lucha y b que designa eligerancia la situaci n vital en que s bitamente aparece, se muestra o hace aparent nosotros, e, entre como brotando del suelo un enemigo, que nos cierra el paso con energ a, nos resiste esto, es, y se hace firme a s mismo y .ante y contra nosotros. En el existir va resistir; elpor tanto, el afirmarse, el resistente si nosotros pretendemos supri incluido y tomarlo como irreal. mirlo, anularlo, o Por eso lo existente o surgente es realidad, ya que realida aquello con d es todo que, queramos o no, tenemos que contar, por que queramos o no est ah , resiste. existe, Una arbitrariedad terminol gica que raya en lo intolerable ha querido des a hace unos deos emplear los vocablos existir y existencia con un sentido abstruso e incontrolable que es precisamente inverso del que por sdela palabra milenaria porta y dice. es Algunos quieren hoy designar as el modo ser del hombre, pero el hombre, que siempre yo -el que es cada cual-, es lo nico que no existe, sino que vive o es vi precisamente viendo. Son todas las dem s cosas que no son el hombre, yo las que existen, porqu aparecen, surgen, saltan, me resisten, se afirman dentro del mbito que es mi vida e Ahora disparado extra a dicho bien, . Vayayesto de esade paso. y dram tica realidad radical -nuestra vida- se pueden dec innumerables atributos, pero yo voy ahora a destacar s lo lo m s imprescindible para ir Ynuestro tema.ello que la vida no nos la hemos dado nosotros, sino que nos la encontramos es precisamente cuando nos encontramos a nosotros mismos. De pronto y sin saber c mo qu , sin anuncio previo, el hombre se descubre y sorprende teniendo que ser en un m ni por impremeditado, imprevisto, en este dehacer notaruna coyuntura dede mi pensamient bito circunstancias. Tal vez no es ocioso ahora, en que esto -base determinad simas fue ya enunciado, tal y como ahora lo he hecho, en mi primer libro, publicado en o filos ficoLlamemos provisoriamente y para facilitar la comprensi n a ese mbito impremeditado 1914. imprevisto, a esa determinad sima circunstancia en que al vivir nos encontramos si e mundo. empre, Pues bien, ese mundo en que tengo que ser al vivir me permite elegir dent sitio olel otro donde estar, pero a nadie le es dado elegir el mundo en que se v ro de este ive: esste de ahora. No podemos elegir el siglo ni la jornada o fecha en que vamos a ste, siempre universoni el vamos a movernos. El vivir o ser viviente, o lo que es igual, el vivir, en que tolerahe o no, que salir nadando. Ennacemos onos es cada cual por s mismo, se enc queramos dicho: allnidonde y cuando este instante, s de naceraestemos, tenemos, Ya lohombre no ser preparaci n ensayo previo. La vida despu disparada quemarropa. sumergido en un ambiente que es un espacio donde tiene, quiera o no, que hab rsela uentra elemento s con el abstruso que es una lecci n de filosof a, con algo que no sabe si le intere lo entiende sa o no, si 0 no lo entiende; se encuentra con que est gravemente consumiendo una su vida -una hora insustituible, porque las horas de su vida est n contadas. Esta hora de circunstancia, su aqu y su ahora. Qu har ? Porque algo, sin remedio, tiene que hacer: es su atenderme o, por el contrario, desatenderme para vacar a meditaciones propias, a negocio enclientela, a recordar su amada. Qu har ? Levantarse e irse o quedarse, acep pensar o su la fatalidad de llevar esta hora de su vida, que acaso podr a haber sido tan bonit tando Porque -repitode las horas perdidas? a, al matadero algo, sin remedio, tenemos que hacer o que estar haciendo siempr vida que nos e, pues esa es dada, no nos es dada hecha, sino que cada uno de nosotros tiene que
hac rsela, cada cual la suya. Esa vida que nos es dada, nos es dada vac a y el hombr que rsela llenando, ocup ndola. Son eso nuestras ocupaciones. Esto no acontece con e tiene piedra, la planta, el animal. A ellos les es dado su ser ya prefijado y resuelto la cuando empieza . A la piedra, a ser, no le es dada s lo su existencia, sino que le es prefijado d su comportamiento -a saber, pesar, gravitar hacia el centro de la tierra. Pareja e antemano le es dado el repertorio de su conducta, que va, sin su intervenci n, gobernada po mente al animal instintos. Pero al hombre le es dada la forzosidad de tener que estar haciendo s r sus pena de sucumbir, iempre algo, so mas no le es, de antemano y de una vez para siempre, presente que hacer. Porque lo m s extra o y azorante de esa circunstancia o mundo en que tene lo que tiene que mos vivir consiste en que nos presenta siempre, dentro de su c rculo y horizonte i una variedad nexorable, de posibilidades para nuestra acci n, variedad ante la cual no tenemo remedio que elegir y, por tanto, ejercitar nuestra libertad. La circunstancia -r s m s ahora dentro de y cuales estamos inexorablemente inscritos y prisioneros, no n epito-, el aqu los cada instante os impone en una nica acci n o hacer, sino varios posibles y nos deja cruelmente e a nuestra ntregados iniciativa e inspiraci n; por tanto, a nuestra responsabilidad. Dentro d cuando salgan a la calle, se ver n obligados a decidir qu direcci n tomar n, qu ruta. y e un rato, esto si acontece en esta trivial ocasi n, mucho m s pasa en esos momentos solemnes, dec de la isivosvida en que lo que hay que elegir es nada menos, por ejemplo, que una prof esi n, una carrera significa camino y direcci n del caminar. Entre las pocas notas carrera -y Descartes que muerte dej , se halla una de su juventud en que ha copiado un viejo privadas a su Ausoniode verso que, a su vez, traduce una vetusta sentencia pitag rica y que dice: Quod v sectabor iter?, qu camino, qu v a tomar para mi vida? Pero la vida no es sino el ser d itae hombre -por tanto, eso quiere decir lo m s extraordinario, extravagante, dram tico, el de la jico parad condici n humana, a saber: que es el hombre la nica realidad, la cual no cons simplemente en ser sino que tiene que elegir su propio ser. Pues si analiz semos e iste acontecimiento que va a darse dentro de un rato -el que cada cual tenga que eleg se menudo direcci n de ir y decidir la calle que va a tomar- ver an c mo en la elecci n de una acci n en aparienc tan ia simple interviene ntegra la elecci n que ya han hecho, que en este momento, sen portan tados, secreta en sus penetrales, en su rec ndito fondo, de un tipo de humanidad, Para modo de unnohombre que en su vivirlo hasta ahora dicho: vida, en el sentido de vida h ser perdernos, resumamos procuran realizar. tanto, en umana, porsentido biogr fico y no biol gico -si por biolog a se entiende la psicosom tic es vida a-,encontrarse alguien que llamamos hombre (como pod amos y acaso deber amos llamarl ya ver e X, n por qu ), teniendo que ser en la circunstancia o mundo. Pero nuestro ser en ser en la circunstancia no es quieto y meramente pasivo. Para ser, esto es, para s cuanto siendo eguir tiene que estar siempre haciendo algo, pero eso que ha de hacer no le es prefijado, impuesto nisino que ha de elegirlo y decidirlo l, intransferiblemente, por s y ant exclusiva responsabilidad. Nadie puede sustituirle en este decidir lo que va a h e s , bajo su incluso el acer, pues entregarse a la voluntad de otro tiene que decidirlo l. Esta forzosida elegir y, que d de tenerpor tanto, estar condenado, quiera o no, a ser libre, a ser por su pro riesgo, proviene de que la circunstancia no es nunca unilateral, tiene siempre v pia cuenta y muchos lados. arios ya vecesEs decir, nos invita a diferentes posibilidades de hacer, de ser. esto, pero,vida dici ndonos: Por vida es multilateral. Cada instante ya, querr a, a pasamos la Por eso nos por otro lado... La un lado, yo har a, pensar a, sentir cada sitio decidir nosotros bre ante diversos caminos. Como dice el viej simo libro indio: Dondequiera que el h pone ombrela planta, pisa siempre cien senderos. De aqu que la vida sea permanente encr constante ucijada y perplejidad. Por eso suelo decir que, a mi juicio, el m s certero t tulo d filos fico e un libro es el que lleva la obra de Maim nides que se rotula: More Nebuchim, Gu a pa Cuando perplejos. ra los queremos describir una situaci n vital extrema en que la circunstancia pare dejarnos salida ni, por tanto, opci n, decimos que se est entre la espada y la pared. ce no muerte es segura, no hay escape posible! Cabe menor opci n? Y, sin embargo, es evid La que enteesa frase nos invita a elegir entre la espada y la pared. Privilegio tremend o y gloria de que
el hombre goza y sufre por veces -el de elegir la figura de su propia muerte: la cobarde del muerte delaunroe,extrema, cabe evasi bella muerte.no cabe evasi n es de De toda o la muerte circunstancia, h la la muerte fea o la n. De lo que que hacer algo y, sobre todo, de tener que hacer lo que, a la postre, es m s penos tener preferir. o: elegir,Cu ntas veces no se ha dicho uno que preferir a no preferir? De donde resul que me es ta que lo dado cuando me es dada la vida no es sino quehacer. La vida, bien lo s todos, abemos la vida da mucho que hacer. Y lo m s grave es conseguir que el hacer elegid caso sea o en cadano uno cualquiera, sino lo que hay que hacer -aqu y ahora-, que sea nues verdadera vocaci caracteres de la realidad radical o vida que he enunciado y que tra Entre todos esos n, nuestro aut ntico quehacer. mson una nima parte de los que fuera menester describir para dar una idea algo adecuada d que me el e ella,interesa ahora subrayar es el que hace notar la gran perogrullada: que la intransferible y que cada cual tiene que vivirse la suya; que nadie puede sustit vida es de vivir, que el uirle en la faenadolor de muelas que siente tiene que dolerle a l y no puede tras un pedazo de ese pasar a otro ni dolor; que ning n otro puede elegir ni decidir por delegaci n suya a que va lohacer, lo que va a ser; que nadie puede reemplazarle ni subrogarse a l en senti fin, que no puede encargar al pr jimo de pensar en lugar suyo los pensamientos que r y querer; en pensar para orientarse en el mundo -en el mundo de las cosas y en el mundo de lo necesita as acertar s hombres- yen su conducta; por tanto, que necesita convencerse o no, tener eviden descubrir absurdos por su propia cuenta, sin posible sustituto, vicario ni lugar cias o repetirme mec nicamente que dos y dos son cuatro sin saber lo que me digo, simplem teniente. Puedo porque ente lo he o do decir innumerables veces; pero pensarlo propiamente -esto es, ad evidencia quirir la de que en verdad dos y dos son cuatro y no son tres ni cinco-eso tengo q hac ue rmelo yo, yo solo; o lo que es igual, yo en mi soledad. Y como esto acontece c decisiones, voluntades, sentires, tendremos que la vida humana sensu stricto por on mis Pero enti ndase bien todo es esencialmente modo alguno insinuar que intransferible resulta queesto. No quiero ensoledad, radical soledad. yo sea la nic ser que existe. En primer lugar, se habr reparado que aun siendo vida, en sentido propi a cosa originario, la de cada cual, por tanto, siendo siempre la m a, he empleado lo meno o y este posesivo, como no he empleado apenas el personal yo. Si lo he hecho alguna ve s posible sido z ha meramente para facilitarles una primera visi n de lo que es esa extra a realida vida humana. d radical la He preferido decir el hombre, el viviente o el cada cual. En otra .le cci n con toda claridad el porqu de esta reserva. Pero, en definitiva y al cabo de ver vueltas algunas que daremos, se trata, claro est , de la vida, de la m a y de yo. Ese hombre -ese yo- esen soledad radical; pero -repito- ello no quiere decir que s lo l es, que ltimamente nica realidad, o, por lo menos, la radical realidad. Lo que he llamado as no es so l es la ni es el hombre sino la vida, su vida. Ahora bien, esto incluye una enormidad de lamente yo, pensamiento europeo ha emigrado ya fuera del idealismo filos fico dominante desde cosas. El que Descartes lo proclam -el idealismo filos fico, para el cual, no hay m s realidad 1640, en ideas de que las mi yo, de un yo, de mi moi-meme, del cual Descartes dec a: moi qui ne sui chose qui s qu'une pense. Las cosas, el mundo, mi cuerpo mismo ser an s lo ideas de las cosas imaginaci n de un mundo,infinitaafantasmagor a quelo existirsegrega. La vida ser s un sue o , tenaz y exuberante, una fantas de mi cuerpo. S mi mente a la mente y lo dem a a m sla cosa que se puede imaginar. Vivir ser a existir yo dentro de m mismo, flotando en s c moda oc ano de mis propias ideas, sin tener que contar con nada m s que con mis ideas. A el ha llamado idealismo. No tropezar a yo con nada. No tendr a yo que ser en el mundo, esto se el mundo sino que ser a dentro de m , como una pel cula sin fin que dentro de m se corr a. Nada me estorbar a. Ser a como Dios, que flota, nico, en s mismo, sin posible naufragio porque aes l, el nadador y el mar en que nada. Si hubiere dos Dioses se enfrentar an. la vez, concepci n de lo real ha sido superada por mi generaci n y, dentro de ella, muy conc Esta en rgicamente es existir s lo mi mente, mis ideas: es todo lo contrario. Desde De retala vida nopor m . No, y hombre el scartesoccidental se hab a quedado sin mundo. Pero vivir significa tener que ser f en elde m , uera absoluto fuera que es la circunstancia o mundo: es tener, quiera o no, que enfrentarme y
chocar constante, incesantemente con cuanto integra ese mundo: minerales, planta los otros hombres. No hay remedio. Tengo que apechugar con todo eso. Tengo velis s, animales, arregl rmelas mejor o peor, con todo ello. Pero eso -encontrarme con todo ello y n nolis que arregl rmelas con todo ello-, eso medecisivo -n tese quemdigo enyel plano decisivo ecesitar solitariamente, sin que en el plano pasa ltimamente a solo tengo que hacerlo Quiere una decir echarme nadie - puedaesto mano. que estamos ya muy lejos de Descartes, de Kant, de sus sucesor rom es nticos -Schelling, Hegel, de lo que Carlyle llamaba el claro de luna trascenden Pero, tal. ni que decir tiene, estamos todav a m s lejos denAristlejos de Arist teles y San Estamos, pues, lejos de Descartes, de Kant. Estamos a m s teles. Tom to s. Por ventura, es nuestro deber y nuestro destino -no s lo el de los fil sofos, si todosno de alejarnos, alejarnos...? No voy a responder ahora ni s ni no. Ni siquiera de a revelar voyqu , queramos o no, hab amos de alejarnos. Queda ah este enorme signo de interroga ci n el cual cada uno puede hacer lo que le plazca, usarlo como un lazo de gauch -con capturar o para elradical de o bien, simplemente, colgarse de l. consiste, pues, en q La soledad porvenir, la vida humana, el ser del hombre, no contenido.mHay, pues, Todo lo contrario: hay-ah menos que el universo conel Hombre, realmente ue no haya s que l. infinitas cosas, pero nada est !- en medio de ellas todo su realidad radical, est solo -solo con ellas, y, como entre esas cosas est n los otro en su humanos, s seres est solo con ellos. Si no existiese tiene nada que ver conno podr a decirse congruentemente que est solo. La unicidad no m s que un nico ser, la soledad. S galaicolusitana dela saudadealguien, es -como es amos m ssaudade es la formaec la medit semossiempre solitudinem,portuguesa decir, que es un quedarse y veryamos que i soledad es sobre soledad de de soledad- hablar sabido, de sta solo un Hasta menos. har detal punto es as que la palabra con que el griego dec a m o y solitario -monos-v mon que iene,de significa quedarse -se subentiende, quedarse sin, sin los otros. Sea por ido, sea porque se han muerto; en todo caso, porque nos han dejado -nos han deja que se han O bien, porque do... solos. nosotros los dejamos a ellos, huimos de ellos y nos vamos al desi retiro a cuyo vida de mon De aqu , monakh s, monasterios y monje. Y en lat n solus, erto y alhacerextremo rigor.de fon tico y cuya falta de talento sem ntico hacen prec Meillet, procure iso que contrastar con l mis espont neas averiguaciones etimol gicas, sospecha que so venga lus deSe ora de la Soledaddel la Virgen quesentado cuando de Jes s, quehan han mat Nuestra sed-lus, es decir, es que se queda se queda sola los dem s se lo ido. el serm ado, y n en la semana de la Pasi n que se llama el serm n de la soledad, medita sobre dolorida palabra de Cristo: Eli, Eli / lamma sabacthani -Deus meus, Deus meus, u la m s dereliquisti me? -Dios m expresi n o / por qu me has abandonado? Por qu me has t quid solo de ti? Es la o, Dios m que m s profundamente declara la/voluntad de Dios dejado hacerse hombre -de aceptar lo m s radicalmente humano que es su radical soledad. A de eso la lanzada del centuri n Longinos no tiene tanta significaci n. Es el momento pa l lado de recordar a Leibniz. No voy, claro est , a emplear ni un instante en entrar en su d ra limito a hacer notar a los buenos conocedores de Leibniz que la mejor traducci n d octrina. Me palabra m s importante -m nada-no es unidad, ni tampoco unicidad. Las m nadas no tiene e su ventanas. Se hallan recluidas en s mismas -esto es idealismo. Pero en su ltimo sen n m nadas soledades. Tambidemen Homeroexpresar lade la corrermaneraallamando a laspi concepci n de Leibniz de tido, la deliciosa sangrelan hembrase un centuri hace mejor gimiendo al padrehace manar su nada ol mpica y a n da una lanzada Afrodita, J como ter, cualquiera damisela well-to-do. No, no: Cristo fue hombre sobre todo y ante Conforme vamosella vinimos, los de la vida y haci ndonos cargo de ella, averiguamos que, cuando a tomando posesi n dem s se hab an ido y que tenemos que vivir nuestro porque Dios le dej solo -sabacthani. todo Desde esesolos, deque s lo radical quesoledad somos nuestra verdad. vivir... radical fondo y soledad en nuestra es, sin reme- dio, nuestra vida, emergemo constantemente en un ansia, no menos radical, de compa a. Quisi ramos hallar aquel cu s vida ya se fundiese ntegramente, se interpenetrase con la nuestra. Para ello hacemos los m s
varios intentos. Uno es la amistad. Pero el supremo entre ellos es lo que llamam autamor. amor no es sino el intento forman parte esencial de oslanticoEl que somos pertenecen -y de canjear dos soledades.ella- todas las co A soledad del universo sas y seres que est n ah en nuestro derredor, formando nuestro contor- no, articul nuestra circunstancia, pero que jam s se funden con el cada cual que uno es, sino ando rev al que,s, son siempre lo otro, lo absolutamente otro, un elemento extra o y siempre, m s menos, estorboso, negativo y hostil, en el mejor caso incoincidente, que por eso o como lo ajeno y fuera de nosotros, como lo forastero -porque nos oprime, comprim advertimos Vemos, pues, frente reprime: el mundo. a toda filosof a idealista y solipsista, que nuestra vida pone e y id ntico valor de realidad estos dos t rminos: el alguien, el X, el Hombre que vive con En ese mundo, mundo, contorno o circunstancia es donde necesitamos buscar una y el contorno o circunstancia en que tiene, quiera o no, que vivir. realidad todocon quehombre, pues, al encontrarsetodas las demencuentra teniendo quellamar social. El rigor, diferenci ndose de viviendo se s, podamos y debamos hab rselas con hemos llamado contorno, circunstancia o mundo. Si estos tres vocablos van a ir d eso que ante nosotros iferenciando su sentido, es cosa que ahora no interesa. En este momento nos sig tiene mismo;quesaber, el en ser. extra o es una gran cosa, el inmensa cosa, donde el nificanaloafanarse elementoEse mundoal hombre, for neo,una fuera de s ,de l mite hombre que est lleno hasta los bordes de cosas menores, de lo que llamamos cosas y que s s borrosos, repartir olemos en amplia y gruesa clasificaci n, diciendo que en el mundo hay minerales, animales y hombres. De lo que estas cosas sean se ocupan las diferentes ciencias vegetales, ejemplo, de plantas y animales, la biolog a. Pero la biolog a, como cualquiera otra -por una actividad ciencia, es determinada en que algunos hombres se ocupan dentro ya de su vida, despu s de estar ya viviendo. La biolog a, y cualquiera otra ciencia, supone, pues, es decir, de antes queque su operaci n comience, ten amos ya a la vista, nos exist an, todas esas cosas. las que Yesocosas nos son originaria, primariamente en nuestra vida de hombres antes de mineralogistas, bi logos, etc., representa lo que esas cosas son en su realidad ra ser f sicos, luego Lo ciencias nos digan sobre ellas, ser todo lo plausible, convincente, exa dical.las que quiera, pero cto que se es evidente que todo ello lo han sacado, por complicados m todos inte de lo que lectuales,desde luego, primordialmente y sin m s, nos eran las cosas en nuestro vi Tierra vir. Laser un planeta de un cierto sistema solar perteneciente a una cierta galax y o nebulosa, iaestar hecha de tomos, cada uno de los cuales contiene, a su vez, una multiplicid cosas, ad de de cuasicosas o quisicosas que se llaman electrones, protones, mesones, n Pero ninguna de eutrones, etc. esas sabidur as existir a si la Tierra no preexistiese a ellas como de nuestra componente vida, como algo con que tenemos que hab rnoslas y, por tanto, con algo importa que nos -que nos importa porque nos ofrece ciertas dificultades y nos proporcion facilidades. Esto quiere decir que en ese plano previo y radical de que las cien a ciertas que parten supuesto, la Tierra no es nada de eso que la f sica, que la astronom a n ciasdan por y sino que os dice, es aquello que me sostiene firmemente, a diferencia del mar en que me h palabra undo (latierra -terra- viene de tersa, seg n Breal, lo seco), aquello que tal vez te subir penosamente porque es una cuesta arriba, aquello que bajo c modamente porque ngo que cuesta abajo, aquello que me distancia y separa lamentablemente de la mujer que es una me o que amoobliga a vivir cerca de alguien a quien detesto, aquello que hace que unas co cerca yest n me est n lejos, que unas est n aqu y otras ah y otras all , etc. Estos y m sas me otras otros uchos atributos parecidos son la aut ntica realidad de la Tierra, tal y como sta me el mbitoen aparece radical que es mi vida. No- ten ustedes que todos esos atributos-sostene que tener rme,subir o bajar la cuesta, tener que cansarme en ir por ella hasta donde est lo separarme de los que amo, etc.- se refieren todos a m , de suerte que la Tierra en que necesito, aparici n consiste en puras referencias de utilidad hacia m . Lo propio hallar n si to su primordial cualquier otro ejemplo, el rbol, el animal, el mar o el r o. Si los abstraemos de l man referencia a o que son en nosotros, quiero decir, de su ser para una utilidad nuestra, como m instrumentos o, viceversa, estorbos y dificultades para nuestros fines, se queda edios, n sin ser nada.
O expresado en otra forma: todo lo que compone, llena e integra el mundo donde a hombre el l nacerse encuentra, no tiene por s condici n independiente, no tiene un ser propio nada en , no es s -sino que es s lo un alqo para o un alqo en contra de nuestros fines. Por hemosno eso debido llamarlos cosas, dado el sentido que hoy tiene para nosotros esta pal Una cosa significa algo que tiene su propio ser, aparte de m , aparte de lo que sea abra. hombre. para el y si esto acontece con cada cosa de la circunstancia o mundo, quiere dec mundo en su irse que el realidad radical es un conjunto de algos con los cuales yo, el hombr tiene que e, puede ohacer esto o aquello -que es un conjunto de medios y estorbos, de faci originariamente que, para efectivamente vivir, me encuentro. Las a fin de vivir y dificultades concosas, sino algo que procuro aprovechar o evitarcosas no son lidades y mejor posible -por tanto, aquello con que y de que me ocupo, con que act o y opero vivir lo logro o no , con que logro hacer lo que deseo; en suma, son asuntos en que ando constantem como Y ente.hacer y ocuparse, tener asuntos se dice en griego pr ctica, praxis -las cosas radicalmente pr gmata y mi relaci n con ellas pragm tica. No hay, por malaventura, voc son en nuestra lengua, o, al menos, yo no lo he encontrado, que anuncie con suficien ablo lo que el vocablo pragma, sin m s, significa. S lo podemos decir que una cosa, en cu te adecuaci n pragma, no es algo que existe por s y sin tener que ver conmigo. En el mundo o ci anto de cada uno rcunstancia de nosotros no hay nada que no tenga que ver con uno y uno tiene, a ver con cuanto forma parte de esa circunstancia o mundo. a cuanto en l hay, dependo su vez, que exclusivamente de referencias a m y yo estoy consignado Este est compuesto paraellobien o para mi mal; todo me es favorable o adverso, caricia o rozadura, de mi determinada finalidad,o. Una cosa enevito, con que es, pues, algo que manipulo con lesi n, halago oservicio o da que manejo o cuanto pragma tengo que contar o que tengo descontar, es un instrumento o impedimento para..., un trabajo, un enser, un chi que deficiencia, una falta, una traba; en suma, es un asunto en que andar, algo que, sme, una me s o menos, me falta, que me sobra; por tanto, una importancia. Ahora espero m importa, que acumulado , habiendotodas estas expresiones, que comience a ser clara la diferencia si se la mente la idea hace chocar en de un mundo de cosas y la idea de un mundo de asuntos o importa un mundo ncias. Ende cosas no tenemos ninguna intervenci n: l y todo en l es por s . En cambio, un mundo de asuntos o importancias, todo consiste exclusivamente en su referenci en nosotros, todo interviene en nosotros, es decir, todo nos importa y s lo es en la a a Tal en modoes la verdad radical afecta. medida yque nos importa ysobre lo que es el mundo, porque ella expresa su consis aquello tencia oen que consiste originariamente como elemento en que tenemos que vivir n vida. uestraTodo lo dem s que las ciencias nos digan sobre ese mundo es ya, en el mejor verdaduna caso,lasecundaria, derivada, hipot ticaempezamos atica -por sencilla raz n, repito, de que y problem hacer ciencia despu s de estar ya viviendo en el mundo y, por tanto, si ndonos ya el mundo eso que es. La ciencia es de lo una s las innumerables pr cticas, acciones, operaciones que el hombre hace en su vida El . hombre hace ciencia como hace paciencia, como hace su hacienda -que por eso s as -, hace versos, hace pol tica, negocios, viajes, hace el amor, hace que hace, esp e llama Todoses decir, y, muchoexpresi ntodo, el hombre se hacemilusiones. familiar, coloquia hace... tiempo, era, estos decires son m s que de la lengua espa ola s vulgar, embargo, de vemos que son hay que t cnicos en no teor l. Sin hoy los fil sofos t rminosdeclarar que unahab anavisto nunca el fen meno radica verg enza de la vida humana. Para que l es nuestra vida. Siempre se lo dejaban a la espalda y han sido los poetas y sobre todo pero novelistas,el hombre cualquiera quien ha reparado en ella, en sus modos y situacio eso Por nes.aquella serie de palabras representa una serie de t tulos en que se nombran gr filos temas andes ficos sobre los cuales fuera menester hablar mucho. Pi nsese en la honda cuest enuncia el giro hacer tiempo -por tanto, nada menos que el esperar, la expectaci n y i n que esperanza. Qu es en el hombre la esperanza? Puede el hombre vivir sin ella? Hace un la cuantos a osque dec a: Le env o estaejemplar un hombre qui n'espMaupassant conTen a raz n os dedicatoria Paul Morand me envi un vida de de su biograf a de rait pas... una
Morand? Es posible -literal y formalmente posible- un humano vivir que no sea un No es la esperar? funci n primaria y m s esencial de la vida la expectativa y su m s visceral rga QulanoeseComomenor intertema esotro modo de laveces,en que el hombre hace que hace? Pues es es extra ve, el ntico enorme. esperanza? de seo, inaut s ese hacer a que, a vida el hombre se dedica precisamente no no hacer de verdad, incluso eso que est haciendo? -el escritor que no es escritor para escritor, la mujer que apenas es femenina pero hace de mujer, hace que sonr e, hac pero hace de desde e que a, hace que desea, hace que ama, incapaz de hacer propiamente ninguna de est Nos ESTRUCTURA DE NUESTRO la dif cil faena de descubrir con irrecusable clarid III.hallamos comprometidos enMUNDO as cosas. esto ad, es, con genuina evidencia, qu cosas, hechos, fen menos entre todos los que hay por su diferencia con todos los dem s llamarse sociales. La cosa nos interesa sobrem merecen porque anera, nos es urgente estar bien en claro sobre qu sean sociedad y sus modos. Com problema o todo rigorosa- mente te rico, es ste, a la vez, un problema pavorosa- mente pr ct el en icocual estamos hoy sumergidos -por qu no decirlo?-, n ufragos. Nos acercamos a este problema, no por mera curiosidad, como nos acercamos a una revista ilustrada, co incorrectamente, miramos por la rendija de una puerta para ver lo que est pasando mo, ladootroella, o como el erudito, con frecuencia insensible a verdaderos problema al de los legajos de s, papelea en un archivo por mero af n de fisgonear y bucear en los detalles de u un suceso. No; na vida o de en este af n presente de averiguar lo que es la sociedad nos va a t por la es un odoseso vida; archiaut ntico problema, por eso la sociedad nos es, usando la termi nolog a enunciada, de una enorme importancia. Y eso de que nos va la vida no es una manera decir, por tanto, pura o mala ret rica. Tan nos va la vida en ello, que, efectivam de ido ya. Todos ente, nos ha nous ravons echapp belle. Cabe decir que la inmensa mayor a de los ho porque actuales podemos estos a os, hemos estado apunto de morir... por razones sociales. E mbres todos, en y debemos considerarnos muy concretamente como supervivientes, finiquitados, ha intervenido muy principalmente, como su causandecisiva, la conf atroces n los acontecimientos de estos a os que, en modo alguno est hoy conclusos y contempor los con todo respecto ala idea de sociedad.retrocedido al plano de reali Paranejecutar padecen rigor nuestro prop sito hemos usi que neos radical-radical porque en l tienen que aparecer, asomar, brotar, surgir, existir dad todas las dem s es la vida humana. De ysta dijimos, es la de cada cual vista des 1. Que vida humana, en sentido propio originario, en resumen: realidades- que misma; consiste en hallarse el hombre, -que es c mo ni de ellapor tanto, que es siempre la m asin saberpersonal.por qu , teniendo, so pena 2. Que sucumbir, que hacer siempre algo en una determinada circunstancia -lo que nombra de 3. Que la circunstancialidad de la vida, o que siempre diversas posibilidades de hacer, remos la circunstancia nos presenta se vive en vista de las circunstancias. po ser. Esto nos r tanto, de obliga a ejercer, queramos o no, nuestra libertad. Somos a la fuer Merced a ello es la vida permanente encrucijada y constante perplejidad. Tenemos za libres. en cada instante si en el instante inmediato o en otro futuro vamos a ser el que que elegir que hace loootro. Por tanto, cada cual est eligiendo su hacer, por tanto, su ser hace esto el 4. La vida es intransferible. Nadie puede sustituir- me en esta faena de decidir incesantemente. hacer y ello incluye mi propio padecer, pues el sufrimiento que de fuera me vien mi propio aceptarlo. e tengo queMi vida es, pues, constante e ineludible responsabilidad ante m mismo. menester que lo que hago -por tanto, lo que pienso, siento, quiero- tenga sentid Es Siyreunimos estos atributos, que son los que m s interesan para nuestro tema, tene sentido o buenpara m . la que mosvida es siempre personal, circunstancial, intransferible y responsable. Y aho ra noten bien
esto: si m s adelante nos encontramos con vida nuestra o de otros que no posea est atributos, quiere decirse, sin duda ni atenuaci n, que no es vida humana en sentid os originario, o propio y esto es, vida en cuanto realidad radical, sino que ser vida, y si se humana vida quiere,en otro sentido, ser otra clase de realidad distinta de aqu lla y, adem s, sec derivada, s vida nuestra que, al Tendr a gracia que en que llamar humana, pero undaria, mde o menos problem tica.ser nuestra, tendr amosnuestra pesquisa tropez semos con formas faltarle aquellos atributos tendr amos que llamar, tambi n ya la vez, no humana o in que por Ahora no -humana. entendemos bien qu pueda significar esta eventualidad, pero lo anuncio p Mas al alerta.presente hag monos firmes en la evidencia de que s lo es propiamente humano e ara estar m n lo que pienso, quiero, siento y ejecuto con mi cuerpo, siendo yo el sujeto crea lo de a m o dorque ello mismo, como tal m mismo, le pasa; por tanto, s lo es humano mi pensar si algo por pienso mi propia cuenta, percat ndome de lo qu significa. S lo es humano, lo que al hacerlo lo hago porque tiene para m un sentido, es decir, lo que entiendo. En tod humana n a acci hay, pues, un sujeto de quien emana y que, por lo mismo, es agente, autor responsable de ella. Consecuencia de lo anterior es que mi humana vida, que me p o relaci one en n directa con cuanto me rodea -minerales, vegetales, animales, los otros ho por esencia, mbres-, es, soledad. Mi dolor de muelas -dije- s lo a m me puede doler. El pensami de verdad ento que pienso -y no s lo repito mec nicamente por haberlo o do- tengo que pens rmelo solo, o yo en mi soledad. Dos y dos son verdaderamente cuatro -esto es, evidente yo Si vamos a estudiarnicamente cuando me retiro un instante soloamos que comenzar por inteligiblemente- fen menos elementales, al comen- zar, ten a pensarlo. mente, m los elemental de lo elemental. Ahora bien: lo elemental de una realidad es lo que base todo el resto de ella, su componente m s simple y, a fuer de b sico y simple, sirveade menos solemos ver, lo m s oculto, rec ndito, sutil o abstracto. No estamos habituado lo que contemplarlo y por eso nos es dif cil reconocerlo cuando alguien nos lo expone e i s a hac rnoslo ver. Parejamente, de un buen tapiz lo que no vemos son sus hilos, preci ntenta porque samenteel tapiz est hecho de ellos, porque son sus elementos o componentes. Lo qu habitual e nos es son las cosas, pero no los ingredientes de que est n hechas. Para ver sus hay que dejar de ver su combinaci n, Que es la cosa, como para poder ver los poros ingredientes piedras de que est hecha una catedral tenemos que dejar de ver la catedral. En la de las pr ctica y cotidiana lo que nos importa es manejar las cosas ya enteras y hechas, vida su figura lo y por eso es que nos es conocido, habitual y f cil de entender. Viceversa, para ha de sus elementos o componentes tenemos que ir a redropelo de nuestros h bitos ment cernos cargo deshacer ales y imaginariamente, esto es, intelectualmente las cosas, descuartizar el m Al haber ver lo que tiene humana -dije- hay ipso facto dos t rminos o factores igualmente prim undo paravidadentro, sus ingredientes. uno que arios elel otro y, adem s, inseparables: el hombre que vive y la circunstancia o m que en undoel hombre vive. Para el idealismo filos fico desde Descartes s lo el hombre es r radical ealidad o primaria, y aun el Hombre reducido a une chose qui pense -res cogitans pensamiento-, a ideas. El mundo no tiene de suyo realidad, es s lo un mundo ideado , Arist . Parateles, viceversa, s lo originariamente las cosas y su combinaci n en el mundo ti secundariamente, gracias asino posee razentre las cosas, unespecialde mundo. S lo realidad. El hombre no es que una cosa n, tiene un papel pedazo y preeminente: enen razonar las dem s cosas y el mundo, el de pensar lo que son y alumbrar en el mundo el de verdad sobre el mundo, merced a la palabra que dice, que declara o revela la ver qu es la significa, aArist teles unonoslo otro- ni nos dice hombre tiene raz n yhay, adem-l gos cosas. Pero dad de las la vez, lo no y descubre por qu el por qu en el mundo palabra s d esa otra extra a cosa que es la verdad. La existencia de esta raz n es para l un simp e las cosas del mundo le hecho como cualquier otro, como el cuello largo de la jirafa, la erupci n del bestialidad de la bestia. En este decisivo sentido digo que para Arist teles el ho volc n y la raz n y todo, mbre, con su no es ni m s ni menos que una cosa y, por tanto, que para Arist teles no mhayrealidad radical que las cosas o ser. Si aqu llos eran idealistas, Arist teles y s s son realistas. Pero a nosotros nos parece que el hombre aristot lico, aunque de l s us secuaces e dice que
tiene raz n, que es un animal racional, como no explica, aun siendo fil sofo, por qu por qu en la tiene, el universo hay alguien que tiene raz n, resulta que no da raz n de ese eno accidente y entonces resulta que no tiene raz n. Es palmario que un ser inteligent rme entiende e que no por qu es inteligente no es inteligente: su inteligencia es s lo presunta. all o, simse quiere el giro inverso, m s ac , m s adelante de Descartes y Arist teles no Situarse s abandonarlos ni desde ar su magisterio. Es todo lo contrario: s lo quien dentro de s es absorbido y conserva a ambos puede evadirse de ellos. Pero esta evasi n no signifi ha Nosotros, pues, al respecto la vida humana como realidad radical, saltamos m s al superioridad algunapartir de a sus genios personales. ca milenaria disputa entre idealistas y realistas y nos encontramos con que son en l de la igualmente reales, no menos primariamente el uno que el otro -Hombre y Mundo. El la vida es la mara a de asuntos o importancias en que el Hombre est , quiera o no, enredado, Mundo Hombre es el ser que, quiera o no, se halla consignado a nadar en ese mar de asu y el obligado ntos y sin remedio a que todo eso le importe. La raz n de ello es que la vida se misma, m a s n, no consiste ltimamente sino en importarse a s misma, y en este sentido importa s a deber amos decir con toda formalidad terminol gica que la vida es lo importante. De el Mundo en que ella tiene que transcurrir, que ser, consiste en un sistema de i aqu que asuntos o pr mportancias, gmata. El mundo o circunstancia, dijimos, es por ello una inmensa rea lenguatica o pr ctica -no una realidadsque se compone de cosas. Cosas significa en la pragm lidad actual todo algo que tiene por y en s su ser, por tanto, que es con indep nosotros. Mas endencia de los componentes del mundo vital son s lo los que son para y en mi vi para s da -no y en s . Son s lo en cuanto facilidades y dificultades, ventajas y desventajas el yo que es cada cual logre ser; son, pues, en efecto, instrumentos, tiles, ense para me sirven -su ser res, medios que es un ser para mis finalidades, aspiraciones, necesidades-, o estorbos, faltas, trabas, limitaciones, privaciones, tropiezos, obstrucciones, e bien son como obst culos moras, scollos, r que todas esas realidades pragm ticas resultan, y, por motivos que veremo cosas sensu strictoexistiendo enviene despu s, algo secundario y en adecuadamemuy s, el ser cuestionable. Mas no es algo que nuestra lengua palabra que enuncie todo caso que las nte eso cosas nos son en nuestra vida, seguir usando el t rmino cosas para que con me innovaciones de l xico podamos entendemos. y contenido de ese contorno, circunst nos Ahora tenemos que investigar la estructura mundo donde tenemos que vivir. Hemos dicho que se compone de cosas en cuanto pr gm ancia o Pero ata. este hallarnos con cosas, encontrarlas, requiere ya ciertas averiguaciones, aypaso, a paso r pidamente su entera anatom a.ser esto: si el mundo se compone de 1. vamos, hacer que es menester decir par ceme Y lo primero stas tendr n una a una que serme dadas. Una cosa es, por ejemplo, una manzana. Pref cosas, suponer iramos que es la manzana del Para so y no la de la discordia. Pero en esa escena del Para so ya un problema curioso: la manzana que Eva presenta a Ad n es la misma descubrimos Ad quen ve, halla y recibe? Porque al ofrecerla Eva es presente, visible, patente s lo manzana, y la que Ad n halla, ve y recibe es tambi n s lo media manzana. Lo que se ve, media que es, rigorosamente hablando, presente, desde el punto de vista de Eva es algo lo que se ve dees presente desde el punto de vista de Ad n. En efecto, toda cosa corp r distinto y lo dos caras ea tiene y, como de la luna, s lo una de esas caras tenemos presente. Ahora caemo sorprendidos, en la cuenta de algo que es, una vez advertido, gran perogrullada, s, ver, lo que se llama estrictamente ver, nadie ha visto nunca eso que llama manza a saber: que na, porque a lo que se cree, dos caras, pero nunca es presente m s que una. Y, adem s sta tiene, hay dos , que siseres que la ven, ninguno ve de ella la misma cara sino otra m s o menos d Ciertamente yo puedo dar vueltas en torno ala manzana o hacerla girar en mi mano istinta. movimiento . En este se me van haciendo presentes aspectos, esto es, caras distintas de la cada una en continuidad con la precedente. Cuando estoy viendo, lo que se llama manzana, segunda ver, la cara me acuerdo de la que vi antes y la sumo a aqu lla. Pero, bien entendi suma de do, estalo recordado a lo efectivamente visto no hace que yo pueda ver juntos to dos los lados
de la manzana. Esta, pues, en cuanto unidad total, por tanto, en lo que entiendo manzana, jam s me es presente; por tanto, no me es con radical evidencia, sino s lo, y cuando digo sumo, a lo con una evidencia de segundo orden -la que corresponde al mero recuerdo-, conservan donde se nuestras experiencias anteriores acerca de una cosa. De aqu que a la ef presencia de lo que s lo es parte de una cosa autom ticamente se va agregando el res ectiva ella, to de del cual diremos, pues, que no es presentado, pero s compresentado o compre ver n Ya sente.la luz que esta idea de lo compresente, de la compresencia aneja a toda pres algo, idea encia de debida al gran Edmundo Husserl, nos va a proporcionar para aclararnos comomodo Nos hallamos en nuestra vida las que es el mundo en que las cosas est n. 2. Loaparecenahoraconviene hacer notaresyuna cosa en cuyo interior estamos. Es un el segundo que en este sal n, cosas esto otro: por estas interior dos razones: porque nos rodea o envuelve por todos lados y porque su f cerrada, orma es esto es, continua. Sin interrupci n, su superficie se hace presente a nos que no vemos nada otros de suerte m s que ella; no tiene agujeros o aberturas, discontinuidades, b rendijas rechas o que nos dejen ver otras cosas que no son ella y sus objetos interiores, paredes, luces, etc. Pero imaginemos que al salir de aqu , cuando la lecci n concluy asientos, encontr a, nos semos con que no hab a nada m s all , esto es, fuera; que no hab a el resto del mu en ndotorno a ella, que sus puertas dieran no a la calle, a la ciudad, al Universo, Hallazgola Nada. producir a un choc de sorpresa y de terror. C mo se explica ese choc sino a tal nos ahora, mientras estamos aqu , s lo ten amos presente este sal n y no hab amos pensado, de si haber yo hecho esta observaci n, en si hab a o no un mundo fuera de sus puertas -es no si exist decir, ena, en absoluto, un fuera? La explicaci n no puede ofrecer duda. Tambi n Ad n ha sufrido un choc de sorpresa, aunque m s leve, si hubiese resultado que lo que Eva br a s daba era lelo media manzana, la mitad que l pod a ver, pero faltando la otra media com-present efecto, e. En mientras este sal n nos es sensu stricto presente nos es com- prensente el mundo fuera de l y, como en el caso de la manzana, esta compresencia de lo que no resto del patente pero que una experiencia acumulada nos hace saber que aun no estando a l es existe, a vista est ah y se puede y se tiene que contar con su posible presencia, es un sa nos ha se ber queconvertido en habitual, que llevamos en nosotros habitualizado. Ahora bie nosotros en n, lo queact a por h bito adquirido, a fuer de serlo, no lo advertimos especialmente tenemos de ello una conciencia particular, actual. Junto a la pareja de nociones , no compresente nos conviene tambi n distinguir esta otra: lo que nos es actualmente, presente y preciso, expreso, y lo que nos en esa forma velada, est constantemente si ndonos, en un acto para nosotros, pero es habitualmente, queinaparente y como dormida de existiendo habitualidad. Ap ntese, pues, en la memoria esta otra pareja: actualidad y habitua la y esto nos para nosotros en una primera ley sobre la estructura de nuestro con presente lidad. Loeshace desembocaren actualidad; lo compresente, en habitualidad. circunstancia o mundo. Esta: que el mundo vital se compone de unas pocas cosas e torno, momento presentes e innumerables cosas en el momento latentes, ocultas, que no e n el vistaala sabemos o creemos saber -para el caso es igual- que podr amos verlas, q st n pero podr ue amos tenerlas en presencia. Conste, pues, que ahora llamo latente s lo a lo que instante no veo pero s que o lo he visto antes o lo podr a, en principio, ver despu s en cada los balcones de Madrid se ve el expresivo, gr cil, dentellado perfil de nuestra si . Desde Guadarrama, nos es presente -pero sabemos, por haberlo o do o le do en textos que no erra de ofrecen cr dito, que hay tambi n una cordillera del Himalaya, la cual, no m s que con s poco un de esfuerzo y un buen talonario de cheques en el bolsillo, podr amos un d a ver no hacemos ; mientras este es1uerzo y nos falta, como es s lito, el susodicho talonario, el H ah latente para nosotros, pero formando parte efectiva de nuestro mundo en esa pe imalaya est A esa forma primera ley culiarde latencia.estructural de nuestro mundo que consiste -repito- en hacer no tar c mo se compone en cada instante de unas pocas cosas presentes y much simas l ese mundo agregamos atentes, ahora una segunda ley no menos evidente; sta: que no nos es presente nu cosa sola, sino que, por el contrario, siempre vemos una cosa destacando sobre o nca una prestamos no tras a queatenci n y que forman un fondo sobre el cual lo que vemos se destaca. Aq u se ve
bien claro por qu llamo a estas leyes, leyes estructurales: porque stas nos define cosas que n, no las hay en nuestro mundo, sino la estructura de ste; por decirlo as , describ rigorosamente su anatom a. As , esta segunda ley viene a decirnos: el mundo en que t en que vivir posee siempre dos t rminos y rganos: la cosa o cosas que vemos con atenci n enemos fondo sobre el cual aqu llas se destacan. Y, en efecto, n tese que constantemente el y un adelanta a nosotros una de sus partes o cosas, como un promontorio de realidad, mundo deja, como mientras fondo desatendido de esa cosa o cosas atendidas, un segundo t rmino que con el car cter de mbito en el cual la cosa nos aparece. Ese fondo, ese segundo t rmi act a no, esees lo que llamamos horizonte. Toda cosa advertida, atendida, que miramos y mbito nos ocupamos tiene un horizonte desde el cual y dentro del cual nos aparece. Aho con que refiero ra me s lo a lo visible y presente. El horizonte es tambi n algo que vemos, que no patente,,pero nos es y lo vemos casi siempre en forma de desatenci n porque nuestr s es ah a atenci n est retenida por talo cual cosa que representa el papel de protagonista en cada i nuestra vida. M s all del horizonte est lo que del mundo no nos es presente en el ah nstante de Con lo cual sees latente. que lo ora,de l nos nos ha complicado un poco m s la estructura del mundo, pues ahora t tres planos o t rminos en l: en primer t rmino la cosa que nos ocupa, en segundo el h enemos a la vista,el esquema cual aparece, y en tercer t la significacidel mundo. torno y orizonte empieza adelde esta m suna diferencia en rmino el m s all de con- Como se advierte, dentro mostr rsenos elemental estructura anat mica n latente ahora. Precisemos que hasta cada hab amos horizonte a la vista y que, por la porci n presente. mundo en ahoramomento miusado como sin nimos. Contorno estanto, me esdel mundo que abarca entendido que, como sabemos por nuestra primera observaci n, las cosas presentes p Bien s lo su resentanfaz, pero no su espalda, que queda s lo compresentada; vemos s lo su anverso y reverso; contorno es, pues, el mundo patente o semipatente en torno. Pero nuestr no su contiene o mundo sobre ste, m s all del horizonte y del contorno, una inmensidad latente en instante determinado, hecha de puras compresencias; inmensidad, en cada situaci n cada rec ndita, nuestra, oculta, tapada por nuestro contorno y que envuelve a ste. Pero, repito u esevez m s, na mundo latente per accidens, como dicen en los seminarios, no es misterioso n privado ni i arcanode posible presencia, sino que se compone de cosas que hemos visto o pod pero que emos ver,en cada instante actual est n ocultadas, cubiertas para nosotros por nues mas en ese estado de latencia y veladura, act an en nuestra vida como habitualidad tro contorno; que mismo , loahora act a en nosotros sin que lo advirtamos el fuera de este sal n. El horizon Ennea laesta explicaci n, para hacer el asuntomundofycil porci n latente.referido s lo a l es fronteriza entre la porci n patente del m s te toda su y pronto, me he presencia visible de las cosas, porque la visi n y lo visible es la forma de prese la Por esoscasi todos los t rminos que hablan del conocimiento y sus factores y objet ncia m clara. desde los os son, griegos, tomados de vocablos vulgares que en la lengua se refieren al Idea al mirar. ver yen griego es la vista que ofrece una cosa, su aspecto -que en lat n viene, a spec, ver, su vez, de mirar. De aqu espectador, el que contempla, inspector; de aqu respecto, el lado de una cosa Que se mira v considera; circunspecto, el cauteloso que mira es decir, Peroderredor, yo preferido referirme s lo a la presencia visible no quiere decir q no fiel haber de su sombra, etc. en ndose ni ue sea-no menos presentes nos son, con mucho, otros caracteres. Una vez m s reitero nica la decir que alque las cosas nos son presentes, digo algo cient ficamente incorrecto, poco un pecado filos fico que con mucho gusto cometo para facilitar el ingreso en esta rigoroso. Es radical manera de pensar la realidad b sica y primigenia que es nuestra vida. M s conste qu expresi e esa n es inexacta. Lo que propia- mente nos es presente no son las cosas sino las figuras colores y que los colores forman; resistencias a nuestras manos y miembros, ma menores, yores o de uno u otro cariz: esto es, durezas y blanduras, la dureza del s lido, deslizante del la resistencia l quido o del fluido, del agua, del aire; olores buenos y malos, et r arom eos, ticos, especiosos, hedores, bals micos, almizclados, punzantes, cabr os, repugnan rumores que son murmullos, ruidos, runr n, chirridos, estridores, zumbidos, estr pit tes; estampidos, estruendos, y as hasta once clases de presencias que llamamos objetos os, de los
sentidos, pues es de advertir que el hombre no posee s lo cinco sentidos, como reza tradici n, sino, por lo menos, once, que los psic logos nos han ense ado a diferenciar la Pero bien.llam ndolos objetos de los sentidos sustituimos los nombres directos de las cos muy patentes, que integran prima facie nuestro contorno, con otros nombres que no lo as directamente, sino que pretenden indicar el mecanismo por el cual los advertimos s designan percibimos. En vez de decir cosas que son colores y figuras, ruidos, olores, etc o objetos de ., decimos los sentidos, cosas sensibles que son visibles, tangibles, audibles, et -y t ngase esto c. Ahora bien muy en cuenta-, que existen para nosotros colores y figuras, sonid gracias a que tenemos producir en nosotros cumplen la funci os, rnoslos sentir, de rganos corporales quelas sensaciones denellos, ser todo lode hac etc., psico-fisiol gica v todo mil, eros lo probable que ustedes quieran, pero es s lo una hip tesis, un intento nuestro explicar esta maravillosa presencia ante nosotros de nuestro contorno. Lo incues de que esas cosas est n ah , nos rodean, nos envuelven y que tenemos que existir entre tionable es ellas, con a pesar de ellas. Se trata, pues, de dos verdades, muy elementales y b sica calidad u s, pero deorden muy diferente: que -las cosas crom ticas y sus formas, que los rui resistencias, lo duro y lo blando, lo spero y lo pulimentado est ah , es una verdad dos, las Que todo firme. eso est ah porque tenemos rganos de los sentidos y stos son lo que se llama verdad probable,lo lo probable, es decir, hipotde Moliere-hacer notarespecla exist es una Pero no es esto s un tnos interesa del m dico m s bien, energ as que ficas, la fisiolog a -con que rmino digno ahora sino, tica. en esas de enciacosas llama- das sensibles no es la verdad primaria e incuestionable que so contorno hay bre nuestro que decir, no enuncia el car cter primario que todas esas cosas nos p dicho de o resentan,otro modo, que esas cosas nos son. Pues al llamarlas cosas y decir que es ennnuestro derredor suben tendemos que no tienen que ver con nosotros, que por s t ah primariamente son con independencia de nosotros y que si nosotros no existi semos y seguir ellas an lo mismo. Ahora bien, esto es ya m s o menos suposici n. La verdad primera y firme es sta: todas esas figuras de color, de claro-oscuro, de ruido, son y rumor blandura, son , de dureza y todo eso refiri ndose a nosotros y para nosotros, en forma activa. Qu decir quierocon esto? Cu l es esa actividad sobre nosotros en que primariamente consisten sencillo: en sernos se ales para la conducta de nuestra vida, avisarnos de que alg ? Muy calidades favorables o adversas que nos importa tener en cuenta, est ah , o vicever o con ciertas El cielonofalta. empieza por estar all en lo alto tan quieto, y tan azul, tan imp est que sa, , queazul no indiferente hacia nosotros, sino que empieza originariamente por actuar sobre no asible e un riqu simo sotros como repertorio de se ales tiles para nuestra vida; es su funci n, su actividad nos que , lohace atenderlo y, gracias a ello, verlo, en su papel activo de sem foro. Nos h Por lo ales. el cielo azul nos se ala buen tiempo, y nos es el primer reloj diurn ace se pronto andariego que, o con el sol como un laborioso y fiel empleado de la ciudad, como un servicio si bien, por municipal, caso raro, gratuito, hace cotidianamente su recorrido del Oriente a nocturnal Ocaso; ymente las constelaciones que nos se alan las estaciones del a o y los mile calendario nios -el de Egipto se basa en los cambios milenarios de Sirio-, y, en fin, nos horas. Mas no para aqu su actividad se aladora, advertidora, sugeridora. No un supe se alan las hombre primitivo, sino Kant, nada menos -y hace, para estos efectos, bien poco t rsticioso 1788-, resume todo su glorioso saber dici ndonos: Dos cosas hay que inundan el nimo iempo, en detenidamente se ocupa de ellas nuestra meditaci n:mayores cuanto m s frecuentes y l asombro y veneraci n siempre nuevos y que se hacen el cielo estrellado sobre m con Esley moral .aparte de selos deberes cielo todos esos cambios tiles -climas, horas dentro de m a decir, que Por tanto, alarnos el y las estrellas. a os, milenios-, tiles pero triviales, nos se ala, por lo visto, con su nocturna pres , d as, pat tica, donde tiemblan las estrellas, no se sabe por qu estremecidas, la existenc encia del Universo, de sus leyes, de sus profundidades y la ausente presencia de algui ia gigante Ser prepotente que lo ha calculado, creado, ordenado, aderezado. Es incuestionab en, de alg n frase la le quede Kant no es s lo una frase, sino que describe con pulcritud un fen meno cons titutivo
de la vida humana: en la bruna nocturnidad de un cielo limpio, el cielo lleno de hace gui osnos estrellas innumerables, parece querernos decir algo. Comprendemos muy bien a Rei cuando nos insin a Que las estrellas son pensamientos de oro que tiene la noche. S ne a la vez, min u parpadeo, sculo en cada una e inmenso en la b veda entera, nos es una permanente incitaci n a trascender desde el mundo que es nuestro contorno al radical Universo Me IV. LA urgente hacer ver c . era APARICION DEL OTROmo los algos presentes en el mundo vital y que van a co los asuntos e importancias positivas y negativas con que tenemos que hab rnoslas, nstituir presencias eran puras y compresencias sensibles -colores, figuras, ruidos, olores, resisten esa su presencia act cias, etc.-, y que a sobre nosotros en forma de se ales, indicaciones, s ntomas. A e puse el ste fin,ejemplo del cielo. Mas este ejemplo del cielo pertenece muy especialment visibilidad. y si bien lo visible y el ver nos ofrecen mayor claridad como ejemp e a la exponer los parael primer enfronte con nuestra doctrina, ser a grave error suponer que es sentido el ver el m s importante. Aun desde el punto de vista psico-fisiol gico, que es un punto vista subalterno, parece cada d a m s veros mil que fue el tacto el sentido originario de los dem s se han ido diferenciando. Desde nuestro punto de vista m s radical es cosa del que que la forma decisiva de nuestro trato con las cosas es, efectivamente, el tacto clara . y si estotacto y,contacto son el factor m s perentorio en la estructuraci n de nue por fuerza es as Ahora mundo. stro bienporque en-,lel tacto se distingue dela vez,losinseparables, dos cosas:de presencia -indiqu se presentan siempre a todos e dem s sentidos o modos e tocamos, y nuestro cuerpo con que lo tocamos. Es, pues, una relaci n no entre un f l cuerpo que nosotros antasma ycomo en la pura visi n, sino entre un cuerpo ajeno y el cuerpo nuestro. L una presencia a dureza es en que se hacen presentes de un golpe algo que resiste y nuestro c ejemplo, nuestra mano que es resistida. En ella sentimos, pues, a la vez el obje uerpo; por oprime y nuestro m sculo oprimido. Por eso cabr a decir que en el contacto sentimos to que nos cosas las dentro de nosotros, enti ndase, d~ntro de nuestro cuerpo, y no como en la vi si n y n, fuera de nosotros, o como en el sabor y el olfato las sentimos en cierta audici nuestra superficie corporal -la cavidad nasal y el paladar. Con advertir lo cual s porciones de aspavientos, , sin grandesd bamos un gran paso: caer en la cuenta de que el contorno o mundo pa compone, tente se ante todo y fundamentalmente, de presencias, de cosas que son cuerpos. porque ellas chocan con la cosa m s pr xima al hombre que existe, al yo que cada cua Y lo son saber: l es, asu cuerpo. Nuestro cuerpo hace que sean cuerpos todos los dem s y que lo se mundo. a el Para lo que suele llamarse un esp ritu puro, los cuerpos no existir an, porque podr no a tropezar con ellos, sentir sus presiones; y viceversa, no podr a manejar las trasladarlas, conformarlas, triturarlas. El esp ritu puro, pues, no puede tener vida cosas, Se desplazar a por el mundo siendo l mismo un fantasma. Recu rdese el cuento de Wells humana. que se habla de unos seres con s lo dos dimensiones, que por ello no pueden penetr en nuestro ar en mundo donde todo tiene, por lo menos, tres dimensiones, mundo, pues, que de cuerpos. Asisten al espect culo de las vidas humanas; ven, por ejemplo, que un est hecho a asesinar malvado va a una anciana dormida, pero ellos no pueden intervenir, no pueden avi y se y sufren de su ser todo, alguien sarlaangustianpues, ante fantasm tico. que est en un cuerpo y que en este sentido El hombre es, s-repen este sentido- s lo es su cuerpo. Y este simple pero irremediable hecho va a lo rese, la estructura concreta de nuestro mundo y, con ello, de nuestra vida y destino. decidir de halla de se El hombrepor vida recluso en su cuerpo. Raz n sobrada ten an los pitag ricos en jugar vocablo a este prop sito -retru cano que usaban no para risa y jolgorio, sino gravem del doloridamente, dram tica- mente, melanc licamente-, dado que en griego cuerpo es som ente, tumba a y sema, repet an soma sema, cuerpo tumba, cuerpo c rcel.
El cuerpo en que vivo infuso, recluso, hace de m inexorablemente un personaje esp Me pone acial. en un sitio y me excluye de los dem s sitios. No me permite ser ubicuo. En instante me clava como un clavo en un lugar y me destierra del resto. El resto, cada dem s cosas del es decir, las mundo, est n en otros sitios y s lo puedo verlas, o rlas y, tal vez, toc desde arlas donde yo estoy. A donde yo estoy lo llamamos aqu -y el fonema mismo castell su acento ano, por agudo y su fulminante caer, en s lo dos s labas, del a tan abierto al tan y por su acento tan vertical, expresa maravillosamente ese mazazo del destino qu puntiagudo, Mas estoclavo... aqu . autom ticamente, algo nuevo y decisivo para la estructura d como un trae consigo, e me clava mundo. Yo puedo cambiar de sitio, pero cualquiera que l sea, ser mi aqu . Por lo visto el aqu y yo, yo y aqu , somos inseparables de por vida. y al tener el mundo, con todas , dentro, que serme desde aqu , se convierte autom ticamente en una perspectiva -es de las cosas sus que cir,cosas est n cerca o lejos de aqu , a la derecha o ala izquierda de aqu , arriba o aqu . Esta es la tercera ley estructural del mundo del hombre. No se olvide que lo abajo de hombre no es sino cada cual y, por tanto, que estamos hablando del mundo de y para que llamo cual -no del mundo objetivo de que nos habla la f sica. (Qu sea un mundo f sico no lo cada sabemos, ni siquiera qu sea un mundo objetivo, por tanto, un mundo que no es s lo e cada l de cual sino el com n a todos los hombres.) Esta tercera ley estructural dice qu es una perspectiva. La cosa no es insignifican- te. Por lo menos, esta s bita apar e el mundo distancias. Surge, pues, lo pr el y lo distante; poca grave- dad, tengo significan nuestro horizonte del cerca yximolejos es de noya lo mejor lo queporque pr ximo ici n en odiado me es y lo distante es la mujer de que se est enamorado. Pero adem s esa distancia la lejan , que es a, no es geom trica ni es la de la ciencia f sica, es una distancia que, si n deseo salvarla, tengo y, sobre todo, tuvo el hombre primitivo que recorrerla con ecesito o de su esfuerzo y de su tiempo. Hoy, en salvar las distancias, no se gastan esas grave gasto se cosas, pero dosgasta dinero, cuya obtenci n implica gasto de tiempo y de esfuerzo -gastos que (Ya veremos que el otro hombre tiene tambi n su aqu -pero ese aqu del Otro no es el por horas-trabajo. se miden m o. Nuestros aqu s se excluyen, no son interpenetrables, son distintos, y por eso la per suficientemente nuestros mundos. Yo estoy, por de pronto, en el m noycoinciden suyo. en que le spectiva aparece el mundo es siempre distinta la m a. Por eso o l en el causa de soledad radical. No s lo yo estoy fuera del otro hombre, sino que tambi n m Nueva Lejosfuera del est a considerable distancia de mi y . eso es lo que est all forasteros.)quesuyo: somos, mutuamente, dos fuerasaquporLejossomos radicalmente . Ent est es i mundo lo aqu el procedecuerpo sticamentedondermino... lopersonal. esaqu , demostrativoest re elyslapr ximo. Serall ah unconsigo no sel -eljimo? Ellas cosaslo quecuerpos, en mi de lugar, hombre ling trae, hay detunest medio pr ah -, pero' Ser lejan a del el pues, pronombre que todas decir, sean no adverbial aq todas que cosas del mundo est n colocadas con relaci n a m . Todas las cosas, incluso l sino las no son as que corporales! Porque si las hay -hasta ahora en nuestro an lisis no las hemos tendr n, ya veremos c mo, que manifestar- se por medio de cuerpos; las im genes de Hor encontradono son nero corporales y no existir an, no ser an para nosotros, si no hubieran sido escr pergaminos. itas en unosAl ser inmediata o mediatamente cuerpos las cosas y estar colocadas a m , cercano lejos, a derecha o izquierda, arriba o abajo de aqu -del aqu que es el con relaci lugar deel cuerpo- resulta que est n repartidas y cada una se halla, est en o pert locus, mi regi enecenadel mundo. Las cosas, pues, se agrupan en regiones espacia- les, pertenecen una oaaeste lado de mi mundo. Hay cosas, objetos o seres humanos, por ejemplo, que aquel lado al lado de mi mundo que llamo el Norte, y otras que pertenecen al lado que llamo pertenecen tal modo es esta adscripci n a determinada regi n, esta localizaci n de las cosas cons Oriente. De del hombre, tituyente que hasta el cristianismo necesita situar a Dios, por decirlo as , ave lugar del espacio, y por eso califica a Dios atribuy ndole como algo esencial a l, cindarlo en un define que lo y precisa, un local donde normalmente est , cuando cotidianamente reza: Padr nuestro que est s en los cielos. Padres hay muchos, pero singulariza a Dios ser el e que habita
en lo alto, en la regi n de las estrellas fijas o firmamento. Y contrapuestamente al otro diablo aloja alextremo, en la regi n m s de abajo, m s inferior, a saber, el infierno. El dia as resulta blo el ant poda de Dios. Tambi n los griegos primitivos situaban en la regi n inferior o infernal no pocas cosas y seres. Mas para ellos esa regi n inferior significaba si la base o peana mplemente ser del mundo, donde todo lo dem s se apoya y est sostenido. A esa regi n la llamaban T rtaro. Por cierto que como no pod an menos, aun dado el primitivismo d base mentalidad, de preguntarse c mo, a su vez, se sostiene el T rtaro, imaginaban que un e su de anch simo y duro caparaz n lo sosten a. Este animal era la tortuga, que en italiano animal portugu s conserva a n su nombre griego menos deformado. Nuestra tortuga, en efecto, y en interpretacionesgriego tartarougosfenlaque autdel hombre reacciona ante las cosa sinoes vocablo imaginarias con que meno sostiene el radical. Se trata ya de Pero el no nada de esto, claro est , es -el mente ntico o T rtaro. y su mundo s delprimaria perspectiva y localizaci n con respecto a su persona. A este fin inv imaginarias enta cosas que sit a en regiones imaginarias. He aludido a ello para mostrar hast esqu punto a constitutivo del hombre sentirse en un mundo regionalizado, donde halla cada perteneciendo a una regi n. Pero no tiene sentido que nos ocupemos en este curso d cosa como locales y e aquelloslocalizaciones imaginarios, de un mundo que no es ya el primario y rea Mas una idea sino la vida o imagen en mundo. l deel haber aparecido deleste inventario que hacemos del mundo vital esta cosa, pr xima a cada cual, que es su cuerpo y, en choque o roce con l, todos los dem s cuer la m s su y poslocalizaci n en perspectiva y regiones, no debe hacernos olvidar que, al mismo tanto, ni antes ni despu s, sino al mismo tiempo-, las cosas nos son instrumentos tiempo -por para nuestra o estorbos vida, que su ser no consiste en ser cada una por s y en s , sino que t ser para. Quede clara esta noci n de ser para como la que expresa el ser originario ienen s lo un cosas de lasen cuanto cosas de la vida, asuntos e importancias. El concepto de una cosa decirnos pretende lo que una cosa es, su ser; este ser nos es declarado o hecho manifiest definici o en la n. Pues bien, recu rdese el juego de los chicos cuando se acercan a una per mayor sona y, .para ponerla en un brete, le preguntan: Qu es una carraca? La persona mayo al r, no encontrar de seguida las palabras que definir an la carraca, hace, como inst el movimiento intivamente, de hacer girar una carraca con la mano, movimiento que resulta un rid pococulo, y los chicos por eso r en entonces. Pero la verdad es que ese movimiento e una charada en acci n, cuyo sentido -el de la charada- efectivamente es algo para s como vueltas; por tanto, para hacer algo con ella. Este es su ser para. Y lo mismo si darle qu es una bicicleta, antes de que contestemos con palabras, nuestros pies engendr nos preguntan germen an un de movimiento pedaleante. Ahora bien, la definici n verbal que luego enunci formalmente el ser de la carraca, de la bicicleta o del cielo, la monta a, el rbol, ar a sino expresar con palabras lo que esos mismos movimientos significan, y su conte etc., no har ser no nidoa, no es otro que hacernos saber algo que el hombre hace o padece con una cosa que todo concepto es la descripci n de una escena vital. La condici n primaria de la ; por tanto, consiste, s cosas pues, en servirnos para o impedirnos para. Ciertamente que la metaf sica en Grecia, en el primer tercio del siglo V, como la pesquisa del ser de las cosa naci , all entendiendo por su ser lo que ellas son, dir amos, por su cuenta y no meramente lo s, pero para son que nosotros. Es el ser en s y por s de las cosas. Aquella ciencia que un cartesi del a fines ano,siglo XVII, llam ontolog a, se esfuerza denodadamente, trasuda y se exten a desde veinticinco siglos en encontrar ese ser de las cosas. Pero la pertinacia del esf hace ese ser de las cosas que se busca no ha sido a n suficientemente encontrado. Lo cu uerzo revela que razsernada parva para sospechar que no lo tienen; pero es, sin duda, raz n sobrada q al n a tienen es ue si lo problem tico y es, en cambio, evidente que no lo ostentan. De otro modo notorio a archisabido. Esto me llev hace muchos a os a la audaz opini n de que el ser nos ser y cosas, en cuanto ser propio de ellas aparte del hombre, es s lo una hip tesis, como de las todas lo sonlas ideas cient ficas. Con ello volvemos patas arriba toda la filosof a, faena de que, por fortuna, podemos exonerarnos en este curso, cuyo tema no es la ontol endiablada dira.quelo og S entre las muchas respuestas que se han dado a la pregunta qu son las cosas? corrido la mejor fortuna en la Historia la que dio Arist teles diciendo que son su , ha stancias, por
tanto, que las cosas consisten ltimamente en sustancialidad. Pero es tambi n conoci todos do de el hecho de que esta respuesta dej hace mucho de satisfacer a las mentes oc Pero aqu y hubo que buscar ocupamos de qu son en absoluto las cosas, suponiendo que las cosas cidentalesno nosotras. en absoluto. Nos limitamos rigorosa y met dicamente a describir lo que las cosas s sean patentemente -por tanto, no hipot ticamente- ah , en el mbito de la realidad radical on que es nuestra vida, y hallamos que, en l, el ser de las cosas no es un presunto primaria su evidentesino para, su servirnos o impedirnos, y entonces decimos que el ser d ser en s , ser como cosas e laspr gmata, asuntos o importancias no es la sustancialidad, sino la servicialid servidumbre, que incluye su forma negativa, la deservicialidad, el sernos dificu ad o Ahora bien, si analizamos esa servicialidad de las cosas -qued monos ahora con la da o. ltad, estorbo, para simplificar, ya que con ello tenemos lo suficiente-, si analizamos esa su s positiva hallamos que ervicialidad cada cosa sirve para otra que, a su vez, sirve para una tercera, y as sucesivamente en cadena de medios para -hasta llegar a una finalidad del hombre. ejemplo, la cosa que llamamos azufre sirve para hacer p lvora, la cual sirve para Por fusiles cargar y ca ones, los cuales sirven para hacer la guerra, la cual sirve... (Bueno sirve laqu : para guerra?) Pero esa cadena servicial o de medios para que termine en la g uerra no es la del azufre y de su primera utilizaci n para fabricar p lvora. Porque l nica que parte a p lvora sirve tambi n para cargar escopetas y rifles que sirven para cazar, faena muy dist guerrear; inta de caza que sirve para una finalidad humana que he tratado de enuclear en vagabundo pr logo puesto al libro de arte venatorio escrito por el gran cazador co un Yebes1, nde de un hombre que ha cazado en todos los parajes y se ha dormido en todas la la sociedad s fiestas deelegante; un hombre, pues, que en la selva caza la marmota y en el s Pero aun sin buscar tres pies al gato -antes bien van por su pie- como esas dos arao la imita. servicios series de articulados que parten del azufre y de la p lvora con l elaborada -la gue encontramos una rra, la caza- tercera, sta: con la p lvora se hacen cohetes y con los cohetes se sobre hacen,todo, fiestas populares. Las fiestas son una de las grandes cosas que hay 1. que y en que con[Pr logo y uno a encuentra. en el mundo, a Veintese os de caza mayor, del conde de Yebes. En Obras completas, tomo Tenemos,de la colecci ncosas en cuanto servicioscaza y los toros.] volumen el VI, y en pues, que las El Arquero, titulado la positivos o negativos se articu con otras lan unas formando arquitecturas de servicialidad -como la guerra, la caza, la f dentro del mundo como peque os mundos particulares, lo que llamamos el mundo de la iesta. Forman guerra, el mundo de la caza, etc., como hay el mundo de la religi n, de los negoci de del arte, os,las letras, de la ciencia. Yo les llamo campos pragm ticos. Y sta es, por ahora, l leyltima a estructural del mundo que enuncio, a saber: nuestro mundo, el de cada cual, totum revolutum, sino que est organizado en campos pragm ticos. Cada cosa pertenece a no es un alguno o algunos de esos camposotra manera, inmediataopara con el de otros, y as importancias, al serbien, esos donde articulaticos ocampos de asuntos e de cue sucesivamente. Ahora de una u campos pragm su ser mediatamente campos predominantemente menor precisi n y exclusividad localizados,pues, en vez de campo est n rpos, con mayor o al menos, a regiones espaciales. Pod amos, es decir, adscritos, regiones la f sica recienteesctica oque un tica especialmente de campos, usando este s decir depragm ticas, peroprque enuncia hablemoscon las cosas,porde stas con nosotros, t rmino din micas. Nuestra relaci n mejor pragm mbito constituido y puras relaciones siendo corporal a la postre, no es material, sino din mica. En nuestro mundo vital aun material: mi cuerpo no es una materia ni lo son las cosas que con l chocan. Aqu l y no hay nada dirhombrepara simplificar, son puro--el Mundo,por tanto,el de dinamismo. ocupado p Elstas, vive en un enorme mbito choque y, el suyo, puro cada cualamos campos de asuntos, m s o menos localizados en regiones espaciales. y cada cosa que n or aparece, nos aparece perteneciendo a uno de esos campos o regiones. De aqu que ap os enas la
advertimos, fulminantemente hay en nosotros como un movimiento que nos hace refe campo, regi n, o, digamos ahora, al lado de la vida a que pertenece. y como las co rirla al su tienen sasnombre --entre las cosas que encontramos en el mundo est n los nombres de esas cosas-, mismas basta que pronuncie yo una palabra para que ustedes, con o sin palabras digan: eso, expresas, selo nombrado, pertenece a talo cual lado de la vida. Si yo dijese ahor las mujeres que a el traje, me escuchasen dirigir an su mente, como una nave su proa, hacia el vida que la la elegancia indumentaria; y si dijese plan Marshall, todos, sin neces lado de es reflexi idad de n alguna y sin ocuparse ahora del asunto, autom ticamente empujar n, por decir la palabraporda hacia as trata de una met fora,n. Pero ahora quitoticapor decirlo as Empujan, o decirlo se ciertosido mi de sus vidas titulado efectiva realidad. Co lo as , en verdad, no un -ha lado expresi sino de una: pol el internacional. porque, poco, no m n medios uns que un poco, refinados de laboratorio fisiol gico se puede demostrar qu una palabra, en nuestros m sculos se produce una min scula contracci n, perceptible co e al o r aparatos registradores, contracci n que inicia y es como germen de un movimiento p n empujar algo -en este caso la palabra- en una direcci n espacial determinada. Hay ara imaginaci n tema para ladel mundo a cuyos cuadrantes y regiones llevamos en nuestra interesante un diagrama investigaci n de los psic logos. Todos referimos todas la aqu un incluso, s cosas, como he dicho, las que no son inmediatamente corporales, sino, seg n se l acostumbra llamar, las espirituales, como ideas, sentimientos, etc tera. Pues bien, as curioso precisar hacia qu regi n de ese diagrama imaginario cada individuo empuja l ser a 1 palabras a una t a, la cual, cada vez que pronunciaba la palabra demonio, dirig a una mi asYo ten que oye o dice1. lanzaba en rgicamente su barbilla en direcci n al centro de la tierra. Not base palmar rada iracunda y iamente que ten a all , consituado el infierno y en l avecindado el diablo, como si toda claridad y precisi n, Parejamente, si se hiciese sobre m esa investigaci n de laboratorio, es casi seguro lo estuviese viendo. Conferenciayo, por ejemplo, que al o r de Par s y dirigirlo hacia el lado de mi vida que es la pol tica internacio nal, mis mpalabra en direcci n de una l nea oblicua, secante del horizonte y dirigi empujen la sculos Esto ser abajo ya un lado. da hacia a una curva pantomima -somos, sobre todo es nuestro cuerpo, permanente pa m o consistente en mental ntomima- del hecho que yo detesto toda pol tica, la considero como una cosa siempre pero ala vez inevitable y e irremediablemente mala, constituyente de toda sociedad. Me permito el lujo de enunciarmeste hecho que enni fundamentos, porque en otro lugar espero hacer ver, c da, sin s explicaciones m se evidencia, diafanidad y on perfectaqu es la pol tica, por qu en el universo hay una cosa tan extra a, tan insa tan imprescindible. Entonces tisfactoria y, sin embargo, veremos c mo y por qu toda pol tica, aun la mejor es, po menos, en el sentido en r fuerza, mala; por lo que son malos, por buenos que sean, un aparato ortop dico Elun tratamiento quir rgico.por tanto, nuestra vida en l est n constituidos por una o mundo de nuestra vida y, orientaci nocasi n para que veamoshe llamado campos pragmesto, conyclaridad,ofrece moment nea de lados diversos que de resalto y, merced a ticos. aqu se aunque plural voy medetener morosamente en su an lisis, lo que es el genio del poeta, m s a n, la po no a misma. Hace mucho tiempo sostengo en mis escrituras quepor poes a es es verdad. La conocimiento, o dicho con otras palabras, que lo dicho la la poes a un modo del es a entre la verdad po tica y la cient fica se origina en caracteres secundarios; secund diferencia comparaci arios en n con el hecho que tanto una como otra dicen cosas que son verdad, esto las hay es, que efectiva y realmente en el mundo de que hablan. Proust, el gran novelist menor idea la a, no ten acient fica de que la vida humana y su mundo estuviesen realmente estruc en una turadosarticulaci n de lados. No obstante, en los primeros tomos de su fluvial nov habla de ela nos un adolescente cuya sensibilidad estaba prematuramente desarrollada, ad que es l olescente mismo. Vive el muchacho durante el veraneo en el Hotel Palace de un pueb normando, lugar de veraneo elegante. Su familia le saca a pasear por las tardes; lecito .tomanveces unas la direcci n de la izquierda otras veces la de la derecha. En la direcci n de est izquierdade un se or Swann, algo amigo de su familia, un hombre de origen jud o, s la la casa estirpe ilustre, pero que tiene por su persona el raro talento de la elegancia, in algunos agregan a que seretorcidos vicios. En la direcci n de la derecha est el palacio estival de Guermantes, una de las familias francesas de m s vieja nobleza. Para un adolescent los alerta e cuya hipersensibilidad registra las menores diferencias y elabora en vegetativ a amplificaci n
de fantas a todo dato real que se le arroja, estos dos nombres, Swann y Guermantes representan dos mundos, es decir, en nuestra terminolog a, dos campos pragm ticos di , pues el stintos,hecho de que Swann, aun siendo jud o, aun nacido sin .pergaminos, filtre u dimensiones na de las de su vida en el mundo Guermantes, no hace sino acusar m s la diferenc ambos mundos. Swann y Guermantes son, pues, como dos puntos cardinales contrapue ia entre como stos,dos cuadrantes del gran mundo unitario del muchacho, de los cuales soplan s alma de obre el ste, en r fagas discontinuas, los est mulos, incitaciones, advertencias, entu tristezas siasmos, sobremanera diferentes. y he aqu que, genialmente, nos titula Proust do Guermantes. Ahora, con chez Swann -Por el lado de Swann- ylecci n y Delque dedesta tomos: uno, Du cot de lo que hemos expuesto en la anterior el otro, lo lado s de sus los cient fica de la t tulos de intuicicada cual en precisarse rminos t cnicoslados de su vi d ganme si esos vida! Bien har a n po tica no son dos t cu les son los en la teor a va, donde da de soplan sobre l, con m s insistencia y vehemencia y abundancia, los vientos de Con esto vivir! podemos dar por terminado el estudio de la estructura formal que posee su donde cada el mundo cual vive. N tese que ese mundo, ya en cuanto a su estructura, se parec poco e muyal mundo f sico; quiero decir, al mundo que la f sica nos revela. Pero conste q mundo f sico no vivimos; simplemente lo pensamos, lo imaginamos. Porque si antes d ue en ese desde hace muchos a os sostengo que la poes a es una forma del conocimiento, ahora a a ije que que do desde hace los mismos a os procuro hacer caer en la cuenta a los dem s que la f si una forma de poes a, esto es, de fantas a, y a n hay que a adir, de una fantas a mudadiza ca es hoy que imagina un mundo f sico distinto del de ayer y ma ana imaginar otro distinto del Donde vive efectiva- mente cada cual es en ese mundo pragm tico, inmenso organismo de hoy. campos de asuntos, de regiones y de lados y, en lo esencial, invariable desde el de Hora es ya primigenio.de que, desentendi ndonos de esa estructuraci n formal del mundo, echemos hombre una ojeada sobre su contenido, sobre las cosas que en l aparecen, asoman, brotan, suma, existen, a fin de descubrir entre ellas algunas que podamos, que debamos l surgen, en sociales y sociedad. Aqu nuestro tema nos obliga a no demorarnos en el camino, a lamar las interesantes cuestiones que van asaltarnos a la vista. Podemos, velozmente y pesar de posada, atravesar de vuelo cuanto evidentemente no pueda pretender ser social o sin hacer menos, no lo que, por lo sea con evidencia y saturadamente. En efecto, las cosas que hay en hallan por el mundo semuy antigua tradici n clasificadas en minerales, vegetales, animales y Preg ntese cada cual si su propio comportamiento ante una piedra puede calificarse humanas. Evidentemente, no. La evidencia se impone si, y ndonos al otro extremo de aquella de social. comparamos serie, lo con nuestro comportamiento ante un hombre. La diferencia es palmaria. acci n del hombre adulto hacia algo o sobre algo cuenta, claro est , de antemano con Toda experiencias anteriores referentes a ese algo, de suerte que su acci n parte de la sus que, seg n su s cualidades saber, posee esa cosa. Sabe, en nuestro ejemplo, que la piedra es mu no tanto como y dura, pero el hierro, y si lo que se propone es quebrarla en fragmentos para finalidad suya, sabe que basta golpearla con un martillo. Tiene, pues, ante s , pa alguna acci n, estos ra orientar sudos atributos de la piedra: que es dura pero fr gil, fragmentable sin dificultad. A adan ustedes las dem s cualidades que en nuestro trato con la piedra h extrema aprendido. Entre ellas hay una decisiva para nuestro tema. Sabemos que la piedra emos de nuestra acci n sobre ella y que su comportamiento mientras la golpeamos se redu no se entera quebrarse, fraccionarse, porque ello es su mec nica e inexorable condici n. A nuestr ce a sobre ella no corresponde por su parte ninguna acci n sobre o hacia nosotros. En e a acci n en no hay llaabsoluto capacidad de acci n ninguna. En rigor, tampoco debemos llamar a lo que con pasa le nosotros pasi n -en el sentido de padecer. La piedra ni hace ni padece, sino q producen mec ue en ella senicamente ciertos efectos. Por tanto, en nuestra relaci n con la piedra acci n tiene una direcci n nica que va de nosotros ala piedra y all , sin m s, termina. L nuestra propio acontece, al menos macrosc picamente, con la planta, sin m s diferencia que l o existente entre los atributos de un vegetal y los de un mineral. Mas ya en nuest a ro trato con el
animal la relaci n se modifica. Si queremos hacer algo con un animal, en nuestro p acci n de royectointerviene el convencimiento de que yo existo para l y que espera una acci n m a sobre l, se prepara a ella y prepara su reacci n a esa mi esperada acci n. No tiene, que en mi pues, dudarelaci n con el animal el acto de mi comportamiento hacia l no es, como e a frente rala piedra, unilateral, sino que mi acto, antes de ser ejecutado, cuando lo est cuenta ya con el oy proyectando, acto probable de reacci n por parte del animal, de manera- que mi en estadonde puro proyecto, va al animal pero vuelve a m en sentido inverso, anti acto, a r plica la cipando del animal. Hace, pues, un viaje de ida y vuelta, el cual no es sino la re por adelanta- do de la relaci n real que entre ambos -el animal y yo- va a tener l presentaci n me acerco al ugar. Cuando caballo para ensillarlo cuento, desde luego, con su posible coz, y aproximo cuando meal mast n del reba o cuento con su posible mordisco y tomo, en uno y otro c N tese el nuevo tipo de realidad que, frente a lo que no son piedras y vegetales, mis aso,precauciones. nuestro mundo cuando encontramos el animal. Si para describir la relaci n real fre aparece en piedra nte aladecimos: la piedra y yo somos dos, hablamos inadecuadamente. Porque en es somos, e plural que en este caso es un dual o plural de s lo dos, unimos e igualamos en el se piedra r ala y al hombre. Ahora bien, la piedra me es piedra, pero yo no le soya la pi absoluto. edra en No cabe, pues, comunidad -la comunidad que ese plural-dual expresa- en yo. M s y tre ellaen el caso del animal la realidad var a. No s lo el animal me es animal y tal comportaanimal mi miento, noten, var a seg n sea la especie: no me comporto igual frente aun jilguero y frente aun toro de la ganader a de Miura-, no s lo el animal me es, sino quele soy,na saber, le soy otro animal. La conducta del animal con nosotros podr a yo tambi simbolizarse diciendo que el animal nos est llamando a nosotros, constantemente, resumirse y No parece animales. dudoso que lo que pasa en el asno cuando el arriero le tunde a estacaz algo lomo es os elque ser a menester expresar as : qu bruto es este animal que, en el mundo de la f b donde ula, hasta los asnos parlamos, llamamos hombre! Qu diferencia con el otro animal Lo entra no parece cuestionable le llamo perro! quequeen la cuadra y me lame yes que decir el animal y yo somos tiene ya alguna do sentido sis de que faltaba en absoluto al la piedra y yo somos. Somos el animal y yo, pue mutuamente nos somos, puesto que me es notorio que a mi acci n sobre el animal va s sto que responder-me. Esta relaci n es, pues, una realidad que necesitamos denominar mutual te a reciprocidad. El animal me aparece, a diferencia de la piedra y la planta, como u idad o me responde na cosa que y, en ese sentido, como algo que no s lo existe para m , sino que, al ex tambi istir n yo para l, co-existe conmigo. La piedra existe, pero no co-existe. El coexi entrepeinar stir es un las existencias, un entre o interexistir dos seres, no simplemente es Ahora bien, el uno con el otro. tener quesinno es esto lo que de primeras llamamos trato social? El vocablo social n tar ah ver apunta desde luego a una realidad consistente en que el hombre se comporta frent o seres, los e a otros cuales, a su vez, se comportan con respecto a l-por tanto, a acciones u que, de uno enotro modo, interviene la reciprocidad en que no s lo yo soy centro emisor de act otro ser, os hacia sino que este otro ser es tambi n centro emisor de actos hacia m y, por t acci anto,nen mi que estar ya anticipada la suya, se cuenta con la suya porque en la s tiene tambi con la uya sencuenta m a-; en fin, para decir 10 mismo en otro giro, que los dos actuantes responden mutuamente, es decir, se corresponden? El animal responde con sus actos se presencia -me ve, me busca o me huye, me quiere o me teme, me lame la mano o me a mi me obedece o me acomete; en suma, me reciproca a su modo. Este modo, sin embargo muerde, seg n , es, la experiencia me ha hecho patente, muy limitado. A la postre es s lo a un red repertorio de actos m os a los que el animal co-rresponde, y ello con un repertori ucido muy exiguo de actos suyos. Es m s, puedo establecer una escala que mide en cada es o tambi n amplitud pecie la de ese repertorio. Esa escala, por tanto, tabular tambi n la cantidad de c que con el animal puedo usufructuar. Ella nos manifestar a hasta qu punto, aun en e o-existencia mejor, l caso esa co-existencia es escasa. Puedo adiestrar o amaestrar al animal y ento la ilusi n de nces hacerme que co-rresponde a mayor n mero de gestos y otros actos m os, pero advie seguida rto en que en el amaestramiento no responde desde s , desde su centro espont neo el animal,
sino que se torna puro mecanismo, que es una m quina donde he puesto unos discos, son lo comolas respuestas de gram fono que rueda del lorito real, siempre las mismas, con programa. forme a Al rev s, para co-existir m s con el animal, lo nico que puedo hacer es red propia ucir mivida, elementalizarla, entontecerme y aneciarme hasta ser casi otro anima exclusivamente orasl,can. Para co-existir conpor animalacaban por parecerse hasta pasa amicamente a l, comoesas se de sudeacompaque viven a os y ael solas con un perro ocupadasPasca fison les edad adas nicamente os l, y hay que hacer lo que Repito propone que hagamos podemos reconocer en s' abetir. l nos mi pregunta: frente a Dios: iI fautla relaci n del hombre con el animal un he afirmativamente la limitacimns, decidir. Desde luegoadem retencarpara contestar borros social? No lo podemos, sin cho de la co-existencia y nos s un a cter confuso, ambiguo que percibimos en el modo de ser de la bestia por lista que sta sea. La v o, que, es erdadno s lo en este orden sino en todos, el animal nos azora. No sabemos bien c mo porque no tratarlo, vemos clara su condici n. De aqu que en nuestra conducta con l nos pasamos vida oscilando entre tratarlo humanamente o, por el contrario, vegetalmente y au la mineralmente. Se comprenden muy bien las variaciones de actitud ante el bruto po n hombre rque elha pasado a lo largo de su historia -desde ver en l casi un dios, como los los egipcios, hasta pensar, como Descartes y su disc pulo, el dulce y m stico Malebr primitivos y quesi animal es una m quina,relaci con algo m spodemos convencernos compar ndola con anche,es o sean incuestionablemente,nsaturadamente,complicado.Es el caso plenari hechos que no social nuestra un pedrusco l s lo De el sociales. evidente quien nos permiteacotado ellos casos confusos, d biles,entre los cuales puede Estas fano, o, di consideraciones han entender mont n de fen menos nicos ambiguos. aparecer de modo palmario e irrecusable algo que sea social. Del contenido del m enunciarlo por en mi mundoque todos sintamosquehombres. nuestrohombres?Hasta C monos la pregunta para vital esos seres un llamo los otros temple. Basta queda s undo aparecen analizar las cosas que llamamos cambio en sent nos ahoraamos en abandono, pl cidamente. Ahora, ante el anuncio de que en nuestro horizo reflexivo, el horizonte de temas que desarrollan estas lecciones, se van a prese nte hombres, sentimos, no sabemos bien por qu , una ligera inquietud y como si una fina ntar los otros el ctrica nos hubiese corrido por la m dula. La cosa ser todo lo absurda que se quier onda es. Venimos de un mundo vital donde hasta ahora s lo hab a piedras, plantas y animal a, pero un era es:para so, era lo que llamamos la naturaleza, el campo. y aunque del mundo vital analizamos hemos dicho cien veces que es el de cada cual, el concreto de mi vida que hablado de , no hemos l sino abstractamente. Yo no he pretendido describir el mundo singular cual, ni tampoco el de alguno, ni siquiera el m o. De lo archiconcreto estamos hab de cada abstractamente y en general. Esta es la paradoja constitutiva de la teor a de la v lando es la de vida ida. Estacada cual, pero su teor a es, como toda teor a, general. Da los cuadros vac o abstractos donde cada cual puede alojar su propia autobiografia. Pues bien, lo q s y subrayo ue ahoraes que aun hablando, como hacemos, en abstracto, basta anunciar que van en nuestro a aparecer an lisis los otros hombres para que en todos se produzca un alerta, un Qu Hasta Ya punto son, por lo visto, temibles los otros hombres! Antes, en el mundo vive!.tal no vivimos en abandono, sino en guardia y con cautela. i n mundo mineral, vegetal, animal, nada nos preocupaba. Es la tranquilidad que sent como campo. el imos enPor qu la sentimos? Lo vamos a ver, pero con dos palabras dijo ya lo esenci Nietzsche: Nos sentimos tan tranquilos ya gusto en la pura naturaleza porque sta n al opini n o tiene sobre nosotros. Aqu est el origen hipersuspicaz de nuestra inquietud. Vamos a hablar de seres -los hombres- que se caracterizan porque sabemos que tienen una sobre n opini nosotros. Por eso nos hemos puesto en guardia, el alma alerta: en el dulce mundo paradis aco asoma un peligro: el otro hombre. Y no tiene duda! M s o menos y po horizonte del Efectivamente, en el contorno que mi azorarnos todos un poco. a copoco esto se va a animar. Y vamos ahorizonte ci e aparece el 01RO. El otro es el o hombre. Con presencia sensible tengo de l s lo un cuerpo, un cuerpo que ostenta su tro peculiar
forma, que se mueve, que maneja cosas ante mi vista, es decir, que se comporta e visiblemente -lo que los psic logos americanos llaman behavior. Pero lo sorprenden xterna o extra te, loo y locorporales, vemos en ello oquetravndonosello algo por esencia invisibl movimientos ltimamente misterioso es a si s de presente s lo una figura y unos es pura intimidad, algo que cada cual s lo de s mismo conoce directamente: su pensa e, algo que querer; operaciones que, por s mismas, no pueden ser presencias a otros, que son r, sentir, ni directamente se pueden exteriorizar, porque no ocupan espacio ni tienen cuali no-externas sensibles -por eso son, frente a toda la externidad del mundo, pura intimidad. P dades animal no podemos ver su cuerpo sin que ste, adem s de se alarnos como los dem s colore ero ya en el y s resistencias una cierta corporeidad, nos sea se al de algo completamente nuevo, saber, de una distinto -a incorporeidad, de un dentro, un in tus o inti-midad en el animal d fraguaste respuesta a nosotros, donde prepara su mordisco o su cornada o, por el onde su dulce y tierno venir a rozarse contra nuestras piernas. Dije que nuestro trato c contrario, su tiene algo de on el animal coexistencia. Esta coexistencia surg a porque el animal nos responde centro un desde interior que en l hay, es decir, desde su intimidad. Todo coexistir es un dos intimidades, y hay tanto de ello cuanto haya de mutuo hacerse, en alg n modo, coexistir de presentes el cuerpo del animal nos hace al trav s suyo entrever, presumir, sospechar stas. Si intimidad, es porque nos la se ala con su figura, movimientos, etc. Ahora bien, cu esa su cuerpo ando unes se al de una intimidad que en l va como inclusa y reclusa, es que el cuer adem s deesa el y moverse,tico de enesproblemas que ocupanse laexpresiva deln. La carne, carne, y es funci que po esgico pesar m snenigmconsiste losseexpresi intimidad a llama expresi que de la v zool expresa, alar la n. La funci n biolog a, ya organismo biol ida gica misma creen los bi logos desde hace tiempo no deber ocuparse, por ser dema No me problema. siado detengo a penetrar en este sugestiv simo asunto, la funci n expresiva, en cier modo to el sugestivo por antonomasia, pues en l se halla la causa de toda sugesti n, p y de lo quede lelargamente en mi estudio titulado Sobrecadaexpresidir fen meno las sig he ocupado ata orque me m s ala aparici n del otro hombre ante la cual, n, algo en c smico1, Bastease tomo VII de El Espectador, y en Obras completas, tomo II.] un abundant s 1 [V ahora lecciones. decir que el cuerpo del otro, quieto o en movimiento, es uientes sem imo foro que nos env a constantemente las m s variadas se ales o indicios o barruntos de .que pasa en el dentro que es el otro hombre. Ese dentro, es intimidad no es nun lo pero es compresente, como lo es el lado de la manzana que no vemos. Y aqu tenemos ca presente, aplicaci n del concepto de la com-presencia, sin el cual, como dije, no podr amos es una c mo el clarecermundo y todo en l existe para nosotros. Ciertamente que en este caso la fun la n de ci com-presencia es m s sorprendente. Por- que all la parte de la manzana en cada i oculta nstanteme ha sido otras veces presente, pero la intimidad que el otro hombre es hecho ni puede hac rseme nunca presente. Y, sin embargo, la encuentro ah -cuan - do no se me ha La fisonomun de ese cuerpo, su m mica y su pantom mica, gestos y palabras no patentiza encuentro a cuerpo humano. pero s manifiestan que hay all una intimidad similar a la m a. El cuerpo es un ferti n Yosimo por ejemplo, que mira. Los ojos, campo expresivo o de expresividad. ventanas del alma, nos muestran m s del otr l veo, que o nada porque son miradas, actos que vienen de dentro como pocos. Vemos a qu es quelo Por mira y c agradece el enamorado de la primera que notamos hay que profundidad mira. nada mo mira. No s lo vienecomodentro, sinomirada. Pero desde qutener cu a eso Si los idado. hombres supiesen medir la profundidad de que proviene la mira- da de la m ahorrar ujer, sean muchos errores y muchas penas. Porque hay la mirada que se concede como limosna -poco honda, lo justo para ser una mirada. Pero hay tambi n la mirada que una lo m profundo, tray ndose su ra z misma desde el abismo del ser femenino, mirada que vienesde
emerge como cargada de algas y perlas y de todo el paisaje sumergido, esencialme abism ticamente, mujer. Esta es la mirada saturada, en esto rebosa su propio sumergido y oculto que es la mujer cuando es de verdad,la quees, profundamente,que nte mirada, rer ser mientras que la primera era ast nica, casi no era mirada, sino simple ver. no fuese vanidoso y no interpretase cualquier gesto insuficiente de la mujer com Si el hombre que sta de o prueba est enamorada de l, si suspendiese su opini n hasta que en ella se produzcan saturados, no el fondo las dolorosas sorpresas propiamente nuestra vida, pract gestos desde padecer ade radical soledad que esque son tan frecuentes. Repito, y otra una icamos,vez, un intento de interpenetraci n, de des-soledadizarnos asom ndonos al otr Hab V LAamos-hora es humano, deseando de la vida NOSOTROS-TU-YO o serVIDApartido darle nuestra vidacomonica, ni siquiera la m s importanterealidad radical INTER-INDIVIDUAL. humana la recibir la suya. recordarlo- no y realidad radical. Entend amos por y ciertam m s no la entesublime, sino, lisa y llanamente, aquella realidad primaria y primordial en qu dem s, las e todassi han de sernos realidades, tienen que aparecer y, por tanto, tener en ell a su ra zella arraigadas. En este sentido de realidad radical, vida humana signifi estar en o exclusivamente ca estricta y la de cada cual, es decir, siempre y s lo la m a. Ese X que la vive y suelo llamar yo, y el mundo en que ese yo vive, me son patentes, presentes o compr a quien y todo ello, ser yo el que soy y ser se mi mundo y mi vivir en l, son cosas que me esentes, aacontecen a m , o a m en mi radical soledad. Si, por ventura -a ad -, apareciese en ese m y s lo manera m s expresa que lo ser en otro sentido, ya no aparte ni primario ni patente mundo algo que conviniera llamar tambi n vida humanaradical de la m a, conste de la i secundario, derivado y m s o menos latente y supuesto. Ahora bien, al aparecernos , sino los cuerpos presentes de forma humana, advert amos en ellos compresentes otros cuasi-yos, ot humanas, ras vidascada una con su mundo propio, incomunicante en cuanto tal, con el m o. Lo este que paso y esta aparici n tienen de decisivo es que mientras mi vida y todo en el patentes y m la, al serme os, tienen el car cter de inmanentes -por tanto, la perogrullada de que inmanentees s misma, que est toda ella dentro de s misma-, la presentaci n indirecta mi vida a compresencia de la vida humana ajena me emboca y enfronta con algo trascendente o Lomi vida est que est en mi vida es la noticia, la se al de que hay otras vidas human y, por tanto, patente a que s sta sin propiamente estar. pero as, como vida humana es en su radicalidad s lo la m a, y esas vidas ser n las de otro yo, cada s como una de cada uno, por tanto, a fuer de ser otros, sus vidas todas se hal all fuera o m s lan o trans-la-m a. Por eso son transcendentes. Y aqu tienen ustedes que por primera aparece un tipo de realidades que no lo son en sentido radical. La vida del otro vez nos realidad patente como lo es la m a: la vida del otro, dig moslo deliberadamente en f no me es gruesa, es s lo una presunci n o una realidad presunta o presumida -todo lo infinita orma veros mente mil, probable, plausible que se quiera-, pero no radicalmente, incuestionabl primordialmente realidad. Mas esto nos hace caer en la cuenta de que a la realidad e, que es mi vida pertenece contener dentro de s muchas realidades de segundo orden radical presuntas, lo cual abre a mi vida un campo enorme de realidades distintas de ell o al llamarlas, a misma. Pues grosso modo, presuntas -tambi n pod amos decir veros miles- no les quito e car l cter y valor de realidades. Lo nico que hago es negarles la calidad de ser real radicales o incuestionables. Por lo visto la atribuci n de realidad permite y aun idades escala o graduaci n o jerarqu a y habr , como en las quemaduras, realidades de primer impone una de segundo grado, etc., y ello no refiri ndonos al contenido de esa realidad, sino grado, car cter de ser realidad. Por ejemplo: el mundo que nos describe la f sica, es decir al puro ejemplar entre , la ciencia las que el hombre tiene hoya su disposici n, el mundo f sico tiene, s realidad; in duda, pero cu l o qu grado de realidad? Ni que decir tiene: una realidad de las llamado que he presuntas. Basta recordar que la figura del mundo f sico por cuya realidad ahora nos
preguntamos es el resultado de la teor a f sica y que esta teor a, como todas las teor a cient ficas, est en movimiento: es, por esencia, cambiante porque es cuestionable. s de Newton Al mundo sucede el mundo de Einstein y de Broglie. La realidad del mundo f sico, realidad que al ser una con tanta facilidad y velocidad se sucede y suplanta as misma, no pu realidad de ede ser sinocuarto o quinto grado. Pero, repito, y bien entendido, realidad. Ent realidad iendo portodo aquello con que tengo que contar. y hoy tengo que contar con el mu Einstein ndo de y Broglie. De l depende la medicina que intenta curarme; de l, buena part m quinas e de las con que hoy se vive; de l, muy concretamente, el futuro m o, de mis hijos, d amigos e mis -puesto que nunca en toda la historia el porvenir ha dependido tanto de u A todas estas realidades presuntas, a fin de no confundirlas con la realidad rad la teor a,intra-at mica. na a de llamaremos ical, las interpretaciones o ideas nuestras sobre la realidad -es decir, presun Y ahora verosimilitudes. ciones oviene la gran mutaci n de ptica o perspectiva que necesitamos hacer. Pero e sta ptica nueva desde la cual vamos, poco a poco, a empezar a hablar -salvo talo cual oreferencia retorno a la anterior-, esta ptica, nueva en este curso, es precisamen moment neo normal te la en todos. La anormal, la ins lita es la que venimos usando. En seguida acla sentido de ambas perspectivas. Mas para ello conviene proseguir un poco lo que i rar el e diciendo, baiba diciendo que la aparici n del otro hombre, con la sospecha o compresencia de yo como un m o, con una vida como la m a y, por tanto, no m a sino suya y un mundo pro que es el donde l vive radicalmente, me es el primer ejemplo, en este inventario de mi mund pio encuentro o, donde realidades que no son radicales, sino mera presunci n de realidades que, son rigor,o interpretaciones de la realidad. El cuerpo del otro me es radical e en ideas realidad: que incuestionableen ese cuerpo habita un cuasi-yo, una cuasi-vida humana, es ya int m a. La realidad del otro hombre, de esa otra vida humana es, pues, de segundo grado erpretaci n comparaci n con la realidad primaria que es mi vida, que es mi yo, que es mi mundo en Esta averiguaci n, aparte el valor que por s tiene, posee el de hacerme caer en la . que dentro cuenta de de mi vida hay una inmensidad de realidades presuntas, lo cual-repito decir, por - no quierefuerza, que son falsas, sino s lo que son cuestionables, que no son pat radicales. Puse mi grande ejemplo: el llamado mundo f sico que la ciencia f sica nos entes y ypresentatan distinto de mi mundo vital y primario, en el cual no hay electrones que es Puescosa que esto le parezca. se es lo nuevo con respecto a todo lo anterior-, normalmente vivi ni bien -y presunciones o realidades de segundo grado como si fuesen realidades radicales. mos esas hombre, El otro como tal, es decir, no s lo su cuerpo y sus gestos, sino su yo y su vida me normalmente tan realidades como mi propia vida. Es decir, que vivo por igual ya son vida en su la vez mi realidad primaria, y una vida que consiste en vivir como primarias mu realidades que lo son s lo en segundo, tercero, etc., grados. M s a n, normalmente no chas cuenta me doy de mi vida autentica, de lo que sta es en su radical soledad y verdad, sin presuntamente cosas presuntas, vivo entre interpretaciones de la realidad que mi o que vivo social, la tradici n humana ha ido inventando y acumulando. De stas hay algunas que contorno merecen ser tenidas por verdaderas, ya ellas llamo realidades de segundo grado merecer pero ese ser tenidas por verdaderas ha de entenderse siempre con cuenta y raz n, no a s , sinrajatabla y en absoluto. A fuer de interpretaciones pueden siempre, en ltima m s, a ser err neas y proponernos realidades francamente ilusorias. De hecho, la inmensa instancia, cosas a devivimos son, en efecto, no s lo presuntas sino ilusorias; son cosas que mayor que hemos o do nombrar, definir, valorar, justificar en nuestro contorno humano; es decir, que los otros a hemos o doy, sin m s an lisis, exigencias ni reflexi n, damos por aut nticas, verdaderas veros miles. Esto que aqu por vez primera apunto ser el tema dorsal del resto del cu o Pero si lomoslodigoesa cierto -y ello se ver vulgar y, claro est , confusa aparici n. ahora dej rso. Pero que en es su primera, sencilla, en las pr ximas lecciones- nuestra vid consiste a normal en ocuparnos con pr gmata, con cosas o asuntos e importancias que no lo s propiamente sino meras interpretaciones irresponsables de los dem s o nuestras pro on quiere pias, ello decir que siendo nuestra vida un estar siempre haciendo algo con esa s pseudo
cosas, irremediab1emente ser a un pseudo-hacer, precisamente aquel que anteriormen solemosahacerla vulgar simapero no vivimos efectiva- mente nuestroque se hace; es decir, aparec te nos con que vivimos, pero profund sima expresi n de hacer aut ntico vivir tendr amos que vivir si, deshaci ndonos de todas esas interpretaciones recibidas de , el que entre quienes estamos -y que suele llamarse sociedad- tom semos, de cuando en cuando los dem s en , rgico, evidente contacto con nuestra vida en cuanto realidad radical. Pero sta e lo que somos s, dijimos, en radical soledad. Se trata, pues, de la necesidad que el hombre t peri iene dicamente de poner bien en claro las cuentas del negocio que es su vida y de queresponsable, recurriendo de la ptica en que vemos y vivimos las cosas en cuant es s lo l miembros o somos de la sociedad, a la ptica en que ellas aparecen cuando nos retiramos a soledad. nuestra En la soledad el hombre es su verdad -en la sociedad tiende a ser su me convencionalidad o falsificaci n. En la realidad aut ntica del humano vivir va inclu ra deber ido elde la frecuente retirada al fondo solitario de s mismo. Esa retirada en que verosimilitudes, cuando no simples embelesos e ilusiones en que vivimos, les exi a las meras nos presenten sus credenciales de aut ntica realidad, es lo que se llama con un no gimos que amanerado, rid culo y confusionario, filosof a. La filosof a es retirada, an basis, arre mbre cuentas glo de de uno consigo mismo, en la pavorosa desnudez de s mismo ante s mismo. Del de otro no estamos, no podemos estar integralmente desnudos: si el otro nos mira ante mirada, , con suya, m s o menos, nos cubre ante nuestros propios ojos. Esto es el extra o fe del rubor, en que la carne desnuda parece cubrirse con un pa o sonrosado a fin de n meno La filosof De la desnudez es, pues, hablar en serio cuando quiere, del azoramiento. ocultarse. a notenemos queuna ciencia, sino, si sehablemos una indecencia, pues es cosas ya lasmismo desnudos, en las puras carnes -en lo que puramente son y soy- na poner a s da meso es, si ella es posible, aut ntico conocimiento -lo cual no son nunca sensu Por s. ciencias,las que son meras t cnicas tiles para el manejo sutil, el refinado aprov stricto sino de las cosas. Pero la filosof a es la verdad, la terrible y desolada, solitaria ve echamiento Verdad las cosas. rdad designifica las cosas puestas al descubierto, y esto significa literalmente griego para designar la verdad-a-I theia, ale- the ein-, es decir, desnudar. En cuan el vocablo latina nuestra -veritas, verum, verdad- debi provenir de una ra z indoeuropea, ve to a layvoz signific decir -de ah verbum, palabra-, pero no un decir cualquiera, sino el m s solem r, que grave ne y decir, un decir religioso en que ponemos a Dios por testigo de nuestro dec juramento. Mas ir; en suma, ello peculiar de Dios es que al citarlo como testigo en esa nuestra la realidad que consiste en decirla, esto es, en decir lo que es realmente, Dios relaci n con tercero entre la realidad y yo. Dios no es nunca un tercero, porque su presencia no representa un esencial ausencia; Dios es el que es presente precisamente Como ausente, es el i est hecha de ausente nmenso que en todo presente brilla -brilla por su ausencia-, y su papel en ese testigo que citarlo Comoes el juramento, consiste en dejarnos solos Con la realidad de las c que entre stas osas, de modo y nosotros no hay nada ni nadie que las vele, cubra, finja ni ocul haber nada te; y el noentre ellas y nosotros, eso es la verdad. El maestro Eckehart -el m s g m sticos los enial derecurrir dellama porpseudo-vida el silente desierto que esaut ntica realida Que ese europeos- nuestra eso a Dios convencional a nuestra m s Dios. que d enla filosof a consiste, requiere una t cnica intelectual m s rigorosa que la de nin ciencia, guna otraes cuesti n distinta. Ello quiere decir s lo que la filosof a es adem s una t cni filos fica, pero ella sabe muy bien que esto lo es s lo en segundo lugar y por haber ca menester para intentar aqu lla su perpetua y primigenia misi n. Ciertamente que a med lo del iadosltimo siglo y comienzos de ste la filosof a, So el apodo de positivismo, pretend a ciencia, es decir quer a hacer de ciencia, pero no hay que formalizar la cosa, se tr ser una atabreve de Es, s lo ataque deamodestia quede la vidasufri ! un pues, filosof la cr tica la pobre convencional; incluso y muy especialmente propia vida -cr tica que el hombre se ve obligado a hacer de cuando en cuando, lle la de su aqu lla vando a ante el tribunal de su vida aut ntica, de su inexorable soledad; o, tambi n, p decirse, es la partida doble que necesita llevar para que loS negocios, asuntos, uede puesto a que hano sean demasiado ilusiones, sino que, contrastados Con la piedra cosas su vida es la realidad radical, quede cada uno en el grado de realidad que le correspond de toque que e.
En este curso damos cita ante ese tribunal que es la realidad de la aut ntica vida todas las cosas Que se suelen llamar sociales, a fin de ver qu es lo que son en s humana a decir, procedemos en constante recurso de nuestra vida convencional, habitual, c u verdad; es otidiana y su ptica constitutiva, a nuestra realidad primaria y su ptica ins lita, dif cil y severa. paso hemos hecho esto, desde la elemental sima observaci n sobre la manzana: al ser Paso a anteda tra aquel tribunal, la manzana, que cre amos ver, result un poco fraudulenta; hay de mitad unaella que nunca nos es presente al tiempo que la otra mitad y, por tanto, la m cuanto realidad patente, presente, vista, no existe, no es tal realidad. Luego n anzana en mayor porci nla nuestro mundo sensible no nos es presente; antes bien, aquella po ot bamos que de que n de l instante lo estaba, oculta el resto y lo deja como s lo compresente, c rci en cada hallla n ella enestamos nosytapaciudad en la naci n y la naci n en la Tierra, etc., habitaci omo ndose en que la ciudad la la ciudad y, sin embargo, vivimos esa habitaci n Pero etc. el reo m s importante, citado a juicio de ausencia, ha sido el otro hombre, c cuerpo on su y sus gestos presentes, pero cuyo car cter de hombre, de otro yo, de otra v se humana idanos ha revelado como mera realidad interpretada, como la gran presunci n y vero Para el tema similitud. genuino de nuestro curso es l la realidad decisiva, porque buscando claros hechos que con suficiente evidencia pudi ramos llamar sociales, ven amos de fracaso fracaso -ni nuestro comporta- miento con la piedra ni con la planta ten an el meno en socialidad. r aire de Al enfrontarnos con el animal pareci que algo as como relaci n social nu con estral, y de ellos entre s , tras parec a. Por qu ? Porque al hacer nosotros algo con el nuestra animal, acci seno tiene a s remedio queTenemos,con queaqu un tipo de realidadunue exactitud, y n prepara m responderla. contar pues, ste la prev , con una otra una acci n -la nuestra- de la cual forma parte, por anticipa- do, la acci n que el o vo, a saber: ejecutar contestando a la nuestra; ya l le pasa lo mismo que a m : es una curiosa a tro ser va a emana quede uno sino de dos -del animal junto conmigo. Es una aut ntica colaboraci n cci n no preveo . Yo la coz del mulo, y esta coz colabora en mi comportamiento con l, invit ndome a guardar distancia. En esa acci n contamos el uno con el otro, es decir, nos existi mutualmente o co-existimos yo y mi colaborador, el mulo. El supuesto, como se ad mos que haya otro ser del cual s de antemano que, con talo cual probabilidad, va a re vierte, es acci n. a mi sponder Esto me obliga a anticipar esa respuesta en mi proyecto de acci n, o lo que responderla es igual, a a mi vez por adelantado. El hace lo mismo: nuestras acciones, pues, interpenetran -son mutuas 0 rec procas. Son propia- mente inter-acci n. Toda una l nea se tradici n idiom tica da ala socialidad, o lo social, este sentido. Acept moslo, por lo de la Sin embargo, nuestra relaci n total con el animal es, a la vez, limitada y confusa pronto. sugiri la . Esto nos m s natural reserva met dica: buscar otros hechos en que la reciprocidad se a m s ilimitada y evidente; es decir, en que el otro ser que me responde sea, e clara, capaz de responderme tanto como yo a l. Entonces la reciprocidad ser clara, satura n principio, evidente. Ahora bien, esto s lo me acontece con el otro -es m s, lo considero como e da y precisamente por creer que es mi parigual en la esfera del poder responder. Note l otro en lat n- alter n que otroes propiamente el t rmino de una pareja y s lo de una pareja. Unus et alter alter -el es el contraposto, el parang n, el correspondiente al unus. Por eso la relac i n delalter yocon el unus -otro- se llama estupendamente en nuestra lengua alternar. Decir qu alternamos con alguien es decir que no tenemos con l relaci n social. Ni con la piedr e no Tenemos, pues, que el hombre, con a nila hortaliza alternamos. aparte del que yo soy, nos aparece como el otro, y decir quiere esto -me interesa que se tome en todo su rigor-, aqu l con quien puedo y tengo -a quieraunque noque alternar, pues aun en el caso de que yo prefiriera que el otro no ex lo detesto, resulta que yo irremediable- mente existo para l y esto me obliga, qu istiese, porque contar con iera o no, al y con sus intenciones sobre m , que tal vez son aviesas. El mutuo conta la reciprocidad, es el primer hecho que nos permite calificarlo de social. Si es r con, es definitiva n no, quede para el ulterior desarrollo de nuestras meditaciones. ta calificaci o reciprocidad de una acci n, la inter-acci n, s lo es posible porque el otro es como yo Pero la ciertos caracteres genera- les: tiene un yo que es en l lo que mi yo es en m -o co en en espa ol, mo decimos tiene su alma en su almario, es decir, piensa, siente, quiere, tiene s us fines, va a lo
suyo, etc., etc., lo mismo que yo. Pero, bien entendido, todo eso lo descubro po gestos movimientos noto que me responde, que me reciproca. Tendremos, pues, qu rque enysus el Hombre, e el otro, me aparece originaria- mente como el reciprocante y nada m s. Todo lo d quesresulte ser el hombre es secundario a ese atributo y viene despu s. Conste, pu em Otro no representa un accidente o aventura que pueda o no acontecer al Hombre, s es: ser el un que es inoatributo originario. Yo, en mi soledad, no podr a llamarme con un nombre gen rico como hombre. La realidad que este hombre representa s lo me aparece cuando hay otro tal que ser me responde o reciproca. Muy bien lo dice Husserl: El sentido del t rmino hombr implica una existencia rec proca del uno para el otro; por tanto, una comunidad de e aprehendidos sino hallando Es hombres (realmente potencialmente) en torno una sociedad. y viceversa:otrosigualmente claro queolos hombres; no pueden serd hombres, Por tanto, e ellosl. a ado yo, hablar del hombre fuera de y ajeno a una sociedad es decir al contradictorio y sin sentido. Y aqu tenemos la explicaci n de mis reservas cuando h go por s de la vida como realidad radical y radical soledad, dec a que no deb a hablar del ho ablando de X o del mbre sino viviente. Pronto veremos por qu era tambi n inadecuado llamarle yo. Pero e menester facilitar la comprensi n de aquella ptica radical. El hombre no aparece en ra soledad -aunque su verdad ltima es su soledad-: el hombre aparece en la socialida la 1 [M ditations con que hubo un s. 1931. g. 110.] Otro alternandoCart siennes. Par tiempo enpque los d como el nos revelael Uno, como el reciprocante. hombres no distingu an, por lo La lengua gen ricamente, entre los seres humanos y los que no lo son, puesto que les parec a s menos entendidos por ellos y recibir de ellos contestaci n. Es decir, que la piedra, la er animal eran planta y el tambi n reciprocantes. La prueba est en que todas las lenguas indoeuropea usan de expresionesl'on appelle a?-.aPor frase espacuandoC mo seel nombre de un s Comment est-ce que correspondientes la lo visto, ola: se sabe llama esa cosa? la puede a cosa sellamar; ella percibe nuestra llamada y acude, es decir, se pone en movi reacciona miento, a nuestra acci n de nombrarla. Ap-pello es hacer moverse algo, y lo mismo en lat calo n, ... y ....... en griego. En nuestro llamar pervive el clamare, que es el m calo. Exactamente los que corrijamos un nticos: llamar y hacer moverse porta ismo ahora esnmenestermismos valores sem posible error de perspectiva a que el o el Pero vocablo alem heissen. irremediable de nuestro inventario de lo que hay en el mundo corre el riesgo de rden Empezamos dar lugar.por analizar nuestra relaci n con la piedra, seguimos con la planta y lu animal. ego el S lo tras todo esto nos enfrentamos con el hecho de que se nos apareci el H como ombreel Otro. El error consistir a en que esa especie de orden cronol gico a que el anal orden buen tico nos ha llevado, pretenda significar el orden real en que nos van apareci contenidos endo los de nuestro mundo. Este orden real es precisamente el inverso. Lo prim aparece ero que en su vida a cada cual son los otros hombres. Porque todo cada cual nace e familia n una y sta nunca existe aislada; la idea de que la familia es la c lula social e rebaja la que s un errormaravillosa instituci n humana que es la familia; y es maravillosa aunqu molesta e sea pues no hay cosa humana que adem s no sea molesta. El humano viviente nace entre hombres, y son stos lo primero que encuentra, es decir, que el mundo en que , pues, alguien por poco mundo. hombre humano precede tiene vivir hablamos de unEl mundo de hombres, queelnuestra vida al mundo de si comienzatieneser un mundo compuestode mundo, de enenhay que tenerla palabra mundo va a cuando sentido que mundo, animal, vegetal y mineral. Vemos todo el resto del mundo, como al trav s de la reja de una trav s n, al prisi del mundo de hombres en que nacemos y donde vivimos. y como una de las cosa m que s s intensa y frecuentemente hacen esos hombres en nuestro inmediato contorno, en actividad reciprocante, es hablar unos con otros y conmigo, con su hablar inyect su an en m suslas cosas todas y yo veo desde luego el mundo todo al trav s de esas i ideas sobre recibidas. deas
Esto significa que la aparici n del Otro es un hecho que queda siempre como a la e de nuestra vida, porque al sorprendernos por vez primera viviendo, nos hallamos spalda ya, no sotros y en medio de los otros, sino habituados a ellos. Lo cual nos llev con los lo este primer a a formularteorema social: el hombre est a nativitate abierto al otro que l, al s conextra o; o er otras palabras: antes de que cada uno de nosotros cayese en la cuenta de s mi smo, hab ala experiencia b sica de que hay los que no son yo, los Otros; es decir, q tenido ya Hombre ue el al estar a nativitate abierto al otro, al alter que no es l, es, a nativit g stele o no, no, ate, quiera o altruista. Pero es menester entender esta palabra y toda esta senten a adirle cia sin lo que en ellas no va dicho. Cuando se afirma que el hombre est a nativita tanto, siempre abierto al Otro, es decir, dispuesto en su hacer a contar con el te y, por extra o cuanto Otro en y distinto de l, no se determina si est abierto favorable o desfavorablement trata e. Se de algo previo al buen o mal talante respecto al otro. El robar o asesinar estar previamente abierto a l ni m s ni menos que para besarle o sacrificarse por l. al otro implica El estar abierto al otro, a los otros, es un estado permanente y constitutivo de una acci l Hombre,nno determinada respecto a ellos. Esta acci n determinada -el hacer algo con para ellos ellos, sea o sea contra ellos- supone ese estado previo e inactivo de abertura. Esta no es auna relaci n social, porque no se determina a n en ning n acto concreto. Es propiamente n simple coexistencia, matriz de todas las posibles relaciones sociales. Es la simpl la en el horizonte de mi vida -presencia que es, sobre todo, mera compresencia del e presencia singular Otro en o en plural. En ella, no s lo no se ha condensado mi comportamiento con l alguna acci n, sino que -y esta advertencia importa mucho- tampoco se ha concretad en conocimiento del Otro. Este me es, por lo pronto, s lo una abstract sima realidad, el o mi puro responder a misnactoscon el otro partenhombre neas diferentes, aunque se conecte la un De estade capaz relaci m a sobre l. Es el dos l abstracto. la otra, de progresiva concreci n o determinaci n: una consiste en que voy, poco a p a con conociendo m s y mejor al otro; voy descifrando m s al detalle su fisonom a, sus gesto oco, actos. s, sus La otra consiste en que mi relaci n con l se hace activa, que act o sobre l y l Empecemos, pues, con esta suele ir progresandootrohilo de gesto demostrativo se a m . De sobre hecho aqu lla s lo segunda. Si ante el al hago un sta. con el lando ndice un objeto que hay en mi contorno y veo que el otro avanza hacia el o coge y me bjeto, lo lo entrega, esto me hace colegir que en el mundo s lo m o y en el mundo s lo parece haber, sin embargo, un elemento com n: aquel objeto que con ligeras variant de l saber, es, a la figura de ste visto en su perspectiva y en la m a, existe para ambos. Y c maravillosa instituci n la familia es la c lula social es un error que rebaja la aislada; acontece la omo esto conidea de que humana que familia; y es maravillosa aunque sea mole hay cosa humana que adem s no sea molesta. El humano viviente nace, pues, entre ho sta pues no y son mbres, stos lo primero que encuentra, es decir, que el mundo en que va a vivir com mineral. poco mundo hablamos VemosElhombre resto precedeque hay quevida de palabra de una tienen, al ser unmundo. compuestohumanodel de en como al trav salmundo, demundoprisi ycuando ienza porde untodo el de mundo,mundo, el sentidotenerlamundo animal,alguien tiene mundo de hombres, en nuestra que la reja si vegetal intensa yhombres en que nacemosesos hombres en nuestro inmediato contorno, enmsu mundo s del trav de frecuentemente hacen y donde vivimos. Y como una de las cosas que s reciprocante, es hablar unos con otros y conmigo, con su hablar inyectan en m sus actividad sobre las cosas todas y yo veo desde luego el mundo todo al trav s de esas ideas r ideas espalda de.nuestra vida, porque al sorprendemoshechovez primerasiempre como a la Esto significa que la aparici n del Otro es un por que queda viviendo, nos ha ecibidas. no s lo con llamos ya, los otros y en medio de los otros, sino habituados a ellos. Lo cual no formular s lleva aeste primer teorema social: el hombre est a nativitate abierto al otro q ue l,o; oser otras palabras: antes de que cada uno de nosotros cayese en la cuen extra al con ta de shab a tenido ya la experiencia b sica de que hay los que no son yo, los Otros; mismo, decir, que el Hombre al estar a nativitate abierto al otro, al alter que no es l, es quiera nativitate, o no, altruista. Pero es menester entender esta palabra y tod es, a o no, g stele a esta
sentencia sin a adirle lo que en ellas no va dicho. Cuando se afirma que el hombre nativitate y, por tanto, siempre abierto al Otro, es decir, dispuesto en su hace est a Otro en cuanto extra r a contar con el Seotrata de algo previo al buen o mal si est respectofavorable o desfavorablemente. y distinto de l, no se determina talante abierto al otr asesinar al otro implica estar previamente abierto a l ni m s ni menos que para bes o. El robar o El estar abierto al otro, a los otros, es un estado permanente y constitutivo de sacrificarse por l. arle o no una acci l Hombre, n determinada respecto a ellos. Esta acci n determinada -el hacer algo c sea para on ellos,ellos o sea contra ellos- supone ese estado previo e inactivo de abertu a n propiamente ra.la simplees una relacimatriz de todas lasno se determina a n ensociales. Esconcreto. Es Esta no coexistencia, n socia!, porque posibles relaciones ning n acto la presencia en el horizonte de mi vida -presencia que es, sobre todo, mera compres simple Otro del enciaen singular o en plural. En ella, no s lo no se ha condensado mi comportamien en alguna acci n, sino que -y esta advertencia importa mucho- tampoco se ha concre to con l puro conocimiento del Otro. Este me es, por lo pronto, s lo una abstract sima realid tado mi De esta relaci n m a con el otro parten dos lel hombre abstracto. capaz de ad, el responder mis actos sobre !. Es neas diferentes, aunque se conecte la un con a la otra, de progresiva concreci n o determinaci n: una consiste en que voy, poco conociendo m s y mejor al otro; voy descifrando m s al detalle su fisonom a, sus gesto a poco, actos. s, sus La otra consiste en que mi relaci n con l se hace activa, que act o sobre l y l Si.antehecho aqu con unlo segunda. Empecemos, pues,hago esta suele ir progresandoalando con elsta. m De sobre el otro lla s gesto demostrativo se al hilo de ndice un objeto que hay en mi contorno y veo que el otro avanza hacia el objeto, lo coge y me lo entrega elementoque en el mundo s lo m o y enligeras variantes, l parece haber, sinde ste v un colegir hace , esto mecom n: aquel objeto que con el mundo s lo de a saber, la figura embargo, perspectiva isto en su y en la m a, existe para ambos. Y como esto acontece con cosas -aunque ,layveces, yo padecemos errores al suponer nuestra comunidad en la percepci n de ciertos o como acontece no s lo con un Otro, sino con muchos otros hombres, se arma en m la i bjetos- y un de deamundo m s all del m o y del suyo, un mundo presunto, colegido, que es com n de todos primaria. que llamamos el objetivo se va frente al mundo de cada cual en su vida Esto es loEse mundo com n umundo objetivoprecisando en nuestras conversaciones, . cuales versan principalmente sobre cosas que parecen sernos aproximadamente comu las Cierta- mente que con alguna frecuencia advierto que nuestra coincidencia sobre nes. cosa era talo cualilusoria: un detalle de la conducta de los otros me revela, de s bito, qu cosas, por lo e yo veo las menos algunas o bastantes de otra manera, y esto me desazona y me resumergirme en mi mundo propio y exclusivo, en el mundo primario de mi soledad hace Sin embargo, es suficiente la dosis de consolidadas coincidencias para que sea p radical. entendemos sobre las grandes l neas del mundo, para que sea posible la colaboraci n osible ciencias en las y un laboratorio en Alemania aproveche observaciones hechas en un labor Australia. atorio de As vamos construyendo -por- que se trata no de algo patente, sino de u construcci n o interpretaci n- la imagen de un mundo que, al no ser ni s lo m o ni s lo tu na Pero estoprincipio, la gran paradoja: que no es el mundo nico y objetivo quien ha sino, yo, en demuestra de todos, ser el mundo. posible que yo coexista con los otros hombres, sino, al rev s, mi socialidad o rel ce con n social hombres es quien hace posible la aparici n entre ellos y yo de algo aci los otros as como unmente, es decir,que yatodos,llamaba cual se refer a a los sujetos human universal-n y objetivo, lo para Kant con lo el mundo allgemeing ltig, valedero mundo com en su unanimidad la objetividad o realidad del mundo. Y ste es el resultado de mi os y fundaba advertencia anterior cuando dec a que aquella porci n de mi mundo que primero me apa es el rece grupo de hombres entre quienes nazco y empiezo a vivir, la familia y la so mi familia pertenece; es decir, un mundo humano al trav s del cual e influido por ciedad a que aparece me el cual,el resto del mundo. Claro que Kant, como Husserl, que ha dado a este raz su forma onamientom s depurada y cl sica, utopizan bastante, como todos los idealistas, esa
unanimidad. La verdad es que los hombres s lo coincidimos en la visi n de ciertos gr toscos uesos ycomponentes del mundo o, para enunciar m s ajustadamente mi pensamiento, qu lista e la de coincidencias sobre las cosas entre los hombres y la lista de sus discr epancias all ndose la una con la otra. M s para que el razonamiento idealista de Kant ir n, compens se Husserl sea ver dico, basta con aquel torso de coincidencias, puesto que ese torso y de parasuficiente es que de hecho creamos todos los hombres vivir en un mismo y nico mundo. Esta actitud es la que podemos llamar natural, normal y cotidiana en que vivimos y, por eso con los otros , por vivir en un presunto mundo nico, por tanto, nuestro, nuestro vivir es con Mas para -vivir. que haya con-vivencia es menester salir de aquel simple estar abierto a alter, que l otro,yal llam bamos altruismo b sico del hombre. Estar abierto al otro es algo p menester asivo: esque a base de una abertura yo act e sobre l y l me responda o reciproque. N importa qu sea lo que hagamos: curarle yoyaotrouna herida o darle unypu etazo al que o corresponda y reciproque con otro. En uno l caso vivimos juntos en recipr respecto a ocidad con algo. La palabra vivimos en su mos expresa muy bien esta nueva realid relaci es la ad que n nosotros: unus et alter, yo y el otro juntos hacemos algo y al hacerlo nos al estar somos. Siabierto al otro he llamado altruismo, este sernos mutual- mente deber ll trismo o nostridad. Ella es la primera forma de relaci n concreta con el otro y, p amarse nos primera realidad social -si se quiere emplear esta palabra en su sentido m s vulga or tanto, la vez, es, la r queel deacasi todos los soci logos, entre ellos algunos de los mejores, como Max Con la roca no hay nostridad. Con el animal hay una muy limitada, confusa, difus Weber. problem tica nostridad. a y Conforme convivimos y somos la realidad nosotros -yo y l, esto es, el Otro- nos vam conociendo. Esto significa que el Otro -hasta ahora un hombre indeterminado, del os que es,lo s su cuerpo, lo que llamo un semejante, por tanto, alguien, capaz de rec que s por me y con iprocar- cuya consciente respuesta tengo que contar- conforme le voy tratando, d de malas, e buenas ose me va precisando y lo voy distinguiendo de los otros OTROS que cono menos. Esta mayor intensidad de trato implica proximidad. Cuando esta proximidad zco trato y conocimiento llega a una fuerte dosis, la llamamos intimidad. El otro se de mutuo pr ximo e inconfundible. No es otro cualquiera, indiscernible de los dem s, es el Ot me hace cuanto ro en nico. Entonces el otro me es TU. Conste, pues, TU no es, sin m s ni m s, un ho Dentroindividuoindividuonico. T que abre latambos recnosotros esUnaotrolasaparecequ interacci n denico, inconfundible. yo, nicos relaci n procamente. el de me cosas el t ,un hombrembito de convivencia y es o mbre, del humano a individuo, yo y , actuamos uno sobre donde en frecuente hacemos y que es la m s t pica reciprocidad y nostridad, es hablar. Y una de las cos e hablamos as de quees de l o de ellos, esto es, de otros que no est n contigo y conmigo en la nosotros. Sea en absoluto, sea ocasionalmente, ahora y para esto, l o ellos son los relaci n quedan fuera de esta proximidad que es nuestra relaci n. Y aqu tenemos una peculiar que la lengua idad de espa ola digna de ser meditada, como todo lo que pertenece a la lengua v portugueses ulgar. Los y los franceses en vez de nosotros dicen nos y nous, con lo cual expre simplemente la convivencia y proximidad entre aquellos a quienes refieren el nos san Pero los espa oles decimos nosotros, y la idea expresada es de sobra diferente. Las y el nous. tienen lenguasque expresar comunidades y colectividades, nostridades, el plural. Pero e lenguas n muchasno se contentan con una sola forma de plural. Hay el plural inclusivo, q como limita ue seel nos y el nous a incluir, pero frente a l hay el plural exclusivo que incl muchos, mas o uye a varioshaciendo constar que excluye a otros. Pues bien, nuestro plural nosexclusivista. Quiere decir que no enunciamos sin m s la pura comunidad del yo y de otros es l t y, talt s, sinoyuna formamos cierta unidadocolectiva: frente, fuera y, en cie m s; vez, otrosen que t comunidad yo comunidad entre ambos m s que ambos, yo, t y tales t s en modo, rtocontra de otros. En el nos- otros nos declaramos, s , muy unidos, pero, sobre t Hemos advertido otros que los Otros, que Ellos. reconocemos comoel altruismo b sico del hombre, es decir, c mo est a nativitate abier odo, nos Otro. to al Luego, hemos visto que el Otro entra conmigo en la relaci n Nosotros, dentro el otrocual de la hombre, el individuo indeterminado, se precisa en individuo nico y es el TU, con el
cual hablo del distante que es l, la tercera persona. Pero ahora falta describir el TU, enachoque mi forcejeomcon con el cual hago el m s estupendo y dram tico descubrimiento: me la descubro como siendo yo y... nada m s que yo. Contra lo que pudiera creerse, Nuestro contorno OTROS YqueunBREVE el aqu en ELLAmi cuerpo est - una periferia VI. MAS SOBRE LOSrealen aparecer. EXCURSION HACIAes decir, que incluyeycuanto haya l delimitada por ltima nea YO.llamamos horizonte, que persona es la una l tiene primera centro El vocablo a vista. horizonte nos viene del griego ......., delimitar, poner hitos que en demarcan cierran yun espacio. Estos conceptos y nombres son para nosotros t rminos t cnicos a estamos ya habituados por lo dicho en las lecciones anteriores y, junto con otro que creo haber logrado habituamos, vamos adquiriendo un capital com n de nociones y vo s muchos a que que nos cablos permiten entendemos y gracias a ello poder avanzar hacia cuestiones que, son realidad, en m s dif ciles, sutiles, refinadas, pero que merced a esos conceptos ya adquirido mucho n s f ciles y asequibles. Esas nociones preparatorias servir n como pinzas de fi s ser m puntas que permiten aprehender, esto es, comprender, cosas bastante delicadas y nas Esto significa que estamos ya de lleno filosofando. En cierto modo el fil sofo y e filiformes. del mismo gremio: el barbero corta el pelo y el fil sofo tambi n -s lo que el fil sofo c l barbero son Pero cada ahora he reiterado la noci n de horizonte para hacer notar que, como todo lo orta pelo en cuatro. mundo del estrictamente corporal, nos lleva a emplear su noci n -la noci n de horizonteorden incorporal. Y as como anterior- mente indicaba yo que a la estructuraci n efe en el mundo corp ctiva del reo en regiones espaciales correspond a un diagrama imaginario e ideal do situamos los asuntos incorp reos, digo ahora que al meditar, analizar un tema, el nde tambi un horizonte, el cual, lo mismo que el corp reo, se va desplazando conforme hombrentiene meditaci nuestra n, nuestro an lisis avanza y van, por lo mismo, entrando en l y apareciendo nuestra vista nuevas cosas y con ello nuevos problemas. Meditar es singlar, mari a problemas, near entre muchos de los cuales vamos esclareciendo. Tras cada uno se divisa otr a de s atractivas, m s sugestivas. Sin duda, reclama esfuerzo, constancia, ir ganando o n mcostas problemas el barlovento, pero no hay delicia mayor que llegar a costas nuevas y a los hacer mero aun elrumbo, como dice Camoens, por mares nunca d' antes navegados. Si se me abr Cada paso, dec a, hace entrar en nuestro horizonte nuevasycosas. Asarchipi lagos. cr dito de atenci n, desde ahora anuncio claros paisajes prometo e un ingres en nuestr horizonte meditativo una gran pieza, el Otro, es decir el otro hombre, nada menos o no nos es ! Presentede l m s que un cuerpo, pero un cuerpo que es carne, y la carne, sobre la se ales s otras parejas a las que los dem s cuerpos nos hacen, tiene el enigm tico don de se ala un intus, un dentro o intimidad. Ya esto pasaba en alguna medida con el animal. rnos lo que va a El cuerpo desernos otro Hombre, o el Otro, es un riqu simo campo de expresividad. Su su perfil, su talle entero son ya expresi n de alguien invisible cuyos son. Lo mis faz, movimientos tiles, su ir y venir, su manipular las cosas. mo sus un cuerpo humano corre y pienso: l tiene prisa o se entrena para un cross Veo que Veo que en -country. un lugar donde hay muchas losas de m rmol un cuerpo cava un agujero gra la en ndetierra y pienso: l es un sepulturero y est abriendo la fosa funeral. Si soy poe ah e imagino: tal vez la tumba para Yorick, el buf n de Dinamarca; acaso llegue Ham ta, parto de M s que lo antedicho diga suses lo curioso- son los movimientos in tiles del Otro, l manipule su cr neo y -y esto vagos, tr mulos decires. let y no sirven a finalidad aparente ninguna, a saber, sus gestos, quienes nos revelan os que Otro de decir que un hombre estodo en su gesticulaci n y de que si alguno no hac podemos l. El aparece sobre sus gestos hasta el punto con no escaso fundamento m s Hombre nos gestos, e apenasesa ausencia o carencia es, a su vez, un gesto porque o es la detenci n de mudez deogestos, y cada una de estas dos cosas nos manifiesta, anuncia o revela gestos es la dos muy
peculiares intimidades, dos diversos modos de ser el Otro. En el primer caso adv represi n ertimos ladel gesto que apuntaba ya, que iba a dispararse y advertimos si ese gest es por el Otro o germinante mejor o peor reprimido. Recu rdese la cantidad de cosas ntimas del O Frente nos han ellos notaba yo el mal del que no hace gestos o poco menos, del mudo e tro quearevelado los gestoscaso reprimidos. Cuando tenemos delante un hombre as , decimos que su figura es inexpresiva, que no n gestos. dice nos nada. Y, como aparte los casos individuales, hay cierto tipo o estilo de ges ticulaci naque colectividad, hallar amos que hay pueblos en que es normal una riqu s pertenece la sabrosa ima y expresividad -los meridionales- y otros, los del Norte, en que es normal sla casi total digo lo casi- inexpresividad. Recu rdense las veces que nos hemos quedado desolados ante la gran mejilla inerte de un alem n, o de un ingl s, mejilla sin estremecimientos, s vibraci n, que parece un desierto, un desierto de alma, es decir, de intimidad! Ob in sobre esto servacionesy sobre por qu es as , quiero decir, por qu hay en unos casos tan abundan expresividad y' por qu en otros mudez expresiva, pueden hallarse en unos estudios te aunque escritosEspectador, volumen n vigentes: Sobre la expresi V, respectivament Vitalidad, alma, espmucho, creo a VII, y El Espectador, volumen n, fen meno c smico y 1que,ase en El hace ritu1. [V Anteriormente completas, tomo 11.] e, y en Obras tuve que contentarme con hablar de la mirada, que es tan expresiva es un acto que viene directo de la intimidad, con la precisi n rectil nea de un disp porque adem y, aro, s, porque el ojo con la cuenca superciliar, los p rpados inquietos, el blanco d escler e la tica y los maravillosos actores que son iris y pupila equivalen a todo un t escenario y eatro con susu compa a dentro. Los m sculos oculares -u orbiculares y palpebrales, el levator, etc., las fibras musculares del iris- son de una fabulosa finura de fun Todo esto hace cionamiento. posible que se pueda diferenciar, en tan m nimos t rminos, cada mirad Hayaunsola dimensila de lanprofundidad ntima llamaba: la mirada concedidandome mi en en a, la este orden n mirada hombre-mujer,la mirada mdonde fue emitida. especialmente a la relaci m nima y hay las desde xima o -como, refiri y la saturada. Pero las dimensiones en que las miradas se diferencian y, por tanto, p rada clasificarse y medirse son much simas: por citar s lo algunos ejemplos de especies e ueden fauna n estade las miradas, hay la mirada que dura un instante y la mirada insistente, desliza se la que sobre la superficie de lo mirado y la que se prende a l como un garfio, l y la mirada oblicua, cuya forma extrema tiene su nombre en nuestra lengua y se l a mirada recta con el rabillo del ojo, la m xima oblicuidad. Distinta de las oblicuas, aunque la lama: mirar eje visualdel tambi n sesga, es la mirada de soslayo. Cada una de estas clases de direcci n sea significa lo que pasa en la intimidad del otro hombre, porque cada una, es decir mirada nos mirar acto de , cadaes engendrado por una determinada intenci n, intenci n que, cuanto menos consc sea en iente el que mira, m s aut nticamente nos es reveladora. Constituyen, pues, las mir vocabulario pero, como en ste, acontece que la palabra aislada suele ser equ voca y adas un inserta en el conjunto de la frase y sta en el contexto del escrito o de la conve s lo suficientemente precisada. Sobre esta necesidad de contexto que los gestos como rsaci n, queda tienen que precisar su sentido, insiste muy acertadamente el gran psic logo Karl B h las palabras La mirada de soslayoEditorial . -si es s lo eso, mirada de 1 [Publicado porla Expresi n1 Revista de Occidente, 1950.] soslayo- deseo de ocult libro su ler enTeoria de la no expresa nuestro mirar mismo, caso este ltimo muy curioso y que proclama lo reveladoras, l ar denunciadoras que son nuestras miradas, puesto que, a veces, los hombres se esfu o deliberadamente en ocultarlas, haciendo as de su mirar un acto clandestino, como erzan latrocinio y matute. Por eso nuestra lengua llama tan eficazmente a esta mirada de furtiva o a
hurtadillas -el mirar que quiere ver, pero quiere no ser l visto. Hay miradas furt Vayamiraremos. Nos contendremos, miran, nosnoslatrocinio. Esto la m s las mientes todas, hay seguidillas que la y melomiramos, prop sicuandodicho mimiren Noescontengamos.miransito de lacomplicada de una copla vez, mirada mucho m sm dulcemenester,asijuiciome trae amirada furtiva. Perotaldeotrapor lo mismo,dice: s ef ivas del nosque complicada, nos mires a m tiempo, furtivala losmdeliciosa, a la furtividad, un mirar que, como quiere hacer a un m s sugestiva, y m icaz, la s opuesto la m s hechicera. Es la m s complicada porque es, hacer saber constar y que mira. De esa dualidad, que a s misma delectablemente se contradic contrahace, proviene su poder de encantamiento: es, en suma, el mirar con los oj e y se entornados o, como dicen muy apropiadamente los franceses, les yeux en coulisse. os mirada del pintor cuando se aleja del cuadro para controlar el efecto de la pinc Es la de dar. Es furtiva porque, al estar casi tres cuartos cerrados los p rpados, parec elada que acaba ocultar la e quererse mira- da -mas es todo lo contrario, porque la mirada, comprimida as po que rendija r laaqu llos dejan, sale como una saeta bien apuntada. Son ojos como dormidos que embozo, tras su en tan dulce sopor, est n sumamente despiertos. Quien tiene una mirada as t tesoro. iene un Par s, tan sensible a estas cosas humanas, a estas humanidades, ha vivido subyugado por casi siempre alguien que ten a les yeux en coulisse. Por ejemplo, mientras las fa los grandes voritas de Borbones fueron siempre impopulares, la se orita de La Valliere, la Mo Luis XIV, ntespan dela Pompadour de Luis XV, la ltima querida de ste goz de inmensa popularid y adello, ni s lo ni tanto porque fuese la primera favorita real oriunda de las clas sino porque la es populares, Dubarry miraba el mundo con sus yeux en coulisse. Y cuando se mir Par s,aPar s queda hipnotIzado y se entrega. Parejamente, cuando yo era mozolejo y p a as primera vez visit Par s, la gran ciudad estaba rendida a Lucien Guitry, el hombre c or Pero no yeux en nos demoremos m s en este mundo de las miradas que he querido tan s lo rozar on les coulisse. paso, un poco como ejemplo de que lo nico que nos es en efecto presente del otro al su cuerpo, hombre es pero que ste, por ser carne, es un campo de expresividad, un sem foro de Precis monos cu l es la situaci n a que hemos llegado: cuando entre minerales, vegetal pr cticamente infinito. se ales animales me aparece un ser consistente en cierta forma corporal, la que llamo hum es y aunque ana, me es s lo presente sta, se me hace com-presente en ella algo que por s es in y, m s visibleen general a n, insensible, a saber, una vida humana, algo, pues, parejo a lo soy, yo yo no soy sino vida humana. Esta com-presencia de algo que no puede por que pues presente se funda incuestionablemente en que aquel cuerpo que es carne me hace p s ser se ales hacia una intimidad, es un campo expresivo de intimidades. Ahora bien, eso q eculiares llamo una intimidad, o vida, s lo me es propia y directa- mente conocida, es decir, ue eslo me s patente, presente, evidente, cuando se trata de la m a. Por tanto, hablar de qu contradictorio de forma humana se me lo menos, muy dif cil intimidad es decir originariamente e en el cuerpo o, por hace compresente otra de entender. Porquealgo demasiado no intimidad que la m a. Qu queremos decir cuando decimos que tenemos delante Otro, est hay m s es, o otro como yo, otro Hombre? Pues ello implica que este nuevo ser -ni piedra n mero animali planta ni es yo, ego, pero que a la vez es otro, alter, que es un alter ego. alter ego -de un Este concepto de yo que no soy yo sino que es precisamente otro, por tanto no-yo aire de parecerse - tiene todo el a un cuadrado redondo, prototipo de lo contradictorio e imposi ble. Y, sin
embargo, la cosa misma es indubitable. Ah , delante de m , hay otro ser que me apare siendo ce comotambi n un yo, un ego. Pero yo, ego, no significa hasta ahora para nosotros vidaque m s humana, y vida humana, dijimos, no es propia, originaria, y radicalmente m s qu de cada cual, por tanto, la m a. Todo lo que en ella hay, a saber, el hombre que s e la mundo que oy y el vivo tienen, como en seguida veremos, el car cter de ser m os, de pertenec ser o ermelo m o. Y he aqu que ahora aparece en ese mundo m o un ser que se me presenta, bi en que de com-presencia, como sien- do l tambi n vida humana, por tanto, con una vi forma suya da -no m a- y consecuentemente tambi n con un mundo suyo que, originariamente, no m el eso. La cosa es enorme y estupefaciente a pesar de que nos es cotidiana. La parado fenomenal, pues resulta que en el horizonte de mi vida, la cual consiste exclusi ja es que es vamentemen los lo m o, y es, por ello, tan radical soledad, me aparece otra soledad, o o y en vida, trasentido estricto incomunicante con la m a y que tiene su mundo, un mundo ajeno al m o, mundo. vida me aparece como distinto de m porque me resist a, por lo pronto El mundo un otro de mi mi , acuerpo -la mesa resiste a mi mano, pero mi cuerpo mismo, aun siendo lo m s pr xim deami mundo, me resiste tambi n, no me deja sin m s ni m s hacer lo que quiera, me oca o m dolores, enfermedades, fatigas y, por eso, lo distingo de m , mientras, por otra p siona mis proyectos arte, modera insensatos, los desmesuramientos de mi fantas a; por eso, contra lo pensar, el cuerpo es el gendarme del esp ritu. No obstante todas esas resistencias que se suele de negacionesMundo m o me es, son m as, patentes a mi vida, pertenecientes a ella. Es, y m que el inadecuado decir que mi mundo es el no-yo. En todo caso ser un no-yo m o y, por tan pues, relativamente un no-yo. Pero en el cuerpo de un hombre que, como tal cuerpo, per to, s lo mundo a me tenecese mi anuncia y denuncia un ser --el Otro- y un Mundo --el suyo- que me so absolutamente ajenos, absolutamente extranjeros, extra- os a m y a todo lo m o. Ahor n a s hablar estrictamente de un no-yo. El puro no-yo no es, pues, el mundo sino cabe Hombre el otrocon su ego fuera del m o, y su mundo incomunicante con el m o. Ese mundo del es para m inasequible, inaccesible, si hablamos con rigor. No puedo entrar en l po otro puedo entrar directamente, porque no puedo hacerme patente el yo del otro. Puedo rque no sospecharlo y esta sospecha, que s me es patente y que encuentro en mi mundo propi primordial, es la que me hace compresente ese efectivo y estricto no-yo, queme s o o su mundo. y on el otroEsta es la enorme paradoja: que en mi mundo aparecen, con el ser de lo Deotros,la importancia esencialmente latentes.son par que tiene como vida humana,sese patentizan como impresentables, queome sintales, esto es,eninaccesibles, queque es siempre la m a, l mundos s aqu ajenos al m como accesibles como la ajenos, que me presentan presencia compresente del Otro Hombre. Porque no es otro en el sentido liviano e a piedra que n que la veo o toco es otra cosa que yo, u otra cosa que el rbol, etc., sino qu aparecerme el otro Hombre, me aparece lo otro que mi vida toda, que mi universo e, al tanto, lo todo, por radicalmente otro, lo inaccesible, lo impenetrable y que, sin embargo, como la piedra que veo y toco. No se me diga que la comparaci n es incorrecta porq existe, existe piedra ue la me es porque la veo y la toco y lo inaccesible es, como su nombre indica, tengo a que noque no puedo ver ni tocar, sino que queda siempre fuera, latente, algo acceso, cuanto est a mi alcance. Pero de eso precisamente se trata: yo no digo que con el m s all de Hombre me sea accesible lo inaccesible; digo, por el contrario, que con l descubr otro inaccesible como tal, lo inaccesible en su inaccesibilidad, exactamente lo mismo o lo manzana me es dada en com-presencia la mitad de ella que no veo -que no veo pero que con la Ha . me Husserl quien ha planteado de manera precisa -n tese que digo s lo planteadoah sido es que problema de c mo nos aparece el otro Hombre y ello en la ltima obra publicada en su el En Meditaciones Cartesianas, lasellas dice Husserl: "He aqudeque en mi intencionalidad propia -{expresi n que par vida, 1931. nuestros efectos de ahora viene a significar lo mismo que mi vida como realidad r a en mi intencionalidad propia se constituye -{en nuestra terminolog a, aparece}- un y adical}-, o, un
egoque ese es como yo mismo sino como reflej ni, hablando propiamente, me esteldado es que no segundo ego no est simplemente ah , ndose en mi propio ego. Pero caso persona -{en nuestro vocabulario, me es presente}-, sino que est constituido a t tulo en alter ego y el ego que esta expresi n alter ego designa como uno de sus momentos soy de mismo, en mi ser propio. El otro, por su sentido constitutivo, remite a m mismo, el o yo es un tro reflejo: es mi an logo y, sin embargo, no es tampoco un an logo en el sentido del t rmino"1. Noten c mo Husserl se ve obligado -para enunciar lo que es el Otro en habitual car cter m s simple y primario, por tanto, no precisando a n talo cual determinado Otr su en general o, sino, y abstracto, el Otro- se ve obligado a emplear continuas contradiccio yo puesto que es nes: el Otro es un yo; pero un yo que no soy yo, por tanto, otra cosa que mi yo conocido, claro est , de m mismo. Intenta, en vista de esto, expresar la extra a real , bien prosigue: "sipostre,quepor delimitar bien el ego,nticos a mi,yo;efectivo y preciso slogo es el otro diciendo tiene muchos pero s algo idad quea la comienzo no es yocomponentes idanel yo en su pero tampoco es an porque, logo m por tanto, a yo. Luego de ego vez er -{enpongamos mi vida}-y si se abraza en una mirada de conjunto el contenido d a ese de { e ado,ego esa mi vida}-y sus articulaciones... se plantea necesariamente esta cues ti n: ocurre que mi ego, mi vida, en el interior de lo que ella propiamente es, pued c mo alg n a, de modo, constituir o hacer que en ella aparezca el Otro precisamente como siendo extra o a ella, a mi vida o a mi ego; es decir, c mo es posible que le confiera un s realidad, entido de el cual le coloca fuera del contenido concreto de m mismo, de mi vida, qu 1 [M ditations el p rrafo de Husserl empleando 78.] realidad e es la en queCart siennes, Par s, 1931, p g. la a adidura o sustituci n de t rminos qu 2 He traducido aparece?"2. doctr na. [Iba mi e perteneceneldem, p gs. 78 y 79.] el problema radical y no meramente psicol gico Husserl fue primero en precisar titulo: que yo la aparici n del Otro. El desarrollo del problema por Husserl es, a mi juici menos afortunado que su planteamiento, a pesar de que en ese desarrollo abundan o, mucho hallazgos. admirables El pensamiento de Husserl ha sido el de m s vasto influjo en este medio divisoria del otro medio dentro de pocos d as cabalgaremos, pero no tiene sentido siglo, cuya intente que yo aqu un examen cr tico de su teor a del Otro. No interesa para la exposici n de doctrina hacer esa cr tica a fondo de la de Husserl por la sencilla raz n de que sus mi fundamentales le obligan a explicar por qu medios se produce la aparici n del otro, principios que paso al partiendo nosotros de la vida como realidad radical, no necesitamos explicar mecanismos en virtud de los cuales el Otro Hombre nos aparece, sino s lo c mo aparec los hacer constar queme es ah y c mo est ah . S loacaso en todaesa teor dede Husserl -y es el e, inicial de ella- est forzoso repudiar porque, un punto de la obra a Husserl cuidadosa , exacta, -yo voy despacio, paso a paso, me dec a-, escrupulosa como no existe otra toda en la historia de la filosof a, a no ser, en estilo distinto, la de Dilthey, en no encuentro digo, toda su obra,error tan grave precisamente por el descuido que revela. Se trata d Hombre, seg n Husserl, me aparecer a porque su cuerpo se ala una intimidad que queda, e esto: el otro tanto, latente, pero dada en forma de compresencia, como la ciudad nos es ahora por en tomo a cada habitaci n, precisamente porque sta, al ser cerra- da, nos oculta su compresente Salvo que la intimidad no es como la ciudad, algo que, saliendo de donde estoy, presencia. sino ver, puedoque es ella por naturaleza oculta: aun para el mero com-presentarse necesit cuerpo. a de un C mo es entonces que yo creo tener delante, al ver un cuerpo humano, una in como la timidad m a, un yo como el m o -no digo id ntico pero, al menos, similar? La respuesta Husserl es corresponden dos a dos -por ejemplo,anal gica. Analog a Pedro un monte tde rminos se sta: por transposici n o proyecci n Juan ha comprado hay cuando cuatro caza y Luis ha comprado a Federico una casa; Juan y Luis han hecho, pues, algo n de s an logo, o igual peroa saber: comprar una cosa a otro. En toda analog a tiene que haber un t rmin com o n.
En nuestro caso la transposici n anal gica, seg n Husserl, consistir a en esto: si mi cu es cuerpo -carne porque yo estoy en l- en el cuerpo del Otro debe estar tambi n otr erpo alter un o Y o,ego. El fundamento de esta analog a, el t rmino com n, com n en el sentido de simi ser lar,a el cuerpo m o y el del Otro. Y, en efecto, la idea de Husserl es sta: mi cuerpo del la cosa me es m s pr xima, tan pr xima que en cierto sentido se confunde conmigo es mundo que puesto que yo estoy donde l est , a saber, aqu , hic. Pero yo puedo desplazarme y con desplazar el aqu , de suerte que puedo llevar mi cuerpo al sitio que desde aqu , hic ello , es unAhora,bien, desde mi aqu me aparece all , illic, un cuerpo como el m o, que s lo illic. all diferencia del m o por el aspecto que le da su distancia a aqu ,' por tanto, su esta se r all . Pero no hace diferentes ese cuerpo del Otro y el m o, porque habi ndome yo esa diferencia desplazado o pudiendo hacerlo a ese sitio que ahora es all , illic, s que desde all , el cuerpo aqu con algunas variantes. Si yo pudiese efectivamente estar a la vez a illic, se ve veresta descripci n de cmismo que veo el cuerpo del Otro. hablando siempre del modo qu y allcuerpo all lo mo me es originariamente -estamos En a mi , originario de aparecer las cosas-, de c mo me es originariamente dado el cuerpo de dos errores: l Otro, hay uno garrafal, el otro menor, pero que podemos, ya que no admitir, p El error garrafal consiste en suponer que la diferencia entre mi cuerpo y el del disculpar. or lo menos una diferencia en la perspectiva, la diferencia entre lo visto aqu y lo visto des Otro es s lo allaqu -hincde -illic. Pero la verdad es que eso que llamo mi cuerpo se parece poqu simo al cuer me es la cosanmes pr xima, cuerpoque es m o s lo porque y estoy en l, a saber, aqu ; esto otro. po delLa raz s sta: mi tanto no me confundo con l ser a tan s lo una raz n espacial. Es m o porque me es el instrumento inmediato de que m sirvo para hab rmelas con las dem s cosas -para verlas, o rlas, acercarme o huir de el e manipularlas, etc. Es el instrumento u rganon universal con que cuento; por eso m las, me es el i cuerpo cuerpo org nico por excelencia. Sin l no podr a vivir y en calidad de ser la mundo del ser para me es m s imprescindible, es mi propiedad en el sentido m s estric cosa cuyo y tosuperlativo de la palabra. Todo esto lo ve perfectamente Husserl. Mas, por lo sorprende que identifique la idea .,del cuerpo que es m o, con el cuerpo del Otro, q mismo, me eslo trav s de mi cuerpo, de mi ver, de mi palpar, o r, resistirme, etc.l La pru ue s al son casi totalmente diferentes es que las noticias que de mi cuerpo tengo son pr eba de que de dolores y incipalmente placeres que l me da y en l aparecen, de sensaciones internas de tens aflojamiento muscular, etc. En suma, mi cuerpo es sentido principalmente desde d i n o entro de nl, dentro, es el intra-cuerpo -al paso que del cuerpo ajeno advierto s lo s es tambi mi exterioridad, su forma for nea, su fuera. Veo, s , manos y parte de mis brazos y alg u porciones unas otrasde mi corporeidad; toco con una mano la otra o mi muslo. Si con precis mincuerpo lo lo que efecto, me es del otro, el balance comparamoscon que, enme es presente presente por fuera resultar de excesiva dif i erencia. Casi, casise parece m s el cuerpo del Otro al de algunos animales que tam bi n me que tenemos espejos donde nos vemos por fuera, como vemos el cuerpo ajeno. Se dir son presentes desde fuera. primer en Pero, lugar, el hombre primitivo no ten a espejos y, sin embargo, exist a para l, lo nosotros, el Otro Hombre. Se dir : hab a r os mansos, quietas lagunas, charcos donde p mismo que para od a verse. de que en muchos lugares donde hoy habitan pueblos primitivos no ha Pero, aparte y r os, lagunas nisiquiera charcos porque apenas llueve, es cosa clara que el Otro dedicarse aala contemplaci n dede propia forma refleja- da. Adem s, sabido es que l les exist desde ni os antes su sometimien- n yde los pueblos llamados salvajes se ha hecho tanto a fuerza de ba a exploraci to las como a fuerza deespejos. No hab a donaci n que m s agradeciera el primitivo como l a de un espejo, porque era para l un objeto m gico que creaba ante sus ojos la image n de un hombre -pero en ese hombre no sereconoc a l. La mayor parte de esos primiti no se reconoc an visto aespejo ve an precisa- mente... otro hombre. De aqu habr a que p vos no se hab an. En el s mismos y, en conse- cuencia, entender bien el mito de Narciso, que originariamente no pudo consistir en que u artir para complac a n mozo se exclusi- vamente en contemplar su propia belleza espejada en la fontana, msino en s bita aparici n de otro hombre all donde s lo hab a uno -el yo que era Narciso. gica y la Narciso originario no se ve a a s mismo, sino a otro, y conviv a con l en la m gica sole l selva, inclinado sobre el manantial. dad de la
1.xVeamoscuerpo illicquexseaqu , yesoaque me esylo llamo cuerpo A. El cuerpo del O Mi , A es lo que x cuerpohic AIli, B x cuerpo si consigosiento entienda Husserl a m . Aqu tro esviene ille, l. Esillic de de El, que llamo cuerpo B. Seg n Husserl, como pu donde el que veo, al , el cuerpo de desplazarme y hacer edoese alli un aqui, me pongo imaginariamente en lugar del otro cuerpo -esta expre Husserl-, entonces elde si n es literalmente cuerpo B se convierte en cuerpo A. Como se ve, el cuerpo A serman iguales, salvoola diferenciacuerpo del Otro transpongo el m o, y por eso ad Pero elyerror de suponer que en el de lugar. o o el cuerpo B de l vierto en l una intimidad como la m a es a rajatabla evidente, si reparamos en que lo que me y revela denuncia al otro yo, el alter ego, no es tanto la forma del cuerpo como sus gest que es el llanto o la irritaci n o la tristeza no la he descubierto en m sino prima os. La expresi n otro y desde luego me signific intimidades -dolor, enojo, melancol a. Si yo invento riamente en el lloroso, irritado, afligido en un espejo, ipso facto mi gesto correspondiente se verme Mal puede deformala aparici menos, seo, por loy falsea. n del Otro Hombre de que yo transponga imaginariamente detiene partir cuerpo donde est el de l, puesto que a veces lo que me aparece no es un Otro que e mi en el sentido de var n, sino un Otro que es otra, que es la mujer, un Otro que no s hombre que es Ella. es El, sino Y la diferencia surge desde la primera aparici n de cuerpo ajeno, la cargada de cual va ya sexuaci n, es un cuerpo masculino o femenino. Se dan casos en que el cu presente esnepiceno yes un caso particular de la aparici n del Otro que nos hace ver erpo La aparici de Ella vivo en peculiar y notorio equ voco. insuficiencia de toda teor a que, como la de Husserl, explique la presencia del Ot la por una proyecci n sobre su cuerpo de nuestra persona ntima. Ya hice notar que la e ro como tal, alter ego no s lo era parad jica, sino contradictoria, y por tanto, impropia. Ego, e xpresi n s rigor, soy n lo yo, y si lo refiero a Otro tengo que modificar su sentido. Alter ego exige se anal gicamente: o y el anal gico, s lo es algunos que el Ego abstractos y, en n entre r entendidoel m hay en el Otro algo quehay en l locomponentes es en m . De com cuanto ambos Ego, abstractos, irreales. Real es s lo lo concreto. Entre esos componentes comunes hay era, que lo pronto, el m s importante para nuestro estudio, la capacidad de respon uno por reciprocar. derme, de Pero en el caso de la mujer resalta especialmente la heterogeneidad el suyo, porque entre mi ego y la respuesta de Ella no es la respuesta de un Ego abstracto -el no abstracto Egoresponde, porque es una abstracci n. La respuesta de Ella es ya, por s , desde lu m s, sin ego yfemenina y yo la advierto como tal. Resulta, pues, claramente inv lida la supos icitransposici n de mi ego, que es irremediablemente masculino, al cuerpo de una m la n de podr s lo ujer a suscitar un caso extremo de virago, pero no sirve para explicar el prodigio descubrimiento que es la aparici n del ser humano femenino, completamente distinto so Se dir. -y esto ha llevado a muchos errores no s y la mujer, etc.)-pr cticos, pol ticos (sufragistas, equiparaci n jur dica del hombre lo te ricos, sino que la mujer, puesto de m un ser humano, no es completamente distinta de m . Pero este error proviene de otro que es m s amplio causado por no haber llegado a popularizarse suficientemente una recta mucho componentes, por ejemplo, elycolor. Esta operaci n en un objeto aislar uno de sus relaci entre lo abstracto lo concreto. Podemos de isolaci n en que fijamos nuest idea denla atenci n en un componente de la cosa, separ ndoloes lomentalmente deabstracci m. Per ra componentes con quienes inseparablemente existe, as que llamamos los dem s abstraerlo de lo dem s le hemos extirpado su realidad, no s lo porque no existe ni p o al existir aislado -no hay color sin la superficie de forma y tama o precisos sobre q uede extiende-, sino porque su contenido mismo como color es diferente seg n sea esa fo ue se tama de rma yoese la superficie. Lo cual significa que los otros componentes reobran sobre sulefectivo car cter. As , decir que la mujer es un ser como yo porque es capaz de d ndole
responderme no es decir nada real, porque en esas palabras desatiendo y dejo fue Siendoerosjoven volvhaben unas cuantas secorasde su responder. javenes y de granlos contenido de viaje a a un gran transatl ntico de Buenos Aires Espa a. Entre bellez ra el yo de sus respuestas, el peculiar mo norteamericanas, compa Aunque mi trato con ellas no lleg a acercarse siquiera a la intimidad, era eviden a. hablaba a te que yo cada una de ellas como un hombre habla a una mujer que se halla en la norteamericana. Por lo visto,de ellas no se hab unesforzado en ganarsu condici n de sus atributos plenitud de femeninos. Una Lincoln se sinti a poco ofendida en la guerra de para que yo, un joven espa ol, se permitiese tratarla como a una mujer. Las mujere Secesi n norteamericanas eran entonces tan modestas que cre an que hab a algo superior a ser m s Ello es ujer. que me dijo: Reclamo de usted que me hable como a un ser humano. Yo no pud menos de contestar: Se ora, yo no conozco ese personaje que usted llama "ser humano e s Yo ".lo conozco hombres y mujeres. Como tengo la suerte de que usted no sea un hombre una mujer -por cierto, espl ndida-, me comporto en consecuencia. Aquella criatura h , sino padecido, en alg n College, la educaci n racionalista de la poca, y el racionalismo e ab a forma s una de beater a intelectual que al pensar sobre una realidad procura tener a sta posible lo menosen cuenta. En este caso hab a producido la hip tesis de la abstracci n ser huma Deb no.a tenerse siempre en cuenta que la especie -y la especie es lo concreto y real Que las formas dello especifica. se diferencian bastante de las del cuerpo mas sobre el - reobra g nero y cuerpo femenino ser a no culinocausa suficiente para que en l descubramos la mujer. Es m s: esas formas difere son las nciales que nos inducen con frecuencia a interpretar equivocadamente su persona n cambio, tima. Encualquiera de las partes de su cuerpo que menos se diferencian de las de manifiesta -en l nuestro nos el modo de com-presencia por nosotros ya analizado- su feminidad. es sorprendente, aunque, en ltima instancia, no m s que la aparici n del Otro masculi El hecho Seg no. n esto, se acercar a m s a la verdad decir que no son las formas corporales que lu vamos ego a calificar de peculiarmente femeninas las que nos se alan un extra o modo de humano profundamente distinto del masculino y que llamamos feminidad, sino m s bien ser contrario: todas y cada una de las porciones de su cuerpo nos com-presentan, nos al entrever la intimidad de aquel ser que, desde luego, nos es la Mujer, y esta fem hacen una vez advertida, rezuma sobre su cuerpo y lo feminiza. La advertencia es parad j inidad interna, me parece ica, pero innegable: no es el cuerpo femenino quien nos revela el alma femenina, s Se el alma femenina quien nos hace ver femenino su cuerpo. inopreguntar : qu caracteres primarios entrevemos en cuanto la mujer nos es presente que , constituyen para nosotros su feminidad elemental y que producen ese parad jico ser ellos -no obstante ser s lo compresentes-, quienes impregnan de feminidad su c efecto de quienes uerpo, hacen de l un cuerpo femenino? Aqu no hay espacio para describirlos todos 1.es el mismo instantetres: vemos una mujer nos parece tener delante un ser c bastante que yo se ale en que y En humanidad ntima se caracteriza, en contraste con la nuestra varonil y la de los o uya por varones, trosser esencialmente confusa. Sus- p ndase el lado peyorativo con que suele enten palabra. La derse esta confusi n no es un defecto de la mujer, como no lo es del hombre carec Menos a n: er de alas.porque puede tener sentido desear que el var n tuviese alas como el buitr engel, pero no tiene sentido desear que la mujer deje de ser sustancialmente confusa y el Equivaldr a a aniquilar la delicia que para el var n es la mujer gracias a su ser co . var n, por nfuso. El el contrario, est hecho de claridades. Todo en l se da con claridad. Se e claridad ntiende subjetiva; no efectiva, objetiva claridad sobre el mundo y sobre sus cong n Tal vez eres. todo lo que piensa es pura tonteria, pero l, dentro de s , se ve claro. De intimidaden la aqu que varonil todo suela tener l neas rigorosas y precisas, lo que hace de l un rser lleno de gidas aristas. La mujer, en cambio, vive en perpetuo crep sculo; no sabe bien si q no quiere, uiere o si si har o no har , si se arrepiente o no se arrepiente. Dentro de la muje mediod a r no hay ni medianoche: es crepuscular. Por eso es constitutivamente secreta. No p declare orque nolo que siente y le pasa, sino porque normalmente no podr a decir lo que si pasa. le ente yEs para ella tambi n un secreto. Esto proporciona a la mujer la suavidad de formas que
posee su alma y que es para nosotros lo t picamente femenino. Frente a las aristas d var el n, la intimidad de la mujer parece poseer s lo delicadas curvas. La confusi n, com nube, o la tiene formas redondas. A ello corresponde que en el cuerpo de la mujer la siempre a fin carne tienda simas curvaturas, que es lo que los italianos llaman morbidezza. En de V ctor Hugo, tiene do a Sol una frase infinitamente, encantadoramente femenina: H el Hernani, toi qui ernani, sais tout! Do a Sol no entiende aqu por saber conocimiento, sino que con esas palabras recurre de su confusi n femenina a la varonil claridad de Hernani como a 2. instancia en efecto, unaPorque,superior. esa intimidad que en el cuerpo femenino descubrimos, y que llamar a vamos mujer, se nos presenta desde luego como una forma de humani- dad inferior a varonil. Este es el segundo car cter primario en la aparici n de Ella. En un tiempo la nuestro como el en que, si bien menguante, sufrimos la man a de creer que las cosas son me cuando jores son iguales, la anterior afirmaci n irritar a muchas gentes. Pero la irritac i n nogarant a de la perspicacia. En la presencia de la Mujer presentimos los varo buena es inmediatamente una criatura que, sobre el nivel perteneciente a la humanidad, es nes vital algo inferior al nuestro. No existe ning n otro ser que posea esta doble con de un rango dici n:yser humano serlo menos que el var n. En esa dualidad estriba la sin par delicia que hombre el es paramasculino la mujer. La susodicha man a igualitaria ha hecho que en los ltimo tiempos se procure minimizar el hecho -uno de los hechos fundamentales en el des s humano- de la dualidad sexual. Simone de Beauvoir, distinguida escritora de Par s, tino la grafoman a, ha escrito una obra voluminosa sobre Le deuxieme sexe. A esta se ora capital de constitutivamente Que se al var n a por tanto, ella misma en s misma, como parece intolerablereferidaconsidere y,la mujer -y no centradase considere- seg n, por le le acontece con la idea de ora Beauvoir piensa que consistir en referencia mismo. P lo visto, el var n. La se persona, la cual radica en la libertad hacia s a otro es incompatible ve no se eroclaro por qu ha de haber tal incompatibilidad entre ser libre y consistir en e otro ser humano. star referido a Despu s de todo no es floja la cantidad de referencia a la mujer constituye el macho humano. Pero ste, el var n, consiste de modo eminente en refere que su profesi n. La profesionalidad -ya en el hombre m s primitivo- es, probablemente, ncia a m masculino de todos, hasta el punto de que no hacer nada, no tener profesi n es sen elsrasgo como tido afeminamiento en el var n. El libro de la se ora Beauvoir, tan ub rrimo en p ginas, deja la impresi n de que la autora, afortunadamente, confunde las cosas y de este nos exhibe modo en su libro el car cter de confusi n que nos asegura la autenticidad de su se En cambio, r femenino.creer, como de su escrito se desprende, que una mujer es m s persona cu existe ando no preocupada por el hombre, sino ocupada en escribir un libro sobre le deuxie La dualidadya algo sexos trae consigo que hombres y mujeres est n constituidos por nos parece de los m s que simple confusi n. me sexe referencia de los unos a los otros hasta el punto que, tanto en aqu llos como en st la modo deficiente en vivir referido al otro sexo es lo que, en cada caso, reclama as, todo justificaci y Cosa distinta de esto es que esa referencia al otro sexo, aun siend explicaci n n. constitutiva, tiene en la mujer un grado eminente, al paso que en el hombre qued o en ambos por otras referencias. Con todas las modulaciones y reservas que la casu stica nos a mediatizada puedeaafirmarse que el destino de la mujer es ser en vista del hombre. Pero esta f r har ver, origina mula no erosi n alguna en su libertad. El ser humano, a fuer de libre, lo es ante destino. Puede y frente a su aceptarlo o resistirlo, o, lo que dice lo mismo, puede serlo o no destino Nuestro lo lo que hemos sido y ya somos, no es s lo el pasado, sino que, vin serlo. no es s iendo se proyecta, abierto, hacia el futuro. Esta fatalidad retrospectiva -lo que ste, de esclaviza nuestro porvenir, no predetermina inexorablemente lo que a n no somos. N ya somos- no ser futuro emerge de nuestra libertad, fuente incesante que brota siempre de s mi uestro libertad la sma. Peropresupone proyectos de comportamiento entre los cuales elegir, y stos pr oyectosformarse usando del pasado -nuestro y ajeno- como de un material que nos pueden s lo nuevas inspirecombinaciones. El pasado, pues -nuestro destino-, no influye sobre nosotr impositiva os en formay mec nica, sino como hilo conductor de nuestras inspiraciones. No qued inexorablemente inscritos en l, sino que nos lanza, en todo instante, a la libre amos creaci n de
nuestro ser futuro. Por eso es perfecta la f rmula de los antiguos: F ata ducunt n Destino dirige, on trahunt -el no arrastra. Pues por muy grande que sea el radio de nuestra lib ella hay en ertadun l mite: no tenemos m s remedio que guardar continuidad con el pasado. Nada n ver m s os deja claramente en qu consiste esta ineludible continuidad con el pasado como cu proyecto ando el que forjamos y que aceptamos consiste en la negaci n radical de un pasado Entonces se ve c mo una de las maneras que el pasado emplea para inspirarnos es in . que hagamos citarnos a lo contrario de lo que l hab a hecho. Esto es lo que se ha llamado desd el movimiento dial ctico, donde cada nuevo paso consiste sforma mla est nica negacividdel e Hegel anterior. Ciertamente que esta inspiraci n dial ctica es la lo en s mec pida de la n automatismo casien sico. Ejemplo de este modo escerca dehoy se suele llamar arte ac humana, aquella f que precisamente andamos m s lo que comportamos con un a cuyo principio inspirador es simplemente hacer lo contrario de lo que hab a hecho tual, Toda por arte;esta breve proponernos como arte algo que es, sustancialmente, lo y libertad siempre eltanto,incrustaci n filos fica sobre pasado y futuro, Destinono-arte. vien enfrontar la tendencia de algunos fil sofos actuales que invitan a la mujer para que e a su ser en el porvenir dejando de ser lo que hasta ahora ha sido, a saber, mujer, y dibuje en nombre de la libertad y la idea de persona. Ahora bien, eso que ha sido la mu todo ello pasado, su jer en el feminidad, no procede de que su libertad y su persona hayan sido nega los varones dos ni por ni por una fatalidad biol gica, sino que es el resultado de una serie creaciones, de libres de f rtiles inspiraciones tanto debidas a ella como al hombre mismo. P humano la ara el serdualidad zool gica de los sexos no es, como no lo es el resto de las con infrahumanas, una imposici n inexorable, sino todo lo contrario, un tema para la i diciones nspiraci n. Lo que llamamos mujerarte. Por productotan la naturaleza, sinosuperfluas las c la historia como lo es el no es un eso son de poco fecundas, tan una invenci n de p ginas que uantiosas la se ora Beauvoir dedica a la biolog a de los sexos. S lo cuando se trata d imaginar el origen del hombre es ineludible tener a la vista los hechos que la b e evoluci dehoy nos presenta, aun estando seguros de que ma ana nos presentar otros. Pe iolog a n la una ro vez que el hombre es hombre entramos en un mundo de libertad y de creaci n. Mu m s cho f rtil que estudiar a la mujer zool gicamente ser a contemplarla como un g nero litera o una rio tradici n art stica. por ello un rubor que ser a snobismo, a hablar con toda Volvamos, pues, sin sentir radical. He dicho que junto alsexocter de confusi nproclam moslocter un sentido m s tranquilidad de la mujer como car d bil). Es m s, el otro car con primario con que nos mujer es su rango vital inferior sobre el nivel humano. Esta ltima califica la aparece s lo para introducimos en el fen meno de que se trata, pero no es adecuada, porque i ci n sirve una comparaci n con el var n y nada es, en su propia realidad, una comparaci n. No se mplica pues, trata,de que la mujer nos parezca, en comparaci n con el var n, menos fuerte vitalme nte que hay, al menos por lo pronto, que hablar de m s ni de menos, sino que al ver ste. No mujer lo que vemos consiste en debilidad. Esto es tan palmario que, por lo mismo una saltamos , nos lo cuando hablamos de lo que es la mujer. Cuando Arist teles dice que la muj precisamente a ese carveros constitutivo de debilidad. Pero llamar a ste enfermedad e hombre enfermo, no es cter mil que se refiera a sus peri dicos padecimientos, sino er es un En esteuna expresi n secundaria que supone su comparaci n con el vital. Pero, como buscar car cter patente de debilidad se funda su inferior rango hombre sano. s menos deaser, esta inferioridad es fuente y origen del valor peculiar que la muj no pod referida er posee al hombre. Porque, gracias a ella, la mujer nos hace felices y es feliz feliz misma,ndose d bil. En efecto, s lo un ser inferior al var n puede afirmar radicalm ella sinti es ser sico de ste -no sus talentos ni sus triunfos ni sus logros, sino la condici n e entebel su persona. lemental de El mayor admirador de nuestras dotes que tengamos no nos corrobora y como la mujer que se enamora de nosotros. Y ello porque, en verdad, s lo la mujer confirma 3. La puede confusi del ser femenino en el otro. sabe yamar -esndecir, desaparecernos aparece junto a su debilidad y, en cierto mod procedente de sta, pero la debilidad, a su vez, se nos hace compresente en el ter o, cer car cter anunci iba a intentar describir. primario que
El ego femenino es tan radicalmente distinto del nuestro varonil que desde el pr instante acusa esa diferencia en una de las cosas m s elementales que pueden darse imer relaci n la : en que de ese ego con su cuerpo es distinta de la relaci n en que el ego masculino Ya anteriormente hice notar la incongruencia de Husserl cuando afirmaba que en l suyo. con el est percepci n del otro identificamos nuestro cuerpo con el suyo. Nuestro cuerpo nos e a Porque se olvida demasiado que el cuerpo femenino fuera. Son fen una sensibilidad todo conocido desde dentro y el del pr ximo desde est dotado de menos heterog neos. s sobre m s viva interna que el del hombre, esto es, que nuestras sensaciones org nicas intracorpora vagas y les son como sordas comparadas con las de la mujer. En este hecho veo yo una de de donde emerge, sugestivo, gentil y admirable el espl ndido espect culo de la femin las ra ces La relatividad hiperestesia de las sensaciones org nicas de la mujer trae consigo idad. cuerpo que su exista para ella m s que para el hombre el suyo. Los varones normalmente ol nuestro vidamos hermano cuerpo, no sentimos que lo tenemos si no es a la hora fr gida o t rr extremo ida del dolor o el extremo placer. Entre nuestro yo, puramente ps quico, y el mund no parece o exteriorinterponerse nada. En la mujer, por el contrario, es solicitada consta atenci n la ntemente por la vivacidad de sus sensaciones intracorporales: siente a todas horas comocuerpo su interpuesto entre el mundo y su yo, lo lleva siempre delante de s , a la vez que escudo comodefiende y reh n vulnerable. Las consecuencias son claras: toda la vida ps quica mujer est m s fundida con su cuerpo que en el hombre; es decir, su alma es m s corpor de la pero, al, viceversa, su cuerpo convive m s constante y estrechamente con su esp ritu; es cuerpo est m s transido de alma. Ofrece, en efecto, la persona femenina un grado de decir, su penetraci n entre el cuerpo y el esp ritu mucho m s elevado que la varonil. En el homb comparativamente suelen ir cada uno por su lado; cuerpo y alma saben poco uno de re, sonesta no En solidarios, m s bien act puede hallarse la causa de ese hecho eterno y enigm tic otro y observaci n creo que an como irreconciliables enemigos. cruza o que la historia humana de punta a punta y de que no se ha dado sino explicacio o superficiales: me refiero a la inmortal propensi n de la mujer al adorno y ornat nes est pidas cuerpo. o de su Vista a la luz de la idea que expongo, nada m s natural y, a la par, inevi nativa contextura fisiol gica impone a la mujer el h bito de fijarse, de atender a s table. Su que viene u cuerpo, a ser el objeto m s pr ximo en la perspectiva de su mundo. Y como la cultu sino es ra nola ocupaci n reflexiva sobre aquello a que nuestra atenci n va con preferencia, ha creado la egregia cultura del cuerpo, que hist ricamente empez por el adorno, si la mujer el aseo y ha concluido por la cortes a, genial invento femenino que es, en resoluc gui por 1 n, la del cultura finagestol. i He utilizado en estos tres ltimos p rrafos parte de mi estudio La percepci n del pr ji completas, tomo mo. [En Obras VI, y en el volumen Ideas y creencias, de la colecci n El Arquero. El ] resultado de esta atenci n constante que la mujer presta a su cuerpo es que ste aparece desde luego como impregnado, como lleno todo l de alma. En esto se funda nos impresi n de debilidad que su presencia suscita en nosotros. Porque, en contraste la con la sapariencia del cuerpo, el alma es algo tr mulo, el alma es algo d bil. En fi y firme lida atracci n, la n er tica que en el var n produce no es, como siempre nos han dicho los asceta ciegos para estos asuntos, suscitada por el cuerpo femenino en cuanto cuerpo, si s, Nuestro VII. EL a la mujer ES hechos Y con toda evidencia podamos llamar sociales, po deseamostema es hallar EL el queLA de Ella QUE ES EL YO no que PELIGRO QUE porqueOTROcuerpoSORPRESA es un alma. aspiramos a averiguar de verdad qu nos eso de sociedad ynos diga nadie sobre lo rque esencialmente conexas con ella. No es fiamos de lo que qu son todas las cosas sociedad; queremos descubrirlo nosotros directamente. Los soci logos todos nos dej social y la aron
insatisfechos en cuanto a las nociones fundamentales de sus sociolog as, y ello po hab no se rquean tomado el trabajo de ir de verdad al cuerpo, a los fen menos m s elementales de cuales resulta la realidad social. A este fin dimos una minuciosa y lenta batida los bien entendido, cada cual en su mundo primordial, que es el de su vida como real juntos pero, y radical soledad. Y result que s lo hallamos algo a quien conviniera el sentido pu idad radical verbal ramentede relaci n social -por lo menos, su sentido m s corriente en la lengua y m s c entre los orriente soci logos- cuando el viviente que cada uno de nosotros es se encontraba acon el Otro luego reconoce como un semejante y llam bamos el otro Hombre. El atr quien desde caracter stico y primario de eso que llamo el otro Hombre es que responde, de hech ibuto capacidad, a mi acci n sobre l, lo cual obliga a mi acci n a contar por anticipado co o o en reacci n su n, reacci n del otro en que, a su vez, se ha contado con mi acci n. Tenemos, pu realidad es, una nueva y sui generis, inconfundible con cualquier otra, a saber: una acc intervienen dos sujetos agentes de ella -yo y el otro-, una acci n en que va inser i n en que interpenetrada e involucrada la del otro y que es, por tanto, inter-acci n. Mi acc ta, social, pues, i n es, con este sentido del vocablo, cuando cuento en ella con la eventual reci Otro. El otro, procidad del el Hombre, es ab initio el reciprocante y, por tanto, es social. Ahora bien, capaz de reciprocar favorable o lado que esa capacidad de reciprocarme el Otro Quien no seano se olvide el otroadversamente no es un ser humano. que tal es tiene. Ycapacidad presupone que l es vida humana como la m a; por tanto, una vida suy no a ym a, con su yo y su mundo propio, exclusivos, que no son m os, que est n fuera, m s a trascendentes a mi vida. De donde resulta que la nica clase de seres capaces de r ll , me -de corresponderme y con-vivir conmigo- de quienes pod a esperar que me hiciese esponderposible salir de mi soledad y comunicar con ellos, los otros hombres, precisamen n por ser otros te por serlo, hombres y otras vidas como la m a, son en su radical realidad incomu conmigo. n. Mas, por lo pronto a relativa indirecta y comienzo y al fin de nicantes S lo cabe entre nosotrosyunala postre,ees decir, al siempre problem tica comunicaci experiencia en torno al otro Hombre, ste me es fundamentalmente el Ser Extra o a m , mi esencial extranjero. Y cuando en mi trato con l creo colegir que buena parte de s el coincide u mundo con el m o y que, por tanto, vivimos en un mundo com n, esta comunidad de mb donde ito co-existimos, lejos de abrir brecha en nuestras dos soledades y que ambas, torrentes que rompen el dique se fundan y confundan en un com n fluir y ser, repre como dos lo contrario. Porque mi mundo propio, el de mi vida en su realidad radical -aunq senta todo me estorba, me ue me resiste, niega en muchos de sus puntos y contenidos- es, al fin y al cabo, porqueyme es patente, tanto por lo menos como mi vida y yo mismo. En este sentid m o; lo es pertenece, me es ntimo y mi relaci n con l es c lida, como acontece con lo dom stico. A o me vez la me comprime y me abriga. Los alemanes y los ingleses tienen vocablos para ex castellano no la hay pero de lo regionalismo asturiano que lo dice admirable-cosy. En deliciosa, presar estadifusa emoci n s un ntimo y nuestro y casero: dicen gem tlich y ment esfuerzo e y yo meen hacer vigente, a saber: el vocablo atopadizo. Mi mundo es atopadizo, i que de l ncluso lo me es doloroso. Yo no puedo ahora detenerme en una rigorosa fenomenolog a dolor del -que, entre par ntesis, nadie ha intentado- pero ella mostrar a c mo nuestros do que son lores, una de las cosas que se encuentran en el mundo de cada cual o subjetivo, dimensi n positiva en virtud de la cual sentimos por ellos algo as como afecto -al tienen una tiempo mismo que nos est n exasperando-, esa como difusa pero c lida actitud que sentimos todo hacialo aut nticamente nuestro. Y es que mientras nos duele nos est , en efecto, sie ndo esto no mno va acomo as colmo, ael dolorcontraponer ayo quien queduelopasa co Digo ntimo. C mo s que ser un , si en fin de soy siempre esto lo me nos a m mismo? mundo n el objetivo o com n en que vivimos con los dem s hombres y que es lo que normalme llamamos el Mundo, y a n si se quiere, el verdadero Mundo. Porque ste, como digo, n nte m o i esni es tuyo; no nos es patente, sino una inmensa conjetura que en nuestra convi vamos venciahaciendo, mas que, a fuer de tal, es siempre problem tica, nunca present ndono sino que s la faz,a ella llegamos como a tientas, y que presentimos constantemente como l enigmas, lena de de porciones inc gnitas, de sorpresas azorantes, de escotillones y trampa Otro que como extra o y extranjero, se proyecta sobre ese mundo com n a ambos, que s. Lome esel es,
por eso, por venir de los otros -ya he dicho- el aut ntico no-yo y, por tanto, par extrala granla formal extranjer a.. El llamado mundo objetivo que es el de todos los a m eza y solemos llamarmotivo a n mesme sea absolutamente extraltimamente,yde lanhumanidad.a en cuantootro elsociedad s profundo parade sta MundooObjetivo commotivo que, Pero hay forman Universo, el correlato que el y, hombres e inh spito, a quien riesgo todo -quiero decir, a riesgo de no ser en seguida entendido- voy lac nicamente a Mi mundo -se recordar - estaba constituido por cosas cuyo ser consist a en ser para enunciar. ventaja o mi provecho. A este ser para de las cosas llam bamos su servicialidad qu mi consistir a pura referencia a m -su servirme o su estorbarme. Pero este nuevo mu e las hac en objetivo, com n a ti y a m y a los dem s, que ni es m o ni es tuyo, no puede estar comp ndo de cosas que se refieran a ninguno de nosotros, sino de cosas que pretenden exis uesto independientes de cada uno de nosotros, indiferentes a ti, a m y al m s all . En suma tir compone , que sede cosas que me aparecen poseyendo un ser suyo y no un mero ser para. Es contrapartida de que sea com n y objetivo -es decir, a-subjetivo, ajeno o extra o al la que es siempre t o l. El ser para de las cosas me es patente porque me lo son sus Hombre estorbos, pero este demonio de mundo que es el Universo no me es patente sino pr servicios y por ello, esunto y, preconjetural. En l convivimos, pero, conste, mientras convivimos en el vivimos en el extranjero -no haya de ello la menor duda. Por eso nos es tan radi Mundo por eso hay cal enigma yciencias y filosof as -para estrujarle su secreto, para enuclear su ar averiguar dentro Porque todo parecer Por eso, que alguien stele o no, qui ralo o cano fondoqu es.de su inmenso enigma! a indicarel Hombre, g ha querido que vivamos no n ufragos y constitutivamente y sin remedio descifrador de enigmas, y a lo largo de la histo , es oye, por detr se ria universal s de todos sus ruidos, un estridor de cuchillos que alguien afila co -es el asper n ntrala mente humana que pasa y repasa su filo sobre el tenaz enigma, .. .. ..; qu A el faena esestaSer? de hacernos vivazmente sensibles para el tremendo secreto e infinit es el Universo o acertijo que e intentar denodadamente descifrarlo, tenemos que volver de nuevo si a fondo,en este curso. Nada nos separa m s hondamente de los dos ltimos siglos q y bien no tendencia predominante en sus pensadores a evitar la presencia pat tica del enigma ue la del mediovivimos, nos movemos y somos, haciendo de la cautela la virtud intelectua en cual l nica y el error la nica aspiraci n. Hoy nos parece esto pusil nime e inconcebible, de evitar sabemos escuchar a Hegel cuando nos recomienda que tengamos el coraje de osar eq y nos. y este comenzar a brotar dentro de nosotros la fruici n por lo enigm tico, por uivocarfrente mirar a frente el enorme misterio es, en oposici n a todos los signos de nuestro hallan en se tiempo quela superficie y se interpretan como fatiga y senescencia, prenda incon juventud, es fundible de la alegr a deportiva, la joven elasticidad que afronta la adivinanza Pero en esta como si al alma de de la historia nos toca tentar la soluci n del colosal jerogl fic y el enredijofecha Occidente le sobreviniera una inesperada mocedad! del hombre o partiendoy es menester, entre otras cosas, que nos aclaremos de verdad su cond Hab n social. y, por ahora, a ello con que tropiezo En ello estamosreparar que lo primeronos restringimos. en mi mundo propio y radica ici amos hecho los otros Hombres, el Otro, singular y plural, entre los cuales nazco y comienzo l son encuentro,Meclarade primerassea la sociedad. Sinoembargo, no hay inconveniente en m s remota ideapues, sobre qu en un mundo humano sociedad. No tenemos a n ni la a vivir. empleemos ya esa palabra porque lo hacemos informal- mente y sin darle m s que un que Como ese mundo humano ocupa el primer t rmino en la perspectiva de mi mundo, veo t nada comprometedor, a saber: hallarse los hombres entre s y yo entre ellos. sentido el odoresto de ste, y mi vida y a m mismo, al trav s de los Otros, de Ellos. y como Ell torno os en m o no cesan de actuar, manipulando las cosas y sobre todo hablando, esto es do sobre , operan-ellas, yo proyecto sobre la realidad radical de mi vida cuanto les veo decir -con oigo hacer y leslo cual aquella mi realidad radical tan m a y s lo m a queda cubierta a mis ojos con una costra formada por lo recibido de los otros hombres, por sus tejema propios decires nejes y y me habit o a vivir normalmente de un mundo presunto o veros mil creado por que suelo dar, sin m s, por aut ntico y considero como la realidad misma. S lo cuando ellos, mi
docilidad a lo que los Otros Hombres hacen y dicen me lleva a situaciones absurd contradictorias o catastr ficas, me pregunto qu hay de verdad en todo ello, es deci as, moment neamente de la pseudo-realidad, de la convencionalidad en que con ellos con r, me retiro la autenticidad de mi vida como radical soledad. De modo que en uno u otro grado vivo, a frecuencia , dosis y vivo efectivamente una doble vida, cada una de ellas con su propia pti perspectiva. Y si observo en mi derredor, me parece sospechar que a cada uno de ca y pasa lo mismo, los Otros le pero -y esto es de notar- a cada uno en dosis diferente. Hay quie m s vive pseudo-vida de la convencionalidad y hay en cambio casos extremos en qu n noque lacasi entreveo al Otro en rgicamente fiel a su autenticidad. Entre ambos polos se dan to e ecuaciones intermedias, pues se trata de una ecuaci n entre lo convencional y lo a das las en nticouno de nosotros tiene cifras distintas. Es m s, en nuestro primer momento ut cada que el Otro, sin de trato con darnos cuenta especial de ello, calculamos su ecuaci n vital, es deci haycu nto en l Pero, conste, que aun cu el casoaut m xima autenticidad, el individuo humano vive r, de convencional y en nto de de ntico. mayor porci n de su vida en el pseudo-vivir de la convencionalidad circundante o s la como vamos a ver en las lecciones siguientes con alg n pormenor. Y como los Otros ocial, hombre--yo en mique veo el Mundo a llamarmeyconmunmismo seg n las fcomo es el de Hombres son dos resulta soledad no podr y mi vida a nombre gen rico rmulas de ellos, est es, o veo todo eso te ido por los otros hombres, impregnado de su humanidad, en suma humanizado -donde esta palabra ahora es de valor neutro, no sugiere si eso, el M . humanizado seg n el evangelio de los humanos que son los Otros, es cosa buena o ma undo la.punto es taxativo: que ese mundo que me es humanizado por los otros no es mi un S lo mundo, no tiene una realidad incuestionable, es s lo m s o menos veros mil, en muchas aut ntico sus de partes ilusorio y me impone el deber no tico sino vital de someterlo peri dicam depuraciones a fin de que sus cosas queden puestas en su punto, cada una con el ente a de realidad coeficiente o irrealidad que le corresponde. Esta t cnica de depuraci n inexorable e Dela filosof manera nuestro an lisis de la realidad radical que es la vida de cada cual s esta a. llevado a descubrir que, normalmente, no vivimos en ella, sino que pseudo- vivim nos ha convivir con el mundo de los hombres, es decir, al vivir en sociedad. Y como ste es os al temagran presente curso procur bamos, paso a paso, sin tolerarnos atropellamiento el del viendo c ir ni prisa,mo nos aparecen los distintos componentes de ese mundo humano o social y Ya textura. su l es conseguido dar un gran avance: advert amos c mo hay en cada uno de nosotros cu hemos un altruismo b sico que nos hace estar a nativitate abiertos al otro, al alter com es el Este otro o tal.Hombre, por el pronto, el hombre o individuo indeterminado, el Otro cualqu s s del cual mi semejante, en el sentido al de es acciones, cosa que no me iera,lo queen un nivel aproximadamente igual de quemis capaz de responderme con sus reacciones es acontecanimal. A esa capacidad de responderme en toda la amplitud de mis accione con el a co-responderme o reciprocarme. Pero si no hago m s que estar abierto al Otro, darm s, llamo de que est ah con su yo, su vida y su mundo propios, no hago nada con l y ese altru e cuenta es a no en l una respuesta. que sta l y yo nos somos lo que e o uno hace resp ismo n relaci n social. ParaEntonces surja es menesteryque act cadaaccione sobre l, que provoque otro es ecto al algo que pasa entre nosotros. La relaci n nosotros es la primaria forma de social onsocialidad. No importa cu l sea su contenido -el beso, el trancazo. Nos b relaci pegamos. Lo esamos y nosimportante aqu es el nos. En l ya no vivo sino que con-vivo. La realid nosotros o nostridad puede llamarse con un vocablo m s usadero: trato. En el trato ad nosotros, si se hace frecuente, continuado, el Otro se me va perfilando. De ser que es el cualquiera, el hombre el abstracto semejante, el individuo humano indeterminado va pasando gradogrados de proximidad es lo que llamo intimidad. Cuando tengo con el Otro El de progresiva determinaci n, haci ndoseme m s conocido, humanamente m s pr ximo. por extremo trato me es un individuo inconfundible con todos los dem s, incanjeable. Es un indi ntimo viduo Dentro, pues, del mbito de realidad vital o de convivencia que es el Nosotro nico. s, el Otro
se ha convertido en T . y como esto me pasa no s lo con uno, sino con bastantes otro hombres, me encuentro m s inmediato a mhumano lleno de T como un horizonte deindividuos pa s cuyo c rculo con que el Mundo est me aparece s, es decir, de los m ra nicos. M s all de ellos se hallan zonas circulares ocupadas por hombres de quienes s menos, hasta la l nea del horizonte en mi contorno humano en que se hallan los ind para m ividuos cualesquiera, inter-canjeables. Se abre, pues, ante m el mundo humano como perspectiva de mayor o menor intimidad, de mayor o menor individualidad o unidad una bienperspectiva de prsituacisehay que arrancardelde un nuevo avance. Representde Hastacuyo es nuestray de aqu lejana humanidad. para otros hombres. Con muchos monos una suma, llegamos , enelaqu que es cada xima y n en esta altura Yo, l cual, encuentra rodeado an lisis. estoy en relaci n social, vivo la reciprocidad entre ellos y yo que llam bamos la re ellos Nosotros, dentro de la cual se van precisando individuos determinados, conocidos alidad decir,,identificables por m , a los cuales llam bamos T s. M s all de esta esfera o zona de m es T los des, quedan aquellos otros que tengo a la vista en mi horizonte con quienes no he actual en entradosociedad, pero que veo como semejantes y, por tanto, como seres con quienes una socialidad potencial que cualquier evento puede convertir en actual. Es el s tengo abido: Qui n que yo iba a entrar en trato amistoso con usted! En el caso del a me iba a decir suele ser m mor, la cosas tajante, pues lo normal es que nos enamoramos de una mujer que un mi determinado acerca deyella. Estaba ah , seanuestro contorno, y no nos hab amos fijad antes nuto de enamorarnos antes de que nos en la mujer m s nica, no sab amos nada y si la hab o en ella, amos visto la hab amos visto como individuo femenino cualquiera canjeabl determinado, como los escol desconocido es, sin duda, un individuo pero no uno otros e con muchos;lo queel soldadosticos muy acertadamente llamaban el individuo vago en azorantes de la vida es esa, a vecesde las escenasinstant nea, en que ladram ticas y m s oposici n al individuo nico. Una literalmente m s deliciosa- mente mujer des Nos hallamos, pues, engicamente, enhumano, pero ahora tenemos que hab rnoslas un p nos transmuta, como m un contorno la mujer nica. conocida se m s oco seriamente con el t , porque necesitamos decir -algo, siquiera sea algo de lo qu decir, sobre e haya que la manera como el Otro se nos va convirtiendo en T y qu nos pasa con l cuando lo tenemos ya tuizado delante, lo cual no es flojo pasar, antes bien, lo que dram tico nos pasa. Pues resulta que hasta ahora s lo nos han aparecido en nu m s en la vida mundo estro el Otro y El, es decir, la llamada -no discuto si bien o si mal- tercera p segundaypersona, pero no nos hab a aparecido a n la primera persona, el yo, el concr ersona el T o que cada eto yo uno de nosotros es. Por lo visto es nuestro yo el ltimo personaje que ap tragicomedia arece en la de nuestra vida. Nos hab amospara comen- zar a entendemos. No obstant irresponsablemente, d ndolo por supuesto, muchas veces referido a l pero hecho e, he constar varias veces que eran inadecuados todos los nombres de sujeto del ve a que me vivirobligado a emplear; que era inexacto decir que el Hombre viva. Ya hemos visto Hombre originario es el Otro y que m s bien que vivir con-vive con nosotros y noso que el trosPero convivir es ya una realidad segunda y presunta mientras vivir en la radic l. con primaria e incuestionable. Tambi n es incorrecto decir que yo vivo; ya lo indiqu an al soledad es ahora tes, ymismo vamos a ver que nicamente ser a adecuado hablar de X que vive, de algui que en vive o del viviente. Pero entremos sin m s en la nueva tarea, que es decisiva comprensi para una n plena de lo que es Sociedad. La cosa tal y como yo la veo, que es en f aproximadamente inversa de como la han visto los nicos que se han ocupado en seri orma cuesti n, aysaber: a un especial esfuerzo Fink, Schn. L with, derredor de o deconsideracionesHusserl y sus disc pulosde atencilos Hombres enetc., resultacun poco complicada obliga anteriores nos han presentado a tz, Las esta de uno adanosotros, constituyendo un contorno humano, en el cual nos aparecen situados pr ximos unos comoy otros como lejanos, repartidos, pues, en lo que he llamado una perspecti humanidad, es decir, en un sernos m s o menos conocidos e individualizados, esto es va de ,ntimos, hasta llegar al cero de intimidad. Partiendo de aqu , pregunto: qu tengo dela m de ntecuando califico mi relaci n con el otro como un cero de intimidad? Evidentemente que yo
corporal, es milsemejante, que le sea exclusivo. Smlo abstractos e imprescindibles a no conozco de nada nico, esto es, que posee los s s de l que, dado su aspecto del ser tributoshumano, por tanto, que siente, pero ignoro por completo qu siente, qu quie la trayectoria de su vida, a qu aspira, qu normas sigue su conducta. Ahora bien, i re, cu l es cada uno magine que entra, por el motivo que sea, en relaci n social activa con un ser as . relaci n, dijimos, consiste en que usted ejecute una acci n, sea dirigida especialme Esta sea simplemente contando con su existencia y, por tanto, con su eventual interve nte a l, nci n. Esto le a proyectar su acci n procurando anticipar la actitud o reacci n del obliga a usted en qu puede usted o puedo yo fundarme para esta anticipaci n? N tese que los atributos otro. Pero hace un instante referidos, que constituyen para m a ese otro en cero de intimida , se resumen, d conmigo, ni menos pero tampoco ni m s, en esto: s que el otro va probablemente a reaccionar a mi acci n. C mo reaccione, no puedo presumirlo. Me faltan para ello dat Entonces recurro a la experiencia general de los hombres que mi trato con otros os. lejanos, cuya relaci n conmigo no ha sido cero de intimidad sino alguna cifra posi menos proporcionado. En efecto, todos tenemos, en el desv n de nuestro saber habitualiza tiva, me ha idea pr do, una ctica del hombre, de cu les son sus posibilidades generales de conducta. Aho esta idea ra bien, de la posible conducta humana, as en general, tiene un contenido terrib he En efecto, le.experimentado que el hombre es capaz de todo -ciertamente de lo egregio y per generoso, inteligente,lo m s a su vera, tengo tambi n la experiencia delbondadoso, tambi y no fecto,npero menos de pero, depravado. Tengo la experiencia del hombre ladr n -lad objetos y ladr n de ideas-, del asesino, del envidioso, del malvado, del imb cil. De r n de resulta que ante el puro y desconocido Otro, yo tengo que ponerme en lo peor y a donde su reacci n nticipar quepuede ser darme una pu alada. Y como esto, inn meras otras reacciones adve El puro rsas. Otro, en efecto, es por lo pronto tanto e igualmente mi amigo en potenci potencial probable, se ver a que un enemigo. Yade que elmHombre sea amigoesta posibilidad contrapuesta, pero igualmente s adelante que o enemigo, de que nos pro-sea o contra-sea, es la ra z de todo lo social. La expresi n tradicional de que el hombre nos sociable, en es un animal el sentido en que se ha solido entender, ha obturado siempre el cam firme sociolog ino hacia una a. Socialidad, sociabilidad significa estar con otros en relaci n soc relaci n o que optimista de las palabras socialalada, qubonita me d La mantener y n ial, pero social, ya he dicho, es igualmente que unasociedad no se puedeinterpretacihay delicia!, autom ticamente un transe nte avieso me d una pu y mujer fastidio! un beso, qu que acabar con ella. La realidad sociedad significa, en su ra z misma, tanto su sent positivo como el negativo, o dicho por vez primera en este curso, que toda socie ido vez, en una dad es, a lau otra dosis, disociedad -que es una convivencia de amigos y de enem se ve, la igos. Comosociologsi haciadualidad contradictoria,mucho m sdicho,tica que todas las precedentes. Pero a esta que ponemos la proa es o mejor dram contrafactoria social realidad de la nos ha aparecido ya aqu de pronto, n tese, sin embargo, que aun no nos ha ap ni de lejos lo que hay debajo de esa contraposici n, eso X que puede ser lo mismo arecido posibilidades, atroz porta en s y las que en debajo posibles, es precisament convivencia queque lashostilidad. Yeso X,hace,hay efecto,de ambas contrapuestas dulce Pero de qu sea sta, repito, no tenemos aun ni la m s remota sospecha. Precisemos, pu e la sociedad. puro otro, en cero de intimidad, no tengo m s intuici n directa que lo que de su pre es: del compresencia moment nea me viene. no tengo m s que la visi n de su cuerpo, de sus gest sencia y de os,sus movimientos, en todo lo cual creo ver un Hombre, pero nada m s. Creo ver un desconocido, un individuo cualquiera, no determinado a n por ning n especial atribut hombre esto o. A a ado algo que no es intuici n directa de l, sino la experiencia general de mi t los con ratohombres hecha de generalizaciones sobre el trato instintivo con muchos que m m fueron e s pr ximos, por tanto, algo puramente conceptual, dir amos te rico -nuestra idea gen ric del a Hombre y de lo humano. Esta comprensi n del pr jimo, formada por dos fuentes dis de conocimiento -la intuitiva de cada individuo y la racional, te rica, resultado tintas intimidad; quiero decir que no son como el estudiado, elotros extremomde intimid de experiencia de la vida- va a aparecernos en todos los caso grados s positivos de mi que mientras ad cero, sinoen ste la intuici n del otro individuo est reducida al m nimum y nuestra
comprensi n de l gravita principalmente sobre nuestro saber te rico o experiencia gen intelectual del Hombre, en los casos de mayor intimidad cede este factor y crece eral e Concluyamos este individualizado. an lisis de nuestra relaci n con el puro y desconocido Otro sacando el intuitivo e inmediata consecuencia. Esta: al tener frente a l que anticipar la posibilidad de la sea feroz -ya veremos c mo el hombre es, por uno de sus lados, literal y formalmen que el otro un mam fero te dicho, del orden de las fieras- no tengo m s remedio en mi trato con l que comen por zar una aproximaci n cautelosa. A l le pasa lo mismo conmigo y de aqu que entre los trato dos eltenga que comenzar por una acci n, en s in til, cuya nica finalidad es tantearno tiempo s, dar a queinicial, que mutuamente para seractitud e intenciones. Esta acci n ha formalmente descubramos s lo sirve nuestra indicadora y tanteadora del trato, enorme importancia en la historia y todav a en algunos pueblos dura media hora y c tenido una gestos batimanes rigorosamente ritualizados. Lo normal en la historia ha sido onsisteyen simple hecho consistente en la aproximaci n de un hombre a otro, aun si ndose conoci que este pero dos, mucho m s cuando no lo son, reclame toda una escrupulosa t cnica. Esta t cnica de mutua aproximaci n es lo que llamamos el saludo, de que hoy, por peculiares razone la dir n, s s que se lo conservamos su forma residual. He aqu por qu -aparte otras razones- no ten N s remediodel puro e indeterminado otro, del Hombre desconocido precisamente por m tese emos que que hacer, en pr xima lecci n, una meditaci n del saludo. decir, por ello quieroserme desconocido y no poder presumir yo de qu es capaz y cu l va a ser conducta conmigo- tengo s lo un concepto a la vez enorme y hueco. En efecto, por n su c saber o mo es, le atribuyo en potencia todas las posibilidades humanas, incluso las extr extremistas y entre s m s contrapuestas. No cabe riqueza mayor de atributos. Pero, emas o como se las a la vez, atribuyo en pura y abstracta potencialidad, en realidad no le atribu positivo. yo nada Es el hueco de las posibilidades humanas o, dicho en otra forma, nada ajeno, pero humano le estodo lo es en hueco. Es como si tuvi ramos el alv olo para toda clase de Conforme loeliminaci n, es se va nos vamos en nosotros de que aquel hombre es pero sin tener ninguna de ellas. produciendoconvenciendo un curioso fen meno de in progresiva vamos tratando decir, vasijas tales o capaz decuales fechor as, que, en cambio, es capaz de tales o cuales otros comport buenos unos, deficientes o perversos otros. Es decir, que se nos va convirtiendo amientos, en ojos vistasdefinido de posibilidades concretas y concretas imposibilidades. E a un sistema cada t Esto nos son las personas con quienes tenemos alguna proximidad, una inti sto nos.es superior al cero. Pues qu otra cosa nos somos los unos a los otros sino, en cada c midad sistema aso, un de acciones que del t creemos poder esperar y de acciones que de l creemos obligados a temer? Si tuvi ramos paciencia podr amos hacer un fichero en que cada pr j estar imposible. Esta lista podr a tomarescrito lade un esquemaque juzgamos enincluso pod e tendr imo a una ficha donde habr amos la forma lista de lo gr fico donde l posible a el m s constary el menos de una cualidad o defecto. Porque esto es pr cticamente lo m s impor te en tan- el conocimiento del pr jimo, pues, salvo casos singulares y extrapolados, ca hombres los si todostienen las mismas cualidades positivas y negativas, pero cada uno las ti distinto ene en lugar o estrato de su personalidad, y esto es lo decisivo. Pedro y Juan pero generosos, en el estrato m s profundo y en rgico de su ser, mientras Juan tien son Pedro lo es generosidad s lo en la superficie. No se dudar de que ser a, sobre entretenido, no po e la co f rtil para la gran disciplina que es el Conocimiento del Hombre dibujar en un encerado cuantos esquemas de estructuras humanas, figuras t picas a cada una de las cuales unos muchos individuos humanos. El mejor disc pulo de Arist teles, a quien ste por su dulc pertenecen apod Teofrasto -esto es, el de la divina fabla-, trabaj ya concienzudamente en est e decir de su labor e tema, y nos queda un breve pero ilustre extracto, que son sus famosos Caract He dicho que el T se nos va perfilando cuando la ilimitaci n de posibilidades human eres. al otro as que atribuimos en hueco se va reduciendo, y al reducirse se va concretando e preciso de posibilidades e imposibilidades que es lo que todo t nos es. Esta redu n un sistema concentraci n o determinaci n se produce en nuestro trato frecuente con l. Le vemos a cci n y nosotros con suficiente continuidad, y esto quiere decir lo siguiente: vemos, en nte sentido literal,
su fisonom a, sus gestos, sus movimientos, y en ellos leemos una buena parte de lo en supasa que intimidad o, 1"0 que es lo mismo s lo que con otras palabras, le entrevemos vida. Digo vivir su leemos, y empleo deliberadamente la palabra, porque ninguna otra expres mejor lo que nos pasa con l. En una cierta posici n de sus m sculos faciales leo trist a en otra eza, alegr a, etc. Susen alg n casoexternos me permiten una interpretaci n tien generalmente clara, aunque movimientos sea problem tica. Le veo entrar en una maletas da de y salir con una, ir a una agencia de viajes -estos actos externos tienen por sentido vital esto, sentido que entiendo sin necesidad de recurrir a lo que pa un s , n tese bien intimidad, se en su es decir, al sentido subjetivo e individual suyo. Leo en aquellos act Fulano se va os el sentido:de viaje. Lo que estos actos no me revelan es el por qu y el para qu de acci n que es irse de viaje. Para averiguarlo tengo que recurrir a mi conocimiento esa su vida junto con lo que sus gestos en aquel instante me dicen. Cuando hablo de anterior de Actos externos, fisonom habla. Por qu ? Ya se ver . presenciar el vivir del otro Ho gesticulacilenguaje, el a, gesticulaci n me permiten incluyo el n en procesoes decir, un pariente, un amigo, un compa ero de oficina o profesicotidiano y mbre habitual, de hac rseme un T , y mucho m s cuando me es ya plenamente un T n. Este presenciar no es ver patente ante m esa vida: es entreverla, hac rmela compresente, sospecharla. Pero la salvedad de rigor filos fico que estas palabras enuncian, no distraernos de que pr cticamente vemos, en efecto, presenciamos el vivir del Otro, debe mbito de reciprocidad que es la realidad Nosotros. Veo fluir su vida sin cesura n dentro del corriente continua de vivencias, que s lo se interrumpe en las horas de sue o y aun i corte, en veces s a entonceslo parcialmente, porque mientras duerme sigue viviendo a menudo el hombre extra en esa sima, misteriosa forma de vida que es el so ar. Veo, pues, la serie fluyente de vivencias del pr jimo conforme van en l produci ndose: sus percepciones, sus pensamie las sus sentires, sus voliciones. No digo, bien entendido, que vea ntegramente, ni mu ntos, todo su vivir, pero s grandes porciones de l. Tras stas me quedan siempre en el otr cho menos, oscuras, o zonas opacas, arcanas, escotillones y recovecos de su ser que no logro penetr que, sin que es ar. Pero elloyo lo procure o lo quiera, tengo constantemente ante m una figura de del hacer, padecer y ser del t . Esta figura se modifica constantemente en alguna l car cter, porque medida al seguir presenciando su vivir noto que nunca coincide exactamente lo nu hace con evo que lo que aquella figura pronosticaba. Esto es importante porque es caract er stico devital, a diferencia del saber cient fico. Me refiero, por ejemplo, a he todo saber por muy bien que creamos conocer a una persona, por muy seguros que nos sintamos chos como ste: arespecto convencimiento respecto a suque carverdadvacila, y ltimamente secadmitella posibi comportamiento enconstituyen su dedecter, al arrojarse a pronosticar cu los rasgos que un asunto modo ser nos importe, notaremos mo aquel ser su que esa lidad desu futura conducta sea distinta de la presumible. Ahora bien, esto no pa anticipaciones de conocimiento que son las leyes f sicas y buena parte de las biol g sa con las hablemos icas, no de las matem ticas. Al reparar en esto descubrimos que el saber cient fico cerrado y firme, mientras que nuestro saber vital sobre los dem s y sobre nosotros es La raz n de un saberes ello es clara: el hombre, sea el otro o sea yo, no tiene un ser fijo o mismos abierto, nunca firme y de un dintorno flotante. es precisamente libertad de ser. Esto trae consigo que el hombre mientras vive p fijado: su ser ser siempre uededistinto de lo que ha sido hasta aquel momento; m s a n, es de hecho siempre m s o menos distinto. Nuestro saber vital es abierto, flotante porque el tema de ese s Hombre, vida, el aber, laes ya de suyo tambi n un ser abierto siempre a nuevas posibilidades. Nuest pasado, sin duda, gravita sobre nosotros, nos inclina m s a ser esto que aquello e ro pero no nos n el futuro,encadena ni nos arrastra. S lo cuando el Hombre, el t , ha muerto, tiene fijo: eso que ha sido y que ya no puede reformar, contradecir ni suplementar. Es ya un ser Teles eldel famoso enfin l'Eternit le change.Edgar Poe que ha muerto: sentido te qu'en lui-meme verso en que Mallarm ve a
La vida es cambio; se est en cada nuevo instante siendo algo distinto del que se tanto, sin era, por ser nunca definitivamente s mismo. S lo la muerte, al impedir un nuevo c cambia ambio, al hombre en el definitivo e inmutable s mismo, hace de l para siempre una inm vil; figura es decir, lo liberta del cambio y lo eterniza. Esto nos proporciona un nu de aspecto evolo que antes dec amos. Veo fluir las vivencias del pr jimo. Estas se suceden unas esta sucesi n es tiempo. Tanto da decir que veo correr la vida del otro como que v a otras y pasar, gastarse su tiempo vital, que es un tiempo con sus horas contadas. Pero m eo correr, tiempo su ientrasfluye y corre ante m , acontece lo mismo al m o. Mientras convivimos, una por igual de nuestros dos tiempos vitales transcurre a la vez: es decir, que nuestro ci n contempor neos. El mientras s son los T s contempor neos. y como dice muy bien Sch tz, s tiempos son que t , los ttrato anuestros envejecemos juntos. La vida de cada Ho esto significa largo de su mbre, a lo carrera existente, presencia el espect culo de un universal envejecimi claro est , que el viejo ve tambi n c mo envejecen los ni os. El hombre desde que nace n ento, porque, hace sino envejecer. La cosa no tiene remedio, pero acaso no es tan triste como o pero inveterauna indebida da educaci n nos lleva a suponer. Si habl semos de los inconvenientes tendr a la inmortalidad cismundana, cosa que, aunque parezca mentira, no se ha hec que nos saltar ho nunca, an a la vista las gracias que tiene la mortalidad, que la vida sea brev hombre sea e, que el corruptible y que, desde que empezamos a ser, la muerte intervenga en sustancia misma de nuestra vida, colabore a ella, la comprima y densifique, la h la inminencia y necesidad de hacer lo mejor en cada instante. Una de las grandes li aga ser prisa, a n deber amos mitaciones, y decir de las verg enzas de las culturas todas hasta ahora sidas, es que ha ense ado al hombre a ser bien lo que constitutivamente es, a saber: mortal. Est ninguna decir in o quiere nuce que mi doctrina respecto a la muerte es estrictamente inversa de l La existencialista. a idea de que el t presente en mi contorno es mi contempor neo porque nuestros tie vitales corren paralelos y envejecemos juntos, me hace caer en la cuenta de que mpos no sonsya o no han sido nunca nuestros contempor neos, y, al no serlo, no est n pres hay t que nuestro entes encontorno. Son los muertos. Los Otros no son s lo los vivientes. Hay Otros hemos visto que nunca y sin embargo nos son: los recuerdos familiares, las ruinas, los vie documentos, las narraciones, las leyendas, nos son un nuevo tipo de se ales de otr jos fueron anacr as vidas que nicas con nosotros, es decir, no contempor neas nuestras. Hay que saber esas se ales, que no son fisonom a, gesticulaci n ni movimientos actuales, la realidad leer en Tde pasados, ante-pasados. M s all de los Hombres que se hallan dentro del horizonte s esos nuestro que es contorno, est n much simos m s, son vidas latentes: son la Antig edad. La histor el esfuerzo que hacemos por reconocerla -porque es la t cnica del trato con los mu ia es He dichomodificaci n de la autOtro, el hombre desconocido, simplemente por serlo curiosa que ertos, una el Otro, el puro ntica actual relaci n social. yo ignorar a ser su comportamiento conmigo, me obliga en mi aproximaci n a l a ponerm e cu l va en e lo peor, a anticipar su posible reacci n hostil y feroz. Esto, expresado con ot equivale a decir que el otro es formal- mente, constitutivamente peligroso. La p ras palabras, resueltamente malo exactamente la realidad a que me refiero. Loypeligroso no es magn fica: alabra es enuncia y adverso -puede ser lo contrario, ben fico feliz. Pero, mien peligroso, ambas contrapuestas contingencias son igual- mente posibles. Para sal tras es hay que duda ir de laprobarlo, ensayarlo, tantearlo, experimentarlo. Esto -prueba, ensayo- es signific primero el vocablo latino periculum, de donde viene por disimilaci n nuest lo que peligro. N tese de paso que el radical per de periculum es el mismo que anima la p ro experiencia, ex-perto, alabra experimentar, per-ito. No tengo ahora lugar para hacer ver, por rigoros El etimol peligros. gica, que el se trata del por completo y este car cter gradaciacusa v a aotro Hombre es, pues,sentido originario del vocablo experiencias es haber pasado superlativamente cuando esencialmente peligroso, desconocido, en que se n mengua perdura cuando se nos convierte en T y -si hablamos rigorosamente- no desaparece nte Todo otro ser humano nos es peligroso -cada cual a su modo y en su peculiar dosi nunca. s. No
olviden ustedes que el ni o inocente es uno de los seres m s peligrosos: l es el que la casa incendiacon una cerilla, el que jugando dispara la escopeta, el que vierte el cid o n tricoy, lo m s grave de todo, que l mismo se pone en constante peligro de caers puchero, en el balc el e porn, de romperse la cabeza contra la esquina de la mesa, de tragarse la rueda d con que juega, el trenecito y con todo ello darnos grav simo disgusto. y si a este ser llamamos Esta conciencia decalcpericulosidadsersica del otro Hombre atraviesa vivaz toda la decir, no da ino, la lese lo que b n cuantos han perdido la inocencia. inocente, es salvo breves etapas en que, ac o all , en talo cual sociedad, curiosamente, se obnu historia, debilita bila, se y hasta se desvanece. Tal vez, en toda la historia universal, no haya a contecido forma tan grave como durante los dos primeros tercios del siglo XVIII, y ltimo en esto desde 1830 a 1914. Este adormecimiento o embotamiento para la evidente y b sica ve luego que de rdadtodo pr jimo es ltimamente peligroso, ha sido la causa mayor de los sufrimiento cat s y strofes que en los ltimos treinta y cinco a os venimos sufriendo. Porque hizo a l europeos perder el alerta sin el cual los humanos no pueden, no tienen derecho a os aqu la sorpresa -perfecta- mente injustificada- con que muchos europeos han visto vivir. De aen estos s bitamente, en sus naciones, se abr a un abismo de criminalidad, de ferocidad os c mo Pero arbitrariamentelas que ahora nos interesan, y claramente feroces menores ellosno son estas formas extremas, melodram ticas sino precisamente lasde la periculosidad humana insospechado. por cotidianas, tan cotidianas que, aunque las sufrimos constantemente y porque cons y m nimas y las experimentamos, no las reconocemos bajo el nombre de peligros. Pero hag monos tantemente cargo bien de lo que es el fondo habitual de nuestra vida diaria en cuanto sta consist los trato con e enpr jimos, incluso con los m s pr ximos a nosotros y aun con nuestros familiares. R que, epitode puro sernos constante y habitual, no nos percatamos de ello, como los qu a una catarata acaban nivel o r su estruendo. Pero el hecho es cotidiano, s lo mo e viven junto suelo ypor no sobre el cual se produce ese trato que el fondo -cpued dir amos?-, el forcejeos superlativos y ducha. El que acostumbremossobre aquel nivel, como la adecuadamente e calificarse llam ndole menos frecuentes que emergen reservar este nombre para s monta as sobre el nivel del mar, no es raz n para que ahora, al reobrar contra la habituali embota que nos zaci n para percibir ese fondo cotidiano de nuestra convivencia con los dem s, no ejemplarmentela nica expresi nmiembros est n unidosarmonlosejemplar en una familia llamemos con armoniosa, cuyos adecuada: lucha. La por a m s c lidos nexos de tern le es s ura, lo un equilibrio resultante, un buen acomodo y adaptaci n mutua a que han llega despu s de haber recibido cada uno los innumerables impactos y choques con el otro do menudos, , todo lorelativamente, que se quiera, pero que son, en puridad, una efectiva lu lucha hemos cha. En estaaprendido cu les son las esquinas del modo de ser del Otro con las cua tropieza nuestro modo de ser, es decir, hemos ido descubriendo la serie innumera les peque ble deos peligros que nuestra convivencia con l trae consigo, para nosotros y para l por citar s lo un m nimo ejemplo, tal palabra, precisamente tal palabra que no se le . Es, Con esto descubrimos un ltimo y o m sustancial estrato de la periculosidad del O decir porque le irrita o le hiereel lesazora o le solivianta, etc. puede que tro,no es ya la eventualidad de que nos sea, ni aun m nimamente, hostil y fiera, s hecho simple ino elde que T eres T , quiero decir, que tienes un modo de ser propio y peculiar t Del incoincidente con emergen uyo,t , en efecto,el m o. frecuentemente negaciones de mi ser -de mi modo de pens sentir, ar, de de querer. A veces la negaci n consiste precisamente en que t y yo queremos mismo y esto implica que tenemos que luchar por ello: es un cuadro, un xito, una lo social n poseer los cuales peleamos o contendemos; es, a veces, una mujer. De posici por aun en tales suerte que, casos en que el otro coincide conmigo, choca conmigo, me niega. Est negaciones activas, que de l hacia m se disparan, hacen que mi convivencia con l se as choque a un constan- te, y ese choque con l en esto, en aquello, en lo de m s all , hace q descubra mis limites, mis fronteras con tu mundo y contigo. Entonces se cae en l ue yo que eso de a cuentaque cuando ni o llamaba cada cual yo era un concepto abstracto y sin preciso contenido, como lo ha sido siempre que lo hemos usado en este curso hasta el pre sente
momento. Porque antes, en mi soledad radical y en mi infancia, yo cre a que todo e era yo l mundoo, lo que es igual, m o. Los otros no eran m s ni menos yo que yo: los ten a po id r nticos a m , ya m como id ntico a ellos. Decir yo no significaba limitaci n ni precisi alguna.hasta el horizonte. Fue primer sima infancia, me parec a sin l mites, me parec a llegar Mi mismo cuerpo, en la menester que me trompicase con los muebles de cas comenzaban lashiciesecosas. Mesas y cir descubriendo d nde mi cuerpolos primeros m c -mesas a modas- y me otras chichones para modas son, desde que las hay, terminaba y pedagogos que ense an al hombre las fronteras, los l mites de su ser -por lo pronto, udos corporal. Sin embargo, ese mundo de mesas y c modas se distingu a de m , pero, no obst de su ser era m ante, o -porque todo en l era porque me era eso que era. Pero lo Tuyo no me es, tus convicciones no me son, las veo como ajenas ya veces contrarias a m . Mi mundo est ideas y extra l cre amqueTeras como yo -alter-, otropreciso T ego -alter me eres, no me eras todo o: de impregnado . mismo antes de serme el pero yo, que ahora ego. Mas ahora fre los otros nte a ti yt s, veo que en el mundo hay m s que aquel vago, indeterminado yo: hay ant porci ncula delo son porque son distintos parte,quediciendo yo no soy m s que una llamar Todos i-yos.los 1Us ese mundo, esa peque sima de m y ahora empiezo con precisi n a Hay, pues, y por lo pronto, dos significados de la palabra yo que es menester se yo. distinguir. Veamos si logro que se vea con plena claridad el asunto. Vamos a hac parar y 1. Imaginemos que, en absoluto, no existiese en el mundo m s que aquel que cualqui imaginaciones sucesivas, cada una sumamente sencilla. er tres nosotros era de es, pero que, no obstante, ese nico ser humano poseyese lenguaje -lo que est ,claro es, imposible. La funci n de cada palabra es diferenciar una cosa de las dem s. Bien : qu significar a en situaci n tal la palabra yo que ese ser humano, nico y exclusivo, pro No pod a nunciase?significar la intenci n de diferenciarse de otros seres humanos porque, en imaginario supuesto, no los hay. S lo pod a significar que ese nico sujeto viviente s nuestro diferente del Mundo en que viv a y las cosas en l. Significar a, pues, tan s lo estrict e sent a el sujeto amente, que vive en el Mundo -no el sujeto que vive en ste de una cierta manera 2. como vive ahora que, este de ser ese ser no lo exclusivo, existen muchos, de diferenciaotro, porqueen vezotro, suponemos,humano hay. a Supongamos como hombres hay hoy, pero que existe cada uno en la soledad radical de su vida tantos por ntica, sin comunicaci n unos con otros. N tese que esta nueva situaci n no modific aut tanto, la anterior, porque al ser cada uno incomunicante con los otros es como si s lo l e a nada Sin embargo, lo que hay de nuevo es que todos ellos usar an el vocablo yo, que ant xistiese. refer es se a al exclusivo existente y significaba s lo a ste en cuanto el que vive en su Mu Ahora ndo. se refiere igualmente a todos los hombres, pero significando en todos los mismo, a casos lo saber: cada cual en cuanto viviendo, esto es, sinti ndose diferente del m rodea. La significaci n de yo sigue siendo nica, porque no 'significa nada distinto undo que le uno o a otro. Es el caso normal del nombre sustantivo, que llaman los gram ticos. referida a 3. Usted diferenciary lamesa habitaci n. Alguien Qu ala puerta y usted pregunta: vocablo, para todasde cadasu de pino mesas, perollama en esta mesatiene ahora este Qui n es Del Mesa valeestlaenpuertade lasde la mesa descaoba, cuanto sonde otraymesa. m s, y sines?dec otro lado una responden: Yo! lo significado mesas nada qu ir, cosa nombra y se da en l a reconocer? Es evidente que todos los hombres, llegan sucesivamente detr s de la puerta, pod an decir lo mismo y, en efecto, cada uno en s do dice a u vida todas horas: Yo! No estamos en el mismo significado de nombre sustantivo, g en rico,manera: el que responde nombre quede la puertaen la darse a conocer non? De com n y, por tanto, normal como yo detr s hall bamos para segunda imaginaci da ninguna aquel sentido gen rico de el que vive en el Mundo sino, por el contrario, al pronunc al vocablo excluye iarlo, a todos los dem s y es como si en la brevedad extrema del vocablo condensa su individual sima biograf a, que supone conocida de usted. Pero como esto puede pas se toda otros ar a muchos a quienes usted conoce no menos ntimamente que a l, tenemos un tipo d palabra que no es un nombre gen rico, com n y normal, es decir, que significa y nomb e sola y ra una exclusiva y misma realidad, sino, por el contrario, un nombre que en cada caso que lo
emplea alguien significa una realidad distinta. Decimos yo con una frecuencia qu excesiva en nuestra vida, y, sin embargo, seg n quien lo diga, su significado var a, e es, a veces, refiere a la distinta y exclusiva individualidad que cada uno de nosotros es fre pues se de a dem uno nteloscada s. Eso quiere hacer saber a usted el que llama a su puerta; que l no es el yo sino un yo, nico que l es a diferencia y con exclusi n de todos los otros. No cabe, pues, significar simplemente en comparaci n con el yo devalesegunda imaginacitodos lospor m s radical de sentido el que vive en el Mundo, la igualmente para n, que, hom cambio Ahora bien, cosa pareja acontece contodos menos a l.si estamos varios en una sa mientras aqu excluye formalmente a otras palabras: bres decir aqu la, podemos refiri ndolo al sitio en que cada uno est . De modo que esta palabra signific varias realidades distintas, esto es, sitios diferentes del espacio. La gram tica a significaci n ocasional, cuyoespecial es precisado no tanto por la palabra mismade abrir un que ha tenidoapartado o categor a sentido para estos vocablos y los llama palabras cu la ocasi anto por n en que sea dicha, por ejemplo, por quien sea, en una situaci n dada, el q tienen que Yo creouna se podr a n ocasional los no ticos s palabras como aqu o como yo ue la diga.significacidiscutir con o sigramser a msi exacto decir que son innumerables palabras distintas, cada una con su nico y preciso significado. Porque ese pr jimo otro lado que, al de la puerta, responde: YO, no pretende que este vocablo, en lo que tien palabra com n, signifique su personita, pues sabe de sobra que todas las dem s perso e de Yo reconozcallamarsenas trata ylo mismo. Qulaes, pues, lo quePues algo usted al o r sti mundo podr nitas del an de qui se mismas exclusivice significaci n? hace que que la ling actual no reconoce a n como palabra, a saber, no el vocablo, sino la voz con que e a pronunciado, cuyo tono y timbre es a usted bien conocido. Pero si es as , si lo si s es el vocablo gnificativo noyo como palabra, sino la voz con que se pronuncia, el de la tras p hipotenusa arbitrarias de s paramejor significaci n propia palabras podr an distraer, perfectamenteopara designarse, labashacerse reconocer, haber dicho abracadabra,cua uerta pod a combinaciones estreptomicina, o sin todav a, porque esas ninguna, es decir, cosa que lquiera pueda servir de pretexto para que una voz humana suene. No es necesario constar que los ling istas han reparado en esto, pues es cosa demasiado obvia para hacer desapercibida, pero lo curioso es que han reparado en ello como se o- res particul que pase como no ares,ling istas -quiero decir, que la observaci n no ha producido efectos sobre la g y estica.esos efectos les hubieran obligado a reformar radicalmente su noci n de pa ram que Hemos visto, pues, csu tradicional noci n toda del lenguaje. consiguiente- mente mo la palabra yo tiene dos sentidos distintos: uno gen rico, ab labra y y de nombre com n, el que vive en el Mundo, o cualquier otro parecido y que es el qu stracto ocupado m s a los fil sofos desde Descartes,'sobre todo desde Kant, con la serie de e ha del yo, as yo que nunca acababa de ser el yo concreto y nico que cada uno de noso filosof un otro sentido tros es. y concreto y nico: el que tiene cuando quien llama a mi puerta y pregu Insisto es?, mepunto, puesYo. de importancia para mi doctrina que se vea claro, Qui nto: n en este responde: es encuentro en el trance de hacer notar algo sobremanera inesperado, a saber: que porque me concreto y nico que cada uno de nosotros se siente ser no es algo que desde luego el yo yposeemos conocemos, sino que nos va apareciendo ni m s ni menos que cualquiera otra cosa, paso aes, esto paso, merced a una serie de experiencias que tienen su orden establecido, por ejemplo -y esto es lo extra o e inesperado-: averiguamos que somos yo despu s y quiero decir, a que hemos conocido antes los t s, nuestros t s, en el choque con ellos, en la luch gracias llam a quebamos relaci n social.m s clara, si la presentamos de este modo, Imaginemos en La cosa puede resultar a n encerado dibuja- da la palabra Yo en caracteres de imprenta, es decir, en caract un mec eresnicamente reproducidos para evitar toda grafolog a. Pi nsese qu significaci n tiene p cada ara cual ese signo, esto es, qu cosa denomina y se ver que no puede significar re ninguna alidad sino s lo algo abstracto y general. Ello resaltar a con pungente claridad si alguno en un , de pronto, teatro gritase: Yo! Qu pasar a? Por lo pronto que todos, por un movimient
reflejo, volver an la cabeza hacia un punto de la sala, aquel de donde el grito sa detalle es importante. En efecto, todo sonido, todo ruido, adem s de su contenido li . Este siempretrae f nico a nuestro o do, como m gicamente, la indicaci n del lugar del espacio donde fu emitido. Este fen meno, propio a toda sonor dad, que la sit a en su origen, que locali e inexorable- mente su puntolos proveniencia -perd nese elde las sensaciones auditivas za debidamente estudiado por de psic logos en el cap tulo neologismo- no ha sido a n raz n . Con lo hace notar B hler en su Teor a del lenguaje, quien aduce adem s el conocido hec de ho que por esta causa el ciego, cuando toma parte en una conversaci n con varias p nota perfectamente si alguna se dirige a l, sin necesidad de que sta lo haga const ersonas, simplemente porque la voz del interlocutor le llega como dirigida a l desde el qu ar, Pero entonces e le habla1. nos es forzoso reconocer que toda palabra, en cuanto pronunciada, pronto, un adverbio de lugar, nueva advertencia para esa futura y m s concreta lin es ya, por lo Esto, pues, quiere decir que todo son nos llega dirigido, nos trae, nos aporta y g stica. , por decirlo as , o do la realidad emisora misma. Al volver la cabeza al lugar d descarga en nuestro sal a ese e donde grito, Yo!, no hac amos sino recoger esa realidad, hacer- nos cargo de ella. cuando el ruido es precisamente la palabra Yo, lo que nos es, por decirlo as , int Mas o do y, en el roducidopor tanto, en nuestra persona es esa otra persona misma que lo ha gritado. conocemos y reconocemos su voz, al o rle decir yo nos ha disparado su autobiografi Y si la nos la ostenta y exhibe. Por supuesto, lo mismo que nosotros al decir t a alguien a entera, disparamos entera a quemarropa la biograf a que de l nos hemos formado. Es lo terri le tienen ble queestos dos pronombres personales: que son velis nolis dos disparos de human comprende idad. Se muy bien lo de Michelet: Le moi est haissable, el yo es odioso. Esto c con reboso omprueba que el significado del yo y del t son superconcretos, que resumen dos forma archicondensada y, por lo mismo, f cilmente explosiva. De aqu que su abuso se vidas en enojoso a tan y se comprende muy bien que la cortes a procure escatimar su empleo para i que nuestra personalidad gravite excesivamente sobre el pr jimo, le oprima y erosi mpedir cortes one. Laa, como m s adelante veremos, es una t cnica social que hace m s suave ese choque lucha y roce que la socialidad es. Crea una serie de m nimos muelles en torno a ca y individuo que amenguan el topetazo de los dem s contra nosotros y de nosotros sobr da La mejor e ellos. prueba de que es as la tenemos en que la cortes a ha sabido lograr sus for perfectas, ricas y refinadas en los pa ses .cuya densidad de poblaci n era muy grand mas m s queDe aqu a su m ximum donde sta es m xima, a saber, en Extremo Oriente, en China y e. llegase Jap n, donde los hombres tienen que vivir demasiado cerca los unos sobre los otros encima , casi los unos de los otros. Sin aquellos m ltiples muellecillos, la convivencia imposible. Sabido es Que el europeo produce en China la impresi n de un ser rudo, ser a profundamente mal educado. No es, pues, sorprendente que en la lengua japonesa s grosero y llegado e haya a suprimir esos dos pistoletazos -un poco; a veces un mucho, impertinent el que que es-yo enson inyecto, quiera o ao, al pr jimo mi personalidad, y en el t mi idea de Ambos pronombres personales han sido all sustituidos por floridas f rmulas ceremoni la suya. de suerte que, en vez de decir t , se dice algo as como <da maravilla que hay ah , y e osas, Elvez 1 [Publicado por la editorial Revista de Occidente, 4..en las1977.] de decir yo, algo as como <da miseria aqu presente. n carnaval, hoy ya moribundo, ha sido la perpetuaci n ed., sociedades cristiana occidentales de la gran fiesta pagana dedicada a Dionysos, el dios orgi stico que s despersonalizarnos ya borrar nuestro yo diferencial y sumirnos en la gran unidad nos invita a la Naturaleza. Basta esto para que presumamos en l una divinidad oriental. Y, en an nima de seg n el efecto, mito hel nico, Dyonysos llega reci n nacido de Oriente en un nav o sin mariner a piloto. En la fiesta, este nav o, con la figura del dios, era transportado por cal ni un y campos medio de la muchedumbre embriagada y delirante. Este carrus navalis lescarro, en en origen de nuestro vocablo carnaval, fiesta en que nos ponemos m scaras para que nu es el persona, nuestro yo, desaparezca. De aqu que la mascarita hable con voz fingida a estra tambide su yo resulte otro y sea irreconocible. Es la gran fiesta religiosa de jug fin n que ar los hombres
a desconocerse entre s , un poco hartos de conocerse demasiado. La car tula y el fal voz de la setepermiten, en esta magn fica festividad, que el hombre descanse un momento de s del yo mismo, que es, y vaque a ser otro y, a la par, se libre unas horas de los t s coti Pero ahora ricemos dianos en torno. el rizo de todas estas observaciones y recordemos que su tray ha sido otra ectoria no que hacernos ver c mo el otro Hombre, el t , es constitutivamente pelig que y rosonuestra relaci n social con l es siempre, m s o menos, lucha y choque, pero que e lucha y n estos choque con los t s voy descubriendo mis l mites y mi figura concreta de homb yo; mi re, de yo se me va apareciendo lentamente a lo largo de mi vida, como una pavoro reducci n y contracci n de aquello inmenso, difuso, sin l mites que antes era y que lo sa en miainfancia. Mi conocimiento de los t s va podando, cercenando a ese yo vago y era n pero que, abstracto en abstracto, cre a ser todo. Tu talento matem tico me revela que yo no lo garbo enTu decir me hace caer en la cuenta que yo no lo tengo. Tu recia volunta tengo. el demuestra que soy un blandengue. Claro que, tambi n viceversa: tus defectos destac d me propios an a misojos mis dotes. De este modo, es en el mundo de los t s y merced a stos don va modelando la cosa que yo soy, mi yo. Me descubro, pues, como uno de tantos t s, de se me distinto de todos ellos, con dotes y deficiencias peculiares, con car cter y condu s lo que que me dibujan cta exclusivos el aut ntico y concreto perfil de m mismo -por tanto, como otro y pr ecisoalter tu. Y aqu tenemos c mo, seg n anunci hay que volver del rev s, a mi juicio, l como t , doctrina tradicional, que en su forma m s reciente y refinada es la de Husserl y s a -Sch tz,pulosejemplo-, doctrina seg n la cual el t ser a un alter ego. Pues el ego conc us disc por nace reto como alter tu, posterior a los t s, entre ellos; no en la vida como realidad Y ahora nos preguntamos: hemos VIII. DEsoledad, sino en ese plano de realidad segunda que es la as -el mundo radical yPRONTO APARECE LA GENTEagotado con estas grandes categorconvivencia. origi el mundo vegetal, el mundo animal, el mundo humano interindividual -el contenido nal, circunstancias? No tropezamos con ninguna otra realidad irreductible a esas grand de las incluso y es clases,muy especialmente a lo interindividual? Si fuera as , resultar a que lo soc Pero, veamos. Cuandouna realidad peculiarsi en rigor no habrde una acera a otra, sociedad ial, la no ser a salimos a la calle, y queremos cruzar a sociedad. que no sea en las esquinas, el guardia de la circulaci n nos impide el paso. Esta por lugar acci n,este fenno es un hechoclase pertenece? hecho, este Evidentemente, meno, a qu f sico. El guardia no nos impide el paso como la roc intercepta nuestro camino. Es la suya una acci n humana, mas, por otra parte, se d a que sobremanera iferencia de la acci n con que un amigo nos toma por el brazo y nos lleva aun ap intimidad. Este hacer de nuestro amigo no s lo es ejecutado por l, sino que nace en arte de hal. Se le a l por tales y tales razones que l ve claras, es responsable de l; y, ocurrido mandarpreguntamos: Qui n es aleje be?inconfundiblenque le soy.hacer que prohibir, el Y noss,alcalde, ni el hombre el amigo Qui n accimanda?de ese el hombre es proh ni refierelegalmente? qui hombre lomi individualidad, Jproh del de esa el sujeto No que llamamos guardia, adem a nos sujeto Estado nos humana es mandar. Quien ibir, que es proh be y quien manda -decimos- es el Estado. Si prohibir y mandar s acciones humanas (y lo son evidentemente, puesto que no son movimientos f sicos, n on o tropismos i reflejos zool gicos), si prohibir y mandar son acciones humanas, provendr n de al de un guien,sujeto determinado, de un hombre. Es el Estado un hombre? Evidentemente, no XIV padeci una ilusi n grave cuando crey que el Estado era l, tan grave que le cost la . y Luis cabeza a su nieto. Nunca, ni en el caso de la m s extrema autocracia, ha sido un h Estado. ombre elSer aqu l, a lo sumo, el hombre que ejerce una determinada funci n del Estado Pero entonces, qui n es ese Estado que me manda y me impide pasar de acera a acera? .
Si hacemos esta pregunta a alguien, se ver c mo ese alguien comienza por abrir los en adem brazos n nata- torio -que es el que solemos usar cuando vamos a decir algo muy va Content monos pores todo, laesto, y prosigamos: si alguno hubiera tenido esta tard dir go-,:yEl Estado ahora con sociedad, la colectividad. humor e el de salir por las calles de su ciudad vestido con yelmo, lanza y cota de ma lla, lo mes que durmiera esta noche en un manicomio o en la Comisar a de Polic a. Por probable s Porque no es uso, no es costumbre. En cambio, si hace lo mismo un d a de Carnaval, qu ? posible que le concedan el primer premio de m scaras a pie. Por qu ? Porque es uso, p es es costumbre disfrazarse en esas fiestas. De modo que una acci n tan humana como e orque vestirse, no la hacemos por propia inspiraci n. sino que nos vestimos de una maner s el otra simplemente porque se usa. Ahora bien, lo usual, lo acostumbrado, lo hacemo a y no de Ah! Puessequi nnadie determinado. Y esto nos llevagente. Bien, pero qui n es la gente? hace. Pero s porque todos, hace lo que se hace? Ah! Pues la a reparar que una enorme porc i n de vidas se compone de cosas que hacemos no por gusto, ni inspiraci n, ni cu nuestras propios, sino simplemente porque las hace la gente, y como el Estado antes, la g enta Pero m s todav a: nos humanas que provienen vida orient ndonos en los nos ahora entefuerza a acciones comportamos en nuestrade ella y no de nosotros. pensamientos qu tenemos sobre lo que las cosas son. Mas si hacemos balance de esas ideas u opini e cuales y desde ones con las las cuales vivimos, hallamos con sorpresa que muchas de ellas -ac mayor aso laa- no las hemos pensado nunca por nuestra cuenta, con plena y responsable ev de su verdad, sino que las pensamos porque las hemos o do y las decimos porque se idencia aqu ese dicen. Heextra o impersonal, el se, que aparece ahora instalado dentro de nosotros, parte de formando nosotros, pensado queideas que nosotros simplemente pronunciamos. Y entonces, qui n dice lo l se dice? Sin duda, cada uno de nosotros, pero decimos que decimos como el guardia nos impide el paso; lo decimos no por cuenta propia, (do cuenta de sino por ese sujeto imposible de capturar, indeterminado e irresponsable, que e sociedad, la colectividad. En la medida que yo pienso y hablo, no por propia e i s la gente, la evidencia, ndividual sino repitiendo esto que se dice y que se opina, mi vida deja de ser ela, dejo de ser m personaje individual simo que soy, y act o por cuenta de la sociedad: soy un aut ma Pero social, qu socializado. ta enestoysentido esa vida colectiva es vida humana? Se ha querido m sticamente, de fines sde del siglo XVIII, suponer que hay una conciencia o esp ritu social, un alma c que, por lo olectiva,ejemplo, los rom nticos alemanes llamaban Volksgeist o esp ritu nacional. P cierto, no se ha subrayado debidamente c mo ese concepto alem n del esp ritu nacional or sino no esel heredero de la idea que lanz sugestivamente Voltaire en su genial obra ti sur l'histoire tulada: Essai g n rale et sur les moeurs et l'esprit des nations. El Volksgeist es la nacirituPero eso del alma colectiva, de la conciencia social es arbitrario mist el esp n. de hay ,tal alma colectiva, si por alma se entiende, y aqu no puede entenderse otra icismo. No algo sino cosa,que es capaz de ser sujeto responsable de sus actos, algo que hace lo que h tiene para ace porque l claro sentido. Ah! Entonces ser lo caracter stico de la gente, de la soci atribuidas las calidades m s elevadasritu nacional, aalguna ocasi n incluso las divin Al alma la colectividad, precisamente o esp desalmadas? edad, decolectiva, Volksgeist que son y mir ficas, en la conciencia social, han sido Durkheim, as. Para la sociedad es verdadero Dios. En el cat lico De Bonald -inventor efecti pensamiento colectivista-, en el protestante Hegel, en el materialista Carlos Ma vo del colectiva aparece como algo infinitamente superior, infinitamente m s humano que e rx, esa alma hombre. Por ejemplo, m s sabio. y he aqu que nuestro an lisis, sin haberlo buscado ni l premeditado, sin precedentes formales -al menos que yo sepa- en los pensadores, entre las nos deja manos algo desazonador y hasta terrible, a saber: que la colectividad humano; algo es lo humano sin el hombre, lo humano sin esp ritu, lo humano sin alm es, s , pero He aqu humano deshumanizado. a, lo , pues, acciones humanas nuestras a las que faltan los caracteres primordia humano, que les de lo no tienen un sujeto determinado, creador y responsable de ellas, par ellas tienen sentido. Es, pues, una acci n humana; pero irracional, sin esp ritu, si a el cual n alma, en la
cual act o como el gram fono a quien se impone un disco que l no entiende, como el as rueda tro ciego por su rbita, como el tomo vibra, como la planta germina, como el ave He aqu un nidifica. hacer humano irracional y desalmado. Extra a realidad, esa que ahora surge Ser , entonces, uno ni lo fuera algo poco lo intermedia entre mecanizado, materializado! lola sociedadotro, pero un peculiaruno y un mucho lo otro? Ser nosotros! Que parece como siuna realidadhumano, pero deshumanizado,el hombre y la s naturaleza, ni ante cuasinaturaleza y como ella, algo ciego, mec nico, son mbulo, irracional, brutal, de ociedad una lo contrario del esp ritu y, sin embargo, precisamente por eso, til y necesaria par salmado, naturaleza,mismo materia, como mundo? Resultar , a la postre, que viene, por fin, a Pero ello a el hombre?como -10 social, la sociedad-, no hombre ni hombres, ser algo as como formal sentido el nombre que desde siempre se le ha dado informalmente de Mundo so tener Nuestro IX. MEDITACION DEL el descubrimiento de qu es en verdad la sociedad y lo social cial? viaje haciaSALUDO Recu rdese crisis. ha hecho que nuestra trayectoria parti de la des- confianza que nos han inspirado soci logos porque ninguno de ellos se hab a detenido con la exigible morosidad a ana los fen menos lizar los de sociedad m s elementales. Por otra parte, en nuestro derredor -libros, conversaciones- hallamos que se habla con la m s ejemplar irresponsabilidad de nac Prensa, i n, pueblo, Estado, ley, derecho, justicia social, etc., etc., sin que los habladore noci n precisa sobre nada de ello. En vista de lo cual quer amos averiguar, por nues s posean la menor la cuenta, traposible verdad sobre esas realidades, ya este fin nos pareci obligado ponernos interpretaciones de esas cosas, aluden, huyendo de todo lo que fuera ideas o cosas mismas a que esos vocabloselaboradas por otros. Queremos recurrir de todas delante las recibidas a las realidades mismas. Por eso tuvimos que retirarnos a aquella real las ideas radical, precisamente en el sentido de que en ella tienen que aparecer, anunciar idad que es la denunciarse todas las dem s. Esa realidad radical es nuestra vida, la de cada cual se o En . nuestra vida ha de manifestarse cuanto para nosotros pueda pretender ser real idad. El que las realidades se manifiestan es lo que llamamos Mundo, nuestro mund mbito en primordial, aqu l en que cada cual vive y que, en consecuencia, es vivido por l y, o al ser por le es patente y sin misterio. Esto nos llev a hacer un inventario de lo l vivido, mundo ese que enhay, inventario enfocado al descubrimiento de realidades, cosas, hechos a precisi que con n cupiera aplicar alguno de los imprecisos sentidos verbales de las palabr socialidad, as social, sociedad. Nuestra pesquisa procur hacerse cargo de las grandes clases de algos,que hay patentes en nuestro mundo, que integran nuestra circunstancia: cosas plantas, animales y hombres. S lo al encontrarnos con estos ltimos y descubrir en e minerales, capaces de llos seres responder en su re- acci n a nuestra acci n, con una amplitud y en un niv respuesta que igualase a nuestra capacidad de acci n sobre ellos -capaces, por tan el de correspondernos y reciprocamos- nos pareci hallar una realidad que mereciese llam to, de o relaci n social, socialidad. arse trato lo que es la relaci nasocial, enen su m sel hombre vaabstracta y bysica estructura Hemos dedicado varias lecciones analizar la cual elemental, apareciendo pre cis ndose otro hombre, y de ser el puro otro, el hombre desconocido, el individu frente al identificado, pasa a la el individuo que -el t y el yo. o a nahora caemos en sercuenta de algo nicoes constituyente de cuanto hemos llam Pero no relaci n social, siguiendo el valor verbal de estas palabras en la lengua vulgar y c ado algo en que, de puro ser evidente, no hab amos especialmente reparado o, lo que es orriente, nos hab amos formado una conciencia aparte y subrayada de ello, a saber: que todas igual, no acciones nuestras y todas esas reacciones de los otros en que la llamada relaci n s esas consiste, se originan en un individuo como tal, yo, por ejemplo, y van dirigidas ocial a otro
individuo como tal. Por tanto, que la relaci n social, seg n hasta ahora nos ha aparec siempre ido, es una realidad formalmente inter-individual. Para el caso es indiferente q individuos ue los dos que reciprocan sean entre s conocidos o desconocidos. Aun cuando el ot m rossea el desconocido que quepa imaginar, mi acci n hacia l anticipa, cuanto es posible, su eventual reacci n como individuo. Padres e hijos, hermanos, amantes, camaradas, ma disc pulos, hombres de negocios entre s , etc tera, son categor as diversas de esta rela estros y Inter.-individual. Siempre se trata de dos hombres frente afrente, cada uno de l ci n os cualespersonal individualidad, es decir, por s mismo y en vista de sus propios desde su act a acci n oEn esa de acciones vive el uno frente al otro -sea en pro, sea en contrafines. serie ella eso con-viven. La relaci n inter-individual es una realidad t pica de vida hu y porambosen primordialmente la vida humana, y desde ella intenta llegar a laradical que es humana convivencia. Cada uno en esa acci n emerge de la soledad radical soledad mana, es la se produce Esto plano de realidad ya segundo, conforme escrupulosamente hemos v del otro. en un estrictamenteel car cterun hecho siemprelo humano, a saber, que elel individuo qy que conserva humano es fundamental de personal. El padre, como hecho propia isto, pero dirige al ue es, se hijo en tanto que es tal otro individuo personal simo. El individuo enam enamora orado sepor s , es decir, en la autenticidad ntima de su persona, de una mujer que mujer en general, an lisis de estas relaciones sta, les que ahora, una vez no es laminucioso ni la mujer cualquiera, sino socia-precisamente esta mujer.perci Nuestro car su bidocter m s decisivo, llamamos relaciones interindividuales o con- vivencia, parec a ha agotado cuantas realidades hay en nuestro mundo que puedan pretender la denomina ber sociales; y esto ha acontecido a la mayor parte de los soci logos, los cuales no h ci n de conseguido ni siquiera poner el pie en la aut ntica sociolog a porque ya desde el um an confundido bral han lo social Con lo inter-individual, Con lo que parezco anticipar que l lamar arelaci n social, Como hemos hecho hasta ahora siguiendo el uso vulgar del vocab ltimo esto y loacomod ndome precisamente a la doctrina del m s grande soci logo reciente, Max Weber era , un puro error. Tenemos ahora que aprender de nuevo -y esta vez claramente- q social. Mas Como se ver , para poder ver, captar Con evidencia lo peregrino del fe u es lo social era imprescindible toda la anterior preparaci n, pues lo social aparece, no n meno cre dose ha aqu y era demasiado obvio, oponi ndolo a lo individual, sino por contras como hasta La simple advertencia lo inter-individual. de lo que noS pasa cuando que- remos atravesar la calle y te con que ordena el guardia la circulaci n, Con digno, y hasta, no por azar, hier tico adem n, noS lo i noS pone mpide, en un brete, noS causa sobresalto y es Como un latigazo de luz. Entonce decimos: aqu hay algo totalmente nuevo. Una realidad extra sima en que hasta ahora n s noS hab o amos reparado. M s a n, en que no se hab a -subrayo- debidamente reparado nunca hast ahora, aunque parezca mentira, aunque sea tan clara y tan patente Como es, aunqu a envolvente y e noS es tan cotidiana. Cuando alguien la entrevi confusamente un instante, Como franc s al le pas Durkheim, no acert a analizarla y fue, sobre todo, incapaz de pensarla, de conceptos traducirlayadoctrina. Recomiendo a quien Conozca el pensamiento de Durkheim, que sesgar mi an lisis los dos o tres moment neos puntos en que mi doctrina parece como al coincidiese Con la suya, rechace esta sugesti n, porque impedir a del todo que enten si conceptos. diese mis Aun en esos dos o tres instantes, repito, la similaridad es ilusoria saltando a nuestra vista, menlleva lisis de loS nuevos fen y de la sociedad, por ir Ya se ver c mo mi y desorientadora. percepci y an a una idea de lo social menos que ahora van a sociologaauna m s estrictamente opuesta a la de Durkheim que cabe imaginar. La difer tanto, lo tan grande encia es que es tremenda, literalmente, porque la sociolog a de Durkheim es beat Nuestramrelaci n con el guardia de la circulaci n no se es, efectivamente, tremenda en el sentido de tremebunda.parece apenas nada a lo que a y la a ahora hasta llam bamos relacipersona a persona.una relaci nintentar cruzar la calleindividuo a individuo, es decir, de n social. No es El acto de de hombre a hombre, de n nuestra - de aci -s individual sima responsabilidad. Lo hab amos decidido nosotros por motivos d nuestra individual conveniencia. Eramos protagonistas de nuestra acci n, y sta, por e tanto,
una acci n humana en el sentido normal que hasta ahora hab amos definido. En cambio, acto en que el guardia nos proh be el paso no se origina espont neamente en l, por mo el personales suyos, y no lo dedica a nosotros de hombre a hombre. En cuanto hombre tivos individuo, tal vez prefiera el buen gendarme ser amable con nosotros y permitirn e pero se encuentra con que no es l quien engendra sus actos; ha suspendido su vida os la traves a, por tanto, su vida estrictamente humana, y se ha transformado en un aut mata que s personal, ejecutar lo e limita a m s mec nicamente posible actos ordenados en el reglamento de circulaci n. buscamos el protagonista generador y responsable de su acci n somos transferidos, Si reglamento, pues, a un pero el reglamento no es sino expresi n de una voluntad. De qui n es, en caso, este esa voluntad? Qui n quiere que yo no circule libremente? De aqu part a una serie transferencias que como una serie de cangilones nos hacen desembocar en una enti de definitiva- mente no es un hombre. Esa entidad se llama Estado. Es el Estado qui dad que impide en me cruzar la calle a voluntad. Miro en torno, pero por ninguna parte descubr En derredor o el Estado.m o s lo veo hombres que me consignan uno a otro: el gendarme al directo Polic r de a, ste al ministro del Interior, ste al Jefe del Estado y ste, ltimamente, y ya aparece sin m s nialmano, lo siempre oculto,Vana pretensiEstado? D ndevariosnosEstado? que vamoslo ense en! Que nosque nuestra o qunocosasabeel mo laes uno oCuando el parece remedio, a echarle Estado. lo qui ver! sin nos otra vez m s! Est Perohagan n mano palpa estropieza nuestra: el Estado no Qu se y c n ni d nde. est o hombres. Vemos hombres que gobiernan en nombre de esa latente entidad Estado, es muchos que mandan y que operan jerarquizados transfiri ndonos de arriba abajo o de abajo decir, humilde gendarme al Jefe del Estado. Estado es una de las cosas que la lengua co arriba, del designa rriente como incuestionablemente sociales, acaso la m s social de todas. La lengua siempre f rtil indicadora de realidades pero, bien entendido, nunca suficiente gar es vocabloTodo muestra una cosa -esto es decir que nos la dice, nos la muestra ya i ant a. nos calificada. nterpretada,La lengua es ya por s teor a -tal vez, teor a siempre arcaica, momificada ciertos casos, vetust sima. Ya lo veremos. Pero el hecho es que toda palabra es ya ; en definici n a ella -tal es laembebida. Por palabra-, el hombre decosa, indic no s lo dirigirnos contracta y como misi n de la eso al mostrarnos una ciencia, y rnosla, una deb a decirse: de palabras, Veamos! As en este caso: el Estado no me deja atravesar la calle a mi albedr o. Demonio con el Estado! El Estado es una cosa social. Ve mosle! Pero la cuest esnque no le vemos: el Estado, cosa social, se oculta siempre tras de hombres, t i individuos humanos que no son ni pretenden ser sin m s cosas sociales. Y como exac ras de lo mismo tamente nos va a acontecer con todas las cosas sociales que iremos encontrando, que menester es nos preparemos a ejercitar m todos de detective, ya que, en efecto, y por razo su que veremos, la realidad social y todo lo que a ella estrictamente pertenece neshora en esencialmente ocultativa, encubierta, subrepticia. y aqu tenemos la causa, bien q es enunciadasylo esclarecida, de que la sociolog a sea la m s reciente entre las cienc ue ahora no Perode Humanidades y, claro est , la m s retrasada y ha aparecido, ias aparte de la cosa social Estado que nosbalbuciente. a la vez, indicada y ta el gendarme, podemos r pidamente hacer salir de su habitual trasconejamiento varia pada por cosas sociales. Pues, si nos ves- timos como nos vestimos, no es por ocurrencia s otras ni en nuestra propiavirtud de pura voluntad personal, sino por- que se usa andar cubierto con forma de vestimenta y atuendo. Esa forma deja un cierto margen de elecci n a nuest una cierta capricho, pero las l neas principales del indumento no son elegidas por nosotros, ro vemos forzados sino que nos a aceptarlas. Tambi n aqu alguien nos manda vestirnos de una cierta y no de manera otra, y tampoco aqu podemos capturar a quien nos lo manda. Nos vestimos a porque es uso. Ahora bien, lo usual, lo acostumbrado, lo hacemos porque se hace. s hace lo quense hace? Pues, la gente. Bien; pero qui n es la gente? Pues, todos y, a Pero qui nadie determinado; tampoco aqu encontramos ning n autor del uso, que lo haya querid la vez, sea o y de su realidad, como uso, responsable. Nuestro ir y venir por la calle y nue tienen esta stro vestir extra sima condici n de que lo ejecutamos nosotros y, por tanto, es un ac humano, pero al mismo tiempo no es nuestro, no somos sus sujetos agentes y prota to sino que gonistas,los decide, resuelve y propiamente hace en nosotros Nadie -ese nadie in determinado
y, porclita, formalmente inhumano. Qu gque es, ala vez, humana y no humana, es dn m s que heter tanto, es un acto contradictoria- nero de heter clita realidad es sta -a inhumana? Mas, al fin y al cabo, atravesar o no atravesar la calle, vestirse, so ecir, comportamientos nuestros externos. Pero resulta que, si hacemos balance de las i n opiniones con las cuales y desde las cuales vivimos, hallamos con sorpresa que s deas u parte no u mayor ha sido pensada nunca por nosotros con plena y responsable evidencia, s pensamos porque las hemos o do y las decimos porque se dicen. Aqu reaparece el impe ino que las se que rsonal significa, s , alguien, pero con tal que no sea ning n individuo determinado. nuestra lengua es estupefaciente y mir fico: nombra un alguien que es nadie; como Este se de dij si ramos un hombre que no sea precisamente ni ste, ni se, ni aqu l, etc tera; por tanto sea ninguno. Se entiende esto? Espero que no porque es bastante dif cil de entender , que recuerda nuevamente el dandysmo --el dandysmo es siempre despectivo- de Baudelai . Me cuando alguien le preguntaba d nde le gustar a m s vivir y respond a, negligente: jAh, en re cualquier parte! jEn cualquier parte con tal que sea fuera del mundo! Pues, parej significa se amente, elcualquier hombre con tal que no sea ninguno. En franc s la cosa aparece clara:spor se dice emplea el on dit. El impersonal es aqu on -que, como es sabido a n m la contracci , no es sino n y residuo de horno, hombre- de modo que explicando el sentido del o tenemos: un hombre que no es ning n hombre determinado, y como los hombres son sie n dit determinados -son pronombre se l- frente a que no sea un personales, tulo pro mpre tica da a esteste, se, aqu es,un hombre los pronombreshombre. El t el deque la gram impersonal. Pero el hombre si es propia- mente hombre es personal -el hecho huma nombre dijimos antes, es un hecho siempre personal. Mas aqu tenemos un hombre impersonal no, se-que hace lo que se hace y dice lo que se dice; por tanto, un hombre inhumano. -on, cuandograve y lo hacemos nosotros lo que se hace y decimos lo que se dice es que, entonces hombre inhumano, ese ente extra o, contradictorio, lo llevamos nosotros dentro y l , el se, ese As es el o somos. innegable e incuestionable fen meno: tal es la nueva realidad que hallamos ineludiblemente delante de nosotros. Ahora se trata de ver si somos capaces de e concebirla con ntenderla, de total y evidente transparencia. Lo que no es l cito es eludirla, ne Para intentarlo convieneobstante su caracterlisis un ejemplo de hecho social que m es de porque garla,sobra patente, no que sometamos an escondidizo. Cualquieramde nosotros va a casa de alguien que es su conocido, donde sabe que v parece el s adecuado para permitirnos ingresar a fondo en toda la cuesti n. e encontrar reunidas diferentes personas tambi n conocidas. Es indiferente cu l sea el a a pretextoogeneral de la reuni n, siempre que pertenezca al orden privado y no al of motivo simple visita icial. Es una de santo, es un cock-tail, es una fiesta llamada de sociedad, es una que se n en tratar privadamente de un asunto cualquiera. Yo voy a esta reuni n en reuni va a acto voluntario m o, movido por mi propia intenci n para hacer en ella algo que me i virtud de un personalmente. Ese algo puede consistir en una acci n o en una complicada serie de nteresa Tanto da para lo que ahora nos interesa lo uno como lo otro. Lo que importa es t ellas. que presente enertodo eso que voy a hacer se me ha ocurrido a m , procede de mi propia inspirac i n y tiene m . Y aun si lo que voy a hacer es lo mismo que otros hayan hecho, el sentido para que yoes hago ahora por mi cuenta, originalmente o reorigin ndolo en m . Esos actos caso lo tienen , pues,los dos caracteres m s salientes, espec ficos del comportamiento humano: nace voluntad, n de mi soy yo plenamente su autor y son para m inteligibles, entiendo eso que Y ahora viene lo estupefaciente. Qu es lo primero que hago, en casa de mi amigo, a qu y por hago, para qu lo hago. antepongo a todasnlas demlas como una notanprimera en la melod a de comportamientola que entrar en el sal donde s, personas est reunidas? Cu l es mi acci n inicial, q l voy ue a desarrollar? Pues, algo estramb tico, estramb tico porque me sorprendo ejecuta operaci ndo una n que consiste en que me acerco a cada una de las personas presentes, le t mano, omo lala oprimo, la sacudo y luego la abandono. Esta acci n por m cumplida se llama Pero es eso lo que he ido a hacer all ? A oprimir y sacudir las manos de los dem s y q saludo. opriman y sacudan la m a? No. Ese hacer no est en la lista de lo que yo, por mi par ue te, iba a
hacer. No lo hab a premedita- do. No me interesa. No tengo empe o alguno en ejecutar vez, incluso, sea molesto. No es, pues, algo que proviene de m aunque indudableme lo. Tal Qu hago,ser , pues, yo. nte lolo practicoel saludo? Tan no me interesa que, en general, ni siquiera lo refiero individualmente a cada propietario de la mano que oprimo y lo mismo le pasa a l c Cuanto onmigo.va dicho -y para ello va dicho- nos permite reconocer con plena claridad del saludo no que ese acto es una relaci n inter-individual o interhumana, aunque, en efecto, s hombres, omos dos dos individuos quienes nos damos las manos. Alguien o algo X, que no so otro ni yo, mos ni el sino que nos envuelve a ambos y est como sobre nosotros, es el sujeto indentaciyn o detalle sobrepuestos ste s lo podr nea general del saludo, algo, nima q responsable de nuestro saludo. En por m a la l haber de individual alguna m pues, creador propiamente saludo, que deslizo en l como secretamente, y que no aparece. Por eje ue no es m s o el mplo, menos de opresi n, el modo de atraer la mano, el ritmo al sacudirla, al retene soltarla. rla, al Y, en efecto, de hecho no oprimimos dos manos de una manera completame Pero ese leve componente de gesto emotivo, secreto, individual, no pertenece al nte igual. trata, Se saludo.pues, de un lev simo bordado que por mi cuenta a ado al ca amazo del saludo. El saludo es la forma r gida, en esquema siempre id ntica, notoria y habitual que consi tomar ste enla mano ajena, oprimirla -no importa si mucho o poco- sacudirla un momento Lo que ahora abandonarla. estoy haciendo es procurar que no nos cuente nadie lo que es el sal y por sino, udo,el contrario, que cada uno se percate bien, por lo pronto, de lo que le pasa cuandoysaludaay l a l s lo este saludar le es un hecho patente, algo que vive, esto es, que con acontece le plena evidencia, viviendo. Se trata de evitar hacer hip tesis, suposiciones, p que parezcan or plausiblesy atenerse a contemplar estrictamente eso que al saludar nos pasa e nos pasa. S n tanto que lo este radical m todo puede defendemos del error. Teniendo, pues, cada bien cual a la vista lo que le pasa cuando saluda, tomemos posesi n intelectual de los m s importantes que en ese nuestro acto se manifiestan con toda evidencia. 1.0 Es caracteres yo, ser humano, ejecuto. 2.0 Pero, aunque lo ejecuto yo, no se me ha ocurrido a un acto que inventado o m , no lo hepensado por mi cuenta, sino que lo copio o repito de los otros, de l gente que de la os dem s, lo hace. Viene a m de fuera de m , no es de origen individual m o, pero tam original de ning n individuo determinado. A todo otro individuo veo que le pasa lo poco que a m , que lo toma de la gente, de que se hace. Por tanto, es un acto de origen mismo extraindividual, ni m o ni tuyo ni de nadie determinado. 3.0 Pero, no s lo no soy yo el creador de este acto, no s lo es en nosotros pura repetici n, sino que yo no lo e ni eres t espont por jecuto nea voluntad; es m s, con frecuencia lo cumplo a rega a- dientes, y sospecho qu que a todo t , le pasa lo mismo. 4.0 Consecuencia de todo ello es que me encuentro e a ti, humano, ejecutando un acto al que faltan dos de los caracteres imprescindibles d yo, ser estrictamente humana: originarse intelectualmente en el sujeto que lo hace y eng e toda acci n su voluntad. Por tanto, mucho endrarse enmec nico, inhumano.mPero ahora viene lo peor, pues resulta que este hac movimiento s que aun comportamiento humano se parece aun er mes tomar y dar la mano, hacer que yo no he ido a hacer premeditadamente en l que o a reuni no se me ha ocurrido a m ni proviene de mi querer, sino que, a pesar de lo no s lo n, simplic simo, frecuente, habitual que es, ni siquiera lo entiendo. Yo no s , en efec elemental, lo primero que tengo que hacer al encontrar otros hombres algo conocidos es prec to, por qu esta extra isamente a operaci n de sacudirles la mano. Se dir , un poco apresuradamente, que no que s , es as por qu lo hago pues s que si no doy la mano a los dem s, si no saludo, me tendr n por mal educado, desde oso, presuntuoso, etc tera. Esto, sin duda, es cierto y ya ve decisiva remos la importancia que tiene. Pero no confundamos las cosas porque aqu est toda cuesti n. Lo que s , lo que entiendo es que tengo que hacer eso, pero no s , no entien la que tengo que hacer. Es inteligible, tiene sentido que el m dico tome la mano del do eso para palpar su temperatura y escrutar su pulso. Es inteligible, tiene sentido qu enfermo mano que empu a e yo detenga la un pu al dispuesto a partirme el coraz n, pero el dar y tomar la mano saludo, en el en eso no encuentro finalidad ni sentido alguno. y me lo confirma el hec voy al Tibet, ho de que, si el pr jimo tibetano, en ocasi n id ntica, en vez de darme la mano, gira la cabeza
de lado, se tira de una oreja y saca la lengua -complicada faena cuya finalidad mucho de distanahora en pasar y sentidoserme transl cidos. la vista sobre las formas de saludo que han surgi No nos ocupemos historia, do en la buena parte de las cuales se ejecutan todav a al presente. Ahora nos urg todo rigor de e extraer con nuestro propio acto de saludar los caracteres que exhibe en cuanto nosotros, seres humanos, ejercitamos. Yadel individuo que cada uno de nosotros es, 1. Quenno es una ocurrencia o invenci n hab amos subrayado dos: acci que que nos viene inventada ya de fuera de nosotros, no sabemos por qui n; es decir, n sino otro individuo determinado, sino que todos los individuos hoy vivientes se encue o nacida en ella, exactamente lo mismo que yo y que t . Por tanto, que es una acci n por nosotro ntran ya con cumplida, pero que no es nuestra, que tiene un origen an nimo, extraindividual. 2. s extraindividual, su ejecuci n por nosotros no es voluntaria. Aceptamos hacerlo, pe Sobre ser deseo porespont neo querer. A hacemos al a adirse lo ltimo car cter que nosotr ro no rsenos: 3.0, que eso queesto viene asaludar noel entendemos; es paraacaba de revel ni sentido y os tan sinmisterioso como pueda serlo el arcano m s insondable de la naturaleza. P Y tanto es irracional. orahora podemos invertir el orden de estos tres caracteres y decir: si no entend salutatorio, emos el acto mal puede hab rsenos ocurrido a nosotros; pero, adem s, si no tiene sen nosotros, tido para mal podemos quererlo hacer. S lo se quiere hacer algo que nos sea inteli tanto, es gible. Porcosa clara que no s lo saludamos sin saber lo que hacemos al dar la mano saludo -por tanto, inhumanamente-, sino que, en consecuencia, lo hacemos sin que en el contra rerlo, nuestra voluntad, gana o gusto. Es, pues, una acci n, sobre ininteligible, Mas locontravoluntaria, gusto,car hace a disgusto, y lo que se hace a disgusto s veces que no a involuntaria, se hace a nuevo se cter de inhumanidad. fuerza o forzado. Y, en efecto, el saludar es un hacer que hacemos a la fuerza, e hace a la diversamente de c mo el que se cae de un segundo piso hace ese su caer a la fuerza no muy entiende, a la fuerza de gravedad. Ya se ver c mo las prontas objeciones a estas lti ; se palabras m as que parecen obvias son mucho menos certeras de lo que al pronto se p mas Bien pensar. uede conozco que el amante gusta de saludar a la amada; bien recuerdo que toda l Nuova a Vitay, como all se dice, la vida entera de Dante gira en torno al af n de un salu que el enamorado aprovecha fraudulentamente la ocasi n de saludar para estremecerdo; bien s haciendo sentir a la piel de su mano el calor de la piel de otra mano. Pero ese se placer no es del saludo -que no es ning n placer- sino que es, por el contrario, un frau hacemos padecer, un abuso del uso que es el saludo. Pues no s bien por qu muestra de que le siempre el amor la f rtil inspiraci n fraudulenta y se comporta como alerta contrabandista q desperdicia ocasi n. Y ese mismo enamorado se da perfecta cuenta de que el saludo ue no delicia ya no es esa que, de s lito, la delicia de palpar la mano querida le cuesta tener qu otros varios o e oprimir la demuchos, entre ellas no pocas enfadosamente sudorosas. Para l tambi n hecho de saludarnes una operaci nrespuesta esla fuerza. el uso. Bien, pero qui n es es Bien, pero qui nos fuerza? La que hace a indudable: el No podemoslo que es el usoforzarnos? Qui n es ese atleta forzudo del uso? averiguar evitar el hab rnoslas cara anuestro estilo vamos a hacerlo a fondo,bamos uso e que tiene fuerza para y siguiendo cara con este nuevo problema. Necesit p se juzgue inveros mil, nadie se ha tomado hasta ahora ese trabajo. Nosotros mismos orque, aunque el inventario de las realidades que integran nuestro contorno y nuestro mundo, h , al hacer apunto de no emos estado percibir esta nueva realidad. Y el hecho es que no hay realidad m s a omnipresente bundante y en nuestro derredor. Pues no es s lo el uso estatal de no dejarnos at calle y los ravesar la innumerables otros comportamientos a que el Estado nos obliga, ni so n s lo lasel vestir que del contorno nos vienen impuestas, sino que en la relaci n normas en puramente interindividual, entre la madre y el hijo, por ejemplo, o entre el ama m s el y se intercala, ya que para entenderse no tienen m s remedio que usar un leng nteusola amada, lengua una uaje, yno es sino un inmenso sistema de usos verbales, un gigantesco repertorio usados y de de vocablos formas sint cticas estereotipadas. Desde que nacemos, la lengua nos es impuesta
y ense ada al o r nosotros el decir de la gente, que es, por lo pronto, eso: lengua. vocablos y formas sint cticas llevan siempre significaci n, idea, opini n, el decir de Pero como es, gentevez, un sistema de opiniones que la gente tiene, de opiniones p blicas, es la a la inmenso conjunto de la opini n p blica que nos penetra y se insufla en nosotros, cas el Resulta, dentro y vivimos, nos que vemos la luz, llena i nos porpues, que sin cesardesdeoprime desde fuera.sumergidos en un oc ano de uso s, queson la primera y m s fuerte realidad con que nos encontramos: son sensu strict stos contorno o nuestroo mundo social, son la sociedad en que vivimos. Al trav s de ese mundo so Merece, pues, mundo que intentemos de las cosas, vemos qu es el uso, c mo se fo usos, de cial ovemos ella penade los hombres yaclararnos plenamenteel Universo. qu rma,es lo que le pasa cuando cae en desuso y en qu consiste esa contravenci n del uso Mquepara que esta investigaci n nos resulte evidente debemos hacerla analizando un u solemos llamar abuso. s concretoyyen DEL SALUDO.antes que todo eso, vegetales, QUE que hombres. Hab a so MEDITACIONciertome parece s loaminerales,ETIMOLOGICO animales yson los usos. De En ES nuestro ninguno modo EL tan prop sito otrasel saludo. X. UNs, adem USO? contorno no hab a HOMBRE, ANIMAL como realidades nacimiento sde nuestronos envuelven y ci en por todos lados: nos oprimen y comprimen, se nos e insuflan, nos penetran y nos llenan casi hasta los bordes, somos de por vida s inyectan En esclavos. la susel decir de y gente encontramos uso? us prisionerosAhora bien, qu es ella palabra uso formando tronco con costumbres. Usos y costumbres trotan juntos, pero si tomamos en serio el y que parecer a calificar diferentes una y otra cosa, vemos que no podemos distinguirlos o que la distinci n de arbitraria. El hecho de que esa pareja perdure en la lengua como un matrimonio b es se avenido ienexplica porque, en efecto, el concepto costumbre parece m s significativo y ayuda designar lo que se piensa vulgar- mente cuando se dice uso. El uso ser a la costumbr a costumbre e, y la es un cierto modo de comportarse, un tipo de acci n acostumbrado, esto e habitualizado. El uso ser a, pues, un h bito social. El h bito es aquella conducta que s, mec nicamente. Cuando esa se automatiza s el individuo y un individuo, sino que ejecutada , por ser con frecuencia, conducta no esen lo frecuente ense produce o funciona so frecuentes los individuos que la frecuentan, tendr amos un uso acostumbrado. Con o n palabras, esto viene a decir sobre el uso el nico soci logo que ha querido molestar tras en analizar se un poco los fen menos elementales de sociedad. La frecuencia de un comportamie este individuo, en aqu l y en el de m s all ser a, pues, la sustancia del uso; por tant nto en tratar o, se a de una realidad individual y s lo la simple coincidencia, m s o menos fortuit comportamiento frecuente de muchos individuos le dar a el car cter de hecho social. a, en ese menos Nada que Max Weber piensa as , y nada menos que Bergson piensa lo mismo, pues, on a ceos despu s que Weber, seguir hablando, a vuelta de no pocas vueltas, del uso como d costumbre y de la costumbre como de une habitude, de un h bito; o sea, de una conduc e una muy ta frecuente que, por ser frecuente, se ha automatizado y estereotipa- do en lo Pero es el caso evidente- mente no son usos. Una actos cosas que con m xima s individuos.queque ejecutamos muchos movimientos,de las y accionesel hombre hac frecuencia y escasa frecuencia es respirar y, sin embargo, nadie dir que la respiraci n es un us e con nada hombre el o y quese ha acostumbrado a respirar. Pero eso -se me objetar fulminantemente- es reflejo org nico. Exacto, y yo lo he dicho como punto de partida y de referencia. un mero andar, caminar, mover las piernas por r as y calzadas, eso no es un acto reflejo, Bien: pero voluntario, es un acto es frecuent simo y evidentemente tampoco es un uso. Viceversa: hay uso su propia s que por consistencia son infrecuentes. Algunos grandes pueblos practicaban el celebrar uso de una fiesta ceremonial cada siglo. Venerable ejemplo de ello fue Roma co n sus ludi
saeculares, sus juegos religiosos cuando se cumpl a el saeculum. No se me dir que p individuo romano era frecuente celebrar la fiesta secular. Tan no lo era que los ara el gritaban a los ciudadanos para que acudieran ad ludos, a los juegos, quos nec sp heraldos quisquam ectasset nec spectaturus esset. Como nos refiere Suetonio en su Vida de Claudio: la fiesta a que no hab is asistido nunca, a la que no volver is a asistir. No se pued Venid a m definir e s briosamente la absoluta infrecuencia de un uso. De paso -y v ase ahora s lo de sos noten layo- que este uso se manifiesta como siendo una costumbre, no de un individuo, esencialmente transindividual; era una costumbre, no del romano, ste, se o aqu l, si sino Roma. Roma no... de no es un hombre, es un pueblo, es una sociedad. A lo que tras parece usos,no son de los individuos sino de la sociedad. Ella, es tal vez, la usual y aqu los radical La usuante.infrecuencia de la fiesta secular aparecer a a n m s clara, si cabe, de poder nosotros exponer lo que fue propiamente el saeculum, una de las ideas m s humaname ahora conmovedoras, m s directamente vitales, esto es, vividas, pura- mente extra das de l nte experiencia del humano destino. Porque claro est que el siglo, el saeculum, no es a unidad de tiempo precisado en la groser a m trico decimal de cien a os, con sus dos es esa larga ceros, duraci n que pueden medir los relojes con su impertinente e indiferente exa t pidos saeculum es ctitud. El una unidad de tiempo esencialmente imprecisa como todo lo que es vid idea una a: esvetust sima, tanto que ni siquiera es romana; ella y la palabra misma son pre duraci n de existencia de Madrid que llegue hastaen este d ael ltimopensamosque hoy sonpartimos deyhoy y todo lo etrusco, pat tico, misterioso y viven y de los una rromanas, Si etruscas, como de todos los madrile os que que muera azorante. en vida, muy especialmente los hoy nacidos, eso es el saeculum. Por tanto, la du est n aquel de raci ncontinuo acontecer humano que puede ver, esto es, vivir, aquel que logre v m m s, ers. Servivira os la idea110 generaci n; es una generaci ncomo lo es el de la vida. Se trata, pues, de 100 90 de 120 -el l mite es flotante humana dilatada hasta su m ximo de longevidad, la m s natural y concreta unidad en que se mide el tiempo con acontecimiento humano -la m s larga vida de un hombre- y no con geometr a y aritm tica un Ver . en la formidable realidad que es el uso un simple precipitado de la frecuenc indigno ia, es de una mente anal tica. No confundamos las cosas: no confundamos el que mu usos chos -pero no todos, ni mucho menos-, para llegar a constituirse como tales usos que muchos individuos hagan muchas veces una misma cosa y, por tanto, esta cosa , presupongan manifieste frecuentemente, con que el uso mismo, una vez que est constituido y se se efecto, a ya, enuso, act e por su frecuencia. No vaya a resultar a la postre lo inverso: q uso porque ue algo no es frecuente, sino que m s bien lo hacemos con frecuencia porque es uso Para escapar de este enredo no hay sino preguntar a nuestra propia conducta qu es . hacemos al saludar, y al punto vemos que el dar la mano no lo hacemos porque sea lo que Si as fuese, el d a que alguien no tuviese ganas de saludar suprimir a sin m s la opera frecuente. habr ayentonces, frente a una conducta frecuente de los dem s, una conducta infrecue ci n, pero no le nte suya, pasar a nada de particular. La cosa es palmaria y bien sencilla: seguim d de buenos osas abuenosendla calle transe nte, osi losdquedejamos deen una reuni n, stos se nos encontramos as. Pero sabemos que a un a hallamos saludar aun conocido que y que este enfado trae para nosotros algunos da os; por lo pronto y por lo menos, enfadan tengan que nospor mal educados, pero tal vez da os graves. Ah!, eso ya no es cuesti n de fre o infrecuencia, no es cuesti n de h bito y suspensi n ocasional de un h bito, son ya pala cuencia mayores, eso es que los dem s -esa vaga entidad que son los dem s, y que es otro aspect bras de o la gente-, que los dem s nos obligan a saludar, nos lo imponen violentamente con fuerza o violencia por lo pronto de orden moral, tras de la cual -y esto es impo una advertirlo-, tras de la cual hay, m s o menos pr ximamente, pero en el ltimo fondo si rtante A neventualidad unaabofetada, y al sica. autom la no hace muchos empre,ticamente de una violencia f dcuando alguien negaba un saludoasol a recibir o p os -en Europa- a siguiente ten a que batirse espada, sable Por eso istola. digo que se trata ya de palabras mayores...
El uso, pues, se me aparece como la amenaza, presente en mi esp ritu, de una event violencia, coacci n o sanci n que los dem s van a ejecutar contra m . Pero lo curioso de ual es que l caso lo mismo les pasa a ellos, porque tambi n cada uno de ellos encuentra ante s eluna amenaza de los dem s, s lo que ahora, para l, entre los dem s, estoy yo, que s como uso He aqu ,me he convertido en uno de los social: la violencia o amenaza de violencia saberlo pues, otro atributo del hecho dem s. in procede , que node ning n sujeto determinado, que, antes bien, todo sujeto determinado enc ante s bajo cter con de primero se presenta en nuestra de lo social. Lo l. uentra ,el carel aspectoque violencia, actual o presumible,vidalos dem s hacia percib Este es nuestra e antes voluntad que nuestra inteligencia. Queremos hacer o dejar de hacer algo descubrimos que no podemos; que no podemos, porque frente a nosotros se levanta y m unspoder, que el nuestro, que fuerza y dome a nuestro querer. y ese poder, que se m fuerte generalanifiestamente con los eufemismos de coacciones y de presiones morales, de causa morales, pero que siempre -a la postre- amenaza con la eventualidad de una viole mos da os ese f sica; nciapoder, por tanto, f sico, brutal, que :-como veremos- funciona tambi n brutalmen poder que te, ese no es de nadie, que no es humano en este sentido, es algo as como un po elemental de la naturaleza, como el rayo y el vendaval, como la borrasca o el te der la gravedad que rremoto, como empuja en su vuelo la masa ex nime del astro, ese poder es el poder Esel poder socialal decir yo por vez primera que saludar tom ndose las manos era Ysocial. casi seguro que funciona en la coacci n que es el uso. sin acto un sentido, alguien pudo pensar: no, tomarse las manos tiene sentido porque de hombres los ese modose han asegurado mutuamente de que no llevan armas en ellas. Pero -respo evidente ndo- es que, cuando nosotros acudimos hoy a una fiesta social o a una reuni n aca nos preocupa el temor de que los otros hombres, nuestros conocidos, lleven en su d mica, no lanzas, s manos jabalinas, pu ales, flechas, boomerangs. Sin duda, ese imaginario objetant decir, a e quer claro est , que ese temor no es actual, sino pret rito. Hubo un tiempo, de un pasado, en que los hombres sent an, efectivamente, ese temor, y por ello determina vago acercarse en esa forma que para ellos ten a sentido, como para m detener la mano de ron asesino. Pero esta observaci n, aun acept ndola como discreta, lo que demuestra es q l tomarse las manos tuvo sentido, no que lo tiene ahora para nosotros. La observac ue sin nos sirve, i n embargo, para descubrir algo muy importante: que por lo menos algunos hechos como el saludo -ya veremos si en cierta dosis todos- se caracterizan no s lo por c sociales sentido, arecer desino por algo a n m s melanc lico: porque lo tuvieron y lo han perdido. Si es resultase verdad, tendr amos que a los usos les es constitutivo haber perdido su s to tanto, por entido;haber sido en un tiempo acciones humanas interindividuales e inteligibles alma, y haberse , acciones con luego vaciado de sentido, haberse mecanizado, automatizado, como mineralizado, en suma, desalmado. Fueron aut nticas vivencias humanas que luego, p visto, or lo pasaron a ser supervivencias, a ser humanos petrefactos. Por eso hablo de significado nuevo queque porla vez, su pleno significado.supervivencia adquiere un mineralizaci n. Creo es, a vez primera aqu la palabra Porque la supervivenci Mino esvivencia, sino s lo por su despojo,en efecto,cad ver y cuando damosfla mano vivida ya a imaginario objetante confund a lo que, residuo, nos pasa esqueleto o sil. saludar, que es algo sin sentido, con una teor a que l tiene sobre el origen de est al ha elaborado, e hecho y que como pasa con toda teor a, para encontrarle ese sentido que tampoco Mas dacuando saluda no sobre el tiene lla casualidadyque teoriza. saludo no hay ninguna teor a correctamente forma para es ntoma da.sEllo de c mo andan los estudios sociol gicos, pues acontece que no existe un sol en lengua o libro alguna dedicado al saludo y existen muy pocos donde haya siquiera un r cap tulo educido que de l especialmente se ocupe; no hay un solo art culo de revista, seg n mis noticias, en que se trate de investigar con alguna energ a el tema, como no sea un p de tres o ginas, perfectamente nulo, que se public hace setenta a os en Inglaterra con el t tul Todo Salutations. o On lo que hay sobre el tema hasta la fecha es un cap tulo en la Sociolog a, de Spe unas ncer;cuantas p ginas en el libro de Ihering El fin en el Derecho; el art culo de la Enciclopedia
Brit nica, que son unos cuantos p rrafos, y el de la Enciclopedia Americana de Cienc Sociales, y, eso s , innumerables, vagas e ineptas generalidades de unas cuantas l n ias incontables tratados ello lo nico que sobre el tema se ha dicho eas en los entre todode Sociolog a que han fatigado las prensas. de ingenioso y q Pues bien, una ligera variaci n de la prueba, podr a valer como verdadero, es lo que al desgair ue, con comunicasaludo, comonotodos y quo,rudimentologo, consideraceremonialnmde antigua. Enes e nos nuestro Spencer y, munsresiduoptica de bi de una acci n el apret Spencer, que emplea por no he visto nunca atendido. s manos, que biolog a se entiende por rudimento el fragmento o trozovolversergano que no se ha transformado a n del todo o, viceversa, ha quedado, por de un in til y atrofiado, aquel trozo. Tal es nuestro rudimento del tercer p rpado. Sea en su forma incipien reducido a forma residual, te, sea en su lo caracter stico del rudimento es que, falto de desarrollo, no si Con rganoideaquien laes residuo va a servir oen serie las formas del saludo -al el para de previa la vista, Spencer pone ha servido. rve esta lo que un vasto grupo de sus formas- cuidando que cada una quede entre las otras dos qu menos todo prle son mDe esta manera se va pasando, con relativa continuidad, de una a otra, a e ximas. s diferentes entre s , mientras entre la primera y la ltima de la serie la diferencia penas investigacioneslas seriessumisicontinuas es, desde elel superior. El hombre primit El saludo esde biol deriva nuestro apret n dehacia positivismo, normal en las He aqu todo Spencer gicas. Esteenorme. un gesto de casi n del inferior manos: es m como cuando ivo, venc a al enemigo, le mataba. Ante el vencedor quedaba tendido el cuerpo de vencido, siendo all v ctima triste que esperaba la hora del canibalismo. Pero el pr l refina en imitivoyse vez de matar al enemigo hace de l su esclavo. El esclavo reconoce su inferioridad, de vencido perdonado, haci ndose el muerto, es decir, tendi ndose en e situaci n de ante el l suelo vencedor. Seg n esto ser a el saludo primigenio la imitaci n del cad ver. El pro subsiguiente consiste en la incorporaci n progresiva del esclavo para saludar: pri greso en cuatro patas, luego se pone de rodillas, las manos con las palmas juntas en l mero se pone Spencerendedice de entrega,-, pero a ado yo, mano. se manos as or, nosigno -claro est de ponerse en su que ese ponerse en la mano del se or es e su manu l in esse de los romanos; es el manus dare, que significa entregarse, rendirse; capto; es es la manuel manctptum o esclavo. Cuando el que ha sido mandado, agarrado o tomado mano se habit a a ello, a esa sumisi n, el latino dec a que es mansuetus, acostumbrado en Pero mansueto. mano, domesticado, manso. El mando a lo dicho, hombre y deja de de gesto a la volvamos a Spencer. Posteriormente domestica alel saludo le hace,ser fiera que era, a vencido devencedor y se convierte en manera general de inferior a superior. El inferior, la manopie, toma ya de del superior y la besa. Es el besamanos. Pero los tiempos se democratizan superior, ficticia o sinceramente, se resiste a esa se al de inferioridad reconoci y el da. Qu Todos somos iguales. Y qu pasa entonces? Yo, inferior, tomo la mano de mi diablos! superior y la elevo hacia mis labios para besarla, pero l no quiere y la retira; vuelvo a insistir y l vuelve a retirarla, y de esta lucha, que parece de Buster K yo, entonces, cinta, resulta eaton en una elegantemente... el apret n de manos, que es el residuo o rudimento Se reconocer saludo explicaci lo que le falta con que la s, est formas, de ser historia laBastar a para ganar n es ingeniosa, pero, adem serie demuy cercapr ximas verdadera. de toda del que la Spencer. en a de haber sido construida hipot ticamente, tomando cada forma de un pueblo y unavezotra, tiempo cualquiera, fuese estudiada hist ricamente, es decir, que se mostrase no s lo de un formauna muy pr xima a otra, sino que, efectivamente, es su precedente hist rico, qu que es Pero de lo que no hay duda es de que nuestro apret n de manos es una supervivencia sali realmente de aqu lla. e sta rudimento superviviente, y ya en lo que tiene de acto concreto y tal como es, si , un una sentido de n elacci n til y con plena significaci n. Nos facilita la comprensi n de esto el hecho la forma de que de nuestro saludo en la calle -quitarnos el sombrero- va quedando reduc ida, cuando
nuestro saludado nos es bastante conocido, a tocar con la punta de los dedos el sombrero. ala del De este residuo, que pronto tambi n desaparecer , a las complicadas curvas aireel en el Versalles de Luis XIV se hac an con los enormes chapeos barrocos, c en que muchas de argadosplumas, hay un viaje tan largo como a Tipperary. Es incuestionable que, d esde esa poca hasta el d a de hoy y acaso en toda la historia hasta el presente, rige una le Ahora nosla ceremoniosidadde lo dicho algo queveremosmucha m n de esta ley. incal llamo de y que yo interesa extraer menguante. Pronto tiene la raz s importancia, Hemos visto que usamos sacudir apretar la mano trascendencia para las cienciasode humanidades. del conocido y que hacer esto n culable para evitar su enojo, pero por qu precisamente este acto nos sirva a ese fin, hem os sirve no lo entend os visto que amos. El acto til es, al menos en este caso, ininteligible para nosotr ejecutores. Sin embargo, al reconstruir la historia de este acto y observar la s os, sus formas sus erie deprecedentes, llegamos a algunas que tuvieron pleno y racional sentido par que las practicaban y aun para nosotros mismos si, imaginariamente, nos traslada a aquellos situaciones humanas muy antiguas. Una vez hallada aquella forma antecedente que mos a entender, logramos adquieren autom ticamente sentido todas las subsecuentes hasta la nuestr Por otro lado, al descubrir la forma -antigua para nosotros, pero a n usada por mu a residual. pueblos- de poner el inferior sus manos entre las del superior, hago notar que l chos la propiedad, el a superioridad, se or o, se dec a en lat n in manu esse y manus dare -de donde viene nu vocablo estro mandar, Ahora bien, cuando nosotros decimos mandar, decirlo nos sirve pa efectos ra los que, en aquel momento de la conversaci n, del discurso o del escrito, pret pero, salvo los ling istas, nadie entiende por qu a la realidad mandar se le llama endemos; palabra con la mandar. Ha sido menester para que entendamos esta palabra, no s lo para qu sirva e nos al repetirla sin entenderla, hacer exactamente lo mismo que hemos hecho co reconstruir n el saludo:sus formas ling sticas precedentes hasta llegar a una que era, en efect inteligible, que entend amos. Manus en lat n es la mano, pero en cuanto ejerce fuerz o y por s , poder. a y es Mandar, todo mandar -ya lo veremos- es poder mandar, esto es, tener poder para mandar. Esta forma antigua del vocablo nos ha revelado el sentido que, resi o fuerza atrofiado, momificado, dormitaba en nuestro vulgar e ininteligible fonema mandar. dual, operaci n de hacer resucitar mediante ciertas operaciones de las ciencias fon tica y Esta en lantica sem muerta, desalmada palabra de hoy, el sentido vivido, vibrante, en rgico que es loun d a, llama descubrir su etimolog a.a saber: que tener etimolog a no es cos tuvo ahorase Pero que divisamos algo de gran calibre, exclusiva ni siquiera peculiar de las palabras, .sino que todos los actos humano a porque en todos ellos, m s o menos, intervienen los usos, y el acto usual, al ser s la tienen humana convertida en imposici n mec nica de la colectividad sobre el individuo, perv una acci n inercialmente ya la deriva sin que nadie pueda asegurar racionalmente su exacta ive Al ir perdiendo sentido por su misma usualidad, por la usura de todo uso, va tam perduraci n. su n variando llegar a estos aspectos absolutamente ininteligibles que son los bi forma hasta palabras no tienen etimolog a porque sean palabras, sino porque son usos. Pero est residuales. Las obliga o nos a reconocer y declarar que el hombre es constitutivamente, por su inexora como miembro ble destino de una sociedad, el animal etimol gico. Seg n esto, la historia toda no sino a inmensa etimolog a, el grandioso sistema de las etimolog as. y por eso exis ser una historia, y por eso el hombre la ha menester, porque ella es la nica disciplina q te la impremeditadamente sede loha abierto un yhace y, por el que divisamos,es. s bito, V puede descubrir el sentido nos que el hombre modesto uease c mo, avanzando en nuestro menudo ventanal estudio del saludo, de tanto, de lo que vastospanorama de humanidades hasta la fecha nunca aparecido, bajo este aspecto: el m universal como una gigantesca etimolog a. Etimolog a es el nombre concreto de lo que la historia abstractamente sculo.llamar raz n de decir, exponiendo y, a la vez, completando l al s m nuestro min suelo Lo que acabo hist rica. Mas ahora retraig monos de tan amplio tema Spencerde a idea tico dela gque podr anuestro apret n de formal explicaci n. lo como un modelo esquem sobre lo nesis de ser su efectiva y manos, debe valer s Spencer ha simplifi demasiado las cosas. Por lo pronto, supone su teor a que todo saludo procede origi cado nariamente
de un homenaje que el inferior rinde al superior. Pero el complicado saludo del gran soledad tuareg en la del desierto, que dura tres cuartos de hora, o del indio americano encontrar al de otra tribu comienza por fumar con l de la misma pipa -la pipa de l que al no implica a paz-, diferencia de rango. Hay, pues, saludos originariamente igualitarios. propio modo de saludar que, en efecto, parece derivar de un comportamiento entre En nuestro interviene un componente de simple efusividad igualitaria que no deja de acusars desiguales, mecanizacila licos, la bandera, esla cruz, al lo aver que toda sincera n acosas, e, aunqueademys, queael saludosu ejercicio haya volatilizadopasa en tambi efusi n. a objetos simb automatismo de no a dirigido s cad personas, sino su viaje funeral Notemos, n cementerio.efusi defecto enoja porque implicajunto adimensi nDigamos, pues,es una ala vez atenci n, y su n. Pues no todoque olvidar, desatenci gestos salutatorios, las homenaje y En cierto modo, hay saludo incluye una los n. de homenaje, que es al en la ocasi palabras quen suelen pronunciarse. Los basutos saludan a su jefe diciendo: Tama se Salud, salvaje bestia! Es lo m s agradable que pueden decir. Cada pueblo, veremos, ti vaba. sus ene preferencias, y los basutos prefieren la fiera. El rabe dir salaam aleikun -la contigo-, que es el sehalom hebraico y pasa al ritual cristiano con el sculo y la paz sea El romano dec a salve -esto es, que tengas salud-, y de aqu nuestro vocablo saludar, pax vobiscum. griego y el kha re -te deseo alegr a. Nosotros deseamos los buenos d as, las buenas tardes, buenas noches al pr jimo, expresi n que tiene primitivamente un sentido m gico. En cam las en la bio, India, al saludar por la ma ana, sol a preguntarse: Ha tenido usted muchos mosqu Pero esta todos estos contenidos de gesto y palabra que emplea el saludo y lo que exp itos noche? sumisi n,stico del efusitratosustancia de ste aparecehecho estpuramente formal, resan rendimiento, saludo.n- pueden manifestarse,modo que no se manifiestan, m s a caracter homenaje, del en cualquier momento La entre hombres, de y de en algo en ello lo el saludo saber: quees lo primero que hacemos con las personas que encontramos, antes de h dem que lo acerstodo con ellas pensamos hacer. Es, pues, un acto inaugural, inicial o incoati vo;hacerque preludio a todo efectivo hacer frente al prcon las otras personas, tenga un m ssobremanera enigm tico que, antes de hacer nada jimo. No es es que mos anteponer esta acci n, la cual por s no tiene significaci n ni aparente utilidad que ser propias,a, porel enigma delornamento? vez de atender a su forma general, al mod Para resolver tanto, puro saludo, en usado n es o seg en nuestra sociedad, observemos las leves variaciones de su m s y su menos c saludamos, es decir, a qui n saludamos m s formalmente, ejecutando el acto en su int uando con el posible cuidado, u opuestamente, cu ndo sentimos, sin deliberada intenci n, q egridad, podemos reducir alen nimumpor saludoqueincluso suprimirlo. que nos merecen sumo ue Dejemos los casos m que, el tener e saludar a personas y admiraci n, hacemos del saludo, en rigor, un pretexto para el homenaje; por tant respeto no es pura o, algo quey propiamente saludo. Fuera de esto, saludamos menos a los que nos so n mximos, a los que son nuestros ntimos, a los que nos son m s los individuos determi pr s que son; y viceversa, saludamos con m s formal y aut ntico saludo conforme los hombr nados que se es de trata nos son m s distantes, individuos menos determinados, que son, en def s lo la initiva,abstracci n de individuos o individuos abstractos o, dicho en otra forma, in que s lo dividuos tienen el molde gen rico de tales porque para nosotros, que apenas los cono Entonces resulta ysu individualidad determinada. est n cemos,vaciados de quiere decirse que, cuando conocemos bien aun hombre, y, por aunque tanto, no hubiera usos, podemos prever la conducta suya hacia nosotros, sentimos necesitamos saludarle y que el saludo se impone en la medida en que el pr jimo nos que no menos vida individual determinada, menos tal hombre, y nos va siendo, en cambio, va siendo hombre cualquiera, m s gente. Ahora vemos c mo la palabra gente significa el individuo m s un abstracto, esto es, el individuo vaciado de su nica e inconfundible individualida Ahora cualquiera, porque no conocemos c mo es el casi suma, un casi individuo. d, el bien, el individuo desindividualizado; en individuo que encontramos, no pode prever su conducta para nosotros, ni l la nuestra, pues tambi n soy yo para l un cas mos i
individuo, y al no poder preverla, antes de hacer nada positivo con l, es preciso constar mutuamente nuestra resoluci n de aceptar las reglas de conducta, el sistem que hagamos comporta- miento seg n los usos que en aquel lugar del planeta rigen o son vigente a de pone a s. Estonuestra disposici n toda una serie de puntos firmes de referencia, de cauce y seguros para s tranquilos nuestro hacer y nuestro trato. En suma, proclamamos al dar la man mutua voluntad de paz y socialidad con el otro; nos socializamos con l. En el sal o nuestra indio americano -acabo de recordarlo-, el saludo consist a en fumar los dos la mis udo del se llama la ma pipa, que pipa de la paz; pero en el fondo de todos los saludos encontrar amos lo En otros mismo. tiempos, cuando a n no se hab a extendido ning n repertorio firme de usos por rea territorial amplia, lo imprevisible de la conducta de los dem s -por ejemplo, l un del casi individuo que en el desierto encontraba un tuareg-, inclu a una posibilid a conducta incluso el despojo y el asesinato; y por eso los saludos del tuareg son saludos ad ilimitada, El complicados. muyhombre -no lo olvidemos- fue una fiera y, en potencia, m s o menos sigue si ndolo aqu que fuese siempre una posible tragedia la aproximaci n de hombre a hombre. Esto ... De hoy nos parece cosa tan sencilla y tan simple -la aproximaci n de un hombre a otro que ha sido hasta hace poco operaci n peligrosa y dif cil. Por eso fue preciso inventar hombrede la cnica una t aproximaci n, que evoluciona a lo largo de toda la historia humana. Esa t cnic m es curioso aproximaci n es el saludo. a,quina de laque, paralelamente, el saludo se ha ido simplificando: mientras el Y esa tuareg empezaba a cien metros del pr jimo, era de un ceremonial complicad simo y dur saludo del media aba hora, nuestro apret n de manos es casi como la postrera abreviatura de una c es como la eremonia, estenograf a del saludo. y ahora vemos descifrado el jerogl fico y enigma el apret n de manos y, en general, el saludo; ahora vemos que l no significaba nada que era es unshacer determinado que por s pretenda valer concretamente para nada, sino qu por , no es la declaraci n de que vamos a ser sumisos a esos usos comunes, y el acto inaugu e el saludo nuestra ral de relaci n con la gente en que mutuamente nos declaramos dispuestos a acepta los dem r todos s usos vigentes en ese grupo social; por eso, l mismo no es un hacer positi un no con vo,uso es propio contenido til, sino que es el uso simbolizador de todos los dem s de los uso , es elusos, la consigna o se al de la tribu. Raz n de m s para que lo hayamos elegido ejemplo de todo lo social. Mas, si esto es as , c mo se explica que en varias e inmen como sociedades, que en varias naciones se dejase -estos ltimos a os- s bitamente de dar l sas o saludar, y en vez de ellos se levante el pu o amenazadoramente o se tienda el br a mano palma al azo, la viento, seg n el uso legionario de los milites de Roma? Porque es evident saludos no e que estossignificaban, como el otro, una proposici n de paz, de unirse, socializ solidarizarse con los dem s, sino que eran todo lo contrario: una provocaci n al com arse y Hecho bate. tal, viene a dar al traste con toda esta doctrina que tan laboriosamente ha construido? Pero antes de acudir a la defensa de tal doctrina, conviene que haga b amos suposici mos otra n, bien que m s imaginaria y que vamos a despachar en pocas frases, pues la reducido a ltima f rmula. Una suposici n que, aunque imaginaria, va a aclararnos de u he Imaginemosporcitodas cosas. golpe una que n de las personas que forman una reuni n creen, cada una por s , que n est pido darse la mano -por ejemplo, que es antihigi nico-, y, en consecuencia, que es hombres no deben saludarse en esa forma. Pues bien, a pesar de esto, quedar a inta los a pesar de cto el uso;pensar as , cada cual seguir a practican- do el apret n de manos; el uso co ejerciendo su impersonal, su brutal y mec nica presi n. Para que esto no ocurriese s ntinuar a menester que, uno a uno, se fuesen comunicando su opini n los individuos; es decir er a uno llegase , que cada a saber que los dem s eran opuestos a ese saludo. Pero esto, no quiere otras palabras que se hab a constituido un nuevo uso en sustituci n del anterior? En decir con situaci n, quien saludase dando la mano faltar a al uso vigente -no dar la mano-, y la nueva no habr a otraninguna solemnidad pero, nuevo uso parecer a tenerdescarnada y transparente Sin diferencia que sta: el en cambio, con la pureza m s sentido que el anterior. lo esquem propia a tico, lo dicho nos muestra un modelo abstracto de c mo nace todo uso, c mo s e
desusa y c mo lo sustituye otro. Adem s, vemos con mayor claridad que hasta aqu la fu extra erza a del uso, que no vive ni existe sino en los individuos y gracias a los indi embargo, sin viduos y,se cierne sobre ellos, como mec nica potencia impersonal, como una realid queflos manipula, los trae y los lleva a modo de cuerpos inertes. La supresi n de ad sica est en la un uso no mano de la voluntad individual, m a, tuya o suya. Para suprimirlo hay que mucho, como hay que trabajar mucho para destruir un cerro o construir una pir mide trabajar que ganar individuo a individuo, hay que ganar a los dem s, a esa vaga entidad que . Hay La suposici n, para que fuese sencilla, contiene, sin embargo, dos imprecisiones q dem s. son los necesito ue ahora corregir. Una es sta: he dicho que, para suprimir el saludo en esa reuni n , ten ande acuerdo todos. Pero es que los usos propiamente no se forman en esa r ponerse que esa reducida reuni n, sino que en ella, a la sumo, se inician. Los usos se forman, euni n, en en la postre, a gran reuni n m s o menos multitudinaria que es siempre la sociedad; y para que se constituya, no es menester que todos se pongan de acuerdo. M s a n: jam s se han pu un uso de acuerdo todos los individuos de una sociedad para constituir un uso. Adem s no esto cuesti n de acuerdo. El error del siglo XVIII fue creer lo contrario: que la socie es funciones dad y sus constitutivas -los usos- se forman en virtud de acuerdo, contrato, etc pongan que se . Bastade acuerdo -d ndose o no cuenta de ello, con o sin deliberaci n- los que form mayor a, pero otras n mero? siempre- es precisamenteerrorminor a, tal vezveces es la cierto an un n mero. Qu -y casi La mayor a? Este es el una mayoritario: a relativaamplia, mente quien al adoptar determinado comporta- miento, logra, con extra o automati imposible de describir en poco tiempo, que ese comportamiento, hasta entonces pa smo, privado, rticular,de unos cuantos, se convierta en la terrible e inexorable fuerza social No es, pues, cuesti n de cifras. A veces, un hombre, un hombre solo, con su aproba que es un uso. hace avanzar m s la constituci n de un uso que si es adoptado por un mill n. El mundo ci n, lleno de sobretodos porque un d a, hacia 1840 50, cuando el conde d'Orsay, un dand est origen y de franc s instalado en Londres, volv a de las carreras montado en su fina yegua comenz a llover y a un obrero que pasaba le pidi el abrigo con mangas que entonces torda, el pueblo nfimo de Inglaterra. Esta fue la invenci n del sobretodo, porque d'Orsay usaba hombre era el m selegantede Londres,sabe elegir. Aes una palabra que viene de laislas brit nica elegir; elegante es el que y elegante la semana siguiente, por las palabra No es cuestiflorecer losdesino deen historia-, el fen meno -el desellos.vigencia colect empezaronaay,nal trav s sobretodos, y hoy est el mundo lleno m llamo s, sociolog de cifras, ella, un sorprendente que yo importante en Ahora iva. es oportuno hacer la segunda correcci n a nuestra imaginaria suposici n. Al sa cada ber uno de los miembros de la reuni n que no s lo l sino tambi n los dem s son opuestos apret n de manos, este uso se des usaba y era sustituido por otro que omit a el dar al Los caracteres generales del uso, por lo menos ser extra-individual y ser mec nica la mano. coactivo y persistente, perduraban en el cambio. No hay m s diferencia -afirm - que s mente nuevo ta: eluso parece tener m s sentido que el desusado, el cual lo hab a perdido por com por eso esto abandon pleto y se ledecir que.el nuevo uso tenga mucho o siquiera suficiente sentido? Com Quiere grupos o los sociales en que se constituyen los usos se componen de un n mero muy grande individuos, y para que el uso logre instaurarse hay que ganar a una gran porci n d de resto tiene, e ellos, y elpor lo menos, que llegar a conocerlo y cumplirlo, quiere decirse qu e la formaci n Desde el es lenta. de un usoinstante en que un individuo tuvo la idea creadora -s lo los individuos c idea creadora del nuevo uso, hasta que ste llega a ser, en efecto, uso vigente, i rean-, la nstituci n todo n-, tiene por fuerza que pasar mucho tiempo. Y en el lapso de est uso es instituci tiempo e largoque tarda en formarse un uso, la idea creadora, que en su hora inicial tu cuando se hace usual, cuando se hace modo social, en suma, uso, ha empezado ya a vo sentido, anticuada, a perder el sentido que tuvo, a ser ininteligible. Lo cual -conste, n t ser por lo pronto, al uso; porque lo que hacemos porque se usa no lo hacemos porque ese- no da a, nos parezca
bien, porque lo juzguemos razonable, sino mec nicamente; lo hacemos porque se hace Elmenos, porque instaurarse y tarda oy,usostarda en no hay otro remedio.en desaparecer. Por eso, todo uso -inclusive m uso-nuevopor esencia, viejo, mirado desde la cronolog a de nuestra vida individual el es, N . tese que la persona, cuanto m s persona es, suele ser m squepida en sula socieda un instante se convence o desconvence, decide que s o decide r no; pero hacer. En en los usos d consiste -que tardan en nacer y tardan en morir-, la sociedad es tard grada, pe arrastra despacio y avanza por la historia con lento paso de vaca que a veces no rezosa, se por su morosidad. Y como la historia es, ante todo, historia de las colectividad s desespera las sociedades es, historia de-por tanto, historia de los usos-, de ah ese su car cter de extra a le retardataria, de ah el tempo lento con que marcha la historia universal, que nece ntitud cientos de a os sita cientos y para conseguir cualquier avance real- mente sustantivo. Hornero ci como proverbio muy antiguo que los molinos de los Dioses muelen despacio. Los moli taba ya A su vez, el uso consiste en una forma de vida que el hombre muy personal siente de noslos Dioses son el Destino hist rico. como arcaica, superada, a eja y ya sin sentido. El uso es el petrefacto humano, la siempre idea fosilizada. Y aqu vemos el mecanismo de por qu siempre, m s o menos, lo social conducta o pret es rito, pasado disecado, momia, o, como ya he dicho, muy seria y formalmente, q Tal vez social sea una de las misiones ue lo es esencial anacronismo. que tiene la sociedad atesorar, acumular, conser vida humana var, salvar fenecida y pret rita. Por eso todo lo social es una m quina que mec nicame conserva y fosiliza vida humana personal; la cual, por s , en cuanto humana y pers nte conforme va onal, muere naciendo, y con esa riqueza y liberalidad genial, que son propias de consume siempre en su ejercicio. Para salvarla hay que mecanizarla, hay que desh la vida, se Ahora podemos hay que despersonalizarla. umanizarla, volver presurosos a la defensa de nuestra doctrina del saludo, que doctrina del saludo pac fico, maltrecho por los empellones que ha recibido de esos era la Sin duda, licos. alza el pu o o tiende la mano al viento quiere decir: Con este ges saludos b el que nuevos constar to hago mi alistamiento en un partido. Soy, ante todo, partidario y, por tanto, otras partes de estoy contra lasla sociedad que no son la m a. Soy combatiente, y con los dem s no b sino, con usco paz, toda claridad, franca lucha. Al que se me opone, al que no es de mi pa no se aunque rtido,me enfrente, no le ofrezco connivencia ni acuerdo, sino primero combatirle No vencerle, este hecho representa lo m sde calma! Porque lo m s desnucadorvamos luego tratarle como vencido. doctrina.duda: y tiene Estamos perdidos. Pero, un poco contradictorio, si comparamos -y de mi hacerlo en ltima f rmula-, si comparamos el fen meno colectivo que es el saludo pac fic a con o este saludo b lico, pronto encontramos tres important simas y decisivas diferenc Primero: el saludo pac fico, como todo uso -seg n yo he sostenido-, es lento en inst ias. y ser aurarselento en preterir; estos saludos b licos, en cambio, han desalojado en un ins y se al impuesto fulminante- mente en cuanto un cierto partido conquist el Gobie tantehan otro Segundo: no somos invitados al saludo pac fico por nadie determinado, la sugesti n n rno. viene de la figura envolvente y como atmosf rica que son los dem s; el saludo b lico, os contrario, es decretado por un hombre que, incluso, firma con su nombre la orden por el impone. Y, parejamente, mientras en el saludo pac fico la coacci n, la violencia y l que lo nosancillegan de nadie determinado, nadie nominativamente se siente encargado de a nos n ejecutarlas, en cambio, en el saludo b lico, son individuos especialmente designad ejecutan los os quienes actos coactivos, a veces llevan -inclusive- uniformes que extername caracterizan, ll mense de una manera o de otra, no importa, no hay para qu decir lo nte les nombres. No se trata, pues, de un poder social difuso, sino de un poder social p s Tercero: Enque saludo pac rganosla coacci n para ejecutar su funci n. del saludo es organizado el ha creado fico, especiales contra el que falta al uso reciso y siempre laxa; quiero decir que no va directamente contra el acto abusivo, va m s b casi las personas ien contra que lo han cometido, en forma de juicios desfavorables o actuacione s parejas que
s lo a la larga traer n para l consecuencias enojosas. Se advierte que esa coacci n no empe tieneo decidido en aniquilar, en hacer imposible el acto mismo en que el abuso con que no da siste: el la mano hoy puede, de hecho, no dar la mano ma ana u otros d as. En el sal b lico, en cambio, el sentido de la coacci n es muy distinto: quien no saluda con el udo palma o la pu o es inmediatamente violentado, vejado; se advierte, pues, que esta coacci n v contra el a directa acto, no lo tolera, est resuelta a que no se repita. De donde resulta q social, que es ue este hecho el saludo b lico, no es difuso, impreciso, d bil y laxo; ni lo son el acto, ni elsofos del derecho quieren serni la coacci n misma. Si los fil del social que coacciona, gentiles conmigo, repasen todas las defin inspirador poder m s importantes que se han dado del derecho, los ensayos para diferenciarlo de otr iciones fen os menos sociales --como costumbres, reglas convencionales, moral, etc.-, y compa que eso dejamos, esta advertencia otra lecci hacer, renahora se dice ypara comentarla enque acabo den, la diferencia respecto al tempo Si all instauraci n de los usos -que en el uso pac fico es un tempo ritardando, que en el b l en la prestissimo-y nos atenemos a todo el resto de lo que acabo de decir, n tese que no ico es un la existencia de dos clases de usos: unos, que llamo usos d biles y difusos; otros, s descubre han llamado siempre usos Ejemplo de los usos d biles endifusos son los trato soci usos fuertes y r gidos, y costumbres, en el vestir, y el comer, en el que vagamente se que llamo corriente; pero son tambi n ejemplo de ellos los usos en el decir y en el pensar, al el constituye quedecir de la gente, cuyas dos formas son la lengua misma y los t picos, que es l confusamente idea personal aut p blica, o queque una se llama opini n ntica y que fue evidente cuando la pens un individuo Para llegue a ser opini n p blica, tiene antes que sufrir esa dram tica operaci n que consiste , haberse convertido en t pico y haber, por tanto, perdido su evidencia, su autentic en Ejemplos de lostodo t pico, comores un uso, es viejo como todos los usos, su actualidad; usos fuertes y idad y hasta gidos son -aparte de los usos econ micos- el Derecho el y Estado, dentro del cual aparece esa cosa terrible, pero inexorable e inexcusa Y ahora notemos que el saludo b lico no es propia- mente saludo -bien claro deb amos pol que ble,tica,es la haberlo visto-, porque ese saludo no promete salud al que saluda; no es saludo, una que es sinoorden, un mandamiento, una ley, y aun una ley emanada de un derecho extremo de brota queun extremo Estado; quiero decir de un Estado que lo es en superlativo. No tie que ver con el ne, pues, nada pac fico saludo, como no sea negativamente porque ha prohibido salu pac ficamente. Por tanto, nuestra manos, que salvada ha dado que hablar, qu podemo darcuanto a este pobre apret n de teor a est tanto nosy, adem s, confirmada. En decir como ltima palabra?yPues una ltima palabra a dehay vidadecirla. que no h s Por razones tan radicales decisivas en la realidad n la que humana, siquiera e podido referirme a ellas en estas lecciones -pertenecen, precisamente, ala bas demmi definitiva filos fico-, tengo la convicci n de que todo lo humano -no s lo la p e s pensamiento sino sus ersona, acciones, lo que construye, lo que fabrica- tiene siempre una edad. Es realidad humana decir, que toda que se presenta ante nosotros, o es ni a, o es joven, o es madura, caduca, o decadente. y si se tiene un poco de perspicacia -no hace falta muchao es bien ver en se puede muyqu edad est , como se ve la edad del caballo separ ndole los belfos y mir n los doledientes. Pues bien, en este sentido, por una porci n de motivos, yo creo que l saludo de a formaque es el apret n de manos est en la decrepitud, en la agon a, y que muy pront vamos o lo a ver desaparecer, no al golpe de los saludos b licos y rendido a ellos, sin un usohasta este momento en Inglaterra, que s desusado. y digo m s: yo no he estado o porque esest en sus ltimos momentos,yo noest nada de lo que pasa sobre este pa nunca que Inglaterra rticular enen los ltimos diez a os, pero a priori me atrever a a afirmar que, por fue diez o doce rza -hace a os, poco m s o menos- habr tenido que comenzar en Inglaterra el fen meno la de desaparici n de este saludo, del apret n de manos, y su sustituci n por algo todav a Por qu undesde hace ade inclinaciparececabeza opor qu es una gran importancia,me apasionandigo que esto os, queen Inglaterra?toda evidencia, de de las ideas que y simple: m s leve gesto ocurre me n de de El una sonrisa inaugural. no la he
visto jam s advertida ni siquiera por los mismos ingleses. A saber, que cuando est historia de udiamos la todo modo de vida occidental, con rar simas excepciones -que no har an s confirmar la regla-, encontramos que, antes de la aparici n plenaria y brillante e ino continente de ese modo de vida, hubo siempre un precursor en Inglaterra. Es deci n el a que. salta r,la vista, por la abundancia de los hechos que lo confirman, lo que yo llamo la de Inglaterra precedencia respecto al Continente en casi todos los modos de vida, y esto no s l quehasta ser una potencia mundial, y recordar que los ingleses nos han ense ado a o desde vergonzoso tener que decir sino desde los comienzos de la Edad Media. Es logr en lat n, en buen lat n, al resto de los europeos, cuando enviaron en tiempo de Carl hablar Pues bien,algunono s al Continente. ingleses, pero podr a se alar algunas palabras d Alcuino omagno ay esto m lo han visto los pensadores ingleses que m s hondamente han meditado sobre su pueblo, que son muy p e los pero ocas,en las cuales entreveo que ellos han entrevisto algo parecido sin acabar de Los temas son tantos que se me atropellan los unos en los otros. Cuando el hombr verlo. dedica a e que se pensar llega a cierta altura de la vida, casi no puede hacer otra cosa Porque son que callar.tantas las cosas que debe- r an ser expresadas, que se pelean y se agol garganta pan en suy le estrangulan el decir. Por eso yo llevo a os en silencio... Y, sin em visto ya en estas lecciones me he portado correctamente, caminando por derecho bargo,que se ha y aun los a mi tema,episodios que en su momento pudieron parecer lo contrario han resultad avances o luego de sustancia. Es decir, que, asc ticamente, yo he marchado mi ruta adelant renunciando a disparar sobre los espl ndidos problemas que a uno y otro lado del c e, En unanos sal an lecci n anterior tuvimos ocasi n de hacernos bien presente c mo el otro hombre amino revolando como faisanes... siempre peligroso, aunque a veces, en el caso del pr ximo e ntimo, esta periculosid es m sea adnima y, por serlo, no reparemos en ella. El hecho de que exista el uso del salud prueba de o es una la conciencia viva en los hombres de ser mutuo riesgo unos para otros. acercamos al pr jimo se impone, aun a estas alturas de la historia y de la llamada Cuando nos algo as como un tanteo, como un tope o coj n que amortig e en la aproximaci n lo que ti civilizaci n, Pues de hemos enechoque. visto que la forma del acto en que el saludo consiste se ha ido atrof medida exacta iando en la en que ha ido menguando la dosis del peligro. Y si hoy subsiste un aqu l es porque, en efecto, persiste un resto de ste. Es decir, que al trav s de sus residuo de aun en y cambiossu forma actual de extrema supervivencia, este uso de saludar sigue siend instrumento y aparato que presta un aut ntico servicio. Imag nese por un momento que o til, noche, por arte m gico, quedase eliminado el saludo y que ma ana tuvi ramos al encontr esta nuestros conocidos que comenzar, desde luego, sin el previo contacto ornamental ar a salutaci n, el trato positivo con ellos. No sentir amos que era dif cil, spero, impertin de la comienzo, ente ese cuando no se tratase de personas que conviven en la m s continua y extre intimidad? Pues cuando se trata de sta, sabemos que no hay propiamente encuentro; ma vive, por ejemplo, en nuestra casa permanentemente -padres, hermanos, hijos, par al que inmediatos- no se le encuentra. Al rev s, lo ins lito es que no se halle a nuestra v ientes Viceversa, si afinamos, percibiremos que apenas nunca en dos encuentros nuestros era. persona nos sentimos ambos a igual nivel de humana proximidad, con el mismo temp con otra hacia el le el unootro. Sin voluntad deliberada, se hace en nosotros algo as como un c lculo nos c mo de afronta el pr jimo y llevamos una especie de term metro de la sociabilidad o de suele servirnos marca su contacto como mquefr o o m a nuestroen cada ocasi n. El saludo amistad que para acertar en lo primero s diremos s c lido conocido. Probable la mentengeles no han menester saludarse porque son mutuamente transparentes. Mas es los s lo cong tan nito a los hombres ser unos para otros m s o menos arcano, misterio y, ya por e m s o menos peligro que esta deficiencia y min sculo drama constante se ha convertid llo s lo, algo o en que da a nuestra convivencia sabor y aliciente, hasta el punto de que si, d trasluci nos e pronto,semos todos e interpenetr semos, sufrir amos una enorme desilusi n y no sabr amos
qu hacer con una vida et rea que no choca constantemente con el pr jimo. Es preciso, a s es acaso lo m s importan- te, dada la altura de experiencias vitales a que ha l m n, Occidente legado el y La inevitabilidad de instaurar una nueva cultura, nueva en sus m s pro ra ces, fundas ya que la tradicional -y me refiero a las m s contrapuestas tradiciones- se como una cantera exhausta, es -digo- lo m s importante: que necesitamos aprender a ha agotado siendo la condici n humana en todo momento limitada, finita y, por tanto, constitu ver que, ida ltimamente por negatividades, son stas en lo que tenemos que apoyarnos puesto que que sustancialmente somos, y, en consecuencia, que necesitamos verlas como posit son lo Otra cosa ividades. ser a no mejorar la vida, sino, al contrario, vaciarla de lo que, limita fin al cabo posee. As , en vez de pretender que m gicamente el hombre deje de ser do yyfinito, al para el hombre, como hacen los utopistas, debemos reconocerlo, subrayarlo, apoya peligroso ello, como el p jaro se apoya para volar en la resistencia negativa del aire, e in rnos en para rnoslas geni aprovechar este destino y hacerlo sabroso y f rtil. En vez de derramar llanto nuestras limitaciones, debemos utilizarlas como saltos de agua para nuestro bene sobre Pero volviendo nuestro tema, se me har inconvenientes. cultura ha ficio. La sidoasiempre aprovechamiento denotar que si tiene a n cierta, aunque evan utilidad escente el saludo actual, el caso es que ste se ejercita s lo con las personas con cambio, no se ocidas y, en emplea con los desconocidos a quienes encontramos transe ntes por la de la ciudad. No nos ser a de mayor servicio con stos que con aqu llas? Por qu se salud s calles a quien nos ha sido presentado y no al totalmente desconocido, cuando en el desi selva en la erto oacontece en cierto modo todo lo contrario, que se hace m s largo y minucioso cumplimiento al hombre an nimo que surge en el horizonte? La raz n del por qu es as sa a la lta vista. Precisamente por ser la ciudad lugar donde conviven constantemente d no bastaba, esconocidos para regular su encuentro y convivencia, con el uso, al fin y al cab de tenue eficiencia que es el saludo. Este qued reducido a c rculos de menor pericu o, ornamental, saber, a la losidad, a convivencia ya acotada e interior de grupos formados por conocidos. alguien Cuando presenta a dos personas sale como garantizador de su mutuo car cter pac fico ben volo. Para regular el roce de los desconocidos en la ciudad, y, sobre todo, en y ciudad, fue menester que en la sociedad se crease un uso m s perentorio, en rgico y la gran ese uso preciso:es, lisa y llanamente, la polic a, los agentes de seguridad, los gendarmes uso no podemos . Pero de este hablar hasta que no nos enfrentemos con otro m s amplio que es su b poder p ase: el blico o Estado. y ste, a su vez, s lo puede ser claramente entendido cuando s qu es epamos el sistema de usos intelectuales que llamamos opini n p blica, el cual se constit merced al sistema de usos verbales que es la lengua. Como se ve, los usos se art uye los unos en los iculan y basan otros formando una ingente arquitectura. Esa ingente arquitectur No EL es LINGUISTICA XI.hay relaci n LA superlativamente HACIA que la A precisamente DE Sociedad. a usualDECIR la m sGENTE: LA LENGUA, humanaUNA NUEVde la madre y el hijo, del hombre mujer que se aman. El individual simo ser que es esta madre vive hacia el individu y la quesimoeste hijo. Es este hombre quien est enamorado de esta mujer -insustituible al es ser incomparable, nica. Cuanto el uno hace respecto al otro es un ejemplo m ximo de acc , interindividual. Ahora bien, lo que dos amantes hacen m s abundante- mente es habl i n s que entre ellos hay adem s la caricia. Pero dej mosla estar por ahora, pues tal vez arse. Ya que la caricia en el amor es, no digo que nicamente pero s m s que otra cosa, algo a resulte s comohabl ndose en una nuevade los amantes,l? Dej moslo miradas, que vive en c seguir incuestionable es que el amor forma. En cu que vive en estar. Lo que parece m s que vive aricias,todo eso en conversaci n, en di logo sin fin. El amor es parlero, gorjeante: e es elocuente, y quien al amar calla es que no tiene remedio, es que es anormalme l amor nte taciturno.
De modo que la interacci n individual sima que es amarse, en la cual ambos participa act ntesan desde su fondo m s personal, que es, por tanto, una incesante creaci n original que realizarse por medio del habla. Pero hablar es usar de un determinado lengua , tiene lenguaje je, y eseno es creaci n de ninguno de los amantes. La lengua en que conversan esta antes , ellos y fuera de ellos, en su contorno social. Desde ni os les ha sido i ba ah que lo que las gentes dicen. Porque la lengua, que es siempre y ltimamente la lengua nyectada al o r Ellos, los amantes,ticas y diccionarios, sino en el decirperola gente. cosas s se aprende materna, noen gram quieren decirse cosas, muchas cosas, de todas esas -el propio on una solaser, el individual simo ser de cada cual. Ya al comienzo de este curso, notar que la vida humana es en su ltima verdad radical soledad, a ad que es el amor haciendo ensayo de canjear dos soledades, de entremezclar dos rec nditas intimidades, lo cu el ser logrado, al, a como dos venas fluviales que entremezclasen sus aguas, o dos llamas que se f Para ello se dicen amor m o u otra expresi n de an logo cariz. Hemos de distinguir entre unden. que con esa expresi n quieren decirse y esta ex- presi n misma con que lo dicen. Lo lo quieren decir es su sentimiento hacia el otro, un sentimiento aut ntico que les in que ellos brota de vade, quela ra z de su persona, que sienten y entienden perfectamente; en cambio, amor m o,nque va a portar del uno al otro la noticia, la declaraci n o manifestaci n de la expresi sentimiento, les viene a ambos de fuera y no la entienden. Nos encontramos exact ese mismo en del amentecasoel saludo: yo entiendo muy bien que necesito dar la mano, pero no en absoluto tiendo enpor qu eso que necesito hacer con los otros es darles la mano. Los amant entienden muy bien que para comunicarse su sentimiento tienen que decirse esas p es otras parejas. Pero no entienden por qu su sentimiento se llama amor, se dice amor, y alabras u con cualquier otro sonido. Entre su intenci n personal de decir su sentimiento y e no pronunciar l acto de y producir un cierto sonido, no existe nexo inteligible. Si hacen ese pronunciativo los amantes es porque han o do que se hace cuando dos se quieren, pe acto La lengua esnun uso social que viene a encuentren. entre los dos, entre las dos ninguna raz que en la palabra amor interponerse ro no por yintimidades, cuyo ejercicio o empleo por los individuos es predominantemente irracional. La comportamiento m ximamentees que llamamos con las palabras racional yratio y l a nuestro escandalosa, casi c mica, inteligente, cuando esos vocablos vienen de 1 gico gos prueba m s en lat , que n y en griego significaron originariamente hablar, es decir, una faena que es irracional, cuando menos por uno de sus lados constitutivos y frecuentemente por Repito: entendemos, m s o menosque dice eso que que queremosque por s con o que decimos, pero no entendemos lo bien, las ideas decimos, lo expresar mismo signi todos. nuestro decir, esto es, nuestras palabras. El paralelismo con el saludo es perfe fica cto, locomo en entender el acto de dar la mano cuando dejando de saludar nos ponemo l s y podemos teorizar sobre el origen del saludo y descubrimos la etimolog a de nuestro uso, as s a con la palabra. A veces no lo conseguimos y la palabra queda ininteligible. As ac acontece la palabra ontece con amor. Nosotros la hemos recibido de los romanos, pero no es palabra rom sino ana, etrusca. Qui n sabe de qu experiencias propias o de qu otro pueblo les lleg a sto Es una !... pena, pero no sabemos por qu cosa tan importante en nuestras vidas como es se dice amor. Parejamente decimos que el miedo, una emocinosotros esta expresi pro tiene por s sentido. No entendemos me entr miedo, Para n que en nosotros se n no el amor que y ducees ajena al espacio, pueda estar fuera y entrarnos, Pero esta vez la etimolog a el aclara nossentido porque nos hace saber que en griego y otras lenguas indo-europeas exi expresi ste una n id ntica, por lo cual averiguamos que el pueblo primitivo indo-europeo cre a las pasiones, como las enfermedades, son fuerzas c smicas que est n fuera, en el esp que cuando de acio, yen cuando nos invaden. Mas el otro atributo del uso es que nos sentimos c a ejercitarlo, a seguirlo. D nde est en el habla la coacci n? Qui n se enfada o me amena oaccionados con a represalias si no empleo palabras de lengua ninguna determinada, sino sonido Alde miinvenci n? propia s hablar de la coacci n en el caso del saludo me ce a enunciar el tipo de represali su omisi n provocaba, pero ya veremos c mo en cada tipo de uso la coacci n toma una fo as que de rmaun tipo distinto. Estas diferencias son important simas: ellas hacen manifiesto , mejor que
nada, la funci n a que cada tipo de usos sirve en la sociedad. La coacci n m xima es l y elsica a f contorno social la practica cuando se contraviene aun tipo de usos muy cara cter stico que se llama Derecho. Ya veremos por qu esto pasa. Ahora baste decir que, comparada est coacci n con la que nos amenaza si no saludamos, sta nos parece mucho m s d bil, difusa a lenta en su funcionamiento que aqu lla. Si alguien roba un reloj y es cogido in fr y polic a se aganti, un apodera inmediatamente de l y, a la fuerza, se lo lleva ala comisar a. En pues, la respuesta de la sociedad a un abuso es f sica, de m xima intensidad y fulmi este caso, Esto nos nante. permite nuevamente advertir que los usos pueden clasificarse en d biles y Estos dos grados de energ a en el uso se miden por la que manifiesta la coacci n. Sa fuertes. cuanto ludar ysuele llamarse costumbres es uso d bil; el Derecho, en cambio, es un uso fuer Espero poder mostrar c mo precisamente por ser un uso fuerte su aspecto y su prima te. mfacies s frecuentes son de perfil distinto a los dem s usos, es decir, a los que, m s o men sido siempre reconocidos como usos, y ello fue causa de que juristas y fil sofos d os, han no hayan acertado a ver en ste lo que es y no puede menos de ser: un uso de entre el Derecho Pero usos. a n la hora de hablar sobre qu sea el Derecho. Ya he dicho que nuestro c los no es en la medida en que es contorno social, se manifiesta como permanente y universa ontorno, l coacciel momento de corregir en poqu simas palabras la idea err nea que de la coac Este es n. social o colectiva se tiene. Pues se supone que sta ha de consistir en actos espe ci n positivos ciales, o negativos, que los dem s ejerzan sobre nosotros. No hay tal. Esa es s lo de coacci n de la cual hemos visto ya dos especies distintas: el enfado de los dem s una forma saludamos, que es mera retirada de su amistad, de su estima y tal vez de su trat si no les intervenci n en rgica de la polic a si alguien roba un reloj o falsifica un testamento o, y la parece perfectamente natural llamar coacci n sobre mi comportamiento toda consecuenc . Pero me penosa, sea del orden que sea, producida por el hecho de no hacer yo lo que se h ia Por ejemplo: el contorno ace en misocial.amante quiere decir algo a su amada pero se niega a usar una det lengua. erminadaEvidente- mente no por ello interviene la polic a, pero el hecho es que en amada la toncesno le entiende y l se queda sin decirle lo que deseaba. El uso que es la le aspavientos, sin aparentes violencias, se impone a nosotros, nos coacciona de la ngua, sin sencillampero m s autom tica e inexorable del mundo, impidiendo que seamos entendido manera s toda s conplenitud y, en consecuencia, paralizando radicalmente toda convivencia f rtil connormal jimo. He aqu una coacci n que no consiste en actos ni negativos ni positivo y el pr nadie, s de sino en omisiones, porque supongo que nadie al no entender llamar acto, cuan simplemente una cosa que a uno le pasa. Digamos, pues, formalmente que hay coacc do es i n siempre que no podemos elegir impunemente un comportamiento distinto de lo que e colectividad se hace. La punici n o castigo puede ser de los rdenes y grados m s dive n la por puede, rsosejemplo, significar simplemente que no hacer lo que se hace en nuestro derre nos dor obliga aun esfuerzo mayor que hacerlo. Para citar s lo un caso m nimo pero, por mismo, muy significativo: si nos resolvemos a tomar como desayuno algo distinto lo es el repertorio de los desayunos usuales, se ver n las dificultades que encontram de lo que esfuerzo os, el que en tan trivial cotidianeidad tenemos que gastar, por ejemplo, en lo cambios y s viajesde residencia. La sociedad, en cambio, nos ahorra incluso el esfuerzo de el desayuno adelant ndonos el menu de los usuales. Sin figura melodram tica, esto qu inventarnos simple, e es tanes la causa decisiva de que la sociedad exista; quiero decir, que persis de Porque la sociedad han sentido en alg n momento casi todos los hombres, pero l ta.huir de ganas del esfuerzo que supondr a una existencia solitaria, en que tuviese uno que hac rsel a imagen basta para reprimir ese impulso de huida. Se dice que el hombre es un ser natura o todo, sociable. Es esta una idea confusa que no tengo ahora tiempo de desmenuzar. Pero lmente yo la admitir a con tal que me dejasen a adirle inseparablemente que el hombre es, t , al cabo, ya lanvez, naturalmentehuir de la sociedad. en ldica- mente aparece con proporcioo ambi despierta, un ansia de insociable, que hay Peri siempre, m s o menos somnolente en visibles nesla historia. Estos a os ltimos, en unos pa ses antes, en otros despu s, ha habido en mundo el epidemia de querer irse -irse de la sociedad en que se vive y, a ser p todo una osible, de toda
sociedad. Son innumerables, por ejemplo, los europeos que estos a os han so ado con estardesierta.n invadihay fuera. se acercaba a Weimar,siglos del Imperio Romano,uno Cuando isla Napole una fuera! Pero no Alemania y Durante los primeros Goethe dec a: Quisiera muc hombres, desilusionados de todo lo colectivo y p blico, hu an al desierto para vivir hos sumergidos en su propia soledad desesperada. Los monjes cristianos no fueron, ni menos, los primeros en aislarse. No hicieron sino imitar a los que en Siria y Eg mucho centurias dos ipto desdese hac an deserteros, eremitas, para practicar la mon -la soledad. De aqu qu les e sellamase monakho -monjes. Este tipo de vida les proporcion un enorme prestigio produjo una especie de epidemia. Los desiertos se poblaron de miles de solitarios y virtud que, ende ello, dejaron de serlo y se convirtieron en comunidad -cenobio, de koin s, Pero n. com individuos m s resueltos a aislarse inventaron, ya que era imposible aislarse horizontalmente, huir de los pr jimos por la vertical, construy ndose una alta colum sobre el cual viv an. Se les llam estilitas. Mas tampoco les dio resultado, y hasta na o pilar Emperador enviaba a sus ministros para consultar a San Sime n sobre asuntos de Est el Menosndolese que el suelo. como fenla realidad social y, por eso, en lmse manifie grit ado, simple dan lossaludo puramente desde caracteres de meno, es la lengua el hecho en que s clara y incalculable precisi n el ser de una sociedad. Sociedad es, en su base, la convive sta con continua, estabilizada de hombres de una unidad colectiva, es decir, una convive ncia separada de ncia aparte,otras convivencias y colectividades. Tan pronto como un grupo de hom separa bres sede la colectividad en que antes conviv a, empieza autom ticamente, sin la vol ning untadnde individuo, a modificarse la lengua que antes hablaba ya crearse, si la sepa perdura, raci n una nueva lengua. Si por alguna dram tica causa los que nos hall semos en u qued semos separados del resto de los espa oles durante algunos a os y al cabo de ello na sala volvi semos a reunirnos con nuestros compatriotas,anotar amos sorprendidos del que u s habernos dado cuenta de ello, nuestro espa ol ser notablemente diferente que, sin dem s, diferente en la pronunciaci n de muchas palabras, en la significaci n de otras, saban los formas sint cticas, en las locuciones o modismos. Esto que en nuestro caso es un e en las imaginario, ha sido un acontecimiento innumerablemente repetido en la historia. vento demuestra Viceversa,este reiterad simo hecho que para existir una sociedad es menester que p una separaci n. Esta puede haber sido engendrada por causas muy diversas. La m s apa reexista consiste en los estorbos geogr ficos que a slan un grupo humano. Si tuviese mayor es rente hablar pacio a de un pueblo en Nueva Guinea, recientemente descubierto y estudiado, que siglos hace una cat strofe geol gica aisl en unos valles de que sus individuos no pod an sal la Pero ir.causa del aislamiento puede ser s lo pol tica o fundada en otros motivos m s compli Si no quelos estudios sociol un simple nombre si se me ha de entender. cados apuedo aludir congicos anduviesen en buena forma se habr a estudiado a fondo, en el tanto pasado como en el presente, esta influencia de la separaci n en la vida cole producir autom ticamente sociedad con todos sus atributos o parte de ellos. Persigui ctiva para tema, tanto en el pasado como en el presente, tendr amos hoya la vista, con sufici endo el claridad, una rica casu stica que podr a sernos m s til de lo que al pronto sospechamos ente ejemplo: los actuales medios de comunicaci n han tra do consigo que, por vez primera . Por normal , sea el frecuent simo traslado de innumerables personas desde su pa s a los dem s, i veros s lejanos. Este hecho, que haceximos. a os ha comenzado a producirse,ano har los m nclusomilmente sino crecer en los pr pocos Junto al corporal traslado act la presen constante en la Prensa de cuanto acontece en los otros pa ses. Pues bien, qu efectos cia atraer todo esto para la vida de cada sociedad? Porque no est dicho que esos efec va fuerza, tos, portenga que ser ben ficos o, por lo menos, que la velocidad con que este pro Que avanza no acarree graves y etn grafos aun- dado al tema la importancia que l reclama, sal cesolos soci logosconsecuencias,no hanque sean transitorias. la vista cuando se advierte que no se hacen problema de hechos como el siguiente ta a :
En Nigeria numerosas tribus, entre s completamente dispares por su raza, su lengu usos, a, susetc., viven tan pr ximas unas a otras que no ser a exagerado decir que viven m No obstante, los individuos de cada tribu perduran adscritos a su particular soc ezcladas. plena consciencia de los otros como absoluta- mente extranjeros. Como los tambor iedad y tienen simbolizan es sagradospara los primitivos los usos todos de su tribu y, por tanto, su socie a alguien que pertenece a otra tribu, dicen: Ese baila con otro tambor; es decir, se dad, cuando ven otras tiene creencias, otra lengua, otros tab es, etc. C mo se explica que en esa casi conv no se borren las diferencias y que la identidad de tab es, etc., mantenga una tan ivencia cohesi plena n social dentro de cada tribu que, en medio de la m s activa convivencia, bas aislar? te para La identidad de tab es produce la cohesi n social y, en medio de la m s activa intervivencia, a sla. n de la lengua a los caracteres de la sociedad que, no s lo se Es tan fina la reacci diferencian los de dos sociedades, sino que dentro de una misma se modifican seg n social. Una de las noticias m s antiguas de la historia, por tanto, anterior al a o el grupo que en las ciudades sumero-acadias se hablaban dos lenguas -una era la lengua de 3000, nos dice hombres, eme-ku, otra la lengua de las mujeres, eme-sal, que significaba tambi n l los los cautos. a lengua de Es que tan pronto empezaron los hombres y las mujeres a no entenderse fue dato ? Elsostenido nadaescritura hitita cuneiforme y Hace un par de a os, Hrozny, el descifrador de la menos que por Eduardo Mayer. de la jerogl fica del otro pueblo puesto lo ha hitita,en duda. Pero no se comprende la dificultad que encuentra en admitirlo po hay muchos a rque todav pueblos en que coexisten un lenguaje masculino y otro femenino. Carlo Bernouilli s Alberto llama la atenci n sobre este idioma femenino que no puede entender ning n hombre y que es el nico que se emplea en los misterios propiamente femeninos; com Nuestra lengua espaKraus ha estudiadoque,car tantoyideal o n de este lenguaje.a la p los suahili. Flora ola, en su forma el un cter difusi ut picamente pero, o entre con suficiente fundamento, podemos llamar normal, es el resultado, tal vez mejor ostre, resultante mec nica de la colabora- ci n entre las diversas clases sociales. Y es qu dicho, la tiene una e cadasu lengua propia. Y ello no por diferencias de azar sino por una raz n funda hace de esas mental que diversas clases rganos sustantivos, cada uno con su papel en la exis nuestra lengua normal. Pues se trata de que la clase llamada popular, la interme tencia de superiores dia y las usan de la lengua en actitud radicalmente distinta. Como hace notar L de hablar, esto erch, el modo es, de emplear la lengua, se diversifica en tres grupos sociales que hablan sin reflexionar sobre su modo de hablar, en puro abandono ya como sal distintos: hay los grupo el ga; espopular. Hay los que reflexionan sobre su propio hablar, pero reflexionan mente, lo que da lugar a deformaciones c micas del idioma, como la se ora que, por d r err neade fina, dice que su marido ha llegado en el corredo de Bilbado. Hay, en fin, el g selas Eliminemos el grupo intermedio que raramente logra influir en la lengua normal. superior que reflexiona acertadamente. rupo quedan el pueblo y las aristocracias cultas. Su actitud en el lenguaje no es sin Nos manifestaci n particular de su actitud general ante la vida. Porque hay dos modos o una la vida. Uno de estar en consiste en abandonarse, dejando que los actos salgan como ellos qu es detener ieran. Otrolos primeros movimientos y procurar que nuestro comportamiento se pro conforme a normas. Lerch nos hace ver c mo el culto, que suele pertenecer a las clas duzca superiores, habla desde una norma ling stica, desde un ideal de su lenguaje y del len es en general. El plebeyo, en cambio, habla ala buena de Dios. Por eso Lerch sostie guaje tesis rom ala ne, frententica, que los selectos, las aristocracias, al ser fieles a aquella norm conservan a fijan y el idioma impidiendo que ste, entregado al mecanismo de las leyes fon tic rigen as quesin reservas el habla popular, llegue a las ltimas degeneraciones. La p rdida consonantes a que hab a llegado el franc s cuando las clases superiores inician su v de chaise; de oculus, oeil; de augurium,san viene aquvocablos latinosmtan distintoshano cargado el franc s de sonidos equ vocos: heur. De de parler; de cathedra, chaire es enorme: igilancia, de pediculum queda s lo pou; de parabolare, convergencias ltiples que c centum, sanguem, sine, se inde <s'en); en fin, ecce hoc inde <c'en); de aqu la expres omo i n
cuyo origen se buscaba, c'en dessus dessous, que est pidamente se escribe hoy sens de sus s dessous, y antes -en Vaugelas, en Mme. de S vign - sans dessus dessous. Al abreviar los vocablos con acento antepen ltimo -tepidus, tiede- quedan s lo agudos y graves: de portum, port; de porta, porte. Pero esta e es muda y, sin la intervenci n de los culto Gracias a los cultosconfundi ndoseabstractas yymuchos mediosquedarsimos, por ejempport1 . final desaparecer a hay palabras con port luego ambos util an reducidos a s, la e 1 E. Lerch: conjunciones. lo, ciertas (Jber das sprachliche Verhiiltnis van Ober-und Unters- chichten, Jah Eng. 91.r Philologie, I. 1925, a n ala deriva de los caprichos individuales. A princ p el siglo XVI, el franc s va rbuch f XVII, comienza la presi n de una norma proveniente de las clases superiores. y la ipios del para esa norma se elige es, no la del sabio o pedante que habla desde s mismo, si figura que habla cortesana, en que domina el punto de vista del que escucha y va a contesta no la del habla como escritor solitario, sino formalmente como conversador. Se adopta, pue r; porque no norma s, unaproveniente del car cter m s sustancial del idioma: la sociabilidad. Es el hom cuanto bre en sociable quien va a legislar. Pero aun dentro de su concepto se prefiere sociable el hombreen quien el hablar -conversar- es una ocupaci n formal -que habla por hab cortesano, el hombre hablado, en y lo decisivo es ser gratamente entendido, lar-, el en el decir de sociedadque1'honnete homme, l'homme de bonne compagnde. Es justo que forma del decir ecida sobre la ese tipo de hombre, puesto que dice como hay que decir. En cambi decir escrito, en que lo decisivo es que se diga lo que hay que decir, debe deci o, en el El el escritor. dirabandono al funcionamiento de las leyes fon ticas llevar a aun lenguaje de monos la equ bos vocos, muchos de ellos entre s id nticos, como acabamos de ver, aunque oriundos d vocablos muy diferentes. Esto ha acontecido en el ingl s y en el chino. De aqu esta e condici n de la lengua inglesa que obliga a sus parlantes nativos al frecuente spe triste sospechar amos unong,otroque queque deletrearse la palabra quees porque, pronunciar. lito su convers ll a en tienen si un ingl s entiende a otro acaban de siendo de s A veces, aci n lugares comunes, sabe ya de antemano lo que el otro va a decir. En el chin puros resuelto el problema complicando la pronunciaci n con diferentes alturas de tono, o han de l hace lo queuna m sica no bien sonante y no permite su transcripci n en caracteres latinos o Amor m o!no ideogrdir que noaes steva dirigido este suspiro verbal! De puro ser no se puede -No ni sospechar qui n un buen comienzo de p rrafo! Menos mal que escrituracolegirse fica. de otra lanzar esta expresi n ante un auditorio de m s de mil personas hace de ella la discr indiscreto, misma, m s a n, la hace ultra-discreta, porque la discreci n consiste en callar lo que eci n callar, pero en el supuesto de que eso que se calla, en rigor, se podr a decir por hay que sentido. un que tienePero esas dos palabras, a pesar de tener el aspecto de palabras y posee sentido, r un vagoalgo as como una significaci n, no son un decir, no dicen nada. Por qu , si s sonido estaunntegro y correctamente un emisor QueNo dicen pero carecenno llevan en s u direcci n consignatario: tienen pronunciado? soy yo, nada porque de un recep eso, una vez tor y, por en el aire, como la paloma que ha perdido su rumbo e indecisa alete hacia d nde, a sin saber no rinden viaje, no llegan a nadie, no dicen. Las palabras amor m o est n, efecto, ahora en el aire, se han quedado en l exactamente como est n en el dicciona en diccionario rio. En el las palabras son posibles significaciones, pero no dicen nada. Son c obes simos libros que llamamos diccionarios, vocabularios, l xicos: en ellos est n tod uriosos estos palabras as las de una lengua y, sin embargo, el autor de ellos es el nico hombre que cu escribe ando lasno las dice. Cuando, escrupuloso, anota los vocablos est pido o mamarracho, no los dice de nadie ni a nadie. Lo cual nos pone delante de la m s imprevista parado llamado lenguaje, es decir, el vocabulario, el diccionario, es todo lo contrario ja: que el lenguaje, y que las palabras no son palabras sino cuando son dichas por alguien del efectivo S lo as , a alguien.funcionando como concreta acci n, como acci n viviente de un ser humano sobre
otro ser humano, tienen realidad verbal. y como los hombres entre quienes las pa cruzan son labras se vidas humanas y toda vida se halla en todo instante en una determinad circunstancia o situaci n, es evidente que la realidad palabra es inseparable de qui a dice, en la de a quien va dicha y de la situaci n en que esto acontece. Todo lo que no s la palabra es convertirla en una abstracci n, es desvirtuarla, amputarla y quedarea tomar as un ,sal pronunciar yode ella. amor m o, al no ser dichas a nadie, no ser an un decir y As fragmento ex nime las voces se lo con no serlo, tampoco una aut ntica acci n verbal. Ser an s lo sonido, lo que los ling istas l , al entrar en laembargo, esefaena detendr a una realidad quen. Cu amor. A lo sumo n fonema. laman Sin arriesgada sonido definir la significaci es el l? No es que vayamos a ser a uestrastarea lo definir lo que significa esa expresi n, delimitar esa significaci n que, apen advertir amos que surgen hemosnosotros, con perfil mqueMaquellas palabras son ef significaciones lla, nos ante encontrado en la mente. o menoslo intent semos, pronunciada aqu concretas, reales o imaginarias, en s as s si preciso, diversas dichas por ectivamentealguien a alguien, y que entonces la significaci n es distinta seg n la s sus personajes. Es, por ejemplo, una madre que dice a su hijo: amor m o!, o es el ama ituaci n y que nte lo dice a su amada. No es lo mismo el amor maternal que el amor de amor o. Per esto, demasiado palmario, lo que nos interesa, sino m s bien que se compare cualqu o no es estas dos iera de significaciones que la palabra amor tiene cuando es efectivamente dicha momento vivaz de una vida y la que parec a tener cuando al principio la pronunci . E y es de la madre n el caso y en el del amante la palabra amor enuncia y dice un sentimiento efect sentimiento completo, real lo que en ambos casos la palabra designa o representa, sino dos ivo, real,con todos sus componentes y arrequives. Me he expresado mal: no es un muy diferentes. Por tanto, hallamos que una misma palabra es empleada para nombr sentimientos realidades muy distintas entre s . No se confunda esto con el hecho de que hay pal ar dos equ vocas, afectadas de lo que los ling istas llaman polisemia o pluralidad de signifi abras Papasn.mismados esculturas que guardan la escalera dela ciudadedificio parlament n mero de As lay las voz le n significa la fiera africana, nuestro espa ola, un buen caci ejemplo, el hecho de que el mismo fonema -le n- signifique todas esas cosas, es pu ario. En este casual, ramente y en cada caso la coincidencia se debe a una causa determinada y distint le n para a. El nombreel animal procede, sin m s, del radical latino leon -de leo, leanis-, pero e de la ciudad de Le n procede, por alteraciones fon ticas, de legi n, porque all se hall l nombre cabeza aba la militar y administrativa de un cuerpo de ej rcito romano, de modo que le n, nom de breanimal, y Le n, nombre de ciudad, no son una palabra con dos significaciones, s palabras ino dos que nada tienen que ver entre s ya las que el azar de las transformacion pronunciaci n de dos series fon ticas que empiezan en leo y legio, ha venido a ident es en la produciendo un aut ntico equ voco. A adamos, para aprovechar esto, pero con vistas a l ificar, dicho antes, que este ejemplo nos muestra c mo, abandonada la lengua a las transfo o fon ticas porque la conversaci n a llen ndose de equ vocos como ste y no habr rmaciones de los vocablos, acabar ser a un constante retru cano. En cuanto a losaleone de entenderse modo Congreso, acontece que, metaforizando, se ha cambiado el sentido y de un animal s del hueso se hace al vocablo significar un pedazo de bronce o de m rmol que tiene una de carne y Pero ticos, equ m otra trata de la misma y nica algo en el amorvoco. Se la madre y en el amor quepalabra con doshay, segnica formaparecida. Por o departe es incuestionable m oen aquellosla misma y nombra s significaci n. gram del amante no casos n los de sobra diferentes, de modo que amor, sin m s y por s , deber a significar o el amor de entimientos madre o el amor del amante, pero no se ve c mo puede significar juntamente los dos la puede entender si advertimos que la palabra amor, aislada, arrancada a toda situac . S lo se viviente en que es efectivamente dicha, no significa ste ni aqu l ni ning n amor real i n concreto, por tanto completo y que sea efectivo amor, sino s lo unos cuantos atrib , todo amor, utos que ensea ste el que sea -a personas, a cosas, a Dios, a la patria, a la cie ncia-, tendr n que ellos solos no bastan para que haya un amor. Lo propio acont que darse, pero tri ngulo. ece si digo Con las significaciones que desde luego parece aprontar este vocablo no s e puede
dibujar en el encerado ning n tri ngulo. Para ello se necesita a adir por propia cuent atributos a algunos m s que no est n en aquella significaci n, como son un tama o preciso para los lados de la figura y una precisa abertura de sus ngulos; s lo con estas a adiduras un tri ngulo es un triella, unAmor, trisignificaciposeen, en rigor, unafsignificaci n, sino s lo un embri n de ngulo. esquema de ngulo no n, algo as como la rmula algebraica, que no es, por s , una cuenta, sino s lo un esquema de cuentas posibles, esquema que Yo completado esto he logrado letras por cifras determinadas. serno s si consustituyendo sus hacer ver la peregrina condici n que tienen las pala reclama por y, brastanto, el lenguaje. Pues resulta que si tomamos el vocablo s lo y tal como voc tri -amor, ablongulo- no tiene propia- mente significaci n, pues tiene s lo de tal un fragmento. vez en Y side tomar a la palabra por s , en su pura y estricta verbalidad, la decimos, en cuando se tonces es carga de efectiva y completa significaci n. Pero de d nde viene a la palabr lenguaje eso que le falta para cumplir la funci n que le suele ser atribuida, a sa a, al tener sentido? Pues no le viene de otras palabras, no le viene de nada de lo que ber, significar, ha llamado lenguaje y que es lo que aparece disecado en el vocabulario y la gram t hasta ahora se fuera de de ica, sino l, de los seres humanos que lo emplean, que lo dicen en una determinada En esta n. situaci situaci n son los seres humanos que hablan, con la precisa inflexi n de voz pronuncian, con la cara que ponen mientras lo hacen, con los gestos concomitante con que o liberados s,retenidos, quienes propiamente dicen. Las llamadas palabras son s lo un componente ese complejo de realidad y s lo son, en efecto, palabras en tanto funcionan en ese de inseparables de l. Del sonido tinto parten diversas series de significaciones posib complejo, lo y, por lesmismo, ninguna efectiva. Pero dicho por alguien en una taberna, el vocablo se vacilaci n, la palabra cumple no verbales, con toda la escena de la tasca, y, sin autom ticamente con elementos perfectamente su oficio, dispara inequ voca su sentido completa significa: ste quiere vino tinto. La cosa en su trivialidad misma es enorme, pues n y muestra c mo todos los dem s ingredientes de una circunstancia que no son palabra, q os son sensu stricto 1enguaje, poseen una potencialidad enunciativa, y que, por tanto ue no lenguaje consiste no s lo en decir lo que l por s dice, sino en actualizar esa poten , el decidora, cialidad significativa del contorno. El hecho incuestionable es que resulta sor prendente cse integra como tal palabra -esto es, cumple su funci n de enunciar- en la palabra mo coalescencia s bita con las cosas y seres en torno que no son verbales. Lo que la s dice es palabra pormuy poco, pero obra como un fulminante que dispara el poder cuasiverbal lo dem s. Esto no pasa igualmente con el lenguaje escrito, pero dej moslo estar, ya de todo evidente que es ser ste secundario y subsecuente al oral, o, como Goethe dec a, que lo esc mero y rito esdeficienteve amos cdiceyo, tsitio en all seeran palabras quelas dice; por Ya anteriormentequien las mo suced neoaqu , que encuentra quien ten an sentido diferente seg n sustituto o y el , de la palabra hablada. gram ticos las llaman palabras de significaci n ocasional. Ya entonces dije que se pod eso los r a disputar con los ling istas sobre si en vez de una significaci n ocasional no tienen innumerables significaciones. Perotodas las palabras aun en estas sumarparecido, consideraciones, que, en rigor, a ahora entrevemos, les acontece algo simas significaci n aut ntica es siempre ocasional, que su sentido preciso depende de la s que su circunstancia en que sean dichas. La significaci n que el diccionario atribuye a c ituaci n o es lo el adasvocabloesqueleto de sus efectivas significaciones, siempre m s o menos distintas quenuevas,fluir nunca quieto, siempre variante del hablar ponen a ese esqueleto y en el concreto sentido. En vez de esqueleto, tal vez mejor podemos decir que son la ma la carne de un maleable en la cual las palabras, cuando realmente lo son, por tanto, cuando son triz alguien,aen virtud de unos motivos y en vista de determinada finalidad, reciben dichas La ling moldeo. un primerstica tuvo que comenzar por aislar en el lenguaje real ese su lado esquel tic abstracto. Merced a ello pudo elaborar la gram tica y el vocabulario, cosa que ha o y fondo y hecho a con perfecci n admirable. Mas, apenas logrado esto, vieron los ling istas qu no se hab e con elloa hecho sino comenzar, porque el efectivo hablar y escribir es una casi contradicci constante n de lo que ense a la gram tica y define el diccionario, hasta el punto de que casi
podr a decirse que el habla consiste en faltar a la gram tica y exorbitar el diccion menos y muy ario. Por loformalmente, lo que se llama ser un buen escritor, es decir, un escr estilo, itor cones causar frecuentes erosiones a gram tica y l xico. Por eso un tan gran lin g ista s ha podido definir lo que es una lengua muerta diciendo que es aquella len Vendry como que no gua en hay derecho a cometer faltas -lo cual, invertido, equivale a decir que la vive de viva lengua cometerlas. Con lo que hemos venido a la curiosa coyuntura en que se hal ling la la hoystica y que estriba en rodear ala gram tica y al l xico, constituidos por ella mis durante su etapa anterior, con una orla de investigaciones cada vez m s ancha, que ma cestudia el mo y el porqu de esas faltas, faltas a que ahora, claro est , se reconoce un valor es decir, positivo; que son excepciones tan constitutivas del lenguaje como las reglas mis que Esta orla mas.va: envolviendo a la ling stica tradicional es la estil stica. Para poner el ejem gruesosy trivial, si alguien grita Fuego! ofende a la gram tica, porque al gritarlo q plo m decir uiere algo, y gramaticalmente todo decir, como correcta enunciaci n, reclama una f -la entera rasepalabra solitaria, ya nos lo dijo Arist teles, no dice nada-, por ejemplo, en e fuego ha producido un incendio. Pero la emoci n de p nico y la urgencia vital del cas sta casa el hacen que el hombre renuncie a este complejo enunciado, que seg n la vieja ling stica o Como a ve, y estil stica, a diferencia de la gram tica, hace el correcto,la condense la frase en un solo vocablo eruptivo. entrar en el estudio ser se del lenguaje elementos extraverbales, que son el estado emocional y la situaci n d cient fico en que alguien pronuncia la palabra y, precisamente, una parte de todo aquello q eterminada antes vimos, es de la palabra inseparable, pero que la gram tica y el diccionario ue, como separado de ella. Esto quiere decir que la estil stica no es, como hoy se cree a n, hab an a vago unadido a la gram tica, sino que es, ni m s ni menos, toda una nueva ling stica incipient que e se resuelve a tomar el lenguaje m s cerca de su concreta realidad. Y no creo q insensato arrojo vaticinar que la reciente estil stica, hoy breve orla que escarol ue sea perfil de la a el severo gram tica y el l xico, est destinada a tragarse a stos ya alzarse con el limosna de santo y la toda la ling stica. Desde hace bastantes a os postulo una nueva filolog a qu tenga el valor de estudiar el lenguaje en su ntegra realidad, tal y como es cuand e viviente decir o es efectivo, y no como mero fragmento que ha sido amputado a su completa figur nueva a. Esafilolog a tendr , por ejemplo -conste que se trata s lo de un ejemplo elegido po relativa sencillez-, que elevar a principio formal de la ling stica la vetusta rece r su una indicaci ta, que, comon secundaria, ha orientado siempre la interpretaci n pr ctica de los text reza: duo os y que si idem dicunt, non est idem, si dos dicen lo mismo... pues no es lo m lenguaje una abstracci ntica,llamagramlengua, la cual, suponiendo que pueda precisar La ling stica -sea fon que sea la tica, sea l xico- ha estudiado bajo el nombre de ismo. figura, se su es algo que he calificado de maravilloso y que ya quisi ramos poseer en cu otra disciplina de Humanidades. Pero es evidente que con ello no ha logrado cono alquiera lenguaje, sino en una primera aproximaci n, porque eso que llama lengua no existe cer al es una figura ut pica y artificial creada por la ling stica misma. En efecto, la leng en rigor, nunca es ua nondose y deshaci sencilla raz n de que no est nuncaes una creaci nque est siempre haci hecho por la ndose, o, dicho en otros t rminos, hecha, sino permanente y una incesante destrucci n. De aqu que la gloriosa haza a intelectual que la ling stica, tal es hoy, y como representa, la obliga precisamente -nobleza obliga- a conseguir una segu aproximaci n m s precisa y en rgica en el conocimiento de la realidad lenguaje, y esto s nda puede intentarlo si estudia ste, no como cosa hecha, sino como haci ndose, por tant o nascendi, o in statuen las ra ces mismas que lo engendran. Ser a un error que la ling stica creye bastarle para conocer la lengua en su hacerse, reconstruir sus formas anteriores se masla actual mente dicho, a la forma que presenta en una determina- da fecha. Esto general- o, cumplido ya la ling stica y es un saber important simo. Pero esa llamada historia de l lo ha lengua no es, en verdad, sino una serie de gram ticas y l xicos del aspecto que, en c a estado pret rito, la lengua hecha ya en aquella fecha mostraba. La historia de la ada Aunque una muestraes, serie de , fecund simo, no pero no su hacerse. lengua nos claro est lenguas sucesivas,es forzoso irse al pasado para estudiar el ha una lengua, porque siendo ella, en efecto, un constante hacerse y deshacerse, es cerse de to acontece
hoy lo mismo que ayer. Con importar mucho su pasado, importar a m s que la ling stica s resolviese a tomar el fen meno del lenguaje en un estrato m s hondo, a saber: antes e En forma lac nica en sus ra ces,vermiel causasuna nuevareserva- usar de una lengua e hecha la principalmente -ya a de estar palabra, yo expondr seasen sus porqu genesta ling stica: Hablar es idea de de ticas. cuanto que est hecha y nos es impuesta por el contorno social. Pero esto implica n lengua que esaha sido hecha, y hacerla no es ya simplemente hablar, es inventar nuevos lengua y, originariamente, inventarla en absoluto. Es evidente que se inventan n modos de la de la lengua, uevos modos porque los que hay y ella tiene ya no satisfacen, no bastan para d El decir. esto tiene que decir. ecir lo que se es, el anhelo de expresar, manifestar, declarar es, pues, una fun ci n o actividad anterior al hablar ya la existencia de una lengua tal y como sta ya exi decir es El estrato m s profundo que el habla, ya ese estrato profundo debe hoy di ste ah . un ling stica. rigirse la No existir an las lenguas si el Hombre no fuese constitutivamente el Dice es, esto nte,el que tiene cosas que decir; por tanto, postulo una nueva disciplina b sica d dem s que integran la ling stica y que llamo Teor a del decir. Por qu el hombre es decid e todas las y r no silente o, a lo sumo, un ser como los dem s, que se limita a se alar a sus seme gritos, aullidos, cantos, un repertorio de situaciones pr cticas dado de una vez p jantes con Von Frisch ha ara siempre? logrado distinguir con suficiente precisi n un peque o repertorio de v diferentes que producen rumores distintos, con cada uno de los cuales la abeja s uelos e ala a susuna determinada situaci n. Pero estas se ales no son un decir de la abeja, si compa eras Uno de los inconvenientesdisparan en ella las diferentesnsituaciones. reflejos autom ticos que de no partir del decir -funci no humana anterior al habla se considera el lenguaje como la expresi n de lo que queremos comunicar y manifest r-es que siendo as que una parte muy grande de lo que queremos manifestar y comunicar qued ar, inexpreso en dos dimensiones, una por encima y otra por debajo del lenguaje. Por a todo lo inefable. Por debajo, todo lo que por sabido se calla. Ahora bien, este si encima, constantemente sobre el lenguaje y es causa de muchas de sus formas. Humboldt ya lencio act a En la gram tica de toda lengua hay una parte expresamente designada o declarada y o nos dijo: sobrea adida que se silencia. En la lengua china, aquella primera parte est en una tra infinitamente peque a con la ltima. En toda lengua tiene que venir el contexto del ha relaci n en blaauxilio de la gram tica. El es, en el, chino, la base para la mutura comprensi n, construcci n frecuentemente s lo puede ser derivada de l. El verbo mismo s lo puede ser y la reconocido merced al concepto verball -es decir, a la idea de una acci n verbal que contexto sugiere. S lo advirti ndose esto se explican las frases sin sujeto, como Llue el Pero o 1 Humboldt hombre las exclamaciones: Fuego!, Ladrones!, a determinar qu es lo que dice, 0, expresado ve!,si el V 319 es el que dice, urgirVamos!. otro de modo, cu les son las direcciones primarias de su decir, qu cosas son las que l decir y a e muevencu les las que le dejan silencioso, esto es, que calla. Es patente que est decir -y no una a necesidad de vaga y cualquiera, sino un preciso sistema de cosas que ten an que es lodichasser que llev al invento y existencia posterior de las lenguas. Esto nos permite cargo de si este instrumento inventado para decir es suficiente y en qu medida lo hacernos bien El hombre, cuando se pone a hablar, lo hace porque cree que va a poder decir lo es o no. Pues bien, que piensa.esto es ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco m s o menos, lo que pensamos y pone una valla infranqueable a la transfusi n del resto. Sirve b una parte de para enunciaciones y pruebas matem ticas. Ya al hablar de f sica empieza a ser equ voc astante bien insuficiente. Pero conforme la conversaci n se ocupa de temas m s importantes que sto o e m ciles al prejuicio inveterado de que hablando nos n, su torpeza y su y escuchamos s,s humanos, m s reales, va aumentando su imprecisientendemos, decimosconfusionismo. D tan buena fe que acabamos por malentendemos mucho m s que si, mudos, nos ocup semos de adivinarnos. M s a n: como nuestro pensamiento est en gran medida adscrito ala lengua de
aunque me resisto a creer que la adscripci n sea, como suele sostenerse, absolutapensar es hablar consigo mismo y, consecuentemente, malentenderse a s mismo y cor , resulta que En 1922dedel una sesipuroella SociedadTomaron parte en ella,s, dedicada afil sofos el problemahubo progreso n enl o. riesgo rer gran hacerse un en lenguaje. de Filosof a, de Par junto a los discutir los grandes maestros de la escuela ling stica francesa, que era, en cierto modo, al del Sena, como escuela, la m s ilustre del mundo. Pues bien: leyendo el extracto de la discu menos si n, topfrases de Meillet que me dejaron estupefacto -de Meillet, maestro sumo con unas ling en la stica contempor nea-: Toda lengua -dec a- expresa cuanto es necesario a la sociedad de que es rgano... Con cualquier fonetismo, con cual- quier gram tica se puede expr cualquier cosa. No parece que, salvando todos los respetos debidos ala memoria de esar hay tambi Meillet, n en esas palabras evidente exageraci n? C mo ha averiguado Meillet la verdad de sentencia tan absoluta? No ser en calidad de ling ista. Como ling ista conoce s lo l lenguas de los pueblos, pero no sus pensamientos, y su dogma supone haber medido as aqu llas y haber hallado que coinciden; sobre que no basta decir: toda lengua pued stos con todo pensamiento, sino si todas pueden hacer- lo con la misma facilidad e inmedi e formular lengua no atez. La s lo pone dificultades ala expresi n de ciertos pensamientos, sino que por mismo estorba la recepci n de otros, paraliza nuestra inteligencia en ciertas dire ello 1 [V ase cciones1.tambi n sobre el tema Pr logo para franceses a In rebeli n de las masas (publica colecci n); o en esta y Miseria y esplendor de la traducci n (incluido en el tomo titulado Misi n publicado en la colecci n El Arquero), de donde se han tomado parcial y respectiva del bibliotecario, Norrafos.] mente entiende en su ra z la estupenda realidad que es el lenguaje si no se empiez p se estos ltimos advertir que el habla se compone sobre todo de silencios. Un ser que no fuera ca a, a renunciar a decir muchas cosas ser a incapaz de hablar. Y cada lengua es una ecuac paz de i n diferente entre manifestaciones y silencios. Cada pueblo calla unas cosas para p otras. Porque todo ser a indecible. De aqu la enorme dificultad de la traducci n: en oder decir trata de ella se decir en un idioma precisamente lo que este idioma tiende a silenciar. La teor a del decires- tendr a que ser tambi n una teor a de los silencios particulares decir -de los practican los distintos pueblos. El ingl s calla innumerables cosas que solemos de ue del decir.Y viceversa!ha estudiado la forzosotal yla lingsta se nos presentaen se teor Perolos un sentidoahoram s radical ser lengua que como espa en cir oles. Hasta a n stica se oriente y una halla ah ,cuanto ya hecha. Pero, en rigor, la lengua no est nunca hecha sino que decir, en es haci siempre deshaci contentcomo todo lo humano.la lengua stica cree responder a esa estricta realidad no ndose, ndose con estudiar La ling hoy presente, sino inves est ndose y evoluci su tigando n, su historia. Es la famosa distinci n de Saussure entre la ling stica sincr nic diacr nica, que persiguedel lenguaje las transformaciones que esos fenla linghan sufri contempla los fen menos hacia atr s coexistentes en la actualidad, y menos a, que stica la historia de la lengua. Pero esta distinci n es ut pica e insufiente. Ut pica, porqu do en de una lengua e el cuerpo no est quieto ni un instante, no se da en ella estrictamente un sin todos sus componentes, pero, adem s, porque el diacronismo no hace sino reconstrui cronismo de relativos r otros presentes de la lengua seg n existieron en el pasado. Nos hace ver, pues, tan s lo nos hace asistir a la sustituci n de un presente por otro presente, a la cambios, figurasnest ticas del lenguaje, como el film con im genes quietas engendra la ficci n vi sucesi de de un sual movimiento. En el mejor caso, nos proporciona esto una visi n cinem tica del l pero no enguaje,una comprensi n din mica en que se nos hiciese inteligible el hacerse mismo cambios. de los Los cambios son s lo resultados del hacerse y deshacerse, son lo externo lenguaje, y cabe postular una concepci n interna de l, en que descubrimos, no forma del resultantes, sino las fuerzas mismas operantes. La ling stica ha declarado tab el pr s del origen del lenguaje, y ello es razonable si se tiene en cuenta la falta abso oblema ling sticos luta de datossuficientemente primitivos. Pero el caso es que la lengua no es nunca s l o datum,
constantemente. Estolistas, hechas, en una u otra,medida, siguen hoyorigin ndose formas ling sticas significa que, sino que est al mismo tiempo, funcionando potencias genitrices del lenguaje, y no parece haber raz n para pensar que sea imp las poner osiblede manifiesto en el hablar de hoy esas potencias. No intentar esto es lo q De aqu imposible tratar con alguna verosimilitud sobre el origen oscilado siempre entre es ue hace que las teor as sobre el origen del lenguaje hayandel lenguaje. extremos: tos dos o bien consideraban que el lenguaje hab a sido regalado al hombre por un divino, o bien intentaban derivar el lenguaje de necesidades que son las normale poder animal, como el grito, la llamada, el imperativo -as ltimamente G. R v sz- o el canto, s en todo en los p jaros (Darwin, Spencer), la interjecci n, la onomatopeya, etc. La explicaci n como teol gica es, en ste como en todos los dem s casos, lo contrario de una explicaci n. Po decir rque que Dios hizo al hombre desde luego animal raciona}, esto es, que le regal si n mllamada racionalidad, y que sta implica el lenguaje y, por tanto, que le regal el la s lenguaje, equivale a declarar que ni la racionalidad ni el lenguaje necesitan expl verdadn. La el hombre ni fue desde luego racional ni siquiera lo es todav a. Se icaci es que especie, surgida -hoy se afirma- hace un mill n de a os, que en su evoluci n -es decir trata de una historia, en su tom una v a que podr llevar en futuros milenios a una efectiva racionalida ahora d. Portenemos que contentarnos con instrumentos intelectuales bastante torpes y menguada en que s lo dosis poseen algo as como raz n. Pero tambi n es un error pretender derivar el lenguaje partiendo de un ser que fuera animal en el mismo sentido que los dem s. D modo no e otro se comprende por qu otras especies no han llegado -puesto que en estas te lesas se or atribuye las mismas necesidades que el hombre- a elaborarse lenguajes. Ni si forzoso que quiera era fuesen lenguajes f nicos articulados. En principio, cabe un lenguaje d muchas especies animales, no s lo los primates, tienen en el cerebro un aparato ele e gritos. y ctrsobra suficiente para retener un sistema de gritos diferenciales lo bastante de nico mereciese llam rico para que rsele 1engua, aunque la lengua interviniese poco y actuase m s la larin necesidad deque en el hombre tuvo que existir, desde ala de todos los dem s animales Es ge.evidente comunicaci n incomparablemente superior que inici su humanidad, una esa , y necesidad tan vehemente s lo pod a originarse en que ese animal que va a ser el se daba, a saber, un mundomucho que decir. Habqueen l algo que en ning n otro animal ten a hombre mucho, anormalmente interior rebosante a reclamaba ser manifestado, dicho error . El est en suponer que ese mundo interior era racional. Basta contemplar con un rigor de que hoyes en nosotros la llamada racionalidad para que veamos paladiname poco eso ella misma, los s ntomas de un comportamiento mental que ha sido obtenido con gran nte, en esfuerzo a lo largo de la trayectoria humana, que lejos de ser originario es un selecci de producton, educaci n y disciplina ejercitadas durante cientos de miles de a os. En el que luego result hombre tuvo, s , que surgir en anormal desarrollo y superabundancia animal funci n primigenia: la fantas a, y sobre esta funci n actu la disciplina milenaria que una conseguido hacer de ella lo que hoy, bastante abusivamente, llamamos raz n. Por qu en ha una especie animal brot aquel torrente de fantas a, de hiperfunci n imaginativa, es t que aludo en la primera lecci n y de que me he ocupado en otro trabajo m o. No es po ema a aqu sibleentrar en l. Pero s quiero hacer notar que frente a la doctrina teol gica que hac hombre e del una especial creaci n divina, y la zool gica que le inscribe en los l mites nor la animalidad, cabe un tercer punto de vista que ve en el hombre un animal anorm males de anormalidad habr a consistido en esa superabundancia de im genes, de fantasmagor as qu al. Su varios sentidos del vocablo- un de l un mundo interior. El hombre seria, seganlesto -y e elen empez a manar y cre dentro animal fant stico. Esta riqueza interna, ajena animales, dio a la convivencia y al tipo de comunicaci n que entre stos existe un c os dem s totalmente nuevo, porque no se trat ya s lo del env o y recepci n de se ales tiles refere ar cter ala tes situaci n en su contorno, sino de manifestar la intimidad que, exuberante, opr dentro a aquellos seres, los desasosegaba, excitaba y atemorizaba reclamando sal im a por exterior, participaci n, aut ntica compa a; es decir, intento de interpretaci n. No basta ida al utilitarismo zool gico para que podamos representarnos la g nesis del lenguaje. No b el la se al asta con que est asociada con algo que hay o pasa fuera y podemos percibir, sino qu e es
preciso suponer en cada uno de aquellos seres la incoercible necesidad de hacer lo que al otro patenteen su propio interior herv a oculto -el ntimo mundo fant stico-, una necesidad l de icaconfesi n. Mas como las cosas del mundo interior no se pueden percibir, no bast se alarlas; la simple se al tuvo que convertirse en expresi n, esto es, en una se al que a con en s orta misma un sentido, una significaci n. S lo un animal que tiene mucho que decir sobr lo e que no est ah , en el contorno, se ver obligado a no contenerse con un repertorio d se e ales, sino que choca con la limitaci n que ste representa, y este choque le lleva superarlo. Y es curioso que este choque con un medio de comunicaci n insuficiente, a parece debe atribuirse la invenci n del lenguaje, es lo que en ste perdura y sigue ac al que en incesante serie de peque as creaciones. Es el permanente choque del individuo, tuando que quiere la persona,decir lo nuevo que en su intimidad ha surgido y los otros no ven, y l Por esta choque fecundo del que con el habla. hecha -elraz a lengua ya n indicaba antesdecirel origen del lenguaje puede ser en parte invest La lengua, igado hoy. el habla, es lo que la gente dice, es el ingente sistema de usos verb en una colectividad. El individuo, la persona, desde que nace est sometido a la c ales establecido ling n oacci stica que esos usos representan. Por eso es la lengua materna, tal vez, el fen m social m s t pico y claro. Con ella penetra la gente dentro de nosotros y se instala eno haciendo de cada cual un caso de la gente. La lengua materna socializa lo m s ntimo all nuestro ser y merced a ello todo individuo pertenece, en el sentido m s fuerte del de unarmino, a Podr huir de la sociedad en que naci y fue educado, pero en su fuga t sociedad. sociedad le acompa a inexorablemente, porque la lleva dentro. Este es el verdadero la que puede tener la afirmaci n de que el hombre es un animal social (Arist teles, par sentido social a decir usaSu socialidad o pertenencia a una determinada sociedad, nocon frecuencia, insociable. la palabra pol tico). Es social, aunque sea, como pasa depende d sociabilidad. La lengua materna le ha acu ado para siempre. Y como cada lengua lle e su unaen s va figura peculiar del mundo, le impone, junto a ciertas potencialidades afortu una serie de nadas, toda radicales limitaciones. Aqu vemos con toda transparencia c mo lo que l el hombre lamamos es una acentuada abstracci n. El ser m s ntimo de cada hombre est ya informa Pero modelado por una determinada sociedad. do, tambi n es verdad la viceversa. El individuo que quiere decir algo muy suyo, mismo, no y por lo encuentra en el decir de la gente, en la lengua, un uso verbal adecuad enunciarlo; entonces el individuo inventa una nueva expresi n. Si sta tiene la fort o para repetida por una de ser suficiente n mero de otras personas, es posible que acabe por consoli uso verbal. darse como Todas las palabras v 2iros fueron inicialmente inventos individuales degradaron se usos mecanizados, y entonces, s lo entonces, entraron a formar parte que luego en lengua. Pero la mayor parte de esas invenciones no produce consecuencias ni deja de la porque, a fuer de creaci n individual, no son entendidas por los dem s. Esta lucha e rastro, decir personal y el decir de la gente es la forma normal de existir el lenguaje. ntre el prisionero de su sociedad, aspira con alguna frecuencia a evadirse de ella inten El individuo, formas de vida tando vivir conpropias suyas. Esto se produce a veces con buen xito, y la socieda tales o cuales de sus usos adoptan- do aquellas formas nuevas, pero lo m s frecuen d modifica fracaso te es eldel intento individual. As tenemos en el lenguaje un paradigma de lo que Los etn social. grafos nos hablan de que en muchos pueblos primitivos es frecuente, cuando es el hecho situaci n excita a los individuos, que stos pronuncien fonemas no existentes en la la Estos fonemas son creados porque la fisonom a de su sonido expresa adecuadamente l lengua. individuo o que el en aquel momento siente y quisiera decir. Esto debi ser m s frecuente en Lo que no parece tan claro esse originaron y erande losbocetos de lo decisivo, lo primaria, la etapa cuando las lenguas si, en la creaci n s lo vocablos, lenguaje. producir a que llevatal sonido y no tal otro, es su fisonom a sonora, como acabo de decir par por lo pronto a lo que suelen pensar los ling istas. Mas tengo la sospecha de que a atenerme fonreducci n del lenguaje a la palabra sensu stricto, esmdecir, a su porci n sonora, tambi n la La tica reclama ser construida partiendo de un estrato s profundo. abstracci n; por tanto, algo que no coincide con la concreta realidad. Esta abstra es ya una cci n,
constituyente de la ciencia ling stica seg n hasta ahora se ha elaborado, no da aba par pudiera a que llevarse a cabo un estudio ampl simo y, en su tipo, ejemplarmente rigoroso fen meno lenguaje, Mas, precisamente, el triunfo logrado por laaling stica la proyecta sobre investigaciones cada vez m s afinadas, y entonces empiezan descubrirse los del quemites l aquella abstracci n inicial impone. Ya anteriormente vimos la necesidad de que ling stica incluya en su an lisis del habla una porci n de cosas que en ella no van dic la Mas has.ahora es preciso atreverse a hacer constar un punto de vista m s radical, a sa no consiste s ber: el habla lo en palabras, en sonoridades o fonemas. La producci n de sonidos art es s lo iculadosun lado del hablar. El otro lado es la gesticulaci n total del cuerpo humano expresa. En esta gesticulaci n van, claro est , incluidos no s lo los movimientos de m mientras se brazos anos, y piernas, sino tambi n las leves modificaciones del tono muscular en ojos, etc. Todos los ling istas est n dispuestos desde hace mucho a reconocer oficialmente mejillas, pero no lo toman en serio. Y, sin embargo, hay que tomarlo en serio y resolverse esto, esta en rgica f rmula: hablar es gesticular. Y ello en un sentido m s agudo y concreto a aceptar que lo opueblos,se presume. algunos pueblos de Occidente, desde hace dos siglos, Algunos r esto sobre todo de al practican al hablar una disciplina que ha logrado reducir y, en casos extremos, pr cticamente suprimir, las gesticulaciones macrosc picas. Recordemos a los ingleses hasta hablaban , que no tan quietos como hoy en tiempos de la Merry England. Entre Falstaff y M habido ha r. Edenuna enorme poda de gestos. Si ello es bueno o malo para la funci n elocuent gesticulaci n aumenta hasta el punto de que hoy mismo no pocos s elementales la bastante e es cosaproblem tica. Pero conforme retrocedemos a estadios m primitivos de Afric incapaces de entender aun explorador o aun misionero, aunque conozcan bien su le a son simplemente, porque gesticulan poco. M s a n: hay pueblos centroafricanos en que de nguaje, cuando noche, la oscuridad es plena, los individuos no pueden conversar porque no se ve versehechosgesticular nero no la eldel siglo n. ltimo que entrar en a que rmula: n, y alla ling este gdel hablason gesticulaci pasado, quisoda sentido lola f Kant ll Pero queda amputada . principios fundamento Cuando es Hablar no de stica, a seguro ama elcamino de una ciencia, resolvi contemplar el lenguaje por el lado m s asequib las le ainvestigaciones rigorosas y se puso a estudiar el fundamento del aparato buc emite los al cuando sonidos de la lengua. A este estudio llam Fon tica, nombre inadecuado por se no queocupa de los sonidos como tales, sino s lo de los movimientos articulatorios qu producen. De aqu que al clasificar los sonidos del lenguaje les d nombres tomados e los funcionamiento de la boca: labiales, dentales, etc. Es incuestionable, sin embar al m todo este go, quelogr una eficacia ejemplar. Pero es evidente que atender a la pronunciaci n es punto de vista secundario. Es contemplar el lenguaje desde el que habla y no des un y el que oye, dela palabra no es palabra dentro de la boca del que pronuncia, sino en el o do de escucha. Ahora bien, el que pronuncia se esfuerza en articular para producir un l que sonido, un determinadofonema que ha o do previa- mente a los otros. En la lengua hecha es, pu es, el o r lo lengua es ante todo un hecho ac stico. De aqu que fuese una excelente primario y la pr ncipe Trubetzkoi, cuando, hace unos treinta y cinco a os, comenz a estudiar los so idea del del lenguaje como tales sonidos ya determinar qu parte sonora del fonema es la qu nidos efectivamente hace a cada uno diferencial o discernible y por tanto eficaz para e habla, llamar a este estudio -y ahora el nombre esen comparaci n con el que inspir la funci n delque este punto de vista es primario adecuado- Fonolog a. No tiene duda Fon tica.La fonolog a preguntarse si no quedala lengua como tales. cter del lenguaje m s a a la radical. Pero ocurre estudia los sonidos de a n tras l otro car Ahora bien, eso fijados ya s sonidos, en la lengua hecha, tuvieron que ser en alg n d a pronunciados por primer decir, que a vez, es ahora vuelve a present rsenos la pronunciaci n como lo primario, pero en sentido muy distinto del que aparece en la Fon tica. Porque ahora se trata, no de un pronunciaci n que se esfuerza en reproducir un sonido preexistente y conocido, una una pronunciaci n, por tanto, imitativa, sino de una pronunciaci n que no tiene ante s un modelo o a pautasonoro que intentar reproducir, y que, en consecuencia, no consiste en mo vimientos
adaptativos, seleccionados desde fuera del parlante por la imagen sonora del voc preexistente. y como cada lengua consiste en un sistema peculiar de fonemas, hay ablo suponer tras l un sistema peculiar de movimientos articulatorios de car cter espont n que voluntario e imitativo. Pero movimientos con estos atributos son los que se llam eo y no movimientos expresivos o gestos, en oposici n a los movimientos con los que procur an Esto, conseguir una finalidad. amos cualquiera que sea nuestra sorpresa, nos lleva a sospechar que los sonidos han surgido de la gesticulaci n interna del aparato bucal, labios inclusive. En ca del lenguaje habr a predominado y seguir a hoy predominando una indeliberada, involuntaria prefer da pueblo por determinados movimientos articulatorios que expresar an los caracteres ntimos m s encia frecuentes en l. Y como la gesticulaci n intrabucal se produce acompa ada de los gest el resto os que del cuerpo emite, tendr amos que el sistema sonoro de cada lenguaje repre proyecci senta, enn, el alma de ese pueblo. Ya los ling istas nos han sugerido que para aprende idioma r un ajeno lo primero que conviene hacer es colocarse en una determinada actit Para aprender ud corporal. el ingl s hay que comenzar por echar adelante la quijada, apretar, o menos, los dientes y casi inmovilizar los labios. De esta manera surge en los in poco de leves serie gleses lamaullidos displicentes en que su lengua consiste. Para aprender el fran opuestamente, hay que proyectar todo el cuerpo en direcci n a los labios, adelanta c s, como para besar y hacerlos resbalar uno sobre otro, gesto que expresar a simb licame r stos satisfacci n de s propio que ha sabido sentir el hombre medio de Francia. Otra vari nte la propia la ante desatisfacci n, de tener una gran idea sobre s mismo, es la acentuada nasaliza losnamericanos han hecho sufrir ala lengua inglesa. Al nasalizar un sonido lo tr ci que de la boca y hacia lo alto, goz ndonos en hacerlo retumbar en las fosas nasales, l aemos al fondo manera es sentirnos s en rgicamente a nosotros mismos, de o rnos mo el ingl y como o cuallos una istasmno falta el audaz, pueden ver los americanos cpor dentro. s Leopo entre de ling en su libro ld Stein, The Infancy of Speech and the Speech of Infancy, atribuye el origen De esta manera queda el lenguaje, por su ra z misma, que es la pronunciaci n, inclui nasalizaci n al Pithecanthropus. de la el repertorio de gestos -tal vez, en lugar de repertorio, podr a decirse sistemado en Ahora bien, del hombre. ese repertorio de gestos que el individuo emite es s lo en m nima parte car de cter personal. Casi todos nuestros gestos provienen de nuestra sociedad, son m que hacemos ovimientos porque la gente los hace. Por eso suele bastarnos ver gesticular aun averiguar a qu pueblo pertenece. La gesticulaci n es un conjunto de usos, como los hombre para hemos que estudiado en las lecciones anteriores, y en su ejercicio encontramos los m problemas. Tambi n aqu el individuo se siente presionado por lo que se hace en su c ismos tambi n ontorno;aqu hay vigencias, y si se hubiera hecho la historia de la gesticulaci n apar bien a ecer claro que el uso y el desuso y el abuso de los gestos obedecen a las leyes uso. En ellos generales del vive cada sociedad con su car cter m s visible y cada pueblo siente un percibir la gesticulaci n peculiar del otro. Con frecuencia ese choc se consolida choc al antipat a y en indomablerepulsi n, de modo que cosa aparentemente tan nimia como son los movimie expresivos de cada colectividad humana contribuye m s de cuanto se suele reconocer ntos La la VIGENCIAS SOCIALES. ah XII. EL DECIR DE LA GENTE:;LAS PUBLICO distancia y hostilidadEL PODER OPINIONES uno de nosotros, en nuestro contorno socia a lengua materna est entrefuera deotros.PUBLICAS, LAS unos y cada desde l, y la primerisima infancia va penetrando mec nicamente en nosotros al o r lo que nuestro derredor dice la gente. Si en sentido estricto entendemos por hablar hac en lenguaje un er uso dedeterminado, hablar no es sino la consecuencia de haber nosotros recibi mec do nicamente desde fuera esa lengua. Hablar, pues, es una operaci n que comienza en direcci n de fuera a dentro. Mec nica e irracional- mente recibida del exterior, es mec nica e
irracional- mente devuelta al exterior. Decir, en cambio, es una operaci n que emp del dentro iezaindividuo. Es el intento de exteriorizar, manifestar, patentizar algo que ha intimidad. A este fin consciente y racional, procura emplear cuantos medios encu y en su mano: uno entra a de ellos es hablar, pero s lo uno de ellos. Todas las bellas artes, por maneras son ejemplo,de decir. El hablar se presenta m s o menos a disposici n del individuo seg n haya que recibido m s o menos bien una lengua, varias lenguas. El hablar es como una s discos erie degramof nicos que, seg n la intenci n de su decir, dispara. Esta contraposici n no permite ver claramente que mientras decir, o intentar decir, es una acci n propiam s humana, de un individuo como tal, hablar es ejercitar un uso que, como todo uso, ente nacido ya ni no es en quien lo ejercita ni suficientemente inteligible ni voluntario, sino i individuo mpuesto alpor la colectividad. Por tanto, en el habla, que los antiguos llamaban ratio l gos, , nadaymenos, vuelve a aparecer- nos esa extra a realidad que es todo hecho social; porque a a la vez, humana -la hacen los hombres, la ejercitan con plena concie extra es, ejercitarla-, e inhumana porque eso que ejercitan, los actos del hablar, son mec n ncia de perseguimos icos. Mas sihacia atr s la historia de cada palabra de la lengua, de cada estructu consint ctica, llegamos a lo que podemos llamar, al menos relativamente, su orig ra frecuencia entonces vemos que en su origen -su etimolog a- la palabra o el giro fueron una cr en, y ten ansentido para el que la invent y para sus inmediatos receptores; por tanto, qu eaci que acci humana, la cual al entrar en el uso de la lengua se vaci de sentido, se conv e fuenuna inventm tampoco entendsuma, se deshumaniz sese desalm mandarcreaci nqu aduda el quese le llama ens; pero la combinaci qudeaambos vocablosllama . n manda-mpor Sin ser suya, qu disco gramof nico, en a por alguien invent le expresi , una ni s. original m s la Durante nuestra guerra civil n irti mandar , la fue, s para l y para su contorno ten a un sentido, era inteligible y esclarec a inteligentem e hecho de ente un la vida p blica, tal y como era en aquellos d as; tan lo esclarec a e ilumina describir con alguna precisi n el sentido tragic mico de la palabra -subrayo los dos ba que entonces se hallaba el mico-pnos dar Pasada aquellansituaci n superlativamentenan mal componentes de tragic poder blico. a la definici m s exacta de la situaci en que por a, yello, incapaz de perdurar y estabilizarse, la palabra manda-m s se usa ya con fr incomparablemente menor y es lo probable que desaparezca tras su breve existenci ecuencia Tenemos, pues, aqu un ejemplo de un uso -el de ese vocablo que estuvo en vigor y a. goz de ling stica unos a osuyotra causa, continuase vivaz en el decir de la g Pero vigencia ustedes que, por una imaginen que muy pronto, ya ahora, va cayendo en desuso. pocas generaciones es probable que manda-m s se no entender an por se al que, en malm ente; dentroEntonces loS que siguiesen us ndolo habr a contra do y qu pronunciar aefectos o algo as . de manda m s en ciertas situaciones confusas de autoridad, se de persistir el sl. , En rigor, esta transformaci n fon tica es poco probable, le llamaba malmvocablo, 1 como me hizo saber el se or de s labas en a suelen ser muy resistentes a toda mo Lapesa, porque los compuestos dificacinnhumana,sonido.de sentido, delde la lengua que genialmenteala invent , transmutadade su llena verbal y pieza compatriota com n, se habr deshumanizado. La acci en puro uso precisamente lo que nos acontece hoy con las palabras mandar y m s. Tan es as , que Esto es siquiera el gran ling ista que fue Meillet consigui entender esta ltima. Conviene qu ni detengamos un momentodeshumanizaci n que es el uso de la lengua, anticipa asuntos e nos desalmamiento, de la en ella porque, sobre servirnos como un ejemplo m s del M con que desmontaendel lat nvamos a toparnos. viene seguida magis, cuya significaci n nos aparece si decimos, por ejemplo, mag esse. Del mismo radical proviene magnus. Meillet a ade dos advertencias como margi is que, por nales, lo visto, no le dicen nada, de que no extrae jugo ninguno. Advierte que decir m n para an tambi n otras dos palabras: grandis, que se refiere al tama o espacia en lat s exist plus, l, y que indica abundancia numeral, cuantitativa. En cambio, agrega, magnus, po magis, tiene con frecuencia una idea accesoria de fuerza, de poder o, que no hay e r tanto, en plus. ni n grandisMeillet no da m s sustancia, pero con lo que dice basta para extraer a es te radical
mag -o mai-un importante sentido. De magis esse, de ser m s, proviene magister, en magis-tero-s, de donde magisteratus, magistratus. Pero magistrado es en Roma el rigor el que manda. gobernante, Es, pues, m s que los otros ciudadanos, porque es el que manda y ya man-dar, vimos quede manu-dare, es el imponerse porque se puede, porque se tiene poder su porque perior,se es poderoso. El error de Meillet, en ste como en muchos casos, est en qu queda e se ante la cosa nombrada por la palabra como si la cosa existiese en virtud d quiero decir, e pura magia; no percibe que toda cosa ante nosotros es mero resultado, decantac precipitado de una energ a que la ha causado y la sostiene en el ser, como dec a Plat n. i n o Magistrado es quien es m s -pero este ser m s es poder m s. Esto pone en la pista de l signific originariamente el radical mag -de magnus y magis-que aparece tambi n nada o que menos que en majestad. En efecto, si nos pasamos al germ nico, nos encontramos con este mismo radical no significa simplemente ser m s, sino c nica y claramente, poder que en alto , Macht;alem n magan es poder; en viejo franco amoier, asustar, causar espanto, es donde en moi, de el franc s actual moi. En ingl s may, poder; might, poder o. En alem n corriente mogen es poder, ser capaz de, moglich es posibilidad, lo que tiene poder para se puede ser. r, lo que Pero en griego tenemos lo mismo: megal no es s lo grande en tama o y canti Todo estoes poderde quedesde za. yunde,la evoluci nmecynica n poderlostiene todo hombre, evidentemente revela hacer algo;etapacomo alguna fuerza alg y m quina. de ha dem s significado poder o, fuer- luego sino dad, que nos signific en una mekhanpoder o o potencia superior mago-m s los mecanismo, indo-europea a tanto, -por prepotencia, poder m s, y como mandar es poder, resulta que magistrado sign propiamente manda- m s. El matiz diferente que tiene nuestro reciente vocablo se n ifica aclarar luego. Nadie hoy al decir magistrado piensa en ello, pero esto demuestra ha os punto las palabras son cad veres de antiguas significaciones. Porque si reflexiona sta qu sobre la mos, no palabra, sino sobre la realidad magistrado aun en el valor que este ofici al punto caemos en la cuenta de que el magistrado es magistrado porque hace func o tiene hoy, fuerzas de ionar las polic a. N o digamos en Roma, donde el magistrado, el c nsul, era a la ve Noel juego vanodel de las etimolog as, porque casi siempre nos ponen al desnudo c capit z es n general el ej rcito. realidades de la vida humana que siglos posteriores, m s aficionados a la hipocres a rudas formas eufem sticas, ocultan. Me he detenido un momento en hacer ver una etimolog a y las porque, sobre recalcar de nuevo c mo las palabras, al dejar de ser invenciones ind m s entrar en el ividuales y sistema de usos verbales que es la lengua, pierden su inteligibilid perduran desalmadas, convertidas en piezas mec nicas, anticipa algo muy importanad, su alma, y no que te,esel caso n ling con esas en seguida nicas -las palabras que han perdido su pro Pero cuesti es que stica y piezas mec vamos a encontrar. sentido- decimos, m s o menos, mejor o peor, lo que pensamos. Y, en efecto, nuestr pio contorno social, la gente, al inyectamos desde la infancia el lenguaje usadizo e o sociedad, n nuestra nos insufla de paso las ideas que con tales palabras, mediante ellas, m s grave. ya ideas sobre lo que son las cosas, los otros hombres, nosotros mismo dice. Esto Lases suma, s -en sobre lo que es la vida- es lo que m s hondamente nos constituye y, cabr a dec somos. La ir, lo quevida es un drama y, a fuer de tal, tiene siempre un argumento y ese ar var a principalmente seg n nuestras ideas sobre el mundo y el hombre. Es, sin duda, gumento diferente el argumento de su vida para quien cree que hay Dios y para quien cree harto materia. Pues bien, la mayor parte de las ideas con que y desde las que vivimos que s lo hay pensado nunca no las hemos nosotros por cuenta propia, ni siquiera las hemos repensado. Las e mec nicamente a cuenta de la colectividad en que vivimos y de la cual han ca do sobr mpleamos nosotros, nos han penetrado a presi n, como en el autom vil el lubricante. Si fuera e que no lo posible, es, seria curioso poder hacer una estad stica de cu ntas personas en una s por ejemplo, en nuestra naci n entera, han pensado alguna vez, lo que se llama pen ociedad, dos dos sar,yque son cuatro, o si el sol va a salir ma ana. De donde resulta que la inmen sa mayor a ideas, a pesar de ser ideas y actuar en nosotros como convicciones, de nuestras racional, sino usos como la lengua o el saludo; en definitiva, no menos mec nicos, no son nada ininteligibles e impuestos a nosotros que ellos. Que quede claro esto: nos hacem os cargo de
un sentido primario y tosco, de lo que una frase, repetida innumerables veces en derredor, significa: distingu amos dos de tres, y esto nos permite tener una vaga nuestro idea de la frase enuncia. Pero advi rtase que la frase dos y dos son cuatro represe que la idea porque declara una opini n sobre esos n meros, por tanto, algo que pretende ser nta una verdad. Las ideas son ideas de o sobre algo y, en consecuencia, son opiniones -v una falsas- y, erdaderas opor lo tanto, s lo son ideas cuando nos hemos hecho presentes, adem s de rigoroso, su sentidolas razones que fundan su verdad o demuestran su error. S lo entonces, g razones, son racias a sus racionales. Ahora bien, nada de eso pasa en la emisi n, que constante hacemos, de ideas. Decimos, decimos cosas sobre todos los asuntos del universo a mente lo que la gente dice como si gir semos constantemente sobre un Banco cuyo balance cuenta de hemos le do nunca. El hombre suele vivir intelectualmente a cr dito de la sociedad e no vive, n que cr dito de que no se ha hecho cuesti n nunca. Vive, por tanto, como un aut mata, sociedad. S lo en talo cual punto se toma el trabajo de revisar las cuentas, de so de su la idea recibida meter a critica v desecharla o readmitirla, pero esta vez porque lo ha repensad Nuestro contorno social, que ha l mismo y sus fundamentos.est lleno de palabras, de decires, est , por lo mismo, o examinado Si contemplamos el enjambre incontable de ideas u opiniones que en nuestro derre opiniones. lleno de incesantemente revolando del decir de la gente, notaremos que se pueden diferenc dor salen grandes clases. Unas son dichas como cosa que va de suyo y en que, al decirlas, iar en dos desde luego se cuenta con que lo que se llama todo el mundo las admite. Otras, en cambio, so enunciadas con el matiz, m s o menos acusado, de que no son opiniones admitidas; a n con pleno car cter de ser opuestas a las com nmente admitidas. particulares.caso, hablaremos de opiniones reinantes; en el segundo, de opiniones En el primer Si veces, la fijamos fisonom a que tiene el decir las unas o las otras, notar n que las opin nosdiferenteen particulares son emitidas con br o, como haci ndolas subrayadamente constar o viceve iones t midamente, con temor a disgustar, pero casi siempre con cierta interna vehemenci rsa, procura a que ser persuasiva y contagiosa, casi siempre mostrando, aunque sea s lo en br escorzo, las razones que las abonan. En todo caso, se advierte con claridad que ev simo tiene plena el opinante conciencia de que aquella su opini n particular necesita, para tener a existencia p blica, que l o todo un grupo de afines la afirmen, declaren, sostengan lguna opinionesyque sabemosse suponemosmadmitidas por ese lo comparamos a la expresi nle o propaguen. , apoyen Todo esto o hace a n s patente cuando todo el mundo. A nadie se de decirlas como un descubrimiento propio ni como algo que necesita nuestro apoyo. curre M s que con energ a y persuasi n nos basta con referirnos a ellas, tal vez como una decirlas alusi n, y, en vez de tomar la actitud de sostenerlas, hacemos m s bien lo inverso, mera mentamos para apoyarnos en ellas, como un recurso a instancia superior, como si las ordenanza, fuese una un art culo de reglamento o ley. Y es que, en efecto, esas opiniones so establecidos, y establecidos quiere decir que no necesitan del apoyo y sost n por pa n usos individuos o grupos determinados, sino que, al rev s, se imponen a todos, ejercen rte de su presi n. sobre todos Esto es lo que me lleva a denominarlas vigencias. El vigor de esta vigen percibe cia lo claramente, y con frecuencia enojosamente, el que intenta oponerse a ell instante normal de la existencia colectiva ejerce su vigencia un repertorio enor a. En todo opiniones establecidas, que son lo que llamamos t picos. La sociedad, la colectivida me de estas contiene ideas propiamente tales, es decir, clara y fundadamente pensadas. S lo co d no t picos ntiene y existe a base de estos t picos. Con ello no quiero decir que sean ideas fa establecidas o t picos, no act an esas sus posibles egregias cualidades,ulo que act a ser magn ficas ideas; lo que s digo es que, en tanto que son vigencias opiniones lsas, pueden simplemente su presi n mec nica sobre todos los individuos, su coacci n sin alma. No d es de ejatener inter s que en la lengua m s vulgar se las llame opiniones reinantes. Su modo estar en la sociedad se parece sobremanera a la que tiene el Gobierno -imperan, de reinan. Son en efecto, lo que se llama opini n p blica, de la cual dec a Pascal que es la reina del mundo, y que no es una noci n moderna. Ya Prot goras usa en el siglo V a.C. la misma expresi n: d gma pole n-lo cito porque es ello poco conocido- y Dem stenes en el IV dice
en la oraci n 18 que hay una voz p blica de la patria. Reina como reinan el saludo y l costumbres a l similares; reina como reina la lengua. Todo lo que es verdaderamen as es, sobre una diferencia radical coacci opini n particular tanto, reinado. te social los individuos, presi n,entre lan, imperaci n y, porde un grupo, por en rg Hay, pues, proselitista y combatiente que sea, y la opini n p blica, esto es, la opini n efectiva ico, establecida y con vigencia. Para que sta se afirme no tiene nadie que preocuparse mente sostenerla; por s y sin necesidad de defensores, mientras es vigente, predomina e en paso que al opini n particular no tiene existencia sino estrictamente en la medida impera, la Casi uno, varios o muchos se toman el trabajo de sustentarla. en las encuestas que hacen que siempre, en libros, estudios y muy especialmente pa ses anglosajones determinados Institutos, dedicados al menester de investigar l en los a blica,nconfunden sta con una opini n particular sostenida por mayor o menor n mero de p opini individuos. Pero el fen meno sociol gico fundamental que es la vigencia y que se da, en la lo no s opini n, sino en todo uso -que es, por tanto, el car cter m s sustantivo del hec de la sociedad como conjunto de los hechos sociales-, no consiste en la adhesi n i ho social y tanto o cuanto numerosa. En que se vea esto claro estriba todo el acierto de una ndividual Cuando algo es uso no depende de la adhesi n de los individuos, sino que precisame sociolog a. porque se nte es usoimpone a ellos. Merced a esto, todo lo social es realidad diferente de Ya, individual.del saludo, ejemplo de uso que nos ha servido de paradigma, hice lo con motivo aunque todos los individuos que forman parte de una reuni n sean in pectore enemig notar que la mano, os de dareste uso sigue gravitando sobre ellos mientras no se pongan paladinamen acuerdo te de para anular el uso entre ellos. Pero como el uso no se forma en esa redu sino en losn, cida reuni grandes espacios multitudinarios de toda una sociedad, ser menester pa uso deje ra que unde ser vigente o viceversa -que es lo que ahora nos interesa- para que comportamiento, por ejemplo una opini n, llegue a ser uso, esto es, a tener vigenc un pongan de acuerdo respecto a l todos los individuos de esa sociedad? Evidentement ia-, que se Pero entonces, qu pro- porci n relativamente al n mero total de individuos? En aquella e, no. ocasi n indiqu que la instauraci n o establecimiento de un uso no es por fuerza, ni d suele ser, efecto de la coincidencia en una mayor a de individuos. Padecemos en es e hecho de ptica que to un error nos viene precisamente de haber sido durante casi cien a os opini n vige t pico nte, reinante, el principio mayoritario que, torpemente, creyeron nuestros tatar Es, pues, una cuesti ineludiblemente de la idea democr tica. investigaciones, determ bisabuelos abuelos y deducirse n, que por s da materia a muy sabrosas condiciones en virtud de las cuales algo -sea una opini n o cualquier otro uso- ad inar las peculiar simo car cter de vigencia social. Desgraciadamente es tema que nos es forzo quiere ese intacto. so dejar Pero s quiero hacer constar que con ser asunto de tanta importancia, lo quemucho m s es se comprenda bien la idea misma de vigencia, alfa y omega de toda la sociolo g a,no es f cil de ver y, aun vista una vez, propende a escapar de nuestra intelec que pero en n. Insisto m s acusados caracteres son stos: 1, que la vigencia social, sea del ci que sus dos sea, no quenos presenta como algo que depende de nuestra individual adhesi n, sino origen se el contrario, es indiferente a nuestra adhesi n, est ah , tenemos que contar con ella que, por porejerce, sobre nosotros su coacci n; pues ya es coacci n el simple hecho de que, q y tanto, o no, tengamos que contar con ella; 2, viceversa, en todo momento podemos recurr ueramos La palabra como a una vigencia procede de la terminolog a jur ir a ella instancia de poder, en que apoyarnos. dica donde se habla de leyes vigent frente alas derogadas. La ley vigente es aquella que cuando el individuo lo ha m es recurre a enester y ella, se dispara, autom ticamente, como un aparato mec nico de poder. Pero queteses lo el nombre vigencia, sino que esos dos caracteres mismos que le atribuimo n no coinciden con los que tradicionalmente se atribuyen al derecho ya la acci n del Es s hace Esto tado.ya manifiesto que ha sido un error com n a los fil sofos del derecho juzgar que depender su funcionamiento de nuestra adhesi n individual y el servirnos como inst el no colectiva a que recurrimos o podemos recurrir, son atributos espec ficos del derec ancia efecto, ho. En los hemos encontrado claramente perceptibles en el primer uso que someti an a moslisis, yeso que era un uso d bil, simplemente ceremonial, el saludo. Se trata, pu es, de
atributos constitutivos de todo hecho social. La sociedad, conjunto de los usos, nos un lado se otro, la sentimos como instancia a que recurrir y en que ampararn de impone; de lo Lo uno y os.otro, ser imposici n y ser recurso, implican que la sociedad es, por esencia, p incontrastable oder, un poder frente al individuo. La opini n p blica, la opini n reinante, tiene tra podersy esehace funcionar en las diversas formas que corresponden a las diversas s de lo de laexiste y se colectiva.nuncapodertodola colectividad esintelectualpque impid Pero existencia arrastra, Ese del de curado, un vicio el poder dimensiones blico. claridad e ver conlos fen menos sociales. Consiste en no acertar apercibir una funci n social ya un rgano social especializa- do en servirla. De este modo, hasta hace poco, lo si no hay s etn grafos, sociedades m s primitivas en que no existen magistraturas judicial al estudiar las cuerpo o es ni un individuo que legisle, juzgaban que en ellas no exist a el derecho, es de avanzadafunci nevoluci n social,ptoma la figurale ve mcuerpo armado especial, con cir,dica de la funci n estatal. blico. No se de un s que cuando, en etapa muy jurpropioni Lo la acontece con el poder reglamento y sus jefes a las rdenes de los gobernantes. Pero la verdad es que el su p blico poder est actuando constantemente sobre los individuos que integran la colectivid que existe ad desde una agrupaci n humana y que, en la nuestra misma, opera sin cesar apart intervenciones de la polic a y el ej rcito. Lo que pasa es que, de puro constante y e de las lo percibimos como tal, lo mismo que nos acontece con la presi n atmosf rica o la du ubicuo, no suelo sobre el que se apoyan nuestros pies. Mas su eficacia se manifiesta incesa reza del voluntad,en nuestro descuido o azar, est regulado en nosotros por l, y tan pronto como, ntementecomportamiento que nos salimos del cauce marcado por las costumbres, nospor batidos por la protesta amenazadora de nuestro contorno, que se encrespa en borr vemos En los abuso. nuestropueblos primitivos no hay, claro est , polic a encargada de vigilar, de inspe asca contra Quiere ccionar.esto decir que el cuerpo social no ejerza esa funci n? La verdad es lo contr ejerce y ario: la con una minuciosidad y continuidad muy superior a las practicadas por n Speiser -en su contribuci n al libro The Depopulation of Melanesia-hace notar que polic uestraa. Nuevas en las H bridas los hombres viven todo el d a juntos por su lado y las mujeres por e La ausencia de un hombre es siempre notada y, por tanto, habr de tener una justif l suyo. Por fuerza, las costumbres un hombre ser lo que suele llamarse, ignoro con qu ra hablemos No la presencia detienen que entre las mujeres. icaci n. de z n, buenas. La colectividad vigila -sin propon rselo- cada minuto de la vida individual. qu un cuerpo especial de polic a? Al llegar los europeos y desarticular la sociedad n Para atrayendo a los hombres hacia trabajos industriales y agr colas, la vigilancia esp ativa cuerpo colectivo ha desaparecido y ha sido sustituida por aut ntica polic a. Ahora b ont nea del Podr mismoenaducir las costumbres de ste, pero creo, por a ser malas. ien, amomento muchos hechos comolas islas han empezadoahora, suficiente el citado pa el adiestrar nuestra mirada en la percepci n de las funciones que toda sociedad ejerc ra El sin p ello. el poderde blico no es, pues, sino la emanaci n activa, energ tica de la opini n p blica, itaaire darse la cual flotan m s o el dem enla forma, el todos losmenossde violencia con que el poder p blico act a depende de l Y usos o vigencias que de ella se nutren. mayor o menor importancia que la opini n p blica atribuya a los abusos o desviacione a uso. s delEn buena porci n de pueblos africanos actuales de lengua bant la palabra con q dice si esto significa cosas lo ser la viceversa: que el poder p la opini n ue secrimenes verdad tambi n odiosas a la tribu, es decir, contrablico suponeptras Pero blica. opini n que sea verdaderamente p blica, por tanto, unitaria, con robusta vigencia. C s una esto uandono acontece, en vez de opini n p blica nos encontramos s lo con la opini n particul grupos, ar de que generalmente se asocian en dos grandes conglomerados de opini n. Cuand acontece o esto es que la sociedad se escinde, se parte o disocia y entonces el poder p b serlo, se fragmenta o parte en partidos. Es la hora de la revoluci n y la guerra c lico deja de ivil.
Pero estas m ximas disensiones no son m s 'que el superlativo de un hecho que se da toda en sociedad, que le es anejo, a saber: el car cter antisocial de muchos individu el el n, el traidor, el arbitrario, el violento. Bastar a esto para que caigamos e os:ladrasesino, que cuenta de n lallamar sociedad a una colectividad es un eufemismo que falsea nuestra visi n de vida colectiva. La llamada sociedad no es nunca lo que este nombre promete. Es siemp la a la re, vez, en una u otra proporci n, di-sociedad, repulsi n entre los individuos. Com lado, otro o, porpretende ser lo contrario, necesitamos abrirnos radicalmente a la convicci n sociedadla una realidad constitutivamente enferma, deficiente -en rigor es, sin de que es entre sus elementos y comportamientos efectivamente sociales y sus comportamient cesar, la lucha elementos disociadores y antisociales. Para lograr que predomine un m nimo de soci os y y, gracias abilidad a ello, la sociedad como tal perdure, necesita hacer intervenir con f interno poder recuencia su p blico en forma violenta y hasta crear -cuando la sociedad se desarro deja lla yde ser primitiva- un cuerpo especial encargado de hacer funcionar aquel pod 1 HOMBRE Y EL en forma la Es lo incontrastable.conferencia dada en Valladolid, en er[Texto de LA GENTE 1que ordinariamente se llama el Estado.Pradera el 20 de may teatro Debo, ante todo, Nota Preliminar.lsolicitar excusa o de 1934. a la que aludo en la de ustedes por las demoras que incidencias de han dado mi salud a este acto, aunque creo que con ellas soy yo el castigado, porque les ustedeshecho a hoy aqu m s exigentessito, ni benocasi n,Yni mi estadoquesicoconvendr a todo n llegar habr lo contrario, porque ni mi prop y menos la volos. el caso es f me consient afronte en que yo hoy ninguna navegaci n de gran altura. Como ustedes saben, los muchacho estudian Historia de Arte en esta Universidad quieren hacer el viaje de Grecia. s que completar su Necesitaban presupuesto y han cre do que nuestra venida aqu podr a servir de pretext conseguirlo. Aunque fue r pida mi resoluci n de aquiescer a su demanda, confieso que o para costado alg n trabajo, porque vivo en el silencio y bajo tierra por muchas, muchas me ha que no es este el momento de enunciar. Pero la sospecha de que pod a servir a esto razones muchachos de algo, aunque fuera s lo de eso -de pretexto-, ha forzado mi albedr o y s coloca en este instante delante de ustedes oblig ndome a hacer que por vez primera me rocealmaalma vallisoletana. Esto me azara un poco, me azara un poco... Porque si mi el como debi ramos, alg n mayorencuentracon nuestras vidas habr a otro u otros, eneste momento en que un hombre se cuidado por vez primera frente amos reparado que tuvi semos, enfrenta que se f sicamente con ellos y lo ven carnalmente es sobremanera dram tico, porque Por muchas cosas que nos hayan contado sobre un pr jimo, su primera presentaci n f sic decisivo para el futuro de ambos. es desprevenidos algo nuevo nos a es siemprecon respectoyanos coge desprevenidos. y por lo mismo que estamos su figura f sica ya su voz ya su gesto, en ese primer produce, queramos o no, advirt moslo o no, se produce en nosotros una impresi n de l encuentro se esa persona es, de su alma, de su car cter, de su aut ntica y profunda realidad much o que exacta y radical que todo lo que nos puedan contar de ella y aun todo lo que nue o m s subsecuente stro trato con ella pretenda ense arnos. A la postre, cuando hemos convivido much ese hombre y hemos cambiado varias veces de opini n sobre l, concluimos por recorda o con aquella r que impresi n inicial recibida, como de un golpe en nuestro primer encuentro, el secretosde l que todas nuestras ulteriores observaciones. S lo esto explica, ent nos dio m muchas cosas, que en la relaci n, entre hombres y mujeres se produzca con tanta fr re otras ese extra ecuencia o fen meno del coup de foudre, del flechazo, y que entre varones nazcan ta s n bitas, tan aparentemente inmotivadas las irremediables simpat as y antipat as. Pero explica eso que en pol tica los grupos sociales sigan o no, de verdad, aun hombre. tambi n mLa fuerza ste no estribarsierva de la voluntad y sino en qui n a su arbitrio, que o menos, sabemosde xima que la palabra es nunca en lo que diga, est sometida sea l. Todos, m s puede decir lo que se le antoje y que puede fingir sus decires, en suma, que pue el hombre su corporeidad, de mentir, pero su fisonom a, el timbre de su voz, su presencia, en fin, no depend e de su
voluntad. Es irremediablemente lo que es. Ya diferencia del cuerpo mineral, el c la carne viviente, es siempre jerogl fico, expresa, pone de manifiesto en el mundo uerpo carnal, lo extenso la intimidad latente, inextensa y muda que es siempre por s cada vida. patente de el hombre intenta fingir sus gestos corporales, lo nico que, al cabo, logra es qu Tanto que si descubran s e los dem precisamente esa secreta intenci n -descubran que finge, que es un histr i n-; por perciban lo que verdaderamente es. Por desgracia o por fortuna, la co tanto, que remedio ni sa no tieneescape posible: aunque nos hagamos la ilusi n de lo contrario, nuestra t sica personava gritando a los cuatro vientos con voz m s ver dica que toda palabra el secre persona to de la ntima que somos. No importa que el que nos ve no sepa expresarse o defini De aqu queexpresa o no, mhacia o .no, opera hoy ticamente en su nimo y decide inexorablemente antiguos,definidanosotros. queautomsomos a la singular importancia impresi rse su n: los su actitud s atentos de lo ciertas situaciones vitales, considerasen como especialmente dram ticas la llegada de partida, el momento en que llegamos aun sitio y el momento en que nos vamos. y p y la favorables ara hacer esos decisivos momentos imaginaron dos dioses o santos patronos encar Pero sufro complacido el enojoel Dios peque oamigos hostiles, he que por qu --dec a yo este instante me vallisoletanos, no s delnllegar y eluDios del irse.aqu contribuyo He aqu protegerlos -Adeona y un poco. gados depor qu , azoraAbeona- de este a si azoramiento pensando que estos muchachos realicen su ilusi n. Es tan natural que estos muchachos de la C a interior, astilla de esta Castilla que, como Azor n dijo bellamente hace a os, no ve el mar; natural -digo- que quieran ver el mar, el viejo mar cl sico, que les promete tanta es tan horizontes s cosas: azules promontorios famosos que llevan en su hombro ilustres templos playasdebo, sin o gicas y, a vez, preocupaci n que, d a por d a, j venes. . mutilados, mitol dieciochotalos unasIrenas...dedicado a mimar a suscrece en mQuDesde hace diecisiete embargo, ocultar Europa se ha Yo no casi otra es si cosa no lo que ahora mismo estamos haciendo? Este culto rendido a la juventud c inspirado por razones nobles, desinteresadas. Cada edad del hombre tiene sus vir omenz gracias tudes y peculiares. y hay un ritmo en la historia merced 'al cual unas pocas sien entusiasmo por las calidades de la mocedad al paso que otras prefieren las de la ten tiempos deHayvenes y tiempos de viejos. Grecia, por ejemplo, vivi durante dos siglo madurez. j encantada mirando a sus muchachos, organizada en torno a sus efebos. Durante los s IV la instituci n de m s efectiva importancia fue el gimnasio, es decir, el campo de siglos V y juveniles. Le fue bien a Grecia con este uso? Yo lo siento mucho, pero me es forz deportes declarar que le fue muy mal. Grecia sucumbi pol ticamente muy pronto, y sucumbi , la oso es simb lica, en manos del joven entre los j venes, flor y prototipo de aquella moce cosa mimada: Alcibiades. En cambio, Roma trat siempre duramente al muchacho y se apoy e dad madurez. En Roma, el joven, el hijo, no es nada -prefiere al hombre ya hecho, al n la familia, al senador. Esta Roma de los padres y no de los hijos, de los patres co padre de Va para diezno os que insinuaba yo esto, recomendando a Europa precauci seen su excesivo entusiasmo por la juventud. Sin duda,due a del mundo. senatores nscripti oy a de los tyrones o mozos se hizo en las etapas anteriores n la ha desatendido tambi n con exceso: yo os aseguro que todav a en mi generaci n, ser joven b a una era faena triste. Pero luego se ha pasado al extremo opuesto y se quiso que s lo e mocedad se xistieseyla impusieron exclusivamente los usos y los gestos y los trajes propio j a los s venes, y los padres y las madres tuvieron que imitar hasta en el vestir a sus hi por pretensi n jos e hijas, noindividual de aparentar una juventud que ya se hab a ausentado de sus personas, sino porque el tiempo era, l, joven y les obligaba, quisieran o no, a f Y mientras la ingirse mozos.gente se divert a y danzaba al son pueril del jazz negroide y patina sierras y ba en las beb a cocktails y se desnudaba en las playas -me importa que record is tod fr vola y est pida que ha sido la vida europea en estos ltimos quince a os-, sobre las o lo y bajo cabezaslos pies de los europeos, se iban condensando problemas terribles y la ex colectiva istencia se iba haciendo cada vez m s dif cil, spera, cruda, ce uda. Recordad que toda 1928en cre a en todo el mundo con rotunda fe que se hab a llegado aun nivel de pros v a se peridad
definitivo, que se hab a conquistado para siempre el bienestar. Pocos meses despu s, crecientes de sin trabajo inundaban las naciones m s poderosas. El hambre, la desi millones lusi n, la y la angustia se instalaban en el horizonte como constelaciones nue desesperanza desconocidas cuando no son sino eternos ingredientes del destino humano, de que vas, reca do en el hombre, puerilidad, se hab a olvidado. Pocas veces en la historia se ha pasado ta r n pidamente de la m s absoluta seguridad en el porvenir a la m s radical inquietud. Ca de esp mbios ritu tan fulminantes s lo se producen en la ni ez, porque s lo en la muchachez se puede estar tan puerilmente seguro del porvenir, s lo en la ni ez se ignora que el p representa en la vida humana el constante y absoluto peligro. El presente y el p orvenir o peores, ya est n ah ; es decir, ya estamos sobre ellos y, mejor o peor, repito, ya asado, mejores salvado. Pero el porvenir es ese momento en que a n no estamos, la costa desconoci nos hemos a no hemos puesto el pie y que se compone de todo lo posible, por tanto, tal vez danen que mejor, pero tambi n acaso de lo peor. La juventud suele ser petulante porque suele de lo para ciega ser el porvenir; no lo ve seg n l es, a saber, como absoluto peligro esencialmente como voco, no es nuestro. Al contrario, el joven con s lo llegar a la vida cree y equ lo que porvenir a que el es suyo y sin m s se lo apunta entero como si fuese un tanto ya bien gana recordar el do. Debiera reproche que V ctor Hugo hac a a Napole n por confiar demasiado en su estr Europa l'avenir n'est a Dieu. Prince, r hecho n' est ospersonne ella: ha avenirestos aqu'auna vez m s la eterna averiguaci n de que toda virtud y tod gracia tienen sus l mites y su falla y, por lo mismo, no basta ella sola, sino que a complemento. No creo hacer ning n extraordinario vaticinio expresando la sospecha exige su estas a de quehoras, en el subsuelo de su alma, Europa comienza de nuevo a orientarse ha madurez cia la -incluso la m s reciente juventud. La cosa nones arealidad hist n no est es la superficie, pero todo el que sabe mirar por refracci la n patente, a rica, que en honda, que tiene faz ostentosa pero tambi n oculta regi n abisal, no ignora que, con siempre frecuencia, esa realidad hist rica contiene un extra o anacronismo, y mientras en la contin an, como si a n fuesen actuales, gesticulaciones del pasado ya sin vida, resi superficie inercia y duos de lala imitaci n, all en lo hondo fermentan ya nuevas formas de existencia. A advierto que, a diferencia de sus antecesoras, la generaci n actual de 20 a os comie s yo sentir nza a que al hombre, al hombre total, no le basta con ser joven, ya comprender que s lo ser fuerte si acierta, sin perder sus cualidades peculiares, articularse con otra ge neracimadurez. cambio es bien notoria y ya la he enunciado: es que de pronto se La raz de est en la n queeste perdido aquella indebida seguridad en el porvenir que una excesiva fe en el prog ha reso hab ael hombre anim ndolo. S bitamente, sencillamente, como si se quitase un an puesto en porvenir tifaz, elha presentado al presuntuoso europeo su verdadera fisonom a de esencial p de absoluto riesgo, de enorme faena que haya la fuerza que hacer y no de espl ndid roblema, que podemos, sin m s, gozar. Muchas de las cosas que parec an m s logradas y precisame o regalo las nte que m s interesan a las multitudes -la organizaci n econ mica y las formas del Est han ado-fallado de repente. Hab an dejado de ser cuesti n y est bamos c modamente arrellanad en os ellas. Pero he aqu que se rompen y desconciertan. Todos sentimos hoy que no no aseguran el porvenir, que no nos sirven, que se han convertido en pret rito roto y s herrumbroso. Hemos palpado su insuficiencia y su limitaci n. He aqu la t pica experie El en quejoven estrena la vida nciaconsiste la madurez. y todo en ella. Ve llegar las cosas, pero a n no las ha v decir, que ve isto irse, es s lo de las cosas la cara alegre con que siempre arriban, con aire d eternas y e ser comosin falla. El hombre maduro, en cambio, las vio llegar en su juventud, ha visto pasar, les ha visto la espalda. Pues bien, no es acaso la expresi n m s dire pero luego las que hoy siente el europeo haber visto, en brev simo per odo, las espaldas de demasia cta de lo hasta el das cosaspunto de que en su paisaje no ve hoy casi m s que espaldas de esperanzas, promesas y huyen vencidos, gastados y exhaustos? Puede decirse que s lo una cosa ideales que no ha
fallado al europeo ni hay sospecha de que por ella misma pueda fallar: la cienci tan por eso es a. ysorprendente que habi ndole quedado esa nica potencia intacta no se abrace a el Perofervor queesto, se ores, me he metido en un tremedal que deseaba evitar -he ca d m lascon todo nunca. con sobre cuestiones demasiado actuales que la ocasi n presente no invita a tratar. Hu o lamentaciones sobre porque, a la postre,la hora,amos sino acumular vanos preparay ellas con yamos de pie gil, las dificultades de no har cuando lo importante es trenos el porvenir, r desde luegofabricarnos en rgicamente una nueva seguridad, ya que la heredada fal s lo esto la. ypuede lograrse aprovechando toda ocasi n en que nos dirigimos a un p blico para l con legarl a unas cuantas ideas perfectamente claras sobre alg n tema esencial, de esos parecen que no actuales porque no est n en la superficie, ni hablan de ellos los peri dicos sonno que , perotengo hoy otra pretensi n todointentarsponer a ustedes en contacto inmediato Yo las entra as vivaces de que que lo dem depende. pat tico con uno de esos grandes temas elementales. Veamos si puedo hacerlo en el y brev simo que dispongo y, sobre todo, si puedo hacerlo con claridad, ya que, com tiempo de sostenido, la claridad es la de que del a sofo. o siempre he cu l es el temacortes avamosfilhablar? El t tulo dado a esta conferencia Y ante todo, anuncia pero no lo declara, lo insin a pero no lo dice. Deliberadamente he querido lo encuentren ustedes dentro de l, de su realidad, palp ndolo y vi ndolo directamente si que se presumirlo de antemano, con lo que se corr a el riesgo de que falsos conceptos rec n 1 [Hasta estorbasen en lo transcrito responde al manuscrito preparatorio de la ibidos aqu ustedes el contacto inmediato que yo quisiera provocar1.conferencia. Entra nsiguientegraveel diario El Solel t d a 22 de mayo de 1934.]El hombre y la gent El problema s en el tema apresente versi despu m s reproduce que alude del tulo de su conferencia, En lo publicada en del la Bajo e. esta denominaci n de apariencia inofensiva se oculta el problema m s grave del y de todo presente el futuro pr ximo oteable: el problema de la formidable dualidad que rep individuo resenta y colectividad. El se or Ortega ha dedicado estos dos ltimos a os un trabaj intenso o muy a esta cuesti n, que lleva ala instauraci n de una nueva sociolog a, y ha quer ofrecer las primicias de su labor, bien que refiri ndose s lo al tema fundamental qu ido papel decisivo en todas las cuestiones secundarias provocadas por aquella dualid e juega el Evidentemente, lo que se llama hechos sociales o colectivos son fen menos de vida ad. y no hechos de la naturaleza f sica o simplemente biol gica; pero cuando se analiza humana la vida humana, pronto se advierte que no puede haber en ella nada que no sea al lo que es alguien go que hace o a alguien le pasa. La vida es siempre o m a, o tuya, o suya; es lo le a alguien queacontece tal y como le acontece. El hombre en toda vida humana no es una cosa cuerpo, su siquiera su alma. A cada hombre le acontece encontrarse con su cuerpo -no es ni alma, ysu o con tiene que arregl rselas con ellos, sean como sean, como se encuentra tenie vivir en ndo que un paisaje, tal vez de clima spero, y en un tiempo determinado, tal vez crisis econ mica. No hay, pues, vida humana sin un sujeto que la vive. Este es el de grave m s imprescindible de ella, y no vale hablar del esp ritu y de lo humano, como suele elemento Ahora bien: s lonoprecisar quiynrigorosamenteun sujeto que la vive.si no hay ese acontecimiento, lahay propia los alemanes, sin vida individual el sujeto.hablando vida humana Si la vida es n hacer es presenta determinad simo a quien le acontece esto o lo otro. Pero cuanto hacemos al vivir l algo que decidir o tenemos nosotros -no nos es dado ya decidido-, y para decidirlo nos es menes raz n o motivo; de otro modo, no podr amos dar un solo paso. Es decir, que el hombre ter alguna necesita justificar sus propios actos, no ante un Tribunal externo, ni siquiera juez ntimo que ante un especialser a la conciencia moral. Al hablar de moral solemos referirnos a u exterior na norma a la realidad de la vida; es decir, se supon a que el hombre puede de hech o vivir sin
moral, sin justificaci n, a reserva de que si sus actos se acomodaban a las normas vida adquir aes queritotodo instante premio: la alabanzalo blica o laasalvacien en la Pero el caso un m en y merec a un tenemos que elegir p que vamos hacer n ultravida. ticas, su siguiente, y ello nos obliga, queramos o no, a justifica el acto que elegimos an el propios ojos; te nuestros es decir, hallar que tiene sentido preferirlo a otro, a otro cualq instante de nuestra vida. Por consiguiente, vida humana, que es -no s lo que debe uiera en aquel justificaci n, es tambi n inexorablemente e ineludiblemente responsabilidad. Soy yo serhago, quien llevo a pulso y en vilo, quiera o no, mi vida. Soy yo y yo solo quien tien tengo yo que aguantar el dolor que sufro, y nadie, rigorosamente hablando, puede e que vivirla, Ni menos puede ese otro decidir por m lo que voy a hacer y ser, ni pensar en mi l compartirlo. En suma: pensamientos la tengo intrasferible, que la vida es el mundo. ugar los que quevida esque pensar para poder andar porsoledad. Al encontrarnos e mundo otros n nuestro hombres, es decir, otros seres que juzgamos semejantes a nosotros, a comunicaci nhelamos n con ellos y dar a nuestra vida compa a. La amistad, el amor y otros afec humanos de nuestro hacer vital intentan esta superaci n de la soledad. Pero es de tos importancia hacer constar que la convivencia, la comunicaci n -y si se quiere llam suma comunidad-, consiste siempre en que un alma individual, por tanto, responsable y arlo as , la vida de alguien determinado, se pone en relaci n con otra vida individual que es t personal, la ambi n responsable, alguien determinado. No se puede convivir si no es con otra sujeto Pero es hechos sociales tienen un car cter sumamente extra o. Cuando el guardia de La gente es quienlos alguien. persona, connadie circulaci n me impide el paso, eso que hace no lo hace por su cuenta, es un acto q la en l nace ue no ni es de l responsable. Se limita a ejecutar una prohibici n, un mandato legal; personalmente le trae sin cuidado, y su relaci n conmigo al impedirme el paso no e a l hombre s de a hombre, de persona a persona. Qui n es el sujeto de la prohibici n y el mand dice o? Seque el Estado. Pero prohibici n y mandato son hechos humanos y no hechos f sico proviniendo de alguien, de alg n hombre. Es el Estado un hombre? En modo alguno. Qui n s, es, pues? La respuesta suele ser de gran vaguedad. Se dice: el Estado es... todo Lo propio pasa colectividad. con , la sociedad, la los usos y costumbres. Lo que hacemos porque es uso, porque s acostumbra" no lo hacemos con nuestra raz n y por cuenta propia, sino porque se ha e Y elPero eslo que se hace? Ah! Pues la gente. Bien: pero quiideasgente es nadie. La qui caso ce. nes... todos. Pero qui nde nuestrosAh! Nadie determinado.nLa y opinion Ah! gente hace que la mayor parte es todos? pensamientos, de las es la gente? cuales y desde las cuales vivimos, no las pensamos por propia, personal y respon es con las evidencia de su verdad, sino que las pensamos porque las o mos decir y las decimos sable dice. Else porque terrible impersonal aparece ahora formando parte de nosotros mismos. Ah la bien, oramedida en que no pensamos en virtud de evidencia propia, sino porque o mos deci determinad se piensa y se es cada cual; vida no es nuestra; dejamos de ser sociedad; es r, porque simo queopina, nuestra vivimos a cuenta de la gente, de lael personaje Con esto -prosigui el estamos socializados. se or Ortega- creo que basta para que ustedes hayan visto con decir, claridad en qu consiste el hecho que bajo estas apariencias te ricas y abstractas e toda problema s el grandel presente y va a serlo del porvenir, el hecho, repito -en apariencia de pura teor tan de que hay dos formas de vida humana: una, la aut ntica, que es la tan inocuo, a-, individual, la que le pasa a alguien ya alguien determinado, aun sujeto conscien vida responsable; otra, la vida de la gente, de la sociedad, la vida colectiva que no te y determinado, de que nadie es responsable. Desde el siglo XVIII se ha querido sup le pasa a nadie m sticamente que hab a un alma colectiva, y los rom nticos alemanes de comienzos del s oner iglo
pasado han cometido en este orden no pocas fuller as. La verdad es que la gente, l Todo lo social, Lo social es la colectividad,lomecanizada. es, pues, vida a sociedad, vidasicolectivo,es desalmadas. humana despersonalizada, desindivid algo son irresponsabilizada. Pero esto significa que la sociedad es lo humano deshumaniza ualizada e convertido en algo mec nico, transformado en mera y bruta naturaleza. Esto hace co do, el hecho mprender extra o y parad jico de lo social, que por un lado es indudablemente cosa h no f y umanasica, y por otro se comporta inconsciente, ind mita e irresponsablemente como l fuerzas elementales del Cosmos. Hoy se diviniza lo colectivo. Desde hace ciento as a os se han cincuenta cometido no pocas ligerezas en torno a esta cuesti n; se juega fr volament confusamente, Con las ideas de lo colectivo, lo social, el esp ritu nacional, la c e, cultura (Spengler). Pero en el juego las ca as se han ido volviendo lanzas. Tal vez, lase, la raza, la mayor porci n de las angustias que hoY pasa la humanidad provienen de l. Frente a l la continua divinizaci n de lo colectivo es preciso aprender a ver lo social tal y co a vida humana materializada, mecanizada, y por tanto, hecha naturaleza. Que la soc mo es, a saber: Ello sea esto permite que Conserve mucho iedadtiene, sin duda, una parte de ventaja. individuos crean -s lo los individuo lo que los que acumule el pasado y lo transmita; en suma, que el hombre progrese y no tenga s crean, individuo por s que volver a empezar desde el principio y ser siempre un primitiv cada tiene tambi n terribles inconvenientes. La gente, la sociedad, tiende cada vez m s a o. Pero los individuos, y el d a que pase esto habr matado la gallina de los huevos de oro. aplastar a maravillosas t cnicas para dominar a la naturaleza material,as como tratar pareja divinizar lo colectivo. lo m s importante ser a que Europa, supiese ha creado tan En vez de naturaleza mente a la social y crease unos l mites que permitiesen Someter las fuerzas elemen Deja un lado --el se del hombre responsable. colectivo a talesade lo la voluntador Ortega- reaccionarismos y revo1ucionarismos, que dice va tropel, y manifiesta que las cosas que pasan en Europa obligan a una nueva organ n en izaci nydel eficacias sociales. Berl n, Mosc y Roma, las menos giles en pol tica, la Estado sus m s pr xima a Asia, ya se han manifestado. Londres, Par s y Madrid, la vertical occide vertical Si Espa Europa, esperan... ntal de a y Castilla iniciaron las teor as del Estado moderno en pasados tiempos, por no lo han de hacer ahora? qu