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Antropologi A Por Que Importa Tim Ingold 2020

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TIM INGOLD

ANTROPOLOGÍA
«¿Cómo deberíamos vivir?» Con esta pregunta
8
empieza Tim Ingold, uno de los pensadores
CIENCIAS SOCIALES

vivos más originales y radicales, su impecable

POR 2= -
alegato en favor de una materia que, dañada
por la guerra y eí colonialismo, y más
recientemente por eí hundimiento de las
humanidades, parece en trance de hundirse,
Sin embargo, en un planeta amenazado de
QUE
una forma tan creciente como seria -lo que
equivale a una igual amenaza para los miles
de millones de-humanos que lo habitan-,
la antropología, área de conocimiento *
que pone en común la sabiduría y experiencia
de todos los hombres y que confronta las
3406298

respuestas a esa primera pregunta esencial


con realidades palpables, se revela como
una herramienta fundamental para afrontar
tantos desafíos ya inaplazables. Ingold ALIANZA
978-84-9181-838-0

demuestra en este libro por qué la antropología EDITORIAL


importa y nos importa a todos. «La meta
de la antropología es crear una conversación
en terno a la vida humana misma. Esta
conversacion, esta vida, no es solo ácerca-
del mundo, sino que es el mundo. El mundo
en el que todos nosotros habitamos.»
ISEN


A
PYP

Tim-Ingold
9! 788491818380

Alianza editorial — l ibro de bolsillo


Antropología
¿Por qué importa?
Tim Ingold

Antropología
¿Por qué importa?

Traducción de Esther Gómez Parro

Alianza editorial
El libro de bolsilio
Títlo original: Antbropology. Why It Matters
Esta obta ba sido publicada por primera vez en 2018 por Policy Press. Estatraducción
ha sido publicada por acuerdo con Palíty Press Ltd,, Cambridee
- 9 1. Tomar en serio a los demás
33 2. Similitud y diferencia
57 3.Una disciplina dividida
Diseño de colección: Estudio de Manuel Estrada con la colaboración de Roberto 81 4. Repensando lo social
Turégano y Lynda Bozarth
Diseño de cubierta: Manuel Estrada 105 5. Antropología para el futuro

129 Lecturas recomendadas


Reservados rodos lus derechos, El contenido de sta obra está protegido porla Leg, que establece penas
de prisión /o multas, ademés de las cortespondientes indemnizaciones por daños y perjuicies, para 131 Índice analítico
quienes reprodujeren, plagiaren, disríbuyeren o comenicaren públicamente, en todo 0 en parte, n
obra litcrariz, arístca o científca, o au transformación, interpretación o ejecucién srlstica fjuda en
cualquier tipo de soporte o comunicad a través de y medio, si la preceptiva autorización,

Copytight© Tim Ingold, 2018


El derecho de Tim Ingold « ser identificado como el auror de esta obra ha sido confiz-
mado con él por acuerdo con la Ley de Copyright, Diseños y Patentes de 1988
© delatraducción: Esiher Gámez Parro, 2020
O Alianza Ediroríal, S. A, Madrid, 2020
Calle Juar Ignacio Luca de Tera, 15
28027 Madrid
wwalianzaeditorial.es
|
ISBN: 978-84-9181-538-0
Printed in Spain
Si quiere recibir información periédica sobre las novedades de Alianza Editorial,
envíeun correo electrónico a la dirección: [email protected]
1. Tomar en serio a los demás

¿Cómo deberíamos vivir? Sin duda los seres humanos


siempre se han planteado esta pregunta. Puede que sea
el mismo hecho de planteársela lo que nos hace huma-
nos. Aparentemente, esta cuestión apenas surge en otras
especies de animales, cada una de las cuales está más o
menos absorta en su forma de hacer las cosas. Pero las
formas de vida humana —las maneras de hacer y decir, de
pensar y conocer— no se transmiten fácilmente, no están
predeterminadas y nunca quedan finalmente estableci-
das. Vivir es un asunto de decidir cómo hacerlo, y alber-
ga en todo momento el potencial de ramificarse en dife-
rentes direcciones, ninguna de las cuales es más normal
o natural que cualquiera de las demás. El camino se hace
andando, por lo que continuamente tenemos que impro-
visar formas de vida a medida que avanzamos, borrando
huellas aunque sigamos los pasos de nuestros antece-
sores. Sin embargo, nada de esto lo hacemos en solita-
Antropología 1. Tomar en serio a los demás

rio, sino en compañía de otros. Al igual que los rama- a ser. Puede que otros tengan otro concepto, pero eso se-
les de una cuerda, las vidas humanas se entrelazan y ría una señal de vitalidad, no de debilidad. Sea como sea,
solapan unas con otras. Caminan juntas y se responden la antropología será siempre una disciplina en continuo
mutuamente unas a otras en ciclos alternativos de ten- desarrollo, y no puede darse por finalizada, o completa,
sión y resolución (decisión, determinación, propósito). tal como la propia vida social que estudia. Así pues, la
Ningún ramal dura para siempre, pues, mientras unos se historia de la antropología no se puede relatar como un
marchitan, otros s entretejen. Por ese motivo la vida hu- cuento con un principio y un final. Y tampoco podemos
mana es social: es el proceso interminable y colectivo de dormirnos en los laureles y suponer que tras siglos de
descubtir cómo vivir. Así pues, toda forma de vida re- error, ignorancia y prejuicio finalmente hemos encontra-
presenta un experimento comunitario en la manera de do la luz. Queda mucho trabajo por hacer, y este libro
vivit. No es una solución al problema de la vida, del mis- está dedicado tanto a la reconstrucción de la antropolo-
mo modo que el camino tampoco es una solución al pro- gía para el futuro como a relatar de una manera nueva su
blema de cómo alcanzar un destino que aún no se cono- pasado.
ce. Pero es un enfoque del problema. Ahora bien, podría pensarse que el problema de cómo
Imaginemos un área de estudio que se dedicara a apren- vivir en realidad pertenece a la filosofía, y no sería des-
der de una gama de enfoques lo más amplia posible; que acertado. Al fin y al cabo, es una cuestión qué toca los
persiguiera concentrar en este problema de cómo vivir la mismísimos cimientos de la existencia humana en este
sabiduría y experiencia de todos los habitantes del mun- mundo nuestro. Nos llamamos seres humanos, pero ¿qué
do, cualesquiera sean sus antecedentes, sus formas de significa ser humano? El nombre que nos ha dado la
buscarse el sustento, sus circunstancias y el lugar donde ciencia como especie es el de homo sapiens, pero ¿en qué
habitan. Este s el campo por el que abogo en estas pági- consiste nuestra supuesta sapiencia o sabiduría? ¿Cómo
nas, y lo voy a llamar antropologia. Puede que no se trate conocemos, pensamos, imaginamos, percibimos, actua-
de la antropología tal como uno podría imaginarse, o in- mos, recordamos, aprendemos, conversamos en una
cluso de la antropología que practican muchos de aque- lengua y vivimos con otros de maneras tan distintas y
llos que proclaman ser antropólogos. La cantidad de variadas? ¿Por qué medios, y sobre qué principios, nos
ideas y errores generalizados sobre esta disciplina es organizamos en sociedades, creamos instituciones, ad-
abundante, y resultaría tedioso revisarlos todos. No voy ministramos justicia, ejercemos el poder, cometemos ac-
a disculparme por presentar una visién personal teñida tos de violencia, nos relacionamos con el entorno, adora-
por mi propia carrera como estudiante y después profe- mos dioses, cuidamos de los enfermos, nos enfrentamos
sor de la materia, quizás menos centrada en lo que es la a la muerte, etcétera, etcétera? La lista de preguntas es
antropología que en lo que yo pienso que debería aspirar interminable, y los filósofos se las han planteado conti-

10 11
Antropología 1. Tomar en serío a los demás

nuamente, lo mismo que los antropólogos, pero ahí radica minería ha socavado el planeta. La industria humana, y
la diferencia. Los filósofos suelen ser almas solitarias, iás en especialla quema de combustibles fósiles a escala ma-
inclinados a meditar escrupulosamente en los interrogan- siva, está afectando al clima mundial, aumentando la po-
tes de los textos canónicos escritos por pensadotes como sibilidad de sucesos potencialmente catastróficos, y en
ellos mismos —en su mayoría, aunque no exclusivamente, muchas regiones la escasez de agua y otros elementos ne-
hombres blancos ya desaparecidos— que a involucrarse di- cesarios para la vida ha provocado conflictos genocidas.
rectamente con las complicadas realidades de la vida El mundo permanece dominado por un sistema de pro-
común y corriente. Los antropólogos, por el contrarío, ducción, distribución y consumo que, a pesar de estar
ejercen su actividad filosófica en el mundo. Estudian prin- enriqueciendo atrozmente a unos pocos, no solo ha de-
cipalmente a través de una profunda observación, conver- jado inservibles a incontables millones de personas, con-
sación y práctica de la participación con las personas y denándolas a una inseguridad crónica, a la pobreza y a la
pueblos a los que ellos eligen para trabajar. La elección enfermedad, sino que también ha provocado la destruc-
depende de las particularidades de la experiencia y el in- ción del medio ambiente a una escala sin precedentes,
terés, pero en principio podría ser cualquier persona o dejando muchas regiones inhabitables y asfixiando tie-
pueblo en cualquier lugar del mundo. Yo defino la antro- rras y océanos con residuos indestructibles y peligrosos.
pología como filosofía con participación de la gente. Estos impactos humanos son irreversibles y probable-
Nunca en la historia de la humanidad ha sido más ne- mente sobrevivirán a la existencia de nuestra especie en
cesario este tipo de filosofía. La evídencia de que el mun- este planeta. No sin razón algunos han declarado el inicio
do está en un momento crucial es aplastante y podemos de una nueva era en la historia terrestre: el antropoceno.
encontrarla en todas partes. Con una poblacién humana Este mundo que vive al filo de la navaja es el único que
estimada en 7.600 millones de personas —que se incre- tenemos. Por mucho que soñemos con la vida en otros
mentará a más de 11.000 millones antes de finales de si- planetas, no hay ningún otro al que podamos escapar.
glo- existen más seres humanos que nunca, y la esperan- Tampoco hay vuelta attás al pasado para buscar una ruta
za media de vida también es mayor que nunca. Más de alternativa hasta el presente. Estamos donde estamos y
la mitad de la población mundial actual reside en ciuda- solo podemos seguir adelante desde aquí. Como observó
des, y ya no obtienen su sustento directamente de la tie- hace tiempo Karl Marx, los seres humanos son los auto-
1ra, como hacían sus antecesores. Las cadenas de sumi- res de su propia historia, pero en condiciones que ellos
nistro de alimentos y otros productos cruzan el globo en mismos no han elegido!. No podemos optar a nacer en
todas direcciones. Los bosques están siendo devastados,
terrenos enteros de tierra cultivable se han convertido 1. Esta observación de Marx está tomada de su ensayo de 1852 El diecio-
en centros de producción de aceite de palma y de soja, la cho Brumario de Luis Bonaparte: «Los hombres bacen su propia historia,
12 13
Antropología 1. Tomar en serio a los demás

otro tiempo. Nuestras condiciones actuales fueron mo- desde 1665 ha sobrepasado el récord de los 50 millo-
deladas por las acciones de generaciones anteriores que nes?. Los expertos, armados con aparatos especializa-
no pueden deshacerse, tal como nuestras acciones for- dos en la adquisición de datos y sofisticadas técnicas de
marán a su vez irremediablemente las condiciones del modelado (modelling), están ansiosos por ofrecer sus
futuro. ¿Cómo, por lo tanto, deberíamos vivir ahora pronésticos. Debemos escucharlos, tal como debemos
para que pueda haber vida para las generaciones que es- escuchar a los eruditos que están sumergidos en las di-
tán por venir? ¿Qué podria hacer la vida sostenible no versas disciplinas del arte y las humanidades y cuyas re-
solo para algunos con exclusión de otros, sino para to- flexiones nos proporcionan los contextos que nos ha-
dos? Para enfrentarnos a cuestiones de esta magnitud cen más capaces de formular nuestra situación actual.
necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir. No Pero todos ellos, científicos y humanistas, tienen algo
es tan sencillo como que las respuestas yacen en algún en común, a saber: la sensación de que pueden valo-
lugar por ahí y solo es necesario descubrirlas. No encon- rar el mundo desde algún lugar que está más allá de
traremos el secreto en ninguna doctrina o filosofía, en él, muy por encima o muy lejos, de ahí que puedan mi-
ninguna rama de la ciencia o en una cosmovisión indíge- rar atrás y pronunciarse sobre su funcionamiento con
na. Tampoco puede haber una solución final. La historia una autoridad denegada a aquellos cuyo trabajo está
está llena de intentos atroces de poner fin a todo, inten- más íntimamente ligado a los asuntos mundanos de la
tos que necesariamente deben fracasar para que la vida vida cortiente. Desde su posición ventajosa, deficnden
continúe. Encontrar una vía de salida en medio de las que son capaces de explicar lo que para el resto de no-
ruinas es una tarea que nos afecta a todos. Ahí es donde sotros está más allá de toda comprensión. Los físicos
entra en juego: la antropología y por lo que, en nuestro explican el funcionamiento del universo, los bioquími-
precario mundo, tiene tanta importancia. cos el funcionamiento de la vida, los neurocientíficos el
El problema no es que estemos privados de informa- del cerebro, los psicólogos el de la mente, los expertos
ción o conocimiento. Al contrario, el mundo está so- en política cómo funciona el estado, los economistas el
brado de ellos, y con el aumento de la digitalización el mercado, los sociólogos la sociedad, etcétera, etcétera.
flujo se ha convertido en inundación. Según un estu- A lo largo de su historia, la antropología también ha
dio reciente, cada año se publican cerca de dos millo- proclamado poderes igualmente exaltados, como expli-
nes y medio de artículos cientificos, y el total publicado car en detalle los contextos, llamados de distintas for-
mas «sociales» o «culturales», dentro de los cuales la
pero 20 Iabhacm @ an voluntad,bajo condiciones cleridas por ells s
mos, sino bajo condiciones directamente existentes, dadas y h 2. 'ArifE. Jinha, «Article 50 million: an estimate of the number of scholary
(Alianza Editorial, Madrid, 2015, p. 39). o Ea y eec articles in existence», Learred Publisbing 23, 2010, pp. 258-263.

14 15
Antropología 1. Tomar
en serio a los demás

vida y la obra de otras personas podrían ser interpreta- El conocimiento busca fijar cosas dentro de los concep-
das e incluso explicadas. tos y categorías del pensamiento, darles solidez y, hasta
En las páginas signientes voy a decir algo más sobre cierto punto, hacer que sean predecibles. A menudo ha-
esta afirmación. Sin embargo, no la defiendo. El tipo de blamos de armarnos de conocimiento, o de emplearlo para
antropología que yo. propongo aquí tiene un propósito reforzar nuestras defensas para poder afrontar mejor la
diferente. No se trata de interpretar o explicar las cos- adversidad. Nos da poder, control e inmunidad ante el
tumbres de otros, ni de ponerlos en su lugar ni confinar- ataque. Pero cuanto más nos refugiamos en la ciudadela
los a lo «ya comprendido». Se trata más bien de compar- del conocimiento, menos atención prestamos a lo que
tir en presencia de ellos, aprender de su experiencia en pasa a nuestro alrededor. ¿Por qué molestarse en atender,
la vida, y llevar esta experiencia para que influya en nues- decimos, cuando ya conocemos algo? Ser sabio, por el
tra forma de imaginar lo que podría ser la vida humana, contrario; es aventurarse a entrar en el mundo y aceptar
sus futuras condiciones y posibilidades. Para mí la antro- el riesgo de exponerse a lo que ocurre en él. Es aceptar a
pología se desarrolla en esta unión de imaginación y ex- otros en nuestra existencia, prestarles atención y cuidar de
periencia. No aporta una cierta cantidad de conocimien- ellos. El conocimiento fija y deja nuestras mentes en repo-
to para añadirlo a las contribuciones de otras disciplinas, so; la sabiduría es incierta y desestabiliza. El conocimiento
todas resueltas a dragar el mundo en busca de informa- arma y controla; la sabiduría desarma y se rinde. El cono-
ción para convertirla en productos del conocimiento. Mi cimiento tiene sus retos, la sabiduría tiene sus formas, pero
tipo de antropología, en realidad, no pertenece en abso- mientras los retos del conocimiento se ciernen sobre sus
luto.al negocio de la «producción de conocimiento». As- soluciones, las formas de la sabiduría se abren al proceso
pira a una relación totalmente diferente con el mundo. de la vida. Por supuesto, no estoy sugiriendo que poda-
Para los antropólogos, como para la gente entre la cual mos arreglárnoslas sin el conocimiento, pero también ne-
trabajan, el objeto de su estudio no es el mundo, sino su cesitamos la sabiduría. En la tesitura actual, el equilibrio
entorno (condiciones, hábitat, etcétera), Desde el princi- se ha inclinado precipitadamente del lado del primero y se
pio están inmersos en sus procesos y relaciones. Los crí- ha alejado de la segunda. En realidad, en ningún momen-
ticos pueden considerar esto una debilidad o una vulne- to antes en la historia ha habido tanto conocimiento mari-
rabilidad. Para ellos revela una falta de objetividad, pero dado con tan poca sabiduría. Creo que es tarea de la an-
para nosotros esta es la fuente misma de la cual la antro- tropología restaurarel equilibrío, suavizar el conocimiento
pología toma su fuerza. No es el conocimiento objetivo legado por la ciencia y unirlo a la sabiduría de la experien-
lo que perseguimos. Lo que buscamos, y esperamos al- cia y la imaginacién,
canzar, es sabiduría, Y de ninguna manera son lo mismo; Entre los eruditos de las diferentes ramas los antro-
puede incluso que sean cosas incompatibles, pólogos se distinguen por su disposición a aprender de

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Antropología 1. Tomar en serio a los demás

aquellos que, en un mundo obsesionado con los avances La observación participativa lleva tiempo. No es raro
del conocimiento, de alguna manera podrían ser tacha- entre los antropólogos pasar muchos años en lo que ellos
dos de incultos, analfabetos, e incluso ignorantes. Estas llaman «el campo». Instalándose inicialmente en un lu-
son las personas cuyas voces, ignoradas por los medios gar desconocido como un huésped que posiblemente no
de comunicación dominantes, permanecerían de otro ha sido invitado, el trabajador de campo está en denda
modo sin ser escuchadas, Como antropólogos hemos con sus anfitriones. Los antropólogos han escrito mucho
demostrado una y otra vez que tales personas son sabias, sobre la institucion del regalo, y han demostrado cómo
más allá de sus supuestos superiores en conocimiento, los principios de dar y recibir se encuentran en el núcleo
Y con el mundo al borde del precipicio, 1f0 nos po- de la vida diaria. Pero estos principios son igualmente
demos permitir ignorar su sabiduría, Tenemos mucho fundamentales para la práctica del trabajo de campo an-
que aprender si nos dejamos simplemente enseñar por tropológico. Es una práctica basada en la generosidad,
otros que tienen una experiencia que compartir. Pero es- en recibir de buen grado lo que te dan más que tratar de
tos otros han sido rechazados por eruditos que, en su obtenetlo por medio de engaños o subterfugios. Esto es
mayor parte, se han conformado con mencionarlos en lo que distingue el campo del laboratorio. En el campo
sus investigaciones más como informadores que como uno tiene que esperar que las cosas ocutran, y aceptar
maestros, interrogándolos para ver qué podían sacar de lo que se ofrece cuando es ofrecido. Es por eso que el
sus mentes en lugar de buscarlos por lo que nos pueden trabajo de campo dura tanto. Por contraste, el labora-
enseñar del mundo. Se han diseñado complicados mé- torio es un lugar diseñado artificialmente, equipado con
todos para tenerlos al alcance de la mano. Los métodos aparatos experimentales mediante los cuales se fuerzan
garantizan la- objetividad, se utilizan para asegurar que o se manipulan lo que normalmente la ciencia denomi-
los resultados de la investigación no deben estar conta- na «datos» con el fin de que revelen sus secretos. Aun-
minados por un exceso de cercanía o afectividad de los que literalmente un dato es algo dado (del latín dare), en
investigadores con las personas objeto de su estudio, Sin el vocabulario científico ha llegado a significar algo que
embargo, para la antropología esa cercanía es esencial. está ahí para ser tomado si uno quiere, un «hecho»
Cualquier estudio exige observación, pero en la antro- que ha surgido del flujo y reflujo de vida en los que una
pología observamos sin objetivizar a los demás, prestán- vez se formó. Asi pues, las cosas solo se pueden cuanti-
doles atención, viendo lo que hacen y escuchando lo que ficar cuando se han materializado en hechos concretos.
dicen. Estudiamos con las personas en lugar de hacer es- Por esta razón tendemos a pensar en los datos, antes que
tudios sobre cllas. A esta forma de estudio la llamamos nada, como en algo cuantitativo.
«observación participativa», y es una piedra angular de ¿Deberíamos considerar entonces la observación par-
nuestra disciplina, ticipativa, por ser un trabajo de campo y no de labo-

18 19
Ansropología 1. Tomar en serio a los demás

ratorio, como un método para reunir datos que no son forme. ¿Es correcto entablar amistad con personas para
cuantitativos sino cualitativos; datos que no pueden ser luego escribir una reseña o un reportaje sobre ellos? .
tabulados en números, expresados con medidas o reco- La palabra que los antropólogos emplean para descri-
pilados en estadísticas? Es así como normalmente la des- bir a los pueblos es etmografía. ¿Es entonces la obsErYa»
criben los libros de texto de antropología. Pero hay algo ción participativa un medio para llegar a la emogr‘afla?
que me inquieta sobre la mera idea de «datos cualita- La mayoría de los antropólogos diría que sí. En realidad,
tivos», ya que la cualidad de un fenómeno solo puede en muchas mentes el método y el resultado se confunden
radicar en su presencia, en la forma en que se abre a su tanto que la práctica misma de la obserf¡adón pa‘rtici-
entorno, incluyendo a los que lo percibimos. Sin em- pativa viene a ser lo mismo que un trabajo emog,rafifio.
bargo, en el momento en que convertimos la cualidad Pero yo no estoy de acuerdo. Lo repito: la observación
en un dato, el fenómeno se cietra, queda arrancado de participativa es una forma de estudiar cor las personas.
la matriz en la que se formó. Reunir datos cualitativos No se trata de escribir las vidas de otros, sino de unirsea
es como abrirse a las personas solo para después datles ellos en la tarea común de encontrar maneras de vivir.
la espalda, prestando atención a lo que dicen para des- En eso, sostengo, radica la diferencia entre emografí'a y
pués decirlo sobre ellos. La generosidad se convierte en antropología, pues para el antropólogo la observacló'n
una fachada para la expropiacion. Pocos serfan capaces participativa 70 es en absoluto un método para reunir
de llegar tan lejos en este aspecto como Irenaiis Eibl-Ei- datos. Es más bien un compromiso de aprender hacien-
besfeldt; el fundador austríaco de la «etologia humana», do, comparable al del aprendiz o estudiante. Al fin y al
que tenía tal obsesién con reunir datos sobre las perso- cabo no vamos a la universidad a estudiar con nuestros
nas a sus espaldas que diseñó una cámara con un reflec- profesores con la intención de dar cuenta de lo que di-
tor de noventa grados, lo que le permitia fotografiar a cen, o de escribir sobre ellos para la posteridad. Más
sus sujetos sin que éstos se dieran cuenta mientras enfo- bien nos permitimos ser educados por ellos. Pata'noso-
caba a alguien o algo diferente. Se trataba de un engaño tros, como para nuestros pmfesores, esa educación es
monstruoso. Pero existe una cierta duplicidad en fingir transformadora. Lo mismo se puede decir con certeza de
unirse a la conversación de los anfitriones de uno con la educación a la que nos entregamos mediante la obser-
buenas intenciones cuando en realidad se utiliza esto vación participativa en el campo. En resumen, el. pro}'aé—
como un medio para sentirse más inteligente que ellos sito primordial de la antropología no es etnogréfico sino
(reunir información sobre ellos). En el trabajo de campo educativo. En mi opinión la antropología es importante
los antropólogos destacan con frecuencia la importancia precisamente por su potencial para educar y, a trax-rés de
de establecer una buena relación de comunicación. Sin esta educación, transformar vidas, la nuestra propia y la
embargo, esto puede significar tanto amistad como in- de aquellas personas entre las cuales trabajamos. Pero

20 21
Antropología 1. Tomar en setio 2 los demás

este potencial solo podrá hacerse realidad sí estamos dis- podría llamarse la «complaciente suspensión de la incre-
puestos a aprender de ellas, y no aprenderemos nada a dulidad», algo parecido a lo que hacen los espectadores
menos que las tomemos en serio. de un teatro que, mientras dura la representación, se de-
Tomar en serío a los demás es la primera regla de la an- jan absotber por el aparente mundo del escenario como
tropología que predico. No significa solamente prestar si se tratara de la vida real.
atención a sus acciones y palabras. Más que eso, es nece- Sin embargo, tomar esta postura es negar que las ac-
sario enfrentarse a los desafíos que presentan a nuestra ciones y palabras de otros —especialmente cuando cho-
concepción de cómo son las cosas, el tipo de mundo que can con puestras ideas— están en contacto con la realidad.
habitamos y cómo nos relacionamos con é. No tenemos Es también una estratagema para cubrirnos las espaldas,
que estar de acuerdo con nuestros profesores, o acep- para convencernos a nosotros mismos de que, indepen-
tar que ellos están en lo cierto y nosotros estamos equi- dientemente de lo que diga o haga la gente, la realidad,
vocados. Tenemos derecho a discrepar, pero no podemos tal como la conocemos, permanece intocable. Cubrién-
eludir el reto. Definitivamente, la poco gloriosa historia donos con el manto de la omnisciencia declaramos que
de la antropología ofrece y ejemplifica montones de es- el mundo percibido y representado por otros pueblos -y
tratagemas para hacer exactamente eso. Entre ellas está que para ellos es totalmente real-- es en verdad un cúmu-
la pretensión de que los pueblos son poco menos que lo de conceptos, creencias y valores que se añaden a lo
irracionales o incapaces de tener un pensamiento lógico, que comúnmente se denomina «su cultura». Insisto en
que están en el límite de las supersticiones antiguas, que que los mundos humanos se construyen culturalmente, a
su pensamiento es característico de las primeras etapas excepción, por supuesto, del nuestro propio, ya que en-
de desarrollo humano desde la inocente infancia hasta la vueltos en la luz de la razón podemos ver lo que ellos no
madurez, que actúan sobre la base de información enga- pueden, a saber: que estas diversas construcciones no son
ñosa o defectuosa, que su conducta está programada por sino fabricaciones alternativas de una determinada reali-
la tradición, que son incapaces de distinguir la realidad dad. Su vision está suspendida en una telaraña de signi-
de la fantasía o de establecer una línea separatoría entre ficado, la nuestra está arraigada en el hecho objetivo.
lo literal y lo merafórico. La mayoría de los antropólogos Nosotros somos los espectadores en la galería de las va-
contemporáncos repudian con toda razón estas estrata- riantes humanas; ellos son los retratos. Nosotros pode-
gemas, insistiendo en el principio de que otros pueblos mos ver el interior, ellos no pueden ver el exterior. Esta
no pueden ser clasificados en ninguna escala de racio- estratagema se reproduce cada vez que consideramos las
nalidad, inteligencia o madurez que pueda justificar el cosas que los pueblos hacen y dicen, no como lecciones
tomar sus ideas y costumbres menos en serio que las de las cuales podemos aprender, sino como pruebas a
-
nuestras. No obstante, muchos todavía defienden lo que -
partir de las cuales se puede construir un armazón. Equi-
22 23
Antropología 1. Tomat en serio alos demás

vale a tratar estas cosas como síntomas de algo más, dela Ojibwa, formalizada por los lingiiistas, la palabra para
mano oculta de la cultura que, ajena a los pueblos mis- «piedra» parecía estar en la categoría aplicada a los seres
mos, dirige su pensamiento y sus prácticas. En realidad animados y no a los inanimados. Confundido por esto,
esto es traicionar la primera regla de la antropología, ya Hallowell preguntó: «¿Están vivas todas las piedras que
que tomar en serio a los demás no significa cerrar el caso, vemos a nuestro alrededor?». Tras una larga reflexión,
sino abrirse a pensamientos enriquecidos por su expe- Berens respondió así: «¡No! Pero algunas sí lo estám».
riencia. Hallowell recuerda que esa respuesta le dejó una impre-
Las cuestiones planteadas aquí van más allá de cómo sión duradera, aunque no sabía qué hacer con ella.
podemos conocer el mundo, Fundamentalfnente son ¿Cómo podía alguien sugerir seriamente que algo tan
cuestiones sobre cómo puede baber un mundo que no- inerte como una piedra podría estar vivo? Y si algunas
sotros podamos conocer. En el vocabulario inescrutable podían estar vivas, ¿por qué no todas? Una forma de en
de la filosofía, las cuestiones del primer tipo, relaciona- focar estas preguntas consiste en suponer que las actitu-
das con el conoces, son epistemológicas; las del segundo, des que las personas toman ante las cosas pueden ser de
relacionadas con el ser, son ontológicas. Aunque la dife- dos tipos. Existe la actitud práctica del sentido común,
renciación entre epistemología y ontología pueda sonar típica de la vida diaria, y otra actitud cargada de fee ídeg—
misteriosa, tiene una profunda importancia. Permitase- logía, reservada para ocasiones de naturaleza ceremonial
me un ejemplo para demostrar el porqué. Durante la dé- o titual e imbuida de asociaciones simbólicas. En un tra-
cada de 1930, uno de los más preclaros antropólogos del tado sobre los rudimentos de la religión, publicado por
siglo X%, A. Irving Hallowell, estuvo trabajando con los primera vez en 1912, Émile Durkheim, fundador de la
pueblos Anishinaabe u Qjibwa, cazadores y tramperos sociología en Francia, llamó a estas actitudes profaf¡a y
indígenas del centro-norte de Canadá. Allf entabló una sagrada, respectivamente*. Tomemos las mesas, por ejem-
profunda amistad con William Berens, Jefe de los Ani- plo. Normalmente pensamos en las mesas como si fue-
shinaabe del río Berens. Berens era un hombre de gran ran seres inanimados, pero si resulta que la mesa es un
sabiduría e inteligencia, educado por sus propios antece- altar en el contexto de una ceremonia religiosa, bien po-
sores y por toda una vida dedicada a obscrvar el mundo dríamos atribuirle poderes extraordinarios, como si irra-
que le rodeaba, incluidos sus animales, plantas, y en par-
ticular sus piedras. Según cuenta Hallowell, sus conver-
3. A, Irving Hallowell, «Ojibwa ontology, behavior and world view». en
saciones con Berens influyeron profundamente en su Stanley Diamond (cd.), Cultare in History: Essays ¿n Honor of Paul Radtr,
manera de pensar. En una de esas conversaciones volvie- Columbia University Press, Nueva York, 1960, pp. 19-52. La cita corres-
.
de a la página 24.
ron los dos al tema de las piedras, que surgió por la ob- APo,;ím¡Íc Dpurgkbe:m, Las formas clemeniales de la vida veligiosa, Alianza
servación de que en la gramática de la lengua de los Editorial, Madrid, 2014.

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Antropología 1. Tomar en serio a los demás

diara una vitalidad espiritual. ¿Se podría decir lo mismo imaginación o que lo había soñado, Pero si Berens estu-
de los Ojibwa y sus piedras? Para ellos, como para las viera ahora con nosotros, sin duda querría saber cómo
personas de cualquier parte, debería ser evidente que las en nuestra filosofía se puede distinguir tan fácilmente la
piedras, tal como se encuentran en el entorno natural, imaginación de la experiencia. ¿Acaso no experimen_m—
son inanimadas. Pero en ciertas ocasiones algunas pie- mos nuestros sueños? ¿Es el mundo de nuestros sueños
dras pueden ser santificadas y para aquellos que tienen tan diferente en realidad de aquel de puestra vida cuan-
contacto con ellas aparecen investidas de una especie de do estamos despiertos? Para aquellos de nosotros que
aura o fuerza vital. ¿Es eso lo que tenía en mente Berens hemos crecido en sociedades en las cuales la ciencia es la
cuando afirmó que algunas piedras están vivas? ¿Podría autoridad suprema, el camino hacia la verdad r:lidica en
tomarse su afirmación como prueba de una actitud ritual separar los hechos de la fantasía. Pero ¿no es poslble' que
que lleva a los pueblos a un engaño colectivo, engañán- sea de otra manera? ¿Y qué pasaría si la verdad radicara
dose a sí mismos y tomando por realidad lo que saben en la concordancia de experiencia e imaginacién, en un
que en la vida normal es una fantasía? mundo para el cual nosotros estamos vivos y él está vivo
En nuestra era profana resulta demasiado fácil descali- para nosotros? —
ficar lo que otros dicen y hacen tratándolo de simple ri- Con seguridad esta no es una verdad objetiva, pero e
tual cuando eso entra en conflicto con nuestra sensibi- una verdad de la cual podemos ser parte plenament e, di-
lidad. Nuestros retratos de culturas exóticas tienden a ferente a una verdad en la que, como sujetos pensantes,
estar embadurnados de colores rituales. Pero, como bien estamos inclinados a excluirnos nosotros mismos. Por
sabía Hallowell, habría sido un insulto a la inteligencia tanto, solo puede ser provisional. Nunca podemos ha-
de su amigo ir por ese camino, pues lo que dijo no era la blar con certeza del mundo como si ya lo conociéramos;
declaración de una doctrina. No aseguró que las piedras no porque nuestras hipótesis sobre él pudieran después
tienen vida y punto, como si eso fuera una conclusión resultar falsas o nuestras predicciones equivocadas, como
premeditada, ordenada por la tradición y ante toda una dirían los científicos, sino porque el mundo mismo nun-
evidencia compensatoria. Al contrario, Berens llegó a esa ca es fijo en su estructura y composición. Más bien está
idea después de pensarlo mucho. Trató por todos los me- en un continuo devenir, como lo estamos nosotros por
díos de explicarle a Hallowell que era un juicio basado formar parte de él. Precisamente por esta razón, este
en su experiencia personal. Había observado que algunas mundo que está en permanente formación es una perpe-
piedras podían moverse de motu proprio e incluso pro-
tua fuente de asombro y estupefacción, y debemos ocu-
ducir sonidos parecidos al habla. Nosotros, que desde parnos de él, Esto es lo que nos enseña Berens, en caso
luego estamos convencidos de que las piedras no pueden de que estemos preparados para tratar sus palabras con
hacer tales cosas, podríamos suponer que era fruto de su la seriedad que se merecen. Ellas nos llevan a plantear-

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Antropología 1. Tomar en serio a los demás

nos gran parte de lo que damos por hecho. ¿Qué pasa las en el lugar asignado para ellas. Asi pues, no es que la
con nuestro enfoque que hace que la idea de que las pie- vida esté en las piedras, sino que las piedras están en
dras se muevan o hablen nos parezca tan evidentemente la vida. En antropología esta concepción del ser y del de-
fantástica? Al fin y al cabo, las piedras ruedan, caen por venir de las cosas —esta ontología, podría decirse- es co-
empinadas pendientes por su propio peso o son arras- nocida como animismo. Descartado en algún momento
tradas por el agua, el hielo o las olas del océano, y emiten por ser considerado la religión más primitiva, basada en
sus propios sonido cuando chocan unas con otras o con la creencia errónea de la espirftualidad de los objetos, el
otros objetos. Es como sí cada piedra tuviera una voz animismo es considerado ahora como una poesía de la
que las distingue, tal como los humanos. Si pot lenguaje vida que incluso mejora la ciencia por abarcar la totali-
nos referimos a la forma en que los seres humanos hacen dad de la existencia. Ese es el resultado de tomar a los
que su presencia sea audible, ¿no podría decirse lo mis- otros en serio.
mo de la forma en que retumban las piedras? Desde este ¿Dos hombres adultos, un profesor americano y un
punto de vista también serían capaces de hablar. anciano Ojibwa, conversando sobre piedras? El ejemplo
Prestar atención a las cosas, observar sus movimientos podría ser trivial, incluso absurdo. Pero espero haber
y escuchar sus sonidos es atrapar el mundo en el acto; es convencido a los lectores de que esa conversación plan-
como montar la cresta de una ola incluso cuando está a tea cuestiones fundamentales sobre el mundo en que vi-
punto de romper. Lejos de captar con retraso un mundo vimos, sobre nuestro lugar en él, y en realidad sobre la
en el que los dados ya han sido lanzados, se trata más vida misma. Por supuesto, es solo un ejemplo de las in-
bien de estar ahí, presente y alerta, en el instante preciso contables conversaciones que los antropólogos han teni-
en que toma forma. En ese momento la experiencia y la do con pueblos de todo el mundo, cada una de las cuales
imaginación se funden y el mundo toma vida. Si vinculá- podría haber llevado a cuestiones de igual magnitud. El
Tamos nuestra percepción a las corrientes de la forma- cambio de plantearse el ser de otra manera que se inició
ción del mundo, nosotros, como Berens, podremos ser con Hallowell ha ido adquiriendo tal impulso que mu-
testigos de la viveza de las cosas, incluidas las piedras y chos antropólogos hablan hoy en día de «una vuelta a la
mucho más. Pero esto significa pensar en la vida de un ontología». Para el mismo Hallowell —a pesar de su pres-
modo diferente al que imagina la ciencia. No es un ingre- ciencia para un hombre de su época— este cambio iba de-
diente secreto, oculto dentro de las cosas consideradas masiado lejos. Al final, y trágicamente, dio la espalda a
posesión de uno, desde donde se movilizan al escenario su amigo. El título de su artículo, «Ontologia, conducta
mundial. Es más bien pensar en la vida como el poten- y visión del mundo de los Ojibwa», lo dice todo. En él,
cial de circulación de materiales y corrientes de energía | el jefe Berens reaparece como un anónimo «viejo» cuya
que fluyen por el mundo para crear formas y mantener- actitud hacia las piedras responde simplemente a la vi-
-
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-
Antropología 1. Tomaren serio a los demás

sión heredada de su cultura. Hoy en día no nos podemos es catalogar la diversidad de las formas de vida humanas,
permitir ser tan complacientes, pues resulta evidente, sino participar en la conversación. Además, es una con-
más que nunca antes, que las teorías existenciales sobre versación en la que todos los que se unen a ella empiezan
las cuales se ha basado la era moderna han llevado al a transformarse. La meta de la antropología, en resumen,
mundo al borde del abismo. Necesitamos fraguar enfo- es crear una conversación en torno a la vida humana mis-
ques alternativos al problema de cómo vivir, lo que po- ma. Esta conversación, esta vida, no es solo acerca del
dría sanar la ruptura entre formas de conocer el mundo mundo. En un sentido que desarrollaré a lo largo de los
y formas de vivir en él, entre ciencia y naturaleza. Esta siguientes capítulos, es el mundo. El mundo en el que to-
curación es un paso necesario en el camino hacia un fu- dos nosotros habitamos.
turo abierto y sostenible.
Para ser claros: no estoy sugiriendo que los llamados
pueblos «indígenas» como los Ojibwa, cuyos anteceso-
res han vivido de la tierra durante milenios antes de la
llegada de los colonizadores europeros, tengan todas las |
respuestas correctas a las preguntas de cómo vivir. Tam-
poco quiero decir que las respuestas de los llamados
«occidentales», cuyos antecesores fueron cómplices de
la iniciativa colonial, sean todas erróneas. Nadie tiene to-
das las respuestas, Pero tenemos enfoques diferentes,
basados en la experiencia personal y en lo que hemos
aprendido de otros, y vale la pena compararlos. La an-
tropología, como disciplina, está motivada por el com-
promiso con la valía de este ejercicio comparativo. Sin
embargo, comparar no consiste en yuxtaponer formas
establecidas de pensamiento y práctica como si ya estu-
vieran sedimentadas en las mentes y los cuerpos de pue-
blos de esta o aquella tradición, ya que el pensamiento
no está más confinado a la repetición de lo ya pensado
que la práctica a la de lo ya hecho. Nosotros más bien
comparamos formas de pensar y hacer que rebasan con-
tinuamente los restos arrojados en su camino, El fin no

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2. Similitud y diferencia

Todas las personas son distintas. ¿Pero son algunas más


distintas que otras? ¿Podemos decir que estas personas
de aquí tienen más en común entre ellas que lo que tie-
nen con otras personas de allá? Después de todo, así es
como nos han enseñado siempre a clasificar a las personas
en culturas. Somos propensos a decir que los miembros
de una cultura tienen mucho en común: normalmente
hablan el mismo idioma, pueden profesar el mismo esti-
lo de vida, siguen las mismas normas religiosas, se adhie-
ren a los mismos valores, etcétera. Incluso se podría de-
cir que gracias a estos rasgos comunes habitan su propio
mundo cultural, un mundo entre una multitud de mun-
dos que, tomados en su conjunto, forman el mosaico de
la humanidad. Los antropólogos llevan tiempo a la van-
guardia de la defensa de la diversidad cultural. De he-
cho, a veces parecen constitucionalmente reacios a la
singularidad: nunca un solo mundo, insisten, siempre

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Antropología 2. Similitud
y diferencia
muchos mundos. Sin embargo, creo que esta defensa de otro lado, ha sido siempre un signo de distinción o par-
la pluralidad es errónea, y no solo en su principio; es ticularidad. Teniendo sus raices en la idea de cultivarse
también peligrosa para la disciplina, dejándonos inde- —tal como crecen las cosechas-, se supone que las cualida-
fensos para oponernos a la hegemonía de las fuerzas glo- des particulares a las que se refiere el mundo no han sido
bales que han difundido la desigualdad masiva, la priva- tanto conferidas desde el principio como desarrolladas o
ción y el endeudamiento. Una antropología digna de ese adquiridas. Mientras la naturaleza es fija, la cultura está así
nombre debe, en mi opinión, basarse en el principio de sujeta a crecimiento, variación y cambio histórico. Y cuan-
que nosotros habitamos un mundo. Pero este mundo no to más se atribuye la fijeza de la naturaleza a las condicio-
es el globo terráqueo de las finanzas corporativas ni de nes materiales, más se entiende la cultura como una su-
las telecomunicaciones internacionales de «occidente». perposición de matetial o como ideas sobre papel. La
No es un mundo de similitud sino de diferencias multi- cultura, de este modo, es un modelo de la mente.
plicadas muchas veces. Para la antropología el reto es La dicotomía entre cultura.y naturaleza, en resumen, i
explicar en detalle, con claridad y convicción, la identi- combina dos posiciones: de lo particular a lo universal,
dad de ese mundo. y de la mente a la materia. Muchas de las confusiones y
Sin embargo, para empezar a encauzar este teto nece- contradicciones a las que han dado lugar los discursos
sitamos pensar de nuevo en lo que significa decir de los sobre naturaleza y cultura han surgido de la no alinea-
pueblos que son iguales o diferentes, y esa será mi tarea ción de estas oposiciones. Los ecologistas y conservacio-
en este capítulo, Para los antropólogos la tarea está inex- nistas, por ejemplo, ven la naturaleza como un mundo
tricablemente unida a dos palabras clave que han acom- de biodiversidad; los psicélogos consideran la mente como
pañado a esta disciplina desde sus comienzos. Estas pa- el dominio de conceptos universales cognitivos. Mien-
labras son «naturaleza» y «cultura». Los significados de tras para los primeros todos los organismos son diferen-
ambas palabras son múltiples y polémicos, y ni siquiera tes, para los segundos todas las mentes son parecidas, ¿Y
voy a intentar revisarlos aquí. Baste con decir que la «na- qué piensan los antropólogos? Están atrapados en el mis-
turaleza», desde hace mucho tiempo, conlleva un sentido mo dilema. Admiten que hay un mundo natural y que los
de las cualidades esenciales que tienen en común un cierto seres humanos ~como otras especies animales— forman
tipo de cosas —cualidades, además, que son consideradas parte de él. Pero también insísten en que la esencia de la
fijas desde el principio, estables e inamovibles—. Así pues, humanidad es haber trascendido este mundo, haber roto
lo que es natural para las cosas no solo se considera uni- las barreras de la naturaleza que mantienen cautivas a to-
versal, sino también innato, y con el auge de la física y la das las demás criaturas. Parece que el ser humano es una
biología se considera más que este componente innato cosa, y ser humano es otra. El primero es el individuo de
está en la base de su constitución natural. La cultura, por una especie homo saptens—, una de las incontables espe-

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Aneropología 2. Similimá y diferencia

cies que forman el reino animal. Pero nosotros decimos res los seres humanos? ¿Qué les lleva a hacer cosas de
que es gracias al segundo que los humanos superan al una manera parecida? Y la cuestión de la cultura es: ¿en
animal. Entonces, ¿está en la naturaleza humana ser una qué sentido son distintos los seres humanos? ¿Por qué
especie animal o alcanzar una condición que es más que hacen cosas de maneras diferentes? Por ejemplo, pode-
animal? Esta sola pregunta pone de manifiesto las difi- mos observar que todos los seres humanos, después de
cultades de una criatura que puede conocerse a sí misma la infancia o a menos que sufran un accidente o incapaci-
y al mundo del que forma parte solo si sale fuera de ese dad, caminan sobre dos pies, pero solo algunas personas
mundo y lo ve con cierta distancia. El anthropos del que Tevan habitualmente una carga sobre sus cabezas, Es ra-
toma su nombre la antropología es la personificación de zonable preguntarse por qué. Pero llegar a la conclusión
esta dificultad. de que todo el mundo anda con dos pies porque eso está
Según el filósofo Giorgio Agamben, nuestra idea mo- en la naturaleza humana, o que algunas personas (pero
derna de humanidad es el producto de una «máquina no otras) portan cargas sobre sus cabezas porque está en
antropológica» que, en lo que se refiere al autocono- su cultura, serfa como dar vueltas en círculo.
cimento, nos aparta implacablemente del mundo que El error es suponer que naturaleza y cultura no se
habitamos junto con otras criaturas'. Pensamos en no- identifican con las preguntas que nos planteamos sobre
sotros como seres humanos que van a la deriva en un los seres humanos, sino con los agentes causales real-
mundo de objetos materiales. Esta división ha sido tanto mente insertados en los cuerpos y mentes humanos, des-
la causa de la ruptura entre las dimensiones biológica y de donde controlan la conducta, determinando todo lo
cultural de la existencia humana como el obstáculo que que pensamos y hacemos. Estos agentes han recibido di-
ha desbaratado todos los intentos de lograr una mayor versos nombres. A menudo se dice de la naturaleza hu-
comprensión participativa de la vida humana en el mun- mana que radica «en nuestros genes». Estos genes no tie-
do. Salir del impase significa nada menos que desman- nen conexión directa con lo que los biólogos moleculares
telar esa maquina. En este sentido, creo que la tarea de Tlamán el genoma —esos hilos de bases nucleótidas (unos
la antropología consiste en ir más allá de la idea de hu- tres millones en la raza humana) que forman el ADN en
manidad, o al menos enfocarla de una manera diferen- el núcleo de cada célula-. Más bien ellos lo designan
te. El primer paso para hacerlo es tomar la naturaleza y como atributos heredados, lo que comúnmente se deno-
la cultura no como respuestas sino como preguntas. La minan «rasgos». Tomados en su conjunto, estos rasgos
cuestión de la naturaleza es: ¿en qué sentido son simila- equivalen a un tipo de modelo específico para un ser hu-
mano universal. Algo parecido se ha propuesto para la
1. Giorgio Agamben, Lo abierto: El bombre
y el animal, Adriana HAda.[go cultura. La idea es que si los rasgos universales de la na-
editora, Buenos Aires, 2006, p. 58. turaleza humana están en los genes, entonces los rasgos

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Antropología 2. Similirud y diferencia

particulares de la cultura deben ser especificados por par- ner verdades universales. En un intento de remediar
tículas equivalentes de información, alojadas en la mente el problema, el antropólogo norteamericano Donald
y no en el cuerpo, y transmitidas por el aprendizaje imi- Brown, en un libro de 1991 titulado Human Universal,
tativo en lugar de la réplica genética. Siguiendo al biólo- hacía una lista de varios cientos de atríbutos según los
go Richard Dawkins, últimamente se ha hecho muy po- cuales, afirmaba, no se conocía ninguna excepción*. Es
pular llamar a estas partículas «memes»”. No obstante, un listado peculiar, que incluye no solo tales elementos
independientemente de que los rasgos sean adscritos a básicos como «lenguaje», «simbolismo» y «fabricación
los genes o a los memes, acabamos en el mismo círculo. de herramientas», sino también «estilos de peinado»,
En ambos casos, lo que se observa y describetomo regu- «complejo de Edipo» y «serpientes, alerta». Ninguno
laridades de conducta está preinstalado en los cuerpos y de ellos, por supuesto, está basado en una investiga-
mentes como causas subyacentes. Así, hay relatos sobre ción exhaustiva de todos los humanos en todas las épo-
formas humanas de pensar y hacer convertidas, con des- cas, ya que eso sería una tarea claramente imposible.
treza, en explicaciones para ellas. Los teóricos del gen y Para algunos, ciertamente, abundan las excepciones.
los memes han descubierto nada menos que pueblos que Un ejemplo es la «distinción cultura/naturalezax». Sa-
hacen cosas ¡porque ellos mismos las hacen! bemos que muchos pueblos, incluidos los Ojibwa, de
Ahora bien, no se puede negar que la mayoría de los quíen hablamos en el capítulo anterior, no tienen con-
antropólogos han sido arrastrados por lo que ha dado ceptos que se correspondan con los nuestros de natu-
en llamarse «una pasión por la diferencia». Se compla- raleza y cultura, y que negarían cualquier distinción del
cen en demostrar cómo, a pesar de lo que podamos su- tipo que se le ha atribuido a ambas en la historia de las
poner que es natural que hagan los seres humanos, hay ideas occidentales. Pero, aunque resulte fácil encontrar
otros pueblos que hacen las cosas de otra manera. Son excepciones a cualquier generalización, el tema de fon-
escépticos ante los intentos de «naturalizar» a la huma- do afecta al significado que se le da a los supuestos con-
nidad, observando que la mayoría simplemente proyec- ceptos universales. ¿Qué hacer con ellos?
tan las cosas que nosofros tomamos como naturales en Brown está principalmente interesado en esos univer-
alguien más, tachando de menos que humano a quien sales que él denomina innatos, y está convencido de que
no se adhiere a ellos. No es de extrañar, pues, que los están programados mediante un modelo para el ser hu-
antropólogos se pongan nerviosos a la hora de propo- mano que evolucionó gracias al mecanismo darwiniano
de la variación sometida a la selección natural a lo lar-
2. Richard Dawkins, El gen egoista, Salvat, Barcelona, 2000; Susan Black- go de miles de años —en esa era geológica conocida como
more, The Meme Machine, Oxford University Press, Oxford, 1999,
3. Henrierta Moore, A Passion for Difference: Essays in Antbropology and
Gender, Indiana University Press, Bloomington, 1994. 4. Donald Brown, Human Universals, McGraw-Hill, Nueva York, 1991.

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Antropología 2. Similitud y diferencia |
-
Pleistoceno—, durante los cuales nuestros antepasados vi- personas tiene miedo a las serpientes, incluso alguien
vían básicamente de la caza de animales y de la recolec- como yo, que apenas me he encontrado con ellas en la
ción de plantas salvajes. En aquellos días la vida era difícil, vida real excepto tras el cristal de algún museo. Parece
la población era débil en tierra y los depredadores consti- que tenemos mucho más miedo a las serpientes que a
tuían una amenaza real. La gente necesitaba desarrollar las armas o los automóviles, a pesar de que en el mun-
todo su ingenio para defenderse de ellos. Tenfan que ser do actual las posibilidades de ser heridos por estos úl-
capaces de trabajar juntos y aumentar la fuerza de sus timos son mucho mayores que las de ser mordidos por
cuerpos -diminutos en comparación con los animales que las primeras. Así que, cuando me despierto en estado de
cazaban y que les cazaban a ellos— con instrunfentos arti- pánico por haber tenido una pesadilla con serpientes,
ficiales. Es difícil imaginar las ventajas de la cooperación ¿significa que se ha disparado mi alarma como un eco
aportadas por la comunicación verbal, y por cazar siendo distante de la experiencia real de mis primeros antepa-
capaces de construir sus propias herramientas. Probable- sados? ¿Existe, escondido en el subconsciente de todos
mente estos cazadores y recolectores descalzos tenfan un nosotros, un cazador-recolector que trata de salir? En
sentido práctico para estar alerta de las serpientes. Quizás resumen, ¿estamos las criaturas de nuestro pasado evo-
hasta esos humanos que hablaban, hacían sus propios ins- lutivo viviendo en otra tierra en el presente, destinadas
trumentos y temían a las serpientes vivían más y tenían en a enfrentarnos a los desafíos de la vida en el siglo XxT
proporción más descendencia. Y quizás estos descendien- con adaptaciones heredadas de la Edad de Piedra? To-
tes, enfrentados a unos retos parecidos en su entorno, de- davía sigue siendo común atribuir muchos de los males
sarrollaron aptitudes similares. Pero ¿confirma esto la con- de la civilización al contraste entre ambas. Por ejemplo,
clusión de que estas aptítudes, habiendo evolucionado el gusto instintivo por los alimentos dulces, que habría
bajo las condiciones ambientales del Pleistoceno, queda- sido adaptativo hace tanto tiempo, cuando había esca-
ron tan fijadas en la constitución humana que permane- sez de los mismos en la naturaleza, ha sido ampliamente
cen ahí hasta el día de hoy? ¿Tienen los seres humanos ac- culpabilizado por aumentar las tasas de obesidad y dia-
tuales, sin excepción, el mismo modelo de propósito betes en el entorno nutricional saturado de azúcar que
general? Cada niño que nace ¿está ya dotado de un dispo- domina en nuestros días. Y la demostración de agresivi-
sitivo para adquirir el lenguaje, para diseñar y hacer sus dad que para los cazadores-recolectores ancestrales se-
propios instrumentos, y de una alarma automática que le guramente fue un modo relativamente inocuo de resol-
advierte de la presencia de serpientes? ver conflictos, pero que ahora se puede relacionar con
Es indudable que la inmensa mayoría de las personas, los vehículos de alta velocidad o los misiles balísticos,
más allá de su infancia, son capaces de hablar y de cons- ha sido culpada de todo, desde las carreras a toda velo-
truir cosas. Seguramente, también, la mayor parte de las cidad hasta la amenaza inminente de una guerra nuclear.

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Antropología 2, Similivud
y diferencia

Sin embargo, esta apelación al instinto es fundamental- Por tanto, no pedemos pensar en las diferencias huma-
mente falsa por una simple razón. Una caractetística como nas como añadidas, gracias a la experiencia ambiental, a
el gusto por lo dulce, o la tendencia a la agresividad (entre una línea básica de universales que tenemos en común
los varones), e incluso el miedo a las serpientes, ho es algo desde el principio. La vida humana no es un tránsito de
con lo que se nace, sino que se desarrolla. Independiente- la uniformidad a la diversidad, 0, como se dice con fre-
mente del momento vital en que se identifique -ya sea en cuencia, de la naturaleza a la cultura. Tomemos el len-
la primera o última infancia, en la juventud, la edad adulta guaje, por ejemplo. Aunque la inmensa mayoría de los
o en la vejez—, todo ello surge a través de un proceso de humanos maduros comparten el don del lenguaje, sus
crecimiento y madurez dentro de un determinado entor- formas de hablar son extraordinariamente variadas. Mu-
20. Técnicamente este proceso se denomina ontogénests. chos lingitistas han defendido que esta variación es posi-
No existe ningún atributo, capacidad o disposición en los ble gracías a la preinstalación en la mente del llamado
seres humanos ni en ninguna otra criatura que no haya «dispositivo de adquisición del lenguaje» (DAL), que es
surgido en el transcurso de un desarrollo ontogénico. Una común a todos. A los seres humanos se les ha atribuido
vez más, como ocurre con la idea de la determinación ge- incluso un «instinto verbab». Pero ¿de dónde procede
nética, atribuir lo que hacemos al instinto es igual que este DAL? Decir que está «en los genes» es asignarlo a
considerar el resultado de un proceso de desarrollo como una lógica que ya hemos demostrado que es circular. Un
su causa, En la vida real las condiciones encontradas en el aparato mental para adquirir el lenguaje, si es que exis-
entorno juegan un papel tan formativo en la ontogénesis tiera tal cosa, podría solo surgir durante la primera etapa
como cualquier elemento intrínseco a los individuos en de desarrollo. Sin embargo, en la práctica el niño huma-
cuestión. No se trata de priorizar la «educación» sobre la no se desarrolla en un entorno ya saturado de los carac-
«naturaleza». No es decir que los seres humanos están terísticos sonidos de la comunidad. Son sonidos, espe-
modelados por el ambiente 7ás que por sus genes, ni si- cialmente emitidos por la voz de la madre, que el niño
quiera que podríamos clasificar las respectivas contribu- escucha desde mucho antes de nacer; de hecho, son los
ciones de cada uno o pesarlas con porcentajes. Los seres sonidos de escucharse a sí mismo mientras se desarrolla
humanos, como cualquier otra criatura viviente, son el re- como feto en el útero materno. Por ranto, es imposible
sultado de la interacción entre causas internas y externas, separar el desarrollo de una capacidad «innata» para ad-
entre los genes y el entorno. No son productos, y punto. quirir el lenguaje en general de la capacidad «apren-
Son los productores de sus vidas, respondiendo a cada dida» para hablar en un idioma o idiomas particulares
instante a las condiciones a las que se enfrentan --condi- adquiridos, como si la primera precediera y pusiera las
ciones acumulativamente formadas por sus propias accio-
nes y las de otros en el pasado—. 5. Steven Pinker, El instinto del lenguaje, Alianza Editorial, Madrid, 2012

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Antropología 2. Similitudy diferencia

ba?eslpara la segunda. La diferenciación está ahí desde el nuestros cuerpos y ellos son nosotros. A medida que
principio. ellos envejecen, nosotros también.
En resumen, aprender a hablar es aprender a hablar a La formación de los seres humanos en el trayecto de
la manera del pueblo de uno; no es añadir una capa de su vida es una tarea que nunca acaba. Estamos continua-
elementos lingúísticos a otra de universales predetermi- mente creándonos a nosotros mismos y los unos a los
nados. Lo mismo puede decirse de otras capacidades que otros. Nuestra palabra para este proceso de automode-
podríamos seleccionar para analizarlas. Así pues, la gen- laje colectivo es historía. Históricamente nos hacemos a
te aprende a andar de maneras muy diferentes depen- nosotros mismos estableciendo en las cosas que hacemos
diendo de la calidad del terreno, la composición del cal- las condiciones bajo las cuales madurarán las generacio-
zado (si se usa) y las diversas expectativas de lo que es nes fururas. A medida que cambian estas condiciones lo
adecuado para las personas de distinta edad, género y es- hacemos nosotros también. Desarrollamos atríbutos, ca-
tatus, Pero estas diferencias no se añaden a una capaci- pacidades y tendencias desconocidas para nuestros pre-
dad universal de locomoción bipédica insertada de algu- decesores. Pensemos tan solo en todas las cosas que po-
Da manera desde fuera. Aprender a andar es aprender a demos hacer gracias a la histérica invención de la rueda.
hacerlo en la forma en que uno lo hace; un proceso, ade- Una de ellas es montar en bicicleta, y esto es una habi-
más, que nunca se acaba sino que dura toda la vida, res- lidad corporal, tan extendida en nuestros días que cree-
pondiendo en parte al apoyo y compañía de otros, y en mos que para los seres humanos es casi tan natural como
parte a la cambiante biodinámica de un cuerpo que cada andar. Sin embargo, solo puede desarrollarse si se dan
vez se hace más viejo. Mi padre solía decir que empezó las condiciones adecuadas, incluida una bicicleta, cami-
siendo un cuadrúpedo, después evolucionó hacia un bi- nos por los que podemos desplazarnos y alguien —nor-
pedo, luego con el bastán pasó a ser un «trípedo» y, fi- malmente uno de nuestros padres— que nos ayude a em-
nalmente, equipado con un andador, se convirtió en un pezar. También podemos perder capacidades, cuando
hexápodo con forma de insecto. Estos cambios en la mo- las condiciones para su desattollo ya no están presentes.
vilidad no estaban programados en su cuerpo, sino que Hoy en día está creciendo una generación de niños que
se desarrollaron dentro de él -dentro de su propio mo- carecen de la capacidad de escribir a mano. En nuestra
dus operandi- mediante la práctica y el entrenamiento en era digital la escritura a mano ha dejado de ser conside-
un entorno. Así pues, incorporación y ontogénesis, la ad- rada una capacidad necesaria en la vida. Hasta es posible
quisición de técnicas particulares y el desarrollo del or- que llegue el día en que las fururas generaciones pierdan
ganismo humano, no se encuentran en los extremos de la capacidad de andar, un riesgo que ya corren los astro-
una división entre condicionamiento cultural y crecimien- nautas. Por lo tanto, es un gran error poblar el pasado y
to biológico. Son una sola y misma cosa. Nosotros somos el futuro de personas como nosotros mismos. Constitu-

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Antropología 2. Similirud y diferencia
cionalmente, nuestros distantes descendientes no serán munes a la especie, relega lo que ellos pueden hacer y
igual que nosotros, tal como nosotros no somos cons- nosotros no a las peculiaridades de la tradicién cultural.
titucionalmente iguales a nuestros antecesores de hace La naturaleza humana, entonces, sirve poco más que de
tiempo.
soporte para defender la creencia en nuestra propia su-
La historia, entonces, no se asienta como un edificio perioridad.
sobre el pedestal de una naturaleza humana evoluciona- Como la mayoría de las personas nacidas y criadas en
da. La mayoría de los intentos de aclarar esta naturaleza una sociedad llamada «occidental», estoy acostumbra-
se convierten, en un análisis más exhaustivo, en poco do a sentarme en sillas, pero encuentro de lo más incó-
mis que retratos apenas disfrazados de lo qué sus auto- modo estar en cuclillas. Soy capaz de caminar, pero no
res, imbuidos de los valores de la modernidad, conside- puedo llevar peso sobre mi cabeza. Puedo leer y escryibír,
ran logros ideales de la humanidad, tales como el arte, la pero no tengo memoria para relatar historias épicas
tecnología, la ciencia y la razón. Proyectando en nuestros Aparte de los prejucios de mi educación, ¿qué es lo que
ancestros cazadores-recolectores la capacidad de hacer me impide reconocer que estar en cuclillas, llevar peso
todo lo que hacemos hoy en día, supuestamente inser- sobre la cabeza y contar historias son aptitudes de la es-
tada en el capital genético de la especie, la historia se pecie mucho más desarrolladas entre los pueblos de
convierte en el glorioso proceso mediante el cual estas otras civilizaciones que en la mía propia? La única forma
capacidades han sido triunfalmente realizadas. Así, se de superar esos prejuicios sería poner todas esas apti-
proclama que las pinturas conservadas en las paredes de tudes bajo la esfera de una capacidad generalizada de
cuevas, que datan de unos 30.000 años atrás, revelan una hacer todo lo que los seres humanos han hecho en el pa-
capacidad para el arte que culminó en el Renacimiento sado y sus descendientes harán en el futuro. En el len-
europeo; que los instrumentos de piedra del mismo pe- guaje de la antropología esto se ha llamado «capacidad
riodo y su origen revelan una capacidad tecnológica que para la cultura».
ha alcanzado su cima con el microchip; que las personas La cuestión fundamental es que, mientras que las formas
que hicieron esas pinturas y esas herramientas tenían la de vida humana pueden variar virtualmente sín límite, la ca-
capacidad de convertirse en un Newton o un Einstein, pacidad de adquitir estas formas es común a todos: una ca-
Pero esta visión definitivamente eurocéntrica, popular- pacidad universal que los seres humanos poseen desde el
mente presentada como «el ascenso del hombre», ignora principio. Se supone que los humanos son pre-progama-
los logros de aquellos cuyas historias casualmente no dos naturalmente para asimilar la cultura de la comuni-
concuerdan con el mito moderno del progreso. Mientras dad en la que han nacido, tal como lo están para apren-
atribuyen lo que nosotros podemos hacer y ellos no a un der su ídioma. A diferencia de otros animales, que saben
mayor desarrollo en nosotros mismos de capacidades co- instintivamente cómo hacer las cosas, los seres humanos

46 47
Antropología 2. Similitud y diferencia

tienen que aprender, y si se les priva de la oportuni- en cuerpos que van creciendo en incontables intentos de
dad de hacerlo quedarían aletargados e incapacitados. empezar a moverse; de ponerse al nivel de sus allegados,
Así pues, se da por hecho que solamente la cultura pue- Tlamar su atención y hacerse comprender. Si la mayoría
de compensar el déficit existente entre lo que la natura- de los seres humanos crecen andando y hablando, no es
leza nos da y lo que necesitamos para poder funcionar en porque su habilidad para hacer ambas cosas esté ceñida
el mundo. a ciertas capacidades innatas, sino porque sus improvi-
Esta era la idea que apoyaba un veredicto muy repeti- saciones en movimiento y comunicación —bajo una va-
do sobre la condición humana y que fue pronunciado riedad de condiciones ambientales y con el apoyo de
hace unos cincuenta años por el antropólogo horteame- personas cercanas- tienden a converger. Es en estas con-
ricano Clifford Geertz: «Uno de los datos más significa- vergencias, y no en lo que las personas tienen en común
tivos sobre nosotros puede ser que todos comenzamos al principio, donde radica la respuesta a la cuestión dela
con un equipamiento natural para vivir mil tipos distin- naturaleza humana.
tos de vida, pero al final de todo acabamos viviendo solo Asi pues, los seres humanos no empiezan unidos por la
una»®. Desde este punto de vista, la vida humana es un naturaleza y separados por la culrura. Tiene que haber
movimiento de lo universal a lo particular, desde lo dado algo erróneo en cualquier esquema explicativo que nece-
de forma natural a lo adquirido a través de la cultura, site basarse en la ridícula afirmación —repitiendo las
conformando un aumento gradual de capacidades y una palabras de los psicálogos evolucionistas John Tooby y
disminución de posibilidades. Sin embargo, nuestro ve- Leda Cosmides-- de que «los niños son iguales en todas
r?dícto es precisamente el contrario. Afirmamos que la partes»”. Cada niño es distinto, no solo porque es un ge-
vida no es un movimiento que se va cerrando sino que se noma único, sino porque cada uno viene al mundo en
va abriendo, que supera continuamente cualquier límite un determinado lugar, en un determinado momento, ha-
que se le pudiera poner por delante. Por tanto, nuestro biendo pasado ya un periodo formativo de gestación en
equipamiento para la vida, incluyendo las técnicas del el seno de una futura madre que está inmersa en la vida
cuerpo y los hábitos de la mente, no es algo ya formado, de su comunidad y de su entorno. Cada uno de nosotros
sino que se forja constantemente en el crisol de activida- somos lanzados a este mundo de continua variación y no
des realizadas con o al lado de otros. Las capacidades de tenemos otra alternativa más que seguir adelante a partir
los niños para andar y hablar, por ejemplo, se desarrollan
7. John Tooby y Leda Cosmides, «The psychological foundations of cul-
6. ; Ensayo de Gertz, «The impact of culture on the concept of man», ruro», en Leda Cosmides y John Tooby (eds.), The Adapted Mind: Evolir
blicado por ptimera vez en 1966, Veme Clifford Geerz,The Loty pu- sonary Psychology and the Generation of Calture, Jerome H. Barkow,
a ’

i ñgnc…g… Fontana, Londres, 1973, pp.33-54. Lacita está tomada de Oxfozd University Press, Nueva Yozk, 1992, pp. 19-136. La cita estátoma-
página 45. da de la página 33.

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Antropología 2. Similitud y diferencia

de ahí, abriéndonos un camino que —parecido a la co- pología. Uno de mis profesores en aquellal épolca fue
rriente del delta de un tio— está siempre convergiendo y Edmund Leach, quien además de ser un dism.xguldo an-
divergiendo con/de las formas de vida de otras personas, tropólogo social era también un desta?ado intelectual
Convergencia y divergencia van unidas de la mano du- público. En 1967 Leach dirigió una serie de Conferen-
rante todo el ciclo vital, por lo que cuando nos acerca- cias Reith en la BBC bajo el título A Runaway World? Es
mos al final de nuestras vidas no somos más diferentes un hecho, declaró en una de sus conferencias, que en la
unos de otros que cuando nacimos. A lo largo de la vida, condición humana toda diferencia es contrastante. Por
desde la cuna hasta la tumba, las personas se diferencian tanto, «yo me identifico con el colectivo nosotros, que a
entre sí en el mismo proceso de avanzar juntasEn . la fa- su vez es contrastado con algún otro»*. No puede haber
milia humana, por ejemplo, las vidas de los hermanos un «nos», enseñaba Leach a su audiencia, sin un «ellos».
que una vez compartieron la intimidad del hogar y la Nosotros somos iguales haciendo esto, ellos son iques
chimenea se despliegan solo para fundirse con otras vi- haciendo lo otro. En un mundo dividido, la diferencia es
das y formar su propia familia. Es su propia igualdad la llevada al límite entre ellos y nosotros.
que divide. Y, por el contrario, la diferencia actúa como ¿Es ahí donde radica la diferencia? ¿En ]º_ que nos
un pegamento que nos une a todos. hace iguales o idénticos? ¿Nos distingue la 1dent.1dad
Si esta es la lección que nos enseña hoy en día la antro- como miembros de un grupo? ¿Radica la diferencia en
pología, ¡no es la que me enseñaron a mí cuando estudia- los límites externos de la identidad o en su núcleo? Estas
ba en la Universidad de Cambridge hace unos cincuenta son algunas de las cuestiones más conflictivas de nuestra S8
años! En aquellos tiempos no se decía que la diferencia era, ya que tocan los fundamentos mismos de nuestro lu-
significaba división. Más bien se trataba de poder nom- gar en el mundo, de quiénes creemos que somos. Pre-
brar a las cosas o personas distintas, lo cual solo era po- guntadme quién soy y solo podré responder totalmerfte
sible asignándoles categorías, de este o aquel tipo, en ni- si cuento mi historia. Sería una historia sobre las relacio-
veles superiores o inferiores de definición. Así, los tipos nes de las que he disfrutado en mi vida hasta ahora_¡ con
animales diferenciados al nivel de especie podían agru- las personas que me rodean, los lugares que he habitado
parsc con los de los mismos genes, Y las personas que en y las cosas que he hecho y utilizado. A todos ellos debo
un nivel podían clasificarse por lo que hacen en común, mi existencia y, hasta cierto punto, ellos me deben 'la
frente a aquellos que hacen cosas distintas, enterrarían suya. Tu historia, por supuesto, será diferente de la mía,
sus diferencias y se unirían con estos otros frente a aque- pero es seguro que mientras leas estas líneas ambos sere-
llos que están aún más apartados. Este ordenamiento del
mundo en segmentos fraccionados fue pregonado
bombo y platillo como algo similar a una ley de la antro-
a 8. Edmund Leach, A Ramamay World?, Oxford Univessity Press, Lon-
dres, 1967, p. 34.
50 si
Antropología 2. Similitud y diferencia
mos compañeros de viaje a través del paisaje de las rela- vamente el «relacional» y el «atribucionab». Es una con-
ciones sociales, En un paisaje topográfico una persona tradicción que tiende a aparecer siempre que la comuni-
puede caminar de un Ingar a otro sin cruzar ningún lími- dad se siente bajo la amenaza del poder del estado. En
te. ¿No es igualmente posible, entonces, que un lugar esos momentos la gente es llamada a afirmar su diferen-
pase de una persona a otra, es decir, que ambos establez- cia en términos «atribucionales». Esto es como reestruc-
can un lugar común sin someter sus diferencias a una in- turar las relaciones mismas de las cuales derivan su senti-
sulsa similitud? Si tú y yo y todos los demás como noso- do de pertenencia y convertirlas en la expresión externa
tros fuéramos ya iguales, ¿de qué tendríamos que hablar? de propiedades internas y heredadas que les pertenecen.
¿Qué tipo de conversación podríamos manteher? Solo Es convertir el «nosotros» de la comunidad en el «gen-
por el hecho de hablar de diferentes temas —experien- te como nosotros», unidos contra «ellos» en defensa de
gias, obsetvaciones, habilidades— éstos pueden conver- una esencia o herencia cultural compartida. Es ahí don-
tirse en asuntos comunes. de se encuentran las raíces del fenómeno de la etnicidad.
En realidad, el término mismo «comunidad», del latín Pero si «nosotros» somos la comunidad, entonces ¿quié-
com (juntos”) y munus (‘regalo’), no significa solo «vi- nes son «ellos»? Si nosotros pertenecemos a algo, ellos no.
vir juntos», sino también «dar juntos». Pertenecemos a Si nosotros debemos nuestra existencia a algo, ellos no, Sí
comunidades porque cada uno de nosotros, aun siendo nosotros ocupamos un lugar en el mundo, ellos no. Si no-
diferente, tiene algo que dar. La identidad en la comuni- sotros tenemos historias que contar, ellos no. ¿Quiénes
dad es, pues, fundamentalmente relacional: quiénes so- son estas personas que no deben nada a nadie, habitan-
mos es un índice de dónde nos encontramos; en cual- tes de ningún lugar y comprometidos con la universali-
quier momento, en la vida colectiva de dar y tomar. Este dad en pensamiento y expresión? Son, por supuesto, los
sentido de la identidad, sin embargo, es contrario a la representantes arquetípicos de la modernidad, ciudada-
constitución del estado moderno, que no tolera la dife- nos de lo que llamamos «Occidente». Una de las parado-
rencia entre sus ciudadanos, sino que exige igualdad en jas de la antropología es que, mientras tiene mucho que
derechos y obligaciones. La identidad para el ciudada- decir sobre las vidas y épocas de los pueblos no occiden-
00 no está relacionada con el pertenecer a otros, ya sea tales, casi no tiene nada que decir sobre los pueblos de
a una comunidad o a un lugar. Es más bien un atríbuto Occidente. Casi siempre se alude a Occidente como un
que le pertenece, un derecho o posesión que uno tiene telón de fondo contra el cual contrastar la particularidad
y que incluso se le puede robar. La carga potencialmen- de la experiencia de pueblos que viven en algún lugar, en
te explosiva del concepto de identidad, y su capacidad algún momento. Es «el mundo externo», «la sociedad
de causar estragos políticos, radica precisamente en la más abierta», o simplemente «la mayoría». Incluso los
contradicción entre estos dos sentidos, que son respecti- habitantes de los llamados países occidentales, como Gran

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Antropología 2. Similitud y diferencia

Bretaña o Estados Unidos, aparecen como totalmente


no occidentales bajo el prisma antropológico. Result relaciones. No incluye ni excluye, sino que extzertaíe.hF…s
a la búsqueda de un terreno común, no la defensa de- a he-
que los occidentales han sido siempre notorios
por su rencia existente. Nos expone a los otros en vez de inmu-
ausencia, ya que en realidad nunca han exísti
do. A pesar nizarnos al contacto con ellos. Este «nosotros» es una
de las estridentes defensas de los valores univer
sales de comunidad de relaciones unidas por la d.l.fe¡?ncla, perlo
la modernidad, tanto por parte de filósofos
como de es- no atadas. Aquí, diferencia y símí]itud'se c_onxnene(r; er;1 a
tadistas, es prácticamente imposible vivir de acuer
do a otra y convergen, van de la mano. Y si al final deld ía ha-
ellos. Cosmopolita, racional, decididamente
egoísta, sin bitamos en un solo mundo es porque este mundo tan;í
pertenencia a nadie ni a ningún lugar, el occide
ntal mo- poco es el dominio exclusivo de una humanidad gln?bfi
derno es un producto de nuestra imaginación,
O, como ni una plataforma de universales, sino un ca.-mp,o'de 1;1 -
dijo el filósofo Bruno Latour en el título de un
famoso nita y continuamente emergente var¡e(.lad histórica. Son
libro, «nunca hemos sido modernos»”. ¿Quié
nes son en- los habitantes de este mundo, cualquiera sea su prove-
tonces los «nosorros» de su título?
No podemos ser occidentales si tales personajes niencia, a los que dirijo la pregunta con -la que he empe-
no zado este libro: «¿Cómo deberfamos vivir siendo el «no-
existen. Y tampoco podemos ser «no occide
ntales» si sotros» de la antropología?
DO existe nadie a quien seamos opuestos. Quizás
alguien
pueda decir que somos seres humanos, pero eso
solo nos
haría a todos iguales en nuestra oposición
como especie
a los no humanos. Sin embargo, el enfoque relaci
onal de
la identidad abre una comprensión radicalmente
10 opo-
sittva de lo que «nosotros» podría significar;
una com-
prensión que nos permitiría finalmente
escapar de la po-
larización auto-perpetuante de Occidente
y del resto, y
definitivamente de la humanidad y la naturaleza.
En lu-
gar de replegarse hacia adentro desde la fronte
ra entre
todos los que son como yo y todos los que no
lo son, el
<«nosotros», en este sentido, supera el límite
desde el cual
estoy actualmente posicionado y alcanza
el paisaje de las

». Bruno Latous, Narica fuimos moderv


ca, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007, os, Ensayo de antropología siméni-

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55
3. Una disciplina dividida

Supuestamente yo tenía que convertirme en científico,


pero cuando comencé mis estudios universitarios en 1966
caí en la cuenta de que algo iba terriblemente mal con la
ciencia. Aparentemente comprometida con los princi-
pios de apertura y con el avance del conocimiento para
el beneficio de la humanidad, la ciencía —al menos en la
forma en que me la enseñaban a mi- se había anquilosa-
do, intelectualmente era claustrofóbica y estaba dedica-
daala reglada e intolerante persecución de objetivos ale-
jados de la experiencia. En aquella época la Guerra de
Vietnam estaba en su mayor apogeo, y muchos de mis
colegas estudiantes estaban furiosos por la aparente re-
nuncia de la ciencía a sus principios democráticos y su
entrega a las megamaquinarias del poder militar e indus-
tríal. Yo también me sentía ofendido por la evidente re-
nuncia de las instituciones científicas a aceptar cualquier
responsabilidad por la manera en que se estaba aplican-

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Antropología 3. Una disciplina dividida

do su investigación. Para ellos siempre era el asunto de pliarse, era la gran tragedia de la historia intelectual de
otros, ya fueran políticos, mandos militares o magnates Occidente. Y como ocurre con todas las tragedias, la di-
industriales. Lo que más me irritaba, sin embargo, era el visión se había desarrollado con una cierta inevitabili-
absoluto y desmedido orgullo que envolvía al establish- dad, sustentada por la propia escisión de la humanidad
ment ciemífico. No existía ningún problema para el que con respecto a la naturaleza y por la forma de conocer el
la ciencia no pudiera idear una solución tecnológica. mundo, ajenas ambas a la forma de estar en &, que ha
Para sufrimiento de los más expuestos directamente a las sido la marca distintiva de la tradición occidental desde
secuelas radiactivas, carcinógenas y químicas del progre- la época clásica. Como hemos visto, está arraigada en
so científico, la respuesta era siempre que se podía con- nuestra propia concepción de lo humano. Aunque solo
fiar en la ciencia para encontrar las formas de curar. En era una vaga intuición cuando empecé mis estudios uni-
aquellos días el tema del calentamiento global apenas se versitarios, fue el presagio de que todo eso podía acabar
divisaba en el horizonte, pero la actitud de arrogante con la destrucción de la humanidad lo que me llevó fi-
címfianza ha persistido entre los profetas de la geoinge- nalmente a la antropología. Aquí está una disciplina, pen-
nierfa, convencidos de que el planeta entero se puede sé, que existía para unir los dos extremos, para reunir al
arreglar para beneficio de la humanidad, presagiando ser humano con ser humano, pero de una forma que nun-
una nueva era de control planetario total. ca perdiera de vista la experiencia vivida.
En el otro extremo del panorama estaban los estudio- Y asf ocurrió que, después de un año frustrante de leer
sos de varias disciplinas de humanidades. Para mi impa- ciencias naturales en la universidad, decidí pasarme a la
ciente visión de estudiante, estos últimos parecían estar antropología. Desde entonces nuncahe mirado atrás. No
aquejados de una asombrosa autocomplacencia. Con la obstante, he observado con creciente preocupación de
cabeza enterrada en bibliotecas y archivos, sumidos en el un lado a etro solo para ver que esta disciplina está frac-
esotetismo de palabras largo tiempo desaparecidas, tam- turada por las mismas divisiones que yo creía debería su-
bién parecian mal preparados para enfrentarse a la ur- perar, Hay eruditos que se llaman a sí mismos antropó-
gencia de la condición humana contemporánea. Parecía logos culturales o sociales, y con frecuencia einógrafos.
que para ellos todo lo que se acercara a las realidades de Y hay eruditos que se autodenominan antropólogos físi-
la¿ vida, tal como las experimentamos hoy, era demasiado cos o biológicos, o, con frecuencia, estudiosos de la evo-
difícil de manejar. Entre estos estudiosos y los científicos lución humana. Los primeros están familiarizados con
se mantenía un perpetuo enfrentamiento. Apenas se cru- otros campos de las humanidades, desde la filosofía y la
zaban una palabra, Reflexionando sobre esto, me con- literatura hasta la historia y la religión comparativa. Los
vencí de que la división entre las ciencias naturales y las segundos rinden homenaje a los psicálogos evolucionis-
humanidades, que aparentemente no hacía más que am- tas, neurocientíficos, ecologistas conductuales y paleon-

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Antropología 3. Una disciplina dividida

tólogos. Sin embargo, rara vez conversan entre ellos, y siempre son positivas, La mayotía de las disciplinas espe-
si lo hacen es solo para redescubrir la profundidad de cializadas están orgullosas de su pasado: les gusta honrar
su antipatía. Para complicar más el panorama, en las úl- a sus ilustres antecesores, hombres de visión que pusie-
timas décadas han aparecido varios otros tipos de an- ron las bases para las grandes cosas que estarían por lle-
tropologías, cada una con sus propios intereses, estilos gar. Sus semblantes con barba y peluca adornan las pági-
de trabajo y nuevas publicaciones. Existen —sin ningún nas de los libros de texto. Pero la antropología no es tan
orden concreto— antropólogos médicos, visuales, ambien- afortunada. Nuestros antecesores eran una mezcla de un
tales, cognitivos, antropólogos del desarrollo, del diseño, buen número de visionarios, chiflados, racistas y fanáti-
urbanos, históricos, forenses e incluso ciberantropólogos. cos. Nuestros armarios están literalmente llenos de esque-
Los eruditos que se identifican como antropólogos tam- letos, por no mencionar cualquier cosa desde cráneos ji-
bién trabajan en campos de estudio que no tienen la pa- barizados hasta objetos de parafernalia ritual robados a
labra «antropologia» en sus títulos: estudios de cultura pueblos de todo el mundo para llenar nuestros museos.
material, estudios de museos, estudios de ciencia y tec- No estamos orgullosos del equipo de medidores de crá-
nología, etc. Para el novato, esta variedad puede resul- neos, cazadores de tesoros y ladrones de cultura que lle-
tar desconcertante. ¿Ha explotado la disciplina en tan- na las páginas de una historia disciplinar que se parece
tos fragmentos inconexos que, como Humpty-Dumpiy, más a una serie de salidas falsas que a una carrera por lle-
no pueden ser ensamblados de nuevo? ¿Hay algo de- garal final. En lo que se refiere a la idea general de lo que
trás de todas estas antropologías que pueda mantener- es la antropología, estamos aún estancados en un pasado
las unidas? que a la mayoría de nosotros nos gustaría olvidar.
Yo no podría escribir un libro sobre la antropología y Como muchas disciplinas del moderno panteón aca-
su importancia si no creyera que existe, al menos en po- démico, la antropología es hija de la Edad de la Razón.
tencia, algo que una esta proliferación de ramales en una Surgió del fermento de las ideas que acompañaron al re-
Única cuerda. Pero para llegar a lo que podría ser necesi- chazo de los dogmas religiosos y el despotismo político
tamos primero dgr un paso atrás, retomar la conversa- por parte de los intelectuales y filósofos liberales de los
ción antropológica desde sus inicios y seguir sus poste- siglos XVIT y XVIII. Fueron las lumbreras del movimiento
riores alzas y bajas. Esa será mi tarea en este capítulo. Es que llegó a conocerse en la historia del pensamiento eu-
importante comprender por qué la antropología se ini- ropeo como llustración. Comprometidos con los ideales
ció como lo hizo, con la imperiosa ambición de forjar de la indagación racional, la tolerancia espíritual y la li-
una «ciencia del hombre» unificada, y por qué, final- bertad individual, los pensadores de la Hustracién con-
mente, se dividió. Reconstruir la antropología para el fu- sideraron que su gran misión civilizadora consistía en li-
turo exige aprender las lecciones del pasado, y estas no brar a la humanidad de la superstición y el dogma. Era

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Antropología 3. Una disciplina dividida

una noble vocación, pero tenia otra cara, ya que la narra- naturalista sueco Carlos Linneo quien dio el paso tras-
tiva maestra de la civilización tenía que empezar por al- cendental -considerado ofensivo por muchos de sus con-
guna parte. Tenía que conjeturar una condicién original temporáneos— de colocar a los seres humanos bajo el gé-
a partir de la cual pudiera comenzar el gran ascenso de la nero Homo, en el orden de los primates, dentro de un
humanidad. Para haber llegado a la civilización los hu- esquema de clasificación que abarcaba a todo el reino
manos debían haber sido antes seres primitivos. Esto animal. Pero hubo poco acuerdo en cuanto a cuáles po-
llevó a muchas especulaciones sobre cómo podía haber dían ser los rasgos distintivos de este género. Empezaron
sido la vida en ese estado original de la naturaleza, «Re- a apatecet, por ejemplo, informes de criaturas antropo-
pugnantes, brutales y bajitos» fue la famosa-conclusión mórficas con cola. ¿Podían ser humanos? El excéntrico
de Thomas Hobbes, el padre de la Tlustracion inglesa. juez escocés James Burnett, alias Lord Monboddo, afir-
Su compatriota, John Locke, se preguntó hasta qué pun- mé que sí. En el primero de los seis volámenes de la obra
to se puede decir de un hombre que saca su sustento de títulada Of the Origins and Progress of Language, publi-
la naturaleza, a diferencia de los anímales salvajes, que cada en 1773, Monboddo comentó un grabado que ha-
ha «empezado a tener propiedad» de lo que toma. Al bía visto en un tratado de Linneo en el que se describían
otro lado del Canal, en Francia, Jean-Jacques Rousseau los tipos humanos. Uno de ellos, bautizado como Luci-
ensalzó la igualdad y la autoestima (amour propre) del fer, tenía cola. Monboddo estaba encantado de aceptar a
hombre natural o salvaje, mientras en Escocia Adam Fer- Lucifer como un ser humano. Anticipando la increduli-
guson reflexionaba sobre el significado de haber renun- dad de sus lectores, les advertía de que no debían atarse
ciado a la libertad auténoma del salvaje por la libertad a las ideas propias o familiares sobre el aspecto que de-
civil de la que disfruraban los hombres de razón. bían tener los humanos. El solo hecho de no haber visto
Para la mayoría, estas especulaciones estaban libres de nunca a humanos con cola no significaba que tales cria-
las ataduras de la evidencia. El salvaje era una invención turas no pudieran existir.
de las mentes eruditas europeas, desarrollada en varios Monboddono tenía razón: anatómicamente hablando,
grados, basados frecuentemente en los escabrosos rela- Jos humanos no tienen cola. Resulta que Lucifer había
tos que los viajeros contaban sobre la vida de los nativos sido copiado de una obra del naturalista del siglo XVI
en las Américas y en los territorios coloniales que se es- Ulisse Aldrovandi, y el dibujante —un alumno de Linneo
taban creando en África, las Indias occidentales y Aus- llamado Hoppius— consideraba que representaba a un
tralia. En aquella época aún no se conocía la gama total miembro de una legendaria tribu de caníbales con cola
de la diversidad humana y se originó un ardiente debate de gato, Pero tal vez Monboddo estaba equivocado por
sobre si los habitantes de algunas de esas tierras podían motivos correctos. En cuanto a Linneo, había llegado a
ser considerados realmente seres humanos. Fue el gran la conclusión de que solo se podía distinguir a los huma-

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Antropología 3. Una disciplina dividida

nos preguntándoles. Los monos y los humanos pueden que encontró allí eran tan desaliñados que apenas podía
ser parecidos —ninguno de ellos tiene cola—, pero solo los creer que fueran seres humanos como él. A su juicio, ja-
humanos pueden verse por lo que son. Esto, pensó Lin- más en su vida se había cruzado con criaturas de una
neo, se debe a que han sido dotados por su Creador no condición más abyecta. El relato que hace en su cuader-
solo de un cuerpo funcional, sino también con el don del no está salpicado de palabras como «raquíticos», «ho-
intelecto o la razón, es decir, con una mente. Entre los rrendos», «mugrientos» y «violentos». En su lenguaje no
monos no hay filósofos. Pero quedaba una pregunta en había más que gruñidos y chasqueos, y nada de sentido
el aire: ¿podría mejorarse esta mente? ¿Podrían sus due- moral o civilizacién. La experiencia de ese encuentro es
ños elevarse del salvajismo a la civilización manteniendo algo que Darwin jamás olvidaría. Escribiendo cuatro dé-
una forma anatómica constante? ¿Estaban el cerebro y el cadas después El origen del hombre, seguía recordando
cuerpo prediseñados para soportar el peso del aprendi- el momento en que, al poner por primera vez los ojos en
zaje? ¿Podría el avance mental conducir incluso a mejo- un grupo de nativos de la orilla fueguina, se le pasó por
ras en la constitución física? Uno de los que creían que la mente la siguiente pregunta: seran como estos nues-
eso era posible fue Robert Fitzroy, capitán del buque im- tros ancestros? ¿No sería mejor descender de monos o
perial británico Beagle. En una ocasión, mientras su babuinos? Seguramente, caviló, estas almas miserables
barco estaba fondeado en la isla de Tierra del Fuego, si- representan el estrato más bajo del hombre que se puede
tuada en el extremo más meridional de Suramérica, un encontrar sobre la tierra. Aun así tomó esta misma de-
grupo de cuatro nativos apareció por casualidad a bor- gradación para reforzar. su argumento, a saber: que la
do. Fitzroy decidió en ese preciso instante llevárselos a distancia que separa a los humanos de los animales infe-
Inglaterra para ser formados en las costumbres y modos riores en la escala es tan estrecha que se puede tender un
del país, y al cabo de varios años los llevó de regreso a su E
puente entre ambos lados, y además, que no es tan dife- |
tierra natal para que difundieran la noticia de su expe- rente en principio como la que separa al hombre salvaje
riencia. del civilizado.
A bordo del Beagle, en el viaje de vuelta, comandado El origen del hombre se publicó en 1871. En él, Darwin
nuevamente por Fitzroy, iba el joven Charles Darwin. buscaba difundir entre la humanidad los principios que
Darwin se formó una impresión favorable de sus compa- ya había planteado en su obra anterior, El origen de las
Ñeros de viaje «fueguinos», cuyas capacidades mentales, especies. El intento no estaba libre de contradicciones.
según €l, no eran tan distintas a las suyas propias. Iban Mientras que este último estaba totalmente dedicado
bien vestidos, tenían buenas maneras y eran afables. Pero a cómo los cuerpos orgánicos de diversos tipos llegan
cuando el Beagle llegó de nuevo a Tierra del Fuego en a adaptarse a las condiciones variables de su vida, sin
diciembre de 1832, Darwin sufrió un shock. Los nativos presuponer ningún desarrollo necesario desde las for-

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Aniropología 3. Una disciplina dividida

mas más inferiores hasta las superiores, El origen del ¿Qué fuerza es capaz de formar la civilización a partir
hombre trataba principalmente del progreso de la men- del barro de la bestialidad? Para Darwin, como para Hux-
te sin considerar las condiciones ambientales específi- ley, no habia duda sobre la respuesta. Se debía, por su-
cas, desde sus manifestaciones más elementales en el puesto, a la seleccién natural. En la incesante lucha por
más modesto de los animales hasta su culminación en Ja existencia, como solía decir Darwin, el más inteligente
la civilización humana. Darwin estaba convencido de siempre saldría victorioso, reemplazando a sus competi-
que las capacidades intelectuales que reconocemos en dores menos ingeniosos. Con el tiempo, las variedades
nosotros mismos no están limitadas a los humanos, sino con mayor inteligencia tenderían a conservarse, apunta-
que atraviesan todo el espectro de los animales. Creía que lándose de generación en generación hasta producir una
incluso la humilde lombriz de tierra está dotada de una mejora general. Sin embargo, desde el punto de vista cri-
inteligencia rudimentaría. Así pues, al cerrar el espa- tico este argumento solo podría funcionar bajo una
cio divisorio entre humanos y animales, Darwin no es- condición, a saber: que las variaciones en cuestión fue-
taba tanto degradando a los humanos como elevando ron hereditarias y, en ese sentido, innatas. No se pueden
de categotía a los animales. De hecho, Thomas Henry sobrevalorar los efectos de insertar esta condición en el
Huxley —zoólogo, paleontólogo y darwiniano incondi- pensamiento de la época. Las décadas de 1860 y 1870
cional— se adelantó a Darwin en la publicación de tex- habían visto la publicación de una avalancha de tratados
tos sobre este aspecto. En un ensayo sobre «El lugar del especializados que buscaban rastrear el progreso huma-
hombre en la naturaleza», publicado en 1863, Huxley 1o en campos como la ley y las costumbres, el matrimo-
declaraba no solo que no existe una línea de demarca- nio y la familia, la religión y las creencias y la vida econó-
ción que nos separe de los demás animales, sino tam- mica a través de una determinada serie de etapas. Entre
bién que lo que es válido para las características físicas estas obras se incluyen algunos clásicos como Ancient
se aplica también a las mentales. De hecho, lo expresó Law [Ley antigua] de Henty Maine, Ancient Society [So-
diciendo que «las facultades superiores de sentimiento ciedad antigua] de Lewis Henry Morgan, Primitive
e intelecto empiezan a germinar en las formas inferio- Marriage [Matrimonio primitivo] de John Ferguson Mc-
res de vida»'. En la vívida metáfora de Huxley, la civi- Lennan, Das Mutterrecht [Derecho materno] de Johann
lización ha tenido su origen en las bestias, tal como se- Jakob Bachofen y Primitive Culture [Cultura Primitiva]
guramente las cumbres alpinas han surgido del lodo de de Edward Burnett Tylor. Sin embargo, todos ellos esta-
mares antiguos. ban basados en la doctrina —atribuida al erudito alemán
Adolf Bastian— de la «unidad psíquica de la humanidad».
1. Thomas Henry Huxley, Man's Pluce in Nature and Other Essáys, Mac- Según esta, los seres humanos están igual y universalmen-
millan, Londres, 1894, p. 152 te dotados de la facultad mental, diferenciándose de una

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Antropología 3. Una disciplina dividida

nación a otra solo en el grado en que han sido cultivados. que enseguida explicaría el derecho de los pueblos de
Era como si las llamadas naciones «salvajes», «bárbaras» ascendencia europea a heredar la tierra y justificaría los
y «civilizadas» representaran sucesivas etapas de desarro- proyectos de colonización y genocidio que causaron es-
lo -introductorio, intermedio y avanzado— dentro de un tragos entre las poblaciones situadas fuera del continen-
currículo central común a toda la humanidad. te. Finalmente este relato se resumiría en una sola pala-
Pero entre ellos, Darwin y Huxley se las arreglaron bra, una de las más incendiarias en la historia reciente de
para poner un explosivo que amenazó con reventar todo las ideas. Esa palabra era «evolución».
el edíficio tan cuidadosamente construido, ya que abrió La disciplina de la antropología renació de manera
la puerta a aquellos que creían que la mejor forma de explosiva. Desde finales del siglo x1x en adelante la an-
asegurar la mejora humana en todos los ámbitos con- tropología empezó a interesar a su público más que nada
sistía en echar una mano a la naturaleza acelerando la porque prometía una versión unificada de la evolucién
desaparición de los que tenfan dotes mentales conside- humana, Esta evolución estaba pensada para actuar en
radas inferiores: los pobres, indigentes y pueblos de raza tres frentes: anatómico, institucional y en el campo de
no blanca. En años posteriores esta creencia llegaría a los artefactos, y cada uno de ellos iba a ser estudiado por
ser conocida —especialmente por sus oponentes— como una rama diferente de la disciplina. Los antropólogos f-
«darwinismo social». El mismo primo de Darwin, Fran- sicos estudiaban la evolución de la anatomía humana,
cis Galton, fue clave en la creación del movimiento eu- principalmente el cráneo, sede del cerebro y de la inte-
genésico, dedicado a mejorar artificialmente la raza hu- ligencia humana. Los arqueólogos estudiaban la evolu-
mana mediante la reproducción selectiva controlada. En ción de las herramientas, edificios y otros artefactos, Y
su defensa hay que decir que Darwin nunca sugirió nada los antropólogos sociales y culturales estudiaron la evo-
tan dréstico. No era darwinista. No obstante, estaba fir- lución de las instituciones, las costumbres y las creen-
memente convencido de que los esfuerzos para asegurar cias. Aquí yace el origen de lo que a menudo se ha dado
una mejora duradera a través de la educación —como la en llamar la estructura «en tres campos» de la antropolo-
aventura abortada del capitán Fitzroy con los fueguinos— gía, consagrada, por ejemplo, en la creación de uno de
estaban condenados al fracaso. En el grandioso drama sus emblemas más venerados, el Real Instituto Antropo-
del ascenso de la civilización gracias a la lucha por la lógico de Gran Bretaña e Irlanda, fundado en aquel fatí-
existencia, propuesto en El origen del hombre, los sal- dico año de 1871 que también vio la publicación de El
vajes no estaban destinados a salir victoriosos, sino más origen del hombre. La idea era que los tipos anatómicos,
bien a jugar el papel de los vencidos. Para muchos lecto- los ensamblajes de artefactos y las formas institucionales
res de Darwin el libro proporcionó un relato convenien- podian finalmente integrarse en una secuencia tipológi-
te, aparentemente respaldado por la autoridad científica, ca principal que abarcara desde lo más primitivo a lo
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Antropología 3. Una disciplina dividida

más avanzado. Muchos muscos antropológicos impor- Sir Arthur Keith, caballero del reino, presidente durante
tantes se fundaron en el mismo periodo, dedicados a de- un tiempo del Real Instituto Antropológico y finalmente
mostrar públicamente esta secuencia. En ellos se agru- rector de la Universidad de Aberdeen, fue una de las fi-
paban los materiales recogidos entre pueblos o lugares guras científicas más destacadas de su época. En su dis-
dispersos de acuerdo a su nivel de cultura. Pero esto curso rectoral de 1931, Keith despreció la idea de que las
también significaba dispersar los materiales desde cada naciones del mundo pudieran unirse algún día forman-
lugar o pueblo y agruparlos en compartimentos tipológi- do una hermandad. Afirmó que los prejuicios y la xeno-
cos separados. Mientras los visitantes recorrían la galería fobia trabajan por el bien de la humanidad. La lealtad
se desplegaba ante sus ojos el panorama completo de la hacia la raza propia y el odio hacia las otras constituyen
evolución humana en todas sus faceras. el motor del progreso evolutivo. Lejos de mezclar sangres
Un defensor entusiasta del enfoque de los tres campos de diferentes colores —blanca, amarilla, morena y negra-,
fue Robert Reid, profesor de anatomía de la Universidad es imperativo mantepetlas separadas, dejando a la natu-
de Aberdeen, en el noreste de Escocia, y comisario fun- raleza la tarea de asegurar que solo pervivan los colores
dador del museo antropológico de esa universidad. Reid más brillantes. La guerra de las razas, declaró Keith, es la
midió y clasificó compulsivamente a todo el que pudo podadora de la naturaleza’,
encontrar en nombre de una antropología concebida como Este tipo de pensamiento racial siguió totalmente vivo
«ciencia del hombre». Estudió las relaciones entre el ta- en la antropología del periodo de entreguerras. Tuvo
maño de la cabeza y la inteligencia, publicando sus resul- que estallar la Segunda Guerra Mundial entre las su-
tados en la revista del Real Instituto Antropológico. Y puestamente razas civilizadas de Europa, alimentada por
preparó a sus discípulos para que salieran al mundo a re- un odio xenófobo, para poner fin a estas ideas después
coger datos sobre las características del «blanco o cauca- de un siglo. En vísperas del Holocausto, lo que había
siano, el mongol rojo y amatillo, el australiano y los de sido la suposición básica de la ciencia evolutiva desde
pelo rizado o razas negras””. Sin embargo, la letania poli- Darwin y Huxley —que las poblaciones humanas difieren
cromática de Reid sobre las razas era una naderfa compa- en sus capacidades intelectuales en una escala que va de
rada con las declaraciones de un paisano suyo bastante lo primitivo a lo civilizado— ya no podía sostenerse. En
más influyente que también empezó siendo anatomista su lugar se asentó un firme compromiso ético con el prin-
pero dedicó gran parte de su carrera a la antropología. cipio de que todos los humanos, ya sea que estuvieran vi-
vos en el pasado, el presente o el futuro, son iguales en

2. Robert W. Reid, Inangural Lecture: The Development of Antbropology


in be University of Aberdeen, Abcrdcen University Press, Aberdeen, 3, Asthur Keith, The Place of Prejudice in Modern Civilization, Williams
1934, p.18. & Nozgate, Londres, 1931, p, 49.

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Antropología 3. Una disciplina dividida

sus capacidades morales e intelectuales. Tal como pro- desnudos de todo el mundo, y a medir las dimensiones a
mulga el Artículo 1 de la Declaración Universal de Dere- partir de moldes de cráneos fósiles. En arqueología apren-
chos Humanos, «todos los seres humanos están dota- díamos a reconocer instrumentos de piedra y a asignar-
dos de razón y conciencia». Para recalcar esta unidad los los a categorías indicativas de los sucesivos periodos de
científicos reclasificaron a los seres humanos existentes la Prehistoria. Pero la antropología social era bastante
como pertenecientes no solo a una misma especie, sino diferente. Se nos decía que esencialmente era una ciencia
también a Ja misma subespecie, denominada homo sa- social, y nuestra biblia era un delgado volumen titulado
piens sapiens. Doblemente sapiente, el primer atributo, la Structure and Function in Primitive Society, escrito por el
sabiduría -resultado del aumento del tamaño del cerebro autoproclamado fundador de esta subdisciplina en su
y de su complejidad-, destaca a los humanos dentro del forma moderna, Alfred Reginald Radcliffe Brown. En él
mundo delos seres vivos. Pero el segundo, lejos de marcar nos informaba de que la antropología social era una
una subdivisión más profunda, indica su decisiva ruptura rama de la sociología comparativa que se ocupaba espe-
con ese mundo. Con esta ruptura, sín igual en la historia cificamente de las sociedades primitivas*. Una vez acaba-
de la vida, se supone que la humanidad se ha puesto en el do mi primer año de estudios introductorios tenía que
camino hacia la civilización. Por tanto, nuestros anteceso- elegir entre antropología física, arqueología y antropolo-
res se encontraban en ambos lados de la misma valla: tan- gía social para continuar estudiando, y elegí esta última.
10 dentro como fuera de la naturaleza. Y es con este elen- Aunque había aprendido mucho estudiando las otras
co de caracteres híbridos con el que la antropología dos ramas, ya estaba claro que estaban anticuadas: la an-
evolutiva de finales del siglo XX ha poblado el planeta. tropología física y, en menor grado, la arqueología se-
¿Qué quedaba entonces del enfoque de los tres cam- guían aferradas a un enfoque evolutivo que la antropolo-
pos? Muchos antropólogos contemporáneos responde- gía social había rechazado ineguívocamente.
rían que no queda nada, y que la coexistencia continua- La división se remonta a los años de entreguerras, y te-
da de las tres ramas de la antropología bajo la misma raíz nfa mucho que ver con la forma en que los antropólogos
en un puñado de universidades es una resaca anacrónica de diversas convicciones obtenían sus pruebas. Tanto para
del desagradable pasado de esta disciplina. Una de estas la antropología física como para la arqueología, la mayor
instituciones fue la Universidad de Cambridge, que es en parte de la evidencia seguía estando bajo tierra en forma
la que yo me encontré en mi primer año de estudiante de restos fosilizados, antiguos enterramientos y depósi-
tomando clases de antropología física, arqueología y an- tos líticos. Solo se podía sacar a la luz mediante la exca-
tropología social. Recuerdo las clases de antropología fi-
sica en las que me enseñaban a identificar los tipos hu- 4. Alfred Reginald Radcliffe-Brown, Structure and Function in Primitive
manos partiendo de fotografías de hombres y mujeres Society, Cohen & West, Londres, 1952, p. 2.

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Antropología 3. Una disciplina dividida

vación. Pero es imposible excavar todo el plañeta, y en que, en vez de tratar de demostrar cómo se habían
gran medida todo depende de conjeturas, casualidad y originado y cómo habían evolucionado las costumbres e
pura buena suerte, Sin embargo, los antropólogos sociales instituciones, deberíamos intentar demostrar cómo fun-
se enfrentaban a un problema más difícil de tratar que la cionan. Es decir, deberíamos demostrar cómo —para aque-
escasez de pruebas. Sencillamente, las costumbres e ins- llos pueblos actuales que practican las costumbres y
tituciones no se conservan como los huesos y las piedras, mantienen las instituciones— realmente sirven a un pro-
y tampoco se puede cavar para encontrarlas. ¿Cómo, en- pósito, ya sea satisfacer las necesidades concretas de los
tonces, es posible demostrar su evolución? Frente a este seres humanos individuales o asegurar la continuidad de
problema la única solución consistía en suponer“que toda toda la sociedad a la que pertenecen. Esta visión llegó a
evolución social pasa por las mismas etapas. Siguiendo ser conocida como funcionalismo. Los funcionalistas no
con esta suposición, la forma de vida de los pueblos con- tenían tiempo para hacer reconstrucciones evolutivas
siderados «primitivos» se podría considerar como una que, en ausencia de registros escritos, ellos considera-
ventana a través de la cual ver las primeras condiciones so- ban como puras conjeturas. Puesto que no podemos sa-
ciales de los humanos en general. Era como viajar en el es- ber cómo evolucionaron realmente las costumbres e ins-
pacio a rincones recónditos del mundo -a las selvas de tituciones, ellos decían que era mejor prestar atención a
Áftica, los desiertos de Australia, la tundra ártica— y tam- lo que realmente le importa a la gente: no de dónde pro-
bién viajar atrás en el tiempo, a una época remota en la ceden las prácticas en cuestión, sino su propósito y utili-
evolución social de la humanidad. Su presente se convier- dad última. Por ejemplo, una técnica o herramienta solo
te en el modelo de nuestro pasado. En realidad, la idea de es significativa en la medida en que sea usada en el con-
que las llamadas «tribus primitivas» —o lo que hoy en día texto de una forma de vida continuada. ¿Qué son las he-
se conoce, más educadamente, como «pueblos indíge- rramientas sin la técnica para utilizarlas? Los artefactos
nas»— son fósiles vivos, restos supervivientes de una era pueden conservarse, pero las habilidades no. El antropó-
largo tiempo absorbida por el mundo modemno y destina- logo cultural estadounidense Marshall Sahlins cita el
dos a desaparecer, continúa coloreando la forma en que aforismo de un arqueólogo supuestamente famoso al
son representadas en los medios de comunicación. que no nombra: «Los pueblos están muertos»”. Solo los
Pero, por muy persistente que pueda ser esta forma de artefactos permanecen. Para Sahlins eso bastaba para
pensar en la imaginacién popular, hace mucho tiempo destrozar toda la misión de la arqueología en cuanto a
que fue refutada por la antropología social, En la década reconstruir los linajes de la tecnología antigua.
de 1920 y 1930 fue dura y continuamente atacada por
antropólogos que defendían un enfoque bastante dife- 5, Marshall Sablins, Stone Age Economics, Tavistock, Londres, 1972, p. 81.
rente de los fenómenos sociales y culturales. Ellos decian Sablins no menciona su fuente.

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Antropología 3. Una disciplina dividida

Mis que nada, la aparición del funcionalismo llevó a En 1917 Alfred Kroeber, uno de los antropólogos ame-
la antropología social a separarse de sus campos herma- ricanos más destacados de su tiempo, publicó un famoso
Dos, la antropología física y la arqueologfa, que continua- artículo titulado «The superorganic»®. En él explicaba
Ton con su orientación evolutiva. Sin embargo, había otra en detalle los términos de un acuerdo entre raza y cultu-
razón para separarse, que se remontaba a la controverti- ra que se mantendrían intactos en lo que quedaba de si-
da cuestión de la relación entre raza y cultura, Esta había glo. Kroeber afirmaba que la cultura no tiene más rela-
sido una zona oscura durante décadas, y muchos defen- ción con la herencia que la que tiene un texto con la
dian que las caracteristicas adquiridas en vida se podían tabla en la que está escrito. Pertenece a su propio reino,
transmitir a los descendientes como una cualidad innata. por encima y más allá de lo orgánico. Sin embargo, signi-
La doctrina conocida como la «herencia de característi- ficativamente, el foco de Kroeber estaba puesto en la
cas adquiridas», a menudo atribuida (incorrectamente) a cultura, no en la sociedad. En aquella época la antropo-
Jean-Baptiste Lamarck —naturalista y creador del término logía se estaba desarrollando en líneas bastante diferen-
«biologiam—, no se refutó definitivamente hasta que aca- tes en Norteamérica y Gran Bretaña. La diferencia se ba-
Dbó el siglo XTX, y se tardó un par de décadas más en filtrar saba en si la preocupación debía ser la forma en que la
sus implicaciones hacia el campo de la antropología. Es- gente se relacionaba entre sí en la conducta de la vida so-
tas consistían sencillamente en que raza y cultura, la he- cial o si debería centrarse en las tradiciones del conoci-
rencia biológica y la herencia de la tradición, tenían que miento y la creencia que poseían y pasaban a sus descen-
mantenerse estrictamente separadas. Se convirtió en par- dientes. Mientras en Gran Bretaña la antropología social
te de una ortodoxia antropológica sostener que cualquier se ocupaba principalmente de la primera, y era por tanto
nifio nacido de hombre y mujer, cualesquiera que fuesen concebida como una rama de la sociología, su contrapar-
sus antecedentes biológicos, podía de inmediato adqui- te norteamericana —a saber, la antropología cultural- es-
rir una forma de vida cultural u otra. Una persona naci- taba más interesada en la última y se la consideraba ge-
da de padres chinos pero llevada en su infancia a Fran- neralmente un retoño de lo que entonces se llamaba
cia, y adoptada por padres franceses, indudablemente etnología. La etnologia echd sus raíces en los países de la
tendría aspecto chino —en su apariencia fisica—, pero su Europa continental, donde había florecido a principios
comportamiento y conducta serían totalmente franceses. del siglo XX como estudio de sus tradiciones «folclóri-
Esto finalmente aumentó la tensión entre la antropología cas» ancestrales, prestando así ayuda a los muchos moví-
biológica o física, por un lado, y Ja antropología social o mientos nacionalistas que surgieron en esa época. Inclu-
cultural por otro. Se podían estudiar las variaciones bio-
lágicas de la humanidad, o las variaciones culturales, pero
6. Alfred L. Krocber, «The Superorganic» (1917), en su obra The Nazure
eran tareas aparte que no tenían nada que ver entre sí, of Culture, University of Chicago Press, Chicago, 1952, pp. 2251.
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Antropologia 3. Una disciplina cividida

so hoy en día la antropología cultural en esos países fluencia del Romanticismo alemán fue una de las razones
ondea bajo la bandera de la etnología, y donde no lo por las cuales la antropología cultural norteamericana
hace se distingue exclusivamente como el estudio de los adquirió un carácter tan diferente comparada con su
pueblos 70 europeos. contraparte, la antropología social británica, que perma-
Pero.en. Norteamérica los europeos llegaron como necía ligada a las ideas de la Tlustracién escocesa y fran-
emigrantes a una tierra que ya estaba habitada por pue- cesa, con su hincapié en la educación, la racionalidad y la
blos con una complexión diferente. El erudito que con trascendencia de la naturaleza,
frecuencia es considerado el padre de la antropología Pero existían motivos históricos e intelectuales para
cultural americana, Franz Boas, había emigrado a Esta- esta divergencia. Gran Bretaña tenía su imperio y recu-
dos Unidos en 1887 después de haber estudiado geogra- rrió a la antropología como guía para las instituciones
fía y física en su Alemania natal. Convencido inicialmen- sociales nativas y ayuda en la administración de la políti-
te de que la variedad racial humana no era tanto innata ca colonial. América, por el contratio, contaba con po-
como condicionada por el entorno, a Boas le persuadió blaciones nativas y necesitaba la antropología para re-
la experiencia de su investigación etnológica entre los gistrar las formas de vida que estaban desapareciendo
pueblos Inuir del Ártico canadiense de que había que rápidamente. Sin embargo, cuando yo me licencié en an-
sustituir cultura por raza y patrimonio por herencia. tropología social en 1970, el panorama de la erudición
Mientras la variación racial está inscrita en el cuerpo, había cambiado completamente. Con la pérdida del im-
pensaba él, la variación cultural está inscrita en la mente, perio británico, la antropología social había dejado de
Recibida como patrimonio más que como herencia, la ser útil como sirvienta del gobierno colonial, mientras
cultura, para Boas, equivalía a un legado de tradición ab- que en Norteamérica, como en el resto del mundo, los
sorbido pasivamente más que a algo cultivado activa- pueblos nativos estaban haciendo oír su voz en la lucha
mente, lo que formaría las creencias y las prácticas de un por la autodeterminación. En este paisaje transformado,
pueblo. Los prolíficos escritos de Boas contribuyeron la distinción entre antropología social y cultural parecía
mucho a establecer la antropología cultural en Nortea- cada vez más irrelevante. Al menos en esto había conver-
mérica en las primeras décadas del siglo xx, y muchos de gencia. Pero en otros aspectos la antropología estaba
sus estudiantes, entre ellos Kroeber, llegaron a ser voces más dividida que nunca. En Gran Bretaña los tres cam-
destacadas de la nueva disciplina. El mismo Kroeber, pos originales, unidos en otro tiempo bajo el estandarte
hijo de emigrantes alemanes, era versado en la tradición de la evolución, habían ido por caminos separados: la
romántica alemana, que hacía énfasis en la diversidad de antropología física se unió a la biología evolutiva; la ar-
la cultura popular, la autenticidad de los sentimientos y la queología prehistórica a la arqueología clásica como una
unión del hombre con la naturaleza. En realidad, la in- disciplina de derecho propio; la antropología social se

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Antropología
unid a las ciencias sociales. En Norteamérica la antropolo- 4. Repensando lo social
gía no tenía tres campos, sino cuatro: cultural, arqueológi-
co, biológico ylingilístico. Las razones para que el estudio
del lenguaje desapareciera de la antropología británica
son oscuras y no es necesatio detenerse en ellas, pero in-
cluso en Norteamérica la antropologia lingiística siguió
siendo una especialidad minoritaria. Y aquí también la
arqueología se había desmarcado por su cuenta, ya que
la mayor parte de los antropólogos de la biologiay la cul-
tura apenas se dirigían la palabra. ¿Era entonces la an-
tropología una disciplina en ruinas? A muchos les pare-
cía que sí.

¿Recuerdan a Radcliffe-Brown? Pocos lo hacen hoy en


día, excepto como nota al pie. Pero, como recordarán del
capítulo anterior, fue él quien lanzó el campo de la antro-
pología social como rama de la sociología, que se distin-
guía por dedicar su atención a las sociedades primitivas.
En la actualidad tenemos la tendencia a avergonzarnos
ante la palabra «primitivo» y hacemos todo lo posible
por evitarla, pero no sin cierta contradicción, pues siem-
pre que usamos palabras como «compleja», «gran esca-
la» o «moderna» para referimos a sociedades como la
nuestra también se nos vienen a la cabeza sus opuestos:
sociedades sencillas, a pequeña escala y tradicionales. Y
esto, más que cualquier opinión sobre las capacidades o
características de los pueblos que habitan en ellas, es lo
que Radcliffe-Brown y sus contemporáneos entendían
por «primitivas». La antropología social, pues, estaba
concebida como el estudio comparativo de las formas de

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Antropología 4. Repensando lo social

vida encontradas en tales sociedades. Con su ojo de na- griego Heráclito sobre las aguas de un río que fluye, na-
turalista, Radcliffe-Brown comparó estas formas de vida die puede bañarse dos veces en la cortiente de la vida so-
con las de las conchas marinas. Paseando por la playa cial. Nada se repite. Si alguien intenta inmovilizar la
uno puede encontrar conchas de todo tipo, que se pue- sociedad, la vida social se le escapa entre los dedos. En la
den comparar y clasificar en especies y géneros. Pero sus naturaleza una especie animal no se convierte en otra
formas básicas parecen ser limitadas: espirales como el —los caballos siguen siendo caballos y no se transforman
nautilo; radiales como la lapa; bivalvas como la almeja. en elefantes—, pero en la histotia las transformaciones de
¿Podría aplicarse lo mismo a las formas sociales que a las este tipo aparecen continuamente. Como reconoció el
orgánicas? ¿Sería posible que hubiese un número [imi- mismo Radcliffe-Brown, en la investigación antropológi-
tado de formas en que las instituciones pudieran ensam- ca social la realidad con la que tratamos no es una enti-
blarse en una sociedad que funcionara bien? De ser así, dad sino un proceso. Pero, si eso es así, entonces ¿cómo
el análisis comparativo sistematizado las pondría de re- podemos comparar sus formas? La vida social es una
lieve. Además, la comparación haría más visibles las so- cosa, la vida en sociedad otra, y tratar de abarcar las dos
ciedades a pequeña escala que las grandes estudiadas al mismo tiempo es como querer hacer la cuadratura del
por los sociólogos. Según Radcliffe-Brown, esa debía ser círculo. Radcliffe-Brown nunca lo consiguió.
la tarea de la antropología social. De hecho, Edmund Leach, a quien hemos menciona-
La idea de un estudio comparativo de las sociedades do en el capítulo 2 como autor de A Runaway World?,
humanas suena plausible hasta que uno se para a pensar solo sentía desprecio por la ambición de Raddliffe-Brown
qué es una sociedad, El problema es que las sociedades de identificar y comparar las formas objetivas de socie-
no existen para los antropólogos de la misma manera en dad. Se burlaba diciendo que era un poco mejor que ca-
que los organismos existen para los biólogos. No son en- zar mariposas'. Leach había llegado a la antropología
tidades que se puedan ver o tocar. Creemos que todos partiendo de la ingeniería, por eso tal vez no es de extra-
vivimos en una sociedad. En realidad creemos que no ñar que tuviera tendencia a asociar las obras de la socie-
podríamos llevar una forma de vida humana sí no perte- dad más con el funcionamiento de un mecanismo que
neciéramos a una de ellas. ¿Pero se puede decir dónde con el de un organismo. Su método consistía en empezar
acaba una sociedad y empieza otra, o en qué momento por la mesa de dibujo, no por las observaciones de la
nació? ¿Qué sentido tiene decir que las instituciones vida real. Imaginemos una máquina con un número limi-
funcionan para mantener la sociedad de la que forman tado de esferas, cada una de las cuales controla una va-
parte, tal como los organismos mantienen vivo el cuerpo,
cuando en la vida social nada permanece igual ni siquie-
1. Edmund Leach, Rerhinking Anthropology, Athlone Press, Londres,
Ta por un momento? Como se supone que dijo el filésofo 1961, pp. 23,

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Antropología 4. Repensando lo social

riable particular y permite ciertos ajustes. Pensemos en humanos, sus artefactos e instituciones? Y vimos que en
todas las posibles combinaciones de ajustes. Suponga- la antropología social esto fue superado por el paradig-
mos, entonces, que cada combinación corresponde a ma del funcionalismo, por lo que la pregunta pasó a ser:
una estructura social concebible. Toda la vida humana y ¿cómo funcionan las instituciones? Pero con el paradig-
la historia, según Leach, se puede entender como una ma del estructuralismo la pregunta volvió a cambiar otra
exploración del espacio infinito de posibilidades abier- vez y fue esta: ¿cómo adquieren significado las cosas que
tas gracias a la combinación de los diferentes ajustes o las personas dicen y hacen? Para los estructuralistas la
valores de un conjunto finito de variables. En realidad, vida social está representada en la comunicación, en el
este estilo de pensamiento antropológico no era tina idea intercambio significativo de signos y símbolos; por tan-
original de Leach. Conocido entre los entendidos como to, sus preguntas fundamentales giraban en torno a la
estructuralismo, fue introducido en la disciplina por Clau- forma en que los sighos y los símbolos pueden transmitir
de Lévi-Strauss, posiblemente el antropólogo más famo- significado, y cómo se relacionan con lo que represen-
so de la segunda mitad del siglo xx. Llegado a las costas tan. Para encontrar respuestas recurrieron a otra disci-
inglesas desde Francia, Leach hizo mucho por extender plina para la cual estas cuestiones hacía tiempo que se
esta nueva forma de pensamiento entre los eruditos an- habían convertido en su núcleo, a saber, la lingiústica.
glosajones. Recuerdo escuchar subyugado sus conferen- Todos los lenguajes humanos tienen la increíble propie-
cias sobre el tema. A mí me atraía el estructuralismo por- dad de que, aunque las palabras son las unidades más
que me parecía una especie de matemáticas puras de la pequeñas que pueden contener significado, a su vez es-
vida social. tán compuestas de unidades aún más pequeñas —técnica-
No mucho tiempo antes, en un estudio sobre las revo- mente llamadas fonemas, pero conocidas en la escritura
luciones científicas, el filósofo Thomas Kuhn había acu- habitual como letras— que, aunque carentes de significa-
fiado el término «paradigma» para indicar el conjunto do en sí mismas, permiten no obstante a los hablantes
de principios fundamentales que, en cualquier momen- distinguir una palabra significativa de otra. Es gracias a
to de la historía de una disciplina, limita las preguntas estas distinciones, y no a pesar de ellas, que cada palabra
que puede hacer y los medios para contestatlas”. En el llega a adquirir su significado. ¿Podrían estas propieda-
capítulo anterior describí cómo la antropología llegó a des de la comunicación lingúística extenderse a otros
su mayoría de edad dentro de un paradigma evolutivo. dominios de la vida social?
La cuestión principal era: ¿cómo evolucionaron los seres En una serie de conferencias dictadas en la Universi-
dad de Ginebra entre 1906 y 1911, el lingiiista suizo Fer-
2. Thomas Kubn, La estructura de las revoluciones científicas, FCE, Ciu-
dinand de Saussure había sostenido que las palabras ge-
dad de México, 1971. neralmente significan lo que significan no porque exista

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Amropología 4 Repensando lo social

una conexión intrínseca entre cada palabra y cada signi- Pero Lévi-Strauss fue aún más lejos, aplicando tam-
ficado tomados aisladamente, sino por la forma en que bién al mundo social un método desarrollado por el fin-
un sistema de contrastes, al nivel de las palabras, se sola- gilista ruso-americano Roman Jakobson para analizar los
pa sobre otro a nivel del significado”. Por poner un ejem- fonemas de cada idioma como combinaciones específi-
plo sencillo, veremos que no hay nada inherentemente cas de rasgos distintivos seleccionados por ese idioma a
gatuno en la palabra «gato», o perruno en la palabra partir de un repertorio limitado de rasgos disponibles
<«perro», pero concordando la serie de contrastes verba- para todos los seres humanos. La idea consistía en que el
les entre «gato», «perro» y todas las otras palabras que análisis del mismo tipo de rasgos distintivos podía servir
existen para las especies animales con la serié de distin- no solo para el intercambio de palabras, sino también
ciones taxonómicas de cada especie se establece una co- para el intercambio de regalos y mercancías en la vida
rrespondencia de uno a uno entre palabras y tipos de económica y para el intercambio de personas a la hora de
forma tal que «gato» y «perro» se alinean, respectivamen- forjar relaciones de parentesco y afinidad. Siguiendo esta
te, con las cualidades felino y canino. En una obra famosa lágica, todas las sociedades que han existido o que pue-
sobre totemismo —un término que describe los vínculos dan alguna vez existir representan solo una de las incon-
Íntimos que muchas sociedades sienten que existen entre tables posibilidades de combinación, aunque todas ellas
grupos sociales concretos y las especies naturales particu- están sustentadas por la arquitectura y el potencial gene-
lares (con frecuencia animales)—, Lévi-Strauss aplicó la rador de una mente humana universal. No en vano Lévi-
misma lógica". Aquí las «palabras» son las especies de Strauss ha sido comparado con un astrónomo entre los
la naturaleza, y la conexión totémica entre una especie científicos socíales, observando a las sociedades como si
determinada y un cierto grupo procede de solapar las di- fueran estrellas en el cielo, siendo cada una de ellas un
ferencias entre especies sobre las diferencias entre grupos: objeto distante para la contemplación. Pero en la infini-
De esta forma, la naturaleza proporciona su propio len- tud del espacio y el tiempo en que se despliegan estas so-
guaje, un conjunto de términos concretos con los que re- ciedades, ¿qué ha pasado con la gente? Parece que ha
presentar la estructura de la sociedad. Lévi-Strauss llegó a desaparecido. Si su existencia es reconocida de alguna
la conclusión de que, si los animales son elegidos frecuen- manera, las personas vendrían a ser como accesorios. No
temente como tótems, no se debe a que sean buenos para funcionan a través de estructuras, sino que las estructu-
comer, sino para pensar con ellos. ras funcionan a través de ellos. Tal como el lingiiista, que
sigue una conversación solo por ver lo que revela acerca
3. Ferdinand de Saussure, Curso de lingilística general, Akal, Tres Cantos, de la estructura profunda del lenguaje hablado por los
1991.
4. Claude Lévi-Strauss, Tofemis, traducción de Rodney Needham, participantes en ella pero no por lo que tienen que decir
Merlin Press, Londres, 1964. y por qué, el antropólogo estructural solo ve en el dar y

86 87
Antropologia 4. Repensandolo social

tomar de la vida social la expresión exterior de estructu- contemporáneos, me convertí en admirador suyo y, como
ras inconscientes de las que las personas mismas no son estudiante novato de posgrado, decidí pasar algunos me-
conscientes en modo alguno. ses en su departamento de la Universidad de Bergen an-
Sin embargo, mientras algunos antropóogos se imagi- tes de comenzar mi tesis doctoral entre los Sami del no-
naban como astrónomos, otros se pasaron al extremo reste de Finlandia. Barth era una figura carísmática, cuya
opuesto, decidiendo reintroducirse en la vida social al presencia inspiraba y concordaba con la claridad crista-
nivel atómico. Su punto de partida fueron los seres hu- lina de su prosa. No me llevé ninguna decepción.
manos individuales con necesidad de adquirir algo y po- Pero, después de año y medio de trabajo de campo
cos recursos para hacerlo, decidiendo cada<vez con más o menos aislado del ambiente académico, regresé a
quién interactuar para asegurarse la mejor ventaja estra- Bergen y me encontré un departamento caótico. Barth se
tégica. Supongamos que uno tiene una cantidad de dine- había marchado a Estados Unidos y el transaccionalismo
ro y otro tiene un reloj. Uno quiere locamente el reloj, y el parecía estar al borde del colapso. Me enteré de que du-
otro necesita dinero desesperadamente, así que inter- rante mi ausencia había aparecido una nueva moda arra-
cambian el reloj por el dinero y ambos acaban más satis- sando con todo lo que encontraba a su paso. Conjunta-
fechos que antes. Para los llamados transaccionalistas, to- mente con los incipientes movimientos intelectuales y
das las interacciones sociales son de este tipo, incluso si políticos de la Europa de comienzos de la década de
los valores que se intercambian no son materiales, como 1970, la antropología había redescubierto la obra filosó-
el amor o la amistad. Los teóricos de esta idea argumen- fica de Karl Marx, combinándola con el estructuralismo
taban que las formas de organización social se generan, y para formar una variedad hibrida conocida con el rígido
por tanto pueden explicarse, como el resultado total de nombre de «marxismo estructural». Prometía hacer po-
estas miríadas de interacciones, en cada una de las cuales ner los pies en la tíerra a la disciplina y bajarla del enra-
se intercambiarían valores de diferentes tipos. A mí me recido espacio mental de las posibilidades combinatorias
atrajo este enfoque, y cuando me licencié estaba conven- al mundo real del trabajo humano duro y la transforma-
cido de que en él se encontraba el futuro de la antropo- ción histórica. Al fin y al cabo, no puede haber estructu-
logía social. Su mayor defensor era el antropólogo no- ras sociales sin personas que las representen y, como
ruego Fredrik Barth, en aquel entonces una de las figuras siempre insistía Marx, no puede haber personas sin la
sobresalientes de la discipling’. Como muchos de sus producción de los medios necesarios para las necesida-
des de la vida. Los seres humanos tienen que producir
sus medios de subsistencia para poder sobrevivir, y esto
5. Fredrick Barth, Models of Social Organization (Royal Anthropological exige algún modo de compromiso práctico con el entor-
Instiue Occasional Paper 23), Royal Anthopological Tnsinne, Londres
no. El problema era que ningún entomo, ni aun el más

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Antropologia 4. Repensando lo social

extremo e implacable, indica a las personas lo que tienen a las condiciones ambientales. Por un lado, la prueba de
que hacer. Para los seres humanos —y quizás también la inestabilidad de las relaciones humano-ambientales se
para los animales no humanos—, las intenciones que con- encuentra por todas partes; en realidad es el mismísimo
ducen a la producción de su sustento provienen de la so- motor de la historia. ¿Por qué habrían de experimentar
ciedad. ¿Cómo, entonces, pueden las condiciones mate- los seres humanos la transición de la caza y la recolec-
riales de la existencia humana, y las restricciones que ción a la agricultura, o del cultivo extensivo a la agricul-
imponen, reconciliarse con la relativa autonomía de las tura intensiva, si no fuera en respuesta a los deseguili-
estructuras sociales para dictar los términos del compro- brios entre población y recursos? Pero, por otra parte,
miso ambiental? El marxismo estructural ofrecía una ¿no son estas mismas transiciones una prueba viviente
solución. de que la cultura simplemente no es libre de seguir su
El problema real era bastante antiguo y se remontaba propio camino?
a los primeros intentos, principalmente en la antropolo- En 1974, recién nombrado profesor universitario es-
gía americana, de crear un campo para la llamada «eco- pecializado en antropología social en la Universidad de
logía cultural», que se ocupaba específicamente del pa- Manchester, recibí un curso para poder enseñar después
pel de la cultura en la adaptación humana al entorno y lo que se llamaba «Entorno y Tecnología», y estas cues-
que también se encontraba ante un dilema: ¿cómo se pue- tiones se hallaban en el núcleo mismo del tema. Por
de sostener que la cultura dirige lo que la gente hace en ejemplo, en aquel momento se debatía acaloradamente
su entorno y al mismo tiempo proporciona los medios la cuestión relativa a la llamada «hipótesis de Wittfogel».
mediante los cuales se adapta a él? Para los teóricos atra- En una obra titulada Oriental Despotism, publicada en
pados entre las bases ambientales y culturales de la con- 1957, el sinólogo Karl Wittfogel había sostenido que los
ducta no había otro camino hacia delante más que optar antiguos imperios de China e India, famosos por la ex-
por uno u otro. Ásí pues, algunos trataron de demostrar trema opresión que ejercieron sobre sus súbditos, ha-
1
que las creencias y prácticas habituales sirven para man- bían surgido en respuesta a las exigencias de la agricultu-
|
tener no solo el sistema social del que forman parte, sino ra por irrigación. La instalación y el mantenimiento de
todo el ecosistema comprendido por las relaciones hu- las obras de irrigación exigían un aporte masivo de mano
manas con los animales, las plantas y la tierra, Suponían de obra que solo podía ser movilizada y coordinada por
que tales sistemas se inclinaban de manera natural hacia un régimen totalitario y muy centralizado. Este argu-
el equilibrio, ya que si alguno no lo hiciese sufriría un co- mento fue recogido por los autodenominados «materia-
lapso de larga duración. Otros afirmaban lo contrario,. listas culturales», quienes insistían en que todas las for-
que las creencias y prácticas se ajustan a su propia lógica, mas de cultura y organización social podían explicarse
asentándose en estructuras simbólicas que no deben nada como respuestas necesarias a las condiciones techolégico-

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Antropología 4 Repensando lo social

ambientales, Sus objetores, sin embargo, apuntaban a la Juz la evolución social, enmarcada ahora en términos
que la agricultura por irrigación era en sí un medio más marxistas que darwiníanos, esto significaba un enfo-
para que los imperios se consolidaran y aumentaran su que alrededor del cual, después de décadas de separa-
poder, ya que exigía densidades de población enla tierra ción, se podía reunir a los arqueólogos y los antropólo-
cada vez mayores. Así pues, los motivos eran sociales y gos sociales. Ambos se pusieron a reescribir la historia, a
políticos, en tanto que la ingeniería ambiental levantó el un muy largo plazo, como una secuencia de transforma-
listón a la densidad de población, permitiendo la con- ciones que iban desde los orígenes de la agricultura hasta
centración de poder a unos niveles sin precedentes hasta la Revolución industrial. De hecho, en las décadas ante-
ese momento, Un ejemplo más reciente es la relación en- riores la arqueología no había permanecido inmune a los
tre el auge del capitalismo industrial y la invención de la altibajos del pensamiento antropológico. Algunos defen-
máquina de vapor. Una vez más, este invento sitvió para sores de la llamada «arqueología procesual» habían tra-
satisfacer las demandas del capital, y no viceversa, si bien tado de interpretar Ja colección de artefactos prehistóri-
dio lugar a una revolución en la escala de la producción cos como prueba de la adaptación conductual humana
industrial como nunca antes se había visto, a las condiciones ambientales, Otros, los autollamados
En la retorcida jerga del marxismo estructural, este «post-procesualistas», estaban decídidos a demostrar
argumento se expresaba como la dialéctica de dominio que los objetos de la cultura material portaban significa-
(predominio, supremacía) y determinación. Dominantes dos constituidos dentro de campos más amplios de sig-
eran las estructuras sociales y las relaciones que goberna- nificación y considerados en la práctica vehículos de
ban la distribución del poder y el acceso a los medios de expresión simbólica. Aquí se ofrecía también solución
producción: tierra, recursos y tecnología. Determinantes potencial al enfoque marxista de la evolución social.
eran las dinámicas del ecosistema de un entorno modifi- Pero no iba a durar mucho.
cado a niveles variables mediante la intervención huma- La caída del marxismo estructural fue tan repentina
na. La intensificación de la producción, motivada por las como había sido su ascenso. Se desmoronó junto con el
relaciones sociales dominantes, puede finalmente llevar Muro de Berlín en 1989, al que pronto siguió el colapso
las relaciones ecosistémicas al límite, lo que se manifies- de la Unión Soviética y la declaración del final de la Gue-
ta, por ejemplo, en la deforestación o la desertización. rra Fría. Los intelectuales —entre ellos algunos antropó-
Según la narrativa marxista, la historia humana está sal- logos— que habían acudido a Marx buscando inspiración
picada por crisis de este tipo, cada una de las cuales solo se escondieron en su madríguera o buscaron otras luces
se puede resolver mediante la transformación total tanto que seguir. Los tomos de erudición sobre los modos pre-
en las relaciones sociales como en las condiciones tecno- capitalistas de producción, que una vez fueron leídos
lógico-ambientales de producción. Sacando de nuevo a por todo estudiante de antropología, yacían abandona-

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Antropología 4. Repensandolo social

dos en los estantes de las bibliotecas, cerrados y sin inte- vida», y a la vez una persona ligada a otras personas en
TÉs para nadie. De hecho, la sacudida en el terreno in- una red de relaciones sociales— participa simultáneamen-
telectual había alcanzado tan sísmicas proporciones que te de dos sistemas, el ecológico y el social, respectiva-
muchos vieron en ella el final de una era que había abar- mente“. El problema, entonces, consistia en comprender
cado toda la historia de la antropologia y las disciplinas la interrelación entre los dos sistemas: uno dominante
relacionadas con ella en el ámbito de las humanidades, para asegurar que la actividad productora se ajustara a
desde sus comienzos en la era de la Ilustración hasta el sus intenciones y el otro determinante a la hora de poner
presente. Afirmaban que lo que habíamos presenciado limites a la presión de la producción que puede soportar
10 era ni más ni menos que el fallecimiento del moder- el entorno natural, Por ejemplo, en una sociedad en la
-
nismo, pues cuando todo ya está hecho y dicho, el evolu- i que los hombres cazan y las mujeres recolectan, un hom-
cionismo, el funcionalismo y el estructuralismo no eran i bre puede tener la intención de cazar para llevar carne a su
sino variaciones sobre un tema moderno, Acabábamos familia, pero su caza también está sujeta a la dinámica eco-
de cruzar el umbral a la nueva época del postmodernis- 16gica de la interacción predador-presa. Esto último po-
mo. Parecía que toda la vida y la bistoria humana giraba dría interpretarse mediante modelos tomados del campo
en torno a la transición. Para la antropología eso signifi- de la ecología animal, pero entender lo primero exige un
cÓ un estrechamiento de los horizontes temporales, des- enfoque desde la antropología social. Ninguno de los dos
de la enorme labor de rastreo de la evolución social has- puede funcionar independientemente, sostenía yo, sino
ta el punto de pivotaje contemporáneo. Al mismo tiempo, que necesitamos unirlos, Pero cada vez me preocupaba
presagiaba un periodo de intensa introspección, el cues- más la división del ser humano en dos componentes, per-
tionamiento de los métodos tradicionales de trabajo que sona y organismo, separados respectivamente en las áreas
habían dado por hecho la autoridad soberana del analis- de sociedad y naturaleza. Un día de 1988 finalmente caí en
ta occidental, ya que el mundo postmoderno era tam- la cuenta de que persona y organismo no son compañeros
bién postcolonial, y en él la preeminencia intelectual de en el ser humano, sino una sola y misma unidad: el «orga-
Occidente, y de aquellos formados en sus instituciones, nismo en su entorno» es un «ser en el mundo», Desde ese
ya no podía ser aceptada. momento decisivo, todo lo que había defendido hasta en-
En lo que a mí se refiere, mi propia enseñanza había tonces me pareció irremediablemente equivocado.
llegado a un punto muerto. Influido por las cortientes de Para explicar cómo había llegado a este punto tene-
pensamiento tanto de la ecología cultural como del es- mos que retrotraernos a un par de décadas antes, a los
tructuralismo marxista, había decidido demostrar que
todo ser humano —un organismo vivo unido a otros or- 6. Tim Ingold, The Approprístion of Nature: Essays 0n Human Ecology
ganismos en lo que los ecologistas llaman la «red de la and Social Relations, Manchester University Press, Manchester, 1986.

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Antropología 4, Repensandolo socia!

avances producidos en el campo conocido hasta enton- personal. En una palabra, explicaba el fenómeno del al-
ces como antropología física, Aquí también se había pro- truismo.
ducido un marcado viraje desde la preocupación tradi- Para los ecologistas conductuales explicar el altruismo
cional por la evolución de la anatomía humana, tal como se había convertido en una especie de santo grial, ya que
revelaban los registros fósiles, hasta la preocupación por finalmente proporcionaba un motivo por el cual animales
la conducta y la ecología. Comparando los materiales de de tantas especies, incluidos los humanos, viven en socie-
estudios de campo, tanto de los humanos cazadores-re- dad. Si se pudiera explicar el altruismo, pensaban, se po-
colectores y los primates no humanos, los ecologistas dría explicar la sociedad. Pero, desde comienzos de la dé-
conductuales intentaban devolver a la vida a les ances- cada de 1970, el peso de la opinión biológica se puso en
tros humanos sacando conclusiones para la evolución de contra de la selección grupal y se pasó al otro extremo.
la cultura y la organización social. Reflejando este paso Muchos afirmaban que la selección realmente funciona-
de lo fósil a lo viviente, el subcampo se había rebautiza- ba, pero no al nivel del grupo o del individuo, sino al nivel
do como «biológico» más que «físico». En ese momento de los genes. Sostenían que, como la gallima es al huevo,
también muchos antropólogos se habían agarrado a la el organismo individual es solo una máquina construida
idea de la selección de grupo. Anticipada ya por Darwin por los genes para asegurar su propia propagacién. Sin
en El origen del hombre, se basaba en que la selección embargo, los genes no son iguales para los individuos de
natural opera a nivel de grupo tanto como en el de indi- una población, sino que son compartidos en la medida en
viduo. Operando en los individuos, la selección favore- que están relacionados gencalógicamente, Cuanto más es-
cería automáticamente las características de los más trechamente relacionadas estén dos personas, más genes
fecundos. Pero a nivel de grupo habría una desviación tienen en común. Así pues, un gen, en principio, puede
selectiva hacia los mecanismos que servían para limitar la fomentar su propia propagación haciendo que su porta-
reproducción y mantener las cifras dentro de unos lími- dor se comporte de maneras que beneficien despropor-
tes sostenibles. Los grupos que estuvieran en posesión cionadamente a sus parientes, en los que también está re-
de esos mecanismos adquirirían un equilibrio duradero presentado, incluso a costa del portador. Formulada como
con su entorno, mientras que los que no lo tuvieran aca- una regla por el biólogo evolucionista William Hamilton,
barían desapareciendo por el crecimiento de la pobla- si el aumento de la capacidad reproductora de los benefi-
ción y la sobrecarga de recursos. Como hemos visto, esta ciarios, multiplicada por el coeficiente de familiaridad ge-
teoría también tuvo sus seguidores entre los antropólo- nética entre beneficiarios y benefactor, supera el coste de
gos sociales y culturales. Pretendía explicar por qué los la forma física del benefactor, entonces la selección fami-
animales sociales, tales como los humanos, parecían tan liar tenderá a «fijar» la conducta en cuestión. ¡Finalmente
dispuestos a anteponer el bienestar colectivo al interés se había demostrado que el altruismo tiene una explica-

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Antropología 4. Repensando lo social
ción genética! Y con eso nació una nueva disciplina. Los sociobiólogos estaban simplemente jugando con el
Anunciada con gran fanfarria por el entomólogo E. O. viejo truco de interpretar las formas humanas de asocia-
Wilson, recibió el nombre de «sociobiología»”. ción dentro de la naturaleza para afirmar que la sociedad
Los antropólogos culturales y sociales reaccionaron tiene una base natural. Una cosa es tomar nuestra expe-
ante estos avances con consternación. Sus objeciones no riencia en la comunidad humana para describir la con-
se referían tanto a la teoría en sí misma como a la afirma- ducta de insectos «sociales», y otra muy distinta invertir
ción que habían declarado entusiasmados los sociobió- la metáfora y tomar la vida de los insectos como un mo-
logos de que se había demostrado que toda conducta so- delo para la humanidad.
cial tenía lo que se denominaba «base biológica». Por A esto le siguió una feroz discusión, gran parte de la
supuesto, esto levantó la cuestión de cuál podría ser esa cual estaba centrada en el parentesco, un elemento bási-
base. ¿Acaso lo «biológico» significa «genético»? ¿Y, en co de la antigua antropología. Por un lado, unos afirma-
cualquier caso, qué quiere decir de la conducta que es ban que el parentesco está definido por la conexión
social? ¿Implica eso la cooperación entre individuos que genética. Por otro, sus oponentes defendían que es un
casualmente son de la misma especie, ya sean hormigas sistema de categorías sociales, y que la probabilidad de
en una colonia, abejas en una colmena, elefantes en su una conexión genética entre los individuos clasificados
manada o seres humanos viviendo en comunidad? Esa en las categorías es irrelevante. La conducta de los fami-
era la opinión de Wilson. Pero, frente a ella, el antropó- liares entre cllos está gobernada por una predisposición
logo Meyer Fortes insistía en que no podía existir tal innata, insistían los primeros. No, contraatacaban los se-
cosa como sociedad o relaciones sociales sin un orden gundos, está regida por la obligación moral. Y, en cual-
instituido, un orden que depende del lenguaje y que es quier caso, añadían, ¿cómo podía uno estar seguro de
Único para los humanos, y que define a las personas quiénes eran sus parientes genéticos? Ese es el motivo,
como ocupantes de las posiciones que las relacionan en- replicaban los primeros, por el que todos se reúnen siem-
tre ellas, como el caso de padre e hijo en la familia, maes- pre en torno a un recién nacido para comparar su pare-
tro y alumno en la escuela o médico y paciente en el hos- cido con el de otros parientes. Las personas están pro-
pital®. Extender el concepto de sociedad al reino animal, gramadas para buscar indicios de conexión genética
decía Fortes, es caer en una metáfora antropomórfica. reveladora, para evitar ser engañados y no invertir en fn-
dividuos que no llevan sus genes. ¡Tonterías!, gritaban
7. Edward O. Wilson, Sociobiology: The New Synthesis, Harvard Univer- los segundos. El comentario sobre el parecido es solo
sity Press, Cambridge, Massachussets, 1975, parte del proceso por el cual se crea un personaje —un
8. Meyer Fortes, Rules and the Emergence af Sociesy (Royal Anthropologi-
ffile Institute Oceasional Paper 39), Royal Anthropologícal Institute, Lon- nombre y un lugar en el orden social- para el nuevo be-
s, 1983.
neficiario. Y así continuó la pelea, hasta que finalmente
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99
Antropología 4. Repensando lo social

se suspendieron las hostilidades. Ninguno de los dos ban- cualquier momento se formará dentro de este proceso.
dos podia imponer totalmente su visión, así que decidie- El amor de los padres por sus hijos, por ejemplo, surge
ron aceptar un compromiso. Sí, los seres humanos están de la prolongada intimidad de la vida hogareña; no es
predispuestos de forma innata a manifestar preferencia consecuencia de su probable relación genética, aunque
hacia aquellos con los que mantienen un vínculo genéti- 10 pot eso es menos «biológico». En resumen, fos huma-
co, y sí, su conducta está dotada de significado, y las per- nos son seres biosociales no porque sean producto de ge-
sonas a las que está dirigida están categorizadas en tér- nes y sociedad, sino porque continuamente se producen
minos de un orden global de relaciones. Cada visión nos a sí mismos y entre ellos como criaturas vivientes que
aporta una descripción parcial del parentesco, y para te- respiran. No son dos cosas sino una sola.
her una visión completa tenemos que unir las dos. Hoy en día se da casi por sentada la idea de que los se-
A este compromiso lo llamo la tesis de la complemen- res humanos se producen entre ellos en cuerpo y mente,
tariedad. Persona y organismo, ser social e individuo bio- en las tareas prácticas de la vida social. Pero solo pudo
lógico, respectivamente, son como dos partes comple- surgir gracias a uno de los más profundos cambios pro-
mentarias del humano, y unidas forman el total. Un día ducidos en la antropología social en los últimos treinta
fatídico de 1988 me di cuenta de que esta concepción años, pasando del pensamiento predominantemente es-
bipartita del ser humano, con un pie en la naturaleza y tructural de las décadas anteriores a una forma de pensa-
otro en la sociedad, tendría que desaparecer, ya que en- miento que se centra en las relaciones no derivadas sola-
tre la conexión genética y la categorización social no hay mente de la sociedad, sino del propio entramado de la
espacio para la vida. Desaparece en las grietas. En la vida vida social. Ahora afirmamos que la realidad misma es
las relaciones no se dan anticipadamente, sino que tie- relacional hasta la médula, Sin embargo, esta afirmación
nen que ser realizadas continuamente. Las relaciones de no nos llevará muy lejos a no ser que especifiquemos más
parentesco, por ejemplo, se realizan en los incontables concretamente lo que queremos decir con ello. ¿Qué es
actos de cuidado y atención con que sc alimenta, cría y en realidad una relación social? La pregunta admite tres
educa a las personas. Pero la persona educada en la ma- posibles respuestas, aunque solo la última contiene el
triz de las relaciones de parentesco es un organismo que germen de una ontología auténticamente relacional. La
crece en un entorno que incluye a otros seres, humanos primera respuesta es que toda relación es una secuencia
y 10 humanos. Cuidado y crecimiento no son sino dos de interacciones desplegadas a lo largo del tiempo. En
formas, social y biológica, respectivamente, de describir una interacción dos partes se encuentran y negocian, si
el proceso mismo de ontogénesis, de la continua genera- bien por naturaleza permanecen ligadas la una a la otra.
ción del ser, o, en una palabra, de la vida. Cualquier dis- Esta respuesta subyace bajo el enfoque transaccional
posición que una persona pueda tener hacia otras en introducido anteriormente, igual que la concepción so-

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Antropología 4. Repensando lo social

ciobiológica de la sociedad como un conjunto de indi- ción masculina y la subyugación femenina. Estas ideas,
viduos interactivos de la misma especie. La segunda res- no obstante, han llevado a los antropólogos sociales a re-
puesta, con la que los antropólogos sociales intentaron novar la tensión con sus colegas de la corriente dominan-
contrarrestar el desafío sociobiológico, entiende la rela- te de la antropología biológica, quienes siguen siendo
ción de una manera bastante diferente, como algo que muy leales a las convenciones de la teoría de la evolución
existe no entre individuos, sino entre las posiciones de Darwin. El problema es que, para que la teoría sea
que éstos ocupan en un marco institucional establecido, útil, todo ser tiene que ser postulado como un individuo
tales como padre e hijo, maestro y alumno, médico y pa- discreto, uno entre una población formada por tales in-
ciente. Debido a que cada parte del debate socibbiológi- dividuos, especificados por una herencia depositada an-
co entendía por relación algo diferente, acabaron sin en- tes de que existieran en el mundo y se relacionaran con
tenderse mutuamente. otros mediante líneas de contacto externo que no afec-
La tercera respuesta, sin embargo, es que las relaciones tan a su composición hereditaria. Los biólogos llaman a
son las diversas formas que los seres vivos tienen de con- esto «pensamiento poblacional», y contradice en todo al
vivir juntos y, al hacerlo, de forjar la existencia de los de- pensamiento relacional.
más. La clave aquí es la idea de que, al desarrollarse, las De esta forma, en vez de complementarse dos aspectos
relaciones dan origen continuamente a los seres que uni- del ser, el social y el biológico, nos enfrentamos ahora a
fican. En la jerga antropológica, los seres-en-relación «se una ruptura entre las dos formas de percibir el ser mis-
constituyen mutuamente». Por decirlo de una manera mo —es decir, dos ontologías— la relacional y la poblacio-
más simple, las relaciones de unos con otros so interio- nal, respectivamente. La pura incompatibilidad de estas
rizadas y convierten a uno en el ser que es, y a la vez tam- ontologías es en gran parte responsable del actual punto
bién son interiorizadas por los demás. Así pues, cuando muerto en que se encuentran las negociaciones entre la
la persona conecta con otros y al mismo tiempo se dife- antropología social y la biológica. Para salir de esta situa-
rencia de ellos, esta unión y diferenciación procede del ción se requiere nada menos que una biología radical-
interior. Los seres no interactúan tanto como ntra-ac- mente alternativa que considere a los organismos vivos
titan; están dentro de la acción. Las implicaciones del —tal como la antropología social considera ahora a la per-
pensamiento relacional en cuanto a lo que significa ser sona— fundamentalmente como seres constituidos en sus
una persona, o ejercer alguna acción en los asuntos so- relaciones con los demás. Este tipo de biología nos exigi-
ciales, siguen siendo temas clave del debate actual, gran rá pensar en la evolución no como un cambio en las lí-
parte del cual está inspirado por los avances en los estu- neas de descendencia, sino como el despliegue de la ma-
dios feministas, que han planteado tantos desafios a la tra- triz relacional entera dentro de la cual las formas, tanto
dicional polarización de géneros caracterizada por la ac- humanas como no humanas, son generadas y sostenidas.

102 103
Aniropología

Y nos exigirá pensar en estas formas no como preconfi- 5. Antropología para el futuro
guradas genética o culturalmente, sino como resultados
en continua aparición de procesos de desarrollo u onto-
genéticos. Este replanteamiento podría significar una re-
volución en las ciencias humanas de nuestro siglo tan
grande —si no más— como aquella forjada por el paradig-
ma darwiniano durante los siglos pasados. El trabajo que
la apuntala está en marcha ahora mismo. En campos tan
diversos como la biología molecular, la epigenética, la in-
munología y la neurofisiología, las ciencias biológicas es-
tán enfrentadas a un cambio de paradigma que apunta a
un mundo post-genómico en el que la lógica darwiniana
ya no se puede aplicar. Este trabajo converge en una
nueva síntesis que es a la vez procesual, relacional y de
desarrollo. Ha dejado la puerta abierta a la antropología Espero haberles convencido ya de que la antropología
contemporánea y es crítico para el futuro de la disciplina tiene más importancia ahora que nunca. Ninguna otra dis-
que vamos a ver, cíplina se ha posicionado de forma tan central para so-
portar el peso de la experiencia humana en cada esfera
de la vida, en las cuestiones de cómo forjar un mundo
adecuado para las generaciones que lo van a habitar, Pero
en los debates públicos sobre estas cuestiones los antro-
pélogos llaman la atención por su ausencia. Los expertos
de varias disciplinas se pasean ufanos por el escenario,
ofreciendo sus pedacitos de valoraciones sobre el lugar
que ocupamos en el mundo y sus pronósticos para el fu-
turo. Pero ¿dónde están los antropólogos? Tal vez su au-
sencia se deba a que no tienen una especialización que
puedan llamar propia, ni un cuerpo de conocimiento co-
herente que puedan transmitir. Lógicamente, el público
mira a los expertos académicos buscando respuestas a
sus preguntas. Pero la respuesta más probable de los an-

104 105
Antrpología 5. Antropología par
el fumuro

tropólogos es asignar alguna tarea a sus interrogadores, gica, en opinión de Wilson y de muchos que piensan
exponer sus suposiciones implícitas, observar que otras como él, no es ni más ni menos que recolectar material
personas —que no comparten las mismas suposiciones— para rellenar un relato que pertenece a la ciencia. Este
plantearían estas cuestiones de un modo diferente. No relato que habla de la evolución a través de la variación
hay respuestas fáciles. La antropología no le dice a uno y la selección es incuestionable para ellos. Simplemente
lo que quiere saber; más bien desestabiliza las bases de lo hay que creerlo. Las creencias de otra gente pueden ser
que uno pensaba que ya sabía. Los estudiantes de la ma- útiles para la explicación evolucionista, pero la creencia
teria pueden acabar sabiendo menos que cuando empe- en la evolución es sacrosanta. Hablando estrictamente,
zaron, aunque sean más sabios que antes. Esto puede re- esto no es ciencia sino cientifícismo. La ciencia es un rico
sultar incémodo. Y el compromiso de tomar a otros en mosaico de conocimientos que se manifiesta en una
serio hace que a los antropólogos les resulte imposible asombrosa variedad de formas diferentes. El cientificis-
adoptar la estrategia —copiada por muchos escrítores mo es una doctrina, o sistema de creencias, basada en la
cientificos— de aprovecharse de los apetitos preexisten- afirmación de que el conocimiento científico solo tiene
tes de sus lectores y decorar los datos e ideas, sazonán- una forma, y que esta forma tiene un derecho indiscuti-
dolos con un toque de novedad, para satisfacerlos. ble y universal a la verdad. Pero contra el cientificismo
Estos apetitos no están limitados a los lectores profa- está la razón para protestar, Sin embargo, para hacer esto
nos. Hasta cierto punto son compartidos por la ciencia los antropólogos deben hacer ofr sus voces, y actualmen-
misma: En un intercambio reciente, por ejemplo, el bió- te tienen tres obstáculos que en gran parte han creado
logo evolucionista (y antropólogo docente) David Sloan ellos mismos.
Wilson elogia el trabajo de los antropólogos y otros que, El primero de ellos radica en la forma en que se pre-
según sus propias palabras, han «recopilado una verda- senta a sí misma la antropología como una disciplina que
dera mina de información acerca de las culturas huma- «se encarga» de la cultura. Hay que reconocer que no to-
nas. de todo el mundo y a lo largo de la historia»!. Esa dos los antropólogos presentan el tema de esta manera,
gente son las criaturas de sus culturas, y es generalmente pero muchos lo hacen. Como estrategia tiene un carácter
aceptado sin ninguna duda que cada cultura puede guar- suicida. Es comprensible que cada disciplina quiera de-
darse como un cuerpo de información para el escrutinio limitar su propio tetritorio, y si los geógrafos tienen el
de los expertos. El propósito de la sabiduría antropoló- espacio, los psicólogos la mente, los biólogos la vida y los
sociólogos la sociedad, ¿por qué la antropología no va a
1. David Sloan Wilson, «The One Culture: four new books indicate that reclamar la cultura? El problema es que en un régimen
the barrier between science and humanities is at last breaking down», So- capitalista en el que la economía es el poder supremo —en
cial Evolutions Forum, The Evoluzions Instítute, 2016, disponible en
btips://evolution-institute.org/focus-article/the-one-culturel ?s0urce=sef. el que se supone que la prosperidad humana depende

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Antropologia 5. Antropología para el futuro
del funcionamiento del mercado, que a su vez es la base Considera que las personas pertenecientes a una cultura
de la sociedad y el estado—, la cultura es la cobertura del juzgan sus acciones según su propio entendimiento, que
pastel. Junto con el turismo, el ocio y el deporte, en un estos juicios tienen una racionalidad o una lógica interna
régimen así la cultura convierte los esfuerzos de la gente y que nadíe puede ser calificado de mejor o peor en una
en bienes de consumo y gratificación. Es un flujo de escala absoluta de valores libre de cultura. Otra forma
bienestar, y por tanto lo primero que desaparece cuando menos caritativa de verlo sería decir que para la antro-
llegan los momentos de austeridad. Al presentarse con pología vale todo, que la conducta humana —incluso la
tanta frecuencia como estudiantes de la cultura, los an- más grotesca y abominable— siempre se puede justificar
tropólogos, a fin de cuentas, piden ser marginados, so- sobre la base de que es «parte de la cultura», Los antro-
bre todo en tiempos dificiles. Cada vez más conscientes pélogos han sido notoriamente ambigiios cuando, por
de esto hoy en día, muchos de ellos están abandonando ejemplo, se tocan nociones como los derechos humanos
la temida palabra «cultura» o intentan hacer lo posible universales, al señalar que se basan en ideas relacionadas
por evitarla. En realidad, una de las ironías actuales es con los derechos individuales, la dignidad y lo que sig-
que la antropología trata de deshacerse del concepto de nifica ser humano, ideas que tienen una historia particu-
cultura justo cuando otras disciplinas, que durante mu- lar en el mundo occidental y que a menudo tienen poco
cho tiempo han sido ciegas y sordas a la variación huma- sentido para los pueblos con los que han trabajado. Pero
na, están por fin empezando a adoptarla. Pero si la an- los ctiticos de la antropología se preguntan: ¿cómo pue-
tropología abandona su participación en la cultura, ¿qué de alguien tomar en serio las declaraciones de una dis-
más puede hacer? Esta pregunta nos lleva al tema de ciplina que no profesa una moral propia? Por supuesto,
qué significa «disciplina» en el mundo académico, a no se podría defender un relativismo de línea dura, pues
lo que volveré en breve, si todos estuvieran tan encerrados en sus mundos cultu-
El segundo obstáculo radica en los problemas de la rales no sería posible mantener una conversación, y los
antropología con el relativismo. Una declaracién titula- antropólogos se quedarían sin trabajo. Sin embargo, la
da «Por qué tiene importancia la antropología», publica- alternativa no consiste en reafirmar valores universales
da en el año 2015 por el Comité Fjecutivo de la Asocia- de nuestra propia invención, sino en reanudar la con-
ción Europea de Antropólogos Sociales (EASA, por sus versación en un nivel que sea a la vez generoso y crítico.
siglas en inglés), identifica el relativismo cultural como Otro componente de la competencia antropológica
un componente clave de la competencia antropológica?. identificado por un documento de la EASA es la «ctno-

2. European Association of Social Anthropologists, «Why anthropology saonline.org/dosnloads/publications/policy/EASA% 20policy%20paper_


matters», Praga, 15 de octubre de 2015, disponible en brips://ww10.ea- EN .pdf.

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Antropología 5. Antropología paza el futuro
grafía». Para el Comité, la etnografía significa la observa- Pero el propósito de esta disciplina, en mi opinión, es
ción participativa. Las considera una sola y misma cosa. totalmente distinto. Se trata de recurrir a lo que aprende-
Ya traré esta confusión en el capítulo 1, y creo que es el mos de nuestra educación con otras personas para espe-
tercer obstáculo que evita que las voces de la antropo- cular sobre cuáles podrían ser las posibilidades y condi-
logía sean escuchadas como corresponde. La etnografía ciones de vida. Creo que como antropólogos debetiamos
somete la observación participativa a un propósito pro- apreciar esta libertad para especular, para decir lo que 10-
pio, a saber, destilar las vidas de otros y convertirlas en sotros pensamos sin fingir que nuestras palabras son real-
relatos, ya sea por escrito o por medio de películas o mente destilaciones de las opiniones de los pueblos entre
cualquier otro medio gráfico. La etnograffa buena es los cuales hemos realizado nuestros estudios. De hecho, si
sensible, está matizada contextualmente, es rica en deta- 10 hubiera sido por estos estudios, no diríamos las cosas
lles y fiel a lo que describe. Estas son cualidades admira- que decimos. Pero no es a nosotros a quien corresponde
bles, pero limitan al etnógrafo, que debe permanecer, si hablar en defensa de nuestros maestros. Nosotros habla-
no escondido, al menos entre bastidores, permitiendo mos con nuestra cabeza y nuestro corazón, no con los de
que la gente y sus voces ocupen el centro del escenario. ellos, y sin duda es deshonesto aparentar lo contrario.
Es el espectáculo de la gente, no del etnógrafo, incluso si Gracias a la riqueza de la experiencia humana, nosotros,
le deben el guion a él. Ahora bien, si eso fuera todo lo los antropólogos, tenemos cosas enormemente importan-
que abarca la antropología -si, como parece que piensan tes que decir. Y tenemos que estar ahí para decitlas. De lo
muchos, la antropología se ha reducido a la etnografía—, contrario habrá otros de tendencia más intolerante o cho-
entonces los que están fuera de la disciplina podrían ser vinista que se apresurarán a rellenar el vacío, Al fin y al
perdonados por llegar a.la conclusión de que los antro- cabo, ¿en qué otra disciplina renunciarían sus practican-
pólogos no tienen nada que decir por sí mismos, y que su tes al privilegio de manifestar su opinión? Si ellos pueden
papel solo consiste en proporcionar datos sobre «otras hablar con voz propia, nosotros también. Además, una
culturas», que es lo que la gente espera de ellos. Podrían vez que los objetivos de la antropología se separan de los
incluso considerar la antropología como un periodismo de la etnografía, a la primera se le abren muchas otras po-
de alto nivel, distinguido por la excepcional riqueza de sibilidades de unir las conversaciones, por ejemplo, a tra-
materiales que solo pueden obtenerse gracias a una in- vés de la práctica del arte, el diseño, el teatro, la danza y la
mersión profunda y a largo plazo. Lo cierto es que en música, por no mencionar la arquitectura, el estudio de
todo el mundo los etnógrafos están considerados repor- museos y la historia comparativa. La colaboración exitosa
teros que envían sus observaciones y análisis desde el con los que practican estas disciplinas depende precisa-
campo de trabajo, como si esto fuera en sí mismo el equi- mente del reconocimiento de que lo que estamos hacien-
valente a la práctica de la antropología. do no es etnografía.

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Antropologia
5. Antropología para el fururo
Pero incluso dejando de lado los obstáculos que he- para colonizar el mundo. Es una hipótesis que se pare-
mos enumerado, la antropología aún tiene por delante ce mucho a la historía de la conquista de las colonias
mucho que hacer para corregir los malentendidos que que llevaron a cabo los blancos europeos, y que apoya-
plagan su perfil público. Abundan los estereotipos popu- ron Darwin y sus contemporáneos. Puede que se die-
lares. Uno de ellos es el del intrépido cazador de fésiles, ra la vuelta a la historia, pero la estructura es la misma:
decídido a desenterrar hallazgos que revolucionarán la una raza dominante, dotada de una inteligencia supe-
historia de los orígenes humanos, llegando incluso al rior, desbanca al resto.
punto de colocar falsificaciones para engañar a sus co- En el otro extremo está el estercotipo del antropólo-
legas. Hicieron falta cuatro décadas para que se califi- go embarcado en una búsqueda quijotesca para descu-
cara de patraña al hombre de Piltdown, «descubierto» brir culturas no contaminadas por el contacto con la ci-
en 1912 en una cantera de grava de Sussex. La identi- vilización. De esto se hizo una parodia brillante en una
dad del falsificador permanece en el anonimato, pero tira cómica de The Far Side, de Gary Larson, Tres caba-
ya hemos visto un sospechoso importante en el capí- lleros nativos están en casa. Viendo que se acercan unos
tulo 3: nada más y nada menos que Sir Arthur Keith, visitantes, uno de ellos empieza a gritar: «¡Antropó-
que en 1938 inauguró una placa memorial dedicada al logos! ¡Antropólogos!». Los otros dos salen dispara-
hallazgo y a su «descubridor», un tal Charles Dawson. dos a esconder sus aparatos, incluido un televisor, una
Los retratos de la criatura bautizada con el nombre de cámara de video, un teléfono y una lámpara eléctrica.
Eoanthropus dawsoni ~chocantemente hirsuto, con una Los antropólogos de la tira buscan algo auténticamente
lanza en una mano y un hacha de piedra en la otra— <distinto», pero su búsqueda cae en saco Toto, porque
adornaron durante mucho tiempo las páginas de las re- Esa gente ya está disfrutando alegremente de los bene-
vistas populares, ¡Qué curioso que el eslabón perdido ficios de la civilización. Aquí, como en muchas pelícu-
entre el hombre y el mono apareciera enterrado en el las y novelas, se satiriza al antropólogo como una figura
corazón de Inglaterra! Para los que han sido educados burlesca, embaucado por los nativos para que caiga en
en el mito moderno del origen —que en algún momen- una farsa. En una conocida parodia de 1956, el antro-
to glorioso del pasado nuestros brillantes antecesores pélogo americano Horace Miner intentó dar la vuelta a
rompieran los límites de la naturaleza para comenzar la tortilla a su manera. Su artículo, titulado «Rituales
su inexorable camino hacia la civilización—, encontrar corporales entre los Nacirema», describía a una tribu
los primeros restos humanos sigue siendo un tópico de atrasada de Norteamérica con una cultura aún poco co-
permanente fascinación. La hipótesis «Out of Africa», nocida, cuyos rituales incluían meterse todos los días
tan defendida actualmente, mantiene que una raza de
en la boca un puñado de erizos dotados de poderes
seres superiores se dispersaron desde su nido africano magicos y hacer una visita anual a los sagrados hom-
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Antropología 5. Antropología para el futuzo

bres-boca”. Los Nacirema también tenían templos de sa- Para cambiarla situación a nuestro favor, creo que debe-
nación conocidos como /atipso, donde se realizaban ho- mos hacer tres cosas. La primera es restablecer la antro-
rripilantes ritos con los nativos enfermos, muchos de los pología como una disciplina independiente en vez de un
cuales nunca regresaban. Resulta difícil entender, con- conglomerado de subdisciplinas separadas. La segunda
cluía Miner, cómo un pueblo tan marcado por los ritua- es lograr un nuevo acuerdo entre antropólogos de pre-
les ha podido existir tanto tiempo. En el mito de la au- disposición biofísica y sociocultural, cuyo actual antago-
tenticidad las culturas prístinas están siempre al borde nismo amenaza con destrozar la disciplina, y esto signifi-
de la desaparición, pues sus costumbres tradicionales, car confrontar los dos fantasmas de cultura y raza. La
atrapadas en un presente repetitivo, son sobrepasadas tercera es demostrar cómo una futura antropología es-
por el avance lineal del progreso. peculativa y experimental, así como descriptiva y analíti-
Estos estereotipos del antropólogo como villano o ca, podría tener el potencial de transformar vidas. En el
idiota, y los mitos del origen y la autenticidad en los que resto de este capítulo iré analizando por orden cada una
se basan, son difíciles de desmontar. En los medios de de estas ambiciones.
comunicación los cráneos fósiles se disputan la atención Hace unos años tuve la oportunidad de desarrollar un
con descripciones de tribus vestidas a la manera tradi- nuevo programa de antropología aquí, en la Universidad
cional o sin ninguna ropa, invitando a los espectadores a de Aberdeen, Cuando empezó a tomar forma tuvimos
comparar el exotismo contemporáneo con el pasado que decidir cómo llamarlo, ¿Debería llamarse «Social
ancestral: Entretanto, los divulgadores que no tienen Anthropology» o simplemente «Anthropology»? Por
ningún conocimiento o preparación, pero que tienen la formación, mis colegas y yo éramos antropólogos socia-
experiencia de vivir con pueblos remotos, suelen presen- les. No obstante, optamos solo por la palabra «antropo-
tarse como antropólogos y vender historias fícticias so- logía». Una de las razones para ello, banal pero significa-
bre la condición humana como si fueran fruto de la in- tiva, fue que antropología empieza con A. En estos días
vestigación científica. Sus libros han sido best-sellers. Si de menús desplegables, donde todo está en orden alfabé-
los antropólogos profesionales se atreven a objetar, la tico, ¿qué mejor manera de señalar que la antropología es
prensa se regocija al presentar sus quejas como resenti- importante que poniéndola en el primer lugar de la lista?
miento o luchas académicas intestinas. Sín duda muchos Sin embargo, había otra razén de peso. Era la convicción
antropólogos sienten que las apuestas están en su contra, de que el programa que queríamos desarrollar y presen-
al igual que contra-las personas con las que trabajan. tar a nuestros estudiantes debía ser una disciplina de ple-
no derecho y no una subdivisión especializada de algo
3. Horace Miner, «Body ritual among the Nacirema», American Antbro- mayor, y que su objeto de estudio debía ser por tanto la
pologist58, 1956, pp. 503-507. vida humana en su conjunto y no una faceta particular

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Antropología 5. Antropología para el futuro

de la misma. Esto, sin embargo, hizo surgir la pregunta de der de la observación. La antropología, pues, pone una
qué significaba un tema como la antropología, que es mezcla de pistas, tal como hacen los cazadores, en el pai-
una «disciplina» en toda regla. Si, como he sostenido, saje de la experiencia humana. La reciente proliferacién
es una forma de estudiar cor la gente más que hacer es- de antropologías -médica, visual, ambiental, cognitiva y
tudios sobre ella, ¿cómo puede reivindicar cualquier te- otras—, algunas de las cuales enumeramos en el capítu-
rritorio intelectual como propio? En la medida en que lo 3, no presagian en consecuencia la fragmentación de
rechaza tal reivindicación, se podría decir con toda ver- la disciplina, ya que cada una aporta un cierto medio
dad que la antropología es una antidisciplina, ya que no de encontrar el propio camino en medio de esa mezcla.
tiene nada que ver con el tipo de colonialismo infelectual Y es el entrelazamiento de cada pista a través de un pai-
que divide el mundo del conocimiento en parcelas aisla- saje continuo lo que las une en una sola conversación.
das para regir cada área de estudio. Este fue el ánimo con el que decidimos que nuestro
Pero hay otra forma de imaginar la disciplina que re- programa se dirigiera al ser humano en general. Insistía-
fleja mejor la práctica antropológica, y consiste en verla mos en que el pegamento que mantiene unida a la antro-
como una conversación, y a los que la practican como pología es la unidad de la experiencia. Los antropólogos
una comunidad de estudiosos. Lo que hemos aprendido a menudo expresan csta unidad con el concepto de ho-
de las comunidades en general en el capítulo 2 podría Jismo. Con ello quieren decir que la labor de la antropo-
aplicarse entonces específicamente a las disciplinas. En logía es concentrarse en el entrelazado de aspectos de la
ellas, las personas se unen por sus diferencias en vez de vida que de otro modo podrían repartirse entre diferen-
estar unidas en la defensa de un territorio común. Por tes disciplinas para hacer estudios separados. Así, los
tanto, no corresponde a la antropología reclamar su par- economistas estudiarían el mercado, los científicos polí-
te en la cultura ni en nínguna otra esfera. El panorama ticos el estado y los teólogos la iglesia, pero los antropó-
del estudioso, como el de la misma vida social, es conti- logos se proponen demostrar que el mercado, el estado y
nuo. En él los antropólogos se dejan guiar por su olfato, la iglesía interpenetran la experiencia de las personas.
olisqueando fuentes prometedoras y líneas de investiga- Igualmente, nos negamos a aceptar que la vida humana
ción. Son como cazadores siguiendo pistas. Para cazar pueda ser cortada en capas como cuerpo, mente y socie-
uno tiene que soñar con el animal, meterse en su piel dad, o que su estudio pueda repartirse entre biólogos,
para percibir lo que hace, conocerlo por dentro y por psicólogos y sociólogos. El tema de la antropología es la
fuera. Y observar atentamente lo que pasa a su alrededor humanidad íntegra. Una declaración clásica de esta pos-
y lo que eso le dice a uno. Lo mismo ocurre con la antro- tura la hizo Marcel Mauss, uno de los fundadores de la
pología: se trata de seguir los propios sueños, meterse etnología francesa, en un ensayo que escribió sobre las
bajo la piel del mundo, conocerlo desde dentro y apren- técnicas corporales y que data de 1934. Mauss afirmaba
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Antropología 5. Antropología para el fururo

que no bastaba con concentrarse solamente en los as- su arsenal de métodos de investigación, y mezclan los da-
pectos sociológicos y biológicos del ser humano, ya que tos cualitativos con los cuantitativos en sus analisis, En
eso dejaría de lado lo que él llamaba el «mediador psi- muchos departamentos universitarios y programas de
cológico». La mente necesariamente interviene entre el posgrado, la sociología y la antropología se combinan
cuerpo y la sociedad. Decía que necesitamos «un triple armónicamente, Pero muchos antropólogas, incluido yo
punto de vista, el del “hombre total”»*, Sin embargo, mismo, siguen sintiendo una profunda diferencia entre
esta idea de la totalidad tiene sus peligros, ya que plantea ambas disciplinas. Aunque es difícil precisarla, creo que
un humano completo cuya existencia misma Esíá englf)- tiene que ver con el duradero legado de ese gran ex-
bada y contenida. Pero la vida no puede continuar sin perimento de mediados del siglo XX conocido como
cabos sueltos, siempre debe escapar. Holismo y totaliza- «ciencias sociales». Fue un experimento lanzado con la
ción, por tanto, no son lo mismo, pues el primero se re- promesa de que los hechos de la sociedad podían ser re-
fiere a la infinitud de la vida y no a la finalidad de ser gistrados y analizados con la misma objetividad y autori-
coherente. dad que los de la naturaleza, sometiéndolos a una tiguro-
En resumen, la antropología es una disciplina que tra- $a comprensión científica, Esta promesa se resumió en la
baja penetrando en el proceso vital y continuando con palabra «positivismo». La subsiguiente carrera de las
l. Tal vez esto ayude a responder una pregunta que ciencias sociales ha estado salpicada de interminables
con frecuencia plantean los estudiantes nuevos de la ma- peleas entre los defensores del positivismo y los que se
teria. ¿En qué se diferencia la antropología de la sociolo- oponen a él. Y fue en medio de estas ardientes riñas don-
gía?. Algunos podrían decir que no son distintas, Reu?rr de se forjó en su forma modema la disciplina de la socio-
demos que para Radcliffe-Brown la antropología social logía.
era en sí una rama de la sociología que se distinguía por Sin embargo, en todo esto la antropología siguió sien-
su atención a sociedades llamadas en un tiempo simples, do una especie de espectador. Dividida por la mitad en-
de pequeña escala y tradicionales. Esta distinción ya no tre sus ramas humanística y científica, sociocultural y
se aplica hoy en día. En nuestra época es normal que los biofísica, respectivamente, tenía poco que invertir en un
antropólogos trabajen en casa o en el extranjero, en proyecto que buscaba llevar la ciencia al estudio de los
grandes centros metropolitanos o en la periferia rural. fenómenos sociales. La propuesta de Radcliffe-Brown
Por su parte, los sociólogos han añadido la etnografía a de establecer la antropología social como lo que él llama-
ba una «ciencia natural de la sociedad» nunca llegó a
4. Marcel Mans, «Body techniques» (1934), en Sociobiology and Pisobo- desaparecer. En vez de alinearse con la ciencia positivis-
Jogy: Essays by Marcel Manss, traducción al inglés de Ben Brester, 4 parte, ta, los antropólogos con una inclinación social y cultural
Routiedge and Kegan Paul, Londres, 1979, pp. 97-123. La cita está toma-
da de la página 101, cada vez fueron buscando más su fuente de inspiración

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Antropología 5. Antropología para el funiro

en otros enfoques de las humanidades, en la historia, la tinuamente por el significado de las palabras, cuando en
filosofía, la religión comparada y los estudios de lengua y realidad deberían dedicarse a los hechos sobre el terre-
literatura. Los antropólogos socioculturales nunca pu- no. Pero cualquiera que piense que las palabras no tie-
dieron reconciliarse con la forma en que la etnografía nen importancia debería tomarse una pausa ante los
—su término, con el que querían decir en realidad obser- términos «raza» y «cultura», «El concepto de raza»,
vación participativa— había sido confiscada por los so- como dijo una vez el antropólogo americano Eric Wolf,
ciólogos y otros científicos sociales para aplicatla casi a «ha presidido el homicidio y el genocidio»”. Wolf escri-
cualquier técnica de interrogación o entrevista capaz de bía a comienzos de la década de 1990, cuando la Gue-
arrojar datos cualitativos para el análisis, aunque &o su- rra de los Balcanes estaba en su momento más inten-
pusiera una ausencia total de relación observadora o so y comunidades enteras estaban siendo arrasadas en
participativa sostenida. Hoy en día el proyecto de las operaciones de «limpieza étnica». En este caso la cul-
ciencias sociales ha acabado quemándose a sí mismo, pa- tura, y no la raza, proporcionó el motivo para la masa-
ralizado por su petsistente compromiso con un positivis- cre, pero para los afectados las consecuencias no fue-
mo que hace ya tiempo ha sido abandonado hasta por las ron menos devastadoras. ¿Qué principios, entonces, se
ciencias «más duras» y por las irresolubles disputas refe- combinan en los conceptos de raza y cultura que ha-
ridas a la posibilidad misma de una investigación objeti- cen que se conviertan potencialmente en armas de des-
va de las formas de vida humanas, Sobrevive como poco trucción masiva? Hay dos: esencialismo y herencia, cada
más que una coalición de disciplinas, desde la economía uno de ellos indefenso en sí mismo, pero letales si se
y los estudios de dirección de empresas hasta la educa- combinan. El esencialismo es la doctrina, tal como vi-
ción y la psicología social, ensambladas más por conve- mos en el capítulo 2, según la cual un grupo se defi-
niencia administrativa que basándose en alguna coheren- ne categóricamente cuando sus miembros tienen cier-
cia intelectual. Aun cuando formalmente está clasificada tos atributos en común. La herencia es el principio por
como una ciencia social, la antropología tiene un míni- el cual estos atributos son transmitidos a los receptores
mo punto de apoyo en ella. Creo que el futuro de la dis- de cada generación, independientemente y con antela-
ciplina radica en otra parte, en la convergencia contem- ción a su vida en el mundo. El mecanismo de la heren-
poránea de la ciencia y el arte. cia puede ser genético o imitativo, y los atributos pue-
No obstante, no podemos estudiar esta convergencia den ser innatos o adquiridos. La lógica es la misma en
sin confrontar antes dos demonios internos que deben ambos casos y, ligada al pensamiento esencialista, esta
ser exorcizados para que la antropología tenga algún
futuro. Son los demonios de la raza y la cultura. A los
5. Eric Wolf, «Perilous ideas: race, culture, people», Current Antbropolo-
antropólogos se los acusa a veces de preocuparse con- 2935 (1994), pp. 1-12.
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Antropología
5. Antropología para el fururo
lógica sigue estando profundamente arraigada dentro
la variación heredada genéticamente, conduce directa-
de la constitución antropológica.
mente a confirmar la existencia de razas.
Los antropólogos han intentado limpiar su disciplina
En resumen, en su ansia por repudiar la ciencia racial,
de ideas raciales de dos maneras. La primera de ellas,
los antropólogos se las han arreglado para reproducirlos
que ya he comentado, consiste en limitar la clasificación
mismos principios que dieron origen a la misma. Para
de los humanos existentes del nivel de especie al de sub-
valorar cómo se produjo esto tenemos que volver a la so-
especie. Pero, lejos de renunciar al concepto de raza, de-
Jución que originalmente puso a la antropología cultural
cir que todos los humanos pertenecen a una sola subes-
y a la física en sus trayectorias separadas. Esta solución,
pecie lo único que hace es confirmarlo. Es como afirmar
establecida originalmente por Kroeber en su ensayo de
no solo que existen las razas, sino que en la prehisto-
1917 «The superorganic», confirmaba la total indepen-
ria más profunda había distintas razas en la humanidad.
dencia de la variación cultural con respecto a la bioló-
Ahora se habla de cómo las criaturas ancestrales de nues-
gica, permitiendo que cada una de ellas se estudiara de
tro tipo invadicron el continente europeo a expensas de
manera más o menos independiente. Como vimos en el
su población indígena Neandertal, es decir, humanos
capítulo 3, la solución entró en efecto antes en la parte
de una subespecie diferente. Se cree que los desafortu-
cultural que en la biológica, lo que permitió una ciencia
nados Neandertales se extinguieron hace unos cuarenta
explícitamente racial que floreció en la antropología físi-
mil años, pero durante milenios habían vivido junto con
ca hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. Pero los
humanos como nosotros, e incluso se habían reprodu-
antropólogos de la posguerra, obsesionados por el racis-
cido entre ellos. Si hubiéramos vivido en el Paleolítico,
mo que tanto había desfigurado su disciplina en los años
chabría sido aceptable hablar de razas de hombres? Mu-
de entreguerras, ya no podían permitirse decir que las
chos creen todavía que nuestros antecesores triunfaron
diferencias culturales podían ser biológicas. Esta idea era
gracias a que poscían atributos comunes a todos los seres
literalmente impensable. Este consenso fue reiterado en
humanos pero de los que carecían sus adversarios, y que
una «Declaración sobre la raza» publicada en 1996 por
desde entonces esos atributos están localizados en nues-
la Asociación Americana de Antropólogos Fisicos» (AAPA,
tros genes. La segunda es una especie de cóctel de esen-
por sus siglas en inglés)*. La declaración comienza afir-
cialismo y herencia con la que los antropólogos han in-
mando que «no existe una concordancia necesaria entre
tentado borrar el estigma del pensamiento racial, a saber,
las características biológicas y los grupos definidos cul-
sustituyendo patrimonio comunal por herencia. Sostie-
nen que los humanos no están divididos por la raza sino
por la cultura. Pero el razonamiento que les lleva a afir- 6. American Association of Phisical Anthoropology, «Statetnent on biolo-
mar la existencia de culturas diferenciadas, reaplicado a ical aspects of races, Americar Joursal of Physical Antbropologists 101
(1996), pp. 560-570.
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Antropología 5, Antropología para el funuro
turalmente», y finaliza diciendo que «no es justificable pología del siglo XX, que las variaciones biológicas y cul-
atribuir características culturales a la influencia de la he- turales fuesen concordantes, estd apareciendo como algo
rencia genética». Estas palabras merecen atención, ya fundamental para la antropología del XX1, Y esto está
que en ellas radica el germen de la idea misma que la de- confirmado por los estudios de neuroplasticidad que de-
claración afirma echar por tierra, Es atribuir lo que al muestran la maleabilidad ante la experiencia del cerebro
principio se llaman «características biológicas» a lo que en su fase de desarrollo, por estudios de cómo el movi-
al final se denomina «herencia genética». miento entrena al cerebro y la percepción los sentidos e
El verdadero origen del problema no radica —como incluso por estudios de anatomía que revelan los efectos
crefa Kroeber y corroboró la AAPA- en la confsión de de la nutrición y la actividad sobre el crecimiento del es-
las características biológicas con las culturales, sino en queleto.
atribuir estas últimas a los genes heredados. Y esta atri- Al liberar la variación biológica de las ataduras de la
bución sigue presente en el núcleo de los enfoques herencia genética, y la diferenciación cultural del yugo
evolucionistas que pretenden no tener en cuenta la va- de la herencia, finalmente dejaremos descansar a los de-
riación humana dentro de los componentes heredados monios de la raza y la cultura. La humanidad es indivísi-
—«biológicos» y «culturales», respectivamente- y consi- ble en razas diferenciadas precisamente por la misma ra-
derar a cada ser humano como un hibrido compuesto zón por la que no puede dividirse en distintas culturas.
porlos dos. Las teorías de la evolución biocultural, basa- Y esta razón se encuentra en la historia. Los seres huma-
das en la idea de una herencia dual o de «doble vía» nos, como agentes de la historia, han sido siempre los
—una funcionando mediante la réplica genética y la otra productores de sus vidas. Esta historia, además, es parte
mediante su análoga basada en el aprendizaje--, siguen de un proceso vital que se está dando en todo el mundo
contando con el apoyo popular. Pero estas teorías, como organico. Uno lo puede llamar evolución, si quiere, pero
vimos en el capítulo 2, son inherentemente circulares al no es ese el significado que le dan al término la mayor
plantear los resultados del desarrollo ontogenético como parte de los estudiantes de antropología evolucionista.
su causa. Es la lógica de la herencia, que pretende cerrar Mirando atrás, es una tragedia para la antropología que
el círculo anteponiendo las propiedades del organismo las condiciones de intercambio entre las vertientes biofi-
en desarrollo a los procesos que le dan origen. La heren- sica y sociocultural de la disciplina se establecieran me-
cia sirve aquí como un atajo lógico, evitando el camino diante un paradigma de evolución formulado en estre-
del desarrollo. Este camino, sin embargo, marca la senda chos términos darwinianos. En su actual encarnación
hacia una nueva conclusión, basada en la premisa de que neo-darwiniana, el paradigma es tanto inflexible al cen-
las propiedades biológicas están en sí mismas diferencia- trarse en el análisis de la herencia como intolerante ante
das culturalmente. Lo que era inconcebible para la antro- la crítica. Para la antropología representa un callejón sin

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Antropología 5. Antropología para el fututo
salida. Los teóricos que tratan a la gente real como a di- ciencia. Y, como el atte, la antropología no necesita
bujos animados de sus características heredadas se han alianzas solo para describir y analizar las cosas tal como
excluido ellos mismos voluntariamente de la conversa- son. Eso también puede ser experimental y llevar a la es-
ción. No pueden tenet parte activa en ninguna antropo- peculación. El campo en el que trabaja el antropólogo
logía del futuro que profese tomar a los demás en serio. no es desde luego un laboratorio, y tampoco es un lugar
Creo que uno de los próximos desafíos para la disciplina para realizar experimentos en el sentido científico de mon-
será cambiar el posicionamiento de la ciencia evolucio- tar artesanalmente un escenario con el fin de probar una
nista. Como un superpetrolero en alta mar, será difícil hipótesis preconcebida. Pero, como en cualquier mo-
realizar el giro, pero finalmente lo hará. Y cuandó'lo haga, mento de nuestra vida cotidiana, podemos experimentar
la antropología redescubrirá por fin su unidad en la ri- interviniendo en las cosas y siguiendo aquello a lo que
queza e indivisibilidad de la experiencia humana. nos conduce nuestra intervención. Esto consiste en pre-
¿Será entonces la antropología ciencia o arte? Antes guntar a otros y al mundo, y en esperar sus respuestas.
hemos comparado al antropólogo con un cazador, un so- Es lo que ocurre en cualquier conversación. Y, como en
ñador, un investigador de las distintas formas de vida todas las conversaciones, cambia la vida de todos los que
que aprende de la observación y se mete en la piel de las participan en ella.
cosas para conocerlas desde dentro, Podría decirse lo Pero la conversación antropológica, concebida así como
mismo del papel que juega el arte: volver a despertar un arte de la investigación, no tiene por qué oponerse a
nuestros sentidos, permitiendo que el conocimiento crez- la ciencia. Apunta más bien a una forma diferente de ba-
ca desde el interior del ser a medida que se despliega la cer ciencia: más modesta, humana y sostenible que mu-
vida. Como declaró el más antropólogo de los artistas, cho de lo que se hace pasar por ciencia hoy en día. Es
Paul Klee, en su «Creative credo» de 1920: «El arte no algo que se une con el mundo en lugar de arrogarse po-
reproduce lo visible, sino que lo hace visibles”. La máxi- deres exclusivos para explicarlo. La antropología no as-
ma de Klee se aplica con la misma fuerza a la antropolo- pira a reducir todas las cosas a datos ni a convertir estos
gía. No es propio del arte ni de la antropología sostener datos en productos, o lo que los encargados de hacer po-
un espejo para ver el mundo. Se trata más bien de pene- lítica investigadora llaman «resultados». Ciertamente,
trar en las relaciones y procesos que dan origen a las co- como los expertos de otras disciplinas, publicamos li-
sas mundanas para llevarlas al campo de nuestra con- bros y articulos, acumulamos una literarura que incluye
valiosas contribuciones de nuestros predecesores y exi-
7. Paul Kee, Notebaoks, Volame 1- The Thinking Eye, edición de Jiirg gimos a los estudiantes que las lean. Pero eso no es lo
Spiller, traduccion al inglés de Ralph Manoheim, Lund Humphties, Lon- que al final importa. La verdadera contribución de la an-
dres, 1961, p. 76. tropología no radica en su literatura, sino en su capaci-

126 127
Antropología
dad de transformar vidas. Es por esto que la idea de «an-
tropología aplicada» es tan poco atractiva en la disciplina, Lecturas recomendadas
No es que queramos guardar nuestro conocimiento solo
para nosotros, puro y no contaminado por el uso, sino
que no puede haber conocimiento que no surja a partir
de nuestro compromiso práctico con otras personas. En
última instancia, lo que mueve a los antropólogos no es
la necesidad de conocimientos sino la ética de la aten-
ción y el cuidado a los demás. No nos preocupatnos de
ellos tratandolos como objetos de investigación, asignán-
dolos a categorías o contextos o encontrando una explica-
ción convincente para su forma de ser. Nos preocupamos
cuando los llamamos a nuestra presencia para conver-
sar con ellos y poder aprender de ellos. Esa es la forma
de construir un mundo en el que haya lugar para todos, Introducciones a la antropología social y cultural
y solo podemos construirlo juntos.
Joy Hendiy, An Introduction to Social Antbropology: Sbaring
Onr Worlds, Palgrave, Nueva York, 2016.
John Monaghan y Peter Just, Social and Caltural Artbropology:
A Very Short Introduction, Oxford University Press, Oxford,
2000.
“Thomas Hylland Eriksen, Srall Places, Large Issues: An Intro-
duction 10 Social and Cultural Anthropology, Pluto Press,
Londres, 1995.
Michael Carrithers, Why Humans Have Cultures: Explaining
Anthropology and Social Diversity, Oxford University Press,
Oxford, 1992

Obras de carácter general dignas de consulta

Tim Ingold (ed), Key Debates on Anthropology, Routledge,


Londres, 1996,
128 129
Lecruras recomendadas

Adam Kuper, Anthropology and Antbropologísts: The Modern


British School (3" edición), Routledge, Londres, 1996. Índice analítico
Clifford Geertz, The Interpretation of Cultures, Fontana, Lon-
dres, 1973.

Obras de referencia
Nigel Rapport y Joanna Overing, Social and Cultural Antbro-
palogy: The Key Concepts, Routledge, Londres, 2000.
Alan Barnard y Jonathan Spencer, Encyclopedia of Social and
Cultural Anthropology, Routledse, Londres, 1996.
Tim Ingold (ed.), Companion Encyclopedia of Antbropology:
Humanity, Culture and Social Life, Routledge, Londres,
1994,

Agamben, Giorgio, 36 similar a la caza, 116-117


actuación, en relaciones sociales, stres campos», 69-70, 72, 79.80
100 variedades, 59-60
agricultura versus filosofia, 10-11
irrigación, 91-92 y arte, 112, 126-127
orígenes c intensificación de, y el concepto de cultura, 107-
91,93 108
altruismo, 97 y periodismo, 111
andlisis de rasgo distintivo, 87 véase sambién arqueología; an-
animismo, 29 tropología biológica; antropo-
antbropos,36 logia cultural; antropología lin-
Antropocena, 13 gilística; - antropología - física;
antropología antropología social; emografía;
aplicada, 127-128 antropología biológica, 103
comparativa, 30-31, 82-83 versus antropología social o cul-
definida, 14 taral, 72-74, 76-77, 79, 81-82,
historia de, 10, 22, 60-61 103, 119
«nosotros», 35 véase también antropologa física
para el fururo, 10-11, 114-115 antropología cultural, 77-79, 123
para un mundo, 34 wéase también antropología so-
perfil público de, 61-62, 105- cial;
106, 112, 114 antropología física
propósito de, 16, 21, 31, 106- y antropología biológica, 72-73,
107, 111 76,79,96, 123

130 131
Tndice analítico Índice analítico

antropología lingiiística, 80 campo versus laboratorio, 19, 126- como disciplina, 116-117 encamación, 125
antropología social, 72-74, 76, 79, 127 mundo como, 29, 31 envejecimiento, 43
85,88, 91,101, 103, 118-115 características biológicas y comunidad, 52 epistemología versus oniología,
como elencia natural dela socie- versus caracierísticas culturales, Cosmides, Leda, 49 24
ded, 119-120 123-124 Cuidado, 17 escritura, a mano, 45
comparativa, 81-82 vézse también genes; herencia ética de, 128 esencialismo, 121-122
su papel desde pensamiento es- caracieristicas culturales versus ca- y parentesco, 100 estructuralismo, 84-85, 89, 94
tructural a pensamiento relacio- racterísticas biológicas, 36, 76, cultura estudio de museos, 111
nal, 101 123-124, 126 capacidad para, 47-48 etnicidad, 53
versus «antropología», 115-116 véase sambién genes; herencia; como una cuestión, 36-37 etnografía, 118, 120
versus antropología cultural, 77, patrimonio concepto de, 23, 107-108 versus antropología, 21, 111
79 categorización, 100 y diversidad, 33 y observación participativa, 110
y ecología animal, 95 cazadores-recolectores, 41 46, 96 y naturaleza, 34-35, 39, 43,49 etnología, 77-78, 117
arqueología, 72-73, 75-76, 79.80 ciencia y raza, 76-79, 120-123, 125 cugenesia, 68
procesual versus post-procesual, yarte, 126-127 evolución
9 versus humanidades, 58 Darvin, Charles como paradigma antropológico,
arte y cientifismo, 107 no darwinista, 68 85,93-94
capacidad humana para, 46-47 ciencia social, 73, 120 sobre el origen del hombre, 65- como proceso vital, 125-126
de la investigación, 127 66,96 estudio de, 59-60, 69, 103
y antropologiz, 112, 126-127 contacto con, 113 sobre los nativos dela Tierra del social, 74, 92-54
y ciencia, 126-127 enfermedades de, 41 Fuego, 64-65 experiencia
Asociación Americana de Aniro- surgimiento de, 61-62, 63-64, darwinismo social, 68 cimaginación, 16, 18, 26,27-28
pálogos Físicos, 123 66, 68, 112 datos unidad de, 117
Asociación Europea de Antropó- colonialismo cuantitativos versus cualitativos,
logos Sociales (EASA), 108 invelectual, 116 20, 119 fabricación de herramientas, 39
atención, 17-18, 20,22, 28 comunicación, 18, 20, 40, 49, 74, Davikins, Richard, 38 feminismo, 102
en familia, 100 85,114 derechos humanos, 109 Fezguson, Adam, 62
comunidad, 49, 5253, 55 disciplina, académica, 61, 108, filosofía, 11-12, 14, 24, 27,59, 120
Barth, Fredrick, 88-89 de eruditos, 116 115-116 Firzroy, Robert, 64, 68
Berens, William, 24-29 complementariedad, tesis de, 100 discurso lenguaje), 35, 39 Fortes, Meyer, 98
biodiversidad, 35 condiciones materiales, 35, 90 y fabricación de herramientas, funcionalismo, 75-76, 85, 94
biología, 76 conducta 39
cvolutiva, 79 cansas de, 37-38 dominancia Geertz, Clifford, 48
relacional, 103 explicación sociobiológica de, versus determinación, 92, 95 género y función, 102-103
véase también sociobiologia 97-100 don, 43, 64 genes, 37-38
Boas, Franz, 78 razones de conducta cultural y Durkheim, Emile, 25 y entorno, 42
Brown, Donald, 39 ambiental, 90 y herencia, 134
Buénctt, James (Lord Monboddo), y ecologia, 96 ecología, 35, 94-95 y parentesco, 99
3 Conocimiento, 14-15 conductual, 96 y selección, 97
producción de, 16 cultural, 90-91, 95
cambio climático, 13 versus sabiduría, 17 ecología cnltural, 90, 94 Hallowell, A. Irving, 24-26, 29
caminar, 10, 44, 46 contacto, 23, 26 educación, 21, 42, 47, 68, 79, 111, Hamilton, Wiliam, 97
y el lugar, 51-52 conversación 120 herencia
y hablar, 48-49 antropológica, 12, 109, 127 Eibl-Eibesfeldt, Trenúus, 20 defensa de, 33, 5455

132 133
Índice analitico Índice analítico
versus genética, 76, 78, 122-123, laboratorio versus campo, 19, 126- observación participativa ciencia de, 123
125-126 127 y etnografía, 18-19, 21, 110, 120 Radeliffe-Brown, Alfred Reginald,
véase también patrimonio, Lamarck, Jean-Baptiste, 76 occidentales, ausencia de, 53-54 73,81-83, M8-119
historia, 13-15, 17, 22, 39, 45.47, Latous, Bruno, 54 Ojibwa, pueblo (parte norte-cen- razón, 46, 62, 64,72
51,59, 84, 91,93, 106, 113, 120, Leach, Edmund, 51, 83-84 tral de Canadi), 24-26, 29-30, Real Institato Antropológico, 69-
125 lenguaje, adquisición de, 40, 43 7
Hobbes, Thomas, 62 39
Lévi Strauss, Clande, 84, 86-87 Ontogénesis, 42, 44, 100 Reid, Robert, 70
holismo, 117-118 lingúlística, 85 y personificación, 36 relaciones
hombre de Piltdown, 112 Linneo, Carlos, 63-64 ontología producción de, 100
Homo (género, en el orden de los Locke, John, 62 relacional versus poblecional, significado de, 101
primates), 63 101, 103 relativismo, 108-109
Horo sapiens, 11,35, 72 Marx, Karl, 13, 89, 93 retomo a, 29 religión,25, 29,59, 67,120
Eumanidad, idea de, 33, 35-36, 72, marxismo, estructural89-90, 92, 94 ritual, 25-26, 61, 113-114
74,76, 125 versus epistemología, 24
humanos, 9-11
materialismo cultural, 91 otganismo versus persona, 95, 100- Romanticismo, 79
Mauss, Marcel, 117-118 103 Rousseau, Jean-Jacques, 62
clasificación de, 62-64 memes, 38 rueda, invención de, 45
Como seres hiosociales, 100 mente paradigma
versus animales, 9, 35-36, 48-49, evolución de, 65 darwiniano, 104, 125 sabiduría, 10-11
65-66 humara, 63-64 definido, 84-85 versus conocimiento, 16-18,24
versus monos, 63-64 universal, 87 parentesco, 87, 99-100 sagrado versus profano, 113
Huxley, Thomas Henry, 66-68, 71 y cuerpo, 78, 117-118 pensamiento racial, 71, 122 Sahlins, Marshall, 75
y materia, 35 pensamiento relacional, 102103 Saussure, Ferdinand de, 85-86
identidad, 34, 51-52, 54, 112 métodos, 18, 94, 119 persona selección grupal, 97
Tlustración, 61-62, 79, 94 moderidad en sociedad, 98-99 selección natural, 39, 67, 96
imaginación y experiencia, 16 valores de, 46, 54 relacional, 102-103 serpiemes miedo a, 4042
improvisación, 49 modernismo y postmodernismo, versus organismo, 95, 100-103 símbalos, significado de, 85
influencie y géncro, 102-103 94 pensamiento poblacional versus sociedad
informacion, 14, 16, 20, 22, 38, museo, antropolégico, 60, 70 pensamiento relacional, 103 concepto de, 100
instinto piedras, animadas, 24-26, 28-29 existencia de, 82
Nacirema, rituales corporales de, explicación, 98
para el lenguaje, 43 113-114
población, giobal, 12
positivismo, 119-120 «primitiva», 81
inteligencia natutaleza presencia, 16, 20, 28, 40, 89, 128 versus naturaleza, 95, 99-100,
evolución de, 65-66 como cuestión, 3637, 49 primates, no humanos, 63, 96 101, 119
y tamaño de la cabeza, 70 estado de, 62 producción sociobiología, 98
interacción, 101 humana, 46-47, 49 de medios de subsistencia, 89 sociología,
wersuy intra-accién, 102 significado, 34-35 industrial, 92 como rama de la antropología
versus educación, 42 presión de, 95 social, 73, 77, 81, 118
Jakobson, Roman, 87 versus humanidad, 54, 59,72 progreso, mito del, 46 versus antropología, 118-119
versus sociedad, 95, 99-100, psicología, 35, 117 soñar, 116
Keith, Arthur, 71, 112 101, 119
Klee, Paul, 126 y cultura, 34-35, 39, 43, 49
evolucionista, 49, 39
recnología
Kroeber, Alfred, 77-78, 123-124 Neandertales, 122 raza capacidad para, 46
Kuhn, Thomas, 84
y cultura, 76, 78, 115, 120-123, y entorno, 91
objetividad, 16, 18, 119 125 Tooby, John, 49

134 135
Índice analitico

totemismo, 86 verdad, 27
trabajo de campo, antropológico, vida
19-20,89 como circulación de materíales
transaccionalismo, 89 y energía, 28-29
rransmisión como conversación, 31
de características adquiridas, 76 convergencia y divergencia, 50
dual, 124 formas de, 9-10, 50
y pensamiento poblacional, 103 vida social, 11, 77, 82, 84-85, 88,
véase también herencia 116
base biológica de, 95, 101
unidad psíquica de la humanidad, fluidez de, 83
doctrita de, 67
universales, 39, 109 Wilson, David Siban, 106-107
como rasgos genéticos, 37 Wilson, E. O., 98
y particulares, 35, 44, 47-48, 55 Wittfopel, hipótesis de, 91
Wolf, Eric, 121

136

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