Cristología Básica
Nivel II
Alisson Yulieth Palacios Arrieta
Docente
Nicolás Castaño
Universidad Pontificia Bolivariana
Instituto Misionero De Antropología
Medellín, Antioquia
Junio – Diciembre del 2024
Diario de vida
Registro de mis momentos de plenitud y felicidad
Soy Alisson, una joven líder afro y orgullosa integrante de la asociación Afro Boyacá Joven, nuestro
propósito es revitalizar la cultura y tradiciones de nuestro pueblo, trabajando con todas las
generaciones para rescatar nuestro legado y honrar a nuestros ancestros y en este diario
redactaré mis mejores momentos, aquellos que guardo en mi corazón, aquellos que se me vienen
a la mente cuando estoy mal y necesito una sonrisa, recordar lo afortunada que soy y lo feliz que
es mi vida…
7 de agosto: la llegada de mi prima Michell y el calor familiar
El 7 de agosto marcó la llegada de mi prima Michell, que vino desde Fusagasugá. Michell no es solo
mi prima; para mí, es como la hermana mayor que siempre he necesitado. Su presencia en mi vida
ha sido un soporte invaluable, y cuando llega a casa, es como si todo cobrara un brillo especial.
Aunque solo me lleva seis años, siempre he sentido que comprende cada una de mis inquietudes y
emociones, como nadie más lo hace. Ella estudia psicología, y puedo experimentar de primera
mano lo talentosa que es en su carrera; Cuando conversamos, siento que estoy hablando con una
experta, alguien que sabe cómo escucharme y ofrecerme el consejo perfecto
Vivo solo con mis padres, y aunque los amo profundamente, a veces su carácter reservado hace
que sienta que falta un poco de conexión. La llegada de Michell rompe con esa sensación de
soledad, llenando el espacio de alegría y compañía. Esa noche, nos preparamos juntas para salir a
comer un maracumango, nuestro postre favorito. Arreglarnos juntas fue todo un evento; pusimos
nuestra playlist de canciones favoritas, cantando y riendo con pasión. La ayudé a maquillarse, algo
que me encanta hacer y que se ha convertido en un ritual entre nosotras. Nos contamos chismes,
nos confesamos sueños y preocupaciones, y entre risas y música, compartimos un momento que
sanó mi corazón
Después de disfrutar el maracumango, dimos vueltas en moto por el pueblo. El aire fresco nos
golpeaba el rostro mientras recorríamos las calles iluminadas, y en esos momentos, no había
espacio para la tristeza. Nos tomamos fotos, más para capturar los instantes y la sensación de
libertad que compartimos. Cada carcajada que soltábamos fortalecía ese vínculo tan especial que
tenemos
22 de octubre: Mi cumple
El 22 de octubre celebré mi cumpleaños número 18, un día que esperaba con tanta emoción que
superaba incluso la expectativa que tuve al cumplir 15. No era tanto por el hecho de “ser adulta” o
la supuesta “mayor libertad”, ya que sé muy bien que, mientras viva bajo el techo de mis padres,
seguiré respetando sus reglas. Era más bien la sensación de poder decir “tengo 18 años”. Sé que
puede sonar un poco tonto, pero para mí significaba mucho y me hacía sonreír. Probablemente
nadie podría entender del todo lo especial que era eso para mí
Lo que más me encantó de ese día fue sentirme el centro de atención, disfrutar de un día dedicado
solo a mí. Mis compañeras del SENA me felicitaron, me desearon un feliz cumpleaños y me dieron
varios regalos, haciéndome sentir muy afortunada de tenerlas. Fue en ese momento cuando me di
cuenta de lo mucho que han llegado a significar para mí, a pesar de conocernos desde hace poco
tiempo. Me sentí valorada y querida, rodeada de buenas amigas, no es que necesité regalos para
sentirme apreciada, pero ver cómo se tomaron el tiempo y el esfuerzo para sorprenderme con
cosas que sabían que me gustaban y detalles que recordaron de nuestras conversaciones, fue
realmente muy lindo
Pasé el día en completa felicidad. Salí a comer helado en la noche con mi familia y compartimos
risas, historias y bromas, creando momentos llenos de alegría. Estar rodeada de ellos y disfrutar de
su sentido del humor fue lo mejor. En resumen, fue un día inolvidable, lleno de cariño y risas
Prácticas Pedagógicas: una experiencia llena de amor y aprendizaje
Mis prácticas pedagógicas del IMA las realicé en el colegio Santa Teresita, donde pasé toda mi vida
como estudiante, desde una niña hasta una mujer, fue una etapa que me dejó una huella
imborrable. Estar en el aula, pero esta vez como practicante, me hizo ver el colegio desde una
perspectiva completamente nueva. Me asignaron a las clases de segundo, tercero y cuarto grado,
y aunque al principio tenía miedo de cómo sería aceptada, pronto me di cuenta de que había
encontrado mi vocación
Los niños no me llamaban “profe”, pero sus palabras eran mucho más significativas: “Vas a ser una
gran profesora, eres tan buena con nosotros”. Me lo dijeron con una sinceridad que me tocaba el
corazón. Sabían que podían contarme todo, me llenaban de dibujos y cartas, pequeños regalos
que atesoro. Lo que más me conmovía era que compartían sus historias, sus miedos y sus sueños,
y se peleaban por quién se sentaba más cerca de mí, por quien me podía abrazar, por con quién
compartiría en el descanso, algo que me hacía sentir especial y apreciada.
Una de las experiencias más impactantes fue la conexión que logré con dos estudiantes que, al
inicio, no querían tener nada que ver conmigo. Estos niños, que enfrentaban desafíos debido a sus
condiciones médicas, eran conocidos por su carácter difícil y respuestas bruscas. Al principio, me
preguntaban con frialdad ¿por qué no me iba? y apenas me obedecían. Sin embargo, a medida
que los días pasaban, mi paciencia y constancia dieron frutos pues un día, uno de ellos se acercó y
me abrazó sin decir palabra. Fue un gesto simple, pero me hizo sentir que todo el esfuerzo valía la
pena, sentí un cariño inmenso, había logrado algo más que enseñarles; Había logrado que se
sintieran vistos, valorados y seguros conmigo. Ese momento, y todos los pequeños avances con
ellos, llenaron mi corazón de una alegría indescriptible
8 de octubre: El ascenso en la policía de mi papá
El 8 de octubre fue un día especial y lleno de emociones: el ascenso de mi papá biológico en la
policía. Él vive en Barrancabermeja con su esposa y mis dos hermanas menores y esta ocasión
ameritaba un viaje para acompañarlo en uno de los momentos más importantes de su carrera.
Viajé junto a mi mamá y mi padrastro, a quien también llamo papá. Sé que es un poco confuso,
pero a ambos les digo papá porque los dos han desempeñado un papel fundamental en mi vida y
los quiero profundamente
Llegamos a Barranca y la calidez del reencuentro con mi familia paterna me llenó de alegría. Me
preparé para la ceremonia junto a mi hermana del medio, Melissa. La relación que tengo con
Melissa es única; La amo mucho, y ella me ve con ojos de admiración. A menudo me dice que
quiere ser como yo y que algún día se pondrá igual de hermosa, aunque yo siempre le recuerdo
que ya lo es. Estar con mis hermanas es uno de los mayores regalos que tengo, especialmente
porque nos vemos solo una vez al año. La más pequeña, Ailyn, es un rayo de ternura y dulzura,
siempre consentida y llena de amor. Su presencia ilumina cualquier momento
La ceremonia de ascenso de mi papá fue un evento solemne y emocionante. Verlo allí, vestido con
su uniforme, con esa expresión de orgullo y determinación, me hizo sentir un inmenso orgullo.
Durante el acto, aunque teníamos que mantenernos serios, mi papá, conocido por su sentido del
humor inagotable, no pudo evitar hacerme algunos chistes discretos para hacerme reír. Me
costaba contener las carcajadas y mantener la compostura, pero esos momentos fueron un reflejo
de la personalidad única de mi padre y de la relación especial que compartimos. Melissa,
aprovechando cada oportunidad, sacaba fotos, capturando instantes que se convertirían en
recuerdos preciados. La ceremonia transcurrió con formalidad, pero mi corazón se llenaba de
felicidad al vernos a todos reunidos, apoyando a mi papá en su día especial. Aunque nuestras
familias no viven juntas, la armonía y el respeto entre todos crean un ambiente de verdadera
unidad. Ver a mi mamá y a mi padrastro presentes y felices por mi papá biológico fue un
testimonio de la madurez y el cariño que nos une como familia extendida. Ese día, sentí una
mezcla de emociones: orgullo, amor y gratitud. Cada momento con ellos era valioso, una
oportunidad de reforzar lazos y compartir la alegría de un logro que celebrábamos todos juntos.
Fue un recordatorio de que, aunque la distancia pueda separarnos esencialmente, el amor y la
conexión familiar nos mantienen unidos y hacen que estos momentos sean inolvidables
26 de octubre: La fiesta de San Pachito
El 26 de octubre celebramos una de las festividades más significativas para nuestra comunidad
afro: la Fiesta de San Pachito. Esta celebración es más que un evento festivo; es un homenaje a
San Francisco de Asís, símbolo de unión y esperanza para todos, un acontecimiento sagrado que
refleja la identidad, la historia y el orgullo de nuestra herencia afrocolombiana. En mi pueblo,
Puerto Boyacá, este día se vive con una energía vibrante, llena de orgullo, música y baile
Todas las asociaciones afro del pueblo se prepararon para la gran comparsa, yo hago parte de Afro
jóvenes, una asociación comprometida con preservar y promover nuestras tradiciones. El sonido
inconfundible de las chirimías (estilo musical originario del Cauca, emblema identitario de
afrocolombianidad y chocoanidad) resonaba por las calles del pueblo, participaron dos grupos de
chirimía: uno compuesto por adultos y otro por niños, cada uno tocando con una pasión, el ritmo
de sus instrumentos se entrelazaba con el eco de los bafles que llevaban las otras asociaciones con
afro exótico, bamboleo, bullerengue y muchas otras danzas típicas de la comunidad afro
La comparsa iba por las calles principales hasta llegar al parque central del pueblo, donde todas las
asociaciones presentaron sus números artísticos. Mi contribución personal fue declamar un
poema titulado "Si Dios hubiera nacido aquí", un texto poderoso que resalta la belleza y la lucha
de la comunidad afro. Mientras declamaba, sentía cada palabra vibrar en mi pecho,
conectándome con mis raíces y con cada persona que me escuchaba, fue un momento de
profundo significado, una ofrenda poética a la herencia y la espiritualidad que compartimos
Las presentaciones incluyeron bailes tradicionales, cantos que evocaban historias antiguas y
discursos llenos de orgullo y sabiduría. La diversidad de las expresiones culturales de nuestra
comunidad se desplegaba ante nuestros ojos, recordándonos que esta celebración es una
afirmación de nuestra identidad y de la importancia de honrar nuestras tradiciones
El evento culminó con la comida, se sirvió sopa con queso y jugo de borojó, ambos platillos
tradicionales de nuestra comunidad, ver a todos disfrutando, desde los más pequeños hasta los
ancianos, me hizo sentir la calidez de la pertenencia y la importancia de mantener vivas nuestras
costumbres. Este día es un recordatorio de que la Fiesta de San Pachito no es solo una celebración,
sino un acontecimiento sagrado que fortalece nuestro sentido de identidad y nos une, es una
fecha que, sin duda, todos los años deben repetirse, pues en ella encontramos un espacio para
honrar nuestra historia, nuestra fe y nuestro espíritu comunitario