0% encontró este documento útil (0 votos)
17 vistas129 páginas

Artigas y La Civilizacion Rural Carlos A Arocena Montevideo 1911

Artigas y La Civilizacion Rural Carlos a Arocena Montevideo 1911
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
17 vistas129 páginas

Artigas y La Civilizacion Rural Carlos A Arocena Montevideo 1911

Artigas y La Civilizacion Rural Carlos a Arocena Montevideo 1911
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 129

Acerca de este libro

Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
escanearlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embargo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.

Normas de uso

Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:

+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares;
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La legislación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.

Acerca de la Búsqueda de libros de Google

El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página http://books.google.com
G989.1
Ar78Yaro
Arocena, Carlos Alberto , 1855-
"Artigas" y la civilización rural.
2012502294
22

G989.1 AR78YARO LAC

THE LIBRARY
OF

THE UNIVERSITY

OF TEXAS

G989.)
Ar78Yaro
RA

798

2015001

REUDOJAT
от носа инета

STTAM QUOR MIRT WL

20
CARLOS A. AROCENA
10

99

ARTIGAS

Y LA

CIVILIZACIÓN RURAL

MONTEVIDEO
Talleres Gráficos: A. Barreiro y Ramos
1911
CARLOS A. AROCENA

"ARTIGAS "

Y LA

CIVILIZACIÓN RURAL

<< No desmayaré hasta no ver


planteada en el territorio, la
fertilidad. »
< ARTIGAS » ( 1816 ).

MONTEVIDEO

TALLERES A. BARREIRO Y RAMOS


Calle Bartolomé Mitre, 61
1911
THE LIBRANT
THE UNIVERSITY
OF TEXAS

ADVERTENCIA

La conferencia dada en la Asociación Rural del


Uruguay, tuvo por objeto recordar, entre los rurales,
y con motivo del centenario, las tendencias progre-
sistas de los nobles hacendados y agricultores, en la

época de la emancipación , presentando á " Artigas " ,


en aquel medio , donde más resalta su " genio de
paz " muy poco divulgado .
Iniciamos también ó ensayamos un criterio histó-
rico, fundado en causas fundamentales superiores á
los prejuicios, leyendas y novelas con carácter de his-
toria sobre la civilización rural de la época, y que hi-
cieron el fundamento del criterio más dominante.

No hemos pretendido hacer obra de perfección, con

648252
4 ADVERTENCIA

nuestra conferencia, que, si es expresión de verda-


des reales, puede resultar incompleta . Si la publica-
mos, en folleto separado de la Revista, donde debió
aparecer, es obedeciendo á los deseos de algunos ami-
gos, que la oyeron, y cuyas manifestaciones agra-
dezco, ya fueran por benevolencia ó porque, como
nosotros, han sentido la necesidad de tratar el tema,
habiendo pasado dos generaciones de continuo pre-
ocupadas, entre las razones imaginativas de las his-
torias de la independencia, y la razón del gran libro
de las realidades experimentadas, notando la falta de
relación entre el pasado y el presente, oscurecido el
juicio , y ocultado el origen , como si se hubiera ima-
ginado la construcción de majestuosa torre de babel,
que por milagro bíblico, se explicara lo inexplicable.
No estamos tan lejos de nuestra tradición, como
aquellas edades bíblicas , para tener necesidad de
acudir á lo prehistórico , á la arqueología ó antropo-
logía, para explicarnos el carácter intelectual y mo-
ral de la población rural, en la época de la inde-
pendencia. Basta la compenetración experimentada
de su presente, suprimiendo detalles, que son obra
de los tiempos ó de causas perturbadoras, en su ca-
rácter ; seguir los sucesos como se han desenvuelto,
confrontándolos con la abundante documentación ,
que hoy se posee ; buscar las fuentes de las histo-
17
ADVERTENCIA 5

rias escritas, y convencerse, cómo , de un cuento, se


hizo una novela, con carácter de historia , y cómo
de ahí, crecieron las grandes historias, con los pre-
juicios convertidos en ley, para formar el juicio de
la población rural, y que así, se enterraba en la
historia social, como un simple hecho de conquista
territorial contra indígenas.

Si queremos además una analogía de comproba-


ción, busquemos los cuentos y las novelas, que situa-
ciones semejantes, inspiraron la literatura norte-
americana. Son los mismos cuentos, y las mismas
novelas del Sud, con sólo variaciones de paisaje,
fauna, flora y algunas indumentarias, son los mis-
mos hechos aislados, referidos y exaltados por el
arte, son la misma barbarie, en su esencia ; pero
no fueron base, para el criterio de su sociología,
ni fundamento, para la historia de su independen-
cia. Son temas que engrandecen la obra de los
pioners, primeros pobladores del desierto, son sus
novelas policiales, en la vida azarosa, cuyos he
chos, no forman causa, ni son estorbo, para su cons-
titución política.
Realizar la obra extensa, como nos lo indicara un
distinguido é ilustrado compatriota, no es tal vez,
para nuestras fuerzas y habituales tareas , sin pre-
tender aparentar modestia. Si lo iniciado en esta

BOUND AUG 1952


6 ADVERTENCIA

conferencia sirve de algo , puede ser base, para que

otros emprendan estudios más acabados ; de lo con-


trario, sólo habremos contribuído á las fiestas del
centenario, recordando el " Artigas " de paz, de or-
den y progreso, en el seno de la Asociación Rural.

Mayo 18 de 1911.
THE LIBRAR
THE UNIVERSITY
OF TEXAS

ARTIGAS

LA CIVILIZACIÓN DE LA POBLACIÓN RURAL

Conferencia dada en la « Asociación


Rural del Uruguay », Mayo 16
de 1911.

SEÑOR PRESIDENTE. SEÑORES :

En estos días la América republicana , conmemo-


rará el centenario de la batalla de las Piedras,
como ya lo ha hecho por su independencia, en la
fecha oficial del 25 de Mayo . Aquel hecho de ar-
mas, tiene en la historia el puesto más culminante,
porque es el primero de importancia, que levanta el
espíritu revolucionario de los pueblos, algo decaído
ya, en aquel instante, por los primeros contrastes, y,
tiene además trascendencias múltiples, porque es el
pueblo que ha actuado allí, que fija sus rumbos, y
manifiesta los sentimientos de humanidad, como la
expresión de sus costumbres .
8 ARTIGAS

Tal vez parecerá extraño, que en esta casa de paz


y de trabajo, donde nosotros los rurales, no nos en-
tusiasmamos por batallas, vengamos á hablar de es-
tas glorias ; pero Artigas, señores, era también un
hombre de paz, y HECHO PARA LA PAZ. Si además os
digo, que en aquella batalla le rodeaban, y pelearon
con él los más nobles hacendados y agricultores del
país, empezaréis á justificar, que salgamos de nues-
tras habituales tareas, y estudiemos aquellos hom-
bres, que son nuestra tradición de progreso ; pues
yo creo y, en eso tengo una firme persuasión, que no
hay progresos, que arraiguen y perduren, con la
improvisación desprendida de los eslabones del pa-
sado .
Yo he sentido, en mi vida, entre vosotros , que aquí,
en el seno de las instituciones rurales, actúan las
mismas tendencias progresistas, de aquellos nobles
hacendados y agricultores y, que en este ambiente,
flota y preside el espíritu de aquel " genio infer-
nal ' , como le llamaran los déspotas, sus más encar-
nizados enemigos .
Yo pretendo, pues, demostrar esta noche que, en
pocas partes estará mejor un bronce de " Artigas ” ,
como aquí, y en todas las sociedades rurales del Río
de la Plata.
Pero para llegar á eso, para pasar del " genio
CIVILIZACIÓN RURAL 9

infernal" de la leyenda difamante al " genio de


paz " de la historia, yo tengo que mostraros las tri-
bulaciones por que ha pasado la historia misma, y las
torturas sufridas por el patriotismo de dos genera-
ciones, en busca de la verdad.

LAS TRIBULACIONES HISTÓRICAS

DOS GENERACIONES EN BUSCA DE LA VERDAD

Por el año 1860 nuestra generación hacía sus pri-


meras letras, en la escuela primaria. En las nebulosi-
dades de los recuerdos infantiles yo no podría preci-
sar, con justeza, lo que aprendimos en aquel primer
año ; pero yo recuerdo perfectamente, que ya vene-
rábamos una figura, con la que confundíamos todos
los signos ó manifestaciones patrias . Era " Artigas ” .
Pasaron algunos años, y en otro colegio, se nos
enseñaba historia y geografía, en un compendio , tan
elemental, como atrayente por los grabados que lle-
naban sus hojas. Entre los hombres célebres que en
él figuraban estaba el retrato de Washington, y
10 ARTIGAS

abajo decía : " El primero en la paz, el primero en


la guerra, el primero en el corazón de sus conciu-
dadanos . "

Los colegiales, borroneando aquellas páginas, ins-


cribíamos : " Artigas es el primero " , y á Napoleón ,
y á todas las celebridades los bajábamos de sus pe-
destales, inscribiendo : " Artigas era más grande ".
" Artigas más bueno " . Alguno inscribió un día , en
el libro de un compañero : " Artigas era un gaucho
malo " . Se armaron disputas y peleas ; pero no re-
cuerdo que el maestro nos hubiera aclarado, en aquel
punto, ni sé, si sabría algo de la historia de Artigas.
¿ De dónde sacábamos aquella fe, en la venerable
figura ? Seguramente de oídas, en las conversaciones
del hogar, y así debió ser ; pues por aquellas épocas
cómo no habían de tener nuestros abuelos, y nues-
tros padres más fresca la tradición ? Estaban enton-
ces bajo la impresión de los grandes honores decreta-
dos, y realizados , con motivo de la traslación de los
restos, en 1856 ; de los discursos, y de las publica-
ciones que hiciera el mayor Leandro Gómez , quien
acababa de regalar al gobierno la espada , que la
provincia de Córdoba presentó á Artigas, como Pro-
tector de los pueblos libres .
Pasan los años de la niñez, y entramos en la ju-
ventud, que busca y escudriña la verdad, en cuanto
TAU
CIVILIZACIÓN RURAL 11

le rodea, y en cuanto le ha precedido, para justifi-


car los hechos que presencia. Es la edad de la duda,
que busca la luz, para guiarse en el camino . Hay un
momento de la vida, en que no caben ya los dogmas
de la niñez, ni se tiene la fe por las convicciones de
la edad madura. Es la edad del peligro : la razón
está formada ; pero necesariamente es más lógica
que experimentada, en los intereses humanos .

Los prestigios de ciertas obras literarias nos atraen .


Los magos de la frase y artífices de forma lógica,
en el encadenamiento de los sucesos, se apoderan de
las inexperimentadas inteligencias, y hacen tamba-
lear nuestra fe , en las grandes glorias de la patria !
Sólo tenemos de Artigas, para no arrancarlo de
nuestro corazón tradiciones de heroísmo , y su bio-
grafía por el patriota don Isidoro De-María !
" El Facundo " de Sarmiento se lee, se devora, es
ya un libro de prestigio mundial. En él está claro,
como si fuera la evidencia misma, que en Sud Amé-
rica ha luchado una civilización urbana, contra una
barbarie rural.
Artigas está allí, y es el gaucho bárbaro, indisci-
plinado y anárquico . El periodista Albístur, decla-
raba en El Siglo , que si al salir de España no hu-
biera leído " El Facundo ", habría llegado á la Amé-
rica ignorante de la realidad, para juzgar de las co-
12 ARTIGAS

sas y de los hombres. No era de extrañar entonces


el juicio de la Europa, sobre la población en Sud
América !
Los prestigios intelectuales del autor de las histo-
rias de San Martín y Belgrano, como también del
doctor López, en su historia argentina, y las ardoro-
sas polémicas históricas entre ambos, han trabajado
mucho la razón de la juventud, contra la fe de su
niñez ; pero los dos grandes enemigos historiadores,
han concluído sus polémicas, con estas líneas de
Mitre al doctor López :
"Los dos hemos tenido la misma predilección por
las grandes figuras y las mismas repulsiones por bár-
baros desorganizadores, como Artigas, á quienes he-
mos enterrado históricamente . "
Después el gran pensador argentino don B. Al-
berdi ha entrado en polémica histórica. Empieza por
demostrarles la manera de escribir sus historias, y
dice : " Hay pocos que se atreven á escribir historia
de miedo á lastimar la vanidad con la verdad. "
" Pero los documentos que se sienten documentos
de libertad, se muestran con frecuencia indiscipli-
nados v tirando hacia la democracia bárbara, sacu-
den la autoridad del excelentísimo autor y aclaman
á Artigas, á Güemes . á las provincias sometidas y
humilladas en nombre de la patria, poniendo en de-
rrota al general historiador. "
CIVILIZACIÓN RURAL 13

"Artigas figura entre los primeros que dan el


grito de libertad, y es el brazo fuerte que sustrae la
Banda Oriental al poder del extranjero."
Y describiendo el origen y vida de Artigas pre-
gunta á Mitre : "¿ Dónde y cuándo se acostumbró al
desorden, á la sangre y á la indisciplina ? "
" Se sabe que hay dos Artigas, el de la leyenda y
""
el de la verdad histórica. '

" Los que ultrajan á Artigas no saben que lo can-


tan cada vez que se descubren, para entonar sus him-
nos á las glorias de San José, la Colonia y las Pie-
dras, tres victorias de la independencia obtenidas
por Artigas . "
" Artigas despreció los galones de oro que le brin-
daron todos sus enemigos , los de Buenos Aires , los
de Portugal y los españoles . "
Es inútil deciros que la juventud de entonces, re-
cibíamos esas verdades con tanto entusiasmo cuanto

más nos lo habían quitado las otras publicaciones .


Pero ¿ qué pensábamos, en realidad , de esas polé-
micas ? Por lo pronto, que no se había escrito aún la
historia de la Independencia Sudamericana !

Estábamos en los tiempos de la dominación " La-


torre " , y la juventud de la época nos reuníamos en
el Ateneo (calle Soriano ) .

648252
14 ARTIGAS

Se trataba de la inauguración del monumento


conmemorativo de nuestra independencia oriental,
en la Florida.
El doctor Juan C. Gómez que predicaba la ane-
xión, se negó al acto, dando sus razones , con un
criterio histórico, que motivó en 1881 una intere-
sante discusión en el Ateneo, entre don José Pedro
Ramírez, y don Pedro Bustamante, adicto éste á la
tesis de don J. C. Gómez.

" La anexión y su apóstol " se tituló la memora-


ble conferencia del doctor J. P. Ramírez, para la

juventud de la época . A pesar de la poca documen-


tación que entonces existía, el doctor Ramírez nos
hizo ver contornos más precisos en la personalidad
de Artigas y puso en claro buena parte de las cau-
sas de difamación. Debo leer algunos de sus pá-
rrafos :

" Entonces como ahora, dice, se diseñaban dos es-


cuelas políticas en los acontecimientos del Plata :
la escuela de las transacciones, de las evoluciones
paulatinas, y la escuela de las soluciones definidas
y valientes, de los propósitos indomables . Si en la
vida ordinaria de los pueblos, es posible optar en-
tre esas dos escuelas, no sucede lo mismo cuando de
un lado está el país y del otro la dominación extran-
jera. Los prohombres de Mayo pertenecían á la pri-
CIVILIZACIÓN RURAL 15

mera : iniciaron el movimiento á favor de Fer-


nando VII ; transcurrieron años sin que llegaran á
declarar la independencia ; y aun entonces y des-
pués, proyectaron combinaciones monárquicas á pre-
texto de falta de preparación de los pueblos ...”
" Pero frente á esa escuela estaba la que Artigas
sostuvo... ¿ Cuál hay más grande en las tradicio-
nes de nuestro continente ?"

Artigas iba creciendo en el pensamiento de la ju-


ventud. Ya no es sólo un guerrero que glorifica las
armas de América, es algo más grande !
Nos queda todavía, en un rincón del pensamiento
la leyenda de caudillo imperioso é indisciplinado,
á pesar de que ya Alberdi ha preguntado á Mitre :
¿ Dónde y cuándo Artigas se acostumbró á tales
cosas ? Tenemos tan llena la imaginación de gauche-
rías y barbaries, es tan voluminosa la novela, que nos
es difícil desprendernos de su influencia.
También por aquellos tiempos Zorrilla de San
Martín nos canta su leyenda patria. Sus notas de
gloria, suenan como acordes de un himno ; pero Ar-
tigas es todavía algo legendario.

En aquellos mismos tiempos algunos jóvenes, aun-


que pocos, frecuentábamos también " La Asociación
16 ARTIGAS

Rural ". Muchos creían entonces , más que hoy, que

allí sólo se ocupaban los viejos de cosas de agricul-


tura. Muy buenas documentaciones históricas oía-
mos, en conferencias ó leíamos en su Revista . El
busto de " Artigas ' , sobre su pedestal, tenía su lugar
de preferencia en aquellos salones ! ¿ Qué tiene que
hacer " Artigas " , en una Asociación Rural ? pre-
gunté un día á don Domingo Ordoñana. Éste, como
todos, estaba influenciado por la leyenda, y me dijo :
quien le podrá decir, porqué se ha puesto aquí, es
don Juan Antonio.

El fundador y viejo hacendado don Juan Antonio


Porrua, estaba ya muy anciano, y le fué difícil expli-
carnos ; pero pude oir, que Artigas tenía mucho que
ver con los rurales, y que siempre los había prote-
gido. Era poca cosa ; pero ya adelantábamos algo ,
que más tarde la documentación nos va á comple-
mentar.

Nuestro compatriota Clemente L. Fregeiro pu-


blica nuevos documentos de verdad , y pone en evi-
dencia ciertos hechos históricos. La espontaneidad
del éxodo del pueblo oriental en el levantamiento del
primer sitio de Montevideo, está demostrada, y des-
aparece para nosotros el gesto de mandón, que la di-
famación había impreso, en la fisonomía de Artigas.
Tengo que ser rápido, y abreviar mucho ; pero no
CIVILIZACIÓN RURAL 17

tengo más remedio que cansaros un poco y, siquiera


señalar los progresos del juicio histórico, para llegar
al objeto de esta conferencia.

En el gobierno del general Santos se preparaba


la solemnización fúnebre, en el aniversario de la
muerte de Artigas . En el periódico Sud América
de Buenos Aires aparecen artículos anti-artiguistas,
y eso da motivo á Carlos M. Ramírez, para escribir-
nos sobre Artigas una serie de artículos, que for-
man luego la obra, que todos conocemos . Su docu-
mentación é inteligente investigación, para la des-
trucción de la leyenda nos dan ya la figura casi
definitiva del gran ciudadano.
No podemos prescindir de algunas transcripciones .
Empieza por decirnos en 1884 : " He sufrido como
el que más la influencia de la leyenda hostil á la
memoria de Artigas y sólo desde 1881, empecé á
emanciparme de esa influencia. "
Se debe comprender, que si eso pasaba á un ta-
lento superior, como el de Carlos M. Ramírez ; qué
no pasaría en el pensar y sentir de la generalidad de
los hombres de la época !
Pone en claro que toda la leyenda de difamación
está basada en un libelo, aparecido en Buenos Aires ,
2.
18 ARTIGAS

durante el gobierno de Pueyrredón, y escrito por


Feliciano Cavia, oficial del Ministerio, personaje me-
diocre como escritor, servil, y que nunca fué leal á
principio alguno . Era considerado intrigante y de
mala fe.
" Ha llegado un instante, dice Carlos M. Ramírez,
en que no son temibles las discusiones sobre Arti-
gas ... ; pero lleva en sí misma una aureola de luz,
cuya intensidad se acrecienta á medida que las inves-
tigaciones históricas permiten apreciar los sucesos
99
en sí mismos . '
Llega á las instrucciones dadas por Artigas á los
diputados orientales en 1813 , y analizándolas punto
por punto con la actual constitución federal argen-
tina, concluye por decir, refiriéndose al veneno arti-
guista, que señalan los historiadores, sin especifi-
ficarlo :

" El veneno de Artigas, es menester decirlo , llena


las páginas de la constitución argentina, formada
bajo la influencia de las provincias ... Por resistir
ese veneno con tenacidad, sin detenerse en medios
tan culpables, como las connivencias con la invasión
portuguesa, el patriciado de la revolución ensan-
gréntó á los pueblos y retardó medio siglo la orga-
nización . "
Carlos M. Ramírez, como escritor de verdad , se-
CIVILIZACIÓN RURAL 19

ñala lagunas , para la completa historia de Artigas,


y dice : " No será posible mientras no salgan á luz
todos los documentos reunidos en archivos particu-

lares " ; pero él ya ha levantado anțe la intelectuali-


dad de la época la personalidad de Artigas y , se ad-
quiere la convicción de haber sido : humano en medio

del terrorismo ; defensor de la soberanía popular,


que es el primero en respetar y consultar su volun-
tad; propagandista de la idea republicana federal
y contrario al despotismo y procederes de la oligar-
quía reinante, que era monárquica .
No en balde las provincias de Entre Ríos, Corrien-
tes, Santa Fe, Córdoba y luego la campaña y pueblo
de Buenos Aires mismo le aclamaban !

Pasan algunos años, y siguen aumentando las do-


cumentaciones históricas. No sólo Artigas ha tenido
su leyenda difamante, sino también todos sus subal-
ternos , y todas las grandes figuras que en las pro-
vincias actuaron en la época, con la bandera de Ar-
tigas ó después , siguiendo su escuela republicana
federal.

Comienza una nueva generación á rehabilitar á


Güemes y á otros grandes caudillos . Se busca con
afán la verdad. El mismo Rosas, tiene hoy borrada
20 ARTIGAS

una parte de su leyenda ! Tras de eso, se ensaya la


historia del novelesco Facundo de Sarmiento, con
documentaciones de verdad, y de tan gran verdad,
que permanecieron inéditos, en el archivo del mismo
original escritor á quien se los había trasmitido
Alsina ! Quiroga, si es un gran caudillo, deja de ser
para la historia aquel Facundo, que Sarmiento sólo
escribiera para atacar á Rosas ; pero olvidándose de
las fechas lo hace actuar cuando Rosas era el dés
pota en 1845, mientras que la historia demuestra
que Quiroga murió diez años antes.
Quiroga no era hombre de engaños , ni sanguina-
rio. Trabaja contra Rivadavia por la idea federal ;
pero lo domina la ambición y el juego . Trabaja por
su personalidad ; pero nada tiene del novelesco Fa-
cundo. (1 )

Todos esos estudios han ido haciendo la luz, y cada


vez que avanzan las investigaciones, se va conociendo
más el misterio que ha envuelto la historia , en le-
yenda general !

(1) El conferenciante hace un aparte y, recordando á los oyen-


tes que, en estos mismos días se conmemora en la Argentina el
centenario de Sarmiento dice : También nosotros adherimos, siendo
admiradores del genial escritor ; pero á cada personalidad la his-
toria reserva el puesto de su juicio de verdad, que le corresponde
y, que no siempre es el que le asignaron sus contemporáneos.
CIVILIZACIÓN RURAL 21

En 1894 el doctor Juan Carlos Blanco, en un pen-


samiento de colaboración en El Siglo, del 19 de Ju-
nio, refiriéndose á los modernos conocimientos his-
tóricos , sobre la intelectualidad de Artigas dice :
"deslumbra y trastorna las bases del criterio his-
tórico", y en ese mismo número el doctor Aramburú,
considera que la obra lenta de la rehabilitación de
Artigas podría va juzgarse definitiva.
Ya era grande entre las grandes figuras de la in-
dependencia, y entre ella el único que sostuviera la
república ; pero han de aparecer otros documentos
que lo complementan.

Se aproximaba el centenario de la independencia,


y era necesario no pasarlo, sin levantar un monu-
mento á Artigas. En 1907, el gobierno recuerda en
un decreto lo que dijera Carlos M. Ramírez : " lle-
gará un día en que los niños, el ejército y el pueblo
se inclinarán ante la estatua del gran calumniado
en la Historia de América."

Varios otros gobiernos han tenido esos mismos re-


cuerdos, y existe también la ley de 1862 sobre un
monumento á Artigas, en la plaza Cagancha ; pero
el último decreto á que me he referido , encomienda
al doctor Zorrilla de San Martín, para que prepare
22 ARTIGAS

una memoria sobre Artigas, y dé los datos docu-


mentarios y gráficos, que puedan necesitar los ar-
tistas, para el monumento.
Por los mismos tiempos, el doctor Eduardo Ace-
vedo se impone la ardua tarea de hacernos una re-
copilación de los documentos relativos á Artigas,
esparcidos en distintas obras, y no al alcance de todo
el mundo. Aporta también documentos poco conoci-
dos en el Río de la Plata, como las cartas de Mr. Ro-
bertson, que estaban en inglés, y otras extraídas del
archivo del general Mitre.
Aparece en 1910 " La Epopeya de Artigas " , por
el doctor Zorrilla. Es mucho más, que la simple me-
moria encomendada. Yo no tengo necesidad de reco-
mendárosla ; pero después de leerla, no digáis, como
don Miguel de Unamuno : " Su Artigas, si no fué
así, así debió ser " , porque Zorrilla, si ha hecho un
monumento literario, para la inspiración de los ar-
tistas, no se aparta de la verdad .

Hemos llegado al centenario, con una voluminosa


documentación, que ha costado extraerla entre los
escombros de la revolución ó entre los misterios de
una logia extinguida, cuyas puertas ya nadie tiene
interés en guardar. Por el contrario, todas las frac-
CIVILIZACIÓN RURAL 23

ciones geográfico - políticas en que se divide Sud


América, se han esmerado en traer la luz y llegar
á la verdad, porque sólo con ella la historia sirve de
enseñanza, sólo con ella se encadena el pasado con
lo porvenir y puede así fundarse un criterio para
deducir " la gran lección moral ", que un escritor
más novelesco que historiador, señalaba á la juven-
tud de su país.

¡Civilización contra la barbarie ! es el juicio más


dominante por la leyenda, y no parece muy dejado
de lado. Hay prejuicios que se arraigan de manera
más inconmovible que las supersticiones, en la ig-
norancia !

Yo encuentro todavía en obras modernas de reha-

bilitación, que persiste aquella influencia y, que los


tiempos duros, las ideas y costumbres de exterminio,
de barbarie, diremos, son aceptadas como comunes,
de uno á otro extremo del continente !
Pues esos tiempos duros , esas costumbres, es preci-
samente lo que á estas alturas de los conocimientos
de verdad, debemos explicarnos de una manera clara
y precisa .
De haber tenido que luchar una civilización con-
tra la barbarie y la incapacidad, no veríamos la ra-
zón de " un trastorno en el criterio histórico ".
24 ARTIGAS

¿ Sería entonces Artigas con todas sus bondades un


loco visionario, á quien López y Mitre creyeron deber
enterrar para siempre en la historia ?
Hov conocemos bien al gran ciudadano : Una inte-
ligencia superior unida á todas las cualidades de un
hombre de estado ; de una fe republicana á toda
prueba ; de costumbres y prácticas democráticas.
Agregado á todo eso una actividad y abnegación
sin límite. Nunca antepuso su persona á la volun-
tad de los pueblos . Su espada sólo brilló ante los in-
vasores extranjeros y contra el despotismo.
Pues bien ; una personalidad tan elevada y que la
verdad histórica nos lo presenta más que teórico,
en estudios sociales, como inteligencia experimentada
y conocedora del sentir, pensar, aptitudes y costum-
bres de las poblaciones rurales, más inclinado á la
paz , el orden y la felicidad de los pueblos, que no
á las guerras de predominios personales, que él con-
dena á cada rato .... ¿ ha podido en el hecho , de-
jarse llevar en brazos de la barbarie y de los pueblos
incapaces é inconscientes de sus destinos, á quienes
halagaría con una bandera constitucional ?

¿ Sería acaso por ambición personal ?


¿ No nos hace ver la documentación histórica, que
Artigas ha podido mucho antes que su compatriota
Rondeau, apoderarse del gobierno en Buenos Aires,
CIVILIZACIÓN RURAL 25

en vez
de eso, sólo pide y exige un congreso de
verdad,
para deter
minar la voluntad de los pueblos
y la forma de gobier ? ¿ No se le ofreci g
no eron obier-
nos y honore varios ?
s
No ! " Artigas " no era un alucinado, con una tesis
teórica. Los grandes hombres como " Artigas " , son
más el resultado de una voluntad desarrollada, en la
experiencia de las cosas, que no por las teorías que
sólo se manifiestan por ilustración .
Las instrucciones de 1813, como teoría, podrían
ser mérito para ilustraciones como Mariano Moreno
ó Larrañaga ; pero no lo serían para un Washington .
Artigas tenía una clarovidencia de los hechos, y
no se le escapaba ningún detalle sobre los sucesos y
los hombres . El llegó hasta decir un día, que empe-
zaba á encontrar en aquella época más virtudes en el
gaucho que no, en las más altas ilustraciones . Era,
sin embargo, gran amigo de fomentar la instrucción
pública, y conocéis cuál fué el lema para su ejército
el día de la inauguración de la biblioteca nacional :
" Que sean los orientales tan ilustrados como va- 7

lientes " ; pero anteponía á todo las virtudes, y así,


en oficio al Cabildo en 1815 , con motivo de la funda-
ción de otras escuelas decía, que ante todo los jó-
venes " deben recibir un influjo favorable en su
educación, para que sean virtuosos y útiles á su
ραίς. ”
26 ARTIGAS

Su actitud ha sido entonces el resultado de una


convicción experimental ; gran fe en las condiciones
del pueblo y una voluntad inconmovible para ser-
virlo. No para ser servido .
Debemos, pues, estudiar las condiciones propias
de los pueblos y población rural, en la época de la
emancipación, para saber si Artigas estaba equivo-
cado.
No basta que hoy, todos los republicanos en Sud
América nos inclinemos á dar la razón á Artigas, es
necesario saber si la oligarquía ilustrada no veía más
claro que él, en aquellos instantes.
Es lo que traigo á vuestra consideración, y lo que
voy á ensayar de demostraros lo más brevemente po-
sible ; pero antes un aparte :
Señores : En la larga controversia histórica , que
han seguido dos generaciones, y en el calor de esas
discusiones, bien motivado por cierto, he notado, que
los historiadores de una y otra margen del Plata,
se refieren, unos á historiadores argentinos y otros
á orientales .
No hay que esperar tal ó cual reconocimiento his
tórico por los de la izquierda ó por los de la de-
recha !
Pueden los orientales enamorarse de Artigas, nos-
otros no tenemos necesidad de crearnos una tradi-
ción, ha dicho otro !
CIVILIZACIÓN RURAL 27

Yo
considero que todo eso es un absurdo : Artigas
sólo actúa hasta 1821 , y la República Oriental se
hace independiente en 1825. Artigas pertenece en-
tonces á la independencia sudamericana y no puede
ser juzgado con el criterio de nacionalidades . Sepa-
rarlo de aquella historia, es no querer hacerla.
Pero Alberdi, federal y artiguista, es tan argen-
tino como Mitre y López considerados porteños.
Eso mismo de porteños, es otro error histórico .
Artigas nunca fué enemigo del pueblo porteño , ni
éste de Artigas. La oligarquía gobernante y monár-
quica ó al fin unitaria, lo mismo se manifestó en
una parte de la intelectualidad porteña, como tam-
bién se manifestó en algunos orientales en Montevi-
deo, y bien claro se vió eso, cuando la dominación
del Portugal .

He querido salvar esa irregularidad en la discu-


sión, porque Artigas es una personalidad sudameri-
cana y sólo así puede discutírsele . Yo voy más lejos ;
pues creo, estoy convencido que el historiador mo-
derno del Brasil no tratará á Artigas como un ene-

migo, porque si lo fué de Portugal y de su corona,


era en defensa del territorio y de su ideal republi-
cano ; pero hoy Artigas, sería amigo de la federación,
que también ha adoptado el Brasil.
En la Epopeya, del doctor Zorrilla, encuentro un
28 ARTIGAS

párrafo lleno de verdad histórica, que condensa esas


ideas en forma que expresa mucho mejor todo lo que
acabo de deciros . Voy á leerlo ; se dirige á los ar-
tistas :

" Es al pie de la estatua de Artigas, que está oculta


en el bloque de mármol que váis á despertar, donde
el pueblo oriental y argentino deben reconocerse y
""
amarse.

CAPACIDAD Y COSTUMBRES de los PUEBLOS

EN EL INSTANTE DE LA REVOLUCIÓN

Tenemos, pues , que fundar el criterio con el co-


nocimiento de la civilización y costumbres de la po-
blación á principios del siglo XIX ; pero eso sería
muy largo y cansado si os hiciera seguir todo un
trabajo, y voy á sintetizarlo, indicando solamente
lo necesario al objeto de esta conferencia.
En las ciudades, ya sabéis que no falta la ins-
trucción, y que hay también ilustraciones superio-
res, tanto más divulgadas cuanto más antiguas fue-
ron las fundaciones de aquéllas, y más participaron
CIVILIZACIÓN RURAL 29

del contacto con las cortes de los virreyes. Buenos


Aires era una de ellas ; pero también Montevideo
tenía sus ilustraciones influídas por las mismas doc-
trinas .

El régimen colonial de la España no era muy


bueno ; pero podemos creer que no era peor al de
otras naciones y, en lo fundamental, obedecía á las
ideas y prácticas dominantes en las cortes euro-
peas. Aquí sí, viene bien aquel principio salvador
66
' cosas de la época" muy empleado por los historia-
dores y aplicado á las figuras de su predilección .
El español venido de Europa, era arrogante y
un tanto, no diré despreciativo, porque esa palabra
va más allá de aquella su creencia de superioridad
que tenía sobre el criollo . El vasallo más humilde
al pisar la tierra americana , se consideraba repre-
sentante de su rey. ( Criollo acá quiere decir el na-
cido en América aun siendo descendencia directa de

europeos ) .
También entre los criollos de las ciudades había
su aristocracia, que Estrada dice : " estaba impreg-
nada con los ejemplos de arrogancia en que había
sido educada. ”
En esa aristocracia criolla, figuran en la historia
la mayor parte de los hombres ilustrados de la época,
y hoy podemos saber hasta cuáles eran los libros más
30 ARTIGAS

generalizados en Sud América , para darnos cuenta


del sentir y pensar de aquellas ilustraciones.
Lo más influyente en ellas ha sido, sin duda, y
en lo que respecta á cuestiones sociales , la literatura
monárquica, y el absolutismo de gobierno.
Algunos han podido leer algo de los derechos del
hombre.
Posiblemente casi todos conocen referencias de la
revolución francesa ; pero esta revolución y su idea
republicana estaba entonces desacreditada por su
propio fracaso y por los principios que más habían
arraigado en aquellas ilustraciones.
Conocen á Bonaparte, el Corso, como se le llamaba
en Sud América ; pero es casi seguro que no se cono-
cía al verdadero Napoleón, porque éste venía desfi-
gurado en el idioma español.
Si se tenían referencias de la independencia Nor-
teamericana, su Washington, no sonaba como un
ejemplo que los inspirara .
La idea constitucional federal, para la ilustración
que más se exteriorizaba por la prensa, en 1810,
era algo inverificable ; pero si Moreno ya atacaba
esa idea, es como se sabe, que ya alguien ó algu
nos la han propuesto, y como esos no aparecen en
las intelectualidades de la capital, hay fundadas
razones para suponer que esas ideas andaban en los
CIVILIZACIÓN RURAL 31

trabajos revolucionarios, que en la campaña orien-


tal, se preparaban en 1809 .
Pero lo importante , es decir, que en aquellos tiem-
pos las primeras intelectualidades miraban la em-
presa norteamericana como algo contrario al sen-
tido común, y hasta mucho más tarde, Rivadavia,
consideraría la república norteamericana como algo
anormal ; " Constitución de Cartujos " era como
la llamaba Rivadavia. " Genio del mal " llamaría
San Martín al delirio de la república federal .
Con esta reducidísima síntesis podemos compren-
der que las ideas, los caracteres y las prácticas, de-
berían tender á la monarquía ó el absolutismo , si
esa clase se apodera del gobierno ; pues esa intelec-
tualidad era además muy poco experimentada en el
conocimiento real de las poblaciones rurales.
Si el español miraba con cierto desdén al criollo ,
en las ciudades, la aristocracia criolla no veía en los
hacendados y hombres de campo otra cosa que el
gaucho.

Si la América, para España era una cosa de su


propiedad y la manejaba como un terrateniente,
para la aristocracia criolla el pueblo rural era tam-
bién una cosa. Alsina había dicho, que el gran error
de Rivadavia fué ir á Europa á recoger inspiracio-
nes para su programa de gobierno, en vez de haber
ido
á estud l p
iar as rovincias y sus hombres .
32 ARTIGAS

Si Rivadavia, doce años después de 1810, toda-


vía manifestaba ese desdén por la cosa á gobernar,
se puede juzgar lo que pensarían los próceres que le
precedieron.
Ya he dicho que no podemos hablar de porteños,
de argentinos, ni de orientales ; pues en todas partes
existían hombres de esa escuela intelectual, y así
sólo hablaremos de escuelas, de oligarquías ó cama-
rillas, y del pueblo ó de la población rural.
¿ Dónde estaba la barbarie y la incapacidad ? No
la podemos ver en las ciudades, y sólo hemos podido
saber que la libertad y las costumbres democráticas
no están en el alma de esa intelectualidad ; pues en
aquellos momentos no estaban tampoco en Europa,
ni en sus libros . La librería Jacobina vino mucho
después. No es el momento, ni tenemos objeto de co-
nocer su influencia.

En el pueblo de las ciudades no es posible tam-


poco encontrar el barbarismo. Los hechos que han

podido señalarse son del mismo carácter que encon-


tramos en los centros más civilizados de la Europa
en aquella época, y que hoy mismo se repiten siendo

del dominio policial ; pero de ninguna manera para


presentarlos como incapacidad de los pueblos, para
un orden social.
CIVILIZACIÓN RURAL 33

La independencia del gobierno de España, en la


forma que hasta ent nces había ejercido el régimen
colonial, es unánimemente anhelada en Sud América.
Tres siglos de dominación han aplastado demasiado
y trastornado la vida en lo más esencial, que es el
empleo de las propias actividades para el progreso de
los pueblos. Es el nacimiento de un real y verda-
dero patriotismo, que tiene conciencia de su dere-
cho á la vida propia.
La aristocracia criolla también anhela aquella in-
dependencia ; pero la palabra libertad, cabe en esos
momentos para ser proclamada por todos, cuales-
quiera sean las tendencias. De ahí lamentables con-
fusiones en los historiadores al juzgar republicanos
los que sólo han proclamado la libertad, cuando los
sucesos y documentos nos prueban su monarquismo
y su temor á las deliberaciones de los pueblos . Li-
bertad para ellos significa salir del régimen colonial
y formar nación, con corona de España ú otra cual-
quiera. Esa es la verdad y se debe tener presente .
Pero en la Banda Oriental desde 1808 , se han
notado movimientos del pueblo en que parece se

pensara otra cosa : pero si han existido, sobre todo


en 1809 trabajos revolucionarios, cuya repercusión
tendrá más tarde su importancia , es el hecho, que la
fecha oficial de la independencia es reconocida y
fijada el 25 de Mayo de 1810.
3.
34 ARTIGAS

Artigas mismo lo habría así reconocido, conmemo-


rando ese aniversario en 1816, al fundar la biblio-
teca de Montevideo, y también en oficio al gobierno
del Paraguay el 21 de Setiembre de 1812, cuando
dice :

" Si el pueblo de Buenos Aires cubierto de glo-


rias de haber plantado la libertad, conoció en su
objeto la necesidad de trasmitirla á los pueblos por
el interés mismo de conservarla en sí, su mérito
puede hacer su distinción ... ”

¡ No os decía yo hace un momento, que la palabra


libertad, si había sido por todos proclamada, no era
por todos en la misma forma, ni con igual objeto ?
Artigas ha empezado á creer que los gobiernos de
la capital no quieren la libertad de los pueblos.

La población rural : ¿ No estará la barbarie y la


incapacidad en la población rural, ya que no la en-
contramos en las ciudades y en forma que justifique
el absolutismo reinante ?
No voy á entreteneros inútilmente con teorías, de
que tanto se ha abusado en estas cuestiones . ¿ No se
funda el mismo Lombroso en la novela sudameri-
cana como si fueran realidades, para - sentar sus prin-
cipios ?
CIVILIZACIÓN RURAL 35

Si de antiguo se dice : " Así se escribe la historia "


en nuestros tiempos habrá que decir : " Así se fundan
dogmas á nombre de la ciencia ! "
En la tierra virgen americana, todo ha de ser ex-
traordinario y original para el europeo, en aquellas
épocas de la independencia ; pero, para comprender
esas originalidades y darles un exponente de ver-
dad al describirlas , era necesario también un cri-
terio experimentado para juzgarlas. Todo lo que
no estaba en los usos, costumbres, ideas y prácticas
europeas, se considera por los escritores de la época
como actos de barbarie, sin mayor examen .
Matar reses vacunas, para sólo aprovechar el
cuero, que era una operación ganadera perfecta-
mente encuadrada en la economía rural de la época,
por las restricciones coloniales á la industria, es seña-
lado el hecho en muchas publicaciones europeas,
como demostración del estado salvaje ó bárbaro, y
eso es repetido en igual tono después por escritores
americanos, sugestionados por aquéllos .
Señalo entre varios este caso, por ser de un ca-
rácter rural más típico ; pero en esas descripciones
novelescas, puede encontrarse, como, son actos de
barbarie é incapacidad hasta la manera de cabal-
gar, viajar y vestir, etc., etc.
Pero hoy tenemos la historia contra aquellas no-
36 ARTIGAS

velas, y si os tomáis el trabajo de las comprobacio-


nes, veréis que el cuadro de la población rural era
algo muy distinto .
La vida era ruda en aquellas soledades, no era
el vivir suntuoso de las ciudades. Existía el indio
que daba sus malones ; pero más generalmente, ar-
mados y ayudados por aventureros europeos, que
comerciaban en esa forma y, en nuestro territorio
oriental, guareciéndose en la frontera portuguesa,
de donde salían las expediciones con objeto de apo-
derarse de ganados y caballadas.
Algunas veces esos robos eran favorecidos por
los jefes militares del rey, ya por connivencia co-
mercial ó por ineptitud y poco celo en favorecer
los intereses de los criollos.

En todo lo que he podido comprobar, encuentro


tan grandes semejanzas con lo que pasa en Norte
América, en las mismas épocas ! ... No habéis leído
las varias novelas norteamericanas inspiradas en
esos hechos ? Mezclad esas novelas en la historia de

aquel pueblo, y os figuraréis que era una población


incapaz para el gobierno propio !
El ranchero norteamericano era nuestro hacen-

dado, y el cow-boy nuestro gaucho. Los unos como


los otros son víctimas de los malones y saqueos.

Yo encuentro en las familias rurales de los pri-


CIVILIZACIÓN RURAL 37

mitivos hacendados la base de una verdadera demo-


cracia.
Por toda la América, en ambos hemisferios , así
como eran vírgenes sus selvas y llanuras, eran tam-
bién vírgenes y llanas las ideas y costumbres.
En medio de la vida azarosa por los peligros que
hemos señalado y la rudeza propia de los trabajos
y ejercicios á caballo, la estancia del hacendado en
el Río de la Plata, era el centro de familias consti-
tuídas y cristianas, llenas de virtudes y sinceri-
dades.

El hombre de campo, tanto el propietario como


el peón, eran en la generalidad hombres de verdad
y sin dobleces . El que no era malhechor, y lo eran
muy pocos, en aquella población rural, tenía el culto
de la verdad . Una felonía, una simple intriga, era
condenada, y el causante recelado ó separado de los
vínculos sociales. Para adquirir prestigio en aque-
llas campañas, para ser lo que se llamará un caudillo
no basta la fuerza y destreza, era necesario el hom-
bre á carta cabal . El hombre justo debía preceder
al hombre diestro en las campañas, para ser respe-
tado.

Las costumbres eran puritanas , y, si algo tenían


de patriarcales, más tenían de democráticas . Era
bastante general que los patrones y subalternos ro-
38 ARTIGAS

dearan la misma mesa, y no por eso los respetos eran


menores que hoy. Había cierta disciplina impuesta
por la rudeza de los trabajos y la vida azarosa. Esa
preparación va á servirles, en su tiempo, y á falta
de ejércitos regulares para la defensa de sus dere-
chos, con el orden y humanidad en que se han ejer-
citado ; pues en los relatos de ataques por malhecho-
res se constata que los heridos eran atendidos en las
mismas estancias.
Por lo general el hacendado tenía regular ins-
trucción, si bien limitada, la aumentaban con gran
experiencia de las cosas del país y conocimiento de
los hombres.
No encontramos documentación alguna que nos
haga ver la barbarie en aquellas poblaciones , fuera
de hechos que corresponden á la persecución poli-
cial.

Con aquellas costumbres hay base suficiente para


fundar una democracia de orden, que existe ya de
por sí, y es así como no podemos encontrar en esa
población aquella causa de barbarie por la cual no
se puede fundar aquí la república , como en Norte
América . Allá las autoridades dirigentes pudieron
encaminar esos pueblos al régimen nuevo, con po-
blaciones rurales más diversas y complicadas.
Pero se puede todavía pensar, que aquella pobla-
CIVILIZACIÓN RURAL . 39

ción rural de costumbres democráticas, sentimien-


tos de humanidad, y un culto por la justicia y la
verdad, fuera incapaz de comprender el gobierno
propio y, darse cuenta de la manera de encaminar
sus intereses á los progresos que indicara la situa-
ción de América.

Voy á daros algunas muestras de aquella intelec-


tualidad experimentada , y más adelante la veremos
en la aplicación de sus ideas.
Se forman corporaciones de hacendados y agri-
cultores para la protección de sus intereses y fo-
mento de sus producciones .
Las sociedades rurales modernas del Río de la
Plata, van á encontrar aquí su tradición y su fun-
damento, en las iniciativas de aquellos nobles y ab-
negados hacendados.
Debo antes deciros que el régimen colonial impo-
nía tales restricciones al comercio, á la industria y á
los cultivos, que hasta se llegó á limitar el cultivo
de la viña, para no perjudicar la producción de
España !
En uno de los documentos se presentan los ha-
cendados del Río de Plata , Montevideo y Buenos
Aires al gobierno colonial . Está lleno de ideas prác-
40 ARTIGAS

ticas. Demuestran al rey que se cuenta con millo-


nes de ganado vacuno y lanar y, que además hay
salinas abundantes como parajes apropiados para
formar la industria de salazón. Que por no serles
factible aprovechar, sino el cuero de los vacunos,
pierde anualmente el país algunos millones en el va-
lor de la carne, de 450.000 vacunos que se matan.
Como el gobierno de España fomentara más todo
lo referente á minas de oro en América, le dicen :
" El oro y la plata son de necesidad ; pero con todo,
no debe ser preferida en los países donde hay pas-
tos, labranza y comercio ; pues se ve por experiencia
que los pueblos que no tienen ganados ni trigos, son
miserables aunque poseen minas de oro, como tene-
mos ejemplo vivo en algunos de esta América . ”
Como el rey de España había remitido al Perú
un número de polacos y alemanes, para enseñar el
modo mejor de extraer metales le dicen : " que imi-
tando el antecedente, tenga la benignidad de remi-
tir un número de irlandeses por ser la nación más
práctica en el arte de salar carnes .
Le dan también una lección de buena política :
" Con el desarrollo de la industria y el comercio, se
observan mejor las leyes y se respeta el gobierno, á
la par que se enriquece y se civiliza, se instruye el
pueblo. "
CIVILIZACIÓN RURAL 41

En otro documento dicen, que por las restricciones


al libre comercio del trigo, muchos labradores aban-
donan el arado ; pues ha llegado á tal abundancia
el trigo, que si acá no vale nada el pan , en otras
provincias y otros países, se pelean por comprarlo á
altos precios . "Que haya libertad de amacijo y que
sea libre el comercio del trigo y no se mire si va
de una provincia á otra ó de un país á otro. "
Hay muchas otras piezas , verdaderos documentos
de valor, qué haciéndonos comprender la situación
económica rural de la época, nos hacen además co-
nocer á fondo la intelectualidad experimentada de
los elementos rurales, con una clara comprensión
de lo que debe ser el gobierno en América.

Pero antes de concluir este capítulo yo quiero ha-


blaros del glorioso " Regimiento de Blandengues " ,
que es de pura tradición rural, pues tuvo su origen
en una formal solicitud de los hacendados, y ellos
mismos más tarde, indican cuál debe ser el jefe
único y capaz, para hacer de ese cuerpo un modelo
de "policía rural ".
En 1795, se presentan los hacendados y hacen no-
tar, que ya sea por la poca pericia en el manejo del
caballo ó por complicidad en negocios con los mal-
42 ARTIGAS

hechores, los jefes de tropas reales resultaban ino-


fensivos.

Fué así que se creó el cuerpo de Blandengues con


personal campero ; pero los jefes no resultaban, y
eso motiva otra solicitud, diciendo que los robos de
haciendas continúan, y que es necesario nombrar
jefes de partidas, de pericia y probada buena fe.
Indican al teniente de Blandengues, entonces don
José Artigas, como el más aparente para el caso .

¿ Cómo llenó su misión Artigas ? lo dicen los mis-


mos hacendados en otro documento : " Desde el prin-
cipio de su comisión lo hizo con tal eficacia, celo y
conducta, que haciendo prisiones de bandidos ó ale-
jándolos del territorio, experimentamos en poco
tiempo los buenos efectos á que aspirábamos, viendo
sustituída en lugar de los sobresaltos, la quietud
de espíritu y seguridad de nuestras haciendas. "
Yo creo que ya es bastante, y podemos terminar
esta parte, con la cual nos damos idea de aquella
población.
¿ Dónde está, pues, la barbarie, la anarquía, la
incapacidad de las poblaciones en el momento de la
revolución en 1810 ? No la vemos ni en las ciudades
ni en las campañas.
La historia de verdad ha ido borrando la serie de

malos gestos impresos por la leyenda difamante, en


CIVILIZACIÓN RURAL 43

la fisonomía de Artigas ; quedaba en ella la impre


sión de un alucinado, como conductor de la incapa-
cidad y barbarie hacia lo inverificable; pero es el

hecho que Sud América se ha pasado más de medio


siglo sin organizarse, y acabamos de ver cuál era
el estado de su civilización , para no creer que fuera
ella la causa fundamental.

CAUSAS FUNDAMENTALES

Tenemos, pues, que buscar causas más funda-


mentales que nos expliquen : ¿ Por qué en Sud Amé-
rica, las guerras de su independencia toman aspec-
tos tan negativos para los progresos que anhelara
el pueblo y su población rural ? ¿ Por qué en Norte
América se establece de plano la república y en
el Sud predominó el absolutismo y la anarquía ?
No tenemos necesidad de insistir en que no fué
debido á un estado inferior de civilización, ni tam-
poco á una fundamental diferenciación , por raza . Son
esos argumentos muy pobres, que han podido servir
44 ARTIGAS

á un criterio intelectual, en medio de ardorosas lu-


chas civiles, dentro de la guerra de la independen-
cia, y después, recogida esa difamación por historia-
dores no desprendidos de aquellos apasionamientos,
que aceptan los argumentos desprovistos de toda
verdad y realidad .
Hemos dicho ya, que hay acontecimientos que se
desenvuelven por fuerzas superiores á la previsión
de los hombres, que actúan en un momento dado , y
es así como la historia puede ver, donde no vieron
aquéllos.
Si la aristocracia intelectual , diremos así, hubiera
conocido más el pueblo rural de América, si hubiera
penetrado en sus costumbres, conocido sus aspira-
ciones y sentido el alma sana y libre capaz de coad-
yuvar al orden de un gobierno propio, es casi seguro
que la independencia sudamericana se habría con-
quistado, sin las anarquías y luchas internas, y ha-
bría aparecido en el primer gobierno de la Repú-
blica el Washington que modelara con el ejemplo
democrático la sucesión regular de los gobiernos.
Pero Washington también era un rural nacido
en los campos de Virginia, y estaba impregnado del
aire de libertad, y de las costumbres democráticas,
desenvueltas en las poblaciones de pastores.
Todo eso de democracia, tiene que mirarse como
CIVILIZACIÓN RURAL 45

el absurdo por la escuela monárquica , y si aparece


en los pueblos y las campañas una idea semejante,
será atacada y perseguida como insurrecta y con
igual absolutismo que lo hiciera un rey, con dere-
chos á la corona. Ya tenemos una causa fundamental .

La lucha interna será, pues, inevitable en Sud


América por el hecho de caer en suerte el primer
gobierno, con todos sus resortes y ventajas , en ma-
nos de esa escuela de absolutismo, que si bien es
minoría, podrá equilibrar sus fuerzas en el hecho ,
ya que no en el derecho. Donde éste no existe reina

el despotismo ó gobiernan las oligarquías .


El Ateneo de Buenos Aires ha publicado hace po-
cos años un documento, que sería la clave de todo
el misterio de la logia política, de aquellas oligar-
quías apoderadas del gobierno. Es atribuído á una
de las más altas intelectualidades de la época, y se
le denomina : " Plan de operaciones de don Mariano
Moreno ' , quien lo habría presentado en la primer
junta de Mayo .
Es un plan de terrorismo, de engaños , intrigas y
corrupción, previendo la manera de dividir para
reinar sobre los pueblos, y en los cuales se fomen-
taría la guerra civil, si fuere necesario, y se intri-
garían unos con otros los hombres de prestigios . Todo
debía hacerse en forma reservada para el público,
46 ARTIGAS

y el pueblo sólo conocer lo que conviniera á los pla-


nes de la Junta. Hay muchas otras previsiones en
aquel documento.

Debe ser apócrifo ; pero lo que sorprende en él, es


la similitud de los sucesos, en la forma que se han
desenvuelto, con las teorías y prácticas, que en él se
recomiendan .

Sería realmente fenomenal, la previsión manifes-


tada por un hombre, que actuó menos de un año
en la época de la independencia.
Tiene que haber sido redactado con posterioridad
á los sucesos ; pero éstos, con el plan ó sin él , se han
dirigido en la forma indicada, que es lo importante
para la historia.

El historiador doctor López, decía, que si la bur-


guesía entraba ya en las miras y teorías de Artigas ,
era por odio á los porteños .
No era así ; ya os he dicho, que la oligarquía no
sólo era porteña, aunque el centro de su gobierno
estaba en Buenos Aires. También había de aquella
escuela en Montevideo, por toda América, y sus emi-
sarios de manejos diplomáticos, por todas partes.
El general Belgrano, monárquico de fe, nada sos-
pechoso como porteño, y bien consecuente al servi-
cio de las miras de la oligarquía, es el que nos va á
decir, en documentos que felizmente se han conser-
CIVILIZACIÓN RURAL 47

vado para la verdad de la historia, cuál era la razón


del avasallador prestigio que adquiría en Sud Amé-
rica el artiguismo .
Por el año 1818-1819 notaba Belgrano, que en las
campañas ya no se recibía su ejército con el entu-
siasmo que lo hiciera á principios de su campaña
en 1810 , y dice á su gobierno : " El ejército no está
en país amigo, no hay una sola demostración que
me lo indique ... se nos trata como á verdaderos
enemigos . "
Como el gobierno lo instara á concluir con el arti-
guismo, le dice en oficio de Abril 2 de 1819 : " El
ejército que mando no puede acabarlo, es un impo
sible, podrá contener de algún modo ; pero ponerle
fin no alcanzo, sino por un avenimiento . ”
Pero el 13 de Junio de 1819 , en otro oficio, se-
ñala ya la verdadera razón y causa de lo que está
pasando, y dice :
" Estoy convencido que no es el terrorismo lo que
puede cimentar el gobierno que se desea ... Tampoco
deben los orientales al terrorismo la gente que se
les une , ni las victorias que los artiguistas han con-

seguido sobre las armas del orden. Aquélla se les


ha aumentado, y les sigue por la indisciplina de
nuestras tropas y los excesos horrorosos que han
cometido, haciendo odioso hasta el nombre de
patria. "
48 ARTIGAS

Estos documentos á la vez que confirman de ma-


nera concluyente, que la barbarie no estaba en las
fuerzas populares, dicen también que éstas crecían
en prestigios , porque sus teorías y prácticas se adap-
taban más á las propias costumbres rurales llenas
de verdad y humanidad, de que os he hablado.
Creo que ya es bastante para hacernos compren-
der una causa fundamental y poderosa, por la cual
no podían desenvolverse las cosas en Sud América
con la facilidad que lo hiciera el pueblo norteameri-
cano, y aquí también podemos agregar, que las ten-
dencias de progreso manifestadas por las poblacio-
nes rurales, y que se consideraban primordiales en
Sud América, no eran tampoco muy apreciadas por
los directores.
Lo han comprendido así los comisionados norte-
americanos enviados por el gobierno de Monroe
en 1818, para informar de la situación política del
Río de la Plata . Esos republicanos de inteligencia
experimentada , han extrañado en primer término,
que acá como allá, no se preocupara el gobierno de
lo rural, que debía considerarse lo esencial, en los
desiertos de América, y así Mr. Bland , dice en su
informe : " Se levantó una facción en Buenos Aires

que más preocupada de los intereses y del progreso


de su ciudad, quería establecer un gobierno cen-
77
tralista. '
CIVILIZACIÓN RURAL 49

Otra causa fundamental que impide en Sud Amé-


rica que los pueblos y campañas unidos, para su
independencia, realicen el ideal republicano, desde
los primeros instantes, es que acá se tuvo además que
luchar contra las invasiones de Portugal, y en Norte
América, por el contrario, consiguieron los pueblos
la alianza de la Francia, para la empresa de su in-
dependencia.
¿ No se ve en aquellas fatalidades reunidas, cau-
sas más poderosas, que aquellas novelas, con las cua-
les se ha pretendido fundar los motivos de una de-
mora de más de medio siglo, para satisfacer el pro-
greso de las poblaciones rurales y organizar el go-
bierno republicano ?
La genuina civilización rural y los pueblos, fue-
ron, pues, contrariados y , no sólo demorados sus pro-
gresos , sino modificadas y desquiciadas las costum-
bres por aquellas tres grandes fatalidades reunidas,
que tendían á conquistarlos ó mejor dicho á subyu-
garlos . Pero debemos decirlo con toda verdad, que
con todo eso habrían podido avanzar aquellos pueblos
y aquella noble población rural, si una de las más
grandes de las fatalidades, que lo era el absolutismo
por educación y por escuela, de las más altas inte-
lectualidades apoderadas del gobierno, no hubieran
llegado á las connivencias con las otras extranjeras,
para la destrucción y el dominio de los pueblos !
4.
50 ARTIGAS

Pero, si no pudo ser por aquellas fatalidades, he-


mos de ver si había la materia y el molde, para rea-
lizar en Sud América los anhelos manifestados por
las poblaciones rurales.
¿ Existe el hombre capaz de comprender y practi-
car en aquel momento la alta misión del gobierno
republicano, progresista y , ser además ejemplo y ab-
negación, para hacer escuela y establecer en el go-
bierno las costumbres democráticas ?
Veremos como Artigas era la representación más
alta de aquellas poblaciones rurales, y porqué el
bronce del gran ciudadano, debe estar como estaba,
en los salones de la Asociación Rural, como un sím-
bolo de sus aspiraciones.

"ARTIGAS "

Hoy se puede hacer la completa biografía de


Artigas. Yo lo he seguido en las documentaciones,
desde su nacimiento, sin mayores claros hasta que
termina para la historia ; pero voy á ser breve y tra-
tar de no cansaros , diciendo lo más esencial.
CIVILIZACIÓN RURAL 51

Su abuelo, don Juan Antonio Artigas, es un es-


pañol llegado al Río de la Plata en 1716, habiendo
hecho su carrera militar en la guerra de sucesión ,
que agitó 12 años á la España . Aquí ha continuado
la carrera militar y figura en varios episodios his-
tóricos en el tiempo del coloniaje, como ser el reco-
nocimiento de la plaza de Montevideo, cuando su
puerto fué ocupado por los portugueses. Asiste tam-
bién á la toma de la Colonia y ejercido cargos mili-
tares en las fronteras.

Radicado en Montevideo, y siendo de sus prime-


ros fundadores, ejerció el cargo de alcalde en el
Cabildo.
Pobló también con ganados una estancia en los
campos de Casupá.
Entre sus hijos se distingue en la historia, Martín
José, quien por ser criollo, es decir, nacido en Amé-
rica, no podía por las restricciones del coloniaje, as-
cender á un grado más alto que el de capitán . Desde
1758-1796 es distinguido Martín José, en distintos
cargos civiles, continuando también los trabajos ru-
rales, en la propiedad paterna del Casupá . De su
matrimonio con doña Francisca Antonia Arnal, ha
tenido varios hijos, y entre ellos José, el que será
en la historia “ Artigas ” .
52 ARTIGAS

"Artigas " nació en Montevideo el 19 de Junio


de 1764, en la calle más principal entonces, y que
después se denominaría de Wáshington, sin saber
si fué casual la nomenclatura ó por establecerse un
paralelo histórico .
Artigas ha recibido en el convento de San Fran-
cisco toda la instrucción requerida en aquellas épo-
cas, que no por ser limitada, en relación á la mo-
derna, dejaba de ser sólida y suficiente, para formar
hombres completos .

Para los primeros años de juventud de un criollo,


aun para los que, como Artigas, gozaban de la pri-
mer posición social, debía ser poco halagador aquel
recinto de plaza fuerte, y con pocos horizontes para
los nacidos en el aire libre del nuevo mundo, y así,
aunque de tradición militar por abolengos de fami-
lia, ha debido atraerlo la vida del campo, que estaba
ahí no más, después de los portones, que se cerraban
al oscurecer, aprisionando la población , dentro de
muros.

Ha ido, pues, á los campos del Casupá y á ejerci-


tarse en la industria pastoril, con sus demás her-
manos. Se ha distinguido allí en los ejercicios del
caballo y en las rudas tareas con los ganados, así
como en los peligros que de continuo amenazaban
la vida y la propiedad , en los desiertos. Ha adqui-
CIVILIZACIÓN RURAL 53

rido allí todo el sentir y costumbres puritanas de la


población rural, que ya brevemente hemos reseñado.
Ha conocido las aspiracioses de progreso de los ha-
cendados y agricultores, y sentido sus necesidades
más apremiantes para poder desenvolverse, en segu-
ridad y orden . Ha comprendido también al indio, y
sabe de sus bondades, para hacerlos útiles y condu-
cirlos con humanidad.
Así Artigas se había distinguido ya entre la sana
población rural, reconcentrando la mayor suma de
las cualidades morales que caracterizaban aquellas
costumbres, completadas con su inteligencia y excep-
cionales aptitudes, para adquirir los prestigios de lo
que se llamará un caudillo. Ya sabéis lo que se pre-
cisa para serlo en aquel germen de civilización ; un
hombre á carta cabal ! La palabra empeñada valdrá
más que un contrato ; la verdad será un culto ; la
intriga, la difamación, la celada ó traición , armas
indignas que merecerán el desprecio social, como la
ejecución del hombre indefenso, causará repulsión ;
pués sólo se admite ante la ley, y ésta ha de ser
pareja, en la igualdad de los hombres.
Hasta los 33 años " Artigas " ha alternado su vida
entre las tareas del campo y la ciudad, donde era
atraído por asuntos comerciales, en la venta de fru-
tos de las estancias y, por las reuniones sociales á
54 ARTIGAS

que era muy afecto en su juventud . Vestía siempre


con esmero, y era en su trato afable y correcto . Si
en la campaña adquirió prestigios, también los ad-
quirió en la sociedad montevideana.
Pero "Artigas ", ya sea por las necesidades que
ha podido observar en las campañas, y á las que
desea servir ó ya por indicación de hacendados influ-
yentes, se resuelve entrar en la carrera militar.
El 10 de Marzo de 1797 ingresa en el cuerpo de
Blandengues, como soldado.
Ya os he dicho que ese cuerpo, es de pura y glo-
riosa tradición rural, y se ha formado por exigen-
cias de los hacendados en 1795.
Artigas ha demostrado condiciones excepcionales ;
pues ya á los pocos meses de soldado, se le confía
capitanear el 27 de Octubre de 1797 un regimiento
de milicias de Montevideo, y vuelve después con el
grado de ayudante mayor al Regimiento de Blan-
dengues el 2 de Marzo de 1798. Para un criollo,
con las restricciones del coloniaje, es algo extraor-
dinario su rápida elevación .
Sabéis también que los mismos hacendados, des-
contentos con la ineficacia de los jefes reales han
indicado á Artigas, como el militar más aparente por
su pericia y probada buena fe, para capitanear la po-
licía rural.
CIVILIZACIÓN RURAL 55

Desde el 3 de Octubre de 1798 al 3 de Mayo


de 1799, Artigas al mando de Blandengues, tenía la
dirección de partidas descubridoras, y después re-
gresó al campamento general del mismo cuerpo , que
se encontraba en Maldonado.
En Enero de 1800, el comandante Sobremonte, le
da instrucciones para recorrer los pueblos de So-
riano, Víboras y Santo Domingo, para perseguir
partidas de malhechores contrabandistas, que ro-
bando ganados los pasaban á la frontera portu-
guesa .

Si antes de ejercer esos servicios tenía prestigios


en la campaña, ya os he leído esta noche los docu-
mentos de los hacendados, en que demuestran más
que agradecimiento, el alto concepto que tenían de
la personalidad de Artigas. En menos de dos años las
campañas quedaron en una tranquilidad de espíritu
como nunca la vieron !
Todos los documentos nos prueban la humanidad
y corrección con que siempre procedió, no sólo en
aquellas campañas, sino también en los comienzos
de su carrera. Nunca, ni en esa época , ni en su más
gloriosa de las guerras de la independencia "Arti-
gas" ha de ultimar ni á un malhechor, ni al ene-
migo indefenso .
56 ARTIGAS

Esa fama tiene, y los bandidos mismos conocen


su rectitud y su humanidad. Un gran bandido , Cha-
ves, que tenía su centro de operaciones contraban-
distas del otro lado de la frontera portuguesa,
adonde conducía los robos, que comerciaba con otros
aventureros, era el terror de las poblaciones rura-
les, no sólo por su fama de invencible y malévolo,
sino también por los considerables saqueos que efec-
tuaba, capitaneando fuertes partidas de bandidos
armados.
En una de sus expediciones han llegado hasta So-
riano, y van arreando una gruesa tropa de ganados
y caballadas robadas. Van con la tranquilidad, de
quien no teme el ataque de vecindarios indefensos,
y confiados, en la falta de pericia de los jefes reales
en la táctica de los desiertos .

En su marcha son alcanzados por " Artigas " al


frente de un grupo de sus Blandengues ; pero el
robo es de consideración, y los bandidos son muchos
y bien armados con corvas hojas y trabucos . Reco-
nocen que los que tienen al frente son peritos en las
campañas, diestros en el caballo, y más hábiles que
ellos en comprender y dirigir los ganados , pues ya
con rapidez les han envuelto la caballada y desviado
la dirección de la puntera del ganado ! Pero el botín
es rico, y la suerte vale la pena empeñarla !
Los bandidos han conseguido hacer bajas en los
CIVILIZACIÓN RURAL 57

heroicos Blandengues, que pronto son reemplazados


por los que habían envuelto en rodeo los ganados.
recuperados, que ahora , abandonados, se dirigen en
confuso tropel á sus querencias. En un instante más
los malévolos van á ser envueltos ; pero huyen dis-
persados y se internan en los montes.
Artigas entonces, fracciona su partida en peque-
ños grupos, que distribuye en diversas direcciones
y él también, se interna en el monte al frente de uno
de ellos. Ha llegado á la mayor espesura del bosque
y entrado, en una pequeña abra de mayor elevación
del terreno. No es posible seguir más adelante de á
caballo, lo impide el bejucal, entre los tupidos árbo-
les. Un murmullo de rompientes de agua en el arroyo
que serpentea á pocos pasos, aumentado por el ba-
lido de los ganados y el relinchar de la yeguada ,
en libertad, que desde la barrancosa altura se les
ve hacia el otro lado del arroyo, subiendo la cuchilla
con apresuramiento, ondulan con intensidad los ai-
res, produciendo notas agrestes de tan infinita be-

lleza, como ensordecedoras en aquellos instantes ;


pues no dejan escuchar el más leve roce de indis-
cretas ramazones ; pero el volido de una torcaz es-
pantada, denuncia á los ojos experimentados un ser
viviente, entre las intrincadas lianas, y Artigas ha
clavado sus ojos en un punto de la espesura. Allí
está !
58 ARTIGAS

Chaves ha salido de su escondrijo y ha largado


sus armas, levantando los brazos en señal de desarme.
El gran bribón descubierto, ha reconocido que es
Artigas quien está á su frente, y sabe que éste no
ultima al indefenso !

Chaves fué preso, conducido á Montevideo y su


causa seguida en el Juzgado que actuaba como escri-
bano don M. S. Cavia, un pariente de quien más
tarde escribirá sobre esos hechos el famoso libelo de
difamación ....

No nos detendremos, pues, y nunca más en esos


detalles, que tanto abundan en la leyenda, y que la
documentación ha probado á la evidencia la invaria-
ble magnanimidad de Artigas en toda su historia y,
además, ya sabemos que sin esas cualidades, no ha-
bría adquirido los prestigios dentro de los princi-
pios y costumbres de las sanas poblaciones rurales
de la época.
Yo he querido solamente presentaros un pasaje
de aquel modelo de policía rural, que fué base de
las grandes glorias del capitán de Blandengues, y
es todavía un soñar, en las aspiraciones rurales.

Sigamos la vida de Artigas, y cómo se desenvuelve,


en un ambiente, en que todo concurre á formar las
CIVILIZACIÓN RURAL 59

ideas más genuinas y adaptables al progreso rural


en Sud América.
Don Félix de Azara , sabio naturalista, en vista
de las continuas invasiones de portugueses por la
frontera, y á fin de garantir el territorio de las
Misiones, propone al marqués de Avilés fundar va-
rios pueblos colonizando aquellas regiones con fami-
lias llegadas de España. Azara fué nombrado jefe
de la expedición y , para colaborar en la empresa,
el virrey pone á sus órdenes, entre otros jefes al ayu-
dante de Blandengues, José Artigas, quien posee las
cualidades que se requieren, así lo dice el oficio del
virrey. Azara ha confiado á Artigas la repartición
de tierras para las nuevas colonias, y éste las ha pla-
neado , haciéndolas mensurar por el piloto de la real
armada " Coruela " , mientras él se ocupa de desalo-
jar los portugueses de la frontera. Una vez entregado
su lote á cada poblador, pasó los antecedentes para
que Azara expidiera los títulos.
Algunos historiadores fundan, en las relaciones
con Azara las ideas, que Artigas demostrará más
tarde por la colonización y progresos. Conviniendo,
en que las relaciones con un sabio naturalista han
de haber contribuído en mucho á la adquisición de
conocimientos, debemos hacer notar que en la po-
blación rural, donde más se desenvolvía la persona-
60 ARTIGAS

lidad de Artigas, se manifestaban ya ideas avanza-


das en progresos rurales, como lo hemos visto por los
documentos de los hacendados y agricultores . Artigas
debía estar en conocimiento de aquellas ideas y aspi-
raciones, y haber manifestado ante Azara su inte-
lectualidad ya experimentada, para ser elegido como
colaborador eficaz en el desenvolvimiento de su plan
colonizador.

Después de la misión colonizadora, y producido el


rompimiento con Portugal, pasó Artigas con el co-
ronel M. de la Quintana á la costa del arroyo Santa
María y poco más tarde el coronel Lecocq le confía
la dirección de la ruta y la conservación de la ar-
tillería.

El 24 de Octubre de 1803 , se presenta Artigas


solicitando su retiro al rey ; pero le es denegado á
pesar de las certificaciones facultativas , que le acon-
sejan descanso . Es de creer que ya se le consideraba
indispensable en aquellas circunstancias.
Vuelve Artigas con sus Blandengues al servicio
policial de las campañas, y al mes poco más, deja
otra vez aquéllas en tranquilidad y asegurados los
intereses de los hacendados, prendiendo malhecho-
res y ahuyentando grupos de más de cien hombres,
que invadían por las fronteras .
CIVILIZACIÓN RURAL 61

Pero Artigas siente la necesidad de descanso ó


proyecta ya formar un hogar ; pues el 20 de Marzo
de 1805, desde Tacuarembó Chico repite su solicitud
de retiro. Tenía entonces 41 años .

Su padre, ya anciano, le llamaba para que aten-


diera los intereses de familia, como consta en su
testamento nombrando á su hijo José, albacea de
la testamentaría ; pero un año antes, en 1805 , cuando
Artigas ha pedido su retiro al rey, debió hacerlo
para contraer matrimonio con la señorita Rosalía

Villagrán, según consta en el Juzgado de lo Civil de


primer turno, el formal consentimiento. ( Agosto 13
de 1805) .

Pero el descanso no es para los hombres como Ar-


tigas y en 1806 el gobernador Luis Huidobro lo
ha nombrado oficial del Resguardo. Ahí también
los documentos nos lo presentan con su alta é
invariable conciencia, en el cumplimiento de sus de-
beres.

En el mismo año los ingleses se han apoderado de


la capital Buenos Aires, y Liniers, capitán de na-
vío, ha preparado tropas en Montevideo para la re-
conquista . El regimiento de Blandengues anda en
esos momentos por la campañ , y Artigas no pu-
diendo ir con el cuerpo á que pertenece, se presenta
al gobernador para que le sea permitido ser uno de
62 ARTIGAS

la expedición. Huidobro le da una comisión especial


para Liniers , quien lo destinó al ejército, que se
hallaba ya cerca de Buenos Aires, y con el que pasó
á atacar por el Retiro.
Entregada la plaza, regresa Artigas por orden de
Liniers con un pliego para Huidobro. El bote en
que venía naufragó, pudiendo llegar á la costa y
cumplir su delicada misión.
También en Enero de 1807 , concurre con el Re-
gimiento de Blandengues contra la invasión inglesa
primero, en Maldonado, y luego también en el Bu-
ceo ( Montevideo ) . Se puede leer en el parte del co-
mandante Arellano al describir aquellas acciones,
cómo menciona el bizarro comportamiento del mayor
don José Artigas.

Artigas continúa después en otros servicios acti-


vos por la campaña. En estos momentos es ya el
hombre que aquellas poblaciones miran como la per-
sonificación más completa de sus sentimientos y as-
piraciones ; pero también se debe saber, que sus pres-
tigios no son menores en la ciudad y en la corte
misma, por su corrección y buena fe en el cumpli-
miento de sus deberes, ya administrativos, ya mili-
tares
CIVILIZACIÓN RURAL 63

El pueblo oriental , desde 1808, ha manifestado


su conciencia de soberanía, en medio del vasallaje.
El doctor Pérez Castellanos escribe al obispo de
Buenos Aires á fines de 1808 : " Montevideo fué la

primera ciudad que despertó el valor dormido de los.


americanos. "
En 1809 , se inician trabajos en las campañas ,
con fines de independencia por varios orientales,
entre los que figuran los Artigas, Joaquín Suárez.
y otros.

Los hacendados y agricultores de Montevideo ya


se han comunicado también con los de la otra banda ;
pero la historia no sabe aún cuáles fueron las condi-
ciones ó planes desenvueltos , y posiblemente no lo
sabrá, dado el carácter reservado y propio de esas.
iniciaciones .
64 ARTIGAS

1810-1813

La Junta de Mayo ha sustituído en la capital al


gobierno delegado de la España ; pero lo hace á
nombre del rey Fernando, y como fiel guardián de
sus reales derechos ; pero habla también al pueblo
de libertades . Se diría que la preside una escuela
de engaño, para afirmar su propio poder contra el
pueblo y contra el rey ó bien, que han sido empuja-
dos por sucesos, que sienten desenvolverse y que an-
helan dirigir con otros principios .
Pocos meses después " Artigas " abandona su
puesto militar realista, y cruza el río á fin de acor-
dar con la Junta los medios para mejor utilizar el
levantamiento de la campaña oriental, ya preparado
por él.
Rondeau se ha presentado también á la Junta ;
pero si es un militar de escuela europea no es Ar-
tigas, ni tiene prestigios en el pueblo, y se pone
simplemente al servicio del ejército de la Junta.
Artigas, con su prestigio ha preparado todo el
movimiento insurreccional de las campañas . Ha con-
vocado él mismo á todos los caracterizados hacenda-
CIVILIZACIÓN RURAL 65

dos y todos, se han ofrecido con sus personas y bienes


para contribuir á la causa justa de la emancipación .
No van los rurales con ideas turbulentas y anár-
quicas, van con anhelos de progreso, que entienden
desenvolver mejor en Sud América, con libertades
económicas y con costumbres democráticas, que no
con las restricciones coloniales y absolutismo de go-
bierno .

El 28 de Febrero de 1811 , tiene lugar la reunión


de algunos patriotas, en el arroyo Asencio, y de ahí
el hecho histórico recordado por Grito de Asencio,
que debía ser la primer manifestación combinada
con "Artigas " , quien después de salir de Buenos
Aires ha ido á completar su obra, en la campaña
de Entre Ríos, y pasar el Uruguay el 7 de Abril
de 1811, por la Calera de las Huérfanas.
Ya los patriotas han tomado á Mercedes .
En Paysandú, en Maldonado, donde ya figura
don Juan Antonio Lavalleja, y en Casupá y Santa
Lucía los hermanos de Artigas y don Joaquín Suá-
rez. En otros puntos Oribe, Rivera , Otorgués ...
Todas estas fuerzas ciudadanas buscan su jefe,
que es Artigas ; pero ya han obtenido los triunfos en
el Colla y San José, á donde Artigas ha dirigido á
su hermano Manuel , que obtiene la victoria.
En la capital, en la otra banda el espíritu está
5.
66 ARTIGAS

decaído por los contrastes del ejército de Belgrano,


en el Paraguay.
La Gaceta de Buenos Aires, órgano de la Junta,
trata de levantar los ánimos en aquellos días, y
noticia el levantamiento de la campaña oriental, y
aclama los primeros triunfos ; pero prejuzga accio-
nes de terror, que no han tenido lugar, ni van á rea-
lizarse. " Es tal, dice, el entusiasmo que han tomado
por la buena causa ... que si por desgracia caen en
sus manos, sin más formalidad los pasan por las
armas. "
Llega Rondeau á la Banda Oriental ; pero éste no
viene como el elemento popular, sino con el contin-
gente militar de la junta de gobierno .
Para Artigas ¿ qué importa quién manda, aunque
sea injusta la designación de general en jefe ? Él va
á dar ahora, para la independencia de América el
primer triunfo de trascendencia en la batalla de
las Piedras, contra los ejércitos regulares del rea-
lismo, y va á hacer más, va á demostrar ante el
mundo y legarnos para la historia el verdadero ca-
rácter que distinguía á la gente americana, de ge-
nerosidad y humanidad! Son sus palabras en el
parte á la Junta, el 20 de Mayo de 1811 , y lo son
también los hechos. Después de la batalla, se atien-
den los heridos y se remiten ó se canjean los prisio-
CIVILIZACIÓN RURAL 67

neros, y el mismo " Artigas " á caballo, rodeado por


los nobles hacendados, agricultores y notables pa-
triotas, se descubre ante el coronel Posadas, jefe de
los vencidos , al entregar éste su espada ! Yo lo ad-
miro más así, que en sus grandes triunfos gue-
rreros.

Todo eso representa para América la batalla de las


Piedras, y Artigas, que habéis visto lo que ha sido
hasta ahora, va á seguir siendo en toda su vida
ejemplo viviente de la verdadera democracia que
representaba .
Él no busca el exterminio de los hombres, para
matar sus ideas. Esas ideas, esos sentimientos , esa

verdadera práctica de la libertad no se ha adquirido


en la literatura europea de la época, que era la
negación de esas prácticas. Son ideas nacidas en las
costumbres rurales, y que se han desarrollado en el
nuevo mundo, son genuinas desde Norte América á
Sud América !
Esos triunfos han levantado el espíritu de los sud-
americanos, y todos los pueblos sienten indecibles
entusiasmos . Comparando anteriores acciones de te-
rror, sienten que es ahí, en ese modelo, donde está la
representación fiel de sus tendencias !
68 ARTIGAS

Pero la oligarquía apoderada del gobierno, que


en esos mismos momentos gestiona en Río Janeiro
por intermedio de su enviado Sarratea á la princesa
Carlota, para presidir el gobierno con corona, si
tiene que manifestar por su Gaceta el entusiasmo
del triunfo popular, está apresurando los manejos
diplomáticos, que dan por resultado el abandono del
sitio de Montevideo y la entrega en manos de Elío
del territorio oriental!

¿ Para qué entonces tanta sangre derramada y


tanto heroísmo ?
Artigas considera seguro el triunfo definitivo con
la rendición de la plaza de Montevideo después de
la batalla de las Piedras é insta á Rondeau, para
que apresure su marcha, ó por lo menos le envíe un
refuerzo de 500 hombres y artillería. Llega Ron-
deau al Cerrito, donde estaba Artigas ; pero aquél
tiene ya instrucciones de la Junta y rechaza la idea
del asalto.

Viene la orden del levantamiento del sitio y el


retiro de los ejércitos del territorio oriental . Todo
se ha hecho en secreto y sin la intervención de los
pueblos ; pero aquél que rodea á Artigas, no quiere
volver de nuevo al vasallaje, prefiriendo seguir con
su jefe á cualquier parte, donde haya un territorio
libre. Se produce el éxodo con toda espontaneidad,
CIVILIZACIÓN RURAL 69

y conoceréis ya sus detalles, que no tiene objeto re-


petirlos esta noche. Os será fácil llenar los claros que
iré dejando entre los acontecimientos, recurriendo á
la abundante documentación que hoy poseemos.
El pueblo oriental se ha ido á establecer, pues, en
campamento, sobre la costa del Ayuí, en Entre Ríos.
Artigas ha de haber meditado mucho en esa si-
tuación angustiosa y habrá dirigido su pensamiento
á la anarquía ya reinante en los gobiernos de la ca-
pital. Desde la Junta de Mayo en sólo un año se
han cambiado gobiernos y todos, en forma de motín.
Allá no se vislumbra más que ambiciones de mando,
y sólo una idea parece ser vínculo de unión de las
camarillas en que se han dividido, es la resultante
de su escuela intelectual de gobierno ; la prescin-
dencia del pueblo, aun para lo más importante de
sus destinos.
No nos dice la historia si Artigas conoce ya las
tendencias del gobierno y sus secretos diplomáticos ;
pero no hay duda que nota una gran indiferencia
por los grandes intereses de los pueblos.
Artigas se ha dirigido á la Junta del Paraguay
en 7 de Diciembre de 1811 , y refiriéndose al éxodo
del pueblo oriental , dice : " Ellos lo han resuelto y
yo veo que van á verificarlo. Yo trabajaré gustoso
en propender á la realización de sus grandes votos . ”
70 ARTIGAS

¿ Quiénes eran ellos ? Todos los más nobles hacen-


dados y agricultores con sus familias, y también
muchas de Montevideo ; pero no van con él les que
acá también pertenecen á la escuela monárquica y
que en tal forma aparecerán después.
La emigración de todo un pueblo ha alarmado á
los directores de gobierno, y ya tratan de eliminar
aquel prestigio, que incomoda.
En 1812 , Sarratea ha ido como enviado del go-
bierno al campamento del Ayuí. Con cuál fin ?
Abreviaremos detalles leyendo un párrafo del ofi-
cio de Artigas á la Junta del Paraguay, el 21 de
Setiembre de 1812 :

"Los orientales pudieron esperar ser derrotados


por sus enemigos ... pero nunca pudieron figurarse
hallar su desgracia en el seno mismo de sus herma-
nos ... Se llevaron el cuerpo de Blandengues de mi
mando y marchan á sitiar (segundo sitio ) á Monte-
video, no admitiendo los brazos orientales ... de más
de cuatro mil hombres cubiertos del mérito mayor. '
También se ha dirigido al gobierno de Buenos
Aires, en 9 de Octubre de 1812 : " Mis pretensiones,
Excelentísimo señor, fueron siempre sólo extensivas
al restablecimiento de la libertad de los pueblos.
Todo estuvo siempre en mis manos ; pero el interés
de América era el mío ... pero á la cabeza de los
CIVILIZACIÓN RURAL 71

orientales por el voto expreso de su voluntad sólo


aspiré á preservar su honor. "
Comenzaban ya las grandes intrigas contra el jefe
de los orientales, y Sarratea, que marchaba al se-
gundo sitio de Montevideo, no era el menos indicado
para dirigirlas.
Hay un momento en que todo parece marchar de
acuerdo, y Artigas otra vez en territorio oriental
y desde su campamento del Yi, en Diciembre de 1812 ,
contestando á Sarratea, dice :
"Al fin todos confiesan ahora, que la constancia
del pueblo oriental sobre las márgenes del Uruguay,
garantieron los proyectos de la América libre ...
y eso que se propalaron noticias lo más degradan-
tes, tratándosenos de insurgentes. "
Conoceréis también por la historia toda la serie
de intrigas y maquinaciones, desenvueltas durante
las operaciones del segundo sitio.
Sabéis también que los españoles, dentro de la
plaza de Montevideo, en conocimiento de la persecu-
ción que se hacía á Artigas, han hecho llegar á él
un oficio de Vigodet, ofreciéndole amistad, grados y
facultad de formar cuerpos y oficiales, ofreciéndole
también los auxilios que precisara. Artigas no con-
testó esa nota y se limitó á escribir lo siguiente, en
su margen : " Sirve para la vindicación del jefe de
72 ARTIGAS

los orientales, que despreció las ofertas en las cir-


cunstancias más apuradas. " 10 de Febrero de 1813.
Artigas ha llegado á saber que el gobierno de Bue-
nos Aires le ha declarado traidor, y conoce también
las intrigas de Sarratea y planes de carácter más
grave ...
El 3 de Febrero de 1813, se dirige á Sarratea,
diciendo : " Me he visto perseguido ; pero mi senti-
miento jamás se vió humillado . " - "La libertad
de América forma mi sistema y plantearla mi único
anhelo.' " Tal vez V. E. en mis apuros y con
99
mis recursos ya se habría prostituído . ' - " Un lance
funesto podrá arrancarme á la vida ; pero no envile-
99
cerme.

No olvidéis estas últimas palabras ; pues las va á


cumplir al pie de la letra. En la muy voluminosa
correspondencia de Artigas, cuya lectura os reco-
miendo, no he encontrado un sólo principio por él
proclamado, ni una palabra que no aparezca cum-
plida en los hechos . " En medio de los mayores apu-
ros no me prostituiré jamás ", lo dijo también en
medio de las corrupciones que presenciaba.
Él ya va conociendo la escuela contraria á la vo-
luntad de los pueblos y ha dicho también : " El pue-
blo de Buenos Aires, es y será siempre nuestro her-
mano; pero nunca su gobierno actual. ”
CIVILIZACIÓN RURAL 73

Ya no es posible dudar de la lucha entre esas dos


tendencias. Ni Artigas ni los pueblos pueden ya mi-
rar con fe los procedimientos de los hombres de la
oligarquía.
"Todo depende ahora de nosotros mismos " , ha
dicho en una de sus notas.

--
Pero el gobierno de la oligarquía , — es mejor lla-
marlo así, - creyó poder satisfacer las aspiraciones
de los pueblos con un engaño de Congreso.
Rondeau al frente del sitio ha recibido instruccio-
nes y avisa á Artigas que ha dispuesto la reunión de
jefes del ejército, para el acto eleccionario de dipu-
tados ; pero Artigas se opone á elegir un Congreso
con la tropa de línea.
Salvada la dificultad , se reunen los diputados el
4 de Abril de 1813 y Artigas al recibirlos les dice :
"Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por
vuestra presencia soberana. " " Vulneraría enor-
memente vuestros derechos sagrados , si pasase á re-
solver por mí una materia sólo reservada á vosotros.
"Estamos aún bajo la fe de los hombres , y no
aparecen las seguridades del contrato. "

Reunidos los diputados orientales, sancionaron las


condiciones de una confederación . Esa acta está fir-
mada por todos los diputados y autenticada por
Artigas.
74 ARTIGAS

1813-1815

Vamos á entrar á un gobierno rural !


Se organiza también por los diputados un go-
bierno provincial, y se nombra al ciudadano Artigas
gobernador y presidente del cuerpo municipal.
Dejemos de lado lo del congreso nacional ; pues ya
sabéis, que con las Lases de república y federación,
que llevaban los diputados, son éstos rechazados.
Si por allá no hay gobierno del pueblo, en la Banda
Oriental se tiene ya uno de carácter provincial, y
es el primero en Sud América que ha definido la
absoluta independencia de toda corona, y que ha
proclamado la república federal.
La alta intelectualidad de la escuela del absolu-
tismo ha mirado eso, como cosa fuera de todo orden.
En oficio-contestación al gobierno de Buenos Ai-
res, dice Artigas : "¡ pero hasta cuándo ? —no nos
es desconocido su fin y que por consiguiente habre-
mos de impedirlo, habremos de contrarrestarlo" y
refiriéndose al pueblo, agrega : " Es un delirio for-
mar el proyecto de subyugarlo . "
Pero ¿ qué es lo primero que hace ese gobierno de
CIVILIZACIÓN RURAL 75

rurales ? ¿ Cómo entendía su misión en los desiertos


americanos ?

Los primeros pasos del gobierno de Artigas son,


para el fomento y protección , de la ganadería y
agricultura.
Entre aquellos artiguistas figuraba un venerable
anciano, cuyo retrato tenemos en la Rural, y cuya
dedicación á la agricultura era conocida. Él había
hecho ya en su granja, experiencias de cultivos y es-
cribía sus notas.

El 3 de Junio de 1813, el gobierno le pide redac-


tar una memoria de los datos de sus experiencias,
para publicarlas y que sirvan al fomento de la agri-
cultura y sea utilizado por los agricultores del país,
así lo dicen en nota al venerable Pérez Castellanos .

¿ No es este el mismo principio de lo que en nues-


tra época llamamos Estaciones experimentales ?
¿ No es cierto que este era el principio que reque-
ría la América de entonces, para fundar sus go-
biernos ?
Pues esas intenciones serán contrariadas ! ...
A finales de 1813 , Rondeau recibe nuevas instruc-

ciones para convocar otro Congreso á lo militar, y


lo efectúa amenazando á los electores con el levan-
tamiento del sitio : pero Artigas ha protestado , y
poniendo toda la intriga en claro en su nota á Ron-
76 ARTIGAS

deau, que es muy extensa, dice el 9 de Enero de 1814 :


"La fuerza no es hecha en manera alguna para
estas investigaciones . ¿ Cuáles serían las consecuen-
cias, si la empeñásemos recíprocamente ? "
"El caso es que V. E. me expresó que iba á pre-
guntar la voluntad general y esto no es, sino tratar de
fijarla, persuadiendo á los pueblos á que se deter-
minen á tal ó cual solución."

El segundo sitio de Montevideo continúa, sin dejar


por eso el gobierno provincial de pensar en los pro-
gresos, en el orden y economía del país.
Rondeau continuaba como jefe de las fuerzas si-
tiadoras, y Artigas, que también está con las fuerzas
ciudadanas, nunca ha hecho cuestión de jerarquía,
ni la hará en las operaciones militares . Sólo se opon-
drá al subyugamiento de los pueblos.
El Congreso de Maciel, presidido por Rondeau, ha
quedado sin efecto por su origen é ilegalidad de su
resolución ; pues el sometimiento incondicional de los
pueblos á la oligarquía gobernante, era diametral-
mente opuesto á las bases del gobierno provincial
constituído . Rondeau ha mostrado en aquel acto muy
poca consecuencia, con su propio juramento que
prestó á las resoluciones del primer Congreso orien-
tal del 4 de Abril de 1813 , reconociendo además el
gobierno provincial.
CIVILIZACIÓN RURAL 77

Artigas, el 10 de Enero de 1814, ha dicho á Ron-


deau en un oficio refiriéndose á la amenaza de levan-
tar el segundo sitio :
"Si sobre todas estas circunstancias el supremo

gobierno puede dictar una providencia para levantar


el sitio, nada habrá bastante á justificarla. "
Sin embargo, el 20 de Enero, á los diez días, es el
mismo Artigas que se retira del sitio con su regi-
miento de Blandengues, y demás fuerzas ciudadanas,
incluso la división de Otorgués .
¿ Ha visto Artigas algo más claro, en medio de los
complots é intrigas que se activaban en aquellos ins-
tantes, para que él realice lo que acababa de conside-
rar injustificable ?
¡ Cuán grandes han sido las tribulaciones histó-
ricas en ese hecho, aún para sus más entusiastas re-
habilitadores !
Pero hoy sabemos que Artigas consideraba inmi-
nente la rendición de la plaza. En Buenos Aires se
preparaba la expedición de una escuadrilla al mando
del almirante Brown, y otro ejército por tierra, con
el que vendrá Alvear, como general en jefe del si-
tio . Se nota ahora por parte de la oligarquía, un
interés inmenso por apoderarse de la plaza de Mon-
tevideo, y veremos que ese interés no era otro, sino
sofocar la idea republicana y someter á los pueblos.
78 ARTIGAS

Artigas ha debido reflexionar en todo eso, y ha


tenido sobrados motivos, en todos los detalles de los
sucesos que se desarrollaban, para desvanecer todo
resto de duda sobre aquellas intenciones. No siendo
necesarias sus fuerzas para la rendición de la plaza,
su concurso y el del pueblo será sólo, en beneficio del
absolutismo y en perjuicio de la libertad de Amé-
rica !

Si ya se hace necesario combatir contra la oligar-


quía, no hay que entrar en la guerra civil, que se
provoca ante la plaza sitiada y que va á rendirse ;
es mejor retirarse, dejar á los pueblos que decidan
y den gloria á los fuertes ejércitos que acuden al
sitio, si acaso les traen sus libertades y sino, todo
dependerá ahora de ellos mismos.
Queda Rondeau al frente de la plaza, que está ya
dominada. Con la escuadrilla de Brown es suficiente
para el completo triunfo, que en todo caso pertenece
á Rondeau . ¿ A qué viene entonces Alvear, sobrino del
director Posadas, con un fuerte ejército ? ¿ A reco-
ger los laureles ó se teme que Rondeau no cumpla la
consigna contra los pueblos, una vez posesionado de
la plaza ? ó acaso, si es bastante para tomar la plaza
fuerte, no lo es para la persecución que se pro-
yecta ?
CIVILIZACIÓN RURAL 79

La plaza de Montevideo ha capitulado cuando llega


Alvear; pero éste invoca pretextos para tomarla á
discreción .

Pero los engaños no se limitaron á eso. Las fuer-


zas ciudadanas dominan las campañas, y Alvear ha
comenzado antes de entrar á la plaza por hacer creer
á Otorgués, que su objeto es entregar la ciudad á los
orientales, y ha pedido el nombramiento de comisio-
nados para arreglar las condiciones de la entrega.
Otorgués ha quedado acampado en las Piedras.
Alvear ha salido de Montevideo y, se dirige al cam-
pamento de Otorgués simulando que va con sólo una
escolta ; pero dejando fuerzas combinadas para ata-
car á la primera señal . Otorgués que ha creído, en-
vía los diputados, y sus fuerzas son atacadas y per-
seguidas en el mismo momento !
La dominación de Alvear en Montevideo fué de-
sastrosa.
Hace nombrar un cabildo, dando él mismo la lista
de cabildantes, y en la que no se ha olvidado de
anotar hasta quién será el portero !
Las confiscaciones y despojos estaban á la orden
del día. Podéis leer todos esos detalles en los docu-

mentos de la época.
Alvear continúa llevando la guerra á la campaña
oriental.
80 ARTIGAS

Se quiere aterrorizar á los pueblos y afirmar el


absolutismo en el gobierno, que resultaba peor que

las simples restricciones de libertad en el coloniaje.


En aquellos momentos ha venido también el coro-
nel Dorrego, para cooperar á las órdenes de Alvear
contra las poblaciones rurales, que es necesario ani-
quilar á toda costa, con el terror y con actos de la
peor de las barbaries, de las que afectan lo más
sagrado del hogar, que no tenemos voluntad ni objeto
de describir esos detalles esta noche ; pero debemos
señalarlos á objeto del criterio histórico. Esos , hom-
bres de la escuela del absolutismo, van á llegar al
gobierno de la capital, figurando entre las fuerzas
del orden y la honesta población rural, señalada en
la literatura universal, como la barbarie y la inca-
pacidad !
Por dos años se ha sostenido una guerra desola-
dora en la campaña oriental, entre los ejércitos de
la oligarquía y el pueblo, que ha tenido el gran de-
lito de declarar la independencia de toda corona, y
proclamar los principios de república federal !
Alvear no sólo ha engañado con celadas á nobles
y valerosos subalternos de Artigas, como Otorgués ;
ha tratado de hacerlo también con el jefe. Ha en-
trado en negociaciones con Artigas, en momentos que
los ejércitos se debilitaban al empuje de las fuerzas
CIVILIZACIÓN RURAL 81

ciudadanas, y como prueba de que la ciudad de Mon-


tevideo se entregaría á los orientales , simula un
embarque de tropas por el puerto de Montevideo
con destino á Buenos Aires, así se lo hace creer ;

pero las dirige á la Colonia, para operar en combina-


ción con las fuerzas de Dorrego, que son rechazadas.
Por fin viene la batalla de Guayabos , y el ejército
de la oligarquía marcha á su disolución .
El general Soler, á cargo de las fuerzas de Mon-
tevideo así lo dice á don Nicolás Herrera, delegado
entonces del supremo gobierno.
El 20 de Febrero de 1815, con grandes apresura-
mientos y desórdenes, se efectúa el embarque de
todo el material de guerra, y no pudiendo embarcar
toda la pólvora se trata de echarla al agua, y se pro-
duce entonces la recordada explosión de " Las Bó-
vedas " , causando la muerte de varias personas.
Las fuerzas de Otorgués están ya sobre los muros
de Montevideo, con la bandera tricolor de Artigas .

6.
82 ARTIGAS

1815-1817

Va á empezar ahora otra vez el gobierno de los


rurales, de aquellos bárbaros, como se les llama en
la novela histórica .

Aquel cabildo, elegido ó nombrado con las formas


eleccionarias de la escuela, que Alvear ha represen-
tado, no creyó que debía continuar, y resuelve en-
viar una nota á Otorgués entregándole las riendas
del Estado ; pero ¿ qué contesta ese otro bárbaro
desorganizador ?, 25 de Febrero de 1815 : " Mis ar-
mas no han tenido otro objeto que sostener la volun-
tad general de los pueblos ... Me parece conveniente
que el Excmo . Ayuntamiento continúe hasta que,
en oportunidad los pueblos, en quienes reside la so-
beranía, dispongan y elijan lo más adaptable con sus
intereses, seguro que las providencias de V. E. serán
por mis armas auxiliadas .
Antes de un mes, el 22 de Marzo de 1815, se con-
voca á elecciones. " En ninguna ocasión mejor que
esta los pueblos deben usar de la libertad que tanto
hemos defendido. "
Entre los documentos que se conservan para la
CIVILIZACIÓN RURAL 83

historia, y nos dan una viva impresión de las costum-


bres y del carácter de aquellos actos eleccionarios,
hay uno, que extraigo de los apuntes biográficos de
Pérez Castellanos, por el doctor Daniel García Ace-
vedo, y que no puedo menos de leer entre rurales :
"El Miguelete quiere hablar". Queréis, oirle ?
Amados habitantes de mis riberas ; desde que en ellas
pisó el ejército de Buenos Aires, se marchitó su her-
mosura, porque sin cesar talaron sus sauzales y ala-
medas que las adornaban, saquearon las mieses y las
frutas que os enriquecían ... Agradecimiento eterno !
Prez inmortal á nuestros libertadores y al " Ilustre
Genio" que los acaudilla y dirige sus pasos ! "
Pues esos hombres que hablaban así y, que proce-
dían así, eran los artiguistas, eran los hacendados y
agricultores de aquellas épocas. No eran, pues, los
desorganizadores .

Entra á funcionar de nuevo el gobierno rural. Ar-


tigas, cuya actividad y genio se manifiesta por todos
lados ha hecho mucho desde que lo dejamos . Ya no
es sólo el pueblo oriental que pide sus servicios, son
muchas provincias que lo llaman ahora " Protector
de los pueblos libres " ; él nunca se ha dado el título ,
ni ninguno de los muchos que le brindaron ; para él
"los títulos son los fantasmas de los pueblos!"
84 ARTIGAS

Él tiene que establecerse en un punto céntrico y


sin renunciar la gobernación de la Banda Oriental,
funda en el Hervidero el campamento general. Él
ha previsto también la invasión portuguesa y ha for-
mulado su plan .

Es allí, en el Hervidero, en aquella espaciosa sala,


que es sólo un gran rancho de construcción proviso-
ria, y en cuyo techo aparecen como plafond, las tijeras
rústicas, las empleas de la totora que lo cubren y el
quinche que las afirma, donde más se le puede estu-
diar y admirar, en la grandeza de su pensamiento,
en la constante y abnegada labor en bien de la feli-
cidad de América y de su pueblo ! Penetrad en esa
sala de aspecto tan modesto, donde sólo hay un par
de mesas sencillas, ocupadas por dos secretarios,
siendo uno de ellos Monterroso, del convento de
San Francisco. Unas pocas sillas de esterilla, no al-
canzan á media docena, unos baúles de archivos y
balijas militares, completan el mueblaje. En el piso
se notan multitud de sobres con sellos de todas las
provincias, y en las mesas cantidad de oficios . Siem-
pre hay en aquella sala varios jefes y oficiales que
vienen por órdenes ó están de servicio. Si queréis,
podemos también, sin dañar la verdad, hacer apa-
recer al fiel moreno Ansina, su asistente, que anda
con el tradicional mate. A cada rato , llegan y salen
CIVILIZACIÓN RURAL 85

chasques con mensajes para todas las provincias


hasta la falda de los Andes, algunas distantes 300
leguas de aquel centro de operaciones. Afuera de
la gran sala, en los palenques, podéis ver los caba-
llos sudorosos de los que han llegado, y los varios
de relevo y frescos , que siempre se tienen á la espera
de los correos que han de volver á salir. En el me-
dio de la sala y al costado de uno de los secretarios,
está de pie el gran protector de los pueblos libres,
magnánimo, afable, bondadoso, trasmitiendo con su
pensamiento, esplendor y grandeza á la modesta es-
tancia ! Tiene ahora 51 años. Su estatura es regular,
facciones finas, nariz algo aguileña, color blanco,
pelo castaño oscuro y algunas canas, constituyen el
físico, como lo describe un viajero, que lo vió en aque-
llos instantes. Está leyendo un pliego, cuyo sobre
acaba de abrir, y dictando la contestación . Casi siem-
pre dicta su correspondencia y á veces escribe de su
puño y letra.
Era un hombre extraordinario, dice un extran-
jero que lo visitó, y pienso, agrega, que si hubieran
pesado sobre sus hombros los negocios del mundo
entero, habría procedido con la misma aparente
calma que me hacía recordar el proverbio " Vamos
despacio que estoy de prisa " . Conversaba con los
que iban á consultarle, al mismo tiempo que dic-
86 ARTIGAS

taba despachando sucesivamente todos los asuntos.


En aquella espaciosa sala, y en aquellos momen-
tos de despacho, no siempre usaba botas, sino za-
patos , media blanca, pantalón , su chaquetilla de
Blandengue, y á veces, en los días crudos de in-
vierno, conservaba su poncho.
Lo que más sorprendió á otro de los viajeros que
lo visitó, y eso, por el errado juicio que se le había
informado, fué, dice, sus modales de un caballero
y de un hombre realmente bin educado . Su con-
versación tiene atractivos y habla pausadamente.
No es fácil sorprenderlo con razonamientos ; pues
en pocas palabras él reduce la dificultad , notán-
dosele gran experiencia, previsión y un tino ex-
traordinario.

¿ Pero creeis acaso, que sólo se ocupa de actos de


guerra, en defensa de la voluntad de los pueblos ó
en defensa del territorio por invasiones extranjeras ?
Os he dicho que Artigas era hecho para la paz.
Apenas establecido el nuevo gobierno, Artigas
se dirige al cabildo de Montevideo, en Agosto de
1815, y le dice : " Sería convenientísimo que V. S.
publicase un bando y lo trascribiera á todos los
pueblos de la Provincia, para que los hacendados
poblasen y ordenasen sus estancias sujetando las
haciendas á rodeo, marcando y poniendo todo en
CIVILIZACIÓN RURAL 87

orden para obviar la confusión que se experimenta


después de una revuelta general . "
El mismo Artigas ha redactado un reglamento
provisorio, que es aceptado por el cabildo. Es el
origen de nuestra legislación rural. Se establece en
él la marca, como signo de propiedad.
Se dispone la organización de partidas, para ejer-
cer la policía rural. Se proyecta la división de tie-
rras en Guadalupe & por qué ? lo dice Artigas : " la
importación al país con relación á la exportación
está ahora en relación de tres á uno, y es nencesario
volver á la normalidad. " Sigue el reglamento : " Si
hubiera que expropiar alguna estancia en la zona
fijada, el hacendado recibirá el justo precio que pa-
guen los que quieran comprar las fracciones de
chacras."

He ahí una manera de comprender la justicia,


entre el derecho de propiedad y el de pública uti-
lidad , que no parece comprenderse mejor después
de un siglo !

Se nombra una " Junta especial de Agricultura ",


encargada de aquel reglamento y de fomentar los
progresos rurales. Suprimo para abreviar gran parte
de aquel reglamento .
No eran pocos los proyectos que esa Junta anhe-
laba emprender, y como todo le consultaban á Ar-
888

ARTIGAS
tigas, quien tiene más de intelectualidad experi-
mentada que teórica , les dice en una nota : " De
acuerdo con los elevados propósitos ; pero empren-

derlo todo y en estos momentos será no abarcar


99
nada. '
También los hacendados tuvieron en 1815 su
Junta, creada por iniciativa del cabildo, y en ella
han figurado nobles y esforzados subalternos de
Artigas, que más tarde serán influyentes en los des-
tinos del país .

Pero Artigas á pesar de su actividad no podía


estar en todo, y ya se ha dirigido al cabildo varias
veces mostrándoles el deslinde de poderes , y en una
nota les dice :

" La manera de entablar el comercio, la economía


en todos los ramos de la administración pública, el
entable de las relaciones extranjeras y otros varios
negocios, forman el objeto de su misión " ; y en
otra les dice :
" Mis esfuerzos y los del delegado no bastan : es
preciso que V. S., encargado del gobierno inme-
diato de la Provincia, se desvele igualmente. " -
"Hay que constituir en las alturas ejemplos de vir-
tud." - "Los primeros en la representación de la
confianza de un pueblo, deben ser los ejemplares
donde aprendan las virtudes los demás ciuda
danos."
CIVILIZACIÓN RURAL ' 89

Señores : Estas palabras nada dirían, si no las


viéramos cumplidas en los hechos de toda la vida de
este hombre extraordinario, lleno de abnegaciones,
que ha conducido todas sus acciones, para legar ejem-
plos y costumbres de gobiernos democráticos .
Cuando Artigas vislumbraba una era de paz y
felicidad en la libertad de los pueblos , su pensa-

miento y su atención se dirigía á lo más esencial ,


para el gobierno en Sud América , que era la aspira-
ción de las poblaciones rurales.
Artigas creyó que 1816 iba á ser el año feliz, y
ha vuelto á manifestar en sus oficios sus anhelos de
progreso, en medio de las múltiples operaciones mi-
litares . ¡ Hasta en el mismo campamento de Puri-
ficación quiere garantir el porvenir de aquellos ro-
bustos brazos !

Ha pedido al cabildo se le remitan arados, útiles


de labranza y semillas.
No descuida la instrucción, y pide le manden va-
rias docenas de cartillas y papel , para una escuela
primaria.

Por lo mismo, dice : "No he perdonado fatigas,


ni desmayaré en las que deban prodigarse hasta
no ver planteada en el territorio, LA FERTILIDAD, que
es de esperar y la miro como una consecuencia de
nuestros afanes ."
90 ARTIGAS

¿ No véis ahora en esa espada que brilla, el genio


de la paz ?

Artigas no era muy amigo de fomentar la em-


pleomanía en la juventud. Un joven ha solicitado
un empleo y ha buscado sus influencias para el Pro-
tector . Éste le escribe el 24 de Mayo de 1816 : “ Yo
soy de parecer aproveche usted la oportunidad de
los terrenos que se están repartiendo en la provin-
cia, y dedicándosé á su cultivo hallaría en él su por-
venir y el de su familia. "
El cabildo de Montevideo, consideraba que don
Pedro Elizondo sería el ciudadano más indicado
para la administración de fondos públicos ; pero
era de la escuela contraria y considerado desafecto
á la política de Artigas. El cabildo ha consultado el
punto, y Artigas contesta el 3 de Agosto de 1815 :
" Hallando V. S. todas las cualidades precisas en el
ciudadano P. Elizondo, es indiferente la adhesión
á mi persona ... Es tiempo de probar la honradez,
y que los americanos florezcan en virtudes . ”

Con los principios de Artigas, se puede formar un


volumen de enseñanzas que no alcanzaríamos á leer
esta noche ; pero quiero para terminar, mostraros
como entendía Artigas la soberanía y dignidad na-
cional, á pesar de tener ya al frente tanto enemigo
formidable de la república . Se trataba de gestiones
CIVILIZACIÓN RURAL 91

entabladas por el comandante de la escuadra in-


glesa, sobre comercio inglés, que dicho sea en ver-
dad " Artigas " siempre miró con grandes simpa-
tías. En oficio al cabildo con ese motivo, le dice :
"En cuyo concepto prevengo á V. S. no se rebaje
un ápice de su representación ... jamás deben im-
ponernos, sino al contrario, someterse á las leyes
territoriales."
Aquí debería concluir mi conferencia, que no ha
tenido otro objeto sino demostrar que en aquel prin-
cipio de civilización rural, dentro de aquellas ideas
y costumbres democráticas, y con aquel genio, que
era su más alta representación, había base sufi-
ciente y sobrada para constituir una república, y
desenvolver los progresos rurales al igual que lo
hicieran los norteamericanos.
Pero si nosotros hemos concluído en 1816 , " Ar-

tigas" no concluye hasta 1821 , para la historia.

1817- 1820

¿Qué ha sucedido después ?


¡ Una verdadera epopeya !
Estáis enterados de la connivencia de la camarilla
92 ARTIGAS

gobernante, con la corona de Portugal. ¡ No son


los porteños los que andaban en eso ! Eso es una
falsedad histórica ! Ningún pueblo de Sud América
estaba enterado de las intrigas y de las diploma-
cias, que se tramitaban en el misterio de una logia.
Aquella connivencia con el Portugal, además de
aportar grandes ejércitos para ocupar el territorio
y perseguir el artiguismo, aportaba una serie de
combinaciones y de intrigas , contra todos los pue-
blos provinciales y sus caudillos .
Os he dicho que también en Montevideo existí n
personajes de aquella escuela exótica del absolu-
tismo, y sabéis también , cómo han ido á recibir en
las puertas de Montevideo en Enero de 1817 , al re-
presentante de la corona de Portugal, y cooperar
á su sostenimiento.

Sabéis también, como han usado de la intriga y


la diplomacia, para tentar la fidelidad de muy no-
bles y esforzados subalternos de Artigas , sin los
cuales éste, y después de resistencias extraordinarias,
de batallas legendarias, ha debido atravesar el Uru-
guay. para encontrarse con la más grande de las

perfidias.
López y Ramírez, el entrerriano, con la bandera
de Artigas, con un mensaje de éste, exigiendo la
formación de un congreso libre, para dar la forma
CIVILIZACIÓN RURAL 93

constitucional de gobierno que exigían los pueblos ,


habían llegado ya triunfantes á la plaza de Mayo
en 1820 ; pero la víbora ha introducido su veneno
en aquel bravo como crédulo de Ramírez.
Tres habilidosos en aquellos manejos, entre los
que estaba aquel Sarratea, han extendido la red
para apoderarse del gobierno, y Ramírez ha caído
en aquélla, sin darse cuenta, que él será después la
primera víctima !
El tratado del Pilar se termina dando á Ramírez
dineros, tropas, armas y hasta una escuadrilla,
para terminar con Artigas.
Ningún momento más oportuno ahora, que pa-
sará confiado e Uruguay, y seguro del triunfo de
la voluntad de los pueblos !
Pero Artigas, desde su nuevo campamento en Co-
rrientes, ha seguido todos los incidentes de aquellas
negociaciones. ¿ Cómo no había de estar enterado
de todo, si todos acudían á él, y era el alma de
todo aquel movimiento de los pueblos ? La historia
de todos esos sucesos está hoy sin secretos , y de-
muestra toda la grandeza de Artigas.
Él no va, pues, á ser sorprendido , y si va á pelear
todavía y resistir á Ramírez, es porque todavía va-
rias provincias lo solicitan, y hay todavía un resto
de solidaridad ; pero él no será el vencido, porque
94 ARTIGAS

él no ha fundado las glorias de América en las glo-


rias militares de la guerra civil. La guerra para él
ha sido de necesidad contra el extranjero y el des-
potismo, la guerra que lleva por consecuencia la
vida y la fertilidad; pero no la que mata la volun-
tad de los pueblos !
Artigas, que acababa de ver en su provincia orien-
tal, como la intriga y la engañosa habilidad pros-
tituía sus subalternos y nobles caudillos , ha visto
claro la obra realizada por la escuela del absolu-
tismo, cuando es atacado por Ramírez, y ha pre-
parado su retirada, resuelto á terminar y expa-
triarse.
¿ Qué va á hacer allá, en el ostracismo ? Él ha
visto su obra terminada ; la república y la federa-
ción serán proclamadas ; pero ha comprendido tam-
bién que la escuela del absolutismo ha hecho gran
avance y conseguido la anarquía, la desconfianza
y la división entre los pueblos y sus caudillos . Él
no debe empeñarla recíprocamente , no es un cau-
dillo de ambiciones vulgares. " Un lance funesto po-
drá arrancarme á la vida ; pero no envilecerme. ”
Así lo había dicho y así lo cumplirá.
Él mira todo eso con horror, tal vez con infinita
tristeza ; pero sabe que " Artigas " ha terminado, y
se va á trabajar la tierra en el silencio del Pa-

raguay !
CIVILIZACIÓN RURAL 95

FINAL

¿ Qué queda de esas dos escuelas ?


Desde la Junta de Mayo hasta Rivadavia, se han
sucedido gobiernos sin cuento ; todos sin base po-
pular, sin otro pensamiento que no fuera conseguir
una corona, contra la voluntad de todos los pueblos,
y más tarde, en la imposibilidad de conseguirla ante
la protesta de los pueblos , incluso el porteño, que ya
conocen el secreto, transan con la forma unitaria,
que tampoco realizan con base popular.
Eliminado " Artigas " , que era la representación
más alta de la genuina civilización rural, única fi-
gura de abnegación en la fe republicana, que apa-
rece en la época de la independencia, la escuela del
absolutismo, que ha usado del engaño y del terror,
que ha enseñado á gobernar sin el pueblo, que ha
establecido esa práctica y fundado esa costumbre,
ha preparado y hecho posible el gobierno de Ro-
sas ! ...

Aquellos inteligentes diplomáticos, aquella es-


cuela exótica en Sud América era, pues, la equi-
vocada .
96 ARTIGAS

Cuando aquella intelectualidad sufra el ostra-


cismo, van á empezar á comprender el ideal de los
pueblos, y ahora van á llamarlos. Todos van á ser
entonces de la escuela artiguista ; pero cuando vuel-
van á tomar el gobierno, ya no encontrarán aquellas
costumbres, aquella florescencia de la genuina civi-
lización rural, que se encaminaba á la verdad demo-
crática. El desorden, el terror, la continua intran-
quilidad, han labrado hondo, han cansado á los hom-
bres, que no son de hierro. No todos han jurado no
envilecerse y no vender el patrimonio al vil precio
de la necesidad.

Señores : El difamador Cavia, comenzaba su li-


belo, preparado para influir en el ánimo de los
comisionados del gobierno de Monroe, con esta pre-

gunta : ¿ Quién es ese hombre turbulento que hace


tiempo está fijando la atención del orbe pensador?
Pues en el mismo año de 1818 , en la plenitud de
la obra de Artigas, tuvieron lugar en el Congreso
norteamericano varias sesiones dedicadas á discutir
la situación del Río de la Plata, y en ellas se da
la respuesta al difamador, apareciendo triunfante
la figura de Artigas, como un hermano de Wás-
hington, en Sud América .
CIVILIZACIÓN RURAL 97

Entre aquellos hombres de intelectualidad expe-


rimentada, que comprendieron la nueva vida en Amé
rica y sus verdaderos destinos, estaba Mr. Adams,
quien dijo : " El único demócrata de las provincias
unidas del Río de la Plata, es el bravo y caballeresco
republicano General Artigas."
Algunos historiadores modernos inspirados en
aquel juicio de verdad y otras manifestaciones.
comparan á "Washington" con "Artigas ".
No se puede desconocer la hermandad en las
ideas, sentimientos y respetos insospechables de los
dos á la voluntad de los pueblos, así como sus anhe-
los por fijar las costumbres democráticas ; pero Ar-
tigas, si ha demostrado en los momentos de paz y
en el gobierno provincial, que pudo ser el Wás-
hington en el gobierno sudamericano y, que debió
serlo, para legar en las costumbres y prácticas de
gobierno la fe y confianza en la soberanía popular
que Washington legara á su país, no pudo serlo
por las fatalidades que se reunieron en Sud Amé-
rica.
Artigas, por aquellas mismas razones ha tenido
que ser y, ha sido, más múltiple en las manifestacio-
nes de su genio, y su obra perdura en el alma de
los pueblos !

7.
98 ARTIGAS

¿ Qué modelo mejor y más grande puede ex-


traerse de la historia en Sud América, que sirva
de enseñanzas , y pueda ser símbolo de virtudes y
prácticas republicanas ?

He dicho.
ANEXO
LOS 33 Y LA INDEPENDENCIA ORIENTAL

Algunos amigos oyentes, me hicieron notar un


vacío en la conferencia, no figurando Artigas en
la nacionalidad uruguaya. No fué por abreviar ni
por olvido , que dejamos de tratar este capítulo.
Nuestra conferencia no ha tenido por objeto ha-
cer la historia detallada y completa de la época de
la emancipación , ni tratar de los sucesos que se
desenvolvieron después de la actuación de Artigas .
El objeto ha sido destruir el prejuicio sobre la ci-
vilización rural de la época, que habría fundado un
criterio histórico, con apariencia de verdad, por la
desorganización y anarquía que se veía en tiempos
posteriores y, que sólo eran consecuencias de la te-
naz persecución y contrariedad, llevadas á aquellas
poblaciones rurales, de la originaria civilización con
sus apropiadas costumbres de verdad democrática.
También tuvimos por objeto hacer conocer algo
más el genio de paz ” del gran ciudadano, dentro
TU
102 LOS TREINTA Y TRES

de aquel medio ; pues era ya indiscutible en la gue-


rra y en el corazón de los pueblos libres .
Pero el Artigas, como fundador, precursor ó crea-
dor de la nacionalidad oriental, no lo hemos tra-
tado , porque la independencia uruguaya no perte-
nece á Artigas viviente, en el escenario. Es la obra
indiscutible de su escuela y de su espíritu, que

perdura, á pesar de todas las divisiones que sobre-


vinieron .

La libertad de América era su sistema, á base de


la libertad provincial. La integridad del territorio
y el patrimonio de los orientales, lo más sagrado
y por lo que más se sacrificó, en salvaguardia tam-
bién de las libertades de las demás provincias ame-
nazadas.

Los Treinta y Tres orientales en 1825 , con Lava-


lleja, Oribe y también Rivera, que todos fueron es-
forzados subalternos del gran ciudadano, traen de
nuevo la bandera tricolor de Artigas é independi-
zan la patria, porque el pueblo que proclamó en
1813, por primera ver en Sud América la indepen-
dencia y la república federal, infiltrado en aquella
tradición y rompiendo las connivencias extrañas ,
manifestó, ante todo, querer ser libre é indepen-
diente.
La unión de todos los orientales dió por resultado
Y LA INDEPENDENCIA ORIENTAL 103

la gloriosa solución , y vino á demostrar una vez


más, para el juicio histórico , que Artigas no era el
visionario ni el equivocado, sino los que trajeron las
divisiones, los que influenciados por la intriga le
abandonaron en los supremos momentos , en el ins-
tante decisivo, cuando en medio del dominio de la
corona de Portugal, en 1817 , él pudo asegurar que
el triunfo era definitivo en la unión de los pueblos.
Sólo él veía claro, " que era un delirio pretender
subyugar al pueblo. " Y los hechos probaron en
1825, que no se equivocaba . Por no creerlo algunos
como él, no se evitaron los grandes males que sobre-
vinieron .

Por todo eso, si Sud América debe al gran ciuda-


dano la adopción del sistema republicano, y debe
ser su símbolo de virtudes y prácticas democráticas,
para los uruguayos es además, el alma de su nacio-
nalidad Τ el indiscutible emblema de su unión !
EL OBRERO NACIONAL

Y LAS FIESTAS DEL CENTENARIO

El pueblo venía preparando la gran apoteósis


del gran ciudadano, con motivo del centenario.
Desde el Ateneo del Uruguay y de otros centros ,
la juventud salía casi todas las noches , cantando el
himno y desplegando las banderas de la patria y
la tricolor, después de escuchar la palabra de los
oradores. Crecía día á día el entusiasmo, y ya se
confundían todos los partidos, todas las ideas, ten-
dencias é intereses en un sólo pensamiento. Dando
tregua á las disputas, viejos y jóvenes, marchaban
del brazo convencidos, y llevando por delante el
símbolo de su unión , para glorificar lo más glori-
ficable en la historia le Sud América !
Pero vino la nota triste y desalentadora , de la
huelga y el paro, con su odioso carácter de anar-
quismo, como si presidiera todavía después de un
siglo la misma servil imitación, importando las lla-
gas y los odios de añejas sociedades, contra la liber-
tad de los pueblos.
106 EL OBRERO NACIONAL

No hay más diferencia de ayer á hoy, sino de


posición y escuela, en los serviles imitadores . Ayer
eran los sustitutos de los virreyes , quienes enclaus
trados en sus subjetivas ideas, oprimían y anarqui-
zaban á los pueblos, desconociendo sus virtudes.
Nuestros obreros , sobre todo los orientales , que e
dejaron llevar por las funestas ideas que les can-
tan, nacidas en los odios de otras tierras, más que
en miserias que no tienen asiento en América, pue-
den creer, que desluciendo las fiestas proyectadas
y, restando su concurso de la unión jubilosa del pue-
blo, han resentido el alma nacional, en el preciso
momento de su gloria más resonante y saneada .
Tal vez no es su culpa. No conocen la historia de
Artigas !
Yo los he visto en esos días cruzar las calles en
sus manifestaciones y responder á los gritos de sus
directores : " Viva Artigas, que también era anar-
quista " . Los he seguido hasta disolverse y escu-
chado con verdadera tristeza los discursos que aplau-
dían.

Por eso no estará de más aprovechar la publica-


ción de mi modesto concurso al centenario, agre-

gando unas líneas que muestren al obrero nacional


las herejías históricas que se le han hecho aplaudir .
Artigas era todo para la libertad y la democra-
Y LAS FIESTAS DEL CENTENARIO 107

cia de verdad. La quería para todos en la igualdad ;


pero con seguridad.

"Con libertad ni ofendo ni temo " , era su lema,


y fué la práctica de toda su vida, respetando la
libertad individual con fe inquebrantable. Para él
la libertad, que va contra la libertad , fuera usada
por muchos contra la individual de uno sólo, no era
libertad, sino el peor de los medios de fundar la
democracia en las costumbres .

Amigo de la libertad de la prensa , y de concien-


cia no desconoció " que aquélla también imprime á
los malvados el prurito de escribir con brillos apa-
rentes ideas perniciosas á la sociedad " pero es di-
66
fícil agregaba, que se desplome la gran obra de la
libertad, si los buenos escritores ayudan á fijar lo
sólido de su fundamento."
En sus mayores apuros, cuando los formidables
ejércitos de la corona de Portugal, en connivencia
con la oligarquía , dominaban en la patria, cuando
todo elemento de guerra era poco para las fuerzas
populares y todo hombre le era necesario , no usó
tampoco de la leva , ni de su fuerza para aumentar
su ejército. Sólo lleva en sus tropas voluntarios , y
sólo admite, y son para él respetables los contingen-
tes que se le reunen, con tal que se compongan de
hombres libres incorporados por su voluntad .
108 EL OBRERO NACIONAL

"Amar su libertad, es de seres racionales, per-


derla es de cobardes ." Así decía en aquellos mo-
mentos apurados de 1818, siempre respetando las
ideas contrarias y la libertad individual.
Artigas proclamó y dijo : "la libertad, la igualdad
y seguridad . "
Seguridad, para que nadie perdiera sus derechos,
sin distinción de nacionalidades ; pues contra la tra-
dición que continuaba la oligarquía , ya en el primer
gobierno de Artigas se proclamó : " Que el casual
nacimiento no hará como hasta ahora la distinción ,
en el juicio de los magistrados " y á su delegado en
el gobierno al mismo tiempo, que le indicaba las
mayores moderaciones " que deben existir en el ca-
rácter del funcionario público, para asegurar la
confianza pública " le decía y recomendaba "que
fuera severo con los que cometan actos de pillaje y
que atenten á la seguridad ó á los bienes de cual-
quiera de los habitantes."
También en su pr pio ejército, que lo quería con
orden y moralidad , lanzó un bando diciendo : “ Et
que no abrigue sentimientos de honor, de patrio-
tismo y de humanidad, que huya lejos del ejército
que deshonra. "

Los obreros orientales, abrigando sentimientos de


patriotismo, no podrán exigir á los extranjeros que
Y LAS FIESTAS DEL CENTENARIO 109

lo sientan como ellos ; pero deben exigirles que lo


respeten, y que todos abriguen sentimientos de ho
nor y humanidad, sin lo cual deshonran su colec-
tividad.

Los que ayudan á gritar carneros y obligan con


la fuerza á los que no quieren perder su libertad,
están demostrando tal vez, sin saberlo, su propia es-
clavitud.

Lo más sagrado, lo más noble, lo que más digni-


fica al hombre y le da sus energías, para triunfar
por el esfuerzo propio, es la conciencia de su valer,
única capaz de medir é imponerle la cantidad de
trabajo que requiere, para su adelanto y su am-
bición.

Perder esa libertad individual limitando las pro-


pias facultades, es ir á la más odiosa de las escla-
vitudes .

Todo eso pensaba, defendía y enseñaba Artigas ,


y de todo eso era el primero en dar el ejemplo, em-
pezando él mismo por respetar, y dar la seguridad
para todos.

Era en sus ideas y acciones, todo salud y verdad,


dentro de las grandes virtudes humanas que flore-
cían en América, de uno á otro hemisferio.
Ya lo saben los obreros orientales que abrigan
sentimientos de patriotismo y sienten de virtudes
110 EL OBRERO NACIONAL

nativas ; Artigas era la más alta personificación de


la verdad democrática, y sólo con honor y humani-
dad se le puede tomar como modelo , sin empañar su
gloria.
A.BarreiroyRamos
1911
ooo
UNIVERSITY OF TEXAS AT AUSTIN - UNIV LIBS

3023472070
0 5917 3023472070

También podría gustarte