Actividad 1
Ensayo: recreación, tiempo libre y ocio
Paola Andrea Plazas Rodríguez
ID 653001
Diplomado en espacios de aprendizaje desde el ocio digital
NRC-86-1347
Docente: David Ricardo Ospina Ortegón
Facultad de Educación, Licenciatura en Educación Física Recreación y deporte, Licenciatura
en educación artística
Corporación Universitaria Minuto de Dios.
Noviembre -2024
INTRODUCCIÓN
Este ensayo abordará el concepto de recreación y su relación con el ocio y el
tiempo libre, analizando las diferencias, los beneficios y el impacto que tiene en la calidad
de vida de las personas, así como las diversas formas de aprovechar estos momentos en
un contexto contemporáneo.
El ocio y el tiempo libre son componentes esenciales en la vida cotidiana de los
seres humanos, ya que ofrecen la oportunidad de desconectar de las responsabilidades y
disfrutar de actividades que fomentan el bienestar físico, mental y social.
En un mundo donde el ser humano está acostumbrado al ritmo de vida se ha
acelerado debido a la tecnología y las demandas laborales, la recreación se presenta
como una necesidad fundamental para alcanzar un equilibrio entre trabajo y descanso.
El desarrollo del conocimiento de la dimensión de la vida social no vinculada a la
esfera laboral, ha descuidado su especificidad al no enfatizar las diferencias existentes
entre los conceptos de
ocio - tiempo libre – recreación
a partir de su historia; desde su origen de los filósofos y también en el desarrollo
de instrumentos de investigación que permitan hacer comparables las prácticas
recreativas en sus multideterminaciones y complejidad entre distintas sociedades
concretas.
RECREACIÓN, TIEMPO LIBRE Y OCIO
El ocio, la recreación y el tiempo libre son conceptos fundamentales para
entender cómo las personas equilibran su vida cotidiana, proporcionando espacios
para el disfrute, el descanso y el desarrollo personal. Según Mannell y Iso-Ahola
(1987), el ocio puede definirse como un estado libre de obligaciones, que permite a
los individuos participar en actividades que son intrínsecamente placenteras y
satisfactorias. De manera similar, la recreación se refiere a aquellas actividades que
se realizan de manera voluntaria durante el tiempo libre, buscando tanto el
entretenimiento como el aprendizaje y la superación personal (Pérez, 2002).
El tiempo libre, por su parte, es un concepto que ha evolucionado a lo largo
del tiempo, especialmente en las sociedades industriales y postindustriales. Para
Neulinger (1974), el tiempo libre se entiende como un periodo en el que las
personas son libres de tomar decisiones sobre cómo emplearlo, sin las presiones
del trabajo o las responsabilidades cotidianas. Esta libertad de elección es esencial
para que el ocio se convierta en una experiencia significativa y enriquecedora.
El impacto positivo del ocio y la recreación en la salud mental y física también
ha sido ampliamente documentado. Csikszentmihalyi (1990), en su teoría sobre el
flow, destaca cómo las actividades recreativas pueden generar estados de
concentración profunda, lo que contribuye a un mayor bienestar y satisfacción
personal. Además, estudios contemporáneos han demostrado que el ocio activo,
como el deporte o las actividades al aire libre, mejora no solo la salud física, sino
también la salud emocional y las relaciones sociales (Harris & White, 2018).
Se parte del supuesto de reconocer que los significados otorgados a los conceptos
ocio, tiempo libre y recreación, se entremezclan con una característica: se ha pretendido
incorporar en viejos conceptos una nueva realidad histórica, sin desprenderlos de la vieja
significación surgida para un grupo social determinado en una formación socioeconómica
particular. En el marco de la temporalidad social no destinada al trabajo, desde los
griegos a la actualidad aparece una temporoespacialidad identificada con acciones
dirigidas al descanso, la diversión, la contemplación, el placer, la socialidad entre otras
similares denominadas casi indistintamente como “ocio”, “tiempo libre” o “recreación”.
Una consecuencia de tal tratamiento conceptual ha sido la desvinculación del concepto
con sus referentes empíricos. Por otra parte, el estudio de las prácticas de ocio, tiempo
libre o recreación se han presentado preponderantemente en una visión desarticulada y
desde miradas fragmentadas del sujeto, que solo han dado lugar a la búsqueda de
“motivaciones intrínsecas de las actividades”, “funciones psicológicas” o meras
descripciones de las mismas. La dimensión de la práctica queda atrapada casi con
exclusividad en un nivel subjetivo, lo que dificulta nuevamente un estudio social.
OCIO
El concepto de ocio ha sido tratado por diversos autores a lo largo de la historia,
cada uno enfocándose en diferentes aspectos según sus contextos filosóficos,
sociológicos o psicológicos. A continuación te presento algunos de los enfoques más
relevantes:
1. Aristóteles: Para el filósofo griego, el ocio (o scholè) era la actividad que
permitía al ser humano alcanzar la “eudaimonía” (felicidad o florecimiento humano).
En su visión, el ocio no era solo el tiempo libre de las ocupaciones laborales, sino una
actividad contemplativa, intelectual y moral, una forma de vida que permitía al
individuo desarrollarse plenamente.
2. Friedrich Schiller: En su obra ‘Cartas sobre la educación estética del
hombre’(1795), Schiller definió el ocio como el tiempo dedicado a la creatividad, el arte
y la libertad. Según él, el ocio no solo es un descanso de las obligaciones, sino
también un espacio para el desarrollo de las facultades humanas más altas.
3. José María Martín: Este sociólogo español destaca que el ocio es un
fenómeno cultural y social que se construye a través de las interacciones sociales y
las normas sociales que se dan en un determinado contexto histórico. En su
definición, el ocio tiene una doble dimensión: es tiempo libre, pero también es una
actividad que puede ser tanto productiva como recreativa.
4. Manuel Cuenca Cabeza:Este autor español señala que el ocio es un espacio
de libertad que se da cuando las personas tienen la capacidad de decidir cómo utilizar
su tiempo fuera de las obligaciones. A su juicio, el ocio debe verse como una
oportunidad para la autonomía personal, el descanso y el desarrollo de las habilidades
individuales.
5. Edgar Morin:El sociólogo francés tiene una visión más crítica sobre el ocio en
las sociedades modernas. Para él, el ocio, en el contexto capitalista y de la
globalización, tiende a ser comercializado y consumido de manera superficial,
perdiendo muchas veces su potencial transformador y educativo.
6. Roger Caillois: En su obra Los juegos y los hombres (1958), Caillois identifica
el ocio en términos de juegos, clasificando distintas formas de juegos (como el azar, la
competencia, la imitación y la vertiginosidad) y analizando cómo las prácticas lúdicas
influyen en las culturas. El ocio para Caillois tiene un carácter lúdico y está vinculado a
la libertad y el escape de la rutina diaria.
7. Hannah Arendt: Filósofa política, Arendt distingue entre trabajo, acción y ocio.
Para ella, el ocio es una actividad que permite la reflexión y la creatividad, y es un
componente fundamental para la vida pública, ya que es a través del ocio que las
personas pueden desarrollar su capacidad de juicio y su participación en la esfera
política.
En resumen, el ocio, según diferentes autores, se concibe como una experiencia
que puede ir más allá de la mera inactividad o el descanso, y ser un espacio de desarrollo
personal, intelectual, social y cultural. La forma en que se entiende el ocio puede variar
según las perspectivas filosóficas, sociológicas y económicas de cada autor.
Indagar en el concepto ocio implica situarse inicialmente en las civilizaciones
griega y romana. Partiendo de los griegos, quienes le dan su carácter primigenio, el ocio,
se reconoce a partir de Platón y Aristóteles fundamentalmente, configurado como ideal
desde la suposición que los hombres somos más de lo que parecemos ser (Byron
Dare,1991). El ocio permite el desarrollo de la potencialidad del ser humano, y en este
sentido se configura en ideal. Es así como entendían los griegos que los esclavos eran
necesarios porque con su trabajo se cubrían las necesidades materiales de una sociedad,
mientras otros dedicaban su tiempo y energía al intelecto activo, a la búsqueda de las
verdades supremas. Si nos centramos en el modo de producción para otorgar mayor
sentido al análisis, el ocio de los griegos solo podía existir en el espíritu de hombres
libres, aquellos de condición no sometida o esclava, y los hombres libres solo podían
existir en tanto se mantuviera en Grecia la esclavitud. El ocio y el ideal de ocio griego
deben ser entendidos entonces como parte de una formación socioeconómica esclavista,
como una configuración de significados específicos que surge de la forma que toma la
organización para la subsistencia material de los griegos. Se encuentran además en el
inventario de 235 Guía de Aprendizaje - Trabajo y Tiempo Libre los griegos, grandes
fiestas y espectáculos para los habitantes de la ciudad; pero se pero se reconoce también
que la intención de tales manifestaciones respondía al deseo de unir a los miembros de la
ciudad a través de un homenaje colectivo a sus dioses protectores; fundida con un interés
egoísta, la religión servía de base al patriotismo, proporcionando a la vez la cohesión
moral en el pueblo, y con frecuencia brindando elementos preciosos de información
intelectual y estética (Aymard-Auboyer, 1969: 407-409). Goodale y Godbey (1988:18)
reconocen tres elementos contenidos en el ideal griego del ocio: tiempo, necesario para
la elaboración y elevación de la cultura; fermento intelectual, dado en la necesidad de
explicaciones mitológicas o metafísicas constantes, y seguimiento de un ideal, premisa
más característica de la Grecia antigua que de cualquier otra cultura; por tanto, agregan,
el “ocio” tal lo entendieron y usaron los primeros filósofos griegos, solamente puede ser
entendido a la luz de los ideales de la cultura griega. Otra significación del ocio griego
devenida de las propias características de la cultura pero poco reconocida por la
bibliografía específica, da cuenta de que el ideal masculino en dicha cultura es “a favor de
los ocios” (Aymard-Auboyer, 1969:396). Esto implica que el ideal del ocio griego encierra
también una definición de género. En síntesis.
TIEMPO LIBRE
La revolución industrial marcó el punto de partida en la concepción del tiempo libre.
Tal lo describe Thompson (1984), la revolución industrial no era una situación
consolidada, sino una fase de transición entre dos modos de vida. Hacia el 1700 en
Inglaterra comienza a instalarse el panorama capitalista industrial superponiendo a los
patrones de conducta socializados, los esquemas del disciplinamiento en el trabajo,
introduciendo en las escuelas la crítica a la moral de la ociosidad y la prédica a favor de la
industriocidad. El disciplinamiento y el orden en el trabajo pasó a invadir todos los
aspectos de la vida, las relaciones personales, la forma de hablar, los modales, al punto
tal que fueron minando la alegría y el humor; “se predicó y se legisló contra las
diversiones de los pobres” (Thompson, 1984: 449), en un intento de suprimir bailes y
ferias tradicionales, como parte de la desvalorización a la comodidad, el placer y las
cosas de este mundo. Estas medidas tienden a desterrar los “habitus” de campesinos,
socializados en un tiempo y espacio signado por el ritmo de la naturaleza en una forma
de producción agropecuaria, es decir una formación precapitalista no urbana. Tales
prohibiciones pretenden instaurar nuevas formas de apropiación del tiempo – tiempo de
reloj- que deberían conducir a un trabajo sistemático, regular y metódico, lo que no daba
lugar a estados de “ociosidad”. Instaurado un tiempo laboral deshumanizante – por la
prolongación de las jornadas de trabajo para adultos y niños en condiciones extremas- se
hicieron sentir a través de las incipientes organizaciones gremiales, las demandas de
<tiempo libre>. Se reclamaba tiempo libre de trabajo, para descansar del trabajo, e aquí
el sentido primigenio del concepto. La lucha por la conquista de tiempo libre se sucede
logrando paulatinamente una reducción de las horas de trabajo. Al mismo tiempo, se
diversifican las consignas para la utilización del tiempo liberado. Aparece la demanda por
la necesidad de tiempo libre para el desarrollo cultural y la socialidad. Se resumen aquí
aspectos vinculados a la participación social, la educación e instrucción en sociedades
cada vez más complejas, hasta lograr las vacaciones pagas, reivindicación que impulsa
sostenidamente el desarrollo del turismo como práctica en el tiempo libre. Retomando la
descripción de al
RECREACIÓN
El término, según reconocen algunos autores, se pone de moda en los años
cincuenta, no significa que antes no hubiera estado presente, implica que en este
momento comienza a generalizarse su uso, y por tanto colmarse de significados. Según
Argyle (1996), una vez incorporado socialmente el derecho a una mayor disponibilidad de
tiempo libre, comienza a hablarse de una “recreación racional”. Se reconoce que las
actividades recreativas posibilitan la expresión de nuevas necesidades y capacidades.
Esto implica que se reconoce la autonomía progresiva que va tomando un conjunto de
actividades, que en estrecha relación con las demandas de las destrezas exigidas en los
ámbitos laborales, se adaptan al ámbito del tiempo libre y van a su vez evolucionando
con características propias. De esta forma se explica el disfrute de actividades muy
difundidas en la bibliografía específica, el “bricollage”, “jardinería”, “do it your self” todas
actividades que promovían las habilidades manuales, en reacción a los objetos fabricados
en serie y desde el supuesto que el ejercicio de las habilidades manuales respondiera a
una necesidad de romper el trabajo automatizado. Lo cierto es que tales actividades
transferían los criterios de eficiencia, utilidad, racionalidad presentes en el mundo del
trabajo industrial en consolidación, y a su vez demandaban la adquisición de las
“herramientas” para su ejecución, es decir comenzaban a imponer el consumo en el
ámbito del tiempo libre del trabajador. Esclarecedora es en este sentido la definición de
M. Mead (1957), quien propone que la recreación “condensa una actitud de placer
condicional que relaciona el trabajo y el juego”.
JUEGO Y RECREACIÓN
La recreación, entendida como una actividad que involucra el disfrute, la diversión
y la recuperación del bienestar físico y mental, ha sido definida y abordada por diversos
autores desde diferentes perspectivas. A continuación, te comparto algunas definiciones y
enfoques:
1. **Johan Huizinga (1938)** – En su obra *”Homo Ludens”*, Huizinga sostiene
que el juego y la recreación son esenciales para la cultura humana. Según él, la
recreación es una actividad que ocurre en un espacio libre, libre de las obligaciones
cotidianas, en la que los participantes siguen reglas autoimpuestas y se alejan del
trabajo y de la vida diaria. Es un acto de libertad y creatividad.
2. **Manuel Cuenca Cabeza (1992)** – Este autor, en su libro *”La Recreación:
un espacio para el tiempo libre”*, enfatiza que la recreación no solo está relacionada
con el ocio, sino que es un proceso integral que contribuye al desarrollo físico,
emocional y social de las personas. Según Cuenca, la recreación tiene un valor
educativo y formativo, siendo fundamental para la salud mental y el bienestar.
3. **María Teresa Pérez (2004)** – En su definición, Pérez destaca la
recreación como una actividad que proporciona satisfacción, motivación y un respiro
del estrés cotidiano. A su juicio, las actividades recreativas no solo sirven para
descansar, sino que también promueven la socialización y el aprendizaje en un
contexto lúdico.
4. **Rosa María García (2010)** – En su estudio sobre la recreación en el
ámbito educativo, García aborda la recreación como una herramienta pedagógica.
Para ella, la recreación es clave en el desarrollo de competencias sociales y
emocionales, y un medio de fomentar la creatividad y el trabajo en equipo.
5. **Javier Rivas (2000)** – Rivas, en sus estudios sobre la recreación en el
contexto del deporte y el tiempo libre, sugiere que la recreación debe ser una actividad
voluntaria y placentera. Es un espacio donde la persona puede experimentar
sensaciones de satisfacción, bienestar y crecimiento personal, ya sea a través de
actividades físicas o intelectuales.
En resumen, los autores coinciden en que la recreación es una actividad libre,
placentera y que, más allá de su carácter lúdico, tiene múltiples beneficios en el
desarrollo humano, la salud y el bienestar social.
La vertiente consuntiva con que parece adquirir preeminencia el concepto de
recreación -desde nuestra perspectiva de análisis histórico- entra en conflicto con otro
concepto, el juego, que se convierte en el aporte más significativo para completar el
análisis en cuestión. El juego se ha caracterizado a partir del trabajo de Huizinga (1954)
como: voluntario; improductivo; reglado; separado; incierto; y ficticio. La existencia de la
regla, por sí misma, y según plantea Caillois, crea la ficción. Puestos a jugar a partir de la
aceptación voluntaria de la regla, entramos en un mundo de ficción, que nos separa de lo
cotidiano, nos adentramos en un tiempo y un espacio de otra naturaleza. De tales
características del juego –la voluntariedad y la regla - se articulan para configurar la
situación de juego, es decir dan como resultado lo ficticio, y por tanto una temporalidad y
espacialidad que difiere de la habitual. La ficción es válida para quienes están en
situación de juego, acceden a ella solo quienes están jugando, de allí que se entienda al
juego como universo cerrado. Avanzando por sobre la caracterización del juego
propuesta por Huizinga y Caillois (1958), el último reconoce respecto de su clasificación
de los juegos , y hacia el interior de cada categoría clasificatoria, extremos de tensión
entre la turbulencia y la libre improvisación –paidia- y una tendencia complementaria que
disciplina o intenta encausar ese caos mediante convencionalismos organizadores –
ludus-. Es decir el extremo paidia carece de convencionalismos es, en sí mismo la
espontaneidad, mientras que ludus se presenta como la organización y el control a ese
impulso primitivo, e incorpora en él actividades tales como competencias deportivas,
teatro, loterías, esquí, fútbol, billar, atracciones de ferias, alpinismo, entre otras. Es el
extremos <ludus> presentado por Caillois el que a nuestro entender corresponde al
ámbito de la recreación en las sociedades modernas, sumado a una amplia serie de
actividades que han desbordado el universo cerrado del juego. La diferencia evidente es
que estas actividades cercanas a ludus, no son patrimonio exclusivo de un grupo de
jugadores, se han generalizado como práctica social. Por tanto son actividades
colectivas, grupales o masivas, planificadas, que no pueden quedar identificadas como
juegos, pero sí se corresponden con el principio organizador de los mismos propuesto por
el autor.
CONCLUSIÓN
El ocio, la recreación y el tiempo libre son elementos interrelacionados que juegan
un papel crucial en la vida de las personas, no solo como un medio para el descanso,
sino también como una herramienta para el crecimiento personal, la interacción social y el
bienestar general.
Considerando que son dimensiones esenciales de la experiencia humana que
permiten a las personas alcanzar un equilibrio saludable entre las demandas de la vida
diaria y el bienestar personal. A través de estas actividades, los individuos no solo tienen
la oportunidad de descansar y recuperar energías, sino que también pueden explorar su
creatividad, fortalecer sus relaciones sociales y mejorar su salud física y mental. Las
investigaciones de autores como Mannell e Iso-Ahola (1987), Csikszentmihalyi (1990) y
Pérez (2002) evidencian los múltiples beneficios que el ocio y la recreación pueden
proporcionar, desde el aumento de la felicidad hasta el fomento del desarrollo personal y
la integración social. En un mundo cada vez más acelerado, es fundamental reconocer la
importancia de dedicar tiempo al ocio y la recreación como una necesidad vital para la
salud integral del ser humano. Por tanto, el tiempo libre no debe ser visto solo como una
interrupción de las obligaciones, sino como una inversión en el bienestar y el crecimiento
personal, esencial para una vida plena y equilibrada.
De lo expuesto se establece que el ocio solo puede entenderse acabadamente, y
en todo su significado, en el marco de una formación socioeconómica esclavista como
son la griega y la romana en las que se desarrolló. El ocio como concepto –de estar
vigente en nuestros días- debiera guardar la condición de ser un interrogante, una
búsqueda de la expresión del hombre en su condición ética, no ya una expresión
acabada y concreta en actividades del tipo que en nuestros días pretendemos definir.
Pero, ¿es posible alentar en nuestras sociedades modernas o posmodernas tal
concepción del ocio? ¿no han sido adoptados por otros ámbitos del quehacer humano
tales interrogantes acerca del destino de los hombres, como la ciencia o la religión? La
formación socioeconómica capitalista en surgimiento –justamente por no poder contener
el significado original del ocio, al revalorizar la productividad y el trabajo como aspectos
que dignifican al hombre, impone al ocio su condena en la ociosidad. Surge entonces el
tiempo libre, concepto que se desarrolló a la par que el trabajo industrial y que en
atención a su significado primigenio, refiere al tiempo disponible por el hombre luego de
las labores que le procuran el sustento. La evolución cuantitativa del tiempo libre a partir
de las diversas reivindicaciones obreras, es la génesis de un tiempo de relativa
autonomía, que se impregna de nuevas actividades que vinculan en forma de juego, las
destrezas del trabajo e incentivan el consumo; a su vez hablar de recreación deja de lado
las discusiones en cuanto a la libertad en el tiempo libre.
Es así como la recreación adquiere progresivamente valor social al dar cuenta de
prácticas novedosas de la mano de las grandes urbes y los desarrollos tecnológicos que
facilitan el disfrute colectivo y la socialidad. La Recreación, expresa las prácticas que en
una sociedad concreta, realiza el colectivo social en su tiempo libre. Tales prácticas
representan el significado que una sociedad le da a las manifestaciones de placer público
y búsqueda de emociones agradables. Compartiendo las características del juego, la
recreación traspasa los límites impuestos por éste y cristaliza en instituciones sociales la
vivencia colectiva. El concepto recreación y las dimensiones propuestas en forma
preliminar para las sociedades capitalistas, aportan un cuerpo explicativo teóricamente
coherente del fenómeno, originado en dos vertientes: en primer lugar, en la explicitación
de la vinculación existente entre el concepto recreación y el momento histórico que lo
configura; en segunda instancia, el reconocimiento de la vinculación teórica entre juego y
recreación.
Referencias
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