Salir a las periferias:
compromiso con el
evangelio
Formación permanente- noviembre
2024
Salir a las periferias: compromiso
con el evangelio
Francisco Rodríguez Míguez, SDB
Formación permanente- noviembre 2024
I. Oración inicial
Guía: En el nombre del Padre…
Dios Padre,
que nos has creado a tu imagen y semejanza
y nos has regalado esta casa común repleta de frutos y
oportunidades.
Todos: Gracias, Padre, porque ¡Somos futuro!
Guía: Gracias, Señor, porque somos futuro:
que sepamos tachar las incongruencias del pasado
aprendiendo a multiplicar con intensidad.
Que comprendamos que en un mundo que suma y
multiplica
hay esperanza, hay futuro.
Que entendamos que la esperanza es el nombre del
futuro.
Todos: Conscientes de que todos somos necesarios,
Padre, déjanos gritar unidos a una multitud de
hermanos: ¡Somos futuro!
Guía: Señor, somos futuro y esperanza porque tenemos
corazón.
Un corazón de nombres diferenciados:
se llama casa de puertas abiertas,
escuela esforzada y valiente que muestra el camino de la
vida;
asociación que convoca a los jóvenes para construir
amistades,
iglesia de corazón profundo, experta en los latidos de
Dios.
Todos: Conscientes de que caminamos a ritmo del corazón,
Padre, déjanos gritar desde nuestra realidad cotidiana:
¡Somos futuro!
Guía: Gracias por el mundo, esta maravillosa obra de arte
que has puesto en nuestras manos:
manos abiertas para abrazar, acompañar, ayudar,
manos tendidas para levantar al que está caído...
Gracias, Padre, por regalarnos la llave del futuro:
la paz, la entrega y el perdón que renuevan todas las
cosas.
Todos: Acompañados por Jesús, María Auxiliadora, Don
Bosco...
queremos gritar, Padre, desde nuestra alegría más
profunda: ¡Somos futuro!
Guía: Enséñanos, Padre, a recordar que somos futuro.
Danos, una mirada compasiva para emitir una palabra de
aliento.
Danos un corazón sensible para luchar por la justicia y la
paz...
Todos: Desde esta perspectiva, Padre Dios, solo es posible
gritar: ¡Somos futuro!
Guía:Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y
entregarnos, de dejar la vida en el servicio a los más
vulnerables. Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino. Ayúdanos a poner la tienda en
las periferias, en los alejados, en los olvidados, en los
descartados para llevarles el tesoro de tu amor que
salva.
Todos: Amén.
II. Video y texto
https://youtu.be/NASYhqEpHUk ( 4 m)
El diccionario define periferia, en una de sus acepciones, como parte
de un conjunto alejada de su centro; nos pone como sinónimos, entre
otros, afueras, extrarradio, alrededores, suburbio. Y como opuesto o
antónimo, centro. Más allá del diccionario nosotros nos referimos a
otra cuestión más relevante: las periferias alejadas del centro, son
esos lugares donde encontramos el sufrimiento, la soledad y
degradación humana. La periferia es todo espacio donde aún no ha
llegado el Evangelio y necesitan de su luz (GE) 1.
1
Cfr. Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate (2018), la llamada a la santidad
Apoyando el mensaje de la campaña pastoral “Somos futuro” que nos
impulsa a mirar al futuro con Esperanza, comprometiéndonos a
acoger y edificar el Reino de Dios en nuestro mundo,
presentamos esta reflexión que nos invita, en el primer trimestre del
curso, a “salir a las periferias” (geográficas y existenciales) como
Iglesia en salida que busca el compromiso por el Evangelio a través
del primer anuncio, la justicia social y la convivencia fraterna en un
mundo plural (dimensión social y comunitaria).
UNA IGLESIA EN SALIDA HACIA LAS PERIFERIAS HUMANAS
En los últimos años cuando hablamos de las periferias enseguida nos
viene a la mente el Papa Francisco quien, desde el principio de su
pontificado, ha hablado en diversas intervenciones y escritos, sobre
las periferias geográficas y existenciales y de la necesidad de
proponer una iglesia en salida hacia esas periferias.
Queremos detenernos ahora en la Evangelii Gaudium como el mejor
documento para expresar el pensamiento de Francisco. Es aquí donde
el Papa expone cómo es la hora de empezar nuevos recorridos
eclesiásticos y evangélicos y donde nos anima también “a salir de la
propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que
necesitan la luz del Evangelio; a salir hacia los demás para llegar a
las periferias humanas”2. Y tal y como hemos recordado, Francisco se
refiere a una Iglesia "en salida", hacia las periferias geográficas, pero
también las que podríamos denominar como periferias
"existenciales", entendiendo así que el Papa al hablar de las periferias
no son solamente la de los pobres, sino también las existenciales,
como las que se refieren a personas que se han alejado de la Iglesia y
con las cuales es necesario instaurar un diálogo de acercamiento y
acogida.
Nuestra tradición bíblica nos presenta desde el Génesis este
dinamismo de salida que Dios quiere provocar en los creyentes:
Abraham, Moisés, Jeremías… son representantes de la llamada de
Dios a salir y descubrir la tierra nueva. Desde esta premisa Francisco
nos invita a salir de la propia comodidad para llegar a las periferias en
un movimiento misionero que nos enfrenta a múltiples desafíos
personales y comunitarios en la procura de volver a conectar la
Iglesia y el Mundo; el Evangelio y la humanización del cristianismo 3.
Reconocemos así que nuestro mundo europeo y occidental se ha
convertido en bastante periférico respecto a la tradición cristiana y,
por tanto, debemos buscar la manera de superar esta desconexión y
encontrar los espacios de encuentro que lo permitan, nos situamos en
un contexto de primer anuncio donde no damos por supuesto que lo
que decimos conecta con las personas sin más
en el mundo actual
2
Exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), 20
3
Cfr. EG 20
Para descubrir este camino de encuentro, Francisco nos habla de una
Iglesia de puertas abiertas donde mirar a los ojos y escuchar, debe
ser posible sin dificultad. Porque estar en salida no es tanto correr
hacia esas periferias humanas sino provocar espacios de encuentro y
acompañamiento justamente donde la existencia humana toca fondo
y el sufrimiento se hace especialmente inaguantable; espacios
sanadores, sobre todo, para las personas que se han quedado atrás o
en una orilla del camino4. La cercanía es el estilo de Dios, dice
Francisco, y hay mucha gente que necesita cercanía, de nuestra
cercanía. Estar ahí para ellos y ellas es tener nuestra mente y corazón
abiertos y atentos para dar oportunidad a la esperanza.
“LLEGAR A LAS PERIFERIAS QUE NECESITAN LA LUZ DEL
EVANGELIO” (EG, 20)
Podemos comenzar este apartado haciéndonos la pregunta de cómo
estar seguros de que Dios se encuentra en las periferias. Las
personas que viven en las periferias son las "destinatarias
privilegiadas del Evangelio". Es ahí donde se produce la relación con
el sufrimiento humano, donde encontramos el rostro de Dios. Es ahí,
en medio del sufrimiento humano, donde podemos ver el rostro de
Cristo crucificado y podemos apreciar el misterio de su pasión. Al
mirar ese rostro golpeado, debilitado, insultado y abandonado
podemos entender el misterio pascual y encontrar el sentido de la
vida nueva que se nos ha prometido. Tener esta mirada nos
compromete con la misericordia.
Como sabemos Dios no eligió Jerusalén como lugar de la encarnación
de su Hijo, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del
centro político, religioso y cultural del tiempo. Cuando hacía el camino
de Jerusalén fue encontrándose con las personas de las periferias y ya
en la misma Jerusalén, también con las personas alejadas del centro,
por un lado, las que habitaban en la degradación humana y por otro
las que vivían atadas a los prejuicios y a una religiosidad alienante y
esclavizadora.
Podríamos recordar muchos de estos encuentros y como Jesús se
hace cercano y acogedor con las personas echadas a las cunetas,
expulsadas de la vida social y religiosa, empujadas a vivir en la
marginalidad: el encuentro con los leprosos, con los endemoniados,
con el paralítico, con la mujer pecadora, con la samaritana… Todos
estos encuentros terminan en salvación, en la recuperación de la
4
Cfr. EG 46
dignidad humana, en el reconocimiento del valor personal, terminan
en sanación física y espiritual…
Sin el Evangelio, periferia sería una noción en clave espacial y
geopolítica y equivaldría a todo aquello que dista del centro de la
actividad y del poder; y los alejados serían todos aquellos que habitan
las periferias y no tienen acceso al centro. Con la mirada del
Evangelio llegamos un poco más lejos y tocamos los elementos
existenciales de la persona humana y la sanación que ofrece Jesús
llega a lo más profundo del ser humano.
Recordamos las palabras que Francisco dirigió a los jóvenes estonios 5
para que fueran al encuentro de Jesús: “si nos atrevemos a salir de
nosotros mismos e ir a las periferias, allí encontraremos a Jesús,
porque Jesús ya está allí, en la vida del hermano que sufre y está
descartado. Él ya está allí”.
Finalmente, podemos asegurar que en las periferias somos
transformados profundamente. Y es que cuando encontramos a Dios
en las periferias, hacemos comunión con nuestros hermanos y
hermanas, y eso nos mueve a proclamar el evangelio.
LOS DIFERENTES TIPOS DE PERIFERIAS
Con lo dicho podemos señalar diferentes tipos de periferias: el
evangelio, la iglesia con la palabra del Papa nos abre un horizonte de
periferias personales, comunitarias y sociales que nos exigen
atención porque no están lejos de nosotros en lo geográfico y en lo
existencial.
1) LAS PERIFERIAS PERSONALES Y COMUNITARIAS
Hablamos de las periferias personales refiriéndonos a aquellas que
entran dentro del ámbito más íntimo y particular. No podemos cerrar
los ojos a esta realidad más personal y cercana, aquella que impacta
en nuestra cotidianidad y en las personas de nuestras casas: las
periferias están con nosotros también y en nuestras comunidades.
No cabe el autoengaño que nos impide iniciar procesos de sanación,
de cura en los que tenemos que contar con los demás, que nos
ayudan a salir de las periferias existenciales que conviven con
nosotros, aquellas que nos impiden el encuentro con el que es
diferente, por ejemplo, por razones religiosas, culturales, sociales.
5
Discurso del Papa Francisco: encuentro ecuménico con los jóvenes estonios;
martes, 25 de septiembre de 2018.
Personalmente podemos vivir en nuestras propias periferias y/o
provocar y dejar vivir a los más cercanos en ellas; debemos estar
atentos porque, sin querer, participamos contribuyendo a la
existencia de periferias en nuestras mismas comunidades; allí donde
gana terreno la indiferencia, el aislamiento, la autosuficiencia, el
abandono, el individualismo… Tenemos que reflexionar cuanto dolor
nos provocamos y provocamos en los demás con nuestras actitudes
insolidarias y egoístas, pensando siempre en nuestro bienestar y
confort por encima de cualquier otra consideración del hermano que
vive a nuestro lado.
También debemos preguntarnos por nuestra sensibilidad y empatía
por las personas y colectivos en situación de vulnerabilidad; cómo nos
acercamos a los pobres que están a la vuelta de nuestras casas,
muchas veces, en nuestras puertas, cómo los escuchamos, cómo los
atendemos… Y si nos dejamos transformar personalmente por estas
personas porque reconocemos, como nos decía Francisco, el rostro de
Dios en ellas y nos afecta en la manera de ser y de vivir, a nuestro
modo de ser personas, de ser cristianos, de ser salesianos. “Tuve
hambre y me disteis de comer […] lo que hayáis hecho a estos mis
hermanos menores me lo hicisteis a mi” (Mt 25).
Estamos llamados al testimonio y compromiso de llevar luz a las
periferias… Y en absoluto nos debemos sentir con derecho a exigir a
los otros que compensen nuestro compromiso.
El Papa invita a cada uno a salir de sí mismo para llevar a Cristo a las
periferias: las del pecado (todos somos pecadores), del dolor, de la
injusticia… Esta invitación nos interpela personalmente: ¿cuáles son
mis periferias? Las personas de la Iglesia, testimonian su fe en la vida
ordinaria: en la familia, en la comunidad, en el trabajo, en las
relaciones sociales. También en las periferias de la vida personal y
comunitaria: cuando aliviamos el dolor de quien está a nuestro lado,
combatimos la injusticia social con nuestro trabajo bien hecho,
eliminamos la miseria con el servicio, o reparamos en alguna medida
con la oración el mal causado por el pecado.
Con Francisco insistimos que hay periferias existenciales, en nuestro
interior, cada vez que marginamos la presencia de Dios y lo
empujamos a las orillas de nuestra vida. La secularización no es
únicamente un fenómeno externo, cultural. Es también un proceso
interno y espiritual. No podemos ni debemos mirar para otro lado;
somos hijos de este tiempo y no vivimos ajenos a todo lo que nos
rodea y nos afecta.
Pensar en el centro y la periferia puede ayudarnos a interpretar mejor
el mundo en el que vivimos y a mirarnos interiormente para descubrir
dónde está nuestro corazón. Es decir, qué es lo que ponemos en el
centro y qué dejamos al margen.
2) LAS PERIFERIAS SOCIALES CERCANAS
Este apartado nos permite hacer una referencia a nuestra misión
carismática: Don Bosco vio con claridad el alcance social de su obra 6
y por tanto identificó las periferias de aquellos jóvenes de Turín,
jóvenes llegados de las “periferias” de la gran ciudad y con
necesidades existenciales relevantes. Desde aquí reconocemos que
nuestro carisma ha tenido en la iglesia un marcado carácter social
(elemento de identidad y de intención).
Unidos a la doctrina social de la Iglesia y al magisterio del papa
Francisco, somos invitados a redescubrir y potenciar la dimensión
social de nuestro carisma y, desde aquí, a ser valientes en las
opciones por los jóvenes menos favorecidos, tal como nos enseñó
Don Bosco.
Y atendiendo a nuestra misión carismática enfocamos la mirada
salesiana para descubrir las periferias donde se encuentran los
jóvenes: el abandono escolar temprano, la llegada de menores no
acompañados y la integración de personas migrantes, el desempleo
juvenil, las adicciones tecnológicas, el aislamiento social, la debilidad
emocional de las personas atendidas, la fragilidad de las familias y
sus dificultades (y desconocimiento) para educar a sus hijos, entre
otras.
Una nueva realidad social que nos reta como salesianos allí donde
estamos. Pero sabemos también de las periferias existenciales por las
que transitan los jóvenes en un tiempo donde, más que nunca,
tenemos que ayudar a llenar el vacío de su corazón, engancharlos a
una vida con sentido y ofrecerles razones para la esperanza que solo
puede descansar, en último término, en Dios.
Aprovechamos este apartado para decir una palabra sobre la ecología
integral que parece recoger una sensibilidad, sobre todo, vinculada a
los jóvenes. Debemos recordar que Francisco nos regala LS7 para
profundizar y reflexionar sobre esta cuestión que él considera
urgente. En la introducción de esta encíclica nos dice que “los
jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible
que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del
ambiente y en el sufrimiento de los excluidos”. Las periferias tienen
su desarrollo en este campo y no podemos mantenernos al margen
porque “la exclusión social, la violencia, el narcotráfico y el consumo
creciente de drogas entre los más jóvenes son signos que muestran
que el crecimiento de los últimos dos siglos no ha significado un
6
Const. 33
7
Carta Encíclica Laudato Si (2015), sobre el cuidado de la casa común
verdadero progreso”8. Una mirada adecuada pone en evidencia que
“el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no
podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no
prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación
humana y social”9. No podemos decir que no hay tarea por hacer en
este campo desde nuestra implicación más o menos directa, si somos
fieles al compromiso de estar con los jóvenes en sus intereses y
necesidades.
3) Las periferias más alejadas
Finalmente, las periferias están también en tierras lejanas que hoy en
día son más cercanas gracias a los medios de comunicación y otros
avances tecnológicos que nos acercan al sufrimiento de tantas
personas en los lugares más remotos de la tierra. Recogemos, en este
sentido, las palabras de Mario Dorsonville, obispo auxiliar de
Washington, hablando de las periferias en tierras lejanas: “ahí en
medio del sufrimiento de las víctimas de desastres naturales que son
empeorados por la degradación ambiental que es el resultado de
nuestro descuido del planeta. En el sufrimiento de las personas que
son desarraigados de sus países a causa de las guerras y persecución
política. En la constante marginalización de los pueblos indígenas que
todavía continúan luchando con hacer que su voz sea escuchada. En
los barrios donde el abandono social se hace más evidente” 10.
Acercarnos con sensibilidad y solidaridad a todas estas realidades,
ordinariamente lejanas a nuestra vida cotidiana, tiene importancia
porque ayuda también a la construcción de un mundo más justo,
solidario y nos hace mejores personas, mejores cristianos y mejores
salesianos. No dejemos de aprovechar las oportunidades que se nos
ofrecen, en muchos momentos, de conocer experiencias y vivencias
de personas que nos acercan su vida y dan testimonio de cómo se
desenvuelven en las periferias sociales y existenciales alejadas de
nuestra vida cotidiana.
LAS PERIFERIAS NOS LANZAN AL COMPROMISO PERSONAL Y
COMUNITARIO.
La mirada desde las periferias nos ayuda, por la radicalidad que
aportan, a encontrar claves exegéticas y pastorales. No se trata de
mirar las periferias desde la lejanía, sino de asumir el “ser” periferia,
8
LS 1
9
LS 1
10
DORSONVILLE, M.: “Involúcrate: llevar las Buenas Nuevas a las Periferias”,
artículo en United States Conference of Catholic Bishops (2024).
el mirar desde dentro de la misma. Esto significa, en primer lugar,
superar una mirada pasada y centralista que veía la periferia como un
campo de beneficencia, algo que el centro debería cuidar (mirada
desde el centro: el rico que da limosna, por ejemplo y se siente
autosatisfecho). En segundo lugar, implica superar esa mirada que ve
las periferias sociales y culturales como campos a recuperar (incluso
justificando la violencia de cualquier tipo) frente a una secularización
y un laicismo que nos las han arrebatado.
Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, nos dice
que es aquí, en las periferias, “donde puede tomar también sentido el
salir y tratar con el mundo que ya no está comprendido dentro de los
fieles, salir e ir a un mundo alejado”, alejado existencialmente, ser
una Iglesia en salida en la que “el cristianismo pueda renacer de los
mundos periféricos”. Creer que es posible renacer desde las
periferias, “desarrollar comunidades y experiencia cristiana que
arraigue en estos lugares”11.
El Papa nos manifiesta que los grandes cambios se dan “no cuando la
realidad se ve desde el centro, sino desde la periferia; y que se
comprende la realidad sólo si se mira desde la periferia”. Este es el
camino de compromiso y testimonio al que nos invita Francisco: "el
camino de la Iglesia es salir para ir a buscar a los lejanos en las
periferias, para servir a Jesús en cada persona marginada,
abandonada, sin fe, desilusionada de la Iglesia, prisionera de su
propio egoísmo. Y en esta salida encontramos a Dios, a quien es fácil
reconocer cuando nuestra vida está sumergida en la oración”12. Y son
a todos estos lugares a donde somos enviados.
Es la misma llamada que resuena en muchos relatos de los
evangelios. Por ejemplo, cuando Jesús narra la parábola de la oveja
perdida, termina con una pregunta: «¿Qué os parece? Si un hombre
tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas ¿no dejará en los
montes a las noventa y nueve, para ir en busca de la errante?» (Mt
18, 13) ¿No es esta acaso una invitación explícita a ir a las periferias?,
¿No descubrimos aquí una llamada al compromiso por las personas
alejadas del centro geográfico y existencial?
Esta es la llamada que se nos hace a cada uno de nosotros: a no
mirar tanto a las cosas en las que el mundo se fija, sino a mirar los
ángulos, las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no
quiere. Nos recuerda que debemos dar importancia a lo que otros
descartan. Vayamos pues “con prontitud a las periferias para
convertir a estos cristos crucificados, hermanos nuestros, en el centro
11
RICCARDI, Andrea: “Periferias: Crisis y novedades para la Iglesia”. Editorial San
Pablo (2017)
12
Discurso del Papa Francisco al Movimiento de Comunión y Liberación (7 de marzo
de 2015)
de la atención de la Iglesia”13. Y la Iglesia sabe que está llamada a
anunciar la buena nueva a partir de las periferias.
III. Para reflexionar y compartir
¿Tenemos identificadas las periferias de nuestra obra/casa en
su conjunto? Cada uno, en el ambiente en el que trabaja o se
mueve.
¿Tenemos identificadas las periferias de nuestro entorno
(geográfico y existencial), contexto social…?
¿Podemos plantearnos alguna acción de mejora o de
acompañamiento a estas realidades periféricas? En nuestra
obra, en nuestro entorno…
IV. Oración del Jubileo
Guía:Dios amado,
Todos: danos corazones que escuchen tu palabra.
Déjanos imitar al buen samaritano, quien no le da la
espalda al sufrimiento.
Ayúdanos a escuchar.
Permítenos escuchar a aquellos que luchan diariamente
por la dignidad.
Déjanos escuchar tu voz en las historias de aquellos en
las periferias.
Ayúdanos a ver siempre lo que nos une como hermanos
y hermanas.
Ayúdanos a sanar.
Que estemos dispuestos a estar en los zapatos de los
otros.
Permítenos estar abiertos a las diferencias a las que
lleguemos con entendimiento.
Ayúdanos a buscar reconciliación para que nuestro
mundo refleje justicia.
Ayúdanos a responder.
Permite que nuestra fe nos mueva hacia la acción en el
ámbito público.
13
GAITÁN, Juan: “Las periferias de Francisco: ¿Dónde es eso?”; El observador (21 de
julio de 2024)
Déjanos trabajar con otras personas de buena fe, para
encontrar soluciones juntos.
Auxílianos, para poder ejercitar la caridad política,
persiguiendo el beneficio común y la dignidad para
todos.
Señor, danos la valentía para confiar en tus manos que
son las que nos guían.
Danos la valentía para actuar como el Buen Samaritano,
colocando a un lado las divisiones para atender las
necesidades de otros.
Que reconozcamos y veamos tu amor presente en las
comunidades, haciéndose realidad y las formas en que
nos amamos los unos a los otros. Amen
Francisco Rodríguez Mínguez (Farruco), sdb
Coordinador inspectorial de las Plataformas Sociales SSM