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El Modelo Agroexportador

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ESCUELA NORMAL SUPERIOR “DR.

JOSE BENJAMIN GOROSTIAGA”


PROFESORADO DE EDUCACION SECUNDARIA EN ECONOMIA – HISTORIA ECONOMICA Y SOCIAL

EL MODELO AGROEXPORTADOR
ANTECEDENTES
Hacia 1880 Argentina se incorporó definitivamente al mercado mundial, según el esquema de
división internacional del trabajo vigente, basado en los principios del librecambio. El mismo poseía
uno de sus polos en Gran Bretaña, y el otro, en la mayoría de los países periféricos.
Con respecto al librecambio, su reinado se extendió entre la eliminación del proteccionismo británico
en 1846 y la “Gran Depresión”, la primera crisis general del capitalismo, que va de 1873 a 1896. Ello
implicó una importante caída de los precios principalmente en productos primarios, para
recuperarse a partir de 1896, lo que explica el “boom” económico de muchos países
agroexportadores. Particularmente, Gran Bretaña sustituye las exportaciones que antes provenían
de los Estados Unidos acelerando la incorporación al mercado mundial de nuevos países
proveedores, como la Argentina. Para estos países, la inserción en los mercados mundiales asumía
características de una relación “asimétrica”. Los ciclos económicos de las economías periféricas
estaban subordinados a los de los países desarrollados, lo que impedía el propio manejo de los
instrumentos económicos y financieros, llamado “coyuntura inversa”.
Internamente, se fue afirmando el rol hegemónico de la provincia de Buenos Aires, poseedora del
puerto de ultramar. La economía estaba basada en la “pampa húmeda”, productora de cueros y
carnes saladas para exportación. En este periodo 1852-1880, denominado “de transición”, se
establecen las bases político-institucionales y económicas del proceso. Desde la sanción de la
Constitución Nacional en 1853, el país empezó a darse el marco institucional y la estructura política
propia de un Estado nacional. También en esta época surgen las ideas que darán forma al
“proyecto del 80”. Quienes dieron forma a dicho proyecto conformaron la “generación del 80”
(sectores dominantes: políticos, intelectuales, empresarios, comerciantes y militares identificados
con el librecambio) y aseguraban que Argentina poseía recursos naturales para asegurar
crecimiento económico sostenido, pero carecía de mano de obra y capitales. Y además, debía
insertarse en el mercado mundial a través de la especialización en actividades agrícola-ganaderas
donde contaba con “ventajas comparativas naturales” y establecer una economía complementaria
con Gran Bretaña. A su vez, la “generación del 80” diagnosticó tres problemas estructurales que se
debían superar:
1. Carencia de capital y mano de obra.
2. Expansión de la frontera agropecuaria.
3. Unificación del mercado interno.

CARACTERÍSTICAS
El modelo fue abierto, dependiente y vulnerable.
 Abierto. Se adoptó el librecambio (favorecido con las normas aduaneras de 1877 y 1906)
que impuso una apertura general de la economía y desalentó la actividad manufacturera e
industrial.
 Dependiente. El endeudamiento internacional se agravaba por la asimetría cada vez mayor
del comercio internacional. Argentina exportaba productos de escaso valor agregado, a excepción
de la carne enfriada, mientras las importaciones eran cada vez de mayor valor.
 Vulnerable. Esta vulnerabilidad se manifiesta a través de la “coyuntura inversa”, ya que las
etapas de crecimiento económico de los países industrializados coincidían con las de Argentina,
mientras que las recesiones de esas economías generaban las crisis del modelo.
Además, el modelo carecía de mecanismos de compensación: el modelo estaba basado en el
librecambio, por tanto, el Estado sólo debía proteger la libertad económica y auspiciar la entrada de
capitales extranjeros. Las clases subordinadas resultaban siempre los más afectados.
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PROFESORADO DE EDUCACION SECUNDARIA EN ECONOMIA – HISTORIA ECONOMICA Y SOCIAL

LOS SECTORES PRODUCTIVOS : AGROPECUARIO Y MANUFACTURERO


a) Sector agropecuario: El modelo se basó en producción agropecuaria para exportación, lo
cual fue el “elemento dinámico de desarrollo económico del período”. A su vez se distinguían dos
zonas productivas: la zona pampeana (también denominada “pampa húmeda”) cuya producción se
destinaba mayormente al mercado externo, y la zona extra-pampeana, cuya producción, por el
contrario, se destinaba al mercado local. En la década de 1920/1930, la zona extra-pampeana
comenzó a producir insumos industriales (algodón en Chaco, yerba mate en Misiones, frutas en Río
Negro, etc.).
b) Sector manufacturero: Anteriormente a 1880 este sector se relacionaba con los saladeros y
graserías cercanas al puerto de Buenos Aires, y con actividades artesanales (particularmente
textiles) en algunas zonas del interior. Pero al implementarse el “proyecto del 80”, las anteriores
actividades fueron desapareciendo y surgieron actividades industriales ligadas al frigorífico y a
consumo básico (industria alimenticia) y pequeñas industrias ligadas a la producción de calzados,
muebles, bebidas alcohólicas, cigarrillos, etc. Las actividades destacadas eran las relacionadas con
azúcar y vino (Tucumán y Mendoza) que tenían protección arancelaria por la Ley de Aduanas de
1877 y demás resoluciones. La Ley de Aduanas amparaba a las denominadas “industrias
naturales”, cuya justificación económica resultaba del uso de insumos nacionales.
Por entonces, las actividades manufactureras constituían en pequeñas industrias de escasa
mecanización que fueron evolucionando con el crecimiento demográfico y tuvieron una importante
transformación durante la 1° Guerra Mundial (breve proceso de sustitución de importaciones). Por
otra parte, las modificaciones de la ley arancelaria de 1920/1923, permitieron la radicación de
modernas empresas multinacionales.

FACTORES CONCURRENTES, IMPULSIVOS Y ESTRUCTURANTES DEL MODELO


1) Factores Concurrentes. Fueron los relacionados con la expansión e integración creciente
de la economía mundial y con la gran extensión de tierras fértiles. La conjunción de ambos factores
(externos e internos) posibilitó el crecimiento económico.
El modelo trató de aprovechar las ventajas comparativas naturales en un momento histórico en el
cual los principales países estaban concentrados en su desarrollo industrial.
2) Factores Impulsivos. Impulsaron al crecimiento económico. Fueron los relacionados con la
demanda externa de productos primarios y la extensión de tierras fértiles en la pampa húmeda.
3) Factores Estructurantes. Fueron los factores sobre los que se construyó el modelo: por un
lado a) la expansión extensiva de tierras y b) el capital extranjero.
a) La explotación de la tierra (el principal factor de producción).
Dos características principales eran la concentración de tierras en pocas manos, y la renta de la
tierra como eje central del proceso. De esta forma coexistieron dos sistemas productivos
importantes: el sistema latifundista y el de arrendamiento. Estos sistemas particulares de
explotación agraria (muy distintos a las reparticiones de tierras en EE.UU., Australia o Canadá)
afectaron al sistema productivo, y se desalentó a los arrendatarios no realizando éstos inversiones
en maquinarias y tecnología. Además, en general los arrendatarios no podían comercializar su
propia producción, lo hacían los latifundistas. La conflictividad entre ambos sectores fue creciendo
hasta desembocar en el “Grito de Alcorta” en 1912. A partir de entonces, nacen la “Federación
Agraria Argentina” (en representación a los arrendatarios) y la “Sociedad Rural Argentina” (en
representación a los terratenientes). Las negociaciones fueron prolongadas y hubo picos de tensión
hasta que en 1921 se sancionó la Ley n° 11.170 sobre “Arrendamientos rurales”, la cual otorgaba
mayor protección a los arrendatarios.
Entre tanto, la actividad ganadera constituyó el sector más dinámico (por su vinculación con los
frigoríficos), el sector con mayor valor agregado de las exportaciones argentinas. Se distinguían
entre “invernadores” y “criadores”, los primeros criaban animales destinados a la exportación y eran
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los poseedores de los mejores campos, mejores animales, mayor poder económico y fuertes
vínculos con los frigoríficos, los segundos, criaban animales destinados al consumo interno.
b) El capital extranjero.
Sus objetivos consistieron en desarrollar la infraestructura del país y en financiar la incorporación
argentina en la “división internacional del trabajo”.
Las inversiones directas (ferrocarriles, obras públicas portuarias y sanitarias, construcción de
viviendas, etc.) generaron, además de un aumento de las importaciones, un déficit en la balanza de
pagos. La situación estalló con la “Crisis de 1890” cuando el gobierno declaró cesación de pagos
unilateral, lo cual se pudo superar con la maduración de las inversiones y el aumento de los precios
de las exportaciones.
Por su parte, la necesidad de captar fondos extranjeros impidió el adecuado control de su destino y
facilitó el uso especulativo del dinero. Como sucedió con la construcción del sistema ferroviario,
cuando para incentivar dicha construcción, el Estado garantizaba un beneficio neto del 7% del
capital invertido más concesión de tierras adyacentes a las vías y la introducción de materiales
libres de aranceles.

RUBROS ALCANZADOS
Los rubros alcanzados por las inversiones extranjeras más destacados fueron:
1. Los ferrocarriles: la política ferroviaria consolidó el modelo agroexportador con una red de
vías que confluían en el Puerto de Buenos Aires para garantizar el transporte rápido y barato de
productos exportables.
2. Los frigoríficos: El primer frigorífico fue instalado en 1883 con capitales argentinos, sin
embargo, en esta primera etapa consistían en procedimientos rudimentarios que desaprovechaban
los subproductos cárnicos. Fue a principios del SXX cuando se instalaron capitales ingleses
abriendo frigoríficos e introduciendo técnicas modernas y un interés en el comercio internacional de
la carne. En 1907 se radicó en Argentina el “Trust de Chicago” e introdujo la técnica del enfriado
que garantizaba el valor nutritivo de la carne hasta por 40 días. En Argentina, el sector ganadero
tuvo escaso interés en la producción frigorífica y no se incorporó para evitar el riesgo empresario.
Los gobiernos, por su parte, estimularon la instalación de frigoríficos extranjeros con rebajas de
impuestos y subsidios.
3. Inversiones industriales: En general, los capitales extranjeros invertían en actividades que
consolidaban el modelo y en aquellas relacionadas con los servicios, pero hacia la década de
1920/1930, la inversión extranjera recibió un nuevo impulso. Ello se debió, por un lado, a las
consecuencias de la 1° Guerra Mundial, que significó el fin de la hegemonía inglesa y la irrupción de
los Estados Unidos como potencia industrial, y por otro, a la llegada al gobierno de la Unión Cívica
Radical.
El gobierno nacional presentaba graves problemas fiscales por lo que en 1920/23 se decidió
incrementar los aranceles aduaneros, y los proveedores norteamericanos decidieron sustituir
exportaciones y abastecer el mercado interno con producción. A partir de 1923 más de 150
empresas norteamericanas instalaron filiales de sus casas matrices en el país con el objeto de
atender el mercado interno (con ventajas, entre otras, la mano de obra más barata). Ello significó un
salto cualitativo en el sector industrial gracias a la tecnología y los modernos procesos productivos y
de organización incorporado (fordismo, taylorismo, la empresa moderna). Esta radicación constituyó
la base sobre la cual se edificó la industria argentina a partir de 1930.
4. Inmigración: El primer Censo Nacional en 1869 dio como resultado una población de
aproximadamente 1.700.000 personas, indicando una importante falta de mano de obra.
Siguiendo la consigna de Juan Bautista Alberdi, “gobernar es poblar”, el Estado Nacional en 1876
sancionó la Ley Avellaneda intentando vincular la inmigración con la colonización de extensos
territorios inexplorados. Por ella se creaba un Departamento de Inmigración dependiente del
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Ministerio de Agricultura, se reglamentaba la introducción de los inmigrantes y se estableció una


serie de medidas para estimular su radicación en el país.
El flujo inmigratorio se debió a la combinación de dos aspectos, uno de orden internacional y otro de
orden interno. En el primero, la depresión de 1880/1890 en Europa obligó a la migración de miles de
personas. En el segundo, la eliminación del “problema indio”, el fin de las guerras civiles y la
consolidación del gobierno nacional contribuyeron a la inmigración ya que estabilizaron la vida
política y económica del país. Además la coyuntura económica argentina impone el ritmo del
movimiento a la corriente inmigratoria. Las fases de expansión coinciden con los períodos de
masiva inmigración, mientras las crisis reducen la corriente inmigratoria.
La inmigración que llegaba al país no poseía las características deseadas por la elite gobernante, al
proceder en su mayoría de países pobres, y no muchos tenían hábitos o experiencia agrícola. Pero
la mayoría no sólo venía por razones económicas sino que escapaba de persecuciones políticas y
raciales del imperio zarista, del Imperio Austro-húngaro y de Alemania.
Fue hacia 1880 cuando comenzó la inmigración masiva, pero ya se había abandonado la política de
colonización oficial de la Argentina. El acceso a la propiedad de la tierra era difícil ya que las
principales tierras ya habían sido apropiadas y su valorización, en principio por su puesta en
explotación, pero también por la especulación, imposibilitaba su adquisición. Se sumaba la carencia
de políticas de integración provenientes del Estado, ya que el extranjero no tenía derechos cívicos.
El Censo Nacional de 1914 dio como resultado aproximadamente 7.900.000 personas, de las
cuales casi el 30% eran extranjeros.
El período comprendido entre 1880-1930 proporcionó un saldo neto de aproximadamente 3.400.000
inmigrantes de los cuales el 90% se radicó en la zona pampeana, y sólo del 25% habitó sus zonas
rurales.

COMERCIO EXTERIOR
El comercio exterior fue el exponente representativo del modelo agroexportador. La integración al
mercado mundial se basó en el esquema de la “división internacional del trabajo” que establecía
una relación centro-periferia donde Gran Bretaña fue el socio ideal por la complementación de las
economías de ambos países.
Las exportaciones agrícolas se destinaban a Europa, a Estados Unidos, y a Gran Bretaña en
particular, quien además era cliente exclusivo de la carne enfriada. Argentina y Gran Bretaña
establecieron una relación bilateral de “complementación económica subordinada”.
Respecto a las importaciones, se pueden diferenciar las décadas 1870/1880 y 1880/1890. En la
primera se verifica un fuerte déficit de la balanza de pagos ya que el 90% de las importaciones
consistían en bienes de consumo final, y en la segunda se verifica una recuperación en la balanza
comercial, siendo la mayor parte de las importaciones bienes de capital e insumos.
A fines de la 1° Guerra Mundial, y con la irrupción de los Estados Unidos como potencia, se
modificó esa simple relación bilateral que Argentina poseía con Gran Bretaña. Y durante la década
de 1920/1930 se implementó un esquema de comercio triangular (anglo-argentino-norteamericano).
Ambas potencias, una emergente y la otra decadente, se disputaban atender el mercado argentino
y buscaban desplazarse mutuamente. Por entonces el dilema argentino consistía en:
a) continuar la relación con un socio en decadencia, cuya economía era de complementación
económica; o
b) iniciar una vinculación con un socio emergente, cuya economía era de competencia.

CONSECUENCIAS
El comportamiento de la economía estuvo condicionado por dos factores:
1) las exportaciones agropecuarias, y
2) el endeudamiento externo.
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1) Las exportaciones agropecuarias. El volumen y el precio de los productos agropecuarios, y por


ende su comercialización, dependían de la demanda externa, que a su vez estaba condicionada por
las fluctuaciones económicas de los principales países. Esta “coyuntura inversa” condicionó el
desarrollo económico y social del país. Además, las limitaciones del modelo agro-exportador
radicaban en la falta de mecanismos de compensación económica y en la ausencia de una política
activa por parte del Estado Nacional para interferir en los mecanismos de mercado.
2) El endeudamiento externo: Fue un factor clave para explicar la evolución de la economía en el
período. Fueron acumulándose créditos, junto con dificultades de pago. El endeudamiento
potenciaba los problemas fiscales, mientras los requisitos impuestos por los acreedores
condicionaron las políticas económicas, y los créditos que debían servir para suplir la falta de capital
para el desarrollo, se convirtieron en una traba mayor.
La forma en que fueron contraídos los préstamos disparó especulaciones que llevaron al
desencadenamiento de crisis monetarias, fiscales y de balance de pagos, como en 1873, 1885 y
1890.
El endeudamiento externo se origina con el empréstito Baring, entre cuyos destinos se encontraba
la construcción del puerto. El pago del préstamo estaba garantizado por el Estado de Buenos Aires
con sus bienes, rentas y tierras. De todas formas, no se cumplieron ninguno de los objetivos
programados.
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EL GRITO DE ALCORTA
Se conoce como Grito de Alcorta a la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios
rurales, que en 1912, durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, sacudió el sur de la provincia
de Santa Fe (Argentina) y se extendió por toda la región pampeana, con centro en la ciudad de
Alcorta, y que marcó la irrupción de los chacareros (mayoritariamente procedentes de inmigrantes
europeos, especialmente italianos y españoles) en la política nacional del siglo XX, dando origen
además a su organización gremial representativa, la Federación Agraria Argentina.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
Con el desarrollo del ferrocarril a través de la Generación del '80, se empezó a sembrar trigo, el
excedente del cual era exportado a Europa. Para poblar el país argentino se implementó una política
activa trabajadora del inmigrante europeo hizo que la tierra produjera mucho más, convirtiendo a la
Argentina en el “granero del mundo”. Al seguir la propiedad de la tierra en manos de pocos, se
profundizó la brecha económica entre los terratenientes, similar a la de las clases altas europeas, y los
inmigrantes que trabajaban las tierras.
La estructura social del campo en el momento en que se desata la rebelión, estaba integrada por
terratenientes, arrendatarios y subarrendatarios. Estos últimos se encontraban sometidos a los
terratenientes a través de contratos que establecían, entre otras cosas, rentas impagables y la obligación
de comprar herramientas e insumos a quien el terrateniente mandare, e imponían al colono las
responsabilidades de una mala cosecha. Se llegó a un punto en que, por más que el colono trabajara de
sol a sol y por buena que fuera la cosecha, al final de esta no le quedaba ni lo más elemental para
subsistir. El estudio de Juan Bialet Massé sobre La condición de las clases trabajadoras (de 1901), es
una radiografía clara del tratamiento infrahumano que recibían los colonos.
El proceso que desembocó en el Grito de Alcorta fue muy complejo, la mayoría de los arrendatarios eran
extranjeros (en algunas zonas llegaban al 80 %), y en el campo primaba el individualismo y la
desconfianza, lo que dificultaba la organización gremial. A su vez la Ley de Residencia, que permitía la
deportación de extranjeros, causaba mucho temor. A pesar de esto, a principios de 1912 los chacareros
organizaron sus primeras reuniones, ayudados por los sindicatos de estibadores y oficios varios, los
Centros de Estudios Sociales dirigidos por los anarquistas y los braceros (“linyeras”), que tenían una
gran tradición de lucha.
El detonante del Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que
luego de pagar las deudas nada quedaba para ellos.
En 1912, los chacareros arrendatarios de la pampa húmeda en tanto víctimas de expoliaciones por parte
de los terratenientes y movidos por la prédica anarquista y socialista iniciaron una serie de
manifestaciones, mítines y huelgas en el sur santafesino, en el noroeste bonaerense, en el sur este de
Córdoba y en la provincia de La Pampa. En todos los casos se trató de protestas por las malas
condiciones de contratación que los vinculaban a los terratenientes.
EL GRITO
El 25 de junio de 1912 se realizó una asamblea en la Sociedad Italiana de Socorro Mutuo e Instrucción,
de la que participaron alrededor de 300 agricultores. Entre manifestaciones combativas se declaró la
huelga por tiempo indeterminado, hasta conseguir, entre otras reivindicaciones:
1. Rebaja general de los arrendamientos y aparcerías.
2. Entregar en las aparcerías el producto en parva o troje, como saliera.
3. Contratos por un plazo mínimo de 4 años.
La convocatoria había surgido de los campesinos de Alcorta, encabezados por Javier Bulzani, quienes
contaban con el aval de los párrocos de esa localidad y de la localidad vecina de Máximo Paz, los
hermanos José (cura párroco de Alcorta entre 1908 y 1920) y Pascual Netri (cura párroco de Máximo
Paz) y de los comerciantes de la zona. El abogado Francisco Netri, hermano menor de los párrocos y
uno de los protagonistas, tuvo un papel destacado en la asamblea y fue quien enfatizó que los
chacareros debían “constituir su organización gremial autónoma”.
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A medida que se avanzó en la huelga, se fue avanzando también en su organización, y tomó fuerza
la idea de constituir una organización central de chacareros. Fue así como el 15 de agosto de 1912,
en la Sociedad Italiana de Rosario, se fundó la Federación Agraria Argentina.
La respuesta de los terratenientes no se hizo esperar: en un acto realizado en la localidad de Firmat
fueron asesinados los dirigentes agrarios anarquistas Francisco Mena y Eduardo Barros.
A pesar del violento accionar de los terratenientes, los huelguistas fueron logrando cada vez más
adhesiones. Al apoyo inicial de los anarquistas y socialistas, de los curas y los pequeños
comerciantes, fueron sumándose los profesionales y amplios sectores populares. Ante el temor de
tener que afrontar grandes pérdidas económicas, los terratenientes fueron cediendo lentamente y
hacia mediados de 1913 la inmensa mayoría de los arrendatarios había logrado una importante
rebaja de los arrendamientos. De todos modos, la oligarquía logró mantener cláusulas leoninas en
los contratos, que imponían restricciones a la libertad de comprar y vender.
El Grito de Alcorta, si bien no modificó sustancialmente la estructura agraria, favoreció el surgimiento de
organizaciones campesinas en otros lugares del país, como la Liga Agraria de Bahía Blanca y la Liga
Agraria de La Pampa, las que participaron junto a las fuerzas armadas de un congreso nacional
campesino donde, además de los reclamos puntuales a los terratenientes y comerciantes, se
reivindicaron los postulados de la Revolución mexicana encabezada por Emiliano Zapata. Por primera
vez en la Argentina se enarboló el principio de que “la tierra para quien la trabaja”.
El movimiento en sí mismo ha tenido éxito pero sus alcances son limitados al no cuestionar la estructura
básica de la tenencia de la tierra, la comercialización y el crédito. La cuestión agraria se incorporó a
partir de entonces a la agenda política y en 1921 se aprobó la primera ley de arrendamientos rurales, la
Nº 11.170, que regula condiciones mínimas a las que deben ajustarse los contratos.

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